1_la_entrevista_l.arfuch__76__

download 1_la_entrevista_l.arfuch__76__

of 5

Transcript of 1_la_entrevista_l.arfuch__76__

  • 8/3/2019 1_la_entrevista_l.arfuch__76__

    1/5

    Nuestra proximidad est dada por la lengua que compartimos, territorio

    de significacin en el que anclamos quiz ms fuertemente que en otrasfronteras

    Punto de partida: se reconoce la entrevista como una forma de narra-

    cin, se reconoce la entrevista como una bsqueda de un plus de signi-

    ficacin, sin que importe si se cree o no en lo que el entrevistado dice,

    mediante la entrevista se le atribuye autenticidad a esa palabra.

    La entrevista como gnero: una forma de cierta especificidad en el uni-

    verso de la comunicacin massmeditica, a travs de la cual es posible

    aprehender rasgos significativos de nuestra cultura, en simultaneidad de

    la experiencia que nos ofrece el escenario contemporneo.

    La entrevista es una vieja forma de indagacin cuya versatilidad va de lo

    informativo a lo cientfico, desde lo poltico hasta lo ntimo y hasta lo obsceno

    que est vigente, justamente por su apuesta esencial: una especie de reno-

    vacin cotidiana del contacto personalizado con el mundo, con una realidad

    que la revolucin tecnolgica hace cada vez ms lejana e inasible.

    Recordar los Dilogos de Platn, all Socrates estableca la conversacin

    como un puente de acceso al conocimiento. La entrevista ha conservado

    algo de esa tendencia: instaura una relacin de proximidad con las figu-

    ras pblicas, mantiene el prestigio del directo que la prensa institucio-

    naliz socialmente, pero se enfrenta a una paradoja: su credibilidad se

    construye con procedimientos propios de los gneros de ficcin, litera-

    rios o mediticos (formas de narrar, gestos, expresiones, entonaciones)

    su objetividad puede derivar curiosamente en la puesta en escena a

    veces exacerbada de la subjetividad.

    Los usos de la E no siempre apuntan a incrementar nuestro conocimien-

    to de los hechos sino a relacionar dos universos existenciales, lo pblico

    y lo privado en una variedad de cruces, mezclas, superposiciones.

    En la E, siempre se juega al descubrimiento de una verdad, una revela-

    cin que el dilogo, en alguna medida prximo a la indagacin detecti-vesca, ayudara a descubrir.

    La idea general es trabajar con libertad una trama de sentidos, aspectos

    mltiples que van desde su funcionamiento conversacional, sus reglas y

    sus desviaciones, hasta su incidencia en la configuracin de lo poltico,

    por ejemplo, o de los territorios de la intimidad.

    El principio organizador para considerar a la E como un gnero discursivo

    hay que buscarlo en cierta sintona entre el aparato formal, los usos, los

    significados sociales de esos usos, entendido esto como la relevancia en

    el contexto cultural. En este sentido, se abordarn tres cuestiones:

    DefinirlaEcomogneroabordarlasituacincomunicativaregidaporel

    intercambio dialgico, sus participantes, su vecindad con la conversacin

    cotidiana, los usos del lenguaje, sus infracciones, lo que de previsible e

    imprevisible tiene ese juego intersubjetivo de la verdad, de lo coloquial a lo

    formal, del chiste, el malentendido, a la irona o la agresin

    Hipotetizarrespectodeunusoreguladordelossentimientosenel

    plano social. Despejar aqu la manera en que interviene la afectividad,la expresin de los sentimientos, los personajes que se dibujan en esa

    escena, incluyendo a entrevistadores y entrevistados, en busca de

    admiracin, reconocimiento, identificacin. Se incluye aqu la figura

    del hroe, distante de los valores clsicos pero inspirada en nuevas

    hazaas, donde la fama suplanta con ventaja a las motivaciones tras-

    cendentales.

