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MÜNCHAU, PODEMOS Y EL DEBATE DE LA DEUDA. Manfred Nolte Bajo el titulo “la izquierda radical tiene razón sobre la deuda en Europa”(“Radical left si right about Europe’s debt”) el rotativo Financial Times, icono de la prensa económica mundial publicaba el 23 de noviembre pasado un artículo firmado por el prestigioso columnista Wolfgang Münchau, un ideólogo de acreditada trayectoria en la izquierda ilustrada, que en la actualidad ocupa el cargo de editor asociado del periódico salmón londinense. Destaco el calificativo de ilustrado, elogioso y nada peyorativo, que se contrapone, por su enjundia y rigor de razonamiento, a aquel otro discurso ilusorio, oportunista, o demagogo. Sin militar en el antieuropeismo extremo de la formación británica UKIP, Münchau es un euroescéptico confirmado, no tanto por el modelo europeo como tal sino por su falta de cohesión y por la inoperatividad de sus Instituciones y gobernantes que en la actualidad conducen al viejo continente a una división entre familias y un callejón sin salida. En su opinión, la Eurozona deriva hacia un ‘invierno nuclear’ inducido por la resignación con la que actúan por igual los partidos de centro-izquierda y los de centro-derecha. Es curioso que, en el referido artículo, al ligar la izquierda radical con el debate de la encrucijada europea, Münchau se refiere exclusivamente a la deuda soberana de los países que la soportan y a los efectos que su desmesurada acumulación ejerce sobre el presente y el futuro de sus ciudadanos. Asumamos, dice, que el lector 1

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MÜNCHAU, PODEMOS Y EL DEBATE DE LA DEUDA.

Manfred Nolte

Bajo el titulo “la izquierda radical tiene razón sobre la deuda en Europa”(“Radical left si right about Europe’s debt”) el rotativo Financial Times, icono de la prensa económica mundial publicaba el 23 de noviembre pasado un artículo firmado por el prestigioso columnista Wolfgang Münchau, un ideólogo de acreditada trayectoria en la izquierda ilustrada, que en la actualidad ocupa el cargo de editor asociado del periódico salmón londinense. Destaco el calificativo de ilustrado, elogioso y nada peyorativo, que se contrapone, por su enjundia y rigor de razonamiento, a aquel otro discurso ilusorio, oportunista, o demagogo. Sin militar en el antieuropeismo extremo de la formación británica UKIP, Münchau es un euroescéptico confirmado, no tanto por el modelo europeo como tal sino por su falta de cohesión y por la inoperatividad de sus Instituciones y gobernantes que en la actualidad conducen al viejo continente a una división entre familias y un callejón sin salida. En su opinión, la Eurozona deriva hacia un ‘invierno nuclear’ inducido por la resignación con la que actúan por igual los partidos de centro-izquierda y los de centro-derecha.

Es curioso que, en el referido artículo, al ligar la izquierda radical con el debate de la encrucijada europea, Münchau se refiere exclusivamente a la deuda soberana de los países que la soportan y a los efectos que su desmesurada acumulación ejerce sobre el presente y el futuro de sus ciudadanos. Asumamos, dice, que el lector comparte el consenso relativo de que la eurozona debería examinar en detalle la situación de la deuda publica y plantearse seriamente algún tipo de reestructuración. ¿A qué partido votaría para que eso sucediera? ¿Con quien contamos en la Eurozona para reclamar una revisión de los compromisos soberanos que conforman la deuda gubernamental? La reside en que no hay mucho donde elegir. En Alemania el único que se acerca es ‘Die Linke’, los antiguos comunistas. En Grecia Syriza y en España Podemos, una formación surgida de la nada y que lidera ahora las encuestas de opinión. Y de todos, Podemos adopta el perfil más proclive a

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acometer una reforma de las características descritas. Hasta aquí Münchau.

Como a nadie amarga un dulce le ha faltado el tiempo a la formación de Pablo Iglesias para exclamar: ¿lo ven? ¡Ya lo decíamos nosotros! Pero, analizándolo bien, tampoco ha sido desmesurado el alborozo mediático desplegado y más bien se ha tratado de una burlona sonrisa de complicidad. La razón es que Podemos, a la vista de los éxitos cosechados en los sondeos políticos y a ir tomando nota de las masivas andanadas dirigidas a su Santabárbara ideológica, está mutando su discurso desde las posiciones iniciales del esperpento dialéctico a otras que me he permitido calificar de extrema izquierda ilustrada. Es claro que el método ilustrado, el análisis concienzudo y posibilista de los problemas y de sus posibles remedios conduce siempre a posiciones más integradoras y menos excluyentes. Ya se ha dicho que el que no sabe es como el que no ve. O sea que a veces no queremos ver, pero otras, por ignorancia, simplemente no podemos.

