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Henry Geddes Gonzales 4 no. 14: 4-12, abril-junio de 1998. Profesor. Universidad de Massachusetts, Amherst. Henry Geddes Gonzales Henry Geddes Gonzales Henry Geddes Gonzales Henry Geddes Gonzales Henry Geddes Gonzales Las estrategias visuales as estrategias visuales as estrategias visuales as estrategias visuales as estrategias visuales de la construccin de la construccin de la construccin de la construccin de la construccin de la difer de la difer de la difer de la difer de la diferencia encia encia encia encia en las AmØricas en las AmØricas en las AmØricas en las AmØricas en las AmØricas E ste estudio es parte de un esfuerzo mÆs abarcador por determinar las polticas de la representacin visual, y su relacin con el discurso, en el contexto de la modernidad; investiga la relacin entre el discurso colonial, asociado con la iconografa temprana de las AmØricas, y las formas contemporÆneas de representacin de los pueblos indgenas y los mestizos (etnicidad hbrida) en las fotografas noticiosas y los anuncios televisivos de los Estados Unidos. Estos espacios de representacin son consecuentes con la forma en que las relaciones coloniales y neocoloniales han sido histricamente comprendidas, reproducidas y transformadas. El anÆlisis se concentra en la persistencia y relativa importancia de las prÆcticas culturales del primitivo perodo colonial en la perpetuacin de las relaciones (neo)coloniales, as como su influencia en la articulacin de contradiscursos en un sistema transnacional globalizado. Los discursos eurocØntricos suelen marginar las «voces» subalternas y niegan la diversidad de su experiencia polticosocial. TambiØn influyen en los tØrminos con los que lo subalterno negocia la identidad y emprende la resistencia por medio de las prÆcticas culturales. Ello ha involucrado a un grupo de asunciones, mØtodos, procedimientos e instituciones que han «producido» a los noeuropeos en Æreas del pensamiento y la prÆctica tan aparentemente desconectadas como la literatura, la organizacin social, la medicina, la ciencia social, las relaciones internacionales, los medios de comunicacin masiva, el turismo, la educacin y otras. Las imÆgenes aqu discutidas lo fueron en tanto manifiestan actitudes recurrentes del discurso colonial y eurocØntrico. Los medios masivos han sido instrumentos en la perpetuacin de nociones de diferencia, las cuales, en otra era, explcitamente informaron y legitimaron la empresa colonial. Las derivaciones eurocØntricas del discurso colonial ofuscan la naturaleza global de la produccin y el consumo bajo el amparo de las corporaciones transnacionales, y contribuyen a la construccin de identidades culturales. El anÆlisis se mueve entre la crtica de imÆgenes positivas o negativas del otro, con sus referencias implcitas a una realidad social no mediada mÆs allÆ del texto, y asume que los textos refractan y constituyen un ambiente social ya mediado por el discurso.

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no. 14: 4-12, abril-junio de 1998.

Profesor. Universidad de Massachusetts, Amherst.

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Este estudio es parte de un esfuerzo más abarcadorpor determinar las políticas de la representación

visual, y su relación con el discurso, en el contexto de lamodernidad; investiga la relación entre el discurso colonial,asociado con la iconografía temprana de las Américas, y lasformas contemporáneas de representación de los pueblosindígenas y los mestizos (etnicidad híbrida) en las fotografíasnoticiosas y los anuncios televisivos de los Estados Unidos.Estos espacios de representación son consecuentes con laforma en que las relaciones coloniales y neocoloniales hansido históricamente comprendidas, reproducidas ytransformadas.

El análisis se concentra en la persistencia y relativaimportancia de las prácticas culturales del primitivo períodocolonial en la perpetuación de las relaciones (neo)coloniales,así como su influencia en la articulación de contradiscursosen un sistema transnacional globalizado. Los discursoseurocéntricos suelen marginar las «voces» subalternas y nieganla diversidad de su experiencia políticosocial. Tambiéninfluyen en los términos con los que lo subalterno negociala identidad y emprende la resistencia por medio de lasprácticas culturales.

Ello ha involucrado a un grupo de asunciones,métodos, procedimientos e instituciones que han«producido» a los no�europeos en áreas del pensamientoy la práctica tan aparentemente desconectadas como laliteratura, la organización social, la medicina, la cienciasocial, las relaciones internacionales, los medios decomunicación masiva, el turismo, la educación y otras.

Las imágenes aquí discutidas lo fueron en tantomanifiestan actitudes recurrentes del discurso colonial yeurocéntrico. Los medios masivos han sido instrumentosen la perpetuación de nociones de diferencia, las cuales,en otra era, explícitamente informaron y legitimaron laempresa colonial. Las derivaciones eurocéntricas deldiscurso colonial ofuscan la naturaleza global de laproducción y el consumo bajo el amparo de lascorporaciones transnacionales, y contribuyen a laconstrucción de identidades culturales. El análisis semueve entre la crítica de imágenes positivas o negativasdel otro, con sus referencias implícitas a una realidadsocial no mediada más allá del texto, y asume que lostextos refractan y constituyen un ambiente social yamediado por el discurso.

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Siguiendo a Mijaíl Bajtin,1 la comunicación visual, ellegado de su aura y sus códigos escritos, pueden sercomprendidos como una condensación de discursosgenerados por la interacción de sujetos localizados sociale históricamente. Los discursos coloniales yeurocéntricos refractan y a la vez constituyen discursosgenerados por interacciones sociales con y entre losamerindios, los mestizos y los europeos. Esto puedediscernirse en el nivel del texto mismo comoconvenciones de género vinculadas a discursoscontendientes que modelan identidades culturales, asícomo estrategias de dominación, negociación yresistencia más allá del texto.

Conquista y representación

La conquista de América inició transformacionesglobales que definieron relaciones políticas, económicasy culturales entre el centro y la periferia del sistemacapitalista del mundo.2 Esto coincide con el desarrollode tecnologías de impresión y gráficas durante los siglosXV y XVI que transformaron las formas de comunicacióny concientización. Ello contribuyó a la estandarizaciónde nuevos códigos visuales, tales como la perspectivalineal y las propias convenciones para combinar textoe ilustración.3 Aparejada a emergentes códigosnarrativos en la escritura, la perspectiva lineal perpetuóla visión panóptica del sujeto privilegiado o del centro,la prioridad dada a la vista sobre los demás sentidos, yel ordenamiento del espacio y el tiempo en formasque a menudo niegan la contemporaneidad del otro.4

El otro pudo ser codificado, mayormente, en laforma de un monólogo5 y desplazado a través delespacio y el tiempo para satisfacer las demandas de laempresa colonial y para contener la resistencia a lamisión civilizadora europea.6 Un aspecto sustantivo enesta práctica cultural es lo que J. Fabian refiere como«los efectos ideológicos del visualismo como un estilocognitivo».7 R. Corbey observa que «lo que es visto, elotro objetivado, se aprecia como proveniente delugares muy lejanos, pero también, y más importante,de un tiempo diferente, alocrónico».8 Como se verá enel análisis subsecuente, esta práctica visual ha persistidoen la fotografía contemporánea y en videos/películasque experimentan una función similar a la que tuvieranlas cosmografías y las descripciones ilustradas de viajesen los siglos XVI y XVII. Más aún, la perspectiva lineal yotros códigos visuales desarrollados en el períodomoderno primitivo definieron la larga tradicióneuropea de representación visual durante los pasadosquinientos años. Los medios masivos contemporáneoshan heredado esta tradición, que fuera difundida yapropiada por todo el mundo.

Es, por otra parte, conocido que la representaciónvisual de los amerindios y su entorno físico durante losinicios del período colonial enfatizó la dicotomía entre«el buen salvaje» y «los bárbaros». M. Bhabha se refierea ello como la cualidad fetichista del discurso colonial,en el cual el otro es simultáneamente reconocido/deseado, y repudiado.9 Es a través del binarismoformado por esta suerte de fetichismo que el discursocolonial perpetuó una ideología que subsumió laagresión de una economía productiva (genocidio,esclavitud, desterritorialización) en el discurso de unaeconomía moral que reforzaba la misión civilizadoraeuropea.

Mercedes López-Baralt10 apunta que hubo unadesviación de la visión idealizada del otro como «elbuen salvaje» de los primeros escritos y consideracionesgráficas �como aquellos de los encuentros iniciales deColón�, hacia un énfasis en la percepción de lasdeformidades físicas de los «bárbaros» y sus «prácticascorruptas» (canibalismo, idolatría, brujería), comenzadocon el Novus Mundus de Américo Vespucio, publicadoentre 1503 y 1509. Las proyecciones idílicas del «NuevoMundo» persistieron, sin embargo, y reflejaron los lazosentre los editores y los intereses financieros �a los cualesservían� con el propósito de atraer colonos einversionistas para sus operaciones agrícolas, deextracción de minerales, y esclavistas.11 Versionescontemporáneas de esta práctica cultural incluyen elturismo, el marketing y los medios masivos, todo lo cualexotiza al otro para provocar inversiones y clientesglobales.

Junto con la dicotomía buen salvaje/bárbaro, losamerindios y su espacio físico fueron rutinariamentemostrados en términos femeninos. Recuérdese solo eltan socorrido grabado «América», que muestra elencuentro entre Américo Vespucio y una clásica figurafemenina europea que representa el continente«descubierto».12 A «América» se le asignó una identidadfemenina que exuda sexualidad, inocencia y unidad conla naturaleza. Es como si ella hubiese sido despertadaal curso de la historia por un europeo investido designos asociados con instituciones presuntamenteausentes en el «continente descubierto»: ciencia (compás),religión (cruz), y organización política (Estado absolutistainscrito en la bandera y en la persona de Vespucio).Esto establece un discurso recurrente que identifica elterritorio designado como América, y sus recursos yhabitantes, con el cuerpo femenino que debía sernombrado y moldeado. La sexualización del otro sirviópara construir una identidad patriarcal occidental comoel eje alrededor del cual otras identidades eran definidas.Como se apreciará más adelante, este proceso ya habíacomenzado en Europa cuando se brindaba algúncrédito al argumento de que la iconografía colonial

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repetía discursos generados por interacciones socialesen Europa y por el contacto mismo del «viejocontinente» con América.

Contradiciendo el tema de América como buensalvaje-femenino, aparece la pretendida amenaza de lo«bárbaro». En el fondo de la imagen descrita antes, endonde convergían las líneas de perspectiva, hay unaescena caníbal en la que una pierna humana es asadasobre una fogata. La naturaleza hostil y decadente delos aborígenes fue codificada en todos los génerosdurante el período colonial, como deformidad física ycanibalismo.13 Esto comportaba en parte unamanifestación de fetichismo que desautorizaba al otro,exagerando la práctica del canibalismo en América,14 yresultaba a la vez ideal para justificar el «procesocivilizatorio» y el uso de la violencia contra cualquierforma de resistencia de los amerindios.15

La más ambiciosa y ampliamente difundida de lascolecciones ilustradas que documentan los primerosencuentros europeos con América, es Grandes viajes delprotestante belga Theodor de Bry. Sus trece volúmenesfueron publicados en latín y alemán entre 1590 y 1634,y tratan acerca de los encuentros coloniales durante elsiglo XVI y principios del XVII. De acuerdo conB. Bucher,16 el sistema simbólico en Grandes viajes revelalos aspectos emocionales, no-discursivos (no-lineales,prelógicos) de la iconografía colonial. Así, los tabúes,el miedo a la «contaminación», el temor a lodesconocido, el caos y la ambigüedad, dieron porresultado la construcción de lo aberrante, pero siempredentro de normas establecidas, dentro de los intersticiosdel orden. Ello se evidenció en la iconografíasistemáticamente organizada del canibalismo comonegación del orden cósmico. La narrativa protestantedel pecado original y la «caída» de Adán y Eva, fueusada por de Bry para retratar, por la vía de la comiday la apariencia física, la «contaminación» y la «decadencia»de los amerindios. Después de la «caída», los amerindiossustituyeron los residuos (sangre, cenizas) por elconsumo de comida vegetal y animal. Este desvíocoincide con la prevalencia de las imágenes decanibalismo, viejas brujas hechiceras e idolatría.

Bucher arguye que los signos de la anatomía y laofrenda y consumo de comida están relacionadosestructuralmente, en el modo vertical, prelógico del mito,con los códigos sociopolíticos que definen las relacionesentre los amerindios y las comunidades europeas. Elsubrayado de estas imágenes es el intento de laprotestante Europa del norte por desacreditar laempresa colonial española y portuguesa, al hacerconspicua la violencia que infligieron a la poblaciónindígena e insinuar que la mezcla de razas fue la fuentede la decadencia en el «Nuevo Mundo» (canibalismo,brujería, idolatría). Mientras tanto, las escenas de la

colonización inglesa fueron eximidas de tal violencia ydecadencia. De acuerdo con Bucher, ello pudocontribuir más tarde a la normalización del tabú de losmatrimonios interraciales, la creación de reservas y lasegregación característica de la colonización en Américadel Norte.

Un tema corriente en la iconografía colonial es lasexualización del otro como femenino. Ampliando laobra de N. Elias,17 Theweleit18 y Brauner (este últimoen Cannibals, Witches and Shorews in the Civilizing Process,de próxima aparición) adujeron que esta sexualizacióndel otro como femenino fue un aspecto esencial delproceso civilizador en Europa occidental, en la medidaen que el orden capitalista patriarcal se institucionalizóentre los siglos XVI y XVIII. El proceso incluyó la disciplinade las funciones corporales tanto como los cambiosrelativos a la subjetividad que permitieran al emergentehombre (masculino) burgués, enfrentarse con las nuevasinstituciones, tales como el Estado centralizado y elpropio capitalismo. En el proceso de redefinición delespacio social y sus normas, el emergente ego burguésy masculino se autoconstruyó como opuesto a loscampesinos, a las mujeres y a los no-europeos. Porejemplo, la construcción de brujas como hechicerassexualmente ambiguas, con cuerpos deformados, fueparte de un esfuerzo mayor de la Iglesia, el Estado, lainstitución médica y otras instancias sociales paradebilitar la condición de las mujeres campesinas comoparteras, sanadoras y líderes comunitarias durante elperíodo moderno temprano.19

El discurso colonial fue una extensión del procesocivilizador en la misma Europa, en donde el otro fueraidentificado con «gente salvaje» (habitantes marginalesde los bosques), campesinos y brujas (siempre enfemenino). La relación intertextual entre lascorrespondientes formas de representación visual esprovocativa, particularmente en lo que respecta a laapariencia física deformada y el «pelo salvaje». Deacuerdo con Brauner,

a través del período moderno temprano, las ilustraciones ytextualizaciones de las mujeres europeas de baja clase comobrujas y arpías, y de los nativos americanos como caníbales,fueron promovidas entrelazadamente. No solo susrepresentaciones en todos los discursos oscilaban entre lamujer erotizada y la vieja asexual, amenazante,desmembrada, sino que los caníbales se convirtieron enbrujas dentro del discurso colonial cuando los ritualesreligiosos de los nativos americanos fueron igualados conlos satánicos Sabbath, y cuando los nativos, especialmentelas mujeres, también fueran acusados de brujería en lasúltimas etapas de la colonización.

Fue muy a propósito que estas representacionesmantuvieran su significado independientemente deltexto escrito, y operaran �de manera muy parecidaa los códigos anatómicos, de apariencia y consumo

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alimenticio en los Grandes viajes de Bry� en un nivelprelógico, para producir un tiempo alocrónico,diferente, y complementar la construcción fetichistadel otro.

Una variedad de discursos más o menos solapadossobre capitalismo, raza y patriarcado emergió en Europay América post-siglo XV, para marginar las «voces» delas mujeres, los campesinos y los pueblos indígenas.Aquellos que, desde los márgenes, trataron de subvertirlos discursos dominantes adoptaron una postura deacomodamiento, al incorporar en sus respuestaselementos del propio discurso colonial. Este fue el casode la más célebre voz indígena de los Andes, GuamanPoma, quien escribió un texto ilustrado para intentarconvencer a la corona española de que los incas eranvíctimas de una burocracia corrupta y que merecíanser considerados súbditos españoles completos.20 Escuestionable si esta y otras estrategias de resistenciainscritas en el discurso dominante condujeron a laconstrucción de un contradiscurso viable, a una agendapolítica de verdadera valía. Sin embargo, o al menos,sustentaron �y no es poco� una tradición deresistencia, en constante diálogo con los discursosdominantes.

Transnacionalismo y representación

Los recientes desarrollos global, nacional y localseñalan un contexto marcadamente diferente para unanálisis de la función política de la imaginería formadapor el discurso eurocéntrico en las relacionesneocoloniales reguladas y normalizadas. Los mediosmasivos refractan y constituyen formas de interacciónsocial crecientemente complejas, asociadas con lamovilidad global del capital, la tecnología, el trabajo yla información. Aún más, las narrativas principales dereligión, clase y pertenencia espacial han sidodescentradas en el ambiente cultural de la últimamodernidad.

Los discursos eurocéntricos operan en dos nivelespara formar un amplio rango de prácticas políticas yculturales: un conjunto de distinciones-temores-deseos-desaprobaciones, relacionados con lo propio y el otro,y aquellas ideologías más completamente articuladas,como el neoliberalismo, el racismo y el sexismo.

El racismo y el patriarcado han sobrevividoporque el capitalismo beneficia a segmentosprivilegiados de población en América, y estas élitesinevitablemente aprecian las distinciones étnicas y degénero como medios de legitimar su control sobrerecursos estratégicos.21 Nada es menos sorprendenteque las mujeres, los pueblos indígenas y gran númerode campesinos y emigrantes urbanos o descastados

de toda suerte figuren entre los más marginalizadossegmentos sociales en el hemisferio occidental.22 Ellopuede explicar parcialmente por qué los códigos delas distinciones étnicas y genéricas persisten en losdiscursos de los medios masivos dedicados a públicosnacionales y globales.

El otro proceso que contribuye a la persistencia deestos discursos se refiere a la tendencia de los pueblosde la periferia a estar «descubriendo» �alguno podríadecir incluso que hasta «conquistando»� sus propios«espacios», en la medida en que emigran, muchas vecesilegalmente y debido al desplazamiento político oeconómico, para pretender los columbrados beneficiosde formas más avanzadas en la modernidad capitalista.Las culturas híbridas resultantes, que combinanelementos de lo premoderno y lo moderno, desafíanlos fundamentos monoculturales de la nación-Estado.Esto se ha unido con un sustancial temor y resistenciade parte de todos los segmentos sociales (aumento decrímenes odiosos, políticas migratorias endurecidas,movimientos legislativos para excluir a los inmigrantesde beneficios sociales, el movimiento «únicamenteinglés»), especialmente en los Estados Unidos.

La economía visual de las fotografías noticiosas ylos anuncios televisivos está afirmada en un valor deuso y un valor de cambio que son consecuentes con lacultura de la última modernidad. En línea con lasambiciones del siglo XVI, en cuanto a representar larealidad, el valor de uso consiste en la capacidad dereproducir a través de los códigos de la perspectivalineal. El realismo continúa desempeñando un papelcentral en la forma en que las representaciones visualesadquieren valor como expresiones de vigilancia y placer.El valor de cambio consiste en sus relaciones con unmayor archivo de imágenes y sus diversos usos socialesen un ambiente cultural mediado por los media. Así, lasimágenes adquieren valor cuando comunicandistinciones sociales de clase, género y etnicidad, queson acaso coherentes con el discurso eurocéntrico y lasformas que le convienen. Ello es facilitado por eldesplazamiento del tiempo y del espacio a través detécnicas de composición y edición fotográficas.

El código del realismo resulta idóneo para el génerode la fotografía noticiosa. Tomemos un ejemplo de laAssociated Press fechado el 15 de septiembre de 1991,cuya función principal es la de advertir a los viajerosinternacionales sobre el peligro de lugares como Perú.En él se establece una equivalencia entre las que parecenser figuras femeninas indígenas o mestizas, y una piaraescarbando en un basurero cerca de Lima, asociaciónademás exagerada por el hecho de que dichas mujeresson anónimas, permanecen vueltas de espaldas a lacámara, y sirven de telón de fondo no solo a los cerdos,sino al foco central de la noticia, dado en el texto

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acompañante: el hecho de que veinticinco pasajeros deun vuelo internacional contrajeron síntomas de cóleramientras hacían escala en Lima.

Dejando de lado la exactitud de la informacióno la certeza de que ofrece a públicos globales unavisión «distorsionada» de la «real» epidemia de cóleraen Perú o en la región, se pueden interpretar estasestrategias discursivas y su relación con los discursosmás allá del texto.

En primer lugar, no se establece más que unarelación tentativa entre el incidente descrito en el textoy los sujetos reflejados por la cámara. El lector nuncasabe exactamente lo que las mujeres están haciendo entrela basura, excepto que el acto guarda alguna conexióncon la contaminación de alimentos... Las mujeresretratadas en las fotografías constituyen un significante,cuyo significado es la «condición del Tercer mundo»;condición que implica inferioridad, pobreza yenfermedad, con independencia del texto escrito. Demanera muy parecida al temprano discurso colonial,este margina las «voces» del otro, y articula la«decadencia» (consumo de carne humana o de residuos)y la objetivación de las mujeres con relaciones másampliamente sociopolíticas.

Mientras el texto escrito «fija» todavía más elsignificado, al establecer una relación causal entre lasprácticas cotidianas peruanas/tercermundistas, y laextensión del cólera, esta imagen y otras como ellaconnotan relaciones neocoloniales sin necesidad siquierade tal «fijación». La imagen fotográfica representa unarchivo mayor de imágenes de la «condición del Tercermundo». Ellas están formadas por discursos resultantesde la interacción entre las élites locales, nacionales yglobales, y la vasta mayoría de mestizos desclasados yaborígenes en América. El lector está en posición deexperimentar la distancia espacial y temporal que losepara de estos sujetos, y de afirmar el orden espacial ytemporal en que vive, contribuyendo de este modo ala negación de la contemporaneidad del otro.

Dentro del más amplio contexto de construcciónde la periferia �por las industrias culturalestransnacionales� como «caótica», «subdesarrollada» e«incivilizada», los referidos artículos noticiosos son partede una tradición largamente establecida, que refuerzael desplazamiento alocrónico y la percibida inferioridad

de la mayoría de los habitantes de América Latina y laperiferia en general, de la que apenas se exceptúan ciertossegmentos de la élite con apropiados estilos de vida. Asemejanza de otros países de América Latina y del Tercermundo, Perú aparece raramente en las noticias de losEstados Unidos, a menos que la información estérelacionada con estratagemas, terrorismo, la «guerra delas drogas», terremotos o epidemias.23 Aun cuando lascondiciones de vida en Perú sean inadecuadas, el discursohace aparecer esas condiciones como un fenómenoaparentemente eterno, mítico, que no tiene historia osoluciones potenciales sin intervención externa.Implícitamente, se atribuye esa condición al carácterimperfecto del propio pueblo, o al hecho de que no hansido observadas las prescripciones sociales y económicasofrecidas por culturas «superiores» (políticas neoliberales).Al igual que los «bárbaros» del discurso colonial, estossujetos deben ser reprimidos y civilizados. También sirvencomo recursos para el establecimiento de las definicioneseurocéntricas de sujeto y otredad, basadas en distincionesétnicas y de género.

Buenos salvajes

Un anuncio televisivo para el café Maxwell House,que se trasmitiera entre 1991 y 1992, revela los extremosa los cuales llegan los anuncios de las transnacionales para«producir» los aspectos exóticos, serviles y femeninosdel otro latinoamericano.

La música, adaptada de la banda sonora de la películaLa misión, fue originalmente concebida para celebrar lalucha heroica de los indios guaraníes de la región hoyconocida como Paraguay, contra los colonizadoresespañoles. En el comercial se usa para dramatizar imágenesespectaculares del paisaje colombiano, un festivo desfileen un pueblo rural, que incluye mujeres indígenas omestizas, acompañadas por músicos masculinos, ycampesinos trabajando en los campos de café. El anuncioculmina con una típica pareja caucásica suburbana, de laclase media-alta, disfrutando de su café matinal. Laimplicación es que los alegres campesinos colombianosy sus estratégicos recursos pertenecen, de forma naturaly de buena gana, a la división global del trabajo. Esto serefuerza por la narración:

La representación visual de los amerindios y los mestizos hasido conformada por los discursos provenientes del períodocolonial, los cuales todavía se despliegan en los mediosmasivos, a pesar de sus �solo aparentes� transparencia,realismo y neutralidad.

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En las montañas de Colombia alaban a la tierra por crear elmás rico café del mundo. Introduciendo el Maxwell HouseColombian Supreme, café ciento por ciento colombiano.Toda la riqueza que la tierra puede ofrecer. El nuevo MaxwellHouse Supreme, regular, decafeinado e instantáneo. Cadagota, ciento por ciento riqueza colombiana.

Obsérvese la referencia a «la tierra» como fuentedel producto. La ironía es que, como sus equivalentes através de toda América Latina, muchos campesinoscolombianos son ampliamente avasallados ypermanecen en lucha con las corporacionesagroindustriales nacionales y transnacionales, que, juntocon los carteles de la droga, controlan la economía y elaparato estatal.24 Las voces dominantes en el anunciode café son las compañías transnacionales del producto,los terratenientes colombianos y los consumidores enlos Estados Unidos, que constituyen además las vocesdominantes en el actual sistema global de produccióny consumo. Por contraste, los campesinos colombianosestán vinculados a la falta de tierra, los conflictos conlos terratenientes locales o el comercio agrícolatransnacional, la desterritorialización, y en lucha por lasubsistencia, la participación política, la identidad culturaly el acceso a los servicios básicos. Solo un espectadorinformado puede ver en este anuncio la potencialidadpara explorar estas «voces marginadas» y las formas enque chocan con las dominantes.

El anuncio de café es parte de un género decomerciales que usa imágenes de campesinos felices yserviles, o celebridades �generalmente mujeres�exóticas (Carmen Miranda, Charo) para evocar lalatinoamericanidad. El énfasis de mujeres en los anuncioses un ejemplo de las características de género y etnicidaddel discurso colonial, que establecía una equivalenciaentre tierra/pobladores y el cuerpo femenino. Más aún,existe una larga tradición en el cine y la televisión de losEstados Unidos en cuanto a la «producción» de laotredad latinoamericana como una categoría femenina,lo que la hace más accesible y menos amenazadoradentro de los parámetros ideológicos del patriarcado.25

El anuncio acomete la comercialización de un sucesolocal (¿o se trata en cambio de una simulaciónrepresentada especialmente para el anuncio?), de la tierray de la misma gente. Como ocurre con el turismo yotras formas de comercialización, las gentes y lasprácticas involucradas están descontextualizadas ypierden sus voces, para acomodarse a los objetivos delcomercial y facilitar la identificación y la fascinación porla mirada. Esa manipulación es apoyada por la cualidadpanóptica de la cámara mientras registra el paisaje y sushabitantes. La «diferencia» exótica es trasmitida a travésdel desplazamiento espacial y temporal característico deldiscurso colonial: los campesinos colombianos estánliteralmente suspendidos en una dimensión espacial ytemporal diferente. El discurso también sirve para

distinguir lo que significa ser «americano», alequipararlo con la pareja caucásica en el anuncio decafé; todos los restantes grupos étnicos estánimplícitamente vistos como «étnicos» o «extranjeros»,aun después de haber sido asimilados dentro de lacultura anglodominante.

«Bárbaros»

Los pueblos indígenas de América raramentereciben atención de los medios masivostransnacionales, a menos que conformen la dicotomíabuenos salvajes/bárbaros establecida a través deldiscurso colonial.26 También son exotizados comoremanentes de un pasado distante, o mostrados comoagitadores que usan métodos destructivos parareclamar sus derechos. Mientras ese proceso identificaa los pueblos indígenas como sujetos históricos, lamanipulación es tal que ignora a menudo el másamplio significado político y cultural de la lucha, pueslos periodistas deciden centrarse en la violencia.

La construcción idealizada del otro, característicadel anuncio de café descrito arriba, puede contrastarsecon un reportaje noticioso televisivo de la CBS (mayo11, 1991), que muestra una confrontación violentaentre un grupo de indios mohawks y tropascanadienses, en Quebec. Las «voces» mohawks fueronesencialmente marginadas: el reportaje comenzaba conla destrucción, con lo cual se desatendían las raíces delconflicto y no se daba a los mohawks la oportunidadde explicar por qué optaron por la confrontaciónviolenta. Dan Rather introducía el reportaje diciendoque «hoy en Quebec, la lucha por la tierra entre losindios mohawks y las autoridades canadienses emergióotra vez violentamente». Rather continuaba la narraciónsobre las imágenes de video, que hacían poco menosque captar la violencia física, en medio de la cual losmohawks aparecían como agresores. El guióncontaba que

docenas de indios luchaban con tropas canadiensesporque el gobierno federal fue oficialmente reconocidocomo dueño de un terreno en disputa. Por lo menos unsoldado y un mohawk resultaron heridos. Lasautoridades locales quieren construir un campo de golfen la tierra que los mohawks consideran suya. Esto se haconvertido en una situación complicada que involucra alos indios, la ciudad, la provincia de Quebec y el gobiernofederal canadiense.

La última secuencia del altercado muestra a unpolicía montado canadiense mientras es pateado porun mohawk cuando intenta levantarse.

El reportaje reproduce discursos más allá del textoque tradicionalmente ha ubicado a los pueblosindígenas como «bárbaros» y «primitivos», incapaces

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de comportamiento y organización social racional. Comoseñala Hulme, la «matanza indígena» fue la narrativa centralen la construcción de los amenazantes «bárbaros» durantela colonización inglesa de América del Norte.27 Esto haceposible ignorar sus reclamos sobre la tierra en disputa, laconexión con otros conflictos que relacionan a losmohawks en ambos lados de la frontera, o la generalmenteforzada desterritorialización de los nativos americanos. Laironía de que los pueblos indígenas tengan que entregar sutierra para las prácticas de ocio, ambientalmente erróneas,de las clases dominantes, es desconocida por los cánonesobjetivos del periodismo. Se discierne el redespliegue deldiscurso colonial que privilegia una concepción de la tierracomo mercancía para ser explotada en nombre de losbeneficios, por encima de la idea de la tierra como algosagrado y vinculado a una forma de vida.

Por otra parte, los mohawks tienen considerableexperiencia en el comprometimiento de los mediosmasivos locales y globales, como parte de su larga luchacon las autoridades.28 Durante los años 70 un grupo demohawks, en el norte del estado de Nueva York, usóexitosamente los medios para mejorar su (construida)imagen como exóticos tradicionalistas que buscabanpreservar su forma de vida y redujeron su agenda política,influyendo así sobre la opinión pública fundamental yconcitándola en su favor. También es idóneo que hayanconsiderado el papel de la concentración de los mediosglobales en la publicidad de su causa. No otras estrategiashan seguido luchas similares entre los kayapos en Brasil29

o los mayas en México.30

La cobertura de la insurrección maya durante 1993-94 en Chiapas, México, alcanzó una audiencia global, ehizo más difícil al gobierno mexicano imponer su voluntaden la región sin calcular las consecuencias de la opiniónpública mundial.31 Ello pronostica un papel fundamentalpara los medios masivos, en cuanto a la forma en que sesostienen los movimientos de liberación nacional en unaera de globalización; condiciones que cambian la naturalezay alcance de la lucha armada. Sin embargo, a pesar detales esfuerzos por utilizar y resistir al orden dominante ensus propios términos discursivos, estas acciones sonadmitidas por los medios masivos en la dirección quetiende a reproducir el discurso colonial y a ignorar las másamplias ramificaciones políticas y culturales de losmovimientos indígenas y populares en toda América.32

Por ello, muchos de estos movimientos han contado concanales alternativos, tales como sistemas de computadoras,fax y video portátil, para establecer cadenas globales desolidaridad.33

Conclusión

La representación visual de los amerindios y losmestizos ha sido conformada por los discursos

provenientes del período colonial, los cuales todavía sedespliegan en los medios masivos, a pesar de sus�solo aparentes� transparencia, realismo yneutralidad.

El análisis apunta a la necesidad de moverse másallá de aisladas dicotomías, para considerar suinteracción y la relación con sus usos sociales. Se necesitaconocer las modalidades en que se inserta el discursosobre etnicidad, patriarcado y capitalismo, a fin deproducir variaciones en estos temas, con consecuenciaspara otras prácticas culturales, incluyendo aquellas queinvolucran la resistencia popular.

Variaciones en la representación de la otredadpueden discernirse en el contexto en que se desplieganlos discursos. Por ejemplo, la visión de América por laEuropa protestante del norte, en el siglo XVI, estuvocondicionada por las rivalidades entre las nacioneseuropeas en la colonización de América. Ello anticipóuna retórica de imágenes, y relacionó prácticas culturalesque tendían a perpetuar las rígidas fronteras racialescaracterísticas del actual ambiente cultural en los EstadosUnidos.

Las imágenes publicitarias examinadas aquí tiendena exotizar al otro, mientras las noticiosas fotográficas yde video tienden a enfatizar al «bárbaro» sobre el «buensalvaje».

Tales distinciones proceden de los escritos de viajesy la iconografía de Vespucio y de Bry, quienes codificaronla feminización del otro. Una diferencia clave radica enque los deformados cuerpos femeninos del períodocolonial han sido reemplazados por una feminidadexótica, en un ambiente global de los media donde ladiferencia étnica da forma a estrategias de marketing yde comportamiento del consumidor.

Debe investigarse más para delinear el amplioarchivo de imágenes que ya no están como constreñidaspor narrativas de espacio y religión derivadas de latradición oral o pictórica, característica de la iconografíacolonial. En la era de la comunicación electrónicatransnacionalizada, la efectividad del discursoeurocéntrico se define menos por el lugar o laformación de clase, que por su difusión a través deprácticas textuales. Esto permea el valor de cambio ylos usos sociales de la representación visual, conindependencia de distinciones geográficas odemográficas. Ello justifica otras investigaciones, tantode las políticas visual y textual del discurso eurocéntrico,como de sus implicaciones para los movimientossociales populares.

Existe alguna evidencia de que las industriastransnacionales de los medios contribuyen al ajuste dela diferencia, por la vía de la «distribución estrecha» y lasegmentación étnica de los públicos, abriendo espacios enlos cuales las comunidades marginales �como los latinos

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Las estrategias visuales de la construcción de la diferencia en las Américas

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en los Estados Unidos� negocian sus identidades einfluyen en la cultura dominante. Appaduray y Collins34

arguyen lo mismo cuando reparan en que los mediostransnacionales, junto con otras interacciones globales,ofrecen recursos alternativos para la construcción de laidentidad cultural, con lo cual erosionan la capacidad delEstado para orquestar una identidad nacional unificada.35

Sin embargo, esos desarrollos solo van hasta acomodar laamplitud cultural y política que concierne a los amerindiosy los mestizos en América. Al tiempo que tales identidadesson verdaderamente negociadas, más que impuestas sinproblematización por los discursos y las institucionesdominantes; y mientras en años recientes los pueblosindígenas son más «visibles» como sujetos históricos, lostérminos y condiciones de la negociación no son ideales,pues muchas veces están inscritos en relaciones discursivase institucionales de poder que datan del período colonial.

Para que los grupos subalternos modifiquen lasprácticas de las culturas dominantes, necesitan activar lasubversión de los códigos del discurso eurocéntrico enlos medios masivos y desplegar formas alternativas decomunicación. El discurso eurocéntrico continúa mediandoen la opresión de mujeres, pueblos indígenas y mestizosen América, al marginar sus «voces» y negar la diversidadde su experiencia política y social.

A los pueblos indígenas, de modo particular, se les hanegado la capacidad otorgada a las culturas occidentalespara negociar constantemente sus identidades en respuestaa las cambiantes circunstancias históricas. Más aún, el bi yel multiculturalismo se hacen más comunes a través detoda América, y la tendencia para los grupos indígenas esmantener relaciones nacionales y globales con losmovimientos populares, los canales de solidaridad, y laopinión pública mundial.36 El reconocimiento de estascondiciones híbridas y sus más amplias implicacionespolíticas y culturales, contribuyen a restablecer lacoexistencia y la acción, la fuerza histórica del otro.

Los media tienden a ignorar o asimilar estasmanifestaciones de hibridez, quizá porque subvierten lascategorías esenciales de etnicidad y distinción de género,que regulan y normalizan las jerarquías de poder y privilegio.

Traducción: Mayra Pastrana y Rufo Caballero.

Notas

1. Mijaíl Bajtin, The Dialogic Imagination, M. Holquist, ed., Universityof Texas Press, Austin, 1981.

2. La Europa occidental se convirtió eventualmente en el centrode un emergente sistema global que eclipsó los imperiosprecolombinos en Asia, Africa y América. La característicadistintiva del expansionismo occidental consistió en que, adiferencia de imperios anteriores, fue el primero en alcanzar

proporciones verdaderamente globales. (Samir Amin, Eurocentrism,Monthly Review Press, Nueva York, 1989; E. Wallerstein, TheCapitalist World System, Cambridge University Press, Cambridge, 1979;Tzvelan Todorov, The Conquest of America, Harper y Row, NuevaYork, 1987).

3. Todorov advierte que «la perspectiva lineal europea puede nohaberse originado en la preocupación de validar un único e individualpunto de vista, pero se convirtió en su símbolo, añadiéndose a laindividualidad de los objetos representados. Puede parecer atrevidounir la introducción de la perspectiva al descubrimiento y conquistade América, pero la relación está ahí, no porque Toscanelli, elinspirador de Colón, fuera amigo de Brunelleschi y Albert, pionerosde la perspectiva..., sino en razón de la transformación que amboshechos simultáneamente revelan y producen en la conciencia humana».(Mercedes López-Baralt, ed., Iconografía política del Nuevo Mundo,Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, Puerto Rico, 1990; TzvelanTodorov, ob. cit.).

4. J. Fabian, Time and the Other: How Anthropology Makes Its Object,Columbia University Press, Nueva York, 1983; R. Corbey,«Ethnographic Showcases: 1870-1930», Cultural Anthropology, a.8, n. 3, 1993, p. 361-3; Tzvelan Todorov, ob. cit., pp. 121-3.

5. I. M. Zavala, «Notes on the Cannibalistic Discourse ofMonologism», Critical Studies, v. 3, n. 2 y v. 4, n. 1, 1993.

6. Zavala describe adecuadamente los aspectos monológicos deldiscurso colonial como «una forma de apropiación dialógica de laotredad que sustituye la experiencia del otro por la propia. Como tal,el discurso monológico comunica una concepción externalizada,fetichista y reificadora del otro. El monologismo puede ser entendidocomo una forma de comprensión unidireccional y unicentral quetiende a absorber y subsumir al otro en la dependencia cognitiva;puede ser descrita como una forma de imperialismo epistémico». (I.M. Zavala, ob. cit.)

7. R. Corbey, ob. cit., p. 361.

8. Ibídem.

9. Bhabha comenta sobre la cualidad fetichista del discurso colonial,que «es un aparato que depende del reconocimiento y repudio de lasdiferencias raciales/culturales/históricas. Su función estratégicamentedominante es la creación de un espacio para �pueblos vasallos� através de la producción de conocimientos en función de la cual seejerce la vigilancia y se incita una compleja forma de placer/displacer.Procura autorización para sus estrategias hacia la producción deconocimientos de colonizador y colonizado, los que son estereotípicay antitéticamente evaluados. El objetivo del discurso colonial esproyectar al colonizado como una población de tipos degeneradossobre la base del origen racial, para justificar la conquista, y establecersistemas de administración e instrucción». (H. Bhabha, «The OtherQuestion: Difference, Discrimination and the Discourse ofColonialism, en R. Ferguson et al., eds., Out There. Marginalization andContemporary Cultures, MIT Press, Cambridge, 1990)

10. Mercedes López-Baralt, «La iconografía política del NuevoMundo: el mito fundacional en las imágenes católica, protestante ynativa», en Mercedes López-Baralt, ed., Iconografía política..., ob. cit.,pp. 66-7.

11. B. Bucher, «Al oeste del Edén: la semiótica de la conquista,reconstrucción del icono y política estructural», en Mercedes López-Baralt, ed., Iconografía política..., ob. cit., p. 9.

12. Véase P. Hulme, Colonial Encounters, Methuen, Nueva York,1986; P. Mason, Deconstructing America � Representing the Other,Routledge, Nueva York, 1990.

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13. P. Hulme, ob. cit.; B. Bucher, ob. cit.; Mercedes López-Baralt,Iconografía política..., ob. cit.

14. Mercedes López-Baralt, Iconografía política..., ob. cit.

15. Colón estuvo entre los primeros en usar el término «caníbal»para referirse a los Caribes o a cualesquiera otros aborígenes queresistieran la conquista (P. Hulme, ob. cit.; Mercedes López-Baralt,Iconografía política..., ob. cit., p. 70). Stevenson sostiene que estediscurso fue deliberadamente usado por Colón y Vespucio en elsentido de convencer a las autoridades reales en España y Portugalsobre la sanción de la esclavización de los amerindios.

16. B. Bucher, ob. cit., p. 23.

17. N. Elias, The Civilizing Process, Pantheon, Nueva York, 1982.

18. K. Theweleit, Male Phantasies. v. I, University of MinnesotaPress, Minneapolis, 1987.

19. L. Dresen-Coenders, «Witches as Devil�s Concubines. On theOrigins of Fears of Witches and Persecution against Witchcraft»,en L. Dresen-Coenders, ed, Saints and She Devils: Images of Women inthe 15th and 16th Centuries, Rubicon Press. London, 1987.

20. R. Adorno, «Iconos de persuasión: La predicación y la políticaen el Perú colonial», en Mercedes López-Baralt, ed., Iconografíapolítica..., ob. cit.; M. L. Pratt, Imperial Eyes. Travel Writing andTransculturaltion, Routledge, Nueva York, 1992; Mercedes López-Baralt, ed., Iconografía política..., ob. cit.

21. E. Wallerstein, «Culture as the Ideological Battleground of theModern World System», Theory, Culture and Society, v. 7, 1990.

22. G. Psacharopoulos y H. A. Patrinos, eds., Indigenous People andpoverty in Latin America: An Empirical Analysis Latin America and theCaribbean, Technical Department, Regional Studies Program, Reportn. 30, The World Bank, Washington, D. C., 1993; G. D. Sandefur yA. Sakamoto, «American Indian Household Structure and Income»,Demography, n. 25, 1988, pp. 71-80; G. Urban y J. Sherzer, NationStates and Indians in Latin America, University of Texas Press, Austin,1991.

23. Q. Morales, «Revolutions, Earthquakes and Latin America:The Networks Look at Allende�s Chile and Somoza�s Nicaragua»,en William C. Adams, ed., Television Coverage of International Affairs,Ablex, Norwood, Nueva Jersey, 1982; J. Larson, E. G. McAnany yD. Storey, «News of Latin America on Network Television News:A Study of the News Flow», Critical Studies in Mass Communication,n. 3, 1986, pp. 169-83.

24. M. Medina, «Bases urbanas de la violencia en Colombia: 1945-1950, 1984-1988», Historia crítica, Universidad de los Andes, Bogotá,1989.

25. López opina que los géneros hollywodenses, particularmente lacomedia musical, contribuyeron a la construcción de la otredadlatinoamericana a través de imágenes de mujeres exóticas, sensuales,como Dolores del Río, Lupe Velez y Carmen Miranda. Variantes enla imagen se atribuyen a su articulación con las relaciones histórico-políticas entre Estados Unidos y América Latina, y ello se tornaparticularmente discernible en la forma en que Hollywood adoptóla Política del Buen Vecino antes de 1955 con la excesiva, aunqueno amenazadora, persona de Carmen Miranda. (A. M. López, «Areall Latins from Manhattan? Hollywood, Ethnography and Cultural

Colonialism», en L. D. Friedman, ed., Unspeakable Images, Universityof Illinois Press, Urbana y Chicago, 1991).

26. M. Pedelty, «News Photography and Indigenous Peoples: An�Encounter� in Guatemala», Visual Anthropology, v. 6, 1993,pp. 285-301; T. Giago, «Native journalists», Cultural Survival, v. 17,n. 4, invierno de 1994; C. C. Wilson y F. Gutiérrez, Minorities andthe Media, Sage, Newbury Park, Nueva Jersey, 1985; T. Troy,«Anthropology and Photography: Approaching the Nativa AmericanPerspective», Visual Anthropology, v. 5, 1992, pp. 43-61; G. H.Landsman, «Indian Activism and the Press: Coverage of the Conflictat Ganienkeh», Anthropological Quaterly, v. 6, n. 3, 1987.

27. P. Hulme, ob. cit.

28. G. H. Landsman, ob. cit.

29. Ted Turner, «Visual Media, Cultural Politics and AnthropologicalPractice», The Independent, enero-febrero de 1991; P. Aufderheide,«Latin American Grassroots Video: Beyond Television», PublicCulture, n. 5, 1993, pp. 579-92.

30. Bill Weinberg, Entrevista al subcomandante insurgente Marcos delEjército Zapatista de Liberación Nacional, 26 de abril de 1994, Chiapas-L, Internet; Comité indígena, Comunicado del Comité IndígenaClandestino Revolucionario. Comandancia General del Ejército Zapatistade Liberación Nacional, 10 de junio de 1994, Chiapas-L, Internet;H. M. Cleaver, «The Chiapas Uprising: the Future of Class Strugglein the New World Order», Chiapas-L, Internet, 1994.

31. R. Hahnel y S. Fleck, «The Zapatista Rebellion», Zmagazine,febrero de 1994; H. M. Cleaver, ob. cit.; Bill Weinberg, ob. cit.

32. Pedelty anota que en una reciente reunión panamericana degrupos indígenas en Guatemala, los periodistas globales ignorarono estuvieron menos que interesados en la sustancia o la ascendenciahistórica de la reunión. Apenas vieron en ella la oportunidad paradocumentar al pueblo en vestimentas exóticas, o en la potencialerupción de la violencia... (A. M. Pedelty, ob. cit.)

33. P. Aufderhide, ob. cit.; A. T. Durning, «Supporting IndigenousPeoples», en L. R. Brown, ed., State of the World. 1994, W. W. Norton,Nueva York, 1994; Ted Turner, ob. cit.

34. A. Appadurai, «Disjuncture and difference in the global culturaleconomy», Theory Culture and Society, v. 7, Sage, Newbury Park,Nueva Jersey, 1990, pp. 295-310; R. Collins, «National Culture:A Contradiction in Terms?», Canadian Journal of Communication,v. 16, 1991, pp. 225-38.

35. Juan Flores, «Living Borders/Buscando América: Languages ofLatino Self-Formation», Dividing Borders: Essays on Puerto RicanIdentity, Arte Público Press, Houston, Texas, 1993; A. Appadurai,ob. cit.; R. Collins, ob. cit.

36. G. Urban y J. Sherzer, ob. cit.; A. M. Pedelty, ob. cit.; Durning,1994; H. M. Cleaver, ob. cit.; Bill Weinberg, ob. cit.

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no. 14: 13-25, abril-junio de 1998.

Psicóloga. Centro de Estudios de la Mujer. Federación de Mujeres Cubanas.

Mayda Alvarez SuárezMayda Alvarez SuárezMayda Alvarez SuárezMayda Alvarez SuárezMayda Alvarez Suárez

Mujer y poderMujer y poderMujer y poderMujer y poderMujer y poderen Cubaen Cubaen Cubaen Cubaen Cuba

La igualdad de derechos y oportunidades para hombres y mujeres en la sociedad ocupa en la

actualidad un lugar importante en la agendainternacional.

En las principales conferencias mundialescelebradas en la década de los 901 se han vinculadolos temas de desarrollo sostenible y de género. Elmejoramiento de la condición de las mujeres y suacceso al poder, han sido aceptados como objetivosesenciales de toda estrategia destinada al logro de unmayor bienestar humano. Por todos es reconocida lainsuficiente representación de la mujer en los puestosde toma de decisiones y los diversos obstáculosexistentes para alcanzar una participación igualitaria.

La mujer y el poder en el contextolatinoamericano y caribeño

El tema del acceso de la mujer al poder y a latoma de decisiones ha venido siendo objeto deseguimiento en las siete conferencias celebradas en laregión de América Latina y el Caribe para la

integración de la mujer en el desarrollo económico ysocial. En ellas ha sido expresado, de diferentes maneras,que

es significativo que la participación política de las mujeresen la región, en favor del desarrollo económico y social desus países, sea extremadamente baja. Representan casi lamitad de los electores y, sin embargo, solo un porcentajemínimo de ellas forman parte de los órganos legislativos yuna proporción aún menor en los órganos ejecutivos. Lasmujeres no participan suficientemente en la adopción dedecisiones, sus opiniones son desestimadas y susnecesidades no se toman en cuenta al planificar el desarrollode muchos países.2

El fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres�conceptualizada como participación activa en lasociedad a través del acceso a todas las instancias detoma de decisiones�, ha sido considerado en diversosforos intergubernamentales de la región como elobjetivo clave hacia el cual deben converger todas lasacciones. El ejercicio de la ciudadanía «pasa por elconcebirse como sujeto de derechos, como sujetopolítico constructor de la democracia».3

La participación activa en la toma de decisionessupone el ejercicio del poder en todos los ámbitos,

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desde el familiar hasta el político. Por esta razón se hanagrupado en tres niveles los espacios más relevantes enrelación con el acceso de las mujeres: familiar,comunitario o local, y global o de la sociedad.4

En el nivel familiar son considerados temasprioritarios para el logro de una participación y accesoa la toma de decisiones más equitativa, la socializaciónde los niños y niñas, el contenido de la educaciónfamiliar desde el punto de vista del papel que se lesasigna a hombres y mujeres en la sociedad y de lasactitudes y opciones de futuro de las personas que seforman en el seno del hogar. También lo son la formaen que se distribuyen las responsabilidades domésticasy el modo en que se administran los bienes y se tomanlas decisiones dentro de la familia. Se analiza si estaúltima es un obstáculo o un estímulo a la participaciónde las mujeres en la toma de decisiones y en el poder, yqué medidas o mecanismos podrían darle apoyo parapermitirle responder a las demandas de una democraciacon equidad de género.

En el nivel comunitario, la atención se centra, entreotros aspectos, en la participación de las mujeres enlas decisiones y su acceso al nivel de dirección política,en la obtención de los servicios comunitarios para lafamilia, el acceso a la gestión y el diseño de losprogramas locales, las posibilidades de capacitaciónen gestión o autogestión y la relación entre el nivellocal y las políticas globales.

En el nivel global o de la sociedad se valora laexistencia del tema en la agenda política y lasmodalidades de su inserción en el aparatogubernamental; la educación y socialización quereciben las mujeres; su papel en el desarrolloeconómico, político y social y su participación política.Se establecen distinciones entre la participación enespacios institucionales (poderes ejecutivo, legislativoy judicial) y la que se observa en la sociedad civil y losmovimientos sociales.

Se ha considerado que las posibilidades departicipación y acceso al poder exigen de unaplataforma estructural conformada por tres ejesprincipales: oportunidad de empleo, de calificacióny de atención a la salud reproductiva. Esta tríadafavorece o entorpece, según el caso, el proceso departicipación femenina.5

Al constituir la forma más extrema de exclusión delas personas y de las oportunidades en todos los ámbitosde la sociedad, la pobreza es el mayor obstáculo a larepresentación igualitaria de la mujer en el poder.

Un fenómeno reconocido a nivel internacional es lafeminización de la pobreza, con manifestacionesevidentes: las mujeres se ven privadas de educación yempleo o desplazadas hacia los peor remunerados, demenor calificación; frecuentemente en el sector informal

o subempleadas. También la desigualdad de salariospor un trabajo de igual valor sigue siendo una prácticaen la mayoría de los países del mundo; todo ello con lacorrespondiente repercusión en sus condiciones de viday de salud. Por otra parte, no puede obviarse que losprocesos electorales en el mundo capitalista exigen queel candidato o candidata disponga de recursossuficientes para sufragar los enormes gastos de unacampaña electoral.

La atención a la salud reproductiva es otro de loselementos de la tríada que se debe tener muy en cuenta.Cuando una mujer carece de poder de decisión conrespecto a su propio cuerpo, a su embarazo y al parto,queda claro que muy poco podrá decidir en otrasesferas.

La posibilidad de regular la fecundidad dependede las políticas sociales dirigidas a facilitar la planificaciónfamiliar y del acceso real de las mujeres y hombres a lainformación y a los métodos y servicios necesarios paraesa planificación. A esta plataforma añadiría un elementomás: la posición de la mujer en la familia y la forma enque se asumen y comparten las responsabilidades enella. Específicamente en el caso cubano, este elementocobra especial significación: las mujeres cubanas cuentancon posibilidades de empleo y calificación, y consuficiente poder de decisión con respecto al embarazoy el parto; sin embargo, la distribución desigual de losroles familiares �con la correspondiente sobrecargapara ellas� constituye en muchos hogares uno de losprincipales obstáculos para su acceso al poder y a latoma de decisiones, como lo demuestran lasinvestigaciones realizadas.

El diagnóstico más reciente realizado en AméricaLatina y el Caribe para la Séptima Conferencia Regionalsobre la Integración de la Mujer en el DesarrolloEconómico y Social señala que la informacióndisponible sobre la categoría de mujeres en el poder esmás bien escasa: lo que existen son encuestas nacionales,estudios de casos, sondeos de opinión y estudiosrealizados en grupos de países. Estos «revelan tendenciasinteresantes y novedosas», y a la vez muestran que «hastaahora la participación de las mujeres en la toma dedecisiones de alto nivel en los países es más unaexcepción que una norma».6

El informe citado recoge que en los años 90 hubodos mujeres en América Latina y el Caribe elegidascomo presidentas (Nicaragua, 1990 y Haití, 1991),cuatro designadas como vicepresidentas (Costa Rica,Ecuador y Honduras) y una como primera ministra(República Dominicana).

Varias mujeres se desempeñaron como ministras,en la mayoría de los casos en las carteras sociales y lade justicia (15% en Centroamérica y 22% en elCaribe). Se señala el Caribe como la única subregión

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en que la participación de las mujeres llega al 20,5%en la esfera política.

En el ámbito de la administración de la justicia,el informe apunta que las mujeres están ausentes dela Corte Suprema; como promedio representan un20% de los miembros de las cortes de apelaciones yel 50% en los juzgados de primera instancia. Por otraparte, en el poder ejecutivo, el porcentaje de mujeresfluctúa entre un 4,9% en América del Sur y un 7,7%en Centroamérica.

En cuanto al poder legislativo, la participación fluctúaen torno a un 10% en el Senado y un porcentajeligeramente superior en la Cámara de Diputados, elcual varía de un año a otro.

A pesar de los avances, se reconoce que losporcentajes de participación de las mujeres siguen siendobajos en comparación con los hombres. Asimismo, ellasestán muy poco presentes en las áreas del poderejecutivo y económico, en las que se toman las decisionesmás importantes de los gobiernos.

Equidad de género y participación en el podery la toma de decisiones en Cuba

El diagnóstico realizado por la ComisiónEconómica para América Latina y el Caribe no hacereferencia a la participación de la mujer cubana en elpoder. Sin embargo, como se señaló en el VI Congresode la FMC, «la inserción de la mujer cubana en elproceso de desarrollo del país debe evaluarse comouno de los fenómenos más exitosos ocurridos en estostreinta y siete años de Revolución».7

El Estado cubano ha puesto en práctica desde1959 su estrategia nacional de desarrollo, quecomprende la ejecución, de forma articulada yarmónica, de los programas económicos y sociales.En tal sentido, ha impulsado la creación y desarrollode las bases económicas, políticas, ideológicas,jurídicas, educacionales, culturales y sociales quegaranticen la igualdad de derechos, oportunidades yposibilidades a hombres y mujeres, transformandola condición de discriminación y subordinación a quehabía estado sometida la mujer cubana ypromoviendo la eliminación de estereotipos sexuales

tradicionales y la reconceptualización de su papel enla sociedad y en la familia.

Desde su fundación en 1960, la Federación deMujeres Cubanas constituye el espacio propio de lasmujeres para promover, impulsar y canalizar sudisposición a la participación y sus inquietudes eintereses. Esta organización realiza su labor a escalade toda la sociedad cubana, para concientizar ytransformar concepciones tradicionales acerca de losroles de hombres y mujeres y defender los derechosde la mujer.8

A lo largo de todos estos años se han realizadoacciones positivas para mejorar la condición y la posiciónde la mujer. Algunas han sido:

l La rápida extensión a todos los lugares del país delos servicios educacionales gratuitos desde las edadesmás tempranas, con igualdad de acceso para niñas yniños, hombres y mujeres.

l El acceso pleno de las mujeres a centros politécnicosy carreras universitarias, y la asignación de un númerode plazas en especialidades hasta entoncesmayoritariamente ocupadas por los hombres.

l La promulgación de leyes que favorecieron el accesode la mujer al empleo �incluida la revisión delCódigo del Trabajo�, a fin de eliminar lasprohibiciones y restricciones para el empleo de lamujer, así como la creación de las Comisiones deEmpleo Femenino en todos los niveles.

l Estrategias y planes elaborados por la Federación deMujeres Cubanas dirigidos a impulsar la formaciónfemenina en todos los ámbitos y niveles de lasociedad cubana.

l La creación de condiciones en el sistema nacional desalud, a fin de que la mujer ejerza el derecho a elegirlibremente su fecundidad, el número y elespaciamiento de los hijos y demás aspectos de lasalud genésica.

l La promulgación del Código de Familia, que expresala igualdad de derechos y deberes de la mujer y elhombre en ese ámbito.

l La promulgación, en 1976, de una nueva Constitucióny su modificación en 1992, que postulan, entre otros

Si bien el fenómeno del machismo, los prejuicios y lasubestimación pueden estar, y de hecho están, presentes en lapsicología de individuos aislados, también la discriminaciónpuede manifestarse en los organismos de dirección de algunasinstituciones estatales.

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derechos, el acceso de la mujer «a todos los cargos yempleos del Estado, la Administración Pública y laproducción y prestación de servicios».

l La creación, dentro de la Asamblea Nacional(Parlamento), de la Comisión Permanente deatención a la infancia, la juventud y la igualdad dederechos de la mujer.

l La aprobación y puesta en vigor del Plan de AcciónNacional de Seguimiento de la IV Conferencia de laONU sobre la Mujer y la consiguiente creación delas comisiones gubernamentales para sucumplimiento.

Los avances logrados pueden ser apreciados en lascifras siguientes:

l Las mujeres son el 42,5% de la fuerza laboral en elsector estatal civil. En el sector no estatal (entidadesdel sector cooperativo, agrícola y privado, entre otros)eran el 18% en 1997.

l El 64,6% de los trabajadores ocupados en la categoríade técnico y profesional son mujeres. Esta tendenciacomenzó a manifestarse hace más de tres lustros yno retrocedió en los años de Período especial.

l En los organismos de la Administración Central delEstado, las mujeres con responsabilidades dedirección han pasado del 12,2% en los inicios delos 80, al 24,5% en la presente década. Actualmente,las mujeres son el 30% de los dirigentes de laeconomía total del país.

l La dirección de dos ministerios es ocupada pormujeres: Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente yComercio Interior. El número de viceministras hacrecido hasta 17. Como ejemplo, en el Ministeriode Relaciones Exteriores, de cuatro viceministros,dos son mujeres.

l En el Parlamento cubano, las mujeres son en laactualidad el 27,6% de sus miembros, contra un22,8% cinco años atrás.

l En el Consejo de Estado �elegido entre losdiputados�, el índice creció de 13,6% a 16,1% demujeres.

l La mujer representa el 34,6% de los dirigentes delsistema jurídico en Cuba, el 61% de los fiscales, el49% de los jueces profesionales y el 47,0% de losmagistrados del Tribunal Supremo Popular.

l En el servicio exterior ha habido un incremento delnúmero de mujeres en puestos de mayor jerarquía.Actualmente hay 14 mujeres embajadoras, 11 cónsulesgenerales y 133 en otros cargos diplomáticos.

l Las mujeres cubanas participan activamente en lavida política y en la toma de decisiones en esa esfera.Bastaría mencionar su participación, en un plano deigualdad con los hombres, en la discusión popularde las leyes, en los llamados Parlamentos Obreros;en el análisis de las resoluciones y tesis de losCongresos de las diferentes organizaciones políticasy comunitarias del país. Por solo citar dos ejemplos,las mujeres son el 52,5% de los dirigentes de lassecciones sindicales (nivel de base de los sindicatos)y constituyen el 30,1% de la militancia del PartidoComunista de Cuba.

A pesar de los cambios ocurridos en la situaciónreal de la mujer cubana, de su activa participación en lavida económica, política y social del país, y del aportede la legislación a este status, no se puede desconocerque las transformaciones en la subjetividad de laspersonas, y en los patrones socioculturales de conductay de relaciones entre hombres y mujeres, son muchomás lentos. Se necesita continuar realizando un sólido ysistemático trabajo ideológico y educativo dirigido acrear las bases de la cultura de la igualdad social entre elhombre y la mujer.

Investigaciones sobre el acceso de la mujercubana a la toma de decisiones

Las investigaciones realizadas en Cuba acerca delacceso de la mujer a responsabilidades de direcciónpueden ser clasificadas en dos grupos: a) las que indaganacerca del acceso de la mujer a la toma de decisionesen las diferentes esferas de la vida económica, políticay social, y los obstáculos para este acceso; y b) las quetratan particularmente acerca de la representaciónfemenina en los órganos del Poder Popular.

Algunas de estas investigaciones datan de la décadade los 80 y otras son más recientes. Los resultados queaportan son, a nuestro juicio, muy valiosos paracomprender la realidad cubana y la evolución que hatenido el acceso de la mujer a la toma de decisiones.

Las comprendidas en el primer grupo aportan lossiguientes resultados:

En la Encuesta Nacional de la Mujer Trabajadoraen el Sector Estatal Civil,9 realizada en 1985, seformulaba una pregunta acerca de las causas por lascuales las mujeres no ocupaban cargos de dirección enigual medida que los hombres. Las respuestas másfrecuentes fueron:

l Les afecta el tiempo dedicado a las responsabilidadesdomésticas.

l No se valoran suficientemente las condiciones de lamujer para dirigir.

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En 1987 se realizó una investigación sobre algunasparticularidades sociopsicológicas de la mujer dirigenteen Cuba.10 Fueron entrevistadas 30 mujeres confunciones de dirección en Ciudad de La Habana:15 de un nivel de dirección bajo (jefas de brigadas enindustrias) y 15 de niveles medio y alto (directoras deempresas, jefas y vicejefas de organizaciones de laadministración central del Estado). Al indagar sobrelos costos que ellas enfrentan en el ejercicio de ladirección y sobre aspectos de sus relaciones familiares,este estudio arrojó:

l La vivencia de mayor costo que ocasiona para ellasla actividad de dirección es la falta de tiempo paraatender a los hijos. En general, reconocen falta detiempo para dedicarlo a la familia, compartir consus hijos y esposos, realizar actividades en común, ira la peluquería y a actividades recreativas y culturales.

l No se constató resistencia familiar al actual ejerciciode la dirección. Se evidenció participación de otrosfamiliares (sobre todo de los adultos mayores en elcuidado de los niños), mejor distribución de lastareas domésticas y mayor participación de los hijosen ellas. Este mismo resultado fue encontrado enuna investigación nacional sobre familia dedirigentes en 1990.11

l La mayoría de las entrevistadas están casadas otienen una relación estable actualmente. Las que hantenido divorcios anteriores, los relacionanfundamentalmente con su participación enactividades necesarias para el desarrollo social dela mujer y la dificultad para compatibilizarlas consus responsabilidades en el hogar.

l Desarrollan mecanismos para proteger a la pareja;por ejemplo, aceptar como nuevos consejos uopiniones sobre aspectos que ya conocen para queel esposo no sienta que pierde su papel de «consejeroexperimentado». También generan mecanismos quecompensan la falta de tiempo real, como el dedicadoa los hijos. Dan una alta prioridad y atención a losmomentos vividos en común.

l Afirman que existen mujeres que rechazan la actividadde dirección, ya que aceptarla significa una crisis parasu vida familiar.

l Reconocen la existencia de prejuicios hacia las mujeresen los centros de trabajo, tales como «la mujer tienehijos o los va a tener», «los hombres son los quesiempre han dirigido, ellos tienen las reglas del juegoy los modelos de selección se hacen a través de ellos»,etc.

En esta investigación se indagó también acerca dela mujer dirigente en una muestra de la población

masculina. Los estereotipos encontrados fueron designo positivo o negativo; diferenciables solo pordeterminadas características de la personalidad, perocoincidentes en las consideraciones de que «el principalproblema de la mujer dirigente es su falta de tiempopara atender las tareas del hogar y la familia, lo cualpuede traer como consecuencia problemasmatrimoniales y a veces de comunicación con los hijos».El estereotipo negativo predominó en los hombresmenos jóvenes. De todas formas, en ambos se valoraa la mujer como inteligente, capaz y con conocimientosde su trabajo.

El Censo Nacional de Cuadros del Estado de 1982aportó el dato de que «por cada dirigente hombre quecesa en sus funciones, ocurre lo mismo en 2,42 mujeresque ocupan similar cargo, lo que nos lleva a afirmarque la estabilidad de las mujeres dirigentes es menorque la de los hombres».12

En 1988, la Federación de Mujeres Cubanas realizóla investigación «La igualdad de la mujer en el procesorevolucionario cubano: teoría y práctica social»,13 conuna muestra representativa de la población quecomprendió cinco mil entrevistas a igual número dehombres y mujeres. Se hicieron tres preguntas dirigidasa indagar sobre la preferencia por el sexo del dirigentey a identificar, en este contexto, si aún persistenconceptos erróneos sobre la capacidad femenina paraasumir un cargo de dirección.

La pregunta sobre a quién prefiere como dirigentese hizo al total de la muestra. El 60% de los encuestadosrespondió que les daba igual ser dirigido por una mujero un hombre, pero más de la cuarta parte declaró queprefería un hombre. Lo interesante resulta que estarespuesta fue ofrecida tanto por hombres como pormujeres: 24,2% (M); 28,5% (H).

Ante la afirmación de que los hombres son mejoresdirigentes, respondieron estar de acuerdo el 37,9%de las mujeres y el 43,3% de los hombres. De los2 110 encuestados que estuvieron de acuerdo, el 56%adujo que los hombres tienen más oportunidad ytiempo y el 30% afirmó que el hombre tiene máscapacidad, por naturaleza. Estas personas sumaban636, lo que representa el 13,6% del total deentrevistados. Ello prueba que aún existen personasque creen que, genéticamente, los hombres están mejordotados para dirigir.

En una investigación emprendida por la Direcciónde la FMC en la provincia de Pinar del Río, se indagaronlas causas de la baja promoción de la mujer a cargosde dirección �incluyendo su representatividad en elPoder Popular.14

Con este objetivo, entre el segundo semestre de 1990y 1991 se entrevistó a 502 dirigentes, 217 subordinadosa mujeres dirigentes y 105 familiares de estas; así como

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a 90 personas de la población del municipio de Pinardel Río. Las tendencias fundamentales en la opiniónacerca de dichas causas se pueden resumir en lo siguiente:

l La limitación más frecuente que se señala (por el 46,9%)está en el hecho de que sobre la mujer recae el mayorpeso en la atención al hogar, los hijos y la familia engeneral. Por tanto, resulta extremadamente difícilconjugar el trabajo de dirección profesional y laconsagración que ello requiere, con las tareasdomésticas y la atención que implica, por lo general,guiar el hogar, los hijos y ayudar a otros familiares.

l Relacionado con el primero, pero con una relativaindependencia, se plantea el problema de laincomprensión familiar. Si bien en la práctica socialactual la mujer es la más sobrecargada con losproblemas de la familia, ello resulta más llevadero,menos agobiante, cuando se logra una correctacomprensión, comunicación familiar y una voluntadcolectiva de respaldo a la mujer que dirige.

l Un elemento muy vinculado a los anteriores, elrelativo a la maternidad y la atención a los niñospequeños, ha merecido un lugar aparte en lasopiniones, porque constituye una limitación especialpara la mujer joven, sobre todo menor de 35 años.

l Se esgrimen también como limitantes manifestacionesde machismo. Los encuestados se refieren a suexpresión más abierta y directa: aquella que rechazaa la mujer en su rol social, en toda actividad quecontradiga el papel y lugar que tradicionalmente lehabía sido conferido por la práctica social y lasrelaciones de convivencia familiar. En otros casos,según refieren los propios encuestados, la actitudmachista se enmascara en los prejuicios hacia la mujerque dirige. En no pocos se pone en duda laposibilidad de conjugar eficazmente las actitudes yla delicadeza femenina con la firmeza de carácter, larectitud y la decisión que presupone el trabajo dedirección.

l Cuando se interrogó acerca del grado de eficacia deuna mujer en cargos de dirección, el 11% de lamuestra señaló que es menos eficiente, y se encuentraen desigualdad con los hombres. Sin embargo, esta

proporción de respuesta negativa es menor en elcaso de los subordinados a mujeres que dirigen. Deellos, solo un 4% considera que la mujer es menoseficiente que un hombre en la labor de dirección.

l Si bien el fenómeno del machismo, los prejuicios y lasubestimación pueden estar, y de hecho están,presentes en la psicología de individuos aislados,también la discriminación puede manifestarse en losorganismos de dirección de algunas institucionesestatales, y no siempre de una forma abierta o directaque pueda ser claramente condenada. En estos casos,se expresa en la incomprensión e inflexibilidad dealgunas administraciones para abordar y dartratamiento a las dificultades y problemas reales queafrontan las mujeres.

l Por otro lado, se maneja como limitación porel 6,7% de los encuestados algunas características delpropio trabajo de dirección, como lo irregular delhorario, el exceso de reuniones, la indiscriminadaafectación del horario vespertino-nocturno y otras.

l Alrededor del 5% de la muestra refiere comolimitación para el acceso al cargo, la insuficienteexistencia de círculos infantiles y seminternados, ysus horarios de funcionamiento. Esto afectafundamentalmente a aquellas mujeres que, teniendoniños en estos niveles, no cuentan con la ayudasistemática de otro miembro de la familia que lespermita dedicarse sin preocupaciones a su trabajo.

l Igual número de encuestados se refiere al pocoreconocimiento social que recibe la mujer dirigente.Su imagen no siempre se proyecta como edificante,como ejemplo a imitar, como orgullo del génerofemenino. Se aprecia que, por el contrario, haytendencias a dar mayor peso a los aspectos negativos:al agobio, la desatención familiar, la inestabilidad dela pareja, la soltería, etc.

En 1997 se llevó a cabo una consultoría, conperspectiva de género, en los proyectos del ProgramaMundial de Alimentos en Cuba.15 Fue estructuradamediante una metodología de planificación participativaorientada a objetivos, que posibilitó la participaciónactiva de los actores y beneficiarios de la cooperación

Cuando los cargos son elegidos por el voto directo, existenmayores posibilidades de que se expresen las creencias, losprejuicios y los patrones culturales heredados y que aúnpersisten, incluso en las propias mujeres, y se manifieste másdirectamente la opinión de no proponer mujeres para «nosobrecargarlas más».

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llevada a cabo por esa organización en las provinciasde Las Tunas y Granma. En los dos talleres celebradosse focalizó como problema la limitada participaciónde la mujer en el empleo y la toma de decisiones enesos territorios. Los participantes señalaron como causasfundamentales de esa situación en los proyectosganaderos y agrícolas, las siguientes: a) la sobrecarga deresponsabilidades domésticas para la mujer; b) laexistencia de conductas y actitudes discriminatorias haciaella en el empleo; c) la insuficiente capacitación para elempleo, y d) la existencia de inadecuadas condicionesde trabajo.