    Laaparicindehistoriasquesenarraneneldevenirdeldilogo,

    superan el acontecer de la noticia para acercarse a la literatura y so-

    bre todo a los gneros biogrficos: autobiografas, memorias, diarios

    ntimos, testimonios, confesiones. La diferencia con estos gnerosliterarios reside en la inmediatez del contacto, esa palabra que apare-

    ce dicha sin mediacin, en la espontaneidad del intercambio cara a

    cara y que an las formas escritas tratan de restituir.

    Tambin aparecen en este trabajo la entrevista poltica, entendida como

    una manera de acercar a la persona, a ese ser comn que lo asemeja

    a cualquiera de nosotros y puede despertar, por ende, nuestra confianza

    y la entrevista en la investigacin periodstica, donde se acenta el ca-

    racter detectivesco de la indagacin.

    Dos salvedades: este trazado de un gnero discursivo supone slo una

    relativa especificidad ya que los umbrales con otras formas son borrosos

    y a veces, indefinibles y por otra parte, se tiene en cuenta el carcter

    azaroso de la lectura, la negociacin de sentidos que el texto siempre

    suscita en el lector.

    CAPITULO 1

    LOS LENGUAJES DE LA ENTREVISTA

    De los consumos massmediticos que cualquiera de nosotros realiza-

    mos durante un dia cualquiera podemos registrar que buena parte de

    esos consumos mltiples y discontinuos estuvo ocupado por entrevistas.

    Seguimos con naturalidad esos dilogos con reparto desigual donde unode los protagonistas usa (y abusa) del derecho a la interrogacin.

    Esta naturalidad proviene del hbito del ejercicio de la conversacin; en

    realidad se trata de la misma prctica slo que trasladada al espacio

    pblico. Esta semejanza, por momentos engaosa, permite delinear el

    espacio social que ocupa la E: por un lado, el dilogo como lazo de

    proximidad, como familiaridad del intercambio entre personas, cualquie-

    ra sea su investidura; por el otro, una estricta normativa institucional que

    rige las posiciones no intercambiables del entrevistador y entrevistado,

    los temas recorridos autorizados, segn de quien se trate, los lmites

    respectivos y hasta las posibles infracciones..

    Terreno conflictivo, ya que en ese espacio pblico se puede involucrar lo

    poltico, intereses en juego, propsitos de los interesados, pugnas por el

    sentido de lo que se dice, vidas privadas puestas en escena.

    La entrevista, una invencin dialgicaLeonor ArfuchPaids, Barcelona, 1995. Adaptacin de Ana Mara Margarit.

    1

  • 8/3/2019 1_la_entrevista_l.arfuch__76__

    2/5

    La caracterizacin de la E puede abordarse por tres entradas:

    1. El lenguaje, constituyente de su materialidad

    2. La escena comunicativa en la cual se realiza

    3. Los sentidos que se juegan en ese dilogo

    La invencin dialgica

    Desde el punto de vista de la situacin comunicativa, adoptaremos laperspectiva de Bajtn y de la teora conocida como dialogismo.

    Para Bajtn toda enunciacin es dialgica, es decir supone siempre un

    interlocutor y por lo tanto, el atributo principal de todo enunciado es su

    carcter destinado, modulado por la presencia del otro, en la medida de

    que argumenta para persuadirlo, le responde por anticipado, se adelanta

    a sus objeciones a partir de una hiptesis sobre su capacidad de com-

    prensin. Esta idea de que el destinatario est presente en el enunciado

    an antes de que pueda emitir cualquier respuesta, e inclusive indepen-

    dientemente de ella, sugiere un protagonismo conjunto de los partcipes

    de la comunicacin. Entonces la recepcin puede ser vista como unproceso activo y simultneo donde en realidad ocurre que todos hablan

    todo el tiempo. El dilogo se construye precisamente en esa mutua ade-

    cuacin de hablar no solamente para sino por otro.

    El gnero discursivo, un espacio de heterogeneidad

    Tambin la nocin de gnero discursivo como Bajtn propone es perti-

    nente para la caracterizacin de la E.

