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Vanguardia, rebeldía y fascismo Una primera aproximación a las trayectorias políticas de Curzio Malaparte y Pierre Drieu La Rochelle Steven Forti (Instituto de História Contemporânea - Universidade Nova de Lisboa) En la última década hemos explorado el mundo de los tránsfugas de la izquierda al fascismo en la Europa de entreguerras. Dirigentes políticos y sindicales del socialismo, del comunismo, del sindicalismo revolucionario, del anarcosindicalismo y también del republicanismo de izquierdas que pasaron en tiempos y modos distintos a las organizaciones fascistas de sus respectivos países. En 2014 se ha publicado El peso de la nación. Nicola Bombacci, Paul Marion y Óscar Pérez Solís en la Europa de entreguerras, el libro que recoge estas primeras investigaciones: en ello se proponía un estudio pormenorizado de la cuestión del mal llamado transfuguismo en los casos italiano, francés y español a partir de una biografía por cada contexto nacional. La historia comparada permitía salir del encasillamiento de las historias nacionales, consideradas en muchos casos únicas e irripetibles, y, a través del análisis del lenguaje político, superar las dos interpretaciones 1

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Vanguardia, rebeldía y fascismo Una primera aproximación a las trayectorias políticas de Curzio Malaparte y

Pierre Drieu La Rochelle

Steven Forti

(Instituto de História Contemporânea - Universidade Nova de Lisboa)

En la última década hemos explorado el mundo de los tránsfugas de la izquierda al

fascismo en la Europa de entreguerras. Dirigentes políticos y sindicales del

socialismo, del comunismo, del sindicalismo revolucionario, del anarcosindicalismo y

también del republicanismo de izquierdas que pasaron en tiempos y modos distintos a

las organizaciones fascistas de sus respectivos países. En 2014 se ha publicado El

peso de la nación. Nicola Bombacci, Paul Marion y Óscar Pérez Solís en la Europa

de entreguerras, el libro que recoge estas primeras investigaciones: en ello se

proponía un estudio pormenorizado de la cuestión del mal llamado transfuguismo en

los casos italiano, francés y español a partir de una biografía por cada contexto

nacional. La historia comparada permitía salir del encasillamiento de las historias

nacionales, consideradas en muchos casos únicas e irripetibles, y, a través del análisis

del lenguaje político, superar las dos interpretaciones clásicas de este fenómeno: la

del oportunismo/chaqueterismo y la de los opuestos extremismos.

Las investigaciones han mostrado un panorama mucho más rico y complejo de lo que

hasta hace una década se podía percibir. Sólo en los casos de Italia, Francia y España

se han detectado más de cincuenta casos de dirigentes de primera o segunda fila que

abandonaron a las izquierdas para incorporarse, entre la Primera y la Segunda Guerra

Mundial, en los movimientos y en los regímenes fascistas en sus respectivos países.

El análisis del lenguaje político ha permitido establecer cuáles fueron las pasarelas

que en la mayoría de los casos permitieron estos tránsitos de una familia política a

otra.1 Por esta razón, actualmente se está trabajando en una ampliación geográfica de

1 Véase, Steven FORTI: El peso de la nación. Nicola Bombacci, Paul Marion y Óscar Pérez Solís en la Europa de entreguerras, Santiago de Compostela, Universidade de Santiago de Compostela, 2014. Véase también ÍD: “Traidores, conformistas y apasionados de la política. Una nueva lectura de la Europa de entreguerras entre biografía, lenguaje e historia política”, Segle XX. Revista catalana d’història, 6 (2013), pp. 133-157.

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esta misma investigación, estudiando los casos de otros tres países de la Europa

occidental como Portugal, Bélgica e Inglaterra con el objetivo de poder llegar a una

reflexión que pueda considerarse efectivamente europea sobre esta vexata quaestio.

Hasta ahora se ha decidido centrarse solamente en los casos de los dirigentes políticos

que fueron protagonistas de estos cambios de chaqueta en los años de entreguerras;

pero sería posible, igual que una ampliación geográfica, también una ampliación

cronológica y una ampliación temática. En el primer caso, el de la ampliación

cronológica, podríamos mirar hacia atrás –los casos de transformismo entre las élites

politicas de la segunda mitad del siglo XIX y de los años de la belle époque– y

también mirar hacia adelante –los casos de tránsito del fascismo a la izquierda y a

otras formaciones políticas después del final de la Segunda Guerra Mundial o los

casos de tránsito a los partidos de la nueva derecha neoliberal de dirigentes políticos

que militaron en los movimientos surgidos alrededor del 68 y durante los años setenta.

En el segundo caso, el de la ampliación temática, en cambio, se trataría de incluir en

las investigaciones también los casos de los intelectuales o de los militantes que

cambiaron de afiliación política durante sus vidas.

En estas páginas queremos hacer una primera incursión en el mundo de los

intelectuales, manteniéndonos en los mismos límites cronológicos de las

investigaciones llevadas a cabo hasta ahora, es decir el periodo comprendido entre la

Primera y la Segunda Guerra Mundial. También en lo que concierne a los contextos

nacionales hemos escogido, para esta primera incursión, mantenernos dentro de unas

fronteras bien conocidas, donde podemos movernos con agilidad y desenvoltura,

como son los casos de Italia y de Francia. Efectivamente, creemos que los

intelectuales, más allá de sus diferentes personalidades y de sus distintas trayectorias,

representan el sentido de una época en cuestiones como la del tránsito de la izquierda

al fascismo en la Europa de entreguerras. Los intelectuales, podríamos también decir,

son una especie de papel tornasol que nos permite entender algunas de las corrientes

subterráneas de un determinado periodo histórico.2

2 Lucrezia ERCOLI define Curzio Malaparte “il consapevole testimone di un mondo frantumato”, “un prisma in cui passano tutte le contraddizioni del Novecento”, en Philosophe malgré soi. Curzio Malaparte e il suo doppio, Roma, Edilet, 2011, p. 15.

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1. Cuestiones metodológicas

Para el periodo de entreguerras, figuras como las de Pierre Drieu La Rochelle o

Ernesto Giménez Caballero representan bien los tránsitos de los intelectuales, que no

fueron solo unidireccionales, sino más bien zigzagueantes o de ida y vuelta, con una

fuerte dosis de anticonformismo y de rebeldía a las categorizaciones como en los

casos de Curzio Malaparte o Louis-Ferdinand Céline, entre otros. En estos casos,

pues, ¿qué herramientas metodológicas sería conveniente utilizar? O, dicho de otra

forma, ¿las herramientas metodológicas y las categorías de interpretación que se han

utilizado en las investigaciones acerca de los dirigentes políticos son válidas también

en el caso de los intelectuales? La pregunta no es baladí, ni de segundaria

importancia. La utilización de unas herramientas metodológicas o de otras y de unas

categorías de interpretación o de otras puede modificar por completo los resultados

del análisis, ça va sans dire.

