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Patrimonio Industrial y Paisaje. Actas del V Congreso TICCIH España. Gijón, 2010. Págs 431-438 431 LA CONSTRUCCIÓN DEL PAISAJE INDUSTRIAL HISTÓRICO DE TORRELAVEGA. ENTRERRÍOS: PAISAJE URBANO Y PATRIMONIO INDUSTRIAL. JOSÉ MIGUEL REMOLINA SEIVANE Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria Resumen: La industrialización de Torrelavega está ligada a la presencia de los ríos Besaya y Saja. Aguas arriba del primero, se tienen noticias de antiguas ferrerías medievales. La Instalación de una gran fábrica de hilados de algodón, a finales del siglo XVIII a cargo del Duque del Infantado, en la zona de Entrerríos o los numerosos establecimientos industriales, molinos e Hornedo y Campuzano, fábrica láctea, línea férrea, harineras, antigua azucarera, factoría de hielo, etc., reflejan esta rica tradición industrial. Un itinerario histórico que se pretende recuperar mediante la utilización de cartografía histórica, como herramienta principal para documentar este legado material. La existencia de una buena colección de fotografías antiguas proporciona información del desarrollo y transformación del paisaje urbano. Es el caso de la denominada Mies del Valle, convertida en la zona de mayor densidad industrial de Cantabria; o el desarrollo urbanístico de la ciudad de Torrelavega. Palabras clave: Instalaciones industriales. Cartografía histórica. Colección de fotografías. Paisaje urbano INTRODUCCIÓN El espacio urbano de Torrelavega es una de las áreas más caracterizadas por la presencia de actividad industrial histórica de toda Cantabria. Sus magníficas condiciones geográficas, indiscutible condición de nudo de comunicaciones, cercanía a los recursos naturales, abundancia de cursos fluviales, provocaron su temprano desarrollo industrial. Si toda la vega fue el teatro de las más diversas actividades, el área denominada Mies del Valle o de la Vega, más expresivamente a veces denominado Entrerríos, ha sido la que ha visto sucederse desde finales del siglo XVIII un abanico más amplio de implantaciones industriales, produciendo un complejo proceso de construcción territorial, un palimpsesto de actividades industriales singularísimo. Esta intervención es un primer acercamiento a estas actividades y, fundamentalmente, a los restos que de ellas permanecen, a través del recorrido por la historia de las múltiples actividades industriales instaladas en esta zona: molinos, fábricas lácteas, instalaciones ferroviarias, etc., estudiando las huellas aún presentes sobre este territorio estratégico, en que conviven restos industriales de distintas épocas y analizando los procesos de crecimiento urbano a menudo ligados a construcción de vivienda obrera en una convivencia característica que se ha visto recientemente complementada por las grandes infraestructuras, densificando esta área, convertido en uno de los más estratégicos nodos territoriales de la región de Cantabria. Si el desarrollo urbano de la ciudad de Torrelavega se realizó inicialmente a espaldas de sus ríos, el inicio del siglo XXI ha recolocado estos espacios industriales en una destacada situación de centralidad, ofreciendo una interesante posibilidad de caracterización a partir de la valorización de las huellas industriales históricas. El planteamiento metodológico de este acercamiento parte de la consideración de la importancia del lugar y su carácter, y de la necesidad imprescindible de identificar la localización física de aquellos elementos que la documentación histórica nos presenta. Para ello la interpretación de la cartografía histórica y la fotografía antigua se convierte en herramienta fundamental, documentando la existencia de distintas iniciativas. Se realiza una tarea de identificación de cuantos restos de las

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LA CONSTRUCCIÓN DEL PAISAJE INDUSTRIAL HISTÓRICO DE TORRELAVEGA. ENTRERRÍOS: PAISAJE URBANO Y PATRIMONIO INDUSTRIAL.

JOSÉ MIGUEL REMOLINA SEIVANE Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria

Resumen:

La industrialización de Torrelavega está ligada a la presencia de los ríos Besaya y Saja. Aguas arriba del primero, se tienen noticias de antiguas ferrerías medievales. La Instalación de una gran fábrica de hilados de algodón, a finales del siglo XVIII a cargo del Duque del Infantado, en la zona de Entrerríos o los numerosos establecimientos industriales, molinos e Hornedo y Campuzano, fábrica láctea, línea férrea, harineras, antigua azucarera, factoría de hielo, etc., reflejan esta rica tradición industrial. Un itinerario histórico que se pretende recuperar mediante la utilización de cartografía histórica, como herramienta principal para documentar este legado material. La existencia de una buena colección de fotografías antiguas proporciona información del desarrollo y transformación del paisaje urbano. Es el caso de la denominada Mies del Valle, convertida en la zona de mayor densidad industrial de Cantabria; o el desarrollo urbanístico de la ciudad de Torrelavega.

