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  • Revista de Indias, 2005, vol. LXV, nm. 233 Pgs. 49-78, ISSN: 0034-8341

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    CAA DE AZCAR EN COLOMBIA

    POR

    OSCAR GERARDO RAMOS GMEZ ASOCAA

    Este artculo analiza la industria azucarera en Colombia, sobre todo en el Valle del Cauca, su

    evolucin tcnica desde sus orgenes y el modo en que se fue configurando una cultura de la caa de azcar. Adems, estudia la participacin de los hacendados y cultivadores en la independencia y la formacin de las oligarquas republicanas, su adaptacin a la modernizacin de la economa nacional en el siglo XX y la intervencin el Estado y los mecanismos asociativos con que hizo frente el sector a la crisis de 1930 y que dieron lugar a una notable expansin del mismo. La parte final del texto explora el desempeo reciente de dicha actividad, su fuerte crecimiento en el decenio de 1970 y sus actuales esfuerzos por mejorar su competitividad, impacto medioambiental y posicin en el comercio mundial.

    PALABRAS CLAVES: Colombia, Valle del Cauca, siglos XVI-XX, azcar, derivados, cultura, Es-

    tado nacional.

    Cristbal Coln se haba familiarizado con el azcar cuando, como capitn de buque, la transportaba a Europa desde la isla de la Madera. Natural entonces que en 1493 introdujera caas en la isla Espaola, siembras que no prosperaron por falta de labranza. Tan slo nuevas de esas plantas llegaron all en 15011.

    1 La informacin usada en este artculo procede en su mayor parte de O.G. RAMOS, La caa de azcar en la cultura colombiana, Cali, 2005 (en prensa). El libro analiza la historia del cultivo y manufactura de la gramnea desde su introduccin en la Nueva Granada por Pedro de Heredia y Sebastin de Benalczar, su expansin por las regiones clidas del territorio, su influencia en la produccin de edulcorante, aguardientes, chicha, panelas, dulces, bebidas, y las transformaciones culturales generadas a travs de los siglos con la fundacin de trapiches e ingenios y los procesos de tecnificacin del sector en las distintas zonas del pas, concentrndose finalmente en la moderna industria azucarera ubicada en el Valle del Ro Cauca. La investigacin se fundamenta en docu-mentos de archivo, notaras, crnicas, relatos de viajeros, estadsticas, actas institucionales, en una copiosa bibliografa y, para la poca ms reciente, en entrevistas con personas relacionadas con el desarrollo de dicha industria. Otros estudios del autor sobre el tema son O.G. RAMOS, A la conquis-

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    La connaturalizacin rpida de la caa de miel con el suelo americano y la apetencia que de su dulzor sentan las huestes y pobladores hispanos y, muy pronto, tambin los mismos indgenas, determin que la gramnea se diseminara por Borinquen, Jamaica, Mxico y Tierra Firme, al ritmo con que se expandan las fronteras de la conquista.

    Sebastin de Belalczar se haba embarcado para Amrica en 1507. Mucho debi trajinar por los caamelares que ya se cosechaban en La Espaola. Ms tarde, en 1519, obtuvo de Pedrarias Dvila repartimiento de caciques en Panam. Dueo de encomienda, cabe suponer que en Nat, y luego en Nicaragua, los cul-tivara con indios tributarios o negros, y Cuando en 1531 pas a la conquista del Per es de imaginar que cargara la gramnea entre el bastimento de barcos, ar-mas, caballeras y avios que acondicion para esa empresa. Se sabe que hacia 1548 en San Miguel de Piura aos antes Belalczar haba sido all Teniente de Gobernador de Francisco Pizarro2 haba caas dulces para elaborar azcares y confitar frutas con su miel.

    Tras la fundacin de Quito y Guayaquil, Belalczar se aventur hacia el Norte y cre Cali y Popayn en 1536, retornando luego a la primera. Con nimo de po-seer gobernacin propia en esos territorios, renunci en 1538 a su comandancia quitea y se enrumb hacia Popayn con acopio de vituallas, sedas, paos y 5.000 negros e indios de servicio, adems de yanaconas. Nada raro que para la travesa se aprovisionara de caas dulces que dejar en su destino y remitir a Cali. 1538 es, pues, la fecha conjeturable de introduccin de la planta en ambas ciudades.

    La otra fecha importante es 1541. En efecto, Belalczar, al retornar a Espaa, granje all el oro indiano atesorado en los rancheos de guacas. Agraciado con ttulos de Mariscal, Gobernador y Adelantado, reuni utensilios, animales, semillas y se enderez hacia Popayn a fortalecer la todava endeble organizacin civil. Era el ao de 1540. Arrim a Santo Domingo y luego a Panam y, despus, en 1541, embarc para Cali y llev consigo plntulas de caa conseguidas en los dos territo-rios anteriores. Vena a vivir para siempre y posea solar en la villa y estancia en Yumbo, que se haba adjudicado desde 1536. Adems asentara all un hogar para sus hijas e hijos mestizos. l se senta y en verdad era un americano.

    De todo lo anterior puede colegirse que Belalczar no fue slo el primer sem-brador de las caas fundadoras en el Valle del Cauca, en 1538 o en 1541, sino tambin su primer beneficiario, mediante trapiche manual, con lo que sera ade-ms el primer artesano o industrial de la gramnea, aunque en muy reducida esca-la domstica3.

    ta del azcar, Cali, Feriva, 1991, y Sembrando bienandanza, Cali, Ing. Grfica, 1998. Para ms detalles acerca de su obra, ver www.oscargerardoramos.nom.co (2004).

    2 Ver D. RAMOS, Benalczar y la primera Piura, Piura, Universidad de Piura, 1972. 3 Los datos acerca de Sebastin de Benalczar proceden del libro O.G. RAMOS, Sebastin de

    Benalczzar. Conquistador de Quito y Popayn, Madrid, Anaya, 1972. Para ms detalles, ver tam-bin M. LUCENA SALMORAL, Sebastin de Benalczar, Madrid, Historia 16, 1987.

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    Mientras todos esos aconteceres se sucedan en el Valle del Cauca, en territo-rios del cacique Calamari, frente al mar Caribe, haban rancheado desde 1533 espaoles al mando de Pedro de Heredia con nimo de asentamiento definitivo. Tena el capitn desde aos atrs ingenio azucarero en Aza, en la isla de Santo Domingo, movido por caballos y ruedas que, a manera de almazara o atahona, expriman los trozos de caa ya picados que se colocaban entre ellas.

    Pocos aos antes estuvo Heredia en la ya fundada Santa Marta como Tenien-te de Pedro de Badillo. All, tanto el primero, por su vinculacin al azcar en Aza, como el segundo, que al parecer posea un ingenio en San Juan de la Ma-guana, pudieron dejar creciendo un caaveral. Es hiptesis que nunca puede des-dearse, ya que en 1535, segn referencia cronstica de Joan de Castellanos, se hacan en la ciudad guisadillos con azcar importada desde Santo Domingo o labrada en el lugar. Si lo ltimo fuere verdadero, quiere decir que la gramnea lleg a ella antes que a Cartagena4.

    Pasando de la conjetura a la certeza, cuando Heredia vino de Espaa a Cala-mari, trajo consigo exenciones y privilegios para establecer ingenio de azcar libre por su vida y la de un heredero. Entonces, en 1533, cuando fund Cartage-na, o poco despus, debi transferir caamiel desde Aza. Juan de Castellanos, al ponderar la prosperidad de la primera ciudad, con profusin de naves, mercadan-tes, plateros, menciona la produccin de melcochas, que se hacan con miel vir-gen o azcar pardo y fueron pinge ganancia para los melcocheros5.

    Si se ha dado cierta precedencia a Belalczar sobre Heredia en cuanto a las caas dulces fundadoras en la Nueva Granada, se debe a la posible vinculacin de aqul con la agricultura de tales plantas en sus aos mozos en La Espaola, Panam, Nicaragua y Per y, adems, porque la moderna industria azucarera colombiana se desarroll en el Valle del Cauca, regin presidida desde antiguo por la villa Santiago de Cali6.

    La conquista se difundi por la hoya del ro Cauca, de Sur a Norte, hasta An-tioquia, y desde Cartagena se reg de Norte a Sur por llanuras del Zen y las Se-rrana de Antioquia y trep por el Magdalena, aguas arriba, hacia el altiplano chibcha. Luego se dispers por las montaas de Pamplona y se entrelaz en C-cuta con la proveniente de Coro y Maracaibo y con la que ascenda desde Quito.

    4 J. DE CASTELLANOS, Elegas de Varones Ilustres de Indias, Madrid, Biblioteca de Autores Espaoles, 1955 (1 ed. 1589). Sobre Pedro de Heredia y Pedro de Badillo ver, por ejemplo, J. CAVELIER et al., The Savannization of Moist Forests in the Sierra Nevada de Santa Marta, Colom-bia. Journal of Biogeography, 25, 1998, pp. 901-27; J. FRIEDE, Fuentes documentales para la historia del Nuevo Reino de Granada, Bogot, Banco Popular, 1976; M.C. GMEZ PREZ, Pedro de Heredia y Cartagena de Indias, Sevilla, CSIC, 1984; E. LEMAITRE, Breve historia de Cartagena de Indias, Bogot, Banco de la Repblica, 1983, o E. OTERO D'COSTA, Comentos crticos sobre la fundacin de Cartagena de Indias (2 vols.), Bogot, Banco Popular, 1970.

    5 J. de CASTELLANOS [4]. 6 Ver O.G. RAMOS [1 y 3].

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    Al mismo tiempo que esto suceda, germinaba la fundacin de poblazones. As surgieron Timan, Neiva, Mompox, Vlez, Santa Fe de Bogot, Anserma, Carta-go, Santa Fe de Antioquia, San Sebastin de Buenavista y Santiago de Tol. Au-ment la inmigracin hispana con funcionarios, frailes doctrineros, mercaderes, artesanos, gentes de toda laya en busca de oro, granjeras, prebendas u oficios, y esclavos berberiscos o africanos en general para reemplazar en las faenas ms duras a los indgenas que se iban diezmando. Y creca tambin la mezcla de razas con toda su polcroma gama de mestizajes, a partir de los cruces entre blancos, mulatos y zambos, empezando a formarse el criollismo tnico. Con dicho proce-so vino la interculturizacin. Se introdujeron ganados mayores y animales do-msticos, trigo, cebada, legumbres y frutales europeos, adems de arados, herra-mientas, metales y tecnologas, y tales cultivos se desarrollaron junto con el ma-z, la yuca, el ame, los ullucos, el tabaco, el cacao, el algodn y dems productos indianos, alimenticios y medicinales, y la baquiana que en sembrar sementeras tenan los naturales, quienes participaron de este desenvolvimiento.

    Al comprobar que hacia 1560 hay ya caamiel en regiones tan distantes entre s como Cali, Cartagena, Gachet y Arma, puede colegirse que aqulla se espar-ca con celeridad, a la par del poblamiento. Su nombre descenda del latn medie-val canna mellis o cannamella. El tambin usado de caaduz se afinc en el viejo huerto lingstico, abreviacin de caadulce, voces stas que se arraigaron en el trpico para distinguirla de la caagorda o guadua.

    De varios tipos eran los trapiches para moler la caa: un alzaprema con sus dos cilindros, o tal vez uno de ruedas, al estilo de atahona, ambos manuales, un cum-bamba o la vieja, que consista en un grueso tronco en forma de horqueta o de Y al revs que se enterraba por las patas y del mstil que sobresala, se horadaba hacia la mitad con un ojal grande que caa a una especie de mnsula tallada en el morro de uno de los soportes. Por ese ojal entraba otro palo ms delgado que, a ma-nera de palanca, prensaba la caa colocada en la mnsula, exprimiendo el jugo, que por uno o dos canaletes resbalaba a una artesa. En tales trapiches la extrac-cin del jugo era muy ineficiente, pero til para las circunstancias caseras de cada da. Un poco mayor, sin serlo mucho, era la que se lograba en los modelos de cilindro y atahona.

