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F""u \ 'u., . \. II (J" (J t! r(/ 1;(/"

(:ESA~l () ~.I ~ NTiE~(~

Veiiiios hoy a cumplir unaimpeLiiiva obligaciim de ciucia.danos. Veninios el decir nuestrapersoiial palabni acerca. de unode los más caracterizados cons-tructures de la nacionalidad pa-

namena.

Las figuras eiiinentes de cada

país son elicaniaciÓn del carác-

ter ) aspiraciunes de su propiu

pueblo. Por clL), conocerlas es,en cierto modo, conocerse co-

lectivamente. Y cada generaciÓn

tiene el deber ClVlCU de contri-

buir a su estudio y transmitido

a las nuevas y venideras genera-

ciones.

Sin einbargo, para que cual-qUler estudio sobre una desco-

llante figura /iistiirica sea a laveL. real \ constructivo, ha de

hacerse, por uiia parte, en fun-

ciÓn del inedio en que vivió, y

por otra, con proyecClOI1 hacia

el futuro.

Cuando el balance de la vidade un hombre público es negati"vo, lo menos que se puede haceres condenarlo a un prudente ypiadoso olvido.

Pero, cuando lo contrarioocurre, lo patriÓtico, lo educa-

dor, lo justo, es destacar su par-

te constructiva y fecunda.

Este último es el caso de Be-

lisario Porras. Su sensibilidad

ideolÓgica, sus talentos múltiplesy su afán de cultivarlos, su va-lentía personal y cívica, su de-

seo de ser y su capacidad para

hacer, su decencia y senorío, su

voluntad indomable, su visiónde estadista, su honradez admi.nistrativa, su sentido humano, yen fin, sus grandes realizaciones,

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arrojan en favor suyo, un saldo

tan impresionante y extraordina-rio, que no puede ser opacado

por los defectos que sin duda

tuvo.

Belisario Poras fue un políti-co en el más auténtico sentidode la palabra. Fue por tanto, unhombre de acciÓn con el interésy la energía dirigidos hacia el

Estado, hacia la colectividad, ha-cia el pueblo.

Pero Belisarrio Porras no fueun polí tico ordinario, sino deselección. Se distingue el políti-co selecto del vulgar en que elprimero siente una incoercibleatracción por la cultura, y porlas disciplinas del espíritu. Se

distingue, asimismo, en que ne-cesita adherirse a una ideología.

El político superior es siempre

h~)mbre de doctrina y de princi-pio.

y esto fue Porras desde sumás temprana edad. Adolescenteaún se lanza, siendo estudianteen Bogotá, a la lucha armada endefensa de su precoz filiaciónpolítica.

El liberalismo, credo que lle-nÓ su sed dc ideología, aparece

en aquel entonces como doctri-n a r e vol ucionaria y popularfrente a la reacción del privile-gio y del oscurantismo.

Por sus convicciones peleógran parte de su vida en loscampos de batalla y a pesar deser civil, su innata condición dedirigentc lo llevó a la máximacategoría militar. Mas, pasada la

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actividad bélica, nunca ostentósu grado de General. Prefiriósiempre que sc le llamara por eltítulo académico que en lasaulas universitarias había obteni-do.

Este detalle poco advertido

de su vida, evidencia de manerasignificativa que el doctor¡ y ge-neral Belisario Porras, en trance

de escoger, se decidía por lo cÎ-'Vil antes que por lo miltar, porla academia antes que por elcuartel, por la ley, antes que

por la fuerza. Y si recurrió a laviolencia y a la espada lo hizo

precisamente cuando éstas aten-taban contra la inteligencia, lacivilidad y el derecho.

Desde el punto de vista aca-démico, no se conformó el Dr.Porras con el título profesionalque a edad temprana habíaadquirido en Colombia. Fue po-co después a Bélgica a perfeccio-nar conocimiel1tos, volvió luego

repetidas veces a Europa y viajóbastante a Norte y Sur Améri-ca, siempre en actitud de obser-

vaciÓn y de estudio.

En más de una ocasión ejer-ció la enseñanza y cuando laspersccusiones lo llevaron alostracismo, desempeñó con luci-dez la cátedra universitaria enlos países hermanos de El Salva-dor y Nicaragua.

Fue orador elocuente y escri-tor vibrante. Escribió sobrc va-

riados temas a lo largo de su vi-da. No era su prosa preciosistani rebuscada, pero sí castiza, cla-

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ra y correcta. Escribía como es-

cribe el hombre de acción al co-rrer de la pluma y para que loentendieran todos. Ni su tempc-

ramento ni sus ocupaciones le

permitían andar a caza de ex-presiones sutiles ni de raras me-táforas.

Llega al poder, como candida-to de oposición, cuando se apro-xima a la sexta década dc su vi-da. Hasta entonces ésta ha sidode lucha, peligros, destierros einIÏni tos sinsabores.

Supremo debe ser ese momen-to en que el estadista nato, aquien la adversidad ha impedidotoda vinculación con el Estado,toma al fin las riendas de la

actividad creadora. Porque elverdadero hombre de Estadoansía el poder no tanto por el

placer personal de tenerlo, cuan-

to por una íntima necesidad de

realizar planes, de organizar ins-tituciones, de poner orden, decrear servicios, en suma de civili-zar.

En efecto, al recibir la investi-dura presenta un vasto programade gobierno que enseguida co-mienza a realizar con energía,

eficacia y pulcritud.

Desde ese momento, el idea-lista, el revolucionario, el rebel-

de pasa a ser un gobernante.

Este paso de la crítica a laacción, de la rebeldía al gobier-no, exigc siempre al revoluciona-rio eonstructivo un cambio deactitud mental. Es el cambioque nunca logran comprender

los ideologos trasnochados, los

anarquistas temperamentales, in-capaces para la acción creadora.

Desearían éstos que el revolu-cionario que llega al podcr si-guiera haciendo oposición desdeel gobierno o que llevara a cabosu ingente obra reformadora sinafectar a nadie, sin incomodar anadie, sin contrariar a persona

alguna.

Desgraciadamente este angeli-cal esquema no tiene cabida enla lógica de la política. Ni se

puede pedir a un reformador de

instituciones, a un civilizador de

pueblos, que tenga la ternura deuna nodriza, ni la docilidad de

un sacristán. Los hombres de ac-ción por lo general son orgullo-

sos incluso eon sus pasiones y ca-

prichos. No se puede esperar deellos la placidez de un pensadorcontemplativo, ni la objetividad

del filósofo abstracto.

Belisario Porras encontró undesorganizado y pobre país de400.000 habitantes, el 80 porciento de los cuales era analfa-

beto. Un país sin carreteras, sinescuelas, sin hospitales, sinpuentes, sin salud, sin asilos, sintelégrafos, sin registro de laspersonas ni de la propiedad, sinarchivos, sin bancos, sin correo,sin cÓdigos, sin auténticas leyes,sin justicia bien organizada y sinadecuados servicios administrati-vos.

Su obra civilizadora consistioprecisamente en saber lo que al

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país faltaba y en dárselo de ma-

nera espléndida.

Pero su labor no fue solo ma-

teriaL. En el campo cultural uni-ficó la enseñanza y dio a nues~

tra educación uno de los más

grandes impulsos que ésta hayarecibido. Impulsó, asimismo, lasartes y las letras, hasta el puntode que en su época hubo un flo-recer de actividades literarias yartísticas.

Como estadista supo dcscu-brir y guiar valores jÓvenes y es-

e o g í a sus colaboradores másbien por la capacidad y méritos

que por simpatías de políticapartidista.

Fue un político eminente-mente popular. Gobernó pensan-

do siempre en los intereses delas grandes mayorías; amaba sin-ceramente a los humildes y se

sen tía co ntento entre ellos.Nunca rehuyó la tribuna públicapara exponer los problemas del

Estado. Fue un caudilo de mul-

titudes y sabía enfrentarse a

ellas con gallardía y denuedo,

tanto en circunstancias felicescomo adversas.

Sus críticos lo acusan de queera violento y duro con sus opo-sitores. Lo tildan asimismo, dcpersonalista y de que como go-bernante desdeiîó aquellos mis-mos derechos políticos que hi-cieron posible su ascenso al po-der.

Es la tragedia de los grandes

civilizadores en pueblos como losnuestros. La época y el medio

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en que Porras actuÓ agravaban,

sin duda, esta secular tragedia.

Panamá había hcredado detes-tables prácticas políticas. Habíaquedado con enconados odiosdc partido. El opositor entendía

que su misión era herir al gober-nante, insultarlo, calumniarlo yamargarle su vida cotidiana. La

crítica no iba dirigida a la polí-

tica del gobernante. Iba endilga-

da a la persona de éste de mane-ra virulenta y mordaz.

Semejante estado de cosas ex.plica, desde un punto de vistahumano, que quien gobernabacorrespondiera con igual mone-

da.

Ante el dilema de realizar unaetapa de transformaciones con-

cretas o de condescender frente

a sus adversarios, Porras optó

por 10 primero, acaso en detri-metro excesivo de estos últimos.

Pero no fue un resentido niun hombre de rencores. Susviolencias eran pasajeras. Sabía

olvidar políticamente y ante losintcrcses de la Patria, de su par-

tido o de sus obras, cstuvo siem-

pre dispuesto a la conciliaciónedificante.

Por eso cada vez que en nues-

tro país se inicie una era de pro-fundas y saludables transforma-

ciones, la figura pro cera del gran

civilizador cobra fuerza ejempla-rizante: Porque fuente de inspi-ración son sus magníficos acier-tos e incluso sus errores, que

siempre supo aceptar. De ahí

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que alguna vez exclamase queno fincaba su mérito en no ha-

bcr caído nunca, sino en haber-

se lcvantado cada vez que había

caído.

Retengamos estas sabias pala-bras y que ellas sirvan de es-tímulo a los hombres de bienque luchan por la realización deuna grande y noble idea.

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ANTONTO GORDON

La presencia de la figura político-administrativa denominada

Corregimiento, ha alcanzado visible notoriedad con motivo de larepresentación legislativa, que a ese nivel, estableció la ConstituciÓnPolítica de la República de 1972. Esta situaciÓn, ha permitido quese conozcan con mayor claridad los problemas inherentes al enmar-camiento físico y legal de esta unidad básica de la administraciónpública; consecuentemente, proliferaron los problemas de índole

jurisdiccional, que afectan la correcta aplicación de medidas decarácter policivo, administrativo e inclusive de representación polí-

tica.Desdc que el Gobicrno Revolucionario expidiÚ el Decreto de

Gabinete No. 214 del 11 de Octubre de 1971, en cuyo Artículo

60. convoca a elecciones populares para la Asamblea de Represen-

tantes de Corregimientos, la unidad básica de los municipios o sea

el corregimiento, tomÓ dimensiones incuestIonablcs y despertó

inusitado interés en toda la comunidad.

Con anterioridad a la expedición de la Constitución de 1972,correspondía a los municipios el establecimiento de su divisióninterna o sea la creaciÓn o supresión de corregimientos, y el estable-cimiento de sus respectivos límites. Así vemos, que el Decreto LeyNo. 27 del 31 de Mayo de 1947, establecía en su Artículo 90., losiguiente: "CORRESPONDE A LOS MUNICIPIOS ESTABLECERLA DIVISION INTERNA DEL MUNICIPIO, CREAR O EXTIN-GUIR CORREGIMIENTOS, REGIDURIAS, BARRIOS y COMISA-RIAS y FIJAR EN SU CASO LOS RESPECTIVOS LIMITES".

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Luego la Ley 80. del lo. de Febrero de 1954, recogió idéntico con-

cepto y lo plasmÓ en el artículo 63 de dicha Ley, de esta manera:

QUEDA COMPROBADA LA FACULTAD QUE TENIAN LOS MU-NICIPIOS, HASTA EL 11 DE OCTUBRE DE 1972; PARA ESTA.BLECER LA CREACION O SUPRESION DE LOS CORRECI-MIENTOS y EL ESTABLECIMIENTO DE SUS RESPECTIVOSLIMITES."

Es preciso señalar, que los municipios no contaron con un crite-rio adecuado para ejercer esta función y en la mayoría de los casos,sus acciones en este plano, obedecían a factores de Índole política,más que de conveniencia social o administrativa. Además, no sehicieron asesorar en la mayoría de las veces, para lograr límitesclaros y definidos. Nuestra aseveración en este aspecto, se ve corro-borada por los comentarios vertidos en las publicaciones estadísti-cas realizadas con motivo de los Censos Nacionales de 1940, 195 O,

1960 Y 1970, las cuales reproducimos a continuación.

En el Volumen X del Censo de Población de 1940: "LA PRI-MERA DE ESTAS DIFICULTADES CON QUE SE TROPEZO ALINTENTARSE LA DEMARCACION DEL TERRITORIO PARAEFECTOS DEL CENSO, FUE LA FALTA DE UNA LISTA DECASERIOS". Luego, en el boletín informativo del Censo de Pobla-ción de 1950 se indica "LA CONFECCION DE LAS LISTAS DELUGARES POBLADOS DE LA REPUBLICA PRESENTO DIFI.CULTADES DE DISTINTO GENERO. POR OTRO LADO, FAC~TORES ADMINISTRATIVOS RELACIONADOS DIRECTAMEN-TE CON EL GOBIERNO MUNICIPAL, PRACTICAMENTE INO-PERANTE EN LO QUE SE REFIERE A LA APROPIADA DIVI-SION INTERNA DEL DISTRITO; TAMBIEN CONTRIBUYERONAL DESCONOCIMIENTO DE LA EXISTENCIA, IDENTlFICA-CION Y JURlSDICCION DE TODOS Y CADA UNO DE LOSCASERIOS QUE INTEGRAN EL DISTRITO".

Ya en 1960, la situación es más difícil, puesto que el númerode corregimientos llega a 440, en lugar de los 319 existentes en1940. Por esta razón, en el Volumen I del Censo de Población de1960, se dice: "EN TODAS LAS PROVINCIAS SE REGISTRAUN AUMENTO APRECIABLE TANTO EN EL NUMERO DE CO-RREGIMIENTOS COMO EN EL DE LUGARES POBLADOS". Conrespecto al primer caso, es evidente, que en la creación de nuevoscorregimientos, no ha privado un criterio científico que permita lasdemarcaciones con base a límites físicos o de carácter permanente;esta situación ha ocasionado dificultades, no sólo de tipo adminis-

trativo, sino en el aspecto de las investigaciones estadísticas de

campo y en el levantamiento de los Censos Nacionales.

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Lo expresado anteriormente, llevó a los let,i-sladores a incluir enla Ley No. 7 del 25 de Febrero de 1960, el Artículo No. 27, el

cual establece lo siguiente: "LA DIRECCION DE ESTADISTICA YCENSO PRESTARA A LOS MUNICIPIOS LA ASESORIA TECNI-CA QUE ESTOS SOLICITEN PARA LA CREACION, SUPRESIONO MODIFICACION DE LOS CORREGIMIENTOS". La anteriordisposición, tenía el propósito de lograr un ordenamiento adecuadode la división interna de los distritos y por ello, la Dirección de

Estadística y Censo con la participación de los funcionarios munici-pales, procedió a asesorar a los municipios para que éstos estable-cieran la descripción de los límites internos, labor que permite

legalizar los límites internos de los corregimientos, mediante laadopción de los respectivos Acuerdos Municipales; utilizandoelementos físicos y culturales, de fácil identificación en el terreno.

La labor anteriormente descrita, facilitú la preparación del Cen-so de 1960; con la consiguiente presentación de informaciones a

nivel de corregimiento y caseríos. Además, se logró un freno im-

portante en la proliferaciÓn de nuevos corregimientos. En el Volu-

men I del Censo de Población de 1970, se comenta: "LAS INFOR-MACIONES PROCEDENTES DE LOS CENSOS ANTERIORES,REVELAN QUE EN LOS ULTIMOS 20 Al'OS, EL NUMERO DECORREGIMIENTOS EXISTENTES EN EL PAIS, HA AUMENTA-DO EN UN 45%, REGISTRANDOSE INCREMENTOS MAYORESEN BOCAS DEL TORO, CHlRIQUI, HERRERA y PANAMA, DON-DE EL CAMBIO OSCILA ENTRE EL 50% Y 70%". HA excepciónde Berrera, éstas son precisamente las provincias, que también ex-perimentaron en ese período, el mayor aumento de población. Sinembargo, en Coclé el número de corregimientos, sólo aumentó un22%. a pesar de haber experimentado uno de los incrementos po-blacionales más altos. Por el contrario, llama la atención, que LosSantos, con un crecimiento de población tan bajo, haya aumentadoun 41 % su división de eorregimientos".

"El análisis de esta información en los últimos diez años, desta-ca un freno importante a la gestión de dividir administrativamente

el territorio nacionaL. En esta última década, sólo aumentaron enun 10%, el número de corregimientos en todo el territorio nacio-nal, oscilando los cambios provinciales entre 3% y 14%. Los meno-res cambios se produjeron en Coclé y Darién. En Bocas del Toro,no se creó corregimiento alguno durante el período, habiendo sur-

gido el mayor número de corregimientos en Chiriquí, Herrera yLos Santos".

En el período comprendido entre el Censo de 1970 y las elec-ciones populares de 1972, se crearon 19 nuevos corregimientos, los

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cuales en su mayoría obedecieron a factores de índole política. Sinembargo, la Dirección de Estadística y Censo, fue consultada ybrindó el asesoramiento para la descripción de los límites de estosnuevos corregimientos, de los cuales cinco funcionan como unida-des políticas únicamente y no así administrativamente, como es elcaso de los corregimientos de Narganá, Tubuala, Ailigandí de San

BIas y el Sector Pacífico y Atlántico de la Zona del Canal de

Panamá, incluidos en el Distrito de Panamá y el Distrito de Colónrespectivamente.

Con posterioridad a la expedición de la Constitución Nacional,de 1972, no se han creado más corregimientos, en vista de que elArtículo No. 149, de la mencionada carta magna, establece que:"EL CONSEJO DE LEGISLACION PROPONDRA ANTE LAASAMBLEA NACIONAL DE REPRESENTANTES DE CORREGI-MIENTOS, LAS REFORMAS A LA DIVISION POLlTlCA DELTERRITORIO NACIONAL PARA QUE ESTA LAS APRUEBE OIMPRUEBE". Esta situación ha permitido frenar la creación denuevos corregimientos y así, podemos apreciar que los Censos Elec-torales de 1972 y 1977, han reportado un total de 505 corregi-mientos electorales.

En la actualidad, los límites de los corregimientos están plasma-dos en los respectivos Acuerdos Municipales, expedidos con ante-

rioridad al año 1972 o en disposiciones del Tribunal Electoral,expedidas con anterioridad a las elecciones, como es el caso de ladivisión interna de San BIas, San Miguelito y los corregimientos

ubicados en la Zona del Canal. Sin embargo, han surgido innumera-bles controversias, en cuanto a la interpretación de los límites; lamayoría de las cuales, obedecen sin lugar a dudas, al desconoci-uuento de los respectivos Aeuerdos Municipales o la falta de ele-mentos físicos de clara identificación en el terreno. Para finalizar,deseamos expresar, que la labor educativa que ahora se realiza paradivulgar la presencia y naturaleza de la unidad denominada "CO-RREGIMIENTO", permitirá aclarar 10 relativo a su creación y lími-tes, contribuyendo a eliminar los problemas de orden administrati-vo y político que se dan en el presente.

NUMERO DE CORREGIMIENTp EXISTES EN LOS CENSO NACIONAI OlE PO,LAClON y VIVIENDA. 1940 19&0 1* 1970 Y LOS CENSO l;LERAIi DE 1972 1977

1960 1950

Øocai d~1 Toro. , l' " 15 15 . 17Coi;é .0 .. .0 's '2 .,Colón. . .. .. .0 .. 2S ..Chirqul . 10l 101 9s 87 .0 SODarbt ..". 19 io 19 18 U 16Herrera.",.,., , 4( 40 4( lO 2. .2Lo Santos , . . , 'j " 72 6' '1 .7Paaiá,."., , 'S O. 90 82 .. "Ve.. s."... '6 '6 74 6' .. .6

Fuente: Dirección de Estadística y Censo de la Contraloría General de la República.

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OCEANO

PROVINCIIA DE PAN AMA

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! & ~_j' 51".OLO$L__:._._~__ =:.-= ~::~: :~~~~::~L

---- uMIT!: DI COlllQliillJfoP A C I F I C O - ~~I¡"N~. .0.. ooL e...L

MAR CARIBE

~/--..

~i:~~ ~ 16 aeJui:Q 40 L.:i~ MaFl"ritas27 BUÍ!rios Aires 41 Santa Cruz de .rtiinina

Cabl!cl!ra 13 Cabecer.i 2. CabuyaJUi:f1 D. A'(l~mfh¡i 14 Ci:imito 29 ChlCiil ~mánNuevo Emperador 15 Carnp.;illl 30 El UbanoSanta Clara 16 Cerf1ei'o Jl La,. Laja$. 42 Cilbe~rriVer¡iC:r\(,f 17 Ciri d~ 1C)~ SMos J2 Nueva GorgOna 43 BruiasVista Alegre 18 cid Qr'ande. 33 P(inl/l Chim'il! 44 Gc)r"l;lci VæQuez

19 Ë1 (;¡ii:~o :J SiijalicesBalbo. 20 l;ilri-icjsd J5 Sara" ~

21 Las Ollas Arriba7 CaL')i:er¡t 22 Udice Ch,po 45 Sarrio Ball;"6 La Ensenada 23 VilliJ Carm~n 48 B;,rrio Colõn9 La Esmeraldjl 24 Villa Ri)olrl0 36 C;¡beCltol 47 Amador

10 La Guineol ~ 37 Càr\iiol 48 Aroset'ena11 Pedro Gon;Ulez 3. Chepillo 49 ei Arado12 So~. 25 c.becr8 39 ei Llana 50 ei Coco

51 Feuillet 63 Sil!) Felipe " Las Cl.r'hr~~ San Miiult1ito52 Guadalu~ 64 El thorrillo 76 PacOts53 I-~rrer~ 65 Santa Ana 79 San Martin 90 Alr~llõ. Deni~ De ic;¡z¡l54 Hl,rl3(íi 66 La (.xposiciön o Calidonia 80 T ni.~Jmen 91 Beli$ario Pnriö'65 Iti.rralde 67 CUflndú 92 J~é ~¡)t"ingo Espinar56 Li Represa 68 B~\~ni;; ~ 93 Mateo IlulHlde57 Los Diaz 69 Bella Vi51õ: 94 VictOf ¡ano' lOfer1lO56 Mendota 70 Pueblo Nuevo 81 Cabecera59 Obaldilt 71 $¡n"Franpisco 6, Ei Eiipino ~60 PI¡!ya Leona 72 P;¡rI~.we L,eli'vri' 63 Ei Higo61 PuertD Caimito 7J Rio Abajo 84 Guiiyabito 95 Cal:)l1(:er'!82 Santa Rit¡: 74 Juan Diaz "' l.E:rrrlta 96 OlOQue Occiden~

J5 Peiüii¡tl 86 La Laguna 97 Otaque Oriente61 L.n UVai~ Resto del Distrito 68 L()~ Liõ.lli~1)89 San Jose

Cii.d.t d~ F'.lI',M; 76 Chiiibr.

10

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lPROVINCIA DE COL~N

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PROVINCIA DE HERRERA

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$111801.05i-IIIITE PROVINCIAL.

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i-llllTE OE CORREØllllf!NTO

c.btoraLa AreFlBMonagrillo

'011'213,.lO1617

"Lol POlflS 'a~"o La'gQ ~ :i ChuPlmpa20 Los U,no¡ 40 Ei RjneóCabera " Li.jno Grande 30 c"ber,c'puri 22 Penn Chat8: 31 btiiEl CalablC¡to

32 NQrteNo.iei Ciro ~ 33 Nortii No. 2La Ai'n.a34 OineNo.lla Pitaloza 23 CabecriJ 35 Oe No. 2L(i CetrÎtO$ 24 Cabuva 38 Sl,r No. 1l06 Ceros d~ P..j* 25 Loi CUt! lIos 37 Sur NI). 2

26 L.ano de la Cruz~ 27 P~rl$ ~28 PortobellllcCabera 29 Potug

38 Ca,.

4 Cabecra5 C!wpo6 CI'i.ml~17 Ei TOrO

; ~::~. dll RØiriO 1 a

12

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PROVINCIA DE LOS SANTOS

!5ia:~~

I

PRINCIA DE

HERRERA

1.1 MITt: PIINCIAI

I.IMITI Dt8TITOIIAI.IMITl DE COllllt:lIJiIINTO

OCEANO PACIFICO

.. " ..i.. :i LI Caøril 53 ....- fon..¡18 ..MIo 31t:1!~11.. 64 UAn di P¡.,."-,, .. ufl.lmi '" .. _'60 .. c._.EII.nt :l Lo Tii. 38 ..- .. Alt(i dl Gü.rllEi M--a 2. L. Palmita 30 L,,_ -- .7 "".GLW Arril- 22 l. T.. AM .. ..01_ .. EII--llti..E.. :i _,. ., U.. .. M "" .. Ei CKUi p... 24 Pallr. ., =i a7 LGI~lOl '" Ei CoKiL.Tr-i_ 2& M.llan 43 .. Miri.. " "_UMt Afo :i 'Hø Hon .. r,. Oi. .. Purio 72 G..