Palabras clave:

Instalaciones industriales. Cartografía histórica. Colección de fotografías. Paisaje urbano

INTRODUCCIÓN

El espacio urbano de Torrelavega es una de las áreas más caracterizadas por la presencia de actividad industrial histórica de toda Cantabria. Sus magníficas condiciones geográficas, indiscutible condición de nudo de comunicaciones, cercanía a los recursos naturales, abundancia de cursos fluviales, provocaron su temprano desarrollo industrial. Si toda la vega fue el teatro de las más diversas actividades, el área denominada Mies del Valle o de la Vega, más expresivamente a veces denominado Entrerríos, ha sido la que ha visto sucederse desde finales del siglo XVIII un abanico más amplio de implantaciones industriales, produciendo un complejo proceso de construcción territorial, un palimpsesto de actividades industriales singularísimo. Esta intervención es un primer acercamiento a estas actividades y, fundamentalmente, a los restos que de ellas permanecen, a través del recorrido por la historia de las múltiples actividades industriales instaladas en esta zona: molinos, fábricas lácteas, instalaciones ferroviarias, etc., estudiando las huellas aún presentes sobre este territorio

estratégico, en que conviven restos industriales de distintas épocas y analizando los procesos de crecimiento urbano a menudo ligados a construcción de vivienda obrera en una convivencia característica que se ha visto recientemente complementada por las grandes infraestructuras, densificando esta área, convertido en uno de los más estratégicos nodos territoriales de la región de Cantabria. Si el desarrollo urbano de la ciudad de Torrelavega se realizó inicialmente a espaldas de sus ríos, el inicio del siglo XXI ha recolocado estos espacios industriales en una destacada situación de centralidad, ofreciendo una interesante posibilidad de caracterización a partir de la valorización de las huellas industriales históricas. El planteamiento metodológico de este acercamiento parte de la consideración de la importancia del lugar y su carácter, y de la necesidad imprescindible de identificar la localización física de aquellos elementos que la documentación histórica nos presenta. Para ello la interpretación de la cartografía histórica y la fotografía antigua se convierte en herramienta fundamental,

documentando la existencia de distintas iniciativas. Se realiza una tarea de identificación de cuantos restos de las

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antiguas actividades industriales permanecen hoy en el territorio, planteando la posibilidad de su recuperación como testimonio de arqueología industrial1. LA VÍAS DE COMUNICACIÓN: EL VALOR ESTRATÉGICO DE LA VEGA Recibe el nombre de La Vega el valle formado junto a la de unión de dos importantes ríos, el Besaya y el Saja, que unidos desde aquí forman la Ría de Requejada para desembocar enseguida en el Cantábrico. El tramo final común de ambos ríos ha recibido distintas denominaciones, pero la más común es asignarle el nombre unido de ambas corrientes y así es hoy mayoritariamente conocido como Saja-Besaya. El Besaya nace en la cordillera cantábrica y se dirige hacia el norte, constituyendo la vía histórica principal de comunicación de la costa cántabra con la meseta. El Saja, que comenzó con un recorrido Sur-Norte, adquirió en el Valle de Cabezón el curso O-E, permitiendo convertirse en eje estructurador de las comunicaciones regionales occidentales paralelas a la costa. El eje del Besaya es el principal corredor de intercambio comercial con Castilla, y en él se han formado numerosas iniciativas industriales, ligadas al Camino de las Harinas. La ciudad de Torrelavega se ha desarrollado fundamentalmente en los siglos XIX y XX a partir de un mínimo núcleo medieval, la Torre que da nombre a la ciudad, creciendo apoyado en caminos de larga distancia, extendiéndose por una amplia vega. Debió existir una antigua calzada romana que discurría por las laderas, dejando testimonios toponímicos y documentales en la Edad Media. A partir del siglo XIV la creación del solar y torre del linaje de La Vega en un lugar céntrico del valle supondrá el primer paso de sustitución de los recorridos perimetrales al valle por una nueva organización viaria, cuyo punto fundamental es precisamente la torre, todo ello posibilitado por la existencia de un sobre el Besaya en Santiago de Cartes. La apertura del Camino de Castilla que une los puertos del Cantábrico con el interior de Castilla es una de las más importantes operaciones de estructuración territorial del siglo XVIII2. Tras la primera consideración de una doble posibilidad, que contemplaba también una alternativa por Burgos a través del puerto de los Tornos, desembocando en el puerto de Laredo, se adopta definitivamente en 1748 un trazado por el puerto del Escudo y Reinosa, siguiendo el valle del Besaya y llegando hasta el puerto de Santander. La dificultad de algunos tramos obligó a la construcción de grandes infraestructuras, como las proyectadas en las Hoces de Pesquera, y puentes de extraordinaria importancia como el nuevo de cinco ojos de Santiago de Cartes. A mediados del siglo XIX con la construcción de una moderna red de carreteras se reafirma el carácter de Torrelavega como estratégico punto de cruce de las vías de