La mujer cubana en el gobierno popular

La Federación de Mujeres Cubanas ha mantenidoel estudio sistemático sobre la participación de la mujeren los órganos del Poder Popular, con el fin de conocerla evolución de su presencia a lo largo de los procesoseleccionarios en cada nivel, desde los órganos de base(circunscripciones) hasta el Parlamento.

El análisis estadístico realizado muestra que, a partirde 1976 y hasta 1986, va creciendo paulatinamente laparticipación de la mujer en el Poder Popular. En todosestos años, la voluntad política del gobierno cubano hasido y es impulsar una representatividad de las mujeresen correspondencia con su progreso político y social,lo cual queda expresado en los documentos de la época.

El año de mayor crecimiento, en todos los niveles,fue 1986. Las mujeres delegadas de circunscripciónfueron el 17,1% de todos los delegados del país, loque representó un salto del 5,6% en relación con elperíodo anterior. En las Asambleas Provinciales fueronel 30,8% �de 21,4% en 1984. Las diputadas a laAsamblea Nacional llegaron al 33,9% del total deparlamentarios, el más alto de todos los años.

De 1986 a 1993 decrece la participación de la mujeren todos los niveles de dirección del Poder Popular,desde las delegadas de circunscripción hasta larepresentación en el Parlamento. En ese año 1993, soloel 13,6% de los delegados de circunscripción fueronmujeres, lo que significa un descenso del 3,5%; en tantoque las delegadas provinciales resultaron el 23,9%,el 3,7% menos en relación con el proceso anterior. Lasdiputadas alcanzaron el 22,8%, o sea, una reduccióndel 11,1% respecto a las elecciones de 1986.

Al analizar los factores que influyeron en estedescenso del número de mujeres en los diferentes nivelesde dirección del Poder Popular, no cabe duda de lainfluencia de la crisis económica enfrentada por el país;la que, desde inicios de 1990, agravó las condicionesde vida de las familias y afectó sensiblemente losservicios de apoyo al hogar. Ello hizo mucho más difícil

la vida cotidiana, cuyo rigor recae fundamentalmentesobre la mujer. El número de tareas que debendesarrollar en ese espacio, y el tiempo y los esfuerzosque requieren, aumentaron consecuentemente ylimitaron las posibilidades de participación de la mujeren responsabilidades de dirección fuera del hogar.

Otra condición esencial �valorada en la Tesis sobrepromoción de la mujer del VI Congreso de laFMC16 � fue que, en esa ocasión, como parte delperfeccionamiento de nuestra democracia, la elecciónde los cargos de delegados a las asambleas provincialesy de los diputados se determinó por el voto directo dela población, igual que la de los delegados decircunscripción. Previamente se había desarrollado unproceso con amplia participación popular, en el cuallos plenos de los comités de las organizaciones políticasy de masas �a nivel municipal, provincial y nacional�elevaron las propuestas que sirvieron de base para laconformación de las candidaturas.

Se pudo entonces constatar la reducción de lacantera de mujeres aprobadas en el proceso. Inclusoen algunos territorios, en los plenos de la Federaciónde Mujeres Cubanas, se propuso a muchos máshombres que a mujeres, lo que fue analizadocríticamente por la propia organización.

La realidad es que, cuando los cargos son elegidospor el voto directo, existen mayores posibilidades deque se expresen las creencias, los prejuicios y los patronesculturales heredados, y que aún persisten, incluso en laspropias mujeres, y se manifieste más directamente laopinión de no proponer mujeres para «nosobrecargarlas más». De todo ello resulta que no siemprese valora la cantera femenina �con méritos y capacidadsuficientes� existente en el país.

Ante el decrecimiento que se produjo de larepresentación femenina en el Poder Popular en 1993,la Federación de Mujeres Cubanas emprendió unconjunto de acciones: la elaboración y puesta en prácticade las recomendaciones derivadas de la investigaciónMujer y poder: las cubanas en el gobierno popular;17 el trabajodirecto con las mujeres en las comunidades, a fin deque reconocieran sus valores y capacidades, y la necesidadde una mayor representación de mujeres en cargos dedirección; el apoyo a las delegadas en el ejercicio de susfunciones, y la divulgación de los logros de aquellasmujeres dirigentes en los órganos del Poder Popular enlos diferentes niveles. El tema de la promoción de lamujer fue abordado con mucha fuerza en elVI Congreso de esta organización y, en 1996, se elaboróuna estrategia de promoción aún vigente.

A pesar de continuar en Período especial, se haproducido un crecimiento de las mujeres electas comodelegadas de base. Así, en las elecciones celebradas enoctubre de 1997, de 14 533 delegados, 2 595 eran

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l Los hombres tienen mejor trayectoria (21%).

l Por la costumbre de ser dirigidos por hombres (18,9%).

l Los hombres son más capaces para las tareas dedirección (17,7%).

l Las mujeres subestiman sus propias posibilidades(15,3%).

l Se discrimina a la mujer (15,3%).

l A los hombres no les gusta que las mujeresdirijan (13,3%).

l A las mujeres no les gusta dirigir (12,4%).

l Los hombres tienen mayor nivel político (11,3%).

l Los hombres tienen mayor nivel cultural (10,4%).

Cuando se preguntó por qué las mujeres propuestascomo candidatas a delegadas no resultaron elegidas, lasopiniones más frecuentes fueron:

l Se temía que las mujeres no cumplieran, ya que tienenmuchos problemas (43%).

l No se le dio propaganda a la posibilidad de elegirmujeres y valorar sus cualidades (39%).

l Los hombres son más capaces para las tareas dedirección (36,1%).

l Los hombres tienen más tiempo libre, ya que ellos norealizan tareas domésticas (24,8%).

l Por no estar acostumbrados a ser dirigidos pormujeres (15,4%).

l Habiendo hombres con condiciones, es preferibleelegirlos a ellos, ya que las mujeres tienen muchosproblemas (12,6%).

Al preguntarles a las mujeres electoras si aceptaríanser delegadas en caso de ser propuestas, el 45,7%respondió que sí y el 54,3% que no. Las mujeres que senegaron, expresaron, fundamentalmente, los siguientesargumentos:

l No se sienten con la capacidad necesaria (31,4%).

l Enfermedad personal o de familiares (20,3%).

l Bajo nivel escolar (18,8%).

l No podría cumplir con las responsabilidades delhogar (12,4%).

l No les gusta dirigir (8%).

l Esta responsabilidad debe estar ocupada porhombres (5,7%).

En una investigación realizada en 1983 acerca de lasdeterminantes del comportamiento de la representación

mujeres, para el 17,9%. En las elecciones generales deenero de 1998 se apreció también un incremento enel número de mujeres delegadas a las asambleasprovinciales: de 1 192 delegados, 341 son mujeres,el 28,6%.

En la más reciente legislatura, de 601 diputados alParlamento, 166 son mujeres (27,6%), lo que significa uncrecimiento del 5% en relación con la anterior. Deacuerdo con datos de enero de 1997 de la UniónParlamentaria, Cuba se encontraba en el lugar 15 en elorden mundial en cuanto a la representación de mujeresen los parlamentos nacionales unicamerales o en lascámaras bajas y en el segundo en América Latina y elCaribe. En ese momento las mujeres parlamentarias eranel 22,8% (134 de 589), por lo que en la actualidad estaposición debe haber mejorado.18

No obstante los avances logrados, la existencia deuna enorme potencialidad en mujeres que se destacanpor su gestión, desde las actividades comunitarias hastael nivel nacional, y el hecho de que las cubanasrepresentemos el 64,6% de toda la fuerza técnica yprofesional del país, hacen que no nos sintamostotalmente satisfechas de la representatividad lograda yque continuemos trabajando por un acceso más igualitarioa los puestos decisorios.

Investigaciones sobre la representaciónfemenina en los órganos del Poder Popular

El conjunto de investigaciones realizadas sobre larepresentación política femenina en los órganos del PoderPopular aporta importantes datos sobre los factoresobjetivos y subjetivos que a lo largo de todos estos añoshan estado afectando dicha representación.

La primera investigación llevada a cabo en 1975sobre las mujeres y los poderes populares en Matanzas19

�provincia donde se realizó la primera experiencia deorganización de los actuales órganos del Poder Popular�,con una muestra de 635 personas (302 hombres y 333 mujeres)de diferentes municipios, seleccionados aleatoriamente,mostró resultados significativos. Al indagar acerca de porqué no fue propuesto un mayor número de mujerescomo candidatas a delegadas al Poder Popular, loselectores opinaron:

l Las mujeres tienen menos tiempo libre, ya que ellasrealizan las tareas domésticas y la atención a los hijos(33,6%).

l No se le dio propaganda a la posibilidad de elegirmujeres y valorar sus cualidades (32%).

l Como era algo nuevo, se temía dar esta tarea a lasmujeres, ya que tienen muchos problemas (31,8%).

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política femenina en los órganos locales del PoderPopular en la provincia de La Habana,20 en la cual seutilizaron como métodos entrevistas individuales asecretarios de los comités ejecutivos, entrevistas grupalesa delegados y delegadas, análisis de contenido de lasactas de rendición de cuentas y de una sesión de laasamblea municipal y encuesta a una muestrarepresentativa (384) de los electores de toda la provincia,se obtuvieron los resultados siguientes:

l Los delegados entrevistados destacaron el peso delas tareas domésticas como una fuerte limitante parasu desempeño. La presión doméstica fue reconocidacomo el freno fundamental para la diversificación yriqueza del papel social de la mujer. Se destacótambién la necesidad de solidaridad familiar.Aseguran que las tareas de representación social «loque llevan a la casa son problemas».

l Los delegados hombres hacen referencia a lasdificultades objetivas que enfrenta la sociedad y quepesan sobre todo en la mujer, como el escasodesarrollo de los servicios y la insuficiencia de círculosinfantiles.

l Los secretarios de los comités ejecutivos reconocieronque «la mujer puede hacer lo mismo que el hombre,pero no como él lo hace, porque además de todaslas condiciones, tiene que planificar muy bien eltiempo, debido a la carga que tiene en el hogar».

l Las mujeres se consideran a sí mismas capaces, engran medida, de acometer tareas domésticas, juntoa las de corte social, y se ven igualmente aptas parael desarrollo de altas responsabilidades laborales.

l En cuanto a las tareas de dirección, se apreció que laposibilidad de ser dirigidas por una mujer no resultagrato para las mujeres, como tampoco se puededecir que estas deseen dirigir.

l Los hombres creen a las mujeres capaces dedesenvolverse eficazmente en trabajos de altaresponsabilidad. En cuanto a las tareas de dirección,las opiniones estuvieron divididas: los más jóvenesexpresaron los criterios más favorables, sobre todocuando se trataba del desempeño de la mujer comodelegada.

l En las entrevistas grupales a delegados, los hombresenfatizaron que si no existen más delegadas, es porqueel elector le supone a la mujer menos movilidad yposibilidades que al hombre para resolver losproblemas que comúnmente se le plantean aldelegado(a). Reconocieron la existencia de criteriosdiscriminatorios que dificultan la promoción de lamujer, pero insistieron en la poca coincidencia delas características de la mujer con la imagen

prevaleciente del delegado actual, identificadototalmente con un gestor de soluciones. Están deacuerdo en que la visión social predominante acercadel delegado tiene un carácter masculino.

l En las entrevistas individuales a delegadas se constatóque ninguna había propuesto, alguna vez, a una mujerpara delegada. La elección de ellas mismas laatribuyeron a factores de prestigio y a su actividaden las organizaciones de masas.

Las principales conclusiones de la investigación sobrela representación femenina en los órganos del PoderPopular, llevada a cabo por la Federación de MujeresCubanas y el Comité Estatal de Estadísticas, en 1984,21

fueron:

l Los entrevistados señalaron como motivos másfrecuentes de la proposición de mayor número dehombres que de mujeres para delegadas lossiguientes: a) los hombres tienen más tiempo libre,porque no son responsables de las tareas domésticas;b) tienen más posibilidades de resolver los problemasde los electores; c) son elegidos por tradición.

l Se evidenció que la preferencia por el sexo masculinopara delegado es mayor en mujeres que en hombres.

l En general, las limitantes más mencionadas paraseleccionar a la mujer como delegada del PoderPopular se refieren a los problemas del hogar, entreellos: a) la mujer es responsable de las laboresdomésticas; b) atención a esposo, hijos u otrosfamiliares; c) dificultad para conseguir plaza encírculos infantiles, becas, seminternados, hogares deancianos, etc.; d) novio, esposo u otro familiar noquiere que participe.

l Más de la mitad de las mujeres entrevistadas están endisposición de aceptar la proposición de candidatasa delegadas del Poder Popular.

l Las valoraciones que se expresan sobre lasposibilidades de la mujer para ejercer como delegadadel Poder Popular tienden, en muchos casos, asubvalorar las condiciones reales que ellas poseen;en ocasiones esto se refleja como falsa protecciónhacia el sexo femenino, lo que reiteradamente esargumentado por las propias mujeres. Todo elloimpide una mayor participación de la mujer comodelegada.

l En los niveles educacionales más bajos se apreciauna tendencia mayor a subvalorar a la mujer, que seapoya fundamentalmente en elementos de tiposubjetivo. Por el contrario, en los niveles escolaresmás altos la tendencia es hacia una valoración másjusta de la mujer.

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Una investigación llevada a cabo por un colectivodel Centro de Estudios sobre América,22 se propusoentre sus objetivos evaluar los espacios municipalescomo escenarios de participación popular en laselección de los liderazgos, utilizando como métodosy técnicas, observaciones de actividades participativas(asambleas vecinales, trabajos comunales, elecciones,etc.); entrevistas individuales y colectivas; discusionesde grupos con ciudadanos comunes �con énfasis enlas mujeres�, así como con personas que se distinguenpor su activismo comunitario.

Los datos que esta investigación aportó sobre laproblemática de la mujer son los siguientes:

l Existen zonas en el país donde aún prevalecen conmás fuerza los criterios machistas. La investigaciónconstató que en el municipio Bayamo se dieroncasos de mujeres que rechazaron ser nominadasalegando desautorización del esposo, lo cual, auncuando pudiera ser cierto, en otras regiones del paísse consideraría al menos poco elegante.

l Los autores valoraron que, dentro del procesoelectoral, las organizaciones sociales y políticas(CDR, FMC, CTC, ANAP) cumplen, en la práctica,tareas como supervisar la calidad de las actividadesprogramadas y otras funcionales, pero no derepresentación. A partir de eso, la movilización electoralque estas organizaciones impulsan es poco diferenciada.

l Al analizar la paradoja entre la escasa presencia demujeres en funciones electivas municipales y sufrecuente éxito en el desempeño de tales funciones,los entrevistados se centraban en dos aspectosfundamentales para explicar por qué las mujeres sedesempeñan exitosamente:

a) Poseen mayor capacidad de convocatoria, dada sumayor proclividad a buscar ayuda y a persuadirser ayudadas por los hombres y por las propiasmujeres.

b) Mayor capacidad para sensibilizarse con losproblemas de la vida cotidiana en la medida enque también son, en sus hogares, protagonistasde ella.

Los autores de la investigación consideraninsuficientes esas razones y señalan:

La principal razón que determinaba el éxito de las mujeresdelegadas era la misma por la cual estabansubrepresentadas: el alto nivel de exigencias que se lesimponía y que las sometía a una suerte de selección artificial,mediante la cual quienes resultaban elegidas poseíanregularmente capacidades muy superiores a la media de loshombres de igual condición. (Estas exigencias no serelacionaban con especialización genérica alguna, sino con

las cualidades reconocidas como óptimas para toda lasociedad y permeadas por el patrón patriarcal).23

A esto se agregarían otras cualidades quecaracterizan a las mujeres elegidas: la consagración yalta responsabilidad con las que se desempeñan; lacapacidad de análisis para detectar los problemas y laacometividad para resolverlos. Se citan cifras: en elproceso electoral de Santa Cruz fueron nominadas20 mujeres y resultaron elegidas nueve. En un total de18 circunscripciones, perdieron en la mitad de loscasos por márgenes pequeños de votación. «Unacampaña de promoción femenina de mediano perfilhubiera podido revertir algunos de los resultados eincrementar la presencia de la mujer en la direccióndel gobierno local».24

Si se tiene en cuenta que esos resultados son elproducto de una elección directa y básicamente libre,entonces estaríamos en presencia del predominio depatrones discriminatorios de larga data, que aseguran ala mujer una multiplicidad de papeles reproductivos,limitan su disponibilidad de tiempo flexible para elejercicio de funciones públicas y se expresan en laconducta electoral mediante la emisión de un voto quefavorezca al género masculino.

La investigación realizada por la FMC acerca delúltimo proceso eleccionario (1997-98)25 muestrainteresantes aristas del problema:

l Se realizó un levantamiento de información en6 221 asambleas de todas las provincias del país. Enellas fueron propuestas para delegadas de base(circunscripción) 4 511 mujeres y se negaron a aceptar317, lo que equivale al 7% solamente. En total, laspersonas que no aceptaron ser propuestas fueron680. Como puede observarse, el argumento que tanfrecuentemente se esgrime en el sentido de que nohay más mujeres dirigiendo porque «ellas se niegan»no se comprueba, pues esto sería válido tambiénpara el caso de los hombres.

l El análisis de la cantidad de personas propuestaspara diputados o diputadas en los plenos municipalesy provinciales de las organizaciones de masas en lascatorce provincias del país, muestra que en siete (50%)la cantera de mujeres sobrepasa el 30% de laspropuestas y en tres de ellas está entre el 25% y el29%. Las provincias con más bajo número demujeres propuestas fueron La Habana (13,9%) yMatanzas (17,3%). Les siguen Las Tunas (21,4%) yCamagüey (22,3%).

l Cuando esta cantera pasaba a ser analizada por lascomisiones de candidatura municipales y provinciales�presididas por la Central de Trabajadores de Cubay un representante de cada organización de masas

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del territorio (trabajadores, campesinos, estudiantes,mujeres federadas, miembros de los Comités deDefensa de la Revolución� para seleccionar de ellas elnúmero de candidatos que correspondía a la provinciasegún su población, se elevó en general la representatividadde mujeres. Así, en ocho de las 14 provincias se superóel 30% de candidatas (en tres de ellas el 40%), encinco, se obtuvo entre el 27% y el 29% y solo en unael 26%.

l En el caso de los plenos nacionales de lasorganizaciones en las cuales se proponen figuras deascendencia nacional, la cantera de mujeres propuestafue realmente baja, exceptuando la Federación deMujeres Cubanas (63%) y la Central de Trabajadoresde Cuba (26,3%). La Asociación Nacional deAgricultores Pequeños propuso el 12,1% de mujeres,los Comités de Defensa de la Revolución el 18,8%,la Federación de Estudiantes Universitarios el 19,5%y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Mediael 17,4%.

l El escaso número de mujeres propuestas cuya laborse desarrolla a nivel nacional, provoca que en losanálisis de la Comisión de Candidatura Nacional larepresentatividad femenina no logre ser más alta y,como consecuencia, el porcentaje final de diputadaselegidas no ascienda más. No debe perderse de vistaque entre las personas que se destacan en distintasesferas de la sociedad, en el nivel de la nación, el70% de las que ocupan responsabilidades dedirección son hombres.

Los elementos ofrecidos apuntan claramente a lanecesidad de realizar una profunda sensibilización, convisión de género, a todos los niveles, entre un procesoeleccionario y otro, comenzando por los dirigentes delas organizaciones políticas y de masas.

Notas finales

Los elementos aportados por el análisis estadísticoy por las investigaciones realizadas hasta el momento,permiten llegar a las siguientes conclusiones:

Resulta indiscutible el salto histórico que se haproducido en el acceso de la mujer a la toma dedecisiones, desde el triunfo revolucionario en 1959,como consecuencia de la voluntad política del Partido

y del gobierno, dirigida a transformar tanto lacondición como la posición de las mujeres cubanas.A lo largo de todos estos años, se han producidoavances que han posibilitado una mayor presenciafemenina en los puestos decisorios en todos los niveles.Basta citar un solo ejemplo: del 0,3% de mujeresdelegadas de base del Poder Popular en 1976, se hapasado al 17% en 1997.

Un mayor acceso de la mujer al poder y a la tomade decisiones se ve afectada por los factores siguientes:

1. Factores objetivos de índole socioeconómica, relacionadosfundamentalmente con la sobrecarga real de la mujeren las tareas del hogar y en la responsabilidad con sushijos y otros familiares, debido a que aún persiste, enmuchas familias, la tradicional división de los rolespor sexo.

Este es el aspecto que más frecuentemente se señalaen las diferentes investigaciones realizadas. Se encuentrantambién las limitaciones de recursos materiales y deservicios de apoyo al hogar y agudizadas por lasituación del Período especial. Un informe acerca desus impactos en la familia26 señalaba ya a inicios de 1992que la importancia de la función económica de estegrupo se incrementaría ante la disminución de la ofertaen la red de servicios, lo que aumentaría el número detareas domésticas, su complejidad y el tiempo que seinvierte en ellas. Al mismo tiempo, se señalaba que, enalgunos tipos de familias, la participación de otrosmiembros �fundamentalmente en tareas fuera delhogar� se elevaría.

2. Factores subjetivos, de carácter ideológico y cultural. Seconstata la persistencia de manifestaciones de machismoen forma de prejuicios y estereotipos, cuyos contenidossubvaloran a la mujer al considerar que no essuficientemente capaz, que está menos preparada y tienemenor poder de gestión para dirigir, y sobre todo, conlos temores de que ellas no pueden hacer compatibleslas funciones de dirección con la maternidad y larealización de tareas domésticas.

Estas creencias, prejuicios y estereotipos se expresanmás claramente cuando la elección se realiza mediantevotación directa y secreta; como es en el caso de losórganos del Poder Popular.

En algunos territorios persisten manifestaciones másabiertas de machismo, como la desautorización delesposo o del novio como causa para no aceptar serelegida como delegada.

Las [mujeres] que resultan elegidas poseen regularmentecapacidades muy superiores a la media de los hombres enigual condición.

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En las investigaciones realizadas, se constató el altonivel de exigencias que se les imponen a las mujerespara su selección, por lo cual las que resultan elegidasposeen regularmente capacidades muy superiores a lamedia de los hombres en igual condición. Estasexigencias están relacionadas con las cualidadesreconocidas como óptimas, permeadas, desde luego,por el patrón patriarcal.

3. Factores relacionados con las características concretas delproceso eleccionario y del trabajo de los órganos del Poder Popular.Hasta 1996, se dio poca cobertura propagandística a laposibilidad de elegir mujeres y a la valoración de suscualidades, a pesar de que, desde el Primer Congresodel PCC, la promoción de la mujer es un lineamientopriorizado; y de que la FMC ha analizadopermanentemente esta problemática en todos suscongresos. En este último proceso ya este obstáculofue superado, al ser organizada por la FMC unacampaña de propaganda dirigida a la promoción delas mujeres entre las mujeres, que incluía, además de lapropaganda escrita, radial y televisiva, el debate de unmaterial sobre el tema en sus organizaciones de base alo largo de todo el país.

La función del delegado ha estado muy influida porsu condición de gestor de soluciones a los problemasinmediatos y perentorios de la población querepresenta. Ello condiciona una visión que coincide muypoco, en la mente de los electores, con la figura de lamujer. A esta última se le supone menos movilidad yposibilidades que al hombre de resolver los problemasque comúnmente se le plantean al delegado.

En una de las investigaciones se evidenció que lamujer vota poco por la mujer. Los sectorespoblacionales de las amas de casa y jubilados prefieren,más que otros sectores, a los hombres como delegados,por lo que parecen ser influyentes en la opinión públicaa la hora de elegir.

En Cuba existen las condiciones y posibilidades paraun mayor acceso de las mujeres a la toma de decisionesen los diferentes niveles del poder. Esto depende, a mijuicio, de cuánto pueda avanzarse en un grupo deaspectos, entre los que pueden mencionarse:

l La eliminación de estereotipos sexistas que encasillana la mujer en los roles tradicionales de esposa ymadre, condicionan una inequitativa distribución detareas domésticas y limitan la valoración de susposibilidades reales para dirigir.

l La sensibilización en cuestiones de género dedirigentes y funcionarios de todos los niveles dedirección estatales y de las organizaciones políticas ycomunitarias, y de la propia mujer, a fin de continuarelevando su autoestima y la conciencia de laimportancia de su aporte al desarrollo social.

l El mejoramiento de los servicios de apoyo al hogarque alivian la carga de las responsabilidades domésticas,fundamentalmente las relacionadas con el cuidado deniños y niñas, en la medida que las condicioneseconómicas del país así lo permitan.

l El desarrollo de la capacitación técnica, profesional yde dirección de las mujeres, para un mayor acceso alempleo y a los puestos decisorios.

En nuestro país no se ha optado por el sistema decuotas, que establece una proporción fija de mujeres enlos puestos de dirección.27 Mucho se ha discutido sobreel tema y se le ha dado siempre la prioridad al trabajoideológico, dirigido a cambiar tradiciones, prejuicios yestereotipos.

La experiencia de otros países demuestra que elestablecimiento de cuotas no resuelve el problema deque las mujeres que accedan a la toma de decisionesrepresenten siempre los intereses femeninos, si ellasmismas no están sensibilizadas en los asuntos de género.

No obstante, resulta conveniente recordar en lapráctica cotidiana la expresa voluntad del PartidoComunista y del gobierno cubanos encaminada agarantizar una mayor representatividad de mujeres enlos diferentes niveles de dirección, pues resulta bien difícilque estas alcancen niveles igualitarios al hombre si solose confía la corrección al paso espontáneo del tiempo.

Notas

1. Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente yDesarrollo, 1992; Conferencia Mundial de Derechos Humanos, 1993;Conferencia Mundial sobre la Población y el Desarrollo, 1994; CumbreMundial sobre el Desarrollo Social, 1995; Cuarta Conferencia Mundialsobre la Mujer, 1995.

2. CEPAL, Evaluación de la acción del PAR sobre la integración de la mujeren el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe, ResoluciónSegunda Conferencia Regional.

3. CEPAL, Acceso al poder y participación en la toma de decisiones. AméricaLatina y el Caribe: políticas de equidad de género hacia el año 2000, SéptimaConferencia Regional sobre la Integración de la Mujer en el DesarrolloEconómico y Social de América Latina y el Caribe, Santiago de Chile,1997.

4. Ibídem.

5. Colectivo de autoras, «Participación política y acceso a la toma dedecisiones» [ponencia para el Encuentro Internacional de Solidaridadentre Mujeres], Federación de Mujeres Cubanas (FMC), La Habana,abril de 1998.

6. CEPAL, Evaluación de la acción del PAR..., ob. cit.

7. FMC, «Tesis sobre promoción de la mujer», Memorias del VICongreso de la FMC, Editorial de la Mujer, La Habana, 1995.

8. Como organización no gubernamental, especializada en el temade la mujer, se ha convertido en un referente obligado para el

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gobierno en el diseño de políticas, programas y leyes orientadashacia la mujer o que inciden sobre ellas. De hecho, funge comomecanismo nacional para el adelanto de la mujer en Cuba.

9. Comité Estatal de Estadísticas, Encuesta nacional de la mujertrabajadora en el sector estatal civil, La Habana, 1985.

10. Angela Casaña et al., La mujer dirigente en Cuba. Algunasparticularidades socio-psicológicas, CIPS-ACC, La Habana, 1987[inédito].

11. A. Puñales et al., Caracterización del modo de vida de un grupo defamilias de dirigentes con hijos adolescentes y jóvenes, Departamento deEstudios sobre Familia, CIPS-ACC, 1990.

12. Comité Estatal de Estadísticas, Censo nacional de cuadros delEstado, La Habana, 1982.

13. FMC, La igualdad de la mujer en el proceso revolucionario cubano.Teoría y práctica social, La Habana, 1988 [inédito].

14. FMC, Sobre el acceso de la mujer a cargos de dirección en la provinciade Pinar del Río, Dirección Provincial FMC, Pinar del Río, 1990.

15. Mayda Alvarez Suárez, Mujer y perspectiva de género en los proyectosdel Programa Mundial de Alimentos/Cuba [informe de consultoría],La Habana, 1997 [inédito].

16. FMC, Tesis sobre promoción de la mujer, ob. cit.

17. Mayda Alvarez, Perla Popowski y Carolina Aguilar, Mujer ypoder: las cubanas en el gobierno popular [resultado de investigación],FMC, 1994 [inédito].

18. Los países que antecedían a Cuba en orden eran: Suecia (40,4%),Noruega (39,4%), Finlandia (33,5%), Dinamarca (33,0%), PaísesBajos (31,3%), Nueva Zelandia (29,2%), Islas Seychelles (27,3%),Austria (26,8%), Alemania (26,2%), Islandia (25,4%), Argentina(25,3%), Mozambique (25,2%), Sudáfrica (25%) y España (24,6%).Véase Unión Parlamentaria, Las mujeres en los parlamentos, situaciónnacional al 1/01/1997.

19. FMC, Investigación sobre las mujeres y los Poderes Populares enMatanzas, Matanzas, 1975 [inédito].

20. José L. Martín, «La representación política femenina en losórganos locales del Poder Popular», en Colectivo de autores, Estudiossobre aspectos de la lucha ideológica en Cuba, CIPS-ACC, 1985.

21. FMC-INSIE, Encuesta nacional de la mujer en el Poder Popular,1984.

22. Haroldo Dilla, Gerardo González y Ana T. Vincentelli,Participación popular y desarrollo en los municipios cubanos, CEA-EditoraPolítica, La Habana, 1993. El tiempo de duración de estainvestigación fue de marzo de 1989 a junio de 1991 y fuedesarrollada en cuatro municipios con características disímiles:Centro Habana, Bayamo, Chambas y Santa Cruz del Norte.

23. Ibídem.

24. Ibídem.

25. Mayda Alvarez y Perla Popowski, El proceso eleccionario cubano1997-98. ¿Dónde se pierden las mujeres? [resultado de investigación],Federación de Mujeres Cubanas, La Habana, 1998 [inédito].

26. Mayda Alvarez et al., Posibles impactos del Período especial en lafamilia cubana, Departamento de Estudios sobre Familia, CIPS-ACC, 1992 [inédito].

27. Este sistema se emplea en los cargos electivos de carácter político,en el interior de los partidos y en los sistemas electorales.

© , 1998.

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no. 14: 26-34, abril-junio de 1998.

Investigadora. Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas.

María Isabel DomínguezMaría Isabel DomínguezMaría Isabel DomínguezMaría Isabel DomínguezMaría Isabel Domínguez

GeneracionesGeneracionesGeneracionesGeneracionesGeneracionesy mentalidadesy mentalidadesy mentalidadesy mentalidadesy mentalidades

A pesar de ser tan antiguo como la humanidad misma, el tema de las generaciones ha sido siempre

muy controvertido. En el centro de las contradiccionesse sitúan dos problemas: a) ¿son las generaciones gruposconformados objetivamente o necesitan para serlotener conciencia como tales?; b) ¿son sus interrelacionesesencialmente conflictuales, por lo que el signo distintivode la sucesión generacional es la ruptura casipermanente; o por el contrario, a pesar de aparentesdesacuerdos, predomina el consenso y la imitación, queda lugar a la continuidad en la sucesión, con cambiosevolutivos solo a largo plazo?

Desde que el tema comenzó a ser objeto de estudiosistemático por parte de las ciencias sociales,1 lasrespuestas a estas interrogantes han variado en lasdistintas escuelas de pensamiento. Más allá de precisionesy matices, pueden distinguirse tres direcciones básicas:

1. La visión que puso el énfasis en la comunidad deedades del grupo per se, que considera a lasgeneraciones como grupos objetivos cuya similitudestá dada por atravesar de forma común una etapade la vida. Bajo ese presupuesto se absolutiza la

continuidad en la sucesión y se niega la ruptura, puesa pesar de aparentes diferencias entre jóvenes yadultos, cuando los primeros se convierten en lossegundos, asumen los rasgos de estos.2

2. La visión que basó la existencia de las generacionesen la comunidad de elementos espirituales. Estaconsidera que la generación solo se conformasubjetivamente cuando adquiere el «espíritu de laépoca»; de ahí que no toda la cohorte demográficapertenece a la generación. Si lo que conforma lageneración es la fisonomía espiritual que integra cadaépoca, esta visión fundamenta el predominio de laruptura en la sucesión y da muy poco espacio parala continuidad.3

3. La visión que concibió las generaciones como elresultado de la actividad práctica común de un grupode edades próximas, de la cual se deriva lacomunidad espiritual que da lugar a la conformaciónde una fisonomía generacional propia. Si el tipo deactividad vital en un contexto histórico concreto eslo determinante, quiere decir que la sucesión seproduce a través de continuidades y rupturas

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simultáneas, aun cuando en cada momento puedenpredominar unas sobre otras. El grupo, por tanto,tiene existencia objetiva aunque no haya adquiridoconciencia como tal; pero en la medida en que losprocesos de rupturas sean más intensos �y por ellola diferenciación con otras generaciones, mayor�,es muy probable la aparición de una concienciageneracional que complete las distintas aristas de suexistencia.4

Estas visiones han marcado las interpretaciones delos procesos generacionales a nivel internacional durantetodo el siglo, a pesar de que ha habido altas y bajas ensu tratamiento.5

Aunque generalmente se habla del proceso desucesión generacional, en realidad esta se produce apartir de un período de coexistencia, durante el cualdistintas generaciones se superponen en la vida socialactiva. En la medida en que la esperanza de vida de lapoblación se ha ido elevando, es más amplio el númerode generaciones que conviven simultáneamente(contemporáneos), lo que implica una interaccióndirecta que favorece la continuidad. Pero en la medidaen que el mundo se transforma más aceleradamente,como resultado del progreso científico-técnico y denuevas dinámicas económicas, sociales, políticas yecológicas, es más diversa la fisonomía generacionalde esos contemporáneos y con más rapidez se haceobsoleto el equipo de conocimientos, habilidades,conductas y hasta valores de las generaciones anteriores,lo que favorece las rupturas. Esto hace más complejala dinámica generacional en estos tiempos.

En Cuba, el tema generacional ha sido pocoabordado como objeto de estudio en sí mismo, auncuando ha estado siempre presente en el discursopolítico desde José Martí hasta la actualidad, así comoen el trasfondo de análisis históricos, culturales,sociológicos y pedagógicos, desde Félix Varela y JoséAntonio Saco, pasando por Enrique José Varona,Fernando Ortiz o Ramiro Guerra, y muy especialmenteen la obra política y literaria de la Generación del 30:Rubén Martínez Villena, Pablo de la Torriente Brau,Raúl Roa, Jorge Mañach, entre otros.

Sin embargo, en la etapa prerrevolucionaria, estudiosespecíficos sobre el tema fueron muy escasos. Solo esposible encontrarlos de forma sistemática en la obrade José Antonio Portuondo, quien entre 1941 y 1950escribió varios ensayos teóricos e históricos y usó elmétodo generacional para realizar una periodizaciónde la historia de la literatura cubana.6 También en 1954apareció publicado La teoría de las generaciones y su aplicaciónal estudio histórico de la literatura cubana, de RaimundoLazo.7

En la década del 60 se retoman estos asuntos y seproducen interesantes reflexiones recogidas en

publicaciones culturales como La Gaceta de Cuba y ElCaimán Barbudo. En algunas de estas, el joven sociólogoRicardo J. Machado alertaba contra el negativo efectode hacer «generosas donaciones» de conceptos comoeste, por considerarlos «ciencia burguesa».8 Pero, enrealidad, el más prolongado silencio alrededor de lasgeneraciones se produjo después.

No es hasta el año 1986 que se reconsidera laimportancia de los estudios generacionales y se iniciananálisis, tanto de naturaleza teórico-conceptual comoinvestigaciones sociológicas concretas, sobre la estructurageneracional de la población cubana, sus rasgoscomunes y diferencias, el clima de sus interrelaciones ylos nexos entre estructura generacional y clasista.9

También para esa fecha reaparece la dimensióngeneracional como objeto de interés de literatos yartistas en prácticamente todas sus expresiones. Seaborda el tema en filmes, canciones, piezas teatrales yobras plásticas; se escribe sobre el tema; se utiliza comocriterio de clasificación de grupos de creadores y cobrafuerza como elemento interpretativo de expresionesartísticas y hasta de conductas prácticas.10

Todos esos esfuerzos permitieron avanzarsustancialmente en el conocimiento de la problemáticageneracional en el país e insertarla en el contexto en quese mueve a nivel internacional. Pero todavía esinsuficiente. Aún es un tema escasamente abordado pormuy pocos especialistas, y en el que quedan numerosasaristas a las que ni siquiera nos hemos acercado.

Las generaciones en Cuba en las últimasdécadas

Resultaría de gran interés detenernos en una miradaretrospectiva de la historia nacional a partir del nexoentre generaciones y mentalidades, que sirviera de pautapara confirmar con más elementos de juicio en quémedida los acontecimientos relevantes de ese decursarcoincidieron con la entrada a la vida social de una nuevageneración que, en estrecha relación con las anteriores,a partir de una fructífera coexistencia, impulsaron nuevosmodos de pensar y actuar (José Martí-Máximo Gómez;Julio Antonio Mella-Carlos Baliño; la Generación del30, etc.). Pero nos interesa un enfoque máscontemporáneo, por lo que nos remontaremos en lahistoria solo a la generación de los 50.11

El acontecimiento revolucionario de enero de 1959,que condujo al triunfo un movimiento popular por laindependencia nacional y la justicia social, había tenidocomo principal protagonista a la generación joven delos años 50. Su alta proporción en las organizacionesrevolucionarias y en su dirección, imprimió cambiossignificativos en las prácticas políticas, la convocatoria

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a la participación popular, la concepción sobre la tomadel poder y la creatividad, energía y optimismo quecaracterizaron la etapa.

La lucha de esos años creó condiciones favorablespara la conformación de una incipiente identidadgeneracional, que eliminó barreras entre jóvenes delcampo y la ciudad y entre representantes de distintasclases sociales, para conformar lo que se conoceríacomo Generación del Centenario de Martí. Pero, a pesarde la magnitud de jóvenes involucrados y de larepercusión popular de sus acciones, no logróconformarse una única identidad generacional, pues laelevada estratificación clasista impuso sus límites a laformación de una conciencia colectiva.

La exitosa culminación de esos esfuerzos colocó alos jóvenes a la cabeza de las transformacioneseconómicas, sociales y políticas y creó un nuevo marcopara el desarrollo de la generación de los 60, signadopor dos procesos: elevada movilidad social de carácterascendente y activa participación en todas las esferasde la vida social �educacional, laboral, política, dedefensa del país.12 Fue una etapa en la que se produjoun equilibrio entre los procesos de socialización y losde participación, en que ambos se interpenetraron ycomplementaron mutuamente.

Los jóvenes de los años 60 conformaron entoncesuna generación de transición, iniciaron un rápidoproceso de urbanización, de acceso masivo a lainstrucción y la calificación �incluso de nivel superior�,al empleo urbano y calificado y a la participaciónsociopolítica. Constituyeron también un grupo detransición en cuanto a valores y normas de conductaen esferas vinculadas a la familia, las relaciones de pareja,los roles entre los sexos, las relaciones interraciales ymuchas otras áreas de la vida cotidiana, que se volvíancada vez más abiertas y participativas. Muchos de estosprocesos se consolidaron con posterioridad en lasgeneraciones siguientes, pero iniciaron las tendencias decambio en este primer momento de rupturasgeneracionales en relación con sus mayores.

Por primera vez se formó una identidad juvenilampliamente compartida, que permite hablar entérminos más precisos de una generación con realparticipación en una actividad social común. Lareducción de las diferencias sociales con la eliminación

de las bases económicas que sustentaban a las clasesdominantes, e incluso el éxodo masivo de susrepresentantes, favorecieron las condiciones para unamayor igualdad entre los jóvenes y para laconformación de una mentalidad generacionalcaracterizada por una activa participación en la definicióndel cambio social, encaminado a la solución de losprincipales problemas colectivos, y una confianzailimitada en sus propias fuerzas. Esa identidad quedabareforzada por la constatación de significativasdiferencias con generaciones precedentes.

Estos rasgos de la juventud cubana, aun cuandoestaban en esencia condicionados por la transformaciónrevolucionaria en el interior de la sociedad,acompañaban las características del contextointernacional en esa época, en la que el auge de losmovimientos revolucionarios y de liberación nacional,el predominio de utopías emancipatorias que lograronencarnar en prácticas políticas en diferentes lugares y,luego, la oposición a la guerra de Viet Nam, estimulabanel entusiasmo y ocupaban las energías de los jóvenes.

La generación de los 70 se socializó en un contextocon fuertes similitudes con el anterior, pero con algunasmodificaciones significativas. El fracaso de la estrategiaeconómica seguida hasta ese momento, que se expresóen la imposibilidad de alcanzar la meta de hacer unazafra de diez millones de toneladas de azúcar en 1970y en un desequilibrio de la economía interna, condujo aun acercamiento de Cuba a la comunidad socialistaeuropea y a su inserción como miembro del Consejode Ayuda Mutua Económica (CAME). Esos vínculospermitieron un crecimiento de la economía y, con ello,de las condiciones de vida de la población, quefavorecieron la consolidación de algunos rasgos en lageneración joven de los 70: fuerte concentración urbana,altos niveles de escolaridad y calificación, movilidadsocial ascendente a partir de la combinación educaciónsuperior-empleo urbano calificado-mayor nivel de viday elevadas expectativas. Para fines de la década, elpromedio de escolaridad de los jóvenes se situaba porencima del noveno grado, en contraste con laescolaridad promedio, inferior a los tres grados, de losaños 50.

Pero esas relaciones exteriores también provocaronefectos negativos condicionados por el excesivo

Los jóvenes de los años 60 conformaron entonces unageneración de transición, iniciaron un rápido proceso deurbanización, de acceso masivo a la instrucción y lacalificación �incluso de nivel superior�, al empleo urbanoy calificado y a la participación sociopolítica.

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copismo, que llevó a reproducir un sistema deplanificación y dirección de la economía, modelos deinstitucionalización del Estado y decisiones concretasen materia de funcionamiento social en áreas como laformación de profesionales poco ajustados a lascircunstancias cubanas, la escala del país, su nivel dedesarrollo, tradiciones culturales, etc.

Esos procesos se acompañaron con la disminuciónde la participación social. Pero aún se conservaron áreasde intensa actividad para los jóvenes, sobre todo en laesfera educacional, en la que dieron respuesta a lademanda de maestros y profesores para enfrentar laamplia incorporación a la educación de los nacidosdurante el boom demográfico de inicios de los 60. Enesa etapa se crearon el Destacamento Pedagógico«Manuel Ascunce Domenech», las BrigadasPedagógicas, el Movimiento de Alumnos Ayudantes yse fortaleció el Movimiento de Monitores. Se iniciarony sistematizaron las escuelas al campo y las escuelas enel campo, para materializar la combinación de estudioy trabajo como principio educativo. Esta fue la últimageneración socializada masivamente en la actividadsocial.

La estabilidad que iba alcanzando el funcionamientode la sociedad condicionó el predominio de losprocesos de continuidad generacional, después delanterior momento de ruptura, y diluyó un tanto laidentidad de este grupo. La fortaleza de lossentimientos de igualdad social y la conciencia de quela meta era borrar diferencias y desigualdades, debehaber contribuido a que no se desarrollara unamentalidad generacional particular.

Por su parte, la socialización de la generación de los80 tuvo sus peculiaridades. El incremento de los nivelesde consumo de la población, tanto a través de losfondos sociales como en el área del consumo individual,enmascaró el estancamiento económico que se habíainiciado y que evidenciaba las limitaciones del modelode planificación y dirección de la economía adoptado.La imagen que se formó fue la del crecimientoeconómico a partir del crecimiento del consumo. Ellocontribuyó a fomentar la elevación de las expectativasde la población �y en especial de la juventud�,reforzadas por distintas instituciones socializadorascomo la familia, la escuela y los medios de difusión.Sin embargo, esa elevación de las expectativas seproducía en un momento en que la estabilidad sociallograda y la menor dinámica de crecimiento económicoreducían el ritmo de la movilidad social ascendente paraesa generación. Si bien contó con altas posibilidadespara el acceso a la instrucción y la calificación, y seconvirtió en el grupo generacional que alcanzó los másaltos niveles, se inició una tendencia a laautorreproducción de las clases y capas sociales, que

redujo los movimientos de ascenso social en relacióncon las dos generaciones precedentes.

De igual forma, el modelo de institucionalizaciónadoptado, apoyado en el excesivo empleo de laplanificación centralizada, tuvo sus efectos sobre laparticipación, con la disminución de la cantidad y tipode actividades, cambios en su significado social y en elrol de los individuos, lo que se expresó en ciertaformalización de los espacios participativos y de lasprácticas concretas. En el caso de los jóvenes, se añadiófalta de concreción en las tareas, esquematismos en lamovilización y reducción de su participación en lasdecisiones de áreas socialmente significativas para ellos.No puede obviarse que en esta década se produjo laparticipación en misiones internacionalistas, cuyosprincipales protagonistas fueron los jóvenes; aunque, apesar de su elevada magnitud, no involucró a lageneración como un todo.

Se produjo entonces un desbalance entre la socializacióny la participación, con un sobredimensionamiento de laprimera, lo que significó que la segunda funcionara concierto paternalismo. A partir de ese momento se inicióun relativo desfasaje entre las aspiraciones de los jóvenesy las posibilidades sociales de satisfacción para todos,así como entre esas aspiraciones y los esfuerzosindividuales desplegados para materializarlas. Comoconjunto, el grupo juvenil desarrolló poco su identidadgeneracional. La relativa heterogeneidad interna, quecomenzó a fortalecerse a partir de los procesos deautorreproducción, y la reducción de los espacios departicipación común para jóvenes procedentes dediversos grupos sociales contribuyeron a que así fuera.

No obstante, las circunstancias sociales de fines deesa década crearon condiciones favorables para laincipiente emergencia de una conciencia generacionalen algunos sectores, sobre todo en la intelectualidadjoven. Entre dichas condiciones es de destacar el efectode tapón que comenzaron a ejercer las generacionesanteriores en el área del empleo, que produjo una débilrecirculación de la fuerza de trabajo que limitó el accesoreal a los puestos de trabajo según la capacidad ypreparación y no según el orden de llegada;13 así comoel paternalismo en la socialización y el encartonamientoen la participación.

Aunque las relaciones intergeneracionales sedesarrollaron en un clima de baja conflictividad, tantoen el marco de la familia como de las institucionessociales, se vislumbraban algunos elementos pocofavorables. Pudo constatarse cierto predominio detendencias críticas y subvalorativas entre los adultos, enrelación con las capacidades e intereses de los jóvenes.Estas daban lugar a posiciones sobreprotectoras queminimizaban las potencialidades del grupo juvenil paraasumir determinados roles, y veían la socialización

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como trasmisión pasiva o actitudes desentendidas desus responsabilidades en la formación de la nuevageneración.

Los jóvenes, a su vez, mostraban insatisfacción conla ayuda que recibían de sus mayores e inconformidadcon las posibilidades de participación con quecontaban en diferentes esferas de la vida social, enparticular en las referidas a la toma de decisiones.Reconocían la necesidad de prepararse mejor y ponermás interés en sus actividades; pero insistían en susdemandas de mayor independencia en las tareas, sobretodo en el sector profesional, donde sentían ciertodesaprovechamiento de sus potencialidades educativasy laborales y reclamaban el mismo espacio para laimaginación juvenil que para la experiencia de los adultos.14

En síntesis, los estudios realizados a finales de los80 demostraron que, como resultado de esasdinámicas, las generaciones en la sociedad cubana erangrupos conformados y bien delimitados objetivamente,con algunos rasgos subjetivos propios, precisos en elinterior de los componentes socioclasistas; pero menosa nivel de toda la población. Esta característicaevidenciaba una mayor fuerza de su identidad y unsentido de pertenencia al grupo clasista (ocupacional,educacional) que al generacional, el que solo seexpresaba como elemento subordinado al anterior.Es decir, no existía una autoconciencia generacionaldefinida, aunque sí un sentido de pertenencia al grupode los adultos o de los jóvenes, sin una clarapercepción de los límites entre unos y otros, endependencia del grupo de referencia de quien realizabala evaluación.

La generación de los 90

Las intensas transformaciones económicas ysociales vividas por la sociedad cubana en la últimadécada del siglo �como resultado de los impactosdel derrumbe del socialismo euroriental y elrecrudecimiento del bloqueo de los Estados Unidossobre una sociedad que había iniciado un proceso derectificación de errores acumulados en su gestióneconómica por más de una década,15� han dejado,sin dudas, una huella sobre la joven generación quearriba al escenario social en tales circunstancias.

Aun cuando la crisis económica y el reajuste hanimpactado a la sociedad como un todo y a cada unode los grupos que la componen, estos procesos sonvividos por los jóvenes de manera más intensa que elresto de las generaciones por la etapa de la vida queatraviesan, en la que se define no solo su inserciónactual, sino también su proyección de futuro.

El cuadro de los impactos que produjo la caídaeconómica de inicios de la década y la implementaciónde una nueva política socioeconómica encaminada asuperarla, contiene, a la vez, elementos favorecedoresy obstáculos para la socialización e integración socialde la generación de los 90.

En un plano más general, los obstáculos se ubicanen la magnitud del descenso económico, con laconsiguiente afectación de los niveles de vida de lapoblación; en el «desenganche» de la economía cubanadentro de la economía internacional; en el golpe a losreferentes políticos y organizativos más cercanos, y enla vulnerabilidad ante los efectos del incremento de lasagresiones del gobierno estadounidense en medio decondiciones poco favorables.16

En este mismo plano, entre los principales elementosfavorecedores se aprecia el aumento, aunque paulatinoy aún discreto, de los niveles de descentralización, quepropician mayor autonomía a las instituciones,organizaciones y territorios; un uso más racional de losrecursos y las potencialidades propias; una mejorcomprensión de la relación entre el proceso socialista yla independencia de Cuba como nación; una concienciade la necesidad de reformular las metas socialesalcanzables desde estas propias circunstancias; unareanimación del pensamiento social y político queretoma las raíces nacionales y abre nuevas posibilidadesal análisis y el debate de ideas, lo cual limita el formalismoy el dogmatismo. Todos estos elementos contribuyena reforzar la cohesión nacional y son condición básicapara una participación más efectiva.

A un nivel social más concreto, los principalesobstáculos para los jóvenes se han situado en el plano delas oportunidades de inserción educativas y ocupacionalescapaces de garantizar, de forma masiva, las altasaspiraciones del grupo en esas esferas, así como en ladébil capacidad de la sociedad para una inserción formalque satisfaga las necesidades de consumo y lasexpectativas de nivel de vida que portan. Esto está dadopor:

l La escasa disponibilidad de empleos, sobre todopara los que arriban a la vida laboral sin unacalificación superior.

l La estratificación de los espacios laborales, desde losmuy atractivos hasta los rechazados masivamentepor concentrar condiciones desfavorables, lo quegenera competencia por el acceso a unos y desinteréspor otros.

l La debilidad de los mecanismos de recirculación dela fuerza de trabajo para abrir paso a jóvenes idóneospara puestos ya ocupados por otros trabajadores.Esto agudiza el de por sí complejo panorama delempleo juvenil.

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l La reducción de opciones de formación profesionalde nivel superior para ajustarlas a las posibilidadesocupacionales.17

l La débil correspondencia entre esfuerzo laboral yposibilidades de satisfacción de aspiracionesindividuales mediante el salario, lo que propicia labúsqueda de vías alternativas.

l La aún insuficiente capacidad de los mecanismosde control social para actuar sobre la utilización deaquellas vías alternativas que son violatorias denormas morales y jurídicas, muchas veces a partirde los propios recursos del Estado.

l El incremento de las desigualdades sociales entre gruposde la juventud, condicionado fundamentalmente porel acceso o no a la tenencia de dólares.

Pero en muchos casos estos procesos contienen,de forma contradictoria, elementos positivos, entrelos que es posible mencionar:

l Importantes pasos hacia la reducción del igualitarismosocial a través de nuevas formas de estimulación,en correspondencia con la cantidad, calidad ysignificado social del aporte laboral en algunosrenglones decisivos para la economía del país; estoestimula la realización de un mayor esfuerzo yfavorece la formación de grupos de referenciainternos que no son ajenos al modelo socialista.

l La paulatina recuperación de la moneda nacional,que compulsa a los jóvenes a la búsqueda deempleos que garanticen un ingreso estable.

l La diversificación de los espacios de inserción laborala partir de la ampliación de las formas depropiedad.18

Tanto los obstáculos como los elementosfavorecedores se conjugan con las característicaspropias de esta generación. Sus principales fortalezasson sus elevados niveles educativos y sus altasexpectativas, que pueden actuar como factoresdinamizadores hacia un mayor esfuerzo. De igualforma, sus principales debilidades son cier ta

concentración de dichas expectativas hacia el área delconsumo material, así como una relativa pasividad.

En términos generales, la generación de los 90 secaracteriza por una mayor heterogeneidad estructural,a partir de una incipiente recomposición de laestructura socioclasista de la sociedad y delfortalecimiento de algunas diferencias territorialesasociadas al ritmo de recuperación económica y lapresencia del sector emergente.

De ello también se deriva el crecimiento de laheterogeneidad en el plano subjetivo, en particular encuanto a expectativas, valores y cultura política, lo quese expresa en un amplio abanico de intereses y en unadiversidad de posiciones ante la participación política,que van desde el compromiso activo hasta eldesentendimiento social, pasando por la incorporaciónpasiva.

No es posible tampoco desconocer las influenciasmás universales de una época signada por elescepticismo juvenil, el distanciamiento hacia lasinstituciones y el predominio de la pasividad y la apatíapolíticas, en un contexto de creciente interaccióntecnológica y directamente humana. Aun cuando enCuba estas expresiones se manifiestan en baja escalaen comparación con el entorno internacional, inclusoel más cercano, debido a la naturaleza de las relacionessociales que condiciona el sistema, siempre este entornomarca de alguna manera la fisonomía de la actualgeneración joven, con rasgos comunes más allá defronteras nacionales. Estos procesos provocan efectoscontrapuestos, pues tienden, simultáneamente, aacentuar la fragmentación y a potenciar la integración,lo que a su vez tiene impactos interesantes en ladinámica generacional.

Los rasgos comunes adquiridos durante susocialización, en un contexto social de naturalezarelativamente distinta en la etapa clave de suconformación como generación, así como losimpactos aproximadamente similares que se hanproducido sobre ella, imponen su sello y marcandiferencias en relación con las precedentes. Estofavorece la aparición de una identidad juvenilfuertemente integrada y claramente diferenciada de las

En el discurso de la actual generación joven emerge lapreocupación por cuáles son las metas �individuales ysociales� a las que pueden aspirar con posibilidades realesde satisfacerlas y que permitan un ajuste entre susexpectativas de realización personal y las necesidades sociales,lo que a su vez pasa por una mayor clarificación de las víaspara lograrlo.

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María Isabel Domínguez

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generaciones anteriores, expresada con mayorintensidad que en las pasadas décadas.

Sin embargo, los efectos polarizadores de algunasde las medidas del reordenamiento económico, elincremento de la heterogeneidad de experienciasvitales acumuladas y la concentración de un segmentode la juventud en la búsqueda de salidas individuales,que lo aleja de la participación en solucionescolectivas, crean distancias dentro del grupo juvenilque limitan la conformación de una identidadgeneracional ampliamente compartida.

Estos procesos contradictorios se expresan, porejemplo, en el contexto de la familia. De una parte,existe como tendencia una mayor diferencia depuntos de vista entre padres e hijos y un mayor debatede ideas sobre un conjunto de temas de naturalezafi losófica, polít ica, económica, social y deperspectivas de futuro. En muchos casos, los hijosadmiran a sus padres; pero no quisieran imitarlos,por considerar que los nuevos momentos exigennuevas respuestas. Sin embargo, se ha fortalecido lacohesión familiar y la solidaridad entre sus miembrospara enfrentar los múltiples problemas que lacotidianidad pone por delante, lo que ha fortalecidolos lazos intergeneracionales.

En sentido general, es evidente el surgimiento deuna nueva generación: la generación de los 90,protagonista de ciertas rupturas en relación con susmayores, de alguna manera comparables con las quese produjeron a raíz del triunfo revolucionario encuanto a búsquedas de referentes más ajustados alos momentos concretos que le toca vivir y con unmayor espacio para autodefiniciones por parte delos propios jóvenes. Esto no significa la renuncia alas metas de sus antecesores, sino redefiniciones quelas atemperen a las nuevas condiciones nacionales einternacionales en que habrán de materializarlas.

En el discurso de la actual generación jovenemerge la preocupación por cuáles son las metas �individuales y sociales� a las que pueden aspirar conposibilidades reales de satisfacerlas y que permitanun ajuste entre sus expectativas de realizaciónpersonal y las necesidades sociales, lo que a su vezpasa por una mayor clarificación de las vías paralograrlo.

El rasgo más significativo de este segmento juveniles la adaptación a un escenario distinto, aun nocompletamente delineado y precisado, portador detendencias contradictorias, para el cual lasinstituciones socializadoras tampoco tienen todas lasrespuestas. Esto, probablemente, lo convierte en ungrupo generacional de transición, tal como en otrosentido lo fue la generación que se socializó a iniciosde los años 60.

Nuevos retos para la sociedad y la política

Cada nueva generación aspira a vivir en condicionessuperiores a las que la precedieron. En términos generales,la sucesión generacional se ha comportado así a lo largo dela historia. Pero aquellas a las que les toca vivir en épocasde crisis, protagonizan procesos de ruptura mayores.

A la actual generación joven cubana le ha tocadoingresar a la vida social en un momento difícil, en elque se ha alterado el ritmo, más o menos estable, conque se movía la sociedad por casi tres décadas y en elque se han recortado posibilidades que estuvieron alalcance de las anteriores, como disponer de un lugarasegurado en una estructura socioclasista con alto gradode homogeneidad y un nivel de bienestar garantizadomediante esa inserción. Estas posibilidades no solo serefieren a la situación actual, sino a sus posiciones futuras.

Tales condiciones imponen a la sociedad unconjunto de retos para ampliar las opciones de inserciónsocial de la juventud y propiciar una socialización quefavorezca conseguir las metas colectivas del proyectosocial de la Revolución, en estrecha correspondenciacon la satisfacción de las expectativas individuales. Esosretos recorren dos direcciones principales.

La primera se produce en el marco delreordenamiento de las relaciones económicas, y serefiere a la necesidad de abrir espacios, con uncontenido real, a los nuevos arribantes al mercado detrabajo; garantizar la calificación y preparaciónprofesional que permita a esta generación disponer deperspectivas ocupacionales futuras �aun cuando nopuedan ser satisfechas inmediatamente� y conserveuna de las actuales fortalezas con que cuenta el país: lacalificación de su fuerza de trabajo, y lograr el ajusteentre el aporte laboral y los resultados que de ello sederivan en términos de satisfacción de aspiracionesindividuales y, especialmente, de mejoramiento decondiciones de vida.

Ello implica también la creación de grupos dereferencia internos, con modelos de bienestar propios,atractivos, pero ajustados a las condiciones del país ybasados en el trabajo y el esfuerzo personal y colectivo.Para eso se necesitan transformaciones en losmecanismos de distribución social, lo que, a su vez,requiere continuar fortaleciendo dos procesos: el decontrol, tanto de la cantidad y calidad del trabajo y ladisciplina laboral, como de la disciplina social, con unfuerte peso del control popular; y el de evaluación apartir de los verdaderos resultados de la actividad delos individuos. Una aplicación consecuente de estosmecanismos, en el marco del actual proceso deredimensionamiento empresarial y de significativapresencia del trabajo por cuenta propia, debe generaruna recirculación laboral en la que se potencien las

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capacidades y actitudes positivas ante el trabajo y seabran mayores espacios a la juventud.

La segunda dirección es el reforzamiento dedeterminadas aristas del proceso socializador, enparticular en el área de la formación de valores, para locual se hace necesario elevar los niveles de informacióny dinamizar los mecanismos de participación.

Para lograr estos objetivos se requiere continuartrabajando en otras direcciones. La primera es incrementarla articulación entre instituciones socializadoras, de maneraque se apoyen y se complementen recíprocamente. Ellocontribuiría al reforzamiento de solidaridades y de unaidentidad juvenil en torno a valores esenciales, sin quesignifique una alternativa de oposición al mundo adulto;más bien, por el contrario, que genere unas relacionesintergeneracionales con un fuerte sentido de cooperación�y no de subordinación o de competencia�, quepermita aprovechar todas sus potencialidades.

La segunda es aplicar enfoques socializadoresdiferenciados, que tomen en cuenta la heterogeneidadinterna del grupo juvenil y las peculiaridades de cadauno de los segmentos que la componen.

Se requiere, sobre todo, trabajar en la dirección deconcebir la socialización como el proceso mediante elcual se prepara a la nueva generación para intervenir enel cambio social, para participar desde las más tempranasetapas en la reformulación de las circunstancias socialesen las que desarrollará su vida.

Las generaciones mayores deben ser conscientes deque cada nueva época produce su propia generación yde que para enfrentar las situaciones que le plantea suépoca cada nueva generación tiene que crear nuevassoluciones: aunque, por supuesto, tome en cuenta laexperiencia de sus mayores. De ahí que deben favorecerun clima de abierta participación y comprensión, sinbarreras defensivas, y también sin sobreprotección nipaternalismos.

Cada generación debe intervenir en la conformaciónde una agenda generacional propia que defina qué puedey quiere aportar al proyecto colectivo y cómo ve sucontinuidad, para alcanzar un adecuado balance entre loque aporta y lo que recibe. Es la garantía para lograr unproceso de sucesión-coexistencia, que imbrique lasnecesarias rupturas que implica el surgimiento de unanueva generación y garantice la continuidad de los valoresbásicos que rigen el proyecto social.

Notas

1. Aunque se conocen referencias al concepto de generaciones desdela antigüedad, su análisis se inició con la Ilustración. Sin embargo, noes visto de forma sistemática y con una perspectiva integral hasta lasegunda mitad del siglo XIX e inicios del XX. Véase María IsabelDomínguez, «Un recorrido histórico por las categorías generaciones,

juventud y socialización», Las generaciones y la juventud: una reflexiónsobre la sociedad cubana actual [tesis doctoral], Fondos del CIPS, 1994[inédito].

2. Esta concepción tuvo su punto de partida en las ideas de AugustoComte, que concibió la sucesión generacional como el mecanismoque sostenía el equilibrio social. A partir de sus criterios, otrosautores desarrollaron concepciones positivistas sobre las generacionescon carácter más concreto, como fueron los casos de JoachimDrommel (1862), Giusseppe Ferrari (1874) y François Mentré(1920), entre los mas significativos.

3. Esta concepción fue desarrollada por Wilhelm Dilthey entre1860 y 1874, quien completó y procesó la definición del concepto.Posteriormente, otros autores, como Wilhelm Pinder, ampliaron yaplicaron la definición de Dilthey al análisis concreto de la historia.

4. Esta visión tiene sus fundamentos en las reflexiones de KarlMarx en La ideología alemana.

5. A finales de los años 40 y durante la década del 50 se produjo unauge en los análisis generacionales, como resultado de los impactosque la Segunda Guerra Mundial y los cambios de posguerra habíantenido para los jóvenes. Luego decayeron para alcanzar un puntomáximo a finales de los años 60, al tratar de interpretar las revueltasestudiantiles del 68 en Europa y los Estados Unidos. En menorproporción, a finales de los años 80 e inicios de los 90 se retomó elasunto como resultado de los fuertes impactos para los jóvenes deprocesos tales como la globalización de la economía y de lainformación y el derrumbe del socialismo en Europa oriental, quese han expresado en crecimiento de la exclusión y la marginación dela juventud, desempleo, migraciones, violencia, prostitución ydrogadicción, entre otros.

6. Véase José A. Portuondo, La historia y las generaciones, Manigua,Santiago de Cuba, 1958.

7. Discurso de ingreso en la Academia Nacional de Artes y Letrasde Cuba, publicado en la separata de la revista Universidad de laHabana, a. XIX, n. 112-4, enero-junio de 1954. Según explicaPortuondo, debido al carácter de discurso académico de este trabajo,su autor no desarrolló su esquema generacional. Véase José A.Portuondo, «Esquema de las generaciones literarias cubanas», Lahistoria y las generaciones, ob. cit., p. 106. En 1973 apareció la segundaedición, ya ampliada, en los cuadernos del Centro de EstudiosLiterarios, n. 5, UNAM, México, D. F. Sobre el tema generacionalen la cultura han escrito, además, Antonio de Bustamante y Montoro(«Las generaciones literarias», Ironía y generación, Ucar García, LaHabana, 1937) y José Juan Arrom (Esquema generacional de las letrashispanoamericanas. Ensayo de un método, Instituto Caro y Cuervo,Bogotá, 1963.

8. Véase Ricardo J. Machado, «Generaciones y Revolución», ElCaimán Barbudo, La Habana, 1966.

9. A partir de ese momento se inició un proyecto de investigaciónsobre las generaciones que dio lugar a un conjunto de informes quese encuentran inéditos en los fondos del CIPS y el Instituto deFilosofía. María I. Domínguez, Estructura generacional de la poblacióncubana actual, CIPS, La Habana 1989; María I. Domínguez, MaríaE. Ferrer y María V. Valdés, Diferencias y relaciones generacionales en laclase obrera y la intelectualidad, CIPS, 1989; Diferencias y relacionesgeneracionales en el campesinado, CIPS, 1990; Características y relacionesgeneracionales en los estudiantes y los desvinculados del estudio y el trabajo,CIPS, 1990; Interrelaciones clasistas y generacionales en la sociedad cubanade hoy, CIPS, 1990; María I. Domínguez, Un recorrido histórico por lascategorías generaciones, juventud y socialización, CIPS, 1993; Lasgeneraciones y la juventud: una reflexión sobre la sociedad cubana actual

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[tesis doctoral], CIPS, 1994; Miguel Limia, Valoración del estadoactual de las relaciones generacionales en Cuba, Instituto de Filosofía,La Habana, 1990.

10. Múltiples trabajos aparecidos en La Gaceta de Cuba en losprimeros años de la década de los 90 toman en cuenta el criteriogeneracional al analizar la producción cultural de la anterior década.Por ejemplo, Nelson Herrera Ysla, «El ajiaco cubano de los 80.Plástica cubana de los 80: ¿paisaje después de la batalla?», marzo-abril de 1992; Vivian Martínez Tabares, «¿Hacia dónde vamos?.Memorias para una valoración de la escena cubana de los 80», julio-agosto de 1992; Magda Resik, «Escribir es una suerte de naufragio.Habla Senel Paz del cine, de la crítica y de la literatura», septiembre-octubre de 1992; Rosa I. Boudet, «Apuntes para una relecturacrítica de los 80», noviembre-diciembre de 1992; Víctor RodríguezNúñez, «La poesía es un reino autónomo. Entrevista con RobertoFernández Retamar», marzo-abril de 1993; Salvador Redonet, «Micuento por una pregunta. Trazos para una poética de la más recientepromoción de jóvenes cuentistas cubanos», julio-agosto de 1993;Mario Vizcaíno Serrat, «Carlos Varela: el gnomo y el guerrero», n. 1,1994.

11. Para nuestro enfoque de las generaciones en la sociedad cubanacontemporánea, nos hemos adscrito a la tercera visión apuntadasobre su definición y el carácter de la sucesión. A partir de unconjunto de presupuestos conceptuales y del análisis de la evoluciónhistórica del país desde la segunda década del siglo en adelante,marco temporal de existencia de las personas que aún constituían lamayor parte de la población, se evaluó el proceso de conformaciónde generaciones, que fue sometido luego a comprobación empíricacon una muestra representativa de la población a nivel nacional.Los resultados obtenidos, una vez ajustados con la indagaciónempírica, permitieron identificar la estructura generacional de lapoblación cubana, conformada por seis grupos claramentedelineados:

1. Los nacidos entre 1922 y 19342. Los nacidos entre 1935 y 19433. Los nacidos entre 1944 y 19494. Los nacidos entre 1950 y 19615. Los nacidos entre 1962 y 19706. Los nacidos entre 1970 ...

En este ensayo obviaremos las precisiones de cada uno de los gruposy nos referiremos a las generaciones, según la década en queatravesaron su etapa juvenil. En ese caso, cuando caracterizamos alas generaciones del 50, 60, 70, 80 y 90, nos referimos a los grupos2, 3, 4, 5 y 6, aproximadamente. Véase María I. Domínguez,Estructura generacional..., ob. cit.

12. Según las investigaciones antes citadas, el 22% de los obrerosde esa generación eran hijos de campesinos y el 59% de los jóvenesque se formaron como profesionales eran hijos de obreros ycampesinos. A su vez, el 34% tuvo una participación social elevadaen las distintas esferas y otro segmento del grupo que representacasi la mitad del total alcanzó un nivel de participación calificadocomo medio.

13. Véase Juan L. Martín, «La juventud en la Revolución. Notassobre el camino recorrido y sus perspectivas», Cuadernos de NuestraAmérica, n. 15, La Habana, 1990.

14. Véase María I. Domínguez et al., Diferencias y relacionesgeneracionales..., ob. cit.

15. Se refiere al denominado proceso de rectificación de errores,iniciado a partir del Tercer Congreso del Partido Comunista deCuba, en la segunda mitad de los 80, que inició la revisión de losmétodos de gestión y planificación económicas empleados en losdiez años anteriores, así como algunos de sus efectos para los serviciossociales y la participación.

16. La intensificación del bloqueo de los Estados Unidos limita lasoportunidades del país no solo para negociar directamente con esanación, sino para obtener inversiones de otros capitales, vender ycomprar en diferentes mercados, obtener créditos financieros, elevarlas tasas de interés, los costos de transportación y un sinnúmero deotros efectos económicos negativos.

17. En la política social cubana funciona el principio de garantizarun empleo a cada egresado de la educación superior, a la cual seaccede por el mérito académico. Esta constituye una importantegarantía para el individuo y busca eficiencia económica en laformación y aprovechamiento de los egresados universitarios; peroreduce las posibilidades de matrícula y deja insatisfechas lasaspiraciones en un grupo significativo de jóvenes de acceder a lasuniversidades .

18. La apertura al capital extranjero, la creación de las UnidadesBásicas de Producción Cooperativa (UBPC) y de otras formas detrabajo cooperativo, y el crecimiento del cuentapropismo, handiversificado considerablemente la estructura del empleo segúnformas de propiedad en comparación con las décadas anteriores.

© , 1998.

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Género y diversidad: desigualdad, prejuicios y orientación sexual en Cuba

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no. 14: 35-44, abril-junio de 1998.

Investigadora. Centro de Estudios sobre la Juventud.

Natividad Guerrero BorregoNatividad Guerrero BorregoNatividad Guerrero BorregoNatividad Guerrero BorregoNatividad Guerrero Borrego

GénerGénerGénerGénerGénero y diversidad:o y diversidad:o y diversidad:o y diversidad:o y diversidad:desigualdad, prdesigualdad, prdesigualdad, prdesigualdad, prdesigualdad, prejuiciosejuiciosejuiciosejuiciosejuicios

y orientación sexual en Cubay orientación sexual en Cubay orientación sexual en Cubay orientación sexual en Cubay orientación sexual en Cuba

Una rápida mirada permite visualizar lo diverso delmundo que nos rodea. Dentro de este universo

se erige el ser humano íntegro, legítimo y portador dela condición de irrepetible, dada por su propia naturalezahumana. Su capacidad para transformar la realidad lodistingue de los demás seres vivos y le concede unaposición relevante como ser racional.

Estamos ante un tema interesante: la diversidad queha estado presente siempre, pero no ha sido objeto dereflexión en igual medida. De hecho, ningún ser humanoes idéntico a otro, desde todas las aristas posibles deanálisis.

