6. Ballena y Reactor

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LANGDON WINNER LA BALLENA Y EL REACTOR AI vol ver ci erto ano a su pueblo natal San Luis Obispo, Calif or- nia, Langdon Winner qued6 asombra- do por una epi fanfa . Debajo del pe- nasco sobre el cual estaba de pie, se elevaba la impresi onante plant a nucle- ar de Caf i6n del Diablo en medio de la playa, mientras las t opador as trabaja- ban para completarl a. Mas a lia de est a escena y mas alia del pinacul o de Ro - ca del Diablo, socavado por el oleaje, una ballena gris de California repent i- n a m e nt e sal i6 a la superf ici e, lanz6 una alIa columna de vapor a traves de su espiracul o y luego desapareci6 ba- jo las olas . Esta juxtaposi ci6n de balle- na y reactor represent6 para el un slm- bol o de sus pregunt as acerca de las consecuencias f ilos6f icas, polft icas y sociales de la tecnologfa. Este libro exp lora estas pre- guntas y consider a las elecci ones re Ja- cionadas con las clas es de sist emas tecnicos que const rui mos y uti liza- mo s, que son, en rea lidad, e leccio- nes acerca de qui enes quer emos ser y que c la se de mundo desea m os i i. , · t " ' , .. : L cr ear . EI autor sosti ene que las de- cisi ones tecni cas son decisiones p o /f- ticas  que invol ucran import antes elec- ciones acerca del poder, la liber tad , el orden y la justicia. Las ref lexiones intel igen- tes sobre las dif lcil es elecciones so- ci ales suelen ser nociones habi tua- les, pero vadas de efic i encia , creci  - miento y progreso . Esta incapacidad de discut ir el signifi cado mas amplio del cambio tecnol6gico , s o s t ie n e Win- ner, nos conviert e en vfct imas de sonambu/i smo tecno/ 6gico  . Los cam- b i os no estan ant ici pados ; camina - mos dormi dos a trav es de e llos, re- nunc i an d o a nuest ro p o d er de ejer - cer la sabidurfa del cntenc .1y el control . "Con ingenio refinado, per- cepci6n det all ist a y humor br illante, Winner busca desper tarnos de nues- tro sonambul ismo tecnol 6gico. No es un profeta de destrucci 6n sino un re- ' lator testi go de una catast rofe que ya esta sobre nosotros ." Colecci6n LIMITES dela CIEJ\T~TA ~ 1 1 1 1 1 W H I 97 8847432 2804

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L A N G DO N W I N N ER

L A B A L L E N A Y E L R E A C T O R

A I v o lv er c ie rt o a n o a s u

pueblo natal San Luis Obispo, Cali for-

nia, Langdon Winner qued6 asombra-do por una ep ifanfa. Debajo de l pe-

nasco sobre el cual estaba de pie, se

elevaba la impresionante planta nucle-

ar de Cafi6n del Diablo en medio de la

playa, mientras las topadoras trabaja-

ban para completarla. Mas alia de est a

escena y mas al ia del pinaculo de Ro-

ca del Diablo, socavado por el oleaje,

una bal lena gris de Cali fornia repenti-

namente sa li6 a la super fic ie , lanz6

una alIa columna de vapor a traves de

su espiraculo y luego desapareci6 ba-

jo las olas. Esta juxtaposici6n de bal le-na y reactor represent6 para el un slm-

bo lo de sus p reguntas acerca de lasconsecuencias filos6ficas, polfticas y

sociales de la tecnologfa.

Este libro explora estas pre-

guntas y considera las elecciones reJa-

cionadas con las clases de sistemastecn icos que cons tru imos y u t iliza-mo s, q u e s o n , e n r eali da d, eleccio-

nes acerca de qu ienes queremos ser

y q u e c la se d e m u nd o d es ea m os

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i.,

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crear . E I au to r sost iene que las de-

cisiones tecnicas son decisiones p o /f- 

t icas que involucran importantes elec-ciones acerca del poder, la l ibertad, elorden y la justicia.

Las re flexiones inteligen-

tes sobre las diflc i les elecciones so-

c ia les suelen ser noc iones hab itua-

les, pero vadas de efic i encia , creci - 

miento y progreso . Esta incapacidad

de discutir el s ignif icado mas amplio

del cambio tecnol6gico, sostiene Win-

n er , n o s c o n vi er te e n v f c ti m as d e

sonambu/ ismo tecno/6g ico . Los cam-

b ios no es tan an tic ipados; camina-

mos dormidos a traves de e llos, re-nunc iando a nues tro poder de e je r-cer la sabidurfa del cntenc.1y el control.

