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Gente del mundo:

números, palabras y dibujos en Chimal

Oareciera que, en la equidistancia de pensamientos, cuando Francis Fukuyama alcanza el fin dela historia, Alberto Chimal se propone comenzar a escribirla. O a recordarla...

El autor del presente artículo funde, confunde, resume, amplía, dos charlas para la presentación pública del libro Gentedel mundo (CONACULTA, México, 1998); la primera ocurrió,en enero, en la Casa tunAstral de Toluca y, la otra, en marzo,en la Casa del Poeta, en la ciudad de México.

Eduardo Osorio

Intriga que el joven Cliimal, con ese su humorismo tan refinado, posmoderno y siempre eficaz, coincida con el folcloristaguatemalteco Carlos René García Escobar quien, con solemnidad, no oculta un asombro intenso tras su lectura de Gente

del mundo\ ese pergamino que, pudiera presumirse, tal vez fiierescatado del Mar Muerto por arqueólogos exploradores y cuyaautoría ios editores mexicanos atribuyen a Damac de Jeramow.

Carlos René, investigador afanoso de las culturas originarias de Centroamérica, sugiere que acaso este libro pretenda,tal como creen los filósofos sencillos de su tierra, la virtud comoforma de sabiduría, como ruta de salvación para el Universoamenazado y,por ende, para nuestra especie sempiternamenteen extinción. Gente de virtudes, pudo titularse.

En efecto, sin ubicarse en el rango de cartilla moral, hablamos de un libro religioso transcrito con acuciosidad mística depaganos. Aojo simple, resulta inocultable su búsqueda de ciertauniversalidad del espíritu que, sin llamarse dios, se expresa enla creación espontánea de cada día, en los hechos terrenalesque hacen trascender a mujeres y ancianos, a sabiasy hechiceros, a niños y sacerdotisas, a elegidas y visionarios; todos ellosdispersos a lo largo y ancho de una comarca casi gótica que esel (:osmos, donde se detectan 2 mil 375 pueblos cuyo registronos fue legado como un compendio de compiladores.

¿Cómo podemos saber con exactitud queson tantos, y no dos mil 373 ó dos mil 374,los pueblos que en su mundo han sido?

Cada pasaje del libro ocurre como invitación al goce de nuestro caos individual, generacional y de especie; unalebrije de no-autor, tal como FelipeVázquez, en su Vitrina del anticuario(CONACULTA,México, 1998), gusta denominar a los presuntos derrelictos, manuscritos rescatados de botellas al garete,de bibliotecas hipotéticas o, más recientemente, del ciberespacio: mensajes anónimos o casi, hallados por creyentesinternautas como Felipe.

Por mero acaso. Gente... eligió aChimal como médium de Jeramow, quea su vez se muestra como portavoz deotros, como Naol de Gamul, Araghe,Ganuga el Valiente y toda clase deantropólogos casuales, historiadores, estadistas falsos, poetas verdaderos,paleógrafos y demás rescatadores de esemundo (análogo alnuestro pero diferenteen tiempo) que, según referencias y acotaciones bibliográficas del libro, sistematizaron a profundidad un cierto conocimiento sobre una realidad dada.

Si bien la mayoría de textos nos sugiere características de oralidad, también resalta su pulcritud metodológica, una aspiración científica en pos de la certidumbre, cacería de esa verdad como leit motivde toda religión. Yaquella que pretende

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encontrar Alberto puede explorarse incluso como recreación matemática,con una clara urdimbre binaria que enfrenta constantemente al Cero y alUno, al Todo y a la Nada, alTiempo y al Espacio, Vida y Muerte, Sociedadc Individuo.

Por ello, de manera natural, el tejido diseñado por el narrador desembocaen una visión dialéctica que infiltra cada línea y cada guerra del libro, cadasilencioy cada imagen, hasta dimanar en explicaciones socioantropológicassobre por qué gonavendagos y htovarraky no pueden subsistir los unos sinlos otros: ambos completanun arquetipo de aquellas nacionescomo Blefiiscoy lilipuc enfi-entadas por rigurosa urgencia cultural.

