2. E. Durkheim - El Ambito de La Sociologia Como Ciencia

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Sociológica, año 17, número 50, pp. 179-200 Septiembre-diciembre de 2002 El ámbito de la sociología como ciencia* Émile Durkheim I CUANDO una ciencia nace, sólo tiene un vago e incierto sentido del sector de la realidad ha- cia el cual será orientada, o de su propio al- cance y límites; además, no puede conseguir una autoimagen estimada si sus preguntas no son guiadas por algunas reglas generales. Por otro lado, es extremadamente importante que cobre una alta conciencia de sus logros. El progreso académico es más seguro en tanto sea más disciplinado, se vuelva más sistemá- tico en sus investigaciones y esté más fami- liarizado con el carácter y los límites del te- rritorio que explora. Ha llegado el momento de que la sociolo- gía redoble el esfuerzo para dar este paso. Ciertamente, cuando algunas críticas veladas —inconscientemente bajo la influencia del prejuicio, que siempre se ha obstinado en resis- tirse al surgimiento de una nueva ciencia— * Traducción de Émile Durkheim, “The realm of Sociology as a Science”, en D. Frisby, ed., 1994, Georg Simmel. Critical Assessments, trad. Everett K. Wilson, vol. I, Routledge, Nueva York, pp. 82-97. Traducción de Patricia Gaytán. Texto cotejado por Rafael Farfán, de la edi- ción original en francés titulada “La sociologie et son domaine scientifique”, en E. Durkheim, 1975, Textes, vol. 1, Elements d’une théorie sociale, Minuit, París, pp. 13-16. Revisión técnica de Laura Ángelica Moya López.

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    Sociolgica, ao 17, nmero 50, pp. 179-200Septiembre-diciembre de 2002

    El mbito de la sociologa como ciencia*mile Durkheim

    I

    CUANDO una ciencia nace, slo tiene un vagoe incierto sentido del sector de la realidad ha-cia el cual ser orientada, o de su propio al-cance y lmites; adems, no puede conseguiruna autoimagen estimada si sus preguntasno son guiadas por algunas reglas generales.Por otro lado, es extremadamente importanteque cobre una alta conciencia de sus logros.El progreso acadmico es ms seguro en tantosea ms disciplinado, se vuelva ms sistem-tico en sus investigaciones y est ms fami-liarizado con el carcter y los lmites del te-rritorio que explora.

    Ha llegado el momento de que la sociolo-ga redoble el esfuerzo para dar este paso.Ciertamente, cuando algunas crticas veladasinconscientemente bajo la influencia delprejuicio, que siempre se ha obstinado en resis-tirse al surgimiento de una nueva ciencia

    * Traduccin de mile Durkheim, The realm of Sociology as a Science, en D. Frisby, ed.,1994, Georg Simmel. Critical Assessments, trad. Everett K. Wilson, vol. I, Routledge, NuevaYork, pp. 82-97. Traduccin de Patricia Gaytn. Texto cotejado por Rafael Farfn, de la edi-cin original en francs titulada La sociologie et son domaine scientifique, en E. Durkheim,1975, Textes, vol. 1, Elements dune thorie sociale, Minuit, Pars, pp. 13-16. Revisin tcnicade Laura ngelica Moya Lpez.

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    le reprochan a la sociologa el no conocer con precisin de qu seocupa su campo, uno puede responder que la falta de certeza es ine-vitable en las primeras fases de la investigacin y que nuestra discipli-na apenas naci ayer. No debemos olvidar, en vista de la privilegiadaposicin de la sociologa hoy en da, que hace cincuenta aos no ha-bra sido siquiera posible escuchar diez nombres que pertenecierangenuina y acertadamente a socilogos. Y permtanme agregar que esdemasiado pedir que una ciencia delimite su campo de estudio conexactitud meticulosa: cuando se pretende analizar un sector de la rea-lidad ste nunca es apartado de los dems de manera limpia y precisa.En realidad, todo en la naturaleza colinda con el resto, de tal modoque no puede haber rupturas entre las diferentes ciencias, ni fronterasterriblemente precisas. Sin embargo, a pesar de todo es importantedesarrollar, tan claro como sea posible, una nocin del dominio de lasociologa, para determinar en dnde se encuentra y establecer lasdimensiones o caractersticas mediante las cuales reconocemos el com-plejo fenmeno que nos ocupa, cuidando simultneamente de nocongelar las fronteras que deben permanecer indeterminadas. Esteproblema es el ms urgente de todos para nuestra disciplina si nos in-teresa que su mbito sea duraderamente extendido. Debido a que nohay fenmenos que no surjan dentro de la sociedad, desde los even-tos fsico-qumicos hasta aqullos genuinamente sociales, estos ltimosdeben ser aislados con cautela, para evitar que la sociologa sea reducidaa una etiqueta convencional aplicable a una coleccin incoherente dedisciplinas dispares.

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    Simmel ha realizado un esfuerzo significativo, casi exagerado, portrazar los lmites de la sociologa.1 Comienza con la nocin de que, sihay una sociologa, sta debe constituir un sistema de investigacinperfectamente distinguible de las ciencias preexistentes tales como laeconoma poltica, la historia de la civilizacin, la estadstica, la demo-grafa, etctera. Adems de ser algo aparte de stas, debe tener un

    1 Vase su artculo Le probleme de la sociologie, en Revue de Mtaphysique et de Morale,vol. II, septiembre, 1894, p. 497, y su monografa, Comment les formes sociales semaintiennent, en LAnne Sociologique, vol. I, 1898, pp. 71-109 [mile Durkheim].

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    campo de investigacin distinto. La diferencia reside en el hecho deque las otras ciencias especiales estudian lo que ocurre en sociedad,pero no la sociedad misma. Los fenmenos religiosos, morales y jurdi-cos de los cuales se ocupan emergen dentro de determinados grupos;pero los grupos en medio de los que se desarrollan deben ser el objetivode otra investigacin, independiente de las preguntas anteriores; yste es precisamente el mbito de la sociologa. Los hombres viviendoen sociedad llevan a cabo, con la ayuda de la sociedad que ellos cons-tituyen, muchos tipos distintos de actividades: algunas religiosas, otraseconmicas, e incluso otras estticas, etctera, y las ciencias especia-les tienen como sus campos especficos los procesos particularesgracias a los cuales esos fines y esas actividades son alcanzados. Perotales procesos no son en s mismos sociales o al menos tienen esosrasgos indirectamente y slo en la medida en que se desarrollan enun contexto colectivo. Las disciplinas de este tipo no son entonces, pro-piamente hablando, sociolgicas. En ese complejo al que usualmentenos referimos como sociedad hay dos clases de elementos que debenser cuidadosamente diferenciados: el contenido, es decir, los diferentesfenmenos que ocurren entre los individuos asociados; y el continente[o forma], que es la asociacin misma dentro de la cual esos fenme-nos son observados. La asociacin es la nica cosa que es genuinamen-te social y la sociologa es la ciencia de la asociacin en abstracto.

