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    Reflexiones latinoamericanas sobre RSEEditoriales, colum nistas y otros aportes sobre

    responsabilidad social em presaria (2002-2003)

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    Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria

    Quiénes somosE l Inst i tuto Argentino de Responsabi l idad Social Empre-saria (IARSE) es una organización privada sin fines de lu-

    c ro, con sede en la ciudad de Córdoba, que aspira a cons-tituirse en un centro de re f e rencia nacional en materia deresponsabilidad social de las empre s a s .Basándonos en un conjunto de actividades y serv i c i o sorientados a todos los interesados en esta temática, pre-tendemos fortalecer el compromiso del sector de negociosde Argentina con el desarrollo sustentable de la nación.

    Generando información y conocimiento, divulgando buenasprácticas en materia de RSE, estableciendo alianzas conentidades similares con la perspectiva de trabajar en re d ,generando un compromiso gradual y creciente por parte delas empresas, y promoviendo el ejercicio de una práctica

    p rofesional de la Responsabilidad Social Empresaria, aspi-ramos a incidir –de una manera concreta– en el cambio es-t ructural que re q u i e re nuestra re p ú b l i c a .

    Misión

    Objetivos Sensibilizar y motivar a diferentes públicos (empre s a-

    rios, periodistas, docentes, estudiantes universitarios,ONGs, sindicatos y gobierno) para que incorporen elconcepto de RSE.

    Recopilar y difundir información significativa sobre RSEpara instalar el tema y el debate en la sociedad.

    I d e n t i f i c a r, formar y acompañar liderazgos que impulsenel concepto y la práctica de la RSE.

    I d e n t i f i c a r, promover y fortalecer la formación de nodos

    locales que operen vinculados en una red nacional, di-fundiendo la Responsabilidad Social Empre s a r i a . I d e n t i f i c a r, re l e v a r, clasificar y difundir casos de buenas

    prácticas socialmente responsables, con el fin de cre a runa base de información real y actualizada sobre el esta-do de arte de la práctica de la RSE en nuestro país.

    P romover y difundir el concepto y la práctica de la Res-ponsabilidad Social Empresaria para impulsar el desarro l l osustentable de Argentina, trabajando junto a las empre s a sa través de redes de información, intercambio de experien-cias y colaboración mutua.

    En concordancia con nuestra misión, la presente publicaciónconstituye un aporte del IARSE para todos aquellos interesa-dos en profundizar opiniones, conceptos y tendencias en ma-

    teria de Responsabilidad Social Empresaria.

    En este sentido, integra una serie que comprende los siguien-tes títulos:• Algunas definiciones de Responsabilidad Social Empre-

    saria.• Casos nacionales e internacionales  – Recopilación de

    buenas prácticas sobre Responsabilidad Social Empresaria.• Reflexiones latinoamericanas sobre RSE – Editoriales,

    columnistas y otros aportes sobre responsabilidad social em-

    presaria (2002-2003).

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    Prólogo

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    Hace pocos días, el nuevo magnate ru s oMikhail Khodorkovsky -CEO de Yukos, lamás grande compañía petrolera de esepaís- fue detenido por evasión impositiva,

    ocupando la primera plana de los más im-p o rtantes diarios del mundo.

    Salvo excepciones, ningún medio mencionóla otra cara de Khodorkovsky: en pocosaños se convirtió en el mayor filántropo ru-so, apoyando numerosas causas de la so-ciedad civil (entrenamiento en Internet, de-rechos humanos, liderazgo).

    Con sus US$ 100 millones donados el añopasado, la filantropía de Yukos superó el10% del total de las donaciones corporati-vas. Su encarcelamiento pone en serio rie-go a numerosas organizaciones que re c i-bían fondos de ellos, a la vez que da unejemplo a la sociedad del valor (y los casti-gos) del cumplimiento de la re s p o n s a b i l i-dad fiscal (y empresaria, en definitiva). Elejemplo no es casual y suena familiar porestas tierras. ¿No es ciert o ?

    Son varios los temas y lecciones que pue-den extraerse de este breve caso: la éticae m p resarial, el papel de la filantropía cor-porativa, la sustentabilidad de las org a n i z a-ciones sociales, los "dobles discursos", larelación entre la actividad empresarial es-tricta y la social, y varios otros.

    Para contribuir a enriquecer este debate y

    plasmarlo en acciones, nació hace menosde dos años el Instituto Argentino de Res-ponsabilidad Social Empresaria (IARSE),con el apoyo inicial de la Fundación W. K .

    Kellogg. Esta asociación fue una apuestaconjunta orientada a re v e rtir el vacío exis-tente en este campo en la sociedad arg e n t i-na. Gran parte del camino re c o rrido en tanb reve tiempo se encuentra, entonces, re f l e-

     jado en estas páginas.

    La coetánea publicación difundida por IAR-SE muestra la riqueza de temas y dilemasque las prácticas de Responsabilidad SocialE m p resaria asumen en este país. Como ellector verá, no sólo se trata de ejemplos,lindas historias y definiciones. Cada uno delos artículos, editoriales y notas que fuero npublicadas en los distintos números del Bo-letín IARSE asumen una clara posición porla ética empresaria, por prácticas cohere n-tes, por el compromiso social con la demo-c r a c i a .

    Páginas abiertas, latinoamericanas y globa-les que expresan el camino pionero iniciadopor IARSE. Una gran ayuda para ayudar aentender que el empresariado argentino tie-ne un papel clave que jugar en el desarro l l osocial, económico y político justo, equitativoy sustentable si así se lo pro p o n e .

    Felicitaciones IARSE, y que disfruten losl e c t o res y lectoras.

    Andrés Thompson Director de P rograma pa ra América La tina y Ca ribe Funda ciónW.K. Kellogg

    A favor de la ética empresaria ylas prácticas coherentes

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    Prólogo

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    Cuando la libertad se asocia a la responsabilidad"No busquemos solemnesdefiniciones de liber tad.

    Ella es sólo esto: r espon s a-bilidad"George Ber nard Shaw

    Si adherimos a la idea deque la medida de la libertaddel hombre es la res p onsabi-lidad de la que puede ser ca-paz, podremos decir que, delmismo modo, esto tiene su

    c orrelato en las organi z acio-nes. Es posible afirmar, en-tonces, que una org a niza c ióndispone de tanta libertad pa-ra ser y operar dentro delconjunto social como la res-ponsabilidad que es capaz dedesa rrollar y transmitir.

    Las personas vamos cre-ciendo en re s p o n s a b i li d a dsólo en la medida en que so-mos cada vez más capacesde hacernos cargo de losefectos de nuestras accio-nes. En ese proceso gradual,se desarrolla nuestra vida.En las organizaciones –ques ie mp re son mucho másque la suma de las personasque las conforman– el pro-ceso adquiere una part i c u la-ridad: el ejercicio comunita-riamente reconocido de laresponsabilidad se traduceen lo que conocemos comolegitimidad.Es decir, ellas van siendo ca-

    da vez más justificadas entanto la sociedad en donde

    operan les reconoce social-mente una cierta y determ i-nada aptitud para poder ac-tuar como parte activa delproceso de relaciones socia-les. Su existencia y razón deser están respaldadas porex presiones de conductaque resultan altamente con-vincentes para el conjuntos o c i a l .

    Visto desde otro punto de

    vista, tal vez resulte más fá-cil comprender esta cues-tión. Las personas que obrancon responsabilidad -y hacende esa forma de obrar unatrayectoria- son individuosvalorados en los distintosambientes en que se desen-vuelven. Desarrollan presti-gio y estima entre los de-más; disponen de buen cré-dito y de cierto re nombre.Por lo general, también po-

    seen un importante ascen-diente social y ejercen unainfluencia positiva a partir dela autoridad que les vienedada por el reconocimiento ala coherencia que mantienenentre libertad y respon s a bili-dad. Su presencia rep re s entaun valor para quienes com-pa rten con ellas la vida ensociedad.

    En cambio, cuando las per-sonas hacen de sus accionesuna forma de ejercicio de lalibertad sin el contrapeso dela responsabilidad, corren elriesgo de transformarse enindividuos no deseados. Confrecuencia, padecen unasuerte de ostracismo socialo la convivencia con paresque simplemente se limitan a"sopo rtarlos", si existe algúnmotivo utilitario de por me-dio en esa relación. Muchasveces, estas personas sesostienen en base al engaño

    y la ilusión, tratando de em-baucar a los demás en formapermanente. Si aumenta laconciencia crítica de quienesles rodean, su persistencia

    en esa conducta genera cre-ciente desprestigio y males-tar social, al punto que siocu rriera su desaparición oausencia se generaría unaforma de alivio en el conjun-to social.

    Es imposible no hacer unatraslación completa de esterazonamiento a las organ i za-ciones sociales. Ellas cons-truyen –o destruyen-, con

    sus discursos y sus actos, elprestigio y valor que la so-ciedad les otorga. Así, aque-llas organizaciones cuyo ac-cionar les vale la concesión–por parte del conjunto- dec iertos atributos como credi-bilidad, estima y legitimidad;t e rminan ocupando un lugardestacado e influyendo posi-tivamente en el desarrollo dela sociedad. Si por algunarazón dejasen de existir, segeneraría un gran vacío, do-lo r, una pérdida.

    Las sociedades conscientesde este valor procuran cui-da r, pre s e rv a r, fort alece r, ha-cer crece r, apoyar y así dar-les continuidad a estas enti-dades. Finalmente, si acepta-mos que actualmente lasempresas son uno de los pa-radigmas de organiz a ciónsocial más aceptados comoforma colectiva de genera-ción y distribución de bienes

    y servicios; que en ellas laspersonas pueden ejercer y

    d esarrollar una porción im-p o rtante de su libertad; esimposible abstraerlas de lacorrelación directa con laresponsabilidad.

    Un análisis de esta primeraetapa de lo que se ha dadoen llamar "globalización", de-muestra que no sólo crec e ny se expanden de una mane-ra extraordinaria los merca-dos y las oportunidades de

    negocios, sino que la comu-nicación también provocaque crezca y se generalice laconciencia social. En estesentido, la capacidad de dis-

    c e rnimiento del conjunto segeneraliza, los márgenes en-tre discurso y acción seacortan notablemente, y setiene la sensación de que lle-ga un tiempo nuevo, dondela libertad se hace absoluta-mente pro p orcional a la re s-pons a bili d ad.

    Quienes entiendan a tiempoeste cambio y desarrollen lasensibilidad para perci b irlo ,serán de seguro las organi-zaciones más valoradas, conmayor prestigio e influenciasocial positiva en base a unaautoridad forjada en la cohe-rencia. Sin duda, ésta seráuna nueva dimensión de lacompetitividad, en un con-texto de libertad tan sosteni-ble como el grado de desa-rrollo y equidad que comosociedad logremos alcanzar.

