32. La Verdadera Sabiduría

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1 Título: La Verdadera Sabiduría. Lugar: Iglesia Cristiana Neza Pasaje: Santiago 3:13 Fecha: 03 de Abril de 2011 Propósito: Confrontar, Exhortar, Animar, Fortalecer. Idea Central: La Verdadera sabiduría se manifiesta a través de las buenas obras. En la cultura griega se consideraba la sabiduría como una posesión de un valor casi inestimable. Desde su perspectiva, la sabiduría era el “mejor regalo de los dioses”, además de ser “la madre de todas las cosas buenas”. De esta forma la sabiduría se convirtió en una cualidad de mucho valor para ellos. Por otro lado, en el pensamiento judío (dentro del cual está hablando Santiago) la sabiduría no era meramente el conocimiento intelectual que se podía tener. Su perspectiva de la sabiduría va más allá del pensamiento griego. Ellos definieron la sabiduría como un estilo de vida, una conducta adecuada y equilibrada con el conocimiento que se posee. De esta manera, el tonto más grande (dice un comentarista) es aquel que conoce la verdad y no la aplica. La rectitud era la manifestación más importante de la sabiduría en el pensamiento judío. Esta es la razón por la que encontramos más de 300 veces en el Antiguo Testamento referencias a la sabiduría (cuando menos 100 de ellas están en el libro de Proverbios). Sin embargo, es importante señalar que también la Biblia señala que existen 2 tipos de sabiduría: la celestial que proviene de Dios; y la natural o terrenal. Un ejemplo de la sabiduría celestial es de la que habla Salomón en Proverbios 4:1-9, donde instruye a sus hijos sobre la necesidad de prestar atención a la instrucción que proviene de sus labios. Oíd, hijos, la instrucción de un padre, y prestad atención para que ganéis entendimiento, porque os doy buena enseñanza; no abandonéis mi instrucción. También yo fui hijo para mi padre, tierno y único a los ojos de mi madre, y él me enseñaba y me decía: Retenga tu corazón mis palabras, guarda mis mandamientos y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las palabras de mi boca. No la abandones y ella velará sobre ti, ámala y ella te protegerá. Lo principal es la sabiduría; adquiere sabiduría, y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia. Estímala, y ella te ensalzará; ella te honrará si tú la abrazas; guirnalda de gracia pondrá en tu cabeza, corona de hermosura te entregará.

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Título: La Verdadera Sabiduría. Lugar: Iglesia Cristiana Neza Pasaje: Santiago 3:13 Fecha: 03 de Abril de 2011 Propósito: Confrontar, Exhortar, Animar, Fortalecer. Idea Central: La Verdadera sabiduría se manifiesta a través de las buenas obras.

En la cultura griega se consideraba la sabiduría como una posesión de un

valor casi inestimable. Desde su perspectiva, la sabiduría era el “mejor regalo de los dioses”, además de ser “la madre de todas las cosas buenas”. De esta forma la sabiduría se convirtió en una cualidad de mucho valor para ellos.

Por otro lado, en el pensamiento judío (dentro del cual está hablando

Santiago) la sabiduría no era meramente el conocimiento intelectual que se podía tener. Su perspectiva de la sabiduría va más allá del pensamiento griego. Ellos definieron la sabiduría como un estilo de vida, una conducta adecuada y equilibrada con el conocimiento que se posee.

De esta manera, el tonto más grande (dice un comentarista) es aquel que

conoce la verdad y no la aplica. La rectitud era la manifestación más importante de la sabiduría en el pensamiento judío. Esta es la razón por la que encontramos más de 300 veces en el Antiguo Testamento referencias a la sabiduría (cuando menos 100 de ellas están en el libro de Proverbios).

Sin embargo, es importante señalar que también la Biblia señala que existen

2 tipos de sabiduría: la celestial que proviene de Dios; y la natural o terrenal. Un ejemplo de la sabiduría celestial es de la que habla Salomón en

Proverbios 4:1-9, donde instruye a sus hijos sobre la necesidad de prestar atención a la instrucción que proviene de sus labios.

