28 - 2 - 2021 Nº 952 2º Domingo de Cuaresma

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Somos personas y como personas no somos perfectos, tene- mos limitaciones, nos equivocamos y solemos decir: “lo hice mal, me equivoqué, fue un fallo”; así analizamos los actos desde la ética, pero desde el punto de vista religioso, tendríamos que decir: “he pecado”. El pecado. Palabra que está quedando en desuso. Parece que nos da miedo y cuesta trabajo pronunciarla porque con ella vemos la propia realidad y en los ambientes que vivimos, la palabra pecado se ve como residuo de culturas y de tiempos superados. Lo grave es que los cristianos nos hemos adaptado a esta realidad y cuando fallamos y el egoísmo nos lleva a caprichos personales o abandonar al necesitado, trata- mos de justificarnos con excusas que elimi- nan el pecado. Pero, por muchas excusan que pongamos, nunca serán suficientes para quitar de nuestra cabeza esa voz interior que nos dice que hemos actuado mal, que hemos pecado. En el mundo actual se nota que muchas personas cierran los ojos y el corazón ante la idea del pecado. Y vendrán los psicó- logos, los filósofos y pensadores para justificarlo y decirnos que el pecado es algo antiguo y que puede ser dañino para la persona. Nos dirán que todos lo que hacen y que es por la educación recibida en casa, en la escuela o en la parroquia. Que obramos mal por mala suerte o por el destino, que eso es normal. Siempre tratarán de justificar el mal, sobre todo si se trata del mal propio. Hay que tener valor para llamar a las co- sas por su nombre y reconocer las propias faltas. Con sinceridad y grandeza de alma podremos decir, sin falsas excusas: “he pecado, he fallado ante Dios y ante el prójimo”. Así podremos dar los siguientes pasos: pedir perdón, acoger la misericordia en la penitencia, reparar daño cometido, y vivir llenos de gratitud de Dios cercano y misericordioso. Javier Vilumbrales 2º Domingo de Cuaresma 28 - 2 - 2021 Nº 952 En la primera lectura la figura de Abraham es ejemplo de la actitud ante Dios. Es el hombre de fe, que vive en constante escucha de Dios, que acepta sus llamadas y responde con obediencia total, incluso cuando los planes de Dios pa- recen ir contra sus proyectos personales. En el inicio de la narración hay un verbo que preside el relato y lo define todo: “poner a prueba”, que Antiguo Testamento, presenta como “examinar”, “experimentar”, “demostrar”. Y Dios va a “someter a Abraham a una prueba”. “Poner a prueba” es frecuente en el A. T. Sirve, normalmente, para que Dios pueda conocer el corazón del pueblo y probar su fide- lidad: Si un grupo o una persona es digna y capaz de vivir en comu- nión e intimidad con Él. Y Abraham no sabe que está siendo probado. La “prueba” que le pide es que tome a Isaac, su único hijo y lo ofrezca en holocausto sobre un monte. Isaac no es solo el hijo único, es el heredero de la promesa que Dios ha renovado a Abraham. Y Abraham solo dice “aquí estoy”, expresando su disponibilidad total ante Dios. No discute, no argumenta, no pide explicaciones, solo procede, nada más. Y va a cumplir lo que Dios le pide. Su forma de actuar define la entrega y confianza absoluta en Dios. Finalmente, la “prueba” aca- ba: la rápida obediencia a la volun- tad divina, la confianza plena en Dios que no falla, la renuncia a sus propósitos, la adhesión a la volun- tad de Dios, a sus proposiciones y mandamientos se ha cumplido. Lo que llamamos en otros pecado, para nosotros es experiencia. VIA CRUCIS: Los viernes de Cuaresma, como todos los años, el Viacrucis será a las 7 de la tarde, antes de la Misa Domingo 28: 2º Domingo de Cuaresma. Martes 2: Santa Inés de Praga Viernes 5: Primer viernes de mes. Domingo 7: 3º Domingo de Cuaresma. Contra la dejadez, alerta la memoria; contra la obstinación, la misericordia, y contra la soberbia, la prudencia.

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Somos personas y como personas no somos perfectos, tene- mos limitaciones, nos equivocamos y solemos decir: “lo hice mal, me equivoqué, fue un fallo”; así analizamos los actos desde la ética, pero desde el punto de vista religioso, tendríamos que decir: “he pecado”.