    Luis Alberto Ulla Director Ejecutivo IARSE

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    Responsabilidad Social Empresarial:Hacer o Perecer1

    Hace aproximadamente dos añosatrás, la discusión y la visibilidad delas prácticas sociales de las empre s a seran casi desconocidas. Pero bastaro nalgunos ejemplos sobresalientes a ni-vel global, como las multimillonariasdonaciones de Ted Tu rner a las Nacio-nes Unidas y de Bill Gates para el es-tablecimiento de su propia fundación–hoy la mayor de Estados Unidos conun patrimonio de algo más de 21 milmillones de dólares– para que el mun-do de los negocios comenzara a mirar

    atentamente y a tratar de entender porqué estos señores de grandes fort u-nas decidían invertir esas fabulosassumas de dinero en causas que no re-p o rtaban beneficio económico, peroque sí podían producir transform a c i o-nes sociales de importancia.

     Ya no se trataba de aquella filantro p í adel empresario que movilizado porimperativos morales de altruismo de-cidía donar dinero o bienes esporádi-camente. No se trataba tampoco de laf i l a n t ropía estratégica, estru c t u r a d ageneralmente en torno a una funda-ción, con un presupuesto determ i n a d o

    y administrada por “managers”. Niaún de aquella más reciente que enfo-ca su actividad social como una inver-sión social comunitaria, actuando enasociación con organizaciones no-gu-b e rnamentales a quienes ayuda ac o n s t ruir sus capacidades de inter-vención. Si bien todo esto sigue es-tando presente, la llamada “nueva fi-l a n t ropía” comienza a perfilarse comomucho más que eso.

    Algo nuevo está sucediendo en el

    mundo de los negocios. Una nuevavariable se está incorporando en lasestrategias empresarias, ya no de ma-nera marginal o aleatoria, sino en elc e n t ro mismo de su razón de ser. Nohay vergüenza en reconocer que esimperativo actuar en el campo social,fundamentalmente por interés pro p i o .

    La empresa comienza a entendersemucho más ampliamente que una ins-titución productora de bienes o serv i-cios que buscan el lucro a cualquiercosto. La empresa, y sus líderes, co-mienza a verse como ciudadana re s-ponsable por su entorno, del cual de-pende y se nutre.

    América Latina, con matices, con des-taques, con atraso, comienza tambiéna poner en marcha este pensamientoy esta práctica. Evidentemente si la si-

    tuación económica de la región secompara con la del mundo desarro l l a-do no favorece mucho el poder pensarmás allá de la supervivencia. Pero aúnasí, o quizás por ello, el campo de lareflexión y la práctica en torno a lallamada “responsabilidad social em-p resaria” también comienza a abrirsecamino en estas tierras. Varios facto-res inciden para que esta tendenciae m p resarial adopte senderos difere n-tes. Las relaciones que han mantenidolas empresas con el Estado, la cultura

    y la estructura del mundo empre s a-rial, las presiones desde la sociedadcivil y los incentivos fiscales apare c e nen primer lugar. No se trata solamentede empresas pioneras con una visiónclara del futuro –que las hay- sino deun conjunto de factores que debenponerse en movimiento.

     Tal vez por eso es que el caso brasile-ro lleva la delantera. Aunque hay pro-gramas sociales empresarios que sedestacan por sí mismos, el fenómeno

    b r a s i l e ro sobresale debido a la claratendencia (y conciencia) de que nin-guno de los actores fundamentales(Estado, mercado y sociedad civil)pueden por sí solos abordar los gran-des problemas de la pobreza, la mar-ginación y la inequidad social. Bastare c o rrer algunas de sus ciudades ydetenerse a analizar los mensajes delos medios de comunicación paraasombrarse frente a la emergencia deinnumerables “parcerías” (asociacio-

    nes, alianzas) que está siendo genera-das para recuperar los centros urba-nos, proveer nuevas oport u n i d a d e seducativas, mejorar los sistemas desalud o revitalizar las expresiones cul-turales. Este desarrollo está siendoacompañado por la construcción detoda una infraestructura institucionalque le da apoyo y la promueve: cen-t ros de desarrollo de la inversión so-cial, asociaciones de donantes, em-p resas consultoras de asesoría y asis-tencia técnica, intercambios estru c t u-

    rados de aprendizaje, etc.

    En otros países, como Colombia, Ar-gentina, México o Perú, a pesar de es-f u e rzos constantes de centros o nú-cleos de promoción, aún estas prácti-cas no consiguen extenderse y tenervisibilidad. Aunque algunas fundacio-nes internacionales u org a n i s m o smultilaterales han apoyado esfuerz o sen esa dirección, los líderes empre s a-riales aún no logran entender a fondoel mensaje más básico y elemental

    que este movimiento quiere transmi-tir: el éxito de las empresas dependemás que de ninguna otra cosa de lageneración de un entorno favorablepara su desarrollo. O, en otras pala-bras, que la inversión social es tantoo más importante que las inversionesen tecnología o en capital. Hay mil yuna maneras de contribuir a generarese entorno y depende de cada unocuál es el espacio donde mejor pue-den hacerlo. No entenderlo, no incor-porarlo en la cultura de la empresa, y

    no actuar, es casi como un suicidio.

     Ya se ha dicho en repetidas oport u n i-dades que no hay empresas sanas ensociedades enfermas, por lo que tam-poco puede haber empresas ricas ensociedades pobres. Como lógica con-secuencia, la mejora en la calidad devida de las sociedades debiera ser unacuestión de estrategia de las mismase m p resas.El objetivo de las organizaciones em-p resariales es satisfacer necesidades

    sociales, para lo cual se estru c t u r a nbajo cierta lógica organizacional. Elnuevo contexto social de fines del si-glo XX y comienzos del XXI está for-zando a introducir cambios en esa ló-gica de funcionamiento. Quizás mu-cho más interesante, y menos explo-rado aún, que los cambios tecnológi-

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    cos y en los procesos pro d u c t i v o s ,sean las innovadoras incursiones de lae m p resa en el terreno social.

    La filantropía empresarial, la inversiónsocial y, más ampliamente, la re s p o n-sabilidad social de la empresa, sont res concepciones desde las cuales lascorporaciones están encarando su ac-ción social. La filantropía empre s a r i a les quizás la más extendida en nuestromedio y se trata, esencialmente, de lacanalización de recursos monetarios

    – d i rectamente o a través de una fun-dación–. Este es un signo muy positi-vo de cómo, al menos, las empre s a sdeciden derivar algo de sus re c u r s o sen beneficio de la comunidad, más alláde los empleos que generan, los im-puestos que pagan, y los pro d u c t o s

    que venden. No obstante, es un re c u r-so muy limitado en relación al poten-cial de desarrollo existente en las em-p resas.

    Las empresas son cunas de liderazgo,escuelas de formación profesional, or-ganizaciones de pensamiento estraté-gico, fuentes de recursos. Si todos es-tos elementos se ponen en juego demanera armónica, debiéramos esperarmucho más que dinero de su part e .Sus contribuciones podrían ayudar

    e n o rmemente a desarrollar comunida-des saludables, con organizaciones ci-viles actuando eficazmente. Grandes opequeñas, domésticas o globales, entodas las empresas la dimensión hu-mana gana terreno frente al re s t r i n g i-do cálculo monetario. Es hora de pa-

    sar del pensamiento a la acción, eshora de demostrar que las empre s a s

    f u e ron creadas para atender a necesi-dades sociales y no sólo para ganard i n e ro. La responsabilidad social quetienen con las comunidades donde seencuentran es la variable fundamentalde éxito a comienzos del siglo XXI.Eso esperamos de ellas.

    Andrés Thompson Director de P rog ra ma para América Latina y C aribe Funda ción W.K. Kellog g

    (1) Texto pub lica do en el seg undo número de la Re vista Filantropía y Re spo nsa bilida d S oc ial en Chile, ed itad a po rPROhumana

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    En este punto se establece el Códigode Ética, a través del cual la empre s ase gestiona y actúa. El ejercicio de es-tos valores implica no sólo definir prin-cipios re c t o res, sino que supone ade-

    más asumir activamente el interés dela organización en difundirlos a travésde su público interno, y a las empre s a sy personas externas con las que se re-l a c i o n a .

    ¿De qué hablamos cuando hablamos deResponsabilidad Social Empresaria?A lo largo de estas primeras edicionesdel boletín del IARSE, hemos ido dan-do definiciones sobre ResponsabilidadSocial Empresaria de los distintos ins-titutos y organizaciones que pro m u e-ven su práctica. Esto generó consul-tas de empresarios que nos han pedi-do mayores precisiones sobre el temay lo que esto implica en la vida coti-diana de las org a n i z a c i o n e s .

    Ante todo, hablamos de una forma degestión. Apoyándonos en que ésta es

    una de las habilidades naturales delas organizaciones empresariales, se

    lleva este concepto al plano de un ma-nejo de calidad en relación con las si-guientes áre a s :

    Va l o res y Tr a n s p a re n c i a Público Intern o Medio Ambiente Cadena de Abastecimiento C o n s u m i d o res y Clientes C o m u n i d a d G o b i e rno y Sociedad

    D e n t ro de cada una de estas áre a s ,

    las organizaciones establecen un cua-d ro de indicadores, a la manera de un

    t a b l e ro de control que luego expondráresultados a través del Balance Socialde la Empresa. Brevemente, desearía-mos hablar sobre los programas que

    podrían contemplar las org a n i z a c i o n e sd e n t ro de cada una de estas áre a s .

    Valores y Transparencia

    Muchas veces escuchamos decir que elpatrimonio de una empresa reside, fun-damentalmente, en sus recursos huma-nos. Esta es una verdad largamente pro-bada. Dentro de la práctica de la RSE sededica un capítulo especial a la medi-ción de la calidad de la relación mutuaentre colaboradores-empresa. Adicional-mente, se debe considerar el programaque se acuerde para fortalecerla.

    Por ejemplo, se pueden contemplar acti-vidades de participación y diálogo, res-peto por el individuo y valoración de la

    diversidad. Construir un diálogo positivocon los representantes sindicales redun-dará en un beneficio para todas las par-tes interesadas.

    Otro factor importante es el poder peda-gógico de las empresas sobre sus cola-boradores.Buenas prácticas de higiene, seguridady cuidados de la salud pueden ser rápi-damente difundidas a los hogares de losempleados; y se puede orientar a éstospara que logren superar, por ejemplo,sus hábitos de tabaquismo. También losclientes y proveedores de una empresa

    pueden ser alentados, por caso, a adop-tar actitudes positivas en relación al me-dio ambiente o a la propia comunidad ala que pertenecen.

