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el proletario N° 3 Noviembre de 2013 Suplemento a «el programa comunista» N°50 Precio: Europa: 1’5 ; 3CHF; 1’5£ / América del Norte: US $ 2 / América Latina: US $ 1’5 EN ESTE NÚMERO -Sobre nuestro trabajo de parti- do en los organismos inmedia- tos. -Huelga General en Portugal. -Corrupción, desfalco, nepotismo son consecuencias del capitalis- mo y solo desaparecerán cuando este sea borrado de la faz de la tierra por el proletariado, Del 15 de Mayo al 25 de Abril ( sigue en pág. 5 ) Accidente ferroviario en la línea Madrid-Ferrol A alta velocidad hacia la muerte ¿Dónde está Nin? El pasado 17 de junio se celebró, en un salón de actos del Parlamen- to de Cataluña, un homenaje a An- drés Nin. Toda la izquierda y la ex- trema izquierda, parlamentaria y ex- traparlamentaria, de Esquerra Repu- blicana de Catalunya al Partido Obrero Socialista Internacional, se han unido a este aquelarre para «re- parar» la memoria del revoluciona- ( sigue en pág. 7 ) rio al que ahora llaman «líder de la izquierda social» y buscar un enten- dimiento en torno a una nueva in- terpretación de la historia que aúne a todas las corrientes políticas en una única visión común acerca de los hechos que sacudieron Catalun- ya y España hace setenta años. De 78 muertos y 168 heridos de un total de 246 pasajeros. Ese ha sido el balance del accidente de tren de la línea Madrid a Ferrol que tuvo lugar el pasado 24 de julio, un día antes de la festividad de Santiago Apóstol, patrón de la ciudad de destino y causa de que el tren fuese con un número tan elevado de pasaje- ros. Ahora todos los periódicos y pro- gramas de televisión, todos los espe- cialistas en ingeniería ferroviaria y de telecomunicaciones y todos los exper- tos en debate político, discuten duran- te horas y horas acerca de cómo ha sido posible que esta tragedia haya tenido lugar, precisamente en España y, exac- tamente, en temporada alta de turistas, es decir, justo cuando menos debería haber sucedido. Pero las discusiones se prolongarán tanto como el proceso judicial, se encamine este a culpar al maquinista del tren siniestrado o a al- gún otro elemento aledaño al acciden- te, y, con toda probabilidad, la repuesta LO QUE DISTINGUE A NUESTRO PARTIDO: la línea que va de Marx-Engels a Lenin, a la fundación de la Internacional Comunista y del Partido Comunista de Italia; la lucha de clase de la Izquierda Comunista contra la degeneración de la Internacional, contra la teoría del “socialismo en un solo país” yla contrarrevolución estaliniana; el rechazo de los Frentes Populares y de los frentes nacionales de la Resistencia; la lucha contra el principio y la praxis democráticas, contra el interclasismo y el colaboracionismo políticos y sindicales, contra toda forma de oportunismo y nacionalismo; la dura obra de restauración de la doctrina marxista y del órgano revolucionario por excelencia – el partido de clase – , en contacto con la clase obrera y su lucha cotidiana de resistencia al capitalismo y a la opresión burguesa, fuera del politiqueo personal y electoralesco, contra toda forma de indiferentismo, seguidismo, movimentismo o aventurerismo “lucharmatista”; el apoyo a toda lucha proletaria que rompa con la paz social y la disciplina del colaboracionismo interclasista, el apoyo a todos los esfuerzos de reorganización clasista del proletariado sobre el terreno del asociacionismo económico, en la perspectiva de la reanudación a gran escala de la lucha de clase, del internacionalismo proletario y de la lucha revolucionaria anticapitalista. el proletario ÓRGANO DEL PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL ( sigue en pág. 2 ) Desde que en el año 2010 la llamada Primavera Árabe prendiese como la pólvora en la zona norte de África, sobre todo en los países bañados por el mar Mediterráneo pero también en algunos otros como Yemen donde las protestas han convulsionado el régimen político y social hasta el punto de provocar una auténtica sublevación social, la rebelión y las protestas callejeras se han convertido en una parte del paisaje que diariamente muestran los medios de comunicación en todo el mundo. Túnez en primer lugar, Egipto de manera continuada a lo largo de estos tres años y, hoy en día, Turquía, Brasil y de nuevo Egipto, han visto aparecer estallidos sociales de una magnitud considerable. En esta serie cuyo último caso sin duda no ha aparecido todavía España ha tenido un papel muy destacado. Fue en Madrid donde la protesta saltó el mar Mediterráneo y tras- pasó las fronteras de un país considerado desarrollado y democráticamente civilizado en todos los sentidos, parte del exclusivo grupo de potencias mundiales en el terreno económico, político y militar. Sin duda alguna, un imperia- lismo de primer orden se vio convulsionado a partir del 15 de mayo del 2011 por una serie de manifestaciones y de protestas callejeras, provocadas por la tensión social que se venía acumulando desde que la crisis capitalista mun- dial golpease con especial violencia este trozo de Europa. Para los comunistas revolucionarios estos fenómenos de- ben ser estudiados con el rigor teórico que nos confiere nuestra doctrina marxista para lograr así mantener nuestra posición de defensa intransigente de los principios de la revolución proletaria frente a las convulsiones que aparen- temente renovarían el mundo cada dos días y requerirían una renovación radical de la teoría comunista que la redujese a mera com- será «las catástrofes suceden». Toda la lógica técnica y todas las disposicio- nes políticas no alcanzarán otra res- puesta que este lugar común que pesa- rá como una losa sobre las víctimas y no evitará de ninguna manera que este tipo de accidentes vuelvan a repetirse una y otra vez.

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el proletario

N° 3Noviembre de 2013

Suplemento a«el programa comunista» N°50

Precio: Europa: 1’5 €; 3CHF; 1’5£ /América del Norte: US $ 2 / América

Latina: US $ 1’5

EN ESTE NÚMERO

•-Sobre nuestro trabajo de parti-do en los organismos inmedia-tos.•-Huelga General en Portugal.•-Corrupción, desfalco, nepotismoson consecuencias del capitalis-mo y solo desaparecerán cuandoeste sea borrado de la faz de latierra por el proletariado,

Del 15 de Mayo al 25 de Abril

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Accidente ferroviario en la línea Madrid-Ferrol

A alta velocidad hacia la muerte

¿Dónde está Nin?El pasado 17 de junio se celebró,

en un salón de actos del Parlamen-to de Cataluña, un homenaje a An-drés Nin. Toda la izquierda y la ex-trema izquierda, parlamentaria y ex-traparlamentaria, de Esquerra Repu-blicana de Catalunya al PartidoObrero Socialista Internacional, sehan unido a este aquelarre para «re-parar» la memoria del revoluciona- ( sigue en pág. 7 )

rio al que ahora llaman «líder de laizquierda social» y buscar un enten-dimiento en torno a una nueva in-terpretación de la historia que aúnea todas las corrientes políticas enuna única visión común acerca delos hechos que sacudieron Catalun-ya y España hace setenta años. De

78 muertos y 168 heridos de un totalde 246 pasajeros. Ese ha sido el balancedel accidente de tren de la línea Madrida Ferrol que tuvo lugar el pasado 24 dejulio, un día antes de la festividad deSantiago Apóstol, patrón de la ciudadde destino y causa de que el tren fuesecon un número tan elevado de pasaje-ros. Ahora todos los periódicos y pro-gramas de televisión, todos los espe-

cialistas en ingeniería ferroviaria y detelecomunicaciones y todos los exper-tos en debate político, discuten duran-te horas y horas acerca de cómo ha sidoposible que esta tragedia haya tenidolugar, precisamente en España y, exac-tamente, en temporada alta de turistas,es decir, justo cuando menos deberíahaber sucedido. Pero las discusionesse prolongarán tanto como el proceso

judicial, se encamine este a culpar almaquinista del tren siniestrado o a al-gún otro elemento aledaño al acciden-te, y, con toda probabilidad, la repuesta

LO QUE DISTINGUE A NUESTRO PARTIDO: la línea que va de Marx-Engels a Lenin, a la fundación de laInternacional Comunista y del Partido Comunista de Italia; la lucha de clase de la Izquierda Comunista contra ladegeneración de la Internacional, contra la teoría del “socialismo en un solo país” y la contrarrevolución estaliniana;el rechazo de los Frentes Populares y de los frentes nacionales de la Resistencia; la lucha contra el principio y lapraxis democráticas, contra el interclasismo y el colaboracionismo políticos y sindicales, contra toda forma deoportunismo y nacionalismo; la dura obra de restauración de la doctrina marxista y del órgano revolucionario porexcelencia – el partido de clase – , en contacto con la clase obrera ysu lucha cotidiana de resistencia al capitalismoy a la opresión burguesa, fuera del politiqueo personal y electoralesco, contra toda forma de indiferentismo,seguidismo, movimentismo o aventurerismo “lucharmatista”; el apoyo a toda lucha proletaria que rompa con la pazsocial y la disciplina del colaboracionismo interclasista, el apoyo a todos los esfuerzos de reorganización clasistadel proletariado sobre el terreno del asociacionismo económico, en la perspectiva de la reanudación a gran escalade la lucha de clase, del internacionalismo proletario y de la lucha revolucionaria anticapitalista.

el proletarioÓRGANO DEL PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL

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Desde que en el año 2010 la llamada Primavera Árabeprendiese como la pólvora en la zona norte de África, sobretodo en los países bañados por el mar Mediterráneo perotambién en algunos otros como Yemen donde las protestashan convulsionado el régimen político y social hasta elpunto de provocar una auténtica sublevación social, larebelión y las protestas callejeras se han convertido en unaparte del paisaje que diariamente muestran los medios decomunicación en todo el mundo. Túnez en primer lugar,Egipto de manera continuada a lo largo de estos tres años y,hoy en día, Turquía, Brasil y de nuevo Egipto, han vistoaparecer estallidos sociales de una magnitud considerable.En esta serie cuyo último caso sin duda no ha aparecidotodavía España ha tenido un papel muy destacado. Fue enMadrid donde la protesta saltó el mar Mediterráneo y tras-pasó las fronteras de un país considerado desarrollado y

democráticamente civilizado en todos los sentidos, partedel exclusivo grupo de potencias mundiales en el terrenoeconómico, político y militar. Sin duda alguna, un imperia-lismo de primer orden se vio convulsionado a partir del 15de mayo del 2011 por una serie de manifestaciones y deprotestas callejeras, provocadas por la tensión social quese venía acumulando desde que la crisis capitalista mun-dial golpease con especial violencia este trozo de Europa.Para los comunistas revolucionarios estos fenómenos de-ben ser estudiados con el rigor teórico que nos confierenuestra doctrina marxista para lograr así mantener nuestraposición de defensa intransigente de los principios de larevolución proletaria frente a las convulsiones que aparen-temente renovarían el mundo cada dos días y requeriríanuna renovación radical de la teoríacomunista que la redujese a mera com-

será «las catástrofes suceden». Toda lalógica técnica y todas las disposicio-nes políticas no alcanzarán otra res-puesta que este lugar común que pesa-rá como una losa sobre las víctimas yno evitará de ninguna manera que estetipo de accidentes vuelvan a repetirseuna y otra vez.

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Del 15 de Mayo al 25 de Abril

LA CRISIS QUE NO CESA

España ha resultado ser uno de lospaíses más vulnerables a los efectos dela crisis capitalista. Seguramente por-que buena parte de las causas inmedia-tas de esta se venían radicando en aquídesde hacía años. De la misma manera,la crisis social que encontró su visuali-zación más nítida con el estallido del 15de mayo también se encontraba larvadaen la sociedad española y los síntomasde ella se aparecían ya como una pre-monición desde hacía tiempo.

¿Cuáles han sido las causas del mo-vimiento que comenzó el 15 de mayo?Nuestro partido lo ha dicho y lo harepetido en su prensa en lengua caste-llana y en su prensa internacional ennumerosas ocasiones (El ProgramaComunista, nº 49, septiembre de 2011):la pauperización de la pequeña burgue-sía, especialmente de los sectores másdébiles de esta, y su amenaza de prole-tarización, sentida como algo muy in-tenso y próximo. Han sido las clasesmedias, duramente afectadas por la cri-sis, las que han capitaneado el movi-miento en la calle y en las institucionesy lo han hecho en defensa del statusquo existente.

Pero, ¿en qué ha consistido exacta-mente este empobrecimiento de la pe-queña burguesía?

La clase pequeño burguesa se dis-tingue claramente de la burguesía enque la posición que ocupa en la socie-dad dividida en clases está ligada notanto al peso histórico del gran capital,de la producción industrial a gran esca-la que predomina hoy como fuerza eco-nómica de primer rango en todo el mun-do, como a los resabios de la fase mer-cantilista del desarrollo capitalista quesubsisten, siempre, en los países másdesarrollados y en aquellos que se con-sideran en vías de desarrollo. Además,existen toda una serie de oficios queson vitales en el mundo capitalista yque son desempeñados por un estratosocial que no es el proletariado, pese aque existan bajo el dominio del régimensalarial, y que participa directamente dela gestión de la producción, de la distri-bución y en la gestión administrativade los aparatos sociales, políticos, sin-dicales y militares para el control social.

De esta manera, al pequeño comercian-te, al tendero, al artesano, se unen lostécnicos o los profesionales (y los téc-nicos y profesionales en ciernes queson los estudiantes) para conformar unestrato social (mejor dicho, una semiclase) que vive a expensas de la explo-tación del proletariado, de la extracciónde plusvalía en el proceso productivo,pero que no participa en la propiedadde los medios de producción a granescala ni en toda la producción.

Esta semi clase existe sometida a lasnecesidades de la burguesía. Sus nego-cios dependen de la marcha de la eco-nomía nacional, sintética expresión delos intereses de clase de esta, su parti-cipación en el proceso productivocomo gestores o supervisores cualifi-cados requiere de la rentabilidad delcapital que se logra mediante el incre-mento del beneficio capitalista y su par-ticipación en la formación para consti-tuir los futuros comerciantes o técni-cos del mañana de las necesidades quela misma burguesía tiene de elementosformados que orienten la marcha de losnegocios. Por otra parte su subsisten-cia se encuentra ligada, de manera muyclara en España, a la existencia de lapropiedad inmobiliaria, fruto de la in-versión del pequeño capital que po-seen, como garantía de su estabilidad,de tal manera que las fluctuaciones delcrédito y de los tipos de interés, varia-bles condicionadas a su vez por la ren-tabilidad del capital, determinan la po-sibilidad o la imposibilidad de esta semiclase para mantener su posición socialsin grandes altibajos.

La crisis capitalista ha pasado porestos estratos intermedios como un hu-racán. Les ha golpeado antes y, en cier-tos momentos, con más fuerza que alproletariado. Este, que encuentra susuerte ligada al salario, ha podido so-brevivir durante un tiempo en una si-tuación quizá algo mejor debido a lainercia que los amortiguadores socia-les, que garantizaban este salario almenos de manera indirecta, han mostra-do a lo largo del primer ciclo de la deba-cle económica. La pequeña burguesía,no. Su supervivencia se basa en su sub-sidiariedad del capital financiero (en-samblaje, en los términos que utilizaLenin en «El Imperialismo, fase supe-rior del capitalismo» entre el capitalbancario y el capital industrial) (Lenin,

Obras Completas, tomo V, EdicionesProgreso, Moscú 1973) Una vez esteha entrado en crisis al no poder sopor-tar la caída de la tasa de beneficio, co-mienza con los ataques a los salariosobreros y a los puestos de trabajo e,inmediatamente después o contempo-ráneamente, arrastra en primer lugar alos estratos intermedios ligados a laproducción accesoria y a la distribu-ción de los productos. En la competen-cia que libra diariamente con la claseburguesa, la pequeña burguesía siem-pre lleva las de perder y eso se ha mos-trado claramente a lo largo de los últi-mos años en España y en todo el mun-do: cierres de negocio, quiebras de pe-queños establecimientos, despidos delos cuadros intermedios en las grandesempresas… el beneficio dicta la liqui-dación de los gastos superfluos paramantenerse a flote y la concentraciónempresarial que lucha de esta maneraen la competencia que libra entre sí, aescala nacional e internacional, la bur-guesía suprime las fuentes de ingresosde las «clases medias», como son defi-nidas por los burgueses estos estratossociales que se encuentran entre la cla-se del proletariado y la clase dominanteburguesa, dándoles, terminológicamen-te, una suerte de personalidad social ysocial histórica que, de hecho, no po-seen.

Este hecho no es nuevo en la histo-ria del mundo capitalista. Marx y En-gels lo analizaron magistralmente en elperiodo que cubren sus obras «La lu-cha de clases en Francia» y «El Die-ciocho Brumario de Luis Bonaparte»y, ya antes, habían liquidado cualquierilusión de evitar esta situación en elManifiesto del Partido Comunista.Nuestro partido también ha fijado pun-tos de referencia muy claros sobre si-tuaciones similares a lo largo de su exis-tencia. El periodo abierto por la explo-sión del 68 francés ha sido glosado ennumerosos trabajos disponibles en len-gua francesa e italiana (La misera finedei fine sessantoteschi, Reprint Il Co-munista, Diciembre de 2012) Un estu-dio atento de la manera que el marxismorevolucionario ha afrontado estas si-tuaciones recurrentes en momentos decrisis revelará que la reacción de las«clases medias», enfrentadas a su terri-ble destino, tampoco es algo nuevo.

REBELIÓN E INDIGNACIÓN

La pequeña burguesía se enfrenta asu proletarización como consecuenciade la crisis capitalista. Privada, en parteo del todo, de sus recursos de subsis-

parsa del movimiento. Lejos de ello, estos movimientos forman parte del convulsoy confuso mundo de las contradicciones sociales y de los enfrentamientos entrelas clases y el partido comunista interviene en ellos para postular, en cadaocasión, la necesidad de mantener la invariancia histórica de nuestro programay la necesidad de la revolución comunista.

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Correspondencia

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tencia material se encuentra abocada auna situación en la que su única salidaes pasar a existir como proletarios, ven-diendo su fuerza de trabajo en el merca-do laboral y compitiendo con la claseobrera por unos medios de existenciacada vez más exiguos en la medida enque el salario pagado cada vez resultamenor. No es sólo la proletarización: esla proletarización en unos términos pe-nosos.

Frente a ello, hoy también, estas cla-ses medias se rebelan con toda la fuer-za de la que disponen, pero esta rebe-lión suya no puede ser sino una rebe-lión conservadora, una protesta deses-perada por mantener la situación previaa la crisis que les golpea con tanta fuer-za y por evitar que la tensión social queesta hace emerger del subsuelo sea unfactor de desequilibrio que les reduzcaa una posición aún más débil.

La lucha de las clases medias esuna lucha en defensa del estado decosas existente o, sencillamente, por elretorno a una situación pasada. Real-mente, su base es una confianza ciegaen los derechos democráticos que laburguesía ha inscrito en sus constitu-ciones y en los sistemas legales a tra-vés de los cuales domina a la claseproletaria. Una confianza sin límites enel sistema parlamentario, si bien este,desde su punto de vista deba ser remo-zado y fundado sobre las bases nue-vas de una sediciente «democracia par-ticipativa» y en la negociación entreclases para lograr un bien común a to-das. En todos los sentidos, pretende-rían obtener mayores ventajas y bene-ficios sociales de la gran burguesía,reivindicando el papel de gobierno dela nación gracias al cual ejercitar conmás eficacia la tarea de control socialcon funciones sobre todo anti proleta-rias y, al mismo tiempo, realizar un con-trol social más eficaz (en realidad iluso-rio) del mercado capitalista.

Por lo tanto la lucha de las clasesmedias se libra en dos ámbitos de ma-nera simultánea. En primer lugar, con-tra la burguesía, a la que se culpa de losmales ocurridos a su clase social y a laque se exigen soluciones, siempre des-de una perspectiva puramente idealis-ta, que identifica la crisis con el robo, elengaño o la corrupción (he aquí el sen-tido de la consigna «no es una crisis,es una estafa» tan cara a los líderesmediáticos del movimiento indignado)y que, con ello, refleja los límites de sucapacidad para entender, desde un pun-to de vista histórico, la realidad de suexistencia como clase social y la de lasituación por la que pasa. Y esta lucha,que si bien resulta completamente aje-na a la lucha histórica de la clase prole-taria aparece como un revulsivo de re-belión en épocas de total ausencia de

la lucha de clase, tiene un reverso: lalucha contra el proletariado. Esta sedesarrolla por la vía del sometimientodel proletariado a las exigencias de lalucha democrática, de la defensa de losintereses económicos de la nación. Lapequeña burguesía convive con el pro-letariado de manera más directa que laburguesía. Habita en sus barrios, secodea con él en determinadas funcio-nes del proceso productivo… y conello le imbuye de sus hábitos. Si estoes así durante las épocas de conviven-cia pacífica y de bonanza económica,se muestra de manera más evidentecuando estas ceden el paso a situacio-nes de crisis económica y social. Lainestabilidad que sufre la pequeña bur-guesía se une a aquella que sufre elproletariado contribuyendo a asumir laincertidumbre que padece en el siste-ma capitalista y a responder a ella, enausencia de la lucha de clase, por lasvías típicas de la rebelión individual,democrática e interclasista. Es en estesentido que la pequeña burguesía lu-cha por domesticar a la clase proletariay, por tanto, es la vía por la cual luchaabiertamente contra la reanudación his-tórica de la lucha de clase.