    La sociologa debe buscar sus problemas no en el contenido de la vida social sinoen su forma. El completo derecho de la sociologa a existir descansa en suabstraccin de las formas sociales. De igual manera, la geometra debe su exis-tencia a la posibilidad de abstraer sus formas espaciales de cosas materiales (AnneSociologique, I, 1898, 72).

    Pero cmo puede uno alcanzar esta abstraccin? Si es verdadque todas las asociaciones humanas son constituidas con fines particu-lares, cmo puede uno aislar la asociacin en general de las metasespecficas a las que sirven las asociaciones, para determinar sus prin-cipios?

    Poniendo juntas las asociaciones motivadas por diferentes fines y abstrayendode ellas lo que tienen en comn. De esta forma, todas las diferencias vistas en losfines particulares perseguidos y alrededor de los cuales las sociedades se cons-truyen a s mismas, son subordinadas y la forma social, sola, emerger. Por

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    ejemplo, un fenmeno la formacin de partidos se observa tanto en el mundodel arte como en el de la poltica, en el de la industria y en el de la religin. Sientonces investigamos qu tienen en comn todos esos casos, a pesar de la di-versidad de fines e intereses, llegaremos a las leyes peculiares de este tipo deagrupaciones. El mismo mtodo nos permite estudiar la dominacin, la subor-dinacin, la formacin de jerarquas, la divisin del trabajo, la competencia, etc.(Anne Sociologique, I, 1898, 72).

    Ahora debe parecer que hemos asignado a la sociologa una metaclaramente definida. En realidad, pensamos que tal perspectiva sirveslo para mantenerla en un estado metafsico del cual debera sobretodo ser emancipada. No negamos el derecho de la sociologa a desa-rrollarse a s misma por medio de ideas abstractas, ya que no hayciencia que pueda expandirse de otro modo. Slo que esas abstraccio-nes deben ser sistemticamente desarrolladas y seguir las diferenciasnaturales de los datos. De otra forma degenerar necesariamente enconstrucciones imaginarias y mitologa intil. Es verdad que la antiguaeconoma poltica reclam el derecho de abstraccin y, en principio,uno no podra impugnarlo; pero la manera en que fue usada la vici,al poner como su postulado fundamental una abstraccin que erainsostenible, a saber: el modelo de un hombre cuyas acciones son ex-clusivamente motivadas por el inters personal. Tal hiptesis no puedeser asentada al inicio de un estudio; slo las observaciones repetidasy las pruebas sistemticas pueden proporcionar la oportunidad deevaluar la fuerza propulsiva que un motivo tal puede ejercer sobrenosotros. Carecemos de medios para afirmar que existen en nosotrosciertos elementos lo suficientemente definidos como para poder ais-larlos de otros factores de nuestro comportamiento y considerarlosde forma separada. Quin puede decir, por ejemplo, si hay una dis-tincin tan clara entre egosmo y altruismo como la que el sentidocomn irreflexivamente reconoce?

    Para justificar el mtodo expuesto por Simmel no basta con citarel ejemplo de ciencias que proceden a travs de la abstraccin. Debedemostrarse que sta se lleva a cabo de acuerdo con los principios apartir de los cuales debe ser conformada toda abstraccin. Ahora,cmo fundamentamos la realizacin de una separacin tan radicalentre forma y contenido (le contenant du contenu) de la sociedad? lpiensa que es suficiente con afirmar que slo la forma (le contenant)es de naturaleza social y que el contenido de la conducta tiene este

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    carcter slo indirectamente. No hay ninguna prueba para sostener estasuposicin que, lejos de ser posible aceptarla como un axioma autoevi-dente, puede ser estimada por el estudioso como una graciosa afirmacin.

    Por supuesto, no todo lo que ocurre en la sociedad es social,pero uno no puede decir lo mismo para todo lo que se desarrolla eny por la sociedad. Como resultado, para hacer a un lado de la sociologala variedad de fenmenos que constituyen el tejido de la vida social,habra que demostrar que tales fenmenos no son el producto de la co-lectividad, sino que tienen un origen completamente distinto y queslo ocurren al ser colocados en el marco general constituido porla vida social. Como sabemos, la demostracin de lo anterior no se haintentado ni se ha iniciado en su investigacin. Sin embargo, es fcildistinguir a primera vista que las tradiciones y prcticas comunes dela religin, del derecho, de la moralidad y de la economa poltica noson fenmenos menos sociales que las formas externas de sociabilidad.Y si uno contina su examen, esta primera impresin es confirmada:uno encuentra dondequiera que el trabajo de la sociedad es el quegenera esos fenmenos, y su repercusin sobre la organizacin sociales completamente claro. Son la sociedad en s misma, viviendo y ac-tuando. Qu extraa nocin sera la de imaginar el grupo como unasuerte de forma o envase vaco capaz de recibir indistintamente cual-quier clase de contenido! Uno puede estar de acuerdo en que hay estruc-turas de comportamiento susceptibles de encontrarse dondequiera,cualquiera que sea la naturaleza de los fines particulares perseguidos.Y es definitivamente evidente que al margen de la diferencia de esosfines, hay tambin caractersticas en comn. Pero, por qu slo estoltimo debe tener un valor social? para excluir lo primero?

    Este uso de la abstraccin es metodolgicamente poco slido, puesresulta en cosas separadas que tienen las mismas cualidades; las abs-tracciones obtenidas de esta forma aqullas que desea convertir enel objeto de la ciencia son completamente indeterminadas. En reali-dad qu significan las expresiones de forma social, formas de asocia-cin en general? Si queremos considerar nicamente el modo en quelas personas se relacionan unas con otras dentro de una asociacin, lasdimensiones de sta y su densidad, en una palabra, sus propiedadesexternas y morfolgicas, entonces la idea sera concluyente, pero tam-bin restringida a constituir por s sola el objeto de una ciencia; porlo que reducira a la sociologa a la sola consideracin del subs-trato sobre el que descansa la vida social. Sin embargo, nuestro autor

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    concede, de hecho, un significado mucho ms amplio a este trmino.l entiende por tal no slo las formas de agrupacin, la condicin es-ttica de la asociacin, sino las formas ms generales de relacin so-cial, las ms ampliamente concebidas de todos los tipos que estnimplicadas en la vida social. Y sos son los fenmenos que nos son pre-sentados como directamente pertenecientes a la sociologa como tal,por ejemplo, la divisin del trabajo, la competencia, la imitacin, elestado de libertad o dependencia en el cual se encuentra el individuocon respecto al grupo (Rvue de mtaphysique et de Morale, II, 499).Entonces, entre esas relaciones y otras ms particulares, hay slo unadiferencia de grado: y cmo puede una simple diferencia de este tipojustificar una divisin tan profunda entre dos rdenes de fenmenos?Si el primero constituye el contenido material de la sociologa, porqu debera el segundo ser excluido, si pertenecen a la misma especie?El aparente carcter fundamental de la abstraccin propuesta [porSimmel], una apariencia derivada de la oposicin de forma y contenido[le contenant au contenu] se esfuma tan pronto como uno especificacon ms precisin el significado de esos trminos y observa que sloson metforas vagamente usadas.

