El ocaso de Chuquitanta

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Planificación urbana o crónica de una muerte anunciada Y no es que las zonas agrícolas circundantes de la ciudad hayan esta- do ausentes en los instrumentos de planificación. Habiéndose incorpo- rado bajo enfoques modernos a principios de los 80s, la planificación de la ciudad fue ganada por la realidad de su propia dinámica. Durante la gestión municipal de Alfonso Barrantes (1984 – 1986), se elaboró el Plan de Estructuración Urbana, en donde se afirma que “el abandono del manejo racional de las cuencas y la ausencia de políti- cas de control y promoción para los valles compromete no sólo el fu- turo ecológico de Lima, sino que absurdamente se liquida la posibili- dad de un tratamiento integral que, en la perspectiva de desarrollo de la región metropolitana, supere la tradicional dicotomía entre el cam- po y la ciudad”. A partir de esta toma de posición, se propone como una de las políticas el “control, defensa y estímulo productivo de las cuencas y las zonas agrícolas intangibles de los Valles del Rimac, Chillón y Lurín, deteniéndose el avance depredador que devoraba aproximadamente 1,000 has por año.” (2) Por su parte, el Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima y Callao 1990 – 2010 reconoce la zona de Chuquitanta –en el Esquema de Or- denamiento Físico Espacial– como “reducto agrícola” del distrito de San Martín y le asigna uso de reserva agrícola y recreación. (3) La propuesta de ordenamiento territorial de la cuenca del Chillón, ela- borado por la Municipalidad Metropolitana de Lima (2000), propone un modelo de ordenación y gestión integral para la conservación y protección de los recursos paisajísticos, la diversidad biológica y los valores históricos y culturales de la Cuenca Chillón. (4) En los planes de desarrollo distrital de San Martín de Porres, simple- mente la zona agrícola es inadvertida como parte de su espacio territo- rial, de su problemática, de su interés para la gestión municipal. Baste señalar que en el Plan de Desarrollo vigente, en el acápite “Contexto Territorial - Ambiental del Distrito”, en solo dos párrafos se indica como principal problema de acondicionamiento territorial y de desa- rrollo urbano, el hecho de que “… carece de un Plan Urbano Distrital …” y que al distrito de San Martín de Porres “se le puede considerar un distrito consolidado como urbano, cuyos terrenos agrícolas casi en su totalidad se han convertido en urbanizaciones y asentamientos co- mo áreas urbanas de expansión.” (5) Ilegalidad e informalidad: patrimonio nacional La cuenca baja del Chillón, estructurada en haciendas y luego en Cooperativas Agrarias de Producción (como consecuencia de la Re- forma Agraria de 1969), experimentó un proceso de fragmentación de la propiedad como mecanismo de especulación, tanto de los hacenda- dos (en alianza con la banca inmobiliaria), como de los propios cooperativistas (en alianza con promotores inmobiliarios informales). Los primeros orientaron su oferta de urbanizaciones habilitadas (Pro, Naranjal) hacia un sector con ciertos recursos económicos, mientras que los segundos, se dirigieron a un mercado que, como máximo, po- dían adquirir un lote tizado de chacra y sin habilitación urbana. Durante el segundo quinquenio de los 80, de manera explosiva, las ex haciendas Santa Rosa, Chavarría y Chuquitanta fueron ofertadas por varias decenas de asociaciones y cooperativas de vivienda; unas 5 mil familias adquirieron sus respectivos sueños de casa propia en dicho período; mil hectáreas de suelo agrícola fueron afectadas por este pro- ceso de incorporación de suelos agrícolas al mercado inmobiliario. En la actualidad, el distrito de San Martín de Porres cuenta con 1 centro poblado, 80 centros urbanos informales, 148 urbanizaciones, 465 aso- ciaciones y cooperativas de vivienda, 61 pueblos jóvenes y asenta- mientos humanos. Los instrumentos y mecanismos de planificación y control quedaron rebasados por la dinámica del mercado inmobiliario, que se mantiene hasta la fecha. Ciudad inclusiva, ciudad inconclusa La ocupación de las áreas agrícolas de la ex hacienda Chuqitanta, re- produce el tradicional mecanismo de configuración y crecimiento de la ciudad de Lima en sus zonas periféricas por acción de familias de los sectores de bajos ingresos. Ya no se invade terreno eriazo, del Estado, vacío o sin uso aparente. Se compra un lote tizado. Igualmente sin ningún tipo de habilitación, pero dentro del sistema. Viviendas precarias anteceden los años de autoconstrucción progresiva. Pistas y veredas de largas ausencias es- tructuran la nueva trama. Parques reducidos a puntos de acopio de la basura, esperan su turno luego de las zanjas para la instalación de los servicios básicos. Cuatro líneas de transporte público ocupan las calles y ya son pate del paisaje. Ese que se muestra interrumpido por antenas de alta tensión en medio de la avenida principal. Paisaje que entre el gris y el color ladrillo hacen juego con la tierra que nos recuerda que algún día fue fértil depositaria de semillas de productos de pan llevar que alimenta- ron a la ciudad. Paisaje siempre inconcluso, eterna ciudad en construcción. Pero de propietarios privados, quizá hijos o nietos de