Pero las ilusiones de las clases me-dias, pese a que se manifiesten con ma-yor o menor virulencia, se desvanecenrápidamente. Los objetivos, manifies-tos o no, de su rebelión, resultan inal-canzables y sus medios únicamente lo-gran reforzar la existencia del sistemacapitalista, origen real de todos losagravios que la pequeña burguesíabusca solucionar por la vía de la mejorade las instituciones y la «democratiza-ción» del mercado. Todas las medidasque pretenden llevar a cabo, en la calle,en el parlamento o en ambos simultá-neamente, resultan espurias. La demo-cracia es el sistema de gobierno me-diante el cual la burguesía busca la co-laboración del resto de clases en la de-fensa de sus intereses de clase, espe-cialmente de la clase que comprende ala gran mayoría de la población, el pro-letariado. Es un sistema sustentado enla renuncia a la lucha de clase y en lacanalización de la tensión social a tra-vés de la negociación y el derecho.Ambos, negociación y derecho, sonexpresiones formales de un único vec-tor, causa real del dominio económico ypolítico de la burguesía, la fuerza. Do-minando realmente por la vía de la fuer-za, disponiendo del poder político parasometer al proletariado, la democraciase presenta únicamente como una vál-vula de escape de la tensión social quetiende a anular cualquier lucha de laclase proletaria. Las clases medias con-funden, porque históricamente no pue-den llegar a entender nada más dada suposición en el sistema de producción y

reproducción social que es lo que real-mente determina la «conciencia indivi-dual» que tanto alaban, el fondo con laforma. El dominio político, que es domi-nio por la fuerza, es confundido con elmétodo democrático que a través delcual se realiza este. El programa demo-crático no refleja abiertamente este do-minio de clase y es tomado como garan-tía de que proletariado y burguesía pue-den convivir en paz y los intereses deambos verse reconocidos dentro delmarco jurídico-social de la nación. Laindignación es, sencillamente, la pro-testa inútil, el sentimiento de frustra-ción impotente ante el hecho de que losdeseos de la clase media no se veanrealizados en la cruda realidad de la ex-plotación capitalista, algo completa-mente diferente del odio de clase que elproletariado ha manifestado en su lu-cha de clase a lo largo de la historia yque volverá a manifestar una vez reanu-de su camino revolucionario.

¿Constituyen los movimientos deprotesta de ¡ las clases medias un pro-blema para la burguesía y el orden capi-talista? Sólo como cuestión de ordenpúblico. Si su pseudo programa revolu-cionario no tiene ningún futuro, y laexperiencia de clase de la burguesía a lolargo de más de ciento cincuenta añosde dominio político y social así se lohace entender, la pequeña burguesíano implica más quebraderos de cabezapara la clase dominante que el hecho desuponer un problema en las calles.

Pero este problema, carente de todaperspectiva política, es decir, incapazde suponer un trastorno social ni tansiquiera a medio plazo, también se en-cuentra detallado en la historia de laclase burguesa. Tanto las vías pacifis-tas como las violentas, tanto las mani-festaciones multitudinarias donde losgrupos y plataformas ciudadanas quelas encabezan llaman a los manifestan-tes a dejarse golpear democráticamentepor la policía a aquellas manifestacio-nes de tensión más o menos organizadaque, por la vía del activismo violento,buscan violentar un curso de los acon-tecimientos que tiene sus raíces bien

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fundadas en una situación histórica-mente desfavorable para el proletaria-do, responden a la misma nulidad polí-tica y programática que caracteriza a lasclases medias. Por ninguno de estosmedios se logrará en ningún caso reali-zar el tan cacareado «cambio de régi-men», pero no porque los medios deuno u otro cariz sean inútiles per se,sino porque la misma perspectiva del«cambio de régimen» responde a unailusión infundada que no tiene ningúncontenido real a realizar si no es el de laperpetuación de un sistema, el capita-lista, que ya no admite grandes márge-nes de reforma en un sentido democrá-tico.

LA INVARIANCIA HISTÓRICADEL MARXISMO

Para el marxismo las clases mediasconstituyen un agregado social impo-tente desde un punto de vista políticoe histórico. No dominan económica ysocialmente, como lo hace la burguesíay no portan en su seno un futuro librede explotación, como lo hace el prole-tariado. Por lo tanto, sus manifestacio-nes no pueden ahora ni podrán jamásviolentar la principal contradicción queexiste en la sociedad dividida en cla-ses, que es el enfrentamiento históricoentre proletariado y burguesía. Pero nopor ello son dejadas de tener en cuen-ta. Muy al contrario, son valoradas des-de un punto estrictamente dialéctico,como un elemento crucial en muchasfases del desarrollo de la lucha de cla-ses. Para entender en qué consiste estavaloración teórica, de la que se des-prende la posición política del partidocomunista revolucionario respecto asus movimientos, hay que partir de undeslindamiento de campos vital.

En primer lugar, resulta imposibleque la pequeña burguesía asuma el pa-pel que históricamente corresponde alproletariado. No existe una sustituciónentre un proletariado hoy ausente delterreno del enfrentamiento abierto en-tre clases a excepción de episodios es-porádicos e inconexos entre sí, y unapequeña burguesía, compuesta esen-cialmente por el estrato más activo deesta, los estudiantes, que asuma la con-frontación abierta. Por lo tanto no exis-ten nuevas formas de lucha, democrá-ticas, gradualistas, populares en el sen-tido de participadas por todos los es-tratos de la sociedad, o violentas y pu-tchistas, que permitan acortar el cami-no que separa la situación actual de la

revolución comunista que, por supues-to, tampoco puede ser sustituida porningún tipo de evolución cívica haciaun mundo sin contradicciones peroaún lacerado por la existencia de la ex-plotación asalariada y la propiedad pri-vada.

En segundo lugar, no existe otra víapara la supresión del dominio de clasede la burguesía y la transformación so-cialista de la sociedad que la lucha po-lítica del proletariado con el objetivode conquistar el poder, ejercer despóti-camente su dictadura de clase y exter-minar cualquier vestigio del viejo mun-do. El proletariado se constituye en cla-se, luego en partido político, escribie-ron Marx y Engels en la primera y defi-nitiva afirmación del programa revolu-cionario del proletariado que es el Ma-nifiesto del Partido Comunista de 1848y con esta definición lapidaria de lanecesidad de que el proletariado seconstituya en clase para sí, clase revo-lucionaria cuya finalidad es la aboli-ción definitiva de todas las clases so-ciales y la superación con ello de laprehistoria de la humanidad, se dejafijada de una vez y para siempre la com-prensión de que es el partido comunis-ta, internacional e internacionalista, elórgano de la clase proletaria que debedirigir su lucha revolucionaria.

Ninguna de las facetas de esta lu-cha revolucionaria ha sido superadaaún por el curso de la historia ni lo seráhasta que la última de las sociedadesbasadas en la explotación del hombrepor el hombre, el capitalismo, desapa-rezca. Es especialmente importante parael marxismo revolucionario mostrar con-tinuamente que una de estas facetas, lade la lucha proletaria sobre el terrenoinmediato, debe ser tenida en cuentaen todo momento.

Hoy el proletariado se encuentracompletamente aprisionado, en este te-rreno, por la política de la colusión en-tre clases que los partidos oportunis-tas y los sindicatos colaboracionistas(a los que nuestro partido definió en laII Postguerra para la zona italiana comotricolores (ver el hilo del tiempo Lasescisiones sindicales en Italia, publi-cado en Battaglia Comunista nº 21 de1949) en la medida en que defendíanlos tres colores de la señera nacional yno el rojo de la bandera proletaria yque, para el caso español, podríamosllamar con igual acierto rojigualdas enla medida en que han aceptado estoscolores como su programa en todoslos ámbitos). No existe un movimientoasociativo proletario independiente, almenos no a escala general, que agluti-

ne a la clase obrera con la finalidad deluchar sobre el terreno económico endefensa únicamente de sus interesesde clase y a través de medios y méto-dos de lucha realmente clasistas. Deesta manera, no existe una experienciaviva del enfrentamiento cotidiano conla burguesía que permita al proletaria-do romper con las cadenas del intercla-sismo y afrontar los golpes que la si-tuación especialmente nefasta por laque pasa con una posición combativa.Pero este asociacionismo obrero, quefue liquidado hace décadas por el efec-to combinado de la reacción burguesay el apoyo del estalinismo y la social-democracia, deberá resurgir subre labase de la tendencia espontánea de laclase proletaria a luchar contra los con-tinuos empeoramientos de sus condi-ciones de existencia y de la necesidadde organizar su propia lucha para nocomenzar de cero cada vez. La tareafundamental del partido comunista re-volucionario y de esforzarse por acla-rar los términos en los que esto se rea-lizará y contribuir con su trabajo políti-co a que suceda.

En el prólogo a La guerra campesi-na en Alemania (Marx y Engels, Obrasescogidas, tomo II, Editorial Progre-so, Moscú 1974) Engels afirma que lastareas del partido comunista son tres:política, económica y teórica, corriendotodas ellas en paralelo. Hoy, ante elestallido de estos movimientos de lasclases medias de los que venimos ha-blando, estas tareas no han variado. Laaparición en la escena social de las lu-chas indignadas no plantea nuevas exi-gencias al partido de clase, pero sí unavaloración precisa de las implicacionesque esto tiene de cara al cumplimientode sus funciones. La lucha proletariade clase continúa en un periodo de re-ceso que dura ya ochenta años y porello los comunistas no pueden interve-nir, en la perspectiva económica y polí-tica de la que hablaba Engels, a granescala. La ausencia de un movimientoasociativo, siquiera de mínimos, delproletariado, limita el campo e influen-cia del partido en la medida en que laclase trabajadora no tiene la experien-cia de lucha que la haga receptiva a laintervención comunista sobre este te-rreno. Las luchas de las clases medias,en lo esencial, no han cambiado estepanorama. Si bien no es improbable quesobre la estela de las medidas de fuerzaque estas clases han llevado a cabo, enforma de manifestaciones ilegales, deconcentraciones de masas, etc. puedanencaminarse grupos de proletarios más

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Del 15 de Mayo al 25 de Abril

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decididos a luchar en defensa de lasnecesidades de su clase, esto aún noha sucedido. En el marco del terreno dela lucha inmediata, el partido, sin perderla perspectiva de la reanudación de suactividad a una escala mayor, en la ma-yoría de las ocasiones debe interesarsepor intervenir para defender los princi-pios de este asociacionismo e intentaraclarar las posiciones que mantiene elcomunismo revolucionario acerca delos problemas que aparecen en esteámbito.

Es sobre el terreno de una supuestalucha política donde parecería que hansurgido cambios más sustanciales. Endeterminados momentos pareciera queexiste una fuerte tensión política en lacalle, fruto de las grandes movilizacio-nes. Pero, como se ha expuesto másarriba, esta tensión refleja simplementeun descontento incapaz de pasar a laofensiva sobre ningún plano que nosea el de la desesperación. Si el proleta-

riado puede verse influenciado por estacorriente es únicamente como conse-cuencia de la inmadurez que se ha idogestando en su seno a lo largo de déca-das de contra revolución permanente.El trabajo político del partido, unidodialécticamente al esfuerzo teórico delque hablaba Engels y que, décadas des-pués se encargó de reseñar Lenin en sufolleto ¿Qué hacer? (Lenin, ObrasCompletas, Editorial Progreso, Tomo 6,Moscú 1981) pasa hoy, y lo hará aúndurante mucho tiempo, prácticamenteen exclusiva, por la defensa de las posi-ciones del marxismo revolucionariocontra las desviaciones que se introdu-cen a través, precisamente, de los mo-vimientos del tipo que analizamos aquí.La lucha doctrinal y la preparación através de ella del partido compacto ypotente de mañana, si bien con escasoeco, no es, ni lo será nunca, un proble-ma baladí ni limitado a épocas de lucharevolucionaria. Muy al contrario, es enépocas de franca ausencia de la lucha

de clase proletaria, cuando esta luchase vuelve más importante para consti-tuir las bases sólidas de un partido quepueda asumir la lucha política generalde mañana. Si hoy las posiciones quecon tanto celo el partido se encarga dedefender y perfilar ante los nuevosacontecimientos que tienen lugar pue-den parecer ajenas a la lucha del mo-mento, según siempre un criterio reno-vador y movimentista del marxismo,esto se debe precisamente a la fortísimapresión de las ideologías pequeño bur-guesas que buscan revulsivos automá-ticos para su desesperada situaciónsocial. Es por ello que, para afirmar, lalucha proletaria de mañana contra lasdesviaciones que aparecen ya hoy ypara que, en ese mañana, el proletaria-do pueda encontrar a su partido de cla-se, el partido asume hoy la lucha teóri-ca y la continuidad en la defensa de sulínea política definida por el balance delas contra revoluciones como los as-pectos más importantes de sus tareas.

Accidente ferroviario en la línea Madrid-Ferrol

A alta velocidad hacia la muerte

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Pero no se trata de una tragedia, loque ha sucedido no es un hecho luc-tuoso inevitable. Ha sido un asesinatoy el capitalismo es el culpable.

Hace menos de un mes, el 6 de ju-lio, un tren de mercancías se estrellóen Lac-Magantic, una pequeña ciudadde Quebec (Canadá) causando 50muertos. No hace ni tres meses que enBangladesh una fábrica textil dondetrabajaban miles de obreras para lasprincipales compañías de confeccióneuropeas ardió dejando un terrible ras-tro de proletarias quemadas vivas. Elaño pasado, volviendo a la civilizadí-sima España, cuatro jóvenes dejabansus vidas en una macro fiesta organi-zada sin ningún tipo de medida de se-guridad con el objetivo de que entra-sen cuantas más personas mejor… yesto por citar sólo las muertes quepueden permanecer más frescas en lamemoria porque han ocupado más es-pacio en los medios de comunicaciónburgueses. Se podría hacer un recuen-to de víctimas que nos conduciría anúmeros superiores al millar anual sise registrasen sistemáticamente loscientos de accidentes ferroviarios quese producen cada mes, en la India yPakistán por ejemplo. Las decenas demiles de fallos en la seguridad laboralque conducen a proletarios de todaslas nacionalidades y razas a la muerte

inmediata en fábricas y obras. Y unlargo etcétera. En todas estas supues-tas tragedias, nombre con el que sepretende dar la idea de inevitabilidad eincluso de una cierta regularidad irre-versible en estos acontecimientos,hay un factor común: se trata, en to-dos los casos, de hechos producidospor la necesidad del capital de aumen-tar el beneficio que extrae del procesoproductivo. La base reside en unaecuación muy sencilla: en el mercadocapitalista, basado en la competenciaentre empresas, dado un nivel salarial,que es uno de los principales compo-nentes de los costes de producción,que tiende a igualarse a la baja entodo el planeta y unos costes fijos,costes de capital, también estables de-bido a la homogeneidad de la tecnolo-gía empleada en todas partes, una delas principales vías para aumentar larentabilidad de la inversión y vencerpor tanto a la competencia en el terre-no de la adquisición de contratos,clientes, etc. consiste en la reducciónde los costes de producción, es decir,en la utilización de materiales de peorcalidad, en la supresión de medidas deseguridad, en la vulneración inclusode principios físicos elementales,siempre bajo la aprobación de unas le-yes que únicamente buscan favorecerla acumulación de capital y la genera-ción de beneficios cada vez mayores.A medida que la competencia capita-lista entre empresas y países se acre-

cienta, esta carrera por obtener másbeneficio que el rival se vuelve cadavez más trágica. Una posición con-quistada en el mercado, nacional omundial, no es propiedad de nadiepara siempre, sino que debe ser defen-dida de la competencia con uñas ydientes, es decir, con un esfuerzo con-tinuo por producir siempre con costescada vez menores para poder vendercon un margen de beneficios que ren-tabilice la inversión realizada. Este esel motivo por el cual las grandes cor-poraciones, antaño radicadas en unúnico país y vistas como la columnavertebral de este, hoy se localizan encualquier parte del mundo donde loscostes de producción sean menores. Yen ello no hay nada de inmoral, nadaque las leyes éticas puedan condenar.Simplemente se confirma la ley ele-mental de la reproducción del capital,dentro de cuyos márgenes la burgue-sía, que detenta la propiedad privadade los medios de producción, lucha in-cansablemente por invertir la tenden-cia a la baja de la tasa de beneficio.Esta verdadera ley natural del capita-lismo es el motor de las llamadas tra-gedias, que liberadas de todo veloidealista, aparecen ahora como dra-mas siniestros de la moderna catás-trofe social.

El caso del tren que cubría la líneaMadrid-Ferrol, resulta ser ejemplar.Existían varios segmentos de vía a lolargo de todo el recorrido, algunos deellos adecuados para la Alta Veloci-dad y otros que conservaban la es-tructura habitual de los trenes anti-

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Accidente ferroviario en la línea Madrid-Ferrol

A alta velocidad hacia la muerte

( viene de la pág. 5 ) dad pero enlazaba con un trazadoque no las cumplía, lo cual obligaríaa los trenes a desacelerar antes delenlace[…]» Esta, y no otra, fue lacausa primera del accidente. ¿Por quéla curva donde tuvo lugar no era aptapara la alta velocidad? Porque resulta-ba inviable en términos económicosconvertirla para las nuevas funciones.Ciertamente podría haberse construi-do otra estación, a las afueras de San-tiago de Compostela, que asumiese lallegada de los trenes AVE o ALVIA,dejando la antigua para los regionales.Pero entonces los costes de transpor-te, tanto para Renfe como para las em-presas turísticas y de logística localesinteresadas en la llegada de la alta ve-locidad a la ciudad de Santiago, sehubiesen disparado y esta no hubieseresultado funcional. El trazado de laalta velocidad, las estaciones finales ylas intermedias, se deciden de acuerdoa criterios económicos, buscando fa-vorecer al entramado empresarial de lazona por donde pasan este tipo de tre-nes. Resulta obvio que el simple he-cho de que un tren que transita a másde 200 km por hora constituye un peli-gro cuando atraviesa un pueblo o unaciudad a los que deja partidos por lamitad (naturalmente la opción de sote-rrar las vías también es inviable… porlo cara que resulta) pero el criterio queprima es el de la rentabilidad y los gas-tos extraordinarios que supondríaconstruir unas vías completamentenuevas elevan los costes de produc-ción hasta el punto de volver el pro-yecto inviable. El peligro potencial, ynada lejano como se ha visto con elaccidente, y real, en forma de stresscausado a los habitantes del pueblopor el excesivo ruido, por los temblo-res de tierra y construcciones quecausa el tren a su paso, es simplemen-te una variable económica que no lle-ga a compensar en términos cuantitati-vos el coste que supondría cualquiertrazado alternativo.

