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INCLUYE ÍNTEGRO EL AS COLOR NÚMERO 92 DEL 20 DE FEBRERO DE 1973 2ª ÉPOCA • NÚMERO 92 • 25 DE FEBRERO DE 2014 ROCKY Y EL DEPORTE SE LLEVÓ EL ÓSCAR

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INCLUYE ÍNTEGROEL AS COLOR NÚMERO 92 DEL 20

DE FEBRERO DE 1973

2ª ÉPOCA • NÚMERO 92 • 25 DE FEBRERO DE 2014

ROCKYY EL DEPORTE SE LLEVÓ EL ÓSCAR

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ROCKYFue la película deportiva que conquistó Hollywood:

rodada en 28 días y con un coste de 1 millón$.

Por Miguel Ángel Fernández

DE LA FUENTEEl hermano blanco de Pelé: el primer español que jugó

en un fútbol rodeado de dólares y marketing.

Por Carlos Cariño

CAFÚEl capitán de la eterna sonrisa: un símbolo tanto

dentro como fuera del campo de la canarinha.

Por Pablo M. Fuentenebro

ERNST KUZORRAEl minero del Schalke 04 que montó un estanco y se

enfrentó al nazismo.

Por Javier Sillés

AFEEl sindicato de los futbolistas españoles, siempre

preocupado por su situación laboral y jurídica.

Por V. Gaone, C. Giovannucci y B. Espinoza

DIOSES DEL FRONTÓNEn la pelota también hay un Clásico, un choque de

estrellas como Messi y Cristiano: el Aimar-Irujo.

Por Alfonso Herrán

58-106 ESPAÑA DEBE VENCER A GRECIA... Y si pierde, adiós al Mundial (Alemania 1974).DUQUE, PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE BOXEO: “No me quedo; hay una razón oculta para mi dimisión”.ROCÍO, LA PRIMERA AMAZONA DE ESPAÑA: “En las carreras de caballos, no hay diferencia entre hombre y mujer”.JOSÉ MORENO JIMÉNEZ, ARTÍFICE DE UN PODEROSO REAL MURCIA. “Si ascendemos, estamos implicados en la construcción de un nuevo estadio”.SENIN: “Odio el boxeo”.LOS VENCEDORES DE ‘EL PICU’. PÉREZ DE TUDELA: “Si no les echamos la cuerda, hubieran tenido que abandonar”.

EL AS COLOR CLÁSICO SOLO ESTÁ DISPONIBLE EN KIOSKO Y MÁS

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Han realizado este número:Coordinación y edición:

Miguel Ángel VascoDiseño:

Mariano Tovar y Laura SánchezInfografía:

Fernando Robato, Miguel Ángel Fernández y Sonia Mochón

Fotografía: Archivo AS.

Para cualquier duda, sugerencia o propuesta puedes escribir a

[email protected]

Presidente: José Luis Sainz

Consejero delegado: Julio Alonso Peña

Director: Alfredo Relaño

Director adjunto: Alejandro ElorteguiDirector de AS.com: Luis Nieto

ÍNTEGRO, EL NÚMERO 92 DE AS COLOR DEL

20 DE FEBRERO DE 1973

Editado por Diario AS Sociedad Limitada

2 3

ROCKY

En 1977, pocos podían esperar que un film de escaso presupuesto, rodado en 28 días, sobre un desamparado boxeador de Filadelfia, se hiciera con el Oscar a la mejor película. Su desconocido protagonista se convirtió en una estrella.

MEJOR PELÍCULA (GANADORA DEL OSCAR)

MEJOR DIRECTOR (GANADORA DEL OSCAR)

MEJOR ACTOR (NOMINADA)

MEJOR ACTRIZ (NOMINADA)

MEJOR ACTOR DE REPARTO (NOMINADA)

MEJOR ACTOR DE REPARTO (NOMINADA)

MEJOR GUIÓN ORIGINAL (NOMINADA)

MEJOR MONTAJE (GANADORA DEL OSCAR)

MEJOR CANCIÓN ORIGINAL (NOMINADA)

MEJOR SONIDO (NOMINADA)

LA PELÍCULA DEPORTIVA QUE CONQUISTÓ HOLLYWOOD

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MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ /

El 24 de marzo de 1975, un público exaltado abarrotaba

las gradas del Coliseum Richfield en Ohio. Aquel desigual combate estaba durando más de lo espera-do y la expectación aumentaba a medida que la velada avanzaba. Sonó la campana y el intercambio de golpes cesó por unos segundos de tregua. En una esquina del ring, un cubo de agua y hielo a medio llenar, era volcado sobre la fren-te del castigado púgil. La toalla que limpiaba su rostro y peinaba la pobre cabellera de su cabeza, parecía servir de alivio al calvario soportado a lo largo de los ocho asaltos en los que había consegui-do mantenerse en pie. Exhausto y jadeante en su rincón, escuchaba las indicaciones de su entrenador, mientras enviaba alguna mirada perdida a las cámaras de televi-sión, que no dejaban de enfocar su desfigurado rostro. Sus promi-nentes cejas estaban hinchadas por el huracán de golpes encaja-dos y sus párpados entreabiertos apenas dejaban ojos a los que po-der mirar. El rostro de Chuck Wep-

ner, era ya un rasgado lienzo de piel encarnada sobre el cuál apa-recían, por doquier, sangrantes cortes de color púrpura. De poco servían las gasas de adrenalina que su entrenador Bill Prezant le aplicaba sobre las brechas. Aca-bar sus peleas de esta manera, era algo habitual para Wepner, por algo le apodaban ‘The Bayon-ne Bleeder’ (El Sangrante de Ba-yonne).

Charles Wepner, de 36 años, era un boxeador blanco, curtido en peleas de pequeños clubes, que se ganaba la vida en festivales a las afueras de Bayonne, New Jer-sey. Estaba fuera de forma y tenía muy poco boxeo de calidad en sus guantes, pero Dios le había dota-do de una gran tolerancia para en-cajar cuantos golpes fueran nece-sarios a cambio de un jornal. Su juego de piernas simplemente era inexistente, aunque su aspecto duro hacía recordar al de un in-quietante gángster salido de una película de Howard Hawks. Había sido elegido, por descarte, por el inefable promotor Don King, para mantener en forma a George Fore-man, que en ese momento era el campeón de Mundo de los pesos pesados, pero la situación cambió poco tiempo después, cuando un renacido Muhammad Ali, le arre-bató el título a Foreman en el fa-moso combate celebrado en Kins-hasa ‘The rumble in the jungle’, en octubre de 1974.

Tras recuperar el título mundial

en Kinshasa (Congo), Ali se encon-traba en la cúspide de su carrera y quiso la pelea contra Chuck Wep-ner, (aunque inicialmente era un rival para Foreman) poniendo en juego los títulos de las versiones WBC y la WBA de los pesos pe-sados. Enfrentarse a un púgil de bajo perfil, casi un ‘sparring’, no representaba una amenaza seria en su primera defensa del título, pero lo cierto es que, aquella no-che, en Cleveland, al loco de Lo-uisville, se le estaba atragantado el combate.

La pelea estaba pactada a 15 asaltos, la distancia en la que en-tonces se dirimían los Campeona-tos del Mundo, aunque ni el propio Wepner hubiera imaginado siquie-ra llegar a acabar la pugna. El as-pirante ya había sido machacado por Foreman y Sonny Liston, otra estrella del momento. Con ambos había perdido antes del límite. El ‘Sangrante de Bayonne’ no espe-raba conseguir mucho más aque-lla noche.

Sonó de nuevo la campana para que ambos boxeadores se encontraran en el centro del cua-drilátero y afrontaran el noveno asalto. Tras unos segundos de tanteo, un hecho insólito sorpren-dió a todos. Wepner sacó su mano izquierda impactando levemente contra Ali, a la altura del cuello. El campeón retrocedió y se desplo-mó contra las cuerdas besando la lona. Antes lo habían conseguido Sonny Banks (1962), Henry Co-

MOMENTO

HISTÓRICO.

Wepner fue

el cuarto y

último rival

de Ali que

le tumbó.

En la foto se

aprecia como

un pisotón le

desequilibra.

STALLONE

Y WEPNER

EN LOS

OCHENTA.

Stallone

nunca negó

haberse

inspirado

en la pelea

de Wepner.

El púgil le

reclamó 15

millones en

los tribunales.

NOQUEADO A

19 SEGUNDOS

DEL FINAL.

Un gancho

de Ali acaba

derribando a

Wepner en el

asalto quince.

El ‘Sangrante

de Bayonne’

apenas tenía

fuerzas para

protegerse de

los golpes.

Wepner era un boxeador curtido en peleas de pequeños clubes. Estaba fuera de forma y tenía poco boxeo de calidad

EN LA RUEDA

DE PRENSA.

Wepner dijo:

“Es un gran

campeón.

Es un gran

boxeador

y no siento

vergüenza

alguna de

perder contra

un hombre

del calibre de

Ali”.

6 7

oper (1963) y Joe Frazier (1971). Horas después, una secuencia de fotografías, demostró que no sola-mente el golpe había provocado la caída de Ali, ya que un involuntario pisotón del púgil blanco había des-equilibrado al campeón justo an-tes del impacto. Ambos factores combinados, sin duda, influyeron en su caída. Para mayor bochor-no, Ali sufrió una polémica cuenta de protección por parte del árbitro Tony Pérez. Estupefacto, el vete-rano púgil se levantó con rapidez. Estaba dispuesto a acabar defi-nitivamente con aquel torpe rival que le había conseguido poner en evidencia.

Durante 8 segundos, Wepner tocó la gloria. Incrédulo, caminó hacia su esquina y le dijo a Bill Prezant, su preparador: “¡Bill, ¿has visto eso?. ¡Lo he tirado!”. “¡Sí!, ya veo, pero ahora tiene pin-ta de estar muy cabreado”, le re-plicó el entrenador, convencido de que su pupilo tendría más que pro-blemas durante el resto del com-bate.

A partir de ese momento, Ali aumentó considerablemente el castigo hacia el aspirante, infrin-

giéndole veloces combinaciones que no hicieron más que dejar al descubierto que el hombre blanco estaba muy lejos de poder ganar-le. Pero el ‘Sangrante’ aguantó en pie encajando un golpe tras otro.

En el asalto quince, a 19 segun-dos del final del combate, Wepner encajó una explosiva combinación de Muhammad Ali, la última. Ape-nas tenía fuerzas para armar su defensa y un gancho final hacia su mandíbula le derrumbó. Su cuer-po quedó colgado literalmente de las cuerdas del cuadrilátero hasta aterrizar en la lona. A pesar de no tener apenas visión, ni equilibrio, aún estando noqueado, se volvió a poner en pie, como pudo, agarrán-dose torpemente de las cuerdas. El árbitro Tony Pérez contó hasta diez, y viendo el estado en el que se encontraba el púgil, dio por fi-nalizada la penitencia. Sus prepa-radores saltaron al ring y sujetaron su cuerpo de metro noventa y seis como el que sostiene el peso de un enorme y viejo muro de ladrillos a punto de derrumbarse. Wepner, que había puesto en serio riesgo su salud, recibió aquella velada 23 puntos de sutura en su cara, 100.000 dólares de bolsa y una sincera ovación de los periodistas cuando, trascurrido el combate, entró en la sala de prensa.

Esa noche, un actor en paro, nacido en Nueva York y afincado en Los Ángeles en busca de una oportunidad en Hollywood, vio a través de la televisión el comba-

te. Era Sylvester Stallone, que ins-pirado por aquel púgil perdedor, héroe por un minuto, volvió a su apartamento para escribir el libre-to que se convertiría después en el conocido guión original de la pe-lícula Rocky.

Stallone escribió el guión a mano, en tan sólo 3 días y me-dio. Constaba de 90 páginas es-critas en una libreta, en las que desarrollaba la historia de un hu-milde boxeador de Filadelfia, ca-paz de recibir palizas a cambio de 47 dólares, al que le llegaba la oportunidad de su vida cuando el campeón del mundo le ofrecía una pelea. Una historia sobre el rechazo, el sacrificio y los sueños por cumplir, que guardaba muchas similitudes con la propia biografía del actor.

