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    HOMILIASPARA EL

    LECCIONARIO DOMINICAL

    AO ATrabajo coordinado y revisado por el

    Rvdo. Isaas A. Rodrguez, Lic. en Teologa

    Editadas por elRvdo. Cannigo Daniel Caballero

    Publicado por la Oficina del Ministerio HispanoIglesia Episcopal

    815 Second AvenueNew York, NY 10017

    Desarrollo congregacional tnico

    Ao de gracia de 2004

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    PresentacinCuando asum el cargo de Misionero Oficial para el Apostolado Hispano

    en nuestra Iglesia, una de las necesidades ms apremiantes era la de una obra

    homiltica que facilitara la tarea de quienes trabajan en la via del Seor.

    Surgan demandas por todas partes pidiendo, a gritos, una obra como la que

    hoy presentamos. Por ello, movidos por esa necesidad y amparados en la

    proteccin del Seor, iniciamos el camino, sin estar seguros adnde nos

    conducira.

    Despus de haber ofrecido ya los Ciclo B y C del Leccionario Dominicalen papel impreso, presentamos ahora al pblico el Ciclo A, y as cerramos este

    programa que ha beneficiado a mucha gente. Estamos agradecidos a todos los

    que nos han alabado y encomendado por esta obra tan necesaria para nuestro

    apostolado.

    Aprovecho esta oportunidad para dar las gracias a todos los hermanos

    clrigos en el ministerio que, tomando tiempo de sus ocupados das, han

    colaborado en la confeccin de estas homilas. Estoy especialmente

    agradecido al Rvdo. Isaas A. Rodrguez, que ha dedicado a este trabajoinfinidad de horas, para lograr que las homilas sean aceptables de la mayora

    del pblico. Invito al lector a leer, con detencin, la introduccin que l

    mismo ha preparado, explicando lo difcil del proyecto. Su introduccin es

    asimismo interesante bajo el punto de vista homiltico en general.

    Que la lectura y predicacin de estas homilas sirvan para acercarnos ms

    aquel que tiene palabras de vida eterna, Jess, nuestro Salvador.

    El Rvdo. Cannigo Daniel Caballero, Misionero

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    ColaboradoresRamn Aymerich

    Joel Almon

    Reinell Castro

    Butch Gamarra

    Jacqueline Ponce

    Isaas A. Rodrguez

    Hugo Videla

    Sylvia Vsquez

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    Introduccin a las homilas

    No sin cierta satisfaccin ofrecemos al pblico hispano estas homilas para elLeccionario Dominical y Festivo. Inicialmente se escribieron para cubrir la escasez desacerdotes cuyo primer idioma es el castellano. As, sacerdotes sin dominio del espaolpodran leer una homila ya preparada. Tambin podran, en caso de carencia total desacerdotes, ser ledas por lderes laicos.

    Tanto la homila como el sermn pertenecen a un gnero tan privado como elepistolar. El predicador manifiesta su personalidad predicando. La predicacin es tan

    personal que, en todo rigor, no se puede repetir, como no se puede duplicar lapersonalidad, ni con la moderna clonacin. Tambin cambian los estilos. Hoy nosresultara muy difcil leer un sermn de San Juan Crisstomo.

    Personalmente no puedo predicar el mismo sermn dos veces. Los domingospredico en tres misiones. Cada una tiene unas caractersticas peculiares. El ejemplo quees vlido y certero para una, no lo es para otra. Ms an, a veces, la experiencia de unacomunidad me sirve para ilustrar algn aspecto doctrinal en otra misin. As pues, en

    cada una de ellas predico un sermn diferente, aunque sustancialmente ofrezco el mismomensaje.

    El trabajo editorial de este libro ha intentado dar cierta universalidad a la forma ycontenido de las homilas; sin embargo, un lector atento podr observar, tras las mismas,una personalidad diferente, y es que son fruto de varios autores. Ello ha enriquecido esteconjunto de homilas. Cada escritor se ha fijado en detalles que uno solo no hubieracaptado.

    Ahora bien, si la predicacin es tan personal, y si el sermn debe estar encarnado enuna comunidad, cmo ser posible presentar homilas vlidas para toda una Iglesia,donde hay cientos de comunidades y cada una de ellas con idiosincrasias diferentes? Estopone de relieve lo arduo de la tarea. En efecto, yo no podra contar, en un sermn queva a ser ledo por un extrao, una experiencia tenida cuando viva en el monasterio.Resultara ridculo. De ah la necesidad de dar cierta generalidad a las homilas amenoscabo de mayor intimidad y localidad. Como apuntamos al principio, el primer

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    objetivo de cubrir la falta de sacerdotes bilinges, ha sido el motor y gua de estashomilas. Ante tal imperativo, es mejor contar con un escrito un tanto asptico que privara la comunidad de un comentario de la Palabra divina.

    Por otra parte, al paso que estas homilas, colocadas en el ilimitado campo de

    Internet, eran curioseadas por un amplio pblico, nos fueron llegando notas positivas denimo y felicitacin por el trabajo ofrecido. Y pudimos observar que no slo losdestinatarios mencionados hacan uso de ellas, sino otros muchos lectores, que inclusono iban a predicar ese domingo. Esto no deja de ser un encomio si se tienen en cuentalas limitaciones observadas.

    Las homilas son cortas intencionadamente. Recuerdo que en los aos sesenta,estando yo en Roma cursando teologa y en pleno Concilio Vaticano II, cuando se

    debati el documento "Sacrosantum Concilium" sobre la sagrada liturgia, alguien tuvola feliz idea de realizar una encuesta sobre la predicacin entre los reporteros, que, detodo el mundo, se encontraban en la ciudad eterna. La pregunta era sencilla, cmo legustara que fuera la predicacin en la Iglesia? La mayora, casi absoluta, respondi quela homila no debiera pasar de cinco minutos y que deba ir al grano. Aadan que sepredicara con ms frecuencia pero nunca extensamente; "proclama la Palabra, insiste atiempo y a destiempo" deca Pablo (2 Tim 4,2). Aprend bien la leccin. Hoy no puedotolerar sermones de veinte minutos, en los que el predicador no hace ms que acumularejemplos y aburrir a la gente. Est llenando el saco de paja. Paja estril. Cuentan ancdotatras ancdota y muchas de ellas recogidas de libros o de escritos homilticos. La mayorade esos cuentos no pegan bien. Lo que cala en la gente son las ancdotas vividas por elmismo predicador. Esto no quiere decir que el predicador nos cuente sus triunfos, o supenosa vida, para que le admiremos o le compadezcamos. La ancdota tiene slo el valorfuncional de ayudar y apoyar el inters y el contenido del tema del da. En una palabra,en mi opinin, lo que pase de diez minutos es tiempo perdido. No olvidemos la filosofade los adagios populares; aqu nos viene al pelo el que dice que "lo bueno, si breve, dosveces bueno".

    El sermn o la homila no debe ser un medio para lucirse uno, sino para alimentarespiritualmente al pueblo. Hay predicadores que desde el plpito nos dan clases desicologa, de poltica, o de filosofa. Cursaba yo filosofa cuando nos lleg un profesorrecin doctorado de la Sorbona de Pars. Sus sermones eran todo un alarde de filosofaexistencialista, muy en boga por aquellos aos. El pueblo que escuchaba, en su mayorahumilde, se quedaba ayuno de todo. Tampoco aguanto sermones en los que el

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    predicador hace alardes filolgicos aunque en realidad no domine ni el hebreo ni elgriego ni el latn. Podramos decir: "elocuente? S. Edificante? No". Segn algunosexpertos, Jess conoca al menos tres lenguas, sin embargo nunca actu como unfillogo en su predicacin. Habr casos en que sea necesario, y slo de pasada, mencionarel origen de una palabra, pero no realizar equilibrios lingsticos. El buen predicador

    tiene que ser competente para ofrecer el tema del da, de una manera slida, en diezminutos; si no lo logra, es que, o no se ha preparado bien o que carece de capacidad desntesis.

    Contra la vanidad de los predicadores San Juan de la Cruz mantena una actitudrigurosa prohibiendo predicar a frailes que lo hacan para lucirse. Veamos lo que dice elsanto en la Subida del Monte Carmelo: "El predicador para aprovechar al pueblo y noembarazarse a s mismo con vano gozo y presuncin, convinele advertir que aquel

    ejercicio (de la predicacin) ms es espiritual que vocal; porque, aunque se ejercita conpalabras de fuera, su fuerza y eficacia no la tiene sino del espritu interior. De donde, porms alta que sea la doctrina que predica y por ms esmerada la retrica y subido el estilocon que va vestida, no hace de suyo ordinariamente ms provecho que tuviere deespritu"(III, 45). Pablo estaba convencido de haber recibido ese mensaje de austeridaddel mismo Cristo. "Me envi a predicar la buena noticia, sin elocuencia alguna, para queno se invalide la cruz del Mesas" (1Cor 1,17). En el sermn debemos ofrecer "la BuenaNoticia", no nuestra encumbrada personalidad. En el sermn no podemos ponernoscomo ejemplo repitiendo incesantemente el "yo". En el sermn no podemos predicar alos pecadores sin incluirnos en ellos. Toda actitud paternalista y pontifical suena a huerosi no est respaldada por una vida muy santa. Es necesario vivir una vida de entrega ysantidad de lo contrario la superficialidad de nuestra vida quedar patente en el sermn.Un sermn sencillo predicado por un alma santa producir ms fruto que otro elegantepronunciado por un predicador sin vida espiritual. El mismo Sancho Panza lo deca:"Bien predica quien bien vive".

    Esto no quiere decir que se pueda predicar sin preparacin alguna. Antes bien, es

    necesario dedicar muchas horas de estudio y reflexin para ofrecer algo sustancioso alpueblo de Dios. Es necesario leer y releer los textos bblicos asignados para el domingo,dedicar tiempo a una exgesis de los mismos, interpretarlos, y optar por el tema msimportante que se trasluce en las lecturas, sobre todo en el evangelio. El predicador queno cuente con un buen diccionario bblico, y con un comentario bblico slido, a la largano har ms que ofrecer vulgaridades a la comunidad. Si queremos que nuestro sermnest encarnado en la comunidad en que vivimos no podemos olvidar temas humanos y

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    sociales que abarcan a toda la humanidad. Con ello, quiero implicar la necesidad de leeralgunas publicaciones serias, algn peridico o alguna revista de peso nacional.

    Por otra parte, hay sacerdotes que se suscriben a varias publicaciones homilticas, yluego se las ven y se las desean para sintetizar tanto material. San Agustn deca que tema

    a la persona que usaba slo un libro. Efectivamente, no hace falta una multitud depublicaciones, sino unos pocos libros sustanciales. Personalmente recomendara a todoslos lectores el excelente trabajo de Reginal H. Fuller: Preaching the New Lectionary: TheWord of God for the Church Today. Fuller es un escriturista experto y ofrece exgesisbblica de primer orden, adems de sugerir ideas o temas para la homila del da.

    Cmo podremos concretizar ese contenido que tras una lectura asidua y reflexivatenemos en nuestra mente? Habr que darle, al menos, tres partes elementales,

    introduccin, cuerpo y conclusin. Pero quiero ofrecer al lector un pensamiento deCicern que juzgo muy apropiado. Dice: "El mejor orador es el que pronunciando undiscurso (el sermn) ensea, deleita y promueve las almas de los oyentes. Ensear es unaobligacin, deleitar un regalo, y promover necesario". El escritor norteamericanoWilliam Safire ha sealado que cuando Pericles daba un discurso la gente responda:"Fascinante!" Mas cuando lo pronunciaba Demstenes la gente gritaba: "En marcha!".

