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cb_01_09_p. del lenguaje_mauri_4 Trabajo Práctico N°4: “El cuento tradicional y el narrador”. Semántica y Morfología del adjetivo. Generalmente, en los cuentos tradicionales, los lectores conocemos cómo son los personajes por las acciones que llevan a cabo y por alguna palabra “clave” que califica a cada uno a modo general. El narrador no suele explicar demasiado cómo son estos personajes, es decir, su “personalidad”, sino que solamente se limita a contar lo que hacen. Las acciones que realizan los personajes de una narración suceden una después de la otra, y el narrador emplea ciertas palabras y expresiones para organizarlas en el tiempo. También ubica a los personajes en un espacio, que puede describir con muchos detalles o simplemente mencionar. El narrador es la voz que relata la historia. Según el grado de conocimiento que posee puede ser: Omnisciente: sabe más de la historia que todos los protagonistas. Como es un narrador externo a los hechos (no participa), se expresa en 3°persona. Testigo: sabe de los hechos menos que los personajes. Como no forma parte de la historia, sólo puede contar una versión de lo que sabe o vio. Se puede expresar en 1°(alguien que le contaron y la cuenta) o 3° persona (según si es interno o externo a los acontecimientos). Protagonista: es uno de los personajes protagónicos. Como es un narrador interno, se expresa en 1° persona. Los cuentos clásicos de Perrault y los hermanos Grimm Si bien los autores mencionados en el título de esta nota pusieron su firma a los cuentos clásicos que hoy llegan a nosotros en suavizadas versiones cinematográficas, lo cierto es que las historias relatadas en dichos cuentos provienen de tradiciones populares europeas –principalmente de la época medieval– transmitidas oralmente de generación en generación. Algunas de las historias fueron versionadas de manera diferente tanto por Charles Perrault como por los hermanos Grimm; autores que se tomaron el trabajo de recopilar, redactar y publicar dichas historias en forma de cuentos infantiles, evitando de esa forma que Al adaptar esas historias para el público infantil, tanto Perrault como los Grimm procuraron que los cuentos tuvieran finales más o menos felices y (en el caso de Perrault) siempre existiera una moraleja, explicada en un párrafo al final de cada cuento. Por ejemplo, en el caso de Caperucita Roja, la moraleja aconseja a los niños no hacer caso a los consejos de adultos extraños: esa parecieran como víctimas de la modernidad. “Caperucita roja” Perrault vs Grimm Lo innovador de Perrault fue incluir una moraleja al final del cuento. “Vemos aquí que los adolescentes, y más las jovencitas elegantes, bien hechas y bonitas, hacen

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cb_01_09_p. del lenguaje_mauri_4

Trabajo Práctico N°4: “El cuento tradicional y el narrador”. Semántica y Morfología del adjetivo.

Generalmente, en los cuentos tradicionales, los lectores conocemos cómo son los personajes por las acciones que llevan a cabo y por alguna palabra “clave” que califica a cada uno a modo general. El narrador no suele explicar demasiado cómo son estos personajes, es decir, su “personalidad”, sino que solamente se limita a contar lo que hacen. Las acciones que realizan los personajes de una narración suceden una después de la otra, y el narrador emplea ciertas palabras y expresiones para organizarlas en el tiempo. También ubica a los personajes en un espacio, que puede describir con muchos detalles o simplemente mencionar.

El narrador es la voz que relata la historia. Según el grado de conocimiento que posee puede ser:

•Omnisciente: sabe más de la historia que todos los protagonistas. Como es un narrador externo a los hechos (no participa), se expresa en 3°persona.

•Testigo: sabe de los hechos menos que los personajes. Como no forma parte de la historia, sólo puede contar una versión de lo que sabe o vio. Se puede expresar en 1°(alguien que le contaron y la cuenta) o 3° persona (según si es interno o externo a los acontecimientos).

•Protagonista: es uno de los personajes protagónicos. Como es un narrador interno, se expresa en 1° persona.

Los cuentos clásicos de Perrault y los hermanos Grimm

Si bien los autores mencionados en el título de esta nota pusieron su firma a los cuentos clásicos que hoy llegan a nosotros en suavizadas versiones cinematográficas, lo cierto es que las historias relatadas en dichos cuentos provienen de tradiciones populares europeas –principalmente de la época medieval– transmitidas oralmente de generación en generación. Algunas de las historias fueron versionadas de manera diferente tanto por Charles Perrault como por los hermanos Grimm; autores que se tomaron el trabajo de recopilar, redactar y publicar dichas historias en forma de cuentos infantiles, evitando de esa forma que Al adaptar esas historias para el público infantil, tanto Perrault como los Grimm procuraron que los cuentos tuvieran finales más o menos felices y (en el caso de Perrault) siempre existiera una moraleja, explicada en un párrafo al final de cada cuento. Por ejemplo, en el caso de Caperucita Roja, la moraleja aconseja a los niños no hacer caso a los consejos de adultos extraños: esa parecieran como víctimas de la modernidad.

