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  • 2 Tambin D. Serrano Dolader (1999: 4749) se refiere a los parasintticos orignados a partir

    de sintagmas y adjunta como ejemplo pordiosero a partir del sintagma introducido por preposicinpor Dios, si bien el ejemplo haba sido analizado por E. Coseru (1973: 242) como un mero ejemplode sufijacin (por Dios + -ero).

    J Sobre el concepto de sinseidad en la obra de Xavier Zubiri y la revisin que implica respectoa la terminologa de Heidegger, remitimos a lo expuesto por 1. L. Abelln y J. L. Martnez Gmez(1977: 418).

    4 Documentado por P. Barros Garca (1989: 173). No olvidemos, adems, que la proliferacinde grupos polticos designados con este sufijo (-ismo), as como de sus partidarios sealados con elsufijo -ista, resulta abrumadora en la Espaa de la Segunda Repblca, segn J. F. Garca Santos(1980: 120-123). Este mismo investigador indica que la multiplicacin de grupos conocidos bajoestos snfijos se tie de matices negativos, como fulanisrno, pero tambin como rnaurisrno, ciervisrno,garciprietisrno, etc.; o como romanonistas, alhucernistas, albistas, etc. Su expansin prosigue enpoca contempornea: abertzalisrno, delorisrno, felipisrno (F. Rainer 1993: 560). Por otro lado, y apesar de la polisemia a la que alude S. Faitelson Weiser (1998: 211), curiosamente todos los usos de -isrno parecen poder adquirir sin dificultad los valores peyorativos a los que alude el profesor GarcaSantos.

    sincorbatismo2 Da la sensacin de que nos hallamos ante formaciones ldicas que

    pretenden subrayar con irona una determinada situacin.No obstante, un terreno tan serio como el de las ciencias filosficas no

    parece ajeno a este esquema parasinttico y ya en Xavier Zubiri llega adocumentarse en los aos 50 un trmino como sinseidad, que se enfrenta a la

    aseidad heideggerianaJLas formaciones parasintticas formadas con una base de composicin

    constituyen plyade en el espaol del siglo Xx. De entre ellas no resulta inhabitualtoparse con multitud de ejemplos en donde los sufijos son -ismo o -ista, con loscuales se pretende marcar frecuentemente un movimiento social o poltico y elpartidario de l. As, contamos con compuestos parasintticos comopablocastellanista4

    Pero en nuestra lengua no resulta abundante la parasntesis a partir desintagmas. No se trata ahora de hacer un simple anlisis del nombre y apellido delfundador del Partido Socialista como sintagma, sino ms bien de interpretar unasecuencia seguramente ftecuente (sin sombrero) a la hora de describir en multitudde secuencias sintcticas distintas una moda, sin duda pujante como hecho social.D. Serrano Dolader (1995: 233) alude a esta falta de abundancia, salvandoejemplos del tipo de pajuerano (a partir de para afuera) y contrarrelojista yconcretamente consideranqo aparte formaciones "idiosincrsicas" con el sufijo -ismo como sincorbatismo.

    A pesar de la escasez (reiterada por distintos investigadores como venmoscomprobando), contamos con algunos ejemplos como ensimismarse (conderivacin verbal inmediata a partir de en s mismo). Por lo dems, en la obra delensayista Pedro Caba hemos documentado adems ensimismidad, que puedesealarse nuevamente como un neologismo procedente del campo de la filosofia yen el contexto de las discusiones del ontologismo heideggeriano de mediados de

    siglo en Espaa: "Slo el hombre tiene todo eso y, plenamente, interioridad yexterioridad, y, an ms,

  • 5 Asimismo,y formalmente,ejemplos de este tipo, que no respetaranestrictamentelanaturalezanominal de la base de sinsombrerismo, vendran a apoyar en cierto modo la crticaformuladapor D. SerranoDolader(1995: 34) a la Hiptesisde Basenica (UBH)de M. Aronoff(1976: 21), dificil de sostener en las formacionesparasintticasen general y quiz ms an enejemplosde estetipoendondedichanaturalezano se restringeal planode lo paradigmtico.

    Por otro lado, 1.Bosque(1990: 196-201) explica las ventajasde considerarsin en algunasestructurasde sin + infinitivocomoprefijoadjetivizador,aunqueseraconvenientenogeneralizarestaexplicacinenotrossintagmas,en realidaden la mayoria,endondesigueconservandosuvalorplenode elementodeenlacesubordinativo,lo cualse encargadedejarclaroel mismoprofesorBosque.As,la secuenciasin + sustantivoparecemenosproclivea dichaexplicacin.

    6 En esteautorla modase asocia,parla dems,"al ir en camisa"(P. Caba,1947: 118, 121).

    Segn el DEA se trata de un coloquialismo de rara aparicin en la actualidad.

