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Bert Hellinger
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Felicidad que permanece Lo esencial de las constelaciones
[amiliares
Bert Hellinger
~ rigden institut gestalt
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Título originalGlück, s bleibt
TítuloFelicidad que pemumec e
Lo esencial de las constelaciones familiares
Primera ediciónOctubre 2007
© 2006 Bert Hellinger
© 2007 para la edición en castellanoRigden Edit SoL.
TraducciónLuisOgg
PortadaDiseño: Bárbara Pardo
FotocomposiciónZero preimpresión, SoL.
Impresión y encuadernaciónPuresaS.A.
Impreso en España
Depósito LegalB-1.491-2007
ISBN
97S-S4-935095-S-3
RIGDEN-INSTITUT GESTALTVerdi, 94, bajos
OS012-Barcelona
www.institutgestalLcom
e-mail: rigden-ig@institutgestalLcom
Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares de l opyright bajo las sanciones establecidas e n lasleyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquiermedio o procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informático, así como ladistribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público.
ÍNDICE
Queridos lectores o o oo o o o o o o o o o o o o o oo o o o o o o o o o
FELICIDAD PLENA
La sorpresa o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o oo o o o o o o
Pleno significa al completo o . o o o o o o o o¿Quién me falta? . o o o o o o o o o o o o .La salud plena o o o . o o o o o o o o o o
«Ahora me quedo» o o . o . o o o o o o«Mamá, voy» o o o o o o o o o o o o o o o
El precio. o o o o o o o o o o o o o o . o . o o o o o o o o oHa funcionado o o o o o o o . o . o o o o o o . o o o o o
EL tvlOR
«Te aUla» o o o o . o o o o o o o o o o o o .. o . o
El bajo continuo o o o o . o o o o . o .. o o .. o o
Amor que une y amor que separa o o o ••••••El sexo o. o o . o o o o o o o o . o o o o o o .. o . o o o
Amor a segunda vista o o o o o o o o .Las familias también vibran . o . o o o o o o .
La perfección .. o o o o . o . o o . o o o . o o o o o o .
Cómo lograr conjuntamente el amor y la vida .Lo que hace que las parejas crezcan junt as o oo o o o ..
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¿Qué hace felices a los hombres? 83El sentimiento básico 83
Aprender el amor de los padres .Tomar con amor .Tomar más allá de l bien y del mal .Meditación: la preparación a la relación d e pareja
Lo creativo y divino .Crecer en la relación de pareja .
Cómo hacer que nuestra relación de pareja seaun logro .La relación sexual .
El amor de l corazón .La vida en común .Amor y orden .
La cotidianidad de la relación de pareja .Sí .
Po r favor .Gracias .
La decepción .Los viejos víncul os permanecen .Los campos anímicos .Ejemplo: el laberinto del alma .La comunidad de destinos .Lo otro en la relación de pareja .
Hombres y mujeres son diferentes .También las familias son diferentes .
Estar en armonía con nuestros límites .Amor duradero .El paraíso .La entrega .Íntimamente .
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HIJOS FELICES
¿Qué hace felices a los hijos? .Ayudar a hijos difíciles .
El amor sapiente .La buena y la mala conciencia .La implicación .
El amor ciego .El orden .
Todos los niños son buenos y sus padres también.El campo espiritual .
El amor oculto del niño .El orden .
Ejemplo: «Me quedo contigo» .
Ejemplo: la hija no quiere estudiar .Ambos padres .El movimiento interrumpido .Cómo se lleva a su destino, posteriormente, el
movimiento interrumpido .Po r los padres .Po r representantes de los padres .La inclinación profunda .El movimiento amoroso más allá de los padres .
Ayudar a los niños con cuentos .El grifo gotea .La despedida .
Lo QUE NOS HACE FELICES
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La felicidad en la pareja .El instante .
Ejemplo: el trabajo .
Tomar totalmente a los padres .
Felicidad po r la benevolencia para todos .Felicidad e infelicidad .
La felicidad de la pertenencia .La felicidad ciega .
La felicidad es más que el sentimiento
de inocencia .
Tragedias .
Vibrar jun tos .
La fuerza originaria .
Laserenidad .
LAs
CONSTELACIONES FAlvlILIARES
El futuro de las constelaciones familiares .
Los inicios .
La conciencia .
Los movimientos del alma .
Los movim ientos de l espíritu .
APÉNDICE
Libros de Bert Hellinger .
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QUERIDOS LECTORES:
Más es, en este libro, esencial. Más es lo que sirve a la vidaya la felicidad que permanece. ¿Qué felicidad permanece?
La felicidad que se siente bien entre nosotros porque la res-
.petamos y compartimos.
¿Cómo la compartimos? Cuando queremos bien (es decir,
literalmente, somos benevolentes) a otras personas y les de-
seamos el bien en todos los aspectos. Entonces nuestra felici-dad se alegra. Se siente bien entre nosotros y a su vez n os
quiere bien ... permanentemente.Lo que significa benevolencia y qué conduce a ella se vive
de forma especialmente grata en las constelaciones familia-
res. En este libro he resumido de modo fácilmente inteligiblelo qu e las constelaciones familiares ha n revelado sobre la feli-
cidad permanente. Describo, ante todo, qué h an reveladosobre la vida y sobre el amor.
También he publicado estas páginas en formato de audio-
libro. La palabra oída alcanza más hondamente el alma y la
conmueve de modo inmediato. ¿Qué clase de conmoción?Una conmoción de amor que permanece. ¿Cómo permane-ce en esa conmoción? Feliz.
Vuestro
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La felicidad plena
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LA SORPRESA
«Esto es mu y fácil» dicen muchos que experimentan por
primera vez la constelación familiar. E n u n grupo, u no elige
a unas personas totalmente desconocidas para qu e represen-te n a los padres y a los hermanos d e alguien, él mismo inclui-
do, los reparte e n el espacio e n relación entre sí y se sienta.
De repente lo ve claro: «¿Esto se supone que es mi familia? La
recordaba muy difererrte.»
¿Qué h a pasado? Todos miran e n la misma dirección. Élmismo, es decir su representante, incluso está muy alejado de
la familia. Si entonces se les pregunta a los representantesqu é les pasa sale a relucir q ue les falta algo. Así q ue les pon-
go delante a otro representante allí adonde todos miran. Sus
caras se aclaran. Se sienten mejor.
Eso h a sido u na constelación familiar típica. No puede se r
más sencillo. Pero ¿qué h a salido a relucir realmente? El hom-bre cuenta que tenía un hermano que murió al poco de
nacer. Después ya no se lo mencionó e n la familia, como siya
no formara parte de ella.
PLENO SIGNIFICAAL COMPLETO
Mi felicidad es plena cuando todos los que forman partede mi familia tienen u n lugar e n mi corazón. Si, como e n el
ejemplo d e arriba, se excluyó u olvidó a alguien, empieza e n
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nosotros y en nuestra familia su búsqueda. Percibimos q uenos falta algo, pero a menudo no sabemos dónde buscar. Unabúsqueda de ese tipo lleva, a veces, a la adicción, a veces tam-bién a la búsqueda de Dios. Sentimos un vacío en nosotros,un vacío que queremos llenar.
¿QUIÉN ME FALTA?
Podemos comprobar en nosotros si nos falta alguien. Nostomamos cinco minutos y cenamos los ojos. Nos dirigimosinternamente a cada uno de los qu e pertenecen a nuestrafamilia. Los miramos a los ojos, también a los q ue ya llevan
mucho tiempo muertos. Les decimos: «Teveo. Te respeto. Tedoy u n lugar en mi alma.» Percibimos inmediatamente quenos sentimos más plenos.
Al mismo tiempo sentimos si falta alguien. P or ejemplo,alguien olvidado, alguien a quien la familia vivía como u nacarga, alguien de quien se quería librar. También a ellos losmiramos a los ojos. Les decimos: «Teveo. Te respeto. Te amo.
Te doy e n mi corazón el lugar que te corresponde.» De nue-vo percibimos qué efecto tiene e n nosotros y cómo estamosmás plenos.
LA SALUD PLENA
Un o de los conocimientos de largo alcance de las conste-laciones familiares tiene q ue ve r con nuestra salud, la saludplena.
Muchas enfermedades representan a personas de las q ue
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FELICIDAD QU E PER1vIANECE
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nosotros o nuestra familia se quiere librar, q ue hemos olvi-
dado o excluido. También eso lo podemos comprobar ennosotros.
De nuevo nos tomamos cinco minutos y cenamos los ojos.Nos hundimos en nuestro cuerpo y sentimos dónde nos due-le algo, dónde hay algo enfermo.
¿Cuál es, po r lo general, nuestra respuesta? Queremoslibrarnos d e lo qu e n os duele y de lo q ue nos enferma, demodo parecido a como nosotros o nuestra familia no s que-ríamos librar de u na persona.