El pecado. Palabra que está quedando en desuso. Parece que nos da miedo y cuesta trabajo pronunciarla porque con ella vemos la propia realidad y en los ambientes que vivimos, la palabra pecado se ve como residuo de culturas y de tiempos superados.

Lo grave es que los cristianos nos hemos adaptado a esta realidad y cuando fallamos y el egoísmo nos lleva a caprichos personales o abandonar al necesitado, trata- mos de justificarnos con excusas que elimi- nan el pecado. Pero, por muchas excusan que pongamos, nunca serán suficientes para quitar de nuestra cabeza esa voz interior que nos dice que hemos actuado mal, que hemos pecado.

En el mundo actual se nota que muchas personas cierran los ojos y el corazón ante la idea del pecado. Y vendrán los psicó-

logos, los filósofos y pensadores para justificarlo y decirnos que el pecado es algo antiguo y que puede ser dañino para la persona. Nos dirán que todos lo que hacen y que es por la educación recibida en casa, en la escuela o en la parroquia. Que obramos mal por mala suerte o por el destino, que eso es normal. Siempre tratarán de justificar el

mal, sobre todo si se trata del mal propio.

Hay que tener valor para llamar a las co- sas por su nombre y reconocer las propias faltas. Con sinceridad y grandeza de alma podremos decir, sin falsas excusas: “he pecado, he fallado ante Dios y ante el prójimo”. Así podremos dar los siguientes pasos: pedir perdón, acoger la misericordia en la penitencia, reparar daño cometido, y vivir llenos de gratitud de Dios cercano y misericordioso.

Javier Vilumbrales

2º Domingo de Cuaresma 28 - 2 - 2021 Nº 952

En la primera lectura la figura de Abraham es ejemplo de la actitud ante Dios. Es el hombre de fe, que vive en constante escucha de Dios, que acepta sus llamadas y responde con obediencia total, incluso cuando los planes de Dios pa- recen ir contra sus proyectos personales.

En el inicio de la narración hay un verbo que preside el relato y lo define todo: “poner a prueba”, que Antiguo Testamento, presenta como “examinar”, “experimentar”, “demostrar”. Y Dios va a “someter a Abraham a una prueba”.

“Poner a prueba” es frecuente en el A. T. Sirve, normalmente, para que Dios pueda conocer el corazón del pueblo y probar su fide- lidad: Si un grupo o una persona es digna y capaz de vivir en comu- nión e intimidad con Él. Y Abraham no sabe que está siendo probado.

La “prueba” que le pide es que tome a Isaac, su único hijo y lo ofrezca en holocausto sobre un monte. Isaac no es solo el hijo único, es el heredero de la promesa que Dios ha renovado a Abraham.

Y Abraham solo dice “aquí estoy”, expresando su disponibilidad total ante Dios. No discute, no argumenta, no pide explicaciones, solo procede, nada más. Y va a cumplir lo que Dios le pide. Su forma de actuar define la entrega y confianza absoluta en Dios.

Finalmente, la “prueba” aca- ba: la rápida obediencia a la volun- tad divina, la confianza plena en Dios que no falla, la renuncia a sus propósitos, la adhesión a la volun- tad de Dios, a sus proposiciones y mandamientos se ha cumplido.

Lo que llamamos en otros pecado, para nosotros es experiencia.

VIA CRUCIS:

Los viernes de Cuaresma, como todos los años, el Viacrucis será a las 7 de la tarde, antes de la Misa

Domingo 28: 2º Domingo de Cuaresma.

Martes 2: Santa Inés de Praga

Viernes 5: Primer viernes de mes.

Domingo 7: 3º Domingo de Cuaresma.

Contra la dejadez, alerta la memoria; contra la obstinación, la misericordia, y contra la soberbia, la prudencia.

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Jesús ve que llega el fin de su misión. Cada día veía que no iba a terminar como otros pensaban. Jesús experi-menta el rechazo de su per- sona y de su evangelio por los líderes del templo. Conocía bien la historia de los profetas: los mataron los jefes del pue- blo para no soportar la palabra de Dios que anunciaban. Está recien- te la ejecución de Juan Bautista.

