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SOCIO VIVIENDA GUAYAQUIL

ENTREGA DE 128 DEPARTAMENTOS

Guayaquil, 24 de julio 2012

Dicen que esto es socialismo y sí, tienen toda la razón, esto es socialismo. Socialismo es justicia, compañeros, y no descansaremos hasta que haya verdadera justicia en este país. ¡Prohibido olvidar lo que era antes nuestro país! nos hablaban de competencia, de mercado, mientras todo era mercancía; la educación, la salud, la vivienda, la atención para nuestros discapacitados, hasta los más elementales derechos los convirtieron en

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mercancías, y nos hablaban de competencia, cuando los pobres no tenían ni siquiera educación; mientras unos estaban en el subterráneo y otros estaban en la terraza, nos decían “compitan”. ¡Basta de tanta falacia! ¿Quieren competir? ¡Perfecto! Pero primero tengamos igualdad de oportunidades, primero tengamos justicia y ese es el socialismo, compañeros.

Esta es la verdadera política, que fue tan satanizada. Una cosa es la politiquería, esos demagogos que buscaban el poder no para servir sino para servirse de ese poder; en época de elecciones iban a sus barrios de asentamientos informales a decirles que les iban a legalizar la tierra, les iban a dar vivienda, servicios, pero daban su voto y nunca más los volvían a ver; eso no es política compañeros, la verdadera política, como su nombre, su etimología lo indica, es buscar el bien público, es buscar el bien común, y tengan la seguridad que eso es lo que trata todos los días de hacer, con toda el alma, este compañero presidente y el Gobierno de la Revolución Ciudadana.

No nos engañemos, una persona no puede cambiar un país, sino que lo cambia todo un pueblo, millones de voluntades, millones de corazones, millones de manos, con decisión, que quieran ser dueños de su destino, que

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digan ¡basta! y que digan ¡presente!, con compromiso, y eso es lo que, desde el 2006, cuando vencimos en las elecciones, ha dicho el pueblo ecuatoriano en ocho elecciones sucesivas. Así que esto es por todos ustedes, compañeros, son ustedes los que están cambiando a la Patria.

Yo creo que los pobres siempre nos dieron lecciones de dignidad; lo que estamos es recuperando, como sociedad, nuestra dignidad al hacer esa justicia social que fue por tanto tiempo postergada en nuestro país.

Compañeras, compañeros:

Muchos de ustedes tal vez vienen de diferentes rincones de la Patria, algunos habrán nacido en esta querida ciudad, donde yo también nací; en esta Guayaquil que tenía todo para ser la ciudad más bella del mundo; teníamos un esplendoroso río, que en realidad es ría, porque cambia con las mareas del mar, por eso ustedes ven que algunas veces la corriente es para un lado y otras veces para el otro; teníamos Estero, un brazo de mar, que en la época de nuestros padres servía de playa porque el agua era tan cristalina que uno se podía bañar con toda confianza en esas aguas de mar, habían delfines muy cerca de Guayaquil, había arena; teníamos cerros, hermosísimos; teníamos islas, y gracias a Dios, como nunca se construyeron puentes se

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conservó la Isla Santay y ahora la vamos a hacer accesible, pero con todos los cuidados ambientales y ecológicos, no como en la época socialcristiana que querían hacer un Disneylandia en la Santay ¡imagínense que mentalidad!; teníamos todo para ser una ciudad extremadamente hermosa, y todo se destruyó por la politiquería, por el desorden, por la improvisación, por la indolencia, por el crecimiento caótico.

Aquí muchas veces se habla de estos barrios, como los barrios marginales, como que están al margen; probablemente están al margen pero no es que son la minoría, no es que son secundarios, sino que esto es la mayoría de Guayaquil; no son barrios marginales, son barrios marginados; marginados de supuestos “modelos exitosos” de desarrollo. Qué cruel eufemismo ¿verdad? ¿Exitosos para quiénes? Para los que nuestros recursos los invertían en sus barrios, para ganar plusvalía, para vivir bien ellos en sus barrios amurallados, con lagunas artificiales, y el resto viviendo, las grandes mayorías, sin los más elementales servicios; así es la mayoría de Guayaquil, nuestros barrios marginados. ¿Fruto de qué? De la incapacidad, de la deshonestidad, de la politiquería, del crimen organizado, porque el tráfico de tierras, compañeros, es crimen organizado, es un delito donde actúan mafias

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enteras, con capos de esa mafia, que son los traficantes de tierras, con sus matones que meten miedo a la gente, con sus cómplices politiqueros que les dan protección nivel político, a nivel de Sistema de Justicia; y esto nos ha destrozado como ciudad y como país, porque tal vez el problema más grave está en Guayaquil, pero el problema es en verdad de prácticamente todas las ciudades del Ecuador, por ahí se salvarán algunas ciudades pequeñas o intermedias de la Sierra, pero realmente la única planificación urbana que hubo en este país fue en el momento de la fundación española de nuestras ciudades, de ahí crecieron como sea, especialmente ciertas ciudades de la Costa; y algunas ciudades crecieron en un cruce de caminos, en un pozo petrolero y ¡cuánto nos ha costado esto en términos de pobreza, de mal vivir! Para las familias y como sociedad, porque reparar lo que empezó mal es mucho más costoso, mucho más duro, que comenzar bien desde el inicio.