¡¡.. J" 73 Lo Trono.. t::~~ing -- .i. "-,, :i

80 "-,,lO -. 4a -.. .oj """ 3' V.ii. RICQ .. "". Ha .. Ei c...rttlo" ..... 22 V.illlriqulta ., .. . O(. lI LaM\lna12 ., "' .. 11 0I . 11 P.r..'3 ., c. .. .. "".. .. ,.¡,ill... EIMMMUa ii Oi'. ei Mui 33 cø. ., r-i~ A~llo18 ""- 34 El Gl-mç &2 ......

13

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PROVINCIA DE VERAGUA~

MAR CARIBE /// PRNCA DE COLON~~~~

..

PROVIr.ClA DE

DE

DE

HE RRERAh' "

~

PACIFICO

SANTOS~

;:~__~-_I

SIMBOLOS

__ LIMITE ~VlMÇlAl__~_ L1Mlft, OIST..ITORI'-l

lIMiTi DE COI£OiMliNTO~ Cai'.US 2a Corozal Ftfo d. J8!1(i 5a El CUBV29 El Mí!rfÐ 59 El PantanQ

Cabece 16 Cabera ~O El Piro 4a Q.be~ra 60 Gatun,citoEl Barrito 17 Agua de Salud 31 El Prado 47 L8$'H,uacasLa Montal'uflla ia Cerro IJlata 32 El Rincón 48 Los Castillos Santlqo

19 Los Valles 33 Lolçi O Altamlr$ 49 UtÎra-' 20 Sên Mal'celo 34 PÎiivaé 61 Cabecera35 Puerto Vidi;l S..n Fr.nClsco

62 La Colorada4 Cabecera L.a M.s. ~6 Zçipotilli; 50 Cabecera 6~ l. Pena5 Barnizal

21 CabeceraMontljo 51 Los Panamaes O 64 La Rava de Santa Mada

6 Chilr8 Corral F¡ilso 65 Poni.ga7 El Cocla n BI5\1slles ~7 Cabeaira 52 Lo$ HiiHilto$ 66 San PedrO del Espino6 El Potrero 23 BOfO ~8 Arenas 5~ Remance24 Llano Grandl!9 U lIguna

25 $.n B;¡irtolo39 Gobernooore. 54 San Juan ~

10 La Rava de Calobre 40 la Garceana11 1. Tetila 41 Leorieli ~ 67 CBbéc~ra12 L¡i Yeguada l.up,lmlili 42 Llano de eatival 68 Bah(a Honchi1~ la. Guii:S 4~ Pilón 55 Cabecera 69 Qilidonia14 Monjatas 26 Cabecra 44 Quebro 56 Calo\lebOra 70 Cativê15 San José 27 Cerro de Casa 45 Tebario (Matiato) 57 El Alto 71 El Maranôn

72 GU8Nmei73 La Soledad74 Quebrada di! Oro75 Filo Grande76 Roc"" Viejo

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go Caicedo como Jefe del Estado, anunciándose esto a los pueblospor medio de una proclama.

En tal carácter, Caicedo expidió el 7 de mayo un Decreto deConvocatoria a una Convención Constituyente de los Departamen-

tos de Cundinamarca, Cauca, Antioquia, Istmo, Magdalena y Bo-

yacá, la cual se reunió en la ciudad de Bogotá el 15 de Octubre deese mismo año de 1831. Entre las leyes fundamentales que expidióese Cuerpo Constituyente, la que más importancia revistió paraPanamá fue la del 2J de noviembre, por la cual se suprimieron lasantiguas prefecturas y departamentos, e hizo de las provincias cen-trales de la extinta República de la Gran Colombia un estado conel nombre de la Nueva Granada.

Para los efectos del Gobierno el Istmo quedó dividido en dosProvincias: Veraguas y Panamá. Al ser suprimidas las PrefecturasDepartamentales por la División de la Repúbliea en Provincias con-forme a la Ley antedicha, cesó de derecho en su empleo el Prefec-to Don José Vallarino, encargado del mando político a raíz delderrocamiento de la dictadura de Alzuru, y fue nombrado Goberna-dor de la nueva Provincia de PiUiamá el Señor Juan José Argote, el

cual ya había actuado como Intendente Civil del Istmo desde mar-zo de 1823 hasta fines de noviembre de 1826.

El Senor Argote, hijo de Cartagena, llevaba residiendo muchosaños en la ciudad de Panamá y gozaba de general aprecio en elpaís. Nos cuenta Don Mariano Arosemena en sus "ApuntamientosHistóricos", que era patriota antes de la Independencia del Istmo,

por la cual trabajó asiduamente y que si su firma no se encuentra

en el Acta de 28 de noviembre de 1821, siendo en ese momentoempleado fiscal, fue porque se hallaba enfermo. Agrega que"reunía las importantes dotes de talento claro, vasta instrucción yfirmeza en sus opiniones políticas". Pero más importante en estosmomentos era que se trataba de un hombre conciliador y afecto alas soluciones pacíficas cuando estas cualidades revestían la máximaimportancia en la persona que tuviere en sus manos la dirección delGobierno, ya que el reciente fusilamiento del Coronel A1zura, ha-bía dejado los ánimos en gran estado de tensión.

Con base a la Ley del Estado expedida el 23 de marzo de1832, el 15 de septiembre de ese mismo año, se instaló 1a Cámara

Provincial de Panamá, integrada por los Diputados de los diferentesCantones. El Gobernador les recibió el juramento legal y la corpo-ración nombró luego de su seno su propia directiva,la cual quedóconstituida por el Teniente Coronel Juan de la Cruz Pérez, Diputa-

do por el Cantón de Panamá, como Presidente y el Señor Ramón

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Vallarino, Diputado por el Cantón de Portobelo, como Vice-Presi-dente.

Con motivo de ese acontecimiento histórico el GobernadorJuan José Argote dirigió a los Diputados una importante comunica-ción, en la cual pintó con trazos breves y seguros la triste situacióndel Istmo, pero indicando al mismo tiempo las posibles solucionespara aliviar esa situación, dada la importancia del documento lotranscribimos íntegramente, sometiéndolo a la consideración de lasnuevas generaciones.

COMUNICACION DIRIGIDA POR EL SERoR JUAN JOSE ARGOTE, GO"BERNADOR DE LA PROVINCIA DE PANAMA, A LOS SERORES DIPUTA-DOS DE LA PRIMERA CAMARA LEGISLATIVA PROVINCIAL DE PANA-

MA, EL ARo 1832.

Señores:

Han sido tantos y tan diversos los padccimientos del Istmo

desde el aciago año 26, que no me atrcvería ni a pensar en suremedio, si no esperarse de la concordancia de las virtudes de estaProvincia con las de todas las restantes de la Nueva Granada, el quea la vez contribuyan con su propia dicha y a la estabilidad delEstado.

Nada recordaré de los extravíos políticos de que procede nues-tra lamentable situación, porque solo debo ocuparme de los nego-cios de vuestro resortc y suplicaros que ejerzaÍs nuestras atribuciones

en bien de la Provincia y honor de vuestro nombre.Para verificarlo de un modo propio al realizar mis esperanzas,

abandonaré para mejores tiempos las brilantes ideas de felicidadesposibles. El Istmo es capaz de cuanto pueda describirse, por labuena disposición intelectual de sus hijos, por la extraordinaria

fecundidad de su terreno, sus minas, sus bucerías y localidad inte-resante: pero el Istmo no llegará al punto que le corresponde, si noempieza su carrera por la vía que le designan sus propios recursos yla experiencia de otros pueblos.

Considero de tanta influencia para los fines indicados, y asegu-rar el orden público, la educación de la juventud, que sobre esto

empezaré a presentaros mis ardientes deseos. Ella es la que radicadesde la infancia los principios del bien, la que engendra el hábitoal trabajo, la que produce y constituye la moral y el candor de lascostumbres, y ella en fin la que hace que no sea todo maleza ybarbarie en la sociedad. En la época del Gobierno Español en laque hubo paz, recursos y autoridad para todo, no había más escuela

en la Provmcia, que la de esta Capital, y hoy sin embargo de las

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turbaciones y la miseria tenemos dos en esta Ciudad, y una en cadacabecera de los Cantones de la Chorrera, Natá, Los Santos y Porto-belo, con esperanzas de que se sostengan éstas, y de plantear otras,si vosotros disponeis 10 conveniente a que aquéllas se conserven, y

éstas se establezcan. La experiencia está diciendo que para lograruno y otro es necesario que haya rentas fijas, que pueden muy bienseñalarse sobre los fondos municipales existentes y los que se creencon este objeto, meditando para ello la situación y recursos decada pueblo, porque el gravamen productor y soportable en uno

sería absolutamente nocivo o nulo en otro. Para no dilatarme más

en esta materia tengo el honor de acompañaros un estado en quese expresan las escuelas existentes, y una relación de las quepueden establecerse, con todas las noticias que he creído necesariasa vuestro conocimiento para una justa y clara resolución.

En el Colegio de esta Capital se enseña la Gramática Castella-

na, la latina, el idioma inglés, la filosofía y teología moral conaprovechamiento y constancia. Las rentas bastan para esta enseñan-za y cuando se anime el deseo de ilustrarse y haga sus debidosprogresos podrán dedicarse a otras ciencias, porque habrá alumnosque aprendan, y porque de ellos saldrán maestros que bajarán sussueldos con sus concurrencias. Vosotros al ver las cuentas y alexaminar el estado del Colegio, conocereÍs la exactitud de mi expo-sición.

Animado de los más eficaces deseos por la educación pública,y especialmente por la del Clero, cuyas luces y buenas costum-

bres importan infinito a la sociedad, he apoyado ante el Supre-

mo Gobierno la erección de un Colegio de Ordenados en el Con-vento de San José. Os acompaño copias de la nota del Gobernadordel Obispado y la mía sobre este importante negocio para quevuestro voto en la materia sea conocido por el Gobierno o por elpróximo Congreso si fuese necesaria su aprobación.

"No debo terminar mi exposición a este respecto, sin recomen-daros muy especial y encarecidamente la erección de escuelas deniñas, de las cuales se carece aquÍ absolutamente, debiendo ser unode los primeros planteles de enseñanza pública, pues es muy intere-sante a la sociedad que haya matronas instruidas, buenas hijas, yesposas que unan al noble valor de la virtud, la ilustración delentendimiento poniéndose siempre en armonía lo útil con lo bello.No tienen los niños más derechos que las niñas a los fondos delConsejo y del Colegio, ni es de más importancia la educación de unsexo que la del otro. N o es un principio teórico el que nos enseña

que la ilustración de las mujeres influye decisivamente en la vida

privada y en el orden público, sino una lección bien clara de la22

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experiencia. V osotrQs debeís conocerlo y queda a vuestro cargohacer este remarcable beneficio a la Provincia". (Revista "LoteríaNo. 120-121, noviembre-diciembre 1965).

Nada puedo hablaros de la Agrcultura, Comercio e Industria yMinería de la Provincia que pueda haceros agradable. La Primeraescasamente produce lo que basta al simple necesario de la pobla-ción. El Segundo yace bajo la nulidad a que lo ha reducido eltráfico por el Cabo. La Tercera apenas se mueve con provecho. Yla Cuarta se conoce por noticias de antiguas labores en el Darién,Capira, Santa Rita y actualmente por recientes ensayos en el Can-

tón de Natá. Para todo hay elementos, pero ninguno en acción, ni

esperanzas de que la tenga, si medidas enérgicas no vivifican losánimos abatidos. Daré una pincelada sobre cada uno de dichos

ramos, sin embargo de seros bien conocidos.

AGRICULTURA:

Es preciso animarla no solo con dispensa de diezmos concedida

al café, añil y otras especies tan fáciles de cosecharse en la Provin-

cia, sino con un fondo de protección y premio a los empresarios.

Con una vigilancia constante sobre muchos que a pretexto de la-branzas propias son verdaderos vagos. Con la apertura de caminos ylimpia de ríos, cuyas dificultades causan a los labradores gastos,

demoras y peligros. Con la extinción de gravámenes minuciosos,

molestos y casi inútiles a los fondos Municipales. Con ensayos delarado para examinar sus efectos en nuestro clima. Con la introduc-ción de máquinas, formación de potreros y con todo aquello quecontribuya a hacer más cómodós y estables las labores y repartos ymás consolidados y útiles las vecindades y los productos.

COMERCIO:

Reduciendo este exclusivamente a artículos extranjeros, sin fru-tos del país con que satisfacerlos, y sin poderlos trasladar a otrosmercados porque los transportes los hacen caros, se limitará necesa-riamente al consumo de la Provincia, y aun llegará el caso de quefalte absolutamente por no haber recursos para pagarlo. Sin facili-tar las conducciones, que son tan dilatadas y costosas, y sin fomen-tar la industria y la agricultura para que den artículos para el

cambio, no puede esperarse mejora alguna y el país caminará hastael punto en que experimente una miseria peligrosa.

Entre los medios que parecen convenientes a la reanimación delcomercio, creo de importancia el fomento y protección de las sali-nas, tan útiles para el consumo de los Chocoes, junto con el de lascares, sebos y otras varias producciones del interior que allí son

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apetecidas y como llamadas naturalmente a consumirse en aquellos

pueblos.

También creo muy conveniente la gracia de Puerto Libre aPortobelo. Este bellísimo puerto casi olvidado por el comercio, yque será algún día el principal de la Nueva Granada, podría vivifi.carse con dicha gracia, sin el menor perjuicio de Chagres y de nin-

gún otro puerto del Estado, al mismo tiempo que podría contribuirde este modo a la extinción del contrabando, porque todos loscargamentos que se depositan en San BIas, Bocas del Toro, etc.,etc., para introducciones clandestinas, podrían atraerse a Portobe1o

por la seguridad y recursos que no tienen en otros puertos. Losartículos de clandestino tráfico estarían al parecer más inmediatos,pero se hallarían realmente a más distancia de los puntos de ilícitaintroducción, se fijaría más la vigilancia y los que negociasen legíti-mamente tendrían un punto conocido y libre a sus especulaciones.

INDUSTRIA:

Es casi deseonocida en la Provincia en su verdadero sentido.Jabón y velas tan mal fabricadas que concurren las extranjeras almercado como si el país no los tuviese. Suelas que vendiéndose lasde Guayaquil en el Perú a tres pesos cuando menos, no se pueden

vender a seis reales las del Istmo. En fin lo poco que se hace es tanmal acondicionado, aunque dé pena decirlo, que parece que seaplica la industria no para acrecer el importe de las primeras mate-rias sino para disminuido. A vosotros Señores os toca remover

los obstáculos que anulan estos rcUlOS pingües de la industria, ypromover los que indica la experiencia para que se hagan útilesacopios de canIme, de maderas, de pita y de tantas otras especiesque se pierden en nuestros campos y nuestros pueblos, no por faltade brazos sino de conocimientos y recursos que los muevan con

provecho.Con este objeto ha establecido el Ilustre Consejo en esta Capi-

tal una escuela pagada de sus rentas para que concurran a ellacuantos quieran aprender la fábrica de sombreros conocidos con el

nombre de "jipijapa", y que ha hecho la felicidad de su Provincia.Cubiertos nuestros montes de aquella paja y llenos nuestrospueblos de brazos sin acción, tcncmos que consumir los de afueraperdiendo para el país su importe, y marchando por todos partes ala miseria. Se han aplicado algunos jóvenes, y si vosotros protegeís

el establecimiento y lo extendeis a todas las cabeceras de Cantón,podría hacerse este artículo dc importancia porque satisfaría elconsumo de la Provincia y llegaría en poco tiempo a dar un ramoútil de exportaciÚn.

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Os he dado una idea sucinta de nuestro Estado en la parte deEducación, Agrcultura, Industria y Comercio y debo ya generalizarmi exposición para que vosotros la generalizeis y apliqueis a losobjetivos especiales que convengan.

La falta de productos provinciales ha fijado en la moneda el

único medio de compras, ventas, pagos y toda clase de contratos, yno existiendo moneda en la Provincia ni modo de adquirida de lospaíses que la poseen porque no tenemos especies propias con quecambiarlo, debemos inferir exactamente que en breve nos faltarádel todo este signo, este agente de las operaciones. En esta situa-ción han propuesto unos individuos de este comercio el préstamode 50.000 pesos en cobre, y lo he elevado al Gobierno para la

resolución. Os acompaño copia de la propuesta y de mi informepara que entrando en vuestro conocimiento podais meditado y darvuestra opinión en tan delicada materia.

Como estoy en el concepto de que la moneda hasta en lospaíses más prósperos, es un agente necesario, porque derrama entodas las empresas el influjo de su poder, 10 he juzgado muy urgen-te en esta Provincia que no tiene otro resorte para vivir, y heapoyado en consecuencia la introducción de la citada moneda,calculando que el movimiento que debe dar al Comercio, a la Agri-cultura y a la industria, producirá ventajas que subsanen los dañosque causa siempre un signo sin valor real. Vosotros vereis en miinforme al Gobierno las razones en que fundo mi opinión.

Para avanzar en este objeto con valores positivos, y hallar entiempo un remedio al mal de la moneda de cobre, sería muy útilestablecer un cuño con su correspondiente fondo para no atrasarSus operaciones y que no sintiesen daño los introductores de platay oro. Probablemente entrará en él todo el oro de Veraguas y

atraería muchos metales de las Repúblicas vecinas. Vuestra opiniónen esta materia será de importancia para la resolución del Gobier-no.

Es imposible tratar del Istmo sin admirarse de que no se hagauso de su importante localidad. Todo el mundo lo contempla comoel punto que acerca sus relaciones y sus intereses sin navegaciones

riesgosas y dilatadas, pero a todos los aleja un tránsito que pormalo, difícil y costoso, anula todas sus ventajas locales, porque aúnno ha habido una mano diestra que disipe tan vencible s obstáculos,abriendo un camino de Portobelo a ésta.

Mucho se ha hablado de esta importante empresa, pero ningúpaso se ha dado de que haya debido esperarse un feliz resultado.Yo concibo que es necesaro para conseguirlo el que se establezca

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ante todo una sociedad que se ocupe seriamente de este objeto, yque fije sus miras y sus planes en medios positivos y eficaces,convencido de que las obras de esta naturaleza no se realizan conel conocimiento de su importancia y deseos fugaces de lograrlos,sino con una resolución constante y decidida vencer obstáculos, sinalucinarse con proposiciones que bajo la apariencia de entrar en laempresa, solo contienen intereses particulares.

Como interin llega el fcliz momento del deseado camino deruedas, es preciso ocuparse de la mejora de los existentes, os repitoSeñores la necesidad de mejorar el tránsito de ellos y muy especial-mente os recomiendo el que se está abriendo de La Gorgona a ésta.

Los Hospitales de esta ciudad necesitan toda Vuestra atención.

En ellos quiere la humanidad y yo dirijo hacia Vosotros sus dolien-tes clamores. En Portobclo y Los Santos sólo ha quedado el nom-bre de estos religiosos establecimientos, y el de Natá subsiste pero

clamando por arreglo y protección. La piedad, la justicia y la filan-tropía bien sabeís los derechos sagrados que tienen mientras es másculto un país.

La Cárcel de esta Capital es segura, pero pequeña, sin comodi-dades ni para dividir los destinos de los criminales. La de Portobeloes menos segura y con iguales y aun mayores defectos. En todo elresto de la Provincia el Cepo en cualquier rancho es la cárcel y elúnico medio de detener y asegurar a los que cometen leves erroresy grandes crímenes. Vosotros conoceis cuán necesaros son en to-dos los pueblos cárceles seguras, y que su falta induce impunidadesde grave trascendencia. Este beneficio recae más inmediatamente enlos propietarios, y el daño 10 causan vicios bien conocidos, lo queindica naturalmente que los beneficiados y la especie que causa losmales, deben sufrir la carga de su establecimiento.

La policía que tanto sirve a la salud pública, debe ser uno delos objetos de Vuestra atención, para que tenga efecto en todos

los pueblos de la Provincia por medio de providencias enérgieas y

praeticab1es. Sería muy triste la pintura que debiera haceros de su

estado, pero es justo que conociéndo10 vosotros me satisfaga con

pediros y esperar su remedio.La Cámara que fue del Departamento dictó varios decretos,

cuya revisión os recomiendo porque contienen disposiciones sobrelos mismos puntos de que os trato en esta exposición, y por los recla-mos que han proporcionado y que presentaré por separado a Vues-tra resolución.

Como Vosotros conoceÍs más que yo la Provincia, sus males ylas providencias que encaje para su remedio, omito extenderme26

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sobre ellos, y aun hubiera excusado esta exposición, si no lo consi-derase como un deber de mi destino, y una prueba de mi interéspor la propia Provincia el presentaros los deseos que me animanpor sus beneficios, pero no concluiré sin recomendaros y aun supli-caros cordialmente que no olvideis un momento, que la destrucciónde la máquina más fuerte empieza por la relajación de sus peque-ños resortes, y que del mismo modo los pueblos pierden sus garan-tías por no evitar en tiempo las pequeñas infracciones de las insti-tuciones, para que de ningún modo consintais que quede sin serdenunciado, como es de Vuestro cargo, el que hubiese faltado a laConstituciÓn y la Ley.

Panamá, Septiembre 15 de 1832.

JUAN JOSE ARGOTE.

NOTA: Hallao en un archivo abandonao en la Imprenta de Caré e hijos el 21 demayo de 1892.

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Para nosotros es un homenaje a que tienen derecho pleno y anuestra recordación, respeto y veneración los integrantes de unpueblo de que con toda justicia tenemos por qué enorgullecemos

todos los pueblos americanos. A los hombres y mujeres que prefi-rieron morir materialmente, a ser esclavos.

La recordación de estos acontecimientos y aun cuando sea unbreve comentario sobre la bravura, las hazañas y sacrificios delCaciquc Urraca y su pueblo que nos revelan las informaciones quenos dejaron justamente sus adversaros, los actuantes de la conquistade Veraguas. Bien valen la pena de que no los olvidemos, sobre

todo en el momento actual por su objetividad.De los relatos que nos dejaron quienes actuaron en su contra,

escritos con ingenuidad que asombra, resulta evidente que estepueblo sucumbió en defensa de los que estimaban, como en efectoresultaba cierto: su Libertad. -Que prefirieron desaparecer física-

mente, en defensa de su albeldrío, a vivir sometidos permanente-mente a la voluntad extraña que otros intentaban imponerles porlas fuerzas sin ofrecerles ninguna alternativa.

Resulta evidente también de estas narraciones, que aquelpueblo se extinguió luchando denodadamente en forma desigual,siempre en defcnsa de su libertad, contra quienes disponían de

medios mas eficaces de destrucción; a quienes guiaban no tanto labondad y la justicia, cuanto la ambición de lucro y el olvido inte-gral de los principios en cuyo nombre decían actuar.

No fue el cacique Urraca en el sentido material, uno de losgrandes señores que encontraron los conquistadores de Américaotros sitios a quienes los conquistadores sojuzgaron rápida y fácil-mente -proporciones guardadas-; ni fue su pueblo tan nwnerosocomo aquellos que ocupaban amplias regiones en otras latitudes delsuelo americano, que de haberlo sido, es posible que nuestrosabuelos que actuaron en su contra, no fueran en estos momentosotra cosa que recuerdos brumosos en las mentes de los pueblos;extrañas remembranzas hundidas en la tradición sacerdotal en lasemi-obscuridad de los templos aquellos que despojaron los con-

quistadores.

Otro quizá sería nuestro idioma, nuestros dioses y sistema degobierno; otro nuestro sistema cultural, mientras lenguas bien ex-trañas a las nuestras, continuarían sirviendo eomo los medios deentendimiento, allí donde la geografía había normado bases distin-tas.

Pero lo que aquellos señores no tuvieron en la misma propor-

ción de que junto con su pueblo disponía el nativo, fue el coraje

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para defenderse del peligro que representaban los extraños; su rapa-cidad y su codicia, igual que el valor indispensable para defender sulibertad decididamente amenazadas, de que disponía el nativo.