Tras formase en la escuela dra-mática de Miami y haber cursado estudios en Suiza, Stallone se ha-bía presentado sin éxito a todos los agentes de casting de la ciu-dad, por lo que se centraba en ese momento en escribir guiones. En opinión de las agencias, el joven actor tenía poca fotogenia y su mala vocalización, provocada por la parálisis de un nervio facial por el uso de fórceps en su nacimien-to, reducía sus posibilidades de conseguir papeles importantes. Personajes tan limitados como el matón del metro al que interpreta brevemente en la película ‘Bana-nas’ (1971) de Woody Allen.

Con tan sólo 106 dólares en

JOE FRAZIER

EN EL RODAJE.

El excampeón

del mundo fue

invitado al rodaje

para realizar un

pequeño cameo.

El boxeador nació

en Pensilvania y

por eso decidió

intervenir.

CARTEL DE LA

PELÍCULA

‘BLACK

JACKETS’.

Al ver la

película, los

productores

pensaron que

el actor Perry

King (en la

imagen el

primero a la

derecha) era

Stallone.

AVILDSEN NO

HABÍA VISTO

UN SOLO

COMBATE.

A pesar de no

ser aficionado

al boxeo, el

director supo

entender la

historia y

la convirtió

en un clásico

del cine

deportivo.

Stallone escribió el guión a mano, en tan sólo tres días.

Constaba de 90 páginas escritas en una libreta

LA ÚLTIMA

OPORTUNIDAD

DEL ACTOR

Cuando

comenzó el

rodaje, Stallone

era consciente

de que no

había margen

de error.

Llegaba la

oportunidad

que había

buscado.

8 9

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10 11

su cuenta bancaria, desempleado y con un hijo a punto de nacer, la situación del actor era realmente desesperada.

“Tuve que vender hasta a mi perro, ¡no podía mantenerlo!”. Declaraba años después el propio Stallone refiriéndose a ‘Butkus’, el enorme ‘bullmastiff’ que aparece en la película.

Fue entonces cuando se pre-sentó a una audición y conoció a los productores de la compañía United Artists, Irwin Winkler y Ro-bert Chartoff. No superó el cas-ting, pero cuando se iba a mar-char, mencionó que apar te de actuar, también escribía guiones. El chico les cayó bien y aunque no tenían papeles para él, decidieron echarle un vistazo a las historias que había escrito.

Stallone envió dos guiones: un libreto titulado ‘Paradise Alley’, (comprado años después por la Universal), que no llegó a intere-sar demasiado a los ejecutivos, y una historia sobre un boxeador marginado de Filadelfia.

Cuando Winkler y Chartoff le-yeron la copia del guión de Rocky, quedaron impresionados por su

brillantez. Le hicieron una oferta de compra a Stallone. Le ofrecie-ron 25.000 dólares. A pesar de lo mucho que necesitaba el dinero, el actor puso una condición para vender su historia; Él mismo tenía que interpretar al boxeador de la película. Si no era así, no vendería los derechos del guión.

Días después, Winkler y Char-toff, que ya habían decidido hacer la película, pensaban en estre-llas como Burt Reynolds o Ryan O’Neal, popular gracias a ‘Love Story’, para ponerse los guantes de Rocky. No se les había pasado por la cabeza incluir como protago-nista a un actor desconocido para el gran público. Llegaron a ofrecer a Stallone 360.000 dólares por su guión, cifra rechazada por el actor. Stallone no vendería nun-ca su libreto si no aceptaban las condiciones, tenía auténtica fe en sus posibilidades como actor. Los empresarios decidieron dar una oportunidad al joven de 29 años, a cambio de que éste no cobra-ra un dólar por su interpretación. Sólo recibiría dinero por su labor de guionista. Stallone aceptó.

Winkler y Chartoff estimaron el presupuesto general de la película en 12,5 millones de dólares y pre-sentaron el proyecto en los despa-chos de United Artists.

Allí, el presidente ejecutivo Arthur Krim y sus socios Robert Benjamin y Eric Pleskow no vie-ron clara la idea de invertir en una costosa película de boxeo, con un

actor desconocido. Winkler y Char-toff, rebajaron entonces el presu-puesto de 12,5 a menos de 1 millón, dejando margen para con-tratar un reparto de garantía.

La cifra les pareció más razona-ble a los dueños de United Artists, pero antes de dar luz verde al ro-daje, Ar thur Krim pidió que pro-yectaran para él, la película ‘Black Jackets. Días Felices’ (1974), para saber quién era aquel chi-co de apellido Italiano que tantos quebraderos de cabeza les estaba dando. Stallone tenía un papel se-cundario en esa historia sobre una pandilla de jóvenes de Brooklyn. Por suerte para el actor, los jefes de la compañía, quedaron satisfe-chos, pensando que Stallone era el chico rubio protagonista de la película, que en realidad se trata-ba del intérprete Perry King.

Arthur Krim comentó: “Es ex-traño, pero ese hombre es rubio”. Y Eric Pleskow que proyectaba la película dijo: “¿Y qué hay de raro en eso?”. En el norte de Italia tam-bién hay actores rubios.

Fruto de la casualidad, la Uni-ted Artists compró el guión y pron-to los dueños descubrieron que en realidad el joven menos agraciado del cartel era en realidad el pro-tagonista de su próximo film. Aún así prosiguieron con el proyecto, pero establecieron unas cuantas cláusulas.

La película se rodaría en me-nos de 28 días, con un presupues-to inferior a un millón de dólares y

LAS GRADAS

ESTABAN VACÍAS.

No había

presupuesto para

extras, por eso

hubo que fotogra-

fiar el combate

final con una

baja luz. Los

planos generales

eran de archivo.

NO QUERÍA

RODAR ESTA

ESCENA.

Carl Weathers

tenía miedo

de hacer el

ridículo en su

escena final .

Avildsen le

prometió que

si no quedaba

bien la idea

del disfraz,

eliminarían

ese momento

en el montaje.

BURGESS

MEREDITH, EL

GRAN ACTOR.

El veterano

intérprete

destacó en

el rodaje

por su gran

humildad

frente a un

joven reparto.

Su personaje

Mickey fue

reescrito, ya

que en el

guión original

se le describía

como racista y

mezquino.

No querían invertir en una costosa película de boxeo con

un actor desconocido. Hubo que rebajar el presupuesto

SE USÓ UN

MAQUILLAJE

BASTANTE

CARO.

Las prótesis

fabricadas

por Michael

Westmore,

conocido por

su trabajo en

la saga ‘Star

Trek’, elevaron

el presupuesto

final de Rocky.

12 13

con la posibilidad de elegir a otro protagonista si la interpretación de Stallone no les convencía, du-rante los primeros días de rodaje. El guión también sufrió alguna mo-dificación y los productores, junto al propio Stallone, reescribieron algunas partes e incorporaron al personaje Paulie, el alcoholizado hermano italiano de Adrian, que sustituyó a un personaje descar-tado por la productora, la madre judía de la protagonista, escrito originalmente por Stallone.

Con el protagonista decidido, la United Artists buscó director para su película. Mandaron una copia del guión a John G. Avildsen, ci-neasta nada aficionado al boxeo, al que terminó conquistando la historia de aquel boxeador margi-nado que intentaba encontrar su redención.

La tarea más ardua de la pre-producción fue encontrar el elen-co actoral, en una película que se apoyaba de manera importan-te en la solidez interpretativa de sus actores. Encontrar al intérpre-te encargado de dar vida a Apollo Creed, el campeón que retaba a Rocky, no fue fácil. Stallone había

escrito el papel pensando en el boxeador Ken Norton y tomando la idea, la productora llamó a va-rios boxeadores campeones del mundo como Foreman o el propio Muhammad Ali, para que hicieran una escena juntos en el film. Final-mente, al rodaje sólo acudió Joe Frazier. El excampeón del mundo de los pesos pesados, nacido en Pensilvania, estaba orgulloso de que se estuviera realizando una película sobre boxeo en Filadelfia, lugar en el que residía, y no dudó en asistir al rodaje y en hacer una prueba sobre el ring con Stallone. Cuando ambos se enfrentaron, el actor recibió varios golpes de Fra-zier, que le hicieron darse cuenta de que necesitaba a un oponente de su misma envergadura si que-ría acabar el rodaje de una sola pieza. Fue entonces cuando, el úl-timo día de audición, apareció un arrogante actor de color, llamado Carl Weathers. Un exjugador de los Raiders de Oakland, que había dejado el Fútbol Americano un año antes para dedicarse a ser actor.

El director Avildsen, Stallone y los productores, vieron en Wea-thers al per fecto Apollo Creed, nada más empezar a recitar su papel. Durante la audición, Carl conoció a Stallone, y ambos acto-res, con su guión en mano, esta-ban recitando los diálogos. Carl se puso nervioso al comprobar cómo todos los presentes le miraban sonrientes, quizás por su altane-ría a la hora de entonar las frases.

El actor de Luisiana dijo entonces: “Lo puedo hacer mejor, tan sólo necesito que me traigáis a un ac-tor de verdad para que lea conmi-go el guión”. Obviamente no sabía que Stallone, no solamente era el guionista, si no que también era la estrella de la película. Después de aquello, consiguió el papel. Una personalidad así era la que buscaban para encarnar a un per-sonaje descarado, muy próximo en su carácter a la provocadora per-sonalidad de Muhammad Ali.

El actor Burgess Meredith, que realizó una de las mejores inter-pretaciones de su carrera, encar-nando a Mickey Goldmill, el entra-ñable e irascible entrenador de Rocky, también pasó por el cas-ting, a pesar de su dilatada tra-yectoria, y no tuvo problemas en decirle a su representante que llamara para aceptar cuanto an-tes el papel en aquella pequeña producción de bajo presupuesto. Mientras, Burt Young, un viejo co-nocido de los productores, veía sorprendido cómo un persistente Stallone, le rogaba personalmente que aceptara el papel de Paulie.

A pocos días del inicio del ro-daje, aún quedaba por encontrar a una actriz para encarnar al per-sonaje clave de la película, el de Adrian Pennino, la modesta novia de Rocky, que hacía de él un per-sonaje más cercano y humano.

La actriz Talia Shire, consiguió trabajo tras una audición impeca-ble. En un principio el papel estuvo

LAS ESCENAS

DEL COMBATE.

La manera en

la que se rodó el

combate final

contribuyó a

que el montaje

ganara el Oscar

en 1977. En la

foto, los actores ya

sin maquillaje.

GARRET

BROWN

CON SU

‘STEADYCAM’.

Tras el

fantástico

resultado

ofrecido por

la cámara en

la primera

entrega,

Stallone

la volvió a

utilizar en

‘Rocky II’.

EL REPARTO

EN PLENO

REPITIÓ EN

‘ROCKY II’.

Cuatro de

estos actores

(tercera

imagen por

la derecha)

fueron

nominados

por sus

papeles

en 1976.

Weathers

(Apollo) se

quedó sin

nominación.

Frazier no dudó en asistir al rodaje y hacer una prueba con Stallone. El actor recibió sobre

el ring varios duros golpes

EL SÍMBOLO

DE FILADELFIA.

Rocky se

convirtió en

el símbolo de

la ciudad y en

todo un icono

popular.

Que una

película de

Hollywood se

rodara en sus

calles fue algo

insólito.

14 15

destinado a Susan Sarandon, pero se le desestimó enseguida por lo sensual que resultaba su imagen en aquellos años.

En noviembre de 1975, comen-zó el complicado rodaje de Rocky. Las desamparadas calles de Fila-delfia fueron el perfecto escenario del film, donde se rodó, sin permi-sos, la totalidad de las escenas de exteriores en apenas tres se-manas.

Secuencias como la del merca-do italiano al sur de la ciudad, don-de Rocky corría entre los puestos de la novena avenida, provocaron una reacción en la gente comple-tamente espontánea, ya que nadie sabía que aquel hombre, vestido de forma estrafalaria, era el prota-gonista de una producción de Ho-llywood. La premura en el rodaje propició numerosos momentos de improvisación, como el de la man-zana que le lanza un vendedor de frutas a Rocky, acción que no esta-ba prevista en la escena. Estas ca-rencias presupuestarias también favorecieron en muchos aspectos a la película. Como no había tiem-po para instalar grúas, los estu-dios decidieron experimentar con

un novedoso sistema de filmación, el Garret Brown’s Steadycam. Una cámara sujeta a un sistema de po-leas para evitar el movimiento del operario al andar, que hizo de Ro-cky una película única. Escenas como la del matadero o la famosa secuencia de Rocky subiendo los 72 escalones del Museo de Arte de Filadelfia, no hubieran podido rodarse de esa manera, pues una cámara convencional no ofrecía esa posibilidad de movimiento. El sistema inventado por el operario Garret Brown, también fue usado en las escenas del combate final, sin duda, el momento más difícil de toda la película.