    Público Interno

    Probablemente esta sea una de las áreasmás difundidas de la práctica de la RSE enlas organizaciones. Si bien sabemos queaún queda un largo camino por recorrer,

    muchas empresas representan modelos aimitar y sientan las bases para que las queestán interesadas en desarrollar programasde este tipo las tomen como ejemplo.

    Existen probados programas que con-templan desde el Gerenciamiento delImpacto Ambiental hasta la Responsa-bilidad frente a las Generaciones Futu-

    ras. Se cuenta, además, con cert i f i c a-ciones como la ISO 14.000, que dancuenta del estado de arte alcanzado enla materia.

    Medio Ambiente

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    Hacia finales de los ´80, muchas organi-zaciones comenzaron a desarrollar pro-gramas de alianzas con proveedores.Ello les permitió concentrarse en su Co-re Business (corazón del negocio). Así,se llevaron a cabo procesos de outsour-cing (tercerización) sin que por ello laorganización perdiera la responsabilidadsobre, por ejemplo, los niveles de conta-minación generados por estos provee-dores para cumplir con los requerimien-

    tos de abastecimiento.

    Si extrapolamos esto a las otras áreas

    que estamos exponiendo como parte dela práctica RSE, comprenderemos quelas empresas que forman una cadena deabastecimiento deberán tener estánda-res de gestión ambiental, éticos, etc., almenos compatibles.Podríamos exponer el caso de una em-presa que combatiera el empleo ilegal demano de obra infantil. Sin duda, susproveedores deberán contar con progra-mas coherentes con este aspecto, lo que

    establecerá en la sociedad un mecanis-mo de control que combata estas prácti-cas abusivas.

    Cadena de Abastecimiento

    Constituye uno de los puntos más re l e-vantes de la práctica de la RSE en laso rganizaciones. ¿Cuál es la re l a c i ó nque se construye con el consumidor?¿Considera la influencia de las políticas

    de Marketing en la construcción de laimagen de credibilidad y confianza en

    su empresa y/o marca? ¿Cuál es el ni-vel de servicio con el que acompaña asu pro d u c t o ?En otro orden, así como la pre s e rv a-ción del medio ambiente tuvo una im-

    p o rtante difusión, producto de la de-manda que la sociedad civil y los con-

    s u m i d o res hicieron oportunamente, nopasará mucho tiempo hasta que éstoscomiencen a evaluar el Balance Socialde la empresa al momento de fijar susp re f e rencias. Hoy ya contamos con en-

    cuestas que exponen esta tendencia:esto empieza a ser parte del negocio.

    Consumidores y Clientes

    Las organizaciones se encuentran inser-tas en las comunidades en las cualesdesarrollan sus actividades. Tienen im-pacto sobre ellas. El empleo genera enri-quecimiento y este producto, convenien-temente aplicado, genera crecimiento.Por otro lado, las empresas se sirven de

    los recursos que la comunidad pone asu disposición: recursos humanos, ade-cuadamente formados; recursos natura-les; o servicios públicos, todos se com-binan para el éxito de la empresa.La Relación de la Empresa con la comu-nidad no puede ser improvisada. Existen

    aspectos que van desde el impacto vialque genera la actividad de la empresasobre la comunidad hasta de qué formase participa en las campañas de educa-ción e interés público.Un capítulo especial es el de la acciónsocial. Algunas organizaciones practi-

    can la filantropía. Sin pretender desme-recerla o restarle importancia, tendrámayor impacto de largo plazo en la co-munidad y generará mayor valor agre-gado cuando exista un programa degestión social que respalde y orienteestas acciones.

    Por último, debemos hacer re fe rencia ala oportunidad que brindan las org a n i-zaciones a sus colaboradores de sersocios en estos programas. Prob ab le-mente, el mecanismo por excelenciaque brinda una gran oportunidad sonlos programas de voluntariado corpora-

    tivo. A través de éstos, las empresas ylos empleados se hacen socios apor-tando parte de su tiempo para el desa-rrollo de, por ejemplo, micro e m p re n d i-mientos productivos o proveyendo co-nocimientos y experiencias en las es-cuelas de la comunidad.

    Comunidad

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    Probablemente sean muy pocas las or-ganizaciones o empresas a las que lespueda resultar ajena la vida política y so-cial de la comunidad en la que se desa-rrollan.Por otro lado, éstas pueden estar intere-sadas en el sostenimiento de la vida de-mocrática. La transparencia de estas

    prácticas genera confianza en las organi-zaciones.Otro aspecto, gira en torno a cómo laorganización apoya proyectos de orga-nismos gubernamentales o de la socie-dad civil, en materia de ciudadanía, edu-cación, cultura democrática, transparen-cia, etc.

    Gobierno y Sociedad

    Cuando hablamos de gestión y tablero sde control, inmediatamente despuéss u rge la necesidad de saber dónde es-tamos parados en el estado de arte deestas prácticas respecto a los mejore sde la clase.

    Pretendemos inducir a las empresas a laconstrucción de un tablero de control conmétricas que expongan sus mejoras y lespermitan compararse contra una muestracoherente. Para ello, el IARSE desarrolla-rá una base de datos con información

    provista voluntariamente por las empre-sas, tratada confidencialmente, que mos-trará valores de referencia por región,país y mejores de la clase. Estos datosservirán como valores referenciales almomento de la fijación de objetiv o s .

    Indicadores y Benchmarking

    Héctor Feole Director de C omunica ción y G es tión d el Conoc imiento IARS E

    Indica do res ETHOS de Res pons ab ilida d S oc ial Empres a ria (2002)

    Guía Inicial de Responsabilidad Social Empresaria (Foro de Empresas)Ética y Nego cios (Robert Frederick)

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    Responsabilidad Social: una nueva formade hacer negocios“No es de la benevolenciadel car n i c e r o, e l cer v e c e r oo el panadero de do ndeesperamos nuestracomid a, sino de suatención a su pr o p i ointerés. No nos dir igimosa su humanidad, sino a suamor propio”Adam Smith

    Las prácticas empre s a r i a l e si rre g u l a res de Enron, Art h u rAndersen y WorldCom hanconmocionado las institu-

    ciones. Han sido motivo demúltiples publicaciones y li-b ros, e incluso de una in-t e rvención rápida y enérg i-ca del Congreso de los Es-tados Unidos, que pro m o-vió la expedición de la Leyde Responsabilidad Corpo-rativa, firmada en agosto de2000 por el Pre s i d e n t eBush. La ética y la transpa-rencia en los procesos detoma de decisiones en las

    e m p resas (“corporate go-v e rnance”) son objeto degrandes discusiones enuniversidades y foros, puesla credibilidad de las em-p resas ha sido puesta gra-vemente en duda a raíz dela traición a la buena fe delos inversionistas por part ede los ejecutivos de las em-p resas y de sus auditore s .

    Estos ejecutivos han sidoi rresponsables en el manejode los dineros ajenos queles habían sido confiados,manipulando los instru-mentos de rendición decuentas a sus accionistas yal gobierno, y por esta ra-zón nadie duda de que de-ben responder ante la justi-cia y la sociedad.

    Sin embargo, a nadie se le

    o c u rriría esperar una re a c-ción igualmente enérg i c acuando la acción irre s p o n-sable de algunas empre s a safecta trágicamente la vidade las personas y el entor-no, como por ejemplo conla tragedia del Prestige enEspaña. Parece que el ab-s u rdo derrame de miles deb a rriles de petróleo no

    afecta la credibilidad delsistema: solamente la vidade los pescadores de lascostas de Galicia y de sushijos, y eso no es suficientepara motivar una acción dec o n t rol seria y decidida.

    Debemos re c o rd a r, sin em-b a rgo, que el dinero no esel único recurso ajeno quelas empresas manejan. Lase m p resas necesitan de per-

    sonas (los llamados “re c u r-sos humanos”) y de los re-cursos naturales -que sonp ropiedad de todos, inclusode las generaciones por ve-n i r- en sus procesos dep roducción y venta, y tie-nen impactos sobre esaspersonas y el medio am-biente a lo largo del ciclode vida de sus pro d u c t o s .

     Tal como en las empre s a stenemos un deber de cuida-do con los activos y debe-mos rendir cuentas a losaccionistas (“share h o l-ders”) que nos perm i t e nusar su dinero para generarrentabilidad; así tambiéndebemos rendir cuentas a

    quienes pueden afectarnuestras actividades o sonafectados por ellas. Estosg rupos o individuos son lospúblicos interesados (“sta-keholders”) de cada empre-sa, un concepto acuñadopor Freeman ya desde 1984

    como un elemento esencialen la planeación estratégica

    de negocios. (R. E. Fre e-man. “Strategic Manage-ment: A Stakeholder Ap-p roach”. P itman, 1984).

    Es común escuchar que laresponsabilidad social de lae m p resa se reduce a susactividades filantrópicas, es

    d e c i r, a aquellas actividadesque no tienen relación conel curso de los negocios yque las empresas desarro-llan voluntariamente: pro-gramas de desarrollo co-munitario, apoyo a la cultu-ra, a la academia. En gene-ral, se re f i e re a actividadesque buscan una mejora so-cial no relacionada con elnegocio de la empresa, quebuscan sobre todo la pro-

    moción de la imagen de lac o m p a ñ í a .

    Esta opinión se fundamentaen la idea de que el únicoobjetivo de la empresa es la

    satisfacción de los intere-ses de los accionistas y,supuestamente, este pro p ó-sito no puede lograrse sinoa costa del interés de losdemás. Siguiendo a MiltonFriedman (NY Times Maga-zine, 1970), se asume que“la única re s p o n s a b i l i d a d

    social de la empresa es au-mentar sus ganancias”.E m p resa y sociedad se en-tienden como dos entida-des independientes, comosi la empresa existiera en elvacío, separada de la socie-dad donde actúa y de lacual depende.

    Obviamente, una empre s aque no es rentable no puedeser responsable ni con sus

    accionistas ni con su entor-no. La obligación fiduciariade maximizar el re t o rno alos accionistas es funda-mental. Pero la realidad esque la empresa es un actor

    social, y como tal, ella y to-dos quienes son impactadospor su acción tienen la re s-ponsabilidad común dec o n s t ruir la sociedad en laque queremos vivir.

    El aporte filantrópico delsector empresarial al desa-

    rrollo social y la cultura esloable y necesario, pero noagota el papel de la empre-sa como ciudadano corpo-rativo. Más aún, nunca de-bería ser la excusa paraque las empresas no asu-man efectivamente la re s-ponsabilidad por sus im-pactos positivos y negati-vos sobre sus públicos in-t e resados y sobre el medioambiente.

