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1. La historia de los recortes de inversión y personal en investigación

Desde el año 2009 los recursos destinados a Ciencia (función 46 de los Presupuestos

Generales del Estado, PGE) han sufrido un recorte acumulado del 36% (-3522 millones de

Euros), pasando de un 0,92% de inversión del PIB a un 0,52%. Estas cifras nos sitúan a

niveles similares al año 1998 (CCOO, 2014), alejándonos de la media europea (2,01%) (EU,

2014) y convirtiendo en utópico el horizonte de la UE del 3% para 2020 (EU, 2014). Estos

recortes se han traducido, entre otros, en una caída acumulada del 24,4% en gastos de

personal y un 40,5% en gastos corrientes de bienes y servicios (CCOO, 2014; COSCE, 2014).

Es decir, cada vez hay menos trabajadores y resulta más complicado sostener

económicamente los gastos de funcionamiento de los laboratorios (Fig. 1).

No sólo se está produciendo el desfinanciamiento del sistema científico, sino que se está

produciendo un cambio de paradigma en la forma de financiación. En los últimos años, la

mayor parte de inversión se ha hecho en forma de fondos financieros representando en la

actualidad el 60,74% del total. Esto es, más de la mitad de la financiación se realiza a través

de créditos reembolsables destinados al sector empresarial que no pueden ser utilizados por el

sector público. Por si fuera poco, un alto porcentaje de estos fondos no es finalmente

ejecutado (45,2% para el año 2012; COSCE, 2014). Es decir, una parte importante del

presupuesto para Ciencia en España que se contabiliza en los PGE se realiza a través de

“fondos espejismo”.

Estos recortes han afectado de manera profunda a la base de la investigación estatal, esto es,

las becas pre-doctorales, la continuidad post-doctoral y la presencia de personal técnico de

apoyo. Todos estos programas han visto reducida su dotación desde un 30,85% hasta, en

algunos casos, desaparecer (Fig. 2). Además, la tasa de reposición del 10% (ni siquiera

siempre respetada) hace casi imposible la incorporación de postdocs de larga trayectoria al

sistema científico español.

Las nuevas generaciones que deberían impulsar la Ciencia española se ven obligadas a buscar

salidas fuera del sistema público o en el extranjero. Nos encontramos pues, ante una situación

de emergencia en el que en pocos años puede colapsar el sistema Científico español si no se

toman medidas urgentes. ¿Qué nos propone el gobierno?

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Fig. 1. Recorte acumulado desde 2009 en

la financiación del sistema científico

español (%). En rojo se indica el recorte en

inversión total, en gris distintas partidas.

Fig. 2. Recorte acumulado desde 2009 en

la financiación de contratos y becas

(MINECO). Programas: PTA (personal

técnico de apoyo), FPU-FPI (contratos

predoctorales (los FPU corresponden al Mº

de Educación), JAE (Junta de Ampliación

de Estudios, programa del CSIC), JdC

(Juan de la Cierva), TQ (Torres Quevedo),

RyC (Ramón y Cajal). Fuente MINECO.

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2. El sistema de financiación actual

A) El problema de la Cofinanciación

Las últimas Resoluciones aparecidas en el BOE (31 diciembre 2013, BOE-A-2013-13831;

BOE-A-2013-13832), regulan toda una serie de “ayudas” para la contratación de personal y

la adquisición de infraestructuras científicas y técnicas por organismos públicos. En la

mayoría de estas “ayudas” se requiere de la cofinanciación por parte de los organismos, ya

sea explícitamente (como en el caso de las infraestructuras) o indirectamente, al ofrecer unos

salarios que no se ajustan al Convenio Único de la Administración, por lo que estos

organismos deben complementar las cantidades ofrecidas por el MINECO. En el caso de la

adquisición de equipamiento científico, la financiación procederá de los fondos FEDER

(fondos europeos; según la región, entre un 50 y un 80% del coste) y el resto deberá pagarlo

el centro. El MINECO puede prestar el dinero pero, eso sí, tiene que ser devuelto en 10 años

con un interés del 0,52%. Es decir, en la actualidad una parte importante de las subvenciones

destinadas a las infraestructuras de los laboratorios proceden de Europa. ¿Es este un

verdadero respaldo al sistema Científico Español?

