35 años de Taller de los Niños (TANI)

1
JUEVES 11 DE JULIO DEL 2013 A24. EL COMERCIO C hristiane llegó al Perú como voluntaria cuan- do tenía 22 años. Empe- zó trabajando para una asociación dedicada a la adopción. “Un día fui a recoger un bebe al hospital y le conté a la enfer- mera de turno dónde iba a ir el niño. Era la época del ‘boom’ de adopcio- nes en Suiza. Al día siguiente esa misma enfermera me llamó y me di- jo: “Creo que una mamá te escuchó porque nos dejó a sus gemelos”. Los encontraron en una caja. Sin querer, yo había provocado un abandono”. —¿Qué pasó luego? Hubo un incendio al borde del Rí- mac. Había cinco bebes y me llama- ron para ayudar. Cuando llegué, tres habían muerto y los otros dos falle- cieron en el camino. Ahí entendí lo que debía hacer: impedir que los ni- ños estén encerrados en sus casas y generar espacios que permitan a las madres poder ir a trabajar. Viajé a Suiza, hice una emisión radial, dije que soñaba con hacer una guardería en Lima y empecé a recibir ayuda. —¿Es cierto que fue más de 100 ve- ces al Ministerio de Vivienda para que le dieran un terreno? Fui 178 veces. Primero me ofrecie- ron un terreno en Villa El Salvador, pero la gente me decía: “Fíjate lo di- fícil que fue conseguir agua, la luz”. Siempre me iban a recordar que no era de allá. Yo quería empezar en un lugar donde no hubiera nadie e ini- ciar una nueva historia. —¿Cómo fueron los primeros días? Era el tiempo de la Constituyente. Había partidos por doquier que re- galaban cosas para conseguir votos. Cuando la gente me veía, lo prime- ro que pensaban era: “¿Qué querrá la gringuita? ¿Por quién tendremos que votar?” O si no creían que era una monjita o de otra religión y de- bían adoptar una fe. Me desespera- ba un poco la idea de que siempre se tiene que dar algo a cambio. —¿Por qué siguió? En Suiza trabajé en voluntariado desde muy chiquita. Yo sentía que había recibido tanto y esta era una oportunidad para devolver a quie- nes realmente lo necesitaban. —La idea inicial fue la guardería... Sí. Solo una guardería. Casi todas las mujeres que atendimos eran ambu- lantes. Gente sumamente pobre. —Y con ausencia de afecto... Sí, pero me sorprendió la capacidad de esas madres para volver a creer en el primer amor. A pesar de sufrir abandono, ellas siempre pensaban que había una nueva esperanza. —Eran años de terrorismo... En el 85 había 10 ONG en San Juan de Lurigancho. En el 87 nos queda- mos solos. Recibíamos órdenes muy claras para no trabajar cuando había paro armado, pero el Ejército nos decía que siguiéramos, que iban a estar y al final no aparecían nunca. —¿Cuándo dejaron de ser solo una guardería y fueron más allá? Cuando falleció Patricia, una niña que tuvo sarampión. No había expli- cación de su muerte y se tenía que hacer la autopsia. Fui con mi esposo a la morgue a buscar al director y nos dijo que había muerto por diarrea. Pero ella falleció ahogándose, pare- cía un problema respiratorio. El di- rector llamó a Manuel, su asistente, que apareció con un cuchillo casi de carnicero. Al rato regresó con una membrana, ingresamos a la mor- gue, que era digna de Kafka y confir- mamos que era difteria. —¿Qué vino después? Fuimos a avisar al Ministerio de Sa- lud y a la posta porque había que vacunar a la población, pero nos di- jeron que no tenían jeringas. Llamé a mi mamá a Suiza para pedirle que nos enviara una donación y cuando fui al aeropuerto a recogerlas me di- jeron que no porque tenía que pagar el impuesto. Yo no había llorado aún la muerte de Patricia y ahí sí no pude contenerme. Queríamos ayudar y no nos dejaban. Reclamé tanto que me dijeron: “Ya, llévalas” y con esas jeringas vacunamos a los niños de la comunidad, encontramos a dos contagiados a quienes pudimos sal- var. Ahí decidí que nunca más un ni- ño bajo nuestro cuidado iba a morir por causas fácilmente controlables y construimos el centro médico. —¿Hoy qué otros servicios tienen? Está la guardería, el centro médico, el programa de hogares educativos, que es el de cuidado diurno que dio luz a los Wawa Wasi que nacieron aquí en el 90... — ¿Cómo ve el futuro después de todo lo que ha vivido en estos años? Con optimismo. Es cierto que hacer programas de prevención, como el que hacemos con intervenciones a madres adolescentes en sus domici- lios, pareciera ser una inversión cos- to-beneficio muy elevada. Pero se tiene que ir a buscar a la gente, a las poblaciones más vulnerables. Ellos no van a venir a nosotros, no van a regresar a la escuela. Me preocupa un montón que se hable mucho de la pobreza rural y poco de la urbana. Si en San Juan de Lurigancho tenemos un millón cien mil habitantes, por lo menos el 1% vive en la extrema po- breza. Eso significa 10 mil personas. Y están ahí, escondidos, perdidos entre el mar de gente. No hay dere- cho de que teniéndolos al alcance de la mano y de nuestros zapatos, no hagamos lo imposible por incorpo- rarlos a los programas