01 -Putnam- El Desplome de La Dicotomia Hecho-Valor Cap8

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    Paids Bsica

    ltimos ttulos publicados66. C. Geertz- Conocimiento local6 7. A. Sch z - La construccin significativa del mundo social69. M. Hammersley y P. Atkinson- Etnografa70. C. Sals -Razones e intereses71. H. T. Engelhardt -Los fundamentos de la biotica72. E. Rabossi (comp.)- Filosofa de la mente y ciencia cognitiva73. J. Derrida- Dar (el) tiempo74 . R. Nozick- La naturaleza de la racionalidad75. B. Morris -Introduccin al estudio antropolgico de la religin76. D. Dennett- La conciencia explicada77. J. L. Nancy- La experiencia de la libertad78. C. Geertz- Tras los hechos79 . R. R. Aramayo y otros- El individuo y la historia80. M. Aug -E l sentido de los otros81. C. Taylor- Argumentos filosficos82. T. Luckmann- Teora de la accin social83. H. Jonas- Tcnica, medicina y tica84 . K. J. Gergen - Realidades y relaciones85. J. R. Searle -L a construccin de la realidad social86. M. Cruz (comp.)- Tiempo de subjetividad87 . C. Taylor- Fuentes del yo88. T. Nagel - Igualdad y parcialidad89 . U. Beck- La sociedad del riesgo91. K. R. Popper- El mito del marco comn92. M. Leenhardt -Do Kamo. La persona y el miro en el mundo melanesio93. M. Godelier- El enigma del don94 . T. Eagleton -Ideologa95. M. Platts- Realidades morales96. C. Sols -Alta tensin: filosofa, sociologa e historia de la ciencia97. J. Bestard- Parentesco y mode rnidad98. J. Habermas- La inclusin del otro99 . J . Goody - Representaciones y contradicciones100. M. Foucault- Entre filosofa y literatura. Obras esenciales, vol. I101. M. Foucault- Estrategias de poder. Obras esenciales, vol. 2102. M. Foucault -Esttica, tica y hermenutica. Obras esenciales, vol. 3103. K. R. Popper- El mundo de Parmnides104. R. Rorty- Verdad y progreso105. C. Geertz- Negara106. H . Blumenberg- La legibilidad del mundo107. J. Derrida - Dar la muerte108 . P. Feyerabend- La conquista de la abundancia109. B. Moore- Pureza moral y persecucin en la historia110. H . Arendt- La vida del esp(ritu111. A. Maclntyre - Animales racionales y dependientes112. A. Kuper- Cultura113. J. Rawls- Lecciones sobre la historia de la filosofa moral114. Th . S. Kuhn- El camino desde la estructura115 . W. V. O. Quine -Desde un punto de vista lgico116. H. Blumenberg- Trabajo sobre el mito117. J. Elster -Alquimias de la mente118. l. F. Shaw- La evaluacin cualitativa119. M. Nussbaum- La terapia del deseo120. H . Arendt- La tradicin oculta121. H. Putnam- El desplome de la dicotoma hecho/valor y otros ensayos

    Hilary Putnam

    El desplome dela dicotoma hecho/valory otros ensayos

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    CAPTULO 8

    LA EVASIN DELOS VALORES PO R PARTE DELOS FILSOFOS DE LA CIENCIN'Recuerdo haber ledo en alguna parte un a carta en la que Deweydeca que, lejos de ocupar un rincn peculiar en nuestra experiencia, los valores so n algo que tiene que ver co n la totalidad de la experiencia. 1 Lo que este punto de vista implica para la filosofa de laciencia es que los juicios de valor so n esenciales a la prctica cientfica misma. Y no me refiero nicamente a la clase de juicios devalor que llamamos morales o ticos: los juicios acerca de la