“Caperucita roja” Perrault vs Grimm

Lo innovador de Perrault fue incluir una moraleja al final del cuento. “Vemos aquí que los adolescentes, y más las jovencitas elegantes, bien hechas y bonitas, hacen mal en oír a ciertas gentes, y que no hay que extrañarse de la broma de que a tantas el lobo se las coma. Digo el lobo, porque estos animales no todos son iguales: los hay con un carácter excelente y humor afable, dulce y complaciente, que sin ruido, sin hiel ni irritación persiguen a las jóvenes doncellas, llegando detrás de ellas a la casa y hasta la habitación. ¿Quién ignora que lobos tan melosos son los más peligrosos?”.

En el siglo XIX aparece una nueva eclosión del género del cuento de la mano de los hermanos Grimm, mantienen la estructura básica de los cuentos edulcorándolos, quitando es gran medida los componentes terroríficos de la Edad Media. Auténticos censuradores de los finales de los cuentos, tal vez adaptándolos al gusto de entonces y cuyas versiones son las más conocidas. En 1812 escriben “Los cuentos infantiles y para el hogar”.

El cuento de Caperucita roja es desposeído de su final. No contentos con esto llegaron a hacer dos finales diferentes.

En el primero incorporan un nuevo personaje, que dependiendo de las versiones posteriores que leamos, será un cazador o un leñador. Será el encargado de matar al lobo y salvar a la abuela y a la niña, de su estómago, para llenarlo de piedras.

Curioso final, quien sabe si consciente o inconscientemente los Grimm quisieron darle un componente mitológico o simplemente se inspiraron de la historia Bíblica de Jonás, que sale de las tripas de la ballena o de la mitología griega en la que Cronos  (padre de todos los dioses), se había comido a todos sus hijos y cómo se le abrió la tripa salvando a los dioses  y se la llenaron de piedras para que no notara el engaño.

Como vemos, otro arquetipo con más de 3000 años de antigüedad, repetido también, por ejemplo, en “Los siete cabritillos”.

El segundo final da más protagonismo a la niña y la abuela. Son estas las que consiguen matar al lobo al meterlo en un caldero lleno de aceite hirviendo. ¿Veis el arquetipo? ¿Recordáis alguna historia con él?

“Caperucita roja” recopilado por Charles Perrault (1628-1703)

“El cuento del lobo” – Materiales educativos del IIDH

El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho. Siempre trataba de mantenerlo ordenado y limpio. Un día soleado, mientras estaba recogiendo las basuras dejadas por unos excursionistas, sentí pasos. Me escondí detrás de un árbol y vi venir una niña vestida de una forma muy divertida: toda de rojo y su cabeza cubierta, como si no quisiera que la vieran. Andaba feliz y comenzó a cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le ocurrió que estas flores no le pertenecían. Naturalmente, me puse a investigar. Le pregunté quién era, de dónde venía, a dónde iba, a lo que ella me contestó, cantando y bailando, que iba a casa de su abuelita con una canasta para el almuerzo. Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque, cortando flores. De repente, sin ningún remordimiento, mató a un zancudo que volaba libremente, pues el bosque también era para él. Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus habitantes.

La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la abuelita. Cuando llegué me abrió la puerta una simpática viejecita, le expliqué la situación y ella estuvo de acuerdo con que su nieta merecía una lección. La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que yo la llamara y se escondió debajo de la cama.

Cuando llegó la niña la invité a entrar al dormitorio donde estaba yo acostado, vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó, sonrojada y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas. He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas eran para oírla mejor. Ahora bien, me agradaba la niña y traté de prestarle atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca de mis ojos saltones. Ustedes comprenderán que empecé a sentirme enojado. La niña tenía bonita apariencia, pero empezaba a serme antipática. Sin embargo, pensé que debía poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me ayudaban a verla mejor. Pero su siguiente insulto sí me encolerizó. Siempre he tenido problemas con mis grades y feos dientes, y esa niña hizo un comentario realmente grosero. Sé que debí haberme controlado, pero salté de la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que eran así de grandes para comerla mejor. Ahora piensen ustedes: ningún lobo puede comerse a una niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la habitación gritando y yo corría detrás de ella tratando de calmarla. Como tenía puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr, me la quité, pero fue mucho peor. La niña gritó aún más. De repente, la puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo miré y comprendí que corría peligro, así que salté por la ventana y escapé.

