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© 2011 Asociación Argentina de Psicologíay Psicoterapia de GrupoRedacción y administración:Lavalle 3584 - Ciudad Autónoma de Buenos AiresE-mail: [email protected]: 4862-6818/6848/1115

2 números anualesISSN 1851-7854(continuación del ISSN 0328-2988)

Registro de la Propiedad Intelectual Nº 679667Hecho el depósito que marca la Ley 11.723Derechos reservadosImpreso en la Argentina - Printed in Argentina

Producción Editorial:Bibliográfika. Tel.: 4553-6903

Armado y Corrección:Ediciones PubliKar. Tel: 4743-4648

Diseño de tapa:Curioni Producciones. Tel: 4822-6982

La Revista Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares es agente de difusión ylugar de debate de ideas relacionadas con el campo del psicoanálisis de los vínculos. Laperspectiva vincular en psicoanálisis supone una concepción del psiquismo articuladadesde el inicio –con lo inter y lo transubjetivo–, marca de un encuentro que proponenuevas nociones, que complejizan y enriquecen las líneas de investigación, sus propues-tas teóricas y sus consecuencias clínicas. La creciente inclusión de trabajos extranjerosestá facilitada por un importante número de corresponsalías internacionales, así comopor la inserción de la A.A.P.P.G. no sólo en la Federación Argentina de Psicoanálisis delas Configuraciones Vinculares, sino también en la Federación Latinoamericana de Psi-coterapia Analítica de Grupo, en la American Group Psychotherapy Association y en laInternational Association of Group Psychotherapy,

The Psychoanalysis of Link Configurations Journal is a diffusion instrument and a placefor discussing ideas related to the psychoanalysis of links ground. The perspective oflinks in Psychoanalysis emerges from the idea of psyche trimmed with inter andtransubjectivity from the very beginning. The mark of this meeting proposes new no-tions, which enrich and make some lines of researchment much more complex, as wellas theorical proposals and their clinical consequences.The growing inclusion of foreign works is due to the great quantity of internationalcorrespondents and to the insertion of AAPPG not only in the Federación Argentina dePsicoanálisis de las Configuraciones Vinculares but also in the FederaciónLatinoamericana de Psicoterapia analítica de Grupo, in the American Group Psycho-therapy Association, and in the International Association of Group Psychotherapy.

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Número 1 - 2011

DIRECCIÓN DEPUBLICACIONES

Directora:Lic. Graciela R. de Milano

Secretaria:Lic. Diana S. Blumenthal

Comité Científico:Lic. Vanesa Bianchi

Lic.Magdalena Colman GiménezLic. Silvia Luchessi de Olaso

Consejo de Publicaciones:Lic. Clara Sztein

Lic.Susana PalonskyLic. Franca Trevisan

Comité Asesor:Lic. Elina Aguiar

Dr. Isidoro BerensteinLic. Susana Matus

Lic. Gloria MendilaharzuDra. Janine Puget

Lic. Esther V. CzernikowskiLic. Mirta Segoviano

Dra. Graciela VentriciDr. Carlos Pachuk

TOMO XXXIV

Afiliada a la Federación Latinoamericanade Psicoterapia Analítica de Grupo,a la American Group Psycotherapy Association,y a la International Associationof Group Psychotherapy

Corresponsales en el exteriorLic. Myriam Alarcón de Soler, Bogotá, Colombia.

Prof. Massimo Ammaniti, Roma, Italia.Prof. Dr. Raymond Battegay, Basilea, Suiza.

Dra. Emilce Dio Bleichmar, Madrid, España.Dr. Joao Antonio d’Arriaga, Porto Alegre, Brasil.

Dr. Rafael Cruz Roche, Madrid, España.Dr. Alberto Eiguer, París, Francia.

Dr. Marco A. Fernández Velloso, San Pablo, Brasil.Dra. Lea Forster, Madrid, España.

Dr. Arnaldo Guiter, Madrid, España.Dr. Max Hernández, Lima, Perú.

Lic. Gloria Holguín, Madrid, España.Dra. Liliana Huberman, Roma, Italia

Lic. Rosa Jaitin, Lyon, Francia.Prof. Dr. René Kaës, Lyon, Francia.

Prof. Dr. Karl König, Gottingen, Alemania.Dr. Mario Marrone, Londres, Inglaterra.

Prof. Menenghini, Florencia, Italia.Prof. Claudio Neri, Roma, Italia.

Dra. Elvira Nicolini, Bologna, Italia.Lic. Teresa Palm, Estocolmo, Suecia.

Dr. Saúl Peña, Lima, Perú.Dr. Alejandro Scherzer, Montevideo, Uruguay.

Dr. Alberto Serrano, Honolulu, Hawaii.Dra. Estela Welldon, Londres, Inglaterra.

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Comité de Referato

Alarcón de Soler Myriam; Bogotá, ColombiaCzernikowski, Esther V.; Buenos Aires, ArgentinaEdelman Lucila; Buenos Aires, ArgentinaGomel Silvia; Buenos Aires, ArgentinaGonzalez Cruzado Alicia; UruguayKaës René; Lyon, FranciaKordon Diana; Buenos Aires, ArgentinaLifac Solchi; Buenos Aires, ArgentinaMilano Graciela; Buenos Aires, ArgentinaMendilaharzu, Gloria; Buenos Aires, ArgentinaNeri Claudio; Roma, ItaliaPachuk Carlos; Buenos Aires, ArgentinaSegoviano Mirta; Buenos Aires, ArgentinaSelvatici Marina; Buenos Aires, ArgentinaSujoy Ona; Buenos Aires, ArgentinaVacheret Claudine; Lyon, FranciaValdemar Fernandes; San Pablo, BrasilVentrici Graciela; Buenos Aires, ArgentinaZadunaisky, Adriana; Buenos Aires, Argentina

Fechas de cierre de recepción de trabajos: 15 de febrero y 15 de septiembreFechas de publicación: 30 de octubre y 30 de abril

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COMISIÓN DIRECTIVA

Lic. Clara Sztein

Lic. Susana Palonsky

Lic. Franca Trevisan

Lic. Lucrecia Riopedre

Lic. Juan Carlos Benítez Pantaleone

Areas Programáticas

Lic. María Capponi

Lic. Nélida Di Rienzo

Lic. Gustavo Gewürzmann

Area Ejecutiva

Presidente:

Vicepresidente 1º:

Vicepresidente 2º:

Secretaria:

Tesorero:

Area de Asistencia

Area Científica:

Area de Docencia:

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SUMARIO

• Editorial11•Graciela MilanoDirección de Publicaciones

Martha EksztainSara Moscona

• La pornografía en laera tecnológica

25•

• • Matrimonios igualitarios49Norberto Inda

• • La casa nueva.Crónica de una mudanza

19Clara Sztein

• Una aproximación al vínculo(de pareja) desde lasexperiencias del tiempo ydel espacio

117•Gustavo Del Cioppo

• Derivas de la subjetividad enla Clínica VincularPsicoanalítica: al encuentro conla familia Galván

71•Alicia González Cruzado

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INTERROGACIONES... Y PERSPECTIVAS

• • Taller Relatos Clínicos.Del relato a la narración

135Grupo Relatos Clínicos

PASANDO REVISTA

INFORMACIONES185

• • Psicoanálisis vincular. Curarsecon otros, de Carlos Pachuk

165Gloria Barros deMendilaharzu

• • Más de un otro. Variaciones yvacilaciones del dispositivopsicoanalítico, de DanielWaisbrot

169Diana S. Blumenthal

• • Clínica del Incesto Fraternal, deRosa Jaitin

173Irma Morosini

• • Desarraigos Villeros, de SergioRodríguez, Silvia Sisto y otros

181Elba Nora Rodríguez

ARTE

• • Acerca de la otredad:de traumas y lazos

143Norma Mondolfo

• • «El hombre de al lado» deMariano Cohn y Gastón Duprat

157Susana Sternbach

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Editorial

Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 11-16

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13Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 11-16

El escribir «una forma privilegiada de transmisión de ex-periencia» fue nuestra invitación para la producción de estenúmero de Revista.

«El acto de escribir –dice John Berger– no es más que elacto de aproximarse a la experiencia sobre la que se escribe;del mismo modo, se espera que el acto de leer el texto escritosea otro acto de aproximación» (Cita de los textos Esa Belle-za y Puerca Tierra).

Diversidades. Lo singular – lo múltiple título de esta pues-ta, conjuga en una compleja amalgama, distintas lógicas quese entrecruzan en el pensar de Lo Vincular.

El escribir, que señalara al comienzo, al que convocamoscomo transmisión de experiencia, conlleva la propuesta decompartir la intensidad de los escritos, con una lectura aten-ta a sus resonancias. Resonancias que es dable asemejar a loque en música llamamos «acorde». Vale, siguiendo con lametáfora musical, atesorar la polifonía que ellos nos puedenofrecer.

La compilación de artículos escritos por nuestros colegas,arma una red de transferencia que nos invita a participar enlas variadas contribuciones que sin duda colaborarán en elengranaje de nuevas producciones.

Algo del producir conjunto se muestra en esta puesta edi-torial. Hace Presencia al Presentarse. Y será, la lectura de to-dos ustedes la que animará esa presencia al descubrir las in-numerables relaciones posibles con las que se cotejarán lasvariadas «experiencias».

El sentido, siempre eludido, de cada uno de los escritos,operará como línea de fuga, deleuziana, arborizando en lamultiplicidad de significantes, la posibilidad, para nosotrossus lectores, de nuevos juegos de experiencia.

Mallarmé habla del «juego insensato del escribir» parareferirse a esa escritura que abre a otra escritura. A ese juego

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14 Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 11-16

con las palabras abierto a las más diversas experiencias, a esacantidad ineludible de malos entendidos, a lo disperso, a lodiverso, en fin al movimiento del saber como construcción/deconstrucción. Así al decir del autor –una lengua que traba-ja– nos lleva hasta el cortocircuito en relación con el saber,hasta el accesis de la escritura.

Si escribir es hacer producir la ausencia en una obra, admi-tamos que es una ausencia poblada de encuentros, todos falli-dos, pero encuentros al fin en esa laboriosa tarea entre el sa-ber y el no saber.

En cada uno de los escritos publicados podemos descubriresa tela opaca que cubre lo propio del texto y sin embargodeja traslucir nuestras discusiones, acuerdos, desacuerdos, dis-tintas lógicas, distintas formas de abordar Lo Vincular quehacen a la riqueza de lo heterólogo.

Ahora sí va la presentación de los diversos escritos queocupan también diversos temas con algunos comentarios amanera de una escucha comprometida desde esta puestaeditorial.

Martha Eksztain y Sara Moscona, autoras de «La porno-grafía en la era tecnológica», nos hablan de una sexualidadobscena que al traspasar los límites de la intimidad y privaci-dad, vía dispositivo pornográfico, se torna improfanable. Loimposible se hace posible. El acto sustituye al uso, no da lu-gar a ese profanar de lo sagrado, hay derrumbe de la condi-ción erótica. Cultura del espectáculo, consumo de sexo sinlímites y violencia explícita.

Aproximan a pensar en nuevas formas de configurar la re-presión y apuestan como labor analítica a una subjetivación yposibilidad deseante.

En «Matrimonios Igualitarios» Norberto Inda da testimo-nio de un cambio en el posicionamiento social en torno a launión en matrimonio. Considera este cambio una ampliaciónde los derechos humanos, y como acto de los representantes

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15Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 11-16

de la democracia parlamentaria, un legislar para todos, en elque ni la elección sexual, ni la identidad genérica son varia-bles definitorias. Un acto de justicia, en una sociedad en laque subsisten múltiples formatos de la injusticia, de la des-igualdad. Se detiene en aclarar que lo «igualitario» refiere auna igualación de derechos y obligaciones y no a una adjeti-vación que tenga que ver con la unión «homo»; dado quetodo encuentro supone el registro de una diferencia pues es«entre dos». La progresiva mengua de descalificación por lalegislación abre a la diversidad de formas posibles de com-plementariedad. Se interroga acerca de cuál es el entramadoimaginario y el acople fantasmático que garantice el lazo.

Alicia González Cruzado, escribe «Derivas de la subjeti-vidad en la Clínica Vincular Psicoanalítica….», relato delencuentro con la Familia Galván. Un encuentro conmove-dor, con un dramatismo que atrapa al lector al acompañar alterapeuta y los pacientes por el borde, la tragedia, lo imposi-ble; en fin una familia de alto riesgo cuyas resonancias nosdejan interrogantes, cuestiones, problemas muy diversos aseguir trabajando.

En «Una aproximación al vínculo (de pareja) desde las ex-periencia del tiempo y el espacio» Gustavo Del Cioppo desa-rrolla consideraciones acerca del vínculo, esta vez en térmi-nos de «una experiencia compleja en la que dos otros no pue-den sino verse alterados por el ir haciendo juntos». Esta frasecon la que inicia el trabajo abre a tratar lo que llama el arma-do de un nosotros en el que el ir haciendo juntos produceefectos de inter-subjetivación y variaciones en la mismidad.Refiere a lo diferente/semejante y lo ajeno en términos del«otro real» y lo «real del otro». Habla de estilo vincular enrelación a un particular modo de «saber hacer» en el vínculosiguiendo coordenadas de tiempo y espacio.

Continuamos en este número en el espacio Interrogacio-nes y Perspectivas con la convocatoria que iniciáramos en elnúmero anterior a los integrantes de las Áreas Científicas; enesta oportunidad son los colegas del espacio de Relatos Clí-nicos quienes nos transmiten su quehacer.

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16 Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 11-16

En el apartado Arte, esta vez dedicado al cine, las autorasNorma Mondolfo y Susana Sternbach nos interrogan, acercade las diversidades en la relación con el Otro/otro y más alláde ese otro: cercano, semejante, diferente y ajeno.

Diversos también son los comentarios de libros, en el es-pacio Pasando Revista; agradecemos a los autores –CarlosPachuk, Daniel Waisbrot, Rosa Jaitín, Sergio Rodríguez y alos colegas –Gloria Mendilaharzu, Diana Blumenthal, IrmaMorosini, Elba Nora Rodríguez– que con sus escritos nos es-timulan a la lectura de los textos.

Compilamos este número de revista en Arévalo y desdeallí sale, para su edición, como nosotros también salimos ha-cia Lavalle. Nos encontraremos allá.

Vaya el deseo desde el comité de redacción para que ésta,nuestra nueva casa, ofrezca el mejor de los hospedajes al pro-ducir.

Graciela Milano Dirección de Publicaciones

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Nueva casa

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La casa nueva.Crónica de una mudanza

Clara Sztein *

Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 19-23

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(*) Licenciada en Psicología. Miembro Titular de AAPPG y actualPresidente de AAPPG.E-mail: [email protected]

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21Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 19-23

Una mudanza remite a una alteración, a un cambio y pre-supone la transformación de una etapa, un modelo o un es-cenario anterior hacia una etapa, modelo o escenario dife-rente. También implica un cambio o innovación de ideas yactitudes.

Todo esto no es sin angustia.

Mudar involucra, necesariamente, la capacidad de com-prender y acoger todos aquellos pensamientos que concretenel deseo y la voluntad de innovación.

Para que el cambio ocurra es necesario sostener el deseo

propio y ser portavoz del deseo del conjunto al que ese sujetopertenece.

Frente a la convocatoria de hacer un relato sobre la mu-danza aparecieron alguna palabras tales como historia - casa -hospitalidad.

¿Cómo historizar una mudanza?

Llamamos historia al pasado mismo y es equivalente a cam-bio en el tiempo.

Es una herramienta para la comprensión del presente y paraesbozar posibilidades futuras.

Sólo llamamos hechos históricos a los acontecimientos tras-cendentes, los que tienen un nivel de importancia de tal mag-nitud como para la comprensión de aquellos episodios que seconsideran merecedores de recuerdo.

Hacer historia implica en el mismo relato una proyección haciael futuro por su potencia transformadora como herramienta decomprensión. Sólo desde el presente se hace historia.

¿Este nuevo espacio qué hilos de nuestra subjetividad con-mueve y qué marcas hará que generen la demanda de barajary abrir a un nuevo juego?

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22 Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 19-23

El espacio se define como lugar cuando tiene ciertas pro-piedades que conciernen a su función, como por ejemplo unteatro recibe espectadores. Cuando esta propiedad no se da,Marc Augé los llama “no-lugares”.

Este autor acuñó el concepto “no-lugar” para referirse alos lugares de transitoriedad, lugares que no se habitan…

Otra acepción, del siglo XIII y XIV, del concepto de no-lugar lo igualaba con el término utopía, vinculado éste a loimaginario, lo ilusorio y lo deseable.

Que no sea un lugar de paso ni un lugar utópico sino quealbergue el entramado que genera la transferencia con la ta-rea, tarea esta que cause nuestro deseo.

La mudanza no sólo es de casa sino al mismo tiempo demodo ya que suscita la búsqueda y la modificación de ideasy/o de formas en relación a la implicación necesaria de ami-gos socios y colegas con la asociación.

Una casa, del latín casa (cabaña), es una obra cons-truida para ser habitada por una persona o un grupo depersonas.

Es el lugar en el que históricamente se desarrollaron lasactividades y relaciones específicas de la vida familiar. Sirvede refugio contra la lluvia, el viento, el frío y protege a susocupantes de posibles extraños e intrusos.

Asimismo es el lugar donde acopiar los enseres y propie-dades de sus habitantes.

Ésta es una de las muchas definiciones de la palabra casa,pero nosotros operamos sobre los significantes a los que ellaremite y a las relaciones que entre ellos se da.

Y cuando hablamos de propiedades sobre todo en esta casa,nos referimos a la producción científica y creativa.

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23Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 19-23

La mudanza no sólo es de domicilio, sino que buscamos latransformación de ideas y de actitudes en relación a la impli-cación ineludible, necesaria de socios-amigos y colegas conla asociación.

Ambicionamos que mudanza sea una palabra perfomativa,es decir, que tenga la capacidad de instaurar realidades y nosposibilite el logro de numerosos proyectos, que sea un estí-mulo para la producción científica y nos dé la posibilidad detrasmisión de saberes teóricos y de haceres clínicos.

Pensamos que un lugar ya apropiado de antemano no eshabitable ya que únicamente el habitar hace a la propiedad yno ésta a aquella.

Otra de las coordenadas fuertes de este grupo es hacerlugar a la noción de hospitalidad.

Esta habla de una innegable paradoja: la de instaurar lopropio, poniéndolo en juego y haciendo lugar al mismo tiem-po a lo ajeno. Y cuando de ajeno hablamos en este campo, esa las diversas teorías y disciplinas que enriquecen y cruzannuestro pensamiento aunque a veces lo hagan vacilar.

Dar cabida, ser hospitalario, es aceptar las relaciones depoder, en su acepción de potencia, que se juegan entre lo pro-pio y lo extranjero.

El lugar del anfitrión es su coto, su espacio, su territorio,en cambio para lo que llega o para el que llega todo es raro,nada le pertenece y es nuestro compromiso el saber-hacerlosatisfactorio para que éste se aloje y en dicho entretejido nosenriquezca.

Nuestro deseo fue o es hacer de este sitio, un espacio y unlugar apetecible.

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Nueva casa

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La casa nueva.Crónica de una mudanza

Clara Sztein *

Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 19-23

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(*) Licenciada en Psicología. Miembro Titular de AAPPG y actualPresidente de AAPPG.E-mail: [email protected]

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21Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 19-23

Una mudanza remite a una alteración, a un cambio y pre-supone la transformación de una etapa, un modelo o un es-cenario anterior hacia una etapa, modelo o escenario dife-rente. También implica un cambio o innovación de ideas yactitudes.

Todo esto no es sin angustia.

Mudar involucra, necesariamente, la capacidad de com-prender y acoger todos aquellos pensamientos que concretenel deseo y la voluntad de innovación.

Para que el cambio ocurra es necesario sostener el deseo

propio y ser portavoz del deseo del conjunto al que ese sujetopertenece.

Frente a la convocatoria de hacer un relato sobre la mu-danza aparecieron alguna palabras tales como historia - casa -hospitalidad.

¿Cómo historizar una mudanza?

Llamamos historia al pasado mismo y es equivalente a cam-bio en el tiempo.

Es una herramienta para la comprensión del presente y paraesbozar posibilidades futuras.

Sólo llamamos hechos históricos a los acontecimientos tras-cendentes, los que tienen un nivel de importancia de tal mag-nitud como para la comprensión de aquellos episodios que seconsideran merecedores de recuerdo.

Hacer historia implica en el mismo relato una proyección haciael futuro por su potencia transformadora como herramienta decomprensión. Sólo desde el presente se hace historia.

¿Este nuevo espacio qué hilos de nuestra subjetividad con-mueve y qué marcas hará que generen la demanda de barajary abrir a un nuevo juego?

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22 Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 19-23

El espacio se define como lugar cuando tiene ciertas pro-piedades que conciernen a su función, como por ejemplo unteatro recibe espectadores. Cuando esta propiedad no se da,Marc Augé los llama “no-lugares”.

Este autor acuñó el concepto “no-lugar” para referirse alos lugares de transitoriedad, lugares que no se habitan…

Otra acepción, del siglo XIII y XIV, del concepto de no-lugar lo igualaba con el término utopía, vinculado éste a loimaginario, lo ilusorio y lo deseable.

Que no sea un lugar de paso ni un lugar utópico sino quealbergue el entramado que genera la transferencia con la ta-rea, tarea esta que cause nuestro deseo.

La mudanza no sólo es de casa sino al mismo tiempo demodo ya que suscita la búsqueda y la modificación de ideasy/o de formas en relación a la implicación necesaria de ami-gos socios y colegas con la asociación.

Una casa, del latín casa (cabaña), es una obra cons-truida para ser habitada por una persona o un grupo depersonas.

Es el lugar en el que históricamente se desarrollaron lasactividades y relaciones específicas de la vida familiar. Sirvede refugio contra la lluvia, el viento, el frío y protege a susocupantes de posibles extraños e intrusos.

Asimismo es el lugar donde acopiar los enseres y propie-dades de sus habitantes.

Ésta es una de las muchas definiciones de la palabra casa,pero nosotros operamos sobre los significantes a los que ellaremite y a las relaciones que entre ellos se da.

Y cuando hablamos de propiedades sobre todo en esta casa,nos referimos a la producción científica y creativa.

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23Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 19-23

La mudanza no sólo es de domicilio, sino que buscamos latransformación de ideas y de actitudes en relación a la impli-cación ineludible, necesaria de socios-amigos y colegas conla asociación.

Ambicionamos que mudanza sea una palabra perfomativa,es decir, que tenga la capacidad de instaurar realidades y nosposibilite el logro de numerosos proyectos, que sea un estí-mulo para la producción científica y nos dé la posibilidad detrasmisión de saberes teóricos y de haceres clínicos.

Pensamos que un lugar ya apropiado de antemano no eshabitable ya que únicamente el habitar hace a la propiedad yno ésta a aquella.

Otra de las coordenadas fuertes de este grupo es hacerlugar a la noción de hospitalidad.

Esta habla de una innegable paradoja: la de instaurar lopropio, poniéndolo en juego y haciendo lugar al mismo tiem-po a lo ajeno. Y cuando de ajeno hablamos en este campo, esa las diversas teorías y disciplinas que enriquecen y cruzannuestro pensamiento aunque a veces lo hagan vacilar.

Dar cabida, ser hospitalario, es aceptar las relaciones depoder, en su acepción de potencia, que se juegan entre lo pro-pio y lo extranjero.

El lugar del anfitrión es su coto, su espacio, su territorio,en cambio para lo que llega o para el que llega todo es raro,nada le pertenece y es nuestro compromiso el saber-hacerlosatisfactorio para que éste se aloje y en dicho entretejido nosenriquezca.

Nuestro deseo fue o es hacer de este sitio, un espacio y unlugar apetecible.

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Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 25-48

La pornografía enla era tecnológica

Martha Eksztain *Sara Moscona **

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(*) Licenciada en Psicología. Miembro Activo AAPPG.E-mail: [email protected]

(**) Licenciada en Psicología. Miembro Titular AAPPG.E-mail: [email protected]

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27Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 25-48

En el itinerario de nuestro pensamiento lo obsceno en sucaracterística más asociada a lo pornográfico fue vislumbrán-dose como tema a pensar desde el psicoanálisis. Intentare-mos dilucidar las fuentes con las que nos acercaremos a estaproblemática.

Apuntamos a realizar un abordaje de los mismos tanto desdeuna lectura psicoanalítica como también enmarcada en unabordaje filosófico-político.

Finalmente nos referiremos a las representaciones porno-gráficas contemporáneas y su relación con lo obsceno.

Partimos de la idea de que el impulso irrefrenable a hacer-se visible y exhibir la intimidad, es una fuerte marca de laépoca, y se establece como un fenómeno cultural. ¿Devendráesto en nuevas formas de estar en el mundo en las que lasprácticas confesionales son habituales y en las que coexistenidentidades disponibles y descartables?

La antropóloga Paula Sibilia postula que resultan insufi-cientes las tentativas habituales por explicar los fenómenosde exposición de la intimidad como exacerbación de ciertonarcisismo y voyeurismo siempre latente. Nos sugiere pensaren una metamorfosis, en la que el eje alrededor del cual lassubjetividades se construyen, se está desplazando. La ideadel universo íntimo, hoy ha perdido vigencia. «En esta cultu-ra de las apariencias, del espectáculo, de la visibilidad…elcuerpo se torna una especie de objeto de diseño…la lógicade la visibilidad y el mercado de las apariencias desempeñanpapeles primordiales en la construcción de sí...»1 No pasardesapercibido, conquistar visibilidad pasan a ser condicionesde existencia. Según esta autora «La red mundial de compu-tadoras, se ha convertido en un gran laboratorio, un terrenopropicio para experimentar y diseñar nuevas subjetividades;en sus meandros nacen formas novedosas de ser y estar en elmundo, que a veces parecen saludablemente excéntricas y

1 Sibilia, P. La intimidad como espectáculo, Fondo de Cultura Económi-ca 2008, Buenos Aires, pág. 58.

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megalomaníacas mientras que otras veces o al mismo tiem-po, se empantanan en la pequeñez más rastrera que se puedaimaginar».

Son incontables y muy variadas las estrategias individua-les y grupales que desafían las tendencias hegemónicas de laconstrucción de sí. Se promueve al deseo bajo el mandatosuperyoico: ¡goza! contando con la sobreoferta de la culturade proveer los objetos supuestamente adecuados que sostie-nen ilusoriamente el todo vale y también que todo lo que sedesea es posible.

Al perderse hoy los ejes, nos hallamos ante un sujeto unasveces en pánico o en aburrimiento, saturado de las posibilida-des de goce. Otras veces, tal goce lo invade y carece de lasherramientas de tramitación. Se hace necesario entonces re-emplazar el mandato a gozar por el procesamiento de lo real apartir de un nuevo posicionamiento que libere prohibicionesinnecesarias pero que no ocluya «el dolor de existir» ni tam-poco rechace ciertas represiones útiles que implican el reco-nocimiento de la castración simbólica.

El psicoanálisis en este sentido, creemos, tiene mucho paraaportar en un movimiento que resista al desdibujamiento y alaplastamiento de la subjetividad.

Acerca de la etimología de las palabras

«Interpretar es juzgar. Ningún descifra-miento, por muy filológico o textual –enel sentido más técnico del término– quesea, está libre de valores».

G. Steiner

Comenzaremos a definir los términos obscenidad, porno-grafía y erotismo desde el aporte que nos hacen sus referen-cias iniciales. Sólo iniciales, en tanto luego sus sentidos de-vienen otros o se amplían en el decurso histórico.

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La palabra pornografía, del griego Porné, ramera, deriva-do de pérneemi, significaba mujer vendida, mujer-mercancíay graphos del verbo graphein, escribir: descripción de las mis-mas. Remite a un escrito referente a las prostitutas, sus vidasy costumbres.

En la antigüedad, la palabra pornographos tenía poca rela-ción con nuestra actual noción de pornografía o imágenes quetienen por objetivo la mostración del sexo explícito; sólo de-notaba un tipo de biografía, «la vida de las cortesanas», queno era necesariamente obscena en su contenido.

Dicho término no fue usado hasta el siglo XVII en quecomenzó a ser utilizado para indicar las representaciones ex-plícitas de los órganos o los actos sexuales.

Las prostitutas2 en los comienzos llevaban marcas distinti-vas respecto a las de las consideradas mujeres honestas peroluego fueron recluidas haciéndolas trabajar de modo institu-cionalizado en burdeles privados o prostíbulos públicos. Lamirada masculina3 describe cómo estas mujeres se mostrabany cómo eran consideradas de manera degradante, lo cual asi-mila prostitución con pornografía.

Hoy la palabra pornografía perdió su antiguo sentido y serefiere a una representación por escritos, dibujos, fotos decosas obscenas y por extensión designa la representación di-recta y concreta de la sexualidad en literatura y espectáculos.Abreviado y sustantivado hoy como el porno.

2 La etimología de la palabra «prostituta» resulta bastante sugerente, pare-ce provenir del latín prostituere, vocablo compuesto donde pro significaadelante y statuere significa estacionado, parado, colocado; entonces, pros-tituta sería quien se coloca adelante, a la vista. La prostitución se vincula-ría, más que con el comercio sexual, con un régimen de signos fundadosen una visibilidad exacerbada. La prostituta es aquella que se coloca fren-te a nuestras narices, quizá demasiado cerca para poder establecer unaescena, la del voyeurista de la seducción y de la distancia.

3 Cabe aclarar que la pornografía fue producida fundamentalmente parael consumo de los hombres.

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Para algunos autores, porno es sinónimo de obsceno. Elprefijo porno cuando es equiparado a obscenidad se asocia aimpúdico, lascivo y ofensivo al pudor. Se lo relaciona con elcuerpo sexual fragmentado en tanto la fragmentación y lo com-pulsivo aparecen con insistencia; y no tanto con el ánimo decompletar una escena, o restituirle una imagen que falta comose sitúa a la obscenidad en general. Es un modo particular detratar la escena primaria, que es fragmentándola, parcializán-dola, fijándola en la visión compulsiva de lo que llamamospreliminares. Si bien lo porno es una particularidad de lo obs-ceno y remite a tratar de evitar la castración, la escena obsce-na, en cambio, aparece como disruptiva y hace suponer quealgo debiera quedar fuera.

Destacamos entonces que todo lo pornográfico es obsce-no pero no todo lo obsceno es pornográfico, en tanto estoúltimo es sólo uno de los avatares de lo obsceno.

La pornografía muestra explícitamente lo atinente al gocesexual. Hay una marcada insistencia en los detalles con lailusoria pretensión de que sería posible mostrar y ver todo,al modo de una escoptofilia sin límites. Exhibe la imagencon pobreza metafórica, pura presentación en un aquí yahora.

Obscenidad, en cambio, desde su etimología es dudosa.Podemos agregar según el Oxford English Dictionary las no-ciones «indecente» o «lascivo» que son precedidas por losarcaicos significados de «repugnante» o «sucio». Calificati-vos todos que proceden del lenguaje corriente y que iremostransitando hacia una comprensión psicoanalítica. Las defi-niciones legales no son más útiles, ya que tienden a dependerde las normas éticas y estéticas que varían en las diferentesculturas, y de un período a otro; no hay palabras que logrencaptar el fenómeno en su especificidad.

En particular, la forma en que la obscenidad es definida haido cambiando considerablemente a lo largo de los siglos.Existen palabras aceptadas y/o toleradas para mencionar par-tes impúdicas del cuerpo y otras que son prohibidas y funcio-

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nan como tabú según cada época: las malas palabras, consi-deradas obscenas.

También existe un universo de cosas con nombre ampara-do por el diccionario y otro proscrito de lo que no se nombray en algunos casos tienen condena legal. Confabulación desilencio, son palabras que poseen contenidos incestuosos. Poreso, para disimularlos o hacerlos desaparecer, se utilizan tér-minos en latín que parecen neutros y no excitan. Y aparecenasí coitus, fellatio, cunnilingus, coitus a tergo…

Se desprende entonces, que como es imposible sustraersede la relatividad cultural, todas estas afirmaciones resultancontextuales e históricas.

Un ejemplo de esto es lo que describe Pierre Klossowskien el siglo XX en Francia: un marido que disfruta de que suesposa se entregue a otros hombres, podría ser consideradocomo un gesto perverso según esa sociedad. Sin embargo,para los esquimales tal comportamiento es simplemente laexpresión de las convenciones de la hospitalidad.

Las distintas conceptualizaciones acerca de la obscenidadfueron fundamentales para la legislación antipornografía enGran Bretaña y los EE.UU., así como en Francia. La RealAcademia Española define la pornografía como «el carácterobsceno de las obras literarias o artísticas». Como es dableobservar, estas definiciones son ambiguas y no aportan preci-sión puesto que todas dependen de la ineludible subjetividady la relatividad cultural de otros términos, como «indecente»,«perverso», «corrupto», «lascivo», «ofensivo», incrustadosen ellas. En el derecho francés de los últimos dos siglos elconcepto de «la decencia pública» es culturalmente relativo,como la historia de la censura demuestra claramente –¿quiénde nosotros consideraría Madame Bovary o Les fleurs du maluna amenaza para el orden público? El reciente aumento delos «Estudios de Género y Sexualidad» en las universidadesha habilitado y colaborado con los académicos para fomentarla lectura de obras eróticas.

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En síntesis, en los términos «pornografía», y «obscenidad»hay algo no captable por el grado de ambigüedad que les esinherente y, condicionado por el puritanismo de las religio-nes. Dichos conceptos han adquirido una carga negativa en lacultura occidental. Carga que las definiciones jurídicas hanreforzado.

En lo referente a Eros intentaremos con esta página presta-da de Pascal Quignard, un acercamiento al concepto de ero-tismo y sus múltiples elipsis, aquello que produce una ten-sión al velar y/o des-velar…

«A menudo nos decimos que todo, sólo con que pongamosun poco de aplicación y de audacia, debería poder decirse... Ysin embargo, parece que no hay lengua para describir el amor,la belleza de un cuerpo, el recuerdo de gestos indecentes y mi-lagrosos comunes a todos. O más bien parece entonces que nosólo la lengua falta, sino también uno mismo, y que la memoriay lo real se sustraen. Las palabras que expresan las partes delcuerpo obtienen poca energía del argot donde por el contrariorozan a menudo la insipidez o la jerga pueril... Las palabrasque expresan las partes del cuerpo no obtienen más energía niprecisión del latín o del vocabulario científico... Lejos de enno-blecer, la ‘felación’ o el ‘cunnilingus’ de inmediato hacen pen-sar en amantes con corbatas de moñito, quevedos y antebrazoslustrosos. Esas palabras procuran menos designar que vestir. Yvisten. Quien quiere describir su pasión la mayoría de las ve-ces no tiene nada mejor que hacer que callarse y ponerse colo-rado. Y las escenas que más contaron en su vida y que lo hicie-ron más feliz, de ninguna manera puede expresarlas o, cuandose resigna o procura aproximarse a ello, vaga entre el silencioy la grosería.... Pobreza de nuestra lengua cuando debe expre-sar un objeto que no es exactamente un objeto».4

Significa esto, de algún modo, que no hay palabras quebasten, aunque a veces se crea que se puede hablar de todo.