    Sobre la expansin de la caa en la segunda mitad del siglo XVI en el Reino de Nueva Granada el acopio documental es abundante. Precisamente en el ltimo recodo de la centuria viaj por tierras americanas el telogo carmelita Antonio Vsquez de Espinosa, autor del Compendio y descripcin de las Indias Occiden-tales, cuyo libro segundo (captulos l a 4) De la Audiencia de Santa Fe de Bogot del Nuevo Reino de Granada aduce noticias copiosas sobre la planta. Es una de las primeras visiones globales7. Por esa misma poca vino al Nuevo Mundo el

    7 El manuscrito de este libro fue hallado por C. Upson en la Biblioteca Vaticana, Coleccin Barbe-rini, en 1929 y publicado como A. VSQUEZ DE ESPINOSA, Compendio y descripcin de las Indias Occi-

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    Maestre de Campo Bernardo Vargas Machuca, vivi all 22 aos, parte de ellos en la actual Colombia. Escribi Milicia y Descripcin de las Indias, donde habla del azcar como vitualla indispensable del ejrcito, condimento en remedios, jarabes y sahumerios, y dice que hasta su humo quemado en brasas se tena por benfico, alusin con la que seala el carcter medicinal que ya traa desde la cultura medieval y que al parecer era tambin propio del recetario militar8.

    Slo azcares comunes se beneficiaban entonces, blanca o parda y tambin panela. Ciertos tipos que exigan frmula especial se importaban de Espaa, co-mo el candi y el rosado. El primero tena fama por el refinado brillo de sus cris-tales. Su nombre provena del latn candidum, o sea, blanco fulgurante. El segun-do y el violceo (zacarum rosarum y violarum) se hacan con la esencia de rosas y violetas y eran muy apreciados por los apothecarios.

    En la banda derecha del extenso Valle del Cauca, en orillas del ro Amaime, surgieron tres ingenios pertenecientes al capitn Gregorio de Astigarreta o a los hermanos Andrs y Lzaro Cobo, quines enviaron azcar y miel a Panam en 1588, pagaron 38 pesos y un tomn de oro de 20 quilates por almojarifazgo, al 2,5%. Ms tarde, en 1593, Diego Ordez de Lara export 180 arrobas9. A Bue-naventura, puerto sobre el Mar del Sur o Pacfico, debieron remesarse estos car-gamentos, el edulcorante, cuajado en bloques de temple seco, metido en sacos de lienzo o cabuya, guarnecido dentro de petacas de cuero, recubierto por encerado o pieles, o quizs bien empacado en barriletes, cuidado indispensable si era pardo o panela; y la melaza tal vez en pellejas o zurrones, denominadas tambin botijas, a lomo de mulas por trechos y, sobre todo, a espaldas de indios por el fragoso camino que comunicaba dicha localidad con Cali.

    Ya para entonces no slo se haba consolidado en el pas la cultura de la caa de azcar, sino que, adems, muchos elementos necesarios para la actividad molende-ra, como pailas, molinos, arneses o pilones, se fabrican en las principales poblacio-nes y aun en las estancias. Hasta los indgenas, conocedores del vaciado y la alea-cin de metales, pudieron prover al artesanazgo mucha de su muy antigua ciencia.

    Fray Gernimo de Escobar, en su Descripcin sobre la Gobernacin de Po-payn, datada en 1582, proyecta la realidad social, particularmente tnica, que se estaba pariendo con dolor y violencia en la regin. En 46 aos a partir del primer envin conquistador la poblacin nativa se haba reducido de 397.000 a 34.200. La causa fundamental era el laboro del oro10.

    dentales, Washington, Smithsonian Institution, 1944 (1 ed. en ingls, 1942). Hay una reimpresin de 1948 y una edicin posterior, con estudio preliminar, de B. Velasco Bayn (Madrid, Atlas, 1969).

    8 B. VARGAS MACHUCA, Milicia y descripcin de las Indias, Valladolid, Deimos, 2003 (1 ed. 1599).

    9 O.G. RAMOS, Solera de la caa de azcar, CENTRO DE INVESTIGACIN DE LA CAA DE AZCAR DE COLOMBIA - CENICAA, El cultivo de la caa en la zona azucarera de Colombia, Cali, CENICAA, 1995, pp. 3-8.

    10 G. DE ESCOBAR, Descripcin sobre la Gobernacin de Popayn, Madrid, s.n., 1582, p. 287.

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    No slo a Escobar acongoj la rpida extincin de los indios. El Fiscal de la Audiencia, Francisco Guilln Chaparro escriba en 1583 al Consejo de Indias que en el Ro Grande de la Magdalena, de 40.000 aborgenes que hubo, consumidos en la boga, slo quedaban 1.000, y ante esa catstrofe prevea la posibilidad de emplear negros. Al nativo haba que conservarlo en la agricultura, para que fuese provisor de alimentos, menester que bien conoca11.

    Guilln Chaparro se esmer como fiscal y oidor en aliviar tantos desmanes. No mucho despus, en 1590, el propio Rey, en otra tambin dramtica requisito-ria, instruy al Presidente de la Real Audiencia, Antonio Gonzlez, para poner orden en las relaciones con los indios. En consecuencia se les liber del trabajo personal y se les adjudicaron resguardos y terrenos de labranza y ganados, sea-lndoles lindes precisos que no podan traspasar los espaoles.

    Fue un criollo, descendiente de princesa inca y de soldado espaol, el obispo e historiador Lucas Fernndez de Piedrahita, quien forj algunos aos ms tarde una gran sntesis sobre la diezma de los aborgenes. Sealaba primeramente a la mita, indicaba que el trabajo personal no era menos perjudicial, pero la causa que sobresala entre todas era el desenfreno con que espaoles, mestizos y negros se haban mezclado con las nativas, sacndolas muchas veces de sus pueblos, de lo que se sigui la muchedumbre de mestizos, zambos y cholos, y como stos se enumeraban en el gremio de los espaoles, aqullas, por no mezclarse con sus iguales, dejaron de parir tantos indios como de esos otros gneros de hombres haban producido12.

    Sobre el referido sustrato tnico y social se entreteja tambin el desarrollo caero, que iba desde el pequeo tabln en tierra del indio o la parcela del mesti-zo, hasta el sembro un tanto mayor del encomendero, localizado entre los hatos y bosques. En esos tiempos el beneficio era muy simple. Slo a finales del siglo XVI e inicios del XVII mor en Cali Pedro de Miranda como maestro de azcar. Tambin Gregorio de Astigarreta, el Viejo, tuvo en su ingenio de San Jernimo a un tal Juan Francisco13. Cules eran los saberes y mtodos que tales artfices usaban para producir diversidad de edulcorante y mieles? El siguiente es, grosso modo, el proceso presidido por ellos: en la casa de molienda se picaba la gram-nea, se lavaba y trituraba en una acea de dos o tres tambores, accionada por co-rriente de agua o bestias. Parece que el trapiche vertical de tres cilindros fue aporte americano y, comprobada su eficacia y el ahorro de mano de obra que implicaba, se expandi con celeridad. En l la planta se estrujaba dos veces, una entre el primer y el segundo cilindro, otra entre el segundo y el tercero. El bagazo remanente se amontona en la bagacera, donde termina de secarse para servir de combustible en las hornallas.

    11 F. GUILLN CHAPARRO, Memorias sobre Popayn, Cespedesia, 1, 1984, p. 320. 12 L. FERNNDEZ DE PIEDRAHITA, Historia general de las conquistas del Nuevo Reyno de Gra-

    nada, Amberes, Iuan Baptista Verdussen, 1688. 13 O.G. RAMOS [9], p. 3.

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    El jugo pasaba por un canal a la casa de calderas y all se verta en un primer caldero y, a medida que se calentaba, se le mezcla poco a poco leja para que por su accin floculante saliese a superficie la cachaza, mezcolanza de suciedades y muclagos que se recoga mediante espumadores de cobre que, agujereados, la retenan en su cuenco dejando que el lquido retornase al caldero. Este jarabe, ya descachazado, se traslada usando cucharones a otro recipiente y se le dejaba her-vir hasta limpiarse del todo, aadindole ms leja para que levantase espuma, que se acopiaba aparte en receptculo especial y, apenas acendraba su textura, se transfera a otro donde se afinaba la clarificacin.

    La evaporacin se perfeccionaba en tres pequeas tachas de cobre en lnea, donde, de la primera a la segunda y de all a la tercera, el jarabe, ya convertido en miel, iba espesando. Solo se le bata al final, y para que no hirviera ni se derra-mase le rociaba de cuando en cuando con manteca de vaca, aceite o cualquier grasa. Entretanto se haban preparado hormas cnicas de arcilla con dos bocas, que reposan sobre un tendal, armazn en la que quedan colgando con la apertura ms ancha arriba y la ms estrecha abajo, cerrada con un tapn removible. En ese momento era cuando el maestro ejerca su mejor saber.

    Dispona el maestro que con un cucharn repartidor se distribuyesen tres templas, o sea, echar al fondo de las hormas una primera cochada de miel menos concentrada, luego otra que haba engrosado ms y, finalmente, melaza muy den-sa. Despus ordenaba que se revolviesen con esptulas para que adquiriesen homogeneidad, lo que propiciaba que las mieles que no iban a cristalizar escu-rriesen y se asentasen en el piso del molde. Tambin se poda, cuando haban alcanzado punto de espesura, pasarlas de la contratacha a un enfriador de cobre desde donde, una vez haban refrescado, se las reparta en las hormas. En la jor-nada siguiente estas ltimas se transportan a la casa de azcar, en la que perma-necan alineadas sobre andas de madera 10 15 das aquilatndose a la intempe-rie. El proceso de purga se iniciaba hurgando dicho azcar con un punzn con el fin de organizar un camino de depurado en el corazn de la masa.

    Terminado el proceso, se cubran las hormas por la boca ancha con un primer barro de dos dedos de grosor, elemento gredoso que se haba secado, asoleado y amasado hasta alcanzar consistencia muy fina. Dicho barro se dejaba seis das, se humedeca de vez en cuando para que el agua filtrase hacia el azcar y lavase la miel y, trascurrido ese tiempo, se quitaba. Luego se cavaba la masa, removindo-la para que drenase, y se retiraba el tapn colocado en la abertura inferior de los moldes para que saliese la melaza, compuesta por azcares que no haban crista-lizado, cayese a un canal y rodase hacia un tanque.

    Teniendo en cuenta la fuerza que haba adquirido el grano y la humedad y temperatura ambientes, el maestro apreciaba si haba cuajado el azcar; y si era as, mandaba que se la apisonase con maa para que amacise. Enseguida se vol-teaban las hormas con la boca ancha hacia abajo y se las golpea con un mazo suavemente con el fin de que se desprendiesen los panes que luego se sacaban al asoleadero para un blanqueo final.

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    El objetivo de un ingenio era, ante todo, granar azcar blanco, pero de l sal-an otros productos. Si resultaba moreno o pardo, porque conservaba trazas de melado, era mascavado. El refinado se lograba sometiendo el citado blanco a tres o ms cocimientos y filtraciones a travs de un pao muy fino.