    La responsabilidad de lae m p resa con la sociedad esintegral y se re f i e re a todoslos aspectos de la acciónde la empre s a .

    Públicos Interesados: del “shareholder” al “stakeholder”

  • 8/17/2019 78026_Reflexiones Latinoamericanas Sobre RSE

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    Editoriales, columnistas y otros aportes

    R eflexiones latinoam ericanas sobre R SE 11

     Todos re c o rdamos casos dee m p resas que logran un re-conocimiento público, porejemplo, por sus esfuerz o sen pro de la educación delos niños menos favore c i-dos, por el apoyo a hospi-tales y puestos de salud, elfomento a las artes y la cul-tura. Sin embargo, pocasveces nos preguntamos si

    esas mismas empresas quebuscan colaborar parac o n s t ruir una sociedad me-

     j o r, participan de form at r a n s p a rente en las licita-ciones públicas y contratoscon el Estado, por ejemplo,o si son, por el contrario, lac o n t r a p a rte responsable dela corrupción de los funcio-narios del Estado y de lospolíticos que se enriquecenindebidamente en los pro-

    cesos de privatización y decontratación pública.El dinero y el esfuerzo que

    se inviertan en evitar la co-rrupción tienen seguramen-te un impacto tan import a n-te en el futuro de nuestrassociedades como la inver-sión voluntaria en la educa-ción y la salud. La difere n-cia es que el comport a-miento ético y el cumpli-miento de la ley en el curso

    de los negocios no son op-cionales: son el camino pa-ra que las institucioneso t o rguen a la empresa sulicencia legal para operar.

    La experiencia de muchase m p resas, sobre todo enlas últimas décadas, nos in-dica además que no sonsólo los accionistas y el Es-

    tado quienes pueden tenerinterés y, de hecho, afectarel valor de la empre s a .Compañías como Nike,Shell, BP, Solvay y en gene-ral todas aquellas que hantenido que enfrentar críti-cas públicas de parte desus vecinos, clientes u or-ganizaciones de la sociedadcivil saben que los costosen el mercado pueden sermuy significativos cuando

    se cuestiona la re p u t a c i ó nde un negocio.

    Esta es la LICENCIA SO-C I A L para operar, que re-q u i e re acciones por part ede la empresa que no sonexigidas por la ley, pero cu-yo incumplimiento puedeafectar directamente el va-lor de la empresa. La licen-

    cia social se obtiene a tra-vés de la consulta y el diá-logo entre la empresa yquienes son impactadospor ella, y permite a la em-p resa conocer las expecta-tivas y percepciones de suspúblicos interesados, y en-tender cuáles deben ser susacciones para minimizar losimpactos negativos de sucadena de valor y maximi-zar los positivos.

    La licencia social para operar

    No importa en qué negocio osociedad opere, los emplea-dos de la empresa son unpúblico interesado prioritario.El respeto por los derechoshumanos, la libertad de aso-ciación, el derecho a un sitio

    de trabajo seguro y sano, lacompensación adecuada, lano discriminación y el respe-to básico por la dignidad delas personas, son la base dela responsabilidad de la em-presa con sus trabajadores.No importa cuánto dinero in-vierta en ayudar a los menosfavorecidos o apoyar las cau-sas de la sociedad civil, nopodemos considerar respon-sable a una empresa cuyos

    trabajadores no reciben almenos los pagos de ley, sondiscriminados por su edad,sexo, o color de piel, o su-fren accidentes y enfermeda-des laborales sin control.

    El apoyo voluntario de lasempresas a la salud es utilísi-mo, sobre todo en AméricaLatina, donde el Estado seencuentra ausente de susresponsabilidades en muchasde nuestras regiones. Sin

    embargo, las empresas ten-drán un impacto muy signifi -cativo sobre la salud de loslatinoamericanos cuando

    controlen efectivamente susimpactos ambientales. Lacontaminación de las aguas ylos mares, del aire y del sue-lo por el desastroso manejode los desechos comunes ypeligrosos, no son obvia-

    mente responsabilidad únicade las empresas. No obstan-te, si toda la producción ytransporte de bienes se hicie-

    ra al menos cumpliendo lalegislación ambiental, nues-tro entorno tendría un futuromuchísimo más promisorio.

    Los vecinos de las plantas,los clientes y consumidores

    de los productos y serviciosson también públicos intere-sados. Afortunadamente, pa-rece que estamos en caminode superar las ideas de la dé-cada de los 50, cuando seasignaba la responsabilidadal consumidor: si los produc-tos eran peligrosos, era unadecisión del consumidor uti-lizarlos o no. Si los “factoresde producción” (las perso-nas, los recursos naturales)

    eran explotados indebida-mente en el proceso de pro-ducción, la empresa no asu-mía ninguna responsabilidad,siempre que estuviera dentrode los marcos legales.

    ¿Quiénes son los públicos interesados?

  • 8/17/2019 78026_Reflexiones Latinoamericanas Sobre RSE

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    R eflexiones latinoam ericanas sobre R SE12

    El mundo de Internet y CNN, donde loque sucede en la región más apartadadel planeta puede ser noticia mundial enel mismo día, permite a los consumido-res ejercer su derecho fundamental deescoger y preferir productos y serviciosde empresas que no causan daños a laspersonas o al entorno con sus procesosy productos.

    No es coincidencia que las empresasmás avanzadas en la gestión responsa-ble de sus impactos sean justamente

    aquellas que han sufrido más duramenteel castigo de sus clientes: el costo de unboicot en el mercado, y el daño a la re-putación, son fuertes motivadores parael cambio. Y como bien saben los em-presarios, donde hay un riesgo hay unaoportunidad: aquellas empresas que seadelantan a las tendencias del mercado,sean los gustos de los consumidores osus preferencias por empresas respon-sables, tienen la oportunidad de dife-renciarse y encontrar ventajas competiti-vas frente a competidores que aún ni se

    preocupan por cumplir la ley.

    La gestión tradicional considera que losobjetivos sociales compiten con los ob-

     jetivos financieros de la empresa, perocomo demuestran Michael Porter yMark Kramer (Porter y Kramer: “Thecompetitive advantage of Corporate Phi-lanthropy”. Harvard Business Review,Dic. 2002), ésta es “una falsa dicoto-

    mía”, “una perspectiva obsoleta en unmundo de competencia abierta y basadaen el conocimiento”. En el largo plazo,estos objetivos no sólo no compiten si-no que están estrechamente ligados en-

    tre sí: la productividad de la empresadepende de que los empleados seanpersonas más educadas, sanas y moti-vadas por las oportunidades que en-cuentran en su sitio de trabajo. Los en-tornos naturales sanos y los recursosnaturales que tienen capacidad de reno-varse son la base que permite asegurarla continuidad de la producción y de lassociedades humanas.

    Considerar la responsabilidad social co-mo una estrategia de negocios requierecambios en la forma en que muchascompañías operan. Tal como lo expre-san de forma tan convincente Porter yKramer, es en el mejor interés de lasempresas asumir su rol como ciudada-nos y ser conscientes de las consecuen-cias de sus operaciones. Su habilidadpara competir depende fuertemente delas circunstancias de las sociedadesdonde operan, y la gestión adecuada delos impactos de las operaciones no sólo

    permite encontrar oportunidades de ne-gocio y nuevos mercados, sino dismi-nuir costos y manejar riesgos.

    La necesidad esencial de una sociedadsana para operar empresas exitosas sehace especialmente evidente para quie-nes trabajan hoy en países como Ar-gentina y Venezuela. Los problemas deg o b e rnabilidad, corrupción y eficaciade las instituciones del Estado afectandramáticamente hoy al sector empre-sarial, que tardará años en re c u p e r a r

    su competitividad y posición de merc a-do. Los empresarios tienen un interésp rofundo en ayudar a construir socie-dades sanas, que son el sustrato indis-pensable para las empresas sanas yexitosas. El futuro es re s p o n s a b i l i d a dde todos: gobiernos, ciudadanos, em-p resas, y es de nuestras acciones dehoy que depende la sociedad en dondevamos a vivir mañana.

    Benevolencia vs. Estrategia: ¿dónde está el interés propio de la empresa?

    María Emilia Correa Vicepresidente Resp onsa bilida d S oc ial y Ambiental G rupoNueva

  • 8/17/2019 78026_Reflexiones Latinoamericanas Sobre RSE

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    Ética Empresarial: un buen negocioEn un reciente seminario internacionalsobre Responsabilidad Social Empresa-

    rial fui partícipe de un debate sobre laefectividad de las cátedras de ética em-presarial en las universidades, en queuno de los panelistas –una destacadaacadémica norteamericana– sosteníaque se trata de esfuerzos inconducentes,puesto que las bases de la formaciónmoral se cimientan en las primeras fa-ses del desarrollo de las personas.

    En mi opinión, en este caso aplica el vie- jo adagio de que “lo que abunda no da-ña” y cualquier iniciativa para reforzar laconciencia valórica, en cualquier etapade la vida, no es nunca extemporánea.Sin duda, invertir en que los futurosprofesionales y ejecutivos tengan másclaros los conceptos y los límites entre

    lo que es y lo que no es correcto, es re-levante para asegurar liderazgos capacesde predicar con el ejemplo. Más quenunca, los hombres de empresa se venenfrentados a tomar decisiones en esce-narios que cambian vertiginosamente yen que se superponen visiones cultura-les que a veces parecen irreconciliables.Abordar esos desafíos con solvenciamoral no es tarea fácil y requiere prepa-ración.

    Sin embargo, la ética empresarial no se

    sustenta exclusivamente en la conductaética de sus equipos directivos, ni en lasuma de valores y actitudes de los indivi-duos que la componen. Hoy las corpora-ciones son consideradas “ciudadanos”,con derechos y obligaciones hacia la so-ciedad que, como colectivo, trascienden alos individuos que las componen.

    Hace apenas una década, la concepciónde la ética empresarial se circunscribíabásicamente al estricto cumplimiento delas normas legales y la adhesión a las

    regulaciones internacionales. Muchascompañías se ceñían a manuales quedetallaban lo que los empleados podíano no hacer en ámbitos específicos, co-

    mo conflictos de interés o el uso debidode activos de la compañía.

    Actualmente, un creciente número decompañías está diseñando consistentesprogramas de alcance global basados envalores. Los ámbitos de la ética empre-sarial se han expandido, para ya no sóloabarcar la acción de una compañía res-pecto de cómo obedece a la ley o trata asus empleados, sino además determinarla naturaleza y calidad de la relación queestablece con sus públicos, es decir, in-versionistas, clientes, aliados comercia-les, proveedores, la comunidad, el me-

    dioambiente e incluso, las generacionesfuturas.