    Coherencia, la plausibilidad, la razonabilidad , la simplicidad>> y lo que Dirac memorablemente llam la belleza>> de un a hiptesis, so n todos ellos juicios de valor en el sentido de CharlesPeirce, juicios sobre lo qu e l llamaba lo admirable >> en el modo(cientfico) de comportarse. (La esttica es, segn Peirce -poderosamente influido en ello po r la crtica de l juicio kantiana-, la teora abstracta de lo admirable; la tica, en tanto que teora abstractade lo admirable en el modo de comportarse, presupone la esttica,y la lgica o teora de la investigacin, en tanto que teora de lo admirable en el modo de comportarse cientfico, presupone la tica.)2Pensando en cul podra se r el tema de este captulo me vino ala cabeza que, en primer lugar, esta cuestin - que en la investigacin cientfica se presuponen juicios de valor- me preocupadesde hace muchos aos y que, en segundo lugar, sera interesante examinar los intentos, po r parte de tantos filsofos de la ciencia destacados, de evitar reconocerlo. En efecto, en contraste con el nfasis con qu e fue planteada po r todos y cada un o de los pragmatistas, los filsofos de la ciencia de la corriente hegemnica laha n tratado de un modo ta n superficial que (parafraseando el ttulo de mi amigo y colega Cornel West, The American Evasion ofPhilosophy) he decidido titular este captulo La evasin de los va-

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    160 RACIONALIDAD Y VALORlores por parte de los filsofos de la ciencia. 3 En l voy a discutira unos cuantos filsofos en el mismo orden en qu e ha n ido figurando en mi propia vida y en mi pensamiento.Antes, sin embargo, debo sealar que fu e C. West Churchmanquien, durante mi s aos de licenciatura en la Universidad de Pensilvania, me introdujo por primera vez en la filosofa de la ciencia.Churchman era pragmatista, y ciertamente no rehua el hecho dequ e la ciencia presupone juicios de valor. En efecto, le recuerdoescribiendo en la pizarra las siguientes cuatro proposiciones atribuidas por l a su maestro A. E. Singer Jr., quien a su vez haba si do alumno de William James:

    l. El conocimiento de hechos (particulares) presupone el cono-cimiento de teoras (trmino bajo el cual Singer inclua todageneralizacin). Po r ejemplo, saber qu e algo es un roble essaber qu e pertenece a una clase de rbol (nocin en s misma conectada con numerosas generalizaciones) que po r logeneral tiene hojas de un a determinada forma, que normalmente produce bellotas, etc. Al decir esto Singer estaba criticando la idea de que la ciencia Comienza co n datos brutosindividuales, y a partir de stos se eleva a la s generalizaciones mediante la induccin y la abduccin. No hay tal cosa,deca Singer, como un comienzo en este sentido; cuandohacemos ciencia estamos siempre ya presuponiendo un ba gaje de generalizaciones.

    2. El conocimiento de teoras (e n el sentido amplio antes mencionado) presupone el conocimiento de hechos (particulares).Un kantiano lo negara, argumentando que ciertas generalizaciones so n a priori.

    3. El conocimiento de hechos presupone el conocimiento de va-lores. sta es la posicin que defiendo. Puede dividirse endo s tesis separadas: (i) qu e la actividad de justificar afirmaciones de hecho presupone juicios de valor, y (ii) qu e si noqueremos caer en un subjetivismo co n respecto a la s afirmaciones de hecho mismas, debemos considerar qu e estosjuicios de valor pueden se r correctos (e n la jerga filosfica,