4 Quignard, P. Le salon du Wurtemberg, París, Gallimard, 1996, (122-123) citado en Allouch, J. El psicoanálisis, una erotología de pasaje,Córdoba, Cuadernos del Litoral, 1998, (págs. 145-146).

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Existen tan sólo palabras que nos hablan del desfallecimientode las palabras. De su delgadez. Si el lenguaje se utiliza demanera inagotable, algo deja de tener valor.

Y si la palabra es forzadamente puesta, un cierto misteriodesaparece para dar lugar a una escritura obs-cena,5 ahí don-de debía quedar tras la escena…

En los vericuetos en los que cada lazo se anuda, los nidosde satisfacción y/o frustración funcionan como matrices depresentificaciones actuales, momentos inaugurales reencon-trados en nuevas escenas. Pero no solamente. Cuando de ero-tismo se trata encontramos efectos de encuentro novedosos,acontecimientos, que de una manera creativa e inventada con-tinúan la escritura de los cuerpos, no la de los cuerpos anató-micos; sí en cambio, la de los cuerpos erógenos en una espe-cie de mapas de placer.

Y serán aquellas escrituras que «fascinen»6 las que dejaránsus surcos abiertos, ofrecidos, demandantes...

Epicuro pensaba que el placer erótico es el patrón de lasfelicidades porque es en el momento erótico donde la vida serevela con la mayor fuerza. Casi una cacería. Y precisamenteera así como llamaba Lucrecio al coito: una cacería, luego uncombate, finalmente una rabia. En el canto IV del De naturarerum describe el ascenso, la invasión, el crecimiento del es-perma en el cuerpo del hombre, el combate que deriva deello, la enfermedad que engendra (rabies, rabia).

«Para hacer brotar el semen humano del cuerpo, es preci-so que otro cuerpo lo solicite. Beber, comer, se colma, y elcuerpo absorbe más que la imagen del agua o el alimento.Pero de la belleza de un rostro, del brillo de una tez, el cuer-

5 Lo obsceno, del latín «obscenus», indecente, en el ámbito teatral, remi-te a situaciones que están o deben estar «fuera de la escena».

6 Fascinus: Según P. Quignard los romanos llamaron Fascinus a lo quelos griegos llamaron Phallos. Lo fascinante es lo que obsesiona la cu-riosidad, captura la vista. Lo bello y al mismo tiempo ligado al espanto.

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po no puede absorber nada. Nada: come simulacros, espe-ranzas extremadamente livianas que el viento rapta…

En medio de su fuego ningún agua se le facilita…así losamantes en el amor son juguetes de los simulacros de Venus.Finalmente sus cuerpos presienten la inminencia de ladicha…no pueden pasar completamente al otro cuerpo…Cuando por último los nervios ya no pueden contener el de-seo que los tensa, cuando el deseo hace erupción, se produceuna breve tregua. El violento ardor se calma. Y luego regresala misma rabia (rabies), el mismo frenesí (furor). De nuevobuscan lo que anhelan; de nuevo se preguntan qué desean.Extraviados y ciegos se consumen, atormentados por una in-visible herida».7

Quizá sea la puesta en acto del erotismo el suceso que másacerca al ser a su condición humana perecedera, experienciadonde vibran las propias entrañas bajo el disfraz de la pasión.

Esa fuerza que mueve, ¿podemos identificarla como «ex-citación»? Excitare fue primero un término técnico que defi-nía los gritos que se le dirigían a los perros para que se encar-nizaran en la persecución. El vocablo excitare fue usado ade-más para compararse con esos lobos domesticados para apre-sar. Y es que el hombre se siente acosado por el deseo comopor un lobo.

En el encuentro erótico se franquea el límite del propiocuerpo. Son los «cuerpos ciertos»,8 admirable expresión delos eruditos árabes que aludía al cuerpo hecho de relacioneseróticas, esos son los que están en juego. Y ese límite se fran-quea por ejemplo a través de la caricia, que adquiere funciónsubjetivante: funda un cuerpo, en tanto le advierte al otro acer-ca de una promesa de placeres. Al respecto dice Sartre:9

7 Quignard, P. El sexo y el espanto, Bs. As., Cuadernos del Litoral, 2000,pág. 51.

8 Barthes, R. El placer del texto, Bs. As., Siglo XXI Editores, 1978.9 El ser y la nada, citado en Finkielkraut, A. La sabiduría del amor, Bar-

celona, Gedisa Editorial, 1993.

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«La caricia no es un simple rozamiento, sino que es lamodelación. Al acariciar a otra persona hago nacer su carnebajo mis dedos».

La caricia inventa la piel del cuerpo en un contacto quegenera y da lugar a algo, diseña un entre que recibe y alberga,además de inaugurar la piel del vínculo.

¿Cómo se vuelve deseable, atractivo, estimulante el otro?Se reviste de cierto brillo y fascinación, de un color estimu-lante y excitante.

En cuanto a la etimología posible de lo erótico podemospartir del mito central de los griegos: Adonis, cuyo origen esoriental, revela que el empleo abusivo de perfumes y aromastransmitía el mensaje de que toda seducción lleva en sí el prin-cipio y amenaza de corrupción; y que el disfrute de los place-res y refinamientos favorecían un género de vida caracterizadopor la molicie y la voluptuosidad. Pero es Eros el que represen-ta el estado intermediario entre posesión y privación, el quedefine al amor deseante y al que se aspira de modo entusiasta.Y no es ajeno el entusiasmo: etimológicamente, son sus deri-vaciones: en-theo-siasmós, arrobamiento, éxtasis, de enthusiázö,inspirado por la divinidad. Hay un deseo, motorizado por unvalor; por ende se aspira a su posesión con pasión y entusias-mo y tiende al movimiento y la conquista.

El erotismo se vincula, entre otras pulsiones, con la pul-sión escópica: deseo de ver nunca satisfecho del todo, juegosde presencias-ausencias, de lo visible y de lo invisible. En lapornografía, en cambio, opera una desaparición de la ausen-cia en la imagen: todo es visible; la imagen se ofrece, sinvelos, a la voracidad de la mirada. En lo porno, el exceso derealidad que imprime su marca a la imagen genera una para-doja ya que la forma hiperreal del sexo, está vacía de sexuali-dad. Como dijera R. Barthes «El sexo está en todos lados,salvo en la sexualidad».

Coincidimos con lo planteado por Jacques Derrida cuandoseñala que cada término de binarios como «erotismo» y «por-

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nografía» o «erotismo» y «obscenidad» ya está infectados consu opuesto, y así se convierte en última instancia en un signifi-cante cuyo significado no puede ser finalmente corregido. De-pende de los argumentos de los estereotipos –psicológicos, éti-cos, feministas, o estéticos– que son fundamentalmente subje-tivos.

La pornografía como dispositivo

«La profanación de lo improfanable esla tarea política de la generación queviene».

G. Agamben

Si seguimos al autor de nuestro epígrafe, lo que trata deindicar es que el dispositivo es un conjunto heterogéneo queincluye discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas,decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas,enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, fi-lantrópicas. Brevemente, lo dicho y también lo no-dicho. Ade-más el dispositivo mismo es la red que se establece entre es-tos elementos. Es una formación que tuvo por función mayorresponder a una emergencia en un determinado momento ytiene una función estratégica dominante.... «El dispositivo estásiempre inscripto en un juego de poder».

De esta manera Agamben propone el término dispositivo,10

como un término técnico decisivo en sus teorizaciónes acercade las relaciones de poder. Entiende por dispositivo todo unconjunto que incluye virtualmente «cualquier cosa», lo lin-güístico, lo no lingüístico y la red que se establece.

De la relación entre el viviente y cada dispositivo resultael sujeto, es decir que a la gran proliferación de dispositivosque define la fase actual del capitalismo, hace frente una gran

10 Si bien las conceptualizaciones sobre dispositivon han sido desarrolla-das por distintos autores, nos vamos a referir en este capítulo exclusiva-mente a las ideas de G. Agamben.

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proliferación de procesos de subjetivación. En la raíz de cadadispositivo existe un deseo de felicidad.

En sus análisis sobre el poder disciplinario, Foucault des-cubrió que las técnicas de sujeción tienen como objetivo elcuerpo: la sexualidad, por ejemplo. Y es en esa zona –entreotras– que las modernas tecnologías intervienen y colonizan.Lo pornográfico se ofrece así como propuesta del mercado yobedece a la industria del consumo y se convierte en un dis-positivo que cumple, como otros, una función de poder.

Señala Agamben que el dispositivo pornografía intervienepara impedir la intención profanatoria. ¿Qué significa esto?Se dice que lo sagrado o religioso es lo que pertenecía a laesfera de los dioses y por tanto quedaba sustraído al libre usode los hombres: quedaba consagrado. Profanar por el contra-rio se refiere a restituirlas al libre uso de los hombres. Pero eluso no aparece como algo natural: se accede a ellas sólo através de una profanación.

Este autor, citando a su vez a Benjamin, describe al capita-lismo como un fenómeno religioso en el que se generaliza yabsolutiza en cada ámbito la estructura de la separación quedefine la religión.

No se trata solamente de abolir o eliminar separaciones,sino de aprender a hacer un nuevo uso o jugar con ellas.

En lo atinente a la imagen pornográfica, el consumo des-esperado y absolutamente solitario impide cualquier otro uso,y se transforma en un improfanable. Es por eso que Agambendesestima el dispositivo pornografía en tanto aparta de un po-sible otro uso. En ese sentido es necesario arrancarle la posi-bilidad de uso capturada ya sea como consumo o como es-pectáculo.

Consumo y espectáculo son así dos maneras posibles deuna única imposibilidad de uso: lo que no puede ser usado esllevado al consumo o a la exhibición espectacular.

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¿Cómo resistir los mecanismos de sujeción a ese poder quelos interviene? ¿Cómo pensar prácticas y estrategias que pue-dan articular dominios de autonomía y subjetivación en loatinente a la sexualidad?

W. Benjamin al considerar la obra de arte –lo aplicó espe-cíficamente a la fotografía y al cine– habló del valor de expo-sición. Se refería así al puro valor de presencia ante el públi-co en la que la función inicial (la artística, la de la obra por símisma) se vuelve accesoria. Si lo concebimos en términos deAgamben, sólo mediante una labor profanatoria se le podríarestituir su valor artístico.

Y es justamente la sexualidad en tanto posibilidad erótica,lo que queda capturado en el dispositivo-pornografía. Paraello es necesario el trabajo de profanar aquello que se insisteen sostener como un improfanable. Pero no se accede connaturalidad a ese uso, sino a través de un acto. Acto profana-torio que debería desactivar los mecanismos de poder y resti-tuir lo que quedó confiscado.

Representaciones pornográficas en la actualidad

«El cuerpo pornográfico compacto, semuestra, no se da, no hay ninguna ge-nerosidad en él».

R. Barthes

Algunos autores han denominado el actual período como«post-porno» donde supuestamente, nada es obsceno y sinembargo, paradójicamente, todo es obsceno al presentar, aun-que no sólo por eso, los genitales completamente aislados delresto. Es obscena la actitud, el procedimiento que hoy ha lle-gado a su límite en el así denominado «porno gonzo»,11 que

11 Modo de hacer películas en que el trabajo de cámara es una representa-ción de los sentidos del cameraman, una prótesis y un punto de vistapara erotizar el coito. El que filma no necesariamente forma parte, aun-que muchas veces, si. En realidad Gonzo deriva de cierto tipo de perio-

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es violento por antonomasia y tiende a incluir «sexo hardcore»a diferencia del tradicional anterior. Se refiere a cierto tipo deporno intencionalmente de bajo presupuesto, sin vestuariosni sets elaborados: más sexo, desempeño intenso, casi hipe-ractivo, con secuencias más largas y menos argumentos queel porno convencional.

Según Michela Marzano, socióloga residente en París, lapornografía contemporánea cambió radicalmente respecto dela clásica y hoy propone no sólo films hard que presentanescenas de doble penetración y de dominación, sino films ul-tra-hard –quemaduras, perforaciones, escatología, bestialidad,violación, etc.– cercanas a lo que las autoras consideraríamoscomo obscenidad. No obstante, y más allá de los actos mis-mos, lo que verdaderamente cambia es su representación. Allídonde la pornografía llamada clásica tiene que ver con unaestética hiperrealista y apunta a poner en escena lo que en ge-neral no se ve, la pornografía contemporánea que nace alrede-dor de los años noventa, propone una sobreexposición del actosexual con el fin de eliminar toda barrera entre el interior y elexterior del cuerpo. Tanto en una como en otra se estimula elvoyeurismo extremo y se entrega a la mirada un cuerpo frag-mentado, sin rostro y sin ningún tipo de encuentro.

Críticos como J. Baudrillard y B. Groys, nos alertan acer-ca del simulacro pornográfico como el nuevo medio de unarte neo-conservador y elitista, excluyente, voraz y pertur-bador.

Lo que realmente se entiende por pornografía hoy es enrealidad una mutilación del cuerpo, al menos desde su repre-sentación visual. No es coincidencia, como ha notado Bau-drillard, que en los largometrajes pornográficos lo que se puedellamar una «lógica de la ideología pornográfica», opera en el

dismo que plantea un abordaje directo de la noticia, llegando hasta elpunto de influir en ella, y convirtiendo al periodista en parte importantede la historia, como un actor más; suele imprimir más importancia alcontexto que al texto, es decir, da preponderancia al ambiente en queocurre tal hecho, por encima del hecho mismo.

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centro de la representación de la misma. Se activa el deseo yla excitación a través de la explícita referencia del coito, acambio de la suspensión de una narrativa que haga del filmuna obra. El sexo que sucede en la pornografía, por lo tanto,es no sólo un simulacro en relación con la temporalidad de suacto, sino un simulacro consigo mismo.

Al llevar a la pantalla partes, intra o extra partes del cuer-po, y al reducir cualquier intercambio al coito, anula el con-junto atmosférico y su efecto desubjetivante hace que al cos-tado de su función como excitante, puede generar –como dehecho produce en algunos casos– la emergencia de barrerasde rechazo, asco, tedio o aburrimiento.

La omnipresencia del cuerpo fragmentado en la pornogra-fía no sólo causa saturación de la imagen, sino que invadegran parte de los medios de comunicación. También al abolirel misterio de la desnudez, abre a la mirada voyeur una repre-sentación obscena del cuerpo.

En lo pornográfico, el exceso de realidad que da su marcaa la imagen porno genera una paradoja ya que la formahiperreal del sexo, está vacía de sexualidad. Lo porno, que lomuestra todo, retira de la pantalla la dimensión de la castra-ción. Es necesario además diferenciar entre la imagen pornoy la realidad del acto sexual. En este último cada vez es unanueva vez, lo que justifica que hablemos de acto. En lo porno,aún cuando sus contenidos varían, lo que suele predominar esla forma, lo que acentúa su carácter repetitivo, el predominiode lo igual y de lo que nunca termina, el fin no se presenta. Serepite la frustración para diferir el encuentro con la castra-ción. Es un simulacro de la pura forma pero no hay encuentrosexual. El final de cualquier film pornográfico suele ser irre-levante y habitualmente no queda claro si empezó otra pelí-cula o es una secuencia de la misma.

Como ya hemos señalado, lo pornográfico se ofrece hoycomo propuesta del mercado y obedece a la industria del con-sumo. No se hace para provocar y en ese sentido, se hallacontextualizada. Es consumida generalmente por hombres

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aunque ha aumentado el número de mujeres que se involu-cran.12 Muestra una sexualidad sin afectos ni emociones, sinhistoria ni adornos amorosos. Lo que no puede ser usado esconsignado al consumo o a la exhibición espectacular po-tenciando así la ilusión de que todo es posible.

Espectáculo y consumo –sexualidad antes oculta y sofoca-da– ahora se muestra bajo nuevas formas, se disfraza de otramoda y oculta la represión.

Se promueve el deseo bajo el mandato a gozar y para esola cultura procura objetos con súper oferta a través de Interneto los medios de comunicación. Debido al despliegue de estasmodalidades, es que D. Litvinoff se refiere al nuevo mileniocomo el de «la era pornográfica».13

Hoy en la red los cuerpos son ofrecidos al consumidor demanera voraz y compulsiva en pocos minutos hasta en unintervalo de trabajo desprovistos del mínimo ritual que la no-che podría proveer al voyeur. Este polo exhibicionista, está

12 Para E. Galende, el fracaso del amor es el triunfo de la pornografía.Según este autor, la pornografía está relacionada actualmente con lacaída del machismo y con la modificación de la posición social de lamujer. Añade que hoy día, la así llamada «pornografía dura», avanzasobre las figuraciones del deseo contradictorio del hombre entre el pla-cer y la dominación, la violencia y el castigo.La actual difusión de la pornografía puede considerarse como otro delos síntomas de la liberación sexual de la mujer. Ha producido un hechono previsto o programado: al escenificar los valores del hombre sobreel sexo se muestra cada vez más próxima a las prácticas sexuales de lapareja cotidiana a las exigencias de hombres y mujeres en cuanto alsexo y el rendimiento sexual, disolviendo la división que Freud plan-teara respecto de la sexualidad de la mujer-madre-prostituta.

13 En otros tiempos –aunque aún hoy es vigente– el desenfreno estabareglamentado y acotado temporalmente en el carnaval que como fiestade la carne en el que dentro de cierto tiempo y espacio limitado, «todo»está permitido. También lo podemos observar en las orgías donde ungrupo reemplaza las normas corrientes por otras reglas nuevas allí cons-truidas. En estas situaciones el sujeto tiende a desaparecer disuelto en elgrupo.

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dirigido a un observador ávido y fascinado alucinatoriamentecon la ilusión de contemplar y participar en la escena prima-ria identificado con los protagonistas.

Existe cierta relación entre quienes padecen de adicciónmasturbatoria y adicción a la pornografía. I. Araujo señalaque la industria pornográfica se ha nutrido de la actividadmasturbatoria donde las imágenes prefabricadas excitan fan-tasías prestas a levantar represiones concernientes a la dimen-sión perversa polimorfa de la sexualidad cuando ésta no hapodido ser habilitada para participar en el juego amoroso delplacer previo.

Ahora mira lo que de niño le fue prohibido; una escenaque está fuera de él pero que al mismo tiempo está allí miran-do lo que no lo dejaban ver: su propia excitación. Se lo ofre-cen sin riesgos, en un cómodo autoerotismo asistido que bus-ca restañar heridas dejadas por un objeto frustrante donde eldeseo queda anulado. Compulsión a buscar una y otra vez laidentidad de percepción alucinatoria especialmente en situa-ciones de frustración, ansiedad o inseguridad.

En el suceso porno existe una ausencia intencional de re-ferencias al amor tierno, lo cual conduce a un incremento deexigencia sobre la sexualidad disociada. Esto invita –por lafrustración que conlleva– a su reiteración compulsiva.

A modo de ejemplo podemos analizar la siguiente viñeta: Juanes ingeniero. Maneja su propia empresa y, como le suele resultarmuy difícil concentrarse en el trabajo, recurre permanentementea películas pornográficas con las que se masturba y deja que eltiempo transcurra sin tener ningún registro del paso del mismohasta que llega la hora de ir a su casa, cenar en familia, prenderla televisión y dormirse desplomado en un sillón.

El paciente dice que busca las imágenes pornográficas paramasturbarse y al instante se produce en su interior un corto-circuito donde él desaparece de sí mismo como sujeto. Seborra dentro de esas imágenes en las que el tiempo parece notranscurrir.

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En ciertas oportunidades contrata una prostituta en la ofi-cina «para que le haga el service» según sus términos.

Posteriormente comienza a «tener sexo rápido» con algu-nas clientas. Desea que se vayan ni bien él eyacula ya que nosoporta que ellas permanezcan a su lado. No le interesa sabernada de sus vidas ni tampoco desea ser interrogado sobre nin-gún tema personal. Cuando se acerca a una mujer, tiene lugaruna respuesta fóbica.

El enigma acerca de los orígenes, dado que es una pregun-ta sin respuesta, no puede sino ser mítica e implica la búsque-da de la «verdad» imposible. La fantasía de escena primaria,de coito entre los padres, es una de las respuestas que, aunquetraumática, resulta un exceso en cuanto a la excitación queprovoca y por la exclusión que genera. P. Quignard dice quellevamos en nosotros el desconcierto de haber sido concebi-dos. No hay imagen que nos afecte que no nos recuerde, enalgún sentido, los gestos que nos hicieron. Sin embargo elmisterio podría ser causante del deseo y llevaría a intentar acada cual, la búsqueda del propio camino.

Lugar de exclusión de alguien que participa como observa-dor celoso que escucha y mira. Es, asimismo, el lugar de la in-clusión donde una pareja goza y oculta un preciado secreto. Ellosson los que tienen una clave de «unión permanente y total». Tam-bién en los relatos de cuentos infantiles de hadas y príncipes quecomienzan con un había una vez hace mucho tiempo en un lu-gar muy lejano, podría inferirse la referencia a dicha escena.

Reflexiones

La pornografía intenta hacer de los cuerpos desnudos unaexhibición natural, donde todo está a la vista. Podemos ca-racterizar a la época actual como un espectáculo y consumode sexo y violencia explícita.

Se elude así el componente «horroroso» de la castración yla muerte. Sin embargo, el misterio y el enigma subsisten y

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aun en las situaciones de sexo explícito el sujeto intentaráadivinar el secreto: ¿acerca de la escena primaria? ¿De lamuerte de la cual nada sabemos?

Hay cierta ingenuidad al creer que la cámara o el gráfico yla descripción muestran todo y de este modo nos acercan a laintimidad del sexo y la muerte. La pornografía oculta con supretendida exposición de la «verdad».

Hoy los medios no prohiben sino que ofrecen. Las estrate-gias de mercado apuntan a hacer creer que se podrá acceder aun placer sin límites donde la sexualidad antes sofocada, aho-ra se ostenta y se exhibe imponiéndonos desafiante a los psi-coanalistas el encuentro de nuevas configuraciones de la re-presión.

Más allá de las obvias consideraciones diagnósticas nosplanteamos de qué modo influyen las nuevas prácticas tecno-lógicas en la construcción de los modos de ser y estar conotros.

Emergen variadas expresiones de síntomas a tener en cuentaen la consulta de hoy: nos encontramos con diferentes metá-foras para la comprensión de la estructura fantasmática que,montada sobre la cibernética, vuelve sobre los enigmas uni-versales.

Quien recurre a un espacio psicoanalítico intenta recupe-rar la emergencia de un sujeto que se pregunta acerca de loque le sucede. Y como psicoanalistas, nos queda ir inventan-do en los márgenes que nos brinda la gran variabilidad denuevos motivos de consulta.

Nuestra apuesta estará en la subjetivación y en la posibili-dad de la posición deseante.

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Resumen

Las autoras plantean investigar acerca de las representa-ciones pornográficas contemporáneas y su relación con loobsceno. Apuntan a realizar un abordaje de las mismas tantodesde una lectura psicoanalítica como también enmarcadaen un abordaje filosófico-político.

Parten de la idea fundamental de que el impulso irrefrena-ble a hacerse visible y exhibir la intimidad, es una fuerte marcade la época, y se establece como un fenómeno cultural.

Lo pornográfico se ofrece hoy como propuesta del mercado yobedece a la industria del consumo. Lo que no puede ser usadoes consignado al consumo o a la exhibición espectacular poten-ciando así la ilusión de que todo es posible y se transforma enun improfanable. Y es justamente la sexualidad en tanto posibi-lidad erótica, lo que queda capturado en el dispositivo-porno-grafía. Para ello es necesario el trabajo de profanar aquelloque se insiste en sostener como un improfanable. Pero no seaccede con naturalidad a ese uso, sino a través de un acto.

Palabras clave: Dispositivo. Nuevas Tecnologías. Sexuali-dad. Erotismo. Obscenidad. Pornografía.

SummaryPornography in the technological era

The authors investigate contemporary pornographic rep-resentations and their relation to the obscene. They proposeto approach them both with a psychoanalytic reading and alsoin the frame of a philosophical-political approach.

The basic idea is that the uncontrollable impulse to makeoneself visible and to exhibit intimacy is a strong sign of thepresent time that has become established as a cultural phe-nomenon.

Pornography is offered at present as a proposal of the mar-ket and obeys the consumer industry. What cannot be used is

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assigned to be consumed or to spectacular exhibition, thusempowering the illusion that anything is possible, which thenbecomes something unprofanable. It is precisely sexuality asan erotic possibility that is ensnared in the pornographic de-vice. This requires the work of profaning what is insistentlyupheld as unprofanable. However, this use is not accessednaturally, but only through an act.

Key words: Device. New Technologies. Sexuality. Eroticism.Obscenity. Pornography.

RésuméPornographie mettant en scène dans l’ère technologique

Les auteurs réalisent une investigation à propos des re-présentations pornographiques contemporaines et sa relationavec l’obscène. Elles se proposent une approche dès une lec-ture psychanalytique aussi bien que dans le cadre d’une ap-proche philosophique-politique.

Son point de départ est l’idée que l’impulsion incontrôla-ble à se montrer et à exhiber l’intimité est une marque fortede l’époque actuelle qui s’est établie comme phénomène cul-turel.

La pornographie s’offre aujourd’hui comme une proposi-tion du marché et répond à l’industrie de la consommation.Ce qui ne peut pas s’utiliser s’envoie à la consommation ou àl’exhibition spectaculaire, et ainsi renforce la puissance del’illusion que tout est possible et le transforme enimprofanable. C’est justement la sexualité comme possibilitéérotique qui est attrapée dans le dispositif-pornographie. Celademande le travail de profaner ce qu’on persiste à soutenircomme improfanable. Néanmoins, on n’accède pas facilementà cette utilisation, sinon seul à travers un acte.

Mots clés: Dispositif. Nouvelles technologies. Sexualité. Éro-tisme. Obscénité. Pornographie.

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ResumoPornografia na era tecnológica

As autoras projetam pesquisar as representações porno-gráficas contemporâneas e sua relação com o que é obsceno.Visam realizar uma abordagem das mesmas, tanto a partir deuma leitura psicanalítica como também enquadrada numaabordagem filosófico-política.

Partem da idéia fundamental de que o impulso irrefreávela tornar-se visível e exibir a intimidade é uma forte marca daépoca e se estabelece como um fenômeno cultural.

Hoje em dia o que é pornográfico se oferece como propos-ta do mercado e obedece à indústria do consumo. O que nãopode ser usado é consignado ao consumo ou à exibição espe-tacular, potencializando assim a ilusão de que tudo é possí-vel e se transforma em algo impossível de profanar. E é justa-mente a sexualidade como possibilidade erótica o que ficacaptado no dispositivo-pornografia. Para isso é necessário otrabalho de profanar o que se insiste em sustentar como algonão profanável. Mas não se acessa com naturalidade esseuso, a não ser através de um ato.

Palavras chave: Dispositivo. Novas Tecnologias. Sexualida-de. Erotismo. Obscenidade. Pornografia.

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Matrimoniosigualitarios

Norberto Inda *

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(*) Licenciado en Psicología. Miembro Activo AAPPG.E-mail: [email protected]

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«Hay dos cuestiones terribles: uno es nolograr lo que se desea, la otra es lograrlo».

Oscar Wilde

«La libido de todos nosotros oscila normal-mente a lo largo de la vida entre el objetofemenino y el masculino».

Sigmund Freud

Introducción

El reclamo por la igualdad en el derecho al matrimonio in-tenta combatir una desigualdad histórica: la estigmatizaciónde aquellos que no coinciden con la heterosexualidad comonorma –normal– al momento de la búsqueda en el placer sexual,en sociedades en que, domina el heterosexismo. Se trata dehacer legal –vía contrato matrimonial– lo que es real: el empa-rejamiento de personas del mismo sexo, a quienes hasta ahorael sistema jurídico les negaba su plena humanidad.

Formar parte, pertenecer al conjunto de todos los que pue-den decidir la inscripción legal de una elección amorosa, su-pone por cierto, una ampliación de los derechos humanos, ycomo acto de los representantes de la democracia parlamen-taria, un legislar para todos, en el que ni la elección sexual, nila identidad genérica son variables definitorias. Un acto dejusticia, en una sociedad en la que subsisten múltiples formatosde la injusticia, de la desigualdad.

Y se reclaman los mismos derechos que tienen o tendríanlos heterosexuales. Una ratificación judicial de que anatomíano es –no debiera ser– destino. De que género no es –no de-biera ser destino. Lo que no implica irrelevancia en relación alos cuerpos erógenos, pero sí a la predeterminación de susderivas. Porque al decir de Fernández, A. (1993): «donde im-pera el destino, no hay subjetivación».

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Preliminares

Igualitario, se refiere, entonces, a una igualación de dere-chos y obligaciones, de estos matrimonios homos, a los ma-trimonios entre heterosexuales. Los legisladores argumentanla conveniencia de hablar de cónyuges o contrayentes en lu-gar de hombres y mujeres. No sólo porque ahora el casamien-to es entre dos varones y/o entre dos mujeres, sino tambiénporque la nominación propuesta encuadra a este formato vin-cular por fuera de las determinaciones sexo-genéricas. Lanueva Ley, la 26.618, abre para muchos «el derecho a tenerderechos».

Los nombres proponen y disponen. Luego del entusiasmoque una medida de esta naturaleza despierta en tanto avancehacia la igualación, la equiparación política, es necesaria unademora en los nombres: Igualitarios y cónyuge. De esta últi-ma acepción estamos advertidos en su etimología, el Diccio-nario de Corominas destaca: Cónyuge, del latín conjux- ugis,«el que lleva el mismo yugo». Las escenas de la vida conyu-gal que se despliegan, por ejemplo, en un análisis, dan cuentaacabada de ese sentido. El de «igualitario», es un adjetivolegítimo en el sentido de que todos somos iguales ante la ley,y en ese sentido todos los matrimonios son o deberían serigualitarios. El problema surge cuando esta adjetivación que-da pegada al matrimonio entre homosexuales, con la carga delo igual, en su deriva de idéntico, en la vertiente del narcisis-mo. La máxima «amarás al prójimo como a ti mismo», quetanto le molestaba a Freud, S. (1930), alertando como el pró-jimo a veces me ama, pero también me odia, me usa, me goza,etc. Nosotros hoy podríamos ligarlo a que el encuentro conotro, siempre supone el registro de una diferencia. Y que, apesar de toda la tendencia a la igualación, al Uno (¿a la clase,al género único?) un encuentro –si lo hay– siempre es entredos, y a la opacidad fundamental que genera lo desconocidodel otro y del sujeto mismo.

Hasta ahora, los padecimientos de homosexuales y lesbia-nas, también de los transgéneros, no provienen del ejerciciode una sexualidad, sino de su cualidad de excluidos, o mar-

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ginados de una pertenencia plena a la sociedad. Esta condición,al estilo de los supuestos bionianos, particularmente el de fuga yataque, fundó una discriminación negativa, y la unión que hacela fuerza frente a un medio adverso. Con frecuencia, la banderapolítica de las minorías –sexuales o no– se sostiene en la consig-na de la lucha contra la discriminación. Pero la discriminación,la particularización es condición de lo singular, y pasaporte im-prescindible para dar lugar a lo nuevo, y también para el trabajopsicoanalítico. El caso de los homosexuales fue inteligido, tam-bién, en algunos psicoanálisis, como paradigmático del vínculonarcisístico, es decir con un igual, en la medida en que la dife-rencia sexual sea la medida (¿única?) de la diferencia. Debiéra-mos preguntarnos por la pregnancia de algunos nombramientos:igualdad de derechos, no implica, no es lo mismo que la necesa-riedad de discriminar las particulares condiciones de existenciade los diferentes sujetos, así hablemos del sujeto del inconcien-te, como del sujeto del grupo.

Conseguida la legalización en un código civil, y cierta le-gitimación de una elección sexual, se abre el espacio del con-flicto propio de cualquier agrupamiento humano. En este casola progresiva mengua de la descalificación exterior, puedeabrir una dimensión singularizante: visualizar, entender, ana-lizar la dinámica propia de un vínculo, donde las diferencias–ya no afincadas en la diferencia sexual– deberán hacer visi-bles de qué diferencias se trata cuando se trata de emparejar-se a otro. Para decirlo de otra forma, si el deseo parte de unacarencia que supuestamente un objeto, o el otro va a calmar,colmar, la tarea es de qué se trata en esta búsqueda de com-pletamiento, ¿Cuál será el entramado imaginario, el acoplefantasmático que garantice el lazo? Y por cierto, cuáles lasvicisitudes ¿particulares? de la relación sexual que no existe.

Otro parámetro que conviene hacer jugar, es el de la bi-sexualidad, que en términos de identificación recíproca (Fe-renczi, S., 2006) consolida los vínculos amorosos, más alláde que la pareja esté formada por dos varones o dos mujeres,o por una mujer y un varón. Sabemos que los clientes de lastravestis son excluyentemente varones, muchos de los cualesforman parte de un matrimonio heterosexual estable. ¿Debié-

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ramos catalogarlos como seres que desmienten la castración,que sus elecciones sexuales son oscilantes, o se trata de lí-neas de fuga con respecto a la coherencia establecida entresexo-género y deseo? Gomel, S. (2005) resalta la existenciade «legalidades heterogéneas actuando en simultaneidad» ypropone no reducir la diferenciación sexual propia de la esce-na edípica como única determinación para la constitución sub-jetiva. Adelantándonos a algunas ideas freudianas de los próxi-mos párrafos, podemos preguntarnos ¿es posible reducir unencuentro sexual en su polimorfia, a la pertenencia unívoca aun género con sus pre-codificaciones? ¿No es acaso la bi-sexualidad, una de las maneras de inteligir al sujeto múltiple?Son preguntas que se actualizan y renuevan frente a las nue-vas configuraciones vinculares de los matrimonios igualitarios.

Recordemos que a nivel del psicoanálisis, el paradigma dela diferencia es sexual. ¿Cómo operan, el ordenamiento fáli-co-castrado en una dupla donde no hay alguien que vía mas-carada, se hace el falo, frente al que cree portarlo? No se trataen el psicoanálisis ni de anatomía, ni de diagnósticos previos,sí de posiciones en lo sexual, teniendo en cuenta que esa ju-gada no tiene actores pre-destinados. En este triunfo del or-denamiento simbólico, no sólo sobre el plano sensible de laanatomía, sino del ordenamiento genérico, ¿cuál es el estatu-to de la diferencia?

Los hechos

Yo no he tenido acceso clínico a ninguna pareja ni sujetoque forme parte de un «matrimonio igualitario». En todos loscasos, se trata de uniones recientes. Contamos sí, en cambio,con trabajos y comentarios, de la clínica –individual y vincu-lar– y la teoría, de colegas en relación a estos vínculos. Mipropia experiencia incluye algunas consultas de parejas entredos hombres. Las parejas entre homosexuales, esporádicas yestables, como sabemos, ya tienen una larga data. Cabe con-signar además, que, hasta el momento los pedidos de casa-miento civil son liderados por parejas con distintos tiemposprevios de convivencia.

