61989883-S7SNP-1-Dios-Es-Amor.pdf

5

Transcript of 61989883-S7SNP-1-Dios-Es-Amor.pdf

Seminario de laVida en el Espíritu

lt Semana

Strafirt Gancedo, cnrJ

PRESENTACION

Como todos los movimientos y corrientes de graciasuscitados por el Espíritu, la Renovación Carismática(RC) tiene también sus pecuJiaridades, resalta algunosaspectos del misterio d.e Cristo. Lr.ts que enlran en con'tacto con e]la se van como empapando de un espíritu,una mentalidad, una manera de pensar y actuar, de orary hasta de hablar Para captar este espfuítu de la RC seha estructutado desde sus comienzos una catequesis deiníciación, o unas líneas bíblicas básicas distribuidas ensiete semanas. Responcle a) üempo que media entre laPascua y Pentecostés. Se trata de siete sesiones, en Jasque se clesarrolla )o que es una reunión habitual de RCcon sus clistintos elementos: Invocación af Espíritu, ora-ción de alabanza basada en la Palabra de Dios, testimo-nios. íntetcesión, resaltando esfwialmente Ia prclamacióndel Kerigma, es clecir, los temas básicos de la iniciaciónaisüana, tal cnmo frgwa en los disas:rsos de los Hechoscle los Apóstales. No son, pues, siete charlas o enseñan-zas. sino siete encuentros de uida cristiana, Cada tema esun elemento más y se pretende que, a 1o largo de 1a se-mana, se vaya prcftrndizando cnn textos bíblicos en la ora-ción y meditación.

E} equipo de redacción de la revista ha creído opor-tuno ofiecer los temas en varios números a lo hrso deeste año.

Como temas básicos que son, conviene recordarlos yprofundizados con frecuencia. Además, hay hermanosque se agregan a los grupos sobre la marcha y asisten alas reuniones semanales. pero no han oído estos temasbásicos ni tienen idea de ]a RC ni de la dinámica de unasesión.

Por otro Lado, no todos los gt upos disponen de her-manos preparados pata imparti os. Por eso, ofrece'mos un desarr¡llo mu¡, senciJlo- que en e} peor de los casospuede set leído tal cual en el gtapo: eso sí, con una lec-tura pausada, ujuida, ungida. pteparada previamenteen la oración. También siwe pata meditación y oraciónpersonal.

Pedjmos a los hermanos un mmpromisc,: dedicar al me-nos quince minutos diarios a orar y meditat el tema va-üéndose cle los textos bíbücos que Io acompañan. Es esteencuentm con la Palabra de Dios, que es efrcaz por sí mis-

ma (Is. 55, 11; Hb. 4,12), el que irá renovando nuestrasvidas.

Conscientes de que en el grupo no pueden darse es'tas siete aemanas al útmo bimestral de Ia revista, su'gerimos que eI hermano que Io desee se programe irprofundizando )os temas a 1o largo de un año en su vi'da y oración cotidiana. Cada tema, con los textos bíbLi-cos que acompañan y otros afrnes, contiene materiasufrciente para otar y meütar durante meses.

14 SEMANA:DIOS NOS AMA PERSONALMENTE

Es una verdad y rma realidad que no se nos ha incul-cado suficientemente desde nuesha infa¡rcia. Y es lo frrn-damental. Se nos ha enseñado el primer mandamlento:amar a Dios, pero no se ha insistido en que Dios nos amóprimero. C.reemos que aquí radica el fallo básico de nues-tra visión cristiana y de nuestra vida espiritual. Si estocalase en nosotros hasta hacerse no sólo una conücción,sino también una experiencia, nuestro cristia¡rismo nose reduciría a una serie de prácticas y de cumplimien-tos, sería una vida abundante y jubilosa, que es lo queCristo vino a haernos: <He venido para que tengan üda,y la tengan en abundancia> .

