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“Situación construida: momento de la vida concreta deliberadamente construido por medio de la organización colectiva de un ambiente unitario y de un juego de acontecimientos”* La máxima situacionista define al hecho arquitectónico como un acto construido entre el objeto (espacio) y el juego que en él hagan sus habitantes. Señalando, no sin ironía, que la construcción no sólo es una cuestión de muros, pisos y techos sino, además, hay una construcción (quizás la más compleja de construir) en el juego de los acontecimientos que se suceden en el espacio. Bajo la óptica del acontecer de lo lúdico, el imprevisto, el azar, lo casual, lo contingente, lo mágico se presentan como fuente vital de la arquitectura. Por tal motivo, en el momento en que los lugares comienzan a habitarse surge la puesta en escena de lo inesperado. Un modelo de ello es lo aquí presentado como “otros-usos en torno al Mástil situado en la Plaza del Zocalo, DF” Sabida es la historia de la gran bandera, su búsqueda de identidad, de creación o reafirmación de la misma por medio de un objeto-hito. Lo no -tan- sabido fue lo sucedido una vez que el mástil y la bandera comenzaron su vida en la ciudad, a nivel del suelo y no arriba, donde la bandera flamea. El uso de las sombras arrojadas, tanto de la columna como de la gran bandera, ordenaron actividades y relaciones de la plaza y sirvieron como espacio de descanso e intercambio de los andantes y vendedores que deambulan en la plaza. Función encontrada. ¿Hallazgo? Un hecho en apariencia aislado, de sutil definición, cobra carácter porque los habitantes lo signan como si fuese el mandato de un proyecto, su verdad. Hecho que da cuenta del uso alternativo del espacio en tanto la alteración de su orden primario (motivo por el que fue pensado). Hallamos, desde esta perspectiva, tipos de alteraciones en el momento de habitar la arquitectura y la ciudad que van desde transformaciones y deformaciones de la forma de los objetos y los espacios hasta alteraciones que no modifican cualidades físicas de los objetos y espacios pero que al usarse de otro modo , o de un modo inesperado, convierten al objeto en otro objeto, en su otro yo, casi su alter-ego, tal es este caso del mástil y la bandera que estas letras referencian. Alteraciones que, en principio, ponen en cuestionamiento (en instancia de incertidumbre) las mecánicas del proyecto en la arquitectura y urbanismo (recordemos que proyectar es, naturalmente, dar certidumbres de hábitos futuros a menos que …) Al final de estas letras dejo una cita de Rem Koolhaas de su libro Mutaciones que motivó el principio este texto: “Si debe haber un urbanismo nuevo no se sustentará sobre los fantasmas del orden y de la omnipotencia, será la puesta en escena de la incertidumbre, ya no se ocupará de disponer objetos más o menos permanentes, sino de irrigar a los territorios de nuevos potenciales”. NUEVA BABILONIA O ¿EL PROYECTO COMO OBRA? Constant, en 1960, define su ciudad fluctuante y modulable hecha de mega-estructuras flexibles del siguiente modo: “La Nueva Babilonea no es un proyecto de planificación urbana sino una manera de pensar, de imaginar, de ver las cosas y la vida” La frase de modo explícito enuncia del proyecto tanto lo que es como lo que no es. Cuando un proyecto no tiene la finalidad de ser construido, podríamos considerarlo proyecto? no es, tras esta negativa, una obra referida al pensamiento? Podemos considerar al proyecto como obra, en sí? y en ello, alterar algunos principios y finalidades del quehacer arquitectónico? Estos cuestionamiento cierran el desarrollo del articulo al comienzo del mismo. CASA “U” TOYO ITO: TIEMPO Y NATURALEZA COMO MEDIOS DE ALTERACIÓN Escuché en una clase la pregunta: ¿Cómo resiste la arquitectura al paso del tiempo?. Quien preguntaba se refería a la durabilidad de los materiales, a su sensibilidad, mas bien, a su vulnerabilidad. Invitaba a sus alumnos a utilizar materiales resistentes bajo un slogan que decía: “queridos amigos: si quieren que vuestra arquitectura no caduque, utilicen materiales peremnes” Pero, ¿es la arquitectura (el espacio) un ejercicio de resistencia contra el tiempo? No hay arquitectura fuera