migrantes, que ya no invaden, que ingresan al mercado inmobiliario con su plata. Dignos exponentes del “emprendimiento” de Lima Norte. En Chuquitanta se vende la historia. O se la llevan en volquetes El diario La República (01.07.2013) informa que una de las 12 pirá- mides del Complejo Arqueológico El Paraíso fue destruida e incinera- da por un grupo de sujetos, aparentemente por órdenes de la Compa- ñía y Promotora Provelanz E.I.R.L. y la inmobiliaria Alisol S.A.C, propiedad de Alicia Romaní Vargas. Con una pala mecánica y una retro-excavadora se derribó la pirámide de 6 metros de alto y más de 2.000 metros cuadrados de extensión,, generando un daño irreparable al complejo arqueológico monumental más antiguo y grande de Lima Metropolitana y de la costa central del Perú, el mismo que tiene una antigüedad sería de 4 a 5 mil años (3000 años antes de Cristo). El apetito por el lucro no tiene límites. Igual fin tiene escrito la Mura- lla de Oquendo, de más de 15 kilómetros de perímetro que encierra un área de alrededor de 635 ha .y que es utilizado como material de cons- trucción y hasta de panel publicitario de las ventas irregulares de los lotes para vivienda. Otro patrimonio de la zona que ha sido destruido es el oasis El Paraí- so, típica formación de ecosistemas de desierto, uno de los últimos vestigios del complejo sistema hídrico de la costa norte de Lima y que sirvió de fuente de vida para los primeros pobladores. Esta vez relle- nado por acción de una empresa encargada de depósito de contenedo- res de Ventanilla. Mirando sus huellas futuras “Vendemos terreno con un área de 60,000 m2 en ex-hacienda Chuqui- tanta - fundo El Paraíso. A 15 dólares el m2 más IGV”, reza el anun- cio en el Buscador Gratuito de Ventas de Casas por internet. Lima crece, se moderniza. Lima Norte se yergue orgullosa de su dina- mismo y progreso. El último de los Chuquitanta, integrante del Seño- río de Colli, desde la colina que alberga su patrimonio arqueológico, observa su ocaso, el de la productividad de su tierra, el de su río, el de su historia. Lima, 19 de setiembre del 2014 (1) CALDERON COCKBURN, Julio. Mercado de erras urbanas, propiedad y pobreza. Lima: Lincoln Ins- tute of Land Policy. Lima: 2006. Pg. 112 (2) RUIZ DE SOMOCURCIO, Jorge. Lima: plan de estructuración urbana. Un nuevo conocimiento de la metrópoli. En: La planificación de la ciudad. Experiencias lanoamericanas. Mario Lunco, Coordinador. Flacso. Cuaderno N° 1. Pg 72 y sgts. (3) MUNICIPALIDAD METROPOLITANA DE LIMA. Ordenamiento Territorial de las Cuencas de Chillón y Lurín. Propuesta. Instuto Metropolitano de Planificación. Lima: 2000. Pg. 953 (4) OVIEDO LIRA, José. PLANMET: Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima y Callao 1990-2010. En: URBVIAL SA. <hp://urbvial.blogspot.com/2011/04/planmet-plan-de-desarrollo.html> 14.04.2011 (5) MUNICIPALIDAD DISTRITAL DE SAN MARTÍN DE PORRES. Plan Estratégico Instucional de la Munici- palidad Distrital de San Marn de Porres al 2017. Lima: 2012.Pg 23. EL OCASO DE CHUQUITANTA: LA EXPANSIÓN URBANA EN EL CONO NORTE DE LIMA 1. 4. 2. 3. 5. 1. Ex hacienda Chuquitanta. Remanente en el extremo nor-oeste del distrito San Marn de Porres (WMP, 2014) 2. Venta de suelo agrícola zado para fines de vivienda (WMP, 1984) 3. Paisaje urbano pico sobre la ex hacien- da Chuquitanta (WMP, 2014) 4. Ostentación y precariedad de una ciu- dad inconclusa (WMP, 2014) 5. Venta ilegal de lotes de vivienda sobre monumento arqueológico: Muralla de Oquendo (Koke Contreras, 2013) Quizá resulte sorprendente pensar que alguna vez Lima fue parte de un sistema de valles costeros. Quizá resulte extraño para la juventud que visita Mega Plaza Norte, que desde su segundo piso podría haberse visto una extensa zona agrícola. Ahora solo se divisan urbanizaciones consolidadas, centros comerciales, universidades, intercambios viales. Lima Norte se ha constuido en emblema de pujanza y desarrollo, de modernidad y de sueños cumplidos. Lima Norte se urbaniza y moderniza, mientras que una de sus úlmas zonas agrícolas se exngue, solitaria. Por: Walter Melgar Paz Año 2000 Año 1985 Año 2014 En las últimas décadas, la ciudad de Lima ha teni- do a la cuenca baja del Chillón como uno de sus espacios de expansión, principalmente las zonas agrícolas de los distritos de San Martín de Porres, Comas, Puente Piedra y Carabayllo. Entre los años 1970 y 2000, éstas pasaron de 11.4 mil has a 6.6 mil has. En ese mismo período, el distrito de San Martín de Porres perdió 2.3 mil has de las 3.2 mil has con que contaba. (1) En la actualidad, unas cuantas parcelas de la ex hacienda Chuquitanta, resisten -exánimes- ante la presión del crecimiento urbano, que en su modelo, prescinde de estos espacios, paisajes y recursos, como parte de la oferta de bienestar que la ciudad puede ofrecer a sus habitantes. Bajo los parámetros de funcionamiento del merca- do inmobiliario y de los organismos reguladores, la expansión urbana se muestra como transgresora de estos espacios de borde, el crecimiento de la ciudad resulta despojándose de sus recursos paisa- jísticos y naturales, de su historia y cultura, de su potencial agro-productivo. En definitiva, la posi- bilidad de que lo urbano y lo rural puedan mante- ner relaciones de funcionalidad y armonía.