"Con ingenio ref inado, per-

cepc i6n de ta l li s ta y humor b rillante,

Winner busca despertarnos de nues-

tro sonambulismo tecnol6gico. No es

un profeta de destrucci6n sino un re-'

lator test igo de una catastrofe que yaesta sobre nosotros."

Colecci6n

L I M I T E Sdela

CIEJ \T~TA

~ 1 1 1 1 1 W H I97 8847432 2804

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Las tecnologias como formas de vida

Desde los primeros dias de 10s viajes espaciales tripuladosproviene una historia que ejemplifica 10mas fascinante con respectoal encuentro humano conla tecnologia modema. Mientras giraba enorbita alrededor de la Tierra a bordo del Friendship 7 en febrero de1962, el astronauta John Glenn advirtio algo extrafio. Su vista delplaneta era casitinica en la experiencia humana; solamente los pHotossovieticos Yuri Gagarin y Gherman Titov 10habian precedido en losvuelos orbitales. Sin embargo, mientras observaba los continentes y10soceanosque se movian por debajo de el, Glenn comenzoa sentir queya habia visto todo esto con anterioridad. Meses de viajes espacialessimulados en sofisticadas maquinas de entrenamiento y centrifuga-doras habian afectado su capacidad de responder. En las palabras del

cronista Tom Wolfe:"El mundo exigia admiracion, dado que este eraun viajepor las estrellas. Mas el no pudo sentirla. El telon defondodelevento, 'el escenario, el medio, la orbita real... no eran los vastosconfines del universo.Eran los simuladores. iQuien puede l legar acomprender esto?"1 Las condiciones sinteticas generadas en el centrode entrenamiento comenzaron aparecer mas "reales" que la experien-cia verdadera.

Es razonable suponer que una sociedad plenamente comprome-tida en la fabricacion de realidades artificiales piense mucho en lanaturaleza de dichocompromiso. Se podna pensar, por ejemplo, quela filosofia de la tecnologia sena un tema muy discutido entre losprofesores y los profesionales tecnicos, un interesante campo deinvestigaci6n elegido confrecuencia por los estudiantes en las univer-sidades yen los institutos te~nicos. Incluso se podria pensar que los

problemas fundamentales en este terreno estanan bien definidos, lascontroversias centrales bien discutidas. Sin embargo, no es asi. Enesta epoca avanzada en el desarrollo de nuestra civilizaci6n in-dustrial/tecno16gica, la observaci6n mas exacta que podna hacerseconrespecto ala filosofia de la tecnologia es que en realidad no existeninguna.

La tarea fundamental de la filosofia tecno16gica consiste en

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examinar en forma critica la naturaleza v el significado de las ayudasartificiales para la actividad humana. Este es el terreno adecuado deinvestigacion, aquel que la aparta, digamos, de la f ilosofia cientifica.Sin embargo, si recurrimos a los escritos de f ilosofos del siglo veinte,nos sorprenderemos al descubrir la poca atencion que se Ie ha dado alas preguntas de ese tipo. La En cyclopedia of Philosophy, que constade seis volumenes, reciente compendia de ternas importantes endiversas tradiciones del discurso f ilosofico, no contiene ninglin

vocablo dentro de la categoria "tecnologia".2Esa palabra tampococontiene suficiente material bajo posibles encabezamientosalternativos comopara que nos f ormemos una idea de 10 que podria seruna f ilosof ia tecnologica.

Es verdad que existen algunos escritores que han tratado eltema. Labibliografia reconocida de la filosofia tecnologica incluye masde mil libros y articulos en diferentes idiomas por autores del siglodiecinueve y veinte.3 Sin embargo, la lectura del material listadoofrece, segtin mi punto de vista, poca sustancia. Los mejores escritossobre este tema provienen de unos pocos pensadores inf luyentes quehan tra tado el tema en medio deinvestigaciones mucho mas extensasy ambiciosas: por ejemplo, Karl Marx en el desarrollo de su teoria dematerialismo historico 0 Martin Heidegger como un aspecto de suteoria ontologica. De hecho, es posible que la filosofia sea mejor vista

como derivado de cuestiones mas fundamentales. Dado que a pesardel hecho de que nadie negaria su importancia para la comprensionadecuada de la condicion humana, la tecnologia nunc a se ha unido ala epistemologia, ala metafisica, ala estetica, alas leyes, ala cienciay a la politica comOtopico digno de investigacion filosof ica.

