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Fenomenología del Espíritu

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  • G. W. F. HEGEL Fenomenologa del espritu

  • LECTURAS Serie Filosofia DIRECTOR Flix DUQUE

    Cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica o transforma-cin de esta obra slo puede ser realizada con la autorizacin de sus titulares, salvo excepcin prevista por la ley. Dirijase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogr-flcos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra.

    TITuLo OII.IGINAL: Phiinomenologie des Geistes

    e A.'ITONIO GMEZ RAMos, 2010 de la introduccin, traduccin y notas

    e UNIVERSIDAD AuTNOMA DE MADRID, 2010 e ABADA EDITORES, S-L., 2010

    de la presente edicin Calle del Gobernador, 18 28014 Madrid Tel.: 914 296 882 fax: 914 297 507 www.abadaeditores.com

    diseo SABTICA

    produccin GUADALUPE GISBERT

    ISBN 978-84-96775-71-8

    dep1ito legal M-44367-2010 //

    ~u...aqo~

    prelmpretln D.uv .. aT AL&. impN1l6n L4VII.

  • G. W. F. HEGEL Fenomenologa del espritu

    edicin bilinge de ANTONIO GMEZ RAMOS

  • PRESENTACIN Antonio Gmez Ramos

    Hubo un tiempo, no tan lejano, en que la frase de Heine: 1 se tomaba en serio y literalmente, a pesar de venir de un maestro de la irona como Heine. En ese tiempo, ningn libro de la filosofa alemana pareca afectar tanto a toda la humanidad como la Fenomenologa del espritu de Hegel: al fin y al cabo, era el libro que expona, entrelazados uno con otro, toda la historia de la conciencia humana y todo el saber del mundo; la propia circunstancia de su escritura, como se ver ms abajo, vena a coincidir con lo que se poda tener por el desenlace de la historia de la humanidad. Mortunadamente para todos, ese tiempo ha pasado (lo cual no quiere decir que el destino de la humanidad no se juegue tambin en la filosofa, y en particular en la alemana de en torno a 18oo). Pero la Fenomenologa del espritu sigue siendo un libro importante, uno de los ms importantes de toda la filosofa. Uno de los ms bonitos, deca Levinas, junto a algunos dilogos de Platn y la Crtica de la razn pura~; un libro gran-dioso, el primero que concibe la autogeneracin del hombre como proceso, escribi Marx\ el joven Kafka la lea con su amigo Hugo Bergmann en el saln de Berta Fanta, Heidegger y Gadamer le dedican ensayos decisivos\ los franc-fortianos, de Adorno a Honneth, estn recorridos por ella; y la deriva pragma-tista que ha tomado en los ltimos aftos la filosofa postanaltica encuentra en Hegel, en concreto en la Fenomenologa del espritu, los argumentos para una racionalidad intersubjetiva y una teora del significado5 Son slo algunas apre-ciaciones, tomadas casi al azar, de lectores completamente lejanos unos de otros, ninguno de los cuales se tomara literalmente en serio la frase de Heine.

    Sobre la historia de la filosofa y la religin en Alemania. Madrid, Alianza, pg. :l06. 2 Etica e infinito, Madrid, Visor, 1991, pg. 3s. 3 Manuscritos de economa y filosofa. Madrid, Alianza. 1966. pg. 189. 4 Heidegger. El concepto de experiencia en Hegel>> ,en Sendas perdidas, Madrid, Alianza

    Editorial, 1993; Gadamer, El mundo invertido y

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    Impenetrable pero inolvidable, fascinante como slo unas pocas grandes obras de la cultura humana pueden serlo, la Fenomenologa del espritu quiere hallarse -y seguramente se halla- al final de toda la historia de la filosofa. Pero, a la vez, no es tanto la culminacin de la metafsica como la anticipacin de las visiones y conocimientos ms fundamentales del mundo moderno, el cual no ha dejado de mirarse perplejo en ella. Hoy ms que en el tiempo inme-diatamente posterior a su escritura 6 Al fin y al cabo, era la obra que llev al espritu de su tiempo (el tiempo de Goethe y Napolen, el del nacimiento del mundo industrial moderno) a tener conciencia de s mismo, recogiendo en un sistema, o en una nica narracin, el saber de las ciencias naturales, el desa-rrollo de la moral, del arte o de la poltica, poniendo adems a la religin den-tro de (o paralelamente a) todo ello. Por mucho que cualquier sistema se haya quedado hecho trizas, la conciencia de sus elementos, de su desgarro, de la voluntad del sistema, se mira en ella. Como todo buen final, era un comienzo: expona la gnesis del sujeto moderno, liberado de todo vnculo con un funda-mento externo o pasado, inserto en una vda comunitaria, abocado a ser otro y dependiente exclusivamente de s mismo. La relacin entre la mente y el mundo que haba ocupado a la filosofa moderna se resuelve en la relacin entre los sujetos, y esta ltima resulta ser una historia de transformaciones, o de autotransformaciones, llamada la marcha del espritu que llega a saber de esas transformaciones; espritu que, por eso, no se funda sobre nada externo, sino que se autoexpone en la Fenomenologa. Desde luego, algo as puede afec-tar, si no a toda la humanidad, s a cualquier pensamiento que la humanidad pueda tener de s misma. Tal vez por eso es el libro que nunca hemos dejado de (empezar a) leer.

    N o se tome lo anterior como una introduccin. En realidad, ni siquiera alivia el sinsentido de anteponer unas pginas a un libro de filosofa cuyo pr-logo comienza con una diatriba contra los prlogos en filosofa y cuya introduc-cin es un desmontaje soberano de la idea de introduccin a una obra filos-fica. En ambos casos, con el argumento de que no se puede presentar la cosa misma -en este caso, justo este libro- con un proceso externo y previo a ella; sino slo hacindola pasar y ejecutndola: en este caso, escribiendo el libro mismo o, dado que ya est escrito, leyndolo. Es un libro que no se deja susti-

    6 Falke, Begriffne Geschichte, Berlin, 1996, pg. 9 De manera anloga, una culminacin seme-jante del pasado que anticipa todo el porvenir moderno aerla, segdn Falke, la mdsica de Bach1 ese compendio de toda la m6aica anterior que anticip. atn que muchos lo supieran, todo el claaiclamo y la modernidad.

