Amplitud, Desdoblamientos, Progresión, Profundidad Defensiva
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LA ASPIRACIÓN HACIA UN EQUILIBRIO ENTRE LA
ÉTICA Y LA ESTÉTICA.
De Susana Rivara de Milderman.
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ÍNDICE.
PRIMERA PARTE.
DEFINICIONES Y ACLARACIÓN DE LOS PRINCIPIOS EN QUE SE
FUNDAMENTO LA ELABORACIÓN GRUPAL PARA LA REALIZACIÓN
CREATIVA Y EN PROGRESIÓN DE LA GIMNASIA RÍTMICA EXPRESIVA.
Introducción. (Pág. 10.)
CAPÍTULO l:
El hombre tiene la capacidad de revertir y plasmarse de acuerdo con sus ideas. (Pág.
16.)
Diálogo. (Pág. 21.)
CAPITULO 2:
Si no pulsamos nuestra afectividad, no podemos conjugar nuestros contenidos con
nuestra determinación de ser y estar de una manera en el espacio en que nos toca
vivir. (Pág. 30.)
CAPITULO 3:
Cuando nos sumergimos en la afectividad, perdemos el pulso del sentimiento. (Pág.
36.)
CAPITULO 4:
Relajamiento no es-igual que abandono. (Pág. 43.)
Por qué razón realizamos nuestra gimnasia a partir de juegos con el humor. (Pág.
49.)
CAPITULO 5:
Factores que definen al hombre en su vocabulario corporal. (Pág. 52.)
Diálogo. (Pág. 55.)
CAPITULO 6:
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Por qué es necesario hacer un trabajo de autorrealización. (Pág. 63.)
CAPITULO 7:
El bloqueo genera insatisfacción. (Pág. 72.)
CAPITULO 8:
Por qué a la práctica del movimiento le hemos puesto como denominación
Gimnasia. (Pág. 81.)
Diálogo. (Pág. 86.)
CAPITULO 9:
Por qué la Gimnasia Rítmica Expresiva tiene que ser práctica del movimiento con
ritmo. (Pág. 93.)
La música nos aporta elementos emocionales y nos mueve los contenidos. (Pág. 99.)
Los ritmos motivan y las líneas de energía responden a la idea-acción en la
corporabilidad. (Pág. 103.)
CAPITULO 10:
Decir con texto no es igual que. expresar con la corporabilidad. (Pág. 105.)
Por qué la Gimnasia Rítmica tiene que ser expresiva y en qué orden es reflejo de una
exteriorización circunstancial. (Pág. 106.)
Cuando definimos nuestro punto de mira podremos recién entrar en la acción. (Pág.
120.)
SEGUNDA PARTE.
ELEMENTOS QUE PERMITEN AL INSTRUCTOR DE GIMNASIA RÍTMICA
EXPRESIVA INCURSIONAR CON LOS ALUMNOS EN DISTINTOS ROLES
DRAMÁTICOS.
Introducción. (Pág. 123.)
Capítulo 1:
Las resultantes de las distintas plásticas se evidencian por la forma de emplazarse en
la corporabilidad. (Pág. 127.)
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Capítulo 2:
Cómo se ordenaron, en la Gimnasia Rítmica Expresiva, las “alturas” o
emplazamiento en los distintos arcos de expresión. (Pág. 136.)
De qué manera la Gimnasia Rítmica Expresiva pulsa las marcas psicofísicas por
medio del trabajo de alturas. (Pág. 139.)
Capítulo 3:
¿Por qué hemos perdido el pulso con el cosmos? (Pág. 144.)
Capítulo 4:
Las distintas fases de la experiencia que definió la estructura de la clase. (Pág. 149.)
Diagrama estructural de la clase de Gimnasia Rítmica Expresiva. (Pág. 156.)
No es igual intuición que respuestas a la formación y herencia. (Pág. 162.)
Las plásticas de los modos y modalidades de cada altura tienen su eje en uno de los
centros o chakras. (Pág. 165.)
Si el alumno no tuviese contenidos que movilizar, los instructores no tendrían temas
para desarrollar en las clases. (Pág. 168.)
Diálogo. (Pág. 170.)
¿Por qué es necesario gritar? (Pág. 178.)
Importancia del trabajo con la voz para la superación entre afectividad y
sentimiento. (Pág. 184.)
Los arcos de expresión tienen su eje en los centros o chakras. (Pág. 188.)
Diálogo. (Pág. 192.)
Capítulo 5:
¿Qué es pulsar con los opuestos? (Pág. 195.)
Causas de la postura y actitud. (Pág. 198.)
Los arcos de expresión de la corporabilidad y de los sentidos. (Pág. 200.)
Pulsar con los opuestos nos permite acercar los extremos y conocer nuestros
antagónicos. (Pág. 202.)
Cuatro puntos para considerar en las clases. (Pág. 205.)
¿Qué recibe el instructor al hacer la clase? (Pág. 210.)
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TERCERA PARTE.
LAS PLÁSTICAS SON ASPECTOS DE LA HISTORIA QUE ESTÁN GRABADOS
EN NUESTRA CORPORABILIDAD.
Introducción. (Pág. 217.)
Capítulo 1:
Sobre forma y contenido. (Pág. 228.)
Capítulo 2:
En qué aspecto nos apoyamos en la Yoga. (Pág. 234.)
Relación de la Gimnasia. Rítmica expresiva con la escuela del Hata-Yoga. (Pág.
239.)
Capítulo 3:
El hombre pensante no es el hombre que se expone. (Pág. 241.)
Las plásticas Griegas como elemento de alineamiento. (Pág. 244.)
Capítulo 4:
La plástica cortesana: ¿Por qué la trabajamos? (Pág. 251.)
Capítulo 5:
Las plásticas de reverencia, de entrega a la tierra, rezos y ceremonias religiosas.
(Pág. 255.)
Capítulo 6:
Conclusiones. (Pág. 258.)
CUARTA PARTE.
LA ASPIRACIÓN DEL HOMBRE ES ENCONTRAR UN PUNTO DE EQUILIBRIO
ENTRE LA ÉTICA Y LA ESTÉTICA.
Introducción. (Pág. 267.)
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Capítulo 1:
La lucha, entre ser y estar. (Pág. 274.)
Capítulo 2:
Alinearse es formar un puente entre la psiquis y nuestra psicología. (Pág. 281.)
Capítulo 3:
El peor enemigo del hombre es la ignorancia. (Pág. 285.)
Capítulo 4:
En qué beneficia hacer la Gimnasia Rítmica Expresiva. (Pág. 288.)
Diálogo. (Pág. 294.)
Capítulo 5:
Ser o estar tiene que ver con la lucha entre superar la marca o quedarse en un
esquema. (Pág. 301.)
Capítulo 6:
Elementos de la Gimnasia Rítmica Expresiva que ayudan a liberar las trabas y
limitaciones que acorazan al hombre en determinadas experiencias. (Pág. 306.)
Capítulo 7:
¿Qué aspiración tenemos loa instructores de Gimnasia Rítmica Expresiva? (Pág.
315.)
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Mi querido “Patito”
GREGO
Cuando llegue la primavera miraré las flores porque en ellas
tendré presente tu espíritu generoso.
No tenías dobleces ni desamor
te enfrentabas con los hechos y te debatías por no entrar en claudicaciones.
Nunca te negaste a una aceptación
aunque tu carácter reclamase algo que tú debatías por no esbozar.
Tu espíritu es amplio y surcará los mares de la luminosidad
tus movimientos ahora serán ondulantes
y penetrarás en la atmósfera con la velocidad del pensamiento.
Podrás estar simultáneamente en distintos lugares
porque tus símiles dirán en un canto:
Ha regresado refuerzo para la idea que tenemos que concretar.
Dirán los segadores:
Se ha movido la naturaleza en otro sonido
y llegará otro canto al espacio
porque en tu son te has unido a tus iguales.
Tu canto claro se unirá al de los que pueblan este espacio
que para nosotros es un vacío profundo,
porque tu imagen ha dejado algo
que no se deja de visualizar.
Sabemos que no significa fijarte en un rol,
te vemos como padre protector y diligente
que tiene presente a sus hijos en todos sus problemas.
Sabemos que en este orden no podrás todavía dejar ese rol.
Te buscamos en los momentos felices
y sabemos que nos ves;
queremos que sepas que tu fuerza vivificadora nos estimula.
Cuando determinamos algo
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sabemos que en ello has participado
porque tu aliento está en lo que es tu cualidad.
Cuando llegue la aurora de nuestro dolor
podremos disfrutar más contigo todo.
Todavía estamos callados y marchamos haciendo
con la pesadumbre que produce el desencuentro.
... Se dice.
Hemos perdido alguien muy querido.
... Y se agrega.
Hubiéramos querido que nunca sucediese.
… Bien.
Es así
son palabras que sintetizan algo que se produce.
Se ha abierto un hueco en nuestro ánimo,
lo llenaremos con una acción positiva
que te simbolizará siempre en lo que tú eres.
El hueco que dejaste sólo se puede llenar con una acción.
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PRIMERA PARTE.
Definiciones y aclaración de los principios en que se fundamentó la elaboración
grupal para la realización creativa y en progresión de la Gimnasia Rítmica
Expresiva.
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INTRODUCCIÓN.
El hombre es plástico.
Nuestro cuerpo es dúctil.
Nuestra psiquis es pulsátil y contráctil.
Nuestras líneas de energía responden a las ideas.
Nuestro impulso de aceptación y rechazo obedece a reacciones que fueron
condicionadas por sonidos, expresiones y dramatizaciones.
Sobre estos factores se marcó la búsqueda de nuestro trabajo; estos fueron y son
distintos aspectos que tuvimos que definir en nuestra elaboración.
Para ello contamos con formas y contenidos psicofísicos como elementos de
observación. Aquí y así es fácil mirarlo y definirlo porque estamos fuera de la coctelera;
porque nuestra experiencia consiste en pasar de observador a ser observado. Ello mueve
los mecanismos de defensa y con ello nos enteramos de que afectividad no es igual que
sentimiento.
También nos damos cuenta que los sentimientos están desvirtuados porque no sabemos
salir de reiteraciones, no crecemos. En este proceso descubrimos que no somos dúctiles
o que no actuamos dúctilmente.
Vemos nuestras diferencias contradictorias, pero no las sabemos unificar; los intereses
que se mueven, por distintas necesidades, nos determinan estancos separados pero no
los conocemos, no podemos circularlos a voluntad.
Vislumbramos que existen aspectos de nuestra inteligencia que trabajan al servicio de
intereses que no siempre atienden a lo que yo me siento ser; yo, persona.
Lo más confuso que tuvimos que elaborar fue que el sentirnos “yo” depende de las
circunstancias.
Podríamos decir que lo único que se aprende es a descubrir cómo actuamos y cuándo
nos aceptan. Pero no por saber eso uno conoce cuándo se produce un hecho en algunos
de los estancos, ni cómo cuidar su abastecimiento. Nos enteramos de las carencias
cuando nos quejamos.
Todo es importante mientras es necesario.
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No podemos eludir la ley de necesidad. Es indispensable considerarla en los distintos
planos. No debemos abastecer solamente uno de nuestros cuerpos; todos necesitan ser
abastecidos.
La falta de abastecimiento, o la sobrecarga, afectan; nos desacomoda y nos alborota.
El hombre es plástico y dúctil.
Su posibilidad es pulsar y expulsar en toda su corporalidad por las reacciones de
ánimo y desánimo.
Esto no se produce así porque no somos mutables a voluntad hacia cualquier
experiencia que se nos propone, y aquí está el problema.
El hombre quiere modificar su estructura o forma; ambulamos de una escuela a otra,
para moldearnos y dar una respuesta distinta “de la que somos”.
Pero por mucho que uno quiera hacer y haga, modificará los volúmenes, sí, pero hay
algo en la presencia psicofísica que no se modifica. Aquí podemos decir “genio y figura
hasta la sepultura”.
En nuestra experiencia descubrimos que:
- No se puede cambiar la estructura.
- No se conoce el cuerpo, ni se comprende por qué, en determinados
momentos, cuando se trabaja corporalmente e interpretando puede ser
dúctil y plástico pero, cuando deja de interpretar y vuelve a sus modos,
vuelve a las mismas condiciones o forma de plasmarse en su
corporabilidad.
En nuestra experiencia se observa y analiza por qué sucede así y por qué, por mucho
que quiera modificarse, no modifica
- las posiciones corporales
- los ritmos
- la expresividad
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Desde luego que se obtienen cambios evidentes en la forma de conducir y en los tonos
afectivos, que también cambian. Esto es como quitar la maleza del bosque, pero los
árboles o estructuras no se modifican. Por eso, en distintas escuelas de trabajo corporal,
que tienen una propuesta de modificar, se habla de comenzar desde muy niño.
Nuestro cuerpo es dúctil.
Quiere decir flexible, adaptable y maleable. Que se puede moldear o modelar de
distintas formas. El cuerpo nos permite expandirnos psíquicamente, pero estamos
marcados por un límite.
Nuestro cuerpo es dúctil y podría cambiar de una forma a otra porque somos maleables,
lo cual quiere decir, de fácil modificación.
¿Qué hace que no podamos dejar una forma y que una actividad nos marque de tal
manera que no podamos disponer de nuestra capacidad de revertir la forma?
Las experiencias nos dejan marcas porque no sabemos volver a nuestra forma natural.
¿Por qué nos quedamos en un solo rol?
De acuerdo con la experiencia que tengo en la elaboración sobre la corporabilidad:
- Ningún factor externo es la causa de nuestro aquietamiento.
- Ningún elemento es tan difícil de manejar como la ignorancia.
- No nos enseñan cuáles son nuestras posibilidades.
- No tenemos consciencia de nuestra capacidad de ser maleables.
- No sabemos dejar un esquema que ya no nos significa.
La prueba de ello es lo que sucede con las modas; pasamos de una moda a otra, con las
variantes más opuestas que nos podamos imaginar y adaptamos el cuerpo a sus
exigencias.
¿Por qué lo logramos?
Porque tenemos una propuesta y nos quejamos con nosotros mismo por las molestias; el
premio es tan tentador, que nos sometemos a dolores y dificultades que produce la
adaptación a la nueva forma que los caprichosos modelistas nos imponen. En ello juega
mucho la fantasía e imaginación que nos aportan el estímulo para ser:
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- dúctiles
- maleables
- acomodadizos
- condescendientes
Por estas razones digo: si el hombre conociera todo lo que puede, cuánto mejor
viviríamos en este mundo, en el cual no sabemos disfrutar de los cambios porque no
sabemos ser plásticos, ni dúctiles por iniciativa propia. Somos esclavos, ¿por ignorantes
o por miedo de enfrentarnos con la realidad?
Después de estos considerandos en nuestra elaboración grupal, buscamos sus razones y
causas en otras explicaciones que las comunes.
- Científicamente se habla de la ley de herencia, esto suena como destino o
destinado.
- La Yoga habla del Karma como lo destinado.
- La astrología nos indica una forma de influencia como destino.
- En Teosofía se refieren a los Rayos que nos influencian.
El hombre vive tratando de ser de otra forma y crea camuflajes para no demostrar cómo
es.
Los griegos dijeron que el hombre tiene que vivir para alcanzar su imagen. En este vivir
y cómo vivirse, hay cantidad de enunciados y otra cantidad mayor de “cómo tendríamos
que ser”:
- Entre lo que se supone y queremos creer, pasamos el tiempo queriendo
cubrir algo que uno no quiere que se vea.
- Nos quejamos de las deformaciones humanas.
- Sufrimos por la decadencia.
- Lloramos por la decrepitud.
- Históricamente buscamos la fuente de la juvenecía.
No podemos aceptarnos o no sabemos que, al llegar a una edad somos el símbolo de lo
que fuimos, pero no por la forma ideal, sino por las deformaciones.
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Si el hombre debe, en su destino, alcanzar su imagen; y hay un capital inicial que es la
herencia; y si nuestro destino o karma es cumplir con una acción en la cual
aprenderemos algo, no tiene nada de extraño que estemos engramados. Lo doloroso no
es estar engramados; lo doloroso es que hemos perdido el pulso cósmico por vivir de
acuerdo con una medida personal.
Cuando perdemos el pulso cósmico vivimos por nuestras leyes;
esta experiencia nos permitirá saber:
que somos uno en el círculo y estamos sujetos a todos,
que por ello necesitamos de la cooperación
y no podemos decir: esto no me corresponde.
Nacimos desnudos y nos cubrimos con fórmulas,
cuando podamos desnudarnos de nuestras investiduras,
nos podremos encontrar con el engrama.
Vivirlo en el pulso del cosmos nos hace:
sencillos
simples
sin complicaciones.
Eso es lo que cuesta descubrir porque nos complace:
sentirnos complicados
deslumbrar con nuestra fantasía
perturbar con nuestras rarezas.
Esto corresponde a las formas deformadas por la afectividad.
Siempre me preguntan porque hago la diferencia entre sentimiento y afectividad. Es que
nos afectamos por no poder ser de acuerdo con nuestra naturalidad.
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La historia de las costumbres está poblada de fantasías que han deformado al hombre en
su imaginación. Ella fue utilizada para vigilar cómo tenemos que ser y tramar cómo
debemos deslumbrar. No nos percatamos que por ello hemos llegado:
al amaneramiento
a la deformación
a la admiración de cualquier simpleza porque hemos perdido la
sencillez.
-Si el engrama no aparece a la luz de la razón, no nos liberamos de los conflictos
formales. Se nos producen distorsiones entre postura y actitud.
-No descubrimos cuál es nuestra tónica; mucho menos descubriremos nuestro carácter.
-Somos una mezcla de factores que resuenan de acuerdo con las circunstancias
dramáticas y conveniencias circunstanciales.
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CAPÍTULO 1
EL HOMBRE TIENE LA CAPACIDAD DE REVERTIR Y PLASMARSE DE
ACUERDO CON SUS IDEAS.
El hombre es plástico.
El hombre es dúctil.
La capacidad humana de reversión es infinita.
EL HOMBRE ES PLÁSTICO. Observando a través de la historia, he podido descubrir
cómo el hombre se ha conducido de acuerdo a costumbres y roles que ha asumido para
concretar distintas funciones; y cómo se ha podido consustanciar en la forma para
concretar la acción que se ha propuesto.
EL HOMBRE ES DÚCTIL. Lo podemos vislumbrar observando las mutaciones que se
van produciendo en su corporalidad de acuerdo con la circunstancia dramática que le
toca vivir.
LA CAPACIDAD DE REVERSIÓN ES INFINITA. Lo podemos descubrir mirando y
observando sus formas de adaptación al medio, a las circunstancias y a los sucederes.
Se pueden vivir hechos muy dolorosos, pero se puede seguir existiendo, renovándose y
revirtiendo a otra situación.
En cincuenta años de trabajo con grupos y en continuidad, he aprendido cantidad de
leyes.
-EL HOMBRE ES PLÁSTICO CUANDO SUS IDEAS SON TALES. Si el hombre
tiene fijaciones en su imagen, no podrá revertir su posición.
-SI EL HOMBRE SE ENCANTA CON SU DEFINICIÓN DE SER DE UNA
MANERA QUEDARÁ ESTRUCTURALMENTE DE ESA FORMA. El hombre es
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dúctil, es decir, se adapta a cualquier circunstancia, siempre que pueda hacerse a la idea
de cómo es la acción o rol que puede cumplir en esa situación. Si no puede visualizar
qué le reporta el cambio, no se adapta; se fija en su definición de ser de una manera.
EL HOMBRE TIENE CAPACIDAD DE REVERSIÓN. Siempre y cuando él se
disponga a que se produzca el cambio. Si se seduce por otra actuación, se produce el
cambio o mutación en la corporabilidad, pero no tiene consciencia.
Uno cree que haciendo que el hombre entienda las ideas, se puede llegar a la
transformación de una forma en otra sin dificultad. Esto no es tan fácil como
suponemos. Se sabe que el problema está en la fijación de ideas dramatizadas; porque
las ideas-imágenes no dejan que el hombre cumpla con su propósito. Es decir, que por
mucho que uno quiera hacer revertir al hombre de sus contenidos, éstos perseverarán a
pesar de que él quiera negarse a su conducción.
En general, se considera que las ideas tienen que ver con la palabra, con el vocabulario
o con explicaciones, pero no es así. Las ideas actúan en el plano de la entidad y no en el
de la identidad.
Poder vivenciar algo es una forma de encontrarnos en el plano de las ideas. Las ideas
pueden superar al hombre en su vida de hombre, por ello se puede morir por la idea-
acción, porque la idea es superior al espíritu de conservación.
Si el hombre no tiene ideas, no es tal; por ello, cuando se ha identificado con una
propuesta, no puede revertirla o cambiarla por otra mientras no cumpla la primera.
La idea de Miguel Ángel, de acuerdo con lo que he observado, se cumplió ampliamente,
hasta en las obras que se dice que no fueron terminadas –que ya se ha supuesto que
quizá estén terminadas-. Pero, tal vez solamente una parte de Miguel Ángel lo sabía; y
la otra no lo podía concebir porque la opinión se oponía a su verdad.
En el plano de las ideas somos de una manera; allí somos capaces de producir la
mutación. Pero en el plano en que Miguel Ángel no sabía nada más que aquello que el
medio le había hecho aceptar como verdad, también tenía la idea de que debía hacer
trabajos bellos y perfectos.
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Allí, Miguel Ángel concebía que su trabajo no estaba terminado.
Por suerte existen otras experiencias de otros hombres que han luchado por la
evolución; ellos nos liberan para poder decir esto. Pero todavía cuesta decir que uno se
vive con contradicción.
Lo que puedo aportar es la observación del trabajo realizado, en el cual veo con claridad
lo que he podido dilucidar con el grupo, en forma progresiva y continua.
Cada día he podido redescubrir que si el hombre realmente se lo propone, puede
revertirse y plasmarse de distintas y nuevas maneras; para ello tiene que tomar
consciencia de sus ideas y sobre qué presupuestos se basa su actuación.
A Oscar Wilde le preocupó este tema y habló de ello. En El retrato de Dorian Gray lo
describe con claridad. Nos muestra que la idea prevalece sobre la experiencia y sobre el
sentido estático. También nos muestra la tragedia de la contradicción interior.
Si al vivir lo vemos como una lucha para conjugar los opuestos, el resultado es distinto
que si vivimos parcialmente, sin reconocer la contradicción.
Nos cuesta aceptar que con nuestra contradicción podemos revertir y producir la
mutación de la idea y de la corporabilidad. Desde luego que no llegaremos a ser jóvenes
de 60 años, pero podemos ser adultos de 60 años.
Desde muy niños tenemos que aprender a mirar cómo predicamos con la corporabilidad.
Cuando uno mira cómo es este fenómeno y no deja de observar, descubre cómo se
produce.
-EL HOMBRE ES DUEÑO DE SU DESTINO. Aceptar que somos artífices de nuestra
imagen es una realidad que no queremos asumir.
Decir que uno no tiene nada que ver con su forma o deformaciones, es una ausencia de
atención, como ocurre con la vivienda cuando se pone ruinosa después de años de
abandono.
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Generalmente se supone que todo lo que sucede es porque los años han producido
estragos en la corporabilidad - y realmente es así-; pero nosotros, con nuestros modos de
vivirnos hemos cometido excesos, ya sea por despreocuparnos de ella y sublimar
espiritualmente, o bien ocuparnos de formar una fachada que hable de nuestras
pretensiones. Decimos que no tenemos nada que ver con lo que se ha producido en la
propia corporabilidad, como si no fuese responsabilidad nuestra resolver el problema.
Cuando uno mira el horizonte, ve en el espacio; cuando uno mira el detalle, es diferente
la visión.
Así sucede con este problema. Si miramos en el tiempo y desde una posición fatalista,
nos abandonamos y dejamos de mirar. Como si nosotros no tuviéramos nada que ver
con lo que se produce en nuestra corporabilidad.
No queremos asumir la significación que tienen acontecimientos o hechos que nos
atañen en nuestra vida. Desde luego que aunque queramos ignorarlo, no podemos dejar
de observar qué es lo que no hemos hecho y qué debemos hacer por nuestra
corporabilidad.
Cuando nos preocupamos, es para encontrar una solución rápida. Cuando nos
preocupamos, recién entonces, realmente, nos ocupamos. No nos ocupamos cuando
sentimos que no podemos concretar algo o no nos atañe hacerlo.
Si soy de acuerdo a lo que me he entregado a ser, o he actuado de acuerdo con algo que
debe darme una experiencia, es normal que me suceda de acuerdo con lo que tengo que
vivir.
Eso sería lo lógico; pero en lo que tengo que hacer siempre se debe producir una
mutación, para contribuir a la evolución.
Ahora bien, generalmente somos repetidores de un esquema, porque no nos ampliamos
en nuestra corporabilidad. No abrimos el esquema inicial al espacio de nuestro potencial
actual. Esto parece fatalista o falto de fe en las posibilidades que se tendrían que
desarrollar.
Lo que sucede, es que al ampliarnos no podemos dejar de enfrentarnos con aquello que
nos afecta y que nos ha ido sojuzgando.
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Si me adapto a la repetición del esquema no lucho y me inclino en una dirección porque
cumplo con un solo aspecto y quedo, en una dimensión, con el canto de mi épica y en la
otra, no me visualizo para no entrar en cuestionamientos.
No podemos vivir sin comprender aquello que nos perturba como un son en relación a
nuestra forma de vivir. He observado esta queja como una constante en todas las
personas.
Cuando uno comprende que se preocupa, es porque puede ocuparse; pero esto se vive
esporádicamente, porque nos dormimos en la rutina y nos distraemos haciendo un juego
sobre capacidad, tiempo y significación.
Cuando uno sabe cómo deben suceder los hechos y no se entrega, es que no los acepta.
Es que no se quiere aceptar en el suceder el valor de los imponderables y se los quiere
guiar desde la fantasía, por medio de lo perdurable.
En relación a la fantasía, uno tiene que ubicar los valores relativos y no dejarse llevar
por los valores circunstanciales, como si fueran absolutos. Muchas veces se supone que
si uno se ocupa de la corporabilidad se está ocupando el tiempo en un valor de menos
significación que el desarrollo intelectual.
En esto, debemos clarificar si nos significa conjugar ambos aspectos en una acción;
porque de lo contrario siempre tendremos la recriminación de lo que no hacemos, esto
es, fusionar nuestro cuerpo con la psiquis.
Así se cumplirá la acción creativa de nuestro destino como humanos.
Al fusionarnos en otra propuesta, sentiremos otra atmósfera y otra densidad anímica; es
porque hemos trascendido nuestra limitación que nos detenía en el suceder.
Con ello comenzaremos a pulsar con el cosmos y dejaremos el círculo de la etapa de
evolución de nuestros antepasados.
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DIÁLOGO.
¿CÓMO SE FUE DESARROLLANDO LA ESCUELA DE PRÁCTICA DE LA
EXPRESIÓN POR MEDIO DEL MOVIMIENTO?
La primera propuesta fue tratar de danzar buscando que el movimiento fluya del interno
al externo.
La segunda, hacer que uno pueda alinearse en un esquema de movimiento.
La tercera, fue lograr el movimiento relajado, “blando”, que se trabaja sin tensión ni
fortaleza muscular. Este tercer punto fue resistido y dificultoso de lograr.
La cuarta propuesta fue ordenar el movimiento en continuidad.
¿TUVIERON MUCHAS DIFICULTADES?
Bastantes. Primero, por la lucha que se debate en uno mismo entre los distintos “yoes”.
Entre el que quiere hacer de acuerdo a la personalidad, y el que necesita que el trabajo
se concrete de acuerdo a otra necesidad del hombre, para consustanciarse en una
consecuencia que lo definirá como humano.
Los griegos lucharon por una forma de expresión en continuidad. En este sentido,
intuyo que los griegos descubrieron diferentes pautas, como que:
El movimiento, para ellos, tenía como finalidad unir su microcosmos con el
macrocosmos.
Nada puede saberse sin haberlo experimentado.
Todo aquello que presentimos, tiene que ser vivenciado y pasar a la faz de la
razón, antes de querer dilucidarlo a la luz de la lógica.
Sabemos que algo es verdad cuando se unifican el presentimiento y la
experiencia.
¿Y QUÉ DARIA COMO CONSECUENCIA TODO ESO?
Si descubrirnos la finalidad que nos incita, con ese impulso de conocer alcanzaremos el
objetivo de por qué estamos en la forma en un espacio de tiempo. Con ello,
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descubriremos el por qué necesitamos de la modificación en los procesos de vivir.
Porque el hombre no se detiene, es como el cosmos, se modifica en el movimiento, pero
no cambia en su estructura.
¿CÓMO SE DESARROLLO EL SISTEMA DE MOVIMIENTO?
El desarrollo del sistema, se pudo lograr por la idea con que fue conducida la forma de
experimentación.
¿DE QUÉ FORMA CONDUJO LA EXPERIENCIA?
Cada uno de los componentes del grupo fuimos los que aportamos a esta elaboración.
¿DE QUÉ MANERA?
De la forma que cada uno pudo, y con los elementos que cada cual disponía:
Con su corporabilidad y esquema psíquico.
Al participar en las clases de conjunto, todos aportábamos con una afectividad
que, en un momento determinado, daba el tono dramático para el desarrollo
del trabajo y permitía la elaboración grupal.
Con la plástica de cada uno podíamos trabajar en distintos tonos dramáticos.
Siempre, en algún momento de la clase, uno de los componentes del grupo se
entregaba -por el tema musical que había resonado en su sensibilidad- a un
sentir dramático que producía una renovación energética que nos vitalizaba y
motivaba a todos.
Las expresiones podían ser creativas o inventadas, pero sabíamos que para el que las
estaba haciendo, tenían sentido y le significaban: la pauta de que era así es que en la
clase todos vibrábamos con él.
Muchas veces, los contenidos que emergían nos hacían entrar en situaciones dramáticas
a todos, y esto se utilizaba para crear una situación de contenidos histórico-sociales.
Esto nos permitía pasar, de un sentir personal a un vivir grupalmente un acontecer que
nos permitía sortear algo de lo que al hombre, hace tiempo, le sucedió. Porque en el
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espacio del pensamiento, todo lo que el hombre ha vivido sigue resonando en la
dimensión en que se produjo.
El éter está poblado de imágenes y situaciones dramáticas que fueron -y siguen siendo-
los esquemas de hechos con que podemos conectarnos si nos ponemos al unísono de ese
suceder.
¿QUÉ SERÍA PARA USTED LA VERDAD?
La verdad, para mí, es que cada uno de los humanos realicemos una búsqueda hasta que
algo nos permita definirnos.
¿SERÍA COMO LA VOCACIÓN?
Es más que la vocación; es el tono que cada uno tiene que tener para hacer determinada
acción. La vocación, como la definimos nosotros, es lo que nos atrae y anima. Y puede
suceder que eso que nos anima sea relativo y le demos el valor de absoluto.
Sería como el personaje de Siddhartha: él trató de hacer de acuerdo a lo que sería mejor.
Tuvo que vivir distintas experiencias y después quedó haciendo el trabajo de botero.
Una actividad que no resultaba tan prestigiosa, pero, para él, era hacer lo que le
significaba: vivir su suceder. Era ese el lugar que tenía que ocupar.
SÍ, ASÍ SUCEDE CUANDO UNO CREE QUE SE ENAMORA. NO ES NI POR SER
LA MAS LINDA, NI LA MAS AMABLE, ¿A QUÉ ATRIBUYE ESTE FENÓMENO?
Los libros de Yoga hablan del Karma, es decir, la acción que tenernos que reproducir.
Alice Bailey habla de que somos una combinación de rayos. Dice que éstos actúan
cuando uno está en consonancia con la acción que le toca cumplir. Pero no es una
acción, es una conjunción de hechos y factores que dan una resultante en una
circunstancia.
Hablan además de un Karma colectivo y un Karma individual; conjugar ambos no es
tan fácil ni tan sencillo.
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¿CREE USTED QUE ESTE FACTOR INFLUENCIÓ EN LA DEFINICIÓN DE
USTEDES COMO GRUPO? ME REFIERO A LA CONTINUIDAD.
Estoy segura que sí, es así.
¿CÓMO SE FORMÓ EL TRABAJO GRUPAL DE GIMNASIA?
Sucedió por consecuencia. Nos reuníamos para elaborar sobre la danza; como otras
personas veíamos que cambiábamos nuestra corporabilidad, nos propusieron trabajar.
Nos seducía la idea, pero también nos distanciaba de nuestro trabajo inicial.
¿DE ALLÍ SURGIÓ EL TRABAJO CON LOS ALUMNOS?
Nuestro trabajo con los alumnos no tenía la propuesta de danzar, pero sí de expresarse
movilizándose. Desde el comienzo esta tarea tuvo la propuesta de expresarse
psicofísicamente.
QUIERE DECIR QUE LA ESCUELA Y SU ORDENAMIENTO SE DIERON EN UN
MOMENTO. ¿Y CÓMO APRENDÍAN PARA TRANSMITIR?
Establecimos horas para trabajar con los alumnos y horas para trabajar entre nosotros.
¿FUE FÁCIL LA CONCRECIÓN?
Nada es fácil si uno no lo vive. Si vive para ello, es una dedicación que compensa.
Vivimos los hechos como un acontecimiento cada día; en un momento nos dimos
cuenta de que había algo que aclarar y era: concretar un ordenamiento de los
movimientos. Teníamos que hacer y definir el orden del trabajo para desarrollar una
hora de clase.
Esto nos absorbió tiempo porque no estaba en nuestro programa; nos provocaba
disturbios en nuestras fantasías y suposiciones.
¿SE LES HABÍA CAMBIADO EL PUNTO DE MIRA?
25
En un sentido sí; no se podía seguir haciendo sólo para nosotros y, además, el trabajo
que brindábamos a los alumnos nos exigía bastante tiempo para elaborarlo.
Algunos lo vimos como una necesidad personal; yo lo vi así; como comprendí que mi
corporabilidad necesitaba ejercitación, me pareció lógico practicar una cantidad de
horas. Si al hacerlo lo podíamos hacer con otros, me parecía más productivo.
Así lo aceptamos varios. No fue fácil, porque significaba comprometerse a una
dedicación; creo que allí nos definimos en un sentido.
¿EN QUÉ SENTIDO?
Vuelvo a decir lo que dije antes. Teníamos muchas mitificaciones; una era sobre lo que
es “llegar” o “triunfar”. Nuestra posición sobre lo que significa hacer y realizar era
bastante ingenua. Uno cree que porque hace algo y se le acepta ya está definido.
Las personas que nos apoyaban eran muy claras, nos decían: bueno, está bien, pero hay
que lucharlo, es decir, hay que moverse y practicar para que eso que está esbozado
resulte como se pretende.
Cuesta aceptar que a uno le digan: “lo que hacen es bueno, pero ahora hay que trabajar
veinte años para lograr ese esbozo en la totalidad”.
¿POR QUÉ TANTO TIEMPO?
Porque había que formar la naturaleza y la opinión.
¿PASARON VEINTE AÑOS YA?
Sí, pasaron más de veinte años que me permiten decir que fue lógicamente el tiempo
que tuvo que transcurrir para hacer y elaborar lo que se pudo concretar.
A LA DISTANCIA, ¿QUÉ LE PRODUCE LO QUE HAN PODIDO REALIZAR?
26
Que, por suerte, accedimos a la idea de seguir entrenándonos, porque por ello hemos
logrado una actividad que tiene mucha significación para todos los que la realizamos
como profesión. De esta manera, nos sentimos vinculados con el suceder social en todo
sentido.
¿SIGUE CON LA IDEA DE QUE TENDRÍAN QUE HACER DANZA?
Sí, sigo con esa idea, pero como una actividad que tenga que ver con otros aspectos de
un espectáculo. No lo veo como una actividad separada.
¿EN QUÉ SENTIDO?
Considero que, así como la ópera reunió todas las manifestaciones artísticas en un
determinado momento del suceder social, así veo lo que corresponde a nuestra
actividad.
Tenemos la potencialidad de manifestarnos y expresar en todos los aspectos que
corresponden a la posibilidad humana.
QUÉ SERÍA...
Lo explico tomando los distintos aspectos del suceder humano.
Primero: partir de la idea de danzar y, después, exteriorizarse de acuerdo a
idealizaciones que nos mueven hasta llegar al diálogo, como es la propuesta del hombre
que piensa y no se quiere conducir solamente por reacciones afectivas.
Segundo: hacer que estos elementos se conjuguen con las ideas de los distintos niveles
del sentimiento y la afectividad, dramatizando con: la palabra, actitudes y posturas
corporales.
CONSIDERO QUE USTED TIENE UNA IDEA CLARA, PERO YO NO LA PUEDO
VISUALIZAR. ¿QUÉ DIFERENCIA EXISTE ENTRE UNA SITUACIÓN Y OTRA?
NO VEO LA DIFERENCIA QUE USTED HACE ENTRE SENTIMIENTO Y
AFECTIVIDAD.
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Lo que sucede es que las palabras hablan de un suceder emotivo, pero son de diferentes
niveles. Por ejemplo:
Cuando uno dice “estoy enojado”, está afectado, es decir, herido en su amor
propio.
Cuando uno dice “aunque me duele lo que me hizo, le sigo queriendo”, está
indicando que, en el sentimiento, no ha variado.
Los factores que nos mueven en el juego de la vida de relación –que está sujeta a
necesidades e intereses circunstanciales-, movilizan contenidos que son de distinto
nivel.
DISCULPA QUE INSISTA, ¿POR QUÉ HACE LA DIFERENCIA ENTRE UNA
PALABRA Y OTRA? CUANDO DICE “PROCESOS” ¿ES PORQUE USTED VE AL
HUMANO VIVIR EN ESPACIOS?
En espacios que se van procesando en el ánimo. No somos algo que queda allí, como
cuando un alfarero deja un objeto terminado.
Nada ocurre sin continuidad ni procesos, pero nos vivimos con la idea de la estática; y
así como no vemos el crecimiento durante el proceso, así nos sucede en relación a
nuestras emociones.
ESTO QUE DICE, ¿TIENE INTENSIDAD DISTINTA SEGÚN LA PERSONA?
Lo que digo es de otro orden. Es igual que cualquier otro proceso. Si usted deja la leche
en la botella, ocurre un proceso; y otro si la pone a hervir. Antes de llegar a hervir pasa
por distintas temperaturas.
En el orden afectivo es igual; hay factores que nos motivan y hacen vivir un proceso.
En el dejar la leche en la botella acontece igual a lo que nos sucede con los
sentimientos; tenemos nuestras motivaciones naturales en esa dimensión.
28
Le digo la leche, pero puede ser como la fruta, que no es igual si madura en la planta o
fuera de ella.
La que está en la planta cumple su ciclo con más naturalidad. Cuando la procesamos es
también útil, pero lo más esencial de la fruta es la semilla y casi no se utiliza. Queda
aislada de lo que es el exterior, y sin embarco, decir que lo productivo es la semilla no
resultaría cierto para la propuesta de hacer dulce.
En nuestra formación nos aceleran y nos aceleramos, porque queremos resultados
inmediatos. Con ello nos afectarnos porque no podemos vivir los hechos en el tiempo
que corresponde.
Nos aceleramos con factores que nos motivan, estimulan y no dejan que nos
sorprendamos por los sentimientos. No puede abrirse nuestra energía ígnea, porque nos
gastamos en propuestas y precipitamos nuestros procesos.
Nos queremos distraer y concretar en espacios temporales tan limitados, que no nos
damos tiempo para madurar. No sabemos vivir los procesos, ni disfrutar en cada una de
sus aperturas.
LAS EMOCIONES, ¿TIENEN DISTINTA SIGNIFICACIÓN DE ACUERDO A
COMO VIVIMOS?
En un sentido, sí. Lo que no sabemos es qué le sucede a la semilla del fruto que no
cumple su cometido. Del mismo modo, no sabemos si las personas, por vivir sus
emociones antes de que se les produzcan, forzándolas, desarrollan realmente sus
sentimientos o quedan con la savia seca.
¿QUIERE DECIR QUE UNO TIENE QUE VIVIR NADA MÁS QUE POR LOS
SENTIMIENTOS Y NO FRECUENTAR LA AFECTIVIDAD?
La afectividad tiene relación con nuestro crecimiento emocional, no es un sentimiento.
Vuelvo a decir lo mismo que al comienzo.
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ESTA DISTINCIÓN QUE USTED HACE ENTRE AFECTIVIDAD Y
SENTIMIENTO, ¿TIENE QUE VER CON EL DESARROLLO DEL TRABAJO
GRUPAL Y DE LA ESCUELA DE MOVIMIENTO?
Tiene que ver; porque si no hubiese un sentimiento por el trabajo que hemos realizado,
no se hubiese concretado la elaboración que podemos transmitir e impartir a los nuevos
alumnos. Pero si esos alumnos no hubiesen recibido algo que les despertó un
reconocimiento, no existiría el Sistema porque no podría haberse concretado.
Los alumnos por reconocimiento dicen: quiero devolver algo de lo que he recibido y
preguntan qué pueden hacer.
ME CONVENCIÓ. LO VEO COMO UNA ACCIÓN CON DISTINTAS
FRECUENCIAS. ES DECIR: QUE LA AFECTIVIDAD NOS PERTURBA EN EL
CARÁCTER Y LOS SENTIMIENTOS NOS MUEVEN HACIA UN OBJETIVO,
HACIA UN IDEAL. ¿SERIA ASÍ? ENTONCES, ¿POR QUÉ NOS PERTURBAMOS?
Porque actuamos automáticamente sería la respuesta condicionada. Pero lo que sucede
es que no nos preguntarnos, generalmente reaccionamos antes de analizar.
30
CAPÍTULO 2:
SI NO PULSAMOS LA AFECTIVIDAD, NO PODEMOS CONJUGAR NUESTROS
CONTENIDOS CON NUESTRA DETERMINACIÓN DE SER Y ESTAR DE UNA
MANERA EN EL ESPACIO DE TIEMPO QUE NOS TOCA VIVIR.
La afectividad es producto de la constricción que se produce por consecuencia de una
actuación; no es una respuesta natural sino cultural. Si se hace contención del flujo y
reflujo cósmico, nos afectamos; porque el flujo y el reflujo es el suceder de un ritmo
natural, y su detención forma una contractura que nos aísla de ese suceder.
La fuerza constrictora contractura la musculatura y, después de vivir así en un espacio
de tiempo, comenzamos a quejarnos.
Pedimos auxilio indirectamente, no sabemos que estamos encapsulados en nuestra
definición de no participar con nuestra naturaleza; y cuando pedimos auxilio, los demás
no comprenden de qué hablamos porque nos tienen identificados con un rol.
Cuando en la práctica de la gimnasia el alumno hace un trabajo de elaboración, su
corporabilidad comienza a esbozar una nueva imagen acorde con su aspiración; pero
mientras no pulse su afectividad, esa imagen no se define y la corporabilidad no podrá
conjugar sus mundos interno y externo.
Cuando nos contrariamos en el suceder, estamos viviendo con los mecanismo de ayer.
Por la memoria emotiva nos entroncamos con el proceso de nuestra situación dramática
original y no vivimos el suceder de hoy y ahora; nos exteriorizamos volviendo a la
imagen de aquel momento que nos demarcó con una medida límite.
Ese límite está fijando una forma de estructura psicofísica que comienza a definirse
desde la infancia, cuando el niño expresa por el desánimo su dolor o insatisfacción por
algo que le apetece y no se le brinda.
31
Cuando un suceder de hoy se ensambla con el suceder de ayer, los que nos observan
visualizan esa contradicción en nuestra expresión corporal, pero no la pueden definir
con claridad.
Es que la mente concreta solo tiene información difusa sobre ese suceder como hecho
en sí; y no lo tiene mejor definido porque, cuando observamos a los demás, no
queremos registrar la zona de nuestra corporabilidad dónde a nosotros también se nos
produce lo que vemos en los otros. Es que nosotros también tuvimos nuestros
momentos de niños contrariados y suficientes y, frente a la reiteración de una conducta
infantil en un adulto, todos nos enojamos, porque no se puede aceptar que el otro viva
su suceder con la memoria emotiva.
Y mucho menos aceptamos que lo exteriorice, lo confirme por el ánimo y la animosidad
corporal y fonéticamente como un niño.
El que es sujeto de este fenómeno, no sabe lo que le sucede. El que lo ve y escucha se
entrega a la desesperación, contando las quejas que le produce la reacción de su familiar
o amigo; porque a todos nos espanta esta resultante en el hombre-niño.
También el que reclama se ubica en la afectividad de la mente concreta. Esta se
desarrolla en otra dimensión del niño a partir de los siete años.
El que está alojado en el estado de ánimo hace regresión a las etapas anteriores a los
siete años.
Estas situaciones provocan mucha contrariedad en el medio y en un momento dividen
las opiniones; unos se concilian con el que está en la mente afectiva, y otros con el que
está en la plástica del niño doloroso.
El que está en el rol de niño doliente y sensible, se desconcierta; y el que asumió su
defensa, se altera y desespera porque finalmente no sabe qué partido tomar.
En cada uno se produce un desconcierto debido al desacierto; porque cuando surge un
contenido afectivo, entramos en conductas mecánicas conjugándonos en un coro;
corporalmente, se puede visualizar como las imágenes dramáticas de la decepción y la
fatalidad.
32
Esta acción se produce por empatía y consciencia de desacierto; en las clases, con
nuestra gimnasia, trabajamos estos mecanismos grupales y formamos con ellos frisos de
dolor y desesperación, donde cada participante vive el placer de liberar esos contenidos.
Este juego dramático exime al hombre de quedar en la descompresión del ánimo por la
insatisfacción del hecho trunco.
La descompresión en el ánimo proviene de la manera en que nos conducimos con
relación a nuestro medio y espacio de existir. Si nos vivimos limitados y sojuzgados,
lógicamente esa idea dramática nos ubicará en el rol de sometidos al destino y a la
fatalidad.
Esta idea de limitación ya la hemos sufrido fuertemente desde el momento en que, en el
vientre de nuestra madre, no sentimos más nuestra etapa anterior, cuando éramos
dueños de todo el espacio y nos expansionábamos, libremente, de acuerdo un nuestros
impulsos y reacciones vitales; desde entonces, hemos tomado consciencia de espacio y
límite.
Cuando sentimos la descompresión anímica, volvemos al lugar de nuestra
corporabilidad donde la consciencia de espacio y límite halló su contenido vibratorio.