Pero en esta lógica caníbal del ca-pital, en la que las vidas humanas sepueden cuantificar en términos econó-micos sin que lleguen a tener nunca elvalor de los ingresos reportados a tra-vés de su sistemática puesta en peli-gro, existe otro elemento más, la segu-ridad. La carrera por el beneficio, quedeja continuamente muertos por el ca-mino, se oculta tras el velo de la capa-cidad técnica. Es evidente que la altavelocidad genera un peligro continuopara los pasajeros y para la poblaciónpor donde discurre, para todos los

ojos está claro que constituye un ries-go tanto para la vida humana comopara la naturaleza, sistemáticamentedestruida a su paso. Pero ante esto, larespuesta que el capital está en condi-ciones de dar, a través de los especia-listas, los ingenieros de las empresasy los responsables del marketing cor-porativo es clara: existen los mediostécnicos para que, una vez que se hacreado el peligro, este se pueda conju-rar. De esta manera la evidencia queconstituye la obtención de beneficio,que es el motor de cualquier empresaen el mundo capitalista, y que obede-ce a la ecuación antes expuesta demenos costes igual a más ganancias,queda oculta bajo la idea, continua-mente repetida, de: se obtiene benefi-cio porque técnicamente esto resultaposible. Se intenta trastocar la ley debronce de la ganancia con la supuestaevidencia de la capacidad técnica. Enel caso del accidente del ALVIA Ma-drid-Ferrol, como en el resto de su-puestos de la Alta Velocidad, se recu-

guos. El criterio para que esto fueseasí no era otro que el de obtener lamayor rentabilidad posible: donde sepodía construir a bajo coste vías capa-ces de dar soporte a los trenes AVE oALVIA (los dos modelos de Renfepara la alta velocidad) se hizo. Así, lasgrandes rectas entre Madrid y Valla-dolid, o entre Orense y Santiago, re-sultaban adecuadas para que los con-voyes de pasajeros alcanzasen los 200km por hora (algo menos, por otrolado, de lo que se llega a tomar enotras líneas emblemáticas para la eco-nomía nacional, como la de Madrid-Valencia, donde se llega a más de 300km por hora) Donde no era posible,siempre por motivos de rentabilidadeconómica, se mantuvo el trazado an-tiguo de las vías, introduciendo modi-ficaciones en la circulación para com-pensar las diferencias. De esta manera,las bases para la catástrofe estabanservidas. Postergando para mejoresmomentos la homogeneización del tra-yecto, es decir, esperando realizar lascostosas obras de adecuación de lasvías antiguas a la alta velocidad al mo-mento en el que los beneficios aporta-dos por la línea permitiesen sufragarlos gastos, verificando así que resultarentable realizar la inversión requeridapara ello, se conformó una especie depuzle ferroviario con un equilibrio en-tre sus partes muy precario. La fatídi-ca curva de la aldea de Angrois, a po-cos kilómetros de la estación de San-tiago, es precisamente uno de los tra-mos del trayecto en los cuales se en-garzan las vías de la alta velocidadcon un trazado que no es apto paraella. El día 26 de julio, el diario El Mun-do, publicaba un artículo de uno delos responsables de geotecnia (el es-tudio de las condiciones geológicaspara determinar las condiciones técni-cas de una obra de ingeniería) del tra-zado de la curva donde tuvo lugar elaccidente. En él, se explicaba: «Cuan-do se hizo el proyecto de construc-ción de Boqueixón-Santiago […] ladecisión de utilizar la estación exis-tente en la ciudad compostelana es-taba tomada, el final de nuestro tra-mo debía enlazar con un trazado pa-ralelo a la vía férrea en servicio deacceso a la estación y el punto deentrega debía situarse al final de laembocadura norte de Santiago, aunos 150 metros de su boquilla.Nuestro tramo completo cumplía conlas especificaciones de Alta Veloci-

« IlComunista»Nr.132

Ottobre 2013

Nell’interno

•- Lampedusa, porta di un Mediterraneoche il capitalismo ha trasformato in uninfernopercentinaiadimigliaiadimigrantiproletari, di diseredati e profughi prove-nienti da paesi devastati dalla miseria,dalla fame, da guerre di rapina e violenzediogni genere•- I borghesi si spiano tra di loro? Sonomercanti, è naturale•- Lo sciopero è un’arma della lotta diclasse da usare ad esclusiva difesa dellecondizioni proletarie di vita e di lavorosennò è del tutto inefficace!•- Democrazia cybersorvegliata•- La donna e il socialismo (6) diA. Bebel•- Questioni storichedella InternazionaleComunista: la Sinistra comunista el'Ordinovismo•- Sullareazionedell'esercitoegiziano alladestituzione del presidente Morsi•- Massacro di manifestanti islamisti inEgitto: la sola via per i proletari è la lottaindipendente di classe e non la fiducianell'Esercito borghese!•- A proposito della costituzione di una"rete sindacale internazionale"•- Siria:unastragedopol’altra, con learmiconvenzionali e con le armichimiche. Gliimperialisti stanno a guardare aspettandol’occasione per “intervenire” e “riportarelapace”... dei morti.Solo la rinascita dellalotta di classe e rivoluzionaria delproletariato potrà fermarli e batterli!

Giornale bimestrale - Una copia 1,5 €, 5FS, £ 1,5 - Abbonamento: 8 €; 25 FS; £ 6- Abonnamento di sostegno 16 €; 50 FS;£ 12.

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rre continuamente a la idea de que esel medio de transporte más seguro.Existen medidas de control de la velo-cidad, de la contaminación acústica,de la destrucción natural, que minimi-zarían los riesgos generados por laconstrucción de estas vías a lo largo yancho de todo el mundo. Concreta-mente se habla de sistemas de seguri-dad automáticos que lograrían hacerdesaparecer todo peligro a través delcontrol continuo de los trenes, de lareducción de la autonomía del maqui-nista a la hora de elegir velocidades yritmos de viaje. Pero, de nuevo, todaresulta una ilusión. La técnica noconstituye una verdad natural inmuta-ble, sino que se encuentra sometida alos mismos condicionantes que el res-to de expresiones de la vida socialbajo el capitalismo. Bajo ella se en-cuentran las mismas leyes del benefi-cio y la competencia que determinan, através de la rentabilidad, la rentabili-dad de su diseño y de su aplicación.De esta manera, en el mundo capitalis-ta sólo es realizable aquello que gene-ra beneficios. Por un lado, gran canti-dad de desarrollos tecnológicos quepermitirían mejorar notablemente lascondiciones de existencia de buenaparte de la humanidad, de medicamen-tos que solventarían epidemias queaún arrasan con cierta frecuencia a de-terminadas poblaciones, de obras deingeniería que acabarían con proble-mas naturales endémicos en determi-nadas áreas del planeta, y para loscuales existen soluciones aplicablescon el grado de desarrollo técnico ycientífico dado, permanecen olvidadosporque resultan inviables en términoseconómicos. Por otro lado, como hasido el caso en el accidente del tren enSantiago, sencillamente no se aplicanporque aumentarían los costes de pro-ducción, en este caso de construccióny de mantenimiento de la vía. Es poreste motivo que la tecnología ERTMS,siglas de European Rail Traffic Mana-gment System (Sistema Europeo deGestión del Tráfico por Vías), que esel que se utiliza en prácticamente to-dos los sistemas de alta velocidad, nose encontraba en uso en la curva don-de tuvo lugar el accidente. En su lu-gar estaba instalado un sistema, elAnuncio de Señales y Frenado Au-tomático, de mucha menor precisiónya que no hace un seguimiento con-tinuo del vehículo y sólo es capazde corregir el exceso de velocidad endeterminados momentos. Precisa-mente ha sido un exceso de veloci-dad, consecuencia de la larga rectade 80 kilómetros que había sido re-corrida a 200 por hora, el causantedel descarrilamiento. Se vuelve claroa todas luces, de nuevo, que la ren-

tabilidad se logra sobre las muertesde 78 personas.

Para que las empresas capitalistaslogren mantener un nivel de benefi-cios que les permita competir con susrivales nacionales e internacionales re-sulta necesario sacrificar seguridad,en el trabajo y en el transporte. No, setrata de que estas compañías sean es-pecialmente voraces, sino de la leyuniversal de la competencia capitalis-ta, que otorga la victoria a quien con-sigue reducir sus costes en mayor me-dida. Después del accidente de Santia-go una oleada de cínica indignaciónparece embargar a empresarios y me-dios de comunicación, que juran yperjuran sobre la necesidad de mante-ner cierta ética en los negocios. Perodesde hace tiempo, precisamentecuando las vías de este trayecto se es-taban levantando con evidentes ca-rencias técnicas, todo han sido elo-gios para esta nueva modalidad detransporte que representaba la moder-nidad y la capacidad de aumentar no-tablemente la competitividad de laeconomía nacional. La Alta VelocidadEspañola es el emblema del desarrollodel capitalismo español durante la últi-ma década. Durante este periodo la lí-nea original de Madrid-Sevilla, cons-truida para dar cobertura a la Exposi-ción Universal Sevilla ´92, ha vistocómo aparecían otras que han cubier-to todo el mapa del país. Madrid-Sevi-lla, Madrid-Barcelona… estaban llama-das a mejorar las comunicaciones en-tre las principales capitales españolascon el fin de permitir un flujo de per-sonas mucho más rápido. En el capita-lismo el beneficio se mide en tiempo,más rápido viajan las personas, y conellas las mercancías y los capitales,más rentabilidad existe. La alta veloci-dad ha llegado a convertirse, en estesentido, en un símbolo de prestigio delas burguesías locales, aunadas en losgobiernos autonómicos, que se hanlanzado a la carrera de su construc-ción precisamente para no quedarseatrás respecto a sus rivales en la com-petencia nacional. De esta manera in-cluso las burguesías de capitales deprovincia sin una importancia signifi-cativa en la economía española, hanintentado acrecentar su presencia enesta mediante su unión a la red de altavelocidad.

Pero, además, la Alta Velocidad Es-pañola es uno de los negocios másrentables de la burguesía. Incluso enun momento como el presente, cuandola crisis económica arrasa la produc-ción y la tasa de beneficio se reduceen todas las industrias a mínimos his-tóricos, las empresas relacionadas conla alta velocidad, es decir, gestores

como ADIF, constructores como Tal-go o Siemens y fabricantes de infraes-tructura como FCC, presentan, en elnegocio de la alta velocidad, cuotasmuy altas de beneficio. Se trata de unaunión tácita de empresas privadas ypúblicas que participan en el mercadoespañol en régimen de oligopolio, conun Estado que hace las veces de pro-visor público de servicios ferroviarios,del que extraen pingües beneficios.Esta situación les ha permitido acumu-lar el suficiente capital como para de-dicarse a exportar tecnología y cons-trucciones a otros países, especial-mente a países llamados emergentes,en los cuales preparan y mantienen,trenes, infraestructuras, señalizacio-nes, etc. Así, el llamado «Ave del Pe-regrino», que une la ciudad de Medinacon la de la Meca, en Arabia Saudí, haconstituido el mayor negocio de laburguesía española en el extranjero,reportándole al consorcio empresarialque se ha hecho cargo de él la cifra de6.700 millones de euros. Con este casocomo plataforma de lanzamiento inter-nacional, las mismas empresas compi-ten con sus rivales de otros países porhago de hacerse cargo de la línea SaoPaulo-Río en Brasil, que se proyectaconstruir de cara a los Mundiales deFútbol de 2014 y que supondrá unosingresos de 12.000 millones de euros.La alta velocidad es un negocio muyrentable, sin duda. Supone una factu-ración anual, entre obras nacionales yaquellas que se realizan en el extranje-ro, de 5.000 millones de euros anualesy, teniendo en cuenta que es un sec-tor fuertemente internacionalizado queexporta el 60% de su producción, elnivel de competencia en él es lo sufi-cientemente alto como para que la se-guridad no resulte una prioridad yeste accidente sea minimizado hasta elpunto de que no implique pérdida al-guna de prestigio para las empresasque participan en ella.

Y no sólo se trata de reducir encostes de seguridad. Recientementelas empresas Renfe y ADIF han pre-sentado dos expedientes de regula-ción de empleo que afectará a 500 em-pleados en la primera y a un númeroindeterminado de ellos, puesto que seha negado aún a facilitar las cifras, enla segunda. Además los salarios delos empleados se ligan cada vez más ala productividad, lo que en el caso delos maquinistas se refiere a primas porconducir puntualmente los trenes a sudestino y sanciones por no lograrlo.La explotación y los despidos aumen-tan a medida que las empresas luchanpor lograr mayores beneficios en cual-quier parte del mundo y los usuarios

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de los trenes llegan a pagar con suvida esta búsqueda incansable de laproductividad.

El capitalismo es un sistema asesi-no. Lo es para los proletarios que pier-den su vida diariamente en el puestode trabajo por accidentes laboralesdebido a la falta de seguridad y a losextenuantes ritmos de trabajo que seles impone o en el trayecto de ida o devuelta al trabajo, donde estos ritmosde trabajo se extienden a las carreterasen las que decenas de personas mue-ren cada mes. Lo es también para lapoblación en general que se ve some-tida a continuas catástrofes provoca-das por este sistema depredador que,como en el caso del tren de Santiago,coloca el beneficio empresarial enpuesto muy superior al que ocupanlas vidas humanas. Y es ilusorio pen-sar en un capitalismo mejor, que fuesecapaz, gracias a los controles técnicosy a la buena voluntad, de poner losmedios para evitar los accidentes. Sise muere en el trabajo o en los treneses porque para el capital la rentabili-dad y el beneficio son cuestiones devida o muerte. Si una empresa cede enellos, si no se adapta a las inexorablesleyes de la competencia y rebajan suscostes de producción por cualquiermedio posible, desaparece y su lugaren la producción pasa a ser ocupadopor un rival que no lo hace. A la horade buscar responsables siempre se en-contrará un chivo expiatorio, como esel caso del maquinista del ALVIA des-carrilado, que habrá cometido uno uotro fallo, de manera que la lógica cri-minal que es la verdadera responsablede estas catástrofes, quede absueltaen detrimento de un culpable indivi-dualizable y eliminable.

Nada más conocerse la noticia delaccidente ferroviario, el propio día 24,los medios de comunicación de todaslas tendencias ideológicas se apresu-raron a colocar al maquinista del trenen el centro de la responsabilidad delsuceso. Repitieron sin parar que setrataba de un error humano, un errorde un individuo que se ha distraídoy que no ha respetado las reglas. Yes tal la presión ideológica de la pro-paganda burguesa que el mismo ma-quinista se ha condenado a sí mismo,convencido de que la parte principalde la culpa de este desastre es suya.En realidad, el error de un maquinistade tren, o el de un chófer de autobús

o un camionero, de un piloto de avio-nes o de un comandante de nave, deun trabajador encargado de una grúao del horno de una acería, en esta so-ciedad tiene causas sobre todo obje-tivas: el stress nervioso y la fatiga fí-sica provocados por la intensidad dela explotación y de la cantidad de ho-ras seguidas de trabajo, la escasez oinexistencia de sistemas de preven-ción y una manutención precaria, laconducción individual en lugar de laconducción en equipo, etc. son to-dos factores que llevan al desgasteprogresivo de la máquina-hombre, yasea su posición en el trabajo operati-va o de dirección. Los burgueses,frente a catástrofes de este género,buscan siempre un «culpable», y sino lo encuentran, los muertos y heri-dos se achacan a la «fatalidad» o a la«naturaleza». No admitirán jamás quela causa principal se debe buscar enlos fundamentos económicos de susociedad, en el modo de produccióncapitalista.

Es el capitalismo el que masacra ala humanidad en todos los aspectosde su existencia. Una humanidad quesólo podrá salir de esta auténticaexistencia inhumana, cuando se librede un sistema basado en la explota-ción y el sufrimiento de la gran mayo-ría de la población, en la explotación

y el asesinato diario de miles de pro-letarios que pierden su vida en arasdel beneficio y de la buena marcha dela economía nacional. Es este proleta-riado, que constituye hoy la únicaclase revolucionaria de la sociedad, elque debe sacar a la humanidad de ladivisión en clases contrapuestas enla cual se encuentra constreñida en lasociedad burguesa y destruir el siste-ma de la propiedad privada y el traba-jo asalariado, base real de todas lascatástrofes que se producen. Y sólopodrá hacerlo por la vía de la revolu-ción comunista, de la destrucción sis-temática mediante su dictadura declase, ejercida por el partido comunis-ta, de todo vestigio de este mundo demiseria. De esta manera, únicamentesiguiendo este camino, la humanidadreencontrará su verdadera naturaleza,constituyendo su sociedad de espe-cie en la que, olvidados por fin loscriterios de beneficio, productividado rentabilidad, la única máxima queregule la vida social sea aquella de decada uno según sus posibilidades, acada uno según sus necesidades queel marxismo revolucionario enarbolóhace más de ciento cincuenta años.

¡por la reanudación de la luchade clase proletaria!

¡por la reconstitución del parti-do comunista, internacional e in-ternacionalista!

¡por la revolución comunista in-ternacional!

28 de julio de 2013

Accidente ferroviario en la línea Madrid-Ferrol

A alta velocidad hacia la muerte

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esta manera los asesinos de ayer,los verdugos de Nin y del proleta-riado, con la anuencia de las corrien-tes trotskistas que se dicen herede-ras de Nin, desdibujan las diferen-cias políticas, que son las diferen-cias que existen entre clases histó-ricamente contrapuestas e irrecon-ciliables, e instauran su propia doc-trina de clase sobre la historia de lalucha entre proletariado y burgue-sía, intentando levantar sobre ellauna idea de concordia y colabora-ción que hoy, en tiempos sumamen-te complicados, buscan imponer portodos los medios y en todos los te-rrenos.

Nuestra corriente, la Izquierda Co-munista de Italia, presente ayer enlos acontecimientos que protagoni-zó el proletariado español en sulucha de clase y presente tambiénhoy y mañana en los que deberá

¿Dónde está Nin?

( viene de la pág. 1 ) librar para romper el yugo de lasumisión a la burguesía, no ha sidonunca muy dada a los homenajes. Elindividuo, más allá de la gran falaciaburguesa que pretende colocarlo enel centro de la historia, no es otracosa que la encarnación de fuerzasmateriales que empujan a la humani-dad por el tortuoso camino de lahistoria, que es la historia de lalucha de clases, hacia la desapari-ción de estas mismas bajo el comu-nismo. No concedemos otro valor alos llamados grandes hombres, so-bre todo a los grandes hombres quehan participado en las grandes bata-llas de la guerra social, que el de sermáquinas perfectamente engrasa-das, que han representado mejor ymás sintéticamente, la misma capaci-dad humana, concretamente, hoy, lacapacidad del proletariado, de con-ducir su lucha revolucionaria haciala victoria final. Esto y no otra cosafueron los Lenin, Trotsky, Bordiga y

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tantos otros hasta llegar a Nin.Pero nos resultan especialmente

repugnantes estos episodios de ho-menaje con los que la burguesía lu-cha por privar al proletariado de suhistoria, por negar la verdad de loque representaron estos revolucio-narios. Y, más concretamente, com-batiremos siempre con todas nues-tras fuerzas, a las corrientes pseudorevolucionarias que tienden la manoa los enemigos de siempre del prole-tariado y buscan liquidar todo rastro

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No pretendemos hacer una biogra-fía de Andrés Nin, su vida nos intere-sa únicamente en la medida en que sedesarrolló en un periodo tormentosode la lucha de clase del proletariado,durante el cual se colocó en primerafila y ejemplificó con su militancia latragedia del proletariado español. Espor ello que el periodo más interesantede la militancia de Andrés Nin, el quemejor expresa el grado de tensión so-cial al que se llegó en España, es aquelque comprende desde su vuelta a Es-paña en 1930 a su asesinato en 1937.Previamente, Nin había formado partede la corriente comunista que preten-día afirmarse en el interior de CNT através de los Comités sindicalistas re-volucionarios, había sido delegado deestos ante la Internacional SindicalRoja. Esta situación le propició unaserie de años de estancia en la URSS(de 1921 a 1930) durante la cual vivióen primera persona los problemas dela involución revolucionaria en el quehabía sido el primer país en el que elproletariado se adueñó del poder y ejer-ció su dictadura de clase a través delPartido Comunista. De esta forma, Ninse colocó desde un primer momentode parte de la Oposición de izquierdadel Partido que encabezaba Trotsky yque pretendía reponer sobre la sendarevolucionaria el curso, cada vez máscomplicado, de los acontecimientos enel seno del Estado soviético, del Parti-do y de la III Internacional. Como con-secuencia de esta militancia, que Ninllevó hasta sus últimas consecuenciasparticipando activamente en la organi-zación internacional de la Oposición,debió abandonar la Unión Soviéticadonde su vida corría el mismo peligroque acechaba y finalmente acabó conmiles de comunistas revolucionariosanónimos caídos bajo el peso caníbalde la contrarrevolución estalinista.

No fue una época fácil, de hechoninguna lo es, para los comunistas re-volucionarios. Durante aquella, en Ita-lia, nuestra corriente se vio expulsadade la dirección del Partido Comunistade Italia y forzada a sobrevivir, en la

de diferencia con sus políticas. No-sotros honramos a Nin, mediante laverificación continua de las diferen-cias que mantuvimos con sus posi-ciones, que es la única manera me-diante la cual podemos continuar sutrabajo, mostrando al proletariadolas carencias y los errores en que seincurrió en determinados episodiosde su historia para preparar las ba-ses políticas de su superación revo-lucionaria. A este esfuerzo consagra-mos las líneas que siguen.

NIN Y LOS PROBLEMAS DE LA REVOLUCIÓN

planteaban en el momento (especial-mente en los circunscritos a la reali-dad española más inmediata) y lo hizoen el aspecto organizativo, organizan-do a los militantes de la izquierdatrotskista como grupo y no como frac-ción e ingresando finalmente en unpartido de nueva creación como lo fueel Partido Obrero de Unificación Mar-xista. No se trata de señalar aquí siNin o Trotsky tenían razón el uno fren-te al otro. Sus posiciones obedecían adeterminantes históricos muy podero-sos, eran interdependientes y los erro-res del uno pueden rastrearse en lasconcepciones iniciales del otro (versobre esto el opúsculo citado Il Par-tito comunista Internazionale nel sol-co delle battaglie di classe della Si-nistra Comunista e nel tormentatocammino della formazione del parti-to di classe;). Tampoco se trata, almenos para nosotros, de encontrar sifue en un punto o en otro del caminodonde Nin se distanció del marxismorevolucionario o de si fue este o aquelgiro de los acontecimientos el que im-posibilitaba su vuelta a este. Las po-siciones políticas deben ser examina-das con la determinación que aportael método marxista, que no ve en losacontecimientos una obra de la volun-tad humana sino que circunscribe lasposibilidades de esta a un marco mu-cho más amplio –y más rígido- dondela lucha entre las clases, y la formula-ción de esta a través de programas ytendencias, tiene el papel más impor-tante.