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    tuir por un resumen o una interpretacin; pero que de las ltimas reclama y provoca a montones. y es imposible leer el libro sin acompaarse de algunas de ellas. Antes que aventurar una ms, estas pginas previas intentar dar cuenta de algunas de las circunstancias biogrficas, histricas y culturales en las que el libro surgi. a fin de empezar a situarse ante l. Sigue. pues. una descripcin de la trayectoria de Hegel en J e na () que le llev hasta la obra, de las circunstan-cas de escritura y edicin (~). de la relacin de la obra con el resto del pensa-miento hegeliano (3), y de la historia posterior de la obra y sus efectos e influencias hasta hoy (4). Aunque la Fenomenologa del espritu no pueda ser presentada, su edicin y traduccin en castellano s deben serlo. A ello. y a las instrucciones de uso de esta edicin, se dedica el apartado (5).

    l. HEGEL EN }ENA

    Hegel haba llegado aJena en enero de 1801. Era la cuarta mudanza de su juventud (tras Tubinga. Berna y Frncfort)7; iba a ser la decisiva de su carrera. Haba pasado los ltimos aos, an como preceptor domstico, en Frncfort 797-18oo). All, el reencuentro y la intimidad con un Holderlin que acababa de estar en J e na oyendo a Fichte, cerca de Schiller y Goethe,le haban revelado cunto quedaba aun por revolver en la filosofa kantiana y en los intentos de Fichte por completarla. Adems -lo que no deja de tener relevancia para quien se decida a leer este libro, o a Hegel en general-. le haban hecho cambiar su prosa fcil de los primeros aos (prosa que. en todo caso, nunca publicara en vida). por un estilo que exiga una activa participacin y esfuerzo dellector8

    7 Hegel haba nacido enStuttgart, en 1770. Tras estudiar en elStift de Tubinga de 1788 a 1793, recibiendo formacin en filosofa y teologa para ser pastor protestante, vivi como precep-tor domstico en Berna 793-97) y Frncfort hasta 18oo. La biografa ms actualizada y completa de Hegel actualmente es la de Terry Pinkard, Hegel, A biography, Cambridge UP, 1998. Traduccin en castellano en editorial Debate, ~oo1. Tambin es reciente y completa, aunque con otra perspectiva, la de Jacques D'Hont, Hegel, Calman-Lvy, Pars, 1998. tradu-cida con el mismo ttulo en Barcelona, Tusquets, ~002. Y, por supuesto, siempre est la cl-sica de Rosenkranz, Hegels Leben, de 1844, an por traducir al espaol.

    8 En el cuaderno de notas de los aos de J ena, el llamado Wastebook, apunta Hegel: N o se trata ya slo de pensamientos. De eso tenemos ms que de sobra, buenos y malos, bellos y atrev-dos. Se trata de conceptos. Pero, mientras que a aquellos se los puede hacer valer inmediata-mente y por s mismos, en cuanto conceptos, en cambio, se los debe hacer comprensibles con-ceptualmente [o concebibles: begreiflch], con lo que la forma de escritura se altera y adquiere un aspecto que exige un esfuerzo quiz incluso penoso, como en Platn y Aristteles. ~horiammClcHm Wcwcebook, en Werlce, TWA, Frncfort, Shrkamp. 1971'1 vol. a. pg. :zas>.

    t.

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    anAlopmente a como la poesa de Holderlin se vea responsable de forjar una ll\levalengua para la nueva poca, y exiga de los lectores una participacin en ti& retponsabilidad. La muerte de su padre, en 1799,le haba proporcionado UJII mediana herencia que le permitira independizarse por unos aos; pero tambb1n, como sugiere su bigrafo Pinkard, debi de provocar en l la clase de autoreviain personal que produce un acontecimiento as, en mitad de la vida:

    en el caso de Hegel, la que le llev a poner fin a su existencia como preceptor dom~atico en ricas casas burguesas, mantenido espiritualmente por sus aspi-raciones literarias a ser un filsofo popular que desarrollase un kantismo apli-cado. No era slo cuestin de sentar la cabeza y hacer una carrera, sino de hacer filosofia mucho ms a fondo, de llegar al fondo de la filosofa. En noviembre de 1800, quiz ya distanciado de Holderlin, que estaba a punto de iniciar el viaje definitivo a la locura, Hegel se decide a escribirle a Schelling. el antiguo amigo de Thbinga,lanzado en Jena a una carrera meterica. En una carta clebre, le dice: en mi formacin cientfica, que empez por necesidades humanas ms elementales, me vi empujado hacia la ciencia, y el ideal de juventud tuvo que transformarse en la forma de la reflexin y. a la vez, en un sistema>> 9 Era, al mlamo tiempo. una confesin y una peticin. Peda ayuda para encontrar un

    . pue1to acadmico en alguna ciudad -sugera Bamberg-; confesaba que la juventud se haba acabado, con su ideal, y que la filosofa sistemtica, la ciencia -Justo lo que Schelling llevaba aos haciendo- era el camino a seguir. El amigo. como es sabido. lo llam aJena.

    Cuando Hegel lleg. Jena no era ya el centro intelectual que haba llegado a aer en el ltimo decenio del siglo anterior. Fichte haba sido expulsado de su cAtedra en 1799. como resultado delAtheismusstreit; Paulus, Thbaut, Voss y otros, se haban marchado a Heidelberg. Halle, o Gotinga. con mejor paga y ms libertad. Pero estaba Schelling. estaba an el crculo de los romnticos en torno a los Schlegel. Merced a Schad, discpulo de Fichte, J e na segua siendo el centro del fichteanismo, todava la filosofa de vanguardia en Alemania. Goethe, con Schiller a su lado, proyectaba desde Weimar su sombra protectora. Y Hegel, que an no haba publicado nada'0 , se puso enseguida a la tarea. Quera elaborar un 1dstema. Tena que hacerse un nombre en un medio que era, como se dira en el lenguaje de hoy, extremadamente competitivo, lleno de talentos jvenes y

    9 Briefe 11on un an Hegel, ed. de Hofmeiater, Hamburgo, 195a. vol. 1, pg. 59 1 o Salvo, annimamente, la edicin en alemtn de las Carta& confldencialusobre la anterior con-

    dici6n jurldica del paC. de Vaud, de la ciudod de Berna, un panfleto francamente aubersivo del autao francfono Jean Jaoquea Carta, al que aftadi6 un comentario propio y public en 1798.