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    162 RACIONALIDAD Y VALORtras manos se desarrolla y modifica, a travs de retoques y aadidos ms o menos arbitrarios y deliberados po r nuestra parte, motivados m s o menos directamente po r la continua estimulacinde nuestros rganos sensoriales. Es un saber gris plido, negro po rel hecho y blanco po r la convencin. Pero no he encontrado razones de peso para concluir que haya en l ninguna hebra lo bastante negra ni lo bastante blanca.Estas palabras de aire pragmatista parecen sugerir que Quinedebera simpatizar co n la tesis similar, expresada en el captulo 2mediante un a cita de Vivian Walsh, de que en la ciencia hecho y va-lo r estn entretejidos. 8 Y de hecho Morton White, ntimo amigo deQuine, intent convencerlo de ello durante la dcada de 1950, perofue en vano. 9 Pese a que Quine, como buen empirista, continuconsiderando el esquema conceptual de la ciencia como un instrumento destinado en ltima instancia a predecir la experiencia futura a la luz de la experiencia del pasado, 10 su s anlisis del problemade la seleccin de teoras se planteaban en trminos cada vez m sprofundamente reidos con la realidad. Lleg a hablar 11 como siel problema fuera el de que, suponiendo qu e disponemos de todoslos enunciados verdaderos de la forma Si P(x, y, z, t) , entoncesPz{x', y', z', t'), donde P, y P2 so n predicados observacionales y loscudruples ordenados nombran puntos espaciotemporales (llamemos a dichos enunciados Condicionales observacionales ), c-mo podemos escoger entre la s teoras que pueden predecir latotalidad de estos enunciados (o el mayor subconjunto posible)?M s concretamente, Quine estaba preocupado por la s siguientespreguntas: 1) Podra haber do s cuerpos exhaustivos de doctrinacientfica (dos esquemas conceptuales de la ciencia alternativos)qu e impliquen el mismo conjunto de condicionales observacionales verdaderos (y ninguno falso) - e n parte, la falta de realismo delanlisis de Quine tiene que ve r con que nunca considera la prediccin probabilstica- y de lo s que no se pueda demostrar que sonla misma teora bajo apariencias distintas? 12 Y, 2) si los hubiese,como podramos escoger entre ellos? Huelga decir qu e ste nes en absoluto el problema de seleccin de teoras al qu e se en frentan los cientficos de carne y hueso (ntese qu e Quine no nosdice en ninguna parte cmo se supone que sabemos que todos los

    LA EVASIN DE LOS VALORES [ .. . ] 163condicionales observacionales implicados po r las teoras alternativas so n verdaderos). Esto no es ms que epistemologa desde elpunto de vista de un ser lgicamente omnisciente, y slo si estese r dispone de un Orculo qu e le informa de l valor de verdadde los condicionales observacionales.

    No pretendo sug erir que Quine carezca de rplica frente a la scrticas de este gnerci. Su respuesta a aquellos que anhelan unaepistemologa m s realista, que tenga que ver co n el modo en qu elos cientficos reales se las arreglan para seleccionar teoras realesbasadas en datos reales, es la famosa Por qu no nos contentamo s con la psicologa?Y Lo que muchos de sus lectores ignoranes que Quine habla en serio. La epistemologa naturalizada en elsentido de Quine significa el abandono de la epistemologa. La psi-cologa (que, en los escritos de Quine, siempre significa la psicologa conductista de Skinner) es toda la epistemologa que nos hacefalta. Esto es evadirse de la cuestin epistemolgica co n venganza incluida!Mi siguiente maestro despus de abandonar Harvard en 1949,Hans Reichenbach, er a un filsofo de cuo mu y distinto. Lo queReichenbach intentaba demostrar er a que toda la epistemologapoda reducirse a aplicaciones iteradas y concatenadas de un anica regla (a menudo llamada la regla directa de induccin).Esta regla puede formularse como sigue: calcula la frecuencia relativa r con que se da n lo s Bs co n respecto a los As observadoshasta el momento, y propn que la frecuencia relativa de Bs (o ellmite de la frecuencia relativa de Bs , si hay infinitos As) co n respecto a todos los As, incluidos lo s As futuros, es r e, donde e esun margen de error aceptable seleccionado de modo arbitrario.Si n embargo, esto plantea cuatro problemas, cada uno de ellosimportante, interesante y susceptible de un a larga discusin. Elprimero, que he examinado en profundidad en otro lugar, 14 no esotro que el de la inconsistencia de la regla directa. El segundoconsiste en que au n si Reichenbach hubiese tenido xito al reduci r la induccin a esta regla (a cierta versin consistente de estaregla), todo lo que podra haber afirmado de ella es que convergera con la hiptesis correcta (sobre la frecuencia de Bs en diversaspoblaciones de As) a largo plazo . El problema de un a regla para