Por lo que concierne las herramientas metodológicas, creemos que las que se han

utilizado en las investigaciones centradas en los dirigentes políticos pueden ser

exportables también al caso de los intelectuales. Se trataría, pues, de un análisis en

tres niveles, donde al estudio biográfico se acompañaría un análisis del lenguaje

político –en este caso ampliado al lenguaje tout court utilizado por los intelectuales en

sus publicaciones– en una perspectiva comparada.3

Por lo que concierne las categorías de interpretación, en cambio, nos encontramos con

una situación más compleja. Por lo general, en los casos de los dirigentes políticos y

sindicales el lenguaje político tiene una estrecha relación con la práctica política: el

dirigente político debe responder delante de una organización política de sus

declaraciones, de sus posicionamientos políticos explicitados en artículos y en

entrevistas, de las teorías desarrolladas en panfletos y en ensayos, y del mismo

lenguaje político utilizado en todos estos lugares donde la palabra se convierte, al fin

y al cabo, en acción. Esto vale, aunque con matices y algunas distinciones, tanto en el

ámbito de las organizaciones políticas como en el ámbito de las organizaciones

sindicales y tanto para los partidos socialistas y comunistas como para los

movimientos o partidos fascistas. La estrecha relación que se instaura entre lo que se

dice y lo que se hace (y lo que se debería hacer) permite unas continuas y constantes

verificaciones de la importancia del lenguaje político en la trayectoria de un dirigente 3 Véase Steven FORTI: El peso de la nación…, pp. 29-36.

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político y también de la fiabilidad de lo que éste dirigente dice. En el caso de

dirigentes que han transitado de un lado a otro del espectro político y que han estado

tachados con frecuencia de oportunistas, chaqueteros y traidores, este punto es crucial

para poder llegar a una interpretación satisfactoria de la cuestión del tránsito de la

izquierda al fascismo y, por ende, del tránsito de una familia política a otra. Entonces,

para lo que concierne los intelectuales, si tuviesemos que convertir esta duda

metodológica en una pregunta, podríamos decir: ¿cuánto podemos fiarnos de las

tomas de posición políticas de los intelectuales?

Es indudable que una pregunta de este tipo suena a simplificación; pero nos pone

delante de una cuestión que se debe tener en cuenta. Pongamos un ejemplo: cuando en

una novela un escritor crea un personaje que toma un determinado posicionamiento

político o que hace una determinada declaración política, ¿qué peso debemos darle en

la interpretación del posicionamiento político del mismo escritor? Sin duda, la

situación que se crea es bien distinta de la de un dirigente político, aunque se trate de

un ensayo teórico escrito por éste y no de una intervención en un congreso o en una

asamblea de partido. Las generalizaciones resultan, una vez más, una operación

compleja y arriesgada y los matices nos pueden dar pistas para aclarar estas dudas.

Pensemos en dos ejemplos concretos en los cuales nos centraremos en esta

comunicación: el personaje de Gilles en la homónima novela de Pierre Drieu La

Rochelle y el “personnage qui s’appelle je”4 de Kaputt y La pelle de Curzio

Malaparte. ¿Cuánto hay de autobiografía en estos personajes? Y, ¿cuánto de lo que

estos personajes dicen y hacen en estas novelas puede ser considerado exportable para

el análisis del posicionamiento político de sus creadores durante el periodo en que

escribieron estos textos? Los ejemplos que se acaban de hacer los consideramos

especialmente adecuados para este tipo de operación: hay mucho del Drieu La

Rochelle de la segunda mitad de los años treinta en el personaje de Gilles, que puede

considerarse efectivamente su álter ego; y hay también mucho de Malaparte en el

protagonista y yo-narrador de sus grandes novelas de los años cuarenta. Pero no

podemos considerarlos de ninguna manera la regla en lo que concierne el mundo de

las letras. Más bien se trata de sonadas excepciones.

Si trataramos entonces de adentrarnos en el bosque de los intelectuales, podríamos

marcar algunas líneas rojas. La primera es la de la personalidad del intelectual. No

4 Marino BIONDI: Scrittori e miti totalitari. Malaparte Pratolini Silone, Florencia, Polistampa, 2002, p. 65.

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son, ni pueden ser lo mismo casos como el de Ernesto Giménez Caballero, el de

Rafael Alberti, el de André Gide, el de Albert Camus, el de Norberto Bobbio o el de

Massimo Bontempelli, para ceñirnos a los casos de España, Francia e Italia,

respectivamente. Y no solamente por las diferencias literarias, políticas y públicas

entre estos intelectuales, que no son evidentemente todos miembros de la heterogénea

y ambigua (macro)familia de los tránsfugas de entreguerras. Sino también por sus

diferentes personalidades que influyeron –y en algunos casos notablemente– en las

creaciones de sus obras literarias y en sus posicionamientos respecto a la política

nacional e internacional.

La segunda línea roja es la de las organizaciones políticas con las cuales estos

intelectuales se han relacionado y, en el caso en que se hayan relacionado con

algunas, de qué tipo de relación hablamos. En lo que concierne al caso de la relación

entre partidos comunistas e intelectuales resultan interesantes las reflexiones que hace

unas décadas hizo David Caute. Citando los casos de Spengler, Shaw, Picasso, Gide y

Sartre, entre otros, Caute ponía de relieve que “Fondamentalment l’engagement du

compagnon de route est un engagement à distance, non seulement géographique, mais

aussi affectif et intellectuel”. La diferencia con un “engagement” como el de

dirigentes de primer orden de los partidos comunistas resulta notable.5 ¿Podemos

aplicar la misma consideración de Caute también para la relación entre los

movimientos y partidos fascistas y los intelectuales?

La tercera línea roja es la de la efectiva militancia de un intelectual en un partido

político. Bien distinto es el análisis en el caso en que el intelectual estudiado haya sido

solo simpatizante de un partido político o en el caso en que se haya afiliado y, aún

más, se haya convertido en un dirigente de un partido político. En este caso, podemos

comparar, como ya se hizo para los dirigentes políticos, sus declaraciones con sus

efectivos posicionamientos políticos.

Los dos casos que trataremos en estas páginas representan esta última posibilidad.

Drieu La Rochelle se afilió al Partido Popular Francés (PPF) en junio de 1936, fue

miembro de su Comité Central y fue uno de los editorialistas de L’Emancipation

Nationale, el periódico del partido liderado por el excomunista Jacques Doriot. Tras

romper con Doriot a finales de 1938, volvió a afiliarse al PPF en la última etapa de la

5 Se cita la edición francesa del libro de David CAUTE: Les compagnons de route, 1917-1968, París, Robert Laffont, 1979 (ed. or. The Fellow-Travellers. A Postscript to the Enlightenment, Londres, Weidenfeld & Nicolson, 1973), p. 14.

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ocupación nazi. Curzio Malaparte se afilió al Partido Nacional Fascista (PNF) en

septiembre de 1922 y al menos hasta octubre de 1933 siguió afiliado al PNF. En el

primer año de su afiliación, además, ocupó algun cargo sindical, aunque de segundo

nivel, y hasta su detención en otoño de 1933 fue miembro del Consejo Nacional de las

Corporaciones fascistas.

Drieu La Rochelle y Malaparte fueron unos intelectuales que se convirtieron en

hombres políticos en algunas fases de sus vidas: estaban afiliados a un partido

político, fueron conocidos y apreciados periodistas políticos, propagandistas y, hasta

un cierto punto, teóricos de estos partidos y en algun momento ocuparon también

algun cargo marcadamente político en las organizaciones del mismo partido.