De igual manera, el ordenamiento aritmético del libro (dos textos, unailustración) implica un papel específico asignado a cada número. Las cifrasno surgen entonces por un azar veleidoso y de modo abierto insinúan quealgo nos quieren comunicar. Bajo dicho orden, integran poco a poco cadenas de incesante contraposición escritural, en un tramado concreto, de índole binaria siempre, como cuando los textos denominados "Odio" y "Lapaz", aparecen juntos, separados-unidos por cierta ilustración (que tampoco es casual) en torno a los míticos cuidadores de la vid (lámina número665 de Kadousí). Es decir, cabe proponer que tantos números corresponden a un programa por cumplir y la disposición de las historias no sucedepor chispazos de fantástica genialidad, sino como ingeniosa trama de unautor que nada abandona al desgaire.

Este divcrtimento matemático en aras de la verdad (ignoro si fundamentado en alguna presunción numerológica), va más alláde la exactitud eincide en otras lecturas probables del libro. En especial,se vincula al poderoso don adánico que Chimal también recupera para sí y lo graba conindeleble impronta al fijar la denominación de tantas ciudades y etnias. Aesta nomenclatura volveremos con más detalle líneas abajo.

En cuanto a los guarismos, es pertinente recordar que en su vertiginosotrayecto editorial, el autor ha insistido con obviapasiónen preponderar lascifras como parte de su lenguaje personal, tal como corroboran su óperaprima Lossetenta segundos y su prestigiado libro La luna y 37'000,000 delibras.

No es válido conjeturar, entonces, que la fórmula(3x5)^-(2x5)^= 2,375

sea mera casualidad al enumerar tales comunidades. Creo que esta recreación algebraica (a la que, confieso, también soy afecto durante los solitarios procesos narrativos), incumbe, por encimade alguna intención mágica o especulativa, a la parte juguetona del pretexto literario, a la construcción íntima de un modelo que estimula al escritor para la conclusión decierto plan en ciernes. Al menos, este es un posible manejo de los números; en el caso de Clúmal, ignoro sus motivos.

La abtmdancia de números no pasaría de ser tan sólo una curiosidad delector respecto a los mecanismos intemos dejugar lapalabra, peropermeansutilmente el paisaje. En cambio, las aspiraciones profundas del libro sehermanan más con aspectos antropológicos y lingüísticos, con la filosofía,que con el álgebra.

Así, en principio, el ludismo intrínseco de esta no-historia impone comoposible el hallazgo de una literatura paralela a la nuestra, pero también pu-

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dieratraducirse como un recorridodellectorhipotéticopor losorígenes de la literatura universal.

Para transitar este camino, debe advertirse desde el iniciola diversidad de texturas entre lashistorias, lo cual permitiría reconstruir los primeros pasos hacia la expresión gráficadel pensamiento humano, cuando el dibujo prefiguraba lanarración. Génesis que también explicaría la preeminenciaque el libro otorga a las diecisiete láminas de Kadousi elMagnífico, dimanando en potentes crónicas, relatos sugestivos, cuentos redondos -lámina 27, los fiiyágora, "los quevolvemos al comienzo":

varios indinanla camilla en la que estáun viejo, paca dejarlocaer en una grieta llameante.

ElpoetaLuisAntonio Garc^Reyes, también lingüista, encuentraque muchos delosnombres de Gente... coinciden muyfiecuen-tementeconlaarquitectura idiomáticade losantiguosbabilonios.Una revisión somera de la historia y literatura de los harappanadelValle del Indo, hacecuatroo dnco milenios, mostraríanotables semejanzas con los nombres de aquellos pueblos y, másaún, con el retrato de sociedades nómadas en pugna con lospueblos establecidos; guerras de saqueo o conquista que indujeronalencuentrodecostumbres,cuestiónqueennuestro tiempoconducirían a mirarel pasadopropuestopor Chimalcomo unametáfora contimdente de nuestro mundo.

Másaún, cierto manual sobre políticay arte de gobernar, elArtímú¡astrii.t uno de lostextos sumerios más antiguos queconocemos, contiene detalles yconclusiones aterradoras -"El gobierno esla cienciadel castigo"- que no distan mucho del humor de Alberto en, por ejemplo,su texto "Igualdad":

todos, sin importar su cargo [...] debíanaceptar una mutilación: la pérdida de alguno de sus dedos, de sus miembros!...] Asícompensabany amortiguabanel poder queles era otorgado.