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    164 RACIONALIDAD Y VALORseleccionar hiptesis en tiempo real permanece as si n resolveren la obra de Reichenbach (como l, po r otro lado, saba perfectamente). El tercer problema, que aparecer de nuevo m s adelante, es qu e el rechazo de Reichenbach de la necesidad de lo qu ePeirce llamaba abduccin (y otros filsofos de la ciencia llamanmtodo hipottico-deductivo) se sigue de su idea de clasificarla s teoras en clases de referencia y, partiendo de estas clases, hace r inducciones conforme a la regla directa. Y esta idea, comodemostr Ernest Nagel en un a importante monografa, no es enabsoluto realista. 15 El cuarto problema, y en ningn modo el demenor importancia o inters, tiene que ve r con la desmedida (aunqu e a mi juicio digna de alabanza) ambicin metafsica de Reichenbach, 6 quien no slo quera reducir toda la induccin a un asola regla, sino que adems pretenda disponer de un a justifica-cin deductiva de esa regla; es decir, una prueba deductiva deque, si hay algn mtodo que funcione, entonces el mtodo de laregla directa funciona . En resumen, Reichenbach quera resolverel problema de Hume ta l y como l lo entenda. (Yo he demostrado, dicho sea de paso, que la misma caracterstica que hace inconsistente la regla directa de Reichenbach es esencial al argumento de la justificacin, y, po r tanto, no es posible tener unaregla consistente que admita una justificacin reichenbachiana.)17 No obstante, en el proceso de justificar la induccin (proceso que l crea haber culminado), Reichenbach deba suponerque tena a su disposicin enunciados observacionales sin valorpredictivo (de otro modo se tendra que haber usado la induccin>>para verificarlos, incurriendo as en un a regresin infinita).Pero el propio Reichenbach, en un hermoso debate co n C. l. Lewi s , argument (correctamente, bajo mi punto de vista) que noexisten semejantes enunciados observacionales.18 En definitiva,Reichenbach suscriba la tesis de A. E. Singer Jr. de que El conocimiento de hechos (particulares) presupone el conocimiento de teoras (es decir, de generalizaciones), pero en su argumento de lajustificacin presupona tcitamente la falsedad de esta tesis. .En 1953, tras un a o co n un a beca Rockefeller y otro dandocursos de doctorado en la Northwestern University, ingres en lafacultad de Princeton en calidad de profesor adjunto, y conoc in-

    LA EVASIN DE LOS VALORES [ .. . ] 165mediatamente a Rudolf Carnap, que imparta clases como profeso r invitado en el Institute fo r Advanced Study. Carnap er a ta nclido y amistoso como brillante, y, a pesar de la diferencia deedad y de rango (que no significaban nada en absoluto para l),llegamos a se r grandes amigos. El modo de Carnap de evitar (oevadir) la idea qu e estoy defendiendo de qu e en la actividad deseleccionar teoras se presuponen valores -valores epistmicoscomo coherencia, plausibilidad, razonabilidad, simplicidad, elegancia y similares- era intentar demostrar qu e la cienci a procede mediante un mtodo sintctico formal. Para decirlomu y brevemente, Carnap quera reducir la eleccin de teoras aun algoritmo. Pero los nicos algoritmos que er a capaz de concebi r se limitaban a problemas de muestreo muy simples (tales comoestimar la frecuencia relativa de bolas rojas en una urna a partirde un a muestra de bolas extradas de la urna). Nadie tiene hoy lamenor esperanza en el xito del proyecto de Carnap. 19