En un primer paso, lo que nos inte-resa en este artículo es estudiar lascaracterísticas esenciales de las posi-ciones políticas de Andrés Nin, defen-

clandestinidad, las cárceles fascistaso el exilio, luchando a contra corrientepor mantener fijos los principios delmarxismo revolucionario que habíanorientado el periodo de ascenso de lalucha proletaria durante el periodoabierto con el octubre rojo de 1917.Las diferencias de nuestra corrientecon la Oposición de Izquierdas (y pos-teriormente con la IV Internacional) ,que de ninguna manera obedecían auna voluntad sectaria por defendersutilezas caprichosas sino a la luchapor defender la continuidad del hilorojo del comunismo revolucionario,pueden ser seguidas en el opúsculode nuestro Partido Il Partito comunis-ta Internazionale nel solco dellebattaglie di classe della Sinistra Co-munista e nel tormentato camminodella formazione del partito di classe(disponible en formato digital en lapágina web del Partido,www.pcint.org). Estas diferencias re-sultan de una gran importancia inclu-so para seguir el mismo desarrollo delos acontecimientos internacionales, ycon especial relevancia los de Espa-ña, dado que en ellas se encuentranya los elementos teóricos y políticosnecesarios para entender el complica-do camino que el proletariado deberíarecorrer, más allá de las perspectivastacticistas que veían la vuelta de larevolución al futuro más inmediato acada paso, para reanudar su lucha declase. De hecho, es a partir de estasdiferencias, que si fueron de primerorden para con la corriente trotskista,lo serían mucho más para la corrientede izquierdas que encabezaría Nin enEspaña, que se pueden analizar tantolos orígenes como las consecuenciasde su política en los acontecimientosque precedieron a la Guerra Civil.

Efectivamente, desde su llegada aEspaña en 1930 Andrés Nin fue ale-jándose progresivamente de las posi-ciones que la corriente trotskista man-tenía. Lo hizo en el aspecto político,con una profundización paulatina enideas divergentes acerca de práctica-mente todos los problemas que se

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EL PROLETARIOÓrgano del Partido

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¿Dónde está Nin?

La visión de los acontecimientosque sostuvo, primero la Izquierda Co-munista y, después de la fusión deesta con el Bloque Obrero y Campesi-no, el POUM, acerca de los sucesosque tuvieron lugar en España a partirde la proclamación de la II República,estaba marcada por un planteamientocentral: en España las elecciones deabril de 1931 abrieron un periodo re-volucionario en el cual el proletariadoeuropeo se jugaba su suerte, la posi-bilidad de revertir la época de contrarevolución que apareció con el triunforegímenes fascista y nazi en Italia yen Alemania respectivamente y quecontó con la ayuda inestimable del es-talinismo. De esta manera, si bien losprincipales proletariados del continen-te estaban sometidos al yugo de la re-acción burguesa más abierta y los par-tidos comunistas se encontraban diri-gidos por una política contraria a lalucha revolucionaria del proletariado,los acontecimientos de España po-drían dar un nuevo vigor a la lucha declase y dar el comienzo para que tannefasta situación fuese remontada.Dentro de esta visión, existen dos ele-mentos cruciales en torno a los cualesNin dirigió toda su actividad.

El primero de ellos, que alude a lastareas revolucionarias del proletariadoespañol, delimita estas dentro de laconsigna revolución democrático so-cialista. ¿En qué consistía esta? ParaNin en España la revolución burguesano se encontraba realizada, al menosno en la profundidad requerida comopara considerar a España como unpaís capitalista propiamente dicho. Porello, el momento histórico requería unarevolución «democrático-burguesa»que barriese con los residuos feuda-les que subsistían en la configuracióndel país y de sus clases sociales, es-pecialmente dos: el retraso de la in-dustrialización del país, determinadoen gran parte por las relaciones feu-dales existentes en el campo y la exis-tencia de nacionalidades oprimidas (lavasca y la catalana, frente a posturascomo las defendidas por Maurín –lí-der del BOC- que entendía la existen-cia de tantas como regiones existían

en el país). Pero, desde las posicionesmantenidas por Andrés Nin, que fue-ron íntegramente asumidas por elPOUM a partir de 1935, la burguesíaespañola era una clase incapaz de lle-var a su finalización la revolución de-mocrática exigida. Su configuraciónhistórica, a base de componendas ytransacciones con los elementos de laclase feudal, había dado lugar a unaburguesía débil y sin intención algu-na de llevar más lejos los cambios quesu propia sociedad exigía por miedo amovilizar a las masas desposeías, prin-cipalmente al proletariado, en una lu-cha de la cual fuese después imposi-ble retraerlas. Caían por tanto en ma-nos del proletariado las exigencias de-mocráticas que la revolución ponía enel orden del día. En un artículo de1931, Nin afirmaba: «Sólo la claseobrera puede resolver los problemasque tiene planteados la revoluciónespañola, sólo la instauración de ladictadura del proletariado puede sig-nificar el coronamiento del procesorevolucionario por el que pasa nues-tro país» (El proletariado españolante la revolución, artículo incluidoen Los problemas de la Revoluciónespañola) El carácter democrático dela revolución lo daba el contenido delas tareas que debía realizar y las con-notaciones socialistas las aportaría elhecho de que sólo podría ser realiza-da consecuentemente por la clase pro-letaria, debidamente adecuada a lasexigencias que se le imponían a travésde organismos revolucionarios como«los consejos revolucionarios o lasjuntas revolucionarias o soviets» (ibí-dem) que le permitirían, por otro lado,combatir junto a aliados potencialescomo la pequeña burguesía o el cam-pesinado más pobre.

En conjunto, estas posiciones re-sumen aquello que el marxismo ha de-finido como una revolución doble, esdecir, una revolución, como la Revo-lución Rusa de 1917, en la cual, dadala persistencia histórica de un marcode relacione sociales feudales y suconvivencia con un proletariado de-sarrollado y en condiciones de lucharya como clase autónoma con unas

posiciones independientes y radical-mente opuestas a las defendidas porla burguesía, este deba asumir la lu-cha democrática bajo su direcciónpolítica y la realización de las tareaspendientes de la revolución burgue-sa bajo su dictadura. Es doble, portanto, porque derroca a una vez elmundo pre capitalista existente ypone las bases para la transforma-ción socialista de la sociedad bajo ladirección exclusiva de la clase prole-taria, que puede apoyarse para la pri-mera de las situaciones en otras cla-ses explotadas pero que deberá des-embrazarse de ellas a medida quepasa a la segunda. La Rusia de 1917,efectivamente, era un país feudal, do-minada por la autocracia zarista en lacual la gran industria moderna convi-vía con las características básicas delmundo feudal si bien estas se disol-vían a gran velocidad desde finalesdel siglo XIX tal y como demostróLenin ya en El desarrollo del capi-talismo en Rusia y ratificaron losbolcheviques en todo su trabajo teó-rico posterior, base de su actuaciónpolítica.

¿Existía esta situación en la Espa-ña de 1931? Resulta evidente que, res-pecto al resto de países desarrolladosde la Europa capitalista, España pre-sentaba un atraso considerable en sudesarrollo económico. Pero de esteatraso, fraguado a lo largo de los si-glos que se suceden a la gran depre-sión del siglo XVII, no puede deducir-se automáticamente que España fueseun país feudal propiamente dicho. Al-gunos datos lo demostrarán. A co-mienzos del periodo republicano, Es-paña cuenta con una población activade 11 millones de personas. De estos11 millones, 1 estaba compuesto porpequeños artesanos, de 2 a 3 por obre-ros agrícolas (es decir, por proletariosdel campo), de 2 a 3 por obreros in-dustriales y mineros y 2 por muy pe-queños propietarios. Es decir, la cons-titución de la masa popular era yaesencialmente proletaria (teniendo encuenta que el resto hasta alcanzar los11 millones estaba conformado porcampesinos acomodados, profesiona-les y pequeños burgueses) y no seveía por ninguna parte rastro de feu-dalismo si no es en algunos vestigiosrealmente poco relevantes. Estos da-tos se ven confirmados por los refe-rentes a la agricultura y la tenencia dela tierra. 50 000 propietarios controla-ban la mitad de la tierra del país, mien-tras que el resto se repartía en mini-fundios, sobre todo en la zona sep-tentrional. Los grandes propietarioseran, básicamente, la nobleza y la igle-sia, (los datos han sido extraídos dePierre Broué, La revolución y la gue-

NIN Y LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICO BURGUESA

didas primero en la Izquierda Comu-nista Española y después en el POUM,y encontrar en ellas los puntos deter-minantes de su actuación a lo largodel convulso periodo que cubre el pe-riodo republicano y la Guerra Civil

hasta su asesinato en 1937. A partirde ahí se podrá entender las divergen-cias entre las posiciones que defendíala corriente encabezada por él y lasque mantuvo a lo largo de este tiemponuestra corriente y que luego se ve-rían ratificadas por los acontecimien-tos ulteriores.

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rra de España) Pero esta nobleza yesta iglesia, mantenían relaciones másque estables con el capital industrialy bancario de las zonas económica-mente más desarrolladas del país,como Catalunya o Euskadi, participan-do en los consejos de administraciónde algunos de los bancos más impor-tantes y poseyendo empresas de grancalado. Efectivamente, se trata de unacasta terrateniente, pero se encontra-ba ya perfectamente incluida en el sis-tema capitalista, utilizando trabajo asa-lariado para cultivar sus tierras e in-virtiendo sus beneficios en lucrativasempresas industriales. La desamortiza-ción del siglo XIX, tanto como la ex-tensión del comercio a todas las re-giones del país, habían logrado unalenta pero firme transformación de lasrelaciones de producción y, si se ma-nifestaba un gran atraso en temascomo la productividad del trabajo, nodebe confundirse esta situación conla persistencia del mundo feudal.

Respecto a la cuestión de las na-cionalidades, el problema se planteacon idéntica claridad. La configuraciónhistórica del país había dado lugar a lapersistencia de marcadas diferenciaspolítico sociales entre las distintas re-giones que lo componen. Catalunya yEuskadi, con un desarrollo industrialque les colocaba en la cabeza econó-mica de España, tenían una larga tradi-ción de autogobierno a la que los dis-tintos gobiernos modernos se habíanadaptado de una manera u otra. Porotro lado, el mismo desarrollo de estasregiones les hacía entrar en contradic-ción con las exigencias de la burgue-sía de la región castellana y andaluzay la autonomía era reclamada como unaposición de avanzadilla en la lucha decompetencia que se mantenía. Las rei-vindicaciones nacionalistas eran man-tenidas por sectores de la pequeñaburguesía ligada al comercio y a la in-dustria que, con la aquiescencia de losgrandes industriales, exigían posicio-nes de privilegio frente a la economíapredominantemente agraria que existíaen las regiones meridionales del país.

No existía una opresión nacional aluso, máxime si se tiene en cuenta que,sobre todo la burguesía catalana, go-zaba de una considerable importanciaen la conformación de los gobiernosespañoles desde comienzos del sigloXX, habiéndose debido a sus exigen-cias, por ejemplo, la instauración de ladictadura del general Primo de Riveraa partir de 1923. Sin duda la crisis eco-nómica de 1929, que golpeó con dure-za a España, acrecentó esta competen-cia y, por tanto, las exigencias nacio-nalistas en el sentido antes expuesto.Cuestiones como la de la lengua o lastradiciones forales se tomaron comobandera en la lucha política que se li-bró. Pero, al igual que con el problemade la tierra, esto no determina, de nin-guna manera, la existencia de un «pro-blema nacional» que condicionase larevolución española a condiciones es-trictamente democráticas.

En España, durante el periodo queva de 1931 a 1936, la revolución prole-taria pura era lo que se encontraba ala orden del día. No se trata de afirmarque las consignas democráticas no tu-viesen aún un valor considerable, perono constituían los determinantes fun-damentales de una situación caracte-rizada efectivamente por unas relacio-nes de producción capitalista predo-minantes en la mayor parte del territo-rio, con una industria que, si bien seencontraba en una situación de atra-so respecto al resto de Europa eradebido más a la competencia en elmercado internacional que a un impe-dimento feudal que aún la encorseta-se, y con una configuración políticatípicamente burguesa sustentada so-bre la base de la predominancia de lapropiedad privada.

La corriente que encabezó Nin,en el POUM y en la Izquierda Comu-nista Española, no entendió esta si-tuación, y su error no se terminócon un simple problema teórico, sinoque ejerció una influencia de primerorden en sus posiciones acerca dela necesidad de un partido comunis-ta revolucionario.

NIN Y LA CUESTIÓN DEL PARTIDO

Para Nin la situación española,abiertamente revolucionaria, requeríala inmediata configuración de un nue-vo partido comunista que, atrayéndo-se a los sectores disidentes del espa-ñol, encabezados por el Bloque Obre-ro y Campesino, supusiese una fuerzarelevante entre las masas proletarias ylas encabezase hacia la realización delas tareas democrático-socialistas dela revolución. Esta necesidad se vol-vía especialmente apremiante en lamedida en que, para Nin, la lucha del

proletariado debía desembocar, en unbreve periodo de tiempo, en una lu-cha abierta contra la burguesía en lacual, como se ha dicho, se jugaría nosólo su futuro sino el de todo el pro-letariado europeo.

El Partido Comunista de España seencontraba completamente controladopor la corriente estalinista una vez que,a mediados de los años ´20 los princi-pales dirigentes contrarios a ella, ha-bían sido expulsados. Fuera de él sehabía constituido en Bélgica la frac-

ción trotskista que daría lugar a la Iz-quierda Comunista Española pero tam-bién el Bloque Obrero y Campesino,que era, de hecho, una ampliación, am-bigua por su conformación a medio ca-mino entre partido político y organiza-ción de simpatizantes, de la Federa-ción Catalano-Balear del PCE. Otrascorrientes, que no habían pertenecidoal PCE pero que discrepaban desde di-ferentes posiciones de la política se-guida por este, como el Partit Comu-nista Catalá, surgirían a lo largo de losaños ´30 como oposición al partido na-cional.

En las manos de la dirección estali-nista, el PCE llevaría, a lo largo del pe-riodo republicano, una política hastatal punto caótica y contradictoria res-pecto a los problemas que planteabala situación española que pasó de con-denar la llegada de la República comoun avance de la burguesía y exigir laconformación inmediata de sovietspara que el proletariado realizase surevolución (como si estos organismosproletarios pudiesen ser creados pordecreto) en 1931 a defender a esta mis-ma República sólo un año después, en1932, cuando el general Sanjurjo inten-tó dar un golpe de Estado y acabar,finalmente, siendo uno de los impul-sores del Frente Popular en 1936 comoamplia coalición de los partidos socia-lista y comunista con los llamados«burgueses progresistas». Estas osci-laciones no eran consecuencia de unadirección especialmente incapaz sinode una auténtica orientación políticacontra revolucionaria que venía ino-culada a todos los partidos del mun-do a partir del partido ruso completa-mente inmerso en una deriva oportu-nista que le llevó a sacrificar las nece-sidades revolucionarias del proletaria-do a favor de un acuerdo con las bur-guesías europeas según las exigenciasde la política exterior del Estado ruso.El PCE, como el resto de los PCs, seencontró en la situación de seguir unapolítica francamente contra revolucio-naria que le llevó a defender, en cadagiro importante de la situación espa-ñola, los intereses de la burguesíafrente a las tareas más inmediatas conlas que hubiera debido lidiar un parti-do revolucionario consecuente. Cier-tamente su influencia entre las masasproletarias era prácticamente nula an-tes de comenzar el periodo republica-no y sus políticas y sus giros brus-cos en la orientación táctica le aleja-ron aún más de estas a medida en quecaían bajo la influencia cada vez ma-yor de la corriente anarquista que pre-dominaba en CNT y de un PartidoSocialista que hizo de la demagogia su

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¿Dónde está Nin?

terizarían al nuevo partido eran:Primera: La revolución española

es una revolución de tipo democráti-co socialista. El dilema es: socialis-mo o fascismo. La clase trabajadorano podrá tomar el Poder pacíficamen-te, sino por medio de la insurrecciónarmada.

Segunda: Una vez tomado el Po-der, establecimiento de la dictaduradel proletariado. Los órganos de Po-der presuponen la más amplia y com-pleta democracia obrera. El Partidode la revolución puede, no debe aho-gar la democracia obrera.

Tercera: Necesidad de la AlianzaObrera localmente y nacionalmente.La Alianza Obrera debe pasar nece-sariamente por tres fases. Primera,órgano de Frente Único, llevando acabo acciones ofensivas y defensivaslegales y extra legales; segunda, ór-gano insurreccional; y tercera, órga-no de Poder.

Cuarta: Reconocimiento de losproblemas de las nacionalidades. Es-paña quedará estructurada en formade Unión Ibérica de Repúblicas So-cialistas.

Quinta: Solución democrática, ensu primera fase, del problema de latierra. La tierra para el que la traba-ja.

Sexta. Ante la guerra, transforma-ción de la guerra imperialista en gue-rra civil. Ninguna esperanza en la So-ciedad de las Naciones, que es el fren-te único del imperialismo.

Séptima: El Partido Unificadopermanecerá al margen de la II y IIIInternacionales, fracasadas ambas,luchando por la unidad socialista re-volucionaria mundial hecha sobrebases nuevas.

Octava: Defensa de la URSS, perono favoreciendo su política de pac-tos con los estados capitalistas, sinopor medio de la acción revoluciona-ria internacional de la clase trabaja-dora. Derecho de criticar la políticade los dirigentes de la URSS que pue-da ser contraproducente para la mar-cha de la revolución mundial.

Novena: Régimen permanente decentralismo democrático en el Parti-do Unificado.

Ya existe un partido- el PartidoObrero- que defiende con entusiasmola tesis justa de la unidad. Esto cons-tituye, no hay duda, un factor impor-tante. Lo que precisa ahora es ganara este punto de vista a los sectoresrealmente marxistas de los partidossocialista y comunista para que am-bos, conquistados a la idea de unsolo partido socialista revoluciona-

rio, se pronuncien por un Congresode unificación marxista revoluciona-rio.

(¿Qué es y qué quiere el POUM?Documento de su Comité Central de1936, extraído de Víctor Alba, La re-volución española en la práctica,Ediciones Júcar, 1977)

Como puede observarse, la basedel POUM desde el primer momentoes la consigna de la unidad y a ella sesacrifica el trabajo de balance revolu-cionario del desarrollo de la situaciónen España, Europa y el mundo, desdeel comienzo de la oleada revoluciona-ria de 1917 hasta la degeneraciónoportunista de los partidos comunis-tas y el triunfo de la contra revoluciónen Rusia. A esta unidad se trata deacercar a las partes llamadas sanas delPSOE y del PCE, entendiendo de estamanera que no es necesario tanto unesfuerzo por clarificar las diferenciasentre los distintos partidos que se re-claman del marxismo, diferencias paranada casuales sino producto de unférreo determinismo histórico que con-figura a los partidos con una fisiono-mía determinada y no con otra, sinoun ejercicio de buena voluntad del cualel POUM sería su primera plataforma.El desarrollo posterior de los aconte-cimientos en España confirmará la po-sición según la cual los partidos so-cialista y comunista eran ya imposi-bles de reorientar, habiéndose pasadopor entero al campo de la contra revo-lución, y no podía contarse, de ningu-na manera, con la vuelta de fraccionesenteras o de la totalidad de estos ha-cia el terreno revolucionario.

Se ha explicado más arriba las con-tradicciones que suponía la afirmación«revolución democrático-socialista»,el intento de hacer asumir por partede un partido pretendidamente marxis-ta y revolucionario un análisis de lasituación española que chocaba cla-ramente con los datos que aportaba larealidad. Pero, en este programa delPOUM se va aún más lejos. Revolu-ción democrático-socialista contra fas-cismo, es decir, defensa por parte delproletariado de la democracia contrael fascismo. El fascismo ha sido, his-tóricamente, el gobierno dictatorial dela burguesía, adoptado para hacerfrente a la ofensiva proletaria dirigidapor un partido comunista fuerte, comofue el caso italiano. Este gobierno dic-tatorial, que supuso la concentraciónde las fuerzas burguesas para quebrarla lucha de clase proletaria, representauna continuidad absoluta con los go-biernos de tipo democrático y suadopción no cambia un ápice el con-tenido histórico del gobierno despóti-co que la burguesía ejerce sobre la cla-se trabajadora. Oponerle, por tanto, la

banderín de enganche. La propia ex-periencia política del proletariado es-pañol, de por sí muy reducida debidoal considerable retraso que sufría entodos los ámbitos, no encontró en nin-gún momento un sustento teórico, po-lítico, programático y táctico en el PCEy de esta manera, el partido llegó conuna fuerza real prácticamente nula alos meses previos a la Guerra Civil.

