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Ruiz Martín, A. M., 2010. Las explotaciones mineras del Alto Guadiato: la imagen de la minería en la comarca. Boletín Geológico y Minero, 121 (2): 189-202 ISSN: 0366-0176 189 Las explotaciones mineras del Alto Guadiato: la imagen de la minería en la comarca A. M. Ruiz Martín Colegio Oficial de Ingenieros de Minas del Sur, Avda. República Argentina, 26. 41011 Sevilla. [email protected] RESUMEN Este trabajo se gestó, como consecuencia de la percepción recibida en las últimas décadas, de cómo la minería y las actividades con ella relacionadas, han sufrido un importante deterioro en su prestigio y su imagen pública. Sin embargo, las actividades mineras y metalúrgicas desempeñan una función decisiva en el desarrollo industrial y económico de las sociedades modernas, como suministradores principales de materias primas a más del cincuenta por ciento de las industrias. Y parece claro que la sociedad actual, en su mayor parte, desconoce el alcance de estas aportaciones y el significado de la actividad minera, a la que se presenta con frecuencia como reflejada en un espejo deformante, sin que estos mensajes reciban una respuesta adecuada. Y precisamente en la búsqueda de una respuesta objetiva y solvente, va dirigido el presente estudio. Se ha procedido a interrogar a los habitantes de una comarca de gran tradición minera de más de dos siglos, sobre lo que ha hecho bien y lo que ha hecho mal la minería - sobre la imagen y la incidencia socioeconómica - en una población directamente afectada. Para ello, se han realizado una serie de entre- vistas a personas cualificadas del lugar, a la vez que una encuesta más amplia a una muestra representativa del colectivo de la cuenca minera. Palabras clave: cuenca carbonífera del Alto Guadiato, imagen de la minería, incidencia socioeconómica, minería del carbón, Peñarroya Mines in the Alto Guadiato basin: image of mining in the region ABSTRACT The idea of this study has its origins in the perception received in the past decades of a progressively deteriorated public image and pres- tige of mining. Notwithstanding the fact that mining and metallurgic activities have a core role in modern societies’ economic and industrial development as main suppliers of raw materials to half of the industries, it seems clear that a majority of the civil society is not aware of the importance and scope of this contribution. Deformed messages are issued and no adequate answer is given. This paper aims to give them an objective and trustworthy response. Inhabitants of a two centuries mining-tradition area have been inter- viewed to know what has been done well or wrong by mining - on its image and social and economic influence- to a population directly affected -. Personal interviews have been done to a number of qualified local people, and a broader survey to a representative sample of the collective living in that coalfield. Key words: Alto Guadiato coal basin, coal mining, mining’s image, Peñarroya, social and economic impact of mining Introducción “Si tú no cuentas lo que eres, otros se adelantarán a decir lo que no eres”. Así reza un conocido aforismo del mundo de la comunicación, que en cierta forma sintetiza las primeras reflexiones que se sitúan en la fase germinal de este trabajo. Porque la primera idea, vaga e imprecisa, que estuvo en el origen del trabajo, fue la inquietud del autor por la pérdida de imagen pública, que han venido padeciendo en las últimas décadas, todas las actividades relacionadas con la minería. Con frecuencia, todo lo que suena a minería es contemplado con recelo o sencillamente rechaza- do por buena parte de la opinión pública y, en conse- cuencia, por la mayoría de los políticos de turno, alentados ambos por cierto ecologismo, con buena acogida en los medios de comunicación. En general, ese rechazo está basado en estereotipos negativos de la actividad (impactos, accidentes, subdesarrollo, etc...), ampliamente difundidos en los medios, sin que generalmente reciban una respuesta solvente y eficaz de los interesados. Y ciertamente son bastantes y en muchos casos pioneros, los esfuerzos realizados por la minería, y no bien transmitidos al resto de la sociedad, - desde 1905, como la Comisión de Seguridad Minera (B. Vitar, 2007), o más recientemente, como los deriva- dos de la Ley de Minas de 1973 y la Normativa sobre restauraciones de 1982 y 1984, - dirigidos a mejorar la seguridad de las personas, reducir los impactos nega-

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Ruiz Martín, A. M., 2010. Las explotaciones mineras del Alto Guadiato: la imagen de la minería en la comarca. Boletín Geológico y Minero, 121 (2): 189-202ISSN: 0366-0176

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Las explotaciones mineras del Alto Guadiato:la imagen de la minería en la comarca

A. M. Ruiz Martín

Colegio Oficial de Ingenieros de Minas del Sur, Avda. República Argentina, 26. 41011 [email protected]

RESUMEN

Este trabajo se gestó, como consecuencia de la percepción recibida en las últimas décadas, de cómo la minería y las actividades con ellarelacionadas, han sufrido un importante deterioro en su prestigio y su imagen pública.Sin embargo, las actividades mineras y metalúrgicas desempeñan una función decisiva en el desarrollo industrial y económico de lassociedades modernas, como suministradores principales de materias primas a más del cincuenta por ciento de las industrias. Y parececlaro que la sociedad actual, en su mayor parte, desconoce el alcance de estas aportaciones y el significado de la actividad minera, a laque se presenta con frecuencia como reflejada en un espejo deformante, sin que estos mensajes reciban una respuesta adecuada.Y precisamente en la búsqueda de una respuesta objetiva y solvente, va dirigido el presente estudio. Se ha procedido a interrogar a loshabitantes de una comarca de gran tradición minera de más de dos siglos, sobre lo que ha hecho bien y lo que ha hecho mal la minería- sobre la imagen y la incidencia socioeconómica - en una población directamente afectada. Para ello, se han realizado una serie de entre-vistas a personas cualificadas del lugar, a la vez que una encuesta más amplia a una muestra representativa del colectivo de la cuencaminera.

Palabras clave: cuenca carbonífera del Alto Guadiato, imagen de la minería, incidencia socioeconómica, minería del carbón, Peñarroya

Mines in the Alto Guadiato basin: image of mining in the region

ABSTRACT

The idea of this study has its origins in the perception received in the past decades of a progressively deteriorated public image and pres-tige of mining.Notwithstanding the fact that mining and metallurgic activities have a core role in modern societies’ economic and industrial developmentas main suppliers of raw materials to half of the industries, it seems clear that a majority of the civil society is not aware of the importanceand scope of this contribution. Deformed messages are issued and no adequate answer is given.This paper aims to give them an objective and trustworthy response. Inhabitants of a two centuries mining-tradition area have been inter-viewed to know what has been done well or wrong by mining - on its image and social and economic influence- to a population directlyaffected -. Personal interviews have been done to a number of qualified local people, and a broader survey to a representative sample ofthe collective living in that coalfield.