Ahora recorremos el camino inverso. Acogemos co n amor
en nuestra alma yen nuestro corazón lo q ue n os duele y loque n os enferma. Le decimos: «Puedes quedarte conmigo.En mí puedes alcanzar la paz.» Mientras tanto prestamosatención al efecto que tiene sobre nuestro cuerpo y qué pro-voca en él. A menudo un dolor cede y nos sentimos aliviados.
En un paso siguiente tratamos de percibir hacia qué per-sona se dirige la mirada de esa enfermedad y ese dolor. A qu épersona excluida u olvidada. A qué persona, a la q ue acasonosotros o nuestra familia haya tratado injustamente.
Al cabo de u n rato lo sabemos o lo intuimos. Miramos aesa persona ju nt o con nuestro dolor y nuestra enfermedad.Le decimos: «Ahora te veo. Ahora te respeto. Ahora te amo.Ahora te doy u n lugar en mi corazón.»
¿Cómo estamos entonces? ¿Cómo está nuestra enferme-dad? ¿Cómo está nuestro dolor? También en este caso, plenosignifica al completo.
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«AHORAME OUEDO»
En un a gran escuela de México se dirigieron a m í algunos
profesores y padres porque estaban preocupados por los
niños. Querían ayudar a esos niños. Un a profesora, p or ejem-
plo, estaba preocupada por un muchacho de catorce años
que ya n o quería estudiar e n el colegio. Así q ue hice q ue e sa
profesora se colocara y puse al adolescente a su lado. Ambos
padres estaban presentes. L os coloqué enfrente del chico y
de la profesora.
Cuando miré al muchacho observé q ue estaba triste y se
lo dije «Estás triste.» Inmediatamente le corrieron las lágri-
mas, y a su madre también. Todos pudieron ve r qu e el chico
estaba triste porque lo estaba su madre.
Le pregunté a la madre qué había ocunido en su familia deorigen. ijo «Tuve un a hermana gemela que murió al nacer,»
Es decir qu e había echado e n falta a su hermana gemela. Tam-
bién su familia había echado de menos a la hermana gemela
muerta. Había perdido su puesto e n esa familia. Pensar en ella
y recordarla er a demasiado doloroso para los demás.
De modo qu e elegí a u na representante para es a herma-
na gemela muerta. La coloqué separada de los demás e hice
que mirara hacia fuera, tal como ocurría realmente e n esa
familia.
Todos miraron a la gemela muerta, sobre todo la madre.Po r e so la coloqué detrás de su hermana gemela, también
con la mirada haciafuera, y le pregunté: «¿Cómo estás aquí?»
Ella dijo «Aquí estoy bien.»
Después coloqué al muchacho en el lugar d e s u madre,
detrás de la gemela, y le pregunté qu é tal estaba allí. También
él dijo «Aquí estoy bien.»
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FELICIDAD QUE PER lY AN ECE
¿Qué es, pues, lo q ue salió a relucir en ese caso? La madre
quería ir con su gemela muerta. Estrictamente, esto signifi-
caba, sin embargo, que quería seguirla a la muerte. Su hijo
había percibido en su alma que su madre deseaba ir a la
muerte c on su hermana. Es decir q ue se dijoen su alma: «Yo
moriré e n t u Iugar,»
No es de sorprender que ya no quisiera estudiar en el cole-
gio. ¿Para qué necesita aprender algo alguien que quiere
morir?
Aquí podemos ve r qué efecto tiene el que alguien sea
excluido, o sea: cuando es a persona ha perdido su lugar en la
familia.
¿Cuál es la solución e n este caso? Es m uy fácil. Se devuel-
ve la hermana gemela muerta a la familia, donde recibe el
lugar que le corresponde.¿Cómo resultaba eso e n la constelación familiar? Coloqué
a la gemela muerta en la familia al lado d e la madre. Ambas
se abrazaron íntimamente entre lágrimas. Ya no hacía falta
que la madre siguiera a su gemela a la muerte. La tenía con-
sigo en la familia.
Todos los miembros de la familia estaban, de pronto,
mucho mejor, sobre todo el marido. Podemos imaginar fácil-
mente qué le había pasado c on s u mujer, al haber sentido
todos esos años q ue ella deseaba la muerte.
Así q ue hice q ue la madre mirara a su marido a los ojos yque dijera: «Ahora me quedo.» Lo dijoy ambos se abrazaron,
felices.
Luego la madre se volvió a su hijo. También le miró a los
ojos y dijo «Ahora me quedo, y m e alegraré que tú también
te quedes.» El muchacho estaba radiante. Su tristeza había
pasado.
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«MAMÁ, VOY»
Un a mujer sufría porque su ij había roto la comunica
ción co n ella desde hacía arios. Leyó mi libro Órdenes del amor
y comprendió que su ij tenía una relación interna co n per
sonas a las q ue se les negaba el lugar qu e les correspondía en
la familia. Pensaba en dos personas: e n la primera esposa de
su marido y en su suegro.
Po r l a noche encendió una vela e n honor de la primera
esposa d e su marido. Se imaginó que s e encontraba delante
de ella y le miraba a los ojos. Se inclinó profundamente ante
ella y le dijo: «Te hago honor,»
La noche siguiente hizo lo mismo po r su suegro. También
encendió un a vela po r él y se imaginó q ue estaba delante de
él y le miraba a los ojos. Se inclinó asimismo profundamenteante él y le dijo: «Te hago honor..
Al d ía siguiente telefoneó su hija: «Mamá, voy.»
EL PRECIO
¿A quién se le niega c on especial frecuencia el lugar que
le corresponde e n un a familia? Se trata de parejas anteriores
de los padres o de los abuelos. Ha n dejado sitio para otra
pareja y para los hijos posteriores. A menudo incluso hanpagado un alto precio personal para la felicidad d e éstos.
En el ejemplo de las parejas anteriores podemos percibir
del modo má s impresionante cuán vastas consecuencias tie-
ne en una familia el q ue a alguien se le niegue el respeto y el
amor al q ue tiene derecho.
En la constelación familiar se revela q ue las parejas ante-
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FELICIDAD QUE PERMANECE
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liares quedan representadas más tarde por un hijo de la nue
va relación. Ese ijo adopta los sentimientos d e aquellas y los
manifiesta también frente a los padres. Representa a esas
parejas y a veces también adopta su destino.
HA FUNCIONADO
Un amigo me contaba q ue su hijo pequeño a veces era
capaz de sacarlos a él y a su mujer de sus casillas c on su com
portamiento. Dijo: «Sabe muy bien qué nos enfurece y n o
para hasta haberlo conseguido. Entones apenas somos capa-
ces de dominamos.»
Yo le dije: «Tú ya estuviste casado antes de ahora. ¿No
sabes q ue los hijos de segundas nupcias hacen recordar a las
parejas anteriores con su comportamiento?»
Me preguntó: «¿Qué hemos de hacer? Co n mi mujer pasa
lo mismo. También ella tuvo antes a otro marido.»
Le dije: «La próxima vez que sientas t u cólera mira por
encima de tu ijo a t u primera mujer, c on respeto y amor. Y
dile a tu mujer que haga lo mismo c on su primer marido.»
A las cuatro semanas volvimos a encontramos. «Oye -me
dijo-, ha funcionado de inmediato.»
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El amor
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«TE AMO»
¿Quién puede decir algo así: «Te amo.»? ¿Qué ocurre e n
su alma cuando dice esta frase? ¿Qué pasa en el alma del otro
cuando se dice esta frase?
El alma de quien dice sinceramente esta frase, tiembla. E n
ella se reúne algo q ue crece como u na ol a y lo arrastra. Pue
de qu e se defienda de ella p or miedo de adónde lo eleva y a
qué orilla lo lanzará.
Puede que también el otro o la otra a quien se dice esta
frase tiemble. Intuyen qu é cambia e n ellos, cuánto puedecomprometerlos y determinar su vida para siempre.
Está también el miedo a si seremos capaces de mantener
esta frase y estamos de acuerdo con ella e n todo su alcance y
nos podemos abrir a ella, independientemente de sila hemos
dicho o n os la h an dicho.
Pero no hay frase m ás hermosa, que no s conmueva tan
profundamente y nos u na ta n íntimamente con otra persona.
Es u na frase humilde. Nos empequeñece y engrandece al
mismo tiempo. Nos hace profundamente humanos.
EL BAJO CONTINUO
Un a relación de pareja se interpreta como u n concierto
barroco. E n lo alto suena u na diversidad de las melodías más
bonitas, y debajo suena el bajo continuo, q ue conduce y uni-
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BERT HELLINGER
fica y porta las melodías y les d a su peso y su plenitud. E n un a
relación d e pareja, el bajo continuo dice: «Te tomo, te tomo,
te tomo. Te tomo p or mujer. Te tomo p or marido. Te tomo y
me entrego, c on amor;»
AMOR QU E UN E Y AMOR QU E SEPARA
Cuando se encuentran u n hombre y una mujer, el hom-
br e se da cuenta d e que le falta algo y la mujer se da cuenta
de que le falta algo. ¿Qué es, al fin y al cabo, un hombre s in
mujer y qu é es u na mujer sin hombre? El hombre es referido
a una mujer y la mujer es referida a un hombre. Al unirse,
cada un o obtiene lo qu e le falta. El hombre obtiene a la
mujer y la mujer obtiene al hombre. Para el hombre, admitirqu e le falta la mujer, y para la mujer, admitir q ue le falta el
hombre es humilde. No resulta fácil. Cada uno reconoce co n
ello sus límites.