Desde su llegada a España, y estefue el motivo principal de su rupturacon Trotsky, Nin trató de solventaresta situación mediante la creación deun partido comunista nuevo que repa-rase los errores que, desde sus posi-ciones, entendía que el PCE había co-metido a lo largo de su historia. Pero,tal y como la aparición de los partidoscomunistas tras la Revolución Rusa ya partir del trabajo realizado por losbolcheviques de Lenin por restaurarel marxismo sobre sus bases correctasdespués de la defección de la social-democracia en la prueba de fuego dela I Guerra Mundial y su abandono de-finitivo del terreno revolucionario serealizó a través de un intenso trabajode balance de las fuerzas materiales ylos errores políticos que habían deter-minado esta desviación, es decir deloportunismo como fuerza histórica yno como corrupción moral, la situa-ción, española y mundial, requería untrabajo en idéntico sentido para reali-zar el balance de la enorme derrota queel proletariado sufrió con el triunfo dela contra revolución. No se trata dedilucidar aquí si este balance podríahaberse hecho con las fuerzas dispo-nibles en España, no se juzga perso-najes sino que se evalúan hechos. Yel hecho es que este balance en nin-gún momento se realizó.

El nuevo partido que Nin preconi-zaba apareció en 1935. Fue el POUM yse constituyó mediante la fusión delBOC, como fuerza mayoritaria, y de lamayoría de la Izquierda Comunista Es-pañola. De nuevo, la fusión se justifi-có por las «necesidades objetivas delmomento» que exigían, según Nin,después de la insurrección de Astu-rias en 1934, la unificación de las dis-tintas corrientes revolucionarias y sellevó a cabo sobre la premisa básicade defender la revolución proletariafrente al fascismo, pensando que elchoque definitivo entre ambas estabacerca y que, ni la pequeña burguesíani los partidos socialista o comunista,podrían hacer frente a la reacción lle-gado el momento.

Los puntos esenciales que carac-

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lucha en defensa de la democracia,algo en perfecta consonancia con lasdirectrices dadas por el estalinismo(que encontró en la defensa de la de-mocracia la piedra de toque para in-troducir entre los proletarios la renun-cia a su lucha revolucionaria) implicarealizar un seguidismo perfecto de lapolítica que entonces promovía el PCEen su defensa del Frente Popular. Dehecho, la misma consideración de lanecesidad de una lucha democráticarevolucionaria, que implica una alian-za con las clases medias, en este casoreforzada por el antifascismo como di-visa, llevó al POUM, siempre bajo la

consigna de la unidad, a dar su apoyoa la coalición de partidos que final-mente se llevó a cabo en el año ´36.Ciertamente, en toda esta perspectivaprogramática, se nota la ausencia deun análisis en profundidad del alcan-ce de la contra revolución que se ce-ñía entonces sobre el proletariadomundial.

La conclusión natural de estas po-siciones se ven al examinar la posi-ción del POUM acerca de los puntosesenciales que aparecerán desgarrado-ramente en los años siguientes a la pu-blicación de su programa: la cuestiónde la guerra y del poder. Para el mar-

xismo revolucionario la clase proleta-ria aparece como tal cuando se cons-tituye en partido político, es decir,cuando se dota de una posiciones au-tónomas respecto a la de cualquierade las otras clases sociales para de-fender sus intereses históricos porencima de las situaciones particularespor las que puede atravesar. Este par-tido, el partido comunista, lucha porla toma del poder político, por el ejer-cicio de la dictadura proletaria a tra-vés de la cual puede luchar despiada-damente contra el resto de clases, eli-

No 44 - Mayo de 2001¡A los proletarios de hoy! ¡A los cama-radas de mañana!La guerra imperia-lista en el ciclo burgués y en el análisismarxista (1)Siguiendo el hilo deltiempo: Brújulas locasEn defensa dela continuidad del programa comunista (6):Tesis características del partido (1951)El capitalismo soviético en crisis (Fin)Volante: ¡No a la intervención impe-rialista en Yugoslavia! ¡Abajo todos los na-cionalismos y todas las opresiones burgue-sas!Volante: Repuesta a «Rouge», a«Le Monde», a «Le Figaro», a «Libéra-tion», etc. Auschwitz o la gran coartada: loque nosotros negamos y lo que nosotrosafirmamos.No 45 - Septiembre de 2004Los Estados Unidos de América en ellímite de dos épocas¡Irak es el mun-do!¡Internacional y mundial es el ca-pitalismo; internacional y mundial será lalucha proletaria anticapitalista de clase!Chile, a treinta años de distancia¡El golpe de Estado fallido en Venezuela esuna advertencia al proletariado! - Puntos dereferencia marxistas acerca del imperialis-mo y el terrorismo - En defensa de la conti-nuidad del programa comunista (7): Consi-deraciones sobre la actividad orgánica delpartido cuando la situación general es histó-ricamente desfavorable (1965)Aus-chwitz o la Gran Coartada - La guerra impe-rialista en el ciclo burgués y en el análisismarxista (2)Los fabricantes de íco-nos a la obra: Creación de la "FundaciónAmadeo Bordiga"No 46 - Diciembre de 2005Lo que distingue a nuestro partidoEuropa: lupanar burgués, galera proleta-ria - Critica de la C.C.I. : IntroducciónLa Corriente Comunista Internacional: Acontracorriente del marxismo y de la luchade claseLa C.C.I. o la oposición al po-der revolucionario proletario. A propósitode Cronstadt. Violencia, terror, dictadura,armas indispensables del poder proletario-A prueba de luchas de clases: el ca-rácter anti-proletario de las posiciones delC.C.I. : (1) La C.C.I. contra la organiza-ción de la clase obrera / (2) La C.C.I. contralas huelgas / (3) A propósito de Adelsho-ffen, Cellatex... La C.C.I. : un ejemplo a no

seguir / El purismo como máscara de adap-tación al social-chauvinismo.No 47 - Julio de 2007Futuro del capitalismo: ¿Bienestar yprosperidad? No: Crisis económicas y mise-ria creciente del proletariado, cada vez ysiempre más numeroso y oprimido en elmundoEn defensa de la continuidaddel programa comunista (8)Tesis su-plementarias sobre la tarea histórica, la ac-ción y la estructura del partido comunistamundial (Milán, Abril 1966)Tesis so-bre la tarea histórica, la acción, y la estruc-tura del partido comunista mundial, segúnlas posiciones que desde hace más de mediosiglo forman el patrimonio histórico de laIzquierda Comunista (Nápoles, Julio 1965)Contra la represión en Oaxaca: ¡luchaproletaria anticapitalista!Un terribletsunami en el sudeste asiático provoca cen-tenares de miles de víctimasTodas lasautoridades sabían perfectamente lo que es-taba sucediendo, pero nadie actuaráLos 4 países más devastados por el tsunamidel 26 de diciembre 2004Crónica Ne-gra y catástrofes de la moderna decadenciasocial (Técnica descarriada e indolente ges-tión, parasitaria y rapaz)La emigra-ción y la revolución mundial: ¡Por la unidaddel proletariado internacional!UniónSagrada para condenar las revueltas de lossuburbiosPalestina, el Líbano: ¡Sionis-mo asesino, imperialismos y Estados árabescómplices!La misión de los cascosazules es puramente de guerra imperialista:¡ni un solo casco azul al Líbano!Laguerra imperialista en el ciclo burgués y enel análisis marxista (Fin)No 48 - Enero de 2009El Partido de clase del proletariado fren-te a la actual crisis económica del capitalismomundialEstado de «guerra permanen-te» y lucha de clase revolucionariaElCentralismo OrgánicoChina: particu-laridad de su evolución históricaSi-guiendo el hilo del tiempo: Homicidio de losmuertosPese a sus crisis: ¡El capitalis-mo no se derrumbará sino bajo los golpes dela lucha proletaria!Israel masacra a lospalestinos por cuenta propia y por cuenta delas potencias imperialistas mundialesNo 49 - Septiembre de 2011PresentaciónLas revueltas en

SUMARIOS DE «EL PROGRAMA COMUNISTA»Órgano del partido comunista internacional

países árabes y el imperialismoCrisiscapitalista, luchas obreras y partido de claseLeón Trotsky: Informe sobre la crisiseconómica mundial y las tareas de la Inter-nacional ComunistaLa «cuestión chi-na»Hace cuarenta años moría AmadeoBordigaEl partido comunista de Italiafrente a la ofensiva fascista (1921-1924) -(1) (Informe a la Reunión General del Parti-do, en Florencia, del 30 de abril al 1° de mayode 1967)No 50 - Septiembre de 2013PresentaciónBajo el mito de laEuropa unida se incuban los antagonismosentre las potencias imperialistas y maduran,inexorablemente, irremediables enfrenta-mientos que llevan hacia la tercera guerramundial si la revolución proletaria no loimpideLa «cuestión china» (II)Amadeo Bordiga - Siguiendo el hilo del tiem-po: La doctrina del diablo en el cuerpoLas dos caras de la revolución cubanaEl partido comunista de Italia frente a laofensiva fascista (1921-1924) - (2) (Informea la Reunión General del Partido en Florencia- del 30 de abril al 1° de mayo de 1967)

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¿Dónde está Nin?

Para nosotros estas consideracio-nes no se acaban en el terreno de ladoctrina abstracta. La fuerza de unpartido, como precisamente se mues-tra hoy, en un periodo de fortísimadepresión contra revolucionaria, noreside tanto en su capacidad numéri-ca como en la claridad y la coheren-cia de sus posiciones teóricas, políti-cas y programáticas. Estas suponenla base de la preparación de las con-diciones revolucionarias de periodosmás favorables en el terreno de la lu-cha de la clase proletaria. No se tratapor tanto, de realizar disquisicionesretóricas para afirmar la justeza a pos-teriori de unas posiciones, sino derealizar un balance dinámico conti-

LOS EPÍGONOS DE NIN, MANOS A LA OBRA

minar su resistencia y liquidar los re-siduos de su anterior fuerza política.A través de él, igualmente, puede in-tervenir despóticamente sobre la eco-nomía, combatiendo por llevar a cabouna serie de medidas que permitanponer en marcha la transformación so-cialista de la sociedad. Si el partidocomunista se apoya sobre las organi-zaciones de la clase proletaria, comolo fueron en Rusia los soviets, órga-nos del Estado proletario a través delos cuales el partido pudo ejercer susfunciones directivas, esto no implicaque aquellos órganos puedan susti-tuir al partido. Pero estos órganos pro-letarios, efectivamente órganos depoder, lo son en la medida en que su-ponen la organización de la clase pro-letaria en estructuras que permitenabarcar el conjunto de la produccióny de la reproducción social y, en nin-gún caso, puede admitirse que seanuna simple representación de los dis-tintos partidos que dicen representaral proletariado.

El POUM, consideraba en su pro-grama que las Alianzas Obreras repre-sentaban para España lo que los so-viets habían supuesto para Rusia. Peroexiste una diferencia fundamental e in-salvable que anula por completo estacomparación y da cuenta de la pro-funda desviación del POUM respectodel marxismo revolucionario que encar-naron los bolcheviques. Las AlianzasObreras (AO) fueron organismos mix-tos constituidos por partidos y sindi-catos que coordinaban, más mal quebien, a las cúpulas dirigentes de estospara lograr objetivos comunes. Por lotanto, en ellas se encontraban repre-sentadas tendencias políticas de todotipo, desde la anarcosindicalista hastala estalinista pasando por la socialde-mocracia. Tendencias que poco onada tenían de revolucionarias y que,por supuesto, se encontraban a kiló-metros luz de distancia del programarevolucionario que debería haber man-tenido un partido comunista que seprepara, como afirma el POUM, parala revolución. ¿Resultaba posible com-binar la lucha revolucionaria con elgradualismo socialdemócrata y con lasfuerzas contra revolucionarias del es-talinismo? Obviamente no. Pero parael POUM las tareas de la «revolucióndemocrático socialista» y de la luchacontra el fascismo, exigían una ampliaalianza con fuerzas de distintos oríge-nes y objetivos que, en última instan-cia, permitiesen lograr la unidad defuerzas que se suponían alejadas no

por una cuestión de principios revo-lucionarios sino por errores de tácticae incluso morales.

Su participación en el Frente Po-pular fue la conclusión natural de ladefensa del POUM de las AlianzasObreras. Pero, más allá, la participa-ción de este partido en los organis-mos antifascistas y, después, en elgobierno de la Generalitat (a través deNin, que fue Consejero de Justicia)resultó una evolución lógica de estapolítica. De esta manera, se pasó de ladefensa del frente único político consocialistas, estalinistas (y despuéscon nacionalistas y republicanos) peroconservando aún la declaración formalde que el poder debía tomarse para elproletariado, a la renuncia definitiva deesta perspectiva y la participación enel gobierno local que, naturalmente,defendía los intereses de la burguesíaen todas sus facetas. El POUM seapartó, de esta manera, de la doctrinamarxista restaurada por Lenin en «ElEstado y la Revolución», que defineclaramente la necesidad de que el par-tido comunista dirija de forma monolí-tica la revolución proletaria y luche entodo momento contra cualquier formade poder político que no se corres-ponda con el que supone la dictaduradel proletariado.

Una de las tareas, la principal des-pués de la restauración del orden quela sublevación proletaria había pues-to en cuestión sobre todo en Barce-lona, que el gobierno de la Generalitaten el que el POUM participó, fue lade dirigir los esfuerzos bélicos repu-blicanos contra los militares subleva-dos. Se trataba, sin duda, de unaguerra imperialista, en la que el des-tino de España se colocaba comopieza en el tablero de la lucha entre

las grandes potencias europeas queparticiparían, a su fin, en la II GuerraMundial. ¿Dónde quedó la «conver-sión de la guerra imperialista en gue-rra civil» del programa poumista? Ensu defensa de uno de los dos bandosen liza, el republicano, apoyado por laURSS contra el nacional que a su vezrecibía apoyo italo germano. La clau-dicación en este punto fue tan gran-de como el abandono de las posicio-nes marxistas. Marx, en nombre delConsejo General de la Internacional,había escrito refiriéndose a la guerrafranco-prusiana de 1870-71:

«La empresa más heroica que aúnpuede acometer la vieja sociedad esla guerra nacional. Y ahora viene ademostrarse que esto no es más queuna añagaza de los gobiernos desti-nada a aplazar la lucha de clases, yde la que se prescinde tan prontocomo esta lucha estalla en forma deguerra civil. La dominación de claseya no se puede disfrazar bajo el uni-forme nacional; todos los gobiernosnacionales son uno solo contra elproletariado» (Marx, Obras escogi-das, Ediciones Progreso, vol. II)

Y esta fue la orientación que losbolcheviques dieron a su lucha con-tra el Estado ruso durante la I GuerraMundial, perfectamente consignadabajo la fórmula «derrotismo revolu-cionario». El POUM no hizo, por tan-to, sino colocarse debajo del para-guas del antifascismo democrático,cooperar con el burguesísimo gobier-no republicano y contribuir por tantoa la derrota del proletariado. Y estegiro táctico, que Nin pretendía frutode una situación complejísima, esta-ba ya contenido en su programa des-de el momento que aceptó la consig-na de frente único político, con la cualsacrificaba su independencia y la po-sibilidad de asumir un programa fran-camente revolucionario.

nuo de las condiciones del triunfo dela contra revolución burguesa. Lospartidos, sus programas y, también,sus errores, no son actos de la vo-luntad humana como pretende laideología burguesa. Se encuentrandeterminados por fuerzas históricasineludibles y representan otras fuer-zas, las fuerzas materiales que hacenigual de ineludible para la humanidadla revolución comunista, que luchanpor salir a la superficie de este mun-do podrido. Nuestra defensa del re-volucionario Andrés Nin, pese a lasdiferencias que entonces mantuvimoscon sus posiciones, es la defensa dela revolución proletaria contra susenemigos jurados, los mismos que le

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Sobre nuestro trabajo de partidoen los organismos inmediatos

A la hora de asumir el trabajo delpartido en todos sus ámbitos, siemprepartimos de dos consideraciones bási-cas.La primera requiere entenderque, sibien el Partido Comunista constituye elórgano revolucionario de la clase prole-taria, es decir, es el organismo que reúnea los elementos dispuestos a luchar porel triunfo de la revoluciónproletaria másdispuestos y que colocan por encima decualquier objetivo contingente el objeti-vo final de la lucha de la clase proletaria,que es la transformación socialista de lasociedad a través del ejercicio despóti-co y dictatorial del poder político, lasfuerzas físicas de las que dispone esteen un momento concreto del enfrenta-miento entre clase no dependen de unacto de voluntad de sus militantes, en-tendidos como colectivo o individual-mente, sinode lacristalizacióndialécticade una situación histórica, que puedeser favorable para la lucha de la claseproletaria en algunos casos o desfavo-rable, en la mayoría. El número de mili-tantes del que dispone, la influencia queejerce sobre simpatizantes y elementospróximosysumisma capacidad de inter-vención sobre la vida social del proleta-riado, se encuentran marcados, por lotanto, por el hecho de que, si bien elpartido comunista es factor de la histo-ria, también es producto de esta. Sufuerza, queacompañará a lahistoriaenelpaso de las situaciones objetivamentedesfavorables a la lucha revolucionariadel proletariado otros mejores, reside notanto en factores como el número, queestá fuera de su alcance violentar, cuan-to de su coherencia teórica, política yprogramática, es decir, de la fuerza doc-trinal del marxismo revolucionario y desu defensa de la tradición histórica de la

lucha comunista. Esta lucha, reducidaen épocas desfavorables a ser llevada acabo por una pequeña cantidad de mili-tantes, es vital en la medida en que sóloa través de ella podrá determinarse lacreación de las condiciones subjetivaspara el paso de las armas de la crítica ala crítica de las armas.

En segundo lugar, ni en las mejoressituaciones para la lucha proletaria,aquellas en las que el partido ha tenidogran ascendente entre la clase obreraorganizada y en las que esta se hamostrado tendente a llevar a sus últi-mas consecuencias la lucha revolucio-naria,ni muchomenos enaquellas, comola actual, que se caracterizan por ladepresión de la lucha incluso en losámbitos más reducidos, el partido to-mará como criterio para evaluar su tra-bajo la consecución de resultados in-mediatos, en el sentido de lograr másadherentes, más influencia, etc. Estepunto se deriva del primero, pero nodebe entenderse nunca como una re-nuncia al trabajo del partido en losámbitos externosde suexistencia, comopuede serlo el terreno del asociacionis-mo proletario, del proselitismo, etc.También en estos ámbitos la principalfuerza del partido resside en la defensacoherente que hace de las posicioneshistóricas del marxismo revolucionariofrente a cualquiera de los problemasque se plantean en la lucha entre clasesy basa en ella su trabajo, motivo por elcual las corrientes y los partidos políti-cos que se pretenden proletarios y re-volucionarios y que ponen como con-dición para serlo llegar al mayor númerode trabajadores sacrificando la cohe-rencia política, le verán como un órga-no inmovilista. Nada más lejos de la

realidad. Si el partido en épocas desfa-vorables abarca a estratos sumamentereducidos de la clase proletaria es por-que estas épocas se caracterizan poruna fuerte indisposición material haciala lucha de clase y, por lo tanto, hacialas posiciones revolucionarias y, por lotanto, estas serán minoritarias en todoslos estratos de la sociedad. El partido,que en estos momentos lucha más quenunca contra la corriente pero a favordel sentido de la historia (la cual marchairremediablemente desde el comunis-mo primitivo hasta la fase superior delcomunismo, la sociedad sin clases,pasando por la terrible época del capi-talismo triunfante y el régimen de terrorcontra revolucionario de la burguesía),nunca encontrará en los baremos cuan-titativos un reflejo de la profundidad desu trabajo, que es esencialmente cuali-tativo, de ligazón entre el pasado revo-lucionario del proletariado y un futuroque también deberá serlo y que nuncase alcanzará sin la preparación adecua-da de su vanguardia clasista.

Estas dos constantes, unidas al he-cho de que el partido comunista no creala lucha de la clase proletaria, que apa-rece espontáneamente debido a las con-tradicciones que son congénitas a lasociedad dividida en clases, sino quelucha por dirigirla, permiten entender elsentido de nuestro trabajo externo enlos organismos inmediatos que apare-cen en determinados momentos de estalucha.

El trasunto de la organización obre-ra inmediata, aquella que surge en elterreno de la defensa de las condicio-nes de existencia de los proletarios en

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desollaron vivo antes de matarle. Y,de la misma manera que le defende-mos exponiendo estas diferencias, ledefendemos combatiendo las posi-ciones de quienes, en su nombre, conhomenajes en el Parlament, pretendenun nuevo reagrupamiento de corrien-tes y fuerzas políticas que se recla-man marxistas con otras abiertamenteburguesas. Entre ambas se encuen-tran los herederos políticos de losasesinos de Nin, Trotsky y tantosotros revolucionarios y donde estossedicientes revolucionarios ven unpaso favorable a la subsanación deerrores pasados y a la reconciliaciónentre posiciones que sólo por «error»se encontrarían enfrentados, noso-tros sólo vemos el penúltimo esfuer-

zo por escamotear al proletariado lael balance de su lucha de clase, desus revoluciones y, sobre todo, delas contra revoluciones.