Y aquí tienen un ejemplo de lo que es empezar bien desde un inicio, planificadamente, organizadamente, compañeros.

Miren estos maravillosos departamentos, que ahora están al alcance de los más pobres; comparemos, con todo respeto: vean esa

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loma, así ha crecido Guayaquil, y esa gente tal vez, esos queridos compañeros han de decir “es que somos pobres” ¿por ser pobres se pueden exponer ellos y sus familias a vivir en esas condiciones de riesgo? ¿Ustedes saben lo que puede pasar si viene una lluvia muy fuerte? ¿Ustedes saben lo que cuesta llevar agua potable a ese cerro? ¿Lo que más tarde costará dar servicios a esa gente? Además que tendrán que esperar décadas para ello, décadas de terribles condiciones de vida. Esto no puede continuar, compañeros, y esa es la decisión del Gobierno de la Revolución Ciudadana; hacer una verdadera Revolución Urbana y esto es la demostración de que junto a ustedes lo podemos hacer.

Nunca más ese crecimiento caótico de nuestras ciudades, peor en nombre de los pobres, cuando los pobres eran los más explotados, cuando les salía más caro, a esos mismos pobres, para vivir peor; porque en las invasiones no es que se vive gratis, tienen que comprarle el terreno al traficante, además de que es una venta ilegal, porque incluso si es propiedad de ese traficante el terreno, que lo compraba con chantajes, extorsiones, no lo puede utilizar para uso urbano si es que no tiene servicios adecuados, lotizaciones adecuadas, etcétera. Eran ventas ilegales y ustedes pagaban 60, 80 dólares durante

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varios años cada mes, por un terreno que era una verdadera estafa, los estaban estafando. Tenían que pagar agua de tanquero, mucho más cara que agua entubada; tenían que pagar luz que el traficante se robaba y se la vendía mucho más cara; tenían que pagar a los matones de esos traficantes para seguridad del barrio, tenían que pagar escuelas privadas, también del traficante, de pésima calidad esas escuelas, porque no se podían construir escuelas públicas en terrenos ilegales, en invasiones. No es verdad que por ser pobres tenían que vivir en invasiones, porque les costaba más caro.

Esto nos está demostrando, compañeros, que con el apoyo del Gobierno Nacional se puede vivir mucho mejor; y ustedes ahorran y la sociedad ahorra; estos programas son muy buenos en comparación a lo que había, la gente está muy contenta, aunque a mí sí me molesta, por ejemplo, que no hicieron los detalles, la constructora dejó el cascajo por allí arrumado, etcétera, ya le he pedido al Ministro de Vivienda que arregle esas cosas, porque debemos demostrar excelencia, me molesta que se dejen detalles a medio hacer, sin resolver; esto ya es bastante bueno, estos multifamiliares nos permiten dar mejores servicios con menos costos. Por supuesto, la gente tiene que aprender a vivir en

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comunidad, tiene que aprender a organizarse, y esto nos demuestra, compañeros que es posible ese Buen Vivir.

La gente que está viviendo en estos bloques, los ciento y pico de departamentos que estamos entregando en estos momentos, básicamente, es para otro hecho inédito en Guayaquil, inédito en el país, antes de nuestro Gobierno nunca se había podido hacer, porque lo que más nos ha costado construir no son estos bloques, sino que es la confianza, la confianza de la gente, que se había destrozado por los politiqueros, por los malos gobiernos, que en épocas de elecciones caminaban por estas calles polvorientas, estas calles enlodadas, ofreciendo el oro y el moro, pero salían electos y no se los volvía a ver; la gente era utilizada.

¿Cuándo, en Guayaquil, cuándo en el Ecuador, antes de nuestro Gobierno, se había logrado reubicar a centenas de familias? Nos costó mucho construir la confianza; la gente no creía, pero ahora ve la realidad, compañeros, y estos bloques están siendo habitados, básicamente, por la gente que estamos reubicando de las orillas del Estero Salado, para recuperar el Estero Salado para todos los guayaquileños y para todos los ecuatorianos.