2. Viajes al revés y vidas paralelas: Malaparte y Drieu La Rochelle

Los de Curzio Malaparte y de Pierre Drieu La Rochelle son en un cierto sentido dos

viajes al revés. Mientras que el italiano se hizo fascista muy joven –aunque tuvo una

primera militancia en el Partido Republicano y participó en los motines de la Semana

Roja de 1914– y acabó sus días con el carnet del Partido Comunista Italiano (PCI)

escondido debajo del colchón de la clínica Sanatrix de Roma en la cual lo cogió

(¿confesado?) la muerte en julio de 1957, el francés, colaboracionista en el París

ocupado por los nazis, se suicidó en marzo de 1945, después de haberse acercado de

joven a los ambientes comunistas y socialistas y a las corrientes culturales cercanas a

la izquierda política.

Pero si los puntos de partida y de llegada son casi opuestos, los puntos en común son

muchos en esta larga travesía en el desierto de las grandes ideologías del siglo XX.

Un solo ejemplo: los dos mostraron siempre un gran interés por el experimento

soviético, también en sus etapas de mayor compromiso con la opción fascista.

Malaparte hizo un viaje en la URSS en 1929 cuando era director del importante

periódico turinés La Stampa; en 1930 se publicó el libro Intelligenza di Lenin que

recoge los artículos que escribió durante ese viaje y al año siguiente escribió Le

Bonhomme Lénine, una biografía del dirigente soviético que vio la luz en Francia en

1932. Mientras que en el diario de Drieu de los años 1944-1945 encontramos más de

una nota en que declara su admiración para Stalin. También hay que decir que en

comparación con los casos de los dirigentes políticos que transitaron de la izquierda al

fascismo –piénsese en un Jacques Doriot para el caso francés y en un Nicola

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Bombacci para el caso italiano–6 ni Malaparte ni Drieu La Rochelle fueron dirigentes

o compañeros de viaje de los Partidos Comunistas italiano y francés.7 En el ámbito

político, Malaparte y Drieu La Rochelle se comprometieron esencialmente con el

fascismo como ideología y como práctica política y en algun momento de sus vidas

mostraron un notable interés y tuvieron una fuerte simpatía, que podía convertirse en

fascinación, por el comunismo.8

Malaparte y Drieu fueron personalidades complejas, sin duda alguna. Además, y esto

resulta un hecho singular, no se conocieron nunca y no sabemos si Malaparte leía los

libros de Drieu y si Drieu leyó en algun momento algunas de las obras de Malaparte.

Pero sus vidas tienen muchos paralelismos, como reconoce también en más de una

ocasión Maurizio Serra, autor de una reciente biografía de Malaparte y de otro libro

sobre Drieu La Rochelle, Aragon y Malraux.9

3. Curzio Malaparte

6 Doriot fue un importante dirigente del PCF desde principios de los años veinte hasta su salida/expulsión del partido en la primavera de 1934, mientras que Bombacci fue uno de los máximos dirigentes del Partido Socialista Italiano entre 1917 y 1920 y uno de los fundadores del PCd’I en enero de 1921. Véase Jean-Paul BRUNET: Jacques Doriot. Du communisme au fascisme, París, Ballard, 1986; Philippe BURRIN: La derive fasciste. Doriot, Déat, Bergery, 1933-1945, París, Seuil, 1986; Serge NOIRET: Massimalismo e crisi dello stato liberale. Nicola Bombacci (1879-1924), Milán, FrancoAngeli, 1992; Guglielmo SALOTTI: Nicola Bombacci. Un comunista a Salò, Milán, Mursia, 2008.7 En el caso de Malaparte, cómo se explicará más adelante, hubo un claro acercamiento al PCI y un interés por parte del partido de Togliatti hacia el intelectual de Prato. De todos modos, fue un proceso ambiguo y de tiras y aflojas. En el caso de Drieu, en cambio, no hubo ningun acercamiento al Partido Comunista Francés (PCF): Andreu y Grover hablan, para Dieu, solo de una “tentación comunista” en los momentos de desesperación (1928-1933 y 1944-1945). Es decir, unos momentos en que Drieu “ha podido considerarse comunista, desearse comunista”. Véase, Pierre ANDREU y Frédéric J. GROVER: Drieu La Rochelle, Madrid, Aguilar, 1991 (ed. or. París, Hachette, 1979), pp. 158, 159. Pero no es baladí preguntarse que hubiera hecho Drieu después de 1945 si no se fuese suicidado: ¿se hubiera acercado al comunismo como Malaparte?8 Esto no significa que en otros momentos de sus vidas los dos no se comprometieran con otros partidos y con otros proyectos políticos. Malaparte tuvo el carnet del Partido Republicano Italiano (PRI) entre 1913 y 1921 y volvió a presentarse candidato con este mismo partido en las elecciones municipales de Florencia en 1956, mientras que Drieu La Rochelle se acercó a la Acción Francesa en los años veinte y en 1933 siguió a Gaston Bergery en la fundación del Frente Común.9 Maurizio SERRA: Malaparte. Vite e leggende, Venecia, Marsilio, 2012 (ed. or. París, Grasset et Fasquelle, 2011) e ÍD: Fratelli separati. Drieu La Rochelle, Aragon e Malraux. Il fascista, il comunista, l’avventuriero, Vibo Valentia, Edizioni Settecolori, 2009 (ed. or. París, La Table Ronde, 2008).

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3.a. Biografías, trabajos críticos y publicaciones inéditas

A la controvertida figura de Malaparte no se ha prestado mucha atención hasta las

décadas de los ochenta y de los noventa. Después de su muerte, encontramos los

primeros trabajos biográficos del amigo periodista Franco Vegliani y del crítico y

escritor Gianni Grana, mientras que otro amigo, Enrico Falqui, también escritor y

crítico literario, entre finales de los años cincuenta y principios de los setenta se ocupó

de la publicación por la editorial Vallecchi de las obras completas de Malaparte,

incluidas algunas obras inéditas y no acabadas.10 Los trabajos de Luigi Martellini y,

sobre todo, la biografía de Giordano Bruno Guerri, publicados en 1977 y 1980,

respectivamente, marcaron un redescubrimiento del intelectual de Prato.11

A partir de 1987, con el convenio organizado para los treinta años de su muerte, las

publicaciones de ensayos y estudios sobre la vida y la obra de Malaparte, y también la

parcial publicación de buena parte de sus libros, vivieron una nueva etapa cuyo

clímax fue la celebración en 1998 del centenario del nacimiento del enfant prodige

del periodismo fascista, que se concretó en dos importantes congresos, la publicación

de una biografía política por Giovanni Pardini y de una segunda biografía ilustrada

por Guerri.12 Además en aquellos mismos años, la hermana de Malaparte, Edda

Ronchi Suckert se ocupó de la publicación, en doce volumenes, de todos los

materiales de archivo de su hermano para el periodo 1905-1956.13

Más recientemente se han publicado otros dos trabajos biográficos, el de Enzo

Laforgia sobre el Malaparte reportero de guerra y el de Maurizio Serra, y una serie de

trabajos menores y de artículos en revistas científicas que se centran en algunas

cuestiones concretas, mientras que la editorial Adelphi ha empezado la publicación de