Pasado algún tiempo las cosas cambiaron radicalmente. Fue queaquellos señores no tuvieron en la misma proporción, lo que juntocon su pueblo disponía el cacique Urraca. Habilidad para manejarlas cuestiones que la nueva posesión les asignó transcurrido algúntiempo.

Por largo tiempo continuaron presentes los nueve años de

guerra que costó a los invasores, disolver una organización hábil-mente dirigida por el guerrero que lo mismo en el hogar que en laslabores coti.dianas que mantenía repletos sus graneros, que en loscampos de batalla estaba siempre en primera fia.

* * *

Ante el arrojo y bizarría de este pueblo perdieron su eficacia

corrosiva, la felonía y la traición a que fueron tan adictos algunosde los más altos y connotados jefes de la conquista americana.

Acorazados los pechos de los "Urracas" con la nobleza de sucausa y armados sus brazos eon sus armas eminentemente primiti-vas, vencieron repetidamente a los hombres que mas tarde avasalla-ron naciones poderosas. Quizás porque el "señor de las sierras co-marcanas de Veraguas" con su tenacidad y grandeza les dictó laslecciones que retorcidas mas tarde los capacitó para la lucha, adi-cionadas tstas con la crueldad innata de los conquistadores por

medio de las armas.

Ante un pueblo que sucumbe en defensa de su libertad, nocaben eufemismos. Pero como ya la mano piadosa del tiempo hamucho que cubrió los despojos, es nuestra obligación recordarlo yen lo posible, tratar de imitar sus virtudes.

No es posible lógicamente dejar en el olvido este pueblo que endefensa de su libertad, igual que la de todos los pueblos, que

sufren la vergüenza de la opresión, prefirieron sucumbir a aceptarel yugo que se intentaba imponerles.

La conquista de Veraguas, culminación de Vásquez de Corona-

do, alguas veces parecemos olvidar el hecho, cerró el ciclo de losgrandes acontecimientos de la hecatombe conquistadora en CentroAmérica, y poco menos que en el continente americano.

Los hombres de la primera época, no pudieron cumplirla.

Ellos que con mucha frecuencia atendieron más que a las con-quistas territoriales, que extendieron el Imperio Español "hasta alládonde se pone el Sol", con frecuencia trataron de encontrar en sus

so

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labores, mayor interés por la riqueza aurífera que por otros empe-

ños.Tal el caso de Veraguas. Como resultado de las informaciones

recogidas por Cristóbal Colón y los suyos, de la gran riqueza metá.lica existente en el lugar. De sus minas donde el oro existía en tanprodigiosa abundancia, como las arenas con las cuales estaba mez-clado.

También estaban enterados de las grandes riquezas en poder delcacique Urraca y de su pueblo de que les fue imposible apoderarseen términos que al decir de Gaspar de Espinosa, "no dieron a loscastellanos ni un mal adarme de oro t1ojo".

Al respecto narra el Licdo., en sus memorias publicadas en

Lima que cuando ya la guerra entre las partes había alcanzado undesarrollo integral, reunió el cacique Urraca su oro y el de supueblo, y en compañía de diez y siete individuos cargados, partiórumbo a un sitio misterioso (todavía se ignora). Permaneció aldecir del Licdo., fuera por el término de dos semanas, al términode los cuales regresaron vacíos. (Una institución norteamericana

dedicada a la investigación, calculó en 1823 en tres millones dedoláres el valor de este entierro, que nunca ha sido encontrado).

Esto no obstante, les fue imposible alcanzar su empeño, pues laresistencia del señor de Veraguas parecía crecer tras cada batalla.Esperar los inicios de la Colonia para encomendar a V ásquez de

Coronado cumplir en penoso encargo de la ocupación de Veraguas;el cual pudo cumplir pues que las tribus primitivas aquellas querecibieron la violencia de los primeros encuentros había desaparcci~

do de la escena, y con ella el cacique Urraca, hab ía penetrado en el

misterio. "Culpas son del tiempo...." Hoy parece en ocasiones quenuestros sentidos atrofiadus por las inquietudes de la época en quevivimos, ya no perciben en ocasiones las notas q~e desde las picasde nuestras sierras, continúan lanzando sin descanso los fututos decarieolo morios y los atabales fabricados con las conchas de tortugay los caracoles de nuestra mar del Sur.

CAPITULO 11

Núñez de Balboa había sucumbido, y la ciudad de Panamá,capital de Tierra Firme acababa de fundarse en la orila del marque aquel gran capitán había descubierto. Quienes lo ultimaroneran dueños de todo lo conocido en nombre de un monarca al que

las noticias de las nuevas tierras llegaban en el mejor de los casos,con unos cuantos meses de retraso.

SI

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Don Pedro Arias Dávila, Gobernador y Capitán General delreino de Tierra Firme, llamado mas tarde Castila de Oro en graciaa la abundancia del metal que allí existía, y su Alcalde Mayor elLicdo. Gaspar de Espinosa, unido al jefe por un gran afecto y otrasdebilidades menos ponderadas, deseaban extender las conquistas ha-cia el oeste de la recién fundada ciudad.

Con este objeto acordaron el envío de una expedición, al frentede la cual en calidad de Jefe se pondrá el Licdo. Espinosa y serían

sus Tenientes Francisco Pizarro, famoso más tarde por la participa-ción que tomó en el descubrimiento y la conquista del Imperio delos Incas, más tarde llamado Perú; Hernando de Soto, célebre porsus hazañas y la participación directa que tomó en la conquista ydestrucción del belicoso reino de Nacarao; niego de Albites y otroscapitanes a quienes sus campañas y crueldades, llevaron a un pri-mer plano.

Encaminados a estos fines, acordaron los jefes de esta expedi-ción y el Gobernador Pedrarias el aprovisionamiento del San Cristó-bal y La Santa María de la Buena Esperanza -las embarcaciones

construidas por Núñez de Balboa- en que se transportarían losvíveres, las gentes, las armas y caballos necesarios a la expedición,la cual debía salir, como en efecto 10 hizo, a mediados del mes denoviembre del año de 1520, según afirma en sus documentos Dn.

Bartolomé Hurtado.

El mando de las naves estaría como jefe supremo, a cargo delLIcdo. Gaspar de Espinosa y Francisco Pizarro, como su segundo;en cuyo cerebro se agitaba ya como consecuencia de su viaje deexploración al Darién del Sur o tierras de Birú, una expedición en

gran escala por cuenta propia. Expedición que al cabo se llevó aefecto y con maravilosos resultados cuando el maestre-escuela Her-

nando de Luque, el infortunado Almagro y el propio Pizarro rubri-caron en la Capila de Santa Ana, cuyos muros enmohecidos por el

tiempo, están de pie todavía en la Vieja Panamá, el pacto que pusofin a siglos de gobierno de los esplendorosos hijos del Padre Sol,

con la caída de su vasto imperio.

Integraban la expedición ochenta y seis castellanos según refiereen sus Décadas Don Antonio de Herrera; ciento setenta y dos,según otros cronistas, y completaban el número de combatientescrecido número de indios darienitas cruelmente arrojados contrasus hermanos en una pugna al fin de la cual sólo los esperaba laesclavitud y la muerte; consumado ya el despojo de sus haberes ymancilados el honor de sus hogares modestos por los mismos a

quienes ayudaban.

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A fines de nuviembre la expedición "fue la costa del poniente asojusgar la gente de las islas que dicen de Cebaco o Cuebaco queson mas de treinta grandes y chicas: sesenta le¡,iuas de Panamá"

afirma el cronista referido.

Las naves se dirigieron a un sitio dentro del Golfo de Parita-ParÍs- y luego de efectuar un desemharco de gentes mandadas

por Francisco Pizarro, se internaron en el interior del país, desa-fiando los peligros que ponían continuamente a su paso, lo desco"nocido, la naturaleza y la bravura de los indios que sorprendidos

por los invasores se empeñaban gloriosa e inútilmente en estorbarsu paso adelante.

Los navíos, en tanto, a bordo de los cuales viajaba el Licdo.Espinosa acompañado por sus compaiÏeros restantes, navegando alo largo de la costa daban vuelta a las tierras donde vivían el

cacique Bucú y su pueblo (Punta Mala hoy) y siguiendo siempre alo largo de la costa, dejaron a sus espaldas las tierras ocupadas por

el cacique Mariato, y se internaron en el Golfo de la Osa (Nobró-

Rada muchas bocas según los guaymíes, Montijo en la actualidad)en cuyo centro está localizada la isla de Cébaco o Cebano, señoríodel cacique de este nombre.

"Allí las gentes le salieron todas de paz porque no se atrevierona resistidos" dice el cronista Herrera.

En misérrimos bohíos construidos con las pencas de palmerascortadas en el bosque vecino, se albergaba un pueblo pobre y poconumeroso integrado por un jefe sin guerreros y sin nadie a quienmandar, todos los cuales vivían de la pesca, razón por la cual fuerede pescado seco y algunas chuchería fabricadas sobre conchas ymadera, tuvieron que ofreeér al Licdo. Espinosa y sus gentes, an-siosos de un buen botín consistente en adantes "pencas" - de oro.

Narran las crónicas de aquel tiempo, que prestos ya para re-tirarse Espinosa y los suyos, bajó corriendo a la playa el cacique

Cébaco dispuesto a dar por fin una respuesta a la pregunta tantasveces formulada, "¿Dónde hay oro?".

Por medio de seilales y "mostrando de su sucio dedo" en direc-ción de una montaña, les hizo saber que allí vivía un rey, el cualtenía más de aquello que tú buscas, que el resto de lçs señoresjuntos.

La chispa codiciosa medio apagada por solo breves instantes enlas pupilas del letrado explorador y codicioso, igual que las de sus

compañeros, de nuevo briló intensamente con fulgores de esperan-zas.

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Otra vez en el poblado, sito al norte de la isla en la seCClOn

más elevada de un montículo, la noche transeurrió entre cancionesentonadas por los soldados, en tanto que el astuto licenciado -co-mo son los del oficio- colmaba de presentes al paupérrimo cacique

que "ni un mal adarme de oro flojo" había tenido para ofrecerlo alos conquistadores, para que traicionara a los de su raza y le revela-ra multitud de detalles pormenorizado s necesarios a su empresa queen breve forjaron sus cálculos de despojador experimentado, de quetan buenas pruebas había dado hasta entonces y dio después.

Por Cébaco supo el licenciado Espinosa que el señor que tantooro tenía sc llamaba Urraea "que señoreaba las sierras comarcanasde Veraguas, que era tan vigilante que de todo se enteraba y tanvaliente en la guerra, que no había encuentro en el cual no salieravencedor".

Esta última noticia poco importó al licenciado. El estaba ha-bituado a sojuzgar con la voz del rayo y otras armas desconocidas

para los nativos, a cuantos interceptaban su paso, sin reparar ni

siquiera en los de su propia raza, como en el caso de Núñez deBalboa y sus compañeros en que ayudó al gobernador.

Era la otra noticia la que llamó su atención:Aquel jefe indígena al decir de Cébaco, tenía mas ,oro que el

resto de los señores juntos. Este oro en breve sería suyo y no se lo

dejaría quitar una vez en su poder. como aconteció a Gonzalo deBadajos.

Olvidando del peligro que la empresa representaba como solo losupieron hacer los que empujaron las fronteras del mundo conlas culatas de sus arcabuces sus oraciones y las puntas de sus es-padas hasta mas allá de donde las situó la mente humana y laciencia de sus días, se hicieron los aprestos para la importante

acción inmediata.

Con el sol se elevaron las velas de los navíos expedicionarios ycn breve sus quilas hendieron la tersa superficie del golfo condirección a la costa poco lejana.

La tarde de aquel memorable día, miró correr sobre la playa alos soldados cargados con sus pesadas armas y enseres y el eco delas montañas reprodujo en extraño ruido el relincho de los caba-llos llevados por la expedición. Insólita voz jamás escuchada en aque-llos parajes, hoyados solo por las fieras y las plantas de los nativos.

Aquella soledad, empero era solo aparente. Justificando su tí-tulo de vigilante con que sus adversarios lo habían regalado, Urraca elindomable guerrero desde varios sitios los había visto vivaquear

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sobre las aguas del golfo sobre sus naves, como un presagio funestoa la tranquilidad de su pueblo y con celeridad había preparado sus

defensas como en otras ocasiones, y aceleradamente envió sus mu-jeres, sus viejos y sus nietos a un extraño lugar distante e inaccesi-ble para sus adversarios, solo conocido por dIos (se supone que lameseta de Quebro).

1 siendo avisado por sus espías '-ue ay iban los eonquistadores

les salio al paso eon tanta fuerza y bravura que era maravila.Toparon primero con ciertos indios de los castellanos, que ha-

bía enviado adelante y dieron con sus dardos y sus flechas sobrelos castellanos a los cuales como a los peones herian y matabancuantos podían, que era maravila ver como los castellanos pe-leaban y herian a muchos y matandolos los Indios, eercándolo loscombatían por todas partes. Libraban en esa forma la primera bata-lla de las muchas que a los intrusos tocó librar en el decurso denueve años.

* * *

Días angustiosos para los castellanos que nunca habían en-contrado contendores de tanta talla, aquellos que siguieron a sudesembarco en las costas del golfo de Nobró-Radá o de la Osa.

Sin tregua ni descanso el jefe nativo arrojaba sobre ellos en unamplio radio sus hordas enfurecidas de combatientes. La resistenciaque impedía al jefe indígena habituado a vencer_ a extinguir a suscontrarios, parecía aumentar sus fuerzas, enfurecerlos más y más encada encuentro.

Los caballos temidos por los indios como monstruos arrojadospor el mar para devorarlos y que desde el comienzo de la conquistapusieron espanto en medio de las batallas, no fueron suficientespara impedir ser diezmados lenta pero inconteniblemente.

La noche traidora o piadosa extendió sus sombras sobre la

tierra. Con ella también se hizo presente un paro en la lucha que elletrado guerrero y los suyos trataron de aprovechar para volver a

sus navíos y poner el mar entre ellos y sus contrincantes.Fue imposible la maniobra. Justificando el remoquete de vigi-

lante que todos concedían a Urraca, éste y los suyos que no loshabían perdido de vista un solo instante, se los impidió y produjoademás algunas bajas en las filas conquistadoras.

Les permitió -empero- cambiar de lugar, no porque estuvieradispuesto a abandonar su presa, cuando el astuto guerrero indígena,enterado de la inutilidad de los caballos en la espesura del bosque,

los paralizaba en esa forma. También confiaba en aniquilarlos fácil-

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mente en un sitio estrecho, paso obligado entre montaIias, donde alamanecer los habría extinguido sin la ayuda que la fortuna prestaalgunas veces a los audaces, tarda algunas horas en manifestarse.

Hernando de Soto, uno de los tenientes de Espinosa en estaexpediciÚn que desembarcó con Francisco Pizarro, separado luegode éste, se internÚ en el país, y luego de sus correrías llegó hasta

un sitio inmediato al lugar donde se libraba la batalla desesperada

que libraban los suyos para salvar la vida.

Guiado por el vocerío de los combatientes, pudo prestar unaayuda indispensable a su jefe y soldados en el momento mismo enque estaban próximos a sucumbir definitivamente antc las fuerzasmcindadas por el seilor de las sierras y planicics circundantes.

El arribo de Francisco Pizarro y de sus gentes poco tiempo

después y la arenga que éste dirigió a los soldados recordándoles

que era la hora de morir y clemostrar su valor, que ningún trabajo

ni los peligros de multitudes cnemigas habían resistido, logró salvar-los a todos de las acomctidas del jefe serrano que nunca había sidovencido.

Así lograron mediante los mayores esfuerzos abrirse un pasocon dirección al mar. No era grande el contento de los expedicio-narios. Varios soldaclos e indios que los acompañaban, habían su-cumbido en el largo encuentro con el terrible jefe nativo. Otrosestaban heridos, pero sobre todo, y esto causaba su mayor pena, el

tesoro de que en conjunto todos habrían despojado a individuo que

habían encontrado en su camino, se había perdido: quedaban en

poder del eacique Urraca y recuperarlo (nunca lo consiguieron)

sería una empresa. Jamás se cumplió. En algún sitio de la provinciade Veraguas se encuentra todavía.

Llegados a la costa tomaron al cabo sus embarcaciones abando-

nando en ellas, maltrechos, derrotados dejando en poder del nativoel producto de sus rapiñas el lugar donde los condujeron las infor-maciones suministradas por Ccbaco.

Llcnos de rabia impotente y de despecho por dejar en poder deUrraca un tesoro que estimaron suyo, cayeron sobre el infortunadoBerico asolando su reino, luego de saquear sus templos y hogares.

Había que comenzar. No era posible presentarse ante el Gober-nador Pedrarias con las manos vacías y cargadas las espaldas única-mente con el fruto infamante de una derrota.

Fue así como el Licdo. Espinosa y sus gentes desembarcaronnuevamente en un sitio inmediato al que habitaba el cacique Ma-nato y su pueblo.

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Vencido éste y dcspojado de sus haberes y dc los de su pue-blo el Licdo. y su gente encaminaron sus pasos siguicndo la lí-

nea de la costa a las ticrras del cacique Penonomé, donde poco fueel botín por habérseles adelantado Gonzalo de Badajoz y Pérez dela Rua, igual que en Natá, visitado ya el lugar por los mismos conanticipación. Desde este mismo sitio el licenciado Espinosa dioaviso al Gobernador Pedrarias sobre los resultados de la expedicióny el descalabro sufrido por sus fuerzas ante el invicto cacique Urra-

ca.

También le solicitó el Liedo. en la ocasión, licencia para fundaruna población para que la habitaran castellanos y sus dependientes.Dicha población es la hoy ciudad de Natá de los Caballeros, hastael momento capital del poblado donde habitaba el cacique Natá, encuyo honor sc estampó el nombre.

Adujo el letrado como razòn de mayor peso para la escogenciadel lugar, la contiguedad a las sierras donde habitaba el cacique

Urraca, riquísimas en oro según le habían informado; aparte de

recuperar el tesoro que según él llevaban Franciseo Pizarro y Her-nando de Soto que había quedado en poder del regulo serrano..

La sugerencia de fundar una ciudad en las nuevas tierras, nosólo fue acogida jubilosamente por el Gobernador Pedrarias, sinoque éste manifestó de inmediato su deseo de concurrir personal-mente a ese acto, ordenándolo esperó al licenciado, trasladarse a lamayor brevedad a Panamá; cuestión que demoró un poco el enredoamoroso en que estaba mezclado por esos días el letrado con lahermosa hija del cacique de Natá.

Resulta evidente que el Licdo. conocía a Pedrarias y sabía de

los efectos de su desagrado.

Fue pues, necesario obedecer y al partir dejó al mando de laempresa al Capitán de Milicias Reales Francisco de Campañón. Unmilitar falso y cruel, mientras le fuera posible volver a ponerse al

mando de la expedición.

Siempre atento a los movimientos de sus adversarios, pronto seenteró Urraca de la partida de una parte de las fuerzas acantonadas

en Natá y se aprestó diligentemente para atacar de nuevo a los quequedaron en el lugar, dispuesto a terminar esta vez con el peligrode su presencia.

Así una noehe mientras los castellanos se entregaban tranquila-mente al reposo, cayó sobre el poblado, matando a muchos yretirándose después, sin darles oportunidad para . lue lo atacaran asu vez para a cierta distancia establecer un círculo para impedir en

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esta forma que consiguieran alimentos los que allí quedaron convida.

Afortunadamente para los sitiados, Campañón logró aquellamisma noche enviar a Panamá exponiendo la situación. EstosimportantÍsimos enviados fueron Hemando de Soto y Pedro Mi-guel, los mismos que lograron cumplir su encargo.

El dilgente envío de un navío conduciendo un batallón de

soldados al mando de Ponce de León ordenado por Pedrarias cuan-do no solo los indios de Urraca los combatían con zaña, sino que

el hambre se había enseñoreado del lugar, pues "ni siquiera raíceslograban recoger sin correr un gran peligro a los dardos y las lanzasde sus contrarios."

Este nuevo ataque desastroso también para los castellanos, nohabía sido la única ocupación del jefe indio, cuya tallas comoguerrero y estadista que diríamos hoy, es mayor cuanto más seobservan el odio en que actuó y las dificultades que tenía quevencecer en una pugna frente a adversarios Incuestionablemente me-jor armados, para otorgarles solamente esta ventaja.

Urraca tenía enemigos. Existían allí, como en todas partes,rivalidades y enconos; dificultades que resultaban difíciles pero ne-cesario superar con habilidad en la ocasión.

Frente a ellos los castellanos que para todos resultaban un pe-ligro inminente, "los hijos de Tuita" a que se referían sus tradicio-nes, a los cuales la perversa divinidad había encomendado, segúnaseveraban sus sacerdotes la extinción de la raza indígena.

Fue con el propósito de aerecentar sus fuerzas que el caciqueUrraca envió las plumas doradas de la cola de las oropéndulas,símbolo supremo de paz y de alianza a muchos señores, amigos,adversarios o neutrales, invitándolos a coaligarse en contra de unadversario común que todos atacaban.

Les hizo saber que estos honibres con pelos en el rostro dispo-nían de la voz y los efectos del rayo, aparte de que eran amigos demonstruos salidos del mar, con los cuales se unían y desunían sin

que ninguno de los dos murieran al separarse. Los informó de

mu'chas otras particularidades más.....

Cuarenta y dos caciques aceptaron la invitación. Reunidos enun sitio ignoto, Urraca hizo transportar a su presencia un caballo

muerto en un encuentro verificado en las inmediaciones de Natá,con lo cual les demostró en forma irrefutable que de ser monstruosaquellos despojos no morirían como otros seres. Invitándolos enconsecuencia a que cuando se presentara la ocasión, usaran contra

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eUos sus armas de la misma manera que eontra quienes iban sobreeUos con sus lanzas y espadas sin que el indio pudiera defenderse.

Esta demostración fue de terribles consecuencias para los caste-llanos; les costó cientos de vidas, ya que un español de a pie nocompetía en movilidad con un indio sobre el terreno.

Dos asuntos quedaron resueltos en esta reunión de jefes detribus, más efectiva y de más amplio cumplimiento que las queefectúan los jefes de nuestras naciones en la actualidad.

Todos concurrirían al campo de batalla con sus guerreros:Trota, el señor de las sabanas, Ponca, Dures, Duraria, Bulabá,

Guisia, Guaniaga, Tabor, Chiracona, los grandes señores de Vera-

guas, igual que los demás en una gran extensión incluyendo aGuaniagos, Jefe Supremo de la región Sur de dicha provincia. To-dos estarían presentes en la hora de morir o de vencer cn defcnsa

de su libertad.

El Cacique Urrraca fue encargado de la dirección suprema de

los combatientes, con que en América se planteó con cuatrocientosaños de anticipación, y en Panamá justamente, el mando "único"de los ejércitos que a medias se cumplió en el transcurso de laúltima guerra europea.

CAPITULO 111* * *

El aviso del arribo del navío cargado con refuerzos militaresque comandaba Hernando Ponce de León, obligó a Urraca a levan-tar el sitio impuesto a los castellanos en la población de Natá.

Pocos días mas tarde se presentaba en el lugar el Gobernador yCapitán General Don Pedro Arias Dávila, deseoso de medir susfuerzas, armas y astucias eon las de un contendor que parecía

digno de tanto honor.

Venía el Gobernador de Tierra Firme acompañado de cientocincuenta soldados regulares, trescientos ballesteros; trece yeguastraídas para impulsar la cría de esta especie en el país; trece piezasde artilería y sus tenientes Espinosa, Pizarro y otros con experien-

cias en las tácticas guerreras que empleaban los indios cn la regiónde Veraguas, miembros todos aparentemente de la familia guaymÍ.

Los movimientos políticos de Urraca habían alcanzado plenoéxito.

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Ya no cran solamcnte Bulabá, Raquegua y Musá sus vieJosaliados los que se encontraban presentes juntos con sus guerreros.Como ellos otros habían acudido a su reclamo y se encontrabanpresentcs en el sitio eonvenido frente al peligro en tranea camara-

dería en derredor del scñor' de las sierras comarcanas de Veraguasque dijeron los conquistadores en cuyas manos firmes habíanpuesto sus estandartes fabricados con plumas de aves que copiabanel arco iris al chocar con los rayos del sol.

Poco tiempo tuvo que esperar el Gobernador de Tierra Firmedon Pedro Arias Dávila para encontrarse frente a su rival.

Con astucia el jefe indio le hizo saber el sitio donde estaban

acampados. El mismo a que en breve acudió el soberbio conquista-dor en compañía de los suyos.

No era Pedrarias de los hombres a quienes arrcdraban las di-ficultades. Sabía eliminarlas sin reparar en medios.

Núñez de Balboa, Garabito y otros mas de los compañeros deldescubridor del Mar Austral, eran pruebas de su carencia de moral.Le estorbaban y los mandó decapitar sin piedad y con olvido vo-luntario y total de los grandes servicios que con sus esfuerzos ha-

bían prestado al Rey.