    El aspecto ms amplio de la vida social no es la forma o el contenido,simplemente son las caractersticas que despliega la vida social. Notenemos aqu dos especies de realidad, que aunque relacionadas, sondistintas y disociadas, sino ms bien fenmenos de la misma naturalezavistos en diferentes niveles de generalidad. Pero por otro lado, cules el grado necesario de generalidad para que un fenmeno sea clasi-ficado como sociolgico? Nadie puede decirlo: la pregunta es una deaqullas que no pueden ser contestadas. Vemos cun arbitrario es uncriterio tal y como uno puede, aplicndolo, extender o limitar lasfronteras de una disciplina a voluntad. Bajo el pretexto de delimitarla investigacin, tal mtodo se presta al capricho individual. No hayregla, ni gua que permita establecer en un modo objetivo dndecomienza y dnde termina el crculo del fenmeno sociolgico. Contodo, no solamente son flexibles los lmites, lo cual podra ser legtimo,sino que no hay una explicacin razonable para situar a un puntomejor que al otro. Sumado a lo anterior est el hecho de que, si vamosa estudiar los tipos ms generales de comportamientos sociales y susleyes, debemos conocer las leyes de los tipos particulares debido aque los primeros no pueden ser estudiados y explicados si no es a tra-vs de su relacin sistemtica con los ltimos. Desde esta perspectiva,

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    cada problema sociolgico asume un minucioso conocimiento detodas las ciencias especiales que Simmel deseara separar de la so-ciologa, pero sin las cuales sta no podra existir. Y como tal erudicinuniversal es imposible, uno debe contentarse con una breve aproxi-macin a materiales apresuradamente recogidos y sin ser manejadoscon rigurosidad. En efecto, sas son las caractersticas del trabajo deSimmel. Apreciamos su astucia y su ingenuidad; mas no creemos quesea posible delinear las principales divisiones de nuestra disciplinacomo l las entiende. No vemos conexiones entre los problemas quel sugiere como objetos de investigacin sociolgica. Son materias dereflexin que no se unen en un sistema cientfico que forme una to-talidad. Adems, las pruebas en que se basa son usualmente un nme-ro de ejemplos. Los fenmenos citados son tomados de las fuentesms dismiles y sin un respaldo de ellos y, consecuentemente, sin unaconcepcin de su validez. Si la sociologa amerita el nombre de ciencia,sta debe consistir en algo distinto a un nmero de variaciones filo-sficas sobre el tema de la vida social, elegidas ms o menos al azar,de acuerdo con inclinaciones individuales. Es necesario plantear elproblema de manera en que se pueda encontrar una solucin lgica.

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    No es que no haya realmente dos elementos diferentes para distinguiren la sociedad, sino ms bien que la distincin debe hacerse de otraforma y debe aspirar a dividir el mbito de la sociologa, y no a restrin-girlo arbitrariamente.

    La vida social est compuesta de varias manifestaciones de la na-turaleza que indicaremos en un momento. Pero cualesquiera questas sean, todas tienen en comn la peculiaridad de haber surgido deun grupo, simple o complejo, el cual es su origen. Ahora, el estudiodel substrato social se encuentra claramente dentro del campo de lasociologa. Es sin duda la materia ms accesible e inmediata de investi-gacin para el socilogo, debido a que est dotado de la forma materialque nuestros sentidos pueden discernir. En realidad, la composicinde la sociedad consta de ciertas combinaciones de personas y cosas queestn registradas necesariamente en el espacio. Por otro lado, el anli-sis explicativo de este substrato no debe confundirse con el de la vidasocial que emerge sobre su base. La manera en que la sociedad est

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    constituida es una cosa, y el modo en que acta es otra muy distinta.Estas son dos formas de realidad tan diferentes que no pueden sertratadas con procedimientos idnticos y deber ser separadas en la in-vestigacin. El estudio de la primera, entonces, es una rama especial,aunque fundamental de la sociologa. Tenemos aqu una distincinanloga a las que vemos en todas las ciencias naturales. Adems de laqumica que estudia la composicin de los elementos, tenemos a la f-sica que investiga todo tipo de fenmenos en los que estn involucradosesos elementos. Adems de la fisiologa, que indaga los principios delfenmeno vital, existe la anatoma o la morfologa que estudian las es-tructuras de los seres vivos, cmo estn formados y las condicionesque los determinan.

    Los principales problemas que se plantean dentro del dominio dela sociologa son los siguientes: el substrato social debe ser definidosobre todo por su forma externa. Esto es principalmente una cues-tin de: (1) el tamao del territorio; (2) el sitio ocupado por una so-ciedad dada, es decir, si su ubicacin es central o perifrica en relacincon los continentes y si est rodeada por sociedades vecinas, etctera;(3) la forma de sus fronteras. De hecho, como Ratzel ha demostrado,las fronteras cambian en su naturaleza y su aspecto dependiendo delpas en cuestin: aqu, involucran superficies ms o menos extensas;en otras partes, las define una lnea geomtrica; en ciertos casos, pe-netran a manera de esquinas en los pases vecinos, mientras que enotros lugares se doblegan y se dirigen hacia el interior.

    Existe asimismo, el contenido. En primer lugar la masa total de lapoblacin en trminos de nmeros y densidad. Hay grupos secun-darios de importancia variable dentro del cuerpo de la sociedad queposeen una base material, como los pueblos, las ciudades, las provin-cias y los distritos. Y para cada una de ellas siempre hay preguntasque responder con respecto a la colectividad: qu tan extensa es el reahabitada? cul es el tamao del pueblo o la ciudad? existen fuentesde agua? cules son los lmites exteriores? cul es el nmero y la den-sidad de la poblacin?, entre otras.