Oíd, hijos, la instrucción de un padre, y prestad atención para que ganéis entendimiento, porque os doy buena enseñanza; no abandonéis mi instrucción. También yo fui hijo para mi padre, tierno y único a los ojos de mi madre, y él me enseñaba y me decía: Retenga tu corazón mis palabras, guarda mis mandamientos y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las palabras de mi boca. No la abandones y ella velará sobre ti, ámala y ella te protegerá. Lo principal es la sabiduría; adquiere sabiduría, y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia. Estímala, y ella te ensalzará; ella te honrará si tú la abrazas; guirnalda de gracia pondrá en tu cabeza, corona de hermosura te entregará.

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Observe las veces que Salomón hace referencia a la sabiduría, inteligencia y

entendimiento. De la mano con el pensamiento judío sobre la sabiduría, los versículos finales confirman su comprensión de la misma: en el v.8 se habla del beneficio que recibe una persona cuando está viviendo bajo la dirección de la sabiduría.

Observe lo que dice Salomón: cuando la estimes, ella te ensalzará; cuando la

abraces, ella te honrará. Por implicación si tú la atesoras en tu corazón (como lo enseña el v.4), entonces ella será una corona hermosa que adornará tu cabeza, una guirnalda de gracia en ti. Este texto define el concepto que los judíos tenían de la sabiduría.

Por lo tanto, en su mente una persona sabia no era aquella que podía recitar

los salmos, proverbios o la ley de Moisés, si no aquella que apegaba su estilo de vida a la instrucción dada por Dios para el pueblo de Israel. En otras palabras, un sabio era la persona que vivía en rectitud de mente y conducta. Su conducta reflejaba lo que conocía de Dios.

Pero al mismo tiempo, la Biblia nos habla de la sabiduría humana que no

proviene de Dios. En Eclesiastés, otro libro escrito por el rey Salomón, desde una perspectiva totalmente opuesta a lo que acabamos de leer en Proverbios, Salomón dice lo siguiente en 1:12-18

Yo, el Predicador, he sido rey sobre Israel en Jerusalén. Y apliqué mi corazón a buscar e investigar con sabiduría todo lo que se ha hecho bajo el cielo. Tarea dolorosa dada por Dios a los hijos de los hombres para ser afligidos con ella. He visto todas las obras que se han hecho bajo el sol, y he aquí, todo es vanidad y correr tras el viento. Lo torcido no puede enderezarse, y lo que falta no se puede contar. Yo me dije: He aquí, yo he engrandecido y aumentado la sabiduría más que todos los que estuvieron antes de mí sobre Jerusalén; mi corazón ha contemplado mucha sabiduría y conocimiento. Y apliqué mi corazón a conocer la sabiduría y a conocer la locura y la insensatez; me di cuenta de que esto también es correr tras el viento. Porque en la mucha sabiduría hay mucha angustia, y quien aumenta el conocimiento, aumenta el dolor.

En una exposición totalmente diferente, con un enfoque diferente, Salomón

ahora nos explica otra perspectiva de la sabiduría. ¿Cuál es la razón por la que el rey Salomón ha cambiado de parecer entre lo que escribió en Proverbios y lo que ahora

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leemos en Eclesiastés? Según la perspectiva de Eclesiastés, la sabiduría es un fracaso total, tal como lo dice en el v.18.

Cuando Salomón escribió este libro su vida era un caos total. Se había

entregado a toda clase de placeres, riquezas, extravagancias, conocimiento humano, satisfacción sexual, grandes construcciones, logros personales, etc. Se había olvidado de Dios.