    Veamos brevemente esos tres elementos. Ensear, es una obligacin. La mayora denuestras audiencias carece de una formacin religiosa bsica y no parece inclinada a unestudio serio impartido los domingos en aulas y menos an durante la semana. Esobligado, pues, que todo sermn sea fundamentalmente didctico. Esto no quiere decirque el predicador se ha de convertir en profesor y demuestre pedantemente todo susaber, no. Se trata de ofrecer doctrina slida de una manera reflexionada, logrando queel pblico piense activamente con el predicador. Al mismo tiempo es necesario deleitarcon una pequea dosis de humor que tiene la funcin de captar la atencin de la gente,suavizar la tensin en unos momentos de concentrada intensidad y facilitar el recuerdodel contenido del sermn. No se trata de convertir el sermn en una serie de chistes o

    de ancdotas graciosas, sino de algo que, como la sal, sazone la comida. Como normageneral, los mejores sermones no son aquellos que nos deleitan constantemente, sino losque nos inquietan, molestan y retan a algo superior. As predicaban los profetas, as lohizo Jesucristo. Finalmente, de nada nos servira formar e informar las mentes, de nadanos servira alegrar sus espritus si al final del sermn no estuvieran dispuestos a la accin.Es pues necesario promover los espritus de los oyentes, a cambiar de vida, a tomar parteen un proyecto, en una palabra a ponerse en marcha! Para lograr esto se ha de predicar

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    con convencimiento y con pasin, de tal manera que nuestra personalidad quedemanifiesta con autenticidad en lo que decimos.

    Todo lo dicho hasta hora qued plasmando hace ya dos mil aos en el maestro detodos los maestros: Jess. Su vida era santa. Sus sermones, breves y con enseanza, llenos

    de deleite y picarda, y movan a la gente a seguirlo.

    El objetivo final de todo sermn debe ser estimular al pueblo a cambiar de vida ylanzarse en marcha hacia ideales ms nobles. Este bro arrollador difcilmente se puedeconseguir en un sermn escrito y ledo. Pero si el predicador vive una vida cristiana defidelidad y entrega a la palabra divina, puede lograr milagros que la letra escrita y muertano ofrecen.

    Finalmente, quiero aadir un factor esencial para la buena predicacin. Se trata deescribir el sermn. Dice el maestro de la oratoria Cicern que "Nada ayuda tanto alorador como escribir el discurso (sermn)". Efectivamente, muchos predicadoresadolecen de esta debilidad, sin embargo, la escritura del sermn ayuda a verse uno mismocomo en un espejo. Nos damos cuenta de nuestros propios defectos, como: falta delgica en el orden de pensamientos, falta de claridad, repeticin innecesaria de un mismotrmino, carencia de ilustraciones, carencia de trminos concretos y abuso de abstractos,multiplicidad de temas, demasiados incisos que confunden a la gente, frases muy largas,repeticin de lugares comunes. Todo esto se puede corregir si escribimos el sermn conantelacin.

    Este prrafo pudiera parecer una contradiccin con el anterior. Tenga el lector encuenta que hablamos de casos distintos. En el primero, hablamos de sermones escritos,un tanto descarnados, y para una audiencia muy general. En el segundo, enfatizamos conCicern la conveniencia de usar la escritura como un medio para lograr un buen sermnpara un auditorio particular y especfico. Una vez revisado y corregido, podemos darlevida y pasin en la presentacin del mismo.

    Ojal que esta introduccin y las homilas que ofrecemos al pblico sirvan paraacercarnos ms a Dios, nuestro salvador!

    Rvdo. Isaas A. Rodrguez

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    INDICEAdvientoPrimer Domingo de AdvientoSegundo Domingo de Adviento

    Tercer Domingo de AdvientoCuarto Domingo de Adviento

    NavidadLa Natividad del Seor (Nochebuena)La Natividad del SeorPrimer Domingo despus de NavidadSegundo Domingo despus de Navidad

    Epifana

    La Epifana del SeorPrimer Domingo de Epifana (El Bautismo del Seor)Segundo Domingo de EpifanaTercer Domingo de EpifanaCuarto Domingo de EpifanaQuinto Domingo de EpifanaSexto Domingo de EpifanaSptimo Domingo de EpifanaOctavo Domingo de Epifanaltimo Domingo de Epifana

    CuaresmaMircoles de CenizaPrimer Domingo de CuaresmaSegundo Domingo de CuaresmaTercer Domingo de CuaresmaCuatro Domingo de CuaresmaQuinto Domingo de CuaresmaDomingo de Pasin: Domingo de Ramos

    Triduo Pascual

    Jueves Santo de la Cena del SeorViernes SantoVigilia Pascual

    Tiempo PascualPascua de ResurreccinSegundo Domingo de PascuaTercer Domingo de Pascua

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    Cuarto Domingo de PascuaQuinto Domingo de PascuaSexto Domingo de PascuaSptimo Domingo de Pascua

    Tiempo de PentecostsDomingo de PentecostsLa Santsima TrinidadPropio 1Propio 2Propio 3Propio 4Propio 5Propio 6Propio 7

    Propio 8Propio 9Propio 10Propio 11Propio 12Propio 13Propio 14Propio 15Propio 16Propio 17Propio 18Propio 19Propio 20Propio 21Propio 22Propio 23Propio 24Propio 25Propio 26Propio 27Propio 28

    Propio 29

    FestividadesLa Presentacin del Seor en el temploLa Ascensin del SeorLa TransfiguracinLa Festividad de Todos los Santos

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    Primer Domingo de AdvientoIsaas 2,1-5; Salmo 122; Romanos 13,8-14; Mateo 24,37-44

    El 11 de septiembre de 2001 ha quedado impreso en el psiqusmo de todos los que vivimos aquelacontecimiento y ha cambiado nuestra manera de vivir mantenindonos en un estado de alerta. Una delas consecuencias de los ataques de esa fecha ha sido la manera en que mucha gente se ha visto obligadaa reconsiderar su fe y formularse preguntas que penetran lo ms profundo y sagrado de nuestra vida y

    relacin con Dios.En ese contexto que nos ha obligado a reflexionar, llegamos a este primer domingo de Adviento

    donde otra vez la palabra de Dios ofrece retos que parecen estar basados ms en mitos que en promesasdivinas.Las palabras del profeta Isaas suenan carentes de sentido, especialmente cuando, las contrastamos conlo sucedido el 11 de septiembre. Escuchemos lo siguiente: "El Seor ser el rbitro de las naciones, el

    juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarn arados, de las lanzas, podaderas. No alzar la espadapueblo contra pueblo, no se adiestrarn para la guerra" (Is 2,4). Qu les parece esa profeca? Por quno se han cumplido las palabras del Seor?

    La poca de Adviento es un tiempo ideal para cuestionarnos sobre temas que tocan lo ms

    profundo de nuestra fe. Adviento no debe ser slo un tiempo de preparacin para la celebracin delveinticinco de diciembre y todo lo que esa fecha implica, sino que es un tiempo oportuno para escucharel anuncio de la liberacin de los pueblos y de las personas. En l se recibe una invitacin a dirigir elnimo hacia un porvenir que se aproxima y se hace cercano, pero que todava est por llegar. Es tiempopara descubrir que nuestra vida depende de una promesa de libertad, de justicia, y fraternidad todavasin cumplir; tiempo de vivir la fe como esperanza y como expectacin, tiempo de sentir a Dios comofuturo absoluto del ser humano.

    Por otra parte, aunque popularmente se ha considerado la profeca como una promesa futura delSeor pronunciada por el profeta, existe tambin un componente muy importante e integrante de lapromesa: la responsabilidad humana. Dios no necesita a nadie para realizar sus promesas, sin embargoha querido la colaboracin del ser humano para que ste no se mantenga como mero espectador. Es

    decir, el profeta pronuncia, en nombre de Dios, palabras de promesa que implican compromiso. El Diosque promete por boca de los profetas, es el mismo Dios que exige que volquemos todo nuestro ser alcumplimiento de esa profeca en nuestra conducta.

    El evangelio de hoy es bien claro con relacin a este aspecto de la profeca. El Seor dice a susdiscpulos: "Estad en vela, porque no sabis qu da vendr vuestro Seor. Comprended que si supierael dueo de casa a qu hora de la noche viene el ladrn, estara en vela y no dejara abrir un boqueteen su casa. Por eso, estad tambin vosotros preparados, porque a la hora que menos pensis viene elHijo del hombre"(Mt 24,42-44). Da la impresin de que el ser humano se ha mantenido en la historiade la humanidad en un estado letrgico con relacin al plan divino. Mientras el mal ha estadomaquinando sin parar, los hijos de la luz, han estado un tanto adormilados.

    Si las profecas de Isaas no se han cumplido, es porque no hemos tomado nuestra responsabilidadseriamente. Si todava hay guerras, ataques terroristas, y desesperacin en el mundo es porque comohijos e hijas de Dios no hemos aceptado completamente las palabras de lo alto. No cabe duda que sitodos los habitantes del planeta nos pusiramos de acuerdo en distribuir equitativamente las riquezaspuestas por Dios a nuestro servicio, esta tierra sera un paraso. Nos queda mucho camino por recorrer.Permitamos que estas cuatro semanas de adviento sean un tiempo fructfero para nuestra alma y para lasociedad. Preparemos en nuestro interior un lugar especial para el Seor y su palabra. Esforcmonospara que su voluntad se cumpla en el mundo en que vivimos. Podemos colaborar si aceptamos al Seor,que vino al mundo hace dos mil aos, pero que tambin prometi morar en nuestro corazndiariamente.

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    Segundo Domingo de AdvientoIsaas 11,1-10; Salmo 72,1-8; Romanos 15,4-13; Mateo 3,1-12

    La manera ms popular de interpretar las profecas mesinicas del Antiguo Testamento ha sidocreer que eran slo una prediccin de lo que sucedera con la venida de un mesas al mundo. Una delas consecuencias de pensar as es que podemos decidir que, de una manera u otra, ya se cumplieron, yque ahora las leemos porque forman parte de la revelacin sagrada, pero que en realidad no nos dicen

    nada nuevo.Si aplicamos ese modo de pensar a la primera lectura, hemos de admitir que el anuncio que

    proclama, ya se cumpli con la venida de Jess. Y es evidente, que desde el punto de vista litrgico, esaprofeca se lee otra vez durante esta estacin de Adviento como preparacin para la celebracin delnacimiento de Jess.