    Finalmente, cada grupo, tomado en su totalidad o en parte, utilizael suelo o una porcin de l de acuerdo con sus necesidades. Las na-ciones estn rodeadas de fortificaciones y repletas de ciudades atrin-cheradas. Construyen redes de comunicacin. El trazo de calles yavenidas, la arquitectura de las casas y las edificaciones de todo tipo

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    varan del pueblo al centro, de la metrpolis a la pequea ciudad. Elsubstrato social ser diferenciado en las mil formas en las queinterviene el hombre, y esas divergencias tienen otro significado socio-lgico, tanto en trminos de las causas que las producen como de losefectos que resultan de ellas. La presencia o ausencia de muros, demercados, el desarrollo de obras pblicas, las disparidades en las rela-ciones entre stas y los establecimientos privados, todos esos factoressurgen como asuntos esenciales de la vida colectiva y al mismo tiempose combinan para dar lugar al rasgo distintivo de una sociedad.

    Pero la tarea del socilogo no es simplemente describir esta va-riedad de fenmenos (enumeracin que no pretende ser completa).Debe tratar de idear algunas explicaciones, esto es, vincular los fen-menos con sus causas y determinar sus funciones. Se har pregun-tas, como por ejemplo, por qu las sociedades segn su etapa dedesarrollo, prefieren los sitios centrales a los perifricos?; cul es lafuncin del territorio en la vida de las naciones?; a qu se debe quelas fronteras tomen una forma u otra?; qu circunstancias han dadoorigen a los pueblos, y posteriormente a las ciudades?; qu impul-sa el crecimiento de los centros urbanos? Todas esas causas y efectosnormalmente involucran movimientos. Poco a poco, bajo la accinde ciertas fuerzas, los diferentes elementos sociales son dispuestos deuna forma u otra. Hay migraciones internacionales que estipulan lascondiciones de las naciones, la naturaleza de sus funciones; de hechostas albergan una relacin directa con los cambios expansivos de cadasociedad. Hay corrientes de migracin interna que determinan la im-portancia relativa de la poblacin rural y de la urbana. Hay factoresque condicionan nacimientos y muertes y que afectan el nmero ge-neral de la poblacin. Es la tendencia de una sociedad a vivir dispersao concentrada lo que explica su densidad.

    Por lo tanto, esta divisin de la sociologa no es simplemente la deuna ciencia esttica, y es por ello que pensamos inapropiado usar estetrmino2 que expresa pobremente cmo debe ser justipreciada lasociedad en s misma; en efecto, no se trata, como se ha dicho a veces,de considerarla en un momento dado inmovilizada de manera abs-tracta, sino de analizar su formacin y dar cuenta de ella. Sin dudalos fenmenos que tratan de la estructura son mucho ms establesque los fenmenos funcionales; pero existe slo una diferencia de

    2 La alusin es hecha con respecto a la Statique sociale, de Augusto Comte [Armand Cuvillier].

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    grado en los dos rdenes de hechos. La estructura misma se revela enel devenir y no se le puede poner en evidencia ms que a condicin detener presente el proceso de devenir. sta se forma y se descomponesin cesar, ella es la vida convertida en un cierto grado de consolida-cin y, separarla de la vida, de la que ella deriva o de la que ella deter-mina, equivale a disociar cosas inseparables.3

    Proponemos llamar morfologa social a esta ciencia que tiene porobjeto el estudio de las formas materiales de la sociedad. La palabraforma que, en el empleo que hace de ella Simmel, no tiene ms queuna significacin metafrica, aqu es empleada en su sentido verdadero.Todo fenmeno morfolgico, concebido de esta manera, consiste enrealidades materiales que adquieren una forma determinada, quesiempre se pueden representar grficamente.

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    Pero el substrato de la vida colectiva no es el nico caso de momentosocial que existe en la naturaleza. Aquello que resulta de l o que escontenido por l tiene necesariamente idntico carcter y cae dentrodel enfoque de la misma ciencia. Junto con las formas sociales de ser,existen maneras sociales de actuar: junto a los fenmenos morfol-gicos tenemos a los fenmenos funcionales o fisiolgicos. Obviamente,los ltimos deben ser ms numerosos que los primeros; las manifes-taciones del fenmeno vital son mucho ms variadas y complejas quelas condiciones morfolgicas que constituyen la condicin fundamental.

    Cuntas de ellas son reconocidas? dnde es que comienza ydnde termina esta regin de la vida colectiva? Es decir, la de la fisio-loga social.

    Antes que nada, es claro que la generalidad del fenmeno por ssola sera un indicador errneo. El hecho de que cierto nmero deindividuos se comporte de la misma forma no prueba que esas ac-ciones, incluso si fueran idnticas, son necesariamente sociales, enigual sentido en que dos personas no constituyen un grupo por elsimple hecho de que sean vecinos y su apariencia sea semejante. Debe-mos buscar en otra parte el criterio distintivo que nos hace falta.

    3 Vemos aqu qu impreciso resulta acusar a Durkheim, como se hace frecuentemente, de ha-ber percibido slo los aspectos congelados de la vida social [Armand Cuvillier].

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    Permitmonos comenzar con una afirmacin que debe ser tomadacomo axiomtica: Para que exista una verdadera sociologa debe haberciertos fenmenos producidos en cada sociedad que sean causadosespecficamente por esa sociedad, que no podran existir en ausenciade dicha sociedad y que son como son debido nicamente a que lasociedad es como es. Una ciencia no puede establecerse cuando carecede un objeto de estudio sui generis, distinto del foco de indagacin deotras ciencias. Si la sociedad no generara fenmenos peculiares en smismos y diferentes de aquellos observados en los otros mbitos de lanaturaleza, la sociologa no tendra un objeto propio. Por ello, paraque sea posible tener una razn de ser (raison dtre), debe haber enla realidad algunos elementos que ameriten ser llamados sociales yque no sean simples aspectos de otro orden de cosas.

    Lo siguiente es un corolario de esa proposicin: el fenmeno socialno tiene su causa inmediata y determinante en la naturaleza de losindividuos. De hecho, si as fuera, si derivara directamente de la cons-titucin orgnica o fsica del hombre, sin que otro factor intervinieraen su elaboracin, la sociologa quedara reducida a psicologa. Esverdad que todos los fenmenos funcionales del orden social son psi-colgicos, en el sentido de que todos combinan una forma de pensary de actuar. Pero para que la sociologa pueda tener una materia quele sea propia, las ideas colectivas y las acciones deben ser diferentesen su naturaleza de aquellas que origina la mente individual, y debenestar determinadas por leyes especiales. Se puede decir que la fisiolo-ga social es una psicologa, siempre que se precise que se trata de unapsicologa que en ningn caso debera ser confundida con la cienciaque se designa habitualmente por esta palabra y que apunta exclusi-vamente a estudiar la constitucin mental del individuo.