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Da cuenta del proceso de crecimiento urbano al norte de Lima en detrimento de la zona agrícola y los monumentos históricos.

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Planificación urbana o crónica de una muerte anunciada

Y no es que las zonas agrícolas circundantes de la ciudad hayan esta-

do ausentes en los instrumentos de planificación. Habiéndose incorpo-

rado bajo enfoques modernos a principios de los 80s, la planificación

de la ciudad fue ganada por la realidad de su propia dinámica.

Durante la gestión municipal de Alfonso Barrantes (1984 – 1986), se

elaboró el Plan de Estructuración Urbana, en donde se afirma que “el

abandono del manejo racional de las cuencas y la ausencia de políti-

cas de control y promoción para los valles compromete no sólo el fu-

turo ecológico de Lima, sino que absurdamente se liquida la posibili-

dad de un tratamiento integral que, en la perspectiva de desarrollo de

la región metropolitana, supere la tradicional dicotomía entre el cam-

po y la ciudad”. A partir de esta toma de posición, se propone como

una de las políticas el “control, defensa y estímulo productivo de las

cuencas y las zonas agrícolas intangibles de los Valles del Rimac,

Chillón y Lurín, deteniéndose el avance depredador que devoraba

aproximadamente 1,000 has por año.” (2)

Por su parte, el Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima y Callao

1990 – 2010 reconoce la zona de Chuquitanta –en el Esquema de Or-

denamiento Físico Espacial– como “reducto agrícola” del distrito de

San Martín y le asigna uso de reserva agrícola y recreación. (3)

La propuesta de ordenamiento territorial de la cuenca del Chillón, ela-

borado por la Municipalidad Metropolitana de Lima (2000), propone

un modelo de ordenación y gestión integral para la conservación y

protección de los recursos paisajísticos, la diversidad biológica y los

valores históricos y culturales de la Cuenca Chillón. (4)

En los planes de desarrollo distrital de San Martín de Porres, simple-

mente la zona agrícola es inadvertida como parte de su espacio territo-

rial, de su problemática, de su interés para la gestión municipal. Baste

señalar que en el Plan de Desarrollo vigente, en el acápite “Contexto

Territorial - Ambiental del Distrito”, en solo dos párrafos se indica

como principal problema de acondicionamiento territorial y de desa-

rrollo urbano, el hecho de que “… carece de un Plan Urbano Distrital

…” y que al distrito de San Martín de Porres “se le puede considerar

un distrito consolidado como urbano, cuyos terrenos agrícolas casi en

su totalidad se han convertido en urbanizaciones y asentamientos co-

mo áreas urbanas de expansión.” (5)

Ilegalidad e informalidad: patrimonio nacional

La cuenca baja del Chillón, estructurada en haciendas y luego en

Cooperativas Agrarias de Producción (como consecuencia de la Re-

forma Agraria de 1969), experimentó un proceso de fragmentación de

la propiedad como mecanismo de especulación, tanto de los hacenda-

dos (en alianza con la banca inmobiliaria), como de los propios

cooperativistas (en alianza con promotores inmobiliarios informales).