    Pero, en las profecas mesinicas podemos encontrar algo ms amplio y profundo. Es lo propuestopor san Pablo en la segunda lectura de hoy. Nos dice que las escrituras se escribieron para nuestraenseanza y para que mantengamos la esperanza. La esperanza de que un da toda la humanidad alabea Dios, as cita el Deuteronomio: "Alabad al Seor todas las gentes, que todos los pueblos lo exalten"(Dt 32,43), y el salmo 117: "Alabad al Seor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos". La

    conclusin de Pablo es que lo mismo que Jess nos acogi a todos, as nosotros debemos recibirlo a ly hacer todo lo posible para vivir en armona unos con otros en esta tierra.Segn esto, la profeca mesinica, al mismo tiempo que anuncia la venida de un libertador, nos

    exige tambin la necesidad de un cambio para poder vivir en consecuencia a la presencia del salvador.Mateo nos presenta a Juan el Bautista como un enlace entre el pasado y el presente. Lo que los profetas

    vieron como futuro, Juan lo muestra como presente. Exige el arrepentimiento, la confesin pblica; laenmienda como fruto, y como seal de purificacin, el bautismo; un bautismo que l mismo reconoceque no es perfecto. Lo perfecto viene con Jess. Y venan a Juan gentes de Jerusaln, de Judea y de lacomarca del Jordn. Sin duda se acercaban a l por haber adquirido fama de profeta. Fama de hombre

    justo y recto, sin miedo a cantar verdades aunque hirieran a muchos. Hasta tal punto se haba extendidosu fama que incluso venan a l fariseos y saduceos. Los fariseos y saduceos eran enemigos entre s, y sin

    embargo, acuden a recibir el bautismo de Juan. Por qu? Es que vean en el bautismo de Juan unaespecie de escapatoria, algo mgico que los justificara luego en su obrar? Juan se dio cuenta de ello, ysin pelos en la lengua, los ataca sin compasin: "Raza de vboras! Dad frutos vlidos dearrepentimiento". De nada os vale decir: "Nuestro padre es Abrahn".

    La predicacin del Bautista es vlida para nosotros incluso despus de haber recibido el bautismode Jess. No podemos decir, "soy cristiano" y hacer lo que queramos. No podemos decir, "Jess meha salvado", y obrar el mal. No podemos encender una velita a un santo que nos cae bien, o a una virgende nuestra devocin, y seguir llevando una vida de pecado. Las palabras de Juan resuenan en nuestrosodos: "Raza de vboras! Dad frutos vlidos de arrepentimiento!".Nuestra conducta debe ser fruto de una conversin interior. Si de verdad amamos a Dios obraremos el

    bien. Si de verdad hemos aceptado a Jess como nuestro salvador tenemos que portarnos enconsecuencia, como hijos de la luz. Si as lo hacemos se cumplirn los tiempos mesinicos quemetafricamente anunci Isaas: "Entonces el lobo y el cordero irn juntos, la pantera se tumbar conel cabrito, el novillo y el len engordarn juntosNo harn dao ni estrago por todo mi Monte Santo,porque se llenar el pas de conocimiento del Seor, como colman las aguas el mar"(Is 11,6-9). Qubellos sern esos das!

    No hemos de perder la esperanza de que ese idealismo llegue a ser una realidad. A pesar del malreinante en el mundo, a pesar de que tengamos das de depresin y pesimismo, no cabe duda que elbien avanza lentamente y va cubriendo la faz de la tierra. En gran manera depende de nosotros el queese programa divino se realice. Hermanos: obremos el bien!

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    Tercer Domingo de AdvientoIsaas 35,1-10; Salmo 146,4-9; Santiago 5,7-10; Mateo 11,2-11

    Durante este tiempo de Adviento, nos hemos estado preparando no slo para la celebracin de laNatividad de nuestro Seor Jesucristo, sino tambin para su segunda venida al fin de los tiempos. Y ascomo la primera sucedi despus de que lo anunciaran los profetas del Antiguo Testamento y le pidieranal pueblo de Israel que se preparara, as las lecturas de estos dos ltimos domingos nos piden que nos

    preparemos para la venida definitiva.El cristianismo tiene como uno de sus pilares la Encarnacin del Hijo de Dios; el misterio de que

    Dios se hizo hombre y vivi entre nosotros. Despus de la muerte y resurreccin de Jesucristo, elmismo cristianismo nos pide que hagamos de esa encarnacin una realidad: que seamos responsables sitenemos fe en la aparicin de Dios en la tierra. El celo de nuestro ministerio debe conducirnos amostrarlo y al mismo tiempo enderezar los caminos para que Cristo regrese en toda su gloria.

    La primera lectura viene tomada del profeta Isaas y sus amonestaciones nos sirven de consejo einstruccin para cambiar de conducta. El mensaje del profeta es de aliento y de esperanza: "Todos vernla gloria del Seor, la majestad de nuestro Dios... En el desierto, tierra seca, brotar el agua a torrentes.El desierto ser un lago, la tierra seca se llenar de manantiales...Y habr all una calzada que se llamar

    'el camino sagrado".Pero el profeta Isaas insiste tambin en la responsabilidad que el pueblo de Israel tiene en que serealice este programa fantstico. Invita a "fortalecer a los dbiles, a dar valor a los cansados, y a decirlea los tmidos: 'Aqu est tu Dios para salvarte!'" Entonces "los ciegos vern y los sordos oirn; loslisiados saltarn como venados y los mudos gritarn".

    Si lo pensamos bien, la fantasa de que nos habla Isaas se est logrando: hay desiertos que se hanconvertido en tierra frtil, el agua corre por tierras que eran de secano; y la ciencia nos habla de quepronto lo sordos oirn, los ciegos vern y los lisiados tendrn agilidad de movimientos. Sin duda alguna,cientficamente, el futuro es prometedor.

    Cules entonces, son nuestros deberes y obligaciones mientras esperamos la ltima venida deCristo? Santiago nos pide que tengamos paciencia, una paciencia acompaada de trabajo y

    responsabilidades. Se sirve del ejemplo del campesino que tiene paciencia porque ya sembr la semillay sabe que tarde o temprano, despus del paso de las lluvias, la semilla brotar. Se trata de una pacienciaactiva y segura. Si sembramos con amor y buen ejemplo, cosecharemos recompensas divinas.

    Debemos tambin, imitar a Juan el Bautista que fue firme en su testimonio de vida. Cristo esperade nosotros no slo una actitud semejante sino mucho ms. Jesucristo coloca grandes responsabilidadessobre nuestros hombros cuando dice que "ninguno ha sido ms grande que Juan el Bautista; y sinembargo, el ms pequeo en el reino de Dios es ms grande que l". Entonces, qu se espera denosotros? A veces tenemos la impresin de que el mal domina la sociedad en que vivimos, nos llenamosde temor y de angustia. Mas, la verdad es que el bien va abriendo nuevas veredas y caminos, y sin darnoscuenta, el reinado de Dios se va estableciendo en el mundo entero. Se espera de nosotros que sigamos,

    sin desaliento, difundiendo por doquiera el amor que hemos heredado de JessTengamos, entonces, la fe y la esperanza para mantenernos firmes mientras esperamos la venidatriunfante de Cristo. Es cierto que todava no ha llegado el tiempo de la cosecha. Pero la semilla ya hasido arrojada. Y germina en silencio bajo el hielo del ms riguroso invierno. Como los profetas, esoshombres de la esperanza nunca defraudada, como el labrador que aguarda paciente el fruto valioso dela tierra, estemos seguros de que lo que ocurra ha de superar todas nuestras expectativas. Guardmonosde las rencillas y de quejarnos unos de otros. Estas cosas no conducen sino a enfrentamientos intiles,cuando de lo que se trata es de trabajar juntos para apresurar la venida del juez-labrador que est cerca.

    Pero nunca nos olvidemos de que esa fe y esperanza vienen acompaadas de la proclamacin delevangelio y del testimonio que Cristo quiere que encarnemos en el mundo en que vivimos.

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    Cuarto Domingo de AdvientoIsaas 7,10-17; Salmo 24,1-7; Romanos 1,1-7; Mateo 1,18-25

    Hemos llegado al ltimo domingo de Adviento. Las lecturas de hoy pareciera que estuvierananticipando el nacimiento de Cristo. Tanto Isaas como el evangelio se refieren a la venida del Mesas,que ya conocemos, Jess. Isaas dice: "Mirad, la virgen est encinta y da a luz un hijo, y le pondr pornombre Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros". Mateo dice que "el nacimiento de Cristo fue

    de esta manera". Sin embargo, si hemos de ser fieles a la estacin de Adviento hay algo mencionado enla liturgia que no podemos pasar por alto. Nos referimos a dos personajes de gran importancia, a labendita Virgen Mara y a su esposo Jos.

    Sin duda, Mara fue un personaje imprescindible para que la venida del Mesas se realizara. Pordesignio misterioso divino, fue escogida de entre todas las mujeres para que por ella llegara la luz divina.Los evangelios son muy parcos en darnos detalles de Mara. Estaban centrados en Jess. Pero al mismotiempo, vemos, que no han podido ignorarla por completo, hasta el punto de que Juan coloca a Maraen la misma crucifixin de Jess (Jn 19,25-27).

    No cabe duda que la importancia de Mara reside en la maternidad, en dar a luz a Jess. La madrede todo personaje histrico tiene un lugar en la historia por haberlo engendrado. Con Mara no podaser menos. Sin embargo ah ha radicado la dificultad de mantener un equilibrio justo en la reflexinteolgica. Algunos quisieron ensalzar tanto su maternidad del hijo de Dios que pronto aparecieronleyendas y doctrinas no justificadas. El ensalzamiento sigui en crescendo a travs de los siglos, hasta elpunto de que muchos cristianos han profesado ms devocin a Mara que a Jess. Para muchos Maraqued convertida en una diosa.

    Era evidente que la reaccin contra tales exageraciones habra de llegar tarde o temprano. Assucedi con la Reforma Protestante. En el siglo XVI, el cristianismo se dividi y se pusieron en cuestin

    y tambin se negaron algunas verdades hasta entonces tenidas por ciertas. Con relacin a Mara se fueal extremo. Muchas confesiones protestantes decidieron ignorarla por completo, y todava perdura esaactitud en algunos hermanos cristianos. Una actitud que peca por insensible y exagerada. Si admiramosa personas famosas en la historia por qu no habramos de admirar y respetar a la que fue madre de

    Jesucristo, salvador del mundo?Desde la infancia, pasando por la juventud, todo ser humano est inclinado a imitar hroes, dolos,deportistas, artistas. Esto es algo normal. Si en la vida espiritual tenemos un modelo inigualable:Jesucristo, tambin es verdad que se han dado otros modelos de virtud, a quienes podemos imitar.Mara fue uno de ellos. Mara fue ejemplar en la fe. Cmo vivir una fe completa y entregada, estandotan cerca del misterio de Cristo, que ofreca, desde el punto de vista humano, mltiples contradicciones?Por poca imaginacin que uno tenga no puede uno menos de concluir que la vida de Mara no fue nadafcil. Sin embargo, tuvo fe, esperanza, y amor al prjimo en manera sublime.

    Hoy, a cualquier mujer le gusta atraer la atencin. Es este un fenmeno femenino natural a susicologa. No quedar una mujer halagada cuando su hijo es el presidente de una nacin? "Ah va lamadre del presidente!", esta frase debe enorgullecer a cualquier madre. Sin embargo Mara supo vivir

    una vida de silencio y de retiro, devolviendo a su hijo cualquier atencin que pudiera caer sobre ella.As nos dice: "Haced -siempre- lo que l os diga" (Jn 2,5). Mara quera que toda la atencin se centraraJess.

    Ningn cristiano puede avergonzarse de profesar amor a Mara. Ningn cristiano debe profesarms amor a Mara que a Cristo. Y todo cristiano debe avergonzarse de ignorar por completo a Mara.Tal vez cuando lleguen a la otra vida, esos cristianos, oirn el reproche de Jess: Cmo pudisteolvidarte de mi madre? Es verdad, cmo puede haber cristianos que ignoren por completo a Mara.Es que no creen en la encarnacin del Hijo de Dios? Y si creen que Cristo se encarn, cmo no venel dolor y el amor de Mara por Jess? Imitar a Mara debe ser para nosotros la mejor preparacin pararecibir a Cristo Jess. Dmosle gracias a Mara por tan precioso Hijo.