Los ingenieros han mostrado pocoin teres en llenar este vado. Aexcepcion de las frivolas declaraciones en ocasion de 105 discursospresidenciales anuales en diferentes sociedades de i ngenieria,tipicamente las quecelebran la contribucion de cierta vocacion tecnicaen particular para el mejoramiento de la raza humana, 105 ingenierosno parecen ser concientes de las cuestiones filosoficas que su trabajopuede entrafiar. Para entrar en conversacion conmis amigos ingenie-ros a veces pregunto: "~Cuales son 105 f undamentos de su di sciplina?"La pregunta siempre es recibida con perplejidad. Incluso despues dehaber explicado que es 10 que me ocupa, esto es, un infonne coherentede la naturalezay signif icado de la rama de la ingenieria en la que ellostrabajan, la pregunta carece de signif icado para ellos. Los muy pocosque ~formulan preguntas importantes acerca de sus profesiones

tecnicas por 1 0 general son considerados, por sus colegas, maniaticospeligrosos y radicales.· Si todavia sigue vigente la sugerencia deSocrates de que "la vida no examinada no vale la pena ser vivida", esuna novedad para la mayoria de 105 ingenieros.4

lPor que sera que la filosof ia tecnologica en realidad nunca seinicio? lPor que una cultura tan firmemente basada en incontablesinstrumentos, tecnicas y sistemas sofisticados permanece inmutableen 10 que se refiere a la renuencia a examinar sus propios funda-mentos? Gran parte de la respuesta podemoshallarla en la asombrosainfluencia de la idea de "progreso" en el pensamiento social durantela era industrial. En el siglo veinte se confia por 1 0 general en que losunicos medios confiables para elmejoramiento de la condicion huma-na provienen de las nuevas maquinas, tecnicasy sustancias quimicas.Incluso los recurrentes males sociales y del ambiente que acompafiana los adelantos tecnologicos rara vez han af ectado esa fe. Todavia esun requisito previo que la persona quequiera postularse para un cargopublico asegure su confianza f errea en que existe un lazo positivoentre el desarrollo tecnico y el bienestar humano y afirme que la

proxima ola de innovaciones seguramente sera nuestra salvacion.Sin embargo, existe otra razon por la cualla filosof ia tecnologicanunc a ha tenido mucha aceptacion. Seglin elpun to de vista convencio-nal, la relacion humana con 105 objetos tecnicos es demasiado obviapara merecer una reflexion seria. Causa decepcion la nocion razona-ble que heredamos de tiempos lejanos y menos complicados: la quedivide la gama de posibles intereses acerca de la tecnologia en doscategorias basicas: hac er y uti lizar . En la primera la atenci6n secentra en "como funcionan las cosas " y en "hacer que las cosasfun cionen". Tenemos la tendencia depensar que esta es una atraccionpara ciertas personas en deterrninadas ocupaciones, pero para nadiemas. "Comofuncionan las cosas" es el terre no de 105 inventores, lostecnicos, los ingenieros, los mecanico~.de reparaciones, etcetera,quienes preparan instrumentos artificiales para la actividad humanay 105mantienen en,buen f uncionamiento. Se piensa que aquellos queno estan directamente involucrados con ninguna de las diversasesferas del "hacer" tienen poco interes 0 necesidad de conocer losmateriales, los principios 0 los procedimientos que incluyen dichasesferas.

2 Raul Edwards (jefe de redacci6n): The Encyclopedia of Philosophy, 8 vols.,Nueva York, Macmillan, 1967.

3 Carl Mitcham y Robert Mackey (camps.): Bibliography of the Philosophy of 

T echnology, Chicago, University of Chicago Press, 1973.

4 Por supuesto, existen excepciones a esta actitud. Vease Stephen H. Unger:Cont r olling T echnology: E thics a nd  t he Responsible E nsineer Nueva York, Holt,Rinehart y Winston, 1982.