  • PRESENTACIN II

    ambiciosos pugnando por brillar en el efervescente firmamento intelectual ale-mn; y de paso, hacerse con un puesto. Puede que el de la Fenomenologa se le hiciera presente en los primeros aos deJe na.

    Al principio, las cosas parecieron ir rpido. El2.7 de agosto de 18oi, da de su cumpleaos, defenda su tesis de habilitacin Dissertationi Phlosophicae de Orbitis Planetarum, lo que le converta en Privatdozent y le autorizaba a dar clase (sin sueldo). En septiembre, sala a la luz la Diferencia entre los sistemas de Fichte y Schelling, su primera publicacin; un texto ya propio, hegeliano, por ms que se ofreciera, y el pblico as lo recibiera, como una obra de filosofa schelling-niana. Durante 1802, y I8o3 publica, conjuntamente con Schelling, el Krtisches ]ournal der Phlosophie. En esta revista oficial del schellingnianismo publica textos nada desdeables, como Fe y saber o los ensayos sobre el derecho natural y el escepticismo. Aparecen sin firma, pues ninguno de los dos amigos y coau-tores pone su nombre. Pero son reconocidamente suyos -reconocibles por el mal estilo, diran las malas lenguas-. En el semestre de I80I-02., imparte un curso de Lgica y Metafsica, y anuncia ya que la editorial Cotta publicar un libro suyo, o un manual con ese ttulo, para el curso siguiente.

    Publicar un manual, o un libro propio para las propias clases, era lo menos que se esperaba de un profesor en la universidad alemana en aquellos aos. Hegel, por su parte, no poda tener reparo en vincular su vocacin de sis-tema a una necesidad pedaggica. Pero la promesa de una pronta publicacin se reiterara en vano, ante diversas personas y de diversas maneras, durante cinco aos ms. La necesidad pedaggica estaba an dentro de l mismo. El caso es que Hegel, que en algn momento ironizara sobre la rpida sucesin de publicaciones del joven Schelling, cada una cambiando de posicin respecto a la anterior, diciendo que su amigo , tenda ms bien a cumplir con la suya en privado, y a solas. Lo haba hecho en los silenciosos aos de Berna y Frncfort; y no pudo dejar de hacerlo en J e na, a pesar de que la urgencia por producir un libro era tanto intelectual como, a partir de cierto momento, material: la herencia paterna se iba consumiendo con la inflacin de esos tumultuosos aos, y sin libro no haba perspectivas de aspirar a obtener una ctedra; con ella, un sueldo. Pero la constancia, la resis-tencia o la parsimonia de Hegel no cedieron a la necesidad. Despus del Krtis-ches]oumal, a partir de I8o3, deja de publicar; sin embargo, los manuscritos -en general, manuscritos par sus lecciones- no paran de crecer, corregirse y reorientarse, siguiendo una ruta que la investigacin hegeliana no ha conse-guido desentraftar hasta los aos 70 del siglo xx:.

    Parte del carcter legendario de la Fenomenologa del espritu se debe a las condiciones cu heroicas en las que se gest. A partir de 18oS, el mundo inte-

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    lectual de Jena se queda definitivamente despoblado. Schelling se marcha a Wrzburgo: en parte, para evitar el escndalo social de su matrimonio con la mujer de Schlegel, Caroline; en parte, para aprovechar las oportunidades que ofrece la vinculacin de esa universidad a Baviera, y de Baviera al orden napo-lenico. Niethammer, otro antiguo estudiante de Tubinga, y el amigo ms cer-cano, marcha tambin para ocupar un cargo en la nueva administracin bvara. Las relaciones de Hegel con los dos hermanos Schlegel fueron siempre entre frias y nulas; pero la marcha de stos, y la disolucin del crculo romntico que constituan con Doroteha y Caroline, ms N ovalis (muerto en 18o1) y Ludwig Thieck -todos los cuales abandonan la ciudad en diversas direcciones-. sella-ban casi definitivamente la decadencia intelectual de Jena. Cuando comienza el semestre de invierno de 18o3-o4, a Hegel no le queda apenas ningn interlo-cutor filosfico o literario. S lo tena entre los cientficos, merced a los cuales se hace asesor de la Sociedad Mineralgica Ducal, condicin que har constar puntualmente en la portada de la Fenomenologa. Pero, aparte de la devocin de un grupo de alumnos, que se mantendr ya toda la vida ( Gabler, el holands van Geehrt) y del librero Frohmann, con cuya familia se entretiene jugando a las cartas, la soledad de Hegel es completa.

    Profesionalmente, las cosas tampoco van mejor. Aspira a conseguir una plaza en alguna universidad (Bamberg, Wrzburgo, Heidelberg) de las que estn siendo reestructuradas y revitalizadas merced a las reformas de los Esta-dos alemanes aliados con Napolen. Pero sus intentos, apoyados en la promesa de un libro que no llega, quedan sin fruto. Para colmo, Jakob Fries, su enemigo irreconciliable, obtiene una plaza de profesor extraordinario en Jena, y poco ms tarde alcanzar una ctedra en Heidelberg. Slo el ruego de Hegel ante Goethe, que le aprecia, y la intervencin de ste en su favor,le proporciona la plaza de ausserordentlicher Professor, catedrtico no numerario, por as decirlo, sin sueldo, aunque, posteriormente, con una gratificacin de 100 tleros al ao: la mitad de lo que gastaba entonces un estudiante muy modesto 11 En un clima de empobrecimiento generalizado, debido a la situacin poltica y eco-nmica, Hegel se ve obligado a pedir dinero prestado a Niethammer (y ayuda para conseguir un puesto con el que pagarle las deudas). Carolina Schelling

    n Los 100 tleros, adems, se concedan graciosamente en compensacin por la paga simb-lica que Hegel recibla del Ducado de Wrtenberg en cuanto licenciado del Stift de Tubinga en espera de ocupar un puesto de paetor. Con eete nombramiento, Hegelee cerraba defini-tivamente aquello a lo que habla renunciado mucho afto1 ante1, la carrera eclellltica, y perdta tambi6nen pap atmb6lioa.

  • PRESENTACIN I3

    (antes Schlegel), de paso por Jena en 18o6,le escribe a su marido: ~.