Volviendo a ese espacio cuando la corporalidad ya tiene otra dimensión, damos la
imagen del desamparado con más realidad. Pero como no sabemos vivir el suceder con
el espacio de nuestra corporabilidad actual -además se dice que una persona tiene
dominio cuando puede declinar algo que le sucede-, nos repetimos en el esquema, o
arco de expresión en el cual vivificamos la limitación de cuando niños.
Si no hacemos un trabajo de autorrealización, no podremos recuperar nuestra
consciencia espacial, la que vivimos antes de estar constreñidos.
En las clases de Gimnasia Rítmica Expresiva expresamos la desolación para ampliarnos
por consecuencia, y así, poco a poco, recuperar la consciencia de espacio. De esta
manera nos podemos expandir de acuerdo con nuestra dimensión de personas adultas.
Para hacerlo, debemos tener la presencia de agrandar nuestra imagen a partir del
contenido y no quedarnos en la del niño desamparado.
33
Con el pensamiento lo logramos, pero, en la corporabilidad, seguimos predicando
afección y ello nos limita en nuestra disponibilidad de adultos.
Nuestra gimnasia no es tan sólo útil para trabajar el sistema muscular y ejercitar la
flexibilidad; tampoco se pretende solamente que el hombre se manifieste con destreza y
habilidad. Es importante practicarla para que cada uno pueda liberar los contenidos que
están en una periferia menor que la de su capacidad de adulto.
Muchas personas hacen esfuerzos por vencer sus costumbres y atribuyen el problema a
una posición corporal o a la falta de tonicidad muscular; no se dan cuenta de que eso
sucede por la disponibilidad e indisponibilidad de cada uno hacia la vida, que hace que
no podamos alcanzar aquello que, por consecuencia de nuestra falta de disponibilidad,
ha quedado en un nivel actualmente inaccesible.
Cuando uno tiene una estatura que lo define como adulto, a nadie se le ocurre que esa
persona, en otra dimensión, se está ubicando anímicamente como un niño. Se supone
que la conducta que exterioriza proviene, no de la falta de crecimiento, sino porque
carece de información sobre cómo tendría que actuar.
Lo que sucede es que se ignora; no sabemos cómo ubicar nuestra potencia actual.
Nos instalamos en el límite que teníamos en el momento en que crecíamos en el vientre
de nuestra madre y tuvimos que adaptarnos a desarrollarnos en otra dirección,
ahuecando en el ritmo endógeno.
Si pulsamos nuestros contenidos, podemos recuperar el tono anímico, formando el ritmo
de flujo y reflujo con los otros ritmos, el endógeno y el exógeno.
Es un trabajo para muchos años, se tiene que realizar con constancia y sin precipitación.
Esto lo explico, porque muchas personas suponen que se puede lograr en dos o tres
clases, o en una serie de trabajos de alineamiento.
Todas las vivencias que se van produciendo en la práctica psicofísica del ritmo y la
expresión, provocarán una resultante que ayudará a otra apertura; pero no se puede
tratar de apresurar los hechos y mucho menos se puede presionar al alumno.
34
Por estas razones es que completamos nuestro trabajo de gimnasia con la elaboración de
distintas actividades, que son otros tantos aspectos del trabajo de ayudar al hombre a
reencontrarse con sus contenidos y elaborarlos en forma progresiva.
Esas tareas son: las clases de diálogo, pintura, trabajo de alineamiento y ejercitación de
la voz.
No conviene precipitarse para lograr un desenvolvimiento mayor, o apresurarse para
alcanzar otro espacio en la corporabilidad. Si uno se apresura, se pueden producir
situaciones dolorosas y sinsabores innecesarios.
Cada una de las personas que componemos el equipo de trabajo en la Gimnasia Rítmica
Expresiva, necesitamos nuestro tiempo de evolución en cada etapa, y aún seguimos
sacando y ampliando contenidos psicofísicos.
Si no se mirará en este orden, se podría entrar en el festejo de los grandes efectos, o
también se puede entrar en una relación afectiva sentimental que aquieta al alumno y no
lo favorece.
Porque si el instructor se entrega a aquietar o cubrir una carencia del alumno, ya sea
reemplazando una imagen del padre o de la madre, es como haber presionado para que
emerja algo y después apagar su potencia.
El alumno tiene que asumir sus contenidos; para ello debemos ayudarle con otros
elementos, haciendo que haga-haciendo y no compulsándolo a hacer. Porque se puede
caer en la superchería de mitificar una acción circunstancial, dando carácter
trascendente a algo que no es nada más que la repetición de un pataleo ingenuo y sin
consistencia.
Es decir, que uno puede darle mucha importancia a detalles que no son nada más que un
gran ruido sin mucho resultado.
En cincuenta años he visto y he participado en situaciones muy efectistas sin las grandes
consecuencias que uno suponía; por ello puedo decir:
El crecimiento es lento y nada efectista.
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De nada vale presionar al alumno; los instructores debemos hacer que
el crecimiento se produzca en forma recreativa, en él y por él.
Al instructor se le puede producir el placer de presionar al alumno,
pero no es el instructor el que tiene que actuar. Es el alumno quien
tiene que emerger, ampliándose y desplegándose con sus contenidos.
El instructor tiene que estar atento para no apresurar el proceso, ya
que por el criterio del buen conductor podemos incurrir en este gran
error.
36
CAPITULO 3.
CUANDO NOS SUMERGIMOS EN LA AFECTIVIDAD, PERDEMOS EL PULSO
DEL SENTIMIENTO Y NOS IDENTIFICAMOS CON NUESTRA FANTASÍA.
La afectividad tiene su marco referencial en el plano de las circunstancias que nos tocan
vivir.
Si fuimos condicionados por medio de determinados estímulos, como el de ganar
cuando contestamos pronto, cuando no lo logramos nos descalificamos. Este hecho nos
perturba porque nos hace sentir incapaces e ineficaces.
Nos educan para responder automáticamente y nos hace competitivos. Esta propuesta se
va formando durante el crecimiento; en el niño no existe.
Sentimos que si no somos igual a otro no somos normales y no tenemos capacidad.
Cuando actuamos por reacción, en general se dice: “¿por qué es así?, si no se le
enseñó”. No nos damos cuenta de que todo esto forma marcas en el carácter,
evidenciándose, en determinados momentos, por algo que nos presiona y nos hace
reaccionar afectivamente, perdiendo el pulso del sentimiento.
Benoit, un su libro La Doctrina Suprema trata este aspecto. Al hacer nuestra gimnasia
en Francia he podido comprobar que los franceses también consideran la diferencia
entre afectividad y sentimiento.
Sabemos que las palabras tienen su fuerza, por ello tienen que elaborarse en la relación
grupal, lo mismo que el movimiento; porque los factores concomitantes de la vida de
relación y formación, nos han dado determinadas formas de enjuiciar y reaccionar
debido a determinadas factores que mueven nuestros mecanismos de defensa.
Así como reaccionamos verbalmente en forma refleja a una situación que nos afecta, así
se nos produce corporalmente.
Exteriorizamos de una forma aunque no nos demos cuenta y reaccionamos sin vernos,
de una manera que no suponíamos que podíamos hacerlo.
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En nuestra tarea de ser hombre, para ser humano, trabajamos grupalmente este factor,
porque ignorarlo nos hace vivir distorsionados físicamente, lo cual afecta a todo el
organismo.
Digo todo el organismo porque recibimos las consecuencias en:
los músculos,
el tejido,
las articulaciones,
los ligamentos,
los huesos,
los órganos.
Por esta razón nuestra energía, circulación, respiración y columna, reciben tensiones que
impiden la coherencia en cada momento de nuestra vida. Es como tener un capital y no
poder utilizarlo; porque ignoramos que cambiando la posición física logramos
transformar una forma o modo de ser.
La afectividad tiene sus resonancias en el plano de las circunstancias que nos tocan vivir
y, en la corporabilidad, sus registros y respuestas. La corporabilidad responde de modo
pulsátil o contráctil a las impresiones que irradia el medio ambiente y, debido a la
combinación de “lo que soy”, reacciono por atracción o rechazo a determinados
estímulos.
Nuestros sentimientos, nos dicen de un paraíso perdido
donde no existe la lucha de factores.
Nuestra fantasía…
crea ese paraíso?…
La necesidad de reencontrarnos con algo que somos...
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es la que nos impulsa a actuar en consonancia con esa
imagen.
Si fuese sólo éste el espacio que nos toca vivir,
¿por qué añoramos algo?...
y lo buscamos da tal forma
que es lo más fuerte que nos motiva en la vida.
Todos somos afectivos,
si no
no reaccionaríamos con defensas.
No podemos aceptar lo que nos perjudica,
eso es amor a nuestra propiedad y estima.
Cuidado de nuestra propiedad.
Por cuidar lo relativo,
no cuidamos lo verdadero.
Dicen.
Cuidamos con la valoración de cada uno.
Si digo: “por usted tengo amor”, es que realmente lo puedo tener.
Si digo: “estoy afectado”, también me sucede.
El amor es aceptación o afinidad.
El afecto es que tanto usted, como yo,
nos modificamos mutuamente
la corporabilidad
por sola presencia.
Nos sopesamos porque nos modificamos
y no podemos quedar en la complacencia,
porque me modifica,
o en la “justa indignación” si me conduce
a una experimentación que no quiero vivir.
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No queremos vivir aquello que creemos conocer.
Rechazamos aquello que tenemos identificado
como bueno o malo.
Pero,
cuando algo golpea a la puerta es para que veamos qué es.
Peleamos y nos debatimos
por aquello que está identificado con la expresión
“no, eso no es bueno”.
¿Quién golpea la puerta?
La necesidad de saber
es un factor muy fuerte.
Respondemos...?
Nuestra necesidad de saber
¿Quién es? ¿Por qué golpea?, nos perturba.
¿Cómo conciliamos la situación
del “no abras la puerta”
con el “quiero saber, necesito saber”?...
Los que “saben” dicen:
quédate tranquilo.
... Los golpes siguen su ritmo...
Con la misma frecuencia, cada vez más sordos.
Compramos cosas que arrimamos a la puerta,
y así oír menos los sones.
Pero un día queremos saber
quién golpea.
Determinamos abrir la puerta.
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Nos extenuamos queriendo despejarla
y no funcionan las bisagras, están herrumbradas.
Por haber cerrado nuestra expresividad
no funcionan las articulaciones, no reflejamos,
nuestras aperturas no pueden responder.
Allí gritamos,
clamarnos por lo que no fue.
Esta no es la expresión de apertura
que se hubiese podido producir
cuando sentimos al principio
los golpes en la puerta.
¿Cómo podemos decir que afectividad es sentimiento?
Reclamamos lo que no vivimos,
y por ello creemos poder modificar
lo que no hicimos por nuestra corporabilidad.
No nos permitimos pensar que un día
podemos decir algo con nuestro cuerpo.
Dejamos en la jaula nuestra psiquis y
al cuerpo, su medio de expresión,
atado a la noria.
La figura que cuidamos que aparezca
es una fotografía de lo que consideramos bueno
y aceptable.
Pero en el final de la partida
descubrimos que nos hemos pintado
una imagen
que nada tiene que ver con la que debimos alcanzar.
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Un día nos dijeron: “esto eres, y te llamas así”.
Desde allí, nos identificaron por el nombre
Nunca nos hicieron tornar conciencia de la extensión y volumen
de nuestra propiedad: nosotros.
Sabemos que tenemos esa propiedad con una determinada extensión,
porque un día nos midieron… otro día nos pesaron.
Supimos qué es bueno y qué es malo por los ruidos de sones y mohines
que nos dieron pautas al respecto.
Desde entonces, dependemos de esos sones para saber si estamos bien o mal.
Después nos dijeron: “eso no queda bien”.
Otro día exclamaron: “eso no se usa”.
Hasta que nos fueron modificando o determinando por lo que significa
y lo que no tiene sentido.
Por esto, ¡qué apuro mostrarse como uno es ante otro que lo obliga a
quitarse las insignias de los significados!
(¿Cómo haré para no dejar ver algo que no debe verse?)
Siempre nos preocupará “tener algo que no corresponde”.
Porque nos enseñaron que el cuerpo “es de una forma”.
No sabemos si es así; los que saben, lo dicen.
Yo no me atrevo a mirarlo.
No sé si soy como la anatomía lo indica;
alguien dice: “no se puede tener esa forma”.
Quizá el que golpeaba tenía algo que ver con esto.
¡Cómo no me voy a afectar!
Si no sé cómo debo ser.
¿Es ésta o aquella la medida que corresponde a mi propiedad?
Las ideas se plasman por imágenes que nos impresionaron. Por la aceptación de una
propuesta que encierra una orden o definición y nos marca con una conducta.
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Nos condicionaron a responder a un determinado estímulo y dar una respuesta, pero
también podemos tener otro estímulo condicionado por otra orden que se opone a la
primera.
Estos dos factores ocasionan una contradicción en nuestro determinismo; y no podemos
optar porque los dos estímulos nos obligan a darles importancia.
Esto comenzó a ocurrir en la infancia entre las órdenes que dan un familiar y otro. Por
esta razón en las clases enfrentamos este fenómeno con bastante frecuencia.
Cuando a uno se le produce en el cuerpo, se marca una torsión entre el impulso de
aceptar el estímulo de hacer y la oposición que se nota en otra zona del cuerpo.
Muchas veces ocurre que el alumno se exterioriza contradictoriamente, y si el instructor
se deja llevar por el sentido crítico común, lo clasificará como capricho y mala
voluntad.
Si no conociéramos lo que se produce en esa posición, podríamos, los instructores,
entrar en deducciones; en ese caso, no comprenderíamos qué la sucede al alumno, ni nos
daríamos cuenta de que este suceder también nos mueve un contenido a nosotros como
instructores.
Creo que fue por esa causa que un día comencé a gritar en las clases. Mucho dijeron:
“grita porque necesita hacerlo”; era verdad, pero después algunos sintieron que nos
significaba a todos.
Si lo condicionado fue marcado con un grito o modo determinado, necesitamos
reproducirlo de alguna manera; es un revanchismo que precisamos vivir.
Lo mismo sucede con las dramatizaciones de diferentes tonos, desde lo alegre hasta lo
más angustioso.
El grito libera y rompe la barrera limitadora que nos marcaron con el miedo a
desobedecer.
Muchos dicen racionalmente: “no necesito gritar”.
Yo digo: es verdad, en la zona en la que uno está condicionado.
43
CAPÍTULO 4.
RELAJAMIENTO NO ES IGUAL QUE ABANDONO.
Aunque vivir sin responder contracturadamente es el ideal humano, vivimos
haciéndolo limitadamente y ello nos detiene en nuestro impulso.
Cuando no cumplimos con la parábola de un impulso, lo que emerge es una mueca.
Si por inseguridad no dejamos emerger nuestros contenidos, cuando nos permitimos
hacer algo esto tiene solo el 15% de nuestra propuesta. En consecuencia, lo que nos
representa es una pequeña parte de lo que somos.
Nuestra maquina se fatiga por trabajar constreñidamente.
Cuando nos contracturamos, no sabemos que eso que sucede es contracturarse y nos
desconcertamos, porque no somos nosotros racionalmente quienes producimos la
contradicción. Las contracturas son producto de nuestra concientización de que
“somos”, no por lo que nos representa, sino por lo que suponemos.
Las contracturas se producen en los distintos arcos de expresión. Debemos
exteriorizarnos en todos los arcos, porque podemos haber liberado la contractura que
está limitando un arco y dejar sin liberar los otros.
Nuestra forma de vivir, condicionada a un esquema, nos limita e impide cambiar el arco
de expresión. Cada experiencia se puede concretar en distintos arcos; pero el punto de
apoyo por el cual nos exteriorizamos, no permite multiplicar nuestras experiencias
cuando corresponde a un solo arco de expresión.
Para cada experiencia debemos utilizar el arco que corresponde.
No sabemos hacer los cambios en nuestra expresividad; en consecuencia, tampoco
podemos decir que expresamos totalmente. Nos contamos, argumentamos algo que nos
ubica en el rol de tal o cual actuación que vivimos con la imaginación.
44
Cuando nos sentimos resonar a un esquema al cual no queremos responder y nos vemos
actuando en consecuencia, se produce una gran contractura. Ante esta situación
sentimos insatisfacción y nuestra incapacidad tiende a justificarse. Ello provoca una
contradicción entre lo que sabemos y lo que podemos.
Entre la auto-imagen y la percepción de cómo tendríamos que actuar, se produce una
gran contradicción.
A alguien le tenemos que adjudicar las consecuencias.
Desde luego que quien detuvo la acción y la limitó, es el otro que está en nosotros.
Es el otro que formaron con un esquema que aún no ha perdido vigencia y nos sigue
conduciendo en determinados momentos.
Entre la contradicción, la propuesta y su concreción, está “el otro” que, por “nuestro
bien”, nos detiene de la propuesta inicial. Es “el que manda” al final de una situación en
la cual nos ubica con otra actuación, cambiando de escenografía.
La evolución se cumple en períodos; ellos modifican los roles y el drama; aquello que
tuvo significación, hoy ha perdido vigencia y surgen otros intereses. Sin embargo, el
hombre puede conectarse con el nuevo rol, porque lo visualiza en la mente abstracta,
donde percibe las razones de los cambios.
Cuando atrae el rol a la mente concreta, percibe lo condicionado y se asusta por la
contradicción. O sea que no se puede cambiar de investidura tan fácilmente; nos
podemos disfrazar, pero es difícil asumir una nueva forma sin comprender el porqué de
la nueva propuesta.
Lo nuevo asusta, pero lo viejo espanta; ¿cómo resolvernos?
Esto produce una lucha que se torna pelea entre nosotros y “los otros” que están en
nosotros.
Lo que rechazamos pertenece a lo heredado o señalado por la opinión; no es nuestro.
Nada es nuestro y todo es factible de ser conocido por nosotros; para conocerlo,
debemos vivirlo como “yo” en la acción.
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Por ello no sirve contarnos y explicarnos de acuerdo a lo que suponemos; debemos vivir
en el momento de la circunstancia y no dejarnos arrastrar por los mecanismos que nos
han ordenado “los otros”.
“Debemos vivir de acuerdo a lo que nos podemos comprometer”.
Lástima que no podamos, porque no somos dueños de nuestros mecanismos de defensa,
ni sabemos la mecánica de nuestros condicionamientos.
Cuando logramos algo, es porque acertamos con lo condicionado.
Para descubrirse en estas situaciones, el hombre debe conocerse sin tener más propuesta
que saber cómo es y cómo está actuando. Cada vez.
Mientras la propuesta sea de aprender algo para algo, no se conocerá; porque, para
descubrirse, no se ha de estar guiado por la intención de obtener determinados
resultados.
Es por eso que el “Conócete a ti mismo” no ha perdido vigencia. Quienes enseñan, no
tienen la intención de vivenciar al hombre en sus conflictos; enseñan cómo actuar con
determinado rol. Nos siembran informaciones en el centro formativo, el cual es un buen
receptor.
El centro contemplativo no está estimulado en nuestra forma de vida, tenemos prisa.
Corremos tras algo que estimula la necesidad de estar en determinado lugar.
Y cuando concretamos algo, no nos podemos relajar a estar, porque la presión que
provoca la nueva acción que tenemos que realizar nos está motivando a la continuidad.
No sabemos distendernos ni relajarnos.
Cuando nos permitimos distender, no sabemos liberar las contracturas y, en
consecuencia, no podemos liberarnos de la mecánica. La mecánica sigue reproduciendo
la acción, aunque hayamos frenado la actividad exterior.
Cuando respondemos a una presión, lo hacemos mecánicamente. No sabemos cambiar
los ritmos, ni podemos modificar el ánimo; nos contamos para justificar nuestra
incompetencia.
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Estamos así por desconocimiento de nuestra mecánica y por la ignorancia de la
mecanicidad propia.
Todo lo que vivimos sin saber por qué sucede, es un accionar mecánico.
No podemos conocer todo lo que existe, pero somos parte de algo que se produce y no
siempre tenemos el equilibrio adecuado entre: propuesta y respuesta; intenciones y
reflexiones; el impulso y lo que impulsamos.
En los resultados de nuestra actuación nos sentimos como viviendo dentro de un espacio
pequeño, es decir, constreñido, porque nos hemos acostumbrado a vivir en un sólo lugar
de esa gran propiedad que es nuestra organización psicofísica.
Desempeñamos un rol que nos permite una forma de vivir; si actuamos de otra forma,
“ese no soy yo”.
Sí, el punto inicial nos lo dieron otros, pero en nosotros están todas las posibilidades y
podemos vivir distintas experiencias si cambiamos de centro de acuerdo a la
circunstancia que nos toca. Estos cambios se nos tendrían que producir naturalmente.
Como eso no sucede, es normal que nos sintamos desolados, abandonados por la suerte,
sometidos por la rutina y forzados a cumplir una cantidad de horas al día un rol que nos
fatiga.
Si aprendemos a distraernos, lograremos un punto muerto en nuestro ritmo, para
cambiar de marcha de acuerdo al hecho que tenemos que experimentar.
Así, en cada momento que lo dispongamos, podremos actuar en panoramas distintos
cambiando de gradación vibratoria, es decir, de ritmo, de acuerdo al momento que
corresponde y se produce la acción.
Vivimos con un ritmo y con una forma adecuada a una circunstancia que nos identifica
con un modo de ser y una manera de actuar. Muchas veces nos investimos con un rol de
acuerdo con las consecuencias de nuestra presencia en el espacio; otras veces, debido a
la impresión que podemos producir con nuestras actitudes y posturas.
Nos emplazamos en la corporabilidad por consecuencia de la investidura que asumimos;
pero, cuando sentimos solos, no sabemos salir del rol porque no estamos solos, estamos
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con la opinión de todos los personajes que nos negamos a ser y nos juzgan sí actuamos
o no adecuadamente.
Por mucho que queramos eludir la opinión, ella es la conductora de nuestra presencia.
No podemos vivir nuestros momentos íntimos sin la presencia de los censores.
Es que cuando nos sentimos fuera de determinada opinión, actuamos en oposición a
“los otros”. A esto se le denomina “estar libre” o “vivir libremente”.
Cuando logramos “vivir un momento”, es que “nos hemos zafado de la rutina”. No
sabemos cambiar la marcha; muchas veces al día el hombre podría cambiar de rol;
además, no dejaría de ser de una manera por darle a su rol un carácter distinto u otra
modalidad.
Esto no se realiza porque no se sabe hacer; y por esta razón no se saber descansar.
Hay personas que cambian de rol mediante estímulos, pero también entran en otro
condicionamiento; se buscan paliativos que forman acostumbramientos que producen,
en la consciencia de ser, una experiencia de limitación.
Así no se modifica nuestra mecánica; se vuelve a la misma máscara y a la misma
postura psicológica, acentuando el disconformismo y la insatisfacción, el desamor por sí
mismo y por los demás.
Esta experiencia nos permitiría identificar el desamor, pero, en lugar de hacerlo, les
adjudicamos a los demás nuestra desaventura. Y como hemos perdido el pulso de este
sentimiento, identificamos como que son los lugares y las personas quienes no nos
permiten otra experiencia.
Cuando el lugar hacia el cual nos hemos evadido se convierte en lugar de residencia,
nos volvemos a sentir disconformes y ambulamos buscando otro lugar de evasión.
Es que no sabemos que, aprendiendo dónde están los resortes que provocan las
modificaciones, podemos producir los cambios a voluntad.
Nuestra corporabilidad tiene un valor de presencia en el espacio y nos permite vivir en
distintos climas psíquicos, por el solo hecho de modificar la forma de emplazarnos en
ella.
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Cuesta aceptar que somos una caja de resonancia, librada a responder a las impresiones
exteriores; por ello cuidamos de ser coherentes, respondiendo siempre de la misma
forma. Ello limita nuestras experiencias.
Podemos muy bien cumplir con un rol y, a la vez, ser lo que somos: facetados,
diferentes cada vez, como el cosmos.
Como nos cuidamos para ser siempre iguales, lo logramos comprimiéndonos en un solo
ambiente de nuestra gran casa, que es nuestra corporabilidad. Consecuencia: nos
vivimos limitados, constreñidos y contracturados.
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POR QUÉ RAZÓN REALIZAMOS NUESTRA GIMNASIA A PARTIR DE JUEGOS
DE HUMOR.
Jugar con el humor.
Aprender con el juego del humor.
Compartir con el buen y mal humor.
Siempre que recuerdo cómo nos enseñaban y aún enseñan en las instituciones descubro,
o se me pone en evidencia, que somos demasiado solemnes. Se nos abruma con las
situaciones serias.
Es como si no se pudiera ser grato, y mucho menos tomar con alegría lo que se realiza.
Se pone demasiada seriedad para que hagamos con responsabilidad.
Esta es una buena forma de hacer dicotomía entre diversión y trabajo.
Si se realizase la actividad con buen humor, movilizando los contenidos afectivos en la
acción, no nos encerraríamos en el miedo a:
Equivocarnos
no aceptar
ponernos en evidencia
no saber ubicarnos
¡Cuántas oportunidades de relacionarnos las perdemos por estas situaciones!
¡Cuántos equívocos se nos presentan en la vida y no los podemos resolver por no
reírnos a tiempo de algo que no tiene ni importancia, ni sentido sostenerlo con la
solemnidad que le conferimos!
Cuando se dice que debemos hacer algo, la sola palabra “debemos” nos limita en la
acción; porque cada palabra tiene su carga expresiva y la palabra debe estar llena de
connotaciones aprehensivas.
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Nuestro trabajo de gimnasia, lo mismo las otras experiencias que hemos organizado
grupalmente, cuenta con juegos para la elaboración de los distintos temas. Sin buen
humor no hubiese sido factible todo lo que hemos realizado.
Cuando recuerdo a las personas que he visto pasar en este trabajo, me alegro por haber
podido verlas en los momentos de humor; de buen humor y de mal humor.
Por eso les he podido comprender y saber de las tensiones que se producen por no poder
decir lo que a uno le sucede. Sería tan sencillo transmitir si no lo complicáramos con las
suposiciones y asperezas que agregamos a las situaciones.
Creo que pocos han pensado que el ánimo, o ánima, funciona por el motor de la
disponibilidad e indisponibilidad.
Cuando se habla del alma, o de lo que nos anima, no pensamos que nos disponemos o
indisponemos por simpatía o antipatía.
Nadie hace solamente por el sentido del deber, sino por algo que lo anima a hacer. Nos
animamos por algo que nos despierta buen humor y nos alejamos de todo aquello que
nos provoca el mal humor.
¿Por qué serán tan tediosas las personas que se enojan o contrarían? Es que no sólo no
se animan o estimulan a la acción positiva, sino que nos someten a sostenernos en la
disconformidad.
Nunca pude soportar a la gente que se supone demasiado responsable, a personas que no
pueden aceptar un error, que no pueden aceptar un cambio de programa, que no saben
adaptarse al suceder…
No es que los cambios no me perturben, pero me obliga a mirar algo más y me
despiertan de la mecanicidad.
Pienso que para conquistar el desarrollo del centro intelectual, no tenemos por qué
ponernos tan serios.
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Y hay otra razón por la cual nos ponemos dolientes y melodramáticos. Yo no me río por
el grotesco, ni me significa la ironía. Creo que por consecuencia de ser tan
ceremoniosos es que algunos reaccionan con gestos despectivos y despreciando el buen
humor, que se relaciona con la disponibilidad, la comprensión y el sentido de
relatividad.
El hombre es relativo en esta experiencia de vivir; y no por ello hay que dejar de buscar
su significado en profundidad; pero esta búsqueda no tiene por qué ser tan solemne.
Lo peor es que todos tenemos el sentido del humor para motivarnos, pero lo
escondemos porque entonces “no somos serios” y eso no queda “bien”. Así,
traicionamos nuestra capacidad de vivir con alegría, a lo cual nos dispone con facilidad
para resolver cualquier eventualidad.
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CAPITULO 5.
FACTORES QUE DEFINEN AL HOMBRE EN SU VOCABULARIO CORPORAL.
El hombre es plástico, porque tiene la capacidad de revertirse en instantes.
Por la velocidad de nuestra capacidad de reversión, se dice que uno puede vivir sin
comer un determinado espacio de tiempo; menos tiempo puede resistirse sin beber, y sin
respirar no podríamos vivir. Pero lo último que deja de hacer el hombre es expresarse.
El hombre no tiene otra forma de exteriorizarse o avisar cualquier emergencia que
suceda en su mundo sensible, como no sea por el lenguaje expresivo; el cual se puede
descubrir por medio de las distintas referencias que vamos formando a lo largo de
nuestra vida.
El hombre determina ser de una manera, por la cual se conduce en el trato y la relación
grupal. Esta conducción brinda pautas de educación que nos ubican en un grupo y con
una modalidad.
También, por espacios de tiempo, adoptamos actitudes y posturas físicas, consecuencia
de las modas y las ropas que usamos. Las vestimentas obligan a moverse de una forma u
otra, y, al ser muy repetidas, estas formas brindan una plástica que nos define de una
manera.
Otros factores que mueven a actuar de una manera o de otra, aparecen cuando las
situaciones nos exigen explicar algo y encontramos que el vocabulario resulta limitado;
no poseemos la velocidad para explicar lo que nos sucedía en determinada
circunstancia. Allí se puede visualizar las contradicciones que producen las propuestas
encontradas, consecuencia de la violencia de querer decir bien con las palabras lo que
nos sucede, y la insatisfacción de que éstas no tengan la velocidad de nuestra premura.
Este proceso provoca determinados gestos y reacciones plásticas que nos caracterizan.
Otro factor preponderante es la actividad que desarrollamos; ésta exige determinadas
actitudes corporales, las cuales nos marcan y definen en una plástica, que determina una
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posición. Esta posición nos obliga a vivir en un área de expansión que es limitada para
el espacio de nuestra corporabilidad.
El deporte y las danzas realizados profesionalmente desarrollan determinados músculos
y definen también para una propuesta; porque la práctica de cada uno de ellos favorece
un grupo muscular más que otros.
Esto determina el aspecto forma de tal manera, que no siempre el hombre puede tener
después la plasticidad necesaria para otra actividad que quiere realizar.
Esta cuestión la quiero tratar en el sentido que el hombre busca y necesita de una
expansión que en algunos momentos logra; luego esa misma conquista lo limita en otra
dirección.
La ignorancia se paga muy cara
No podemos decir “no sé” y nada más
somos responsables de cómo administramos nuestro capital
Lograremos la posibilidad de penetrar en otra experiencia, si
aprendemos a expulsar los esquemas que quedaron marcados en la
forma de corporabilizarnos.
Si no tenemos en cuenta estos elementos, seremos esclavos de los factores semejantes, y
nos introduciremos en la plástica que corresponde a un determinado rol. Entraremos en
ella, aunque su suceder no tenga vigencia ni tenga que ver con la circunstancia que nos
toca vivir hoy, y en este momento.
Allí está nuestra posibilidad de hacer un trabajo de superación.
Nuestras líneas de energía responden a las ideas.
Las ideas tienen la capacidad de revertir los hechos. Debemos expulsar su fijación,
corporabilizada en una dramatización.
Los aspectos que nos ayudarán a esta propuesta son:
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la capacidad de pulsar
capacidad de contraer expulsando, descubriendo nuestra
respiración y, por medio de ella, pulsar y constreñirnos
plásticamente, para poder expresarnos y expulsar.
descubrir el tiempo de la respiración, o ritmo que corresponde
al aliento de la situación dramática.
quien nos da el tono dramático, es la acción constrictora; con
ella, haremos emerger algún contenido.
Para lograr esta propuesta necesitamos cambiar o modificar algo en nosotros, pero
debemos estar dispuestos a que se produzca el cambio.
Con la práctica de esta propuesta de dramatizar las ideas que han quedado fijadas en
nuestra corporabilidad, uno puede descubrirse en acciones que quedaron plasmadas sin
proceso y las puede reproducir; con ello, aparecerán cantidad de esquemas corporales
que han fenecido a nuestra consciencia de ser Yo persona y, no obstante ello, siguen
actuando mecánicamente.
Para lograr esta propuesta debemos penetrar en la imagen desde lo mínimo, para
ampliarla al máximo en el contenido afectivo, reproduciendo y expansionando esa
expresividad, que inicialmente fue constreñida. Con ello, lograremos fugar en un
espacio de tiempo.
Con esta experiencia, la idea que conservábamos -porque en un momento la aceptamos
y nos identificamos con ella- pasa a otra dimensión.
Por eso es tan importante que la vivamos expresivamente y con ritmo. Si no trabajamos
los ritmos, no liberamos las líneas de energía.
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DIÁLOGO.
¿CÓMO ES POSIBLE SABER SI UNO SE PUEDE MODIFICAR?
El hombre tiene la capacidad de revertir su forma. Únicamente lo logra si cambia el
ánimo. Pero también podemos ser exponentes de forma, modalidad o prototipo, por la
idea que nos anima y determina de una manera en la corporabilidad.
Con esa forma vivimos el mayor tiempo de nuestra vida; ella nos constituye y:
nos define un modo de ser
nos caracteriza con una modalidad
nos obliga a responder por un esquema
nos obliga a actuar con un mismo rol.
Como esto nos detiene a vivir en un espacio de nuestra corporabilidad, no conocemos
toda la extensión del territorio; conocemos determinadas zonas o regiones.
No sabemos de expansión fuera de esa periferia que nos fuimos marcando por no
acceder a nuestros impulsos de romper los límites de:
la herencia, que se formó por actividades y circunstancias que les tocó
vivir a nuestros antepasados.
lo destinado; aceptamos el karma o destino como un castigo; no nos
ubicamos con nuestro potencial
experiencias fallidas; en vez de luchar, practicando o ejercitando una
acción que nos libere de la limitación, nos identificamos con ella. Desde
luego que esto no reza para todos, pero hay una gran mayoría a la que le
sucede así.
ME CONFUNDE ESTA FORMA DE MIRAR Y ME INTERESA SABER, PERO
NUNCA SUPUSE QUÉ SE PUEDE MODIFICAR, NI CUÁL ES LA POSIBILIDAD
QUE TENEMOS.
ME SIENTO FUERA DEL ASUNTO.
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Bueno. Es que esto que le hablo se vive privadamente.
Cada uno lo guarda para sí y recurre a distintos procedimientos hasta que uno se entrega
a una operación estética para mejorar la forma.
Es que nos cuesta aceptar que somos de una forma por causa de los resultados de
vivirnos de una manera en nuestra corporabilidad.
¿USTED DICE FORMA? COMO SIN POSIBILIDAD DE CAMBIO. SI UNO HACE
GIMNASIA O EJECUTA RITMOS CON SU CUERPO, TIENE QUE TENER
ALGUNA RAZÓN PARA ELLO. PARA MI, EL HECHO DE QUE USTEDES
DIGAN QUE LA GIMNASIA ES CON RITMO Y ADEMÁS CON EXPRESIÓN,
RESULTA DESCONCERTANTE Y ME PRODUCE DESAPEGO DE HACERLA.
¿Por qué no dice me rechaza?
PORQUE NO ME RECHAZA, EL TRABAJO DE USTEDES LO VEO CON
SENTIDO. PERO ME PERTURBA LA DEFINICIÓN “GIMNASIA”, ES COMO SI
VOLVIERA A LA INFANCIA...
¿Qué tiene de malo que vuelva a la infancia y se recree un poco?
SIEMPRE ME PERTURBA LO QUE NO ENTIENDO
Sobre su forma psicofísica, ¿tiene alguna perturbación?
SI, NO ME NOTO COMO CUANDO ERA JOVEN. PERO LO QUE HAGO AHORA
NO TIENE NADA QUE VER CON LA JUVENTUD. AHORA PUEDO MÁS QUE
ANTES. EN ESTE SENTIDO PODRÍA DECIR QUE ESTOY MEJOR.
Entonces, ¿estamos hablando de dos aspectos del hombre?
SÍ. DESDE LUEGO.
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La lucha se establece entre ser corporalmente joven y sin experiencia y ser mayor y con
la experiencia que “dan los años”.
¿SABE POR QUÉ ES ASÍ?
Esta es la parte que tenemos que concertar. Porque siempre se piensa que sólo siendo
joven se está bien físicamente. Cada edad tiene sus exigencias. Además, lo que uno
vivió, ya es el pasado.
ES QUE UNO NO APRECIABA LO QUE TENÍA O PODÍA. ¿NO LO VE ASÍ?
Es que el interés del hombre está motivado por otro objetivo, especialmente cuando uno
descubre que el tiempo ha transcurrido. Debemos vivir de acuerdo con nuestros
intereses y no querer vivir de acuerdo al de los jóvenes.
A PROPÓSITO DE JÓVENES, ¿HABRÍA QUE DEJARLES QUE HAGAN LO QUE
QUIERAN?
O tal vez facilitarles las condiciones para que se desarrollen de acuerdo a su naturaleza
y vitalidad. Sería más interesante para el joven vivir en contacto con la naturaleza.
Desde luego que trabajando en ella, para observarla y desarrollar su musculatura en la
actividad física. Relacionándose con todos los elementos y descubriendo la relatividad
en la naturaleza.
SIENDO QUE LA VIDA NO ESTA ORGANIZADA DE ESA MANERA, ¿COMO
LO RESUELVE?
Creo que es igual que lo que sucede con la forma física, que estamos destinados a vivir
en el lugar que nos toca. Pero se puede modificar mucho si observamos los aspectos
modificables del hombre:
térmico: porque modifica la actividad circulatoria
circulatorio: que activa su oxigenación
respiratorios: que se trabaja en la expresividad
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tejidos: al activarse el torrente sanguíneo, barre los residuos
actividad muscular: permite mayor potencia
cambios en la actividad: incorporan nuevas posibilidades
¿ESTOS SON LOS ASPECTOS QUE SE LOGRAN MEJORAR CON SU
GIMNASIA?
Con toda gimnasia se logra esto que he terminado de enumerar, si se trabaja con la
respiración.
¿QUÉ SERÍA RESPIRAR ADECUADAMENTE?
Es conocer nuestra forma de plasmarnos en la corporabilidad.
Sabemos que:
No todos respiramos adecuadamente.
No utilizamos toda la capacidad de nuestro aparato respiratorio.
Vivimos parcialmente alojados en una zona o región del cuerpo.
No podemos cambiar el ritmo respiratorio a voluntad.
No podemos variar nuestro ánimo porque no sabemos modificar el ritmo
respiratorio.
No sabemos cambiar el peso del cuerpo porque no utilizamos
adecuadamente el pulso respiratorio.
No sabemos cambiar impulsos afectivos porque no conocemos nuestra
capacidad respiratoria.
¿POR QUÉ NO INSISTEN MÁS EN LA RESPIRACIÓN SI ES TAN
IMPORTANTE?
Porque es peligroso forzar la práctica de la respiración. Se tiene que comenzar por
hacerla de acuerdo a la zona del cuerpo que uno está acostumbrado a frecuentar.
¿QUIERE DECIR QUE UNO NO RESPIRA BIEN?
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¿Qué sería bien? Es difícil definir. Lo que interesa es que uno pueda ampliar su
capacidad respiratoria. Eso se puede lograr poco a poco. Se pueden ampliar y
expansionar zonas o regiones del cuerpo que uno no ha frecuentado nunca.
No respiramos ni utilizamos todo lo que poseemos como capacidad. Tampoco
utilizamos todos los movimientos que podemos realizar, cada día aplicamos menos
nuestras posibilidades. El sentido de la ley del menor esfuerzo limita nuestra capacidad,
no utilizamos nuestro potencial.
¿QUÉ CONSECUENCIA TRAE ESTO A NUESTRO POTENCIAL?
Es como vivir con un pequeño capital, teniendo un gran capital. Por consecuencia, nos
descapitalizamos, porque no sólo no lo utilizamos sino que cada día nos disminuimos
más.
¿ESTÁ ES LA PROPUESTA DE USTEDES? ¿QUÉ UNO LOGRE OTRA
CAPACIDAD?
Sí; esa es nuestra propuesta.
PIENSO QUE USTEDES LO LOGRAN, PERO NO ENTIENDO CÓMO LO HACEN.
Cuando el hombre pulsa su afectividad por medio de la respiración, logra hacer contacto
con sus contenidos; con uno de esos contenidos que tienen relación directa con una
imagen que quedó detenida en un espacio del cuerpo.
Esto puede haber sucedido en distintos momentos:
en el vientre materno
puede haberse producido en el nacimiento
puede haberse presenciado un hecho o una acción y, al querer
reproducirla fuimos frenados por factores circunstanciales.
Con esto último podemos trabajar a partir de la mente racional; pero la afectividad, que
dejó marcada una imagen, tiene que dramatizarse.
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Cuando la circunstancia se grabó en nuestra corporabilidad, tenemos que expresarla. Al
vivir una situación dramática o resistirla, se marcó una forma de respuesta que, por
consecuencia, nos define con un modo o modalidad.
Si una situación afectiva dura más de un minuto, da una resonancia en la corporabilidad;
si dura una hora, es otra la dimensión y marca que nos deja; y si son semanas, serán
mayores las marcas. Por consecuencia, si son meses o años nos quedamos constreñidos
en el molde. Este nos dará una modalidad.
Revertir esas imágenes y hacer que se vivan, es la propuesta de nuestro trabajo.
USTEDES HABLAN DE POSTURA Y ACTITUD, ¿EN QUÉ SE DIFERENCIAN?
Hemos definido como postura, cuando la persona se ubica psíquicamente con el acento
de apoyo en la corporabilidad presionando y ahuecando hacia atrás. Es decir, cuando la
figura se inclina hacia adelante. La postura tiene estas variantes:
Con los hombros hacia adelante y presionando fuertemente en el centro
de la espalda. En este caso, las costillas falsas presionan sobre el hígado.
Con un hombro que presiona hacia adelante y el otro con una referencia
hacia atrás. En este caso, la respiración se acentúa más del costado en
que se presiona hacia adelante.
Del otro lado la respiración será clavicular y pulsará de ese solo lado.
A esto lo denominados postura, porque estas posiciones producen una modalidad
introvertida y de reacciones sorpresivas.
Y LOS QUE TIENEN LA POSICIÓN DE ACTITUD, ¿CÓMO SE
CARACTERIZAN?
La posición es opuesta; es decir, presionan los hombros hacia atrás.
¿NO SERÍA ESA LA POSICIÓN CORRECTA DEL CUERPO?
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Sí, es la correcta; pero en muchas personas es muy fuerte la presión que hacen en la
corporabilidad y se les produce lordosis. En la postura se producen cifosis y escoliosis.
La mejor forma de apoyarse sería a partir del dominio o conocimiento sobre la
respiración. Cuando uno sabe modificar su posición por la respiración, se adapta a la
acción que tiene que ejecutar.
¿POR QUÉ LAS DENOMINARON POSTURA Y ACTITUD?
Por la forma de decir en nuestro idioma; cuando una persona tiene una postura, se
denomina así porque es una expresión más suave.
Cuando se dice: “tiene una actitud chocante”, se está indicando a una persona que
enfrenta.
El flujo y reflujo de nuestro mundo emocional trae contenidos que muchas veces
emergen por las tormentas. Si no estamos atentos a lo que la marca pone al descubierto,
no podemos saber nunca qué es lo que sucede o qué quedó en la profundidad de nuestro
mar. Pero no podemos querer frenar la tormenta.
¿CÓMO SE FORMARON LAS MARCAS?
Por nuestra capacidad de pulsar o expulsar mediante la reacción de atracción y rechazo.
AQUELLO QUE ACEPTAMOS O RECHAZAMOS. ¿TIENE QUE VER CON EL
ODIO Y EL AMOR?
El odio no es rencor; es expulsar fuera del contenido algo que nuestro continente no
puede sostener más. El amor es aquello que nos concilia con nosotros. Permite descubrir
algo que está adentro porque corresponde a nuestros sentimientos. Permite proyectamos
en una acción que represente ese amor.
Confundimos afectividad con sentimientos, porque ambos tienen el mismo movimiento,
el pulso de retener y constreñir.
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Con el amor nos sumergimos para identificarnos con nuestro símil. Con la afectividad
nos constreñimos para retener algo que suponemos nuestro en forma definitiva.
Cuando por vivir una identificación nos encantamos y quedamos en la acción de pulsar
hacia adentro, nos quedamos allí y no expulsamos. Por lógica consecuencia,
expulsaremos con rechazo aquello que no nos permite seguir el ritmo de la vida, que es
endógeno y exógeno.
Necesitamos pulsar y expulsar en los dos ritmos, y necesitamos expansionar los
contenidos. Así, podemos fluir en otra dimensión y con ello expandir nuestra conciencia
de ser.
¿ESTO SERÍA SUPERAR LA MARCA?
Sí. Por ello es necesario pulsarnos en otras experiencias, con ello logramos otra
dimensión.
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CAPITULO 6.
POR QUÉ ES NECESARIO HACER UN TRABAJO DE AUTORREALIZACIÓN.
Nacemos con una posibilidad y una contra; esto es lo que aparece a simple vista.
Tenemos todo en forma latente, pero debemos conciliar sus leyes;
se habla de nuestro potencial,
se habla de nuestro engrama,
se habla de nuestras marcas,
se habla de nuestra capacidad de discriminación
y se supone que uno puede manejar su patrimonio.
Cuando nos dicen: “¿por qué hiciste eso?”, en ello está implícito que deberíamos saber
por qué y para qué nos disponemos o nos indisponemos hacia una acción.
Lo único que sabemos es cómo se pueden manejar nuestras necesidades inmediatas,
porque nos impulsan a actuar y además nos condicionan a vivir dependiendo de ellas.
Otras necesidades, que también tienen significación, se exteriorizan en determinado
momento y no las podemos ordenar aunque queramos porque, por no considerarlas, no
conocemos sus señales. Surgen como consecuencia en algunos momentos.
Si no hubiésemos aprendido a alimentarnos, seríamos igual que los animales, que
buscan su comida y atacan en forma inmediata cuando no la encuentran.
En este sentido, cuando el animal se pone furioso nos desconcertamos; pero lo mismo
nos sucede con el hombre cuando se deshumaniza; no nos damos cuenta de por qué se
pone así, aunque se evidencia su disconformismo e insatisfacción.
Nos asusta el conflicto que provoca; nos refugiamos en que “él debería saber qué le
sucede. El que está alterado o deprimido es el que menos se entera de lo que está
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sucediendo; también se asusta, y, en su corporabilidad, se marca el signo de depresión y
se evidencia la deformación.
Cuando lo vemos así, es que ya ha pasado muchos años en la posición que lo ha
deformado y ordenado en una postura o actitud.
