3.4 CONVIVENCIA ESCOLAR COMO ESPACIO DE...
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CONVIVENCIA ESCOLAR COMO ESPACIO DE CONSTRUCCIÓN DE
CIUDADANÍA EN ZONAS DE CONFLICTO Y POST CONFLICTO.
“convivencia” es un concepto surgido o adoptado en Hispanoamérica para
resumir el ideal de un vida en común entre grupos cultural, social o
políticamente muy diversos; una vida en común viable; un “vivir juntos” estable,
posiblemente permanente, deseable por sí mismo y no solo por sus efecto.
Mockus (2002:19).
Por: JOSÉ DIONEL TUAY SIGUA Estudiante de Doctorado VI COHORTE USTA
Resumen:
La complejidad de la convivencia escolar se acentúa en las zonas apartadas y
en áreas urbanas marginales, caracterizadas por reunir poblaciones
heterogéneas en asentamientos irregulares. En estos lugares el asedio de la
delincuencia es permanente y el expendio de alucinógenos se vuelve una
actividad cotidiana, que vulnera a los estudiantes. Venidos de familias
conflictivas y habiendo crecido en medio de una pasmosa soledad, los niños
son cada vez más vulnerables a la violencia que a veces sufren y a veces
ejercen como único medio para alcanzar un poco de reconocimiento. En este
panorama incierto la escuela emerge como un oasis de protección, para
quienes buscan en ella refugio ante la adversidad y se animan a intentar
construir un futuro distinto al del entorno, con la ayuda de maestros que son
igualmente vulnerables a las dinámicas de violencia que rodean la escuela.
Ilustrada mediante relatos la realidad se vuelve asequible para los
observadores lejanos y un poco más comprensibles para quienes, por estar
inmersos en la complejidad de la cotidianidad, a veces, no alcanzan a hacer
conciencia de los peligros que vulneran el porvenir de los niños y jóvenes en
formación. Los relatos son además de medio idóneo para explorar la realidad
desde la perspectiva de sus protagonistas y un mecanismo que posibilita
elevarse desde la resignación de la impotencia, hasta el compromiso de lucha
por transformar la adversidad del entorno.
Palabras claves:
Convivencia, ciudadanía, conflicto y post conflicto.
Abstract
The complexity of school coexistence is emphasized in the remote areas and
marginal urban areas, characterized by bringing together heterogeneous
populations in irregular settlements. In these places the siege of crime is
permanent and the sale of hallucinogens becomes an everyday activity, this
activity threatens the students. Children from conflict families and which having
grown up in the midst of a breathtaking solitude, are increasingly vulnerable to
the violence that sometimes suffer and sometimes they cause as the only
means to achieve a bit of recognition. In this uncertain landscape the school
emerges as an oasis of protection, for those who seek refuge against adversity
and dare to try to build a different future of that their environment offers them,
with the help of teachers who are equally vulnerable to the dynamics of violence
surrounding the school. Illustrated by stories, the reality becomes affordable for
distant observers and a little more understandable to for those who are
immersed in the complexity of everyday life, and sometimes do not fail to
identify the dangers that haunt the future of children and youth people in
formation. The stories are in addition, an ideal medium to explore the reality
from the perspective of its protagonists and a mechanism that makes possible
to exit from the resignation of impotence, to the commitment to struggle to
transform the adversity of the environment.
Keywords:
Coexistence, citizenship, conflict and post-conflict.
En los últimos años evidenciamos que en las escuelas la conflictividad se
agudizó. El problema de la convivencia escolar se asume, en consecuencia,
como pregunta y posibilidad investigativa, buscando comprenderla y explicarla,
ya que interfiere en la dinámica escolar y, en ella, a los jóvenes, las familias y la
comunidad en general. Los jóvenes buscan aceptación por parte de la sociedad y de su comunidad
educativa, que son conscientes de los problemas sociales presentes en su
comunidad, que la influencia de las pandillas y el consumo de sustancias
psicoactivas no han permeado la institución educativa, la cual los mismos
jóvenes consideran como zona neutral y se sienten orgullosos de pertenecer a
la misma. Mockus (1994) Plantea que la convivencia escolar se guía por tres
procesos que regulan el comportamiento humano: la ley, la moral y la cultura.