Tabla 1. Ejemplo de posibles gastos anuales derivados de la cofinanciación para un laboratorio tipo Programa Cofinanciación anual* Técnicos niveles 1 y 2 (tiempo parcial) entre 200 y 1000 €** Subprograma de Personal Técnico de Apoyo 10872,08 € Contratos predoctorales (FPU y FPI) (4º año) 4500 € Contratos Postdoctorales 10000 € Contratos Ramón y Cajal 10830,72 € TOTAL 36402,80 a 37202,80 €

* La cofinanciación en el CSIC propone que se distribuya a partes iguales entre la organización central y el centro que acoja al contratado. La indemnización por el final del contrato correrá a cargo de la institución (y se repartirá también a partes iguales). ** Cofinanciaciones comunicadas por el CSIC a los centros para convenios con los Servicios Públicos de Empleo.

En relación a la contratación de personal el 27 de febrero de 2014, el presidente del Consejo

Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), D. Emilio Lora-Tamayo, escribía una carta a

todo el personal del CSIC. En la misma, informaba sobre futuras contrataciones y

financiaciones de la institución, entre las que se insiste recurrentemente en la cofinanciación.

Así por ejemplo, en el caso de las ayudas a la movilidad que permiten que los becarios JAE

predoctorales realicen estancias en otros centros de investigación, la cofinanciación será del

50%. Estas ayudas son necesarias no sólo para completar la formación de los investigadores

en formación, sino que en ocasiones permiten acceder a instalaciones más completas en las

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que desarrollar experimentos que no son factibles en los centros de origen o incluso en el

territorio nacional. Además, permiten a los investigadores en formación permanecer 3 meses

en un país europeo, requisito necesario para poder optar al título de Doctorado Europeo.

Considerando la cuantía de las últimas ayudas convocadas (en el año 2011), los centros

deberían tener que aportar hasta 2850 € para permitir una estancia de 3 meses de uno de sus

becarios predoctorales.

En la misma carta, se comunica también que los centros deberán cofinanciar el 50% de los

contratos Postdoctorales en formación, Postdoctorales de incorporación, Ramón y Cajal y

Técnicos del Ministerio (Tabla 1). En algunos casos, se llega a pedir la financiación del 100%

de algunas convocatorias, como las “Ayudas de introducción a la investigación para

estudiantes de últimos cursos de la Universidad”. Este tipo de ayudas dan a estudiantes con

expedientes brillantes la oportunidad de involucrarse en actividades de investigación

realizadas en institutos o centros propios de la Agencia Estatal CSIC, así como en centros

mixtos. De este modo, la incorporación de personal altamente formado y especializado,

desde la base pre-doctoral hasta los postdocs de largo recorrido, queda de nuevo al albur de la

situación económica de los centros de investigación y/o los propios grupos. Sin embargo,

tanto centros como grupos tienen unos ingresos públicos cada vez menores (Fig. 1) y las

ayudas privadas son prácticamente inexistentes por la falta de un tejido tecnológico-

industrial. En el mismo sentido, la falta de una ley de mecenazgo vinculada al ámbito

científico, dificulta este tipo de financiación. En definitiva, si tenemos en cuenta el nuevo

formato de cofinanciación y financiación a crédito, el recorte acumulado sobrepasaría con

creces el ya elevado 24,4% y 40% para personal y servicios.

B) El problema de los requisitos de los solicitantes y la contratación

En los últimos años, la caída en la financiación de contratos y becas, desde un 30,85% hasta

la desaparición de algunos programas, ha hecho que se dispare la competencia por las pocas

plazas ofertadas (Fig. 3). Si el sistema científico español sólo quiere gente “excelente y

brillante” cabría esperar que las condiciones laborales ofertadas fueran de la misma calidad.

Nada más lejos de la realidad. En España se piden carreras brillantes a precio de saldo y lo

que es más grave, sin ninguna estabilidad laboral.

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Fig. 3. Evolución del número de

solicitantes (relleno) y del ratio de

solicitudes (blanco) vs contratos

concedidos para becas-contrato FPU,

JdC (Juan de la Cierva) y RyC (Ramón

y Cajal).