10 Franco VEGLIANI: Malaparte, Milán-Venecia, Guarnati, 1957; Gianni GRANA: Curzio Malaparte, Milán, Marzorati, 1961. 11 Luigi MARTELLINI, Invito alla lettura di Malaparte, Milán, Mursia, 1977; Giordano Bruno GUERRI: L’arcitaliano. Vita di Curzio Malaparte, Milán, Bompiani, 1980. Cabe señalar también la importancia de las reflexiones que Mario Isnenghi ofrece sobre la trayectoria de Malaparte y, sobre todo, acerca de su trasposición literaria de la experiencia en la Primera Guerra Mundial en Mario ISNENGHI: Il mito della Grande Guerra. Da Marinetti a Malaparte, Bari, Laterza, 1970.12 De estas muchas obras señalamos aquí las publicaciones de las actas de los tres congresos celebrados entre 1987 y 1998: Gianni GRANA (ed.): Malaparte scrittore d’Europa. Atti del convegno (Prato 1987) e altri contributi, Prato, Marzorati Editore, 1991; Riccardo BARILLI y Vittoria BARONCELLI (eds.): Curzio Malaparte. Il narratore, il politologo, il cittadino di Prato e dell’Europa , Prato/Nápoles, Cuen, 2000; Carmine DI BIASE (ed.): Curzio Malaparte. La rivolta del santo maledetto, Nápoles, Cuen, 1999. Y también: Curzio MALAPARTE: Opere scelte, Milán, Arnoldo Mondadori, 1997, con una introducción de Luigi MARTELLINI y un testimonio de Giancarlo VIGORELLI; Giovanni PARDINI: Curzio Malaparte. Biografia politica, Milán/Trento, Luni Editrice, 1998; Giordano Bruno GUERRI: Il Malaparte illustrato, Milán, Mondadori, 1998; Marino BIONDI: “Pólemos. Le guerre di Malaparte”, en ÍD: Scrittori e miti totalitari…, pp. 11-123.13 Edda RONCHI SUCKERT: Malaparte, Florencia, Ponte alle Grazie, 1991-1996, 12 vol.

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algunas de sus obras (Kaputt; La Pelle; Tecnica del colpo di stato; Il ballo al

Kremlino) con ricos aparatos críticos y bibliográficos.14

3.b. Perfil biográfico de Malaparte

El verdadero nombre de Curzio Malaparte (Prato, 9 de junio de 1898 – Roma, 19 de

julio de 1957) es Kurt Erich Suckert.15 Hijo de un alemán y de una italiana, Suckert se

afilió en 1913 al Partido Repúblicano Italiano (PRI) y fue nombrado secretario de la

sección juvenil del partido en Prato. Participó en las movilizaciones y las protestas de

la Semana Roja en junio de 1914 y, como una parte no desdeñable, aunque

minoritaria, de la izquierda revolucionaria italiana –representada por los sindicalistas

revolucionarios Corridoni y De Ambris y por el entonces socialista Mussolini–, tras el

estallido de la Gran Guerra se hizo intervencionista. En el invierno de 1914-1915,

mientras Italia era todavía un país neutral, Malaparte se alistó voluntario en la legión

garibaldina que luchó con el ejército francés en el frente occidental. En la primavera

de 1915 volvió a Italia, se incorporó en los Fasci Interventisti di Azione

Rivoluzionaria y, tras la entrada en guerra del Reino de Italia, se alistó voluntario en

el Ejército italiano. Luchó en el frente alpino hasta principios de 1918, cuando fue

enviado a Francia con el cuerpo de expedición del general Albricci. Acabada la

guerra, se quedó en Bélgica unos meses con el ejército italiano: de marzo a octubre de

1919 trabajó en la delegación italiana en Versailles, mientras que el año siguiente

estuvo en la Embajada de Italia en Varsovia.

En 1921 se publicó Viva Caporetto!, el primer libro de Malaparte, que en ese periodo

se hacía llamar aún Suckert: fue solo en 1925 que cambió definitivamente su nombre

por aquel Malaparte que era un guiño a Napoleón Bonaparte. El título de su primer

obra desató al mismo tiempo la ira de las escuadras fascistas que rompieron los

14 Enzo LAFORGIA: Malaparte scrittore di guerra, Florencia, Vallecchi, 2011. De Laforgia véase también la introducción a la publicación de los artículos que Malaparte escribió durante su viaje en Etiopía en 1939: Curzio MALAPARTE: Viaggio in Etiopia e altri scritti africani, Florencia, Vallecchi, 2006. Maurizio SERRA publicó su imprescindible biografía de Malaparte en 2011 en Francia donde fua galardonado con el Prix Goncourt de la Biographie. Véase, Maurizio SERRA: Malaparte. Vies et légendes, París, Perrin et Fasquelle, 2011 (edición ampliada París, Perrin, 2012). La traducción italiana se ha publicado con el título de Malaparte. Vite e leggende en 2012 por la editorial Marsilio de Venecia; en el mismo año Tusquets ha publicado la traducción en español del libro bajo el título Malaparte. Vidas y leyendas. Entre los trabajos menores señalamos Lucrezia ERCOLI: Philosophe malgré soi…, y Giuseppe PANELLA: L’estetica dello choc. La scrittura di Curzio Malaparte tra esperimenti narrativi e poesia, Florencia, Clinamen, 2014.15 Para la redacción de la biografía de Malaparte se remite principalmente a Giordano Bruno GUERRI, L’arcitaliano…; Giuseppe PARDINI: Curzio Malaparte…; Marino BIONDI: Scrittori e miti totalitari…; Enzo LAFORGIA: Malaparte… y Maurizio SERRA: Malaparte….

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escaparates de las librerías que vendían el volumen y la reacción censoria del estado

italiano que retiró el libro por las críticas al ejército en ello contenidas. El libro se

volvió a publicar algunos meses más tarde con el nuevo título de La rivolta dei santi

maledetti; en 1923, se publicó otra vez con algunos pequeños cambios y, sobre todo,

con una larga introducción que ajustaba el mensaje del libro con la nuova situación

política italiana. De mientras, Malaparte se había afiliado al PNF (20 de septiembre de

1922) y había estado nombrado por una muy breve etapa (octubre – noviembre de

1922) secretario general de los sindicatos fascistas en Florencia. Durante otro breve

periodo (mayo de 1923 – primavera de 1924) se le nombró también secretario general

de los sindicatos fascistas en el extranjero.

A partir del verano de 1924, Malaparte se convirtió en uno de los jovenes periodistas

e intelectuales de éxito del fascismo: fundó y dirigió hasta noviembre de 1928 La

Conquista dello Stato, periódico que defendía un fascismo intransigente, durante y

después de la crisis por el delito Matteotti; firmó el Manifesto degli intellettuali

fascisti en 1925 y escribió algunos ensayos de cierta envergadura, como L’Europa

vivente: teoria storica del sindacalismo nazionale (1923) e Italia barbara (1925), este

último publicado por la editorial del antifascista Gobetti. Además, fue uno de los

fundadores y de los más destacados representantes de los dos movimientos culturales

del fascismo popular; dos movimientos aparentemente opuestos como Strapaese (con

Mino Maccari y Leo Longanesi) y Stracittà (con Massimo Bontempelli). En febrero

de 1929 fue nombrado director de La Stampa, el periódico turinés cercano a los

intereses de la familia Agnelli, cargo en el cual se quedó hasta comienzos de 1931.