Y me explico. El mega-piropo mediático le ha venido de perlas a Podemos. Pero aquello a lo que Münchau alude dista largamente de lo que hasta ahora conocemos del programa(?) de la novísima formación. Con máxima probabilidad Münchau desconocía y desconoce la posición prevalente del partido de Iglesias en relación al problema de la deuda. Porque el británico nombra una ‘reestructuración ordenada y pactada’, allí donde Podemos –en su concurrencia a las europeas- proponía una auditoría para la inmediata determinación de los importes ilegítimos y su correspondiente impago. Este monumental despropósito ligado a la propuesta de derogación del artículo 135 de la Constitución revela un total desconocimiento de lo que son los mercados de financiación internacionales y Münchau malamente ha podido sostener cosa semejante. Además la doctrina de la deuda ilegítima o ‘deuda odiosa’ gira por otros derroteros que ya he explicado en este mismo medio (2.06.14.) y que evito repetir.

Tampoco ha podido conocer el articulista del Financial Times el contenido del estudio-propuesta de los catedráticos Navarro y Torres que acaba de ser presentado bajo el título ‘Un proyecto económico para la gente’. Aunque el documento rebaja en general el tono de propuestas anteriores, la mayor moderación en la voz no puede ocultar las inconsistencias básicas de sus postulados. En todo caso, si se trata de un informe para provocar un debate constructivo habrá que esperar a las conclusiones. En lo que atañe a la deuda pública la posición es algo más contenida con el objetivo de alcanzar su ‘sostenibilidad’ aunque no se desiste de realizar una auditoria para depurar unas responsabilidades que vuelven a recordar los improcedentes estribillos anteriores.

El tema queda aclarado cuando el autor que da titulo a este escrito

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revela que su información procede de una entrevista con Nacho Álvarez, una persona relevante del equipo económico del partido, que le planteó su programa con una claridad refrescante. Según Álvarez la carga de la deuda, tanto privada como pública, es insostenible y debería reducirse. Esto podría incluir una cierta renegociación de los tipos de interés, periodos de carencia, reestructuración de los plazos y quitas. O sea que en una agradable charla de café o en un apetecible paseo por Hyde Park, ambos intelectuales, han conversado sobre el problema que suscita en la Eurozona –y en España- el desmesurado monto de la deuda, y de la amenaza que supone para la consolidación de un proyecto europeo. Todo ello podría animar a una ‘cierta renegociación’ sin establecer plazos ni condiciones, posiblemente en el marco de una concertación más envolvente de todas las política europeas.

A lo mejor, aunque habría que matizar mucho y muy fino, esto último es a lo que aspira una Unión fiscal única europea y la consiguiente mutualización de todas las deudas nacionales. A eso me apunto a ojos cerrados porque responde en último termino la construcción de una Unión Europea consolidada. La Unión bancaria es un primer pilar de ese edificio. Pero Podemos por su parte no esconde su euroescepticismo.

Lo malo es que como no hay programa escrito de Podemos y cuando lo hay es solo una guía para el debate, provisional y sucesivo, y los incendiarios videos colgados por su líder en YouTube son ‘ad personam’ y no representan al secretario del partido, tampoco disponemos de elementos concretos de reflexión y encuentro. Porque, veamos, se nos dice que hay que hacer sostenible la deuda y a renglón seguido se plantean unas políticas de gasto que catapultan el importe de aquella hasta listones presuntamente insostenibles que sus sucesivos informes evitan cuantificar ¿Como conciliamos posturas?

Y entretanto, en el tema de la deuda, mi recomendación es la siguiente: ni con la más exquisita de las maneras y el más conciliador de los tonos debería plantearse en estos momentos el tema de una reestructuración ordenada y pactada de la deuda no sea que sus poseedores actuales comiencen a desprenderse de ella ante la hipótesis de un cambio en las condiciones, se dispare nuevamente la prima de riesgo y volvamos a situaciones como la de Junio de 2012. Y no duden de que nos están observando.

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