“el conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que
generan un estado de pertenencia, facilitan la convivencia urbana y conducen
al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los deberes y derechos
ciudadanos. Por lo tanto la “convivencia” es un concepto surgido o adoptado
en Hispanoamérica para resumir el ideal de un vida en común entre grupos
cultural, social o políticamente muy diversos; una vida en común viable; un
“vivir juntos” estable, posiblemente permanente, deseable por sí mismo y no
solo por sus efectos”.
El colegio y en especial los docentes y directivos docentes carecen de la
formación apropiada para desarrollar un adecuado proceso de resolución de
conflictos y reconciliación al interior de las instituciones educativas, que solo se
limitan al cumplimiento de los lineamientos impuestos por el Decreto 1860 de
1994, en lo referente al manual de convivencia, pero desconocen la voz de los
jóvenes en el proceso de construcción de los mismos, lo cual genera un
rechazo por parte de los ellos hacia la norma. “El compromiso que las
instituciones educativas (directivos y maestros) están o no dispuestas a asumir
al respecto es determinante no solo para la vida de los estudiantes sino
también para el futuro de la sociedad” Chaux y Ruiz (2005:18).
La convivencia y en especial la escolar, se basa en los conceptos de Mockus
(1994) quien ha hecho aportes teóricos en el ámbito pedagógico, en los cuales
se ha identificado que la ausencia de tolerancia y convivencia generan
violencia. Plantea que la convivencia escolar se guía por tres procesos que
regulan el comportamiento humano: la ley, la moral y la cultura. “el conjunto de
costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que generan un estado
de pertenencia, facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto del
patrimonio común y al reconocimiento de los deberes y derechos ciudadanos”.
De esta manera, se piensa que la convivencia en la escuela debe permitir
acuerdos para alcanzar ambientes de paz, tolerancia y respeto por las
diferencias de las personas con las cuales se interactúa.
La cultura ciudadana promovida por Mockus desde el año 1995 tiene dos ejes
fundamentales que son: “Propiciar el cumplimiento de las normas y el cambio
de comportamientos que riñen con la convivencia y aumentar la capacidad de
concertación y solución pacífica de conflictos y la comunicación entre los
ciudadanos”, este autor se basa en la metáfora del “anfibio cultural” que es una
corriente de investigaciones liderada por Berstein donde encontramos que “la
educación es un proceso social de circulación del conocimiento, proceso que
en buena parte determina tanto la fortaleza externa de una sociedad como su
estructura interna”. En relación con estas investigaciones Mockus (1994)
piensa que. “Más allá del ámbito educativo, el anfibio cultural es alguien capaz
de obedecer a sistemas de reglas parcialmente divergentes sin perder
integridad intelectual y moral. Esta integridad es la que le ayuda a seleccionar y
jerarquizar fragmentos de conocimiento y de moralidad en un contexto para
luego traducirlos y hacer posible su apropiación en otro”. (1994, pag 4).
Al formar “anfibios culturales”, buscamos personas autónomas que puedan
vivir en una sociedad multicultural y pluralista regida sobre acuerdos mínimos
para la convivencia y el respeto por las diferencias individuales. En las
Instituciones esta formación de personas autónomas debe reflejarse en la
calidad de las relaciones interpersonales basadas en la amistad y la confianza,
no en la imposición de normas que deterioren las precarias concepciones de
autoridad que tienen los estudiantes respecto a los profesores y directivos, el
cual ellos perciben como un ambiente rutinario, rígido y tradicional, que afecta
la convivencia escolar.
En este contexto el papel de la escuela en la formación de ciudadanía, debe
ser el de mediador entre la cultura y la formación impartida mediante la cual los
estudiantes se transforman en ciudadanos en un ambiente óptimo de
convivencia escolar. El anfibio cultural debe contribuir a la formación de una
ciudad amigable para todos en donde el conocimiento se contextualice y que
esta formación se vea reflejada en la construcción de una nueva escuela
incluyente, multicultural, colectiva que premie el reconocimiento y aceptación
de las diferencias en igualdad de derechos.
Es así como el anfibio cultural explica la ruptura entre ley, moral y cultura,
planteando dos tipos ideales de sociedad: “aquellas donde lo moralmente
valido cabe dentro de lo culturalmente aceptado, lo cual a su vez cabe dentro
de lo legalmente permitido” y “aquellas donde abundan las incongruencias
entre esos tres sistemas de regulación de la acción y la interacción”, según lo
expuesto anteriormente, nuestra sociedad por las características de diversidad,
segmentación y multiculturalidad que posee se encuentra en el segundo grupo,
lo cual genera en el imaginario colectivo de la sociedad la creencia “del todo
vale” o “el fin justifica los medios” que tanto daño ha hecho a la convivencia en
los últimos tiempos.