Key words: Alto Guadiato coal basin, coal mining, mining’s image, Peñarroya, social and economic impact of mining

Introducción

“Si tú no cuentas lo que eres, otros se adelantarán adecir lo que no eres”. Así reza un conocido aforismodel mundo de la comunicación, que en cierta formasintetiza las primeras reflexiones que se sitúan en lafase germinal de este trabajo. Porque la primera idea,vaga e imprecisa, que estuvo en el origen del trabajo,fue la inquietud del autor por la pérdida de imagenpública, que han venido padeciendo en las últimasdécadas, todas las actividades relacionadas con laminería. Con frecuencia, todo lo que suena a mineríaes contemplado con recelo o sencillamente rechaza-do por buena parte de la opinión pública y, en conse-cuencia, por la mayoría de los políticos de turno,

alentados ambos por cierto ecologismo, con buenaacogida en los medios de comunicación. En general,ese rechazo está basado en estereotipos negativos dela actividad (impactos, accidentes, subdesarrollo,etc...), ampliamente difundidos en los medios, sinque generalmente reciban una respuesta solvente yeficaz de los interesados.

Y ciertamente son bastantes y en muchos casospioneros, los esfuerzos realizados por la minería, y nobien transmitidos al resto de la sociedad, - desde1905, como la Comisión de Seguridad Minera (B.Vitar, 2007), o más recientemente, como los deriva-dos de la Ley de Minas de 1973 y la Normativa sobrerestauraciones de 1982 y 1984, - dirigidos a mejorar laseguridad de las personas, reducir los impactos nega-

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tivos, o aportar ejemplos interesantes de rehabilita-ciones del medio. A pesar de todo, la minería seenfrenta hoy a un importante problema de imagen,que con frecuencia dificulta o incluso llega a paralizarexplotaciones.

Es precisamente en la búsqueda de una respuestaobjetiva a estas cuestiones, donde se enmarca la rea-lización de este estudio. Se ha pretendido dar res-puesta, a una cuestión fundamental desde el puntode vista de la “imagen”, que podríamos enunciar así:¿Qué se opina sobre la minería?. Y una segundaparte, directamente ligada a la anterior: ¿Qué hahecho bien y que ha hecho mal la industria minera,en las zonas de implantación?.

Una manera, que entendemos solvente y prácticade abordar esta cuestión primordial, es interrogar,según el método científico, a una muestra represen-tativa de la población en una comarca minera, quesegún la opinión de estudiosos y expertos (Elhuyar,1825; Chastagnaret, 2000 y 2006; Dobado, 2006), es elámbito adecuado para el estudio de la influencia ejer-cida por la minería. Para llevar a cabo dicho estudio,después de sopesar diversas alternativas, fue selec-cionada la comarca minera del Alto Guadiato, y másconcretamente los núcleos de población minera másimportantes de la comarca, - Peñarroya-Pueblonuevoy Belmez, - por las razones que comentaremos másadelante.

Objetivos de la investigación

Además del objetivo principal de investigar lo que seopina de la minería, en una comarca minera, se esta-blecieron a su vez hasta cuatro objetivos específicos.

El primero, ha sido el estudio de la evolución delas explotaciones mineras de la cuenca que, aunqueiniciadas a finales del siglo XVIII, no arrancaron deforma sistemática y continuada hasta mediados delsiglo XIX. Y que han soportado cambios políticos,socioeconómicos y reconversiones varias, a lo largode una docena de generaciones, aportando a lacomarca el valor de unas vivencias muy incorporadasa la sociedad local y profundamente arraigadas ensus gentes.

Un segundo objetivo, ha consistido en obtener, deforma rigurosa, una valoración de la “imagen” de laminería que existe en la comarca, y de su influenciasobre aspectos relevantes de la vida social y econó-mica de la comunidad. Una comunidad minera.

Un tercer objetivo, dado que no existían antece-dentes de estudios de este tipo, ha sido el diseño yensayo de una metodología, que nos permitiera eva-luar la imagen y la incidencia de la minería en los

aspectos socioeconómicos más significativos de lapoblación investigada. La metodología empleada nosha facilitado la obtención de valoraciones cuantitati-vas de la imagen de la minería, sus atributos princi-pales y la incidencia social de la actividad, que per-mitirán en el futuro la comparación con otrascomarcas y poblaciones, donde pudieran ser intere-santes nuevas aplicaciones.

Por último, un cuarto objetivo, especialmente inte-resante para nuestra profesión, en esta época quetanto se cuestiona la industria minera, es la posibili-dad de disponer de datos objetivos, extraídos direc-tamente de la realidad social - con una metodologíarigurosa y fiable - sobre la incidencia de la minería enla vida de la comunidad. La posible elaboración deuna base de datos con los resultados de las investi-gaciones, en comarcas mineras y no mineras, permi-tiría por un lado, dar respuesta documentada a losataques y dificultades que frecuentemente se plante-an a las actividades mineras, y por otro, disponer deuna medida del esfuerzo de comunicación que es pre-ciso llevar a cabo, según resulte de las diferenciasentre comunidades mineras y no mineras.

La elección de la comarca del alto Guadiato

La comarca minera del Alto Guadiato, que ha consti-tuido el epicentro de nuestra investigación, ocupauna amplia zona de la cuenca hidrográfica del ríoGuadiato - afluente del Guadalquivir - que discurre endirección Noroeste-Sureste, en las estribaciones deSierra Morena al norte de la provincia de Córdoba. Yengloba de forma total o parcial, los términos muni-cipales que se suceden aguas abajo del curso del río:Fuenteovejuna, Peñarroya-Pueblonuevo, Belmez,Villanueva del Rey, Espiel y Villaharta.

Los terrenos que conforman la comarca, constitu-yen una formación alargada con dimensiones aproxi-madas de cincuenta kilómetros de longitud por seisde anchura, encajada en el valle. En su zona norte, sesitúan las poblaciones de Peñarroya-Pueblonuevo yBelmez, verdaderas depositarias de la tradición mine-ra local.