El objetivo del director John G. Avildsen, era que el combate fue-ra lo más realista posible. Si la pe-lea no era creíble, la historia se hundiría. El magnífico maquillaje de Michael Westmore, en el que se invirtió una parte considerable del reducido presupuesto, y una planificada coreografía escrita por Sylvester Stallone, aseguraron el éxito del momento más climático del film. Todo el combate fue roda-do en orden inverso, iniciándose con los actores cubiertos del ma-quillaje de Westmore para simular la sangre. Poco a poco se iba reti-rando hasta llegar al principio del combate, un prodigioso montaje galardonado con el Oscar culminó con éxito la secuencia. El resulta-do final de la pelea fue diferente a cualquier combate rodado ante-riormente.

Rocky se estrenó en Nueva York, el 21 de noviembre de 1976, con largas colas rodeando los ci-nes donde se proyectó por prime-ra vez. Fue todo un éxito de públi-co y crítica. Recaudó más de 117 millones de dólares solamente en Estados Unidos, recibió 10 nomi-naciones para los Oscars y gene-ró el inicio de una saga compuesta por cinco películas más a lo largo de tres décadas.

En 1977 la ceremonia más gla-murosa de la Academia aún se ce-lebraba en el recordado Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles. Uno de los momentos más recor-dados fue cuando Muhammad Ali apareció en el escenario mientras Stallone se dirigía al público y, bro-meando, le reprochó al sorprendi-do actor haber usado su imagen para plasmar en la película al mis-mísimo Apollo Creed.

Un joven Jack Nicholson abrió el sobre que desvelaba el nombre de la película ganadora. Se pudo escuchar la célebre frase: ...And the Winner is.. y la respiración de los asistentes se contuvo durante un instante, hasta que Nicholson finalmente pronunció: “!!Rocky!!” . El patio de butacas estalló en sor-presa y griterío en un clamor simi-lar al del público del Coliseum de Richfield, cuando Chuck Wepner mandó a la lona a Ali dos años an-tes y el film se llevó aquella noche su tercera estatuilla. Fue la prime-ra película deportiva de la historia ganadora de un Oscar.

EL FINAL

ALTERNATIVO.

Stallone tuvo que

rodar el final que

todos conocemos,

semanas después

de haber acabado

el rodaje. El film

acababa con la

pareja yéndose

del pabellón.

JIMMY

GAMBINA

SUPERVISÓ

LAS PELEAS

Las peleas

fueron

supervisadas

por el

especialista

Jimmy

Gambina.

Se dramatizó

el intercambio

de golpes para

darle mayor

dinamismo a la

secuencia.

STALLONE SE

QUEDÓ SIN

OSCAR.

En la foto se

aprecia como

director y

productores

sostienen sus

respectivas

estatuillas. Sly

se quedó sin

Oscar. Estaba

nominado

como actor y

guionista.

Avildsen quería que el combate fuera lo más realista posible.

Si la pelea no era creíble, la historia se hundiría

UNA

SORPRESA EN

LA GALA. Ali

bromeó con

el joven actor

a lo largo

de toda la

gala. Stallone

no podía

creer que el

boxeador

acudiera

esa noche a

saludarle.

16 17

DE LA FUENTEFue el primer español que jugó

en un fútbol rodeado de dólares y marketing allende nuestras fronteras. Se fue a Estados Unidos en la España de los 70 del siglo pasado. Jugó en el

Real Madrid de Miguel Muñoz.

EL HERMANO BLANCO DE PELÉ EN EL UNIVERSO DEL COSMOSCARLOS CARIÑO /

La madrileña Avenida del Generalísimo, sobre todo

el número 126 (actual Paseo de la Castellana 248) era un hervi-dero de incontenible emoción. 7 de febrero de 1971. Domingo. Se jugaba par tido correspondiente al Campeonato Nacional de Liga entre el Real Madrid y el Málaga y Miguel Muñoz, laureado entre-nador blanco, había decidido que el joven Luis María de la Fuente, que entonces tenía 22 años, ju-gase como titular. De la Fuente, lateral izquierdo de buenas mane-ras, ya había disfrutado la sema-na anterior de unos minutos en el estadio de El Plantío (Burgos) sustituyendo a José Luis, que se había lesionado. Era su gran alter-nativa y en el barrio no se habla-ba de otra cosa: “Juega el hijo de De La Fuente, de Luis”; era el co-mentario generalizado. Escapara-te inmejorable y horario de lujo. El partido se jugaba a las nueve de la noche, era televisado y el narra-dor, nada menos que el inolvida-ble Matías Prats, el hombre que había cantado dos décadas atrás el mítico gol de Zarra a Inglaterra en el Mundial de Brasil de 1950. Eran otros tiempos. Entonces sólo existía un canal televisivo, Televi-sión Española y su invisible se-gunda cadena (llamado UHF) lo que el famoso periodista deporti-vo José María García definió como ‘la mejor televisión de España’. El fútbol en televisión unía a las fa-milias en su hogar y a los amigos en un bar. ¡Eran otros tiempos!

Luis María de la Fuente nació en Madrid, el 7 de Noviembre de 1948. Se formó en las catego-rías infantiles del Real Madrid y fue cedido al Castellón y Ponteve-dra, donde debutó en Primera en la campaña 1968-69. Era el famo-so Pontevedra del ‘hay que roelo’. Llegó al Sporting en la temporada 1969-70. Un gran Spor ting con Castro, Quini o Churruca, entre otros que ascendió a Primera de calle. Sólo jugó ocho partidos. Re-gresó al Real Madrid en 1970-71. Y recibió su sonora alternativa.

Aquel histórico día, las ali-neaciones fueron las siguientes, por parte del Real Madrid: Borja; Sanchís, De Felipe, Zoco, De La Fuente; Grande, Pirri, Velázquez, (Zunzunegui, min. 87); Amancio, Fleitas (Marañón, min. 46) y Mi-guel Pérez. En el Málaga, Deusto; Montero, Arias, Monreal, Martí-nez; Viberti, Aragón, Conejo, Álva-rez, Migueli y Ramón Búa. El Real Madrid comenzó ganando 2-0 en apenas 17 minutos (con goles de Martínez en propia puerta y Pirri). Pero el Málaga se le subió a las barbas. Migueli anotó el 2-1 y Co-nejo, en el último minuto, el 2-2. De la Fuente no estuvo afortuna-do. Nunca más volvió a jugar en el conjunto madridista y tuvo que

De la Fuente era un modesto soñador de barrio. Plaza de Castilla le adoraba. Pero decidió buscarse la vida

PELÉ, ESE

GRANDE. El

Cosmos era

una pléyade

de estrellas

europeas

que fueron

a Estados

Unidos para

claudicar su

carrera. En la

imagen vemos

a Pelé, con el

10. Grande.

18 19

buscarse las habichuelas allende Chamartín. Se marchó al Racing de Santander donde permaneció cuatro temporadas jugando de manera irregular pero correcta. Una lesión de tobillo le mermó de tal forma que tomó la provisional decisión de abandonar el fútbol y trasladarse a la fascinante Nueva York donde le había salido un lus-troso trabajo en una agencia de viajes. El Cosmos y Pelé se cruza-ron en su camino.

El desconocido soccer.El fútbol era un deporte minorita-rio y sin interés en Estados Uni-dos que tras haber jugado los cuatro primeros Mundiales de la historia era una potencia residual. Allí gobernaban el baloncesto, el béisbol, el fútbol americano y el hockey sobre hielo. Con el entu-siasta respaldo de la Casa Blan-ca, presidida en aquellos años por Gerald Ford y manejada por el supersecretario de estado Henri Kissinger, (que mandaba en todo el mundo y decidió hasta que Es-paña desalojara el Sahara) muy futbolero, se auspició la creación de un superequipo de fútbol cuya grandeza partía del talonario para tratar de reclutar a las más gran-des estrellas europeas que ya ini-ciaban el periodo crepuscular en sus carreras. Pelé ya se había re-tirado del fútbol dispuesto a em-pezar una nueva vida. Tenía 35 años. Nunca quiso jugar en Euro-pa. Sin embargo tuvo graves pro-blemas de dinero debido a una mala inversión económica y es-taba en riesgo de quedar en ban-carrota. El único método seguro para recuperarse era volver a ju-

gar uno o dos añitos, llevarse un dineral y recuperarse económica-mente. En Estados Unidos. ¡Ofer-tón! De la Fuente estaba volcado en un trabajo que no le estaba sa-liendo como esperaba, cuando, de manera muy casual, alguien habló a los dirigentes del Cosmos que había “un español muy inte-resante”. Manos a la obra. Las cosas en el mencionado empleo no le funcionaban. Naufragio total que le obligó a echar horas en lu-gar de como empresario empren-dedor, como agente de viajes. O sea, como currito. De manera ca-sual fue sometido a prueba, gus-tó y fue fichado. Se puede decir que De la Fuente fue un pionero para otros deportistas españoles que años después se decidieron a ejercer su actividad deportiva en el gran país norteamericano.

Nuestro hombre no lo pasaba bien. El Cosmos pagaba un dine-ral brutal a tres estrellas. El resto, porca miseria. Y encima el fisco se quedaba con un tercio de sus ganancias. Su gran suerte fue que Pelé le acogió bajo sus pechos. “Es mi hermano blanco”, decía a todo el mundo.

De la Fuente jugó una tempo-rada. Fueron 21 partidos de Liga y hasta marcó un gol. Algunas de las crónicas de la época ha-blaban sobre él como una de las figuras del equipo. Pero en esos años en Estados Unidos, lo de ser latino no ayudaba mucho… Con 28 años, regresó a España sin ánimo para seguir dándole al balón. Desencantado. “El Cos-mos parece una cosa desde fue-ra y por dentro es otra”, declaró a su llegada. “Éramos seis latinos y no iban a renovarnos a ninguno. No les gustan los jugadores que esconden la pelota. Sólo quieren corretones, fútbol de patadón y carrera larga, a lo británico. La verdad es que allí no veo sitio para este deporte. No en Nueva York. Les gustan los espectáculos duros, casi violentos. Por eso han

Se fue a trabajar a Estados Unidos a una agencia de

viajes. Pero le fichó el Cosmos y se hizo amigo de Pelé

EL 23. De

la Fuente

era el 23.

Contemplaba,

de pie, la

entrevista

que Miguel

Vidal hizo a

Pelé (sentado)

para AS. Eran

otros tiempos

sin duda. Las

cosas han

cambiado...

MUCHAS

VUELTAS. Luis

María de la

Fuente jugó

en el Racing

de Santander

(foto). Dio

vueltas. Fue

un pionero en

España. Peleó

por su sueño.

No tuvo

fortuna como

soñó.

20 21

montado el Indor-Soccer, que jue-gan en pistas de hockey donde el balón nunca sale fuera y no existe tregua, arreándose hasta la exa-geración”. Es curioso. En España muchos años después hay una Liga Indoor donde juegan futbolis-tas ya retirados.

Chuck Bradley era el entrena-dor de aquel extravagante conglo-merado de estrellas. Le gustaba el fútbol, pero no era precisamen-te una lumbrera. Admirador del fútbol británico basado en el pa-tadón básicamente era un dócil hombre de empresa, obediente y sin conocimientos tácticos. De la Fuente, acostumbrado a Miguel Muñoz y al “chicos jueguen” no comulgaba con esa vorágine an-glosajona. No aguantó mucho. Y eso que Pelé hacía lo que le daba la gana y eso ayudaba.

El hermano blanco.Mientras De la Fuente las pasa-ba caninas en Estados Unidos, su barrio estaba pendiente de él. Ya no era “el hijo de Luis” o “el hijo de De la Fuente” sino, “el del Cosmos”. En la España de los años 70 del siglo pasado, el fút-bol estadounidense no interesa-ba un pimiento y sólo existía el lejano recuerdo de aquel Espa-ña-Estados Unidos jugado en el Mundial de Brasil de 1950 (y que ganó la Selección por 3-1 con in-finito sufrimiento) y la presencia de De la Fuente hubiera pasado desapercibida de no ser por Pelé. Mucha gente descubrió, buscan-do a O’Rei , que había un espa-ñol jugando en Estados Unidos. ¡Qué cosas!