Por supuestoque a tal sincronicidadno pueden escapar,peseacuatro mil años de separación entrambos libros, la curiosa selección de personajes: "brahamanes incapaces, mercaderesendesgracia, barberos, astrólogos, humildesservidores,prostitutas, labriegos" que integraban la caterva de espías del emperador sumerio y los "rascadores de moscas, soñadores de piedras, tañedores de sal, sumadores de muertos" que Chimalcita en "Los oficios".

Si de aquella esplendorosa Mesopotamia -misma que trazagrandes ejespara la civilización, tal como la concebimos históricamente, con códigos establecidos parasociedades de leyes, depolítica ordenada ylenguaje escrito-, ahora seleponderagraciasa uno de sus textos fundamentales, el Código de leyes (elantonomásico diente por diente de Hammurabi) ysus282proposiciones; Gente... abre justamente con la eterna de losehrmanunt y sus "1,538 proposiciones sobre la naturaleza delmundo".

La semejanza entrambas nomenclaturas, finalmente, debeentenderse comopresencia delazarmás que a una supuesta in

fluencia de las voces babilónicas. Carezcode solidez para esta argumentación lingüística; me basoen una situaciónpersonal. Recuerdo a Chimal, durante una desus temporadas de estudio sobre literatura fiuitástica, leyendo un ensayo sobrecómo un experto creadorde universosconlógica propia, J. J. R. Tolkien, diseñabalos nombres para sus personajes y pueblos. Alberto me enseñó algunos pasajesdonde se probabaque nada era casual enel don adánico del creador de Elseñorde

los anillos: patronímicos, apodos ygentilicios provenían de un juego entrelingüístico y matemáticoque sólo podíajugarse con una gran dosisde creatividad.

Este es, creo, el caso de Gente...

Los paralelismos incesantes de Gente...con la literatura antigua no se remitenúnicamente a los pueblos asentados entomo al Eúíhites y el Ganges; en general, presentan rasgosde variascivilizaciones fluviales como la egipcia y la china.Ello nos remite a examinar con mayoratención el valor conferido por el autora las láminas de Kadous'í.

El libro está conformado por 36 textos brevísimos y 17 láminas sugeridas,pero unos y otras conforman un lenguaje común; hablamos de un liminar, unapéndice, 34 cuentos escritosy 17 cuentos dibujados (considérese el cuadro-texto final, denominado gaash: los que somos dragones, lámina 999: "Una multitud huye en desorden, en todas direcciones, de una casa en una loma. Lapuerta de la casa está entreabierta".{Quién no imagina una historia de terror fiuitástico?). Una filigrana de fechas, nombres, bibliografías, crea unafinísima trama que unifica el todo comoun lenguaje interdependiente: leer el libro sin una cuidadosa atención a los cua

dros es como pasar las páginas sin unalectura de los textos.

Las formas de este complejo lenguajenos sugieren, virtualmente, variacionesdadas al jeroglífico egipcio en sus literaturas hierática (concomitante al tono sa-

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cerdotalen algunospasajes del libro de Chimal) ydemótica (conciencia del autor sobre lo popular).Igual quesucedió enalrededores delNilo,en Gente... se emulsiona tenuemente la noción del límite

entre lo documentado pictográficamente o por escritoy aquelloque proviene de lastradiciones orales. Resume con diversos modos narrativos analesperdidos, testamentos, reseñas, memoriales, crónicas, y mucho de las especulaciones filosóficas quenutren una literatura, como la egipcia, de temasfimeratios,de cánonesculturales y cosmogoníasenformación.

Esta mimesis interior reitera sus concordancias

con uno de los primeros textos del E^pto antiguo:Húrm»dis/(escritadurante ladiriastíaXn,c. 2000 a.C., tiempo de esplendor, periodo clásicode su literatura), donde hayun implídto azoro delescriba al descubrirpor accidente la amplitud delmundo exteriorysusesperpénticos o lúcidos habitantes, suspueblosdistintos ycostumbresextrañas.Como el conocido Sinuhé, etdliado en Siria,que alpaso coteja costumbres propias y extrañas y, al retomar a su patriapiramidal, lo primero que haceesrecuperar los usos de vestir.