¿Por qué hemos elegido el Alto Guadiato, comoenclave minero, para efectuar la investigación sobrela imagen de la minería?. De una manera general,podríamos responder que la comarca constituye unexcelente laboratorio de experiencias mineras, porlas especiales características que se dan en ella, queresumiremos a continuación:- Tiene una tradición minera muy antigua, proba-

blemente de más de cinco mil años. Ya en tiempos“recientes”, dispone de una minería con más de

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doscientos años de vigencia, desde que a finalesdel siglo XVIII, F. de la Garza y J. Simón Lillo efec-tuaron los primeros descubrimientos “modernos”de carbón, que se precisaban para la “máquina defuego” instalada en Almadén. Y todavía hoy, exis-ten en la cuenca dos importantes minas en explo-tación, que suministran seiscientas mil toneladasde carbón al año, a la Central Térmica dePuentenuevo. La comarca elegida, ha sido y conti-núa siendo una comarca minera.

- Las explotaciones mineras del Guadiato, en sularga trayectoria, no han tenido una existenciapacífica, antes al contrario, han debido soportarcrisis y reconversiones diversas: en sus inicios,con las concesiones especulativas y las dificulta-des del transporte; en la etapa de la “S.M.M. dePeñarroya”: crisis del plomo, agotamiento de cria-deros, desplazamiento de actividades, cierre deinstalaciones, etc...; y en época más reciente, conla “Empresa Nacional Carbonífera del Sur” (ENCA-SUR): cierre de pozos, ajustes de plantilla, aban-dono de explotaciones de interior, planes adminis-trativos de reconversión, etc...

- La cuenca minera del Alto Guadiato, en especial lalocalidad de Peñarroya-Pueblonuevo, (el “CercoIndustrial de Peñarroya-Pueblonuevo”) ha sido uncentro de referencia para la minería y la metalur-gia españolas (minería del carbón y metalurgia delplomo). Una pequeña localidad de las estribacio-nes de Sierra Morena, - la localidad de Peñarroya,en sus orígenes fue una aldea de Belmez, - dio sunombre a una de las grandes sociedades minerasque inició allí su andadura: la “Sociedad Minera yMetalúrgica de Peñarroya”, empresa que tuvo unalarga y brillante singladura industrial y minera,que lamentablemente desapareció, poco despuésde celebrar su centenario. Nos encontramos pues,con toda una leyenda minera.

- La comarca ha tenido durante muchos años, ladoble experiencia de disponer de explotacionessubterráneas y explotaciones a cielo abierto, en lamisma cuenca, incluso muy próximas entre sí,tanto de manera simultánea como exclusiva, encada una de las modalidades.

- A lo largo de la cuenca minera, y también enmuchos casos, cercanas entre sí, se han efectuadodiversas restauraciones de espacios minados, conresultados bastante dispares. Se pueden contem-plar hoy día, minas abandonadas, que en generalse corresponden con explotaciones antiguas;zonas con restauraciones deficientes o inacaba-das; y zonas con restauraciones bien realizadas oincluso ejecuciones excelentes.

- La cuenca del Guadiato ha vivido no sólo la expe-

riencia minera, - la más importante y duradera,-sino además la experiencia metalúrgica (fundiciónde plomo, cinc y plata), y la industria transforma-dora y complementaria (talleres mecánicos, cen-tral térmica, abonos, papelera, yutera, refractarios,etc...), promocionada por la “S.M.M. dePeñarroya” (“Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo”) hasta los primeros años sesenta; yluego, la “Central Térmica de Puentenuevo”, pro-movida en este caso por el “Instituto Nacional deIndustria (INI)”, para dar salida a las produccionesde carbón local.

- La zona elegida para el estudio, - los núcleos dePeñarroya-Pueblonuevo y Belmez, - además de suintensa raigambre minera, constituyen un “espa-cio dominable”, tanto desde el punto de vista desu extensión territorial como de la magnitud yconcentración de su población, lo cual ha facilita-do el desarrollo de los trabajos de campo.

- Por último, la existencia en la comarca de laEscuela Universitaria Politécnica de Belmez, conuna larga experiencia en la formación deIngenieros Técnicos de Minas, donde tanto ladirección, como profesores y alumnos, nos hanprestado en todo momento una excelente colabo-ración.Hemos enumerado hasta ocho razones relevantes,

que justifican a nuestro modo de ver, la elección delas principales poblaciones de la cuenca como esce-nario de nuestra investigación, y que la experienciadel trabajo realizado, corroboró como una elecciónacertada.

La cuenca del alto Guadiato

Descripción y características

La cuenca del Alto Guadiato está situada al noroestede la provincia de Córdoba, ocupa una amplia franjade terrenos que sigue el curso del río Guadiato, desdesu nacimiento en La Calaveruela (Fuenteovejuna)hasta Espiel, e incluye, las poblaciones de Peñarroya-Pueblonuevo y Belmez, principales núcleos de tradi-ción minera (Fig. 1).

Desde el punto de vista geológico, la cuenca ensentido amplio, está constituida por tres bandas para-lelas de unidades del Carbonífero, con edades quevan del Viseense al Westfaliense B, que discurren endirección Noroeste-Sureste a lo largo de cien kilóme-tros aproximadamente y con anchura variable entredos y siete kilómetros. La banda situada más al norte,se corresponde con la cuenca Peñarroya-Belmez-Espiel, de edad Westfaliense B, objeto de nuestro

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estudio y soporte físico de las minas de carbón. Lasotras dos bandas, corresponden al CarboníferoInferior (IGME, 1985).

Si nos concentramos en la cuenca minera, muestratambién una configuración de franja alargada en ladirección Noroeste-Sureste, de unos cincuenta kiló-metros de longitud, por entre uno y dos y medio kiló-metros de ancho en su afloramiento. Posee unos lími-tes bastante precisos, que permiten diferenciarladentro del conjunto geológico de la zona. El límitenorte viene definido por una discordancia sobremateriales mucho más antiguos, del Precámbrico alOrdovícico la mayor parte, o del Devónico los situa-dos al oeste de Peñarroya. El límite meridional es denaturaleza tectónica, se trata de un cabalgamientoque superpone materiales del Carbonífero Inferior(Namuriense), sobre los que forman la cuenca pro-piamente dicha del Carbonífero Superior(Westfaliense). En cuanto a las facies, todas lasencontradas muestran carácter netamente continen-tal.

Los carbones de la cuenca

Cobra especial interés por su significado económico,la estructura de los carbones explotables. Las capasde carbón que se han identificado, son muy numero-sas y con características bastante dispares, en cuantoa su potencia, geometría y calidad. Como ejemplo deesta disparidad, resulta, que en las dos explotaciones

a “cielo abierto”, que tiene en funcionamiento lasociedad ENCASUR, se explotan capas de carbóntotalmente diferentes.