    No es aquella vieja idea de gnero, proveniente del campo de la litera-

    tura, que remita a normas rgidas a las que deban someterse las obras

    para ser includas en un canon, sino una nocin que ampla el horizonte

    a cualquier tipo de discurso con el propsito de dar cuenta de las prc-

    ticas sociales que se juegan en cada esfera de la comunicacin, sin

    pretensin normativa o clasificatoria. La atencin no est puesta sobre

    las reglas formales sino sobre la multiplicidad de los usos de la lengua,

    los contextos y los usuarios. Esta nocin remite a la idea de gnero

    como estabilidades relativas, procesos en permanente disputa entre la

    repeticin y la innovacin.

    Desde esta ptica los gneros son extremadamente heterogneos pero

    lo que los hace comparables es su naturaleza lingstica comn: In-cluyen tanto la diversidad de los tipos de dilogo cotidiano, como una

    carta, una orden, todo un universo de declaraciones pblicas, cientficas

    y todos los gneros literarios (Bajtn)

    Como son producto de mezclas y combinaciones esa heterogeneidad

    est presente en el interior de cada uno.

    Los gneros primarios son discursivamente simples y aqu se ubican las

    formas cotidianas del dilogo, la conversacin, los registros familiares y

    los secundarios o complejos comprenden todas las variedades, perio-

    dsticos, literarios, oficiales, mediticos. En esta clasificacin se ubica

    la entrevista, considerada a la vez como uno de los grandes gneros

    periodsticos mediticos pero tambin considerada literatura y discurso

    cientfico.

    Este enfoque bajtiniano supone pensar la E de acuerdo a mltiples va-

    riables, pensar la productividad discursiva en redes abiertas y virtuales,

    pero tambin supone una valoracin, un conjunto de esquemas valora-

    tivos del mundo.

    Si bien las E presentan una gran variedad, desde dilogos muy forma-

    les o interrogatorios estrictos a una suerte de charla entre amigos, el

    rasgo comn a todas es una notoria flexibilizacin del lenguaje, donde

    est permitido el uso de expresiones coloquiales y hasta domsticas.

    Parecera que las mediaciones, inclusive las de la palabra escrita, no

    alcanzan a disipar ese carcter de la oralidad, que se aviene por otraparte a la mstica de la funcin periodstica, a esa escena legendaria de

    la pregunta al testigo de los hechos.

    La cercana que sugiere la E tiene que ver no slo con la presencia que

    por otra parte no es la nica manera de realizarla, sino tambin con una

    competencia que el receptor comparte con los protagonistas ya que se

    trata nada menos que de la aptitud para el dilogo, una competencia

    que es habitual.

    En definitiva, es siempre en la recepcin donde se resuelven las expec-

    tativas de un gnero y se consuman sus itinerarios virtuales. El lectorsiempre actualiza el texto, entra en dilogo con el texto y le otorga sen-

    tidos, ejerce la libertad de leer en su propia clave.

    La conversacin una apuesta estratgica

    A la clebre dicotoma saussureana que dej fuera del posible anlisis al

    habla, la imagen ms cercana a la conversacin, sucedi una segunda

    fundacin de la lingstica que instaur la nocin de discurso, no como

    otro modo de nombrar al habla sino como puesta en juego de la lengua,

    algo que se dirime entre un yo y un tu, tambin social, intersubjetivo,

    sometido a reglas, lugar no slo de una intencionalidad sino tambin de

    la repeticin, de lo involuntario, del inconciente (Benveniste).

    Barthes (1979) reconoce que el estudio de la conversacin comporta un

    gran desafo porque supone un terreno asistemtico y toma su valor de

    su pereza formal, pero asimismo susceptible de teorizacin.