Ya desde la primera forma de organización socialen la historia humana, se apreciaban diferencias entrelos miembros del grupo, de acuerdo con la ocupación,experiencia, saberes, etc. Posteriormente, con laacumulación del excedente de la producción, segeneraron diferencias entre los miembros del grupo alapropiarse algunos de ese excedente. Tal situación diolugar a la concentración de poder económico y, conello, a la diversidad en cuanto a posición social.

Si hoy nos ocupa el análisis del tema, es porque hapasado a ser decisivo para el desenvolvimiento de lasrelaciones interpersonales, tanto a nivel de la micro

como de la macroestructura social. No obstante, laexistencia de un mundo unipolar y la globalización comotendencia económica cada vez más extendida, podríaprovocar confusión en algunos en cuanto a considerarque el mundo también se homogeneiza. Sin embargo, cadadía se hacen extensivas las corrientes migratorias debidoa la crítica situación económica mundial y se favoreceque personas de todas las latitudes, de muy diversacomposición étnica, cultural, genérica, racial, etc.,emigren de sus países, entre otras razones en busca demejores condiciones de vida, llevando al nuevo mediosu identidad. Con ello los rasgos tópicos de una y otraregión se mezclan, es decir, se extienden las diferencias.

Según expresa Magoroh Muruyama,1 laheterogeneidad ha sido estimulada por los movimientospolíticos, sociales y culturales que se desarrollan en elsiglo XX, y que tratan de defender su identidad nacional,étnica o cultural. Pero resulta paradójico cómo estosmovimientos, que lucharon porque se reconocieran susdiferencias, subrayaban la homogeneidad hacia elinterior de su grupo, lo que no favorecía a sus integrantes.

La diversidad se hace necesaria e indispensable enlos procesos biológicos, ecológicos y sociales, así comoen los modos de pensar. Precisa Muruyama que

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Natividad Guerrero Borrego

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los modos de pensar varían de un individuo a otro dentrode los grupos sociales o culturales; esos modos de pensarno son propios de cada grupo: son transculturales; lasdiferencias culturales se deben al predominio que un modoejerce sobre los demás por diversos medios (influencia,modificación, supresión, recuperación, explotación).2

Y concluye que en todas las culturas existe diversidaden cuanto al modo de pensar, lo que se expresaabiertamente, se oculta, disimula o reprime. Según refiereel autor, en las culturas africanas se considera que laheterogeneidad facilita la cooperación y lahomogeneidad genera conflictos.

También el género como condición sociohistóricadel ser humano deviene polémico en las ciencias sociales.Hace aproximadamente veinticinco años, autores delos Estados Unidos �señala la socióloga KariFasting3� sustituyeron el término sexo por el de géneroen sus consideraciones teóricas, por entender esteúltimo �y parece haber consenso en definirlo� comoun constructo social que no abarca necesariamentetérminos como atribución de género, sistema de géneroy órdenes de género, como parte de este complejoproceso sociohistórico. Así, con el estudio de estacategoría, se ha tratado de enmarcar en lasinvestigaciones su abordaje como variable, de acuerdocon las diferencias o como una perspectiva o resultadode un proceso relacional.

Para Ann Hall4 las relaciones de género son unconjunto de relaciones de poder en las que loshombres, como grupo social, tienen más poder sobrelas mujeres que viceversa, y están construidassocialmente al estar sometidas a cambios históricos.Esta autora precisa que la feminidad y la masculinidadestán influidas, en su condición histórica y social, porla raza, la etnia y las clases.

La teoría de los roles �expresa Hall� parte de unenfoque reduccionista sobre género, muy dirigido a lofuncional. También Michael Messner y Don Sabo5

afirman que simplifica el concepto, porque soloreconoce los roles femenino-masculino, margina otrasformas dominantes y asume una falsa simetría que omitelas desigualdades de poder entre uno y otro sexo;además, la consideran una teoría estática.

A lo largo de la historia, la diferencia entre los sexosse ha abordado por múltiples vías, pero el reclamo delos aspectos legales �es decir, de los derechos� pareceser una de las más empleadas.

Se calcula que mil años antes de Cristo ya sediscriminaba a la mujer. Durante las épocas que sesucedieron, la dicotomía hombre-mujer en cuantoprevalencia o poder, fue caracterizando el decursarhistórico. La mujer fue obteniendo paulatinamenteespacios antes no reconocidos. Muestra de ello loconstituyen los movimientos feministas, surgidos conel propósito de defender sus derechos, como es el caso

de las Preciosas Francesas (1560-1660), las cualesreclamaban el derecho al saber y criticaban la estructuramatrimonial.

Por su parte, alrededor de los años 20 de este siglo,los clubes femeninos demandan el derecho de aceptarel matrimonio o no, de acuerdo con los sentimientosde la mujer, tener los hijos que quisiera y a laparticipación social.

El feminismo universalista (Simone de Beauvoir),preconiza la mezcla entre los sexos apoyada en lassemejanzas. Las nacionalistas (diferencialismo feminista)promovieron las diferencias corporales y el inconscientede las mujeres, considerando la maternidad como laexpresión máxima de lo femenino y estimulando a lasmujeres a reconocer su homosexualidad latente.

Las ecofeministas afirman que la mujer encarna lanaturaleza y la vida, y el hombre la cultura y la muerte.Estas apuntan que existe una diferencia natural mayorentre el hombre y la mujer que la que existe entre estaúltima y los animales.

El feminismo no es un concepto monolítico�precisa Fasting6� y se expresa con diferentes matices;tales como feminismo liberal y radical.

Describe el primero como el que resalta la igualdady responde al paradigma positivista/idealista, significadoen que la mujer debe tener los mismos derechos que elhombre. Sus defensores asumen que no hay razonesbiológicas para los reducidos índices de participaciónde la mujer.7

El feminismo liberal no incluye en su reflexión unacrítica a la sociedad, pues se trata de las dimensionesideológicas y simbólicas de la opresión del género, enlas que es necesario contemplar las posiciones de poderentre hombres y mujeres y entre grupos de uno y otrosexo. También se les critica por resaltar los derechosindividuales.8

Las feministas radicales identifican el patriarcadocomo un sistema de relaciones de poder a través de lascuales los hombres oprimen a las mujeres. El sistemapatriarcal distingue al hombre por su competitividad,fuerza, agresividad y asertividad; al tiempo que a lasmujeres les reconoce su cooperatividad, debilidadrelativa, gracia y ternura.9 La posición del feminismoradical es pro-mujer y anti-hombre, al señalar lofemenino como superior. Así D. Kandiyoti10 considerael patriarcado como un concepto reduccionista,transocial y ahistórico, que no toma en cuenta las diversasformas de dominación masculina, y que establece áreasde control y de poder, así como influencias dentro desociedades dominadas por hombres. Tampoco analizaotras condicionantes, como la raza y las clases.

En medio de este proceso surgen fuerzas masculinascomo contrapartida del feminismo: los Superman, losSoft Male (hombres blandos), Peter Pan Boys, etc. Ya en la

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Género y diversidad: desigualdad, prejuicios y orientación sexual en Cuba

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década de los años 80 comienzan a tomar fuerza losestudios del hombre (los constructivistas) que hacen énfasisen la diversidad del modelo masculino y reconocen queeste es aprendido y construido y, por tanto, dado al cambio.

Salvador Mendiola11 precisa que los estudios de géneroen los últimos tiempos han sido promovidos por elmovimiento feminista, que también hace énfasis en losociocultural, al definir el concepto género y marcar lasdesigualdades que se construyen desde lo simbólico ymental. Este autor retoma el criterio de Joan Scott, quiendefine el género como «el campo primario dentro delcual o por medio del cual se articula el poder en la(s)socialidad(es) falogocéntrica(s)»12 y señala tres niveles paraque los estudios de género puedan realizar ladesconstrucción contracultural del (des)orden simbólicofalogocéntrico:

l La cuestión democrática, de manera que se reconozcanlas injusticias e inequidades socioculturales con respectoa las mujeres. Se destaca la necesidad de que se distinganla heterogeneidad y las diferencias.

l La crítica de la sociocultura, para desmitificar las creenciascon que se legitiman las diferencias. Se distingue lanecesidad de profundizar y ampliar las aplicaciones delas teorías feministas.

l La transformación directa de la vida cotidiana, áreahacia la que se enfocan la mayoría de los estudios degénero. Aquí se ponen en práctica otras figuras deexistencia.

Los estudios de género �reconoce este autor�llaman la atención sobre la situación del varón, al que nopresentan en posición tan favorable al considerar quetambién padece dentro del orden patriarcal.

Un interesante análisis de Patricia Arés13 hace referenciaa cómo la familia patriarcal se ha visto estremecida porlos cambios sociales, los que han colocado a muchasmujeres en posición económicamente solvente que lesconcede poder, seguridad e independencia, y que a su vezha ocasionado nuevos conflictos, limitado la estabilidadde la pareja e incrementado los divorcios, índices demadres solteras, etc.

Arés se cuestiona si el hecho de ser hombre no traeproblemas, y al respecto realiza una amplia reflexión,afirmando que no hay conciencia de cómo la sociedad lo

ha ido sometiendo y limitando en su propio desarrollosociocultural. En las culturas occidentales, el machismo hadejado su huella y ha colocado a los hombres en unaposición muy singular: debe ser fuerte, resistente al dolor,poder con todo. En fin, «ser hombre» es «saber, poder,tener»; y cuanto más, es más hombre.14

Precisa que los hombres, en asuntos de salud ybienestar, presentan una situación que debiera ser másdebatida. Por lo general, estos mueren alrededor delos 65 años. Entre las causas fundamentales se encuentranlos accidentes y las asociadas al estilo de vida (infartos,violencias, cáncer �esencialmente del pulmón� ycirrosis). También la drogodependencia es mayor enellos, así como la tendencia a los abusos sexuales y lossuicidios.

Esta autora habla de las «patologías de lasomnipotencias», lo que se corresponde con la formaen que los hombres resuelven el malestar que les producesu vida cotidiana. A los hombres se les asigna un rol degénero que lleva implícito muchas expropiaciones,«suponiendo» que por su naturaleza les son dadasdeterminadas capacidades, como por ejemplo eldesempeño sexual: «se supone» que cuando arribe a laadolescencia sepa todo lo necesario sobre el sexo. Estolo hace más vulnerable.

Ante las exigencias y demandas femeninas y comoconsecuencia de los cambios sociales, el hombrecomienza a atravesar cierta crisis de identidad. Alresponder a las demandas de la mujer, sobre todo lasasociadas a la distribución de las tareas del hogar, aquelcomienza a dar muestras de comprensión, pero desdeafuera. Por lo general, los hombres llegan a sentir que«no son machistas» cuando asumen tareas como fregar,lavar, etc. Sin embargo, lo que no parece ocurrir es lainteriorización de que estas tareas no son «propias» deun sexo específico y esa condición responde a unaasignación cultural, que funciona como «apoyo a lamujer».

Pienso que estamos compartiendo una época dondese interrelacionan valores muy diversos en relación conel género, en el vínculo de pareja y de familia. La mujertambién forma parte de la llamada crisis de identidadque menciona Patricia Arés. En esta lucha por la equidad,algunas mujeres interpretaron que se trataba de hacerlo mismo que el hombre (no preocuparse por el horario

En las culturas occidentales, el machismo ha dejado suhuella y ha colocado a los hombres en una posición muysingular: debe ser fuerte, resistente al dolor, poder con todo.En fin, «ser hombre» es «saber, poder, tener»; y cuanto más,es más hombre.

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de llegada a la casa, beber, cambiar frecuentemente depareja, ser infiel, etc.) sin tomar en cuenta que las nuevasexigencias sociales requieren la búsqueda de nuevosreferentes, no de retomar lo que «ha sido dado» al varóno a la mujer. En estos momentos de cambios, esnecesario crear, desde lo cultural, nuevos patrones,según los cuales pertenecer al género masculino ofemenino no produzca discriminación, y se mantenganlas diferencias que la naturaleza o la cultura imponen.

En este sentido se expresan Lázaro Hernández yJorge Luis Lee de forma atinada y clara: «El movimientopor la liberación de las mujeres, que pretende buscar elderecho, no está encontrando más que la injusticia de laaniquilación de la propia mujer y, por consiguiente, ladel hombre. A nuestro juicio, la justicia hacia sí mismose adquiere a través de lo que se otorga al otro conamor».15

Si se analiza el comportamiento de hombres ymujeres desde una perspectiva de género, se podríaconcluir que existe mucha más información sobre lamujer que sobre el hombre. Por largo tiempo, lamayoría de los científicos fueron hombres y, por lotanto, los resultados de los estudios sobre mujeresllevaban el sello de la interpretación masculina. No pocasveces se hizo énfasis en lo biológico. En los últimosdiez años se han incrementado los estudios sobre loshombres y algunos de ellos concluyen que losestereotipos no solo han empobrecido la percepciónde lo femenino, sino también de lo masculino.

La relación género-diversidad se profundiza cuandose extingue la comunidad primitiva; se manifiestanentonces diferencias entre los sexos, creadasesencialmente por la toma de poder de uno(matriarcado) u otro (patriarcado), las cuales marcaronuna diferencia genérica que ha trascendido hasta nuestrosdías. Resulta tradicional �y para muchos hasta natural�considerar a la mujer inferior al hombre, en lo queinfluye de alguna manera el hecho de que la primeraforma de esclavitud fue, precisamente, la de la mujerpor el hombre. Vale añadir la afirmación de AugustoBebel,16 quien señala cómo hasta el propio esclavo llegaa convencerse de que su condición es algo natural.

Visto así, puede comprenderse cómo en pleno sigloXX es arduo el debate sobre la desigualdad entre losgéneros, por cuanto el condicionamiento sociohistóricoy cultural así lo indica.

El debate sobre género en Cuba

En el debate de los intelectuales cubanos se empleandos términos en forma alterna: igualdad-equidad. Sepretende hacer énfasis en el derecho a la igualdad deoportunidades, de manera que las mujeres puedan

ocupar el espacio que les corresponde en la sociedad,sin límites impuestos por la condición de género. Unareconocida periodista cubana, Mirta RodríguezCalderón afirma: «no estoy segura de que las mujeresqueremos ser iguales a los hombres: creo quequeremos ser como somos: plenas y reconocidas».17

Ella defiende el aporte que junto al hombre han hechoy harán las féminas cubanas como actoras sociales enel proceso de construcción intergenérica paratransformar la sociedad hacia niveles de vidasuperiores. Este es un punto de vista enérgico, quereconoce la acción de la mujer al mismo nivel que elhombre. Otros enfoques colocan a la mujer enposiciones desventajosas, pues �al decir de LourdesFernández18� a nivel societal el género favoreceintrínsecamente la formación de jerarquías y por tantole otorga mayor status al hombre, de acuerdo con lasactividades que realiza, y devalúa a la mujer,sumiéndola en un plano secundario. Desde esa propiaconcepción, los futuros padres comienzan a disponer,sobre una base material y diferenciada, aquello queserá propio de una niña o un niño. Así, al nacer, en elproceso de socialización y sus diversas instancias, unou otra irá aprendiendo lo que es propio de su sexo, loque le está reconocido o prohibido, cuáles son susfunciones y cuáles las capacidades que deberádesarrollar.

Desde la cuna, se pautan las diferencias con mayoro menor magnitud, lo que está en dependencia de lasconcepciones de los padres, en primer orden; másadelante, otros actores sociales hacen su contribución.Visto así, parecería «natural» la existencia de ladesigualdad entre los géneros, y se justifica lo muydifícil del empeño de sensibilizar a muchos sobre lanecesidad de la equidad de géneros para el bienestary el desarrollo social, o para que la sociedad sea unespacio donde hombres y mujeres tengan la posibilidadde hacer su aporte. Asumir la sexualidad como «unaexpresión personalizada del ser humano, atravesadapor la cultura y determinada por el momento históricoque le toca vivir, en el interjuego de la inter e intrasubjetividad, que se expresan en el cuerpo, en lasrepresentaciones que el sujeto tiene de sí y de losdemás»,19 nos sitúa en condiciones de considerar sudiversidad sin exclusión en cuanto al sexo. Sinembargo, a lo largo de la historia, justamente esta esferade la vida �la sexual� ha sido muy controvertida�y, a mi juicio, la menos lograda� en la sociedadcubana. Nos referimos, entre otras, a valoraciones quesignifican la presencia aún de:

l Desinformación y prejuicios en torno a la necesidadde la educación sexual.

l Prejuicios hacia los métodos anticonceptivos.

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l Prejuicios ante el concepto de fidelidad, a favor delhombre.

l Prejuicios hacia la búsqueda de orientación sexual.

Otras culturas desarrollan otros hábitos y, portanto, para algunos la diferencia que hoy predominaen culturas como la occidental parece no llamar laatención de las ciencias sociales.20

Durante la década de los años 80, el Centro deEstudios sobre la Juventud realizó investigaciones paraaproximarse al conocimiento de las actitudes de losadolescentes y jóvenes en torno a la sexualidad. Enlas encuestas se puso de manifiesto el criterio,paradójico, de los más jóvenes respecto a su interéspor tener relaciones prematrimoniales y desear casarsecon una muchacha «virgen». Señalaron, por otra parte,su acuerdo con la infidelidad masculina y sudesacuerdo con la femenina, así como sureconocimiento de la responsabilidad femenina conlas tareas domésticas. Resulta evidente un ciertomimetismo en la reproducción del criterio adulto alrespecto.

Los jóvenes de más edad, por su parte, expresaronelementos más flexibles y reflejaron en su análisis unpensamiento dialéctico en torno al asunto. Ellosaceptan las relaciones prematrimoniales, sin tomarcomo condicionante la virginidad; son más dados aconcebir las responsabilidades del hogar para ambossexos y consideran que la fidelidad debe ser unprincipio de los dos sexos, no de uno solo (hombres);pero destacan que «siempre ha sido así», es decir, queun hombre infiel no es valorado igual que una mujerinfiel. Muestran así cierta satisfacción por la coyunturahistórica que la sociedad les pone ante sí, en la que sesienten favorecidos.

Las indagaciones de esta institución en la décadadel 90, dan como resultado la superación de lo referidosobre la virginidad, pues es obvia la aceptación de lasrelaciones prematrimoniales. Los jóvenes (varones)tienden a vivir en unión consensual y a brindar más«apoyo» en cuanto a las tareas del hogar. Sin embargo,en torno a la fidelidad, estos confiesan que están«aprovechando» los prejuicios que aún se mantienen,alimentados «convenientemente» no solo por loshombres, sino por algunas mujeres que los aceptancomo algo «natural».

En una investigación-acción con adolescentes,realizada por el mencionado Centro, se corroboróque tanto muchachas como muchachos estánsatisfechos con su género. Sin embargo, en susargumentos siguen estando presentes prejuicios quesitúan a la mujer en una posición desventajosa respectoal hombre.

Estos resultados evidencian desigualdades encuestiones que podrían ser resueltas si la equidad actuaracomo principio en la formación de valores que sonuniversales. Estos jóvenes expresan demandas hacia elotro sexo, pero no internalizan la posibilidad de actuaren coherencia con lo que sienten. También se identificaal hombre con un desarrollo mínimo de ciertascualidades (por ejemplo «ser delicado»), como si ladelicadeza fuera privativa de la mujer.

A partir del precedente análisis empírico, se puedeconcluir que a pesar de los esfuerzos educativos porofrecer información que facilite la formación deconcepciones más humanas y universales en cuanto a lasexualidad �y en particular respecto a las singularidadesy similitudes de uno y otro género�, todavía la fuerzade la costumbre, de la cultura y de los valorestradicionales es suficiente como para confundir ymantener criterios que desfavorecen especialmente a lamujer, y que a su vez limitan al hombre en su plenodesarrollo. La educación de la sexualidad es y será unacondición necesaria de todo el sistema de influenciasen el proceso de educación de la personalidad, lo cualrequiere de coherencia y sistematicidad en los mensajeseducativos.

Mayda Alvarez sistematiza, en apretada síntesis,algunas reflexiones que confirman este análisis. Consideraque si bien el tema de la mujer todavía resulta pocoinvestigado, ya cuenta con valiosos estudios einteresantes resultados. Refiere que la incorporación dela mujer al trabajo trajo como consecuencia no soloque elevara sus ingresos y mejorara las condiciones devida de su familia, sino que cualitativamente se

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enriqueciera desde una perspectiva cultural y profesionaly en su rol de madre, esposa, hija, etc., con unaparticipación más activa.21

Sin embargo, se ha constatado también que enmuchas familias aún predomina un desempeño de rolesque responden a lo tradicional, en cuanto a la divisióndel trabajo doméstico. Esto influye negativamente sobrela integridad de la mujer, sobre todo si es trabajadora,pues además de sus responsabilidades laborales, cumplecon la mayoría de las tareas hogareñas. Esta sobrecargaconstituye una limitante objetiva y significativa que sueleestar presente al valorar a una mujer para ocupar cargosde dirección.

La fuerza de los prejuicios y los estereotipos entorno a las altas responsabilidades de direccióncontinúan siendo, en el orden de las subjetividades, unade las razones que obstaculizan el desempeño quepudiera llegar a alcanzar la mujer cubana en cuanto aparticipación social en su sentido más amplio.

Una visión alternativa

Analicemos entonces otros elementos quefundamentan, desde un enfoque de género, la dicotomíahombre-mujer en la relación de pareja. Sin dudas, lastransformaciones sociales, económicas y científico-técnicas han matizado la dinámica de la relación de parejaen su vida cotidiana, en la distribución de roles, en laselección del compañero o la compañera. A pesar dela fuerza y la perseverancia de lo tradicional, ocurrecierta movilidad de las exigencias y demandas entreuno y otro sexo e incluso entre personas del mismosexo en el interior de su relación de pareja. Así, loslímites de la distribución de los roles y de las funcionesentre hombres y mujeres van siendo menos firmes, susfronteras se hacen permeables y quedan mediatizadaspor la interpretación que sus actores hagan de susvínculos en un momento dado y de acuerdo con eldesarrollo de sus capacidades.

«El sujeto no es pasivo, no asume mecánicamentelo histórico-cultural en el propio decursar de suindividualización que es también histórica»,22 segúnexpresa Lourdes Fernández, quien puntualiza:

[A]unque lo cultural en este plano resulta un contenido degran fuerza y arraigo en la subjetividad individual� puespor el eje conceptual de lo que significa ser hombre o mujerpasa la identidad personal genérica y hasta la propiaautoestima�, ello no se incorpora de manera mecánica a lasubjetividad, sino que en este proceso participa de modoactivo el sujeto, el cual, a través de sus recursospersonológicos, su madurez y otras particularidadespsicológicas derivadas de su condición sexual y de la edad,asimila de modo elaborado, personalizado, la influenciacultural.23

Las relaciones en el interior de la pareja se establecenentonces de manera que predomine la subordinaciónde uno por otro, desde una posición vertical; lacomplementación entre sí, desde una posiciónhorizontal, o la combinación de ambos de acuerdocon el contexto; sin que necesariamente uno u otro tipogeneren contradicciones internas, pues estas dependeránde la naturaleza de las propias personas que establecenel vínculo.

Se genera así una serie de interpretaciones en las quela mujer continúa siendo percibida en una posicióndesventajosa, en su condición de madre sacrificada, deinseguridad y dependencia, frente a un hombre seguroe independiente. Se perciben posiciones femeninas másreconocidas socialmente (área profesional), pero noescapan al cuestionamiento del tiempo que no dedicana su pareja, a su familia. Algunas mujeres no aceptanpropuestas de dirección para no entrar en conflictosinternos porque su desarrollo psicosocial vaya porencima de las expectativas de su pareja.

Comparto el criterio de Lourdes Fernández cuandose refiere a la movilidad en los roles de género, y precisaque alcanzan una seudoalternancia o seudoprogreso.Considero además que este criterio no habría queevaluarlo como positivo o negativo, siempre que generecoherencia en la dinámica de la pareja, tomando encuenta que cada persona hace su propia interpretaciónde la situación en que se encuentra, de acuerdo con suexperiencia y formación.24

La orientación sexual de un individuo responde a laatracción que siente una persona por otra. Existeconsenso en clasificarla en tres comportamientosbásicos: la homosexualidad, que responde a la atracciónpor una persona del mismo sexo; la heterosexualidad,

El impacto sobre las personas y, en general, sobre Cuba, de laactual situación económica y social del mundo, ha permitidoque se remuevan las ideas y se desmoronen esquemas yconcepciones rígidas. La diversidad en la sexualidad es unacondición natural y necesaria, que hoy parece percibirse conmayor claridad.

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en cuyo caso la atracción es sentida hacia el otro sexo yla bisexualidad, que responde indistintamente a la atracciónpor uno u otro sexo.

La limitación que existe en relación con el conceptodiversidad y su visión estrecha al ser interpretado, abarcatambién la orientación de la sexualidad. El rechazo y ladiscriminación a lo diferente han matizado las relacionesinterpersonales, a lo que se le añade el desconocimientoque trae como consecuencia la distorsión de la verdad,lo cual deja el camino abierto a los prejuicios yestereotipos.

Homosexualismo y prejuicio

Lo que parece ser predominante entre los sereshumanos son las relaciones heterosexuales. Lasorientaciones bisexual y homosexual se expresan en unaminoría de la población, lo que no significa que nosean tan naturales como las heterosexuales, y que nosean consideradas como auténticas. Se trata de un temalegendario, que resulta más complicado porque aun enestos tiempos no existe consenso en cuanto a las causasque originan estas diferencias en el comportamientosexual.

En un «llamado de atención» sobre el tema delhomosexualismo en Cuba, la revista Somos Jóvenes solicitóuna entrevista al doctor Celestino Alvarez Lajonchere,una personalidad de la medicina y la educación sexualen Cuba. Alvarez Lajonchere señala, en relación con lascausas de esta conducta y de acuerdo con resultadossistemáticos del Instituto de Endocrinología de laUniversidad Humboldt en experimentos con animales,que estas parecen ser esencialmente biológicas. De serasí, tal vez los prejuicios al respecto serían menos difícilesde eliminar, y las personas con esta orientación no sesentirían responsables de su condición.

Autores clásicos de la sexología, como Masters yJohnson, señalan que el rechazo al homosexualismo tieneuna génesis religiosa, pues la Iglesia solo acepta el coitoreproductivo, así que la homofobia llegó hasta acondenar a muerte a los individuos con esecomportamiento. En el medioevo fue así; sin embargo,la historia reconoce que, antes, el homosexualismo seprohibió a los esclavos, porque se consideraba unapráctica noble que reafirmaba la masculinidad.

Se dice que en Cuba, en épocas de la Inquisición,fue quemado un grupo de homosexuales en LaHabana. En los tiempos actuales, la actitudhomofóbica no condena a muerte, pero aún crealimitaciones a quienes se orientan hacia su mismo sexo.No todos encuentran empleo y, si son amanerados,tropiezan con mayores obstáculos.

Resultan interesantes los datos de las investigacionesdesarrolladas en el Instituto Kinsey por Alan Bell yMartin Weinberg, los cuales constataron la diversidadde personas y estilos de vida en la práctica homosexual;es decir, la forma tan diversa en que se diferencian unoshomosexuales de otros. Estos autores refieren que lahomosexualidad puede ser vivida como laheterosexualidad; existen «heterosexualidades, así comoexisten homosexualidades, incluyendo en estascategorías una diversidad de dimensionesinterrelacionales». Concluyen refiriendo que «se entiendemejor a los hombres y a las mujeres homosexuales,cuando se les considera como seres humanos completosy no únicamente en términos de su comportamientosexual».25

Los efectos de la homosexualidad sobre la personaasí orientada son menores que los que les ocasiona elprejuicio de los demás: suele ser peyorativamentetratada, y para algunos, resulta paradójica su adecuadaconducta social.

Algunas experiencias empíricas realizadas porinvestigadores y especialistas cubanos durante la décadade los 90, revelan que aún son insuficientes los estudiosque abordan este tema. La mayoría de las investigacionesexploran aspectos asociados a los prejuicios en torno ala homosexualidad, la aceptación o rechazo en cuantoa vínculos interpersonales, espacios y ocupaciones, enlos que se cuestiona o no su participación, y laautopercepción en relación con su condición y la actitudde la sociedad hacia ellos. Los trabajos realizados enlos últimos tiempos no se han propuesto alcanzarrepresentatividad, sino solo una aproximación alconocimiento de dicho comportamiento y de lascaracterísticas de algunas áreas como la familiar, sexual,social, afectiva, etc. La mayoría de los estudios coincidenen afirmar que los homosexuales estudiados asumensu condición sin desear otra; no parecen sentirvergüenza por su orientación, aunque sí desearían lacomprensión social, no sentirse marginados. Reclamande la sociedad el derecho al respeto y a la participaciónsocial. Estas personas encuentran irrespetuosidad eincomprensión en algunos ámbitos sociales, bienporque no los conocen o porque asumenestereotipadamente a todos por igual, sin tomar encuenta que la diversidad entre los homosexuales es tanauténtica y amplia como entre los heterosexuales.

Las familias prefieren no tener parientes cercanosde esta condición. Cuando los tienen, algunas seresignan; a veces, el rechazo se mezcla con culpa, dolor,amor e incomprensión. Otras veces se resuelven estosconflictos al acudir a un especialista y se logra laconvivencia, que en algunos casos llega a ser natural ydesprejuiciada. Existen homosexuales que tratan decomprender la situación y de ponerse en lugar de los

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predominaban los que son conscientes de suorientación sexual y confirman su condición humana,mientras un grupo no despreciable sintió confusión ypreocupación al pensar en la actitud que asumiría sufamilia. Los homosexuales suelen percibirse a símismos como más inteligentes, preocupados por sutrabajo, sociales, humanos y sensibles que losheterosexuales, además de considerar que tienen unavida sexual más activa.

A pesar de que asumen su orientación, la mayoríade los homosexuales varones entrevistados ha tenidoexperiencias con mujeres, lo que podría estar asociadoal proceso de orientación sexual. Alvrez Lajonchereapunta que hasta los mismos homosexuales masculinos�en el caso de Holanda�, llegan a discriminar a laslesbianas de su propio país. En este sentido, OlgaGarcía28 constata, en un pequeño grupo dehomosexuales cubanos, rechazo hacia las mujeres conla referida orientación sexual, lo que denotainsensibilidad, antipatía y desinformación acerca de susinquietudes y singularidades. La autora precisa, además,que estos varones se consideran superiores a losheterosexuales en cuanto a su erotismo.

Otro análisis coincide en la valoración que loshomosexuales varones hacen de las lesbianas, a las cualessuelen referirse en forma peyorativa. Las percibencomo conflictivas, groseras, vulgares, desagradables,toscas, etc. Otras encuestas constatan tal percepcióntambién entre los heterosexuales, lo cual podríainterpretarse como consecuencia de la discriminaciónhacia la mujer, resultado del tratamiento del género encuanto a la homofobia, que responde a los prejuiciosconstruidos en el decursar del desarrollo sociocultural.Estos criterios conforman las diversas concepcionesque en torno al tema están presentes en nuestro país. Sumodificación dependerá de la congruencia y efectividaddel proceso educativo y del propio desarrollo de lasciencias.

Todavía faltan informaciones y reflexiones que,mediante su divulgación, favorezcan la comprensiónde la sexualidad en su sentido más amplio, de maneraque el razonamiento facilite el proceso hacia la aceptaciónde las diferentes formas de vivir sexualmente activos, yla disminución de la homofobia, que tanto daño hace ano pocas personas en el mundo.

Hacia una sexualidad culturalmente diversa

Antoni Mirabet señala que

un hecho fundamental en taxonomía es que la naturalezarara vez presenta categorías opuestas. Solo la mente humanalas inventa. El mundo de los seres vivos es continuo entodos y cada uno de sus aspectos. Cuanto antes

demás; pero también sufren cuando observan que losotros no siempre los asimilan; entonces viven convergüenza y quieren huir del medio que los reprime.Muchos viven en constante ambivalencia afectiva. Laadolescencia constituye la etapa en la cual se define laidentidad de género; por tal razón, algunos adolescentesentran en conflicto consigo mismos al descubrir suorientación sexual. En ocasiones, buscan ayudaespecializada; en otras, asumen la angustia que lesprovoca el rechazo social; otros ocultan, mientraspueden, su verdadera inclinación, y no ha faltado quienha atentado contra su propia vida. Según las encuestas,los homosexuales perciben cierta disminución delrechazo, consideran que se ha avanzado hacia latolerancia, lo que está relacionado con el medio en elcual se desenvuelven. No obstante, algunos opinanque deben tener acceso a determinadas ocupacioneso profesiones, es decir, que no se les limite en suparticipación social.

Una encuesta realizada por el Centro de Estudiossobre la Juventud, en 1994, con 373 jóvenes dediferentes regiones del país, reveló que los cincopuestos de trabajo donde se considera que loshomosexuales podrían trabajar eran: sastre o modisto,barbero o peluquero, artista, profesor de arte ytrabajador por cuenta propia. En contraste, los cincopuestos donde no deberían trabajar eran: dirigentepolítico, director de hospital, custodio, profesor dedeporte y director de círculo infantil.

Estos datos son muestra fehaciente de la presenciaactual de prejuicios y de la creencia de que estaspersonas pudieran trasmitir o propagar su condición.En este estudio se constató, además, que algo másdel 50% de los encuestados consideraban la toleranciaimprescindible para las relaciones humanas; es decir,como una necesidad social que contribuiría a quemuchas personas fueran emocionalmente más establesy felices.

Al parecer, las personas aceptan más a loshomosexuales que les resultan más distantes; no lespreocupa tenerlos de vecinos, de compañeros detrabajo, estudio o de organización social; sin embargo,les resulta más penoso que sea un familiar. Uno de losestudios referidos26 evidenció que, para losencuestados, el homosexualismo es un problemasocial, al que le conceden importancia inferior alabandono de los hijos, la drogadicción, el suicidio yel delito; y a su vez lo jerarquizan por encima de laprostitución, la traición al compañero, el alcoholismo,la infidelidad y el divorcio. Esta aseveración confirmala presencia de información estereotipada,desinformación e ignorancia acerca del asunto.

Otra de las encuestas realizadas27 puso demanifiesto que entre 85 homosexuales entrevistados

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aprendamos esto, en lo concerniente a la sexualidadhumana, más pronto llegaremos a comprender lasrealidades.29

Una reflexión retrospectiva del procesorevolucionario hasta la década del 80, destaca laevolución paulatina hacia el conocimiento y lasensibilidad hacia la eliminación de prejuicios yestereotipos. Sin embargo, se trata de algo muycomplejo. De hecho, el sistema de influencia educativase ha desarrollado con un predominio de lahomogeneidad, ha obviado de alguna manera la grandiversidad de pensamiento y las experiencias de lapoblación a la que va dirigida.

La asimilación de todos los preceptos y valorestrasmitidos, han sido incorporados por algunos,aceptados por otros y rechazados por los demás. Laforma de sensibilizar al individuo ha venido variandohasta asimilar lo participativo. ¿Por qué educar desde laimposición, desde el punto de vista según el cual «yotengo la verdad que tú debes aprender»?

Los años 90 se han caracterizado en las cienciassociales por el incremento de los trabajos deintervención comunitaria, la utilización de metodologíasparticipativas y la combinación de técnicas cuantitativasy cualitativas, y se han logrado resultados que seaproximan con más nitidez a la interpretación que laspersonas hacen de la realidad.

El tema de lo diferente, entendido como diversidad,es realmente complejo, pero su complejidad se agudizacuando apunta hacia el género, y aún más, hacia laorientación sexual. Se trata de cuestiones altamentesometidas a la discriminación a lo largo de la historia.Es por eso que el escenario futuro no se presenta muyclaro ni con mucho optimismo; se necesita tiempo ysensibilidad.

El impacto sobre las personas y, en especial, sobreCuba, de la actual situación económica y social delmundo, ha permitido que se remuevan las ideas y sedesmoronen esquemas y concepciones rígidas. Ladiversidad en la sexualidad es una condición natural ynecesaria, que hoy parece percibirse con mayor claridad.Cada vez son más los especialistas capacitados ysensibilizados con la necesidad de estimular la educaciónde nuevos valores que tomen en cuenta a todos losseres humanos.

Como categoría sociocultural, el género necesita,para su análisis, del reconocimiento intrínseco de lodiferente, y no desde la superioridad o inferioridad. Yaexisten reflexiones que enfatizan la necesidad de labúsqueda de otros referentes para identificar ladiversidad desde un enfoque de género, y concebir almismo tiempo lo femenino y masculino comohumanidad, entendida como expresión íntegra del serhumano, con sus riquezas y valores en sí mismos, y no

minimizando las cualidades de un sexo en relación conel otro. El discurso social caracterizado por la «doblemoral» atenta contra ambos sexos y pone en crisis laidentidad tanto femenina como masculina, pues lasobrexigencia de esta última y la devaluación de la primeraasí lo indican.

En Cuba, los acelerados cambios devenidos con laRevolución favorecieron mucho a la mujer, sobre todoporque ganó espacios de participación social. Pero encuanto al desempeño de sus roles en el interior de lapareja y la familia, estos han sido más lentos y matizados,sobre todo, por la doble moral. Este terreno ha sidomás difícil de influir por su carácter íntimo y personal,por «conveniencia» y porque en definitiva nuestra sociedadsigue siendo patriarcal.

La mujer cubana continúa destacando la necesidadde que los derechos reconocidos se internalicen. No setrata de que el hombre «ayude», sino de que comparta,que sienta que los deberes del hogar y la pareja tambiénson suyos. En este sentido, se observa una nuevageneración más sensible y activa, a pesar de la fuerza delo tradicional.

Hoy compartimos una sociedad en la que interactúanprejuicios y desigualdades evidentes, que deberían haberdesaparecido, por su obvia existencia injusta, y lasconcepciones más avanzadas al respecto, que preconizanla convivencia de hombres y mujeres como partesinseparables y necesarias en el desarrollo del bienestarsocial, con una participación que depende de lo diversode sus singularidades, sin que sus diferencias establezcansuperioridad o lo contrario.

El mundo avanza hacia la aceptación de la diversidad,porque todas las esferas del desarrollo la van indicandocomo camino futuro. Para los cubanos, el camino sefavorece porque cuenta con las propias transformacionesque estimuló la Revolución y porque actualmente lainfluencia de las fuerzas externas demanda nuevoscambios, para los que se requiere la participación de todos.A esta condición no escapa ninguna estructura social,por pequeña que sea.

Se hace imprescindible contar con todos los sereshumanos, sea cual sea su sexo, y sea cual sea su orientaciónsexual. El mundo ofrece espacios para todos, y todostenemos múltiples roles que desempeñar para alcanzarese anhelado bienestar vital.

Notas

1. Magoroh Muruyama, «Dime cómo piensas», El Correo de laUNESCO, febrero de 1996.

2. Ibídem.

3. Kari Fasting, «El género como perspectiva importante en elestudio de la sociología del deporte», en Memorias del I EncuentroUNISPORT sobre Sociología del Deporte, Málaga, n. 256, 1992.

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4. Ann Hall, Sport and Gender : A Feminist Perspective on the Sociology ofSport, Cahper Monograph Series, 1978, citado en Kari Fasting,ob. cit.

5. Michael Messner y Don Sabo, «Toward a Critical FeministReappraisal of Sport. Men and the Gender Order», en Sport, Menand the Gender Order. Critical Feminist Perspectives, Human KineticsBooks, Champaign, 1990, pp. 1-17, citado en Kari Fasting, ob. cit.

6. Kari Fasting, ob. cit.

7. Jennifer Hargreaves, «Gender on the Sport Agenda», InternationalReview of the Sociology of Sport, no. 4, 1990, citado en Kari Fasting,ob. cit.

8. Kari Fasting, ob. cit.

9. A. Weir y E. Wilson, «The British Women's Movement», NewLeft Review, n. 148, 1984, citado en Jennifer Hargreave, ob. cit.

10. D. Kandiyoti, «Bargening and Patriarchy», Gender and Society,no. 3, 1988, pp. 247-290, citado por Michael Messner y Don Sabo,ob. cit.

11. Salvador Mendiola, «Teoría feminista de los estudios de género»,ponencia presentada al VII Coloquio de Inv. del IPUEG, México,D. F., 1997.

12. Ibídem, p. 3.

13. Patricia Arés, «Virilidad: conocemos el costo de ser hombre»[material de estudio], Universidad de La Habana, 1997.

14. Ibídem.

15. Lázaro Hernández y Jorge Luis Lee, «Dos sexos, un género, uncamino por recorrer» [inédito].

16. Augusto Bebel, La mujer y el socialismo, Editorial de CienciasSociales, La Habana, 1979.

17. Mirta Rodríguez Calderón, ¡Di, mamá! ¿Tú sabes qué cosa esgénero?, MAGIN, La Habana. 1996.

18. Lourdes Fernández, «¿Roles de género? Feminidad vs.masculinidad», Temas, n. 5, enero-marzo de 1996, pp. 18-23.

19. Ibídem.

20. En las sociedades occidentales, la presencia de la «doblemoral» es entendida según Sigfried Schnabl (El hombre y la mujeren la intimidad, Editorial Científico-Técnica, La Habana, 1989,p. 37), como:

l el establecimiento de normas morales distintas, y diferentevaloración de la conducta sexual de cada sexo.

l la contradicción continua entre el reconocimiento formal de lasnormas morales oficiales y la ignorancia práctica de su validezpara el comportamiento propio.

l la contradicción del conocimiento «teórico» de los principios deconducta necesarios y el aferramiento rígido a las exigenciasmorales heredadas.

Todo ello condiciona el comportamiento socialmente diferente dehombres y mujeres, a partir de lo cual se expresan múltiplesdivergencias, exigencias y demandas.

21. Mayda Alvarez, «Mujer cubana: problemas de estudio», Temas,n. 1, enero-marzo de 1995, pp. 77-84.

22. Lourdes Fernández, ob. cit.

23. Lourdes Fernández, ob. cit.

24. En torno a los prejuicios asociados a la orientación sexual, losestudios realizados en el Instituto de Investigación Sexológica Kinsey(1974) son reconocidos después de 20 años. Véase Antoni Mirabet,«SIDA y homosexualidad», conferencia en el 8º CongresoLatinoamericano de Enfermedades de Trasmisión Sexual y SIDA,Centro de Orientación e Información Integral, Santo Domingo,noviembre de 1991.

25. Antoni Mirabet, ob. cit.

26. Josefina Alfonso, «La homosexualidad. Algunas consideracionesde la opinión de jóvenes cubanos en muestra de tres provincias»,Fondo del Centro de Estudios sobre la Juventud, 1994.

27. Colectivo de autores, «Acercamiento al fenómeno delhomosexualismo en Cuba», Juventud Rebelde, La Habana, 1994.

28. Olga C. García, «Factores asociados al manejo de la conductahomosexual como problemas de salud», La Habana, 1996.

29. Antoni Mirabet, ob. cit.

© , 1998.

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no. 14: 45-56, abril-junio de 1998.

Socióloga. Universidad de California, Santa Bárbara.

Susana PSusana PSusana PSusana PSusana Peñaeñaeñaeñaeña

Oye, loca.Oye, loca.Oye, loca.Oye, loca.Oye, loca.LLLLLas identidadesas identidadesas identidadesas identidadesas identidades

y la cultura masculina gayy la cultura masculina gayy la cultura masculina gayy la cultura masculina gayy la cultura masculina gaycubanocubanocubanocubanocubano-americana-americana-americana-americana-americana

1980: en un período de cinco meses, llegan 125 000cubanos a los Estados Unidos. Esta oleada de

inmigrantes recibe el nombre de puente del Mariel, porel puerto del mismo nombre, en Cuba, desde el cualsalieron de su país de origen casi todos esos inmigrantes.La mayoría viene a vivir a Miami, la ciudad con lasegunda mayor población cubana del mundo, solodespués de La Habana, capital de la Isla. Se observaque una parte importante de los cubanos que llegaronera gay. Con los años surge un gran debate sobre elnúmero exacto de homosexuales y los cálculos fluctúanentre 1 500 y 30 000. Independientemente de la cifraexacta, la población gay desempeña un papel evidenteen la formación de la opinión pública en torno al Mariely en la manera en que los medios de difusión informansobre la situación. Desde Cuba, se utiliza su presenciaentre los que deseaban salir para caracterizarnegativamente como escoria a todos los cubanos queparticiparon en la migración. Los cubano-americanos

que viven en los Estados Unidos realizan comentariosabiertos sobre los «maricones»,1 preguntándose qué vaa ser de su impecable reputación en el país que los harecibido.

Según fueron asentándose muchos de losinmigrantes del Mariel en la zona sur de Miami Beach,los medios de difusión comenzaron a informar de unrápido aumento en los delitos violentos. Hablar delSouth Beach a principios del decenio de los 80 erainvocar el delito, las armas, los estupefacientes y losinmigrantes; muchas escenas de la serie de televisiónMiami Vice y de la película Scarface tuvieron comoinspiración el aura de South Beach.

1990: South Beach tiene una reputación crecientecomo vecindario gay. Los clubes nocturnos y los barescobran popularidad, primero local y luego nacional einternacional. Muchos gays del país comienzan amudarse a la cálida ciudad meridional. Tiene lugar eltípico fenómeno de renovación urbana con la llegadade negocios de moda, el remozamiento de los edificiosde apartamentos y los alquileres astronómicos. La colapara entrar en el Warsaw, el club gay con mayor tiempode establecido en South Beach, suele ser de una cuadra.

Versión de la tesis homónima presentada por la autora para laMaestría en Sociología, Universidad de California, SantaBárbara, 1997.

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El club, que hace gala de una gran pista de baile y unincreíble sistema de sonido, y de presentar comoanimador al cada vez más popular David Padilla, puedeatraer a una amplia gama de gays de la localidad yvisitantes, muchos de los cuales pasarán a ser de lalocalidad en los siguientes años.

Estos dos momentos históricos son ejemplos delas ocasiones en que se ha debatido en público sobrelos gays en comunidades cubano-americanas, en losmedios dominantes de comunicación estadounidenses,en los medios nacionales gays y en el discurso políticointernacional. La hipervisibilidad de los inmigrantes gaysdel Mariel, suele estar sobre todo acompañada por lanegación, el silencio y la invisibilidad, que promuevenesos mismos agentes de discusión.

Los gays cubano-americanos constituyen unapoblación apenas estudiada.2 Además de examinar talfalta de investigación, este estudio contribuirá al examende las identidades y comunidades raciales, étnicas ysexuales. Aunque dentro de los círculos académicosexiste un creciente debate sobre la intersección de laraza y la sexualidad, se pretende aquí basar esa discusiónen el análisis de un grupo étnico concreto en un contextourbano específico. Por último, espero contribuir a lacomplejización del conocimiento existente sobre lascomunidades cubano-americanas.

La identidad gay y lesbiana y la comunidad

El desarrollo de las identidades gays se vinculaintrínsecamente con el de las culturas y las comunidadesgays. El mantenimiento de las identidades de gruposuele requerir interacciones con otros miembros delmismo grupo. Laud Humphreys describe la «creacióny mantenimiento de una identidad válida»:

Es lo que hacemos cuando nos peinamos (o nos secamos)los cabellos por la mañana, cuando nos vestimos,compramos el automóvil con que vamos al trabajo,escogemos y decoramos nuestra residencia, interactuamoscon amigos o colegas de oficina, caminamos por la calle,enamoramos a nuestra pareja y emprendemos los ritualesamatorios.3

Jeffrey Weeks describe posteriormente lasidentidades sexuales: «Es la serie completa deinteracciones sociales, encuentros con semejantes,procesos educacionales, rituales de exclusión,categorización de sucesos, encuentros fortuitos,identificaciones políticas y cosas de ese estilo lo queestructura las identidades sexuales».4 En otras palabras,las identidades se promulgan en el nivel de la interaccióndiaria y se mantienen en forma rutinaria e inconsciente.Las identidades sexuales se desarrollan cuando la gentenos identifica, con las mejores o peores intenciones.

Estas manifestaciones cotidianas e institucionales dela identidad sexual se producen en espacios individuales(por ejemplo, en el hogar propio) y de grupo (porejemplo, en un bar gay). En la investigación sobre estetema se incluyen estudios históricos y etnográficos sobrelas barriadas o ghettos gays5 y las instituciones culturalesexistentes en esos barrios, como clubes, bares, casas debaños, cafés, bibliotecas y organizaciones de base.

La palabra «comunidad» se emplea para muchascosas distintas. Puede referirse a un sentido depertenencia o a un grupo de personas que poseen unacaracterística en común. También a un vecindario quese identifica con un grupo de personas. Dennis Altmanbrinda una amplia definición de «comunidad» gay:

Una verdadera comunidad gay es más que bares, clubes,casas de baños y restaurantes, con todo lo importantes queestos sean. Tampoco es simplemente una elaborada red deamistades, aunque estas también sean importantes. Másbien es un conjunto de instituciones, incluidos los clubespolíticos y sociales, las publicaciones y librerías, los gruposde iglesia, centros comunales, colectivos radiales, gruposteatrales, etc., que representan tanto un sentido de valorescompartidos, como la disposición de afirmar elhomosexualismo propio en tanto parte importante de lavida entera en lugar de como algo privado y oculto.6

Según Altman, una comunidad gay debe reflejar laprimacía de esa identidad. También debe incluirinstituciones variadas y reflejar un «sentido de valorcompartido».

Ubicación de los cubano-americanos

Las publicaciones realizadas por gays y lesbianas noblancos y las que se han escrito sobre ellos, handemostrado lo limitado de estudiar la vida gaysolamente desde la perspectiva de un sujeto blanco. Sehan cuestionado seriamente los presupuestos de laidentidad gay (primaria, no familiar, politizada). Gruposde personas que han sido excluidas de la participaciónplena en la «liberación» de comunidades gays y lesbianashan complicado el elemento fortalecedor de lasidentidades sexuales. Una de las lecciones que sedesprenden de estas publicaciones es que las identidadesque dan poder a algunas personas resultan opresivaspara otras y viceversa. Añadiría también que algunascategorías de identidades son más prominentes paraunos que para otros. Aunque centrarse en la relaciónentre identidad y política formal ha arrojado luz sobrela forma en que nombrar de manera consciente conducea la participación política pública, todavía queda muchopor saber sobre la relación entre identidad ycomportamiento.

¿Dónde se ubican exactamente los gays cubano-americanos en estos debates? Se trata de un asunto

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complicado, pero algunas caracterizaciones generalessobre este punto serán de ayuda para comprender loque tienen en común con los gays blancos y con laspersonas de color gays y lesbianas.

Como muchos estudios de la «raza» en los EstadosUnidos se basan en la experiencia de los estadounidensesnegros, y la mayoría de los supuestos relacionados conlos debates sobre la «etnicidad» están tomados de lasexperiencias de los inmigrantes europeos, suele ser difícilsituar a los cubano-americanos en los debates sobre razay etnicidad.

En su mayoría, los cubano-americanos que viven enMiami tienen concepciones racistas y se consideranblancos. Aunque existe una cultura social, económica ypolítica étnica altamente elaborada, esta identificaciónracial los diferencia de la mayoría de las «personas decolor». Un aspecto conexo es que a los cubano-americanos se les considera personas que han alcanzadouna buena posición económica y ellos se perciben tambiénasí. La creencia en la «historia de éxito» de los cubanosdistancia a los cubano-americanos de los discursos sobrela «minoría pisoteada» que constituyen puntos de uniónde otras.

Cuando comencé a realizar entrevistas, no formulépreguntas directas sobre la migración del Mariel porquesupuse que surgiría en las narraciones. Como no fue así,las añadí sobre el puente de 1980: «¿Recuerda el puentedel Mariel? ¿Tiene idea de qué fue Miami para los cubanosgays en aquel momento?» Aunque estas preguntasobligaron a los entrevistados a comentar sobre el Mariely los llevó a centrarse en los emigrantes gays, muy pocosse enfrascaron realmente en el tema. Incluso Miguel, unode mis entrevistados, hace solo referencia de pasada alas «Marielenas». Otro entrevistado dijo que no teníamucho que hablar sobre el tema porque en aquella épocano se manifestaba públicamente como gay; otrosimplemente dio de lado a la segunda pregunta ycomenzó a hablar sobre el aumento de la tasa delictiva.Solo dos hombres dijeron que conocían gays que habíanvenido en esa migración. El hecho de que evitaran hablarde ello me sorprendió desde el inicio del proceso deentrevistas. ¿Cómo podía un grupo de gays cubano-americanos parecer tan desinteresado en una migracióncubana en que la sexualidad tuviera tanta fuerza? Esta esuna pregunta importante que ahora solo puedo responderen parte. La migración del Mariel fue altamenteestigmatizada y el elemento gay representado en ella fuede locas muy afeminadas y exuberantes. Creo que partedel silencio sobre el Mariel que se observa en estasnarraciones se debe a la persistencia del estigma del Mariely, de modo más concreto, a un distanciamiento de lasimágenes gays marginales y feminizadas.

Cabría decir que la mayoría de las personas poseeun conocimiento histórico limitado y que esto explica

el silencio de estos hombres en relación con temas comoel Mariel, Cuba y la historia gay en los Estados Unidos.Diría, sin embargo, que sí tienen un sentido de la historia.«Saben», por ejemplo, que sus familias perdieronprivilegios, posición y dinero al pasar a los EstadosUnidos; que muchos de los marielitos eran antisociales;que la vida gay en los Estados Unidos es liberada y queCuba es un lugar homófobo. Sus historias los sitúan enun cuadro particular que se relaciona íntegramente conlas asociaciones que reclaman y niegan. Por ejemplo,niegan posibles asociaciones con los gays del Mariel yreclaman asociación con el discurso de la «historia deéxito». Al presentar la historia selectiva que consideropertinente, intento destacar asociaciones distintas a lasque destacaron mis entrevistados. Mi historia parcialdebe comprenderse en yuxtaposición con los silenciosde mis entrevistados en relación con algunos de estostemas.

Una cultura de extremo conservadurismo eintolerancia política estaba íntimamente conectada conel crecimiento de los cubano-americanos como fuerzaeconómica. En la medida en que los cubanos ganaronun mayor control político y económico de la ciudad, la«historia de éxito» se convirtió en una poderosa fuerza.Cualquiera que amenazara la hegemonía de los valoresde la «historia de éxito» (por ejemplo, alguien quepudiera ser sospechoso de simpatizar con elcomunismo), podría ser condenado al silencio o aabandonar Miami. En varias ocasiones se han utilizadola violencia física y el terrorismo en pequeña escala paraesos propósitos.

La imagen de la «historia de éxito» es mantenidamediante la promoción de ciertas imágenes y lasupresión de otras. Por ejemplo, al tiempo que sepromueve la igualdad de cubano-americanos yanglosajones, se menoscaba la ya de por sí tenue relacióncon los afroamericanos.

A la ideología de extrema derecha de la comunidadexiliada le fue muy difícil reconciliarse con el vocabularioen que las minorías oprimidas expresan sus quejas. Poresta razón, la perspectiva de «minoría» nunca prosperóen el Miami cubano después de los primeros años deldecenio de los 80. En lugar de ello, ganó precedenciael discurso de la «historia de éxito». Esta estructuramental desplazó a los discursos asimilacionistas y de«minorías» dentro de la población latina de Miami. Elviejo orden hegemónico se desgarró y se desbrozó elcamino para un nuevo conjunto de definiciones sobrelo que era la ciudad y en qué debía convertirse.7

Los inmigrantes del puente del Mariel llegaron en elcontexto de este discurso de la «historia de éxito» yrepresentaron un verdadero reto para ella. Cuando losinmigrantes gays del Mariel se asentaron en la sociedadestadounidense, el sentimiento general del país fue

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antagónico a su presencia. Como indica un comentariode Miguel, ni siquiera los cubano-americanos que, engeneral, trataron de defender a los marielitos, norecibieron a estos nuevos cubanos con los brazosabiertos. El clima era hostil, pero algunos inmigrantesdel Mariel que no tenían familia ni patrocinadores quelos reclamaran, no llegaron a experimentar directamenteesta hostilidad; se les procesó y se les mantuvo encampamentos hasta que encontraron patrocinadores.

Al hablar más en general sobre el SIDA, Miguel mecontó cómo ha afectado su vida esta enfermedad. Haperdido del mal a seis compañeros de trabajo y amuchos clientes. Miguel se ve a sí mismo como partede una generación que va desapareciendo. Dice quenunca ha sido promiscuo, de modo que el miedo alSIDA no ha afectado de ese modo sus prácticassexuales. Sin embargo, su círculo social ha sidoradicalmente alterado por el SIDA.

Entonces, mi generación, la generación en que yo crecí, el90% de la gente se ha muerto. Tú sabes, no queda, es unageneración que ha desaparecido.

El SIDA es la causa principal de muerte entre losgays cubano-americanos de 25 a 44 años.8 DavidWithum, coordinador del Programa contra el SIDAdel Condado de Dade, dijo en 1990 que la repercusióndel SIDA sobre los gays del Mariel era comparable,cuando no mayor, al que tuvo sobre la población gayde San Francisco.9 El silencio en torno a la sexualidad ylas enfermedades entre los cubano-americanos hacontribuido a disfrazar el impacto del SIDA sobre loscubanos de Miami. Diez años después del episodiodel Mariel, Burkett escribió un artículo muy polémicopara el suplemento dominical del Miami Herald en queintentaba describir las vidas y las historias de la migraciónde los gays del Mariel y documentar la horribleinfluencia del SIDA sobre esta específica población.Un vocero de la Liga Hispana contra el SIDA dijo queel 70% de los clientes de la agencia eran gays llegadospor el Mariel.

[Los gays del Mariel] han llegado a comprender que existeuna plaga y que ellos se encuentran en su centro.[Uno de ellos dice]: Para el vigésimo aniversario del Marielestaremos prácticamente extinguidos.

«Cerca en otros sentidos»: los gaysy la familia

Todos mis entrevistados mantenían una relaciónfuerte con sus familias. En el momento de las entrevistas,cinco de los nueve vivían con sus padres o sus abuelos.Los otros cuatro mantenían contactos periódicos consus familias y expresaban una valoración especial hacia

estas relaciones. No se trata de un resultadosorprendente. Ian Lumsden observó también unavaloración especial de la familia entre los gays que vivíanen Cuba: «Hay poco que tipifique a la mayoría de loshomosexuales cubanos, salvo los fuertes vínculosfamiliares y la alienación del gobierno (que no debeequipararse con la oposición a la revolución en sí)».10

También, una reseña de escritos de gays, lesbianas ypersonas de color muestra que esta valoración de lafamilia no se limita al grupo de hombres queentrevisté.11 Por ejemplo, tomando de los estudiosfeministas chicanos, Tomás Almaguer afirma que seda tanta importancia a la familia porque esta constituyeuna base para la supervivencia de los chicanos.12

Dada la importancia del discurso de la «historia deéxito» entre los cubano-americanos, no es probable quecomprendieran la importancia de la familia en funciónde opresión racial y de clase. Y en mis entrevistas nadiehabló de sus relaciones familiares en esos términos. Peroque los hombres no hablaran de la familia en funciónde la resistencia a la opresión racial y de clase, no significaque la estructura familiar cubano-americana no brindeciertos beneficios sociales y económicos a susmiembros. La migración anterior a 1980 era un asuntopredominantemente familiar. En los años 60, unaabrumadora mayoría de inmigrantes cubanos en la zonadel sur de la Florida tenía parientes cercanos que vivíanallí.13 En el período de los «vuelos de la libertad» [1966-1973], los cubanos con parientes en los Estados Unidosrecibieron primera prioridad para las visas.14 Y Olsony Olson observan que «la presencia de tantos parientesdio a la comunidad cubana una base singular de recursospara la supervivencia y luego para el éxito en los EstadosUnidos».

Es interesante que los investigadores hayan vinculadocaracterísticas de la estructura familiar cubano-americanatípica con el discurso de la «historia de éxito». En suanálisis de los datos del Censo de 1980, Lisandro Pérezafirma que «la verdadera �historia de éxito� cubanapudiera descansar más en una ética de trabajo familiargeneralizada que en los casos individuales de movilidadsocial meteórica que con tanta frecuencia aparecen enlos medios de difusión populares».15 En forma másconcreta, Pérez encontró que, en comparación con otrosgrupos latinos, los cubano-americanos tenían tasas defertilidad inferiores y era más probable que vivieran enhogares de tres generaciones. Las mujeres cubano-americanas también tenían una mayor participación enla fuerza laboral que otros grupos latinos y que el totalde la población femenina estadounidense. Esto significaque los hogares cubano-americanos tienen másprobabilidad de tener un número menor de hijos yque es probable que sean los abuelos quienes se ocupende ellos. Esto facilitó la participación de la mujer

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cubano-americana en la fuerza laboral, lo que a su vezcontribuyó a los ingresos familiares relativamenteelevados de sus familias. También, los abuelos quereciben asistencia oficial contribuyen a los ingresosfamiliares.16 La estructura familiar no solo contribuyóal aumento del ingreso familiar, sino tambiénincrementó la probabilidad del empleo por cuentapropia. Según los datos del Censo de 1980, «el esposoy padre de cuatro hijos cubano tiene un 20% más deprobabilidades de trabajar por cuenta propia que unhombre soltero de igual educación y experiencialaboral». Según una encuesta entre los inmigrantes delMariel, esta cifra pasa al 25%.17 De esta población depersonas que trabajan por cuenta propia surgen losempresarios cubano-americanos de éxito. Lo que estoindica es que la «historia de éxito» aparece directamentevinculada a un tipo particular de familia cubano-americana (tres generaciones, ingresos dobles, pocoshijos y posible ayuda del gobierno), según demuestranlos ingresos familiares elevados. También era másprobable que miembros de estos tipos de familiaformaran las filas de los empresarios protagonistas dela «historia de éxito».

Mientras que la estructura familiar cubano-americanapudiera muy bien servir como forma de apoyoeconómico, pocos hombres hablaron de sus vínculoscon sus familias en estos términos. De hecho, pocosvivían en familias que se parecieran a la «ideal» o «típica»que describían los sociólogos a mediados de los años80. Más bien, los padres de muchos de estos hombreseran divorciados, ellos habían sido criados por madressolteras y su principal relación familiar había sido consus abuelos. Un par de ellos admitió que vivía con sufamilia por razones económicas. Javier, por ejemplo,ve esto como característica de su generación:

En mejores momentos económicos vivo solo. Si no mealcanza el dinero, como supongo que le ocurre a la mayoríade los miembros de la «generación X»,18 vuelvo a casa conmis padres. Eso lo hemos hecho todos desde quealcanzamos los veintipico de años.

En general, sin embargo, los entrevistados recalcaronel apoyo no económico que les brinda la familia y quees más difícil de medir que las recompensas financieras.

Los entrevistados explicaron que las familias lesbrindaban apoyo emocional, así como un sentido dehogar y una fuente fiable de consejo. Al contarme quesu familia es «muy superprotectora», Michael, que vivecon sus padres, añade:

Sabe, cuando somos jóvenes tendemos a pensar: «Coño,estos jodidos padres cubanos». Pero al tener más edadcomprendí que esto era bueno, que tenía una gran familiay que en realidad no podía quejarme. Veo a muchos amigosnorteamericanos, que no son de aquí. La familia está todadispersa por ahí. Es distinto, así que en ese sentido tengosuerte .

Aunque algunos valoran la distancia física de lafamilia, Michael describe esta circunstancia como unapérdida. De nuevo, esta distinción en la estructurafamiliar se describe como una diferencia entre lasfamilias cubanas y estadounidenses. Martín, por otraparte, considera que la distancia física y la independenciade su familia le han permitido aceptar su identidad gay.«Hacerme independiente en otras formas, hacermeindependiente desde un punto de vista financiero, vivirpor mi cuenta, me facilitó «sentirme cómodo» con sergay». Sin embargo, Martín vive a solo quince minutosde sus padres y cuando le pregunto sobre su semanapromedio, me dice que pasa los sábados en casa de suabuela, de su hermana o de cualquier otro pariente.Por lo tanto, incluso las migraciones para apartarse dela familia suelen ser viajes cortos que pueden salvarsecon visitas y, en el caso de esta muestra, no significancortar vínculos estrechos.

Por diversas razones, todos los entrevistados sesentían claramente comprometidos u obligados consus familias. Esta valoración de la familia no era soloun sentimiento abstracto, sino que tenía raíces en la vidacotidiana de estos hombres. Las responsabilidadesfamiliares se integraban a los programas regulares demuchos entrevistados: una vez a la semana ayudo a mimadre con cualquier traducción que necesite; una vez ala semana visito a mi abuela en el asilo; ceno con mispadres una vez a la semana; voy de vacaciones con mispadres.

La sexualidad complica las relaciones de estoshombres con sus familias. Ninguna de las familias demis entrevistados aceptan abiertamente elhomosexualismo. ¿Cómo, pues, lograban los hombresmantener relaciones familiares y participar al mismotiempo en el mundo gay? Los entrevistados teníandiversas estrategias para mantener relaciones familiares.

No entrevisté hombres que ocultaran por completosu homosexualismo en todas las esferas de sus vidas.Tampoco ninguno de mis entrevistados describieronuna situación en que hubiera un debate pleno de susexualidad o una inclusión completa de los elementosgay de su vida. Todos los hombres que entrevisté y susfamilias participaban en una o varias de las siguientesestrategias para mantener sus relaciones familiares:

l Supuesto conocimiento y silencio. Un entrevistado lo llamóla estrategia de «si no me preguntas, no te lo digo».Todos mis entrevistados creían que su familia cercanaconocía su homosexualismo, lo mencionara o no.

l Declaración única y silencio sostenido. Algunos de losentrevistados les habían hablado a miembros de lafamilia cercana sobre su sexualidad una vez o enalgunas ocasiones aisladas, pero a esto había seguidoun silencio sobre la sexualidad. La historia de Rubén

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«negación» conspiran para crear una situación en quese sabe todo y no se dice nada. Para caracterizar estaestrategia, suele emplearse una expresión cubana: «sedice nada, se hace todo». Eduardo Aparicio, editorde Perra!, una publicación gay latina de Miami,comparó hace poco esta estrategia con otras másexplícitas. Según él,

en la cultura anglosajona estas cosas se dicen, se hablapúblicamente de la sexualidad, se exigen los derechos porley, se ofrecen testimonios por televisión... pero en lasfamilias latinas lo que se produce es una aceptación sinhablar del tema. Sin embargo, eso no significa que existaun rechazo. Por el contrario, hay casi un abrigo, la necesidadde proteger a los demás. Por eso, la madre le dice a uno:«Está bien, pero no se lo vayas a decir ni a tu primo ni a tutío».19

Lo que separa a los hombres de las dos primerascategorías es que los de la segunda rompieron voluntariao involuntariamente el silencio sobre su sexualidad.Algunos no consideran que el silencio después de sudeclaración constituya una aceptación, como afirmaAparicio, sino un rechazo que provoca frustracióncontinua.

Hugo es más bien de la tercera categoría (inclusiónde la pareja y la vida gay). Habló con sus padres y noconsidera que estos rechazaran su sexualidad. Apartede él, en la familia hay otros tres hombres de sugeneración que son gays declarados. Aunque esto talvez facilita las cosas, considera que las familias cubano-americanas en general aceptan la situación mejor de loque la gente cree:

Pueden aceptar [un hijo gay]. En los Estados Unidos loscubanos están más cerca, creo que están más cerca porqueno están en su casa... Forman familias más unidas. Demodo que es probable que la cosa sea: «Es gay, pero, ¿y quémás da?».

Encontré que esta estrategia era la menos usual, dadoque incluía un reconocimiento público y no silenciosodel homosexualismo.

Los hombres no hablaron sobre la familia en general,sino identificaron las que consideraban modalidadesespecíficas de la familia cubana. Distintos entrevistadosidentificaron características tales como lasobreprotección, la estructura familiar estrechamenteentretejida y la no aceptación enérgica delhomosexualismo como típicas de las familias cubanas.

A este respecto, tengo un par de ideas.Primeramente, el discurso de las diferencias entre ladeclaración de que se es homosexual y la familia entreblancos y no blancos constituye un importante hechosocial en sí y por sí. Si comprendemos que el discursoestructura en alguna medida la experiencia,independientemente del hecho de que la conductaobservable parece similar entre blancos y no blancos,

es un ejemplo de esta estrategia. Como en su caso,algunos entrevistados interpretaron la falta decomunicación como una «aceptación silenciosa».Otros la veían en forma más negativa, como unrechazo de los miembros de la familia cercanafacilitada por el «recuerdo selectivo».

l Inclusión de los compañeros y de la vida gay. Esta es la menosfrecuente de las tres estrategias.

Declararse homosexual constituye un procesointeractivo, influido no solo por el estado de mente deuna persona, sino también por la reacción de los padres,el ambiente social general, la presencia o ausencia de unapareja y los sentimientos sobre el papel de la familia.

Los hombres que utilizan la primera estrategia(supuesto conocimiento y silencio) consideran que soncapaces de mantener sus relaciones familiares porquenunca hablan explícitamente de su sexualidad. Juanexplica:

Si se lo dijera todo, las cosas serían distintas, pero nunca mehe decidido, porque no sé cómo saldría la cosa y no quierocorrer el riesgo, y como las cosas no van tan mal, ¿para quéprovocar una situación así? Siempre lo he visto de ese modo:no quería provocar una situación. No quiero que les duela oalgo así. Por eso nunca se lo he dicho y no he tenido quehacerlo, pero puede que algún día se produzca laconversación.

Juan pasa a explicar que aunque nunca ha comentadosu sexualidad con su madre, «ella la conoce. Puede queno quiera hacerle frente... pero la conoce... Es losuficientemente inteligente como para no preguntarmealgo cuya respuesta no desea conocer». Juan compartesu apartamento de una sola habitación con su amigo.Cenan cada cierto tiempo en casa de los padres de Juany las Navidades pasadas se reunieron en Nochebuenacon las familias de Juan y de su amigo. Dadas estasmodalidades, Juan parece caer también en la terceracategoría (inclusión de los compañeros y de la vida gay).Sin embargo, Juan siente que para mantener esta cómodasituación no debe decir explícitamente que es gay y quesu compañero de cuarto es en realidad su pareja.

Martín cae principalmente en la segunda categoría(declaración única y silencio sostenido). No ofrecióvoluntariamente información sobre su sexualidad, perosu madre leyó un diario en que describía una relacióncon otro muchacho. Cuando Martín llegó a la casa, sumadre estaba quemando el diario. En pocas ocasionesreconoce que sabe sobre su sexualidad.

Prefiere tener un recuerdo selectivo sobre mi sexualidad.Supongo que tiene que enfrentarla a su manera. Todavíahoy cuando conversamos y se lo digo claramente, no loreconoce. Es un bloqueo completo.