A lo largo de la cuenca se encuentran dos tipos decarbones, - antracitas y hullas, - ambos actualmenteen explotación, diferentes en cuanto a sus propieda-des y distribuidos geográficamente de una maneraregular: el “Área de antracitas” que ocupa el terciooccidental; y el “Área de hullas” que ocupa los dostercios restantes, desde Peñarroya-Pueblonuevohasta Espiel.

Desde el punto de vista minero, se trata de un yaci-miento difícil, con una geología bastante atormenta-da, frecuentes intrusiones y cambios de calidad. Enlas explotaciones se obtienen carbones de poca cali-dad, con bajo poder calorífico, del orden de las 3.000-3.200 kcal/kg, y alto contenido en cenizas, entre el45% y el 55%, que se destinan en su totalidad comocombustibles de la central térmica de Puentenuevo,para la generación de energía eléctrica.

Evolución de las explotaciones mineras

Los primeros descubrimientos y las primeras actua-ciones

Si dejamos a un lado la leyenda, que asigna el papeldescubridor al mastín “Terrible” (López Mohedano,2003), y por ello asocia su nombre a la toponimialocal, “Pueblonuevo del Terrible”, lo cierto es, que dela existencia de carbón mineral en el Alto Guadiato,se tenía conocimiento muchos siglos antes de que seiniciara su explotación industrial. Según noticias deviajeros antiguos, reiteradas en el medievo, (Libro delCentenario, 1982), era llamativo para los visitantesque las gentes del lugar “se calentaban y cocinabancon piedras que ardían”.

No obstante, la búsqueda sistemática y el descu-brimiento del carbón, se produjo como consecuenciade la necesidad acuciante de combustible de la minade Almadén, tanto para la metalurgia, como para lanueva “máquina de fuego” (máquina de vapor) de laextracción, que se estaba instalando. Fueron elComisionado F. de la Garza y el Visitador de MontesJ. Simón de Lillo, los que localizaron los primerosyacimientos y organizaron las primeras explotacio-nes en 1788, - de forma rudimentaria e intermitente, -que se suspenderán al final de la centuria por las difi-cultades del transporte hasta Almadén. A principiosdel nuevo siglo, la incomunicación de los yacimientosy la independencia de las colonias americanas, - prin-cipales consumidoras del mercurio de Almadén, parala amalgamación del oro y la plata, - originaron el

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Figura 1. Río Guadiato. Al fondo: “Peñón de Peñarroya” y “Castillode Belmez”. (Foto del autor)Figure 1. Guadiato river. At the back: “Peñón de Peñarroya” and“Castillo de Belmez”. (Photo by the autor)

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declive del que había sido el principal cliente de loscarbones del Guadiato. Aparecía a la reducida escalade las explotaciones de entonces, la primera crisis dela minería en la cuenca.

La primera empresa con cierta entidad y solidezque se instala en la zona, al amparo de la nueva legis-lación de 1825, fue la sociedad francesa “Compañíade los Santos”, con la intención de explotar lasmenas metálicas de la Sierra de Los Santos; peroenseguida se dirigió hacia el carbón, adquiriendo en1846 el legendario pozo “El Terrible”, que con losnuevos dueños, se convirtió en la primera explota-ción regular de la cuenca.

Pero fue a partir de 1849, con las nuevas disposi-ciones liberalizadoras, cuando se suceden los proyec-tos y las nuevas sociedades, en general de poca enti-dad y muchas de ellas con carácter puramenteespeculativo. Se produce una gran actividad registra-dora de pertenencias mineras. Fue la fiebre de la“registrería” como se le denominó entonces, y quetan malas consecuencias derivó para el futuro de laactividad minera.

La segunda mitad del siglo XIX

En los años cincuenta, fue tomando cuerpo la opi-nión, de que había que impulsar la minería delGuadiato dando salida por ferrocarril al carbón. El pri-mer ferrocarril que llegó a la cuenca, fue un ramal dela línea Ciudad Real-Badajoz. Adjudicado a los cons-tructores Parent y Schaken, que habían adquirido la“Compañía de los Santos” y algunas otras empresasmás pequeñas, para constituir la “Societé Houillére etMetallurgique de Belmez” (S.H.M.B.), una de lasbazas del desarrollo minero de la comarca. En ladécada siguiente, ya había tres sociedades importan-tes instaladas, que controlaban más del ochenta porciento de los derechos mineros de la cuenca: dosempresas industriales, la “Societé Houillére etMetallurgique de Belmez” y la “Sociedad Loring,Heredia y Larios”, y una exclusivamente especulati-va, la “Sociedad Manchega, Bética y Vizcaína”, queno extrajo nunca la más mínima cantidad de carbón.

El paso siguiente, sin duda el más trascendente, seprodujo el 6 de Octubre de 1881, cuando se dieroncita en la plaza parisina de Vendôme, intereses diver-sos de varios grupos importantes, - ferroviarios, ban-carios, industriales y comerciales - que habían coinci-dido en el Alto Guadiato y decidido tomar enconsideración, el informe encargado por la “SocietéHouillére et Metallurgique de Belmez” (S.H.M.B.) alingeniero Charles Ledoux - sobre el empleo másracional de los carbones y el mineral de plomo de la

zona, e iniciar una colaboración, que quedaría plas-mada en la constitución de la “Societé Miniére etMetallurgique de Peñarroya” (S.M.M.P.).

Las primeras actuaciones de la nueva sociedad, sedirigieron hacía la minería y la metalurgia del plomo,aunque pronto se interesó por las explotaciones decarbón. Desde el origen, su característica más llama-tiva, como acertadamente señala López-Morell(2003), fue su capacidad legendaria para mantener uncrecimiento importante y sostenido, basado en lainnovación y la tecnología, una sólida financiación yla diversificación racional de sus actividades.

La implantación de la “S.M.M. de Peñarroya”

Desde el renacimiento de la minería del Guadiato, lasconcesiones habían proliferado a lo largo de la cuen-ca, en general en manos de particulares o pequeñasempresas con pocos medios, y menos interesadas enlas explotaciones, que en la posible especulación desus derechos mineros. A pesar de que hubo algunosintentos de solución, el minifundismo continuóvigente hasta finales de siglo, en que la “S.M.M. dePeñarroya” después de varias operaciones mercanti-les y corporativas, se hizo con el control mayoritariode la explotación del carbón de la cuenca, de talforma que, en 1910, figuraba en la práctica comoexplotador casi único. De esta manera, pudo abordaruna amplia transformación del sector, y una explota-ción racional y sistemática de los yacimientos.