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    La Natividad del Seor (Nochebuena)Isaas 9, 2-4. 6-7, Salmo 97, 1-4, 11-12, Tito 2,11-14, Lucas 2,1-14

    Feliz Navidad! Feliz Natividad! Feliz Nacimiento! En medio de la oscuridad de la nocheestamos celebrando el nacimiento de la Luz. Como eco a esta luz que nos llega, todo el mundo estengalanado de luces. En las casas hay velas y en los rboles navideos lucecitas. En las ciudades hay luces

    por doquier: en los escaparates, en las calles, en los edificios altos y bajos. Luz por todas partes.Verdaderamente podramos decir que todo el globo terrqueo brilla con resplandor inusitado. Serainteresante ver la tierra esta noche desde las alturas. Y todo ello porque, como dice el profeta Isaas, elpueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivan en tinieblas.

    Recordamos en esta noche el alumbramiento de Mara, que da a luz a un nio, al Nio Jess.Pero, en un sentido ms profundo, celebramos ese otro alumbramiento universal por el cual Dios, atravs de Jess, hace que surja la luz en medio de las tinieblas.

    La humanidad haba experimentado las tinieblas de una manera aplastante. La miseria, la opresin,la esclavitud, la injusticia, haban reinado en toda la tierra. La humanidad clamaba por mejores tiempos.

    Por tiempos de calma, de tranquilidad, de progreso humano. Por fin, apareci la gracia de Diostrayendo la salvacin a toda la humanidad; la gracia de Dios nos pide que renunciemos a los deseosmundanos y pecaminosos y que llevemos, de ahora en adelante, una vida sobria, honrada y religiosa.San Pablo le recuerda a Tito, que la gracia de Dios nos ensea a renunciar a la impiedad y a los deseosmundanos y a vivir en esta edad con templanza, justicia y piedad.

    Efectivamente, Jess nos ilumin con su nacimiento, con su vida, con su muerte y resurreccin.Es decir, Jess ilumina a todos los que acepten y sigan su ejemplo. Sin embargo, podramos decir, quetras dos mil aos de una iluminacin nica y divina, todava seguimos en las tinieblas. Podramos decircon San Juan que Dios vino a los suyos y los suyos no le recibieron, pero aquellos que se esfuerzan porhacer viva la luz de Cristo en sus vidas les da poder para convertirse en hijos de Dios (Jn 1, 11-12).

    Tal vez el problema est en que celebramos el acontecimiento de su venida de una manerasuperficial, con todo un aparato externo, con una decoracin bonita pero insustancial que cubrenuestras casas, ciudades y vidas.Es necesario que Jess nazca verdaderamente en nuestros corazones para que la luz divina iluminenuestras vidas y la de todo ser humano. Han vivido en esta tierra almas santas que han logrado que esaluz divina venida de lo alto brille en su interior de tal manera que los ha transformado. Y de humanosse han vuelto divinos. Han vivido el cielo en la tierra y han suspirado por irse cuanto antes al encuentro

    con quien es la Luz de todas la luces.Cuando la gloria de Dios brilla en nuestro alrededor no hay razn para tener miedo. Muchomenos hemos de tener miedo cuando la gloria de Dios brilla en nuestro interior No tengan miedo,dijo el ngel. Nada nos puede separar del amor de Dios. La alegra ha de triunfar siempre, y la paz deDios reinar en nuestros corazones. Con ello tienen sentido las palabras del salmo: Cantad al Seorun cntico nuevo. Cantad al Seor, toda la tierra. Proclamad entre las naciones su gloria y en todos lospueblos sus maravillas. Algrense los cielos y gcese la tierra. Vitoreen los campos y cuanto hay en ellos.

    Aclamen los rboles del bosque. Delante del Seor, que ya llega, ya llega a regir la tierra. FelizNavidad!

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    La Natividad del SeorIsaas 9, 2-4, 6-7; Salmo 96,1-4, 11-12; Tito 2,11-14; Lucas 2,1-14(15-20)

    (Nota: este sermn se puede usar tanto la vspera de Navidad como el mismo da de Navidad)Queridos hermanos estamos celebrando un acontecimiento sin paralelo en la historia de la

    humanidad. Algo increble. El nacimiento de Dios entre nosotros. El Dios creador del universo vino amorar en la tierra. Quin de nosotros, si viviera en un pas de encanto y felicidad lo abandonara parairse a otro de dolor y lamento? Quin de nosotros, si estuviera gozando de completa felicidad laabandonara para meterse en un lugar de lucha y sufrimiento? Nadie, verdad? Y sin embargo, Dios haquerido realizar tan inaudita empresa.

    Esas preguntas nos ayudan a comprender cunto nos ama Dios, que se dign acampar entrenosotros para orientarnos. Isaas dice que "el pueblo que caminaba a oscuras vio una luz intensa, losque habitaban un pas de sombras se inundaron de luz" (Is 9,1). Ahora, los que andan a oscuraspueden, si quieren, encontrar luz en Cristo Jess, los que viven rodeados de tinieblas pueden, siquieren, encontrar, el faro que ilumina a todo descarriado. S, hermanos, una luz nos ha brillado y conella ha llegado la alegra y el gozo para quienes buscan con celo la presencia de Dios.

    San Pablo en la Carta a Tito le recuerda este maravilloso acontecimiento: "Se ha manifestado lagracia de Dios que salva a todos los humanos". Estemos alegres y de una vez para siempre renunciemosa "los deseos mundanos y a vivir en esta edad con templanza, justicia y piedad". Si no renunciamos al

    vivir terrenal seguiremos rodeados de tinieblas y no seremos capaces de ver la luz que nos ha llegadoUna voz celestial anunci por las cercanas: "Os traigo una buena noticia, una gran alegra para

    todo el pueblo: hoy os ha nacido un Salvador: el Mesas, el Seor".Mas, dnde creis que ha nacido ese salvador? En una mansin, en un palacio, en el calor de una cama

    y de un hogar? No, Mara lo acost en un pesebre, porque no tenan sitio en la posada. Cmo esposible que el creador del mundo, el rey de los cielos, llegue a la tierra y no encuentre lugar en suposada?

    Algunos dicen que tal vez eso del pesebre fuera una invencin piadosa. Puede ser, pero no esmenos cierto que Jess naci en la pobreza. Sus padres eran pobres y Jess fue pobre durante toda suvida. Sin duda alguna, el Hijo de Dios, quiso darnos a entender que, comparado con las moradascelestiales, tanto el hotel como la mansin como el palacio, no dejan de ser ms que un pesebre. Nadaterreno tiene equivalencia en el cielo.

    De pronto, sucedi algo inaudito, una legin del ejrcito celestial enton esta cancin: "Gloria aDios en lo alto y en la tierra paz a los hombres (a los seres humanos) que l ama!". La voz de Dios envala paz a la tierra para todo ser humano. Dios ama a todos los humanos, nosotros tenemos que aceptaresa paz que nos viene de lo alto, de lo contrario slo tendremos guerras.

    Hermanos y hermanas, qu bella es esta fecha que nos habla de luz, de salvacin, de paz, de amor!

    Este acontecimiento evoca otro de mayor transcendencia cristiana, la Pascua de Resurreccin en la quela Vida se hizo definitiva y plena para todos los humanos. La Navidad del Seor empez a celebrarseen el siglo IV para cristianizar la fiesta pagana que el 25 de diciembre celebraba el "Sol invicto". Nuestrafiesta nos presenta una Luz infinitamente ms resplandeciente que el sol y que nunca pierde su fuerza:Jess, el Cristo, muerto y resucitado, eternamente vivo. La Natividad del Seor ha sido desde su origenuna fiesta explcitamente pascual.

    Que este tiempo navideo sirva para reflexionar y darnos cuenta que tenemos a Dios a nuestrolado, siempre; no slo en los das festivos. No permitamos que el ambiente secularizado y mundanaloscurezcan un mensaje tan hermoso como es este de la Natividad del Seor.

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    Primer Domingo despus de NavidadIsaas 61,10--62,3; Salmo 147,13-21; Glatas 3,23-25; 4,4-7; Juan 1, 1-18

    Hace slo unos das nos reunamos para celebrar la natividad de nuestro Seor Jesucristo, lo queel cristianismo llama el misterio de la Encarnacin. Sin demora, la Iglesia hoy nos invita a que nosotros,los herederos del reino de los cielos que somos hijos e hijas de Dios por adopcin, realicemos ennuestras vidas ese misterio de la encarnacin. La Iglesia nos pide que imitemos a Cristo, y que as como"la Palabra se hizo carne y vivi entre nosotros lleno de amor y verdad," nosotros tambin nostransformemos en palabras comprometidas en la misin de Cristo. La Iglesia nos pide que mediante elamor y la verdad, demos a conocer este misterio a quienes todava no han llegado a conocerlo para quetengan la oportunidad de aceptar a Cristo como el Mesas salvador del mundo.

    Se pudiera pensar que las lecturas de hoy se refieren nica y exclusivamente a la figura de Cristocomo si estuvieran contndonos una historia que se repite cada ao. Se pudiera pensar que el profetaIsaas se refiere slo a Cristo cuando nos dice: "El espritu del Seor est sobre m, porque el Seor meha ungido. Me ha enviado para dar una buena noticia a los que sufren, para vendar los corazonesdesgarrados, para proclamar la amnista a los cautivos y a los prisioneros la libertad; para proclamar el

    ao de gracia del Seor" (Is 61,1-2). Obviamente, estas profecas se cumplieron con plenitud en lapersona de nuestro Seor Jesucristo. Lucas nos dice en su evangelio (Lc 3,18-19) que despus de haberledo este pasaje de Isaas en la sinagoga de Cafarnan, Jess dijo que aquellas palabras se habancumplido en presencia de todos.

    La intencin de la Iglesia es ms amplia y nos incluye tambin a nosotros en la proclamacin deestas lecturas. Eso implica que debemos participar del programa salvfico-social trazado por Isaas yllevado a la perfeccin por Jess. Debemos llevar alivio al que sufre, consuelo y libertad al prisionero,debemos erradicar el hambre del mundo.

    La epstola insiste con fuerza en el mismo tema, dice: "cuando se cumpli el plazo, envi Dios asu Hijo, nacido de mujer... para que rescatase a los sbditos de la ley y nosotros recibiremos la

    condicin de hijos. Y como sois hijos, Dios infundi en vuestros corazones el Espritu de su hijo queclama: Abba Padre" (Gal 4,4-6). Joaqun Jeremas, un gran estudioso bblico, dice que la palabra"Abba" en realidad debe traducirse como "pap" o "papato", expresin intima y de gran cario queun hijo usara con su padre y que un judo tpico nunca usara con relacin a Dios. Es decir, a travs delmisterio de la encarnacin y de la muerte y resurreccin de Jesucristo, hemos sido adoptados comohijos e hijas de Dios. Participamos de la intimidad divina.