Izquierda Anticapitalista, el Parti-do Obrero Socialista Internacional, ytantos otros que han participado enel homenaje a Nin patrocinado por laburguesía catalana, sellan con estaparticipación su posición contraria ala lucha revolucionaria, buscandouna unidad, la misma que llevó alPOUM a sus grandes errores histó-ricos y a su misma liquidación comopartido, que únicamente logra colo-car al proletariado a la cola de susenemigos de clase. Resulta imposi-ble que el PSUC o Esquerra Republi-cana de Catalunya, reconozcan nin-

gún error. Defendían entonces,como lo hacen hoy, el sistema capi-talista y la dictadura de la burgue-sía, si bien entonces lo hicieron conlas armas en la mano contra un pro-letariado levantisco y hoy lo hacenmediante el gobierno democrático. Ymañana se volverán a deshacer desu careta conciliadora y volverán aluchar con todos los medios a su al-cance contra los proletarios. Son losepígonos de Nin los que quieren, decara a la burguesía, lavar cualquierrastro de su relación con la luchacomunista, ofreciéndose como unbuen soporte para que, en tiemposde crisis y de inestabilidad política,la burguesía mantenga su influenciasobre la clase proletaria.

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el puesto de trabajo, entre los parados,en los barrios obreros, etc. es la luchaobrera. Esta lucha agrupó en los iniciosdel capitalismo a los primeros proleta-rios para defenderse de las condicionesde trabajo y de vida que el capital lesimponía en forma de salarios de hambrey desempleo cíclico. Se constituyeronlas agrupaciones sindicales de oficio,ramo e industria, así como otras noestrictamente sindicales que luchabanpor imponer las necesidades del prole-tariadoen ámbitosde suexistencia comoeran la vivienda, la comida, etc. El augede la lucha de clase proletaria favoreciósu crecimiento y su extensión haciaestratos cada vez más amplios de traba-jadores constituyéndose grandes or-ganizaciones obreras que llegaron atener una fuerza, gracias a la lucha desus miembros, frente a la patronal y elEstado burgués. Estos grandes sindi-catos representaban, de hecho, a laclase obrera organizada y a través deellos el partido de clase pudo ejercer suinfluencia sobre capas considerable-mente importantes, por fuerza y núme-ro, de los trabajadores. Si bien se en-contraron, casi sin excepción, domina-dos en la cúspide por las fuerzas refor-mistas del movimiento obrero, en todaslas asociaciones y las organizacionesde base obrera, de las cooperativas alas sociedades de socorro y los sindi-catos, latía una vida proletaria de granempuje que, llegado el momento de lasconvulsiones del mundo burgués, apa-recidas con la I Guerra Mundial y elperiodo de crisis revolucionaria abiertocon el triunfo en Rusia de la primerarevolución comunista, constituyó unafuerza de combate contra el orden capi-talista de primera magnitud.

Posteriormente, el triunfo de la con-trarevolución, llevado a cabo por lasfuerzas burguesas concentradas bajolas formas fascista y democrática y ayu-dadas sin ambages por la política estali-nista que triunfó en Rusia y en todos lospartidos comunistas de Europa, Améri-ca y Asia, tuvo como primer objetivodescabezar a la vanguardia política re-volucionaria delproletariado, esdecir, alas corrientes de izquierda de los parti-dos adherentes a la Internacional Comu-nista que afrontaban la lucha de clasesobre el terreno político y, por lo tanto,superaban cualquier restricción de sec-tor, categoría o nación dentro de estalucha. Otro gran objetivo de esta contrarevolución fue la destrucción de los or-ganismosobreros, principalmentede losorganismos obrerosclasistas, principal-

llegar a constituir un fenómeno de laprofundidad del que sacudió el mundocapitalista en los años ´20, sí destruyótodas las teorías que defendían la inte-gración del proletariado en el mundoburgués a través de organizaciones le-galmente reconocidas.

Hoy este ciclo ha acabado. La crisiscapitalista de los años ´70 no tuvo elalcance necesario para destruir la basematerial del control de la burguesía so-bre los proletarios y los amortiguado-res sociales cumplieron el doble papelde tranquilizar a estos y de reforzar a lossindicatos legalizados por la joven de-mocracia, que aparecen, cada vez más,como gestores de estos amortiguado-res, por exiguos que sean ya, y no comoorganizadores de los trabajadores. Estehecho, que se muestra en la prácticadiaria mediante el papel de abiertosenemigos de la lucha obrera que asu-men en todos los ámbitos (laboral, so-cial, etc.), fuerza irremediablemente alos proletarios a unirse, en muchas oca-siones, fuera de sus redes para poderluchar eficazmente y para poder mante-ner en el tiempo su fuerza organizada.Como hemos señalado, este hecho noes nuevo, está señalado por nuestropartido en la historia del movimientoobrero como algo muy relevante en eldecurso de la lucha de clase proletaria.No se trata de que afirmemos, en ningúnpunto, que estos organismos que apa-recen al calor de las luchas espontá-neas sean la opción a elegir por lostrabajadores en lugar de los grandessindicatos integrados en el Estado. Nitampoco de que veamos en esta fórmu-la organizativa la salida a largos años dedepresión de la lucha clasista, algo quesólo llegará a través de durísimos alti-bajos que no pueden ser atajados. Perolas organizaciones inmediatas de lostrabajadores del tipo comités de lucha,plataformas reivindicativas, cajas deresistencia, etc. son sin duda objeto dela máxima atención para los comunistasinternacionalistas y por ello asumimos,allí donde nuestras fuerzas nos lo per-miten, un trabajo en su seno coherentecon nuestras posiciones.

Por supuesto, este trabajo no es sen-cillo, en el sentido de que no puede serlogrado sin un esfuerzo asumido por elórgano-partido de maneracolectiva paraafrontar las distintas situaciones que sepresentan a lo largo de la, no siemprelarga, vida de estos organismos inme-diatos, de manera que se pueda dar unarespuesta coherente a los problemasque en ellas se plantean.

Hemos dicho ya que la aparición deorganismos con formas no sindicales,es decir, no circunscritos al ámbito delsindicalismo de fábrica o de sector porestar fuera de las estructura de este, noresuelve, de por sí, las limitaciones que

Sobre nuestro trabajo de partidoen los organismos inmediatos

( viene de pág. 15 ) mente de los sindicatos, mediante suintegración en el aparato del Estadoburgués. Así sucedió en Italia, en Ale-mania y también en España, donde tantoen el bando republicano durante la Gue-rraCivil (cuando la sindicaciónsevolvióobligatoria por imperativo legal y loslíderes deCNT yUGT participaron en elEstado y en los sucesivos gobiernos)como en el bando franquista vencedor(que ofreció, de hecho, a los líderesmoderados de los sindicatos participaren la constitución del sindicato vertical)se instituyó un corporativismo sindicalde Estado como manerade dominara losproletarios.

Esta fase de inclusión de los sindi-catos en la organización del Estadoburgués abarca todo un periodo histó-rico que aún no ha terminado y que secompleta con la reducción a una fuerzanumérica modestísima del partido co-munista revolucionario. En el caso es-pañol, el carácter dictatorial del gobier-no burgués, que aún en 1975 aplicaba lapena de muerte sobre los revoluciona-rios (aunque sólo sobre aquellos queno participaban en la oposición tolera-da de liberales y estalinistas), volvíamuy evidente, en la vida cotidiana delos proletarios, el carácter anti obrerodel sindicato único. Si bien desde losaños ´60 el Partido Comunista de Espa-ña, completamente dominado por elestalinismo de los Carrillo y Pasionaria,preconizaba la integración de los gru-pos obreros organizados en el sindica-to vertical, la generación de obrerosemigrados del campo a las ciudades enpleno boom del desarrollismo y la in-dustrialización, no tuvo otro remedioque organizarse fuera y contra el sindi-cato único para hacer valer sus reivin-dicaciones. Durante el periodo que vade 1962 hasta ya entrada la democracia,los proletarios españoles demostraroncon sus actos que la lucha obrera apa-rece, siempre y en cualquier circuns-tancia, como un hecho natural en elcapitalismo, tendiendo a romper todoslos corsés que, como el sindicato úni-co, se le imponen por parte de la bur-guesía para controlarla. Existe toda unatradición de lucha obrera en organis-mos no sindicales, es decir, fuera delcontrol de las organizaciones sindica-les integradas en el Estado burgués,que, condicionada por una ilegalidadque hacía evidente el enfrentamientodirecto con este Estado y sus fuerzasconciliadoras, dio lugar al nacimientode las comisiones obreras, de las gran-des asambleas de trabajadores en Fe-rrol y Vitoria y otros muchos ejemplosde lucha obrera organizada que, sin

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existen hoy a la lucha de los proletariossobre el terreno inmediato. De hecho,estos se plantean con el mismo vigor, sibien bajo formulaciones menos eviden-tes, que en el ámbito sindical propia-mente dicho.

En primer lugar, la propia debilidadde la clase proletaria, representada en sufalta de tradición de lucha y en su escasaexperiencia organizativa, se manifiestaen estos organismos a través de su faltade estabilidad. Suelen aparecer en mo-mentos de flujo de una lucha particularydifícilmente logran sobreponerseal finde esta, ya sea un fin victorioso o unaderrota. De esta manera, a menudo lostrabajadores pasan por estas organiza-ciones durante un periodo limitado detiempo y, después, la organización mis-ma tiende a reducirse o a desaparecerpor la merma en sus miembros. El hechode que no exista una organización a másampliaescala de los proletarios, es decir,que estos organismos sean pequeñasgotas de agua en un océano, provocaque no se encuentre, en muchos casos,el sentido de la permanencia. Pero a estohay que añadir un factor considerable-mente más profundo como es el peso dela costumbreadquirida a la colaboraciónentre clases. Si aparece un conflictopuntual, ante la derrota que prometenlos sindicatos amarillos, es normal ver atrabajadores luchar por constituir unareferencia para otros trabajadores delentorno más inmediato. Pero desapare-cido este conflicto parece no existir ra-zón para continuar con ella porque noexiste una noción generalizada de lanecesidad de organizarse permanente-mente para el conflicto permanente queexiste entre burguesía yproletariado. Lasolidaridad de clase se reduce a situa-ciones muy específicas y, si bien cobragran fuerza en ellas, desaparece rápida-mente, dejando nuevamente el campolibre a la competencia entre proletariosque es el principal factor de la fragmen-tación del proletariado y de su impoten-cia general en el enfrentamiento con losataques del capital a sus condiciones deexistencia.

Por otro lado, el peso que existeentre el proletariado del hábito de lacolaboración entre clases, se refleja,como en cualquier otro ámbito, en lafuerza que las corrientes oportunistascobran en estos organismos. Muchasveces esto no se produce ni siquieramediante la entrada, en las organiza-ciones obreras, de partidos o gruposde la llamada izquierda para controlar-las. Sucede espontáneamente que losproletarios tienden a agruparse bajoconsignas y reivindicaciones comple-tamente ajenas a la lucha de clase que,finalmente, tienen su proyección ne-gativa sobre la organización en la me-dida en que imponen límites que esta

difícilmente puede superar. Estas con-signas o reivindicaciones que, comodecimos, tienen su repercusión inclu-so sobre la forma organizativa, tienenun doble valor. Por un lado represen-tan la tendencia natural a luchar, adop-tando la forma de hacerlo que existe enel ambiente social y en este sentidorepresentan un hecho positivo. Pero elreverso dialéctico de esto consiste enque ahogan, incluso antes de desarro-llarse, las perspectivas de lucha deestos organismos constriñéndolosdesde un principio a límites muy próxi-mos a los que las grandes (y peque-ñas) organizaciones sindicales cola-boracionistas, luchan por imponer. Unvector de gran importancia en la intro-ducción de estas prácticas oportunis-tas lo constituyen las tendencias li-bertarias, más o menos organizadas,que trabajan en estos organismos in-mediatos. Ellas sí defienden que laformulación de estos constituye yauna ruptura con la derrota permanenteque padecen los proletarios y hacenrecaer en su estructura, llamada a ve-ces horizontal, otras asamblearia, perosiempre aceptando un término feticheque escamotea el análisis dialéctico desu verdadero valor, la salvación parala clase trabajadora. Para nosotros,comunistas revolucionarios cuyo me-dio natural es la lucha de clase prole-taria, la apertura de estos organismosproletarios a todos los proletarios, ysólo a los proletarios, de cualquiercredo político al cual pertenezcan, de-fendemos también la práctica políticade las tendencias proletarias presen-tes en estos organismos, y por lo tantotambién la nuestra. Para nosotros elmétodo democrático utilizado en lapráctica organizativa y asamblearia deestos organismos es un accidente ne-cesario, un paso necesario con el finde que los proletarios reconquistenexperiencias directas en la conduc-ción de la lucha de defensa organiza-da, de cuyas exigencias se generen lasvanguardias clasistas en condicionesde dar y mantener en el tiempo laslíneas reivindicativas de lucha en tor-no a las cuales desarrollar métodos ymedios de lucha clasistas. La recons-titución de asociaciones económicasde clase –porque de esto tiene necesi-dad la clase proletaria para combatireficazmente contra la presión y la re-presión burguesa, que tomen la formaya conocida de los sindicatos de otrotiempo o formas nuevas que sólo eldesarrollo de la lucha de clase podráparir, pasa necesariamente por estasexperiencias por las cuales el partidocomunista revolucionario es llevado aemplear sus propias fuerzas con laconsciencia de que su objetivo no esel de transformar a sus propios militan-

tes en «sindicalistas», ni el de «cons-truir» sindicatos «comunistas», sinoel de llevar a la lucha proletaria inme-diata la experiencia histórica de la lu-cha proletaria de clase y el resultadodel balance histórico sacado del cur-so de las revoluciones y de las contrarevoluciones. La influencia que el par-tido comunista revolucionario buscaconquistar y expandir en las filas pro-letarias se basa en factores no ideoló-gicos, sino políticos y, por lo tanto,materiales: los comunistas revolucio-narios deben demostrar con sus indi-caciones y su acción que son los máscoherentes y fiables defensores de losintereses exclusivamente proletariosen la lucha inmediata como en la luchapolítica más amplia y general. Y es poresto que propagan en las filas proleta-rias objetivos, métodos y medios de lalucha de clase oponiéndolos sistemá-ticamente a los objetivos, a los méto-dos y a los medios de la colaboracióninterclasista que caracterizan la políti-ca y la práctica de todas las organiza-ciones oportunistas.

Graciasa la teoríamarxistayalbalan-ce histórico del largo curso de las luchasde clase y revolucionarias, a través devictorias y muchas derrotas, los comu-nistas revolucionarios saben utilizar laslecciones del pasado para anticipar losmovimientos del enemigo de clase y, encualquier caso, para contrastarlos delmodo más eficaz, señalando a tiempo lospeligros representados por las cesionesy por las ilusiones del oportunismo po-lítico y sindical.

Entre los organismos de lucha inme-diata del proletariado y el partido pro-letario de clase hay una diferencia sus-tancial. A los organismos de lucha in-mediata se adhieren los proletarios encuanto trabajadores asalariados, decualquier fe política o religiosa; tienenen común el interés de defender suscondiciones inmediatas de vida y detrabajo, aún limitadas a una empresa ycontra un solo patrón, y es una luchaque interesa objetivamente a todos losproletarios, al margen del sexo, de laraza, de la nacionalidad de origen o deque estén inscritos o no a un partido, almargen de las creencias o de las ideasque tengan en la cabeza. Los organis-mos de lucha inmediata conquistan unafuerza mayor en la medida en que sonindependientes de las fuerzas del cola-boracionismo y de los aparatos estata-les y organizan a un gran número deproletarios adoptando sistemáticamen-te métodos y medios de lucha clasistasea contra el capitalista individual ocontra las asociaciones de capitalistasprivadas o públicas. Los organismosde lucha inmediata, en las diversas for-

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mas en que pueden constituirse, tienensiempre y de cualquier manera objeti-vos parciales –es decir, son compati-bles, si bien en contraste con los inte-reses burgueses, con el sistema socialcapitalista- ellos pueden ser comparti-dos por proletarios que tienen diversasvisiones del mundo y de la vida.

Al partido de clase, sin embargo, seadhieren elementos de vanguardia delproletariado,pero tambiénde elementosprovenientes de la burguesía o de lapequeña burguesía (los famosos tráns-fugas de la burguesía de Marx), porqueabrazan la causa histórica de la clase nolimitándose a la lucha por la defensa delas condiciones de vida y de trabajoproletarias, sino ampliando la lucha con-tra todo el sistema social capitalista ba-sado en el salario, la propiedad privadade los medios de producción y sobre laapropiación privada de toda la produc-ción social.El partido de clase del prole-tariado representa el futuro de la luchade clase, la finalidad última de su luchaen cuanto clase de la última sociedaddividida en clases de la historia humana;representa, hoy, la sociedad de especieque será la finalidad de la lucha revolu-cionaria del proletariado y, por tanto, ladesaparición de cualquier clase social yde las contradicciones de la sociedaddividida en clases. Por este motivo, losobjetivos del partido comunista revolu-cionario no son compatibles con el sis-tema social capitalista y devienen losobjetivos del mismo proletariado sólocuando su lucha de clase se eleva alnivel de la revolución general anticapi-talista. El objetivo final de la lucha pro-letaria de clase es histórico y revolucio-nario y no puede ser mantenido en loslímites de la lucha inmediata, ni puedeser el resultado de un avance gradual yprogresivo en exitosos objetivos par-ciales. Entre los dos niveles de luchaclasista –la lucha de clase por objetivosparciales e inmediatos, la lucha políticarevolucionaria por la conquista del po-der político y la transformación social-existe una ligazón dialéctica a través delcual la lucha proletaria de defensa declase, en determinadas condiciones his-tóricas producidas por el enfrentamien-to entre los intereses inconciliables deproletariado y burguesía, se transformaen lucha política de clase, en lucha detoda la clase proletaria contra toda laclase burguesa por la conquista revolu-cionaria del poder político con el fin dedar lugar a la transformación revolucio-naria de todo el sistema económico ysocial. El partido de clasedel proletaria-

do, expresión de la teoría de la revolu-ción anticapitalista ydel comunismo, davida a esta ligazón dialéctica en cuantoórgano indispensable de la revoluciónproletaria de mañana que actúa en el hoycontra revolucionario,manteniendo teó-ricamente (las armas de la crítica) elrumbo histórico de la lucha de clasellevada hastael fin yactuando enel senodel proletariado para influenciar a losestratos avanzados para que guíen, en lalucha clasista sobre el terreno inmedia-to, a toda la clase del proletariado contratoda la clase burguesa. En ausencia de lalucha clasista del proletariado y de lasasociaciones clasistas de defensa eco-nómica que organicen a las grandesmasas proletarias, la relación materialentre lucha dedefensa inmediata y luchapolítica revolucionaria se vuelve inefi-caz, no produce ningún efecto positivo;no puede, por otra parte, ser activadogracias únicamente a la voluntad delpartido y de sus militantes, ni se puedecontar sólo con la espontaneidad obreraa luchar contra el empeoramiento de lascondiciones de vida yde trabajo como sidebiesen sustituir a la lucha proletariaorganizada y dirigida con métodos ymedios de clase. Estamos atravesandoaún un periodo en el cual los proletariosmás combativos encuentran enormesdificultades para reconquistar la tradi-ción clasista de las generaciones prole-tarias del pasado; ellos tienen de frenteel desastre producto de la contra revolu-ción que destruyó a los partidos comu-nistas revolucionarios, a los sindicatosrojos y la tradición clasista de lucha delproletariado europeo ymundialque tocóla cota más alta lograda hasta ahora conla revolución bolchevique en Rusia en1917 y la constitución de la Internacio-nal Comunistade 1919-1920.

Es inevitable, por tanto, despuésde esta devastadora derrota, que elproletariado sea prisionero de las fuer-zas políticas y sindicales de la conser-vación social, pese a que se trasvistande subverisivismo y revolucionarismo.Tal situación, que perdura desde hacedecenios, no obstante la influencia delcolaboracionismo interclasista sea aúnmuy fuerte, sufre, de tanto en tanto,fracturas, sacudidas sociales, como de-mostración de que los hechos materia-les producidos por las contradiccio-nes congénitas de la sociedad burgue-sa son más fuertes que la voluntad dela clase dominante para plegar las gran-des masas proletarias a sus mismasexigencias.

La reanudación de la lucha de cla-se, que nosotros comunistas revolu-cionarios podemos ver más cercana de

cuanto efectivamente suceda después–pero esto en un cierto sentido esti-mula nuestra preparación revoluciona-ria y la actividad de preparación revo-lucionaria en el interior del proletaria-do- tendrá lugar inevitablemente, por-que los contrastes de clase entre pro-letariado y burguesía están destina-dos a aumentar y no a disminuir; perono tendrá lugar de golpe, de improvi-so, será en vez de esto, el resultado demuchas y muchas tentativas de luchay de organización clasista que gruposproletarios de diversos sectores o paí-ses harán al reaccionar con fuerza a lapresión y represión capitalista.