existentes. —Le duele la falta de acción... Me desespera la desidia. Que los sectores de salud se hayan acostum- brado al dolor humano. Tenemos un solo hospital en el distrito. La gente hace colas desde las 5 a.m. Una mu- jer que da a luz sale de alta a las 12 horas y tiene que subir un cerro con el bebe en los brazos. Y nos parece normal. Para mí, es un escándalo. HASTA EL DOMINGO 14 Viaje al norte y el centro del Perú — Obtenga hasta el 42% de descuento en los hote- les Los Portales de Piura, Chiclayo y Tarma. Solici- te sus reservas con anticipación enviando un correo electrónico a: [email protected]. UN HOSPEDAJE DE LUJO Vacaciones soñadas — La cadena de Hoteles Sonesta ofrecerá a nuestros suscriptores pre- cios especiales en sus paquetes de alojamiento. Realice sus reservas lla- mando al 712-6060. La promoción es válida para los feriados y está suje- ta a la disponibilidad de habitaciones. Tiene hasta el 14 de julio. POSDATA Nací en Suiza hace 58 años. Mi esposo construyó la guardería de la Asociación Taller de los Niños en San Juan de Lurigancho y mis dos hijas también han trabajado conmigo aquí. ¿Mi mayor virtud? La tenacidad. ¿Un defecto? La impaciencia. Nosotros buscamos generar acciones integrales que fomentan la salud, la nutrición, el cuidado infantil, la permanencia en el colegio y la capacitación técnica de hombres y mujeres. Pueden escribirnos a: asociaciontallerdelosninos@ gmail.com o llamarnos al 388- 2319 o al 461-9389. Christiane Ramseyer Directora general de la Asociación Taller de los Niños. ROSARIO SEMINARIO “Hay que ir hacia la gente de mayor pobreza. No esperar que ellos nos busquen” JUAN AURELIO ARÉVALO Me ha sorprendido la capacidad que tienen las mujeres de pensar que siempre hay esperanza”. Se habla mucho de la pobreza rural y poco de la urbana. Está ahí, al alcance de nuestras manos”. Este mes la Asociación Taller de los Niños cumple 35 años de tra- bajo a favor de la primera infancia en San Juan de Lurigancho. Su fundadora, Christiane Ramseyer, nació en Suiza, pero ha dado una lección de amor y entrega hacia los más necesitados del distrito. OFERTAS PARA LOS SUSCRIPTORES. Llame al 311-5100 y suscríbase a El Comercio. H abíamos ensayado durante varios meses la espeluznante coreografía de “Thriller”. En aquel Día de la Primavera de 1993, nos convertimos en zombis de 13 años para alabar al amo del pop. Vestimos sacos enormes de segunda mano, usamos témperas de colegio y nos pusimos los zapatos jubilados de nuestros padres. Ese año, Michael Jackson estaba otra vez de moda en el Perú. Con un anuncio breve de televisión, el hombre que caminaba con el paso de la luna saludaba a sus fanáticos de Sudamérica y confirmaba su gira por estos países. Las radios eran ocupadas por Nirvana, Radiohead y The Cranberries, pero los oyentes querían volver a escuchar “Billie Jean” o “Beat It”. Ya no era fanatismo, era amor incondicional. Por eso, miles acabaron con el corazón roto cuando se canceló el concierto. Se formaron largas colas para reclamar la devolución de las entradas. Un país gritaba molesto. Pocos sabían que ‘Jacko’ estaba muy enfermo. Menos mal que en ese tiempo nadie hablaba del lomo saltado. Menos mal que nadie hablaba de comida peruana, sino muchos también le habrían echado la culpa. No soy fanático de Morrissey. Solo tengo un disco de él como solista y otro de “The Smiths”. Pero sí me apena que suspenda sus conciertos porque tengo muchos amigos que lo estaban esperando. “Morrissey está intoxicado”, dicen los reportes. Suficiente mensaje para que otra vez desfile esa nueva mala costumbre de nosotros los peruanos: la hipersensibilidad por la comida de sabor nacional. ¿Comió una papa rellena? ¿Un tacu tacu? ¿Una picante carapulca? Pocos investigaron como para enterarse de que el ex vocalista The Smiths no solo es vegetariano sino que también ha tenido largos períodos de convalecencia y que extender su viaje pudo ser un riesgo innecesario. Pero, claro, ahora cualquier pretexto es válido para hablar de nuestra variada gastronomía. Casi un chauvinismo del olluquito, casi un gratuito patriotismo del cebiche mixto. Claro, pues, la comida es marca Perú. Si eres peruano tienes derecho a comer rico. Tampoco, tampoco. Ya mucho. Antes nadie aterrizaba en Lima. En los noventa, Michael Jackson nos canceló primero, después lo hizo Bon Jovi, y Rod Stewart completó nuestra colección de ‘choteos’ monumentales. Hoy todo cambió. Pero la cancelación de Morrissey nos hizo retornar a esos malos tiempos, cuando teníamos que conformarnos con Hildemaro y Leo Dan. Ojalá Morrissey no lea todo lo que aquí se comenta de su cancelación. Eso sí le habría producido una fuerte úlcera. No habría sido necesario un pollo a la brasa ni una papa a la huancaína para mandarlo al hospital de nuevo. PEDRO CANELO JUEGOS DE COCINA “‘Morrissey está intoxicado’, dicen los reportes y otra vez desfila la hipersensibilidad por la comida de sabor nacional”.