Muchas veces, cuando se habla del engrama, se confunden esas marcas que son
producidas por la represión o por las reacciones a la conducción. Estas marcas se
forman por información oportuna en el niño y se producen en la etapa en que su
respuesta al medio se hace por el ánimo. Desde la hora cero de vida, hasta el desarrollo
de la capacidad de razonar con la mente concreta, el niño pregunta y responde por un
sentido psíquico, no por el razonamiento de la mente concreta.
Cuando el niño cambia de punto de mira, en vez de ver y razonar a partir de su punto de
apoyo en la psiquis, se apoya sobre los valores concretos y entra en otro juego de
intereses.
En esta nueva etapa se le puede observar con otra disponibilidad hacia al exterior.
Las marcas y referencias quedaran con ritmo endógeno; en ese momento gira el piso de
su escenario y comienza a identificar por las referencias externas.
No vivirá desde las necesidades que antes tenían significación; aquello que fue su
mundo en una dimensión, queda en otra. Para él no se pierden, pero no llegaran al
estadio consciente o racional si no pulsa esos contenidos.
¿Cuándo el niño se conectará otra vez?... Cuando tenga necesidad de refugiarse “en su
mundo”, en el cual el ritmo tiene su clima psicológico.
Es decir, allí vivimos de acuerdo con una lógica, pero no se emerge sin un previo
trabajo de buceo.
Por ello, cuando hablamos de cómo somos, debemos mirar cómo conciliamos entre la
imagen que formamos de nosotros y el nivel en que nos ubicamos en la realización de
los hechos.
Porque en una dimensión podemos hallarnos con un criterio y luego, en el campo de las
necesidades, surgir con quejas y desazones.
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No podemos pagar las cuentas con las “muchas gracias”; por eso es importante ordenar
nuestras distintas zonas. De lo contrario, un día nos veremos actuando de revanchistas y
desconsiderados. Y como no lo podemos admitir, nos justificamos; pero no por ello
conciliamos nuestro juicio crítico.
Superar una marca, implica, pulsar todos los contenidos y verlos; por consecuencia
aparecerá nuestra naturaleza con su verdad.
Muchas veces al pasar de la mente racional a la mente abstracta, creemos estar en una
realidad absoluta, desconsiderando necesidades y responsabilidades. Es verdad que allí
puede uno encontrar valores absolutos, pero no es el plano que corresponde a los
valores de lo circunstancial.
¿Por qué razón es necesario hacer un trabajo de autorrealización?
Es indispensable, porque es parte del trabajo que tenemos que realizar para contribuir a
la evolución.
Si no trabajamos en este sentido, no tiene significación haber nacido, porque cuando el
hombre se niega a superar su marca, se torna rutinario.
Pero, si lo logra, se justifica haber nacido, encuentra la felicidad y la plenitud. Cuando
se experimenta este sentimiento de vivir en el espacio, porque se determinó algo en el
concierto de la vida o suceder social, se descubre el “yo” en la totalidad.
Lo difícil es conciliar las dos marcas: la de la acción de repercusión colectiva y la de
consecuencias individuales. Cuando una supera a la otra, se establece una tensión en
nuestras cuerdas sensibles; se produce distorsión entre los tonos y las palabras.
¿Por qué razón es necesario hacer un trabajo de autorrealización?
Porque tenemos una capacidad latente y otra encubierta. Haciendo, descubriremos
nuestra forma de reproducir aquello que nos significa. La realización tiene que tener,
como consecuencia, una mayor conciliación con los demás.
Muchas veces, miramos todo lo perjudicial que hace el hombre para sentirnos mejores.
Otras, decimos que no hay nada bueno para no hacer algo que sería un esfuerzo brindar
o transmitir. Negando la capacidad de receptividad “del otro”, no hacemos el esfuerzo
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en el plano en que podemos superar la marca. En la actualidad, debemos luchar en este
orden.
¿Por qué debemos ampliar la marca?
¿Es una ley universal?
Todos los libros productos de intuiciones, percepciones y visiones, hablan de un camino
de superación y orientan hacia la evolución del hombre que, dicen, se lograría
superando lo inmediato para alcanzar otro nivel.
En las escuelas de Yoga, el hombre debe superar, o sublimar, o evolucionar su marca en
todos los niveles. Si lo logra, recién entonces puede pasar a otra dimensión.
De acuerdo con lo que he podido observar, el proceso es como dicen en ciertas líneas
orientales:
Primero, hay que cumplir con las necesidades físicas.
Segundo, con las necesidades biológicas y asumir sus consecuencias.
Tercero, cumplir con la sociedad y participar en su organismo, sin desatender las
necesidades anteriores.
Cuarto, cumplir con el Absoluto, lo cual sería entrar en el plano de la mente
abstracta.
Quinto, definir el camino para su próxima acción, en la cual uno se sentiría
representado.
En nuestra sociedad occidental, esos aspectos están considerados en todos los órdenes.
Lo único que nos confunde, es pensar que la evolución es espontánea o que se tiene que
producir por el sólo hecho de estar en el medio. No es así; la educación, o forma de
accionar colectiva, es cultivada de acuerdo con cada grupo.
A esto se le denomina cultura, o forma de vida; la cual, en el hombre que no se cultiva,
se produce por imitación.
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Somos como las flores, necesitamos ser injertados para superar la marca de nuestro
origen.
Pero si nuestros antepasados fueron injertados con formas de cultura que les dieron
determinados matices, y no queremos responder a ellos, debemos hacer un trabajo de
elaboración, el cual se denomina autorrealización. Así, podremos superar la marca de
acuerdo con nuestro determinismo y superar el matiz que nos impide ubicarnos en otro
espacio de posibilidad.
Si no superamos la marca, ya sea familiar o del medio ambiente, no podremos lograr el
tono de neutralidad necesario para entrar en la nueva experiencia.
Si estamos sellados para vivir en una dimensión y espacio, lo que nos va permitir
superar esa marca es de otra dimensión, tiene otra tónica, otro ritmo. Y no podemos
aspirar a otra dimensión, si previamente no nos liberamos de los contenidos que se
formaron en nuestro crecimiento.
La dimensión que nos permitirá abordar otro espacio, nos unirá a otros que también
están luchando por superar las marcas que los definen de una manera.
Muchas veces se supone que las marcas nuevas las traen los jóvenes; hasta cierto punto
es así. Pero si los jóvenes no hacen un trabajo de elaboración en la medida que van
creciendo, se encontrarán con las mismas marcas, que responderán a formas,
costumbres y modos de sus antepasados.
Eso en sí, tiene un contenido y una forma; si se elabora o revisa, se puede descubrir
hasta dónde no tiene más significado responder a una costumbre que en un momento de
la evolución tuvo su significado.
Ejemplo: Sarmiento fue un educador visionario. A su forma de emplazarse en la
corporabilidad a través del carácter, en nuestra época se lo denomina “mal carácter”.
Entonces, las personas se imponían por el tono y su presencia si eran imperativas.
Sarmiento tuvo el tono que necesitaba para la circunstancia que le tocó vivir. Lo que nos
tiene que quedar, es su valor de enfrentar para resolver las necesidades del momento.
Para superar la marca debemos cambiar el sello.
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Cuando logramos cambiar el sello, ampliamos el engrama.
El engrama es la medida de una posibilidad.
Las diferencias nos permiten otras experiencias.
Existe la necesidad de luchar en el medio adecuado y oportuno.
Mi padre tenía buen carácter; se dijo que era débil para defenderse de las presiones, pero
concretó una tarea.
Me tío presionaba con su temperamento cuando opinaba, pero no por ello se ubicó en lo
que aspiraba.
Mi abuela era de temperamento fuerte y tenía claro que debíamos hacer haciendo y
luchar por una realización honesta en aquello que emprendiéramos. Sentía que el
hombre podía vivir mejor; para ella vivir mejor significaba pavimentar las calles del
pueblo. Siguiendo su línea de aspiración, mis primos cumplieron con esa propuesta.
Mi padre encontró la forma de desenvolverse porque se formaron las condiciones que le
eran afines en ese medio. Mi tío se fue del medio, porque quería otra forma, otro
sistema. Se enojó con el medio y no lucho en él. Si hubiese luchado, trayendo los
elementos de otro círculo, hubiese superado y ayudado a superar la marca familiar.
No siempre es factible superarse con los que tienen la misma necesidad, por no tener la
misma disponibilidad. Pero no ayuda menospreciar a los otros porque actúen de una
forma que no está de acuerdo con nuestro esquema.
Si una forma continua, es porque necesaria. Si es necesaria, debemos introducirle algo
para alcanzar otro aspecto de la vida en evolución.
Lo que cuesta es romper el ritmo de una rutina; por ello muchas veces debemos superar
la marca en otro círculo y después introducir, en nuestro medio, los elementos que
logramos en nuestra incursión por el otro ambiente.
Este sería superar el sello que nos marcaba de una manera, con una modalidad; pero no
debemos perder lo profundo, porque los sellos son símbolos de un contenido.
Encierran una síntesis.
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¿Por qué el hombre no puede reaccionar en relación a sus impulsos?
Porque no se ha considerado necesario ni indispensable que lo haga.
No conocemos lo que poseemos en nuestra corporabilidad; tampoco sabemos superar
las costumbres que el medio marcó en nuestros hábitos, que se exteriorizan por las
reflexiones o formas de comentar, o de proteger aspectos y esquemas que se confunden
con contenidos.
En nuestro trabajo, hemos descubierto la influencia de la plasticidad en relación a la
conducta; por ello podemos decir que:
•La forma de corporabilizarnos y el ritmo con que nos desenvolvemos nos condicionan
a vivir de acuerdo a su contexto, y ello, en sí, nos define para una acción u otra.
Este enunciado coloca frente a una realidad que muchas veces suscita discusiones,
porque nos negamos a aceptar que en nuestra corporabilidad esté determinada la forma
de conducirnos. No queremos ni oírlo decir, ni queremos considerar que, si nos
emplazamos de una manera, corporalmente nos definimos con un carácter y una
modalidad que nos identifica con el ritmo de una acción.
Queremos pensar suponiendo que eso no es verdad y mentimos negándolo.
Cuando nuestras reacciones “espontáneas” nos colocan en situaciones complicadas, no
podemos asumir las consecuencias, porque no podemos responsabilizarnos de algo que
no hemos definido pero que se nos produce.
Este aspecto, destinado por lo heredado, es el que podemos cambiar si nos aceptamos
cómo reaccionamos ante los hechos en una forma refleja. Para elaborarlo, debemos
hacer un trabajo de autorrealización.
El trabajo de autorrealización no se concreta negando nuestra naturaleza, sino
encontrando el aspecto vital de nuestra herencia y haciendo de ello una acción creativa.
Si aprendemos a pasar una modalidad que está en una dirección, a otro valor, nos
sentiremos libres de su fuerza.
•El trabajo de autorrealización tiene como indicación la observación de sí mismo.
70
Hacemos nuestro trabajo en forma tal, que recibimos la respuesta de los demás por lo
que uno, como instructor, hace.
Si el instructor descubre a los otros en su resistencia, está cumpliendo con el segundo
punto que corresponde al trabajo de autorrealización, el cual dice que todos los
problemas que molestan a los demás, están en nosotros.
Hemos descubierto que todo aquello que molesta, nos detiene para enfrentarlo, porque
frena los mecanismos de relación o de información, según los cuales no debemos
demostrar aquello que nos perturba o fastidia, porque significa enjuiciar.
Si manifestamos, estamos enjuiciando sobre “lo que es bueno” y “lo que es malo” y “no
corresponde”.
Lo bueno, sería lo adecuado; lo que no corresponde, sería inoportuno.
Bien; todo eso en sí tiene que ver con las circunstancias sociales y costumbres del
medio ambiente, que lindan con lo relativo; porque lo que para unos es bueno, para
otros no tiene mayor significación.
En este sentido, lo valedero es descubrir cuándo es oportuno y aplicable lo que funciona
en nosotros.
La observación de sí vale cuando permite descubrir las leyes de los hechos que se
repiten en forma mecánica, ignorando hasta dónde significa que sigan existiendo o
funcionando.
Cuando uno puede mirarse así, se supera el mecanismo de defensa y se libera lo
remarcado con la marca.
Esto, todavía no es encontrarse a sí mismo.
Es limpiar los aspectos relativos para llegar a contenidos profundos, para llegar al
paradigma.
•Cuando el hombre supera sus marcas y despeja su paradigma, encuentra su capacidad
de expresión.
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Para superar la marca, es necesario trabajar para ampliar:
Lo heredado.
Lo destinado.
Lo adquirido en la primera etapa de la vida.
Con ello se obtiene:
La liberación de los reflejos.
El impulso necesario para actuar en una nueva propuesta.
Para lograr hacer este trabajo es necesario un tiempo de práctica, a efectos de moldear la
forma en la mente concreta o intelectual. Por ello es importante mirar mucho para
aprender de lo que se ve.
Cuando vivimos la expansión psicofísicamente, nos consubstanciamos en una idea-
acción que se concreta en una imagen que es la síntesis de nuestra imagen, en la cual
nos sentimos Yo Soy en un espacio de tiempo.
Esto no tiene carácter de permanencia, es un instante, como cualquier otra vivencia.
72
CAPÍTULO 7.
EL BLOQUEO GENERA INSATISFACCIÓN.
El tema de las insatisfacciones fue, y es, una forma de exteriorización de gran
significación en el transcurso de las clases.
Siempre que uno se permite entrar en la dramatización de la insatisfacción, puede
quedarse en este tema, reiterándose
Al reconocerla por primera vez, la insatisfacción parece tener un solo esquema
dramático; pero poco a poco se descubren los distintos niveles en que se produce; y, en
cada nivel, sus matices de acuerdo con la circunstancia. Porque así como se han
definido los distintos géneros dramáticos, -líricos, comedia, tragedia-, así el hombre es
en sus diferentes resonancias.
Lo que ocurre, es que no siempre nos identificamos y podemos asumir los sones que
emitimos. Estos tienen la cualidad de la intención que pusimos al utilizarlos, pero,
generalmente, no prevemos las consecuencias que atraen. Estas nos bloquean o sumen
en un estado que se denomina de insatisfacción. Pero, como en nuestra exteriorización y
manifestación de ese estado, no emerge el hecho original, ni se clarifica la propuesta o
intención, nos sumidos y entregarnos a la dicotomía entre estar y actuar, hasta que algo
o alguien nos modifican. Pero el hecho anterior no se revisa ni se esclarece a la razón.
Lo que se hace es buscar culpables y así nos exaltamos con nuestra doble figura.
No es lo mismo quedarse bloqueado, que quedarse en un estado, porque son aconteceres
con distintas causas, las más comunes de origen anímico. Uno se bloquea por la
contradicción entre dos expectativas; es decir, se esperan dos compensaciones por un
mismo hecho. Para el mismo hecho tenemos expectativas diferentes porque para
ejecutar la acción se pusieron simultáneamente dos aspectos de sí.
Ejemplo: Si me tengo que levantar e ir a trabajar, estás son dos acciones que necesitan
tener, cada una, su estímulo; pero nosotros decimos: me levanto porque tengo que ir a
trabajar.
Si me levanto para ir a trabajar, tengo que utilizar dos estímulos: uno para levantarme y
otro para ir a trabajar. Consecuencia: necesito obtener dos compensaciones, porque
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cuando nos dan una paga por nuestro trabajo, ésta no nos compensa la fantasía que nos
produce quedarnos en la cama.
Si no se logra vencer la fantasía de que quedarse en la cama es placentero, a la mañana,
cuando me tengo que levantar, me deprimo; y cuando tengo que acostarme por la noche,
no podré utilizar mis posibilidades creativamente, con la idea de que a la mañana será
agradable levantarme.
Este fue uno de los primeros trabajos que elaboramos grupalmente. Como el tema
provocaba lucha y movía contenidos en cada uno, el llegar a las clases a las ocho de la
mañana nos ponía en un tono que nos permitía descubrirnos en este mecanismo de
protección, bastante generalizado en nuestra forma de vida.
Allí pude comprender que, estando alojados en un estado de ánimo o afectados por un
mecanismo como el que he descripto, no se puede encarar la propuesta de hacer un
trabajo de elaboración.
¿Qué podía hacer en esos momentos?
Apelaba a expresiones o dramatizaciones plásticas y trataba de hacer emerger los
contenidos que percibía de cada cual. También surgían los temas de lo que producía en
los otros esas actitudes somnolientas.
El que se sentía bien trabajando temprano, había superado ese mecanismo antes de
llegar a la clase; pero se le movía otro: el del compañero dormido que, en su opinión, le
restaba vitalidad a la clase y, como respuesta a ello, se corporabilizaba en la afectividad.
Traigo el ejemplo porque este hecho, aparentemente tan sencillo, me hizo ver las facetas
que hacen al hombre tan contradictorio y tan complejo en su vivirse en la llamada lucha
por la vida.
Durante un tiempo pensé que habría razones o circunstancias que podían haber
cambiado a esa persona, en la mañana tan distinta de como la había visto tal vez sólo la
noche anterior. Uno hace suposiciones y deducciones muy lógicas, pero no siempre
coincidentes con la realidad.
Con el tiempo, al compartir el trabajo con distintas personas, descubrí el mecanismo que
acabo de describir.
El sueño es reparador de energías, pero también nos sometemos a él como una forma de
ausentarnos de algo que no queremos enfrentar.
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Cuando se habla de trabajar temprano, miro las caras y veo quiénes están influenciados
por la luna y quiénes por el sol. Si a mí me dicen que tengo que trabajar de noche, me
tengo que reordenar para poder hacerlo; sé que me influencian el sol y la luna, pero a la
luna le rehúyo.
Esa es la explicación que puedo esgrimir, pero la verdadera razón es que para hacer
hacia el externo, para poner el acento en la acción, debemos conectarnos con la energía
solar. Y para llegar a una concreción o transformación de las energías, debemos hacer
una fusión entre las energías del sol y la luna.
Tener que hacer un trabajo a una hora que no es afín a nuestro tono energético, o que
nos obliga a romper un mecanismo o acostumbramiento, nos conecta con modos
infantiles. Esto es útil para motivar la clase porque al vivenciarlos y frecuentarlos se
amplía y crece uno anímicamente.
Al expansionarse, se vence la resistencia del mecanismo, porque cambia el punto de
apoyo a la dimensión opuesta. En vez de enojarme cuando me tengo que levantar, creo
una imagen de placer al acostarme a dormir, y me despierto con buen humor y dispuesta
a hacer.
Para la adaptación y elaboración en este orden, es indispensable hacer una tarea en
continuidad.
Esta tarea en continuidad es la que nos permite el flujo y reflujo que se logra a partir del
ritmo. Si logramos entregarnos al ritmo de nuestra corporabilidad, podremos concretar
el del suceder que nos motivan los contenidos que emergen de nuestro mundo de
imágenes y dramatizaciones.
Entregándonos al ritmo, podremos definir qué nos sucede en relación a cómo nos
conducimos y por qué se nos producen los hechos reiterativamente.
Las personas que entraban tarde a la clase, me producía distintas motivaciones, según
como cada uno llegaba y se conducía en relación a ello.
Lo único que me bloqueaba y me desconectaba de la atención central, era haber
accedido a molestarme porque llegaran tarde. Si me zafaba del juicio, escuchaba la
música y no me distraía, podía liberarme de la reacción de afectividad. Cuando lo
lograba, me entregaba a tomar la plástica de los otros; pero muchas veces no lo podía
75
asumir, porque me sentía muy mimetizada y a la vez enjuiciando el estado del ánimo del
otro.
Al suceder esto, me proponía liberar esas reacciones y trataba de hacer algo que me
conectara con otra dimensión en mi corporabilidad. Así me surgían otras plásticas.
Poco a poco me di cuenta de que cada plástica está relacionada con un arco de
expresión, y que los arcos de expresión tienen que ver con los centros de energía o
chakras.
Pulsar es tratar de vivificar un contenido que emerge, y uno no lo quiere reproducir con
la cualidad del primer impulso.
Si hubiese gritado o me hubiese enojado con los alumnos, no hubiera logrado descubrir
las razones que antes describí.
El pulsar mi afectividad y la disponibilidad, me llevaron a descubrir los distintos ritmos
y sus diversas formas de hacer presencia en la corporabilidad.
Mirando en el ánimo de los alumnos que concurrían a la clase entre dormidos y
melancólicos, descubrí cómo inducirme o tomar el ritmo a partir del ánimo. Esto nos
permitió entrar en el ritmo endógeno y hacer a partir del interno; poco a poco se pulsaba
el ánimo y se empezaba a poner el acento en el físico; entrábamos en el movimiento
plástico y nos comunicábamos por el ritmo respiratorio.
El cuerpo se dinamizaba por el ritmo respiratorio, y todos nos disponíamos a
intercambiar por medio de la movilidad; la movilidad nos obligaba a otra expansión y
allí saltábamos nuestra marca que nos tenía definidos de una manera. En este paso
llegábamos a otra dimensión del movimiento.
Las marchas nos ayudaban a desarrollar el movimiento en continuidad, logrando superar
nuestro nivel de acostumbramiento en el cual estábamos identificados.
Sorpresivamente para todos, en un momento nos transformábamos en una potencia;
nuestra corporabilidad dúctil y pulsátil nos hacía expresivos en una plástica y partícipes
de nuevas vivencias en la tónica de ese plano.
Allí veíamos, y vemos, que el hombre es plástico y puede superar sus marcas.
Había otros momentos en que algunos entraban en este suceder y otros no, porque su
ánimo o afectividad, en ese día, actuaba en otro nivel que el de la mayoría.
76
Para unos, ese día era beneficioso, porque el cuerpo les accedía a la exigencia de la
energía que se había producido por la necesidad de nuevos espacios. Sus cuerpos habían
cambiado de posición y, por lógica consecuencia, entraban en otro nivel o arco de
expresión.
Otros no podían acceder o no se podían disponer a la propuesta; es que su cuerpo
accedía a otro arco de expresión, y su acento lo hacía en sentido inverso que la mayoría.
Esto último sucede porque, al hacer el ritmo, unos ponen el acento en descender. Otros
ponen el acento en ascender. Analizando este hecho, descubrí la forma en que cada cual
define su disponibilidad. Unos tienen su disponibilidad hacia abajo, hacía la plástica
dionisíaca, y los que acentúan el ritmo de ascender, tienden hacia la plástica apolínea.
Poco a poco descubrimos que cuando uno habla o canta, ocurre lo mismo: unos ponen
el acento cuando ascendemos y otros al descender. Por esta razón se tiene más facilidad
para elaborar o definirse en una cuerda o en otra. Quienes acentúan hacia arriba tienen
facilidad para los temas líricos; y, los que acentúan hacia abajo, para los temas de ritmo
doliente o conflictivo-existencial. Ambos tienen su problemática, y lo cantan de manera
distinta.
Nuestra propuesta de trabajo, es que la persona pueda hacer los dos ritmos, es decir, que
pueda ascender y descender. Consubstanciando los dos ritmos, por consecuencia, se
producen el flujo y reflujo de nuestro mar emocional.
Sin una práctica que fusione los dos aspectos, la persona lo que hace es subir y bajar,
pero no puede vivir la resultante, que sería desarrollarse con sus contenidos.
Practicando los dos ritmos, se integra nuestra imagen como humano. La investigación
de esta experiencia nos permitió lograr la fusión entre Apolo y Dionisos, para no ser
solamente lo uno o lo otro.
Cuando esto se logra, uno vive una transformación; obtenerlo exige años de lucha,
porque nos tenemos que enfrentar con la forma condicionada por los distintos aspectos
que nos definen de un modo como hombres y de una manera como humanos.
No se puede revertir la naturaleza así como así, de la noche a la mañana. Es una lucha
que nos permite descubrir que, además de ser dúctiles y plásticos, también podemos ser
77
tensos y constreñidos y que no tenemos armonía porque hemos perdido algo, que es el
dominio de nuestro pulso reflejo en la totalidad de la naturaleza.
No lo damos tiempo al suceder de nuestros ritmos. No hacemos como el oleaje, que se
mueve penetrando y emergiendo; nosotros vamos y volvemos en forma llana, es decir,
actuamos en forma refleja; no nos permitimos vivir ahuecando en nuestra
corporabilidad.
El suceder se corporabiliza por asociación; pero así como en una zona penetra, en otras
se detiene, porque nos constreñimos al centramos en un solo arco de expresión y nos
limitamos y cerramos el pulso de expansión de ese suceder en la totalidad. No nos
educaron para esto último o quizás nadie lo ha vivido así. He meditado mucho este tema
y ha sido objeto permanente de trabajo y elaboración en la tarea grupal.
Los elementos que percibo e intuyo para develar a la luz del razonamiento y la lógica,
los vierto al grupo, y, en la medida en que se desarrollan aspectos del interrogante
propuesto y el grupo los descubre, en mí emerge otro aspecto del problema.
Cuando lo podemos ver y visualizar grupalmente, lo vuelvo a elaborar, para descubrir
otro aspecto en relación a lo que cada persona del grupo ha aportado.
Así como se ha desarrollado la mente intelectual o mente concreta, y así como por
consecuencia del empleo de las matemáticas el hombre ha logrado unir la mente
concreta con la abstracta, nuestra tarea responde a la necesidad de establecer un nexo de
unión entre:
la mente sensitiva con la mente afectiva.
la mente afectiva con el sentimiento o mente abstracta.
la mente sensitiva con la mente instintiva.
Para deducir y esclarecer estas definiciones, hemos organizado las experiencias
realizadas, por medio del movimiento rítmico y la dramatización como método, para
evaluar los distintos niveles de nuestras actuaciones.
Así descubrimos que no tenemos ciertos sentidos despiertos, o los tenemos poco
crecidos; en consecuencia, somos contradictorios, porque algunas zonas nuestras se
manejan con leyes muy elementales. Por esa razón por momentos nos perdemos de la
ética y del sentido estético, adentrándonos en una experiencia que no nos ennoblece, ni
78
nos permite obtener otro resultado que haber podido demostrar que podemos hacer algo
distinto. Así, estamos dando la razón a un niño que no ha crecido en nosotros y no tiene
más diversión que hacer ruidos y ensordecer a los demás.
Somos imprevisores y no sabemos aceptar el suceder como adultos; nos enfrentamos
como niños ruidosos y estridentes; nos ponemos efusivos ante la novedad y
gesticulamos ante una comida como si realmente fuese lo único significativo.
Cuando nos podemos manifestar afectivamente, nos soltamos en forma grotesca y nos
comportamos como niños en recreo; igual sucede con las armas, se juega al vigilante y
al ladrón cuando uno se dice adulto.
Yo suponía que estos aspectos que analizo eran un problema nacional, pero, por suerte,
he podido hacer la experiencia de elaborar con grupos en Europa y allí pude ver que el
hombre es el mismo en todos los lugares, cuando su crecimiento no ha sido parejo.
¿Cómo entrar en ese mundo dormido del hombre-niño, travieso y caprichoso, para
conjugarlo con ese hombre rígido, alto y sin vivencias que se presenta como adulto?
Me puede ir ambientando en la medida en que también yo me desarrollaba.
Si no hubiese vivido estos problemas primero no podría haber sido instructoras de otros.
En nuestro sistema de gimnasia, ser instructor es conducir al otro a una experiencia,
tratando de invitarlo a un juego que uno domina un poco más.
Poco a poco se desarrolla otro espacio de la dimensión desconocida a la consciencia, y
pude instruir a aquellos que hace tiempo que hacen estas prácticas y, por el movimiento
y el dialogo, ya han liberado algo de su cobertura.
La liberación de la cobertura la logramos por medio del masaje y trabajos de
alineamiento energético, en los puntos constrictores a lo largo del cuerpo.
Si se descubren y expansionan estos puntos, se incorporan al consciente parte del
cuerpo, desconocido a la consciencia de identidad.
Trabajando a lo largo de las líneas de energía, podemos liberar los puntos de tensión
que se forman en los distintos arcos de expresión.
Estos puntos demuestran nuestras contradicciones y nuestro comportamiento, por
marcas que aparecen en nuestra corporabilidad frente a estímulos exteriores.
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Lo más notable, es que uno supone que el hombre consciente debería saber cómo se le
producen los hechos, pero no es así; debemos entrenar y desarrollar la capacidad de
nuestros sentidos para saber aquello que estamos predicando con la corporabilidad.
Poco a poco se descubre que eso también se sabe en otras distintas mentes, que actúan
en estancos separados. Estas mentes son:
La mente afectiva, que se manifiesta por la aceptación y el rechazo.
La mente sensitiva, que se manifiesta por el ánimo y el desánimo.
Nuestra capacidad de exteriorizar en nuestra corporabilidad las contradicciones, es
infinita, dada la cantidad de combinaciones que se pueden producir en velocidad.
La mente concreta es la más lenta de todas, porque no tiene ritmo, tiene espacio y
visión, como cuando podemos detectar al leer sin emitir sonido, o cuando miramos y
observamos. El ritmo lo viven en ese momento otras mentes.
La mente sensitiva, se pone de manifiesto cuando nos planteamos un interrogante,
surgido por la necesidad desde un sentimiento que corresponde al plano de la
superación del hombre.
Tenemos un mundo de receptividad que sólo podemos reproducir por alguna
manifestación creativa. Ahora bien, no siempre lo que intuimos y nos impele está
concretado en nuestro medio ambiente, ello nos compulsa a salir del círculo y buscar
otro medio, o sea, nos exige una búsqueda.
En otro ambiente, uno encuentra algo que, por semejanza a lo que busca, parecería que
ese es su medio de expresión; no siempre es así y es dolorosa la evidencia de que nos es
lo que uno busca. Esto me sucedió con varios aspectos, pero de cada uno obtuve una
referencia útil para relacionarla con mi intuición.
Por las reacciones de carácter, mías y de los demás; por la forma de contrariarme y de
motorizarnos en relación a una idea, se me puso en evidencia que esa es la
manifestación que corresponde al vocabulario de la mente afectiva.
Después vi que las dos mentes, la afectiva y la sensitiva, tienen sus formas de ponerse
en evidencia.
Cuando predicamos con una, la otra está actuando por consecuencia, y eso se nos ve y
se nos oye; sólo que generalmente no lo registramos.
80
Cuando actuamos por la mente sensitiva, reaccionamos por al ánimo y el tono de la voz;
pero, en la corporabilidad estaremos emplazados y expresando con la mente afectiva.
Por eso, muchas veces no nos entienden, porque nuestra presencia está diciendo lo
opuesto que verbalizamos. También por esta razón, cuando nos enfrentamos con una
situación, en general no sabemos por qué causa se nos apaga la voz y nos ponemos
rígidos; especialmente si lo que tenemos que enfrentar tiene carácter de injusto o sin
claridad.
Racionalmente nos decimos que somos serenos y que tenemos dominio, pero esto nos
confunde, porque los demás dicen que nos falta aplomo en nuestras definiciones.
De acuerdo con nuestro trabajo de gimnasia, lo que necesitamos en ese orden es vivir
nuestra corporabilidad, con los principios fundamentales de la plástica griega, para
hacer un trabajo de recuperación y ordenamiento de nuestra corporabilidad.
Con la plástica griega podemos alinear nuestros pensamientos de acuerdo con el
funcionamiento de las líneas de energía. Esto no es muy fácil de lograr. Por esta razón
me detengo a explicar y describir la problemática del hombre, en esta lucha que
confundimos con pelea, porque no aceptamos como una oportunidad el esfuerzo de
superación.
Además, cuando se dice plástica griega, en general se asocia con la imagen de Apolo y
la perfección; esto sería querer alcanzar algo por la forma y la imitación de una imagen,
en vez de comprender que es un patrón, para poder entregarnos a la experiencia de
vivirnos en otros espacios.
Descubrí en relación a la plástica griega, porque quise saber por qué, las escuelas de la
Grecia clásica, lograron exponer en sus esculturas una acción en proceso; se las ve
animadas por una idea-acción y no por una actuación o rol.
Si no hubiese frecuentado la intuición y la percepción, no podría haber llegado a esas
conclusiones. Y he podido desarrollarlo gracias al trabajo grupal.
En cada experiencia, hemos logrado definir aspectos fundamentales de nuestra forma y
sus contenidos; somos un ente con una entidad compleja y, por ello, rica en
posibilidades.
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CAPITULO 8.
¿POR QUÉ A LA PRÁCTICA DEL MOVIMIENTO LE HEMOS PUESTO COMO
DENOMINACIÓN GIMNASIA?
Cualquier entrenamiento es una gimnasia, porque gimnasia significa práctica. La
práctica del movimiento nos permite lograr una realización, y, según sea la propuesta
que nos mueve a entrenarnos, será la respuesta de esa actividad en nuestra
corporabilidad. Porque nuestro cuerpo es plástico.
Nuestra mente es dúctil a aquello que determinamos ejecutar o queremos lograr; y para
lograrlo debemos realizar una práctica con regularidad durante un determinado tiempo.
En este orden es el significado del término “gimnasia”.
•La Gimnasia Rítmica Expresiva es la práctica de movimientos que han sido ordenados
para lograr una intercomunicación entre la corporabilidad y los sentidos.
El hombre tiene consciencia de su corporabilidad por el sentido cenestésico; este nos
anima y nos desanima; y cuando el organismo no funciona adecuadamente, refleja por
el ánimo su impotencia denotando insatisfacción o falta de tonicidad hacia la acción.
Por el sentido kinestésico expresamos nuestra afectividad, ya sea de disponibilidad
hacia la acción o indisponibilidad hacia ella; y nuestra corporabilidad es receptora de
aquello que nos afecta y fatiga.
Por esta razón, podemos decir que tenemos más consciencia cuando no funcionamos
adecuadamente y nos desconocemos en las expresiones placenteras, porque está
censurado expresarse en relación a todo lo que es placentero y saludable.
Cuando nos sentimos bien, buscamos hacer algo que nos complazca desde el gusto u
otro de los sentidos.
La vista nos conecta con esquemas o aspectos de la vida que nos pueden llevar a
experiencias vitales, como son los estímulos a una acción o como es la realización
sexual.
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El oído también nos permite conectar con aspectos vitales y, en este sentido, los sonidos
son muy considerados y también desconsiderados, porque no siempre oímos sonidos,
muchas veces nos sentimos constreñidos por los ruidos que nos perturban.
Con la ayuda de la imaginación, cualquier ruido nos puede perturbar o distraer, y si no
sabemos ordenarnos en este plano, los ruidos nos pueden producir una gran distorsión
en la sensibilidad.
También podemos oír y ver por determinismo, y es importante tener presente que si no
conocemos en este orden, nuestra maquina puede estar mal alimentada.
En este sentido es que hacer la práctica de la Gimnasia Rítmica Expresiva regula el
ordenamiento de los reflejos y reacciones a los pros y los contras que tenemos
esquematizados desde la primera etapa de nuestra vida.
Por medio de los estímulos que sentimos hacia una acción, y por la forma en que nos
ubicamos en ella, podemos descubrir nuestro esquema corporal.
La mente concreta no conoce mucho de lo que nos sucede, y, por temor de no ser
normales, muchas veces no asumimos los desórdenes que tenemos entre lo que
pensamos y hacemos, y lo que suponemos que somos.
Tampoco conocemos qué producimos con los sones y mohines que hacemos con
nuestros sentidos. Por otra parte, si nos planificamos hacer de una manera y nos
permitimos vivir de otra, es porque no nos conocemos de acuerdo a las respuestas
anímicas que reproduce nuestra corporabilidad.
•La corporabilidad es el elemento directo para descubrirnos en relación a nuestra
historia psicológica.
Nuestro cuerpo es el elemento directo de nuestros sentires, que no reproducimos
conscientemente por el razonamiento, pero sí en la exteriorización de nuestras
contradicciones y propuestas de relacionarnos de una u otra forma.
Cuando no sabemos por qué no podemos ser coherentes, es que nuestra corporabilidad
está luchando con nuestro determinismo. No se puede hacer nada si uno no se acepta.
Muchas veces nos sentimos absurdos e inoperantes porque nuestra corporabilidad no se
adecua a la acción que queremos reproducir. Es que ignoramos cómo cambiar un
esquema corporal por otro; en cambio, si nos conocemos y sabemos cambiar nuestro
83
esquema condicionado, podemos reemplazar un condicionamiento reflejo que puede no
tener nada que ver con la actual vida en que nos toca desenvolvernos.
Esta posibilidad nos hace sentir dueños de nuestro cuerpo y podemos modificar de
acuerdo con la necesidad y no ser un exponente de imágenes que no coinciden con
nuestro determinismo de ser adultos.
Al hablar de práctica de movimientos, generalmente se asocia con hacer un tipo de
movimiento ordenado para mostrarse de una forma.
Nuestro trabajo tiene la finalidad de conocer los resortes de nuestra corporabilidad, para
poder capacitarnos y ser artífices de nuestro destino. Para lograrlo, debemos conocer los
pro y los contra; este aspecto es el que más nos cuesta aceptar porque, en general, nos
queremos conocer nada más que en momentos brillantes. Esto funciona en el nivel de
amor a lo propio, aunque éste sea ajeno a nuestra intención de ser y nos detiene en la
idea de conocernos, porque nos perturba que algo pueda no ser como suponemos.
Si hacemos un trabajo con el movimiento, debemos mirar si nos ubica en otro esquema
o si nos da la posibilidad de conocer al hombre en su totalidad. Conocer al hombre en su
totalidad, es descubrir los resortes que nos ubican en un rol, por saber pulsar nuestro
cuerpo en determinadas zonas.
Los elementos que nos permiten hacerlo son:
respiración
movilidad
presión muscular
Darnos cuenta de que de acuerdo a cómo nos emplazamos en la corporabilidad son los
sones que podemos emitir, es conocer el aspecto más significativo de este vivirnos
humanamente.
Cuando el hombre comprende, que haciendo una respiración distinta a la que practica
con regularidad puede cambiar algo de su repetición, allí el hombre se puede
transformar en humano.
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•El cambio por la respiración nos puede conectar con otro ritmo y por consecuencia
tendremos otro humor y otra adaptación al medio.
El trabajo con la respiración es factible en determinadas zonas de nuestro cuerpo,
especialmente donde tenemos contenidos afectivos. El trabajo muscular nos permite
hacer cantidad de modificaciones si lo realizamos a partir de las articulaciones como
focos de energía.
Si queremos movilizar los músculos, por consecuencia de pulsar nuestros núcleos de
acumulación, lograremos exteriorizarnos dramáticamente no por el contenido en sí, sino
por el resentimiento de haber sido frenados en el impulso.
•El trabajo de trasladar el peso del cuerpo tiene, como finalidad, desnuclearnos de
nuestros contenidos dramáticos.
Los contenidos dramáticos tienen dos aspectos: uno, el del suceder en sí; y otro, el de
estar ligados a la necesidad de dramatizar nuestra queja porque no nos dejaron hacer o
no nos permitieron vivirnos de la forma en que nos emergía ante la situación en sí. Esta
rebeldía tiene sus razones valederas para localizar la energía que está acumulada en un
núcleo dramático, pero repetirla cada vez que recordamos, es vivir en regresión.
Mediante el traslado del peso del cuerpo, el trabajo de la Plástica Griega nos desnuclea
de la repetición.
Lo que impide lograr la Plástica Griega es el emplazamiento por condicionamiento y
fijación en el espacio corporal, relacionado con los núcleos de gusto y disgusto. De esta
manera, el cuerpo se marca con determinadas distorsiones porque se centra la
consciencia en un solo arco de expresión, acentuando, generalmente, más de un solo
lado.
Por esta razón, cambiar el eje del cuerpo y respirar del lado en que uno se apoya, nos
descondiciona de los hábitos y formas de repetirnos.
Durante la primera etapa, el alumno suele resistirse a esta práctica, pero cuando
descubre la posibilidad de hacerlo a partir de la plástica griega, simultáneamente
descubre que no sólo resulta gratificante, sino también placentero.
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Descubriendo la posibilidad de expansión en otra dimensión, uno renuncia a la
gratificación mezquina de quejarse, en la cual uno se esquematiza en el rol del niño
quejoso y llorón.
El trabajo de traslado del peso del cuerpo nos permite hacer recepción a otra dimensión
de nuestra capacidad psicofísica; esta tiene tal fuerza, que nos permite liberar el cuerpo
del límite que nos marcó el esquema de identificación que nos hizo sentirnos pequeños
y desconsiderados.
Esta idea la veo plasmada en las esculturas griegas, no así en las romanas, que se
apoyan en las líneas de fuerza. Este apoyo les confiere esa imagen de solidez que es
apropiada para representar un rol, pero les impide a la vez la fuga en el espacio y el
tiempo.
El traslado del peso del cuerpo en los lineamientos de la plástica griega, facilita, en
nuestro psiquismo, el desarrollo anímico que nos libera de los aspectos fantasmales del
miedo al riesgo. Por eso es importante practicarlo y vivirlo con plenitud, para salir de la
conflictiva circunstancia de imposibilidad que nos dio la posición fetal.
86
DIÁLOGO.
¿POR QUÉ RAZÓN USTED CONSIDERA QUE ES NECESARIA LA PRÁCTICA
DE LA GIMNASIA RÍTMICA EXPRESIVA?
Porque le permite al hombre reorganizarse en otros esquemas corporales.
ME SORPRENDE. ME RESULTA COMO DECIR QUE UNO PUEDE SER VARIOS
EN UNO. ¿PUEDE SER ASÍ?
Es así, y somos así. No se sorprenda, porque esa es la posibilidad del hombre y por ello
nos diferenciamos del animal.
DESDE LUEGO QUE LO COMPRENDO, PORQUE SE QUE UNO NO SIEMPRE
ACTÚA IGUAL, PERO CONSIDERO QUE LA NECESIDAD DEL HOMBRE ES
SER COHERENTE.
No es que el ser distinto nos dé incoherencia en nuestra forma de actuar. Pódenos actuar
coordinando nuestra actuación entre una manera de ser y otra. Si no, no armonizamos la
acción de los distintos “yoes”.
SE LO QUE DICE COMO PALABRAS RACIONALES, PERO ME RESULTA
DIFÍCIL ENTENDER.
Mejor diga aceptar. Es complejo descubrirse en distintos roles, y mucho más, aceptarlo.
¿ME PUEDE DAR UNA EXPLICACIÓN DE CÓMO ES Y POR QUÉ SUCEDE ASÍ?
Nuestra propuesta es ser siempre igual, pero no damos esa resultante. No es cuestión de
explicaciones, lo que usted tiene que hacer es observarse si es tan igual siempre como
supone.
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ME RESULTA SORPRENDENTE Y NO LO QUIERO ACEPTAR, MUCHO MENOS
OBSERVARME. MI NECESIDAD ES SER ESPONTÁNEO. SI ME MIRO, ME
PIERDO.
Con esto está demostrando lo que le dije antes: no nos conocemos, porque no nos
miramos en todas nuestras distintas formas o roles que asumimos de acuerdo con cada
circunstancia. Preferimos pensar que somos parejos y, por otra parte, nos ubicamos
imaginativamente, como que nunca nos sucede de otra forma.
¿QUIERE DECIR QUE NOS MENTIMOS?
Dígalo como mejor le resulte; para mí es la causa de una suposición. Se supone que
somos siempre iguales. Ello nos permite y obliga a enfrentarnos con los compromisos o
responsabilidades. Nos imaginamos que somos siempre iguales.
SI NO FUÉSEMOS SIEMPRE IGUAL, NO TENDRÍAN SENTIDO LOS
COMPROMISOS.
No somos tan fieles a una propuesta como suponemos, pero nos vale para presionarnos
en una dirección.
¿PIENSA QUE DEBEMOS SER SIEMPRE IGUALES?
No pienso, sé que no somos siempre iguales.
¿NECESITAMOS SER DISTINTOS?
Sí, por supuesto; pero no quiere decir que por ser distintos tenemos que ser, ni
desorganizados, ni antagónicos con nosotros mismos.
NO ENTIENDO Y MENOS COMPRENDO QUE SE PRETENDE CON EL
TRABAJO DE USTEDES EN ESTE SENTIDO.
88
Muy sencillo. Acercar los hechos a nivel consciente, para que uno se pueda descubrir en
la relatividad.
¿CUÁL SERÍA LA RELATIVIDAD?
La que estamos viviendo aquí, en este momento. Cada uno opina por lo que para cada
cual es su verdad. La verdad suya fue la mía y de muchos que poco a poco
descubrieron, con ésta práctica, que no somos solamente de una manera. Nos contamos
a nosotros mismos, como si tuviéramos carácter de permanencia.
¿Y DE QUÉ LES SIRVE ESTO, SI UNO NO PUEDE MODIFICAR NADA?
Primero: saber que existe un mundo que produce, cosas en nosotros y lo ignoramos
porque tememos a nuestras contradicciones.
Segundo: descubrimos que si conocemos la contradicción y la oposición, nos podemos
ubicar en otra dimensión y si encontramos las razones de ambos puntos, nos
conciliamos en un tercero.
¿POR ESTO USTEDES HACEN TODO EL TRABAJO QUE REALIZAN?
Sí. Cuando nos descubrimos en esto no nos tememos. Ni trabajamos para simular.
LO VEO COMO PELIGROSO. ¿CÓMO LO VE USTED?
No lo veo cómo lo ve usted, porque saber cómo somos, nos permite jugar con las
circunstancias sin eludir las respuestas. No nos afectamos por el suceder, nos afectamos
por lo que no nos sucede. Vivimos los hechos en la dimensión en que se producen y
provocamos a los factores que nos mueven, los identificamos.
NO ME RESULTA FÁCIL.
Tampoco a todos nosotros nos resultó y resulta fácil, pero no nos detenemos a enfrentar
a una supuesta definición, como que el hombre es normal porque actúa siempre igual, es
decir, mecánicamente.
89
ME ESPANTA QUE ME DIGA QUE VIVO MECÁNICAMENTE ¿USTED ES
CONSCIENTE SIEMPRE?
Siempre no, porque muchas acciones las reproduzco mecánicamente; pero sí aprovecho
la inercia que las cumple mecánicamente.
Ejemplo: en la gimnasia, una parte se mecaniza en determinados momentos; pero al
hacer el trabajo de respiración consciente no dejo de pensar en ello. En este aspecto el
hombre en su suceder diario está y vive mecánicamente.
¿EN QUÉ ORDEN LE AFECTA NO TENER EN CUENTA LA RESPIRACIÓN?
PARA MÍ PREOCUPARME DE ELLO SERÍA LO ÚLTIMO QUE TENDRÍA EN
CUENTA. SI RESPIRAR ES LO PROPIO DE CADA UNO. COMO DICEN: SE
MURIÓ, NO RESPIRÓ ¿POR QUÉ TENGO QUE CONSIDERAR LA
RESPIRACIÓN?