    Tambin en los sembros de caadulce el maestro de azcar era dmine ms o menos spero o benvolo con sus oficiales, prcticos y peones. Una de sus la-bores era conocer el lugar donde germinaban las caas y la textura de los tallos, porque segn fueran ms o menos aguanosos o azucarados se les dara un trata-miento u otro a la hora de la clarificacin.

    Segn fuera el tamao de la molienda haba un maestro o simplemente un ar-tesano. Una labor de cierta magnitud exiga todo un tren de tres, cinco o ms fondos, si se pretenda eficacia en la cadena de calentamiento, clarificacin, eva-poracin y concentracin. Hornillas y chimeneas se construan con ladrillos pe-gados con barro, que con el calor se integraba a ellos. Bagazo y lea alimentaban el fuego de la hornaza. Todos los calderos se importaban, aunque algunos se for-jaban y reparaban en la fundicin del poblado o en la fragua de la estancia. Haba cobre en Vlez, Pamplona e Ibagu. Un buen trapiche significaba una importante inversin de capital. Era mensura de riqueza y smbolo de podero.

    En la Nueva Granada se produca mucha miel. Tena uso grande en los hoga-res. Merced al punto exacto de coccin poda conservarse lquida o espesa sin que se alterara. Buena cantidad de ella se destinaba a la elaboracin de la chicha de maz en regiones con densa poblacin indgena. El guarapo, voz africana que se propag a Tierra Firme desde las Antillas, era el jugo prstino de la caa recin molida. Haba otro que se derivaba de las espumas extradas a la melaza en her-vor. En el trapiche haba una canoa donde se guardaba, y algo se fermentaba a disposicin tanto de los peones que cortaban la gramnea y atendan las tareas industriales. Era nutrimento natural, cuya bondad se perciba en la inmediata res-tauracin de la energa. Constitua en ocasiones una porcin de la paga.

    Al entrar el siglo XVII la caadulce en el Nuevo Reino de Granada se haba extendido por las ms diversas comarcas, planicies, vallejuelos, laderas y ascen-dido desde la costa hasta pisos trmicos de 2.000 m. Segn las Noticias historia-les de fray Pedro Simn, en Vlez era gruesa la planta, lo que se deba a la altitud sobre el nivel del mar y al temple del clima, sin que pueda descartarse la posibili-dad de que, por seleccin de las semillas, hubiese llegado a ser una caracterstica natural permanente, constituyndose as en un tipo distinto al sembrado en otros sitios. La informacin no permite afirmarlo ni negarlo, pero si acaso aconteci, habra ya dos variedades de gramnea en el territorio, la comn y sta de la citada comarca de Vlez14.

    14 P. SIMN, Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales (2 vols.), Bogot, Biblioteca Banco Popular, 1981-1982 (1 ed. 1626).

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    Anotaba el mismo fraile que en las mrgenes del Magdalena la caa se daba en 10 12 meses, cuando en otras regiones tardaba 24. La poca altitud sobre el nivel del mar en esa pampa, la calidez del clima y el agua abundante por lluvias o riego, generaban hecho tan monstruoso, que como tal pareca por entonces aun a sabedores del menester agrcola. O acaso por un proceso consciente de seleccin los caicultores, aprovechando los determinantes que sobre la maduracin de la planta planteaba el ambiente, haban logrado obtener una variedad precoz? Si lo hicieron, se tendran entonces ya tres en la Nueva Granada, la comn, la grosa de Vlez y la prematura de los llanos magdalenenses. Y si no eran distintas, al me-nos se apreciaba la gran influencia que el medio tena en el crecimiento y sazn de la gramnea.

    Por otros documentos del Archivo Nacional de Colombia se sabe que en ver-tientes clidas tributarias de Tunja en 1619 se daba a los indgenas, a travs de caciques, un sueldo colectivo. La Audiencia de Santaf orden a Antonio de Obando practicar una visita. El Oidor aboli dicho salario, estableci a cambio otro individual y rebaj la jornada de ocho de la maana a cinco de la tarde. El pago sera diario, por adelantado y en efectivo al hombre, mujer o muchacho que se alquilara en cualquiera de las labores permitidas. Haba tambin concertacio-nes con peones, por seis meses o un ao. Prohibi, adems, emplear nativos, co-marcanos o forasteros en faenas de molienda, reafirmando lo que al respecto es-taba estipulado desde mucho antes.

    Entre tanto, en el Valle del Cauca, segn los archivos comarcanos, se utiliza-ban prensas para exprimir el jugo de la caa. stas podan ser un listn, embisa-grado a una mnsula, que se bajaba para aprisionar el bagazo ensaculado en tale-gas de algodn o en costales muy tupidos de cabuya, o tambin una plancha apre-tada desde arriba contra otra merced a la presin envolvente de un tornillo, que dejaba escurrir el guarapo entre el tejido del saco.

    Las plantaciones caucanas de caaduz eran parcelas dentro de fundos mayo-res con propsitos mltiples de ganaderas, pancomer y bosques. Pero lo relevan-te era que en ellas se posea dominio agronmico segn saberes empricos. Se planificaban siembra y cosecha, distribuidas en suertes, se aprovechaba el agua como fuerza motriz y para regar y se dispona de bestias amaestradas para los variados oficios y de un conjunto de instrumentos, carpintera, alfarera, tenera y forja, con el fin de fabricar carretas, hormas, zurrones, rejos, mazas, yugos, ara-dos y reparar stos y otros tiles. En fin, la cultura caamelera tena un carcter industrial, entendido como la incorporacin ordenada de conocimientos agrolgi-cos y tcnicos conducentes a obtener resultados econmicos debidamente conta-bilizados. Y lo que era tambin importante, los terratenientes gozaban de una insercin clara en los centros de poder poltico.

    En referencia al siglo XVII, son muchas y muy gustosas las noticias que apor-ta Alonso de Zamora en su Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada, que termin de escribir en 1696. El fraile santafereo, como

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    buen criollo, criado en las sazones culinarias terrgenas, se solazaba en sealar la bastante variedad de conservas que ya existan, y enriqueci con ello el catlogo dulcero que hasta entonces slo contena generalidades, salvo los turrones de La Palma, las conservas de guayaba de Vlez y la mermelada de mamey de Cartage-na. Hablaba de limas y limones agrios y dulces, de toronjas, cidras, cidrones y caspoteas, que adems de servirse en zumos en las comidas y para componer medicinas, se conservaban con cortezas enteras o en pistos. Tambin citaba man-zanos, duraznos y membrillos, que secos y en cargazones salan cada ao hacia otras tierras. De las uchuvas anotaba que eran de color anaranjado, sabor agridul-ce y que su conserva era mejor que la de las guindas y muy celebrada entre co-mensales de regalo.

    Con mameyes, anones, cerezos, papayos, guanbanos y guayabos se hacan jugos y dulces hmedos y en conserva, labor artesanal que se confeccionaba con caadulce de la pequea finca, tanto para uso de la casa como para sacar a plazas, ferias y fiestas patronales. Sin duda, la mujer, ama o sierva, cumpla un oficio de mucha importancia.

    Los comentarios de Zamora permiten ver cmo se haba afianzado el mestizaje de las dulceras con amplia gama de conservas. Refieren tambin que haba inter-cambio comercial entre regiones de distinto temperamento, con expansin de la riqueza por los caminos de arrias. En Santaf se saborean los limones en almbar o las toronjas aconfitadas tradas de tierras calientes y en stas las mermeladas de duraznos y membrillos bajadas del altiplano. En la provincia de las Sierras Neva-das, dentro de la cual estaba la Capitana General de Venezuela, con la Grita, Bari-nas y Mrida, que era dependiente del Nuevo Reino de Granada, se dieron bien afamados tabaco y cacao, y observaba el mismo autor que en ellas los espaoles empezaron a componer cacao con algn dulce y que despus lo sublimaron hasta el punto tan sazonado de la celebrada bebida del chocolate15.

    Con estas alusiones se redondea la visin azucarera del siglo XVII. En cuanto a la mano de obra, haba todava sitios con laboro de indios, pero en tierras ca-lientes se acrecentaba la vinculacin esclavista del negro. Existan, sin embargo, muchos trapiches campesinos pequeos, y an medianos, donde el trabajo era familiar y/o con el apoyo de peones asalariados.

    Por hbito ancestral el conquistador apeteca el vino y sus botijas no escasearon ni siquiera en las primeras incursiones que se adelantaron en regiones de Santa Martha. Los ejrcitos las llevaban como parte del avo a travs de selvas, ros y mon-taas. Afianzada la conquista, aqul entraba en Mrida por Buenaventura, Cartagena o Gibraltar. Se introduca no slo por su calidad, sino tambin por una poltica de proteccionismo de la produccin espaola, medida que se extrem hasta prohibir elaborar mostos de uva y tambin aceite de oliva en la Nueva Granada. Pero en ver-

    15 A. DE ZAMORA, Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada, Bogot, Kelly, 1980 (1 ed. 1696).

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    dad slo los ricos podan darse el regodeo de paladear caldos de ultramar, el resto, y ya eran muchos, los hacan con chicha, guarapo fermentado o aguardiente.

    El hecho es que en diversos pases de indios, y segn fuese la temperie de la regin o la costumbre de la tribu, hubo siempre chichas de maz, yuca, pia, pl-tanos, guineos. Los nativos y sus mestizajes perseveraron en el apego a estos brebajes, cuyo proceso perfeccionaron aadindoles jugo de caa para afianzar el sabor y acelerar la fermentacin.

    Para destilar aguardiente se calentaban sobre un fogn mostos de miel dentro de un tibungo barrign que se intercomunicaba por encima con otro pequen, cuyo piso estaba trepanado por agujeros. Vapor de alcohol suba del primero al segundo y all se condensaba sobre una patena y se mezclaba con alguna especia o yerba aro-mtica. Haba temperatura suficiente, pues por encima, sobre un plato de cobre que cubra los citados recipientes, se rociaba de continuo agua fra. El brebaje flua lue-go por un canutillo hasta un receptculo externo. Quizs ciertos hacendados tuvie-ron tiempo despus un alambique cuprfero en el que calentamiento y refrigeracin eran ms rpidos, instrumento que era inversin de alguna cuanta.

    Con el correr de los das, en la primera mitad del siglo XVII, los neogranadi-nos derivaron hacia un mayor consumo de aguardiente de caa, llamado tambin de la tierra por unos y de ans por otros. Es as como el Rey escriba en 1676 a la Audiencia de Santaf que se estaba extinguiendo la bebida del guarapo y se em-pezaba a introducir aquella otra, ms perjudicial16.

    Por otro lado, el azcar gozaba de aureola medicinal desde que se introdujo en el Mediterrneo medieval. Corresponda entonces a los apotecarios o farma-cuticos, que eran las ms de las veces tambin especiarios, manejar las virtudes de tal criatura a la que se atribuan dones curativos, como dar nimo al organis-mo, beneficiar la digestin y apaciguar con su dulzor la desabridez o amargura de los remedios. A esos rasgos se aada su bondad edulcorante, que adems entra-aba la importante peculiaridad de aquilatar el sabor propio de lo que impregna-ba. Finalmente se la coron con la presea de conservar los alimentos, dndoles cuerpo, dulzura y textura, ya fuesen fculas, frutos o golosinas, abriendo con dicha cualidad fronteras dilatadas a la cultura culinaria del placer. Todo ello le otorgaba sitial eminente en la farmacia.

    En la Nueva Granada correspondi a Jos Nicols de la Rosa, en su Floresta de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad y provincia de Santa Marta subrayar el venero medicinante del azcar. A diferencia de algunos contemporneos, que condenaban al aguardiente, l deca que era muy suave y saludable. Destac tam-bin el procedimiento de los boticarios en la preparacin de recetas desabridas o amargas y refrend la idiosincrasia del edulcorante para mantenerse en su identi-dad a pesar de los climas17.