    Como hijos adoptados de Dios somos muy especiales, tan especiales que nos podemos dirigir a eseDios de una manera muy familiar. Es esta intimidad divina la que debemos llevar a todo el mundo. Elprograma social delineado por Isaas de establecer justicia en la sociedad es una obligacin imperativapara todo ser humano, cristianos y no cristianos. Jess dio mejor ejemplo que nadie. Pero el ser humano

    busca algo ms profundo, algo que le colme de felicidad para siempre. Existen hoy sociedades prsperasdonde prcticamente se ha suprimido la pobreza, y con todo la gente no es feliz. La gente siguebuscando plena satisfaccin en toda clase de experiencias, pero en realidad slo encuentra sufrimiento.San Juan habla de una vida que haba en la Palabra, y esa vida es la luz del ser humano. Hasta que noaceptemos la vida divina que se nos ha ofrecido en la persona de Jesucristo, no haremos ms que dar

    vueltas sobre nosotros mismos, marendonos, volvindonos locos, sin encontrar lo que buscamos.Que este tiempo de Navidad, en que celebramos la presencia de Dios entre nosotros, sea un

    tiempo fructfero y oportuno para superar la superficialidad humana y adentrarnos en la intimidaddivina que Jess nos ofrece.

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    Segundo Domingo despus de NavidadJeremas 31,7-14; Salmo 84, 1-8; Efsios 1,3-6; 15-19a; Mateo 2,13-15

    Las lecturas de este domingo nos presentan a Dios como el gran libertador. sta es la historia detodo el Antiguo Testamento: tenemos un Dios que nos libra. Los grandes profetas como Isaas,Jeremas, Ezequiel, Oseas, repiten este tema como canto sinfnico: Canten de gozo y alegra, haganor sus alabanzas y digan siempre: el Seor salv a su pueblo. ste podra ser el estribillo de todo el

    Antiguo Testamento. Tenemos un Dios amoroso que cuida de su pueblo, como el pastor lo hace de susovejas. Protegidos por Dios, todo llanto se convierte en alegra, toda tristeza en gozo. La alegrarebosar todo dolor.

    San Pablo en la carta a los efsios enfatiza todava ms este pensamiento. Dios nos ha escogido enCristo desde antes de la creacin del mundo para ser hijos suyos y benditos con toda clase debendiciones espirituales. El salmo hace eco a este mismo tema cuando dice: Dichosos los que habitanen tu casa alabndote siempre(5), porque nuestro Dios es el Dios de dioses(8). El Evangelio nosdice que Jess, recin nacido y dbil, tambin experiment el amor libertador de Dios padre.

    El ngel del Seor se aparece en sueos a Jos y le da un mensaje activo y decisivo: Levntate,toma al nio y a su madre, y huye... Apenas nacido, Jess experimenta la condicin humana. Unacondicin llena de contradicciones y paradojas, porque cmo reconciliar el amor libertador divino conel sufrir y padecer en esta tierra que parecen ser el pan nuestro de cada da? Cmo explicar losestragos y devastaciones causados por el temblor de los terremotos, las lluvias torrenciales de loshuracanes y todos los fenmenos naturales que acosan y agobian al indefenso ser humano?

    En verdad no hay respuesta adecuada para algunos interrogantes humanos. Tambin es verdad queel ser humano se empea en vivir donde los agentes atmosfricos se manifiestan con ms furia.Podramos preguntarnos Por qu vivir donde el terremoto tiembla o el huracn azota? Por qu nobuscar soluciones humanas a estos agentes naturales y tal vez necesarios para la misma vida fsica de latierra?

    La verdad es que nuestro Dios, no es un Dios cruel o indiferente. Nos ha enviado a su Hijo paradarnos muestra de su amor y preocupacin por nosotros. La colecta de hoy nos dice que, con elnacimiento de Jess, Dios ha restaurado la dignidad de la naturaleza humana. Tambin nos asegura queestamos destinados a participar de la naturaleza divina de aquel que se humill para participar en lahumana.

    Todo ser humano se ve envuelto por el misterio divino. Un misterio que oscurece el caminarhumano por este mundo. Contamos con das y momentos en los cuales todo nos resulta difcil,doloroso e insoportable. Mas he aqu que tras esos momentos de oscuridad nos llega la luz. Yexperimentamos la gracia divina, el amor divino, la liberacin de Dios. Por eso Pablo pide a Dios qued sabidura espiritual a los de feso y que se les ilumine la mente, para que puedan comprender cul

    es la esperanza a la que han sido llamados, cun gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que lesiguen. La herencia divina no es como la humana pasajera y caduca. La herencia divina es eterna ypermanente. Esto nos debe llevar a una conclusin sabia y antigua formulada por el profeta Isaas: Dioses rico en perdn. Pues mis pensamientos no son sus pensamientos, ni sus caminos, mis caminos, diceel Seor. Porque as como los cielos son ms altos que la tierra, as mis caminos son ms altos que suscaminos, y mis pensamientos ms que sus pensamientos (Is 55, 7-9).

    Aquel que se humill y naci entre nosotros, y se nos da en alimento, nos lo explicar todo un day de nuevo todos a una cantaremos: Canten de gozo y alegra, hagan or sus alabanzas y digan siempre:El Seor salv a su pueblo.

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    La Epifana del SeorIsaas 60, 1-6; 9; Salmo 72, 1-2; Efesios 3, 1-12; Mateo 2, 1-12

    La Epifana es la fiesta de la revelacin, de la manifestacin de Dios. Simblicamente quedaexpresado en la venida de unos magos de oriente para adorar a nuestro salvador Jesucristo. Dice elevangelio que unos magos entraron en la casa, vieron al nio con su madre Mara y, postrndose, leadoraron; luego abrieron sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Oro simbolizando

    la realeza, incienso la divinidad y mirra la humanidad.Con esta fiesta la Iglesia presenta la universalidad del evangelio. Se da la bienvenida a todos lospueblos y a todos se invita a recibir la luz de lo alto que ilumina a todo ser humano sin distincin derazas ni culturas. Levntate, brilla, Jerusaln, que llega tu luz; la gloria del Seor amanece sobre ti!(Is 60,1).

    San Mateo, para transmitirnos este mensaje, recoge en su evangelio varios textos del AntiguoTestamento, los une, los da forma y nos transmite la leccin. La estrella es la estrella de Jacob: Lo veo,pero no es ahora; lo contemplo, pero no ser pronto. Avanza la estrella de Jacob y sube el cetro deIsrael (Nm 24, 17). La venida del Mesas, el Rey de los judos, es un eco de las bendiciones de Jacob:No se apartar de Jud el cetro ni el bastn de mando de entre sus rodillas, hasta que le traigan tributo

    y le rindan homenaje los pueblos (Gn 49, 10). El nacimiento del Mesas en Beln se fundamenta enla profeca de Miqueas: Y t, Beln, tierra de Jud, no eres, no, la menor entre los principales clanesde Jud; porque de ti saldr un caudillo que ser pastor de mi pueblo Israel (Miq 5,1-3).

    A partir de la Edad Media se fueron agregando elementos que no aparecen en la narracin deMateo, como el nmero de tres, con base, tal vez en los tres regalos; la transformacin de magos enreyes, cuyo fundamento puede encontrarse en el salmo 72: Los reyes de Tarsis y las islas traerntributo. Los reyes de Sab y de Seba pagarn impuestos; todos los reyes se postrarn ante l, le servirntodas las naciones y mientras viva se le dar oro de Sab (Sal 72, 10-11 y 15). Y, finalmente, losnombres de Melchor, Gaspar y Baltasar asignndoles a cada uno un pas, todo ello obedece a ladevocin popular.

    De esta manera los escritores bblicos transmiten sus mensajes. Hacen una composicin literaria

    del gnero midrs. En la literatura rabnica midrash significaba, en general, el estudio de unos textos,y ms en particular, un comentario o explicacin de carcter homiltico. Es una meditacin sobre untexto sagrado o una reconstruccin imaginaria de la escena o episodio narrado. Lo que intentabansiempre era la aplicacin prctica a la vida presente. De la manera que hemos visto Mateo nos transmiteun mensaje.

    El mensaje es ste: que la manifestacin de Cristo y la salvacin que ofrece estn abiertas a todoslos pueblos y naciones de la humanidad. Librar al pobre que clama, al afligido que no tiene protector,se apiadar del pobre y del indigente, y salvar la vida de los pobres (Sal 72,11). Es sta una verdadque los mismos discpulos comprendieron muy tardamente, pues en un principio crean que el Mesasera propiedad exclusiva del pueblo de Israel.

    San Mateo pone de relieve el contraste entre esta apertura a la fe por parte de los gentiles, y larepulsa del Mesas por parte de los propios israelitas: Herodes, los sumos sacerdotes, los letrados y todoel pueblo sobresaltado.

    Esto es lo que debemos creer: que el Hijo de Dios ha venido a salvar, no a un pueblo particular,sino a toda la humanidad, y cuanto ms humildes seamos ms preparados estaremos para apreciar suEpifana. Todo el que acepte el mensaje de Jess encontrar salvacin.

    Pero, podemos preguntarnos, qu regalos le podramos ofrecer al Seor, hoy, en su Epifana?Ofrezcmosle los mismos que los magos de oriente: oro, que nadie reine en nuestra alma sino l; mirra,que con nuestra vida ejemplar, nos dediquemos al servicio de los dems; incienso, que le adoremos sloa l en todo tiempo y lugar.

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    Primer Domingo de Epifana (El Bautismo del Seor)Isaas 42,1-9; Salmo 89,1-29; Hechos 10,34-38; Mateo 3,13-17

    En esta ocasin Mateo narra un cuadro importante en la vida del Maestro de Galilea, su bautizo.Despus del bautizo Jess se retira a un lugar desierto, y durante cuarenta das y cuarenta noches,ayuna, ora, y reflexiona para iniciar su ministerio terreno.

    Mas veamos hoy la verdadera enseanza de lo que implica un bautismo. La palabra "bautismo" se

    deriva del verbo griego baptizein, que significa "sumergir, lavar". El bautismo es, pues, una inmersino una ablucin. El agua ha jugado un papel simblico como signo de purificacin en todas lasreligiones. En el Antiguo Testamento, el diluvio y el paso del mar Rojo, sern vistos ms tarde comoprefiguraciones del bautismo. Se imponen leyes de abluciones rituales que purifican y capacitan para elculto. Los profetas anuncian una efusin de agua purificadora del pecado.

    Un poco antes de la venida de Jess, los rabinos bautizaban a los proslitos, paganos de origen,que se agregaban al pueblo judo. Parece que algunos consideraban este bautismo tan necesario comola circuncisin.

    El bautismo de Juan es un bautismo nico, conferido en el desierto con miras al arrepentimientoy al perdn (Mc 1,4). Comporta la confesin de los pecados y un esfuerzo de conversin definitiva,expresada en el rito (Mt 3,6). Juan insiste en la pureza moral, pero slo establece una economa

    provisional, es un bautismo de agua, preparatorio para el bautismo mesinico en el Espritu Santo y enel fuego (Mt 3,11), purificacin suprema.Jess, al presentarse para recibir el bautismo de Juan, se somete a la voluntad de su Padre y se sita

    humildemente entre los pecadores. Es el cordero de Dios que toma as sobre s mismo el pecado delmundo (Jn 1, 29-36). El bautismo de Jess por Juan es coronado por la bajada del Espritu Santo y laproclamacin por el Padre celestial, de su filiacin divina. Es tambin el anuncio de pentecosts, queinaugurar el bautismo en el Espritu, para la Iglesia (Hch 1,15; 11,16) y para todos los que entren enella (Ef 5,25-32; Tit 3,5ss).