Se considera que durante este periodo Malaparte vivió un relativo alejamiento –se

habla de “fronda” y de “semi-dissidenza ufficiale”;16 en ningún caso podemos hablar

de oposición– del régimen, tras la firma de los pactos del Letrán y la evidente

imposibilidad de una transformación revolucionaria del fascismo como pedían los

sectores intransigentes del partido. Cuando dejó La Stampa a principios de 1931

Malaparte no entregó el carnet del PNF: se lo retiraron en octubre de 1933 cuando le

detuvieron. Entre 1931 y 1933 vivió sobre todo en París y se dedicó a la escritura: se

publicaron en Francia Technique du coup d’Etat (1931) y Le bonhomme Lénine

(1932). A su regreso a Italia fue detenido: pasó dos meses en la cárcel romana de

Regina Coeli y fue condenado a cinco años de confinamiento. La razón de la caída en

desgracia del enfant prodige del periodismo fascista no se debe a su supuesto 16 Maurizio SERRA: Malaparte…, p. 143.

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antifascismo, sino, más sencillamente, a la enemistad del jerarca Italo Balbo por la

publicación del libro Vita di Pizzo-di-Ferro detto Italo Balbo (1931).

Malaparte se quedó sólo un año y medio en el confinamiento, entre las islas de Lipari

e Ischia y en la localidad toscana de Forte dei Marmi. En junio de 1935 un acto de

clemencia de Mussolini le permitió de recuperar la libertad: no tardó mucho en volver

a publicar, aunque con menos protagonismo. Fundó la revista Prospettive, financiada

por el régimen, y fue corresponsal por Il Corriere della Sera dirigido por Aldo Borelli

en Etiopía (1939), en Grecia (1940) y en el frente oriental (Rumanía, Yugoslavia,

Ucrania, Polonia, URSS y Finlandia) entre la primavera de 1941 y el verano de 1943.

En la primavera de 1940 había también estado movilizado y participó en la breve

guerra italo-francesa de los meses de junio y julio en los Alpes del Valle de Aosta.

Después de la caída de Mussolini, entre 1943 y 1945 Malaparte colaboró con el

ejército italiano del Reino del Sur y con el servicio de informaciones del ejército

estadounidense durante la liberación de la península italiana por parte de las tropas

aliadas. De todas estas experiencias, el escritor de Prato sacó diferentes libros, que

fueron publicados en distintos momentos durante la década de los cuarenta: desde

recopilaciones de sus artículos y corresponsalías (Il sole è cieco; Il Volga nasce in

Europa) hasta novelas que le dieron fama internacional (Kaputt; La pelle).

En sus últimos doce años de vida (1945-1957), Malaparte se convirtió en un personaje

público de cierto éxito, aunque muy criticado, sobre todo por su pasado político.

Vivió dos años en París (1947-1949), siguió publicando artículos en la prensa italiana,

novelas y ensayos en Francia y en Italia (Deux Chapeau de Paille d’Italie; Storia di

domani; Sangue; Maledetti Toscani; en algun caso se trataba también de la

publicación de inéditos de los años fascistas como Don Camaleo), estrenó dos obras

de teatro en la capital gala (Du coté de chez Proust -1948- y Das Kapital -1949-) y

una en el Festival internacional del teatro de Venecia de 1954 (Anche le donne hanno

perso la guerra) y rodó una película (Il Cristo proibito).

Su posicionamiento político después de la caída de Mussolini fue zigzagueante. En

abril de 1944 recibió la visita en su casa de Capri del secretario del PCI Palmiro

Togliatti. Malaparte estaba interesado en ingresar en las filas del PCI –preparó

también una Autobiografia que Togliatti publicó en las páginas de Rinascita en agosto

y septiembre de 1957– y Togliatti estaba interesado en incorporar a Malaparte en el

nuevo PCI. En agosto de 1944, durante la liberación de Florencia que siguió junto al

ejército aliado, el exfascista Malaparte escribió cinco artículos para L’Unità: los firmó

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con el seudónimo de Gianni Strozzi. Se tuvo que parar la colaboración por las

protestas de algunos dirigentes (sobre todo Mario Alicata) y de militantes del partido

y la “operación Malaparte-comunista” no prosperó. Malaparte, como todo buen

narcisista, después del “rechazo” empezó a criticar el “fascismo de los antifascistas” y

a condenar la peligrosa “raza marxista”. En las elecciones de 1948 apoyó

públicamente a la Democracia Cristiana (DC) y en la elecciones municipales de mayo

de 1956 se presentó con el PRI, que en aquella época hacía del anticomunismo su

estandarte y de los pactos con la DC su salvación de la desaparición. Fue tras la

sonada derrota en las municipales de Florencia que Malaparte se acercó otra vez al

PCI. En otoño de 1956, gracias a Maria Antonietta Macciocchi, directora de Vie

Nuove, revista ligada al PCI, Malaparte viajó a Moscú y a Pekín para participar en la

conmemoración del escritor Lu Xun. Ahí se quedó fascinado por Mao –que pudo

entrevistar– y por el comunismo chino, como relató en Io, in Russia e in Cina, libro

que se publicó en 1958.

Fue el último de sus muchos viajes: en los pueblos del interior del gigante asiático

enfermó. Volvió a Roma y murió el 19 de julio de 1957 por un cáncer cuyos orígenes

se encontraban en el gas mostaza que respiró durante la Primera Guerra Mundial. En

los últimos meses, en la clínica romana Sanatrix, recibió la visita de muchas

personalidades: escritores, periodistas, curas, políticos. Entre ellos el líder de la

Democracia Cristiana Amintore Fanfani y el mismo Togliatti, que en abril, le entregó

el carnet del PCI. Recibió también el carnet de su primer partido, el PRI y, según el

estrafalario jesuita padre Rotondi, se convirtió también al catolicismo. Después de su

muerte, se fueron publicando varias obras inéditas e inacabadas que el amigo Enrico

Falqui encontró en su archivo personal (Mamma marcia; Diario di uno straniero a

Parigi; Il ballo al Cremlino).

4. Pierre Drieu La Rochelle

4.a. Biografías, trabajos críticos y publicaciones inéditas

La figura de Drieu La Rochelle, dandy suicida en la ville lumière recién liberada por

la división Leclerc, despertó desde el principio mucha atención. Como en el caso de

otros intelectuales comprometidos con el nacionalsocialismo, no fue fácil sacar a su

figura del olvido o del recuerdo hagiográfico de los círculos de la extrema derecha en

la Francia de la IV y de la V República. Esta operación fue posible gracias al trabajo

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paralelo del escritor francés Pierre Andreu, que colaboró con Drieu en varios

proyectos literarios y políticos en los años de entreguerras (entre los cuales destaca el

PPF), y del investigador Frédéric J. Grover. Tras tres biografías publicadas entre 1952

y 1962, Andreu y Grover colaboraron para ofrecer una biografía pormenorizada del

intelectual parisino, publicada en francés en 1979 y traducida también en español en

1991.17 Mientras tanto, a partir de principios de los años sesenta la editorial Gallimard

volvió a publicar sus novelas y sus ensayos, y gracias al trabajo de edición de los

mismos Andreu y Grover, que contaron con los estímulos y la ayuda de André

Malraux, que de Drieu fue amigo,18 vieron la luz también una parte de sus diarios,

algunos ensayos críticos y su última novela, aún inédita.19

En las décadas de los setenta y de los ochenta se publicaron diferentes trabajos sobre

la vida y la obra literaria de Drieu La Rochelle, como los de Tarmo Kunnas, Robert