Nos cuesla creef que Dios nos a-rna por varias razones:nos presentaron la imagen de un Dios lejano, juez, poli-cía, que espía nuestros fallos para castigarlos y da mie-do, o nuesha familia tal vez no frrncionó bien, o creemosque no lo merecemos: somos pecadores, ildignos de queDios se fije en nosohos, o porque existe el mal y el su-frimiento, y ¿cómo va a amarnos un Dios que deja su-ftir a sus hijos? O sencillamente por ruüna: estamos tarracostumbrados a oír1o que ni lo pensamos, ni nos im-presiona, rri casi nos importa.

Dios sólo sabe amar. Estas dificultades para creerque Dlos nos ama nacen de que no planteamos bien elamor de Dios. Tenemos de él urra idea pobre e inexacta.Lo concebimos a la manera del amor humano: primerotienen que existir las cosas y personasJ luego tienenque ser <amables>, es decir, esta¡ dotadas de cualida-des atractivas dignas de ser atendidas, admiradas, esti-madas, aprovechadas, de tal manera que despiertenruestro amor Pero esto en Dios no cabe, porque nadaexiste antes de que Dios lo ame. No existimos primeropor casualidad o al margen de Dios, como criaturas y co-mo hijos, y luego, al ver que somos amables y somos sushijos, Dios nos ama...

No. El amor de Dios es creado¡ es fundante, es el prin-ciplo. En el principio no era el primer mandamiento:Ama¡ a Dios; en el principio era el amor; <Dios nos amóprimero> [1 Jn. 4, 19). Nacemos de1 amor de Dios, somoscreados porque Dios nos ama y para ser amados por é1.Nuestro destino, como nuestro origen, es ser amados porDios, ser beneficiarios de su amor, Solo <desoués> vie-

ne el primer mandarniento: Amar a Dios sobre todas las

cosas, y eso de <El hombre ha sido creado para cono-

ce¡ amar y sewir a Dlos>.Afortr¡¡radamente, no podemos deiar de ser amados

por Dios, ¡ni en el infiemo! El sol no puede deiar de lucir,

ni condena a nadie a la oscuridad. Sí podemos encertar-

nos en Ltn sótano y privamos de su luz, pero es cosa nues-

ha. Por mucho que nos encerremos, no impediremos que

el sol siga iluminando. Y por mucho que rechacemos el

arnor de Dios, que nos olvidemos o reneguemos o nos ale-

jemos de é1, Dios seguirá amrándonos.

[Si haces esta meditación en privado, no sigas leyendo'

Detente, Cielra los ojos y exponte, como te expones a1 sol en la

p1aya, al amor que Dios esú derrama¡do ahora sob¡e ti Déjate

amar poré1. No pienses, no hables:solo ábrcte aese ar¡or, goza'

saborea. Luego, puedes pron-umpir en alabanzas y acciones de

gracias, o incluso cantar con entusiasmo. con tal de no moles_

tar a los vecinos).

El amor de Dios es incondicional, no depende de que

seamos buenos o malos, santos o pecadores, atmctivos o

repelentes, de que amemos u odiemos. Sería tan ridícu-

1o pedirle a Dios que nos ame como pedirle al sol que nos

ilumine. Senclllamente somos amados por Dios porque

1o suyo es amar, como 1o propio del sol es iluminar y 1o

propio del agua es moiar. Sl Dios dejase de amar, deja-

rÍa de serDios, porque <<Dios es amor> (1Jn. a,8 16)'

Pot eso es un amor gratuito. No hay que conquistarlo

nl merecerlo, no podemos pasarle factura por nuestras

virtudes y obras buenas. No tenemos que ser <amables>

para que Dios nos ame. No depende de nosohos; sólo de

é1. Nos ama porque é1es bueno, es fiel a sí mismo, que <es

amor>. No es un premio, una paga' una recompensa a

nuestra bondad; es un regalo, ul don, ula gracia'