    Este enunciado, tan simple, desecha el viejo sofisma de la influenciaa la que algunos socilogos responden inconscientemente sin darsecuenta de que es la negacin de la propia sociologa. ste afirma quela sociedad no est constituida ms que por individuos y que, por lotanto, no hay nada que pueda encontrarse en el todo que no existaen las partes, todo lo que es social es reductible a factores individuales.Mediante este razonamiento tendramos que decir que no hay nadaen la clula viva excepto lo que hay en los tomos de hidrgeno, carbo-no y nitrgeno que se combinan para formarla. No obstante, es obvioque esos tomos no viven. Este estilo de razonamiento es radicalmentefalso. No es cierto que el todo es siempre igual a la suma de sus partes.

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    Cuando los elementos son combinados se deriva una nueva realidadde su unin que presenta por completo nuevas cualidades, algunascontrarias a las de sus elementos constitutivos. Dos entidades suaves,el cobre y el estao, forman en su unin uno de los materiales msduros que conocemos, el bronce. Tal vez se discutir que las pro-piedades manifiestas en el todo de hecho preexistieron, en un estadogerminal en las partes. Un germen es algo que an no es el todo quellegar a ser, pero algo que existe desde este momento: es una reali-dad que ha completado apenas la primera etapa de su desarrollo, peroque no existe en el presente y que ofrece evidencia de s mismo a travsde hechos caractersticos. Luego qu hay en los tomos minerales queconstituyen la materia viva y desatan el germen de la vida? Si hubieranpermanecido aislados uno de otro, si alguna causa desconocida no loshubiera unido ntimamente, ninguno de ellos hubiera mostrado al-guna propiedad que pudiera en absoluto ms que en metfora oanaloga ser descrita como biolgica. En consecuencia, si los ele-mentos no vivientes unidos pueden formar un ser viviente, no hayuna diferencia destacable en el hecho de que la unin de mentes indi-viduales provee el campo de accin para los fenmenos sui generis,fenmenos que esas mentes asociadas no habran producido espont-neamente a travs de la fuerza de sus propias naturalezas.

    Una vez establecido este punto, estamos en condiciones de especi-ficar un criterio a partir del cual ser posible distinguir los fenmenossociales con carcter fisiolgico. Es necesario no dar al trmino defisiologa el sentido que se le atribuye habitualmente cuando se tratadel individuo; porque estos fenmenos no son aquellos que se ma-nifiestan simplemente por el desenvolvimiento de sus propiedadesintrnsecas. En otras palabras, tal fenmeno puede nicamente con-vertirse en parte de los individuos en la medida en que le son impuestosdesde el exterior. Deben ejercer alguna presin sobre nosotros al ser di-rigidos por algo que est ms all de nuestras naturalezas individua-les. Esta presin puede no ser percibida, as como podemos no estarconscientes de la presin atmosfrica sobre nuestros cuerpos. Tambinpuede ser que capitulemos sin resistir. Pero, conscientemente o no,aceptando libremente o sometindonos pasivamente, es sin duda real.Esto es lo que queremos decir al referirnos a la coaccin como la ca-racterstica propia del fenmeno social de imponerse sobre el indi-viduo (vase Las reglas del mtodo sociolgico, cap. I). No pretende-mos decir con esto que las creencias y los comportamientos colectivos

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    deban ser inculcados en el hombre forzosamente a travs de la vio-lencia y la coercin. La fuerza a la cual aludimos no es una cosa ma-terial, o al menos no es obligatoriamente material. Si nos sometemossin resistencia a las fuerzas y mandatos de la sociedad no es slo por-que la sociedad es un ser ms poderoso que nosotros. Es una autoridadmoral la que generalmente justifica todos los resultados de nuestraactividad y que moldea nuestras mentes y voluntades. Todo lo que vie-ne de ella est dotado de un prestigio que en grados diversos nos ins-pira sentimientos de deferencia y respeto. Cuando somos confrontadoscon formas de pensamiento y accin que no son los propios, que re-sultan de la experiencia colectiva (generalmente secular), nos para-lizamos, comprendiendo que en esas formas de comportamiento hayalgo que va ms all de los cambios ordinarios de la mente individualy que no podemos desechar a la ligera. Y este sentimiento se refuerzams por lo que sentimos cuando vamos ms all o nos rebelamos ensu contra [de la pauta colectiva]. Las iniciativas individuales dirigidascontra realidades sociales, ya sea con el propsito de destruirlas o dealterarlas, siempre encuentran fuerte resistencia. Esas fuerzas, mora-les o no, contra las que el individuo se levanta, reaccionan contra l,comprueban su superioridad con la usual energa irresistible de sureaccin.

    El anlisis precedente ha sido principalmente dialctico, por larazn que ya indicamos. Estbamos deseosos de aclarar desde el prin-cipio las caractersticas de los hechos sociales, comenzando por esteaxioma: son sociales y por lo tanto no individuales. El lector, siguiendonuestro argumento, debe haber reconocido los datos que sirvieronpara sustentarlo. Hay un grupo impresionante de creencias y compor-tamientos que revela en el ms alto grado las propiedades indicadas;es decir, creencias y prcticas de vida religiosa, moral y jurdica. Todosimplican, en su conjunto, conductas obligatorias. Todos se imponennormalmente mediante el respeto que inspiran, por el sentido de obli-gacin que nos impulsa a cumplirlos y, cuando se nos ocurre ir en sucontra, mediante la influencia coercitiva que ejercen en la forma desanciones. Esto se observa con mayor claridad, aun en el fenmenoreligioso, una vez que los distintos caminos en que son concebidosmuestran que su realidad proviene de una fuente que sobrepasa a loindividual, una vez que esos fenmenos son manejados por una au-toridad distinta a aqulla con la que el hombre, en tanto hombre,est dotado; y de una fuente superior. Lo mismo sucede con la ley y la

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    moral, en la medida en tanto que ambas derivan de la religin, notendran el carcter que poseen sin nuestra estricta y exacta obedien-cia. Es entonces cuando entendemos el tono autoritario en el quehablamos de deber, o la forma en que la imaginacin popular se rego-cija agradeciendo la voz de un ser superior al hombre, una divinidad.El creyente toma esta manifestacin simblica literalmente y para lel imperativo moral o religioso se explica lgicamente por la natu-raleza preeminente de la personalidad divina. Para el cientfico, sin em-bargo, tal cuestin no se plantea, ya que el dominio de la ciencia nova ms all del universo emprico. La ciencia no est involucrada enel problema de si existe otra realidad. Por ello, lo nico que se estable-ce es que existen formas de actuar y de pensar que son obligatorias yque, como consecuencia, se distinguen de todas las otras formas de com-portamiento y de representaciones mentales. Y como toda obligacinsupone alguna autoridad que obliga, superior al sujeto que es obligado;y, por otro lado, dado que no conocemos en el nivel emprico algunaautoridad superior a la individual si no es la de la colectividad, debemosconsiderar como de naturaleza social cada hecho que tiene este carcter.