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Tengo sí el mail de un ex paciente que me dice:

«Querido Norberto: Desde ayer me he acordado muchode vos y de lo que hiciste para ayudarme en la vida a abrazarlo que quiero y defenderlo. Esta ampliación de derechos nome da cosas nuevas. Las confirma. Pero no todos tuvimos lasuerte de dar los pasos necesarios para aprender a no sóloaceptarnos, sino estar orgullosos y dispuestos a defender loque somos.

Todos estos días en la plaza. Todos estos días en pequeñasescaramuzas de oficina, tratando de llevar luz allí donde eldogma cagó a piedrazos las lamparitas. Todos estos días to-mándome el trabajo de hablar con cada uno de esos grupitosde fundamentalistas con pancartas pidiendo una mamá y unpapá. Cuando sólo quería insultarlos (y algunas veces lo hice).Todos estos días valieron la pena. Hoy estoy orgulloso delpaís que logra ponerse por encima de la media y legisla paratodos. Hay que seguir sin duda. Te mando un gran abrazo yel eterno agradecimiento por ese viaje maravilloso que fuemi análisis a tu lado, con tu ayuda. M.».

Seguramente, este mensaje refleja el sentir de muchos varo-nes y mujeres que pelearon por la concreción de ese anhelo.Recibí este mail, al día siguiente de la aprobación, el 15 dejulio del 2010, en la Cámara de Senadores, de la legalizacióndel matrimonio entre personas del mismo sexo. La aprobacióntuvo 33 votos a favor, 27 en contra, y hubo 3 abstenciones.Argentina se constituye en el décimo país en el mundo y elsegundo en América en legalizar el matrimonio igualitario, lue-go de Holanda, Bélgica, Sud-Africa, Noruega, Suecia, Finlan-dia, Portugal, España y Canadá. México lo legalizó sólo en elDistrito Federal.

Pero, debiéramos no desestimar la totalidad del resultado:casi la mitad de los legisladores o no está de acuerdo con estaley, o se abstiene. Si se tratara de no pegar a los niños, laaprobación sería del 100%. Además, no todos los psicoana-listas, a pesar de Freud, visualizan la contingencia de la elec-ción sexual. Ni algunos de los imaginarios sociales, ni los

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teóricos, y ni hablar de los religiosos, acuerdan con esta me-dida.

Algunas de las ideas del analizante mencionado se repitenen los dichos de los nuevos contrayentes, que tuvieron unaenorme difusión mediática…. «Deseábamos formalizar nues-tra relación»; «Buscábamos un respaldo legal por los bienescompartidos»; «No ganamos una batalla, sino la guerra»;«Creemos que es una herramienta para volver al diálogo fa-miliar»; «No ser ciudadanos de segunda categoría»; «Algoque nos permita sostener el espacio de nuestra pareja», «Te-ner un lugar en el mundo»…etc., etc.. La presidente de Ar-gentina, Cristina Fernández, exclamó «más que una ley esuna construcción social de lo diverso, de lo múltiple». Escierto, se trata de una ocasión histórica para la producción delo múltiple, frente a la hegemonía de lo Uno. También de lasconsecuencias que la pretensión de regularizar lo indomesti-cable de la sexualidad puede acarrear al interior de estos vín-culos, ahora entramables en un dispositivo matrimonial. Re-cordemos, entre nosotros el vínculo de pareja sigue siendo undador privilegiado de identidad y de pertenencia.

Los carteles de la oposición que mencionaba mi paciente,en cambio reivindican «Yo quiero un papá y una mamá»; «Sólovarón y mujer»; «Este matrimonio es igualar dinero falso congenuino»…. Hombres a casarse, putos a curarse…etc., etc.

En estos dichos, anatomía ES destino, y género también.Para ambas posiciones, se vuelve imprescindible la elucida-ción de la dimensión transubjetiva de las representaciones so-ciales en la armazón de la subjetividad.

La aprobación de esta ley produjo muchos pedidos de ma-trimonio. Que en amplia mayoría de los casos se trataba deparejas con largas convivencias previas. Algunas cifras ma-nejadas por militantes de la LGBT (Liga Argentina de Gays,Bisexuales, Travestis, Transexuales) delatan que de esas pa-rejas, el 60% lo son de varones, y el 40% lo son de mujeres.

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El matrimonio: genealogía mínima

En relación a las formas de organizar las uniones matrimo-niales, la evolución implicó un alejamiento de los dogmas yun apoyo creciente en el Derecho positivo, es decir el pasajede la autoridad divina, a la autoridad de la razón.

Nuestros antepasados puritanos presumían que los impul-sos fundamentales del hombre eran inmorales y debían seramortiguados para encauzarlos hacia lo que se considera comobuena vida. Como vemos, los dispositivos tienen larga data.

Esta actitud hacia la naturaleza humana que debe evitarseno se reduce a los antepasados. Es tan familiar que puedenaturalizarse, y quedar como un devenir inexorable. Recor-demos, la transacción sujeto-medio, una de las proposicionesmayores de Freud, S. en «El malestar en la cultura».

En la civilización egipcia encontramos expresiones deandroginia dentro de su mitología (el dios Happi y la diosaIsis reunían –cada uno– los dos sexos), o característicashomofílicas en la civilización griega, donde la falta de inhibi-ciones sexuales era una manifestación más del énfasis a todolo humano, todo lo vital, incluido el sexo.

Es en Grecia donde aparece la teoría de la intersexualidadhumana: cada individuo posee uno y otro sexo en proporcio-nes diversas. Hermafrodito, es el hijo de Hermes y Afrodita.El ideal del amor, dirigido a los jóvenes varones, como partede la pedagogía y la práctica sexual pautada según el estatutodel objeto de dicha práctica. Recordemos que mujeres, niñosy esclavos eran de categoría inferior.

En Roma, la homosexualidad no era tan difundida comoen Grecia, pero las relaciones sexuales entre varones eran con-sideradas normales aunque estaban más identificadas con ellibertinaje que con los sentimientos positivos.

Es al libertinaje y al hedonismo a lo que, con el adveni-miento de la civilización cristiana –mejor dicho judeocristia-

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na– se apunta, en forma dogmática, que el potencial sexualdebe estar volcado, exclusivamente, a su fin reproductivo. Seestablece una modalidad de sexualidad oficial, la heterosexua-lidad, legalizada por los lazos del matrimonio religioso comosacramento, o civil como contrato, y una firme condena mo-ral a cualquier clase de placer sexual. El periodo medieval–signado por la mirada religiosa– concede al marido el cuer-po, los bienes y los hijos de la mujer.

A los seres humanos se les asigna una esencia sexual in-evitable que dependerá, de la anatomofisiologia de sus órga-nos genitales, y/o por su fórmula cromosómica.

En relación a esta historia suscinta, la aprobación del ma-trimonio igualitario puede visualizarse como una novedad in-soslayable. Ya no se trata de hombre y mujer, sino de contra-yentes, por fuera de sexo y género. Pero también, como entodo proceso de normalización, como cualidad de lo institu-cionalizado, cabe interrogarse sobre las nuevas formas de en-cuadrar lo ingobernable del sexo.

Estamos enfrentando dos cuestiones mayores: un relevode la heterosexualidad como norma, y un dispositivo, el ma-trimonio. O mejor, la correlación entre dos dispositivos.

La norma heterosexual

«Nombrar es aprisionar», advertía M. Foucault. Nuestrosdocumentos de identidad, a continuación de nombrarnos conun nombre que no elegimos, nos estampan un sexo: masculi-no o femenino. Lo cierto es que la sexualidad como práctica,como mandato, como fantasías, está, al menos en Occidente,en el meollo de toda definición identitaria. En el Registro Ci-vil, y en las teorías que nos describen-prescriben. Contraria-mente a la «hipótesis represiva» propuesta por Freud, S.,Foucault destaca que, particularmente durante los siglos XVIIIy XIX, se produce una puesta en discurso y una incitación ala confesión de las prácticas sexuales. La moral cristiana, y asu turno, el psicoanálisis, buscan en el sexo una verdad. Y

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esta búsqueda, además de irse constituyendo en un meca-nismo de control, entroniza y a la vez, limita la sexualidaden su polimorfia. El dispositivo de la sexualidad modernaestá montado así: el sexo se vuelve conformador de identi-dad, la heterosexualidad se transforma en norma –normali-dad– y el dimorfismo sexual –heredero del darwinismo–queda naturalizado.

Nombrar también es producir, hoy decimos, no hay identi-dad sin género. El exceso de significaciones que pesaba so-bre «sexo» (gonadal, corporal, genético, psíquico, social, cí-vico, etc.), propulsa a J. Money (1972) a importar la palabragénero, de la literatura a la medicina.

Y comienza a denominarse género, a la construcción so-cio-cultural y pre-subjetiva de mujeres y varones, a partir desus diferencias anatómicas. Reservándose sexo, para la baseanatomo-fisiológica, o sexualidad, para las formas del logrode placer erótico. El proceso de entrada en la cultura es el delingreso al lenguaje y a los géneros. Y nuestra partición esbinaria: mujeres y varones. La lógica binaria es la lógica de lacastración, según J. Laplanche.

Los nombres producen y disciplinan. En 1870 (Katz, J.,1996), con la creación del nombre «homosexual», se abre, enoposición, el campo de la heterosexualidad. Y la modernidadinaugura la norma heterosexual como normalidad, lo que enforma automática envía a las formas del goce no heterosexua-les a la trasgresión o a la patología. Los destinos de lo otro, enla mirada del uno como eje, siempre suponen diferentes gra-dos de devaluación. Los géneros, herederos de este formatode binarismo también no podrían ser más que dos: femeninoy masculino.

El matrimonio igualitario, recientemente sancionado, tie-ne antecedentes propiciatorios: en 1973, en su séptima edi-ción, el legendario DSM-4 elimina la homosexualidad comopatología, y pone el foco, entonces, en las parafilias. Éstas,también llamadas perversiones, suponen conductas ligadas aformas del placer erótico, en las que ni el coito, ni lo genital

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son los ejes que arquitecturan la sexualidad. Perverso poli-morfo era el niño freudiano, que jugaba voluptuosamente,perversos son los adultos que se demoran en travesuras quedes-estiman la cópula, y subrogan la función reproductora dela sexualidad. Pensar, también, es sospechar de los nombresde las cosas.

Butler, J. (1990) enfatiza la idea de que ni el género, ni lasexualidad que genera son expresivos de ninguna esencia, sino«performativos». Es decir, no sólo implica que todo decir esun hacer, sino también una prescripción de un hacer determi-nado. Los comportamientos que se visualizan como «propios»de cada género, no son expresivos de ninguna esencia, sinoque esos comportamientos son el género que dicen expresar.

Foucault, M. y a su turno Butler, J., resaltan la idea delsexo –y de los cuerpos– no como algo dado, sino construidossocialmente. El dispositivo que genera la «ficción reguladorade coherencia heterosexual» se vuelve un discurso hegemó-nico con tal fuerza que aun los mismos sujetos a los que con-dena pueden considerarlo verdadero. La fundación de una di-ferencia oposicional genera dos sexos ontológicamente dis-tintos, pero también desiguales –mujer y varón– naturalmen-te complementables. Esta operación reduce la polisexualidadal binarismo, atributivo y también jerárquico.

El psicoanálisis, y luego los estudios de género, hicieronun mentís decisivo a la correlación armónica entre anatomía,identidad sexual y elección de objeto sexual. O dicho de otramanera, entre sexo, género y deseo. Freud, S. (1905) lo esta-blecía así «Para el psicoanálisis, la falta de toda relación dedependencia entre el sexo del individuo y su elección de ob-jeto, y la posibilidad de orientar indiferentemente esta últimahacia objetos masculinos o femeninos –hechos comprobadostanto en la infancia individual como la de los pueblos pare-cen constituir la actitud primaria y original, a partir de lacual se desarrolla luego el tipo sexual normal o el invertido».El objeto de la pulsión es contingente, no predeterminado,aunque el ordenamiento del Complejo Edípico hace las vecesde tope y se enrola con la prescriptiva heterosexual conocida.

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No debiéramos dejar de consignar, o recordar, en este punto,que la trama edípica, supone siempre un complejo juego deelecciones de objeto e identificaciones en grados diferencia-les, más allá de los reduccionismos que la descomplejizan.Roudinesco, E. (1998), comenta que alternativamente «la teo-ría de la sexualidad puede tornarse normalizadota, y ser a lavez instrumento de la impugnación permanente de esa nor-ma».

Más allá del dimorfismo (macho-hembra; femenino-masculismo, etc.), la sexualidad de los humanos plantea siem-pre inquietud, en parte por su dificultad y sus enigmáticosformatos.

Staude, S. (2008) plantea que «la diferencia de los sexoses efecto de estructura por el hecho de que el humano es unser parlante» y, en relación a su construcción cultural, alertasobre «la imposibilidad de que ninguna de estas construccio-nes agote ni cierre un concepto unívoco sobre la diferencia...».Una militante travesti decía más simplemente «sexos y géne-ros hay tantos como personas». El rescate, el desafío de al-bergar lo singular también es la tarea para los nuevos matri-monios igualitarios, los conforme quien los conforme.

La creciente casuística en el campo de transexualidades ytransgénero ilumina el campo proteiforme de la sexualidadhumana. Freud, S. decía en las «Conferencias de Introduc-ción al Psicoanálisis» que «La elección de objeto homosexuales una ramificación regular de la vida amorosa». No sóloquedan diluídas las diferencias entre neuróticos heterosexua-les y homosexuales, sino que ambas posiciones son conduc-tas sintomáticas, no estructuras. Además, no debiéramos ol-vidar que con frecuencia tendemos a visualizar los formatosde pareja, los dispositivos matrimoniales, y las dicotomíasplanteadas en el orden sexual, como hechos naturales, quesiempre fueron así. Es decir, perdemos de vista su genealogíay su carácter de producciones socio-históricas. Las produc-ciones culturales tienen como característica principal el queno se vea que son construcciones culturales. Y last but notleast, es imprescindible recordar que toda patologización de

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formas del placer legaliza la intervención del poder médico,psicológico, etc.

Dispositivos

Dispositivo es una noción que inaugurara Foucault, M. enArqueología del Saber (1985). Y que ha sistematizado Agam-ben, G. (2007) que define a los dispositivos como «un con-junto de discursos, instituciones, instalaciones arquitectóni-cas, decisiones, reglamentos, leyes, enunciados científicos,proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. Es la red quese establece entre esos elementos».

El dispositivo tiene una función estratégica, generativa.Como el plus que producen los agrupamientos, el ejercicio desu poder produce sujetos dóciles, manejables. El matrimonioes un dispositivo social, así como la terapia de parejas es undispositivo clínico. En Foucault, M. el dispositivo vincula conla gobernabilidad, que ameritaría ser tenido en cuenta,recontextuado, en la conformación de lazos estables comolos de una familia, o una pareja. Que un vínculo se vuelvagobernable, supone cierta cristalización de expectativas y con-ductas. Una armonización entre desempeños de roles y la efi-cacia en los logros.

Se relaciona también con lo que Hegel, F. (Agamben, G.,2007) llamó positividad, hablando de la religión positiva –adiferencia de la natural– que él describe como «Sentimientosimpresos en las almas mediante cohersión, y que de resultasproducen mando y obediencia». Estas características ejem-plifican un modo de la gobernabilidad.

El mandato bíblico de «no es bueno que el hombre estésolo» vehiculiza a la pareja como un destino casi propio de lahominización. Pero, a veces, esta positividad se vuelve unobstáculo para la libertad. Nosotros podríamos hablar de difi-cultad para la subjetivación: los hombres proponen, y los dis-positivos disponen. La obediencia, si bien puede implicar li-mitaciones, reaseguraría la pertenencia y el reconocimiento.

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Recordemos, en ese sentido, algunas expresiones de los mili-tantes gays-lesbicos antes mencionadas.

El dispositivo del matrimonio, sirvió también para ga-rantizar la división férrea y nada igualitaria de los géneros.El patriarcado naturalizó una relación asimétrica entre va-rones y mujeres, y el matrimonio fue también un medio dedominio.

El dispositivo de la sexualidad, y del matrimonio, intentanencauzar la ingobernabilidad de la sexualidad, a través de for-mas discursivas y no discursivas que tienden a ontologizarlas diferencias.

Y ahora ¿qué?

E. Roudinesco (2003) destacaba el caso de los homosexua-les que terminan reclamando la legalización de la unión civilcon sus parejas, como pasaporte de ingreso al orden burgués.Lo paradójico es que el deseo es pertenecer al mismo orden,que estigmatizó sus vidas, patologizó sus conductas, y en mu-chos casos las criminalizó. Como si todo el padecimiento delque fueron objeto por sus familias y la sociedad quedara anula-do por el gesto adaptativo de formar parte de sus instituciones.

Tenemos como ejemplo de esa tendencia, el caso de lostravestis y transexuales que apuntan a la operación quirúrgi-ca de reasignación de sexo, que es, entre otras cosas, otraforma ilusoria de re-ivindicar un exclusivo orden de la hete-rosexualidad.

El lugar que precede –ser hombre, ser mujer– constituye lasubjetividad, pero a la vez obstruye la subjetivación. Hay algode clausura en lo genital, si sólo habilita una sexualidad mo-nomorfa, en lugar de un erotismo caótico, polimorfo. Aquelque el mismo Freud insinuaba así: «El sentimiento de dichaocasionado por la satisfacción de un movimiento pulsionalindómito del Yo es incomparablemente más intenso que lasaciedad que procura una pulsión domesticada».

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Los comentarios esperanzados de los recientes contrayen-tes destacan, en cambio, las ventajas no poco importantes queel casamiento legal viene a aportar: La inclusión de la parejay la familia en los sistemas contributivos de salud; la pensiónal sobreviviente, en caso de muerte de uno de los cónyuges;las cuotas alimentarias post-divorcio; los derechos sucesorios,etc., etc. La dimensión de lo autoconservativo, se amplía no-tablemente ahora que el derecho se alinea con la diversidad.

Los homosexuales y lesbianas han ingresado al mundo ofi-cial, ahora tienen una pertenencia más completa. Varios delos consultados resaltaban, la posibilidad de que esta sanciónles permita reconciliarse con sus familias, o realizar una fies-ta de casamiento, y hasta poder reivindicarse frente a los pro-pios hijos. Esta inserción social ganada supondrá a cambiouna adhesión a las regulaciones propias de la sociedad, queahora les da existencia plena. En términos de P. Aulagnier(1988), este «Contrato narcisista» incluirá ganancias y cesio-nes. Para las parejas entre homosexuales, es el tiempo de co-secha, de un fruto largamente trabajado y anhelado. ¿Qué ten-drán que resignar o entregar homosexuales y lesbianas parala ganancia de ser considerados ciudadanos en igualdad?

El matrimonio, que, al menos en Occidente fue la institu-ción que reaseguraba el sujetamiento de las mujeres, y la po-sición jerárquica de los varones (el jefe de la familia), supo-nía un contrato de fidelidad mutua. Pero en los hechos, se fuenaturalizando la doble moral sexual para los varones y la do-cilidad pedida a las mujeres, a costa de su propio erotismo. Yla división sexista de tareas: varón proveedor, mujer repro-ductora. Todo en formato dicotómico, roles opuestos, identi-dades conocidas y opuestas, garantía de una complementa-riedad que estructura al Uno, tan caro a la episteme de Occi-dente. Es el mismo modelo de pareja heterosexual heredado,y el matrimonio, los que reclaman actualizarse.

Paradójicamente, la sanción de esta Ley de MatrimonioIgualitario hace luz sobre el formato desigual del matrimonioentre heterosexuales. Las bases del derecho de familia siguensiendo las mismas: prescripción de la monogamia, asentada

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en relaciones sentimentales y de cuidado mutuo; crianza delos hijos, que se desarrolla bajo tutela del Estado. La cuestiónes que la diferencia de sexos como condición de la unión arras-tra desigualdades que quedaron naturalizadas: por ejemplo,la pregnancia del apellido paterno por sobre el materno; laguarda de los hijos pequeños otorgada a las madres, por fuerade su eficacia criadora; la férrea división de roles que sostie-ne la pregnancia –luego del divorcio– de las figuras de «ali-mentos» y «régimen de visitas» para el padre no conviviente;la no sanción aún del régimen de Tenencia Compartida enrelación a los hijos, etc. y los correlatos de formatos subjeti-vos que esos instituidos generan y hacen perdurar. Por algodecía Groucho Marx «El matrimonio es la principal causa dedivorcios».

Tenemos necesidad de certezas, tal vez como resguardoidentitario, pretendiendo ratificar o refutar fuertemente algúnconcepto, alguna línea directriz. Aunque algunos tramos deeste trabajo pueden sonar a conclusiones cerradas, también yprincipalmente, frente a un acontecimiento como la sanciónde la Ley 26.618, valen más las preguntas que las respuestas.El entrecruzamiento entre dos dispositivos, el de la sexuali-dad y el del matrimonio, admite y espera trabajo teórico yclínico. Elucidar críticamente nuestras convicciones, ratifi-carlas temporalmente, o –como decía Wittengstein– arrojarla escalera que nos acercó a esos planos del entendimiento.

A veces pasa que lo que se expulsa por la puerta reingresapor la ventana. En un comentario periodístico surge una pre-gunta ingenuamente válida, por parte del entrevistador: –Enlos divorcios de matrimonios igualitarios de varones, por ejem-plo ¿las juezas fallarán a favor del pasivo–? En el imaginarioque genera esa pregunta, no puede concebirse un vínculo di-ferente, tiene que haber un activo y un pasivo, no como ras-gos contingentes sino en su versión estabilizada, ontológica.El pensamiento binario no se rinde fácilmente, ni con una leyque cuestione y que ponga en duda ese mismo binarismo. Lapromulgación de la ley de Matrimonio Igualitario puede abrircamino a un acontecimiento, a un pensar nuevo, que segura-mente tendrá que lidiar con las tendencias reformistas,

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habitualizadas que han vehiculizado las formas instituidas depensar al sexo y a la pareja.

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Resumen

El trabajo discurre en las consecuencias posibles del lla-mado Matrimonio Igualitario, a partir de la legalización enArgentina, del matrimonio civil entre homosexuales. Se co-rrelacionan el dispositivo de la heterosexualidad como nor-mativa y el dispositivo matrimonial, en relación a conceptosdel psicoanálisis y de las teorías de género. Y las derivasvinculares que esta modificación de la Ley puede acarrear,en relación a las nociones de sexo, género y deseo. Tambiénsobre el encuadre instituído del matrimonio tradicional.

Palabras clave: Dispositivos. Matrimonio Civil. Heterosexua-lidad. Homosexualidad.

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SummaryEgalitarian Marriages

The paper deals with the possible consequences of the socalled «Egalitarian Marriage», from the legalization of civilmarriage between homosexuals in Argentina (same-sex mar-riages). It is correlated the dispositive (device) of heterosexu-ality as a norm and the dispositive of marriage, in relation toconcepts from psychoanalysis and gender theories. And thelink derivations that can take place from the modification ofthe Law, in relation to the notions of sex, gender and desire.And also in regard to traditional marriage setting.

Key words: Dispositives. Civil Marriage. Heterosexuality.Homosexuality.

RésuméMarriages Egalitaires

Ce document traite des conséquences possibles de ce qu’on appelle «Mariage Egalitaire», après la légalisation dansl’Argentine de le mariage civil parmi des homosexuelles. Onfait des corrélations entre le dispositif de l’hétérosexualitécomme une règle et le dispositif du mariage, par rapport desconcepts de la psychanalyse et des théories du genre. Aussi,les dérivations relationnels qui peut avoir après la modifica-tion de la Loi, par rapport a les notions du sexe, du gender etdu désir. Et aussi, en relation au dispositif du mariage tradi-tionnelle.

Mots clés: Dispositifs. Mariage Civile. Hétérosexualité. Ho-mosexualité.

ResumoCasamentos Igualitários

O artigo conjectura alguns das conseqüências posibles deo que da en llamar «Casamento Igualitário», depois da legis-lação em Argentina do casamento civil entre homossexuais. Secorrelaçoan o dispositivo da heterosexulidade como norma com

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o dispositivo da casamento, desde os conceitos de psicanálisee as teorias de gênero. Além disso se propõe analisar as deri-vações que circulam no vinculo depois lá modificação da Lei,desde as noçaos de sexo, gênero, e desejo, mais também enrelação ao dispositivo do casamento tradicional.

Palavras chave: Dispositivos. Casamento Civil. Heterosse-xualidade. Homossexualidade.

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Derivas de la subjetividaden la Clínica Vincular

Psicoanalítica:al encuentro con la

familia Galván

Alicia González Cruzado *

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(*) Licenciada en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Psi-coanalista Vincular.E-mail: [email protected]

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«Causa común»

La clínica psicoanalítica vincular con frecuencia nos sor-prende y descoloca, por los efectos de presencia en la escenaque se arma con el analista. Sobre los aconteceres de una si-tuación terapéutica es que me propongo producir –junto allector– algo del orden del pensar.

En el itinerario de este encuentro y las vicisitudes de estaconsulta familiar, esbozaré algunas líneas posibles que apor-ten hacia la comprensión de un territorio complejo, sobremutuas afectaciones entre analista y familia. Propongo ensa-yar un pensar clínico, más que trasmitir un saber sobre el he-cho clínico en sí.

A modo de mapa de situación acudiré a bibliografía espe-cífica sobre características del psicoterapeuta según investi-gaciones recientes en psicoanálisis. Concibo el encuentro clí-nico con las familias –en este caso, la familia Galván que traeconsigo un fuerte padecimiento–, en el territorio de emergen-cia de nuevas subjetividades. Encuentro que acontece en di-versos escenarios; transcurriendo en un espacio/tiempo en elque será posible ir esbozando líneas, trazas, composicionesconfigurantes, creaciones y, acaso invenciones, con sus in-tensidades propias.

En ese contexto una marca/seña produce en mí –analistaimplicada en la situación–, una cierta toma de distancia demodelos explicativos y saberes totalizantes.

Me dejo atravesar por aportes de otras disciplinas y explo-ro nuevos modos del pensar vínculo y subjetividad en tantoproducción, que al producir se produce, conservando para síesa potencialidad.

Desde el momento del pedido de consulta, solicitada porla familia e intermediada por un abogado, intuyo que estoytransitando sobre terreno resbaladizo. Acaso en aguas fron-terizas entre la clínica, la justicia, la ética… la condiciónhumana.

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I. De la clínica: pensar una clínica en situación

La tragedia familiar: uno de sus integrantes es asesinadopor un consanguíneo.

A tres semanas, solicitan consulta con un analista vincular,luego de haber atravesado históricamente –juntos como fa-milia y por separado–, por diversas instituciones de saludmental que les proporcionaron variados tratamientos.

Con muchos interrogantes emprendemos un recorrido, queirá armando un complejo tratamiento, del cual una nueva pers-pectiva de la clínica comenzará a esbozarse para mí, siendoéste un punto de especial interés para profundizar.

El relato clínico se resiste a ser presentado como una cró-nica ordenada desde una temporalidad lineal. Va sucediendoy al hacerlo, diseña cierto fragor potenciado por el acto deescribir. Es como si al sucederse la escritura, ésta, pautara suspropios ritmos y derroteros. Me dejo llevar adentrándome enel transcurrir de los pensamientos, como efectivamente ocu-rrió en el encuentro clínico. Los sucesos fluirán.

Las primeras interrogaciones surgen acerca de mis posibi-lidades de acompañarlos y de resonar empáticamente con losGalván, ya que se trata de una situación muy particular. Sehallan en un terreno lindero entre salud mental, la ley, la jus-ticia, el hecho público, los trascendidos de prensa, la condenasocial; conformando elementos atípicos para una consulta conun analista.

Las preguntas que atraviesan el trabajo, giran en torno alcampo de problemas de la subjetividad, particularmente enaquella que es producida, como algo del orden de la novedad,en el encuentro entre analista y pacientes-familia. ¿Qué semantiene y qué se modifica en la técnica psicoanalítica eneste tipo de intervenciones que, como se verá, resultanatípicas? Se hace preciso repensar algunos conceptos talescomo encuadre y dispositivo, transferencia-contratransferen-cia y pensar en otros, como neutralidad y abstinencia; impli-

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cación; afectación; el vínculo como producción «entre» queno antecede a los sujetos, sino que los instituye. En este esce-nario se despliega cierta tensión, la que me propongo, seasostenida, más que aliviada o capturada por una explicación.

La familia Galván

Los Galván son una familia constituida por padre y madre–Gema y Efraín– separados hace diez años y tres hijos –Este-ban, Rogelio y Tigresa– entre la adolescencia y la juventud.Provenientes del interior del país, de familias de origen hu-milde, se presentan pertenecientes a la clase media alta. Ha-blan de su afán de superación, logrado a través de la parejamatrimonial siendo ambos muy jóvenes.

Obtienen un nivel de instrucción muy superior a sus fami-lias de pertenencia, lo que les permite ascender en la escalasocial, hasta lograr posiciones de destaque y reconocimientoprofesional, resultando evidente el nivel de superioridad deGema respecto a Efraín.

Mientras él se presenta de muy bajo perfil, ella se muestraavasallante.

En la asignación de roles de la pareja, él es descrito comoel blando, ella, representa la mano dura, aunque ineficiente ala hora de fijar un límite y mantenerlo. Hablan de alianzas detipo perverso madre e hijos a espaldas del padre.

La pareja parental proveniente de numerosas fratrías, tes-timoniaba desde ambos lados, la existencia de hermanos por-tadores de patología psiquiátrica grave.

Dicen de Esteban, el mayor de los tres hijos, «era niñomaravilloso», «deseado casi con locura», fruto de las prime-ras etapas idealizadas de amor-pasión de la pareja. A él lesiguen Rogelio, y Tigresa, quienes llegaron «por accidente»,de encuentros fortuitos a lo largo de la tormentosa relación dela pareja.

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Gema y Efraín, reservaban para sus hijos elevadas y me-siánicas expectativas, cuestión que la droga, conductas des-viadas o apatías y, sobre todo, la enfermedad mental deEsteban, llegan para desbaratar.

Dichas expectativas parentales sobre su descendencia, lasasocian a los humildes orígenes de ambos, cuestión que enlas primeras etapas del desarrollo de los niños Galván, les esdevuelta con creces.

Esteban mostró precozmente sus dotes artísticas, exhibien-do un talento especial para la música. Ya entrado en la puber-tad, desarrolla un talento para las letras con cuentos cortos ypoesía. Es justamente a partir de sus escritos que comienzana evidenciarse las ideas delirantes. Esta etapa coincide con elinicio en el consumo de drogas y abuso de alcohol, sostenidoy avalado por la familia.

Rogelio era permanentemente comparado con Esteban,quien le hacía sombra. Poco se esperaba de él. Su carácter«desafectivizado», lo mantenía distante de la dinámica fami-liar, limitándose a cumplir con sus estudios aceptablemente,sin grandes ruidos ni complicaciones. No llevaba amigos a lacasa y sus actividades se desarrollaban mayormente puertasafuera.

Tigresa era para sus padres una niña inteligente, un pocodistraída, de bajo rendimiento escolar a causa de su desinte-rés. Apática, abstinente y sin grandes dotes, logró con esfuer-zo terminar el bachillerato ya en tratamiento familiar.

Según la narrativa familiar sobre aquellos años, Estebanparecía brillar hasta enfermarse, mientras que Rogelio casino existía y Tigresa se desdibujaba hasta desaparecer, insta-lando progresivamente un trastorno alimentario que la llevó aperder mucho peso y a estar en riesgo, sin que fuera registra-do por el entorno familiar. Sólo a partir del tratamiento quelos Galván inician conmigo, con Tigresa de 19 años y unasituación comprometida, pudieron actuar en consecuencia.

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Los hijos menores se fueron acostumbrando a arreglárse-las solos, más a partir del diagnóstico de esquizofrenia deEsteban, que acontece siendo ambos menores de diez años.

Aun antes de formalizado el diagnóstico psiquiátrico delchico, la familia había realizado consultas con profesionalesde la salud mental por una serie de malestares que hacíandifícil la vida juntos.

La pareja parental se separó escandalosamente, con tor-mentosos episodios e infidelidades.

En el relato atribuyeron la causa de ruptura a la enferme-dad psiquiátrica del primogénito de trece años por aquel en-tonces.

Gema y Efraín, no lograban acuerdos sobre el tratamientode Esteban, sobre todo en relación a micro-narcosis e interna-ción.

Los hijos vivían alternativamente en el hogar paterno omaterno, sin orden preestablecido ni hábitos de continuidad,pero intentando sistemas de turnos, en los que Esteban era elcentro de la atención y los otros dos, figuras satelitales.

En momentos de aparición de la sintomatología esquizo-frénica, Esteban y Tigresa mantenían una alianza sólida, siendoésta la única capaz de interpretar el ánimo del muchacho, desdeinicios de la enfermedad, era escuchada y adorada por él, cues-tión que hizo que sus padres delegaran en ella los cuidadoscotidianos, hábitos higiénicos y alimentarios.

Mientras tanto Rogelio permanecía alejado de la compli-cidad fraterna, sintiéndose excluido y tomando distancia dela conflictividad. Ilusionaba vivir una vida casi normal, pa-sando más tiempo en casa de sus amigos que en la propia.

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La vida familiar

La vida de los Galván transcurría de forma desorganizaday caótica, rigiéndose por la impulsividad. Esteban –tierno yviolento a la vez– tornaba imprevisible el relacionamiento alinterior familiar. Los estados delirantes o excesos por consu-mo de sustancias, potenciaban ataques de furia e instalabanun estado de amenaza, tejiendo una trama del orden de lo ate-rrador. Esto acontecía en los períodos entre internación e in-ternación, en los que el chico pasaba temporadas en casa desus padres.

Efraín parecía tener una tolerancia mayor e ingresaba asus episodios delirantes, mientras que para la madre eran delorden de lo intolerable, reaccionando evitativamente.

Episodios de violencia diversos involucraban a padres ehijos y a los hermanos entre sí. Eran recurrentes las amenazascon cuchillo de Esteban hacia los demás, aún estando dormi-dos, despertándose con las amenazas del chico.

Rogelio y Tigresa pasaban días deambulando en la calle oen casa de amigos, prófugos de la mirada parental. Todo pa-recía estar permitido en un hogar liberal y progresista, fuerte-mente marcado por una ideología de izquierda. La permisivi-dad parental era tal, que el consumo de marihuana a niveldoméstico no reconocía diferencias generacionales.

Las posibilidad de armar alianzas parentales era débil comocuando permanecían casados. Esto ocasionaba en sus hijosvivencias de abandono y desprotección, con el beneficio deactuar a su antojo. En este lapso ambos progenitores forma-ron nueva pareja.

Breves episodios

– En un confuso episodio, durante una de las crisis de Es-teban, intenta abusar sexualmente de Tigresa, confundiendola ternura que ella le prodigaba con interés sexual. Estaban

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solos en la casa paterna. La adolescente consternada, se de-fiende y avisa a sus padres. Aterrada por no poder reconocerese ataque, proveniente de su hermano tan querido, no en-cuentra eco ni comprensión parental, sino más bien repro-ches y acusaciones. Si bien Gema sintoniza un poco más des-de su ser mujer con la chica, ambos, en sus argumentospriorizan la patología de Esteban, reclamando tolerancia aTigresa, ésta deja de ser una apoyatura para él, alejándoseresentida.

