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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’O S S E RVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Año XLVII, número 3 (2.398) Ciudad del Vaticano 16 de enero de 2015 Como una sola familia GIOVANNI MARIA VIAN Iniciada en el signo de la amistad entre las religiones, la visita del Papa a Sri Lanka concluyó con una mirada al mañana de la na- ción desde el antiguo santuario mariano de Madhu, al norte de la isla: que por intercesión de la Vir- gen «todos los hombres encuen- tren aquí el ánimo y la fuerza para construir un futuro de reconcilia- ción, justicia y paz», deseó Fran- cisco. Y las mismas palabras pro- nunciadas en el lugar de culto, muy venerado no sólo por los cris- tianos, resonaron por la mañana en Colombo durante la homilía papal para la canonización de José Vaz, con el deseo de que los cris- tianos puedan ofrecer una aporta- ción aún mayor al país, que ha sa- lido de un largo y sangriento con- flicto civil. La figura del oratoriano de Goa, que llegó clandestinamente a Ceilán en 1686 para ayudar a los católicos perseguidos por los ho- landeses calvinistas y ofrecer su ayuda a todos, fue indicado por el Pontífice como ejemplo para los cristianos de hoy. Al hablar ante al menos medio millón de personas reunidas en un enorme parque frente al océano, Francisco presen- tó al nuevo santo como un sacer- dote ejemplar, que supo «salir a las periferias, para que Jesucristo sea conocido y amado en todas partes». Con un añadido: precisa- mente «como nosotros» Vaz vivió en un tiempo de «transformación rápida y profunda», cuando «los católicos eran una minoría», y además «divididos entre sí», mien- tras que hacia afuera «sufrían hos- tilidad» y persecuciones. Es necesario superar las divisio- nes religiosas, repitió el Papa. Y como entonces el misionero orato- riano que quiso servir a todos, «quienquiera que fueran y donde- quiera que estuvieran», hoy la Iglesia en Sri Lanka, cierto no ri- ca, no hace distinción de ningún tipo en el servicio generoso que presta con sus obras a toda la so- ciedad. Con una única petición: ser libre para llevar adelante la propia misión. El ejemplo del san- to proclamado en Colombo con- firma luego que «el verdadero cul- to a Dios no lleva a la discrimina- ción, al odio y la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vi- da» y «al respeto de la dignidad y Audiencia al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede La cultura del encuentro es posible En la «trágica masacre» perpetrada en París está el triste eco de una cultura que «rechaza al otro» y «destruye los vínculos más íntimos y auténticos, acaba por deshacer y disgregar toda la so- ciedad y generar violencia y muerte». Lo recordó el Papa Fran- cisco al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, reu- nido el lunes 12 de enero, por la mañana, en la sala Regia con ocasión de la tradicional audiencia de inicio de año. Audiencia que tuvo lugar pocas horas antes de su partida a Sri Lanka y Filipinas, meta de su séptimo viaje internacional. Y que, como de costumbre, ofreció la ocasión para dar una visión amplia de la situación internacional. PÁGINAS 8 A 10 El Pontífice bautiza a treinta y tres niños en la Capilla Sixtina La leche y la palabra PÁGINA 16 SIGUE EN LA PÁGINA 5 A los cinco años del terremoto de Haití Tres pilares para reconstruir DISCURSO DEL PAPA EN PÁGINA 11 Una zona de las ruinas del terremoto de 2010 en Haití (Reuters) En Sri Lanka la primera etapa del séptimo viaje apostólico La diversidad no es una amenaza PÁGINAS 3 A 6

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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00

L’O S S E RVATOR E ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Año XLVII, número 3 (2.398) Ciudad del Vaticano 16 de enero de 2015

Como unasola familia

GI O VA N N I MARIA VIAN

Iniciada en el signo de la amistadentre las religiones, la visita delPapa a Sri Lanka concluyó conuna mirada al mañana de la na-ción desde el antiguo santuariomariano de Madhu, al norte de laisla: que por intercesión de la Vir-gen «todos los hombres encuen-tren aquí el ánimo y la fuerza paraconstruir un futuro de reconcilia-ción, justicia y paz», deseó Fran-cisco. Y las mismas palabras pro-nunciadas en el lugar de culto,muy venerado no sólo por los cris-tianos, resonaron por la mañanaen Colombo durante la homilíapapal para la canonización de JoséVaz, con el deseo de que los cris-tianos puedan ofrecer una aporta-ción aún mayor al país, que ha sa-lido de un largo y sangriento con-flicto civil.

La figura del oratoriano deGoa, que llegó clandestinamente aCeilán en 1686 para ayudar a loscatólicos perseguidos por los ho-landeses calvinistas y ofrecer suayuda a todos, fue indicado por elPontífice como ejemplo para loscristianos de hoy. Al hablar ante almenos medio millón de personasreunidas en un enorme parquefrente al océano, Francisco presen-tó al nuevo santo como un sacer-dote ejemplar, que supo «salir alas periferias, para que Jesucristosea conocido y amado en todaspartes». Con un añadido: precisa-mente «como nosotros» Vaz vivióen un tiempo de «transformaciónrápida y profunda», cuando «loscatólicos eran una minoría», yademás «divididos entre sí», mien-tras que hacia afuera «sufrían hos-tilidad» y persecuciones.

Es necesario superar las divisio-nes religiosas, repitió el Papa. Ycomo entonces el misionero orato-riano que quiso servir a todos,«quienquiera que fueran y donde-quiera que estuvieran», hoy laIglesia en Sri Lanka, cierto no ri-ca, no hace distinción de ningúntipo en el servicio generoso quepresta con sus obras a toda la so-ciedad. Con una única petición:ser libre para llevar adelante lapropia misión. El ejemplo del san-to proclamado en Colombo con-firma luego que «el verdadero cul-to a Dios no lleva a la discrimina-ción, al odio y la violencia, sino alrespeto de la sacralidad de la vi-da» y «al respeto de la dignidad y

Audiencia al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede

La cultura del encuentro es posibleEn la «trágica masacre» perpetrada en París está el triste eco deuna cultura que «rechaza al otro» y «destruye los vínculos másíntimos y auténticos, acaba por deshacer y disgregar toda la so-ciedad y generar violencia y muerte». Lo recordó el Papa Fran-cisco al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, reu-nido el lunes 12 de enero, por la mañana, en la sala Regia conocasión de la tradicional audiencia de inicio de año. Audienciaque tuvo lugar pocas horas antes de su partida a Sri Lanka yFilipinas, meta de su séptimo viaje internacional. Y que, comode costumbre, ofreció la ocasión para dar una visión amplia dela situación internacional.

PÁGINAS 8 A 10

El Pontífice bautiza a treinta y tres niñosen la Capilla Sixtina

La leche y la palabra

PÁGINA 16SIGUE EN LA PÁGINA 5

A los cinco años del terremoto de Haití

Tres pilares para reconstruir

DISCURSO DEL PA PA EN PÁGINA 11

Una zona de las ruinas del terremoto de 2010 en Haití (Reuters)

En Sri Lanka la primera etapa del séptimo viaje apostólico

La diversidad no es una amenaza

PÁGINAS 3 A 6

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L’OSSERVATORE ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

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página 2 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 16 de enero de 2015, número 3

En el Ángelus el Pontífice pide oraciones a los fieles por el viaje a Sri Lanka y Filipinas

Este es el tiempo de la misericordia«Este es el tiempo de la misericordia»recordó el Papa Francisco en elÁngelus del domingo 11 de enero, trashacer referencia al significado de lafiesta litúrgica del Bautismo del Señor.Que para el cristiano —dijo a los fielespresentes en la plaza de San Pedro—es una invitación a no permanecer«sordo» a la voz del Espíritu Santo,definido por el Pontífice «el granolvidado en nuestras oraciones».

Queridos hermanos y hermanas,¡buenos días!

Hoy celebramos la fiesta del Bau-tismo del Señor, que concluye eltiempo de Navidad. El Evangeliodescribe lo que sucede a orillas delJordán. En el momento en que JuanBautista confiere el bautismo a Je-sús, el cielo se abre. «Apenas salió delagua —dice san Marcos—, vio rasgar-se los cielos» (1, 10). Vuelve a la me-moria la dramática súplica del profe-ta Isaías: «¡Ojalá rasgases el cielo ydescendieses!» (Is 63, 19). Esta invo-cación fue escuchada en el aconteci-miento del Bautismo de Jesús. Y deeste modo termina el tiempo de los«cielos cerrados», que indican la se-paración entre Dios y el hombre,

consecuencia del pecado. El pecadonos aleja de Dios e interrumpe elvínculo entre la tierra y el cielo, de-terminando así nuestra miseria y elfracaso de nuestra vida. Los cielosabiertos indican que Dios ha dona-do su gracia para que la tierra dé sufruto (cf. Sal 85, 13). Así, la tierra seconvirtió en la morada de Dios entrelos hombres y cada uno de nosotrostiene la posibilidad de encontrar alHijo de Dios, experimentando, deeste modo, todo el amor y la infinitamisericordia. Lo podemos encontrarrealmente presente en los Sacramen-tos, especialmente en la Eucaristía.Lo podemos reconocer en el rostrode nuestros hermanos, en especial enlos pobres, enfermos, presos y refu-giados: ellos son carne viva del Cris-to que sufre e imagen visible delDios invisible.

Con el Bautismo de Jesús no sólose rasgan los cielos, sino que Dioshabla nuevamente haciendo re s o n a rsu voz: «Tú eres mi Hijo amado, enti me complazco» (Mc 1, 11). La vozdel Padre proclama el misterio quese oculta en el Hombre bautizadopor el Precursor.

Y luego la venida del EspírituSanto, en forma de paloma: esto per-mite al Cristo, el Consagrado delSeñor, inaugurar su misión, que esnuestra salvación. El Espíritu Santo:el gran olvidado en nuestras oracio-nes. Nosotros a menudo rezamos aJesús; rezamos al Padre, especial-mente en el «Padrenuestro»; pero nomuy frecuentemente rezamos al Es-píritu Santo, ¿es verdad? Es el olvi-dado. Y necesitamos pedir su ayuda,su fortaleza, su inspiración. El Espí-ritu Santo que animó totalmente lavida y el ministerio de Jesús, es elmismo Espíritu que hoy guía la vidacristiana, la existencia de un hombrey de una mujer que se dicen y quie-ren ser cristianos. Poner bajo la ac-ción del Espíritu Santo nuestra vidade cristianos y la misión, que todosrecibimos en virtud del Bautismo,

significa volver a encontrar la valen-tía apostólica necesaria para superarfáciles comodidades mundanas. Encambio, un cristiano y una comuni-dad «sordos» a la voz del EspírituSanto, que impulsa a llevar el Evan-gelio a los extremos confines de latierra y de la sociedad, llegan a sertambién un cristiano y una comuni-dad «mudos» que no hablan y noevangelizan.

Recordad esto: rezar con frecuen-cia al Espíritu Santo para que nosayude, nos dé fuerza, nos dé la ins-piración y nos haga ir adelante.

Que María, Madre de Dios y dela Iglesia, acompañe el camino detodos nosotros bautizados, nos ayu-de a crecer en el amor a Dios y en laalegría de servir al Evangelio, paradar así sentido pleno a nuestra vida.

Tras la oración del Ángelus el Papapidió a los fieles que rezaran por elviaje a Sri Lanka y Filipinas. Yprecisamente por esta intención visitó,poco después de las 19.00 del domingo,la basílica de Santa María la Mayor,donde se recogió en oración durantecasi media hora ante la imagen de la«Salus populi Romani». Al díasiguiente renovó la invitación a laoración con un tuit lanzado desde@Pontifex: «Hoy, que comienza miviaje a Sri Lanka y Filipinas, les pidoque recen conmigo por estos dospaíses».

Queridos hermanos y hermanas:Os saludo a todos vosotros, roma-

nos y peregrinos.Con agrado saludo al grupo de

estudiantes de Estados Unidos, asícomo a la Asociación de laicos AmorMisericordioso. Hay tanta necesidadhoy de misericordia, y es importanteque los fieles laicos la vivan y la lle-ven a los diversos ambientes socia-les. ¡Adelante! Nosotros estamos vi-viendo el tiempo de la misericordia,este es el tiempo de la misericordia.

Mañana por la tarde partiré paraun viaje apostólico en Sri Lanka yFilipinas. Gracias por vuestro deseoen ese cartel, ¡muchas gracias! Y ospido por favor que me acompañéiscon la oración y pido también a losesrilanqueses y a los filipinos que es-tán aquí en Roma que recen espe-cialmente por mí en este viaje. ¡Gra-cias!

Deseo a todos un feliz domingo,aunque haya mal tiempo, pero unfeliz domingo. Y hoy es también undía para recordar con alegría el pro-pio Bautismo. Recordad lo que oshe pedido, buscar la fecha del Bau-tismo, así cada uno de nosotros po-drá decir: yo fui bautizado tal día.Que hoy esté presente la alegría delBautismo.

No olvidéis rezar por mí. ¡Buenalmuerzo y hasta la vista!

Mensaje al encuentro entre la Congregación para la doctrina de la fe y los episcopados europeos

Colegialidad y misiónAfrontar colegialmente algunas dificultades doctrinales ypastorales para suscitar en los fieles un nuevo impulsomisionero. Lo escribe el Pontífice en el mensaje para elencuentro entre los superiores de la Congregación para ladoctrina de la fe y los presidentes de las comisionesdoctrinales de las Conferencias episcopales europeas,inaugurado el martes 13 de enero en Esztergom, Hungría.

Queridos hermanos en el episcopado:Con ocasión del encuentro de los presidentes de las

Comisiones doctrinales de las Conferencias episcopaleseuropeas con la Congregación para la doctrina de la feen Esztergom, en el corazón religioso de Hungría, en-tre el 13 y el 15 de enero de 2015, quisiera transmitirosmi cordial saludo.

Doy las gracias al cardenal Gerhard Müller, prefectode la Congregación para la doctrina de la fe, por estaoportuna iniciativa, que se orienta a valorizar los epis-copados locales, y en particular las Comisiones doctri-nales, en su responsabilidad por la unidad y la integri-dad de la fe, además de su transmisión a las jóvenesgeneraciones. Como escribí en la exhortación apostóli-

ca Evangelii gaudium, retomando la enseñanza de laconstitución dogmática Lumen gentium del Concilio Va-ticano II, «las Conferencias episcopales pueden desa-rrollar una obra múltiple y fecunda, a fin de que elafecto colegial tenga una aplicación concreta» (n. 33).Deseo que vuestro encuentro contribuya a afrontar co-legialmente algunas dificultades doctrinales y pastora-les que se presentan hoy en el continente europeo, conel fin de suscitar en los fieles un nuevo impulso misio-nero y una mayor apertura a la dimensión trascendentede la vida, sin la cual Europa corre el riesgo de perderel «espíritu humanista» que incluso ama y defiende(cf. Discurso al Parlamento Europeo, 25 de noviembre de2014).

Al encomendar vuestros trabajos a la intercesión ma-ternal de la Virgen María, modelo de todo creyente, osbendigo de corazón.

Vaticano, 9 de enero de 2015.

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número 3, viernes 16 de enero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 3

Al llegar a Sri Lanka el Papa desea un compromiso común para la reconciliación

La diversidad no es una amenaza

Señor presidente, distinguidas auto-ridades del Gobierno, eminencia, ex-celencias, queridos amigos:

Quiero agradecerles su cordial re-cibimiento. He deseado mucho estavisita a Sri Lanka y pasar estos díasjunto a ustedes. Sri Lanka es conoci-da como la Perla del Océano Índicopor su belleza natural. Pero es aúnmás importante que esta isla sea cé-lebre por la calidez de su gente y larica diversidad de sus tradicionesculturales y religiosas.

Señor presidente, le expreso mismejores deseos en su nueva respon-sabilidad. Saludo a los distinguidosmiembros del Gobierno y autorida-des civiles que nos honran con supresencia. Agradezco especialmentela presencia de los distinguidos líde-res religiosos, que desempeñan un

papel tan importante en la vida deeste país. Y naturalmente, quisieraexpresar mi agradecimiento a los fie-les, al coro, y a todas las personasque han contribuido a hacer posibleesta visita. Agradezco de corazón atodos su amabilidad y hospitalidad.

Mi visita a Sri Lanka es funda-mentalmente pastoral. Como Pastoruniversal de la Iglesia católica, hevenido para conocer, animar y rezarcon los fieles católicos de esta isla.Un momento culminante de esta vi-sita será la canonización del beatoJosé Vaz, cuyo ejemplo de caridadcristiana y respeto a todas las perso-nas, independientemente de su razao religión, sigue siendo una fuentede inspiración y enseñanza en la ac-tualidad. Pero mi visita tambiénquiere expresar el amor y preocupa-ción de la Iglesia por todos los ciu-dadanos de Sri Lanka, y confirmarel deseo de la comunidad católica departicipar activamente en la vida deesta sociedad.