    El bautismo cristiano implica normalmente una inmersin total (Hch 8,38) o, si no es posible, porlo menos, un derrame de agua sobre la cabeza, tal como lo atestigua el Didaje 7, 3, o libro de laenseanza de los Apstoles. San Pablo en varias de sus cartas habla y profundiza sobre el significado del

    bautismo. Por ejemplo, dice que la inmersin en el agua representa la muerte y la sepultura de Cristo,la salida del agua simboliza la resurreccin en unin con l. El bautismo hace que muera el cuerpo encuanto instrumento de pecado (Rm 6,6) y hace participar en la vida para Dios en Cristo (Rm 6,11).El bautismo es un sacramento pascual, una comunin con la pascua de Cristo. El bautizado muere alpecado y vive para Dios en Cristo (Rm 6,11) vive de la vida misma de Cristo (Gal 2,20). Latransformacin as realizada es radical. Es despojo y muerte de la vieja criatura y revestimiento de lanueva criatura. Nueva creacin a la imagen de Dios.

    El bautismo segn el libro de Oracin Comn: "Es el sacramento por el cual Dios nos adoptacomo hijos suyos, y nos hace miembros del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, y herederos del reino de Dios".Todos los bautizados formamos una gran familia, un gran pueblo, un cuerpo mstico, que un da semanifestar en toda su gloria. Lo que da vida a este cuerpo, aqu en la tierra, es nuestra incorporacin

    a la vida divina. Pero es necesario imitar profundamente la vida de Jesucristo si no queremos que estesacramento sea slo una costumbre repetida sin pensarlo bien.Para recibir el bautismo se han de cumplir ciertas condiciones y promesas. Se ha de renunciar al

    mal y todas sus consecuencias. Es necesario arrepentirse de los pecados, aceptar a Jess como Seor ysalvador, profesar fe en la Trinidad y en la Iglesia. Adems prometemos seguir estudiando la enseanzade la Iglesia, asistir a la Eucarista, y rezar asiduamente. Tambin prometemos resistir al mal yarrepentirnos si caemos en el pecado; proclamar el evangelio de palabra y de obra, servir a Cristo entodas las personas, y luchar por la justicia y la paz entre todos los pueblos. En una palabra, sicumpliramos todo esto el mundo sera un poco mejor. Y todos seramos ms felices. Renovemos hoyesas promesas conscientes de lo que implican.

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    Segundo Domingo de EpifanaIsaas 49,1-7; Salmo 40,1-10; 1 Corintios 1,1-9; Juan 1,29-41

    El evangelio presenta a Juan el Bautista dando testimonio de Jess. Ve a Jess como "el Corderode Dios" que quita el pecado del mundo. Jess es el elegido de Dios para redimir al mundo iniciandola obra de salvacin con el poder del Espritu Santo. La segunda parte del evangelio cuenta, de formasencilla, cmo Jess reclut a los primeros discpulos.

    Vamos a centrar nuestra reflexin en la frase "el Cordero de Dios", propia del evangelio de Juan.El evangelista supo aunar en una expresin feliz una larga tradicin simblica y ritual. El cordero era elanimal del Oriente Medio. Cubra las necesidades elementales del ser humano, era pues un medioprimordial de sustento, como en otros lugares pudo ser cualquier otro animal. Sabemos que el bisonteera el animal que daba vida a la variedad de razas que existan en lo que es hoy Amrica del Norte.Sabemos tambin, que eliminados los bisontes tambin los indios fueron desapareciendo.El cordero provea al pueblo de ropa, por medio de la lana; de comida, mediante la carne, la leche yotros derivados como queso; adems, poda ser cambiado por dinero u otras mercancas. Pero ademsde este valor material y realista, la oveja y el cordero, adquirieron un valor religioso, especialmente enel pueblo judo.

    En el Antiguo Testamento el cordero tuvo un significado capital cuando fue usado como ofrenda

    agradable a Dios por parte de Abel, el hermano de Can (Gn 4,4). El cordero fue la ofrenda queAbrahn utiliz en sustitucin del sacrifico de Isaac, su hijo, la cual fue aceptada por Dios (Gn 22,1-14). El cordero se estableci como un animal adecuado para la propiciacin, para el sacrifico y para laliberacin del pueblo de Israel. Cuando Dios decidi libertar a su pueblo cautivo de los egipcios,orden a los hebreos inmolar un cordero por familia "sin mancha, macho, de un ao" (Ex 12,5),comerlo al anochecer y marcar con su sangre el dintel de la puerta. Gracias a este signo, el ngelexterminador los perdonara cuando viniera a herir de muerte a los primognitos de los egipcios.

    Ms tarde la tradicin juda dio un valor redentor a la sangre del cordero. Gracias a la sangre delcordero pascual, los hebreos fueron rescatados de la esclavitud de Egipto. El cordero era lo ideal parael sacrificio y la redencin, pero slo serva para una persona o para una familia, no para toda la nacin;por eso cuando el rey Salomn ofreci sacrificios por el pueblo, ofreci miles de toros y corderos. Para

    la redencin de la humanidad se necesitaba un cordero, uno solo, sin mancha, perfecto y al mismotiempo que fuera sacerdote, como leemos en la carta a los hebreos, "santo, sin tacha ni mancha,apartado de los pecadores, ensalzado sobre el cielo"(Heb 7,26).

    Quin podra ser? Ya en el Antiguo Testamento, cuando el profeta Jeremas es perseguido por susenemigos, se comparaba con un "cordero, al que se lleva al matadero" (Jer.11,19). El profeta Isaashabla ms patticamente de un ser perseguido, despreciado que "como cordero fue llevado al matadero,como oveja muda ante el esquilador, no abra la boca" (Is 53,7). Este texto, que subraya la humildad

    y la resignacin del siervo, anunciaba de la mejor manera el destino de Cristo, como lo explica Felipeal eunuco de la reina de Etiopa en los Hechos de los Apstoles (Hch 8,31.35). Al mismo texto de Isaasse refieren los evangelistas cuando, en el relato de la pasin, recalcan que Cristo "se callaba" delante delSanedrn (Mt 26,63).

    Sin duda, Juan el evangelista coloca en la boca del Bautista toda esta doctrina y tradicin y le haceexpresarse de esta manera: "Ah est el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1,29).Mas sabemos ya que este cordero inmolado por la salvacin del mundo sera exaltado y adorado parasiempre. As nos lo demuestra el libro del Apocalipsis, "digno es el Cordero degollado de recibir elpoder, la riqueza, el saber, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza" (Ap 5,12). Ahora, el Corderotriunfante se convertir en pastor para conducir a los fieles hacia fuentes de agua viva (Ap 7,17).Como leccin prctica para nuestra vida podemos aprender que se logra ms con la humildad, con lasencillez que con el poder y la arrogancia. Si aplicamos esta doctrina a nuestra vida diaria nosquedaremos sorprendidos de los buenos resultados que produce. Amemos a todos con abnegacin ycambiaremos el mundo.

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    Tercer Domingo de EpifanaAms 3,1-8; Salmo 139,1-17; 1 Corintios 1,10-17; Mateo 4,12-23

    En los evangelios de los ltimos domingos hemos estado oyendo la voz del Bautista. Con voz detrueno y vida austera anunciaba la venida de uno ms grande que l. Esa persona ha llegado, es elMesas, que empieza actuar. Con su llegada brill la luz a quienes se encontraban en la oscuridad deesta tierra. Y cul va a ser el mensaje de su predicacin? Jess comenz a predicar diciendo:

    "Convertos, porque est cerca el reino de los cielos" (Mt 4,17). Para recibir el mensaje divino esnecesario ante todo una conversin interior. Sin ella nos encontramos en el reino de las tinieblas,seguimos actuando a nuestro propio antojo y segn nuestras inclinaciones ms naturales.

    Cambiad vuestra manera de actuar, cambiad vuestras vidas y viviris, porque sin daros cuenta seir estableciendo el reinado de Dios!

    Dios podra establecer en la tierra un reinado celestial. Podra hacerlo si quisiera. Tiene el poder,pero, desea la colaboracin humana. Quiere que nosotros mismos seamos los colaboradores de nuestropropio destino. Por eso, empieza Jess el programa apostlico reclutando discpulos: "Venid yseguidme, y os har pescadores de hombres" (Mt 4,19).

    A continuacin Mateo describe rpidamente las actividades de Jess: recorra toda Galilea,enseaba en las sinagogas y proclamaba la buena noticia del reino y curaba entre el pueblo toda clase

    de enfermedades y dolencias.La buena noticia que haba llegado a todos por igual, les abra el camino de la conversin a Diosy de la salvacin.

    Hoy, despus de dos mil aos de predicacin y de reflexin bblica, podemos preguntarnos,cmo se ha realizado el programa de Jess?. Al parecer, la predicacin de Jess no caa sobre seresanglicos o perfectos, sino sobre seres humanos, dbiles y ciegos a las realidades divinas.

    Desde los primeros titubeos evanglicos, vemos ya a las primeras comunidades cristianas divididas.A Pablo, el gran apstol de las gentes, todo eso le parta el corazn. As clama los de Corinto: "os ruegoque estis de acuerdo y que no haya disensiones entre vosotros" (1 Cor 1,10). El mensaje esencial dePablo es que el Mesas prometido a los judos, viene para todos los seres humanos. Es absurdo hacer del bandera de un bando frente a otro, creando as divisiones en Corinto. El Mesas ni est dividido ni

    es monopolio de un grupo. Al parecer, se haban formado en Corinto varios partidos: el de Pablo,fundador de la comunidad; el de Pedro, cabeza por un tiempo de la comunidad de Jerusaln; el deApolo, judo helenista de Alejandra, muy versado en la Escritura y relacionado con el movimiento delBautista (Hch 18,25); y el del Mesas, legtimo en s, pero deformado por actitudes polmicas eintransigentes.

    Estas disensiones iniciales no hicieron ms que sentar el precedente de lo que estaba por venir. Enlos dos mil aos de cristianismo hemos visto de todo: bueno y malo. Con frecuencia nos gusta recalcarlas tintas sobre todo lo malo que ha sucedido, cuando en realidad el bien supera con creces a todos loserrores cometidos. Los desatinos cometidos, como abusos del poder por parte de la jerarqua, lascruzadas, las inquisiciones, los castigos excesivos, todo tiene una raz comn: el no haber aceptado laconversin interior que nos pide Cristo en su mensaje. Ms an no se ha aceptado el ejemplo de su vida.

    No se ha aceptado el gran sacrificio que realiz en la cruz por nosotros. Pablo nos preguntara, quinha muerto en la cruz por vosotros?Hoy da el cristianismo sigue dividido y la causa de tal divisin es la misma. Preferimos seguir a un

    telogo, a un obispo, a un papa, a un lder, que nos cautivan con su predicacin o enseanza, pero noaceptamos el sacrifico abnegado de entregar nuestra vida al servicio del evangelio. Muchos hemosconocido a una viejita de rostro arrugado, pequea y encogida, que se llamaba la Madre Teresa. Esamujer, con el ejemplo de su vida cautiv el amor y admiracin de todo el mundo. Podramos decir quetodos a una, creyentes y no creyentes, coincidimos en reconocer en ella a una santa. Y por qu hemosde estar todos de acuerdo en un caso como ste? Sencillamente, porque la Madre Teresa acept la cruzde Cristo. Esa cruz la condujo a la luz que todo lo ilumina. Hagamos nosotros lo mismo.