Hace cuatro décadas, el fenó-meno del Cosmos resultaba lla-mativo y novedoso. España, país poco exportador, todavía seguía sin salir de su asombro de que el Barcelona hubiera vendido por 180.000 euros (30 millones de pesetas) a Luis Suárez al Inter o que en 1973 este mismo equipo rompiera el mercado comprando a

Johan Cruyff del Ajax por 600.000 euros. Imagínense cuando se co-noció que en 1975 había un equi-po estadounidense que pagaba a Pelé 50.000 dólares por partido jugado. ¡Una salvajada! Pelé se encontraba en el ocaso de una carrera maravillosa con tres mun-diales ganados y más de 1.000 goles anotados. Nadie llegó a en-tender por qué, siendo el mejor jugador del mundo y en aquellos años de la historia junto con Di Stéfano, Kubala, Matthews, René Petit, Mazzola y otros pocos ele-gidos, nunca saliera de su país, pese a que tuvo jugosas ofertas. Si aceptó jugar en Estados Uni-dos fue por dinero. Estados Uni-dos cambió su modus vivendi. De ser un ejemplar padre de familia, con fervorosa fe cristiana, casa-do y con tres hijos, descubrió el ‘American way of Life’. Nueva York era una ciudad alegre, cosmopoli-ta y fascinante. Y Luis María de la Fuente se convirtió en un aliado, amigo, admirador, confidente… el ‘white brother’. En 1978 Pelé, ya divorciado, pidió permiso a los padres de una belleza de 15 años de edad para salir con ella en plan serio y forma. Era Xuxa. Estados Unidos le cambio.

Pelé ayudó al español en todo lo que pudo y más. Le amparó abriéndole puer tas y se asoció con él en el campo. Pelé era un futbolista total, pero de mitad de campo hacia delante, con liber-tad de movimientos y al que le gustaba caer de manera especial en banda izquierda pese a no ser zurdo nato. De la Fuente le cubría las espaldas, le ayudaba creando superioridades, le hacía el traba-jo sucio… Fuera de la cancha, el ‘hermano negro’ apoyó en todo y más al ‘hermano blanco’ que no pudo resistir por más tiempo una aventura americana que no le compensaba en lo económico y le lastraba en lo deportivo ya que no se curó del todo de aquella lesión en el tobillo que le obligó a dejar el Racing de Santander.

Santi Formoso, heredero.Pele fue pionero. Y con él Bec-kenbauer o Carlos Alberto. A los pocos meses de marcharse De la Fuente, otro español, Santi For-moso jugó en este peculiar Cos-mos. Formoso era gallego, pero emigró y llegó a ser internacional con Estados Unidos. La biografía de Formoso es tan apasionante que merece la pena que le dedi-quemos un capítulo especial en un próximo número de AS Color: Le sacamos a colación por haber sido el heredero de Luis María de la Fuente y coincidir además con otros monstruos, además de los mencionados, como el brasileño Francisco Marinho o Chinaglia, aquel italiano tan genial como conflictivo y belicoso dentro y fue-ra del campo. El Cosmos fue un equipo ‘globletrotter’ que gana-

Pelé ayudó a De la Fuente en todo lo que pudo y más: le amparó abriéndole las puertas y en el campo se asoció con él

EN CARRERA.

Luis de

la Fuente

conduce

esférico.

Entonces

aquel balón se

le llamaba ‘de

reglamento’.

Era un

artículo de

lujo para

los niños de

aquellos años

MARKETING

DE ENTONCES.

El Cosmos

buscaba

fórmulas

para que

el fútbol

cuajase.

Chicas

preciosas y

uniformadas.

Una época no

tan distante a

la de hoy...

22 23

ba Ligas en Estados Unidos y co-braba dinerales por acudir a giras mundiales. Precursor de lo que hoy se conoce como ‘merchan-dising’, se disolvió en 1984 sim-plemente porque el dinero se aca-bó. Ahora ha sido recuperado en 2010 y tenemos a dos españoles, Marcos Senna y Ayoze.

La desilusionada vuelta de De la Fuente coincidió con una extra-ña locura por el fútbol en Estados Unidos que se fue desvaneciendo con la efervescencia de la gaseo-sa. Tan sólo dos años más tarde, con Pelé retirado, la media de es-pectadores estaba estancada y los dirigentes de la NASL baraja-ban la posibilidad de un fracaso si no obraba como revulsivo un nue-vo puñado de estrellas. Así que tentaron a Johan Cruyff para en-fundarse la camiseta del Cosmos (sólo jugó dos partidos de exhibi-ción), junto a su compañero en el Barcelona y la selección holande-sa Johan Neeskens, Carlos Alber-to (Santos y la selección brasile-ña), Morais (brasileño), Bojicevic (yugoslavo con excelente palma-rés en el Estrella Roja) o Chinaglia (polémico goleador de la selección italiana). Otros clubes tampoco se quedaban atrás. Los peruanos Cueto y Cubillas (probablemente el mejor futbolista de la historia andina), el argentino Fillol, el cam-peón del mundo en 1966 el por-tero Gordon Banks; Peter Osgo-od el delantero que le amargó al Real Madrid la final de la Recopa de 1971, Seat Susic, Robert Len-nox o el juerguista George Best (con muy bajo rendimiento en Los Ángeles Aztecas), pudieran servir de ejemplo. El fútbol no arraigaba.

Podemos decir que a día de hoy, aunque Estados Unidos es una selección que va a jugar su sépti-mo Mundial consecutivo, el fútbol no cuaja en este país.

Cacicada de la DND.Luis de la Fuente había logrado cierta estabilidad en el Cosmos. Superar sus problemas laborales, los económicos, las clásicas reti-cencias que suelen tener los ‘yan-kis’ con todo lo que suene a lati-no no fue nada comparado con el palo que se llevó de quien menos se esperaba. De sus compatrio-tas. De la Federación Española de Fútbol. Y todo por una norma absurda, dictatorial e inhumana que regía por aquellos tiempos. El

ente federativo remitió un comu-nicado a su homóloga estadouni-dense denegando la transferencia del jugador (lo que hoy conoce-mos como tránsfer) porque no ha-bía cumplido los 29 años. Era una verdadera salvajada. Los clubes españoles podían comprar fut-bolistas extranjeros sin límite de edad. Pero el permiso para jugar en el extranjero exigía tener más de 29 años. “Yo creía que esto sólo ocurría en los países del ‘Te-lón de Acero’ (países de Europa del Este con régimen comunista, en la órbita de la Unión Soviética vigente en aquellos años). Aquí en el Cosmos tenía mi oportuni-dad. Esto es mi ruina. Tengo una familia que mantener y mi fuente

Se fue a Estados Unidos para trabajar, pero luchó por su vida

y la fortaleza del fútbol en un país con otras tradiciones

de ingresos es el Cosmos”, con-fesó en una entrevista publicada en AS. La aberrante normativa fue promulgada por la entonces Dele-gación Nacional de Deportes (ac-tual Consejo Superior de Depor-tes). Una barbaridad como aquel famoso ‘derecho de retención’ que no permitía a los futbolistas quedar libres tras terminar su con-trato y facultaba a los clubes para renovarles unilateralmente con un 10% de aumento en su ficha. Todo esto se abolió a principios de los 80 del siglo pasado cuando apa-reció y consolidó la Asociación de Futbolistas Españolas (AFE) gestada por los letrados Cabrera Bazán, José Luis Carceller y Juan Gómez ‘Juanito’ en la madrileña

discoteca ‘Cerebro’. Tras quedar-se tirado, el primero que se inte-resó por él fue Pelé. “Me ha ofre-cido todo el dinero que necesite”, comentó. Su teléfono no paraba de sonar. Toda la colonia de es-pañoles residentes en Nueva York se interesó por su estado. Incluso el propio cónsul español. Pero de poco le sirvió. Cobró 5.000 dóla-res como periodo de prueba y 175 al mes. Pagaba de alquiler 275 dólares…

Finalmente se le abrió la luz. De la Fuente fue autorizado para jugar en Estados Unidos. Ladislao Kubala, el seleccionador nacional intercedió ante la DND. Pelé pre-sionó y se manifestó en apoyo de su ‘hermano blanco’. Al final todo

se resolvió y nuestro hombre pudo formar parte de lo que en aque-llos años se llamó ‘la ONU del fútbol’. Les hemos dicho lo que cobraba De la Fuente. Sitúense. Pelé cobraba siete millones de dólares brutos. Deducidos los impuestos, se quedaba en ‘sólo’ cuatro milloncejos netos. ¡No olvi-den que de 1975!

Como las contábamos antes, la aventura de Luis de la Fuente duró un año. Regresó a España y su carrera se perdió para siem-pre. Su relación con Pelé se dilu-yó por la distancia y las distintas prioridades que tenían en su vida. ¿Qué pasó con el fútbol en Esta-dos Unidos? Sencillamente no cuajó. En Europa y Sudamérica, el fútbol en aquellos años era du-rísimo. Se daban palos por todos lados. En cambio a los estadouni-denses, acostumbrados a los le-ñazos del hockey sobre hielo, de su fútbol autóctono e impulsores del pressing-catch , el soccer les parecía un “depor te de señori-tas”. Eso decían… No es de ex-trañar que el Cosmos, a pesar de ganar todo lo ganable, desapare-ciera en 1984. En 2010 fue re-cuperado para la causa y ahora tenemos allí a dos compatriotas. Marcos Senna y Ayoze.

Sobre nuestro hombre perdi-mos la pista hasta el año 1994. Falleció en trágico accidente de automóvil en Ourense. En silencio y desapercibido. Su legado, haber sido un pionero para muchos de-por tistas españoles que vieron una salida en la emigración. Y hoy en día más que nunca. De la Fuente fue un pionero. Y un chico de barrio. Inolvidable.

Pelé le ofreció dinero de manera amistosa cuando le dijeron que no podía jugar más al fútbol en Estados Unidos

GARRA. De

la Fuente fue

un luchador.

Soñó con ser

futbolista de

Primera y del

Real Madrid.

Y en su barrio

la gente le

apoyó. En

la foto, ya

jugando en

USA, se le ve

con su garra.

24 25

CAFÚ

Un símbolo tanto dentro como fuera del campo. Físicamente un privilegiado. Quizá sólo su compatriota Carlos Alberto ha sido mejor lateral derecho en la historia.

EL CAPITÁN DE LA ETERNA SONRISA

PABLO M. FUENTENEBRO /

Si Pelé ostenta el honor de ser el único que ha gana-

do tres Mundiales de fútbol, Mar-cos Evangelista de Moraes, Cafú, (Sao Paulo, 7 de junio de 1970) consigue superar a ‘O Rei’. Sólo él ha logrado estar presente en tres finales de una Copa Mundial y de manera consecutiva. Es el fut-bolista que más veces ha defendi-do la verde-amarelha y el que más partidos ha jugado con los brasile-ños en la fase final de un Mundial. Hizo del carril derecho su hábitat. Su currículo es impresionante, so-bre todo con su selección, la Ca-narinha.

“Fui un gran lateral, aunque no me gustaba, a mi me gustaba atacar”. Por eso en sus primeros pasos en el fútbol fueron de extre-mo derecho hasta que Tele Santa-na retrasó su posición al lateral. Ya no se movió. Fue insustituible. Atacaba y defendía con la misma facilidad. Sus inicios son los habi-tuales en un niño brasileño de la década de los 70. El barrio humil-de de Jardim Irene y mucho fútbol en las calles de Sao Paulo. Probó y varias veces con el equipo de sus amores, el Sao Paulo, pero en todas fue rechazado. Corinthians,

EL CAPITÁN DE LA ETERNA SONRISACAFÚ

26 27

Palmeiras; Portuguesa; Nacional y Atlético Mineiro tampoco vieron sus futuras cualidades. Hacien-do suyo el lema de su Fundación: ‘Alimentando sueños’, no se des-animó. Recaló en el modesto Ita-quaquecetuba. Joao Alemao le di-rigía en sus primeros pasos. En un encuentro contra Sao Paulo, el imberbe Cafú brilló. El mismo entrenador que le había rechaza-do tantas veces le reclutaba aho-ra para el filial del Sao Paulo. Era 1988. Dos años después ya esta-ba en el primer equipo a las órde-nes de Tele Santana.