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Sin embargo, se interesan en los instrumentos y en los usos. Seentiende que esto es un asunto directo. Una vez que las cosas estlinhechas, a veces nos relacionamos con ellas para lograr propositosespedficos. Tomamos una herramienta, la utilizamos, y la dejamos.Tomamos el telefono, hablamos y despues no 10 usamos durante untiempo. Una persona sube a un avion,vuela desde el punto Ahasta el

pun to B,y luego desciende. La adecuada interpretacion del significa-do de la tecnologia en el modode uso no parece tener mas complicacio-nes aparte de alguna interaccion ocasional, limitada y sin problemas.

EI lenguaje de la nocion de "uso" tambien incluye Mrminoscomunes que nos permiten interpretar las tecnologias segtin unavariedad de contextos morales. Las herramientas pueden ser "usadasbien 0 mal", y para "buenos 0 malos propositos"; puedo utilizar uncuchillo para cortar un trozo de pan 0 para apunalar a la primerapersona que pase. Debido a que los objetos y 105procesos tecnologicostienen una utilidad confusa, se los considera fundamentalmenteneutros en 1 0 que respecta a su posicion moral.

Es necesario superar la idea convencional de 1 0 que es la tec-nologiayde 1 0 que esta significa, idea muyfortalecida pOl'los terminos

familiares utilizados en el lenguaje diario, si se desea imponer unafilosofia tecnologica cntica. La principal debilidad de la idea conven-cional es que desatiende las diversas maneras en que las tecnologiasproporcionan estructura para la actividad humana. Dado que, deacuerdo conel saber general, los criterios que toman formaen la esferadel "hacer" son de intenlS solo para los profesionales, y dado que laesencia misma del "uso" se refiere a su ocurrencia ocasional, inocua yno estructurante, cualquier cuestionamiento mas profundo pareceirrelevante.5

Sin embargo, si la experiencia de la sociedad modern a nosmuestra algo, esto es que las tecnologias no son simples medios paralas actividades humanas, sino tambien poderosas fuerzas que acttianpara dar nueva forma a dicha actividad y a su significado. Laintroduccion de un robot en un lugar de trabajo industrial no soloaumenta la productividad, sino que a menudo. modifica en formaradicaJ el proceso de producci6n, redefiniendo el significado de"traba-jo" en ese lugar. Cuando se adopta una nueva tecnica 0 iristrumentosofisticados en la medicina, se transforma no s61010que los medicoshacen, sino tambien la manera de pensar de las personas acerca de lasalud, la enfermedad y la atencion medica. Las alteraciones difun-didas de este tipo en las tecnicas de comunicaci6n, tI ansporte, fabri-caci6n, agricultura, etcetera, son en gran medida 10que distingue

5 Un excelente remedio para la irreflexi6n general acerca de "hacef ' y"utilizaf' Be

halla en Carl Mitcham: "Types of Technology" en Research in Philosophy and Technol-

ogy, Paul Durbin (comp.), Greenwich, Connecticut, JAI Press, 1978, 229-294.

nuestra epoc;ade los penodos anteriores de la historia humana. Laclase de cosas que tendemos 8. considerar "meras" entidades tecno-logicas se hacen mucho mas inter~santes y problematicas si cothen-zamos aobservar que grillI:~!1'lenciatienen en las condiciones de vidasocial y moral.

Es cierto que los patrones recurrentes de la actividad vital

(cualesquiera sean sus origenes) tienden a convertirse en procesosinconscientes que damos POl'hechos. POl' 10tanto, no nos detenemosa pensar en comohablamos un idioma cuando 10estamos haciendo 0

a estudiar los movimientos que realizamos cuando tomamos unaducha. Sin embargo, existe un punto en el cual nos podemos darcuenta de que hay un patron que esta tomando forma: la primera vezque nos ocurre. Una oportunidad de esetipo se present6 hace variosanos al finalizar una clase de la que yo era profesor. Un alumno vinoami oficina el dia en que venda el plazo para entregar los trabajospracticos y me dijo que entregaria tarde su ensayo. "Se estrello estamanana", explic6.Enseguida interprete que se trataba de un "choque"de tipoconceptual, un fnigil conjunto de argumentos y observacionesque a la larga se desmoronan bajo el peso de su propia ponderosa

absurdidad. De hecho, muchos de mis propios trabajos se han "estre-llado" exactamente en esa forma. Sin embargo, no era ese el tipo depercance que habia tenido este singular individuo. Explico que sutrabajo habia sido realizado en una terminal de ordenador y que habiasido guardado en Un mini-ordenador de tiempo compartido. A vecessucede que el aparato "se hunde" 0 "se estrella", haciendo que todo 1 0

que sucede en y alrededor de el se detenga hasta que el ordenadorpueda ser "resurgido", esto es, que vuelva a funcionar normalmente.