Contratos predoctorales

Según la última convocatoria de contratos predoctorales (para desarrollar una tesis doctoral)

del Programa de Formación de Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación,

Cultura y Deporte (BOE-A-2013-12235), las notas medias mínimas para poder optar a un

contrato de este tipo debían ser de 6,85-7,37 (en función del área) en los estudios de Grado y

8,06-8,31 en los estudios de máster. Se trata ya de notas medias elevadas, pero teniendo en

cuenta el alto número de solicitantes (más de 7000 para acceder a 800 contratos), tras la

primera fase, la nota media efectiva de corte ascendió hasta el 7,5-8,7. Así por ejemplo,

alumnos graduados en Filosofía o Matemáticas (las áreas con notas de corte superiores) que

acaben la carrera con una nota media de 8,6 -indiscutiblemente alta- y que tengan interés por

desarrollar una carrera investigadora, se quedarán fuera de este tipo de contratos.

Por tanto, se trata de contratos altamente restrictivos a los que sólo pueden acceder personas

con un excepcional rendimiento académico. Podemos esperar que ofrezcan, en consonancia

con los requisitos exigidos, condiciones laborales excepcionales. Sin embargo, la dotación

para los dos primeros años de contrato es de 1025 € brutos mensuales, y para los dos

siguientes de 1173 € brutos (en ambos casos con dos pagas extraordinarias anuales). Es decir,

que los estudiantes excepcionales cobrarán en torno a 900 € netos los dos primeros años y

sólo llegarán a rozar los 1000 € los dos últimos. ¿Será ésta la recompensa a la famosa

“cultura del esfuerzo” de la que tanto habla este Gobierno?

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Contratos de formación postdoctoral

Hasta ahora, existían dos convocatorias estatales dirigidas a los doctores recientes: contratos

para ir a un centro de investigación en el extranjero durante dos años y contratos del

Programa Juan de la Cierva, de tres años de duración. Es decir, que si una persona enlazaba

ambos (lo que ocurría con frecuencia), podía contar con cinco años de financiación.

Sin embargo, en 2012 se retiró el programa de contratos para centros de investigación en el

extranjero y en 2013 desaparece el programa Juan de la Cierva. Dichos programas son

sustituidos por dos nuevos programas: los contratos de formación postdoctoral de dos años de

duración y otros contratos dirigidos a doctores con algo más de experiencia, también de dos

años de duración. Lo primero que vemos, por tanto, es que una persona que obtenga ambos

ya no tendrá cinco años de financiación, sino cuatro.

El programa para los doctores con algo más de experiencia no se publicará por primera vez

hasta más avanzado 2014, por lo que todavía no se conocen muchos detalles. Sí se ha

publicado la primera convocatoria de contratos de formación postdoctoral (BOE-A-2013-

13832) a la que pueden acceder personas que hayan presentado su tesis doctoral en los

últimos tres años. Llama la atención que en dicha convocatoria se siga hablando de

“formación” para referirse a personas que hace incluso tres años que obtuvieron la máxima

cualificación académica que existe. Entre los aspectos que se tienen en cuenta para evaluar su

CV, un 40% corresponde a “Participación en actividad internacional”, que corresponde, entre

otros, a “[actividades] especialmente relacionadas con programas de movilidad

internacional predoctoral y postdoctoral”. Sin embargo, como ya hemos destacado, en el año

2012 se eliminó el programa ministerial de formación postdoctoral en el extranjero. Es

cuando menos paradójico que en la carrera investigadora trazada por la Secretaría de Estado

de Investigación se incluya, para acceder a una de las etapas, un requisito que no se puede

satisfacer con ninguna de las convocatorias impulsadas por la misma.

¿Y a qué acceden estos investigadores, en muchos casos con al menos dos años de

experiencia postdoctoral? A un contrato de dos años que implica una ayuda para el organismo

que los contrata de 25000 € anuales, incluyendo la cuota patronal a la Seguridad Social. En

términos de salario bruto, la convocatoria establece un mínimo de 21500 € anuales. En la

práctica, los investigadores suelen quedarse en este mínimo, al no disponer el organismo

contratante de otras fuentes para incrementarlo, y esto equivale a un sueldo neto mensual de

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unos 1200 € (considerando 14 pagas) ¡Éste es el sueldo al que se puede optar después de unos

estudios de Grado, Máster, Doctorado y, en la mayoría de los casos, una experiencia

postdoctoral en el extranjero! La situación es tan absurda que por ejemplo en el CSIC este

sueldo está por debajo de lo que establece el Convenio Colectivo para el Personal Laboral de

la Administración General del Estado para un licenciado. Esto hace necesario, como

explicamos anteriormente, una cofinanciación para que estas personas puedan ser contratadas

según las condiciones del convenio y, por tanto, de manera legal.