    En paralelo, Andy Warhol se haba encargado de cultivar un antignero

    de entrevista que trataba de captar la repeticin, el clich, lo banal, ras-

    gosqueoperabancomounlmitealsentidoyH.PaulGrice,enelartculo

    Logic and Conversation postulaba la existencia de un principio bsico

    de cooperacin, un esfuerzo de cooperacin en el cual cada participantese reconoce, comparte un objetivo comn o una direccin aceptada por

    todos, siempre hasta un cierto punto.

    Este objetivo o direccin puede haberse acordado previamente, some-

    terse a discusin o aparecer durante el intercambio, pero en cada situa-

    cin los participantes tienen la capacidad necesaria para operar el ajuste

    de lo que se considere apropiado.

    El principio de cooperacin se sustenta en una serie de reglas:

    1.Cantidad (Que tu contribucin contenga tanta informacin como sea

    requerida)

    2.Calidad (Que tu contribucin sea verdica, no afirmes lo que creas

    falso ni aquello de lo cual no tengas pruebas)

    3.Relacin (S relevante)

    4.Modalidad(Hablaconclaridad,evitaserambiguo)

    2

  • 8/3/2019 1_la_entrevista_l.arfuch__76__

    3/5

    Si bien la mxima de Relacin es la que plantea mayores interrogantes

    y en general tal vez, todas las mximas son discutibles, lo que s parece

    evidente es el carcter cuasicontractual de los intercambios. La nocin

    de implicatura da cuenta de esto: ciertos sobreentendidos que compar-

    ten los interlocutores y que permiten descifrar en una conversacin tanto

    la adecuacin como la infraccin. En esta mxima de Relacin acota los

    enunciados que pueden y/o deben ser dichos segn el medio, el soporte,

    el personaje, los destinatarios.

    ElenfoquedeGricecomparteconotrosenfoqueslasideasdepacto,

    contrato, convencin, cooperacin, competencia comunicativa, recep-

    cin y lectura pero tambin permite pensar que en la entrevista aunque

    haya acuerdo previo no necesariamente se mantiene en el curso de la

    conversacin y esta puede convertirse en una batalla. El principio de

    Calidad es una de las mximas ms ajustadas por cuanto remite a la

    cuestin de la veracidad, principio bsico del discurso informativo.

    Aunque la entrevista aparece como la escena ms tpica de la comunica-

    cin cara a cara se enfrenta siempre a la exigencia de ajuste, de autoco-

    rreccin: en las formas escritas este aspecto supone un trabajo posterior yen las formas habladas puede incluir rechazo a responder la pregunta.

    Los niveles metacomunicativo y metalingustico, donde la palabra se vuel-

    ve sobre s misma, (se aclara, se refuerzan sentidos, se interviene en lo

    que se quiso decir) tienen mayor amplitud y manifestacin en las entrevis-

    tas polticas y de divulgacin cientfica que en los dilogos cotidianos.

    Conversacin y sociabilidad: turnos e inracciones

    Desde una perspectiva sociolingustica, que pone el acento en la rela-

    cin ente lenguaje y sociedad, el grupo de especialistas norteamericanos

    llamados conversacionalistas (Sacks, Schegloff, Jefferson, en la lnea

    de la tradicin norteamericana de las microsociologas, interaccionismo

    deGoffman, etnometodologadeGarfinkel,sociolingustica deLavov)

    consideran que los intercambios cotidianos son lugares privilegiados de

    ejecucin de competencias socialmente adquiridas y relevantes, donde

    es posible estudiar la compleja red de relaciones sociales, la distribucin

    del poder, las identidades.

    Ellos encuentran una suerte de sistema en los procedimientos y reglas

    de la relacin cara a cara, en los lenguajes gestuales y corporales, la

    utilizacin del espacio y el aspecto ms relevante, el funcionamiento delos turnos como principio ordenador de las intervenciones. Los turnos

    regulan los cambios de locutor, la duracin de la emisin, la distribucin

    de los participantes, la continuidad o discontinuidad en el uso de la pa-

    labra y por supuesto, las transgresiones.. La dinmica es variable segn

    sea conferencia de prensa, panel, debate, conversaciones sociales, in-

    terrogatorio y opera en un equilibrio siempre amenazado por la pasin:

    todos sabemos del calor de la discusin, las tensiones, las disputas por

    el control o por la ltima palabra.