Esta estrategia es, con mucho, la más común. Elsilencio, la no declaración, el «recuerdo selectivo» y la

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estas experiencias no son las mismas. Kath Weston citaalgunas de las diferencias entre las personas de color ylos blancos: las personas de color describen a sus familiascomo más estrechamente entretejidas, como que brindanmayores servicios de apoyo y que están más basadas enel amor incondicional. Hay algunos otros discursos sobreel acto de declararse homosexual que ella cita comocomunes en la mayoría de sus entrevistados y que nocoinciden con mis datos. Primeramente, «casi todos [susentrevistados] consideraban deseable decírselo a sufamilia».20 En el caso de mis entrevistados no fue así. Loque la mayoría de los hombres con quienes habléconsideraba más deseable era mantener relacionesfamiliares aunque esto impidiera, en su opinión, revelarlessu identidad gay. Un entrevistado me dijo que sus amigosgays cubano-americanos más jóvenes estabancometiendo «el mayor error de su vida» al revelarle sucondición a su familia, porque esta «nunca podríaaceptarlo». En una vena similar, Juan se pregunta: «¿Porqué provocar una situación?». Kath Weston dice que lamayoría de la gente que entrevistó consideraba que «elengaño tenía un efecto negativo en las relaciones socialesy socavaba la confianza que constituía un requisito previopara un vínculo �estrecho�».21 Mis entrevistados, sinembargo, no consideraban que el hecho de no declararsu homosexualismo fuera un engaño. Más bien locaracterizaban como una forma de «respeto a la familia»o de discreción. La afirmación que hace Rubén en elsentido de que él y sus padres están «cerca en otrossentidos» aunque no hablan de su sexualidad, refleja lacreencia de que no declarar ni hablar y las relacionesfamiliares estrechas no se excluyen mutuamente. Loshombres de mi muestra narraban historias �sobre laimportancia de sus familias, sobre declararse homosexualy decírselo a su familia� distintas a la mayoría de las dela muestra de Weston. Estas diferencias parecen marcharparalelas a la distinción que hace en su muestra entre noblancos, blancos con identificación étnica y personas declase obrera, por una parte, y blancos de clase media,por la otra. A mi entender, los distintos discursos sobrela familia y la declaración de la identidad homosexualharán que difiera la experiencia en estas cosas.

¿Pero acaso son solo discursivas las diferenciasexistentes entre las relaciones familiares y la declaraciónde la identidad homosexual entre los blancos y las

personas de color? Esto me lleva a mi segundo punto:en función de mi muestra, existen datos concretos. Dehecho, los gays cubano-americanos tienen distintasrelaciones con sus familias. Por supuesto, esto no puededeterminarse cabalmente sin datos representativos ycomparativos, pero mi investigación indica variasdiferencias posibles. La tendencia a mantener contactofísico periódico con la familia y la opción de vivir conella incluso en la madurez, no es típica de los blancos.En toda mi investigación sobre la experiencia gay ylesbiana, no recuerdo haber leído nada sobre un grupode gays (de más de 18 años) la mitad del cual viva consu familia natural. También, como observa KathWeston, su estudio incluye a muchos inmigrantes deSan Francisco22 y esto, por supuesto, destaca lasexperiencias de personas que han abandonadogeográficamente a sus familias. Mi estudio hace locontrario: pone en primer plano las experiencias dehombres que han escogido permanecer en una ciudaddonde residen su familia y un gran número de otroscubano-americanos.

No deseo idealizar las relaciones que los gayscubano-americanos mantienen con sus familias.Comencé con el caso de Rubén precisamente paradestacar las reacciones negativas que los padres puedentener al conocer del homosexualismo de su hijo. Sinembargo, el caso de Rubén constituye también unailustración de la forma en que la familia cambia a finde mantenerse. La situación de Rubén podría parecerhorrible a muchos de los gays y lesbianas entrevistadospor Kath Weston. Lo sometieron a tratamientopsiquiátrico durante tres años, sigue viviendo bajo elcontrol de sus padres y nunca les habla de su sexualidadni de su compañero. Al describir su vida y su familia,sin embargo, Rubén no presenta su situación comohorrible, ni siquiera como inusual. Más bien procuraun equilibrio entre su realización como gay y elmantenimiento de una relación positiva con su familia.

Es evidente que las ambivalencias hacia la cultura yla política cubanas son profundas en muchos de misentrevistados. Muchos hombres respondieron a estaambivalencia no comprometiéndose con la cultura y lapolítica cubano-americanas ni participando en ellas. Estaestrategia de no participación prevalece sobre todo enla esfera de la política. La familia parece prestarse a

El silencio en torno a la sexualidad y las enfermedades entrelos cubano-americanos ha contribuido a disfrazar el impactodel SIDA sobre los cubanos de Miami. [...] Un vocero de laLiga Hispana contra el SIDA dijo que el 70% de los clientes dela agencia eran gays llegados por el Mariel.

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ambivalencias similares. La mayoría de ellas no aceptael homosexualismo, y es evidente que ejerce influenciaen la vida cotidiana de estos hombres. Sin embargo, enlugar de retirarse o desentenderse como hicieron enrelación con la política cubano-americana, misentrevistados parecen muy comprometidos con elmantenimiento de su relación familiar y con laparticipación en este aspecto de la cultura cubana.

Política, familia y etnicidad

Veo gran interrelación entre la ambivalencia de misentrevistados hacia la política cubano-americana y haciala política gay. Aunque es evidente que la política gaytiene mayor prominencia en la vida de estos hombres,la actividad política pública no les interesa. Estoshombres no comprenden su etnicidad ni su sexualidada través de luchas políticas; para usar términos de StuartHall, la política formal no constituye una base de«identificaciones subjetivas profundas».23 Aunque sí creoque las manifestaciones políticas, las luchas legislativas,la recaudación de fondos, los diarios y la radio, ydiversos niveles de compromiso con estas cosas síinformaron, al menos, las «identificaciones subjetivasprofundas» de otra generación de exiliados y gayscubanos, no es aquí donde mis entrevistados desarrollany complejizan sus autoidentificaciones.

En muchos sentidos, la familia es el lugar en quellegan a comprender su etnicidad. Es ahí dondemantienen vínculos con las generaciones anteriores ytienen conexiones con lo que entienden como culturacubana. Mis entrevistados realizaron esfuerzosconcertados para mantener una cercanía física yemocional con la familia. Pudiera ser que la familiabrindara un lugar para «ser cubano» y mantuvieravínculos con la cultura étnica que se experimentabacomo menos opresiva que la esfera pública. Porsupuesto, en una ciudad compuesta por tantosinmigrantes, cabe imaginar que pudieran mantenervínculos con la cultura cubana a través de gays mayoreso de recién emigrados. Sin embargo, esto no parecíaser común. Cuando les pregunté si tenían amigoscubano-americanos gays de mayor edad, muy pocosmencionaron relaciones fuertes o duraderas. Losconocimientos de mis entrevistados sobre Cuba solíancentrarse en la homofobia de los heterosexuales �dela generación de sus padres� y no en la resistencia delos gays cubanos. Incluso personas que desarrollaronvínculos con la cultura cubana fuera de sus familias�como Juan, quien trató de volver a aprender elespañol, a apreciar la música latina y a desarrollarrelaciones con otros latinos�, ponía a su familia enprimer lugar en sus narraciones.

Algunos podrían comprender la ambivalencia enrelación con ser cubano en Miami como prueba deque son «arrepentidos» o que se avergüenzan de suorigen. Este es un argumento similar al de la Revolucióncubana, en las primeras décadas, en el sentido de quelos homosexuales no pueden ser revolucionarios. Loque mi investigación indica es que muchos de estoshombres están investidos firmemente con aspectos de«ser cubano», sea en relación con su familia, con losdiscursos del exilio o con la música cubana. Sin embargo,aunque investidos, la participación plena pareceincómoda y poco invitadora, porque participarplenamente en este mundo sería también abrazar unprograma político antigay y otras prácticas culturalesque no les permitirían participar en el mundo gay deMiami.

La masculinidad fue central en muchas de lasautoidentificaciones de estos hombres. Aunque noformulé preguntas concretas sobre identificación degénero, la masculinidad y el distanciamiento de lafeminidad surgieron en muchas entrevistas. Lafeminidad se asociaba a un tipo concreto dehomosexualismo cubano, que guarda un parecidonotable con los estereotipos del «pasivo» de los sistemassexuales latinoamericanos. La feminidad se asociabatambién con las clases inferiores, mientras que lasituación «respetable» de mis entrevistados se manteníaen parte a través de su masculinidad. Comprender elcarácter central de la masculinidad en su identidadcontribuye a explicar su desinterés en comentar lapresencia gay en el puente del Mariel. Los inmigrantesgays del Mariel se presentaban como transgresores delgénero, como travestis muy escandalosos y exuberantes,tal vez la «espantosa loca cubana» a que se refiere unode mis entrevistados. Los encuestados no pretendenasociarse a las locas, sino, más bien, sus historias yautoidentificación sirvieron para distanciarse de los gays«femeninos».

La autoidentificación masculina también contribuyóa facilitar las relaciones con las familias y contribuyó agarantizar que estos hombres pudieran ser capaces demantener los privilegios que se asocian a la hombría enlas culturas estadounidense y cubana. La libertad demovimiento de los hombres y los servicios de cuidadoshogareños que brindan madres y abuelas son ejemplosde los beneficios que reciben como hombres, y estocontribuye a explicar la vinculación de mis entrevistadoscon la identificación con el género masculino.

Mis entrevistados participaban activamente ycriticaban la cultura de club y bar. Aunque los que seidentificaban con South Beach criticaban a los de lapenínsula por carecer de «onda», se decía que SouthBeach era «extrema» y dada a los estupefacientes, lapromiscuidad y la violencia.

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¿Cómo experimentan los entrevistados la etnicidady la sexualidad? ¿Poseen identidades contradictorias?Cuando se les preguntó si consideraban que tenían queluchar para ser a un tiempo gays y cubanos, dosrespondieron afirmativamente. Rubén habló de lasexpectativas políticas derechistas de sus padres, que asu entender entraban en conflicto con su identidad gay.Louis habló de cómo en entornos laboralespredominantemente latinos tenía que actuar comocubano, mientras que en asuntos gays tenía que recalcarsu identidad gay. Louis me dice que se ha hecho un«actor bastante bueno». Con mi investigación sobre laintersección entre raza y sexualidad como base, estoseran los tipos de respuesta que esperaba escuchar. Sinembargo, los demás dijeron que no tenían que lucharpara ser a un tiempo gays y cubanos. Creo que estarespuesta habla de las características concretas de Miamicomo contexto urbano y étnico. En otras partes de lasentrevistas se hace evidente que sí les era necesarioequilibrar diversas porciones de sus vidas y distintasresponsabilidades. Sin embargo, esto no les producíaun sentimiento de fragmentación o contradicción. Talvez los tipos de estrategias que pudieron utilizar consus familias, los privilegios que pudieron mantener endiversas esferas de sus vidas y su posibilidad de moverseentre diferentes mundos sociales les permitió integrardiversas identidades.

Las nuevas articulaciones gays cubano-americanas

Cuando inicié este proyecto, me interesaba examinarla identidad, la comunidad y la cultura. De inicio meatrajo la población cubano-americana gay de Miamipor las manifestaciones culturales que vi de niña enMiami Beach. Los gays que vinieron en el Marielpudieran ser la imagen más sorprendente de la vidagay cubano-americana y, sin dudas, la impresión queejercieron sobre mí estos hombres repercutió con fuerzaen mis trabajos. Por supuesto, existen manifestacionesmás rutinarias: la forma de hablar de los gays cubanosque se escucha en los clubes, la referencia a las divascubanas, el sabor latino de la house music más popular enlos clubes. Con estas observaciones como base, fui «alterreno» con la expectativa de que los entrevistados sedescribieran en una forma que reflejara esta cultura. Miinvestigación de las identidades gays de blancos y depersonas de color indicaba, además, que las identidadesde los hombres estarían de cierto modo politizadas.

Como debe ser ya evidente, lo que encontré fuebien distinto de lo que buscaba. En este epígrafe, deseorevisar los resultados presentados en los anteriores, perotambién devolver este proyecto a su inspiración original:

¿Cómo dar cuenta de las pruebas de una cultura gaycubano-americana, dadas las ambivalencias claramenteexpresadas por mis entrevistados sobre la cultura y lapolítica gay y cubano-americana?

He examinado las experiencias y narraciones de ungrupo particular de gays cubano-americanos. A fin decomprender la importancia de estas narraciones, debesituárseles en el contexto más amplio de un mundogay cubano-americano variado que es el hogar dejóvenes y hombres de más edad, de «americanos» desegunda generación y de «inmigrantes» recién llegados,de prósperos hombres de negocios y de desempleados,de trabajadores no calificados, de «machos» y de «locas»exuberantes. Por lo tanto, no podemos suponer que lamasculinidad asumida por mis entrevistados y susvalores de clase media representen el espectro completode la experiencia gay cubano-americana. Sospecho quelos hombres que entrevisté �casi todos de menos de35 años, nacidos en los Estados Unidos y deantecedentes «respetables»� tienen algo en común conuna variedad más amplia de gays cubano-americanos.Por ejemplo, creo que el valor especial de la familia ylas estrategias de declarar o no su identidad gay quedescribí, son similares a los de otros gays cubano-americanos. El compromiso con la masculinidad, porotra parte, es a mi entender más específico de sectoresparticulares de la población gay cubano-americana. Porlo tanto, pudiera haber razones específicas para estoshombres que expliquen su distanciamiento de lacomunidad gay cubano-americana, que se encuentraen proceso de formación. A fin de realizar afirmacionesmás definitivas sobre estos temas, es menester continuarinvestigando.

Aunque este estudio no puede llegar a conclusionescategóricas sobre otros grupos de gays cubano-americanos, colocar estas narraciones en el contextode una comunidad en desarrollo arrojará luz sobre laposición de mis entrevistados en los mundos gay ycubano.

El desarrollo de la comunidad y los cambios deidentidad no se producen en forma instantánea.Empleo aquí «comunidad» para referirme a un sentidode valor compartido, de pertenencia, de hogar y decohesión de grupo. Este tipo de comunidad se vinculacon fuerza, por supuesto, a otros posibles significadosde comunidad tales como organizaciones, clubespolíticos, publicaciones y centros comunales. ¿Pero dedónde surgen las nuevas comunidades e identidades?Creo que las coyunturas históricas concretas hacenposible el desarrollo de nuevas comunidades eidentidades. En este caso, la presencia de una masa críticade gays cubano-americanos que desarrollan las mismasprácticas sexuales viviendo en Miami, ha sido consecuenciaen parte, de los constantes ciclos de migración de Cuba

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a los Estados Unidos. En segundo lugar, el encuentrode las expresiones gays radicales de Cuba y la historiadel movimiento político gay de los Estados Unidosbrinda también una base importante para lo que hoyes posible en el contexto de Miami. Utilizo el ejemplode la migración del Mariel para intentar capturar elencuentro de esos dos mundos, pero sin dudas este essolo el caso más fácil de muchos que puedendocumentarse. Y, por último, las necesidades cambiantesdel Estado cubano y de la comunidad del exilio los hanobligado a ser más incluyentes respecto a las diferencias.

Sin embargo, no hay nada homogéneo en lo queaquí describo. Podría parecer que las experiencias deun hombre que se identifica como gay, que emigró deCuba cuando tenía unos treinta años, y las de un gay deveinte años que solo ha vivido en los Estados Unidos,tienen poco en común. Las articulaciones de lacomunidad y los llamados a su formación comienzana mostrar lo que estas dos personas pudieran tener encomún.

En 1995 surgieron en la escena de Miami dos revistasdirigidas a los gays latinos, ambas totalmente en español.Nosotros, de unas cuarenta páginas, de 8 ½ por 11, diceser «el primer «magazine» gay, lésbico y bisexual hispanodel sur de la Florida».24 Nosotros dice tener distribucióninternacional.25 Localmente, se puede encontrar enestanquillos color rosado brillante en toda la ciudad(en South Beach y en la península).

La iconografía de los movimientos gays nacionalessiempre ha sido prominente en Nosotros. En la partesuperior de las cubiertas de 1995 aparecía una banderaen forma de arcoiris. En las ediciones de 1996 se cambióel arcoiris por triángulos rosados sobre el globo delmundo. Algunos de los objetivos de Nosotros estántomados del movimiento gay estadounidense: lacreación de una comunidad, la representación políticay los derechos civiles, el cobrar poder y el obtenervisibilidad en general. En el contenido de la revista sehace énfasis en los temas de salud/VIH y entre suscontribuyentes están casi todas las principalesorganizaciones contra el SIDA.26 También aparecesiempre una columna de consejos de la travesti localMariloly.

Perra! es una publicación distinta. Es de papel cromoy pequeño formato, y dice que se distribuye en losEstados Unidos y Cuba. Perra! abarca «la cultura gaylatina de Miami», pero un examen de la cubierta y elcontenido de un número reciente revela que se centracon fuerza en los cubano-americanos y no en los latinosen general. El número de octubre de 1996 estuvodedicado a los niños gays y a su formación en tantotales. En la cubierta aparece una imagen de un niñoenfundado en todos los atributos reales: mallas,pantalones, capa y corona. Arriba tiene estampada la

palabra «mariquita». Esta palabra es una variación deuna de las más populares expresiones peyorativascubanas para los gay: «maricón». El número incluyeartículos cortos sobre la niñez gay, escritos por personasde la localidad (como la travesti Julie Mastrozzimone)y escritores conocidos (Reinaldo Arenas y DavidWojnarovicz, traducido al español).

Estas revistas son evidencia de la cada vez más ubicuacultura gay cubano-americana (y más generalmente,latina) en Miami. En su opción de artículos, escritores,iconografía e imágenes, intenta hablar a una comunidadnueva. El empleo que hace Nosotros de los iconos gayestadounidenses y la forma en que Perra! construye unaestética «mariquita» resuenan junto a una comunidadque existe, y ayudan a saludar su surgimiento. Lassiguientes declaraciones proceden de sendos editorialesde Ernesto Delgado aparecidos en los primerosnúmeros de Nosotros e intentan describir los objetivosde la publicación.

Recuerden hispanos, estén donde estén, Nosotros Magazinelos va a apoyar y lo hará con respeto, pues sabremosrepresentarlos. Ya es hora que nos enfrentemos a todoaquello que para nosotros es un tabú y que demostremosque a pesar de ser gays y además hispanos, somos una grancomunidad.La meta de Nosotros es proporcionar no solo entrenamiento,sino información y educación sobre asuntos de importanciacrítica e interés para nuestra comunidad. De esta manerapodremos lograr un mejor entendimiento de quiénessomos como individuos y como comunidad. Esteconocimiento será la semilla que nos unirá para luchar porforjarnos un mejor presente y un futuro prometedor.

Estas dos declaraciones de objetivos explicanrelaciones distintas entre la revista y la «comunidad».En la primera cita, Delgado afirma que demostraráque «somos» una gran comunidad. Por ende, sepresupone la comunidad (de latinos gays) y es tarea dela revista representarla con respeto. La segundacomienza con el mismo supuesto de comunidad («paranuestra comunidad»). Delgado pasa a decir que es tareade la revista brindar información, de modo que«podamos» comprendernos en tanto comunidad.Significa que Nosotros se ve creando una comunidadpor medio de la «comprensión» común que conduciráa la unidad, posiblemente en un frente político. Por lotanto, esta revista se ve como representante de un nosotrosya existente y creando al propio tiempo un nosotrosmediante su articulación con esa comunidad.

La tensión entre hablar a una comunidad y crearuna comunidad es relativamente fácil de identificar enlos editoriales de una publicación, pero podemos verindicios de esa tensión en todas las narraciones y prácticasde mis entrevistados. Participan en mundos gayspredominante o fuertemente mezclados donde estánsurgiendo imágenes, iconos y estilos de lenguaje cubano-

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americanos y latinos. Puede que no sea sorprendenteque mientras un comentarista anglosajón observa deinmediato este sabor latino («El nuevo aspecto del amorera latino y exótico según normas neoyorquinas»27 ), loscubano-americanos no suelen comentar lascaracterísticas étnicas y raciales de su mundo gay. O,con mayor exactitud, no se sitúan en ese mundo comopersonas racial y étnicamente marcadas. Tal vez estasea una estrategia para desviar su propia exotización;este lenguaje de la diferencia no se adecua concomodidad a los discursos étnicos de Miami.

Hay causas para que este sea un momento departicular importancia para los gays cubano-americanos.La elevada visibilidad de hombres abiertamente gayscomo Pedro Zamora (activista del SIDA y estrella delprograma Real World, de la cadena televisiva MTV) yde Samy (célebre estilista de peluquería que aparece confrecuencia en la televisión en lengua hispana) y supresentación bastante positiva, constituye un indicioesperanzador de las posibilidades para que los cubanoshablen sobre el homosexualismo. El éxito abrumadorque alcanzó en Miami y en Cuba el filme cubano Fresay chocolate desempeñó un papel en hacer pasar el debatedel homosexualismo de la parodia a la presentación deun personaje serio, divertido y multifacético. La obraliteraria de escritores gays y lesbianas cubano-americanoscomo Elías Miguel Muñoz, Achy Obejas y RafaelCampo también ha roto silencios relacionados con elhomosexualismo.

La última vez que visité Miami estuve leyendoViernes, la cartelera de fin de semana de El Nuevo Herald.El Herald es el diario en lengua hispana de mayordistribución en Miami. En la quinta página del diario/revista aparecían dos noticias entre otras de interésgeneral. Una era sobre el cierre de un bar gay que teníados populares noches latinas. La otra era sobre Paloma,un transexual que iba a operarse por última vez y seríabiológicamente femenino la semana siguiente. No habíaen las historias nada de ridículo ni se les considerabaalgo exótico. Me pareció un índice no solo de lacreciente representación del homosexualismo cubano(que se ha producido con anterioridad), sino de unaforma distinta de hablar sobre él: con respeto, comoparte de la cultura cubana, como parte de unapublicación de carácter general. No se malinterpretemi optimismo. Soy bien consciente de que muchoscubanos todavía reaccionan con disgusto ante elafeminamiento y el homosexualismo, pero estas nuevasarticulaciones y representaciones constituyen un desafíoy una alternativa a este disgusto.

No todos los sectores de la población gay cubano-americana se identifican con estas nuevas articulaciones.Solo ahora comienzan a cobrar vigencia los nuevoslenguajes, las representaciones, la cultura y las identidades.

Encuentro de especial ayuda la obra de RaymondWilliams28 sobre culturas y estructuras de sentimientoemergentes para comprender la disparidad entre lasnarraciones de mis entrevistados, sus prácticas, y lacultura que los rodea y otras representaciones yarticulaciones (como en las publicaciones gays latinas).Jonathan Rutherford29 ha examinado la pertinencia deWilliams en el estudio de las identidades.

[Raymond Williams] describe las identidades emergentesde los nuevos grupos sociales y subjetividades enfrentadosa una cultura dominante cuyos discursos y lenguaje no lespermiten articular plenamente su experiencia. Describe estalucha por una voz como colocada «en el borde de ladisponibilidad semántica». Estas palabras necesarias quenos representarán ante nosotros mismos y ante otros noestán verdaderamente a nuestro alcance. La estructura desentimiento queda atrapada entre la experiencia y el lenguaje.

Es en esta cúspide entre la comunidad que existe yuna comunidad que solo comienza articularse quecomprendo las narraciones gays cubano-americanas queme han servido de fondo. Mientras a través de laconducta que informan es evidente la existencia de unabase para la identidad y la comunidad gay cubano-americanas, no necesariamente lo reconocen y, si lohacen, no se sitúan como miembros de esa identidad ycomunidad. No quiero decir que haya etiquetasconcretas que trasciendan la «disponibilidad semántica».Lo que quiero decir es, más bien, que comienzan ahoraa circular articulaciones poderosas, evocativas, de una«comunidad imaginada»30 que llegan a laautocomprensión de los hombres y la transforman, yque el lenguaje, los significados, las etiquetas y losrepresentantes que despliegan estas articulaciones noresultan fácilmente asequibles.

Traducción: María Teresa Ortega Sastriques

Notas

1. Maricón es un término peyorativo que los cubanos emplean parallamar a los homosexuales hombres. Utilizo el término aquí paradar a entender la recepción negativa que encontraron los quellegaron por el Mariel.

2. B. Ruby Rich y Lourdes Arguelles («Homosexuality, Homophobiaand Revolution: Notes towards and Understanding of the CubanLesbian and Gay Male Experience, Part II», Signs, a. 11, n. 1, 1985,pp. 120-36) han escrito el trabajo más completo sobre los gays y laslesbianas cubano-americanos. Rafael Campo (The Other Man WasMe: A Voyage to the New World, Arte Público, Houston, 1994), ElíasMiguel Muñoz (The Greatest Performance, Arte Público, Houston,1991; Crazy Love, Arte Público, Houston, 1989), Obejas (MemoryMambo, Cleis Press, San Francisco, 1996; We Came All the Way fromCuba So You Could Dress Like This?, Cleigh, Pittsburgh, 1994), MartaQuintales («I Paid Very Hard for My Immigrant Ignorance», en C.Moraga y G. Anzaldúa, eds., This Bridge Called My Back, KitchenTable, Nueva York, 1981, pp. 150-6) y Flavio Risech («Political

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and Cultural Cross-Dressing: Negotiating a Second GenerationCuban-American Identity», en Ruth Behar, ed., Bridges to Cuba,Puentes a Cuba, University of Michigan Press, Ann Arbor,pp. 57-71, 1995) han escrito materiales autobiográficos y de ficciónsobre la vida gay/lesbiana y cubano-americana.

3. Laud Humphreys, «Exodus and Identity: The Emerging GayCulture», en Martin P. Levine, ed., Gay Men: The Sociology of MaleHomosexuality, Harper, Nueva York, 1979, pp. 143.

4. Jeffrey Weeks, «Discourse, Desire and Sexual Deviance: SomeProblems in a History of Homosexuality», en K. Plummer, ed., TheMaking of the Modern Homosexual, Barnes y Noble, Totowa, NuevaJersey, 1981, pp. 110.

5. Martin P. Levine, «Gay Ghetto», en Martin P. Levine, ed., GayMen..., ob. cit., pp. 182-204.

6. Dennis Altman, The Homosexualization of America, Beacon, Boston,1982, p. 8.

7. Alejandro Portes y Alex Stepick, City on the Edge: The Transformationof Miami, University of California Press, Berkeley, 1993, p. 149.

8. Linda Roach Monroe, «AIDS death rate high for some Hispanics,The Miami Herald, 3 de julio de 1993, p. 2B.

9. Elinor Burkett, «The Price», The Miami Herald, Tropic Magazine,1 de abril de 1990, p. 15.

10. Ian Lumsden, Machos, Maricones and Gays: Cuba and Homosexuality,Temple University, Filadelfia, 1996, p. 149.

11. Para una reseña de la forma en que el debate sobre la familiaemerge en antologías de gays, lesbianas y gente de color, véase PeterChua, Susana Peña y Beth Schneider, «Coloring Communities: Peopleof Color Redefine Lesbian, Gay and Bisexual Terrains», artículopresentado en la 90 Reunión Anual de la Asociación SociológicaAmericana, 1995.

12. Tomás Almaguer, «Chicano Men: A Cartography of HomosexualIdentity and Behavior», en H. Abelove, M. A. Barale y D. M.Halperin, eds., The Lesbian and Gay Studies Reader, Routledge, NuevaYork, 1993, p. 266.

13. James S. Olson y Judith E. Olson, Cuban Americans: From Traumato Triumph, Twayne, Nueva York, 1995, pp. 62-3.

14. La migración del Mariel en 1980 fue distinta a las migracionesanteriores puesto que llegó a los Estados Unidos un porcentajemucho mayor de personas solteras (Alejandro Portes, Juan M. Clarky Robert D. Manning, «After Mariel: A Survey of the ResettlementExperiences of 1980 Cuban Refugees in Miami» Cuban Studies,n. 15, a. 2, 1985, p. 41).

15. Lisandro Pérez, «The Cuban Population of the United States:The Results of the 1980 U.S. Census of Population, Cuban Studies,n. 15, a. 2, 1985, p. 16.

16. Comparación de los ingresos familiares medios y per capita de losgrupos raciales y étnicos del condado de Dade.

Ingreso familiar medio Ingreso per cápitaCubanos 29 270 12 422Blancos, no hispanos 45 766 21 932Puertorriqueños 24 855 9 201Mexicanos 21 613 7 502Otros hispanos 23 592 8 476

(Fuente: Buró del Censo de los Estados Unidos, Censo de población.Características sociales y económicas. Florida, 1990, cuadros 157 y 165,Washington, D. C., 1993).

Los datos de Pérez están tomados del Censo de 1980. Brindo algunosdatos pertinentes del Censo de 1990 a manera de comparación. Aunquelos ingresos familiares medios y per capita de los cubanos son bieninferiores a los de los blancos no hispanos del Condado de Dade, encomparación con otros grupos hispanos, sus ingresos son elevados.También, un porcentaje importante de las familias cubanas delCondado de Dade reciben ayuda del gobierno: el 26,2% recibeSeguridad Social, el 17,1% recibe asistencia pública y el 9,5% recibepensiones de jubilación (Buró del Censo de los Estados Unidos,Censo de población. Características sociales y económicas. Estados Unidos,1990, cuadro 165, Washington, D. C., 1993, p. 639; Lisandro Pérez,«Immigrant Economic Adjustment and Family Organization: TheCuban Success Story Reexamined», International Migration Review, n.20, a. 73, 1986, pp. 4-20; «The Cuban Population..., ob. cit.)

17. Alejandro Portes y Leif Jensen, «The Enclave and the Entrants:Patterns of Ethnic Enterprise in Miami Before and After Mariel»,American Sociological Review, n. 54, 1989, pp. 929-949.

18. La generación estadounidense nacida en los años 70, los hijosde los llamados baby boomers que, a diferencia de sus padres �quepretendieron lograr cambios sociales�, se caracterizan por labúsqueda individual del éxito comercial desde edades muytempranas. (N. del E.)

19. Fabiola Santiago, «The Poetry of Healing», The Miami Herald,20 de febrero de 1997, p. 5F.

20. Kath Weston, Families We Choose, Columbia, Nueva York, 1991,p. 68.

21. Ibídem, p. 50.

22. Ibídem, p. 30.

23. Stuard Hall, «What is this «Black» in Black Popular Culture?», enG. Dent, ed., Black Popular Culture, Bay Press, Seattle, 1993, p. 31.

24. Resulta interesante que aunque la palabra «magazine» (revista)aparece entre comillas para indicar que es una palabra inglesa, lapalabra «gay» se usa como si fuera española.

25. En ediciones anteriores, nombra Argentina, Brasil, Columbia,México, Nueva York, Puerto Rico y Miami como lugares dedistribución. En ediciones más recientes solo habla de los EstadosUnidos y Puerto Rico.

26. Por ejemplo, en la edición de julio de 1995, se encontraban laHealth Crisis Network, la Body Positive Resource Center y la HRS.

27. Glenn Albin, «To Live and Die in South Beach», Out, 22 de mayode 1995, p. 77.

28. Raymond Williams, Marxism and Literature, Oxford UniversityPress, Oxford, 1977.

29. Jonathan Rutherford, «A Place Called Home: Identity and theCultural Politics of Difference», Identity Community Culture Difference,Lawrence y Wishart, Londres, 1990, p. 22.

30. Benedict Anderson, Imagined Communities, Verso, Londres, [1983]1991.

© , 1998.

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no. 14: 57-68, abril-junio de 1998.

Investigadores. Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas.

Alberta Durán GondarAlberta Durán GondarAlberta Durán GondarAlberta Durán GondarAlberta Durán GondarErnesto Chávez NegrínErnesto Chávez NegrínErnesto Chávez NegrínErnesto Chávez NegrínErnesto Chávez Negrín

Una sociedad que envejece:Una sociedad que envejece:Una sociedad que envejece:Una sociedad que envejece:Una sociedad que envejece:rrrrretos y perspectivasetos y perspectivasetos y perspectivasetos y perspectivasetos y perspectivas

En un sentido muy general, el envejecimiento es latransformación de cualquier aspecto de la realidad

que tiene lugar en el proceso de su interacción con el medio.En lo referido a la especie humana en particular, se

reconocen distintos tipos de envejecimiento, entre los quesobresalen el individual y el demográfico o poblacional.Por envejecimiento individual se entiende el proceso deevolución, hasta ahora irreversible, que experimenta cadapersona en el transcurso de su vida; y por envejecimientopoblacional, el incremento de la proporción de ancianoscon respecto al conjunto de la población a la que ellospertenecen.

Esta doble interpretación del término da lugar a queel análisis del envejecimiento deba hacerse en dos planosdiferentes: el social y el individual. En ese mismo orden loabordaremos, atendiendo primero a sus características ypeculiaridades sociodemográficas y después a las referidasal anciano como individuo.

La sociedad que envejece

De inicio, puede afirmarse que el envejecimientode la población cubana, tanto en un sentido como en

otro, ha sido un tema poco tratado desde el punto devista institucional y científico hasta épocas muy recientes.Durante las etapas de dominio colonial español y de larepública capitalista dependiente, apenas se le prestóatención gubernamental ni aparecieron estudiosimportantes sobre este particular. Aunque a partir deltriunfo de la Revolución, en 1959, comenzaron aefectuarse cambios radicales en la atención médica ysocial de toda la población �y por lo tanto, de latercera edad� es en 1978 cuando aparece el primerprograma de atención al anciano, conocido por«Modelo de atención comunitaria».1

En la década de los 80 se pone en vigor la ley 24 deseguridad social, se amplían los servicios de geriatríadel sistema nacional de salud, tanto en hospitales comoen la atención comunitaria brindada por el médico dela familia, y surgen movimientos como los círculos ylas casas de abuelos, lo cual muestra la importanciacreciente que el Estado le asigna a la tercera edad.

Algo más adelante, y continuando esa misma línea,se inaugura en 1992, en La Habana, el CentroIberoamericano de la Tercera Edad (CITED), cuyosobjetivos fundamentales son asistenciales, investigativos

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y de formación de recursos humanos para la atencióna este sector poblacional.2

Los logros sociales, aunque insuficientes aún paracubrir las necesidades de esta población en aumento,son comparativamente mayores que la investigaciónreferida a este grupo.

A pesar de valiosos esfuerzos por conocer mejor anuestros ancianos y al proceso de envejecimiento enCuba,3 es obvio que aún faltan muchos aspectos poranalizar con mayor profundidad, e incluso porcomenzar a investigar, entre los que pueden señalarse:

l Las consecuencias que tendrá el proceso deenvejecimiento a mediano y largo plazo en lascondiciones concretas de nuestro país.

l Las características particulares de las personas de latercera edad en función de variables como el género,la inserción socioclasista, el nivel educacional, el estadoconyugal, el lugar de residencia, el color de la piel,etc.

l Sus potencialidades productivas.

l Las características de su convivencia familiar.

l Las condiciones de vida de los ancianos sin amparofamiliar.

l Las formas de violencia hacia la tercera edad.

l La utilización del tiempo libre por los ancianos.

l Sus formas de recreación.

l La vida cotidiana de los ancianos en instituciones.

Veamos ahora, muy brevemente, cómo ha tenidolugar el proceso de envejecimiento en Cuba.

Apenas finalizada la Guerra de independencia, en1899, solo vivían 72 000 cubanos que ya habíancumplido los 60 años, lo que representa un ancianopor cada 22 personas de la población total; en 1953había 400 000 miembros de la tercera edad �uno porcada 15 individuos�; y actualmente ya suman 1,46millones, o sea, uno por cada 8 cubanos.4

El incremento sostenido y creciente de la proporciónde ancianos se ha derivado de la modificación de lospatrones reproductivos, conocida por «transicióndemográfica». Esta se inicia con elevados niveles defecundidad y mortalidad, y finaliza con niveles similares,pero reducidos, de esas variables; luego de pasar poretapas intermedias de descenso, primero de lamortalidad y después de la fecundidad.

El sentido común se resiste, muchas veces, a aceptarque el aumento de la proporción de ancianos en unasociedad no tenga su causa fundamental en elalargamiento de la vida y en la reducción de lamortalidad en esas edades, porque el acto de morir se

asocia inconscientemente con el hecho de tener una edadavanzada. Pero, en realidad, la mayoría de las muertes,a nivel mundial, se produce en los primeros años de lavida; en consecuencia, cuando desciende la mortalidadse benefician sobre todo los niños y no los ancianos,por lo que en tales casos la población, lejos de envejecer,se rejuvenece.

Puede afirmarse entonces que, un tantoparadójicamente, el factor clave del envejecimientodemográfico es la reducción de la fecundidad. Por ende,el estudio de aquel puede llevarnos a reflexionar sobretemas aparentemente tan distantes como las actitudesde los jóvenes con respecto al matrimonio; el nivel deconocimiento, acceso y utilización de los métodosanticonceptivos por parte de las parejas; los motivosque guían a las familias para tener pocos hijos y, en unsentido más general, la forma que adopta cadapoblación para darse continuidad a sí misma. Elenvejecimiento demográfico, más que un temavinculado con el pasado, resulta más bien una manerapeculiar �e históricamente novedosa� de proyectarsehacia el futuro.

En la presente década, como consecuencia sobretodo del abrupto descenso de la fecundidad �ya bajadesde fines de los años 70� se ha intensificado elproceso de envejecimiento en nuestro país; su nivelactual puede clasificarse como intermedio a escalainternacional: 13,1% de su población total son personasde 60 años o más. Entre sus características yconsecuencias principales se encuentran:

l Es un hecho predominantemente femenino y urbano.

l Alcanza sus valores máximos en la capital y en lasprovincias centrales del país, y los mínimos en lasprovincias orientales y en el municipio especial Islade la Juventud.

l Da lugar a un rápido incremento de los gastos deseguridad social, que se han elevado de 300 millonesde pesos en 1971 a 1 582 millones en 1997.

l Aumenta la demanda de bienes y servicios relacionadoscon la tercera edad, en especial los referidos a laatención médica.

l Incrementa la significación estadística de las causas demuerte asociadas con el deterioro natural delorganismo humano en las edades avanzadas, talescomo las enfermedades cardiovasculares, los tumoresmalignos y las afecciones cerebrovasculares.

Por otra parte, los ancianos cubanos se caracterizanen la actualidad por:

l Mostrar una elevada esperanza de vida (algo más de20 años para ambos sexos, como promedio, al

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cumplir los 60 años) comparable a la de los paíseseconómicamente desarrollados.

l Poseer un nivel de instrucción relativamente bajo:alrededor del 85% de ellos no rebasan el nivel delos estudios primarios. Este índice irá mejorandoen el futuro, en la medida en que arriben a la terceraedad las generaciones más beneficiadas por lasoportunidades de realizar estudios medios ysuperiores que trajo consigo la Revolución.

l Convivir fundamentalmente en el seno de susrespectivas familias y, en muchos casos, actuar comojefes de esos núcleos; si bien quizás no siempre deforma efectiva, al menos según el reconocimientode los demás integrantes de estos.

De especial significación resulta identificar lasparticularidades del proceso de envejecimientopoblacional en nuestro país con respecto al que tienelugar en otras naciones. Tal proceso tiene en Cubasimilitudes con el ocurrido en otros países. Entre susrasgos comunes están el constituir el resultado de unatransición demográfica completa; afectar en mayormedida a las mujeres y a los territorios másurbanizados; influir en la reducción del tamaño de lafamilia, así como en el desempeño de sus funciones,etc. Sin embargo, también tiene diferencias oparticularidades importantes que deben serreconocidas. Entre ellas, las principales son lassiguientes:

l La transición demográfica y el consecuente procesode envejecimiento han tenido lugar preferentementeen países con un alto nivel de desarrollosocioeconómico �la mayoría europeos�, demanera que ambos procesos se han consideradocomo resultados de ese mismo desarrollo. En Cuba,la evolución del comportamiento demográficodespués del triunfo de la Revolución se ha derivadomás del progreso social que del económico. Enparticular en la presente década, durante el Períodoespecial, la reducción de la fecundidad que ha tenidolugar es atribuible al empeoramiento de lascondiciones económicas, así como a la permanenciade los avances sociales.

l Las transiciones demográficas ocurridas en otrospaíses, especialmente en lo tocante a la reducciónde las tasas de fecundidad, han sido procesospaulatinos que han demorado varias decenas de añoso hasta más de un siglo. Alemania, por ejemplo,tardó unos setenta años para bajar su tasa denatalidad de 34 a 15 por mil,5 mientras que en Cubaesa tasa cayó abruptamente de 35,1 en 1963 a 14,0por mil en 1981, es decir, en menos de veinte años.6

l El proceso de envejecimiento en Cuba, a diferenciade lo que ocurre en otros países, se ve en cierta forma«enmascarado» en el presente, debido a la gran masade población adulta joven �entre 24 y 38 añosprincipalmente� con que ahora contamos. Esta fueel resultado del aumento de la fecundidad que tuvolugar entre 1960 y 1974, cuando nacieron en conjuntomás de 3,6 millones de niños, y que precedió a unaabrupta caída. Ese comportamiento singular hará queel proceso de envejecimiento en Cuba se agudiceextraordinariamente a partir del año 2020 hasta el2035, cuando solo en 15 años arriben a la edad deretiro los sobrevivientes de aquel boom de natalidad.Una eventual postergación por cinco años de esa edadde retiro solo retardaría un quinquenio elenfrentamiento al problema desde el punto de vistalaboral, pero no significaría una solución.

l Los restantes países con alto nivel de envejecimientoactual o perspectivo, debido a su nivel de desarrolloeconómico, por lo general atraen a inmigrantes deotros países, y en caso de necesitar fuerza de trabajojoven, con fortaleza física para desarrollar ciertastareas en un determinado momento, pueden apelara la inmigración. Sin embargo, Cuba no solo carecede recursos en ese sentido, sino que sistemáticamenteha presentado, desde 1960, un saldo migratorioexterno negativo, en el cual, si bien en las décadas delos años 60 y 70 tuvieron un gran peso las mujeresde edad avanzada y los niños, a partir de los 80 sehacen preponderantes los hombres adultos jóvenes.Entre 1994 y 1997, el saldo migratorio externonegativo del país fue de 123 044 personas.7 Además,el acuerdo migratorio con los Estados Unidos, porel cual se posibilita la salida de 20 000 personas cadaaño, se mantiene vigente.

l El envejecimiento más agudo se está produciendoahora en la casi totalidad de los países europeos, demodo que la desaceleración del crecimientopoblacional que este significa no traerá aparejadoscambios muy importantes en el ordenamiento segúnmagnitudes de sus montos demográficos respectivos.En el caso de Cuba, sin embargo, como su procesode envejecimiento es mucho más intenso y aceleradoque el de los restantes países de América Latina y elCaribe, se ha venido dando (y se espera que seintensifique en los próximos años) una notabledisminución de su peso demográfico dentro de lasubregión. Si en 1950 ocupaba el séptimo lugar entrelos países más poblados de América Latina y el Caribey representaba el 3,5% de su población, en 1995ocupó el lugar número 9, con el 2,3% de la poblacióncontinental, y se prevé que en el año 2025 baje allugar número 12 y agrupe al 1,7% de los

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latinoamericanos y caribeños. Hacia el año 2050, deno producirse cambios dramáticos en las tendenciasprevistas, es muy probable que Cuba ocupe el puestodécimosexto entre los países latinoamericanos, deacuerdo con el número de sus habitantes, con lo cualhabría descendido nueve lugares en un siglo.8

l En muchos países del Tercer mundo y en otroseconómicamente desarrollados, se está produciendoun proceso de envejecimiento sin que represente unpeligro futuro de despoblación, ya que la fecundidaden ellos está bajando �o ya es baja� sin dejar degarantizar el reemplazo generacional. En Cuba, desde1978, la tasa bruta de reproducción9 se halla pordebajo de 1; desde 1992, apenas alcanza el valor de0,7;10 y según lo previsto por los especialistas de laOficina Nacional de Estadísticas, se espera quecontinúe por debajo de 1 al menos hasta el quinquenio2010-15, cuando se considera que puede llegar a0,85.11 De cumplirse ese supuesto, que en lascondiciones actuales parece incluso «demasiadooptimista», el país mostraría, durante 38 años enforma consecutiva, una fecundidad que no garantizael reemplazo poblacional, lo que, unido a la probablecontinuación de un saldo migratorio externo negativo,daría lugar a que nuestra población posiblementecomenzara a decrecer en cifras absolutas de manerasistemática entre los años 2015 y 2025. De nomodificarse las tendencias demográficas actuales�fundamentalmente la fecundidad y las migracionesexternas�, el envejecimiento agudo constituiría unaetapa inicial en el camino hacia la despoblación.

l El proceso de envejecimiento en Cuba tiene lugar encondiciones de enfrentamiento político agudo yprolongado con un país poderoso y cercano �losEstados Unidos�, en donde reside además unapoblación de cubanos integrada por más de un millónde personas. De cumplirse, en la práctica, lasprevisiones demográficas ya conocidas, e irseincrementando sostenida y rápidamente, en el futuropróximo, la proporción de ancianos en nuestro país,mientras se reduce la de jóvenes �y si no tiene lugaral mismo tiempo un desarrollo socioeconómico ytecnológico importante�, se produciría un descensode nuestras potencialidades productivas y defensivas,que pudieran eventualmente alentar los intentosnorteamericanos de ejercer una mayor influenciasobre Cuba mediante la utilización de procedimientostanto civiles como militares.

Como se puede entrever de lo antes expresado, lasignificación de los ancianos y del proceso deenvejecimiento en nuestra sociedad alcanzará su mayorrelevancia en los próximos años. Si ahora hay unapersona de la tercera edad por cada ocho cubanos, se

espera que haya una por cada cinco en el 2015; una porcada cuatro en el 2025; y una por cada tres en el 2035,proporción que se mantendría estacionaria por lo menoshasta el año 2050.12

De verificarse estos pronósticos en la práctica, yadesde el año 2025 nos convertiríamos en el país másenvejecido entre todos los latinoamericanos y caribeños,entre todos los de importante proporción de poblaciónnegra y mestiza en su composición étnica, entre todoslos situados en climas cálidos, y entre todos los delTercer mundo.

Al mismo tiempo, estaríamos sin duda en un nivelmuy próximo al de los países europeos más envejecidos.

Adicionalmente, se prevé que el número de personasmayores de 75 años experimentará un crecimientoparticularmente notable, de modo que ellas llegarían arepresentar uno de cada trece cubanos en el 2025, yuno de cada seis en el 2050.13

Cabe preguntarse qué representan todas esas cifrasy pronósticos. ¿Tienen solo un significado estadístico odenotan otras implicaciones? A nuestro modo de ver,ese intenso proceso de envejecimiento que se nos vieneencima tendrá un efecto inmenso sobre toda la vidaeconómica, social y política del país; sobre lascostumbres, tradiciones y forma de ser del cubano;sobre la psicología social, los temas de conversación yla vida cotidiana en general; en síntesis, constituirá unode los fenómenos sociales de mayor impacto en nuestrahistoria como nación, con repercusiones muy profundaspara la sociedad en su conjunto y para cada uno de susmiembros.

Por otra parte, resulta evidente que las tendenciasdemográficas actuales relativas a la fecundidad y a lasmigraciones externas deberán modificarse en el futuro;pero teniendo como premisa fundamental el respetoal derecho de las familias y de los individuos adeterminar sus propios destinos. O sea, que no se tratade instrumentar medidas de carácter meramenteadministrativo, tales como prohibir las interrupcionesde embarazos, restringir el suministro de mediosanticonceptivos a la población o desautorizar laemigración legal del país.

Los retos asociados al envejecimiento poblacionalque plantea el futuro son numerosos y diversos. Antetodos ellos, la única respuesta viable es el desarrolloeconómico y tecnológico sostenido y sostenible del país,que fundamentaría la obtención, entre otros, de lossiguientes objetivos:

l Garantizar la continuidad de los avances sociales enmateria de educación, salud pública, seguridad social,etc. alcanzados después del triunfo de la Revolución.

l Contrarrestar el previsible déficit perspectivo de fuerzade trabajo en sectores fundamentales, en los que se

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requiere más esfuerzo físico, como la agricultura, laconstrucción y la industria, entre otros.

l Impedir el descenso del nivel de vida comoconsecuencia del incremento de personas ancianaseconómicamente dependientes.

l Compensar el efecto del descenso de la significacióndemográfica de Cuba en el contexto latinoamericano.

l Mantener a un nivel adecuado las potencialidadesproductivas y defensivas del país.

Debido a múltiples motivos �económicos,geográficos, históricos, demográficos, políticos� Cubaestá prácticamente obligada a desarrollarse económicay tecnológicamente en el primer cuarto del siglo XXI.

Si las consecuencias, a más largo plazo, delenvejecimiento poblacional todavía no se hanestablecido en toda su magnitud �ni siquiera en lasnaciones del occidente y norte europeo, donde dichoproceso es más antiguo�, resulta evidente que, en laIsla, el hecho de enfrentar con éxito el brusco cambioestructural que se aproxima, es un desafío aún muchomayor. Este reto pondrá a prueba la inteligencia ycreatividad de los cubanos; su espíritu de laboriosidady de solidaridad intergeneracional; sus valoresespirituales y su madurez como nación.

El envejecimiento individual

El envejecimiento individual ha sido, a diferenciadel poblacional, un aspecto sumamente «estudiado» enla historia de la humanidad. Desde las búsquedas defuentes de la eterna juventud hasta las investigacionesmédicas más recientes, algo se ha logrado avanzar en laprecisión de causas y consecuencias del envejecimientobiológico del organismo.

No se ha adelantado tanto en el análisis desde lopsicológico y lo social: poco se conoce de lascaracterísticas de personalidad de esta etapa deldesarrollo psíquico y de los adultos mayores comogrupo social. Así, los ancianos, senescentes, abuelos,personas mayores o de la tercera edad �como se lesllama a las que están o que han sobrepasado la séptimadécada de vida� muestran, desde sus múltiples

denominaciones como grupo social, la variedad decriterios que de una u otra forma permean su definiciónen lo cotidiano y en la labor científica.

Sinónimos de anciano, en nuestra lengua, según eldiccionario de Sainz de Robles, editado en 1978, sonlas palabras acartonado, avejentado, acabado, viejo,vetusto, vejete y vejestorio; también chocho, carcamal,decrépito, cotorrón, caduco, senil y otros, hasta 33términos que, en su casi totalidad, reflejan ladesvalorización, el rechazo y los prejuicios hacia estaetapa de la vida, en una clara muestra de cómo se hanpercibido históricamente, desde lo social, suscaracterísticas sociopsicológicas.

El proceso de envejecimiento individual que alcanzala tercera edad, hace que la persona se enfrente, engeneral, a una serie de «pérdidas». Los que trabajan seacogen a la jubilación; para unos, ese momentorepresenta el descanso de una actividad laboral queagota, pero para muchos significa una ruptura con suhistoria personal. Para la mayoría de los ancianos seproduce una reducción del contacto social, pérdidasde familiares y amigos, económicas, de status social ydel nivel de autoestima, que generan estrés y exigenrecursos para la adaptación a los nuevos cambios.

La reducción de las capacidades físicas, que puedenestar unidas a problemas de salud, constituyen pérdidasinevitables en todo proceso de envejecimiento. Para laspersonas mayores, estas se expresan, al menos, en lamayor fatigabilidad del sujeto en la ejecución de tareas,en la reducción de capacidades sensoriales�deficiencias visuales y auditivas� y motoras. Estaspeculiaridades fisiológicas tienen repercusiones en elplano psicológico del anciano e influyen en susentimiento de bienestar. Un poeta argentino,Baldomero Fernández Moreno, dijo que «la vejez es uncansancio que no se nos quita al otro día, comocreíamos ingenuamente al acostarnos».

Cada sujeto, como individualidad, enfrenta las«pérdidas» de diferente naturaleza, en función de supersonalidad. Unos aceptan las nuevas realidades,simplemente, de forma pasivo-dependiente; otrosbuscan reemplazar los roles perdidos con nuevos roles(de abuelo, vecino, miembro de organizaciones, etc.), yse incorporan a nuevas actividades sociales que lesresulten de interés y les permitan disfrutar del tiempo

De no modificarse las tendencias demográficas actuales�fundamentalmente la fecundidad y las migracionesexternas�, el envejecimiento agudo constituiría una etapainicial en el camino hacia la despoblación.

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libre. Varios especialistas destacan la importancia de laactividad, no vista solamente como ejercitación física�que algunos han absolutizado como vía para la «eternajuventud»� sino como actividad social, deincorporación efectiva a la vida familiar y comunitaria,que permita mantener un sentido personal y crear nuevasexpectativas en los últimos años de la vida.

Esa posición social activa se alcanza en la vejezsiempre que se haya aprendido a envejecer desde lamadurez; pero además, siempre que el medio socialpropicie esta forma de vida, no aísle al anciano o lorelegue a un segundo plano; y que tampoco le exija loque ya es incapaz de hacer o le imponga víaspreestablecidas, al margen de necesidades e interesesindividuales o etáreos.

La incorporación social solo es posible mediantelas múltiples redes de apoyo en las que se inserte elanciano �en nuestro país: la familia, el barrio, el Círculode abuelos. Ellas pueden brindar apoyo emocional conel intercambio permanente de sentimientos yexpresiones afectivas. Aportan también lo que se hadenominado apoyo estratégico o de información; osea, ayuda para la solución de problemas concretos ypara enfrentar situaciones difíciles o nuevas. Por último,las redes sociales proporcionan ayuda material oinstrumental cuando el sujeto no puede resolver la tareao enfrentarla por sí solo: cuidado personal, tareasdomésticas, etc. Sin embargo, las interacciones que seestablecen en estas redes sociales no solo estáncaracterizadas por propósitos altruistas; en ellas puedenexpresarse conflictos entre los sujetos y motivacionesde otra naturaleza.

En la vinculación o la desvinculación social delanciano intervienen diversas «presiones» que seproducen en la interacción sujeto-medio social: cambiosen los roles sociales desempeñados �familiares, detrabajo, de recursos, de poder, etc.�; los síntomas dedeterioro �dolores, reducción de energía, falta dememoria, etc.� y «la conciencia [...] de que el futuro eslimitado y que la muerte no es solo inevitable, sino queno está muy lejana».14

Tomando en cuenta estos y otros criterios, esnecesario realizar un análisis dialéctico que considere laestructura y el funcionamiento personológico en cadacaso, para cada individualidad, sin prefijar vías únicasde satisfacción en y para la tercera edad. Dentro de lasocialización adulta,15 las expresiones de los roles quese asumen individualmente están determinadas, en granmedida, por las expectativas sociales de desempeñohacia esta edad, las oportunidades reales brindadas porel medio social, y por las propias reflexiones que realizael sujeto.

Todos los investigadores y teóricos consultadoscoinciden en destacar a la familia como el grupo social

fundamental para ayudar al anciano a desarrollarmúltiples roles. En ella pueden darse todas las formasposibles de interacción con el anciano. La red socialque es la familia puede constituir el primer paso en laintegración y participación de la persona mayor; puedeser el «primer recurso y el último refugio», pero tambiéngenerar conflictos o provocar relaciones amenazantespara el individuo. Investigaciones de varios países�España, Puerto Rico, Japón, entre otros� precisan,además, que esta afirmación no es abstracta, conceptual;los ancianos así lo reconocen y vivencian.

En cada país, las tradiciones culturales y el nivel dedesarrollo socioeconómico y político, señalandiferencias en las responsabilidades asignadas a la familiay al Estado en la atención de sus mayores. En paísesaltamente desarrollados tienden a aumentar los serviciosespecializados, y la familia se siente a veces liberada odesplazada de esa responsabilidad. En Japón, sinembargo, se aprecia un incremento relativo de lasfamilias extendidas y de los ancianos que viven con sushijos. Aunque la cultura de ese país �y la oriental engeneral� asigna un lugar importante al anciano, yespecíficamente al cabeza de familia, en la continuacióndel linaje familiar, estas tradiciones se ven afectadas hoypor factores sociales como las migraciones, laindustrialización urbana y la incorporación de la mujeral trabajo asalariado.

En España, aunque la mayoría de los ancianos viveindependientemente, se señala que la familia actual seha transformado en una «familia extensa modificada»,formada por distintas familias nucleares que viven enhogares separados, pero unidas por lazos afectivos yfrecuentes relaciones sociales, en lo que se hadenominado «intimidad a distancia».16

En América Latina «el patrón cultural [...] consisteen que la familia atiende a las personas de mayor edadcuando estas lo necesitan y solo deja de hacerlo encircunstancias especiales».17 En Cuba, los diversosprogramas estatales desarrollados para la atención socialal anciano incluyen medidas para la promoción yprevención de la salud, la nutrición; y además lainformación, capacitación y educación de losespecialistas que trabajan con personas de esta edad, ytambién de las propias personas mayores. La atenciónal anciano incluye también formas de ayuda diversa deorganismos e instituciones sociales que se hanmantenido a pesar de las limitaciones de esta últimadécada.

Las condiciones sociales en las que se insertan losancianos en Cuba se caracterizan por:

l Seguridad de apoyo económico a través del régimende pensiones que establece el Estado y de prestacionesde la asistencia social. Estas garantizan cierto nivel de

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independencia personal y la satisfacción de necesidadescotidianas básicas.

l Acceso gratuito a la atención primaria, secundaria yterciaria de salud, que brindan asistencia médicageneral, especializada y en cierta medida geriátrica atodos los ancianos.

l Concientización de la sociedad acerca de losproblemas del envejecimiento y de la necesidad deatención particular a las personas mayores. Elaboraciónde planes y proyectos que conciben, en el nivelcomunitario, la necesidad de alcanzar y disfrutar unavejez satisfactoria.

l Incorporación a un grupo familiar o a una institucióndonde se producen interacciones personales dedeterminada naturaleza, se generan metas y se asumenroles que pueden o no incorporar a la persona mayora la dinámica grupal y a los proyectos familiares devida.

l Inserción en una comunidad que brinda opciones deayuda espontánea al anciano y que podría desarrollarvariadas formas de apoyo institucional para lograrmantener los espacios sociales que requieren losmayores como ciudadanos.

Estas condiciones sociales se expresan y concretande forma diferente en cada lugar, y brindan contextosdistintivos a cada sujeto. Además, son vivenciadas demanera diferente por cada personalidad en función desu historia personal, su concepción del mundo y losproyectos de vida formados en su desarrollo individual.La mayoría de los ancianos entrevistados por los autoresconsidera que las condiciones sociales a las que seenfrentan en esta etapa de la vida se caracterizan por:

l Atención operativa a sus necesidades de salud por elpersonal médico y asistencial cuando lo requieren ycierto papel protagónico del médico de la familia enla atención sistemática a sus dolencias.

l Dificultades para la obtención de los medicamentosnecesarios para sus problemas de salud, de espejuelospara mejorar sus insuficiencias visuales, y de recursospara la alimentación adecuada en esta edad.

l Pensiones que, para una parte de los ancianos, noalcanzan para cubrir las necesidades cotidianasmínimas. Para otros solo permiten su satisfacción yno el acceso a actividades de esparcimiento, el trasladohacia lugares lejanos y la cobertura de otros interesesmenos perentorios, debido al encarecimiento de lavida en el país.

l Limitado acceso a las posibilidades de ayuda quebrinda la asistencia social, por falta de conocimiento

de las exigencias y vías para alcanzar esta forma deayuda, así como por las restricciones que impone.

l Pocas opciones de recreación (en su comunidad yen la sociedad en general) que contemplen lasnecesidades y posibilidades de la tercera edad.

l No orientación ni estímulo para la inserción delanciano en nuevos contextos sociales queaprovechen sus experiencias, capacidades e intereses.

l Inserción en un grupo familiar con su historia deencuentros y desencuentros, no preparado paraformas complejas de interacción entre sus miembros�que se adecuen a la evolución individual y delgrupo como un todo� en las difíciles condicionessocioeconómicas del país, y donde se generanrelaciones de colaboración y ayuda, pero tambiénde poder, conflictivas o amenazantes.

l Concepciones sociales que reflejan prejuicios haciala vejez y le asignan un papel mayoritariamentepasivo-dependiente como objeto de atención y nocomo sujeto activo de su propio desarrollo.

l Escasas imágenes de la tercera edad como grupoaportador y como individualidad plena y realizadaen los medios de difusión y en la cotidianidad, quepermitan modificar las concepciones socialesnegativas y brindar modelos positivos a los propiosancianos.

l Falta de conocimientos científicos sobre la terceraedad �vista como grupo social y como etapa deldesarrollo psíquico� lo que, unido a la carencia deexperiencias de las organizaciones e institucionessociales, y sobre todo de la familia, para enfrentarlos problemas del envejecimiento individual y susconsecuencias, impide establecer estrategias quejerarquicen la atención a necesidades psicosocialesde estos sujetos e involucren a diversos actoressociales �inclusive a los propios ancianos� sinhiperbolizar el aspecto médico asistencial.

l Cierto protagonismo de la Iglesia como instituciónen la ayuda comunitaria a los ancianos, mediante laatención a necesidades fundamentales de esta edad:medicamentos y apoyo espiritual a través de susfeligreses o de las propias creencias religiosas.

l Carencia de representatividad del anciano comofigura social en organizaciones e instituciones socialescomunitarias y ausencia de agrupaciones formalesque centren sus intereses y canalicen sus potencialidades.

Hasta donde hemos podido llegar en nuestrasinvestigaciones,18 nos parecen caracterizadoras de laspersonas mayores cubanas las peculiaridades siguientes:

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l La casi totalidad tiene algún padecimiento físico, perosolo algo más de la mitad cree que su salud es regularo mala. Las enfermedades más frecuentes son lahipertensión arterial esencial, osteoartrosis, diabetesmellitus, insuficiencia cardíaca y cataratas; también seencontraron varios casos de enfermedad de Parkinsony de neoplasias de distinto tipo, pero en muy pocasocasiones los padecimientos de salud constituyeninvalidantes severas para los sujetos. En cuanto a laspérdidas sensoriales propias del envejecimiento, decada diez ancianos solo tres dicen no oír bien, peroseis tienen problemas de visión, en muchos casossolucionables por la cirugía o por el uso de espejuelosadecuados.

l A pesar de sus padecimientos, la mayoría de losancianos puede valerse, en el hogar, para atender susnecesidades higiénicas y domésticas, e incluso ocuparsey hasta centrar las tareas cotidianas de la familiaconviviente. Dentro de esas tareas, uno de cada seiscuida, además, a sus nietos, y una cifra similar a hijoso a otros ancianos minusválidos; uno de cada diezatiende también a animales domésticos. A medida quepasan los años, disminuyen las capacidades paralimpiar la casa, tomar sus medicamentos, lavar yplanchar la ropa, y también para elaborar la comida,en lo que parece influir, en muchos casos, ladependencia de una cocina de keroseno.

l Para las tareas fuera del hogar, disminuye el validismode los ancianos en general, pero las dificultades sonmayores con el aumento de la edad. La pérdida decapacidad en este tipo de tareas parece afectar a todosen cuanto a las posibilidades de caminar y de subir ybajar escaleras sin dificultades o sin necesidad de ayuda;pero otras acciones como ir al médico, hacermandados o gestiones, y utilizar el transporte públicodecrecen significativamente con la edad.

l Muy pocos ancianos se incorporan a la actividadlaboral retribuida después del retiro o como primeraexperiencia de trabajo asalariado, pero algunos másaspiran a hacerlo, fundamentalmente por lacompensación económica que esperan encontrar poresta vía.

l Ningún anciano entrevistado estudia algo nuevo,aunque un grupo de los creyentes repasa la Biblia concierta sistematicidad en busca de concepciones quelos ayuden a comprender y a sobrellevar la realidad.Casi cuatro de cada diez mayores nunca lee, ni siquieraperiódicos o revistas, que es a lo que más acude unacifra similar que lo hace frecuentemente.

l Las únicas actividades recreativas que parecen comunesa todos los ancianos son ver televisión, el descansopasivo sin hacer nada y, en menor medida, oír radio.

Resulta general no ir nunca al cine ni practicar deporteso simples juegos de mesa. Ocho de cada diez nuncavan a excursiones, restaurantes ni a espectáculos, y seisde cada diez no hacen ejercicios físicos en ningunaoportunidad.

l Solo uno de cada doce ancianos asiste sistemáticamentea las actividades del Círculo de abuelos, y otra cifrasimilar lo hace ocasionalmente. Para la mayoría de lossujetos estas no constituyen opciones interesantes parael empleo del tiempo libre.

l Las actividades de relación �fiestas, paseos, visitas�son muy restringidas para la mayoría de los ancianos.Solo algunos poseen el hábito de visitar parientes oamigos y se esfuerzan por mantener esta costumbre apesar de las dificultades personales o de transporte.Las fiestas familiares parecen muy reducidas, y lamayoría de los ancianos que están dispuestos aparticipar, solo pueden disfrutar de las realizadas porlas organizaciones del barrio.

l La participación en actividades religiosas se lleva acabo, en alguna medida, por la mitad de los ancianos.En las iglesias encuentran cierta ayuda material, y la fereligiosa parece brindar un asidero afectivo yconceptual muy fuerte a las personas mayores queposeen estas creencias, para enfrentar las realidadescotidianas y su futuro.

l La actividad del anciano transcurre mayormente ensoledad y limitada a las fronteras del hogar o del barrio;persigue además, sobre todo, la satisfacción denecesidades primarias y solo en pocos casos trasciendehacia objetivos más elevados. La comunicacióninterpersonal que se logra en estas formas de actividadresulta muy centrada �aunque no exclusivamente�en los problemas cotidianos más urgentes �abastecimientos, problemas familiares o del barrio�con vecinos, amigos y hasta con los familiaresconvivientes.

l Las interrelaciones familiares resultan prioritarias paralas personas mayores, tanto por la frecuencia de losencuentros como por la significación positiva de losintercambios, fundamentalmente con hijos, nietos yhermanos. En estas interrelaciones también seobservan, sin embargo, conflictos entre los ancianosy los familiares convivientes �que pueden enfocarseen ocasiones como generacionales�; posibles eimportantes interlocutores ausentes en la comunicaciónde la persona mayor, y cierta tendencia de los ancianosa idealizar las interrelaciones con los familiares noconvivientes.

l La figura del cónyuge es resaltada muy poco por losque lo poseen. Aunque ninguno le asigna un papel

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negativo como fuente de conflictos, apenas se le valoracomo sujeto que brinda satisfacción o apoyo.

l Solo la tercera parte de los ancianos mantienerelaciones con viejos amigos, generalmente coetáneos,pero otra tercera parte carece de ellos. La mayoríaestablece relaciones con sus vecinos, que constituyenfundamentalmente una fuente de ayuda, pero tambiénde conflictos para los ancianos.

l Las personas mayores parecen tener más contactos yencontrar mayor satisfacción en el intercambio conotros mayores, por la similitud de experiencias y lasopiniones compartidas, pero también tienen un nivelde relación con la generación de los hijos e inclusocon la de los nietos, aunque estas formas son menosabundantes y al parecer se generan algunas barrerasen la comunicación interpersonal.

l La convivencia familiar de diferentes generaciones noparece favorecer la comunicación interpersonal delanciano con sus hijos o con sus nietos convivientes;tampoco parece propiciar la incorporación de losabuelos a los proyectos recreativos de la familia.

l La mayoría de los ancianos no aprovecha canales parala comunicación verbal como el teléfono o lacorrespondencia; solo la tercera parte se vale de estosmedios para lograr el intercambio con hijos, familiareso amigos distantes.

Las oportunidades limitadas que brinda el mediosocial �incluyendo a la familia� para la inserción delos ancianos en formas de actividad «productivas» parasu socialización, y las relaciones que estos,mayoritariamente, establecen con su medio social,deben determinar, en buena medida, las característicasde la subjetividad individual encontradas en nuestroestudio. Las peculiaridades psicológicas expresadas ensus representaciones de esa realidad, en sus estados deánimo, en las imágenes que lo caracterizan comoindividualidad y en sus expectativas hacia el futuro,unidas a sus capacidades reales, deben regular a su vezlas relaciones de esa personalidad con su medio. En elplano subjetivo los ancianos en general:

l No se sienten inútiles, ni con peor suerte, ni con miedohacia la realidad; pero sí aburridos, preocupados ycon frecuentes ganas de llorar. La mitad consideraque su vida está vacía y más de la tercera partemanifiesta estados de ánimo típicos de los sujetosdeprimidos.

l Solo una cuarta parte posee imágenes positivas de símismos; priman una pobre autoestima y el sentimientode desvalorización por las pérdidas actuales decapacidades, salud, alegría, belleza, actividad y poder.

l En las expectativas hacia el futuro, solo dos de cadadoce ancianos refleja verdaderas aspiraciones, o sea,motivos movilizadores de la conducta; la mayoríamanifiesta deseos que concretan sus necesidadesprioritarias de salud y bienestar, y en menor medida, derelaciones materiales o de nuevas oportunidades. Estosdeseos, al carecer de objetivación, de contenido propio,no se convierten en motivos orientadores de la actividaddel sujeto.

l Seis de cada diez ancianos reiteran deseos de similarnaturaleza, lo que parece indicar cierta estabilidad de lasnecesidades individuales reflejadas en ellos. Por otra parte,siete de cada diez sujetos que poseen expectativas detipo material o de relaciones, priorizan estos deseos, locual indica una mayor urgencia en la satisfacción de estasnecesidades.

l Solo uno de cada diez ancianos refleja necesidades omotivos hacia la actividad social y estos se concretan enel acceso al trabajo o a la actividad recreativa.

l Existe consenso al valorar a las personas mayores comosujetos útiles que pueden desempeñar diversas actividades,que funcionan bien como árbitros entre hijos y nietos, yque disfrutan hablando con los niños.

l Solo la mitad de los entrevistados acepta como cierta larigidez y el aislamiento de los ancianos, pero en suscomentarios ninguno se reconoce como inflexible osolitario explícitamente; se les asigna a los demás esaspeculiaridades en lo que podría interpretarse como unmecanismo de defensa.

l Prima una opinión negativa sobre los jóvenes: casi ochode cada diez ancianos consideran que estos no respetana las personas mayores e ignoran sus deseos; seis de cadadiez afirman además que no los ayudan.

l La concepción de la familia está determinada por loslazos de consanguinidad en la casi totalidad de los sujetos.Una cuarta parte prioriza a su familia de origen y lamayoría excluye a nueras y yernos cuando conviven conellos.

l Las imágenes que se evocan al valorar a la familia, tantoen lo positivo como en lo negativo, se concentran enaspectos del clima de relaciones presente en el grupo yfundamentalmente en los intercambios afectivos. Losancianos consideran importante ser depositarios de afectoen sus representaciones de lo que les gusta de sus familias.

l Las personas mayores consideran a los familiares comola principal fuente de ayuda y satisfacción; pero tambiénellos generan conflictos y desacuerdos que afectan alanciano. Se observa una gran resistencia a revelar estosaspectos negativos y a reconocer descontento con lafamilia o con otras personas.

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l Los amigos y vecinos se valoran como fuentefundamental de ayuda y satisfacción poraproximadamente la tercera parte de los entrevistados,pero para algunos los vecinos son además los queproducen desasosiego y malestar en la vida cotidiana.

De todas estas características podemos concluir unareducción de espacios sociales que implica ciertoaislamiento social del anciano y que genera, en algunamedida, sentimientos de soledad y abandono en losmayores.

Parece existir más una aceptación pasivo-dependiente de las pérdidas de toda naturaleza. Algunoslogran reemplazar los roles perdidos con otros nuevos,pero muy pocos se incorporan a nuevas actividadessociales de interés o que les permitan disfrutar el tiempolibre.

Sin tratar de imponer, desde nuestra óptica, «patronesde vejez satisfactoria», es indudable que si se observa,mayoritariamente, un pobre concepto de sí, bajaautoestima, falta de aspiraciones y numerosos rasgosdepresivos en los ancianos, estos deben carecer debienestar personal en gran medida. El pensador francésBlas Pascal parecía tener razón cuando afirmaba haceya tres siglos: «no hay nada tan insoportable para elhombre como el reposo completo, sin pasión,ocupación, distracción ni cuidado. Entonces es cuandopercibe su insignificancia, su aislamiento, su insuficiencia,su vacuidad».