Contratos Ramón y Cajal

Finalmente, tras pasar por toda una serie de contratos postdoctorales, es posible que un

investigador pueda acceder a un contrato del programa Ramón y Cajal. Estos contratos están

dirigidos a personas con una experiencia postdoctoral de entre 2 y 10 años, aunque en la

mayoría de los casos se consiguen como mínimo tras 6 años de experiencia porque se ha

tenido más tiempo para acumular méritos curriculares.

Al observar los aspectos que se tendrán en cuenta al puntuar a estos candidatos en la última

convocatoria de este programa (BOE-A-2013-13832), nos encontramos con que un 20% de la

nota final vendrá dada por la “Capacidad del candidato para liderar su línea de investigación,

en función de la experiencia científica y profesional y de la independencia en su trayectoria”.

Esto incluye aspectos como dirección de tesis doctorales o capacidad de captación de

recursos como investigador principal. Puede parecer sensato que este tipo de requisitos se

exijan a personas que, si contamos su etapa predoctoral, acumulan experiencias profesionales

en la investigación de al menos una década. Sin embargo, cualquier persona que haya pasado

por algún laboratorio de investigación en España sabe que, en la inmensa mayoría de los

casos, es imposible que a una persona que no tenga una plaza fija o, al menos, un contrato

Ramón y Cajal, se le permita ocupar esa posición de investigador principal en un proyecto.

Es decir, que para acceder al siguiente estadio de la carrera se solicita un requisito que sólo se

puede cumplir cuando se está precisamente en ese estadio. Igualmente, cuando cada par de

años se salta de un laboratorio a otro, resulta muy difícil participar en la dirección de tesis

doctorales, que tienen una duración de cuatro años.

Estos contratos son de cinco años y en este caso la dotación económica resulta más digna que

la de las otras categorías, siendo el sueldo bruto anual de 31600 €. Sin embargo, ¿bajo qué

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modalidad se realizan? Por increíble que parezca, la primera opción a la que suelen recurrir

los centros de investigación es realizar un contrato en prácticas, ya que la legislación permite

que se esté contratado en prácticas como doctor hasta cinco años. Sólo si la persona ya ha

consumido anteriormente parte de este periodo como doctor en prácticas y ya no resulta

posible esta contratación, se realiza un contrato por obra y servicio.

El eterno postdoc (Spain is different)

Las distintas convocatorias descritas anteriormente no agotan todas las posibilidades de

contratación temporal que existen en el sistema español de I+D. Aunque nos hemos centrado

en las estatales, existen otras convocatorias autonómicas, de universidades, de organismos de

investigación específicos, etc., aunque en general presentan un panorama similar al que aquí

se describe: búsqueda de personal altamente cualificado, procesos de evaluación muy

exigentes, convocatorias muy restrictivas, y todo esto a cambio de condiciones laborales

generalmente justitas.

Además, según el esquema que hemos descrito, una persona después de acabar su tesis podría

enlazar dos años de formación postdoctoral más dos años del nuevo contrato para doctores

con experiencia más 5 años de contrato Ramón y Cajal = 9 años de experiencia postdoctoral.

De hecho, la cifra real suele ser superior, porque a esto hay que sumar muchas veces un

periodo en el extranjero o que la persona vaya pasando de estas convocatorias estatales a las

otras existentes, de manera que acumule sin problemas más de una década de experiencia

postdoctoral. Pero ¿qué se supone que es el periodo postdoctoral? En la mayoría de los países

se trata de una etapa limitada en el tiempo donde la persona tiene la oportunidad de conocer,

durante 2-3 años tras la tesis, cómo se trabaja en otros laboratorios. Posteriormente, ese

investigador ya puede comenzar, aunque sea integrado en un grupo de investigación, sus

propios proyectos, líneas de investigación, etc. a través de figuras que implican una posición

permanente o una ruta real a la permanencia (tenure track) y que permiten tareas que aquí

resultan imposibles para investigadores con los mismos años de experiencia, como ser

investigador principal de un proyecto.