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    Cuarto Domingo de EpifanaMiqueas 6,1-8; Salmo 37,1-6; 1Corintios 1, (18-25)26-31; Mateo 5,1-12

    Las lecturas de hoy hablan del infinito amor que Dios siente por su pueblo. El profeta Miqueaspresenta al Seor cuestionndose, de una manera triste y dolorosa, por la razn del rechazo y abandonode su pueblo. "Respndeme, pueblo mo, qu te he hecho o en qu te he molestado?"Despus de haber ayudado tanto a su pueblo se mantendr Dios fiel a la alianza con Israel? El pueblo

    de Israel, debido a sus constantes quejas, es responsable del pleito iniciado por el Seor. Dios invita atoda la creacin para que sea testigo del juicio.

    En respuesta a las acusaciones de las gentes, Dios les recuerda las ocasiones en que les liber de laesclavitud y de la destruccin. Dios reta a su pueblo a acordarse de esos eventos. El primero es el xodode Egipto; el segundo hace referencia a los sucesos ocurridos en la toma de posesin de la tierraprometida.

    Aparentemente el recuerdo de esos acontecimientos le permite a Israel volver a sus sentidos ydecide cambiar su comportamiento ante Dios. Una vez ms, es Dios quien toma la iniciativa y enva asu profeta para que empiece el proceso de reconciliacin. El pueblo, por su parte, tambin enva a surepresentante. Este ofrece sacrificios de expiacin que rpidamente escalan a lo irracional. Dios rechaza

    los sacrificios porque no son sinceros, e invita al pueblo a obrar el bien, a practicar la justicia y a caminarhumildemente con Dios.Tanto Mateo como Pablo nos exhortan a poner nuestra confianza en Dios y no en la falsa sabidura

    del mundo. Lo que nosotros consideramos sabio, noble, efectivo e importante quizs no cuente paranada; y lo que s cuenta es algo que est completamente fuera de nuestro control. Lo que

    verdaderamente cuenta es nuestra fe en Jesucristo que muri para que nosotros tengamos vida y latengamos en abundancia.

    Las bendiciones y la buena fortuna pertenecen a las gentes ms extraas: a los humildes, los pobresde espritu y a los que buscan la justicia y la paz.En la Carta a los de Corinto, Pablo comienza rechazando la sabidura del mundo que ha rehusado"conocer" a Dios. Conocer a Dios en este contexto significa entender y seguir a Dios con todo el

    corazn y hacerlo completamente parte de nuestra persona y de nuestra vida. La sabidura del mundoque Pablo rechaza no es la tradicin de los judos, sino la sabidura de los filsofos griegos y de losgnsticos cuyas ideas estaban afectando la fe de los creyentes en la comunidad de los corintios.La sabidura de los de Corinto rechaza a Dios y a Jesucristo porque no puede entender la cruz. Elmundo en el que vivimos hoy tambin rechaza y se niega a conocer a Dios, no tanto por no entenderel misterio de la cruz, sino porque es un mundo en el que tenemos una falsa sensacin de seguridad yautosuficiencia.

    Sin embargo, Jesucristo nos recuerda en el sermn de la montaa, que el reino de los Cielos nopertenece a los orgullosos, autosuficientes, ni a quienes creen saberlo todo sino a los humildes,ignorantes, en una palabra, a quienes se han vuelto como nios. "De modo que nadie pueda gloriarse

    en presencia del Seor", dice Pablo.Los pobres, los que lloran, los humildes de corazn, los pacientes, los hambrientos y sedientos dejusticia y paz, los compasivos, y los que son perseguidos, despreciados y humillados, son los que quiereDios en su reino.

    Dios quiere que todos y cada uno de nosotros formemos parte de su Iglesia y de su Pueblo. Siguellamando a hombres y mujeres de todas las edades, razas y condiciones sociales a formar parte de sureino. Lo que tenemos que hacer es decidirnos a conocerle y a seguirle. Escuchemos otra vez laspalabras que Dios nos dirige a travs del profeta Miqueas: "Ya se te ha dicho, hombre, lo que es bueno

    y lo que el Seor te exige: tan slo que practiques la justicia, que seas amigo de la bondad, y te porteshumildemente con tu Dios" (Miq 6,8).

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    Quinto Domingo de EpifanaHabacuc 3,1-6, 17-19; Salmo 27,1-7; 1Corintios 2,1-11; Mateo 5,13-20

    El evengelio presenta a Jesucristo despus de haber pronunciado el sermn de la montaa. SanMateo resume las actividades de Jess durante su primer viaje a Galilea como maestro, predicador ycurador de enfermos (Mt 4,23). En el pasaje que acabamos de escuchar Jess indica a las

    muchedumbres cmo seguirlo. Cada discpulo es como el grano de sal que da sabor a las comidas, quepermite conservar por ms tiempo los alimentos y que sirve como catalizador para avivar el fuego en elhorno. Pero ser sal de la tierra no es una tarea fcil. La sal se puede desvirtuar. Se necesita estar llenodel Espritu de Dios que es quien da sabor a nuestras vidas, que nos conserva para la vida eterna y queenciende en cada uno de nosotros el fuego infinito del amor de Dios.

    En el versculo catorce Jess habla de una nueva responsabilidad, la de ser luz para el mundo."Vosotros sois la luz del mundo". Como la sal, la luz tambin tiene poderes especiales. Por experienciapropia sabemos que un pequeo rayo de luz destruye la oscuridad. Los discpulos tenemos la misinde vencer las tinieblas que hay en nuestros corazones y en las vidas de muchos de nuestros hermanos y

    hermanas. Es interesante observar cmo nuestro Seor llama a quienes le siguen "lamparas delmundo", especialmente si tenemos presente que nosotros no brillamos por nosotros mismos. Jesucristonos eleva al nivel de su ministerio y nos hace partcipes de su luz. En el evangelio de san Juan nos enseaque l es la luz del mundo. "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminar en tinieblas, sinoque tendr la luz de la vida" (Jn 8,12).

    Jesucristo es la luz del mundo, y hace partcipes de esa luz a los que se entregan a l. Losseguidores de Cristo, a su vez, se convierten en luz del mundo. Esa es la tarea que nos da a todos losbautizados: "Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello,den gloria al Padre que est en los cielos" (Mt 5,16).

    La Iglesia, el Pueblo de Dios, es decir, nosotros, somos sal y luz. Los judos no se fijaban tantoen que la sal da sabor, sino en que conservaba los alimentos. Nosotros al ser sal, debemos conservar convitalidad a toda la familia de la Iglesia. En el Antiguo Testamento la sal compartida en un banquetesellaba un contrato o una alianza. As vemos cmo en el libro de los Nmeros Dios sella una alianzacon los sacerdotes, diciendo: "Es una alianza perpetua, sellada con sal delante del Seor, para ti y tusdescendientes" (Nm 18,19).

    As pues, los discpulos de Jess, son la sal de la tierra porque pueden lograr que el mundo entreen alianza con Dios. Su tarea es mantener en el mundo unas inquietudes elevadas. Inquietudes por una

    justicia verdadera y, con ello, impedir que las sociedades humanas se estanquen en la mediocridad. El

    mundo por si mismo no sabe para qu lo llama Dios.Discpulo cristiano es aqul que conoce a Jess crucificado y resucitado. Teniendo presentesambos misterios. Una veces ser necesario recalcar uno, otras otro. Cuando Pablo se presenta a losorgullosos de Corinto lo hace con palabras sencillas y sin elocuencia. Les da a conocer el proyectomisterioso de Dios y para llevarlo a feliz trmino decide no conocer ms que a Jess, y a ste crucificado.

    El Mesas crucificado de quien habla san Pablo es la sal de la tierra y la luz del mundo. Permitamosque l nos convierta en la sal de su amor que da sabor y conserva al mundo en santidad. Permitamosque l sea la luz de la vida que nos separa de las tinieblas del pecado.

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    Sexto Domingo de EpifanaEclesistico 15,11-20; Salmo 119, 1-16; 1 Corintios 3,1-9; Mateo 5,21-24,27-30,33-37

    "Si alguien me pudiera probar que la verdad no est en Cristo, todava escogera a Cristo". Estafrase chocante del famoso escrito ruso Dostoiesky, nos invita a reflexionar.En primer lugar, nos parece absurdo que la verdad no coincida con Cristo. Jess nos mostr una vidatan extraordinaria, nos ense una doctrina tan sublime que siempre hemos de concluir que Jess es la

    Verdad. Cualquier otra afirmacin, cualquier otra verdad, que no se ajustara al modelo de Jess sequedara corta.Al leer los evangelios, a veces, tropezamos con afirmaciones que nos cuesta creer que salieran de

    los labios de Jess. Esto no debe extraarnos, ya que los evangelios fueron escritos por discpulos deJess. Con frecuencia no recuerdan la palabra exacta, la frase correcta que pronunci Jess y ellosmismos confeccionan una frase que hacen que Jess pronuncie. Otras veces hacen lo mismotrasmitindonos sus propios sentimientos como si fueran los de Jess, por ejemplo, el enfado e inclusoodio contra los judos por no haber aceptado a Jess, como el mesas anunciado por los profetas. Entodos estos casos, sabemos que no fue Jess, sino los discpulos quienes se expresaban de esa manera.Sin embargo, si en algo estn todos los evangelistas de acuerdo es en la enseanza de Jess. Nos dicenque "el sbado entraba en la sinagoga a ensear" (Mc 1,21), y que "recorra las aldeas del contornoenseando" (Mc 6,6), y que tambin "enseaba en el templo.." (Mc 12,35 y Jn 7,14). Y que todo elpueblo admiraba su enseanza" (Mc11,18).

    Adems, enseaba una "doctrina nueva, con autoridad" (Mc 1,22 y 1,27). Es decir, no repeta loya sabido, sino que se converta a s mismo en fuente de doctrina nueva y original. Por eso, todos seadmiraban y se llenaban de asombro (Mc 1,22 y1,27).

    En el evangelio de hoy tenemos tres ejemplos de lo novedoso de la doctrina de Jess. No slocondena el asesinato, sino el enojo y el insulto. No slo condena el adulterio sino el deseo desordenado.No slo condena el juramento, la maldicin, sino todo lenguaje que tenga sonido de hipocresa.Esa manera de hablar de Jess, nos infunde miedo por el castigo aadido. Efectivamente, al or hablardel "fuego del infierno", nos vienen a la mente las imgenes dantescas que desde nios nos han

    inculcado. Sin embargo, Jess no se refiere a ese infierno, que no existe, sino a una situacin que losjudos conocan muy bien. La palabra original hebrea que Jess us era Gehinnon y haca referencia aldesolador Valle de Hinnom, al sur de Jerusaln, donde la basura arda sin cesar y donde en el pasado sehaban ofrecido sacrificios humanos a dioses canaanitas.

    As pues, Jess lo que trataba de ensear era lo siguiente, terminen con toda violencia y vivansiempre en harmona. Superen todo placer desordenado porque es pasajero y acarrea dolor. En su hablarsean sencillos y no se engaen. En una palabra, sean inocentes y sencillos como los nios.Hay que admitir que, a muchos, esta doctrina les pareca difcil de cumplir, por ello, algunos dejaronde seguirlo. Sin embargo, sabemos que Dios no pide cosas imposibles. Todo lo que nos pide lopodemos cumplir si nos esforzamos. As lo da a entender el libro del Eclesistico escrito hace ms de

    dos mil aos. Afirma que "al principio Dios cre al ser humano, y lo dej a su propio albedro. Si quiere,guardar los mandamientos, y permanecer fiel a su voluntad" (Eclo 5,14-15).La sabidura divina es infinita. Cmo podra imponer al ser humano mandatos que no pudiera

    cumplir? Si as fuera, toda la responsabilidad caera sobre el mismo Dios. Todo lo que Dios nos pide lopodemos cumplir. No ser fcil. Costar cierto esfuerzo y trabajo. Mas sabemos que todo lo costosotiene mucho ms valor. La vida nos resulta ms difcil cuando nos dejamos dominar de la pereza.