[Gualdemos un r¡rto de silencio, en actitud de pasuro agra-

decido a¡rte el amor <ie Dios Quedémonos repitiendo y sabo-

¡ea¡dor <Señor, cleo que tú me amas ¡No puedo dejar de ser

amado por ti!>. También se pucde cartar algún cántico; por

ejemplo: <El gral amor clel Señor nunca cesa>, y leer su letra

en Lamentaciones 3, 22-231

El amor de Dios es realista. Como es Sratuito, incon-

dicional y no depende de nosohos, no espera a que cam-

biemos para amamos. Dios nos ama tal como somos y tal

como estamos. Nosotfos atendemos mucho a la presen-

tación, en los demás y en nosotros mismos. Generalmente

a los demás les exigimos que cambien, o esperamos que

cambien o intentamos que cambien, a veces con métodos

negativos disfrazados de amor: riñendo, sermonean-

do, gritando, atacando, criticando. .

Dios no espera a que cambiemos; nos ama ya: con nues-

tras virtudes y vicios, cualidades y defectos, carácter bue-

no o malo, infantilismo o madurez, enfermos o sanos,

guapos o feos, niños, jóvenes, adultos, a¡rcianos "

Nosohos miramos tanto Ia presentación que somos e:-

clavos del tocador y del espejo, y nos cuesta acePtamos

y amamos anosohos mismos si antes no hemos dado un

toque al pelo, a 1os oios, labios, mejillas... Y como har-

aspecios de nuestra percona que no pueden aneglarse en

eI tocador, algunos pasamos toda la vida sin aceptamos

ni amarnos. Pero Dios nos arna sin más a nosotros no

nuesha presentación' Ante su anor siemprc estamos prc-

sentables; Él nos hace presentables, no necesitamos to-

cador ni de cuerPo ni de alma.El amor de Dios es nristerioso Es verdadero amor' pe-

ro ¡de Dios! Y Dios para el hombre es mistedo, es dect,

lo que no podernos entende¡ lo que no nos cabe en la ca-

beza. No nos cuesta admitir que Dios nos supera infini-

tamente, nos es incomprensible en su poder, en su sa-

biduría, en su grarrdeza... Sí, nos cuesta admitirlo en

su amor. Pero tamblén su amor nos es incomprensible'

Y esto no significa sólo que es grande sin medida, sino

también que es de otro üpo, muy disthto del nuestro; no

responde a nuesbas categorías, modelos o pahones' Es

otra cosa. Recordemos la fábula del elefalte que se es-

taba bañaldo en el río, cuando apareció en la orilla una

ratita nerviosa gritándole que saliera. EI elefarrte se re-

sistÍa, pero al firl condescendió. Ya en la orilla 1e preguntó

a la ratita qué era 1o que quería. Y ésta le respondió, ya

tímida y avergonzada:No, era paraver si te habías pues-

to mi traje de baño. ¡Ridículo! Dios y 1o suyo, incluso

su amor, por más que griten en contra nuestra razón y

nuestro senti¡niento, no caben en el haje de baño de nues-

tras pobres casillas humalas.Y así, aunque nos repugne, el amor de Dios es com-

patible con el mal y el dolor: el sufrimiento de los ino-

centes, las catáshofes, las iniusticias humanas, el pecado 'Pensemos en Job, en los miártires, en María, en Jesús

¿Por qué? No 1o entendemos, pero cuando Dios permi-

te que se trate así a los que más ama' alguna razón ten-

drá que se nos escapa. Por eso, las que llamamos des-

gracias, ¿son desgracias o son gracias? La muerte dolo-

rosa e ¡¡usta de Jesús ¿fue ula desgracia o fue la mayor

de las gracias: la salvación de los hombres?

Y desde luego, ni el sufrimiento, ni la injusücia, ni la

muerte tienen la última palabra. El triunfo final será

del amor de nuestro Dios.