    Sali adelante, y al decir de quienes le trataban por entonces, mante-niendo siempre, al menos en pblico, el buen humor. Unos aos ms tarde, en 181o,le escribi a un amigo, el telogo Windischmann: '3 Si estaba refirindose a los aos de Jena, o a una poca interiormente ms oscura y lejana, quiz a la estancia en Berna, no lo sabemos. Pero los consejos que le da a Windischmann s encajan perfecta-mente con su actitud de Jena: aunque uno est interiormente seguro de cul es su meta, tiene que trabajarse el camino a travs de ese caos de fenmenos, hasta alcanzar la claridad y una explicacin del todo. Es la ciencia quien le ha metido a uno en el laberinto, y slo ella puede sacarle y curarle.

    Y la ciencia, por cierto, empez a mostrarle la salida del laberinto. No directamente, desde luego. Puede, adems, que la marcha de Schelling ayu-dase: por un lado, a partir de 1804, aumenta el nmero de sus alumnos matri-culados'4, y los conocidos comentan que ha mejorado mucho su capacidad y soltura en clase (la cual, como es notorio, nunca dej de basarse en una retrica de balbuceos y reiteraciones con una diccin deficiente y montona, salpicada de carraspeos; lo cual no le impidi tener ms y ms alumnos. especialmente en Berln); por otro, a partir de esa fecha, el carcter y contenido de su escri-tura se transforma. De 1801 a 1803, haba producido unos textos de carcter polmico, como los delKritisches]oumal. o tico-poltico, el ltimo de los cua-les era un manuscrito ya copiado a limpio y practicamente listo para publicar,

    1~ Hegel in Berichten seiner Zeitgenossen, ed. por G. Nicolin, Hamburgo. 1971, pg. 71. La relacin de Carolina con Hegel, por cierto, era de mutua antipata. Hegel, que era un devoto de Ant-gona, tena problemas para tratar con mujeres de carcter independiente (Carolina, en Jena; Rahel Varnhagen. posteriormente, en Berln).

    13 Carta del ~7510. Vase Briefe. vol. 3,loc. cit., pg. 519. 14 Schiller le escribe a Goethe: parece que nuestro doctor Hegel tiene muchos oyentes, y que

    no se quedan descontentos, ni siquiera de su modo de dar la clase. Hegel in Berichten setner Ze,tpnoteen,loo. ~t .. pAga. 5~ s. .

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    pero indito, que se ha conocido como System der Sttlichkeit (traducido como ); todos ellos dentro de la rbita de Schelling. A partir de 1804, se amontonan los manuscritos que deban acompaar a las clases, y que ensayan diversas maneras de pensar y exponer el ansiado sistema, cada vez ms alejadas de Schelling. Se han conservado bastantes (Hegel era ordenado y meticuloso con sus papeles) y la crtica ha credo poder reconstruirlos y orde-narlos a partir de los aos 70 del siglo pasado. Son los llamados ]enaer Syste-mentwife (Esbozos de sistema de J e na), publicados ahora en tres volmenes, paralelos a los cursos acadmicos. El de 18o3-o4, Sistema de la filosofa especu-lativa, el de 18o4-o5. Lgica, Metafsica y Filosofa de la Naturaleza, y el decisivo de 1805-o6, Filosofa de la Naturaleza y Filosofa del Espritu '5

    'El primero corresponde a unas lecciones anunciadas para el semestre de invierno de I8o3-o4, como , dedicadas, no obstante, casi en sus tres cuartas partes a la filosofa de la naturaleza, y es todava deudor de la terminologa de la filosofa de la identidad de Schelling. Es el ms fragmentario de todos los esbo-zos de sistema, pero el nico que abarca el sistema completo, de modo que la filosofa de la naturaleza y la del espritu tambin caen dentro de la filosofa especulativa. El segundo corresponde a una lecciones anunciadas para el semestre de invierno 1804-05 sobre

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    Sin embargo, se contuvo, como si tuviera que rehacer lo que haba logrado. Para el semestre de invierno de 1806, anunci su curso ; y. por primera vez, dio un curso

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    brillo, y luego su sepelio para dejar paso a la siguiente. Ni siquiera Schelling, para sorpresa de todos, se libro de ese tratamiento. El esquema del desfile de figuras, ciertamente, suena ya mucho a lo que conocemos como Fenomenologa del espritu, que, con otro ttulo, se estaba escribiendo por esos meses18 Gabler relata, adems, que Hegel iba exponiendo sta misma, an , a sus propios alumnos en el curso de verano de 1806 anunciado como Lgica, entregndoles los cuadernillos que el editor ya haba empezado a imprimir, sin haber terminado l de escribirla. Hegel no haba previsto que esa introduccin le crecera mucho ms all de lo que inicialmente pensaba, que se convertira en lo que, en sus ltimos aos, l llam su 19, y acabara por ser el libro tantos aos prometido. Demasiado tarde, porque para cuando acababa de escribir libro, en otoo de 1806 (el prlogo lo escribira en enero de 18o7),los acontecimientos externos, histricos, y los personales ya le haban expulsado de Jena, y de la enseanza universitaria~0 Y en una medida suficiente para nutrir leyendas, esos acontecimientos se intrin-caron en la escritura de una obra gestada durante tanto tiempo.

    2. EL PROCESO DE ESCRITURA E IMPRESIN. LA HISTORIA DEL TTULO

    De pronto, Hegel haba publicado un libro: un volumen de ms de 8oo pginas, absolutamente original, de un cuo-y carcter como no se conoca en toda la historia de la filosofa. Para los contemporneos, y para gran parte de la poste-ridad, el libro sali de golpe, casi de la nada. Puede parecer un juicio distorsio-nado por el desconocimiento. El estudio del desarrollo del joven Hegel, y de su etapa de J ena, que acabamos de ver sumariamente, ha puesto de manifiesto que, en aquellos aos, Hegel se dio a s mismo los cimientos para mucho de lo

    18 Sobre la estrecha relacin entre esos cursos de historia de la filosofa y la concepcin de la Fenomenologa ha insistido Manuel Jimnez Radondo en su edicin espaola de la Fenome-nologa del espritu, Valencia, 2007, pgs. so ss.

    19 Michelet, C. L., Geschichte der letzten Philosophie in Deutschland von Kant bis Hegel, vol. 2, Ber-ln, 1838, pg. 616.

    20 Para el semestre de verano 1807. que no lleg a impartir, Hegel pudo por fin anunciar el curso Logicam et Metaphysicam, praemissa Phaenomenologia Ments ex libro suo: System derWissenschaft, ersterTheil (Bamb. U. Wrzb. BeyGoebhardt 1807). Cuando ya tenia el manual, dej de tener clases. En 1807 march de Jena definitivamente, a Bamberg, donde Niethammer le habla encontrado un pueato como director de la .8Gmb1rpr Z1tu.ng. La aiguiente eataol.n de au vida, un afto deapu6a, aerta Nurenherg, como director del Gym. na.,u.m.