Este evento produce lo que en el relato familiar denomi-nan «un cataclismo».

Estupor e ineficiencia parental para resolver esta y otrastantas situaciones de la convivencia entre los hermanos, comoentre sí, culminan en la decisión, avalada por especialistas:que los hermanos no convivan bajo el mismo techo.

La tensa conflictiva situada ahora en el ámbito fraterno yano será resuelta. Serán frecuentes las fugas de Tigresa yRogelio del hogar, como también las repetidas fugas de Este-ban de los lugares de tratamiento.

– En otra ocasión, Esteban estaba viviendo con su padreen la casa de veraneo, prende fuego parte de la bibliotecafamiliar, reduciendo a cenizas algo sumamente valorado: loslibros. Llega su padre mientras Esteban permanecía sentadoen el piso con la mirada perdida, delirando. Ante tamaño es-pectáculo, Efraín se arroja al suelo de frente a su hijo y sinmirarlo, se larga a llorar exclamando «¡No sabía que sufríastanto hijo!» Efraín conecta pasivamente con la patología delchico, recluyéndose dentro de sí mismo, mortificándose, sinposibilidades de abrazarlo, ni de contener el desborde.

– Gema y sus hijos fuman marihuana y todos lo saben.Cada uno suele hacerlo en su grupo de amigos, en salidas,pero no en presencia de los otros. Cierta noche, Gema estabaen su casa reunida tomando alcohol y de fumata con compa-ñeros de trabajo –más próximos a la edad de sus hijos que a lasuya propia–, cuando llega Rogelio. El chico pensaba cam-

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biarse y volver a salir, pero el ambiente lo sedujo y se integróa la reunión con naturalidad y beneplácito materno. Van lle-gando otros amigos de Rogelio, se suman a la «fiesta» y elcaño no alcanza. Gema delega en Rogelio conseguir más. Sóloun par de días después se entera que esa fue la primera vezque el chico compraba para su consumo. Ella se arrepiente,pero esto describe un modo de funcionamiento familiar, unmodo de circulación de la vincularidad y de la proximidadpeligrosa que Gema mantiene con sus hijos, no sólo con Es-teban, sino con todos. La madre no respeta los límites corpo-rales de sus hijos, volviéndose intrusiva, tratándolos como sifueran ella misma, indiscriminadamente.

Que madre e hijo fumen marihuana juntos, describe unasituación determinada.

Nos habla de un corrimiento de los lugares de madre, dehijo; de cómo circula entre ellos lo permitido y lo prohibido.¿Qué efectos de presencia impone el estar juntos? Parece queesa presencia del hijo/amigo simbólico, no logra sacar a la madredel lugar de amiga de sus amigos, entonces los chicos se aco-modan como pueden a la situación. Permanecen allí compar-tiendo la fiesta… todos… juntos, peligrosamente juntos…

«Sobrenombres» para decir de sí y de lo innombrable

«Lo siniestro es aquello que, debien-do permanecer oculto, se ha revelado».

Max Schelling

Todos en la familia Galván, tienen sobrenombres, menosEsteban. En tanto primogénito, éste es obsequiado con un nom-bre grandioso, homenaje a una figura revolucionaria míticade América, admirado por sus padres, quienes pertenecían auna clase política e intelectual de izquierda, en la que milita-ron ya sea en su juventud y su vida profesional.

Gema, nombre que elegí para la madre, lleva el nombre deuna piedra preciosa, a su vez llamada en diminutivo. Se mues-

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tra potente y poderosa, con gran determinación y fuerza deroca. En su familia de origen, siendo la menor de nueve her-manos, es la única que tiene un nombre original. Tiene a sucargo hasta entrada la vida adulta a uno de sus hermanos es-quizofrénico con quien mantuvo un fuerte lazo.

Efraín, el padre, es apodado en diminutivo y alude a lafragilidad de su aspecto. Su presencia contrasta con la deGema. Juntos acentúan sus diferencias. Hijo mayor de sietehermanos, dos de ellos esquizofrénicos, mantiene una con-flictiva relación de amor-odio-rivalidad, focalizada en temasde orden económico y de herencia.

El hijo del medio, Rogelio, porta un diminutivo de alguienque vive huyendo. De cierta forma a ese juego jugó en eltratamiento vincular comprometiéndose más con cuestionesatinentes al vínculo fraterno que al parento-filial. Las sesio-nes con sus padres presentes se tornaban incontrolables. Laviolencia que era capaz de desatar con su padre, el supuesto«manso», arrojaron luz sobre la circulación de lo tanático fa-miliar. Con una inicial relativa adhesión al tratamiento cons-truyo una aceptable alianza terapéutica y se fue trabajandosobre la indicación de una terapia individual, cosa que con-creta con un terapeuta varón.

La hija menor, a quien llamé Tigresa, en la realidad tambiénlleva un nombre felino, unisex y ambiguo. Versátil modo denombrar a la hija, que siendo la menor, tendrá que jugar a serextremadamente plástica y adaptable, e ir amoldándose a todo.

Por momentos su presencia, manifestada por su andar feli-no, se torna «silenciosa» y «casi transparente» según se defi-nirá más adelante. De aspecto ambiguo, casi andrógino, páli-da, alta y muy delgada. Se muestra con cierta falta de cuidadoo con un cuidadoso desaliño que tiende a ocultar su feminei-dad, con ropas holgadas y amorfas. Usa colores oscuros, ma-yormente negro, el que luce desteñido y contrasta con su pa-lidez. Gusta de los atuendos artesanales, como zapatos y bol-sos que cuelgan como al descuido, de sus hombros, collaresde materiales naturales.

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Ante la contundencia de la «herencia maldita» de las fa-milias de Gema y Efraín, la enfermedad mental resulta in-nombrable. Sus hijos sólo registran «titulares» escuetos so-bre el mal que ronda la familia, cuestión que no se abordadescarnadamente hasta el tratamiento familiar.

Los hechos se precipitan...

«El lugar más peligroso en la socie-dad moderna es el hogar»

Anthony Giddens

Era un día de otoño y acababa de amanecer. Madre e hijose alejaban por un camino de tierra, de la chacra en dondeEsteban había permanecido internado durante los últimos seismeses. Gema sintió frío. Un frío inusual para esa época, einmediatamente intentó abrochar el saco de su hijo. Él se re-sistió con un gesto brusco, forcejearon y sin mediar palabrasla madre lo arropa.

Esteban estaba siendo externalizado de una comunidad te-rapéutica situada lejos de la capital, ambos se dirigían a lacasa materna. Era el día de su cumpleaños. Ella albergaba lailusión de un festejo familiar en un clima amigable. Al díasiguiente, el joven sería trasladado a una institución psiquiá-trica tradicional, con otro perfil terapéutico.

Lejos de ser un día festivo, poco a poco se fue transfor-mando en un día difícil. Los malentendidos y desencuentrosfamiliares fueron corrosivos para la desilusión materna. Lahermana menor con sus actitudes evasivas, la indiferencia delhijo del medio y la propia desgana de Esteban, la pasividadpaterna, hicieron que se fuera perfilando un sinsentido delfestejo.

La esquizofrenia, las drogas, la violencia, e incluso, la pro-pia dinámica familiar que arman entre ellos, crean un climapropicio para que advenga la tragedia.

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Toda la familia se hallaba inmersa en un hondo padeci-miento, no obstante, la locura parecía estar reservada para elhijo mayor, quien con sus producciones delirantes, sus reac-ciones intempestivas y arranques violentos, encarnaba un lu-gar que parecía serle legado transgeneracionalmente.

A las diez de la noche Esteban estaba tirado en la cama,desganado. Su madre contemplaba el rostro desencajado conternura y tristeza a la vez. Lo mira casi sin verlo. Piensa en elbello rostro de su hijo amado y lo percibe desdibujarse pro-gresivamente, con la mueca de la enfermedad mental; la señadel sufrimiento; la soledad más profunda.

Esteban dormita, ella se inquieta.

Parece perturbada, desasosegada.

Se levanta y abre los placares, revisa entre sus cosas bus-cando algo. Hurga entre los estantes. Parece que la cabeza leva a estallar, acuden muchas ideas, muchas imágenes, de sushijos aún niños; de las vidas tristes y turbulentas de los últi-mos años.

Aturdida, la película en su cabeza se hace cada vez másveloz. Las crisis violentas de Esteban se agolpan como imá-genes cinematográficas hacia delante, hacia atrás, van, vie-nen, un caos.

Cumpleaños. El festejo trunco. Festejo que sólo ella de-seaba. ¿Deseaba?

Callejón sin salida. Atrapamiento. Dolor. Sinsentido.

Violencia. Amor. Pasión. Desgarro.

Gira hacia donde estaba Esteban. Lo contempla nuevamente.

Piensa… vivió una vida difícil, pobrecito Esteban.

Sin embargo ahora parecía tranquilo.

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Cuanto más tranquilo él, más inquieta ella.

Gema lo mira, buscando algún gesto en su cara, algunaexpresión.

Intensamente, agitada, palpitante, desesperada, alienada.

No soporta vivir así. Ya no más. No desea seguirlo viendosufrir.

Quiere otra cosa para él, y para ella. Otra vida para todos.

En ese clima tenso y alienado transcurren lentos los minu-tos de ese día veintitrés, poco antes de las veintitrés horas.

Madre e hijo juntos. Juntos y profundamente solos.

Desde esa soledad inmensa y desvalida, la madre pone fina la vida de su hijo.

Ese día veintitrés, a las veintitrés horas, Esteban es sor-prendido por una muerte prematura.

Muere en brazos de su madre, quien confundida, lo miracon amor y estupor a la vez.

Así quieta y desolada, Gema permanece un rato –no pu-diendo precisar cuánto– abrazada al cuerpo inerte de su hijo.

Al cabo de un tiempo, llama a la policía para entregarse.

En un plan repasado frecuentemente en su fantasía,Gema había decidido quitarse la vida luego de ultimar aEsteban.1

1 Respecto al móvil del filicidio, se diferencian dos tipos: el filicidio al-truista asociado al suicidio, que Gema planificó inicialmente y el filici-dio cometido para aliviar el sufrimiento de la víctima, que finalmenteacometió (Naranjo Jimenez, 2005).

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Pero, en los últimos tiempos comenzó a sentir que debíapermanecer viva por sus otros hijos y responsabilizarse desus actos. Así que preparó cartas para cada uno de ellos, dejódinero e instrucciones de cómo proceder.

En su declaración judicial no tuvo la menor piedad hacia símisma. Sus pensamientos se dirigían a no agravar el estigmaque significaría para Rogelio y Tigresa cargar con más san-gre a la tragedia familiar. Por ello dice encontrar valor parano quitarse la vida y afrontar los hechos.

II. Aspectos teóricos que hacen piegues con la clínica

Algunas características del terapeuta desde investigacionesrecientes en psicoanálisis

Por las particularidades del tratamiento con la familiaGalván, resulta interesante realizar un breve recorrido so-bre desarrollos teóricos acerca de las características delterapeuta, provenientes de investigaciones en psicoterapiapsicoanalítica.

Poch y Avila Espada, (1998), plantean que:

«…el valor terapéutico deriva no de factores específicosrelacionables a la teoría o la técnica específica, sino a ele-mentos comunes que comparten todas ellas, y en especial loque hace a las características del terapeuta, expectativas delpaciente y credibilidad de la terapia utilizada.(…) un buendesenlace terapéutico depende de las características del te-rapeuta, del paciente y en particular, del desarrollo de la re-lación que se establece entre ambos».

Continúan: «las mejorías de los pacientes no están íntima-mente ligadas a las técnicas terapéuticas (Lambert, 1989) ypor tanto sería necesario estudiar con más ahínco la maneraen que el terapeuta participa con sus características perso-nales y profesionales» (Poch, Avila Espada, 1998, pág. 73).

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Prosiguen los autores enfatizando factores tales como elinterés, ayuda hacia el otro, respeto y dedicación al paciente.Según Lafferty, los terapeutas más eficaces poseen alta com-prensión empática, presentan menor directividad, valorandoel reto intelectual como motivación terapéutica, percibiendoy explicitando los progresos en el tratamiento. En cambio,terapeutas menos eficaces muestran baja comprensión empá-tica, mucha directividad, dando apoyo y disponiéndose rápi-damente a ver progresos.

La mayoría de los estudios coincide en que el terapeutapueda manifestarse como un personaje real, que hace eviden-te su compromiso. Que exprese y comunique cuidado, inte-rés, respeto y preocupación humana hacia el paciente, facto-res fundamentales para una buena alianza de trabajo.

Poch, Avila Espada (1998) sostienen que la única inter-vención específica relacionada con buenos resultados fue lainterpretación del terapeuta al paciente seguida de afecto.2

En relación al proceso analítico, Helmut Toma y Horst Kächele(1985) plantean que éste es un factor decisivo. Sostienen que enla definición de proceso ya está implícito el modelo con que seestá operando. Por su alta complejidad y sus infinitas variables,el proceso analítico se presta para que cualquier modelo puedajustificarse, y esto entraña un doble peligro: teórico, porque vie-ne a confirmar la teoría presupuesta (que de hecho se convierteen irrefutable), y práctico, en cuanto priva al analizado de sulibre espontaneidad. No obstante, los modelos son necesarios,para poner orden en la inmensidad de los datos clínicos. En susaportes enfatizan que la observación no será estereotipada sinoheurística, abierta a lo que está pasando y puede pasar. El mode-lo debe servir para describir y no para prescribir.

2 Sin diferencias entre interpretaciones transferenciales y no-transferencia-les, además provocan también respuestas defensivas. La especificidad deun tratamiento no radica en los conceptos teóricos que usa el terapeuta,sino en la singularidad de los mecanismos de cambio que es capaz de acti-var en el paciente. Plantean una imagen menos perfeccionista de la psicote-rapia, cuyos resultados se mantienen cinco años (Poch, Avila Espada).

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Sobre la clínica y los dispositivos de atención a la saludmental, Rodríguez Nebot (1995, 17) plantea que «En nuestraherencia pesan como relación de desconocimiento los dispo-sitivos sedentarios».3

La naturalización de los dispositivos, lleva al desconocimien-to sobre la clínica y una operación epistemológica que tiende aseparar al sujeto del objeto, es más, no da cuenta de la implica-ción del observador que realiza una operación sobre el objeto yredunda inevitablemente en su transformación. Dicha transfor-mación implica necesariamente el acomodamiento del sujeto ydel objeto y viceversa del objeto sobre el sujeto. Esto lleva aentender a las clínicas como operaciones de corte muy com-plejo… (Rodríguez Nebot, 2004, pág.18).

Plantea la dificultad de ciertas formas subjetivas que des-bordan los encuadres psicoterapéuticos, así como las herra-mientas conceptuales de captura y propone pensar en las clí-nicas, en lugar de la clínica. Coincido con el autor con quedesarrollar la clínica requiere una actitud de investigación ycuestionamiento del propio saber, como del no saber, comogesto ético, interrogándose sobre la propia práctica.

Comparto planteos de Gáspari (2000) a propósito del ana-lista y el trabajo de teorización de sus prácticas, enfatizandoun pensar desde lo situacional y desde el vinculo terapéuticoy su posibilidad de producir subjetividad desde un trabajoafectado.4

3 Aquellos heredados de la psiquiatría, la medicina y de la psicología deltwo bodies. Dispositivos en los que se diagnostica, evalúa, examina ycategoriza a los pacientes, haciéndolos entrar en el DSM4. Éstos mane-jan una concepción de lo normal y lo patológico que cristalizan en elimaginario social (pág.17).

4 «La interrogación teorizante intrínseca a la posición del analista en rela-ción con sus prácticas implica un trabajo afectado. Es preciso que se abrapaso a través de una diversidad de planos: la del campo contratransfero-transferencial de la clínica, pero también en el trabajo sobre las transfe-rencias a los maestros, las propias experiencias analíticas, las institucio-

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Deseo reflexionar sobre la dificultad que conlleva el mode-lo de investigación en psicoterapia, como procedimiento me-todológico, en el que el analista está involucrado en los proce-sos, sin desconocer la gran utilidad que aportan a la clínica susdesarrollos. Resulta un gran desafío poder hacer referencia deellos, habiendo participado emocionalmente de los mismos.

Desde la perspectiva de la necesaria involucración del te-rapeuta en los procesos psicoterapéuticos, es que –tensandoun poco más aún– planteo pensar desde la afectación comomodo de producción, según planteos de Deleuze. Él concibela subjetividad desde la posibilidad de afectar y ser afectado,como modo intensivo de producción. Desde estos modos, con-sidero que adquiere un primer plano la escena de la vinculari-dad, como entidad con potencia configurante. El vínculo te-rapéutico produce efectos que no pueden ser pensados desdela exterioridad, sino desde el entramado mismo del devenirde la vincularidad entre terapeutas y pacientes.

Pensar en la familia Galván y su situación «En situación»

En esta segunda parte hablo de pliegues, entendidos és-tos como cierta concepción de espacio-tiempo singular. Enun diálogo –a veces tenso– teoría y clínica producen transi-ciones, tramos y territorialidades, escenarios de encuentrosy des-encuentros.

Sobre la trama vincular con los Galván, realizaré algunasconsideraciones.

Ellos –su realidad familiar, su situación vital– podrían en-tenderse desde diversos enfoques, con sus respectivos conos

nes de pertenencia, los textos. Trabajo afectado por un lado, por la facili-tación a que esa heterogeneidad de planos se constituyan en un puntoideal que ejerce censura y que, desde esa ilusoria garantía, se configure einterprete la realidad. La disposición a indagarlos, por otro lado, implicala aceptación del convite al riesgo de que los fundamentos establecidosqueden conmovidos, eventualmente disueltos» (Gaspari, 2000, pág. 41).

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de luces y sombras, según se tomen diversos aportes teóricosdel Psicoanálisis Vincular.

Realizaré un recorrido sobre algunos elementos del esta-do actual del conocimiento, reconociendo que se trata deuna teoría que se viene elaborando y generando continuosaportes.

Más que llegar a conclusiones acabadas e interpretativas–cerradas en sí mismas– resultó interesante sostener el desa-fío de dialogar entre diversos modos de entender el funciona-miento mental familiar y sus interacciones.

Nutriéndome con los aportes teóricos, poniéndolos a tra-bajar, siento que me muevo en un sentido diferente. Voy porotro camino, con otras intensidades. Algo del relato hace bor-de con cuestiones de la ética, pero también desborda, dejan-do un resto no elaborable… no asible…

Los excesos que los Galván han ido desplegando duranteel proceso terapéutico, evidenciaron una complejidad, que re-quería multiplicidad de aportes, cada uno –parcialmente– arro-jaba comprensión.

¿Era suficiente el conocimiento del que disponía?; ¿alcan-zaba para comprender la magnitud del exceso?; ¿de sus in-tensidades, de la afectación…?

Acaso estos aconteceres familiares excedían lo aprendido,lo sabido, lo pensado.

Estaba presente también la esquizofrenia y sus produccio-nes propias, que merecía una consideración especial.

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Desterritorializando saberes hacia un pensar posible

«Pensar es experimentar,problematizar»

G. Deleuze 5

Apenas tres semanas sucedida la muerte de Esteban, losGalván solicitan la intervención6 en un escenario complejo:madre presa, padre viviendo en una localidad del interior, hi-jos deambulando por ahí, sin atreverse a volver a la casa ma-terna, donde tuvo lugar el deceso. Tigresa expresa «estamosmuy perdidos, no sabemos qué hacer ni a dónde ir», refirién-dose a ella y Rogelio. Pregunta sobre la posibilidad concretade atenderlos en el establecimiento penitenciario. En ese pri-mer contacto expresa que su madre cometió «homicidio pia-doso», figura jurídica que toda la familia compartía.

Dada la complejidad de la situación y el alto impacto emo-cional que generaba en el interlocutor, con intensidades cer-canas a lo siniestro, el desafío mayor fue rescatarme en miposibilidad de un pensar posible, luego, de intervenir. Pensaracaso suponga crear posibilidades para el ejercicio de pen-sar de otro modo. Acaso desde una cierta deriva, dejar venirlos hechos en devenir, cuestión que incluye el afecto.

Adentrándome a pensar la situación a la vez que desterri-torializándome de otros recorridos –ya trazados y reasegura-dores– de la clínica familiar, cierto nomadismo se abría cami-no. Fui tomando distancia relativa del saber previo y aceptan-do que habitaba una clínica en la que, en todo caso, algunasrespuestas se irían desplegando en el transcurso del proceso.

Algunos interrogantes iniciales:

5 «Foucault», 1987.6 La portavoz es Tigresa, primer miembro familiar con quien establezco

contacto, a través del llamado telefónico. Manifiesta la necesidad deayuda, planteando la posibilidad de un tratamiento familiar con un ana-lista vincular de la Asociación a la que pertenezco.

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– capacidad de escucha, empatía, comprensión del sufri-miento familiar;

– alianza terapéutica y la producción de una vincularidadposible ante una situación clínica poco frecuente;

– posibilidades de aproximación al sentir/vibrar familiar,produciendo cierta novedad, ante la circularidad repetitiva quelos Galván exhibían;

– aspectos éticos y la pregunta sobre lo humano, en unregistro diferente al de la moral;

– posibilidad de que aconteciera el acto analítico, sin el ba-luarte reasegurador del encuadre garantizado por el consultorio;

– dudas respecto a una intervención posible sobre el psi-quismo en una institución total de encierro como la cárcel,poniendo el cuerpo a la situación siendo «visitante»;7

– posibilidad de establecer un encuadre con cierta movili-dad; enunciada y configurable en el desarrollo del proceso,para alojar la situación;8

– neutralidad;

– abstinencia;

– implicación;

– sobre-implicación como riesgo.

7 En un trabajo anterior (2006) desarrollábamos este concepto en torno alpsicólogo que se traslada a la comunidad y porta un encuadre de abor-daje diferente al que se maneja en ese contexto. Con su estar/hacerdistinto,interviene generando efectos de presencia, sobre los que es pre-ciso detenerse a pensar en cada situación, en tanto modalidades de pro-ducción subjetivante.

8 Madre recluida en prisión; pareja parental separados; hijos deambulan-do de un lado a otro.

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Sobre el matar y el morir... en la dinámica intrafamiliar

«…esto ominoso no es efectivamentealgo nuevo o ajeno, sino algo familiarde antiguo a la vida anímica, solo ena-jenado de ella por el proceso de la re-presión».

Sigmund Freud 9

¿Cómo es que el horror tiene su sede y apoyo en lo fami-liar-hogareño precisamente? Gran interrogante en la dinámi-ca familiar de los Galván y el trágico desenlace de este dra-ma. ¿Alcanza con pensarlo desde una falla en los procesos dela represión?

Los Galván mediante Gema, su «mano dura», quebrantanuna ley fundamental de la convivencia entre humanos: el «nomatarás», que si bien tiene su origen en postulados antropo-lógicos, se cruza con lo social y lo jurídico.

Los Galván en pleno, en los momentos siguientes a la muer-te de Esteban, se aglutinan en un relato que ampara y alivia:el homicidio piadoso,10 sin ponerlo en cuestionamiento. Lamadre, según argumentan, realiza un intento desesperado deconjurar la esquizofrenia que les había sido legada transge-neracionalmente a ambos progenitores en sus respectivas fa-milias, que nominaron la «herencia maldita».

Diciendo «ya no poder más» del pedido telefónico, decíanque la única salida posible es el sacrificio y su producto, elasesinato.

Parecería que no logran sostener el contrato narcisista teo-rizado por Piera Aulagnier (1988) que une las generaciones,

9 1919, pág. 241.10 En esos momentos no había lugar a preguntas posibles sobre otros mo-

dos de resolución del conflicto y la enfermedad, pero rápidamente, in-cluso para asombro del analista, estos interrogantes surgieron y con fuer-za desmoronaron colectivamente la comunidad de desmentida familiar.

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y que liga al niño al nivel socio cultural; que lo recibe y ante-cede, pero también lo inscribe en un linaje.

Comienza a resquebrajarse la alianza fraterna en el episo-dio de intento de abuso sexual hacia Tigresa. En ese momen-to la relación entre los hermanos, habiendo sido muy sólida,comienza a desmoronarse, generando un caos familiar y nue-vos intentos de organización. Los padres no pueden preser-var la circulación narcisística del amor entre hermanos, éstosse cargan de culpa, resentimiento, en un escenario dondeRogelio queda desterrado del interés parental.

Es como si garabatearan una producción vincular familiaren la que alguien debe dejar de existir para garantizar la per-manencia de la familia y terminar, ilusoriamente, con el su-frimiento que les viene siendo legado y que padecen genera-ción tras generación.

De cierto modo, cada uno de ellos, muere.

Hay algo que comienza a adquirir un modo singularizante,si bien se aborda colectivamente y tiene que ver con las po-sibilidades de duelar al hijo/hermano muerto y a la esquizo-frenia que con Esteban intentan matar en el imaginario grupalfamiliar.

Acerca del desamparo y la crueldad

«La ternura es el primer elemento quehace del sujeto, sujeto social.»

Fernando Ulloa

Gema en su modo de relatar la muerte de Esteban y comola ejecuta, muestra un aspecto llamativo en la circulación fa-miliar del afecto. Lo hace desde una distancia afectiva consi-derable, ubicándose en un lugar de ternura y comprensión,como quien arma un relato dictado desde un discurso sagra-do. Sin dudas, sólo certezas… «Ya no daba para más»; «dete-ner su sufrimiento»; «así no valía la pena seguir viviendo»,

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«el sin sentido por la vida fue lo que me impulsó a decidirhacerlo el día de su cumpleaños». Los sentimientos de odioenmascarado, posibilitan que efectúe la aniquilación del hijo,escondiéndose digamos «locamente» en lo tiernamente pro-tector.

Pero también se puede entender de otro modo, como seplanteará más adelante.

Los Galván configuran en el discurso familiar un primermomento de «homicidio piadoso», con absoluta certeza. «Paraque no sufra más», repiten a coro en los primeros encuentrosconmigo.

Fernando Ulloa (1998, pág. 1) en su trabajo «Desamparo ycreación» propone la crueldad como el desamparo mayor.Plantea la «encerrona trágica» como «paradigmática del des-amparo como situación de dos lugares sin tercero de apela-ción en donde la víctima, tal vez para dejar de sufrir o parano morir, depende de alguien a quien rechaza totalmente ypor quien es rechazado…». Define la crueldad como «el fra-caso del primer amparo al que todos estamos destinados: laternura».

Pensar en el fracaso de los amparos primarios en Esteban,no impide pensar en la propia Gema de la infancia, en tantohija menor de madre añosa con una prole numerosa e hijosenfermos mentales. Ulloa plantea que si bien Freud dijo muypoco acerca de la ternura, la define como la coartación delfin último pulsional, que depende de un tercero y agrega:

«Si pensamos paradigmáticamente como agente de la ter-nura a la madre, también depende que la función paterna,sea ejercida concretamente por el padre o por los demás con-tertulios de la ternura, la sociedad. Cuando no hay coarta-ción de este fin último, se recrean las condiciones de la ence-rrona trágica…» (pág. 2).

Desde este panorama aparecen ciertos «ruidos» concep-tuales, que si bien pueden resultar esclarecedores para intro-

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ducirnos en los afectos que circulan entre los Galván, talescomo: ternura, crueldad, amor, pasión, e intentando dar lu-gar al contexto social en el que los sujetos están inmersos,comienzo a vislumbrar que se erigen como conceptos de loUNO, comenzando a mostrar cierta insuficiencia a la hora deelucidar la vincularidad.

Pensar en términos de víctima-victimario –binarismos deoposición– no me ayudan a pensar los hechos, más bien lohago desde configurabilidades múltiples de apoyaturas e im-posiciones, no sólo de padres hacia el hijo enfermo, ni de lossanos sobre la enfermedad, sino de un mundo de estipulacio-nes inconcientes producidas en la trama «entre» familiar.

Enfatizo que para resonar con Gema y su situación dedar muerte a Esteban, no podría hacerlo solamente en tér-minos del par víctima-victimario. Si así lo hiciera, no sóloobturaría la escucha, sino que me pondría en una posturaaltamente vulnerable, más cercana al juicio crítico que a lade analizar.

Acaso la encerrona de los Galván es tal que todos en esared que configuran, quedan apresados.

El abandono de los contertulios, también lo podemos pen-sar como:

– Las limitaciones de los alcances de diversas institucio-nes del sistema de salud mental, que los Galván transitaron alo largo de penosos años, aún antes de diagnosticada la esqui-zofrenia.

– Del escaso sostén familiar de la familia ampliada, conquienes no contaban como reservorio afectivo. Es llamativala ausencia de figuras como abuelos o tíos u otros que repre-sentaran figuras amparadoras, con posibilidades solidarias enla crianza de los hijos. Estaban solos ellos cuatro, a mercedde sus pasiones. En ese escenario surge la figura de matarpor amor.

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– Los Galván exhibían figuras de soledad y desamparo,mostrándose amurallados. Permanecían capturados en suspropios límites de lo vergonzante: Esteban, el loco, el pa-ciente designado por la familia, el esquizofrénico, potencial-mente enloquecedor y adicto a las drogas. Las demás con-ductas desviadas de sus hermanos, sin embargo no eransemantizadas por ellos con el peso de la gravedad de aquélla.Toda su pequeña célula familiar –progenitores e hijos–, su-fren el derrumbe de tener que aceptar en su seno, al diferente,al «tocado».

– Deben tramitar la renuncia al niño maravilloso, al narci-sismo herido de ese proyecto de hijo que se ve morbosamentesuspendido y con lo que dicen no poder ya más. Instalan unalógica del uno u otro.

– En este contexto, arman entre todos una figura dramáti-ca, en la que la única salida que aparece como posible es ladel sacrificio y su producto: el asesinato.

Detenerse, desacelerar, suspender...para producir un «encuentro»

De cierta forma, todo tratamiento que se inicia, pone enjuego la neutralidad11 del analista y una reflexión posible so-bre su implicación. Es preciso que éste suspenda el juicio va-lorativo, para lograr un encuentro posible.

El primer encuentro con los Galván se da con Tigresa enmi consultorio. Ante su presencia advierto algo del orden delo paradojal entre el sentido de su verdadero nombre y sufragilidad. Ya en esa primera entrevista, en la que logramosbuena empatía, percibo una alta vulnerabilidad y veo a una

11 «…entendida como su grado de implicación, no puede –¿no debe?–quedar afuera. Para hacer algo frente al sufrimiento del otro, hace faltaun analista vivo, no atado a posiciones caricaturescas, con memoria ycon deseo. El analista, para serlo, está «condenado a investir» su clínicalibidinalmente» (Waisbrot, 2002, pág. 46).

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adolescente en riesgo. Extremadamente delgada, con eviden-tes intentos de mostrarse segura ante mí y ante la situacióndramática que estaban viviendo.

Considero el encuentro clínico, como posibilidad de po-tenciar el juego de afectaciones mutuas, capaz de hacer som-bra en el entorno, incluso sobre la propia causa judicial querecayó sobre Gema: «homicidio especialmente agravado, conpremeditación y alevosía». Si ésta ocupara un primer plano,posiblemente obturaría mi mente, era preciso «suspender».

Mi primer encuentro con Gema en prisión fue decisivo enel devenir del tratamiento, para reconocer elementos de mipropia resonancia afectiva12 en una situación que hacía fron-tera con lo ominoso.

Era necesario experimentar como efecto de presencia noanticipable, las posibilidades de establecer una alianza tera-péutica y estipular las constantes de un encuadre especial yun contrato de trabajo dentro de la institución carcelaria consus lógicas de funcionamiento.

Fue necesario detenerse para analizar momentos decisi-vos, como la necesaria desapropiación de categorías de pen-samiento del tipo «madre asesina». Me refiero a la posibili-dad de suspender momentáneamente, en una suerte de diso-ciación instrumental, el peso de dichas categorías de juicio,para aproximarse al padecimiento de quienes solicitan la con-sulta y resonar afectivamente con esta mujer/madre y su si-tuación.

A lo largo del tratamiento con los Galván, he recurrido acategorías de pensamiento tales como suspender, desacele-rar (Lewkowicz, Cantarelli, Grupo Doce, 2001), de modo tal

12 Coincido con los planteos de Rojas (2000) sobre el encuentro en el do-ble sentido de conocerse en un tiempo y espacio común y, sobre todo,en la posible fundación de un vínculo que en cierta forma habilite laemergencia de la novedad en la repetición.

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que posibilitaran habitar una situación desde el deseo, perotambién y casi paradojalmente, con cierto grado de estupor eincluso por momentos, con horror.

III. Clínica y teoría arman pliegues y producen novedad

Ingresar en prisión - conocer a Gema

Ingresar a prisión es una experiencia de alto impacto.

Uno va avanzando por los corredores y las puertas que an-tes se abrieron, se cierran tras de sí, dando paso al interior deun ámbito completamente ajeno.

Uno camina escuchando el chirrido característico de ce-rrojos y cadenas.

Uno va hacia adelante y se va representando, como en losdías previos a la persona que imagino que Gema podría ser.Tal vez parecida a su hija, acaso desgarrada por el sufrimien-to, abatida, desarreglada, con el típico atuendo uniforme car-celario que circula en el imaginario social.

Sin embargo veo venir a una linda mujer entera y armadi-ta,13 que se presenta cuidadosamente vestida, maquillada yperfumada. Capturan mi atención sus enormes ojos verdes.Parece no encajar dentro de la situación por la que atraviesani al ámbito en el que permanece custodiada.

Con su aparición –casi teatral–, dice no pertenecer a esesitio.

Con su aspecto y postura se apropia del espacio circun-dante, pareciendo querer decir de un estar en tránsito en elpenal. En esos momentos su sistema defensivo sostenido enbase a negación y desmentida, configuraban la figura de «en

13 Ocurrencias asociativas: «armadita», armada, que porta un arma, quedispara un arma...

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tránsito», para inscribir luego una realidad que le permitiódesplegar estrategias de apropiación subjetiva de sobreviven-cia para habitar dentro del penal.

Al tiempo Gema comenzaría a estar presa, cosa que noaconteció inicialmente, ya que resistía la prisión tanto comola esquizofrenia de su hijo.

Ese primer encuentro con Gema en el salón de visitas, ellaviene hacia mí, agradeciendo mi presencia, me saluda y me/nos sorprende/mos con un primer gesto: al mirarnos a los ojos,espontáneamente surge un abrazo. Inicialmente cordial, lue-go desgarrador. Presentándose como un acto imprevisto, im-pensado, es preciso volverlo pensable.

Quizá hayamos instaurado el primer acto de desapropia-ción de las categorías de pensamiento previo y produjéramoscomo efecto, un acto subjetivante, juntas. Agradecimiento,abrazo, presencia, van configurando un espacio de produc-ción, precisando detenerse, desacelerar, suspender…

Gema y yo, en ese encuentro, cobramos entidad, en tantofuimos capaces de producir con la presencia de una y otra,en un hacer-decir, distinto al esperado, vinculándonos. Aca-so la diferencia, que da lugar a lo ajeno del otro, tuviera quever con cierta evanescencia de la ecuación «madre-que-mata-a-su-hijo», para dejar venir otras cuestiones.