    16 O.G. RAMOS [9], p. 4. 17 J.N. DE LA ROSA, Floresta de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad y provincia de Santa

    Marta, Barranquilla, Litogrfica, 1945 (1 ed. 1756), p. 3.

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    Como el aguardiente se haba vuelto muy popular no demor el Rey (ao de 1736) en decretar su estanco mediante arriendo en las provincias de la Audiencia de Santaf. La Real Hacienda recibira ocho reales de plata por cada botija de arro-ba y cuarto o un derecho proporcional si aqulla era mayor. El sistema funcion bien que mal y convivi con los saques clandestinos, difciles de controlar, sobre todo en campos apartados. As entr de lleno el fisco a intervenir el entramado caamelero, reflejo de un nuevo ejercicio del poder. Se entronizaba una centraliza-cin administrativa que permita ms recaudo en la renta y control sobre la estruc-tura social. Se introduca desde la administracin metropolitana y virreinal una fisura sobre pueblos acostumbrados a una vigorosa vida municipal regida por sus Cabildos, que perdan porcin de su gran autonoma. La medida tambin fracturaba el poder de los trapicheros, que hasta entonces dominaban los mercados de miel y la elaboracin del citado aguardiente. Muchos eran miembros de los Ayuntamien-tos o personajes influyentes en el distrito. Estos meladores de las distintas regiones, Cauca, Cartagena, Santa Marta, Valledupar, Mariquita, no se opusieron al nuevo y ms amplio intervencionismo, pero trazaron maas para conservar el control de sus melazas y su destilacin y venta. Los Virreyes tambin urdieron estrategias para ocupar los espacios que antes gobernaban los terratenientes locales, mientras con sutileza se acomodaban a la idiosincrasia de cada zona, urgan al Erario P-blico a que se adueara paso a paso de la produccin de la bebida, que da a da se converta en la fuente principal de recursos del Tesoro18.

    Dentro de esas lneas de accin el Virrey Jos Alfonso Pizarro decret en 1749 el sistema de asiento, que perfeccionaba al de arriendo. Era un paso ms en la pol-tica fiscal de intervencionismo. Sin embargo, las autoridades maniobraron con ver-satilidad para evitar conflictos con los hacendados meladores. El Virrey Jos Sols haba implantado en Mompox otro mtodo aun ms avanzado de monopolio, la administracin directa, estableciendo all la Real Fbrica de Aguardiente, caso que fue y sigui siendo insular por un tiempo. Correspondi a uno de sus sucesores en el cargo, Pedro Messa de la Zerda, llevar a plena ejecucin dicho asiento. Haba, por tanto, tres procedimientos que coexistiran, porque se aplic cualquiera de ellos segn lo aconsejaron las circunstancias de cada comarca.

    Al generalizarse bajo el gobierno de Messa de la Zerda, el asiento empez a operar entre insatisfacciones que, desatendidas, fomentaron revueltas en Quito, Tunja, Santaf y, sobre todo, en la Provincia de Popayn. En la primera se alz la plebe en 1765. Hubo destruccin e incendio, se suscit animadversin contra chapetones y criollos nobles y ricos, la muchedumbre exigi su destierro y slo se apacigu cuando los primeros salieron de la urbe. Ante esa situacin el Virrey decret un indulto con el fin de calmar los nimos exacerbados. En Cali el males-

    18 Ver A.I. MARTNEZ ORTEGA, El estanco del aguardiente en el Virreinato de Nueva Grana-da (1746-1761), M.C. BORREGO et al., El vino de Jerez (y otras bebidas espirituosas) en la histo-ria de Espaa y Amrica, Sevilla, Asociacin Espaola de Americanistas, 2002.

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    tar cunda. Por las noches, patrullas disfrazadas a caballo vociferaban y se forma-ban en las esquinas corrillos de descontentos. Haba riesgo de motines. Habitaban la villa 50 hombres espaoles, mientras el pueblo ascenda a ms de 3.000 indi-viduos. Con fuerza de milicias no poda reprimirse cualquier levantamiento ante nmero tan dispar y no haba suficientes armas de fuego. Se reuni entonces el Cabildo en casa del Alcalde, analiz la situacin y se acord suspender el estan-co. Sin embargo, se puso a salvo cualquier decisin que pudiese tomar el Virrey, el cual contest al Ayuntamiento tachando de ligereza su proceder, pero acce-diendo al rgimen de libertad, aunque exigiendo calidad en los aguardientes y una contribucin equivalente a la que pagaba el asentista, el llamado encabezo-namiento, sistema rentstico en el que los vecinos en conjunto o por reparto corr-an con el tributo. Las gentes de la regin se sosegaron. Ms tarde correspondi al Virrey Manuel Guirior generalizar la administracin directa de la bebida.

    El voraz fiscalismo tambin influy, sin duda, en la expulsin de los Jesuitas de los dominios de Espaa. Por gracia de donaciones o compras, aqullos haban apuntalado sus labores misionales y pedaggicas con empresas agrcolas y gana-deras, entre las que sobresali la molienda de la caa. En Nueva Granda tenan colegios en Pamplona, Honda, Cartagena, Antioquia, Mompox, Buga, Pasto; en Santaf, el Colegio Mximo, el Seminario de San Bartolom y la Universidad Javeriana; en Popayn, el Colegio y la Universidad de San Jos; en Tunja, Cole-gio, Noviciado y Casa de Formacin, y en Darin, Orinoco, Casanare y San Mar-tn regentaban misiones. Adems posean residencia en Maracaibo y colegios en Caracas, Mrida y Santo Domingo19. El manejo de todas sus industrias segua los lineamientos trazados por el General de la Compaa, que desde Roma y con su equipo de consultores, diriga la red de propiedades de la Orden en las citadas provincias y en Mxico, Panam, Quito y Per. Las Instrucciones a los hermanos jesuitas administradores de haciendas de Mxico, aun trasuntando lo peculiar de la realidad local, indican lo que deba preconizarse en cualquiera de sus otras jurisdicciones americanas. La Cultura e opulencia do Brazil del padre Andr Joao Antonil, trata del rgimen para elaborar azcar. En San Antonio de Tena (Santaf), apareci una Instruccin que calca lo que all se practicaba cuando esta melera funcion bajo la direccin de los frailes, pues al ejecutarse su expulsin en 1767, sus cuantiosos bienes pasaron a manos de la Corona20.

    Nuevas corrientes de pensamiento circulaban por Europa. Correspondi al Virrey Arzobispo Antonio Caballero y Gngora instaurar la Expedicin Botnica y designar a Jos Celestino Mutis como director. En esta escuela se modelaron las mentes de los mejores criollos para la investigacin de los recursos naturales,

    19 Ver J.M. PACHECO, Jesuitas en Colombia, Bogot, San Juan Eudes, 1959. 20 Instrucciones a los hermanos jesuitas administradores de haciendas de Mxico, Mxico,

    UNAM, 1950 (1 ed. 1767); A.J. ANTONIL, Cultura e opulencia do Brazil, L.A. DANTAS (comp.), Obras clsicas para la historia de Brasil (CD-ROM), Madrid, Fundacin Histrica Tavera (Coleccin Clsicos Tavera), 1997 (1 ed. 1711). Acerca de la Instruccin de Santaf, ver O.G. RAMOS [1].

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    el conocimiento de las idiosincrasias terrgenas, la ampliacin del pensamiento hacia la esfera de las ciencias, la deliberacin basada en hechos comprobables, la afirmacin del talento nativo y la capacidad para gobernar cientficamente su contorno. Todo ello tena un sentido profundamente revolucionario en un mo-mento en el que levaduras de diversa naturaleza actuaban en la masa social21.

    Nunca fue la caa objeto de indagacin para la Expedicin Botnica, cuando esta epopeya de cultura tena que acometer el inmenso trabajo de herborizacin, dibujo, clasificacin y descripcin de la flora neogranadina en aquellas especies que as lo requeran, pero ocup en un espacio importante en el quehacer y la vida de sus sabios. En el Diario de observaciones Mutis alude a ella en muchas ocasiones y tambin se refiere al aguardiente en varias de sus cartas. Respecto al azcar candia dice que el maestro Pablo Caballero le insinu al dibujante Sal-vador Rizo que al aadirla a la goma con que se da un bao a las lminas se comprob que secaban las hojas ms fcilmente. El botnico espaol era un buen consumidor de panela e hizo anotaciones sobre la economa que rige los trapi-ches, a los que llamaba oficinas de pobres22.

    Ya en las postrimeras de la colonia, Francisco Silvestre, en su Descripcin del Reino de Santa Fe de Bogot, datada en 1789, incluye referencias importan-tes sobre el azcar, entre ellas que la de Guaduas, sin ser la ms blanca, igualaba a la ordinaria de La Habana, y que si hubiera comercio activo de embarcaciones podra llevarse a Cartagena y a Espaa a mejor precio que la cubana. El autor fue anotando datos sobre el territorio de cada provincia a medida que relataba su quehacer, y dio una cifra de 1.412.010 habitantes para todo el Virreinato, que comprenda entonces Quito, Panam y alguna porcin de Venezuela. Del anlisis de su informacin se obtiene para lo que es actualmente Colombia una distribu-cin tnica como sigue: 189.171 bancos (24%), 183.828 indios (24%), 354.359 negros y mulatos libres (45%) y 52.840 esclavos (7%). En total, 780.179 almas23.

    Silvestre propona tambin que se incorporase a los criollos a los altos cargos del Virreinato en vez de dar esas posiciones a espaoles, pues de no adoptarse tal medida podan sobrevenir males irreparables. Ya irrumpan situaciones de rivali-dad entre los blancos locales y los chapetones y haba presenciado el autor las funestas consecuencias de la poltica implantada por el Visitador Juan Francisco

    21 Ver, por ejemplo, J.P. LLINS, Mutis: el hombre y sus sueos, Bogot, Tercer Mundo, 1982; E. PREZ ARBELAEZ, Jos Celestino Mutis y la Real Expedicin Botnica del Nuevo Reino de Granada, Bogot, Antares y Tercer Mundo, 1967; Jos Celestino Mutis, 1732-1982, Bogot, Uni-versidad Nacional de Colombia, 1983, o G. RESTREPO, Jos Celestino Mutis y la difusin de la Ilustracin en el Nuevo Reino, Ciencia, Tecnologa y Desarrollo, 3/4, 1982, pp. 123-57.

    22 J.C. MUTIS, Diario de Observaciones 1760-1790 (2 vols.), Bogot, Instituto de Colombia Cultura Hispnica y Ed. Minerva, 1958 (edicin a cargo de Guillermo Hernndez de Alba), p. 78.

    23 F. SILVESTRE, Descripcin del Reino de Santa Fe de Bogot, Bogot, Universidad Nacional de Colombia, 1968 (1 ed. 1789).

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    Gutirrez de Pieres de suplantar a los primeros por los segundos en la Audiencia y otros altos sitiales24.

    Entre tanto, a finales del siglo XVIII, ya se haban consolidado las Reales Fbri-cas de Aguardiente bajo control de la Real Hacienda. En Cali, el Cuaderno de bati-ciones de 1788, el Libro del fiel de fbrica de 1805, y el Libro de cargo y data de caudales del administrador de la Real Fbrica de Aguardientes de Cartagena, permiten ver en conjunto la importancia de estos establecimientos rentsticos en la colonia. Eran, adems, los ms grandes ncleos industriales de la poca25.