  • PRESENTACIN IJ

    que construira despus, de la Ciencia de la Logca a la Historia de la Filosofa; que la Fenomenologa del espritu tena, cuando menos, un fondo de trabajo y pensa-miento silencioso en el que nutrirse. Algunos de sus temas, aunque con otra perspectiva y tratamiento, estn ya en la Filosofa real. Y sin embargo, es cierto que la obra sali de golpe, en un arrebato sbito y fulgurante como slo rara-mente se da en las grandes creaciones artsticas o literarias. Para el tamao y la densidad que tiene, Hegel la concibi y escribi con una rapidez desconcer-tante. Ms, si se tiene en cuenta que surga de modo imprevisto en la meticu-losa construccin del sistema -iba a ser slo una introduccin-, y que, como discutiremos ms abajo, nunca encajara del todo en l.

    Hegel escribi la Fenomenologa del espritu a la vez que imparta el curso sobre Filosofa real. que es ya un libro por s mismo, y a la vez que daba, por pri-mera vez, un curso de Historia de la Filosofa. Cuando menos, hay que decir que no tena mucho tiempo para pensar lo que iba escribiendo. Probable-mente, empez en el verano de 18o5, cuando ya haba concebido el sistema y sinti la necesidad de escribir una introduccin. Lo termin en octubre de 18o6, y ya no como introduccin, sino como la primera parte del sistema. Si damos crdito a la carta que le escribi a Schelling en mayo de 1807, disculpn-dose por errores y confusiones, y previniendo justificadas suspicacias de su todava amigo, lo termin exactamente la medianoche antes de la batalla de J e na, que tuvo lugar el14 de octubre~~. Todava en el discurso fnebre, ~5 aos ms tarde, su discpulo Eduard Gans recordara que la Fenomenologa se ter-min de escribir bajo el tronar de los caones de la batalla de Jena, lo que ha alimentado no poco la leyenda del libro y su conexin intrnseca con la historia universal. Como toda buena leyenda, se nutre de la verdad, sin serla. Lo que sabemos de cierto es que la noche dell3 de octubre, Hegel, huido de su casa, que haba tenido que dejar expuesta al saqueo de los soldados franceses~~. y refugiado en la del comisario Hellfeld, estaba escribindole a su amigo Niet-hammer, en Bamberg: le contaba las tribulaciones de esos das (die Stunde der Angst, el momento del miedo, los llamaba), mencionaba las hogueras de los

    21 La carta es deh de mayo de 1807. Briefe von und an Hegel, vol. 1, ed. cit., pgs. 161S. 22 Parece que una primera vez entraron unos soldados con las maneras propias de los con-

    quistadores. Hegel vio que uno de ellos llevaba la legin de honor, y apel a l para que tra-taran civilizadamente a un pobre erudito alemn. Los soldados se marcharon calmados con el regalo de una botella de vino. En la siguiente acometida de un segundo grupo de soldados, no habia ya nadie a quien apelar, con lo que Hegel y los dems habitantes hubieron de mar-charse a otra casa m segura. En todo caso, Hegel no perdi en ningn momento su simpa-tia por loa franceaea frente a los prusianos en esa guerra, ni le dio mayor trascendencia a eaoa deaaradabllnoldentea personales.

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    batallones franceses acampados en la plaza del mercado, bajo su ventana, le peda dinero, expresaba su angustia por el destino de los captulos manuscritos que ya haba enviado al editor por un servicio de correo sometido a los avatares de la guerra, y. sobre todo, le haca el clebre relato de cmo haba visto a Napolen, o ms exactamente, al emperador, esa alma del mundo,>> cabal-gando hacia las afueras de la ciudad para reconocer el terreno 23 En todo caso, en esos das de confusin, huyendo de una casa a otra, reencontrando la suya saqueada y con todos los papeles revueltos, Hegel llevaba siempre en el bolsillo las ltimas partes de la Fenomenologa -probablemente, el final del capitulo VII. y todo el VIII-, y les dio fin. Se las pudo enviar al editor el18 de octubre, cuando se reanud el servidio de correos. El Prlogo -que no se present como prlogo a la Fenomenologa propiamente dicha. sino al Sistema de la Ciencia, y haciendo ms bien de puente entre aquella y ste-lo escribira ms adelante, ya entre diciembre y enero.

    Al caos y confusin de la vida cotidiana generada por el estado de guerra, que determin, sin duda, la redaccin de las ltimas semanas, se aftada la dif-cil situacin personal de Hegel. A la soledad que ya hemos descrito, se sumaba otra circunstancia: desde la primavera de 18o6. la patrona de la casa donde Hegel se alojaba, Christine Charlotte Johanna Burckahrdt, esperaba un hijo de Hegel. que nacera en febrero de 1807. dos semanas despus de entregada la Fenomenologa a la imprenta. En otras clases sociales, ms altas o ms bajas, un asunto semejante hubiera sido un asunto sin importancia, ni siquiera digno de mencin. En la burguesa respetable de la que Hegel vena, y en la que aspiraba a entrar, en la burguesa que ya le daba una dimensin moral al matrimonio y las relaciones sexuales, un hijo natural era, cuando menos, un problema de conciencia. Y lo fue para Hegel. independientemente de la solucin primero ambigua. y al final trgica, que encontr para el hijo 24 Parece

    23

  • PRESENTACIN 19

    seguro que esta expectativa de paternidad ilegtima y no deseada gener en l una angustia que le acompa durante la redaccin de gran parte de la Fenome-nologa del espritu. En qu medida est presente esa angustia en el libro mismo, es cosa que queda para los crticos.