description

Este mes la Asociación Taller de los Niños cumple 35 años de trabajo a favor de la primera infancia en San Juan de Lurigancho. Su fundadora, Christiane Ramseyer, nació en Suiza, pero ha dado una lección de amor y entrega hacia los más necesitados del distrito.

Transcript of 35 años de Taller de los Niños (TANI)

Page 1: 35 años de Taller de los Niños (TANI)

JUEVES 11 DE JULIO DEL 2013A24. EL COMERCIO

C hristiane llegó al Perú como voluntaria cuan-do tenía 22 años. Empe-zó trabajando para una asociación dedicada a la

adopción. “Un día fui a recoger un bebe al hospital y le conté a la enfer-mera de turno dónde iba a ir el niño. Era la época del ‘boom’ de adopcio-nes en Suiza. Al día siguiente esa misma enfermera me llamó y me di-jo: “Creo que una mamá te escuchó porque nos dejó a sus gemelos”. Los encontraron en una caja. Sin querer, yo había provocado un abandono”. —¿Qué pasó luego?Hubo un incendio al borde del Rí-mac. Había cinco bebes y me llama-ron para ayudar. Cuando llegué, tres habían muerto y los otros dos falle-cieron en el camino. Ahí entendí lo que debía hacer: impedir que los ni-ños estén encerrados en sus casas y generar espacios que permitan a las madres poder ir a trabajar. Viajé a Suiza, hice una emisión radial, dije que soñaba con hacer una guardería en Lima y empecé a recibir ayuda. —¿Es cierto que fue más de 100 ve-ces al Ministerio de Vivienda para que le dieran un terreno?

Fui 178 veces. Primero me ofrecie-ron un terreno en Villa El Salvador, pero la gente me decía: “Fíjate lo di-fícil que fue conseguir agua, la luz”. Siempre me iban a recordar que no era de allá. Yo quería empezar en un lugar donde no hubiera nadie e ini-ciar una nueva historia. —¿Cómo fueron los primeros días?Era el tiempo de la Constituyente. Había partidos por doquier que re-galaban cosas para conseguir votos. Cuando la gente me veía, lo prime-ro que pensaban era: “¿Qué querrá la gringuita? ¿Por quién tendremos que votar?” O si no creían que era una monjita o de otra religión y de-bían adoptar una fe. Me desespera-ba un poco la idea de que siempre se tiene que dar algo a cambio. —¿Por qué siguió? En Suiza trabajé en voluntariado desde muy chiquita. Yo sentía que había recibido tanto y esta era una oportunidad para devolver a quie-nes realmente lo necesitaban. —La idea inicial fue la guardería...Sí. Solo una guardería. Casi todas las mujeres que atendimos eran ambu-lantes. Gente sumamente pobre.—Y con ausencia de afecto...Sí, pero me sorprendió la capacidad de esas madres para volver a creer en el primer amor. A pesar de sufrir abandono, ellas siempre pensaban que había una nueva esperanza. —Eran años de terrorismo...En el 85 había 10 ONG en San Juan de Lurigancho. En el 87 nos queda-mos solos. Recibíamos órdenes muy claras para no trabajar cuando había paro armado, pero el Ejército nos