Esta perspectiva de la sabiduría de Salomón es totalmente humana. Busca la

felicidad y la realización personal solo en base a sus esfuerzos, a sus conceptos, a sus ideas. Buscaba satisfacer sus deseos, pero mientras lo intentaba y avanzaba, se percataba que cualquier esfuerzo, en sus propias palabras, es luchar contra el viento. Es vanidad. Es futil, no tiene sentido. Al final llega a la conclusión de que todo perecerá.

A medida que avanzamos en la lectura del libro, podemos percatarnos de

que la recompensa final de la sabiduría humana siempre es desesperación, aborrecimiento de la vida, frustración, desesperanza y vanidad (2:17-23).

Pero al final de libro, reconoce lo siguiente: la verdadera felicidad y el

sentido de la vida solo pueden obtenerse cuando se conoce y se ama a Dios (12:1-14). En el momento de su vida en el que escribió Eclesiastés seguramente no se había entregado a Dios, sino todo lo contrario, se alejó de Él. Y esto es también cierto en la vida del cristiano: cuando nos alejamos de Dios, comenzamos a buscar respuestas y felicidad en la sabiduría humana, aquella que preferimos utilizar en lugar de venir a la fuente del conocimiento perfecto: la Palabra de Dios.

Entonces, la Biblia claramente explica que hay 2 tipos de sabiduría: la de

Dios, que capacita a Sus hijos de forma sobrenatural y da vida; y la que ofrece el mundo, que nos conduce a la desesperanza y muerte.

En nuestro texto de Santiago 1:13 vamos a estudiar 4 elementos de la

sabiduría que nos exhortan a amar, confiar y obedecer a Dios.

I. Su naturaleza. Aunque de manera directa no habla en este texto del origen de la sabiduría, Santiago tiene en mente la instrucción previa que ha dado en 1:5. En otras palabras, Santiago no está hablando de una sabiduría desconocida para los judíos, sino de aquella que ellos han profesado conocer desde la antigüedad.

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Les anima a recordar que la verdadera sabiduría, la que capacita para vivir en rectitud solo proviene de Dios. Cuando Santiago ordena a los judíos de la dispersión que pidan sabiduría a Dios, lo hace con la intención de que crean que solo de Dios puede venir el recurso necesario para enfrentarse a las pruebas que se enfrentan. El pastor MacArthur dice lo siguiente: La verdadera sabiduría, la sabiduría de lo alto, no es cuestión de cuanto se sabe, sino de cuanto se confía, ama y obedece al Señor. Fin de la cita. En otras palabras, para ser sabio se debe entender que la confianza en Dios, Su verdad, es el elemento indispensable para disfrutar de ella. No hay sabiduría sin confianza y dependencia en el Señor. Recordemos brevemente lo que dice Santiago en 1:5-8: Podemos observar 4 cosas en este texto. Primero, Dios es la fuente única de la sabiduría. Santiago dice: Pídala a Dios. A nadie más se debe orar ni rogar por sabiduría, sino solo a Dios. Segundo, Dios es misericordioso y bondadoso. El texto dice: El cual da… La persona que genuinamente reconoce que es tonto, e incapaz de resolver sus problemas y enfrentarse a la adversidad, y acude a Dios, Él provee de la sabiduría necesaria para el momento. Tercero, la sabiduría debe pedirse con fe. Que pida con fe. Es decir, creyendo que Dios es suficiente y todopoderoso para satisfacer esta necesidad. Finalmente, en cuarto lugar, debe pedirse sin dudar. Sin dudar. No solo es necesaria la fe, sino que la fe misma debe desplazar cualquier tipo de duda de nuestro corazón, para dejar libre el paso a la obra de Dios en nosotros. De esta forma Santiago aclara el punto de la naturaleza de la sabiduría y el entendimiento: proviene de Dios.

II. Su alcance. ¿Es efectiva la sabiduría en la vida de los creyentes? La respuesta es un absoluto: SI. El predicador del siglo pasado Arthur Pink comentó lo siguiente en relación a la nueva naturaleza de los cristianos. Él dijo:

Un conocimiento sobrenatural de Dios produce una experiencia sobrenatural, y una experiencia sobrenatural, produce un fruto

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sobrenatural. Es decir, cuando Dios vive en el corazón, revoluciona y transforma la vida. Fin de la cita.