    Karl Popper (a quien conoc mucho ms tarde y co n quiencoincid slo en un a o dos ocasiones) rechazaba la idea misma delgica inductiva (de hecho , pensaba que la ciencia emprica slotena necesidad de la lgica deductiva y la observacin), pero tambin l pretenda reducir el mtodo cientfico a un a regla simple:contrastar todas las teoras que sean lo bastante falsables y retene r nicamente a la s supervivientes. Pero tampoco esto funciona : cuando un a teora entra en conflicto co n lo que previamenteconsiderbamos un hecho, a veces abandonamos la teora y otraslo supuestamente fctico. sta es un a decisin, como observabaQuine en un pasaje antes citado, qu e depende de concesiones queCuando so n racionales, son pragmticas -y ello significa (aunqu e Quine, po r supuesto, no diga tal cosa) que depende de juiciosinformales de coherencia, plausibilidad, simplicidad y similares.20 Tampoco es el caso qu e cuando dos teoras entran en conflicto los cientficos esperen hasta qu e lo s datos observacionalespermitan decidir entre ellas, como exige la filosofa de la cienciapopperiana.Un ejemplo al que recurro a menudo al tratar esta cuestin esel siguiente: tanto la teora de la gravitacin de Einstein como lateora de Alfred North Whitehead de 1922 (de la que muy poca

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    166 RACIONALIDAD Y VALORgente ha odo hablar) concuerdan con la relatividad especial, y am ba s predecan los conocidos fenmenos de la desviacin de la luzpo r la accin gravitatoria, el carcter no newtoniano de la rbita deMercurio y la rbita exacta de la Luna, entre otras cosas. 1 No obstante, la teora de Einstein fue aceptada y la de Whitehead rechazada cincuenta aos antes de que nadie pudiese siquiera concebirun a observacin qu e permitiese decidir entre ambas. En realidad,ha y numerossimas teoras que deben rechazarse po r motivos noobservacionales, en tanto la regla comprueba toda teora qu e sele pueda ocurrir a cualquiera>> es imposible de seguir. Como Bronowski le escribi un a vez a su amigo Popper: Si llegaran a tumesa tantas teoras disparatadas como llegan a la ma, no afirmaras qu e los cientficos comprueban todas las teoras falsables!>>.ZZEn pocas palabras, en la fsica se presuponen juicios de coherencia, simplicidad, etc. Y sin embargo la coherencia, la simplicida d y similares so n valores. Es ms, todos y cada uno de los conocidos argumentos a favor del relativismo en tica pueden repetirseco n respecto a esos valores epistmicos. El argumento de qu e lo svalores ticos so n metafsicamente sospechosos porque (entreotras cosas) carecemos de rgano sensorial para percibir la bondad podra modificarse de modo qu e rezara: Los valores epistmicos so n ontolgicamente sospechosos porque carecemos de rgano sensorial para percibir la simplicidad y la coherencia>>. Losconocidos argumentos a favor del relativismo o de l no cognitivismo a partir de la s diferencias interculturales con respecto a losvalores (argumentos a menudo derivados de la imagen de las distintas culturas como inconmensurables>>, ta n de moda ho y en dapero a mi entender completamente insostenible) podran tambinmodificarse de modo que sostuviesen qu e ha y diferencias interculturales co n respecto a qu creencias son ms coherentes>>, plausibles, ms simples en tanto que explicaciones de los hechos>>,etc.; y tanto en el caso de la tica como en el de la ciencia seguirahabiendo quien dijese que, cuando culturas distintas difieren entr e s, decir que un a de la s partes est objetivamente en lo ciert?es mera retrica. 3Acabo de poner nfasis en que, si fuesen correctos, los conocidos argumentos a favor de l relativismo co n respecto a los valores

    LA EVASIN DE LO S VALORES [ .. . ] 167seran igualmente aplicables a nuestros valores epistmicos, y lohe hecho porque slo si nos apercibimos de ello no s daremos cuenta de hasta qu punto, en efecto, el relativismo se autorrefuta. Con-sidrense por ejemplo la s bien conocidas tesis de Richard Rorty,quien sostiene que deberamos librarnos po r completo de la nocin de un mundo objetivo, y hablar en vez de eso de concepcionesque nuestra cultura>> aceptara (algunas veces, aade en su mejormomento>>). Esta tesis de que todo lo que hay tras los valores - in cluidos los valores epistmicos- es el consenso en cultura presupone que al menos algunas de nuestras afirmaciones desentido comn pueden se r aceptadas sin un a reinterpretacin filo-sfica de la clase propuesta. Po r ejemplo, hablar de

