12.-Principios Permanentes de La Moral Social

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Tema 12 Moral socialFacultad teología Burgos

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PRINCIPIOS PERMANENTES DE LA MORAL SOCIAL

TEMA 12

PRINCIPIOS PERMANENTES DE LA MORAL SOCIAL

Los principios nunca se han enunciado en la doctrina social de una manera explcita. Son, podramos decir, descubrimientos que se han ido haciendo con el transcurso de los aos. Sin embargo, en el Compendio y en otros documentos se han enunciado los siguientes: la dignidad de la persona, el bien comn, el destino universal de los bienes, la subsidiaridad y la solidaridad, la participacin. En otros lugares se alude tambin a la opcin preferente por los pobres. Bsicamente podramos hablar de los siguientes:

1.-La persona, principio y fin de la vida social

Es el principio fuente y raz de todos los dems. Consiste en considerar a la persona el sujeto y centro de toda la sociedad, y ordenar hacia ella todos los bienes y acciones. Pero hacer esta afirmacin de la primaca de la persona, en la que todos nos pondramos de acuerdo, no soluciona todos los problemas. Hay una ulterior problemtica en torno a qu sentido e identidad damos a la persona. Nos encontramos con la cuestin antropolgica, que es hoy lo que est en la base de la cuestin social.

Desde aqu afirmamos, junto a la cultura moderna, que la persona tiene un valor absoluto, es decir, que es valiosa en s misma por el hecho de ser persona, no por los adjetivos que la acompaen. La persona se descubre con una dignidad, es decir, se percibe superior al mundo material, se percibe como alguien e irrepetible. En palabras de Benedicto XVI: no es solamente algo, sino alguien, capaz de conocerse, de poseerse, de entregarse libremente y de entrar en comunin con otras personas (Mensaje Jornada de la paz 2007). Kant clarifica muy bien qu entender por dignidad: Aquello que tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo precio y, por tanto, no admite nada equivalente, eso tiene una dignidad. Por lo tanto, mientras todo en el mundo tiene un precio, el ser humano es lo nico que posee dignidad. Esa dignidad se evidencia en su autonoma, en su libertad, en su racionalidad...

Desde este principio, se derivan consecuencias ticas. En primer lugar, la obligacin de respetarla siempre: se convierte en un fin en s misma, nunca en un medio. El hombre se debe tratar a s mismo y a los dems como persona. De ah que las estructuras deben estar al servicio de la persona, es decir, para que tengan vida.

Qu conlleva esa dignidad? Hay como dos sentidos complementarios de lo que significa la dignidad del hombre:

-por una parte, el sentimiento que ha de tener cada uno de su propia dignidad: conocer la dignidad que se tiene y ser fiel a ella. Esa autoconcepcin nos habla del carcter dinmico de la dignidad: lleva a ser fiel a lo que se es, llegar a ser lo que eres, a someterte a los lmites ticos que implica dicha dignidad. Bien es cierto que la dignidad nunca se pierde, aunque acte indignamente desde el punto de vista moral y no la revele.

-por otra parte hay una consecuencia jurdica: se debe de hacer un reconocimiento y proteccin de esa dignidad. Ah vienen los Derechos Humanos, que se fundamentan en la dignidad humana.Dnde se enraza su dignidad? Por qu tiene esa dignidad? Es un dato comn a la cultura actual. Desde posturas ateas, su dignidad radica en su singularidad, en su autonoma, es decir, en la ausencia de cualquier heteronoma. Para posturas testas, la dignidad le viene dada por haber sido creados por Dios. Para el pensamiento cristiano, esta dignidad radica en que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y porque con l ha establecido una relacin especial (cf GS 24): tiene una dimensin espiritual que le hace ser capaz de Dios. Ah radicara su dignidad: La razn ms alta de la dignidad humana consiste en la vocacin del hombre a la unin con Dios (GS 19). Podramos decir que el hombre vale mucho pero no por s mismo, sino por lo que vale el que se ha fijado en l, el que se ha enamorado de l. Esa capacidad de Dios, ese dilogo que se establece entre el hombre y Dios muestra su dignidad que corre el peligro de ser opacada si se oscurece tambin a Dios. As nos lo recuerda el Papa Francisco: En el centro de la fe bblica est el amor de Dios, su solicitud concreta por cada persona, su designio de salvacin que abraza a la humanidad entera y a toda la creacin, y que alcanza su cspide en la encarnacin, muerte y resurreccin de Jesucristo. Cuando se oscurece esta realidad, falta el criterio para distinguir lo que hace preciosa y nica la vida del hombre (LF 54). Y ms explcito es en EG 178 donde habla de las consecuencias de la fe trinitaria para la dignidad de la persona.Consecuencias ticas de la dignidad humana:1.-Igualdad fundamental de todos: aun respectando la propia singularidad, todos tenemos igual dignidad, igual valor, porque para Dios todos somos igualmente dignos (GS 29). Segn esto, ningn hombre es ms persona que otro y se impone la lucha contra todo tipo de discriminacin. Este tema es especialmente interesante en cuanto a la igual dignidad del varn y de la mujer. Pero junto a la dignidad, afirmamos la desigualdad funcional: hay una inevitable y necesaria diversidad.