    Se entiende por una organización ética aaquella que estructura su accionar entorno a un credo que explicita cómo al-canzará sus fines. La ética empresarialdetermina cómo una compañía integravalores universales –como la honesti -dad, la confianza y el respeto– en suspolíticas, prácticas y toma de decisio-nes. Ya no basta sólo con señalar losobjetivos de negocio, sino además es

    importante definir la forma en que estosfines son conseguidos. Es decir, las me-tas sólo son deseadas si se obtienen le-gítimamente.

    Este código de honor es letra muerta sino es comunicado y compartido. Mu-chas empresas están capacitando a sugente para darle la solvencia necesariapara tomar decisiones correctas, con-

     juntamente con instaurar mecanismosde control internos y conductos que per-mitan a todos participar en cautelar este

    bien común, sin miedo a represalias.

    El relativamente reciente movimiento dela Responsabilidad Social Empresarial,surgido en el seno de la vida empresa-

    rial occidental y extendido con rapidez yvigor a gran parte del planeta, ha contri-buido a difundir esta nueva visión de losnegocios. Las organizaciones empresa-

    riales creadas para promover esta visiónhan contribuido a incrementar los nive-

    les de conciencia respecto a las buenasprácticas comerciales y han difundidocasos prácticos y herramientas concre-tas para transferir la experiencia acumu-lada.

    Existen numerosos ejemplos de cómocompañías de diversos tamaños y en di-ferentes sectores económicos han inte-grado la dimensión ética en la declara-ción de su misión y los valores corpora-tivos, considerando esta perspectiva encada fase de la operación. Es así como

    han desarrollado códigos y unidades deética; han designado ejecutivos respon-sables de los programas de probidad;han implementado formatos innovado-res de entrenamiento ético para sus em-pleados, instaurando además canalespermanentes de orientación y sistemasde monitoreo y evaluación de conductaética, con premios y sanciones estable-cidos; han creado Comités de Directo-res, entre otros.

    La ética ha sido reconocida por estas

    empresas como una ventaja competitiva.

    Los programas exitosos han probadoimpactar positivamente los resultados fi-nancieros; mejorar las ventas, la imagende marca y la reputación corporativa;fortalecer la lealtad y el compromiso delos empleados; reducir la vulnerabilidadfrente a la presión activista de la socie-dad civil; evitar multas y resoluciones judiciales adversas, aumentar las opor-

    tunidades de negocio y facilitar el acce-so al capital. En definitiva, la transparen-cia y una conducta empresarial ética sonun buen negocio.

    Maia Seeger Directora de Proyectos Forum EMPRESA

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    R eflexiones latinoam ericanas sobre R SE 13

  • 8/17/2019 78026_Reflexiones Latinoamericanas Sobre RSE

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    R eflexiones latinoam ericanas sobre R SE14

    El rol de las empresas en América Latina"La responsabilidad socialempresaria es la respuesta

    a los nuevos d esafíos quese plantean, a involucrarsecon la ciudad, comprome -terse con el país".

    En el mes de septiembre sedesarrolló, organizada por el

    BID, una conferencia en Esta-dos Unidos sobre el nuevorol de las empresas en elcontinente. La responsabili-dad social empresaria enAmérica es una forma decontrapesar el ALCA, de po-tenciar el rol social de lascorporaciones frente a un li-bre mercado continental.

    Así, los "mercados comunes"se constituyen en una buena

    oportunidad para cambiar las

    perspectivas de lo que se es-pera de una empresa. En el

    contexto de América Latina,que una empresa haga lo quetiene que hacer no es sufi-ciente. La defensa de los va-lores humanos, la inclusiónde las personas, la recons-trucción del continente, esparte de la agenda de res-ponsabilidad corporativa.

    Este aspecto social de la em-presa adquiere una densidadmayor en nuestro país. ¿Por

    qué una empresa se queda

    hoy en Argentina? Las res-puestas son muchas. Algu-

    nas dirán que no tienen másremedio; otras que están tanacorraladas por la crisis queni siquiera tienen tiempo deplantearse la partida. Peropara otro grupo, la razón esel compromiso con lo quenos está pasando como co-munidad. La responsabilidadsocial empresaria es la res-puesta a los nuevos desafíosque se plantean, a involucrar-se con el medio, comprome-

    terse con el país.

    Las empresas no sóloc rean valor económico;también son generadorasde valores sociales: cultura,educación, justicia social,t r a n s p a rencia. Frente a ca-

    sos como los de Enron yWorldcom en Estados Uni-dos, y los de los bancos yel corralito en Arg e n t i n a ;están llamadas a instalarnuevos paradigmas, a re-c rear la confianza de lagente. La economía se basaen la confianza, y ésta esun valor ético. Las empre-sas pueden ayudar a re-c rear esos valores.

    La confianza de la gente enlas empresas y la imagende las mismas se hace másdelicada en el ámbito de lasconcesiones: que serv i c i o ssociales y públicos sean

    p restados por empre s a sprivadas o concesionadashacen que las expectativasde la gente sean mayore s .Esta ubicación les da a lase m p resas privatizadas unaresponsabilidad muy gran-de.

    La ética empresarial está li-gada a la producción de in-tangibles, nudo de la com-petencia del mercado ac-

    tual. Frente a los niveles si-m i l a res en la calidad de unp roducto, las empresas tra-tan de agregar valor a loque producen. La dignidadde las personas que traba-

     jan, la colaboración con lacomunidad, la confianza enel medio pueden ser part e

    de esos valores agre g a d o sa la producción tradicional.Un nuevo espíritu empre s a-rial puede ser apoyado porla responsabilidad ética delas corporaciones.

    Esta concepción de la re s-ponsabilidad social empre-saria no pasa tanto por "te-ner" acciones filantrópicas,sino de llegar a ser social-mente responsables, det r a n s f o rmarse en una em-p resa ciudadana. No es tan-to un objetivo a lograr sinoun modo de pro c e d e r. Noes una "disciplina académi-ca", o una "rama" de la or-ganización. Es una form a

    de hacer negocios.Los grados de concreción dela ética empresarial varían enlas empresas: en las multina-cionales en general hay algo,sobre todo porque la exposi-ción global de sus negocioslas hace vulnerables a la ex-posición pública. En las pe-

    queñas, el espíritu social-mente responsable es másfácil de lograr porque o sonfamiliares o son de amigos;en todo caso, es un gruporeducido que puede hablar

    del tema y que suele estarvinculado a la comunidad enla que está. El problema estáen las medianas empresas,que suelen estar más apreta-das por el día a día, por so-brevivir. Y es en este tipo deempresas en donde trabaja lamayoría de la gente.

    La responsabilidad socialsupone la legalidad vigente,se preocupa por el desarro-

    llo personal y la pro y e c c i ó na sus círculos familiare s .Con esta proyección, unae m p resa se involucra en lacomunidad haciendo alian-zas estratégicas con la so-ciedad civil, participando enla confección de políticasde Estado.

    Crear valor

  • 8/17/2019 78026_Reflexiones Latinoamericanas Sobre RSE

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    R eflexiones latinoam ericanas sobre R SE 15

    La ética corporativa suponec rear valor, tanto para lamisma compañía como paralas comunidades y org a n i z a-ciones del sector social conlas que se puede trabajar.

    Los motivos que tienen lasempresas para adoptar siste-mas de responsabilidad so-cial van desde el puro al-t ruismo hasta los beneficiosex t ernos e internos. La gama

    es amplia. Algunos adoptanprogramas solos, otras lohacen en colaboración: ayu-das filantrópicas, voluntaria-dos, intercambios de servi-cios de la compañía; o inte-grativos, a través de alianzasestratégicas entre la firma yla comunidad. Esta grada-ción implica un crecimi e ntop ro g resivo en el comprom i-

    so entre las partes, la inte-gración estratégica a los ne-gocios y el aporte monetario.Los niveles van de la dona-ción sola a la verificación deluso y la planificación delmismo o brindar el knowhow empresar i al.

    En estas alianzas, las org a-nizaciones del sector socialson importantes porq u eayudan a efectivizar y moni-

    t o rear la acción. Para cre a rvalor social, se re q u i e re quela alianza sea sostenible, yesto supone que todos tie-nen que ganar durante elmismo período y que la in-novación se tiene que man-t e n e r. Por ejemplo, no estáexplotado todavía el impactoque las ONG y las empre s a spueden tener, juntas, en las

    políticas públicas sobre te-mas como salud y educa-ción, ámbitos en los cualesse viene trabajando en cola-boración desde hace mu-chos años.

    Estas asociaciones pre s e n-tan obstáculos que tienenque ser superados: las dife-rentes culturas, los difere n-tes fines y objetivos, la con-fusión de roles, las difere n-

    tes capacidades y los cos-tos. En definitiva, colaborarno es gratis. Para superarestas barreras, y hacer per-durar en el tiempo estas ini-ciativas, es importante defi-nir con claridad los objeti-vos de las alianzas entre lase m p resas y las org a n i z a c i o-nes comunitarias; lograr unconsenso lo más amplio po-

    sible sobre lo que se quiereh a c e r, conectar el pro p ó s i t ocon las intenciones perso-nales de la gente; buscar la

    c o n g ruencia del pro g r a m acon la misión, la estrategiay los valores de las org a n i-zaciones; preocuparse porc rear valor para la contra-p a rte; la comunicación entrelos socios y el compro m i s ocon la sociedad.

    Alianzas con la comunidad

    Frente a estas necesidades ydesafíos, aparecen ejemplosde empresas que realizan al-gún tipo de acción para me- jorar sus vínculos con la co-munidad. La ciudadanía em-presaria, la gestión responsa-ble de los sectores vincula-

    dos, las inversiones social-mente responsables, las au-ditorías sociales, son unamuestra de una direcciónque pueden tomar los nego-cios.

    Ojalá que la próxima reunión

    del BID, que se realizará enBuenos Aires, pueda abundaren ejemplos de empresasque hayan hecho posible lareconstrucción de la comuni-dad argentina y latinoameri-cana.

    El futuro

    Mgter. Gustavo Morello S.J . J esuita , docente en la UCC

  • 8/17/2019 78026_Reflexiones Latinoamericanas Sobre RSE

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    R eflexiones latinoam ericanas sobre R SE16

    Un grito destinado a crecer y estallar"Sol de Alto Perú / ro s t ro Bolivia, es-taño y soledad / un verde Brasil / besa

    mi Chile cobre y mineral / Subo desdeel sur / hacia la entraña América y to-tal / pura raíz de un grito destinado ac recer y estallar", reza una de las es-t rofas de una histórica melodía titula-da "Canción con todos", compuestapor César Isella y Armando TejadaG ó m e z .