El sitio cuidadosamente escogido por Urraca para impedirle el

empleo de los caballos a que los guerreros indígenas continuaban

teniendo miedo, estabal1 ubicados en las inmediaciones de la crestade una montalla difícil de escalar y admirablemente preparado porla naturaleza.

Estas circunstancias no escaparon sin embargo a la vista delGobernador y sus tenientes, hombres avezados a la lucha con losindios a quienes lograban vencer en la mayor parte de los encuen-

tros.

No era cuestiÓn de exponerse en esas condiciones a una luchadecisiva contra un enemigo quc había dado abundantes pruebas deastucia y valor, aparte de pcricia guerrera, el cual en la ocasión

disponía dc vcntajas que tanto lo favorecían en el sitio que habíaseleccionado.

Fue así como el Gobernador Pedrarias y sus tenientes resolvie-ron no atacarlos aplazando para mejor ocasión el encuentFo.

Este aplazamiento no fue -sin embargo- del parecer del ca-cique Urraca y sus aliados quienes descendiendo con una porción

de sus fuerzas al sitio donde se habían establecido sus contrarios

los atacaron, cayendo sobre ellos como un turbión obligándolo aemprender una acción que duró todo el día y se prolongó con

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mayor intensidad al caer la tarde del cuarto día de lucha; al cabode los cuales se retiraron sin victoria, pero también sin derrota, sinque sus adversarios prudentemente se aventuraran a impedírselo.

Tras ellos, tendidos en la llanura quedan millares de cadáveres

de los indios. Era el precio que la raza indígena pagaba por su

libertad.Entre los muertos indígenas se veían tendidos también, cente-

nares de darienitas llevados por los castellanos para que lucharan

contra sus hermanos. También se veían confundidos con los cadáve-res indígenas, numerosos castellanos a quienes alcanzaron las lanzasy las flechas de los urracas, a quienes la muerte apagó la sed de

riqueza en poder de sus contrarios.Pedrarias por su parte también se retiró pero a muy poca dis-

tancia en sitio más adecuado. Allí permaneció inactivo por el tér-mino de cuatros días.

En ese término sus patrullas aprisiònaron dos indios astutamen-te enviados con ese propósito por Urraca, los cuales ofrecieronllevados al lugar donde estaba escondido el tesoro a cambio de sulibertad.

El ardid dio como resultado la salida de niego de Albites aquien acompañaron en la ocasión cuarenta soldados con rumbo aun lugar descrito por los prisioneros, donde a su llegada, fueron

atacados por Urraca y sus parciales los cuales los ultimaron pocomenos que a todos. Salvando casualmente Albites y unos cuantossoldados con vida; los cuales a costa de grandes sacrificios lograronvolver al campamento del Gobernador Pedrarias, quien al enterarsedel tremendo fracaso se puso furioso.

Las tácticas guerreras en la lucha por los indios contra los

castellanos en los inicios de las luchas habían cambiado.A las batallas campales en las cuales los castellanos resultaban

siempre los vencedores o sacaban la mejor parte, sucedieron lasguerrilas y las emboscadas tipo comando, que diríamos hoy.

Estos ataques obligaron al Gobernador Pedrarias a replegarsesobre Natá, donde el alejamiento del bosque, impedía a los indiosaproximarse sorpresivamente.

Este repliegue no fue -sin embargo~ asunto fáciL. Fue por elcontrario un acontecimiento recargado de peligros.

Urraca parecía estar en todas partes. Fue así como al cruzaruna profunda garganta, todos estuvieron expuestos a perecer, pueslos indios prendieron en derredor suyo las sabanas con altas gra-míneas consumidos por las llamas.

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Aunque los castellanos habÍ'¥ sido mermados considerablemen-te y su confianza había decaído notablemente, las incursiones en

otras direcciones en un amplio radio continuaron llevándose a efec-

to y con ellas el saqueo de las aldeas nativas, en muchas de las cuales

los hombres que se les oponían en defensa de sus haberes sucum-

bían.En el aspecto guerrero ya sabía el "justador" a qué atenerse,

por lo menos en 10 quc sc refería al señor de las sicrras comarcanas deVeraguas que en lugar de una victoria definitiva con que parecíacontar inútilmente, lo había humilado, sin tomar en cuenta sugrado militar, ni la alta jerarquía de que estaba investido en elmomento de la confrontación.

Sus hombres ref1exionaron honda y detenidamente sobre losmedios que mej or se acoplaran a las circunstancias pará deshacersedel terrible señor de Veraguas, llenos de oro sus arcas segú susinformaciones para deshacerse de éste y otros jefes de tribus que sehabían plegado a la dirección de Urraca junto con sus guerreros.

Al regresar el Gobernador Pedrarias a Panamá urgido por otrasocupaciones, de nuevo asumió el mando del núcleo colonial elCapitán de Milicias Reales Francisco Campañón; el mismo que pormedio de un mensajero invitó al cacique Urraca a una ~onferenciade paz que pusiera término a las hostilidades en que los bandosestaban comprometidos; conferencia que tendría verificativo justa-mente en Natá de los Caballeros.

Aceptando la invitación, concurrió el cacique Urraca al lugar decita acompañado únicamente por dos de sus compañeros.

Bien poco conocía el jefe indio a sus enemigos de la talla deCampañón, contra los cuales luchaba lealmente en los campos debatalla.

Llegado a Natá, faltando a los mas elementales principios dehonor militar, Francisco Campañón lo redujo a prisión y cargadode cadenas, como hizo Bobadilla con Cristóbal Colón, lo remitió aNombre de Dios con ánimo de c'mbarcarlo para Espafia.

Este acto reprobable del conquistador de la prisión del indio entales condiciones y su propósito de enviarlo a Espafia -al otro lado

del mar- no se cumplió más que en la primera parte, pues lavíspera del día en que la embarcación debía salir, rompió el indiocon su dentadura las ligaduras que lo sujetaban y se evadió de laprisión. Luego a través de las selvas salvó la enorme distancia quelo separaba de los suyos con los que logró reunirse nuevamente;

envenenado el ánimo por la traición de que fue objeto y predis-puesto a la crueldad en contra de quienes abusaron de su buena fe.

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La guerra sostenida con tan poca justificación en contra delcacique Urraca, se prolongó por el término de nueve años, retar-dando así la ocupación de este ubérrimo territorio y extinguiendoun pueblo integrado por hombres y mujeres laboriosos que pre-firieron la muerte a la esclavitud. Ejemplo imponderable casi olvi-dados dentro y fuera del país; donde muchas reivindicaciones es-tán esperando al "señor de las Sierras Comarcanas de Veraguas".

A este gran jefe indio lo describieron sus impugnadores, aque-

llos que en inumerables combates lo vieron en acción, como unindividuo de más que mediana estatura entre los hombres de suraza.

Era musculoso y dotado de una extraña fuerza física y sobretodo moral, que lo diferenciaba de muchos de aquellos que lorodeaban.

Su mirada era dulce y un tanto soñolienta cuando estaba enpaz dentro de los suyos. Esa misma mirada agregan, se tornaba

centellante y terrible en forma que ponía espanto en medio de lalucha. Tales eran las llamas que parecían desprenderse de sus pupi-

las en medio del combate, que sus propios adversarios confesaban

que ponía espanto.

Su inteligencia debió ser muy clara y su tino como gobernante,como Jefe supremo de un pueblo, quedan ampliamente demostra-dos en cuantos actos de su vida nos dejaron como recuerdos impe-

recederos, nos dejaron sus adversarios, en sus crónicas y narracio-nes.

Murió en algún sitio de las sierras que fueron sus dominios ensu casa.

El Cacique Urraca en cuantos detalles nos son conocidos de suvida, se nos revela como uno de esos escasos ejemplares humanosde los cuales, con razón se sienten orgullosos todos los pueblos,

porque en ellos coinciden las virtudes y aspiraciones de una naciónorganizada.

Tuvo esa extraña atracción presente raramente en algunos in-dividuos que llamamos "magnetismo personal" y supo emplear1a enlos momentos decisivos de su vida y mas allá en su recuerdo..

.. .. ..

Refiere una transcrición de Don Clímaco Soto Borde relativa alCacique Urraca "que ya viejo el jefe legendario de una naciónaltiva, sentado sobre una roca en el regazo de una de sus montañascuando ya las fuerzas lo abandonaban, reunió a sus mujeres, a lospocos guerreros que le quedaban, pero en los que persistía el coraje

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de los que sostuvieron los primeros encuentros; sus hijos y susnietos, y como la expresión de su última voluntad, cuando ya lasfuerzas físicas lo abandonaban, les ordenó continuar peleando con-tra los enemigos de su pueblo y de su raza".

"Desaparecido al fin, este gran jefe, en los picos de las sierrascomarcanas de Veraguas que fueron sus dominios, continuaron poralgún tiempo sonando lúgubremente todavía los caracoles marinosy las catabanales hechos con las conchas de tortugas, llamando a

los antiguos guerreros muertos, sus gobernados, que más afortuna-dos que él sucumbieron, a continuar la guerra llevada con crueldada su nación, sostenida con valor por su pueblo, poniendo espantoen el ánimo de los conquistadores".

* * *

"De este pueblo nadie quiso un escla-vo, porque en tomándolo pequeños,

al crecer matan a su dueño".

Padre Riscalde,Cura de Natá

CAPITULO IVLa Batalla de las Razas

* * *

Cansado el Gobernador y Capitán General don Pedro Arias Dá-vila de que el cacique Urraca venciera a uno tras el otro a todos

sus capitanes, resolvió trasladarse personalmente a Natá a efecto deaniquilar personalmente al régulo serrano que en forma tan descon-siderada se había comportado con sus representantes; aparte de serél quien se apoderara del enormc tesoro de que se decía insisten-tementc ser poseedor el jefe serrano.

A ese efecto, acompañado de cuantos efectivos militares esta-ban en su poder se trasladó a Natá, seguro de encontrarse con suenemigo en algún sitio de las extensas sabanas que circundaban lapoblación de que recientemente se habían apoderado, igual quehicieron antes, y con mayor frecuencia después, cn todo el territo-rio donde quiera que encontraron un poblado que decían fundar.

Pronto el cacique Urraca, siempre vigilante, se enteró de lallegada al lugar del jefe de los hombres contra los cuales había

estado en pugna. También se enteró minueiosamente de la cantidadde personas y elementos de guerra de que este jefe venía acompa-

ñado.

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Con la celeridad que e! caso demandaba, reuniÓ a cuantos com-batientes disponían los cuarenta y dos jefes de tribus que reunidosen algún punto de las sierras de Veraguas, habían acordado la

unión de sus fucrzas para oponerlas a quienes pugnaban por apode-rarse del territorio donde nacieron sus abuelos y ellos ocupaban alpaso de las edades.

Siempre vigilante y previsor, eligió el cacique Urraca para esta-ciohar sus fuerzas un sitio escarpado cn la cumbre de una montaña,donde los caballos, esos terribles monstruos marinos que se unían ydesunían a quienes los manejaban sin que ninguno de los dos pere-cieran, como ellos habían visto repetidamente.

* * *

Frente a la tragedia y la destrucciÓn que para la población

nativa representaba la presencia del conquistador en algún sitio. Laocupación definitiva de la población de Natá y la afrentosa muertede! cacique Ataeama, mutilado y sometido al tormento de las lla-mas, un extraordinario movimiento de unificación se había pro-ducido en las tribus indígenas que habitaban la extensa región del

país, hasta bien lejos con dirección al oeste.A propuesta del cacique Urraca se habían reunido en un sitio

ignoto de la actual Provin,cia de Veraguas, cuarenta y dos caciques,

grandes y pequeños jefes de poblaciones que apenas sumaban al-gunos cen tcnares de individuos afincados en algún rincÓn de la

llanura.Aquella reunión fue con varios siglos de anticipaÓón, ni más ni

menos, que la fenecida liga de las naciones, creada por los políticosmodernos una vez terminada la gran guerra, aquella que provocÓ eldeseo de dominación universal; aquella que terminó en 19 i 8 ycostó más de veinte milones de vidas humanas a las naciones.

Aquella reuniÓn, anotan entre otros don Antonio de Herrera ensus famosas Décadas, debiÓ producirse entre los aÚos de 1520-l521de conformidad con el desarrollo de algunos acon tecimien tos in-mediatos a dichas fechas, sucedidos en la comprensión de Veraguas.

Era el propÓsito de aquella reunión suprema de nativos, la dereunir las fuerzas necesarias para cxpulsar de sus teITi torios a lusdevastadores mandados por el Gobernador Pedrarias y su Alcaldcmayor el Licdo. Gaspar de Espinosa, el ave negra a quien Fcr-nnández de Ovicdo y Valdés -entre otros-- atribuyen la responsa-bilidad de la "desaparición de dos millones o más de personas en elReino de Tierra Firme"

Presentes estaban en la reuniÓn los grandes seiÏores de Vcraguas

Traota, Esquegua, Dures, Urraca, Huisia; aparte de otros más que a

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muy poca distancia los seguían en poderío y riqueza, de que existenconstancias documentales.

Por unanimidad estos extraños cabildantes acordaron designaral cacique Urraca "Señor de las Sierras comarcanas de Veraguas"

como jefe supremo de aquel grupo enorme de guerreros. Basabanesta. designación en que este individuo nunca había perdido unabatalla y jamás había sido vencido.

Afincados los conquistadores de Natá, se produjeron en sus

inmediaciones, como un anticipo, quizá solamente como tanteos,una serie de encuentros destinados evidentemente a paralizar lasactividades expansionistas de los conquistadores.

En la mayoría de los encuentros los nativos resultaban vencedo-res, ya porque moría un peninsular víctima de un flechero, o por-que acosados éstos se retiraban a sus puntos de partida sin haberlogrado por largo tiempo progreso en alguna dirección.

Irritado el Gobernador Pedrarias porque aquel infiel a quienllamaban con tan extraño nombre al cual se veía con frecuencia enmedio del combate, venciera una y otra vez a sus soldados y te-nientes, el Licdo. Espinosa el primero, resolviÓ aniquilarlo personal-

men te (ignoraba en lo que se iba a meter).

Para el caso se trasladó a Natá, llevando consigo cuantos me-

dios de destrucción estaban a su alcance.Pareció recordar su antiguo título de Coronel, y con él se aper-

sonó al lugar, posible frente de batalla.

Quinientos ballesteros, dos naranjeros (especie de morteros demontaña que diríamos hoy); trece yeguas y tres sementales machos.Perros de batalla o de presa, numerosos soldados de infantería;

arcabuceros y arqueros. UI1 ejército completo.

Bien pronto el eacique Urraca estuvo informado de aquellos

aprestos bélicos, preparados naturalmente en su contra.

A su vez convocó a los suyos quienes con cl a la cabeza acam-paron a cierta distancia de Natá, justamente al borde de las exten-sas sabanas.

Era el mes de marzo y los cuerpos cobrizos de los indios desa-parecían con facilidad entre las altas gramíneas tostadas por el solque cubría la sabana inmediata a la población de NatÚ.

Por espacio de tres días los contrincantes se entretuvieron encontemplarse mutuamente, estudiando seguramente la forma enque desarrollarían con mayores posibilidades la acción, librandosolamente pequeños encuentros a manera de tanteos.

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Al cuarto día -sin embargo~ como si las partes se hubieranpuesto ya de acuerdo ambos invadieron la llanura donde se libraríala batalla de las razas.

Bien pronto las gramíneas principiaron a teñirse con el colorrojo inconfundible de la sangre.

Más que otros, los jinetes y sus cabalgaduras produjeron estra-gos entre los combatientes nativos; no solo por su movilidad, sinopor el temor que a los indios inspiraban aquellos seres de cuatropatas que ellos habían visto unirse y desunirse a los conquistadores,sin que ninguno de los dos murieran, como seres salidos de lasprofundidades del mar; porque solo de allí debían salir semejantesmonstruos.

Los nativos por este temor combatían temerosos, siempre a ladefensiva. Al cabo se retiraron perseguidos hasta los lindes del bos-que por los peninsulares.

En realidad tal retirada fue solo un descanso en la lucha el que

se produjo en aquella forma.

Habían muerto muchos conquistadores, pero era mucho mayorel número de los nativos.

Posiblemente herida mortalmente por casualidad, murió unayegua.

Urraca la hizo transportar al sitio donde estaban reunidos los

suyos, para demostrarles que tales monstruos morían igual que losdemás seres vivientes, como los tapires de gran tamaño y fuerzaque ellos mataban para comer.

Los resultados de esta demostración fueron desastrosos para losconquistadores. Por ella se dictó sentencia de muerte para todas lasbestias sobre las cuales cabalgaban los eombatientes contrarios. Yun conquistador de a pie, no podía competir en movilidad con un

nativo acostumbrado a recorrer grandes distancias. Cosa igualaconteció con los perros.

Eran dos enemigos menos.

La batalla continuó desde bien temprano el día siguiente. Losindios iniciaron un movimiento que los conquistadores no pudieronentender.

Sin perder contacto se fueron retirando con direccIÚn a un sitioestrecho entre dos montañas.

Cuando los conquistadores se dieron cuenta, las sabanas habíansido incendiadas en todas direcciones, menos en una. Allí se dirigie-ron en demanda de una salida, para encon trarse para atacarlos conla mayor fiereza.

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Allí murieron un número fantástico de conquistadores. En ellugar quedaron abandonados los naranjeros, de ýuc jamás se tuvonoticia alguna, en tanto que las sabanas donde se libró la batalla,estaban tachonadas de cadáveres trágicamente confundidos en lamuerte, los representantes de las dos razas.

Los conquistadores extensamente mermados y confusos se re-tiraron a Natá. Tras ellos su vista, los indios vencedores parecían

celebrar una balsería.

Sus gritos se ecuchaban trágicamente a la distancia aquella no-che, en la cual por el término de nueve años, quedaron cerradas

todas las puertas de entrada para los conquistadores a las riquezas dela región ya las "sierras Comarcanas de Veraguas".

La Batalla de Natá o de Las Razas -recuerda la Historia-representa en el país, la confrontación de dos razas. Muchos afios

transcurrieron para que al cabo Vásquez de Coronado, lograra abrirnuevamente dichas puertas.

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Guilermo Andreve y Eusebio A.Morales.

El es un hombre que quiereidentificarse con la panameñi-dad, y su búsqueda de estoshombres es una búsqueda de lapatna.

Debemos mencionar empero,el recorrido de la actividadpolí-tica de Diógenes de la Rosa, pe-ro tan solo en el ánimo de con-

jugar sus puntos de vista.

No es cosa fácil encasilar elpensamiento político de Dióge-nes, porque él no enmarca sus

ideas en un contorno inelástico.El pregona sus ideas marxistas,y hasta con orgullo se ha califi-cado alguna vez de anarquista,pero en el fondo de sí, como si

esto fuese cosa trascendente pa-

ra aproximarse a un hombre desu talento. De la Rosa defiende

un sistema democrático en don-

de el hombre tenga dereeho a lalibre expresión de sus ideas.

El rechaza los regímenesautocráticos y por ello se oponea las dictaduras socialistas, y alos regímenes de la extrema de-

recha en donde el hombre notiene otra alternativa que obede-cer los caprichos de una dicta-dura de tipo personal, estilo Pi-nochet o So moza.

Pero es preciso ir en busea deDiógenes el adolescente. El estu-diante del Instituto Nacional

que se forma bajo el palio an-cho de las ideas de J osé DoloresMoscote, quien estimula y acep-

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ta las inquietudes de una juven-tud iconoclasta.

Son las horas de formaciónde nuestra personalidad republi-cana, cuando existe una ampliatolerancia por la censura a los

que detentan el poder, y nues-

tros gobernantes, responden a

las acusaciones constantes de laprensa, a través de la polémica

periodística. Nadie le teme a lasideas, y circulan libremente porla ciudad de Panamá, hojas suel-tas, panfletos y remitidos que

penetran hasta en la intimidadde los administradores de la cosapública.

Esos días dan la oportunidad

para escuchar el acento de hom-bres como Blasquez de Pedro,cuyo pensamiento causa impre-sión en Diógenes el joven.

B1asquez de Pedro, anarquistaliberal, pregona una serie deideas que pugnan con el sistema,e inspira a la juventud instituto-ra de finales de la década del 10Y de principios de la década del1920, hasta que es expulsadodel país, luego del movimientoinquilinario de 1925.

Diógenes se levanta en estecírculo en el que se escuchan

opiniones en tomo a la revolu-ción bolshevique, la Revolución

Mexicana, el Movimiento delApra, y los primeros movimien-

tos huelguísticos de las juventu-des de Argentina.

En nuestro país estos hechos

coinciden con una serie de actosde represión por parte de los Es-

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tados Unidos, que conspira yamenaza contra la integridad te-rritorial del Caribe, Centro Amé-rica y Panamá.

Di ó gcnes es testigo de la

ocupación militar norteamerica-na de 1918, y se siente estreme-cido en lo más profundo de su

ser ante la humilación de quesomos víctimas.

Nuestra juventud rechaza laintromisión norteamericana ennuestro país. y empieza a org-a-nizarse, y así surge la primeraFederación de Estudiantes dePanamá, en la cual correspondea Diógenes un papel dirigente.

Diógenes busca el contacto delas corrientes del neoliberalismo

y combate el caudilismo porris-ta, posteriormente y por las mis-mas razones combate a Rodolfo

Chiari.

Su oposición a Porras le valióun encarcelamiento prolongado,

acusado de ser el autor de unartículo en el cual solicitaba laintervención militar norteameri-

cana y acusaba al caudillo de serun enemigo solapado de los Es-tados Unidos.

En esa ocasión afirmó Dióge-nes, que él no podía ser untraidor a la patria, pues el mis-

mo Belisario Porras había solici-Itado la supervisión electoral de

los Estados Unidos en el pretéri-to.

Diógenes combate a RodolfoChiari en un artículo que titulóCluarismo y Neochiaismo, en elcual acusaba a Chiari de ser un

traidor a la doctrina liberal, pos-teriormente le combatió en igualforma por su intervención en elmovimien to inq uilinario de1925 y en las negociaciones delconvenio Kellog-Alfaro de 1926.

Diógenes se siente identifica-do con el pensamiento de Euse-

bio A. Morales, Alejandro Tapia

Escobar, José Dolores Moscote,

Guilermo Andreve, J eptha B.Duncan, Cristóbal Rodríguez.

Su pensamiento políticopuede condensarse en esta cita:"Si bien la vía democrática, fun-dada en la libertad de pensa-

miento, expresión y movilidad

es lenta y difícil, conduce al so-

cialismo sin el costo de horroresy vejámenes que exige la dicta-dura burocrática comunista, ré-gimen opresor como nunca seha visto en la historia de la hu-

manidad" .

En el 1932 volvió Diógenes a

participar en el movimiento in-quilinario junto a DemetrioAugusto Porras y Domingo H.Tumer, y en el 1936 militó jun-to al Frente Popular que agluti-nó las fuerzas de izquierda que

combatieron la candidatura ofi-cial de Juan Demóstenes Arose-mena.

En ese período Diógenes esobjeto de persecusiones por par-

te de los gobiernos sucesivos de

Harmodio Arias, Juan Demóste-nes Arosemena y Arnulfo Arias.

Durante el mandato presi-dencial de Ricardo Adolfo de laGuardia se presenta un lapso de

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tolererancia frente al Partido So-

cialista, y Diógenes funge enton-ces de Asesor Personal del en-cargado del poder ejecutivo, enese período fue factor determi-nante en el diálogo para garanti-zar la primera reglamentaCión

autónoma de la universidad, ypara estructurar el co-gobierno

en base a la participación de losrepresentantes estudiantiles enesa casa de estudios.

A! convocarse la Convención

Nacional Constituyente, Dióge-

nes es elegido miembro de la cá-mara conjuntamente con JoséA. Brower, y en ese período se

convierte en el adalid de los gr-pos progresistas y de los estu-diantes en la cámara, para agru-

par una serie de reformas socia-les significativas.

Entre ellas vale la pena seña-

lar la promulgación del primer

código de trabajo, la legislaciónpara la maternidad obrera, y lagarantía de la escuela laica.

Diógenes de la Rosa fue una

de las figuras representativas de

la lucha contra el Convenio Fi-

lós-Hines o de Sitios de Defensa,

sus brilantes intervenciones en

la cámara no han perdido vigen-cia en nuestros días, y ya desdeentonces, Diógenes afirma queel problema del Canal de Pana-

má, no es un problema local, si-no del continente americano.