(Nuevo rato de silencio. Adorar ei ¡nisterio clel amor clue

Dios nos tiene. Nuesha omción silenciosa pucde formulalse

asír (Señor, no te entiendo, me desconcieda tu p¡oce(ier' pero

te cloy un voto de confialza, cieno mis oios \' ¡1i inteligeDcia'

apovo mi cabeza e tu co¡azón cle Padre tlatenal r rlreo quc

me amas, adoro tus p1a¡es de amor sobre mi |ida \ l¡l ¡lluldo'

Adoro tu Pror.idencia qrre nurca se eqrulocarl'

El amor de Dlos es exigente Nada tan exigente como

el amor. Quien nos ama nos desarma Nuesüa respuesta

de amor al amor de Dios es una exigencia que no brota

del primer mandamiento. No se Puede amar por decreto,

a la fireza. por una imposición exterior. El amor a los pa-d¡es no nace del 4o maldamiento, sino de los besos, lasca¡icias. los abrazos, los cüdados, las atenciones para conIos hiios. El amor del hijo es übre, pero está suscitado porel amor de los padres; se puede decir que es un don delos padres. También el amar a Dios, es decir, el cumplirel primer mandamiento es una gracia de Dios. El amorde Dios <no firnciona como factor compulsivo o coacti-vo, sino como polo fascinante y ahactivo; voy hacia Diosno arrastrado, sino atraído [n. 6, 44) por su amor... Asípues, no solo la llamada es gracia; lo es también la res-puesta> (J.L. Ruiz de la Peña).

Estamos, pues, muy lejos del Dios supermercado o<áea de servicios>, que me provee de lo que necesito,o de lo que me conviene aulque no 1o necesite, o de loque me gusta aunque no me convenga. ,, Dios no es nues-tro servidor, sino nuestrc Señor, a quien nosobos debe-mos serwir con serwicio amoroso.

Tampoco es el Dios-peluche, como el osito con el queduerme el niño en una fusión psíquica que prolonga elnido caliente, protector, acogedor que es el seno mater-no; un Dios que satisface sentimentalmente mi necesi-dad de calor, consuelo, protección. Por ahí va la <NuevaEra>: imagen almibarada, morbosa de Dios y de la reli-gión, a propósito para personas infaltiles e inmadu¡as.

Nuestro Dios rros toma en serio, y quiere que le tome-mos en serio, Quien dice o cree que ama a Dios y vive encontra de su volultad, ni sabe lo que es amo¡ ni se haenterado del evangelio.

Hacia la experiencia del amor de Dios. Sugerimos quea lo largo de la semana intentemos 11egar a una expe-riencia del amor de Dios. Son las experiencias, más quelas ideas, las que cambian y gobiernan nueshas vidas:experiencia de Moisés ante la zarza a.rdiente, de Israel li-berado de Egipto, de Pablo camino de Damasco, de losApóstoles en Pentecostés...

A¡rdará a ello meditar las obras de Dios , signos de suamor. polque su ¿rmor no se queda en sen lim ¡enlos. esbienhecho¡ hace bien, derrama bienes: creación, histo-ria de la salvación, Jesucdsto y su obra redentora, elEspíritu Sarto, María, la Iglesia con su magistedo, sussacramentos, sus sa¡rtos,,. LaProvidencia de Dios sobrenuesha propia existencia...

iRepitar os en oración reposada v largameDte: (Dios n¡ealna>:, <Tú r-ne arna<). Y repetirlo convencidos cle que es ver-dad. ¡:rer'éndonoslo, aceptándoio v abriéndonos a ese anor que

l)ios demama sobre nosotos. Arüque no lo sintanos. o nos pa-¡rzca que es nentjra, o rlos dé repugnturcia: ar¡que nueslTo i¡-terio¡ nos esté cLiciendo: <Yo no soy bueno. no soy sa¡to/aiDiosno prLcde aname...r, No haga¡nos caso. Es un engaño, uJratentdc:ión. Sis¡mos repit iendo: <iTÍt me ¿mast>J.

Pidámoslo machaconamente a Dios. San Ignacio en ca-da meditación de sus Ejercicios manda pedir <conocimiento

rntemo, pena interna, sentirniento intemo>, es decir, ex-

perimental, incluso sensible. Y es que (no el muchosaber harta y saüsface al ánima, mas el sentir y gustar delas cosas internamente), Y Santa Teresa: (No está lacosa en pensa-r mucho, sino en amar mucho>.