Conciencia de la Otredad deslumbrante que,entonces como ahora, demanda tolerancia entredistintos.

"Mi casa me entregó en matrimonio, bajo otrocielo. Me dio en custodia en tierra extraña [...]Desearía ser un cisne amarillo para regresar a miantiguo hogar", entre lágrimas, lamenta su desarraigo ima exiliada anónima en un texto de laépoca T'ang (s. VII-X d.C.), periodo durante elcual se observa un sobresaliente desarrollo de la

fiíbula y el relato fiintástico, con viajesa travésdeltiempo, zonas fantasmales y romances que, paraalgún especialista,son simiente de la narrativa deciencia ficción (cuestiones obsesionantes por maravillosas que marcane inician, por cierto, a Chimalcomo escritor).

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Desde su preferencia por el texto breve, el libropresenta de igualmanerareminiscencias del cuento chino, rebosante de odiseas, navegaciones, des-

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tierros (comoel Id S«o, de Qu Yuan, el más célebre poeta de la China Antigua) y exploraciones(el Comentario del libro de lasa^/uas, de Li Tao-yuan, enelcual sepromueve, porencima del meroencuentro geográfico, un cuestionamiento a laslimitaciones físicas de los pueblos aislados). EnGente... las sociedades descritas casi ignoran el intercambio económico o cultural con otros grupos y ello apunta hacia otra agudeza del autor:Alberto Chimal, hijo fiivorito y estudiosode estaglobalidad finisecular, soslaya dichas relacionesnodales al describir su Cosmos porque, aventuro,para él losverdaderosproblemas de nuestraespecie no radican en el intercambio comercial de losproductos humanos sino en la perdurabilidad dela obra que nos es común.

En otro sentido, si le ubicamos dentro del catálogo de librosque aspiran a una clasificación delUniverso, quedaría inserto entre el periodográfico que incluye lasliteraturas egipcia, china, hindúy otras,yelpreático delclasicismo griego, cuandola dinámica homéricadeja todos los finales y moralejas en manos de los dioses (en Chimal, lo terreno desaira a lo divino). Sin embargo, se localizaría antes, muy lejos, de los periodos yámbico ymélico.

Pretende, como el escribaantiguo, rescataraquellas civilizaciones fabulosas emparentadas con laAtlántida, que motivan la añoranza de nacionesperdidas con cierta semejanza a las nuestras; ciudades o pueblos desaparecidos cuya existenciaconvalidaron a plenitud historiadores antiguos,pero cuya majestuosidad resultó improbable. Opersigue aquellas, como Camelot y Aztlán, queconstituyen parte de una tradición fundacional quelegitima la historia de pueblos actualmente vivos,como los de Gran Bretaña y México. O, bien, sitios de riqueza legendaria como Jauja, El doradoo Lyonesse (nación ésta de virtuosos, país de clima perfecto donde la miel abunda y las vacas danleche cremosa) que obtuvieron durante muchotiempo la fode cronistas e historiadores, pero nunca la confirmación por parte de exploradores yaventureros enfebrecidos que fueron tras ellas,incluso, al precio de sus avariciosas vidas.

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Esta indagación, como en la bibliografía internade Gente.sería interminable. Pero, de modo in-taJible, conduciría tarde o temprano a Luciano deSamosata, el primer satírico que embroma a crédulos y conmueve a incrédulos respecto al sabergeográfico; Luciano se burla del temor al MareI^notum y aun de la Isla de los sueños a la queHesíodo creyó posible.