La gran expansión de “S.M.M. de Peñarroya”

En los primeros años del siglo XX, la “S.M.M. dePeñarroya” ya estaba bien instalada en la comarca, yhabía comenzado el declive de algunas minas delantiguo “Grupo El Terrible”. Esta circunstancia llevó ala sociedad a proyectar un nuevo pozo, al este de lapoblación de Pueblonuevo, el “Pozo Antolín”, quesupuso el inicio de una nueva etapa en la minería delGuadiato y la introducción de un nuevo concepto delaboreo. El “Antolín” fue, por su diseño, tecnología,personal empleado y producciones, todo un símbolodel bien hacer de la empresa y el “icono” minero dela cuenca, hasta su clausura en los años cincuenta. Enpalabras del historiador F.J. Aute (2003), “la ciudadparecía estar contenida entre el Peñón de Peñarroyay el castillete de Antolín”.

Después de las adquisiciones masivas, que a par-tir de 1900 le otorgaron el cuasi monopolio del car-bón, se lanzó a nuevas ampliaciones de los suminis-tros de minerales de plomo. Fue el gran salto

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adelante de la sociedad, que en poco más de unadécada, hacia 1910, se había convertido en el primerproductor mundial de plomo dulce y primer produc-tor nacional de carbón. Y sorteó luego, con notablehabilidad, la veleidades de los mercados de plomo dela posguerra, que originaron nuevas crisis de precios.

Su entrada en los años treinta, después de cin-cuenta de existencia, fue ya como una gran empresa:la primera sociedad industrial española, con partici-paciones significativas en más de cuarenta socieda-des. Pero también fueron los años últimos de la déca-da, los que marcaron el comienzo de su ocaso en lasierra cordobesa, debido al agotamiento de susminas más importantes (“San Quintín” y “ElSoldado”), que arrastró a su vez la decadencia de lafundición y las demás instalaciones del “CercoIndustrial de Peñarroya-Pueblonuevo” (Fig. 2).Aunque la producción de carbón continuó hasta elfinal de los años cincuenta, el declive se fue acen-tuando, especialmente en la segunda mitad, con elcierre del “Pozo Antolín” su explotación más rentabley emblemática.

La salida de “S.M.M. de Peñarroya”. La llegada delINI

Al final de los años cincuenta, la situación de la“S.M.M. de Peñarroya” en las explotaciones delGuadiato se había deteriorado, y se vislumbraba unacrisis definitiva y el cierre total de las instalaciones.

Para intentar remediarlo, entablaron conversacionescon el Instituto Nacional de Industria (INI). Comoresultado de las negociaciones, en Mayo de 1961, secreó la sociedad mayoritariamente participada por elINI, “Empresa Nacional Carbonífera del Sur, S.A.”(ENCASUR), y se programó una central térmica queconsumiera los carbones producidos.

Hasta 1969, toda la producción procedía de laminería de interior, y, en ese año, se obtuvieron lasprimeras producciones a “cielo abierto”. El procesoprosiguió en los años siguientes y se ha continuadohasta nuestros días, en que las diferentes explotacio-nes diseminadas por el valle, han quedado reducidasa dos “cielos abiertos”, la “Corta Cervantes” y la“Corta Ballesta”, que aportan todo el carbón queactualmente se extrae en la cuenca. La plantilla depersonal, ha sufrido a su vez una notable reducción,desde los más de mil seiscientos empleados quecomponían la nómina en 1961, año de la creación deENCASUR, hasta los aproximadamente trescientosoperarios activos en la actualidad. Esta ha sido la másreciente, y quizás la última reconversión de la mineríadel Alto Guadiato.

La investigación empírica de la imagen y la incidenciasocioeconómica de la minería

Con independencia de la mayor o menor importanciarelativa de la industria minera y metalúrgica en elconjunto de la economía, lo que resulta indudable, esque su importancia en las comarcas mineras, ha sidoindiscutible y relevante. Y es precisamente en eseámbito de los núcleos de población de las cuencasmineras, en que la minería se vive y se conoce bien,donde hemos situado el estudio de la imagen y laincidencia socioeconómica, en la línea,-modestamen-te y salvando las distancias,- con la tradición abiertapor los trabajos sobre los mineros europeos, quehace siglo y medio llevó a cabo el ilustre ingeniero deminas F. Le Play (1855), uno de los padres de la socio-logía moderna.

La importancia de la imagen

La “imagen”, según la apreciación de L.M. Piqueres(1985), es uno de los mitos más discutidos de lasociedad actual, y también, de los que más interés ypreocupación suscitan entre los numerosos estudio-sos del tema (Nevin y Houston, 1980; Kotler, 1996;Santesmases, 2000; Rodríguez Díaz, 2005). Pareceincuestionable la importancia de la “imagen” paracualquier persona, institución o actividad que se ha

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Figura 2. El “Cerco Industrial” de Peñarroya-Pueblonuevo. (Fotodel autor)Figure 2. “Industrial enclosure” of Peñarroya-Pueblonuevo. (Photoby the autor)

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de mover en una sociedad mediática y deriva, enbuena medida, de la preocupación de los sujetos porser considerados y admitidos positivamente en elmás amplio entorno social.

Aunque toda obra material efectuada por el hom-bre conlleva una cierta incidencia sobre el medio quela acoge, a la minería, que no es ajena a esta circuns-tancia, le ha tocado con frecuencia hacer de “malo”en este discurso, porque padece la singularidad deque en muchas de sus actuaciones, este fenómeno sevisualiza de forma más llamativa que en otras activi-dades. Y esta circunstancia ha repercutido negativa-mente en su imagen pública. Desde hace aproxima-damente un cuarto de siglo, la minería ha venidosufriendo un continuado proceso de deterioro deimagen, a pesar de los esfuerzos que ha realizadopara mejorar sus actuaciones.

La “re-construcción” de una imagen más afable,informando de la importancia de los recursos mine-rales y de los esfuerzos para restaurar el medio quelleva a cabo el sector, deben ser una prioridad avala-da, como veremos, por los estudios empíricos.Porque la construcción de la imagen es un procesoque se alimenta de varias fuentes: el contacto directocon la realidad, los medios de comunicación y lasrelaciones con otras personas; por tanto se podrámodificar, tantas veces como nuevas influencias seanrecibidas y asumidas, por los sujetos afectados.