2.-El hombre vale ms que las cosas: por muy valiosas que sean, estn destinadas al servicio del hombre: Todos los bienes de la tierra deben ordenarse en funcin del hombre, centro y cima de todos ellos (GS 12). 3.-El hombre vale ms que las relaciones: hay una prioridad del individuo sobre la sociedad. No es el hombre para las instituciones sociales, sino estas para l (GS 14 y 26).4.-La dignidad del hombre afecta, en primer lugar, al cuerpo que ha de ser respetado y valorado (GS 14) y se expresa en su inteligencia (GS 15)

5.-El hombre vale por lo que es, no por lo que tiene o por lo que hace (GS 35): la dignidad nunca se pierde.

6.-El hombre est llamado a la complementariedad entre todos 2.-El bien comn, criterio y orientacin de la justicia

El bien comn es el fin esencial de la vida social y de la autoridad poltica, el criterio orientador de todas las instituciones y dimensiones de la vida social. Es uno de los principios ms importantes de la vida social. La dificultad de este concepto estriba en cmo articular perfectamente el bien del individuo y el bien de la sociedad. A lo largo de la historia se han desarrollado diferentes concepciones. Partamos de lo que no es:

-no es la concepcin clsica de Aristteles o de Platn, en la que primaba una concepcin holstica de la realidad por la que el bien comn tena una primaca sobre el bien particular y los individuos se sometan al bien del conjunto. Sto. Toms lleg a afirmar que al igual que en el cuerpo humano un rgano se puede extirpar en beneficio del bien general, lo mismo sucede en la sociedad.

-no es la concepcin liberal del BC. Para esta, el BC es la suma de los intereses particulares, pues parte de que los hombres viven en sociedad no por razones naturales, sino contractuales. De ah que la sociedad tenga que garantizar la libertad individual, pues no existe una comunidad total, un nosotros. Se parte de un individualismo que considera que el individuo, al margen de la sociedad, puede alcanzar su plenitud. El BC no tiene sentido, a lo sumo como suma de intereses particulares.-no es la concepcin socialista del BC. Aqu se exalta la sociedad en detrimento de la dignidad individual. Para Marx el individuo desaparece y es la generalidad la que ocupa su puesto: no es el hombre particular, sino el ser humano genrico. Para esta ideologa, el BC es el bien de ese todo, el bien social o el inters general, al que se sacrifica cualquier inters particular. Por tanto, el bien social es independientemente del bien de los individuos.-no es el bienestar material, aunque sea una parte importante: el BC abarca otra serie de bienes.