    En un verdadero canto de ambos artis-tas a su tierra y a su gente, a todo uncontinente, la letra conjuga como pocasel sentir latinoamericano, a la vez que

    hace explícito un mensaje de dolor y es-peranza que trasciende cualquier fronte-ra. Un grito destinado a crecer y estallar.

    La expresión –si se permite– también esválida para ilustrar el notable crecimien-

    to que ha tenido en la última década elfenómeno de la Responsabilidad SocialEmpresaria en Latinoamérica.

    Aquellos cimientos de ética, justicia so-cial, economía de mercado responsabley ciudadanía activa delineados hacia fi-nes de los `80 por un grupo de jóvenesempresarios brasileros a través del Pen-samiento Nacional de las Bases Em -presariales (PNBE) , terminaron por ma-terializarse en esta propuesta sólida yconsolidada de la RSE. Se procura, en-

    tonces, impulsar un cambio en la culturay modo de gestión de las empresas,apostando a que éstas contribuyan acti-vamente en la construcción de una me-

     jor sociedad para todos.

    Lo cierto es que, fundamentalmente enel último lustro, la responsabilidad so-cial de las empresas se ha extendido co-mo reguero de pólvora por Latinoaméri-ca. Y vino para quedarse. Basta con se-ñalar que en casi todas las naciones(desde México a Argentina) han sido

    creados institutos o fundaciones especí-ficamente abocados a la promoción y di-

    fusión de este concepto, para tomarconciencia de la magnitud del movi-

    miento. Asimismo, el tema ha pasado aocupar un lugar clave en la agenda demuchas organizaciones empresariales,comprometidas activamente con el de-sarrollo sustentable del medio en el cualse hallan insertas.

     Ya lo decía el sociólogo brasilero LéoVoigt, en una conferencia dictada enCórdoba a principios de abril: "Hay quecomprender que el pasivo social nospertenece a todos: al Estado, a las em-presas y a las propias ONGs". Al parecer,son muchos quienes así lo han entendi-do en esta parte del mundo y, afortuna-

    damente, han decidido tomar cartas enel asunto.

    Casi por defecto, cualquier recorrido queprocure enunciar los actores latinoame-ricanos de la RSE debe comenzar porBrasil. Allí se encuentra el GIFE (Grup ode Institutos, Fundaciones y Empr e-sas) , nacido en 1995 y cuyas 67 empre-sas socias invierten anualmente más de

    800 millones de reales en proyectos so-ciales de interés público. Si bien el corebusiness de GIFE es la Inversión SocialPrivada, es innegable (y sumamente va-lioso) su aporte a la difusión de la res-ponsabilidad social y el desarrollo sus-tentable en el país carioca.

    Pero no caben dudas de que la entidadparadigmática –quizás la primera en ad-quirir brillo propio a nivel internacional–es el Instituto Ethos de Empr esas yResponsabilidad Social . Fundado por

    iniciativa de un grupo de líderes empre-sariales, en Ethos conciben a la RSE co-mo "una forma de conducir los negociosque convierte a la empresa en socia ycorresponsable del desarrollo social".Así, 676 compañías –cuyas facturacio-

    nes sumadas superan el 30% del PBIbrasilero– eligieron asociarse a este pro-yecto, en procura de acceder a herra-mientas de gestión que les permitan re-visar sus prácticas y operaciones coti-dianas para poder conducirlas de mane-ra ética y responsable. Las tres principa-

    les líneas de acción de la entidad supo-nen un trabajo de movilización del sec-tor privado, de la sociedad en general yla producción de información; siemprecon la premisa de difundir, conceptuali-zar y concientizar en el tema.

    En forma paralela al surgimiento y con-solidación de Ethos, en Chile aparecíansendas entidades, con visiones y mati-ces diferentes, pero igualmente concen-tradas en divulgar esta nueva concep-ción del mundo de los negocios. De esta

    manera, 1998 marcó el nacimiento deFundación PROhum ana , fundada por

    Soledad Teixidó y Reinalina Chavarri conla misión de "promover una cultura deresponsabilidad social empresarial y ciu-dadana en Chile, a través de una ciuda-danía proactiva expresada en personas,instituciones y empresas, mediante eldesarrollo de conocimientos; la creación

    de espacios de diálogo; y la generaciónde acciones trisectoriales específicas".La otra organización chilena es AcciónEmpresarial : en cuatro años de trabajo,ha establecido alianzas con importantesgrupos empresariales trasandinos, com-prometiendo al sector privado a incorpo-rar prácticas socialmente responsablesen su gestión.

    Perú 2021 es el refe-rente de la RSE enaquel país del Altipla-

    no. Creado en 1994por un grupo de em-presarios cuyo desafíofue plasmar una visiónnacional de desarrolloa largo plazo, el nombre con que ha sido

    Hoja de ruta

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    bautizada la iniciativa tiene una fuertecarga valorativa: en esa fecha, Perú cum-

    ple 200 años de independencia. De ahí que las acciones encaradas por la insti-tución apunten en esa dirección e inten-ten contribuir a que "las empresas seconviertan en motores de desarrollo eincorporen la responsabilidad social co-mo herramienta de gestión, contribuyen-do así al mejoramiento de la calidad devida y competitividad de su entorno".

    La historia de DERES (Desarrollo dela Responsabilidad Social) , de Uru-g u a y, es algo más reciente. La org a n i-

    zación surge convencida de la impor-tancia de promover y difundir buenasprácticas empresariales de las compa-ñías charrúas, con la idea de instalarla responsabilidad social en las agen-das de las empresas, la sociedad y el

    Estado. Lanzado oficialmente en mayode 2001, DERES ya cuenta con la ad-

    hesión de 60 empresas líderes delm e rcado uruguayo. También el CEMEFI (Centro Mexicanopara la Fi lantr o p í a ) , institución del a rga trayectoria en tareas de desarro-llo de una cultura filantrópica en Méxi-co, ha concebido un área específicapara atender cuestiones vinculadas ala RSE; en tanto que en abril pasadofue presentado formalmente en socie-dad CentraRSE (Centro para la Acciónde la Responsabilidad Social) , deGuatemala. "Lograr que las empre s a s

    guatemaltecas tengan una cultura quecontribuya a la competitividad, bienes-tar social y desarrollo sostenible delpaís" constituye la visión de CentraR-SE, cuyo nacimiento es el corolario dec u a t ro años de esfuerzos, entusiasmo

    y dedicación de un grupo de ciudada-nos guatemaltecos que percibió la im-

    p o rtancia del tema de la RSE para sunación, y decidió investigarlo a fondo.

    Por último, cabedestacar la pre-sencia del FO-RUM Empresa ,una alianza hemisférica de organizacio-nes empresariales lanzada con el fin depromover prácticas de responsabilidadsocial en la región. El objetivo común dequienes integran esta entidad es apoyara las firmas de la región a compatibilizar

    el éxito comercial, demostrando respetopor los valores éticos en sus negocios yen su relación con sus empleados, conla comunidad y con el medio ambiente.Al mismo tiempo, se busca promoveruna mayor colaboración intersectorial.

    Argentina trabaja a destajo para recupe-rar parte del tiempo perdido y del atrasoocasionado por el autismo demostradodurante gran parte de la década del 9́0,cuando se desatendió este movimientoque venía pidiendo pista en el resto deAmérica Latina.

    Allá por setiembre de 2000, las principa-les fundaciones empresariales de Córdo-ba (junto a la Universidad Católica deesa provincia) idearon las 1ras J ornadasNacionales del Centro de la Repúblicasobre Ética, Negocios y Comunidad,donde se abordaron numerosos panelessobre RSE y se describieron las expe-riencias de las asociaciones que promo-vían la temática en nuestro continente.Más de 600 empresarios de todo el país

    se dieron cita para escuchar a 23 orado-res de primer nivel e interiorizarse sobreesta novedosa filosofía de conducciónde las empresas. Sin duda, éste consti-tuye uno de los primeros antecedentesde importancia –y alcance– nacional en

    materia de Responsabilidad Social Em-presaria.

    A la larga, algunos de los propulsoresde aquella actividad terminarían confor-mando el equipo de trabajo del IARSE(Instituto Argentino de Responsabili -dad Social Empresaria) , institución consede en la ciudad de Córdoba que aspiraa convertirse en un referente nacional enla temática. Desde mediados de 2002,IARSE trabaja en la organización deeventos y generación de conocimiento,divulgando prácticas socialmente res-ponsables de numerosas empresas ar-

    gentinas. La idea es suscitar un compro-miso gradual y creciente de parte de lascompañías, apuntalando la práctica pro-fesional de la RSE para incidir de esamanera en el cambio estructural que re-quiere la república.

    El Centro para la Responsabilidad So -cial , facción especializada del Grupo In-terrupción, es otro de los actores quehan abrazado la RSE con fuerza y con-vicción, creando diversas herramientaspara promover –entre otros– el consu-

    mo y la ciudadanía responsables. Tam-bién ProÉtica, grupo interdisciplinariode la Universidad Católica de Córdoba,ha iniciado su camino recientemente enprocura de hacer visible esta nueva for-ma de trabajar en la comunidad empre-

    sarial. Además, se suman los esfuerzosdeFundación d el Tucumán , cuyo objeti-vo es contribuir al desarrollo económicoy social de nuestro país, especializándo-se en la región del Noroeste argentino(NOA).

    Luego, existe un paraguas de institucio-nes muy diversas que rápidamente hanincorporado el tema, con distintas ópti-cas y grados de involucramiento. A lavanguardia se ubican GDF, FundaciónComprom iso, IDEA, CEADS Argentina,Fundación Fraternitas de Rosario,SEKN, IARSE Mendoza, Universidad

    Católica Argentina, las fundacionesSES y El Otr o, etc.

    Por lo antes dicho, no es arriesgado afir-mar que el tren de la RSE también haechado a correr en Argentina. Es más, dea poco comienza a delinearse un pensa-miento y visión nacional en la materia.

    La experiencia nacional

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    En suma, la aparición de tantas institu-ciones que promueven el tema en la re-gión y la adaptación de las empresas alos conceptos ha sido sorprendente-mente rápida. "Hace algunos pocosaños, se hablaba de responsabilidad so-cial de las empresas como un concepto

    abstracto que a menudo se confundíacon el espíritu filantrópico de algunascorporaciones acostumbradas a realizardonaciones. El concepto ha sido mejora-do y adaptado a los países latinoameri-canos", postula César Fonseca, GerenteGeneral de Perú 2021. "La RSE ha co-brado relevancia y evolucionado en la úl-tima década, provocando que la empre-sa participe activamente en la definicióndel tipo de sociedad a la que aspira",

    agrega Guillermo Monroy, Director Eje-cutivo de CentraRSE.