A medida que escuchaba la explicacion de mi alumno, me dicuenta de que me estaba contando loshechos de una forma particularde actividad en la vida moderna, en la cual el y otras personassimilarmente situadas ya estaban involucrados y para la que senamejor que me preparara. Recorde elpequeno ensayo de J.1.Aus~in"APlea for Excuses" ("Una peticion deexcusas") y adverti que ml alumnoy yo estabamos negociando uno de los limites de la vida moralcontemporanea: d6nde y como se dan y se reciben excusas en unasituacion tecnologica en particular.6 En efecto,mi alumno me estabapidiendo que reconociera un nuevo mundo de partes y elementos y queaceptara las practicas y las expectativas adecuadas que tienen validezen ese mundo. Desde ese momento, el conocimiento de esta situacionse incluina en mi entendimiento, no solode"comofuncionan las cosas"en esa generacion de ordenadores, sino tambien de comohacemos lascosas en consecuencia, incluyendo las reglas que seguimos cuando las

6 J. L. Ausfin: Philosophical P apers, Oxford, Oxford University Press 1961,123-

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maquinas se descomponen. Pocotiempo despues ya estaba acostum-brado a que los ordenadores se estrellaran, rompieran reservas delhotel, se encargaran de operaciones bancarias y de otras' transaccio-nes cotidianas; a la larga, mis propios trabajos comenzaron a estre-llarse de esta nueva man era.

Algunas de las negociaciones morales que acompafian el cambiotecnologico finalmente se convierten en asuntos legales. Por ejemplo,hace pocotiempo ciertas actividades que utilizan ordenadores para su

. funcionamiento han sido definidos legalmente como"delitos".lCons-tituye delito el acceso sin autorizacion al centro de datos de unordenador? Dado el hecho de que la informacion electronica en elsentido estricto es intangible, len que condiciones es "propiedad"sujeta a robo? La ley ha tenido que ampliary reorientar las categoriastradicionales para abarcar dichos problemas, creando clases comple-tamente nuevas de delitos y de criminales.

La manera en la cuallos elementos tecnicos tienden a engendrarmundos dif erentes puede verse en un ejemplo mas familiar.Imaginemos a dos hombres viajando en la misma direccion por unacalle en un dia tranquilo y soleado; uno de ellos a pie y el otromanejando un automovil. El peaton tiene cierta flexibilidad de movi-miento; puede detenerse a mirar una vidriera, hablar con lostransetintes y agacharse para recoger unaf lor de unjardin vecino. Elconductor, a pesar de tener el potencial de trasladarse a mayorvelocidad, se encuentra limitado por el espacio cerrado del automovil,las dimensiones psiquicas de la carrefera y las reglas del camino. Suterreno esta espacialmente estructurado por el destino prefijado, laperif eria de objetos mas 0menos irrelevantes (motivo de ocasionalesmiradas de soslayo) y por objetos mas importantes.de diversas clases:automoviles estacionados y en movimiento, bicicletas, peatones,signos viales, etcetera, que se cruzan en su camino. Dado que laprimera regIa del buen conductor consiste en evitar golpear objetos, elambiente inmediato del automovilista se convierte en una carrera deobstaculos.

Imaginemos que estas dospersonas sonvecinos. El hombre en elautomovil ve a su amigo caminando por la calle y quiere saludarlo.

Disminuye la velocidad, toca la bocina, baja la ventanilla, saca lacabeza y grita. Es muy probable que el peaton se asuste 0 se enoje porel sonido de la bocina. Mirara a su alrededor para ver que sucede ytratani de reconocer a quien Ie grita desde la calle. "lPuede venir acenar el sabado por la noche?", grita el conductor por encima del ruidodela calle. " lQue?", contesta elp eaton, esforzandose por entender. Enese momento otro auto desde atras comienza a tocar la bocina pararOIllper can el embotellamiento temporario. Incapaz de decir nadamas, el conductor sigue su camino.