Los primeros orientaron su oferta de urbanizaciones habilitadas (Pro,

Naranjal) hacia un sector con ciertos recursos económicos, mientras

que los segundos, se dirigieron a un mercado que, como máximo, po-

dían adquirir un lote tizado de chacra y sin habilitación urbana.

Durante el segundo quinquenio de los 80, de manera explosiva, las ex

haciendas Santa Rosa, Chavarría y Chuquitanta fueron ofertadas por

varias decenas de asociaciones y cooperativas de vivienda; unas 5 mil

familias adquirieron sus respectivos sueños de casa propia en dicho

período; mil hectáreas de suelo agrícola fueron afectadas por este pro-

ceso de incorporación de suelos agrícolas al mercado inmobiliario. En

la actualidad, el distrito de San Martín de Porres cuenta con 1 centro

poblado, 80 centros urbanos informales, 148 urbanizaciones, 465 aso-

ciaciones y cooperativas de vivienda, 61 pueblos jóvenes y asenta-

mientos humanos.

Los instrumentos y mecanismos de planificación y control quedaron

rebasados por la dinámica del mercado inmobiliario, que se mantiene

hasta la fecha.

Ciudad inclusiva, ciudad inconclusa

La ocupación de las áreas agrícolas de la ex hacienda Chuqitanta, re-

produce el tradicional mecanismo de configuración y crecimiento de

la ciudad de Lima en sus zonas periféricas por acción de familias de

los sectores de bajos ingresos.

Ya no se invade terreno eriazo, del Estado, vacío o sin uso aparente.

Se compra un lote tizado. Igualmente sin ningún tipo de habilitación,

pero dentro del sistema. Viviendas precarias anteceden los años de

autoconstrucción progresiva. Pistas y veredas de largas ausencias es-

tructuran la nueva trama. Parques reducidos a puntos de acopio de la

basura, esperan su turno luego de las zanjas para la instalación de los

servicios básicos.

Cuatro líneas de transporte público ocupan las calles y ya son pate del

paisaje. Ese que se muestra interrumpido por antenas de alta tensión

en medio de la avenida principal. Paisaje que entre el gris y el color

ladrillo hacen juego con la tierra que nos recuerda que algún día fue

fértil depositaria de semillas de productos de pan llevar que alimenta-

ron a la ciudad.

Paisaje siempre inconcluso, eterna ciudad en construcción. Pero de

propietarios privados, quizá hijos o nietos de migrantes, que ya no

invaden, que ingresan al mercado inmobiliario con su plata. Dignos

exponentes del “emprendimiento” de Lima Norte.

En Chuquitanta se vende la historia. O se la llevan en volquetes

El diario La República (01.07.2013) informa que una de las 12 pirá-

mides del Complejo Arqueológico El Paraíso fue destruida e incinera-

da por un grupo de sujetos, aparentemente por órdenes de la Compa-

ñía y Promotora Provelanz E.I.R.L. y la inmobiliaria Alisol S.A.C,

propiedad de Alicia Romaní Vargas.

Con una pala mecánica y una retro-excavadora se derribó la pirámide

de 6 metros de alto y más de 2.000 metros cuadrados de extensión,,

generando un daño irreparable al complejo arqueológico monumental

más antiguo y grande de Lima Metropolitana y de la costa central del

Perú, el mismo que tiene una antigüedad sería de 4 a 5 mil años (3000

años antes de Cristo).

El apetito por el lucro no tiene límites. Igual fin tiene escrito la Mura-

lla de Oquendo, de más de 15 kilómetros de perímetro que encierra un

área de alrededor de 635 ha .y que es utilizado como material de cons-

trucción y hasta de panel publicitario de las ventas irregulares de los

lotes para vivienda.

Otro patrimonio de la zona que ha sido destruido es el oasis El Paraí-

so, típica formación de ecosistemas de desierto, uno de los últimos

vestigios del complejo sistema hídrico de la costa norte de Lima y que

sirvió de fuente de vida para los primeros pobladores. Esta vez relle-

nado por acción de una empresa encargada de depósito de contenedo-

res de Ventanilla.