De manera que, una vez más, Spain is different, y aquí hemos generado una figura propia,

que es la del eterno postdoc. Esto tiene una repercusión importante, no sólo para los

investigadores en cuestión que tienen un deseo lícito de estabilizarse, sino para la propia

investigación que se desarrolla. Es evidente que si una persona va pasando cada par de años

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de un laboratorio a otro no puede implicarse en proyectos a medio o largo plazo y se ve

forzada además a destinar parte de sus energías a buscar el próximo contrato postdoctoral que

le dará trabajo durante un año más. Esto lleva a los investigadores españoles a estar en peores

situaciones a la hora de optar a otro tipo de financiaciones como las provenientes de fondos

europeos. Así, el prestigioso programa de proyectos del European Research Council (ERC)

cuyo objetivo es impulsar investigaciones de primer nivel internacional y cuya dotación

económica puede llegar a 1,5 millones de €, evalúa entre los méritos de los candidatos a

proyectos Starting Grant (dirigidos a investigadores que hayan acabado su tesis doctoral

entre 2 y 7 años antes), el haber sido investigadores principales de proyectos. Este requisito

difícilmente lo cumplen los investigadores españoles y, los que lo consiguen, lo logran a

base de sortear una carrera de obstáculos contra todo tipo de burocracias e impedimentos.

Esta situación no tiene visos de mejorar a corto plazo. En los últimos años, las plazas de

Científico Titular en el CSIC han caído exponencialmente, hasta llegar a ¡5! (para los 125

institutos que lo componen en toda España) en 2013. En el Plan de Actuación CSIC 2014-17,

donde se recogen previsiones para un escenario optimista y otro pesimista, incluso el

optimista incluye la convocatoria de tan sólo 164 plazas de Científico Titular de aquí al año

2017. Teniendo en cuenta que en la convocatoria de 2013 se han presentado más de 350

solicitudes a las 5 plazas antes indicadas, parece que esta particularidad del eterno postdoc va

a seguir siendo la tónica de nuestro sistema de I+D durante los próximos años.

Fig. 4. Diagrama de flujo de la carrera científica en España.

Las flechas verdes indican reciclaje, saliendo del sistema de investigación pública y los pasaportes, emigración. Los símbolos de stop representan el abandono de la investigación (pública o privada). El volumen de las flechas azules es proporcional al número de personas que alcanzan la siguiente etapa.

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C) Los problemas relacionados con el Plan Nacional de Investigación

Uno de los programas que vertebra el sistema de investigación a nivel nacional es el

comúnmente conocido como “Plan Nacional de Investigación”, que financia proyectos de

investigación de tres o cuatro años de duración en diferentes campos, incluyendo tanto

ciencia básica como aplicada. El presupuesto destinado a este plan ha disminuido en los

últimos años tanto cuantitativa como cualitativamente. De manera global, el dinero

presupuestado ha disminuido un 26,6% desde el año 2009. Cabe destacar que la reducción en

gasto real (Capítulo 7 de los PGE) ha alcanzado un 30,88% mientras que las partidas

destinadas a créditos reembolsables ha aumentado un 18,78% llegando a representar un

56,41% del presupuesto final (CCOO, 2014). Como se ha indicado anteriormente esta

inversión no constituye realmente un gasto en investigación, ya que el dinero ha de ser

devuelto y en muchos casos no llega a ejecutarse. Como ocurre con los sistemas de becas, los

recortes sufridos en otros programas de financiación han hecho que el número de grupos de

investigación que solicitan este tipo de ayudas aumente significativamente en los últimos

años. En la convocatoria del Plan Nacional de Investigación 2013, se presentaron 7253

proyectos, cerca de 1000 proyectos más que en 2012, de los que finalmente solo fueron

seleccionados 3182 (Carta de Antonio Figueras, Vicepresidente de Investigación Científica y

Técnica, del 4 de Febrero de 2014, destinada a los directores de centros en institutos).