Como evidencia Erich Aucrbach en su estudio

sobre Rabelais, Luciano es una fuente inspiradorade Gargantúa. Cuando Auerbach rastrea pasajessobre la boca del gigante es imposible disociar elhumor de Rabelais y el de Chimal. El texto "Valor" resulta pantagruélico de lado a lado al reseñaral pueblo obeso de los magok-da cuyos jinetes"deben cabalgar sobre dos o hasta tres monturasal mismo tiempo" y que, ya en batalla,

es extraño y no poco aterrador ver guerreros magok-da en pleno vuelo, a veces girando sobre sí mismos, lentamente, y otrascon la mirada fija en los soldados enemigossobre los que caerán [...] Un solo guerrero,al dar contra el suelo, puede matar a variasdecenas {de enemigos).

Para apuntalar su humor fantástico, a Rabelais yChimal les fascina dar números, por cierto; inventar pueblos por doquier, cotejar las costumbresestrambóticas y relatarlas como si aquello lejanoestuviera vigente o pudiera ocurrir en cualquierinstante.

La resultante de formas comunes no puede serotra que un trasfondo afín.

Eso es "el del descubrimiento de lui nuevo mim-

do, con todo el asombro, los desplazamientos delhorizonte y los cambios en la imagen del mundoque tal descubrimiento trae consigo. Este es unode los grandes temas del Renacimiento y de losdos siglos siguientes, uno de los resortes fundamentales de la revolución política, religiosa, económica y filosófica". Así razona Erich Auerbachen Mimesis (Fondo de Cultura Económica, México, 1982) sobre Rabelais y, en Chimal, uno recuerda nuestros tiempos en que nada queda por

descubrir; que, en todo caso, elasombro provienedehabertopadocon los horizontes delDiscovcryChannel y el cambio frente al espejo de nuestrapropia imagen (somos la generación que sintióposible la conquistade otros planetas y, al mismotiempo, se encontró solitaria ante la ausencia deética política de sus dirigentes, abandonada en elmundo de las neoliberalidades y aturdida dentrode un Universo, que más que un posible Renacimiento, se observa en inexorable expansión).

El otro modelo literario del autor francés fue la

Utopía de Moro (Auerbach recuerda que, en unprincipio, Rabelais llamó así a la tierra de gigantes), escrita doce años antes. YChimal, por bocade los mahldo bolor ("los que llegamos al final",según el texto "Los últimos días"), se sabe, comotodos los melancólicos de ideologías, en la Edadde las Destopías:

¿Dónde están las obras nuevas que puedansuperar a las antiguas? ¿Dónde los sabiosvivos que iluminen mejor y más la existencia que los muertos? En verdad, concluyen,estamos cerca ya de haber agotado las empresas humanas, de haber descubierto todolo que estaba por descubrirse, de haber dicho todo lo que es dable decir.

De modo paradójico, este presunto lazo de Gente... con las literaturas originarias se rompe en ladescripción de sus prototipos sociales, pues nosremiten más a las razas descritas por James Frazeren La rama dorada e, incluso, nos evoca a célebrespersonajes más próximos como el comandanteSmith (aquella primera expedición a Marte queseñala Ray Bradbury y cuyo final es el mismo deJaviod y los suyos al descubrir el Valle deNurtambra, en "El Universo"). Igual sucede conlasdisquisiciones bizantinas de los únteme, semejantes a las que atribuimos a la academia deLagado, cuyo recuerdo trasciende hasta nosotrospor las referencias de Gulliver a través de Swift.

En el texto que este joven autor denomina "Elpasado", se evidencia una clave -"en sus lápidas,talladas toscamente por ellos mismos (los purunut.

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losque nos dejaron),estánestaspalabras: "no quedani laesperanzade suvuelta"- sobresusreflexiones emotivas que transfiere empáticamente a los valores éticos y morales que atribuye acada pueblo. Así, fluyen cataratas de metáforas cartográficas yde antropología fantástica, que apoyanlos códigos lingüísticos,particulares y consecuentespara cada raza, y a travésde las cuales, sea por errada traducción o traición deliberada, se generauna poesía intensa que incide en la épica portentosa de nuestraespecie. Inclusive, se distinguen algunos recursos de la literatura teatral, mismos que domina con nitidez el autor de El secretode Gorko {Premio FILIJ 1997, para dramaturgia infantil): básicamente, por medio de técnicas de alejamiento, simuladas detrás de acotaciones bibliográficas, nos induce a creer en determinadas certezas, jwípropias certezas,consciente de que el lector parte de buscar certidumbres.