Cafuringa.En el Itaquaquecetuba todos los jugadores tenían motes. Joao Ale-mao vio al joven Marcos Evangelis-ta y le recordó al rápido y vertical jugador del Fluminense, Cafuringa. Desde entonces todo el mundo le conoció como Cafú. En Sao Paulo comenzó su idilio con los títulos y fue la época dorada del club pau-lista. En sus seis años allí se re-colocó como defensa lateral. “No tenía mucha idea al principio, pero trabajando y con la disciplina que imprimía el Profesor Tele Santa-na fue fácil”. Sus conquistas: un Brasileirao; dos Paulistas; dos Recopas Sudamericanas; dos Co-pas Libertadores y dos Interconti-nentales. La primera, la de 1992, muy recordada. Ante el Barcelona del Dream Team. En el Estadio Na-

SU TRAYECTORIA JOR. EQUIPO PARTIDOS GOLES

2007-08 Milán 18 1

2006-07 Milán 35 0

2005-06 Milán 25 1

2004-05 Milán 45 1

2003-04 Milán 38 1

2002-03 Roma 41 1

2001-02 Roma 38 2

2000-01 Roma 40 1

1999-00 Roma 37 2

1998-99 Roma 25 1

1997-98 Roma 36 1

1996 Palmeiras 16 0

1995 Palmeiras 19 0

1995 Juventude 2 0

1994-95 Zaragoza 17 0

1994 Sao Paulo 16 2

1993 Sao Paulo 18 1

1992 Sao Paulo 21 1

1991 Sao Paulo 20 1

1990 Sao Paulo 20 1

525 18

2 Mundiales (1994-2002)

2 Copas América (1997-1999)

1 Copa Confederaciones (1997)

1 Champions League (2007)

1 Recopa (1995)

2 Intercontinentales (1992-1993)

1 Mundial de Clubes (2007)

2 Libertadores (1992-1993)

2 Supercopas de Europa

(2003-2007)

2 Ligas italianas (2001-2004)

2 Supercopas italianas

(2001-2004)

2 Recopas Sudamericanas

(1993-94)

1 Supercopa Sudamericana (1993)

1 Brasileirao (1991)

3 Campeonatos Paulistas

(1991-1992-1996)

Debe su mote a su época en el Itaquaquecetuba. A Alemao, su técnico, le recordaba al extremo del Fluminense Cafuringa

Es el único futbolista que ha jugado tres finales

consecutivas de un Mundial. Conquistó los de 1994 y 2002

cional de Tokio aún como interior derecha. Los dos goles de Raí da-ban al Sao Paulo su primer trofeo. Cafú fue el espectador de excep-ción que le paraba la pelota a Raí en el recordado lanzamiento de falta a la escuadra de Zubizarre-ta. La segunda, cosas del destino, ante el Milán de Fabio Capello en 1993, ya como carrilero de largo recorrido.

Curiosamente, esa Interconti-nental ante el Milán debía ser el

último torneo de Cafú con el Sao Paulo. El Real Madrid le seguía desde la Copa América de 1991 donde Brasil fue plata. Sao Paulo se negó en redondo a traspasar-lo (Tele Santana, su mentor, hizo todo lo posible para que no se fue-ra). Ramón Mendoza, presidente blanco, consiguió una opción so-bre Cafú y cedió a las exigencias de los brasileños, que veían vital la permanencia de Cafú hasta la Intercontinental. El Real Madrid

tragó: cesión del también lateral Vitor hasta diciembre y después de la final frente al Milán, Cafú aterrizaría en el Bernabéu. Ganó Sao Paulo gracias al gol de Mü-ller (la que es hasta el momento la segunda y última Intercontinen-tal del club brasileño). El Real Ma-drid esperaba a Cafú. Nunca llegó. Parece que las intromisiones de algunos intermediarios no fueron las mejores.

Entonces llegó Parmalat, la

multinacional que dirigía a Parma y Palmeiras, y se hizo con sus de-rechos. Sao Paulo jugó sus car-tas y prohibió que jugara en otro equipo brasileño sin pasar antes por Europa. Ahí apareció el Zara-goza, encantado de contar con un campeón del mundo, aunque fue-ra cedido. “Fue una etapa fantás-tica pese a que fue corta. Aprendí mucho que luego me sirvió”, re-conoció años después Cafú. Jugó poco (17 par tidos) pero formó

PALMEIRAS. En el

club paulista Cafú

coincidió junto a otras

figuras mundiales:

Djalminha; Luizao;

Rivaldo. “De los

mejores equipos en los

que jugué”.

SAO PAULO.

Cafú jugó

dos finales

de la Copa

Interconti-

nental con

el Sao Paulo

(1992 y 1993).

En las dos se

llevó el trofeo

ante Barça y

Milán.

ZARAGOZA.

En la 1994-95

aterrizó en

el Zaragoza.

El brasileño

acababa

de ganar

su primer

Mundial.

En España

dejó algunos

detalles de su

calidad.

28 29

par te del histórico equipo cam-peón de la Recopa.

Falcao.Pese a que en 1995 Roberto Car-los dejaba el Palmeiras por el In-ter de Milán, Parmalat seguía in-vir tiendo en el Palmeiras para hacerlo un equipo temible. Cafú regresó a Brasil y cayó de pie en el equipo que dirigía Vanderlei Luxemburgo. Antes había disputa-do dos partidos con el Juventude de Caxias tras terminar en junio la cesión en Zaragoza. “Técnica-mente era de los mejores equipos (Palmeiras) en los que jugué”. En sus filas estaban Rivaldo; Djal-minha; Flavio Conceiçao; Luizao; Junior; Müller; Freddy Rincón. Ga-naron el Paulista de 1996 y mar-caron 102 goles. La falta de suer-te le impidió ganar más.

A Cafú le llegó el turno de sal-tar definitivamente al fútbol eu-ropeo. “Crecí en una época con grandes futbolistas. Me pude inspirar en Falcao, Zico, Marado-na…”. Cuando en 1997 el Roma llamó a su puerta (pagó alrede-dor de siete millones de euros), no lo pensó. Iba hacer el mismo camino que su ídolo. En el Roma estuvo seis campañas, jugó 217 par tidos oficiales y devolvió al Roma a lo más alto del fútbol ita-liano, consiguiendo el Scudetto en 2001 tras 18 años de sequía. En

En 2003 lo tenía hecho con el Yokohama Marinos, pero se cruzó Ancelotti y se lo llevó al Milán. Allí ganó la Champions

El Real Madrid lo tenía casi firmado, pero se quedó en Brasil

hasta la Intercontinental de 1993. En su lugar llegó Vitor

su climatización, le ayudó mucho su compatriota Aldair. El gran tra-bajo físico que se encontró con Zdenek Zeman le vino bien. Físi-camente era un privilegiado. Con Capello aprendió a competir con otras armas aunque para enton-ces ya había jugado dos finales mundialistas.

Para la hemeroteca queda el 11 de septiembre de 2001. La jornada recordada de Champions

que a punto estuvo de no dispu-tarse. A sus 31 años, Cafú debu-taba en la máxima competición de clubes. Lo hacía ante el Real Ma-drid (perdieron los italianos 1-2 en el estadio Olímpico).

Yokohama Marinos.En 2003, Cafú llegaba a un acuer-do con el club japonés del Yoko-hama Marinos (quedaba libre del Roma). Un año antes en su esta-

dio había alzado como capitán de Brasil el quinto título de la Copa del Mundo (imitando a sus com-patriotas Bellini, Mauro, Carlos Al-berto y Dunga). En ese momento, se cruzó por medio Carlo Ancelotti que buscaba un relevo para Ales-sandro Costacurta, que ya tenía 37 primaveras. El paulista no lo dudo. El preparador italiano tenía claro que Cafú aún podía rendir al máximo nivel en el club rossoneri.

Así fue. 161 partidos oficiales con la elástica del club lombardo.

En el Milán, vivió muchas lu-ces y alguna sombra. Nada más aterrizar ganó el Scudetto (2004) pero al año siguiente vivió una de sus más tristes experiencias fut-bolísticas. Perdía su primera final de Champions en la sorprenden-te remontada del Liverpool. En 2007, el destino le volvió a dar otra opor tunidad, casualmen-te frente al mismo rival. “Pare-cía muy difícil perder esa final”. Cafú explicaba el sentimiento de los jugadores del Milán antes de la final de 2007. Los italianos se alzaban con su séptima Copa de Europa. No disputó ningún minu-to de ese par tido pero Cafú no perdió su sonrisa en el césped del estadio Olímpico de Atenas. Sabía que acababa de hacer his-toria. Completaba el póker (Mun-dial; Copa América; Champions y Recopa). Había ganado todos los títulos importantes de clubes y selecciones.

Brasil.Doce de septiembre de 1990. Brasil jugaba en El Molinón. Era el séptimo enfrentamiento en-tre Brasil y España. Falcao, que había sustituido a Sebastiao La-zaroni como seleccionador tras el fiasco de Italia 90, convocó a Cafú, que debutó frente a Espa-

DEBUT EN CHAMPIONS.

Con el Roma tuvo

la oportunidad de

debutar en la máxima

competición de clubes.

Fue el 11 de septiembre

de 2002 frente al Real

Madrid.

TRIUNFOS.

En el Roma

consiguió

su primer

Scudetto en

la temporada

2000-2001.

Su orden

táctico fue

fundamental

para el equipo

de Capello.

30 31

ña. Una fecha señalada pese a la derrota por tres a cero. “Para mí fue una fiesta”. Para los españo-les también (la última ocasión que La Roja ha vencido a la Pentacam-peona del mundo). Desde enton-

Nació un 7 de junio, fecha en la que Brasil ganó a la vigente

campeona Inglaterra, del año en que conseguía su tercer Mundial

ces, Cafú fue un fijo. Con veinte años se ponía por primera vez la verde-amarelha y se despedía con treinta y seis tras caer en cuar-tos del Mundial de Alemania. Ya como capitán. Todos los seleccio-nadores contaron con él (Falcao; Parreira; Zagallo; Luxemburgo; Leao y Scolari) y tuvo el honor de levantar hacía el cielo de Yokoha-ma la Copa del Mundo en la final de 2002. Nunca rechazó la llama-da de su selección. La primera, de su referente Falcao. 142 inter-nacionalidades y cinco goles. El

que más (Roberto Carlos se que-dó en 125).

“Disputar la Copa del Mundo (del 94) era la oportunidad de de-mostrar que era un gran jugador. Entré en la final (sustituyó al lesio-nado Jorginho a los 21 minutos) a cuarenta grados contra Italia por-que estaba preparado”. Ya había disputado dos Copas de América con Brasil (1991 y 1993; y ganó las ediciones de 1997 y 1999) pero el Mundial de Estados Uni-dos era su escaparate para hacer-se un nombre en Europa. “Formé parte de la selección que volvió a dar alegría al pueblo brasileño tras 24 años sin conseguir un Mundial”, recuerda siempre el lateral sobre la final ante Italia. Cafú estaba vinculado a la Cana-rinha. Nació el mismo día y año que Brasil derrotaba a Inglaterra (1-0) en Guadalajara y encauzaba el Mundial de su Tricampeonato en México.

En el Stade de France vivió la otra cara de la moneda. “Hasta la final todo fue perfecto en 1998, pero aconteció lo de Ronaldo”. Brasil cayó con facilidad ante Francia (3-0). “Era la primera vez, que en el trayecto al estadio, no se oía nada. Lo normal es que se vaya cantando, bailando. La mú-sica en la concentración se escu-chaba continuamente”, desvelaba tiempo después, Ricardo Teixeira, el expresidente de la Federación Brasileña.

Esa final era la segunda con-secutiva de Cafú y se unía al club de otras leyendas mundialistas (Meazza; Gilmar; Djalma Santos; Nilton Santos; Didi; Zito; Zagallo; Garrincha; Vavá; Jongbloed; Krol; Suurbier; Win Jansen; Neeskens; Rensenbrink; Rep; René Van de

MILÁN. Ancelotti le

convenció para suplir

a una institución en

el Milán, Costacurta.

Cafú se ganó a la

afición y se convirtió en

otro símbolo.

CARRILERO.

En el club

rossoneri

vivió sus

mejores

momentos

como

futbolista.

Hizo del

carril del ‘2’

su hábitat

en Italia.

Atacaba y

defendía sin

descanso.