Algunos quieren rehuir esta confesión; el hombre, por
ejemplo, desarrollando en sí lo femenino y la mujer desarro-
llando e n sí lo masculino. Porque entonces el hombre ya n o
necesita mujer y la mujer ya n o necesita hombre. Entonces
pueden s er sin el otro.
Una relación de pareja está conseguida cuando el hombre
y la mujer admiten que les falta el otro, q ue necesitan al otropara ser completos. Si se regalan mutuamente lo que al otro
le falta s on perfectos y completos.
El amor de hombre y mujer alcanza su plenitud en la con-
sumación sexual. La consumación sexual es aquello a lo que
se dirige la relación de pareja. Es la consumación más pro-
funda de la vi
y mu y superior a cualquier otra, también la
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FELICIDAD QU E PERMANECE
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consumación más espiritual. A través de ella estamos en
armonía con lo esencial del mundo. Porque ¿qué nos com-
promete má s c on lo esencial de la vida y con qué crecemos
más que con esta consumación y sus consecuencias?
Hay algo má s relacionado c on e sa consumación. A través
de la consumación sexual surge u n vínculo. Después d e ella,
la pareja ya n o logra desunirse. P or eso no se la puede tratar
como si fuera cualquier cosa. Tiene vastas consecuencias.
Qu é significa el vínculo y cuán profundo es podemos com-
probarlo p or el dolor y el sentimiento d e culpa y d e fracaso
que experimenta un a pareja en caso d e separación. N o pue-
de n separarse sin sentir y reconocer ese vínculo.
Qu é efecto tiene sobre las relaciones posteriores podemos
comprobarlo porque un hijo d e la segunda relación repre-
senta a la pareja de la primera. Tiene los sentimientos de e sapareja y los expresa frente a sus padres. Es decir que n o se
puedejugar c on las relaciones anteriores. Siguen actuando.
Podemos observar también que cuando un a pareja se
separa y sus miembros se relacionan co n parejas nuevas y
éstas a su vez se separan, e n la segunda separación el dolor
y el sentimiento de culpa son menores que en la primera
separación. En u na tercera separación, el dolor y el senti-
miento de culpa son menores todavía, y al cabo de cierto
tiempo ya n o importan. Po r regla general, en una nueva pare-
ja , sus miembros n o se atreven a tomar de l mismo modo ínti-mo a la nueva pareja como e n el caso d e la primera.
Hay un a solución para ellos si, e n la primera separación,
siguen respetando y amando a la pareja anterior, No siempre
lo consiguen los dos miembros a la vez. En este caso, resta
para ambos algo doloroso.
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EL SEXO
«Sexo» es, para el alma, u n palabro, pues le falta el alma,
la profundidad, la pasión plena, el reconocimiento del otro
ye l reconocerse y encontrarse e n el otro.
Cuánta fuerza tiene, po r el contrario, la vieja palabra volup-
tuosidad. En ella se siente el movimiento, el calor, la pasión, el
ovillo, la fuerza, el abrazo, el impulso adelante, la culminación
y la relajación beatífica. Frente a ella, sexo es distante y como
la comida rápida frente a u n banquete.
La voluptuosidad es vida, sobrecogedora en su fuerza, y es
fértil e n todos los sentidos. Ella se convierte e n algo mucho
más allá d e 10 personal y 10 egocéntrico. Pero está fuera de
control, rebosante, pues está dirigida y soportada p or algo
más grande. E n ella se complace el alma.
¿Hemos de reintroducir esa palabra? No. Es demasiado
frágil, como algo sacro. Pero 10 mejor es qu e dejemos de lado
la palabra sexo. Al fin y al cabo, con todo 10 que relacionamos
con ella, es u n barbarismo para el alma.
AMOR A SEGUNDA VISTA
Cuando un hombre se encuentra c on u na mujer p or laqu e se siente atraído de modo especial, y un a mujer, cuando
se encuentra co n ese hombre y se siente atraída de modo muy
especial p or él, a ambos los recorre u n sentimiento de felici-
da d desconocido hasta entonces y u n deseo qu e los posee
totalmente. Sienten esa felicidad y ese deseo como amor.
Cuando el hombre le dice entonces a la mujer: «Te amo», y
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FELICIDAD QU E PERMANECE
cuando la mujer también le dice: «Te amo», se unen y se con-
vierten en una pareja.
Pero ese primer amor que se sienten mutuamente y qu e
se confiesan, ¿es lo bastante fuerte como para vincularlos
duraderamente? ¿Incluso si al cabo de cierto tiempo resulta
que los caminos diferentes q ue h an recorrido hasta entonces
sólo los unen d e ese modo tan íntimo durante u n tiempo?
Puede que se unan para largo tiempo, sobre todo si n o sólo
se convierten en una pareja sino también en padres. ¿Pero los
unen todavía esos caminos si, más tarde, señalan e n direc-
ciones diferentes? Porque: ¿qué saben el un o del otro el hom-
bre y la mujer en la exaltación del primer amor? ¿Qué saben
de la oscuridad de su procedencia, de su destino particular y
su fin particular? La cuestión es, cuando se revela lo oculto
hasta entonces, ¿qué los ayuda a q ue su amor sobreviva a esarealidad y dure?
Nos damos cuenta de q ue ha de añadirse algo más a la pri-
mera confesión «Te amo», algo q ue prepare a la pareja para
eso abarcador y qu e la conduzca a esa lejanía y esa profundi-
dad que le permita crecer más allá de l primer amor. U na fra-
se q ue incluyera eso abarcador y los preparara a ambos para
ello sería: «Te am o y am o lo que n os lleva a ti y a mí.»
¿Qué ocurre cuando el hombre le dice a la mujer y la
mujer le dice al hombre esta frase: «Te am o y amo lo q ue no s
lleva a ti y a mí.» De repente no sólo se miran a sí mismos y asu deseo. Miran algo más grande que los sobrepasa. Aunque
les falte mucho para comprender qu é de particular les exige
esta frase y qué destino les sobrevendrá más tarde individual-
mente y en común, es u na frase que, después del amor a pri-
mera vista, prepara y permite el amor a segunda vista.
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BERT ]-IELLINGER
LAS MILI S TAMBIÉN VIBRAN
El amor no es personal. No es el hombre quien le dice asu mujer «Te amo» como un Yo.Es demasiado pequeño para
eso. Lo mismo vale, po r supuesto, para la mujer. Detrás deellos están los padres y los antepasados y los destinos. Todosellos actúan de modo vigoroso a través de e sta frase. Cuandoel hombre le dice entonces a la mujer «Te amo», algo vibradesde muy lejos. Vibra c on vigor u na sinfonía gigantesca.Entonces no estamos nosotros fijados mutuamente, sino qu evibran también las familias. Ésta es un a imagen bonita.
LA PERFECCIÓN
Cuando un hombre y un a mujer se encuentran por pri-mera vez y se sienten atraídos mutuamente, a veces de modoirresistible, se ven como individuos, yo y tú. Pero detrás del
hombre están también su madre y su padre y sus abuelos ysus
hermanos y todo lo que ocurrió en esa familia: todo un sistema. Tengo la imagen: todo el sistema que hay detrás del hom-
bre espera a la mujer, no sólo él. Lo mismo vale para la mujer,Cuando el hombre ve a la mujer ha de saber qu e detrás deella están su padre y su madre y sus abuelos y sus hermanos,
todo un sistema. Este si stema espera al hombre. Amb os sistemas esperan poder acaso llevar a su terminación algo n oresuelto en el pasado. Para eso, el sistema del hombre no sólomira a la mujer. Mira también su sistema. Ambos sistemas
entran en una comunidad de destino y acaso quieren resolver en esa comunidad algo particular, resolverlo por fin.
Por eso n o existe un a relación de pareja como nos la ima-
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FELICIDAD Q UE PERMANECE
ginamos a menudo. La relación de pareja es un sueño. Todosestamos involucrados en un campo, en una familia mayor. Sialguien, e n la familia del hombre o en la familia de la mujer,
fue excluido, po r ejemplo un a parejaanterior o un hijo abortado o un hijo minusválido, o alguien de la familia de quien
se avergonzaban, el miembro familiar excluido está presenteen la nueva relación yen la nueva familia. P or eso ambos, elhombre y la mujer, ha n de introducir al miembro excluido enla nueva familia. Sólo entonces ambos estarán libres para su
relación.