Dice Deleuze:«No es que un término devenga otro, sino que cada uno

encuentra al otro, un único devenir que no es común para losdos, puesto que nada tienen que ver el uno con el otro, sinoque está entre los dos» (Deleuze, G.; Parnet, C., 1980).

Una y otra, Gema y analista palpitando, componen un cam-po de producción subjetivante, en el que no hubo una y otra,o una u otra, o dos otras, sino acaso, un nosotros, que el abra-zo capturó. Un «nosotros» afectado que sellaría otro modo deentender y habitar la situación que tiene que ver con poner elcuerpo. Modo de pensar el encuentro con los Galván, esbo-

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zando márgenes para el surgimiento de la novedad, entre lorepetitivo. Ambos aspectos estarán presentes en el proceso,incluso el aspecto de repetir en diferencia.

Una indicación posible: tratamiento familiar

«Las relaciones de poder tienen como li-mite la prohibición de matar al otro, yrequieren aceptarlo y hacerle un lugar».14

Isidoro Berenstein

¿Por qué la indicación de tratamiento familiar para el pa-decimiento de los Galván? Pregunta que es preciso formularcon cierta independencia de aquello que piden los consultan-tes. La madre formula el pedido que concreta la hija menor,intentando cumplir funciones maternales aun desde prisión.

El «no matarás», garante necesario de los vínculos consan-guíneos y del orden social, es destituido con el acto filicida.15

Algo sucede entre madre e hijo, pero también algo excede ytrasciende la relación madre-hijo y –encarnando en ambos–,expresa algo del orden de la circulación de afectos familiares.

Considero que desde un plano de las relacionabilidades, esconveniente no centrar exclusivamente la mirada en el víncu-lo aquel que hace ruido o síntoma.

La alternativa es transitar las composiciones familiares,desde el seno mismo de la producción del conjunto, propo-niéndoles pensarse como entidad. Algo de lo colectivo en tantoproducción entre dos o más, atravesados generacionalmentecon sus legados, se perfilaba allí, haciéndolos decir a travésdel hacer, pero también a través de lo que callan o dejan dehacer o dejan hacer… a otros.

14 2007, pág. 96.15 Si bien las relaciones de poder son inherentes a la vincularidad, «Las

relaciones de poder tienen como limite la prohibición de matar al otro,y requieren aceptarlo y hacerle un lugar» (Berenstein, 2007, pág. 96).

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Al solicitar la consulta familiar, que acuerdan con ciertascondiciones,16 admiten que eventualmente esas produccionesvinculares, podrían ser objeto de un «tratamiento» distinto. Sibien Efraín, en un primer momento se recluye en su casa deverano, lejos de la ciudad, planteando la necesidad de estarsolo, se hace presente telefónicamente el día de la primeraentrevista y más adelante acude a las sesiones con sus hijos.

Cuando consultan, los Galván se presentaban en fragmen-tación, con mal-estares, des-encuentros, frustraciones y si-tuaciones de violencia. El diálogo no era fácil, de hecho a laprimera consulta acude sólo Tigresa por un «malentendido».

Se va visibilizando un modo de funcionamiento de uno uotro, sin lugar para cierto despliegue de conflictividad y sutramitación.

Una indicación de tratamiento familiar se propone para li-gar, enlazar tanta dispersión causada por la fragmentación.Funcionaban de estallido en estallido, con la modalidad «por-tazo y me voy».

La familia se define por la pertenencia a un sistema deparentesco. Naturalmente conlleva la idea de permanencia yperpetuidad, propia de los vínculos de sangre, estando allípara siempre.

Los Galván en cambio, producen cortes, interrogando per-tenencia, permanencia y perpetuidad. Voy acompañando esoscortes a un ritmo suave, sosteniendo la incertidumbre acercade lo que vendrá, antes de cuestionar o de pensar/proponer,otra lógica de los hechos.

Desde esta línea se comienza a trabajar desde diferentesescenas y actores, se recorta para «reunir» e ir hilvanando, a

16 Explícitamente el padre solicita no cruzarse con su ex mujer, hasta noestar seguro de poder tolerar ese encuentro, cuestión que se consideraoportuna. Pasan tres meses hasta que la familia completa se reúne ensesión.

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medida que van produciendo y tolerando, una historia encomún.

Desde los postulados del Psicoanálisis, la familia intervie-ne en la construcción del psiquismo de sus descendientes, yaun portando un criterio amplio al considerar que no sea laúnica institución interviniente en los procesos de subjetivacióny sus patologías, es la institución primera. Siendo un lugar devida, creación y generación es que no se espera que en lo inter-no de la familia se dé muerte a uno de sus miembros.

El «no matarás», organizador del psiquismo, deja de tenerpoder simbólico para los Galván. Cuando se informa al padredel acto filicida de su ex esposa, reacciona diciendo «¡Lo hi-ciste! Al final lo hiciste nomás!», lo cual hace pensar que elsignificante matar al hijo circulaba al menos entre la parejaparental como producción deseante.

Encuadre y movilidad para contener el desborde

Considero al encuadre como aquello que posibilita la crea-ción de un dispositivo para poder pensar psicoanalíticamentelos hechos clínicos. Ante la situación de los Galván, el actoanalítico de pensar resultó todo un desafío. ¿Cómo no perder-se como analista y poder pensar?

El dispositivo de abordaje diseñado, se desarrolló en va-rios escenarios simultáneamente:

– se me consulta sobre mis posibilidades de tomar en trata-miento a la familia Galván, respondo afirmativamente;

– al día siguiente telefonea Tigresa;

– primera entrevista con la adolescente;

– se indica para la siguiente entrevista que vengan los quedeseen de la familia, acuden Efraín, Tigresa y Rogelio;

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– comienzan a gestionarse los trámites legales para el in-greso del analista a prisión. Se entrevista a la madre y loshijos;

– cercanamente a los tres meses del deceso, el padre parti-cipará en sesiones familiares esporádicas que los incluirán atodos;

– en un principio se realizaron sesiones semanales entrepadre e hijos en el consultorio;

– en algunas ocasiones se abordó el vinculo entre herma-nos y otras junto a su madre;

– se realizaron sesiones semanales con la madre y los hi-jos, sobre todo con la hija menor, en el establecimiento peni-tenciario;

– se realizaron sesiones individuales con la madre.

Este suceder de hechos vertiginoso, instaló un primer actoanalítico de permanecer, de ser garante de cierto sostén, po-niendo e imponiendo en/la circulación de palabras el sufri-miento. La puesta en presencia –entre ellos, entre sí y conmi-go– fue movilizando las posibilidades de drenar el dolor ypaulatinamente alojar el desafío de pensar.

Pensar distinto de lo vivido/actuado.

Pero las primeras instancias con los Galván teñidas de des-borde y exceso, fueron naturalizando una intensidad elevada,que paulatinamente fue decantándose, con pliegues y altiba-jos, llegando a un ritmo de tono reflexivo mínimo como paradetener el acting.

Conceptualizaciones de Matus y Rojas (2000) plantean queun analista podría rescatarse en situaciones complejas comoésta, con una cierta movilidad del encuadre, más que modifi-cando el encuadre.

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Las variables espacio temporales del encuadre psicoanalí-tico en prisión, fueron atravesadas por la dimensión institu-cional y las reglas propias del establecimiento, las que en oca-siones produjeron montos de perturbación. Aun así el actoanalítico vincular fue posible, generándose un ámbito de en-cuentro que por momentos parecía fluir, desconectándose dela realidad material circundante.

Una clínica que testimonia la historia y el porvenir

Sin desconocer el sufrimiento de todos los Galván, el cui-dado de la salud mental de los hijos en situación de desvali-miento, constituyó inicialmente un eje central de la interven-ción. Se encontraban desamparados, en situación de vulnera-bilidad donde la enfermedad mental era lo único que podíaser escuchado. Presentaban una fragilidad encubierta en unaposición de todo comprensión y sobre adaptación Tigresa;rebeldía «sin causa» Rogelio.

Tras un primer tramo de tratamiento con el grupo familiar,la intervención fue centrándose en la relación madre e hijos;entre hermanos y luego se intensificó con la madre recluida.Así fueron elaborando la situación colectiva y singularmente.

Pensar la clínica vincular desde la implicación, supone con-cebir una clínica con un analista componiendo en la escenade la vincularidad, desde el vínculo, produciendo efectos-afec-tos-efectuaciones de la potencia.

En tanto, el encuentro analítico subjetiva como produc-ción que al producir se produce, permaneciendo la potenciapara sí, en el encuentro, como plantea Deleuze.

La experiencia clínica con la familia Galván, me llevó areflexionar sobre aspectos de mi función analítica como testi-go, legitimando momentos muy duros de sus vidas, la quellevaban como una enorme carga. Al relatar, movilizaban zo-nas enquistadas y la historia se iba transformando, haciéndo-se otra, al poseer un saber sobre sus modalidades de vínculo.

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Se fueron conectando con lo mortífero que juntos podíanproducir, con su responsabilidad en los hechos que excedenla relación de Gema y Esteban; y a garabatear la pregunta decómo estar juntos de otro modo, o de qué otras posibilidadeshubieran podido ser recorridas y no pudieron, inundados enese «no poder más…» del pedido telefónico.

Recordé los escritos de Agamben (2000), en los que men-ciona al testigo, a partir de relatos de los sobrevivientes deAuschwitz.

Desde los aportes del Psicoanálisis de las Configuracio-nes Vinculares, se ha descrito la función testimonial (Matus,Rojas, Ventrici, Zadunaisky, 2002) y su relación a la implica-ción, cuestiones que he venido encarnando desde esta situa-ción clínica intensiva. Dicen las autoras: «Pensamos que laimplicación pone en juego una función testimonial que supo-ne necesariamente la presencia y el reconocimiento de otros,con los cuales armamos redes que permiten sostenernos en lasubjetivación».

En el encuentro analítico, yo aportaba con mi presencia–rostro, cuerpo– permaneciendo junto a ellos, vibrando afec-tivamente con ellos –abstinente, pero no neutral–; modos po-sibles de albergar una historización posible. Testimoniandodesde la escena misma del encuentro. Jerarquizo la presen-cia, y su dimensión el cuerpo, portando un dispositivo de tra-bajo «psi», encuadre de trabajo psíquico para contener la an-gustia, independientemente del lugar físico donde el encuen-tro analítico tuviera lugar: en la cárcel, la sala de visita.

La familia Galván construye un relato conjunto de la historiade su padecer desgarrador. Lo diseña en presencia de un testigo–su analista– y entre ellos, sobrevivientes de la tragedia, posi-bles salidas creativas de la circularidad mórbida de la repetición.Otro/otros que reconoce/n, sostiene/n y resiste/n a la vez, no desdeuna exterioridad, sino desde un «entre», armando trama subjeti-vante. El vínculo analítico, desde una posición de implicación,no constituye un obstáculo a resolver, sino que genera potenciaproductora de otras modalidades posibles.

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Destaco dos dimensiones de esta compleja trama psicote-rapéutica.

Una, tiene que ver con la historización; la otra con el por-venir, el acontecimiento, en tanto posibilidad. Ambas se en-trecruzan y al hacerlo favorecen modos subjetivos originalesde habitar el vínculo familiar.

«Encontramos personas (y a veces sin conocerlas ni ha-berlas visto jamás), pero también movimientos, ideas, acon-tecimientos, entidades. Y aunque todas estas cosas tengannombres propios, el nombre propio no designa ni a una per-sona ni a un sujeto. Designa un efecto, un zig-zag, algo quepasa o que sucede entre dos como bajo una diferencia depotencial…» (Deleuze, Parnet).17

En la línea de lo porvenir, el vínculo terapéutico represen-ta una oportunidad, instalando otros modos de circulación deafectos, del hacer juntos, menos signada por la impulsividad.

El proceso terapéutico armó pliegues y se metió por luga-res incómodos, de malestar y difícil abordaje. Fue agencian-do sentires sobre amor, odio, pasión, y sobre un horror, quenos atravesaba los cuerpos, como el estar en prisión.

En algunas ocasiones llegué a sentirme a la intemperie yexperimenté –no sin renuncias– que la teoría no me cobijabay que ir siendo su analista en esta situación, no podía forzar-me a hacerlos ingresar en modelos ni nosologías psicopatolo-gizantes.

Fuimos diseñando una suerte de mapa de intensidades, esbo-zos, garabatos y líneas del pensar. Atenta a los zigzageos, con elafecto, las resonancias, los ruidos, y los cuestionamientos. Másque con atención, diría, desde cierta afectación flotante.

Considero la producción de subjetividad como emergien-do desde los efectos, los actos y modos de estar, pero no en

17 Diálogos, pág. 11.

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un sentido coagulado, sino en permanente auto-organización,en movilidad que compone diferencia.

Y la cosas siguen… sigue la vida, los interrogantes e incer-tidumbres sobre el porvenir, sobre lo por advenir.

IV. Conclusiones que no concluyen

No se trata que conclusiones que concluyan en términosde certeza, sino que en su decir, dibujan líneas para el ejerci-cio de pensamiento, trabajando ideas que aporten a la bús-queda de sentidos posibles.

Los Galván padecieron situaciones dramáticas, entendidasno desde el par víctimas y victimarios, descentrando la con-flictiva específicamente del vínculo madre-hijo.

Acaso todos fueron víctimas de la situación, de la patolo-gía y de la configuración del vínculo familiar que tejieroncolectivamente, con sus intensidades tramadas no sólo comofamilia nuclear, sino también a través de las generaciones,con fallidos intentos de transformar aquello que bajo la for-ma de esquizofrenia, les fue legado.

Hemos atravesado a lo largo de la intervención vincularen diversas modalidades de abordaje, situaciones cierta-mente dolorosas, que les permitieron confrontarse con susproducciones colectivas inconcientes de violencia; con susmodos relacionales en los que no era posible tolerar lasdiferencias y de un modo radical, se arrasaba con la ajeni-dad del otro, de modo extremo con la aniquilación que pro-duce la muerte.

También atravesaron juntos y por separado, por el desga-rrador estado de arrepentimiento.

En ese trayecto resultó ser tan relevante comprender el su-frimiento familiar como la posibilidad misma del pensar conellos –en medio de tanto desborde y exceso productor de ac-

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tings– desde la potencia configurante de gestos terapéuticos,sostenes amparadores y devenires no anticipables.

Concebimos el intervenir como «inter»-«venir», distinto.Junto a otros, en el plano de las relaciones «entre»-espacia-miento originales.

La muerte que alcanzó a Esteban, afectó a la produccióndel tejido psíquico familiar. La muerte vino a poner en visibi-lidad modos fallidos de componer la circulación de la locura,con amenaza a la supervivencia.

De los estudios consultados sobre investigaciones realiza-das con «madres filicidas», éstas se correlacionan con ma-dres protectoras y que operan como modelo identificatorio.Es significativo el relato de Gema sobre el modo de matar aEsteban. Con ternura, a la vez que con ferocidad. Tres dispa-ros, sosteniéndolo entre sus brazos.

Se muestra como una madre capaz de matar a su hijo, a lavez puede expresar agresividad hacia sus otros hijos y desa-rrollar actitudes maternantes y amparadoras.

Referente a la alianza terapéutica con Gema y genérica-mente con la familia, no fue asistida en condición de asesina,ni acaso en condición de estructura psicopatológica colecti-va, sino que elegí la grilla del sufrimiento psíquico y desdeallí inter-venir.

Tampoco Efraín es colocado en el lugar de víctima secun-daria como se ubicó inicialmente, ya que luego de un intensotrabajo sobre las alianzas inconcientes en la pareja parental,pudieron arribar a lo tanático volcado sobre su prole.

En las sesiones familiares, el tema de la muerte psíquica,el morir y matar, estuvo muy presente, con una presencia cer-cana a lo real, a aquello que no cejaba de no inscribirse.

Un horror velado por ciertas represiones, aparecía en cir-cunstancias en estado puro.

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Lo ominoso se colaba generando en la analista produccio-nes inconcientes que a modo de lapsus intentaban abrirse ca-mino. Sobre esas producciones, representantes del imagina-rio social, fue preciso trabajar en vínculo, durante la sesiónfamiliar.

El vínculo fraterno –apuntalados por la figura analítica–posibilitó que Tigresa y Rogelio fueran capaces de drenar su-frimientos de exclusión, odio, vivencias de vacío. En ella seexpresaban como la «chica transparente» y en Rogelio comoel que corre veloz fuera del hogar ante las dificultades. De-bieron tramitar el resentimiento hacia sus padres a los que nosentían como figuras amparadoras, sino más bien omisos.

Tigresa sostuvo afectivamente los primeros tiempos de sumadre en prisión, estableciendo una situación de tensión ycompetitividad. Se erigió en la dueña del hogar, con un altocosto.

Ella fue la encargada de limpiar la sangre derramada.

Las relaciones entre madre e hija fueron un hito dentro deltratamiento. Fueron suavizándose, hasta llegar a poderse es-cuchar e irse discriminando. Tigresa mostró una notable trans-formación –tal vez en parte debida a su etapa vital–, dejandoatrás conductas auto-agresivas tales como compulsionessexuales, alcohol, drogas, pero sobre todo ocupándose cabal-mente de su trastorno alimentario.

De adolescente andrógina autoproclamada bisexual, fueconvirtiéndose en una mujer sensible, en plena posesión desu femineidad.

Oportunamente se realizó la indicación a otros espacios detratamiento personal.

Logró terminar estudios secundarios y encausar sus inte-reses universitarios hacia lo artístico, si bien no era lo queesperaban, pudo ser bien tolerado por sus padres.

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En la actualidad, continúa sus estudios –no sin dificulta-des– trabaja, ahorra, viaja.

Mantiene una distancia «necesaria y saludable» con suspadres.

Rogelio, el hijo del medio, anduvo sin rumbo durante untiempo, en casa de amigos, buscando figuras amparadorasen los padres de éstos. Algunos erigiéndose como objetosapuntaladores, con los que se trabajó en red. No logró ter-minar de encontrar su lugar en la familia, ni en la vida. Du-rante el tratamiento familiar expresaba manifiesta hostili-dad hacia sus padres, sobre todo hacia Efraín. Hacía explí-cito su deseo de «quedar libre» de la situación de encierroque le imponían tanto la institución carcelaria como el trata-miento en la dinámica transferencial. Su compromiso con eltratamiento fue progresando y aproximadamente al año dela muerte de Esteban, se fue a vivir solo a un lugar neutrallejos del hogar paterno y materno. Comenzó a trabajar conresponsabilidad relativa y constancia variable. Al cabo delos años, una relación de pareja pareció torcer su camino,mejorando su humor. La relación con su madre –a través dela figura intermediaria de la novia– se fortaleció. Comenzóa sentir placer por cuestiones ligadas a lo vital, lo saludable.Estableció distancia del consumo de drogas, aunque no sehaya recuperado.

Efraín presentaba una personalidad de base depresiva ytendencia a la melancolía. El asesinato de su hijo arrasó suvida, su cotidianeidad, sus proyectos, su futuro. Si bien tuvoperíodos de adhesión al tratamiento con algunos momentosfugaces de insight en torno a la responsabilidad parental com-partida y a las alianzas de tipo perverso con su ex mujer, eli-gió victimizarse y permaneció en la periferia de la responsa-bilidad colectiva de los hechos. Quedó aferrado al rol de tes-tificar al hijo muerto, con poca movilidad para sostener oabrazar proyectos de sus hijos vivos. Permaneció anclado enel pasado infantil de los chicos, sobre todo especialmente deEsteban, obstinado en los tiempos felices de la familia unida.Se mostraba sometido a los designios de la repetición y el

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111Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 71-116

determinismo. No logró relacionarse de forma gratificante consus hijos, pese a intentarlo. Con su ex mujer consolidaron unarelación de tipo ambigua, mínimamente cordial. Fue deriva-do a psiquiatra e inició un tratamiento farmacológico, conrelativa adherencia.

Gema luego de matar al hijo y entregarse a las autoridades,consiguió cierto tope al desborde en prisión, institución total,con escaso margen para la libertad personal. Siendo la cárcel unlugar terrible, descubre que extrae un triste provecho; no sóloporque contiene su impulsividad, sino porque es menos terribleque el mundo en el que habitaba cotidianamente.

Atravesó etapas muy difíciles y oscuras con fantasías deautoeliminación.

El arrepentimiento llegó arrasador, desmoronando su sis-tema defensivo, dejándola presa del odio y la agresividad,que volcaba hacia sí misma.

En cierta etapa de la intervención, se realizó un abordajecombinado entre psicoterapia y asistencia psiquiátrica, pres-cribiéndosele psicofármacos. Mejoró sustancialmente la re-lación con sus hijos, logrando tolerar las diferencias.

Dolorosamente toma conciencia del mecanismo de intru-sión en sus mentes y en sus vidas, como ocurrió en la relacióncon Esteban.

Pasado el shock inicial, se mantuvo ocupada en el estable-cimiento penitenciario, con proyectos de trabajo, desarrollandotareas solidarias ligadas a su profesión y tutoriando a reclusasen sus estudios formales.

Al cabo de la mitad de la condena, tramitando la elabora-ción del duelo, con sus correspondientes restos del orden delo in elaborable, comenzó a investir un futuro posible. Reali-zó tareas de tipo comunitario dentro de los sistemas de traba-jo del penal.

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La relación conmigo estaba cargada de un monto de idea-lización y ambivalencia, con ataques envidiosos, pero a tra-vés del tiempo y del fortalecimiento de la alianza, adquiriómayor tolerancia a la frustración sobre lo que pudo haber sidode otro modo y no lo fue. Llegó a ser delicada y hasta cuida-dosa de mi persona, como si pretendiera manifiestamente,dosificar el horror.

Junto a los avances, la duda se instala como pregunta quese resiste a ser respondida.

¿Cómo se continúa con la vida luego de haber atravesadocierto límite?

¿Es posible continuar?

Tal vez sí.

Tal vez alejados.

Tal vez desde cierta distancia reaseguradora.

Muchas cosas han cambiado, pero la vincularidad entrelos Galván sigue siendo potencialmente peligrosa.

Ya nada será igual para ellos.

Nada será igual para mí.

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Resumen

El presente trabajo trata sobre la clínica familiar psicoa-nalítica y aspectos que descolocan –como efecto de presen-

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115Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 71-116

cia– al analista implicado en la situación. Se concibe el en-cuentro clínico con la Familia Galván, quienes desplieganen el relato y la escena vincular un intenso padecimiento –yaque acontece un hecho trágico: uno de sus integrantes es ase-sinado por otro consanguíneo– en un territorio de emergen-cia de nuevas subjetividades. Se abordan aspectos clínicoscon sus intensidades e intersecciones con la teoría; se pro-fundiza sobre la posición del analista en el encuentro, al to-mar distancia de saberes consumados, para explorar conayuda de otras disciplinas un campo posible que habilite aalojar cierta novedad.

Palabras clave: Clínica familiar psicoanalítica. Nuevas pro-ducciones de subjetividad.

SummaryDrifts of subjectivity in the psychoanalytic clinical encoun-ter: the meeting with the family Galván

This work deals with the psychoanalytic and family medi-cal issues that dislodged, the effect of presence, the analystinvolved in the situation, the clinical encounter is conceivedwith the Family Galván, who displayed in the tale and thescene link intense suffering –and a tragic event happens, oneof its members is murder by another in-blood, in an area ofemergence of new subjectivities. Clinical issues are addressedwith their intensities and intersections with the theory, it elabo-rates on the analyst’s position at the meeting, to take awayconsummate knowledge to explore with the help of other dis-ciplines may enable a field to accommodate a certain novelty.

Key words: Psychoanalytic family clinic. New productionsof subjectivity.

RésuméDérives de la subjectivité dans la clinique du lien psychana-lytique: à la réunion de la familie Galván

Le présent travaille est sur la clinique familière psychana-lytique et les aspects qui déloge –come effet de la présence– a

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116 Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 71-116

l´annaliste impliqué dans la situation. On conçu a l´ encontreclinique de la famille Galván, qui déroule l´histoire et l´scènede liens un intense souffrance –comme il arrive un fait tragi-que: une de ses membres est assassiné par autre du mêmesang– dans un territoire d ´émergence de nouveaux subjecti-vités. Il s´adresse aspect cliniques avec ses intensités et inter-sections avec la théorie; il s´approfondi sur la position duannaliste dans la réunion, on prendront distance des savoirsconsumé, pour exploré avec l´aide de autres disciplines unchamp possible qui habilite accueillir certain nouveauté.

Mots clés: Clinique familière psychanalytique. Nouvelles pro-ductions de subjectivité.

ResumoDerivas da subjetividade na clínica vincular psicoanalítica:ao encontro com a família Galván

Este trabalho trata sobre a clínica familiar psicanalítica easpectos que deslocam –como efeito de presença– ao analis-ta envolvido na situação. Concebe-se o encontro clínico coma Familia Galván, a qual desdobra no relato e na cena vincu-lar um intenso padecimento, pois acontece um fato trágico.Um dos seus membros é assassinado por um outro consangü-íneo, em um território de emergência de novas subjetivida-des. São abordados aspectos clínicos com suas intensidades eintersecções com a teoria; aprofunda-se sobre a posição doanalista no encontro, ao distanciar-se de saberes consuma-dos, para explorar com ajuda de outras disciplinas um cam-po possível que habilite a alojação de uma certa novidade.

Palavras chave: Clínica familiar psicanalítica. Novas produ-ções de subjetividade.

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Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 117-132

Una aproximación al vínculo(de pareja) desde las

experiencias deltiempo y del espacio

Gustavo F. Del Cioppo *

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(*) Licenciado en Psicología. Miembro Activo AAPPG. Docente UBA.E-mail: [email protected]

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«El espacio comienza y terminadonde el verbo lo indica»

1. Punto de partida

Comenzaremos por definir algunos conceptos que nos per-mitirán circunscribir y operar en el campo de problemáticas alas que nos queremos abocar.

En primer lugar, propondremos concebir un vínculo,1 comoaquella experiencia compleja en la que dos otros no puedensino verse alterados por el ir haciendo juntos; resultando así,un nosotros con efectos de inter-subjetivación y variación dela mismidad.

Transitar dicha experiencia implica y requiere de un traba-jo específico al que denominaremos trabajo con la otredad.Éste conlleva por lo menos dos niveles de ejecución: en elprimero situaremos el «saber-hacer» con la alteridad; y en elsegundo, el «saber-hacer» con la ajenidad.2

En el primero se tratará del reconocimiento y metaboliza-ción del otro como semejante-diferente, cada vez. Es decir,del otro en tanto real 3 (distinción respecto del objeto internoy la consecuente relación de objeto).

En el segundo, se tratará de la tramitación de aquello delotro definitiva y constantemente incognoscible e irrepresen-table, lo real del otro.4

1 Tal como lo indica el título del trabajo, estaremos hablando preferente-mente del vínculo de pareja, aunque no excluyentemente.

2 Dejemos aquí señalado –ya que no lo abordaremos en esta ocasión–que el campo de la otredad también implica un nivel de trabajo intra-subjetivo, es decir, con lo otro en mí. ¿Podríamos decir también con«lo-otro-mío-en-mí»?

3 Propuesta conceptual trabajada por Carlos Pachuk (2003).4 Idem.

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Hablamos entonces de una tensión a resolver y sostener,un equilibrio, ya que el otro será siempre en su alteridad yajenidad, un incesante por-venir.

A la vez, suplementariamente, denominaremos estilo vincu-lar al repertorio de modos de «saber-hacer» de un vínculo.

Valiéndonos entonces de las definiciones precedentes,centraremos nuestro interés en tratar de elucidar cómo unestilo vincular expresa los alcances y/o calidad del trabajocon la otredad.

Para ello, constituiremos como analizador privilegiado –ypor lo tanto parcial– lo que definiremos como la experienciadel tiempo-espacio-entre-dos y al interior de la misma, susdiferentes configuraciones posibles.

2. El tiempo-espacio-entre-dos 5

«Vos no me entendés, no es sólo estar juntos mucho o pocorato en un lugar lindo, es poder compartir, pasarla bien, re-lajarnos un poco, encontrarnos...».

Hablar del tiempo no es referirnos exclusivamente a unaextensión sobre la cual se imprimen los avatares de nues-tra vida; es, como dirá Merleau-Ponty, no «...una línea,sino una red de intencionalidades» (Merleau-Ponty, M.,1945, pág. 425). En otras palabras, no es pensable sinoabarcamos además de su dimensión objetiva (el tiempo«observado por nadie desde ningún lugar»), su dimensiónvivida: aquella en la cual la primera es «afectada» por losubjetivo (el tiempo «vivido por mí desde mi corporalidady deseo») y por lo vincular (el tiempo «vivido por nosotrosdesde nuestro vínculo»).

A partir de ello, estaremos diciendo que la experiencia deltiempo (o temporalidad), se irá desplegando y configurando

5 Janine Puget habla –con otros alcances– del «espacio-entre-dos».

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al ir haciendo, y consecuentemente, al ir haciendo junto conel otro: al irnos subjetivando y vinculando.

Por otro lado, nunca se presenta en forma aislada, se entra-ma significativamente con otras experiencias y en especialcon la del espacio (o espacialidad). Esta a su vez, tampoco espensable exclusivamente desde coordenadas objetivas, ni ofi-ciando como una superficie receptora o como una extensióndesolada. Es también un ejercicio de posibilidades, de apro-piación: un habitar. Por lo mismo, será siempre una «espa-cialidad de situación» (Merleau-Ponty, M., 1945, pág. 117) yestará también constituida desde lo subjetivo y en lo vincular.Dicho de otro modo, cualquier regulación que haga –por ejem-plo– a la distancia y/o proximidad, reconocerá como puntocero o coordenada primera, a mi corporalidad; pero a la vez,en situación: es decir, que reconocerá también como afecta-ción y/o referencia privilegiada al otro.

Como dice Pélicier:

«L’espace humain n’est pas le desert. Il est entiérementpénétré par le monde des relations» (Pelicier, Y., 1983,pág.14).

A la trama resultante del con-fluir de ambas experienciasen los vínculos, la llamaremos «tiempo-espacio-entre-dos».

Cada vínculo dará cuenta de su particular modulación deltiempo-espacio-entre-dos en la especificidad de sus intercam-bios y producciones (desde donde podremos inferir además,sus encuentros y desencuentros; o como veremos, sus predo-minancias vinculantes o desvinculantes).

Si sostenemos además que, a todo vínculo, le es requeribleun cierto grado de estabilidad; si ese ir haciendo juntos y esamodulación del tiempo-espacio-entre-dos expresan en algúnsentido duración, resulta pertinente preguntarnos por eso «es-table» que se da en la interacción y tensión, entre permanen-cia y cambio.

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Dos líneas de sentido se destacan al momento de pensar loestable: una que tendería al no cambio como condición deexistencia, es decir que algo «se mantiene sin peligro de cam-biar, caer o desaparecer».6 La otra se orientaría a la noción deequilibrio, siendo permeable a la idea de cambio: es aquello«que mantiene o recupera el equilibrio».7 Entre las definicio-nes posibles de equilibrio destacaremos aquellas que, porejemplo, apuntan a: «…armonía entre cosas diversas», «Ac-tos de contemporización, prudencia o astucia, encaminados asostener una situación, actitud, opinión, etc., insegura o difi-cultosa».8; 9

Desde este enfoque entonces, propondremos dos configu-raciones posibles de lo estable en los vínculos.

La primera o «permanencia estática», nos habla de inter-cambios y producciones donde lo estable es lo inercial, loindiferenciado, lo repetitivo e incluso –acaso paradójicamen-te– lo impulsivo y/o violento (pensando aquí, sobre todo, enaquellas situaciones «naturalizadas» y/o «cíclicas»); terrenodonde las experiencias temporales y espaciales, se tornan res-trictivas y coagulantes.

La segunda o «permanencia dinámica», es en cambio aque-lla donde lo estable es un fluir, un equilibrio que va promo-viendo intercambios y producciones de distinto tipo que per-miten procesos de diferenciación, reconocimiento y subjeti-vación, que posibilitan una circulación no restrictiva de lasexperiencias, una complejidad creativa.

Ambas configuraciones «dicen» acerca de la modulaciónde la experiencia del tiempo-espacio-entre-dos; «expresan»

6 Diccionario de la lengua española. Real Academia Española (Vigésimasegunda edición), en: http://www.rae.es

7 Idem.8 Idem.9 ¿No es siempre un vínculo una situación insegura o dificultosa? No

como consecuencia de un obrar u otro, sino como quehacer estructuralal que denominamos «trabajo con la otredad».

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la predominancia vinculante o desvinculante de la misma; yconsecuentemente, «informan» acerca de la calidad y alcan-ces del trabajo con la otredad.

Dicho de otro modo, todo ello nos permite elucidar aspec-tos significativos y/o predominantes del estilo vincular de unvínculo en general, o del mismo frente a una situación o pro-blemática específica.

Podemos sostener entonces, que en su devenir, un vínculopuede reconocer variaciones en su estilo vincular; las cualesa la vez pueden indicar alternancias entre las distintas confi-guraciones de lo estable («permanencia estática» y «perma-nencia dinámica»). En otras palabras –aunque pueda resultarobvio, vale la pena aclararlo– un vínculo no es estrictamenteasociable a un único estilo vincular.

Esto lo registraremos rápidamente, si pensamos por ejem-plo, en aquellas situaciones que –retroactivamente– pueden«marcar» a una pareja; dentro de las más comunes podemosseñalar el nacimiento de un hijo, la convivencia, una migra-ción, un duelo, etc. Encontraremos allí expresiones que mu-chas veces refieren a un antes y un después, que perfectamentepodría ilustrar la alternancia o el pasaje –con potencial riesgo obeneficio de permanencia– de una configuración a otra:

– «Desde que nació Lucas estamos así todos los días, pe-leándonos, ya no podemos siquiera compartir algo lindo comonuestro hijo…».

– «Todo empezó cuando empezamos a convivir, todo es unproblema, nada fluye…».

– «Cuando vivíamos en Mercedes, en la casa familiar, nopodíamos hablar, no nos comunicábamos, ahora eso cam-bió…».

– «Desde que murió el padre, se encierra, ya no escucha,no existo para él, ni nos rozamos, pasamos a ser dos extra-ños, estamos y punto…».

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2.1. Pausa y Ritmo10

«De tanto que hablás y no parás, no dejás un silencio paradejar al otro ser».

Pausa, significa «breve interrupción del movimiento, ac-ción o ejercicio»11 y en música es ese «breve intervalo en quese deja de cantar o tocar».12 En ambas definiciones se puedeinferir una suerte de discontinuidad en un marco de continui-dad, ya que se resalta la condición de breve, como duraciónde la interrupción o del intervalo.

La pausa es entonces esa dinámica que resulta –valiéndonosde Derrida– en un «devenir-espacio del tiempo»,13 que desdenuestra perspectiva implicará un dar y hacer lugar al otro, yconsecuentemente, un dar-se y hacer-se lugar junto con elotro.14 Será en tal caso, promotora de encuentro, facilitadoradel mismo.

Ahora bien, considerando la permanencia en simultanei-dad con la dinámica, podemos pensar que por y en el ir ha-ciendo junto con el otro, se configuran también ritmos.