Se :ia criticado a Diógenes su

actividad partidista, sus enemi-

gos políticos le calificaron en-tonces de MERCADER ROJO,se le señala su participación en el

52

golpe de gobierno que pretendiódar la Cámara de Diputados aEnrique Adolfo jiménez, parallevar al poder a Henrique Oba-ITio y prolongar por un cuatre-nio adicional el período de losConstituyentes del 1945-1948.

Es difícil juzgar a un hombrepor un acto individual; lo im-portante no es perderse en el

detalle de su actuación política,sino en el conjunto de susobras, y lo trascendente de este

hombre es que nos deja su pen-samiento próvido.

De Diógenes de la Rosa nosatreveríamos a decir lo que afir-mara de él el Profesor AristidesMartínez Ortega Diógenes de laRosa es hoy la inteligencia másrepresentativa de nuestra genera-

ción.

Diógenes ha dado testimoniode sus ideas a través de múlti-ples escritos, pero a pesar de serun hombre combativo, no ha si-do en él frecuente el duelo pe-riodístico, tal vez su úiuca polé-mica pública ha sido la que sos-tuvo con Harmodio Aras Ma-drid en jUiuo de 1951, a través

de la Estrella de Panamá.

Al respecto de sus quehacer

periodístico y su actividad de

carácter público ha dicho De laRosa:

"He dado golpes con fierezay los he recibido igualmente sin

quejarme. He contribuido a larenovación intelectual e ideoló-gica de mi país; a la reformaInstitucional en sentido progre-

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sista, colaborando en la adop-Clon de una constitución quesentó las bases que hacen unrevolución, sin vunerar las liber-tades públicas".

Tal vez la contribución más

significativa de Diógenes de laRosa a la nación panameña, sinembargo, ha sido su participa-ción en las negociaciones para

un nuevo Convenio del Canal,tanto en la gestión del proyecto

de los tratados Robles-J ohnson,

como en los tratados T orrijos-Carter de 1977.

Al hacer un prolijo inventariode los ensayos de Diógenes de laRosa, tendríamos que concluiren que su trabajo de mayor con-tenido es el discurso sobre el te-ma del 3 de Noviembre, pronun-ciado en el año de 1930.

El 3 de Noviembre es el ensa-yo de mayor sustancia que sehaya presentado para explica lagesta separatista, y muy a pesade lo que sobre la independen-

cia publicaron Pablo Arosemena,Ramón M. Valdés, Eusbio A.Morales, Publio Vásuez, FelipeJuan Escobar y Carlos MauelGasteazoro a lo largo del aconte-cer republicano.

No podemos desconocer queen esa fecha Diógenes tenía ape-

na veintiseis años.

El 3 de Noviembre es el com-

plemento del Estado Federal deJusto Arosemena, y si se consi-dera que el ensayo de Aroseme-

na es la tesis nacional para ex-

plicar nuestra vocación de cons-

tituir un territorio independien-

te, solo la leetura de ambas in-

vestigaciones nos permitirá unavisión integral de la evolución

histórica de nuestra nacionalidada través del siglo xix y lo quellevamos del siglo presente.

El discurso del año de 1930se pronunció ante un escenario

en pugna, donde prevalecía aún

la leyenda negra frente a los

próceres y que más tarde robus-teció la obra de Terán .

No es una simple coincidenciaque el discurso de Diógenes ten-

ga lugar cuado Ernesto J. Cas-tilero edita sus documentos dela independencia y cuando JuanAntonio Susto inicia la publica-ción de sus Paneños de laEpoca Coloiual, como para darun testimonio de que somos unpueblo con un legado de centu-rias.

A pesa del efecto dramáticode la obra de Terán, que estre-meció la conciencia cívica denuestra juventud, para hacerla

vail ante el hecho separatista,

la tesis de Diógenes terminó porpulverizar la tesis colombiana dela independencia, que amenazócon derrbar nuestra fe ennuestro país, precisamente en

los instates en que Panamá vol-

vió a deliberar en torno al Tra-

tado del Canal (Aras-Roose-velt) .

En esa misma generación,Diógenes reivindicó a Victoria-no Lorenzo el indio, en los díasen que nuestra juventud empie-

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za a penetrar en las aulas de laUniversidad Nacional, que se ha

lundado para disputar a la()ligarquía el patrimonio de lacul tura, y cu'-ido tienen lugar lasp r r m eras agitaciones políticasdel Partido Socialista, que seat reve a desafiar a los grupostradicionales, al abanderar loscampesinos y obreros.....

Su investigacifm sobre Mora-les es realmente una evaluación

del pensamiento de ese paname-

i'o profundo, que Diógenes cali-fica como la más clara inteligen-cia de nuestro siglo: El ideÓlo-go, el precursor y el promotor

de las más grandes reformas ins-titucionales del estado nacionaL.

Tarea pretensiosa ya "intel1ta-da por algún estudiante universi-tario es la de hacer un juicio in-tegral sobre la copiosa obra es-

crita de DiÓgenes; sus innumera-

bles contribuciones a la prensa

nacional; sus intervenciones en

la Convención Nacional Consti-tuyente; y sus muchos ensayos...nos basta indicar que su obra

toda forma un conjunto que

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aspira a dar testimonio de que

somos una nación.Parece ser que en lo profundo

de su pensamiento, DiÓgenes de

la Rosa (que jamás ha sabido es-q u i v a r su identificación conEusebio A. Morales) se sintiólastimado por las afirmaciones

del maestro, recién constituida larepública, èuando afirmaba queentre nosotros era débil el senti-miento de la nacionalidad, por-que ella solo se fragua al calorde grandes luchas... y tal vezMorales, a su vez, sentía la pre-sencia del Tratado Hay-BunauVarilla que tantÓ lastimó nues-

tra condición de país soberano.

La historia republicana en to-do su acontecer de luchas por

perfeccionar esta nación da unarespuesta a las angustias deEusebio A. Morales; luchas enlas que ha participado el propioDiógenes de la Rosa ya comomilitante político, ya como es-tudioso de los problemas nacio-

nales, ya como asesor del go-bierno nacional frente a los pro-blemas del Tratado del Canal de

Panamá.

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en esta ocasión analizaremosúni€amente a tres de ellos: Vr-sula, Amaranta y Pilar Ternera.i. Ursula

En el mundo de Macondo,donde múltiples personajes semueven, es Vrsula uno de losmás importantes. Varios críticoshan visto en ella al personaje

principal del libro. Tal dice L.Yanka:

UUrsula, su heroína, crece pa-

reja con su aldea, Macondo,

perdida entre ciénagas, olvida-

da por el gobierno del país.

Vive esta mujer el acontecer

aldeano con el ritmo de sus

propias entrañas". (1)

Parecida opinón manifestaRicardo Gullón:

uEl personaje eje es Vrsula

19urán, la mujer de José Ar-

cadio Buendía (con quien for-ma la pareja inicial), la Ma-dre, con mayúscula y con mi-núscula; está presente en lamayor parte de la novela, for-mula algu de las observ-ciones-clave, y además crea,por su actividad incesante,

constructiva y unormal", do-méstica, el centro en queacontecen episodios decisivosy otros germinan y se prepa-

ra". (2)

V rsula es indiscutiblemente

uno de los personajes más im-portantes de la obra, su longevi-dad hace que sea testigo de nu-merosos acontecimientos, perono es ella el personaje principalde todo lo que sucede en Ma-condo, como ejemplo, valgan lasguerras. En el caso de Cien añosde soledad podemos hablar conbastante propiedad de un prota-gonista colectivo: la familiaBuendÍa.

En ese conjunto el papel deVrsula es de gran relieve, ellasostiene la famila en muchossentidos; es quien lucha incansa-

blemente por que los BuendÍa nodesaparezcan. Eso entendemoscuando Amaranta Ursula yAureliano, el descifrador, es-cuchaban de noche el deambularde los muertos: "Oyeron a Vr-sula peleando con las leyes de lacreación para preservar la estir-pe..." (3), tal como había hechoen vida.

Vrsula es un personaje bien

delineado, desde el primer mo-mento el autor la presenta bre-vemente en una forma que se re-flejará posteriormente en su ac-tuación: "Activa, menuda, seve-

ra, aquella mujer de nervios in-quebrantables, a quien en ningún

(1) Lautao Yans, "Valoms de la narrativa hispanoamericana actual", en CuadernosHisanoamercaos, Núm. 236, agosto de 1969, Madrid, p. 358, s.

(2) Rici Guu6n. Garda Már~ u el u1vidau ar de conta, No. 93 de CuadernosTaurus, Taus l-dìciones, S.A., Madrid 1970, p. 23.

(3) Gabìel Guma Mánuez, Cin aRus ck IUIo publicado en España por EDHASA,Barcelona, por cunta y orden de Editorial Sudericana. S.A., de Buenos Aírs,1969, p. 34_

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momento de su vida se la oyócantar, parecía estar en todas

partes desde el amanecer hasta

muy entrada la noche..." (i) Eramuy trabajadora. Ella manteníael orden en la casa; fue quien,

gracias a la prosperidad en losnegocios de los caramelos,amplió y reformó la casa en di-versas ocasiones en que la ruina

amenazaba destruir la viviendade los BuendÍa. De una volun-tad indestructible se opone a J o-sé Arcadio Buendía cuando élquiere trasladar de sitio alpueblo: "-Si es necesario que

yo me muera para que se que-den aquí, me muero". (2)

Ella, sin buscarla, encuentra

la ruta de los inventos cuadomarcha en seguimiento de su hi-jo José Arcadio, el tatuado, aquien no logra hallar. Siempre

dispuesta a aceptar la novedad,

regresÓ "exaltada, rejuvenecida,

con ropas nuevas de un estilodesconocido en la aldea..." (3).Fue ella quien encargó la prime-ra pianola que se conoció enMacondo.

Su fortaleza, severidad y valorse ponen de manifiesto en variasocasiones. Cuando Areadio seconvirtió en un terrible dictadoren Macondo y asaltó la casa delos Moscote, Ursula, enfurecida,le dio una paliza, mientras le

grtaba que la matase, para no

(1) G. Garcta Márquez, op. cit., p. 15.

(2) ibid., p. 19.(3) ibid., p. 38.(4) G. Garda Márquez, op. cit., p. 151, s.

morir de la pena de haberloeducado. Luego liberó a donApolinar Moscote y a los demás

presos. Desde ese momento, ellagobernó por un breve periodo.

Fue ella, quien al frente delas mujeres de Macondo, declaróa favor del general Moncadacuando éste era juzgado por eltribunal revolucionario. Y con lamisma energía dispuso que elsuicida Pietro Crespi fuera ente-

rrado en sagrado, a pesar de laoposición del Padre Nicanor.

Su fuerza de voluntad y cora-

je la llevan en la vejez, después

del diluvio, a renovar la casa

cuando se da cuenta de que estáen el abandono.

En Ursula se produce un pro-gre sivo envejecimiento, hasta

caer en la decrepitud física y lasenildad mental. Cuando el co-ronel Aureliano Buendía firmó elarmisticio, ya mostraba Ursuhen su físico el paso del tiempo:

"Tenía la piel cuarteada, losdientes carcomidos, el cabellomarchito y sin color, y la mi-rada atónita". "En un instan-te descubrió (Aureliano) los

arañazos, los verdugones, lasmataduras, las úlceras y cica-trices que había dejado enella más de medio siglo de vi-da cotidiana.." (4)Una de las cosas que más

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contribuyó a la decadencia físi-ca de Ursula fue la ceguera que

poco a poco nubló su vista yque ella siemprc ocultó con mu-cha astucia. Para que no des-

cubrieran su ceguera, atendía a

las costumbres de cada persona

de la casa y fue así como' "des-

cubrió que cada miembro de lafamilia repctía todos los días,

sin darse cuenta, los mismosrecorridos, los mismos actos yque casi repetía las mismaspalabras a la misma hora". (1)

Con sus facultades físicas dis-minuidas, su conocimicnto delos miembros de la familia seagudizó:

"...en la impenetrable soledadde la decrepitud dispuso de

tal clarividencia para exami-

nar hasta los más insignifican-tes acontecimientos de la fa-milia, que por primera vez viocon claridad las verdades quesus ocupaciones de otro tiem-po le habían impedidover". (2)

Reflexionaba sobre los cam-

bios en la actitud de la gente

que se mostraba desconsiderada

como, por ejemplo, AurclianoSe¡nndo en parrandas a los po-cos días de la muerte de los hi-jos del Coronel Aureliano Buen-

día. Cansada de tantas cosas,Ursula deseaba morir.

(1) ibid" p. 212.

(2) C, Carda Márquez, op. cit., p. 213, s,(3) ibid" p, 290.

(4) ibid" p. 290,

58

D e s pués de la muerte deAmaranta, Ursula se quedó sinsalir del dormitorio. Durante eldiluvio llegó a ser juguete de

Amaranta Ursula y de Aurelia-no, el descifrador, niños enaquella época. Desvariaba, con-

fundía épocas y personas, e in-sistía en averiguar por el dueñodel San J osé de yeso.

Pero se recupcró por algún

tiempo, cuando el diluvio finali-zaba. A pesar de su ce6'lera, sedio cuenta del estado de aban-

dono de la casa y luchó porarreglarlo todo, pero pronto eseperíodo dc lucidez se terminó.

Ursula estaba sola en un mun-do de tinieblas físicas y menta-les; para ella únicamente exis-

tíaii los muertos, vivía "perdidaen un laberinto de muertos". (3)A su desvarío corresponde una

transformación física descritacon exageración por el narrador,quien así nos presenta un proce-

so de senectud impresionante:

"Poco a poco se fue reducien-do, fctizándose, momificán-dose en vida, hasta el puntode que en sus Últimos mesesera una cirucla pasa perdida

dentro del camisón, y el bra-zo siemprc alzado terminÓpor parecer la pata de uiiamarimonda". (4)

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A esto añadamos la formacomo Santa Sofía de la Piedadle daba de comer: "..se la sen-taba en las piernas para alimen-tarla con cucharaditas de azú-

car". (1) Gabriel García Már-quez sintetiza la impresión de 10

que ha pintado, cuando a con-

tinuación afirma en forma para-dójica: "Parecía una anciana re-cién nacida". (2)

Amaranta Ursula y Aureliano,el descifrador, como en tiemposdel diluvio, volvieron a tratarlacomo a un juguete y un día enbroma dijeron que Ursula se ha-bía muerto. Al principio no locreyó, pero cuando se lo repitie-ron comenzó a rezar y a darconsejos para que no naciera elhijo con cola de cerdo. Hasta el

último momento le preocuparonla casa y el destino final de su

familia.

Muy pocas personas acudie-ron a su entierro, porque ya lagente no la recordaba y porque

se había iniciado la plaga de lospájaros moribundos.

En Ursula ha trazado García

Márquez la figura de un perso-naje, cuya fortaleza y ascendien-

te sobre los Buendía contribuyea mantener en pie a la familia.Muerta ella, los Buendía declina-rán sin remedio. Es un personajeen el cual resaltan algunos ras-

gos ya mencionados al princi-

plO: fortaleza, actividaçl, ener-

gía, laboriosidad, sentido de larealidad, en tal forma que hacende ella una de las figuras más

atractivas de la obra.

2. Amaranta.

A propósito de este persona-je, de erotismo reprimido e in-clinaciones incestuosas, ha decla-

rado el autor:

"Parece ser que Amaranta, enefecto, tenía la aptitud sicoló-gica y moral para concebir elhijo con cola de cerdo quepusiera término a la estirpe, yel origen de su frustración es

que en cada oportunidad lefaltó valor para asumir su des-

tino". (3)

El hijo con cola de eerdo se-ría engendrado por la unión de

d os miembros de la familiaBuendía. Lo dicho por García

Márquez se puede aceptar por loque se refiere a las relaciones deAmaranta con su sobrino Aure-1iano José. Imposibles por la di-ferencia de edades serían con

José Arcadio, el que iba a serPapa -ella pertenecía a una se-

guda generaeión de los Buen-día y él a una cuarta-o

Ahora bien, Amaranta tuvodos pretendientes: Pietro Crespi

y el Coronel Gerineldo Márquez,con quienes la explicación de laaptitud incestuosa no funciona,

(1) G. GarcÍa Márquez, op, cit., p. 290.

(2) ibid., p. 290.

(3) M. Fernández-Braso, Gabril García Márquez (Una convenadón lnf'uita) EditoriaAzur, Madid, 1969, p. 80,s.

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como demostraremos al avanzaren el análisis de este personaje.

El contenido mítico de la obrano se refiere únicamente a suuso, sin ningún objeto; el narra-dor ataca varios de los mitos

que se dan en la sociedad hispa-noamericana y en otros sitios.Una de las creencias que atacaes la de la virginidad y en fun-

ción de este propósito el perso-

naje de Amaranta adquiere un

nuevo relieve en la obra.Antes de demostrar lo anterior

partiendo del contexto, haremosun estudio de la única hija mu-jer de José Arcadio BuendÍa y

Ursula Iguarán. Amaranta estuvoal cuidado de Visitación, la in-dia guajira que huía de la pestedel insomnio. Creció a la par deRebeca y Arcadio, "..era un po-co sin gracia, pero tenía la dis-tinción natural, el estiramiento

anterior de la abuela mater-na". (1) En ella hay un odioinextinguible eontra Rebeca,que nace de los celos y de laenvidia. Las dos se enamoraronde Pietro Crespi, pero éste, alprincipio, quería a Rebeca. Estono lo perdonó nunca Amaranta.

Cuando descubrió la belleza ex-traordinaria de Remedios la be-lla, Amaranta sintió renacer ensu corazón, el rencor que enotro tiempo experimentó contra

Rebeca, y rogándole a Dios que

no la arrastrara hasta el extremo

(1) G. GarcÍa Márquez, op. cit., p. 53.(2) G. GarcÍa Márquez, op. cit., p, 143

(3) ibid., p. 79.

60

de desearle la muerte, la deste-rró del costurero". (2)

Dispuesto el matrimonio de

Pietro Crespi con Rebeca, Ama-r an t a, o b s tinada, hizo todocuanto pudo por impedir esaboda. Se le declaró a PietroCrespi cuando éste estaba ena-morado de Rebeca. El la recha-zó tratándola como a una chipquila. La boda se vio pospuesta

en una ocasión por una cartapara Pietro Crespi que nunca sesupo por quién fue enviada. En

otra oportunidad, en forma insi-diosa cuando se hablaba deltemplo dijo Amaranta: "La másafortunada será Rebeca", dijo...y como Rebeca no entendió loque ella quería decide, se lo ex-plicó con una sonrisa inocente:

"Te va a tocar inaugurar laiglesia con tu boda". (3) Faltabamucho para eso: unos diez años.

En verdad, es un poco tontopensar que aceptaron esa insi-nuación, ya Aureliano BuendÍa

se había casado con RemediosMoscote ante un altar improvisa-do. Lo cierto es que por estemotivo la construcción del tem-plo se apresura con los donati-vos de Pietro Crespi y de Ursu-

la. Esto adquiere sentido si, des-de el punto de vista religioso, elnarrador quiere hacer ver que eltemplo se levanta no por fe, si-no por resolver un asunto fami-

liar.

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Desde ese día Rebeca no lehabló más; Amaranta quitó naf-taina del vestido de novia, pero

Rebeca lo descubrió a tii;mpo.Amaranta inflexible decidió ma-tarla, pero la boda se aplazó,

porque murió Remedios, la pe-queña esposa del futuro CoronelAureliano Buendía. Amaranta sesintió responsable:

....Sufrió una crisis de con-

ciencia. Había suplicado aDios con tanto fervor que al-go pavoroso ocurriera para notener que envenenar a Rebe-

ca, que se sintió culpable por

la muerte de Remedios. Noera ése el obstáculo por elque tanto había suplica-do". (1)

Su odio y rencor hacia Rebe-

ca la acompañaron hasta lamuerte. Siempre se acordaba de

ella, la difamaba ante Remediosla Bella, a quien no logró con-vencer por la especial naturalezade este último personaje. Eratan fuerte el odio que Amarantasentía hacia Rebeca, que pidió

como un favor a Dios que suenemiga muriera primero y sededicó a tejerle una mortaja, deta forma se familiarzó con losritos de muerte, en un afán ma-cabro de satisfacer su venganza

que se convirtió en una sacerdo-

tisa de la muerte:"Había decidido restaurar el

(1) G. García M4ruez, op. cit., p. 80.(2) Ibld., p. 237.

(3) G. García Múquez, op. cit., p. 99, ..

cadáver de Rebeca, disimularcon parafina los estragos del ros-tro y hacerle una peluca con el

cabello de los santos. Fabricaría

un cadáver he;rmoso con la mor-taja de lino y un ataúd forrado

en peluche con vueltas de púr-pura, y lo pondría a disposición

de los gusanos en unos funeralesespléndidos". (2)

Lo único que le falló en plantan bien trazado, fue el hecho

de que ella murió antes que Re-

beca.Después del matrimonio de

Rebeca con José Arcadio, PietroCrespi continuó visitando la casay cortejó a Amaranta. Recuérde-se que él la había rechazado y

la había tratado como a una ni-ña. Ella aceptaba sus galanteos,

peo esperaba vengar su orgulloherdo y al proponerle matrimo-

iuO Pietro Crespi, lo rechazó. El,desesperado, se suicidó y Ama-ranta lo recordó durante muchotiempo. Sola, llena de remordi-

mientos, se autocastigó:"puso las manos en las brasasdel fogón, hasta que le doliótanto que no sintió más do-

lor, sino la pestilencia de su

propia care chamuscada. Fue

una cura de burro para el re-mordimiento". (3)Como expiación, llevó en la

mano quemada una venda de ga-sa negra hasta su muerte.

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En el caso de Amaranta, po-

demos decir que el orgullo ven-ció al amor; quiso a Pietro Cres-

pi, pero lo rechazó y lo trató deolvidar inúltilmente en pasiones

incestuosas y en el amor quc in-tentó sentir por el coronel Ge-

rineldo Márquez. Era amigo dela familia Buendía y admiradorde Amaranta, acudía con fre-cuencia a la casa. Hizo amistad

con la hija de Ursula. Encarcela-

do, ella lo visitaba. Quiso casar-

se con ella, pero lo rechazó. Sin

embargo, Amaranta se encerrabapara no vedo y en su soledadlloraba por él, por lo cual pode-

mos concluir que era una maso-

quista.

Su ardiente temperamento,reprimido por ogullo siguió lassendas retorcidas de una pasiónincestuosa por su sobrino Aure-

liano José, a quien inició en

juegos sexualcs; pero al verse enpeligro de ser descubierta por

Ursula, Amaranta terminó estosescarceos y cuando AurelianoJ osé desertó de la guerra paracasarse con ella, Amaranta se

negó. Alegó ser su tía y, por úl-timo, adujo: "Es que nacen los

hijos con cola de puerco". (1).En este caso tienen plcna vali-dez las palabras ya citadas de

Gabriel García Márquez.

Amaranta se autoeastigó cuan-do murió Pietro Crespi y porel resto de su vida llevó una

O) ibid., p. 132(2) G. García Márquez, op. cit., p. 13 1.

(3) ibid., p. 190

62

venda negra en la mano. Lasalusiones a estc objeto que apa-

rece unido a su persona, las in-terpreta Amaranta como refe-rencias a su virginidad:

"Le indignó el rubor que do-

ró sus mejilas el día en que

el sobrino le preguntó hasta

cuándo pensaba llevar la ven-da negra en la mano, porqueinterpretó la pregunta como

una alusión a su virgini-dad". (2)

Hay luego una refercncia ex-presa a la venda como símbolode una reparaciÓn: "se cambiabaen la mano la venda negra de laterrible expiación". (3)

De todo lo anterior pódemosconcluir que la venda negra alu-de a expiación y virginidad enAmaranta, una virginidad física,pero no mental, -no olvidemos

sus escarceos con Aureliano J 0-sé-. Su temperamento ardientepedía relaciones que se negÓ atener con Gerineldo Márquez yque sustituyó con juegos erÓti-cos e incestuosos con su sobri-no.

Esa virginidad la había marca-do para la muerte. Cuando tejíasu mortaja el autor la describe:

"Alta espadada, altiva,...Amaran-ta parecía llevar en la frente lacruz de ceniza de la virginidad.En realidad, la llevaba en la ma-no, en la venda negra que no se

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quitaba ni para dormir..." (1)Recordemos que los diecisietehijos del coronel Buendía esta-ban marcados con cruces de ce-niza en la frente, señal que sir-vió para que los exterminaran.