    Ya sabemos como usuarios y como receptores cmo funciona, cmo

    debe funcionar y tambin sabemos el cmo no se debe de nuestra ex-

    periencia acerca de cmo disputar el espacio de otro, desviar una pre-

    gunta, interrumpir, desautorizar, agredir, cortar la palabra.

    Otra nocin pertinente para el gnero es la de parejas de enunciados,

    cada uno de ellos formulado por un enunciador diferente pero que se

    corresponden en una relacin complementaria:

    Pregunta-respuesta

    Invitacion-aceptacin-rechazo

    Reclamacin-concesin

    Estos encadenamientos lgicos pueden deslizarse como consecuen-

    cia de las estrategias discursivas idiosincrsicas de una sociedad, por

    ejemplo con respuestas laterales, elusivas, nuevas preguntas, juegos

    de humor.

    Ejemplo: Mel Brooks entrevistado por Larry Siegel en Playboy

    P: Mel, nos gustara preguntarle

    -Quin es nos? Veo a una sola persona en este cuarto. Sin contarme

    a m por supuesto.

    P: Al decir nosotros nos referimos a Playboy

    - En otras palabras, quiere decir que usted me interroga en nombre de

    toda la sexualmente liberada organizacin Playboy?

    P: As es.

    - De paso, cunto me van a pagar por este reportaje?P: Nosotros no pagamos a nuestros entrevistados.

    -Y qu me dice de usted, seor Nosotros? A usted le pagan por hacer

    esto?

    P: Buenos, s, pero porque somos empleados de Playboy (...)

    - Le dir lo que haremos. Yo le har las preguntas a usted. Y que me

    paguen a m.

    Las microsociologas han prestado atencin a la relacin, siempre con-

    flictiva, entre fenmenos sociales y lingusticos, al punto de considerar

    que es en las prcticas conversacionales donde los individuos constru-

    yen y manifiestan el orden, los lazos, los sentidos de la sociedad en que

    viven y tambin sus diferencias tnicas, culturales, generacionales,

    La entrevista como accin

    Otro paradigma, el de John Austin comparte la idea de considerar al

    lenguaje como un tipo particular de accin. Austin indag sobre qu

    se quiere decir cuando se usan determinadas expresiones y se centr

    sobre el anlisis de los usos y situaciones para poner de manifiesto su

    carcter eminentemente creador, transformador de la realidad.

    As, todo enunciado ms all de lo que dice, cumple un acto ilocutorio

    derivado del propio hecho de la enunciacin, es un hacer que, lejos de serun mero reflejo o representacin de lo existente, produce modificaciones

    en la situacin, generando nuevas relaciones entre los interlocutores.

    Adems del ya clsico ejemplo de la promesa, accin del lenguaje

    que se cumple en s misma independientemente que se cumpla o no lo

    prometido, podra decirse que todo tipo de actos lingusticos produce un

    cambio en la situacin, en la medida en que aqullos son interpretados

    por el otro, el destinatario, en un marco de circunstancias apropiadas.

    Lo que da sentido a las acciones (prometer, elogiar, afirmar) es la exis-

    tencia de convenciones sociales que dictaminan que las promesas

    deben cumplirse, que algunas personas pueden dar rdenes, etc.; el

    acto o valor ilocutorio entonces acenta el aspecto convencional de todo

    intercambio, que supone reglas y condiciones necesarias para una satis-

    factoria ejecucin. Aqu reaparece la idea de un acuerdo, de un equilibrio

    normativo que sostiene la posibilidad misma de la comunicacin.

