26. Geofauna

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1. La presente construcción fotográfica se lleva a cabo me-diante el uso de una foto tomada desde una embarcación a un detalle de la costa de Paracas (en Perú), rumbo a las Islas Ballestas.

2. Dado que se va a trabajar con la marina de fondo y manipu-lando el detalle de costa, se recorta este elemento disponién-dolo en una capa, se ajusta el mar hasta llevarlo a una línea horizontal y se clona el cielo hasta completarlo.

3. Puesto que se desea trabajar en un formato vertical, se re-dimensiona la imagen 2. invirtiendo sus medidas. A conti-nuación, se recrea el trozo de cielo que falta a base de de-gradados y alguna clonación. Posteriormente, se aplican ajustes de enfoque y brillo a ambas capas, y de aclaración al cielo e intensidad cromática al mar; además, se eliminan los reflejos naturales del acantilado sobre el mar azulándo-los.

4.1 Seguidamente, se inicia el tratamien-to del detalle de costa, que había quedado oculto en otra capa (ver imagen 2.), mejorando su enfoque, colocándolo en posición vertical e in-virtiendo horizontalmente su posición.

4.2 Luego, se hace una copia y en ella se

describe un óvalo en su centro y se elimina lo que queda fuera de él, re-sultando un semióvalo.

4.3 A continuación, se duplica el semi-

óvalo, se invierte horizontalmente uno de ellos, se colocan ambos enfrenta-dos y se unifican, obteniendo una es-pecie de huevo en cuyo interior acoge una forma que se asemeja a un ave.

4.4 Se finaliza esta parte colocando el

imaginado huevo en su lugar, hacien-do coincidir su mitad izquierda con la parte correspondiente del acantilado, y manteniéndolo en su capa indepen-diente.

4.1 4.2 4.3 4.4

5.1

5.2 Acto seguido, se coloca en el lugar deseado, sacándola levemente del en-marque inferior. Luego, se hacen dos copias de esa estructura, se disponen equidistantes, y en ellas se ejecutan di-versas operaciones: se disminuyen es-calonadamente de tamaño, así como de opacidad (solamente las partes alarga-das, no los simulados huevos que per-manecen con su opacidad plena); se confeccionan sus respectivos reflejos en el agua, haciendo una copia de cada una y situándolas y transformándolas adecuadamente (tanto en sus formas y disposiciones como en sus opacidades); para definir mejor los “huevos” se suavi-zan sus bordes y se contornean leve-mente utilizando un color extraído de ellos.

5.1 Se continúa el trabajo tomando la ima-gen 4.4, girándola a conveniencia e in-crementando su saturación.

5.2

6. Activadas las capas del cielo y del mar (imagen 3.), queda de este modo la composición, a falta de crear las aves que salgan de los persistentes “huevos”, mientras las estructu-ras de soporte originarias van diluyéndose.

7. Para concluir la obra, denominada “Geofauna”, se crean 18 pájaros diferentes y se disponen a conveniencia por el es-pacio. Se obtienen a partir del primero que está emergien-do verticalmente del “huevo” situado en la estructura de la derecha, más lejana; pájaro recortado de una copia del pro-pio “huevo”, del que se suavizan posteriormente sus bordes y del que se realizan 17 copias. Los pájaros se generan efectuando giros y transformaciones de forma y perspecti-va, para darles apariencias de vuelo diferentes, y de tama-ño y desaturación en función de la proximidad o lejanía y de la altura a que se encuentran.

TÍTULO: “Geofauna”.

MEDIDAS: Variables.

FECHA DE CONCLUSIÓN: Agosto de 2017.

FOTOGRAFÍA EMPLEADA: Una captura propia realizada a una zona costera de Paracas.

TÉCNICA: Construcción fotográfica con recursos digitales.

COMENTARIO: Esta construcción digital está realizada trasformando no-toriamente la fotografía “Rumbo a las Islas Ballestas”. A dife-rencia de las creaciones anteriores, ésta muestra un pasaje, sin personas, con pájaros únicamente como seres vivos. La captura fotográfica de referencia es un detalle de la zona costera del norte de la península de Paracas (castellanización del vocablo quechua Paraaco, con el signifi-cado de “lluvia de arena”). Ese fragmento de litoral se obser-va a la salida de la bahía del mismo nombre en dirección oc-cidental, una vez pasada Punta Pejerrey y antes de atisbar el descomunal y enigmático geoglifo denominado “Candelabro”, yendo rumbo a las Islas Ballestas. El delicado y leve acantila-do que se muestra, forma parte del vasto desierto litoral pe-ruano; superficialmente son dunas de arena solidificadas por la sal que ocultan materiales líticos de diversa dureza con un encendido cromatismo de amplias gamas de ocres y rojos, que el oleaje oceánico desentraña, quedándonos con su cor-te servida la posibilidad de disfrute. A parte de su atractivo paisajístico y de su valor histórico y cultural, esta zona cuen-ta, a pesar de ser desértica, con una alta diversidad biológi-ca. En Paracas, y en las islas aledañas, se puede observar a casi todas las aves de la costa, siendo un paraje obligado de

muchas especies migratorias. Precisamente la fascinación que me produjo ese peculiar paisaje costero y la visita a las roco-sas y enguanadas Islas Ballestas, colonizadas por infinidad de aves marinas que las sobrevuelan y ocupan hacinadamente, me impulsó a concebir este trabajo. “Geofauna” toma el acantilado de la imagen originaria y lo coloca sorpresivamente en vertical, con cierta inclinación, so-bre el mismo paisaje marino, mutándolo en una especie de edificio geológico estructural, a sabiendas de que el territorio que lo acoge es un auténtico libro abierto de geología que nos habla de su pasado y del de la Tierra misma. En su zona me-dia genera un óvalo, por duplicación simétrica, que cobija un pájaro prácticamente gestado. La singular estructura rocosa se reproduce y se disponen sus dos réplicas en profundidad con sus reflejos en el agua, con la particularidad de que se van desvaneciendo, a excepción de los gestantes “huevos” que persisten como indicio de su protagonismo. La secuencia que-da completada con la eclosión de vida, en forma de dieciocho pájaros, que se insinúa se engendran en dichos “huevos” pé-treos, o de la propia tierra, y que por lo general remontan su vuelo en dirección a las Islas Ballestas. La palabra que denomina la obra, geofauna, no está en el Diccionario de la lengua española; es una creación, pues, co-mo la propia obra, compuesta por las partículas /geo/ y /fauna/. Geo, por su parte, es un prefijo procedente del griego que sig-nifica tierra, suelo; y fauna es una voz que viene de Fauno -o Fauna-, deidad de la fertilidad romana y dios del ganado, con el significado de animal . Así pues, “Geofauna” expresaría la unión de la tierra y la vida en general -aquí animal- (concepción nuclear en las creencias precolombinas), y ven-dría a significar el surgimiento de la vida -de lo animal- a partir de lo térreo y, en último término, del agua marina; idea evoluti-va que intentar plasma la llamativa imagen creada.