    Aún más trascendente es el hecho deque Latinoamérica haya desarro l l a d osu propia visión sobre la RSE, adapta-da al contexto y realidad continental,p rescindiendo de modelos o re c e t a si m p o rtados de otras latitudes. "He te-nido ocasión de volver a Buenos Aire sy he vuelto a constatar que en Améri-ca Latina existen, como en tantasotras cuestiones, voces propias quecontribuyen al desarrollo de todo lo

    que se re f i e re a la ResponsabilidadSocial de la Empresa", decía J osep M.Lozano, Director del Instituto Perso-na, Empresa y Sociedad (IPES) de Es-paña, en una columna descriptiva so-b re su última visita a esta parte delmundo.

     Tanto el experto español como los di-re c t o res de los institutos latinoameri-canos coinciden en la magnitud delfenómeno. "La RSE es realidad en Chi-le, y Latinoamérica ya se perfila como

    una economía sólida y consciente desu impacto. Es deber de los países

    como el nuestro sumarse a esta loco-motora y procurar que nuestros mer-cados económicos sean un terreno deinversión más próspero de la econo-mía mundial", señala J avier Cox, pre-sidente de Acción Empresarial.

    Casualmente, la analogía del tren tam-bién es empleada por Eduardo Shaw,G e rente de DERES, para graficar suvisión: "El tren de la RSE ya llegó y

    quien no se suba, quedará re l e g a d o .¿Algún empresario se podrá dar el lu- jo de esperar a que pase de nuevo?"

    Una visión consensuada

    Alejandro Roca Área Comunicaciones IARSE

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    R eflexiones latinoam ericanas sobre R SE 19

    Responsabilidad Social: ¿un aporte parala paz mundial?La guerra a Irak ya está declarada. Pero,a diferencia de otras situaciones, hoyexiste un movimiento mundial que favo-rece la paz y recrimina cualquier compor-tamiento belicista. Las manifestacionesantibélicas se repiten en las principalescapitales del mundo, incluyendo Chile,cuyo voto en el Consejo de Seguridad re-presentó claramente el deseo de nuestropaís para trabajar por la construcción dela paz y seguridad en el planeta.

    ¿Qué es la paz? Creemos que en la ac-

    tualidad no sólo debe referirse a la au-sencia de guerra, sino que la paz debey exige ser comprendida como la au-sencia de aquellas acciones violentasque se ejercen contra gran parte de lapoblación de la tierra: las personas, los

    ecosistemas, la flora y la fauna. Siaceptamos esta premisa –la cual estállena de matices–, podemos pensarque cualquier situación de pobre z a ,discriminación social, étnica o re l i g i o s ay degradación del medio ambiente, en-t re otras, pueden ser detonante deconflictos con altos costos para la hu-m a n i d a d .

    Por lo tan-to, si acep-tamos –por

    e j e m p l o –que la po-b reza es in-v e r s a m e n t ep ro p o rc i o-nal al au-mento de laviolencia enel mundo, la consecución de la paz re-p resenta un desafío ético imposterg a-ble. Las empresas, personas e institu-ciones tenemos que asumir nuestraresponsabilidad que nos permita dis-

    minuir las diferencias, distribuir demanera más equitativa los recursos fí-sicos y naturales; en definitiva, cre a rm e j o res condiciones para la conviven-cia social en nuestro planeta.

    La humanidad y nuestro planeta re-q u i e ren que cada uno de nosotro scontribuyamos (individual y colectiva-mente) asumiendo conductas y prácti-cas responsables que mitiguen cual-quier situación de conflicto. La sumade acciones individuales puede cre a rgrandes transformaciones globales.

    Necesitamos dar un giro a muchas denuestras conductas habituales. La si-tuación de conflicto militar en cual-quier lugar del mundo re q u i e re gran

    cantidad de recursos humanos y eco-nómicos que bien pudieran ser desti-nados para generar condiciones depaz; es decir, equidad educativa; me-

     jor utilización y protección de los re-cursos naturales y ecosistemas, au-mento en los gastos en salud y segu-ridad alimentaria; producción y con-sumo eficiente de energía, etc.

    Sólo cuando estas ideas sean incor-poradas al discurso y práctica de laresponsabilidad social (empresarial o

    ciudadana), estaremos aportando ver-daderamente a un desarrollo humanosustentable y contribuyendo a generarcondiciones más propicias para la pazy seguridad mundial.

    Soledad TeixidóDirectora Funda ción P ROhumana (Chile)

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    ¿Puede la Responsabilidad Social Empresarialcontribuir a un mundo más humano y sustentable?Es indudable que la empresa emerg ecomo un actor social clave para el de-s a rrollo de la Responsabilidad Social,tanto en Chile como en el mundo ente-ro. En este sentido, es importante se-ñalar que las empresas chilenas re c i é nempiezan a transitar por esta vía.

    Por ello, intentaré responder a la pre-gunta si las empresas pueden contri-buir a un mundo más humano y sus-tentable. Una primera aproximación se-rá decir: "obviamente que sí". La pro p i anaturaleza de una organización es con-tribuir al desarrollo de una sociedad.

    La generación de riqueza, empleo yp roducción de bienes y servicios es suprimer aporte.

    Esta tendencia está quedando agotada

    en muchas partes del mundo. Especial-mente las grandes empresas y multina-cionales están cambiando su agendaen relación a aquellos temas dominan-tes de la agenda mundial.

    Una segunda apro x i m a c i ó nse enlaza con lo anterior. Laactual agenda global estánutrida de temas de inte-rés ciudadano que, de unau otra manera, tienen ungran impacto en los intere-

    ses de la humanidad. Un as-pecto novedoso de dichaagenda es que muchos de los te-mas que hoy escuchamos, con fre-cuencia han sido instalados en la opi-nión pública, han sido promovidos poro rganizaciones de personas, ciudada-nos u organismos internacionales.

    La novedad estriba en que ahora re d e sde empresarios también despliegansus capacidades para promover espa-cios de acercamiento e iniciativas afi-

    nes a estas cuestiones. Es el caso delConsejo M undial de Empr esarios p orel Desarrol lo Sustentable ( WBCSD) ,entidad que articula alrededor de 160e m p resas internacionales en torno al

    tema de la responsabilidad social. Ti e-nen agenda y actúan en plataformas deacción concertadas; además de otras

    acciones que desde el mundoe m p resarial empiezan a

    cobrar fuerza. Deigual manera, exis-te el Pacto Glo-b a l , iniciativa deNaciones Uni-d a s que empiezaa ser un puntode re f e rencia para

    las empresas quede verdad apuestanpor una mayor re s p o n-

    sabilidad social.

    La validación que alcancen en la opi-nión pública dependerá del grado devalidación y legitimidad que le otor-guen otros actores de la sociedad. Ac-tuar desde la construcción de diálogo ya c u e rdos es el primer signo de que es-tamos en la dirección correcta. Lase m p resas, como actor social -al igual

    que las organizaciones de la sociedadcivil-, deben ser capaces de sentarse adefinir las acciones que deben tomarsepara construir un mundo con desarro-llo humano sustentable.

    Soledad TeixidóDirectora Funda ción P ROhumana (Chile)

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    El contexto, siempre el contextoHe tenido ocasión de volver a BuenosAires y, ¡cómo no!, he vuelto a constatar

    que en América Latina existen, como entantas otras cuestiones, voces propiasque contribuyen al desarrollo de todo loque se refiere a la Responsabilidad So-cial de la Empresa (RSE). De ello sonbuena muestra -por ejemplo- el InstitutoArgentino de Responsabilidad SocialEmpresaria (www.iarse.org) o Ethos, enBrasil (www.ethos.org.br).

    Hasta aquí ninguna novedad. No es laprimera vez que insisto en que uno delos errores más monumentales en el de-sarrollo de la RSE es creer que ésta seconfina en Europa y Estados Unidos. Pe-ro quisiera insistir en un aspecto especí-fico, que a menudo se olvida. Escucharlas distintas voces de la RSE es unaoportunidad de aprendizaje, especial-mente para las empresas transnaciona-les y las escuelas de negocios. No essólo una cuestión nacional, como si

    centros como los que he citado anterior-mente tuvieran relevancia exclusivamen-te por su contribución a los entornossociales y económicos en los que actúan(y, además, por su vinculación a redesinternacionales).

    Si no se considera lo que voy a deciruna provocación, creo que en esta cues-tión se da una cierta analogía con laaparición, en su momento, de la teología

    política (en Europa) y la teología de la li-beración (en América Latina). Ambas

    daban respuesta al reto de elaborar undiscurso teológico que fuera relevantesocialmente y que hablara de Dios desdeel sufrimiento de las víctimas. Pero estarespuesta tenía modulaciones distintasdesde Europa y desde América Latina. Elreto era (¿es?) apasionante, porque unreto compartido es un diálogo de mira-das sobre la realidad y desde la realidad,no una confrontación de doctrinas.

    No es el lugar ni el momento de entraren este debate, pero sí de plantear la

    cuestión de fondo que late en todas es-tas cuestiones: la RSE es siempre con-textual, y si deja de serlo, deja de serRSE. Esto significa algo muy concreto:en términos corporativos, la RSE no de-be plantearse exclusivamente desde laperspectiva de los cuarteles generalesde las empresas transnacionales, y des-de los problemas y los movimientos so-ciales existentes en las sociedades don-de están instalados. Ahora no me estoyrefiriendo a la tópica acusación de quepara algunas empresas la RSE es una

    operación cosmética o de relaciones pú-blicas. A esto ya damos por supuestoque no hay que prestarle más atenciónque la que exige hacer un inventario. Es-tamos hablando de otra cosa.

    Algunas empresas ya tienen claro que laRSE es una cuestión estratégica, de po-

    lítica de em-presa. Y, con-

    siguientemen-te, diseñanpolíticas cor-porativas alrespecto.Cuando unaempresa haceesto, suelepedírsele quesea coheren-te. Pero yo creo que la coherencia, eneste caso, supone precisamente no ac-tuar en todas partes de la misma mane-

    ra (hasta cierto punto, claro está) o, me- jor dicho, no hacer lo mismo en todaspartes. Se trata de evitar la tentación degeneralizar políticas de RSE que sóloson adecuadas y significativas en loscontextos sociales y culturales dondeestán ubicadas las sedes centrales cor-porativas. Y esto no es fácil plantearlo,porque es muy tentador diseñar las polí-ticas de RSE en función de los stakehol-ders de la matriz. Se trata de atender a ycomprender el contexto en el que se ac-túa, y de dialogar con los actores rele-

    vantes de ese contexto.