del tiempo aunque sí (las hay) arquitecturas que, al decir de los maestros, no responden al espíritu de una época. Es decir, arquitecturas fuera de un supuesto presente. Pero eso es otro tema, el tiempo siempre está revoloteando, metiendo la cola, merodeando aunque nos resistamos. Resistir sugiere soportar o, según la lengua corriente, aguantar. Aguantar no es acompañar. Entonces: ¿Cómo acompaña la obra al paso del tiempo? y más precisamente, ¿cómo se manifiesta el paso del tiempo en arquitectura? Recordemos los múltiples intentos que han existido para atrapar al tiempo y dotarlo de visibilidad. Un ejemplo de ello: el reloj. Un reloj de arena muestra el paso de los granos de un lado a otro y entre esas vueltas y más vueltas ¿quién no ha creído ver al tiempo? Idéntico planteo podríamos aplicar al reloj de agujas, en esa circularidad recurrente ¿cómo no pensar un tiempo redondo? Los objetos caza-tiempo basan su captura en una operación rítmica (una estructura), en una figuración de ese ritmo (una forma) y en un material, que es tal en tanto a una función (función material). ¿No es esto acaso lo que solemos llamar arquitectura? De este modo, observamos que sustancias invisibles pueden hacerse presentes y hasta medibles bajo ciertos recursos, artilugios o mecanismos. Al respecto, un-otro ejemplo: el viento. A pesar de su invisibilidad percibimos su moviendo en las cosas, lo sentimos cuando nos toca la cara, en el balanceo de las hojas de los árboles o escuchamos su rugido o silbido, según sea su estado de ánimo. Algo similar –podría aventurarse- sucede entre la naturaleza y su manifestación en la arquitectura. Vemos la presencia del sol en la decoloración de una carpintería o en las arrugas de un muro, escuchamos el latir de las profundidades de la tierra en el clak que emite una baldosa floja o en la deformación de un piso. La naturaleza altera la arquitectura y esta, por su condición de intemperie, es una fiel testigo; una catalizadora; un colador de las horas; un objeto delator de que está pasando, entre otras cosas, el tiempo. Los habitantes , al modo de la naturaleza, también marcan el tiempo en la arquitectura, quienes por el sólo hecho de habitar dejan su rastro en el espacio. De allí que, el abandono de un lugar produce la presencia de la ausencia. Ausencia nada más explicita que cuando dejamos nuestra casa materna o cualquier lugar en el que hemos vivido habiendo sido alterados por ese espacio (y viceversa). Momento cúlmine para esa arquitectura, la cual, al alojar nuevas vidas, naturalmente será otra a pesar de ser la misma. Los espacios van alterándose con cada ocupación, van viviendo y muriendo, a la vez. Toyo Ito, explica lo siguiente al final de los días de la casa “U” cuando sus habitantes dejan la casa y sucede su demolición: «La demolición de la vivienda no debe interpretarse como la destrucción de la misma. Esta es un signo que deja atrás el mero aspecto físico de lo que fue una vivienda para una familia.» Así, tras la desaparición, la casa es alterada y convertida en signo. Signo es una señal: un indicio, una identificación, el inicio de la memoria. De este modo, una arquitectura física (lo material) que caduca da lugar a una arquitectura espiritual (lo inmaterial) que se aloja en las profundidades psíquicas de sus antiguos habitantes, quienes se llevan la casa (la idea de la casa, sus secretos, sus olores, sus restos en la memoria) a donde quiera que estén. Y la casa se re.inicia. Principio de otra vuelta de agujas. alterar ARQUITECTURA #3 a u t o r : SEBASTIAN SERRANI ZÓCALO: DE LA ALTERACIÓN DEL OBJETO Y SUS USOS *Definitions Internationale Situacioniste n1, citado en Andreotti Libero y Costa Xavier. Teoría de la Deriva y altres textos Situacionistes sobre la ciutat. Macba. Barcelona. 1996. PARDO, José Luis (1991) Sobre los espacios, pintar, escribir, pensar. Barcelona: Ediciones del Serbal. SONTAG, Susan (2006). Sobre la fotografía. Buenos Aires: editorial Alfaguara. *Estrato de la Conferencia leída en el Institute of Contemporany Arts de Londres (ICA 1963). Citada en Constant. Nueva Babilonea. Museo Nacional de Arte Reina Sofia. 20 de octubre 2015-29 de febrero 2016. Catalogo de Exposición. w w w . r e v i s t a 3 x 3 . c o m