Lo que vemos aquf es una especie de colision automovilf stica,

pero no aquella que ocasiolla daf ioscorporales. Se trata de una colisionentre el mundo del conductors el del peaton. El intento de extenderun salud? y una invitacion, q?e por logeneral es un gesto simple, seve co~phcado por la pre$ncl~ de ~ elemento tecno16gicoy por suscondIcIOnesnormales de f uncIOnamIento. La comunicaci6n entre losdos hombr~s estli m~ldeada por la incompatibilidad entre una formade locomocIon conocIda como caminar y otra mucho mas nueva laconduccion ?~autom6vile.s. E n ciudades como Los Angeles, dond~ el

panorama f ISIC Oy los hlibItos sociales predominantes hacen suponerque todo el mundo conduce un autom6vil, el simple acto de caminarpuede ser causa de alarma. La Corte Suprema de los Estados Unidosreso~vioel caso de un hombre joven que disf rutaba haciendo largascammatas por las calles de San Diego a horas avanzadas de la nochey.~raarrestado reit:radamente comosospechoso. La Corte se pronun-ClOa favor del peat() n, al comprobar que no habia estado involucradoen robos ni ningtin otro acto ilegal. El solohecho deviajar a pie todaviano e s un deJito.7 .

, El sa~e: como se fabrican los autom6viles,c6mo funcionan ycomo se utIhzan y conocer las reglas de transito y la polftica detransporte urbano sirve de poco para ayudamos a comprender comoafectan los autom6viles la estructura de la vida modema. En estoscasos una comprensi6n estrictamente instrumental/ funcional no esde utilidad. Lo que se necesita es una interpretacion de las manerastanto o~vias como ocultas, en que la vida diaria se transforma por eirol medIador de los elementos tecnicos. En retrospectiva la situaci6nes clara par8:cualquiera. L~s hab.itos, las percepciones, los conceptos~el.self , las Ideas de ~S?aclO.y ~Ie.mpo,las relaciones sociales y loshmItes morales y pohtlcos, mdIVlduales, han sido poderosamenterees~ructurados en el curso del desarrollo tecno16gicomodemo. Lof ascmante de este proceso es que las sociedades involucradas hanalterado con rapidez algunos terminos f undamentales de la vidahuman a sin ~parentemente haberlo hecho. Se han producido grandestransformaclOnes en laestructura de nuestro mundo comtin sin teneren cuenta 10que implicaban dichas alteraciones. Se han emitidojuicios acercade la tecnologfa desde un s610punto devista:si un nuevo

elemento satisface una necesi~ad enparticular, f unciona mejorque supredecesor, produce beneficios 0proporciona un servicio conveniente.

7 Vease WilliamKolenderyotros: "Petitionerv.Edward Lawson", Supr eme Court 

Report er 103, 1855.186!, 1983. Edward Lawson fue arrestado a lrededor de quincevec~s en sus larg~s cammatas y se rehu~aba a identif icarse cuando as! 1 0 requena Iapolicia. Lawson clt6 sus derechos, garantIzados par la cuarta y quinta enmiendas de Iaconstituci6n de 105 Estados Unidos. La Corte considero que el estatuto de California

para Ia. va~ancia que requena que la identificaci6n fuera "ere/ ble y confiable" eraInconstItuclonalmente vaga. Vease tambien Jim Mann: ·State Vagrancy Law Voidedas Overly Vague", Los Angeles Times mayo 3, 1983, 1,19.

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Los cientificos sociales han tratado de despertar a los dur-mientes desarrollando diversosmetodos de evaluaci6n tecnol6gica. Elpoder de estos metodos yace en que acIaran fen6menos que antes sepasaban por alto. Mas un lamentable defecto de la evaluaci6n tecno-16gicaes que tiende a considerar el cambio tecnol6gico como "causa"y todos 10 que sigue como "efecto" 0 "impacto". El trabajo del inves-tigador consiste en identificar, observar y explicar estos efectos. Este

enfoque supone que las causas ya se han producido 0 se produciran enel curso normal de los hechos. La investigacion social entra a escenavalientemente para estudiar las "consecuencias" del cambio. Despuesde que la topadora nos aplast6, podemos levantarnos y medir concuidado las huellas. Tal es la impotente misi6n de la evaluaei6n del"impacto" teenol6gico.