    En todo caso, cuando Hegel est escribiendo la Fenomenologa es un hom-bre econmicamente arruinado, sin perspectivas de trabajo, un autor descono-cido -o vagamente conocido como robusto apologeta de Schelling- en una un-versidad que se disuelve, en una Europa en guerra, y con una situacin personal ms que complicada. Estas circunstancias externas pueden explicar quiz el apresuramiento que a veces delata la escritura, y las confusiones o pre-sunta falta de acabamiento en las ltimas partes, a las que Hegel se refiere en su carta a Schelling. Pero hacen admirar tanto ms la brillantez de su estilo, su calidad literaria incluso en su oscuridad, la altura de sus metforas, la acidez de sus sarcasmos, su sofisticadsima construccin y la refinada trabazn, casi sin-fnica, de sus motivos y argumentos. Sin duda alguna, durante el ao y medio de redaccin, Hegel estuvo tocado por la clase de inspiracin extraordinaria de la que nacen las obras maestras. Extraordinaria incluso dentro de lo extraordi-nario que Hegel ya es de por s.

    El libro se cre y escribi sobre la marcha. Lo que iba a ser una introduc-cin al sistema se convirti en la primera parte del sistema (que, ya despus de escrito, cuando el sistema se desarroll y concluy en los decenios siguientes, saliera de hecho fuera ~el sistema, pertenece a la interpretacin de toda la obra de Hegel en general, y de la Fenomenologa en particular, pero no a la de su escritura); lo que iba a ser una exposicin desde la conciencia hasta la razn se convirti en la recoleccin de toda la historia universal del espritu, y de la tra-bazn de la conciencia filosfica individual con ella hasta el saber absoluto. En cierto modo, un sistema por s mismo. La dinmica de esos cambios internot en el plan de escritura es objeto ya de las interpretaciones de la obra. Hay quien defiende que el libro se le fue de las manos a Hegel a partir del captulo y-s, como algo monstruoso y creciente que se alimenta a s mismo. Hay quien piensa que el cambio tuvo lugar antes26, y que Hegel mantuvo en todo caso el

    un pequeo robo); gracias a la mediacin de Van Gehrt, el alumno holands de Hegel. mar-ch a Java, colonia holandesa entonces, donde muri unos pocos meses antes que su padre.

    ~5 Por ejemplo, P;ggeler, en Die Kompositon der Phanomenologie des Gestes, en Fulda y Henrich (eds.), Materalenzur Hegels 'Phanomenologiedes Gestes', Frncfort, 1974. pgs. 3~9-331.

    a6 Eckart Forster, Hegels Entdeckungsreisen. Entstehung und Aufbau der Phitnomenolotie des Gei.sle~, en Vieweg & Welsch, Hegels Phitnomenologie des Geistes, Frncfort, Suhrkamp,, aoo8, pAp. 37-S'l ... J

    :\.

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    control sobre esos cambios. Hay quien defiende que, por esas circunstancias de escritura27, el libro carece de una estructura consistente propiamente dicha, y es ms bien una rapsodia de temas geniales, cuyos materiales puede utilizar la filosofa posterior para sus posteriores construcciones, y hay quien da buenos argumentos para mostrar la slida estructura sobre la cual se va construyendo y edificando con una coherencia orgnica tan bella como admirable ~8

    En cualquier caso, las variaciones en la arquitectnica de la obra, cuales-quiera que fuesen, estuvieron coimplicadas con el proceso de su impresin y edicin, que no estuvo exento de problemas para Hegel. En agosto de 1806, se quejaba a su amigo Niethammer de que el editor, Goebhardt, incumpla el con-trato de edicin. La impresin del libro haba comenzado en febrero (por lo que Hegel poda ir poniendo los cuadernillos que salan a disposicin de los alumnos que asistan al curso de Lgica y metafsica); segn el contrato original, que no se conserva, parece que el editor se comprometa a entregar para Semana Santa de ese ao 18 florines por pliego, una vez que estuviera entre-gada la mitad del manuscrito, y a imprimir 1000 ejemplares. El problema es que no se puede saber cul es la mitad de un manuscrito, si no se tiene el manuscrito entero. Los anuncios de lecciones para el semestre siguiente 8o6-18o7), adems, seguan hablando de una Lgica como sistema de la ciencia, sin mencionar su primera parte, la Ciencia de la experiencia de la con-ciencia, y el editor, que slo haba recibido un trozo sin acabar de esta ltima, tena razones de sobra para desconfiar; con lo que no cumpli los pagos e inte-rrumpi la impresin. Hegel haba entregado ~1 pliegos (lo que significa hasta el captulo IV. C. ). Con su generosidad habitual, N iethammer encontr la solucin: firm l con Goebhardt un contrato, el ~9 de septiembre, por el que se obligaba a comprar de su bolsillo los~~ pliegos impresos si para el18 de octubre Hegel no haba entregado el resto de la obra. Dado que Hegel todava estaba redactando el final, y conociendo los antecedentes del autor, que llevaba prometiendo un libro desde 180~. el movimiento de Niethammer no estaba exento de riesgos. Es posible, desde luego, que Niethammer hubiera visto ya con sus propios ojos una buena parte del texto restante, que Hegel tendra ya escrita a la altura de septiembre, y pudo por eso confiar en l. En todo caso, sabemos que casi toda

    a7 Jaeschke, W., Hegels Hand.buch, Metzler, Stuttgan-Weimar, aoo3, pgs. 175 88. a8 Forater, en el aniculo citado en la nota 19. Tambi6n. y seguramente el primero en plantearlo

    Labarriere, en su libro cinado abajo en bibliografta. Tambi6n Jon Stewan, en el libro citado en la bibliorafta al final.

  • PRESENTACIN ~I

    la segunda mitad del libro (ltima seccin de la Razn, Espritu, Religin y Saber absoluto) se escribi entre abril y octubre de 1807, y que en septiembre, Hegel todava no haba terminado. Entendemos, tambin, el lamento de Hegel por los problemas con el librero y la impresin que, segn le deca en carta a Schelling, haban dominado la composicin de la ltima parte~9 Adems de la precaria situacin creada por la guerra y la perspectiva del nacimiento del hijo natural, Hegel escriba apremiado por la urgencia del librero y por el compro-miso financiero de su amigo. Sin embargo, nadie dira del captulo sobre el saber absoluto>>, el ltimo, que es un texto mal escrito ...