Aunque estas características son generales a todoslos adultos mayores estudiados, encontramos tambiénmatices diferenciadores por género que parecendistinguir a los hombres y a las mujeres de estas edades.Sin pretender versiones arquetípicas, consideramos quelos hombres se sienten inútiles en mayor medida quelas mujeres, prefieren más la compañía de los jóvenesque las de sus coetáneos y están más satisfechos con laayuda familiar; se incorporan más a la vida social�incluso a la Iglesia�, disfrutan más de la radio y latelevisión, y le dedican a ello más tiempo. Reconocenmenos sufrir estados de ánimos depresivos, y parecenmás dispuestos a establecer nuevas amistades.

Las mujeres poseen un mayor validismo �muydeterminado por la seguridad de habilidades para el

trabajo doméstico� y se incorporan menos a lasactividades sociales. Descansan pasivamente más que loshombres y una de cada tres ancianas no encuentrasatisfacción en la vida familiar. Resulta frecuente que sesientan aburridas, preocupadas, cansadas, con ganas dellorar, o perciban vacuidad en su vida; tienen más estadosde ánimo depresivos y se reconocen más como sujetoscon estas características.

Estas diferencias de género reflejan en alguna medidala educación sexista que recibiera esta generación deactuales ancianos; al menos, parecen responder a loscriterios que asignan al hombre un lugar en la calle y a lamujer solo espacios hogareños; también evidencian lospatrones sexistas que impiden a los hombres reconocersus sentimientos, mientras refuerzan su expresióndesinhibida en las mujeres.

Los retos

Aunque no analicemos los orígenes de laspeculiaridades encontradas en este estudio, es necesarioreflexionar sobre los retos a la sociedad que provoca elenvejecimiento, tanto poblacional como en el planoindividual.

En el contexto de una estrategia de desarrollo integral,sostenido y sostenible, resulta imprescindible promoverel establecimiento de una política demográfica que tiendaal equilibrio de la fecundidad y de las migraciones externasen el más breve plazo posible, ya que con el transcursodel tiempo se irá haciendo más difícil modificar lospatrones de conducta actuales, y su mantenimiento sincambios comprometería muy seriamente nuestro futuroa mediano y a largo plazo.

Esa política demográfica debe tener como premisafundamental el respeto más irrestricto a los derechosbásicos de las familias y de los individuos para determinarsus propios destinos. También debe considerar lanecesidad de mantener una constante vigilancia sobre eldesarrollo del proceso de envejecimiento en nuestro país,tanto en el plano individual como poblacional, medianteinvestigaciones multidisciplinarias que profundicen en elconocimiento de esta temática y ayuden a prever yprecisar sus probables efectos.

Hacer de los adultos mayores elementos activos ytransformadores en la comunidad requiere brindarles�incluyendo a los que se acercan a la edad de retiro�opciones de aprendizaje de nuevos contenidos y habilidadesque les permitan lograr formas de incorporación diferentesa las actividades sociales.

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Atender a los mayores como grupo social importantecuantitativamente �hoy y aún más en los próximosaños� y cualitativamente distintivo, requiere en lasociedad cubana de una instancia nacional con valoresjerárquicos y legislativos que centre la organización, laejecución y el control de las instituciones y entidades conel encargo social de trabajar en favor de los sujetos de latercera edad. Ello debe ir unido a la creación de unmecanismo institucional que posibilite a estas personasexponer sus criterios y defender sus intereses como grupopoblacional con necesidades y características propias.

Considerando que muchos mayores carecen de losrecursos económicos suficientes para enfrentar losrequerimientos actuales, y la necesidad de hacer másaportadora su labor �tanto para la sociedad como paraincrementar la autoestima disminuida que muchosmanifiestan�, se requiere analizar la conveniencia deestablecer sistemas laborales más flexibles para laspersonas jubiladas y los trabajadores en edad de retiro:trabajo a media jornada o solo algunos días de la semana,horario abierto, trabajo a domicilio o por cuenta propia,u otras variantes que les permitan dar un mayor aportesocial y contribuyan, a la vez, a su realización personal.

Para mejorar el llamado «apoyo formal» a la terceraedad se requiere incrementar el número de especialistasen geriatría y en gerontología, así como fortalecer eltrabajo del médico de la familia, que garantiza la atenciónmédica preventiva, individualizada y sistemática. Tambiénes necesario revitalizar los Círculos de abuelos a travésde mayores y mejores opciones de actividad para losancianos.

Dentro del apoyo formal que se puede brindar enlas comunidades, es necesario incrementar y perfeccionarla participación de los Comités de Defensa de laRevolución y la Federación de Mujeres Cubanas en lastareas de atención a la tercera edad. Estas organizacionespueden constituir una vía de satisfacción directa de lasnecesidades de los ancianos y de su incorporación a lastareas sociales. Por otra parte, se requiere el apoyo de losConsejos Populares a las iniciativas que se pongan enpráctica para mejorar la calidad de vida de las personasmayores, y la coordinación de los esfuerzos institucionalesy de las organizaciones de masas para estos fines.

Un aspecto de suma importancia en el trabajo que sepuede hacer en las comunidades, es el desarrollo deprogramas educativos, recreativos, deportivos yculturales, en los que se podría aprovechar la experienciaprofesional y humana de los propios ancianos en tareasde apoyo a la producción y a los servicios de lacomunidad, en la educación de las nuevas generacionesy en la solución de sus propios problemas materiales ode relación.

Hacer de los adultos mayores elementos activos ytransformadores en la comunidad requiere brindarles

�incluyendo a los que se acercan a la edad de retiro�opciones de aprendizaje de nuevos contenidos yhabilidades que les permitan lograr formas deincorporación diferentes a las actividades sociales, siello fuese necesario, y el redescubrimiento depotencialidades en sí mismos. Permitir a la persona sersujeto �y no objeto� de su propia socializaciónconstituye uno de los mayores retos que enfrenta lasociedad.

Por último, nos parece necesario enfrentar laeducación de las familias donde conviven personas dela tercera edad y representantes de otras generaciones,con la incorporación del anciano a los planes de vida yfamiliares, la búsqueda de recursos para la mejorconvivencia intergeneracional y el desarrollo dehabilidades comunicativas entre sus miembros.

Considerar a la familia, en las políticas sociales, comopunto de partida de la atención informal al anciano ycomo protagonista fundamental de la socialización enesta etapa del desarrollo psíquico, trasciende la visiónde «cuidadora» de ancianos. La convivencia familiarpuede resultar más o menos aportadora al desarrolloindividual de la persona mayor, pero la reducción desu papel a mera asistencia de los ancianos generalizauna representación de incapacidad que la mayoría delos senescentes ni quieren ni merecen. Si llegar a viejoses hoy un privilegio que la sociedad propicia a lamayoría de los jóvenes actuales, y si los mayores semerecen continuar disfrutando creadoramente de lavida construida por varias generaciones de cubanos,son imprescindibles recursos científicos y sociales paracomprender, aceptar y transformar la tercera edadcomo etapa de aporte social, en correspondencia conlos ideales humanistas que prevalecen en el país.

Notas

1. El «Plan Nacional de Atención al Anciano» es enriquecido en1982 con los resultados de la Asamblea Mundial de la ONU sobreEnvejecimiento �donde se aprobó un Plan de Acción Internacionalal respecto� y de la Reunión Regional de la CEPAL sobre esemismo tema.

2. Véase CITED, Atención al anciano en Cuba. Desarrollo y perspectiva,Editorial Palacio de las Convenciones, La Habana, 1996.

3. Entre los primeros trabajos de carácter sociodemográfico sobreel tema se encuentran los de Raúl Hernández y María Elena Benítez,del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la Universidadde La Habana, aparecidos en la pasada década. Véase Raúl Hernándezy María Elena Benítez, Algunos aspectos demográficos y socio-económicosde los senescentes en Cuba, CEDEM, La Habana, 1989. En los últimosaños se han publicado varios estudios sobre la tercera edad realizadospor especialistas de la Oficina Nacional de Estadísticas, entre losque se destacan los trabajos de Juan Carlos Alfonso, Clara Marín yMaira Mena. Véase Oficina Nacional de Estadísticas, Centro deEstudios de Población y Desarrollo, El envejecimiento poblacional en

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Cuba: apuntes para su estudio, ONE, La Habana, 1997. Asimismo, enel Ministerio de Trabajo y Seguridad Social se han preparadoinformes sobre el impacto del envejecimiento desde la óptica de esainstitución. Veáse Orlando Peñate e Ismael Lugo, La seguridad socialen Cuba. Retos y perspectivas, (folleto), Ministerio de Trabajo ySeguridad Social, La Habana, 1997. Recientemente también losautores de estas líneas han presentado el informe de investigaciónLa tercera edad en Cuba. Un acercamiento sociodemográfico y sociopsicológico,CIPS, La Habana, 1997.

4. Véase La tercera edad en Cuba..., ob. cit.

5. Veáse Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Económicosy Sociales, Factores determinantes y consecuencias de las tendenciasdemográficas. Nueva York, 1978.

6. Veáse Oficina Nacional de Estadísticas, Centro de Estudios dePoblación y Desarrollo, Anuario Demográfico de Cuba 1997, LaHabana, julio de 1998.

7. Ibídem.

8. Veáse Centro Latinoamericano de Demografía, Boletín Demográfico,a. XXX, n. 59, Santiago de Chile, enero de 1997.

9. Por tasa bruta de reproducción se entiende el número medio dehijas que tendría cada miembro de un número hipotético de mujeresal final de su etapa reproductiva, si a lo largo de esta última estuviesensujetas a las tasas de fecundidad por edad de la población en estudioy no estuvieran expuestas al riesgo de la mortalidad. Una tasa brutade reproducción inferior a 1 significa que cada mujer actual en edadfértil no garantiza su reemplazo perspectivo.

10. Veáse Oficina Nacional de Estadísticas, Centro de Estudios dePoblación y Desarrollo, Anuario Demográfico de Cuba 1996, LaHabana, julio de 1997.

11. Veáse Oficina Nacional de Estadísticas, Centro de Estudios dePoblación y Desarrollo, Proyección de población. Nivel nacional y provincial.Período 1995-2015, La Habana, marzo de 1996.

12. La información básica para calcular estas proporciones apareceen la publicación del Centro Latinoamericano de Demografía: BoletínDemográfico, a. XXX, n. 59, Santiago de Chile, enero de 1997.

13. Ibídem.

14. El psicólogo estadounidense Richard A. Kalish, en su libro Lavejez. Perspectivas sobre el desarrollo humano (Editora Pirámide, Madrid,1996), hace interesantes reflexiones sobre la vinculación del ancianoy concluye en su análisis que la desvinculación es una respuestainadecuada para algunos; para otros es adaptativa y, para algúnotro, es la nueva continuación de los patrones de conductapreviamente establecidos.

15. Tomando en cuenta las concepciones del Dr. Fernando GonzálezRey, consideramos la socialización adulta como establecimiento derelaciones de comunicación que permitan la interiorización de nuevosvalores y formas de conducta consistentes con los cambios en lasposiciones y roles de los años adultos.

16. María Teresa Bazo, socióloga española, destaca entre losestudiosos de ese país por su seriedad y creatividad al abordar laspeculiaridades de la sociedad de la tercera edad. Pueden consultarsesus trabajos en la revista REIS (n. 47, 60 y 73) y su interesantemonografía La sociedad anciana, editada por el CIS y Siglo XXI deEspaña en 1990.

17. Hemos podido consultar varios materiales de Carmen DeliaSánchez, investigadora puertorriqueña que analiza críticamente lasituación de los ancianos en su país y en América Latina.

18. Otro plano de análisis, el que emana de la pertenencia a diferentesgrupos socioclasistas, de género, familiares o etáreos, y las condicionesque se derivan de las capacidades físicas y de la personalidad delsujeto senescente, comenzamos a abordarlos ahora en nuestrasinvestigaciones.

© , 1998.

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no. 14: 69-78, abril-junio de 1998.

Teatróloga. Casa de las Américas.

Vivian Martínez TVivian Martínez TVivian Martínez TVivian Martínez TVivian Martínez Tabarabarabarabarabareseseseses

PrPrPrPrProblemática, diversidadoblemática, diversidadoblemática, diversidadoblemática, diversidadoblemática, diversidady espacio de debatey espacio de debatey espacio de debatey espacio de debatey espacio de debateen el teatren el teatren el teatren el teatren el teatro cubanoo cubanoo cubanoo cubanoo cubano

S i el teatro se afirma por excelencia en lacontradicción y la diferencia, ¿cuál no será su

condición y su desenvolvimiento en medio de unasociedad que impulsa (y participa de) constantestransformaciones y vive una existencia convulsa? Laescena cubana refracta los avatares esenciales de lavida de la nación y es eco de las más significativasideas, en activo y polémico debate con su tiempo.

En pleno proceso de gestación de la conciencianacional, el drama que iniciara la línea romántica,Pedro de Castilla, de Francisco Javier Foxá, provocóel primer choque frontal entre teatro y gobiernocolonial en 1838, con violentos incidentes durantesu representación, prohibida por las autoridades, yse llegó a afirmar que «el objeto de la comedia [�]era inducir al odio y al menosprecio del Rey y de lagrandeza de España».1

Años más tarde, el 21 de enero de 1869, pocodespués de iniciada la guerra de independencia enLa Demajagua y durante la primera temporada delos bufos, una función del Teatro Villanueva fue elmarco para que el guarachero Jacinto Valdés dieravivas a la independencia y a Céspedes, para

«radicalizar al pueblo y demostrar que no existía otrocamino que la insurrección»;2 al día siguiente, durantela representación de la pieza Perro huevero, aunque lequemen el hocico, de Francisco Valerio, tuvo lugar unamanifestación popular en la que se dieron vivas aCuba y «muera España», y se enarbolaron pañuelosde colores patrios, a lo que respondió el ejército devoluntarios con la matanza conocida como «lossucesos de Villanueva».

Si acudo a estos ejemplos distantes en el tiempodel objeto de este estudio, es para apuntar que nosolo no fueron hechos excepcionales, sino quemarcan el inicio de un vínculo entre la escena y eldestino de la nación, que se ha mantenido conaltibajos y variantes de carácter dialéctico y/ocoyuntural a lo largo de la historia cubana y quealcanza su clímax con la culminación del largoproceso de luchas que tiene lugar con el triunforevolucionario; un momento en el que también una«cultura de resistencia» �empecinada en la búsquedadel sentido de cubanía dentro de lo universal y en lanegación del mercantilismo y la indiferencia oficial�,una tradición escénica fundada en circunstancias

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heroicas, encuentra las condiciones para sucristalización.

Eclosión y forcejeo temático y formal

El triunfo de la Revolución coloca al teatro porprimera vez en su sitio y dignifica la profesión del artista,al propiciar la creación de grupos profesionales �yreconocer la esclarecida trayectoria de uno existentedesde 1958: Teatro Estudio�; se fundan revistasculturales y editoriales, un sistema de escuelas de arte apartir de un amplio movimiento de instructores quepropaga la cultura y su disfrute a lo largo de la isla; y elSeminario de Dramaturgia del Teatro Nacional. Lacampaña de alfabetización, en 1961, favorece lascondiciones para el nacimiento de un público, razónde ser y contraparte vital para el arte de la escena yentidad impensable en la actividad asistemática de laseudorrepública, a pesar de la ardua batalla por un teatrode arte iniciada en 1936, y del «resurgimiento»�paradójico en términos culturales� del teatro delas «salitas».3

La decisiva influencia de la realidad revolucionariaen el desarrollo del teatro nacional, así como lospresupuestos y el ejercicio de la política teatral de laRevolución �y sus errores�, traducidos en lastendencias que asumen la dramaturgia y la puesta enescena, están ampliamente documentados por lateatrología cubana.4 La gestación de nuevasproblemáticas, nacidas del proceso de radicalestransformaciones socioeconómicas, políticas y culturalespasan a nutrir un muestrario de temas, como la agudalucha de clases, y la que enfrenta los nuevos valores y lasupervivencia de prejuicios y valores del pasado; la crisisde la familia como núcleo cerrado, ante el advenimientode una socialización intensa de la vida del país y laimplicación directa del individuo en proyectosesencialmente colectivos; la relectura de la historia, comoespacio indispensable de gestación y comprensión delpresente, instancia obligada de búsqueda de la expresiónde identidad, entendida como un concepto móvil ydialéctico; la gesta libertadora y las luchas armadas delpresente, así como el surgimiento gradual de nuevosconflictos y contradicciones (hasta entonces inéditos)derivados del arduo bregar en la construcción de unasociedad diferente, inspirada en la gesta libertaria decasi cien años y en el pensamiento independentista yantimperialista martiano, y de otro lado signada por elmodelo de construcción del socialismo europeo queenarbolaba la URSS y el resto del bloque socialista, encircunstancias geopolíticas singulares, a partir de laexpulsión de Cuba de la OEA en 1963 y delestablecimiento del bloqueo �económico y comercial

y, en un momento, militar� por el gobierno de losEstados Unidos, medidas que intentan aislar la isla delresto del continente latinoamericano.

A la crisis teatral �y sociopolítica de los 50�, y ala dificultad de los autores del período «�en muchoscasos con una profunda vocación por lo cubano�para definir una perspectiva lúcida, desentrañar y reflejarlos problemas esenciales de la realidad nacional»,5 sucedeen los 60 la «eclosión dramática»,6 que incluye lacontinuidad de dramaturgos iniciados en la etapaanterior (Virgilio Piñera, Carlos Felipe, Rolando Ferrer,Raúl de Cárdenas, Matías Montes Huidobro, José A.Montoro Agüero, entre otros); la irrupción de algunosque, con cierta obra escrita, solo logran estrenar ahora(Abelardo Estorino, Manuel Reguera Saumell, IgnacioGutiérrez, José Triana o Antón Arrufat, que antes habíaestrenado una pieza), y la revelación de otros nuevos(José Ramón Brene, Nicolás Dorr, Héctor Quintero,Eugenio Hernández Espinosa, José Milián); elsurgimiento de una nueva perspectiva estética y laapertura hacia una posible evolución en los sistemasexpresivos, primero, y una respuesta consciente a laslimitaciones de la producción prerrevolucionaria,después; la ampliación del concepto de dramaturgia, apartir del vínculo del autor con la escena; laintensificación de la visión crítica de la realidad; lacoexistencia de tradición y ruptura, negación ysuperación de los valores precedentes.

Sin embargo, desde el exilio político, un crítico comoMatías Montes Huidobro ofrece una mirada preceptivaen lo técnico y discrepante en lo ideológico, paradescalificar a los autores de la dramaturgia posterior al59, por su «endeble construcción dramática y lasarbitrariedades»; responsabilizar a la Revolución comocausa de un estado esquizoide; definir a losrevolucionarios marxistas como seres «sin atadurasespirituales de ninguna índole» y a la historia del pueblocubano como «cosa del azar y adivinación»; 7

animosidad que condiciona sus análisis puntuales.Los años 60 son también el impacto de la fuerza

progresiva de El robo del cochino, de Estorino; el éxitoarrollador de Santa Camila de la Habana Vieja, de Brene�primera obra que aborda la problemáticarevolucionaria�, vista por más de veinticinco milespectadores; el esbozo de dos líneas formales queinteractúan entre sí: una realista o neorrealista (Estorino,Brene, Reguera Saumell, Quintero, Hernández Espinosa,Gutiérrez), y una «experimental», continuadora de lavanguardia explorada por Piñera, Ferrer y Felipe(Arrufat, Triana, Gloria Parrado, Ezequiel Vieta, Milián,Dorr); los premios internacionales de El premio flaco, deHéctor Quintero; la agudeza en la crítica a la doblemoral y el doloroso proceso de asumirconsecuentemente las nuevas actitudes, en La casa vieja,

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de Estorino; la estilización de una compleja línea de latradición popular en María Antonia, de EugenioHernández Espinosa; la llegada de Brecht y la saga decopias al libro modelo; la divulgación de la dramaturgialatinoamericana por los festivales de la Casa de lasAméricas y su revista Conjunto; el Premio Casa ganadopor La noche de los asesinos, de Triana, en 1965; el PremioGallo de La Habana para su puesta en escena a cargode Vicente Revuelta, al año siguiente, y la presentaciónen el Teatro de las Naciones dentro de una exitosa giraeuropea.

Junto a la dramaturgia nacional avanza el lenguajede la escena, también a través de puestas de Sartre,Williams, Lorca, Albee, Shakespeare, Brecht,Ghelderode, Chejov, Ibsen, O�Neill y Lope de Vega,por solo citar los más frecuentes. Los clásicos son unavía fundamental de aprendizaje para los artistas y parala culturización del público, y referencia de valorinestimable para confrontar la producción nacional.

Creatividad revolucionaria vs. dogmatismo

Pero en medio de la década afloran también lossíntomas de un agotamiento formal y de los sistemasexpresivos junto con la conclusión del análisis de lafamilia pequeñoburguesa. Precisamente Dos viejos pánicos,de Piñera �Premio Casa 1968� y La noche� llevan asus últimas consecuencias los recursos dominantes delperíodo.

De modo paralelo, la radicalización política de lasociedad �en 1961, como respuesta a la invasiónmercenaria a Playa Girón organizada por la CIA, seproclama el carácter socialista de la Revolución�conduce a replanteos y escisiones. Al recrudecimientode las hostilidades estadounidenses contra Cuba, el paísresponde con la ofensiva revolucionaria. Tensiones dela lucha ideológica, unidas a errores por el tratamientoadministrativo y dogmático de aspectos inherentes a lacreación artística, y por la intromisión encomportamientos de la vida privada, lesionan el devenirdel teatro y separan del sector a un grupo de creadores.Los siete contra Tebas, de Arrufat, gana el Premio JoséAntonio Ramos de la UNEAC en 1968; el libro sepublica y es centro de una fuerte polémica ideológicapor entenderse la obra defensora de posicionesambiguas frente a problemas fundamentales que atañena la Revolución;8 después del Premio Casa obtenidopor Dos viejos pánicos en 1968, Piñera se convierte en unautor problemático para la mirada oficial y su obra nose difunde. Rine Leal se ha referido así a esos años:

Después de 1966 aparecen síntomas evidentes de una fatigaformal, de una extenuante reiteración, de una similitud derecursos, de una repetición modélica que al mismo tiemporevelan una insuficiencia para expresar plenamente la

cambiante realidad cubana [�] En pocas palabras, seprecisaba una apertura.

A la distancia de más de veinte años, se comprende queesa es una de las críticas subyacentes que se hacía a estacreación y que afloró �aunque lamentablemente entérminos nada científicos� en el Seminario de Teatro yDanza celebrado en diciembre de 1967. La insatisfacciónque el movimiento teatral mostró consigo mismo, y quedesde luego era en gran medida compartida y hastamagnificada por funcionarios y burócratas culturales,culminó en nuevas opciones, de las cuales solo el TeatroEscambray ofreció una respuesta coherente. El períodoentre 1967 y 1971 significa un punto de giro en el que através de torpezas y tanteos, de fórmulas administrativasy errores culturales, se va forjando una nueva imagendramatúrgica.9

El Seminario Nacional de Teatro reclamaba de losartistas un protagonismo social al declarar: «El teatroes hoy parte de la realidad misma, es centro degravedad, está dentro de la sociedad. El teatro es unaforma dialéctica y viva de comunicación».10 Así, comorespuesta al reclamo, y sobre todo ante la propiainsatisfacción con un quehacer artísticoinsuficientemente comprometido con los cambios quetenían lugar a escala de la sociedad, surge el TeatroEscambray, proyecto de ruptura singularmenterevolucionario en su proyección estética. El Grupocaracteriza del modo siguiente el panorama que seproponían superar:

El empleo de fórmulas artísticas caóticas, gratuitas, a vecesnetamente importadas: un repertorio que raras veces teníarelación con las instancias esenciales de la transformacióndel país, que no aportaba, ni arriesgaba, ni esclarecía,enmarcado en temáticas ajenas, afines quizás a un públicoreducido y casi siempre el mismo, sobre el que tampocose elaboraba ningún tipo de conocimiento sistemáticoque regulara una comunicación.11

Los presupuestos artísticos principales, de fuerteraíz brechtiana, en su vocación de participar en latransformación de la sociedad, eran el abordaje críticode la realidad, conquistar un público virgen y establecercon él una nueva comunicación, la propuesta de laobra abierta y el «paréntesis estructural», como unacontinuidad enriquecida a la tradición del teatro dearte y a búsquedas de formas de llegar a un públicoamplio, como las del Teatro Popular de Paco Alfonso,desde los 40, y las Brigadas de Teatro FranciscoCovarrubias a inicios de los 60.

Otros dos grupos surgidos después del Seminarioalcanzan corta vida, pero sus posturas polares ejerceránuna influencia decisiva en el desarrollo del teatrocubano: el Teatro del Tercer Mundo, dirigido por Renéde la Cruz, con un repertorio de evidentecombatividad política y presupuestos estéticos simples,que permitieran movilidad y contingencia, estrena sieteespectáculos, pero no alcanza resultados artísticos

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notables, aunque sienta las bases para la gestación delTeatro Político Bertolt Brecht, un grupo «modelo»creado por decreto.

El otro colectivo, Los Doce, bajo la dirección deVicente Revuelta �maestro y experimentadorconstante, notable actor stanislavskiano, fundador deTeatro Estudio e introductor de Brecht en Cuba,director del paradigmático montaje de La noche de losasesinos� propone una exploración sobre las técnicasdel actor y los fundamentos de un teatro pobre basadaen las teorías de Grotowski y Artaud, busca «rescataruna imagen integral del hombre que no se agote en elplano de lo psicológico o lo intelectual, sino queincorpore esferas tales como los mitos, el instinto y elinconsciente».12 Montan Peer Gynt, de Ibsen, y muestranal público sesiones de ensayos y el entrenamientopsicofísico previo a la representación, pero el proyectono satisface a sus hacedores y se disuelve antes deconcluir un año de trabajo.

Los 70 son el auge del Teatro Nuevo. La vitrina,de Albio Paz �crítica al egoísmo de los pequeñosagricultores negados a ceder la tierra para integrarse alos planes estatales colectivos�, con su incorporacióndel absurdo, personajes que mueren y vuelven a lavida, lenguaje farsesco y el «paréntesis estructural»(debate en el que el público puede rectificar el cursode la acción), marca un paradigma al desmentir que elteatro popular deba ser únicamente realista, lineal odirecto.13

Paulatinamente comienzan a surgir colectivos decorte similar en el resto del país �La Yaya, en elpueblito del mismo nombre, bajo la dirección de FloraLauten, actriz del Teatro Escambray; en el puerto deLa Habana, el Teatro de Participación Popular, dirigidopor Herminia Sánchez y Manolo Terrazas; la Teatrova(peculiar mezcla de música y teatro) en Santiago deCuba; el Colectivo Teatral Granma, en Bayamo; PinosNuevos en la Isla de la Juventud, y Cubana de Aceroen la siderúrgica del mismo nombre. Cada unocomienza a generar su propia dramaturgia, vinculadaa la problemática del público al que se dirigeprimordialmente. El Conjunto Dramático de Orientese transforma en Cabildo Teatral Santiago, orienta suquehacer al rescate de una manifestación vinculada ala fiesta del carnaval en la colonia: el Teatro deRelaciones, y se adscribe a lo que se conoce comomovimiento de Teatro Nuevo, que ya integran muchosde los mencionados antes y que coincide con lacorriente de signo semejante que toma auge en otrospaíses de América Latina.14

La denominación Teatro Nuevo y el empleo delmétodo de creación colectiva �que en la experienciacubana no desplaza la individualidad del dramaturgocomo creador�, originan tensiones con el «otro»

teatro, al sentirse de algún modo relegado. Aunquecríticos como Rine Leal achacan la culpa de la polaridada la manipulación interesada por parte de la burocraciacultural, creo que se trata más bien de la lógica reacciónnegadora de y hacia toda ruptura �aunque en el fondono lo es. Quizás su crítica pueda aplicarse, en parte, ala etapa de proliferación �por el explicable apoyo auna expresión que desde la ideología revolucionariarenovaba la tradición�, en la que tienen buena partede responsabilidad los propios artistas al elegir una uotra forma,15 porque lo cierto es que el comienzo delEscambray es una acción a contrapelo de lamentalidad de la dirección cultural, reacia a entenderuna propuesta socioartística que no tiene nada deortodoxa.

El vínculo entre investigación y creación teatral,base de La Vitrina o El juicio, procesado artísticamentepor Albio Paz y Gilda Hernández, es entendido poralgunos como una receta mágica para aplicarsemecánicamente. El intercambio y la confrontaciónentre sí y con experiencias internacionales en los tallerescelebrados ya en los 80, esclarece posibilidades y seentiende que, del mismo modo que el Teatro Nuevoincorpora rasgos de una tradición precedente, lega al«otro» teatro recursos para satisfacer la necesidad�común a todos� de apropiarse de la realidad.

Desde las salas, José Milián (La toma de La Habanapor los ingleses) y Pepe Santos (Los juegos santos) ensayanotras vías experimentales. Armando Suárez del Villarinicia el rescate de textos del siglo XIX en renovadosmontajes. El repertorio del Teatro Político BertoltBrecht, creado a principios de 1973, abre un ampliociclo de dramaturgia socialista (B. Vasiliev, Vishnievski,Pogodin, Radoev y Guelman) y de coproduccionescon directores europeos, y alcanza notables montajescomo La panadería, de Brecht, bajo la dirección deMario Balmaseda, y El carillón del Kremlin, conducidopor el soviético Evgueni Radomislenski.

Consolidar el debate

La década siguiente se anticipa desde 1976 con lacreación del Ministerio de Cultura, que enmienda erroresy se replantea los presupuestos conceptuales en elejercicio de la política cultural. En 1980, el Festival deTeatro de La Habana pretende restaurar el equilibrio yrestañar heridas, y consolida la conquista de un público.Los premios de esa primera edición, resumen y balancede un largo período de trabajo, son una muestrafehaciente de la diversidad: Andoba, de AbrahamRodríguez, puesta de Mario Balmaseda con el TeatroPolítico Bertolt Brecht, renueva la línea abierta por SantaCamila� y María Antonia con un complejo acercamiento

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a las tensiones entre un ambiente marginal y losconflictos de un antisocial por escapar de su medio;Bodas de sangre, bajo la dirección de Berta Martínez conTeatro Estudio, propone una lectura brechtiana yesencial del texto de Lorca con imágenes que impactanen el recuerdo; La Vitrina, de Albio Paz, nueve añosdespués de su estreno, en una tercera versión delEscambray, esta vez a cargo de Elio Martín, sigue siendouna farsa vital y una crítica eficaz de los valoresenquistados; Cecilia Valdés, versión para teatro lírico dela novela homónima de Cirilo Villaverde y dirigida porRoberto Blanco, rescata el género de convencionalismosreductores, rompe cánones y logra una depuradaespectacularidad; Yerma, también bajo la dirección deBlanco, con Danza Nacional de Cuba y actoresinvitados, resalta por la lograda integraciónmultidisciplinaria y la exploración de sublime bellezaen las raíces de la cubanía.

Calixta Comité, de Eugenio Hernández, genera unestreno polémico al articular la exploración en ellenguaje popular con refranes y giros vernáculos, y laconducta dual de un personaje que representa a losComités de Defensa de la Revolución, la más masivaorganización social cubana. Calificado por la críticacomo «un caso infortunado sobre todo en lo que adramaturgia se refiere», y de enfoque «desacertado»,con «un uso indiscriminado del lenguaje»,16 más adelantela estudiosa Inés María Martiatu enjuicia el hecho desdeun ángulo diferente:

� esta obra en que lo popular alcanza su expresión másplena, asombró hasta el insulto a quienes no estabanacostumbrados a ver en escena tales personajes. El estrenode esta pieza sacó a flote muchos prejuicios hoyafortunadamente superados, y a pesar de haber sidoaprobada la obra, la confrontación a que dio lugar puso enevidencia que existían concepciones del arte puramenteburguesas.17

Rine Leal califica los 80 como «la década de larecuperación moral, o de la insatisfacción, o amorfa, osimplemente de transición»;18 Graziella Pogolotti laasume «matizada por una tendencia reflexiva» que sealimenta de la experiencia vivida por las artes plásticas,19

Carlos Espinosa se refiere a «convivencia plural»,«rectificación» y «apertura».20

Proliferan temas de actualidad que la crítica clasificacon cierto esquematismo contenidista: el amor �Niun sí ni un no, de Estorino; Los novios, de Roberto Orihuela;Proyecto de amor, de José González; más tarde, la ópera

trova Donde crezca el amor, de Angel Quintero�; laformación de las nuevas generaciones, el mundo deladolescente y su correcta orientación �El compás demadera, de Francisco Fonseca; Tema para Verónica, deAlberto Pedro; Rampa arriba, Rampa abajo, de YulkyCary; Aquí en el barrio, de Carlos Torrens�; la igualdadde la mujer �Presencia, de Elías Armando; Aprendiendoa mirar las grúas, de Mauricio Coll�; la lucha de clases,el desenmascaramiento del enemigo y su ideología�El escache, de Abraham Rodríguez�; la producción�Aprendiendo�, El acotejo, de Sirio Soto; Nosotros loscampesinos, de Orihuela; El que sube, de Pedro�; elsentido pequeñoburgués de la vida �La permuta, deJuan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea�; la nuevaética �Una casa colonial, de Dorr�; el marginalismo�que venía de los 70 y genera un despliegue a partirdel éxito de Andoba en variantes simplificadas, comoRampa� y Aquí en el barrio�; o el papel del dirigenteen la educación de los hijos �La familia de BenjamínGarcía, de Gerardo Fernández�, son algunos de losrubros que utilizamos para abordar el estudio de unaavalancha de obras, menores en su mayoría �talcomo las vemos hoy�, que tienen el mérito deenfrentar contradicciones inmediatas, con mayor omenor fortuna, de acuerdo con el grado deprofundidad, más allá de lo fenoménico, que logra elequipo creador.

Una parte de esa producción es lo que sediagnostica como «banalización del conflicto»,21 y esuna escala necesaria, imprescindible para llegar a lamadurez posterior, el punto de giro de laconflictividad para superar la dicotomía entre lo viejoy lo nuevo y proponer una reflexión de carácter éticomucho más abarcadora y esencial.

Pero en los 80 también se consuma la superaciónde falsas polaridades entre nuevo y viejo teatro ycomienzan a articularse orgánicamente �con losdesfases que impone la movilidad del desarrollo�teoría y práctica, investigación y creación, palabra eimagen, sociología y antropología.

Estorino escribe un texto de maestría: su «novelapara representar» Morir del cuento, en la cual «se superaa sí mismo con profunda vocación experimental»,22

superpone planos espacio-temporales y revela lanaturaleza del teatro por dentro, como continuidadfecunda a un texto de 1974 solo estrenado y publicadomás tarde: La dolorosa historia del amor secreto de don JoséJacinto Milanés, sintetizado luego en Vagos rumores (1992),

El teatro cubano más reciente, salvo excepciones abocado aun confuso marasmo, no ha sabido responder a la discusióncon propuestas de madurez.

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que diera pie a una línea dramatúrgica23 que utiliza afiguras literarias del siglo XIX para reflexionar sobrecontradicciones éticas del presente.

En el Teatro Escambray, Rafael González, autor, yElio Martín, director, denuncian desde el fraudeacadémico �un problema que aún las autoridadeseducacionales no habían aceptado oficialmente�deficiencias del sistema escolar que se extienden a otrasesferas de la sociedad cubana. Con este montaje, quesuscita una amplia polémica a nivel estatal y popular, elteatro se anticipa al proceso de rectificación de erroresy tendencias negativas a que convocaría el PartidoComunista de Cuba y a las críticas que lanzaría su TercerCongreso contra deficiencias en la planificacióneconómica y signos de corrupción.

La puesta suscita una polémica de orden artístico,que saca a la luz veladas reticencias ideológicas sobre lafunción del arte, cuando el columnista del periódicoGranma no comprende la conjugación de estilos diversoscon intención crítica �personajes realistas y el directorde escuela farsesco y robotizado� y señala que la puesta«no tiene un equilibrio ostensible» y «sugiere �y estono es bueno�mucho de improvisación» porque «PérezPeña [en el rol del director] no aquilata lo trascendenteque resulta para muchos la participación de un dirigentede esa categoría y, por ello, resbala por la epidermis desu papel».24 Sergio Corrieri, director del colectivo, sedirige a los lectores del principal periódico cubano paradefender la capacidad analítica del público, subestimadapor el crítico, y le aclara el porqué se actúa el personajede modo deshumanizado:

� sería imposible que en una sola persona se reunierantan obvios defectos y que nuestro sistema lo permitiera.Nosotros hemos tomado una licencia teatral, artística, parahacer [�] un símbolo negativo que es destruido [�] porlos personajes que sustentan posiciones revolucionarias yconsecuentes.25

Los 80 están marcados por la entrada a la vidaprofesional de una generación de jóvenes egresadosdel Instituto Superior de Arte. Su presenciacomplementa, desde dentro, el acento teatral en lasproblemáticas de ese sector poblacional, a que habíainducido su presencia pujante en la sociedad y comopúblico mayoritario, al tiempo que comporta unaactitud de cuestionamiento y un afán de conquistarespacios, como resultado de una formación teórica ysistemática.

A mitad de la década dos hechos escénicos singularesproducen una ruptura de largo alcance: Vicente Revueltavuelve a Galileo Galilei, un memorable montaje suyo delos 70, ahora con un grupo de estudiantes y actoresprofesionales, para dinamitar el lenguaje de larepresentación, desde las demandas de los más jóvenes,e introduciendo en la práctica de la escena las tensiones

del contrapunto de la relación Andrea-Galileo, con lasde alumno-maestro, estudiante-profesional, joven-viejo,a nivel de la vida fuera del teatro. El espacio ficcionalse somete a un doble riesgo cada noche y la meta essalvar la función a toda costa.

La graduación de un grupo de estudiantes del ISAes la génesis del Teatro Buendía bajo la dirección deFlora Lauten:26 Lila, la mariposa, de Rolando Ferrer, lanzaa los espectadores el cuestionamiento de los jóvenesactores cuando repiten de frente al público: «¿qué es unhombre?» y «estamos solos», a la vez que subvierte eltexto e historiza la trama con una versión final delvelorio en tono de show de cabaret, audacias formalesduramente criticadas por quienes exigían más respetoa los clásicos. Eran los reclamos de una generación quenecesitaba romper amarras y asumir el riesgo de laindependencia personal y la responsabilidad plena.

Ese mismo año, aún sin total conciencia del alcancedel tema y la situación elegidos, con Weekend en BahíaAlberto Pedro enfrenta el conflicto de una problemáticahasta entonces inédita en el teatro cubano: entre la utopíade alcanzar un diálogo con el exilio �que luego detentativas anteriores, abortadas por nuevas medidas delgobierno de los Estados Unidos contra Cuba, seconvertiría en un objetivo de mayor alcance a nivel dela sociedad�, y el encontronazo de «dos mundosincompatibles»,27 ambas posturas en franca tensión.

En 1988, otro joven, el director y dramaturgo VíctorVarela, con La cuarta pared, además de provocar elclímax de la crisis de obsolescencia de las estructurasorganizativas del teatro, se revela contra determinadosexcesos de seguridad,28 en una puesta desgarrada querevaloriza el lenguaje gestual y experimentosemprendidos y no culminados veinte años atrás. Sudesafío a la estructura teatral vigente �el montaje sedesarrolla en una casa, sin apoyo de ningún tipo�, laprecariedad marginal de su factura y la opresividadcomo alternativa a la afirmación optimista, unidos aun cierre de desnudo colectivo, provocan eldesconcierto de una parte de la crítica y cierta atmósferaadversa a nivel de la sociedad, resuelta con el propiodesarrollo del espectáculo y su inserción en circuitos demayor alcance.

Desde ángulos y formas diversas se completa unespacio plural de debate ético que cuestiona máscarassociales, discursos agotados por la retórica y reductorasunanimidades. La investigadora argentina Marina Piancalo percibe así:

Si en décadas anteriores se prefería reconocer los logros enel desarrollo de un teatro de la revolución, hoy (1988) lascríticas y la valoración múltiple respecto a la realidad delteatro cubano y sus deficiencias provienen de Cuba. Y si en1961 Fidel Castro, en sus «Palabras a los intelectuales»delimitaba los parámetros de la actividad cultural («Dentrode la Revolución todo, [contra] la Revolución nada»), hoy,

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incluidas en el interior de la Revolución, aparecen �y selegitimizan� experiencias inéditas en La Habana de hacealgunos años, en un período de pluralismo que ya se estáconcretizando en búsquedas teatrales de osadía artística ypolítica.29

La problemática problematizaciónde la precariedad

Los años 90 acentúan la perspectiva de discusiónde la escena desde la circunstancia de crisis, replanteode la economía, inevitables concesiones y reapariciónde ciertas desigualdades sociales que se imponen comoconsecuencia de la caída del socialismo «real» en Europadel Este y de la agudización del bloqueo estadounidenseen el momento de su máxima prepotencia hegemónica,con las leyes Torricelli y Helms-Burton. A pesar de lasagudas limitaciones, la política de la Revolución defiendesalvar a toda costa la cultura y, paradójicamente, comoconsecuencia de la explosión de grupos �un tantoirracional y desmedida� que genera la nueva estructuraorganizativa, hay más espacios potenciales para el teatro,aunque no físicos.

La escena del Período especial30 �abiertaparadójicamente con una trilogía de teatronorteamericano, dirigida por Carlos Díaz, deslumbrantecon su despliegue de recursos y sorpresiva en ladesacralización del tema tabú del homosexualismo�,«mantiene un inusual poder de convocatoria»,31 esportadora de un discurso profundamente crítico quedesde la Revolución fustiga sus limitaciones, exploraen las causas, reflexiona sobre el poder, debate actitudesy valores trastrocados y pone a prueba sus propioslímites, a través de espectáculos como Las ruinas circulares(Raquel Carrió-Nelda Castillo), La increíble y triste historiade la Cándida Eréndira y su abuela desalmada (CarlosCeldrán-Flora Lauten), La paloma negra (RafaelGonzález-Carlos Pérez Peña), Desamparado, Manteca yDelirio habanero (Alberto Pedro-Miriam Lezcano), SantaCecilia (Abilio Estévez-José González), Vagos rumores yParece blanca (Estorino), Los equívocos morales (ReinaldoMontero-Javier Fernández), Opera ciega y El arca (VíctorVarela), La niñita querida (Piñera-Carlos Díaz) Calígula(Camus-Carlos Díaz), y Medea (Montero-Estorino).

Estorino busca la verdad última del papel delintelectual en Vagos rumores, y cuestiona �por mediode la relativización del relato mayor de la novela-historia� el destino prescrito de los personajes de CeciliaValdés en Parece blanca, el discurso escénico tematiza sucarácter de versión y vehicula, en un diálogo intertextual,su mirada renovadora.

La niñita querida sondea estratos de auténtica cubaníaa través de referentes impostados, y traslada a la platea

el jolgorio, para una participación colectiva plena, en eldespiece de modelos viciados por la retórica.

Delirio habanero se vale de una trama insólita paraconstruir un ritual de identidad que apela a la culturacubana toda, defensora de un clima de comprensión ytolerancia, evoca a los que no están, metaforiza ademásotras ansias y aspiraciones del hombre común, desdelas necesidades más acuciantes en lo material hasta unamplísimo espectro de sueños truncos.

Como Delirio� , El arca alude �por medio de laparábola� al actualísimo problema de los artistas que,en busca de mejores condiciones de vida, optan porotro espacio geográfico, un fenómeno que en la prácticateatral, esencialmente colectiva, lacera la creación y lacontinuidad del desarrollo.32

Las búsquedas en torno a la identidad �nociónque se constituye en eje de un conflicto histórico entrelas fuerzas destructoras de la vida y la cultura y las querescatan sus más preciados valores�, son uno de loscauces que asume esa vocación autorreflexiva, paradesde múltiples facetas afirmar la cubanía, manifestarla voluntad política consciente, indagar en la memoria,explorar la condición insular, acentuar la recurrencia ala comida y a lo material por defecto, reanalizar el papelde la familia, encontrar nuevas vías para el humor�edificante o subversivo� y defender las utopíasirrenunciables.33

La diversidad temática está articulada con unaamplia exploración cultural en formas simbólicas,ritualísticas, parabólicas o fragmentarias que operan conentera libertad estilística y de hibridación.

La audacia conceptual de estas obras �variablesen niveles de calidad y, en consecuencia, en su efectividadideoartística�, así como su carácter problematizador,en tiempos en que la lucha ideológica vuelve aintensificarse, no se asimilan de modo homogéneo porel público, como respuesta lógica a una propiedadesencial de la obra de arte, ni por esferas de la sociedadque al parecer no comprenden que el teatro no se asientaen la afirmación sino en la conflictividad, y algunos secuestionan su validez como una acción en consonanciacon los principios de la Revolución. La complicidadnatural del auditorio que supone cualquier posturacrítica, a veces se sustituye por reacciones superficialesque banalizan el intercambio, por razones en las que elteatro no es siempre, o en última instancia, responsable.La insuficiencia de efectivos espacios sociales de debate,las limitaciones materiales y de índole conceptual�restrictivas� de los medios de difusión, inducen ala escena a suplir esos vacíos que, llevado a extremos,puede llegar a distorsionar su propia naturaleza.

Absurdas reticencias contra Manteca, de AlbertoPedro, con suspicaces y cautelosos silencios de una partede la crítica, y por mucho tiempo título innombrable

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en la televisión, manifiestan miopía política frente alangustioso contrapunto entre los tres hermanos,quienes, desde la absoluta precariedad, defienden unespacio para la utopía en que el hombre puedarealizarse a plenitud.34 Curiosamente, cuando la obraparticipó en el Festival Iberoamericano de Teatro deCádiz, una parte de la «vieja izquierda» latinoamericanale reprochó su postura crítica.

Enfoques prejuiciados e «imágenes incompletas yrígidas del arte, de los artistas y de su papel» provocan«el sorpresivo remake» de la fábula de «La cigarra y lahormiga», como califica Abel Prieto �entoncespresidente de la UNEAC� en un excelente ensayo,35

la estéril controversia desatada por periodistas poco ymal documentados acerca de la reflexión social queproponen algunos montajes. Desde la cultura, Abelreafirma que en la «política abierta, plural, antidogmática,enemiga de todos los sectarismos, están las basesconceptuales y prácticas de la unidad del movimientointelectual cubano».

Sin embargo, el teatro cubano más reciente, salvoexcepciones, abocado a un confuso marasmo, no hasabido responder a la discusión con propuestas demadurez.

Salvar el espacio crítico del teatro

En un sugerente artículo sobre cómo el teatro optaentre hacer del mundo o del teatro mismo su objeto,Georges Banu apunta que desde «hace algunos años,se observa que los cambios acaecidos en los planosfilosófico o político vuelven cada vez menos pertinenteel teatro-mundo», porque mientras en Occidente ya nohay alternativa �en el sentido marxista del término�como impulso al discurso crítico, en los países deEuropa del Este la crítica, antes ejercida por la escena,es asumida por la prensa y los medios decomunicación. El crítico concluye que la «liberación»de las sociedades del Este ha dejado en un estado deperplejidad a los artistas, en un impasse que debilita elpoder crítico de la escena, y el teatro se vuelve haciasus propias posibilidades expresivas, con peligro desofocarse en un formalismo academicista. El riesgoes, pues, la sustitución de «un teatro abierto que seoponía a una sociedad cerrada por un teatro cerradoen una sociedad abierta».36

Si a la luz de esas reflexiones se trata de caracterizarla práctica de la escena cubana de hoy �en uncontexto diferente a los dos que analiza el crítico�,desde el punto de vista de su relación con el mundo ycon el teatro mismo, llama la atención la coexistenciade dos tendencias cuasi polares.37 De un lado, un teatroque sin ambages trata de reflejar la problemática en

que está inmerso el ser cubano en las circunstanciasde la realidad actual y que cada vez se refiere de modomás directo a esas propias circunstancias,principalmente por la vía realista y a veces desde elmás chato naturalismo. Es lógico que en laimprescindible necesidad mutua que debe existir entrelos diversos componentes de un sistema, el público,condicionado a entender en el intercambio teatral, seconvierta en un coadyuvante que, si se motiva arespuestas elementales, puede asimilar y procesar eldiscurso, como receptor, solo a ese nivel, sin mayorelaboración estética ni estimulación imaginal.

Del otro lado, un teatro que se vuelve sobre todohacia su naturaleza misma, para proponer unainvestigación antropológica que indaga en el cuerpodel actor y su expresividad extracotidiana, en la noliteralidad del discurso, en rehuir las convenciones dela escena naturalista, entre otros aspectos; pero queaun sin lograr una identidad, se revela fuertementemarcado por las fuentes teatrales transculturales quele sirven de referencia inspiradora. Este teatro, quegeneralmente asume mitos o textos clásicos, en suimperfección produce la sensación aparente de quesu objeto se aparta del mundo para refugiarse de llenoen los valores de la escena.

Los dos ejemplos anteriores se sitúan en losextremos de un muestrario diverso, y son ladeformación de dos tendencias que corren el riesgode separarse cada vez más, hasta el extravío �en elcaso del primero� de los valores artísticos específicosdel teatro, en aras de una copia instantánea yepidérmica de la realidad y de la respuesta inmediatadel público. Un camino que arriesga el verdaderoespacio de debate social ganado en estos años. Y delsegundo, de alejarse de la posibilidad de una auténticacomunicación con el espectador.

De existir un intercambio real en términos dediálogo artístico, malogrado en las etapas más recientespor una política demasiado masiva y falta dejerarquización por parte de la dirección estatal de lasartes escénicas, ambas tendencias quizás no hubieranllegado a la polarización, que es consecuencia de la crisisdel movimiento teatral cubano como entidad colectivaviva, condición garante de un desarrollo artísticosostenido desde el diálogo sistemático.

Otro riesgo del presente es el coqueteo con un teatrocomercial, desde la precaria estabilidad de algunosgrupos �que ya no lo son, si se entiende como tales elcompromiso ético y profesional con una línea artísticay sus presupuestos conceptuales�, la aparición deremakes de títulos popularizados por Broadway�¿¡vuelta a los 50!?�, y la creencia, infundada, dealgunos teatristas �a partir de los nuevos «airesgerenciales» a que se ha visto obligada la economía

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cubana en otros terrenos� de que el teatro puedeautosubvencionarse sin perder su condición,38 lo quede llevarse a efecto los conduciría inevitablemente aconcesiones artísticas para la sobrevivencia.Motivaciones semejantes se vislumbran tras el asomode una mirada neocolonial en recientes montajes,realizados por directores europeos que descubren,trasnochados, los encantos del trópico y prometen acambio atractivas giras.39

En medio de un contexto de realidades dispersasy coexistentes, los 90 son a la vez conquista eincertidumbre, prueba de fuego para salvar la escenacomo instancia crítica.

Pero la crisis es una condición natural del teatro yuna escala del crecimiento. También en la escena deahora mismo, tres actores en medio de una casa viejacreen en «lo que está vivo y cambia» mientras luchanpor destruir sus prejuicios. Piñera juega divertido conunos cuerpos danzantes que hurgan en su poesía ynos la devuelven más cercana. Brecht cumple cien añosy una joven actriz tira de su endeble carreta a lo largode un camino de cenizas, habla de guerras, de coraje,y se niega a ceder su espacio de debate.

Notas

1. Trelles, Bibliografía cubana del siglo XIX, t. III, p. 171. Citado porRine Leal, La selva oscura, Arte y Literatura, La Habana, 1975,p. 261.

2. Rine Leal, La selva oscura. De los bufos a la neocolonia, t. II, Artey Literatura, La Habana, 1982, p. 55.

3. Véase Magaly Muguercia, El teatro cubano en vísperas de laRevolución, Letras Cubanas, La Habana, 1988.

4. Véase, entre otros, Virgilio Piñera, «Piñera teatral», prólogo aTeatro completo, Ediciones R, La Habana, 1960, pp. 7-30; «El nuevoteatro cubano» (encuesta a los dramaturgos Antón Arrufat, JoséR. Brene, Abelardo Estorino, Manuel Reguera Saumell y JoséTriana), La Gaceta de Cuba, a. 2, n. 19, 3 de junio de 1963, pp. 2-9; «El teatro actual» (mesa redonda de autores teatrales cubanos),Casa de las Américas, n. 22-23, enero-abril de 1964, pp. 95-107;Rine Leal, «El nuevo rostro del teatro cubano», La Gaceta deCuba, a. 2, n. 19, 3 de junio de 1963, pp. 10- 16; «¿A dónde vanuestro teatro?», En primera persona, Instituto Cubano del Libro,La Habana, 1967, pp. 101-110; Breve historia del teatro cubano,Letras Cubanas, La Habana, 1980; «Cuatro siglos de teatro enbusca de su expresión», Festival de Teatro de La Habana / 1980,Orbe, La Habana, 1982, pp. 7-54; Graziella Pogolotti, Prólogo aTeatro y Revolución, Letras Cubanas, La Habana, Cuba, 1980, pp.7-30, y «La política teatral: configurar un nuevo rostro», Escenariode dos mundos. Inventario Teatral de Iberoamérica, t. 2, Centro deDocumentación INAEM, Madrid, 1992, pp. 58-60; Rosa IleanaBoudet, «El teatro en la Revolución», Escenario de dos mundos.Inventario teatral de Iberoamérica, t. 2, Centro de DocumentaciónINAEM, Madrid, 1992, pp. 27-40; Rosa I. Boudet y VivianMartínez Tabares, «Cuba: sistema textual del período», Historiadel teatro latinoamericano (1950-1990), (Fernando de Toro, ed.,Carleton University, Ottawa, en proceso de edición); Raquel

Carrió, «La dramaturgia de la Revolución en los primeros años(1959-1968)», Dramaturgia cubana contemporánea, Estudios Críticos,Pueblo y Educación, La Habana, 1988, pp. 17-47.

5. Raquel Carrió, ob. cit., p. 32.

6. Rine Leal, Breve historia del teatro cubano, ob. cit., p. 142.

7. Matías Montes Huidobro, Persona, vida y máscara en el teatro cubano,Ediciones Universal, Miami, 1973.

8. Véase Leopoldo Avila, «Antón se va a la guerra», Verde Olivo, 17de noviembre de 1968, pp. 16-18. Mucho más acá, Los siete contraTebas se ha leído de modo diferente. Rosa Ileana Boudet afirma que«su brillante opacidad posibilita interpretarla no como la obra delodio y la rendición, sino también de la piedad y la reconciliación�»Véase Rosa Ileana Boudet, «Historia y metáfora», ponencia presentadaen el Coloquio «La escena cubana en la dramaturgia de los 90»,Centro Cubano de la AICT, septiembre 1995 (inédita); RaquelCarrió, «Una pelea por la modernidad», Primer acto, n. 225,septiembre-octubre de 1988, pp. 60-73, y Abilio Estévez, «El golpede dados a Arrufat«, Teatro cubano contemporáneo, Centro deDocumentación Teatral INAEM-Sociedad Estatal QuintoCentenario-Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1992, pp. 861-867.

9. Rine Leal, «Piñera inconcluso», prólogo al Teatro inconcluso deVirgilio Piñera, Ediciones UNION, La Habana, 1990, pp. 18-19.Al respecto, puede consultarse también Wilfredo Cancio Isla,«Privilegios de la memoria» (entrevista a Rine Leal), Revolución yCultura n. 7, julio de 1989, p. 7; Rine Leal, «Después de la caída(1963-1966)», En primera persona, ob. cit., p. 335; una visiónradicalmente diferente puede encontrarse en Magaly Muguercia,«Algo sobre el teatro cubano y su expresión socialista», Teatro: enbusca de una expresión socialista, Letras Cubanas, La Habana, 1981,pp. 7-15 y ss.

10. «Declaración de principios del Seminario Nacional de Teatro»,Conjunto, n. 6, enero-marzo de 1968, p. 6.

11. «El teatro, un arma eficaz al servicio de la Revolución», Revolucióny Cultura, n. 24, agosto de 1974, p. 11.

12. Citado por Rosa Ileana Boudet, «Notas sobre Los Doce y unTeatro del Tercer Mundo», Teatro Nuevo: una respuesta, Letras Cubanas,La Habana, 1983, p. 277.

13. Sobre la labor del Escambray pueden consultarse, entre otrosLaurette Sejourné, Teatro Escambray: una experiencia, Editorial deCiencias Sociales, La Habana, 1977; Albio Paz, Teatro, LetrasCubanas, La Habana, 1982; Rine Leal, La dramaturgia del Escambray,Letras Cubanas, La Habana, 1984; y Omar Valiño Cedré, La aventuradel Escambray, Colección Pinos Nuevos, Editorial José Martí, LaHabana, 1994.

14. Sobre el Teatro Nuevo en Cuba, véase Francisco GarzónCéspedes, Un teatro de sus protagonistas, UNEAC, La Habana, 1977;Recopilación de textos sobre El Teatro Latinoamericano de CreaciónColectiva, Serie Valoración Múltiple, Casa de las Américas, Ciudadde la Habana, 1978; Flora Lauten, Teatro La Yaya, Letras Cubanas,La Habana, 1981; Teatrova, Letras Cubanas, La Habana, 1981;Herminia Sánchez, Teatro, Letras Cubanas, La Habana, 1982; Teatrode relaciones, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1983; RosaIleana Boudet, Teatro nuevo: una respuesta, ob. cit.; y de la mismaautora, «Un teatro del presente», Universidad de La Habana, n. 227,pp. 327-339.

15. En ese sentido es curiosa la reacción negadora de su prácticaviva de entonces, que ha seguido el quehacer de algunos teatristasotrora adheridos al movimiento, quizás una localizada manifestación

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temprana de la crisis de valores que atraviesa hoy la escena, reflejode la sociedad.

16. Véase Eliseo, Morejón, Elder y Cid, «Respondió el público»,Verde Olivo, n. 5/80, 3 de febrero de 1980, pp. 56-59.

17. Inés María Martiatu, «Prólogo» a Teatro de Eugenio Hernández,Letras Cubanas, La Habana, 1989, p.15.

18. Véase Wilfredo Cancio Isla, ob. cit., p. 8.

19. Véase Graziella Pogolotti, «El teatro cubano en vísperas de unanueva década», Revolución y Cultura, n. 2, marzo-abril de 1991, pp. 22-26.

20. Carlos Espinosa Domínguez, «Una dramaturgia escindida», prólogoa Teatro cubano contemporáneo. Antología, Centro de DocumentaciónTeatral / Sociedad Estatal Quinto Centenario / Fondo de CulturaEsconómica, Madrid, 1992, pp. 12-77.

21. Rosa Ileana Boudet, «Tradición, innovación, banalización», Tablas,n. 4/84, octubre-diciembre de 1984, pp.16-25.

22. Véase Vivian Martínez Tabares, «¿Hacia dónde vamos? Memoriaspara una valoración de la escena cubana de los ochenta», Didascaliasurgentes de una espectadora interesada, Colección Pinos Nuevos, LetrasCubanas, La Habana, 1996, pp. 9-20.

23. Entre otros, los textos, Plácido, de Gerardo Fulleda León; Deliriosy visiones de José Jacinto Milanés, de Tomás González; La verdadera culpade Juan Clemente Zenea, de Abilio Estévez; Mascarada Casal, deSalvador Lemis, y Catálogo de señales, de Carlos Celdrán.

24. José Manuel Otero, «Molinos de viento del Grupo Escambray»,Granma, 16 de marzo de 1985.

25. Sergio Corrieri, «Molinos de viento», Granma, 19 de marzo de1985.

26. En 1981, con la primera graduación de actores del ISA, FloraLauten había montado una versión de La emboscada, de RobertoOrihuela, un texto «clásico» del Escambray sobre el enfrentamientode dos miembros de una familia en dos bandos opuestos durante lalucha contra bandidos. En 1984 monta Electra Garrigó y desacralizacon audacia la educación sentimental de la familia cubana. VéaseRaquel Carrió, «De La emboscada a Electra: una clave metafórica»,Tablas, n. 2, abril-junio de 1985, pp. 2-8.

27.La expresión sale del título de la excelente introducción a lapublicación del texto realizada por Abelardo Estorino, ambos puedenconsultarse en Tablas, n. 2, abril-junio de 1987, pp. 33-39.

28. Véase el valioso análisis en Randy Martin, «Cuban Theatre underRectification», The Drama Review, T 125, MIT Press, Massachusetts,1990, o en Socialist Ensembles. Theater and State in Cuba and Nicaragua,University of Minnesota Press, London, 1994, pp. 158-189; en españolen Conjunto, n. 85-86, octubre de 1990-marzo de 1991, pp. 43-55.

29. Marina Pianca, «El teatro cubano en la década de los ochenta:nuevas propuestas, nuevas promociones», Latin American TheatreReview, n. 24/1, Universidad de Kansas, otoño de 1990, pp.121-133.Aparece también en Conjunto, n. 85-86, octubre de 1990-marzo de1991, pp. 34-43.

30. Estos años, los de mayor confrontación internacional del teatrocubano, son también los de más amplia cobertura por publicacionesespecializadas extranjeras, motivadas precisamente por el espacio dedebate que la escena propone. Además de artículos, reseñas y textosteatrales que pueden encontrarse con relativa sistematicidad endiversas revistas, amplios dossiers aparecen en Primer acto, n. 228,Madrid, febrero de 1989; La escena latinoamericana, n. 1, México,D.F., febrero de 1993; ADE Teatro, n. 45-46, Madrid, julio de 1995;Les Cahiers, n. 1, Maison Antoine Vitez, Montpellier, 1995; TheDrama Review, T145, MIT Press, Massachusetts, verano de 1996.Una edición especial de South Atlantic Quartely, titulada «BridgingEnigma: Cubans on Cuba», a cargo de Ambrosio Fornet, incluyemateriales sobre la escena, v. 96, n.1, Duke University Press, Carolinadel Norte, invierno de 1997.

31. Liliana Cherén, «El teatro en Cuba», La Maga, Buenos Aires,miércoles 3 de julio de 1996, pp. 10-11.

32. En una antología de obras de autores nacidos después de los 50,preparada por Rosa Ileana Boudet en 1993, tres de los once autoresno viven ni trabajan en Cuba. Véase Morir del texto, Ediciones UNION,La Habana, 1995. De emprenderse ahora el proyecto, quizás aexcepción de Raúl Alfonso, no habría nuevos autores que incluir, loque revela una interrupción en el relevo dramatúrgico.

33. Véase Vivian Martínez Tabares, «Para una aproximación a locubano en la dramaturgia de los 90», inédito.

34. Véase Vivian Martínez Tabares «Manteca: catarsis y absurdo»,Didascalias urgentes�, ob. cit., pp. 61-70; «Delirios habaneros parareinventar la utopía», inédito, y Magaly Muguercia, «El don de laprecariedad», Teatro y utopía, Ediciones UNION, La Habana, 1997,pp. 9-36.

35. Abel Prieto, «�La cigarra y la hormiga�: un remake al final delmilenio», La Gaceta de Cuba, n. 1, enero-febrero de 1997, pp. 52-58.Véase en el mismo número Graziella Pogolotti. «Bajo el signo dePrometeo», pp. 50-51, y los antecedentes en el dossier titulado «Teatroy espacio social. Una polémica necesaria».

36. Georges Banu, «Derrota y victoria», Primer acto, n. 248, marzo-abril de 1993, pp. 6-8.

37. Intento no reiterar lo ya expuesto en mi artículo «¿Máscaras orostros? Teatro cubano de hoy», que puede consultarse en El CaimánBarbudo, a. 30, n. 283, 1997, pp. 4-6.

38. Esta falacia fue expresada en la Conferencia Nacional de lasArtes Escénicas, celebrada en abril de 1997. Felizmente, el narradory ensayista Abel Prieto, ministro de Cultura, conminó a los artistas aexigir del Estado mantener el apoyo necesario para la acción cultural.

39. Macbeth, un acercamiento pintoresquista a la raíz africana, acargo de una desconocida directora francesa, y El burgués gentilhombre,bajo la dirección de Jerome Savary, festiva pero triste parodiacabaretera y populista.

© , 1998.

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P. Ramos, D. Domínguez, A. Arrufat, R. I. Boudet, R. Carrió, C. Díaz, A. Estorino

El teatro cubano actual:intertextualidad,

posmodernidad y creación

Patricia RamosDaylet Domínguez

Antón ArrufatRosa Ileana Boudet

Raquel CarrióCarlos Díaz

Abelardo Estorino

Patricia Ramos (moderadora): En las últimas tres décadas de nuestro siglo, elmundo ha vivido momentos de profundos cambios en casi todas las esferas de lacreación humana. Han cambiado las formas de hacer política, los modos de concebirel intercambio económico, los rumbos ecológicos de la sociedad y, por supuesto,también se han renovado los modos de hacer literatura. El teatro no ha permanecidoajeno a estas transformaciones globales; también participa y se contagia con estostiempos que corren. Los dramaturgos, los teatristas tientan nuevos métodos y estilosde hacer teatro. Algunos emergen o se hacen reiterados a tal punto que provocan,finalmente, que muchos los vean como símbolos de una nueva época. Entre estosnuevos estilos representativos se encuentra la intertextualidad.

La intertextualité, ese concepto acuñado por Julia Kristeva, en 1967, ha sido desdeentonces empleado una y otra vez por los críticos y por los propios autores en elmomento de concebir sus obras. El uso continuado de este recurso nos ha llevado aplantearnos una serie de interrogantes: ¿Cuál es su verdadero alcance dentro de nuestracreación teatral? ¿Quiénes, entre nuestros autores, han representado este recurso conmayor éxito u originalidad? ¿Ha significado para nosotros aquella «literatura delagotamiento» que anunciara John Barth? ¿Significa esta actitud la disolución, la pérdidadefinitiva de la autoría? ¿Podemos considerar la puesta en escena como activa ynecesaria receptora de esta práctica? ¿Podemos basarnos solo en la intertextualidadpara definir la posmodernidad? ¿Cuáles han sido las experiencias de nuestrosdramaturgos, directores y críticos a la hora de asumir tal fenómeno?

no. 14: 80-97, abril-junio de 1998.

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El teatro cubano actual: intertextualidad, posmodernidad y creación

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Les proponemos una reflexión sobre estos temas; abordar estas complejasrealidades de la creación en nuestros predios teatrales.

Daylet Domínguez (moderadora): Algunos críticos han sostenido que con ElectraGarrigó de Virgilio Piñera el teatro cubano hace su entrada en la modernidad.Recientemente en la revista Tablas salió publicado un artículo de Waldo Gonzálezdonde afirma que con la Electra se inicia la posmodernidad en nuestro teatro,fundamentando su tesis en la apropiación del clásico griego para su posteriorreelaboración. Nuestra pregunta es: ¿qué opinión les merece esta últimaafirmación? ¿Creen que sea válido sustentar la posmodernidad en la práctica de laintertextualidad?

Raquel Carrió: Yo respeto ese criterio, pero no es el mío. La razón es la siguiente: enprimer lugar, pienso que no vale la pena apegarse demasiado a los términos demodernidad y posmodernidad, porque la posmodernidad, como su nombre indica,es algo estrechamente relacionado con la modernidad. Yo creo que no hay manerade definir lo que es la posmodernidad sin tener en cuenta cuáles serían los rasgos másacusados de la modernidad en la cultura y el teatro cubanos. En el caso de Virgilio yohe dicho muchas veces que, en mi opinión, Electra Garrigó es el primer texto delteatro moderno en Cuba; pero eso no quiere decir que el espíritu de la modernidadempiece con Electra Garrigó. Pienso que se puede hablar de modernidad en la culturacubana desde mucho antes. Uno tiene que ver la búsqueda de la modernidad en lacultura cubana como un proceso. Yo escribí hace tiempo un trabajo que se llamó «Unapelea cubana por la modernidad», donde empiezo hablando de El Conde Alarcos, deMilanés, de 1838. A mí me parece que ya ahí está planteado, en principio, el conflictoesencial de la cultura cubana en la búsqueda entre la tradición y la modernidad.

Pero también podríamos decir que la pelea por la modernidad empieza a finalesdel siglo XIX con todo el movimiento modernista cubano. Creo que Antón y Estorinopudieran dar su opinión sobre eso. Pienso en Martí, por supuesto, y en general entodo el círculo modernista, que, como sabemos, fue un intento bastante frustrado,por la muerte de Martí, de Casal; después, la de Manuel de la Cruz, la de Juana yEsteban Borrero; allí ya hay una proposición de modernidad. Si uno quiere, del mismomodo, puede tomar los años 20 �y muy especialmente el Manifiesto Minorista, porejemplo. Cuando uno revisa el Manifiesto Minorista se da cuenta de que allí está todolo que va a caracterizar las búsquedas artísticas del siglo XX cubano. Entonces,podríamos decir que la pelea por la modernidad empieza más definidamente con lavanguardia artística cubana.

Creo, además, que tendríamos que tomar como referencia los años 30, momentoen que se propicia el surgimiento de un movimiento propiamente teatral; se constituyeel teatro La Cueva, que está tratando de hacer un teatro cubano y moderno,entendiendo por esto último uno que acoja las técnicas internacionales, de lo másavanzado de la época; pero al mismo tiempo lo que le otorga un rasgo característicoa nuestra vanguardia es su empeño por realizar un teatro profundamente cubano.

Ahora bien, hay un momento en el cual eso que hace mucho tiempo vieneandando como esfuerzo, como interés, como proyecto, alcanza una plenitud yreaparece, esta vez refundido en una nueva cualidad. Yo creo que ese momento seproduce en la dramaturgia cubana cuando Virgilio escribe Electra Garrigó. Electra,además, es un texto que se escribe en 1941 y no se estrena hasta 1948. ¿Por qué?Porque el teatro tiene esta doble condición de texto y de representación. Perocuando Virgilio escribe Electra Garrigó, ya ahí está presentado el teatro moderno enCuba en sus caracteres básicos.

En el teatro cubano hay dos líneas de la tradición, estudiadas muy bien por RineLeal. De un lado, una llamada cultista, que tiene que ver más con el texto, con la

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P. Ramos, D. Domínguez, A. Arrufat, R. I. Boudet, R. Carrió, C. Díaz, A. Estorino

literatura dramática, con la llamada influencia de los modelos; y de otro, una máspopular, vernacular. El primer texto que se propone vincular estas dos vertientesde nuestra tradición, con una voluntad de estilo y con una conciencia cultural, seríaa mi juicio Electra Garrigó. Esto no quiere decir que no pueda haber elementos demodernidad en José Antonio Ramos, por ejemplo. Yo creo que existen estoselementos en algunas de sus obras, como en La recurva. Pero, sin duda alguna,Ramos es un autor marcado por una tradición anterior, de corte realista. Sin embargo,donde se siente un intento de vanguardia y un intento de modernidad más fuerte,que se traduce en una conciencia, en una vocación, en una voluntad de estilo, enmi opinión, es en Electra.

Antón Arrufat: Creo que debemos aclarar ciertas cosas. En primer lugar, el términode modernidad tiene una relación con la vanguardia, pero la vanguardia no es unaforma exclusiva de la modernidad. La modernidad empieza después de la Ilustración,en el siglo XVIII. Y en la literatura cubana, en el teatro cubano yo la situaría en elAristodemo de Luaces, porque es la primera obra de la Ilustración que se escribe en elteatro cubano. Es la primera obra racionalista y lógica que se escribe en el teatrocubano. Es la primera vez que un dramaturgo se propone luchar y expresar su luchacon los principios religiosos, con la metafísica y con el poder eclesiástico organizado.Esto es un principio de la modernidad y yo creo que esa obra lo expresa casiperfectamente, dentro de las posibilidades de un dramaturgo menor como Luaces.Ahí vemos que la lógica, el racionalismo, son aplicados a los principios en los cualesse basa la institución eclesiástica y por tanto me parece que es dentro del teatro unejemplo exacto, preciso, de la modernidad. Decir que Virgilio Piñera con ElectraGarrigó funda la modernidad, es basarnos exclusivamente en el aspecto vanguardistade la modernidad. La modernidad es algo mucho más complejo que su aspecto,digamos, vanguardista. Es un principio ideológico, una expresión formal de esaideología y una serie de conceptos en los que se basa y con los cuales Virgilio Piñeraconvierte a Electra Garrigó en uno de los mayores ejemplos artísticos del teatro cubano.Es un momento en el cual irrumpe en la escena cubana y en el texto dramáticocubano, una serie de tendencias artísticas actuales, entre las cuales está indudablementela intertextualidad porque, por ejemplo, habrá una relación muy clara entre la ElectraGarrigó de Virgilio y la de Jean Giraudoux. O sea, hay que situar la modernidad unpoco más lejos aún de lo que ha propuesto Raquel Carrió.