Para tener una mejor comprensión de estos fenómenos sociales presentes en
las escuelas de la región, es necesario hacer un recorrido histórico desde la
época prehispánica hasta nuestros días de los fenómenos de violencia. Para
lograr entender los procesos de violencia y conflicto que han sido permanentes
para la sociedad llanera del departamento de Casanare y en especial del
municipio de Paz de Ariporo. Además de exponer la ubicación geográfica,
economía y costumbres del llano casanareño.
Ubicación Geográfica
La región de la Orinoquía está situada al oriente de Colombia, es una
zona de grandes planicies determinada por la cuenca del río Orinoco, surcadas
por bosques de galería y con un corredor sobre las estribaciones de la
cordillera Oriental que se denomina Piedemonte Llanero. Tiene una extensión
de 285.437 km² y representa aproximadamente un 18% del territorio nacional.
Los departamentos que la conforman son: Meta, Casanare, Arauca, Vichada y
Guaviare. (Martín, M. 1979, p 10).
El departamento de Casanare tiene una extensión de 285.437 km² que
representa un 3,9% del territorio nacional y un 17,55% de la Orinoquía
aproximadamente. El nombre proviene de la palabra Casanari de origen Sáliva
y que significa Río de aguas negras. Tiene una altura promedio sobre el nivel
del mar de 350 mt. y su temperatura promedio es de 26 °C. (Gobernación de
Casanare, 2015, Tomado de: http://www.casanare.gov.co/?idcategoria=1175.).
Casanare está dividida políticamente en 19 municipios, 11
corregimientos, 106 inspecciones de policía y su capital es la ciudad de El
Yopal. En orden de importancia se encuentran los municipios de Aguazul,
Monterrey, Villanueva, Tauramena y Paz de Ariporo. Las principales
actividades económicas del departamento son la ganadería extensiva; la
agricultura con cultivos de arroz y de palma africana; y la explotación de
hidrocarburos. (Gobernación de Casanare, 2015, Tomado de:
http://www.casanare.gov.co/?idcategoria=1175.).
La presente investigación se centra en el desarrollo del conflicto armado
y su influencia en la escuela en el municipio de Paz de Ariporo, que está
situada al noreste del departamento de Casanare, con una extensión
aproximada de 13.800 km2 y representa el 27,14% de la superficie
departamental. La altura aproximada es de 270 m.s.n.m., y está a una distancia
de 90 km de Yopal y 426 km de Bogotá. Limita al norte con el municipio de
Hato Corozal, al este con los departamentos de Arauca y Vichada, al sur con el
municipio de Trinidad y al oeste con los municipios de Pore y Támara. De la
extensión total del municipio, el área urbana tiene una extensión total de 6,5
km2 y el área rural tiene una extensión de 13.793,5 km2. La cabecera municipal
tiene una altura sobre el nivel del mar de 340 mt., y una temperatura promedio
de 28º C. (Alcaldía de Paz de Ariporo, 2015, Tomado de:
http://www.pazdeariporo-casanare.gov.co/index.shtml).
Paz de Ariporo presenta dos tipos de topografía muy definida que son: el
piedemonte llanero, a través del cual se expandieron las guerrillas comunistas
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – FARC- quienes llegan
al municipio desde el departamento del Meta y los integrantes del Ejército de
Liberación Nacional – ELN, quienes vienen desde la región del Carare. La otra
zona es la de las sabanas inundables y en las cuales se asientan los grupos de
paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia – AUC- con el bloque
Centauros. Quedando en el medio y como línea divisoria del conflicto el casco
urbano del municipio.
Antecedentes La historia de la violencia en Colombia tiene sus orígenes desde la
época prehispánica por los conflictos que vivían los diferentes grupos indígenas
que habitaban su territorio. Con la llegada de los españoles estos conflictos
fueron sustituidos por unos nuevos en los cuales la defensa del territorio
ancestral fue su generador. Al alcanzar los españoles la dominación total del
territorio se genera un nuevo conflicto que tiene que ver con la participación en
el poder de los españoles peninsulares y los criollos, el cual alcanza su máximo
apogeo con la guerra de independencia.