Conocer la posibilidad de cambiar el ritmo respiratorio, nos da la capacidad de evaluar,
cuando vivimos una situación cualquiera, si significa en ese momento o la estamos
viviendo por reflejo. Si es por reflejo, podemos modificar el ritmo respiratorio y se
libera el contenido afectivo y nos evitamos de seguir repitiendo un suceder
mecánicamente. Vivirlo si no tiene sentido, no nos favorece, si ya conocemos la
secuencia y su suceder y ello nos perjudica; debemos cambiar lo mecanizado.
¿PARA LOGRAR ESTO SE DEBE TENER DOMINIO SOBRE LA RESPIRACIÓN?
Sí. Saber cómo actúa sobre la afectividad y nos provoca las contracturas.
PERO, CONOCIENDO SOBRE LA RESPIRACIÓN ¿SE PUEDE MODIFICAR LA
AFECTIVIDAD?
No sólo se puede, sino que un estado de ánimo, que nos sumerge en una repetición
afectiva -por la memoria emotiva de las circunstancias- lo podemos liberar y pasar al
opuesto.
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SI TENGO ANGUSTIA, ¿PUEDO PASARLA AL OPUESTO, SI RESPIRO?
Si el hecho o circunstancia no tienen vigencia. El hecho lo tenemos que vivir aquí, en el
momento; lo que logramos por medio de la respiración es liberar la presión afectiva que
nos producen las contracturas
¿POR QUÉ NO SE PUEDE PASAR AL OPUESTO CUANDO EL HECHO ES
VIGENTE?
Porque cuando podernos ver el hecho a la distancia, podemos pasar a menos lo que
estaba en más. Pero en el momento debemos vivir la circunstancia, no debemos
negarnos, ni eludir pasar la experiencia.
SE PUEDE LIBERAR AQUELLO QUE PERDIÓ VIGENCIA. Y LO QUE ES
ACTUAL. ¿CÓMO SE PUEDE LIBERAR LA PRESIÓN QUE NOS PRODUCE EL
SUCEDER?
Cuando pasa de nuestra afectividad, es que se ha cicatrizado la herida. Pero se puede
repetir el drama por la memoria emotiva. Al hacer la respiración, lo que hacemos es
desconcentrar la atención de donde se nos produce el circuito cerrado de nuestro
contenido afectivo; en el cual nos centramos y quedamos claudicando en el suceder,
reiterativamente.
PASA USTED, ¿UNO NO TENDRÍA QUE SUFRIR?
Esto que usted me dice es igual a que si me preguntase si no necesitamos vibrar. La vida
es parte de un suceder. Se detienen los hechos en nuestra consciencia por el acontecer.
La ley de accidente nos detiene en determinados momentos, en los cuales nos
descubrimos en determinadas formas de sensibilizarnos. Por estos momentos sabemos
que estamos en un suceder que compartimos con otros. Esto nos vale en una etapa o
momento, pero queda allí grabado.
¿QUEDA GRABADO PORQUE NOS SIGNIFICÓ?
91
Desde luego es una marca, pero en un momento será una cicatriz; no es una herida que
continua. Pero cuando uno la memoriza, lo recuerda y duele cono si todavía siguiese
lastimando. Y lo es porque reproducimos las mismas contracturas.
NO ENTIENDO, ¿EN QUÉ SE PUEDE MODIFICAR?
Primero se puede liberar la contractura. Lo segundo es que se pueden expresar los
recuerdos en las clases.
¿NO ES PELIGROSO HACER UNA EVOCACIÓN DE ALGO QUE A UNO LE
SIGNIFICÓ?
No, si usted o cualquiera está dispuesto a hacerlo. Como en la clase no se presiona a que
suceda, se produce y se liberan los contenidos en la medida en que uno está dispuesto a
que se vayan liberando.
USTED LO DICE COMO SI UNO SE EXPRIMIESE, ALGO QUE ESTÁ FRENADO
O DE GOLPE SALE.
Puede suceder así. Pero, en el trabajo, logramos que la persona no se quede en la
reiteración, porque seguirnos una secuencia. Por el ritmo respiratorio hacemos que se
pueda pasar a otro segmento del cuerpo, y, con ello, logramos la fusión de un contenido
en otra expresión, la cual puede ser la opuesta o la antagónica.
BIEN. SUPONGAMOS QUE YO VIVÍ UNA SITUACIÓN COMPLEJA CON LA
PERDIDA DE ALGO MUY QUERIDO POR MÍ; CADA VEZ QUE LE RECUERDO
ME DUELE Y LLORO CON ESTE TRABAJO LO LIBERO, Y, UN DÍA, ¿ME
REIRÉ DE LO QUE ME SUCEDIÓ O PERDÍ?
No nos reiremos, porque no es factible pasar en el proceso de un estado doliente a
reírse. Esto no es pasaje de opuestos, sería pasaje de extremos. Lo cual no es la
intención. Porque el extremo de un hecho puede ser lo sin sentido. La propuesta es
acercar los opuestos. Pasaje de opuestos es hacer que podamos ver los pros y los contras
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del mismo hecho, cambiando la situación. Me duele haber perdido a mi padre pero más
me habría dolido o perturbado no haberle conocido.
EN LAS CLASES, ¿SE VIVEN ESTAS SITUACIONES?
Sí. Se viven porque es normal el proceso por ley natural. El dolor tiene su defensa en
una zona de uno en la cual, si uno se entregara a todo el suceder, con dramatismo en el
momento, no tendríamos las perturbaciones que sufrimos. La opinión nos vigila, para
que no nos entreguemos a vivir la liberación de cualquier hecho, que nos presionó o
hizo vivir estados depresivos dolorosos.
ME ENCUENTRO CON OTRO PROBLEMA EN RELACIÓN A LO QUE ANTES
TAMBIÉN ME PERTURBABA. POR LO QUE USTED DICE, PARECIERA QUE
UNO TIENE QUE BORRAR TODOS LOS RECUERDOS. ¿ESTA PRÁCTICA A
QUITAR TODOS LOS SENTIMIENTOS DEL HOMBRE?
No es así, al contrario, quedan todos en los recuerdos.
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CAPITULO 9.
¿POR QUÉ NUESTRO TRABAJO TIENE QUE SER PRÁCTICA DE MOVIMIENTO
CON RITMO?
La vida es ritmo.
El ritmo permite modificación.
Para lograr una recreación o un reencuentro con nuestro origen, en el cual nos
movíamos con ritmo y plasticidad, debemos practicar el ritmo, que nos mueve:
1. a hacer por simpatía.
2. a liberar aquello que no nos permitimos y es enjuiciado.
3. a vivir el ritmo de cualquier afectividad que sentimos. Podemos hacer
que crezca en otra dimensión y llegar al plano de los sentimientos, o
expresión, que surgirá cuando pasemos del nivel de la dramatización de
las circunstancias al nivel de los valores absolutos. Allí encontramos los
estímulos para hacer, porque la intuición se conectará con el ritmo
universal y, por lógica consecuencia, con los nuevos planes de la
evolución.
Cuando el alumno puede hacer un ritmo, podemos decir que ha logrado mover un
estrato de su mundo cerrado.
Así como tenemos que abrir la tierra para sacar sus contenidos, que fueron retenidos por
siglos, así nosotros tenemos que abrir surcos en los plegamientos y repliegues de
nuestra corporabilidad, los que quedaron cerrados por falta de frecuentación entre
nuestra psiquis y nuestra capacidad de expresión.
La diferencia entre la tierra y nosotros, es que podemos pulsar y bucear nuestra
estructura por medio del ritmo, que nos motivará los sones que tienen, en sí, una historia
afectiva; ello hará que esos sones, que están dormidos, se despierten y se produzca el
elevarse, el desperezarse de nuestra vida dormida.
Ese mundo dormido está ubicado en nuestro cosmos, el cual contiene la historia de la
humanidad.
94
Por la música y los sones y moviendo la corporabilidad, podemos despertar nuestras
marcas y ver su valor, por su significado histórico personal y de relación grupal.
Así uno descubre aquello que está allí y por qué se hizo en un momento de la historia.
La falta de flexibilidad para cambiar de ritmo en nuestro ánimo, es la causa de que
vivamos:
inquietos
desubicados
inseguros
desconformes
con desniveles en la emoción; no somos oportunos
Vivir desnivelados en la emoción es no tener calibradas nuestras ideas entre:
punto de apoyo
potencia
resistencia.
Muchas veces tenemos:
mayor presión en el punto de apoyo porque no transitamos.
Hemos transformado el punto de apoyo en resistencia; es
decir, al no transitar de un lado a otro y no fugar, nos
quedamos en un punto. No salimos de una región, nos
quedamos residiendo en el lugar donde nos sentimos
identificados por falta de habilidad en los cambios de ritmo.
Por consecuencia:
la resistencia no tiene fuerza, no tiene tono y no tensamos;
por ello perdemos el pulso. Ello produce un desencuentro
con nuestra tónica vibratoria y por consecuencia perdemos
el pulso anímico. Lo que queramos expresar resultará
ruidoso y sin armonía entre idea y acción.
Este resultado incide en la potencia; nos desubicamos del tono que nos permitiría
enfrentar los hechos:
95
con exactitud
con medida
con el tiempo que corresponde a la acción.
Este equilibrio lo perdimos cuando nos sentimos protegidos y nos habituamos a estar en
el lugar definido, como fue el vientre de nuestra madre; y, para recuperarlo, debemos
hacer un trabajo de elaboración. El hombre tiene que rencontrarse con el paraíso
perdido, aquí y en su corporabilidad.
Debemos permitir que la fuerza de reacción espontánea se produzca rítmicamente.
No debemos considerar que todo lo tenemos y que sin intervenir en nuestra elaboración
obtendremos ese equilibrio y serenidad que en una forma hemos perdido.
No somos naturales ni somos armoniosos, por ello la resultante no puede ser
representativa de nuestro potencial.
Nos movemos por la suma de hechos y nos quedamos viviendo en las circunstancias
que esos hechos nos motivaron. Vivimos de una forma en la cual nos quedamos
identificados porque no sabemos cambiar el ritmo de ese modo; cuando lo queremos
hacer, actuamos compulsivamente pensando que produciendo un acontecimiento,
cambiaremos de clima psíquico, porque cambiamos el clima ambiental. Esto nos afecta
porque no nos satisface en nuestras expectativas; lo que hacemos no responde a esta
ambición.
Queremos alcanzar la acción que nos represente.
Buscamos elementos para cubrir algo que no sabemos qué es.
Nuestra potencia no es representativa de nuestro nivel de aspiración.
No podemos actuar con las respuestas oportunas, somos torpes en nuestros reflejos
circunstanciales.
Nos sentimos fuera de onda o de forma.
No podemos renunciar a lo que somos por lo que suponemos. Lo que suponemos está
esbozado cómo algo que tendría que ser.
En lo que respecta al físico, admiramos a todos los que tienen habilidad y se
desenvuelven con determinado ritmo y nos sentimos mal cuando miramos nuestra
imagen en el espejo; no podemos pensar que la vida nuestra sean esas actitudes y
posturas distorsionadas en las cuales nos sentimos fuera de foco.
96
Buscamos la forma de resolverlo. Pero lo hacemos agregando algo más a nuestras
maneras. Cuando uno busca por la forma, se agrega otro adorno que resta verdad,
porque entretiene; así sucede con la moda y modos y cantidad de hechos que nos
distraen.
Si no estamos conformes cómo actuamos y no nos conciliamos con nosotros, esto, en sí,
nos está indicando que existe algo en nosotros que dice que podemos ser de distintas
formas.
Sólo por el ritmo se puede modificar la plasticidad. Los griegos lo lograron y dejaron
imágenes como la Victoria de Samotracia, la cual es exponente de una potencia con
ritmo en un punto de apoyo y con equilibrio, porque tensa bien la resistencia.
El hombre tiene que ser dúctil, porque esa es su capacidad de reversión. Pero dúctil a
sus ideas; allí se encuentra con su ritmo universal. Responder psicofísicamente a las
ideas, es responder armoniosamente con la naturaleza.
De la manera que somos, respondemos. Lo hacemos de acuerdo con:
Las marcas que corresponden a las respuestas de negación o limitación que vive un
niño desde el vientre de la madre.
Los imperativos del medio ambiente cuando uno es pequeño y no tiene la capacidad,
ni la disponibilidad del cuerpo para plasmar la acción sin contradicción.
Cuando el niño hace lo que le surge, no se distorsiona entre su forma y contenido.
Pero fue en un momento de nuestra vida, después, que quedamos identificados con esa
forma, que nos limita, o mide, en nuestras reacciones. En el futuro responderemos por
esas limitaciones.
No nos medimos con nuestra capacidad, porque no sabemos salir de la forma
constreñida desde el instante en que, por nuestro crecimiento en el vientre materno,
tuvimos que adaptarnos al medio.
Porque perdimos nuestro ritmo, no sabemos:
pulsar en la dimensión de nuestra corporabilidad
97
vivir en toda nuestra dimensión
Entonces, ¿por qué nos extraña que no nos aceptemos, que nos escondamos y nos
sintamos reducidos a una región de nuestro cuerpo?
Se dice: el hombre es plástico; pero no nos damos cuenta de que debemos expresar por
una imagen o plasmar ideas que nos representen.
Si lo que trasmitimos es la imagen de la limitación o de la omnipotencia, eso será lo que
surgirá o se verá; también puede verse la imagen de determinados juicios que nos
condicionan a actuar, pensando que allí está la realidad que nos toca vivir.
Reproduciremos la imagen de definiciones sobre modos o modalidades; nos vestimos
con determinadas vestiduras, que se evidencian, subrepticiamente, en forma perceptible,
pero no clara.
No tenemos lucidez ni claridad entre la propuesta y el propósito.
No somos flexibles porque no sabemos cambiar nuestro son y nuestro ritmo siempre es
el mismo. Somos monótonos.
La música nos aporta elementos expresivos y nos mueve los contenidos del mundo
emocional.
El desarrollo de un tema musical, nos permite cambiar en forma progresiva la intensidad
de la expresión, ampliándola en otro espacio de la corporabilidad.
Cuando alcanza ese otro espacio, igual que en la música, la expresión fuga o decae en su
fuerza; de esta manera cambiamos de arco de expresión; y cuando logramos pasar
corporalmente de un centro a otro, es porque nuestro psiquismo nos impulsó a
responder a ese suceder que percibimos a través de la música. De esta manera, en poco
tiempo, cambia el nivel de la afectividad, porque los hechos o circunstancias que nos
mueven en una onda expresiva, en otro centro se resuelven en mayor velocidad.
Nuestros problemas se tornan en conflictos cuando resonamos a ellos en el plexo solar
en tono constreñido o doliente, porque nos quedamos contracturados en un límite de
suspensión afectiva. También la expectación por temor a algo que nos acecha y limita,
nos contractura. Por el sonido podemos romper ese suspenso expresándolo; y también,
98
por asociación emotiva, la música nos puede provocar un cambio de punto de apoyo o
constricción.
99
LA MÚSICA NOS APORTA ELEMENTOS EMOCIONALES Y NOS MUEVE
CONTENIDOS.
En las clases de gimnasia utilizamos música como puente de acercamiento. Por el tono
de la melodía podemos conjugarnos grupalmente en un ritmo; y por el tema, que
corresponde a un suceder social, podemos hacer una elaboración dramática, que
permite:
liberar los contenidos de rebeldía, alegría, o desazón colectivos.
Las músicas de temas dramáticos, o de suspenso, motivan la imaginación y nos
permiten utilizar la fantasía. Con ello nos conectamos con coreografías que responden a
un vivir grupal o de uno en la totalidad.
Esos momentos facilitan la liberación de un suceder colectivo que, aunque la persona no
haya participado en él directamente, lo ha vivido por inducción.
En consecuencia, nos vivificamos grupalmente y vivimos momentos no expresados. Los
resultados son hermosos, formando plásticamente frisos de un suceder histórico-social.
Por eso la música es tan importante para nuestro trabajo. No solamente la música pura;
para nosotros, lo importante es que nos permita vivir los distintos planos de las
emociones; en este sentido nos son de utilidad múltiples orquestaciones. Quizá la
música sea el único medio que nos permite ubicar las diferencias y matices de los
distintos planos del mundo emocional. Considero que algunos temas musicales son
coincidentes, en su onda vibratoria, con los tonos de nuestra afectividad.
Los orientales elaboraron en forma diferente los sonidos. Ellos saben del valor de un
tono en sí, sin la emotividad afectiva. Los occidentales, -que nos ubicamos como
sentimentales, porque podemos dramatizar o trabarnos, o centrarnos en una emoción y
repetirla hasta la gran fatiga- tenemos en la repetición de los temas, con la gran cantidad
de matices que dan los distintos instrumentos, una forma de demostrar todas las
variantes que somos capaces de crear sobre el mismo tema.
Esto tiene una gran significación; por ello nosotros utilizamos los distintos temas
musicales para fugar de las situaciones que, por las contracturas, nos detienen en la
100
forma. Las contracturas nos constriñen y, en determinados momentos, cuando logramos
fugar de ellas, se produce la tan ansiada catarsis.
La catarsis no se produce por repetir algo o exponerlo tal cual nos sucedió, tampoco
consiste en pasar a la emotividad opuesta, y mucho menos en refugiarnos en el arco de
expresión antagónico.
La catarsis se logra por la fuga de la acción expresiva en el espacio. Si no logramos la
expansión en espiral, no podremos superar la marca. Para ello la música es de gran
utilidad y ayuda, porque tiene la misma forma de concretar sus definiciones.
No es necesario hacer un trabajo grandilocuente, porque la expansión, como el oleaje, se
desarrolla con regularidad y se amplía por la acumulación de presiones, que se forman
por el movimiento endógeno y exógeno.
Con la respiración pulsamos para penetrar en un contenido, es decir, buscamos un
contacto con algo que ha quedado sumergido en nuestro mar emocional, el cual guarda
contenidos de valores relativos y fundamentales.
Por medio de la música podemos sondear en el esquema que hemos contactado por la
respiración y, con el desarrollo melódico, dramatizar en el nivel afectivo en que se
produjo la acción que retuvimos en nuestra profundidad.
Cuando resonamos a un tono, es porque nos sensibilizamos a él; y tanto nos
sensibilizamos por lo que hemos vivido como por lo que no se vivió.
Allí nos sirve la música.
No tiene importancia de qué orden fue la emotividad; lo que interesa es que la persona
pueda asociar con algo que le permite hacer emerger ese contenido que está en la
profundidad.
nuestro sondeo lo hace la música
con la respiración buceamos
por la música, el ayer y el hoy no existen.
Por ello logramos el clima y la tónica de la situación. Podemos liberarnos de su
conducción cuando aprendemos a descubrir nuestra capacidad de hacer ritmo y cantar a
un son que nos emerge, cuando podemos pulsar por la respiración, bucear en nuestra
fantasía y, por medio de la memoria emotiva, sondear en nuestro mundo y fugar
liberando la expresión en el espacio.
101
Para poder fugar, como es la propuesta, debemos formar un oleaje en nuestro mar. Si no
podemos hacer ese trabajo pasando de un centro a otro, porque nuestra corporabilidad
está contracturada, no podremos liberarnos de la música como elemento de motivación.
En las definiciones de Yoga, nuestro mar emocional es nuestro cuerpo emocional, que
tiene, como la pintura, siete gamas en un mismo tono.
Podemos decir que la música:
Popular, corresponde a la mente afectiva.
Folklórica, corresponde a la mente instintiva.
Coral, a la mente grupal.
de Cámara, a la mente intelectual.
Sinfónica, a la mente abstracta.
de películas: nos permite trabajar con los fantasmas y melodramas que cada uno se
forma por su propio suceder. Nos permite colmar y fugar de ese mundo misterioso
que alimenta nuestra inseguridad y miedo.
El desconocimiento de cómo se han formado nuestros contenidos en el vientre de
nuestra madre, nos separa conscientemente de la alta mar. Cuando emergemos a la
periferia de ese mar profundo, los sentidos comienzan a recibir distintos estímulos; uno
de ellos es la luz.
Todo tiene otra dimensión en la costa, nos sentimos recibidos o rechazados. Pero en el
momento en que emergimos, no sabíamos que eso se llamaba así. Después aprendimos
a identificar y develar el misterio.
Muchos sones de nuestras profundidades llegan a la conciencia de la razón, pero
muchos otros no; y cuando alguien dice algo semejante nos constreñimos y dilatamos.
Cuando nos constreñimos, es porque buscamos algo que se produjo ya antes; no
sabemos con claridad cómo; y por ello nos seguirá resonando, allá, en la distancia, ese
son que nos da un estado y no podemos salir de él con facilidad.
102
Si hacemos el trabajo con las músicas de distintos caracteres, podremos descubrir algo
de nuestra profundidad.
Si expresamos psicofísicamente esos temas, nos liberamos de su repetición o estados de
ánimo, los cuales pueden no tener sentido, pero nos hacen regresar a una dimensión
desconocida para la consciencia racional, aunque son una verdad en la conciencia
afectiva.
Muchas veces un son tiene que ver con la mente abstracta, donde están los interrogantes
de los factores potenciales. Muchos de ellos ya no son ignorados a la ciencia, es decir, a
la razón; pero para la mente abstracta esas razones no han sido develadas; tal es, el
misterio de la vida y de la muerte.
Este aspecto, como cualquier otro, resuena en las músicas de distintas tesituras.
Aquello que nos motiva lo podemos reproducir en distintas dimensiones; en la
dimensión afectiva lo más significativo es exteriorizar lo que nos sucede.
En otra dimensión, lo más significativo es contar contando; en otra, lo que nos mueve es
poder explicar todas nuestras motivaciones. Existe la necesidad de decir con un ritmo y
con palabras adecuadas. En esta dimensión nos sentimos felices de poder explicar
expresando rítmicamente lo que decimos.
En otra dimensión, nos sentimos más representados si podemos decir poéticamente algo
que nos produce interrogantes. Cuando el hombre puede develar el misterio de los
interrogantes, se puede decir que puede fugar de su enigma y ser uno en un instante.
Porque en el instante en que podemos contestar un interrogante, es que surgió una idea.
Las ideas tienen que ser develadas a la luz de la razón; pero muchas veces sólo podemos
develarlas a la luz de la experiencia.
A ese suceder se le denomina la lucha entre ser y estar; y ello, en sí, es una sinfonía
eterna como el hombre. Cuando logramos cantarla es que se ha develado el misterio.
Así como existen las notas musicales y el mismo número de colores, existen siete
planos de los sentimientos, y siete de la intuición. Por esta razón es necesario hacer el
trabajo de elaboración con las músicas de distintos niveles; de esta forma, funcionarán
todos nuestros planos emocionales con sus secuencias dramáticas.
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LOS RITMOS MOTIVAN Y LAS LÍNEAS DE ENERGÍA RESPONDEN A LA
IDEA-ACCIÓN EN LA CORPORABILIDAD.
Nuestras impresiones se conjugan en ideas-imágenes, por las presiones que ejercieron
en los sentidos y su asociación con un suceder en una circunstancia.
Cuando las circunstancias revierten los hechos, se repite el suceder. Por medio del
trabajo rítmico podemos ayudar a vivir la circunstancia sin los factores exteriores que la
acompañaron.
Si logramos vivificar una situación, es porque las ideas se mueven por las líneas de
energía, y corporalmente se reproduce el mismo tono vibratorio de ese suceder.
Lo que importa es hacer que se forme ritmo y vivificar la corporabilidad, pulsando con
la respiración el tono dramático que nos anima.
Muchas veces, la idea de hacer ritmo es resistida porque uno no accede a animarse por
lo que ella despierta en nuestra afectividad. Este factor modifica la entrega a
movilizarse. En cambio, si nos entregamos al ritmo, nos dispondremos a la idea, sin
percibir con ello que estamos haciendo un sondeo en la profundidad de nuestros
contenidos. Cuando éstos emergen, debemos disponernos a dramatizarlos
psicofísicamente en una acción.
Cuando logramos identificar el suceder dramático, nos liberamos de su contenido, pero
no nos enteramos de qué se trata; con todo, esta experiencia nos compensa porque nos
sentimos creadores de una acción.
La acción es un símbolo de un suceder que lo fue inicialmente. Cuando lo sacamos, o
hacemos emerger, es pequeño o constreñido; no está ubicado en la dimensión de mi yo
persona; porque cuando lo vivimos inicialmente nos constreñidos y no lo fugamos,
quedó en una dimensión de nuestra corporabilidad, en una zona del cuerpo
correspondiente a alguno de los arcos de expresión.
Allí sentimos placer de exteriorizar nuestra desventura. Por ello no podemos ampliar la
idea-imagen en una sola oportunidad, ni identificar ni liberar un hecho en una sola
experiencia.
Para lograr la propuesta de ampliar la imagen, debemos incursionar y sondear muchas
veces en el pulso anímico. Debemos ejercitar los ritmos y saber que allí, en ese punto,
104
se nos produce determinado suceder. Y así, cada vez que lo repitamos, lograremos
ampliar un poco más la imagen.
La música nos motiva la creatividad en los tonos que nos despiertan los ritmos.
Autores, directores de orquesta, interpretes; todos nos significa y nos permiten esta
hermosa experiencia.
Siempre tengo presente cuando, trabajando, nos conjugamos con vivencias no
expresadas.
A través de los sones podemos salir de nuestro pequeño mundo y unirnos al universo;
gracias a ese alguien que allí está en ese momento en la música, porque él es presencia
en su acción aunque no conozcamos muchas veces su nombre ni su imagen.
Gracias muchas, también, a los que lucharon y luchan por el milagro de la electrónica,
que nos permite, cada vez más, acercarnos con mayor pureza a la creatividad del
hombre.
Porque de acuerdo a la ampliación que intérpretes y técnicos han logrado con los
sonidos, ha sido la ampliación que hemos podido obtener en los movimientos.
105
CAPITULO 10
DECIR CON TEXTO NO ES IGUAL QUE EXPRESAR CON LA
CORPORABILIDAD.
Decir y contar corresponden al centro intelectual.
Expresarse es la misteriosa acción que supera el decir y el contar. Cuando el hombre
logra expresarse psicofísicamente, logra reproducir lo que ha aprehendido y no sabía
de qué se trataba pero lo que le impresionó de una manera u otra; a él le significó.
Cuando logramos vibrar en la tónica de un hecho, y ser protagonistas de la
circunstancia, allí nos sentimos creadores; porque reproducimos una situación que
nos impresionó como algo de significación para vivificar. Cuando uno lo logra y
descubre qué significa, devela el misterio de aquello que nos impresionó y se nos
clarifica por qué retuvimos ese elemento que nos formó una acumulación de
energía.
Los hechos no nos invaden en nuestra afectividad porque sí, tenemos que tener
marcas. Si no tuviéramos marcas, no significaría nuestro suceder, nos quedaríamos
con los sellos de familia y nos repetiríamos. Sabemos que cuándo un sello se ha
utilizado mucho no graba bien, poco a poco pierde sus dibujos. Por ello debemos
revisar lo sellado y descubrir el original.
Vivir expresivamente un contenido que se ha logrado vivificar corporalmente, nos
permite encontrar el símbolo. En el símbolo están las marcas con claridad y, en el
origen, podemos renovar el arquetipo.
Cuando nos excedemos en relación a lo que interpretamos, nos amaneramos; como
el sello, que habiendo perdido sus grabados debería modificarse, así nosotros
podemos renovarnos y ubicar los valores por lo que son y no por lo que supusimos
cuando recibimos las indicaciones o referencias, cuando niños, o antes de ser niños.
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¿POR QUÉ LA GIMNASIA RÍTMICA TIENE QUE SER EXPRESIVA, EN QUE
ORDEN ES REFLEJA DE UNA EXTERIORIZACIÓN CIRCUNSTANCIAL?
Primero, porque el hombre no puede hacer nada que no lo diga con su corporabilidad.
Segundo, porque todo lo que hacemos está predicando nuestra posición anímica.
Con una posición estática logramos exteriorizarnos como estatuas, predicando de
nuestra posición anímica en nosotros y frente a los demás. Querer negar este aspecto ha
traído muchas contradicciones e insatisfacción.
La prueba de esto, es que siempre que uno se desencuentra frente a alguien, a quien ha
ubicado con determinada forma de exteriorizarse, se pregunta qué le sucede porque se
desorienta en relación a las señales que el otro emite.
Cuando decimos esto, no nos ubicamos en qué orden la Gimnasia Rítmica es también
Expresiva.
El primer elemento que conviene observar, es que hay varios aspectos nuestros que se
pueden definir equivocadamente como expresión.
Se utiliza la palabra expresión en relación al medio que utiliza el autor de una obra. Por
ejemplo, la pintura, o cualquier creatividad. En este sentido, y en relación a la
corporabilidad, la definición de expresión corporal parecería la más adecuada para
designar a la actividad que desarrollamos en la gimnasia rítmica expresiva.
La expresión corporal es todo lo que hacemos con nuestro cuerpo sin haberlo previsto ni
anticipado. No hay expresión corporal cuando reproducimos movimientos
preestablecidos por indicación prefijada.
Mientras el cuerpo no corporabilice la idea-acción, no expresaremos, porque estamos
fijados en una postura o actitud que predica nuestro estado de ánimo.
El cuerpo nos sirve como elemento plasmador de nuestras intenciones, que pueden tener
como punto de apoyo estos medios:
- EL CARÁCTER, que se vale, para exteriorizarse, del impulso y de las
reacciones condicionadas para la defensa, en el juego de atacar y resistir.
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- EL TEMPERAMENTO, que se vale del ánimo y el desánimo y que al
manifestarse por el ánimo la opinión lo denomina: bueno, alegre, triste,
estridente, sereno, depresivo entusiasta, manuable o rebelde, indiferente,
desaprensivo, etc.
El carácter tiene mayor relación con los humores y el temperamento con el potencial
energético, o formas de las distintas facultades, que dan: conciencia de poder por
disponer de hacer ruidos, cantar, hablar, exponer, proyectarse.
Cuando decimos que la persona se exterioriza, estamos indicando que dibuja algo de lo
que le sucede.
Cuando queremos deducir qué le sucede a la persona que tenemos enfrente, podemos
recepcionarla desde el ángulo en que nos ubicamos nosotros; si decimos que no le
vemos igual que en otra oportunidad, suponemos que nosotros estamos en la misma
frecuencia de onda que la vez anterior que vimos a esa persona.
Muchas veces sintonizamos al otro en un momento de su suceder, pero después decimos
que cambió su proyección y no sintonizamos con él. Lo que puede haber cambiado es el
punto de mira.
El punto de mira tiene que ver con el carácter.
Podemos equivocarnos desorientándonos, no porque el otro tenga algo contra nosotros,
sino que nosotros nos hemos ubicado en una dimensión que no abarca la longitud de
onda del otro a quien queremos sintonizar. Pero podemos sintonizarnos con una onda de
otro nivel, la cual tiene que ver con nuestros propósitos e intenciones que pueden haber
cambiado.
Ejemplo: si soy amable para conseguir algo y el otro accede, esa situación cambia en el
momento en que festejo que lo he podido manejar al otro. Esto se produce en la
dimensión desconocida a nuestra consciencia. Si no revisamos los hechos entre lo que
emitimos y después resulta, siempre viviremos adjudicándole a los demás nuestra falta
de receptividad o continuidad en nuestra coparticipación con los otros.
Nunca nos señalamos hasta dónde somos tan sinceros y honestos como suponemos.
Esta falta de sinceridad no es premeditada, se nos produce por los imprevistos que se
nos provocan en el suceder circunstancial, porque actuamos condicionadamente y no
nos enteramos.
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Estas actuaciones pueden haber sido adquiridas por haberlas oído, o por haberlas visto
dramatizar a cualquier persona y nos lo aprehendimos por simpatía. Eso puede haber
sucedido en una circunstancia de emotividad, en la cual nos entregamos a un suceder
colectivo en el cual nos conmovimos con la imagen de una realidad que, si bien puede
haber tenido significado por el hecho en sí, no es aplicable a este momento de nuestro
vivir.
Si no hacemos un balance entre lo que tenemos y lo que nos falta, no podremos evaluar
lo que tenemos. Deberemos mirar si nos interesa sostener lo que tenemos por su valor
real, o si lo mantenemos por sentimentalismo.
Esto nos obliga a medir nuestras posibilidades y nuestras imposibilidades. No porque
signifiquen sentimentalmente tiene sentido sostener determinados modos o modalidades
que nos definen y marcan con un carácter que no siempre nos beneficia, ni aceptamos.
Renunciar a una modalidad que fue identificada cómo un modo que nos fortifica o
permite “ser nosotros”, es difícil; porque cuando se nos censura algo, sin amor, con
reproches, como consecuencia nos podemos afirmar en ello, como elemento de defensa.
El niño no discrimina entre bueno y malo; él descubre que al otro le perturba su
modalidad y lo utiliza como elemento de defensa o protección. Que me pueda reír, no
significa que me producirá una consecuencia positiva hacerlo si lo empleo como forma
de reírme de los demás. Esto, en el niño, es una forma de defenderse de las exigencias
de “los mayores”. Allí desarrolla su arsenal para protegerse.
Esta propuesta de perturbar no se produce en el plano del razonamiento; al contrario,
queda en el plano de la subconsciencia o forma de actuar en la trastienda y, desde allí,
orienta y refleja todas las acciones. Esta actuación se transfiere de una acción
perceptible, a una acción definida. A esto se le denomina el juego de las intenciones,
que son dirigidas por la mente afectiva.
Muchas veces se juzga a una persona por una actuación que ha sido maquinada por esta
vía, y como no llega el aviso a la consciencia, la persona se siente falseada en su
verdadera intención.
Lo que ocurre es que no dejamos llegar el móvil, o intención, al plano de los valores
concretos; porque, si lo hiciéramos, tendríamos que cambiar los mecanismos. Si los
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cambiamos, perdemos la forma de manejar por la afectividad; porque debemos vivir por
el aspecto formal y no por el divertido.
A estas respuestas condicionadas, pero ocultas a la consciencia, muchas veces se las
adjudicamos al plano de la intuición.
En este aspecto es que el hombre no se conoce, porque se nos confunde un aspecto
mecánico con un suceder.
La intuición es parte de un proceso; si no se tiene la necesidad de saber algo, la intuición
no actuará. Es decir, lo que aporta es ajeno al consciente. Pero nos hemos preguntado
algo que necesitamos saber, y ella nos lo trae al consciente de alguna forma.
La intuición nos permitirá descubrir algo que nos beneficia, y también nos puede
perjudicar, porque la aclaración que nos pone frente a los hechos, nos evidenciará algo
que nos obligará a definirnos de una manera o de otra; y esta opción podemos vivirla
como renuncia a nuestra fuerza.
Si podemos mirar el hecho cómo es, la intuición es una ayuda y no trae ningún
problema; y si podemos superar una dimensión de la opinión, en la cual sentimos que
no estamos en ganadores o nos perturban los cambios, también es una ayuda.
Muchas veces me he enfrentado con el fenómeno de que aquello que había intuido
parecía malo, y, sin embargo, con el tiempo, vi que no era así.
¿Por qué?
Porque frente a un hecho que mueve el juicio crítico, se intuye que hay que enfrentarse
con algo condicionado. Al enfrentarlo, uno se decepciona de sí mismo porque no ha
realizado lo que se evidencia como necesario en relación a lo que le puede solucionar un
problema; y lo que intuye es como correr un riesgo.
Bien, es que cuando preguntamos para descubrir algo, en general va implícita la idea-
acción de resolverlo.
Cuando después de los años miramos cómo fue la intuición y cómo se produjo el
suceder, se puede definir con claridad, por los resultados, que el problema que a uno lo
aquejaba o producía conflicto, se resolvió.
Uno quisiera que la intuición le proporcione soluciones rápidas o de orden directo y
esperamos respuestas milagrosas. Debemos mirarla como tal, pero si nosotros hacemos
de nuestra parte. Si no actuamos en relación a lo que tenemos que ordenar de nuestra
parte, no podremos utilizar los elementos que nos aporta la intuición.
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Cuando uno acepta un dato de la intuición, debe seguir mirando en esa dirección.
Lo que más vale de la intuición es poder descubrir, con el tiempo, todos los móviles que
mueve si seguimos su fuerza impulsora; porque la intuición trae soluciones sin
considerandos
Nosotros debemos dilucidar si lo que nos aporta está dentro de lo que nos significa o
tiene que ser.
Si nos impulsa a una acción, debemos determinar cómo llegar a ella y por qué medios.
Generalmente, cuando aceptamos la intuición, entramos en otra dimensión y todo cobra
otro ritmo; nos podemos expresar con libertad, no sentimos el mismo peso en nuestro
cuerpo, tenemos otra velocidad y nos vivimos con otra vitalidad.
Quiero decir que el motor poderoso de la expresión es la intuición, y no la afectividad.
En eso momentos no sentimos las trabas; estás surgen cuando llegan las consecuencias
de la acción. Porque en el suceder no tenemos dudas; lo que nos hace dudar, o nos
perturba, es ver lo que nos provoca en el plano de las afectividades y convenciones; allí
nos valemos de la afectividad para exteriorizarnos pulsando la opinión.
Cuando se vive una apertura al plano de la intuición, no se puede dar explicaciones
inmediatas. Pero la opinión nos observa e inquiere y obliga a explicarnos. Los juicios
nos cambian el ritmo y por consecuencia la plástica. Del ritmo de expansión pasamos al
de constreñidos. Con ello modificamos nuestra disponibilidad. Empiezan a jugar los
problemas de amor propio que nos detienen de hacer, y nos complican con las
referencias sobre principios y fórmulas de la vida de convenciones y racionalizaciones.
Se puede encontrar contradicciones o falta de consideración entre algo que tiene que ser
y es de tal o cual forma y otra verdad más profunda que los intereses circunstanciales.
Lo que sucede es que a un intuitivo que no elabora sus intuiciones puede ser muy difícil
el quererle conducir. Lo que interesa apreciar es que hoy existen muchos medios para
cultivarse de acuerdo con lo que uno intuye; porque uno es el campo de la intuición y
otro el de la personalidad, y si a éste no se le considera, no se llegará a una acción
creativa.
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Cuando nos expresamos estamos libres de las convenciones afectivas que nos detienen
en el plano del sentimentalismo.
Cuando miramos en el plano de los sentimientos, los distintos aspectos se clarifican.
Esto es lo que más cuesta comprender cuando se discuten como sentimientos, aspectos
afectivos. Al entrar en este nivel, uno se estupidiza frente al juicio crítico y no sabe qué
decir; por ello, es patético.
Lo que tenemos que clarificar es que cada uno de los planos tiene sus leyes y su juego
dramático.
Cuando decimos que si alguien actúa de una u otra manera es por tal razón, nunca
consideramos qué le sucede a esa persona en el plano de la intuición.
Queremos, que los demás actúen en el plano racional y de intereses o necesidades
circunstanciales, sin mirar que en cada uno puede estar también actuando la intuición,
que lo llevaría a actuar expresivamente, en consonancia con su ritmo universal y no con
el ritmo convencional.
Nuestro aspecto convencional es codificador, mide lo que conviene y tiene que ver con
los intereses por las necesidades. Por este aspecto seguimos en una senda y hacemos lo
que tenemos que realizar, hasta que en un momento nos determinamos a querer saber
para dónde sigue nuestro sendero, porque se nos ha borrado el surco.
Allí descubrimos otro ritmo y otra dimensión; desde ese momento nos sentiremos
ubicados en otra ley de juego.
Cuando uno entra en la otra ley de juego, se siente desvinculado de la limitación física y
siente la dimensión psíquica, porque vive más por las ideas que por las imágenes.
Comienza a compartir con los que viven en otro nivel del pensamiento, sin
incomunicarse con los que viven a partir de la sensibilidad.
Las ideas tienen contenidos pero no son mecánicas; son expresión de propuestas para
una acción; son impulsos de proposiciones hacia una realización substancial; no son
impulsos para una consecuencia que nos motive la fantasía, no son definiciones. Es.
Uno, ve un puente que alguien intuyó en un instante cómo tendría que ser. Después tuvo
que ir viendo, paso a paso, cómo lo podía concretar; en este paso se tiene que elaborar
para llevarlo a cabo.
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La fantasía nos hace suponer cosas frente a los riesgos, especialmente si uno escucha a
la opinión; si accedemos a la opinión, nos sentiremos muy contrariados con nosotros
mismos y por consecuencia nos perdemos de la continuidad.
No podremos lograr alcanzar la propuesta mientras no nos demos cuenta de que por la
senda de la opinión no podremos alcanzar nada de lo que se supone.
Entonces el puente no sé construye. Desde luego que alguno lo concretará y será el que
se domine o se desvincule de la fantasía.
Cuando uno se pierde de aquello que intuyó, es porque tiene que realizar una etapa
hacia afuera; hacia el externo que corresponde a la personalidad.
Al iniciarse en la práctica de la intuición, se viven distintos procesos. Uno es el
despertar a ella; otro es la conducción de nuestra fantasía.
La intuición es directa, pero al pasar, abre un surco y al abrirlo despierta aspectos
dormidos al consciente; estos aspectos dormidos se ponen de manifiesto por nuestra
actuación.
Si allí podemos exteriorizar sin compromiso aquello que nos sucede, podremos ir
equilibrando nuestra vida interna en relación a la externa.
En los momentos en que nos perdemos, debemos volver a preguntarnos aquello que
queremos saber.
Para aquietar nuestra alteración, debemos expresarla y respirar pensando en lo que
queríamos saber; nos permitirá dilucidar sobre aquello que ha emergido por la
conmoción que produjo la intuición.
Esos contenidos pueden coincidir con alguna etapa o proceso de nuestro crecimiento y
orígenes, en los cuales podemos haber descubierto algo que nos significó:
Pueden haber sido adquiridos al presenciar una forma de actuación.
Pueden ser heredados y uno haberse identificado con ellos.
Pueden haber sido asimilados del medio ambiente.
La gente se queda conforme con vernos actuar en consonancia con la imagen que
proyectamos. Es importante estar atentos y revisar cómo actuamos, porque se puede
estar representando un esquema que no tiene nada que ver con nuestra naturaleza; uno
puede asumir una investidura por simpatía y no por ello tener nada que ver con la forma
y modo de ser de uno.
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Así sucede con la interpretación de la intuición al ponerse en una investidura o entrar en
una función que tiene que ver con los aspectos mecánicos de nuestro acontecer.
El acontecer tiene que ver con formas de actuar que las identificamos con suposiciones
o aspectos mitificados.
En este sentido se han desvirtuado aspectos profundos del hombre, por pequeñas
circunstancias o detalles que no tienen mayor significación. Uno se queda contando lo
anecdótico de un episodio y no descubre la profundidad del hecho, porque de ello nos
olvidamos.
Lo más difícil es expresar psicofísicamente una idea acción que sintetice una expresión,
y desarrollarla en la corporabilidad.
Cuando nos expresamos actuarnos por una idea plásticamente; cuando no es así
podríamos decir que nos exteriorizamos.
La comparación que puedo hacer es entre ver correr a un caballo por algo que le
impulsa y se manifiesta, y ver a un caballo tirando de un carro.
Lo que diferencia al hombre del caballo, es que cuando el caballo es libre de retozar lo
hace sin problemas, no se le ve un animal domesticado. Lo mismo le sucede a cualquier
animal en relación a su capacidad expresiva.
En el hombre no es así. Cuando se expresa, lo hace por alguno de sus arcos de
expresión. Si moviliza y utiliza el arco de la barbilla, no utilizará el de la frente; y si
utiliza el de la boca, no utiliza el de los ojos, que es su complementario.
Nuestra forma de exteriorizarnos es como de caballo maneado, por ello digo que no
sabemos expansionarnos y los animales sí.
Cuando al animal se le quita la montura, él sabe vitalizarse y liberar la consecuencia de
estar ensillado. Nosotros no sabemos salir de las limitaciones que nos marcan las
circunstancias que nos tocan vivir; por ello buscamos estímulos, para tonificar nuestras
reacciones afectivas.
Hacemos ruido por todo lo que se produce sin:
Armonía.
Ritmo.
Idea.
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Impulso cenestésico
Cuando la gente dice: “nos vamos a divertir en barra”, utiliza recursos para motivarse o
soltarse, pero no se saben divertir porque los recursos que se utilizan son repetitivos y,
si son sorpresivos, pueden resultar hasta grotescos.
La forma de vivificarse es por motivaciones con distintos recursos, que son otras formas
de manearse.
No se canta con espontaneidad.
No se baila, bailando con todo el cuerpo, porque no se sabe liberar los impulsos
interiores e ideas acciones. Se supone que si esto ocurriera, se llegaría a excesos y esto,
si sucede no es por ser espontáneos, sino por considerar que lo espontáneo puede ser
desarmónico y carente de humanidad. Esto se supone por no conocer al hombre. Es
parte de una fantasía erótica propia de las personas que se enferman por reprimirse.
Se teme a lo espontáneo porque está ligado a la idea imagen del barullo, desorden y
perturbación.
Así como sucede con los caballos, que se cansan de estar atados al carro y dan coces
contra lo que pueden, así es la forma de expresarse del hombre.
La diferencia entre el animal y nosotros, es que ellos no tienen el recurso de la
imaginación, y nosotros sí.
Por la memoria emotiva podemos reproducir un hecho todas las veces que queramos, y
así podemos repetir un episodio, evocándolo, sin apelar al hecho o circunstancia
objetivamente. El animal también tiene su memoria y puede reproducir una reacción de
resistencia ante una propuesta; porque asocia con la circunstancia que le resulta
negativa. Esta circunstancia es como se les amansa, por el sonido del látigo.
Nosotros hacemos lo mismo, utilizamos un elemento cualquiera y, por medio de su
referencia, podemos entrar en una situación dramática similar.
Lo que sucede es que nuestro domador no está a nuestro alcance para hacerle dejar de
funcionar el látigo. El domador reside en la memoria emotiva.
En este orden es que tenemos que hacer un trabajo de elaboración, para descubrir los
mecanismos condicionados y comenzar a ser: primero, el animal y, después, el
domador; de esta forma podremos conducir nuestros condicionamientos, y aprender:
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A ser el animal conducido, porque no podemos perder el
condicionamiento que nos permite ubicarnos socialmente.
A ser domador y descubrir las voces de mando que nos condicionaron
y repetir sus sones hasta descubrirlos.
Cuando descubrimos cómo son el animal conducido y el domador,
podemos recién ir intentando otros juegos y con ello incursionar en
otras experiencias.