Una tragedia constante en nuestromundo es que tantas comunidadesestén en guerra entre sí. La incapaci-dad para conciliar diferencias y desa-cuerdos, ya sean antiguos o nuevos,ha dado lugar a tensiones étnicas yreligiosas, acompañadas con frecuen-cia por brotes de violencia. Durantemuchos años, Sri Lanka ha conocidolos horrores de la contienda civil, yahora trata de consolidar la paz ycurar las heridas de esos años. No estarea fácil superar el amargo legadode injusticias, hostilidad y descon-fianza que dejó el conflicto. Esto só-lo se puede conseguir venciendo elmal con el bien (cf. Rm 12, 21) y me-diante el cultivo de las virtudes quefavorecen la reconciliación, la solida-ridad y la paz. El proceso de recupe-ración debe incluir también la bús-queda de la verdad, no con el fin deabrir viejas heridas, sino más biencomo un medio necesario para pro-mover la justicia, la recuperación yla unidad.

Queridos amigos, estoy convenci-do de que los creyentes de las diver-sas tradiciones religiosas tienen unpapel esencial en el delicado procesode reconciliación y reconstrucciónque se está llevando a cabo en estepaís. Para que el proceso tenga éxi-to, todos los miembros de la socie-dad deben trabajar juntos; todoshan de tener voz. Todos han de sen-tirse libres de expresar sus inquietu-des, sus necesidades, sus aspiracio-nes y sus temores. Pero lo más im-portante es que todos deben estardispuestos a aceptarse mutuamente,a respetar las legítimas diferencias ya aprender a vivir como una única

familia. Siempre que las personas seescuchan unos a otros con humildady franqueza, sus valores y aspiracio-nes comunes se hacen más evidentes.La diversidad ya no se ve como unaamenaza, sino como una fuente deenriquecimiento. El camino hacia lajusticia, la reconciliación y la armo-nía social se ve con más claridadaún.

En este sentido, la gran obra dereconstrucción debe abarcar no sólola mejora de las infraestructuras y lasatisfacción de las necesidades mate-riales, sino también, y más impor-tante aún, la promoción de la digni-dad humana, el respeto de los dere-chos humanos y la plena inclusiónde cada miembro de la sociedad.Tengo la esperanza de que los líde-res políticos, religiosos y culturalesde Sri Lanka, considerando el bien yel efecto positivo de cada una de suspalabras y actuaciones, contribuiránde manera duradera al progreso ma-terial y espiritual del pueblo de SriLanka.

Señor presidente, queridos ami-gos, les doy las gracias una vez máspor su acogida. Que estos días quepasaremos juntos sean días de amis-tad, diálogo y solidaridad. Invoco laabundancia de las bendiciones deDios sobre Sri Lanka, la Perla delOcéano Índico, y rezo para que subelleza resplandezca en la prosperi-dad y la paz de todos sus habitan-tes.

El Papa Francisco llegó a Sri Lanka a las 8.50, hora local, del martes 13 deenero. Durante el vuelo, que partió del aeropuerto de Fiumicino el lunes 12 porla tarde, quiso saludar personalmente, uno por uno, a los 76 periodistas que loacompañaban en su viaje a Asia. En el aeropuerto internacional de Colombo,donde tuvo lugar la ceremonia de bienvenida, el Pontífice fue recibido por elpresidente de la República recientemente elegido, Maithripala Sirisena, que ledirigió palabras de saludo y agradecimiento. Respondiendo al presidente en inglés,el Papa Francisco recordó el carácter esencialmente pastoral de su visita e invitó asuperar rivalidades y discordias para promover un proceso de reconciliación y depaz en el país. Tras el intercambio de discursos y la presentación de lasdelegaciones el Pontífice firmó el libro de oro y subió al coche panorámico, desde elcual pudo observar admirado unos cuarenta elefantes vestidos de fiesta. En elrecorrido de 30 kilómetros, hasta llegar a la nunciatura, su residencia enColombo, le esperaba un clima festivo de miles de personas y numerosas bandera s .

Sin equívocosGI O VA N N I MARIA VIAN

Amistad, diálogo, solidaridad:con tres palabras el Papa presentósu visita a Sri Lanka en el discur-so pronunciado al llegar a la isla,que celebró con la tradicional de-finición de «perla del Océano Ín-dico». Y con este deseo de en-cuentro se presentaron inmediata-mente las primeras horas en Co-lombo, donde Francisco fue aco-gido con respeto y simpatía porel presidente, elegido hace algu-nos días. De religión budista,Maithripala Sirisena dijo, en efec-to, que el viaje papal es la oca-sión de recibir del huésped las

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Encuentro con los representantes de diversas comunidades religiosas de Sri Lanka

Con la reconciliación en el corazón

Queridos amigos:Me alegro de tener la oportunidad

de participar en este encuentro, quereúne a las cuatro comunidades reli-giosas más grandes que integran lavida de Sri Lanka: el budismo, elhinduismo, el islam y el cristianismo.Muchas gracias por su presencia ysu calurosa bienvenida. También doylas gracias a cuantos han ofrecidosus oraciones y peticiones, y de unmodo particular expreso mi gratitudal obispo Cletus Chandrasiri Pereray al venerable Vigithasiri NiyangodaThero por sus amables palabras.

He llegado a Sri Lanka siguiendolas huellas de mis predecesores, losPapas Pablo VI y Juan Pablo II, paramanifestar el gran amor y preocupa-ción de la Iglesia católica por SriLanka. Es una gracia especial paramí visitar esta comunidad católica,confirmarla en la fe cristiana, orarcon ella y compartir sus alegrías ysufrimientos. Es igualmente una gra-cia poder estar con todos ustedes,hombres y mujeres de estas grandestradiciones religiosas, que compartencon nosotros un deseo de sabiduría,verdad y santidad.

En el Concilio Vaticano II, la Igle-sia católica declaró su profundo ypermanente respeto por las demásreligiones. Dijo que ella «no rechazanada de lo que en estas religioneshay de santo y verdadero. Consideracon sincero respeto los modos deobrar y de vivir, los preceptos y doc-trinas» (Nostra aetate, 2). Por miparte, deseo reafirmar el sincero res-peto de la Iglesia por ustedes, sustradiciones y creencias.

Con este espíritu de respeto, laIglesia católica desea cooperar conustedes, y con todos los hombres debuena voluntad, en la búsqueda dela prosperidad de todos los ciudada-

nos de Sri Lanka. Espero que mi vi-sita ayude a impulsar y profundizaren las diversas formas de coopera-ción interreligiosa y ecuménica quese han emprendido en los últimosaños.

Estas iniciativas loables han brin-dado oportunidades para el diálogo,que es esencial si queremos conocer,comprender y respetar a los demás.Pero, como demuestra la experien-cia, para que este diálogo y encuen-tro sea eficaz, debe basarse en unapresentación completa y franca denuestras respectivas convicciones.Ciertamente, ese diálogo pondrá derelieve la variedad de nuestras creen-cias, tradiciones y prácticas. Pero sisomos honestos en la presentaciónde nuestras convicciones, seremoscapaces de ver con más claridad lo

que tenemos en común. Se abriránnuevos caminos para el mutuo apre-cio, la cooperación y, ciertamente, laamistad.

Esos desarrollos positivos en lasrelaciones interreligiosas y ecuméni-cas adquieren un significado particu-lar y urgente en Sri Lanka. Durantemuchos años, los hombres y mujeresde este país han sido víctimas deconflictos civiles y violencia. Lo quese necesita ahora es la recuperacióny la unidad, no nuevos enfrenta-mientos y divisiones. Sin duda, elfomento de la curación y de la uni-dad es una noble tarea que incumbea todos los que se interesan por elbien de la nación y, en el fondo, portoda la familia humana. Espero quela cooperación interreligiosa y ecu-ménica demuestre que los hombres ylas mujeres no tienen que renunciara su identidad, ya sea étnica o reli-giosa, para vivir en armonía con sushermanos y hermanas.

De cuántos modos los creyentesde las diferentes religiones puedenllevar a cabo este servicio. Cuántasson las necesidades que hay queatender con el bálsamo curativo dela solidaridad fraterna. Pienso parti-cularmente en las necesidades mate-riales y espirituales de los pobres, delos indigentes, de cuantos anhelanuna palabra de consuelo y esperan-za. Pienso también en tantas familiasque siguen llorando la pérdida desus seres queridos.

Especialmente en este momentode la historia de su nación, ¡cuántaspersonas de buena voluntad estántratando de reconstruir los funda-mentos morales de la sociedad en suconjunto! Que el creciente espíritude cooperación entre los líderes delas diferentes comunidades religiosasse exprese en el compromiso de po-ner la reconciliación de todos los ha-bitantes de Sri Lanka en el centro delos esfuerzos por renovar la sociedady sus instituciones. Por el bien de lapaz, nunca se debe permitir que lascreencias religiosas sean utilizadaspara justificar la violencia y la gue-rra. Tenemos que exigir a nuestrascomunidades, con claridad y sinequívocos, que vivan plenamente losprincipios de la paz y la convivenciaque se encuentran en cada religión,y denunciar los actos de violenciaque se cometan.

Queridos amigos, les doy las gra-cias una vez más por su generosaacogida y su atención. Que este en-cuentro fraterno nos confirme a to-dos en nuestro compromiso de viviren armonía y difundir la bendiciónde la paz.

Sin equívocos

bendiciones para el alto cargoasumido, añadiendo que la cano-nización del beato Vaz es un ho-nor para el pueblo esrilanqués.

En un país que durante treintaaños fue herido por un sangrientoconflicto civil entrelazado conmotivos religiosos y al día si-guiente del discurso al Cuerpodiplomático donde volvió la con-dena del uso de la religión adul-terada por ideologías de violen-cia, el Pontífice dedicó el primerdía de su visita a la necesidad deldiálogo. Tema central ya desarro-llado por el Papa en el encuentrocon los representantes de los epis-copados de Asia durante el viajea Corea.

En el proceso de curación, quedebe privilegiar la verdad, es fun-damental en Sri Lanka el papelde los «creyentes de las diversastradiciones religiosas»: budistas,hinduistas, musulmanes, cristia-nos. Y ciertamente no sólo cristia-nos, si bien los católicos son en elpaís una importante minoría, eranmuchísimos los esrilanqueses con-gregados a lo largo de los treintakilómetros que separan el aero-puerto de la capital para saludara Francisco, todo el tiempo depie en el coche panorámico.

Siguiendo los pasos de PabloVI y Juan Pablo II, que en los de-cenios pasados visitaron el país, elPapa relanzó, en un sugestivo en-cuentro con cientos de exponen-tes religiosos, la declaración delVaticano II sobre las religiones nocristianas, repitiendo que la Igle-sia «no rechaza nada de lo queen estas religiones hay de santo yverdadero». Afirmación aprobadapor el Concilio hace medio siglo,pero que se remonta a una con-vicción antiquísima en la tradi-ción cristiana: ya madura en edadpatrística y un milenio más tarde,a inicios de la edad moderna, ba-se de las pioneras misiones jesui-tas en la India, Japón y China.

Al desarrollar el tema del diálo-go, el Papa dijo que «debe basar-se en una presentación completay franca de nuestras respectivasconvicciones». De este modo sur-girán ciertamente las diferencias,pero también lo que las religionestienen en común. Y, esta es laconvicción de Francisco, «se abri-rán nuevos caminos para el mu-tuo aprecio, la cooperación y,ciertamente, la amistad», comosucedió en el gran encuentro deColomb o.

Si este común «deseo de sabi-duría, verdad y santidad» tieneun significado especial en SriLanka, donde después de la gue-rra civil es necesaria la curación yla unidad, las palabras de Fran-cisco asumen así un valor generalen una época devastada en diver-sas regiones del mundo por el te-rrorismo fundamentalista. Sí,«nunca se debe permitir que lascreencias religiosas sean utilizadaspara justificar la violencia y laguerra» repitió el Papa. Y es ne-cesario actuar «sin equívocos» aldenunciar las violencias.

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«Durante muchos años, los hombres y mujeres de este paíshan sido víctimas de conflictos civiles y violencia. Lo que senecesita ahora es la recuperación y la unidad». El martes13 de enero, por la tarde, al dirigirse a los representantes delas diversas comunidades religiosas de Sri Lanka, reunidosen la «Bandaranaike Memorial International ConferenceHall» de Colombo, el Papa Francisco habló de«reconciliación» y exhortó a todos a vivir en armonía sin«renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa» y a nopermitir el abuso de la religión para justificar la violencia yla guerra. Eran cerca de mil los líderes de las comunidadesbudista, hindú, musulmana y cristiana que esperaban al

Papa en la sala del centro de congresos. El Pontífice firmóel libro de oro y fue recibido con música tradicionalacompañada por instrumentos de percusión. El obispoencargado del diálogo en la Conferencia episcopal introdujoel encuentro. Luego un monje budista entonó un canto, queprecedió a la bendición hindú impartida por un sacerdotedel famoso templo de Nallur Kovil —el cual colocó sobre loshombros del Papa un manto amarillo como signo de respetoy de honor— y la bendición musulmana. Siguió la oraciónguiada por un obispo anglicano, que introdujo los discursosde un budista y del Pontífice. Al final, el Santo Padresaludó personalmente a los principales líderes religiosos.

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número 3, viernes 16 de enero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 5

Llamamiento del Pontífice en la misa celebrada en Colombo para la canonización de José Vaz, primer santo de Sri Lanka

Libertad religiosa para todosEl verdadero culto a Dios no lleva al odio y la violencia sino al respeto de la vida y la dignidad del otro

«Verán los confines de la tierrala salvación de nuestro Dios»

(Is 52, 10).Ésta es la extraordinaria profecía

que hemos escuchado en la primeralectura de hoy. Isaías anuncia la pre-dicación del Evangelio de Jesucristoa todos los confines de la tierra. Estaprofecía tiene un significado especialpara nosotros al celebrar la canoni-zación de un gran misionero delEvangelio, san José Vaz. Al igualque muchos misioneros en la historiade la Iglesia, él respondió al manda-to del Señor resucitado de hacer dis-cípulos de todas las naciones (cf. Mc16, 15). Con sus palabras, pero másaún, con el ejemplo de su vida, hallevado al pueblo de este país a la feque nos hace partícipes de «la he-rencia de los santos» (Hch 20, 32).

ruela en Kandy, fue tan apreciadapor el rey que se le permitió unamayor libertad de actuación. DesdeKandy pudo llegar a otras partes dela isla. Se desgastó en el trabajo mi-sionero y murió, extenuado, a laedad de cincuenta y nueve años, ve-nerado por su santidad.

San José Vaz sigue siendo un mo-delo y un maestro por muchas razo-nes, pero me gustaría centrarme entres. En primer lugar, fue un sacer-dote ejemplar. Hoy aquí, hay mu-chos sacerdotes y religiosos, hombresy mujeres que, al igual que José Vaz,están consagrados al servicio deDios y del prójimo. Os animo a en-contrar en san José Vaz una guía se-gura. Él nos enseña a salir a las peri-ferias, para que Jesucristo sea cono-cido y amado en todas partes. Él estambién un ejemplo de sufrimiento

Más de medio millón de personas participaron en la misa celebrada por el Papael miércoles 14 de enero, en el paseo marítimo «Galle Face Green» de Colombo,para la canonización de José Vaz, sacerdote oratoriano de la India, apóstol de SriLanka y primer santo del lugar. En su camino hacia el honor de los altares, laCongregación para las causas de los santos autorizó su canonización incluso sinesperar un milagro. Por lo demás, los esrilanqueses afirman que José Vaz hizo yamuchos milagros en vida. Durante la misa —que se celebró en inglés, tamil ycingalés, las principales lenguas de la nación, fue concelebrada por más de milsacerdotes y los obispos de las doce diócesis del país— el Pontífice pronunció lahomilía en inglés, de la cual publicamos la traducción al español.

sar abiertamente sus convicciones re-ligiosas, libre de intimidaciones ycoacciones externas. Como la vidade san José Vaz nos enseña, el ver-dadero culto a Dios no lleva a ladiscriminación, al odio y la violen-cia, sino al respeto de la sacralidadde la vida, al respeto de la dignidady la libertad de los demás, y al com-promiso amoroso por todos.

Por último, san José Vaz nos daun ejemplo de celo misionero. A pe-sar de que llegó a Ceilán para ayu-dar y apoyar a la comunidad católi-ca, en su caridad evangélica llegó atodos. Dejando atrás su hogar, su fa-milia, la comodidad de su entornofamiliar, respondió a la llamada a sa-lir, a hablar de Cristo dondequieraque fuera. San José Vaz sabía cómopresentar la verdad y la belleza delEvangelio en un contexto multirreli-gioso, con respeto, dedicación, per-severancia y humildad. Éste es tam-bién hoy el camino para los que si-guen a Jesús. Estamos llamados a«salir» con el mismo celo, el mismoardor, de san José Vaz, pero tambiéncon su sensibilidad, su respeto porlos demás, su deseo de compartircon ellos esa palabra de gracia (cf.Hch 20, 32), que tiene el poder deedificarles. Estamos llamados a serdiscípulos misioneros.

Queridos hermanos y hermanas,pido al Señor que los cristianos deeste país, siguiendo el ejemplo desan José Vaz, se mantengan firmes

en la fe y contribuyan cada vez mása la paz, la justicia y la reconcilia-ción en la sociedad de Sri Lanka.Esto es lo que el Señor quiere de vo-sotros. Esto es lo que san José Vazos enseña. Esto es lo que la Iglesianecesita de vosotros. Os encomiendoa todos a la intercesión del nuevosanto, para que, en unión con laIglesia extendida por todo el mun-do, podáis cantar un canto nuevo alSeñor y proclamar su gloria a todoslos confines de la tierra. Porquegrande es el Señor, y muy digno dealabanza (cf. Sal 96, 1-4). Amén.