CÓMO LOGRAR CONJUNTAMENTEEL AMOR Y LAVIDA
Pero las constelaciones familiares n o sólo revelan cosas
hasta entonces ocultas, también muestran vías para la solución. Mostrar la vía a la solución de u n nudo y conducir a los
afectados po r esta vía es lo decisivo e n las constel aciones fami
liares.Pero del mismo modo que no puede durar el amor a pri
mera vista si no le sigue el amor a segunda vista, también enla constelación familiar la solución de l nudo sólo se puedelograr si los afectados se relacionan co n algo más grande. Es
decir: si dejan conscientemente atrás algo anterior y se abrena algo nuevo, aun cuando al principio les dé miedo. El saber
y el conocimiento sirven de poco aquí. Se requiere también
una fuerza especial.La fuente de esa fuerza es, po r un a parte, la conexión con
los padres y los antepasados y, po r otra, la inmersión en algomás grande. En cuanto nos sometemos a eso más grande lle-
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gamos a armonizar c on lo que, e n último término, nos con
duce. A veces n os conduce más allá de los límites de u n nudo
y nos libera para u na vida feliz y plena. Pero n o siempre. Si
somos testigos, en nosotros o e n otros, de que no se puede
superar u n límite, es decir que nosotros o la pareja n o no s
podemos librar de un nudo, hemos de reconocerlo así si n
querer mover o modificar algo. E n u na relación de pareja,
eso se vive como morir. También a ese morir n os podemos
enfrentar con amor si nos decimos mutuamente: «Me a mo y
te amo con todo lo q ue n os conduce a m í ya ti.»
LO QUE HACE Q UE LAS PAREJAS CREZCAN
JUNTAS
¿Qué hace q ue las parejas crezcanjuntas? Puede q ue algu
nos piensen: cuando h a comenzado la relación de pareja se
sientan y descansan. Pero la relación d e pareja es parte d el
cumplimiento de nuestra vida, u na parte decisiva d el cum
plimiento de la vida. Porque la vida empieza propiamente
co n la relación d e pareja. Es u n punto culminante. Después,
todo e n la vida es diferente, mayor, más rico y más pleno.
Aprender e l amor d e l os padres
Pero ha y algo anterior a la relación d e pareja: la infancia.
La relación de pareja se aprende pronto. El amor q ue nece
sitamos para la relación d e pareja lo aprendemos m uy tem
pranamente. La aprendemos, sobre todo, d e la madre. Sólo
donde la relación c on la madre está lograda, si tomamos de
nuestra madre a corazón lleno lo q ue viene d e ella, nos pre-
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FELICIDAD Q UE PERt\ NECE
paramos para la relación d e pareja. Algo parecido vale tam
bién para la relación con el padre. Quien no pudo tomar a
los padres, tampoco podrá tomar a u na pareja. Muchos pro
blemas en la relación de pareja proceden de qu e un o o
ambos miembros d e ella n o están e n pa z c on sus padres, c on
una unión pr of unda de res petar y tomar con agradeci
miento.
Toda lajuventud es, e n el fondo, tomar con amor. Es to
mar, tomar, tomar y tomar. Algunas personas se niegan a
tomar p or diversas razones. Algunos d e nosotros tenemos,
po r ejemplo, la idea de que lo q ue n os d an los padres es tan
tísimo q ue n o podremos equilibrarlo, q ue nuestro agradeci
miento nunca bastará para equilibrarlo todo.
Tomar con amor
Sentimos u na necesidad m uy profunda d e equilibrar el
da r y el tomar. P or eso algunos niños se niegan a tomar p or
miedo a no poder equilibrarlo, y entonces n o toman. A veces
argumentan el no tomar con reproches yacusaciones contra
sus padres. Entonces toman muy poco y, puesto que toman
poco, tienen poco. P or regla general, n o basta del todo para
un a relación de pareja. Es decir que la relación de pareja
empieza porque tomemos d e nuestros padres.
A menudo reina u n gran malentendido e n los sentimientos c on relación al equilibrio. Nunca podremos equilibrar a
nuestros padres. Pero podemos equilibrar de otro modo.
Equilibramos al traslada r lo q ue tomamos. P or ejemplo a u na
pareja y, sobre todo, a los propios hijos. Cuando se sabe esto,
ya no hace falta preocuparse po r el equilibrio frente a los
padres. Tomamos y tomamos y tomamos y sabemos q ue u na
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vez rebosaremos y nuestra pareja y nuestros hijos se enrique-
cerán con ello.
Es decir que esto es una condición para la relación de
pareja. El amor mediante el cual las parejas crecen juntas
empieza ya e n nuestra infancia.
Tomar más allá d el bien y d el m al
Hay otra cosa qu e se opone al tomar durante la prepara-
ción a la relación de pareja. Se trata de la diferenciación
entre el bien y el mal. O de bueno y malo. Existe, fomentada
también p or determinadas corrientes de la opinión pública,
que se h an plasmado, por supuesto, e n determinadas escue
las de psicoterapia, la idea de que nuestros problemas tienen
relación co n nuestros padres. Si nuestros padres hubieransido mejores, también nosotros estaríamos mejor. Se trata de
un a idea extraña, pues imponerse frente a las adversidades
forma parte del crecimiento. La opinión difundida entre
alguna gente es: crecemos al recibir, recibir y recibir sin tener
qu e poner nada de nuestra parte. Pero crecemos precisa-
mente frente a la contrariedad, y crecemos gracias a los erro-
res d e nuestros padres y también gracias a las dificultades q ue
acaso tuvimos que soportar e n la infancia. Lejos de ser u n
daño, es la oportunidad gracias a la cual crecemos y adquirí-
mas fuerza para la vida real.A veces me imagino cómo le iría a un nirio q ue tuviera
los así llamados padres ideales. ¿Puede vivir? ¿Sabe algo
de la vida real? ¿Está ese nino maduro para una relación d e
pareja?
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FELICIDAD Q UE PERMANECE
Meditación: l a preparación a l a relación
de pareja
Nos imaginamos a nuestros padres, a nuestra madre ya
nuestro padre, tal como son. Detrás de ellos están sus padres,
pues también nuestros padres fueron niños un a vez. Detrás de
sus padres están los padres de éstos, y los padres de éstos, infi
nitas generaciones. La vida q ue fluye p or todos ellos procede
de u n origen que n o conocemos. La vida es lo m ás poderoso
qu e existe. Es lo más grande que existe. Es lo más espiritual
que existe. La experiencia de Dios sólo puede ser experiencia
de vida. Y toda experiencia d e vida es, al f in y al cabo, expe-
riencia de Dios.
Esta vida fluye, a través de todas esas generaciones, divina,
auténticamente. Nadie le h a podido añadir algo, nadie le h a
podido quitar nada. En el tomar y transmitir la vida todas
eran perfectas. Eran perfectas en armonía con un movi
miento divino. Así llegó la vida a través d e todas esas genera-
ciones hasta nuestros padres. Se amaron como hombre y
mujer. De su amor como hombre y mujer hemos surgido
nosotros. Nuestra vida es u n fruto d e su amor.
Los miramos, abrimos ampliamente el corazón y tomamos
de ellos, tal como son, la vida e n s u plenitud, como lo más
grande que existe, como algo sagrado, como algo divino. Los
miramos y, tomándolo, les decimos: «Gracias». Pero n o sóloa ellos. Este agradecimiento va dirigido también a todas las
generaciones detrás d e ellos y al origen d e la vida. Entonces
tenemos la vida.
Pero necesitamos durante muchos años los cuidados y la
preocupación de nuestros padres. Ellos no s ha n regalado
estos cuidados y esta preocupación. N os h an alimentado, pro-
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tegido, educado, h an pensado siempre e n nosotros y se h anpreguntado: «¿Qué necesita nuestro hijo?» Así hemos creci
do mediante su amor y sus cuidados.
Lo creativo y divino
Pero nuestros padres so n también humanos como nosotros, con los así llamados defectos. Digo con así llamadosdefectos porque todo crecimiento se desarrolla ampliamente,aparte de la alimentación, también a través de los obstáculos
y los errores. Porque lo divino que actúa en la vida es, en esteaspecto, defectuoso. La idea de que lo divino es perfecto n ose sostiene. Porque todo lo creativo sólo es creativo porquepreviamente había algo imperfecto. Sólo donde h ay imper-
fecciones y algo todavía no concluido, donde hay defectos yerrore s, es posible lo creativo. Así, también lo creativo qu e nosllega a través d e nuestros padres sólo es posible a través dedefectos y dificultades y carencias y culpas. Lo miramos comonecesario para nuestra vida y para nuestro crecimiento y loasumimos en nosotros afirmativamente: sí, eso forma parte demí , c on eso he crecido. Esto es parte de m í y puede ser un a
parte de mí.Sentimos lo que ocurre po r eso en nuestra alma. Nos hace-
mos amplios y fuertes.
Crecer en la relación de pareja
No podemos transmitir lo q ue no hemos tomado. Eso tie
ne efectos de peso en la relación de pareja.Algunos se imaginan a la pareja de modo ideal, cómo ha
de ser idealmente. Nadie puede crecer con la pareja ideal.