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    168 RACIONALIDAD Y VALORDe hecho, la alternativa que cuenta con ms partidarios depensar que la existencia de afirmaciones justificadamente aseverables relativas a cuestiones no cientficas - c on respecto a si algoes ms plausible, ms coherente y/o ms simple que otra cosa- esun presupuesto de la actividad de acumular conocimiento incluso

    en la fsica, la ciencia paradigmtica, es la epistemologa fiabilista propuesta po r Alvin Goldman .24 Segn esta epistemologa,lo que hace qu e un a creencia se a justificable en ciencia es qu e suaceptacin se haya alcanzado mediante un mtodo fiable>>, en elsentido de que la probabilidad de que desemboque en la aceptacin de hiptesis verdaderas sea elevada. Se ha n presentado objeciones slidas a esta idea, y Goldman ha alterado en modos sofisticados su formulacin original co n el fin de hacerles frente, perosta no es la razn po r la qu e sostengo que su enfoque no funciona . Para ver po r qu no lo hace, considrese simplemente la pregunta: En qu "mtodo" se apoyaba Einstein cuando acept lasteoras especial y general de la relatividad?>. ,Las propias concepciones de Einstein so n harto conocidas. Elmismo no s cuenta qu e lleg a la teora especial de la relatividadal aplicar un a crtica empirista a la nocin de simultaneidad, Y ala teora general de la relatividad buscando la teora de la grave-dad ms simple que fuese a la vez compatible con la relatividadespecial en el dominio infinitesimal. Sabemos que lo s fsicos qu eaceptaron estas dos teoras tambin crean qu e esas consideraciones en su favor resultaban lo bastante concluyentes. Ambosmtodos son completamente especficos en lo qu e respecta al temaqu e tratan (tanto es as qu e la clase de referencia de la s teorasimplicadas es demasiado pequea para que tenga ningn sentidohablar aqu de probabilidades>>), y ambos mtodos presuponenjuicios de razonabilidad. 25 Y resulta qu e los juicios de razonabilida d no se subsumen en clases a la s qu e podamos asignar probabilidades.26 En suma, no slo no existe razn alguna para pensarqu e lo s tipos de juicio de lo s qu e estoy hablando - los juicios derazonabi l idad- puedan reducirse a juicios no normativos; si quiera existe un esbozo convincente de cmo sera semejante re -duccin.

    LA EVASIN DE LOS VALORES [ . . . ] 169CoNCLUSiN

    He argumentado que los juicios de razonabilidad, incluso siso n tcitos, se presuponen en la investigacin cientfica (es ms,lo s juicios de coherencia so n esenciales au n en el nivel de la observacin: tenemos que decidir de qu observaciones fiarnos, dequ cientficos fiarnos y, algunas veces, incluso de cules de nuestros recuerdos fiarnos). He argumentado que los juicios de razonabilidad pueden ser objetivos y que poseen todas la s propiedadescaractersticas de los juicios de valor. En pocas palabras, he argumentado que mis maestros pragmatistas estaban en lo cierto cuando afirmaban qu e el conocimiento de hechos presupone el conocimiento de valores>>. Pero la historia de la filosofa de la cienciade l ltimo medio siglo ha sido en gran medida la historia de losintentos de evadir esta cuestin -algunos de ellos resultaran divertidos si la sospecha ante la idea misma de justificar un juiciode valor qu e les caracteriza no tuviese implicaciones ta n graves- .Esta historia pone de manifiesto que cualquier fantasa - l a fantasa de hacer ciencia usando nicamente la lgica deductiva (Popper), la de justificar deductivamente la induccin (Reichenbach),la de reducir la ciencia a un simple algoritmo para el muestreo(Carnap), la de seleccionar la s teoras en funcin de un conjuntode Condicionales observacionales verdaderos >>qu e ta n misteriosamente est a nuestra disposicin o bien contentarnos con lapsicologa (Quine)- parece preferible a reconsiderar po r co m-pleto el dogma (el ltimo dogma de l empirismo?) de qu e los hechos so n objetivos y los valores so n subjetivos, y ambas cosasnunca deben mezclarse>>Los pragmatistas llevan m s de un sigloreclamando esta reconsideracin . Cunc!o dejaremos de evadir lacuestin y concederemos al desafo pragmatista la atencin quemerece por su importancia?