En san José Vaz vemos un signoespléndido de la bondad y el amorde Dios para con el pueblo de SriLanka. Pero vemos también en él unestímulo para perseverar en el cami-no del Evangelio, para crecer en san-tidad, y para dar testimonio delmensaje evangélico de la reconcilia-ción al que dedicó su vida.

Sacerdote del Oratorio en su Goanatal, san José Vaz llegó a este paísanimado por el celo misionero y ungran amor por sus gentes. Debido ala persecución religiosa, vestía comoun mendigo y ejercía sus funcionessacerdotales en los encuentros secre-tos de los fieles, a menudo por lanoche. Sus desvelos dieron fuerzaespiritual y moral a la atribulada po-blación católica. Se entregó especial-mente al servicio de los enfermos ycuantos sufren. Su atención a los en-fermos, durante una epidemia de vi-

En segundo lugar, san José Vaznos muestra la importancia de irmás allá de las divisiones religiosasen el servicio de la paz. Su amor in-diviso a Dios lo abrió al amor delprójimo; sirvió a los necesitados,quienquiera que fueran y dondequie-ra que estuvieran. Su ejemplo siguesiendo hoy una fuente de inspiraciónpara la Iglesia en Sri Lanka, que sir-ve con agrado y generosidad a todoslos miembros de la sociedad. No ha-ce distinción de raza, credo, tribu,condición social o religión, en el ser-vicio que ofrece a través de sus es-cuelas, hospitales, clínicas, y muchasotras obras de caridad. Lo único quepide a cambio es libertad para llevara cabo su misión. La libertad religio-sa es un derecho humano fundamen-tal. Toda persona debe ser libre, in-dividualmente o en unión con otros,para buscar la verdad, y para expre-

paciente a causa delEvangelio, de obe-diencia a los superio-res, de solicitud amo-rosa para la Iglesia deDios (cf. Hch 20, 28).Como nosotros, vivióen un período detransformación rápiday profunda; los católi-cos eran una minoría,y a menudo divididosentre sí; externamentesufrían hostilidad oca-sional, incluso perse-cución. Sin embargo,y debido a que estabaconstantemente unidoal Señor crucificadoen la oración, llegó aser para todas las per-sonas un icono vivien-te del amor misericor-dioso y reconciliadorde Dios.

Como unasola familia

la libertad de los demás». Preci-samente de este modo hay queser misioneros en contextos multi-rreligiosos: con respeto, junto con«dedicación, perseverancia y hu-mildad».

Sencilla y conmovedora fue laoración en el santuario de Mad-hu, inmerso en el verde de la ve-getación, ante la antigua imagende la Virgen que lleva en brazosal pequeño Jesús y con la cualFrancisco al finalizar bendijo alos fieles. Aquí todos, tamiles ycingaleses, vienen a la casa deMaría como «miembros de unasola familia» dijo el Pontífice. Yal recordar la tragedia del conflic-to civil que no perdonó ni siquie-ra el santuario, que sin embargose convirtió en lugar de refugioabierto a todos, el Papa pidió a laVirgen la gracia de la misericordiade Dios y la «de reparar pornuestros pecados» y los malesprovocados por la guerra.

Tras ser llevada fuera del san-tuario durante los años del con-flicto civil, la pequeña estatua dela Señora de Madhu volvió al lu-gar después de su conclusión.«Pero la Virgen permanece siem-pre con vosotros», exclamó elPontífice, y «sigue llevándonos aJesús». Acompañando el procesode reconciliación para que las co-munidades tamil y cingalesa pue-dan también ellas volver a la casade Dios.

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página 6 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 16 de enero de 2015, número 3

En Madhu el Papa reza por la unidad de las comunidades tamil y cingalesa

El bálsamo del perdón

Encuentros del Papa antes de partir a Filipinas: visita a los monjes budistas (foto superior izquierda); encuentro con los obispos (foto inferior izqui e rd a ) ;

visita a un santuario mariano en Bolawalana–Negombo (foto derecha)

En oración en el santuario marianode Nuestra Señora del Rosario deMadhu, en la diócesis de Mannar,el miércoles 14 de enero, por latarde, el Papa Francisco recordó lasviolencias que en el pasadodividieron tamiles y cingaleses einvitó a la reconciliación. Si bien esel tercer Papa que visita el país—después de Pablo VI en 1970 yJuan Pablo II en 1995—, es elprimero que llega al norte, donde elconflicto interno provocó los mayoressufrimientos. Tras el aterrizaje delhelicóptero que lo llevó hasta la isla,el Papa hizo un largo recorrido enun jeep descubierto entre casi cientocincuenta mil personas. Al regresara Colombo, por la tarde, en lanunciatura recibió en audiencia alex presidente de la República, quienlo había invitado a visitar el país.Visitó luego el templo budista deMahabodhi, para saludar al monjeBanagala Upatissa que conoció alllegar a Sri Lanka. Para laocasión, los monjes abrieron el granrelicario —gesto que se realiza unavez al año— que contiene los restosde dos santos discípulos de Buda. Yel Pontífice, descalzo, escuchó ensilencio la oración recitada por losmonjes. Más tarde, en elarzobispado, el Papa mantuvo unencuentro con los obispos del país yles explicó el sentido de lacanonización de Vaz, granevangelizador, capaz de llevarincluso un mensaje de reconciliación.El mismo mensaje que llega porparte de las autoridades estatalesque decidieron liberar a 612detenidos, sobre todo ancianos, pararendir honor a la visita delPontífice. Concluyendo el viaje a SriLanka, el Papa partió a las 9.10,hora local, tras un breve saludoinformal al presidente de laRepública y a las autoridades. Pocoantes se había despedido también dela nunciatura apostólica deColombo, donde había celebrado lamisa en privado. De camino alaeropuerto, una nueva pausamariana en Bolawalana–Negombo.Al visitar brevemente el Institutocultural Benedicto XVI —unarealidad aún en construcción que seocupará de diálogo, reconciliación yd e s a r ro l l o —, lo acompañaron a lacapilla dedicada a Nuestra Señorade Lanka.

Queridos hermanos y hermanas:Estamos en la casa de nuestra

Madre. Aquí ella nos da la bienveni-da. En este santuario de Nuestra Se-ñora de Madhu, todo peregrino sepuede sentir en su casa, porque aquíMaría nos lleva a la presencia de suHijo Jesús. Aquí vienen los habitan-tes de Sri Lanka, tamiles y cingalesespor igual, como miembros de unasola familia. Encomiendan a Maríasus alegrías y tristezas, sus esperan-zas y necesidades. Aquí, en su casa,se sienten seguros. Saben que Diosestá muy cerca; sienten su amor; co-nocen su ternura y misericordia, latierna misericordia de Dios.

Se encuentran hoy aquí familiasque han sufrido mucho en el largoconflicto que rasgó el corazón de SriLanka. Muchas personas, tanto delnorte como del sur, fueron asesina-das en la terrible violencia y derra-mamiento de sangre de aquellosaños. Los habitantes de Sri Lankano pueden olvidar los trágicos acon-tecimientos ocurridos en este mismolugar, o el triste día en que la vene-rada imagen de María, que data dela llegada de los primeros cristianosa Sri Lanka, fue arrancada de susantuario.

Pero la Virgen permanece siemprecon vosotros. Ella es la madre de to-do hogar, de toda familia herida, detodos los que están tratando de vol-ver a una existencia pacífica. Hoy ledamos las gracias por haber protegi-do a la población de Sri Lanka detantos peligros pasados y presentes.María nunca olvida a sus hijos enesta isla resplandeciente. Al igualque nunca se apartó del lado de suHijo en la cruz, así nunca se apartade sus hijos que sufren en Sri Lan-ka.

Hoy queremos dar las gracias a laVirgen por su presencia. Ante tantoodio, violencia y destrucción, quere-

otros, con una verdadera contrición,dando y recibiendo el perdón verda-dero. En esta difícil tarea de perdo-nar y tener paz, María siempre estápresente para animarnos, para guiar-nos, para mostrarnos el camino. Dela misma manera que perdonó a losverdugos de su Hijo al pie de lacruz, y luego recibió su cuerpo exá-nime entre sus manos, así ahoraquiere guiar al pueblo de Sri Lankaa una mayor reconciliación, para queel bálsamo del perdón y la miseri-cordia de Dios proporcione una ver-dadera curación para todos.

Por último, queremos pedir a Ma-ría Madre que acompañe con su in-tercesión los esfuerzos de ambas co-munidades de Sri Lanka, tamiles ycingaleses, por reconstruir la unidad

que se había perdido. Al igual quesu imagen volvió a su santuario deMadhu después de la guerra, pedi-mos al Señor que todos sus hijos ehijas de Sri Lanka puedan volverahora a la casa de Dios con un reno-vado espíritu de reconciliación y co-munión.

Queridos hermanos y hermanas,me siento feliz de estar con vosotrosen la casa de María. Oremos unospor otros. Sobre todo, pidamos queeste santuario sea siempre una casade oración y un remanso de paz.Que, por intercesión de Nuestra Se-ñora de Madhu, todos los hombresencuentren aquí el ánimo y la fuerzapara construir un futuro de reconci-liación, justicia y paz para todos loshijos de esta querida tierra. Amén.

mos darle las gracias por-que sigue llevándonos aJesús, el único que tieneel poder para curar lasheridas abiertas y devol-ver la paz a los corazonesdesgarrados. Pero tam-bién queremos pedirleque implore para noso-tros la gracia de la mise-ricordia de Dios. Pedi-mos también la gracia dereparar por nuestros pe-cados y por todo el malque esta tierra ha conoci-do.

No es fácil hacer esto.Sin embargo, cuando lle-gamos a entender, a laluz de la Cruz, el malque somos capaces dehacer, y del que inclusoformamos parte, podre-mos experimentar el au-téntico remordimiento yel verdadero arrepenti-miento. Sólo entoncespodremos recibir la gra-cia de acercarnos unos a

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número 3, viernes 16 de enero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 7

Viaje apostólico a Sri Lanka

Caleidoscopio asiáticoMALCOM RANJITH*

En Asia, y especialmente en Sri Lan-ka, damos gracias a Dios por el do-ble don que eligió darnos: la visitadel sucesor de Pedro y la canoniza-ción del beato José Vaz.

La decisión del Papa Francisco devisitar Sri Lanka maduró a lo largode un año. Le hice la invitación latarde misma de su elección, el 13 demarzo de 2013. Él se mostró entu-siastamente abierto a la idea. Desea-ba manifestar de modo concreto laamorosa cercanía de Dios al peque-ño rebaño de este gran continente.Esto indicaba cómo su corazón depastor estuviese abierto para abrazara todos, incluso a la gente de nues-tra minúscula isla.

Las invitaciones sucesivas por par-te de la Conferencia episcopal y lasautoridades estatales fueron acogidascon entusiasmo. Luego, durante elencuentro con los migrantes esrilan-queses en Italia en la basílica de SanPedro, el 8 de febrero de 2014, el Pa-pa expresó públicamente la esperan-za de poder venir al país. Y, conocasión de la visita ad limina de losobispos de Sri Lanka, el 3 de mayopasado, confirmó oficialmente suviaje.

La primera vez que lo invité expli-qué al P0ntífice que Sri Lanka seríapara él un sitio ideal para tener unavisión caleidoscópica de Asia, consus numerosas convicciones religio-sas, y del mundo en el cual el pe-queño rebaño del Señor vive y pro-fesa la fe en medio de un mar de nocristianos. Y esto lo atrajo, porque elPapa Francisco ha sido siempre unapasionado defensor de la armoníaentre las religiones y de la unidad.Además, el continente, con más dedos tercios de la población mundialy apenas el 2,6 por ciento de cristia-nos, podía ser una interesante y nue-va fuente de enriquecimiento para laIglesia.

De hecho, Asia está gobernadapor valores morales y espirituales re-flejados en el etos del hinduismo,del budismo, del islam, del confucia-nismo, del taoísmo y también delcristianismo. El alma asiática es unalma religiosa. Su orientación filosó-fica fundamental no está dominadapor el principio greco-romano de lacontradicción, sino que más bien in-cluye a los opuestos; no es lineal, si-no circular, y está profundamentecondicionada por los fundadores delas religiones antiguas. Se esfuerzapor superar la inadecuación y, sinembargo, tiene un crecimiento eco-nómico optimista; está atormentadapor la pobreza y las tensiones socia-les y, sin embargo, desea la paz; tra-ta de utilizar todos los recursos na-turales para mejorar, pero es cons-ciente de la relación íntima que exis-te entre el mundo material y la vidahumana.

La Iglesia de nuestro continenteno puede ignorar estos contrastes, si-no que debe mantener un diálogoconstante con ellos. Si, por una par-te, la situación de «pequeño reba-ño» expone a la Iglesia al peligrodel sincretismo, por otra, le ayuda aaprender a sobrevivir e incluso a di-fundirse en un contexto que permiteun silencioso sentido de atracción

por lo que es nuevo. La razón de es-to es que muchos asiáticos aprecianla lozanía de la fe cristiana, que esrelativamente joven, si se la comparacon otras religiones. Las Iglesiasorientales, que también tienen unahistoria de entrada silenciosa en elcontinente y no de intrusión colo-nial, tienen mucho en común con laIglesia universal por lo que respectaa edad y experiencia en la evangeli-zación. Por lo tanto, la visita del Pa-pa en un contexto típicamente asiáti-co puede servir para un enriqueci-miento recíproco, tanto de la Iglesiauniversal como del espíritu asiático.

Y, así, el viaje del Pontífice seráuna importante piedra miliar en elnuevo modo de realizar la evangeli-zación, que Francisco está recomen-dando, en particular, con la exhorta-ción apostólica Evangelii gaudium.La visita podría acrecentar el interésde ambas partes —la Iglesia y el con-tinente— a aprender uno del otro y

mente por el comercio y la búsquedade riqueza, favorecieron la expansióndel catolicismo en la isla, invitandoa misioneros. Los primeros en llegarfueron los franciscanos, en 1543; lossiguieron los jesuitas, en 1602, losdominicos, en 1605, y los agustinos,en 1606. Pero todos eran europeos y,por consiguiente, cuando en 1656 elcontrol de las provincias marítimaspasó a los holandeses protestantes,la comunidad católica fue suprimidapor la fuerza. Todos los misionerosfueron expulsados y se prohibió lapráctica de la fe. Muchos católicosse vieron obligados a convertirse enmiembros de Iglesias protestantes oa abrazar otras religiones. La prácti-ca de la fe pasó a la clandestinidad,y durante tres decenios no hubo sa-cerdotes para la atención pastoral delos católicos que habían permaneci-do. Los misioneros europeos no po-dían entrar en Sri Lanka, ni siquieraa escondidas, puesto que los funcio-

Desde el comienzo se sintió llamadoa la misión, por eso decidió unirse aun Oratorio fundado por el padrePascual da Costa Jeraimias, queprosperó inmediatamente y acogió amuchos otros miembros. Muy pron-to José Vaz se convirtió en el líderde dicho oratorio y, pidiendo permi-so para unirse al Oratorio de san Fe-lipe Neri, hizo de la fundación deGoa un Oratorio independiente conesa misma regla.

Fue entonces cuando, al enterarsede la triste situación de la comuni-dad católica de Sri Lanka, decidiódedicarse completamente a ella. En1687, vestido de obrero, en compañíade un joven voluntario de nombreJuan, se embarcó en un buque decarga que recaló primero en Mannary después en Jaffna. Cansado y en-fermo, José Vaz tuvo grandes difi-cultades para encontrar a los católi-cos, para que lo reconocieran, paraaprender la lengua local tamil y paraservirlos sin que lo descubrieran losholandeses. Pero logró servir con ce-lo a la comunidad de esa zona, lamayor parte de las veces caminandoy visitando secretamente a los católi-cos. Los diversos intentos de los ho-landeses por capturarlo fallaron.

Al enterarse de la presencia deotros católicos en la región de Kan-dy, que no estaba bajo el control delos holandeses, sino del rey local,decidió dirigirse allí. Pero, mientrasestaba en camino, sospechoso de serun espía de los portugueses, fue de-tenido por los soldados del rey y en-carcelado en Kandy. Al cabo de dosaños, el rey Vimaladharmasuriya II,habiendo oído hablar de su natura-leza profundamente ascética y edifi-cante, cambió la condena en arrestodomiciliario, y le permitió realizarsus tareas pastorales. Fue así comoJosé Vaz fue a todas partes, a vecessin el permiso del rey, incluso a zo-nas bajo el control de los holande-ses, visitando a los católicos, cele-brando los sacramentos y catequi-zando. Vivió de manera sencilla,ayudando a todos, obrando una se-rie de milagros —hasta el de ponerfin a una gran sequía con abundan-tes lluvias—, y atendiendo personal-mente a los enfermos cuando la ciu-dad se vio afectada por la peste ytodos escaparon, abandonándolos.Invitó a muchos otros hermanos delOratorio de Goa a unirse a él, entreellos, Jácome Gonsalves, que des-pués se convirtió en un gran escritory contribuyó a la difusión de la lite-ratura y la cultura católica en laslenguas locales de Sri Lanka. Aúnhoy la influencia del padre Gonsal-ves en la liturgia católica, en la lite-ratura, en la música y en el teatrodespierta admiración, incluso entrelos no creyentes.