    Acudimos al sacramento de la Eucarista todos los domingos para alimentarnos de la gracia divina.Acudamos para recobrar fuerzas y poder cumplir aquello que nos resulta arduo y dificultoso. Podemosestar seguros que Dios ayuda siempre al que lo invoca de todo corazn y no lo dejar abandonado.

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    Sptimo Domingo de EpifanaLevtico 19,1-2,9-18; Salmo 71; 1 Corintios 3,10-11,16-23; Mateo 5,38-48

    Moiss recibi este mensaje de lo alto: "Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: Serissantos, porque yo, el Seor, vuestro Dios, soy santo".Este mensaje quedar grabado en la mente de todo israelita. En la historia del pueblo judo se diosiempre una tensin entre el cumplimiento y el incumplimiento de ese mensaje. Cuando la conducta

    del pueblo se alejaba de tan sublime mandato parece que las desgracias les sucedieran una tras otra.Cuando se esforzaban por ser perfectos mejoraba la situacin.

    Un mandado tan sublime da la sensacin de que estuviera anticipando la vida divina aqu en latierra. Creemos que si hay cielo, all todos seremos santos, perfectos, y no se darn ninguna de lasdeficiencias e imperfecciones que experimentamos en esta vida. As pues, cuando se nos insta a vivir una

    vida santa aqu en la tierra es como si se nos dijera: "si son perfectos pueden vivir una vida divina, ycelestial, ya aqu en la tierra".

    En este pasaje del Levtico nos llaman la atencin algunos detalles de gran sensibilidad. As, se leordena al que tiene tierras y campos que no recoja todo el fruto y deje algo para el necesitado. Que dejegrano, que deje uvas, que deje frutos, que deje vegetales, que deje hortalizas, para que el pobre, la

    viuda, y el extranjero, cuando pasen por tus tierras puedan recoger algo y alimentarse. Si esos detallesse convierten en costumbre, el que recoge del fruto abandonado, no est robando, sino que est siendoalimentado por la generosidad del donante.

    Tambin se ordena al que tiene industrias y trabajadores que les pague cuanto antes, para no saqueprovecho del dinero que ya pertenece al obrero. Cuntos negociantes no debieran cumplir hoy da coneste mandato! Conocemos negociantes que retienen el dinero del pobre durante das sacando de lmximo provecho. En realidad estn robando a sus empleados.

    Jess eleva esta doctrina del Levtico a grados sublimes. Por instinto natural todo ser humanotiende a defenderse ante el agresor. Lo normal sera resistir al agresor sin inferirle ningn dao. Mas

    Jess nos insta a algo ms, a no ofrecer resistencia alguna, a mantenernos en una actitud pasiva. Esverdad que en ciertos casos, el agresor se ver confundido y avergonzado y cambiar de conducta anteuna persona que no se defiende. En otros casos, como el de Jess mismo, gente impa y ciega terminarcon el inocente e indefenso. Pero en definitiva, la doctrina extremada de Jess es que los violentospueden destruir el cuerpo pero no el alma.

    El ltimo y definitivo objetivo de Jess es que los seres humanos optramos por vivir en la tierracomo se vivir en el cielo. En la otra vida no se dar ninguna de esas inclinaciones desviadas que aquexperimentamos. En la otra vida seremos perfectos como Dios lo es y obraremos siempre el bien, comolo hace el Seor. Y el Seor del cielo y de la tierra, hace que el sol alumbre sobre buenos y malos, ymanda lluvia sobre justos e injustos. De la misma manera debemos comportarnos nosotros.

    La doctrina del evangelio suena muy estridente a los odos humanos, porque en esta vida siempreencontramos razonamientos apropiados a nuestros deseos terrenos. Y nos rodeamos de filsofos, decientficos, de sabios, que han sido aclamados por el gnero humano. En esta situacin san Pablo nossale al encuentro y nos amonesta: "La sabidura de este mundo es locura a los ojos de Dios" (1Cor3,19) y segn el salmista: "El Seor conoce cun vanos son los pensamientos de los sabios" (1 Cor3,20). As lo podemos constatar todos, cuando nos dejamos llevar de consejos mundanos. Puede quetengan validez para una temporada pero no la tendrn para la eternidad.

    En definitiva, nos es ms aconsejable que sigamos siempre la enseanza de Jess, pues como dijosan Pedro, a quin vamos a acudir? T tienes palabras de vida eterna (Jn 6,70).

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    Octavo Domingo de EpifanaIsaas 49,8-18; Salmo 62; 1 Corintios 4,1-5(6-7)8-13; Mateo 6,24-34

    El profeta Isaas siempre nos sorprende con su bello estilo literario y con una doctrina sublime.Hoy nos transmite el mensaje del Seor de esta manera: "Es que puede una madre olvidarse de sucriatura, no conmoverse por el hijo de sus entraas? Pues, aunque ella se olvide, yo no me olvidar" (Is49,14-15).

    Ante ese interrogante divino, uno no puede menos de asentir, "no, una madre no puede olvidarsede su hijo". Pero el Seor quiere ir ms all para asegurarnos de su continua proteccin y nos asegura:"pero, en caso de que una madre se olvidara, yo, tu Dios, nunca me olvidar de ti". Con esta afirmacin

    ya nuestro nimo puede descansar y reposar sobre verdes prados al lado de manantiales de agua fresca.Aquellas personas que tienen una fe profunda as lo han entendido y vivido. Han puesto toda su

    confianza en Dios y viven tranquilas, nada temen. Saben que Dios es para ellas, "roca y salvacin,fortaleza y refugio" (Sal 62,7-8).

    Pero, la mayora de los seres humanos, que tenemos que bregar en el mundo, con frecuencia nosolvidamos de tan bello mensaje. Nos olvidamos de que Dios est siempre a nuestro lado paraprotegernos y nos entregamos a otro seor. Nos hacemos esclavos de una sabidura mundana. Esa

    sabidura nos empuja a trabajar como locos para triunfar. Nos empuja a subir la escalera de la fama y delpoder, y si no lo hacemos "no somos nadie".Cun diferentemente pensbamos cuando vivamos tranquilos en nuestros pueblos de origen, o

    de nios, en nuestros barrios, jugando sin pensar en el maana o en la fama! Entonces ramos felices,aunque no tuviramos nada.

    Ahora, muchos, sin ser ricos, hemos superado la pobreza; ahora, casi tenemos de todo;comparados con gentes del tercer mundo, somos ricos. Y sin embargo no somos felices. Y no lo somosporque hemos cado en la esclavitud de servir al dinero. Y servimos al dinero por dos razones, primeroporque queremos estar seguros de no volver a caer en la pobreza, y segundo, porque nos gustara poseertanto como el ms rico.

    A esas dos razones nos sale Jess al encuentro y nos dice que confiemos en Dios. Nos dice: "Noestis agobiados por la vida, pensando qu vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qu osvais a vestir. No vale ms la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido?" (Mt 6,25). Podramosresponder a Jess, "ya, pero si no comemos no vamos a tener vida, vamos a morir". Y Jess nos puedepreguntar: "cundo te falto el alimento, no ests vivo?" Por otra parte, aunque muriramos, Jess nosasegura que siempre tendremos vida en l. Una vida mucho ms valedera y profunda que la de aquabajo.

    Dios nos ofrece seguridad y tambin ms felicidad poseyendo menos. Jess as lo practic durantesu vida. Sus discpulos siguieron el ejemplo. San Pablo cuenta cmo por causa de Jess fue tenido portonto y dbil, fue despreciado, pas hambre, sed y careci de ropa; sufri persecucin y maltrato, fue

    tratado como basura del mundo y desprecio de la humanidad. Y todo eso por qu? Porque comprendimuy bien que hay bienes superiores. Los bienes con que seremos recompensados en la otra vida.Los santos que practicaron esa doctrina de desprendimiento tambin hablaron del desprecio de las

    cosas materiales y de todos los honores de este mundo. Y no es que entendieran que las cosas creadaspor Dios son malas. No, lo que entendan es que comparadas con Dios, no son nada, son como polvoque se lo lleva el viento. Un da son y otro no. Mas Dios vivir siempre y nos colmar de felicidad.

    De ah que el salmista nos invite a descansar slo en Dios, porque "en Dios est nuestra salvaciny nuestra gloria.." "Confen siempre en l, oh pueblos; desahoguen delante de l su corazn, porqueDios es nuestro refugio" (Sal 62,8-9). No nos olvidemos: Dios es nuestra madre y nunca se olvidar denosotros.

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    ltimo Domingo de EpifanaExodo 24,12, 15-18; Salmo 99; Filipenses 3,7-14; Mateo 17, 1-9

    Todos los aos, en este tiempo, el Leccionario nos presenta la transfiguracin del Seor como laculminacin del tiempo de la Epifana y como anticipacin del tiempo de la Cuaresma, para quetengamos presente que Jess, desde el primer momento, tuvo el poder de transcender todo dolor ytodo sufrimiento.

    Las lecturas de este domingo estn estrechamente conectadas. Mateo presenta a Jess encircunstancias semejantes por las que pas Moiss (Ex 34,54). La gloria del Seor se manifiesta a losisraelitas como fuego temible, a Moiss como nube misteriosa y accesible. En el evangelio Moiss esnombrado antes que Elas. Tanto Moiss como Elas son personajes muy importantes no slo para latradicin juda, sino tambin para, entender mejor y corroborar afirmativamente el ministerio denuestro seor Jesucristo, en quien se da la culminacin de toda la historia pasada.

    Las controversias y hostilidades que generaba la predicacin de la buena nueva de Jessnecesitaban ser contrarrestadas con fenmenos semejantes a los ya aceptados por las autoridades judas,

    y an superarlos. La transfiguracin que experiment Jess en el monte alto convalida su ministerio.Moiss representa lo ms importante a los ojos de los judos: la Ley. Elas, por su parte, representa a losprofetas que son los portadores y heraldos de la ley.

    La mayora de los telogos estn de acuerdo en que es imposible decir qu pas exactamente eneste acontecimiento del ministerio del Seor. La cultura del mediterrneo de aqul entonces ofrecealgunas notas que nos pueden ayudar a entender. El honor era el valor ms importante en la cultura delmediterrneo en la que Jess desarroll su ministerio. El poder que Jess demostr sobre los demonios,le dio la capacidad slida de reclamar una posicin de honor en ese ambiente. Esta posicin de honorcontrasta con su origen humilde del que se valieron muchos para humillarle.

    Nadie se atrevi a negar la autoridad de Jess (Mt 13, 54), pero muchos lderes cuestionaban elorigen de su autoridad (Mt 21,23). Algunos llegaron a la conclusin de que el prncipe de los demoniosle ayudaba (Mt 9,34). Para complicar ms las cosas, el poder pertenece al reino de la poltica. En losevangelios, los milagros de curacin y los exorcismos que Jess realiza, son vistos por la mayora de susamigos, seguidores y enemigos como actividades polticas. Esa es la preocupacin que intriga a los

    fariseos en el captulo veintiuno de san Mateo. Con qu autoridad haces todas estas cosas? Quin teha dado tal