Hoy, los proletarios más combati-vos y sensibles a la causa de clase,deben luchar contra las fuerzas del co-laboracionismo político y sindical queestán mucho más organizadas y sonmás influyentes, se encuentran inevi-tablemente aislados y desunidos ensus tentativas de lucha y de organiza-ción clasista; pero estas tentativas son

Sobre nuestro trabajo de partidoen los organismos inmediatos

Suplemento Venezuelaal N° 49 de

«el programa comunista»No 16 - Mayo de 2012

-«Ni dios, ni César, ni tribuno», ¡laemancipación de la clase proletariadebe ser obra de los proletariosmismos!-Cuba:Hace lustros, «un carrete-ro alegre pasó»...-En Venezuela, los trotskistas pre-tenden «avanzar», proponiendo fal-sas reivindicaciones de clase-El Estado-Pdvsa y la cleptocraciaque lo administra-El abstencionismo revolucionariode la Izquierda Comunista-Drama corneliano en la moradaburguesa

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preciosas porque representan mate-rialmente experiencias prácticas quepueden desarrollarse positivamente; aestas experiencias el partido comunis-ta revolucionario se une para llevar supropia contribución en la perspectivade reforzarlas. El aislamiento de lasluchas y de las tentativas de organiza-ción clasista favorecen, obviamente laobra del colaboracionismo y del opor-tunismo reformista cuyo interés es elde destruir estas tentativas para man-tener al proletariado bajo su control.La lucha, por tanto, no deberá defen-derse sólo de los ataques de los capi-talistas a las condiciones de vida y detrabajo proletarias, sino también de losataques tanto de los burgueses comode las fuerzas de la conservación so-cial y del colaboracionismo intercla-sista (partidos «de izquierda», sindi-catos tricolores, organizaciones debase religiosa, etc.) contra las condi-ciones de lucha del proletariado. So-bre el proletariado, por tanto, desde elexterior, insiste sistemáticamente laburguesía con sus instituciones y susaparatos estatales y las fuerzas del co-laboracionismo y del oportunismoobrero. Contra el despotismo de la bu-rocracia sindical y política de estas fuer-zas luchan diversas fuerzas políticas ysindicales, más o menos radicadas enel proletariado, que van desde las lla-madas «izquierdas sindicales» al anar-cosindicalismo y al viejo estalinismo,que se caracterizan por reivindicacio-nes inmediatas radicales y por méto-dos de lucha más duros y directos delos usados normalmente por los sindi-catos tricolores y por los partidos opor-tunistas; organizaciones o tendenciasque, por ejemplo, persiguen objetivosmuy limitados y parciales limitados auna lucha de una empresa específica ytendencialmente auto aislante, u obje-tivos más amplios, de tipo electoral yen cualquier caso de recuperación delas franjas proletarias más radicalespara volverle a llevar sobre el terrenodel «enfrentamiento democrático» y dela compatibilidad con la economía ca-pitalista, u objetivos más ambiciososcomo la transformación de estos orga-nismos inmediatos en verdaderas or-ganizaciones revolucionarias.

De hecho, de la misma manera queel aislamiento juega a favor de la des-trucción de las organizaciones espon-táneas del proletariado también pro-voca la perversión de su naturalezaoriginal y su conversión en grupúscu-los al uso, como tantos cientos queexisten hoy, a través de alianzas o co-ordinaciones que buscan constituir laorganización revolucionaria definitiva.A la hora de afrontar la extensión desu lucha, los proletarios que se orga-nizan por esta vía, suelen encontrar

como únicos referentes a otra organi-zaciones generalmente de la izquierdasindical (sindicatos libertarios, etc.) ygrupos políticos extra parlamentariosque ofrecen una plataforma desde laque amplificar su mensaje. Se llega asía una situación en la que los gruposobreros organizados pasan a conver-tirse de organizaciones abiertas a cual-quier proletario por el simple hecho deserlo en federaciones con un progra-ma político-sindical que tiende a ce-rrarlas. Básicamente esto se produceporque las coordinaciones de las quese habla, y de las que en España exis-ten unas decenas, marchan siempre arebufo de los grandes sindicatos cola-boracionistas, de los que pretendenconstituir, asumiendo los métodos queprecisamente les han convertido en loque son, su izquierda radical siempresusceptible de escorarlos hacia susposturas. En estas posturas, progra-máticamente cerradas bajo la formaanarcosindicalista o cualquier otra, venla redención de la clase proletaria de laque consideran que necesariamentedebería pasar por ellas para encontraralguna perspectiva a su lucha. El finlógico, es negar precisamente la basede la lucha obrera y acabar conforman-do una fuerza incapaz de extender si-quiera el ejemplo de lucha que puedenhaber dado más allá de los límites quelucharon por romper en un primer mo-mento. En ninguna de estas agrupa-ciones de pequeñas tendencias, estosí lo podemos afirmar, se encuentra enningún modo, un paso necesario paraque el proletariado se vuelva a situarsobre el terreno de la lucha de claseabierta y sin ambages.

Pese a sus contradicciones y suslímites, para nuestro partido, como he-mos dicho, estas agrupaciones prole-tarias tienen un valor de por sí, que esel de constituir experiencias necesa-rias para el proletariado. Son necesa-rias porque aparecen espontáneamen-te entre los proletarios y no por deseoexplícito de ninguna corriente que in-tervenga en el medio obrero pero no sepuede afirmar ni descartar que su pesovaya a ser grande o pequeño en elproceso de reanudación de la lucha declase. Nos importa de ellas su valorhistórico como tendencia natural aromper el dominio de la burguesía en-tre el proletariado y no su fuerza nu-mérica y es por ello que las defende-mos sin duda como ejemplo que exten-der ente otros proletarios, también en-tre proletarios sindicados que puedenasumir el fondo cualitativo de su expe-riencia y desarrollarla en su propioámbito, enfrentándose, también, a losobstáculos que este le impondrá. Perodefenderlas no se limita a glosar suslogros sino a apoyarlas materialmente

ProletarianN° 9 (Winter2012-2013):

-The wave of strikes in South Africademonstrates the need for class organiza-tion!-The «Invariance» of Marxism (1). (Ge-neral Meeting of the Party, Milan sep-tember 1952)-Massacre of striking miners in SouthAfrica-The Student Struggles in Québec-On the Mouvement Etudiant Révolu-tionnaire (MER). «Revolutionary Stu-dent Movement»: Reformist Petty-bour-geois Movement-Rescue of the Spanish Banking system-Spain.The strikeof theAsturian minersand the metal-workers of Vigo: For theuncompromising defense of the livingconditions of the proletariat!For strugglewith classist means and methods!-Spanish Miners Struggle. The «BlackMarch»-Cuba. Once upon a time, a «CheerfulCarter was passing by»…-Cease-fire in Gaza: Imperialism MeansOnly Truces Between Endless Wars.-No to French Imperialist Military In-tervention in Mali!-(See also in addition our tract «Downwith French militaryintervention in Mali!Down with French imperialism!»)-France. No to electoral mystifications!

Newspaper - £ 1 , US $ 1,5 , 1 € , 3 CHF

con la fuerza de nuestra intervenciónpolítica, buscando contribuir a su es-tabilidad mediante la lucha clara con-tra las tendencias que, fuera y dentrode ellas, pueden malograrlas. Luchan-do, dentro de ellas, por su primer ygran valor, que es su propia existenciay su perduración a lo largo del tiempo,pero también participando, siempre através de la defensa de nuestras posi-ciones políticas, junto a los proleta-rios que las componen, en sus éxitos yespecialmente en sus fracasos, afirman-do que la única vía para que el proleta-riado reanude la senda del enfrenta-miento clasista con la burguesía pasapor que se generalice la lucha organi-zada y en abierta ruptura con el cola-boracionismo y el oportunismo políti-co y sindical, pero, sobre todo, porqueeste proletariado se reencuentre sobreel terreno de la lucha política, con supartido político, el partido comunistainternacional e internacionalista, rom-piendo así con todos los límites que laexistencia en el mundo burgués impo-ne a su lucha; límites de raza, nación,sector, empresa o sexo, que la burgue-sía utiliza para fomentar la competen-cia entre proletarios, que es la base desu dominio de clase, y que las organi-zaciones proletarias tienen como suprimer enemigo.

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Huelga General en PortugalEl 27 de junio las dos centrales sindicales más impor-

tantes de Portugal han convocado una huelga general, queestán llamados a secundar tanto los trabajadores delsector público como los del privado, para exigir la dimi-sión del gobierno de Passos Coelho. Esta es la terceraconvocatoria realizada durante los dos años que lleva enel gobierno el actual presidente, perteneciente al Partido

Los datos acerca de la situación eco-nómica de Portugal son aplastantes. Sien 2009 el Producto Interior Bruto delpaís caía un 2,9% esta tendencia no seha revertido a lo largo de los últimosaños. En 2013 la previsión es de unacaída del 2,3%, aunque con bastanteseguridad los resultados finales resul-ten algo peores. Por su parte los pre-cios recogidos en el IPC no han hechootra cosa que aumentar a lo largo delos años, contándose ya una subidade un 4 % acumulado en lo que va deaño. Estos datos sirven como indica-dores para entender las dimensionesreales de la crisis económica que arra-sa tanto Portugal como el resto de paí-ses del mundo capitalista. La caída delPIB, que mide tanto la utilización delos recursos de la economía como sugeneración, representa una caída entérminos agregados de prácticamentetodos los sectores productivos rele-vantes en la economía, a excepción dela economía sumergida, e implica unaretracción de esta producción genera-da por la imposibilidad de dichos sec-tores para alcanzar los umbrales míni-mos de beneficio que hacen posible laproducción de bienes y servicios, esdecir, una caída general de la tasa debeneficio provocada por la competen-cia entre empresas capitalistas, que in-tentan colocar unos productos cadavez más caros en un mercado incapazde absorberlos. El ciclo del valor no serealiza, existe por tanto una crisis desobre producción que se encuentra enel origen, en Portugal y en todo elmundo, de las convulsiones económi-cas que la burguesía intenta explicarcon visiones parciales y coyunturales(crisis «de especulación», de deuda,etc.)Por su lado, la evolución de los pre-cios continúa la senda abierta por lacrisis de sobre producción y multiplicasus efectos. Si en estos años se haregistrado un aumento considerable delos precios de los artículos que com-ponen el IPC esto es debido al intentodel capital para mantener los márgenessobre los bienes producidos. Las con-secuencias que esto implica sobre lascondiciones de existencia de la claseproletaria son devastadares: el costede la vida se eleva a medida que los

salarios bajan y el paro aumenta. Perola siguiente fase del ciclo de la crisis,que parece haber comenzado, segúnindican los datos del Instituto Nacio-nal de Estadística portugués sobre laevolución del IPC interanual, pasa poruna caída de los precios como conse-cuencia de la incapacidad del capitalpara colocar sus productos. Llegadoeste punto, la retracción de la econo-mía es imparable, el paro aumenta ver-tiginosamente y los salarios se redu-cen a mínimos en proporción inmensa-mente mayor que la caída de los pre-cios.La crisis no puede ser conjurada me-diante ninguna mejora en los contro-les económicos, nacionales o interna-cionales, no puede evitarse medianteuna mejor gestión de los recursos na-cionales. En palabras del Manifiestodel Partido Comunista:

«Las condiciones de producción y decambio de la burguesía, el régimenburgués de la propiedad, la modernasociedad burguesa, que ha sabidohacer brotar como por encanto tanfabulosos medios de producción y detransporte, recuerda al brujo impoten-te para dominar los espíritus subte-rráneos que conjuró. Desde hace va-rias décadas, la historia de la indus-tria y del comercio no es más que lahistoria de las modernas fuerzas pro-ductivas que se rebelan contra el ré-gimen vigente de producción, contrael régimen de la propiedad, donderesiden las condiciones de vida y depredominio político de la burguesía.Basta mencionar las crisis comercia-les, cuya periódica reiteración supo-ne un peligro cada vez mayor para laexistencia de la sociedad burguesatoda. Las crisis comerciales, ademásde destruir una gran parte de los pro-ductos elaborados, aniquilan unaparte considerable de las fuerzas pro-ductivas existentes. En esas crisis sedesata una epidemia social que a cual-quiera de las épocas anteriores hu-biera parecido absurda e inconcebi-ble: la epidemia de la superproduc-ción. La sociedad se ve retrotraídarepentinamente a un estado de bar-barie momentánea; se diría que unaplaga de hambre o una gran guerra

aniquiladora la han dejado esquilma-do, sin recursos para subsistir; la in-dustria, el comercio están a punto deperecer. ¿Y todo por qué? Porque lasociedad posee demasiada civiliza-ción, demasiados recursos, demasia-da industria, demasiado comercio.Las fuerzas productivas de que dispo-ne no sirven ya para fomentar el régi-men burgués de la propiedad; son yademasiado poderosas para servir aeste régimen, que embaraza su desa-rrollo. Y tan pronto como logran ven-cer este obstáculo, siembran el desor-den en la sociedad burguesa, amena-zan dar al traste con el régimen bur-gués de la propiedad. Las condicio-nes sociales burguesas resultan yademasiado angostas para abarcar lariqueza por ellas engendrada. ¿Cómose sobrepone a las crisis la burgue-sía? De dos maneras: destruyendoviolentamente una gran masa de fuer-zas productivas y conquistándose nue-vos mercados, a la par que procuran-do explotar más concienzudamente losmercados antiguos. Es decir, que re-media unas crisis preparando otrasmás extensas e imponentes y mutilan-do los medios de que dispone paraprecaverlas.»

Este es el destino de la economía por-tuguesa y por tanto del proletariadoportugués que, al igual que sucede entodo lugar donde impera el régimenburgués basado en la propiedad priva-da y el trabajo asalariado, sirve demano de obra a explotar salvajementecuando los negocios marchan como esdebido y se convierte en un desechoque arrojar al basurero cuando los in-tereses de la economía nacional, quesiempre pasan por la extracción de unaplusvalía cada vez mayor, lo requieren.Desde el comienzo de la crisis, las con-diciones de existencia del proletariadose han agravado inexorablemente. Adía de hoy el paro reconocido por lasinstituciones gubernamentales es del16%, considerablemente superior alexistente antes de 2008 sobre todo sise tiene en cuenta que este indicadorsuele ser falsificado sistemáticamente.Pero hay hechos más significativos.Según informan los organismos deasistencia social, una quinta parte del

Social Demócrata y se suma a las movilizaciones que du-rante los últimos meses han tenido lugar como consecuen-cia de la caída en picado de las condiciones de existenciade la clase obrera y de las medidas de austeridad que elgobierno del PSD, continuando la estela seguida a su vezpor los anteriores gobiernos, ha impuesto como salida a lallamada crisis de deuda que afecta a la economía nacional.

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país subsiste bajo el nivel de la pobre-za. Por su parte el gobierno reconoceque 10.000 niños sólo se alimentan conla comida que se da en las escuelaspúblicas; el metro ha habilitado esta-ciones para que, a partir de las 10 de lanoche los parados sin hogar puedanpernoctar…Ante esta situación ¿cuál es la salidaque ofrece la burguesía portuguesa aun proletariado cada vez más misera-ble? Las últimas medidas tomadas porel gobierno de Passos Coelho, que lehan valido una nueva ayuda del FMI,hablan por sí solas: acabar con 30.000puestos de trabajo en el sector públi-co (más del 5% de los empleados), au-mentar a 66 años la edad mínima parajubilarse, incrementar la jornada labo-ral en el sector público de 35 a 40 ho-ras semanales y recortar las pensiones.Esto, sumado a las rebajas salarialesque se suceden en el sector privadocontinuamente, al recorte de la indem-nización por despido que se aprobó elaño pasado o la liquidación de las es-casas prestaciones sociales que aúnperviven y que a duras penas permi-ten vivir. La burguesía es plenamenteconsciente de que su existencia depen-de de la explotación del proletariado ytrabaja continuamente por desarrollaresta todo lo que pueda y por configu-rar un marco institucional, jurídico ylegal que la facilite. Rebaja los salariospara mantener su tasa de beneficio,recorta las prestaciones sociales paradesviar los –pocos- recursos que an-teriormente podía dedicar a garantizarla subsistencia de la clase trabajadoraa favorecer sus maltrechas cuentas. Enpocas palabras, la burguesía lucha con-tra el proletariado, le reduce a condi-ciones de existencia cada vez más mi-serables y trata, por todos los medios,de lograr que este acepte cualquier tipode sacrificio que se le exija.Pero esto resultaría imposible si nocontase con firmes aliados que le per-miten mantener su dominio políticoentre la clase trabajadora. El oportu-nismo político y sindical, representadopor los llamados partidos comunistasy socialistas que han puesto en el cen-tro de su programa la defensa del paísy por los sindicatos amarillos que seencargan de subordinar las necesida-des de los trabajadores a las exigen-cias de la empresa y del país, realizauna tarea vital para mantener a los pro-letarios dentro de los rigurosos límitesdel respeto al interés nacional y delsacrificio en pos de la buena marchade la economía. De esta manera, ac-túan controlando la tensión social queaparece debido a las terribles condi-ciones que soportan los proletarios através de una política que refuerce lailusión de que la salida de esta situa-

ción no pasa por la lucha de clase. Sehacen llamamientos a la confianza enla democracia, al cambio de gobierno,a aceptar los sacrificios a cambio deunas exiguas compensaciones… y lle-gado el momento en que estas falsassoluciones no bastan para controlar alos proletarios, se les organiza y movi-liza en defensa de la economía nacio-nal y de la política nacionalista quedebería traer la salida de la crisis, con-vocando huelgas parciales destinadasal fracaso o huelgas generales limita-das a un día, con preaviso de mesesque evita que se produzca ningúndaño a los intereses económicos de laburguesía… les arrastra, en una pala-bra, lejos del terreno de la lucha clasecontra clase para colocarles en aquelde la conciliación con sus enemigos yla derrota segura.Así, la principal central sindical del país,la CGT-P, ha convocado la próximahuelga general bajo la consigna de ladefensa de la herencia de la Revolu-ción de los Claveles, es decir, del Es-tado de la clase burguesa bajo el cualse ha venido llevando a cabo la explo-tación de la clase trabajadora durantelas últimas décadas. Este Estado, quees el aparato mediante el cual la claseburguesa ejerce su dominio e imponelas salvajes condiciones de existenciaque hoy padece el proletariado, se pre-senta como una conquista democráti-ca de los trabajadores en la cual ha-bría que confiar y a la cual se debedefender. Pero lo cierto es que es eldesarrollo del capitalismo portugués elque ha llevado a la clase obrera a lasituación que hoy vive y la democra-cia ha constituido, en este desarrollo,el puntal necesario para que los prole-tarios confíen en sus explotadores ysacrifiquen sus intereses de clase afavor de la buena marcha del país. Dehecho, en la misma declaración queacompaña a la convocatoria de huel-ga, este sindicato afirma «No serviránde nada tantos sacrificios impuestosa los trabajadores» Léase, si los sa-

crificios sacan a la economía nacionalde la crisis, bienvenidos sean, la fun-ción del sindicato será entonces impo-ner la aceptación de estos sacrificioscueste lo que cueste. Y llegan a expli-car las condiciones en que esto suce-derá: «Aumentar la producción nacio-nal para crear empleo y disminuir lasimportaciones; invertir en la indus-trialización para crear riqueza […]Liberar a Portugal de la injerenciaextranjera que condena al pueblo alatraso y a la miseria» Lo que signifi-ca: intensificar la explotación del pro-letariado portugués (especialmente delproletariado industrial sobre cuyas es-paldas debe recaer el esfuerzo para queel país vuelva a despegar), sacrificarlos intereses de clase del proletariadoal proyecto nacionalista de la burgue-sía. Bajo estas consignas, el proleta-riado está condenado a continuar sulargo camino de miseria y desespera-ción.

Pero la CGT-P no es el único orga-nismo de los que se reclaman obre-ros que luchan por encauzar la ten-sión proletaria por el redil de la cola-boración entre clases. El ejemplo másllamativo de esta política en los últi-mos meses quizá sea el del PartidoComunista Portugués, que en el Avan-te! de este mes de junio dedica granparte de su artículo a la huelga del 27de junio, afirma que es un paso ade-lante que el Consejo del TSD, una or-ganización autónoma que reúne a losdirigentes del Partido Social Demócra-ta con intervención en el área sindicaly laboral) haya apoyado implícitamen-te la huelga justificando los motivosque existen para esta y dando liber-tad a los trabajadores a los que in-fluencian para seguirla pese a que conella se pretenda lograr la dimisión delgobierno que forma su propio parti-do. Es una muestra clara de la inva-riancia histórica del oportunismo es-talinista, que ha buscado siempre vin-

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cular a los proletarios, incluso orga-nizativamente, con la burguesía en unfrente común en defensa del interésnacional. En este caso se trata de re-forzar una política anti gubernamentalapoyándose en la misma estructura delpartido de gobierno, haciendo confiara la clase trabajadora que incluso deesta estructura puede venir un cam-bio beneficioso para ella… siempre ycuando renuncie a toda lucha.