José Vaz rechazó el título episco-pal, prefiriendo ser un sencillo sacer-dote. Su humildad y su servicio lecausaron frecuentes enfermedades.Murió el 16 de enero de 1711, a laedad de 60 años. Fue sepultado enKandy, pero hoy se ignora el lugarde la sepultura. Su misión fue la en-trega total de sí, permitiendo que elSeñor guiara su vida, como Juan elBautista. Su fama de santidad era

San José Vaz

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mente altruista. No se impuso a suscontemporáneos, sino que permitióque su vida se desenvolviera en me-dio de ellos, hasta tal punto que sesintieron atraídos por Cristo.

Para comprender esta figura, esconveniente dar un vistazo a la his-toria de Sri Lanka entre los siglosXVII y XVIII. De hecho, en el sigloXVI hubo un florecimiento de la fecatólica en el país, gracias a la llega-da fortuita de los portugueses en1505; florecimiento porque la presen-cia anterior está documentada poralgunos registros y por el hallazgode una cruz oriental del siglo V enlas excavaciones de la antigua ciu-dad de Anuradhapura.

Inmediatamente después, la fe ca-tólica alcanzó su auge en las zonasde la costa del país. Aunque los por-tugueses se interesaron principal-

narios holandeses podían identificar-los fácilmente gracias a su piel blan-ca.

Esta situación se reveló providen-cial, porque preparó el terreno parauna solución nativa de la crisis. ElSeñor tocó el corazón de un jovensacerdote de la India, para que oyerala llamada a llevar alivio y fuerza ala comunidad católica de Sri Lanka.

José Vaz nació el 21 de abril de1651 en Goa, en la familia formadapor Cristóbal Vaz y María de Mi-randa. De joven pasaba muchas ho-ras en oración. Era generoso y entu-siasta, fiel a la Iglesia, estudioso; sepreocupaba por los pobres y los ne-cesitados, con profundo espíritu as-cético y de abnegación. Entró en elseminario y, tras haber completadolos estudios, fue ordenado sacerdoteen 1676, en la archidiócesis de Goa.

apreciarse recíproca-mente. Y aquí, uno delos testimonios másfuertes desde el puntode vista pedagógico,es el de José Vaz.

Su vida fue un hu-milde testimonio dellenguaje intensamentetransformador delamor, manifestado enel Evangelio; reflejó lafuerza del amor mise-ricordioso de Dios,que nacía de las raícesde su alma. En estoera humilde y, sin em-bargo, fuerte, ascético—como todo hombrede fe asiático deberíaserlo siempre—, perogeneroso y alegre ensu servicio; expuesto atodo tipo de riesgos,pero dotado de pro-funda confianza y feen Dios; enamoradode la humanidad, perosiempre consciente dela necesidad de apo-yarse en el Padre. Co-mo Abraham, que par-tió por obediencia alSeñor y dejó que lousara totalmente parala misión. Fue unsanyasi —santón delhinduismo—, total-

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número 3, viernes 16 de enero de 2015 L’OSSERVAT

El Papa Francisco recibe al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa

La cultura del encuentro eEl rechazo del otro acaba por disgregar la sociedad y generar violencia y muerte, como en la

El rechazo del otro acaba por «disgregartoda la sociedad y generar violencia ymuerte», mientras que «la cultura delencuentro es posible»: lo afirmó el PapaFrancisco al hablar al Cuerpo diplomáticoacreditado ante la Santa Sede, reunido ellunes 12 de enero, por la mañana, en lasala Regia para la tradicional audienciade inicio de año. El encuentro, como decostumbre, ofreció al Pontífice la ocasiónpara una amplia visión de la situacióninternacional.

Excelencias, señoras y señores:Les agradezco su presencia en este

tradicional encuentro que, al comenzarel año, me da la oportunidad de diri-girles a ustedes, a sus familias y a lospueblos que representan un cordial sa-ludo y los mejores deseos. Particular-mente, agradezco al decano, el excelen-tísimo sr. Jean Claude Michel, las ama-bles palabras que me ha dirigido ennombre de todos, y a cada uno de uste-des el empeño constante y los esfuerzospor favorecer e incrementar, en espíritude colaboración recíproca, las relacio-nes de los países y las organizacionesinternacionales que representan con laSanta Sede. En este último año, se han

seguido consolidando, ya sea medianteel aumento del número de embajadoresresidentes en Roma, o mediante la fir-ma de nuevos Acuerdos bilaterales decarácter general, como el rubricado enenero con Camerún, y de interés espe-

cífico, como los firmados con Malta ySerbia.

Me gustaría hacer resonar hoy confuerza una palabra que a nosotros nosgusta mucho: paz. La anuncian los án-geles en la noche de la Navidad (cf. Lc2, 14) como don precioso de Dios y, almismo tiempo, como responsabilidadpersonal y social que reclama nuestrasolicitud y diligencia. Pero, junto a lapaz, la Navidad nos habla también deotra dramática realidad: el rechazo. Enalgunas representaciones iconográficas,tanto de Occidente como de Oriente—pienso, por ejemplo, en el espléndidoicono de la Natividad de Andréi Ru-bliov—, el Niño Jesús no aparece recos-tado en una cuna sino en un sepulcro.Esta imagen, que pretende unir las dosfiestas cristianas principales —la Navi-dad y la Pascua—, indica que, junto a laacogida gozosa del recién nacido, estátambién todo el drama que sufre Jesús,despreciado y rechazado hasta la muer-te en Cruz.

Los mismos relatos de Navidad nospermiten ver el corazón endurecido dela humanidad, a la que le cuesta acogeral Niño. Desde el primer momento esrechazado, dejado fuera, al frío, obliga-do a nacer en un establo porque no ha-bía sitio en la posada (cf. Lc 2, 7). Y, siasí ha sido tratado el Hijo de Dios,¡cuánto más lo son tantos hermanos yhermanas nuestros! Hay un tipo de re-chazo que nos afecta a todos, que noslleva a no ver al prójimo como a unhermano al que acoger, sino a dejarlofuera de nuestro horizonte personal devida, a transformarlo más bien en unadversario, en un súbdito al que domi-nar. Esa es la mentalidad que genera lacultura del descarte que no respeta na-da ni a nadie: desde los animales a losseres humanos, e incluso al mismoDios. De ahí nace la humanidad heriday continuamente dividida por tensionesy conflictos de todo tipo.

En los relatos evangélicos de la in-fancia, es emblemático en este sentidoel rey Herodes, que viendo amenazadasu autoridad por el Niño Jesús, hizomatar a todos los niños de Belén. Lamente vuela enseguida a Paquistán,donde hace un mes fueron asesinadoscien niños con una crueldad inaudita.

Deseo expresar de nuevo mi pésame asus familias y asegurarles mi oraciónpor los muchos inocentes que han per-dido la vida.

Así pues, a la dimensión personal delrechazo, se une inevitablemente la di-mensión social: una cultura que recha-za al otro, que destruye los vínculosmás íntimos y auténticos, acaba pordeshacer y disgregar toda la sociedad ygenerar violencia y muerte. Lo pode-mos comprobar lamentablemente ennumerosos acontecimientos diarios, en-tre los cuales la trágica masacre que hatenido lugar en París estos últimos días.Los otros «ya no se ven como seres dela misma dignidad, como hermanos yhermanas en la humanidad, sino comoobjetos» (Mensaje para la XLVIII Jorna-da mundial de la paz, 8 de diciembre de2014, 4). Y el ser humano libre se con-vierte en esclavo, ya sea de las modas,del poder, del dinero, incluso a vecesde formas tergiversadas de religión. So-bre estos peligros, he pretendido alertaren el Me n s a j e de la pasada Jornadamundial de la paz, dedicado al proble-ma de las numerosas esclavitudes mo-dernas. Todas ellas nacen de un cora-

Juramento para el futuroGI O VA N N I MARIA VIAN

Hace medio siglo el discurso de PabloVI a la Asamblea general de la O N U, laOrganización de las Naciones Unidas,marcaba uno de los momentos másexpresivos de esa voluntad de encuen-tro entre la Iglesia católica y el mun-do moderno manifestada por el Con-cilio que estaba concluyendo; y tam-bién en nombre del mismo «el Pontí-fice de Roma» se dirigía por primeravez de este modo a la humanidad. Essignificativo, por lo tanto, que el PapaFrancisco, al recordar al Cuerpo di-plomático el próximo septuagésimoaniversario de la O N U, nacida «de lascenizas de aquella terrible tragediaque ha sido la segunda Guerra mun-dial», haya citado las palabras de sup re d e c e s o r.

Entre las más altas expresiones delsiglo XX sobre el deseo de paz, el dis-curso de Montini indicó el origen his-tórico de la ONU: «Basta recordar quela sangre de millones de hombres, quesufrimientos inauditos e innumera-bles, que masacres inútiles y ruinas es-pantosas sancionan el pacto que osune en un juramento que debe cam-biar la historia futura del mundo.¡Nunca jamás guerra! ¡Nunca jamásguerra! Es la paz, la paz, la que debeguiar el destino de los pueblos y detoda la humanidad». Y al hablar con«la voz de los muertos como de losvivos», sobre todo de los pobres y delos que desean justicia, Pablo VI des-tacó «el gran principio»: las relacio-nes entre los pueblos deben regularsepor la razón y no por la fuerza.

El mismo juramento para el futurovolvió en el discurso al mundo delPapa Francisco, surgido de la medita-ción del relato evangélico del naci-

miento de Jesús, en el cual la tradi-ción cristiana ya ve prefigurado eldrama de Cristo «despreciado y re-chazado hasta la muerte en cruz».También hoy el don divino de la paz,que es con todo también una «res-ponsabilidad personal y social», seencuentra, en efecto, ante el «corazónendurecido de la humanidad» y antequien en este tiempo encarna a Hero-des, constató el Pontífice al recordarcon dolor los conflictos que están en-sangrentando el mundo: desde losatentados que inquietaron a Franciahasta los horrores que atormentan Ni-geria.

Y una vez más el Papa condenó an-te los representantes de las Nacionesde todo el mundo el crimen de la vio-lencia contra las mujeres y la mentali-dad del descarte respecto a los enfer-mos, desplazados, refugiados, inmi-grantes y de los que volvió a definir«exiliados ocultos»: ancianos, disca-pacitados, jóvenes sin trabajo, niñosconsiderados mercadería. La familiacorre también el riesgo de perder susentido por la disminución de la nata-lidad y las legislaciones que, privile-giando «diversas formas de conviven-cia», terminan por ignorarla mientrasque una «globalización uniformante»avanza y persiste la crisis económica.

Sin embargo la mirada de Franciscopermanece abierta a la esperanza: conun deseo, en este momento lleno designificado, para el pueblo italianopara que «no ceda al desaliento y a latentación del enfrentamiento». Y apocas horas de partir hacia Sri Lankay Filipinas, el Papa repitió que «laviolencia nace siempre de una mistifi-cación de la religión». Y que el únicocamino viable es el diálogo y el en-c u e n t ro .

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Sede

es posibletrágica masacre que tuvo lugar en París

zón corrompido, incapaz de ver y dehacer el bien, de procurar la paz.

Constatamos con dolor las dramáti-cas consecuencias de esta mentalidadde rechazo y de la «cultura de la escla-vitud» (ibid., 2) en la constante prolife-ración de conflictos. Como una auténti-ca guerra mundial combatida por par-tes, se extienden, con modalidades e in-

con un renovado espíritu de respeto ala legalidad internacional, un sincerocamino de confianza mutua y de recon-ciliación fraterna que permita superarla crisis actual.

Mi pensamiento se dirige, sobre to-do, a Oriente Medio, comenzando porla amada tierra de Jesús, que he tenidola alegría de visitar el pasado mes de

Relaciones diplomáticascon 180 Estados

Son 180 los Estados que actualmente mantienenrelaciones diplomáticas con la Santa Sede. A ellosse suman la Unión Europea y la Soberana OrdenMilitar de Malta, y una misión con carácter espe-cial, la del Estado de Palestina. Las cancillerías deembajada con sede en Roma, incluidas las de laUnión Europea y de la Soberana Orden Militar deMalta, son 83. Tienen sede en Roma también lamisión del Estado de Palestina y las oficinas de laLiga de los Estados árabes, de la Organización in-ternacional para las migraciones y del Alto Comi-sionado de las Naciones Unidas para los refugia-dos. Durante 2014 se firmaron tres acuerdos: el 13de enero, el acuerdo-marco entre la Santa Sede yla República de Camerún sobre el estatus jurídicode la Iglesia católica; el 27 de enero, el tercer pro-tocolo adicional del acuerdo entre la Santa Sede yla República de Malta sobre el reconocimiento delos efectos civiles a los matrimonios canónicos y alas decisiones de las autoridades y de los tribunaleseclesiásticos sobre los mismos matrimonios, del 3de febrero de 1993; el 27 de junio, el acuerdo entrela Santa Sede y la República de Serbia sobre lacolaboración en la enseñanza superior.

mayo y a la que no noscansaremos nunca de de-sear la paz. Así lo hici-mos, con extraordinariaintensidad, junto al en-tonces presidente israelí,Shimon Peres, y al presi-dente palestino, Ma-hmud Abbas, con la es-peranza firme de que sepuedan retomar las nego-ciaciones entre las dospartes, para que cese laviolencia y se alcanceuna solución que permi-ta, tanto al pueblo pales-tino como al israelí, vivirfinalmente en paz, dentrode unas fronteras clara-mente establecidas y re-conocidas internacional-mente, de modo que «lasolución de dos Estados»se haga efectiva.

D esgraciadamente,Oriente Medio sufreotros conflictos, que searrastran ya durante de-masiado tiempo y cuyasmanifestaciones son esca-lofriantes también a cau-sa de la propagación delterrorismo de carácterfundamentalista en Siriae Iraq. Este fenómeno esconsecuencia de la cultu-

tensidad diversas, a diferentes zonas delplaneta, como en la vecina Ucrania,convertida en un dramático escenariode confrontación y para la que deseoque, mediante el diálogo, se consolidenlos esfuerzos que se están realizandopara que cese la hostilidad, y las partesimplicadas emprendan cuanto antes,

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ra del descarte aplicada a Dios. De he-cho, el fundamentalismo religioso, an-tes incluso de descartar a seres huma-nos perpetrando horrendas masacres,rechaza a Dios, relegándolo a meropretexto ideológico. Ante esta injustaagresión, que afecta también a los cris-tianos y a otros grupos étnicos de laRegión —los yazidíes, por ejemplo—, esnecesaria una respuesta unánime que,en el marco del derecho internacional,impida que se propague la violencia,reestablezca la concordia y sane lasprofundas heridas que han provocadolos incesantes conflictos. Aprovecho es-ta oportunidad para hacer un llama-miento a toda la comunidad internacio-nal, así como a cada uno de los gobier-nos implicados, para que adopten me-didas concretas en favor de la paz y ladefensa de cuantos sufren las conse-cuencias de la guerra y de la persecu-ción y se ven obligados a abandonarsus casas y su patria. Con una carta en-viada poco antes de la Navidad, hequerido manifestar personalmente micercanía y asegurar mi oración a todaslas comunidades cristianas de OrienteMedio, que dan un testimonio valiosode fe y coraje, y tienen un papel funda-mental como artífices de paz, de recon-ciliación y de desarrollo en las socieda-des civiles de las que forman parte. UnOriente Medio sin cristianos sería un

Oriente Medio desfigurado y mutilado.A la vez que pido a la comunidad in-ternacional que no sea indiferente anteesta situación, espero que los dirigentesreligiosos, políticos e intelectuales, es-pecialmente musulmanes, condenencualquier interpretación fundamentalis-ta y extremista de la religión, que pre-tenda justificar tales actos de violencia.

En otras partes del mundo, tampocofaltan parecidas formas de crueldad,que con frecuencia generan víctimasentre los más pequeños e indefensos.Pienso especialmente en Nigeria, don-de no cesa la violencia que sufre indis-criminadamente la población, y crececada vez más el trágico fenómeno delos secuestros de personas, a menudojóvenes raptadas para ser objeto de tra-ta. ¡Es un tráfico execrable que no pue-de continuar! Una plaga que hay quearrancar y que afecta a todos, desde lasfamilias a la comunidad mundial (cf.Discurso a los nuevos embajadores acredi-tados ante la Santa Sede, 12 de diciem-bre de 2013).

Sigo también con preocupación losno pocos conflictos de carácter civilque afectan a otras partes de África, co-mo Libia, devastada por una larga gue-rra intestina que causa incontables su-frimientos entre la población y tienegraves repercusiones en el delicadoequilibrio de la Región. Pienso en ladramática situación de la RepúblicaCentroafricana, en la que constatamoscon dolor cómo la buena voluntad queha animado los trabajos de quienesquieren construir un futuro de paz, se-guridad y prosperidad, encuentra resis-tencias e intereses egoístas de parte queponen en peligro las expectativas de unpueblo que ha sufrido tanto y deseaconstruir libremente su futuro. Particu-

larmente preocupante es también la si-tuación de Sudán del Sur y algunas re-giones de Sudán, del Cuerno de Áfricay de la República Democrática delCongo, donde no deja de aumentar elnúmero de víctimas entre la poblacióncivil, y miles de personas, muchas deellas mujeres y niños, se ven obligadasa huir y a vivir en condiciones de extre-ma necesidad. A este respecto, esperoque los gobiernos y la comunidad in-ternacional lleguen a un compromisocomún para que se ponga fin a todo ti-po de lucha, de odio y de violencia yse apueste por la reconciliación, la pazy la defensa de la dignidad transcen-dente de la persona.