Amaranta que se había consu-mido de deseos y pasión, derencores y odios, a la hora de

morir rehusó confesarse, puestoquc "no necesitaba asistencia es-piritual de ninguna clase, porquetenía la conciencia limpia. Fer-

nanda se escandalizó... se pre-gutó en voz alta qué espantosopecado habría cometido Ama-ranta cuando prefería una muer-te sacrílega a la vergüenza deuna confesión". (2) Amaranta

para demostrar su falta de peca-do, "obligó a Ursula a dar testi-monio público de su virgini-dad". Y no contenta con estoproclamó: "-Que nadie se hagailusiones -gritó, para que la

oycra Fernanda-, AmarantaBuendía se va de este mundocomo vino". (3) Según ella, suvirginidad era una prueba de sufalta de pecacl, bastaba para

justificarlo todo.Amaranta era consciente de

su soledad y esto la hacía sufrir,no olvidemos que cuando recha-i.ó definitivamente a Gerineldo

"se encerró en el dormitorio allorar su soledad hasta la muer-

(1) ibid" p. 222.

(2) C. Carda Márquez, op, cit., p. 240.(3) ibid., p. 240

(4) ¡bid., p. 143

(5) C. Carda Mårquez, op. cit., p. 238

te..." (4) En soledad el ser hu-mano puede eon espíritu crea-dor aportar algo a los demás,pero Amaranta en soledad se en-cerró en sí misma.

Así como José Arcadio Buen-día compartió su soledad con

un muerto, Prudeneio Aguilar;Ursula, sola en la vcjez, desvaria-

ba en un mundo poblado demuertos; Amaranta, saccrdotisade la muerte, llegÓ a tener un

pacto directo con ella. Esperaba

sentada en el corredor el anun-

cio de la muerte de Rebeca, pe-

ro estaba dispuesto que fueraAmaranta la primera en abando-nar la vida. Lo supo varios años

antes, la muerte en persona se

lo anunció. La descripción de lamuerte que hace GarcÍa Már-que:. está desprovista de cual-quier connotación que la con-

vierta cn algo misterioso o lú-gubre: "era una mujer vestidade azul con el cabello largo, deaspecto un poco anticuado, ycon un cierto parecido con PilarTernera en la cpoca en que lesayudaba en los oficios de la co-cina ...era tan real, tan humana,que en alguna ocasión le pidió aAmaranta el favor de que le en-sartara una aguja". (5) Pero apesar de es ta materialización, lamuerte tan sólo era visible paraAmaranta. La muerte le impuso

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una tarea a la hija de Ursula:

tejer su propia mortaja. Le seña-

ló fecha de inicio de esa labor,pero no le anunció el momentoexacto de su muerte. La mortajapodía ser "tan complicada y pri-morosa como ella quisiera, perotan honradamente como hizo lade Rebeca, y le advirtió que ha-b í a d e morir sin dolor, ni

nuedo, ni amargura, al anoche-

cer del día en que la termina-ra". (1)

Al principio, Amaranta tratóde ganar tiempo, ella misma hi-zo el lienzo; en esto gastócuatro años. Luego comenzó abordado. Dedicada a tan fúne-bre labor consiguió Amaranta ensu soledad librarse de su amar-

gor.

Consagrada en su soledad a lamuerte, de ella nos dice el na-rrador:

"La vida se le iba en bordar

el sudario. Se hubiera dicho

que bordaba durante el día, ydesbordaba en la noche, y nocon la esperanza de derrotar

en esa forma la soledad, sinotodo lo contrario, para sus-

tentada", (2)

Esta imagen de Amaranta re-cuerda la de Penólope, quien en

verdad, tejía y destejía por fi-delidad al amor, en tanto queAmaranta si hubiera deshecho

su labor cada día, lo habría he-

cho por fidelidad a la soledad.Terminó su mortaja y le co-

municó a su familia y todo Ma-condo que moriría al anochecer,porque Amaranta pensaba "quese podía reparar una vida demezquindad con un último fa-vor al mundo, y pensó que nin-guno era mejor que llevades car-tas a los muertos". (3) El hecho

de que Amaranta se brinde as ervir de mensajera para losmuertos, tiene implícita la ideade la muerte como un viaje,creencia antigua y difundida en

diversos sitios: en Grecia -re-cordemos la barca de Caronte-y en Egipto. Luis López de Me-

sa se refiere a una concepción

semejante de la muerte en Cun-dinamarca, donde se aprovecha

este viaje, y al muerto "le co-locan sobre el pecho o en ani-llos sobre los dedos recados y

mensajes a los que ha tiempo yamurieron y aún se recuerdacon ternura". (4)

García Márquez presenta unhecho similar a propósito de lamuerte de Amaranta, pero en lanovela, ella recibe viva los men-sajes escritos, dispone cómo de-ben colocados en la tumba yanota los que le dan oralmente.

Amaranta que no daba ningu-na señal de enfermedad, se arre-

(1) ibid., p. 238.

(2) ibid., p. 222.

(3) G. García Máruez, op. cit., p. 239.

(4) Luis López de Mesa, De cómo le ha formado la nación colombiaa, LibreríaColombiaa, Bogotá, 1934. p. 152

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gló tal como la muerte le habíaindicado que debía hacerlo y semurió. El autor la describe en lamuerte "fea y de mal color, conla venda negra en la mano y en-vuelta en la mortaja primoro-

sa". (1) Es esa la imagen finalde Amaranta quien vivió solita-ria, roída por la pasión y losrencores y en quien el orgullovenció al amor.3. Pilar T emera.

Pilar Ternera tiene importan-cia en la novela en relación conlos Buendía. Ella inicia en la vi-da sexual a los dos hijos de Ur-sula: J ose Arcadio y Aureliano,el que después será coroneL. Conellos tiene dos hijos: Arcadio yAureliano José; es, pues, a tra-vés de ella que la estirpe de losBuendía se prolonga.

Unida a ella tenemos dos ca-racterísticas personales y unobjeto: olor de humo y risa, ylas barajas. Esto último la haceconstituirse en la adivina de Ma-con do, a quien consultan losBuendía en muchas ocasiones.

García Márquez la presentacomo un personaje lleno de vita-lidad: "..una mujer alegre, des-

lenguada, provocativa, que ayu-daba en los oficios domésti-cos...." De inmediato describe

su forma de ser: "...soltó una ri-sa expansiva que repercutió entoda la casa como un reguero devidrio". (2)

(1) G. García Márquez, op. cit., p. 241.

(2) G, García Márquez, op. cit., p. 29.

(3) ibid., p. 31.

El narrador nos pone en ante-cedentes de Pilar Ternera, al re-latamos su historia:

"Había formado parte deléxodo que culminó con lafundación de Macondo, arras-trada por su familia para se-

pararla del hom bre que lavioló a los catorce años y si-guió amándola hasta los vein-tidós, pero que nunca se deci-dió a hacer pública la situa-ción porque era un hombreajeno. Le prometió seguirlahata el fin del mundo... yella se había cansado de espe-rarlo identificándolo siempre

con los hombres altos y ba-jos, rubios y morenos, que lasbarajas le prometían por loscaminos de tierra y los cami-nos del mar, para dentro de

tres días, tres meses o tresaños". (3)

Obsérvese que el narrador em-

plea el lenguaje de las baràjas

para describir la vida del perso-

naje que está relacionado con

ellas. Pero Pilar Ternera no sehabía amargado por esta expe-riencia.

Sufrió el horror de verse de-

seada por su hijo Arcadio, quien

ignoraba el parentesco que losunía. Ella, en su lugar, le envióa Santa Sofía de la Piedad.

Aureliano José se enteró de

que era su hijo; él y Pilar fueronamigos. Ella supo que él se iba a

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morir al leer las barajas y tratóde prevenirlo; fue 'inútiL.

Perdida la esperanza, algo en-

vejecida, el narrador nos descri-be los cambios que en ella sehan operado:

"su risa había adquirido tona-lidades de órgano, sus senos

hab ían sucumbido al tedio delas cancias eventuales, suvientre y sus muslos habían

sido víctimas de su irrevoca-ble destino de mujer reparti-da, pero su corazón envejecía

sin amargura. Gorda, len-guaraz, con ínfulas de matro-na en desgracia, renunció a lailusión estéril de las barajas y

encontró un remanso de con-

solación en los amores aje-nos". (1)Celestina de Macondo, Pilar

Ternera prestaba su cuarto a susjóvenes vecinas para que recibie-ran a sus amantes, y comentaba:"-Soy feliz sabiendo que lagente es feliz en la cama". (2)No es esto en lo único que tienereminiscencias de la Celestina.Además de ser alcahueta, en Pi-lar Ternera se da lo supersticio-so -las barajas-, y prácticas de

brujería. De tal cosa podemoscalificar las recomendacionesque da a Aureliano Segundo"para conjurar el supuesto mal e-

(1) G. García Márquez, op. cit., p. 135.

(2) ibid., p. 135

(3) ibid., p. 297

(4) G. Gabriel García Måruez, op. cit., p. 215

(S) ibid., p. 336

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ficio de Fernanda... que mojarauna gallina clueca y la enterraraviva bajo el castaño..." (3)

Es de tener en cuenta queGarcía Márquez describe a lamayoría de sus personajes comoseres decrépitos en la vejez, osi-ficados; no es este el caso de Pi-lar Ternera que centenaria, seconservaba ágil no obstante su

gordura. Quien había vivido in-tensamente, tenido esperanzas y

no se había dejado amargar por

rencores, llegó por experiencia a

darse cuenta "que una vejezalerta puede ser más atinada quelas a veriguaciones de bara-

jas ". (4)

En su ancianidad Pilar Terne-ra era dueña de El Niño de Oro,burdel Zoológico; le sirvió deconfidente a Aureliano, el des-cifrador de los pergaminos, co-

mo antes lo había sido de Rebe-ca, de Meme, del Coronel Aure-liano Buendía y de AurelianoSegudo. Cuando supo la causade la desesperación de Aurelia-

no, el descifrador, se rió, con

"la antigua risa expansiva que

hab ía terminado por parecer un

cucurrucuteo de palomas". (5)Con más de ciento cuarenta ycinco años aún tenía energías y

ánimos para reír. Esta caracte-rística nos da de ella una ima-

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gen eufórica, distinta de la delos Buendía, solitarios y amarga-dos.

Pilar Ternera murió "una no-che de fiesta, vigilando la entra-da de su paraíso. De acuerdo

con su última voluntad, la ente-rraron sin ataúd, sentada en elmecedor que ocho hombres ba-jaron con cabuyas en un hueco

enorme, excavado en el centrode la pista de baile". (1) Suenormidad física está ref1ejada enel hecho de que se necesitaron

"ocho hombres" para enterrarla,lo cual es una exageración. El

lugar donde la sepultan -"unapista de baile-", es muy apro-

piado para quien había aprendi-

do a vivir riendo.

(1 ibid., p. 336

ConclusionesDe la galería de personajes fe-

meninos que figuran en Cienaños de Soledad, hemos estudia-do tres de ellas: Ursula, el ar-quetipo de la madre; Amaranta,

impulsiva y apasionada, llena deodios, rencores y sentimientos

inccstuosos; y, Pilar Ternera, la

Celestina de Macondo.

Valga el acercamiento a estospersonajes femeninos y para ha-

cemos una idea del interesantemundo que Gabriel GarcÍa Már-quez ha creado en Cien años de

soledad, novela que no solo esrica en anécdotas, sino además

llena de figuras inolvidables.

BlBIOGRAFIA

Fernándcz-Braso, Miguel, Gabriel García Márquez (Una conversación infinita) EditorialAzur, Madrid, 1969, 108 p,

Garda Márquez, Cabrid, Cien aiOI de iiledad, publicado en Lspafa por LDHASA,Barcelona, por cuenta y orden de Editorial Sudamericana, S.A.. de Butonos Airtos,

1969. 351 p,

Gullón, Ricardo, García Márquez o el olvidao arte de contar, No, 93 de Cuadernos Taurus.Taurus Ediciones, S.A., Madrid, 1970,71 p.

López de Mesa, Luis, De cómo il ha formado la nación colombiaa, Librería colombiana.Bogotá, 1934, 228 p. .Yanas, Lautaro, "Valores de la narrativa hispanoamericana actual", en Cuadernos Hispa-

noamericanos, No.236, agosto de 1969, Instituto de Cultura Hispánica. Madrid. p_334, 379,

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moso nombre de Amelia. Su infancia transcurrió plácida en suciudad natal y desde temprana edad acusó inclinación hacia la lite-ratura.

Siendo aún muy joven, Amelia contrajo matrimonio con el ca-ballero panameño Antonio RamÍrez. Los relatos de la época reve-lan a ambos comos dos jóvenes inteligentes, bien parecidos y ena-morados el uno del otro. Pronto fructificó este amor en cuatrovástagos: Ernesto, Julia, Florencio y Hebe. Ya por entonces, Ame-lia Denis de Ramírez empezó a dar muestras de la calidad de supluma y a manifestarse como la poetisa y escritora que había deofrecer laureles inmortales a las letras de su patria.

Al cabo de algunos años, circunstancias imprevistas determina-ron que Amelia Denis contrajera segundas nupcias con el caballeropanameño J osé María Icaza. De esta unión nació una hija: Merce-des. Tiempo después doña Amelia y don José María decidierontrasladarse con sus hijos a Guatemala, en donde la poetisa paname-ña colaboró en periódicos de aquel país, e inició su vinculación almuhdo literario centroamericano de fines del siglo pasado y princi-pios del actual.

Con posterioridad regresó la familia a Panamá y después de unapermanencia aquí de varios años, doña Amelia, ya viuda, se estable-ció en el hogar de su hija Mercedes, en la ciudad de León, en

Nicaragua. Allí la sorprendió el 3 de Noviembre de 1903, fecha enque Panamá recuperó su independencia, tras un paréntesis de 82años.

En el año 1906 estuvo doña Amelia nuevamente en Panamá.Después regresó a Nicaragua y en aquella tierra de los lagos, a laque también dispensó los sentimientos de su afecto y de la cual losrecibió con largueza, entregó Amelia Denis Durán de Icaza su almaal Creador, en la ciudad de Managua el 16 de Julio de 1911, con lamente y el corazón fijos en Panamá y su Cerro Ancón.

Sus despojos fueron repatriados en 1936, al cumplirse, ello.

de Mayo, el centenario de su nacimiento, por cuyo motivo se erigióel monumento que se halla en la Plaza de Santa Ana, de la ciudadde Panamá. Para hacer realidad ambos hechos, fueron decisivos elamor a Panamá, la iniciativa y los recursos muy personales denuestro abuelo español, don Gervasio García.

SU OBRA LITERARIA

La obra poética de Amelia Denis de Icaza reviste un predomi-nante matiz familar, patriótico y social; y acrecienta su mérito el

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hecho de que se produjo en una época en que la mujer poco onada incursionaba en los predios del saber, ni se decidía, casi, porcultivar las facultades de la inteligencia. Las creaciones del talentonato de la poetisa panameña, vieron la luz, según las etapas de suvida, en su patria y en Guatemala y Nicaragua, país éste en donde

transcurrieron los últimos años de su existencia en la ciudad deLeón; y en el cual culmina su verso con la obra "Al Cerro Ancón".

En León conoció a Rubén Darío, cumbre y gloria de la lenguaespañola, con quien llegó a sostener amables diálogos, tanto en

Nicaragua como en Panamá, pues a su arribo en tránsito por nues-tra capital, el gran bardo nicaragense se interesaba, al punto, porsaludar a su amiga panameña la poetisa doña Amelia. Un hechoque es poco conocido es que por ser Amelia Derus de Icaza herma-na por línea paterna de la madre de Ricardo Miró Denis, máximaexpresión de las letras panameñas, a la poetisa y al poeta los rela-cionaba la condición de tía y sobrino respectivamente.

COMO NACIO "AL CERRO ANCON"

Poco después del 3 de Noviembre de 1903 en que nuestrapatria recuperó la independencia que había proclamado el 28 deNoviembre de 1821, pero que postergó por lealtad al ideal unifica-dor de Bolívar, al integrarse por decisión propia en la Gran Colom-bia, la hija de la poetisa, doña Julia RamÍrez de GarcÍa, abuela dequien estas líneas escribe, se trasladó a Nicaragua para visitar a sumadre y a su hermana Mercedes. Una vez allí, doña Amelia, ávidade noticias sobre Panamá, pidió a su hija que le relatara en detallelo acontecido el día 3 de Noviembre y le dijera cuál era la situ-ción real después de aquella fecha.

A la pregunta clásica y escueta ~"Dime hija, "¿cómo está mitierra? ~ surgió la respuesta cauta de la hija que trataba de no herirtan abruptamente los sentimientos de su madre, pero sin poderocultar en el fondo la amarga verdad. -"Mamá, por el Tratado delCanal con los Estados Unidos, existe ahora una concesión territo-riaL...." - Como movida por un rayo, saltó de inmediato doña Ame-lia: -" ¿Entonces, parte de nuestro suelo ya no es panameño..? ,entonces.... ¿el cerro Ancón está en manos extrañas...? " ~ La tristeafirmativa fue un golpe al corazón de aquella mujer. Y' esa noche

volcó en los trazos de su pluma 10 que le dictaba su amor heridode panameña.

Refería su hija Julia, nuestra abuela, y esto lo oímos de suslabios, que durante la noche hubo luz hasta avanzadas horas en el

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aposento de su madre. A la mañana siguiente, sus hijas Julia yMercedes deseubrieron entre papeles medio estrujados, las estrofasinmortales que nacían de un alma para la cual resultaba inadmisiblemediatizar el concepto de patria y de dignidad.

Aquel día Amelia Denis vertió en el verso la emoción de sucorazón y le dice' al cerro amado: "Ya no guardas las huellas demis pasos..."; a la vez que recuerda su infancia y exclama: "Tras tucima ocultábase el lucero que mi frente de niña iluminó...." Heridaen su amor patrio, demanda: "¿qué se hizo tu chorrilo, su corrien-te al pisarla un extraño se secó....?" Y a la imagen lejana de su

atalaya natal, le grita en silencio: "Sé que no eres el mismo, quieroverte y de lejos tu cima contemplar, me queda el corazón para

quererte, ya que no puedo junto a ti llorar..."A su regreso a Panamá, su hija Julia trajo consigo la poesía "Al

Cerro Ancón" que había de consagrarse como canto de la patria.El esposo de doña Julia, don Gervasio García, consiguió que se

publicara por primera vez en El Heraldo del Istmo, que dirigía don

Guilermo Andreve.

ULTIMA MIRADA A PANAMA. "YO ALLI NO PISO"

En 1906 doña Amelia regresó a Panamá para visitar el hogar desu luja Julia y estar nuevamente en su tierra. Este viaje será laúltima visión que la poetisa tendrá del suelo que la vio nacer. Yentonces se produce un episodio que se yergue como un monumen-to al patriotismo y al temple de esta panameña; a la vez queconstituye un timbre de orgulo para sus descendientes y un her-

moso estímulo de honor y altivez para la posteridad. Helo aquí:

Por haberse ausentado de Panamá antes del ominoso Tratadode 1903, doña Amelia desconocía hasta qué punto los límites esta-blecidos por la concesión de la Zona del Canal coartaban nuestra

soberanía y cercenaban la integridad del terrtorio nacional. Suce-dió entonces que a su llegada, su hijo político, don Gervasio Gar-cía, la llevó hacia los linderos de la ciudad con la Zona para mos-trarle la nueva situación. En el piso de la calle una línea blanca

marcaba el límite oprobioso; y al otro lado, la presencia de unpolicía de la Zona llamaba la atención de la señora, que preguntósorprendida: -"¿Y ese señor quién es?"- Al tener conocimiento

de lo que la señal en el piso y el sujeto uniformado significaban, lapoetisa se detuvo, miró a su yerno, que intuía lo que pasaba por el

corazón de su madre política, y ante la proposición de continuar elpaseo hacia la nueva barriada de Balboa, dentro de la Zona, doñaAmelia, erguida y señalando más allá de la línea blanca, se expresó

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así: -"Hijo, regresemos, porque yo allí no piso."- Panamá hablóese día por boca de una de sus hijas.

Años más tarde, al repatriar los despojos de Amelia Denis de!caza en 1936, el recuerdo del hecho que hemos relatado fue mo-tivo de meditación para las autoridades, pues el barco que los traíadesde Nicaragua, atracó al muelle: 18 de Balboa, en la Zona delCanal, razón por la cual se pensó utilizar el desembarcadero de laMarina, frente a la Presidencia, para conducir los restos a tierra.Finalmente se resolvió cubridos con la bandera panameña y trasla-dados rápidamente a la ciudad de Panamá.

RES URGIERON LAS HUELLAS DE TUS PASOS....Lo que aquí dejamos dicho sobre Amelia Denis de Icaza es un

breve recuento de su vida que aspiramos a que cumpla el doblepropósito de ser fuente de información tanto como inspiraciónpermanente en la defensa y la conservación de nuestra nacionali-dad, para la cual deseamos que Dios guarde en todo tiempo dentrode la paz, el orden, la libertad y la justicia que hacen felices y

grandes a los pueblos y alientan su progreso sin menoscabar latradición que es el reflejo de su propia individualidad.

El canto "Al Cerro Ancón" de Amelia Denis de Icaza y elamor a su tierra y a su condición de libre que lo hizo posible, haquedado grabado para siempre en el corazón de cada panameñoque recita sus estrofas desde la infancia. La sensibilidad de una

mujer convirtió así en himno al suelo nativo la evocación del cerro,"mudo atalaya del tranquilo mar", que es su "centinela avanza-

do" y lo hizo depositario de la voluntad de sus hijos de mantenerselibres e independientes y de preservar su ser nacional.

Al aproximarse la hora en que Panamá se levante más hermosa

y soberana que nunca, sobre el pedestal de la justicia y el derecho,quieTO con Wlción patriótica y por imperativo de la sangre, decidea Amelia Denis:

Resurgieron las huellas de tus pasos,es ya tuyo otra vez tu idolatrado Ancón,que ya el destino volvió a unir los lazosque en sus faldas formó tu corazón.

Panamá, Marzo de 1978.

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A PANAMA

A.l\ELIA DENIS DE ICAZA

¿¡fasta cuándo mi patria idolatradapor la discordia te verás manchadallenándote tú misma de baldón,

de tus hi)'os la sangre derramandopor un poder efímero luchando

dime: ¿acaso te falta corazón?

¿Te falta intel~rrencia? no, mentiraque en tu alma brilla la celeste piraque da a sus escogidos el Señor¿hasta cuándo tu zaña que in tim ida,hasta cuándo esa lucha fratricidaque conduce a la ruina y al dolor?

¿Por qué no ves el desaliento impresoen la faz bendecida del progresoque tus luchas condenan a morir?levanta ya tu noble altiva frente,pedazo de la América valiente,prepara tu grandioso porvenir.

Levanta ya, tu noble, blanca enseña

y a la esperanza que tranquila sueñadespiértela tu alegre sonretr,patria de grandes hombres, patria mta,luzca ya de la unión el claro día

manda tus puertas al progreso abrir.

Prepara tus laureles y tus floresel canto de tus dulces trovadores

para el que cumpla tu feliz misiónpara el que logre levantar tu vuelo

y remontar tus alas hasta el cieloy allá batir altivo tu pendón.

Alzate Panamá, mira tu suelo,mira tus campos que bendice el cieloy tus montañas que tu adorno son;une tus hi)'os con eterno lazoen un estrecho, fraternal abrazosea tu divisa, libertad y unión.

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Olvida el triste lóbrego pasadoy mira tu presente desolado,

lucha y est)l;ra el tiorvenir con fe;a las armas del ocio cabizbajosustituyan tus hi)'os el trabajo,no más oculta tu n.queza esté.

¿Por qué vivir en inacción /Jios mlomirando en el hogar silencio y frlocuando el oro se encuentra por doquier?surcar la tierra con segura manohe aqul el enigma, el misten'oso arcano

que ajì'anza de los pueblos el tJOder.

Luzca tior fin el venturoso dla;que el labrador radiante de alegrlaregresa a las delicias del hogar,encontrando su alegre compañeraque a su consorte satisfecha esperaque llegue del trabajo a descansar.

Que leyendo el trozo de una historiaque de niño ha ilustrado su memoriaencuentre el artesano su placer,y al descansar de su fatiga, veaque el trabajo se hermana con la ideay hace del hombre venturoso ser.

Entonces de placer y estremecida

¡mi patria floreciente y escogida!

yo escucharé los ecos de tu voz:no más luchas ni lágrimas de duelo,echa al pasado, del olvido un velo

que tus esfuerzos los secunda Dios.

Panamá, 1879.

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ELEGIA A A.\1ELIA DENIS DE ICAZA

Por. Hersilia Ramos de Argote

Oh, dulce AmeNa Den£s, los símbolos no muerenn£ muere la poesía, n£ muere el £deal.jEx£St£rán por S£empre, la flor, la fuente, el tr£no,la luz y el pa£saje; poema un£versal!

iBucól£ca cantora. es símbolo tu versode fe, de patr£ot£smo, de sens£bil£dad!