La investigación en las ciencias sociales

Si intentamos abundar algo más, apreciaremos quelas “imágenes”, una vez han sido elaboradas, sehacen rápidamente un lugar entre las realidadessociales, en cuanto se introducen en el torrente de la“opinión pública” que, a su vez, toma cuerpo y setorna operativa cuando se incorpora a un colectivoconcreto.

Ante esta realidad, que continuamente se hacepresente en la vida de los ciudadanos, resulta delmayor interés disponer de los métodos y los instru-mentos que permitan medir las opiniones de loscolectivos más interesantes y analizar los resultadosque se obtengan. Aquí entran en juego los métodosde investigación empleados por las ciencias sociales,para las que reivindicamos su carácter científico y sucapacidad de acceder a la realidad. El juicio irónicodel ingeniero de minas y matemático francés HenriPoincaré, contado por Bottomore (1978), de que lasciencias sociales “son las ciencias que cuentan conmás métodos y menos resultados”, queda desmenti-do por la gran cantidad de investigación social quehoy día se realiza, aunque a menudo el trabajo del

investigador social sea arduo y los resultados limita-dos.

En nuestro estudio, se han empleado dos de lastécnicas de investigación social más usadas y con-trastadas, como son las “entrevistas” y las “encues-tas de opinión” (Ander Egg, 1995; Wimmer yDominik, 1996; Berganza y Ruiz San Román, 2005) .

El estudio empírico

Sabemos que la actividad extractiva es un viejo oficioque, como toda actividad humana de largo recorrido,ha ido dejando un rastro unas veces luminoso y otrasno tanto, en los arduos y tortuosos caminos del pro-greso, que ha transitado la humanidad. Ante esta rea-lidad, y dadas las circunstancias actuales, parece lle-gado el momento de formular las cuestionesconcretas que han sido la base de la investigación:¿Qué ha hecho bien y qué ha hecho mal la minería ensus áreas de implantación? ¿La incidencia de la activi-dad minera ha sido positiva o negativa? ¿Qué imagentiene la minería en las llamadas comarcas mineras?

Diseño de la investigación

El diseño del estudio se ha focalizado hacia la obten-ción de las valoraciones sobre la imagen y la inciden-cia de la minería, efectuadas por una comunidadconocedora de la actividad y heredera de una seculartradición minera.

Para ello, se ha procedido a interrogar a la pobla-ción desde dos ángulos distintos. En primer lugar, sehan llevado a cabo cuarenta y ocho entrevistas“estructuradas”, según un cuestionario estandariza-do y a personas relevantes de la comarca de muydiversas profesiones (tabla 1). Y en segundo término,a través de cuatrocientas trece encuestas, realizadasa pie de calle a una muestra de la población, selec-cionada según un sistema de muestreo por cuotas,como el que habitualmente se emplea en los sonde-os de opinión y las investigaciones de mercado. Seestablecieron cuotas por sexo y edad, que replicaranla estructura del censo, y, en aras de un mayor rigory eficacia representativa, se complementaron con cri-terios de localización de los encuestadores, para quequedara cubierta la totalidad del territorio con todossus barrios, se les impartió un cursillo preparatorio yse establecieron varios controles. Hemos de hacerhincapié en dos cuestiones que se han cuidado demanera muy especial: el rigor de la actuación entodos sus pasos y la representatividad de la muestraseleccionada.

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Elaboración del cuestionario

Una atención especial, dentro del desarrollo de lainvestigación empírica, ha sido la requerida por lapreparación y elaboración del cuestionario.Asumimos que debe ser algo más que un conjunto depreguntas, para convertirse en el instrumento derecopilación de datos que recoge las cuestiones queson objeto de investigación. La forma y elección delas preguntas, la claridad y el número de las mismas,e incluso el orden en que se disponen, tienen impor-tancia y deben ser objeto de una preparación cuida-dosa.

En nuestro caso, como no existían investigacionesprevias, se recurrió a técnicas cualitativas para eldiseño y concreción de las preguntas, que integrabanel cuestionario. Con este fin, se procedió a realizarentrevistas en profundidad a varias personalidadesrelacionadas con estas cuestiones: a expertos enminería (Instituto Geológico y Minero de España,E.T.S. de Ingenieros de Minas de Madrid y ENCA-SUR); a investigadores experimentados en el campode las ciencias sociales - Universidad de Las Palmasde Gran Canaria (Área de Comercialización eInvestigación de Mercados) y UniversidadComplutense de Madrid (Área de Opinión Pública) -;además de otras consultas sobre aspectos parciales,a diversos especialistas. Se procedió asimismo a revi-

sar numerosos artículos de periódicos y revistas, y arebuscar en la propia historia de la minería. Todo ello,para determinar aquellos atributos que están másvinculados al concepto general de “imagen de laminería”, y “su incidencia” en las localidades quehan contado con su influencia.

Las primeras ocho preguntas del cuestionario (P. 1a P. 8), se diseñaron para clasificar a los sujetos inte-rrogados: sexo, lugar de residencia, nivel de estudios,relación con la minería, edad, situación laboral, etc...

Como resultado del trabajo preparatorio, se elabo-raron las preguntas siguientes, de la (P. 9) a la (P. 28),(excepto la Pregunta 23). Cada una de las preguntas(variables) fue calificada mediante una escalilla deLikert de seis alternativas: muy positiva (6) – positiva(5) – ligeramente positiva (4) y, ligeramente negativa(3) – negativa (2) – muy negativa (1), procedimientoque permitió cuantificar las opiniones individuales yfacilitó luego su tratamiento estadístico. Se efectua-ron también algunas preguntas (P. 23 y P. 33), paraevaluar directamente la imagen de la minería en lacomarca, y se preguntó además, en las encuestas,por la incidencia global de la minería (P. 40). Estasvariables, tan significativas, se utilizaron posterior-mente como dimensiones independientes, en lasregresiones múltiples que se hicieron en el análisismultivariante, como complemento del estudio esta-dístico fundamental del análisis de frecuencias.

Se introdujeron luego preguntas más cualitativas,cerradas y abiertas, con un abanico de respuestas, delas que se obtuvo información sobre la concienciaque existe del papel que juegan los recursos minera-les (P. 29 y P. 30); de los aspectos que más se valorany más se rechazan de la industria extractiva (P. 31 y P.32); y de los cambios de opinión respecto a la mine-ría y su motivación (P. 35 y P. 36).

También se incluyeron preguntas que entrañabanevaluaciones indirectas de la minería, como el nivelde aceptación de una hipotética revitalización de laactividad minera en la cuenca (P. 37); en las encuestasde calle, se desglosó la valoración, por separado, delos efectos económicos (P. 38) y efectos sociales (P.39) de la revitalización.