No podemos olvidar que las guerrasllevan consigo otro horrible crimen: laviolación. Se trata de una ofensa graví-sima a la dignidad de la mujer, que nosólo es deshonrada en la intimidad desu cuerpo, sino también en su alma,con un trauma que difícilmente desapa-recerá y cuyas consecuencias son tam-bién de carácter social. Lamentable-mente, se constata que también allídonde no hay guerras, muchas mujeressufren violencia hoy.

Todos los conflictos bélicos son lamanifestación más clara de la culturadel descarte, pues, en ellos, las vidasson deliberadamente pisoteadas porquien ostenta la fuerza. Existen, sinembargo, formas más sutiles y veladasde rechazo, que alimentan también esacultura. Pienso sobre todo en los enfer-mos, aislados y marginados, como losleprosos de los que habla el Evangelio.Entre los leprosos de nuestro tiempoestán también los afectados por estanueva y tremenda epidemia del Ébola,

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Discurso al Cuerpo diplomáticoVIENE DE LA PÁGINA 8

que, especialmente en Liberia, SierraLeona y Guinea, ha acabado conmás de seis mil vidas. Quiero reco-nocer y agradecer hoy públicamenteel trabajo de los agentes sanitariosque, junto a religiosos y voluntarios,prestan todos los cuidados posiblesa los enfermos y a sus familiares, so-bre todo a los niños que se han que-dado huérfanos. Al mismo tiempo,hago de nuevo un llamamiento a lacomunidad internacional para que seasegure una adecuada asistencia hu-manitaria a los pacientes y hagan unesfuerzo común por erradicar el vi-ru s .

A la lista de las vidas descartadasa causa de las guerras y de las enfer-medades, hay que añadir las de losnumerosos desplazados y refugiados.También en este caso podemos sacarluz de la infancia de Jesús, que estestigo de otra forma de cultura deldescarte que rompe las relaciones y«deshace» la sociedad. Efectivamen-te, ante la crueldad de Herodes, laSagrada Familia se ve obligada ahuir a Egipto, de donde regresaráunos años más tarde (cf. Mt 2, 13-15). Las situaciones de conflicto queacabamos de describir provocan confrecuencia la huida de miles de per-sonas de su lugar de origen. A vecesni siquiera en busca de un futuromejor, sino simplemente de un futu-ro, porque permanecer en su patriapuede significar una muerte segura.¿Cuántas personas pierden la vidaen viajes inhumanos, sometidas a ve-jaciones por parte de auténticos ver-dugos, ávidos de dinero? Ya me refe-rí a esto en mi reciente visita al Par-lamento Europeo, indicando que«no se puede tolerar que el mar Me-diterráneo se convierta en un grancementerio» (Discurso al ParlamentoEuropeo, Estrasburgo, 25 de noviem-bre de 2014). Hay también otro datoalarmante: muchos emigrantes, sobretodo en América, son niños solos,más expuestos a los peligros y nece-sitados de mayor atención, cuidadosy protección.

Cuando llegan sin documentos alugares desconocidos, cuya lenguano hablan, es difícil para los inmi-grantes situarse y encontrar trabajo.Además de los peligros de la huida,tienen que afrontar también el dra-ma del rechazo. Es necesario uncambio de actitud: pasar de la indi-ferencia y del miedo a una sinceraaceptación del otro. Esto requierenaturalmente «poner en práctica le-gislaciones adecuadas que sean capa-ces de tutelar los derechos de losciudadanos y de garantizar al mismotiempo la acogida a los inmigrantes»(ibid.). A la vez que expreso mi agra-decimiento a cuantos, incluso a cos-ta de su propia vida, se dedican aprestar asistencia a los refugiados y alos inmigrantes, exhorto tanto a losEstados como a las Organizacionesinternacionales a actuar decidida-mente para resolver estas graves si-tuaciones humanitarias y prestar laayuda necesaria a los países de ori-gen de los inmigrantes para favore-cer su desarrollo socio-político y lasuperación de los conflictos internos,que son la causa principal de este fe-nómeno. «Es necesario actuar sobrelas causas y no solamente sobre losefectos» (ibid.). Además, esto con-

sentirá a los inmigrantes volver undía a su patria y contribuir a su cre-cimiento y desarrollo.

Junto a los inmigrantes, a los des-plazados y a los refugiados, haytambién tantos «exiliados ocultos»(Ángelus, 29 de diciembre de 2013),que viven en el seno de nuestras ca-sas y en nuestras mismas familias.Me refiero a los ancianos y a los dis-capacitados, y también a los jóvenes.Los primeros son rechazados cuandose convierten en un peso y en «pre-sencias que estorban» (ibid.), mien-tras que los últimos son descartadosporque se les niega la posibilidad detrabajar para forjarse su propio futu-ro. No existe peor pobreza queaquella que priva del trabajo y de ladignidad del trabajo (cf. Discurso alos participantes en el Encuentro mun-dial de movimientos populares, 28 deoctubre de 2014), y que convierte eltrabajo en una forma de esclavitud.Ya me referí a esto en un recienteencuentro con los Movimientos po-pulares, que están fuertemente com-prometidos en la búsqueda de solu-ciones adecuadas a algunos proble-mas de nuestro tiempo, como la pla-ga cada vez más extendida del de-sempleo juvenil y del trabajo negro,y el drama de tantos trabajadores,especialmente niños, explotados porcodicia. Todo esto es contrario a ladignidad humana y es fruto de unamentalidad que pone en el centro eldinero, los beneficios y los intereseseconómicos en detrimento del hom-b re .

No pocas veces, la misma familiaes objeto de descarte, a causa de unacada vez más extendida cultura indi-vidualista y egoísta que anula losvínculos y tiende a favorecer el dra-mático fenómeno de la disminuciónde la natalidad, así como de leyesque privilegian diversas formas deconvivencia en lugar de sosteneradecuadamente a la familia por elbien de toda la sociedad.

Una de las causas de estos fenó-menos es esa globalización unifor-mante que descarta incluso a las cul-turas, acabando así con los factorespropios de la identidad de cada pue-blo que constituyen la herencia im-prescindible para un sano desarrollosocial. En un mundo uniformado ycarente de identidad, es fácil percibirel drama y la frustración de tantaspersonas, que han perdido literal-mente el sentido de la vida. Estedrama se ve agravado por la persis-tente crisis económica, que provocadesconfianza y favorece la conflicti-vidad social. He podido notar susconsecuencias incluso aquí en Roma,donde me he encontrado con mu-chas personas que viven situacionesdifíciles, y en los diversos viajes rea-lizados en Italia.

Precisamente a la querida naciónitaliana quiero dedicarle unas pala-bras llenas de esperanza para que,en el continuo clima de incertidum-bre social, política y económica, elpueblo italiano no ceda al desalientoy a la tentación del enfrentamiento,sino que redescubra los valores de laatención recíproca y la solidaridadsobre los que se funda su cultura ysu convivencia ciudadana, y que sonfuente de confianza tanto en el pró-jimo como en el futuro, sobre todopara los jóvenes.

Pensando en la juventud, deseomencionar mi viaje a Corea, donde,el pasado mes de agosto, me encon-tré con miles de jóvenes en la VI Jor-nada de la juventud asiática y donderecordé que es necesario valorar alos jóvenes, «intentando transmitir-les el legado del pasado aplicándoloa los retos del presente» (Discurso alas autoridades, Seúl, 14 de agosto de2014). Para eso, es necesario reflexio-nar «sobre el modo adecuado detransmitir nuestros valores a la si-guiente generación y sobre el tipode mundo y sociedad que estamosconstruyendo para ellos» (ibid.).

Esta tarde tendré la alegría de vol-ver a Asia, para visitar Sri Lanka yFilipinas, y mostrar así el interés y lasolicitud pastoral con que sigo losacontecimientos de los pueblos deese vasto continente. A ellos y a susgobiernos, deseo manifestarles unavez más el deseo de la Santa Sedede contribuir al bien común, a la ar-monía y a la concordia social. Espe-cialmente, espero que se retome eldiálogo entre las dos Coreas, paíseshermanos, que hablan la misma len-gua.

Excelencias, señoras y señores:Al inicio del nuevo año, no quere-

mos, sin embargo, que nuestra mira-da quede dominada por el pesimis-mo, los defectos y las deficiencias denuestro tiempo. Queremos tambiéndar las gracias a Dios por lo que nosha dado, por los beneficios que nosha dispensado, por los diálogos ylos encuentros que nos ha concedidoy por algunos frutos de paz que nosha dado la alegría de saborear.

Una clara demostración de que lacultura del encuentro es posible, lahe experimentado durante mi visitaa Albania, una nación llena de jóve-nes, que son esperanza de futuro. Apesar de las heridas de su historiareciente, el país se caracteriza por«la convivencia pacífica y la colabo-ración entre los que pertenecen a di-versas religiones» (Discurso a las au-toridades, Tirana, 21 de septiembrede 2014), en un clima de respeto yconfianza recíproca entre católicos,ortodoxos y musulmanes. Es un sig-no importante de que la fe sinceraen Dios abre al otro, genera diálogoy contribuye al bien, mientras que laviolencia nace siempre de una misti-ficación de la religión, tomada comopretexto para proyectos ideológicosque tienen como único objetivo eldominio del hombre sobre el hom-bre. Asimismo, en el reciente viaje aTurquía, puente histórico entreOriente y Occidente, he podidoconstatar los frutos del diálogo ecu-ménico e interreligioso, además delcompromiso a favor de los refugia-dos provenientes de otros países deOriente Medio. He encontrado estemismo espíritu de acogida en Jorda-nia, país que visité al inicio de miperegrinación a Tierra Santa, así co-mo en los testimonios que me llegandel Líbano, al que deseo que puedasuperar las dificultades políticas ac-tuales.

Un ejemplo que aprecio particu-larmente de cómo el diálogo puedeverdaderamente edificar y construirpuentes es la reciente decisión de losEstados Unidos de América y Cubade poner fin a un silencio recíprocoque ha durado medio siglo y de

acercarse por el bien de sus ciudada-nos. En este mismo sentido, dirijoun pensamiento al pueblo de Burki-na Faso, que está pasando por unperíodo de importantes transforma-ciones políticas e institucionales, pa-ra que un renovado espíritu de cola-boración pueda contribuir al desa-rrollo de una sociedad más justa yfraterna. Quiero destacar tambiéncon satisfacción la firma, el pasadomes de mayo, del Acuerdo que ponefin a largos años de tensión en Fili-pinas. Igualmente, animo los esfuer-zos realizados para lograr una pazestable en Colombia, así como lasiniciativas encaminadas a restablecerla concordia en la vida política y so-cial de Venezuela. Sin olvidar los es-fuerzos realizados hasta el momento,espero que se pueda llegar cuantoantes a un entendimiento definitivoentre Irán y el así llamado Grupo5+1, sobre el uso de la energía nu-clear para fines pacíficos. Me llenade satisfacción también la decisiónde los Estados Unidos de cerrar lacárcel de Guantánamo, para lo cualalgunos países han manifestado ge-nerosamente su disponibilidad paraacoger a los presos, lo cual les agra-dezco de corazón. Finalmente, deseoexpresar mi reconocimiento y animara todos aquellos países que estáncomprometidos activamente en laconsecución del desarrollo humano,la estabilidad política y la conviven-cia civil entre sus ciudadanos.

Excelencias, señoras y señores:El 6 de agosto de 1945, la humani-

dad asistía a una de las catástrofesmás tremendas de su historia. De unmodo nuevo y sin precedentes, elmundo experimentaba hasta quépunto podía llegar el poder destruc-tivo del hombre. De las cenizas deaquella terrible tragedia que ha sidola segunda Guerra mundial surgióuna voluntad nueva de diálogo y deencuentro entre las naciones que diovida a la Organización de las Nacio-nes Unidas, cuyo 70º Aniversario ce-lebraremos este año. En la visita querealizó al Palacio de Cristal mi pre-decesor, el beato Pablo VI, hace yacincuenta años, recordaba que «lasangre de millones de hombres, quesufrimientos inauditos e innumera-bles, que masacres inútiles y ruinasespantosas sancionan el pacto queles une en un juramento que debecambiar la historia futura del mun-do. ¡Nunca jamás guerra! ¡Nunca ja-más guerra! Es la paz, la paz, la quedebe guiar el destino de los pueblosy de toda la humanidad» (PABLO VI,Discurso a las Naciones Unidas, Nue-va York, 4 de octubre de 1965).

También yo pido lo mismo para elnuevo año, en el que además culmi-narán dos importantes procesos: laredacción de la Agenda del desarro-llo post-2015, con la adopción de losObjetivos del desarrollo sostenible, yla elaboración de un nuevo Acuerdosobre el clima, que es algo urgente.Su condición indispensable es lapaz, que proviene de la conversióndel corazón, antes incluso que del fi-nal de las guerras.

Con estos sentimientos, les deseode nuevo a cada uno de ustedes, asus familias y a sus conciudadanos,un año 2015 de esperanza y de paz.

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número 3, viernes 16 de enero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 11

Encuentro organizado al cumplirse cinco años del terremoto de Haití

Tres pilares para reconstruirPersona humana, comunión eclesial, Iglesia local

Los trabajos del congreso

Entre memoria y esperanza

El sábado 10 de enero el Papa Francisco recibió en la sala Clementinaa los participantes en el encuentro organizado en Roma por el Consejopontificio «Cor Unum» y por la Comisión pontificia para AméricaLatina en el quinto aniversario del terremoto de Haití, y les recordóque «tanto lo que se ha hecho como lo que se podrá hacer, siempre conla ayuda de Dios, se apoya en tres pilares fundamentales: la personahumana, la comunión eclesial y la Iglesia local».

Queridos hermanos y hermanas:A cinco años del catastrófico te-

rremoto de Haití, doy las gracias alConsejo pontificio «Cor Unum» y ala Comisión pontificia para AméricaLatina por haber organizado este en-cuentro. Expreso mi agradecimientoa los obispos de Haití, así como atodos vosotros y a las institucionesque representáis. Mi saludo agrade-cido también se dirige a todos losfieles que, de diferentes modos, hanquerido socorrer al pueblo haitianodespués de la tragedia que ha deja-do detrás de sí muerte, destrucción ytambién desesperación. Con la ayu-da llevada a nuestros hermanos yhermanas en Haití hemos manifesta-do que la Iglesia es un gran cuerpo,en el que los varios miembros sepreocupan unos de otros (cf. 1 Co12, 25). Precisamente en esta comu-nión animada por el Espíritu Santo,tiene su profunda razón de ser nues-tro servicio a la Iglesia.

Mucho se ha hecho en este perío-do para reconstruir el país. Sin em-bargo, no escondemos que aún que-da mucho trabajo por hacer. Y tantolo que se ha hecho como lo que sepodrá hacer, siempre con la ayudade Dios, se apoya en tres pilaresfundamentales: la persona humana,la comunión eclesial y la Iglesia lo-cal.

hombre, a todo hombre, a vivir ple-namente como persona. No hay ver-dadera reconstrucción de un país sinreconstrucción de la persona en suplenitud. Esto comporta esforzarsepara que toda persona en Haití ten-ga lo necesario desde el punto devista material, pero, al mismo tiem-po, para que pueda vivir su libertad,su responsabilidad y su vida espiri-tual y religiosa. La persona humanatiene un horizonte trascendente quele es propio, y la Iglesia, antes quenadie, debe cuidar este horizonte,cuya meta es el encuentro con Dios.Por eso, también en esta fase de re-construcción, la actividad humanita-ria y la actividad p a s t o ra l no sonopuestas, sino complementarias, tie-nen necesidad una de otra: contribu-yen juntas a formar en Haití a per-sonas maduras y a cristianos que,por su parte, podrán entregarse porel bien de sus hermanos. ¡Ojalá que

todo tipo de ayuda ofrecido por laIglesia a este país tenga esta aspira-ción para el bien integral de la per-sona!

Un segundo aspecto fundamentales la comunión eclesial. En Haití se haverificado una buena cooperación demuchas instituciones eclesiales —dió-cesis, institutos religiosos, organis-mos caritativos—, pero también demuchos fieles particulares. Cadauno, con su propia peculiaridad, harealizado una importante obra bené-fica. Dicha pluralidad de sujetos y,por lo tanto, de enfoques de la obrade asistencia y desarrollo, es un fac-tor positivo, porque es signo de lavitalidad de la Iglesia y de la gene-rosidad de muchos. También por es-to damos gracias a Dios, que suscitaen muchos el deseo de convertirseen prójimo y seguir así la ley de lacaridad, que es el corazón del Evan-

gelio. Pero la caridad es aún másverdadera e influyente cuando se lavive en comunión. La comunión tes-timonia que la caridad no consistesólo en ayudar al otro, sino tambiénen una dimensión que impregna to-da la vida y rompe todas las barrerasdel individualismo que nos impidenencontrarnos. La caridad es la vidaíntima de la Iglesia y se manifiestaen la comunión eclesial. Comuniónentre los obispos y con los obispos,que son los primeros responsablesdel servicio de caridad. Comuniónentre los diversos carismas y las ins-tituciones caritativas, porque ningu-no de nosotros trabaja para sí mis-mo, sino en nombre de Cristo, quenos ha mostrado el camino del servi-cio. Sería una contradicción vivir se-parados la caridad. Esta no es cari-dad, la caridad se expresa siemprecomo cuerpo eclesial. Por lo tanto,os invito a fortalecer todas las meto-dologías que permiten trabajar jun-tos. La comunión eclesial se reflejatambién en la colaboración con lasautoridades del Estado y con las ins-tituciones internacionales, para quetodos busquen el auténtico progresodel pueblo haitiano, en el espíritudel bien común.