    Por consiguiente, a pesar de que esos fenmenos fueran los nicosen presentar dichas peculiaridades, es tanto justo como necesarioque sean distinguidos de los otros fenmenos estudiados por la psico-loga individual y asignados a otra ciencia. As, la sociologa tendraun campo de investigacin que podra parecer restringido, pero que es-tara al menos bien definido. En realidad hay otros fenmenos quetienen las mismas caractersticas, aunque en un grado mucho menor.Acaso el lenguaje que compartimos en nuestro pas no resiste al in-novador atrevido, con una fuerza comparable a la que sienten quienesestn inclinados a violar los ritos religiosos, las mximas de la ley y lamoralidad? Hay algo envuelto en el lenguaje que inspira respeto. Lascostumbres tradicionales, incluso cuando no hay nada de religioso omoral en ellas, las fiestas, las reglas de cortesa, la moda, etctera sonprotegidas por un gran rango de sanciones contra las inclinacionesindividuales a la rebelda. Tambin nuestra organizacin econ-mica se impone sobre nosotros con una imperiosa necesidad. Si tra-tamos de rebelarnos contra ella no somos necesariamente culpadospor esta sola razn; pero debemos agregar que tales innovaciones fre-cuentemente encuentran resistencias que no estn carentes por com-pleto de calidad moral. Es apropiado tener en cuenta no slo la im-posibilidad material de no ajustarse en gran medida a las reglas de

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    los modos consagrados, sino tambin el hecho de que esta consagra-cin no es una palabra vana. En la vida industrial, as como en elresto de nuestras relaciones diarias, las prcticas tradicionales que secumplen en nuestras sociedades ejercen sobre nosotros, al menos,una autoridad suficiente para restringir las tendencias desviadas, unaautoridad que, sin embargo, al disminuir es menos efectiva en con-trolar tales tendencias que la derivada de las reglas morales. Sin em-bargo, existe slo una diferencia de grado entre esos tipos de autoridad,una diferencia que no es menester ver por ahora. En conclusin, lavida social no es otra cosa que el entorno moral o, mejor dicho, la sumade varios contextos morales que rodean a la persona. Cuando decimosque son morales queremos decir que estn constituidos por ideas:entonces juegan el mismo papel para las mentes individuales que el en-torno fsico para los organismos. Tanto el contexto moral como elfsico constituyen realidades independientes, al menos independientesuna de la otra, en el sentido de que pueden estar en un mundo dondetodo colinda con todo. Debemos, pues, adaptarnos a estas dos clasesde realidades. No obstante, la fuerza coercitiva que aqu somete nues-tros cuerpos, ms all de nuestras voluntades, no es igual en los doscasos y no resulta de las mismas causas. Una proviene de la rigidezde las combinaciones moleculares que constituyen el medio fsico y acuya naturaleza requerimos adaptarnos. La otra consiste en esteprestigio sui generis con el que los hechos sociales estn dotados yque los sostiene contra la amenaza de las desviaciones individuales.

    No intentamos afirmar que las creencias sociales y los comporta-mientos penetran en los individuos sin sufrir variaciones, lo cual seracontradicho por los hechos. Al tratar con las instituciones colectivas,asimilndolas, las hacemos individuales, imprimindoles un carcterms o menos personal. Justo como en el aprendizaje del mundo, cadauno de nosotros lo colorea de acuerdo con su temperamento, de talforma que ve muchas cosas de manera distinta, expresa cosas de mododiferente, y se enfrenta con cosas distintas en el mismo entorno fsico.Es por esto que cada uno de nosotros, hasta cierto punto, formula supropia fe religiosa, su propio culto, su propia moralidad, su propiatcnica. No hay uniformidad social que no admita un rango total degradaciones individuales. No existe un hecho colectivo que se impongauniformemente sobre todas las personas.

    Pese a ello, lo anterior no niega que el rango de variacin toleraday posible sea siempre y en todo lugar ms o menos restringido. Virtual-

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    mente ninguna variacin es permitida en el dominio moral y religiosodonde la innovacin y la reforma son vistas fatalmente como crmenesy sacrilegio; en cambio, son ms permitidas en la esfera del terrenoeconmico. Pero tarde o temprano hay, no obstante, un lmite msall del cual no podemos ir. A esto se debe que la caracterstica del fen-meno social se funda por completo en su ascendiente sobre las mentesindividuales.

    Con respecto a los ndices externos, hay al menos dos que parecenrelativamente fciles de usar y especialmente apropiados. Estn,en primer lugar, las resistencias con las cuales los grupos sociales seoponen a las desviaciones individuales en las formas de actuar o depensar. Es muy fcil observar tales resistencias cuando operan a travsde sanciones especficas, religiosas, legales o morales. Invariablemente,la sociedad impone su voluntad directamente sobre la del individuo,instndole a pensar o a actuar en determinada forma. Esto revela in-discutiblemente el carcter social de todas las reglas obligatorias enla esfera de la religin, la ley y la moralidad. Algunas veces, sin em-bargo, la resistencia social no es percibida tan fcilmente, y opera demanera menos consciente y ms elevada. Tal es el caso de la oposicina innovaciones radicales en materia de tcnica econmica. Es, porconsiguiente, ms til adoptar un criterio que pueda ser aplicado confacilidad a todos los casos: lo encontramos en la manera especial enque los hechos sociales se individualizan. En tanto que la sociedad losimpone a sus miembros, deben tener cierta generalidad dentro delgrupo al cual pertenecen; por otra parte, como ellos han surgido de lasociedad, no pueden penetrar en los individuos ms que siguiendoun proceso que va de lo exterior hacia lo interior. De hecho, las normasmorales, las reglas de cortesa, las opiniones y las costumbres tra-dicionales de nuestros grupos, nos llegan por medio de una educacincomn; las reglas de la tcnica profesional, por medio de una edu-cacin tcnica; los artculos de fe, a travs de una educacin religiosa,etctera. Y qu podemos decir de las reglas jurdicas, muchas de lascuales podemos ignorar la mayor parte de nuestras vidas, pero que de-bemos consultar con especialistas cuando surge alguna necesidadde conocerlas? La generalidad en s no es un criterio suficiente, comoya lo hemos mostrado y, adems, el conocimiento del proceso a travsdel cual los fenmenos sociales son implantados en las mentes indi-viduales no sera, en s mismo, un criterio ms adecuado para distin-guir el mbito de la sociologa; porque nos pueden ser sugeridas ideas

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    y actos que vienen del exterior y que, sin embargo, no tienen nada decolectivo. Pero si ponemos juntas estas dos particularidades, ellas son,al contrario, verdaderamente caractersticas. Las formas de actuar y depensar que son generales en una sociedad dada, pero que las personasreciben de fuera, slo pueden deber su generalidad a la influenciadel nico entorno moral del que reciben influencia, es decir, del mediosocial. Esas formas impersonales de pensamiento y accin constituyenel fenmeno sociolgico por excelencia y sos-tienen la misma relacincon la sociedad que las funciones vitales mantienen con el organismo:ellas dependen de la inteligencia y de la voluntad colectiva. Son, porlo tanto, el material apropiado de y para la fisiologa social.