    Pero R. Senabre (1998e: 194) lo cita como un trmino frecuente en la lenguacoloquial que reflejan los textos de Carlos Arniches, junto a singorrista. A pesar detodo, lo ms interesante es que este mismo investigador asegure que el esquema sin+ sustantivo + sufijo est dotado en la poca de una vigencia incuestionable. De ahque el pblico que asista al estreno de una obra burlesca de Arniches pudierainterpretar el efecto cmico pretendido por su autor en un trmino comosimperritis, de claras vinculaciones con el registro popular, y paraftaseable como"la moda enfermiza de no tener dinero". Sera interesante observar la reaccin 'delpblico contemporneo ante la aparicin de ese mismo trmino en el dilogo deArniches, porque intuimos que los ndices de receptividad han podido cambiarsustancialmente, toda vez que ningn investigador de los consultados, salvo elprofesor Lang, menciona el esquema, ni siquiera para corroborar la escasa o nulaproductividad que hoy en da pudiera manifestar.

    negacin del ensimismamiento. Por lo dems, para lo que aqu nos ocupa, lapreposicin sin en sinsimismamiento provoca un guio hacia el esquema desinsombrerismo, aunque cambia la evocacin de 'tendencia o corriente de

    pensamiento' -{) 'sistema' para R. Almela Prez (1999: 112)- que posee -ismo porel significado abstractivo de -miento (solidario de -dad en el terreno de la reflexin

    filosfica, aunque no exclusivo de ella)5: "El

  • BEn este artculo(E. PoniatowskaAmor,2000) se estanalizandola personalidadde HugoBrehme,fotgrafoalemny viajeroinfatigablepor numerosasregionesde Iberdamrica.Al parecer,habrallegadoa Mxicoen 1908, dosaos antesdel triunfode la revolucinzapatista,que sin dudatambinimpondriacambiosen losusosindumentariosde la sociedad.

    9 Asse recuerdael usodel sinsombrerismocomosealde la nuevaeleganciaen el porte deGuillermoLanda(. MartnezBaigorri,1999).

    Hay que sealar tambin que el sinsombrerismo se propaga como modaindumentaria y como concepto por Hispanoamrica en los aos treinta. NicolsKingman (1998) lo considera una moda de caballero importada en Quito con ciertoretraso, del mismo modo que "la melena pibe y la falda corta en las mujeres o lospantalones Oxford".

    No obstante, a Mxico el sinsombrerismo no haba llegado al parecer en losaos veinte. Elena Poniatowska (2000) trae a la memoria los recuerdos de lapoblacin de Mxico D. F. de esa dcada. En esos momentos el sombrero enMxico iba indisolublemente ligado a la elegancia:

    El sinsombrerismo no se usaba -dice el seor Quintero-. De Sonora a Yucatn usansombreros Tardn. Ninguna mujer sala sin el sombrero bien encasquetado. Lasvendedoras en las tiendas siempre usaron sombrero en los aos veinte, la poca delosjlappers, una cosa muy bonita, se vean preciosas, su corte de pelo as raboncitoy su sombrero de campana metido hasta las cejas. Era muy elegante la mujer deantes, la seora Brehme, por ejemplo, se arreglaba con mucho cuidado, quesperanzas de que andara sin sombreroB.

    Pese a todo, los aos treinta podrian definirse en Mxico como la poca delauge del sinsombrerismo. Sera interesante observar qu cambios sociales sobrehbitos indumentarios y, en consecuencia, qu trasformaciones sobre el lxico de lamoda e incluso con qu rapidez, se operaron en Mxico despus de la revolucinde 1910. No podemos ocupamos ahora de ello, pero sealemos que, frente a lo quehaba sucedido en dcadas anteriores, los aos treinta parecen presidir un auge delsinsombrerismo entre profesores, polticos y magnates (L. Gonzlez 1985). Elsinsombrersmo se sentira an como moda, lo que explicara asimismo el auge delconcepto, justo al mismo tiempo que en Espaa.

    Paulatinamente, el baile de saln se impregna en Hispanoamrica de lamoda. La elegancia del dandy ya no se asocia a mediados de siglo con el uso delbastn ni del sombrer09 En Argentina la documentacin fotogr~fica nos permitecomprobar que el uso del sombrero se asocia a la poca del (ango clsico del

    Carlos Gardel de los aos 20, aunque no del Gardel actor y en {~eneral no de lostangueros de los aos 40 ni posteriores.

    Ya para Espaa, el DEA documenta sinsombrerismo en1 Pasello por elplaneta de los toros, de Antonio Daz-Caabate, a travs d~l cual en 1970.,comprobamos an la vigencia de la moda (y del concepto): "Ahor~, con la privanzadel sinsombrerismo, se la quitan [la montera] en cuanto tocan a banderillas, comosi la montera pesara lo mismo que un casco de guerra".

    Social y polticamente, no cabe duda de que el cambio ms importante de lasegunda mitad del siglo XX se opera a lo largo del perodo de la Transicin. Noextraar que con el advenimiento de determinadas libertades polticas y sociales

    129Marcelino Cotilla Vaca

    Al margen de que el anlisis histrico de L. A. de Villena pueda considerarseacertado o no, podemos deducir que el trmino sincorbatismo pervive comodescriptor de una moda intermitente. Se habra formado por analoga consinsombrerismo (y no al revs como sugiere M. Lang) en la poca de vigencia deste. Conservara la suya en la actualidad, aunque no podemos decir lo mismo de!esquema morfolgico parasinttico en que ambos se basan (es decir, conjuncin sin+ sustantivo + sufijo -ismo).

    El sincorbatismo, efectivamente, cobra arraigo en los aos 50, en la primera

    gran decadencia de la corbata como prenda imprescindible, lo que contrasta con unperodo anterior de gran sofisticacin de este elemento indumentario en los aostreinta (J. M. Albaiges i Olivart, 1998). O lo que es lo mismo, el sincorbatismocomparte un periodo de auge con el sinsombre