    3

  • 8/3/2019 1_la_entrevista_l.arfuch__76__

    4/5

    Desde esta ptica la entrevista se puede analizar como un ejemplo

    cannico: se construye a partir del derecho a preguntar, convoca por

    eso mismo al acto perlocutorio (AUSTIN: lo que producimos y logramos

    porque decimos algo) en forma de respuesta inmediata, puede operar

    como un simple intercambio pero tambin como una instancia de verifi-

    cacin, de control, de denuncia, puede llegar a la violencia verbal.

    Los enfoques que hemos venido presentando permiten estudiar al gne-

    ro E como una actividad discursiva compleja que teje redes de intersub-jetividad, crea obligaciones, ejerce la persuasin, el control o la violencia.

    Aunque est ligada a las prcticas cotidianas de la conversacin, se

    aleja de ellas por su grado de institucionalizacin, por su intencionalidad,

    por su articulacin al espacio pblico y a la funcin periodstica, por la

    notoriedad o el estatus de sus protagonistas, por el tipo de competen-

    cias exigidas en el rol del entrevistador.

    Se da en el juego de los turnos y de la interrogacin, la necesidad de

    ajuste constante entre preguntas y respuestas, el requisito de mantener

    el inters del entrevistado y del pblico, toda una serie de demandas de

    competencias del entrevistador.

    GarfinkelySacksproponenunaseriedehabilidadespragmticasque

    se resumen en el concepto de formulating (formulacin) para este tipo

    de intercambios:

    Plantearconclaridadlaspreguntas

    Repreguntar

    Volversobreuntemaocuestinquequedpendiente

    Resumir

    Glosar

    Desarrollarlosustancialdelasafirmacionesdelotro

    Haceravanzareldilogo

    AnularelsilencioAprovecharelementosinesperadosperorelevantes

    Darungiroradicalsiesnecesario

    Abrirunapolmica

    En las formulaciones de la E suelen aparecer inversin de roles, inter-

    cambios conflictivos, desajustes, que suelen demostrar que la natura-

    leza del intercambio sera la imperfeccin. Sin embargo, el conflicto en

    una cierta dosis no es ajeno a una buena interaccin: la diferenciacin

    de posiciones redunda tanto en inters del tema como de la relacin que

    se juega en ella.

    En la radio y televisin la tensin posible es inmediatamente evidente;

    tambin, en la materialidad de la escritura, aunque hay aqu un proble-

    ma de tiempo, un diferido, un trabajo unilateral a posteriori que, segn

    como se mire resulta inquietante: qu puede hacer el otro con la propia

    palabra al escribir, cmo se reparte el poder de la enunciacin.

    Ejemplo:MarlonBrando,entrevistadoporL.GrobelenPlayboy(1982)

    P.: Durante la mayor parte de su carrera usted ha evitado las entrevistas

    prolongadas, por qu?

    -Me he arrepentido de la mayor parte de las entrevistas que me han he-

    cho, porque no escriben lo uno dice, o porque lo dicen fuera de contexto,

    o porque lo yuxtaponen de tal manera que no refleja lo que uno ha dicho

    (...) y adems, se puede decir algo dentro de un determinado espritu,

    con una sonrisa, pero cuando aparece impreso, la sonrisa no est.

    P.: Siempre ponemos indicarla entre parntesis (...)

    Ese momento utpico de la transparencia, de la restitucin de una pala-

    bra Tal como fue dicha aparece al mismo tiempo como regla y como

    imposibilidad de la escritura: la obligacin de reproducir textualmente

    enunciados que sin embargo ya estn fuera del marco de su enuncia-

    cin, en otro contexto y otro tiempo. En un juego de cajas chinas, esa

    escena primigenia del encuentro, donde ya estbamos includos como

    un tercero virtual (destinatarios, alocutarios, pblicos) entra, transforma-

    da en un relato que pretende ser representacin de esa escena y que

    define, a su vez, los lugares posibles para el receptor.

    Hayenlasformasescritasoradiofnicasunintentoderepresentacin

    visual, de atrapar, entre parntesis, aquello que es de otro orden, como

    lasonrisa,unautilizacindesignosDIEGETICOS,alamaneradelguin

    de cine o del segundo texto teatral.