La concepcin cristiana del BC es diversa en razn de su fundamento antropolgico. Frente al individualismo, el cristianismo considera que la persona tiene absoluta necesidad de la vida social, pues en el t surge el yo y nos hacemos personas. Es reconocer que lo que somos lo debemos en gran parte a los dems: hay una cierta hipoteca social con respecto a lo que hemos conseguido, pues todo se lo debemos a alguien. Se puede decir que somos enanos montados a hombros de titanes. Esa conciencia de sabernos con otros y resultado de otros abre a la persona a los intereses generales. Frente al colectivismo, el cristianismo considera que la persona no es solo parte con relacin a una sociedad, sino que tiene valor por s misma: cada uno somos irrepetibles. Desde aqu vemos que el BC se sita entre ese bien individual y ese bien social, en el equilibrio entre bien del hombre y bien de la sociedad. Por eso, el BC no puede excluir a alguien, sino que tiene que incluir a todos; y no puede ser un bien de un todo al que se sacrifiquen los individuos, sino que es el bien del individuo. MM 65 lo define as: Conjunto de condiciones sociales que permitan a los ciudadanos el desarrollo expedito y pleno de su propia perfeccin. En ese sentido es el bien histricamente realizable que alcanza su valor en relacin al logro de los fines ltimos de toda persona. Un ejemplo para entender: el BC sera el terreno en el que las plantas crecen y se desarrollan.

Podramos decir que es el bien que, aun conviniendo a cada persona como propio, constituye el bien de una comunidad y slo en la comunidad puede ser conseguido. Benedicto XVI lo expresa muy bien: Es el bien de ese todos nosotros, formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social. No es un bien que se busca por s mismo, sino para las personas que forman parte de la comunidad social, y que slo en ella pueden conseguir su bien realmente y de modo ms eficaz (CV 7). Por eso, el BC asume la realidad del bien personal y asume la realidad del proyecto social. Supera as la antinomia sociedad/individuo. Tiene, por tanto, una doble orientacin: seala la apertura de las personas y de los grupos sociales a los intereses generales y a las estructuras sociales, e indica tambin un conjunto de condiciones de la vida social (materiales, intelectuales y espirituales) con las cuales los individuos, las familias y las asociaciones pueden alcanzar sus propios fines y su propio desarrollo. Por tanto, el bien comn no es la suma, sino un valor especficamente distinto del bien individual y de suma de bienes particulares: no es la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de todos y de cada uno, es y permanece comn, porque es indivisible y porque slo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo (CDSI 164). Porque incluye a todos podramos compararlo ms con una multiplicacin.Desde todo lo dicho, el BC comporta tres elementos esenciales, segn el Catecismo (n1906-1909):

-en primer lugar, hace referencia a la dignidad de la persona: de ah que PT 60 identifique trabajar por el BC con la defensa y promocin de los derechos humanos. Esto nos permite descubrir la relacin que existe entre BC y justicia: si antes identificamos justicia social con defensa y promocin de los derechos humanos, podramos decir que el BC incluye la justicia, porque la orienta en s misma, pero la supera, pues contiene otra serie de dimensiones -en segundo lugar, exige el bienestar social y el desarrollo del grupo mismo, es decir, comprende un conjunto de bienes materiales-por ltimo, el BC implica la paz, es decir, la estabilidad y el orden justo, o lo que es lo mismo, se hace presente en una serie de condiciones sociales y en una adecuada organizacin social.Caractersticas del BC:

-carcter dinmico: el BC es una realidad que an no est establecida del todo: es realidad hecha y por hacer, es conquista constante.-es derecho al que todos tienen acceso y es tarea-deber a la que todos estn convocados.

-es un verdadero bien: siempre es algo positivo para la sociedad y as ha de ser percibido

-es de todo el hombre y se relaciona con su desarrollo: por eso tiene un carcter tico (ligado a la naturaleza del hombre pues busca su perfeccin), que tiene en cuenta todas las dimensiones del hombre

