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El barrio de los canteros

El nombre de Ajates tiene resonancias de procedencia rabe; en sus alrededores no faltan construcciones que as loatestiguan. Este barrio extramuros, situado al norte de la ciudad, estaba atravesado por un riachuelo que bajaba de lasHervencias y as, bien regado, mantuvo sus huertas frtiles, hasta que siglos despus, el prado pas a ser conocidocomo de Sancho.

Por esos mismos caminos de tapiales que ven en las fotos ms aejas, pas un buen da de 1533 Teresa, la hija delos Cepeda, para ingresar sin permiso de su padre, en el Convento de la Encarnacin. All, al fondo de este barrio,comenz la muchacha su andadura hacia el cielo y saldra de l slo para iniciar sus fundaciones. Por aquellos mismosdas, la ermita de Nuestra Seora de la Cabeza, era una de las parroquias de esta barriada. A esta pequea iglesia, cono-cida por entonces como de San Bartolom, acudan los que crean estar posedos por el demonio. Para su curacin, losenfermos del alma se flagelaban durante das, rezaban sin pausa noches enteras y hacan exorcismos como ltimorecurso para alcanzar la redencin; los del cuerpo deban tambin purgarse con otras drsticas penitencias.

En el siglo XIV, tuvieron aqu su cofrada los abogados, notarios, poetas, escribanos, procuradores y todas aquellasgentes de leyes y letras. En una lpida de la fachada sur de la ermita hay una inscripcin testimonial: Aqu yacen Diego

Barrio de Ajates.Tarjeta postal. h. 1940.

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Dvila, Ana Lpez, su mujer, abue-

los e Juan Dvila, notario. En elatrio de Nuestra Seora de laCabeza estuvo tambin el primercementerio municipal; levantado amediados del siglo pasado, aquelcamposanto debi tener ciertoencanto y buenas vistas, ya que al acuda Gustavo Adolfo Bcquer.En este rincn, durante su pocade juventud, busc el poeta sevi-llano inspiracin para sus primerospoemas, mientras su hermanoValeriano pintaba escenas cos-tumbristas de esta ciudad. Amediados del XX, este cementeriofue clausurado ante la imposibili-dad de enterrar a los muertos, un

lecho de piedra casi a ras delsuelo impeda excavar fosas pro-fundas, sacando los cadveres al

Cementerio de Nuestra Seora de la Cabeza.Foto:J. M. Oviedo. h. 1950.

Convento y fuente de la Encarnacin.Tarjeta postal. h. 1890. Unin Postal.

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descubierto cada vez que llova. El nuevo cemen-terio solucion el problema pero se mand derri-bar el antiguo. De haberse conservado aqueljardn, hubiese servido al menos para impedirrecientes edificaciones que ocultan la mejorpanormica de la muralla.

En el siglo XV, la calle Ajates se prolongaba alo largo de todo el barrio. En su extremo oeste,detrs del actual Mercado de Ganados, se levan-taba la ermita de San Lorenzo desaparecida en elSiglo XVII. Aquella iglesia era para los abulensesun lugar de peregrinacin, pero tuvo una oscurodestino; la fe, que debe servir siempre paramover montaas, sirvi entonces para levantarunos muros siniestros. En aquella alejada ermi-ta estuvo la estancia de las emparedadas. Lareclusin de estas pobres mujeres era de dosmaneras, una voluntaria y otra precisa. La volun-

taria era con el beneplcito de la iglesia y fin deservir a Dios; y la precisa naca de haber incurrido

en culpas graves y escandalosas, dignas de

semejante correccin. Ya ven cmo estabanentonces las cosas para las damas del lugar.Como ilustracin de la castidad que se las exiga,sirva otra crnica de la misma ermita, la de laSanta Barbada, cuya imagen se vener all antesde ser trasladada a San Segundo. Segn Cianca,all por el ao 300, vena hacia vila una seoraprocedente de Cardeosa. Al ver que un caballe-ro la persegua de forma sospechosa,

se entr en la iglesia de San Lorenzo, y allpuesta de rodillas suplic al Seor la diera

alguna fealdad en el rostro para librarse de

aquel peligro. El cual milagro estaba referido

en el retablo de la capilla que estaba arrimada

junto a la misma iglesia de San Lorenzo, donde

se dice que hay una pea de cuyas vetas est

formada una perfecta cruz donde dice la tradi-

cin que la Santa se arrodillaba y haca ora-

cin, llamndose pea de Santa Barbada, y es

venerada por toda la ciudad.El milagro, como pueden suponer, dej a la

mujer con unas pobladas y perennes barbas, ehizo que la Santa quedase recluida toda su vidaen aquel mismo lugar.

De estas y otras semblanzas, guardan testi-monio en la cofrada de San Lorenzo, que con-tina existiendo anexa a la de Nuestra Seora dela Cabeza, que celebra dos romeras. La primera,

Ermita de San Segundo.Tarjeta postal. h. 1930.

Ermita de San Martn.Foto: Mayoral. h. 1920. Tarjeta postal.

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a finales de agosto, conmemora elmartirio de San Lorenzo, sacrificadosobre una gran parrilla a fuegolento, para celebrar la fiesta seenciende una hoguera y al final, conlas brasas, se hace una parrilladaregada con buen vino para todoslos asistentes. En la de NuestraSeora de la Cabeza, a primeros deseptiembre, se hacen varias ofren-das a la Virgen y, llegado el domin-go, sacan la imagen en una de lasprocesiones ms antiguas de vila.Lo ms singular de esta ermita quese consagr en 1212, es que fueprobablemente antes mezquita,conserva algunos arcos y restosque as lo dejan suponer.

Unos pasos ms arriba estSan Martn, con su esplndida torremudjar. Alta torre para tan pequeaiglesia que sufri, a lo largo de suhistoria, numerosas transformacio-nes. Cuando fue parroquia, all porel siglo XII, tena por feligreses a unapoblacin de casi dos mil maestrosy oficiales de cantera, empleadosen la construccin de la muralla.Todava hoy hay algn taller de can-teros camino del cementerio, pero

fueron aquellos maestros, los quelevantaron en su barrio la msgenuina de las iglesias romnicasde vila: San Andrs, tallada en pie-dra calea de La Colilla, sus capite-les historiados son de cuento;posee adems una acstica exce-lente para los conciertos. Abierta alturismo ocasionalmente, continateniendo culto. Actualmente perte-nece a la parroquia de San Vicente.

Pocos turistas se ven recorrien-do estos barrios extramuros comoaconsejaba Cela en su guia. Ajatesno tiene grandes palacios o monu-mentos, pero conservaba hasta nohace mucho unas casas genuinas.Las casas antiguas, al igual quetodo monumento, necesitan que se

Barrio de Ajates.Tarjeta postal. h. 1930.

San Andrs.Tarjeta postal. h. 1930.

les restauren por fuera y por dentro. Sus ms viejos vecinos viven por estarazn, con no pocos problemas, algo que no tienen que soportar quienesconstruyen gasolineras con papeles gilmente conseguidos.

Cuidemos de las murallas y palacios, pero tambin de su entorno.Todos sabemos lo agradable que nos resulta recorrer calles antiguas. Losbarrios viejos de Toledo, de Crdoba o de otras ciudades histricas, sonms inditos para el viajero, que los archiconocidos alczares, acueductoso murallas que se ven nada ms bajar del autocar.

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Prado de Sancho.Tarjetal postal. h. 1940.

Huertas de Ajates.Tarjetal postal. h. 1890.

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San Francisco y su huerta.h. 1940.

La Encarnacin.Tarjeta Postal. h. 1910.

Vista Parcial.h. 1940.