comunicación regional. El recorrido Norte Sur conduce desde Santander por Barreda a Campuzano y el puente de Santiago de Cartes, para enfilar enseguida las hoces del valle del Besaya; el trazado hacia el oeste cruza el puente de Torres, y desde aquí por Puente San Miguel hacia Santillana y Asturias. El encuentro de las vías se produce en Cuatro Caminos, en el antiguo paraje de Quebrantada. En este punto estratégico, el caudal de los ríos Saja y Besaya obligó históricamente a grandes esfuerzos para la construcción de estructuras estables de paso, que sustituyeran las peligrosas y molestas barcas. Los primeros puentes eran estructuras de madera, que desaparecían regularmente bajo las grandes riadas, y sólo a partir del siglo XVIII tenemos noticia cierta de la construcción de puentes en obra de piedra. Estructuras fundamentales en la zona fueron los puentes de Santiago de Cartes, medieval el más antiguo, del siglo XVIII el situado aguas arriba, y el puente de Torres, punto fundamental en las comunicaciones tras la apertura de la carretera hacia Asturias en torno a 1840. El trazado de las líneas ferroviarias es obra de la segunda mitad del siglo XIX, y reforzó el papel de Torrelavega como encrucijada regional. La línea Santander Alar del Rey se establece en 1856-64, alcanzando La Vega en el extremo sur del valle, junto a Viérnoles. La estación se estableció en Sierrapando, demasiado alejada del núcleo central de Torrelavega, para actuar como foso decisivo de crecimiento urbano, de tal modo que la carretera de acceso apenas produce una urbanización muy dispersa, sin carácter definido. En 1895 se inauguró la línea ferroviaria de la costa Santander – Torrelavega - Cabezón de la Sal, que en 1905 se amplía con la apertura del tramo Cabezón de la Sal - Llanes, que permite la conexión por ferrocarril entre Santander y Oviedo3. Este tramo, tuvo mucha mayor influencia en el desarrollo urbano, pues la línea se trazó por el vacío existente entre el río Saja-Besaya y la zona central del incipiente núcleo urbano; la estación del ferrocarril se situó extraordinariamente cerca del corazón de la ciudad, creando un doble efecto: actuando como foco de atracción por un lado, provocando la apertura de la calle Ruiz Tagle y la Avenida del Cantábrico, hoy Menéndez Pelayo, pero también creando una importante barrera de separación con los espacios posteriores, que verán así reforzada su vocación industrial, ya antigua. El ferrocarril minero de la Real Compañía Asturiana de Minas se crea en 1892. A partir de un primer trazado experimenta sucesivas ampliaciones, hasta producir una compleja red de recorridos, que llegó hasta las décadas centrales del siglo XX.Una línea de conexión auxiliar permitía comunicar los dos trazados ferroviarios; es la denominada “vía del Grillo”, que al atravesar el casco urbano condicionó su crecimiento. La autopista del Cantábrico construida en los últimos años del siglo XX, aprovecha el mismo cauce fluvial para su

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trazado, produciendo una importante transformación en la percepción del paisaje, convirtiendo aquellos espacios de borde fluvial, ocupados por instalaciones fabriles, en imagen de la ciudad de Torrelavega, convirtiendo las traseras urbanas industriales en fachada de la ciudad a ojos del viajero. LAS ACTIVIDADES PREINDUSTRIALES: LA FERRERÍA DE LA RUCHA Las primeras actividades preindustriales aparecen ligadas a los aprovechamientos hidráulicos tradicionales: poseemos noticias ciertas de la existencia de varios molinos en Riocorvo, Cartes, La Barquera y Campuzano. En la margen derecha del río Besaya a su paso por Viérnoles se situó la importante Ferrería de la Rucha, de la que tenemos noticia desde el siglo XV. Fue un complejo de gran trascendencia en toda la comarca, experimentando una ampliación en torno a 1766 tras la apertura del camino de las harinas. El mineral, extraído de las cercanas minas de Mercadal o exportado de Peña Cabarga y Somorrostro a través del puerto de Requejada, se manufacturaba aquí, exportándose el producto hacia Castilla. El conjunto estuvo en uso hasta bien entrado el siglo XIX . Junto al río se conservan estructuras de las antiguas instalaciones, dignas de recuperación y puesta en valor4. LA IMPORTANTE ACTIVIDAD MINERA Inmediata a nuestra zona de estudio se sitúa la gran área minera de Reocín. El acercamiento a la importancia y complejidad del entramado minero e industrial no tiene cabida en este artículo, sino como mera presentación de la influencia sobre el área industrial de la margen derecha del Besaya. Aunque existen precedentes de época romana de explotación de las cercanas áreas mineras de Mercadal, la explotación de las minas de Reocín comienza a finales del siglo XIX, con la llegada de la Real Compañía Asturiana de Minas. Durante un siglo la explotación minera producirá importantísimos