En tu v£da sencilla, la £nqu£etud se hizo arrullo,melodía la ternura, el amor, un tr£nar;tu llanto, en notas trémulas, volcó su angust£a,

y tu dicha fue un himno de melod£osa paz.

t,o . . . . . . . . . . . . . . . . . t . . . . .

Dulce cantora £stmeña, la del arpa sonoraque estremeció a la patr£a con su egreg£o cantar,aún v£bran los acordes de £nsp£raciones subl£mes

en las bellas estrofas del Ancón £nmortal.

. . . .. . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . .. .

Cantora de esta t£erra que arrullan los dos maresbajo el azul rad£ante de un cielo trop£cal;dulce poet£Sa istmeña, los símbolos no mueren,n£ muere la poesía, n£ muere el £deal;por eso v£ves s£empre entre la patr£a h£stor£a,como estandarte erguido, como emblema tr£unfal,con el eco sonoro de tu canto armon£oso

y el melód£co acorde de l£ra £nmortal.

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nia. En su tiempo, fue un perso-

naje influyente en la suerte delPartido Conservador, del cual

CTa uno de sus jefes en el Istmo,y actuÓ con decoro y pulcrituden la convulsa y agitada época

en que viviÓ; en el campo de ba-talla, por su arrojo y valcntía,

ascendi() de rango con tinuamen-te hasta obtener el grado militarde General. Fueron sus padres

don Domingo dc Obaldía y do-ña Dolores Paredes y casÓ condoi'a María Díaz, hija de donManuel María Díaz, Gobernadorde Panamá en la época republi-cana granadina. De esta uniónmatrimonial naciÓ un hijo quellevó el mismo nombre de su pa-dre, quien, entre los puestos ofi-cialcs que ocupÚ, fue Ministrode Gobierno y Justicia en unade las Administraciones públicas

de la era republicana panameiìa.

El General Obaldía falleciÓ el22 de Octubre de 1 R99, a loscincuenta y dos cuios de criad,siendo el Comandante del buquecañonero "Boyacá".

Para destacar el mérito enor-, .me que en vanas generacionestuviCTon algunos descendientesdel primer Obaldía venido deEspaña, observamos que el Ge-neral José Clemente de Obaldía

tuvo dos familiares cercanos quc

fueron preclaros ciudadanos, en

dos i~pocas difercntes de nucstrahistoria patria: su tío, don J os(

de Obalclía, que CLlando Panamáformaba parte de Colombia era

llamado "el pico de oro" comoorador, por su verbosidad fácil ';lflorida, quien en ocasiones d is-

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tintas ocupó la Presidencia de laNueva Granada y tomó una par~ticipacifm decisiva cn sus desti-nos; y su sobrino, don Enrique

Linares, que fu( PrÓcer de laRepública de Panam:t, desempe-ñó cargos públicos de suma im-portancia durante nuestra era re-publicana y, tres veces, la Asam-blea Nacional lo eligiÚ Designa-

do para ocupar la Presidencia dela República.

* * *

Tuvo, el doctor J os( de Obal-día, dos hijos notables: JoséAristides y J OSl~ Domingo, am-bos meritorios. De figura gtie-rrera, el primero; y el segun-

do, civil neto y llamado por lahistoria a ser uno de los más cé-lebres panameÜos, hombre pú-blico que tuvo la fortuna de serfactor, entre los más valiosos, en

hora memorable para el Istmode Panamá, el aÎio de 1903. Yahabía sido con anterioridad, donJosé Domingo, un prestigiosopolítico desde que tuvo edadpropicia para honrar " su país.

En cuanto al Coronel Aristidesde Obaldía, que era conocidocomo "el leÚn chiricano" por sugran valentía, a este ilustre ist-meño lo dominó preferentemen-te la milicia y a ella sirviÓ en

horas trcgicas, cuando, en plenajuventud, cayÓ vencido fatal-mente por los odios y pasiones

de la época, en el arlo de 186R.

Herido el Coronel Obaldía en el

campo de batalla, enemigos fu-riosos y extrarlos, pues eran deregiÚn distinta a la suya, lo ex-

terminaron despiadadamcnte.

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y para cruel recuerdo históri-co, también se vio que su primohermano, el Comandante JoséClemente de Obaldía, quiencombatió por la misma causaconservadora siendo herido de

bala en una mano que le quedóencogida de por vida, estuvo entrance igual, al borde del cri.men, cuando caído lesionadogravemente en la Vila de LosSantos, en sangrienta guerra fra-tricida, varios negros combatien-tes procedentes del Cauca y per-tenecientes a las fuerzas liberalesdel Gobierno, sedientos de ven-

ganza, se arrojaron sobre el mil-tar herido, tendido en el suelo,para ultimarlo; pero fue salvado

milagrosamente por la oportu-

na intervención de un paisano

chiricano, el Coronel CorsinoAraúz que comandaba el desta-camento de las tropas liberales,habiendo apartado los crimina-les, noble y virilmente, y pro-nunciando las palabras siguien-tes: "es deshonroso matar de es-te modo inicuo a un adversario

valiente". El Coronel Araúz, queen esa ocasión le salvó la vida alGeneral Obaldía, fue el padre dedon Mateo F. Araúz, el troncode una conocida y estimada fa-milia panameña. La fatalidad,pues, les persiguió a ambos pri-mos. Cierto que ello fue por re-belión militar contra el Jefe li-beral, General Buenaventura Co-rreoso, y su Gobierno; mas , lasfatídicas guerras intestinas lo-cales que asolaron el Istmo, fue-ron siempre el fin de pasiones

desbordadas.

* * *

Los años tran scurrían ynuevos sucesos se multiplicaban.

El aciago año de 1885, marcósombríos y turbados días. Laguerra contra el Presidente Ra-fael Núñez estaba en su apogeo,combatido con gran coraje porlos liberales en arma,, llegando

éstos hasta Cartagena en las cer-canías de "El Cabrero", su re-tiro frente al mar; pero la suertele fue propicia y salvó de la vo-

rágine gracias al apoyo conserva-dor, el cual debió darle su afec-

to hasta el final de su agitada

vida de variados episodios. Su-

primida la Constitución del año

de 1863, dictada en Río Negro,

y reemplazada por la reciéncreada del 1886, obra de com-

binaciones políticas' conocidas

llegó la tenebrosa hora del in:cendio de la ciudad de Colónfatalidad que también cambió l~faz del Istmo, pero para legar-nos días fatales por largos añosllenos de odios, como de fuerzasmilitares en función de perse-

cuciones injustas y crueles.El episodio desdichado del in-

cendio de Colón, en el Atlánti-co, causado por revolución in-testina, fue otro factor de graves

consecuencias; y vino la ejecu-ción, por el temible Consejo de

Guerra, de los causantes según

los factores de la investigación.

cuyos sindicados fueron el lí-der liberal Pedro A. Prestán ydos sujetos del hampa residentesallí. Caso fatal, por demás dolo-roso, pero que fue materia de

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d u el a s, e o nsiderados los do-cumentos y actuaciones del se-ñor Prestán, abogado talentoso,jefe de hogar, aun propietariode bienes modestos, aunque li-beral definitivo y valeroso.

Ante esta situación, ocurrióun caso significativo respectodel General José Clemente deOba1día, miembro, en esa oca-sión solemne, del Consejo deGuerra que juzgó a los sindica-dos. Considerados los hechos se-gún la investigaciÓn, el señorOba1día tuvo la energía de ca-rácter y el valor consiguiente pa-

ra emitir su voto de acuerdo

con su conciencia, el cual fue enblanco, opuesto al de sus cole-gas conservadores, indicativo deque él no estaba del todo con-

vencido en cuanto a la culpabili-dad de Prestán; apasionado polí-tico, sí; pero en ningún caso, uncriminal vulgar.

* * *

Rcmontémonos a los años de1894 y 1895, fechas que serían

los preliminares de sucesos polí-

ticos y, por último, el de lamuerte del doctor Rafael Núñezvencido por los años en Cartage-

na, su tierra de lauros y desdi-

chas a lo largo de su vida públi-

ca.

Acercada la sucesión del man-dato presidencial del señor Nú-ñez, surgió la política ardiente

que indicarían los posibles can-didatos para reemplazado. La

ambición por la presidencia eralógica y favorable para los secto-res del Partido Conservador, que

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le seguían ciegamente. Los seño-res, el General Marcelino V élez

y el Vice-Presidente en ejercicio,doctor Miguel Antonio Caro,aspiraban ser los favorecidos.

Sus parciales tomaban posicio-nes y los amigos discutían sus

oportunidades, según el poten-

cial de cada grupo o círculo. ElGeneral V élez parecía tener granfuerza popular, pero el señor

Caro disponía, ante todo, de lasimpatía del Presidente Núñez,que veía en él a uno de sus ca-ros admiradores sin esperar ja-más peligros para el futuro; encambio, el General Vélez, consi-derado peligroso, no estaba muyafecto a su viejo amigo, y afa-noso buscó la cooperación delliberalismo como medio de ga-nar terreno político. Eso locomprendió y tomó como cier-to, el Presidente, por razones

que se expusieron en fuentes delos interesados. Visto el proble-

ma por el doctor Núñez, termi-nó la amistad con Vélez y de-

cidió impedir su triunfo electo-ral con una declaración tácita deque el candidato conservadordebería ser el ilustrado doctor

Caro, figura digna y apropiada

del momento. El cambio de laopinión pública fue brusco en

algunas regiones; y en cuanto al

Istmo, hubo oposiciones explica-bles en los sectores conservado-

res.El General J osé Clemente de

Oba1día, era de los amigos del

General Vé1ez; y aunque no fue

rotundo en su apreciación, susseguidores políticos que tenían

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algún poder en la opinión públi-ca~ juzgaron que existía peligrode que el Partido Conservador

se debilitara en esos momentoscríticos, por la simpatía mani-

fiesta del Presidente Núñez ha-cia la candidatura del doctor Ca-ro. En verdad, el periódico "El

Cronista" publicó una noticiarefiriéndose al señor Obaldía, enque mostraba preocupación porla actitud política que podría

asumir el jefe conservador. Fue

en ton e e s cuando el GeneralObaldía, con sereno pensar y es-timando grave la situación, in-tercedió con sus amigos políti-cos para buscar los medios apro-piados conducentes a la unión

deseada. Así ocurrió, en efecto;los otros partidarios fueron a launión basada en la candidaturaoficial salvando los peligros inmi-nentes. Mereció entonces, el se-ñor Obaldía, conceptos elogiososde parte de la prensa adversa. "El

Cronista" por ejemplo, y otrosperiódicos le dieron muestras de

reconocimiento por su patriótica

actitud asumida, la cual fueapreciada por todos sus corre-ligionarios. Postulado el doctorCara como el candidato del Par-tido Conservador y verificada laelección presidencial, triunfó ro-tundamente, y continuó el régi-men imperante en sus tareas ri-gurosas dentro del territorio pa-nameño.

El doctor Rafael Núñez, polí-

tico y escritor, murió en "El Ca-brero", adorado por sus amigos

y combatido por los adversarios,que no podían perdonarle sushazañas durante los quince años

pasados, en que fue máximo J e-fe de una era desdichada para el

Istmo de Panamá. En cierto mo-do, partieron de esos años, lasconocidas decisiones oficiales decastigos y ultrajes, y el inconsul-

to envío de funcionarios extra-ños al Istmo y de Militares dealto rango, prominentes, abusi-

vos y fatales para la unión fra-ternal de panameños y colom-bianos.

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RlJRE N DARRO JFABREGA

La Lotería

(,11 (' fI (O,'i

Mclida estaba buscando afanosamente al doctor Valencia. Peroese día no tenía suerte. El Dr. Valencia estaba enfermo y no habíavenido a trabajar. Su colega, el Dr. jiménez, lo estaba reemplazan-

do durante su ausencia.¿En quc puedo servrle, doña?,-Ay, doctor; usted no puede ayudarme; lo que yo busco es

otra medicina que usted no receta.El médico, curioso, quiso saber cuál era.¿Cuál es esa medicina?-La medicina, doctor, es "la lotería", dijo Mélida, recalcando

las palabras. Esa es la medicina del pobre en Panamá. Con ella sevan todas las esperanzas con las cuales soñamos, pero que vuelven arenacer cada domingo o "miercolito".

¿y qué tiene que ver mi colega, el doctor Valencia', con lalotería?

-Pues que yo soñé con el doctorcito, y fijo que va a salir elnúmero que él juega. Y ahora, ¿cómo hago para conseguirlo?- dijoMélida, esperando una respuesta del Doctor Jiménez a su pregunta.

-Llámelo a su casa, le respondió éste; estoy casi seguro que éljuega el 0360- agregó el Dr. jiménez, tratando de ayudar a la deses-peranzada señora.

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Mélida comenzó a cavilar rápidamente. "Tengo que llamar acasa del Dr. Valencia. No puedo perderme esta oportunidad".

El Dr. jiménez adivinó la duda de la señora.- y o creo que es mej or que lo llame a su casa.

Resuelto ya el problema que la mantenía indecisa, el Dr. jimé-nez quiso investigar si Mélida creía en cábalas.

¿y ustcd cree todavía en esas cosas de los sueños?

-Ay, doctor, respondió Mélida, maravilada de la ignorancia deldoetor. ¡No me diga usted que no cree cn los sueños! Y en formaque no admitía dudas, agregó:

- ¡Si yo le dijera a usted las veces que le dado la suerte a la

gente interpretando lo que ellos han soñado!-Cada número con que se sueña tiene para nosotros un signifi-

cado, que si investigamos, lo encontraremos metido en el subcons-ciente. Esa es una de los interpretaciones que Freud daba a lossueños- respondió burlonamente el galeno.

-¿Froi?; ¡qué va a saber ése más que yo! Yo tengo años de

estar adivinándolos, y si no, pregúnteselo a los que están por aquí,

las veces que le han "pegado a la lotería". Usted no sabe que....(Mélida adoptó aire confidencial, y comenzó a recitar las mil yunas cábalas concernientes ct los sueños).

El médico quedÓ abrumado ante la retahila de interpretacionesde la convencida muchacha.

Para dar por terminado el asunto, el doctor le dijo:-Verdaderamente, Mélida, usted es un pozo dc ciencia. Ahora

me doy cuenta que Freud no pudo saber nunca lo que usted sabe.Mélida se resintió. El doctor jiménez sabía mucho, pero no

tenía por qué burlarse de ella.

-A mí no me venga con Froi, que ése no sabe nada. Además,yo nunca lo conocí; sepa Dios de qué parte del país es éL.

El Dr. jiménez, dándole cierta seriedad convincente a sus pala-bras, le dijo:

-De verdad, Mélida, usted sabe más que éL.

Mélida se retiró, pero ya en la puerta del consultorio, amenazó:-Verá usted; y oiga lo que le digo, que si me encuentro con el

doctorcito Valencia, y me dice el número que él juega, le aseguroque mañana será otra la que le va a traer las cuadrículas.

Al llegar a su casa, llamó por teléfono a la casa del Dr. Valen-cia.

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¿Está el doctor?-No- contestó una voz femenina que parecía pertenecer a la

dueña de la casa.-¿Usted no sabe dónde puedo conseguirlo?-¿Es acaso una visita urgente?- inquirió la voz lejana.

-Claro que es urgente; se trata de resolver un problema de mivida.

~¿Y usted es paciente del doctor?-No, señora, yo no soy su paciente; pero tengo que hablarle

urgentemente.-El no atiende consultas cuando está enfermo.

-Pero ésta no es una consulta profesional; es algo personalsobre "mi suerte", y de paso, la de él, si me pone atención.

-Ajá, conque esas tenemos- respondió la dueña de la casa unpoco enojada y claramente celosa.

-Mire señora; es que yo soñé con su marido.....- iY tiene el coraje de decÍrmelo a mí, que soy su esposa!

¡Usted es una atrevida! La próxima vez, vaya y trate con otrapersona que le pueda tolerar sus indirectas tan directas, pero lo quees mi marido, usted no le va a traer ninguna suerte. Y a mí, ¡ni sediga!

-Pero estoy hablando de mi suerte~ contestó Mélida impertérri-ta. - Yo quisiera traerle suerte a él, pero lo que realmente quiero esque él me la dé a mí.

Un ruido al otro lado del teléfono indicó a Mélida que se hab ía

cerrado la comunicación. La muchacha quedó desconsolada.

- ¡Qué cosas! ; yo nunca sueño, y ahora que sueño, no puedoconseguir al hombre de mis sueños, repetía la desafortunada mu-chacha.

Mélida se acordó de su hermana.--Mira, hermanita; llámate al 25-4271, y dile a la señora que te

contestará la llamada, que tú le tienes guardado el número quejuega su marido. Pregúntale si' quiere comprar el número de siem-pre; le dices un número cualquiera de cuatro cifras, y si ella sabe loque juega su marido en la lotería, te corregirá, y te dirá que sumarido no juega ese número. Pon atención, porque de eso dependemi suerte, y por carambola, la tuya.

La hermana llamó.

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-Oiga, señora; aquí le tengo el numerito que su marido quiere.

-¿Qué le pasa a usted jovencita? ¿numeritos a mí? . Yo notengo marido, ni ando buscando numeritos. Eso se deja para jóve-nes como usted, le respondió la que parecía ser la empleada de lacasa.

-No, señora. Se trata de un numerito de la lotería que acos-tumbra comprar el doctor Valencia.

-Pues el doctor no va a jugar ese número. El patrono sono

anoche eon...... (cábalas de la empleada del doctor), y yo le dije elnúmero que debía comprar. Yo conozco de sueños.....

-¿y qué número compró?, preguntó curiosa la hermana.-Los sueños de la lotería no se dicen, explicó la empleada,

pero como Usted está tan interesada, le diré que compró el 39.

-Muchas gracias, señora, por todo- le dijo Mélida tomando elauricular de manos de su hermana antes de que ésta colgase.

Mélida estaba confundia. Era la primera vez que alguien le ha-bía impresionado con interpretaciones de sueños. ¿y si la empleadaestaba equivocada? , se preguntó ansiosa asimisma. En realidad, ensueños no se puede saber cuál de dos números soñados se debecolocar por delante, y cuál por detrás. De repente se le vino a lamente una idea que creyÓ genial. En vez de 39 ó 93 (el 39 alre-vés), por qué no sumaba o multiplicaba el 3 y el 9? ¡Magnífica

idea! , pensó: tres más nueve es 13, y 3 por 9 es veintiocho. ¡Yatenían los dos números: 1313 y 2828!

Satisfecha con su obviamente mala aritmética, Mélida llamó alas oficinas de la Lotería Nacional de Beneficencia, y pudo averi-guar la dirección en donde vendían los números 1313 y 2828.Desafortunadamente, el último de los dos se vendía en el Interiorde la República. Era, por consiguiente, imposible obtenerlo por la

premura del tiempo.

En el camino, Mélida rezaba para que la suerte le ayudase.

-Ojalá que queden algunos biletes del 1313!- Era tarde, ymuchas de las billeteras probablemente estaban devolviendo ya a laoficina central los biletes no vendidos.

Cuando llegó al sitio de venta, una intensa alegría le asaltó.

¡Allí estaba su número, pero sólo habían diez pedazos! .

Pocas horas después se jugó la lotería. En el primer premio yen el segundo salieron respectivamente el 1313 y el 2828.

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Mélida gritaba de gusto. ¡Qué hubiera pasado si yo no hubiese

sumado!. iY si hubiese conseguido el que multipliqué, tambiénme la habría ganado!. ¡Eso se llama saber jugar! ; iqué Froi niqué Froi! ia mi nadie me gana interpretando los números de losN ,suenos. .

y como si estuviera reconociendo una verdad indiscutible (quesólo lo era para ella), se dijo asimismo con cierta satisfacción inte-rior: "y además, hay que saber también matemáticas".

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EtT DO JRO Sil L VEJRA

El Arte de la Guerra

El Secretario vitalicio de la Signoria ilorentina termino sus

cálculos matemáticos para la ahora obra clásica suya "L' Arte dellaGuerra", los cuales quedaron igualmente consignados para la Histo-ria en una fórmula que estipula que para tomarse una posición

enemiga que ocupe una altura se necesita un númcro diez vecesmayor de soldados (en paridad de armamento) que el número delos que ocupan esa altura.

Todas las guerras convencionales posteriores han dado la razóna Machiavell, pero los norteamericanos, que todo lo cambian y 10

hacen más grande, se han empeñado en demostrar que Machiavellestaba equivocado y que, por lo demás, jamás intuyó las computa-

doras electrónicas.

y éstas ya lo han probado milones de milones de veces y elresultado siempre fue y ha sido el mismo: mil a uno. Y las com-putadoras norteamericanas jamás se equivocan. La guerra delVietnam ha probado que, actualmente, se neccsitan mil soldadosnorteamericanos para tomarse una altura defendida por un soloViet-Cong. Sí, señor, la respuesta era mil a uno para operaciones deguerras con armas convencionales.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que, de aquel antiguo yobsoleto postulado maquiavélico a la guerra moderna han transcu-rrido más de cuatrocientos años... y las cosas cambian... Por 10menos así pensaba el Presidente Kennedy cuando decidió "escalar"

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la guerra, y así también pensaba johnson, su sucesor, cuando deci-dió "escalarla" aún más.

Como se ha sabido ahora que el Ejército norteamcricano senci-llamente cedió el terreno en Vietnam, lo de las computadoras

(oráculo del Departamento de Guerra de Washington) había asesta-do un rudo golpe a la estrategia, al prestigio y a la diplomacia delos Estados Unidos. En tal sentido se había efeetuado una reuniÓn

super secreta en el Pentágono, a la cual asistieron los jefes delEstado Mayor Conjunto y el entonces Director de la C.LA. Esteúltimo, como es de esperarse, llegó disfrazado de Abraham Lincoln,ya que en aquella época de diplomacia de capa y espada, ni losgenerales de cinco estrellas y ni el propio Presidente de los EstadosUnidos le habían visto jamás y ni siquiera sospechaban su nombre.

Una vez puesta la agenda sobre el tapete y después de que elanalista máximo de la guerra, el Almirante Wise, indicara la discre-pancia entre el criterio convencional de Machiavelli y el modernode las computadoras, y luego de explicar este sabio que la guerradel Vietnam era "una guerra de escalamiento, conquista y reten-ción de posiciones de altura", el jefe de la C.LA., siempre disfrazado

y disfrazando esta vez la voz por medio de un microscópico mini-micrófono que ocultaba entre dos de sus molares, dijo:

-Que busquen al tal Machiavell por aire, mar y tierra, y en elespacio también. Yo quiero a ese italiano.

Decenas de miles de agentes de ambos sexos y de todas lasnacionalidades y, en especial, italo-americanos, se esparcieron en-tonces por el mundo, preguntando, fimando, amenazando, graban-

do conversaciones y microfilmando las gráficas de las voces graba-das; interviniendo teléfonos y secuestrando y torturando gente; so-bornando a cuanta persona podían usando los fondos de una cuen-ta bancaria sin límite: todo, pero todo se hizo sin omitir nada paracwnplir la orden del jefe.

Finalmente uno de estos agentes pudo averiguar que Machiavelliera florentino y que también había sido escritor. Inmediatamente

se coló en el Pen-Club de Florencia y un célebre filólogo allí pre-sente respondió a su requerimiento de dónde vivía el escritor conestas palabras:

-Caro signor, yo le aseguro que Machiavelli vive no solo aquí

en Firenze, sino en toda Italia, en el mwido entero y, muy espe-cialmente, en el Departamento de Estado de Washington, lugar endonde parecen seguir sus enseñanzas al pie de la letra. Un hombreque vive de manera tan singular no tiene domicilio fijo sino que

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vive en el mundo entero: vive, por Dios, no estÚ muerto ni puedemorir jamás.

--AIl right; de acuerdo. Pero dÍgame su direccirm. El gobiernonorteamericano paga lo que sea por saber su paradero exacto. Esuna cuestIÚn de vida o muerte-, gritÓ el espía entusiasmado y

extrayendo varios billetes de a mil del bolsillo.

-Machiavelli vive en su tumba; cn el subconscicnte colectivo dela Humanidad, o en cualquier librería, universidad o cerebro queusted encuentre por allí-, contestó el filólogo alejÚndose rÚpida-

mente y sil1 enterarse del ofrecimiento de dinero, aunque pensandoque todos los turistas norteamericanos son necios de necesidad.

Acto seguido el espía informÚ por su mini-microtrasmisor de loque había pasado. Este lo llevaba debajo de la uÙa del pulgarderecho y era transparente y se confundía con la uiìa, lo cual lefacilitaba transniitir con solo colocarse la memo sobre la boca. Porlo del1:ls, sin embargo, es sabido que todo agente de la C.LA., esun consumado ventrílocuo contra quien no se podría usar ni si-quiera la le':tura telcschpica de labios. Por mini-microtransmisor

también le llegÓ la respuesta de Washington: le ordenaban queempezara por la turnbd, que lo de las bibliotecas y librerías bienpodría ser una trampa dilatoria comunista.