No solamente el contenido, también los aspectosformales de presentación del cuestionario fueronobjeto de una elaboración cuidadosa, en aras de laclaridad y facilidad de uso. Se le dio a las diferentespáginas y secciones, un diseño tal, que su lecturaresultase fácil y sus contenidos homogéneos.

La realización práctica. El error muestral

Recordemos que los trabajos de campo, de la investi-

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Tabla 1. Personalidades entrevistadas por actividadesTable 1. Personalities interviewed classified by activities

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gación empírica, han consistido en cuarenta y ochoentrevistas a personas relevantes de la comarca, y encuatrocientas trece encuestas a pie de calle, efectua-das a una muestra de población seleccionada segúnun sistema de cuotas.

El error muestral en este segundo caso, obtenidopor la aplicación de la expresión habitual deducida delas propiedades de la “distribución normal” y la defi-nición de “desviación típica”, ha sido e = ± 4,8%. Esteresultado nos indica que, con una muestra de 413 ele-mentos seleccionados por un procedimiento aleato-rio, de entre la totalidad del universo sometido a estu-dio (13.550 elementos), se puede asegurar, con unnivel de confianza del 95,48% (2 ), que el error incor-porado al resultado es de ± 4,8%. El error de nuestroestudio es sin duda muy similar a este, pero sola-mente sería idéntico en el caso de una muestra extra-ída por un sistema aleatorio puro, que resulta muydifícil o casi imposible aplicar en la práctica. Paraobviar esta dificultad, y dado el interés y extensiónque han tomado este tipo de estudios, se han ideadootros procedimientos que aún no siendo perfecta-mente aleatorios, sí replican con bastante exactitud eluniverso que se pretende estudiar. Es el caso delmuestreo por cuotas.

Resultados de la investigación

Concluida la fase recopilatoria de la información, sehacía necesario emprender el procesamiento de lagran cantidad de datos recogidos, para hacerlosmanejables y útiles para su interpretación. Esta tarease abordó, mediante el “Statistical Package for theSocial Sciences” (S.P.S.S.) - programa informáticopara el tratamiento de los fenómenos sociales -, des-pués de creada la “matriz de datos”, en la cual sevaciaron ordenadamente los casi veinte mil, obteni-dos en el trabajo de campo.

La primera elaboración llevada a cabo, fue el “aná-lisis de frecuencias” de cada una de las cuarentavariables del cuestionario (treinta y siete en las entre-vistas), para obtener sus características más significa-tivas. Se calcularon en primer lugar las “frecuencias”y “porcentajes” de las seis respuestas que se ofrecie-ron como posibles; a renglón seguido las principalescaracterísticas de la distribución de frecuencias, tantolas denominadas promedios (media aritmética,mediana y moda), como la más habitual de las medi-das de dispersión (desviación típica). Estas magnitu-des y los gráficos de frecuencias y porcentajes, sevolcaron en una ficha resumen, confeccionada paracada una de las variables (preguntas) del cuestiona-rio.

Análisis de los resultados

Para una visión de conjunto, en el marco necesaria-mente ajustado de un artículo, hemos elaborado latabla 2, donde se han relacionado esquemáticamentetodas las cuestiones investigadas en forma de pre-guntas cerradas. El cuadro se ha compuesto con unaprimera columna alusiva al número de la pregunta yla referencia sucinta al contenido; a continuación sehan colocado dos columnas, con los porcentajes tota-les de “opiniones positivas” que han arrojado lasencuestas de calle y las entrevistas respectivamente.Con los datos de la tabla 2, y para una mayor expre-sividad, se ha confeccionado el gráfico de la figura 3.

De los resultados hay que destacar, en primerlugar, el alto grado de correlación que se observaentre las respuestas procedentes de las entrevistas yde las encuestas. Las entrevistas, en todos los casos,amplifican el sesgo, positivo o negativo, de las res-puestas captadas por las encuestas a pie de calle,coincidiendo el sentido de dicho sesgo, lo cual cons-tituye también una buena prueba de la “fiabilidad” yla “validez” del cuestionario empleado (“cross-checkquestions”). En segundo lugar, sobresale el altogrado de valoración que se otorga a la influencia dela minería, en los ámbitos más importantes de la vidasocial y económica de la comunidad (P. 9 a P. 22).

Si abundamos un poco en la buena valoración queobtiene la influencia de la actividad minera, resultaque: en el caso de las encuestas de calle, seis ítemsalcanzaron valoraciones positivas superiores al 80%(industria, servicios, educación, infraestructuras, ser-vicios públicos y servicios sociales-empleo). En lasentrevistas se aprecia hasta once items con valora-ciones positivas superiores al 80% (industria, servi-cios, educación, sanidad, infraestructuras, serviciospúblicos, ocio y calidad de vida, deportes, serviciossociales-empleo, vivienda y asociacionismo), y entreestos, en ocho de los casos, la valoración consiguiócotas superiores al 90%.

Las opiniones positivas han tenido dos excepcio-nes: la “influencia sobre la agricultura” que arrojóopiniones bastante igualadas en ambos sentidos, y la“influencia sobre el medio ambiente” que obtuvovaloraciones claramente negativas, del 57,8% en lasencuestas de calle y del 77,1% en las entrevistas.

El siguiente apartado se inició preguntando direc-tamente sobre la “imagen” de la minería (P. 23), conresultados positivos muy significativos del 63,6%y el 68%. Se continuaba por el tratamientoque los “medios de comunicación” (P. 24) y la“Administración Pública” (P. 25) han dado a la mine-ría, que fueron negativas en ambos casos, en con-traste con la valoración positiva que se otorga al “tra-

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bajo del minero” (P. 26), del 73,7% en las encuestas y79,2% en las entrevistas. Las preguntas que afectabanal “impacto sobre el medio” (P. 27) y las “restaura-ciones” (P. 28) - en muchos casos relacionadas - arro-jaron resultados negativos en el primer caso (64,8% y77,8%), y positivos en el segundo (68,0% y 61,7%).Las preguntas (P. 29) y (P. 30) hacían referencia algrado de concienciación de la sociedad, sobre elpapel de los recursos minerales y su utilidad; losresultados, tal como refleja la tabla 3, indican unabaja conciencia del papel que juegan los recursosminerales en la sociedad.