-es de todos los hombres: se puede hablar de un bien comn universal: No hay desarrollo pleno ni un bien comn universal sin el bien espiritual y moral de las personas, consideradas en su totalidad de alma y cuerpo (CV 76).-es universal, pues debe redundar en provecho de todos los ciudadanos, sin preferencias ni discriminacin, y eso ms en un contexto de globalizacin (las interdependencias humanas se intensifican. Se extienden poco a poco a toda la tierra. La unidad de la familia humana que agrupa a seres que poseen una misma dignidad natural, implica un bien comn universal Catecismo 1911). Podramos decir que el BC pretende dar cobertura a las necesidades de todas las personas, subrayando el trmino todas que conlleva universalidad.-supraindividual: rebasa el bien privado de cada uno de los miembros de la sociedad, pues hace mencin al nosotros-indivisible: es de todos y cada uno, y solo juntos es posible alcanzarlo y participar en l. En ese sentido, solo se puede tener parte en l en cuanto se toma parte y por ello no se puede dividir sino que se puede participar. Por ese incluye al individuo. Si tuviramos que hacer una definicin conclusiva, podramos recoger las siguientes: el bien de las personas en cuanto que estas estn abiertas entre s en la realizacin de un proyecto unificador que beneficia a todos (Gerardo); el conjunto dinmico y progresivo de las condiciones econmicas, jurdicas, morales y religiosas que permiten en las personas y los grupos la consecucin de la perfeccin (Mattai). O la definicin clsica de GS 26: conjunto de las condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro ms pleno y ms fcil de su propia perfeccin.

Una ltima pregunta: quin ha de velar por el bien comn, quin es el responsable de la construccin de ese BC? Todos, pero especialmente la autoridad. El BC es la razn de ser de la sociedad, de las estructuras y de los poderes polticos. A ellos les compete especialmente esa orientacin. El fin de la autoridad es la edificacin del BC, por lo que la moralidad de la misma se alcanzar en razn de su compromiso con el mismo.3.-La solidaridad y la subsidiaridad

La pregunta que est en el fondo de este tema es cmo hemos de regular y estructurar la vida en la sociedad para que sea digna del hombre. Nos encontramos ahora con dos principios inseparables, fuertemente unidos entre s, que previenen de dos deformaciones de nuestra sociedad: el individualismo y el estatalismo (o colectivismo). Estos principios tratan de actuar dos valores: la igualdad y la libertad. As lo recuerda Benedicto XVI al afirmar: El principio de subsidiaridad debe mantenerse ntimamente unido al principio de la solidaridad y viceversa, porque as como la subsidiaridad sin la solidaridad desemboca en el particularismo social, tambin es cierto que la solidaridad sin la subsidiaridad acabara en el asistencialismo que humilla al necesitado (CV 58).La solidaridad es exigencia del bien comn y se relaciona ms bien con la justicia (pues la supone y la completa) y con la caridad (de la que es una expresin o, en palabras de Benedicto XVI, una forma operativa de la caridad). La mejor definicin de solidaridad la dio Juan Pablo II: no es un sentimiento de vaga compasin o enternecimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Es, al contrario, la determinacin firme y perseverante de comprometerse por el bien comn, por el bien de todos y cada uno, porque todos somos verdaderamente responsables de todos (SRS 38). Francisco utiliza mucho esta clave de la solidaridad que l define de esta forma: Es pensar y actuar en trminos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiacin de los bienes por parte de algunos. Tambin es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negacin de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero (Discurso a los Movimientos Sociales 28-octubre-2014). De ah que la pregunta tica ante los problemas sociales es yo qu debo a otros en cuanto a la justicia y la solidaridad, y no a qu tengo derecho yo para mi identidad diferenciada en solitario.Teniendo en cuenta esto, la solidaridad puede ser vista desde tres puntos de vista:

1.-Como principio social: la solidaridad se presentara como un vlido criterio rector, fundamental para la vida social, que exigira transformaciones profundas de la estructura social (cf. CA 10) y que solucionara las enormes diferencias sociales pues acta sobre las causas y no solo sobre los efectos. Desde este punto de vista, exige que las estructuras polticas, jurdicas y econmicas se guen desde la solidaridad, reformen lo que tengan que reformar y, de esta manera, faciliten esa liberacin integral, ese desarrollo pleno de todo el hombre y de todos los hombres, esa consecucin del bien comn. En una realidad tan compleja como la que nos encontramos, con tantas dificultades y problemas que fracturan la sociedad, la solidaridad es el nico instrumento capaz de superar las diferencias: Los problemas socio-econmicos slo pueden ser resueltos con la ayuda de todas las formas de solidaridad: solidaridad de los pobres entre s, de los ricos y los pobres, de los trabajadores entre s, de los empresarios y los empleados, solidaridad entre las naciones y entre los pueblos. La solidaridad internacional es una exigencia del orden moral. En buena medida, la paz del mundo depende ella (Catecismo 1941). As lo ha afirmado el Papa Francisco: la exigencia de repensar la solidaridad no tanto como una simple asistencia en las relaciones con los ms pobres, sino como repensamiento global de todo el sistema, como bsqueda de caminos para reformarlo y corregirlo de manera coherente con los derechos fundamentales del hombre, de todos los hombres (25-mayo-2013).2.-Como valor tico: la solidaridad se presentara aqu como una actitud que cada persona individualmente debe de asumir y encarnar en sus relaciones sociales. Se convertira as en un dinamismo profundo, capaz de transformar profundamente a la persona, de manera que los juicios, acciones y opciones del propio individuo, se orienten siempre en aras del bien comn. La solidaridad, en este caso, no hara sino encarnar la regla de oro: haz con los dems lo que desees que hagan contigo.