    Donde s dejo una huella notable la premura del proceso de edicin fue en la confusin sobre el ttulo de la obra, confusin que no se ha aclarado hasta mucho ms tarde 30 Lo que iba a ser una introduccin al sistema se convirti en su primera parte. De hecho, la portada de la edicin original-la nica en vida de Hegel-llevaba el ttulo correspondiente:

    Sistema de la cencia. Primera parte,

    la Fenomenologa del espritu

    A la portada y un ndice les segua el prlogo -que era, por tanto, un pr-logo a todo el sistema-, y tras el prlogo, antes de la introduccin, aparece interpuesta una pgina con el ttulo que debera corresponder al libro como tal. El problema es que en algunos ejemplares de esa edicin original esa pgina reza: (que designaremos como ttulo A), en otros, (que designaremos como ttulo B), y en otros, se hallan las dos pginas, una detrs de otra. Durante siglo y medio, las ediciones posteriores de la obra fueron variando sobre cuAl ttulo poner, y cmo, sin hallar nunca un criterio claro. Aparte de lo que tenga de anecdtico, cul sea la pgina adecuada es importante para saber cmo con. sideraba Hegel a su obra y cul es su lugar en el conjunto de su sistema. Fue una

    ~9 Tengo la sensacin de que el trabajo del detalle ha perjudicado la visin global del con-junto; pues este, por su naturaleza, es un ir y venir tan entrelazado que, si hubiera querido resaltarlo ms, me habra costado mucho tiempo para que quedara claro y listo[ ... ) Por lo que se refiere a la falta de forma de los ltimos pasajes, le dejo a tu tolerancia que tenga a bien el que finalic la redaccin en la media noche anterior a la batalla de Jena, carta del1 de mayo de 1807. (Bri.efe von und an Hegel, vol. 1, Hofmeister, pgs. 161 s.).

    So Frledrich Niooltn, Das Titelproblem der Phttnomenologie des Getstes, en Hegel-Studten, 4 1967. pAp. n8a.S.

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    contingencia curiosa lo que ha permitido aclarar la confusin, o el cambio de Hegel a ltima hora. En los aos 6o del siglo pasado, apareci un ejemplar que contena indicaciones para el encuadernador; entre otras cosas relativas a la correccin de erratas, estaba la instruccin cortar la pgina con el ttulo (A) y pegar en su lugar otra con el ttulo (B). De hecho, muchos ejemplares origina-les con el ttulo (B) la llevan pegada. Lo cual explica definitivamente lo ocu-rrido. Hegel propuso primero el ttulo (A). al que se refiere adems en la intro-duccin: . y luego. con el libro ya imprimindose y algunos ejemplares encuadernados o en encuadernacin, pens en el ttulo (B) y dio instrucciones para que el ttulo fuera . Instrucciones tardas que, adems, no debieron de llegar a todos sus destinatarios por igual. En la poca, si bien los cuaderni-llos del libro se impriman en la misma imprenta, se enviaban a encuaderna-dores diferentes -y en todo caso, no se encuadernaban de una vez-. La confu-sin y desorden que rode la obra se mantuvo hasta el final. Pero su ttulo, a la altura de 1807. est claro: Ciencia de la Fenomenologa del espritu.

    Y. al final, ni siquiera Ciencia. En las correcciones al prlogo que Hegel emprendi poco antes de morir, con vistas a una segunda edicin, elimin las alusiones al libro como 3', y dispuso que el libro se llamase ya, simplemente, Fenomenologa del espritu. En I83I, haba dejado, para su autor. de ser la primera parte del sistema, como la cual haba nacido.

    8, U FENOMENOLOGA COMO SISTEMA Y SU RELACIN CON EL SISTEMA HEGELIANO. EL PROBLEMA DE UNA INTRODUCCIN A LA CIENCIA

    Esta inestabilidad del ttulo iba asociada, como es lgico, a la inestabilidad del significado de la obra para el propio Hegel o, s se quiere, del significado de la obra por si misma. Hay. de hecho, una ambigedad en el sentido de la Fenome-nologta que va ligada, en parte, a la historia de su gestacin esbozada ms arriba; pero que, realmente, forma parte de la propia obra: si es ciencia de la ezperienca de la conciencia, y por tanto, una exposicin casi narrativa del camino de la conciencia hasta llegar al saber, o s es ya el saber mismo como espritu que se sabe a s. y entonces ya como sistema (quedando por aclarar qu se debe entender por espritu). Este dilema forma parte de la idea misma de

    Sa V6aae m61 abajo, nota 119. pi. SS.

  • PRESENTACIN 23

    una posible introduccin a la ciencia, y por lo tanto, de cualquier obra que se pudiera llevar a cabo a partir de lo que Hegel se propona hacer desde 1801. Tambin marca, por un lado, la ambigedad de su propio significado interno, y por otro, su peculiar descolocacin en el conjunto del sistema hegeliano, una vez desarrollado ste. Una de las grandezas del libro reside, seguramente, en que a pesar de esa inestabilidad propia, es realmente una obra slida y unitaria, un libro: al decir de Adorno, el nico libro de Hegel, siendo todos los dems, a partir de la Ciencia de la Lgica, y de forma extrema sus Lecciones, 32 Ciertamente, la Fenomenologa del espritu es, por su forma y por su escritura, distinta de todos los dems escritos de Hegel, llmeselos libros o no; pero no es esta presentacin el lugar para discutir un juicio como el de Adorno. S lo es, en todo caso, toda vez que gran parte de la fascinacin que la Fenomeno-loga ejerce nace de esa ambigedad de ser un libro y de ser inestable, para detenerse al menos en los dos modos en que la ambigedad de la obra se pre-senta: hacia dentro de s misma, por su posible significado y estructura intrn-seca, y hacia fuera, por su lugar (im)posible en el conjunto de la obra de Hegel. En la medida en que una presentacin no puede proponerse sustituir al libro ni resumirlo, pero s debe dar cuenta de su posible construccin interna y de su relacin con el , ser conveniente abordar estos dos puntos.

    Para empezar, es, quiz, demasiado libro, incluso para su autor, que haba visto cmo le creca entre las manos. Todava en enero de 1807, antes de su publicacin, con el texto en la fase de impresin, le escribe a Niethammer que vendr una segunda edicin 33 que mejore esta primera. N o vino. Y en el apunte que al final de su vida hizo con vistas a una segunda edicin de la obra, anot distanciadamente: 34 Es decir, Hegel renunciaba a una refundicin pro-funda, y lo consideraba algo ya acabado y de otro tiempo. Pinsese que la Enci-clopedia s recibi aadidos importantes en sus dos reediciones, y que para la Ciencia de la Lgica s anunci antes de morir, en el prlogo de la segunda edi-cin, la refundicin de algunas partes. En la Fenomenologa, a Hegel slo le dio tiempo a realizar algunas revisiones estilsticas en las primeras pginas del Pr-logo, pero parece claro que no se propona mucho ms. Ello no quiere decir que renegara de un libro que haba calificado de , y que,

    3~ Tres estudiouobre Hegel. Madrid, Taurus, pgs. 155-156. 33 Carta det7.1.07, en Brtefe von und an Hegel, loe. c,t., vol. 1, pg. t36. 34 V6anae ap6ndlcea, rna adelante, al final de eate volumen, pi. 939.