Esta experiencia es ulra gracia, por eso hay que pedirlainsistentemente.

Para obtenerla es también indispensable ponerse a dia-rio en contacto cordial con la Palabra de Dios. Damos ¡a-ra el lo unos lextos que al imenten y soslengan nueslraoración durante la semana. No nos contentemos con leer-los para cumplir. Hay que meditarlos y oraJlos. Ni hacefalta leerlos todos; si en uno enconhamos sustancia abtur-dante para alimentar nuestra oración, puede servirnospara toda la semana o para muchas semanas. Identi-flquémonos con los personajes del texto; sustituyamossu nombre por el nuesho: yo soy Israel, leremÍas, Zaqueo,Pedro, Pablo... Dios me está habla¡do a mí, porque meama v quiere salvarme. lK

Testimonios

Hombres nuevos por el poder del EspÍritu

e vivió a fesús. ¡Qué emociones experimenté! Mesentí tan lleno de Dios, tan realizado, que nopuedo en este momento, por la emoción, descri-

birlo verdaderamente. Jesús, en su Corazón amadÍsi-mo, es un verdadero incendio de Amor Divi¡o. Yo no sécómo agradecerle todo lo que me regala continuamente.Tengo tanta fe y tanta esperanza que, cada día, veo quemeAMaMÁS.

No pude contener las lágrimas, sintiendo a lesús queme ha llarnado por mi nombre. Es a ü, Francisco, a quienllamo, a quien he buscado para ser instrumento de miAmor. ¡Qué bello es vivir así! Yo lo siento y sé que haymuchas personas que me quieren y piden, en oración,por mí. Lo importante fue que se sentía a Jesús, se sentíasu Palabra, su Amor

El Señor tenga piedad y nos bendiga. Ilumine su ros-tro sobre nosotros. Conozca la tierra sus caminos, todoslos pueblos, su salvación.

Te doy gracias, Padre, por acercarme más a ti con laesperanza de ver tu rostTo y conversar glorioso de liber-tad, que dedicaré a ti, en compañía de tus hijos. Sólo tepido que me guardes un rirrcón, junto a Ti, en tu Reino.

Señor, dame fuerza para acoger junto a mí a un gralnúmero de hermanos con los que pueda darte gracias yalabarte por el don de la mlsericordia, y también a nrisenemigos, que también son hijos tuyos.

Seño¡ Tú que guardas cada ulo de nuestros corazo-nes, ten piedad de nosotros.

Jesús Ángel Sarltiago (Preso) X

Donde el Señor me lleve

ffl engo 33 ar-os y a pesar de haber esfudiado mi há-

I sica y mi bachiller en un colegio de rma orden re-I ligiosa estuve sin conoceÍ a Jesús más de dieciséis

años. Tirn sólo senf su paso e1 día de mi himem C-omunión,pero aquello fue urr estado especial de felicidad.

Así, anduve en un agnosticismo profundo y mani-festado hasta que urr día el Señor me puso en una Pascuafuvenil a la que, por aquel entonces, asistíal casi cienpersonas. Entonces llevaba una vida desordenada, ca-prichosa, rebelde y, sobre todo, desorientada siendo unmal estudiante sin motivaciones.

Sin pensarlo me apunté a la Pascua porque me enteréque la chica que me gustaba se había apuntado y pensé queallí podía conocerme y fácilmente <la conseguiría>, puesenhe la pandilla se comentaba que muchos compañeroslbal a eso, a tener ula experiencia con alguna chica.