    Al mismo tiempo que esta definicin delimita el campo de la inves-tigacin sociolgica sirve para orientarla. Cuando uno desea limitar-se a reducir el fenmeno social a un mero fenmeno psicolgico mso menos desarrollado, est condenado a crear una sociologa que puedollamar fcil, dbil y abstracta. A decir verdad, bajo esas condicionesla tarea presentada a la sociologa es relativamente simple, pues si lasociedad no tiene leyes por s misma, entonces no hay nada que des-cubrir. Todo lo que resta es tomar prestadas de la psicologa las leyesque cree que sta ha formulado y preguntar cmo pueden ser dedu-cidas de ellas los hechos que estudia. La nica dificultad que puedeaparecer es la siguiente: en qu se convierten todas aquellas facul-tades generales de la naturaleza humana en las relaciones que toda clasede hombres puede tener con otros? Por la misma razn, toda ilus-tracin detallada y concreta del fenmeno social, todo lo que revelasu riqueza y especificidad, se escapar necesariamente. La provinciade la mente individual es demasiado simple, demasiado general, y de-masiado indeterminada para hacer posible un recuento del fenmenovisto en las creencias y comportamientos sociales, la variedad de susformas y la complejidad de su carcter. Esos sistemas estn limita-dos a desarrollar, con ms o menos ingenuidad, algunas visiones muyesquemticas, conceptos formales que, debido a su vaguedad o inde-terminacin, no son susceptibles de control. Si, por el contrario, hayun reino social tan distinto del reino individual, como el reino biol-gico es diferente del reino mineral, entonces, el dominio de la sociologaincluye un mundo inmenso e inexplorado donde actan fuerzas no ima-ginadas hasta el presente, donde, por consecuencia, hay muchos des-cubrimientos por hacer. Nos encontramos confrontados con cosasdesconocidas que deben ser conquistadas y que retan a la inteligencia

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    humana. Tal conquista no es fcil. En tal territorio virgen slo podemosmovernos lenta y circunspectamente. Para descubrir las leyes quesostienen esta compleja realidad, deben adoptarse procedimientosigualmente complejos: no es suficiente observar, clasificar y comparar,pues los mtodos de observacin, clasificacin y comparacin debenser apropiados a la naturaleza de este estudio especial.

    V

    Sin embargo, la sociologa as entendida se mantiene expuesta al re-proche que le dirige Simmel. El fenmeno del que se ocupa ha sidoestudiado por otras ciencias por un largo tiempo: los movimientos depoblacin, por la demografa; el fenmeno econmico por la econo-ma poltica; creencias y prcticas religiosas por la historia comparati-va de las religiones; las ideas morales por la historia de la civilizacin,por ejemplo. La sociologa no sera entonces otra cosa que una etiquetaaplicada a un conjunto ms o menos coherente de viejas disciplinas,sin ser nada nuevo excepto por el nombre?

    Es importante recordar que, si esta crtica estuviera justificada,no sera una razn valida para circunscribir arbitrariamente el trminosociologa a quin sabe qu categora de estudios, los cuales no hansido determinados con ninguna precisin, y que en ningn caso tienederecho a tal distincin. Pero adems tambin es incorrecto decirque juntando bajo un rubro dado esas diferentes disciplinas especialesslo hay un cambio de palabras. De hecho, por el contrario, este cam-bio de nombre implica y provee el aparente smbolo de una transfor-macin profunda en las cosas.

    En realidad, todas esas ciencias especiales: economa, poltica, his-toria comparativa del derecho y religin, demografa, geografa huma-na, hasta ahora han sido concebidas y aplicadas como si cada unaconstituyera una totalidad independiente cuando por el contrariolos fenmenos que tratan son slo diversas manifestaciones de unamisma actividad, la actividad colectiva. Como resultado, los lmitesque las unen son ignorados. Quin, hasta hace poco, habra sospecha-do que existen relaciones entre el fenmeno econmico y el religioso,entre los ajustes democrticos y las ideas morales, entre las condicionesgeogrficas y las manifestaciones colectivas, etctera? Una conse-cuencia ms seria de este aislamiento es que cada ciencia estudia el

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    fenmeno de su propio mbito como si no se vinculara con ningnsistema social. Observad las leyes de la economa poltica o, para serms precisos, las proposiciones que los economistas elevan al estatusde esta dignidad! Independientes del tiempo y del espacio, parecenser tambin independientes de cualquier forma de organizacin social.Uno nunca pensara en la posibilidad de hacer una clara separacinentre los tipos econmicos relacionados con la igualdad y algunostipos sociales, as como los diferentes aparatos digestivo y respirato-rios estn vinculados a la naturaleza de las especies animales. Todoslos fenmenos del orden econmico suponen un proceder muy simple,movimientos muy generales comunes a toda la humanidad. Y, de for-ma similar, la historia comparativa de las religiones estudia creenciasreligiosas y prcticas como si slo expresaran ciertos estados inter-nos de la consciencia individual; por ejemplo, el temor que grandesfuerzas de la naturaleza inspiran en el hombre o las reflexiones queciertos fenmenos de la vida le sugieren, cosas como los sueos o lamuerte, entre otros. Slo recientemente en la historia comparativa delderecho han habido algunos esfuerzos por articular instituciones do-msticas y ciertas formas de organizacin social: pero esos esfuerzossiempre son tmidos, embrionarios y no sistemticos, aun cuando hansido realizados por Post y su escuela, aunque Post era socilogo.4 Hastala poca de Ratzel, quin se pregunt si la geografa poltica era unaciencia social o, ms usualmente, una ciencia explicativa en el sentidoreal de la palabra?

    Esta afirmacin podra ser generalizada. Gran cantidad de inves-tigaciones no slo no tienen nada de sociolgicas, sino que ademsslo son cuasi-cientficas. Al fracasar en vincular los hechos socialescon el medio social en el que estn enraizados, tales indagaciones semantienen suspendidas en el aire, sin ninguna relacin con el restodel mundo, haciendo imposible ver las conexiones entre uno y otro,y con ello su unidad. Bajo tales circunstancias, slo queda reportar esoshechos sin explicarlos ni clasificarlos, como lo hacen los historia-dores puros, o que al extraer lo que tienen de ms universal segnun punto de vista esquemtico que, naturalmente, les hace perder su

    4 Aqu Durkheim se refiere al jurista germano y etnlogo Albert Hermann Post (1839-95),quien busc vincular formas legales variadas con patrones familiares cambiantes y descubriretapas de la evolucin social. Friedrich Ratzel (1840-1904) fue un gegrafo humano, influ-yente en apoyar el enfoque segn el cual los patrones culturales y las formas sociales sonmoldeadas por el ambiente fsico [Everett K. Wilson].