Se solicitaba a continuación, en las preguntas (P.31) y (P. 32), señalar los aspectos que más se valorany más se rechazan de la industria minera. Los resul-tados, resumidos en la tabla 3, señalan como cuestio-nes más valoradas su “capacidad generadora deriqueza”, su “preocupación por la seguridad” y las“remuneraciones”; y como más rechazables, la “peli-grosidad del trabajo”, el “deterioro del medioambiente” y las “reconversiones”.

A renglón seguido y como preguntas de confirma-ción directa, se pedía opinión sobre la “valoración dela minería en la comarca” (P. 33), al tiempo que una

“valoración personal de la industria minera” (P. 34).En ambos casos, los resultados arrojaron cifrasespectacularmente positivas, 79,2% y 89,6% en el pri-mero, y aún más contundentes en el segundo, del86,8% y del 93,8% según sean encuestas o entrevis-tas.

Antes del bloque final, se solicitaba al interrogadosi a lo largo de su vida había “cambiado de opiniónsobre la minería” (P. 35) y, en caso afirmativo, por los“motivos que le habían inducido al cambio” (P. 36).Los resultados de ambas cuestiones se han resumidoen la tabla 3. El mayor interés práctico, a nuestromodo de ver, radica en los motivos aportados paralos cambios positivos de opinión que sitúa, en primerlugar, un “mayor conocimiento de la actividad mine-ra”, que entre los encuestados supuso el 25,5% de lasopiniones, y el 52,0% entre las personalidades entre-vistadas.

Las preguntas últimas del cuestionario fuerondiseñadas como preguntas de comprobación, a la vezque recopilatorias de las anteriores. Después de cons-tatar el alto grado de aceptación (95,7%), que seponía de manifiesto en las entrevistas, a una hipotéti-ca “revitalización de la minería en la comarca” (P. 37),

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Figura 3. Expresión gráfica del Resumen de resultados (I)Figure 3. Chart with Summary of Results (I)

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se decidió, para profundizar en la cuestión, ampliar elcuestionario, de las encuestas de calle, con dos nue-vas preguntas: la primera, solicitando una valoraciónde los “efectos económicos” (P. 38), y la segunda delos “efectos sociales” (P. 39) de tal revitalización; para

concluir con una pregunta recopilatoria, que pedíauna “valoración global de la incidencia de la mineríaen la comarca”. Las respuestas obtenidas reflejaron,de nuevo, una valoración altísima, tanto para los efec-tos económicos (95,3%), como para los efectos socia-

Tabla 2. Resumen de los resultados (I)Table 2. Summary of results (I)

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les (95,1%), de una posible revitalización de la mine-ría. Asimismo, la pregunta sobre la “evaluación glo-bal de un incidencia de la minería” obtuvo valoraciónmuy notable (93,2%) y, el 82,7% de las respuestasescogieron las opciones de “positiva” o “muy positi-va”.

El último escalón del análisis de los resultados fuesometerlos al tratamiento del análisis multivariante,que basa su estrategia en el estudio conjunto detodas las variables en juego, como complemento del

análisis de frecuencias, que las trata de forma indivi-dualizada.

El análisis multivariante ha corroborado la calidaddel cuestionario y escala empleados, tanto de su “fia-bilidad” (grado de confianza como instrumento demedición de la realidad), como de su “validez” (utili-dad para medir aquello que se pretende medir), locual ha supuesto una ratificación de la credibilidaddel trabajo efectuado, y por tanto de los resultadosobtenidos.

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Tabla 3. Resumen de los resultados (II)Table 3. Summary of results (II)

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Conclusiones

Comenzábamos este artículo poniendo de manifies-to la preocupación del autor por la pérdida de ima-gen pública de las actividades mineras, y metalúrgi-cas, en las últimas décadas. Y es que la minería,efectivamente, sufre un importante problema deimagen. Mucha gente, sin haberse acercado a cono-cerla, considera que es un sector problemático. Ycon frecuencia, en los medios de comunicación seasocia, sin matices y con no poca frivolidad, mineríacon accidentes, conflictividad, deterioro del medio ysubdesarrollo.

Por el contrario, la investigación empírica llevadaa cabo en las poblaciones de Peñarroya-Pueblonuevoy Belmez, herederos de una rica historia minera, arro-ja unos altísimos porcentajes de aceptación, que hande interpretarse como un fuerte respaldo a la activi-dad minera, dado por unas personas que sin dudaconocen la minería.

Después de comprobar la estrecha correlación delas respuestas obtenidas a través de las encuestas decalle y de las entrevistas, hay que destacar tambiénel alto grado de aprecio, que se atribuye a la inci-dencia de la minería en los ámbitos más significati-vos de la vida económica y social de la comunidad,solamente con dos excepciones: la “influencia en laagricultura” donde las opiniones están bastanteequilibradas, y la “incidencia sobre el medio ambien-te”, donde las valoraciones son claramente negati-vas, tanto en las encuestas (57,8%) como en lasentrevistas (77,1%). En el valle del Guadiato, se pue-den encontrar ejemplos muy diversos de tratamien-to de los terrenos minados que van desde minasexplotadas y abandonadas hasta restauracionesexcelentes y, aunque en alguna de las entrevistas sematizaron las respuestas, han prevalecido, sin duda,las impresiones más negativas.

Los abrumadores porcentajes de valoracionespositivas conseguidas por las preguntas finales, refe-ridas a una hipotética revitalización de la minería ysus efectos, resultan sin duda una comprobación, yuna ratificación, de la general aceptación que ostentala minería en la comarca.

Mención especial requieren aquellos aspectos, dela consulta, relacionados con la comunicación, por sumás estrecha vinculación con la “imagen de la mine-ría” y porque van a señalar aquellos campos que con-viene trabajar con mayor intensidad. En primer lugar,se obtuvieron valoraciones negativas, tanto en lasencuestas como en las entrevistas, al tratamiento querecibe la minería de la “Administración Pública” y delos “medios de comunicación”. En segundo lugar, lasrespuestas han puesto de manifiesto la escasa con-

ciencia existente en la sociedad de la importancia y eluso de los recursos minerales. Y por último, ha que-dado de manifiesto, como nota de singular relevan-cia, que un mayor conocimiento de la actividad mine-ra constituye un factor principal, para modificar laopinión pública hacia valoraciones más positivas dela minería. En suma, la minería debe salir con norma-lidad a la plaza pública a contar lo que es, con susaciertos y sus errores, sus luces y sus sombras.Porque en definitiva, como decíamos al principio, “situ no cuentas lo que eres, otros se adelantarán a decirlo que no eres”.

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Recibido: julio 2009Revisado: diciembre 2009Aceptado: enero 2010Publicado: abril 2010

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