24 de Septiembre de 2012.

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24 de septiembre de 2012 – Bicentenario de la Batalla de Tucumán Mientras leo y releo páginas y más páginas sobre la batalla de Tucumán, el éxodo jujeño, la figura de Manuel Belgrano, mi corazón se acelera, se va llenando del ardor patriótico que los protagonistas de esas gestas convirtieron en acciones revolucionarias. Muchos autores dedicados a la historia y a la ciencia política afirman que la diferencia radical entre nuestro proceso de independización con el de los pueblos del Hemisferio Norte es que nuestra lucha se organizó desde arriba sin que los habitantes tuvieran conciencia de lo que eso significaba; de ese modo, justifican el hecho de que hasta el presente nos cueste mantener un sistema democrático fuerte. Sin embargo, acontecimientos como la batalla de Tucumán dejan ver claramente que esto no es así, y sabemos que a lo largo del continente sucedieron similares episodios que, tal vez, por haber ocurrido fuera de los centros hegemónicos, lejos de los espacios de producción de los relatos libertarios y de la argentinidad, no sean considerados en su verdadero significado y valor. No entraré en el detalle de lo que todos sabemos: Belgrano desobedeció la orden del Triunvirato que libraba a su suerte a las provincias del norte del ex - Virreinato del Río de la Plata, pero lo hizo cuando comprobó que el pueblo estaba decidido a resistir el avance realista porque, fundamentalmente, había decidido formar parte de los territorios libres del Sud. Sí, aprovecharé la ocasión para nombrar a quienes participaron de esos gloriosos días de

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Discurso escolar

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24 de septiembre de 2012 Bicentenario de la Batalla de Tucumn

Mientras leo y releo pginas y ms pginas sobre la batalla de Tucumn, el xodo jujeo, la figura de Manuel Belgrano, mi corazn se acelera, se va llenando del ardor patritico que los protagonistas de esas gestas convirtieron en acciones revolucionarias. Muchos autores dedicados a la historia y a la ciencia poltica afirman que la diferencia radical entre nuestro proceso de independizacin con el de los pueblos del Hemisferio Norte es que nuestra lucha se organiz desde arriba sin que los habitantes tuvieran conciencia de lo que eso significaba; de ese modo, justifican el hecho de que hasta el presente nos cueste mantener un sistema democrtico fuerte. Sin embargo, acontecimientos como la batalla de Tucumn dejan ver claramente que esto no es as, y sabemos que a lo largo del continente sucedieron similares episodios que, tal vez, por haber ocurrido fuera de los centros hegemnicos, lejos de los espacios de produccin de los relatos libertarios y de la argentinidad, no sean considerados en su verdadero significado y valor.

No entrar en el detalle de lo que todos sabemos: Belgrano desobedeci la orden del Triunvirato que libraba a su suerte a las provincias del norte del ex - Virreinato del Ro de la Plata, pero lo hizo cuando comprob que el pueblo estaba decidido a resistir el avance realista porque, fundamentalmente, haba decidido formar parte de los territorios libres del Sud. S, aprovechar la ocasin para nombrar a quienes participaron de esos gloriosos das de claridad y fuego suficiente para dar a luz una nueva nacin en el extremo del continente americano: Eustaquio Daz Vlez, Balcarce, Jos Mara Paz, nombres que quedaron congelados en los indicadores de las calles y plazas de nuestras ciudades, pero que an no fueron reconocidos como se merecen. Aunque annimos la mayora de ellos, adems quisiera recordar a esos hombres y mujeres que, sin otra condicin ni preparacin que la de su sentimiento patritico, se alistaron para ir al frente como lo hacen los hombres y mujeres de honor.

Honor y Patria son las ltimas palabras de esta breve recordacin que pretende ser homenaje. Palabras devaluadas, resignificadas, perdidas entre discursos de globalizacin, posmodernidad y neoliberalismo; no obstante, dentro de cada uno de nosotros resuenan de una manera particular, y lo importante es que todava lo hacen y que todava somos capaces de jurar por nuestro honor y nuestra patria. Lamentablemente, muy pocos cumplimos como aquel Ejrcito del Norte lo hizo, y, aunque Dios y la Patria nos lo demanden, muy pocos realmente nos hacemos cargo de esas palabras en nuestra vida diaria. Nada ms, muchas gracias.