3.-Como virtud cristiana: la solidaridad no es slo un principio tico racional, sino que para el cristiano es tambin una virtud (cf. SRS 40). Con el impulso de la fe, la solidaridad se reviste de gratuidad, perdn y reconciliacin. Adems, el cristiano encuentra en la Paternidad de Dios y en el Misterio Trinitario un nuevo impulso en la tarea de la solidaridad, que alcanza su cumbre cuando se vive en la perfecta comunin, a la que estamos llamados en Cristo. Aunque en ciertos sectores del cristianismo, la solidaridad como trmino fue rechazada por su pasado anticlerical (naci como oposicin a la caridad cristiana y enfrentada a la fraternidad), hoy es perfectamente asumida en la teologa y el magisterio eclesistico. Fue en el s. XIX cuando se puso de moda, al ser invocada en los idearios romanticistas, socialistas, del catolicismo social y, especialmente, del movimiento obrero.

El otro principio inseparable es el de la subsidiariedad. Su finalidad fundamental es posibilitar una vida social dinmica, que no est absorbida por la voracidad del Estado o de las estructuras de poder, sino que todos los miembros que componen una sociedad tengan el protagonismo que deben y desarrollen todas sus capacidades al servicio del nosotros comunitario. Su fundamento tambin es la persona humana, a la cual han de servir (y han de ayudar) las diferentes estructuras sociales que componen la sociedad civil y en las que la persona se integra a nivel poltico, cultural, social, econmico para su desarrollo. As nos lo pide el recto orden axiolgico de una sociedad: ya que el individuo, la familia y la sociedad son anteriores al Estado, y este mismo existe para tutelar los derechos de aqul y de estas, y no para sofocarlas (CA 11).

La formulacin en la enseanza social se debe a Po XI y adquiere en ella una importancia excepcional pues est entre las directrices ms constantes y caractersticas de la doctrina social (CDSI 185): Una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privndola de sus competencias, sino que ms bien debe sostenerla en caso de necesidad y ayudarla a coordinar su accin con la de los dems componentes sociales, con miras al bien comn (CA 15).

Se perciben en esta definicin los dos sentidos que adopta. Por una parte, en sentido negativo, busca el abstenerse y el respetar la legtima autonoma de las personas y grupos intermedios para garantizar el pluralismo y la libertad (enmarcada siempre socialmente). Es dejar hacer. Por otra parte, en sentido positivo, va en ayuda y auxilio de las personas y de los grupos intermedios con vistas a conseguir sus fines. Cuando ellos no pueden, o hasta donde ellos no llegan, es la instancia superior la que se compromete a apoyar y ayudar, ejerciendo una funcin de suplencia. Es ayudar a hacer.