Soucy y Julien Hervier, y otras obras menores que no dejan de ser parcialmente

interesantes, como las de Dominique Desanti, de Marie Balvet y de Jean Bastier.20

Finalmente, en los últimos veinticinco años han aparecido otras tres importantes

biografías (las de Jacques Lecarme, de Jacques Cantier y de Jean-Baptiste Bruneau),21

17 Pierre ANDREU: Drieu, témoin et visionnaire, París, Grasset, 1952; Frédéric J. GROVER: Drieu La Rochelle and the Fiction of Testimony, Berkeley-Los Angeles, UCP, 1958; ÍD: Drieu La Rochelle, París, Gallimard, 1962; Pierre ANDREU y Frédéric J. GROVER: Drieu La Rochelle, París, Hachette, 1979 (ed. española: Drieu La Rochelle, Madrid, Aguilar, 1991). En aquellos años se habían publicado también otras dos biografías “menores” de Drieu: Pol VANDROMME: Pierre Drieu La Rochelle, París, Ed. Universitaires, 1958 (nueva edición Les Saisons de Drieu, París, Dualpha Editions, 2003) y Jean MABIRE: Drieu parmi nous, París, La Table Ronde, 1963.18 A este respecto véase Maurizio SERRA: Fratelli separati… e ÍD: “Drieu La Rochelle, Aragon, Malraux. Letteratura e impegno politico: gli inizi”, Mondo contemporaneo 1/2005, pp. 69-111. Del mismo autor véase también las reflexiones contenidas en ÍD.: La Francia di Vichy. Una cultura dell’autorità, Florencia, Le Lettere, 2011.19 Pierre DRIEU LA ROCHELLE: Récit secret, edición seguida de Journal (1944-1945) y de Exorde, París, Gallimard, 1961; ÍD: Sur les écrivains, prefacio y notas de Frédéric J. GROVER, París, Gallimard, 1964; ÍD.: Mémoires de Dirk Raspe, con prefacio de Pierre ANDREU, París Gallimard, 1966.20 Tarmo KUNNAS: Drieu La Rochelle, Céline, Brasillach et la tentation fasciste, París, Les sept couleurs, 1972; Robert SOUCY: Fascist Intellectual: Drieu La Rochelle, Berkeley-Los Angeles-Londres, UCP, 1979; Julien HERVIER: Deux individus contre l'histoire. Drieu La Rochelle et Ernst Jünger, París, Klincksieck, 1978 (nueva edición: París, Eurédit, 2010); Dominique DESANTI: Drieu La Rochelle ou le séducteur mystifié, París, Flammarion, 1978 (nueva edición con el título Drieu La Rochelle, du dandy au nazi, París, Flammarion, 1992); Marie BALVET: Itinéraire d'un intellectuel vers le fascisme: Drieu La Rochelle, París, PUF, 1984; Jean BASTIER: Pierre Drieu La Rochelle, Soldat de la Grande Guerre 1914-1918, París, Albatros, 1989. Además en 1982 Frédéric J. Grover se ha ocupado también de la publicación de un número especial de Cahier de l'Herne dedicado a Drieu La Rochelle.21 Jacques LECARME: Drieu La Rochelle ou le bal des maudits, París, PUF, 2001; Jacques CANTIER: Pierre Drieu La Rochelle, París, Perrin, 2011; Jean-Baptiste BRUNEAU: Le cas Drieu. Drieu La Rochelle entre écriture et engagements. Débats, représentations et interprétations de 1917 à nos jours, París, Eurédit, 2011. El interés para la figura de Drieu La Rochelle ha llegado también en Italia y en España: señalamos las biografías de Daniele ROCCA: Drieu La Rochelle. Aristocrazia,

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además del ya citado volumen de Serra donde la biografía de Drieu La Rochelle se

presenta yuxtapuesta a las de Aragon y de Malraux, y se han publicado por primera

vez una serie de documentos inéditos del mismo Drieu La Rochelle como sus diarios

y la correspondencia con Victoria Ocampo que nos permiten tener un conocimiento

prácticamente completo del intelectual parisino.22

4.b. Perfil biográfico de Drieu La Rochelle

Nacido en el seno de una familia burguesa y conservadora afincada en la capital gala,

también Pierre Drieu La Rochelle (París, 3 de enero de 1893 – 15 de marzo de 1945)

fue voluntario en la Gran Guerra, experiencia que plasmó en La comédie de Charleroi

(1934).23 En 1913 se alistó en el ejército, después de haber suspendido el examen para

entrar en la carrera diplomática; tras nueve meses en La Pépinière de París fue

enviado al frente: luchó en Bélgica, en Reims, en los Dardanelos y en Verdún. Fue

herido tres veces. Entre un sanatorio y otro, en 1917 se casó con Colette Jéramec, la

primera de sus tres mujeres, y se publicó Interrogations, su primer libro de poemas

(en 1920 seguiría el segundo: Fond de cantine).

Acabada la guerra, se movió en los ambientes literarios parisinos. Conoció a Luis

Aragon y a André Malraux, participó en las veladas surrealistas y dadaistas y empezó

a ver publicados sus primeros relatos y sus primeras novelas (État Civil en 1921,

L’homme couvert de femmes en 1925). Las amistades comunistas y una cierta

simpatía por el socialismo no le impidieron acercarse a los ambientes de la derecha

francesa: en 1925 escribió el programa para una Jeune Droite y en aquellos mismos

años se interesó, sin afiliarse, por la Acción Francesa. Sus primeros ensayos se situan

entre un nacionalismo francés, derivado probablemente de las lecturas juveniles de las

eurofascismo e stalinismo, Aosta, Stylos, 2000 y de Enrique LÓPEZ VIEJO: Pierre Drieu La Rochelle. El aciago seductor, Barcelona, Melusina, 2009.22 Pierre DRIEU LA ROCHELLE: Journal, 1939-1945, présenté et annoté par Julien HERVIER, París, Gallimard, 1992. Antes se había publicado también ÍD.: Fragments de Mémoires 1940-41, con el estudio de Robert O. PAXTON: “Le Parti unique et Pierre Drieu La Rochelle”, París, Gallimard, 1982. Véase también Victoria OCAMPO: Lettres d’un amour défunt. Correspondance 1929-1945, éditée et présentée par Julien Hervier, París, Bartillat, 2009. Dos años antes de la misma Ocampo se habían publicado sus recuerdos (ÍD.: Drieu, París, Bartillat, 2007). El interés para Drieu sigue siendo notable en Francia: en el último lustro se han publicado también una serie de artículos de prensa y una nueva edición de sus obras en la colección Pléiade de Gallimard. Véase, Pierre DRIEU LA ROCHELLE: Textes politiques, édition présentée par Julien Hervier et établie par Jean-Baptiste Bruneau, París, Editions Krisis, 2009 e ÍD.: Romans, récits, nouvelles, París, Gallimard, 2012.23 Para la redacción de la biografía de Drieu La Rochelle se remite principalmente a Tarmo KUNNAS: Drieu La Rochelle…; Pierre ANDREU y Frédéric J. GROVER: Drieu La Rochelle…; Robert SOUCY: Fascist Intellectual…; Jacques LECARME: Drieu La Rochelle… y Jean-Baptiste BRUNEAU: Le cas Drieu….

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obras de Barrès, y un europeismo convencido: en Mesure de la France (1922) y en

Genève ou Moscou (1927) propone un análisis de la situación social y política

nacional e internacional tras la Primera Guerra Mundial.