Jesús anuncia a los dis- cípulos cuál será el final: tam- bién a Él lo matarán porque no pueden soportar su mensaje. Este anuncio desconcierta a los apóstoles: les parecía imposi- ble que estuviese llegando la muerte de Jesús. Y, para salir al paso del escándalo de la cruz, quiso mostrarles realmen- te quién era Él.

La transfiguración tiene por objeto robustecer la fe de los discípulos ante la dura prue- ba que se aproxima. Con esta manifestación de su condición divina quiso Jesús comenzar el camino hacia el Calvario, para darnos a entender que su aparente fra- caso no podía ser el final, que la muerte no sería una derrota, que la victoria estaba

en la Resurrección.

Si se agota la gasolina, el co- che no anda. Cuando se acaba el vino no hay fiesta y cuando se ago- ta el aceite se apagan las lámpa- ras. Cuando se agota la vivencia del Evangelio se apaga la fe que se puede perder, pero no como un paquete que olvidamos en el taxi.

La perdemos porque no la vivimos en nues- tra vida.

La fe necesita alimento. No se mide por los cono- cimientos de religión en la escue- la. Decía Antonio Garisa que cono- cía un católico perfecto: “En su vi- da fue tres veces a la Iglesia. La pri- mera le echaron agua, en la según- da, arroz y en la tercera, tierra.” Bautismo, matrimonio y muerte.

El alimento de la fe es la ora- ción, los sacramentos, el testimonio de la vida… Pero, se nos apaga la fe y, muchas veces, no nos damos cuenta. Quedamos con una fe lige- ra, una esperanza apagada y la vida pierde sentido por el ambiente que nos rodea. Mal alimentada, la fe pierde fuerza y sube la increduli- dad, no lo notamos, pero es real.

Es necesario reaccionar. La fe no se guarda

en una caja. Es como la vida, co- mo la salud: hay que alimentarla.

El obispo de Córdoba, De- metrio Fernández: "La constitución fundamental del ser humano es emparejarse el varón y la mujer para formar nuevas familias, en las que nacen nuevos hijos".

No piensa lo mismo Fabián Colman, un párroco que, en Argen- tina asistió a un “matrimonio” en- tre un hombre y un transexual: Pa- blo L. Silva, de 54 a- ños y Juan Castro, transexual de 46, que hizo de novia llamán-dose Vctoria Castro. En su homilía el pá- rroco dijo que “la Iglesia es de todos, y cuando digo todos, son to- dos”, pero no pudo ser inscrito en los libros parroquiales al impedirlo el derecho canónico. El obispo de Río Gallegos no lo autorizó. Y todavía quedan elemen- tos que les gusta hacer experi- mentos con los sacramentos.

En su mensaje de Cuares- ma, el Papa alienta a los cristia- nos a prepararse para la Pascua, un camino de conversión basado en tres puntos clave: La fe, la es- peranza y la caridad, con tres ges- tos concretos para la vida: el ayu- no, la oración y la limosna. La vía de pobreza y privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor al herido (la limosna) y el diálogo fi- lial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera,

una esperanza viva y una caridad operante”.

Cáritas: El servicio de empleo llevado en Barcelona, asistió a 500 personas consiguiendo su inserción laboral durante el año 2020. “A pe- sar de las dificultades vividas este año hay datos para la esperanza".

Se han insertado en mantenimiento, la limpieza y la conserjería; en el sec- tor sanitario o en servicios sociales.

El cardenal J. J. Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia E. E. recuerda que “hay muchas personas cerca de nosotros que sufren hambre”. Ome- lla considera que la terrible crisis sanitaria no ha hecho más que agra- var los déficits y carencias que ya veíamos anteriormente. “Alimentarse es un derecho, pero para muchas personas es un verdadero lujo”.

El Papa agradeció a los Obis- pos y autoridades de Colombia la decisión de implementar el Estatuto de Protección Temporal para los migrantes venezolanos favoreciendo su acogida, protección e integra- ción. “Y no es un país muy rico y desarrollado, es un país con proble-mas de desarrollo, de pobreza, de paz y casi 70 años de guerrilla.

Para esta Cuaresma un buen modo de limosna: dar y perdonar.

Eucaristía, misterio de fe, señal de esperanza y fuente de caridad.