decía que siguiéramos, que iban a estar y al final no aparecían nunca. —¿Cuándo dejaron de ser solo una guardería y fueron más allá? Cuando falleció Patricia, una niña que tuvo sarampión. No había expli-cación de su muerte y se tenía que hacer la autopsia. Fui con mi esposo a la morgue a buscar al director y nos dijo que había muerto por diarrea. Pero ella falleció ahogándose, pare-cía un problema respiratorio. El di-rector llamó a Manuel, su asistente, que apareció con un cuchillo casi de carnicero. Al rato regresó con una membrana, ingresamos a la mor-gue, que era digna de Kafka y confir-mamos que era difteria. —¿Qué vino después?Fuimos a avisar al Ministerio de Sa-lud y a la posta porque había que vacunar a la población, pero nos di-jeron que no tenían jeringas. Llamé a mi mamá a Suiza para pedirle que nos enviara una donación y cuando

fui al aeropuerto a recogerlas me di-jeron que no porque tenía que pagar el impuesto. Yo no había llorado aún la muerte de Patricia y ahí sí no pude contenerme. Queríamos ayudar y no nos dejaban. Reclamé tanto que me dijeron: “Ya, llévalas” y con esas jeringas vacunamos a los niños de la comunidad, encontramos a dos contagiados a quienes pudimos sal-var. Ahí decidí que nunca más un ni-ño bajo nuestro cuidado iba a morir por causas fácilmente controlables y construimos el centro médico. —¿Hoy qué otros servicios tienen? Está la guardería, el centro médico, el programa de hogares educativos, que es el de cuidado diurno que dio luz a los Wawa Wasi que nacieron aquí en el 90...— ¿Cómo ve el futuro después de todo lo que ha vivido en estos años?Con optimismo. Es cierto que hacer programas de prevención, como el que hacemos con intervenciones a madres adolescentes en sus domici-lios, pareciera ser una inversión cos-to-beneficio muy elevada. Pero se tiene que ir a buscar a la gente, a las poblaciones más vulnerables. Ellos no van a venir a nosotros, no van a regresar a la escuela. Me preocupa un montón que se hable mucho de la pobreza rural y poco de la urbana. Si en San Juan de Lurigancho tenemos un millón cien mil habitantes, por lo menos el 1% vive en la extrema po-breza. Eso significa 10 mil personas. Y están ahí, escondidos, perdidos entre el mar de gente. No hay dere-cho de que teniéndolos al alcance de la mano y de nuestros zapatos, no hagamos lo imposible por incorpo-rarlos a los programas existentes. —Le duele la falta de acción...Me desespera la desidia. Que los sectores de salud se hayan acostum-brado al dolor humano. Tenemos un solo hospital en el distrito. La gente hace colas desde las 5 a.m. Una mu-jer que da a luz sale de alta a las 12 horas y tiene que subir un cerro con el bebe en los brazos. Y nos parece normal. Para mí, es un escándalo.

HASTA EL DOMINGO 14

Viaje al norte y el centro del Perú— Obtenga hasta el 42% de descuento en los hote-

les Los Portales de Piura, Chiclayo y Tarma. Solici-

te sus reservas con anticipación enviando un correo

electrónico a: [email protected].

UN HOSPEDAJE DE LUJO

Vacaciones soñadas— La cadena de Hoteles Sonesta ofrecerá a nuestros suscriptores pre-

cios especiales en sus paquetes de alojamiento. Realice sus reservas lla-

mando al 712-6060. La promoción es válida para los feriados y está suje-

ta a la disponibilidad de habitaciones. Tiene hasta el 14 de julio.