cambios en el paisaje de la zona, determinando definitivamente la percepción actual de toda el área comarcal. La historia de la explotación minera se puede estructurar en tres grandes fases. En una primera época la explotación se realiza mediante pequeños tajos a cielo abierto en las cercanías del núcleo de Reocín. A partir de 1927 se abre el Pozo Santa Amelia, realizándose una explotación subterránea, ampliándose el conjunto fabril con instalaciones cada vez más complejas. La tercera época se inicia en torno a 1980 con el comienzo de la explotación masiva a cielo abierto tras la apertura del denominado “Zanjón de Reocín” profundizado paulatinamente. El arroyo de la Barquera fue elemento fundamental de desagüe del sistema de balsas de decantación que en distintas épocas compusieron la estructura de la explotación. LAS MIESES DE LA VEGA La documentación histórica más antigua referida a nuestro área de estudio diferencia en sus descripciones dos unidades en lo que hoy es ubicación de la ciudad de Torrelavega, “el corral de la vega” por una parte refiriéndose al solar de la Torre, con sus construcciones asociadas, “las mieses” por otra. Las Mieses de la Vega, aparecen tradicionalmente divididas en Mies de Arriba y Mies de Abajo, interpretadas según el sentido de la corriente fluvial, y diferenciadas por sus características físicas; fueron grandes espacios llanos existentes al norte y al oeste del lugar en que se situó la primitiva casa solar de la Vega, ocupando un amplio espacio hasta el cauce del río Besaya. El posterior crecimiento de la villa, fue provocando la ocupación y compartimentación de la primitiva mies: la apertura a mediados del siglo XIX de la carretera de Torres, desde el lugar de Quebrantada, hoy Cuatro Caminos, hacia el puente, provocó la división del espacio de la Mies de Abajo, proceso acelerado pocos años

El territorio estudiado visto desde el norte. El río Besaya y el Saja, éste apenas perceptible a la derecha en la imagen, se unen en el paraje de Entrerríos. La imagen muestra la complejidad de la ocupación industrial del territorio: en primer plano la factoría SNIACE, enfrente, reconocible por su chimenea la antigua Lechera Montañesa. (Archivo FOAT, Vuelo de 2001)

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después por el trazado paralelo de la línea de ferrocarril hacia Cabezón de la Sal. Ocupando esta área la ciudad creció hacia el oeste apoyado en esta carretera, convertida desde inicios del siglo XX en paseo urbano, con pretensiones de boulevard y abundante arbolado. Simultáneamente las sucesivas ocupaciones del borde fluvial alteraron definitivamente el carácter de la mies de Abajo, que sin embargo aún hoy sigue conservando vigente el topónimo, aplicado a un área muy restringida. La mies de Arriba era la situada hacia el suroeste por Campuzano, lindante con el río Besaya; mantuvo su cualidad de espacio libre con dedicación agropecuaria hasta la década de 1950, cuando comenzó la construcción del Barrio Covadonga, barriada de vivienda popular producto de sucesivas actuaciones de construcción de grupos de viviendas, sin una idea rectora unitaria. En 1875 se lleva a cabo la construcción del denominado Malecón, un muro de contención trazado en paralelo al río que quiere dar respuesta a las frecuentes crecidas del río Besaya que provocaban la inundación de las mieses. Ello comenzó a ser un serio problema a mitad del siglo XIX, dado el gran número de establecimientos industriales situados en el área. Un documento gráfico de la época es valioso testimonio del proyecto, y nos transmite la existencia del denominado Torrente, un cauce amplio a partir del cual en época de crecidas se producía la inundación de la Mies. Cuando en 1922 se lleve a cabo la construcción de un ambicioso proyecto de Campos Atléticos para la Sociedad Gimnástica, se aprovechará la existencia del terraplén para situar la tribuna. La infraestructura pasará a dar nombre a todo el conjunto, devenido espacio simbólico de identificación social5. EL ÁREA DE ENTRERRíOS En documentos antiguos se denomina Entrerríos al sector situado junto a la unión de los cauces del Saja y el Besaya. Es este un lugar fundamental en la geografía de Cantabria, punto nodal de unión de dos de las más grandes unidades de valle de la región con red principal de recorridos de las principales vías de comunicación. En este lugar se han venido planteando desde mediados del siglo XVIII hasta la actualidad sucesivas actuaciones de explotación hidráulica e industrial, de tal modo que lo convierten en el área de más rica memoria industrial de la región. La complejidad de superposiciones y reaprovechamientos nos permite hablar de un auténtico palimpsesto de construcciones industriales, único en Cantabria. Sin duda ello se debe a dos factores: su localización estratégica, en el punto de encuentro de dos ríos, que asegura el suministro hidráulico imprescindible para la actividad industrial, y su ubicación junto a las vías de comunicación. Previamente al inicio de la ocupación industrial, ésta es un área inundable recorrida por arroyos y torrentes. Hasta la década de 1940 el lagunajo de La Pozona, situado