Una vez localizada la tumba de :\achiavelli, a los espías norte-americanos no les fue nada difícil violada y llevarse los restos delci:lcbre teÓrico de la política y de la gUClra al laboratorio de la

Embajada de los Estados Unidos en Roma, el cual quedaba en unacatacumba secreta en donde se dice que predicó San Pedro, conec-tada por pasadiL'os sub terrÚneos a la sede de la embajada en eues-ti/m. Allí se llevaría a cabo la resucitaci/m. Porque en aquellos

tiempos de total hegemonía de la C.I.A., nada, pero nada detenía aeste organismo cuando se proponía algo.

Debo infbrmar que, para esta fecha, ya el gobierno de los Esta-dcis Unidos había efectuado un descubrimiento tan importante co-mo el cle la dcsin tegraciim del átom o. Y ello tan solo con lo que

llamaban "retrograde programmation".. es decir, el retroceso de unaprogramaciÓn cualquiera. Aparentemente se daba marcha atrás a loscarretes de las imiquinas computadciras y éstas, convertidas de estamanera en nuevas fuentes cle informaciim, invertían el proceso me-cániui de la informaciÓn y, empezando de atrets hacia adelante,leían el exacto retroceso de la programaciÚn y lo que antes era enesta programaciÚn, dejaba de serio en la respuesta, y lo que había

sido y ya no era, ahora era de nuevo y, Santo Dios... Del retroceso

se llegó a una completa y total inversiÓn de los términos. Era una

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cosa quasi-hege1iana que llevaba a una verdadera síntesis. Y fue deeste descubrimiento que partió la feliz intuición de la antinomia:vida-muerte. El descubrimiento al cual me refiero fue, como se

habrá podido adivinar, el de la resucitación de cadáveres, no impor-ta cuan microscópicos fuesen sus restos, o la naturaleza del estratogeológico en donde se encontrasen, ni cuán antiguo y complejo elproceso morboso que hubiesen experimentado. El primer experimen-to lo habían efectuado los yanquis en la propia morgue del Hospital

Naval de Bethesda, Maryland, lugar en donde habían vuelto a la vida,por un minuto escaso, un legendario y anciano almirante muerto devieJo.

y era que los bioquímicos, trabajando en equipo con los biopa-

tó10gos, habían desarrollado un suero que tan solo había que rociar

con un atomizador sobre los huesos de los cadáveres que se queríaresucitar, desde luego si tales huesos existían. Pero el suero eraeficaz sobre cualquier resto fósil que, alguna vez, hubiese estado encontacto o proximidad con el cadáver, no importa cuán microscó-

pico o antiguo fuese, como se ha informado, tal fósil.

y se había logrado resucitar algunos cadáveres para fines secre-tos, como cuando la C.I.A., resucitó a Al Capone para preguntar1equé se debía hacer con los hermanos Kennedy y luego, cuandorevivieron a John Foster nulles, quien aconsejó al State Depar-

tment que solo respaldaa política y económicamente a gobiernos

dictatoriales latinoamericanos por aquello de que es más fácil yproveehoso tratar con una sola persona que con el pleno de uncongreso elegido por todo un pueblo. En Estados Unidos todo elmundo está convencido de que la C.LA., aconsejó a Kennedy en laaventura de Bahía de Cochinos después de consultar al resucitadoJames Monroe, quien murió por segunda vez vociferando "Arericafor the Americans"..

¿Pero cómo habían logrado los sabios pensar al revés de ladesintegración? Muy sencilo: Míster Star, el programador estrellade la guerra, había preguntado a la computadora:

¿Cuándo se puede decir que la gente vive? , y la máquina habíaleído:

-¿Eviv etneg al euq riced edeup es odnáuc? -y entonces había contestado:

-Cuando todo el mundo habla de ella y la recuerda a años, adécadas, a siglos, a milenios de su muerte clínica o corporal. Y estosin perjuicio de que quienes hablen de estas personas vivas desco-

nozcan totalmente su obra, o de que haga miles de años de que los

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antiguos dueños de estos despojos mortales hayan sido enterrados odados por muertos. Cervantes, Velásquez y Shakespeare; Goethe y

Tasso; Esquilo y Homero; Platón y Aristóteles; Marx y Leninvivenpara milones de personas que jamás les han leído o que desconocen

totalmente su obra.-¿Viven, entonces, estando muertos?- preguntó MÍster Star.

-No: he dicho que no están muertos: viven-, replicó la com-putadora.

Luego el programador preguntó a la computadora cómo se po-dría desarrollar un suero resucitador: una droga que devolviera lavida tal y como la experimentamos y entendemos nosotros, y lamáquina respondió:

-Si el muerto ha dejado obra escrita, o si sus obras perduranpintadas, grabadas, esculpidas o modeladas en la piedra, el mármol,el barro, el hueso, la madera, el estuco, la tela, la arcila cocida, ola mera piedra que cubrió la primitiva tumba del último período

post-glacial; o si hay vestigio alguno del cronlech, del dolmen, delmegalito, de la mastaba, de la pirámide, del hipogeo, o de cualquierforma de enterramiento, arma o utensilio desde el último estratoque se haya excavado al muro de la caravana peleolítica, y' desde elabrigo levantino español hasta la pintura rupestre de los pueblos

primitivos eontemporáneos, en fin, desde la tosca piedra tallada alpapel, todo, pero todo se recoge. Una vez hecha la recolección, no

se olvide, entonces se microtritura todo aquello en el molino super-sónico, el cual 10 arroja inmediatamente al horno atómico-, dijo lamáquina para continuar informando:

_ y una vez atomizado todo ese acervo (por así decido), alresiduo o síntesis, a eso que los legos llaman desecho o desperdicio,se le agrega un disolventc a base de mucho nitrógeno, aminoácidos,enzimas, ácidos ribonucleicos, especialmente mucho DNRA, agua yotras sustancias generadoras de vida; se vacía este semi-líquido en

la licuadora nuclear, se bombardea ésta con rayos ultravio1etas queatraviesan una miniréplica dc nuestra atmósfera terciaria, y ya tieneusted su suero. Haya huesos o no, basta rociar como dije el restomicroscópico, la huella fósiL. Recuerden: insisto en que no se tratade cualquier cadáver, porque para que una resucitación dada seaposible debe existir una relación cualitativo-cuantitativa entre laduración de la resucitación y el valor universalmente aceptado de laobra de la persona resucitada. Luego, si se quiere algo permanentedebe usarse el cadáver o los restos mortales de un personaje inmor-tal, si se le permite la metáfora a una fría máquina computadora.

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Así habló la máquina y los maquinales espías obedecieron susórdenes como si fueran agujereadas tarjetas de tabulación.

Recogieron, pues, todo lo que hubiese podido estar en contactocon Machiavell sin respetar nada, ni la fe de bautismo, ni la corres-pondencia privada del autor del "Príncipe" y, por supuesto, todoaquello de que pudieron echar mano violando derechos ajenos, igle-sias, archivos, colecciones privadas, museos, lápidas y hasta epi ta-fios, pero a la vuelta de algunas semanas ya tenían su suero. De la

cúpula del patacio en donde funcionaba la Embajada de los EstadosUnidos salía un humo blanco y los romanos se preguntaban si laC.LA., no habría asesinado al Papa italiano para poner en su lugara un cardenal, sosias norteamericano del Papa de entonces (Paulo

VI), en el trono de la Santa Sede.

Una vez en poseción de su suero, los espías tomaron los descar-nados huesos del exhumado diplomático y escritor; rociaron dosismasivas del suero sobre los huesos del secretario florentino y delpelado y magro montoncilo de despojos mortales se irguió en po-cos minutos la figura de carne y hueso del célebre teórico de lapolítica y de la guerra. El suero, haciendo que el tiempo diera

marcha atrás, lograba que lo que estuviese muerto viviera.. y todoello completamente ajeno a la mera evocación mnemónica. Allíestaba, en efecto, Niccoló Machiavell, redivivo, resucitado por lanecesidad bélica. Su cuerpo olía igual que el de sus contemporá-

neos del siglo XV, tal era el poder resucitador del suero y la

increíble memoria de la máquina. Lo primero que hizo Machiavellifue inquirir por su nunca bien admirado monarca Fernando de

Aragón, pero los norteamericano; no 10 oyeron pues en ese mo-mento escuchaban al Almirante Wise, que comentaba:

-One doesn't have to kil all the time-, con lo que quería

decir que no hay que andar matando siempre por allí.

y curioso, por decir 10 menos, Machiavelli no se asombró en

nada cuando abordó el super-jet que le transportó al Vietnam, nicuando vio los helicópteros escupiendo fuego, ni cuando oyó eltableteo de las ametralladoras, ni el rugir de los cañones, ni el

traquetar de los tanques de guerra, ni cuando hubo de pasar pordebajo de un puente levadizo, ni cuando presenció un asalto deparacaidistas. Tampoco pareció sorprenderse de ningún arma mo-derna, tal vez porque ya su contemporáneo Leonardo da Vinci lehabía enseñado sus dibujos allá en Firenze, y también porque él,Machiavelli, era un pionero de la guerra y de la política, un estadis-ta que se daba perfecta cuenta que sin él no podría haber habido

jamás guerra del Vietnam.

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Un día, al observar la acción bélica desde un helicóptero blin-dado, ya no tuvo más dudas cuando presenció los asaltos yanquis alas colinas y pudo comprobar cómo rodaban los norteamericanosmuertos por las faldas de los cerros que defendían los comunistas

del Viet Congo Así, antes de rendir su informe secreto, parece serque Machiavelli admitió, en pleno campo de batalla, que él sehabía equivocado.

-La cosa es mil a uno y no diez a uno, como dije-, aseguró elpadre del maquia~elismo a través del microtraductor que, conecta-do a su cerebro y a su laringe, vertía a inglés moderno lo que élarticulaba en su italiano renacentista preñado de latinazgos y decitas del griego clásico.

Como quiera que ya no le necesitaban más, los espías le desin-tegraron en la atmósfera y, siempre materialistas y maquiavélicos,

le convirtieron en mera e invisible energía haciéndole ver que le

administraban una pequeñísima píldora contra la malaria, píldoraque en rigor de verdad era una potentísima bomba atómica sin

radiación alguna, la cual se detonaba al entrar en contacto con losjugos gástricos. Machiavelli fue, pues, eliminado como se hace conlas personas célebres que se han tomado incómodas a algún dicta-dor: destruyendo su obra. Y Machiavelli, como se ha demostrado,era su obra. y los norteamericanos 10 sabían puesto que eso era 10

que habían dicho las computadoras. Y si ellos lo habían integradopara su fines ¿por qué no desintegrarlo de una vez por todas si elfin justificaba los medios como él mismo pregonaba en "El Prínci.pe"? En tal sentido se prohibió a las fuerzas armadas la lectura deMachiavell y la mera mención de su nombre.

Del secretario florentino solo quedaban ahora las cenizas atomi-zadas de su "Arte della Guerra", y uno que otro electrón por allí yuno que otro neutrón por allá de "La Mandrágora" y de "Los

Discursos de Tito Livio" y, en particular, de los postulados del"Príncipe", confundidos con la contaminada atmósfera que ro-deaba al mundo y al ensangrentado pueblo vietnamés.

94

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LlIIIYIEIIIIDIDW__."t.,M'Ii.'I".I.tii..'fIEDLlU,(;!'N

DlMIIT"'MEMTGpi~U.illO'l'"

\

2. El origen dc la Filosofía.

3. Las Relaciones de la Filoso-fía.

4. Introducción a la Filosofía de

la Ciencia.

5. Los Métodos dc la Filosofía.Subdivididos en una serie de

temas, estos capítulos muestranuna amplia visiÓn del p;U1orama

fiosófico, explicación que seamplía a través de la" diversasnotas marginales, notas que ex-

ponen el pensamiento de diver-sos filósofos.

Explica C.Y.D. que: "No sólo

el hombre se sicnte angustiado;mte Sll posible desaparición dela faz de la tierra, sino qiie esta

situaci(m conflietiva -progenito-ra de la incertidumbre vital-,

también se deja sentir en el pla-no espiritual, y es, posiblemente

96

a ese nivel, en donde su influen-cia es más decisiva, hasta talpunto que podemos decir quetodos los problemas del hombretienen su origen cn esa situación

espiritual.De allí que el hombre de

hoy, más que ninguna época dela Historia, siente la necesidad

de tratar de forjarse una explica-

ción de este mundo en el cual élexiste, y que se le muestra tanparadójico, tan absurdo e in-comprensible; en suma, intentaexplicárse10, pensado, analizar-1 "o .

El libro de Claudio y oungDíaz viene a llenar un vacío, enel renglón referente a la biblio-grafía didáctica filosófica ennuestro país, pues los estudian-tes del curso de Introducción a

la Filosofía cuentan ahora con

un manual, redactado con clari-dad cxpositiva, que informa so-bre diferentes tópicos de carác-

ter instructivo.

REVISTA NACIONAL DECULTURA. Nos. 9 y 10. -Agosto. . Sept. - Oct. - Nov. -Dic.-, 1977 - Enero, 1978.

Comprende la presente entre-ga de esta prestigiosa publica-ci(m nacional los siguientes te-mas:

. La Reforma Ahora - Nils Cas-tro: "Si bien la recién conquis-

tada autonomía protegió a mu-

chas universidades en el plano

Page 98: . II (J (J t! r(/ 1;(

interno no pocas veces sirvió pa-ra escudar a sectores tradiciona-listas". La situación actual de laUniversidad de Panamá "sobretodo se agrava por la crisis po-lítica e ideológica del movimien-to estudiantil, donde ha venidodescendiendo la calidad de la lu-cha ideológica, suplantada par lamera fraseología agitativa".

. Universidad y Sociedad -Raúl Rodríguez Parcell: "Cuan-do la Universidad se enclaustra

en sus paredes, olvida poner lospies en la tierra para poder le-vantar la cabeza... ".

. La Participación Estudiantil

Universitaia - Jorge L. Cisne-

ros: "El tránsito por la Universi-

dad debe desde el punto de vis-ta de las organizaciones estu-

diantiles ser el cedazo por elcual se han de filtrar los mejorescomponentes para el desarrollode la personalidad científica, po-lítica, ética y humanista. Tam-bién puede ser el núcleo en don-de se siembran las raíces de lasfrustraciones, el resentimiento

social o el profesionalismo arr-

bista que sigue dirigiendo juven-

tudes a la luz de métodos y es-quemas superados históricamen-te, creando los círculos viciosos yvacuos del hacer improductivo".

· Be li z e, una IndependenciaCondicionada ~ José Steinsle-ger: "El conflcto con Belice re-

surge en coincidencia asombrosacon la crisis intema... es paradistraer el descontento tan gran-de que existe contra las autori-dades militares. El invento de la

guerra es para que el puebloolvide la terrible situación que

padece" .

· Oligarquía Urbana y Traiisfor-macÎón de Mentalidades1821-1849 - Alfredo FigueroaNavarro: "Urge iniciar el proce-so de transformación de menta-

lidades mutando esa temporali-dad vacía, problema aún vigenteen Panamá donde el tiempo si-gue impregnado de bastante im-precisión" .

. La Nacionaldad Panameña.Concepto Jurídico y ConceptoHistórico - Político - Juan Ma-terno Vásquez: "El hombre esel productor de la cultura. Así

que cuando hablamos de la cul-tura nacional panameña estamoshablando de la producida por elhombre panameño a través desu historia. La historia del hom-bre panameño comienza con eldescubrimiento de cuyo .aconte-cimiento vamos para cinco si-glos. y el hombre panameño seha formado a través de esa his-toria que ,en cuanto a su tipohumano representa el productocultural de la mezcla de los an-

cestros indígenas, africanos e

luspánicos" .

. El Casco Viejo que yo co-nocí.. Jorge Sosa: Fotos denuestra ciudad capital, acompa-

ñados de textos evocadores del

pasado.

. Esta Certeza del Más Sereno yProfundo Fulgor - FranciscoGaró Céspedes: Teatro en unacto.

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Page 99: . II (J (J t! r(/ 1;(

· Días de Ventisca, Noches deHuracán - Julio Escota: Narra-ción.

· Bumeran - Justo Arroyo:"...la habían educado para querepresentara el papel de señorita

de su casa para que diera la ima-gen de buena novia esposaamantÍsima madre abnegada pi-lar de la sociedad orgullo de la

nación" .

. Poemas - Elmer Pérez:

"...se están corriendo las vocesde los años de la infancia...es que hay sonrisade lluvia por las noches...la cuenta de tus díasde hombreen el planetaque habitamos!

98

...somos digooceános dilatados...nos llaman digo entelas semilas cuatemarias..."

· Aivo Mets: Paseos y Desapa-riciones - Pedro Correa: Elpoeta ruso Mets es autor de doscuadernos de poesía: "PaseosOtoñales" y "Desaparezco en laPrimavera". El traductor Pedro

Correa nos ofrece, en versión alespañol, los versos de "Desapa-

rezco en la Primavera".

· Recuento Cultural: Actos decultura presentados durante losúltimos meses en Panamá.

· Reseña: Exposición bibliográfi-ca.

OSMAN LEONEL FERGUSON

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PLAN DE LOS SORTEOS ORDINARIOS OOMINICALES

EL BILLETE ENTERO CONSTA DE 150 FRACCIONES DIVIDIOOEN CINCO SERIES DE 30 FRACCIONES CADA UNA

DENOMINADAS A, B, C, D y E

PREMIOS MAYORES

1 Premio Meyor, Series A, B, C, D y E1 Segundo Premio, Series A, B, C, D y E1 Tercer Premio, Series A, B, C, D y E

Fracción Bilete Entero

Total de

Premios

8/.1,000.00 B/.150,OOO.00 8/.150,000.00

300.00 45,000.00 45,000.00150.00 22,500.00 22,500.00

10.0050.00

3.001.00

2.505.00

2.003.00

TOTAL...

Precio de un Billete Entero. . . . . B/.

Precio de una Fracción, . . . . . . . 'Valor de la Emisión. . . . . . . . . . .

DERIVACIONES DEl PRIMER PREMIO

1,500.007,500.00

450.00150.00

27,000.0067,500.0040,500.00

135,000.00

18 Aproximaciones, Series A, B, C, D y E9 Premios, Series A, B, C, D y E

90 Premios, Series A, 8, C, D y E900 Premios, Series A, B, C, D y E

DERIVACIONES DEl SEGUNDO PREMIO

18 Aproximaciones, Series A, B, C, D y E9 Premios, Series A, B, C, D y E

375.00750.00

6,750.006,750.00

DERIVACIONES DEl TERCER PREMIO

18 Aproximaciones, Series A, B, C, D y E

-l Premios, Series A, B, C, D y E

1,074

300.00 5,400.00450.00 4,050_00

B/.510,450.00

82,50

0.55825,000.00

99

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NUMERO S PREMIADOS EN LOS SORTEOS DE LALOTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIALOS DOMINGOS DE FEBRERO DE 1979

SORTEOS No. PRIMERO SEGUNDO TERCERO

Febrero, 4 3128 5122 1806 5785

Febrero, 11 3129 6733 5987 3470

Febrero, 18 3130 4855 3819 3439

Febrero, 25 3131 2061 6436 3691

NUMEROS PREMIADOS EN LOS SORTEOS DE LALOTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIA

LOS DOMINGOS DE MARZO DE 1979

SORTEO No. PRIMERO SEGUNDO TERCERO

Marzo, 4 3132 8413 9835 6813

Marzo, 11 3133 6696 8019 8311

Marzo, 18 3134 0860 4800 2298

Marzo, 25 3135 8388 7808 6115

100

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PLAN DE LOS SORTEOS ORDINAROS INTERMEDIOS

EL BILLETE ENTERO CONSTA DE 90 FRACCIONES, DIVIDIOOEN 6 SERIES DE 15 FRACCIONES CADA UNA

DENOMINADAS A, B, C, D, E, Y F

PREMIOS MAYORES

1 Premio Mayor, Series A, B, C, D, E y F1 Segundo Premio, Series A, B, C, D; E y F1 Tercer Premio, Series A, B, C, D, E y F

Fracción Cada Serie

B/.l,OOO.OO B/.15,OOO.00

300.00 4,500.00150.00 2,250.00

DERIVACIONES DEL PRIMER PREMIO

18 Aproximaciones, Series A. B, C, D, E y F9 Premios, Series A, B, C, D, E y F

90 Premios, Series A, B, C, D, E y F900 Premios, Series A, B, C, O, E y F

10.0050.00

3.001.00

150.00750.00

45.0015.00

DERIVACIONES DEL SEGUNDO PREMIO

1 B Aproximaciones, Series A, B, C, D, E Y F

9 Premios, Series A, B, C, D. E y F

2.50

5.00

37,50

75.00

DERIVACIONES DEL TERCER PREMIO

1 B Aproximaciones, Series A, B, C, O, E y F-- Premios, Series A, B, C, O, E y F

1,074 PREMIOS

2.003.00

TOTAL...

30.0045.00

Precio de un Billete Entero. . . . ,Precio de Una Fracción, . . . . . . .Valor de la Emisión. . . . . . . . . . .

8/.49.500.55

495,000.00

Total dePremios

B/. 90,000.00

27,000.0013,500.00

16,200.0040,500.0024,300.00

81,000.00

4,050.00

4,050.00

3,240.002,430.00

B/.306,270.00

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NUMEROS PREMIADOS EN LOS SORTEOS DE LALOTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIALOS MIERCOLES DE FEBRERO DE 1979

SORTEO No. PRIMERO SEQUNDO TERCERO

Fibrero, 7 640 1565 8099 3493

Febrero, 14 641 4989 2329 2855

Febrero, 21 642 1096 6457 2919

Febrero, 28 643 6867 3621 8178

NUMEROS PREMIADOS EN LOS SORTEOS DE LALOTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIA

LOS MIERCOLES DE MARZO DE 1979

SORTEOS No. PRIMERO SEGUNDO TERCERO

Marzo, 7 644 3397 2355 5820

Marzo, 14 645 2623 7778 9976

Marzo, 21 646 0328 4440 8965

Marzo, 28 647 5752 3218 3608

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LOTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIAPLAN DEL SORTEO EXTRAORDINARIO No. 3136

DEL r DE ABRIL DE 1979

EL BILLETE ENTERO COMPRENDE 15 FRACCIONESA B/.L10 CADA FRACCION

PREMIOS MAYORES

BILLETE TOTAL DEFRACCION ENTERO PREMIOS

PREMIO MAYOR 8/.10,000.00 8/.150,000.00 8/.150,000.00SEGUNDO PREMIO 4,000.00 60,000.00 60,000.00TERCER PREMIO 1,500.00 22,500.00 22,500.00

DERIVACIONES DEl PRIMER PREMIO

BILLETE TOTAL DEFRACCION ENTERO PREMIOS

9 Premios-Cuatro Primeras Cifras 500.00 7,500.00 67,500.009 Premios-Cuatro Ultimas Cifras 500.00 7,500.00 67,500.00

90 Premios-Tres Primeras Cifras 50.00 750.00 67,500.0090 Premios-Tres Ultimas Cifras 50.00 750.00 67,500.00

900 Premios-Dos Primeras Cifras 2.00 30.00 27,000.00900 Premios-Dos Ultimas Cifras 2.00 30.00 27,000.00

9,000 Premios-Ultima Cifra 1.0 16.50 148,500.00

DERIVACIONES DEl SEGUNDO PREMIO

BILLETE TOTAL DEFRACClON ENTERO PREMIOS

9 Premios-Cuatro Primeras Cifras 300.00 4,500.00 40,500.009 Premios-Cuatro Ultimas Cifras 300.00 4,500.00 40,500.00

90 Premios.Tres Primeras Cifras 15.00 225.00 20,250,0090 Premios-Tres Ultimas Cifras 15.00 225.00 20,250.00

DERIVACIONES DEl TERCER PREMIO

BILLETE TOTAL DEFRACCION ENTERO PREMIOS

9 Premios-Cuatro Primeras Cifras 200.00 3,000.00 27,000.009 Premios-Cuatro Ultimas Cifras 200.00 3,000.00 27,000.0

90 Premios.Tres Primeras Cifras 10.00 150.00 13,500.0090 Premios-Tres Ultimas Cifras 10.00 150.00 13,500.00

11,397 TOTAL 8/.907,500.00

Emisión . . . . . . . . . , . . . . . . . . . . . . . . . . .100,000 8illetas

Valor de la Emisión. '...'..........,'.. .B/.1,650,OOO.00El Billete consta de cinco (5) cifrasPrecio de un Billete Entero . . . . . . . . . . . . . . . .B/.16.50

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