¿Ustedes saben que el Estero Salado es el brazo de mar más importante de toda la costa

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pacífica de América del Sur? Pero también es el brazo de mar más contaminado, por la falta de planificación, por las invasiones que se pusieron a las orillas, porque la gente ¿saben lo que hacían? A los volqueteros, que llevaban basura, escombros de construcciones, se les pagaba cinco, diez dólares, para que en lugar de ir a botar a un botadero de basura esos escombros, lo fueran a botar a la orilla del Salado, para así hacer un rellenito y ahí se ponían las casas de caña. ¿Eso es verdad o no? ¿Y ustedes creen que esa es la forma de vivir? ¿Y ustedes creen que esa es la forma de crecer para una ciudad? Nunca más esas barbaridades, compañeros, que los han mantenido en la pobreza a ustedes, en la inseguridad a sus hijos, y también, como sociedad nos ha costado mucho, porque llevar servicios a esas zonas precarias es mucho más caro, se contamina el Estero, etcétera.

Pero ¡cuidado! no solo fueron las familias pobres, engañadas tal vez por traficantes, quienes tomaron las orillas del Estero, botaban sus desechos al Estero Salado, sino que industrias, todavía el día de hoy, botan sus aguas servidas, sus aguas industriales, al Estero Salado; eso no lo vamos a seguir permitiendo, vamos a rescatar ese Estero, y lo estamos haciendo como parte del Programa Guayaquil Ecológico, que tiene tres

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componentes: el Parque de Los Samanes, que está avanzando; la recuperación de la Isla Santay con pasos peatonales, ciclopaseo, etcétera; y la recuperación del Estero Salado, con oxigenadores que recuperen la pureza del agua, y reubicando a las familias que se habían localizado en las orillas del Estero, para resembrar allí manglar, hacer bonitos muelles, lugares de paseo, para beneficio, insisto, de todos los guayaquileños y de todos los ecuatorianos.

Son cerca de cinco mil las familias que vamos a reubicar. Cuando dijimos esto, muchos dijeron “no les creemos, están locos”, pero aquí están viendo la realidad, compañeros, y para el año 2014 tendremos a las cinco mil familias reubicadas. Las mismas familias no lo creían, pero ahora están en cola esperando su turno porque saben que van a mejorar sustancialmente su nivel de vida.

Pero por favor, compañeros y compañeras, con todo el respeto, con todo el cariño, con toda el alma, para las hermanas y hermanos que habitan en ese cerro, comparen, ése es el viejo Guayaquil, y este es el Nuevo Guayaquil. Ese es el viejo país y este es el Nuevo País. Esa es la Patria vieja y esta es la Patria Nueva. Eso, nunca más. Iremos a hablar con esos compañeros para reubicarlos, recuperaremos esa loma, la reforestaremos,

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para servicio de todo el barrio, para servicio de todo Guayaquil.

Nunca más la anarquía en el crecimiento urbano, que nos ha costado demasiado; los pobres han sido explotados por traficantes de tierras, no han vivido bien, ha habido muertes por derrumbes, caídas al Estero Salado en el caso de la gente que vivía en las orillas del Estero, en el caso de Quito a las quebradas, etcétera; se han perdido sitios que debían servir para toda la comunidad, como el Estero, como los cerros, etcétera. ¡Nunca más esto! Si no paramos esto, no alcanzaremos el Buen Vivir.

Necesitamos hacer una verdadera Revolución Urbana y la vamos a hacer.

Primero, cero tolerancia a las invasiones. Vengo de Ciudad Victoria y había unos veinte compañeros que decían “no más desalojos”. Con el dolor del alma, pero con firmeza, les digo que habrá tantos desalojos cuantas nuevas invasiones ocurran, compañeros; nunca más invasiones, esa no es la solución, eso nos ha mantenido en la miseria, le ha costado más a los pobres y le ha costado más al país.

Segundo, la alternativa, esta semana relanzaremos el Programa del Bono de Desarrollo, de manera verdaderamente

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revolucionaria, un impulso decisivo para en unos cuantos años superar el déficit de vivienda que tiene el Ecuador.

Y, tercero, una nueva Ley de Desarrollo Urbano, porque esto es sobre todo responsabilidad de los alcaldes, y no quiero politizar este acto, pero entendamos que si el alcalde no hace las cosas bien nos perjudicamos absolutamente todos, Gobierno Central, familias, etcétera; entonces debe haber una Ley de Desarrollo Urbano muy estricta, que les diga a los alcaldes qué es lo que tienen que hacer; y una Superintendencia de Desarrollo Urbano que vigile que lo estén haciendo; si no, ahí están las consecuencias: el mal crecimiento de nuestras ciudades que nos ha costado miles de millones en recursos, y no para vivir mejor, sino para reparar el daño que se ha hecho.

Queridas compañeras y compañeros, queridos niños:

El 24 de junio es el natalicio del Libertador y qué mejor ofrenda al Libertador que estas nuevas casas para los más pobres de Guayaquil, qué mejor ofrenda al Libertador que seguir trabajando, no solo por la Patria chica, sino por la Patria Grande, justa, digna, soberana, sin opulencia, pero sin miseria.

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Podemos alcanzar el Buen Vivir, juntos lo lograremos, compatriotas.

¡Que viva Guayaquil!

¡Hasta la victoria siempre!

Rafael Correa Delgado

Presidente Constitucional de la República del Ecuador