Sin embargo, los recortes en el Plan Nacional no se han limitado a la reducción paulatina de

las cantidades presupuestadas, sino que además, la forma en la que los proyectos

seleccionados son financiados limita en gran medida la capacidad de los grupos de

investigación para llevarlos a cabo, conseguir los objetivos propuestos y en definitiva,

desarrollar la labor investigadora, con los beneficios que para la sociedad pueda tener. Por un

lado, gran parte de los proyectos han sido concedidos con un presupuesto inferior al

solicitado por los investigadores, si bien los objetivos propuestos permanecen inmutables

pese a la menor financiación. Gran parte de estas reducciones han afectado a las partidas de

personal, impidiendo la contratación de personal técnico cualificado y de doctores e

investigadores en formación capaces de llevar a cabo las tareas descritas en las memorias de

los proyectos. Los grupos, ante el temor de quedar sin financiación alguna, han aceptado los

proyectos a sabiendas de la imposibilidad de alcanzar los objetivos planteados con un capital

humano y económico insuficientes. A una menor cantidad de proyectos concedidos y a la

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infrafinanciación de los mismos, se suma una tercera amenaza: el sistema de ingreso en las

cuentas de los proyectos de las cantidades presupuestadas. En el caso de los proyectos del

Plan Nacional que se iniciaban el día 1 de enero de 2013, los directores de proyecto no

tuvieron noticias sobre la financiación de los mismos hasta finales de mes (BOE-A-2013-

691) cuando descubrieron que las cantidades aportadas durante la primera anualidad (2013),

eran en muchos casos una parte minoritaria de la cantidad presupuestada. Perdido casi un mes

de proyecto, muchos investigadores encontraron además que no les era posible realizar los

gastos necesarios para poner en marcha los mismos: contratar personal y adquirir equipos y

materiales necesarios para realizar sus investigaciones. Esto no sólo ha retrasado el inicio de

los trabajos, sino que en muchos casos ha limitado o imposibilitado la consecución de los

objetivos planteados y ha obligado a muchos grupos a replantearse los mismos. Si bien en

ocasiones ha sido posible para los centros e institutos realizar adelantos a sus grupos, esta

posibilidad ha sido limitada, y siempre dependiente de la situación particular de cada centro o

instituto. La situación además, ha generado una incertidumbre y una desconfianza en el

gobierno para mantener su compromiso en la financiación de los proyectos, que ha dado

lugar a reticencias a la hora de comprometerse con empresas, usuarios y otros investigadores

colaboradores en la realización de actividades y contrataciones previstas en los proyectos.

A estos retrasos, se suma la desaparición virtual de una de las convocatorias anuales del plan,

ya que la convocatoria de 2013, que debería haber sido publicada en diciembre de 2012, se

publicó con cerca de 11 meses de retraso (BOE-A-2013-11616, El País, 2013), de modo que

en Marzo de 2014, no han sido ni tan siquiera evaluados los proyectos que deberían haberse

iniciado el 1 de Enero de 2014 (Tabla 2).

Tabla 2. Convocatorias y resoluciones definitivas del Plan Nacional de Investigación Año Fecha convocatoria Fecha resolución Meses entre convocatorias 2009 26 diciembre 2008 13 abril 2010 12 meses 2010 30 diciembre 2009 21 febrero 2011 12 meses 2011 20 diciembre 2010 11 enero 2012 12 meses 2012 30 diciembre 2011 28 diciembre 2012 12 meses 2013 5 noviembre 2013 En trámite 23 meses

Así pues, el sistema de investigación se encuentra con numerosos obstáculos. La principal

fuente de financiación de las actividades científicas ha visto reducido año tras año su

presupuesto, los proyectos aprobados no cuentan con los medios solicitados para la

consecución de los objetivos y, en numerosos casos, la financiación aportada durante el

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primer año de proyecto es insuficiente para poder poner en marcha los mismos. La

herramienta que debía potenciar las tareas de investigación se ha convertido en una

pantomima con la que justificar y maquillar la inversión de dinero, permita ésta o no, la

obtención de resultados.

Fig. 5. Diagrama de flujo que resume la evolución de la financiación en I+D+i desde el año 2009.