inmediatamente al norte de la vía del ferrocarril ocupando un espacio levemente deprimido respecto al nivel general, fue testimonio de esta antigua área de inundación. Desde las primeras instalaciones de molinos, de los que tenemos noticia cierta desde el siglo XVII, se comenzó un complejo proceso de reescritura territorial mediante la apertura de calces de circulación hidráulica. Conocemos la existencia cierta de al menos dos molinos en esa época, que reciben varias denominaciones Molino de Arriba, de Abajo, de Hornedo, de Campuzano, de Paraya, sin que sepamos si identifican sólo dos ingenios o incluyen más elementos. LA FÁBRICA DE HILADOS DEL DUQUE DEL INFANTADO En este lugar se instaló definitivamente en 1793 la Fábrica de Hilados del Duque del Infantado, aprovechando la existencia de los molinos concejiles, en unos terrenos mancomunados entre Campuzano y Torrelavega. Era un conjunto muy ambicioso que pretendía competir con la producción textil inglesa; la descripción de Jovellanos, tras su visita en 17976, es buena muestra de las esperanzas depositadas en la iniciativa. Para la instalación de la fábrica se barajaron otras ubicaciones cercanas: conocemos un plano que propone la instalación en Viérnoles, inmediata a la ubicación de la antigua Ferrería de la Rucha7. La instalación de la Gran Fábrica del duque del Infantado obligó al trazado de un gran canal rectilíneo, con otro trazado en paralelo, reedificándose el viejo Molino de Arriba. El cuerpo principal, colocado sobre el caz, fue realizado según proyecto de Fernando de la Riva, conservado en el Archivo Histórico Nacional; poseía tres plantas y un cuidado diseño de sus fachadas8. Otras naves albergaban diversos usos ligados a la explotación. La instalación fue destruida durante la Guerra de la Independencia frustrando un proyecto que podría haber sido decisivo para el futuro industrial de la región9. La gran alteración experimentada posteriormente por la zona dificulta la identificación exacta de la ubicación que poseyeron la fábrica y el resto de edificaciones del complejo. La cartografía más antigua es ambigua, representando con muy poca fidelidad topográfica el lugar10. Francisco Coello sitúa el complejo en su mapa de la provincia de Santander, pero la pequeña escala impide apreciar todo detalle. Tal vez exista un dibujo de Coello en detalle del área, un esquema local preparatorio que posteriormente no se incluyó en los márgenes del mapa; de existir este dibujo sería herramienta fundamental para conocer la estructura del conjunto. Por otra parte no sabemos hasta qué punto la instalación construida lo fue según el proyecto que conservamos de Fernando de la Riva, pues es difícil comparar el trazado rectilíneo del canal propuesto con la realidad que existía a inicios del siglo XX, la más antigua que conocemos a través de la cartografía de la época.

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En principio, del análisis de la cartografía histórica y de una lógica del funcionamiento de los mecanismos hidráulicos se puede proponer la coincidencia del denominado Molino de Arriba, reconstruido con ocasión de la edificación de la fábrica, con el conjunto edificado aún hoy existente, situado junto al río y el puente de Torres, identificado en la cartografía de los años 30 como Fábrica de Hielo. A partir de esta identificación existe una doble posibilidad, que el sistema de cauces existente en 1800 hubiera sido radicalmente alterado con motivo de la edificación de la Harinera y la Azucarera , produciéndose el trazado en ángulo de 90 grados que se identifica en el plano de 1931, o que el trazado rectilíneo propuesto en el plano de Fernando de la Riva fuera una simplificación, siendo en la realidad construido un sistema de cauces mucho más complejo, y que sería en lo esencial el que llegó al primer tercio del siglo XX y aparece representado en la cartografía de los años 30 conservado en el Archivo Municipal de Torrelavega. Admitiendo esta hipótesis como la más razonable parece probable que los últimos restos de lo que fue la fábrica principal desparecerían con el trazado de la línea ferroviaria Torrelavega Cabezón de la Sal en torno a 1880. Es posible igualmente que la fábrica se hubiera situado más retrasada, coincidente con el lugar que luego ocuparía la Harinera Montañesa. Tal vez una prospección del subsuelo pudiera identificar la existencia de restos construidos subterráneos. La presa de Torres, que existió hasta el último cuarto del siglo XX, y que conocemos bien por fotografías y cartografía antigua, debe datar de aquellas primeras instalaciones. Se situaba sobre le Besaya, dando nacimiento al cauce principal de todo el conjunto. Poseía una interesante estructura en sillería, con triple arco rebajado y contrafuertes cuadrangulares, construido al modo propuesto por el ingeniero Villarreal de Bérriz, según el que se construyeron varias instalaciones en el País Vasco. En Cantabria se ha señalado la existencia de otro interesante ejemplo de este tipo en el río Miera11, en el barrio de El Calgar de Liérganes, que se ha datado en 1798. Es muy posible por tanto que ambas construcciones sean contemporáneas12.