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FELICIDAD Q UE PERMANECE
¿Qué sería para mí la pareja ideal? Si pudiera decirle: «Túeres mi madre yyo soy tu hijo.» ¿Pero qué resulta de u na relación de pareja así?
Todo miembro de u na pareja, el hombre yla mujer, se ha ncriado en una familia particular co n dificultades particularesy han crecido co n ellas de u n modo determinado. Ahora losdos se encuentran diferentes y son un desafío mutuo. Si setoman tal como son, exactamente tal como son, crecenjun-tos. Sólo entonces. Es un a condición.
Entonces, por supuesto, se pueden ver de muy otro modolas dificultades qu e se plantean a menudo en un a relación depareja. Se lo puede valorar y crecer con ello d e tal maneraque la relación de pare ja sea cada vez más plena y feliz.
CÓMO HACER QU E NUESTRA RELACIÓNDE PAREJA SEA UN LOGRO
Para un a relación de pareja lograda se necesitan trescosas. Cada un a es importante po r sí misma y ninguna puedesustituir a las otras.
La relación sexual
La primera es la relación sexual. Qu e sea lograda esimprescindible, porque la relación de pareja está encamina-da a la unión sexual. Es esencial, pues sólo a través de la relación sexual sigue la vida. E n la relación sexual se condensanel amor y la vida. Es la culminación de nuestro desarrollo. Enla relación sexual, e n el amor que se expresa e n ella y, po rsupuesto, en el instinto que conduce a ella actúa la fuerza más
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poderosa que conocemos. Toda vida se dirige a la transmi-
sión. Está encaminada a la transmisión y está cumplida cuan-
do la transmisión se logra. Po r eso la fuerza qu e actúa tras ella
es propiamente la fuerza vital. Y es, p or supuesto, la fuerza
espiritual, la máxima fuerza, la -lo diré c on un a metáfora-
fuerza más semejante a Dios. E n ella se manifiesta más tangi-
blemente lo más grande del mundo, lo divino. Precisamente
po r estar entregados a esta fuerza a través d el instinto se reve-
la como procedente de fuera de nosotros y superior a noso-
tros. Es decir: q ue para la relación de pareja se necesita en pri-
me r lugar que se logre el amor sexual.
El amor del corazón
A eso se añade u na segunda cosa. Es el amor de l corazón.El amor sexual se logra mejor si procede d el amor d el cora-
zón, cuando el amor sexual es también un a consumación del
amor del corazón. El amor del corazón es u na prestación pro-
pia. También existe la sexualidad sin este amor, y a menudo
también existe este amor sin la sexualidad. Ambas s on pres-
taciones p or sí mismas: el amor sexual y el amor de l corazón.
La vida en común
Ahora se añade un a tercera cosa, la vida e n común. Lavida e n común se puede dar sin sexualidad. Puede también
existir a veces sin amor. A veces vemos a parejas q ue siguen
ju nt as sin que realmente se amen mutuamente de corazón.
Pero la vida en común es un bien mu y elevado. También ha y
que aprenderla y conseguirla.
Cuando se ju nt an estas tres cosas, el amor sexual, el amor
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FELICIDAD QU E PERJ \tIANECE
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de corazón y también la vida en común, co n todo lo q ue for-
ma parte de ello (el intercambio, la ayuda mutua, el apoyo),
se logra la relación de pareja. Entonces crecemos e n la rela-
ción de pareja.
Amor y orden
¿Qué es más grande y qu é es más importante: el amor o el
orden? ¿Qué viene primero? Muchos creen que co n que amen
lo suficiente todo estará en orden. Muchos padres creen, p or
ejemplo, q ue si aman lo suficiente a sus hijos éstos se desarro-
llarán tal como se lo imaginan. Pero a menudo los padres que-
dan decepcionados a pesar de su amor. Es evidente que el
amor solo n o basta.
El amor se ha de someter a u n orden. El orden le viene
prescrito al amor. Así es también e n el resto de la naturale-
za: u n árbol se desarrolla según u n orden interno. No se lo
puede modificar. Sólo puede desarrollarse dentro de ese
orden. Así ocurre también con el amor ylas relaciones huma-
nas: sólo se pueden desplegar dentro de un orden. Este
orden viene dado. Si sabemos algo de los órdenes del amor,
nuestro amor y nuestras relaciones tienen más posibilidades
de desarrollarse plenamente.
El primer orden del amor e n u na relación de pareja es
que hombre y mujer, aunque diferentes, sean de igual con-dición. Si así lo reconocen, su amor tiene más posibilidades.
El segundo orden es q ue tomar y dar han de estar equili-
brados. Si un o h a de d ar más q ue el otro, la relaci ón está tras-
tornada. Necesita este equilibrio. Cuando la necesidad de
equilibrio entre d ar y tomar va unida al amor, cada uno da al
otro y cuando se h a recibido algo d el otro se le d a algo más
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para equilibrarlo. De ese modo crece el intercambio entre
ellos y, con él, la felicidad común.Esta necesidad de equilibrio también existe e n lo negati-
vo. Cuando u n miembro de la pareja le hace algún daño alotro, éste siente la necesidad de hacérselo también. Se sienteherido. Po r eso cree tener el derecho de herir también al
otro, esta necesidad es irresistible.Muchos de los qu e h an sufrido u na injusticia se sienten
co n derecho d e hacerle también algo malo al otro. Es decirque aquí aú n se añade algo más a la necesidad de equilibrio:
la sensación de que p or la injusticia qu e se me h a hecho ten- derechos especiales Entonces no se le hace al otro sólob .
el mismo mal qu e él nos h a hecho, sino q ue se le hace u npoco más. Pero como al otro se le ha hecho un poco má s de
mal, éste, a su vez, se siente con el derecho de hacerle u ndafio y, porque se siente c on razón, también él hace un poco
más. Así crece en una relación el intercambio d el mal. E nlugar d e la felicidad crece, en una relación así, la infelici-
dad. Se puede reconocer la calidad de u na relación e n si elda r y tomar se realiza fundamentalmente e n lo bueno o e n
lo malo.La cuestión es: ¿cuál sería la solución en este caso?, y ¿hay
alguna? Sí: la soluciónsería volver a pasar del intercambio en
el m al al intercambio en el bien. Pero ¿cómo lograrlo?
Hay un truco para eso: vengarse del otro con amor. Esdecir que también se le hace daño, pero u n poquito menos.
Entonces termina el intercambio e n el m al y ambos puedenvolver a empezar con el d ar y tomar bueno. Éste es u n aspec-
to importante de los órdenes del amor. Si se lo conoce y seactúa en consecuencia, e n muchas familias las cosas pueden
volver a enmendarse hacia el bien.
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FELICIDAD QU E PERM t lECE
Hay qu e tener en cuenta aquí otro orden d el amor, puessu n o observación tiene vastas consecuen cias.
Una mujer que cree ser mejor que su madre n o respeta alos hombres. Tampoco entiende a los hombres y, en el fondo,no los necesita. Pues si cree ser mejor que su madre, eso sig-
nifica, po r regla genera l: yo soy la mujer mejor para el padre.Entones ya tiene a su hombre y no necesita a ningún otro.
¿Cómo se hace capaz una niña de convertirse e n mujer yrespetar y tener a otro hombre? Si se coloca al lado de su
madre, como la menor.
A la inversa esto también vale, p or supuesto, para los hom-
bres: un hombre q ue n o respeta a su padre y cree ser mejorque su padre frente a su madre, no respeta a las mujeres. Yatiene a un a mujer y no necesita a ninguna otra.
¿Cómo se hace capaz d e hacerse u n hombre y respetar ytener a otra mujer? Si se coloca al lado de su padre, como elmenor.
Es decir que el hombre aprende el respeto p or la mujer
del padre y la mujer aprende el respeto p or el hombre de sumadre.
¿Qué ocurre cuando u n hombre que es hijode madre secasa co n un a mujer que es hijade padre? El hijode madre n o
es fiable para la mujer y la hijade padre no es fiable para el
hombre. Sienten poco respeto mutuo.
Po r eso hay que arreglar primero e n las familias de pro-cedencia qu e el hombre respete a su padre y la mujer a sumadre.
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LA COTIDIANIDAD DE LA RELACIÓ NDE PAREJA
Me refiero ahora a la cotidianidad de la relación de pare-
ja . ¿Cómo empieza el nuevo d ía en u na relación de pareja? Elhombre mira a la mujer y la mujer mira al hombre y sus caras
empiezan a relucir. Se complacen mutuamente. ¿No es esteu n bonito comienzo d el nuevo d ía en una relación de pare-
ja? O sea: el amor reluce y se muestra al relucir. L a más her-
mosa expresión del amor es cuando u no se complace c on elotro. Así comienza pues el d ía en una relación de pareja. C onmirarse mutuamente y complacerse c on el otro tal como es.
Esto es la felicidad, la complacencia mutua y hacer algo
impulsado p or este placer: da r y tomar. Entonces el dí a n o
puede s er lo bastante largo para ellos porque siempre fluyede u n lado a otro entre ellos algo nuevo. Esto es crecer.