Al proletariado de Portugal se lepresenta la misma situación que a sushermanos de clase de la mayoría de lospaíses capitalistas. Durante décadas haestado acostumbrado a la colaboraciónentre clases, ha sacrificado sus intere-ses sistemáticamente a cambio de lapromesa de que el crecimiento econó-mico del país es un objetivo común porel que toda la sociedad –esa sociedadde la que constituye el escalón másbajo- debe luchar. Ahora es la mismaburguesía la que ya no puede colabo-rar más. Y así lo hace sentir, tomandomedidas que cortan despiadadamentelos vínculos que aparentemente teníanen común. Pero el hábito de colaborarno se rompe tan fácilmente para losproletarios, sobre todo cuando sobreellos pesa como una losa la fuerza delas organizaciones que preconizan laspolíticas interclasistas de las que tannecesitada está la burguesía. E inclu-so cuando, en determinados momen-tos, estas organizaciones (de las que

CGT-P y PCP son una parte importan-te, pero podríamos citar muchos másejemplos, como el Bloco o la UGT)pueden ser desbordadas por la tensiónsocial, como ha sucedido en las gran-des manifestaciones del 15 de septiem-bre o en el mes de marzo pasado, lafuerza del hábito se hace sentir, diri-giendo las movilizaciones hacia políti-cas más o menos nacionalistas del tipo«Que se joda la Troika», como si en lalucha contra un supuesto enemigo ex-terno hubiese alguna perspectiva po-sitiva para el proletariado (es la bur-guesía la que domina en Portugal y almargen de que lo haga bajo los dicta-dos del FMI o la UE siempre tendrácomo objetivo la explotación del prole-tariado).Para vencer, el proletariado debe to-mar la lucha en sus propias manos. Yesto pasa por romper con la política decolaboración entre clases que mantie-ne el oportunismo político y sindical.Asumir los medios y métodos de claseque, en el terreno del enfrentamientoinmediato, económico, con la burgue-sía, pasan por imponer las necesida-des de clase por encima de cualquierrequerimiento del bien común nacional,a través de huelgas sin preaviso e in-definidas, de la protección de estascontra los ataques que sufrirán porparte de las fuerzas del orden de lapatronal, de la movilización encamina-da a dañar los intereses económicosempresariales.Pero aún este enfrentamiento que elproletariado deberá asumir sobre el te-

rreno inmediato sólo podrá frenar lasconsecuencias de la explotación capi-talista. Para combatir las causas de estasituación, la lucha económica no essuficiente. Siguiendo de nuevo al Ma-nifiesto del Partido Comunista de Marxy Engels, el proletariado debe consti-tuirse en clase, luego en partido polí-tico, porque únicamente la lucha polí-tica contra la burguesía, puede acabarcon su dominio de clase y abrir el ca-mino a la desaparición del sistema ca-pitalista. El partido de clase del prole-tariado ha sido, es y debe ser, el parti-do comunista, internacional e interna-cionalista, que defiende en todo mo-mento los intereses últimos y genera-les de la clase proletaria por encima decualquier situación particular, que lu-cha por la aniquilación del régimenburgués mediante la toma revolucio-naria del poder y el ejercicio de la dic-tadura proletaria para lograr la trans-formación socialista de la sociedad, elpaso de la prehistoria de la humani-dad, basada en la explotación del hom-bre por el hombre, a la sociedad deespecie donde todo vestigio de mise-ria y explotación haya desaparecido deuna vez y para siempre de la faz de latierra.

¡Por la reanudación de la luchade clase!¡Por la defensa intransigente delos intereses del proletariado y delos medios y métodos de la luchade clase!¡Por la lucha revolucionaria delproletariado para aniquilar el ca-pitalismo!

13 de mayo de 2013

Huelga General en Portugal

( viene de la pág. 21 )

Corrupción, desfalco, nepotismo… son consecuencias

del capitalismo y sólo desaparecerán cuando este sea borrado

de la faz de la tierra por la lucha de clase del proletariado

Los papeles de Bárcenas, el casoCampeón, el espionaje a cargo de detec-tives privados de políticos catalanes…los últimos meses parecen haber hechoestallar en España un volcán de corrup-ción cuya lava no deja nivel del aparatoestatal sin impregnar y que tampoco sal-va a las instituciones patronales o sindi-cales. Según sea el implicado de uno uotra facción política la prensa habla deescándalo nacional mientras que aquellasubsidiaria de los afectados contraatacacon casos que golpean a sus adversa-rios.

Así las cosas, durante los últimostiempos el escándalo parece ser la mane-ra de gobernar el país yprácticamente nose encuentra ningún estrato de los arribanombrados que se encuentre libre del

fango de estas «situaciones complica-das». En España está viendo la luz lo quese encontraba bajo los focos desde hacetiempo en todos los estados burguesesy, sobre todo en las democracias occi-dentales: la corrupción como gestiónnormal de los intereses particulares.

Al finalizar la época inicial del capi-talismo, definidapor Marx enel capítulo«Laasí llamadaacumulaciónoriginaria»del primer tomo de El Capital, otros teó-ricos, en este caso verdaderos apologe-tas del sistema económico que se impo-nía triunfante en todo el mundo, acuña-ronydefinieronel principiomodélico de«viciosprivados,virtudespúblicas»Conello pretendíansintetizar la idea dequeelafándeenriquecimientoconstituíalabasedel progreso económico, es decir, del

desarrollo del sistema basado en la pro-piedad privada y la extorsión de la plus-valía proveniente del trabajo asalariado.Con una honestidad que consonabaperfectamente con su desmedido opti-mismo, estos padres de la economíaquería mostrar que el vicio desmedidopor la riqueza, que tanto escandalizaba alos buenos filántropos de los que en laépoca hablaba el Manifiesto del PartidoComunista por el rastro de miseria ymuerte que dejaba tras de sí allí dondellegaba, era no sólo algo inevitable sinocompletamente necesario para el desa-rrollo de una nueva época que se presen-taba como el triunfo de la razón y delindividuo sobre el oscurantismo despó-tico de la época medieval precedente.Prometían por tanto un mundo nuevo de

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uno de los síntomas de la senilidad delsistema capitalista. Las contradiccionesque le acompañan desde su nacimientono sólo no han remitido sino que se hangeneralizado con su desarrollo. La co-rrupción, por tanto, no ha seguido uncamino diferente. La época del imperia-lismo,quesecaracterizaporel ensambla-jeentrecapital financiero ycapital indus-trial,presentaunincremento salvajede lacompetencia entre capitalistas. La co-rrupción, acompañada de una súper bu-rocratización de todos los aspectos de laexistencia acorde con la frase «quienhace la ley, hace la trampa», resulta yaalgo sistemático. Pero son las condicio-nes naturales de desarrollo del mundocapitalista las que han hecho que estosea así. No se trata de «malas prácticas»nide «excesos»sino deuna partemás deljuego con el cual se desenvuelve la com-petenciacapitalista. Lacorrupciónmini-miza riesgos y nada hay más apeteciblepara un burgués que el negocio rentablesinarriesgardemasiado.Porotro lado, lacorrupción también incrementa los ries-gos, porque suele volverse en contra delprimero en recurrir a ella cuando un se-gundo puede pagarla más cara. Pero esaes precisamente la dinámica de la rivali-dad entre capitalistas y no hay legisla-ción por extendida que esté y fuerte queresulte capazde erradicar este verdaderaley del vida del mundo burgués.

Hoy se escucha en todas partes que,en momentos de crisis económica, lacorrupción amenaza con destruir el or-den social. No puede existir una falaciamayor. El orden social, el orden socialcapitalista basado en la explotación delproletariado, se mantiene mientras semantiene el dominio político de la bur-guesía. Dominio que refrenda y sustentala extracción de plusvalía a ritmos cadavez mayores para obtener el beneficioimprescindible para que los negocioscontinúen siendo rentables. Mientrasesta extracción pueda realizarse, y paraello vela el Estado burgués, órgano deldominio político de la burguesía, con sucohorte de policía yejércitos, pero sobretodo con el método democrático de go-bierno –una de las expresiones ideológi-cas y prácticas más rentables de la co-rrupción burguesa- que liga a los prole-tarios a la suerte de su enemigo de clase,el orden social está garantizado. Podránexistir conflictos entre distintos elemen-tos de la clase dominante burguesa inte-resados de una manera u otra en hacergirar a sufavor algunasituación determi-nada para colocarse en una situaciónventajosa frente a sus competidores.Existirán también, sin duda, abusos con-tinuados del inmenso aparato burocráti-co delEstado hacia las clasesmedias queverán así agravada su situación, ya depor sí complicada en la crisis capitalistaque tiende cada vez más a arrojarlas a las

filasdelproletariado.Peroserán, siemprey por escandalosos que resulten, con-flictos propios del capitalismo que paranada harán tambalearse las bases de suexistencia.

Es por ello que la supuesta crisisabierta con los casos de corrupción noes tal. Ciertamente la crisis capitalistaque estalló en 2008 ha colocado al con-junto de la burguesía española en unasituación sumamente delicada. Su altaexposición a los factores desencade-nantes de esta junto con su debilidaden el marco de la competencia interna-cional han provocado una situacióncatastrófica para la propia burguesía,que se ve amenazada por una caídadrástica de la tasa de beneficio en elpaís y por la misma amenaza externade los imperialismos rivales que inten-tan arrebatarle la parte de esta que lequeda. Pero la corrupción generalizadano se añade a esto, sino que parte deeste proceso de crisis y competenciapara convertirse en un elemento másde profundización en la pésima situa-ción. Es esto de lo que no quieren ha-blar los partidos y grupos políticos, delPCE a Izquierda Anticapitalista, quecritican la corrupción como si fuesealgo externo al sistema capitalista yatajable dentro de él mediante una le-gislación convenientemente adaptada.Porque con estas posiciones, basadasfundamentalmente en el respeto a losparámetros del dominio de clase de laburguesía, buscan defender la conti-nuidad de la explotación capitalista li-berada por fin de sus aristas más estri-

prosperidad y felicidad que debería le-vantarse, sin duda, sobre la base delegoísmo individual.

Esta cínica creencia duró tan pococomo la presunta bondad del capitalis-mo.Elsacrificoexigidoa laclaseproleta-ria, que pagaba con su vida en las nuevasindustrias el precio del progreso, no sólono se atenuó a lo largo del tiempo, sinoque aumentó. Las crisis económicas quecíclicamente golpeaban el mercado ydepauperaban aún más sus condicionesde existencia, sólo eran superadas a cos-ta y, por un aumento exponencial de laexplotaciónque losproletarios cargabansobre sus espaldas. Y con esta miseriacreciente , cuya exposición realizó Marxpara escarnio de todos los futuros refor-madores del capitalismo, se reveló tam-bién la realidad del «vicio privado» que,en realidad, condiciona y liquida la su-puesta «virtud pública». La corrupciónen la sociedad capitalista no es otra cosaque la otra cara de la mercantilización decualquieractividad humana,decualquierrelación humana, de cualquier actividadde producción y de distribución y, portanto, de cualquier ideología y actividaddelpensamiento. Encuentra su baseen elvalor de cambio y sobre las leyes delmercado según las cuales, en la divisiónde la sociedad enclases, losmiembrosdelas clases dominantes son objetivamen-te vehículos y, al mismo tiempo, benefi-ciarios de la corrupción, es decir, de ladegeneración decualquier tipode expre-sión natural de la vida social.

Laanarquíaeconómica, lacompeten-cia entre capitalistas en busca de unbeneficio siempre mayor, se encuentra,entonces, en el origen del capitalismotanto como en la esencia de la corrup-ción. Es la misma propiedad privada laque moldea a la vez la apropiación porparte de la burguesía de la plusvalía y lacorrupción, que es una versión exacer-bada de la competencia entre rivales. Enla época, los casos de corrupción en lossistemas por acciones, las componen-das político empresariales más llamati-vas, mostraron con claridad que, sobretodo en épocas de crisis, cuando la luchaentre capitalistas se acentúa hasta elpunto dellegara la guerra imperialista, lacorrupción no hace otra cosa que crecercon elcapitalismo,porquees unavía máspara que los burgueses aseguren la ren-tabilidad de sus negocios en un entornocada vez más hostil. Las leyes contraestos pretendidos desmanes no han sidonunca nada más que retórica similar a lasdeclaraciones pacifistas de los corone-les. «Combatir» la corrupción con lasmismas leyes que defienden la propie-dad privada y la explotación del trabajoasalariado es algo así como combatir elincendio con el lanzallamas.

Hoy, la corrupción generalizada es

le prolétaireN° 508

(Juin - Juillet- Août 2013)

•-Massacre de manifestantsIslamistes en Egypte. La seulevoie pour les prolétaires est lalutte indépendante de classe etnon la confiance dans l’Arméebourgeoise!•-Démocratie cybersurveillée•-Nature, fonction et tactique du partirévolutionnaire de la classe ouvriè-re (1)•-Grève générale au Portugal•-Les banlieues prolétariennes deStockholm explosent•-A propos de la constitution d’un«réseau syndical international»•-Quelle réaction au meurtre de Mé-ric?•-Une nouvelle publication du partien Espagne: El proletario

Precio: 1 euro / 4,5 FS / £ 1,5 / 60 DA/ 10 DH / 500 F CFA [email protected]

( sigue en pág. 24 )

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El Partido Comunista Internacional está constituido sobrela base de los principios siguientes establecidos en Liorna con lafundación del Partido Comunista de Italia (Sección de laInternacional Comunista):

1/-En el actual régimen social capitalista se desarrolla unacontradicción siempre creciente entre las fuerzas productivas y lasrelaciones de producción dando lugar a la antítesis de intereses y a la luchade clases entre el proletariado y la burguesía.

2/-Las actuales relaciones de producción están protegidas por elpoder del Estado burgués que, cualquiera que sea la forma del sistemarepresentativo y el uso de la democracia electiva, constituye el órganopara la defensa de los intereses de la clase capitalista.

3/-El proletariado no puede romper ni modificar el sistema de lasrelaciones capitalistas de producción del que deriva su explotación sinla destrucción violenta del poder burgués.

4/-Elpartido declasees elórgano indispensabledela lucha revolucionariadel proletariado. El Partido Comunista, reuniendo en su seno la fracciónmás avanzada y decidida del proletariado unifica los esfuerzos de las masastrabajadoras encauzándolas de las luchas por intereses parciales y porresultados contingentes a la lucha general por la emancipaciónrevolucionaria del proletariado. El Partido tiene la tarea de difundir en lasmasas la teoría revolucionaria, de organizar los medios materiales deacción, de dirigir la clase trabajadora en el desarrollo de la lucha de clasesasegurando la continuidad histórica y la unidad internacional del movimiento.

5/-Después del derrocamiento del poder capitalista, el proletariadono podrá organizarse en clase dominante más que con la destrucción delviejo aparato estatal y la instauración de su propia dictadura privandode todo derecho y de toda función politica a la clase burguesa y a susindividuos mientras sobrevivan socialmente, y basando los órganos delnuevo régimen únicamente sobre la clase productora. El Partido Comunista,cuya característica programática consiste en esta realización fundamental,representa, organiza y dirige unitariamente la dictadura proletaria.Lanecesaria defensa del Estado proletario contra todas las tentativascontrarrevolucionarias sólo podrá ser asegurada privando a la burguesíay a los partidos hostiles a la dictadura proletaria de todo medio deagitación y de propaganda política, y con la organización armada delproletariado para rechazar los ataques internos y externos.

6/-Sólo la fuerza del Estado proletario podrá ejecutarsistemáticamente las sucesivas medidas de intervención en las relacionesde la economía social, con las que se efectuará la substitución del sistemacapitalista por la gestión colectiva de la producción y de la distribución.

7/-Como resultado de esta transformación económica y de lasconsiguientes transformaciones de todas las actividades de la vidasocial, irá eliminándose la necesidad del Estado político, cuyo engranajese reducirá progresivamente al de la administración racional de lasactividades humanas.

* * *La posición del partido frente a la situación del mundo

capitalista y del movimiento obrero después de la segunda guerramundial se basa sobre los puntos siguientes:

8/-En el curso de la primera mitad del siglo XX, el sistema socialcapitalista ha ido desarrollándose en el terreno económico con laintroducción de los sindicatos patronales con fines monopolísticos y lastentativasde controlar y dirigir la producción y los intercambios según

planes centrales, hasta la gestión estatal de sectores enteros de laproducción; en el terreno político con el aumento del potencial policialy militar del Estado y con el totalitarismo gubernamental. Todos estosno son nuevos tipos de organización con carácter de transición entrecapitalismo y socialismo ni menos aún un retorno a regímenes políticospreburgueses; al contrario, son formas precisas de gestión aún másdirecta y exclusiva del poder y del Estado por parte de las fuerzas másdesarrolladas del capital. Este proceso excluye las interpretacionespacifistas, evolucionistas y progresivas del devenir del régimen burguésy confirma la previsión de la concentración y de la disposiciónantagónica de las fuerzas de clase. Para que las energías revolucionariasdel proletariado puedan reforzarse y concentrarse con potencialcorrespondiente a las fuerzas acrecentadas del enemigo de clase, elproletariado no debe reconocer como reivindicación suya ni comomedio de agitación el retorno ilusorio al liberalismo democrático y laexigencia de garantías legales, y debe liquidar históricamente el métodode las alianzas con fines transitorios del partido revolucionario de clasetanto con partidos burgueses y de clase media como con partidos seudo-obreros y reformistas.

9/-Las guerras imperialistas mundiales demuestran que la crisis dedisgregación del capitalismo es inevitable debido a que ha entrado enel periódo decisivo en que su expansión no exalta más el incrementode las fuerzas productivas, sino que condiciona su acumulación a unadestrucción repetida y creciente. Estas guerras han acarreado crisisprofundas y repetidas en la organización mundial de los trabajadores,habiendo las clases dominantes podido imponerles la solidaridadnacional y militar con uno u otro de los bandos beligerantes. La únicaalternativa histórica que se debe oponer a esta situación es volver aencender la lucha de clases al interior hasta llegar a la guerra civil enque las masas trabajadoras derroquen el poder de todos los estadosburgueses y de todas las coaliciones mundiales, con la reconstitucióndel partido comunista internacional como fuerza autonoma frente alos poderes políticos y militares organizados.

10/-El estado proletario, en cuanto su aparato es un medio y un armade lucha en un período histórico de transición, no extrae su fuerzaorganizativa de cánones constitucionales y de esquemas representativos.El máximo ejemplo histórico de su organización ha sido hasta hoy elde los Consejos de trabajadores que aparecieron en la Revolución Rusade octubre de 1917, en el período de la organización armada de la claseobrera bajo la única guía del Partido Bolchevique, de la conquistatotalitaria del poder, de la disolución de la Asamblea Constituyente, dela lucha para rechazar los ataques exteriores de los gobiernos burguesesy para aplastar en el interior la rebelión de las clases derrocadas, de lasclases medias y pequeñoburguesas, y de los partidos oportunistas, aliadosinfalibles de la contrarrevolución en sus fases decisivas.

11/-La defensa del régimen proletario contra los peligros dedegeneración presentes en los posibles fracasos y repliegues de la obrade transformación económica y social, cuya realización integral noes concebible dentro de los límites de un solo país, no puede serasegurada más que por la dictadura proletaria con la lucha unitariainternacional del proletariado de cada país contra la propia burguesiay su aparato estatal y militar, lucha sin tregua en cualquier situaciónde paz o de guerra, y mediante el control político y programático delPartido comunista mundial sobre los aparatos de los estados en que laclase obrera ha conquistado el poder.

El programa del partido comunista internacional

dentes. Pretenden más democracia parapaliar las consecuencias del capitalis-mo al que dicen combatir. Pero másdemocracia únicamente significa másdominio de la clase burguesa sobre elproletariado, lo que conlleva la perpe-tuación de la corrupción como más altaexpresión de la libertad de mercado.Más democracia supone hacer confiaral proletariado en que la justicia bur-guesa, creada de hecho para garanti-zar el aspecto jurídico-formal de la dic-tadura de clase, es capaz de mejorar

siquiera mínimamente las condicionesde existencia del proletariado; que des-de el parlamento burgués, desde losayuntamientos o desde cualquiera delas instituciones creadas para mante-ner la paz social, es posible revertir lasconsecuencias nocivas del mundo ca-pitalista.

Pero para el proletariado todas estasopciones son falsas. La corrupción escongénitaal capitalismoysidificultaaúnmás la supervivencia en el mundo bur-gués, esto simplemente significa que eseste mundo de explotación y miseria elque debe desaparecer.

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Corrupción, desfalco,nepotismo…

¡La corrupción material, ideológi-ca y espiritual, desaparecerá de la vidasocial de los hombres sólo mediantela destrucción del dominio burguéssobre la sociedad y el modo de produc-ción capitalista, sobre el cual la claseburguesa ha levantado su dominio!

¡Sólo la lucha de clase y revolucio-naria del proletariado pondrá fin aldominio y a la explotación capitalista!

¡Por la reanudación de la lucha declase intransigente, con objetivos,medios y métodos clasistas!

¡Contra la dictadura de la claseburguesa, dictadura de la clase prole-taria!

¡Por la formación del Partido Co-munista, internacional e internacio-nalista!

30de marzo de2013