EL PALIMPSESTO INDUSTRIAL Sobre los restos de lo que fue el gran complejo industrial fueron surgiendo ya en el siglo XIX distintas iniciativas que vamos a recorrer a partir de un criterio cronológico. En 1821 y 1841 se intentó aprovechar las instalaciones para nuevas empresas industriales, sin éxito. En torno a 1860 Pascual Madoz describe con amargura el estado de abandono del complejo: “un establecimiento, que pudiendo ser un monumento de orgullo nacional, representa sólo un testimonio irrefagable y vergonzoso de nuestro abandono e ignorancia...”13 Al norte del viejo canal se crea nada más comenzar el siglo XX La Azucarera Montañesa. La iniciativa parte en el año 1898 de un significado representante de los negocios del muelle y harinero destacado, José Mª González Trevilla, bajo el amparo del Banco de Santander, intentando reaccionar al desastre colonial a partir del aprovechamiento de la pulpa de remolacha14. La empresa se situó al norte del área, en paralelo al río, tal vez aprovechando algún tipo de instalación relacionada con la fábrica del Duque del Infantado. En 1914 la empresa fracasa, debiéndose esperar a los años 20 para que otra actividad, la de una fábrica láctea, reaprovechara sus instalaciones. La instalación de la Harinera de Torres debió aprovechar la existencia del antiguo Molino de Abajo, cuyo uso fue cedido en 1830 a empresarios privados para orientarlo como una fábrica harinera. El plano de 1931 nos permite identificar las características formales del conjunto, con un cuerpo principal sobre el cauce y otro trasero muy alargado. Los restos de la harinera se conservaron hasta los años 40, apareciendo recogidos en varios planos de la época. La empresa La Lechera Montañesa SA nace en 1926, orientada al abastecimiento de leche a Madrid y al resto de España. Se aprovechan las viejas instalaciones de la azucarera, convenientemente adaptadas, Torrelavega, por sus comunicaciones y por encontrarse en un área óptima para la recogida de leche se convierte en centro estratégico

El lugar y las huellas del proceso de construcción del territorio. Interpretación reconstructiva del autor sobre cartografía actual

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de la producción y el transporte de leche en Cantabria. Cuatro años más tarde se constituirá la fábrica de Renedo de Piélagos de la SAM (Sindicato Agrícola Montañés).15 La fábrica aprovecha parte de las edificaciones de la antigua azucarera: se conserva la gran nave este, pero desaparece el cuerpo trasero oeste y el que era gran volumen destacado de la torre. Una serie de importantes industrias mecánicas y de transformación fueron haciendo su aparición en el tramo más oriental del Paseo Mies de la Vega, luego denominado Julio Hauzeur; una indudable vocación industrial del lugar provoca el continuo reaprovechamiento de instalaciones, refundadas sobre las mismas edificaciones. La tenería Francesa de A. Echart se situaba al inicio del paseo, siendo fundada en 1870. Industrias Lácteas SA fue una pequeña empresa fundada en 1916 a partir de capital indiano16, que aparece puntualmente señalada en el plano de 1927; la actividad desapareció poco después, instalándose en sus mismas naves la empresa Auto Gomas, dedicada a fabricación de caucho en 193317. La empresa La Continental se crea en Torrelavega en 1935, aprovechando las instalaciones de Auto Gomas. La compañía se fundó a partir de capital alemán, con avanzada tecnología para la fabricación de derivados del caucho, especialmente neumáticos para vehículos. Tras la guerra mundial, es adquirida por capital español y americano derivando en la General Fábrica Española de Caucho, SA, convirtiéndose en empresa puntera que llegó a poseer 1.600 trabajadores. En 1975 las instalaciones pasan a depender de Firestone y la producción se centra en la cercana fábrica de Puente San Miguel. En la década de los ochenta se desmantelan las viejas instalaciones industriales, creándose en su solar un centro comercial18. Si en los primeros tiempos se aprovechó la antigua instalación de Auto Gomas, con un pabellón compuesto por tres naves perpendiculares a la avenida, en los años 40 se plantea la construcción de nuevas instalaciones con dos cuerpos de 4 alturas paralelos a la calle y una zona central de naves bajas. Talleres Obregón SA se fundó en 1916 en el Paseo del Niño, trasladada de Ganzo donde se había fundado 6 años antes19. Si hasta ahora las fábricas se habían apoyado en el