Tras decenios de observación y experiencia, lo esencial
que compone la felicidad se h a reducido, para mí, a tres pala-
bras. E n estas tres palabras, si se sienten y dicen e n el momen-to oportuno, reside el secreto de la felicidad en una relación
de pareja.
Sí
He insinuado la primera palabra con el comienzo d el d íaen una relación de pareja. ¿Por q ué se complace u no c on elotro? Porque lo admite tal como es. Esta alegría es contagio-
sa también para el otro. La palabra qu e hay detrás es: "Sí». Sí
al otro, sí a mí, sí a la situació n, tal como es, ysí a la felicidad.Claro q ue a veces se opone algo a la felicidad: cierta idea.
Porque en nuestra sociedad ha y que pagar po r casi todo.
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FELICIDAD Q UE PERMANECE
Muchos creen que n o hay nada gratis, que todo se paga. P oreso empiezan a pagar también p or su felicidad. E n lugar de
mirar al otro y complacerse co n él, buscan su monedero parapagar c on él la felicidad. C on eso, pronto pierden de vista al
otro, y también dejan de advertir la presencia de la felicidad.Sólo conservan e n la mano unas pocas monedas. Eso es en-tonces todo lo q ue queda de l placer y la felicidad.
Hay e n nosotros u n impulso profundo que extrae su fuer-
za de la idea: he de pagar po r todo lo q ue recibo. Sobre todopo r la felicidad. Pero cuando se ha pagado bastante, hace
tiempo q ue la felicidad se h a desvanecido.
Esa idea de tener que pagar po r todo existe también fren-te a Dios. Pagamos a Dios la felicidad regalada con grandessacrificios y peregrinaciones y fundaciones y lo q ue sea. ¿Se
complac e él sile
pagamos p or ello? ¿Le importa qué es lo q uecreemos estar pagando? Es u na idea curiosa.
Hubo u na vez en un cursillo m ío u no q ue se había com-
prado u n Mercedes. Pero n o le estaba permitido, e ra un a feli-cidad demasiado grande para él. En su familia sólo se podía
comprar Volkswagens, los viejos. Un día, en la autopista,alguien chocó contra su coche p or detrás. Suspiró co n alivio.
Po r fin había pagado p or su felicidad.¿Os suena? Pasa todos los días. Algunos pagan todo el
tiempo. Pagan p or la felicidad y pagan p or la culpa.
Por favor
Cuando el hombre ha ofendido a su mujer, p or ejemplo
con alguna observación malvada, le sabe ma l y paga p or ello.
Hace q ue le vaya mal. Es decir q ue expía lo qu e h a hecho.¿Cómo evitar u na expiación así? Co n u na sola palabra.
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FELICIDAD Q UE
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Así q ue el hombre h a ofendido a su mujer, La h a desde-nado. Incluso h a olvidado su curnpleaños. Eso es mu y grave.
Algunos incluso olvidan el aniversario d e boda. Entonces lamujer lo mira y está triste. ¿Qué hacer e n este caso? ¿Debe
expiado? ¿Se ha de golpear el pecho? No. La mira y dice:«Por favor», simplemente «por favor». Lo lamento. «Porfavor». Entonces el corazón de ella se abre y la felicidad vuel
ve a tener u na oportunidad.
Gracias
Ya he mencionado dos de las tres palabras mágicas para lafelicidad: «sí» y «por favor». Aún queda u na palabra especialmente bonita. Esta palabra es «gracias». Simplemente
«gracias». En un a relación de pareja ha y cientos de ocasionesdurante todo el dí a en qu e u no se alegra de algo y dice: «Gra
cias». Mutuamente.Así q ue éstas s on las tres palabras mágicas para u na rela
ción de pareja feliz y realizada. D e ellas podemos nutrirnos
incluso cuando nos sobreviene algo difícil.
La decepción
¿Por qu é se decepciona un miembro de la pareja del otro?
Porque espera de él algo q ue éste no puede dar. Tiene delotro u na expectativa qu e sobrepasa lo habitual. Esta expec-tativa procede a menudo de la infancia. Muchas veces e ra un aexpectativa ante la madre. Entonces, se siente, d e repente,
decepcionado.
Existe u n ejercicio para poder superar esa decepción. Un o
puede, po r ejemplo, sentarse por la noche y tomar cinco
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FELICIDAD Q UE PERNI NE E
hojas de papel, cinco p or lo menos, y empezar a imaginarse
a la pareja y anotar todo lo q ue aquélla le h a regalado a uno.
Cinco largas páginas, pero no bastan. Cuanto más se escribe,
tanto más empieza a relucir. Es u n bonito ejercicio.
LOSVlliJOS
VÍNCULOS PERMANECEN
En la actualidad a menudo damos p or supuesto -y también nos comportamos como si así fuera- q ue e n u na rela
ción d e pareja sólo se trata de las personas d el hombre y de
la mujer. Los d os se aman, se sienten atraídos mutuamente yse convierten e n u na pareja. Perdemos fácilmente de vistaque ambos proceden de u na familia determinada. Cada un o
de ellos tiene otros padres y otros antepasados. Para cada un oha ocunido otra cosa en la familia. Estas realid ades actúan en
la relación de pareja. Arnbos miembros d e ella proceden de
su propio campo anímico, de otro campo familiar que, en
muchos aspectos, los compromete. Po r eso, ninguno de elloses libre.
Si a eso se añade que u no d e ellos, o incluso los dos, estu
vo anteriormente en u na relación fija y también tiene hijosde esa relación, este pasado los ata d e muchas maneras. Ese
pasado los ata a esos hijos y al padre o a la madre de ellos.
Hemos de partir de que cada un o quiere y debe permaneceren cierto modo en ese vínculo. Ninguno puede esperar d el
otro que renuncie a esos vínculos en la relación nueva. Eso se
manifiesta a veces e n q ue no pueden vivir ju nto s aunque lo
deseen.
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BERT HELLINGER
LOSCAMPOSANÍMICOS
En u na familia, aquí e n sentido amplio, incluyendo a los
antepasados, todos están unidos entre sí como si tuvieran u nalma común más grande. También se lo puede llamar un cam-po anímico. En esa gran alma permanecen presente s todos losqu e alguna vez pertenecieron a ella, también los muertos,
todos los muertos; también forman parte, po r ejemplo, losniños abortados y hermanos muertos tempranamente. Forman
parte todos, también los q ue ha n sido rechazados yde los q ue
no se quería saber nada. E n este campo permanecen presen-
tes. En este campo están e n consonancia mutua con todos los
demás.Al mismo tiempo hayen este campo u n movimiento q ue
quiere volver a unir a los separados. Sirven a este campo dosmovimientos diferentes. A veces, p or ejemplo, tira de un vivo
hacia los muertos. Entonces se unen en la muerte. A menu-do, este movimiento es de amor. Pero, e n lugar de a la vida,
conduce a la muerte.
Pero también hay aquí el otro movimiento, otro amor, qu enos mantiene vivos. Puedo, p or ejemplo, asumir e n mi inte-
rior, en mi alma, a alguien q ue estuvo excluido. E n lugar de
arrastrarme a la muerte protege mi vida porque se siente
reconocido. Éste es el movimiento inverso, u n movimiento
curativo.Puesto qu e estamos involucrados e n tantas relaciones está
claro q ue n o podemos hacer realidad las ilusiones q ue n os
hacemos a veces sobre un a vida feliz, plena. Precisamente
porque estamos vinculados. Pero si asentimos a estos víncu-
los del destino, s ea lo que fuere lo que exigen de nosotros,
ganamos un a profundidad especial. Es un a profundidad po r
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FELICIDAD QU E PERMANECE
/..
renuncia. Y está claro q ue e n ese momento también hemos
crecido. Nos hemos hecho más humanos, involucrados e nalgo grande, y tenemos otra fuerza.
EJEMPLO: EL LABERINTO DEL ALMA
Ejercicio con un muj r cuyo primer m rido se suicidó seis meses
después de la sep r ción
HELLINGER: ¿Adónde quería i r co n su muerte? Co n sumadre.
MUJER: En el caso d e mi marido tiene sentido.
HELLINGER: Los subterfugios del alma son curiosos. A mí
ya no me sorprende nada. El alma es un laberinto e n elque u no puede perderse fácilmente. En este laberintose orienta u no c on u n hilo rojo. Éste se tiene todo el
tiempo firmemente en la mano. Entonces se orienta
uno. Porque u n laberinto es oscuro. E n él n o sirve d e
nada mantener los ojos abiertos. Se atiene u no al hilorojo. U no palpa su camino adelante, centímetro a cen-
tímetro, a lo largo del hilo rojo. Cada latido del cora-
zón es u n centímetro más. Es decir qu e se avanza co nlos latidos d el corazón.