LA OREJONA.

Después de

la decepción

de la final

perdida en

2005, Cafú

consiguió

alzar la

Champions

dos años

después en el

Olímpico de

Atenas.

32 33

Kerkhof; Schumacher; Briegel; Foerster; Rummenigge; Brehme; Matthaüs; Berthold; Völler; Taffa-rel; Aldair; Dunga y Bebeto). Pero nadie había conseguido sumar tres. Cafú si. Y encima de capitán de la Canarinha.

“En 2002 la gente decía que Brasil no pasaba de la primera fase, pero con trabajo consegui-mos el título”. Tuvo que lidiar con el deseo de casi todo Brasil de que Felipao Scolari llevará a Co-rea y Japón a Romario, incluso, los rumores apuntaban a que gran parte del núcleo duro de jugado-res no querían al delantero en el Mundial (él era el capitán tras la lesión días antes de Emerson). “Imposible, la decisión de convo-car o no, fue del seleccionador”, siempre ha despejado balones fuera Cafú.

Brasil ganó y el ‘2’ de Brasil rindió homenaje a sus orígenes. 100% Jardim Irene pudieron leer en todo el mundo en su camiseta mientras alzaba la diminuta Copa del mundo. “Una felicidad indes-criptible. Todo el mundo te mira y dice: ‘Sois buenos; sois los cam-peones. Fue un sueño hecho rea-lidad”. En el césped no paraba de oírse… “Soy brasileño con mucho orgullo y con mucho amor”.

Levantó la Copa del Mundo de 2002. “Pronosticaban que no

pasábamos la primera fase, pero ganamos el título”

Cuelga las botas.El 18 de mayo de 2008 se des-pedía del Milán y lo hacía con gol. Antes había pasado grandes mo-mentos en el Milán aunque tam-bién sufrió una época mala a fina-les de 2005, principios de 2006 que coincidió con una racha de le-siones. Además, tuvo problemas con la justicia italiana por irregu-laridades en la adquisición de su pasaporte italiano. Cafú salió ab-suelto. A finales de 2008 sonó que volvería a jugar unos partidos con el equipo inglés del Ganforth Town (ya consiguió que Sócrates y Careca se pusieran su camise-ta) aunque al final no se concretó. Tampoco todas las ofertas que re-cibió en Brasil. Ya había colgado las botas, y no pudo cumplir su sueño de llegar hasta el Mundial de Sudáfrica.

El 1 de julio de 2006 fue el último con la camiseta de Brasil (llegaba a veinte encuentros mun-dialistas). En los vestuarios del es-tadio de Frankfurt antes de medir-se a Francia, Cafú arengaba a sus compañeros, pedía para que no hubiera lesionados e iniciaba por última vez el Padrenuestro con el que Brasil salta al campo. Se des-pedía el lateral de la eterna sonri-sa. Quizá el mejor de la historia…

Disputó cuatro Mundiales (1994-98-02 y 06) y tiene el récord de internacionalidades con La Canarinha (142)

MUNDIAL

2002. En la

final ante

Alemania en

el estadio de

Yokohama,

Cafú alzó

la Copa de

campeón

del mundo.

Era su

tercera final

consecutiva

de un

Mundial.

RÉCORDMAN.

Cafú fue un

buen hombre

de club pero

sobretodo fue

un hombre de

selección. 142

‘cups’ con la

Canarinha, el

que más veces

ha vestido

la verde-

amarelha.

EMBAJADOR.

Cafú, a sus

43 años, está

implicado en

la

organización

del Mundial

de Brasil

2014 y en su

Fundación:

‘Alimentando

Sueños’.

34 35

Si hay alguien que marcó

el paso en el conjunto de

Gelsenkirchen fue él. La figura más relevante del afamado

‘Schalker Kreisel’ y una historia única labrada en la

mina. El orgullo y el trabajo. El gol y el regate.

La leyenda que todavía

permanece viva..

EL MINERO DEL SCHALKE 04 QUE MONTÓUN ESTANCO Y SE ENFRENTÓ AL NAZISMO

GOLEADOR. Marcó 265 goles en

350 partidos oficiales. “Pudo

llegar a los 1.000 tantos en total”,

aseguró su compañero Kalwitzki.

EN SU ESTANCO. Nunca soportó el

trabajo en la mina y con 21 años

decidió abrir un coqueto estanco

en el barrio de Schalke.

EL PERSONAJE. Fue todo y más en

el Schalke 04: jugador, entrenador,

directivo, consultor... Falleció el 1

de enero de 1990.

36 37

JAVIER SILLÉS /

Cuando Raúl puso rumbo a Qatar, la junta directiva

del Schalke 04 resolvió retirar su dorsal, el ‘7’, e incluirle en el ‘Sa-lón de la Fama’ del club como ho-menaje. Se convirtió en leyenda y pasó a formar parte del elenco de figuras más significativas en la trayectoria de la institución mine-ra: Willy Gies, Klaus Fischer, Stan Libuda, Olaf Thon... y Ernst Kuzo-rra, el protagonista de nuestra historia.

Helmut Schön, hombre juicioso y prudente y el mítico entrenador de la Alemania Federal de Maier, Beckenbauer, Vogts, Breitner, Net-zer o Müller que se proclamó cam-peona en la Eurocopa de 1972 y en el Mundial de 1974, diagnos-ticó la magnitud de la silueta de Kuzorra: “Para mí fue el mejor fut-bolista de su tiempo”. ‘Clemens’, conocido así entre sus compañe-ros del Schalke 04 al haber dos Ernst más en el equipo, era mucho más que eso. Todo el mundo que compartió ciertos momentos con él le recuerda como una persona entrañable, agradecida, orgullosa y trabajadora fruto de una perso-nalidad labrada entre las minas de carbón que emergen en Gelsenkir-chen, en la cuenca del Ruhr.

Nacido el 16 de octubre de 1905, era ya reconocido en el ba-rrio de Schalke cuando apenas era un niño debido a las grandes dotes que demostraba con el ba-lón en los pies. “No podía dejar de dar una patada a cualquier piedra que veía”, rememoraba muchos años más tarde. Sin embargo, su padre Karl, minero siguiendo la tradición familiar, no imaginaba otro futuro para su hijo que no es-tuviese vinculado a los pozos de carbón. El empecinamiento pater-no y los sueños de fútbol del pe-

queño Ernst provocaron más de un enfrentamiento entre padre e hijo. La necesidad de un trabajo remunerado y la ilusión de la pe-lota. Conciliar aquel binomio an-tagónico era una apuesta mayús-cula. Kuzorra tuvo que empezar a bregar en la mina, pero se aplica-ba para que su genuino talento no

pasase inadvertido para nadie. La casualidad trajo consigo una opor-tunidad única. Estando en la gra-da para presenciar un partido en-tre el primer y segundo equipo del Schalke, le preguntaron si que-ría jugar al no asistir uno de los chicos que debía hacerlo. No lo dudó. Se calzó las botas viejas (cada vez que iba al campo las llevaba con él) que le regaló Fé-lix Unkel, hijo del presidente del club, y saltó con brío al terreno de juego. Jugó de asombro e hizo cuatro goles. Tenía 14 años. Así comenzaba su historia en ‘Die Kö-nigsblauen’...

Firmó su ingreso definitivo casi al instante y con 17 años dispu-tó ya su primer encuentro con el primer equipo. El 22 de abril de 1923 el Schalke ganó 4-1 al Sportfreunde 07 de Essen. Kuzo-rra sentó cátedra y exhibió su po-deroso y fulgurante regate. De ahí en adelante no se entendería la evolución de ‘Die Knappen’ (Los Mineros) sin él. Era el capitán, el corazón y el líder único. “Siempre tuvimos un entrenador, pero yo hacía las alineaciones y decidía la preparación del equipo. Cuan-do un técnico era cambiado, al-guno me rogaba: “Ernst, déjame un año más”. Y yo contestaba: “De ninguna manera”. Su influen-cia era tal que el Borussia Dor-tmund le fichó como técnico en 1935, en una época en la que la rivalidad entre ambos clubes no era tan pronunciada. Jugaba con el Schalke y dirigía al Borussia. Aquella aventura apenas duró un año. Lo hizo exclusivamente por dinero. Nunca olvidó la fatigosa la-bor en la mina. Seguramente ese fue el motivo principal.

Kuzorra trabajó bajo tierra has-ta los 21 años por mandato fami-liar. No soportaba aquello. En un fútbol todavía no profesionalizado, encontró una salida con el dinero recaudado de las pequeñas dietas que se daban y de su faena en los yacimientos de carbón. Abrió un estanco en el mercado de Schalke y se alejó de la dureza propia de la vida en la minería. La pelota se abrió paso y él se erigió en un ído-lo en el club que dominaría el ba-

Hijo de minero, su historia siempre estuvo vinculada a los pozos de carbón tan

simbólicos en Gelsenkirchen

EN LA MINA.

Ernst Kuzorra

trabajó en los

yacimientos

de carbón

hasta los 21

años. Una

tradición

familiar y una

forma de vida

habitual para

los habitantes

del barrio de

Schalke.

SU ESTRENO.

Debutó con

la camiseta

del Schalke

04 con tan

solo 17 años.

El 22 de

abril de 1923

deslumbró

ante el

Sportfreunde

07 con

victoria

‘minera’ 4-1.

38 39

lompié alemán en la década de los años 30 y principio de los 40. El Schalke 04 alcanzó nueve fina-les del campeonato germano ga-nando seis de ellas (1934, 1935, 1937, 1939, 1940 y 1942). La corona más emotiva fue la prime-ra de todas. La final se disputó el 24 de junio de 1934 y el rival era el Nuremberg. El marcador era de 1-1 cuando el partido enfilaba su desenlace. Kuzorra se arrastraba casi literalmente por el campo. Había sufrido una hernia al cho-car contra un adversario. Aun con todo, con arresto y con las esca-sas fuerzas que le quedaban, tuvo tiempo de hacer el gol de la victo-ria. Su imagen quedó inmortaliza-da para siempre.

Aquel Schalke 04 no sólo fue un equipo corajudo y victorioso, también fue un conjunto innovador que marcó un cambio de tenden-

cia y creó un estilo propio y ele-gante, con la pelota siempre en el centro del discurso. Kuzorra y su adorado amigo Frtiz Szepan (tam-bién era su cuñado) interpretaron un fútbol de pase corto, vistoso, de apoyos constantes y de ofen-siva continua llamado ‘Schalker Kreisel’ (el rondo del Schalke). Para muchos historiadores prac-ticaron el juego más bello jamás visto en Alemania y supuso un an-tecedente preciso al fútbol de alta escuela del Barcelona y de Espa-

ña de los últimos años. Kuzorra y Szepan, junto a otros como Tibul-sky, Bornemann o Kalwitzki, lide-raron la edad dorada del club mi-nero. “Me subía a los árboles con tal de verles jugar”, contaba Fritz Walter, campeón del mundo con Alemania en 1954.

‘Clemens’ era el gol y el des-equilibrio, su cuñado ponía el pase y fijaba la pauta. Kuzorra marcó 265 dianas en 350 parti-dos oficiales. “Calculo que pudo llegar en total a los 1.000 goles

El Schalke 04 ganó seis veces el campeonato alemán entre

1934 y 1942 con Kuzorra como jugador referente del equipo

con la camiseta azul”, dijo en su día su compañero Ernst Kalwitzki. En noviembre de 1933 le hizo 14 tantos a una selección del Lan-gendreer en un amistoso. Fue un icono inmejorable del Schalke y del deporte alemán de la época, pero apenas tuvo peso en ‘Die Mannschaft’.