La vida mundana ocupó gran parte de sus días y de sus noches. A finales de los años

veinte Drieu La Rochelle era parte del pantéon de la nueva literatura francesa: entabló

una estrecha amistad con Daniel Halévy y con Jean Paulhan, director de la Nouvelle

Revue Française; se publicaron otras novelas de éxito (Feu Follet en 1931, dedicada

al amigo surrealista Jacques Rigaut, muerto suicida; Drôle de voyage en 1933; la ya

citada La Comédie de Charleroi en 1934); viajó a menudo en Europa y en otros

continentes (en Argentina encontró Borges) y publicó numerosos reportajes de estos

viajes.

Políticamente, entre la segunda mitad de los años veinte y la mitad de los años treinta

la posición de Drieu La Rochelle pasa de un europeísmo filo-socialista y pacifista a

una paulatina deriva hacia el fascismo. Entre 1932 y 1933 participó en algunas

manifestaciones del Movimiento para el antifascismo Amsterdam-Pleyel al lado de

Aragon y Malraux; en 1933, con su amigo Emmanuel Berl siguió a otro amigo suyo,

el exradical de izquierdas Gaston Bergery, en la aventura del Frente Común. A raíz de

las manifestaciones de las ligas fascistas de febrero de 1934, conjuntamente con otros

jovenes intelectuales, escritores y políticos fundó la Lutte des Jeunes con el objetivo

de regenerar la decadente Tercera República. Ahí estaba también Bertrand de

Jouvenel, que le presentó a Otto Abetz. En octubre de 1934 publicó Socialisme

fasciste y en junio de 1936 participó al rendez-vous de Saint-Denis, donde se fundó el

Partido Popular Francés (PPF). En el partido liderado por el excomunista Jacques

Doriot, Drieu se ocupó principalmente de propaganda: en dos años publicó más de un

centenar de editoriales en L’Emancipation Nationale y dos panfletos hagiográficos del

“gran Jacques” (Jacques Doriot ou la vie d’un ouvrier français en 1936 y Avec Doriot

en 1937). En el PPF se encontraban muchos ex comunistas y también una parte no

desdeñable de aquellas nuevas generaciones hijas de la guerra que habían compartido

espacios culturales y políticos en las revistas de la década anterior (Bertrand de

Jouvenel, Paul Marion, etc.). A finales de 1938, tras los acuerdos de Munich, Drieu

rompió, como muchos otros, con Doriot y abandonó el PPF. En 1939 se publicó

Gilles, su gran novela, autobiográfica y cargada de antisemitismo y de fascinación por

el fascismo y el mito de la fuerza. Entre 1940 y 1943 fue uno de los intelectuales más

activos en la colaboración con los alemanes: tuvo estrechas relaciones con los

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colaboracionistas parisinos, con los dirigentes nazis y con el mundo de Vichy, siguió

publicando novelas (L’homme à cheval en 1943; Les cheins de paille en 1944) y

dirigió la Nouvelle Reveau Française. Tras el desembarque de los Aliados en

Normandia, se escondió en París hasta el 15 de marzo de 1945, cuando, después de

varios intentos, consiguió suicidarse.

5. Los nudos gordianos de unas trayectorias peculiares

En estas páginas se ha querido presentar una primera aproximación al estudio de las

trayectorias biográficas de dos intelectuales que se comprometieron con la política.

Como se ha explicado en la introducción a esta comunicación, el enfoque que nos

interesa es el del tránsito de una familia política a otra y, en este caso concreto, del

tránsito de la izquierda al fascismo o viceversa. Para poder ampliar las investigaciones

al campo de los intelectuales, tras un largo periodo dedicado a la investigación del

caso de los dirigentes políticos, se hacía necesario, en primer lugar, plantear una serie

de cuestiones metodológicas y en segundo lugar, presentar un estado de la cuestión

relativo a la biografía y a los estudios y las publicaciones existentes hasta hoy en día

sobre Curzio Malaparte y Pierre Drieu La Rochelle.

Este primer paso nos permite poner de manifiesto los que consideramos los nudos

gordianos de estas biografías y los que, como se ha subrayado anteriormente, pueden

considerarse los puntos en común entre dos vidas aparentemente muy distintas. El

primer nudo gordiano es, sin duda alguna, el ideológico: la relación entre

socialismo/comunismo y fascismo. Una relación ambigua si utilizamos categorías de

intepretación binarias. Si miramos con lupa la vida de estos dos intelectuales y si

leemos entre líneas sus novelas, sus ensayos y sus numerosos artículos en la prensa,

nos damos cuenta de que las fronteras, al menos para ellos, son mucho más lábiles.

Mario Isnenghi pone de manifiesto que el de Malaparte “non è un trasformismo di

marca semplicemente opportunistica e individuale”, sino “la reversibilità sistematica

del suo sovversivismo populista; la disponibilità permanente ad una continua

interrelazione di moti volta a volta di scissione e integrazione nei blocchi di potere

costituiti e ricostituiti”.24 Y considera que “Malaparte, in quanto spostato e randagio,

battitore libero con la coerenza del proprio trasformismo versipelle, ambivalente e

24 Mario ISNENGHI: Il mito della Grande Guerra…, p. 358 (se cita de la edición: Bolonia, Il Mulino, 2007).

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ondivago, scompagina i gruppi e le certezze costituite”.25 El que fue un superfascista

podía así escribir a mediados de los años cuarenta que “c’è nel marxismo una oscura

bellezza, che mi affascina”:26 desde su primera obra, Viva Caporetto!, Malaparte,

según Biondi, “resterà sostanzialmente fedele alla sua ammirazione per il comunismo

slavo, di cui farà, nel suo antiborghesismo, l’alleato, antitetico e capovolto, del

fascismo”.27

La fascinación de Drieu por el “empuje fascista” tras la llegada al poder de Hitler en

Alemania no quitaba el gran interés que tuvo por el estalinismo.28 La deriva fascista

de Drieu entre 1934 y 1940 es una muestra contínua de todo esto: en 1934 publica

Socialisme fasciste, en 1939 escribe un breve ensayo sobre las raices jacobinas de los

totalitarismos y entre 1936 y 1938 se deja fascinar por Jacques Doriot que propuso, al

menos al comienzo de la aventura del PPF, la constitución de una especie de

comunismo nacional.29 Doriot fue, para Drieu, “el líder”, ese hombre fuerte que

encarnaba el espíritu del tiempo, como lo fue el personaje de Gilles en sus creaciones

literarias.30

El segundo nudo gordiano es el que concierne la relación que se instaura entre

nacionalismo e internacionalismo, donde el cosmopolitismo del mundo de la cultura

jugó un papel de ulterior confusión en la percepción de esta cuestión. Malaparte viajó

incesantemente por toda Europa y, cuando pudo, también en otros continentes (África,

América Latina, Asia) y amó la cultura francesa y París, donde pasó dos largas

temporadas (1931-1933 y 1947-1949), pero se consideró siempre un escritor y un

intelectual italiano (no es casual el título de la biografía de Guerri: L’arcitaliano) y

estuvo fuertemente conectado con la realidad cultural y política de Italia. Drieu La

Rochelle, por su parte, vivió constantemente en tensión entre un fuerte sentimiento

nacionalista y un europeísmo que fue, en determinadas temporadas de su vida, el

norte de su análisis político. Las páginas de algunos de sus ensayos (Mesure de la