Paseo Hauzeur, esta es la primera que se sitúa retirada hacia el río, iniciando la que luego será nueva zona de concentración industrial. En 1948 experimentó ampliación con un nuevo edificio situado al otro lado del paseo. La fábrica desapareció en los años 80. LA VOCACION URBANA DEL ÁREA. La inmediata cercanía al corazón comercial de la ciudad de Torrelavega condiciona igualmente el carácter del área de Mies de Vega- Entrerríos, produciendo un continuado diálogo entre actividad industrial y desarrollo residencial urbano. El paseo originalmente denominado de la Mies de la Vega y desde principios del siglo XX Paseo de Julio Hauzeur, es el gran elemento estructurador de todo el área; su diseño es obra de los primeros años del siglo XX, produciéndose la regularización y ampliación del tramo de la carretera nacional San Sebastián a Oviedo. Siempre poseyó un carácter mixto, en el tramo más cercano al cruce de Cuatro Caminos se instalaron diversas actividades industriales, más hacia el oeste aparecía como un paseo arbolado, donde más tarde se construirán chalets familiares de cuidado diseño. El trazado del Ferrocarril de la Costa hacia Asturias, y la denominada línea del Grillo, que uniendo la vía del ferrocarril del Norte, con la del ferrocarril de Asturias atravesaba toda la zona oeste de la ciudad, influyeron el desarrollo del crecimiento urbano en la ciudad. La ubicación de la Estación se hizo próxima a la Plaza Mayor, provocando un desplazamiento hacia el oeste de la actividad comercial, mediante la creación de una nueva calle y un amplio paseo - plaza frente a la estación. El trazado de la línea paralela al río produjo una separación, con la amplia área más cercana al río, que sólo se pudo superar en dos puntos de paso a nivel, el que se denominó Paseo del Niño, al inicio del Paseo Hauzeur, y el de la calle Garnica, mucho más al oeste. Los dos viales estructuran aún hoy la amplia área denominada de La Lechera. Hacia el oeste se creó un pequeño apeadero denominado Estación de Torres. En sus cercanías nacía un ramal específico que daba servicio a la lechera Montañesa.

La imagen de 1969 muestra las distintas operaciones de construcción

de vivienda obrera llevado a cabo por SNIACE en el área de la

Lechera: (1) Chalés de los ingenieros Tipo A (2). Chalés de los ingenieros

técnicos y superiores Tipo B. (3) Casas tortuga. (4) Casa rosada, aún no se ha edificado la casa amarilla, (5) Bloque de empleados. (6) Plaza.

(7) Escuela. (Archivo FOAT. Vuelo de 1969)

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LA VIVIENDA OBRERA EN EL ÁREA DE LA LECHERA. A partir de la fundación en 1941 de la empresa SNIACE se producen en la que ya es denominada área de la Lechera una serie de operaciones de construcción de viviendas, que alteran definitivamente el hasta ahora carácter predominante industrial de la zona. Edificadas sobre lo que fueron terrenos de la antigua fábrica de harinas, incluyen varias operaciones, construidas entre 1943 y 1962. Las distintas operaciones suponen un amplio abanico de tipologías de vivienda obrera, del más alto interés. A falta de un estudio específico, para el que aquí no hay lugar, cabe señalar las siguientes operaciones, ordenadas de acuerdo con su cronología de construcción: . Conjunto de 29 chalés de los ingenieros. Los cuatro chalés de tipo A, situados hacia el Este se adjudican a los ingenieros peritos. Los 19 chalés de tipo B están destinados a ingenieros técnicos y superiores, siendo algo menor su superficie. Se edifican en torno a 1943 en estilo montañés, y aparecen colocados al tresbolillo, para asegurar su correcto soleamiento.

. Las denominadas Casas Tortuga, suponen una novedad tipológica por su organización; son doce viviendas pareadas de una sola planta, todas con jardín trasero, organizadas según rígidos ejes de simetría, que provocan alteraciones en la orientación de las plantas. Se sitúan en el extremo este, algo alejadas al otro lado del Paseo del Niño. Son iniciativa de SNIACE y fueron adjudicadas a auxiliares técnicos y jefes de sección. . Los nueve Bloques para empleados, comprendiendo un total de 84 viviendas, son construidos entre los años 1951 y 1962. Se disponen paralelos disponiendo sus accesos a norte y una amplia fachada a sur. La disposición de los bloques aprovecha la forma irregular de las parcelas originales, organizándose una plaza arbolada, a la que se ofrecen los testeros de los bloques y en la que se sitúa la escuela, de dos plantas.