Kuzorra debutó con la selec-ción en 1927 con un empate ante Holanda. Luego vistió 11 veces más la camiseta de Alemania marcando siete goles, pero nun-

ca se hizo con la titularidad. Tuvo que ver desde el banquillo los Jue-gos Olímpicos de Amsterdam de 1928. Es difícil encontrar explica-ción a tal situación. Se dice que no se llevaba bien con el seleccio-nador Otto Nerz. Otras voces alu-den a que no era una figura bien vista en el régimen nazi. Quizá fue-ron ambas cosas. Las crónicas de la época ya recogían ciertas infor-maciones sobre algún desencuen-tro entre Nerz y Kuzorra. También se puede recapitular el ‘desplan-

te’ que tuvo con las autoridades deportivas nazis al no querer re-coger la copa de subcampeón del campeonato alemán de 1941. “Lo que nosotros hemos perdido hoy aquí es por política, no por depor-te”, aseveró ‘Clemens’ nada más terminar el encuentro. El Schalke ganaba 3-0 al Rapid de Viena has-ta los 15 minutos finales, pero el partido acabó 3-4. Según recogen análisis posteriores, al régimen nazi le interesaba que un equipo de la Austria invadida saliese cam-peón. “Ganar un partido es más impor tante que conquistar una ciudad del Este”, repetía siempre Goebbels. No fue el único desen-cuentro de Kuzorra con el nacio-nalsocialismo. El Schalke 04 tuvo que publicar una carta abierta en 1934 en la célebre revista ‘Kic-ker’ que contenía la fecha de naci-miento y la ascendencia de los pa-

Sólo jugó 12 partidos con Alemania al llevarse mal con el seleccionador Otto Nerz y enfrentarse al régimen nazi

ONCE DE

LUJO. Aquel

Schalke 04,

nacido y

vertebrado

bajo la dura

faena de la

mina, era

un grupo

equilibrado,

amigo y

fraternal.

Kuzorra era el

líder.

‘SCHALKER

KREISEL’.

Formó parte

del mejor

equipo de la

trayectoria

del Schalke y

un conjunto

que practicó

el fútbol

más estiloso

de toda la

historia de

Alemania.

SÍMBOLO.

Su leyenda

permanece

viva y todavía

hoy existe

una página

web exclusiva

donde se

pueden

adquirir

todo tipo de

productos

relacionados

con su figura.

EL NAZISMO.

Se enemistó

varias veces

con los

órganos de

poder del

régimen

nazi. Nunca

perdonó lo

que le sucedió

a su padrino

de origen

judío Leo

Sauer...

40 41

A su último adiós acudieron más de 1.000 personas.

“Fue un salvadidas para el Schalke”, dijo el parroco

dres de sus jugadores. Nombres como Zajons, Kalwitzki o Tibulsky o el propio Kuzorra no tenían en apariencia un ‘germen ario’. Ade-más, Kuzorra vio como uno de sus padrinos Leo Sauer, de origen ju-dío, que le había dado dinero para sacarse la licencia de conducir y le había empleado después como conductor, fue llevado a un campo de concentración cercano a Riga. Nunca perdonó aquello. Se da la circunstancia que el Ministerio de Propaganda utilizó los éxitos del Schalke 04 para vender ‘La Nue-va Alemania’.

Después de la Segunda Guerra Mundial, sus apariciones con ‘Die Königsblauen’ se redujeron y deci-dió poner fin a su carrera en 1950 en un partido ante el Atlético Mi-neiro de Brasil. El viejo Glückauf-Kampfbahn, con capacidad para 35.000 espectadores, se llenó para brindarle una merecida des-pedida. Se fue a su estanco, aun-que su vínculo con el club minero era indisoluble. Hizo de todo. Fue asistente técnico del entrenador

Sloban Cendic en 1971, miembro de la junta directiva, consultor... Siempre con su humeante ciga-rro en la mano, cualquier palabra suya adquiría un valor categórico en las oficinas de la institución de Gelsenkirchen. “Mi Schalke ya no está”, afirmó con cier to desencanto cuando se inaugu-ró el ‘Parkstadion’, hoy ‘Veltins Arena’, en 1973 con motivo de la disputa del Mundial en Alemania Occidental un año más tarde. En 1980 fue condecorado con la Or-den de Mérito de la República Fe-deral de Alemania y en 1985 fue nombrado Ciudadano de Honor de Gelsenkirchen. Falleció el 1 de enero de 1990.

Su entierro fue una muestra más de la relevancia de su figura en el Schalke 04. Más de 1.000

personas acudieron al sepelio ce-lebrado en el cementerio de Ro-senhügel. Con la bandera azul del club colocada sobre el féretro, el padre Hans-Joachim Dohm no tuvo más remedio que pronunciar un sermón cargado de referencias futbolísticas: “De quien voy a ha-blar tiene bien ganada la fama de su autoría. Siempre fue un salvavi-das para el Schalke. El más gran-de”. Iba a ser su último adiós, pero el por entonces presidente del equipo de la cuenca del Ruhr, Günter Eichberg, no pudo llegar al entierro por un atasco después de haber interrumpido sus vaca-ciones en las Bahamas. Reclamó la repetición del acto solemne con un círculo selecto de invitados y el padre Hans-Joachim Dohm volvió a reiterar las mismas palabras.

La leyenda de Ernst ‘Clemens’ Kuzorra permanece hoy viva. La afición azul no ha dejado morir a un personaje de su envergadura. La actual dirección de la oficina del Schalke 04 es Ernst Kuzorra, número 1. Existe una web exclusi-va donde se pueden comprar todo tipo de productos suyos y el princi-pal foro de seguidores del Schalke en Internet lleva su nombre. Inclu-so goza del honor de aparecer en una de las frases más recordadas emitida por un presidente de Ale-mania. Johannes Rau, jefe de es-tado entre 1999 y 2004, respon-dió así a una polémica generada por el hecho de que no hubiese ningún estadio con nombre de mu-jer: “¿Y cómo se deben llamar? ¿El estadio de la mujer de Ernst Kuzorra?”.

SU ENTIERRO.

El sepelio

tuvo que ser

celebrado

dos veces al

no llegar en

la primera

ocasión por

un atasco

el entonces

presidente

del Schalke

04 Günter

Eichberg.

LOS GRANDES

CUÑADOS.

Compartió

equipo con

su amigo

y cuñado

Fritz Szepan.

Kuzorra era el

gol y el regate,

mientras que

su ‘hermano’

ponía la

pausa y el

estilo.

PURO EN

MANO. Todo

el mundo

recuerda su

imagen con

un cigarro

o un puro

humeante. Su

ascendencia

en las

decisiones

del club tuvo

siempre gran

valor.

42 43

El sindicato de los futbolistas españoles se creó en 1978 y desde entonces ha ido mejorando sus condiciones laborales y

jurídicas. Además, con el equipo de Sesiones AFE se intenta que los futbolistas que se quedan en paro tengan la oportunidad de mostrarse en amistosos a nivel nacional e internacional con los socios de la FIFPRO.

PREOCUPADOS POR EL FUTBOLISTA

ESPAÑOL

AFE

44 45

VALERIA GAONE

CLAUDIO GIOVANNUCCI

BORJA ESPINOZA /

La Asociación de Futbolistas Españoles es una escuela

de fútbol. Y no hablamos de una asociación que sólo se dedique a formar nuevos futbolistas como Messi o Cristiano Ronaldo. Los valores que se persiguen son la unión, la proximidad, la transpa-rencia, el compromiso y la firme-za. Eso es lo que importa verdade-ramente en una persona.

La AFE, fundada en Madrid el 23 de enero de 1978, surgió por la necesidad de crear un organis-mo que realizase una labor social con los futbolistas españoles en condición de desempleo, así como que reconociera sus derechos como trabajadores. Tal y como lo describe Vicente ‘Tito’ Blanco Sán-chez, vocal de AFE: “Esta asocia-ción busca colocar en el mercado laboral jugadores sin trabajo, así como su formación integral para enfrentarse a las difíciles pruebas del mundo del deporte, a nivel psi-cológico, social, disciplinario y de-portivo”.

Para formar parte de la AFE y tener la oportunidad de estar en el escaparate futbolístico, antes deben inscribirse y poder entrar en los partidos amistosos que la asociación organiza para que los clubes tomen nota de futuras pro-mesas. “Año a año realizamos va-rios partidos (el equipo AFE), amis-tosos entre clubes de la Primera y Segunda División española, así como encuentros internacionales con nuestros colaboradores de FI-FPRO. De tal manera que los juga-dores son vistos por diversos clu-bes y tienen la oportunidad de ser fichados”, añade.

A día de hoy, se han realizado siete sesiones en la AFE. En esta última han estado hasta 30 juga-dores. Juan José Montaner, jefe de Medios de Comunicación de la AFE comenta que “al año ingresan en las sesiones AFE una media de

200 jugadores entre los que lle-gan en verano y en invierno, bien sea porque hayan terminado su contrato o sencillamente porque hayan sido despedidos por sus clubes”. “Los que no consiguen cumplir sus objetivos continúan en nómina, y pueden ser llamados para los próximos torneos o amis-tosos del año siguiente, depen-diendo de la vacante que haya en su posición. Pero se trata de evi-tar repetir por más de dos ocasio-nes a los jugadores, para no privar de oportunidades al resto de los futbolistas que ingresen nuevos a nuestro equipo”, asegura.

En las sesiones AFE han parti-cipado una gran cantidad de entre-nadores de renombre, sobre todo como futbolistas, que han mostra-do toda su sapiencia y calidad téc-nica al servicio de los futbolistas. Entre ellos destaca el ex-interna-cional español e histórico del Ba-rça, Sergi Barjuán. De igual forma formaron parte del proyecto Ma-nuel Mosquera, que militó como profesional en el Deportivo, Extre-madura y Compostela; Manu Sa-rabia, exjugador del Athletic; José ‘Pacheta’, exentrenador, entre otros, del Oviedo hace dos tem-poradas.

Actualmente, el entrenador del equipo AFE es el hispano-danés Thomas Christiansen, antiguo ju-gador del Real Oviedo e interna-cional con Clemente.

La Asociación de Futbolistas Españoles ha ayudado a múltiples jugadores a conseguir trabajo, de los cuales los más recientes son Albert Yagüe, Xavi Moré, Marc Se-rramitja y Ayoze Pérez, nuevos fichajes del Atlético Baleares, Burgos, Kristiandsund (Segunda División de Noriega) y el Tenerife, respectivamente. Asimismo, Toni Moral y José Picón abandonaron las sesiones AFE para concretar distintas negociaciones con posi-bles clubes.

Estos son algunos de los juga-dores que han logrado acomodar-se en algún equipo tras participar en las sesiones AFE, hecho que confirma el éxito que está tenien-do el sindicato de futbolistas con esta iniciativa.

Montaner: “Los que no logran encontrar equipo siguen en nómina y pueden ser llamados para otros torneos o amistosos”

TITO Y SERGI BARJUÁN. El primero,

exportero del Alavés, entre otros, es

vocal de la AFE, y el segundo es el

actual técnico del Recreativo, que

también estuvo en el Sesiones AFE.

THOMAS CHRISTIANSEN. El

exinternacional con Clemente y

exjugador, entre otros, del Barça y

Villarreal es el actual técnico del

Sesiones AFE.

José Picón ha fichado

por el Cartagena.

Toni está en el Al Ittihad

Kalba, de EAU.

Pacheta ha sido

entrenador de la AFE.

Ayoze Pérez ha

ingresado en el Tenerife.

Al

46 47

DIOSESDEL FRONTÓN

En la pelota moderna también

hay un clásico, un choque de estrellas como

Messi y Cristiano: es el Aimar-Irujo, dos prodigios que

se reparten las últimas txapelas de campeón. De

momento, el primero lleva ventaja.

FINAL TRAS

FINAL. Irujo

prepara la

derecha, con

Aimar a su

espalda, en

una de las

peleas por el

título en el

Manomanista,

el campeonato

con más

prestigio de la

pelota.

AM

AIA

ZA

BA

LO

48 49

ALFONSO HERRÁN /

La pelota a mano también tiene su clásico. Aimar-Iru-

jo, es algo así como Messi-Cris-tiano. Sintetizan la historia moder-na de los frontones. Son las dos principales espadas de la mano profesional, las que han marcado el final del siglo XX y la entrada en el XXI. Ellos han tejido duelos con enorme rivalidad, jalonada de en-frentamientos con tensión, apues-tas a veces astronómicas y una expectación tal que en sus fina-les el frontón bilbaíno Bizkaia, el más grande con tres mil localida-des, se queda pequeño en cada pelea por la txapela de campeón entre ambos.

Juan Martínez de Irujo y Aimar Olaizola se han enfrentado en 84 ocasiones en los campeonatos oficiales (Parejas, Manomanista y Cuatro y Medio), y en los últimos tiempos el segundo está arra-sando al delantero de Ibero. Hay un 39-45 que se inclina hacia el goizuetarra.