POSDATA

Nací en Suiza hace 58 años. Mi esposo construyó la guardería de la Asociación Taller de los Niños en San Juan de Lurigancho y mis dos hijas también han trabajado conmigo aquí. ¿Mi mayor virtud? La tenacidad. ¿Un defecto? La impaciencia. Nosotros buscamos generaracciones integrales que fomentan la salud, la nutrición, el cuidado infantil, la permanencia en el colegio y la capacitación técnica de hombres y mujeres. Pueden escribirnos a: [email protected] o llamarnos al 388-2319 o al 461-9389.

Christiane RamseyerDirectora general de la Asociación

Taller de los Niños.

ROSARIO SEMINARIO

“Hay que ir hacia la gente de mayor pobreza. No esperar

que ellos nos busquen”JUAN AURELIO ARÉVALO

“ Me ha sorprendido la capacidad que tienen las mujeres de pensar que siempre hay esperanza”.

“ Se habla mucho de la pobreza rural y poco de la urbana. Está ahí, al alcance de nuestras manos”.

Este mes la Asociación Taller de los Niños cumple 35 años de tra-bajo a favor de la primera infancia en San Juan de Lurigancho. Su fundadora, Christiane Ramseyer, nació en Suiza, pero ha dado una lección de amor y entrega hacia los más necesitados del distrito.

OFERTAS PARA LOS SUSCRIPTORES. Llame al 311-5100 y suscríbase a El Comercio.

H abíamos ensayado durante varios meses la espeluznante coreografía de “Thriller”. En aquel Día de la Primavera de 1993, nos convertimos en

zombis de 13 años para alabar al amo del pop. Vestimos sacos enormes de segunda mano, usamos témperas de colegio y nos pusimos los zapatos jubilados de nuestros padres. Ese año, Michael Jackson estaba otra vez de moda en el Perú. Con un anuncio breve de televisión, el hombre que caminaba con el paso de la luna saludaba a sus fanáticos de Sudamérica y confirmaba su gira por estos países. Las radios eran ocupadas por Nirvana, Radiohead y The Cranberries, pero los oyentes querían volver a escuchar “Billie Jean” o “Beat It”. Ya no era fanatismo, era amor incondicional. Por eso, miles acabaron con el corazón roto cuando se canceló el concierto. Se formaron largas colas para reclamar la devolución de las entradas. Un país gritaba molesto. Pocos sabían que ‘Jacko’ estaba muy enfermo. Menos mal que en ese tiempo nadie hablaba del lomo saltado. Menos mal que nadie hablaba de comida peruana, sino muchos también le habrían echado la culpa.

No soy fanático de Morrissey. Solo tengo un disco de él como solista y otro de “The Smiths”. Pero sí me apena que suspenda sus conciertos porque tengo muchos amigos que lo estaban esperando. “Morrissey está intoxicado”, dicen los reportes. Suficiente mensaje para que otra vez desfile esa nueva mala costumbre de nosotros los peruanos: la hipersensibilidad por la comida de sabor nacional. ¿Comió una papa rellena? ¿Un tacu tacu? ¿Una picante carapulca? Pocos investigaron como para enterarse de que el ex vocalista The Smiths no solo es vegetariano sino que también ha tenido largos períodos de convalecencia y que extender su viaje pudo ser un riesgo innecesario. Pero, claro, ahora cualquier pretexto es válido para hablar de nuestra variada gastronomía. Casi un chauvinismo del olluquito, casi un gratuito patriotismo del cebiche mixto. Claro, pues, la comida es marca Perú. Si eres peruano tienes derecho a comer rico. Tampoco, tampoco. Ya mucho.

Antes nadie aterrizaba en Lima. En los noventa, Michael Jackson nos canceló primero, después lo hizo Bon Jovi, y Rod Stewart completó nuestra colección de ‘choteos’ monumentales. Hoy todo cambió. Pero la cancelación de Morrissey nos hizo retornar a esos malos tiempos, cuando teníamos que conformarnos con Hildemaro y Leo Dan. Ojalá Morrissey no lea todo lo que aquí se comenta de su cancelación. Eso sí le habría producido una fuerte úlcera. No habría sido necesario un pollo a la brasa ni una papa a la huancaína para mandarlo al hospital de nuevo.

PEDROCANELO

JUEGOS DE COCINA

“‘Morrissey está intoxicado’, dicen los

reportes y otra vez desfila la hipersensibilidad

por la comida de sabor nacional”.

y