Es importante considerar este tercer punto porque es en el que se quedan muchas
personas.
Siempre que hablamos de cómo fuimos, caemos en la falsa situación de vernos como
que fuimos defectuosos, sin mirar los procesos de la evolución.
Con la evolución sucede como en el crecimiento y desarrollo de la corporabilidad;
algunas personas viven el procesó de una manera y otros, el mismo proceso, lo viven de
otra.
No podemos decir que todas las personas son iguales, ni podemos decir que todos los
seres humanos viven igual proceso de aprendizaje. Para algunos es una forma de vivir
en un corral, y para otros es una necesidad estar en él. Si en los animales se da este
fenómeno, no tiene nada de extraño que suceda con el hombre.
La variante es que somos más amplios en nuestras combinaciones.
Tenemos más elementos para combinar y considerar que el animal.
Podemos optar y podamos aceptar por una razón.
Es decir que nos podemos disponer por nuestras reflexiones y no necesariamente por la
seducción o fustigación.
Suponemos que la fustigación no es beneficiosa para domar y no es así; cuando lo han
domado por medios contundentes, el hombre queda igual que el animal domado.
En la mente, por medio de la imaginación, podemos construir nuestro potrero y
recrearnos; eso es válido; pero nos aliena y desubica en relación a nuestro potencial.
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Podemos actuar en relación a una supuesta realidad, pero si no aprendemos a salir de los
condicionamientos, nos quedaremos en el corral repitiéndonos con determinada
periodicidad, aunque no queramos.
Mirando de qué orden son los factores que nos detienen, podemos descubrir la mecánica
del ordenamiento que hizo el domador, y, entonces, actuar por lo condicionado,
utilizándolo cuando lo necesitamos, o desconectarlo cuando no lo necesitamos, así
como uno utiliza la luz o el gas, prendemos y apagamos su recepción a voluntad.
Esto es lo que nos ayuda a vivir distintos roles y a actuar de distintas formas. Por la ropa
se ha lobado que uno cambie de rol, porque ella nos predispone psicofísicamente; pero
muchas veces somos animales tan ensillados que-nos desubicamos de nuestra función.
Por esta razón se trata de hacernos salir de esos moldes, apelando a “ropas más libres”.
Tenemos que liberar nuestra expresividad cenestésica-y vincularnos con todos nuestros
arcos de expresión. Cada arco nos proporciona experiencias distintas, las cuales tienen
que ver con funciones diferentes de nuestro cuerpo.
Lo que interesa es que tengamos claro que si no podemos hacer los cambios de marcha,
es porque no conocemos los mecanismos de nuestra máquina.
No sabemos pasar de un centro a otro.
Si tenemos siete centros y ellos irradian una energía, es lógico que cuando utilizamos un
centro, sepamos radiar y expansionar por él, sin apelar a la imaginación para vivir ese
suceder, o festejarlo, como si no fuese natural.
Gastamos la energía para festejar, nos desgastamos y distraemos en contar y suponer y
no nos ubicamos en la verdadera dimensión de lo que está produciéndose.
Por querer mirar y dramatizar un hecho, nos perdemos de que siga sucediendo: su pro y
su contra.
No sabemos vivir por la experiencia en sí, memorizamos contabilizando. Si vivimos y
miramos, nos quedarán suficientes referencias como para ir conociendo el suceder en
sus procesos; si no, nos quedaremos en la repetición por el compromiso que nos hemos
formado de hacerlo otra vez igual. Es decir, que lo que pudo haber sido una forma de
aprender como es el sendero, después nos convierte en esclavos del sendero, sin
descubrir qué podamos hacer en él; porque nos pasaremos el tiempo dedicados a
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quitarle la maleza, sin darnos cuenta de que por el solo hecho de pasar por él, pisándolo,
se mata lo que puede ser negativo o molesto.
Quiero decir que después de descubrir una forma de expresarnos, nos quedamos en ella,
repitiendo la primera experiencia.
Si cuando descubrí, lo festejé; quiero seguir festejando igual. Esta forma de resolver es
consecuencia de nuestra educación, en la cual se nos formó una mecanicidad entre
aprender y reproducir.
Aprender está ubicado como memorizar y repetir. Pero no llegaremos a otros planos de
la mente si no ejercitamos la discriminación que corresponde al plano de la mente
abstracta; y si no pasamos de plano, que equivale a salir de las asociaciones, del nivel de
las dramatizaciones circunstanciales, no viviremos el proceso en la mente racional
abstracta.
La mente abstracta es tal porque significa quitar la anécdota. Al desvincularla del
razonamiento, salimos del plano de las suposiciones. Pero preferimos el plano de las
suposiciones porque nos divierte más. Esta es la causa por la cual no sabemos
aprovechar nuestra capacidad:
Creativa, para generar
de disponibilidad, disponiendo de ella
de potencia como presencia, porque tememos ser prepotentes
temperamental, porque nos ensañamos cuando nos encontramos con una
resistencia
de nuestro carácter, porque lo confundimos con el mal humor
Si utilizamos estos factores oportunamente, podremos expresarnos y no nos pasaremos
la vida rozando algo, sin saber cómo es ni cómo se produce.
Tenemos muchos telones escenográficos que caen en “el momento oportuno”. El cual
no es tan oportuno como uno supone. Porque si después revisamos, nos damos cuenta
de que por dramatizar nos hemos perdido la oportunidad de vivenciar. ¿Quién definió la
caída del telón?, es nuestro personaje que asumimos en un determinado momento por el
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ánimo; al cual, por medio de la memoria emotiva, le insuflamos la energía de acuerdo al
rol.
Mientras., por medio de la mente afectiva, pulsamos la opinión y actuamos de directores
del personaje.
Cuando producimos efectos en los demás, lo corregimos, aumentándolos o
disminuyéndolos; con ello se establece una exigencia entré la mente concreta y la mente
afectiva.
Repentinamente se hace silencio, porque el racional llamado consciente, entra a ordenar
el desorden y clarifica los hechos.
Esta es la parte en la cual nos enjuiciamos como distraídos y sin responsabilidad.
Luego caemos en al mecanismo de conmiseración y, por consecuencia, plasmamos
nuestra mecanicidad dramática entrando en el coro de los culpables.
Como situación, es conocida, con las variantes que introducimos a partir del
antagonista.
A partir del antagonista entrarnos en esquemas distintos, entrando en el coro, cantando
una parte del suceder dramático u otra.
Puedo tomar como voz cantante la faz doliente o la alegra; o por la forma, traduciéndolo
por la plasticidad; y en el interno lo puedo estar haciendo .por la voz.
Por ello, al hablar, uno está explicando lo que conviene por medio de la mente afectiva
y, en otra parte, puede transmitir, por el tono de la voz, lo que corresponde al ánimo o
animosidad.
Generalmente, el “yo” que se conduele es el que nos anima y desanima; y el que
enjuicia o se justifica es de la mente afectiva. Este aspecto se parapeta en los
mecanismos de defensa que tiene ordenada la mente afectiva.
Mientras el racional, apoyado en la mente, participe con la referencia anecdótica, no
podrá despejar la incógnita, la cual es tal porque la maleza o afectividad nos distrae la
visión y nos quedamos en las adjetivaciones de lo lindo y lo feo, olvidando y haciendo
olvidar a los demás del tema que sé tenía que tratar.
Por esta razón nunca llegamos a la expresión pura y nos quedamos en las referencias
circunstanciales. Así nunca podremos despejar la línea del horizonte y, por esta causa,
no nos podremos conectar con la intuición libre de historias.
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La historia no es lo que interesa, lo que importa es tener la tela libre o el escenario
despejado de escenografías; el campo abierto para poder mirar en relación a nuestras
líneas de pensamiento y definir el punto de mira.
Si no me interrogo, no podré ubicar por qué vivo esclavo y no se produce el devenir; si
no despojo la línea del horizonte, no podré ver nuevos paisajes que la naturaleza me
aporta.
Ella, a cada instante, nos ofrece esa oportunidad. Debemos despejar el paisaje para ver
las nuevas imágenes que nos aporta la intuición; las emotividades que nos produzca a
nuestra percepción, nos permitirá disponer de interrogantes.
Cómo vamos a poder develar algo nuevo, si siempre miramos lo mismo.
No nos permitiremos mover nada de lo que nos “significa”: mi lugar, mis cosas, mi
vida. Y cómo podremos expresarnos si no-cambiamos los elementos conocidos. Es
como cuando uno dice vivir el suceder y por su lago no circula el agua. Es un lago de
agua estancada. Por ello sufrimos y lloramos, para mover la emotividad y hacer una
modificación en el contenido.
Nos perdemos de la línea del horizonte porque suponemos que debemos vivir para
nosotros y no tenemos que buscar otras especies a nuestro jardín. También se supone
que si se tiene jardín, hay que vivir en él, cubriéndolo.
Ocurre que podemos tener jardín y no por ello dejar de tener espacios libres. Y, por otra
parte, si sabemos transitar, también podemos salir a los espacios libres. Este sería el
puente entre la mente afectiva y la mente abstracta.
Si sabemos cambiar el ritmo, en relación a los hechos que tenemos que vivir en cada
circunstancia, se cumple el vivir hombre para llegar a actuar como humano.
La evolución nos exige, cada día, considerar hasta dónde hemos logrado algo y hasta
dónde tenemos otro aspecto que alcanzar; siempre aparece algo que nos permite otra
creatividad.
Así como tenemos lavadora para lavar, y nos permite tener más tiempo libre, éste debe
ser para que realicemos algo más; no será para que en ese tiempo nos quejemos porque
no podemos hacer aquello como antes. De tanto que nos manifestamos y no nos
expresamos, estamos perdidos en el plano de las interpretaciones. Especialmente en el
orden afectivo.
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CUANDO DEFINIMOS NUESTRO PUNTO DE MIRA PODREMOS RECIÉN
ENTRAR EN LA ACCIÓN.
La acción se define cuando determinamos hacia dónde lanzaremos la flecha.
Dicen que para poder lanzar la flecha debemos pulsar con la respiración hacia dónde
nos dirigimos, hacia qué distancia y qué blanco queremos lograr.
Quiero agregar otro aspecto, y es para que no nos trabaje el tramoyista, si es que no
queremos qua participo en determinados momentos.
No necesitamos hacer un despido de personal; debemos darlo cargos con claridad y
funciones, para que pueda responder por nuestra determinación y no por lo
condicionado.
Debernos mirar cuando, creyendo que nos ayuda, nos larga un telón, introduciendo un
falso horizonte, porque de acuerdo con la evolución actual, lo que queremos es mirar la
línea de horizonte de la naturaleza El punto de mira lo queremos descubrir en la
naturaleza y no por el telón.
De acuerdo con nuestra evolución, queremos descubrir la naturaleza con sus
complejidades y no seguir acurrucados en nuestro espacio en el cual nos hemos
identificado.
Habiendo tanto por mirar y descubrir, es una pena vivir motivados por las repeticiones;
si bien es cierto que nos cuesta renunciar a los telones porque los pintaron nuestros
familiares y maestros.
Lo que digo es que se tiene que variar de espectáculo y no tirar nuestras herencias; si
descubrimos nuestro punto de interés, luego todo lo podremos utilizar oportunamente.
Si no buscamos otras motivaciones, nuestra vida se torna tediosa y sin sentido. He oído
decir a mucha gante que no le significa vivir; es que no viven porque no cambian su
punto de mira, no tienen motivaciones ni incógnitas que descifrar.
Es terrible quedarnos en las explicaciones por los parecidos y no poder llegar al
original.
121
Esto es lo que trato de decir, que si el hombre no se expresa a partir de él, no podrá
descubrir, ni su punto de mira ni en qué punto de apoyo se le producen determinados
hechos y por qué no puede vincularse con sus distintos arcos de expresión.
Poder cambiar de punto de apoyo transitando, nos permite ubicar nuestra potencia sin
apuntalarnos; y el poder descender y ascender nos permite salir de la mente afectiva y
penetrar en la mente racional.
Si no descubrimos estas leyes, seguiremos, como el que se mete al agua y teme
ahogarse cuando el agua le llega solamente a las rodillas.
122
SEGUNDA PARTE
ELEMENTOS QUE PERMITEN AL INSTRUCTOR DE GIMNASIA
RÍTMICA EXPRESIVA INCURSIONAR CON LOS ALUMNOS EN
LOS DISTINTOS ROLES DRAMÁTICOS.
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INTRODUCCIÓN
Al hablar del cuerpo y tratar de ubicar su cualidad, uno se informa de que el cuerpo es
plástico y puede modificarse. Esta posibilidad fue una orientación en nuestra búsqueda
y nos dio propuestas de trabajo en distintas direcciones.
En este sentido, al querer ordenar de qué forma y con cuáles juegos se podía lograr la
participación del alumno y del instructor en determinados momentos de la clase,
descubrí que, para algunas personas, las plásticas universales eran un ideal y no una
posibilidad.
Pude observar en todos, que podían reproducir una de las plásticas, pero, al querer
plasmar las otras, aparecía la dificultad. Además, se veía la oposición que se les
producía al presionar para hacerlas; esto daba respuestas contradictorias.
Pedir a las personas que reproduzcan alguna de las plásticas universales, especialmente
las plásticas griegas, y ver que no podían responder, fueron los momentos más
complicados de mí vida y me obligaron a meditar.
Cuando viajé a Europa, descubrí que no todas las esculturas están en la posición
apolínea; pero también pude observar que todas predican algo del suceder humano.
Descubrí qué anima y qué desanima al modelo corporalmente y su contradicción entre
los distintos arcos de expresión. Allí se puede leer entre propuesta y propósito; igual que
ocurre hoy en nuestro suceder. Por mucho que uno se emplaza queriendo sostenerse en
una imagen, una zona del cuerpo accede, pero no se conjuga la propuesta en su
totalidad. Así se ve a los personajes de la historia y a las esculturas idealizadas. En un
arco de expresión, es verdad lo que quiso predicar el autor, pero, en otras partes del
cuerpo, se pueden leer las contradicciones del modelo que quizá el autor no percibió
conscientemente. Tal vez por esta razón los escultores crearon el mundo mítico del
hombre, por no aceptar la contradicción que, si no se entiende a qué responde, se puede
interpretar como un defecto o deformación.
Es que no somos como los animales. Venimos a cumplir con un destino además de
vegetar y subsistir. Esto es lo que nos produce la lucha en la contradicción, porque el
124
tiempo no se detiene aunque nosotros lo frenemos con nuestra imagen, en la cual nos
ubicados como símbolo representativo de una idealización.
El símbolo no circula, el arquetipo tiene ritmo y vive el suceder; pero cuando nos
ubicamos en el símbolo, y el tiempo avanza, nos perdemos de nuestra participación en
el suceder social y nos convertimos en un prototipo, porque nos encantamos y
dormimos. Nos aflojamos y descomprimimos, volvemos a la medida de nuestra
memoria emotiva y sensitiva, y allí buscamos cómo despertar el interés actuando de
víctimas y, por consecuencia, de victimarios.
He podido observar que muchas esculturas aparecen como apolíneas en la zona superior
y dionisíacas en la zona inferior. Como el cuerpo humano que nos muestran los libros
de anatomía no tiene estas contradicciones, me pregunté por qué. Lo que sé es que la
anatomía se estudia sobre cuerpos inanimados; les falta el pulso del ánimo y la
afectividad y, ante esto, comencé a pensar qué significan estos aspectos en el hombre.
Estos factores, el ánimo y la afectividad en la conducta del hombre, me traían muchos
conflictos; porque cuando memorizaba a cada uno de los alumnos, veía la contradicción
entre su disponibilidad y la resistencia a hacer.
Los museos me alejaron de este conflicto y me hacían vivir mis problemáticas, porque
sabía que podía hacer algo, pero no veía por dónde.
Para seguir, debía comprender la relatividad de los criterios formados sobre lo bueno,
verdadero y correcto. Además, surgía el juicio sobre lo justo e injusto y oscilaba de un
conflicto a otro. Gracias a mi esposo pude salir; por suerte Grego me ayudó y acompañó
en esto proceso.
También, cuando se produjo su problema de salud, al encontrarme sola en Europa, me
olvidé de mis problemáticas y me entregué a la acción de ayudarle a él. Entonces
descubrí que la necesidad es un motor poderoso para resolver las trabas y bloqueos.
Cuando uno ve algo por primera vez, como es mirar todas las esculturas de los distintos
museos, se impresiona, pero no puede sacar conclusiones. Así me sucedió durante a mi
primer viaje a Europa; pero me sirvió porque al volver comencé a hacer experiencias
con mayor observación.
125
Me preocupaba que a muchas personas no se le aceptara en su forma; y tampoco
comprendía por qué; según la opinión, no se debía aceptar como normal la plástica que
cada uno esbozaba; o si estaban así porque la herencia de una acción repetida había
hecho que no pudieran plasmarse a una nueva propuesta o en la imagen de la plástica
griega.
Quería saber por qué el hombre no puede revertir su corporabilidad siendo que es
plástico y dúctil. Suponía que años de acostumbramiento en alguna forma de vida de los
antepasados habían determinado este problema; pero, si es plástico, ¿por qué no
modificarse?
Otro aspecto que me producía contrariedad era ver que, al hacer masaje, siempre
obtenía un resultado que confirmaba que en verdad el hombre es dúctil y se puede
adaptar a una nueva idea plasmándola.
Esto se me aclaró cuando regresé a Europa llevando nuevas incógnitas sobre lo
observado.
Mirando nuevamente las esculturas, tratando de comprender el problema y por qué se
torna conflicto, comencé a dilucidar entre lo que había observado.
Uno mira por lo determinado. Primero, mira y admira aquello que nos muestran como
lo que es y corresponde que sea así. Es decir, se acepta que si el Apolo está tan
prestigiado, es porque tiene determinado equilibrio, lo mismo que la Venus.
Al volver a mirarles, me di cuenta de que eso es verdad; en ellos se cumple la ley de
armonía porque tienen equilibrio entre sus puntos de apoyo, potencia y resistencia.
Al mirar otras esculturas, a las que no se las considera tan significativas, pude razonar
que ellas no cumplen con esa ley. Pero allí se me hizo la luz: no tienen la armonía de los
dioses, pero tienen la armonía humana. Poco a poco descubrí que tienen la posición de
acuerdo con el suceder del hombre con su afectividad, su ánimo y desánimo. Apolo y
Venus no son la representación de hombres y mujeres, son la representación de dioses.
Ser como ellos, es salir de la dimensión de lo humano o de persona que vive su
problemática de luchar y desenvolverse, para cumplir con una acción que está en la
dimensión de necesidades y esfuerzos.
Desde allí comencé a mirar las esculturas bajo otra orientación y me di cuenta de que,
en las que no están prestigiadas, hay un mensaje que, por una falsa suposición, nos ha
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confundido por siglos. El hombre no acepta su condición ni su forma de manifestarse.
Por ello vivimos detrás de un mito, llorando por no ser como Apolo o Venus y no nos
aceptamos ser nosotros mismos. Ellos no son la síntesis del hombre; son la síntesis fuera
de la condición de vivir en un espacio de tiempo para cumplir con una acción en una
forma.
Lo que a nosotros nos traía conflicto como grupo, era que se suponía ideal llegar a lo
que culturalmente nos ha conducido la sociedad en forma indirecta, es decir, pensar que
tenemos que ser como los dioses.
Este desnivel lo pude tratar cuando, entre uno y otro viaje, intenté que cada una de las
personas del grupo pudiese hacer el trabajo plástico de acuerdo con su estructura, que le
permitía actuar de una manera que con la imagen-ideal no podía; porque su estructura
estaba conformada en relación a una acción que estaba realizándose en su vida y a cómo
la tenía que resolver.
Pude entender entonces que aquellas esculturas representativas del hombre son tan
valiosas -o quizás más-, que las que están tan prestigiadas.
Sin embargo, mirar la armonía de la plástica griega como un ideal, es poder salir del
engrama en el cual estamos sellados de una manera.
Esta observación me dio tema de trabajo para estos años en que he seguido elaborando y
pude ordenar y sistematizar los elementos de la experiencia.
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CAPITULO I
LAS RESULTANTES DE LAS DISTINTAS PLÁSTICAS SE EVIDENCIAN POR
LA FORMA DE EMPLAZARSE EN LA CORPORABILIDAD.
El primer punto que me dispuse a ordenar, fue que las clases de estudio se pudiesen
estructurar de acuerdo con la altura o apoyo corporal que cada instructor podía realizar.
Trabajé en base al principio que, en la corporabilidad, lo que es una constante en
muchas personas no se puede considerar una deformación o un defecto, sino que es lo
normal dentro de lo humano.
Así como fueron clasificadas las distintas morfologías del cráneo, así también existen
las distintas variantes en la estructura corpórea.
Trabajando sobre el tejido y la forma que recubre la estructura, se descubren muchos
aspectos contradictorios; pero cuando una persona no acepta y no se dispone a otra
posibilidad, el instructor se adapta a la disponibilidad del alumno. Porque aunque uno
crea o suponga que haciendo algo logrará un resultado, en la concreción final del trabajo
cuando la persona se emplaza en la corporabilidad, vuelve a su esquema o rol.
Si uno lee su presencia, se puede ver la posición corporal con sus reacciones para volver
a ordenarse a su posición anterior al trabajo de alineamiento.
En la clase de gimnasia se presenta también este hecho; el instructor produce todos los
juegos y las personas le siguen y salen de su posición habitual; pero, al volver a vestirse
y salir del instituto, vuelven a su forma habitual.
Así comencé a comprender sobre la idea del Karma, e hice el siguiente análisis
analógico: si uno tiene que cumplir con una acción y la corporabilidad es la que nos
permite dar el tono para lo que tenemos que hacer, es lógico y normal que nos
emplacemos de acuerdo con el rol que tenemos que cumplir.
Al aceptar este aspecto, me quedé vacía; me parecía que estaba equivocada en todo en
lo que me había embarcado. Porque si uno es de acuerdo con lo destinado, ¿para qué
hacer que la gente haga algo que le modifica?
Poco a poco me entregué a trabajar con otras personas que se acercaron al instituto y
pidieron mi cooperación en sus problemáticas; fueron los actores y futuros actores y
128
directores de teatro. Con ellos tuve una experiencia muy amplia y creativa; me ayudaron
a encontrar un centro de interés. Volví a mi primer punto de partida, que fue hacer el
movimiento para actuar y encontré el origen de mi conflicto.
Cuando inicié el trabajo de Gimnasia Rítmica expresiva en el año 1948, lo hice con la
idea de danzar; pero, anteriormente, había incursionado en el estudio de la
interpretación actoral donde tuve mis conflictos; lo mismo con el estudio de canto
porque, teniendo un gran potencial vocal, no por ello pude concretarme como cantante.
Hoy sé las razones y las causas: estaba constreñida porque mi forma de emplazarme en
la corporabilidad era menor que mi estructura.
Poco a poco se me develó algo: el hombre es plástico a las ideas y no a las imágenes.
Las imágenes se nos consubstancian en una parte del cuerpo y nos limitan a vivir a
partir de una zona da nuestra corporabilidad; todo esto nos define con un modo y una
modalidad.
Cuando se quiera hacer una ampliación del esquema corporal, tiene que hacerse a partir
de aquello que el alumno pueda; así, él irá pulsando su disponibilidad, la cual no tiene
nada que ver con aceptar al instructor o rechazarlo. Estos dos aspectos valen y
significan como tema para pulsar; al comprenderlo así, pude regresar a mi punto de
apoyo de seguir enseñando e investigar sobre lo que el alumno me aporta. Volví a
trabajar intensamente en las clases.
En cada clase sacaba un aspecto nuevo y elaboraba el que había descubierto en la
anterior. Para trabajar con los actores me servía elaborar con los instructores, y, lo que
surgía como consecuencia, lo aplicaba en las clases con los alumnos que llegan a
nosotros con la necesidad de superar algunos problemas. Así volví a mi punto de partida
que fue y es la gran felicidad de ayudarse en una acción.
No me puse exigente porque una persona fuera de una manera y otra de otra; tampoco
me asustaba que fuera así, porque había visto cuál era la verdad del hombre en el plan
evolutivo. Esta había sido mi primera propuesta, pero muchas veces me veía en el plan
de un antiguo esquema.
Cuando quería llevar la clase a un término y me sentía decepcionada por no poder
hacerlo, allí me descubría en el mecanismo de dirigente. Además, uno es parte de una
sociedad donde todo lo que se hace es criticado sosteniéndose en argumentos y criterios
sobre lo bueno y verdadero.
129
Al intercambiar con la gente de teatro, vi funcionar el mismo inconveniente y el mismo
esquema en relación a lo que es actuación y cómo tendría que actuarse. Para cada uno la
verdad está indicada por un patrón medida de la verdad.
Me sirvió para ver por dónde uno cae en el mecanismo perfeccionista; con éste no nos
ubicamos en el suceder del hombre, sino en la oposición a una forma.
Poco a poco descubrí que el criterio perfeccionista está presente en todo lo que hacemos
y con ello me fui clarificando que ese conflicto es propio de nuestra deformación por
una conducción elitista.
A partir de allí, trabajé mucho con la clase de diálogo, para ver cómo se produce el
conflicto. Intuí que por allí podía descubrir otros valores en relación a datos que había
obtenido como información.
Con el trabajo de diálogo, el de formación para instructores y el contacto constante con
los alumnos que concurrían al instituto, pude ver que:
Lo que uno es o da como cualidad, no es cuestión de propuestas o
determinaciones. Por la forma de emplazarse en la corporabilidad, uno da
una respuesta y eso no responde a una determinación.
Comprendí que el hombre es de una forma en la cual está conformado y no
por ello no puede necesitar una actividad corporal.
En relación a este último punto, tenía el siguiente interrogante: si no puedo hacer
plasmar la imagen-ideal, y si yo no puedo hacer un trabajo que no sea creativo, ¿Para
qué trabajo con esta actividad que todo el tiempo es cambio? Por otra parte, si me siento
bien al hacerla, ¿Por qué no seguirla?
Poco a poco se me fueron ordenando las piezas. Comprendía que no podía pedir una
imagen ideal, pero no me podía ordenar con la imagen del desánimo que me decía:
estoy perdiendo el tiempo introduciéndome en lo que no tiene sentido, no se puede pedir
a una persona que haga lo que no es.
Mucho cavilar me introdujo en los distintos criterios que bullían en mi mente, con sus
mecanismos de defensa y protección. Me introducía en ellos y los vivía, pero luego
emergía algo que me motivaba en forma optimista. Ver a personas que tenían
dificultades y podían hacer algo positivo, que les daba significación de vivir, y dar
aliento a otros para seguir viviendo, o haciendo, me vivificaba. Poco a poco pude
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permitirme hacer en la dimensión que en mí era del mismo orden; por ello, daba muchas
clases y observaba todo lo que en ellas se producía, mentalizándolo como una nueva
posibilidad.
Por un lado intuía que estaba bien cómo es el suceder del hombre y, por otro lado, lo
condicionado por la opinión me embarcaba a querer conducir la acción o suceder de la
clase a un resultado. Allí pude vislumbrar cómo se manifiesta el amor propio y de qué
manera se pone en evidencia frente a la impotencia de cambiar o modificar al otro. Allí,
en las clases, despojados de los condicionamientos de la formalidad social, surgía el
personaje infantil o de una etapa de la vida del niño y a mí también me surgía ese niño,
o símil, que estaba oculto en una dimensión y actuaba por acto reflejo. Cuando me
sucedía esto, me sentía excedida y trataba de ordenarme de acuerdo con una de las
plásticas universales.
Descubrí que en forma condicionada respondía a la plástica del arrepentimiento; allí
podía regresar a la dimensión de la realidad, de mi realidad de adulta, haciendo una
asana.
Pero también pude observar que esa salida me dejaba indiferente a la lucha o acción.
Por ello busqué mi punto de apoyo en la plástica griega, en sus dos formas. Con ellas
también surgían problemas; me sentía responder con el criterio de lo que es correcto y
lo que no lo es, ni tiene la medida y forma que corresponde; no es perfecto, es decir, no
tiene equilibrio. Poco a poco descubrí que la salida se logra si uno amplía el contenido
emotivo a la medida de su corporabilidad de adulto y para ello tiene que hacerlo crecer
del interno al externo.
Sin este proceso, se seguirá en la misma imagen que predica de nuestra constricción y
nos obliga a vivir en posición de claudicación, la cual es un prototipo con el que nos
alejamos del ritmo de la evolución.
Por eso se nos producen las reacciones de violencia e indignación de tono infantil, que
simbolizan al hombre enjaulado y no al hombre potencialmente dueño de su
corporabilidad.
Partiendo del trabajo de actuación, en el que el actor necesita entrar en todos los
personajes y no se le exige ser de una manera, me liberé del conflicto entre la exigencia
y la realidad.
Lo que interesa es mirar cómo actúa cada uno de los alumnos y que puedan ampliar sus
contenidos del interno al externo. Con este principio encontré otro material y me
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entregué a trabajar a partir de lo que el alumno es y dilucidar para ordenar las clases con
un plan, de acuerdo con la plástica o posición física de cada uno y no de acuerdo con la
posición ideal.
Lo que pude ver también, es que, si no nos ponemos una exigencia en el trabajo, se
entra en un conflicto, en relación a que, si dejamos que cada alumno realice de acuerdo
con su facilidad, solamente se hacen otras fijaciones por acostumbramiento o
identificación con ellas. Por esta razón supuse que no se pueden dejar de considerar
como meta las plásticas universales y como forma de trabajo sostener las plásticas de la
vida de relación o acostumbramiento, o lo que cada uno puede plasmar.
Deduciendo de cómo son los modos, que no todos tienen la misma posición en el
emplazamiento corporal, ni tienen la misma forma de desplazarse, acepté lo que había
intuido.
Eso que intuí está relacionado con estudios que se han hecho, en los que se dice que
antes de una gran cantidad de años el hombre no tenía la posición erecta; ahora podría
decir que no todos se emplazarían de la misma forma; que de acuerdo con su ambiente o
forma de vida, el hombre ha tomado distintos puntos de apoyo.
Cuando una madre comienza a sentir el hijo en su vientre, es que éste está luchando por
encontrar su posición adecuada. Creo que allí se define la posición en la cual el niño se
emplazará o definirá su forma de vivir para su futura experiencia. Entonces acá es
cuando se nos produce otro conflicto, y es que uno quisiera que el niño emerja con la
nota justa.
Ahora bien, si el emplazamiento nos da una forma de respuesta y por ella tenemos más
facilidad para actuar en armonía con determinadas acciones, es lógico que, siendo así,
uno pueda disponerse mejor o acceder a determinadas actuaciones que otras. Esto lo
vimos así en el trabajo de diálogo.
Por este trabajo pudimos definir con claridad que cada posición o forma de emplazarse
en la corporabilidad, tiene sus razones fundamentales y que no es tan fácil cambiar o
modificarse como uno supone.
132
Además comprendimos que no tiene sentido luchar contra la naturaleza; por todo ello,
nos definimos a hacer un trabado de experimentación sobre la estructura de las clases,
que dio como resultado el trabajo que denominamos “de alturas”.
La propuesta fue que, moviéndose de acuerdo con la estructura que tiene una mayoría,
se puede hacer un trabajo de acuerdo con su emplazamiento. Las personas se emplazan
acentuando su pulso anímico en un arco de expresión. Esta forma de hacer presencia se
puede visualizar así:
I. Los que se suponen normales porque su posición responde más a las exigencias de
la opinión: altos, longilíneos o de posición de firmes, o de marcha militar; de
posición o corporabilidad sajona, africana o nórdica, que tienen piernas largas y
torso relativamente corto. Este aspecto nos dio la pauta de que al ser así, no pueden
responder a la medida ideal que dio Leonardo, el cual es un patrón distinto al que da
una persona alta por ser largos sus miembros.
II. Se puede ver que muchas personas tienen una posición como de estar sentados y
que, haciendo una relación con los anteriores, y tomando la medida patrón de
Leonardo, tienen miembros cortos en relación a la longitud de su torso.
Nota: estas observaciones nos permitieron encontrar las razones de sus
problemáticas; pero lo más significativo fue aceptar como normales a cada una de
las personas de acuerdo con sus posibilidades.
III. Nos enfrentamos con otro problema, y es el que hay personas que se emplazan para
hacer presencia, aplomándose en el arco pectoral y no en los miembros o líneas de
equilibrio. De esta observación se definió que hay quienes tienen los miembros
largos y el torso corto, y pueden emplazarse en el arco de expresión que corresponde
entre los centros laríngeo y cardíaco. A esta posición la denominamos plástica o
posición cortesana y de disponibilidad a partir del sentimiento.
Nota: en esta posición existen varias combinaciones; muchas personas que hacen
torsión del tronco están en esta plástica o apoyo entre el sentimiento y la afectividad
o plexo solar.
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También los que se apoyan en el arco superior, que sería entre el laríngeo y el arco
de expresión oral, suelen sostenerse en el mentón o en la punta de los hombros.
Las combinaciones son tan variadas como lo somos los humanos; por ello es tan
complejo aclarar todos los aspectos sin mostrar el trabajo.
Lo que sí sabemos, es que cada una de las combinaciones da una respuesta distinta;
también sabemos que, en cada una de ellas, la persona puede circular en una
cantidad de probabilidades, pero no puede todo lo que puede el otro que está alojado
o reside en otro arco de expresión.
Los problemas se tornan conflicto cuando uno no acepta sus posibilidades y quiere
hacer y actuar como los demás; esto es lo que dije anteriormente; ahora puedo
agregar que nuestro trabajo nos da, a los instructores, la posibilidad de actuar en
relación a muchos aspectos, que juegan en nuestra fantasía como una posibilidad
real o de atracción por una identificación. Al hacerlo en las clases, descubrimos su
valor en nuestro juicio crítico.
En la medida en que uno actúa, con distintos roles, se descubre en los momentos en
que acentúa más en los miembros y por consecuencia se traba para disponerse a la
acción. Podemos descubrir las distintas formas de emplazamiento y sus
consecuencias y de qué manera los demás acusan recibo de nuestra afectividad o
falta de ánimo.
IV. Esta última altura, que denominamos Bajo, es la que tiene que ver con las personas
que se aploman y apoyan en los miembros inferiores.
Su actuación es de personas prácticas, tienen mayor facilidad para el esfuerzo
corporal; aunque en esto no se puede establecer leyes absolutas porque muchas
personas que tienen este apoyo, no por ello son tan diestras para utilizar su
corporabilidad, y esto se debe a que no han frecuentado esta forma de
desenvolverse. Se supone que todos tendríamos que actuar en consonancia a nuestra
facilidad, pero a las personas les subleva sentirse ordenadas o programadas con
anterioridad a su disponibilidad.
Nota: este conflicto se presenta en todas las alturas. Nadie quiere sentirse destinado
ni limitado por la idea de la imposibilidad.
Lo que hemos podido observar es que, en este grupo de personas, existen las
combinaciones más diversas como se puede ver en algunos actores de cine y teatro
134
modernos, como por ejemplo Al Pacino; él trabaja sus miembros inferiores y se
expresa con la fuerza en el entrecejo, es decir, su atención está en el centro
intelectual o frontal.
En cambio, otro actor, Dustin Hoffman, también se apoya en la posición de bajo
corporalmente y se sostiene en los hombros, pulsando la respiración con los serratos
posteriores superiores; pero, teniendo los dos actores la misma forma de
emplazamiento corporal, en el aspecto psíquico son distintos. Ambos son
musculares, pero uno es psicológicamente más hacia el interno y el otro se
manifiesta con mejor ánimo hacia afuera. Al Pacino resulta menos claro, D.
Hoffman resulta más definido en sus propuestas. Esto los hace a los dos ideales para
actuar con determinados roles, porque sus esquemas corporales los definen con
determinadas marcas, que los obligan a incursionar en determinadas situaciones
dramáticas.
Si ellos pudieran hacer nuestro trabajo, además de todo lo que hacen, podrían
incursionar en otros arcos de expresión. Porque, si una persona como Al Pacino
pudiese emplazar su corporabilidad en los cuádriceps, en vez de emplazarse
apoyándose en los isquiones y glúteo mayor, se encontraría con otro aspecto de su
expresividad.
Explico esto para que se pueda entender la propuesta de nuestro trabajo, que no es
cambiar la forma o posibilidad natural de cada cual, es decir, cambiar su engrama.
Además, no podemos ni podríamos modificar en este sentido, ni tenemos razones
para hacerlo.
La finalidad de la Gimnasia Rítmica Expresiva, es hacer que el hombre pueda
desplazarse en los distintos emplazamientos corporales, dentro de las posibilidades de
cada cual. Si tiene la posición de Alto, que es tener como base los miembros largos y el
torso corto, lo que interesa es que esa persona pueda emplazarse de otra forma dentro de
sus posibles combinaciones. Porque en cada altura tenemos tres posibilidades y
utilizamos nada más que dos.
El engrama es el sello que nos define de una manera; pero el vivir en una sola
posibilidad de nuestra corporabilidad, nos limita dentro de las otras posibilidades que,
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auténticamente, las podemos actualizar si movilizamos nuestras fijaciones e
identificaciones adquiridas por asimilación y acostumbramiento en una posición.
Si no comprendemos esto, no se entiende qué quiero expresar al decir “mover las
marcas”, de qué manera lo hacemos y con qué finalidad nos dedicamos a lograrlo.
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CAPÍTULO 2.
CÓMO SE ORDENARON, EN LA GIMNASIA RÍTMICA EXPRESIVA, LAS
ALTURAS O EMPLAZAMIENTOS EN LOS DISTINTOS ARCOS DE
EXPRESIÓN.
Dentro de lo que es nuestra actividad, nunca nos propusimos hacer que el
alumno realizara nada que no estuviera de acuerdo con su naturaleza. Las
diferentes posibilidades las dividimos en grupos que clasificamos así:
- Alto
- Intermedio alto
- Intermedio bajo
- Bajo
Las diferencias están dadas por la forma de responder a los movimientos y no
por la estatura de las personas.
- Alto es el que tiene facilidad para los movimientos de la plástica apolínea y
ritualista.
- Intermedio alto es el que puede responder a la plástica cortesana y apolínea.
- Intermedio Bajo, responde a la plástica dionisíaca.
- Bajo, responde a la plástica del trabajo.
En nuestra práctica como instructores trabajamos todas las plásticas y hemos podido
ver que nuestra disponibilidad hizo que cada uno lograra una modificación en
su plasticidad, porque, al hacer el esfuerzo de incursionar en otras experiencias,
pudimos con ello comprender a los otros en sus formas y modos.
También descubrimos que, para cada uno de los que nos ubicamos en una de las
alturas que he nombrado, hay tres posibilidades.
En la primera fase de la experiencia nos ubicamos grupalmente que todos podíamos
hacer todo; en la segunda, descubrirnos que unos teníamos una posibilidad o facilidad
mayor para exteriorizarnos en determinados tonos y otros respondían mejor a otros.
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Igual como sucede con las cuerdas vocales; unas personas pueden cantar con una
medida y otros con otras. Y dentro de esa capacidad, que es relativa, también debemos
considerar los factores color y volumen; en nuestra gimnasia esto estaría relacionado
con lo que antes enuncié sobre la forma de emplazarse en la corporabilidad.
Cada grupo muscular, y sus distintas combinaciones, nos permiten un tipo de
experiencia. Los grupos se articulan componiendo la posibilidad de expansionar la
expresividad, que no siempre la utilizamos porque nos movemos esquematizadamente.
No todas las personas podemos realizar el mismo movimiento desde al mismo arco de
expresión.
Descubrimos este principio cuando quisimos saber por qué no todos podíamos
responder de la misma forma a cada propuesta, en el ordenamiento que se había
realizado de acuerdo con las plásticas.
Al principio, suponíamos que imponiéndonos una disciplina lograríamos una acción
conjunta, en la que todos trabajaríamos los mismos grupos musculares y, por
consecuencia, todos lograríamos responder al mismo impulso afectivo de la misma
manera. Pero se comprobó que no es así; no era factible para todos hacer el movimiento
igual, en relación con el mismo arco de expresión. Resultaba, con otra definición según
el emplazamiento corporal.
El alto, por ejemplo, tiene una línea de emplazamiento que, en apariencia, no tiene nada
que ver con el bajo; pero las dos alturas tienen un punto en común. Ambas trabajan
ascendiendo y descendiendo, pulsando y transitando el cuerpo a partir de los omóplatos
y glúteos.
En ambas alturas se trata de desplazarse por medio del trabajo con los oblicuos y la
musculatura profunda, liberando el apoyo central y expansionando brazos y piernas
moviendo el cuerpo en forma ondulante y tomando como punto de apoyo el sentido
cenestésico.
En la práctica, cada uno le dará una variante por la forma de emplazarse en la
corporabilidad. No todas las personas lo lograrán igual, porque el apoyo psíquico de
cada cual modificará la resultante.
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Sabemos que no se puede modificar la estructura, porque cada uno tiene su manera de
emplazarse en la forma. Pero también sabemos que todas las personas pueden hacer el
trabajo de ascender y descender.
Ello exige una práctica, porque si pretendemos que una persona ejecute un movimiento
con un grupo muscular y que se exprese por una línea de energía, no siempre se logra.
No es un problema de entendimiento ni de falta de posibilidad; es falta de frecuentación
de dicha línea de energía.
- Disponibilidad
- Capacidad de respuesta
- Grado de los reflejos a un estímulo.
Estos factores tienen relación con lo destinado, karma o acción a que uno responde.
Corporalmente estamos estructurados de una manera, y por ello no podemos responder
a cualquier esquema de actuación psicológica así como así.
Por ello no nos resultaron útiles las informaciones, ni tampoco nos sirvieron las distintas
escuelas de movimiento para resolver nuestra incógnita. No podíamos dilucidarla ni
entenderla y poco a poco tuvimos que aceptar que el hombre no puede hacer algo que
no responda a su psiquismo.
Desde luego, la propuesta fue siempre poder comprender cómo es el humano y no hacer
que éste responda corporalmente solo a una forma; por ello tratamos de ver cómo es el
hombre en sus posibilidades e imposibilidades.
Lo que sí comprendimos, es que cada una de las posibilidades del hombre es válida.
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DE QUÉ MANERA MOVEMOS LAS MARCAS POR MEDIO DEL TRABAJO
DE LAS ALTURAS.
En el transcurso de todas las clases aplicamos el trabajo con la respiración y, de
acuerdo con la altura, cambia la fórmula respiratoria. En los movimientos que
corresponden a la altura de:
*INTERMEDIO ALTO aplicamos la respiración clavicular, con la expansión de
los pectorales y el trapecio.
Para lograr una evolución en el movimiento, pulsamos con la respiración
rítmica. Practicándola con regularidad, se obtiene una circulación respiratoria
por la cual se amplían las zonas que están cerradas a la conciencia de
expansión.
La respiración clavicular nos permite la suspensión en la elevación, y una
mayor ampliación en la conciencia anímica al superar nuestro sentido de
limitación en el espacio corporal, el cual lo vivimos en una dimensión más
pequeña que la que nos significaría ser Yo en mi totalidad.
Para superar este conflicto es importante esta respiración, utilizando los brazos,
ascendiendo y descendiendo en forma gradual.
Con la práctica, se puede sentir la normalización de las ansiedades, por la
distensión de las tensiones que se nos producen, en la zona del trapecio,
supraespinoso, redondo e infraespinoso que, por haber estado tensionados,
quitan expansión al pectoral.
El movimiento que propongo se tiene que realizar así:
- Ascender y descender los brazos al ritmo de la respiración completa de
Hatha-Yoga.
- Al inspirar, ascender, y al expansionar, aspirar a alcanzar otra dimensión
psíquica.
- Al descender, expulsar el aire, administrándolo en el tiempo del
descenso, sin hacerlo psíquicamente en velocidad, sino viviendo el
descenso gradualmente.
- Al distender los brazos, observar las zonas del trapecio y demás
músculos y si se expansionan, y expresan la distensión.
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Para provocar la expansión, al descender los brazos hay que centrar la atención
en relajar el trapecio, lo que dará como consecuencia movimiento relajado por
la distensión, pero no abandonado.
El movimiento resulta abandonado cuando se descienda psíquicamente en
velocidad, o no se desciende; por esa razón no se produce la necesaria
distensión.
Si no se produce la distensión, no se logra el pulso del ánimo con la afectividad
y si no tiene pulso la afectividad con el ánimo, se vive en su dicotomía, que da
como consecuencia, en la forma de conducirse, un ritmo superpuesto que oscila
entre la exaltación y la depresión. Quiere decir que nuestro sentimiento no llega
a la expansión ni a la distensión.
El intermedio alto tiene su residencia entre el centro laríngeo y el cardiaco; y,
como función, el intercambio por el sonido y las palabras que se relacionan con
la aspiración. La práctica continuada y regular de esta altura, nos permite vivir
una experiencia de expansión en el movimiento, que crece del interno al externo
por el pulso respiratorio.
Lo que generalmente se hace, es distender el movimiento sin relajar el sector
del arco que corresponde al trapecio.
Cuando no podemos relajar la zona posterior, es porque no hacemos el
movimiento inverso; así como también, al concretar el de elevarnos -que tiene
que ser precedido por el de descender- , no accedemos y nos tensionamos.
Donde se tiene que comenzar el movimiento de descender, es en el centro de la
espalda, para radiarlo de allí a los brazos en la expansión horizontal.
No sabemos expansionarnos horizontalmente, especialmente en la posición de
parados, pero podemos lograrlo por medio del ritmo, poniendo el acento en un
arco de expresión que por consecuencia dará un resultado expresivo o una
exteriorización anímica.
Si ahueco en la espalda, es decir en la zona del trapecio e inserciones del dorsal
mayor, amplío el arco de expresión; pero, para lograr la expansión en la zona de
141
la espalda, debo pulsar la respiración en ella, es decir, ampliar los serratos
posteriores-superiores.
Si queremos llegar a la expansión de los pectorales, la respiración tiene que
pulsarse en los serratos laterales, pero no hay que pensar en el pectoral. Si se
hace así, uno enfrenta pero no amplía.
Si uno piensa en el músculo al respirar, no lo expansionará y, por consecuencia,
predicará como presencia en esa zona
Ejemplo: si uno piensa en los pectorales cuando respira y a la vez los quiere
expansionar, lo que resultará es una expresión de poder, que a la vez se tornará
en impotencia, porque en ese momento perdemos el pulso psicofísico.
ALTO: Tiene la respiración de acuerdo con las líneas de energía intercostales.