10 Una aproximación a estas ideas de «pausa» y «ritmo», tuvo lugar en eltrabajo grupal sobre «Temporalidad» en la Asociación Argentina de Psi-cología y Psicoterapia de Grupo en el que participé junto a Elena Berflein,Alejandra Besozzi, Inés Carcaci, Marina Selvatici y Adriana Zadunais-ky, en 2003.

11 Diccionario de la lengua española. Real Academia Española (Vigésimasegunda edición).

12 Idem.13 Derrida, J. (1968) La Différance. Conferencia pronunciada en la Socie-

dad Francesa de Filosofía, el 27 de enero de 1968, publicada simultá-neamente en el Bulletin de la Societé française de philosophie (julio-septiembre, 1968) y en Theorie d’ensenble (col. Quel, Ed. de Seuil,1968); en Derrida, J., Márgenes de la filosofía, traducción de CarmenGonzález Marín (modificada: Horacio Potel), Cátedra, Madrid, 1998.

14 En Y mañana, qué… Derrida aclara en diálogo con Roudinesco que ladifférance no es una distinción ni una esencia ni una oposición, sino unmovimiento de espaciamiento, un «devenir espacio» del tiempo, un «de-venir tiempo» del espacio, una referencia a la alteridad.

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Ritmo, etimológicamente nos remite al griego «fluir». Puededefinirse como ese «orden acompasado en la sucesión o acae-cimiento de las cosas»15 y también como «grata y armoniosacombinación y sucesión de voces… pausas y cortes…».16

Para la música, el ritmo es la condición misma de su exis-tencia. En efecto, ésta se constituye por relaciones entre lossonidos y no por los sonidos mismos y fundamentalmentepor relaciones con los intervalos o pausas. Se trata de una«…proporción guardada entre el tiempo de un movimiento yel de otro diferente, o entre los tiempos de dos movimientosdiferentes».17

Estaría aquí implicada la noción de diferencia: sin dife-rencia no hay ritmo. Diferencia e intervalo o pausa hacen alritmo.

En este sentido cada vínculo, a partir de su modulación dela experiencia del tiempo-espacio-entre-dos (y del trabajo conla otredad), compone ritmos que integran el estilo vincular.

Se requerirá de una dedicación suficiente y consistente paraque –en su conjunto– ello pueda resultar en fuente de placer,y no de disonancia, ni malestar, ni sufrimiento; dando lugar auna consonancia vinculante.

Será en la configuración de la «permanencia dinámica»entonces, donde encontraremos facilitada esa consonancia vin-culante. En ella, la pausa devendrá un esperarse y espaciar-se, un horadar lo inercial del mero estar, para poder darse aun habitar abierto a la novedad; y consecuentemente, a lainter-subjetivación y variación de la mismidad.

Ahora bien, en nuestra práctica clínica con parejas, nosencontramos con situaciones en las cuales la pausa no logra

15 Diccionario de la lengua española. Real Academia Española (Vigésimasegunda edición).

16 Idem.17 Idem.

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configurarse; y por lo tanto, se ve dificultada la posibilidadde sostener una práctica que permita componer y desplegarun ritmo y un estilo vincular con efectos complejizantes.

Esto podemos «escucharlo» en demandas vehiculizadas através de expresiones que implican ya un cierto grado de in-terrogación y/o reflexión (entiéndase que esto no representagarantía pronóstica alguna), por ejemplo:

«Él no logra hacerse un espacio para que estemos juntos;y si lo estamos, es a las apuradas, difícilmente termina bien».

«Nos resulta difícil con los chicos y el trabajo tener tiem-po para nosotros; y cuando lo logramos, seguimos hablandode los chicos o no sabemos qué hacer...».

«Nuestras salidas son puro conflicto, parece mentira perodecimos tener ganas de salir y luego parece que si no pelea-mos nos desinflamos».

O más crudamente –por así decirlo–, en demandas que dis-tan considerablemente de la interrogación/reflexión y se es-tructuran en diversos niveles de actuación y/o impulsividad,de desborde pulsional.

Veámoslo insinuado en este recorte de sesión de primerasentrevistas:

Ella: Yo no sé lo que le pasa (solloza) desde el sábado queno me habla y duerme en un colchón, tirado en el living…

Él: ¿¡Terminaste!? (Interrumpiendo).

Ella: ¿Decime qué te pasa?, en casa de mi suegra me em-pezó a hablar mal, a humillarme delante de ellos, me basurea,me empuja… Y yo no puedo más, tengo mucho ya (llorando).

Él: El sábado lo que pasó es que estábamos en el lugar delas cerámicas y en un momento yo no entendía lo que ella ledecía al vendedor, le pregunté y me contestó gritándome de-

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lante de todos, con esa soberbia que tiene y a mí me sacó, mesaca que…

Ella: No fue así… (Interrumpiendo).

Él: Pero vez que no se puede hablar, que empiezo y te superponésy ya no puedo hablar (Poniéndose de pie y gritando).

El sufrimiento en estos vínculos a menudo queda expresa-do en episodios repetitivos y gozosos, impregnados por fenó-menos de violencia de distinto tipo.

En esas consultas, transitamos sesiones plagadas de suce-sivas y reiteradas escenas donde la pura especularidad tensay decide los intercambios. En la dinámica discursiva de lasmismas, reinan las interrupciones, las superposiciones y losdesaires. Consecuentemente, fenómenos (clínicos) como elreproche, la desconfirmación, la indiferencia, la descalifica-ción, la agresión, etc., suelen ser figuras privilegiadas.

Podríamos entonces reformular la cuestión a partir de lasiguiente pregunta: ¿en qué estilo vincular es perfectamenteposible un acontecer y/o sufrimiento como ése?

Responderemos que cuando la modulación de la experien-cia del tiempo-espacio-entre-dos produce como configuraciónpredominante la «permanencia estática», aquello es perfecta-mente posible.

Son situaciones clínicas donde constatamos que ese «de-venir-espacio del tiempo», ese «esperarse y espaciarse», esdifícilmente viable. La posibilidad de escucharse y reflexio-nar, debe ser construida con las intervenciones del analista(incluso a veces en forma explícita y/o como función de en-cuadre). Lo que en nuestras palabras podría ser, causar la pausay así poder «equivocar» y entonces «variar» el ritmo que vie-nen componiendo.18

18 ¿Podremos sostener también, que la pausa bien podría actuar como in-dicador de la permeabilidad a la terceridad en un vínculo?

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Intentemos acercarnos entonces, al posible proceso a tra-vés del cual los distintos fenómenos de violencia referi-dos, resultan ser la expresión privilegiada de un vínculo, alverse el mismo emplazado a un régimen de «permanenciaestática».

3. De la diferencia a la disonancia

«Nos duele sostener esaluz tirante y distinta»

J. L. Borges

De algún modo podemos pensar que la presencia del otroimplica siempre una cierta forma de violencia en tanto impo-sición de alteridad/ajenidad; y, por ende, una conminación oexigencia de tramitación insoslayable. Por ello, cuando el tra-bajo con la otredad no puede sostenerse suficientemente, pue-de mudar (¿en exceso?) y así emprender una escalada querápidamente se desliza de la intolerancia a la violencia.

Al decir de Rebok:

«La violencia representa aquel punto del círculo infernalen el que se abrasan la omnipotencia con la impotencia, yestimulan entre ambas el crecimiento del desierto» (Rebok,M. G., 1982, pág. 38).

La diferencia entonces –en tanto rasgo ostensivo de la otre-dad– será interpretada continuamente como lo hostil y ame-nazante, y se pretenderá suprimirla en un vano intento por noasimilarla. Precisamente, quien ejerce la violencia sobre unotro, lo hace por medio de un doble movimiento en el cualreconoce al otro como tal, es decir como semejante y signifi-cativo para él (primer nivel del trabajo con la otredad); y almismo tiempo lo violenta con pretensión de doblegarlo, so-meterlo y controlarlo, no haciéndole lugar, creyendo destituirasí la diferencia.

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El tiempo-espacio-entre-dos, el con-vivir mismo, resultaentonces en asimetría y disonancia, en nefasta dialéctica quehorada y restringe el mundo de la experiencia común, el no-sotros. La dinámica de la pausa resulta desalojada, y a la vez,el trabajo con la otredad cede en su calidad y alcances.

El estilo vincular así forjado, denota tal insuficiencia y esel paraíso del «eterno retorno de lo mismo» –para utilizar laexpresión de Niezstche.

La violencia expresa entonces el fracaso del vínculo (en supotencia creativa y complejizante).

«La violencia constituye un estampido sonoro que atur-de e irrumpe en la cadencia del ritmo, pulverizando el vín-culo».19

4. De la disonancia a la situación analítica

«Hay como ruido en nuestra comunicación, no puedo ha-cer que me entienda, es muy desgastante».

Podríamos arriesgar que la disonancia, a través de sus dis-tintos y singulares modos de presentación, es la forma gene-ral en que se expresa el malestar con el que las parejas nosconsultan. Es por ello que, el poder configurar una demandade tratamiento en una situación analítica, es deudor de la pau-sa; acaso la situación analítica misma pueda pensarse comopropuesta de pausa.

Dicho de otro modo, la situación analítica puede devenirescenario privilegiado para la configuración de la pausa. Yque tal como la hemos concebido (aquella dinámica que re-sulta en un «devenir-espacio del tiempo», un dar y hacer lu-gar al otro, y consecuentemente, un dar-se y hacer-se lugarjunto con el otro), la misma resulte en la posibilidad de com-poner un nuevo ritmo. El cual a la vez, como ya señalamos,

19 Borchardt, Mara.

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permita variar el estilo vincular con la expectativa de que elmismo contemple entonces, otra calidad y alcances del tra-bajo con la otredad.

Aquí, el «saber-hacer» estará en que en ese recorte deltiempo-espacio-entre-dos, que se ofrecerá ante nosotros (ycon nosotros) en la sesión analítica de pareja, podamos inter-venir de forma tal, que otra modulación vaya siendo posible.Y si esto se logra, dicha experiencia (devenida recurso) podrápotencialmente por sí misma, aspirar a una consonancia vin-culante como nueva posibilidad en el repertorio de modos de«saber-hacer» de ese nosotros.

Bibliografía

Diccionario de la lengua españo-la. Real Academia Española(Vigésima segunda edición)en: http://www.rae.es

Derrida, J. (1968) La Différance.Conferencia pronunciada en laSociedad Francesa de Filoso-fía, el 27 de enero de 1968, pu-blicada simultáneamente en elBulletin de la Societé françai-se de philosophie (julio-sep-tiembre, 1968) y en Theoried’ensenble (col. Quel, Ed. deSeuil, 1968); en Derrida, J.,Márgenes de la filosofía, tra-ducción de Carmen GonzálezMarín (modificada; HoracioPotel), Cátedra, Madrid, 1998.

Merleau-Ponty, M. (1945) Feno-menología de la percepción,Buenos Aires, Planeta-Agosti-ni, 1993.

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Rebok, M. G. (1982) «Antropolo-gía de la violencia», en: Escri-tos de Filosofía, Año V, Nº 10,Julio-Diciembre 1982.

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Resumen

Comenzando por definir conceptos como vínculo, trabajocon la otredad y estilo vincular, el autor se propone elucidarcómo un estilo vincular expresa los alcances y/o calidad deltrabajo con la otredad. Para ello, concibe como analizadorprivilegiado lo que denomina experiencia del tiempo-espa-cio-entre-dos y, al interior de la misma sus diferentes confi-guraciones posibles («permanencia estática» y «permanen-cia dinámica»). A la vez, aparecen la pausa y el ritmo comoproducciones vinculares significativas; así como, la disonan-cia y la consonancia vinculante. Finalmente plantea consi-derar la situación analítica como propuesta de pausa; y el«saber-hacer» del analista de pareja para que la consonan-cia vinculante pueda en potencia, formar parte del estilo vin-cular.

Palabras clave: Vínculo. Estilo vincular. Tiempo. Espacio.Pausa. Ritmo.

SummaryAn approach to (couple) relationship from the experiencesof time and space

Describing concepts such as relationship, work with theotherness and relationship style, the author aims to clarifyhow a relationship style expresses the extents and / or qualityof the work with the otherness. For this purpose, he establishesas a privileged analyzer what he defines as experience of time-space-between-two and within it, its different configurations:«static permanence» and «dynamic permanence». At the sametime, pause and rhythm surface as significant relationalproductions, as well as dissonance and consonance binding.Finally, he suggests considering the context of analysis as aproposal for pause; and the know-how of the couple analystso that the consonance binding could, potentially, be part ofthe relationship style.

Key words: Relationship. Relationship style. Time. Space.Pause. Rhythm.

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RésuméUne approche au lien (de couple) à partir de l´expériencedu temps et celle de l´espace

L´auteur se demande comment un style de lien rend comptede la qualité et de la portée du travail avec le tout autre; pours´expliquer il définit les concepts de lien, du travail avec letout autre et les différents styles de lien possibles. Il développeson analyse à partir de ce qu´il conçoit comme l´expérience dutemps-espace-entre-deux et ses différentes modalités («lapermanence statique» et «la permanence dynamique»). Lapause et le rythme, la dissonance et la consonance apparaissentcomme des productions significatives de lien. Finalement ilpropose de considérer la situation psychanalytique comme uneinvitation à la pause; et le « savoir-faire» du couplepsychanaliste pour faire de la consonance –potencialment– unpossibilité de cette style de lien.

Mots clés: Lien. Temps. Espace. Style de lien. Pause. Rythme.

ResumoUma aproximação ao vínculo (do casal) desde asexperiências do tempo e do espaço.

Começando por definir conceitos como vínculo, trabalhocom a outredade e estilo vincular, o autor propõe elucidarcomo um estilo vincular exprime os alcances e/ou qualidadedo trabalho com a outredade. Para isso, concebe comoanalisador privilegiado o que denomina experiência do tempo-espaço-entre-dois, e ao interior da mesma, suas diferentesconfigurações possíveis («permanência estática» e«permanência dinámica»). Assim mesmo aparecem a pausae o ritmo como produções vinculares significativas; e além adissonância e a consonância vinculante. Finalmente propõeconsiderar a situação analítica como proposta de pausa; e o«saber-fazer» do analista de casal para que a consonânciavinculante possa em potencia, formar parte do estilo vincular.

Palavras chave: Vínculo. Estilo vincular. Tempo. Espaço.Pausa. Ritmo.

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INTERROGACIONES...Y PERSPECTIVAS

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(*) Grupo Relatos Clínicos:ABELLEIRA, HILDA, Licenciada en PsicologíaE-mail: [email protected], SARA, MédicaE-mail: [email protected], MIRTA, Licenciada en PsicologíaE-mail: [email protected], NOEMÍ, Licenciada en PsicologíaE-mail: [email protected], MARTHA, Licenciada en PsicologíaE-mail: [email protected], ESTER, Licenciada en PsicologíaE-mail: [email protected], ELBA, MédicaE-mail: [email protected], RAQUEL, Licenciada en PsicologíaE-mail: [email protected], MIRTA, Licenciada en PsicologíaE-mail: [email protected], SUSANA, Licenciada en PsicologíaE-mail: [email protected], GABY, Licenciada en PsicologíaE-mail: [email protected]

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Taller Relatos ClínicosDel relato a la narración

Atentos al quehacer de nuestras Áreas Científicas, hemossolicitado a nuestros colegas del Grupo Relatos Clínicos (*)una reseña de su tarea. Agradecemos su colaboración.

–Me das tu mail para mandarte una foto de mi escultu-ra???

–Para qué te voy a contar mi historia…entrá en el blog ytenés todo....

–Me voy a vivir a Alemania ¿podemos seguir por teléfo-no?

–Le traje la pelea que tuve con mi novio por chat, acátiene las fotocopias!

–Bueno Lic., antes de cortar, voy el próximo martes, nosvemos, no???

–Uy!!!! cómo me irá con este tratamiento en que me metí??Me derivan una paciente argentina que vive en Europa y queno conozco!!!!! 1

Relatos clínicos es una producción vincular que transitadiversos espacios y tiempos provocando en su despliegue unatransformación subjetiva de la gente que consulta, de los quereciben la consulta y de los que escuchamos esa consulta ylas vamos eslabonando, con la impresión de que el compartirexperiencias modifica el pensar y el hacer (pensamiento conacción que da sentido a la actividad), con la sensación de quelas cosas fueron así, aunque no exactamente así y en ese mo-vimiento algo de los otros y de nosotros cambia y permitenuevas ideas que generan nuevas producciones.

1 Las frases introductorias reflejan una de las problemáticas que abordamos ennuestro taller: la influencia de las nuevas tecnologías en la tarea terapéutica.

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Es la heterogeneidad del grupo, en cuanto a experienciasde vida, formación académica, intereses culturales, la que po-sibilita algo de una sedimentación rigurosa pero no rígida, unespacio de lo posible que organiza lo múltiple, combinandolo heterogéneo y constituyendo una historia.

Aprendemos que en la narración que nos agrupa (organi-zación de lo múltiple en una historia) hay algo del quién, dequé, del por qué, del cómo y del cuándo que va abriendo sur-cos en un camino de investigación, síntesis de lo heterogéneoque no está ya construído y terminado sino que se va constru-yendo y que permite considerar que somos muchos en cadaencuentro, lo cual da apertura a esa construcción.

Aprendemos también que la palabra va siendo 2 y que enese ir siendo nos interpela y nos transforma y esa misma in-quietud es la que nos agrupa aunando experiencias y dandolugar a conceptos tales como subjetividad errante e interro-gantes acerca de qué tipos de narraciones se producen con loscambios tecnológicos, las diferencias generacionales y los di-ferentes encuadres.

Algunas cuestiones que surgieron:

¿Qué es un relato? ¿Qué es una narración? ¿Qué es untexto?

Dice Ricouer: Texto es discurso fijado por la escritura. Acla-ra que cada texto se encuentra respecto de la lengua en lamisma posición de efectuación que el habla.

Considera a ésta como la realización de la lengua en unacontecimiento discursivo.

La diferencia entre habla y escritura sería entonces secun-daria por estar ambas del lado del discurso.

2 «Va siendo»: el modo gerundial hace referencia a momentos no coagula-dos, a una construcción del tiempo durativa y no finalizada en forma pun-tual.

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Sin embargo, en el mundo de la oralidad el cuerpo estápresente, la memoria está en la mente; en el mundo de la es-critura el cuerpo del escritor está ausente y la memoria estádepositada en la escritura.

En el mundo de la tecnología que virtualiza el cuerpo ¿lamemoria está en los archivos?

Narración (deriva de enarrare: explicar): parte del discur-so que expone los hechos. Novela, cuento.

La narración tiene la virtud de lo heterogéneo, va constru-yendo una unidad de la multiplicidad pero tiene la fragilidaddel lenguaje. El trabajo de la narración es entre la posibilidady la imposibilidad.

Cuando intentamos detener la posibilidad de la narraciónen su devenir constante y hacemos un corte, se despliega suimposibilidad apareciendo las «meras ficciones» como las lla-ma Coetzee.

Recurriendo nuevamente a la metáfora, diremos que unanarración acabada es la muerte, en la narración de nuestrapropia vida hay una expectativa de final que está presente.

En la clínica es esperable que las narraciones se vayan trans-formando.

La narración tiene una lógica por los conectores que laorganizan, la prosa lo permite.

Relato (deriva de lampo, relámpago: resplandor): acciónde relatar o referir. Cuento.

Como vemos, narración y relato están relacionados, perotienen diferencias etimológicas.

Nosotras elegimos nominar a nuestro Taller Relatos Clíni-cos, abrigando la secreta esperanza de provocar algún res-plandor que nos ilumine.

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Dice Lyotard que en la Posmodernidad, a diferencia de laModernidad, los grandes relatos y narraciones totalizadorasno son posibles. Sólo hay proliferación de micro-relatos.

La poesía que no recurre a los conectores permite traducirestados más irracionales no pretendiendo ordenar ni enten-der, vuelve al lenguaje menos estricto y acentúa su aspectomusical.

Usamos la prosa en la narración de nuestras vidas porqueda un sentido más ordenado.

Haciendo jugar los términos de narración, identidad narra-tiva, relato, prosa, poesía, nos preguntamos: ¿ la poesía es alrelato lo que la prosa es a la narración?

Si pensamos que el texto es un tejido epocal y que elmundo entra en el lenguaje cuando la lengua se hace ha-bla (discurso), ¿qué producen en el relato las nuevas tec-nologías?

Hacemos esfuerzos por mantener formas de texto. El pasa-je de la oralidad a la escritura tuvo que ver con el nacimientode la Filosofía, permitió pensar en el alma (subjetividad, mun-do interno), pensamiento de mayor abstracción.

¿Hay nuevos discursos entre la oralidad y la escritura? ¿Quénuevo nacimiento podemos esperar?

Hemos ido construyendo una modalidad de funcionamientoque, sin carecer de cierta organización, permite un fluir es-pontáneo y confortable del grupo alrededor del eje que nosconvoca que es la clínica vincular.

A veces trabajamos sobre casos que alguien presenta, aveces a partir de un tema que nos interroga es que van apare-ciendo las situaciones clínicas que trabajamos, otras son ideasde algún invitado que ha hecho aportes acerca de algún temaque nos interesa.

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Lo común a los relatos clínicos que vamos transitando esque siempre encierran algún desafío a nuestra intervenciónpor plantearnos situaciones novedosas, inéditas, fuente de re-flexiones, dudas.

Y lo que enriquece mucho nuestro intercambio es la poli-fonía de voces y miradas que se aproximan a cada encuentroclínico, dada la heterogeneidad de nuestro grupo.

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ARTE

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Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 143-156

Acerca de la otredad:de trauma y lazos

Norma Mondolfo *

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(*) Licenciada en Psicología. Miembro Activo AAPPG.E-mail: [email protected].

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«Toda la Tierra tenía una misma len-gua y usaba las mismas palabras. Loshombres en su emigración hacia orien-te hallaron una llanura en la región deSenaar y se establecieron allí. Y se di-jeron unos a otros: “Ea, hagamos la-drillos y cozámoslos al fuego”. Se sir-vieron de los ladrillos en lugar de pie-dras y de betún en lugar de argamasa.Luego dijeron: “Ea, edifiquemos unaciudad y una torre cuya cúspide lleguehasta el cielo. Hagámonos así famososy no estemos más dispersos sobre la fazde la Tierra”.Mas Yahveh descendió para ver la ciu-dad y la torre que los hombres estabanlevantando y dijo: “He aquí que todosforman un solo pueblo y todos hablanuna misma lengua, siendo este el prin-cipio de sus empresas. Nada les impe-dirá que lleven a cabo todo lo que sepropongan. Pues bien, descendamos yallí mismo confundamos su lenguaje demodo que no se entiendan los unos conlos otros”. Así, Yahveh los dispersó deallí sobre toda la faz de la Tierra y ce-saron en la construcción de la ciudad.Por ello se la llamó Babel, porque allíconfundió Yahveh la lengua de todos loshabitantes de la Tierra y los dispersópor toda la superficie».

Génesis, Cap.11

«De lo que se trata es de abordar un si-lencio en torno al cual se organiza el dis-curso y que el poema a veces descubre...»

Anne Dufourmantelle (Derrida, J.,2006, pág. 3)

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I. Introducción

Las dos citas elegidas como epígrafe localizan, entre elmalentendido en la comunicación y el silencio que posibilitala emergencia de la verdad, la cuestión de una Otredad cuyocostado traumático se nos impone cada vez.

Para hablar de ella voy a recurrir al cine… La imagen y latrama de dos producciones cinematográficas se convertiránhoy en nuestro poema, al que abordaremos como un texto.En él la palabra y la escena, como elementos discretos de undiscurso, tal como sucede en el espacio analítico, serán loselementos que me conducirán a hilvanar enunciados y con-ceptos para aproximarme a otros escenarios menos visiblesdonde localizar, más allá de lo estético, alguna verdad de lohumano que toda experiencia artística intenta rodear y trans-mitir.

Advierto al lector que mi intención no es relatar ni expli-car las historias que en las películas se despliegan, sino ses-gar la lectura del texto descubriendo alguno de los nudos dela enunciación en ella implícitos. Esa propuesta me obligaráa recortar, reduciendo las complejidades del argumento, paratransmitir las líneas asociativas que me han conducido a talesejes, convirtiendo de esta manera este escrito en un ejerciciode la escucha de ese texto que el cine nos ofrece.

Centraré mis reflexiones sobre dos producciones: Babel yBagdad Café, ya que cada una a su manera, introducen eltema de la otredad que hoy me interesa desplegar.

Los hombres dispersados sobre la tierra, tal como anunciael Génesis, es el horizonte sobre el que se despliegan ambaspelículas. Ello me sugiere una primera aproximación al temadesde la figura del extranjero, el huésped y el anfitrión, con-ceptos trabajados por Derrida en su texto La hospitalidad.

Allí el autor investiga condiciones de la realidad efectivaque le permiten avanzar sobre la otredad como condición deestructura abrevando tanto en diferentes expresiones de la cul-

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tura donde el xenos, el extranjero es el protagonista, como enlos diversos tiempos de nuestra humanidad …de la Greciaantigua a la Europa actual. Sobre el final de su trabajo seinterroga:

«¿Somos herederos de esta tradición….hasta dónde situarlo invariante a través de esta lógica y estos relatos? Atesti-guan indefinidamente en nuestra memoria…» (Derrida, J.,2006, pág. 10).

Interrogante que habrá de guiarnos en nuestras reflexionesacerca del cómo se configura la otredad en el decurso delfenómeno humano.

El juego etimológico que desde la hospitalidad lo conduceal término huésped le permite introducir dos antinomias:

La primera está implícita en la multivocidad del términolatino, el hostis es también el enemigo; la segunda tiene quever con el idioma francés huesped, hote es también el anfi-trión.

La puntuación clara de estas antinomias marca el derrote-ro de sus reflexiones: lo extranjero, lo ajeno no tiene lugarsino en un contexto de borramiento entre un adentro y unafuera, donde la otredad, en la doble acepción de lo más aje-no y lo más íntimo, corre siempre el riesgo de ingresar bajo laforma de la amenaza.

La equivalencia entre el huésped, el anfitrión y el enemigonos conduce a la reflexión freudiana que marca la preceden-cia del odio sobre el amor en la apertura de la relación con elobjeto: «lo exterior, el objeto y lo odiado habrían sido idénti-cos al principio» (Freud, S., 1915, pág. 131).

El texto de Derrida transita por los lugares privilegiadosdel despliegue de la extranjeridad: la alteridad, el otro, la di-ferencia, la ley incondicional y el padre, las leyes y el deber,la pregunta y lo no sabido. También el lugar de la lengua ma-terna ...nacimiento de lo humano y la muerte.

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Ideas que también resuenan sobre otros conceptos freudia-nos: la cosa en su contrapunto con el semejante; la vivencia delo ominoso donde el horror retorna en el seno de lo más fami-liar; la ausencia de representación de la muerte; la formulacióndel inconciente como una exterioridad interior; así como de unreal que no cesa de no inscribirse y una banda de Moebius quedesde la topología intenta representar los estados de interiori-dad y exterioridad en la conceptualización de Lacan.

Curiosamente las dos películas se abren con «hombres dis-persados sobre la tierra» buscando disfrutar de una experien-cia turística, y problemas de interrelación.... Babel nos mues-tra a una pareja de americanos que intentan su reconciliacióna través de una excursión a Marruecos; Bagdad Café exponeen las primeras escenas una violenta desavenencia de una pa-reja de alemanes que visitan Estados Unidos seguida de unaabrupta separación.

Los avatares de la alteridad se despliegan en ambas pelí-culas desde diferentes ángulos: el geográfico-cultural, la inti-midad del vínculo amoroso y la emergencia de transforma-ciones en cada uno de los personajes que obligan a reformu-lar la noción de mismidad.

Parafraseando a Baudrillard diremos que en ambas los tu-ristas del comienzo, interesados en un paseo seguro por un mun-do diferente, se convertirán en los protagonistas de un viajehacia lo extranjero ...el encuentro con el exotismo del mundohumano ...una Otredad que también los sorprende en su propiamismidad. «El exotismo es una especie de ley fundamental dela intensidad de la sensación ...extranjería radical que no hayque tratar de abolir en una especie de fusión o confusión gene-ral o pintoresca, sino intentar mantener como regla ...la alteri-dad radical es inencontrable, el objetivo se vuelve de golpeimposible ...la finalidad se sitúa fuera del juego ...la búsquedadel viaje es también la metáfora de lo imposible». (Baudrillard,J. y Guillaume, M., 2000, págs. 12, 54)

Si la apertura de ambas películas es homologable, no ocu-rrirá lo mismo con el despliegue y el desenlace de la proble-

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mática planteada... dos miradas ¿complementarias? Para abor-dar la problemática de la Otredad....

II. Babel

La trama se despliega en tres escenarios ...tres continen-tes... el hilo que los conecta es un arma asesina.

África

Marruecos es el lugar elegido por una joven pareja parareencontrarse en un contexto de placer. Sus dos pequeños hi-jos han quedado en Estados Unidos al cuidado de una niñeramejicana. Ya en las primeras escenas se anticipa la dificultadpara el hallazgo de lo placiente... un clima de malestar... elenojo por el engaño y la infidelidad... la incomodidad del lu-gar... ajeno... desconocido... peligroso....

No muy lejos de allí un campesino compra un arma paradefender a sus ovejas ... sus hijos, fascinados con el nuevojuguete se apropian de él para ejercitar el tiro que habrá deacabar con el movimiento peligroso de algún depredador enacecho.

Como un juego, apuntan a un blanco móvil... un vehículocon turistas americanos... la bala se desvía y en vez de afectarla carrocería impacta en una ventanilla... la mujer de la parejaresulta gravemente herida.... Extranjeros entre extranjeros esla mejor manera con la que podemos definir el horror de lasescenas que se despliegan a continuación.

Lenguas, costumbres, códigos que no se entienden ... gri-tos ... confusión... soledad....

La película tiene, sin embargo, la virtud de mostrarnos algomuy importante para nuestras reflexiones: que la Otredad nose agota en la referencia geográfica... el resto de los turistasamericanos, semejantes que hablan la misma lengua y com-parten los mismos códigos rompiendo el lazo solidario se ex-

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trañan de la situación, abandonando a la pareja a su propiasuerte. Y es precisamente ahí, en ese lugar extranjero dondetodos hablan otra lengua y comparten otros códigos donde eldirector transforma lo inhóspito en hospitalario... Más allá deesas palabras que no se entienden una anciana, conmovidapor el dolor físico de la protagonista le ofrece el efecto cal-mante de una droga que ella misma está consumiendo... unapipa de paz que ilumina, desvaneciéndolo, el dolor del desen-cuentro. El gesto desinteresado del anfitrión que los aloja ylos traslada, rechazando el dinero con el que el americanointenta retribuir sus favores, da cuenta que el lazo solidario seabre por sobre la diferencia entre las lenguas....

La condena de Yahveh a la dispersión y la confusión en lacomunicación humana se compensa en esa condición com-partida de la Otredad que puede hacer germinar la semilla delencuentro.

América

Estados Unidos es el lugar donde los hijos de la pareja hanquedado al cuidado de una niñera mejicana. El accidente re-trasa el regreso e impide que la cuidadora asista al casamien-to de su hijo, en México. Desesperado por su propia situa-ción, el padre de los niños banaliza la naturaleza de la deman-da y ofrece pagar él mismo otro casamiento.

Demandas que no logran alojarse y anfitriones que res-ponden desde su propio código nos reenvían nuevamente a laextranjeridad. El padre y la niñera expresan la urgencia deuna demanda que el otro no logra alojar, aunque hablan lamisma lengua.

México es el lugar del casamiento, hacia allí marcha laniñera llevándose con ella a los niños, sin haber podido infor-marle a los padres de su decisión. Ya en el regreso de la fiestauna oficina de frontera es el escenario donde lo extranjerovuelve a ser protagonista: el malentendido, el otro como peli-groso, la persecución y la demanda no alojada, es el horizon-te que enmarca la trágica situación de ese retorno.

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La prohibición al auto que los transporta de atravesar lafrontera obliga a la niñera a cargar con los dos niños cami-nando, bajo el sol ardiente, a través del desierto.... Buscandoun vehículo que los auxilie, se extravía y se desencuentra conlos niños.... Soledad... desesperación... niños en riesgo... elcosto del malentendido, de las demandas no escuchadas, delo sospechado de las diferencias....

La culpa recae sobre la niñera que pagará con su repatria-ción la osadía de apropiarse de esos niños, a los que ama yque han quedado a su cuidado.... También los niños de Ma-rruecos pagarán con su vida la culpa de lo ocurrido.

Una culpa que recae sobre los eslabones más débiles deuna cadena de responsabilidades que la misma película seencarga de mostrarnos que siempre empiezan en otro lugar....

Asia Japón

Un cazador, un arma que se vende ... es la que compra elcampesino de Marruecos. El cazador es el padre de una hijasordomuda cuya madre se ha suicidado.

Si la temática de la comunicación y el desencuentro atra-viesa la película, este último escenario es su paradigma máscabal.... Una adolescente diferente ... aislada por su padeci-miento del ruido de un mundo que no la considera, obsesio-nada con el suicidio, enojada con su padre... ...un aislamientoafectivo que la conduce a actos desesperados y autodestructi-vos... la búsqueda desesperada de un anfitrión que la alojeamorosamente... y, en un más allá de las palabras, un abrazoque sugiere un reencuentro con el padre...

A pesar de alguna pincelada esperanzada, curiosamentesiempre ubicada más allá de las palabras, se trata de una mira-da descarnada sobre el fenómeno humano donde lo extranjeroinsiste bajo el signo de la hostilidad... el arma letal que organi-za la trama simboliza el predominio tanático de estos encuen-tros que nos resuenan sobre algunos escritos freudianos: «elser humano no es un ser manso, amable, a lo sumo capaz de

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defenderse si lo atacan ... sino que es lícito atribuir a su dota-ción personal una buena cuota de agresividad... el prójimo noes solamente un posible auxiliar y objeto sexual sino una ten-tación para satisfacer en él la agresión ... si es un extrañopara mí... me será difícil amarlo» (Freud, S., 1917, pág. 108).

III. Bagdad Café

Pasemos a otra mirada: ese café perdido en el medio deldesierto llamado «Bagdad» al que llega la Sra. Mungshttetendespués de haber abandonado a su marido será el escenarioen el que todo habrá de transformarse (personajes y vínculos)y donde la protagonista, logrará a través del dificultoso en-cuentro con lo Otro, despojarse de sus ropas y de su apellidopara recuperar, junto a su nombre propio, los secretos de lafemineidad.

Si en Babel el hilo que enlazaba la trama era un arma ase-sina, en esta película ese lugar lo ocupa un termo de café queno puede dejar de evocarnos el placer de los encuentros com-partidos. Cae de improviso, viene de otro lado ... Rosenheimy reemplaza a una cafetera rota.

Anticipando el despliegue de la trama, la película se iniciacon una canción cuyo contenido, centrado en un llamado queapela encontrar oyente ... también le da lugar al termo, la ca-fetera y el café ... con lo que convalida el valor simbólico deesa escena.