Vaya imaginármelo, simplemente. Busco imágenespara el alma co n las q ue se pueda orientar e n el labe-
rinto del amor. O sea, se va c on el latido d el corazón.Cada latido para ti es: «Por favor, por favor, p or favor,
po r favor,» Ese «por favor» retrocede m uy atrás e n la
infancia, primero a la madre, claro: «Por favor,» Se
avanza a tientas e n la oscuridad c on la imagen de la
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madre ante los ojos y se dice: «Por favor, po r
Cada «por favor» es u n paso adelante.
Entonces el latido se acelera algo. Los
hacen algo más largos. Pero sigue estando
cada paso y a cada latido dices «gracias». Y
dices a t u difunto marido: «Cracias..
Entonces empiezas a respirar má s p r o t í L l n d a m ~ l l
a cada «gracias» inspiras y espiras profundamer
Pero el laberinto sigue estando a oscuras. ¿He
caminando contigo po r el laberinto del amor?
MUJER: P or favor.
HELLINGER: Sí, co n mucho gusto. Ahora viene, a
un «sí». Es u n sí muy especial. U n sí a la vida y
muerte, ambas cosas. Le dices sí a tu vida y tamrnen-rnc
sí a la muerte de tu marido. Esa muerte forma
tu vid Sí.
y ahora miras a tu marido actual y también a
dices: sí.
LA COMUNIDAD DE DESTINOS
En oposición a las ideas qu e a menudo tenemos del amor
romántico, e n un a relación actúan muchas otras fuerzas más.
En el amor romántico, ambos están de alguna manera locospor el otro. Loco significa e n este caso que n o se ve nada.
Ambos están t an referidos el u no al otro qu e el entorno que
da marginado. El amor no se puede mantener mucho tiem
po, porque pronto se muestra también el entorno.
También veo la relación de pareja en otro contexto. Cada
sistema familiar soporta un destino determinado y tiene u n
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El desorden surge porque n o todos los
él son reconocidos como pertenecien
no reconocidos presionan po r se r reco-
saioresa del campo, más tarde u n nifio h a
excluido sin tener conciencia de ello. A
m . l . r g ~ n a d a , po r ejemplo, un a pareja anterior de
abuelos, acaso porque murió prematura
mujer muriera de parto. A esas per
en ese sistema, muchas veces porque
a los otros. Pero más tarde se hacen
1111l1 ; Aun qlle el niño n o sabrá que está ocupado
en el destino de otra persona.
probtema, el q ue alguien fuera marginado,
éS1Llélto .todavia en la familia, ese niño, cuando se a
bi :ú;caJra inconscientemente a u na pareja qu e le ayu
familia a resolver ese problema. O s ea que el sis
busca a través ele lamujer
en elsistema elel
solución
eleun problemano resuelto Ypueeleque
lhombre su sistemabuscan a través ele mujer
sistemauna solucióna s u problema Co n eso, ambos ini
cian u na comunidad de destinos e n la que los dos buscan un a
solución en el otro.
He vivido e n Suiza un ejemplo palmario d e eso. Un hom
bre tenía un hermano q ue había muerto d e hambre durante
la guerra, porque en su familia no había bastante comidapara todos. El hombre estaba íntimamente unido a su her
mano y tenía miedo a tener que morir d e hambre también,
que el morir de hambre fuera también su destino. ¿Qué hizo?
Se casó co n un a mujer anoréxica. Que ella s e muriera de
hambre p or él.
Existen enredos así, que a veces adquieren dimensiones
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BERT HELLINGER FELICIDAD
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qu e parecen formidables. He aquí un ejemplo de un cursillo
de parejas e n Washington. U na mujer vino sin su marido a
un a constelación de parejas. O s ea qu e la coloqué solay,fren-te a ella, a u n representante de su marido. El hombre empe-
zó a temblar po r todo el cuerpo, temía realmente p or su vida.
Le pregunté a la mujer. «¿Has pensado alguna vez e n matar-lo?» Ell a dijo: «Sí». Su hija, q ue también estaba presente, ya
había intentado suicidarse u na vez. Es decir qu e e n esa fami-
lia había u n gran potencial agresivo. Cuando se revela algo
así alzunos están tentados de decir: «Esa muier es mala.» Yo, b
:J
no lo digo. Yole dije: «Debe de haber pasado algo especial entu sistema.» Al cabo d e u n silencio vino hacia m í y m e dijo:«Mi padre participó e n la fabricación de la bomba atómica.»
Añadió: «También me pregunto po r qué me casé co n un
jap onés.» ¿Cuál era, pues, el enredo en este caso? La guerraentre Estados Unidos yJapón proseguía e n ese matrimonio.y nadie e ra consciente de ello. Eso son comunidades de des-
tinos. A veces también llevan a la muerte.
Si se reconocen estos vínculos de destinos, de pronto se
muestra un a solución buena para ambos miembros. Entonces
encuentran la paz. A esa pareja lueg o le fue muy bien. La hija se
fue inmediatamente después aJapón. Estudió y prosperó allí.La relación de pareja y,de hecho, cualquier relación ínti-
ma humana, es de u na profundidad increíble. Si afrontamos
todas sus dimensiones encontraremos el camino a u n tipomuy diferente de amor y de relación. Mucho más profunda y
abierta a todo.Como ya he dicho, para el orden siempre importa que los
hasta ahora marginados sean unidos. Este es el movimiento
principal q ue lleva al orden y a la felicidad para todos e n las
relaciones.
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Q
LO OTRO E N LA RELACIÓN DE PAREJA
Puede qu e diga algo más general sobre relaciones de pare-
ja y el crecimiento e n relaciones de pareja. Porque el creci-
miento siempre es ampliación. Quien crece ha de asumir e n
su interior algo de fuera. Crece co n lo q ue antes estaba fuerade él. E n cuanto lo asume e n su interior crece c on ello.
Hombres y mujeres s on diferentes
Resulta qu e un hombre entiende poco de mujeres.
¿Habéis visto alguna vez a un hombre qu e entienda real-
mente algo de mujeres? ¿Habéis encontrado alguna vez un amujer que diga: «Mi marido me comprende»? Y viceversa,
po r supuesto, también. Las mujeres no saben mucho dehombres. Si no , n o intentarían todo el tiempo cambiar a los
hombres.
Así que cuando el hombre y la mujer se encuentran, se
encuentran con algo extraño, qu e ellos mismos n o tienen,
qu e tampoco entienden, pero qu e necesitan. El hombrenecesita a la mujer. ¿Para qué, si no , es hombre? Sin mujer noes hombre. Viceversa, la mujer necesita al hombre. Sin hom-
br e n o es mujer. La mujer se convierte en mujer mediante el
hombre. ¿O no? Todo lo demás es provisional.
Así qu e se encuentran dos que so n diferentes. Se comple-mentan mutuamente sin entenderse, s in entenderse e n lo
más profundo. P or eso, e n u na relación de pareja se mantie-ne la tensión durante toda u na vida. El hombre se maravilla
un a y otra vez de su mujer y la mujer se maravilla de su mari-
do. Eso hace viva su relación.En el momento en que el hombre se encuentra co n la
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mujer reconoce que es incompleto. H a de renunciar un pocoa su convicción de que como hombre sólo es u n se r humanocompleto. y, al revés, también la mujer. E n cuanto se encuen-tr a c on u n hombre se d a cuenta: s er sólo mujer no basta. Se
necesita algo más. Ha de renunciar a la convicción d e que
sola es la encarnación correcta de lo humano. Porque depronto tiene enfrente a u no m uy diferente que también escorrecto. Ambos s on correctos, pero diferentes. Al recono-
cerlo renuncian a u na convicción nt lior yse vuelven humil-
des. Es decir que reconocen que están necesitados. Si ambos
lo reconocen frente al otro se dejan enriquecer po r él. Y co neso crecen.
El crecimiento significa: yo asumo e n mi interior algo qu e
hasta ahora m e e ra ajeno y qu e m e desafía a renunciar a mi
superioridad. Ambos lo hacen mutuamente, el hombre y la
mujer. C on eso crecen. Ésto es el crecimiento.
También la s familias s on diferentes
A eso se añade q ue el hombre procede de otra familia qu e
la mujer y que también la mujer procede de otra familiaqu e no es la del hombre. Ambas familias son diferentes. A
menudo, el hombre mira p or encima del hombro a la fami-
lia de la mujer y la mujer mira p or encima de l hombro a la
familia del hombre. Puede que ambos digan: «Mi familia esmejor» Esto forma parte de l asunto: porque al estar vincula-
dos, como estamos, a nuestra familia, esa se convierte e n lamejor. H a de ser así. Si no, n o podríamos sobrevivir.
Pero esas familias son diferentes entre sí. Al igual q ue el
hombre es correcto a pesar de n o se r mujer y que la mujer escorrecta a pesar de no ser hombre, la familia de l hombre
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es correcta y la familia de la mujer es correcta, a pesar de s erdiferentes entre sí. No obstante, cada uno ha de reconocer la
familia del otro como equivalente. C on eso renuncia a algo.
Del mismo modo q ue el hombre primero renuncia a algo de
su convicción de que sólo el hombre es el se r humano correc-
to también renuncia a q ue sólo su familia es la correcta. Yviceversa. Ambos asumen e n su interior algo diferente y cre-cen con ello.