Se trata de expansionar los serratos posteriores y ampliar la respiración
superior, tratando de formar una suspensión pulsando en forma progresiva,
alternando de un lado a otro del cuerpo. Así se produce un movimiento en
continuidad.
Esta respiración es para incorporar los dos lados a la consciencia anímica,
porque en general se pulsa la respiración en un solo lado. Al trabajar la
respiración en el alto, hacemos que se pueda transitar de un lado a otro y de un
costado superior a otro, elevando la punta de hombro al ampliar la respir ación.
El Alto permite la torsión y expansión en giro, que se tiene que ir ampliando en
forma de elipse y sin detenerse en ningún punto, ni haciendo el movimiento en
forma centrípeta. Para lograrlo, debemos cambiar el punto de apoyo en
resistencia y viceversa; si no se realiza así, el cuerpo se detiene. Debemos
concentrarnos en la respiración, haciendo un pulso respiratorio sin llegar al
máximo de la posibilidad respiratoria. Se tiene que pulsar con inhalaciones
pequeñas de aire y no absorber hasta el límite.
Cuando este trabajo se hace con ritmo de marcha solemne, se logra una gran
continuidad en el trabajo energético.
142
Después de que se logra la expansión, se puede liberar de la música y entrar en
el ritmo personal si ha emergido algún contenido.
EL INTERMEDIO BAJO se realiza con la respiración intercostal, es decir, se
comienza con la respiración completa y, al llegar a la zona intercostal, se pulsa
poco a poco la respiración para hacer el trabajo de avanzar y retroceder,
cambiando el peso del cuerpo, sin llegar a los extremos de la capacidad
respiratoria.
Si se tensan los serratos y se siente tensión en los esternocleidomastoideos, es
que se está excediendo en la respiración; por ello debemos tener un punto de
apoyo en las extremidades y ubicar la corporabilidad en un suceder dramático;
de esta forma podemos conducir la respiración alternativamente de un costado a
otro.
En el intermedio bajo se puede trabajar el diafragma elevando y descendiendo,
haciendo juegos con la voz y poniendo la idea de jugar con nuestro fuelle, que
es el diafragma.
En esta posición, el ritmo nos ayuda a manejar la corporabilidad con gran
velocidad y presencia de ánimo.
Trabajar en intermedio bajo nos divierte de tal forma, que nos vitaliza y
renovamos la emotividad
BAJO: esta posición nos permite hacer distintos trabajos respiratorios según la
manera en que se conduzca la corporabilidad.
Puede hacerse la respiración pulsando en los hombros y la respiración
abdominal con mucha comodidad, si se la hace ubicándose boca arriba con las
piernas recogidas formando un puente.
Este ejercicio se hace para descansar el sistema venoso; y, por la respiración
abdominal, se puede liberar el mecanismo de defensa que nos determina la
posición erecta. En esta posición se sueltan todas las defensas y se puede vivir
la acción respiratoria con mayor amplitud, por el relajamiento y placidez; que
produce hacerla.
143
El trabajo rítmico respiratorio, nos permite liberarnos de las tensiones
provocadas por nuestra dispersión en la mente afectiva.
144
CAPÍTULO 3
¿POR QUÉ HEMOS PERDIDO EL PULSO CON EL COSMOS?
El hombre tiene que ordenar su vida de acuerdo con las circunstancias en las
cuales se desenvuelve, y, si no se ubica en su medio ambiente, tiene que buscar
otro círculo.
Cuando encuentra el medio adecuado a su ritmo, se afinca y desarrolla; pero
también se le presentan otras necesidades, que generalmente se manifiestan por
la inquietud compulsiva de regresar al medio, para informar a sus iguales. Este
aspecto lo obliga a elaborar donde encontró su desarrol lo, para descubrir cómo
lo puede adaptar al medio del cual se alejó. Esta acción es la superación de la
marca que recibió del medio. Porque si él encontró un campo de elaboración y
aprende algo en ese nuevo círculo y luego vuelve y lo aporta a su medio de
origen, ayuda y se ayuda.
Pero, entre ir y volver, tiene que detenerse a mirar meditando su suceder; si no
lo hace, allí puede perderse de su ritmo con el cosmos. Porque se puede
identificar como superdotado y por consecuencia actuar con omnipotencia.
Todos tenemos necesidades de distintos niveles.
Tenemos que adaptar nuestra evolución a distintas exigencias.
Como generalmente lo que aprendemos a ver es cómo podemos ganar, a causa
de esto nos centramos en la personalidad y, lo que necesitamos, es ver cómo
conciliar nuestras posibilidades dentro de las necesidades que se nos mueven en
tres direcciones. Como de los tres pulsos que nos conectan con el cosmos sólo
utilizamos uno, o a lo sumo dos, perdemos el ritmo en nuestro físico y se nos
producen las contracturas, las cuales se evidencian por las deformaciones que,
por mucho que uno quiera corregirlas adelgazando, no logra superarlas.
Si nos adelgazamos o aumentamos de peso, es que hemos perdido nuestro ritmo
vital.
145
Pero lo que me interesa plantear es que el hombre tiene que considerar todos los
aspectos y no solamente uno, porque el equilibrio se produce cuando se
armonizan los tres pulsos, físico, psíquico y anímico.
Podemos estar bien físicamente porque nos funciona bien el organismo;
podemos tener muy buenas ideas en nuestras propuestas pero, en el momento de
concretarlas, el ánimo o aquello que nos impulsa a la concreción, no responde a
la idea.
Bien, trabajando las articulaciones para despertar los reflejos, recuperamos la
primera posición en la cual emplazamos nuestro ánimo en la corporabilidad. Al
hacerlo en la gimnasia logramos conectarnos con la etapa anterior al comienzo
del desarrollo racional, donde comienza en el niño el predominio de la
afectividad, porque rompe el círculo familiar para introducirse en la relación e
intercambio con los otros. Este contacto lo logramos pulsando por la
respiración del interno al externo.
En cambio, si en lugar de pulsar nuestro cuerpo, pensamos en oprimir para
demostrar que tenemos fuerza, el resultado es constreñir en otra zona.
La imagen de mostrarse y demostrar, estará frenando toda propuesta, porqu e la
disponibilidad está ocupada en sostener la propuesta de mostrarse de acuerdo
con un esquema.
Esto se ve claramente cuando un aviso comercial se pone en una acti tud de
enfrentar con su presencia. Como se siente limitado y nos ladra con sus
palabras, uno se niega a escuchar, y mucho más, a comprar ese producto.
Considero que no podemos negar ningún aspecto importante en la vida del
hombre. Se habla mucho de la naturalidad, de ser coherentes, de ser dúctiles y
realmente plásticos, cómo si con ello uno pudiese lograrlo todo.
También yo digo: lo único que nos permite ser plásticos es relajar la cobertura.
Esto es sólo un enunciado más, para lograrlo debemos aceptar muchos aspectos
nuestros.
La estructura no la podemos modificar, pero podemos psicofísicamente adoptar
distintas posiciones que por consecuencia nos producirán respuestas de
diferentes órdenes.
146
Conocer cómo uno resuena, significa una gran posibilidad de vivi r
diferentes experiencias.
Podemos descubrirnos en otros roles. Cuando nos podemos relajar a otro
arco de expresión y pulsar la respiración, y expulsar del interno al
externo, podemos descubrirnos en otros roles que están en nosotros sin
poder actualizarlos por ignorarlo.
Cuando el movimiento se logra por la rotación de las articulaciones,
éstas, como focos de energía, se hacen dúctiles a la idea y nos permiten
modificar nuestro emplazamiento. Esta posibilidad la transmitimos por
medio del trabajo rítmico, que no hay que confundirlo con movilizarse
marcando el compás con el carácter
En las ejercitaciones marciales, los orientales no piensan en derribar al enemigo
o ganarle. Su pensamiento está centrado en cómo llegar a una consecuencia en
sí mismo.
En determinadas actividades, nosotros, los occidentales, tenemos el mismo
principio cuando decimos: hay que hacer sin buscar una consecuencia ni una
resultante. Hacerlo por el solo hecho de hacer. Pero todavía, en relación a
nuestro cuerpo, nos falta ubicarnos entre respuesta y propuesta.
Utilizamos nuestro cuerpo sin consideración. Le exigimos como ajeno o
esclavo. Nos contrariamos cuando reacciona por causa de nuestro maltrato y
eludimos la responsabilidad de conocer sus leyes. Queremos que responda a la
imagen que tenemos en nuestra idea-imagen representativa
No nos damos cuenta de que cuando mentalizamos algo, se nos produce por
consecuencia. Tampoco observamos lo que mentalizamos, porque, si uno dice:
“que se muera la humanidad”, no mira que en ella estamos incluidos todos;
cuando pensamos que un granuja se tiene que morir, tampoco miramos cuándo
actúanos como tal. Porque en la mente conceptual nos hacemos el discurso que
nos justifica, pero, en la corporabilidad, la acción se marca y nos afectará.
Muchas veces nos sentimos disconformes de lo que hacemos, porque no
responde a nuestra expectativa; esto lo he oído frecuentemente en relación a lo
que se produce en las relaciones amistosas y sentimentales. Cuando
147
consideramos que nuestro cuerpo es plástico, suponemos que tendría que ser
modificable en grado superlativo; no aceptamos la idea de la relatividad, ni
sabemos mirarnos en relación a nuestras intenciones en la acción, ni entre
resultados y aspiración.
Cuando se habla de movilizar el cuerpo y dejar que se ex teriorice para llegar a
expresar, también se supone que todo lo que surja tiene que ser aceptado y grato
a los ojos de todos.
Cuando decimos que hay que dejar que emerja aquello que se produce, estamos
tratando de vencer un condicionamiento, en el cual todos nos hemos apoyado y
vivimos por él. Pero no es para vivirnos por lo que surge.
Muchas veces el condicionamiento fue ordenado por alguien que no soy yo; por
esta razón no es fácil superar una marca ni vivir por ella. Lo que interesa es que
nos conozcamos en las distintas experiencias y descubrir qué producen en
nuestro juicio crítico.
Movilizarse desde las articulaciones permite quitar y liberar las presiones y
represiones que tenemos en la musculatura. En la musculatura tenemos marcas
que nos permiten un solo tipo de experiencia.
Las tensiones y limitaciones marcan el tejido o la cobertura, que pulsa por el
sentido cenestésico y kinestésico y se reprime por el ánimo y desánimo.
El problema en nuestra forma de actuar o vivirnos, se produce por las
contradicciones entre la propuesta de acceder a una apetencia o atracción, y la
negación a exteriorizar y enfrentar lo que se nos produce.
La forma de emplazarnos en la corporabilidad tiene muchas contradicciones
provocadas por:
El impulso de actuar en consonancia con lo que nos motiva y la
represión por lo que no corresponde.
Las reacciones de mal humor y desánimo, que son el lenguaje de
oposición a nuestro determinismo de no acceder a la propuesta
de nuestras necesidades.
Nuestras necesidades pueden ser verdaderas o condicionadas,
pueden responder a un centro y resonar en otro.
148
Los mecanismos de defensa se mueven subrepticiamente y no nos damos cuenta
de su actuación y respuestas; lo más .común es que se nos produzca
contrariedad por lo que nos perturba y fatiga por no saber qué nos acontece.
Estos aspectos se ponen de manifiesto en la relación grupal y amistosa con
agrado y desagrado. Como no sabemos a quién atribuirle el hecho lo referimos a
cualquier pequeñez o detalle que no tiene mayor importancia. Esto trae una
resultante en las expresiones psicofísicas, porque cerramos el acceso a los arcos
de expresión y perdemos el pulso de la expresividad. No buceamos ni pulsamos
nuestra corporabilidad con la respiración, ni expansionamos la contractura de
nuestro suceder. Al contrario, constreñimos para reprimir lo que nos sucede; a
esto se le denomina “tener dominio de sí”. Quiere decir que no expansiona su
suceder. Por esto necesitamos hacer una práctica de nuestro pulso anímico y
una frecuentación de nuestra afectividad, para recuperar nuestra conexión con
el cosmos. De lo contrario perdemos el flujo y reflujo de nuestros ritmos
endógeno y exógeno y, por consecuencia:
perdemos la capacidad de penetrar y emerger;
perdemos la posibilidad de enfrentar los problemas
psicofísicamente;
no nos enteramos del suceder porque vivimos en una dicotomía
porque, cuando nos ubicamos en el interno o ánimo, nos alejamos
de la afectividad o personalidad externa.
Cuando estamos hacia afuera, nos comportamos de acuerdo con las
circunstancias, y allí nos detenemos para tomar consciencia de los
hechos; pero, en nuestro cuerpo se visualiza lo que se produce en
el ánimo. Para que éste se supere, se apela a estímulos, pero no se
logra el pulso entre el interno y externo; se provoca una exaltación
seguida de una depresión mayor.
Si no valorizamos estos aspectos, no podremos comprender la propuesta de la Gimnasia
Rítmica Expresiva.
149
CAPÍTULO 4
LAS DISTINTAS FASES DE LA EXPERIENCIA QUE DEFINIÓ LA
ESTRUCTURA DE LAS CLASES
PRIMERA FASE: corresponde al trabajo de nuestro primer período como
grupo, y a la etapa inicial del alumno que practica nuestra gimnasia; los
movimientos están dispuestos con la idea de trabajar las articulaciones.
En esta primera fase, el ordenamiento de la gimnasia tiene, como referencias
fundamentales:
movilizar las articulaciones para que se reflejen en forma espontánea;
la presencia del instructor no tiene que afirmarse en ninguna de las
posibilidades, porque se debe hacer que los alumnos desconcentren su
atención de la fijación que generalmente se tiene en alguna parte del
cuerpo;
Por la plástica, el instructor descubre el lenguaje afectivo.
Por no haber considerado un defecto ser de una manera o de otra –porque eso
que puede parecer un defecto puede descubrirse como una posibilidad-, hemos
podido descubrir al hombre en su lucha por ser de una manera y creer que es de
otra.
Porque el hombre se busca en la vida hacia afuera, y se esconde cubriéndose
por no ser de otra manera. Esa otra manera tiene variantes, porque los hechos y
circunstancias cambian el clima en donde cada uno tiene que circular.
A cada uno de los que participamos de esta experiencia, ello nos movió algún
mecanismo que, por momentos, por amor propio, nos motivaba a desechar el
trabajo.
Todos pasamos por el proceso de querer abandonar; por suerte el interés fue tal
que nos motivó a no renunciar.
Frente a estas situaciones, unos se ponen fanáticos frente a la aflojada de otros.
150
No se podía acceder a abandonar. Era penoso renunciar a todo lo que en sí
significaba el trabajo. Allí uno se decía: no puedo evadirme, aunque por
momentos sentía que le faltaba el aliento.
Siempre, en esos momentos, aparecía una persona o una literatura que nos daba
una luz para seguir avanzando. En la literatura encontramos un punto de
referencia para seguir el camino que se había puesto pesado. Nos ayudaron a
descubrir que nada se hace porque sí, que todo tiene su razón y sentido.
También son muchas las personas que nos estimularon permanentemente y nos
vuelven siempre a la memoria, por su generosidad y buena voluntad.
También el apoyo progresivo de los alumnos nos alentó a seguir, aunque
también nos discutían porque, como a nosotros, se les producían reacciones.
Desde luego que les decíamos: tiene que exteriorizarse y liberar los contenidos
por medio de las reacciones que les producía este problema.
Por estas razones se consideró que debíamos ordenar los movimientos con otra
propuesta, además de la anterior. Es decir, agregar otra intención: ésta se
denominó Gimnasia Correctiva.
¿Qué pudimos descubrir con esta propuesta?
Que por mucho que uno quisiera ordenar al otro en un sentido, no lo logra.
Desde luego que el trabajo no fue en vano, pero, lo que hacía una persona con
un grupo muscular para un impulso, otra no lo realizaba igual. Entonces
descubrimos que esas variaciones sirven para concretar una situación dramática
expresiva. Algunos, haciéndolo desde una región del cuerpo, y otros, desde
otra.
Se supuso que cada uno interpretaba ese sentir, desde un punto de vista. Esto
motivó suposiciones y contradicción en las opiniones, hasta que se llegó a la
comprensión de por qué existen las distintas plásticas dentro de una misma
propuesta.
Las distintas definiciones de escuelas de movimiento y medicina nos sirvieron
como datos integradores, pero no nos aportaron en relación a lo que
observábamos.
151
Consecuencia: la Gimnasia Correctiva quedó como una experiencia específica
para personas con problemas muy acentuados.
En la SEGUNDA FASE se ordenaron los movimientos por los resultados. No
nos fue fácil conectarnos con la posibilidad para movernos, por las dificultades
de cada cual. En una zona, cada uno sabía lo que tenía que hacerse, pero, en
otra, se presentaban grandes dificultades para realizarlo. En esta etapa
comenzamos a darle mucha importancia al trabajo con la respiración.
Se descubrió que no todos podían llegar a lo que se pedía, y discutimos
ampliamente si era factible de realizar.
Con la práctica en continuidad, poco a poco comenzamos a distender la zona
que cada cual tenía tensionada.
No considerábamos que eso en sí fueran tensiones o deformaciones, más bien lo
ubicábamos como una forma de la corporabilidad.
Luego surgió la necesidad de hacer el movimiento en continuidad ; para ello
apelamos inicialmente a imágenes y metáforas que, como no siempre daban
resultado, las dejamos de lado.
Lo que sí nos permitió desarrollar el movimiento en continuidad, fue visualizar
una imagen y luego reproducirla.
El trabajo no tenía, ni tiene que hacerse, a partir del centro in telectual. Al
contrario, se debe tener la propuesta de ubicar ese centro como observador, es
decir, en la resistencia. De esta manera se logra el relajamiento que permite el
movimiento en continuidad.
Cuando se habla de por qué se hace el trabajo de transitar, se vuelve complejo
transmitir una explicación, porque el hombre no sabe transitar entre sus puntos
de apoyo, potencia y resistencia. Estos tres puntos, que hacen el equilibrio en
nuestra estática, los concretamos con una distorsión, torneándolos
corporalmente como los árboles que reciben el viento fuerte de un solo lado.
No sabemos utilizar nuestra capacidad de desplazarnos y trasladar el peso del
cuerpo con toda la amplitud de que disponemos.
152
Cuando vemos la Victoria de Samotracia, nos conmovemos, porque allí está
representado algo que podríamos hacer y no lo podemos ubicar como factible en
nosotros: Es como un paraíso perdido.
El peor enemigo de nuestra disponibilidad, es el juicio crítico intelectual. Por
esta razón, no debemos intentar hacer el movimiento a part ir de ese centro.
Cuando comenzamos el trabajo, había que hacer que se produjeran situaciones
de tensión afectiva para llegar a la distensión. También lográbamos, por medio
de la emisión de la voz, una tónica grupal de hermosos resultados. En estos
casos nos sentíamos ubicados en otra dimensión.
El problema era hacer descubrir la relatividad de todo; en general nos
queríamos quedar en eso y yo percibía que había que romper el encantamiento.
Cuando lo producía, había mucho disconformismo y hasta algunos renunciaban
a hacerlo, sin percibir que en eso estaba el valor de la experiencia. Era difícil
aceptar que, de sentirse sublimado por una tónica afectiva, en la cual se
experimentaba una sublimación, se pudiera pasar a una acción de marcha
forzada. Resultaba discordante y producía insatisfacción.
Tampoco se podía .aceptar reproducir o exteriorizar la insatisfacción.
En la TERCERA FASE del trabajo la propuesta fue tener clarificado:
El punto de apoyo
El punto de mira
La línea de pensamiento
La línea de conducción.
Sin el entendimiento de estas expresiones que permiten el trabajo de palanca no
se podrían conducir los contenidos que emergen en las clases.
El punto de apoyo tiene relación directa con las líneas de energía, por las
cuales nos definimos entre intención y orientación hacia el propósito a alcanzar.
Lo cual tiene que ver con el objetivo.
153
Las músicas que sirven para explicar este aspecto son las marchas. Para los
hindúes, tibetanos y budistas, la marcha es lenta, porque no están orientados
con un propósito inmediato, sino hacia un objetivo. Los occidentales
marchamos para mostrarnos en una representatividad; por cierto que cuando los
oriéntales ejecutan las marchas occidentales, también tienen el mismo
propósito.
La línea de conducción en la cual se emplaza la corporabilidad para iniciar las
marchas, varia con el punto de mira; pero siempre se desarrollan en línea recta.
Esto en sí tiene un significado simbólico. El ritmo o modo como se realiza, dará
la pauta del punto de mira, que tiene que ver con las intenciones o finalidad con
la cual se ejecuta esa acción. Porque cada marcha está indicando aspectos
distintos del hombre en su suceder emocional.
La marcha marcial, da y mueve un tono afectivo y tiene un modo de emplazarse
en la corporabilidad.
La marcha fúnebre da y mueve otro tono afectivo, que tiene que ver con las
circunstancias.
Otras marchas solemnes, como la nupcial y la de coronación, tienen otro
significado, porque la respuesta de los participantes es sellar una situación entre
las personas y el estado, el cual da un punto de mira al por qué se realiza.
En nuestro trabajo hacemos las marchas para liberar y movilizar los distintos
centros que corresponden a las diferentes emociones; con ello se pulsa un
suceder histórico-social, que para cada uno significa y tiene una realidad, por lo
que es en sí.
Las marchas mueven determinados contenidos y, por medio de ellos, podemos
movilizar y conciliarnos entre lo condicionado y lo que luchamos por significar
de una manera.
• Las distintas fases de este trabajo me exigían sostener diferentes aspectos
simultáneamente; les he dedicado el tiempo que más pude a cada una de las
ramas que se desarrollaron. Yo sabía que para llegar a una profundización había
que dedicar mucho tiempo, y por años tuve que sostenerlas a todas
simultáneamente.
154
Sé que cada rama del trabajo tiene la virtud de descubrir a alguien que se
identifica con la actividad. Ejemplo: algunos prefieren el trabajo con la voz,
otros con la pintura, otros los masajes.
Esto dio a cada uno la evidencia de que su naturaleza se ampliaba a esa acción.
Esto tiene su relación de cómo es cada cual. Así se fueron manifestando sus
tendencias con sus líneas de acción.
Lo notable es cómo se produce y de qué manera se desarrolla.
Frente a cada rama del trabajo algunos se dedican a ella con vocación y se
enriquece así esa actividad.
En la CUARTA FASE se ordenaron los movimientos de acuerdo con la
propuesta de conducir la clase en consecuencia a lo que el alumno tiene como
posibilidad de movimiento, porque:
• No todas las personas pueden:
hacer todas las plásticas (en general sólo pueden realizar bien
una de las cuatro y, en una, alguna de sus tres posibilidades,
o apoyos atrás, adelante y en el costado)
exteriorizar espontáneamente su afectividad con los dis tintos
tonos dramáticos
emitir la voz con facilidad.
Estos tres puntos los estudiamos intensivamente con cada uno del grupo. Este
método sigue siendo el mismo y es el que nos sostiene en la experimentación
que luego se traslada a las clases con los alumnos.
• Nuestra gimnasia tenía como finalidad, el trabajo de exteriorización grupal
con un ordenamiento en tres partes:
I. Trabajo junto a la barra, donde se hacen distintos movimientos
comenzando por los de los pies, en sus diferentes posibilidades para
movilizar las articulaciones.
155
II. Trabajo en ronda desplazándose. Se ordenaron los movimientos de
avanzar y retroceder de diversas formas que se alternan con el
trabajo anterior de movilidad articular.
III. Trabajo en el suelo para:
hacer torsiones
descubrir las posibilidades de nuestro cuerpo para la
movilidad.
En todos estos trabajos, lo que se busca es que las personas aprendan a mirar
fuera de su círculo, de su mundo, en el cual el otro no existe. También se
aprende a captar lo que se produce al hacerlo.
Las reacciones de aceptación y rechazo -que parten de las presiones que se nos
producen a todos-, al exteriorizarlas nos permiten la expansión de la
afectividad.
Se realizan juegos para distraer y disipar las nubes que se forman por la
insatisfacción.
Las músicas nos ayudan y motivan juegos en los cuales los alumnos se inducen
en pro o en contra.
La QUINTA FASE es la que corresponde a la discriminación, la cual tiene
que ver con el Conocimiento. El conocimiento viene por la individuación,
producto de la reflexión, que es producto de una experiencia. A consecuencia
de esto emerge la vivencia que corresponde al Quinto Rayo.
Esta fase surgió luego de acceder a la propuesta de dejar hacer al alumno a
partir de sí para que emerja con el sentido cenestésico. (Aspectos de esta fase se
desarrollan en el libro “Charlando con el alumno”)
156
DIAGRAMA ESTRUCTURAL DE LA CLASE DE GIMNASIA RÍTMICA EXPRESIVA.
Todas las clases tienen un diagrama estructural basado en el mismo esquema.
Lo que varía, en cada una de ellas, es el ritmo que se utiliza en cada nivel por lo que
aporta el alumno.
Se utilizan juegos dramáticos a través de la música de acuerdo con las circunstancias
que produce el desenvolvimiento de la clase.
El instructor está atento al clima que se va formando, para ayudar a culminar en una
resultante de expresión grupal.
El principio con que fue ordenada la estructura de las clases, se basó en las posibilidades
fundamentales del cuerpo humano, las cuales son:
movilizar las articulaciones tratando que se logre hacerlo en forma espontánea,
sin presionar en ninguna de ellas.
el apoyo de acuerdo con las líneas de energía o meridianos.
salir o liberarse de la investidura. En el transcurso de la clase, el alumno se
olvida de su sometimiento a la forma vestida.
Las articulaciones: Comenzamos a movilizarlas desde los pies, porque son los más
afectados por la vestimenta; luego hacemos que el alumno mueva las rodillas y después
nos centramos en la cadera o eje del cuerpo. De allí comenzamos a centrar nuestra
atención en los distintos centros, con la intención de movilizar las energías para que se
produzca su cambio de cualidad.
Si no se trabajasen las articulaciones, no se podría preparar el conducto por donde
canalizar las energías que se localizaron en un arco de expresión, formando un núcleo.
Las líneas de energía, o trabajo de alineamiento: lo determinamos por las distintas
plásticas, las cuales tienen relación con un juego de meridiano.
Como las personas tenemos una posición por acostumbramiento, el trabajo de
alineamiento se practica progresivamente para que, poco a poco, el alumno pueda
dramatizar en las distintas plásticas e ir adquiriendo la imagen de la posición psicofísica
en que un día se podrá desenvolver fluidamente, en el ritmo de flujo y reflujo que
157
concilia los contenidos externos y los contenidos internos. Esta práctica nos libera de las
formas condicionadas.
Como sabemos que para el alumno es muy complicado ejecutar desde al
principio esta propuesta, el instructor marca los movimientos mentalmente, y le
motiva con el ánimo o entusiasmo. Como sabemos que, insistiendo y reiterando para
que haga lo que el instructor se propone, lo único que se logra es identificar al alumno
con sus dificultades, la propuesta de nuestra gimnasia es que realice en forma
sorpresiva. Así, el alumno se olvida de sus conflictos, vestiduras y tensiones .
No podemos ponerle otra exigencia además de la que ya trae, porque cada uno tiene su
nivel de aspiración y su medida de impotencia.
Cuando exigimos, podemos notar cómo se pierde el entusiasmo y la vitalidad,
paralizándose la espontaneidad de la clase.
Desde luego que hay momentos en que se dan indicaciones; lo hacemos cuando
se distiende la expansión; ahí el instructor indica, pero en líneas generales y no
en forma particular, salvo que el alumno pregunte.
Este principio nos ha permitido lograr el propósito fundamental de nuestro trabajo,
y es que las personas se entreguen a hacer, y se concentren en el suceder de la
acción por la acción; así el alumno se introduce en su mundo sensi tivo y
afectivo.
Muchas personas se dejan llevar por su fantasía y, en el momento en que todos
se sienten libres del instructor porque la música los conduce, éste les deja que
se expresen de acuerdo con su espontaneidad y se ubica en una asana para no
formar juicio crítico anímicamente.
La investidura: Si no se trabajasen las energías, en el sentido de hacer cambiar
los puntos donde uno se fija por identificación, no se renueva el ritmo
respiratorio, y, por consecuencia, no se modifica el esquema en el cual uno se
siente no vivir.
Solamente se puede modificar el esquema corporal, cuando uno frecuenta otras
líneas de energía que no están concientizadas en la elaboración de la
personalidad.
No siempre aceptamos nuestra identificación con un modo, ni nos permite todas
las experiencias de acuerdo con nuestra aspiración. Las modas o modalidades,
158
son vestiduras que tienen que movilizarse para que emerja nuestro verdadero
esquema psicológico que nos permita ser nosotros mismos.
Al iniciar la clase utilizamos la barra como elemento de sostén para los
primeros movimientos; ello nos permite a todos distender el cuerpo en otros
espacios y ampliar la respiración.
Cuando se emplaza la corporabilidad en los miembros inferiores, a partir del
arco de expresión de la cadera, se puede disponer de la corporabilidad superior
para ampliar la respiración en los diferentes serratos y grupos musculares
asociados a la respiración.
De esta manera se liberan:
los intercostales de los rectos del abdomen
el transverso de los oblicuos
los intercostales del dorsal mayor
el trapecio de los redondos
Este trabajo lo realizamos moviendo a partir de la respiración, pulsando en cada
zona. Al realizarlo, entramos en la movilidad que se produce del interno al
externo por la pulsión anímica. Las expresiones de languidez y abandono nos
ayudan a liberar los mecanismos afectivos que constriñen la expansión
respiratoria en esas zonas.
Cuando el instructor percibe que los alumnos se entregan a la acción en forma
fluida, los libera de la barra. Ello permite una acción muy vitalizadora, que es
el trabajo con los brazos; como estos estuvieron frenados por la barra, el grupo
se entrega a liberar sus sensaciones afectivas.
Se hace una ejercitación en ese orden y, si el instructor lo percibe oportuno, se
entrega a hacer los movimientos en rueda, en la cual se trabajan los
movimientos en posición de pie en forma natural En ese momento se ejercita
mucho la respiración completa de Hatha-Yoga y, simultáneamente, se hace un
movimiento de brazos y piernas que corresponden a la Plástica Griega que tiene
como finalidad trabajar las líneas de energía; de esta manera trabajan los
humores de los órganos .y vísceras, que corresponden a cada meridiano.
159
Las presiones por la actividad diaria, en las cuales los miembros est án
sometidos a una posición determinada, se liberan y circula la sangre, circulan
las ideas y la energía con otro ritmo. Esto beneficiará al alumno en su
desplazamiento y funciones excretoras.
La respiración en la Plástica Griega se hace lentamente para que, al respirar y
movilizarse en continuidad y en forma progresiva, se combustionen los
humores.
Los movimientos son ligados y sin tensión. Se hacen distendiendo para lograr el
relajamiento de la musculatura profunda. La propuesta es lograr una entrega al
movimiento por el movimiento, para emerger del interno al externo. Si no se
logra una distensión de la cobertura, no se llega a esa propuesta, porque las
contracturas que se forman por los hábitos de vivir en determinadas posiciones,
no dejan vivificar algunas partes de la corporabilidad.
Para poder expresar, debernos liberar las presiones represivas que se ponen de
manifiesto en los distintos arcos de expresión. Cuando logramos continuidad en
el movimiento y se percibe que se ha formado suficiente energía en el grupo, lo
conducimos a un movimiento de ronda en el cual cada uno se entrega a
divertirse; allí el instructor deja que se expansionen libremente.
Cuando se percibe que la energía declina después de que ha llegado a su
culminación, el instructor cambia de juego; además puede cambiar de posición
física, es decir, se pasa a trabajar en posiciones distintas ya sea sentados,
arrodillados, acostados o rotando el cuerpo expandiéndose.
En el suelo, el alumno experimenta una sensación de abandono que le com place
y divierte; le significa trabajar de esta manera porque logra vivificar parte de su
circulación y su aspecto térmico se ordena. Al trabajar en el suelo, la
circulación sanguínea tiene su momento de recuperación del ritmo.
El hombre se mueve muy poco rotando y deslizándose de una posición a otra.
Ni en la playa se hacen movimientos que libaren de las convenciones.
160
Cuando pueden hacerlo en las clases, las personas se sienten muy bien y se les
ve con otra circulación en su semblante y sus ojos se vivif ican.
Los movimientos están ordenados para que, al realizar uno, se produzca el otro
por consecuencia lógica. Son los movimientos que hacen los bebitos cuando aún
no se han fijado sus reflejos en las articulaciones.
Lo que se puede ver es la lucha entre lo que surge y le complace hacer y lo que
se manifiesta hacer en determinados momentos como una reacción u oposición.
Hay personas que no se permiten dejarse llevar por la sensibilidad de compartir
en el suelo; por ello el instructor marca los movimientos haciendo que el
alumno se habitúe a hacerlos y los incorpore. Cuando lo logra, el instructor los deja
libres para que realicen esos movimientos naturales del niño y que en el adulto están
fuera de su realidad habitual.
Lo notable es con qué facilidad los realizan si el instructor los hace con determinada
despreocupación. Si se marcan remarcando o dando instrucciones, no se logra la
propuesta de moverse con naturalidad, se construye y se pierde fluidez.
Para lograr fluidez, se debe hacer del interno al externo y no por las forma del
movimiento solamente.
En nuestra educación los movimientos están condicionados por esquenas
ordenados para cumplir con determinados roles; he podido observar que esto
también sucede con las asanas.
Los hindúes las hacen con relajamiento, porque esas posiciones les son
habituales desde la infancia. Nosotros, que fijamos nuestras posiciones,
terminamos haciendo movimientos metódicos y armados desde el centro
intelectual, que es el más lento y rígido de todos. Además, asociamos con la
posición de firme y de rigidez que practicábamos en la escuela.
Hacer el movimiento en continuidad y relajadamente, nos permite distendemos
a otro espacio en la corporabilidad.
Para conducir la clase, el instructor tiene como puntos de mira el ritmo y no el
compás; no se conduce a un resultado, sino que deja que el movimiento se vaya
sucediendo.
Para realizar una acción, no debemos detener la imagen en la continuidad, ni
remarcarla en los detalles.
161
El movimiento no surge y es remarcado, porque se tiene el concepto de forma y
línea rectangular del cuerpo, y no se visualiza al hombre en la acción y pulso
anímico que da la corporabilidad. Se exigen como ideales la estática y la
rigidez.
En nuestra formación tenemos conciencia de dos dimensiones, alto y bajo; no
tenemos conciencia de espacio en el tiempo. Por ello, cuando hablamos del
cuerpo, no hablamos de volumen ni de desplazamiento de la forma en el espacio
y en el ambiente.
Se habla del cuerpo como de una totalidad escultural y lineal, no tenemos
sentido del volumen porque está enjuiciado; nos definimos como línea.
Esta es la causa por la cual nos entregamos a vivirnos en una dimensión y en un
plano. No tenemos conciencia de los costados ni de la parte posterior . Lo que
sabemos, por información, es que atrás están otros aspectos nuestros, pero no
los vivimos como dueños de casa.
La presencia se hace corporalmente con distintos juicios, ordenados de acuerdo
con la modalidad de cada grupo. Cada humano tiene sus respuestas
condicionadas a una forma de definir al de su grupo, y por consecuencia, a los
de otros grupos.
Cuando se mira este hecho, parece infantil, pero actuarnos de esa manera.
Tratando de mirar sin juicio, uno se queda vacío, hasta que después puede ver
al humano o persona sin ninguna vestidura, ni propuesta de que el otro sea de
tal o cual forma.
Desde allí, el instructor comienza a mirar al alumno, y lo ve en otra dimensión.
En vez de querer modificarlo, descubre por qué actúa de tal manera y
comprende por qué la persona tiene tales o cuales dificultades en su forma de
manifestarse, o por qué se traba cuando, en determinados momentos, se le
quiere inducir a una nueva experiencia.
162
NO ES IGUAL INTUICIÓN QUE RESPUESTA A LA FORMACIÓN Y
HERENCIA.
Para encontrarnos con nuestro engrama debemos mover la forma y, por
consecuencia, emergerán los distintos roles que están marcados en nuestro
mundo interno.
Hay aspectos de la personalidad que se evidencian por manifestaciones que no
siempre están en consonancia con nuestro determinismo o propuesta de actuar.
Cuando no aceptamos a alguien, es que él no se acepta así como se reproduce.
Si queremos ayudar al otro, no podemos entregarnos al juicio crítico que nos
nueve, tenemos que hacer un proceso de cambio y descubrir que no nos atañe a
nosotros resolver la vida del otro de acuerdo con nuestro esquema dramático.
Podemos conciliar con el interno del otro si sabemos pasar de una forma de
actuar a otra, porque tampoco podemos actuar con dos roles simultáneamente .
Esto es lo que cuesta entender, por eso se dice: no se puede ser arte y parte. El
arquero lanza la flecha hacia el objetivo, pero él no es la flecha ; del mismo
modo, nosotros no podemos ser la idea en función de un propósito y el
propósito a la vez.
Cuando comenzamos el trabajo con nuestra gimnasia, ut ilizábamos las plásticas
como propuestas hacia un objetivo y con la exigencia de reproducirlas con
exactitud.
Mientras esa fue la propuesta sólo captábamos la forma en su proceso; cuando
nos pudimos liberar de ello, descubrimos que:
no se pueden descubrir los conflictos que se nos producen por no poder
lograr esta propuesta plástica
no se puede reproducir aquello para lo cual no tenemos estructura
corporal
poniendo una idea-acción, se puede reproducir cualquier posición
163
para lograr esa plástica y poder reproducirla, debemos creer en poder
hacerlo
debemos aceptar que podemos actuar mimetizándonos de distintas
formas
No es lo mismo forma, que modos ni modalidad
Muchas veces se confunde mimetización con la forma de describir
corporalmente un modo o modalidad, esto es en realidad inducción por
imantación.
El nombre es plástico y dúctil. Mirando cómo no se le produce esta condición,
descubriremos por qué el hombre se considera un destinado fatalista y como
atrapado por lo inexorable.
Vuelvo a repetir que si no hubiese dejado de lado la propuesta de modificar a
los demás y conducirlos hacia una forma de hacer o reproducir, no hubiese
logrado descubrir los aspectos que expongo.
Desde el comienzo intuí que no debía luchar por modificar al otro ni a mí
misma. Pero una es la intención y otro es el funcionamiento por formación y
herencia.
Debía hacer que el alumno hiciera haciendo de acuerdo a como él podía y,
luego, conducir ese contenido a una plástica universal .
Muchas veces me perdía en la experiencia por entregarme al mecanismo
romántico de que lo bueno y valedero es ayudar al otro a salvarse de la
experiencia; concepto interpretado de que Cristo vino a salvarnos de
experimentar. Me llevó tiempo comprender que yo no podía ni debía salvar a
nadie; y, si no lo hubiese comprendido, tendría que haber abandonado el
trabajo.
El procedimiento, al conducir lo que emerge a la plástica universal, consist e en
vivificar y agrandar poco a poco la posición constreñida, ampliando el rol,
164
sacándolo de la imagen fija como una fotografía y pasándolo a una actuación
vital.
Esta técnica nos permitió descubrir dónde están los problemas y dónde se
produce la resistencia a actuar en determinados roles o modos, que hacen surgir
por consecuencia las oposiciones a una forma, por vivirse en otra.
En las clases surgen estos aspectos con bastante frecuencia y uno puede mirar
lo que sucede y lo que no se produce por la resistencia a la acción.
Cuando se mira una clase, esto se hace muy evidente y, lo que nos podrá llegar
a detener como instructores, es quedarnos en el proceso en el cual no podemos
superar la oposición o falta de ductilidad del alumno a acceder a otra
experiencia, en lugar de reproducir su distorsión y nada más.
Es notable cuándo el alumno no quiere modificar sus modos, especialmente si
los vive como su singularidad que lo afirma. Su particularidad o forma de
resistir perturba al grupo y anímicamente el grupo se le opone y afectivamente
lo rechaza.
Esto no puede ser motivo de desaliento, porque poco a poco el alumno se cansa
de ese juego; por ello hay que dejar que se entretenga con su distracción hasta
que se fatigue.
Solamente cuando el alumno se fatiga de hacer algo, se le puede hacer ampliar
la imagen constreñida hacia la plástica universal.
165
LA PLÁSTICA DE LOS MODOS O MODALIDADES DE CADA CULTURA,
TIENEN SU EJE EN UNO DE LOS CENTROS O CHAKRAS.
El eje lo da el centro, y cada plástica tiene como radio de expansión el espacio
entre dos centros, formando una elipse que se puede visualizar en la
corporabilidad por la torsión, que da como resultado una ampliación de la
respiración de un costado y un tono más tenso de la musculatura en el otro lado.
Del lado en que se amplía la respiración, el tejido es más abundante y se puede
descubrir esa región del cuerpo más desarrollada.
En relación a este tema puedo definir así:
Caso uno: si la persona tiene la posición de apoyo en la pierna izquierda, su
respiración de mayor expansión será en la región izquierda.
Caso dos: si la persona tiene su posición de apoyo en la pierna derecha, su
respiración de mayor expansión será en la región derecha.
Caso tres: si la persona se apoya separando las piernas, su respiración será
intercostal, es decir, que respirará parejo de ambos lados. Cuando la persona se
apoya acentuando con las piernas, el apoyo lo reproduce en los talones,
cerrando las rodillas de tal manera, que se forman tensiones muy pronunciadas.
Estas formas dan una tónica cada una, la cual es de una psicología determinada
porque, según la combinación en el emplazamiento corporal son las respuestas
psicológicas que se nos producen por consecuencia. Las variantes son
múltiples.
Pero, lo que quiero tratar no es cómo son las variantes que se pueden observar
mirando la actuación de las personas en relación a su comportamiento corporal,
sino que si el hombre logra cambiar su punto de apoyo, puede plasmarse de otra
manera.
Para ello es preciso pasar el punto de apoyo físico de la idea-imagen a la línea
de energía correspondiente, idea-acción. Esto sería cambiar de la torsión a fluir
con el cosmos.
166
Otro aspecto es poder modificar su atención respiratoria y ampliar la otra región
que no se pulsa.
Ejemplo: si una persona no amplía el lado izquierdo por estar centrada en él su
atención, la potencia está concentrada en esa región.
La región es toda el área que se expansiona.
El lado izquierdo se verá más contradictorio que al derecho, porque la forma
tendrá más desniveles del lado que respira más profundamente. La causa es que,
en el lado que ampliamos, nos movilizamos más a partir de los contenidos que
del lado que se respira menos. Podríamos decir que del lado que respiramos más
nos alojamos.
Cuando nos desalentamos por lo que nos sucede, en general pasamos nuestra
atención o pulso dramático al lado opuesto. Ahí nos refugiamos como forma de
fuga.
Por cierto que este juego psicofísico se produce sin que percibamos
conscientemente su proceso.
Así como el oleaje tiene su flujo y reflujo, así se nos produce el pulso rítmico
que establece la conexión entre el ritmo endógeno y el exógeno, hasta lograr
una expansión del contenido que emerge por la expresividad.
Si no sabemos salir de un arco de expresión, no podremos sostenernos cuando
el ritmo del oleaje se amplíe. Para poder sostener fluidamente este juego,
debemos saber ampliar las posibilidades de nuestra corporabilidad.
Debemos saber ampliarnos interna y externamente para, luego, conciliar ambos
ritmos y así, poco a poco, entrar en la armonía del cosmos. Al lado del mar se
puede lograr siguiendo su ritmo, pero, para que nuestra emotividad participe,
debemos utilizar la memoria emotiva ampliando con la respiración la
emotividad de ese ritmo.
Si se pretende hacer así como así, uno no podrá conectarse con los contenidos
emotivos, y si no lo hace con una emotividad, no traerá a la periferia nada
significativo.
167
En cambio, al identificarnos con un contenido, y ampliarlo en la corporabilidad
vivificándolo hasta lograr visualizarlo con la lógica y la razón, para saber a qué
nivel histórico corresponde, sincronizamos el pulso anímico con el contenido.
Si no lo logramos así, quedarán siempre disociados la corporabilidad y el
contenido; es decir, no uniremos el pasado con el hoy y mucho menos podremos
encontrar el contenido psicológico del mañana. A eso se le dice estar trabado, o
distorsionado al pulso de la evolución.
Si no ejercitamos la acción de pulsar y expulsar ahuecando y proyectando hacia
el exterior, no podremos entender estas conclusiones
Lo que sacamos, en general, es el disconformismo sobre cómo son las cosas que
nos suceden. Eso es lo que nos produce la repetición en una forma de
exteriorizarnos, porque nos contamos como incapaces, lloramos como
condenados y nos quejamos como si no tuviésemos contenidos para lograr una
acción creativa
Lloramos porque no podemos vivirnos como algo más que un vegetal y un
animal. Queremos tener contenidos y acciones significativas, para demostramos
a nosotros mismos que somos capaces de exponernos en una acción de
cualquier nivel superior a una persona común.
Todo esto se puede observar en el transcurso de las clases.
Por esa razón, cuando uno marca un movimiento con las plásticas universales,
ve la respuesta y cómo, cada uno, accede o le significa hacerlo; especialmente
cuando psicofísicamente percibe la atracción por realizar aquello que le
simbolizaría.
Esto es lo que siempre me ha conmovido del alumno, porque se ve
permanentemente en cada clase, aquí y en cualquier lugar que he trabajado. Por
eso digo que las plásticas griegas, las de posiciones místicas y las asanas, son
plásticas universales.
168
SI EL ALUMNO NO TUVIESE CONTENIDOS QUE MOVILIZAR, LOS
INSTRUCTORES NO TENDRÍAMOS TEMA PARA DESARROLLAR EN LAS
CLASES.
Si el alumno no nos provocase reacciones y no nos moviese la afectividad, no
tendríamos tema de elaboración, porque:
si el instructor no tuviese como punto de apoyo el trabajo con los
opuestos, no podría manejar los contenidos que emergen en las clases;
si el instructor no tuviese como elemento de sostén el trabajo con las
distintas plásticas, no podría liberar y conducir los diferentes aspectos
dramáticos.
La conducción es en relación a los modos y modalidades del suceder histórico,
que emerge en la expresividad, y a la situación climática que emerge
psíquicamente por las reacciones de aceptación y rechazo.
Si el instructor no tuviese aclarada la diferencia entre trabajar las alturas y
trabajar las plásticas, se quedaría en la circunstancia del suceder histórico y no
podría descubrir el suceder en relación al tiempo que transcurre hoy, en este
momento y en relación a cada país.