El principio de subsidiaridad es fundamental en una sociedad pues ayuda a regenerar la sociedad civil, tan importante (asociaciones, agrupaciones) y permite que haya un tejido social activo, fundamental para el desarrollo de una sociedad como afirmaba OA 11: Urge reconstruir, a escala de calle, de barrio o de gran conjunto, el tejido social, dentro del cual el hombre pueda dar satisfaccin a las exigencias justas de su personalidad. Hay que crear o fomentar centros de inters y de cultura a nivel de comunidades y de parroquias, en sus diversas formas de asociacin. Este principio previene de dos males fuertemente arraigados: el intervencionismo del Estado y el asistencialismo del mismo. En este sentido nos dice Juan Pablo II: En los ltimos aos ha tenido lugar una vasta ampliacin de ese tipo de intervencin, que ha llegado a constituir en cierto modo un Estado de ndole nueva: el Estado del bienestar. Esta evolucin se ha dado en algunos Estados para responder de manera ms adecuada a muchas necesidades y carencias tratando de remediar formas de pobreza y de privacin indignas de la persona humana. No obstante, no han faltado excesos y abusos que, especialmente en los aos ms recientes, han provocado duras crticas a ese Estado del bienestar, calificado como Estado asistencial. Deficiencias y abusos del mismo derivan de una inadecuada comprensin de los deberes propios del Estado. En este mbito tambin debe ser respetado el principio de subsidiariedad. Una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privndola de sus competencias, sino que ms bien debe sostenerla en caso de necesidad y ayudarla a coordinar su accin con la de los dems componentes sociales, con miras al bien comn (CA 48). Como asegura Benedicto XVI, este principio posibilitar la cercana y atencin ms humanas (DCE 28).4.-La participacin

Es consecuencia directa del principio de subsidiariedad que provoca una sociedad activa y protagonista de su futuro. En una sociedad no basta con que existan una serie de asociaciones o cuerpos intermedios: es necesario que estos participen en la vida social, as como los miembros que los integran. Por tanto, la participacin se expresa, esencialmente, en una serie de actividades mediante las cuales el ciudadano, como individuo o asociado a otros, directamente o por medio de los propios representantes, contribuye a la vida cultural, econmica, poltica y social de la comunidad civil a la que pertenece (CDSI 189). Tiene como sujeto al propio individuo (y consecuentemente a los diferentes grupos intermedios) que se siente, no meramente como objeto pasivo de la vida social, sino como sujeto activo de la misma en la que trata de tomar parte, no solo en los beneficios, sino en el destino y en el quehacer de toda la vida social. La participacin ocupa un puesto predominante en el desarrollo reciente de la enseanza social de la Iglesia. Su fuerza radica en el hecho de que asegura la realizacin de las exigencias de la justicia social. La participacin justa, proporcionada y responsable de todos los miembros y sectores de la sociedad en el desarrollo de la vida socioeconmica, poltica y cultural es camino seguro para conseguir una nueva convivencia humana (Orientaciones 40).

Este principio es hoy fundamental, pues crece un clima de bajo inters en los asuntos pblicos. Se aprecia un desinters y una escasa participacin en las cuestiones comunes y en la contribucin al bien comn, a causa del individualismo. Esa delegacin de la representacin corre el peligro de derivar en dictadura o dirigismo. Por eso, el Concilio anim a estimular en todos la participacin en los esfuerzos comunes (GS 31). Y es que la participacin se puede considerar el quicio del funcionamiento democrtico, o como dice el Compendio, es el pilar de todo el ordenamiento democrtico, adems de una de las mejores garantas de permanencia de la democracia (CDSI 190). Toda democracia ha de ser participativa, lo que exige que todos los sujetos de la vida social sean informados, escuchados e implicados. 5.-La opcin por los pobres

Una sociedad ser humana en la medida en que incluya a todas las personas. Su humanidad puede ser medida en funcin del cuidado que ponga porque nadie quede excluido, por el cuidado con los ms pobres. Esta primaca de los pobres es consecuencia de la aplicacin de tres principios que hemos visto: la dignidad de la persona, el destino universal de los bienes y la solidaridad.

Sin lugar a dudas que la Iglesia ha hecho mucho por los pobres a lo largo de su historia. Pero ha sido con el Vaticano II y su preocupacin abierta por los problemas del mundo cuando la categora opcin por los pobres ha surgido de una manera explcita. Expresin que es tomada como bandera por la Teologa de la Liberacin.

La Teologa de la Liberacin surge como respuesta teolgica y prctica a la situacin de opresin-explotacin que vive el continente latinoamericano. Los problemas de empobrecimiento y miseria del hombre concreto de aquel continente son fruto de estructuras de injusticia y explotacin provocadas por los pases ricos. La neutralidad del cristiano ante esta situacin es inviable: naturalmente hay que estar del lado de los oprimidos para operar desde ellos y con ellos una liberacin integral.