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    204 EL DESPLOME DE LA DICOTOMA HECHO/VALOR ( .. . ]digung] es considerado el proceso de alcanzar un acuerdo [Einigung] en-tre sujetos capaces de hablar y actuar. Pero un grupo de personas puedensentirse como alguien con un estado de nimo ta n difuso que sea difcilidentificar el contenido proposicional o el objeto intencional al que eseestado se dirige. Una tal unanimidad [Gleichgestimmtheit] no satisfacelas condiciones para el tipo de acuerdo [Einverstiindnis] en qu e culminanlos intentos de alcanzar entendimiento cuando so n exitosos. El conteni-do proposicional de un acuerdo alcanzado mediante comunicacin, o deun acuerdo presupuesto colectivamente en un a accin comunicativa, re-sulta discernible. Y: > vol. 2, pg. 152).

    32 . Al proceder mediante una argumentacin transcendental a partirde la teora de la verdad de Peirce, Apel no se ve obligado a afrontar esteproblema . Pero un a vez rechazada la identificacin de la verdad con elconsenso resultante de un a discusin (ideal) (y, como aadira Peirce, deun a experimentacin), ya no puede evitarse la exigencia de un a razn pa -ra suponer qu e la verdad y el consenso coinciden en ciertos casos espe-ciales como el de la tica.33. The Sovereignty ofGood, op. cit., pgs. 28-37.34. Vase nota 10.35 . Ntese qu e la afirmacin de que nosotros no tenemos conoci-miento alguno de la existencia de otras personas es parecida a un oxmoron! En Why Reason Can't Be Naturalized >> (en mis Philosophical Pa-

    11NOTAS 205

    pers, vol. 3, Realism and Reason [Cambridge, Cambridge University Press ,1983]. pg. 236) argumento qu e Carnap incurra exactamente en ese mis-mo oxmoron en Der logische Aufbau der Welt.

    36. Aqu estoy siguiendo a Levinas tal y como yo lo interpreto. Vase miLevinas an d Judaism>>, en Robert Bernasconi y Simon Crichley (comps .),The Cambridge Companion to Levinas (Cambridge, Cambridge UniversityPress, 2002) .

    37. En el captulo 2, la seccin titulada Los valores epistmicos tam-bin son valores >>.38. ste es el motivo de que Quine y Bernard Williams considerenque este discurso carece de co-ntenido objetivo alguno . Para la adhesin

    del ltimo a las tesis del primero, vase el libro de Williams Descartes:The Project of Pure Enquiry (Harmondsworth, Penguin, 1978), pgs. 300-303 (trad. cast.: pgs . 379-385).

    39. Vase The Many Faces ofRealism (LaSalle, Ill., Open Court, 1987),pgs . 86-90 (trad. cast.: Las mil caras del realismo, Barcelona, Paids,1994), y Ren.ewing Philosophy, op. cit., pgs . 35-55.

    40. Renewing Philosophy, op. cit., pgs. 60-66 (trad. cast.: pgs . 101-109).41. Vase nuestro La lgica de Dewey: Epistemologa como hipte-si s, en La herenc ia del pragmatismo, op. cit., pgs. 215-249.