No todos tenemos el mismo centro de emplazamiento físico, mucho menos
resonamos al suceder grupal de la misma forma. Por eso es tan importante
descubrir el trabajo de los arcos de expresión: para poder manejarnos con el
acontecer y no querer conducir lo que se produce en la clase a una forma
definitiva.
*Las violencias que el hombre ha vivido por ser exigido, lo convierten en
receloso y desconfiado a la indicación. Tememos a las indicaciones como algo
que nos mueve a desconfiar y nos defendemos de mirar. Por ello, no nos
conocemos ni sabemos bucear para sacar aquello que nos mueve.
169
Por estas razones es necesario que el alumno se exteriorice en las clases poco a
poco y en grupo. No podemos ni queremos forzar a nadie a que suelte una
acción.
El alumno lo logra cuando puede hacer su incursión en sus aspectos negativos,
o de violencia, o de reacción a la conducción.
170
DIÁLOGO.
USTED DIJO QUE EL HOMBRE TIENE UNA OPORTUNIDAD, ¿EN QUÉ
CONSISTE ESA OPORTUNIDAD?
Esa oportunidad es que el hombre se conozca en su capacidad y sepa cómo
funcionan sus resortes.
USTED HABLA DE QUE EL HOMBRE TIENE VIOLENCIA PORQUE SE
SIENTE ESQUEMATIZADO Y NO PUEDE REVERTIR LOS HECHOS. ¿SE
PUEDE LOGRAR LO CONTRARIO?
Si nos descubrimos cómo actuamos y de qué forma estamos engranados,
podemos ampliar nuestro esquema constreñido, con el cual nos sometemos a
vivir por las definiciones que nos hacen sentirnos incapaces y no nos dejan ver
otra posibilidad.
Estamos engramados. Ello en sí significa que estamos ordenados a responder de
una forma. Si conocemos la ley para ampliar el engrama, podremos ser de una
forma o de otra. Para ello debemos definir cómo necesitamos ser, o de qué
manera podemos ser.
CON EL TRABAJO DE GIMNASIA, ¿LOGRARÉ ENTENDER O
DESCUBRIR ESE CAMINO?
Sí. Por ello utilizamos las plásticas de distintas escuelas; porque también sería
peligroso querer liberar el esquema corporal, sin dar una orientación a los
contenidos que se despejan por la exteriorización. Pero, lo más importante, es
que la persona sepa a qué línea de pensamiento corresponde su naturaleza.
Por eso digo, no somos tan así como así, libres de escoger por nosotros
caprichosamente. Somos de una forma y ello tiene que ver con una experiencia
que tenemos que concretar. Cómo la hagamos, eso en sí, nos dará otra marca,
con la cual nos sentiremos ser, por lo que hemos realizado y por lo que hemos
171
concretado; pero no por lo que se marca en la forma, porque esto puede quedar
superpuesto, ajeno a uno.
Nuestra búsqueda no es la de una imagen, como muchas veces se supone; es la de
una idea-acción, que, por consecuencia de las marcas que deja su trajectoria, se
hablará de nosotros como una imagen ideal o desastroza.
ESE DEJAR HACER, NO ES PELIGROSO, POR QUE QUE CADA UNO
HAGA LO QUE LE PARECE.....
Ese dejar hacer vale hasta el punto en que el alumno necesita saber, como le ocurre a
usted, que pregunta, porque tiene una información de algo que le inquieta y quiere
completar la figura.
LA FORMA DE LAS CLASES FUE VARIANDO. ¿CON QUÉ CRITERIO LO
FUERON HACIENDO?
En la medida en que pasó el tiempo, fuimos experimentando aspectos que se ordenaron
de acuerdo con la evolución. El trabajo se ordenó con la propuesta de que el alumno
pudiera:
descubrir y descubrirse entre lo que se pretende y lo que se es.
visualizar entre:
lo que se conoce como imagen, y lo que se proyecta
lo que se limita y lo que se puede realmente
lo que cree y lo que es relativo, porque, aunque algo no le
resulta a él de valor, no quiere decir que no signifique.
¿DE QUÉ FORMA ENCARAN ESTE ASPECTO?
Usted, ¿se fatiga de hacer algo que no le significa?
SÍ, DESDE LUEGO, PERO NO VEO LA RELACIÓN.
172
Cuando uno hace el trabajo en las clases, los instructores “tomamos” de los alumnos, es
decir, nos mimetizarnos. El alumno hace y repite hasta que un día se cansa de su
esquema y lo rompe, haciendo otro gesto, tomando así otra dimensión en su
expresividad.
Este suceder es de suma importancia, porque es allí que el alumno propone otra
experiencia al grupo.
¿QUIERE DECIR QUE AL HACER EL TRABAJO EN LA CLASE SE LE
PRODUCE AL ALUMNO UNA MODIFICACIÓN EN LA
EXPRESIVIDAD?
Sí. Así es. No sólo se le produce una modificación, sino que amplía su radio de
expansión y, por consecuencia, se podrá expansionar en otra frecuencia de onda.
En este tipo de experiencia, se logran romper los círculos que están cerrados en la
corporabilidad. Al ampliar su radio de acción, en el cual se desenvuelve, su capacidad
se modifica; con ella contribuirá, con sus posibilidades renovadas, a su grupo. Por
consecuencia el grupo recibirá los beneficios de esta experiencia.
¿DE QUÉ MANERA?
Cuando uno del grupo supera la marca de un rencor, está indicando la posibilidad al
otro. Muchas veces no se atreven a una experiencia que les parece que no podrán
soportar, pero, al ver hacer al otro, se atreven a descubrir que es factible y por dónde es
que se puede.
LOS CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA DE LAS CLASES ¿TIENEN SUS
RAZONES?
La estructura en sí no se ha cambiado. Es el ordenamiento el que se modifica; se hace
más flexible, porque permite al instructor utilizar nuevos elementos de acuerdo con las
exigencias.
Pero existen determinados aspectos que no pueden dejar de tenerse en cuenta. Ellos son:
la elaboración con la respiración
173
el movimiento en continuidad
la idea de que el instructor “toma” del alumno, y de cómo conducirlo para una
experiencia y luego fugar a otro esquema
no dormirse en cualquiera de los puntos que enumeré.
¿A QUÉ LLAMA DORMIRSE?
Muchas veces, uno entra en la elaboración de algún aspecto, el cual es válido en cuanto
no tome demasiado tiempo de la hora de trabajo. Lo que es útil en un momento, en otro
puede traducirse como una forma de fijación o acostumbramiento.
Muchas veces uno entra en una inercia y no se da cuenta, porque le satisface lo que se le
está produciendo. Por ello, como profesionales, no podemos detenernos.
Debemos tener una estructura móvil y accesible, pero no tanto que no nos sintamos
obligados a responder ante nosotros mismos por lo que hacemos y para qué lo
realizamos.
¿ES NEGATIVO QUE SE PRODUZCA ASÍ, ESPECIALMENTE PARA EL
ALUMNO?
No, de ninguna manera, pero no se llega al plano de la creatividad, que está justo
después de vencerse a sí mismo.
Para el alumno no es negativo, porque él puede sacar consecuencias de todos los
aspectos que se producen. Porque se acepta y lo sigue al instructor en su inercia, puede
aprender. Pero también vale si logra expresar su disconformismo.
¿EL DISCONFORMISMO PROVIENE DE QUE EL INSTRUCTOR NO LE MUEVE
ALGO? ES DECIR, ¿NO LE SIGNIFICA HACER ESA EXPERIENCIA ASÍ?
El disconformismo proviene de dos aspectos:
el alumno está fatigado de hacer sin participar
se ha colmado la medida por algo que a él le significó con anterioridad.
¿POR ESO USTEDES CAMBIAN DE INSTRUCTORES EN LAS CLASES?
174
Sí, en un aspecto. Pero lo fundamental que necesitamos todos los instructores, es seguir
estudiando y compartiendo en el grupo largas jornadas de elaboración. Es lo único que
nos quita de la modorra y nos permite entrar en la dimensión de la creatividad.
Porque estudiamos grupalmente podemos:
descubrirnos por sorpresa
identificar en velocidad un hecho o acción que solos no lo podemos hacer
solos no nos pódenos entregar en la dimensión que sería superar la marca de
nuestra afectividad.
¿TODOS USTEDES HACEN ESTA EXPERIENCIA GRUPAL?
Muchos la siguen haciendo, porque para ellos la experiencia no ha terminado. Para
otros, la experiencia es o fue hasta un punto, donde sienten que no puede absorber más
su esponja.
¿USTED CONSIDERA MAL QUE NO SIGAN ELABORANDO GRUPALMENTE?
Bien, hay quienes siguen en esta tarea con una marca que ellos se han puesto. Por esto
no tenemos conflicto. Tampoco lo tenemos con los que, después de una experiencia,
vuelven y quieren renovarse.
Pero hay bastantes personas que no han estudiado lo suficiente y trabajan por su cuenta;
suponen que están actualizados y siguen haciendo el trabajo como fue hace un tiempo
bastante prolongado.
Tampoco aquí tenemos conflicto, pero solo cuentan con un aspecto de la tarea.
¿PERJUDICAN A ALGUIEN CON ELLO?
A ellos solamente, porque se pierden la oportunidad de seguir elaborando.
¿ESO ES PERJUDICIAL? Y SI NO TIENEN ESPONJA, COMO USTED DICE,
¿CÓMO HARÍAN PARA QUE LES PENETRE MÁS?
175
Tendrían que ahuecarse más para poder penetrar en otra dimensión y liberar la
identificación de su personalidad que se han creado “para vivir”. Este “para poder vivir”
es el inconveniente.
ME CHOCA SU EXIGENCIA.
Sé que le resultó exigente. Pero, ¿podría haber hecho lo que he realizado si no fuese así?
Además, no condeno a nadie; me perturba cuando veo cualquier aspecto de la vida que
se enquista. ¿Cómo no me va a preocupar que una persona que estuvo en el grupo en un
momento, se haya olvidado y no pueda reaccionar, porque no se da suficiente cuenta de
que la vida es lucha y no resignación, ni tampoco claudicación?
Sé que pelean por no mirar su descuido. Por ello lo escribo. Muchos dicen “es mi
Karma”, como si dijesen “es lo destinado”. No es así.
Se introdujeron en una vía muerta y se fue el tren y quedaron en un desnivel. Nadie
vendrá a sacarlos de allí. Para justificarse, siempre existen buenas excusas. “La vida es
lucha en este estar”. Pero no podemos ni debemos quedarnos.
ESO QUE DIJO, ¿QUÉ SIGNIFICACIÓN TIENE PARA CONOCER AL HOMBRE?
¿Usted dice para descubrir su conducta?
EN UN SENTIDO, SÍ. PERO NO SE SI A ESTA FORMA CORPORAL SE LA
PUEDE RELACIONAR CON LA CONDUCTA.
Tiene que ver con las formas de responder en forma refleja.
¿DE QUÉ MANERA?
Bien, ya le dije que es una forma refleja de actuar, o sintonizarse con determinados
sones y con determinadas formas de accionar.
No quiero decir que porque una persona tenga una posición como postura, será o
actuará siempre de la misma forma. Pero sí que tiene más facilidad, para actuar o definir
frente a una circunstancia, de acuerdo con el rol que le da su posición.
176
La persona que tiene actitud, puede, con más facilidad, enfrentar o defenderse con tonos
desafiantes. Desde luego que la persona que está en postura, tendrá el otro aspecto en el
interno y tiene una conducta refleja más doliente y melancólico; pero en el interno
tendrá el otro aspecto y estará actuando.
Lo que sucede, es que uno no siempre se identifica con la imagen que refleja con mayor
facilidad. Con esto deducimos y suponemos también que los culpables son los otros.
Esto nos hace actuar de la forma o manera “que no queríamos”.
ES INTERESANTE ESTO QUE USTED DICE, ESPECIALMENTE USTED ME
DETIENE A PENSAR EN RELACIÓN A ESE OTRO ASPECTO QUE TAMBIÉN
ESTÁ EN UNO Y NO SIEMPRE SE LO CONOCE. ¿CÓMO SE ENTIENDE QUE
UNO SEA ASÍ?
Es sencillo. No se puede ser de una sola manera, porque en la vida todo tiene su ley de
recurrencia, que se produce por el pulso exógeno y endógeno que da, como
consecuencia, al fluir y refluir.
Es un suceder natural. Si somos como él cosmos, debemos tener los mismos ritmos.
Nuestras emociones son nuestro mar. Lo que sucede con respecto a esto, es que no
pulsamos como el mar, que, en su ir y volver, forma un ritmo en el cual la naturaleza se
expresa.
El sol nos influencia y la luna también y, así como el sol nos permite vitalizarnos, la
luna mueve les contenidos. Igual sucede en nosotros con respecto a nuestro cuerpo
emotivo.
(Se incorporan otras personas al diálogo y opinan; algunas de ellas practican la gimnasia
y otras han venido a mirar las clases.)
YO NO TENGO NADA QUE LIBERAR. PORQUE NO SOY UNA PERSONA
REPRIMIDA.
NO VEO LA RAZÓN DE GRITAR COMO LOCOS ¿USTED CREE QUE ES
NECESARIO SUPERAR ALGO?
177
SOY UNA PERSONA EDUCADA CON UN MODO Y UNA FORMA DE VIDA. NO
VEO EL MOTIVO POR EL CUAL TENGO QUE PONERME EN LAS
CONDICIONES QUE SE PONEN USTEDES.
YO, CUANDO TENGO QUE DECIRLE ALGO A ALGUIEN, LO HAGO SIN
REPRESIÓN.
¿Lo vive bien en las consecuencias? ¿Se queda bien cuando lo hace?
NO ES QUE ME QUEDE BIEN O MAL; LO QUE IMPORTA ES QUE NO SOY
UNA PERSONA REPRIMIDA. YO QUIERO ACLARARLE QUE LO QUE TENGO
QUE HACER ES GIMNASIA. NO ME INTERESAN ESAS PAYASADAS QUE
AQUÍ SE HACEN.
¿Por qué viene aquí?
PORQUE ME QUEDA CERCA. ADEMÁS, USTEDES SON TAN “AMABLES”.
HÁGAME CASO, NO ME CRITIQUE MÁS. PERDERÁN MUCHA GENTE CON
ESO QUE ESTÁN HACIENDO.
Sí, tiene razón. Pero eso le ocurre a usted, y a otros no le sucede así. Además, para
nosotros sería más fácil acceder a su propuesta. Pero no podemos ser desleales con
ustedes. Hemos comprobado que este aspecto tiene tanta importancia, o más, que
moverse con la idea de hacer movimientos marcados.
FRANCAMENTE NO ENTIENDO PARA QUE HACEN TANTO RUIDO.
(En esos momentos, en algunas de las salas, se oían los gritos y las reacciones
generales.
Tenía razón. Si uno lo escuchaba así, “era cosa de locos”.
Allí se daba rienda suelta a los impulsos reprimidos. Todos se motivaban con fuerza
porque se sentían apoyados en el otro. Con ello se lograba una consecuencia general en
la cual la mayoría participaba activamente.)
178
¿POR QUÉ ES NECESARIO GRITAR?
Porque liberamos contenidos afectivos que se formaron por las represiones a un impulso
natural y espontáneo.
El niño prueba sus cuerdas vocales gritando
El impulso natural se produjo en la infancia
El determinismo de hacer y pulsar la afectividad fue frenado. En consecuencia, uno
no sabe:
matizar con sus tonos afectivos. Se vive en una sola tónica; la voz no se
proyecta naturalmente
cantar cualquier canción que uno quiere entonar. Lo hacemos con reserva y la
crítica se encarga de frenar el impulso de disfrutar de nuestra expansión
decir con seguridad y aplomo. Cuando querernos afirmar algo, lo decimos en
tono de pelea
ordenar, porque cuando lo hacemos somos mandones, imperativos y
desconsiderados
decir algo grato, porque nos ahogamos por la emoción y no podemos exponer
decir algo en una reunión espontáneamente. Necesitamos de las anotaciones.
Hay otras razones por las cuales es necesario gritar y las podemos sintetizar diciendo:
Necesitamos proyectarnos por medio de la voz, porque es el medio más completo que
tiene el hombre para expresarse.
Sin la práctica de la emisión de la voz, no se liberan los condicionamientos de los
impulsos frenados.
El hombre necesita conjugarse por la respiración y el sonido, en una expresión
que le sintetiza en un instante de su existir.
Cada vez que nos conjúganos con ese sonido, nos conjugamos con el cosmos y
nos conciliamos con nosotros mismos.
179
Así como por una emisión de voz nos fijamos, por una repetición nos
obsesionamos -porque queremos descubrir qué significó-, al reproducirla nos
liberamos de su presión o fijación.
Si lo logramos, expansionando y pasando el tono a otra octava, rompemos el
enigma y, por consecuencia, nos liberamos de su repetición.
La voz es la capacidad del hombre de hacer música al reproducir un sonido. Con
ello descubrimos nuestros sentimientos, y podemos definir su diferencia con la
afectividad.
La diferenciación entre afectividad y sentimiento a través del juego vocal, es la misma
que entre danzar y expresarse y bailar y mostrarse. Ambos son parte del hombre, ambos
son parte de un suceder que tiene significación en el momento oportuno.
‒ Cuando podemos reproducir algo que nos suena, nos liberamos de su repetición.
Los sones que nos bullen en nuestro mar profundo, nos permiten saber que por ellos
existimos.
Si no podemos reproducirlos, nos dejan un interrogante que percusiona en el ánimo y se
evidencia en la corporabilidad.
Queremos contar, pero reproducimos un sonido que la palabra puede contradecir.
¿Por qué no nos descubrimos en los sonidos?
Porque, enseguida que los emitimos, surgen los comentarios despectivos. ¡Lástima que
haya sido tan deformado el cantar con el oficio de ser cantante!
¿Por qué no nos permitimos sentirnos y percibirnos en nuestro son?
Cuando en las clases decimos que cada uno emita un sonido pulsando la respiración, se
percibe la timidez, la inseguridad.
¡Cómo cuesta independizarse y permitirse surcar otras aguas de la emotividad! Se
percibe el pudor en cada uno; por suerte, muchas veces logramos vencer las resistencias
y entre los alumnos se producen coros hermosos.
El canto ennoblece, nos libera de la violencia y de las reacciones por reclamos y
reproches por resentimiento.
180
Cantando lo que nos conmueve, pasamos a otro tono los contenidos afectivos y nos
sentimos vivir en otra dimensión.
Allí somos capaces de amar y de mirar al otro fuera de los condicionamientos y
fórmulas afectivas.
Cantando nos consubstanciamos con el vivir humano,
nos liberamos de la repetición afectiva,
dejamos de regañar para vivir en el espacio de los sentimientos.
‒ En las clases gritamos para liberar el resentimiento y la violencia, pero no para
aprender a ser gritones.
Nos liberamos de lo ingrato, y por consecuencia aprendemos a cantar y, en el canto,
expresar nuestros sentimientos.
Si el movimiento en las distintas plásticas y el trabajo de asanas no estuvieran ligados al
canto, no saldríamos de ser repetidores.
En el año 1958 comenzamos el trabajo con los gritos; lo primero que nos perturbó, fue
la sala donde trabajábamos, que no estaba preparada para los gritos que emitíamos.
Tuvimos que encontrar otro lugar para trabajar grupalmente y hacer esta experiencia.
Cuando la pudimos hacer en un ambiente adecuado, descubrimos esta forma de
exteriorizarnos, que nos permitió manifestarnos de una manera que para cada cual era
sorpresiva y a la vez gratificante.
Desde luego que esto se le produce al que lo hace, y no al que lo mira, y mucho menos
al que lo escucha solamente.
Es una tarea que exige:
Un lugar adecuado, para no tener conflicto con los vecinos.
Hacerlo con una medida y gradualmente. Se pueden afectar las cuerdas vocales
si no se sabe emplear la respiración adecuadamente.
Es importante tener la propuesta de emitir el sonido con la movilidad; pero no
por ello deba ser éste el único objetivo.
181
Se deben pulsar los gritos en distintas zonas del cuerpo, pulsando los arcos de
expresión: de lo contrario, se puede alojar en un solo tono y, por consecuencia,
no se libera ni crece el son.
Es preciso tener en cuenta que el trabajo con los gritos fue hecho, y se hace,
para sacar aspectos de la personalidad que no creció o no pudo crecer, porque el
niño no pudo gritar de una manera. Lo que interesa es gritar en relación a lo que
a uno le sale, y si se lo pulsa corporalmente, se obtiene la evolución del grito
hacia el canto y la palabra.
Se pueden descubrir otros sones gritando en diferentes tonos.
¿Qué consecuencias pudimos observar en los resultados?
beneficia las cuerdas vocales
se amplía el caudal de expresividad vocal
se conjugan la vibración y el color de la voz
se mecaniza el movimiento natural entre emitir la voz y el manejo del
diafragma. Generalmente este reflejo está dormido en el hombre por falta de
espontaneidad.
Se logra realizar cualquier fantasía con la voz, porque se juega con todas sus
posibilidades.
Como el trabajo se hace grupalmente, las personas se entregan en la medida que se
disponen a la experiencia.
El grito es netamente afectivo; pero sin el grito no encontramos el canto y mucho menos
el decir adecuadamente.
No tenemos coordinación entre la propuesta de explicar y la reacción condicionada de
enjuiciar.
Generalmente las personas se expresan disociadamente; no pueden manifestar sus ideas
ni entrar en la discusión.
Entre la recepción y la exposición de un tema, existen cantidad de contenidos que
fueron detenidos por el juicio crítico y que funcionan condicionadamente.
182
En consecuencia, cuando nos entregamos a decir algo que nos significa en el
sentimiento, también nos surge aquello que en determinados momentos no lo decimos
por miedo a que salga mal.
El decir "mal" tiene que ver con la fuerza que ponemos en el juicio.
Esa fuerza obedece a dos factores: el tiempo que hemos demorado en decir y la
intención que ponemos para que el otro nos comprenda.
Bien, si a esto se lo practica en las clases, aprenderemos a decir con sentimiento, cuando
se nos produce.
Cuesta, porque generalmente decimos por amor propio y no por amor. Decimos porque
queremos que el otro modifique algo.
Aun cuando el otro nos pida que le digamos cómo lo vemos, es difícil decir sin
violentarse.
Si participa el sentimiento, uno no dice para modificar al otro, sino por la circunstancia.
En las clases elaboramos sobre las relaciones humanas, que no siempre resultan tales.
Lo logramos por medio del trabajo de los mecanismos de:
defensa de mi propia persona
protección de mis derechos
En las clases que denominamos “de diálogo”, se ponen de manifiesto estos aspectos y se
pueden tratar en relación a la palabra.
Como en ese juego del diálogo no existe ningún compromiso por lo que se dice, se dice
con libertad.
El que lo recibe también responde espontáneamente y con ello se establece un contacto
con nuestro mundo relativo, que se sostiene por las suposiciones, que son producto de la
conducción e interpretación del medio ambiente.
‒ El trabajo con los gritos y el de diálogo son complementarios; lo mismo que los
trabajos con los gritos y de entonación con la voz para llegar a cantar.
El grito parte de los contenidos afectivos.
La dramatización del grito la define el ánimo y el desánimo. La palabra, en cambio,
parte de los criterios que se sostienen y se ignoran las contradicciones que se pueden
tener entre lo que defendemos idealmente y lo que nos mueve a defendernos por interés
o necesidad.
183
Por eso muchas veces nos encontramos tomando partido en una situación que no
suponíamos antagónica a nuestra forma de pensar.
Con el trabajo de diálogo se puede descubrir la relatividad de la palabra y por qué es
necesario conocer el significado que contienen las expresiones.
‒ No siempre aceptamos aquello que se nos produce, porque en ello está implicada una
acción en la cual no nos consideramos ubicados como Yo.
En el trabajo de diálogo se puede ver este aspecto, y ello nos obliga a comprometernos y
definir nuestro juicio crítico para no vivir por suposiciones.
Si queremos ser coherentes, debemos hacer un trabajo de elaboración, para definir entre
lo condicionado y lo que realmente somos.
Si no lo hacemos, nos quedaremos respondiendo a dos puntas, entre lo que creemos ser
y aquello que se nos produce porque las circunstancias nos motivan a entrar en un juego
en el que no queremos participar.
Somos una caja de resonancias, debemos conocerla para no sorprendernos.
Si ya no nos sorprendemos, es que hemos visto lo que termino de exponer.
184
IMPORTANCIA DEL TRABAJO CON LA VOZ PARA LA SUPERACIÓN ENTRE
AFECTIVIDAD Y SENTIMIENTO.
Si no gritamos, no llegaremos a la dimensión de la entonación y la fonética.
Por la entonación y la fonética podemos reproducir los distintos modos afectivos.
El grito libera el quejido, que nos habla de las emociones contenidas.
En las reacciones de rebeldía, nos frena el mecanismo de quejarnos por lo que
hemos hecho; se asocia grito con reacción de culpa
Si no liberamos los quejidos, no podemos llegar a aquello que nos movía a decir.
Cuando decimos algo al otro, es porque nos mueve un sentimiento; si no lo hacemos, se
nos produce desazón o insatisfacción y si lo hacemos mal se nos produce desazón o
insatisfacción.
Considero que la mejor forma de decir nuestro sentimiento es cantar lo que una
situación nos produce.
No sabemos emitir la voz libremente; generalmente sabemos contar algo que nos
impresionó; pero no sabemos decir con todo nuestro sentir, porque se ha ubicado cantar
con arte de mostrar y no con lo que realmente es: hablar de algo que nos bulle en otra
dimensión.
Si aprendemos a cantar, no necesitamos gritar.
Cuando un pueblo canta a su naturaleza y a todo lo que el país le brinda, como ocurre en
algunas canciones nuestras, habla del sentimiento.
Cuando le cantamos a la desilusión y a la soledad, estamos indicando algo que no
sabemos definir. Puede ser que los cantos nostálgicos obedezcan a un suceder de otro
tiempo al que seguimos condicionados.
Por ello cada generación canta de modo diferente; los jóvenes no cantan igual que los
que tenemos otra edad. Por suerte ellos se han encontrado con el son de su suceder.
¡Qué bueno si pudiéramos decir cantando aquello que nos hiere en nuestros
sentimientos! De esta forma nos quejaríamos menos y seríamos más armoniosos.
185
El canto, como el movimiento, cuando se logra hacerlo fugando un contenido, nos
permite la liberación de consubstanciarnos con el cosmos.
• Como ocurre con el grito que nos ayuda a liberarnos, así nos sucede cuando hacemos
cualquier ritmo que nos mueve en las articulaciones en forma refleja.
Cuando todos en la clase podemos exteriorizarnos en forma espontánea, de acuerdo con
nuestras reacciones afectivas, logramos una victoria significativa.
A los hombres les cuesta más que a las mujeres exteriorizarse gritando; el hombre
acepta mejor la propuesta de moverse atléticamente que la de hacer movimientos
rítmicos. En esto se mueve mucho el juicio crítico, por el prestigio y la constante de que
un hombre es respetable cuando es serio y tiene sobriedad.
Las señoras mayores también suelen tener el mismo prejuicio.
La pena es que las personas no se muevan por la necesidad, sino por los criterios.
Estamos condicionados a ser coherentes, de acuerdo con algo que se llama serlo. Por
eso es complejo lograr que determinadas personas movilicen sus articulaciones, griten o
participan de los diferentes ritmos.
También ocurre esto con personas muy jóvenes que están ordenadas por un esquema
heredado. Ellos no responden a la propuesta de moverse, no porque no les apetezca,
sino porque son muy fuertes los criterios y condicionamientos.
Existe un factor que surge en las clases, y es la represión constrictora que no permite
aceptar la clase como una forma de expansionarse jugando. Lo que se relaciona con el
canto, interpretar, moverse, exponerse, y todo lo que tenga que ver con movilidad
coreográfica, molestan a las personas que suponen que hacer en la vida es una línea
recta.
La metáfora de la línea recta se acerca a la de la marcha, pero no se relaciona con hacer
ritmo, y mucho menos con gritar y desorbitarse, como sucede en determinados
momentos de las clases.
Por cierto que cuando lo logran, se sienten vivir y se ríen de todo lo que se negaron.
Descubren la vida en otra dimensión, donde no les importa si les miran o les enjuician.
Viven ese despertar con gran conmoción y nosotros, los instructores, compartimos ese
suceder como un festejo. Ante esos resultados, es que nos sentimos compensados de
hacer esta tarea.
186
• Por el ritmo y la exteriorización se puede llegar a la expresión.
El ritmo nos moviliza en las articulaciones, y, por medio de la movilidad, emergen
contenidos afectivos, que se pueden observar en la forma de realizar los movimientos.
Los elementos que nos ayudan a profundizar otros niveles de trabajo son la memoria
emotiva y la música con sus temas afectivos.
Las plásticas son oportunas para dramatizar la modalidad que corresponde a la época
del tema musical. No es la misma la plástica de un baile criollo que la de un vals vienés,
o la de un tango de la época de Villoldo que la de Frosedo; cada uno da una plástica que
nos permite trabajar los distintos prototipos. Así podemos liberar contenidos afectivos
que producen distorsiones en la corporabilidad; si no los movemos, nos afectaran en
otro grado.
Uno no sabe por qué se le forman determinadas torsiones en la corporabilidad. En estos
casos, los ritmos nos ayudan a dramatizar aspectos que no nos corresponden, ni hemos
vivido, pero están marcándonos una modalidad, que nos tiene sujetos a vivirnos de una
manera que no nos sentimos nosotros. Se dice: no puede hacer esto o aquello; pero la
realidad que generalmente se ignora es que uno está en una investidura corporal en la
cual no se siente uno mismo.
Esto se produce en la dimensión de potencia o carencia. Cuando uno se vive como
carente, frente a una exigencia interna de hacer algo de una forma, cree que lo que tiene
que hacer es cambiar la estructura; allí es donde nos confundimos y muchas veces nos
mentimos.
• Para alcanzar una evidencia, se tiene que experimentar en un campo neutro. No se
puede saber si algo se acepta o rechaza si no se toma distancia.
Por esta razón, en la búsqueda de la necesidad de definición vocacional, nuestro Sistema
sirve como campo neutro para:
Actuar en la vida de relación y profesionalmente como actor
Decir, en público y en diálogo lo que pensamos
Ejercitar, con algún instrumento, o cualquier habilidad manual
187
Aprender a escribir a máquina o manejar cualquier máquina
Aprender una actividad que nos significa como vocación
Sintonizarnos en el centro que corresponde a la acción que queremos
realizar, y en la cual no nos desenvolvemos bien.
188
LOS ARCOS DE EXPRESIÓN TIENEN SU EJE EN LOS CENTROS O CHAKRAS.
Para poder pasar de un centro a otro, debemos flexibilizar el centro que utilizamos, o en
el cual nos alojamos.
Generalmente queremos pasar de un centro a otro, pero no lo podemos lograr, y no es
por no poner empeño en hacerlo, lo que sucede es que estamos identificados en un
centro. Allí es nuestra residencia, el lugar que utilizamos de nuestra vivienda.
Para pasar la atención al otro centro, es indispensable que sepamos salir de la región o
zona en la cual estamos localizados.
Lo más complejo es que no pulsamos nuestra corporabilidad en ese centro, porque
estamos en el cuerpo, no somos o residimos allí como posibilidad.
No podemos utilizar los distintos centros. Estamos sumergidos en un centro o estamos
emergidos.
Si estamos sumergidos, en la postura de entrega hacia nuestros contenidos o intimidad,
predicamos corporalmente como recatados y discretos. Esta puede no ser la propuesta
consciente, pero es la resultante por la posición física que puede haber sido heredada.
Si estamos emergiendo, vivimos enfrentando a los otros. Esta no es la propuesta tal vez,
pero frente a los demás, resultamos presuntuosos y despectivos. En esta posición la voz
sale desafiante o altanera.
En ambas situaciones la persona se sentirá limitada o reducida, o incomprendida por sus
opuestos.
Cuando lo que los demás hacen nos despierta admiración, es porque el otro está en una
frecuencia de orden distinta a la nuestra.
Esto puede ser porque el otro está en otra dimensión, lo cual da otra combinación
psíquica. Dicho en el vocabulario de Alice Bailey, lo influencian otros rayos.
También dicen en Yoga, que pertenece a otra rama o combinación de cualidades.
Es decir, que los conflictos se nos suscitan cuando somos de las mismas combinaciones
en la realización o record que tenemos que superar. No es que queramos cambiar
nuestra cualidad, lo que necesitamos es encontrarnos con la presencia para plasmarla en
una idea-acción. Si admiramos a los que pueden, es para darnos impulso para la partida.
189
El que otros puedan y yo no pueda impulsarme para emerger, demuestra que existe un
inconveniente en el mecanismo de impulsión.
Creo que estamos ordenados en actitud o postura, para luchar entre lo que tenemos y
lograr lo que no tenemos en disponibilidad.
Por ello ambulamos buscando para pulsar la expresividad de alguna forma.
Generalmente, lo que necesitamos es pasar el centro de atención entre el que es nuestro
apoyo y el antagónico. Los arcos de expresión, siendo antagónicos, son
complementarios entre sí; están equilibrando la estructura. Bien, uno puede pasar el
centro de atención de uno a otro centro y con ello lograr otra experiencia.
• Para pasar de uno a otro centro, debemos aprender a descender y ascender. Cuando
tenemos interés de algo, podemos trasladar el centro de atención; naturalmente que,
como sucede espontáneamente, no siempre tomamos conciencia de ello.
Otro aspecto que nos confunde, es cuando decimos consciente. ¿Somos conscientes de
nuestra corporabilidad, o memorizamos lo que nos ha sucedido? ¿Realizamos una
acción viviendo el suceder, o esperando un resultado?
En este orden, los movimientos que tienen que producirse a partir del sentido
cenestésico, se ejecutan, generalmente, con el sentido kinestésico.
Otro problema, si no sabemos cambiar nuestro centro de atención, relajándonos al
suceder, es que no se puede producir el movimiento, o el cantar, el danzar, el decir, a
partir de su fuerza endógena. Se producirá desde la periferia; no puede haber acción de
flujo y reflujo y no se producirá el fluir que esperamos. Por ello debemos aprender a
hacer algo para una finalidad. Si lo que queremos aprender coincide con nuestras
posibilidades, que sería el arco en que me apoyo, puedo ser útil o tendré lo que se
denomina “talento”. Si no, nos dirán con mucha discreción que nos dediquemos a otra
actividad.
Si no aprendemos a manejar el ludión, no podremos ascender y descender.
• Con nuestra gimnasia logramos hacer algo en relación a lo que he explicado. El algo
depende de la disponibilidad de cada uno y su nivel de aspiración. Si miramos la vida
como un campo de posibilidades, ella es grata y nos podremos disponer a hacer
cualquier experiencia.
190
Cuando existe un interés, se logra el nivel de aspiración.
Cuando existe la necesidad de hacer, se encuentra las fuerzas para resistir
las contrariedades y el esfuerzo que exige una dedicación como la que
necesita para aprender a cambiar la atención de un centro a otro.
Cuando uno está conforme como es, no hay problema, y no es necesario
hacer esta tipo de experiencia. No es raro que ocurra así; muchas personas
actúan por los centros que los armonizan por su creatividad e ingenio y
tienen sentido de orientación.
También se produce que, en un orden uno está conforme, pero en otro quiere alcanzar
otra experiencia. En estos casos, la gimnasia, o cualquiera de los aspectos de nuestro
trabajo, le beneficiará.
Puede ser necesario el trabajo de alineamiento para liberar las trabas o tensiones que
provocan la falta de ductilidad en la experimentación.
Esto puede haberse producido porque el tejido y las tensiones son producto de muchos
años de estar en la misma postura o actitud. Por ello hay que aprender a pulsar la
corporabilidad.
Si no hacemos algo para ayudar a elastizar las capas periféricas de nuestra
corporabilidad, no podremos pulsar del interno al externo.
Nuestra cobertura está cerrada, no permite la apertura para expulsar expresivamente.
La forma más fácil de exteriorizarnos es a través de los gritos, porque fue lo primero
que pudimos hacer, y la movilidad más frecuentada es la contráctil.
El niño no expulsa con facilidad; se defiende ahuecando, no sale. O si no, le sucede
como expliqué sobre actitud, sale muy bien con los pectorales, enfrenta, pero no sabe
retrotraerse.
Si al niño se le hace masaje al nacer, puede tomar con más facilidad la línea vertical.
Además podrá pasar de un tono a otro con flexibilidad.
Pasamos de un son a otro en forma compulsiva, no tenemos pulso. Por eso es tan
importante hacer un trabajo, con la propuesta de llegar a la expresión.
El alineamiento tiene sus distintas etapas de realización, con las cuales podemos ir
abriendo las posibilidades expresivas. Sin este trabajo, muchas veces no logramos que
191
la persona pueda circular del interno al externo, porque las capas de tejido forman una
cobertura muy fuerte, y no se logra el tono y mucho menos la disponibilidad del
alumno.
Cuando se logra una apertura, se vive ampliamente y uno lo festeja. Ese día se vive la
emotividad de haber conquistado otra dimensión.
Trabajando esta tarea, se puede pulsar el suceder del otro, como un nacimiento
consciente, porque es la apertura a una dimensión que se había vivido como limitación.
192
DIÁLOGO
SI EL ALUMNO EN LA CLASE SE DISPONE AL TRABAJO, ¿ES PORQUE LE
DIERON ALGO QUE A ÉL LE SIGNIFICÓ?
Ese algo que le significó, puede ser sencillamente una reacción que le provocó un
compañero.
Desde luego, sé lo que usted me quiere decir, pero lo que proponemos nosotros es una
forma de juego, que se va desarrollando por consecuencia después de determinados
minutos de clase. Luego debemos tratar de estar atentos a seguir los juegos que nos
provocan los otros y disponernos a acceder a ellos. Por consecuencia, debemos
disponernos a dar la fuerza en determinados momentos de las clases y en ciertos juegos
que se esbozan, hasta que los alumnos los descubren y continúan hasta que se gastan.
Allí el instructor apela a otro recurso oportuno para conducir la clase a otro tema.
Nuestra tarea, en ese momento, es conducir la acción a la plástica que corresponde. ¿Le
resulta claro lo que explico?
NO DEMASIADO, ¿QUIERE DECIR QUE LO LLEVAN A OTRA ALTURA CON
LA MÚSICA?
Sí, porque el hombre necesita trabajar todos los arcos de expresión. Si no hubiésemos
hecho este ordenamiento, no podríamos hacer el trabajo con todas las personas que
llegan a nosotros.
El humano está engramado en una forma de respuesta.
¿ES COMO DECIR QUE ESTÁ PROGRAMADO?
Sí, está ordenado de tal forma que responde a determinados estímulos de una manera.
Las personas creemos que podemos hacerlo todo. Lo hacemos, pero las respuestas no
son idénticas, ni tienen la misma cualidad psicológica.
En las marchas se puede ver que todos avanzan, pero algunos, psicológicamente, están
retrocediendo, o resistiéndose a la acción de avanzar. Las razones fundamentales son
dos:
193
el engrama de cada uno
el esquema corporal por la forma de emplazarse, que puede ser:
resistiendo, enfrentando o abandonándose y sumergiéndose.
Estos dos aspectos con sus variantes, dan una cantidad de combinaciones en la forma
corporal.
¿A QUÉ SE DEBE?
En algunos, es en relación con la actividad; en otros es la afectividad. Son muchos los
factores que mueven; por eso hay que movilizarlos oportuna y progresivamente.
Cuando se produjo el hecho que determinó su plástica, la persona quedó con ritmo
endógeno y creció allí; por la memoria emotiva lo tenemos presente pero no sabemos
hacerlo emerger solos.
¿CÓMO LOGRAR LIBERARLO O TRAERLO AL OTRO RITMO, ES DECIR, AL
RITMO EXÓGENO? ¿CÓMO LO HACEN?
En primer lugar, no tratamos de llevarlo al otro ritmo; esto se produce por procesos de
repetición, en el trabajo y a lo largo de vivencias repetidas. Por eso es necesario hacer
gimnasia con regularidad.
En el primer momento, lo que hacemos es producir una frecuentación con una acción
semejante. Después de un tiempo, la persona se permite pasar al opuesto.
¿SERÍA REÍR SI ANTES LLORABA?
No, ese no es el opuesto. Si se le produce así es el extremo.
SI LA PERSONA NO TIENE ESA NECESIDAD O PUNTO DE MIRA, ES DECIR,
NO TIENE LA NECESIDAD DE SACAR SUS CONTENIDOS PORQUE TEME A
LO QUE SE LE PUEDE MODIFICAR, ¿QUÉ HACEN USTEDES?
194
Nosotros no forzamos el suceder; por ello decimos que no se puede provocar ninguna
presión sobre el alumno. Este sigue las clases hasta donde se lo permite su
disponibilidad.
la música,
el trabajo con la voz,
el trabajo con las distintas plásticas,
el trabajo con la Yoga,
el trabajo con las dramatizaciones que ayudan a exteriorizarse,
el trabajo con el ritmo y la expresión plástica,
el trabajo con la pintura rítmica,
son todos factores que pueden disponer a la persona a una participación en un momento
de la clase.
Si la persona se niega, no la forzamos, pero el trabajo con la respiración y el
movimiento rítmico siempre le ayudarán a sus propuestas.
195
CAPÍTULO 5
¿QUÉ ES PULSAR EN LOS OPUESTOS?
Después de un estado de exaltación, por lógica consecuencia se nos produce un estado
de depresión; porque todo lo que se mueve en el universo tiene un ritmo de flujo y
reflujo que llega a una culminación y desciende en un ritmo progresivo.
Replegarnos con los ritmos de la naturaleza es nuestra oportunidad de meditar.
• El sol y la luna nos influencian.
Nuestros humores, nuestro temperamento y nuestra naturaleza toda se mueven con el
ritmo del flujo y reflujo del sol y la luna.
Si en la corporabilidad nos negamos al pulso del ritmo interno y externo, que puede
estar frenado en postura o actitud, retenemos humores; y, al no fluir, no podremos
expansionar ni expandir un contenido que nos excede. Esto nos afectará, no solo por
contenerlo, sino porque se expansiona endógenamente, deformando la corporabilidad.
Para armonizar el pulso entre el ritmo endógeno y el exógeno, y reproducir el flujo y
reflujo que nos sintoniza con el movimiento del cosmos, en nuestra gimnasia trabajamos
grupalmente, en clases mixtas y grupos heterogéneos, de distintas edades, criterios,
posiciones y actitudes...
Trabajamos en ronda para producir el trasvasamiento de la energía, que no sólo se
transforma por el movimiento, sino compartiendo en juegos que permiten intercambiar
vitalmente renovando las emociones.
Así como el agua que si no tuviera la resistencia de la tierra no podría fluir, así nosotros,
si no tuviéramos la oposición del medio para emerger por la exigencia de la opinión que
nos presiona, no tendríamos flujo y reflujo, ni tendríamos interrogantes para incluir algo
más de la evolución. Porque si no tuviésemos marcas, no tendríamos contenidos.
196
• En nuestras prácticas para instructores, elaboramos el trabajo con los opuestos que
realizamos en las clases generales, porque al instructor debe conocer las leyes de estos
aspectos en las dos dimensiones que se producen: en el plano de los sentidos y en el
plano de las emociones.
La elaboración de los opuestos que hacemos en las clases para instructores, es para
frecuentar el ritmo endógeno y el ritmo exógeno.
En nuestra vida de relación, al ritmo exógeno lo frecuentamos en la actitud de enfrentar.
En cambio, no llegamos a la zona de manifestación del ritmo endógeno porque lo
tenemos censurado desde la infancia, porque con ese ritmo se evidenciaba nuestra forma
de actuar con falta de presencia en la dinámica. Esto se interpreta como oposición al
medio.
En la etapa que vivimos endógenamente, o tamásicamente, nos censuraron y
disciplinaron para ser activos. También en la mente intelectual nos han formado el
hábito de responder en velocidad y con ritmo dinámico; y en la corporabilidad somos
estructurados para ser activos o rajásicos.
Esto se pone de manifiesto por la prestancia y forma de dinamizarnos muscularmente.
En el ánimo nos manifestamos activos, dinámicos y con presencia, y con el desánimo
nos abandonamos y desalentamos en el suceder o acción que nos toca reproducir y no
logramos resolver y nos manifestamos dramáticamente con nuestro tono afectivo.
Cuando nos invade el desánimo, nos abatimos o nos excedemos en dramatizar nuestras
desventuras o desaciertos. Ello nos pone de manifiesto el modo o modalidad con que
nos hemos identificado.
La modalidad con que nos hemos identificado, es una interpretación de cómo debemos
actuar; y esta interpretación que hacemos de cómo somos por lo que exponemos, o
decimos de nosotros, nos dirá cómo están los opuestos en cada uno. Porque en la actitud
o postura de nuestra corporabilidad se pueden observar, plásticamente, con qué línea de
pensamiento grupal nos hemos identificado.
No siempre somos coherentes entre lo que decimos y lo que actuamos. Es que en
nosotros se establece el juicio crítico desde un ángulo, sin considerar los opuestos y no
197
podemos ser coherentes porque, al definirnos, no hacemos una elaboración con nuestras
contradicciones.
Como ni siquiera sabemos que tenemos contradicciones, nos oponemos a una forma de
actuar por desafío a otra manera de ser o pensar.
Cuando vivimos el suceder, nos sentimos consubstanciados en una acción en la cual nos
vivificamos con una forma de vida. Esto se produce por lógica consecuencia; pero si no
analizamos desde qué ángulo nos estamos comprometiendo, y desde qué ángulo nos
estamos desaprobando, no sabremos resolver en nuestra opción.
En general nos justificamos que hemos actuado por una emoción o por apresuramiento.
Cuando miramos que somos contradictorios, no lo aceptamos, porque no aceptamos que
la vida tiene esa forma de actuar.
Como no aceptamos la contradicción, no podemos mirar los opuestos como una forma
de vivirnos o de responder normalmente.
• Si el hombre no tuviera opuestos, no podría ver sus contenidos a la luz de la razón.
Todo lo que oímos y vemos, puede ser visto por lo menos desde dos prismas distintos.
No podemos decir que al mirar un parque o un ambiente de la naturaleza nos brinda
todo en la primera impresión.
Cuando cambiamos de una forma de decir o expresarnos sobre algo que nos atañe, nos
censuran, porque se supone que ser coherente es sostenerse en una forma de pensar o
sentir. No se acepta la experiencia, mucho menos la experimentación.