Por último, quiero destacar la im-portancia de la Iglesia local, porqueprecisamente en ella la experienciacristiana se hace tangible. Es necesa-rio que la Iglesia en Haití sea cadavez más viva y fecunda, para testi-moniar a Cristo y dar su contribu-ción al progreso del país. Al respec-to, deseo animar a los obispos deHaití, a los sacerdotes y a todos losagentes pastorales a que con su celoy su comunión fraterna susciten enlos fieles un renovado compromisoen la formación cristiana y en laevangelización gozosa y provechosa.El testimonio de caridad evangélicaes eficaz cuando los sostiene la rela-ción personal con Jesús en la ora-ción, la escucha de la Palabra deDios y la recepción de los sacramen-tos. Aquí reside la «fuerza» de laIglesia local.

Al renovaros a cada uno de voso-tros mi agradecimiento cordial, osexhorto a proseguir el camino quehabéis iniciado, asegurándoos mioración constante y mi bendición.Que María, nuestra Madre, os guíey proteja. Os pido, por favor, querecéis por mí. Gracias.

La persona está en el cen-t ro de la acción de la Igle-sia. Acabamos de celebrarla Navidad, y precisamentela Encarnación nos dicecuán importante es elhombre para Dios, quequiso asumir la naturalezahumana. Entonces, nuestraprimera preocupación de-be ser la de ayudar al

No sólo memoria sino también es-peranza. A cinco años del devasta-dor seísmo que en enero de 2010golpeó la isla de Haití, el balancede la «reconstrucción material y es-piritual del país» debe hacerse con«una mirada de esperanza», capazde «tomar en cuenta y valorar todolo que se está realizando» y ayudaral pueblo de la isla a «afrontar connobleza, dignidad y valentía, con feinquebrantable en Dios, la propiavida y el propio destino». De estamanera el cardenal Marc Ouellet,prefecto de la Congregación paralos obispos y presidente de la Co-misión pontificia para América La-tina, sintetizó el sentido del en-cuentro que tuvo lugar el sábado 10de enero en el Vaticano.

«Toda reconstrucción auténtica—afirmó el purpurado al saludar alos presentes en la sala San Pío X,en vía de la Conciliación— inicia yrecomienza por las personas, por latoma de conciencia de su dignidady responsabilidad, los afectos fami-liares, la solidaridad con los másnecesitados, la conciencia de serparte integrante de un pueblo y el

relanzamiento de la tradición católi-ca como respuesta a sus deseos deamor y verdad, justicia y solidari-dad». En su intervención el carde-nal destacó «la solicitud apostólicade la Santa Sede» hacia el país delCaribe y el testimonio personal deatención por parte del Papa Fran-cisco, que «lleva siempre en su co-razón los sufrimientos y las espe-ranzas del pueblo de Haití». Elpurpurado expresó también suagradecimiento a las Conferenciasepiscopales, congregaciones religio-sas y numerosas agencias católicasde ayuda, asistencia y cooperaciónque se comprometieron en la re-construcción de la isla: una auténti-ca «corriente de solidaridad ecle-sial» que —re c o rd ó — ha involucradotambién a los gobiernos e institu-ciones políticas y civiles de diversospaíses del mundo.

Sucesivamente el cardenal RobertSarah, presidente saliente del Con-sejo pontificio «Cor Unum» intro-dujo los trabajos —en los que inter-vinieron, entre otros, el cardenalChibly Langlois, obispo de Les Ca-yes y presidente del episcopado hai-

tiano, y monseñor Thomas GerardWenski, arzobispo de Miami— ex-plicando que «la fase de respuestaa la emergencia está por terminar yahora se necesita pensar en la re-construcción, el desarrollo, la reha-bilitación del país y de las perso-nas», también a través de un «tra-bajo de sensibilización, de escucha,diálogo», en el signo del respeto dela dignidad de las personas.

Por lo demás, el purpurado co-noce muy bien la realidad de Hatí,ya que volvió al país en noviembrepasado, después de su primer viajerealizado en enero de 2011, un añodespués del terremoto. En esta oca-sión mantuvo encuentros con elpresidente de la República, el epis-copado local, representantes decongregaciones religiosas, organiza-ciones y asociaciones de beneficen-cia que trabajan en el territorio, yvisitó las estructuras ya terminadasgracias a la contribución del Papatambién. «Vi una mejora de la si-tuación general» confesó, añadien-do que de todas maneras «hay to-davía mucho por hacer».

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Colegio episcopal

RENUNCIA:

El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la archidiócesisde Dakar (Senegal) que el cardenalTHÉOD ORE-ADRIEN SARR, le habíapresentado en conformidad con elcanon 401 § 1 del Código de dere-cho canónico.

Théodore-Adrien Sarr nació enFadiouth, archidiócesis de Dakar, el28 de noviembre de 1936. Recibió laordenación sacerdotal el 28 de mayode 1964. Pablo VI le nombró obispo

de Kaolack el 1 de julio de 1974; re-cibió la ordenación episcopal el 24de noviembre del mismo año. JuanPablo II le promovió a arzobispo deDakar el 2 de junio de 2000. Bene-dicto XVI le creó cardenal, del títulode Santa Lucía en la plaza de Ar-mas, en el consistorio del 24 de no-viembre de 2007.

EL PA PA HA NOMBRAD O:

—Arzobispo de Dakar (Senegal) amonseñor BENJAMIN ND I AY E , hastaahora obispo de Kaolack

Benjamin Ndiaye nació en Fa-diouth, archidiócesis de Dakar, el 28de octubre de 1948. Recibió la orde-nación sacerdotal el 21 de agosto de1977. Juan Pablo II le nombró obispode Kaolack el 15 de junio de 2001;recibió la ordenación episcopal el 24de noviembre del mismo año.

—Arzobispo de Curitiba (Brasil) amonseñor JOSÉ ANTÔNIO PE R U Z Z O,hasta ahora obispo de Palmas-Fran-cisco Beltrão (Brasil).

José Antônio Peruzzo nació enCascavel el 19 de abril de 1960. Reci-bió la ordenación sacerdotal el 22 dediciembre de 1985. Benedicto XVI lenombró obispo de Palmas-FranciscoBeltrão el 24 de agosto de 2005; re-cibió la ordenación episcopal el 23de noviembre del mismo año.

—Obispo de Pamiers (Francia) alpresbítero JEAN-MARC EYCHENNE.

Jean-Marc Eychenne nació en Pa-miers el 2 de noviembre de 1956. In-gresó en la Comunidad de clérigosSan Martín, donde recibió la orde-nación sacerdotal el 4 de julio de1982. Posteriormente se incardinó enla diócesis de Orleans (Francia).Obtuvo la licencia en teología en laUniversidad de Friburgo en Suiza.Inició su ministerio como maestrode novicios de dicha Comunidad declérigos, docente, formador y vicarioparroquial. Luego, en Orleans ha si-do párroco, vicario episcopal y vica-rio general de la diócesis.

—Obispo de Burlington (EstadosUnidos) a monseñor CHRISTOPHERJ. COYNE, hasta ahora obispo titularde Mopta y auxiliar de Indianápolis.

Christopher J. Coyne nació enWoburn, Massachusetts, el 17 de ju-nio de 1958. Recibió la ordenaciónsacerdotal el 7 de junio de 1986, in-cardinado en la archidiócesis deBoston. Benedicto XVI le nombróobispo titular de Mopta y auxiliarde la archidiócesis de Indianápolis el14 de enero de 2011; recibió la orde-

nación episcopal el 2 de marzo delmismo año.

—Obispo de Boac (Filipinas) al pres-bítero MARCELINO ANTONIO MARA-L I T.

Marcelino Antonio Maralit nacióen Manila el 18 de mayo de 1969.Recibió la ordenación sacerdotal el13 de marzo de 1995, incardinado enla archidiócesis de Lipa. Obtuvo lalicenciatura en historia de la Iglesiaen la Pontificia Universidad de laSanta Cruz de Roma. Ha desempe-ñado su ministerio como vicario pa-rroquial y párroco; docente; subdi-rector y director de la comisión dio-cesana para las vocaciones; miembrodel consejo presbiteral; vicerrector y,más tarde, rector del seminario SanFr a n c i s c o .

—Obispo de Osorno (Chile) a mon-señor JUA N BARROS MADRID, hastaahora Ordinario militar para Chile.

Juan Barros Madrid nació en San-tiago de Chile el 15 de julio de 1956.Recibió la ordenación sacerdotal el29 de junio de 1984. Juan Pablo II lenombró obispo titular de Bilta y au-xiliar de la diócesis de Valparaíso el12 de abril de 1995; recibió la orde-nación episcopal el 29 de junio suce-sivo. El mismo Papa le nombró obis-po de Iquique el 21 de noviembre de2000 y Ordinario militar para Chileel 9 de octubre de 2004.

—Obispo coadjutor de Albenga-Im-peria (Italia) a monseñor GUGLIEL-MO BORGHETTI, hasta ahora obispode Pitigliano-Sovana-Orbetello.

Guglielmo Borghetti nació enAvenza di Carrara, diócesis de Mas-sa Carrara-Pontrémoli, el 25 de mar-zo de 1954. Recibió la ordenaciónsacerdotal el 17 de octubre de 1982.Benedicto XVI le nombró obispo dePitigliano-Sovana-Orbetello el 25 dejunio de 2010; recibió la ordenaciónepiscopal el 15 de septiembre delmismo año.

Lutos en el episcopado

Representaciones pontificias

Audiencias pontificiasEL SANTO PADREHA RECIBID O EN AU D I E N C I A :

Viernes 9 de enero—Al cardenal Gerhard Ludwig

Müller, prefecto de la Congrega-ción para la doctrina de la fe.

—Al cardenal Fernando Filoni,prefecto de la Congregación parala evangelización de los pueblos.

—Al cardenal Godfried Dan-neels, arzobispo emérito de Mali-nas-Bruselas (Bélgica).

—A monseñor Julio Murat, ar-zobispo titular de Orange, nuncioapostólico en Zambia y en Mala-wi.

Sábado, día 10—Al cardenal Marc Oullet,

P.S.S., prefecto de la Congregaciónpara los obispos.

Curia romanaEl Papa ha nombrado secretariode la Congregación para el cleroa monseñor JOËL MERCIER, hastaahora oficial de la Congregaciónpara los obispos, elevándolo almismo tiempo a la sede episcopaltitular de Rota, con dignidad dearzobisp o.

Joël Mercier nació en Chaude-fonds-sur-Layon, diócesis de An-gers (Francia), el 5 de enero de1945. Recibió la ordenación sacer-dotal el 27 de junio de 1970. Se li-cenció en teología en la Universi-dad Católica del Oeste en Angersy se doctoró en derecho canónicoen la Pontificia Universidad Gre-goriana de Roma. Ha sidoo vica-rio parroquial; capellán; secretariodel obispo y miembro del Tribu-nal eclesiástico. Desde enero de2002 presta servicio en la SantaSede como oficial de la Congre-gación para los obispos.

COMUNICACIONES

Monseñor Juan Barros Madrid, obispo de Osorno (Chile)

—Monseñor GÉRY LE U L I E T, obispoemérito de Amiens (Francia), falle-ció el 1 de enero. Había nacido enRichebourg - l’Avoué, diócesis deArras, el 12 de enero de 1910. Erasacerdote desde el 8 de julio de1933. Juan XXIII le nombró obispode Amiens el 14 de febrero de 1963;recibió la ordenación episcopal el 9de mayo sucesivo. Juan Pablo IIaceptó su renuncia al gobierno pas-toral de dicha sede el 15 de enerode 1985.

—Monseñor PAU L I N U S CO S TA , ar-zobispo emérito de Dacca (Bangla-desh), falleció el 3 de enero. Habíanacido en Rangamatia, archidióce-sis de Dacca, el 19 de octubre de1936. Era sacerdote desde el 21 dediciembre de 1963. Juan Pablo II lenombró obispo de Rajshahi el 11de enero de 1996; recibió la orde-nación episcopal el 26 de abril su-cesivo. Benedicto XVI le promovió

a arzobispo de Dacca el 9 de juliode 2005; y aceptó su renuncia algobierno pastoral de dicha sede el22 de octubre de 2011.

—Monseñor NATA L I N O PE S C A R O L O,obispo emérito de Cúneo y Fossa-no (Italia), falleció el 4 de enero.Había nacido en Palestro, archidió-cesis de Vercelli, el 26 de marzo de1929. Era sacerdote desde el 29 dejunio de 1952. Juan Pablo II lenombró obispo titular de Alessano,auxiliar del obispo de Cúneo y ad-ministrador apostólico «ad nutumSanctae Sedis» de la diócesis deFossano, el 7 de abril de 1990; reci-bió la ordenación episcopal el 5 demayo del mismo año. El Santo Pa-dre le nombró obispo de Fossanoel 4 de mayo de 1992; y le nombróademás obispo de Cúneo el 1 defebrero de 1999. El Papa BenedictoXVI aceptó su renuncia al gobiernopastoral de dichas sedes el 24 deagosto de 2005.

El Santo Padre ha nombrado nuncioapostólico en Haití a monseñor EU-GENE MARTIN NU G E N T, arzobispotitular de Domnach Sechnaill, hastaahora nuncio apostólico en Mada-gascar, en Mauricio y en las islasSeychelles; y delegado apostólico enlas islas Comores, con funciones dedelegado apostólico en La Reunión.

Eugene Martin Nugent nació Sca-riff, diócesis de Killaloe, el 21 de oc-tubre de 1958. Recibió la ordenaciónsacerdotal el 9 de julio de 1983. Es

doctor en derecho canónico. Entróen el servicio diplomático de la San-ta Sede el 1 de julio de 1992. Bene-dicto XVI le nombró arzobispo titu-lar de Domnach Sechnaill, nuncioapostólico en Madagascar y delega-do apostólico en las islas Comores yLa Reunión el 13 de febrero de 2010;recibió la ordenación episcopal el 18de marzo sucesivo. El Papa le nom-bró también nuncio apostólico enMauricio y en las islas Seychelles el13 de marzo de 2010.

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número 3, viernes 16 de enero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 13

La misa de cada día con el PapaQue el Señorcambie el corazónde los crueles

En sufragio de las víctimas del cruelatentado terrorista que tuvo lugar enParís el Papa Francisco celebró eljueves 8 de enero, por la mañana, lamisa en la capilla de la Casa SantaMarta. Lo dijo él mismo al iniciodel rito, manifestando todo su dolorpor este feroz y vil acto, expresandouna especial cercanía a los familiaresde las personas asesinadas o heridasy rezando para que el Señor cambieel corazón de los terroristas. «Elatentado de ayer en París —afirmó elPontífice— nos hace pensar en tantacrueldad, crueldad humana; en tantoterrorismo, ya sea el terrorismo aisla-do como el terrorismo de Estado. Lacrueldad de la que es capaz el hom-bre. Recemos, en esta misa, por lasvíctimas de esta crueldad. ¡Muchas!Y pidamos también por los crueles,para que el Señor cambie su cora-zón».

En estos días, destacó luego el Pa-pa en la homilía, «la palabra claveen la liturgia y en la Iglesia es “ma-nifestación”: el Hijo de Dios se ma-nifestó en la fiesta de la Epifanía alos gentiles; en el Bautismo, cuandodesciende sobre Él el Espíritu Santo;en las bodas de Caná, cuando haceel milagro del agua que se convierteen vino».

Precisamente «estos son los tressignos —explicó— que la liturgia pre-senta en estos días para hablarnosde la manifestación de Dios: Dios seda a conocer». Pero «la pregunta esesta: ¿cómo podemos conocer aDios?». Y así —afirmó el Papa Fran-cisco refiriéndose a la primera lectu-ra del día (1 Juan 4, 7-10)— nos en-contramos inmediatamente ante «eltema que toma el apóstol Juan en laprimera Carta: el conocimiento deDios». Por lo tanto, «¿qué es cono-cer a Dios? ¿Cómo se puede cono-cer a Dios?».

A estas preguntas, dijo el PapaFrancisco, «una primera respuestasería: se puede conocer a Dios conla razón». ¿Pero de verdad «puedoconocer a Dios con la razón? Enparte sí». En efecto, «con mi inteli-gencia, razonando, mirando las co-sas del mundo, se puede primerocomprender que hay un Dios, y laexistencia de Dios se puede com-prender en algunos rasgos de la per-sonalidad de Dios». Pero, precisó elPapa, «esto es insuficiente para co-nocer a Dios», en cuanto que «aDios se le conoce totalmente en elencuentro con Él, y para el encuen-tro la razón sola no basta, se necesi-ta algo más: la razón te ayuda a lle-gar hasta cierto punto».