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    individualidad. Pero tal mtodo impide el xito en determinar relacio-nes definidas entre clases de hechos. Esto es precisamente lo que unollama leyes en el sentido ms general de la palabra. Puede haberciencia donde no hay leyes?

    No es necesario explicar extensamente cmo tal limitacin sereliminada tan pronto como veamos en las diferentes ciencias las ramasde una misma ciencia que las abarque a todas y a la que demos elnombre de sociologa. Desde el momento en que uno cultive una deesas disciplinas ya no ser posible permanecer ignorante de las otras;los fenmenos se estudiarn en su reciprocidad como funciones deun organismo dado y estarn ntimamente conectados como productode ese entrelazamiento. Simultneamente, se nos presentan de una ma-nera diferente. Productos de la sociedad, ahora los percibimos comofunciones de la sociedad y no como funciones del individuo y, en estesentido, pueden ser inteligibles. Dependiendo de la forma en que la so-ciedad est constituida y del modo en que nosotros estamos individual-mente constituidos, uno puede explicar por qu estos hechos aparecenbajo una forma ms que de otra. Es por esta razn que dejan de agitarseen esta especie de danza, por la cual tienen xito de escapar a las in-vestigaciones de la ciencia, y que devienen en el substrato que los vincu-la al resto de los hechos humanos. Esto es lo que constituye el sustratosocial y as es como podemos tener xito en establecer relaciones defi-nidas entre esos hechos y en determinar leyes, propiamente hablando.

    Sin embargo, otra causa ha contribuido a este cambio de orienta-cin. Si uno est por investigar las leyes del fenmeno social, debe sa-ber primero lo que son las leyes naturales y los mtodos mediante loscuales uno las puede descubrir; tal intuicin slo se puede adquiriren la prctica de las ciencias en las que esta clase de hallazgos se rea-lizan todos los das, es decir, en las ciencias naturales. Los escritoresdevotos de los estudios sociales especiales, los economistas y los histo-riadores, poseen una cultura que es ms literaria que cientfica. Engeneral, tienen una muy vaga nocin de lo que es una ley. Los histo-riadores sistemticamente niegan la existencia de leyes en el mbitocompleto de lo social, y los economistas destacan por confundir lasleyes con teoremas abstractos expresados simplemente como posi-bilidades ideolgicas, no teniendo nada en comn con la palabra leycomo es usada en la fsica, la qumica y la biologa. Por el contrario, lospensadores que primero usaron la palabra sociologa y quienes, comoresultado, anticiparon la afinidad entre esos fenmenos que parecen

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    independientes unos de otros, Comte y Spencer, estuvieron muy fami-liarizados con el uso de esos mtodos en las ciencias naturales y conlos principios sobre los que estn fundados. La sociologa naci a lasombra de esas ciencias, e ntimamente en contacto con ellas incluyen su esfera de accin a todas esas ciencias sociales especiales queabarca en principio y que hoy en da se encuentran conformadas enun nuevo espritu. Todo ello sin dejar de reconocer que, entre los prime-ros socilogos, algunos se equivocaron en exagerar esta relacin hastael punto de no comprender la independencia de las ciencias socialesy la autonoma de la que deben gozar con respecto a las otras cienciasque las precedieron. Pero estos excesos no deben llevarnos a olvidarcun valiosos son esos preceptos asentados de pensamiento cientfico.

    Debemos admitir que el trmino sociologa, con el significado quele hemos dado, no es una simple adicin al vocabulario, sino que es ycontiene el signo de una reconfiguracin de todas las ciencias que es-tudian los asuntos humanos;5 y sta es la tarea de la sociologa en elmovimiento cientfico actual. Bajo la influencia de las ideas represen-tadas en esta palabra, todos los estudios que hasta ahora han tomadosu fuente ms de la literatura o de la erudicin, muestran que susafinidades reales estn en otra parte y buscan su modelo en una direc-cin distinta. Ms que detenernos en la consideracin de eventos sobrela superficie de la vida social, sentimos la necesidad de investigar lasfuentes ms profundas de la vida social, las ms ntimas, las fuerzasimpersonales y escondidas que motivan a las personas y a la colec-tividad. Tal inclinacin ya ha sido vista entre los historiadores; perocorresponde a la sociologa proveer esta tendencia con una concienciams clara. Ciertamente, el movimiento se encuentra an en sus inicios,pero ya hay un buen comienzo, y nuestra tarea en el presente es sloacelerarlo y darle una direccin especfica.

    Sin embargo, no estamos diciendo que la sociologa deba limitarse siempre a ser nicamente un sistema de ciencias especiales. Si to-dos los fenmenos que esas ciencias observan estn relacionados, sistos son slo especies de un mismo gnero, hay razn para preguntarqu les da esa unidad con el gnero mismo y esta es la tarea de unarama especial de la sociologa. La sociedad, la vida social en el completo

    5 Y la psicologa tambin est destinada a sufrir algunos cambios bajo esta influencia. Si elfenmeno social penetra a la persona desde fuera, hay un dominio completo de la concienciaindividual que depende, en parte, de causas sociales, y que la psicologa no puede abstraersin convertirse en ininteligible [mile Durkheim].

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    alcance de su desarrollo, forma una totalidad. Y una ciencia no cubreesa totalidad, pues estudia sus elementos de manera separada. Despusdel anlisis debe haber una sntesis, que muestre cmo los elementos sejuntan en el todo. Esta es la justificacin para una Sociologie Gnrale.Si todos los fenmenos sociales presentan ciertas caractersticas co-munes es porque todos derivan de la misma fuente, o tienen races dela misma especie. Encontrar esas races primarias es la tarea de la so-ciologa general.

    En asuntos de morfologa, la sociologa deber indagar cul es elgrupo elemental que da origen crecientemente a grupos complejos.Como en la fisiologa, se preguntar qu fenmenos funcionales ele-mentales en sus combinaciones y permutaciones han formado progre-sivamente los fenmenos complejos crecientes que han emergido enel curso de la evolucin. Pero el valor de la sntesis depende claramentedel valor del anlisis en el que las ciencias especiales estn compro-metidas. Por lo tanto, es necesario para nosotros atender y desarrollaresas disciplinas especiales. Esto ltimo parece ser la tarea ms urgenteque confronta a la sociologa hoy en da.