Pero, estoy convencido, en ningún momento se refiere arazas extintas; muchos de los personajes descritos pueden servistos en cualquier instante de nuestra cotidianidad: tránsfugas de sus pasiones, migrantes en la memoria, oriundos de laprisión, obedientes o en rebeldía, en el encuentro desesperadoentre desiguales.

Estelibronosentrega cuentos de final abiertoo cerrado (comoel error de los au'piwa'e), crónicas brevísimas de sutil sarcasmo,relatos,relaciones de usosy costumbres,de ritosy creencias, deleyes sociales olvidadas o por consensar, con leyes tan propiasde estos pueblos que hasta desafilan nuestra legislación científica, historias que ocurrirán o han ocurrido o suceden,descritascon una lógica tan intrínseca que propicia la intimidad del actocreativo que debe darseentre lector y autor.

Es una descripción del arte de los pueblos: de losdibujantesp'tabrekcnses, del canto de los charzah y los hamunah, de lapoética siddopa, del poemacolectivode los aiyunda (redactores, acaso, del gran libro de la literatura que imaginaBorges).

Reseñasde ritos maravillosos como la gastronomía magok-da, el sacrificio hazoi, la funeraria an-anesdre, la magia verbalde los onibara, la estética sawu, la sucesión entre los abasilli.

Es,sicreemos a los editores, un libro organizado porDamacde Jeramow y cuya edición rescata las ilustraciones de KadousíelMagnífico (Carlos Alvarado, autor delaportada bien puedeser, a su tiempo, el médium de Kadousí").

En apariencia. Gente... implica una intertextualidad ficticia,con baseen una biblioteca inasible pero que se trocaen realidad cuando todos los libros citados y referencias bibliográficasparciales encuentran prueba de existencia en un solo libro:justamente Gente delmundo, que los reúne y es continuaciónde otro libro que alguna vez leímos y ahora (no es parte deljuego) resulta casi inexistente: Vecinos de la tierra. Con éste,Alberto se adjudicó por tercera ocasión la beca del CentroToluqucño de Escritores en 1996.

Dichaintertextualidad medevuelve albrujoFansamer, referido en otro libroya publicado. Gente... y Vecinos..., entonces,resumen elconocimiento deantropólogos, historiadores ylin

güistas que a través de la escritura o laoralidad nos hacen trascender un conoci

miento necesario para seguir creyendo.Cito algunas referencias bibliográficas,

volúmenes que debieron existir pues sustítulos son tan hermosos que sería unalocura no haberlos escrito. Entre ellos, elfamoso Por qué no debemoscreer nada escrito, escuchado ni percibido (Kaól deGamul), Historia de la censuraparapropósitosvirtuosos,A^uja de navegar sin sentido, Diván de verdadesy mentiras, las Memorias de viajesáe. Araghe, así como alusiones a poemas épicos casi olvidadoscomo Poesía llorando. Balada del hombredeplata, Á^ua que había muerto. Cantosdelbiendudary\os Comentarios dela hazaña de Ganuga el Valiente.

Me deslumhran tantos objetos colocados con exactitud, símbolos que meaturden o alientan, según el ánimo de milectura, pero destaco el tambor mahurutuque es como aquel ladrillo de Brecht quecita Benedetti: una muestra interna de

nuestra errabunda vida. Llevan al lector

hacia una profúndización sobre la universalidad de la muerte, el amor, el sueño, los hechos cotidianos donde la obra

humana se trasciende sin percibirlo y quenos resultan posibles porque alguien conesa voz tan poética y de tal fineza en elhumor, como es la de Chimal, no puedementirnos.

Al menos, yo no lo creo.O

Eduardo Osorio. Coordinador del Centro Toiiujiienode Kscntore,<;. Ha obtenido premio.s lutalesy nacionalesen poesía,cuento, novela y ensayo. Autor de una decenade títulos. Lo.s más recientesson Bromas para mipadre(tunAstral); El patio de mi casa (H. Ayuntamiento deToluca)c HistoriasMcftalopolitanas (LIAEM/tunAstral).