    La Real Fbrica de Aguardiente de Cali estaba construida en piedra de sille-ra, ladrillo y cal, con varios cuerpos para las distintas secciones: bodega de le-as, depsito de mieles, alberca de mostos, alacena de ans, saln de baticin y almacn de despachos, donde se albergaban toneles y botijas de anisado y romo. La destilacin era continua a travs del ao en un clima donde siempre crecan caas en sazn.

    En el Libro de cargo y data de caudales del administrador de la Real Fbri-ca de Aguardientes de Cartagena aparecen con detalle los gastos en miel, lea, ans, depsito en Santaf, fletes por su remisin va Honda, sueldos y desembol-sos ordinarios y extraordinarios. Estos ltimos representaban la tercera partida de costos ms alta. La primera era la compra de melaza a los hacendados, a la que seguan la adquisicin de los referidos ail y de madera combustible. Los salarios no eran elevados, pues se laboraba en su mayora con esclavos.

    En las fbricas de aguardiente se desgastaban mucho los alambiques por el trajn de sacas y el fuego con que se abrasaban los fondos, por lo que deban re-pararse con frecuencia y renovarse cuando se hacan intiles. Se traan desde Santo Domingo o Jamaica. Estas carestas ocasionaban tensiones entre los esta-blecimientos ubicados en Cartagena, Santa Martha, Mompox, Valle Dupar, Santa Fe, Cali, Popayn y Panam y la Direccin General de Rentas26.

    Hasta finales del siglo XVIII predominaba la caa criolla en las plantaciones. Pero Alexander von Humbold recomend en 1801, en su expedicin cientfica por Amrica y de paso por el Valle del Cauca, las excelencias de la Otahit27, que poco despus importaron los hacendados Jos Mara Lozano Peralta, Francisco Jos Arboleda, Manuel de Caicedo Tenorio y Miguel Cabal. Sobre dicha varie-dad, tambin llamada Solera, escribi el sacerdote Eloy Valenzuela, compaero expedicionario de Mutis, en su casa de prroco, y centro tambin de experi-mentacin agrcola, una noticia que recoga las diferencias entre ella y la referida criolla. Adems, se dedic a clasificar las caractersticas de ambas y de un tercer tipo que haba, la Catilla, y los hizo en latn, aunque vera ya que tal lengua era

    24 F. SILVESTRE [23], p. 87. 25 Ver O.G. RAMOS [1]. 26 Idem. 27 A. VON HUMBOLDT, Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente (4 vols.), Ca-

    racas, Biblioteca Venezolana de Cultura, 1941, ts. III y IV.

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    un impedimento para la comunicacin de ideas. En una memoria escrita en estilo salesero y que refleja el lxico de la regin y la poca, describi las tres clases de gramnea y estableci sus semejanzas y disparidades28.

    La Otahit, igual llamada por sus orgenes Inglesa, Francesa, Solera o Bor-bn, se expandi con rapidez por Nueva Granada. Maduraba pronto y, por rendi-dora y corpulenta, entregaba mucho bagazo a las hornillas. Dio jugos sus en el campo colombiano casi siglo y medio.

    En el crepsculo colonial la caamiel era ya muy popular en toda tierra calen-tana. Los trapiches se daban por centenares de todo tamao y jaez, y la experien-cia supo seleccionar climas y suelos para la siembra. Lentamente aparecieron las regiones ms propicias, y los misioneros la arrimaron a las parcialidades indge-nas de Caquet, Meta, Orinoco y Choc.

    Ms tarde, el caadulzal o el molinaje, la paila dulcera o el alambique aguar-dientero tuvieron incidencia o acompaaron las vidas y aconteceres de muchos personajes que, de un modo u otro, actuaron en la Guerra de Emancipacin. La primera infancia de Simn Bolvar discurri en la plantacin de la Hacienda de San Mateo. Luego, ya en posesin de esa heredad, organiz los sembrados encauzando el torrente de agua por canales y controlndolo mediante compuertas, caudal que enseguida entraba a la casa de molienda para accionar la rueda y los tres cilindros verticales de hierro del trapiche. Asimismo estructur fbrica de piedra para al-bergar la panelera y levant edificio adyacente dedicado a destilera29.

    La batalla de Bombon, en el Guitara, se libr sobre un panorama de caales. La casona seorial de dos plantas y largos corredores de la hacienda sirvi de cuar-tel general a Bolvar. La Hacienda de Caasgordas, en el Valle del Cauca, fue hogar de los movimientos que lider Joaqun Caicedo y Cuero, como El Alisal, la Concepcin y el Hatico lo fueron en Amaine para las familias Cabal y Molina, y Japio en Caloto para Sergio Arboleda. El Coronel Domingo Caicedo convirti sus heredades tolimenses de Saldaa y Santa Brbara de Contreras en abastecedoras de reses, miel y azcar del ejrcito y alist en l a muchos de sus esclavos.

    Son muchos ms los que en tierras de caadulce, Cartagena, Mompox o An-tioquia, se alistaron en la causa emancipadora. No de todos queda memoria preci-sa de su doble vnculo con el azcar y la revolucin, y no cabe duda que en las tropas cabalgaban o caminaban infinidad de corteros, horneros, casapaileros y toda esa laya de peones que haban cambiado las moliendas por el arcabuz. Entre esos hroes de la independencia surgi la figura de Joaqun Acosta, en quien se conjugaron el militar, el cientfico y el letrado. Una de las tareas que se propuso el General fue reconstruir el pasado indgena y los valores forjados en tres siglos de mestizaje. Quera religar la Colombia Nueva con el Virreinato en su Descu-

    28 Ver O.G. RAMOS [1]. 29 Ver, por ejemplo, A. HERRERA-VAILLANT, Bolvar empresario: vctima de la inseguridad

    jurdica [www.hacer.org/pdf/bolivar.pdf] (2004).

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    brimiento y Colonizacin de la Nueva Granada, y tan interesado estaba en re-afirmar la identidad del pas desde sus races primigenias, que tambin dej ano-taciones cuidadosas sobre la caa30.

    En el siglo XIX toda la Nueva Granada estaba tatuada por la red de los Cami-nos Nacionales, heredera de los Caminos Reales y estos, en lo arterial, de los indgenas. Un sistema de posadas la mojonaba y, a su vez, suministraba a las bestias pastaje en ejidos o potreros cercanos. Haba tambin enlaces fluviales, mediante canoas y barquetas, en los ros Atrato, Zulia, Cauca, Sin, y en bongos y champanes por el Magdalena. A lo largo de todas esas rutas de arrias o bogas discurra el comercio.

    La primera ruptura del modelo de comunicaciones en Colombia ocurri en 1825, cuando se introdujo la navegacin a vapor en el Magdalena, aunque ya en 1820 arrimaban a Quibd modernos barcos por el Atrato desde Jamaica. Slo en la segunda mitad del siglo XIX transitaron stos el Sin, de Cartagena a Lorica y a lo largo del Valle del Cauca. Con tales naves se acarreaba mayor volumen de objetos y ms rpido, siempre y cuando los ros no menguasen en demasa durante el verano o se apurasen con crecientes y torbellinos en las escorrentas del invierno. Los fletes tambin se abarataban o se encarecan a causa de dichas vicisitudes.

    En el pas se venan realizando estudios geogrficos, entre los cuales destaca la Peregrinacin de Alpha de Manuel Anczar, editada en 1850, donde este cien-tfico dej abundantes referencias sobre el desarrollo de la caaduz en su hora. No pueden ser sino coincidentes con l los datos de la Jeografa fsica i poltica terminada por la Comisin Corogrfica en 185231.

    Para 1855 ya actuaban los ingenios de vapor del genovs Andreys en Cinaga y de Joaqun de Mier en San Pedro Alejandrino, ambos en la costa atlntica, ju-risdiccin de Santa Marta. En Anapoima, cerca de Bogot, el General Lucio Mo-reno haba introducido en la Hacienda El Higuern dicha tecnologa para el pro-ceso de evaporacin y molienda alrededor de 1880. Por la misma poca, George von Lengerke haba instalado en Montebelo, en el Carare, un ingenio similar. Esta nueva fuente de energa se expandi con rapidez en el pas32.

    Aunque en 1854 an germinaba la Criolla que por siglos haba frutado mieles y ms mieles, su ciclo histrico estaba finando, desalojada por la Otahit. Tam-bin prosperaba la Batavia, originaria de Java. Por climas medios y hmedos de 18 c. se haba extendido la Siria, en vertientes de las cordilleras. Tal era el cua-dro que sobre variedades mostr Sergio Arboleda en sus Apuntamientos sobre el cultivo de la caa y fabricacin del azcar y del ron. Este importante documento,

    30 J. HERRERA-VAILLANT, Compendio histrico del descubrimiento y colonizacin de la Nue-va Granda en el siglo XVI, Pars, Imprenta de Neau, 1848.

    31 M. ANCZAR, Peregrinacin a Alpha, Bogot, Banco Popular, 1970 (1 ed. 1850), y A. CO-DAZZI, Jeografa Fsica i Poltica de las Provincias de la Nueva Granada (4 vols.), Bogot, Banco de la Repblica, 1956-1957 (1 ed. 1852).

    32 Ver O.G. RAMOS [1].

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    todava indito, refleja tanto el estado de la ciencia y tecnologa del azcar en su poca, como la praxis que se operaba en el Valle de Caete del Per, en Ecuador, Estados Unidos, las Guayanas y las Antillas, particularmente en Dominica y An-tigua, y en Colombia, en el Pata, en el Valle de Neiva y, sobre todo, en el del Cauca, lugar de la visin ms experimental el autor, pues muchas de sus investi-gaciones las adelant en su Hacienda de Japio33.

    En 1829 haba empezado a laborar la Ferrera de Pacho. En la misma poca se fundaron tambin La Pradera, cerca de Subachoque, y Samac, en el Estado de Boyac. Ninguna sobrevivi salvo la de Amag, establecida hacia 1865. Entre tanto, y desde 1853, se haban introducido trapiches de hierro de Estados Unidos que accionaban un nio o una mujer, con auxilio de un burro o caballo y sacaba una arroba de azcar al da. Ms adelante se crearon otras fundiciones, la de los hermanos Penagos en Bucaramanga (1892), la de Jess Villa en Medelln (1888), la de Antonio J. Quintero en Caldas y la Fundicin de Metales de Girardota. Tal era la perspectiva metalmecnica para confeccin de los citados trapiches, calde-ros y piezas de molinaje.

    Hacia 1898, empero, tambin se importaban trapiches de hierro. El mercado de equipos para molienda y destilacin estaba bastante dominado en Amrica por la Casa Squier de Bfalo, que hizo dinasta en Colombia a medida que el desen-volvimiento demogrfico y el cambio en las costumbres alimenticias exigieron zafras mayores y que la acumulacin de capital o las facilidades de crdito im-pulsaron a los industriales a acometer ensanches en sus plantaciones y a los cam-pesinos a modernizar sus trapiches elementales de madera y fuerza animal.

    En 1872, con maquinaria especialmente importada, se haba empezado a pro-ducir azcar centrfuga en el ingenio Berstegui, en Cinaga de Oro. Un lustro despus, en 1877, se fund otra fbrica en Mara la Baja, sobre el Canal del Di-que, que no subsisti. Con esos pasos empresariales se avanzaba hacia una nueva industrializacin dulcera que sustitua el sistema de purgacin mediante gravedad por el ms rpido y eficaz de la centrifugacin.

    Parece que al principio se centrifugaba manualmente. Ms adelante, la fami-lia Burgos, duea del ingenio Brastegui, trajo una planta con sistema de defeca-doras y centrfugas. De sus purgas se sacaba alcohol por un alambique de la casa francesa Egrott. En 1898 el Teniente Burgos, al analizar la situacin azucarera, encontr que la importacin de edulcorante del pas haba sido de 11.000 quinta-les en 1894 y ascendi hasta 21.880 en 1897. Concluy que se podan sustituir tales compras y con ese nimo planific la instalacin de un central de refinado, pero la Guerra de los Mil Das interrumpi sus proyectos34.