25 ÍD.: Intellettuali militanti e intellettuali funzionari. Appunti sulla cultura fascista, Turín, Einaudi, 1979, pp. 228-230.26 Curzio MALAPARTE: Diario di uno straniero a Parigi, Florencia, Vallecchi, 1966, p. 157.27 Marino BIONDI: Scrittori e miti totalitari…, pp. 38-39.28 Pierre ANDREU y Frédéric J. GROVER: Drieu La Rochelle…, p. 185.29 El ensayo fue escrito en otoño de 1939 y rechazado por la Revue de Paris y se publicó solamente en la edición de 1964 de Grasset de Mesure de la France. Sobre el PPF véase también Robert SOUCY: Fascisme français? 1933-1939. Mouvements antidémocratiques, París, Autrement, 2004 (ed. or. 1995), pp. 293-387.30 Véase, Pierre DRIEU LA ROCHELLE: Doriot ou la vie d’un ouvrier français, Saint-Denis, Les Éditions populaires fraçaises, 1936 e ÍD.: Avec Doriot, París, Gallimard, 1937.

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France, Genève ou Moscou, L’Europe contre les patries, Le français d’Europe) y de

sus diarios resultan ejemplares en este sentido.

El tercer nudo gordiano es el de la guerra. La guerra como Primera Guerra Mundial,

en la cual los dos intelectuales participaron como voluntarios en diferentes frentes. La

guerra como “anticamera del fascismo”31 y como “prima fondamentale esperienza di

vita […] che mi ha impedito di essere un antifascista”.32 La guerra como “una spinta

puramente ideale al sacrificio, una vicenda irripetibile di una generazione pura”.33 La

guerra que “è proseguita in Rivoluzione”, es decir en el fascismo como “esito

istituzionale della indignazione caporettista, la soluzione politica e sociale di un

trauma storico”.34 La guerra como trasposición literaria (La Comédie de Charleroi de

Drieu y Viva Caporetto!/La rivolta dei santi maledetti de Malaparte) y la guerra como

base para una reflexión política y social en una época de cambios inmensos con el

ingreso de las masas en la historia.35 La guerra como Segunda Guerra Mundial, como

guerra “che trasformerà profondamente, irrimediabilmente il mondo”,36 como

“flagello biblico”,37 como peste, como destrucción de la civilización europea o como

posible filtro para la regeneración de una sociedad decadente (Le chiens de paille de

Drieu y Kaputt y La pelle de Malaparte). La guerra, también, como forma mentis,

como experiencia que marca para siempre la vida de los hombres que la han vivido en

su piel38 y como modalidad para entender la política (¿Clausewitz o Schmitt?).

El cuarto nudo gordiano es el mito de la fuerza. Serra reconoce en Malaparte “un

elemento fascistoide”, es decir “il gusto della forza, sola vera ideologia di un uomo

che le disprezzava tutte”.39 ¿El elemento de la fuerza podría entonces convertirse en

una pasarela de una ideología a otra para un “apolide delle ideologie” y un hombre 31 Así lo decía el mismo Malaparte en la Autobiografia entregada a Togliatti en 1944 y publicada en Rinascita en 1957.32 Lo explicaba Malaparte en el Memoriale redactado en 1946 para su defensa en los procesos de la epuración, en los cuales resultó absuelto.33 Marino BIONDI: Scrittori e miti totalitari…, p. 30.34 Las dos citas son de Curzio MALAPARTE: “Guerra e Rivoluzione”, La Conquista dello Stato, 1 de noviembre de 1928 y de Marino BIONDI: Scrittori e miti totalitari…, p. 28.35 Isnenghi considera Malaparte uno de los pocos escritores de la Gran Guerra que se da cuenta de que ha llegado “l’ora delle masse”, en Mario ISNENGHI: Il mito della Grande Guerra…, p. 296. Malaparte en un texto inédito reconocía que “tutte le vicende della vita italiana negli ultimi quaranta anni, nascono dalla dolorosa esperienza di quella guerra”, citado en Giovanni PARDINI: Curzio Malaparte…, p. 47.36 Curzio MALAPARTE: “Lana caprina”, Prospettive, 15 de junio de 194037 Maurizio SERRA: Malaparte…, p. 314.38 Veáse las reflexiones que el yo-narrante Malaparte hace hablando con la madre en Curzio MALAPARTE: Mamma marcia, Florencia, Vallecchi, 1959, pp. 130-131.39 Maurizio SERRA: Malaparte…, p. 16.

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que mostró una gran “indiferencia ideológica”?40 ¿Es este elemento que puede

explicar la admiración por la Rusia soviética y la China de Mao en su viaje de 1956?41

Gilles, el álter ego de Drieu en la segunda mitad de los años treinta, vive en y por el

culto de la fuerza: una fuerza fascista. Pero la fuerza, el activismo y la energía son

también las características principales de Boutros, el comunista protagonista de Une

femme à sa fenêtre, la novela escrita por Drieu a principios de 1930. La fuerza es lo

que, al fin y al cabo, le fascinó también en Jacques Doriot, le chef. Y en la Armada

Roja, victoriosa en el frente oriental en 1944.

Finalmente, el quinto nudo gordiano es el de la decadencia de la civilación occidental.

Según Pardini el tema central del pensamiento de Malaparte es “il declino sociale e

civile italiano e europeo”,42 el interés que mantuvo durante toda su vida por conocer

cómo se pudren las sociedades. Su apogeo se encuentra en Mamma marcia, la novela

no acabada que debía ser el cierre de la trilogía empezada con Kaputt y continuada

con La pelle. Ahí Malaparte podía afirmar que “la patria borghese era ormai marcia”,

que “la nuova Europa […] nasce dal cadavere della vecchia Europa morta” y que

“l’Europa è ormai una mamma marcia”.43 La pudredumbre como etapa final de la

decadencia europea y del ocaso de Occidente spengleriano. Escribía Luigi Martellini

que “Tanto Malaparte che Drieu La Rochelle hanno forse visto nei fantasmi del

fascismo e del comunismo la possibilità di uscire proprio da quella decadenza nella

quale si erano sentiti invischiati, in modo più o meno convinto.”44 Esta frase es una

buena conclusión y, al mismo tiempo, un buen punto de partida para buscar una

respuesta a todas estas preguntas.

40 Las dos citas en Ibid., p. 18 y Giordano Bruno GUERRI: L’arcitaliano…, p. 124.41 De Moscú escribía que “La sua forza di espansione, che è una forza di natura altrettanto materiale quanto morale, sociale, ha travolto ogni ostacolo”. De la China de Mao se declaraba directamente enamorado y escribía que “È innegabile che gran parte del successo dell’immenso sforzo di costruzione di questi primi sette anni, si deve alla energia, all’impulso attivo, alla intelligenza, all’onestà e allo spirito di sacrificio dei commissari politici”, en Curzio MALAPARTE: Io, in Russia e in Cina, Florencia, Vallecchi, 1958, pp. 11 y 254.42 Giovanni PARDINI: Curzio Malaparte…, p. 24.43 Curzio MALAPARTE: Mamma marcia…, pp, 220, 11.44 Luigi MARTELLINI: “Introduzione”, en Curzio MALAPARTE: Opere scelte…, pp. LXI-LXII.

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