Mirando sus huellas futuras

“Vendemos terreno con un área de 60,000 m2 en ex-hacienda Chuqui-

tanta - fundo El Paraíso. A 15 dólares el m2 más IGV”, reza el anun-

cio en el Buscador Gratuito de Ventas de Casas por internet.

Lima crece, se moderniza. Lima Norte se yergue orgullosa de su dina-

mismo y progreso. El último de los Chuquitanta, integrante del Seño-

río de Colli, desde la colina que alberga su patrimonio arqueológico,

observa su ocaso, el de la productividad de su tierra, el de su río, el de

su historia.

Lima, 19 de setiembre del 2014

(1) CALDERON COCKBURN, Julio. Mercado de tierras urbanas, propiedad y pobreza. Lima: Lincoln Insti-tute of Land Policy. Lima: 2006. Pg. 112

(2) RUIZ DE SOMOCURCIO, Jorge. Lima: plan de estructuración urbana. Un nuevo conocimiento de la metrópoli. En: La planificación de la ciudad. Experiencias latinoamericanas. Mario Lunco, Coordinador. Flacso. Cuaderno N° 1. Pg 72 y sgts.

(3) MUNICIPALIDAD METROPOLITANA DE LIMA. Ordenamiento Territorial de las Cuencas de Chillón y Lurín. Propuesta. Instituto Metropolitano de Planificación. Lima: 2000. Pg. 953

(4) OVIEDO LIRA, José. PLANMET: Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima y Callao 1990-2010. En: URBVIAL SA. <http://urbvial.blogspot.com/2011/04/planmet-plan-de-desarrollo.html> 14.04.2011

(5) MUNICIPALIDAD DISTRITAL DE SAN MARTÍN DE PORRES. Plan Estratégico Institucional de la Munici-palidad Distrital de San Martín de Porres al 2017. Lima: 2012.Pg 23.

EL OCASO DE CHUQUITANTA: LA EXPANSIÓN URBANA EN EL CONO NORTE DE LIMA

1.

4.

2.

3.

5.

1. Ex hacienda Chuquitanta. Remanente en el extremo nor-oeste del distrito San Martín

de Porres (WMP, 2014)

2. Venta de suelo agrícola tizado para fines de vivienda (WMP, 1984)

3. Paisaje urbano típico sobre la ex hacien-da Chuquitanta (WMP, 2014)

4. Ostentación y precariedad de una ciu-dad inconclusa (WMP, 2014)

5. Venta ilegal de lotes de vivienda sobre monumento arqueológico: Muralla de

Oquendo (Koke Contreras, 2013)

Quizá resulte sorprendente pensar que alguna vez Lima fue parte de un sistema de valles costeros. Quizá resulte extraño para la juventud que visita Mega Plaza Norte, que desde su segundo piso podría haberse visto una extensa zona agrícola. Ahora solo se divisan urbanizaciones consolidadas, centros comerciales, universidades, intercambios viales. Lima Norte

se ha constituido en emblema de pujanza y desarrollo, de modernidad y de sueños cumplidos. Lima Norte se urbaniza y moderniza, mientras que una de sus últimas zonas agrícolas se extingue, solitaria.

Por: Walter Melgar Paz

Año 2000

Año 1985

Año 2014

En las últimas décadas, la ciudad de Lima ha teni-

do a la cuenca baja del Chillón como uno de sus

espacios de expansión, principalmente las zonas

agrícolas de los distritos de San Martín de Porres,

Comas, Puente Piedra y Carabayllo. Entre los

años 1970 y 2000, éstas pasaron de 11.4 mil has a

6.6 mil has. En ese mismo período, el distrito de

San Martín de Porres perdió 2.3 mil has de las 3.2

mil has con que contaba. (1)

En la actualidad, unas cuantas parcelas de la ex

hacienda Chuquitanta, resisten -exánimes- ante la

presión del crecimiento urbano, que en su modelo,

prescinde de estos espacios, paisajes y recursos,

como parte de la oferta de bienestar que la ciudad

puede ofrecer a sus habitantes.

Bajo los parámetros de funcionamiento del merca-

do inmobiliario y de los organismos reguladores,

la expansión urbana se muestra como transgresora

de estos espacios de borde, el crecimiento de la

ciudad resulta despojándose de sus recursos paisa-

jísticos y naturales, de su historia y cultura, de su

potencial agro-productivo. En definitiva, la posi-

bilidad de que lo urbano y lo rural puedan mante-

ner relaciones de funcionalidad y armonía.