Esto significa que la sabiduría de Dios es efectiva en el creyente, porque Dios mismo es quien actúa por medio de ella. La sabiduría divina siempre afectará de una forma radical a los hijos de Dios. No existe ningún cristiano que no sea afectado por la sabiduría bíblica. Observe la pregunta que realiza Santiago en la primera parte del v.13: ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Esta es una pregunta retórica. La verdad es que nadie es sabio y entendido en un sentido estricto, porque todos en muchos puntos de nuestra vida despreciamos la sabiduría de Dios. Cuando Santiago habla de sabio y entendido, utiliza 2 palabras diferentes que tienen un significado particular. Solo para entender mejor estos términos, es importante señalar que esta composición de palabras solo aparece 6 veces en la Biblia. 5 de ellas en el AT, y 1 en el NT. Santiago utiliza primero la palabra “sabio”. Literalmente significa tener habilidad práctica. Un sabio desde la perspectiva judía, es una persona que es ingenioso para realizar las obras que sabe son su responsabilidad. Y en un sentido estricto, los judíos entendían que ser sabio era tener una disposición especial para aplicar su conocimiento a la vida diaria. Obviamente ese conocimiento provenía de la palabra de Dios. Después utiliza la palabra “entendido”. Esta palabra es única. En ninguna otra parte del NT aparece. Solo aparece junto a la palabra sabio en otras 5 ocasiones en el AT. Se usa por Moisés en Deuteronomio 1:13, 15 y es aplicada a Daniel y sus amigos en Daniel 1:4; 5:11. Este término “entendido” debe entenderse como tener el conocimiento de un experto en un área. Es como si estudiara una especialidad en un área determinada de conocimiento. Por ejemplo, el Neurólogo es el que se encarga de problemas a nivel cerebral; el Oncólogo es el que se encarga de tratar el cáncer, etc.

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Así que, ¿cuál es el alcance de la sabiduría? Es una transformación del deseo del corazón del cristiano. Lo capacita para realizar las obras que Dios ha preparado para él. Algo que de manera natural no posee. Al preguntar sobre quién es sabio y entendido, Santiago quiere dejar clara la siguiente idea: un cristiano genuino tiene un conocimiento adecuado de Dios. Ese conocimiento lo lleva a confiar, amar y obedecer a Dios, pero al mismo tiempo, el cristiano tiene que volverse experto o un profesional de la vida piadosa. En otras palabras, es un experto en la vida recta. Un perito del tipo de vida que agrada a Dios. Este es el alcance de la sabiduría, sin embargo la pregunta de Santiago debe hacernos reflexionar a nosotros: ¿Quién es sabio entre nosotros?, ¿Quién se esfuerza todos los días por amar más a Dios, confiar más en Dios y obedecer más a Dios? Visto desde otro ángulo, ¿Quién se esfuerza por ser un experto y diestro en el tipo de vida que honra a Dios? ¿Quién de nosotros se ha estado actualizando constantemente en la sabiduría Bíblica para reflejar en su cuerpo, pensamientos y acciones la voluntad de Dios en él?

III. Su efectividad. ¿Podemos decir entonces que la sabiduría de Dios es efectiva? SI. La siguiente palabra que Santiago utiliza deja manifiesto esto: Muestre. Es un mandato, no una sugerencia. Debido a que esta sabiduría proviene de Dios, podemos confiar en que el resultado será el que Dios ha determinado que suceda. El prerrequisito es confianza en Dios, tal como lo explica Santiago en 1:6-7. LEER. En este punto, Santiago no está negando la efectividad de la sabiduría, sino más bien está explicando la necedad de los cristianos al no aplicar de forma adecuada la Palabra de Dios en sus vidas. Pero eso no elimina la eficacia de la obra de Dios a través de Su sabiduría. Mostrar, literalmente quiere decir “hacer evidente a través de las acciones”. Significa que debemos probar lo que estamos diciendo. ¿Recuerda la imagen del capítulo 2:14-19 sobre la fe? En realidad no sirve de nada que alguien diga que tiene sabiduría o que tiene fe. Lo que vale no es el conocimiento que se tenga, tampoco tienen valor las afirmaciones y alardeos que se