Patricia Ramos: ¿Y en cuanto a la posmodernidad?

Raquel Carrió: Yo creo que existe un espíritu de época, que existe la era posmoderna.Hay dos posiciones muy polares: desde la gente que piensa que todo es posmodernoy que la intertextualidad, la cita, etc. fueron inventadas por la posmodernidad �cosaque uno sabe que no es verdad, La Ilíada es el texto más curiosamente intertextualposible; intercultural, porque es una sedimentación de referentes muy diversos, eincluso de culturas diversas�, y los que tienen una visión más compleja del fenómenoconocido como posmodernidad. No se trata de decir que la posmodernidad esabsolutamente esto y que todo es posmoderno; tampoco se trata de negar laposmodernidad. Existen caracteres, existen rasgos, pero uno no debe ser esquemático.Esta estrechez de conceptos no se manifiesta únicamente a la hora de definir elfenómeno contemporáneo de la posmodernidad, cuya misma contemporaneidad einmediatez nos dificulta en extremo su definición. A veces nos tropezamos con ciertosconceptos que se enseñan en el Preuniversitario, por ejemplo del romanticismo, segúnlos cuales el romanticismo es el momento en el cual el hombre empieza a contemplarla naturaleza. Eso es una burrada, porque el hombre contempló la naturaleza toda lavida. Hay algo ahí que es diferente pero hay que buscarlo con profundidad.

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Estamos muy cerca todavía del fenómeno de la posmodernidad, pero no creo quesus rasgos se puedan sacar solamente a partir de la cita, la subversión del clásico...porque eso se ha hecho en la cultura toda la vida, de una forma o de otra. Entonces,habría que abrir una línea sobre la posmodernidad mucho más seria, mucho más rigurosapara ver cuáles son sus caracteres reales de profundidad. No creo que el caso sea ahoraempezar a decir que todo es posmoderno, no creo que sea necesario, además. Parahablar de la contemporaneidad de Virgilio no hay que decir que Virgilio era posmoderno.Lo que yo sí creo que hay que decir es que la posmodernidad asume, de una maneraparticular, los rasgos que la cultura ha desarrollado desde la Antigüedad.

Carlos Díaz: Yo no soy muy teórico en materia de posmodernidad; pero he sido unavíctima que ha caído en todas sus trampas. Yo me voy apropiando de todo. Un día,Juan Piñera, que ha trabajado mucho conmigo, me dice: «Hay una obra de mi tío quese llama La niñita querida, que la familia no quiere...» Juanito sacó la obra de la casa, laleímos en otra casa y yo dije: «Esta obra se puede montar». Y pensé que lo mejor erahacerla con toda la gente que estuvo alrededor de Virgilio. Y si uno va a ver La niñitaquerida, ve un poco todo ese juego, o sea, la fiesta de la niñita querida, que no es otracosa que la fiesta de los teatristas, de los dramaturgos cubanos.

Pero yo fui niño «soviético», con aspiraciones de ir a estudiar a la URSS. Esanostalgia por la URSS está presente en todo lo que hago. Yo no pude ir allá en unprimer momento; pero luego tuve la suerte de visitarla en un viaje de estímulo, otorgadopor la Brigada Hermanos Saíz. Hay momentos de esa experiencia �ver SanPetersburgo, el Kremlin� que no los puedo quitar de mis obras. Eso para mí es muyfuerte: la nieve de poliespuma. Todo este mundo de la URSS siempre lo llevo a lasobras que hago, o sea, es lo que de pronto se perdió de mí.

Creo que en La niñita querida está eso. Cuando Virgilio me pone en un parque unapersona que espera por un perro, yo digo que él me está dando todas las claves: estees uno de nuestros primeros asesores soviéticos, la dama del perrito ha venido con él.Hay un mexicano que se encuentra con la madre de Flor de Té; y por qué Flor de Téno pudiera ser la hija de uno de los primeros especialistas soviéticos. Esa fue la historiaque se le creó, que fue saliendo en el momento en que se estaba trabajando. A la obrase le fue armando toda una historia, y no creo que en eso haya habido falta de respetoa Virgilio. La hermana de Virgilio cuando vio el estreno me dijo: «Esto a mi hermanole hubiera encantado, porque esto es una fiesta». 

¡Una niña que se decide, por su nombre, a matar a toda la familia! Pensé que habíaque edulcorar aquello. Y la hice llegar entre miriñaques y frufrus de encajes. Piensoque es de los trabajos que más me han dejado; aunque desató una ola de veintepuntos de debate. Puntos tan sencillos como que no había un sombrero y al padre sele puso uno de guano pintado con esmalte blanco y alguien sugirió que había quequitarlo porque era el sombrero de Elpidio Valdés. Más diecinueve puntos que seríamuy gracioso analizar, pero no es el caso.

Patricia Ramos: Partiendo de la idea de que la intertextualidad es un fenómenoinherente a la literatura, de que esta siempre se ha servido de ella, ¿se perciben en laescena cubana nuevas maneras de asumir la práctica intertextual que marcaría rumbosdiferentes en su uso?

Rosa Ileana Boudet: Como dijo Raquel, siempre ha existido ese carácter deapropiación que tiene esta Isla, esa facilidad para apropiarse de corrientes y detendencias. Por supuesto, siempre ha existido el trabajo sobre las fuentes, lainterdependencia literaria de los autores con los textos, con la cultura, con todo aquelloque lo ha precedido. A mi juicio, lo que la intertextualidad marca de alguna manera eslo que sucede siempre con todos los términos afortunados en la crítica literaria. De

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P. Ramos, D. Domínguez, A. Arrufat, R. I. Boudet, R. Carrió, C. Díaz, A. Estorino

alguna manera, este término de la Kristeva ilumina una parte del pensamiento. Yme da la impresión de que no es que nadie se proponga: voy a dialogar con... o voya incluir un intertexto..., porque eso no puede ser posible. Pero sí existe una voluntadmucho más consciente. Se intenta resaltar ese vínculo que tiene con la tradiciónprecedente de una manera explícita, directa, que llega entonces a formar parte dela estructura de la obra. Quizás uno de los autores que trabaja más conscientementeeste fenómeno en el teatro cubano contemporáneo es Abilio Estévez. Antón Arrufatha dialogado con las obras de Esquilo, del mismo modo que Estorino lo ha hechocon Cirilo Villaverde en Parece blanca. Y revisando a Abilio, me preguntaba cómolograba ese manejo de la intertextualidad que tal parece un orfebre (confieso queno he hecho un estudio riguroso de cómo ese fenómeno se manifiesta). Entoncesayer tomé dos de sus obras que me parecen ilustrativas de esta esfera de laintertextualidad, en las que las citas y las alusiones forman parte del texto. En elcaso de Abilio Estévez, muchas veces utiliza citas directas, de las cuales apuntatodas las referencias bibliográficas, y otras veces usa citas indirectas. No sé si ustedesrecuerdan Santa Cecilia, el monólogo que escribió para Vivian Acosta. Uno seencuentra que la actriz, como la madre, dice «debajo de un naranjo verde y coposocuyas ramas temblaban sobre mi rostro, siendo muy niña en mi cuna de paja yo medormía...» y más tarde, sorpresivamente aparece una cita directa, o un intertexto, ydice la actriz: «Yo era una muchacha seria, bien educada, mi profesor fue amigo demi padre, un hombre cultísimo llamado Don Ramón, al que le decían, no sé porqué, mi tío el empleado». Y así, continuamente, el texto está lleno de alusiones, queson también partes de un intertexto que llena completamente esta obra.

Creo que una vez Vivian Martínez Tabares se tomó el trabajo de anotar la cantidadde alusiones que había dentro de la obra. Por ejemplo: «vamos de excursión a casade la tía Teresa Trebijo». Creo que es interesante recorrer la obra de Abilio, porqueahí están las fuentes: Luisa Pérez de Zambrana y el «Canto a mi madre», AgustínAcosta, Dulce María Loynaz, Vicente Huidobro, los cuales están localizados comocitas, como intertexto. También está presente y absolutamente visible el diálogocon la canción popular, con el refrán, con la cultura cubana, como para que ellector tenga la evidencia de ese propósito dialogante, que ese propósito de utilizarcitas de pronto forma parte de un tejido que ya no es el anterior, porque ahora lepertenece por entero al discurso y a los códigos de Abilio Estévez. En Perla marinasucede lo mismo, aunque creo que está mucho más logrado en Santa Cecilia, por ladensidad que posee esa obra. Aunque Perla... está llena también de muchasreferencias donde ya no se trata del trabajo con las fuentes. Las fuentes o lasinfluencias son esas interdependencias que los autores tienen, pero se manifiesta lavoluntad explícita; como mismo sucede en el fenómeno de la puesta en escena.Esto es lo único que quería acotar. En la puesta pasa lo mismo. Pavis en sudiccionario habla mucho de cuando Antoine Vitez usa textos ajenos en las puestasen escena, por ejemplo la Andrómaca, que está llena de intertextos de Luis Aragón.Del mismo modo, en el espectáculo de Lorca montado por Carlos Díaz, no estásolo El público, hay otras de sus piezas que actúan como intertextos; y así se convierteen un fenómeno mucho más difícil de ubicar en la puesta en escena, y su estudio secomplica por la carencia de recursos. Muchas veces los actores citan gestos quetienen su historia. Cuando Mérida Urquía en un espectáculo como Madre Coraje�que se puso en la Casa de las Américas�, cita el gesto o el grito mudo de MadreCoraje; lo está citando porque ha conocido la fotografía, porque a lo mejor havisto el filme. Así está llena la puesta en escena contemporánea de textos o intertextosque también son citas de otras puestas que pertenecen a una memoria de donde elactor o el director se nutren, lo traen al presente y lo reutilizan.

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Raquel Carrió: A mí me parece que Rosa Ileana apunta algo esencial para que laconversación pueda fluir, y es que quizás el teatro es, de todas las manifestaciones, laque tiene un carácter necesariamente más intertextual, porque la puesta en escenasupone la confluencia de un conjunto de lenguajes. Cuando se habla del teatro,partimos del texto escrito con todos los intertextos que pueda tener; pero ademástomamos en cuenta el texto sonoro, la música; y se habla también de la textualidadvisual, de los tejidos visuales. Incluso en los estudios más recientes se habla de lapuesta en escena en términos de texto espectacular que implica una serie de códigoso de lenguajes. Se les llama de una u otra manera, pero realmente son textualidadesdiversas que interactúan en la representación. Es decir, la gestualidad es un texto. Ladimensión visual y sonora de la escena ha condicionado que a lo largo de los siglos elteatro haya tenido esa fuerte condición intertextual. Pero además Rosa Ileana decíaalgo que me recuerda una acertada frase de la Dra. Graziella Pogolotti, a propósitode La noche de los asesinos. Ella decía que lo que progresa es la evidencia de su condición.Y yo creo que con la intertextualidad e incluso con la posmodernidad sucede. Rasgosque han estado en la historia de la cultura y en la historia del teatro, se acumulan, sereiteran a lo largo de los siglos. Y entonces, a partir de esta cantidad de rasgosregistrados, se conforma una cualidad. O sea, aparece una condición de entendimientocuando de alguna manera se reflexiona, ya teóricamente. De ahí que en otro momentopodríamos hablar también de todo el impulso que han tenido los estudios críticossobre el teatro en los finales de este siglo a partir de mucha información acumulada.

Antón Arrufat: Hay una cosa muy curiosa que suele suceder cuando se reúnen unoo dos dramaturgos con un director. Inmediatamente empiezan las contradicciones.Y uno siente unas ganas desesperadas de protestar por todo lo que está oyendo.Carlos ha divulgado un caso realmente extraordinario de aquello a lo que Rosa Ileanahizo referencia al hablar de la intertextualidad. Realmente, lo que Carlos hace es unaespecie de intertextualidad muy curiosa, y creo que siempre la debe hacer con losmuertos, porque los dramaturgos vivos nos vamos a inquietar mucho con ese trabajo.Indudablemente, todo esto plantea un asunto que quizás no hay que discutir aquí,porque este no es el momento. ¿Hasta dónde llega la libertad de un director parainterpretar un texto y hasta dónde llega la autoría de un autor sobre su texto? Esa esuna discusión infinita a la cual el cine ha propiciado todas las armas posibles, porquetodos saben lo que hace el cine con las grandes novelas, con las pequeñas novelas ycon los desastres de novelas. Sabemos hasta dónde el cine ha llegado en ese aspecto.Yo creo que el teatro también, impulsado un poco por el cine, ha ido a esa especie de�lo voy a decir con una palabra que no quiere ser peyorativa� tergiversación de untexto. Viven los textos de ser tergiversados, porque creo que el lector también tergiversael texto, ya sabemos la teoría de Harold Bloom sobre la mala lectura. O sea, todosrealizamos malas lecturas de textos; pero creo que existen directores �en este casoCarlos Díaz� que realizan verdaderas malas lecturas de los textos.

Carlos Díaz: Digo que trabajo con dramaturgos muertos porque me da mástranquilidad. A mí me gusta jugar con el dramaturgo, entrar en la vida de este hombreque ha escrito esta obra. Yo tuve una amarga experiencia en una rueda como esta, enRío de Janeiro, porque dije que me gustaba trabajar con dramaturgos muertos. EstabaJosé Sanchis Sinisterra y se levantó de la mesa. Entonces, yo no quiero que nadie selevante ahora, ni que vayan a pensar que yo quiero matar a nadie.

Mi método de trabajo es semejante al de un artista que comienza a dibujar en laescena. Me sitúo ante el escenario como un pintor. Cojo el texto, la obra. Pero casisiempre la versión final la hago a partir de lo que va sucediendo en el escenario. Nome dedico a limpiar esas cosas, sino que ellas se van limpiando en la medida en que el

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espectáculo va madurando. Creo que hasta ahora cuento con un equipo de gente, deactores y técnicos que están en esa frecuencia.

La relación de los textos que se usan en nuestras puestas en escena es casiimperceptible. Por ejemplo, se va a ver El público y está hablando Abilio Estévez yuno no se da cuenta. Lorca pone, en el boceto de El público, una madre que al final seda cuenta de que su hijo ha tenido una relación homosexual con el director de lacompañía y dice entonces que su hijo se le ha convertido en pez-luna. Pero a mí mefaltaba el inicio de la historia de esa madre. Y Abilio tiene una obra que se llama Lanoche y entonces la historia que empieza es la de Abilio, por el centro está la de lamadre de Bodas de sangre. Y termino con la que Lorca me da. Y es la misma actriz y elmismo diseño. Claro que ahí puedo aprovechar, porque Lorca no terminó de escribirEl público. Hay un cuadro perdido y con eso uno puede jugar.

Ahora se acerca un momento importante para nuestro teatro: se presentarán trespuestas de Réquiem por Yarini, de Carlos Felipe, y una cuarta, que viene de Miami. Vaa ser muy interesante ver una obra como Yarini con cuatro puntos de vista. El mío seva a demorar un poco. Tengo que hacer una regresión. Y he estado pensando que enel burdel donde vive Yarini, su Dama del Velo que entra no es otra que BlancheDubois, que ha dado la vuelta por el mundo y ha regresado al lugar de Yarini.

Antón Arrufat: Quiero hablarles un poquito de mi experiencia en Los siete contraTebas a que aludió Rosa Ileana. No creo que la intertextualidad sea exclusivamente lacita y la referencia, que es lo que ella ha analizado en el caso de Abilio Estévez.Cuando decía que Abilio ha llevado la intertextualidad en el teatro cubano más lejosque nadie, yo sentí un deseo desesperado de rebatir esa opinión, y de poner a otro ensu lugar. Porque la cuestión es establecer un afán de discusión que está en la mentehumana. Es maravilloso cómo uno elogia siempre a un autor para deprimir a otro, enlos dos sentidos de la palabra depresión: no solo para reducirlo, sino también paraenfermarlo de los nervios. Pero de todos modos no era eso lo que quería decir,aunque ya lo dije.

Primero, yo dije antes que la puesta en escena es también un texto. Indudablementeel texto no es solo la escritura, sino también un conjunto de representaciones, unapartitura musical y toda una serie de cuestiones que son también, en un sentidoamplio, un texto. Hay, sin lugar a dudas, partituras de textos de puestas en escena,como hay textos de puestas de ballet. Este es uno de los casos más evidentes de queexiste un texto en su puesta en escena. Ese texto es el que tratan algunos directoresde imitar, de rectificar. Existe esa tradición en la puesta del ballet, como sucedetambién con el teatro. Cuando se va a poner un clásico como Calderón de la Barca,hay una tradición en ponerlo y un director puede continuar esa tradición, o sea, leerese texto que implica la puesta en escena, releer ese texto o reescribirlo. Pero todapuesta en escena de un texto conocido tiene un texto previo, un pre-texto al cual eldirector �inconscientemente o no� hace referencia. Y se basa en él o lo ignora,que es otro modo de basarse en él. En el caso de la intertextualidad, cuando yoescribí Los siete... no se usaba el término; no se había encontrado una palabra que ladefiniera perfectamente como el término intertextualidad, que siempre provoca ciertadificultad al pronunciarse, pero que de todas maneras es uno de los términos másefectivos que ha encontrado la crítica literaria para analizar un fenómeno tradicionalde la creación artística, no solo literaria. No creo que la relación sea solo el intertexto,la referencia, sino que habría una relación con el hipotexto, que es el texto preciso ycon el hipertexto, que es en este caso lo que yo hice con la obra de Esquilo en Los sietecontra Tebas. En esa época me preguntaban qué estaba haciendo y yo decía: estoyhaciendo un collage de Esquilo. Armando Suárez del Villar, el director, me pidió unaversión de Los siete contra Tebas, de Esquilo, porque él la quería poner. Entonces leí la

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obra, y empecé a hacer esa versión usando varias traducciones. Fui analizando eltexto y lentamente lo reescribí. Primero pensé hacer una versión literal, hasta ciertopunto, para que la pudieran decir los actores; porque los actores cubanos tienenmuchas dificultades para decir un texto de cierta complejidad �eso lo sabemostodos�; algunos no saben decir versos y los dicen declamando; hay otros que cuandoel texto es muy complicado gramaticalmente, literariamente, hay que arreglárselopara que lo puedan decir.

Sin embargo, lentamente me di cuenta de que yo estaba reescribiendo la obra y amedida que fue progresando me fui liberando y encerrándome en ella. Es una actitudcontradictoria y paradójica que siempre se mantiene en la relación de un autor conun hipotexto, o sea, de un autor con un texto o con un pre-texto. Es una relación deencadenamiento y de libertad. Uno siente que mete la mano y que mueve escenas,cambia personajes y, al mismo tiempo, es esclavo de una estructura. Y esa estructuraes lo que realmente yo plantearía como la más profunda de las intertextualidades. Esdecir, el momento en que uno está encadenado por algo que es invisible, que nopuede ser definido, que yo llamaría estructura. En este caso, es una palabra de fácilcaptación. Es como si pensaras en la estructura de un edificio al cual se le quitan lasparedes, pero queda algo de todos modos. Y eso que queda �misterioso y, sinembargo, encadenante para el autor� es lo que realmente yo llamaría la verdaderaintertextualidad, que no consiste en citar o en poner listas detrás del libro, cosa quetodos hemos hecho, o en hacer referencias, sino en provocar realmente la introducciónde un espíritu y de una estructura distinta que pasa a ser de uno. Es como un caso demediumnidad, de espiritismo, de trasiego con un muerto. Es lo que siempre se haceen el caso de la intertextualidad: nos ponemos en contacto con los muertos. Entonces,esa relación que uno establece con el autor es realmente la misteriosa intertextualidad.O sea, algo que uno va a cambiar, que siente que no va a cambiar del todo y que sinembargo también cambia del todo. Ese fue mi trabajo con Los siete.... de Esquilo.Hay indudablemente �y en esto falseo un poco mi opinión� algunos remiendosy collage, algunas citas desde diferentes traducciones, traducidas a veces por mí, opor el traductor español, colocadas dentro del texto. O sea, que ni siquiera la teoríaanterior es pura, también hay citas y referencias en el aspecto menos profundo dela intertextualidad. Hay una intertextualidad mayor que es la de la estructura y unaparte donde se usan citas y referencias en algunos momentos, que sería el aspectomenor de intertextualidad. Por lo tanto, cuando se trata de la intertextualidad lapureza casi es inexistente e imposible.

En esa obra tan polémica y que tantos problemas me trajo, yo me propuse interveniren el pensamiento de Esquilo. En él hay una concepción religiosa del destino. Miobra se coloca más bien dentro del melodrama, o sea, no es una tragedia. Lo mismoque hizo Luaces con el Aristodemo, que convirtió una tragedia en un melodrama,porque la hizo lógica. Es decir, lo que es una fuerza oscura en Esquilo, mucho másgrande de lo que yo hice, una fuerza oscura e irracional que va llevando a los sereshumanos a un cumplimiento que no se sabe cuál es hasta el final, donde se sabe quese ha tenido que cumplir con un destino.

Esa fuerza oscura logra convertir a esa obra en una especie de soplo trágico quepasa por el escenario. Después de la modernidad, casi no podemos ponerlo en práctica.Estamos encadenados a nuestra lógica, a nuestro racionalismo, a nuestra maneranaturalista, realista y abominable de interpretar realmente una tragedia, que es esecumplimiento oscuro de un trazado que el personaje ignora y que solamente le serárevelado al final. Mi obra está situada en el plano del melodrama. En el plano del cualun hombre puede intervenir en su destino, puede cambiarlo, puede introducirtransformaciones... Por eso es un melodrama. Es algo triste, pero al mismo tiempogobernable. Y he ahí una limitante para las obras que nosotros podemos escribir.

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Hay toda una teoría al respecto que afirma que después del cristianismo no se puedenhacer tragedias porque se sabe que Dios vendrá a salvarnos. Pero a pesar de todasesas explicaciones, mi obra es y será siempre inferior al gran texto que la ha precedido.

Daylet Domínguez: Permítanme hacerle una pregunta a Estorino. Me parece queel recurso de la intertextualidad en sus obras es un esfuerzo que se nos muestra, amenudo, como algo consciente. Basándose en su experiencia personal, ¿nos podríadar su opinión?

Abelardo Estorino: Yo creo que la intertextualidad en mí no ha sido una voluntadexactamente así. Parte de la decepción conmigo mismo, con las obras terminadas.En el año 61 escribí una obra que se llamó El robo del cochino y aparece en todas lasantologías de literatura hispanoamericana como si yo no hubiera escrito nada más. Yparece que fue una obra perfecta, perfecta como la «pieza bien hecha». Eso me creóun desencanto total y más tarde escribí otra igual: La casa vieja. No hay cosa peor queterminar una obra; por lo menos para mí, que quiero ser genial y nunca llego; yentonces quiero probar con la siguiente. Después que terminé La casa vieja, se meocurrió que una historia en que dos hermanos se enfrentaban estaba dentro de losmitos y estaba en la Biblia (como los dos primeros hermanos que se enfrentaron eluno al otro) y escribí Los mangos de Caín, que está lleno de textos bíblicos, porque yode niño era presbiteriano. Y aunque la escribí en el 64, y en ese momento ni sesospechaba que el Papa nos visitaría alguna vez, ese tema resultaba interesante paramí. Escribí esa obra llena de textos bíblicos y además cumple con el cometido, tienela anécdota �pero la veo de otra manera. Después, bueno, la época influye en uno,los amigos influyen en uno, lo que uno lee influye en uno. Virgilio había escritoElectra...; Triana, Medea; Antón, Los siete contra Tebas, y yo no había escrito nadabasándome en los griegos; pero Edipo Rey siempre me había interesado y escribí unaobra en el año 68 titulada El tiempo de la plaga, que ha venido a publicarse ahora en el97. Después, es Milanés lo que me lleva a usar otros textos. Es nuevamente la necesidadde algo que decir. Milanés me interesa cuando leo el libro de Lola María, sus Memorias.Allí aparece la descripción del entierro del poeta. Y alguien que dirigía un programapara radio sobre teatro me pide que escriba sobre un autor. Yo leo eso y busco másdatos sobre Milanés. Descubro algo que necesito decir y tiene que ver con el momentoque estoy viviendo: la relación entre el intelectual y la política. Ese deseo me lleva aMilanés y a usar sus textos y los de Domingo del Monte y los de Villaverde y Ramónde Palma para crear la atmósfera del siglo XIX, que es también la atmósfera de Triana,Virgilio y yo, en una tertulia. Entonces no es buscar la intertextualidad por laintertextualidad, sino porque eso tiene un sentido para lo que estoy escribiendo.

En el año 62 había escrito una versión de Las impuras, de Carrión, y con unaingenuidad increíble traté de ser lo más fiel a Carrión, utilicé sus textos e hice unaversión que debe ser terrible. No la tengo; se perdió. Espero que alguna vez aparezcapara poder comprobar lo que pasó. Cuando quise trasbajar de nuevo descubrí que nosabía sobre qué escribir. Estaba buscando un mito cubano y pensé que el gran mitodel momento era la jinetera; pero podría ser también una mulata del siglo XIX. Yencontré a Cecilia Valdés. Entonces no cometí el error del 62. Utilicé la novela deVillaverde como Esquilo y Sófocles usaban los mitos griegos. Y me tomé todas laslibertades posibles, dejé que fueran personajes de novela, dentro de una novela y nootra cosa. Porque también me había dado cuenta que lo que yo había consideradorealismo, no tenía nada que ver con el realismo; que eso nunca se podría alcanzar,aunque las paredes fueran duras como las que tenemos y los personajes se vistieranexactamente de una manera y tuvieran todos los matices psicológicos deseados. Habíaque inventar, eso tenía que crearlo yo y no era un espejo como quería Tolstoi; sinoun espejo distorsionado, un espejo que existía dentro de mi cabeza. Es decir, yo

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podía hacer lo que quisiera con los personajes; y por eso la última obra que heescrito está llena de intertextualidad, aun en las acotaciones. De una maneraespontánea exijo de mí la búsqueda constante por transformarme, por ver si alcanzoesa obra perfecta que me deje satisfecho.

Raquel Carrió: A mí me parece que la conversación ha ido hacia un punto bieninteresante, por aquello que se ha hablado del texto, de la puesta en escena y lasversiones. Y quiero hacer una anécdota breve y muy personal. Aunque lleve añosdedicándome al teatro, cuando empecé a involucrarme en este mundo, yo realmenteera graduada de Letras. Mi formación era absolutamente literaria. Y cuando fui atrabajar a una Facultad de teatro mi primera reacción fue de rechazo. Iba al teatroy no me gustaba el teatro que veía. Yo creo que en esos años existía un momentocomplejo en la escena cubana. Tuve la suerte de tener cerca al maestro Rine Leal yempecé a asistir a sus cursos al mismo tiempo que Carlos asistía a los míos. Fueentonces que verdaderamente comencé a enamorarme de aquello. Y a raíz de migran conflicto entre el texto y la puesta en escena, pensaba que no me gustaba elteatro. Hasta que empezaron a aparecer cosas que realmente me interesaron yempecé a conciliarme. Desde entonces, la relación entre el texto escrito y elespectáculo me atormentó y decidí trabajar más sobre la necesidad que tenía derelacionarme en vivo con el mundo del teatro.

El grupo de Flora Lauten, con el cual trabajo todavía, se formó en las aulas, y secaracterizó desde el principio por las versiones de los textos clásicos, cubanos y nocubanos. Yo recuerdo que en esos años existía una polémica muy fuerte acerca deestas versiones. La emboscada fue la primera obra; luego se hicieron versiones sobreEl Lazarillo, El pequeño príncipe, Electra Garrigó y Lila la mariposa. Y ya ahí empezó lapelea, muy fuerte, porque era un escándalo esto de retomar un texto como Electray partir de una idea inusual.

Recuerdo que fui a Moscú en el momento en que estábamos trabajando enElectra y tuve la suerte de poder ver el teatro Taganka de Moscú. Allí vi una puestapreciosa de Las tres hermanas, con un nivel de codificación increíble, no porquealteraran el texto, sino porque alteraban todo el sentido. Los espectadores estabansentados en tarimas. La sala tenía una espejería enorme y era inevitable que cuandouno llegara se mirara en el espejo. Era un propósito intencional de la puesta. Y depronto todos aquellos espejos se abrían y salía una banda de militares tocando unamúsica de circo; inundaban todo aquel escenario y empezaban obsesivamente adar vueltas tocando música de circo. Son cosas muy fuertes en la cultura rusa: elcirco, lo militar, el espejo. Era una utilización bien inteligente de aquellos símbolospara un público como el ruso, que tiene una relación de alma impresionante con elteatro. Y, bueno, de pronto los militares se iban y se paraban unas mujeres preciosas,peinadas de una manera muy contemporánea, en sus tarimas y ahí empezaba aquellaobra. Yo había venido muy impresionada con aquello del circo y por aquella obratan desacralizadora. Estábamos empezando la investigación para la versión deElectra..., y entonces se nos ocurrió que lo interesante de la familia Garrigó era surelación con el circo; se creó una analogía y aquello era una representación circense,buscando equivalentes a través de vínculos e imágenes posibles.

Después vino el texto de Rolando Ferrer, Lila la mariposa. Un texto precioso,bien escrito, con el juego del melodrama, con la falsa conciencia. Y nospreguntamos cuál podía ser la analogía de este texto, y de una improvisación conlos actores salió que podía ser un cabaret. Empezamos a indagar cómo podíatrabajarse este equivalente, esta analogía del cabaret. Luego tropezamos con otrasexperiencias semejantes.

Lo que quiero decir es que, en aquel momento, tuvimos un gran conflicto: elproblema del respeto al texto. El problema del clásico y la contemporaneidad del

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P. Ramos, D. Domínguez, A. Arrufat, R. I. Boudet, R. Carrió, C. Díaz, A. Estorino

clásico. A mí me complace mucho todo lo que está diciendo Arrufat hoy, porque yorecuerdo que en aquella época, a través de mis estudios de la dramaturgia cubana mepercaté de que lo que habían hecho Estorino y Triana en sus obras era, de algunamanera, trabajar en la actualización de los clásicos, de los referentes y de los mitos anivel del texto. No era un movimiento escénico fuerte, en aquel momento, pero síera ya un movimiento �nuestro� de vanguardia, o como le podamos llamar. Porqueahí está Medea en el espejo y Los siete contra Tebas. Y realmente, desde Electra... hasta Lanoche de los asesinos y Los siete... nuestra vanguardia estuvo retomando los mitos, losreferentes de una cultura clásica y los estuvo, como decía Virgilio, cubanizando; ocomo podríamos decir nosotros, actualizando. De manera que ese trabajo se estabahaciendo ya con una fuerza tremenda. Entonces yo me preguntaba por qué habíatanta protesta con el problema del texto y la puesta en escena y la libertad del directoro la irreverencia o la herejía del director si de alguna manera eran cosas que ellosestaban haciendo.

Pero además, yo impartía entonces un seminario de investigación centrado�a solicitud de Mario Rodríguez Alemán primero y de Rine Leal después� en elanálisis de Shakespeare. Lógicamente porque era el autor, y so pretexto de su estudioyo descubrí que mi visión literaria, shakespereana, era muy falsa y muy extraña, porquerealmente el mundo shakespereano había sido bien diferente. Shakespeare era unhombre que escribía para el teatro y todo el mundo sabe que empezó sin tener nadaen la mano, que trabajó en las caballerizas... El realmente escribía libretos escénicos.Las divisiones con que a nosotros nos han llegado las obras shakespereanas sondivisiones posteriores hechas por los editores. La mayoría de sus obras no se editaronen vida de él, sino después, y los editores trataron de encontrarle una estructura, peroesa no era la estructura de los textos que circulaban, como libretos, entre los actores.El hacía partituras escénicas; y lo que se conservaba en esos libretos eran las entradasy salidas de personajes que iban a determinar el cambio de escena. Eso era unacuestión práctica del teatro, y noten que esto es abrumador en el teatro shakespereano.

Pero andando los años me enteré de algo más. Los famosos textos shakespeareanosque nosotros estudiamos están absoluta e increíblemente contaminados con lo queen el argot teatral se conoce como las morcillas de los actores. Esto lo vine a descubriren Inglaterra en diálogo con Clive Barker, un especialista shakespereano que vinodespués a Cuba. El me comentaba lo tremendamente difícil que resultaba para lostraductores, los filólogos, etc., descifrar una serie de textos shakespereanos.

El problema era el siguiente: como él escribía para la escena y para los actores, queeran en aquella época como los de ahora, gente con su mundo de referentes y deasociaciones; y como además en ese teatro se discutían problemas políticos y socialesmuy complejos, porque las funciones que hoy en día cumplen en cierta forma elperiódico, la televisión o el noticiero eran funciones que le tocaban al teatro, losactores le agregaban montones de ocurrencias, frases populares, ideas del momentoque iban a enriquecer a las obras. Por otra parte, el teatro era en cierta forma un lugarmuy popular. Entonces, él era el perfecto saqueador de mitos, porque todas sus obras,absolutamente todas, las sacó de las crónicas de Holinshed o de las historias trágicasde Belleforest o de las sagas escandinavas o de las Vidas paralelas o de los chismes dela época o del teatro que estaba haciendo el que estaba al lado, porque en la épocahabía absoluta libertad de tendencias. Así, hay una serie de intertextos que realmenteeran de todo: saqueos de fuentes, morcillas de los actores, imposiciones de los editores,por no hablar de las posteriores traducciones al castellano, donde todo loshakespereano �hay que decirlo con franqueza� muere muchas veces.

Digo esto porque yo trabajo en un grupo donde se toman estas libertades. Porejemplo, desde hace años yo pensaba que era un lindo proyecto hacer una versión deLa tempestad de Shakespeare cruzada con narraciones y mitos de la cultura yoruba y

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arara. Estuve años investigando a Shakespeare, y tuve que fajarme para analizar esostextos y hacer una shakespereada, como diría Rosa Ileana, una gran mascarada dondese cruzan textos shakespereanos con mitos, danzas, canciones, leyendas y patakinesde la cultura yoruba. Pasé un trabajo tremendo porque tenía que reconstruir y arreglartodo ese lenguaje para hacerlo posible para un espectador contemporáneo. Y entre ladirectora y yo hicimos un trabajo muy fuerte con el texto clásico y cada vez me dimás cuenta de que el teatro, para estar vivo, tiene que manifestar, por una parte, unrespeto a la esencia del autor o a la esencia del mito, y por otra tiene que estar renovandosu lenguaje todo el tiempo.

Yo pienso, por ejemplo, y esto no es una mentira ni es porque Arrufat esté presente,que una versión, y de verdad quisiera verla, de Los siete... de hoy, sería muy diferente alpropio texto, y creo que, sin embargo, ese texto daría una puesta en escena preciosa.Estoy convencida de que las adulteraciones, las adecuaciones, las transgresiones y lassubversiones serían enormes. Estorino lo ha hecho con su propia obra. El haexperimentado a partir de su obra y partiendo del estudio que hace de Milanés conLa dolorosa historia..., que es un texto escrito de una manera; después escribe Vagosrumores, que es otra obra suya y experimenta, recrea sus propios escritos. Uno se dacuenta de que es un autor que, basándose en sí mismo, cuando llega a la puesta enescena introduce otros elementos que son diferentes.

Es un tema inagotable. Pero yo creo que, de alguna manera, la herencia de Estorino,de Arrufat, de Triana y de Virgilio es una gran libertad para trabajar con las fuentes ylos referentes. Pienso que eso es una característica propia de nuestra cultura. El sentidodel juego, de la parodia, de la ironía, o el sentido de la irreverencia; lo que Virgiliollamaba la sistemática ruptura de lo trágico por lo cómico, cuando decía que el cubanono admite las imposiciones de la solemnidad, que el cubano con todo juega. Estosson elementos que incluso hoy en día se dan como rasgos de la posmodernidad. Ysin embargo, son valores que están a lo largo del desarrollo de nuestra cultura.

De alguna manera las más jóvenes promociones de autores dramáticos; o dedirectores llevan a cabo la íntima cercanía entre el texto y la escena. Es un fenómenomuy interesante, propio de las dos últimas décadas, porque la escena se ha enriquecidomucho desde el punto de vista textual y la escritura ha recibido importantesaportaciones desde la escena. Lo que yo siento es que en estas últimas décadas se estádando una gran libertad para trabajar con los referentes, con lo que podríamos llamarel uso y extensión y subversión de los referentes.

Para mí lo más interesante en términos de investigación del teatro cubano es que,incluso cuando yo trabajo la dramaturgia de los espectáculos de mi grupo, ese actoestablece una línea de continuidad que viene desde El Conde Alarcos y que encontró elmomento de una herencia definitiva en las obras de nuestra vanguardia en los años60, en las obras justamente de Estorino, Antón, Virgilio, Triana. Ellos fueron los quecrearon, yo diría, una licencia poética, una legalidad poética para este juego, para estasubversión.

Patricia Ramos: La intertextualidad ha desestabilizado verdades instauradas en losestudios literarios, tales como el status tradicional del texto, el referente de que sesirve la literatura para su elaboración, se circunscribe la fuente creativa a la tradiciónliteraria anterior. Es decir, con la intertextualidad, según algunos teóricos, el autor sedisuelve en una especie de indeterminación, una suerte de anonimato, donde la vozindividual se pierde. Estamos hablando de la tan tarareada muerte del autor. ¿Quécreen de esa muerte?

Abelardo Estorino: No. A mí me parece imposible. Es como decir que un collage dePicasso hace desaparecer a Picasso como artista, porque él está usando imágenes opegando papeles. Eso no importa, él pega los papeles de una manera en que nadie

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antes los había pegado. Y creo que usar otros textos, usar poemas en las canciones, loque estoy haciendo, uno lo hace con la idea que tiene de ese mundo que quieredescubrir. Es descubrir dentro de uno, que es descubrir a los demás. Pues creo que elautor no desaparece. Claro, Carlos hace todo lo posible porque desaparezca, según élcuenta. Porque él no va mezclando solo, sino que los actores también van mezclandosus vidas. Pero al final le tiene que seguir llamando Calígula, y tiene que titularloCalígula.

Daylet Domínguez: Ahora yo quisiera preguntarle a Arrufat. En los últimos años elteatro cubano ha reivindicado a ciertas figuras que estuvieron sumergidas en el silenciodurante varias décadas, como es el caso de Virgilio Piñera. Estamos ahora en laeclosión virgiliana. Todo el mundo quiere representar los textos de Virgilio. Se hapropiciado un marco, nos parece, favorable para la polémica, para la reflexión. ¿Porqué no ha pasado lo mismo con Los siete contra Tebas? ¿Cuál es la causa de que no sehaya representado en el teatro cubano, de que no haya ido a las tablas?

Antón Arrufat: El asunto es diferente. Virgilio Piñera pasó una marginación de untipo y yo pasé una marginación de otro... Y él está muerto y el que se muere se salva;yo todavía estoy vivo y puedo reclamar algunas cosas. Con Los siete contra Tebas sucedióun problema político que no ha sucedido con Virgilio Piñera en un sentido estricto.Es decir, no había ninguna obra de Virgilio Piñera que colocar en el index político delpaís, y con Los siete contra Tebas sí. Yo no sé si hay razón o no, y ya ni me acuerdo unpoco, porque han pasado treinta años de una cuestión que sigue viva alrededor de míy ha muerto en mí. Cosa muy curiosa. Siempre se me pregunta cuando salgo alextranjero sobre eso, como si hubiera acabado de ocurrir y para mí ha ocurrido hacemuchos años. Para los demás es un problema que tienen que resolver.

Yo me he dedicado a otras cosas, he escrito muchos libros de narrativa, de poesíay he escrito muchos ensayos. He escrito muy pocas obras de teatro porque despuésde ese golpe es muy difícil reponerse, en cuanto a la posibilidad de estreno. Despuésde Los siete contra Tebas, que inició en mi teatro una apertura, en el sentido de que yodejé de hacer un teatro, digamos de cámara, cerrado, y lo desarrollé en un espacioabierto en el que recurrí al verso o a la prosa cortada, rítmica, que se pudiera quizáshasta cantar en el escenario. Utilicé un coro, lo que nadie en Cuba había hecho hastaese momento después de Electra Garrigó, si bien el coro de Virgilio es diferente alcoro mío. Mi coro se atreve con el comentario de la escena, se atreve a hacer unapequeña obra dentro de una obra; lucha contra las estructuras ibsenianas queprevalecían y que han prevalecido durante muchos años en este cementerio que sellama el teatro cubano.

Creo que es una especie de mito que a los demás les convendría anular o quebrary a mí no, pero de todos modos, es un mito que fundamenta mi nombre y mi celebridad�local� y por eso no quisiera que ese fundamento se eliminara. Yo luchooscuramente en mi casa, en mi cama, porque esa obra no se estrene nunca, pero séque al final acabará estrenándose. Y los demás quieren quitarme hasta esa razón deser célebre. Pero de todos modos, aparte de la humorada, algún día tal vez se ponga.A mí me gustaría que se pusiera «tal cual», porque creo que hay en ese texto denovedades, una posible puesta en escena que no se ha practicado en el teatro cubano,que no lo han hecho ni los directores ni los actores. Hay una manera de expresiónfísica, de expresión con el cuerpo que no se ha practicado mucho en el teatro cubanoy que ahí están planteadas, dentro de las posibilidades que yo tenía en ese momentode percibir esa puesta en escena de un texto donde muy pocos personajes se enfrentan.Es un texto que parece más bien contar y menos dialogar. Pero creo que la efectividadde esa puesta estaría en el trabajo del actor, en el trabajo del director basándose en elcuerpo humano.

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Patricia Ramos: No quisiéramos terminar sin antes pedirles, a manera de conclusión,sus opiniones sobre el estado de salud del actual movimiento teatral cubano.

Antón Arrufat: Como decía Cantinflas, «hay momentos verdaderamentemomentáneos». A mí me parece que el teatro cubano está en un callejón sin salidadesde hace mucho tiempo. Y creo que se debe a la ausencia de autores y a que hayaun director o dos interesados en la experimentación, pero desde un punto de vistaque no es el de la sugerencia que el texto provoca, sino de los propios intereses quecomo creador tiene ese director. Esto conduce a una especie de empobrecimientodel teatro cubano, a una ausencia de representaciones, a una ausencia de estrenos. Esimpresionante, señores, la cantidad de clásicos y de autores contemporáneos que elpueblo de Cuba jamás ha visto. El pueblo teatral que va a los teatros nunca ha vistoun Hamlet, nunca ha visto un Beckett o lo ha visto puesto de una manera absurda.Hay además una tradición del teatro, que aquí se ha perdido completamente. Se hadejado de poner el teatro cubano del siglo XIX, del cual habíamos hecho una laborenorme de rescate para que la gente supiera que el teatro cubano no empezó hoy niempezó con Virgilio Piñera, ni ha sido destruido posteriormente, sino que tiene unalarga tradición como todo el arte cubano, que cuenta ya con siglos de existencia.Estamos acostumbrados a hablar como si todo fuera un hecho inmediato y detrás denosotros hay un pasado. Creo que uno de los sentidos de la modernidad y de laposmodernidad es el uso de ese pasado, el pensar el pasado como una simultaneidad,como un hecho que está presente en nosotros. Ese es uno de los primeros principiosde la posmodernidad, que es al mismo tiempo la negación de la afluencia histórica.Pero eso en este país se ha dejado de hacer. Y hoy, en este momento, hay un cementerioteatral impresionante. Es lamentable el esfuerzo inmenso que la Revolución hizopara formar actores, directores, durante años, en el que se gastó una cantidad inmensade dinero y energía, para que no resulte nada. ¡Para que no resulte nada...! Para quelos actores quieran meterse en un avión e ir a ganar dinero a Madrid. Cosa que estámuy bien, porque tienen que comprar después el aceite. Pero de todos modos, elhecho de que haya una especie de dispersión de la energía teatral y que haya ademásuna especie de inercia que no se sabe cómo romper, es uno de los fenómenos másconmovedores que veo en el teatro cubano. Yo hace años que me fui del teatro, peroaún así me llegan algunos ecos de su ruina total. Y entonces casi no puedo ni siquieralamentar que yo no haya vuelto a estrenar en casi treinta años. Tenemos el casoexcepcional de Estorino, uno de nuestros grandes dramaturgos y de nuestros grandesdirectores también que, aunque se haya ejercitado solo en sus puestas en escena yhaya abandonado por completo la posibilidad de poner otras obras, tiene el méritode haber puesto a Abilio Estévez y a Reinaldo Montero en circulación; la Medea esuno de los pocos espectáculos teatrales que se pueden ir a ver en este país, aparte delas cosas de Carlos Díaz. Pero son sucesos eventuales, de vez en cuando hay unarepresentación. Si pensamos en la cantidad de actores formados y de supuestosdirectores que hay, es increíble que no haya todos los días cinco o seis puestas en laCiudad de La Habana que ir a ver.

Raquel Carrió: Debo decir que yo discrepo completamente de Antón, que pordemás es una persona que admiro y respeto mucho. En la primera cosa en que discrepocon él es en que yo pienso que cuando se hable de Los siete contra Tebas, hay que decirque aquello fue una injusticia y nada más. Las razones no hacen falta. Aquello fueuna injusticia absoluta con Antón, con la cultura cubana y con el teatro cubano.Podemos entonces ir a buscar las causas, pero no es una cuestión de azar. Fue eso:una injusticia y un error. Y creo que el teatro cubano ha pagado muy caro las injusticiascomo esas �no solo en el caso de Antón. Aunque para ser justos, yo pienso que el

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caso más terrible fue el de Los siete contra Tebas, porque es un texto espléndido, bienescrito y además, en mi criterio, posee una profundidad de análisis tremenda de loselementos de la cultura cubana que en ese momento había que discutir. Ese es micriterio. Y por lo tanto mi primera discrepancia.

La segunda, es que yo pienso que no es justo decir que no hay teatro en Cuba. Lomás increíble, y lo más sorprendente que tiene el teatro en este país, en este momento,es que a pesar de las múltiples torpezas en el orden conceptual, ejecutivo, de lasmúltiples polaridades sin razón, porque como todo el mundo sabe hubo una etapade un conflicto entre el teatro de sala y el teatro nuevo, conflicto muy esterilizantepor cierto, porque lo que se estaba haciendo en el teatro de sala era bien interesante,pero lo que se estaba haciendo también en el Escambray era interesante y lo que seestaba haciendo en otros grupos era interesante. Pero esa manía sectaria de decir oesto o esto, es lo que ha arrasado de verdad con el teatro cubano. Es lo que arrasócon Los siete contra Tebas, lo que arrasó con la obra de Triana y lo que arrasó conmuchísimas cosas. Por ejemplo, Los mangos de Caín de Estorino, que es un textoprecioso, yo no sé cuánto tiempo estuvo sin ponerse. No es solamente el caso de Lossiete... La manía sectaria, dogmática y excluyente nos ha hecho un daño espantoso. Elhecho de decidir qué es lo que se promueve y todo lo que no se incluya dentro de esonegarlo y el hecho de ir de una prioridad a otra; y entonces hemos tenido un boom delteatro de sala en los años 60, ese era «el teatro» y después, llegando a los 70, elpriorizado era el teatro que se hacía fuera de los espacios de las salas, el teatro queestaba buscando el contacto con el público al igual que el de investigaciones. Pero esque después, en los 80, se negaba el teatro nuevo, que tiene también valores y queaportó cosas importantes a la dramaturgia, la escena y la cultura teatral cubana.

Yo creo que hay un concepto básico que hay que rescatar, y es el teatro comocultura, como elemento que desde distintos puntos de vista, desde distintas prácticas,se va acumulando y forma parte del conjunto de la cultura. Ahora otra vez tenemosesa misma polaridad. Y entonces la gente se declara a favor del teatro realista de nosé quién y rechaza el de Carlos, o de lo contrario acepta el de Carlos y rechaza todo lodemás...

Ahora, con ese mismo criterio y con esa misma introducción digo que lo máscurioso que tiene el teatro cubano en estos momentos es que a pesar de las enormese incontables dificultades materiales y a pesar de las inmensas limitaciones que significaproducir teatro en este país, que no siempre un autor sabe cuáles son, porque el autornecesita papel y tinta, y desde luego una vida cultural, y entiendo que Antón se quejedel problema de la vida cultural, que podría ser de un estímulo mayor, aquí hay unteatro cien veces superior al de muchos países latinoamericanos, o del Caribe o demuchísimos lugares. En este país existe una voluntad de hacer teatro y un resultadode hacer teatro, como lo hace Carlos por ejemplo, increíble. Frente al Rey Lear yo mepreguntaba cómo había logrado este hombre producir este espectáculo. Frente aEscuadra hacia la muerte, un espectáculo del que él no ha hablado, yo me conmovíprofundamente. Yo creo que es un buen ejemplo de lo que estoy diciendo que eneste país exista un grupo como el Buendía, que trabaja en un local que era una iglesiaortodoxa griega que abandonaron unos popes, que estaba destruida y que los actoresreconstruyeron con sus manos, que lleva más de diez años haciendo teatro; que harecorrido el mundo entero y ha ganado primeros lugares en festivales internacionales;que fue un grupo que sus puestas en escena se presentaron y fueron seleccionadasen primer lugar en la crítica en una plaza teatral tan difícil como Londres; que enestos momentos tiene un espectáculo que acaba de ser seleccionado por el directordel teatro El Globo, de Londres, para representarlo allá. Se acaba de reconstruir elteatro shakespeareano en Londres, el productor artístico ha visto espectáculos en

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todas partes y el único grupo extranjero que lleva y el único espectáculo que llevaes un espectáculo nuestro.

Pero no solo existimos nosotros. Yo creo que un buen ejemplo para lo que estoydiciendo es que exista en este país un lugar donde Víctor Varela hace teatro con losmínimos recursos, con el cuerpo al pelo, al pelo del actor, y eso no se reduce aSegismundo ex marqués, que para mí tiene, por encima de todas las lecturas que sepuedan hacer sobre ese espectáculo, una: la lucha desesperada no solo por lasobrevivencia, sino por la belleza; a pesar de ser el lugar más feo de la tierra, porquetrabajan en un viejo almacén donde no hay luces, no hay sonido, no hay nada y porlas ventanas se oye un perro ladrar, una mujer tendiendo ropa, una guaracha quesuena, otro perro que ladra, otra mujer que grita y vemos la lucha desesperada deaquellos tres actores sudando, que se caen y que se mueven por preservar un sentidode la belleza. No por gusto se habla de la vuelta a los orígenes, al sentido ritual delteatro cubano, que sería un tema para otra ocasión. Yo pienso que esextraordinariamente conmovedor que un grupo de gente joven, tome La casa vieja deAbelardo Estorino, un texto del año 64 y empiece, con muy poco, a tratar de hacer suversión y su lectura; y hacer una trilogía de los hijos, cómo ven los hijos La casa vieja,cómo ven los hijos La noche de los asesinos, que está puesta en este momento alternándosecon La casa vieja. Se me quedan muchísimos ejemplos.... Es importantísimo que apesar de las limitaciones haya gente que sean directores formados, que exista el grupode Carlos, que exista el grupo Argos que tiene una obra como La tríada o una puestacomo Baal, un espectáculo que no está cerrado todavía, pero en el que están trabajandoy llegarán en algún momento a un resultado, o El ciervo encantado de Nelda Castillo, olas cosas que está haciendo un grupo que quiere rescatar el vernáculo.

O sea, se está haciendo teatro en Cuba y lo que habría que preguntarse no es si setrata de un cementerio o un páramo, sino cómo sobreviven las ganas de hacer teatrocon los escasísimos recursos que existen para hacerlo. Extrañamente, yo estoy deacuerdo con Antón en el sentido de que mucha gente emigra y de cierta formaabandona. Sin embargo, la gente de teatro más joven está aquí y está haciendo teatro.Entonces, yo pienso que no se puede decir tan fácilmente eso, Antón, porque no esjusto. Contigo se fue muy injusto, pero sería una injusticia con la gente más joven quesigue creando a pesar de las limitaciones, y a pesar también de la falta de información.

A veces un grupo cubano recibe una invitación para un festival, como el grupo enque yo trabajo, para llevar Otra tempestad al festival de Londrina y no pudimos irporque los brasileños pagaban la mitad más uno de los pasajes, o sea, pagaban oncepasajes y el resto tenía que pagarlos Cuba y no pudimos ir porque el país no tienedinero para pagar. Todavía hay razones sociales mucho más profundas que estánafectando verdaderamente el teatro, pero a pesar de eso se sigue trabajando. En estosmomentos, como dijo Carlos, se están haciendo tres versiones de Réquiem por Yarini.Ayer me preguntaban estas muchachas el por qué... y bueno, yo no sé cual es la razónde este fenómeno. Yo sé por qué se está haciendo Réquiem... en el Buendía, bajo ladirección de Flora y a partir de mi investigación y mi dramaturgia. Y lo sé porquetrabajo ahí. Pero tendría que preguntarle a Fulleda León y tendría que preguntarle aCarlos cuáles son sus motivaciones. Yo pienso que ahora el fenómeno de la prostitucióny la reflexión sobre la naturaleza trágica de ese fenómeno en la gente joven puede serun elemento, y de hecho hay tres grupos que están interesados en un mismo tema.Hay que ir a los talleres de teatro para saber lo que cuesta producir un espectáculo eneste país y hay que estar en una sala de teatro entrenando actores durante ocho horas,sin un aire acondicionado y sin un ventilador, para saber que los actores se derritentrabajando. Ese mismo «cuerpo» que tú quieres, Antón, no es un cuerpo cualquiera,tiene que ser un cuerpo teatral, no es un cuerpo en bruto, es un cuerpo preparado,formado, es un cuerpo casi sacrificial.

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Claro, uno siente que no hay en Cuba, que no hay en La Habana la vida culturalque uno quisiera. Yo por ejemplo lamento muchísimo que a veces se hacen funcionesen el Buendía como Otra tempestad, que requiere un esfuerzo brutal de sus actores,termina el piso lleno de sudor y uno sabe que está trabajando para una sola parte delpúblico. Pocas veces estudiantes universitarios, que podrían disfrutar enormementeese trabajo, van. Entonces, yo sí creo que hay una tremenda atomización de la vidacultural, que impide la comunicación, porque los medios no funcionan como tienenque funcionar, porque el transporte es muy malo, porque la gente está muy agobiadapor muchas cosas, empezando por el calor y por la vida en general; y existe esaatomización que hace que a lo mejor tú estás escribiendo en tu casa y como no sepublica y no se divulga como debe ser, la gente no conoce toda tu obra; Estorinoacaba de escribir una nueva obra y esa obra la vamos a ver dentro de dos años o detres. Salió el libro de Estorino y la gente no lo conoce, cuando sería imprescindibleun lanzamiento de ese libro en esta escuela y que viniera Estorino aquí a hacer ellanzamiento de su libro, o Antón está haciendo cosas y no se conocen.

Abelardo Estorino: Yo dije que no iba a hablar mucho, porque ya me cuesta trabajoescribir mis propias obras, para además ponerme a teorizar sobre lo que escribo osobre lo que escriben los que me rodean. Ahora, Raquel planteó algo que me pareceinteresante y es el espíritu de época. Yo creo que un dramaturgo que no esté enrelación con la música, la pintura, la poesía, o la novela de su época no puede ser undramaturgo que la represente ni que haga nada nuevo. Por desgracia, últimamenteencuentro que los teatristas van al teatro, los músicos a los conciertos, los pintores alas exposiciones y es muy difícil encontrar que un teatrista esté en un concierto o queun músico esté en el teatro. Es posible que si el músico hizo la música para la obraesté allí, pero no es lo usual. En cuanto a mi experiencia, pienso que estoy másinfluido por la música y por la pintura y tal vez por la novela que por el teatro en símismo. Porque en el momento en que vine a vivir a la Habana la vida cultural era máscompleja, la gente participaba de todos esos eventos. Parece que el mundo se vaespecializando cada vez más para empeorar.

Raquel Carrió: Por eso empecé por saludar la iniciativa de realizar esta mesa aquípara empezar a analizar estas cosas. Yo les puedo garantizar que hay gente jovenrealizando teatro en Cuba, en condiciones dificilísimas. A pesar de lo cual, un inglésque dirige el teatro El Globo, en la temporada más importante de este año, en Londres,vio aquel espectáculo y nos dijo: acabamos de venir de los Estados Unidos y hemosvisto montones de versiones shakespeareanas, no queremos ninguna de esas, queremosesta. Y eso a Carlos le ha pasado, porque he estado ahí cuando ha llegado gente,españoles de distintos lugares que han visto una puesta en escena de Carlos y dicen«me la llevo», o sea, lo pago todo, me la llevo. Más valorada en España, o en Brasil, oen Inglaterra, o donde quiera, que en este contexto. A nosotros nos ha pasado. Migrupo de teatro Buendía, además de Otra tempestad, tiene las versiones de La cándidaEréndira y Las ruinas circulares. Hemos dado la vuelta al mundo entero: Europa, Asia,Africa, América Latina, Australia, con críticas excelentes y me duele que no ha habidouna sola rueda de prensa para que este grupo explique por qué salió en la selecciónde la crítica del Time Out dos veces consecutivas y por dos años. Y lo mismo tiene quehaberle pasado a Carlos, a Estorino también, porque la obra de Estorino no se divulgacomo se debería divulgar, ni la de Antón tampoco. Entonces si vamos a ser profundos,vamos hasta el final y no nos quedemos en decir que es un cementerio.

Sobre el teatro, hace muchos años Martí hablaba de un vínculo entre la escenay el alma de la nación; los males que pueda reflejar la escena nuestra, son malesreflejados en el alma de nuestra nación. El teatro sigue queriendo ser el termómetro,el alma de la nación y hablarle de la manera que puede al espectador cubano.

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Entonces yo sinceramente los invito a que, en esta polémica que tenemos de lajusticia y la injusticia, vayan al teatro y vean las cosas que se están haciendo.

Hay que luchar contra la atomización de la cultura cubana, contra la incomunicaciónde los creadores. Eso hay que hacerlo porque es lo que va a permitir que esa riquísimatradición que tiene este país de rebeldía y de subversión siga renovando el teatrocubano. A mí no me importa si hay un director que opta por el respeto absoluto deltexto u otro que lo altere totalmente como lo altera El público o como lo altera elBuendía. Eso no importa. La cultura para ser cultura tiene que ser diversa. Lo quehay es que respetarse y luchar por la justicia para la valoración de las cosas que loscreadores cubanos y los críticos y los investigadores cubanos y todo el mundo hacen.

Patricia Ramos: Cuando nos propusimos organizar esta mesa redonda sobre laintertextualidad en el teatro, temimos que el tema no fuera lo suficientementemotivador para el debate. Creo ahora, sin embargo, que ustedes han sobrecumplidonuestras expectativas, porque no solo han valorado muy eficazmente la valoración yla práctica de esa categoría científica en nuestro ámbito teatral, sino que han conversadosobre otros muchos aspectos del proceso del teatro en Cuba. Nos complace quehayan aceptado debatir sobre estos puntos de tanta actualidad.

Pensamos que la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana,anfitriona hoy de esta mesa redonda, debe continuar promoviendo estos encuentros,propiciadores del movimiento de ideas y la confrontación de tesis, tan necesarios a lacultura cubana. Agradecemos a los participantes por sus intervenciones y asimismoa Temas, por darnos la oportunidad de hacer mucho más amplia la recepción de loque se ha debatido. Muchas gracias.

Participantes:

Patricia Ramos y Daylet Domínguez: Estudiantes de 5º año de Letras, Facultadde Artes y Letras, Universidad de La Habana.

Antón Arrufat: Dramaturgo, poeta y crítico literario.Rosa Ileana Boudet: Directora del Departamento de Teatro de Casa de las Américas

y de la revista Conjunto.Raquel Carrió. Profesora titular de Dramaturgia, Instituto Superior de Arte y asesora

teatral de Teatro Buendía.Carlos Díaz: Director del grupo de teatro El Público.Abelardo Estorino: Dramaturgo y director de teatro.

© , 1998.

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Ausencia no quiere decir olvido

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no. 14: 99-106, abril-junio de 1998.

Profesora. Universidad de La Habana.

Adelaida de JuanAdelaida de JuanAdelaida de JuanAdelaida de JuanAdelaida de Juan

Ausencia no quierAusencia no quierAusencia no quierAusencia no quierAusencia no quiereeeeedecir olvidodecir olvidodecir olvidodecir olvidodecir olvido

star visible es estar presente; estar ausente esestar invisible». Así comienza John Berger1 uno

de sus ensayos sobre pintura en los cuales insiste enel contrapunteo ausencia/presencia, que haelaborado también con respecto a la fotografía.2 El«lugar de la obra» sobre el que medita Berger es unhilo conductor de gran parte de su ensayística. Ensu volumen Ways of Seeing (Modos de ver)3 trata sobrela lectura del arte en la actualidad, a partir de laaparición de los mass media: es «la época de sureproducción masiva» como originalmente fuerapensado por Walter Benjamín, de quien Berger esexplícitamente seguidor. El inglés subraya, entre otrasinvariables, la constante relación entre lo manifiestoy lo latente en la obra, tomando en cuenta laintrínseca polisemia de la producción artística. Lacontemporaneidad de una obra, pues, radicafundamentalmente en la cambiante apreciacióninterpretativa de su receptor. (Pienso ahora en otroincitante acercamiento que hiciera en 1921 Shklovskipara re-leer al Quijote y a Tristam Shandy.)

Lo que Berger ha denominado los polos de ausenciay presencia con respecto a la fotografía �cuya fuerzaradica en su poder de evocación de lo ausente a travésde la visión de lo presente en la escena�, aparece enalgunos de sus textos sobre las artes visuales en generalcon los términos siguientes:

Lo visible, por lo tanto, nos da fe de la realidad de loinvisible y provoca el desarrollo de un ojo interno queguarda y une y ordena, como en un interior, como si lo queha sido visto quedara en parte protegido para siempre de laemboscada que nos tiende el espacio: la ausencia.4

Lo no-dicho �en una obra de artes plásticas, lo no-visto� está tan cargado de intensidad como lo presentadoante nuestros ojos; lo inasible se hace manifiesto en nuestrapercepción del texto visual por medio de recursosformales que matizan y conforman la composición de lapieza. Para captar y desentrañar el significado de talesausencias, el paratexto que es el título dado por el creador(o por el curador o el editor) a la obra, resulta a menudoimprescindible. Citaré en este momento tan solo el cuadrode René Magritte En el umbral de la libertad, y la novela deDaphne du Maurier Rebeca, título también del conocidofilme de Hitchcock.

« E

Premio Temas de ensayo 1998, en la categoría de Humanidades.

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Adelaida de Juan

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Como he apuntado brevemente, no pocos artistasa lo largo de la historia de las artes visuales han preferidola ausencia o la casi ausencia de elementos claves en surepresentación figurativa. Con ello acentúan, por unaparte, la participación activa del receptor y, por otra,establecen la existencia de significados no visibles, peroque son significantes de alto valor. La ausencia parcialo la sugerencia de tales elementos acuden a variadosrecursos. El David de Miguel Angel ha completado sulanzamiento y la honda está sujeta sobre un hombropor la mano que la proyectó. La acción solo está presentepor la actitud del personaje una vez completada aquella.

Los espejos reflejantes son otro de los recursos másusados con distintos fines. De la superficie bruñida enla pared detrás del matrimonio Arnolfini, obra cargadade alusiones simbólicas por Van Eyck, al rostroreflejado de la Venus del espejo, que Velázquez nos permiteadivinar unido a la contemplación de la mujer que nosda la espalda, muchos espejos provocan nuestraatención. Velázquez fue particularmente proclive a esterecurso: en Las Meninas, ejemplo sobresaliente, sirvepara introducir la existencia de aun otra dimensiónespacial en la composición de variados planos. En unrejuego de inversión, Magritte, en Para no ser reproducido(obra de mediados del siglo XX), coloca a una figura dehombre bien trajeado frente a un espejo; para subrayarla presencia de este se refleja en él el libro sobre elestante. Pero la imagen del hombre en el espejo continúadándonos la espalda, repitiendo la configuración delmodelo en el plano frontal.

Otros recursos también son usados para indicar lapresencia de lo ausente. Los zapatos de Van Goghadquieren una fuerte carga emotiva precisamente porsu soledad y condición de abandono: lo ausente es solopresentido y adivinado por el espectador. En otrosentido, en algunas de las Vistas del Monte Fuji, Hokusaiapenas deja asomar la curva de la ladera, el promontorioo la cima del monte, centro manifiesto de las treintiséisescenas que realizara el japonés.

Un caso notable se presenta con las ventanas abiertasde Vermeer. Es obvio que se convierten en el recursoempleado como fuente de esa característica luz lateralque ilumina tantas obras del holandés. Vemos de perfila la muchacha que lee la carta y, al mismo tiempo,adivinamos su rostro reflejado en el cristal de la ventanaabierta. Pero una mirada sostenida provoca lacuriosidad acerca de lo que está ocurriendo fuera de esaventana persistentemente abierta. Los personajes deestos cuadros se niegan a mirar hacia el exterior: elinterior es el locus de la acción y portador de múltiplesalusiones simbólicas. Pero la ventana permanece abierta,de modo tal que incita a la indagación acerca de lo quepueda �o no� ocurrir fuera del recinto cerrado.

En la misma época y país de Vermeer, Rembrandtdesarrolla su extraordinaria obra. En su Danae presentala escena en que Zeus, según el relato mitológico, setransforma en lluvia de oro para penetrar en la torredonde la mujer permanece encerrada. A diferencia delas versiones que un siglo antes hicieran otros notablespintores �pienso en Tiziano, por ejemplo�,Rembrandt no deletrea el relato helénico sino solo losugiere, por medio de esa luz dorada que le fueracaracterística en su madurez y, sobre todo, por el gestode Danae que extiende su brazo hacia la luz. Ella estápresentada como un desnudo tradicional sobre undiván, pero su cuerpo, la expresión de su rostro (se haseñalado que el artista ha pintado a una mujer amada),la dirección de su mirada y la mano expectante en elaire, hacen presente esa lluvia de oro que estávisualmente ausente del lienzo.

Quizás el ejemplo más sobresaliente de esta formade proceder por alusión o por ausencia se encuentraen La caída de Icaro, que Brueghel el Viejo pintara en elsiglo XVI. El artista adopta el tema de la mitología griegay, a la manera usual de su época, lo sitúa con losaditamentos del tiempo en que está viviendo. La escenano puede presentarse de modo más bucólico y apacible:el campesino que ara la tierra, el pastor que conducesus ovejas, los navegantes que hacen surcar sus navespor el mar tranquilo. No hay viento que agite los árbolesy el agua; el cielo también está libre de nubes. Pero eltítulo �aquí también absolutamente imprescindible�indica una escena que, a la primera lectura, no estáocurriendo. Solo el pastor levanta la vista mientras, asus espaldas, unas piernas patalean en el agua. Icaro hasalido del Laberinto gracias a la fabricación de sus alasprecursoras, pero el sol ha derretido la cera que lassostenía, precipitándolo a su perdición. El pintor parecequerer subrayar la indiferencia general que rodea todahazaña notable, el poder absoluto de la cotidianidadque rechaza lo extraordinario y ese virarse de espaldasante la desgracia ajena. Este cuadro depende totalmentede su título, como parte integrante de la lectura de laescena, ya que el tema central que aquel indica estáausente salvo por algunos pequeños asideros querequieren de una atención muy particular, siempre apartir del título.

Este recurso, por medio del cual un fragmento oun detalle asume el sentido de la totalidad, ha sido muyutilizado por algunos de los cartelistas cubanos másrecientes. En Hara Kiri, cartel justamente premiado,Fernández Reboiro se limita a los hilos de sangre que eltrazo obligatorio de la espada ha de seguir en el suicidioritual; para Missing-Niños desaparecidos, Muñoz Bachscoloca en la zona inferior lateral de un gran espacionegro una pelotica infantil de colores; Rostgaard se ciñea un pie cuyo grillete está sujeto a una cadena rota para

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dar la imagen del Cimarrón. El texto, imprescindiblepor el propio carácter de la cartelística, puede convertirseél mismo en el único elemento graficado: tal es el casode la palabra onomatopéyica Clik, solitaria en el centrode un plano oscuro que llena todo el espacio del cartelo la valla, y que Beltrán empleara para la campaña deahorro de electricidad. Esta ausencia voluntaria de unrelato descriptivo del tema resulta en una lecturaparticipativa en la cual el título no es reiterativo de laimagen, sino que se convierte en un paratexto obligado.

La fotografía �esa manifestación que, al igual quela cartelística, está polémicamente incluida en la historiade las artes visuales� se erige como manifestación ensí y como recurso frecuentemente empleado en eldiseño gráfico. En los ejemplos que acabo de citar,Azcuy ha hecho de la manipulación selectiva de la imagenfotográfica su característica más distintiva. Recuerdoparticularmente sus carteles para los filmes Besos robadosy Rita: en ambos casos solo presenta el fragmentoampliado de la fotografía de un rostro, que deviene elindicador del tema central de la película. Este artistaconvierte las fotografías hipertrofiadas de las manosen significantes de múltiples lecturas: sus diseños paralos filmes Sobre el amor y Luz de esperanza son ejemplosde ello. En ambos casos, temáticas bien diferenciadasse expresan mediante el uso de un fragmento aisladode una fotografía más amplia (de cuerpo entero se diríacoloquialmente).

La combinatoria de pintura con detallesseleccionados de una fotografía (que en el corpus de laobra múltiple de Raúl Martínez alcanzara un puntoparadigmático) sirve a Fernández Reboiro en suscarteles sobre Alicia Alonso: Carmen es, en mi opinión,el de mayor impacto. Rostgaard también realiza estacombinatoria para el documental Hanoi martes 13, deSantiago Alvarez. Eludiendo la representación de laciudad atacada, dibuja dos bombas en posicióndescendente; en sus puntas aparecen sendas fotografíasdel rostro sonriente de Lyndon Johnson, presidente delos agresores. Pero sin dudas la fotografía más empleadaen el diseño gráfico, así como en otras manifestacionesde la plástica, es la que Korda tomara del Che durantelos funerales de las víctimas de La Coubre, en 1960.Rostgaard, Ñiko, Faustino Pérez, Helena Serrano ymuchos otros diseñadores, han hecho uso de estaimagen. Con frecuencia han llegado a fragmentarla yen ocasiones a reducirla a la estrellita de la boina negra,que así se convierte en un elemento simbólico de lafigura histórica.

La fotografía ha colaborado en redefinir no solonuestro modo de ver las cosas, sino también las propiascosas que vemos («the look of things» escribe Berger).Cuando Edward Weston, hace ya más de medio siglo,escoge un pimiento como objetivo magnificado de su

lente, está señalando, de hecho, a través de un detalle dela naturaleza, la belleza formal de sus productos. Estasformas recuerdan, por asociación propia dedeterminada conformación cultural, otras formasgeneradoras de una apreciación de variadasconnotaciones. Los pimientos devienen así incitacionesde tipo sensorial que llegan a lo sexual. (En el ámbitode la visión estrictamente plástica también derivan enmodos apreciativos de las construcciones de ciertoabstraccionismo informal).