    Todo dilogo est atravesado de mltiples determinaciones, no slo las

    inherentes al uso del lenguaje y a las posiciones de los enunciadores

    sino tambin las que imponen las instituciones involucradas en cada

    caso y los soporte mediticos en cuestin.

    Esta ajenidad de la palabra (por cuanto se est obligado a decir o no

    decir,aHablarporbocadeotros)compartidaporlosinterlocutores,

    participa de un fenmeno mayor, que ya Bajtn analizara, y que tiene que

    ver con la pluralidad de voces que hablan, sin que nos demos cuenta, en

    los enunciados que consideramos propios: viejos saberes, creencias,

    dichos del sentido comn, verdades que no necesitan demostracin,

    opiniones fijadas por el estereotipo.

    As cada enunciado no solamente interacta, como vimos, con otro que

    instituye frente a s (dialogismo) sino tambin con la otredad de lo ya

    dicho, con el antiguo sustrato de una lengua y una cultura.

    Esto se inscribe dentro del carcter polifnico del lenguaje; hablamos

    no desde una absoluta soledad sino desde una trama sociocultural, el

    lenguaje nos precede y nos impone sus marcas.

    A la vez, el lenguaje atesora una sabidura acumulada en sus usos his-

    tricos, una riqueza de significaciones que se actualizan en nuevos con-

    textos. Esa heterogeneidad de la polifona nos hace sensibles a la inter-

    textualidad, el modo en que dialogan entre s los discursos, las diferentes

    huellas de unos en otros, las afiliaciones, las deudas y prstamos.

    En su estructura dialgica, la E permite la expansin narrativa que tieneque ver con las transformaciones de una historia. En este sentido se

    aproxima a la conversacin cotidiana, donde el sujeto, a partir de relatos

    personales, construye un lugar de reflexin, de autoafirmacin (de un

    ser, de un hacer, de un saber), de objetivacin de la propia experiencia.

    En tanto trabajo narrativo tiene cierta similaridad con los relatos de fic-

    cin de la literatura: son identificables algunos componentes cannicos:

    la voz (autor, narrador, personaje) el tiempo del relato, su velocidad y

    ritmo, los modos de la narracin. En la E, hara falta trazar la diferencia

    entre la persona cuyo cuerpo y voz se imponen a la mirada y quien

    habla all, en el dilogo, en definitiva tambin un sujeto discursivo. Pese

    a la innegable cercana, en la E podra hablarse con mayor propiedad

    de personajes, tanto entrevistador como entrevistado construidos para

    su exhibicin pblica con los mismos procedimientos de ficcin de la

    literatura o la televisin.

    4

  • 8/3/2019 1_la_entrevista_l.arfuch__76__

    5/5

    CAPITULO 3

    LA ENTREVISTA, UNA NARRATIVA

    La E deviene en historias breves, fragmentadas, incompletas, sitiadas por

    la interrupcin sbita que est siempre latente en el dilogo. Se enfrenta a

    latiranadelespacio,papelobloquedeTV;poresomismonosenfrentaa

    conclusiones relativas, con promesas de intercambios futuros.

    Como rasgo de lo contemporneo, la aceleracin, la discontinuidad, elritmo del clip, producen sin embargo la continuidad de un flujo espacio

    temporal donde nuestra atencin flotante nos permite unir de manera

    inconsciente, las imgenes dispersas, retazos de entrevistas que van

    componiendo un personaje, una narracin, una historia abierta a suce-

    sivas actualizaciones.

    La verdad entre el ragmento y el detalle

    Podra pensarse que el carcter inconcluso, abierto, que tiene la entre-

    vista, la variedad de historias que narra, la importancia del detalle, sus

    distintas situaciones y personajes hacen difcil su caracterizacin. Noobstante, sus recorridos estn bastante tipificados. Si se exceptan las

    referencias puntuales a la actualidad, la poltica y la divulgacin cientfi-

    ca o artstica, el universo que alberga a los mltiples relatos es, ni ms

    ni menos, la vida, modulada por recuerdos de infancia o de madurez,

    signada por la experiencia, el trabajo o la funcin, por la filosofa perso-

    nal del entrevistado, el xito o la desgracia, condensada en detalles o

    en fragmentos de memoria, apresada en la instantaneidad del presente,

    tomada como excusa narcisista.