Me gustaría decirles que este es el final de la historia, pero desgraciadamente no es así. La abuelita jamás contó mi parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que corriera la voz de que yo era un lobo malo y peligroso. Todo el mundo comenzó a evitarme. No sé qué le pasaría a esa niña antipática y vestida en forma tan rara, pero sí les puedo decir que yo nunca pude contar mi historia. Ahora ustedes ya lo saben.

Moraleja:

Todos somos dueños de una verdad limitada a nuestra realidad. Cuando logramos entender que puede haber más de un punto de vista válido, pasamos a comprender que cada persona tiene sus motivos para actuar de una forma determinada y muchas veces esos motivos se escapan de la comprensión de nuestra mente racional.

Caperucita Roja Un cuento de los hermanos Grimm

Había una vez una adorable niña que era querida por todo aquél que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que no le hubiera dado a la niña. Una vez le regaló una pequeña caperuza o gorrito de un color rojo, que le quedaba tan bien que ella nunca quería usar otra cosa, así que la empezaron a llamar Caperucita Roja. Un día su madre le dijo: "Ven, Caperucita Roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino, llévaselas en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita y débil y esto le ayudará. Vete ahora temprano, antes de que caliente el día, y en el camino, camina tranquila y con cuidado, no te apartes de la ruta, no vayas a caerte y se quiebre la botella y no quede nada para tu abuelita. Y cuando entres a su dormitorio no olvides decirle, "Buenos días," ah, y no andes curioseando por todo el aposento."

"No te preocupes, haré bien todo," dijo Caperucita Roja, y tomó las cosas y se despidió cariñosamente. La abuelita vivía en el bosque, como a un kilómetro de su casa. Y no más había entrado Caperucita Roja en el bosque, siempre dentro del sendero, cuando se encontró con un lobo. Caperucita Roja no sabía que esa criatura pudiera hacer algún daño, y no tuvo ningún temor hacia él. "Buenos días, Caperucita Roja," dijo el lobo. "Buenos días, amable lobo." - "¿Adónde vas tan temprano, Caperucita Roja?" - "A casa de mi abuelita." - "¿Y qué llevas en esa canasta?" - "Pastel y vino. Ayer fue día de hornear, así que mi pobre abuelita enferma va a tener algo bueno para fortalecerse." - "¿Y adonde vive tu abuelita, Caperucita Roja?" - "Como a medio kilómetro más adentro en el bosque. Su casa está bajo tres grandes robles, al lado de unos avellanos. Seguramente ya los habrás visto," contestó inocentemente Caperucita Roja. El lobo se dijo en silencio a sí mismo: "¡Qué criatura tan tierna! qué buen bocadito - y será más sabroso que esa viejita. Así que debo actuar con delicadeza para obtener a ambas fácilmente." Entonces acompañó a Caperucita Roja un pequeño tramo del camino y luego le dijo: "Mira Caperucita Roja, que lindas flores se ven por allá, ¿por qué no vas y recoges algunas? Y yo creo también que no te has dado cuenta de lo dulce que cantan los pajaritos. Es que vas tan apurada en el camino como si fueras para la escuela, mientras que todo el bosque está lleno de maravillas."

Caperucita Roja levantó sus ojos, y cuando vio los rayos del sol danzando aquí y allá entre los árboles, y vio las bellas flores y el canto de los pájaros, pensó: "Supongo que podría llevarle unas de estas flores frescas a mi abuelita y que le encantarán. Además, aún es muy temprano y no habrá problema si me atraso un poquito, siempre llegaré a buena hora." Y así, ella se salió del camino y se fue a cortar flores. Y cuando cortaba una, veía otra más bonita, y otra y otra, y sin darse cuenta se fue adentrando en el bosque. Mientras tanto el lobo aprovechó el tiempo y corrió directo a la casa de la abuelita y tocó a la puerta. "¿Quién es?" preguntó la abuelita. "Caperucita Roja," contestó el lobo. "Traigo pastel y vino. Ábreme, por favor." - "Mueve la cerradura y abre tú," gritó la abuelita, "estoy muy débil y no me puedo levantar." El lobo movió la cerradura, abrió la puerta, y sin decir una palabra más, se fue directo a la cama de la abuelita y de un bocado se la tragó. Y enseguida se puso ropa de ella, se colocó un gorro, se metió en la cama y cerró las cortinas.