La fotografía es ejemplo claro de esos polos deausencia/presencia en que me estoy deteniendo. Lo esen varias direcciones. Puede serlo, entre otrasmodalidades, por la escogida del detalle de un objetopara indicar su totalidad u otra totalidad másabarcadora (como en el caso citado de Weston), o bienpor una ausencia tan evidente que se suele olvidar: elespacio ocupado por el que dispara el lente, que seconvierte en el espacio del veedor de la fotografía. (Parasolventar la ausencia de la imagen del fotógrafo se handesarrollado distintos recursos técnicos que dan elmargen de tiempo necesario para que el fotógrafo corraa incluirse en la imagen final... pero los receptores siguenausentes de la composición). En el primer caso, quierocitar solo las imágenes relacionadas con un tema: elámbito de las bailarinas del ballet romántico está fijadoen nuestra cultura por las imágenes pintadas y grabadasdel siglo pasado por Degas. Cien años después, losfotógrafos a menudo hacen la escogida de una imagenparcial para conformar elípticamente la visióntotalizadora. Pienso ahora en las fotografías de AndréKertesz, cuya obra Las piernas de la bailarina (1939) dejainvisibles tanto el cuerpo y la cabeza de la danzantecomo el ambiente teatral del ballet: los pies calzadoscon las tradicionales zapatillas de punta, las piernascubiertas por las medias largas, una mano colocadasobre el tutú son los únicos indicadores visuales de lamujer; la cual, en lugar de ser ubicada sobre el tabloncillode un escenario, ha sido puesta sobre la hierba, limitadapor un muro y unos bloques rajados del pavimento.También en el diseño gráfico dedicado a la temáticadel ballet se han empleado fotografías de detalles delos danzantes: Reymena, en 1980, emplea un complejomontaje fotográfico que registra los movimientossucesivos de un paso de ballet mediante las imágenessuperpuestas de las piernas en acción. Chinolopetambién ha usado este recurso, aunque sus imágenesestán menos centradas en un fragmento de losdanzantes.

Quisiera ejemplificar otra dirección en la cual lafotografía se mueve entre lo ausente y lo presente conun ejemplo también devenido clásico en la fotografíacubana de la década de los años 60. Durante laconcentración en la Plaza de la Revolución, Fidel Castro

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da a conocer la Primera Declaración de La Habana. Elfotógrafo Raúl Corrales, que se coloca sobre una silladetrás del orador, establece en su fotografía variosplanos sucesivos: Fidel, la balaustrada curva, la multitud,las edificaciones en la lejanía. Un detalle aparece en unángulo de la balaustrada: una persona se asoma defrente a Corrales con una cámara fotográfica en lasmanos, presto a disparar el obturador hacia Fidel/Corrales/receptor de la foto. Se establece así uncomplejo contrapunto de miradas que van en dosdirecciones, en las que prima la del autor de la foto,convertida en la nuestra. Corrales y nosotros estamos,es evidente, ausentes de la escena, pero la mirada deese fotógrafo que nos enfrenta �y que está, porsupuesto, presente� en cierto sentido nos incluye,aunque pasivamente, en la escena.

Existen otros ejemplos similares en la iconografíavisual de Cuba. Pienso, por ejemplo, en un grabadocostumbrista del siglo XIX, en el que Mialhe litografía laFuente de La Habana y coloca en el primer plano desu grabado a un pintor que está dibujando el mismotema. Con este recurso, el artista real (ausente en la obra)documenta a un artista virtual, presente en la misma. Sise considera ahora la fotografía de Corrales, elfotógrafo real �quien, como los receptores, estáausente de la composición� ha captado a otrofotógrafo, que asoma con su cámara en las manos yqueda así presente para siempre. (Al igual que lafotografía de Korda citada anteriormente, esta piezade Corrales ha sido integrada a no pocas obras dediversas manifestaciones, como las pinturas de AntonioSaura y Fayad Jamís, y obras de reproducción múltiple).

II

Durante las últimas cuatro décadas, el ámbitosociohistórico (Revolución cubana, guerra de Vietnam,insurgencias estudiantiles y obreras, movimientosrevolucionarios, etc.) propicia la llamada de atención,sobre todo en el seno de las metrópolis hegemónicas,hacia la producción de grupos llamados de minoría.Entre estos, las expresiones feministas buscan conmayor fuerza y organización vías participativas en eldenominado mainstream del sistema del artecontemporáneo. Intentan responder así a la ya clásicapregunta de Gayatri Spivak «Can the subaltern speak?»(«¿Puede el subalterno hablar?») y, en particular, a laanterior indagación de Linda Nochlin, en 1971, «¿Whyhave there been no great women artists? («¿Por qué noha habido grandes artistas mujeres?»).5 Rebelándosecontra un canon secularmente impuesto por el varónblanco occidental, no pocas artistas se proponen comotemática la subversión de tal canon, en especial en lo

referente a sus vivencias genéricas. La apropiación consigno distinto de un corpus de temas tradicionales es elinstrumento de algunas artistas, sobre todo en laproducción estadounidense de la década de los 70.6

Antes he mencionado la Venus del espejo de Velázquez;en 1971, Silvia Sleigh coloca a su modelo varón (PhilipGolub Reclining) (Philip Golub reclinado) en un encuadresimilar a la Venus velazquiana: este desnudo masculinotambién nos da la espalda en el primer plano y un rostro,circundado por una cabellera copiosa, se hace visibleen el centro de la composición. El título de la obra nosinforma del nombre del modelo (práctica de Sleigh enotras obras) y el espacio de la virtual superficie reflejante,a diferencia de lo que ocurre en la obra de Velázquez,no es un espacio de conformación algo vaga yvoluntariamente pequeña. Al fondo �de nuevo unremedo de Velázquez� se percibe a la pintoraobservando y llevando al lienzo la escena, en un lugarsimilar al que en la obra anterior ocupa el Cupido, aquíausente.

Un ejemplo más representativo de apropiación yrejuego de ausencias y presencias se ofrece en unaambiciosa obra de Judy Chicago. En The Dinner Party(La cena), realizada entre 1973 y 1979 en técnica mixta,Chicago retoma una de las piezas canónicas másreiteradas en la historia del arte occidental moderno:La última cena, de Leonardo, una de las obras clásicas apartir de la época cumbre del Renacimiento italiano.7

Para citar solo un ejemplo de apropiación posmodernade la obra, recuérdese cómo, cuatro siglos y un océanopor medio, Andy Warhol, con dibujo impecable, reiteróesta composición en su natal Pittsburgh. Pero Chicago,a diferencia de Warhol, no reproduce la escenarenacentista, sino que parte de ella, la transforma y,además, le altera el título, dándole un tono más íntimoy familiar. En la iconografía cristiana, La última cenaconsta de trece figuras presentadas frontalmente anteuna mesa. Chicago concibe tres mesas, cada una contrece plazas y dispuestas en forma de un triánguloequilátero. Las treintinueve plazas resultantes estándedicadas a otras tantas mujeres que ella consideraimportantes en el devenir histórico occidental. Pero enningún momento aparecen las figuras de las treintinuevemujeres escogidas: su presencia está señalada por otrostantos tipos de copa, plato y mantelito (trece por mesa/lado del triángulo), los cuales reiteran motivos físicos ysimbólicos de la femineidad (flor/vagina, mariposa,etc.) Esta instalación de gran formato patentiza, ademásde su expresión conceptual y sígnica, el contrapuntoausencia/presencia, que he desarrollado anteriormente.

Corpus fue el título, intencionadamente en latín, queMary Kelly dio a una muestra de 1985 expuesta en elFruitmarket Gallery de Edinburgo, y en RiversideStudios de Londres al año siguiente; esta muestra dio

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inicio a un proyecto abierto titulado Interim.8 En lastres secciones de la muestra, cada una con tres parejasde imágenes fotográficas, estas utilizan el soporte degrandes láminas de perspex. Las imágenes se proyectancreando una suerte de doblaje y, a la vez, capturan al/la espectador/a que de ese modo se halla reflejado/aen, e incorporado/a, la superficie similar a un espejo.Pero las únicas figuras que aparecen con sus rasgosfísicos son las de las personas que están presentes en laexhibición en un momento dado, es decir, losespectadores reflejados. En cada tríptico se centra solola fotografía de una prenda de la vestimenta femenina�chaqueta de cuero negro, bolsa, botas, negligeé negro,vestido blanco� las cuales reciben en la obra losnombres que el doctor J. M. Charcot diera originalmente,en 1880, a las cinco actitudes asumidas durante diversasetapas de la histeria: «Menacée» («Amenazada»), «Appel»(«Apelación»), «Supplication» («Súplica»), «Erotisme»(«Erotismo»), «Extase» («Extasis»). Debe recordarseque Charcot �contra cuyas teorías se rebelara Freuden la configuración del psicoanálisis� tomó comoobjeto de estudio a la mujer, en tanto cuerpo histerizado,para ser escudriñado y descifrado en términos de lamirada y la nomenclatura masculinas. Lo que me interesasubrayar ahora es la conjunción texto-imagenfotográfica en la cual la mujer no aparece corporizada(salvo en una eventual duplicación posibilitada por unasuperficie que actúa como espejo ante la espectadora).Las prendas de vestir femeninas señalan la ausencia detal corporización, mientras las propiedades del soporteempleado permiten el reflejo transitorio �alusión delo presente� de otros cuerpos participativos en laproducción/recepción de la obra. Volveré sobre unrecurso similar empleado a inicios de los años 90 enCuba.

En 1994, Terry Berkowitz ejecuta Backseat (Asientotrasero), una instalación que combina el uso de objetos,video y sonido, desarrollada en dos salas. SegúnBerkowitz,

Backseat hace palpable las experiencias con que las mujeresse enfrentan cada día, la doble mentalidad que nos esimprescindible para nuestra supervivencia y el residuo quequeda después de una violación. La violación no es un actoaislado que ocurre y tiene un fin, sino que es unaprofanación extrema de la persona, muy difícil de olvidar ysuperar.9

En la sala inicial, hay un círculo de espigas de cuatrometros de altura y dentro de este círculo de cinco metrosde diámetro se ubica un auto que se ha fraccionado yque solo muestra la mitad trasera. Los espectadorespueden sentarse en este backseat del auto y oír una cintaen la que se grabó con detalle una violación y sussecuelas. En la segunda sala hay tres cabinas privadas,del tipo que se puede ver en los sex-shops, con puertas

independientes que aíslan al espectador que tome asientoen cualquiera de ellas y atienda una cinta de video desiete minutos de duración. En ningún momentoaparecen la figura de la mujer violada ni las de susvioladores; la obra persigue dar lo que ella sintió, oyó yvio durante tan traumática experiencia. En estas ausenciastambién está incluido el título mismo de la instalación,ya que no alude al ataque en sí, sino al lugar en queusualmente ocurre (al menos en el ámbito neoyorquinoen que vive la artista). Por medio de las presencias reales�visuales y auditivas� se manifiestan los protagonistas(ausentes de la instalación de la acción narrada).

III

En años recientes, algunas creadoras cubanas handirigido su atención al tema de la mujer por víasparabólicas. Pueden aludir, sin que la figura de la mujersea explicitada en la composición, a elementos de mayoro menor represión machista impuestos a ella a lo largode la historia: tal es el caso de Cinturón de castidad, deMaría Magdalena Campos (1959), expuesto en 1985.En esa época Campos escribe: «manipulo el supuestocriterio de prohibición o prescripción de la vida eróticade los individuos, concepto que aparentemente ha sidosuperado por el hombre moderno, pero que en miexperiencia vital aparece como elemento histórico encontradicción permanente».10 Otro acercamientodiverso en su intención se puede deducir en ciertomomento de la obra �fuertemente influida por elpostconceptualismo� de Consuelo Castañeda (1958),cuando realiza Los signos icónicos transcriben según códigos deexperiencia adquirida, pieza de múltiples lecturas. Antesde esta obra, Castañeda manipula otra imagen icónicade Leonardo, la conocida como la Gioconda, casi ocultaahora por elementos como relámpagos que fragmentanla figura del fondo, característica de su labor en esaetapa inicial. En 1989 realiza, por medio de unafotografía de su madre, otra manipulación que quiebraintencionadamente la imagen: Retrato de mi madre y yo:una historia en setenta páginas. Aquí el título hace presenteuna ausencia, la de la propia artista que solo se manifiestaa través de su visión íntima del paso del tiempo, patenteen el rostro materno. Ana Albertina Delgado (1963)lleva a cabo en 1989 una exposición en el Castillo de laFuerza con el título Dentro del labio, de cuyas obras dijoque eran el producto de un proceso de autodefinición:«parto de la búsqueda, de mi forma de ver, de crear larealidad y, de acuerdo con mi estado emocional, crearuna parte de lo no visto, ni oído, lo que me permitesuplir el olvido».11 De ese mismo año es una obra hastacierto punto alegórica de una faceta de este proceso, ala cual puso como título Memorias.

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Quisiera detenerme en la labor de dos artistas quehan hecho obras centradas en este dar la presencia dela mujer por medio de sus entornos y sus alusiones alpapel que una tradición patriarcal les asigna en lasociedad y en especial en la vida de relación. Subyacencias(visión de cuatro mujeres) es una instalación/ensayo queCaridad Ramos (1955) ha realizado con sus hermanasRosa, Marta y Doris, y que fuera vista por primeravez en su casa santiaguera durante el Festival del Caribede 1993, y expuesta en La Habana en mayo de 1994.Utilizando pintura, lienzo, yeso, soga, metal y soportede cartón y madera, el ensayo se desarrolla a travésde ocho temas, todos los cuales son un despliegue dedeterminados puntos de vista conceptuales en laheredada trama social vigente. La explicación del títuloqueda expuesta en las «Palabras» que las autorascolocan en el Catálogo de la muestra habanera:

¿Por qué subyacencias?Aun cuando los códigos formales que utilizamos serefieren a los términos más comunes con los quehistóricamente nos han clasificado, en estos mismoscódigos subyacen conceptos y vivencias de un mundo deideas mucho más rico y complejo que el que pudieraapreciarse en una primera lectura [...] A pesar de laslimitaciones naturales del machismo y las diferencias, dela debilidad y la fuerza, del dolor del parto, del miedoancestral y el pecado original... somos felices de sermujeres. Porque con todo esto y más invitamos a lareflexión en este «concierto para ocho manos» como lavisión de cuatro mujeres cuya razón es el arte.12

Estas son las palabras que a manera de introducciónconducen al espectador a través del ámbito pobladode ocho instalaciones: su lectura queda, pues,cuidadosamente trazada. Pero los títulos de cada pieza,numerados en el catálogo por su orden de ubicaciónreal, el hálito general que se respira en el trazado detal lectura, no dan del todo esta «felicidad de ser mujer»que se asegura en las «Palabras». Los títuloscorresponden a las obras Monólogo interior, Lo que medistingue, Permanencia de una triste historia, Armoníafluctuante, Camino repetido, Recurrencia a la poesía vital,Cuando no puedo estallar, Alegoría. La última pieza es laúnica que configura a un ser humano:significativamente es un desnudo masculino (el modelofue el compañero de Caridad) minuciosamente realista,entronizado (¿también por las mujeres?) en un butacón

desde el cual parece complacerse en contemplar lasescenas alegóricas en que se encuentran virtualmenteaquellas.

Las situaciones femeninas son vistas con ojoautocrítico, con una mezcla de conciencia, denuncia yaceptación interiorizada. (Aquí vienen a la mentesimilares variantes temáticas tocadas por otrascreadoras cubanas: el silencio vigilante de Peláez, elestallido de Eiriz, las esculturas rupestres de Mendieta,las autofotografías de Marta María Pérez, el cinturónde castidad de Campos, la transgresión mítica deAyón). En Ramos, la incomunicación que se vinculacon la evasión, la sexualidad que puede desembocar,pero no agotarse en la maternidad, la reiteracióninfinita de los mismos papeles desempeñados conindependencia de la voluntad real de las protagonistas,todas estas situaciones están aludidas por la forma dela ropa que cubre a la ausente, los aditamentos quesus manos invisibles manipulan, el cuerpo y el rostroque solo están en las formas vacías que una vezocuparon. La figura toda está ausente, pero supresencia cobra una fuerza inusitada al quedar a lavista la envoltura que obligadamente la cubre, sea cualfuere el sujeto portador de la misma. Esa envoltura,impuesta por las fuerzas de mucho tiempo, adquiereuna doble connotación: es simbólica a fuerza dereiteración y de la aceptación social; y es, al propiotiempo, un papel asumido por la mujer, cuyo géneroempieza a formarse en la cuna. En las Subyacencias, sinembargo, conviven la aceptación a regañadientes, ladenuncia, la crítica a tal aceptación y la posibilidad desubvertir el papel asignado. La mera exposición detales situaciones femeninas es ya una toma deconciencia y una posibilidad de permitir que esemundo subyacente aflore armoniosamente.

Un acercamiento similar, por el poder de loausente, es hecho por Jacqueline Maggi (1948): noaparece la figura de la mujer, pero ella está siemprepresente porque el entorno creado es marcadamenteel de la mujer en su cotidianidad casera. Esta creaciónde momentos evocadores del devenir vital de la mujer,que va de los zapatos gastados al costurero, del «primerbeso» al «anhelo inútil», adquiere una fuerza notablepor la ausencia misma de la protagonista: es elescenario que ha quedado vacío, para que el espectador

Lo no-dicho �en una obra de artes plásticas, lo no-visto�está tan cargado de intensidad como lo presentado antenuestros ojos; lo inasible se hace manifiesto en nuestrapercepción del texto visual por medio de recursos formalesque matizan y conforman la composición de la pieza.

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llene y complete todas las posibles ocurrenciasevocadas.

Maggi parece reducir su temática a los objetos ysituaciones más corrientes en la vida doméstica, queestán, por ende, más ausentes de nuestra percepciónactiva, ya que damos por sentado que se encuentran ensu lugar y que las labores caseras «se hacen». Es asumidocomo normal que las cosas «están ahí», pero no solemospensar en quién las ubica una y otra vez para nuestrocasi mecánico encuentro. ¿Y quién «hace» las laboresque posibilitan la vida cotidiana en su aspecto másreiterativo y necesario? También se da por sentado queesto «es así», como si los objetos inanimados, tocadospor una varita mágica, adquirieran día a día su ubicacióncorrecta y desempeñaran su labor necesaria. En nuestrocontexto cultural, ese «alguien» invisible eseufemísticamente denominado «ama de casa», cuandoen realidad casi nunca tiene los atributos de poder quese otorgan a un «amo». Ama de casa es la mujer que, enel mundo de hoy, suele realizar una jornada de trabajo,frecuentemente de carácter subordinado, fuera de lacasa, para después asumir otra jornada de trabajo, estavez sin salario ni protección legal alguna, en el hogar.Ese es el «alguien» invisible que recoge los objetos, cuyocosturero está repleto de prendas de toda la familiaesperando el arreglo necesario, que después de cocinarpara todos ha de enfrentarse a una multiplicidad deenseres sucios: esa es la mujer llamada «ama» de su casa.Al adquirir más conciencia y reclamar mayorcooperación en las labores que atañen a toda la familia,se dice que otros miembros de la misma �losvarones� la «ayudan» en tales labores imprescindiblespara la marcha armoniosa de la vida; pocas veces secomparte equitativamente el papel asignado a la mujery menos aún se asume en su totalidad.

Los testimonios mudos de tal situación son lospresentados por Jacqueline Maggi. No se trata aquí deuna actitud de acre denuncia ni de la violencia expositiva(como puede verse en la instalación de Mary Kelly, quetambién presenta los elementos de la habilitación de lamujer ausente), sino de dejar que la mera presencia delos objetos en determinados contextos hable por símisma, se exprese fuertemente al despertar en nuestrasconciencias determinadas realidades que, por cotidianas,quedan sepultadas en nuestra percepción activa. Conrazón Maggi hizo preceder un catálogo suyo de iniciosde la década del 90 con una cita de Flaubert: «Uno noelige sus temas, ¡los padece!».13

La «condición femenina» en su aspecto másdoméstico (término demasiado pariente dedomesticado) es el radio de acción tradicionalmenteasignado en nuestra cultura a la mujer �aun a loprofesional� en la vida del hogar. Esto provoca unafamiliaridad, un diálogo cotidiano, una relación casi de

amor-odio, por habitual, con un mundo de objetoscuyas propiedades se borran un tanto por esa mismacotidianidad. Maggi lleva este tipo de familiaridad conlas cosas preferentemente a la madera, material quemanipula y al que da nueva vida formal. A este respecto,ella ha expresado:

Hasta el más simple de los objetos encierra un gran poderde evocación: son como mágicos y misteriosos porque deellos emanan muchos significados, que ejercen sobrenosotros una especial atracción. Es el encanto de losorpresivo, lo absurdo o lo conmovedor de esas pequeñascosas entrañables lo que las convierte en imprescindibles anuestro espíritu. Acariciar estos objetos, hacerlos y rehacerloses como retenerlos y darlos. Con mi obra pretendo explotarel potencial de significados que tiene el simple objetoíntimo, transformar en algo importante lo trivial, yperpetuarlo, fijando la atención de los demás en todo loque de apasionado puede latir dentro de los mismos.14

Las «escenas» o «cuadros» que presenta Maggiparecen adquirir vida propia, haber sido sorprendidoso abandonados en medio de una actividad febril. Elcosturero está solo semicerrado porque la cantidad deropa que espera su arreglo no hace fácil que la tapacaiga simétricamente sobre el cuerpo del objeto; la tijeritaha quedado fuera, y ambos, costurero y tijera, no estánubicados en el centro del tapetico de encaje que sirvede soporte, sino que rompen una posible simetría,como si la premura del abandono los hubiera dejadoen esa posición precisa. El bolso repleto de cosasadivinadas, cuyo cierre tampoco ha completado surecorrido total, puede ser «el ganador» y también un«anhelo inútil». (En la obra de Kelly ya mencionada, unbolso similar ilustra la categoría de «Appel»: la polisemiaotorga a un objeto la posibilidad de ser decodificadocomo triunfante en una lucha o expresión de lainutilidad anhelante y, en otro contexto, como apelacióno reclamo). Esta detención en el tiempo de la acción sereitera: las gavetas de la mesita están a medio abrir; ellibro no se ha cerrado; las espumaderas y cucharonescuelgan de modo asimétrico en la pared de la cocina;la pieza de ropa en su perchero aún tiene el nudo y lospliegues de su uso reciente y forma parte del cambio deestación. (Para Kelly, una prenda parecida corporizaExtase). La escoba, el balde y el recogedor son mudostestimonios de una labor cotidiana, como lo es tambiénla colección, un tanto anárquica y apresurada, de loza yollas sucias; el cordón de la plancha parece haber sidodesconectado un momento antes; los zapatos, mediogastados por el uso, caen como quiera de los pies quesuponemos cansados. (Si en el mundo creado porMaggi los zapatos con medio tacón coadyuvan alCambio de estación, para Kelly unos botines igualmentegastados configuran «Supplication»).

Mirage fue el título de una de las exposicionespersonales de Maggi, celebrada en Nueva York en 1994.

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entonces un recurso secular del arte (ahora solo heconsiderado, con una excepción, ejemplos de laproducción occidental), recontextualizado en laproducción de un creciente número de mujeres actuantesen la esfera de las artes plásticas.

Notas

1. John Berger, El sentido de la vista, Alianza Editorial, Madrid,1990, p. 199.

2. Con otro abordaje y ciertos puntos de contacto desarrolla Cartier-Brensson su teoría �que aplica tan estupendamente a su propialabor creadora� acerca de lo que denomina «el instante decisivo»de una escena espontánea captada por el lente.

3. John Berger, Ways of Seeing, Penguin Books Limited, Essex,1971.

4. Véase John Berger, El sentido..., ob. cit., p. 202.

5. Linda Nochlin, Women, Art, and Power and Other Essays, IconEditions, Nueva York, 1989, pp. 145-178.

6. Véase Edward Lucie-Sith, Art and Civilization, Harry N. Adams.Inc., Nueva York, 1992, pp. 541 y ss.

7. Cassandra L. Langer, «Against the Grain: a Workin GynergenicArt Criticism», en Arlene Raven, Cassandra L. Langer, Joanna Fruch,eds., Feminist Art Criticism. An Anthology, Nueva York, 1991, pp.120-123.

8. Griselda Pollock, Vision and Diference, The University Press,Cambridge, Gran Bretaña, 1991, pp. 188-198.

9. Terry Berkowitz, Catálogo de la Exposición Backseat, SculptureCenter, Nueva York, 1994. Cit. en Catálogo-Libro de la exposiciónCómo nos vemos. Imágenes y arquetipos femeninos, Centro CulturalTeclaSala, Barcelona, enero-marzo 1998, p. 30.

10. María Magdalena Campos, Catálogo de la exposición Made inHavana. Contemporary Art from Cuba, Nueva Gales del Sur, Brisbane,Melbourne, (Australia), octubre 1988-mayo de 1989, p. 21.

11. Ana Albertina Delgado, entrevista citada en Catálogo de laexposición Dentro del labio, Proyecto Castillo de la Fuerza, La Habana,junio-julio de 1989, s.p.

12. Caridad Ramos, «Palabras», Catálogo de la ExposiciónSubyacencias. Visión de cuatro mujeres, La Habana, mayo de 1994, s.p.

13. Véase Catálogo de la Exposición Jacqueline Maggi. Esculturas ydibujos, Galería de la Universidad de Málaga, España, noviembre-diciembre de 1993, s.p.

14. Ibídem. Jacqueline Maggi, ob. cit.

15. Véase Catálogo de la Exposición Mirages. Paintings, Drawins,Sculptures, Judite Galleries, Nueva York, noviembre de 1994, s.p.

16. Josefina Ludmer, «Tretas del débil», en Patricia Elena Gonzálezy Eliana Ortega, eds., La sartén por el mango, Ediciones Huracán,Río Piedras, Puerto Rico, 1984, pp. 47-54.

En el catálogo15 fueron colocadas unas palabras «deacuerdo con James Joyce» que nos informan que «Theepiphany was the sudden revelation of the whatnessof a thing, the moment in which the soul of thecommonest object, seems to us radiant» («La epifaniafue la súbita revelación de una cosa, el momento en elcual el alma del objeto más común nos pareceradiante»). Pienso que el título de esta muestra apuntaprecisamente a un sentido profundo e importante desu escogida temática y a la forma de enfrentarla. Losobjetos que crea Maggi en lienzos, grabados y esculturasen madera son, en efecto, mirajes, espejismos de unarealidad otra, vislumbrada a través de una atmósferaengañosamente bella y que no corresponde a la crudezareal del objeto finamente reproducido. Al receptorcorresponde ver, no solo mirar, estos espejismos y loque ellos ocultan y revelan a la vez. De nuevo, la ausenciay la presencia.

En las producciones de Ramos y Maggiencontramos puntos de contacto y de divergencia. Laausencia del sujeto �la sujeto� actuante, la humildadde los objetos representados que son, además, deempleo constante en la vida cotidiana, la bastedad delos materiales con que crean las piezas, la escogidatemática en su sentido más amplio son, evidentemente,las convergencias de ambas producciones. Ladivergencia está en el carácter creativo y su direcciónde sentido: Ramos procura referirse aconceptualizaciones más vivenciales del devenir de lamujer; la presencia de la figura naturalista del varónentronizado crea un lazo en la trama unificada por sucontrapunto en el tratamiento y en el modo de eludirla figura de la mujer para aludirla de otro modo. Maggi,por su parte, se aferra a objetos más obviamentecotidianos, encontrando en ellos el poder de evocaruna más profunda significación. La misma cotidianidaddel referente provoca una lectura multívoca: a la primeramirada, deslumbrada por la técnica primorosa y el amoral material que emplea, siguen otras lecturas de mayorprofundidad. No hay sino contrastar, por ejemplo, loszapatos hipertrofiados y diamantinos de un AndyWarhol o un gigantesco anuncio lumínico, apropiadopor algunos artistas contemporáneos, con los zapatosde madera tirados sin alineación ni arreglo de Maggi,para comprender la abismal diferencia semántica quetratamientos diversos confieren a un mismo detalletemático. La obra de Maggi parece pronunciarse sottovoce, pero su recuerdo visual crea un mundo deposibilidades de lecturas sobre el ámbito más inmediatoy presente de la mujer ausente.

Josefina Ludmer ha desentrañado, en excelenteanálisis, lo que ella denomina «las tretas del débil».16 ¿Noserá la polaridad ausencia/presencia una de tales tretasen la imaginería visual de la artista contemporánea? Sería © , 1998.

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La confluencia que se frustró: psicoanálisis y bolchevismo

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no. 14: 107-120, abril-junio de 1998.

Profesor. Universidad de La Habana.

JorJorJorJorJorge Luis Age Luis Age Luis Age Luis Age Luis Acanda Gonzálezcanda Gonzálezcanda Gonzálezcanda Gonzálezcanda González

LLLLLa confluencia que se frustró:a confluencia que se frustró:a confluencia que se frustró:a confluencia que se frustró:a confluencia que se frustró:psicoanálisis y bolchevismopsicoanálisis y bolchevismopsicoanálisis y bolchevismopsicoanálisis y bolchevismopsicoanálisis y bolchevismo

El psicoanálisis no debe ser comprendido comouna psicología en el sentido de una teoría funcionalista

del comportamiento. Su teoría, precisamente allí dondeparece ocuparse de funciones psíquicas, es siempre

«teoría de la interacción».

Alfred Lorenzer

Toda reificación es un olvido.

M. Horkheimer y T.W. Adorno

Este final de siglo es una época de crisis. La concienciade la crisis, la percepción de su existencia, tiñe todos

los discursos y formas de expresión del hombre actual.En sus muy distintas manifestaciones es, por sobretodas las cosas, una crisis del sujeto, una crisis de lasubjetividad humana. Los modelos producidos ydistribuidos socialmente para que los hombres sepiensen a sí mismos, piensen la realidad circundante yse representen sus metas, no logran ya cimentar labúsqueda de la identidad en los seres humanos

contemporáneos, navegantes sin brújula en un piélagode dudas y desafíos sin precedentes.

Una época de crisis, porque es la crisis de una época.El historiador inglés Eric Hobsbawn señalaba lopeculiar de un siglo XX que, en tanto período histórico,ha sido el más corto en mucho tiempo: empezó en1917, con la aurora roja de la revolución soviética, yconcluyó en l989 con el derrumbe del muro de Berlíny del experimento del fementido «socialismo real». Elalfa y el omega de este siglo XX no remiten, simplemente�como superficialmente han creído algunos� al inicioy al fin de un panorama político internacionalcaracterizado por el enfrentamiento antagónico entredos sistemas sociales diferentes. Marcan esencialmenteel inicio y el final de un intento de reconstrucción de lasubjetividad humana que se presentó a sí mismo como«comunismo». Porque la actual crisis finisecular delsujeto solo puede entenderse plenamente si nosremitimos y la relacionamos con la crisis similar que sevivió en el período comprendido entre 1870 y 1914.Fueron aquellos años también de crisis del sujeto. Enese caso, de crisis del sujeto liberal;1 es decir, del modeloque desde 1789 �o tal vez desde antes, desde el sigloPremio Temas de ensayo 1998, en la categoría de Ciencias Sociales.

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XVII de la revolución inglesa y el cartesianismo�presentaba la burguesía liberal como ideal del nuevosujeto construido por ella: autocentrado, racional,plenamente consciente de sí y de sus capacidades,habilitado para �aplicando el criterio de maximizaciónde ganancias� crear un nuevo mundo de objetos quepermitirían obtener la felicidad a la raza humana.

Las terribles realidades sociales provocadas por elproceso de industrialización (pauperización,explotación, enajenación), la ausencia de democraciaen los sistemas políticos liberales decimonónicos y elinevitable tránsito del capitalismo de libre concurrencia�con sus promesas de amplias posibilidades paratodos� a un capitalismo monopólico, concentradorde la riqueza y de la carencia de propiedad, revelaronla irrealidad de la imagen del «sujeto liberal» yprovocaron el rechazo a las formas alienadas desubjetividad a él vinculadas. Las formas de la concienciacotidiana y del arte de fines del siglo XIX expresabanesta comprensión �a veces, solo intuición� de la crisisdel sujeto liberal.

En el pensamiento teórico-social, en la intelecciónfilosófica, la denuncia al sujeto liberal se veníaexpresando desde mediados del siglo XIX. Marx fue eliniciador de la crítica al carácter enajenante de lasubjetividad producido por el capitalismo. Casicincuenta años después, Sigmund Freud descubriría elinconsciente y demostraría la esencia represiva de lacivilización burguesa.

Si el año 1917 marcó el comienzo de una nuevaépoca, fue porque la revolución bolchevique parecíaanunciar el inicio de nuevas búsquedas para superar labancarrota espiritual a la que había conducido la alienadasubjetividad generada por el capitalismo liberal. El sigloXX �que se abría diecisiete años después de su iniciocronológico� prometía ser la era en la que nuevasconstelaciones de relaciones sociales permitirían salvarla crisis del fin de siècle.

La historia de este «siglo» (1917-1989) es la de losafanes por encontrar una salida a la crisis del sujetoliberal y a la de su sustrato material: el capitalismo liberal.Crisis que marcó su punto de no retorno con ladramática eclosión de 1914. Estos años han registradolos distintos intentos realizados �desde la izquierda,pero también desde la derecha� por hallar una solucióna las aporías del liberalismo: el ensayo del «socialismoreal», el fascismo, la construcción del capitalismo deEstado (y su manifestación para el consumo de masas:el «Estado de bienestar»), demuestran que el impulsohacia el «cambio de la subjetividad» constituía unaurgencia sentida en los más diversos estratos sociales.Los procesos que se desencadenaron a partir delOctubre Rojo continuaron la «rebelión del sujeto» quehabía comenzado en el siglo XIX. La historia de este

siglo XX es la del fracaso de su cometido como época:encontrar los caminos para permitir a la subjetividadhumana desembarazarse de las estructuras que laaherrojaban. La crisis de este fin de siglo tiene las mismasraíces que la del anterior.

Pero no estamos en el mismo punto que hace cienaños. Tenemos algo con lo que entonces no contábamos:la experiencia. Si logramos asumirla críticamente,podremos interrogarla para encontrar las claves quenos permitan volver a empezar sin repetir los errores.Si Marx y Freud fueron los pensadores que lograronfundar las dos únicas teorías verdaderamente críticassobre el sujeto, sobre la sociedad y la cultura, un buenpunto de partida sería el analizar cómo se expresó, enel impulso crítico que ambos echaron a andar, lacontraposición al modelo del «sujeto liberal», ypreguntarnos también cómo se relacionaron entre síestos dos «impulsos críticos» en la realización de estatarea. Propongo entonces pasar a reflexionar sobre eltema de la relación entre psicoanálisis y bolchevismo.

Replanteando la cuestión: psicoanálisisy bolchevismo

El adecuado planteamiento del problema contiene ya ensí la mitad de su solución.

Carlos Marx

Lo usual ha sido plantearse la cuestión en términosde relación entre el marxismo y el freudismo. ThomasMcCarthy afirma, con toda razón, que ya se ha vueltoun lugar común la tesis de la reconciliabilidad de lasideas de ambos pensadores.2 Incluso se llegó a acuñarel término «freudomarxismo» para designar los muyvariados intentos de vincular sus doctrinas. Pero losresultados arrojados por sus distintas variantes (desdelas iniciales de Wilhelm Reich en los años 20 hasta lasde Herbert Marcuse en los 60) no solo han sidocontradictorios y dispares; no solo han encontrado elrechazo expreso del marxismo y el freudismo«institucionalizados», sino que tampoco han logradoestablecer un fundamento conceptual lo suficientementesólido como para vencer este rechazo y permitircimentar firmemente la idea de la congruencia entreambas doctrinas. La relación entre marxismo yfreudismo sigue siendo, cuando no de franca repulsión,al menos de extrañeza.

Situación más que anómala, si partimos (y este sicondicional es importante) de entender a ambas comolas únicas teorías críticas existentes sobre la subjetividady, por ende, como instrumentos indispensables parareflexionar sobre la crisis actual. Una clave importantepara salvar esta situación de desencuentro nos la brinda

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el psicoanalista suizo Mario Erdheim: la razón de laincomunicación estriba en que se ha prestado másatención a las teorías como tales, que a las enseñanzasque se derivan de sus respectivas prácticas.3

Esto implica replantearse la cuestión. No continuarpensando al marxismo y al freudismo como dos teoríasmás, como dos simples sistemas conceptuales, comotantos otros que existen en las ciencias sociales; sinoreflexionar sobre el nexo entre dos doctrinas queencaminan su intención a la crítica de las patologíassociales, y que ambas tienen, por lo tanto, una intenciónterapéutica;4 centrar la atención en ambos (marxismo yfreudismo) como dos modos de ejercer la crítica de lasubjetividad alienada. Pensar entonces en términos dela relación entre psicoanálisis y bolchevismo, en tantoambos constituyen los dos modos de praxis crítica enque estas doctrinas se materializaron; dos métodosespecíficos, históricamente registrables, de interacciónpráctica para intentar salvar la crisis del sujeto.

Los orígenes de una relación

La historia de las relaciones del psicoanálisis y elmarxismo es la historia de un malentendido organizado

por ambas partes.

Helmut Dahmer

Tradicionalmente, referirse a la relación entrepsicoanálisis y bolchevismo se ha restringido al simplerecuento histórico. Se ponen ejemplos que constatan laexistencia de un movimiento psicoanalítico de relativafuerza en la Rusia soviética de los años 20, para despuéspasar a narrar cómo ese movimiento fue reprimidopor el termidor stalinista. El análisis se limita a afirmarque la joven revolución tuvo una posición que se calificade tolerante y permisiva hacia el psicoanálisis, y quetransitó posteriormente a su «resistencia» o «rechazo»,debido a la «incapacidad del stalinismo» para operaruna «recepción crítico-dialéctica» de aquel.5

Esta posición, por asumir como «naturales»procesos que en nada lo fueron, no permite darexplicación a dos cuestiones fundamentales. La primeraes por qué, si hasta ese momento lo que primaba entreel movimiento freudiano y el marxista era eldesconocimiento y la incomunicación, fue precisamentecon el Octubre Rojo que comienza la historia de lasrelaciones entre ambos, signadas inicialmente no por elrechazo, sino por el intento de acercamiento y mutuoenriquecimiento; y por qué coincidió con los primerosaños del gobierno bolchevique que el psicoanálisis rusoadquiriera una fuerza que nunca antes había tenido. Lasegunda cuestión es por qué esa situación inicial (demucho más que simple «tolerancia y permisividad») dio

paso a la denuncia del psicoanálisis como «ideologíaburguesa»; sobre todo, por cuanto un hechosignificativo llama la atención: en la misma época enque se ahogaba al movimiento psicoanalítico, seeliminaba �incluso físicamente, en la persona de susprincipales figuras� al bolchevismo como concepciónpolítica.

Estas dos cuestiones permiten afirmar que larelación entre el psicoanálisis y el bolchevismo no fuede simple coexistencia temporal y espacial, sino que setrató de algo más profundo y orgánico. ¿Sería absurdopensar en una relación de complementación, decoherencia, entre ambos?

Como apunta Dahmer, antes del estallido de laPrimera Guerra Mundial ni el materialismo biológicofreudiano ni el materialismo histórico marxista se habíanconvertido en un problema el uno para el otro.6 Elmarxismo de la Segunda Internacional se situaba en la«tradición anti-psicológica», en la que figuraban tantolos grandes sistemas idealistas como la sociología clásica,desde Comte y Durkheim hasta Simmel y Weber.Prisionero de una concepción economicista ymecanicista de la historia, establecía una relación directaentre la situación social, los intereses colectivos y laconciencia y la actividad política, con lo que ladeterminación subjetiva del individuo potencialmenterevolucionario quedaba fuera de su reflexión. Peroincluso en figuras principales del marxismorevolucionario, alejadas de toda interpretaciónobjetivista del proceso social �tales como Lenin, RosaLuxemburgo, Karl Korsch o Bujarin�, puedenbuscarse en vano huellas de un conocimiento de la teoríade Freud. La única excepción la constituye Trotski, quienen un período posterior, en carta a Pavlov del 23 deseptiembre de 1923, relató su «descubrimiento» delpsicoanálisis en los años de pre-guerra.7 Por su parte,la Asociación Psicoanalítica de Viena efectuó el 10 demarzo de 1909 una reunión para discutir por primeravez el tema «Marxismo», en la que participaron figurascomo Freud, Adler, Stekel y otros. La lectura de lasactas revelan el desconocimiento del tema y la concienciatodavía muy limitada de los posibles puntos deintersección entre las dos doctrinas.8

Los sucesos de octubre de 1917 y las tormentaspolíticas que conmocionaron posteriormente a Europacambiaron esta situación. El estallido de la revolucióncomunista en un país tan atrasado como la Rusia zaristay la energía creadora de la voluntad revolucionariasubrayaron la importancia del «factor subjetivo», quese convirtió en un importante problema de la reflexiónsocial en el período entre guerras. La energía procedentede la revolución bolchevique replanteó la cuestión delos nexos entre marxismo y psicoanálisis. Dos hechoscasi simultáneos lo corroboraron. En abril de 1919, el

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gobierno húngaro de los consejos �de caráctercomunista y clara inspiración bolchevique� fundó, enel marco de su reorganización de la Universidad deBudapest, por primera vez en Europa y en el mundo,la cátedra de psicoanálisis, y nombró al frente de ella aSandor Ferenczi, uno de los más importantes seguidoresde Freud. El experimento tuvo una duración tan brevecomo la de la revolución húngara: la contrarrevoluciónburguesa triunfante eliminó de la enseñanza universitariala teoría freudiana.

Por esos mismos días apareció publicado en Viena(primero por entregas, en un periódico, y más tarde enforma de folleto) el ensayo de Paul Federn «Psychologieder Revolution: Die Vaterlose Gesellschaft», dedicadoa la aplicación del psicoanálisis al estudio de la psicologíade la revolución y a la exaltación de la importancia delensayo bolchevique.9 Ambos momentos demuestranque, para los contemporáneos del asalto al Palacio deInvierno, la confluencia del psicoanálisis y la revolucióncomunista era algo indiscutible.

En los primeros años de la revolución rusa, elpsicoanálisis encontró apoyo expreso en los círculosoficiales soviéticos, en tanto teoría materialista sexual-revolucionaria. Fueron muchos los políticos,educadores, psicólogos y filósofos que comprendieronel carácter de crítica subversiva a los fundamentosmorales de la sociedad burguesa que representaban lasideas de Freud, y la dimensión revolucionaria de sudescubrimiento de que los deseos pulsionales delindividuo son incompatibles con las normas de unacultura basada en la represión y la dominación. En elloreside la explicación �y no en una simple política de«tolerancia»� del desarrollo del movimientopsicoanalítico ruso, la continuación de las actividadesde la Liga Psicoanalítica Rusa, la publicación en ruso delas obras de Freud, la realización de los primerosintentos prácticos de educación infantil de orientaciónpsicoanalítica, realizados por Vera Schmidt por un ladoy por Spielrein por otro,10 así como las investigacionesque realizó Wilhelm Reich en la segunda mitad de losaños 20 en la URSS.

La recepción del psicoanálisis en los primeros añosde la revolución soviética estuvo condicionada por dosfactores: el primero es que, en la lucha contra elmisticismo y el idealismo predominantes en la filosofíarusa pre-revolucionaria, el programa de construcciónde la nueva filosofía soviética se basaba �porindicación expresa de Lenin11� en la defensa de ladialéctica y en el establecimiento de una fuerte alianzaentre el materialismo y la ciencia natural; el segundo, lanecesidad de luchar contra el predominio del idealismoen la psicología tradicional rusa. Sigfried Kätzel haceun detallado estudio de este proceso.12 Las principalesfiguras de la psicología rusa pre-revolucionaria (Lapsin,

Chelpanov, Lopatin, Loski) propagaban concepcionesmístico-religiosas sobre el «alma humana». Comoreacción ante el predominio del idealismo en esta ciencia,en la joven república surgen un conjunto de escuelas�la reactología, el behaviorismo, la reflexología dePavlov, el monismo neurobiológico� que buscabanla fundamentación del estudio objetivo de los procesospsicológicos mediante métodos fisiológicosperfeccionados.13 En este contexto debe entenderse lapercepción del psicoanálisis que predominó entoncesen la Rusia soviética. El rechazo y la hostilidad de queera objeto por parte de muchas instituciones burguesasdebido al abierto tratamiento del tema sexual, y lainterpretación materialista-biologicista del propio Freudsobre su teoría, fomentó en la Rusia soviética laimpresión de que poseía un carácter antiburgués, y deque podía ser de importancia en la necesaria tarea dedesarrollar una psicología marxista. Sus partidariossoviéticos (Vigotski, Luria, Fridman, Zalkind, entreotros) utilizaron como argumento principal la idea deque era congruente con el punto de partida fisiológicoen la psicología, en especial con la reflexologíapavloviana. Nótese que tanto la carta de Trotski a Pavlov,como su artículo de 1926 antes mencionados,fundamentaban la defensa del psicoanálisis en la tesisde su supuesta compatibilidad con la teoría de losreflejos. Esta era la misma idea defendida por Vigotskiy Luria en sendos trabajos aparecidos en 1923.14 Elpsicoanálisis soviético nació marcado por estaautointerpretación mecanicista y fisiologizante.15

A partir de 1924, después de la muerte de Lenin, seinició el retroceso en la vida política y espiritual soviética.El marxismo fue despojado de su carácter deconcepción crítica sobre la enajenación del hombre yproceso de su desenajenación positiva, y convertido en«ciencia» legitimadora de una interpretacióneconomicista y objetivizante del proceso histórico.Aunque teñido de una autopercepción fisiologizante,el potencial crítico del psicoanálisis no podía seraceptado en el nuevo encuadramiento totalitario de lasociedad que comenzaba a construirse. El ataque alpsicoanálisis se enmarcó en el contexto de la lucha entrelos «mecanicistas» y los «formalistas», las dos principalestendencias de la filosofía soviética, debate que tuvo lugaren la segunda mitad de la década de los años 20 y quesignó el desarrollo posterior del pensamiento filosóficoen la URSS.16 Los «mecanicistas», lidereados porSkvortsov-Stepanov y Timiriazev, intentaban reducir lascomplejas formas de movimiento de la materia almovimiento mecánico. En su opinión, la dialécticamaterialista debía ser traducida al lenguaje de las leyesmecánicas.17 A ellos se enfrentó Anatoli Deborin,considerado entonces la máxima figura de la filosofíasoviética, director de la revista Bajo la bandera del marxismo.

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El grupo de los «deborinistas» se llamaba a sí mismo«los dialécticos», pero eran denominados por susoponentes los «formalistas», por considerar que suinterpretación de la dialéctica materialista era abstractay no rebasaba los marcos de la hegeliana. La polémicaentre estos dos grupos asumió un carácterextremadamente escolástico, y solo nos interesa por suincidencia en la historia del psicoanálisis en la URSS. Eléxito inicial correspondió a Deborin: el «mecanicismo»fue descalificado oficialmente como «forma específicade resurgimiento del positivismo en la filosofíasoviética».18 El psicoanálisis fue criticado como formade expresión del «mecanicismo». El primer ataque deDeborin a esta teoría apareció en la revista El materialistamilitante en 1925. En ese mismo año aparecieron otrosataques en la revista Bajo la bandera del marxismo, escritospor W. Jurinetz y A. Thalheimer.19 En el momento desu triunfo sobre los «mecanicistas», Deborin loscaracterizaba como «un bloque singular, compuesto porfreudianos, antiguos y recientes machistas, y porpartidarios abiertos y encubiertos del empirismo y elmaterialismo mecanicista».20 La condena oficial a los«mecanicistas» implicó la descalificación ideológica delpsicoanálisis. Los mecanicistas fueron vinculados a loque se denominó «desviación de derecha» de Bujarin.Posteriormente le llegaría el turno a Deborin y los«formalistas», tildados de trotskistas y anatematizadosen 1930. Kätzel afirma que para principios de la décadadel 30 había desaparecido casi del todo el influjo delpsicoanálisis en la URSS, y que incluso muchos de susantiguos partidarios se habían separado de él, y destacael ejemplo de A. B. Zalkind, uno de sus principalescultores, que en el Primer Congreso para el Estudiodel Comportamiento del Hombre, en 1930, no soloatacó al psicoanálisis, sino que incluso saludó ladesaparición de sus raíces en la vida soviética.21

En aquel lustro decisivo en la historia intelectual dela URSS, el psicoanálisis pasó de ser considerado unapoyo a la creación de una psicología materialista, avalorarse como expresión del idealismo burgués. Unatransformación radical semejante ocurrió con lacomprensión del marxismo. Su carácter esencial decrítica a la dialéctica de la cosificación y la apropiaciónenajenada de la realidad fue eliminado totalmente, paradar paso a un conjunto de supuestas leyes y categorías

«universales» que intentaban presentar con carácter de«ciencia rigurosa» lo que no era más que un instrumentoideológico de legitimación de una política. El telos deese marxismo «soviético» no era la crítica, sino la fe.22

En opinión de Stalin, «una teoría, cuando es verdadera,proporciona a los que realizan la práctica la fuerza dela orientación, la claridad de la perspectiva, la seguridaden el trabajo y la fe en la victoria de nuestra causa».23 Ladécada del 30 presenciaría la consolidación del sistemadel socialismo represivo conocido como stalinismo,pero también el afianzamiento de dos de sus resultados:la interpretación deformada sobre el marxismo y sobreel psicoanálisis; y, con ello, la identificación de losconceptos de bolchevismo y sovietismo con el sistemapolítico y las prácticas del stalinismo durante aquellasdécadas infamantes.

Tanto el concepto de bolchevismo como el depsicoanálisis perdieron su significado inicial. Lainterpretación actual de ambos términos carga con unahistoria de falsificaciones y deformaciones que dificultanextraordinariamente toda reflexión sobre la relaciónexistente entre ellos. Por eso, un momento fundamentalen el estudio de este nexo tiene que pasar por asumircríticamente las interpretaciones que se fijaron en laconciencia social, rechazar la imagen falsa y estereotipadaque sobre ellas se ha establecido; y someter también acrítica, si preciso fuera, las formas erróneas deautoconciencia de ambas.

Exorcisando las palabras

La palabra psicoanálisis ha llegado hasta nosotros ensu versión hollywoodense. Una serie de filmes, desdeLas tres caras de Eva hasta Análisis final, han difundido laversión medicalizada del psicoanálisis. Rechazadofuertemente en sus inicios por los centros de producciónespiritual de la burguesía (la academia, la iglesia), quevieron con espanto la disección de las normas moralesconvencionales y del carácter opresivo de su culturaque la nueva teoría implicaba, el psicoanálisis encontróposteriormente acomodo dentro de la cultura de ladominación, al ser transformado en una ciencia auxiliarde la medicina, una rama del saber encaminada aproporcionar alivio a enfermos mentales. Ganó

Tanto el concepto de bolchevismo como el de psicoanálisisperdieron su significado inicial. La interpretación actual deambos términos carga con una historia de falsificaciones ydeformaciones que dificultan extraordinariamente todareflexión sobre la relación existente entre ellos.

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respetabilidad y aceptación profesionalizándose ymedicalizándose. El psicoanalista es visto �y en muchoscasos se ve él mismo� como un profesional que curaun padecimiento. En la percepción social delpsicoanalista, este es un especialista que gana muchodinero, que acuesta a su cliente �que es entendido y seentiende a sí mismo como un paciente, un enfermo�en un diván y lo deja soliloquear hasta que descubre, enel pasado de este, aquel trauma �siempre de caráctersexual� escondido en el inconsciente y que haprovocado la neurosis. Una vez en posesión delconocimiento de esa vivencia que provoca la alteraciónde las funciones psíquicas del paciente, la tarea delpsicoanalista es la de llevar al paciente el recuerdo, y asícurarlo.

En esta interpretación, el psicoanalista �al igual quecualquier otro especialista de la medicina� es elverdadero sujeto de la curación. Realiza la actividad,dirige y controla todo el proceso. El paciente �lapropia palabra lo indica� es un enfermo que tieneque ser conducido y asume, por tanto, el papel deobjeto de la actividad terapéutica.

Si vamos a ser justos, esta imagen no la inventóHollywood. Tan solo la popularizó y la mejoró. Lavisión medicalizada del tratamiento de las afeccionespsíquicas, y la mesiánica del terapeuta como enteomnisapiente y omnipotente, en cuyas manos ha deentregarse el enfermo, es compartida por muchospsicoanalistas desde hace tiempo. Recordemos queCharcot, famoso psiquiatra francés del siglo XIX, delque el mismo Freud fuera alumno y admirador, y queiniciara el tratamiento médico de la histeria, era conocidoen su época como «el Napoleón de la histeria».

Pasemos ahora al bolchevismo. Aquí tambiénencontramos un estereotipo fijado en el imaginariocolectivo. La primera visión que acude a nuestras menteses la de «el hombre con el cuchillo en la boca».Extremistas y violentos, los bolcheviques serían apenaslos precursores del stalinismo y del gulag. Esta es la visiónque desde hace decenios difunden sus enemigos. Visiónque, sorprendentemente, se acerca en mucho a la quese difundió concienzuda y sistemáticamente desde lapropia Unión Soviética. La propia historiografíasoviética presentó a los bolcheviques como un grupode hombres duros, desprovistos de flaquezas humanas,omniscientes, encabezados por el más omnisciente detodos, Lenin. Un Lenin representado gráficamentesiempre con el ceño fruncido, la mirada iracunda, yuna mano siempre cerrada en forma de puño. Escaseanen la hagiografía soviética las imágenes de un Leninsonriente. Nunca se le representó como alguien quepodía tener momentos de duda y flaqueza, y muchomenos como alguien que se equivocó en algo. A Leniny sus bolcheviques, su «cohorte de hierro» �término

que significativamente se utilizó� se les enfocó comoun núcleo que creó los soviets en la Rusia zarista, produjola revolución y la dirigió por caminos ya previstos deantemano, como si hubieran sido los únicos sujetosreales de aquel proceso histórico.

En el fondo de ambas visiones históricas, de signopolítico opuesto, subyace un elemento común: unainterpretación extremadamente voluntarista de la historia.Exorcicemos estos conceptos. No aceptemos comoválidas las interpretaciones al uso de ambos, y realicemosuna labor de disección histórica de lo que inicialmenterepresentaron el psicoanálisis y el bolchevismo, parapoder entender por qué a las significaciones iniciales lesfueron superpuestas otras, escamoteadoras de laverdad.

Significación gnoseológica del psicoanálisis

Para poder entender la significación gnoseológicadel psicoanálisis es preciso relacionar el descubrimientode la existencia del inconsciente con las característicasdel período histórico en que tuvo lugar. El fenómenoque motivó el surgimiento del psicoanálisis lo constituyóla crisis del individuo burgués; encontró surepresentación en toda la cultura de la época, y se fijócomo «ideal cultural» incluso en la conciencia de sí delos sectores no burgueses.24 Mario Erdheim ha hechoun detallado estudio de la interrelación entre losresultados alcanzados por Sigmund Freud en su trabajocientífico y las demandas espirituales del momento.Como rechazo al encuadramiento alienante delindividuo en el orden de la racionalidad capitalista, tantoel arte como la filosofía expresaban la percepción de laimportancia de la existencia de lo subjetivo, lo irracional,lo onírico. Tanto en la música de Wagner, como en lafilosofía nietzscheana o en las corrientes literarias defines del siglo XIX y principios del XX tomaba cuerpoesta «sublevación del sujeto», esta resistencia a lacosificación y estandarización de lo individual. Talrevuelta del sujeto se expresó también en el campo dela medicina.25 Apareció la exigencia, más o menosconsciente, de que el enfermo fuera tratado clínicamentecomo «sujeto», es decir, como una persona racional,capaz de entender las causas de su mal y el tratamientodel mismo, y no como un simple «objeto». Estaexigencia se extendió también al campo de las«enfermedades mentales». Pero la psiquiatría (en tantorama de la medicina encargada de su tratamiento),prisionera de la concepción científico-natural de laenfermedad, no pudo afrontar adecuadamente el reto.Tal situación paradójica se advirtió en el modo en queencaró el fenómeno de la histeria. Si tradicionalmentese había entendido la histeria como simulación, y al

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histérico como un mentiroso, ya por esos años seextendía su comprensión como una enfermedad, y seprocedía a buscar sus causas. La inserción de la nuevavisión del fenómeno dentro de los viejos esquemas detratamiento de la enfermedad se puede apreciarfácilmente en el ejemplo de Charcot, quien iniciara elestudio científico de la histeria y la utilización de lahipnosis (hasta entonces considerada por los médicoscomo simple charlatanería de feria) en su investigacióny tratamiento. Médicos de toda Europa asistían a susclases. El propio Freud quedó vivamente impresionadopor sus resultados y su personalidad.26 Como ya apunté,a Charcot se le llamaba «el Napoleón de la histeria». Yesta denominación indica, a las claras, el mantenimientode la visión tradicional. Charcot dominaba la histeriacomo Napoleón el campo de batalla. Era el amo yseñor de la curación de los infelices que la padecían, asícomo Napoleón manejaba las masas de soldados,simples instrumentos en sus manos. El uso de lahipnosis era claro ejemplo de ello. Delante de unnumeroso auditorio de estudiantes y especialistas dedistintos países, Charcot hipnotizaba a una mujer,aquejada de parálisis histérica, y la hacía caminar. Asídemostraba la inexistencia de causas fisiológicas de laparálisis y, de paso, su dominio del paciente.

Freud regresó a su natal Viena más decidido queantes a emprender el tratamiento de la histeria (algopoco deseado por muchos médicos entonces) y a utilizarlo aprendido con Charcot. Pero sus primerasexperiencias con pacientes aquejadas de este mal (lasdespués famosas «histéricas vienesas») le demostraronlos límites de este enfoque de la psiquiatría académica.Era evidente que la causa de los desórdenes histéricosse encontraba en algún recuerdo penoso para el paciente,en alguna experiencia de vida desagradable que era«olvidada». El esfuerzo para mantener en el «olvido»esa vivencia provocaba distintos desarreglos psíquicose incluso fisiológicos. A través de la hipnosis, Freudlograba acercar a su paciente al recuerdo «prohibido»,pero no podía ni captar la interpretación negativaasignada por ella a ese recuerdo, ni lograr que después,en el estado de vigilia, la enferma lograra revivirlo. Freuddescubrió con asombro la resistencia ofrecida por lapersona, objeto del tratamiento, a recordar y aclarar elsignificado negativo de lo «olvidado». Comprendió quela hipnosis colocaba al paciente en una relación desubordinación respecto al médico, y por lo mismoimpedía que llegara a tomar conciencia de aquel hechotraumático que provocaba su padecimiento. No habíaposibilidad de cura para el histérico si no se lo ilustrabasobre la causa de su mal. Pero esa ilustración eraimposible con el esquema tradicional del tratamientomédico, en tanto solo se podía lograr una «ilustración»impuesta desde fuera del paciente (el terapeuta era el

que debía informar al enfermo) y no la «autoilustración»,única forma de lograr la recuperación. Entendió quepara que su práctica terapéutica (y por tanto ilustradora)alcanzara su cometido, tenía que subvertir totalmenteel esquema clásico de relaciones interpersonalesestablecido en el campo del conocimiento científico yafianzado por la Ilustración. Fue la comprensión�nada común para su época� de las exigencias de supráctica profesional la que lo condujo a lograr lo quepara los demás estuvo vedado: el descubrimiento yacceso al inconsciente, campo de la subjetividad humanahasta entonces totalmente desconocido.

Al insistir en la necesidad de reflexionar en torno ala significación epistemológica del método terapéuticofundado por Freud, Erdheim apunta a una ideafundamental, de la que muchos �incluido el propioFreud� no han sido conscientes: el métodopsicoanalítico implica una toma de posiciónrevolucionaria con respecto a los esquemas establecidosde la Ilustración, una subversión de los mismos, a lavez que la conservación de sus intereses crítico-liberadores. Freud pudo hacer historia en el campo dela teoría sobre el hombre y la sociedad precisamenteporque fue capaz de entender �sin interiorizarloadecuadamente, por cierto� los límites de la Ilustraciónclásica.

Primer excurso filosófico: la Ilustración

Llegados a este punto, es preciso hacer un paréntesisy explicar lo que significó la Ilustración como procesodel pensamiento. Enmarcada temporalmente en el sigloXVIII («el Siglo de las Luces») constituyó la expresiónhistórica de la ideología burguesa de la emancipación.Surgió como contraposición a la concepción religioso-oscurantista del mundo, que lo consideraba resultadode la voluntad inexplicable de una esencia sobrenatural.La Ilustración abrió pasó a la interpretación de larealidad como algo racional, y por lo tanto explicable.Su objetivo era liberar a los hombres del engaño y lasuperstición mediante la luz del saber, y convertirlosasí, de esclavos, en señores y dueños de su vida. Suintención era, por tanto, terapéutica: llevar todo fenómenosocial ante el tribunal de la razón, para decidir sobre sueliminación o transformación. Su programa era el de«desencantar» al mundo para someterlo al dominioracional del hombre. Eliminar �para decirlo con unlenguaje actual� las «patologías» de la sociedad.

En contraposición a la concepción teológica de lailuminación del hombre mediante la revelación divina,la Ilustración hacía hincapié en la capacidad racionaldel individuo para lograr el conocimiento de la realidady su autoconocimiento. La respuesta que en su

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momento proporcionó Kant a la pregunta ¿qué es laIlustración?, destaca admirablemente el énfasis en lacapacidad de independencia racional del sujeto:

Ilustración es la liberación del hombre de su culpableincapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad deservirse de su propia inteligencia sin la guía de otro. Estaincapacidad es culpable porque su causa no reside en la faltade inteligencia sino de decisión y valor para servirse por símismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude!, ¡ten el valorde servirte de tu propio entendimiento! Este es, pues, ellema de la Ilustración.27

Por ende, la idea de razón incluía la voluntad de serracional, de alcanzar la madurez, la capacidad deautonomía y responsabilidad en la dirección de supropia vida.

La intención teórica de la Ilustración es la de concebiral hombre como sujeto de su vida. Sujeto en tantoconvierte en objetos de su actividad los fenómenosque lo rodean; ya no se subordina a ellos (sean fuerzasnaturales o instituciones sociales), sino que los objetualizapara dominarlos y utilizarlos en la conformación deuna vida feliz. Y es aquí donde aparecen suscontradicciones insalvables. El objetivo de la Ilustraciónes educar a los hombres. Pero ¿quién introduce la luzen la mente de los hombres? Otros hombres: los yailustrados. Ellos convierten a los demás individuos enobjetos de su actividad educativa, y son los que losconducen hacia la razón y la felicidad. Es decir, en laactividad de ilustración, se objetualiza al otro.

Las relaciones intersubjetivas (sujeto-sujeto) solopueden ser comprendidas en los marcos de la Ilustraciónclásica como relaciones objetuales (sujeto-objeto). Conello, la Ilustración se traiciona a sí misma. Divide a loshombres en dos grupos: los educadores y loseducandos. La aspiración a la autodeterminación cabetan solo para los sujetos ilustradores, no para losindividuos-objetos que deben ser ilustrados. Su funciónemancipadora cae prisionera de su tendenciaobjetualizante y cosificadora. El sujeto transformador seconstituye a sí mismo al construir su mundo, y construyesu modo de apropiación del mundo cosificando a losdemás hombres. Desde el paradigma de la relaciónsujeto-objeto (eje del pensamiento ilustrador) esimposible superar esa instrumentalización de la razón.Al final de cuentas, la Ilustración se autodestruye porquese configura bajo el signo de la dominación. Laburguesía desarrolla su proceso de liberaciónconservando la dominación, la asimetría de lasrelaciones sociales intersubjetivas, y desarrollando hastael paroxismo el proceso de objetualización ocosificación. El conocimiento, como proceso dereflexión racional, es entendido según estas necesidades.Conocer supondrá entonces la existencia de un sujetocosificador. Conocer será objetualizar. Toda relación

racional (por ejemplo, la del maestro con el alumno, elterapeuta con el enfermo, el salvador con el salvado)será vista como la de un «sujeto» con un «objeto».

La aspiración a la autoproducción, la madurez y ladeterminación es algo encomiable y digno de serconservado. Pero la salida a las aporías de la Ilustraciónclásica solo es posible reinsertándolas en el contexto derelaciones verdaderamente intersubjetivas. Sinproponérselo, y sin comprenderlo fehacientemente,Freud operaría esta subversión del esquema de laIlustración.

La revolución psicoanalítica

Freud operó una revolución gnoseológica y éticaen el planteamiento de las relaciones intersubjetivas deilustración. La práctica psicoanalítica deja de ser unarelación entre el médico y el enfermo para convertirseen una relación entre el analista y el analizando. Destacarla n en este vocablo �introducido por Freud en elvocabulario terapéutico� no es ocioso. Lo que quieroresaltar es que ahora el neurótico ocupa una posiciónactiva en su tratamiento. Se establece una verdaderainteracción entre el uno y el otro. «El aporte decisivode Freud consistió en que transformó la relaciónmédico-paciente en el contexto del psicoanálisis, y conello pudo desarrollar una nueva teoría sobre laenfermedad».28 El neurótico ya no es visto más comoun enfermo. Se trata de un individuo que ha tenido quedesarrollar complejos mecanismos psíquicos de defensaante la hostilidad de un contexto cultural esencialmenterepresivo. Es precisamente él quien tiene que someter areflexión crítica su historia de vida, sacar a flote en suconsciente aquellas vivencias que lo torturan, y reflexionarcríticamente no solo sobre ellas, sino también sobrelos códigos conductuales y valorativos socialmenteestablecidos, para poder determinar si la valencianegativa que ellos han otorgado a la manifestación desus pulsiones es racional o no. Las disfunciones psíquicasconstituyen una enfermedad social en el más estrictosentido de la palabra. Quien la padece no es un meroenfermo, sino una víctima del carácter enajenante de lacultura. La propia concepción ética sobre el neuróticocambia: la culpa de su padecimiento no recae ya sobreél, sino sobre la sociedad y su cultura, que es laverdaderamente enferma y represiva. Este ser sufrientetiene que constituirse en el sujeto activo de suautoilustración, de la toma de conciencia de la causa desu mal. El profesional del psicoanálisis pasa a ser unterapeuta de nuevo tipo. Abandona el papel tradicionalde «médico» para convertirse en «analista». No «cura»al neurótico. Lo que hace es ayudar a que el analizandoadquiera conciencia de su situación, a que alcance por

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sus propios medios la madurez. Su objetivo es potenciarla capacidad del analizando para que comprenda susituación.

En el proceso psicoanalítico se disuelven lascategorías corrientes de la psiquiatría, que regulaban eltradicional distanciamiento entre el médico y el paciente.Freud rompió con la tendencia existente desde elsurgimiento mismo de la sociedad clasista de colocartodo vínculo interpersonal en el molde de las relacionesde poder. Las relaciones príncipe-súbdito, maestro-alumno, padre-hijo, líder-masa, hombre-mujer, médico-enfermo, reproducían la asimetría de la relación entreel detentor del poder y de la sabiduría �colocado,por tanto, «arriba»�, y aquel que carecía de aquellosatributos y, por estar «abajo», tenía que ser conducido.Esta fijación social de roles constituía el obstáculoprincipal para captar la dimensión social delinconsciente.29 La disolución de los mismos era unacondición imprescindible.30

Freud se apartó de los modelos existentes, fijadosdurante milenios para la reflexión sobre la subjetividaddel individuo. Esto le permitió alcanzar el éxito allídonde otros fracasaron. En aquellos años de crisis delindividuo burgués, fueron muchos los que intentaronun acercamiento diferente al tema de la subjetividaddañada.31 Tal vez Nietzsche y Charcot sean los mejoresexponentes de los dos puntos extremos, entre los quese abrió entonces un abanico de posicionesinterpretativas. Ambos presintieron la existencia de unazona oculta y profunda en el alma humana. Pero ni laexégesis de lo irracional y de la «voluntad de poder» enNietzsche, ni la concepción fisiologizante de la histeriaen la «nueva psiquiatría» de Charcot, lograron encontrarla vía hacia el inconsciente, precisamente por no rebasarel modelo de las relaciones de dominación sujeto-objeto.

La redefinición de la relación entre el terapeuta y elanalizando implicó a su vez la conformación de unanueva concepción del saber.32 Solo aquel conocimientoportado por la relación entre ambos �y no solo porel terapeuta�, permite construir la concientizaciónsobre la patología. Si el terapeuta obtiene un saber sobreel sujeto, sin que este se lo haya comunicado, o cuandoel analizando, aunque lo haya comunicado, no haintegrado y racionalizado ese saber en toda sudimensión, entonces todo el proceso psicoanalítico sedetiene. Un desequilibrio entre el saber del analista y eldel analizando proporciona una clara señal de que a laempresa de la ilustración �de acceso del sujeto tratadoa la madurez� le espera un mal final. Como destacaErdheim, la colocación del individuo objeto detratamiento en la posición de sujeto, simétrica con ladel terapeuta �clave de la praxis psicoanalítica�,reactiva la subjetividad del investigador. Su comprensión

de la subjetividad del otro depende de cómo elterapeuta maneje y comprenda su propia subjetividad.El proceso psicoanalítico implica una dobleautorreflexión constante: la del especialista y la delanalizando. La autorreflexión metódica es elevada porel psicoanálisis, por primera vez en la historia delconocimiento, a principio básico de conformación delas relaciones intersubjetivas. Las implicaciones de estaidea seminal para la estructuración (o por mejor decir,reestructuración) de todas las constelaciones derelaciones intersubjetivas, tanto en la esfera espiritualcomo práctica de la vida social, son tan profundas queni Freud ni la mayoría de sus contemporáneos lascaptaron en toda su magnitud. Y tanto el propiopsicoanálisis en su desarrollo «institucionalizado» comoel grueso del pensamiento social actual �incluso buenaparte del que se coloca conscientemente en función dela subversión de las relaciones sociales de dominacióny explotación� no se las han apropiado.33

El bolchevismo

Si hemos remontado las formas falsas decomprensión (e incluso de autocomprensión) delpsicoanálisis para poder entender el profundosignificado gnoseológico, ético y crítico de su praxis, yla dimensión renovadora de su propuesta parasolucionar la crisis de la subjetividad a fines del sigloXIX, será preciso realizar un procedimiento semejantecon el bolchevismo. Tendremos que guardarnos de losfetichismos teóricos y desembarazar a todo un conjuntode importantes conceptos (como los de soviets, leninismo,etc.) de la maraña de falsificaciones tejidas en torno aellos.

El término «bolchevismo», como expresión delvocabulario político, nació en 1903 para designar a ungrupo surgido de la escisión del Partido Obrero Social-Demócrata Ruso en su Segundo Congreso, en agostode ese año. Pero su contenido, entonces, era muchomás pobre que el que llegó a tener años más tarde,cuando las duras luchas y experiencias enfrentadas poraquellos hombres les aseguraron un lugar en la historia.Por eso es inútil intentar entenderlo como algo quenació ya maduro. Las ideas de Lenin y de otrosimportantes líderes del bolchevismo cambian,evolucionan, se critican a sí mismas, a lo largo de loscomplejos procesos ocurridos entre 1903 y 1917 y,sobre todo, en el período posterior al asalto del Palaciode Invierno.