    La obsesin biogrfca: entrever la interioridad

    Parece paradjico que en este fin de siglo tenga tanta preeminencia

    el contar historias simples; el lugar destacado que ocupan los relatos

    biogrficos en el horizonte massmeditico delinea un espacio de iden-

    tificacin respecto de la macro-narratividad en que est inmerso, an-

    nimamente el sujeto contemporneo. Sometido a los dictmenes del

    mercado, de la publicidad, del diseo, a la tirana de las normativas tera-

    puticas, sanitarias, alimentarias, estticas, de la evocacin del mundo

    privado, de la identidad personal y de las experiencias cercanas, tiene

    que ver sin duda con la fantasa de que es posible algn protagonismo,

    con la bsqueda de singularidad.

    En este territorio narrativo hay una convocatoria a expresar el yo , unaapertura a la subjetividad que gana todos los planos, incluso los acad-

    micos. Recordemos aqu el caso del inters de la historia por los relatos

    con marcas subjetivas del narrador, microhistorias, o el caso de la crtica

    literaria actual donde vuelven a tener relevancia para la interpretacin, la

    confrontacin textual con tramas biogrficas.

    Esta exaltacin de lo vivencial que parece acompaar el fin de siglo, no

    puede escapar sin embargo a la tentacin de imponer modelos. La vida,

    -sealaba Bajtn en los aos 50- se toma del contexto valorativo de las

    revistas, los peridicos, protocolos, de la popularizacin de las ciencias,

    de las conversaciones, etc.

    La autorrepresentacin y el relato de la propia vida se mezclan en la

    entrevista con otros objetivos. La pugna de puntos de vista, el protago-

    nismo conjunto del entrevistador, los supuestos ticos que no siempre

    se comparte, complejizan bastante la instancia de la enunciacin.

    En el libro de conversaciones, centrado en el relato de una vida, la pre-

    sencia del otro parece estar all justamente para ayudar a exteriorizar,

    apuntalar la debilidad de la memoria, el desfallecimiento de las crono-

    logas, la bsqueda de sentido. Y en realidad, como todo relato vital, la

    E como otros gneros es, como toda narracin una puesta en sentido,

    tiene que ver con el sentido de la vida.

    Ficcionalizar la vida tal cual es

    El ejemplo tpico de las formas que pretender dar cuenta de la vida tal

    cual es, lo constituy el Nuevo Periodismo americano de los aos 60,

    conocido tambin como non fiction, que marc la diferencia en los g-

    neros de la crnica y la entrevista.

    Como escritura, se aproxim a la novela negra, pero en ningn mo-

    mento se cuestionaron los contratos de autenticidad por el cual los

    acontecimientos deben ser reportados tal como se producen en la rea-

    lidad (lugar donde uno imagina que podra verificar la existencia de los

    acontecimientos, Charaudeau), el contrato de seriedad que involucraa la actividad de la informacin en la obligacin moral de una trasmisin

    veraz de la noticia.

    Muy cerca del detective y tambin del antroplogo, el reportero obtena

    sus historias no en entrevistas formales sino en un estar all, una espe-

    cie de observacin participante que lo llevaba a menudo a la convivencia

    con el entrevistado o la presencia durante varios das en el lugar de

    inters.

    Uno de los aspectos ms interesantes de esta herencia para el mbito

    de las ciencias sociales fue la creacin e un espacio diferente para el

    entrevistador, un espacio ms humano, espacio donde se considera lo

    que cambia con su presencia en el otro y cmo opera all su propia

    subjetividad.

    Fuente:http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/03/la_entrevista_una_invencion_di.php

    5