    Entretanto, en 1864, Santiago M. Eder y Po Rengifo compraron a Jorge En-rique Isaacs las tierras de los fundos de La Primitiva, Oriente, La Rita y La Ma-

    33 S. ARBOLEDA, Apuntamientos sobre el cultivo de la caa y fabricacin del azcar y del ron, intido, Bogot, 1856. Ver O.G. RAMOS [9], p. 4.

    34 Ver O.G. RAMOS [1].

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    nuelita, en el Valle del Cauca. Poco despus qued el primero como nico dueo, y ms adelante decidi transformar su molienda y coloc rdenes de fabricacin en McOnie Harvey & Co. de Glasgow. El 1 de enero de 1901 se procedi solem-nemente a la inauguracin. En los albores del siglo XX no exista ingenio ms moderno en el pas, contaban con vapor, motor central, transportador de caa, torre de sulfatacin, filtro-prensa, evaporadores, tacho al vaco y centrfugas. D.C. Adamson asumi su direccin e import la gramnea de Barbados, desarro-llada antes en Cuba y Jamaica.

    Poco despus, en 1909, Carlos y Fernando Vlez Danes fundaron el Sincern a orillas del Canal de Dique, cerca de Cartagena, cuya inversin represent alre-dedor de 1.000.000 $US, y se convirti en el mayor ingenio de la poca, con ma-quinaria adquirida a A.W. Smith & Co. Ltd. de Glasgow y capacidad para produ-cir 2 Tn. de azcar al da. La zafra empezaba en diciembre y duraba hasta mayo o junio. La planta elctrica daba energa a la fbrica y tambin luz al pueblo que en torno a ella se haba construido. El central mezclaba melazas con cascarilla de arroz y bagacillo para usarlas como racin de sus ganaderas, y su edulcorante lleg a dominar los mercados de Santander, Boyac y Cundinamarca, porque entonces era relativamente expedita la comunicacin hacia el interior del pas a travs del ro Magdalena35.

    Entretanto se segua granando azcar por gravedad en pequeos ingenios de Nario, Tolima, Antioquia y Santander. Algunas ciudades costeras o interiores importaban refino, pues el pas no lo produca. Asimismo, se haba ampliado el mercado de este ltimo y de sulfitado, tanto por la expansin demogrfica como por el establecimiento de fbricas de dulcera, galletera y chocolatera en Bogo-t, Medelln y Cartagena, y tambin de gaseosas, que requeran edulcorante. Por otro lado, el hecho ms importante acaecido a principios del siglo XX en la ca-nicultura colombiana tiene que ver con el aguardiente. En 1909 el Estado cedi el monopolio del alcohol y los licores a los Departamentos, que en un principio no tuvieron capacidad para montar sus propias destileras y optaron por sacar a re-mate la renta entre empresarios privados.

    A Sincern y a Berstegui se aadi despus, en 1924, el ingenio Sautat, que los hermanos Salomn y Miguel Abuchar promovieron en el ro Atrato, sitio de Riosucio. El transporte por sus aguas y el cabotaje por el Golfo de Morrosquillo facilit la comercializacin de su azcar, que se remontaba hasta Quibd, donde los dueos tenan almacn, pues all y en Istmina ya se afinaban saques mecani-zados de oro por parte de compaas extranjeras36.

    35 Sobre el ingenio Sincern y el de Santiago M. Eder, ver O.G. RAMOS [1], PLAZAS Y PERRY LTDA., Manuelita, una empresa centenaria, 1864-1964, Bogot, 1964, e I.C. BERMDEZ, La caa de azcar en el Valle del Cauca [www.banrep.gov.co/blaavirtual/credencial/9202.htm] (2004).

    36 Ver O.G. RAMOS [9], p. 6.

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    Con los tres ingenios centrifugadores citados quedaba configurada una mo-derna regin azucarera en la costa atlntica colombiana. sta y la magdalenense, ubicada en la ancha circunscripcin de La Mesa, Villeta, Sasaima, Cachipay y Viot, competan con la ubicada en el Valle del Cauca. En efecto, en sus laderas se ubicaba, en Fusagasuga, el San Joaqun; no lejos en Quiple-La Mesa, el Ar-gentina; en La Mesa estaba el Paraso, en Sasaima y Payand el Mave, junto al ro Bogot el Buenavista y en Viot el Cachipay y San Antonio.

    Existi adems otra zona productora de azcar centrifugado en Nario, aparte de la caucana, la costera y la magdalenense, con cinco ingenios en Consac, Bom-bon, Chalguayaco, Ortega y Salinas. La zona no dispona de comunicacin terres-tre con el interior del pas, y merced a tales fbricas se abasteca de dicho artculo sin que faltaran en fincas de campesinos las panelas, el paneln y las mieles, hasta que al inaugurarse la carretera de Popayn a Pasto, a raz del conflicto colombiano-peruano, qued abierta a su importacin desde el Valle del Cauca.

    Ya en los albores del siglo XX empezaron a aparecer vehculos motorizados en ciudades y aledaos, pero an no estaban comunicadas por una red de carrete-ras, pues las cordilleras se erguan como murallas entre las regiones. Se las do-meara poco a poco, a pico, pala y tacos de dinamita para volar la roca azul que se interpona. Slo cuando las calzadas treparon montaas y los ferrocarriles ten-dieron sus lneas el pas pudo interconectarse de manera ms rpida y, en cierto modo, febricitante, y quedaba articulado para las perspectivas de la poca. Todo conflua en el crecimiento econmico, haba expansin de riqueza, creca el pro-ducto nacional bruto, surgieron nuevas fuentes de trabajo, pero tambin se acele-r la despoblacin de los campos y el xodo hacia las urbes37.

    Una larga sequa se prolong de 1925 a 1926 y asol muchos campos en Co-lombia. Para conjurarla el Congreso de la Repblica expidi la Ley de Emergen-cia, que revesta al Presidente de la facultad de suprimir o reducir las tarifas de aduana y adicionales que recaan sobre los artculos de consumo primarios. En 1927 se rebajaron los aranceles de varios de ellos, se trajeron vveres econmi-cos, en las tiendas se vean latas de manteca Golden Gate de los Estados Unidos y arroz Siam Garden de China. Hubo abastecimiento de trigo, arroz, frjoles, len-tejas, maz, hasta de carnes saladas, y azcar barata. Con esa disposicin se espe-raba favorecer a las clases menos pudientes en su manutencin, y se logr, pero tambin, como consecuencia, sobrevino desestmulo en el agro. Los productos locales no pudieron competir con los extranjeros, aliviados de impuestos. En de-finitiva, todo refluy en que en las fincas se licenciasen trabajadores, los cuales, carecieron de un salario con el adquirir bienes, as se importasen a bajo precio, y

    37 Sobre el desarrollo ferroviario colombiano y el avance de las carreteras, ver F. POLO, El ferrocarril en Colombia, Venezuela y Ecuador (1855-1995): un anlisis comparativo, J. SANZ (coord.), C. AYCART, V. PERALTA, F. POLO, A. RODRGUEZ y A. SANTAMARA, Historia de los ferrocarriles en Iberoamrica, 1837-1995, Madrid, Ministerio de Fomento, CEDEX y CEHOPU, 1998, pp. 211-45.

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    emigraron a las ciudades en pos de cualquier ocupacin. All engrosaron el des-empleo urbano. Se fermentaba un desajuste en la economa con evidentes reper-cusiones sociales.

    Y como se poda viajar en camin o bus desde confines lejanos, las migraciones aumentaron hacia las ciudades, ya en proceso de crecimiento. Entre tanto Cali y Bogot se entrelazaban con Nueva York a travs de la All America Cable, lo que fue entonces un paso de internacionalizacin rpida en el flujo de los negocios.

    Bajo estos signos contradictorios de caresta y progreso y con un horizonte claro para colocar nuevas producciones de dulce que sustituyeran importaciones y atendieran la demanda creciente, Modesto Cabal Galindo y Hernando Caicedo Caicedo construyeron dos ingenios centrifugadores en el Valle del Cauca. En 1926 el primero, con otros socios, fund el Central del Valle o Providencia, nombre de la antigua azucarera por gravedad que databa del siglo anterior. Ne-goci con la Casa Squier un trapiche con capacidad para moler hasta 500 Tn. de materia prima en 24 horas, con vapor y tres calderas que, por medio de turbinas, generaban electricidad. Haba 1.500 plazas de caaduz, se importaron variedades desde Cuba, en la plantacin corra un ferrocarril y en edificio de cinco plantas se levant la torre del alcohol.

    En 1918 Caicedo Caicedo haba negociado 415 fanegadas en predios de la antigua Hacienda de La Paila, empezando de este modo a readquirir las tierras de sus antepasados. Hacia 1925 decidi embarcarse en un ingenio azucarero que negoci con la Casa Squier, y en 1928 inaugur el Riopaila. Al mismo tiempo, y en asociacin con otros empresarios, estableci la Sociedad Colombina S.A. para producir bombones, almendras, bananas y confites. Los equipos se importaron desde Nueva York y se instalaron en Cali y despus en el central.38

    Poco despus, Carlos E. Chardn presidi una Misin Agrcola cuyos traba-jos se consignaron en el libro Reconocimiento agropecuario del Valle del Cauca, obra clsica sobre el tema en la regin. All se protocolizaron directrices para el desenvolvimiento de la cultura dulcera. Primero subray el autor sus reparos a los sistemas de riego, al excesivo espacio que se dejaba al surco y entre cepa y cepa, a la poca profundidad de la aradura, a la ineficacia del desyerbe y a la inuti-lidad del deshoje. Consideraba, adems, que si bien la zona no se haba visto afectada por plagas como el Sereh, el Fiji, la Gomosis o el Mosaico, podran apa-recer tarde o temprano. Estimaba casi desatino que la mayor extensin de los tablones estuviese vestida con Otahit o Blanca, variedad excelente en su hora en terrenos feraces, pero que se iba debilitando a medida que los suelos perdan vi-gor. La gran aportacin de la citada misin fue precisamente importar 15 varie-dades caeras que se sembraron en la Estacin Experimental de Palmira, germi-

    38 Ver M. TISSOT, Perspectiva histrica del empresario vallecaucano (http://members.tripod.com ~MichelT/Unilibre/Perspectiva.htm), [2004], y O.G. RAMOS, Historia de la cultura empresarial en el Valle del Ro Cauca, Bogota, Lit. Arco, 1998.

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    naron bien, mostraron buen desarrollo y se hallaron libres de toda enfermedad, especialmente las POJ2775 y POJ2878. Ponder Chardn que esta ltima haba sido maravillosa en Java y en las Antillas y pronto empez a entregarla a los cul-tivadores que la solicitaban.

    El otro gran aporte de la Misin Chardon fue enfatizar la importancia de im-pulsar la investigacin en la Estacin de Palmira. Destac el autor que entre 1923 y 1928 la produccin en Java haba crecido un 63% gracias a ella, un 72% en Hawaii y un 90% en Puerto Rico39.