Algunos han querido ver el bolchevismo solo comoun fenómeno ruso, cuyas características se explicaríanpor su origen en una Rusia zarista autocrática ycampesina, feudal y atrasada. Visto así, su estudio sería

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solo una curiosidad histórica. Otros, tratando de resaltarsu significación, lo han elevado a conjunto de recetasinfalibles, para ser aplicadas en todo momento. Peroes algo diferente a todo ello. El bolchevismo es unmodo de entender la política. Un modo revolucionariode entender la política. Un modo de interpretar,proyectar y realizar la transformación de la realidadsocial, de entender la relación teoría-práctica, y el papeldel factor subjetivo.

No caigamos en exégesis innecesarias. Elbolchevismo fue más de lo que los propiosbolcheviques (incluyendo a Lenin) intentaron yentendieron. Por eso hay que rastrear su significaciónno tan solo (y agregaría, no principalmente) en losescritos de Lenin (ya de por sí memorables y dignossiempre de ser leídos) o de sus otras figurassignificativas; sino, ante todo, en los procesos que sedesencadenaron en la nueva república soviética a partirde octubre de 1917. Por eso es importante centrar laatención en la política cultural bolchevique (entendiendocultural en su sentido más amplio). Analizar elbolchevismo como modo de construir �desde lasrealidades de la práctica y no desde dogmas teóricos�una política cultural para la construcción comunista, ypara el desarrollo de la subjetividad; una política queaceptaba la diversidad, la pluralidad, el debate interno.34

Recordemos que, desde antes de 1917, en Rusia seproducía un despliegue espiritual extraordinario. En laliteratura, el ballet, el teatro, el pensamiento político yeconómico, las artes plásticas, se experimentaba unflorecimiento sin parangón. Los bolcheviques nopodían siquiera soñar con eliminar o detener esto. ¡Ellosmismos eran resultado de ese proceso de renovacióncultural! Una cierta historia oficial posterior ha queridohacer ver el bolchevismo como efecto tan solo de laagudización de las contradicciones políticas yeconómicas. Se intentó escamotear que fue tambiénresultado de la expresión cultural de esascontradicciones, plasmadas en movimientos artísticos,pedagógicos, científicos, etc., muy importantes.

Dos cuestiones básicas a menudo son dejadas fuerade vista cuando se quiere reflexionar sobre el tema quenos ocupa: la primera, que el bolchevismo tuvo comouna de sus causas de origen el rechazo expreso a la

interpretación objetivizante del marxismo, manifiestaen las posiciones políticas reformistas predominantesen la Segunda Internacional. Constituyó, por lo tanto,un intento consciente de recuperar la esencia crítica yrevolucionaria del marxismo, de su teoría política. Lasegunda, que la teoría política de Marx, en su conjunto,es un momento de su teoría sobre la desenajenacióndel hombre, de su crítica al carácter deformante yalienante de las relaciones intersubjetivas en elcapitalismo. En este punto tendremos que detenernuestra atención.

Segundo excurso filosófico: la concepciónmarxiana de la apropiación

En 1846, cuando apenas contaba 28 años de edad,Carlos Marx redactó sus Tesis sobre Feuerbach, documentoexcepcional en el devenir del pensamiento humano yacta de nacimiento de la nueva concepción materialistade la historia. Marx estaba intentando sentar las basesde una interpretación materialista del proceso deproducción y del despliegue de la subjetividad humana.La Tesis III, en particular, es de especial importanciapara el tema que nos ocupa. En ella se somete a crítica(por primera vez en la historia de las ideas) lainterpretación objetualizante de las relacionesinterpersonales.

La teoría materialista de que los hombres son producto delas circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, loshombres modificados son producto de circunstanciasdistintas y de una educación modificada, olvida que sonlos hombres, precisamente, los que hacen que cambien lascircunstancias y que el propio educador necesita ser educado.Conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedaden dos partes, una de las cuales está por encima de lasociedad...35

El enfoque tradicional �típico de la Ilustración�del perfeccionamiento de la sociedad humana comoacto pedagógico, divide a los hombres en dos grupos:los educadores y los educandos. Marx comprende quela deficiencia fundamental de este punto de vista es quecoloca a los «educadores», a los «ilustrados» fuera delproceso de la reflexión crítica sobre la realidad, y lospone por encima de los demás hombres. Las masas

Freud se apartó de los modelos existentes, fijados durantemilenios para la reflexión sobre la subjetividad del individuo.Esto le permitió alcanzar el éxito allí donde otros fracasaron.En aquellos años de crisis del individuo burgués, fueronmuchos los que intentaron un acercamiento diferente al temade la subjetividad dañada.

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populares son simples objetos. Pero para Marx, larevolución es algo mucho más complejo que eso: «Lacoincidencia de la modificación de las circunstancias yla actividad humana solo puede concebirse y entenderseracionalmente como práctica revolucionaria».36 Larevolución comunista tiene que romper el molde delas relaciones interpersonales objetualizantes, paradevenir un proceso en el que los hombres, interactuandoentre sí y con su condicionamiento material, altransformarlo se transforman a sí mismos.

De esta idea, apenas esbozada en un documentoque, por su lenguaje aforístico y por su alta densidadconceptual, ha merecido escasa atención por parte demuchos marxistas, se desprende que la práctica políticarevolucionaria comunista no puede ser unacontinuación, de otra manera, de la práctica políticatradicional existente desde el inicio de las sociedadesdivididas en clases antagónicas. Precisamente, porquesu objetivo es otro: no cambiar el mecanismo deexplotación y dominación de los hombres, sinoeliminarlo. Dos años más tarde, en El ManifiestoComunista, se volverá a expresar la misma idea:

Todas las clases que en el pasado lograron hacersedominantes trataron de consolidar la situación adquiridasometiendo a toda la sociedad a las condiciones de su modode apropiación. Los proletarios no pueden conquistar lasfuerzas productivas sociales sino aboliendo su propiomodo de apropiación en vigor, y, por tanto, todo modode apropiación existente hasta nuestros días.37

Este pasaje ha sido objeto de una malainterpretación básica por aquellos que no conocen elcontenido que el concepto de apropiación tenía en lafilosofía clásica alemana (en especial, en Hegel) de laque Marx era heredero directo. Se confunde conexpropiación y se piensa que aquí, simplemente, se nosdice que el proletariado tiene que destruir el modocapitalista de expropiación. Lectura, a todas luces,insuficiente, por cuanto en el fragmento citado seexhorta a la clase obrera a abolir también su propio«modo de apropiación». Ya en los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, se había presentado al comunismocomo superación positiva del modo de apropiaciónenajenante de la realidad.38 El concepto apropiaciónapunta al proceso complejo en el que los sereshumanos, al producir su mundo, se producen a símismos y producen su subjetividad. El hombre seapropia de la realidad porque la produce, la hace suyaal crearla mediante su actividad práctica. Pero elmodo en que se apropia de ella, la interioriza y latraduce en elementos de su subjetividad (suscapacidades, potencialidades, ideas, aspiraciones,valores, etc.) está condicionado por el modo en quela produce. Producción y apropiación, por tanto,forman un todo indivisible. Producción dice del proceso

de objetivación del hombre, que crea los objetos desu realidad y en ellos expresa su subjetividad.Apropiación dice del proceso de producción de lasubjetividad humana, de su autoproducción, es decir,de su autorrealización como sujeto.

Todo modo social de producción de la realidad es,a la vez, un modo social de apropiación de esa realidad(y por lo tanto, de autoproducción del hombre).39 Todaslas clases sociales dominantes hasta ahora han sometidoel resto de la sociedad a su modo específico deapropiación. Es decir, a su modo de autoproducción.Han logrado ese dominio porque se han autoproducidocomo los únicos sujetos verdaderos del procesohistórico, y han producido a todas las demás clases ygrupos sociales como objetos de su autoproducción.La burguesía, pese a su carácter históricamenterevolucionario, no rebasó este patrón. Su modo deapropiación es enajenante y explotador porque implicaque para autoproducirse como clase dominante tieneque crear al proletariado (y mantener las clasesprovenientes del viejo orden social) como objeto desu dominio, desprovisto de toda posibilidad deautodeterminación. El resto de la sociedad es tan soloun conjunto de objetos de su autorreproducción. Poreso en El Manifiesto... se llama a abolir todo modo deapropiación existente hasta nuestros días, y crear uno nuevo,en el que ninguna clase social pueda objetualizar ocosificar a las demás. La revolución comunista significa,para Marx y Engels, el surgimiento de una sociedad enla que ninguna clase sea la dominante, y por tanto todoslos grupos sociales puedan asumir lo que hasta ahorales ha sido negado: el papel de sujetos, la facultad deautoproducirse a sí mismos. No es casual que el capítuloII de esa obra, titulado «Proletarios y comunistas», enel que se exponen las concepciones de sus autores sobreel comunismo, termine con esta idea: «En sustituciónde la antigua sociedad burguesa, con sus clases y susantagonismos de clase, surgirá una asociación, en la que ellibre desenvolvimiento de cada uno será la condición del libredesenvolvimiento de todos».40 Lo que aquí se propone es unasubversión total de la lógica de estructuración de lasrelaciones intersubjetivas. Y es solo a la luz de esta nuevalógica que podremos aprehender el sentidoverdaderamente revolucionario de la propuestabolchevique de práctica política.

El bolchevismo y los soviets

El momento histórico decisivo, la verdadera pruebahistórica, se la ofrecieron a los bolcheviques los soviets.Es preciso destacar no solo lo que los bolcheviques lesenseñaron a los soviets, sino también lo que aprendieronde ellos. Y sobre todo, cómo se dispusieron a realizar

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este aprendizaje, a establecer una relación bilateral conlas masas, de mutuo enriquecimiento. La historia de lapráctica política de los bolcheviques muestra, comorasgo distintivo, la tensión permanente bajo la que secolocaron conscientemente para poder reflejar lascaracterísticas complejas y cambiantes de la realidad.

La clave para entender el carácter creador delbolchevismo como práctica política revolucionaria essu relación con el movimiento soviético. Losbolcheviques no crearon los soviets. Estos fueronresultado de la actividad espontánea de las masas, suforma de organizarse para la lucha. El primer sovietapareció el 15 de mayo de 1905, en la ciudad deIvanovo-Vosnesenks, a partir de un comité obrero dehuelga. Con las huelgas de octubre de ese año, sudifusión por toda Rusia fue más rápida. El 17 deoctubre nace el soviet de diputados obreros dePetersburgo, dirigido inicialmente por Krustalev-Nosar,y después por Trotski, ambos mencheviques. Losmencheviques desempeñaron un activo papel en lacreación de los soviets. Los bolcheviques, en un primermomento, los vieron con desconfianza. Eliminados porla violenta represión que siguió al fracaso de laRevolución de 1905, reaparecen con los sucesos defebrero de 1917 �que por cierto, sorprendierontambién a los bolcheviques. Pero Lenin ha aprendidola lección, y comprende mejor que nadie lo quesignificaban. Tras su regreso a Rusia en el famoso «trensellado», lanza en las «Tesis de Abril» su famosa consigna:todo el poder a los soviets. Lenin no pide todo el poderpara los bolcheviques, que es lo que esperaban suscorreligionarios, sino todo el poder para los soviets,sobre los que los bolcheviques en modo alguno teníancontrol. En mi opinión, con esa consigna Lenin estabarealizando una transformación tan profunda, un girotan completo con respecto a las formas tradicionalesde entender la política y las relaciones en el binomiodirección-masas, que sus contemporáneos y muchosde sus seguidores posteriores no alcanzaron acomprender toda su significación. Recordemos queLenin precisó poner en juego su inmensa fuerza depersuasión y su prestigio personal, durante todo un mes,para que su partido aceptara esa tesis, que marca laesencia misma de lo que significan verdaderamente elbolchevismo y el leninismo. El partido bolchevique leimpuso el poder soviético al movimientorevolucionario, pero Lenin le impuso el poder soviéticoa los bolcheviques.

Creo que en este punto es donde el bolchevismoadquirió su distinción cualitativa como movimientorevolucionario, su mayoría de edad, el rasgo que lollevaría a hacer época. Los soviets les plantearon a losbolcheviques la verdadera prueba histórica. Presentaron,en forma concreta, un problema vital y permanente

para el marxismo revolucionario: el de la relación entreun centro organizador del proceso político �cuyaexistencia es por demás imprescindible� y laespontaneidad y creatividad y, más aún, la autonomíade las clases, grupos y sectores implicados en lasubversión del modo de apropiación capitalista. Lacuestión cardinal era la de producir un ensamblaje entreel partido y las formas de asociatividad revolucionarias,surgidas en las propias masas en su lucha contra laopresión; por lo tanto, la estructuración de un sistemade relaciones intersubjetivas radicalmente diferente, queposibilitara la aparición de un modo de apropiaciónde la realidad raigalmente nuevo, como se había queridoen El Manifiesto Comunista. Todo el poder para los soviets,en la lectura original de Lenin, significaba reconocer alos distintos grupos sociales participantes en la revoluciónno como elementos pasivos, como entes que debíanser conducidos o ilustrados, sino como fuerzas activas,como verdaderos sujetos de la revolución. Siguiendolas indicaciones de la Tesis III sobre Feuerbach, de Marx,el hincapié se hacía en el rechazo al esquema clásico dela relación asimétrica entre conductores y conducidos.

Lenin vio a los soviets como un importante elementoen la producción de la nueva democracia.Espontáneamente, por su propia fuerza y carácter, lossoviets se habían desarrollado, de órganos de lucha, enaparatos de Estado.41 Aquí residía la especificidad de larevolución proletaria. El líder bolchevique comprendióque, si bien los soviets debían elevarse a órganos delEstado, tenían que seguir siendo órganos de combate.Y no solo contra el enemigo externo o lacontrarrevolución interna (con lo cual no sediferenciarían esencialmente de ningún tipo anterior deEstado), sino también y por sobre todo �y aquí radicalo revolucionario de la concepción leninista� contrael peligro de burocratización y autonomización delaparato estatal, que se demostró mas letal que aquellos.Se proponía una simbiosis, inédita en la historia, quepermitiría incluir la lucha democrática en la lucharevolucionaria, y la revolución democrática en lasocialista.42 La democracia no es un método ni unarelación jurídica con el Estado, sino una relación declases. La democracia burguesa y la proletaria despliegansu diferencia en relación con una forma específica deconcentración del poder. La forma proletaria tiene queser radicalmente diferente. Se tiene que basar en unarelación de interacción entre los distintos grupos quepromueven el nuevo proyecto sustentado en ladesenajenación del individuo. El grupo dirigente tieneque promover la autoilustración de las masas oprimidas,despertar sus potencialidades para su autoconstitucióncomo sujetos sociales, y abandonar el papel tradicionaldel terapeuta omnisciente. Su deber es el de facilitar lades-objetualización de esos grupos sociales, siempre

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La confluencia que se frustró: psicoanálisis y bolchevismo

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preteridos. La democracia proletaria tiene que abrirpaso a la superación de todo modo existente deapropiación de la realidad. La revolución comunistano puede reproducir el esquema burgués de laIlustración, sino abrirse a un nuevo modelo.

La gran preocupación de Lenin, en los últimosaños de su vida, se centró en el proceso deburocratización del aparato estatal y en el aumentode su autonomía y distanciamiento con respecto a laclase obrera y demás clases revolucionarias. Prontocomprendió que una simple sustitución delparlamentarismo por la forma soviética no bastabapara destruir el viejo Estado. A esa posibilidad deautonomización opuso la realización de la revolucióncultural, entendida como proceso de obtención de lamadurez de los individuos.

Las concepciones de Lenin fueron abandonadas.El nombre de bolchevismo se mantuvo todavíamuchos años más, aun cuando el proyecto original ymuchos de los hombres que lo iniciaron fueronaniquilados. Una mutación semántica extraordinariaborró toda traza de la significación original de larevolución que inauguró una nueva época.

A manera de conclusiones

El psicoanálisis y el bolchevismo, como formasde praxis transformadoras, son el resultado de la crisisdel sujeto liberal de fines del siglo XIX. La apariciónde ambos marca, en buena medida, la apertura de lanueva época histórica. Mas allá de su autocomprensión,y de las imágenes socialmente difundidas �porintereses muy diversos� de su interpretación,constituyeron dos intentos de trascender esa crisisbasados en un mismo modelo práctico-cognoscitivo:el de la superación del esquema objetualizante de laIlustración burguesa, y, a la vez, la conservación de suidentificación de la liberación con la obtención de lamadurez. El interés por realizar una crítica profunday sin compromisos de la realidad enajenante yrepresiva, guiada por un interés emancipatorio, sevinculó con la necesidad de una incondicionalautorreflexión para prevenir la atrofia del impulsosubversivo. Lo novedoso de esta concepción se perdiódespués, en la continuación de ambos movimientos.La crisis de la subjetividad que vivimos en este fin demilenio se explica en buena medida por esta razón.La confluencia del psicoanálisis y el bolchevismo, contodo lo que de promesa emancipatoria significaba, seperdió. Su recuperación es tarea clave para podereslabonar un nuevo modo de apropiación de larealidad (y por tanto, de producción de nuevassubjetividades) que facilite el surgimiento de

constelaciones inéditas de poder e ideología quepotencien al hombre nuevo.

Notas

1. Agradezco a mi colega José Miguel Marinas haberme llamado laatención sobre este tema. Véase su artículo «La crisis del sujetoliberal», Derecho y moral. Anales de la Cátedra Francisco Suárez, n. 28,Granada, España, 1988.

2. Thomas McCarthy, La teoría crítica de Jürgen Habermas, Tecnos,Madrid, 1992, p. 230.

3. Mario Erdheim, Die gesellschaftliche Produktion von Unbewusstheit,Suhrkamp, Frankfurt, 1982, p. 45.

4. «Los �objetos� de ambas teorías críticas tienen el privilegio depoder convertirse en sujetos de la historia de vida tanto colectivacomo individual». Helmut Dahmer, Libido und Gesellschaft, Suhrkamp,Frankfurt,1982, p. 9.

5. Incluso en trabajos de tan alta valía como los de Dahmer ySchneider, no se rebasa esta posición. Véase Helmut Dahmer, ob.cit. y Michael Schneider, Neurose und Klassenkampf, Rowohlt,Hamburgo, 1973.

6. Helmut Dahmer, ob. cit., p. 241.

7. «Durante mi estancia de varios años en Viena [1907-1914] estuveen cercano contacto con los freudianos; leí sus trabajos e inclusovisité sus reuniones. Siempre me sorprendió, en su manera de tratarlos problemas psicológicos, que unían un realismo fisiológico conun análisis cuasi-literario de los fenómenos psicológicos» (Citadoen Helmut Dahmer, ob. cit., p. 462). Un análisis posterior delpsicoanálisis lo ofrecería Trotski en su artículo «Cultura y socialismo»,de 1926-1927, incluido en su obra Literatura y Revolución (AlianzaEditorial, Madrid, 1986).

8. Helmut Dahmer, ob. cit., p. 251.

9. Helmut Dahmer, ob. cit., pp. 258 y sig.; Siegfried Kätzel,Marxismus und psychoanalyse, Deutscher Verlag der Wissenschaften,Berlín, 1987, pp. 33 y sig.

10. Carlos Castilla del Pino, Psicoanálisis y marxismo, AlianzaEditorial, Madrid, 1986, p. 15.

11. Véase su artículo «Sobre el materialismo militante».

12. Siegfried Kätzel, ob. cit., pp. 44-49 y 108-165.

13. Siegfried Kätzel, ob. cit., p. 45.

14. Se trata de un artículo de Vigotski aparecido en la revista rusaBajo la bandera del marxismo y de un libro de Luria publicado enKazán. Véase Siegfried Kätzel, ob. cit., p. 45.

15. Interpretación que, por otra parte, era la dominante en elmovimiento freudo-marxista fuera de la Rusia soviética. Una desus principales figuras, Otto Fenichel, escribía en 1931: «Que elpsicoanálisis es materialista en su esencia, lo asegura el comprobarque su tarea principal consiste en la reducción de todas las llamadasfunciones �superiores� a sus sustratos biológicos, del �espíritu� alas pulsiones, de las pulsiones a sus fuentes somáticas, de las accionesdel hombre al principio �materialista� del placer y el displacer»(citado en Lorenzer 87).

16. L. N. Suvorov, Marxist Philosohpy at the Leninist Stage, ProgressPublishers, Moscú, 1982, pp. 163-173.

17. Ibídem, p. 171.

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Jorge Luis Acanda González

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18. Ibídem, p. 172.

19. El artículo de Thalheimer tuvo significación especial, por tratarsede la máxima figura teórica del Partido Comunista Alemán enaquel momento. No era la primera vez que desde las filas de esepartido se criticaba al psicoanálisis. Si bien en su revista BanderaRoja (editada por el CC del PCA) vio la luz una recensión enseptiembre de 1922 con motivo del Congreso InternacionalPsicoanalítico de ese año en Berlín, en la que se destacaba el rechazode los medios académicos burgueses a ese «nuevo método médico»,ya en mayo de ese año Georg Lukács publicó en esa misma revistaun ataque al libro de Freud Psicología de masas y análisis del yo (aparecidoen 1921) destacando que el psicoanálisis no superaba las limitacionesfundamentales de las teorías burguesas. En 1923, y desde la páginasde La Internacional, una figura del relieve de Hermann Duncker enese partido rechazaba al freudismo como «forma de la filosofíaburguesa» (Siegfried Kätzel, ob. cit., pp. 40-44). Thalheimer fueexpulsado de la Internacional Comunista en 1929 por «revisionistade derecha». Lukács fue obligado a someterse a sucesivas autocríticasa lo largo de su vida.

20. Helmut Dahmer, ob. cit., p. 263.

21. Siegfried Kätzel, ob. cit., p. 131.

22. Helmut Dahmer, ob. cit., p. 269.

23. Ibídem.

24. Helmut Dahmer, «Psicoanálisis y materialismo histórico», enJensen Henning, comp., Teoría crítica del sujeto, Siglo XXI, México,D. F., 1986, p. 157.

25. Mario Erdheim, ob. cit., p. 17.

26. En carta a su novia de esa época refleja ese deslumbramiento:«Me siento verdaderamente muy bien en este momento y, segúncreo, estoy cambiando mucho. Charcot, uno de los más grandesmédicos que existen, un espíritu genialmente sensato, conmuevesimplemente mis ideas y mis intenciones. Con frecuencia salgo desus conferencias como de Notre-Dame...». (Marthe Robert, Larevolución psicoanalítica, Ciencia y Técnica, La Habana, 1967, p. 56).

27. Immanuel Kant, Filosofía de la historia, Fondo de CulturaEconómica, Madrid, 1989, p. 25.

28. Mario Erdheim, Psychoanalyse und Unbewusstheit in der Kultur,Suhrkamp, Frankfurt, 1991, p. 68.

29. Mario Erdheim, Die gesellschaftliche..., ob. cit., p. 24.

30. Mario Erdheim y Maya Nadig llamaron a este proceso «muertesocial del terapeuta». No dispongo de más espacio aquí paraprofundizar en esa tesis, por demás importantísima.

31. En esa época, el tema de lo consciente y lo inconsciente eramoneda común en la obra de filósofos y artistas. El propio término

«ello» fue acuñado por Nietzsche. Esto condujo después a muchasmalas interpretaciones sobre la significación cosmovisiva delpsicoanálisis.

32. Mario Erdheim, Psychoanalyse und..., ob. cit., p. 128.

33. Para la interpretación de la teoría y la praxis de Freud que aquípresento, me he apoyado en las concepciones desarrolladas desdehace algunos años por un grupo de psicoanalistas de habla alemana,tanto los fundadores de la llamada «teoría crítica del sujeto» (AlfredLorenzer, Helmut Dahmer, Klaus Dorn) como a los que desarrollansu actividad en Zürich (Mario Erdheim, Fritz Morgenthaler, PaulParin).

34. Recordar que durante el angustioso período 1917-1921, en elque el joven Estado soviético tuvo que enfrentarse a la intervenciónmilitar de catorce potencias y a la guerra civil, hubo plena libertadde discusión dentro del partido bolchevique, libertad que Lenin, trasla sublevación de los marineros de Kronstadt en ese año, excluyeraen forma limitada y temporal.

35. Carlos Marx y Federico Engels, Obras escogidas, 3 t., Progreso,Moscú, 1973, p. 8.

36. Ibídem.

37. Ibídem, pp. 120-21.

38. Véase el tercer manuscrito, en especial toda la parte anterior ala crítica a la Fenomenología del Espíritu de Hegel.

39. El análisis más detallado ofrecido por Marx de estas ideas,esenciales en la concepción materialista de la historia, aparecendesperdigadas a lo largo de las casi 600 páginas de uno de sus textosmenos conocidos pero más importantes: los Fundamentos a la críticade la economía política, también conocidos en alemán como losGrundrisse.

40. Carlos Marx y Federico Engels, ob. cit., p. 130. El subrayado esmío. J. L. A. G.

41 Lenin hace un detallado análisis de esto en su obra «El renegadoKautsky...».

42 Al respecto, estúdiense con detenimiento las ideas expresadaspor Lenin en su artículo dedicado al cuarto aniversario de laRevolución de Octubre.

© , 1998.

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Carlos Alzugaray Treto

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no. 14: 122-131, abril-junio de 1998.

Profesor. Instituto Superior de Relaciones Internacionales.

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GlobalizaciónGlobalizaciónGlobalizaciónGlobalizaciónGlobalizacióne integración re integración re integración re integración re integración regionalegionalegionalegionalegional

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un estado del debateun estado del debateun estado del debateun estado del debateun estado del debate

En un contexto mundial marcado por súbitos yturbulentos cambios tecnológicos, económicos

y políticos, dos temas dialécticamente vinculados entresí, la globalización y la integración regional, se hanconvertido en lugar común en la agenda de todocónclave internacional. Ambos fenómenos tienenprofundas repercusiones sociales que no siempre sonanalizadas con la profundidad y detenimientonecesarios. Aunque no dispongo de espacio parahacerlo aquí y ahora, trataré de esbozar, al menos,algunos de sus ejes principales, con vistas a un debatemás sustancioso y abarcador.

La globalización y sus desafíos sociales

La tendencia más fuerte del mundocontemporáneo a fines del siglo XX es aquella que noslleva hacia una globalización cada vez mayor en loeconómico, lo social y lo cultural. No se trata de unfenómeno nuevo; incluso Marx y Engels lo previeron,hace hoy poco más de 150 años, en el ManifiestoComunista:

Merced al rápido perfeccionamiento de los instrumentosde producción y al constante progreso de los medios decomunicación, la burguesía arrastra a la corriente de lacivilización a todas las naciones, hasta a las más bárbaras.Los bajos precios de sus mercancías constituyen la artilleríapesada que derrumba todas las murallas de China y hacecapitular a los bárbaros más fanáticamente hostiles a losextranjeros. Obliga a todas las naciones, si no quierensucumbir, a adoptar el modo burgués de producción, lasconstriñe a introducir la llamada civilización, es decir, ahacerse burgueses. En una palabra: se forja un mundo a suimagen y semejanza.1

Se trata, sin embargo, de un fenómeno polémico,que provoca las más dispares reacciones, algunasapasionadamente críticas. En no pocas ocasiones seescucha la consigna de que hay que «luchar contra laglobalización», sobre todo entre los sectores queconforman hoy la izquierda latinoamericana y caribeña.Quizás corresponda a Jaime Osorio el mérito de resumireste debate en pocas palabras, cuando afirmórecientemente, que la globalización es «un procesocivilizatorio bárbaro»; pero, argumentó, resulta positivo«que se vaya constituyendo un gran mercado mundial,que haya procesos de integración y de apertura de las

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Globalización e integración regional en América Latina y el Caribe: un estado del debate

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economías, que podamos acceder a bienes que seproducen en distintas regiones». Al mismo tiempo, «hayque tener cuidado en cómo enfrentamos políticamentelos aspectos bárbaros de este proceso civilizatorio» puesno podemos «tirar por la borda todo lo que decivilizatorio pueda haber».2

Impulsada como consecuencia de los másimportantes logros científicos y tecnológicos alcanzadosjamás por la humanidad, la globalización podríapropiciar beneficios indiscutibles para todos loshabitantes del planeta, si se enfrenta desde posicionessolidarias, como propuso el Santo Padre Juan Pablo IIen su visita a Cuba en enero de 1998. Contrariamente alo que sugieren, de una forma u otra, varios estudiosde organizaciones gubernamentales y nogubernamentales,3 la globalización no constituyerealmente una opción política, sino un proceso ante elcual los distintos actores nacionales e internacionalespueden adoptar actitudes muy disímiles, pero quecontinuará avanzando con o sin la participación de estos,incluso en su desmedro. Como ha insistido Silvio Baró,estamos ante un hecho objetivo que se producefundamentalmente en el ámbito de la producciónmaterial, de la base, que a su vez influye, en últimainstancia, sobre la superestructura social, política ycultural de toda sociedad, pues la globalización «es unfenómeno esencialmente técnico-económico y noexclusivamente técnico-económico».4

Para algunos, el proceso globalizador actual,analizado en el ámbito de su funcionamiento básico,«está asumiendo formas microeconómicas de redesinstitucionales crecientemente extensas, diversas, eintegradas, fraguadas en el interior de los mercados yentre empresas a lo largo y ancho del globo».5 ParaManuel Castells, se ha ido conformando «una economíacon la capacidad de funcionar como una unidad entiempo real a escala planetaria», movida por lasnovedosas tecnologías informáticas que «permiten quelos capitales vayan y vengan entre economías en untiempo muy corto, de modo que estos y, por tanto, losahorros y la inversión, están interconectados en todo elmundo, de los bancos a los fondos de pensiones,mercados bursátiles y cambios de divisas».6 Endefinitiva, es una compresión en tiempo y espacio delas relaciones de producción.7

Pero si la globalización internacionaliza y comprimeaún más el proceso de producción, ello no tiene lasmismas consecuencias para los distintos factores queen ella intervienen. Los capitales se mueven avelocidades nunca vistas, buscando mayor rentabilidad;muchas veces ni siquiera con objetivos inversionistas,sino meramente especulativos, lo cual se traduce en unainusitada acumulación de la riqueza en un limitadonúmero de corporaciones y personas. Tal como lo ha

subrayado Ignacio Ramonet, «nunca antes los amos dela Tierra han sido tan pocos ni tan poderosos».8

Las estadísticas publicadas por los organismosinternacionales avalan lo escrito por Ramonet. Según elInforme del desarrollo humano, correspondiente a 1992, delPrograma de las Naciones Unidas para el Desarrollo,en 1960 el 20% más acomodado de la poblaciónmundial concentraba el 70,2% de la riqueza, mientrasque el 20% más pobre disponía solamente del 2,3%para una correlación de 30 a 1; en 1989 estas cifraseran, respectivamente, 82,7% y 1,4% para un relaciónde 59 a 1.

Por otra parte, la globalización ha significado unaconcentración de las inversiones productivas, de lasproducciones tecnológicamente más avanzadas y delas corrientes mundiales de comercio en los polos máspoderosos de la tríada mundial: los Estados Unidos, laUnión Europea y Japón. Aunque algunos países dedesarrollo medio del Tercer mundo �como China oBrasil, por ejemplo�, se han beneficiado de estosprocesos, lo que caracteriza la situación de la inmensamayoría de las naciones de América Latina y el Caribe,de Asia y de Africa es la marginalización.9

Tal situación, de por sí inaceptable, se ve reforzadapor el enorme aumento de la pobreza y, por tanto, dela concomitante desigualdad. En 1995, los miembrosde la Comisión sobre Gobernabilidad Global,encabezada por el ex primer ministro sueco IngvarCarlsson y el ex secretario general de la MancomunidadBritánica, el guyanés Shridath Ramphal, subrayaron estasituación al escribir:

El asombroso comportamiento de algunos paísesdesarrollados de Asia ha tendido a oscurecer un aspectomenos admirable de los cambios económicos del mundode la posguerra: el inexorable incremento del número delos muy pobres. Aunque la economía global se haexpandido cinco veces en las últimas cuatro décadas, no haeliminado la pobreza atroz, ni siquiera reducido supreponderancia. Incluso algunos países que han tenidoéxito en otros terrenos no han podido eliminar la pobreza.El reforzamiento de la pobreza se demuestra por el hechode que el número de personas que caen en la categoría de«pobreza absoluta» del Banco Mundial ha aumentado a1 300 millones en 1993. Este nivel de pobreza significa unamiseria aguda; es vivir al borde mismo de la existencia.10

Un académico tan poco sospechoso de tendenciasizquierdizantes como Zbigniew Brzezinski se ha referidotambién a este tema en su poco conocido �y sí muycriticado� libro sobre «el desorden global», cuandosubrayó la irracionalidad prevaleciente en las sociedadesmás adelantadas del planeta, imbuidas de lo que calificócomo una «cornucopia permisiva», por su constantetendencia a priorizar la gratificación individual; ypropensas a «evadir problemas morales y cívicossensibles imponiéndoles soluciones doctrinales o

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técnicas». Brzezinski señaló un peligro que resultaevidente para cualquier observador de la realidadmundial: «En un mundo que se ha vuelto más próximoe íntimo, y que se caracteriza por un despertar políticomasivo, la desigualdad se torna menos tolerable».11

El mundo del trabajo, cuya fuerza no tiene lamovilidad del capital porque no se puede trasladar sinque se desplacen los trabajadores mismos, ha sido elgran perdedor del proceso globalizador, como hoyreconocen hasta el Banco Mundial y el Fondo MonetarioInternacional. Junto a la clase obrera, el sector mediotambién ha sufrido las consecuencias de la globalización,lo que ha dado por resultado sociedades cada vez máspolarizadas. Y, por supuesto, en el mundo del Sur, alcual pertenecen América Latina y el Caribe, estascaracterísticas son aún más agudas.

Pero aun cuando la desigualdad y la pobrezacrecientes son amenazas formidables que enfrentan lassociedades actuales como resultado de la globalización,no son las únicas. A manera de inventario, vale la penasubrayar que en su discurso temático ante el ConsejoIntergubernamental del Programa MOST de laUNESCO, el 16 de junio de 1997 en París, StephenCastles apuntó nueve contradicciones inherentes alproceso globalizador, cuya falta de solución podríaacarrear aún mayores riesgos y amenazas para lahumanidad: entre la inclusión y la exclusión; entre elmercado y el Estado; entre la red y el ser; entre la riquezay la pobreza crecientes; entre lo global y lo local; entrela economía y el medio ambiente; entre la modernidady la posmodernidad; entre el ciudadano nacional y elglobal, y entre la globalización desde arriba y laglobalización desde abajo.12

En América Latina y el Caribe la situación de ladesigualdad es más terrible que en otras regiones delplaneta. Ya en 1992, cuando aún la globalización no sehabía convertido en la palabra de orden, el DiálogoInteramericano, institución cercana al PartidoDemócrata de los Estados Unidos, advertía:

Alrededor de 180 millones de personas, es decir dos decada cinco personas, viven actualmente en la pobreza enAmérica Latina. Alrededor de la mitad de estas personasviven en condiciones de pobreza abyecta, con ingresosinferiores a los necesarios para comprar los alimentosimprescindibles. La brecha entre los ricos y los pobres deAmérica Latina es mucho más grande que en cualquier otra

región importante del mundo: el 20% más adinerado de lapoblación de la región gana alrededor de veinte veces másque el 20% más pobre; en Asia, en cambio, los más ricosganan casi diez veces más que los más pobres.13

Según reconoció recientemente el BancoInteramericano de Desarrollo, esa situación no hamejorado. «América Latina es la región del mundodonde los ingresos se distribuyeron de la forma másinequitativa».14 Por otra parte, como sugiere el propioBanco,

no puede perderse de vista que la distribución del ingresode la región se deterioró severamente durante los años dela crisis de la deuda, de forma que si bien se quebró esatendencia desde fines de los 80, la concentración se hamantenido a niveles altos. El 20% más pobre de lapoblación de cada país recibe tan solo un 3% de los ingresostotales, mientras que en el otro extremo, el 20% más ricodetenta el 60%, las mismas proporciones que se tenían aprincipios de los 70 y que durante una época parecieronsuperadas.15

El resultado de esta situación, en términos sociales,ha sido subrayado de manera crudamente sensible porAtilio Borón, al describir las sociedades latinoamericanascomo

una yuxtaposición de universos sociales que ya casi noguardan vínculos entre sí. Aunque parezca paradojal, elBrasil esclavista o el México colonial fueron sociedadesmucho más integradas que las sociedades burguesas definales del siglo XX: la explotación de las clases subalternasexigía entonces ciertas formas de sociabilidad por enteroausentes en el Brasil o el México capitalista de nuestrosdías. [Los sectores excluidos] viven económica, social,cultural y ecológicamente segregados.16

Esta visión la ha confirmado también SebastiánEdwards desde otro ángulo:

El comportamiento de América Latina tampoco ha sidosatisfactorio desde el punto de vista social. En la mayorparte de los países las condiciones sociales, particularmentela pobreza, no han mejorado. En algunos países, eldesempleo ha aumentado rápidamente, levantando lacuestión de si estas economías orientadas al mercado estánen condiciones de crear empleos tan rápidamente como esnecesario para absorber la creciente oferta de trabajo.17

Esta situación «es contestada por sectores socialescada vez más amplios que se ven afectados».18

Por su parte, Carlos Juan Moneta19 ha hecho unsignificativo aporte al análisis de la globalización al

Impulsada como consecuencia de los más importantes logroscientíficos y tecnológicos alcanzados jamás por la humanidad,la globalización podría propiciar beneficios indiscutiblespara todos los habitantes del planeta, si se enfrenta desdeposiciones solidarias.

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Globalización e integración regional en América Latina y el Caribe: un estado del debate

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proponer un estudio de su dimensión cultural,calificándola como «el eslabón perdido» del proceso.Subrayando las tensiones a las que están sometidas lasidentidades nacionales debido a los procesosglobalizadores �que van desde la concentración urbanahasta la existencia de políticas culturales transnacionales�,el autor señala, acertadamente, que se está produciendo«una transformación [...] muchas veces turbulenta» deaquellas, ante lo cual se requieren iniciativas que permitanuna adaptación activa de los ciudadanos a este proceso.De las propuestas que hace Moneta, hay varias que, desdeel punto de vista social, parecen particularmenteimportantes en nuestro continente: la conveniencia deun cambio drástico de contenido y enfoque en las políticasculturales, vinculándolas «a los nuevos escenarios deinformación y comunicación»; el mejoramiento de loscomponentes culturales de las relaciones internacionalesy transnacionales; el aprovechamiento de la diversidadcultural de América Latina y el Caribe en función de ladefensa de nuestra «especificidad frente a las corrienteshomogeneizadoras externas», y la ampliación de «laparticipación en las decisiones y procesos de cambioeconómico y político al mayor y más variado espectrode actores».

En conclusión, en América Latina, como en ningunaotra región del globo, pudieran recordarse algunas delas paradojas que marcan el proceso globalizador:

l La globalización hace que nuestras sociedades seancada vez más interdependientes, pero cabe preguntar:¿puede haber interdependencia justa, digna y equitativa�y, por tanto, estable�, cuando unos pocos sonincluidos y otros muchos excluidos y marginados?

l La globalización promueve la integración económicamundial, aumentando asombrosamente los flujoscomerciales y financieros; pero ¿es posible unaintegración de la economía mundial efectiva yequilibrada cuando lo que se hace es promover la faltade igualdad, cuando unos pocos son cada vez másricos y muchos cada vez más pobres?

l La globalización favorece la vinculación cultural entrepaíses y civilizaciones, mas ¿puede calificarse deintercambio cultural mutuamente beneficioso lo quehoy existe cuando tres o cuatro consorciosinternacionales de la comunicación promueven elindividualismo, el consumismo y la trivialidad y, enalgunos casos más graves, la pornografía, la violencia,el crimen y la drogadicción entre pueblos sinesperanzas?

l La globalización debe favorecer la expansión de laciencia y la tecnología de manera tal que todos loshabitantes del planeta se beneficien, pero ¿puede serbeneficioso que los principales logros científicos y

tecnológicos sirvan hoy principalmente para acelerarla ruina de los bosques tropicales o para destruir lacapa de ozono con emisiones cada vez másincontroladas de dióxido de carbono, con la solajustificación de que las grandes corporaciones debenaumentar sus ganancias?

l La globalización debe servir para expandir laeducación y hacer que cada niño o adolescente denuestro planeta tenga acceso a horizontes cada vezmás amplios, que le permitan una contribución másplena al desarrollo humano, pero cabe preguntar:¿puede haber desarrollo sostenible viable para todala humanidad, si la educación sigue siendo privilegiode unos pocos, y quimera inalcanzable para muchosmás?

Los retos de la integración regional en AméricaLatina y el Caribe

A diferencia de la globalización, que escapa a laacción directa de los gobiernos y ante la cual solo cabela adaptación activa e inteligente para maximizar susbeneficios y minimizar sus costos, la integración regionalconstituye un instrumento importante en manos de losgobiernos y otros actores sociales. Puede convertirse,junto a otras políticas públicas, en el vehículo idóneopara la promoción de un desarrollo sostenible conequidad. La percepción común acerca del tema haaceptado como hipótesis, casi sin discusión, que laintegración regional es una idea-fuerza de carácterpositivo, y que el camino a seguir es avanzar desde laintegración comercial a la económica por vía de losacuerdos de libre comercio, las uniones aduaneras y deahí a las monetarias, lo que inevitablemente llevará a launificación política.

Sin embargo, conviene alertar de antemano contrauna percepción idílica de la integración regional. Tantolos avances y retrocesos del exitoso experimentoeuropeo como los fallidos intentos latinoamericanos ycaribeños, demuestran tal aserto. Lo primero que debeser considerado es que, aun en los casos exitosos, setrata de un proceso de compleja y prolongada puestaen práctica. Requiere, a la vez, de una clara visión acercade sus oportunidades y riesgos, de una férrea ypersistente voluntad política y de una ponderaciónacertada de los caminos por los cuales debe encauzarse.En segundo lugar, la definición misma sobre qué seentiende por «integración» y la conceptualización teóricaacerca de definiciones, variables e indicadores han sidosiempre polémicas.20 El debate académico actual sobreel tema, que incluso cuestiona los propios presupuestosde la integración, confirma que, a pesar de la creciente

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literatura, todavía no existe un consenso sustancial a esenivel, lo que contrasta con el discurso político integradorinternacional.

Alberto Alesina, Enrico Spolaore y RomainWacziarg21 han escrito recientemente un provocativotrabajo en el que se argumenta que la integracióneconómica (entendida por ellos como una liberalizacióndel comercio y una «globalización» de los mercados)está «en relación inversa» con el tamaño de los Estados,y conduce al «separatismo político». Por su parte, BarryEichengreen,22 al estudiar la más reciente evolución dela Unión Europea, ha cuestionado que la integraciónmonetaria sea imprescindible para la consolidación delos beneficios de la económica, y que la integraciónpolítica, a su vez, resulte esencial para maximizar lasganancias en eficiencia de la monetaria. De otro lado,las más recientes investigaciones en torno al experimentointegrador que condujo a Europa del Mercado Comúna la Comunidad y, más recientemente, a la Unión,tienden a argumentar que los Estados nacionales delviejo continente, lejos de debilitarse, han sido rescatadoso se han fortalecido. Tales son las conclusiones a lasque han llegado, por caminos independientes, Alan S.Milward en su fundamental obra The European Rescue ofthe Nation State23 y Andrew Moravcsik en varios trabajosque próximamente aparecerán en forma de libro.24

Desde otro ángulo, algunos autores vienenestudiando los distintos procesos integradores regionalesexistentes con el fin de desentrañar sus características.James Mittelman25 ha adelantado ciertas conclusiones alas que ha arribado como participante en el proyecto«El Nuevo Regionalismo», patrocinado por el InstitutoMundial para las Investigaciones sobre el DesarrolloEconómico, de la Universidad de las Naciones Unidas,dirigido por Björn Hettne, y cuyos resultados veránpróximamente la luz en la forma de una colección deensayos. Conviene resumir algunas de estasapreciaciones. Según este estudio, el «nuevoregionalismo» abarca un conjunto de fenómenos muyamplio y diverso, en el cual se incluyen proyectos«clásicos» en el ámbito de macrorregiones yexperimentos novedosos a nivel subregional, inclusoentre zonas específicas de dos o más países distintos�como, por ejemplo, los que se vienen desarrollandoen el sudeste asiático, en específico el triángulo decrecimiento Johor-Singapur-Riau, entre partes deMalasia, Singapur y Tailandia. Mittelman tambiénsubraya el carácter contradictorio del regionalismoactual, que entraña procesos de integración y dedesintegración, aunque reconoce que, a diferencia delpasado, en general hay una tendencia hacia unregionalismo más abierto.26

Tres ideas adelantadas por Mittelman merecensubrayarse. Primero, su propuesta de clasificación de

las formas de regionalización en cinco categoríasdistintas: autocéntricas, desarrollistas, neoliberales,degeneradas y transformadoras.27 Aunque este intentopuede no resultar del todo satisfactorio, y nocorresponde aquí detallarlo, sí resulta conveniente elesfuerzo por definir una tipología. Segundo, lacaracterística más importante del nuevo regionalismoes su extensión realmente mundial, al abarcar todas lasregiones del globo y establecer vínculos externos muchomás amplios. Estos procesos no están siendoconducidos en todos los casos por superpotencias«desde afuera y arriba», sino que se promuevenespontáneamente y «desde adentro y abajo».28 Tercero,aunque se trata de procesos iniciados, en primerainstancia, por los actores estatales, «el crecimiento de lasociedad civil regional, incluyendo redes sociales yculturales, provee ímpetus».29

Además, los nuevos procesos de integraciónregional a escala mundial se producen en un contextosumamente contradictorio. Por un lado, son a la vezuna respuesta a los desafíos de la globalización y unaforma de insertarse en la economía mundial desde unaposición mucho más favorable. De lo que se trata esde lograr una nueva división internacional del trabajoque posibilite la competitividad necesaria de las distintaseconomías nacionales en un mundo que se reestructurasobre la base de megabloques regionales.30 Por otrolado, como han señalado varios autores, la globalizaciónha provocado, de forma paradójica, una interrelaciónmás estrecha entre la economía mundial en su conjuntoy las economías locales subnacionales.31 James Rosenauha inventado el término «fragmegración» para definireste proceso que fragmenta e integra a la vez lassociedades a través y dentro de las fronteras de susEstados nacionales.32 Abocarse a un proceso deintegración regional y/o subregional en América Latinay el Caribe, significa en la actualidad tomar en cuentaestas nuevas realidades.

Por ser el más avanzado, sostenido y completoproyecto de integración regional vigente, resultaimportante tomar en cuenta aquellas lecciones quepuedan sacarse de los éxitos y fracasos de la experienciaeuropea. L. Alan Winters33 ha intentado hacer un balancede las lecciones de este proceso �que acaba de cumplircuarenta años de existencia� para los paísessubdesarrollados. A los efectos de este artículo, dosresultan importantes. La primera es que el fenómenode la integración europea ha sido esencialmente políticoe ideológico, movido «por una gran visión que tuvoefectos económicos residuales afortunados». A estaconclusión habría que agregar, sin embargo, que lo queWinters define como «efectos económicos residualesafortunados» se debió, ante todo, a las favorablespolíticas de bienestar social que llevaron adelante los

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gobiernos europeos en las tres décadas iniciales,coincidentes con el período inmediatamente posteriora la Segunda Guerra Mundial. La concepción de que laintegración europea tendría que producirse sobre la basedel principio de que ninguna región o sector social debíaser perjudicado, llevó a la creación de los fondos decohesión social, que desempeñaron un papel decisivoen el logro del acceso y exitosa incorporación de lospaíses del Sur (Grecia, Portugal y España) a laComunidad en la década de los 80.

Teniendo en cuenta que el proceso integradoreuropeo se ha caracterizado por la alternancia deperíodos de euforia y entusiasmo, que lo han acelerado,y de pesimismo y duda �que lo han estancado o hastarevertido�, Winters ha sugerido que ha resultadoimportante la existencia de un organismo ejecutivosupranacional �en este caso, la Comisión Europea�,«vital para el objetivo de la integración como guardiány campeón del ideal europeo». De ello se deduce quelos proyectos integradores deben buscar elestablecimiento de alguna institución o autoridadsupranacional que le dé continuidad a la aspiracióncomún, cuando los Estados que lo integran, porcualquier razón, desfallezcan.

Una lección importante �que no fue incluida porWinters y que cobra particular significación en lasactuales circunstancias� surge de una de las fallas másevidentes que se observan en el panorama actual deconformación de la unión económica y monetaria. Lafundación, impulso y desarrollo de la integracióneuropea desde el Tratado de Roma hasta el deMaastricht fue conducido por las élites europeas, sinque los pueblos del continente participaran de unaforma significativa. La integración europea fueproducto de un «suave despotismo ilustrado», segúnlo definiera Enrique Barón Crespo, eurodiputadosocialista español que presidió el Parlamento Europeoentre julio de 1989 y enero de 1992.34 El desenlacenegativo del primer referéndum danés sobre Maastrichty el «casi no» del francés en 1993 pusieron sobre eltapete el tema del «déficit democrático» que padecenlas instituciones de la Unión Europea, el cual se vinculaal tema de la doble adhesión de los ciudadanoseuropeos a su Estado nacional y al ideal de «Europa».35

Para evitar ese «déficit democrático» que parece

acompañar a todo proceso integrador, convienevigorizar el papel que en ella debe tener la sociedadcivil internacional de la región en cuestión.36

Finalmente, como ha demostrado Alan Milward,al igual que la cohesión del Estado nación se hasustentado por la puesta en práctica de «políticasnacionales diseñadas para asegurar beneficios materialesa amplios grupos sociales», un proceso de integración,que siempre implica la cesión limitada de algunasfacultades soberanas �lo que se ha dado en llamar las«competencias confiadas»37� solo puede obtener laadhesión y apoyo de los ciudadanos de sus respectivospaíses miembros si logra esos mismos o similaresbeneficios en el marco de una nueva forma decooperación internacional con otros Estadosnacionales.38 Al aumentar el desempleo y el consecuentemalestar social, e identificarse, con razón o sin ella, conlos criterios de convergencia aprobados en Maastricht,el «ideal europeo» ya no resultó tan atractivo para lasamplias capas populares del viejo continente. De ahí laimportancia que la cuestión social adquiere dentro delproceso integrador, como han señalado recientementevarios estudiosos de la Unión Europea.39

Según frase muy atinada de Heraldo Muñoz, «laintegración es una esperanza frustrada de los países deAmérica Latina, pero continúa siendo un instrumentoesencial para asegurar el crecimiento de las economíaslatinoamericanas y el bienestar de sus ciudadanos».40

Por ello no debe extrañar que, después de los fallidosintentos de las décadas de los 50, 60, 70 y 80, losproyectos integradores se hayan convertido nuevamenteen temas de alta prioridad política para la mayor partede los países de la región en la década de los 90. Sinembargo, el debate sobre la integración adolece de unaserie de paradojas que vale la pena contrastar y sometera crítica.

En el ámbito del discurso político, sigue siendopromovida como una idea-fuerza de gran atractivo ybeneficio esa aspiración, aún por materializar, denuestros próceres. En la práctica, se marcha cada vezmás hacia una aceptación acrítica de una concepcióntécnico-económica del problema, por decirlo de algunaforma, lo que restringe la discusión y el análisis de lasopciones de integración, circunscribiéndolas al discursoneoliberal prevaleciente sobre liberalización comercial,

Se puede llegar a la conclusión de que un proceso deintegración puede contribuir a disminuir los problemassociales agudizados por la globalización de las economías,solo si enfoca directamente el tema de la pobreza extrema yla desigualdad.

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como paradigma basado en los supuestos beneficiosque comporta dejar que la «mano invisible» del mercadoresuelva los problemas sociales. En el debate académicosiguen prevaleciendo una diversidad y una confusiónimportantes, que «requieren de un enfoque crítico yalternativo».41

Como ha señalado Jaime Estay, los actualesprocesos de integración latinoamericanos y caribeñossufren tres tipos de dificultades, que estuvieron presentesen los esquemas fracasados de las décadas anteriores:

el mayor énfasis sigue estando puesto casi exclusivamenteen los aspectos comerciales, en desmedro de otroscomponentes de la vinculación y del posible desarrollo demedidas tendientes a lograr mayores niveles decomplementación tecnológica y productiva y a avanzar enotras áreas que pudieran ser incorporadas al procesointegrador [...] hay una evidente falta de atención hacia losproblemas derivados de la heterogeneidad y diferencias dedesarrollo existentes entre los participantes [...] [el esfuerzointegrador] está muy lejos de transformarse en el valorcultural compartido en el interior de cada una de lassociedades latinoamericanas.42

En resumen, para el profesor-investigador de laUniversidad de Puebla, «hasta la fecha, la integraciónformalizada a través de los esquemas apunta casiexclusivamente a los aspectos económicos y es, a lomás, una integración del capital, constituyendo todoello un obstáculo de primera importancia para unverdadero avance del esfuerzo integrador».43

Por otra parte, el cambio en la política estadounidensehacia la integración latinoamericana, promovidoinicialmente por la Iniciativa de las Américas delpresidente George Bush, concretado en la negociacióny firma del Acuerdo de Libre Comercio de Américadel Norte (ALCAN) �que incorporó a México al yaestablecido entre los Estados Unidos y Canadá yproyectado hacia el resto de la región por el presidenteBill Clinton en su convocatoria a la Cumbre de lasAméricas de Miami en 1994� y su llamado a establecerun Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA)para el 2005, ha introducido la región en un laberintoaún mucho más complejo que el que ya existía, alcuestionar en la práctica el principal presupuestointegrador latinoamericano y caribeño.44 Estatransformación ha llevado a muchos estudiosos apreguntarse si América Latina y el Caribe se encaminanhacia un proceso neopanamericano, que tendría su norteen el establecimiento del ALCA, o neobolivariano, consus coordenadas en los actuales intentos subregionalesrepresentados por MERCOSUR, la ComunidadAndina, el G-3, el Mercado Común Centroamericano,CARICOM y la Asociación de Estados del Caribe.45

Como ha señalado Socorro Ramírez, el problemabásico de un proyecto integrador neopanamericano,es que implicaría una «regionalización vertical», en la

cual «economías comparativamente pequeñas se asociana alguna(s) de las grandes potencias globales con el finde beneficiarse de sus capitales, sus empresas,tecnologías y mercados». Como se trata de un proyectoque, en definitiva, busca la inserción mundial a travésdel «enganche» con una economía altamente globalizada,como es la norteamericana, «las economías subalternasse ven obligadas a pagar un alto costo». Para los EstadosUnidos, sin embargo, este tipo de proyecto les aseguraun mercado y «constituye un mecanismo de presiónante un eventual proteccionismo excesivo de la UniónEuropea y Japón».46

Los beneficios que puedan derivarse para AméricaLatina y el Caribe de un proyecto como el ALCA sonal menos cuestionables por tres grupos de razones. Enprimer lugar, debe tenerse en cuenta que los EstadosUnidos sientan la pauta del proceso negociador, comodemuestra el debate alrededor de la «vía rápida». Habríaque añadir que es altamente improbable que laadministración Clinton logre la autorización necesariadel Congreso antes del fin de su mandato en el 2000 y,si la obtiene, estará fuertemente condicionada, lo quehará que traslade los costos a los demás países envueltosen el proceso. Habría que ver qué sucedería con lapróxima administración y qué correlación se estableceríaen el Congreso, donde hay dos sectores que se muevenen función de un «endurecimiento» de la posturanegociadora norteamericana, la «derecha conservadoraunilateralista», al estilo del republicano Jesse Helms, y la«izquierda liberal multilateralista» al estilo del demócrataRichard Gephardt.

En segundo lugar, el modelo que probablementesirva de base para el ALCA es el ALCAN, en el cualMéxico tuvo que pagar altos costos para lograr lo queen definitiva perseguía: un clima más favorable para lasinversiones y un mayor acceso al mercadonorteamericano. Una de las conclusiones que se puedensacar del ALCAN es que a los países en desarrollo quese vinculan a economías desarrolladas por medio deacuerdos de libre comercio, se les imponen obligacionesmucho mayores en todos los terrenos, como hareconocido Jeffrey Schott.47 Pero debe tenerse en cuentaademás que, respecto a México, existían y existen fuertesintereses políticos y de seguridad norteamericanos, queaumentaban su capacidad de negociación �lo que noes el caso del resto de América Latina y el Caribe. Porello, no resultaría sorprendente que el ALCAN «seconvirtiera más en una anomalía que en un precursorde tendencias futuras en la integración profunda entreel Norte y el Sur».48

En tercer lugar, porque a pesar de la aparentevocación social de ciertos acuerdos de la Cumbre deMiami y de las iniciativas posteriores, no hay ningunaprueba empírica que demuestre que una zona de libre

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comercio de este tipo promueva lo que constituye elelemento central de toda política de desarrolloeconómico y que en aquel momento se definió como«erradicar la pobreza y la discriminación en nuestrohemisferio». Vale la pena recordar que, en este terreno,los presidentes reunidos en la ciudad floridanaafirmaron solemnemente:

Resulta políticamente intolerable y moralmente inaceptableque algunos sectores de nuestras poblaciones se encuentrenmarginados y no participen plenamente de los beneficiosdel desarrollo. Con el objetivo de lograr una mayor justiciasocial para todos nuestros pueblos, nos comprometemosindividual y colectivamente a mejorar el acceso a la educaciónde calidad y a la atención primaria en materia de salud, asícomo a erradicar la pobreza extrema y el analfabetismo.Todos deben tener acceso a los frutos de la estabilidaddemocrática y del crecimiento económico, sin discriminaciónpor motivos de raza, sexo, nacionalidad de origen oreligión.49

Pero el problema de la desigualdad, generado porla pobreza extrema, no solo tiene un carácter deprincipio, sino una dimensión práctica que se vinculacon el tema del desarrollo. Como ha demostrado unreciente estudio del Banco Mundial, realizado por KlausDeininger y Lyn Squire, existe «una fuerte vinculaciónentre el crecimiento en general y la reducción de lapobreza».50 Por ello, una estrategia diseñada a disminuirla pobreza es condición sine qua non para la consecuciónde los objetivos del desarrollo.

Teniendo en cuenta los argumentos señalados a lolargo de este trabajo, se puede llegar a la conclusión deque un proceso de integración puede contribuir adisminuir los problemas sociales agudizados por laglobalización de las economías, solo si enfocadirectamente el tema de la pobreza extrema y ladesigualdad. Las experiencias positivas y negativas delproyecto europeo subrayan la importancia de losfactores sociales para lograr una transformación cuyosbeneficios alcancen a todos los sectores de la sociedad,lo que a su vez reforzará el apoyo democrático a lamutación integradora, que tiene significativasimplicaciones para la soberanía de los Estados y unvalor sumamente importante para los ciudadanos denuestros países. La creación de un Area de LibreComercio de las Américas no significa necesariamenteque estos problemas sean enfocados con la importanciaque ellos tienen, debido a las asimetrías presentes entrelos Estados Unidos �cuyos intereses económicos ypolíticos no son los del resto de la región�, y AméricaLatina y el Caribe.

Lo anterior no significa el abandono unilateral delproceso de negociación del ALCA. Si América Latinay el Caribe pudieran obtener de los Estados Unidossus demandas históricas, relacionadas con una relaciónmás equitativa y con el acceso a los capitales

inversionistas y al mercado norteamericano �uno delos más protegidos del mundo a pesar del discursolibrecambista de sus dirigentes�, el ALCA pudieraresultar altamente favorable para la región. Pero ellono será nada fácil si América Latina y el Caribe noenfrentan esta negociación desde posiciones robustas,lo que solo podría lograrse manteniendo todas lasopciones abiertas y reforzando sus vínculos con otrasregiones, como la Unión Europea y Asia-Pacífico, paralo cual existen actualmente significativas «ventanas deoportunidad».

La aceptación pasiva de un proyecto como el ALCAtambién podría tener enormes perjuicios para losescenarios alternativos de un futuro orden mundial,como ha señalado Helio Jaguaribe, decano del Institutode Estudios Políticos y Sociales de Río de Janeiro, Brasil.Para él, el ALCA está irremediablemente ligado alproyecto de una Pax Americana que estaría caracterizadapor «una combinación de intimidación coercitiva y deabusivas exclusiones del mercado americano».51

Sería recomendable que el proceso de integraciónregional siguiera avanzando en el ámbito de lassubregiones, como lo ha venido haciendo hasta ahora,pero asegurando que sea asumido por los distintossectores sociales sobre la base de una agenda que no selimite a los aspectos de liberalización comercial y queponga en su centro el tema de la superación de lapobreza y la desigualdad. Solo así podrá asegurarse elobjetivo propuesto en el proyecto preparado por laparte chilena para la Segunda Cumbre, acerca de que«el respeto a la persona humana y al pleno desarrollode sus capacidades encuentren la vigencia que merecen».

Notas

1. Carlos Marx y Federico Engels, Obras Escogidas, t. I, EditorialProgreso, Moscú, 1973, p. 115.

2. Juan Valdés Paz et al., «La globalización: una mirada desde laizquierda» (mesa redonda), Temas, n. 5, enero-marzo de 1996, p. 73.

3. «Liberalization and Globalization: Drawing Conclusions forDevelopment», South Centre, Ginebra, 1996, p. 3.

4. Silvio Baró, «Globalización: contradicciones, implicaciones yamenazas», Análisis de Coyuntura (Globalización: desafíos en el mundo dehoy), n. 2, AUNA (Asociación por la Unidad de Nuestra América),La Habana, 31 de marzo de 1997, p. 3. Enfasis de Baró.

5. John Gerald Ruggie, «At Home Abroad, Abroad at Home:International Liberalization and Domestic Stability in the NewWorld Economy», Jean Monnet Chair Papers, n. 20, The RobertSchuman Centre at the European University Institute, Florencia,p. 47.

6. Citado por Martha Harnecker, Haciendo posible lo imposible: laizquierda en el umbral del siglo XXI (versión preliminar), Centro deInvestigaciones Memoria Popular Latinoamericana (MEPLA), LaHabana, 1998, p. 65.

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7. James H. Mittelman, «Rethinking the �New Regionalism� in theContext of Globalization», Global Governance, n. 2, 1996 y Jaime E.Estay Reyno, «Pasado y presente de la integración económicalatinoamericana», en Jaime Preciado y Alberto Rocha, AméricaLatina: realidad, virtualidad y utopía de la integración, Universidad deGuadalajara, Guadalajara, 1997.

8. Ignacio Ramonet, Géopolitique du chaos, Editions Galilée, colección«L�espace critique», Paris, 1997. El propio Ramonet ha señaladoque, en consecuencia, se ha producido un «ascenso de lo irracional»(«la montée de l�irrationnel»).

9. Eric Toussaint, La bourse ou la vie: La finance contre les peuples,CADTM, Bruselas, 1998, cap. III, pp. 55-69. Próximamentepodremos contar con una edición en español de la interesante obrade Toussaint, a cargo de la Editorial Nueva Sociedad, de Caracas,Venezuela.

10. The Commission on Global Governance, Our GlobalNeighbourhood, Oxford University Press, Oxford, 1995, p. 21.

11. Zbigniew Brzezinski, Out of Control: Global Turmoil on the Eve ofthe 21st Century, Charles Scribner�s Sons, Nueva York, 1993,pp. 182-220.

12. Stephen Castles, Globalisation and Migration: Some PressingContradictions, notas del Congreso Intergubernamental, UNESCO-MOST, 16 de junio de 1997 (mimeo).

13. Diálogo Interamericano, Convergencia y comunidad: las Américasen 1993, Instituto Aspen, Washington, 1992, p. 45.

14. Banco Interamericano de Desarrollo, América Latina tras unadécada de reformas: progreso económico y social en América Latina. Informe1997, Washington D. C., septiembre de 1997, p. 76.

15. Ibídem, p. 43.

16. Atilio Borón, La sociedad civil después del diluvio neoliberal, EURAL,Buenos Aires, p. 34. (mimeo).

17. Sebastián Edwards, «Latin America�s Underperformance»,Foreign Affairs, v. 76, n. 2, marzo-abril de 1997, p. 95.

18. Jaime Preciado, «Alternativas al neoliberalismo en la AméricaLatina de la postguerra fría», en Jaime Preciado, Jaime Estay y JohnSaxe-Fernández, América Latina en la postguerra fría: tendencias yalternativas, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, México, 1997,p. 27.

19. Carlos Juan Moneta, «La dimensión cultural: el eslabón perdidode la globalización», Capítulos del SELA, n. 47, julio-septiembre de1996.

20. James E. Dougherty y Robert L. Pfaltzgraff, Jr., ContendingTheories of International Relations: A Comprehensive Survey, Harper &Row, Nueva York, 1981, pp. 417-67.

21. Alberto Alesina, Enrico Spolaore y Romain Wacziarg, EconomicIntegration and Political Disintegration, Universidad de Harvard,Cambridge, 1997 (mimeo).

22. Barry Eichengreen, «A More Perfect Union? The Logic of EconomicIntegration», Essays in International Finance, n. 198, Universidad dePrinceton, Princeton, Nueva Jersey, junio de 1996.

23. Alan S. Milward, The European Rescue of the Nation State,Routledge, Londres, 1992.

24. Andrew Moravcsik, Why the European Community Strengthens theState: Domestic Politics and International Cooperation, Centro de EstudiosEuropeos, Universidad de Harvard, Cambridge, 1994.

25. James Mittelman, ob. cit.

26. Ibídem, pp. 190-1.

27. Ibídem, pp. 189.

28. Ibídem, pp. 192. La Cumbre del Foro del Caribe celebrada enSanto Domingo en agosto de 1998, con la inclusión de Cuba comoobservador, y la firma de un Acuerdo de Libre Comercio entre elCARICOM y República Dominicana son ejemplos muy concretosde estos procesos «desde abajo».

29. James Mittelman, ob. cit., p. 192.

30. James H. Mittelman, «Rethinking the Internacional Divisionof Labor in the Context of Globalisation», Third World Quarterly,v. 16, n. 2, 1995, pp. 279-82.

31. Jaime Preciado y Alberto Rocha, «Problemas y desafíos actualesdel proceso de regionalización de América Latina y el Caribe», enJaime Preciado y Alberto Rocha, ob. cit., p. 82.

32. James Rosenau, «Cambio y complejidad: desafíos para lacomprensión en el campo de las relaciones internacionales», AnálisisPolítico, n. 32, Universidad Nacional de Colombia, Santafé de Bogotá,septiembre-diciembre de 1997.

33. L. Alan Winters, What Can European Experience Teach DevelopingCountries About Integration?, Working Paper Series, 215,Departamento de Integración y Programas Regionales, BancoInteramericano de Desarrollo, Washington D. C., 1997.

34. Enrique Barón Crespo, «¿Cómo dar la palabra a los electores?»,en Paddy Ashdown et al., ¿Cómo pueden los electores de la UE hacer oírsu voz?, Instituto de Investigaciones de Política Pública Philip Morris,Bruselas, 1995, p. 29.

35. Véase J. H. H. Weiler, Europe After Maastricht - Do the NewClothes Have an Emperor?, Harvard Jean Monnet Working Paper12/95, Cambridge: Harvard Law School, Jean Monnet Chair, yAlan S. Milward, «Allegiance: The Past and the Future», Journal ofEuropean Integration History, v. 1, n. 1, NOMOS Verlagsgesellschaftpara el Grupo de Enlace de Profesores de Historia adjunto a laComisión Europea, Baden-Baden, 1995.

36. Aunque al hablar de «sociedad civil» la mayor parte de lospolitólogos incluyen en ese concepto a los grupos empresariales,esta no es la perspectiva del autor. Esta teorización sobre la sociedadcivil requiere mayor profundización y refinamiento. Convendríaredefinir el concepto, ya que resulta evidente que la posición delempresariado con respecto al Estado es discutible. Un ejemplointeresante es el caso de los distintos gobiernos rusos bajo elpresidente Boris Yeltsin y su vinculación y/o dependencia de losgrupos empresariales surgidos de la antigua «nomenclatura» yfácilmente clasificables hoy como una «cleptotura» incrustada en elpoder.

37. Lo que los angloparlantes llaman «the pooling of sovereignty». JoséAntonio Nieto Solís, Fundamentos y políticas de la Unión Europea,Siglo XXI Editores, Madrid, 1995, p. 83.

38. Alan S. Milward et al., The Frontier of National Sovereignty:History and theory 1945-1992, Routledge, Londres, 1993, p. 182.

39. Iain Begg y François Nectoux, «Social Protection and EconomicUnion», Journal of European Social Policy, v. 5, n. 4, 1995; Tony Judt,«The Social Question Redivivus», Foreign Affairs, v. 76, n. 4,septiembre-octubre de 1997; y Martin Rhodes, A New SocialContract? Globalisation and Western European Welfare States, RobertSchuman Centre, European University Institute, EUI WorkingPapers, Florencia, 1996.

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© , 1998.

40. Heraldo Muñoz, Política internacional de los nuevos tiempos, EditorialLos Andes, Serie Temas de Hoy, Santiago de Chile, 1996, p. 122.

41. Lourdes María Regueiro Bello, «La integración latinoamericana:apuntes para un debate», Revista de Ciencias Sociales, Centro deInvestigaciones Sociales de la Universidad de Puerto Rico, Recintode Río Piedras, San Juan, 1997, p. 128. Debo decir aquí que auncuando concuerdo con Lourdes Regueiro en que las diferenciasentre Europa y América Latina y el Caribe son sustanciales, a lahora de estudiar la integración y sacar conclusiones teóricas yprácticas sobre otras experiencias, no me parece irrelevante lo queella define como «el referente eurocentrista», precisamente por laimportancia que tienen en él los problemas sociales, tanto en loséxitos como en los fracasos. Reconocer la existencia de grandesdiferencias económicas, políticas, sociales y culturales entre ambasregiones no exime a los científicos sociales de la responsabilidad deestudiar el proceso europeo y llegar a conclusiones sobre sus éxitosy fracasos.

42. Jaime E. Estay Reyno, «La integración económica americana:encuadre general, balance y situación actual», en Jaime Preciado,Jaime Estay y John Saxe-Fernández, ob. cit.

43. Ibídem, pp. 74-75.

44. Alberto Rocha Valencia, «América Latina en su laberinto:integración subregional, regional y continental», en Jaime Preciadoy Alberto Rocha, ob. cit., pp. 175-6.

45. Alberto Rocha Valencia, «América Latina: la gestación delEstado-región supranacional en la dinámica política de la integraciónregional y subregional», Estudios Latinoamericanos, nueva época,a. IV, n. 7, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UniversidadNacional Autónoma de México, México, D. F., enero-junio de 1997,pp. 73-4.

46. Socorro Ramírez, «El grupo de los tres (G-3) ¿Proyectoneopanamericano o neobolivariano?», en Jaime Preciado y AlbertoRocha, ob. cit., pp. 130-1.

47. Jeffrey Schott, NAFTA: An Interim Report [ponencia a la TerceraConferencia del Banco Mundial sobre Desarrollo de América Latinay el Caribe, Montevideo, Uruguay, junio 29 a julio 1 de 1997],Institute for International Economics, Washington, 1997.

48. Stephen Haggard, Developing Nations and the Politics of GlobalIntegration, The Brookings Institution, Washington, D.C., 1995,p. 99.

49. «Cumbre de las Américas, Declaración de Principios», Cuadernosde Nuestra América, v. XII, n. 24, julio-diciembre de 1995, p. 83.

50. Klaus Deininger y Lyn Squire, «New Data Set Measuring IncomeInequality», The World Bank Economic Review, v. 10, n. 3, septiembrede 1996, p. 588.

51. Helio Jaguaribe, Mercosul e as alternativas para a ordem mundial[ponencia presentada en el Encuentro Internacional «Globalización,América Latina y II Cumbre de las Américas», Santiago de Chile, 30de marzo al 2 de abril de 1998], Instituto de Estudios Políticos ySociales, 1998, p. 13 (mimeo).