3. Conclusiones

El sistema científico nacional agoniza ante la mirada impasible de nuestros dirigentes. Los

recursos económicos, materiales y humanos son cada vez menores porque la inversión en

investigación es cada día más limitada. Por un lado, el presupuesto global languidece, las

convocatorias e ingresos se retrasan y se dotan de menos recursos a los grupos exigiendo los

mismos objetivos científicos. Por otro lado, estos recursos dependen cada vez más de un

modelo de cofinanciación que es engañoso, ya que permite que el dinero presupuestado no

llegue a ejecutarse si los centros y grupos sobre los que recae la misma, no cuentan con

recursos suficientes para hacer frente a dichos gastos. Además, los requisitos para acceder a

dichas ayudas son cada vez menos realistas y menos consecuentes con la situación del

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sistema de I+D+i.

Las circunstancias parecen más bien llevarnos hacia un modelo de investigación

caracterizado por la ausencia de apoyo estatal, en la que el sector privado aporte el capital

para la contratación de personal y aprovisionamiento de infraestructura. Las empresas

dispondrán, por tanto, de una llave fundamental para determinar qué investigación se realiza

en el sistema público de I+D.

Aparentemente, ante esta situación no hay más que la salida de la solidaridad, “a través del

mecenazgo científico” modelo que se practica en otros países anglosajones pero que no

constituye en absoluto una realidad en España; ni parece que vaya a poder serlo dada la

reciente regulación en esta materia y la falta de un tejido tecnológico-industrial.

El nuevo modelo implantado supone, entre otros, la pérdida de la investigación básica que

constituye los cimientos de cualquier investigación aplicada, así como la pérdida de libertad

en criterios científicos a la hora de orientar cualquier tipo de investigación. Además, la falta

de apoyo estatal hace que las nuevas generaciones de científicos se vean forzadas a

reconvertirse pasando ineludiblemente al sector empresarial o a emigrar al extranjero. En

ambos casos, todos los años de inversión estatal en la formación de profesionales en sectores

estratégicos o de investigación básica terminan beneficiando a terceros.

Por último, la descapitalización humana y presupuestaria de la Ciencia, repercute igualmente

en la Cultura del país, ya que el conocimiento científico es parte de ella. Es imprescindible,

por tanto, que el Estado asegure y mantenga la investigación como uno de los pilares

fundamentales para su avance y dedique a ello los medios necesarios.

Por tanto, una apuesta real por el avance de la Ciencia requiere:

• Planes estatales, independientes de los devenires políticos y económicos, en los que se

contemplen convocatorias competitivas regulares para la mejor planificación de la

investigación.

• Financiación pública adecuada, en consonancia con los objetivos a alcanzar.

• Carrera científica establecida, con una adecuada estabilidad y dignidad laboral. El camino

puede ser severo, pero ha de existir, y debe incluir a todos los estamentos: administración,

ayudantes, técnicos, titulados, gestores e investigadores.

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REFERENCIAS

http://www.boe.es/boe/dias/2013/01/24/pdfs/BOE-A-2013-691.pdf

http://www.boe.es/boe/dias/2013/11/06/pdfs/BOE-A-2013-11616.pdf

https://www.boe.es/boe/dias/2013/11/21/pdfs/BOE-A-2013-12235.pdf

https://www.boe.es/boe/dias/2013/12/31/pdfs/BOE-A-2013-13831.pdf

https://www.boe.es/boe/dias/2013/12/31/pdfs/BOE-A-2013-13832.pdf

Carta D. Emilio Lora Tamayo 27 febrero 2014:

http://www.sea-astronomia.es/drupal/sites/default/files/archivos/CartaCSIC.pdf

CCOO (2014). Los presupuestos generales del estado 2014 en I+D+i. Un sistema

quebrado.

COSCE (2013). Análisis de los recursos destinados a I+D+i (política de gasto 46)

contenidos en los Presupuestos Generales del Estado aprobados para el año 2014.

El País (2014):

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/02/24/actualidad/1393271163_538095.html

EU (2014): http://europa.eu/pol/rd/index_es.htm

MINECO (2014) LIA Recursos Humanos: http://www.idi.mineco.gob.es

PGE (2014):

http://www.congreso.es/portal/page/portal/Congreso/Congreso/SDocum/ArchCon/Presup

GenerEstado/PGE2014

Plan de actuación CSIC 2014-2017 descargable desde la página principal del CSIC:

http://www.csic.es