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“Situación construida: momento de la vida concreta deliberadamente construido por medio de la organización colectiva de un ambiente unitario y de un juego de acontecimientos”*

La máxima situacionista define al hecho arquitectónico como un acto construido entre el objeto (espacio) y el juego que en él hagan sus habitantes. Señalando, no sin ironía, que la construcción no sólo es una cuestión de muros, pisos y techos sino, además, hay una construcción (quizás la más compleja de construir) en el juego de los acontecimientos que se suceden en el espacio.

Bajo la óptica del acontecer de lo lúdico, el imprevisto, el azar, lo casual, lo contingente, lo mágico se presentan como fuente vital de la arquitectura. Por tal motivo, en el momento en que los lugares comienzan a habitarse surge la puesta en escena de lo inesperado.

Un modelo de ello es lo aquí presentado como “otros-usos en torno al Mástil situado en la Plaza del Zocalo, DF”

Sabida es la historia de la gran bandera, su búsqueda de identidad, de creación o reafirmación de la misma por medio de un objeto-hito. Lo no -tan- sabido fue lo sucedido una vez que el mástil y la bandera comenzaron su vida en la ciudad, a nivel del suelo y no arriba, donde la bandera flamea.

El uso de las sombras arrojadas, tanto de la columna como de la gran bandera, ordenaron actividades y relaciones de la plaza y sirvieron como espacio de descanso e intercambio de los andantes y vendedores que deambulan en la plaza. Función encontrada. ¿Hallazgo?

Un hecho en apariencia aislado, de sutil definición, cobra carácter porque los habitantes lo signan como si fuese el mandato de un proyecto, su verdad. Hecho que da cuenta del uso alternativo del espacio en tanto la alteración de su orden primario (motivo por el que fue pensado).

Hallamos, desde esta perspectiva, tipos de alteraciones en el momento de habitar la arquitectura y la ciudad que van desde transformaciones y deformaciones de la forma de los objetos y los espacios hasta alteraciones que no modifican cualidades físicas de los objetos y espacios pero que al usarse de otro modo , o de un modo inesperado, convierten al objeto en otro objeto, en su otro yo, casi su alter-ego, tal es este caso del mástil y la bandera que estas letras referencian.

Alteraciones que, en principio, ponen en cuestionamiento (en instancia de incertidumbre) las mecánicas del proyecto en la arquitectura y urbanismo (recordemos que proyectar es, naturalmente, dar certidumbres de hábitos futuros a menos que …)

Al final de estas letras dejo una cita de Rem Koolhaas de su libro Mutaciones que motivó el principio este texto:

“Si debe haber un urbanismo nuevo no se sustentará sobre los fantasmas del orden y de la omnipotencia, será la puesta en escena de la incertidumbre, ya no se ocupará de disponer objetos más o menos permanentes, sino de irrigar a los territorios de nuevos potenciales”.

NUEVA BABILONIA O ¿EL PROYECTO COMO OBRA?

Constant, en 1960, define su ciudad fluctuante y modulable hecha de mega-estructuras flexibles del siguiente modo: “La Nueva Babilonea no es un proyecto de planificación urbana sino una manera de pensar, de imaginar, de ver las cosas y la vida”

La frase de modo explícito enuncia del proyecto tanto lo que es como lo que no es.

Cuando un proyecto no tiene la finalidad de ser construido, podríamos considerarlo proyecto? no es, tras esta negativa, una obra referida al pensamiento? Podemos considerar al proyecto como obra, en sí? y en ello, alterar algunos principios y finalidades del quehacer arquitectónico?

Estos cuestionamiento cierran el desarrollo del articulo al comienzo del mismo.

CASA “U” TOYO ITO: TIEMPO Y NATURALEZA COMO MEDIOS DE ALTERACIÓN

Escuché en una clase la pregunta: ¿Cómo resiste la arquitectura al paso del tiempo?.

Quien preguntaba se refería a la durabilidad de los materiales, a su sensibilidad, mas bien, a su vulnerabilidad. Invitaba a sus alumnos a utilizar materiales resistentes bajo un slogan que decía: “queridos amigos: si quieren que vuestra arquitectura no caduque, utilicen materiales peremnes”

Pero, ¿es la arquitectura (el espacio) un ejercicio de resistencia contra el tiempo?