Una versi6n algomas prudente de la evaluaei6n de la tecnol6giaa veces se utiliza para predecir cuales cambios podrian ocurrir, comopor ejemplo, los "impactos sociales de los ordenadores". Con estospron6stieos a su disposici6n la sociedad esta mas preparada, supues-

tamente, para trazar sus planes. Sin embargo, una vez mas la actituden que se ofrecen las predieciones por 10general sugieren que los"impactos" seprodueiran deeualquiermodo. Las afirmaciones del tipo"Los ordenadores eausanin una revoluci6n en la forma de edueacionde nuestros hijos" contienen la fuerte sugerencia de que aquellos queexperimentaran el cambio estan obligados simplemente a soportarlo.Los seres humanos debemos adaptarnos. Ese es su destino. No es

.posible alterar la fuente de cambio, y solo son posibles pequenasmodificaciones en el punto de impacto (tal vez algunos cambios levesen las tendencias de la moda para este ano).

Sin embargo, ya hemos comenzado a advertir otro punto devistadel desarrollo tecnol6gico, que trasciende los defectos empiri(os ymorales de los modelos de causa y ef ecto. Se inicia con el reconoci·miento de que a medida que las tecnologias se construyen y se ponenen use, ya se estan produciendo alteraciones significativas en lospatrones de la actividad humana y de las instituciones humanas. Seestan crean do nuevos mundos. No hay nada de "secundario" en estef enomeno. De hecho, es el logro mas importante de cualquiertecnologianueva. La construcci6n de un sistema tecnico que involucraa seres humanos como partes de su funcionamiento requiere unareconstrucci6n de los roles y las relaciones sociales. Amenudo esto es

resultado de los requerimientos operativos propios de un nuevosistema: simplemente no funciona a menos que se modifique laconducta human a para adaptarse a su forma y proceso. De ahi que els610 acto de utilizar las clases de maquinas, tecnicas y sistemasdisponibles genera modelos de actividades y expectativas que prontose eonvierten en "instintivos". Es cierto que "usamos" los telefonos, losautomoviles, la luz electrica y los ordenadores en el senti do conven-cional de tomarlos y luego dejarlos. Mas nuestro mundo pronto seconvierte en un sistema en el cualla telefonia, los automoviles, la luzelectrica y los ordenadores son formas de vida en el sentido maspoderoso: la vida !?eriacasi impensable sin ellos.

La elecci6n por mi parte del termino "formas de vida" en estecontexto proviene de la elaboracion de Ludwig Wittgenstein de dichoconcepto en Philosophical Investigations. En su ultimo escrito Witt-genstein intent6 veneer un punta de vista muy limitado de la estruc-

tura de la lengua que en ese entonces era popular entre los filosofos,segtin el cualla lengua consistia primariamente en nombrar cosas yeventos. Sefialando la riqueza ymultiplicidad de las diversas clases deexpresi6n 0 "juegos lingiiisticos" que forman parte del habla diaria,Wittgenstein sostuvo que "el habla de la lengua es parte de unaactividad, 0 de una forma de vida".8 Proporciono una variedad de

Solo mas tarde se aclara el signif icado mas amplio de la eleccion,tipicamente en la forma de "efectos secundarios" 0 "consecuenciassecundarias". Sin embargo, pareciera que es caracteristico de larelaci6n de nuestra cultura con la tecnologia el hecho de que rara vezestamos inclinados a examinar, discutir 0juzgar inminentes cambioscon amplia y plena conciencia de 10que estos implican. En el terrenotecnico repetidamente nos involucramos en diversos contratossociales, las condiciones de los cuales se revelan s610 despues dehaberlos firmado.

Podna parecer que el punto de vista que estoy sugiriendo es dedeterminismo tecnol6gico: que la innovaci6n tecnol6gica es la causafundamental de los cambios sociales y que los seres humanos notenemos otra posibilidad que sentarnos a observar el despliegue deeste proceso inevitable. Mas el concepto de determinismo es demasia-dofuerte, sus deducciones son demasiado extensas como para propor-cionaruna teoria adecuada. Race pocajusticia alas opciones genuinasque surgen, tanto en principio como en la practica, en el curso de latransformaci6n tecnica y social. Es comotratar de describir todas lasinstancias de la relacion sexual basandose solamente en el conceptode violaci6n. Segtin mi punto de vista, una noci6n m'as reveladora esla de sonambulismo tecnol6gico. El interesante problema de nuestros

tiempos es que eaminamos dormidos voluntariamente a traves delproceso de reconstrucci6n de las condiciones dela existencia humana.

Mas a n a de 10s impactosy de 10sefectos secundarios

8 Ludwig Wittgenstein: Philosophical Investigations compo 3, traducido por G. E.

M. Anscombe, con indices en ingIes y aleman, Nueva York , Macmillan, 1958, lIe.