A partir de la independencia se inicia un nuevo ciclo de violencia
ocasionado por las ideas centralistas y federalistas de los seguidores de Simón
Bolívar y Francisco de Paula Santander. De allí nacen los partidos liberal y
conservador quienes durante toda la historia de nuestro país han alternado el
poder. Esta división política es la que genera en el trascurso de los siglos XIX y
XX, las guerras civiles en nuestro territorio.
Siendo la última confrontación armada bipartidista en los años 50 del
siglo pasado, la que da origen a los diferentes grupos armados ilegales que
aún persisten en nuestro país. Desde esa época y hasta la actualidad, el
conflicto armado ha tomado unas dimensiones desproporcionadas que han
ocasionado que se violen sistemáticamente los DDHH por parte de todos los
actores armados de conflicto. Aunque la violencia ha sido generalizada en todo
el territorio, existen unas regiones que han sido más golpeadas por estos
hechos, como es el caso de la Orinoquia y en especial el departamento de
Casanare.
Pero debemos remontarnos a la época prehispánica del municipio para
así tratar de entender los acontecimientos actuales, y tiene como principales
protagonistas a los indígenas Achaguas; pueblo recolector y cazador asentado
en las estribaciones del Piedemonte Llanero. En la época antes de la
conquista comercializaban con los chibchas, caribes y otros pueblos indígenas.
Poseían centros poblados importantes en los cuales se daban los intercambios
con las diferentes tribus tanto del llano como de la cordillera, algunos centros
poblados fueron los de Manare, Chire, Tamara entre otros. Al iniciar la
conquista por parte de los alemanes inicialmente y después por los españoles,
estos centros poblados fueron la base para los futuros poblados de los blancos.
Durante la época de la colonia la región de la Orinoquia y en especial
Casanare, fue evangelizada por Los Jesuitas, quienes introducen en el llano los
ganados vacuno y equino, que se adaptan a las condiciones climáticas de la
región y da origen a una raza muy resistente conocida como “criollo
casanareño”. Los indígenas aprenden el arte de la doma de caballos y el
cuidado del ganado; y en el mestizaje entre blancos e indígenas nacen “los
llaneros”. Además de evangelizar, los misioneros enseñan a los nativos a leer,
escribir y a tocar instrumentos como el arpa y la guitarra; esta última se deriva
más tarde el “cuatro llanero”, que unidos al sonido de las autóctonas “maracas”
conforman “el joropo”. González, J.J. (2007, Tomado de:
http://www.jesuitas.org.co/documentos/34.pdf.
Los miembros de la Compañía de Jesús fundan grandes haciendas
ganaderas en los llanos. Las principales fueron la de Caribabare en las
cercanías del municipio de Paz de Ariporo y las de Tocaría, Cravo y Apiay. A
partir de 1624, los jesuitas fundaron las misiones en Chita, Támara, Pauto,
Morcote, San José de Pore, San José de Cravo, Santa Rosa de Chire, Moreno
y Nunchía en el piedemonte del actual departamento de Casanare. En los
cuales forman en el evangelio, las artes y las letras a los indígenas que están
bajo su jurisdicción. Desde el comienzo, de las misiones, los hatos fueron
espacios territoriales en torno a los cuales giró la organización económica
productiva, social y cultural de la sociedad llanera. En ellos se asentó
inicialmente la autoridad real; y luego la republicana. Esto significó la fundación
de pueblos. La historia de la mayor parte de las ciudades y pueblos del Llano
tiene en su entorno el desarrollo de hatos y haciendas. González, J.J. (2007,
Tomado de: http://www.jesuitas.org.co/documentos/34.pdf.
En el siglo pasado, el poblado de Moreno fue destruido durante la época
de violencia bipartidista, que inició con el asesinato del líder liberal Jorge
Eliecer Gaitán. Como ya se mencionó, la mitad del poblado fue incendiado por
la policía que estaba acantonada en La Aguada y después la guerrilla liberal
destruyó la otra parte para que no sirviera de alojamiento a las tropas del
gobierno y la población civil huyó hacia la selva. Durante la época de violencia
surgen en la región, diferentes comandos de guerrillas liberales, entre las
cuales se destacan las de los hermanos Bautista, Eduardo Fonseca Galán y
Guadalupe Salcedo Hunda. Al final del periodo de la violencia de los años 50
del siglo pasado, los militares convocan a los habitantes del antiguo poblado de
Moreno a reunirse y construir un nuevo pueblo, lo cual ocurre el 12 de octubre
de 1953 y lo llaman Paz de Ariporo. (Valor, C. 1993, p.61).