La Sra. Mungshtteten pide ser alojada. La apelación la con-vierte a ella en huésped y a Brenda, la dueña del bar, en suanfitriona. Primer encuentro tormentoso que conduce nuestrareflexión a la cuestión de la hospitalidad, el tema que hoy nosconvoca.

Una escena especular enmarca ese primer des-encuentroentre la huésped y la anfitriona en el que ambas secan en elrostro la huella del padecimiento... el agotamiento de una y elllanto de la otra... que ha sido abandonada por su esposo.

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Al espejo le sigue la agresividad porque el otro es un in-truso que se introduce junto con un termo extraño. El nom-bre Rosenheim impreso en el mismo que coincide con ellugar de residencia de la alemana simboliza ese sin sentidoque Brenda odia, es amenaza, en tanto como extranjero sedibuja como diferente, desconocido... otra cultura, otra len-gua ... otra imagen... En ese clima hostil, la apelación decada una a la otra provoca temor ¿qué quiere ella de mi?...un pedido que desconcierta. La alemana pide que se la alo-je, Brenda, resistiéndose a asumir su lugar de anfitriona, algoa cambio: el pago.

Una escena paradigmática da cabida a los pensamientosterroríficos que se agitan también en la huésped: en los ojosde Brenda la Sra Mungshtteten imagina la presencia de unaintencionalidad horrorosa. Ella es la presa que hierve en unaolla., esperando el desenlace de la devoración.

Si la otredad, en la doble acepción de los más ajeno y lomás íntimo corre siempre el riesgo de ingresar bajo la formade la amenaza es porque el huésped y el anfitrión, tal comopropone Derrida, más que responder a la descripción de unvínculo, se constituyen como las dos caras de una monedacuyo paradigma es la figura del rehén: «…estas sustitucioneshacen de todos y de cada uno el rehén del otro … tales son lasleyes de la hospitalidad... el hostis responde a la hospitali-dad como el espectro recuerda a los vivos sin admitir el olvi-do… se trata de un sujeto a quien la alteridad le impide ence-rrarse en su quietud» (Derrida, J., 2006, pág. 153).

Aunque el termo de café empieza a convertirse en el cen-tro vital de esa cafetería, el encuentro llegará más tarde ... lahuésped Jazmín encontrará en Brenda a una anfitriona que sedecide a alojarla...

Otra escena marca el viraje en esa posición hostil donde elhuésped no logra alojarse. Ambas deponen sus armas dandocuenta de lo que imaginariamente es lo faltante para cada una... una soledad sin hijos ... una soledad sin pareja.

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La transformación se irá desplegando lentamente y sin pa-labras, por otros medios: una mirada, la del pintor, que descu-bre la belleza velada; una escucha, la de Jazmín, que convier-te el ejercicio de un instrumento en música; un boomerangque en su recorrido delata el acierto de un movimiento quepermite la recuperación de lo que se ha arrojado y, por sobretodas las cosas el juego de la magia que, como telón de fon-do, nos indica el develamiento de lo que no era visible. Esque algo Otro y desconocido también irá emergiendo en cadauno de los personajes que, haciendo ruptura con la mismidad,encuentran su verdad en algo inesperado.

IV. A modo de conclusión

Si la diferencia de las lenguas, tal como Yahveh lo sospe-chaba, es símbolo de la ajenidad del Otro ... el lazo que am-bas películas proponen se localiza en una Otredad que va másallá de la palabra, es la intensidad de la sensación, esa ley delexotismo que el viaje promueve.

En contrapunto con la perspectiva descarnada de Babeldonde, más allá del final feliz es Tanatos el que oficia de pro-tagonista, Bagdad café nos ofrece una mirada esperanzada enque la hostilidad del comienzo se desvanece en la magia delamor, capaz de transformar el colorido de todos los vínculos.

Lo Otro en tanto es parte de la subjetividad tiene siempreun costado amenazante en tanto menta el peligro de la irrup-ción de lo extranjero, de lo ajeno, de lo desconocido.

Para concluir retornemos al mundo de los conceptos… yespecialmente en la referencia de Lacan acerca de la formu-lación freudiana del semejante tal como es abordada en «Elproyecto de una psicología para neurólogos» ... «es aquí don-de interviene esa realidad que tiene relación con el sujeto delmodo más íntimo –el Nebenmensch–. Fórmula cabalmenteasombrosa en la medida que articula poderosamente lo mar-ginal y lo similar, la separación y la identidad...el Ding es elelemento que es aislado en el origen por el sujeto, en su ex-

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periencia del Nebenmensch, como siendo por naturaleza ex-tranjero... ésta es una división original de la experiencia dela realidad... El Das ding es algo totalmente diferente ... es loextranjero e incluso lo hostil como un primer exterior sobreel que se localiza todo el andar del sujeto...» (Lacan, J., 1988,pág. 67).

¿Cómo no articular el Das Ding así definido con la formu-lación del trauma, ese concepto acuñado por Freud en el «Pro-yecto» bajo la forma de exceso de cantidad, de imposibilidadde ligazón, de vivencia de dolor y de objeto hostil?

El cine fue sólo una licencia poética para repensar algunosde nuestros recursos teóricos que nos ayudan a tramitar unapráctica que permanentemente nos enfrenta con lo imposiblede ese inconciente que siempre se nos ofrece como enigma...Si esos recursos teóricos se constituyen en el horizonte denuestra práctica es porque ella nos enfrenta en la cotidianei-dad del trabajo con lo humano con lo imposible del enigma....

Es que la apelación del otro a nuestro saber es siempreinquietante... su lengua es extranjera aunque se despliegue ennuestro idioma... La pregunta del otro, que solicita ser aloja-da, nos precipita a la posición de un anfitrión que debe brin-darle lugar.

Aunque ofrecemos nuestro saber, somos concientes que latransformación que en ese encuentro puede producirse requierede otra escena que no es visible. Tal como sucede en la inti-midad del café Bagdad, en el inhóspito cuarto de Marruecos,o en el balcón de un departamento en Japón donde una hijasordomuda se confunde en un abrazo con su padre, el escena-rio está más allá de la palabra ... nuestra magia es el campo dela transferencia... y la transferencia se sitúa en el campo delamor.

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Bibliografía

Baudrillard, J. y Guillaume, M.Figuras de la alteridad, Ed.Taurus, 2000, págs. 12, 54.

Derrida, J. La hospitalidad,Bs.As., Ed. de la Flor, 2006,págs. 3; 10; 153.

Freud, S. Las pulsiones y sus des-tinos, AE, XIV, pág. 131.

Freud, S. El malestar en la cultu-ra, AE, XXI, pág. 108.

Lacan, J. Seminario 7, La Eticadel Psicoanálisis, Bs.As., Ed.Paidós, 1988, pág.67.

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Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 157-162

«El hombre de al lado»de Mariano Cohn y

Gastón Duprat

Susana Sternbach *

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(*) Licenciada en Psicología. Miembro Titular AAPPGE-mail: [email protected]

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Un hombre y otro hombre. Leonardo y Víctor. Un mundoy otro mundo, que comienzan a interactuar a través de unboquete en una medianera, permitiendo ver lo que los univer-sos cerrados ocultan y escinden.

Uno: un diseñador exitoso, tanto que vive con su mujer ysu hija en una casa que es la única construida por Le Corbu-sier en Latinoamérica. Espacio de una estética sofisticada,representativo de un modo de habitar la vida, en este casocontiene una armonía aparente hecha de un orden impecableque habrá de quebrarse a partir del agujero que atraviesa lapared e inaugura una insospechada conexión con el otro hom-bre. El hombre de al lado.

Ese hombre innegablemente no participa del mismo mun-do. Los martillazos que horadan la pared irrumpen con vio-lencia quebrando el ámbito de sonidos tenues y acolchadosque pueblan la cotidianeidad de la familia. Su voz es estruen-duosa, su lenguaje vulgar y directo. Invade la privacidad yparece no registrar la noción de intimidad ni la de lo legal-mente permitido o prohibido. Sin embargo dice que no pre-tende molestar ni violentar a nadie. Apenas quiere abrir unaventana para que pueda ingresar un rayo de sol, ese sol queilumina y entibia las casas y las vidas de algunos otros.

Pero esa ventana no debería haberse abierto nunca. Unavez instalada se fisura aquello que aislaba un mundo del otroy se desencadena una dinámica ver-ser visto a partir de lacual nada volverá a ser como antes. También se abre otra ven-tana para el espectador, quien comienza a ver más allá de lasuperficie. No sólo el interjuego entre ambos mundos, tam-bién el de la subjetividad de cada uno de los personajes, tam-bién el de los vínculos.

Si en los primeros minutos del film buena parte de los es-pectadores tiende a identificarse con la situación de los per-sonajes perjudicados por ese hombre irrespetuoso que no pa-rece distinguir entre lo propio y lo ajeno, de a poco las fronte-ras y los estereotipos se van diluyendo y comienzan a dibujaruna cartografía mucho más ambigua y compleja. El mundo

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cool y fashion comienza a descascararse y se atisba parte de loque estaba cubierto por una capa lisa. Surgen fisuras y rugosi-dades, y como por estratos vamos accediendo a otro mundo,bastante más oscuro que aquél que los barnices disimulaban.

Leonardo aparece como un hombre tranquilo, tolerante,que intenta contemporizar. Trata bien a la empleada domésti-ca, se muestra comprensivo con los demás, posee el perfil delprofesional «progre» y bienpensante. Es docente universita-rio, trabaja en su casa, habla idiomas y cuando irrumpen ensu vida apela en primer término a la ley. Parece llevarse biencon su familia. Una familia cuyos días parecen deslizarse sinsorpresas ni alteraciones, en un confort acompañado por apa-ratos de última generación, objetos bellos y funcionales, talvez todo aquello que la mayor parte de los ciudadanos anhe-larían para sí. Vidas que podrían formar parte de alguna pu-blicidad para ser vista sin poder acceder materialmente a ella.Cuando la imagen primera se resquebraja comienzan arevelarse, como en un laboratorio fotográfico, otras facetas:lazos tan polite como desafectivizados, contactos superficia-les, formales y desencarnados, aislamiento, ausencia de con-tacto real. Tal vez sea esto lo que va produciendo una inver-sión especular a través de la cual la ventana se ofrece, ya nopara ser/no ser vistos, sino para espiar. ¿Espiar qué? La vidade ese otro hombre, el de al lado, que muestra sin proponérse-lo aquello reprimido, escindido o, tal vez peor aún, no cons-truido bajo la aparentemente elaborada malla de las tramassubjetivas y vinculares. Espiar una sexualidad desplegada másallá del roce de los «piquitos». Espiar el movimiento de loscuerpos encarnados, del placer de la risa no contenida. Espiarla vitalidad de lo que falta dentro de las propias paredes.

La ventana comienza a abrir hacia adentro. Se ven renco-res y resentimientos, temores y cobardías, vínculos alienadosy de sometimiento. Quien en el film denuncia claramente elmalestar subterráneo es la hija, quien amplifica hasta el pa-roxismo el aislamiento afectivo en un hacer repetitivo yautístico del que solamente sale, sonriendo por primera vez,cuando mira a través de la ventana una escenificación, pocosutil por cierto, ejecutada por Víctor desde el otro lado.

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Víctor es invasor, agresivo, procaz y se siente feliz cuandopuede ingresar, no ya a través de la ventana sino por la puerta,como un invitado más a ese mundo de al lado. Es hombre dearmas llevar, pero no parece ser un asesino.

Leonardo se escuda en los otros, todo el tiempo. No sehace cargo de lo que piensa ni desea. Tampoco de su agre-sión. Parapetado detrás de palabras despojadas de afecto quea menudo suenan huecas, la agresividad surge como ironíacivilizada, destinada a quienes, como en el caso de sus alum-nos, dependen en algún aspecto de él. Se somete o somete. Elfinal de la película devela de qué puede ser capaz Leonardocon tal de «resolver» un problema. El mal se presentifica comosolución (¿final?) a través del asesinato por omisión. La ven-tana se cierra y todo vuelve a la normalidad. Fin.

Metáfora lograda de la dinámica social, el film toca temastan actuales como el de la inclusión/exclusión social o el dela seguridad/inseguridad, en especial desde los grupos privi-legiados para los que el mantenimiento de lo adquirido con-vierte a menudo la inclusión en un enclave contaminado demiedo y de protecciones siempre insuficientes frente al afue-ra amenazante.

Si bien Víctor también posee bienes materiales (una casapropia, una camioneta), sus hábitos culturales no se parecen alos de Leonardo. Pertenece a otra tribu urbana. Sin embargoambos resultan identificables como personajes prototípicos apartir de la exageración de rasgos que forman parte de la vidacotidiana actual. Configuraciones subjetivas según diferen-tes grupos socioculturales, modos diferentes de vincularse conel otro, tramas intersubjetivas atravesadas por códigos y dia-lectos heterogéneos, y sin embargo todo ello fácilmente reco-nocible como parte de las significaciones sociales imperan-tes. No obstante, y como una nervadura que recorre la tramaentera, un tema universal: la ética. El asesinato por omisión,el dejar morir como modo pasivo del matar al otro. ¿Hastadónde se extienden las ramificaciones de esta temática? ¿Elmal es banal, gris, anodino?

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Este film, con excelentes actuaciones tanto de Daniel Aráozcomo de Rafael Spregelburd (reconocido dramaturgo y di-rector de teatro), conmueve, interroga, enternece, duele y hacereír. Imperdible.

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PASANDOREVISTA

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165Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 165-168

Psicoanálisis vincular. Curarse con otrosCarlos Pachuk - Adriana Zadunaisky

Lugar Editorial, Buenos Aires, 2010

En el prólogo desu libro Adriana yCarlos nos informanque su realizaciónindica tanto su«apuesta al deseocomo la intención derecuperar el sem-blante humano en lahistoria». Ello impli-ca un intento de ge-nerar modelos op-cionales, nuevas víaspara aliviar el sufrimiento en unmundo globalizado en el cual sepercibe la mercantilización de losbienes y valores.

Agrego que la apuesta del libroes además –y ya desde el título–sostener la posibilidad de la cura-ción en los dispositivos vinculares.Es por eso que, en el rescate delconcepto de curación, incluyen nosólo el trabajo con los fantasmasarcaicos y la alteración de los go-ces parasitarios sino también la re-visión de los vínculos. Así planteanla idea del efecto de resonancia queproduce el trabajo en la intersubje-tividad con el «sujeto múltiple, con-movido, producido, fabricado enlos vínculos de los cuales es parteconstitutiva y constituyente».

El presente libroes resultado del tra-bajo conjunto de am-bos autores que, du-rante años, compar-tieron la docencia encátedras de postgra-do, tarea que los lle-vó a la sistematiza-ción y fundamenta-ción de muchos con-ceptos así como agenerar otros nove-

dosos y teorizar sobre ellos. Elotro motor de la escritura es la clí-nica actual, fuente de constantesinterrogantes ya que está repre-sentada en su mayoría por trastor-nos narcisistas de la personalidad,con fragilidad yoica, crisis en losideales y angustia de no asigna-ción que intenta ocultarse con laostentación del consumo.

Veremos entonces sucederse,a lo largo del libro capítulos des-tinados a teorizar sobre diferen-tes conceptos, rastreo de los orí-genes de los mismos a partir delos aportes de diferentes autoresdel ámbito del psicoanálisis y lafilosofía y capítulos que se con-sagran a presentar sesiones y si-tuaciones clínicas y a analizarlas.

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En esta tarea, exponen y exami-nan los fundamentos de la teoríavincular con la expectativa de queno intente dar cuenta de todas ycada una de las situaciones, «sinoque funcione como fuerza provi-soria, evitando la idea de la ple-nitud autosuficiente». Los auto-res, consustanciados con el para-digma de la complejidad, insistende diversos modos a lo largo dellibro en que carece de sentido ce-rrarse en una única disciplina.

En el capítulo «Ideas vincula-res y referentes filosóficos», Car-los Pachuk plantea una preguntasumamente interesante: ¿qué filo-sofía atraviesa mi clínica? ¿Des-de qué lugar plantear el vínculo,el sí mismo, la otredad, el entre?Si bien pasa revista a las teoriza-ciones de numerosos filósofos,aquellos que parecen tener máspeso en su modo de pensar lo vin-cular son: Derrida (la différancecomo diseminación), Badiou (elser inconsistente y múltiple) yLevinas con su concepción de laotredad.

Estos conceptos son solidarioscon las definiciones de vínculocomo des-encuentro entre singu-laridades y del entre como zonade des-encuentro, así como la pre-gunta acerca de si el vínculo pue-de alojar los efectos de presenciadel otro, su otredad.

Entre los autores que pertene-cen al ámbito psicoanalítico, ade-más de las menciones a la obra deJanine Puget e Isidoro Berensteiny de la presencia de su obra entodo el libro, los autores exami-nan con solvencia los aportes deMarcos Bernard (Pachuk), RenéKaës y Jacques Lacan (Zadunais-ky). Igualmente importan concep-tos de otros campos de conoci-miento para incorporarlos –trans-formados– en el corpus psicoana-lítico. De ahí que este libro inclu-ya también un estudio sobre lascondiciones sociales que caracte-rizan a nuestra era –como la ace-leración informática y el neolibe-ralismo– y plantee la preguntasobre el sufrimiento que se pro-duce cuando el Contrato Narcisis-ta que promete inclusión a todos,excluye a algunos, a muchos.

Consideran que no pueden de-jarse de lado estos factores de su-frimiento y de incertidumbre yproponen el espacio psicoanalíti-co como un lugar donde se gene-ren legalidades que regulen, yotorguen consistencia a esa dis-persión.

Creo importante destacar quela clínica es brindada en este li-bro con generosidad, a manos lle-nas, lo cual nos permite entrar enlo íntimo del trabajo entre analis-ta y pacientes, donde se plasmansituaciones transferenciales diver-

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sas a partir del impacto traumáti-co de acontecimientos nacionalesy mundiales, o del sufrimientovincular por vivir en una «parejaque es lo más agotador del mun-do» y muchos otros.

El capítulo «Cómo se trabaja lovincular en una sesión individual.Categoría del otro en el diván» re-sulta de gran interés teórico-clíni-co al proponer que los conceptosde la teoría vincular no sólo se po-nen en juego en los dispositivosmultipersonales sino que tambiénconstituyen una perspectiva quepuede abarcar la clínica bipersonal.Proponen una categoría del otro quedifiere igualmente del objeto inter-no y del objeto «a», aunque no losexcluye: «cuando cada uno habladel otro hace alusión a algo queconstruyó en el Entre o misterio dela vincularidad, singular cartogra-fía del grafismo individual».

A lo largo del libro encontra-mos términos y conceptos nove-dosos, tal como Sujeto Múltiple,acuñado hace ya varios años porCarlos Pachuk y que alude a laidea de que el sujeto es otro encada vínculo, y al vínculo entreotredades, donde el yo es sede deuna identidad diferida, singularpero no plena. Cuando se da la re-petición se anula el misterio queporta el otro –llamado aquí otroX– no hay devenir y se pierde lailusión vincular.

Tal como lo plantean los au-tores en el prólogo, encontramosque en la obra no hay una posi-ción homogénea y sólida, quecontiene «consistencias perotambién contradicciones, hiatosy vacíos y que, sin embargo, pre-senta una paradójica unidadmúltiple».

En efecto, Adriana se muestrareflexiva y con un lenguaje que amenudo se acerca a lo poético.Carlos es más polémico, y es pro-bable que sus propuestas tambiéngeneren polémicas.

Y ya que de esto se trata, uncapítulo del libro contiene una in-teresante polémica que entablacon las Terapias conductistas cog-nitivas y una visión crítica del Li-bro Negro del Psicoanálisis deBorch-Jacobsen.

Es importante destacar que dellibro que presentamos en su con-junto se desprende una posiciónlejana a la certeza, cierta modes-tia terapéutica que podría resumiren la frase: ninguna terapia por símisma garantiza la cura. Estaspropuestas se retoman en el capí-tulo «Dispositivos combinados»en el cual Adriana Zadunaisky re-visa, no sin humor y cierta nos-talgia, las distintas corrientes te-rapéuticas en Argentina a travésde los años, y sus avatares.

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Otro capítulo refiere una ex-periencia de terapia grupal on-lineen la cual la presencia real de losparticipantes es sustituida por supresencia virtual. Esta experien-cia que en lo bipersonal es ya unhecho dado, constituye una inves-tigación novedosa y creativa eneste dispositivo y brinda la posi-

bilidad de teorizar acerca de susalcances y consecuencias.

Doy la bienvenida a esta obraque considero una lectura nece-saria y enriquecedora para los quetrabajamos con los vínculos o conuna perspectiva vincular.

Gloria Barros de Mendilaharzu

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Más de un otroVariaciones y vacilaciones del dispositivo psicoanalítico 1

Daniel WaisbrotPsicolibro Ediciones, Buenos Aires, 2010

Es un placer co-mentar este libro es-crito por un colegaque, como dice en sutexto, «somos psi-coanalistas y somosciudadanos».

Con estilo senci-llo y franco va des-pertando en el lector,interés, curiosidad ytambién, por qué no,deseo de dialogar con él.

Desde una Perspectiva Vincu-lar en Psicoanálisis, va entraman-do en el libro teoría con su prácti-ca clínica.

Dice Daniel, luego de un rápi-do recorrido por la obra de Freud:«Ya no se trata de pensar en diag-nósticos psiopatológicos sino deproducir un salto para pensar enlas fuentes del sufrimiento que noshabitan a todos...».

«Su pensamiento está impreg-nado de la epistemología actual.

Teoría del caos, cien-cias de la Compleji-dad, es en ese diálo-go con otras discipli-nas afines que se re-fleja cómo piensaDaniel, la teoría, laclínica y la práctica»nos dice CristinaRother Hornstein enla presentación.

El autor diferen-cia Encuadre de Dispositivos sien-do éstos las diferentes herramien-tas de que disponemos y que for-man parte del dispositivo psicoa-nalítico; lo cito: «Creo que el psi-coanálisis en su conjunto, comodispositivo, fue variando y es hoyclaramente heterogéneo y frag-mentario».

Pensar en un psiquismo abier-to le posibilita incluir los disposi-tivos clínicos y los abordajes com-plejos dando lugar al azar, a la in-certidumbre y a lo acontecimen-tal.

1 El libro fue presentado en la AAPPG por la Dra. María Cristina RotherHornstein, la Licenciada Mariana Wikinski y el Licenciado Ricardo Gaspari.

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También le posibilita revisar elcriterio de Neutralidad para expli-car porqué elige un analista abs-tinente e implicado, es decir acti-vo y comprometido.

Del decir de autores comoFreud, Piera Aulagnier, Morin,Foucault Deleuze, Bleichmar, en-tre otros, articulado con sus pro-pias posiciones es que nos dicerefiriéndose al Complejo de Edi-po... Me gusta seguir llamándoloEdipo, a pesar de pensarlo ahora,descentralizado, como una tramacompleja donde se tejen los hilosde la historia que cada quien en-trelaza según su singularidad.

Ese, su «gusto» por discutirconceptos nos lo muestra como unanalista militante, en permanentebúsqueda, de ayudar al pacienteal que respetuosamente ve comoun otro al que debemos escucharen su singularidad.

Ricardo Gaspari en la presen-tación aporta: «Se trata de un tex-to en donde la retórica de su dis-currir, lo es en clave de diálogocon los autores que visita... asíconstruye un texto junto con esosotros autores que convoca; mu-chos de ellos somos nosotros, ha-bitantes de esta casa, este colec-tivo, que es la AAPPG» (Asocia-ción Argentina de Psicología yPsicoterapia de Grupo).

Es así que el libro transmiteaños de apasionado trabajo de losmiembros de esta Institución, unfecundo camino transitado queinvita a más.

Como el comentario de Maria-na Wikinski el día de la presenta-ción: «Tu libro exuda transubje-tividad, vincularidad, historici-dad, implcancia, pasión, compro-miso alegría y libertad en la ta-rea».

Decimos que es un libro queentusiasma e invita al diálogo.

Respecto a la psicopatologíaDaniel se plantea si habrá que op-tar entre ésta y las fuentes desufrimiento…quizás sea necesa-rio sostener la oscilación, agrega.

Yo pienso, Complejidad depor medio, que «no es lo uno sinlo otro», la psicopatología nome parece descartable, sírevisitable y aquí también seabre un camino a transitar des-de la vincularidad.

En el apartado «Cambio y Sub-jetividad» dice el autor: «Desdeuna perspectiva vincular en psi-coanálisis ¿por qué tipo de ‘cam-bio’ nos preguntamos en nuestraclínica? ¿Y qué concepciones desujeto y de constitución subjetivaanidan en esa pregunta?

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Nos habla entonces de la con-dición múltiple del sujeto y queen tanto los analistas dejemos deleer en clave única de repeticiónentenderemos que los cambios, latransformación, no son efecto ex-clusivo del análisis sino de la vidamisma.

Aquí pienso que se abre otrodesafío para nuestra comunidadvincularista, me refiero a la sub-jetividad de los jóvenes en estostiempos en que la intimidad estáen el espacio público a través detodos los medios visuales existen-tes como blogs, Face Book pornombrar algunos. En el libro Laintimidad como espectáculo PaulaSibila, desarrolla exhaustivamen-te el tema: «Los nuevos mediosinteractivos permiten que cual-

quiera se convierta en autor ynarrador de un personaje atrac-tivo…

Ese personaje se llama yo ydesea hacer de sí mismo unshow….pero cuál sería la diferen-cia con respecto a una personareal?» …agrego y sin duda estoproducirá transformaciones sub-jetivas acordes a la cultura de épo-ca que abrirán nuevos desafíospara nosotros....

Y así me despido, parafrasean-do a Daniel que en el final hablade las «escenas temidas del ana-lista» y digo libros como éstos nosacompañan en la necesaria sole-dad paradojal de nuestro queha-cer como analistas vinculares con«Más de un Otro».

Diana S. BlumenthalSecretaria de

Publicaciones de la AAPPG

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Clínica del Incesto FraternalRosa Jaitin 1

Lugar Editorial, Buenos Aires, 2010

Este libro sale ala luz en Junio de2010 y si bien cuen-ta con una ediciónimpresa en Franciaen marzo de 2006por la EditoralDunod, en la presen-te edición, realizadaen lengua hispana,incluye un segundoprólogo escrito porla Dra. JaninePuget; modifica con nuevos apor-tes los dos últimos capítulos so-bre los: «Metaorganizadores delIncesto Fraterno» y sobre «El vín-culo fraterno y construcción psí-quica»; agregando como «Epílo-go» la trayectoria de su experien-cia, desde las fuentes donde mol-deó sus ideas y los aportes perso-nales con los que contribuyó, for-jando teoría y técnica.

El primer prólogo (en la edi-ción francesa) corresponde a sumaestro de tesis doctoral René

Kaës. El segundo (enla edición argentina)a Janine Puget conquien también la uneun vínculo desde suformación en Bue-nos Aires. En esteprólogo Puget aludea la construcción depertenencia y lasnuevas formas devincularse, desta-cando y coincidien-

do con Rosa Jaitin en la impor-tancia del proto-vínculo fraternoen tanto función de sostén.

Campo de investigación yniveles de análisis del vín-culo fraterno en terapia fa-miliar psicoanalítica (TFP)

Rosa Jaitin escribe sobre untema interesante y necesario parael trabajo clínico con esta proble-mática: el incesto fraterno; y loencuadra en un desarrollo más

1 Dra. en Psicología Clínica. Psicoanalista de Grupo, Familia y Pareja. Pro-fesora Asociada en la Universidad R. Descartes (Francia) y en U.B.A.Secretaria de Asuntos Internacionales de la Sociedad Francesa de TerapiaFamiliar Psicoanalítica. Miembro del Consejo Científico de la AIPFP.Directora Científica de APSYLIEN. Autora de numerosas publicaciones.

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amplio, ya que analiza el vínculomás allá de lo estrictamente fra-ternal, al plantearlo como mode-lo de relación social, modelo ini-cial de la apertura a los pares. Laautora presenta sus hipótesis detrabajo y el dispositivo con el queopera, para trabajar las problemá-ticas que generan sufrimiento enlas familias, mostrando en un vas-to recorrido, tanto sus desarrollosteóricos como la aplicación en lapráctica de la TFP, a través de lapresentación de nutrido materialclínico. Desde el inicio relata losmodos primitivos del psiquismofamiliar que impulsan la circula-ción fantasmática entre sus miem-bros, como sus respectivos proce-sos defensivos, aclarando para ellector, el proceso de reactualiza-ción de la conflictiva emergenteen el campo transferencial duran-te el trabajo analítico.

R. Jaitin efectúa un recorridoteórico partiendo de conceptoscomo el de «portavoz», «deposi-tario», «depositado», «fantasmagrupal común» (que preserva in-concientemente a la familia delcaos), de E. Pichon Rivière (1960)y que retoma J. Bleger (1967) consu noción de «núcleo aglutinado»(en la díada, pareja, familia, gru-pos e instituciones, permanecien-do como sedimento de base). Citaa P. Aulagnier (1975) y las condi-ciones del «espacio al que el Yopuede advenir», para ser empla-

zado en el conjunto de los víncu-los intersubjetivos (asignación,apropiación, aceptación o rechazo).

Destaca el aporte de A. Ruffiot(1979) sobre las estructuras de lasrelaciones fantasmáticas (asigna-ción de lugar en el imaginario fa-miliar, construcción de identidady reconocimiento recíproco); deellas surge el sentido de pertenen-cia en los vínculos de alianza, fi-lial, fraterno y en su dimensióntransgeneracional.

R. Jaitin interconecta el con-cepto de Aparato Psíquico Gru-pal (R. Kaës, 1976) con el de Apa-rato Psíquico Familiar e interfan-tasmatización de A. Ruffiot (1981)y con los organizadores específi-cos de la familia (A. Eiguer,1986). Es en referencia a ellos queJaitin introduce el concepto de or-ganizadores de la grupalidad psí-quica infantil, denominándoloAparato Psíquico Fraterno: modode organización de la grupalidadpsíquica entre miembros de unamisma generación, ya sean her-manos consanguíneos o simbóli-cos (como en la familia recom-puesta); el que cuenta con dos po-los constitutivos: el isomórfico(total correspondencia entre her-manos) y el homomórfico (las di-ferencias entre ellos).

Especifica dos categorías deorganizadores:

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–El tiempo de la semejanza yde la diferencia generacional(tabú del incesto).

–El espacio representadocomo envoltura psíquica.

La autora señala que en el vín-culo entre hermanos se dan diver-sos niveles de análisis, en relacióna la subjetividad (transubjetivo,intersubjetivo, intrasubjetivo), enrelación a las formas psíquicas deprocesar (asimilar, metabolizar,interfantasmatizar), en relación ala inter.-fantasmatización (comosujeto del inconciente, sujeto delgrupo, sujeto de la cultura y suje-to político). Afirma que este vín-culo es un espacio potencial detransformación de la familia.

En la exposición de sus con-ceptos, Rosa Jaitin hilvana conclaridad los temas, formulandopreguntas a las que irá dando res-puestas. Por ejemplo se preguntaacerca de la articulación del vín-culo fraterno como sistema de re-presentación y de transmisión, loque responde con el desarrollo desu concepto de organizadores psí-quicos. Los organizadores sincré-ticos espaciales y temporales, sonejes formales que funcionan comoenvolturas facilitando la transmi-sión vincular.

Respecto a los organizadoresespaciales del vínculo fraterno,

parte de conceptos como el de«envoltura psíquica» de D.Anzieu (1982); de «envoltura ge-nealógica familiar» de E. Gran-jon (1992); y de «organizaciónomega patológica» de G. Decherf(2003) (fijación de las familias enla indiferenciación). Jaitin seña-la tres ejes de análisis para los or-ganizadores espaciales: los in-trapsíquicos, propios del grupointerno fraternal; los intersubjeti-vos de la envoltura fraterna, dife-rentes a los de la envoltura fami-liar; los transubjetivos que se ar-ticulan por la imago fraterna enla transmisión transgeneracional.De cada uno de ellos exponeejemplos clínicos.

Para explicar el funcionamien-to de los organizadores tempora-les, parte de los conceptos de A.Eiguer (1987) del momento deelección del partenaire y del mo-mento de la construcción del símismo familiar; de F. André-Fus-tier y E. Grange-Ségéral (1993)de «organizador rítmico fami-liar», para así mostrar un proto-ritmo masivo, paroximal y múlti-ple base del vínculo fraterno quese asemeja a la exaltación de laspasiones en los fenómenos demasa por la identificación primi-tiva, y explica cómo se articulany desarticulan los ritmos de inter-cambios entre grupos internos yexternos; entre grupo y fratría ensus espacios de apuntalamiento o

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desestabilización. Retoma el con-cepto de «audiograma» de G.Haag y S. Maiello (1998) comoforma primera de representaciónauditiva en el desarrollo del bebé,al que R. Jaitin a través de sus es-tudios denomina «protoritmoprotomental», que serían formasrepetitivas del vínculo que se es-cenifican en la terapia familiar.Los tiempos familiares se organi-zan acorde a etapas dadas por laalianza, la filiación y la desafilia-ción. Es importante también verel manejo temporal en los proyec-tos identificatorios acerca del fu-turo de las generaciones jóvenes.

El pacto denegativo que esta-blecen los hermanos entre sí lue-go de enfrentarse al padre (Freud,«Tótem y Tabú», 1912, 1913), losune en comunidad de denegacióndel exceso pulsional, generandouna negatividad radical que dejapor fuera del psiquismo aquelloimposible a pensar. El fantasmade incesto fraterno corresponde-ría a esta negatividad radical ypermite la inscripción en la líneafiliatoria, mientras que la concre-ción en acto destruye el vínculo.R. Jaitin aborda los fantasmas delvínculo fraterno que operan en laorganización y transformación delmismo: los del origen (derivadosde la pulsión de saber de dóndeviene el hermano, la rivalidad, eldescubrimiento de la bisexuali-dad, y la cultura); los del clonaje

(problemática del doble); el deauto-engendramiento (relacióncon lo autoerótico); y el de muer-te (la real, la imaginaria, la delgrupo interno diversa del externoy los duelos).

Jaitin afirma que los obstácu-los que operan en el interior deuna familia atraviesan la discrimi-nación entre lo vivo y lo no vivo(como se observa en familias conmiembros con psicosis graves ocon malformaciones físicas), don-de el incesto sería un modo deprotección contra la angustia dedesmoronamiento; la diferencia-ción entre lo interno-externo (loendogámico y exogámico); la di-ferencia generacional (quiénesson los grandes y quiénes los pe-queños); y el descubrimiento deltercero (en la relación entre elniño y la madre cuando nace elhermano). La posición entre eltener (tener un pene, una vagina,un juguete, una capacidad) y el ser(ser hombre o mujer) es un traba-jo de construcción psíquica entrehermanos que recorre el bimorfis-mo del vínculo hasta transformar-lo acorde a sus componentes fe-meninos y masculinos.