Aimar, al que en pelota se le conoce como Olaizola II para se-guir la rama familiar y distinguirlo de su hermano Asier (Olaizola I) se ha disparado como uno de los mejores pelotaris de la historia, eso sí, aún lejos del mítico Rete-gui II, el acaparador de txapelas. Entre éste y Mariano Juaristi Men-dizabal ‘Atano III’ está la cosa.

Se ha anotado cuatro edicio-nes del torneo mano a mano (2005, 2007, 2012 y 2013), el más importante de todos. El Pare-jas lo gobernó en 2008 y 2011. Y su verdadera distancia es el Cua-tro y Medio: 2002, 2004, 2005, 2008, 2011, 2012 y 2013. En

este fabuloso palmarés se cons-tata que es uno de los cuatro úni-cos pelotaris, junto a Julián Rete-gui, Fernando Arretxe y el propio Irujo, que ha logrado las tres txa-pelas de las máximas competicio-nes de la mano profesional. En el Cuatro y Medio no ha perdido ni una final y superó a Retegui II, que tiene siete trofeos de lana en ese ‘acotado’.

Pero no todo ha sido un cami-no de rosas para el campeón na-varro. En la temporada 2011, Olai-zola II tuvo que empezar de cero

tras una grave lesión de rodilla. Pues nada, de vuelta alcanzó por primera vez en su carrera las fina-les de los tres torneos profesio-nales e inició una escalada hacia un trono que le ha hecho imbati-ble. La exigencia física de la pelo-ta y un calendario infernal han ido dibujando un sombrío panorama de lesiones. Prácticamente todas las partes de su cuerpo se han re-sentido, de aquí que en muchas ocasiones haya tenido que pedir aplazamientos de finales, algo que llegó a encender aún más

Olaizola II se ha anotado cuatro ediciones del torneo

mano a mano y es el rey absoluto del Cuatro y Medio

AIMAR

LESIONES.

Olaizola II

se rompió la

rodilla y ha

tenido que

convivir con

un sinfín de

lesiones, que

le obligaron

a aplazar

casi todas las

finales que ha

jugado.

SUS

HERRAMIENTAS.

El delantero

de Goizueta

muestra sus

manos, que

bordan la

genialidad con

la pelota, en el

frontón bilbaíno

del Bizkaia,

que es talismán

para el pelotari

navarro.

50 51

su rivalidad con Irujo en el verde. “Parece que sólo aplazo yo, cuan-do lo pide él se ve como natural”, se revolvió.

¿Pero de dónde nace esta inna-ta capacidad de sufrimiento? La imagen de solvencia que trasmite Olaizola II, su costumbre de ganar y ganar desde pequeño, le hacen ver ante los rivales y la cátedra como un pelotari inexpugnable, y eso come la moral de sus enemi-gos. Nadie como él ha aprendido mejor a apretar los dientes ante el dolor. Las lesiones le han ayu-dado a elevar su capacidad de su-frimiento en la cancha cuando el rival aprieta.

La espalda, las manos (sus preciadas herramientas), dedos fracturados, problemas muscula-res… la enfermedad le ha perse-guido permanentemente. El per-fil de Irujo y Aimar no tiene casi nada que ver, aunque los dos son delanteros, rematadores y entu-siastas. Olaizola II es el remate y la clase. El goizuetarra maneja la zurda a su antojo, su gancho es mortífero, aunque no huye del juego a bote. Es el más calculador de torneo, todos asumen que tie-ne una computadora en la cabeza: maneja los tiempos, contempori-za, no regala y espera su turno. No necesita el ritmo porque sus capacidades técnicas se desarro-llan en cada tanto. Difícil que en-cadene dos errores. Es metódico, muy ordenado.

Tal vez esta personalidad pa-ciente y la ha forjado Aimar fuera del verde de los frontones, ya que se le puede ver buscando beca-das por el bosque o esperando la presa en las palomeras burgale-

Dejó sus estudios con 18 años. El profesor le preguntaba qué quería ser y siempre obtenía la misma respuesta: “Pelotari”

sas. Es un cazador nato, y empe-dernido. En ocasiones también se ejercita con el jabalí. Puro método de un cazador implacable, de pie-zas y pelotaris. Aimar, el tercero de tres hermanos, se aficionó a jugar en el frontón de su pueblo. Cuando niño, en Goizueta había tres frontones y ahora dos, para unos mil vecinos. En ellos hizo su hábitat natural. Allí pasaba las ho-ras con su cuadrilla y empezaba a demostrar sus condiciones inna-tas para golpear a la pelota. Con nueve años ya jugaba campeona-tos. Su hermano Asier le marcaba el camino. “En el recreo del cole-gio jugaba a pelota, después de comer jugaba a pelota, y al salir de clase por la tarde seguía jugan-do”, recuerda. Le quedó entonces claro que, cuantas más horas en la cancha, mejor. “El pelotari se hace en el frontón”, sentencia.

Con casi 39 años, Asier Olai-zola la empresa Asegarce le ha enseñado la puer ta de salida y ha salido del gran escaparate de la pelota profesional. Se retira a los cuarteles de invierno. Seguirá siendo hombre de confianza de la leyenda Aimar y confía en conti-nuar como botillero (el que atien-de, da consejos y guía al pelotari en los partidos). Con su insepara-ble hermano, no podía ser de otra forma, Aimar abrió la Sidrería Olai-zola en Hernani, que ahora lleva enteramente Olaizola I.

Con 18 años, Aimar dejó sus estudios de FP II para comenzar su carrera meteórica como pro-fesional. Cuando en el colegio le preguntaba el profesor qué iba a ser de mayor, la respuesta siem-pre era la misma: pelotari. Sólo pensaba en esos cien gramos de tela y cuero. La presión se pasea por la vida de Olaizola II todos los días. Mantenerse en la cúspide está solo al alcance de los elegi-dos. Y él lo es. Como Nadal.

Humanamente, Aimar desta-ca por ser una persona tímida. No destaca por su locuacidad. Es mero observador. Le gusta mucho

LA FURIA.

Irujo

representa la

raza y conecta

con muchos

aficionados

por su tesón y

la virulencia

con la que

pega a la

pelota; en la

imagen, con

Aimar a la

espera.

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más andar por el monte que verse en medio del gentío o los micró-fonos que le exige su profesión, pese a que va consiguiendo ex-presarse con soltura aferrado a algunos tópicos tipo “como digo siempre…”. Prefiere no ser el protagonista. Lo suyo es la vida tranquila en el pueblo, con su cua-drilla, con su gente. No le gusta viajar, prefiere la partida de mus o de tute con los amigos, y disfru-tar la cena semanal con ellos. Ha tenido un retoño y eso le ha cam-biado la vida.

Mientras, Irujo es más pa-sional, y eso que ha frenado su tendencia a enredarse con todo y todos. Especialmente con los jueces que a veces cantan mala una pelota que entra en muchos conflictos con la línea de fuera. Su derecha es un martillo pilón. Es el juego de aire, sin dejarla botar, con la idea de acabar pronto los tantos. Nunca se muerde la len-gua, lo que le ha creado no pocos problemas. De su genio en la can-cha siempre admite que es “como la gaseosa: abres el tapón y a los tres segundos se me ha pasado ya el cabreo”. Expresivo como na-die, cuando suma un tanto im-por tante agita abier tos los dos brazos, en paralelo, como si es-tuviese abanicando el frontón. Y fuera de la cancha es más activo que su ‘alter ego’. Le chifla jugar a pádel e ir a El Sadar a ver fútbol. En la guantera de su coche jamás falta un disco de Marea.

Tiene dos niñas (la segunda nació en octubre y se llama Lune) y eso también le ha condicionado la vida, “aunque cuando vienen par tido impor tantes se desen-tiendo y es la madre la que tra-

baja en todo”. “La pelota es mi pasión, lo que más me gusta del mundo. He metido muchas horas en el frontón. Siempre estaba en el frontón jugando a mano, jugan-do a pala, a todo. Siempre he di-cho que soy un privilegiado. Hago lo que me gusta y me pagan bien. No me puedo quejar. Todo lo con-trario. Si tuviera ocho vidas, en las ocho sería pelotari. O me gustaría serlo en todas, por lo menos”, ex-pone como filosofía de vida. “Mis amigos querían ser todos futbo-listas y yo, pelotari. Siendo pelo-

tari puedo ir a tomarme un pincho y una coca-cola tranquilamente y muchos futbolistas, no”.

Irujo lleva la fama como una mochila que forma par te de su vida. “Hay veces que te puedes sentir desbordado, pero hay que saber vivir con ello. Si te miran, te vienen a hablar o te piden algu-na firma, es porque lo estás ha-ciendo bien”. Recientemente fue a Port Aventura y se hizo mil fo-tos con aficionados que andaban por allí y le reconocieron. “El de la atracción se quedaba flipado:

Irujo es un volcán: es el azote de los jueces y nunca

se muerde la lengua; su expresividad chifla a la platea

IRUJOPELOTARI.

“La pelota es

mi pasión”,

asume un

Irujo que lo

da todo en

la cancha y

a veces llega

a cueros que

parecían

perderse en el

ancho, como

se aprecia en

la fotografía.

LO QUE

LE GUSTA.

Irujo se ha

encontrado

con Aimar, un

genio de la

era moderna,

pero si no

fuera así sería

posiblemente

el pelotari más

laureado de la

historia de este

deporte.

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‘¿Quién demonios es este tío?” (risas).

La pelota se eleva en los últi-mos tiempos con estos dos co-losos, pero olvidar la figura de Augusto Ibáñez Sacristán, Titín III, sería muy injusto. Acaba de cumplir 45 años y ha anunciado su retirada el pelotari riojano de leyenda. Ahora mismo verle en el frontón, casi apagado, con poca chispa, no hace sospechar que hubo un tiempo en el que bordaba ganchos imposibles y alcanzadas espectaculares. Fue el relevo de Retegui II, el que cogió la estela de los mitos de antaño e hizo de puente hasta la llegada de Aimar e Irujo. Un tipo humilde, que tra-bajaba como gasolinero de madru-gada esperando la llegada de su turno en el frontón. Y éste llegó. Siempre contra pronóstico, siem-pre luchando contra las apuestas y la desconfianza. Su lucha conti-nua, la garra, el carisma y lo que transmite le hicieron un deportis-ta único. El orgullo de La Rioja. Difícil que vuelva a nacer alguien como él. Y eso que tras aparecer en las listas del Partido Popular para concejal en el Ayuntamien-to de Logroño y llegar a ocupar el cargo, en algunos frontones de Euskadi a un sector minoritario le dio por silbarle.

David Merino trata de absor-ber a marchas forzadas toda la sabiduría posible de su paisano en el tercer Parejas seguido que comparte con él. Eso sí, la cas-ta ya le viene de cuna. Ambos se llevaron la txapela de 2012. Otra gesta de don Augusto. Pese a sus 45 años (Retegui II se retiró con dos más), sigue siendo uno de los jugadores menos proclives a

las lesiones. El veterano de Aspe no se ha perdido ningún partido del Parejas desde el 24 de ene-ro de 2005, fecha en la que fue sustituido por Eugi al sufrir mo-lestias en su zurda. Fue una au-sencia relámpago, producida en el último partido de la liguilla de octavos de final, ya que a los cua-tro días ya estaba jugando; y ga-nando. Cuando el delantero de Tri-cio se calce los tacos por última vez en el mes de septiembre, en su querido San Mateo (el Adarra-ga de Logroño luce su imagen en

el rebote y una réplica de sus ma-nos en bronce en la entrada), la pelota habrá perdido parte de su encanto. Y su esencia. Se habrá ido una personalidad increíble, el riesgo, el gancho más explosivo, las planchas, los topetazos con-tra la pared izquierda o contra las sillas de cancha para salvar una pelota, las dejaditas en el txoko, el gambeteo casi de malabarista sobre la txapa del frontis... La cá-tedra ha acabado adorando a un pelotari que al principio le hacía torcer el gesto.

Cuando Titín se coloque los tacos por última vez, en septiembre, la pelota habrá perdido parte de su esencia

TITÍN

III

VETERANO.

Irujo ha sido

un puente

entre Retegi II,

el más grande

de todos los

tiempos, y los

portentosos

Aimar e Irujo.

El caracolero

se retira este

año tras

décadas de

magisterio.

GENIOS. Los

campeones

históricos

de Asegarce

(entre ellos

Galarza,

Retegi II,

Beloki, Eugi

y Arretxe)

posan en

la comida

que suelen

realizar cada

año.

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