    Entretanto, en octubre de 1929, haba colapsado la Bolsa de Valores de Nueva York. De inmediato en Colombia cay el mercado del caf y se fren el flujo de capitales. La situacin de los azucareros se torn tambin difcil. La crisis se exten-di a trapiches que purgaban panes de dulce y a paneleros medianos y pequeos. El Ministro de Industria, Francisco J. Chaux, convoc a comienzos de 1933 una confe-rencia en Bogot. El Gobierno nacional propici la formacin de una Cooperativa de Crdito, las fbricas acataron la frmula, se fren la guerra de precios y se arm una fluida distribucin del edulcorante a los sitios de consumo, proceso que se faci-litaba con la cada vez ms extensa red de carreteras y ferrocarriles. La Sociedad Seccional de Crdito Azucarero funcion hasta 1937, cuando el Estado empez a intervenir directamente las cotizaciones, y los productores resolvieron entonces crear la Compaa Distribuidora de Azcares, instrumento comercial de la industria privada sobre la que aqul ejerca vigilancia.

    Por entonces se importaban los empaques para el azcar. Cementos Portland Diamante tena inters en establecer una fbrica de bolsas de papel en Apulo, y con la participacin de la Bates International Bag Co., de Estados Unidos, se fund Colombates en 1934.

    El nico pas del mundo donde no haba aparecido el mosaico era Colombia. Los agrnomos pregonaron que esta peste acabara con los cultivos; pero muchos caicultores se resistieron a tomar medidas. La renuencia slo cedi cuando Chardon, en su nueva visita al Cauca, en 1936, aconsej erradicar las plantacio-nes infectadas. Por fortuna existan la POJ2878 y la POJ2714, que se haban di-fundido ampliamente40.

    Por otro lado, Elmer W. Brandes, Jefe del Departamento de Plantas Azucare-ras en la U.S. Secretary of Agriculture, quien haba trabajado en Java, prest ase-sora a la Estacin de Palmira, donde Guillermo Ramos Nez diriga los asuntos caeros. Ambos adelantaron investigaciones genticas que tendran gran impacto en la evolucin de la gramnea, pues la Estacin Experimental de Canal Point, en Estados Unidos, haba importado desde la India plantas del tipo Amudaria, que all se autofecund, pero deba hacerse resistente al fro, y en la citada Palmira se

    39 C.E. CHARDN, Reconocimiento agropecuario del Valle del Cauca, San Juan de Puerto Ri-co, 1930.

    40 O.G. RAMOS [9], p. 7.

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    daban las condiciones precisas, ya que en la zona brotaba en la misma poca que la floridiana. Por esa razn se le envi el polen para que hiciese los cruzamientos con el fin de obtener semilla, y fue as como se formaron las variedades EPC (Es-tacin Palmira Colombia) y, entre ellas, la 12410, que soportaba bien las bajas temperaturas en algunas reas subtropicales41.

    La regin del Cauca se distingue por su ecologa excepcional para la siembra, adaptacin, desarrollo y cosecha de la caa sin interrupcin en el ao. Su territo-rio comprende 429.000 Ha. planas de origen aluvial, recibe un promedio 1.000 m.3 de lluvia repartidos en dos estaciones. La temperatura media es 25 c., con oscilacin de casi 12 entre el da y la noche, que propicia la concentracin de la sacarosa en el tallo de la gramnea. El brillo solar sobrepasa las seis horas diarias, energa que permite mayor actividad fotosinttica. La humedad relativa es aproximadamente del 76%. Gracias a tales condiciones, entre 1930 y 1939 se crearon all los ingenios Bengala, Perodas, Mayagez, La Industria y Mara Lui-sa. Eran ocho en total. Entre 1940 y 1949 se fundaron 10, San Carlos, Pichichi, Oriente, El Papayal, La Esperanza, El Arado, Castilla, El Porvenir, Melndez y San Fernando. Fuera del valle se estableci el Tolima, y al culminar los aos cuarenta eran ya 19 los centrales elaboradores de azcar centrifugada y la zona se haba convertido en la mayor productora de dicho artculo en el pas42.

    Durante los aos aciagos de la Segunda Guerra Mundial Colombia canaliz por el Valle del Cauca muchas de las pocas importaciones que entonces podan hacerse. Mientras tanto se fueron introduciendo en los campos de la regin las recomendaciones de Chardon, se aprovecharon las ventajas climticas, se mejo-raron los montajes molenderos y se desarroll la mecanizacin de los cultivos. La caa se consolidaba como planto de singular eficacia. El pas era ya autosufi-ciente en azcar, a medida que la poblacin se congregaba en ciudades se con-suma ms en forma de gaseosas, dulces, helados o galletas, con el consiguiente establecimiento de industrias para la fabricacin de estos bienes. La oferta anual de edulcorante haba ascendido hasta 147.723 Tn., triplicndose en una dcada. La tase de crecimiento medio en la primera mitad del decenio de 1930 fue del 8,6% anual y en la segunda mitad del de 1940 alcanz el 11,5%. Algo sencilla-mente espectacular43.

    Colombia dejaba de ser un pas con fisonoma rural. Para la dcada de 1940 tena cuatro grandes polos de desarrollo, Bogot, Barranquilla, Medelln y Cali, pero empujaban hacia el progreso otras ciudades intermedias, fenmeno particu-larmente importante en el Valle del Cauca, donde Buenaventura, Palmira, Buga, Tulu, Cartago, Sevilla y Caicedonia se consolidaron como centros de pujantes de actividad portuaria, pecuaria, agrcola, cafetalera o azucarera.

    41 Ver O.G. RAMOS [1]. 42 Idem. 43 O.G. RAMOS [9], p. 8.

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    Con la irrupcin en el mercado general del centrifugado la industria del dulce qued dividida en dos sectores: el azucarero, con fbricas relativamente podero-sas, y el panelero, con multitud de trapiches medianos, muchsimos modestos y otros precarios, el primero concentrado en una regin y este ltimo esparcido por las laderas a lo largo del pas.

    La abolicin del consumo de la chicha en 1948 afect a productores de mie-les de la altiplanicie cundiboyacense. Qu hicieron entonces los meladores de Cundinamarca con sus 20.819 Tn. de aqullas y los de Boyac con sus 18.241? Se voltearon a la elaboracin de panela, una perspectiva alentadora cuando en el Valle del Cauca muchos ingenios paneleros se convertan en azucareros.

    En la dcada de 1950 se fundaron en el Valle del Cauca los centrales Tuma-co, Balsilla, La Cabaa, Central Amaime, La Quinta y Buchitolo. El sector conti-nu dilatndose en ensanches agrcolas y fabriles y en la tecnocratizacin de su agricultura. En cuanto al campo, se implant el diseo urbanstico de las suertes, se mejor el microrrelieve para beneficio de riegos y drenajes de superficie, se surc en direccin de la mayor pendiente del terreno y se cosech en verde. El control de malezas era manual o con buey o mula que jalaban una cultivadora de mancera o mecnica. Se mezclaba la cachaza con el agua de regado, se usaban herbicidas qumicos y fertilizantes, que se aplicaban al voleo, con el consiguiente desperdicio. Se inici tambin la explotacin de los acuferos subterrneos. Con esta tecnificacin termin por consolidarse en la regin la moderna industria azu-carera colombiana44.

    Los ingenios haban utilizado sus propias tierras para la expansin de sus plantaciones. Agotada tal posibilidad empezaron a comprar predios aledaos, dehesas dedicadas principalmente a la ganadera extensiva. En ese crecimiento, entre 1922 y 1953, adquirieron 332 heredades, con una extensin de 30.111 Ha. Para 1960 la superficie de caadulce alcanzaba las 6l.600 Ha., de las cuales 45.865, el 74,5%, eran propiedad de los ingenios, y el 25,5% de terceros.

    Las inundaciones peridicas del Cauca afectaban a cerca de 80.000 Ha. e im-pedan la explotacin rotunda de una planicie que poda ararse, sembrarse, regarse y cosecharse con recursos de avanzada tecnologa. El Gobierno nacional cre en 1954 la Corporacin Autnoma Regional del Cauca (CVC) con el propsito de impulsar el desarrollo agrcola del valle, financiada con un impuesto especial a la propiedad rural. Circunstancias de ndole laboral en los ingenios, la amenaza de una reforma agraria y el avizoramiento de exportaciones, aconsejaron la cohesin. As, en 1959 se fund ASOCAA, con sede en Cali, como asociacin gremial pri-vada y sin nimo de lucro, vocera ante Estado y otras entidades nacionales e inter-nacionales de quienes se dedicaban al cultivo y beneficio de la caadulce.

    En el mismo ao de 1959 Fidel Castro baj de la Sierra Maestra y entr triun-fante en La Habana. Cuba venda a Estados Unidos 4.500.000 Tn. de dulce, pero

    44 Ver O.G. RAMOS [1].

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    debido al conflicto surgido entre los dos pases, el segundo decidi, por virtud de su Ley Azucarera, repartir entre terceros la cuota de su mercado asignada a la Gran Antilla. Colombia ya estaba preparada para exportar edulcorante, y al aprobarse su ingreso en la Organizacin Internacional del Azcar (OIA) se adhiri enseguida al Pacto Mundial. Lo nico que el Gobierno nacional exigi a los industriales valle-caucanos fue que bajo ningn concepto dejasen de abastecer el consumo interno.

    Con el fin de desligar a ASOCAA de cualquier cariz comercial, se estableci en 1964 la Compaa Colombiana de Mieles y Terminal de Azcar S.A., llamada comnmente COLMELES y que despus se denominara CIAMSA, para manejar el mercado externo de ambos artculos. Al mismo tiempo irrumpi en el pas una dinmica de expansin. Durante la dcada de 1960 la oferta se haba ms que du-plicado, pasando de 328.327 a 708.960 Tn., y las exportaciones crecieron de 117 a 173.495 Tn., pero lo ms importante fue el incremento de la produccin por unidad de superficie, merced a las mejoras introducidas en los cultivos (se haba extendido el riego por aspersin con caones de alto volumen), efecto al que se uni una ma-yor eficiencia en la extraccin de sacarosa. Aumentaron los rendimientos en las fbricas y el campo, la ratio caa/Ha. se elev de 88,0 a 104,3 Tn45.

    Mientras tanto se haba introducido en el ingenio Mayagez, desde la Esta-cin Canal Point, en Florida, la variedad CP57603, que revolucion luego el agro cuando se disemin por las plantaciones merced a sus virtudes de caa erecta, elevado tonelaje, alto contenido en sacarosa y ciclo corto de crecimiento (de 12 a 13 meses). Lleg en el momento preciso de una expansin azucarera, como antes lo hiciera la POJ2878. En 1964 se constituy el central La Carmelita, por la mis-ma poca se fund tambin el Sicarare, en tierras del Cesar, en 1965 empez a moler el Naranjo, a una hora de Valledupar, y en 1966 el Cauca, con lo que eran ya 21 las factoras. Durante esos aos, adems, se realizaron y consolidaron am-pliaciones fabriles, en los campos se adoptaron tecnologas de nivelacin, riego y abono, se afianz la red de carreteras internas para el transporte de gramnea, y se difundi el sistema Hilo para su carga y descarga.

    La oferta azucarera colombiana fue de 743.974 Tn. en 1971, y aument casi el 49%, hasta 1.107.268, en 1979. Adems, en 1978 empez a moler un nuevo ingenio, el Risaralda, y un aos antes los industriales decidieron fundar Centro de Investigacin de la Caa de Colombia, CENICAA, corporacin de derecho pri-vado financiada con el 0,05% del ingreso de la venta de azcares blancos. Sin dilacin se configuraron en la entidad los programas de variedades, agronoma y economa, con el fin de crear especies autctonas, analizar suelos y compulsar los factores incidentes en una mejor y ms rentable productividad.

    En el ingenio Providencia se cre el Museo de Piedechinche, despliegue de lo que ha sido el desarrollo y ecologa de la caadulce en Colombia. La casa colo-

    45 Sobre la CVC, ASOCAA y CIAMSA, y las cifras de produccin y exportacin colombianas de azcar, ver www.cvc.gov.co (2004), www.asocana.com.co (2004), y www.ciamsa.com (2004).