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    segn el testimonio de algunos contemporneos, sigui apreciando siempre, citando en sus lecciones y regalando tambin ejemplares. El problema es que no poda encajarlo en el sistema que tan elaboradamente haba ido constru-yendo y para el que la Fenomenologa, por cierto, haba sido, cuando menos, el camino de entrada. N o era un problema slo del autor. Para l, y para todos los lectores, la Fenomenologa del espritu ha sido siempre, segn la plstica des-cripcin de Walter Jaeschke, un 35 atravesado en el proceso de formacin del sistema. Comoquiera que ese proceso, mirado desde la pers-pectiva de la investigacin hegeliana posterior, es ms o menos lineal, resulta-ra, que, en realidad, podra muy bien dibujarse todo el desarrollo de las disci-plinas del sistema sin molestarse en mencionar la Fenomenologa. De hecho, cabra dividir a los lectores, y hasta las pocas de lectura de Hegel, entre quie-nes se quedan slo en la Fenomenologa. sin atender apenas al sistema de las otras tres obras publicadas. y quienes -entre los cuales quiz habra que contar al Hegel maduro-, suficientemente ocupados con el sistema mismo, tienden a ignorar ese libro primero, oscuro y enigmtico. Tambin estn, claro, y hoy da ya no son pocos, quienes leen los dos lados; pero lo tienen bastante ms difcil.

    La dificultad est en que, por desubicada que se encuentre en el conjunto de la obra, la Fenomenologa tiene, adems de su atractivo literario,la cualidad de ser el libro ms universal de Hegel, el que recoge todos sus temas, los estructura de un modo muy peculiar, sin precedentes en la historia de la filosofa, a la vez que anticipa todo lo que vendra despus. En realidad, cabra refinar la imagen del bloque errtico atravesado en el sistema de Hegel. que hemos mencionado mAl arriba. Ms bien, se trata de un bloque -en la medida en que es una obra compacta y unitaria- que navega a la deriva en el proceloso mar de las construc-ciones hegelianas. con la peculiaridad de que l, ese bloque. o ese libro, con-tiene. y slo l lo hace,la casi totalidad de ese mar,las refleja y las compone de una manera nica. N o es extrao que, dado el tono grisceo del que se llega a jactar todo el conjunto del sistema- , deca Hegel en el prlogo a la Filosofa del Derecho-, el cromatismo, la sonoridad incluso. de la Fenomenologa hayan resultado mucho ms tentadores para echarse a navegar por ese mar del pensamiento especulativo de lo absoluto.

    Ello no quiere decir que orientarse dentro de la Fenomenologa sea un asunto obvio. Sin dejar de admitir y admirar su inmensa riqueza de conteni-

    35 Hegel, La. conctenc&a. de la. modemlda.d, Madrid, Akal, 1998, P'l 14-1 tambi6n en Hegel Ha.nd. bwoh,loo. cta P'l 75

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    dos, muchos intrpretes se resisten a concederle una estructura coherente a este bloque errtico>> 36 Desde luego, la evidencia de que Hegel modific el plan de la obra segn lo ejecutaba sugiere leerla ms como unpatchwork o como un palimpsesto que como una obra compacta. Al menos tres razones lo sugie-ren as. Una es que la palabra ms propia del ttulo, , no se le impuso a Hegel hasta muy avanzada la obra, y es casi seguro que Hegel no la tena en mente cuando empez a escribir la introduccin de lo que se propona como una exposicin de la experiencia de la conciencia con toda la serie de sus configuraciones. A decir verdad, esa palabra un tanto extica que J.H. Lambert haba sido el primero, que se sepa, en escribir en para designar como 37, esa palabra que Leibniz, Kant, Herder o Novalis haban adoptado, bien que variando el uso originae8, esa palabra con la que se suele designar coloquialmente al libro, no aparece ms que tres veces en todo el cuerpo del texto: dos de ellas en el -que es, ms bien, como se sabe, un post-facio externo a l- y una en el ltimo captulo, el del . Es decir, en realidad, slo una vez, y al final.- Adems, Hegel realiz una torsin sobre la estructura original de la obra, al superponer en el ndice, y ya en imprenta, las letras A. B, C sobre la divisin numrica de los ocho captulos; con ello, reestructuraba todo el libro en tres partes principales: Conciencia o A, con los tres primeros captulos sobre la sensacin, la percepcin y el entend-miento, Autoconciencia o B (el captulo IV) y una C sin nombre que engloba AA (el captulo V, la Razn), BB (el captulo VI el Espritu). CC (el captulo VII,la Religin), y DD (el captulo VIII, Saber absoluto).- Por ltimo, el cambio de plano que supone el paso de la Razn al Espritu, o de la marcha de la concien-cia a la revisin de las figuras histricas del espritu en un sentido ya universal,

    36 Ya se ha aludido al jucio del propio Jaeschke. Extremo en este sentido era Walter Kaufmann1 The Phenomenology ofSpirit is a profoundly incongruous ,enHegel: a Reinterpretatton. Notre Dame. Ind . 1978. pgs. 158 y 142.

    37 En su Neues Organon oder Gedanken zur Eiforschung und Bezeichnung des Wahres und deBBen Unterscheidung van Irrtum und Schein, 2 vols., Leipzig. 1762. Por el mismo afto, Oetinger uti lizaba el trmino phlinomenologisch para calificar su mtodo de observacin. Ea poai-ble. por la naturalidad con que uno y otro utilizan los trminos, que la expresin tuviera ya un tiempo de uso en alemn. Phainomenon, en todo caso, si lo habia tenido en toda la cien-cia moderna.

    38 V6ase la introduccin de Hoffmeister a su edicin de la Fenomenologa de 1938, pige. vn aa. Tambi6n, K. Schuhmann. Phllnomenologie. Eine Begriffsgeachichtliche Reflexion. en Hl.daerll s.ud' vol. 1, La Haya, 1984 .. pAp. 84