En su carta «Juan dice claramentequién es Dios: Dios es amor». Poreso «sólo por el camino del amorpuedes conocer a Dios». Cierto,añadió el Papa Francisco, «amor ra-zonable, acompañado por la razón,pero amor». Tal vez, en este punto,nos podríamos preguntar: «¿perocómo puedo amar lo que no conoz-co?». La respuesta es clara: «Ama alos que tienes cerca». Precisamente«esta es la doctrina de dos manda-mientos: el más importante es amara Dios, porque Él es amor». El se-gundo, en cambio, «es amar al próji-

mo, pero, para llegar al primero, de-bemos subir por los escalones del se-gundo». En una palabra, explicó elPapa, «a través del amor al prójimollegamos a conocer a Dios, que esamor», y «sólo amando razonable-mente, pero amando, podemos lle-gar a ese amor».

Francisco quiso luego repetir laspalabras escritas por san Juan:«Queridos hermanos, amémonosunos a otros, ya que el amor es deDios, y todo el que ama ha nacidode Dios». Pero, recordó, «tú no pue-des amar si Dios no te mete el amordentro, si no te genera este amor»,porque «quien ama conoce a Dios».En cambio, escribe san Juan, «quienno ama no ha conocido a Dios, por-que Dios es amor». Pero, puso enguardia el Papa, aquí no se trata de«amor de telenovela». Es más bienun «amor sólido, fuerte», un «amoreterno que se manifiesta —la palabrade estos días es “manifestación”— ensu Hijo que vino para salvarnos».Por lo tanto es un «amor concreto,

bra”». Y «la flor de almendro —ex-plicó el Papa Francisco— es la pri-mera que florece en la primavera, laprimera». Esto significa que «el Se-ñor está allí, vigilante», es siempre«el primero como el almendro, nosama el primero». Y también noso-tros, aseguró el Papa, «tendremossiempre esta sorpresa: cuando nosacercamos a Dios a través de lasobras de caridad, a través de la ora-ción, en la comunión, en la Palabrade Dios, encontramos que Él estáallí, el primero, esperándonos, asínos ama». Y precisamente «como laflor del almendro, es el primero».En realidad, destacó el Papa Francis-co, «ese versículo de Jeremías nosdice mucho».

En la misma línea se sitúa tam-bién el episodio presentado por elpasaje del Evangelio de Marcos (6,34-44) propuesto por la liturgia.«Primero dice que Jesús tuvo com-pasión de mucha gente, es el amorde Jesús: vio mucha gente, comoovejas que no tenían pastor, deso-

un amor de obras y no de palabras».He aquí, entonces, que «para cono-cer a Dios se requiere toda una vida:un camino, un camino de amor, deconocimiento, de amor al prójimo,de amor a quienes nos odian, deamor a todos».

Es Jesús mismo, observó el Papa,quien «nos dio el ejemplo de amor».Y precisamente «en esto está elamor: no hemos sido nosotros losprimeros en amar a Dios, sino queha sido Él quien nos ha amado y hamandado a su Hijo como víctima deexpiación por nuestros pecados».Por eso «en la persona de Jesús po-demos contemplar el amor deDios». Y, «haciendo lo que Jesúsnos ha enseñado sobre el amor al

Corazonese n d u re c i d o s

Un corazón endurecido no logracomprender ni siquiera los másgrandes milagros. Pero, «¿cómo seendurece un corazón?». Se lo pre-guntó el Papa Francisco durante lamisa celebrada el viernes 9 de eneroen Santa Marta.

Los discípulos, se lee en el pasajelitúrgico del Evangelio de san Mar-cos (6, 45-52), «no habían compren-dido lo de los panes, porque teníansu corazón endurecido». Eso que,explicó el Papa Francisco, «eran losapóstoles, los más íntimos de Jesús.Pero no entendían». E incluso ha-biendo asistido al milagro, inclusohabiendo «visto que esa gente —másde cinco mil— había comido con cin-co panes» no comprendieron. «¿Porqué? Porque su corazón estaba en-d u re c i d o » .

Muchas veces Jesús «habla en elEvangelio de la dureza del cora-zón», reprende al «pueblo de duracerviz», llora sobre Jerusalén «queno comprendió quién era Él». El Se-ñor se confronta con esta dureza:«tiene un gran trabajo Jesús —desta-có el Papa— para hacer más dócil es-te corazón, para formarlo sin dure-zas, para hacerlo afable». Un «tra-bajo» que continúa después de la re-surrección con los discípulos deEmaús y muchos otros.

«Pero —se preguntó el Pontífice—,¿cómo se endurece un corazón?¿Cómo es posible que esta gente,que estaba siempre con Jesús, todoslos días, que lo escuchaba, lo veía...tuviese un corazón endurecido? ¿Có-mo puede un corazón llegar a serasí?». Y relató: «Ayer le pregunté ami secretario: Dime, ¿cómo se endu-rece un corazón? Él me ayudó apensar un poco en esto». De aquí laindicación de una serie de circuns-tancias con las que cada uno puedeconfrontar la propia experiencia per-sonal.

Ante todo, dijo el Papa Francisco,el corazón «se endurece por expe-riencias dolorosas, por experienciasduras». Es la situación de quienes«vivieron una experiencia muy dolo-rosa y no quieren entrar en otraaventura». Es precisamente lo quesucedió a los discípulos de Emaústras la resurrección, de quienes elPontífice imaginó las consideracio-

prójimo, llegamos —paso a paso— alamor de Dios, al conocimiento deDios que es amor».

El Papa destacó que el apóstolJuan, en su carta, «va un poco másallá» cuando afirma que «en estoconsiste el amor». Es decir, «no enque nosotros hayamos amado aDios, sino que Él nos amó primero:Dios nos precede en el amor». Enefecto, destacó el Papa Francisco,«cuando yo encuentro a Dios en laoración, siento que Dios me amabaantes de que yo comenzase a buscar-lo». Sí, «Él siempre primero, Él nosespera, Él nos llama». Y «cuandonosotros llegamos, Él está allí».

Luego el Papa hizo referencia aotro pasaje de la Escritura (J e re m í a s1, 11-12), citándolo literalmente:«Qué hermoso lo que dice Dios aJeremías: “¿Qué ves, Jeremías? —Veo una rama de almendro, Señor.El Señor me dijo: —Bien visto, por-que yo velo para cumplir mi Pala-

puesta es fuerte: ¿tenemos que ir acomprar 200 denarios de pan y dar-les de comer?». Así, si «el amor deDios era el primero, los discípulosno habían entendido nada». Pero esprecisamente «así el amor de Dios:siempre nos espera, siempre nos sor-prende». Es «el Padre, nuestro Pa-dre que nos ama mucho, quien siem-pre está dispuesto a perdonarnos,siempre». Y no una vez» sino «se-tenta veces siete: siempre». Precisa-mente «como un Padre lleno deamor». Así, «para conocer a esteDios que es amor debemos subir porla escalera del amor al prójimo, delas obras de caridad, de las obras demisericordia que el Señor nos ense-ñó».

El Papa Francisco concluyó pi-diendo «que el Señor, en estos díasen los que la Iglesia nos hace pensaren la manifestación de Dios, nos déla gracia de conocerlo por el caminodel amor».

rientadas». Pero tam-bién hoy, recordó elPapa Francisco, hay«mucha gente deso-rientada en nuestrasciudades, en nuestrospaíses: mucha gente».Cuando «Jesús vio aesta gente desorienta-da se conmovió: co-menzó a enseñarles ladoctrina, las cosas deDios y la gente leprestaba atención, loescuchaba muy bienporque el Señor ha-blaba bien, hablaba alcorazón».

Luego, relata sanMarcos en su Evange-lio, Jesús, al darsecuenta de que cincomil personas ni siquie-ra habían comido, pi-dió a los discípulosque se ocupasen deello. Así, pues, esCristo quien «va, elprimero, al encuentrode la gente». Por suparte, tal vez, «los dis-cípulos se pusieron unpoco nerviosos, sintie-ron fastidio y su res-

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página 14 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 16 de enero de 2015, número 3

VIENE DE LA PÁGINA 13

nes: «“Hay demasiado, demasiadoruido, pero marchémonos un pocolejos, porque...” —Porque, ¿qué?—“Eh, nosotros esperábamos que es-te fuese el Mesías, pero no lo era,yo no quiero ilusionarme otra vez,no quiero hacerme ilusiones”».

He aquí el corazón endurecidopor una «experiencia de dolor». Lomismo sucede a Tomás: «No, no,yo no creo. Si no pongo el dedoallí, no creo». El corazón de los dis-cípulos era duro «porque habíansufrido». Y al respecto el PapaFrancisco recordó un dicho popularargentino: «El que se quema con le-che, ve la vaca y llora». O sea, ex-plicó, «es la experiencia dolorosaque nos impide abrir el corazón».

Otro motivo que endurece el co-razón es también «la cerrazón en símismo: construir un mundo en símismo». Esto sucede cuando elhombre está «cerrado en sí mismo,en su comunidad o en su parro-quia». Se trata de una cerrazón que

ban: «Pero la ley dice esto, dice es-to hasta aquí...», y así «hacían otromandamiento»; al final, «pobreci-llos, se cargaban 300-400 manda-mientos y se sentían seguros».

En realidad, hizo notar el PapaFrancisco, todas estas «son perso-nas seguras, pero como está seguroun hombre o una mujer en la celdade una cárcel detrás de las rejas: esuna seguridad sin libertad». Mien-tras que es precisamente la libertadlo que «vino a traernos Jesús». SanPablo, por ejemplo, riñe a Santiagoy también a Pedro «porque noaceptan la libertad que nos trajo Je-sús».

He aquí, entonces, la respuesta ala pregunta inicial: «¿Cómo se en-durece un corazón?». El corazón,en efecto, «cuando se endurece, noes libre y si no es libre es porque noama». Un concepto expresado en laprimera lectura de la liturgia del día(1 Juan 4, 11-18), donde el apóstolhabla del «amor perfecto» que«aleja el temor». En efecto, «en elamor no hay temor, porque el te-

Roy de Maistre, «Cena en Emaús» (1958)

Misa en Santa Marta

mor supone un casti-go y quien teme no esperfecto en el amor.No es libre. Siempretiene el temor que su-ceda algo doloroso,triste», que nos haga«ir mal por la vida oarriesgar la salvacióneterna». En realidadson sólo «imaginacio-nes», porque ese cora-zón sencillamente «noama». El corazón delos discípulos, explicóel Papa, «estaba endu-recido porque todavíano habían aprendido aamar».

Entonces nos po-demos preguntar:«¿Quién nos enseña aamar? ¿Quién nos li-bera de esta dureza?»Puede hacerlo «sola-mente el Espíritu San-to», aclaró el PapaFrancisco precisando:«Tú puedes hacer milcursos de catequesis,mil cursos de espiri-tualidad, mil cursos deyoga, zen y todas esascosas. Pero todo esonunca será capaz de

«puede dar vueltas alrededor demuchas cosas»: del «orgullo, la su-ficiencia, de pensar que yo soy me-jor que los demás» o también «dela vanidad». Precisó el Papa: «Exis-ten el hombre y la mujer “esp ejo”,que están cerrados en sí mismos pormirarse a sí mismos, continuamen-te»: se podrían definir «narcisistasreligiosos». Estos «tienen el cora-zón duro, porque son cerrados, noson abiertos. Y buscan defendersecon estos muros que construyen asu alrededor».

Existe además un ulterior motivoque endurece el corazón: la insegu-ridad. Es lo que experimenta quienpiensa: «Yo no me siento seguro ybusco dónde aferrarme para estarseguro». Esta actitud es típica de lagente «que está muy apegada a laletra de la ley». Sucedía, explicó elPontífice, «con los fariseos, los sa-duceos y los doctores de la ley de laépoca de Jesús». Quienes objeta-

darte la libertad de hijo». Sólo elEspíritu Santo «mueve tu corazónpara decir “p a d re ”»; sólo Él «es ca-paz de aplastar, de romper esta du-reza del corazón» y hacerlo «dócilal Señor. Dócil a la libertad delamor». No por casualidad el cora-zón de los discípulos permaneció«endurecido hasta el día de la As-censión», cuando dijeron al Señor:«Ahora tendrá lugar la revolución yllega el reino». En realidad «no en-tendían nada». Y «sólo cuando vi-no el Espíritu Santo, las cosas cam-b i a ro n » .

Por ello, concluyó el Pontífice,«pidamos al Señor la gracia de te-ner un corazón dócil: que Él nossalve de la esclavitud del corazónendurecido» y «nos lleve hacia ade-lante en esa hermosa libertad delamor perfecto, la libertad de loshijos de Dios, la que sólo puede darel Espíritu Santo».

Como habla Jorge Mario Bergoglio

Dios nos «chamuya» sin gritarJORGE MILIA

El 23 de septiembre, después de lascinco de la tarde, no hacía tanto ca-lor en Roma y en Santa Marta mehallaba cómodo. Era consciente quepoder encontrarme con Francisco—o con mi amigo Jorge Mario— sig-nificaba un privilegio singular. Am-bos estábamos contentos de vernosy poder charlar sin el orden temáti-co normalmente prescripto en lasaudiencias. Así, los temas aparecían,se mezclaban con recuerdos o pro-yectos que daban lugar a otros, co-mo en cualquier charla entre ami-gos. Por allí me dijo: «Me acordabalos otros días de tus artículos sobremis acotaciones l u n f a rd a s y habíauna que quizá te gustaría: “El cha-muyo de Dios”»

Repliqué: «Ja! Suena bien… p erono sé si será fácil explicarlo».

Y él: «Eso es problema tuyo. Loque hay que tener como punto departida es que Dios tiene su planpara nosotros, no nos lo cuenta,apenas lo deja entrever. Dios noschamuya, trata de convencernos, deseducirnos. Falta nuestra confianza,nuestra entrega. La podemos dar ono, Dios respeta nuestra libertadpero siempre nos habla bajo, singritar, nos chamuya, nos invita aaceptar el plan que tiene, o al me-nos lo hace para que sepamos quesiempre está ahí, que no nos dejasolos aunque no aceptemos su pro-puesta»

No conozco bien los mecanismosde la memoria. A veces temo con-fundirme. Lejos de mí hacerle deciralgo diferente a lo que ha expresa-do. Suficiente con hacerme cargode mis palabras. Las frases vuelvendos meses después como exigiendoque las escriba. Pero cómo explicar-le a los italianos y al resto del mun-do —esto suena demasiado preten-cioso— lo que es un «chamuyo»… ynada menos que el de Dios?

En el lenguaje de Buenos Aires,que excede al l u n f a rd o , el chamuyoera inicialmente una parla amorosa.El galán «chamuyaba» a aquella quequería enamorar… o viceversa. Lue-go la palabra creció por sí sola y se

aplicó al arte de convencer a los de-más, en especial a los cercanos. Sepuede «chamuyar» con el amigo,con la novia, el padre o el hijo. Sepuede «chamuyar» a la «vieja» o aquien uno quiera, pero para hacerlohay que tener, hay que lograr, ciertaintimidad. Supongo, entonces, se-gún Francisco, que Dios nos puede«chamuyar», es más, que lo hace ha-bitualmente… pero no siempre loescuchamos.

Me acordaba de sus palabras, ca-si un mes después, rumbo a Santia-go de Compostela, caminando des-de Portugal: «Dios no grita, Jorge,nos chamuya. Y para hacerlo tieneque estar a nuestro lado». La sole-dad del bosque que cruzaba —aun-que dicen que en el Camino deSantiago nadie camina solo— me hi-zo recordar también algo que élmismo dijera casi medio siglo antes,presentándonos en su clase de lite-ratura a Antonio Machado: «Con-verso con el hombre / que siempreva conmigo. /Quien habla solo es-pera/ hablar a Dios un día».

Me pregunté entonces si Quienme hablaba era «el hombre quesiempre va conmigo» o si ese susu-rro del terco viento del Norte y lalluvia en el bosque gallego no eranviento ni lluvia sino el «chamuyo deDios», si el cálido peso de mi mo-chila no era el del brazo de un ami-go que caminaba a mi lado y sólome comentaba que me seguía acom-pañando, sólo por cuidarme comoha hecho siempre. Es difícil definirel «chamuyo de Dios» del que mehabló Francisco. Quizá es más difí-cil definirlo que escucharlo. Quienpretenda conocerlo deberá saberque es necesario alejarse de las estri-dencias, del ruido, de la estupidezcacofónica de la modernidad y bus-car la tranquilidad de un espacio in-terior, espiritual.

Logrado eso sólo resta esperar.No hay que apurarse ni desesperar,no es que tarde mucho en llegar, esque a veces nos hemos vuelto muysordos y necesitamos, como decíaBenedicto XVI, un nuevo «effatá»que nos permita volver a escuchar aD ios.

Telegrama del Papa a Giorgio Napolitano

Sincera estima y vivo aprecioGiorgio Napolitano dimitió el miércoles14 de enero, por la mañana, de sucargo de presidente de la Repúblicaitaliana, para el cual había sidoelegido en 2006 y luego confirmado en2013. En la inminencia de ladimisión, el Papa Francisco le envió elsiguiente telegrama.