En este contexto surgen tambin dos documentos esenciales para entender la opcin por los pobres. Nos referimos a los Documentos de Medelln y Puebla. Fue en la Asamblea de los Obispos del CELAM reunidos en Medelln donde se comenz a hablar de la opcin preferencial por los pobres. Y posteriormente se explicit y desarroll en Puebla. Es precisamente en este ltimo documento donde se habla ampliamente de lo que es y en lo que consiste esta opcin. Volvemos a tomar (...) una clara y proftica opcin preferencial y solidaria por los pobres (...). Afirmamos la necesidad de conversin de toda la Iglesia para una opcin preferencial por los pobres, con miras a su liberacin integral.

Desde aqu da un salto al Magisterio Pontificio, con Juan Pablo II: La opcin o amor preferencial por los pobres es una opcin o una forma especial de primaca en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradicin de la Iglesia. Se refiere a la vida de cada cristiano, en cuanto imitador de la vida de Cristo, pero se aplica igualmente a nuestras responsabilidades sociales y, consiguientemente, a nuestro modo de vivir y a las decisiones que se deben tomar (SRS 42).

Aqu encontramos alguno de los elementos fundamentales de lo que supone la opcin por los pobres como principio de la vida social. Se trata de una aportacin tpicamente cristiana, fruto de la lectura en profundidad de la Encarnacin. La opcin preferencial por los pobres est implcita en la fe cristolgica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Co 8, 9) (Benedicto XVI). Fundamentalmente supone una orientacin de la vida (con las consecuencias que conlleva) en la que los pobres tienen un lugar prioritario, especialmente desde el dnde se hacen las opciones, decisiones Es preguntarnos constantemente las consecuencias que nuestras decisiones pueden producir en ellos. Es ver el lugar desde el que se piensa y decide. En definitiva, es comprobar cmo el desarrollo llega hasta los ltimos desde la certeza de que si a estos llega, llega a toda la sociedad pues ellos constituyen el ltimo escaln de nuestra sociedad. Es lo que nos dice el captulo 15 de Lucas: lo que importa es el perdido, el extraviado, porque incorporados ellos a la sociedad, es el conjunto el que experimenta el gozo de crecer.

Los pobres, que han de ser entendidos en las mltiples dimensiones de la pobreza: los oprimidos, los marginados, los ancianos, los enfermos, los pequeos y cuantos son considerados y tratados como los ltimos en la sociedad (VC 82) desde el punto de vista social, econmico y cultural La opcin por los pobres, en definitiva, es una manera concreta de expresar la caridad y la justicia.

6.-El destino universal de los bienesPara profundizar:

+J.Bulln Hernndez, Testigos en el mundo. Fundamentos de Moral Social, S. Dmaso, Madrid 2007, 237-254 (la justicia se realiza en el Bien comn).

+M. Schooyans, Doctrina Social de la Iglesia y realidad socioeconmica, Universidad de Navarra, Pamplona 1991, 495-511 (La dignidad de la persona humana. Principio bsico de la doctrina social de la Iglesia).

+M.Vidal, Para comprender la Solidaridad, Evd, Estella 1996, 79-105 (la solidaridad como principio tico y sus relaciones con la justicia y la misericordia).

+A. Fernndez, Teologa Moral III. Moral Social, econmica y poltica (el hombre y su dignidad 309-347).

La definicin de Po XI: Como no se puede quitar a los individuos y darlo a la comunidad lo que ellos pueden realizar con su propio esfuerzo e industria, as tampoco es justo, constituyendo un grave perjuicio y perturbacin del recto orden, quitar a las comunidades menores e inferiores lo que ellas pueden hacer y proporcionar, y drselo a una sociedad mayor y ms elevada, ya que toda accin de la sociedad, por su propia fuerza y naturaleza, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social, pero no destruirlos y absorberlos (QA 79).

CELAM, Documentos de Puebla, n 1134, Bogot 1990, 124.

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