Cuán importante es ésto se evidencia cuando la pareja tie-
ne hijos y h a d e decidir cómo hay que educarlos. Entonces
existe a veces u na rivalidad entre los valores familiares de u no
y los del otro. También en este caso cada uno ha de renunciar
a algo. De ese modo encuentran algo común en un nivelsuperior, algo qu e es más grande que lo qu e previamentereconocían como lo único correcto. También eso es creci-miento.
ESTAR EN ARMONÍA CO N NUESTROSLÍMITES
Cuando n os encontramos con alguien en una situación
difícil a menudo le deseamos u na solución buena. Queremos
ayudarle. Pero ¿podemos y estamos autorizados a hacerlo? A
veces percibimos que ni podemos ni estamos autorizados.Algo dentro de nosotros nos lo prohíbe. Entonces hemos dereconocer que hemos alcanzado u n límite.
Eso existe también e n muchas relaciones de pareja. U node los miembros está preso e n algo y el otro n o sabe p or qué.
A menudo es algo d e su familia d e procedencia. Pero tam-bién puede ser otra cosa la qu e lo mantiene preso. A veces es,
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por ejemplo, un aborto lo que lo tiene preso y lo arrastraafuera de la relación, acaso incluso a la muerte, o po r lo
menos e n la imaginación y desde el deseo.
El otro quisiera ayudarlo pero siente q ue n o puede. Que-darse quieto e n un caso así resu lta difícil. H a de reconocer que
sus fuerzas n o bastan o q ue su conocimiento n o es suficientepara ayudar al otro. La postura interior adecuada en este casoes: asiento a la si tuación tal como es, co n todas sus consecuen-
cias para él y para mí. E n ese momento entro e n armonía co nalgo más grande. Puede que al cabo de cierto tiempo aparez-
ca algo que solucione y sane. Pero a veces no aparece nada.Entonces puede llevar a la separa ción. Cada un o sigue e n ese
caso su destino, del modo qu e le ha sido impuesto.Algunos opinan qu e eso es malo, que otra solución habría
sido mejor. Nosotros entendemos que manifiesten esa ansie-dad. Pero ¿nos está permitido? ¿Podemos tener esas ideas?
AMORDURADERO
El amor logrado es humano, cercano a lo común. Reco-noce qu e necesitamos a otras personas, q ue sin los demás nosmarchitamos. Si lo reconocemos mutuamente, le damos algo
al otro y tomamos algo de él. Nos alegramos de recibir algo y
nos alegramos de poder dar algo. Al seguir dando y tomandodesde el respeto mutuo, con benevolencia y el deseo de quele vaya bien tanto al otro como a nosotros, habremos apren-
dido lo q ue significa amar humanamente.Este amor empieza con la relación entre hombre y mujer,
Todas las demás relaciones surgen después de ese amor. Él esla base de todas las relaciones humanas y estamos impulsados
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a él de modo irresistible. Pues el hombre, para estar comple-
to, necesita a la mujer y la mujer necesita, para estar com-
pleta, al hombre. Es u n deseo fuerte el que conduce a un o
hacia el otro. Este deseo, que algunos llaman desdeñosa-mente instinto, es el movimiento más poderoso de la vida.
Lleva la vida adelante. Por ello, ese deseo y esa ansia estánunidos del modo más profundo co n el suelo básico de la vida.Quien afronta ese amor afronta la exigencia. De ese deseo y
ese amor se siguen la más alta felicidad y el más profundo
dolor. En él crecemos.
Quien se h a entregado al amor al cabo de cierto tiemporebosa. Ese amor va mucho más allá de la relación de pareja,por ejemplo si ese amor produce hijos. Entonces ese amorprosigue en el amor de los padres po r sus hijos. Yel amor qu eviven los jos refluye a sus padres. Así crecen los jos hastaque ellos mismos busquen a un hombre o a u na mujer y el flu-
jo de la vida sigue fluyend o a través de ellos.O sea q ue donde empieza el amor, al cabo del tiempo
incluye cada vez más cosas. También abarca a otros. Pero sólo
cuando hemos vivido ya sentid o a ese amor humanamente ennosotros. En ese aspecto el gran amor es común. Este amor
tiene fuerza y perdura.
EL PARAÍso
Un conocimiento importante más. La gran felicidad espe-
ra fuera del paraíso. Sólo hay crecimiento fuera del paraíso.
Lo creativo empieza después de que fuéramos expulsados del
paraíso. El gran amor empieza después de que haya pasadoel amor paradisíaco.
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LA ENTREGA
En la entrega, por una parte, m e voy de mí. Libero algodentro de mí. P or otra parte voy hacia algo. Me entrego a ellode modo que ya no me pertenezco a mí sino a ello, a lo q ue
me entrego.¿Me pierdo en la entrega? ¿O me reencuentro en la entre-
ga, sólo que de u n modo nuevo, más pleno? Es abandonar yencontrar a la vez.
La cuestión es: ¿dónde empieza la entrega? ¿Empieza po rmí? ¿Parte de mí? ¿O me siento antes atraído p or algo externo a mí? Mi entrega ¿essólo respuesta a algo qu e le precedió?¿Por ejemplo la entrega a un trabajo, a un ju ego, a un interés,a una música determinada y, po r supuesto, ante todo, a personas que amamos? ¿La entrega, p or ejemplo, como niños a
nuestros padres, la entrega como hombre y mujer a la parejaamada, la entrega como padres a nuestros hijos?
La entrega empieza cuando no s arrebata un a conmociónqu e n os atrae y no s recoge. E n ese momento n os soltamos yno s entregamos a ella. Desde este momento estamos entre-gados a sentimientos que toman posesión de nosotros.
Curiosamente, es en la entrega cuando estamos más prof undamente en nosotros mismos. En la entrega cesa el esf-uerzo. Enella estamos tanto fuera de nosotros como en nosotros, olvida
dos de nosotros y plenamente presentes. Estamos presentes enotra cosa y al mismo tiempo en movimiento.¿Dónde vivimos de l modo más exhaustivo la entrega? Al
mirar recogidamente a otro poderoso que nos atr ae y que, noobstante, no s sigue siendo incomprensiblemente misterioso.
Esta mirada es pura entrega sin movimiento. Es entrega permanente, entrega como puro existir.
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ÍNTIMAMENTE
Íntimamente es dentro. La unión íntima es dentro, deinterior a interior. ¿Qué es tan interior en nosotros? Nuestraalma y nuestro corazón. La unión íntima es de alma a alma y
de corazón a corazón.¿Qué alma es ésa? ¿Qué corazón es ése? ¿Es mi corazón?
¿O es un alma común, u n corazón común? ¿Es un alma queva má s allá de mí como también de ti? ¿Es un corazón másgrande, que supera mi corazón y tu corazón?
Entonces, ¿dónde nos volvemos íntimos? ¿Dentro de noso
tros o fuera? ¿O dentro de algo que no s abarca a ambos?Al mismo tiempo que mutuamente, también nos volvemos
íntimos con otra cosa, pero a distancia. Pues esa otra cosaqueda fuera de nosotros. Por eso somos íntimos y,sin embar-
go, n o íntimos. Pero tampoco íntimos afuera. Somos íntimosen algo q ue no s abarca. Íntimos, pues, porque al mismo tiempo somos íntimos e n otra cosa y, de ese modo, seguros e nnuestra intimidad.
¿Qué nos ocurre entonces en el amor de hombre y mujer?Estamos dentro porque también estamos fuera de nosotros.
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Hijos felices
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¿QUÉ HACE FELICES A LO S HIJOS?
Cuando sus padres s on felices co n ellos. Ambos padres.¿Cuándo son felices c on el hijo ambos padres? Cuando e n elhijo respetan, aman y se complacen con el otro miembro de
la pareja.Hablamos mucho de l amor. Pero ¿cuál es el modo más
hermoso e n q ue se muestra el amor? Cuando me complazcoco n el otro exactamente tal como es. Y cuando u no se complace c on el hijo exactamente tal como es.
Resulta q ue los padres, desde el poder experimentado
sobre el hijo -sobre todo las madres viven ese poder m uy
profundamente, pues viven tanto tiempo e n simbiosis c onel hijo- viven ese poder como encargo. Ya n o como -
de r propio, sino como u no al servicio del hijo durante u n
tiempo.
Hace cierto tiempo estuve e n u n cursillo e n el q ue participaba u na mujer con u n hijo de cinco meses, q ue sosteníaante su pecho. Ella estaba sentada a mi lado. Le dije: «Miramás allá d el niño, a algo m uy lejos detrás de él.» Ella miró más
allá del niño. De repente, el nifio respiró profundamente yme sonrió. E ra feliz.
O s ea que en esa relación más allá ambos son más libres,tanto los padres como el hijo. Ambos se pueden someter mása su destino, complacerse c on su destino, c on lo q ue sueltanal otro e n la medida de lo necesario.
¿Qué es eso lejano que miró la mujer? Es el propio desti-
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