No hay arquitectura fuera del tiempo aunque sí (las hay) arquitecturas que, al decir de los maestros, no responden al espíritu de una época. Es decir, arquitecturas fuera de un supuesto presente. Pero eso es otro tema, el tiempo siempre está revoloteando, metiendo la cola, merodeando aunque nos resistamos.

Resistir sugiere soportar o, según la lengua corriente, aguantar. Aguantar no es acompañar. Entonces: ¿Cómo acompaña la obra al paso del tiempo? y más precisamente, ¿cómo se manifiesta el paso del tiempo en arquitectura?

Recordemos los múltiples intentos que han existido para atrapar al tiempo y dotarlo de visibilidad. Un ejemplo de ello: el reloj.

Un reloj de arena muestra el paso de los granos de un lado a otro y entre esas vueltas y más vueltas ¿quién no ha creído ver al tiempo? Idéntico planteo podríamos aplicar al reloj de agujas, en esa circularidad recurrente ¿cómo no pensar un tiempo redondo?

Los objetos caza-tiempo basan su captura en una operación rítmica (una estructura), en una figuración de ese ritmo (una forma) y en un material, que es tal en tanto a una función (función material). ¿No es esto acaso lo que solemos llamar arquitectura?

De este modo, observamos que sustancias invisibles pueden hacerse presentes y hasta medibles bajo ciertos recursos, artilugios o mecanismos. Al respecto, un-otro ejemplo: el viento. A pesar de su invisibilidad percibimos su moviendo en las cosas, lo sentimos cuando nos toca la cara, en el balanceo de las hojas de los árboles o escuchamos su rugido o silbido, según sea su estado de ánimo.

Algo similar –podría aventurarse- sucede entre la naturaleza y su manifestación en la arquitectura. Vemos la presencia del sol en la decoloración de una carpintería o en las arrugas de un muro, escuchamos el latir de las profundidades de la tierra en el clak que emite una baldosa floja o en la deformación de un piso.

La naturaleza altera la arquitectura y esta, por su condición de intemperie, es una fiel testigo; una catalizadora; un colador de las horas; un objeto delator de que está pasando, entre otras cosas, el tiempo.

Los habitantes , al modo de la naturaleza, también marcan el tiempo en la arquitectura, quienes por el sólo hecho de habitar dejan su rastro en el espacio.

De allí que, el abandono de un lugar produce la presencia de la ausencia. Ausencia nada más explicita que cuando dejamos nuestra casa materna o cualquier lugar en el que hemos vivido habiendo sido alterados por ese espacio (y viceversa). Momento cúlmine para esa arquitectura, la cual, al alojar nuevas vidas, naturalmente será otra a pesar de ser la misma.

Los espacios van alterándose con cada ocupación, van viviendo y muriendo, a la vez. Toyo Ito, explica lo siguiente al final de los días de la casa “U” cuando sus habitantes dejan la casa y sucede su demolición: «La demolición de la vivienda no debe interpretarse como la destrucción de la misma. Esta es un signo que deja atrás el mero aspecto físico de lo que fue una vivienda para una familia.»

Así, tras la desaparición, la casa es alterada y convertida en signo. Signo es una señal: un indicio, una identificación, el inicio de la memoria. De este modo, una arquitectura física (lo material) que caduca da lugar a una arquitectura espiritual (lo inmaterial) que se aloja en las profundidades psíquicas de sus antiguos habitantes, quienes se llevan la casa (la idea de la casa, sus secretos, sus olores, sus restos en la memoria) a donde quiera que estén.

Y la casa se re.inicia. Principio de otra vuelta de agujas.

a l t e r a r

ARQUITECTURA#3 a u t o r :

S E B A S T I A NS E R R A N I

ZÓCALO: DE LA ALTERACIÓN DEL OBJETO Y SUS USOS

*Definitions Internationale Situacioniste n1, citado en Andreotti Libero y Costa Xavier. Teoría de la Deriva y altres textos Situacionistes sobre la ciutat. Macba. Barcelona. 1996.PARDO, José Luis (1991) Sobre los espacios, pintar, escribir, pensar. Barcelona: Ediciones del Serbal.

SONTAG, Susan (2006). Sobre la fotografía. Buenos Aires: editorial Alfaguara.

*Estrato de la Conferencia leída en el Institute of Contemporany Arts de Londres (ICA 1963). Citada en Constant. Nueva Babilonea. Museo Nacional de Arte Reina Sofia. 20 de octubre 2015-29 de febrero 2016. Catalogo de Exposición.

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