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    nial reconstruye con mobiliarios y enseres la vida del hacendado, y bajo el techo de la antigua bagacera se exhibe con ilustraciones y fotografas el moderno deve-nir de esta industria que tanto incide en la economa del Valle del Cauca46.

    En Mayagez se preocupaban por obtener nuevas variedades de caa. De all sali en 1974 la MZV74-275, llamada comnmente Mayagez, mediante cruza-miento de la sacarfera CP57-603 y la indomable POJ2878. En la dcada de 1980 irrumpi con virulencia el Carbn, que afect especialmente a la segunda y no alcanz dimensiones de catstrofe porque ya haba aparecido la primera, que mostraba buena resistencia a las esporas de la plaga, lo mismo que otras cinco clases importado por CENICAA, de las cuales, tras pasar las pruebas de cuaren-tena y observacin abierta, se entregaron para uso comercial la PR61-632, la V71-51 y la MEX64-1487. CC82-27, CC83-25 y CC84-75 pasaron igualmente los test, pero no se ofrecieron todava para la siembra a los cultivadores. La segunda y la tercera eran muy promisorias.

    Entre 1980 y 1988 la oferta azucarera colombiana sufri altibajos. Apenas hubo un crecimiento agregado del 9,5%. Hacia 1989 la industria contaba con 154.402 Ha. de caadulce, que producan 1.523.323 Tn. de edulcorante. De las primeras, 56.768 (el 36,8%) pertenecan a los 11 ingenios integrados en ASOCAA, y las 97.634 res-tantes (el 63,2%) a 995 cultivadores independientes. Con el paso del tiempo, por tanto, aument la proporcin de tierra propiedad de estos ltimos.

    Se haban conjugado muchos cambios tecnolgicos. Prosperaban variedades importadas resistentes a la Roya, el Mosaico y el Carbn, y surgan otras, nacio-nales y promisorias. Se haba afianzado el alce mecnico que, sin embargo, no funcionaba en terrenos hmedos o pedregosos o de piedeloma. Para la fertiliza-cin se introdujo la rea, los riegos se dosificaron tras el anlisis adelantado entre las empresas y CENICAA. La industria estaba rondando ya una productividad promedio del 11% en sacarosa por cada tonelada de gramnea molida.

    Propal haba producido desde 1961 en papeles finos 2.200.000 Tn. Con la compra de Papelcol, en Caloto, y se converta en una de las cinco productoras ms grandes del mundo que usaban fibra de la caadulce como materia prima. A pesar de las dificultades, los ingenios azucareros aportaron los recursos para la construccin del Parque de la Caa de Azcar (PCA), inaugurado en Cali en 1983, con piscina de olas, campos deportivos y toboganes, que ha sido el sustento econmico de la red de 29 parques recreativos que la Corporacin Para la Re-creacin Popular opera en los barrios populares de la ciudad. En 1984 se empez a vender a los fabricantes de concentrados azcar para sustituir el sorgo que mu-chos estaban importando.

    46 Sobre CENICAA y otras entidades azucareras colombianas ver www.cenicana.org (2004) y www.perafan.com/ea02enti.html (2004) y acerca del Museo de Piedechinche www.ingprovidencia.com /Providencia/museo.html (2004).

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    Los ingenios vallecaucanos, a travs de Ciamsa y Dicsa compraron el 99% y el 1% respectivamente del ingenio venezolano Urea, localizado cerca de Ccu-ta. Constituida la nueva sociedad, adopt el nombre de Central Azucarero del Tchira C.A., CAZTA, y en 1995 se realiz en Cali y en Cartagena el XXII Con-greso de la Sociedad Internacional de Tcnicos Azucareros (SITA), con la partici-pacin de 1.200 personas de diversos pases.

    En 1996 la extensin de los caaduzales en Colombia era de 183.979 Ha. La distribucin de la propiedad de esta tierra era: 24,6% de los ingenios y 75,4% de otros productores. Con una oferta de 2.149.224 Tn., la participacin del azcar en el PIB fue del 1,32%, y en el producto agrcola del 9,4%. Representaba, adems, el 40% de las exportaciones agroindustriales y el 2,5% de las totales. El Valle del Cauca abarcaba el 66% del rea cultivada en plantos permanentes, el 6% de la renta agregada, el 5% de la agraria y el 8% de la industrial47.

    En cuando a la distribucin de variedades caeras en Colombia, sobre un rea sembrada de 168.499 Ha. era en 1996 como sigue: MZC74-275 39,3%; V71-51 25,1%; PR61-632 9,5%; CC84-75 4,3%; RR75-11 3,8%; CC 85-92 3,4%; CO421 2,7%, y otras 11,9%48.

    ASOCAA, con el apoyo de la CVC y del Departamento de Planeacin Nacio-nal, gestion una financiacin del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con el fin de evaluar el potencial de cogeneracin de la agroindustria azucarera co-lombiana. Schaffer & Associates, de Louisiana, realizaron el estudio y entregaron un informe ejecutivo. Posteriormente instauraron dicha cogeneracin los ingenios Cauca y La Cabaa. El primero, adems, fund la empresa Alimentos y Refres-cos S.A. para fabricar TWIST en polvo, con dulce o sin l, y con sabor a naranja, lulo, limn, toronja y salpicn, ubicado ya en una lnea exportadora. El central La Manuelita, por su parte, compr por 18.000 $US el 72% del Laredo, en el Per, internacionalizando as su produccin, y el Providencia y la Hacienda El Hatico han unido esfuerzos en la elaboracin de edulcorante orgnico, que en su mayor parte se vende al extranjero49.

    Landell Mills realiz para ASOCAA en 1997 el estudio The Competitive Po-sitions of Leading Sugar Industries, cuyos indicadores de desempeo muestran que Colombia ocupa el primer lugar entre 10 pases productores de caa y remo-lacha en el rendimiento agrario e industrial (100,5 Tn. de gramnea y 12 de az-car por Ha. y ao, y 13,9 de esta ltima por cada 100 de materia prima), y el se-

    47 Sobre Propal ver www.synergos.org/globalphilanthropy/organizaciones/propal.htm (2004), acerca del PCA, www.cali.gov.co/publico2/NSitiosdeInt.html (2004), respecto a CAZTA, www.microsoft.com /latam/businesssolutions/clientes/Documentos/Cazta.pdf (2004), y en relacin con el congreso de la SITA, www.cenicana.org/agroindustria/historia_cana.htm (2004), y para los datos de la participa-cin del azcar en las exportaciones y el PIB de Colombia y otros anteriores, O.G. RAMOS [1].

    48 Ver O.G. RAMOS [1]. 49 Ver www.incauca.com (2004) y O.G. RAMOS [1].

  • SCAR GERARDO RAMOS GMEZ

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    gundo, junto a Sudfrica, en recuperacin de sacarosa en los centrales, con un 85,5%, en lo que slo es superado por Australia con un 89,8%50.

    Segn CENICAA, en 1998 haba 2.167 haciendas para suministrar materia prima a los centrales en Colombia, con una superficie de 199.375 Ha., repartidas en 39 municipios. El centro dispone ya de un Atlas agroclimtico y de produc-cin de la agroindustria azucarera colombiana, en el que se puede identificar a qu zona pertenece cada una de las citadas haciendas51.

    En 1999 se abrieron nuevas perspectivas en el comercio mundial azucarero cuando Colombia consolid alianzas estratgicas con los 10 mayores exportado-res del planeta, lo que, por otro lado, le fortalece en las negociaciones en la World Trade Oraganiztion. El Valle del Cauca podra competir con holgura en los mercados internacionales si en muchos pases no se le atravesaran tantos es-collos de proteccionismo para su edulcorante. El 97% del edulcorante nacional tiene Sello y Certificacin de Calidad de ICONTEC, ISO 9001, versin 2000, el 65% ISO 14001, y el 36% se apresta a recibir la OHSAS 18.001. todos los inge-nios laboran, adems, bajo el concepto de una gestin integral52.

    Investigaciones de CENICAA han sealado 52 zonas agroecolgicas en el Valle del Cauca, de modo que es posible determinar cientficamente que varieda-des daran mejores rendimientos en cada una. Adems, a raz de la promocin para identificar las cadenas productivas en Colombia, se dise el Cluster del Azcar, que abarca a fbricas de alimentos, bebidas (jugos, gaseosas, galletas, dulces, alcohol, licores, vinos), energa, sucroqumica y papel.

    A finales de 1999 discrepancias entre industriales y caicultores generaron en el mercado interno una crisis de precios que se super cuando ambos sectores solicitaron al Gobierno Nacional el establecimiento de un Fondo de Estabiliza-cin de Precios para los azcares centrifugados, las melazas derivadas de la ex-traccin o del refinado y los jarabes.

    Desde la dcada de 1970 se haba venido quemando la caa antes de la cose-cha. Como las comunidades expresaran inconformidad frente a esa prctica, par-ticularmente en el rea de Palmira, se lleg finalmente a un acuerdo entre ellas, el Ministerio del Medio Ambiente, las Corporaciones Autnomas Regionales del Valle, Cauca y Risaralda, ASOCAA y sus afiliados, denominado Convenio de

    50 LANDELL MILLS, The Competitive Positions of Leading Sugar Industries, Bobot, LM y ASOCAA, 1997. Ver www.asocaa.co (2004). Los 10 pases de la comparacin son Australia, Brasil, China, Colombia, Cuba, Estados Unidos, India, Mxico, Tailandia y Sudfrica.

    51 CENICANA, Atlas agroclimtico y de produccin de la agroindustria azucarera colombiana, Bobot, CENICAA, 1998. Ver www.cenicana.org (2004).

    52 Ver www.icontec.org.co (2004), www.unit.org.uy/ISO9000 (2004), y www.unit.org.uy/ ISO14000 (2004), y para ms detalles sobre el comportamiento de la comercializacin del azcar, tanto interna como externa, ASOCAA, Aspectos generales del sector azucarero, Bogot (publicacin anual); CENICAA, Informe anual, Bogot (publicacin anual); Carta trimestral, Bobot (publicacin trimestar), y Serie tcnica, Bogot (publicacin peridica), donde se registran las actividades de este centro, todos ellos disponibles en Internet, www.asocana.com (2004), y ww.cenicana.org (2004).

  • CAA DE AZCAR EN COLOMBIA

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    concertacin para una produccin limpia con el sector azucarero que compro-meta a ingenios y caicultores a determinadas acciones de proteccin ecolgica en perodos de tiempo razonables. Adems, en 2001 se estableci por ley la oxi-genacin de las gasolinas con alcohol carburante en las ciudades de ms de 500.000 habitantes y en sus reas metropolitanas (Bogot, Cali, Medelln, Ba-rranquilla, Cartagena, Ccuta, Bucaramanga y Pereira). Como dicho proceso requera 445.000.000 l. anuales, se precisaban destileras con capacidad terica entre 150.000 y 300.000 l./da anexas a los ingenios. Seis de ellos han decido ya montarlas y las primeras estarn en produccin en 200553.

    En los albores del siglo XXI hay sembradas en el Valle del Cauca 205.000 Ha. de caa para elaboracin de azcar, soporte econmico y orgullo de la regin. La oferta de sacarosa fue en 2003 de 2.645.833 Tn. crudas, de las que se exportaron 1.287.256. El campo est mecanizado en gran parte, las fbricas automatizadas y la administracin informatizada. Esta industria es, adems, netamente colombia-na, gerentes, ingenieros, agrnomos, supervisores, almacenistas, contadores, me-cnicos, tractoristas, empleados de diverso rango y obreros cualificados tienen en su ma