    Captulo 8. La evasin de los valores por parte de los filsofosde la ciencia

    '' Este ensayo es un a versin de un a conferencia titulada PhilosophySeen>> [Filosofa vista >> ]. pronunciada ante la American Philosophical Society for the Advancement of Useful Knowledge en noviembre de 1999.

    l. En un a carta a James datada el21 de noviembre de 1904, que figurar en un volumen de prxima aparicin de The Correspondence ofWilliamlames (Charlottesville, VA, University of Virginia Press), Dewey escribaqu e una de la s muchas ventajas del enfoque pragmatista es la de que envez de relegar lo tico a un rincn solitario e insignificante, identifica eseproblema tico ["la relacin entre la libertad personal y el orden estable-cido"] con el problema general de las relaciones entre lo objetivo y losubjetivo de la experiencia .

    2. Vese Philosophy and th e Sciences : A Classification>, en JustusBuchler (comp.), The Philosophical Writings ofPeirce (Nueva York, Dover,1955), pgs. 60-73 .

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    206 EL DESPLOME DE LA DICOTOMA HECHO/VALOR [ .. . ] 3. The American Evasion of Philosophy (Madison, University of Win

    consin Press, 1989).4. Vase sin embargo mi distincin entre los usos metafsico y no

    metafsico de >en The Philosophy of Rudolf Camap (L a Salle, In d ., OpenCourt, 1963), Carnap se re tracta en gran medida de sus esperanzas en unalgoritmo que nos permite reproducir los juicios de l juez inductivo idealexpresados po r l en Logical Foundations of Probability (Chicago, University of Chicago Press , 1950), su nica monografa dedicada a la lgicainductiva. Para un a prueba de que no se podra conseguir nada semejante con el proyecto de Carnap, vase mi Degree of Confirmation' an d Inductive Logic.

    20. Aunque la concepcin es mucho ms antigua , Quine la formulde un modo muy influyente en su clebre ,recogido en From a Logical Point o{View, op. cit., pgs. 20-46.

    21. La refutacin de la teora de Whitehead fue obra de C. M. Will,Astrophysics Joumal, no 169, 1971, pgs.409-412.

    22. Tambin vale la pena sealar qu e Popper asegura un a y otra vezque el famoso experimento del eclipse fue un experimentum crucis (experimento cmcial}, y po r tant o un a ilustracin de la superior falsabilidad >>dela teora de la relatividad general de Einstein. De hecho, el experimentoprodujo cuatro conjuntos de resultados; segn cual se a la fotografa de lacual no s fiemos (y las cuatro eran de un a definicin mu y pobre), obtenemo s la desviacin de Einstein, la desviacin de Newton e incluso la doble desviacin de Einstein! No se obtuvo un a confirmacin experimentalrealmente slida de la teora de la relatividad general hasta la dcada de1960. Para una explicacin de esta confirmacin, vase Charles W. Misner, Kip S. Thorne y John Archibald Wheeler, Gravitation (San Francisco, Freeman, 1973), parte IX. Evidentemente, el hecho de que se aceptara la relatividad general antes de qu e hubiese experimentos decisivos a

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  • 7/27/2019 01 -Putnam- El Desplome de La Dicotomia Hecho-Valor Cap8

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    208 EL DESPLOME DE LA DICOTOMA HECHO/VALOR [ .. . ]su favor contradice po r completo la concepcin popperiana en su conjunto, que as puede caracterizarse de mitolgica.23. Para un a crtica fulminante de esta idea, y del modo en que hacontaminado la antropologa cultural desde lo s tiempos de Herder, vaseMichele Moody, Fieldwork in Familiar Places: Morality, Cu lture and Philo-sophy (Cambridge, MA, Harvard University Press, 1997).

    24. Vase Alvin Goldman, Epistemology and Cognition (Cambrigde,MA, Harvard University Press, 1986). Debo la consideracin de esta al ternativa a un a sugerencia de Jamie Tappenden.25. Esta objecin al f i a b i l i s m ~ me fue sugerida por la objecin de Er nest Nagel a la concepcin de Hans Reichenbach sobre la justificacinde teoras (concepcin que tena ella misma un carcter fiabilista ). Vase Ernest Nagel,