Las guerrillas surgieron en el marco de las colonizaciones armadas de
los años cincuenta y sesenta; pero también los paramilitares tienen raíces que
se vinculan también con el período de la violencia política. Entre mediados de
los años cincuenta y finales de los sesenta aparecieron en la Orinoquia y
principalmente en los Llanos Orientales, los primeros síntomas de lo que
posteriormente fueron los grupos paramilitares, quienes contaron con el apoyo
económico de los ganaderos y empresarios, algunos de las esmeraldas del
occidente de Boyacá. La gente de la región habla de los episodios ocurridos
durante la violencia partidista de los años 1948 a 1953, como de la guerra. La
inestabilidad política y el enfrentamiento de las fuerzas de la policía y del
ejército —apoyadas por el clero— con la población local, causaron disputas
iniciales en Miraflores, Boyacá, y Sabanalarga y Aguaclara, las cuales se
fueron ampliando hacia las otras regiones en Casanare.
Pueblos tradicionalmente liberales fueron atacados por fuerzas del
Estado y la población tuvo que huir a la ribera derecha de los ríos Upía y Meta.
Se organizaron entonces dos frentes de comandos guerrilleros: uno iba del
Cusiana al Arauca bajo la dirección de Eduardo Franco; el otro, del Cusiana al
Humea, comandado por los hermanos Bautista. En 1951, un grupo de
comandantes insurgentes se dirigió al gobierno por intermedio de Alfonso
López Pumarejo con un memorial en el cual —entre otros puntos— se pedía
amnistía total, especialmente para los militares retirados que participaban en
los comandos. Eran los casos de Guadalupe Salcedo y de Dumar Aljure,
además del de muchos otros que habían pertenecido al ejército o a la policía.
(Centro Nacional de Memoria Histórica CNMH, 2014.).
El paramilitarismo, en el entendido actual, como fuerza paraestatal, llegó
a la región con el arribo de empresarios de esmeraldas del sur de Boyacá y
narcotraficantes del Magdalena Medio, en especial Gonzalo Rodríguez Gacha,
a principios de los ochenta. Ellos retroalimentaron el fenómeno, se ligaron entre
sí y confrontaron grupos locales, tal como lo ha hecho buena parte de sus
herederos paramilitares de las estructuras bloque Centauros y Autodefensas
Campesinas del Casanare durante los noventa e inicios de dos mil como del
ERPAC y expresiones relacionadas con Manuel de Jesús Pirabán, alias Jorge
Pirata, que tienen prolongaciones hasta la actualidad.
Las ACC surgieron como estructura formalizada a partir del año 1986 en
el municipio de Monterrey (Casanare) con jefatura de la familia Buitrago y
apoyo de otras familias de la élite regional, como la familia Feliciano, y con el
respaldo del reconocido narcotraficante y promotor del paramilitarismo Gonzalo
Rodríguez Gacha, quien propició la instauración del MAS en el Casanare y
Meta. Versiones señalan que parte del apoyo a los grupos del MAS, en cuanto
a entrenamiento y entrega de armamento, provino de la VII Brigada,
comandada en esa época por el coronel Alfonso Plazas Vega, más
específicamente del grupo Guías del Casanare a cargo del mayor Carlos
Vicente Meléndez (Pérez, 2011, p.13).
Todos estos acontecimientos históricos marcaron y siguen marcando la
vida cotidiana de los habitantes de Paz de Ariporo. Esta violencia sistemática
se refleja en las aulas de clase de los colegios oficiales del municipio, que son
la única oportunidad de estudio de básica y media que tienen sus pobladores.
De allí la importancia de entender como estos fenómenos de violencia se
arraigan en el imaginario colectivo de sus pobladores, y desde por y para la
escuela es posible un cambio en la resignificación de estos procesos y su
solución a través de la convivencia y la construcción de ciudadanía.
OBJETIVOS GENERAL Identificar la resignificación de ciudadanía a través de la convivencia escolar en
escuelas del municipio de Paz de Ariporo, Casanare en el proceso de conflicto
y post conflicto.
ESPECÍFICOS Analizar las representaciones sociales que tienen los estudiantes sobre
ciudadanía.
Identificar los comportamientos violentos derivados del conflicto que se
presentan al interior de la escuela.
Describir las transformaciones del comportamiento violento de los estudiantes a
través de la convivencia escolar.
PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN ¿Cómo construir ciudadanía a través de la convivencia escolar en tiempos de conflicto y post conflicto en el municipio de Paz de Ariporo Casanare?
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