    Una perspectiva global de RSE será in-novadora si es capaz, precisamente, deadecuarse a las diversas realidades loca-les. No se trata de exportar RSE, sino decrear RSE. En este sentido, cabe señalarque la respuesta a la típica pregunta quées la RSE no es una definición, sino unainterpretación. Una interpretación razo-nada y razonable, claro está. De ahí laimportancia de centros e institutos co-mo los que citaba al comienzo de estas

    líneas: permiten elaborar estas interpre-taciones y apoyar procesos de aprendi-zaje corporativos que sean, a la vez, glo-bales y locales.

    Responsabilidad. Social. Empresa. Estaspalabras aluden a tres realidades que notienen ningún significado abstraídas desu contexto. Por eso es tan importanteque cada contexto genere sus propiasvoces, y que éstas sean reconocidas.

     J osep M. Lozano Instituto Persona, Empresa y Sociedad (IPES) ESADE, España

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    El arte de dar inteligentementeDar es una vieja y arraigada costumbreen la mayoría de seres humanos, que

    e x p resan así el sentido de íntima cone-xión con sus semejantes, a veces des-de la sensibilidad que son capaces desentir ante su necesidad; otras desdela motivación recóndita del interés pro-pio. A lo largo de la vida de las perso-nas -y según sus inclinaciones, pre-ceptos morales, ideología y visión desociedad-, la práctica de dar toma for-mas diferentes, desde el aporte espo-

    rádico de recursos y tiempo hasta eltrabajo con otros para que pueda me-

     jorar su calidad de vida, constru y e n d oa l t e rnativas de mayor alcance y tras-cendencia para cambios sociales dura-d e ros.

    En Colombia no ha sido diferente: al-gunos dan un pan, el mercado semanalpara los ancianos, el descuento men-sual por nómina para "obras" sociales,el tiempo que les sobra, los computa-

    d o res obsoletos e incluso las sobrasde comida para alimentar a los anima-les de las familias de re c i c l a d o res, quepueblan cerros y laderas en las gran-des ciudades. Hay también quieneslimpian voluntariamente las cuencas delos ríos, y quienes cuidan un pedacitode naturaleza, aunque sea en el quiciode las ventanas de sus ranchos humil-des. Y todos (o casi todos), de buenafe, creen que están ayudando a cons-t ruir un país mejor y más solidario.

    Si bien es cierto que sin estas form a sde solidaridad no podrían comer ni so-b revivir cientos de miles de compatrio-tas de la tercera edad, discapacitados,desplazados y menores en situación deriesgo social, el país exige y mere c emucho más que esas tradicionales for-mas de dar.

    Colombia ocupa el tercer lugar deAmérica Latina en inequidad en la dis-tribución del ingreso. América Latina -como conjunto- gana el campeonatomundial de la desigualdad social y eco-

    nómica porque, según el profesor Ber-n a rdo Kliksberg, las políticas públicasen temas como el agro, la tenencia yuso de la tierra, la inversión social delEstado, el apoyo a las pequeñas y me-dianas empresas, los privilegios al ca-pital financiero por encima del capitalp roductivo y otras similares no han si-do generadoras de bienestar para lasmayorías sociales sino de mayor con-centración de la riqueza en manos depocos, con la creciente exclusión e ine-quidad. Con políticas económicas así,

    necesariamente se acumula un pasivosocial cuyas consecuencias para nues-tra frágil democracia pueden ser de-vastadoras.

    Se cree comúnmente que dar es asun-to de ricos, ya que son quienes tienende sobra y pueden mirar con genero s i-dad al que tiene menos o está desvali-do. Esta visión, tan podero s a m e n t ea rraigada en el imaginario colombiano,se asocia con la filantropía y el volun-tariado y está a la base de varios siglos

    de prácticas caritativas que poco con-t r i b u y e ron a mejorar las condicionesde vida de la gente. En efecto, se cre a-ron numerosos voluntariados de seño-ras "de bien" que, con las mejores in-tenciones y una pequeñísima inversión,satisfacían sus inquietas concienciasp e ro no se tenían que confrontar contemas espinosos como la exclusión so-cial, la re p roducción interg e n e r a c i o n a lde la pobreza, la diversidad, la inmi-nente democratización de la vida y lasc o s t u m b res.

    Paralelamente a este fenómeno de cla-ses medias y altas, la práctica del darha sido parte fundamental del cotidia-no en los sectores más pobres, que te- jen a través de sus hilos la propia su-p e rvivencia. En todo el continente hanexistido conductas sociales solidarias

    con visión de comunidad; y en torno aun proyecto comunitario se han dona-

    do millones de horas-persona parac o n s t ruir los sistemas de agua potable,la escuela, el alcantarillado, o para cui-dar a niños, ancianos o bien a los en-f e rmos de la barriada.

    De manera acertada, los estudiosos delBID llamaron a estas prácticas un ver-d a d e ro muro de contención social sinel cual se habrían derrumbado las es-t ructuras institucionales y sociales demuchos de nuestros países hace yatiempo. No cabe duda de que estas ini-

    ciativas populares han hecho muchomás por la paz en el continente que losmiles de voluntariados de corte tradi-cional que existen desde hace variossiglos, tendientes a aliviar el sufrimien-to inmediato de personas o grupos pe-ro no a transformar sosteniblementesus condiciones de vida.

    Con la aparición -a comienzos de ladécada del 60- de las ONG como me-canismo legal de organización de lasociedad civil, se empezó a invertir ca-

    pital com-p romiso demanera fo-calizada encausas so-ciales apre-miantes ydiversas: las i t u a c i ó nde los indí-

    genas; la niñez desprotegida; la situa-ción de inequidad de las mujeres; laexclusión de las negritudes.

    P e ro también se abrieron espacios pa-ra enfrentar nuevos desafíos que sef u e ron presentando con el correr deltiempo: los problemas ambientales; lasepidemias del SIDA o del embarazo nodeseado en adolescentes; la genera-ción de ingresos para familias pobre s ;o la situación de las víctimas dire c t a sdel conflicto interno colombiano porlas terribles secuelas del secuestro, lamutilación, el desplazamiento forz o s oy el terror en todas sus formas.

    En otros países latinoamericanos, azo-tados durante décadas por la sombrade las dictaduras, el proceso de re-c o n s t rucción de las democracias y lanecesidad de revitalizar las cartas ded e rechos humanos, civiles y políticosgeneró una respuesta de organización

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    de la sociedad civil, ávida de hacer oírsu voz y de articular su participación en

    una diversidad de causas. El llamado Te rcer Sector (o sector sin fines de lu-c ro), como movimiento organizado tanfundamental en el papel de manteni-miento de la democracia en EstadosUnidos y Europa, hizo su aparición contoda efervescencia en Argentina, Brasil,Chile, Colombia, Uru g u a y, etc. Actual-mente, constituye el tercer socio en eltrípode del desarrollo: junto con el Es-tado y la empresa privada, el sector delas ONG’s contribuye con buena part ede la construcción y reparación del teji-

    do social a través de acciones socialesque en esta triple alianza tienden a sermejor planificadas, sostenidas, monito-readas y evaluadas.

     Toda esta nueva forma de dar, canaliza-da a través de organizaciones dedica-das a causas específicas, ha pro p i c i a d oel desarrollo de pensamiento, saberes ymetodologías que re t roalimentan lac o n s t rucción de sociedades mást r a n s p a rentes, con ciudadanos másconscientes de su derecho a voz y de

    su responsabilidad de actuar por elbien común, y menos vulnerables a lasa rremetidas de los violentos que desdecualquier orilla ideológica desestabili-zan la democracia.

    Colombia es un país de infinitas necesi-dades que no se solucionan con actosesporádicos, aislados o despro v i s t o sde un marco más amplio que impliqueel cambio profundo y duradero de lascondiciones que generan pobreza y ex-

    clusión, y que alimentan sus secuelaspsicológicas, económicas y sociales en

    toda la población. En este contexto detanta complejidad, es necesario dar in-teligentemente, lo cual significa pensarlas donaciones en términos de i n v e r -sión social privada r e s p o n s a b l e .

    A diferencia de la simple filantropía, lainversión social privada (ISP) re v i s acríticamente dónde invierte sus re c u r-sos, qué objetivos busca en el medianoy largo plazo, a través de qué org a n i z a-ciones de la sociedad civil desarrolla el

    p ropósito de la inversión, y -ya sea co-mo empresa privada que invierte en losocial o como persona natural- ejerc evigilancia activa sobre cómo se ejecu-tan esos recursos así como sobre losresultados obtenidos. Quien hace ISPespera como dividendo el cambio en lamentalidad y en la calidad de vida desus destinatarios. Sabe que, si se aso-cia bien, su inversión re t o rnará en for-ma de un tejido social fortalecido yunos ciudadanos más activos en la de-

    fensa de sus derechos y más conscien-tes de sus deberes sociales.

    No se trata de dejar de apoyar a tantasinstituciones que trabajan silenciosa-mente con niños y niñas desvalidos, conenfermos, ancianos o víctimas de la gue-rra. Por el contrario, habría que ayudar-les a mejorar sus condiciones de aten-ción, sus procesos gerenciales, prácticasciudadanas y posibilidades de supervi-vencia en el tiempo. Tampoco se debeayudar únicamente a fundaciones exito-sas, de gran renombre y trayectoria. Elideal es participar activamente en losprocesos junto con los grupos o comu-

    nidades destinatarias, o con las organi-zaciones y agentes que tienen como ofi-cio precisamente ese trabajo y vienendesarrollando el conocimiento y metodo-logías adecuadas para hacerlo.

    La empresa privada, recién llegada almundo de lo social por una especie deparadoja de supervivencia, tiene muchoque aportar en términos de recursos yprácticas, en alianza con los otros secto-res pero sin intentar suplantarlos y mu-cho menos cooptarlos. Si quienes quie-

    ren hacer ISP viven en el exterior, debendocumentarse antes de asociarse conorganizaciones locales para asegurarsede que sean entidades bien establecidas,eficientes y eficaces; con trayectoria o le-gitimidad en sus comunidades; y exentasde filiaciones partidistas o de sesgosideológicos que terminen excluyendo aalgunos sectores (o peor aún, destruyen-do el tejido social que todavía queda). Esla mejor manera, duradera y sostenible,de aportar a la paz.

    Olga Lucía Toro Botero Co nsultora internac iona l en Res ponsa bilida d S oc ia l Empresa ria l y Evaluación deProyectos Sociales

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