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realicen frente a la gente. En otras palabras, no sirve de nada ser exhibicionista. Dios odia al que quiere exhibirse. Lo que vale en realidad es la manifestación de lo que en verdad se posee. En 2:18 utiliza exactamente la misma palabra que ahora Santiago utiliza aquí. Manifiesta tu fe, si es que en realidad la tienes. Ahora, manifiesta tu sabiduría, si en verdad la posees. Lo que Santiago está diciendo es: No me digas que tienes fe o que tienes sabiduría. La verdad no me importa lo que tú digas que tienes. Lo que me importa es cómo das evidencia que en verdad tienes fe y sabiduría. Haz evidente tu sabiduría. La sabiduría de Dios siempre tiene un resultado sobrenatural en la vida de Sus hijos.

IV. Su manifestación Debido a que es efectiva, siempre debe manifestarse a través de obras. Cualquier persona pensaría que el tema dominante de esta epístola es la fe que se manifiesta en las obras, sin embargo no es así. El verdadero tema es la sabiduría manifestada por las obras. Pablo enseña en Filipenses 1:6 que Dios es el que comienza la obra de regeneración en Sus hijos, y también enseña que es Él quien culminará la obra de glorificación en ellos. La manifestación de la sabiduría es una forma en que se muestra la manera en que Dios está perfeccionándonos.

a. Las obras son en Buena Conducta El texto dice: por su buena conducta. En otras palabras literalmente deben de ser obras buenas, o excelentes. La palabra traducida como “buena” originalmente se refería a la belleza en la forma. Podía aplicarse a una persona atractiva o a cualquier cosa que fuera bella. Doquiera que se encuentre esta palabra, transmite la idea de encanto, de atractivo, de gracia y, en general, de cualquier cosa que deleita al corazón y agrada a los ojos. Esta palabra describe todo cuanto hace que la vida resulte grata, agradable y buena. Aunque kalos contiene la idea esencial de belleza, implica también

la de utilidad.

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En otras palabras, deben ser obras que sean bellas a los ojos de Dios, pero al mismo tiempo obras que sean útiles a la iglesia.

b. Las obras son en Sabia Mansedumbre Además que deben ser obras excelentes que honran a Dios y edifican a la iglesia, deben ser obras cuya esencia sea la humildad y la dulzura. El texto dice: en mansedumbre de sabiduría. Hay 2 palabras importantes en esta sección. Primero la mansedumbre. Literalmente quiere transmitir la idea de dulzura. En el pensamiento judío, una persona mansa era aquella que tenía un espíritu gentil, servicial, humilde. No era una posición que buscara presumir delante de la gente, sino que era una persona que entiende que su relación principal es con Dios, no con los hombres. La mansedumbre o humildad genuina se manifiesta en la relación con Dios. El comentarista William Barclay dice lo siguiente: Su uso en las Escrituras consiste «no solo en el comportamiento externo de la persona; ni tampoco en sus relaciones con sus semejantes; tampoco se trata meramente de su disposición natural. Más bien es una obra efectuada en el alma; y se la ejerce en primer lugar y ante todo para con Dios. Es aquella disposición de espíritu con la que aceptamos sus tratos con nosotros como buenos, y por ello sin discutirlos ni resistirlos. La palabra mansedumbre describe una condición de mente y corazón, no solo de una disposición física para realizar ciertas cosas.

Así que, ¿Quién es sabio y entendido entre nosotros? Si usted reconoce que no es sabio, hay esperanza de parte de Dios para usted.