. Los dos bloques de tres plantas, denominados Casa Rosada y Casa Amarilla, por el color que presentaba inicialmente, de 6 viviendas el primero (edificado en 1954) y de 12 el segundo (edificado en 1958). Poseen una crujía mayor que los bloques de empleados y mayor altura, debida a la presencia de un basamento, pero forman parte de la misma composición volumétrica. EL SORRAVIDES Y LOS ARROYOS El gran llano de la Vega, sobre el que se asienta la ciudad de Torrelavega, estuvo surcado por pequeños arroyos tributarios del Saja-Besaya. Aunque hoy desaparecidos estos riachuelos determinaron el proceso de crecimiento y estructuración de Torrelavega. De entre todos ellos el principal es el arroyo Sorravides, que históricamente provocó grandes inundaciones en la ciudad. Discurría muy cercano al primitivo solar de La Vega y a la antigua iglesia de la Consolación, donde hoy se sitúa el templo de la Virgen Grande, El plano de Hilarión Ruiz Amado de 1852, el documento gráfico más antiguo que poseemos de la forma urbana de Torrelavega, muestra el cauce aún a cielo abierto, pasando junto al cruce de Cuatro Caminos y el lugar donde poco después se instalará la nueva estación del ferrocarril de la Costa. El arroyo del Cristo, también denominado de Campuzano por atravesar este pueblo, discurría desde el suroeste, trazándose paralelo a él el camino de Castilla hasta Santiago de Cartes. El arroyo constituía un límite muy claro entre los distintos barrios urbanos y el gran área de la Mies, de tal modo que en ocasiones se identifica como Mies de Campuzano el área cercana al arroyo, creando una cierta confusión en la interpretación de la documentación antigua. Es en este arroyo donde desemboca el complejo de cauces abierto con motivo de la instalación de la fábrica del Duque del Infantado y reutilizado por las posteriores instalaciones fabriles. El trazado ferroviario se trazó aprovechando el espacio entre el Cristo y el Sorravides, mediante sobre elevación de la vía, que sin duda fue acompañado de una cierta obra de encauzamiento de los arroyos. Todos los riachuelos mencionados se unían en el sector de Mortuorio, creando una zona inundable muy característica, de marcado carácter marginal. En este punto se instaló el edificio del matadero, creando sin duda un problema de olores y suciedad Hacia el norte, aprovechando la ventaja de su presencia sobre un límite jurisdiccional, con el concejo de Duález, se situaba la Venta de Mortuorio, de la que tenemos noticia desde el siglo XVI. LA FACTORÍA SNIACE La instalación de la factoría de SNIACE (Sociedad Nacional Industrias Aplicaciones Celulosa Española) en

Presa sobre el río Besaya. Estructura de gran interés con contrafuertes y tres arcos, fue edificada a finales del siglo XVIII, según los modelos desarrollados por Villarreal de Bérriz. c. 1955 (Archivo Municipal de

Torrelavega. AlbH2_1022riego.. Col Bernardo Riego)

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1941 se convertirá en decisivo factor de transformación de la ciudad de Torrelavega20. La factoría ocupará una amplia superficie en la Mies de Duález, inmediata a la ciudad, aunque separada por el río. El crecimiento demográfico inducido provocará la aparición de promociones de grupos de viviendas, tanto en el área de Barreda como en La Lechera-Mies de Vega. La factoría fue construida en un breve periodo, de tal manera que en agosto de 1944 la fábrica ya entra en funcionamiento. Posteriormente se producirán pequeñas ampliaciones: hacia el este se construye el pabellón de entrada, con áreas de oficinas; hacia el oeste, en lo que fue originalmente zona de almacenamiento de maderas se sitúa a partir de 1961 la fábrica de papel. El Pabellón de entrada, albergaba las oficinas y fue concebido como elemento representativo. Es por eso que posee caracteres estilísticos historicistas, de indudable aire montañés; el resto de la factoría hace uso de una arquitectura funcional carente de ornato. Aspecto destacado del conjunto es el juego de volúmenes, tal y como queda evidente en la Central Termoeléctrica. Dos puentes fueron construidos para dar servicio a la planta; la Pasarela de Sniace da acceso a la planta desde la ciudad por la zona de La Lechera; el Puente de los Italianos lo comunica con la carretera de Barreda, convirtiéndose en acceso principal a la fábrica. Aguas abajo se sitúa Barreda, que alberga dos destacados conjunto de gran interés, el conjunto de barrios obreros ligados a SNIACE, y, un poco más al norte el complejo de Solvay, la gran industria de capital belga establecida en la comarca, allá por 1904. Su estudio requiere sin duda un enfoque específico alejado de los objetivos espaciales de este trabajo. Bibliografía Análisis urbanístico. Torrelavega 1981. Torrelavega, 1981 ANSOLA FERNÁNDEZ, A. SIERRA ÁLVAREZ, J (2008): Caminos y fábricas de Harina en el corredor del Besaya. Santander ARAMBURU ZABALA, M. A. (Ed.) (1997): Catálogo Monumental del municipio de Liérganes. Santander CEBALLOS CUERNO, C. (2001): Arozas y ferrones. Las ferrerías de Cantabria en el Antiguo Régimen. Santander DOMÍNGUEZ MARTÍN, R (1997): “Crecimiento desequilibrado, expansión comercial y desarrollo económico. Los orígenes comerciales del crecimiento de Torrelavega y su área de influencia” en SÁNCHEZ GÓMEZ (Ed.) Torrelavega Tres siglos de Historia. Torrelavega GARCÍA DIEGO, J.A. (1971): “Don Pedro Bernardo Villarreal de Bérriz y sus presas de contrafuertes”. Revista de Obras Públicas, 1971, 118, tomo I (3076): 599-616 GONZÁLEZ TASCÓN, I. (1992): Fábricas Hidráulicas Españolas. Madrid GONZÁLEZ URRUELA, E. (1998-1): “Minerales, minas y mineros”. El siglo de los cambios. Cantabria 1898-1998. Santander

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