A Su ExcelenciaHonorable Giorgio Napolitano

Presidente de la República italianaPalacio del Quirinal

00187 RomaAl tener noticia de su dimisión dela función de jefe del Estado, mien-tras estoy realizando el viaje apostó-lico en Sri Lanka y Filipinas, le ma-nifiesto mi cercanía espiritual y de-

seo expresarle sentimientos de sin-cera estima y de vivo aprecio por sugeneroso y ejemplar servicio a laNación italiana, desempeñado conautoridad, fidelidad y entrega in-cansable al bien común. Su accióniluminada y sabia contribuyó a re-forzar en la población los ideales desolidaridad, unidad y concordia, es-pecialmente en el contexto europeoy nacional caracterizado por no po-cas dificultades. Invoco para Usted,para su esposa y sus seres queridosla asistencia divina, asegurando unconstante recuerdo en la oración.

FRANCISCUS PP

14 de enero de 2015

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número 3, viernes 16 de enero de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 15

Caleidoscopio asiáticoVIENE DE LA PÁGINA 7

tan grande que ya en 1713 impulsó alobispo de Cochin a incoar su causade beatificación, que luego llevaronadelante el arzobispo de Goa y elobispo de Kandy. En 1989 la Con-gregación para las causas de los san-tos promulgó el decreto sobre susvirtudes heroicas, y el 6 de julio de1993 Juan Pablo II reconoció el mila-gro atribuido a su intercesión. El 21de enero de 1995, el Pontífice pola-co, durante su visita a Sri Lanka, lobeatificó en Colombo.

El pueblo esrilanqués ha seguidorezando por su canonización. Tam-bién los obispos del país han segui-do insistiendo y así, teniendo encuenta la gran consideración popu-lar de su santidad y las continuaspeticiones que llegan de Sri Lanka,de la India y de otros países delmundo, el Papa Francisco aceleró di-cho proceso. Y en el Consistorio del20 de octubre de 2014, decidió cano-nizarlo durante esta visita.

Nosotros, los católicos esrilanque-ses, estamos llenos de alegría por es-te gran don de Dios a nuestra Igle-sia. Damos gracias al Señor por ha-ber salvado nuestra fe en un período

sumamente difícil, gracias a estegran misionero. Es providencial elhecho que, precisamente cuando unmisionero de piel blanca habría teni-do dificultades para actuar, el Señorhaya elegido a un hijo del continen-te asiático. Y más tarde, cuandoLeón XIII decidió instituir en Asiaun seminario regional para las voca-ciones nativas, se inspiró en el ejem-plo de José Vaz, cuya vida y misiónen Sri Lanka había conocido graciasal delegado apostólico en la India,monseñor Ladislao Zaleski.

El Papa Pecci, por recomendaciónde Zaleski, en 1893 eligió precisa-mente Kandy como sede del primerseminario regional para sacerdotesnativos de Asia. La decisión proféti-ca del Papa León XIII de alentar laindigenización de las Iglesias loca-les, en un tiempo en el que las voca-ciones misioneras en Europa eranabundantes, quizá se haya inspiradoen el servicio ejemplar prestado porJosé Vaz.

La inminente visita del Papa Fran-cisco y su decisión de canonizar anuestro santo en nuestra tierra sonverdaderamente dones de un valorinconmensurable. Ambos aconteci-mientos expresan de modo tangible

la profundidad de la amorosa solici-tud de Dios por nosotros. Y es evi-dente que hay semejanzas en las op-ciones concretas realizadas por elPapa Francisco y por José Vaz, asícomo en la razón de ser de dichas

opciones. En particular, el espíritude optimismo y la alegría del Pontí-fice argentino para afrontar los dife-rentes desafíos de la misión eclesialhoy, por un lado, y la fuerza de vo-luntad y el compromiso demostradospor José Vaz, por otro, están arrai-gados en Jesús.

De hecho, José Vaz pertenecía to-talmente a Cristo. Su entusiasmo ysu disponibilidad a sufrir incluso elmartirio a causa de su misión, refle-jaban el espíritu del gran apóstol Pa-blo. La alegría de José Vaz en gas-tarse por el Señor provenía de estaidentificación total con Jesús. Y elPapa Francisco refleja este mismo es-píritu.

La belleza de la vida de Vaz resi-de en el hecho de que el amor loimpulsó a abandonar todo e ir a unterritorio hostil, confiando totalmen-te en el Señor. Prácticamente nadiesabía de su llegada a Sri Lanka. Nolo esperaba ningún comité de bien-venida. No poseía nada, dependíatotalmente de la generosidad de loscatólicos pobres y perseguidos. Per-maneció con ellos, compartió sus ca-sas humildes, recorrió largas distan-cias, fue profundamente ascético ydesapegado, y fue un hombre deoración que a menudo pasaba no-ches enteras ante el Señor. Sin em-bargo, jamás se descorazonó: cele-braba con devoción los sacramentos,fue un buen maestro y predicadorque lograba entusiasmar al rebaño.Estaba siempre disponible y era muyamado porque, a su vez, amaba yhabría dado la vida por su rebaño.Su entusiasmo por servir era conta-gioso, y animó a todos los sacerdo-tes que se unieron a él. Un verdade-ro modelo para los misioneros actua-les.

Hoy, más que nunca, Asia tienenecesidad de estos modelos de evan-gelización. Tiene necesidad de mi-sioneros enamorados del Señor y re-bosantes de entusiasmo, que seangozosos y optimistas, sin miedo desoportar pobreza, privaciones e in-cluso persecuciones por el Evange-lio. Lo importante no es el triunfa-lismo, sino el camino humilde de laalegría evangélica: el triunfo de lospequeños sin triunfos.

*Cardenal arzobispo de Colombo

Preparativos previos en Colombo por la llegada del Papa

Mejorar la asistencia y renovar las estructuras ante la crisis causada por el ébola

Familias y comunidades devastadas«La Santa Sede quiere expresar suviva estima a las Iglesias católicaslocales de Guinea, Liberia y SierraLeona por su pronta respuesta a lacrisis causada por el ébola. Parapotenciar mayormente sus esfuer-zos, y como respuesta oportuna a laemergencia, la Santa Sede ofreceuna ayuda financiera. Los fondosestarán a disposición de estructurassostenidas por la Iglesia para mejo-rar la asistencia que ellas ofrecen através de instituciones sanitarias,iniciativas comunitarias y la aten-ción pastoral de los enfermos y delpersonal sanitario». Así se lee en elcomunicado de prensa que acompa-ña el documento «Potenciar el com-promiso de la Iglesia católica en res-puesta a la emergencia del ébola» delConsejo pontificio Justicia y paz.Documento que describe por pri-mera vez —explica el comunicado—«una respuesta pastoral a una en-

sumas ofrecidas por parte de laSanta Sede serán utilizadas, entreotras cosas, para la adquisición desuministros sanitarios de primeranecesidad, para el transporte de losenfermos y para renovar las estruc-turas. Parte de la contribución de laSanta Sede se destinará a los resi-dentes de las zonas circunscritascon el fin de desarrollar y potenciarlas estrategias orientadas a frenar laexpansión del ébola. Habrá tam-bién fondos destinados para ayudara las familias afectadas por el virusy a los menores que quedaron huér-fanos. En su respuesta pastoral, laSanta Sede contribuirá a socorrer alas personas en las zonas golpeadaspor el virus a través de la forma-ción y la ayuda brindada a los sa-cerdotes, religiosos y religiosas, asícomo a los laicos comprometidosen la acción pastoral, para que es-tén mejor preparados para afrontar

las necesidades de carácter físico,psíquico y espiritual de los enfer-mos y de los que sufren. La SantaSede concentrará sus intervencionesen las parroquias, en cuanto quegran parte de la actividad de laIglesia se desarrolla a nivel parro-quial, que es una importante insti-tución, fundamental en la luchacontra las consecuencias causadaspor el ébola, que están surgiendocomo un problema serio, en espe-cial para los sobrevivientes. La Igle-sia católica está comprometida des-de hace muchos decenios en prestarayuda humanitaria y de desarrolloen África occidental. La Iglesia, porlo tanto, conoce bien cómo las ins-tituciones sanitarias de todo tipo—que ya están afrontando gravesdesafíos que derivan de la pobrezay de antiguas dificultades sociales yp olíticas— están ampliamente com-prometidas con la presente crisis.Además de la actividad de la Igle-sia en la región, el documento pre-senta los esfuerzos realizados porparte de numerosos dicasterios dela Curia romana, entre las cuales es-tán el Consejo pontificio «CorUnum», el Consejo pontificio parala pastoral de la salud, PropagandaFide, el Consejo pontificio Justiciay paz, como también la actividadde Caritas internationalis y las orga-nizaciones a ella asociadas. Esto sesuma a los esfuerzos de las Agen-cias católicas presentes en muchosotros países, como Catholic ReliefServices (Estados Unidos), Missio(Austria), M i s e re o r y Medical Mis-sion Institute (Alemania). Los es-fuerzos intensificados de la Iglesiapermiten una mayor respuesta a ni-vel parroquial y refuerzan las medi-das adecuadas para contener la en-fermedad».

fermedad relativamen-te nueva que ha de-vastado individuos,enteras familias y tam-bién comunidades, es-pecialmente en lospaíses de África occi-dental: Guinea, SierraLeona y Liberia». LaSanta Sede, continúala nota, «anima tam-bién a otros bienhe-chores, privados o pú-blicos, a contribuir alaumento de dichosfondos como signo desolidaridad con nues-tros hermanos y her-manas que sufrenenormemente en esasregiones azotadas porla enfermedad». Las

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página 16 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 16 de enero de 2015, número 3

En la Capilla Sixtina el Papa bautiza a treinta y tres recién nacidos

La leche y la palabra

Hemos escuchado en la primera lec-tura que el Señor se preocupa porsus hijos como un padre: se preocu-pa de dar a sus hijos un alimento sus-tancioso. A través del profeta Diosdice: «¿Por qué gastar dinero en loque no alimenta y el salario en loque no da hartura?» (Is 55, 2). Dios,como un buen papá y una buenamamá, quiere dar cosas buenas a sushijos. ¿Y qué es este alimento sus-tancioso que nos da Dios? Es su Pa-l a b ra : su Palabra nos hace crecer,nos hace dar buenos frutos en la vi-da, como la lluvia y la nieve hacenbien a la tierra y la hacen fecunda(cf. Is 55, 10-11). Así vosotros, padres,y también vosotros, padrinos y ma-drinas, abuelos, tíos, ayudaréis a es-tos niños a crecer bien si les dais laPalabra de Dios, el Evangelio de Je-sús. ¡Y darlo también con el ejem-plo! Todos los días, adquirid el há-bito de leer un pasaje del Evangelio,pequeño, y llevad siempre con voso-tros un pequeño Evangelio en elbolsillo, en la cartera, para poderleerlo. Y este será el ejemplo paralos hijos, ver a papá, a mamá, a lospadrinos, al abuelo, a la abuela, alos tíos, leer la Palabra de Dios.

Vosotras mamás dad a vuestroshijos la leche —incluso ahora, si llo-ran por hambre, amamantadlos,tranquilos. Damos gracias al Señorpor el don de la leche, y rezamospor las madres —son muchas, lamen-tablemente— que no están en condi-ciones de dar de comer a sus hijos.Recemos y tratemos de ayudar a es-tas madres. Así, pues, lo que hace laleche en el cuerpo, la Palabra deDios lo hace en el espíritu: la Pala-bra de Dios hace crecer la fe. Y gra-cias a la fe somos engendrados porDios. Es lo que sucede en el Bautis-mo. Hemos escuchado al apóstolJuan: «Todo el que cree que Jesús esel Cristo ha nacido de Dios» (1 Jn5, 1). En esta fe son bautizados vues-tros hijos. Hoy es v u e s t ra fe, queri-dos padres, padrinos y madrinas. Esla fe de la Iglesia, en la cual estospequeños reciben el Bautismo. Peromañana, con la gracia de Dios, serásu fe, su personal «sí» a Jesucristo,que nos dona el amor del Padre.

Decía: es la fe de la Iglesia. Estoes muy importante. El Bautismo nosintroduce en el cuerpo de la Iglesia,en el pueblo santo de Dios. Y en es-te cuerpo, en este pueblo en camino,la fe se transmite de generación engeneración: es la fe de la Iglesia. Esla fe de María, nuestra Madre, la fede san José, de san Pedro, de sanAndrés, de san Juan, la fe de losApóstoles y de los mártires, que lle-gó hasta nosotros, a través del Bau-tismo: una cadena de trasmisión defe. ¡Es muy bonito esto! Es un pasarde mano en mano la luz de la fe: loexpresaremos dentro de un momen-

to con el gesto de encender las velasen el gran cirio pascual. El gran ci-rio representa a Cristo resucitado, vi-vo en medio de nosotros. Vosotras,familias, tomad de Él la luz de la fepara transmitirla a vuestros hijos. Es-ta luz la tomáis en la Iglesia, en elcuerpo de Cristo, en el pueblo deDios que camina en cada época y encada lugar. Enseñad a vuestros hijos

que no se puede ser cristiano fuerade la Iglesia, no se puede seguir aJesucristo sin la Iglesia, porque laIglesia es madre, y nos hace creceren el amor a Jesucristo.

Un último aspecto surge con fuer-za de las lecturas bíblicas de hoy: enel Bautismo somos consagrados por elEspíritu Santo. La palabra «cristia-no» significa esto, significa consa-

grado como Jesús, en el mismo Es-píritu en el que fue i n m e rs o Jesús entoda su existencia terrena. Él es el«Cristo», el ungido, el consagrado,los bautizados somos «cristianos»,es decir consagrados, ungidos. Y en-tonces, queridos padres, queridospadrinos y madrinas, si queréis quevuestros niños lleguen a ser auténti-cos cristianos, ayudadles a crecer«inmersos» en el Espíritu Santo, esdecir, en el calor del amor de Dios,en la luz de su Palabra. Por eso, noolvidéis invocar con frecuencia alEspíritu Santo, todos los días. «¿Us-ted reza, señora?» —«Sí» —«¿Aquién reza?» —«Yo rezo a Dios»—Pero «Dios», así, no existe: Dios espersona y en cuanto persona existeel Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.«¿Tú a quién rezas?» —«Al Padre, alHijo, al Espíritu Santo». Normal-mente rezamos a Jesús. Cuando re-zamos el «Padrenuestro», rezamos alPadre. Pero al Espíritu Santo no loinvocamos tanto. Es muy importanterezar al Espíritu Santo, porque nosenseña a llevar adelante la familia,los niños, para que estos niños crez-can en el clima de la Trinidad santa.Es precisamente el Espíritu quien loslleva adelante. Por ello no olvidéisinvocar a menudo al Espíritu Santo,todos los días. Podéis hacerlo, porejemplo, con esta sencilla oración:«Ven, Espíritu Santo, llena los cora-zones de tus fieles y enciende enellos el fuego de tu amor». Podéishacer esta oración por vuestros ni-ños, además de hacerlo, naturalmen-te, por vosotros mismos.

Cuando decís esta oración, sentísla presencia maternal de la VirgenMaría. Ella nos enseña a invocar alEspíritu Santo, y a vivir según el Es-píritu, como Jesús. Que la Virgen,nuestra madre, acompañe siempre elcamino de vuestros niños y de vues-tras familias. Así sea.

Treinta y tres recién nacidos —veinte niños y treceniñas, entre los cuales dos mellizas— f u e ro nbautizados por el Papa Francisco el domingo 11 deenero, por la mañana, en la Capilla Sixtina. Enbrazos de los padres, que trabajan en los dicasterios,oficinas y organismos vaticanos o prestan servicio enel Estado de la Ciudad del Vaticano, recibieron elsacramento de la iniciación cristiana precisamente enla fiesta litúrgica del Bautismo del Señor. Con ellos,además de los padrinos, también un pequeño grupode parientes que participaron en la misa celebrada

por el Pontífice en el antiguo altar. Para el rito delBautismo se utilizó la fuente bautismal y elcandelabro para el cirio pascual realizados por elarquitecto Alberto Cicerone, con el asesoramientoteológico de don Salvatore Vitiello, e inauguradosrespectivamente en 2012 y en 2013. A ellos se debetambién el nuevo ambón utilizado este año: una obraen plata y alabastro que evoca la imagen del«monumentum resurrectionis», con el sepulcro abiertorodeado por un motivo floral que simboliza el jardínde la resurrección. Concelebraron con el Papa

Francisco los arzobispos Gänswein, prefecto de laCasa pontificia, Krajewski, limosnero, y Gloder,presidente de la Pontificia Academia Eclesiástica, y elobispo Vérgez Alzaga, secretario general de laGobernación. Dirigió el rito monseñor Marini,maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, y laCapilla Sixtina, dirigida por el maestro Palombella,tuvo a cargo los cantos. Al término el Pontífice regalóa los bautizados un bajorrelieve dorado querepresenta a la Virgen y el Niño, con su escudograbado en el dorso.

Los tuits en@Pontifex_es

10 ENE [10.00 AM] El domingo esel día del Señor: reservemos untiempo para estar con Él

12 ENE [12.00 PM] Hoy, que co-mienza mi viaje a Sri Lanka y Fi-lipinas, les pido que recen conmi-go por estos dos países

14 ENE [9.00 AM] San José Vaz,enséñanos a crecer en santidad ya vivir el mensaje de misericordiadel Evangelio

15 ENE [9.00 AM] Que el Señorbendiga y proteja a Sri Lanka