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ALAN ROUQUI Extremo occidente: introduccin a Amrica Latina

ALAN ROUQUI Extremo occidente: introduccin a Amrica Latina8. Las ideologas: populismos, desarrollismo, castrismo

En Amrica Latina, ciertas estrategias, regmenes o sistemas polticos juntamente con sus garantes ideolgicos presentan un innegable carcter especfico. Este captulo est dedicado a estas manifestaciones polticas propias de las realidades histricas del continente, dejando de lado las ideologas universales aunque ocupan un lugar de primer orden.

Los populismos: despotismo ilustrado o socialdemocracia autoritaria?

Este concepto, por su frecuencia y su falta de precisin, parece referirse a un fenmeno original que no se puede aprehender mediante el vocabulario poltico europeo.En primer lugar, se trata de un trmino peyorativo. Qu evoca el trmino, si no a los caudillos urbanos adulados por las masas y acusados por sus adversarios de demagogos? Algunos nombres: Pern, Vargas, tambin Velasco Ibarra en el Ecuador. La mayora de las definiciones del populismo derivan de una concepcin moral, incluso moralizadora, consideran al fenmeno una aberracin digna de toda censura. Los regmenes populistas son, segn ellos, dictaduras demaggicas que se apoyan en las clases populares urbanas. Esos anlisis hacen hincapi en la dimensin carismtica del jefe y sobre todo la irracionalidad de las masas y su emotividad.

Un terico de la izquierda marxista chilena define el populismo como un virus patolgico del movimiento obrero (), la manifestacin del atraso ideolgico y poltico de las masas. El peronismo argentino, aparte de su identificacin coyuntural o fundamental con el nazi-fascismo ha sido objeto de dos interpretaciones con respecto a sus relaciones con la clase obrera. Segn la primera, la clase obrera argentina vendi su libertad por un plato de lentejas al dar su apoyo a la tirana. Los partidarios de la segunda interpretacin atribuyen el xito del peronismo a la existencia de una nueva clase obrera, nacida del xodo rural, carente de tradiciones sindicales o polticas y atrada por la poltica paternalista del coronel Pern.

Segn algunos autores, el populismo se confunde con la poltica de redistribucin de ingresos.

Para conocer un fenmeno en su coherencia es necesario aprehender su contexto histrico concreto y su ubicacin poltica.

La era de los populismos se sita histricamente dentro de lmites fciles de determinar: de 1930 hasta mediados del decenio de 1950. El populismo corresponde aparentemente a una coyuntura, la de las dcadas de 1930 y 1940, en la que se produce tanto la desorganizacin de las corrientes comerciales tradicionales como la crisis de los sistemas agroexportadores. A causa de estos dos fenmenos estrechamente ligados, resulta difcil en todas partes mantener el esquema de dominacin oligrquica vigente hasta entonces. En los pases mas desarrollados, el fortalecimiento del sector industrial y las modificaciones en los equilibrios sociales, en funcin del nuevo polo dinmico de la economa, crean una situacin de vaco poltico y de disponibilidad de las clases populares, nuevas o viejas, que escapan a los controles tradicionales.

Estos regmenes populistas aparecen como sistemas de transicin que buscan incorporar las clases populares al orden poltico y social existente por medio de una accin voluntaria del Estado. Se puede hacer hincapi en el aspecto de colaboracin de las clases de estas formulas polticas y en la subordinacin o la falta de autonoma de las organizaciones obreras; cabe destacar el papel de vacuna antirrevolucionaria que cumplen en esos regmenes las polticas sociales, la retrica popular y el reconocimiento de los sindicatos y las organizaciones campesinas bajo la gida del Estado. Pero lo ms notable, es su funcin contradictoria: convocan a la movilizacin de las clases peligrosas y al mismo tiempo tratan de perpetuar el modelo de dominacin.En realidad, los intereses de los grupos en cuestin no se ven afectados. Las muy escasas reformas estructurales nunca superan el estado embrionario. Desde luego, es necesario introducir algunos matices. El velasquismo no es lo mismo que el cardenismo.

La integracin/cooptacin de los trabajadores urbanos y los campesinos, no contra las oligarquas sino contra la autoorganizacin de las clases populares, constituye el meollo de la lgica populista. Esta lgica de ceder algo para no perderlo todo. En ese proyecto, la institucin clave no es el presidente ni el partido, si es que existe, sino el Estado. La ideologa comn a todas esas experiencias es el nacionalismo popular.

El Estado defiende a los trabajadores, se apoya en ellos, a la vez que los mantiene bajo libertad vigilada. El nacionalismo solidario contribuye a la integracin poltica de las capas subordinadas y las masas urbanas.Semejante sistema tiene sus lmites. Como rgimen transitorio, sucumbe a la modernizacin de las sociedades. La transformacin de una sociedad de masas en sociedad de clases suele ser fatal para sus mecanismos de control. El Estado populista contribuye paradjicamente a crear una conciencia colectiva entre los obreros urbanos. En su dinmica ambidextra, que oscila entre la movilizacin popular y la manipulacin de las masas, triunfa entonces la primera, y sus agentes tratan de romper el cascarn estatista que los envuelve.

El desarrollismo y la modernizacin capitalista sacralizadaEl trmino desarrollismo fue acuado por sus creadores y partidarios. Los principales ejecutores de las ideas desarrollistas fueron el presidente brasileo Juscelino Kubitschek (1956-1960) y su colega argentino Arturo Frondizi, que gobern de 1958 a 1962.Sacralizan de alguna manera el crecimiento industrial, al que identifican con el progreso o la civilizacin. La alianza de los productores con el pueblo de los populistas debe sentar las bases de una industrializacin a marcha forzada que resolver los problemas del pas. En aras de este gran salto industrial hacia adelante y los imperativos de la produccin se puede rechazar cualquier intento de reforma y criticar las polticas redistributivas.

El objetivo ltimo de esta desviacin empresarial del mito del desarrollo es la grandeza de la nacin por medio de la industria y la tcnica. Pero esta ideologa, nacionalista en cuanto a sus fines, no hace distincin de medios. No le preocupa el origen de los capitales invertidos, nacionales o extranjeros, lo mismo da.

Kubitschek pone en marcha una poltica de industrializacin activa que introduce al pas en la era de los bienes de consumo duraderos y de la produccin de bienes de equipo. Para la industria brasilea hay un antes y un despus de JK.

En la Argentina Frondizi no tuvo tanto xito. Llega al poder en 1958 gracias al apoyo electoral del peronismo proscrito, pero no logra conservar el apoyo, ni siquiera la neutralidad benvola de los sindicatos y las clases populares. stas se ven golpeadas duramente por un plan de estabilizacin elaborado segn las recomendaciones del FMI. Tambin se produce una apertura al capital extranjero y se crean industrias de bienes de consumo duraderos. Pero atrapado entre los militares y los sindicatos, es asfixiado por sus propias maniobras de supervivencia. Su ambicioso plan se reduce a una industrializacin desordenada, anrquica y espontnea, en la que las empresas extranjeras se establecen con fines ms especulativos que productivos, beneficindose con barreras aduaneras que protegen sus operaciones. Frondizi es derrocado en marzo de 1962 por un golpe de Estado militar.Esta estrategia conservadora de desarrollo, que recurre sobre todo a los capitales extranjeros, parece formar parte del esquema defensivo de las elites tradicionalistas ms esclarecidas para mantener su sistema de dominacin. Su xito se debe, sin duda, a este hecho.

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