Mientras tanto, Caperucita Roja se había quedado colectando flores, y cuando vio que tenía tantas que ya no podía llevar más, se acordó de su abuelita y se puso en camino hacia ella. Cuando llegó, se sorprendió al encontrar la puerta abierta, y al entrar a la casa, sintió tan extraño presentimiento que se dijo para sí misma: "¡Oh Dios! que incómoda me siento hoy, y otras veces que me ha gustado tanto estar con abuelita." Entonces gritó: "¡Buenos días!," pero no hubo respuesta, así que fue al dormitorio y abrió las cortinas. Allí parecía estar la abuelita con su gorro cubriéndole toda la cara, y con una apariencia muy extraña. "¡Oh, abuelita!" dijo, "qué orejas tan grandes que tienes." - "Es para oírte mejor, mi niña," fue la respuesta. "Pero abuelita, qué ojos tan grandes que tienes." - "Son para verte mejor, querida." - "Pero abuelita, qué brazos tan grandes que tienes." - "Para abrazarte mejor." - "Y qué boca tan grande que tienes." - "Para comerte mejor." Y no había terminado de decir lo anterior, cuando de un salto salió de la cama y se tragó también a Caperucita Roja.

Entonces el lobo decidió hacer una siesta y se volvió a tirar en la cama, y una vez dormido empezó a roncar fuertemente. Un cazador que por casualidad pasaba en ese momento por allí, escuchó los fuertes ronquidos y pensó, ¡Cómo ronca esa viejita! Voy a ver si necesita alguna ayuda. Entonces ingresó al dormitorio, y cuando se acercó a la cama vio al lobo tirado allí. "¡Así que te encuentro aquí, viejo pecador!" dijo él: -"¡Hacía tiempo que te buscaba!" Y ya se disponía a disparar su arma contra él, cuando pensó que el lobo podría haber devorado a la viejita y que aún podría ser salvada, por lo que decidió no disparar. En su lugar tomó unas tijeras y empezó a cortar el vientre del lobo durmiente. En cuanto había hecho dos cortes, vio brillar una gorrita roja, entonces hizo dos cortes más y la pequeña Caperucita Roja salió rapidísimo, gritando: "¡Qué asustada que estuve, qué oscuro que está ahí dentro del lobo!," y enseguida salió también la abuelita, vivita, pero que casi no podía respirar. Rápidamente, Caperucita Roja trajo muchas piedras con las que llenaron el vientre del lobo. Y cuando el lobo despertó, quiso correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan pesadas que no soportó el esfuerzo y cayó muerto.

Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quitó la piel al lobo y se la llevó a su casa. La abuelita comió el pastel y bebió el vino que le trajo Caperucita Roja y se reanimó. Pero Caperucita Roja solamente pensó: "Mientras viva, nunca me retiraré del sendero para internarme en el bosque, cosa que mi madre me había ya prohibido hacer."

ACTIVIDAD: Para realizar la actividad lee la teoría que está al comienzo del trabajo.

1-Leer las tres versiones del cuento de “Caperucita roja” recopilado por Charles Perrault (1628-1703), “El cuento del lobo” – Materiales educativos del IIDH y “Caperucita Roja” de los hermanos Grimm.

2-Explique qué tipo de narrador cuenta cada una de las historias y justifique con citas textuales (una oración del texto en el que habla el narrador)

3-¿En qué lugar y tiempo se narra la historia? Describa

4-¿Qué cuento tiene Moraleja? Copie y explique cada una.

5-En El Cuento del Lobo el punto de vista del narrador cambia, ¿por qué culpan al lobo de lo que sucedió, qué hubiera pasado si la abuela hubiera contado su versión?

6-El final de la historia del cuento de Perrault y de los hermanos Grimm es distinto. ¿Cuáles son las diferencias? Explique los dos finales.

7-Los cuentos infantiles eran empleados, en otros tiempos y culturas, como advertencias de aquellas cosas que podrían suceder si los niños no hacían caso. En particular el cuento de “Caperucita roja” ¿qué advertencia hace?

8-Dar las características del personaje del Lobo y Caperucita en cada cuento. Fíjese que no son iguales.

¿Qué es el adjetivo?

“El adjetivo es una palabra que, formando parte de la oración, siempre acompaña al sustantivo. Su función principal en la oración es ampliar o precisar el significado del sustantivo”

El adjetivo. Clasificación. Mire la explicación en youtube

https://www.youtube.com/watch?v=ctRCCf_95dI

2-Identifique los distintos adjetivos calificativos o numerales

Calle alegre noche estrellada primeros pasos

Media manzana vecina hospitalaria dos cucharitas

3-Este es un fragmento de una carta dirigida a una revista. Agreguen los adjetivos descriptivos calificativos y numerales que faltan:

En…………………..lugar, debo felicitarlos por la……………………nota sobre ecología del número…………………….de la revista. Se

trata de una…………………..crónica que describe con exactitud los……………………….riesgos que corre la humanidad si no

tomamos conciencia del……………………….peligro que nos acecha. En……………………lugar, quiero saber cómo debo hacer

para conseguir…………………..revistas que me faltan y que deseo agregar a mi colección.