Explica R. Jaitin que este Apa-rato psíquico fraterno realiza sutrabajo de transmisión valiéndosede las imagos y los complejos. Lasimagos son formas de transmisióntransgeneracional, representacio-

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nes colectivas y el discurso ances-tral sobre el lugar, que en el pro-yecto identificatorio familiar, tie-nen los hermanos y hermanas;mientras que los complejos sonformas de transmisión intergene-racional que incluyen el complejodel destete (Lacan, 1938), el de in-trusión, el fraternal post-edípico ybisexual, el de la parentalidadmuerta (Jaitin, 1999, que elaboraa partir del de la madre muerta deGreen, 1980), y el de las pequeñasdiferencias (planteado por Freud).

Al introducir el tema del inces-to fraterno subraya que el víncu-lo fraternal es «necesariamenteincestuoso» porque el cuerpo fra-terno es objeto de seducción y ex-ploración, actuando en el vínculotanto la forma (que evolucionade informe, a bisexual, y cuerposexuado) como el contenido psí-quico (fantasmas y modelosidentificatorios) con los que seconstruye.

El fantasma de incesto diceJaitin es «como una paradoja en-tre el deseo de permanecer en elinterior de la madre y una tenta-tiva de separarse de ella». Cita elmodelo antropológico de F. Héri-tier (1994), quien distingue un«incesto de primer tipo» entreconsanguíneos y un «incesto desegundo tipo» entre dos personasdel mismo sexo que comparten elmismo partenaire sexual. Jaitin

por otra parte, diferencia entre unincesto fraternal «primario» y uno«secundario». El primario ocurreentre hermanos consanguíneos(hermano y hermana que compar-ten los mismos padres o uno deellos) de la misma generación,mientras que el secundario es en-tre un grupo de pares que soncomo hermanos simbólicos(como sucede en las familias re-compuestas y en las institucionescon niños internados).

El incesto destruyeel vínculo

El vínculo fraterno tiene po-tencialidad incestuosa y el cursode la misma varía según las con-diciones familiares y personales,pero subraya la autora que la fal-ta de diferencia entre generacio-nes, las fallas en la continencia, yla indiferenciación del hermanocomo tercero, facilita el pasaje alacto incestuoso. Por esto escribeque es muy difícil tratar las situa-ciones de incesto fraterno en undispositivo de terapia familiar psi-coanalítica (TPF).

En el nivel de análisis transub-jetivo se ven aspectos transgene-racionales en los que la no dife-renciación temporal, lleva a la in-diferencia entre lo interno-exter-no, repitiéndose las situaciones deincesto a través de la cadena ge-

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neracional. En el nivel intersub-jetivo, emergen las fallas en la en-voltura de la continencia familiartransformando los afectos en suscontrarios (del amor al odio) ydesplazando los vínculos de susposiciones (de la madre a la her-mana). En el nivel intrasubjetivose efectúa el trabajo de diferen-ciación del hermafroditismo psí-quico y que la autora muestra enla presentación clínica de una fa-milia y en los dibujos realizadospor los hijos. Posteriormente des-cribe al vínculo fraterno como unaconstrucción mediadora, objetode juego, intermediario entre loimaginario y lo real, que va desdeuna relación especular narcisísti-ca (el mellizo imaginario) al ob-jeto real de juego: los hermanoscomo primeros juguetes anima-dos, donde la reciprocidad movi-liza la pulsión de dominio y desaber. La transmisión del víncu-lo fraterno se organiza a partir delo negativo, por lo que articula yapropia en función de los mode-los recibidos (organizados por losideales, obstáculos y deficienciasde la genealogía parental), por loque la fratría está destinada a ela-borar, reparar y completar, sicuenta con los elementos para elloen lo que hace a lo íntimo del gru-po familiar.

Vínculo fraterno y amistad

Menciona dos formas de laamistad en el vínculo fraternal: elfrater-familiar (figura del apegoafectivo, el amigo y confidente)y que reside en la esfera de lo ín-timo; y la fraternidad-alter-ego(el compañero, camarada). Sonformas que implican niveles de in-timidad, lealtad, fidelidad, mayorcompromiso; las amistades en locotidiano en un nivel menos com-prometido, y otro nivel donde pre-valecen las diferencias como elidioma, el hábitat, los amigos queestán lejos. Todas ellas son formasde alianzas inconcientes entre per-sonas con proximidad generacio-nal en las que se juegan cuestio-nes de poder, lo que refiere al or-ganizador político.

Jaitin agrega a los ejes espa-cio-temporales, un tercer eje: elcampo transferencial entre la fa-milia, el analista y la instituciónde pertenencia, donde confrontanlos niveles de amistad, trabaján-dolos por medio de los sueñoscruzados entre el grupo familiar,y el equipo de terapeutas (campointer-transferencial).

Amplía en esta edición cómoopera la cuestión del negativo yla negatividad en la familia. Re-toma las tres líneas sobre la nega-ción (Freud; Green; Kaës) a lasque aporta una cuarta línea acer-

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ca de la negatividad del vínculofraterno en relación con el inces-to (Jaitin).

En el último capítulo del libroescrito en español profundiza lacuestión del vínculo fraterno enla construcción psíquica, víncu-lo como escena, como soporte ycomo subjetivador. Destaca el lu-gar que ocupa en la formación delself, del superyó y en lo que haceal poder, a lo que llama «el selfpolítico» y cómo opera el «orga-nizador político del vínculo fra-terno». Avanza en esta ediciónacerca de sus investigaciones másrecientes acerca de lo trabajadocon las nuevas familias (filiacióny afiliación), las experiencias deapropiación y expropiación, consus manifestaciones y consecuen-cias en la clínica. La autora mues-tra casos clínicos de familias enlas que detalla la situación, difi-cultades y características del dis-positivo terapéutico, trabajando latransferencia y contratransferen-cia con el grupo familiar y laintertransferencia en el equipo tra-tante. Ilustra los desarrollos teó-

ricos articulándolos con la clíni-ca, presentando las dificultadesdel trabajo con familias que inte-gran niños que provienen de ins-tituciones, con sus historias deabandono, separación entre her-manos o con parte de ellos, y lainclusión en nuevos grupos fami-liares.

En el «Epílogo», la autora nosmuestra parte de su recorrido, fi-liaciones y afiliaciones y el senti-do de los cambios sobre la basede su apertura a la investigación,a la necesidad de un pensamientoabierto.

Se trata de un libro necesario,integrador, que trae aportes nue-vos que ayudan a pensar. Se pue-de ver claramente que se trata deuna autora con vasta experienciaen la lectura y supervisión clíni-ca, en el trabajo con familias, consólida formación teórica a la quehace aportes desde su propio pen-samiento, integrando los conoci-mientos de autores argentinos conlos franceses, haciendo honor a sudoble trayectoria.

Irma Morosini 2

2 Este texto es ampliación del Comentario aparecido en el Nº 3 de laRevista on line Psicoanálisis & Intersubjetividad..

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181Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 181-183

Desarraigos VillerosSergio Rodríguez, Silvia Sisto y otros

Odisea 2001, Buenos Aires, 2010

Nos tomaremosla libertad de men-cionar solamente alos compiladores:Sergio Rodríguez ySilvia Sisto, quienesademás escriben jun-to a un grupo de au-tores procedentes dediversas áreas. Ellosson los que «empu-ñan la pluma». Tam-bién participan deeste libro los que realizan los grá-ficos que nos acompañan a lo lar-go del texto y, por supuesto, losque viven en las villas, que consu concurrencia a las reunionesvan desgranando un decir que en-seña y dicta a quienes escuchan.Y también aquellas fuentes, acer-vos inconcientes, que orientan elmirar, el pensar, y el «estar ahí» apesar de no tener un saber dóndeescudarse. Sin embargo, aún así,animándose a proponer «que otrolugar es posible».

Este libro nos permite haceruna «experiencia» en el sentidoriguroso de la palabra. Si permi-timos que nos atraviese, no sere-mos los mismos de cuando co-menzamos a leerlo. De la mano

de sus autores reco-rreremos los pasillosde una villa, asistire-mos a encuentros,escucharemos, o«veremos» escenasdescarnadas, nosconmoveremos conlas confesiones quedenotan la fragilidadde algunos, inclusoentre quienes pare-cen más impiadosos.

Nos emocionaremos, nos aterra-remos, nos enterneceremos y pen-saremos en nuestro quehacer y sí,también, en nuestro lugar en elmundo. En ningún artículo hay ungolpe bajo, en ninguno hay idea-lizaciones engañosas. En todos setrata de pensar cómo anudar al queha caído ¿o ha sido empujado fue-ra de los márgenes? Y ellos, losautores, no esperan que los em-pujados retornen. Estiran, empu-jan los márgenes y se adentran enlo desconocido. Se interrogan ynos hacen interrogarnos. Es en lasfronteras de los saberes que loInter. y lo Transdisciplinario co-bra sentido. Los autores de estelibro, que son los mismos que lle-van a la práctica lo aquí desarro-llado, así lo comprendieron.

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Este libro es necesario paraquienes pertenecemos al mundopsi como para los que no. No esel único pero es uno de ellos. Sepermite investigar sobre una enor-me franja de la población argen-tina, y más allá de las diferencias,del mundo. «Conoce tu aldea yconocerás el mundo».

Son la oreja que pocos ponen.Es cierto que hay muchos grupos,muchos profesionales y no, que lohacen o lo intentan. Lamentable-mente son muy pocos para lamagnitud del fenómeno que esta-mos viviendo.

En la escritura parten de lo queencontraron y llegan a lo que fue.Los orígenes, el desarraigo, sushuellas en la psiquis, en el cuer-po, en la herencia.

Una de las autoras habla de «es-tar ahí» sin saber sobre «eso». En-tendemos que se refiere a la muer-te. Podríamos decir lo mismo infi-nitas veces y «eso» ser siempre otracosa. Pero lo distintivo es que seestá ahí aunque no haya un «saberhacer» y ese estar marca. Invita ala emergencia de un sujeto.

Los autores salieron del con-fort al que estamos habituados.Caminan por la incomodidad deuna villa que es todas y esa en es-pecial. Hablan de lo múltiple, lodiverso, hipotetizan.

Estamos frente a un libro inte-ligente; podemos o no acordar entodos o algunos de sus términos.Lo que seguramente no podremoses ignorarlo.

Al correr de sus páginas apa-recen situaciones de vida y con-ceptos. Éstos nos hacen reflexio-nar sobre «la Modernidad» o la«Post modernidad», a considera-ción de cada uno, sobre la econo-mía, «la seguridad» (lo coloca-mos así intencionalmente), la po-lítica, la religión, las neurocien-cias, la antropología y nuestroquehacer diario en tanto trabaja-dores de la subjetividad. ¿Podre-mos hacerla surgir allí donde pa-rece no haberla? ¿Podremos ha-cer emerger algo del deseo?

Hace unos años la autora deeste comentario escribió: «…Ellos,los países del primer mundo, siem-pre fueron nuestro Ideal delyo…». «Lo intentamos justificarsubrayando sus grandezas e igno-rando sus guerras y miserias…».«Bajo los efectos de esta polari-zación construimos una teoría: losargentinos descendemos de los eu-ropeos, de los barcos». Y negamosque «…también somos los hijosde esta tierra». «Como los prime-ros colonizadores que negaron lahumanidad de los habitantes deAmérica, expulsamos esa partenuestra y con ella condenamos ala marginación a todos aquellos

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183Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIV, Nº 1, 2011, pp 181-183

hombres y mujeres que por susrasgos nos lo recuerdan» … «Loexpulsado nos vuelve brutalmen-te…». Inseguridad, muerte.

A veces esta autora se ilusionacon que llegue el día que duelatanto la muerte de un pibe de lavilla como de otro de clase me-dia. Se ilusiona que algún día es-cuchemos a «Fuerte Apache» quea través de sus Hip Hop nos cuen-

tan de su infierno. Que algún díalos humanos no actúen desde elyo del placer purificado. En la Ar-gentina, tal vez, si reconocemosque hay dos simientes, podría ha-ber «un otro lugar» para todos.«Otro lugar» seguramente imper-fecto, pero quizás mejor. ¿Unautopía? Y sí, ya sabemos, son ne-cesarias, el horizonte siempre secorre. Así se camina como cami-na este grupo de desarraigados.

Elba Nora Rodríguez

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INFORMACIONES

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DirectoraLic. Hilda Abelleira

Coordinadora AcadémicaLic. Esther Beliera

INICIAAGOSTO 2011

Objetivos: Brindar una sólida formación en Psicoanálisis VincularRequisitos para el ingreso: título de gradoDuración: 3 cuatrimestresPrácticas en Hospitales, Centros de Salud e Instituciones - SupervisionesDías de dictado: 3er. viernes y sábado de cada mes

Presidente AAPPGLic. Clara Sztein

Rector UCESDr. Gastón Alejandro O´Donnell

Informes

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ASOCIACIÓN ARGENTINA DE PSICOLOGÍA Y PSICOTERAPIA DE GRUPO

DIPLOMATURA SUPERIOR EN VINCULOSCon acreditación universitaria

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La AAPPG anuncia susSEMINARIOS INTRODUCTORIOS Y

DE ACTUALIZACIÓN

La propuesta es hacer un acercamiento a distintos conceptos delPsicoanálisis Vincular articulados con la teoría freudiana, la obra de Lacan,junto a otros autores psicoanalíticos y pensamientos filosóficoscontemporáneos. La implementación de estos Seminarios aspira aposibilitar que cada participante pueda realizar un recorrido que tenga encuenta su formación previa así como sus intereses particulares. Además,esta red de enseñanza está abierta a profesionales de mayor experienciaque deseen profundizar y actualizar su formación.

Estos Seminarios ofrecen a cada participante la posibilidad de elaborarsu propio recorrido, con la orientación en psicoanálisis vincular ofrecidapor la AAPPG.

Área Programática de DocenciaComisión Directiva

Franca Trevisan – Gustavo Gewürzmann

• Seminarios de Introducción al Psicoanálisisde las Configuraciones Vinculares (Grupos, Familia, Pareja,Instituciones, Adultos Mayores, Niños y Adolescentes)

• Seminarios de Profundización oActualización Teórica en Psicoanálisis

• Talleres, Laboratorios

Se entregan certificados de asistencia

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Instituto de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares(I.P.C.V.)

Dirección: Dra. Graciela Ventrici

Intercambio con Universidad Lyon 2: Lic. Mirta Segoviano

Comité AcadémicoAAPPG: Dr. Isidoro Berenstein; Lic. Graciela Bianchi; Lic. Liliana Bracchi;Lic. Ricardo Gaspari; Lic. Solchi Lifac; Lic Graciela Milano; Dr. CarlosPachuk; Dra. Janine Puget; Lic. María Cristina Rojas; Lic. Mirta Segoviano;Lic. Marina Selvatici; Lic. Diana Singer; Lic Susana Sternbach; Lic. OnaSujoy; Lic. Clara Sztein, Dra. Graciela Ventrici; Lic. Daniel Waisbrot.

Universidad Lyon 2: Profesor Dr. René Kaës - Dra. Claudine VacheretDocente extranjera invitada: Mg. Myriam Alarcón de Soler

DOCENCIA, INVESTIGACIÓN Y EXTENSIÓNCONVENIOS con Universidades, Hospitales y otras instituciones

Se cursa segundos viernes y sábados de cada mesCURSO ANUAL IntensivoLABORATORIO - SEMINARIOS BREVES*PASANTÍA CON SUPERVISIÓN PERSONALIZADA a cargo de lasLics. Elena Berlfein y Sara Moscona

Inicia Abril de 2011INSCRIPCIÓN: ENTREVISTAS DE ADMISIÓN NO ARANCELADAS

* Estos seminarios para los cursantes del IPCV tienen crédito

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DOCENCIAPosgrado en Psicoanálisis de las

Configuraciones Vinculares

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SEMINARIOS CUATRIMESTRALES*

Conceptualizaciones teórico-clínicas acerca del dispositivo parejaDocentes: Martha Eksztain, Sara Moscona y Clara Sztein

Actualizaciones en clínica psicoanalítica con parejasDocente: Miguel Spivacow

Cuatro parejas en busca de un análisis. Quehacer del analista de pareja.Intervenciones. Ideas, problemas

Docente: Daniel WaisbrotDisolución del vínculo en parejas estables: funcionamientos e intersubjetividad

Docente: Liliana BracchiLa inclusión de las técnicas de procreación asistida (TPA) en el abordajeclínico de la infertilidad en la pareja

Docentes: Silvia Cincunegui y : Yolanda KleinerActualización en Psicoanálisis de Familia

Docentes: Graciela Bianchi – Ricardo GaspariPensar y hacer clínica familiar

Docentes: Dra. Sara AmoresClínica del vínculo fraterno

Docente: Susana MatusVínculos de filiación: diversos modos de intervención

Docentes: Graciela Rajnerman y Griselda SantosInstrumentos para trabajar en y con grupos

Docentes: Lucila Edelman y Diana KordonPsicoanálisis de Grupo con Niños y Adolescentes

Docente: Ona Sujoy«El análisis institucional y el analista vincular»

Docente: Graciela VentriciLa teoría de René Kaës en la clínica

Docente: Mirta SegovianoEl intersujeto y el grupo. La teoría de René Kaës

Docente: Mirta SegovianoLos vínculos Entre sexo y género

Docente: Norberto IndaProducción escrita en Psicoanálisis Vincular

Docentes: Graciela Milano - Diana Blumenthal - Vanesa BianchiSilvia Luchessi - Magdalena Gimenez Colman

* Estos semimarios también son abiertos a la comunidad

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Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares

En breve el Instituto de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares(IPCV) ofrecerá seminarios, talleres y laboratorios referidos a diferentestemáticas que hacen a la formación permanente del analista vincular.

a) Seminarios de temas específicos referentes de alguna configuraciónvincular.

b) Seminarios referidos a temas transversales a la cuestión vincular.c) Seminarios de autor.d) Seminarios de teorías y técnicas especiales: psicodrama, técnicas de

juego; técnicas corporales, etc.e) Seminarios temáticos (referidos a alguna problemática en particular)f) Talleres de grupos de reflexión con el objetivo de aprender a

conducirlos (teórico práctico).g) Laboratorios de supervisión y abordaje de situaciones clínicas e

institucionales.

El diseño de cada espacio será adecuado a su temática y sus objetivos.

DOCENCIASeminarios de Extensión del I.P.C.V.

Dirección: Dra. Graciela Ventici

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DIRECCIÓN DE DOCENCIAUNIVERSITARIA E INTERNACIONAL

Lic. Clara Sztein

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• Diplomatura Superior en VínculosAAPPG - UCESInicia Agosto 2011

• Convenio Universidad Lumière Lyon 2Intercambio de pasantes y profesores argentinosen Lyon (y viceversa)Pasantes franceses en Buenos Aires. AAPPG - UCES

• Fundació Vidal i Barraquer de Barcelona

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DIRECTORALic. Ona Sujoy

SUBDIRECTORALic. Mirta Ungierowicz

DIRECTOR MÉDICODr. Daniel Asiner

COORDINADORAS DE ÁREASLic. Ombretta Velati: Niños y Adolescentes

Lic. Yolanda Kleiner: AdultosLic. María Capponi: Adultos mayores

Dispositivos terapéuticos: Grupo, Individual, Familia,Pareja, Psiquiatría

Dispositivos específicos: Orientación Vocacional, Psicopedagogía,Talleres Temáticos, Grupos homogéneos

Terapeutas: Lic. Abbattista, O.; Lic. Arcella, G.; Lic. Beer, S.; Lic.Bernath, B.; Lic. Blasco, A. M.; Lic. Capponi, M.; Lic. Casal, L.; Lic.Dayan, A.; Lic. Davidovich, N.; Lic. Del Cioppo, G.; Lic. Galbusera,M.; Lic. García Leichman, A.; Lic. Gasperino, M.; Lic. Gewürzmann,G.; Lic. Kleiner, Y.; Lic. Levin, M.; Lic. Marini, P.; Lic. Masciandaro, F.;Lic. Palonsky, S.; Lic. Ponce, L.; Lic. Roel, C.; Lic. Rzezak, R.; Lic.Voronovitsky, M.; Lic. Yelmini, C.; Lic. Zadunaisky, A.

Psiquiatra: Dr. Asiner, Daniel

Supervisoras: Lic. Abelleira, H.; Lic. Aguiar, E.; Lic. Berlfein, E.; Lic.Milano, G.; Lic. Segoviano, M.; Lic. Velati, O.; Dra. Ventrici, G.

CENTRO ASISTENCIAL“Dra. Andrée Cuissard”

Informes en Secretaría

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Área Programática CientíficaEspacios que dan lugar al encuentro para profundizar

la teoría vincular y su práctica

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Actividad Coordinador y/o enlace

Entrefamilias. Espacio de reflexiónAbierto a la comunidad

Liliana Casal - Liliana DaitchLiliana Singerman

Espacio Cuerpo Vinculares <==>Vínculos Corporales

Liliana Singerman - Clarisa KanterLiliana Litvin

Equipo de Análisis Institucional Esther Beliera

Espacio de Adultos Mayores

1. Grupo «Pensar con otros a partirde la clínica Psicoanalítica vincularde pareja» (abierto). Coordinadora:Adriana Zadunaisky2. Grupo «Dispositivo pareja:territorio de lo obsceno». Norberto Inda

Grupo Clínica Urbana (Cerrado) Ricardo Gaspari

Grupo de Actualización en PsicoanálisisVincular con Niños y Adolescentes

María Cristina RojasOna Sujoy

Equipo de Grupos deNiños y Adolescentes Ester González

Solchi Lifac

Espacio de Pareja

Informes en Secretaría

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Grupo de Familia (Cerrado) Liliana Casal, Liliana Daitch,Liliana Singerman

Grupo Vínculo Lacan (Cerrado) Magdalena Colman Giménez

Taller. Clínica Psicoanalítica Vincular. El analistaen sesión: consteruyendo herramientas

Ricardo Gaspari, Carlos Pachuk,Miguel Spivacow, Daniel Waisbrot

Taller Clinico. CuestionesPsicopatológicas Vinculares Silvia Gomel, Susana Matus

Actividad Coordinador y/o enlace

Taller: Psicoanálisis e Intersubjetividad(Abierto a miembros de AAPPG)

Taller de investigación: Crisis socio-económica actual y sus efectos en la

subjetividad y los vínculos

Taller de Relatos Clínicos(Cerrado)

Lunes Clínicos(Cerrado)

Elina Aguiar, Olga Idone,Miriam Vinitsky

Noemí Davidovich,Gabriela Weiser

Elena Furer, Cristina Gianella

Griselda Santos

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Informes en Secretaría

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Pensando lo Vincular…los viernes de 12 a 14 horas, unespacio para pensar juntos los interrogantes teóricos que abre

nuestra praxis

ESPACIO CIENTÍFICOPENSANDO LO VINCULAR

Área Programática CientíficaCoordinadora: Nélida Di Rienzo

El 29 de abril de 2011 Inició sus actividades con:

“EXCLUSIÓN Y SUBJETIVIDAD”

Panelistas:Gabriel Kessler - Sociólogo

Pablo Pschepiurca - ArquitectoElina Aguiar - Psicoanalista

CoordinaciónNélida Di Rienzo

Programación de mayoMayo 6 ¿Veinte años no es nada…? Ayer y hoy del Psicoanálisis Vincular

Invitados: Juana Gutman - Carlos PachukMayo 13 ¿Veinte años no es nada…? Ayer y hoy del Psicoanálisis Vincular

Invitados: Ricardo Gaspari - Graciela BianchiMayo 20 Invitadas: Integrantes del Hospital Piñero y del Círculo Freudiano

Presentación de un caso clínico sobre legalidades, discurso jurídico,discurso psicoanalítico

Mayo 27 Dirección de PublicacionesInvitado: Sergio Rodríguez

Informes en Secretaría

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Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares

RELACIONES INTERINSTITUCIONALES

Coordinadoras:Lic. Susana Guerchicoff - Lic. Susana Piskorz

Colaboradora:Lic. Silvia Dorfman

La A.A.P.P.G. ofrece supervisiones, cursos y asesoramiento a todo tipode instituciones (públicas o privadas) o a profesionales que lo soliciten, segúnconvenios específicos.Entre las diversas instituciones con las que hemos trabajado podemosnombrar las siguientes:

Lavalle 3589 - Ciudad Autónoma de Buenos AiresTel. 4862-6818/6848/1115

E-mail: [email protected] - www.aappg.org.ar

CENARESOCentro de Salud Mental Nro 1 “Dr. Hugo Rosarios” Dra. Carolina Tobar GarcíaCentro de Salud Mental Nro 3“Dr. Arturo Ameghino” Hospital IsraelitaCentro de Salud Mental Nro 15“Hospital Argerich” Hospital Paroissien

Centro de Salud Mental de La Matanza(Dr. Mario Tizminetzky)

Hospital Pedro de Elizalde

Centro de Vias Respiratorias de San Justo Hospital Penna

Colegio San Martín de Tours (San Fernando)Colegio de Psicólogos de La Plata

Hospital Piñero

Fundación Adoptare Hospital PirovanoHospital Alemán Hospital Ramos MejíaHospital Alvarez Hospital RivadaviaHospital Alvear Hospital de San MartínHospital Borda Hospital SantojanniHospital de Clínicas Instituto Corazón de JesúsHospital Dr. Ricardo Gutiérrez Instituto San Martín de ToursHospital Durand (Gabinete de Orientación Escolar)Hospital Infanto Juvenil Liga Israelita Argentina

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Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares

La AAPPG invita a participar en el Premio Anual“Dr. Marcos Bernard” a la producción escrita.

El tema convocante es: “Cambio subjetivo en los dispositivos vinculares. Posibilidades

y límites de nuestra práctica”

Dirigido a: profesionales que trabajen en el campo de la salud mental o cuyasinquietudes y reflexiones se refieran al mismo, especialmente en lo que se refiereal Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares.

El ganador será acreedor a un premio consistente en 2800 pesos, diploma ypublicación en la Revista de la AAPPG, la cual se reserva los derechos exclusivosde publicación.En caso de que hubiera más de un trabajo merecedor del premio, se podrá instituirun 2° premio consistente en 2000 pesos, diploma y publicación en la Revista dela AAPPG, en las condiciones de exclusividad antedichas.

El Jurado de Selección estará integrado por:

Lic. Martha EksztainLic. Marta L’Hoste

Lic. Ona Sujoy

Los trabajos escritos se recibirán hasta el día 30 de abril de 2011 inclusive,en la AAPPG

Bases para la escritura de los trabajos:

1. Los escritos presentados deberán ser inéditos y podrán ser individualesy/o grupales.

Premio Anual Dr. Marcos BernardAño 2011

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2. Podrán participar profesionales que trabajen en el campo de la salud mentalo cuyas inquietudes y reflexiones se refieran al mismo (psicólogos, médicos,filósofos, sociólogos, antropólogos, periodistas, psicoanalistas, etc.)

3. Se sugiere que el escrito esté constituido por introducción, desarrollo,conclusión y bibliografía.Se valorarán principalmente los siguientes aspectos:originalidad de la idea central o de la particular interrelación entre conceptos,claridad en la exposición,coherencia lógica en el desarrollo,que constituya un aporte al Psicoanálisis de la Configuraciones Vinculares.

4. Las especificaciones para su escritura son las siguientes:

Caja normal en hoja tamaño carta.

Márgenes: 2 cm. de margen de cada lado, así como en los bordes superiore inferior.

Interlineado: sencillo

Fuentes:

Extensión del trabajo: mínimo de 15 páginas, máximo de 30 páginas en hojaa una sola faz.

Bibliografía: ordenada alfabéticamente, se presentará en hoja aparte.

Se entregará original, copias por triplicado y CD.

5. Modo de presentación del trabajo:

En sobre cerrado se harán constar los datos personales (nombre y apellidodel autor/res, DNI, dirección, teléfono, correo electrónico).

En la parte exterior del sobre, seudónimo y nombre del trabajo.

Título PrincipalTítulos SecundariosCuerpo del trabajoBibliografía

Times New Roman 14Times New Roman 12Times New Roman 12Times New Roman 10

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Los profesionales extranjeros que intervengan, deberán enviar el original ycuatro copias traducidas al castellano. En CD, trabajo escrito en su idioma ycon la traducción al castellano.

6. Es requisito fundamental, tener especial cuidado en no incluir el nombredel autor en la bibliografía ni tampoco el título de ninguna de suspublicaciones que puedan dar a conocer o inferir quién es el autor.

Todo trabajo que no reúna alguno de estos requisitos será descalificado porel jurado.

7. Los trabajos no seleccionados serán destruidos.

8. Sólo serán aceptados los trabajos que lleguen dentro de los límites deltiempo estipulado. Si existiera algún trabajo que llegase en fecha posterior ala requerida, el sobre deberá mostrar el matasellos con fecha, indicandoque ha sido despachado 10 días antes de la fecha límite, para tomar enconsideración cualquier problema que pudiese haberse suscitado por el malfuncionamiento del servicio de correos.

9. La ceremonia de entrega se realizará en el mes de octubre de 2011. El lugar,día y hora se confirmarán oportunamente.

10. Los integrantes de los jurados son elegidos por la Comisión Directiva. Losmiembros de la Comisión Directiva no podrán participar en los jurados, ni enlos premios.

11. El criterio de decisión del premio será por mayoría simple.

12. Si los trabajos presentados no tuvieran el mérito suficiente para premio, nose otorgará el mismo y se declarará desierto.

13. No se abonará ningún importe en concepto de inscripción.

14. Cualquier cuestión no prevista será resuelta por el jurado.

15. Si desea obtener más información puede hallarla en el sitio:www.aappg.org.ar o comunicarse telefónicamente al (5411) 4862-6818

Informes en Secretaría

Lavalle 3589 - Ciudad Autónoma de Buenos AiresTel. 4862-6818/6848/1115

E-mail: [email protected] - www.aappg.org.ar

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ASOCIACIÓN ARGENTINA DE PSICOLOGÍAY PSICOTERAPIA DE GRUPO

RevistaPSICOANÁLISIS DE LAS CONFIGURACIONES VINCULARES

Condiciones para la Presentación de Trabajos

1. Los escritos presentados deberán ser inéditos, podrán serindividuales o grupales y deberán estar escritos en español.

– Los trabajos tendrán una extensión máxima de 10.000 palabras, yse entregarán en siete ejemplares impresos en papel tamaño carta o A4junto con el correspondiente CD o diskette, aclarando el procesador detexto utilizado, el cual debe ser compatible con I.B.M.

– Los artículos deben incluir, en hoja separada, un resumen de 10líneas, redactado en tercera persona, con las correspondientestraducciones al inglés, francés y portugués, realizadas a cargo del autor,incluyendo la traducción del título, por traductores designados por laDirección de Publicaciones, como asimismo de las palabras clavecorrespondientes al mismo.

– Las notas deben numerarse en forma sucesiva en el texto ycolocarse al final del trabajo.

Las referencias bibliográficas en el texto: al mencionar a un autor,se transcribirá su apellido, la inicial de su nombre y la fecha de primerapublicación del texto en su idioma original. Ej.: (Spitz, R., 1954). Si sedesea mencionar la página (en una cita textual, por ejemplo), se ubicaráeste dato a continuación. Ej.: (Spitz, R., 1954, pág. 153). La página citadacorresponde a la edición utilizada (ver más adelante).

– Es requisito fundamental, tener especial cuidado en nomencionar en el cuerpo del texto ninguna de las publicacionespropias para evitar inferencias sobre la identidad del autor.

– La bibliografía, ordenada alfabéticamente, se presentará en hojaaparte de la siguiente manera:

a) Libros: apellido del autor, inicial del nombre y año de la primeraedición en su idioma original. Luego, el título del libro (en cursiva),lugar de edición, editor, año de la edición utilizada. Ej.: Spitz, R. (1954) Elprimer año de vida del niño. Madrid, Aguilar, 1961.

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b) Artículos: apellido del autor, inicial del nombre, año de la primeraedición del artículo en su idioma original. Luego, título del artículoentre comillas, nombre de la publicación (en cursiva), volumen, número,año de la edición utilizada. Ej.: Couchoud, M. T. (1986) «De la represióna la función denegadora», Revista de Psicología y Psicoterapia deGrupo, vol. XX, nº 1, 1997.

– El trabajo, sus copias impresas y la versión digital en CD o diskettedeben estar firmados con seudónimo y entregarse en secretaría deAAPPG en un sobre en cuyo frente figure sólo el título del trabajo y elseudónimo utilizado.

– Dentro de este mismo sobre se incluirá un sobre cerrado, caratuladode igual manera, que contenga en su interior: nombre y apellido del/de losautor/es, sus datos de afiliación profesional, dirección, teléfono y correoelectrónico, la/s hojas de la bibliografía; la autorización para la publicación.

– Es imprescindible adjuntar una autorización explícita para lapublicación del trabajo en esta revista, ya sea en soporte papel omodalidad digital, en forma total o parcial, en la página web deA.A.P.P.G. o a través de los índices con los que la página tiene links,aclarando nombre/s completo/s y documento/s de identidad, confirma y aclaración.

– Los originales enviados no serán devueltos, resulten o no publicados.

REFERATO INTERNACIONAL: Los trabajos serán preselec-cionados por el Comité Científico y aprobados o no finalmente por elComité de Referato Internacional. Cada trabajo será enviado a tresmiembros del Comité de Arbitraje Internacional (dos pertenecientes a lainstitución). Los árbitros tendrán en cuenta los siguientes ítems transcriptosa continuación:

1) originalidad de la idea central o de la particular interrelación entreconceptos;2) rigurosidad teórica y claridad en la exposición;3) coherencia lógica en el desarrollo;4) presencia de alguna dimensión vincular o de algún sesgo que serelacione a la misma;5) cuidado en el estilo gramatical;6) capacidad de despertar y mantener el interés.

De acuerdo a estos criterios responderán si consideran el trabajo dignode ser publicado en la revista Psicoanálisis de las ConfiguracionesVinculares.

DIRECCIÓN DE PUBLICACIONES

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REVISTA DE PSICOANÁLISISDE LAS CONFIGURACIONES VINCULARES

Capital FederalLib. PaidósLib. Paidós del FondoLib. PenélopeLetra VivaLib. HernándezEdipo LibrosZival’sEdiciones del Sol - CorrientesEdiciones del Sol - CallaoLib. NorteLib. Santa FeCrime LibrosLib. El LorraineFacultad de Psicología - IndependenciaFalcultad de Psicología - YrigoyenLib. La CuevaDe la ManchaLib. LilithLib. Santa Fe 2376Lib. Santa Fe 2582Lib. Santa Fe (Alto Palermo)Lib. Antígona Callao 737Lib. Antígona Corrientes 1555Lib. Antígona Las Heras 2597Lib. TodotécnicasLib. GuadalquivirLib. De Las MadresLib. Tiempos ModernosLib. Imaginador

Se puede comprar no sólo en AAPPG, sino también enlas siguientes librerías a las que se distribuye:

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Gran Buenos AiresLib. Casa del Sol - LomasLib. Garabombo - San MartínLib. Ramos - Quilmes

La PlataDe la CamapanaDiscépolo LibrosLib. Rayuela

InteriorMar del PlataFray MochoRosarioHomo SapiensLib. RossLaborde LibrosLib. BuchinCórdobaEl EspejoMaidana Libros SRLSaltaRayuela LibrosLib. PranaCódice LibrosResistenciaLib. de la PazSanta FeLib Mauro Yardin

Próximo número:«El amor en tiempos de vértigo»

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