Y cuando llegué allÍ queía meter la cabeza bajo tierra,sin conocer a nadie, sin ver a esa chica y lo peor de todo,no me sabía ningula de <esas ridículas canciones>. Todosestaban dando palmas y yo me sentía ridícr.¡lo. Cómo ibaa cantar yo con 1o gallito que era. QuerÍa salir corriendoy a cada momento buscaba la oportunidad para esca-parme a 1as habitaciones y escuchar mi música rebelde.Recuerdo que una compañera se acercó con los ojosllorosos y me preguntó si había visto a Dios. hónicamentela respondí: <Has fumado, ¿verdad? ¿Es que ha estadoDios aquí? Vaya, yo como me subí a la habitación no lehe visto>.

En fin, vi a un sacerdote joven amigo y le dije queme quería ir ya. Me pidió que aguantara ul día, pero aldía siguiente le dije que se habÍa acabado, pero me con-venció hablando maravillas del desierto que no sabía quéera y le hice caso. Fui a un monle con Lrn plcnrc. pero alos ci¡rco minutos ya me había comido todo y me esca-pé a casa. Regresé para despedirme pero me quedé undía más. Y en principio dije: <!en qué hora!>, porque elsábado de Resurrección, por la mañana, nos fuimos to-dos al mercadillo a predicar. ¡Maüe mía! ¡Qué iba a pre-dicar yo! Nos dieron otro picnic y dije: <Verás 1o que vaa ourar).

Y una vez en el mercadillo a1'udé a urra muier que ven-dÍa allí; la segunda persona que me enconté fue una an-ciana a la que saludé y me contó que tenía muchos hijosy llorando me comentó que no tenía nada que darles pa-ra comer Yo me limité a escucharla y ella me agradecióla compañÍa. Así que decidí darle mi comida. Y por úl-timo, me acerqué a un señor mayor y sin decirle que es-taba en una Pascua ni de donde venía comenzamos ahablar más de cuarenta minutos.

El hombre vieio comentó conmigo muchos problemasdel mundo, de la Iglesia y de mi juventud y se despidiódiciéndome que siempre que quisiera hablar con é1 es-taría al1í conmigo.

La tarde transcurrió y me pidieron que repartiera lasvelas en la Vigilia de la luz y asÍ lo hice.

Cuando repartí todas las velas, éstas se fueron en-cendiendo de la luz del Cirio Pascual y enbe los asis-tentes. Pasó un momento y todos teníal luz mienhas yoestaba en un rincón a oscuras y con 1as velas que habÍansobrado, cuando de rcpente, entre los jóvenes, aparecióese señor ofteciéndome su luz. Levanté la cabeza y no melo podía creer. ¡Cuánta felicidad! Lleno de gozo, tem-blando, comencé a llorar sintiendo a lesús con una luzque no existen palabras para describirlo. Y nunca másvolví a ver a ese señor mayor del mercaüllo, pero me que-dé con aquella experiencia que hoy quiero hacer llegar.

Desde entonces, cada día le doy gracias al Padre porhaberle conocido y por el amor que me envió a havés delEspíritu a pesar de no merecérmelo. Y ahora he estadoen el Encuentro Nacional de jóvenes en El Campello ysin esperar nada el Señor me ha dado otro regalo y ha si-do disfrutar de su compañía, de su silencio, de la oracióny la alabalza entre los más jóvenes, no recordando sinoviviendo, porque una vez más el Señor quiso llevarmehasta El.

AIIí me ha llenado ver a los más jór'enes llenos delEspiritu; he visto moverse al Espíritu entre muchos co-razones y admiro Ia obra del Padre porque a su edad ¡rono conocía tantas maravillas v admiro a toda la juventudque allí buscó incesantemente. Que todos aquéllos alos que el EspÍritu les visitó se sientan afortunados y atodos Ios que todavía no lo conoLiel que no se cansennurca porque Dios Padre es irnprer.isible y llegerá pron-ro a vosoüos.

Oremos por todos los jóvenes que se encuenhan en si-tuaciones iniustas para que el Señor les cuide y les pro-teja con el amor que les halr quitado.

Para terminar quiero decir que pasé muchos añossin conocerle y ahora no quiero perder u¡ minuto sin Ély que siempre sea donde el Seño¡ me lleve.

Un abrazo hermalos,

Álvaro X

iDios me omol