Cuando queremos sacar los elementos que nos bullen y revisar, en general se aconseja
llegar a conclusiones lógicas, no por actitudes de riesgo, sino por análisis de lo que ha
sucedido. Esto es ideal; pero mientras no experimentamos, no podemos saber ni ser
coherentes con nosotros mismos, porque mientras no grabemos, no podemos desgrabar.
La forma de grabar y desgrabar, son procesos que se viven en dos tiempos, y son la
razón de que nos vivimos sin ubicar el suceder.
Cuando debemos meditar, nos desalentamos. Cuando tenemos que actuar activamente,
nos surge la necesidad de discriminar o descansar. Es que el desconocimiento de los
ritmos nos desubica de nuestra verdadera naturaleza.
198
CAUSAS DE LA POSTURA Y ACTITUD
Lo natural en el hombre, sería ser de una forma y sin dobleces. Pero también lo natural
es poder pulsarse en relación con las circunstancias y seguir avanzando de acuerdo con
lo que nos toca en el camino.
Esto es sencillo al decirlo, pero la vida del hombre está marcada por circunstancias o
espacios que se llenan de determinada forma.
Estos espacios tienen que ver con nuestra manera y modo de plasmarnos en la
corporabilidad, por consecuencia de las circunstancias que nos condicionan a una forma
de vivirnos.
Visto así, parecería que uno se plasma porque quiere o porque no quiere. Al hombre se
le produce, y resuena a determinadas sones con los cuales se conmueve en forma
sorpresiva y, eso en sí, nos hace vivirnos de acuerdo con nuestro potencial y capacidad
resonadora de una manera feliz e infeliz.
Lo más común es que si es feliz, nos sintamos complacidos por vivir; pero si nos
sentimos infelices, la respuesta será la opuesta.
Pero sucede que ese feliz o infeliz, en otra zona de nuestra conciencia de “ser yo”, vive
los procesos de distinta manera. En determinados momentos, la mente instintiva
reacciona con el espíritu de conservación y nos ubica en las necesidades instintivas de
aceptación y rechazo.
Por suerte, porque cuando me siento feliz, es por algo que me conjuga con otra cosa que
me significa por razones lógicas de lo que se dice y opinan de mí. Se habla, y nos
mecanizamos a vivir respondiendo a esa situación de ser feliz e infeliz, que sería alegre
o melancólico.
También puede darse que me caracterice por ser depresivo o seguro, o, como también se
dice, “afirmado en mí mismo”.
Todos estos aspectos se dan en las personas de una forma o de otra, y nos marcan en la
corporabilidad con una forma de actuar que dan como consecuencia una “postura” o una
“actitud”.
199
El melancólico se inclina hacia adelante; el seguro y altanero de su seguridad o
afirmación, presiona les hombros o hacía arriba o hacia atrás. Visto así es sencillo, pero
entre una y otra posición se producen cantidad de combinaciones; lo que interesa
observar es que, eso en sí, da una respuesta afectiva que condiciona a responder siempre
con el carácter. Esto en sí produce fatiga por la tensión de sostenerse en una misma
posición y provoca reacciones de intolerancia, mal humor y reacciones rápidas e
intempestivas. Este aspecto se puede modificar si se pulsan los opuestos.
‒ Razón por qué se puede modificar la actitud y postura.
El hombre tiene que vivir un proceso en sus sentimientos. Si no se hace una elaboración
sobre lo sucedido y qué hace o ha hecho que uno sea feliz o tenga alegría, nos quedamos
con la emotividad. Consecuencia, nos deprimimos; es decir, miraremos lo relativo de
ese suceder o nos confundiremos con el medio.
Si descubrimos que podemos pulsar entre la alegría y la depresión o desazón que nos
produce lo logrado, allí la emoción pasa a otra dimensión.
‒ ¿Por qué nos deprimimos y por qué nos exaltamos?
Porque hay algo en nosotros que está determinado por lo que tenemos marcado o nos
dieron como sello de una forma de reaccionar, que tiene que ver con el momento de la
concepción.
Por esta razón nosotros trabajamos con la actividad de preparto y postparto, para ayudar
a ampliar las marcas que son heredadas y uno responde por ellas y, aunque nos vivamos
de otra manera, igual nos sucede. Esa “otra manera” es la que responde al engrama.
La respuesta condicionada tiene que ver con postura y actitud; es la que nos limita que
vivamos nuestro engrama o destino con plenitud.
Por esas razones luchamos para que las personas movilicen su corporabilidad, para que
expresen de distintas formas y nos atrevamos a salir de lo limitado. Con ello no
modificamos nuestro destino, pero viviremos mejor nuestra posibilidad.
200
LOS ARCOS DE EXPRESIÓN DE LA CORPORABILIDAD Y DE LOS SENTIDOS
En los arcos de expresión de la corporabilidad están los contenidos
Los arcos de expresión de la cara responden a las reacciones racionales e
intelectuales.
Los arcos de expresión de la corporabilidad se producen o forman por las respuestas de
aceptación y rechazo al medio.
Los arcos de la cara se manifiestan por el modo en el cual nos queremos exponer o nos
determinamos a actuar.
Podríamos decir que por los arcos de expresión de la corporabilidad es posible deducir
la lucha de la personalidad, entre lo que uno acepta y reacciona favorablemente, y lo
que no acepta y reacciona negándose.
En el mismo momento en que por los arcos de expresión de la corporabilidad nos
negamos, con los gestos y palabras decimos lo contrario. Uno podría decir que somos
farsantes, pero no siempre aquello que rechazamos está dentro de la verdad que
sostenemos por los conceptos.
Por la corporabilidad podemos estar exteriorizando un suceder reflejo de acciones o
situaciones dramáticas de nuestro suceder histórico, en el cual vivimos mal alguna
situación que no tiene relación con el presente.
Quiero decir, que por reflejo reaccionamos en la corporabilidad, y con las palabras no
ubicamos el momento que nos toca vivir ahora. En nuestro cuerpo tenemos marcas que
se animan y nos desaniman de acuerdo con los contenidos psicológicos que se
produjeron en un momento de nuestra vida. Esas marcas pueden ser verdad en
determinados momentos, pero debemos saber a qué obedecen y si tienen vigencia.
Uno puede reaccionar frente a un perro porque le tiene miedo reflejo. Pero como adultos
podemos ver que el perro no nos puede perjudicar.
Muchas personas entran en conflicto consigo mismos por no saber manejar este tipo de
reflejos, los cuales fueron formados en una edad que no coincide con la etapa en que se
repite en forma condicionada.
201
Estos contenidos los movemos en las clases y con ellos dramatizamos, para liberarlos
haciendo un juego con los opuestos. Con ello logramos liberarnos de la dimensión a que
nos conducen las reacciones constreñidas, que nos detienen en el suceder como si no
hubiésemos vivido los años que han transcurrido.
Sin relacionar los arcos de expresión y arcos de los sentidos, no podríamos decir que
nuestro trabajo es de elaboración. Sería nada más que vivir y revivir situaciones sin
superar el esquema en el cual se fijó la situación inicialmente.
202
PULSAR LOS OPUESTOS NOS PERMITE ACERCAR LOS EXTREMOS Y
CONOCER LOS ANTAGÓNICOS.
Los antagónicos son los arcos de expresión que nos permiten balancear la
corporabilidad.
Los opuestos son el frente y el dorso en un mismo arco de expresión.
Pulsando con la respiración la zona de un arco de expresión y pasándola al opuesto, la
corporabilidad se adapta y toma otra plástica.
No siempre podemos pasar el centro de atención del frente a la espalda, pero, al
balancear el cuerpo por medio de las líneas de energía y utilizando la respiración,
podemos pulsar nuestra afectividad y liberar sus contenidos. Con esta experiencia
logramos pasar nuestro emplazamiento del centro cardíaco al centro de la zona pelviana;
con ello cambiamos el punto de apoyo y logramos descentramos de una postura
reiterativa.
‒ No sabemos cambiar de un centro a otro a voluntad.
Muchos problemas de falta de sensibilidad, provienen de no estar ubicados en el centro
que corresponde. Esto se produce por no saber descender y ascender de acuerdo con la
necesidad.
Si necesito utilizar un centro, lo normal y lógico es que pueda transferir la atención a
ese centro y utilizar el arco de expresión correspondiente, basculando el cuerpo, ya sea
en el arco superior o en cualquier otro arco.
Si necesito cumplir con una función fisiológica, tengo que tener mi atención centrada en
el arco que corresponde y no manejarme por el centro intelectual que está ubicado en la
frente.
Redescubrir la mecánica natural de nuestros juegos antagónicos, nos facilita vivir en el
momento cada situación, con la energía que corresponde. Porque por residir y realizar
todo desde un solo arco de expresión, no trabaja el organismo con el máximo de
productividad. La productividad depende de la facilidad con que uno pueda responder
en forma refleja y no empujada o forzada.
203
Es que antes de hacer un movimiento, no nos disponemos para realizarlo; necesitamos
ubicarnos en el arco que corresponde, porque de lo contrario no sabremos adecuarnos a
la acción que tenemos que reproducir.
No podemos descubrir nuestra corporabilidad utilizando el centro intelectual.
Si queremos conocer nuestra corporabilidad por el centro intelectual; nos perderemos de
nuestro propósito de conocer en la acción y descubrir la respuesta sin previa propuesta.
No podemos conocer ni descubrir cuando suponemos; nada que se nos informe antes de
que suceda nos resulta igual en la experiencia; la imaginación no es la mejor ayudante
para conocer nuestra corporabilidad.
El centro intelectual es fijador. Guarda, reserva, identifica, clasifica. Por él podemos
saber cómo se produce un hecho después que éste ha sucedido; pero no podemos pedirle
que lo reproduzca.
El centro del movimiento es quien tiene que tomar el comando de la corporabilidad y no
el centro intelectual, por el cual nos condicionaron para la estática.
Corporalmente tenemos idea de rectángulo y línea.
Tenemos idea de límites y espacio cerrado.
Nos ubicamos como segmentados y distorsionamos la forma para conformarla a una
acción que nos resultaría ventajosa por tal o cual circunstancia; la circunstancia puede
ser trabajo, tarea, profesión o seguir las indicaciones de la moda o ciertas indicaciones
afectivas que no sabemos cómo interpretar, ni cómo concretar.
Muchas reacciones de ansiedad o insatisfacción en la movilidad, obedecen a marcas de
situaciones frustrantes que se produjeron en la infancia.
No todos los niños pueden realizar los mismos movimientos.
No todas las reacciones en la forma de moverse un niño son aceptadas por el medio.
Si el niño actúa de manera no aceptada por el medio, se le corrige, se le persigue para
que se emplace en la corporabilidad de acuerdo con aquello que al medio le significa.
En el entorno familiar, provoca mucho conflicto que un niño no responda al
emplazamiento que el medio considera “agradable” o de “buena apariencia”.
Este problema está relacionado con el tema que trato de clarificar sobre lo que significa
la forma de emplazarse en la corporabilidad.
204
Voy a hacer un análisis analógico.
Nuestra musculatura nos permite distintas posibilidades, pero cada una de ellas
responde a distintas líneas de energía.
Si las líneas de energía respondan a las ideas, y éstas motivan los músculos, no
deberíamos sorprendernos, y mucho menos contrariarnos, porque el niño se emplace en
la corporabilidad que lo individualiza con una manera y de un modo.
‒ Nuestra propuesta al trabajar las distintas plásticas, es trabajar los distintos arcos de
expresión y las líneas de energía correspondientes.
Las líneas de energía tienen relación directa con las distintas plásticas.
Cuando, en el movimiento, coinciden la línea de energía y el grupo muscular, la
resultante es una de las plásticas fundamentales.
Las plásticas se puedan lograr transitando entre un punto de apoyo y otro,
manteniéndonos alineados entre un meridiano y el otro complementario.
Cuando logramos ubicarnos a lo largo de una línea de energía, podemos pasar a otra,
transitando el punto de apoyo adonde tenemos la resistencia.
El movimiento debe iniciarse a partir de la línea central, pulsando el
Meridiano o Vaso de la Concepción y
Meridiano o Vaso Gobernador.
Cuando el cuerpo logra un balanceo entre ambos, se puede entrar en el juego del
movimiento.
205
CUATRO PUNTOS PARA CONSIDERAR EN LAS CLASES.
I. Para iniciar una clase:
A partir de la línea a central, lograr un balanceo entre los meridianos Vaso
de la Concepción y Vaso Gobernador.
Cuando se logra pulsar la energía entre esos dos puntos, se puede observar dónde
producimos contracturas que nos distorsionan en la acción de abrirnos y en la de
constreñirnos.
Este aspecto tiene que ser observado para que al iniciar el movimiento, éste pueda serlo
en relación con la mayor carga o fuerza en la cual estamos centrados, y ello se produce
poniendo el acento en el ritmo endógeno o exógeno.
Se supone que esto es para iniciar la clase, hasta que, en un determinado momento, el
instructor emerge hacia el opuesto para modificar el ritmo; éste tiene que producirse
grupalmente y tratando de que no se produzca por una reacción de exteriorización que
no pueda conciliar con ningún ritmo; sin embargo, si aparece, también es válida.
Tenemos un ritmo físico, ya que el pulso es centrípeto y centrífugo. Tenemos un ritmo
psicológico que nos anima o desanima a exteriorizarnos por la aceptación o el rechazo,
los cuales nos dan una de estas resultantes: expansionarme o constreñirme. Se evidencia
en la exteriorización por los arcos de expresión.
Tenemos un ritmo psíquico en relación a los valores absolutos; allí es donde se pulsan
las ideas por las líneas de energía.
El ritmo de los valores absolutos tiene que ver con el punto de apoyo, potencia y
resistencia.
Tiene que ver también con los símbolos y con las líneas de energía que funcionan por la
idea-acción.
Cuando no logramos pulsar con las líneas de energía, es que nuestro ritmo físico o
afectivo nos detiene en una consecuencia o conflicto entre símbolo, arquetipo y
prototipo.
206
No podemos llegar a la línea de los valores absolutos cuando estamos entregados a un
valor circunstancial.
Los valores circunstanciales tienen significado porque son parte importante de nuestro
suceder.
Las líneas de energía y el ritmo del físico, tienen relación directa con el hecho de que
estoy aquí de acuerdo con el funcionamiento de mi organismo en sus distintos sistemas.
Es muy importante ver cómo funcionan nuestros sistemas de asimilación y eliminación.
Cuando no hay equilibrio y uno tiene preponderancia, se exteriorizará en la forma de
definir las clases.
Muchas veces no tenemos posibilidad de expansionar porque el ritmo físico está en
funcionamiento centrípeto.
Queremos expansionarnos en las clases o en las vidas cotidianas y no podemos; por ello
gritamos con los tonos y la palabra nos sale distorsionada y lenta. No tenemos fuerza de
afirmación al hablar, ni podemos cantar, y mucho menos sobrepasar la línea de las
circunstancias para encontrar el nivel de los valores absolutos.
Por esta causa:
gritamos
gesticulamos
Como consecuencia:
nos sentimos deprimidos
nos vemos fuera de foco entre la propuesta y su consecuencia
nos desconcertamos
Estos procesos los vivimos en las clases para encontrar el alineamiento en una de las
escuelas en que nos apoyados.
Si nos hemos quedado centrípetamente, lo mejor es recurrir a las plásticas de Yoga; por
medio de una asana podemos volver a alinearnos y lograr la conexión con las líneas de
energía centrales.
207
Si nos hemos quedado centrífugamente, recurrimos a la Plástica Griega.
A partir de allí podemos comenzar a transitar en otras líneas de energía.
II. Para la continuidad de la clase.
Para pasar de una a otra línea de energía, se tienen que hacer los movimientos
alternando entre los puntos de apoyo y la resistencia.
Ejemplo: si se trabaja la línea del alto, debemos transitar psíquicamente de la línea
central a la del meridiano del hígado y pasar luego a la línea de la vesícula biliar.
Cuando uno siente que la resistencia no responde, debe mirar en qué orden se detiene la
corporabilidad y de qué manera se aploma más en una región del cuerpo.
Tenemos que considerar:
La apertura de los distintos arcos de expresión; de ello depende que
uno pueda expresarse. De lo contrario, seguiremos exteriorizándonos
en una forma que nada tiene que ver con la expresión de nuestro
engrama; nos expondremos de acuerdo con nuestros
condicionamientos y con ciertas características.
Cómo nos emplazamos, porque podemos trabajar haciendo envión en
forma alternada, lo cual es bueno cuando se tiene que definir un
movimiento, pero no es productivo para transitar; es decir, ir
cambiando los apoyos del punto de afirmación a la resistencia
alternativamente.
Cómo nos afirmamos; puede ser en la articulación o presionando al
ampliar por la respiración o al distendernos al llegar a un extremo. Con
ello perdemos la continuidad.
La propuesta, en relación a este punto, es lograr la continuidad con al menor gasto de
energía, si se nos produce cualquiera de estos considerandos, nos quedamos en la
limitación, o, mejor dicho, no podemos vivir la expansión. Viviremos una forma de
trabajo que proporciona una resultante: liberar la maleza o las impurezas. Es decir,
despejamos la visión, liberamos las articulaciones; por eso siempre digo que por poco
que uno realice, todo vale.
208
III. El juego dramático.
Mirar:
qué expresiones nos limitan
qué expresiones nos seduce
qué intención ponemos en el momento que indicamos
qué propuesta nos mueve:
recriminar o recriminarnos
complacernos porque hacemos algo que
vale
deleitarnos manejando a los demás.
Cuando el instructor se ve en estos aspectos de omnipotencia, tiene que liberarlos
tratando de jugar con ello, expresando o manifestándose plásticamente de acuerdo con
lo que está sucediendo. Con ello sacará un mecanismo común a todos los mortales. No
es tan original lo que nos sucede, estamos amasados con el mismo contexto, todos
queremos sentirnos poderosos y también despreciamos a quienes lo hacen. Por ello
debemos liberar este aspecto, como cualquier otro que nos movilice entre dos juicios.
Es un juego importante para trabajar en las clases; siempre aparecerá algo que nos
permita hacerlo, con ello superamos la línea de la oposición. Debemos jugarlo para
encontrar las razones que nos llevan a esa complacencia y ver cómo, poco a poco,
pasamos solos al opuesto o antagónico. Cuando esto se produce, hemos logrado fluir en
otro espacio del cosmos.
Allí debemos trabajar con la respiración las zonas en las cuales nos contracturamos;
porque en un lado nos sentimos bien, censurándonos en el opuesto es que se nos
producen las contracturas.
IV. El alineamiento.
Con la energía y la liberación que se produce por los quejidos y demás expresiones,
llegamos al paso que tanto queremos alcanzar y allí podremos hacer el trabajo con las
209
líneas de energía o alineamiento. Ello nos permitirá llegar al plano de la idea-acción y
salir de la idea-imagen.
Cuando estamos ubicados en el plano de la personalidad formada por el medio, y
cargamos con nuestras distorsiones que nos llevan a defendernos de los otros y a
limitarnos en la entrega, no podemos llegar al plano de los valores absolutos.
Para la personalidad, los valores absolutos no tienen sentido porque no se visualizan y
no tienen valor de canje ni de intercambio.
Este es el momento en que podemos superar esquemas de actuación que pueden ser
heredados y que, por ser antiguos, están caducos; es decir, se convierten en una
caricatura de una época. Porque lo que tiene vigencia en nosotros, lo tiene en relación a
esa actuación, pero cuando el suceder social entra en otro juego, no podemos pretender
actuar como mosqueteros; esa investidura ya no tiene significación.
210
¿QUÉ RECIBE EL INSTRUCTOR AL DAR LA CLASE?
Hacer este trabajo nos compensa enormemente.
Desde el momento en que uno descubre al alumno, hasta que él se descubre, transcurre
un espacio de tiempo bastante grande porque nosotros sabemos que es el alumno quien
tiene que descubrir su nivel de aspiración.
No podríamos nosotros imponerle una forma de conducirse, porque es él quien tiene
que recuperar su pulso anímico perdido al fijarse en una imagen como presencia y con
un modo.
Si nosotros la indicásemos cómo tiene que ser o actuar, cometeríamos un equívoco.
• El hombre se vive fuera de su concierto porque no se concilian sus mundos interno y
externo.
• El hombre no es ni puede ser de una sola forma.
Se puede definir y actuar de una manera para cumplir con un rol, que tiene que ver con
un arquetipo, pero no puede fijarse en un espacio de tiempo que ya ha pasado, porque si
le sucede así, se convierte en estatua o prototipo.
Cuando esto se puede ver con claridad, al instructor se le presenta un mundo ante su
vista y se vive la historia de la humanidad con sus modos. Cuando vemos cómo se
define la persona entre los opuestos sin pulsar y sin darle la definición de los ritmos
endógeno o exógeno, se puede ver y descubrir por qué el hombre se siente sin tono ni
reflejo rítmico ni pulso expresivo.
Cuando la persona en la clase se exterioriza, y uno quiere ayudar a que salga de la
reiteración, al intentarlo uno se da cuenta de que ello no puede ser.
Cuando las crispaciones son muy fuertes, se tiene que pasar tiempo de pulsado y
frecuentación para lograr progresivamente el tan ansiado resultado.
Si el hombre ha vivido cantidad de años con su pulso constreñido, no podemos pedirle
que así como así lo suelte y vitalice y penetre en otra dimensión.
211
Por ello los instructores lo vamos haciendo como jugando, para que, poco a poco, el
alumno, volviendo a sus expresiones primeras, pueda reencontrarse consigo mismo.
Contamos con cantidad de elementos para aplicar en el momento oportuno y así
movilizar y ayudar a que los alumnos se exterioricen de acuerdo con lo que se les va
produciendo.
Lo concreto que nos proponemos, es que el hombre pueda unificar sus ritmos. Por ello
los juegos tienen que ver con los modos de cada ambiente. Por otra parte, contamos con
los aspectos fundamentales de cada una de las escuelas en las cuales nos apoyamos,
para utilizarlas en el momento oportuno.
Cuando nos sentimos desprovistos de recursos, sabemos que nos hemos trabado; nos
podemos haber trabado porque se nos mueve algún mecanismo de defensa.
Para reorganizarnos, apelamos a la respiración completa y por ella recuperamos el pulso
anímico. Cuando uno se afecta por algo que sucede, nos miramos en qué plástica
estamos, para, desde allí, descubrir qué nos produjo una reacción condicionada.
Al descubrirlo, jugamos con el alumno que tiene la plástica que nos provocó la
afectación. Es la oportunidad para liberar alguna actitud o postura que corresponde a
una imagen adquirida o heredada.
Al vivirla, y pasarla al opuesto, pulsamos una imagen dormida o muerta a nuestra
consciencia; el vivificarla nos permite hacer un trabajo de reordenamiento en nuestra
psiquis.
Son muchas las ventajas y beneficios que obtenemos con nuestro trabajo. Por esta razón
hemos definido nuestro axioma: “ayudar ayudándose”.
Nos ayudamos mientras ayudamos a los demás. Nos auto realizamos grupalmente y con
testigos; a la vez esto ayuda a otros que a su vez se les produce de la misma forma.
Considero que en todas las profesiones se tiene esta oportunidad, lo mismo con el ser
padre o madre.
Cuando no se hace así, se transforma uno en un prototipo de padre o madre.
212
El arquetipo de hoy, sería darnos cuenta de que la acción que hacemos para cualquier
actividad, no es solamente un medio de ganarse la vida; sino que, en sí, nos permite
realizarnos como personas.
En relación a la corporabilidad y a la psiquis, debemos mirar si estamos armoniosos de
acuerdo con el rol, y si ello es nuestra idea-imagen de lo que nos sentimos ser.
Desde luego que no hablo de la imagen de otra edad, que muchas veces se busca como
el ideal o se llora como el paraíso perdido.
213
TERCERA PARTE
LAS PLÁSTICAS SON ASPECTOS DE LA HISTORIA QUE ESTÁN GRABADOS
EN NUESTRA CORPORABILIDAD
214
Un apolíneo enfrenta los imponderables;
un dionisíaco, los elementos.
Un romántico, las circunstancias;
un trabajador la naturaleza.
Los cuatro forman UNO, que es el hombre.
Si consideramos uno de ellos
y nos desvinculamos de los otros tres,
entramos en conflicto
con el ritmo y la expresión de cada uno de ellos.
Si no pensamos,
no utilizamos una capacidad de expresión.
Si no analizados los elementos ni los sondeamos,
nos desvinculamos de una realidad que atañe a nuestra subsistencia.
Si no nos preocupamos por ser ingeniosos
para relacionarnos con las demás;
si no poseemos una dosis de buena voluntad y gracia
en la circunstancia que nos toca vivir,
no podremos compartir con los otros.
En el juego de compartir...
hay que aprender a perder.
El ganar es una posibilidad que se puede dar,
pero no por ello, un objetivo;
porque por ganar siempre, no se puede revisar.
Revisamos cuando perdemos,
por eso se equivoca tanto
la educación que forma a al hombre para vencedor.
Nos hicieron con el esquema de un criterio;
215
resonamos a una sola posición;
el hombre se debate por estar en el espacio
como un todo y en condición de perdurabilidad.
Eso afecta nuestros impulsos de enfrentar
porque nos debatimos en un combate imaginario en el cual
siempre peleamos con el otro.
El otro… somos nosotros mismos.
Somos el que cuenta, haciendo los dos personajes,
contamos cómo fue la refriega
y cómo salimos siempre airosos,
hasta que un día…
por una circunstancia “fortuita”
nos encontramos tan confundidos…
El que era el malo o ruin pasa a ser
la primera figura,
a ser... YO.
Allí nos debatimos por ocultarnos y no mirarnos,
¿qué sucedió?
Se rompieron las compuertas de las claudicaciones,
invadieron las aguas los ámbitos cerrados;
se devela el misterio a la luz de la razón,
pero allí
uno se identifica y pierde el comando.
Porque antes de aceptarme así, prefiero, no ser.
Desde entonces
comienzan a preocuparse los demás
por lo que yo soy.
Dice el que controlaba:
“yo hice hasta donde pude”,
216
“me voy”,
“no sé qué sucede con mis controles”.
Y frente al que dice:
“Usted es responsable de todo”,
él contesta:
“no sé de qué me hablan”.
Muchas veces, la gente llega a nuestro instituto en estas condiciones y hacemos que
pueda movilizarse.
Por los movimientos ordenados, comienza a vitalizarse.
Por la respiración, hacemos que pulse su emotividad.
Por las motivaciones con gritos que conducimos al canto, logramos movilizar la
memoria emotiva.
A partir de estos trabajos, la persona comienza a mover algo de sí y, poco a poco, se
atreve a develar su enigma y se suelta.
Por inducción logramos que pueda desenvolverse de su envoltura o traba, la cual ha
frenado su pulso de ser en un espacio de tiempo. Ha perdido su carril y no tiene línea de
horizonte. Pero, ¿la tuvo alguna vez?
No le dieron la oportunidad de elegir, le seleccionaron todo lo que hace, y ahora, con lo
que le dieron, no tiene más estímulos para seguir dentro de esa demarcación.
Quizás lo que le provocó esta situación fue un factor sin importancia, pero fue el factor
que hizo girar el torno por lo cual, lo que estaba adelante, pasó a atrás.
Pero entonces ya no se conoce en la conciencia de ser YO PERSONA, que responde de
una manera y de una forma.
217
INTRODUCCIÓN
Cuando nos definimos por una actividad, es porque existen aspectos de ella que nos
significan y atraen. La atracción puede responder a la comodidad o facilidad de
adaptación, o a un hecho circunstancial que nos motiva ancestralmente.
En el juego de aceptación y rechazo que nos mueve en una dirección o en otra, nos
definimos para realizar algo que nos puede ayudar a superar una marca o modalidad que
puede estar sometiéndonos -por su fuerza histórica-, a una reiteración.
El propósito de trabajar las plásticas tiene como objeto elaborar en el orden de las ideas
que nos mueven en una dirección y en otra.
Cuando decimos ideas, no tenemos presente cómo es la mecánica de pensar. Y no la
tenemos presente porque estamos ordenados de una forma que no nos permite percibir
en qué dirección podemos vivirnos en nuestra realidad, y hasta donde vivimos por
reflejo de una historia que bulle en nosotros.
Queremos vivirnos de una manera, y hasta cuando lo logramos, nos asustamos y
volvemos a los antiguos esquemas. Aun cuando el hombre logre una superación en su
nivel de vida, no puede quedarse en la repetición del esquema. Esto que puede parecer
sin sentido, es lo que nos permite evolucionar.
No podemos mirar en una dirección sin darnos cuenta del lugar u orientación que
queremos seguir; ni podemos vivir sin mirar qué nos conduce o qué nos mueve a querer
conducir.
Cuando alguien quiere conducirse hacia una forma, es porque esa forma le significa.
Pero no podemos decir que vivimos en consonancia con un modo si no se tiene
clarificado cómo es ese modo o modalidad y de qué manera resuena.
¿Por qué?
Mientras uno no puede mirar en qué dirección esto o aquello le conduce, no puede saber
a qué responde su vida de acción. Tampoco podemos descubrirnos en la acción mientras
no nos ponemos en la plástica que nos permite concretar nuestro rol.
En este orden es significativo trabajar las distintas plásticas, porque al ubicarnos en una
de ellas nos introducimos en un esquema de pensamiento.
218
- Las plásticas son fragmentos del suceder social, que habla en cada uno de nosotros en
forma intermitente y alternada.
La historia que tenemos en nuestra corporabilidad nos obliga a vivirnos en un esquema,
que se manifiesta en distintos roles con determinada periodicidad. El hombre puede
recrearse, reorganizando esos valores en otro esquema, y descubrir sus contradicciones
y componentes que lo disocian. Entonces podrá decir: he logrado superar mi esquema o
mis límites.
Si no las vivificamos, las plásticas nos detienen en una sola posibilidad. Por esta razón
el trabajo con cada una de ellas nos puede dar otra dimensión en nuestro suceder;
porque si nos conocemos en otros espacios de la corporabilidad, podemos pasar de
sujetos, a actuar con dominio sobre nuestro suceder.
El axioma “Conócete a ti mismo” ha sido interpretado de diversas maneras. El hombre
puede conocerse, en distintas formas, porque somos plásticos, y, con elaboración y
práctica, es posible reproducir o plasmar otra forma en la corporabilidad.
Sobre este punto se ha elaborado bastante, pero, lo que no sabemos hacer es recrear en
lo que estamos plasmados, para descubrirnos sin más propuesta, que descubrirnos.
Descubrirnos de acuerdo con lo que tenemos plasmado y está esbozado, es una
oportunidad y por no aprovecharla, sufrimos por no ser y no saber reordenarnos de
acuerdo a nuestra posibilidad de vivirnos en la actualidad y en este momento.
El trabajo con las distintas plásticas nos permite vivificar nuestra herencia, que está en
nosotros como un pasado que podemos utilizar hoy, de acuerdo con nuestra posibilidad
de ser en otro esquema, y dejar de ser fragmentos de una historia que nos pertenece pero
que, así como fue, no nos sirve, porque la vida de hoy no es la misma de ayer.
Decir esto ahora es muy significativo, porque el hombre de hoy tiene que vivirse en otro
esquema. La vida mecanizada, nos obliga a otra experiencia.
Somos un esquema de algo que no tiene sentido en la organización en que nos enfunda
la vida mecánica.
No podemos eludir lo que nos acontece; somos parte de un suceder que nos mueve en
una dirección y no pódennos dejar de adaptarnos a ello.
219
Y nos adaptamos, sí; pero no lo hacemos plásticamente y ello nos provoca un conflicto,
porque nos adaptamos en forma compulsiva; no calentamos el material para que sirva al
nuevo molde en el cual nos tenemos que plasmar.
Con cualquier material nos detenemos a ver cómo se puede hacer una nueva adaptación.
Con nuestra corporabilidad y mentalidad lo hacemos en forma imperativa, porque nos
seducimos por algo y cuando nos damos cuenta, ya estamos viviendo en un esquema
que no suponíamos que nos podía producir una dislocación en nuestra mecanicidad.
Se sufre mucho en los cambios y adaptaciones; pero lo más grave es que se sufren
averías y fracturas cuando la adaptación nos quita la posibilidad de la eliminación y
combustión energética.
Históricamente se puede observar la decadencia de los pueblos por el tipo de vida a la
cual se entregaron. Después de una etapa de austeridad, definieron hacia una vida de
holganza y sin movilidad. Por consecuencia, se enfermaron y se produjo su decadencia.
La vida mecanizada aletarga nuestros reflejos y detiene nuestros impulsos. En
consecuencia acumulamos una cantidad de toxinas que nos afectan la corporabilidad.
Se ambula de un lugar a otro para lograr esa movilidad. El ambular sin motivo
distiende, pero después nos tenemos que motivar para volver al interés de la vida activa
o dinámica.
Se dice que la vida actual es dinámica, pero realmente es de presión compulsiva. No
hacemos en el ritmo y con el tiempo que corresponde a cada circunstancia, porque no
miramos lo que tenemos que hacer como una obligación natural.
Queremos que cada acción la pueda realizar otro. En este sentido, cada vez las
administraciones son más grandes y hasta se estudia para qué se tienen tantos
secretarios y ayudantes.
El hombre se va dando cuenta de que ha perdido su libertad de ser de acuerdo a sí
mismo.
La ceremonia de la organización nos apabulla.
No nos damos cuenta de que cada vez uno vive más en un ceremonial y no vitalmente;
porque las ceremonias no tienen más significado que el de ser actor de una obra, en la
cual uno es dirigido y conducido a ser de una manera.
220
El hombre no nace sin marcas. Somos una cantidad de fragmentos históricos que tienen
que ver con las formas de vida de nuestros antepasados.
Esto no lo podemos negar. Al contrario, debemos mirarnos y descubrirnos en ello para
ampliarlo de acuerdo con nuestra realidad de hoy. Para lograrlo, debemos hacer una
práctica en nuestra corporabilidad y despertar así nuestros contenidos.
Al despertar los contenidos, podemos reverlos y reordenarlos en relación a lo que
tenemos que vivir hoy.
Si uno activa sus mecanismos condicionados en su corporabilidad, puede vivirse
ampliamente; porque si se introduce otro mecanismo en la corporabilidad, sin descubrir
los que ya están, es como ponerse dos trajes, uno encima de otro.
Si a nuestra forma de vivirnos en relación a un esquema luego le plasmamos otra forma,
los resultados son los que vemos cada día circulando por la calle. Nos miramos y nos
desolamos al ver la decadencia del hombre en su corporabilidad y en su psiquismo. No
estamos sanos ni de cuerpo ni de mente.
Si el hombre despierta los contenidos históricos que están en su corporabilidad, puede
revertir sus energías vitales y anímicas.
Si actuamos de acuerdo con los roles que están en nosotros, podemos vivificar nuestra
corporabilidad y con ello descubrir las leyes de la funcionalidad.
Primero conoceremos los mecanismos que nos mueven y luego las circunstancias que
nos motivan a nuevas experiencias.
Si uno se entrega a descubrirse, la aplicación de lo descubierto se determina y ordena
por una ley de atracción y rechazo; porque las energías de nuestro sistema se reordenan
de acuerdo a lo que se vivifica por la dramatización y actuación en los distintos roles.
Cuando uno se ve en otra plasticidad, allí se da cuenta de que no es de una sola forma.
El descubrirnos en ello, nos permite tomar consciencia de que contamos con una
capacidad para revertir los roles.
Cuando nos damos cuenta de que podemos actuar de una forma y de otra, se produce el
proceso de aceptación de ser un contenido con fragmentos de historia.
Cuando nos vemos actuar y hablar como no habíamos supuesto ser, allí nos tenemos
que interrogar qué somos realmente.
221
Frente a esto, podemos suponer que es factible actuar con el rol que nos toca hoy en la
vida moderna, en la cual debemos vivir a partir de otro esquema corporal.
También descubrimos que nuestra corporabilidad tiene sus leyes, y, que si las
atendemos de acuerdo a su verdadera necesidad, podremos adaptarnos a todas las
circunstancias que nos toquen vivir. En este sentido, nos tenemos que reordenar en todo,
desde la forma en cómo respiramos y nos alimentamos.
Al hablar de esto nos tenemos que enfrentar con la resistencia que está en cada uno de
nosotros; porque no queremos vivir fuera de las conquistas mecánicas, pero queremos
seguir respondiendo a los esquemas de la etapa histórico-social de la vida cortesana y
pastoril.
‒ La plástica apolínea tiene en sí una posibilidad, para que el hombre pueda volver a la
fuente del pensamiento.
Esto es importante para cuestionarse a partir de una posición nueva, es decir,
descubrirse en otro nivel del pensamiento que el de la vida cotidiana.
Por medio de las distintas plásticas, unos puede despertar aquello que es patrimonio de
cada cual. Cuando logra activarse en este orden, despierta, los impulsos contenidos por
la vida de conducción hacia otra propuesta.
Esto lo hemos vivido desde el momento en que nuestros padres, y educadores no nos
dejaron seguir los modos y modalidades del hombre anterior a nuestra historia social.
‒ Nuestra corporabilidad necesita de una dinámica que no se puede desarrollar al ritmo
de las actividades técnicas.
En todas las actividades, las personas se tienen que adecuar a ellas; esto no es un mal si
luego se realiza algo por la por la propia corporabilidad.
Por esta razón tantas personas, de diferentes modalidades, llegan a los institutos de
gimnasia con la necesidad de activarse y liberar la violencia que les produce la cantidad
de horas que se viven para una acción productiva, pero, a la vez, sometedora.
Como esto no lo podemos cambiar -al contrario, cada vez más el hombre tiene que
seguir este ritmo de la técnica -, es indispensable que se realice una actividad que
permita llegar a otro espacio de la corporabilidad.
222
Tanto las plásticas griegas como la Yoga, tienen ordenados sus movimientos de acuerdo
a una propuesta, que no consiste en hacer que el hombre realice una proeza o demuestre
una habilidad.
En relación a esto, permiten al hombre de hoy capitalizar su habilidad para vivir, porque
lo que necesita es liberar tensiones, desplazarse en la corporabilidad energéticamente y
descubrirse en otra dimensión que la de la mente afectiva y el intelecto práctico
concreto.
En general vivimos en la dimensión exterior, sometiendo nuestras ideas a los esquemas
ordenados para que el hombre sea un exponente de activismo anímico.
Dicho en al vocabulario del Yoga, podemos definirlo así: El hombre vive y se exige
mantenerse en la acción por el ritmo rajásico, creyendo, equivocadamente, que la forma
de descansar de ese activismo es pasar a la despreocupación o abandono. Vemos el
descanso como el que necesita realizar un enfermo grave.
‒ No conocemos nuestra máquina. La sometemos a exigencias y esfuerzos de atención
que son la paralización de determinados impulsos.
Es lógico, en consecuencia, que luego nos entreguemos a la distención de esa atención;
pero no es abandonándonos como lo lograremos.
El hombre necesita activar las zonas del cuerpo que fueron detenidas; lo mismo en
relación a la atención que fue sometida a una fijación en una zona, necesita expansión.
Por esta razón, si lo que nos proponemos es una actividad de relajamiento, no nos
convienen las actividades que exigen una mayor atención o un mayor esfuerzo para
recrear algo, como son las técnicas que no tienen nada que ver con la naturalidad del
hombre.
En este punto se me puede decir que las plásticas griegas y la Yoga son prácticas
culturales. Y yo digo que sí, lo son, pero, lo que tienen estas plásticas es que son
resultado de un estudio sobre el desenvolvimiento natural del hombre.
La plástica apolínea no fue ordenada como una forma de trabajo para hacer una
práctica, sino para que el hombre pudiera desplazarse y pensar con plenitud, ubicándose
fuera de su dimensión donde queda identificado por el medio con sus espacios
constreñidos y sufrientes.
No nos olvidemos que los griegos lucharon por liberarse de las marcas de la esclavitud,
o limitación psicofísica. Su meta fue descubrir el hombre en la dimensión de la mente
223
abstracta, sin dejar de utilizar la mente de los sentidos físicos, o mente concreta, para
elaborar lo que intuían en la mente abstracta.
El Hatha Yoga es una actividad psicofísica para descubrir las leyes de la naturaleza del
hombre, en el orden de conocer cómo aquietar los mecanismos de la afectividad para
llegar a la conciencia superior o mente abstracta.
Para los yoguis, la propuesta es aquietar la mente afectiva: y sensitiva y superar así las
exigencias de todo lo condicionado y ordenado.
Para el yogui, la suprema aspiración es poder aislarse de las exigencias externas y
concentrarse en las leyes universales.
Pero esta experiencia no es para vivir siempre así. Es un ritual como todos los rituales,
que se realizan para luego volver a la vida de las obligaciones que nos imponen las
actividades físicas en la dimensión de la mente concreta.
La Yoga tiene como finalidad atar o unir las distintas mentes, en un espacio común, que
es la conciencia de ser uno en el espacio y no ser uno en un esquema, definido por un
solo rol.
Los roles que los yoguis cumplen los miran como un paso de los tantos que hay que
realizar.
‒ La propuesta de la plástica apolínea, es poder mirarnos de acuerdo a una necesidad
estética de sentirnos corporalmente, haciendo, a la vez, abstracción de la mente afectiva.
La consciencia de la mente afectiva se alimenta sola, por las luchas que en cada
momento de la vida tenemos que desarrollar.
La vida está ordenada para luchar por este aspecto, pero la contención de su expansión
es la que hace que el hombre se limite en su necesidad de crecer.
Por esta razón es que en las clases nos permitimos activar esta mente, o hacer que en los
momentos oportunos se ponga de manifiesto como si esa fuese la propuesta del trabajo.
Y si no lo hiciéramos así, no cumpliríamos con la necesidad que tiene nuestro
organismo de liberar esas contenciones afectivas.
‒ Debemos exteriorizar lo que nos hace sentir libres, para así alcanzar el otro espacio de
nuestra aspiración.
224
La aspiración es una línea de superación, que puede producirse por haber descubierto
una ley universal o por aceptar otro espacio en su consciencia; allí obtiene la aprobación
de toda su naturaleza.
‒ El supremo placer del hombre está ubicado en la consciencia de crear. Cuando el
hombre recrea algo o lo descubre, su vida se ilumina y vive el instante de la libertad y
de mayor conjunción con el cosmos.
Es por esto que si la Yoga y las Plásticas Griegas no las practicáramos unidas a las
plásticas de costumbres que son propias del hombre, nos perderíamos de nuestro destino
social, porque nos consubstanciaríamos con lo universal, alejándonos de lo social y
familiar.
Cada una de estas plásticas, que corresponden al hombre en su suceder histórico, son
fragmentos de la cultura que llevamos en la corporabilidad. Por esta razón es que hemos
ordenado el trabajo por “alturas”.
El trabajo de alturas tiene como finalidad elaborar los fragmentos de cada una de las
culturas que están en nosotros.
No todas las personas pueden hacer bien todas las alturas. Somos como las esculturas
que no son consideradas puras; actuamos desde un esquema y nos esbozamos como una
futura posibilidad de hacer bien una u otra de las plásticas, pero con limitaciones en
relación a las demás.
Cuando se habla de esto, cada uno lo vive como si hubiese perdido su paraíso, es decir,
como que hemos perdido algo que fuimos en un momento.
Creo que fue en al vientre de nuestra madre, en la etapa posterior al quinto mes, en que,
por nuestro crecimiento, nos molestó el límite del vientre de nuestra madre. Cuando
tuvimos plena libertad de movimiento, allí vivimos el sentimiento de ser uno con toda
libertad. Allí la forma no se había detenido.
Cuando las personas recobran algo de aquello, sienten que ese algo se asemeja al todo y
a la nada.
Esa experiencia la logramos por medio de las plásticas de las distintas escuelas en las
cuales basamos nuestra actividad.
Si no hiciéramos esta parte del trabajo y nos quedáramos solamente con el aspecto de
descarga y liberación anímica, nuestra actividad sería muy limitada.
225
Las distintas plásticas nos permiten reordenar algo de lo que el hombre trae como
contenido. Por otra parte, esos contenidos son fragmentados, porque son esbozos de
algo que cada uno de nosotros se percibe de alguna manera, pero no es lo que uno se
siente ser integralmente.
‒ Muchos de los personajes que están en nosotros no tienen la oportunidad de emerger
en la vida de relación y quedan sin actuarse.
Por esta razón, hacer algo en relación a las plásticas históricas que están en nosotros nos
permite actualizar cantidad de imágenes que, de lo contrario, actuarán en forma
condicionada por el esquema de lo que fueron en relación a nuestros antepasados.
Cuando vemos a un intérprete actuar de acuerdo con una etapa histórica, nos
identificamos o rechazamos su actuación.
En ese momento hemos despertado algo de aquello que está dormido, y percibimos -de
una manera que no siempre podemos identificar conscientemente-, a qué pertenece.
La propuesta de hacer cualquiera de las plásticas, es para reordenar y descubrir su
centro de radiación y utilizar oportunamente su energía y vitalidad.
Si descubrimos las plásticas, las podremos utilizar en el momento oportuno; de lo
contrario las ubicaremos fuera de nosotros.
Actuar de una forma que no es la correcta para nuestro criterio, nos puede distorsionar
mucho. Por ello, el hacerlo poco a poco en las clases, no por los roles, sino por las
alturas y luego por las plásticas, nos puede ayudar a frecuentar aquello que estaba fuera
de nuestra consciencia de identificación.
Podemos vernos o actuar distintos roles y así, poco a poco, fatigarnos de ellos; en
consecuencia, podremos utilizar esa zona de nuestra mente para otra función o
actividad.
Cuando uno renuncia a un rol, no renuncia, lo que hace es aquietarlo. En cambio,
cuando los actúa y amplía, los hace penetrar en otra dimensión del pensamiento.
El beneficio de este trabajo de alturas, reside en la ley de economía y buena
administración de nuestro capital el cual, si lo tenemos, tiene que ser para que nos sirva
de beneficio, y no para que se ponga de manifiesto en forma sorpresiva cuando menos
podríamos suponer.
226
Las “alturas” nos conectan con los modos y modalidades que corresponden a las
distintas circunstancias de la historia social; pero, para que esa fuerza o vitalidad se
encauce, utilizamos el trabajo de las Plásticas Griegas y de la Yoga.
Con el trabajo de las alturas surgen los roles que en sí tienen su contenido. Cuando el
alumno los ha liberado, exponiéndolos fuera de él, allí podemos hacer que amplíe su
radio de acción por medio de movimientos exagerados. Con ello pasamos de un opuesto
al otro. Con esta forma de dramatizar, nos ubicamos fuera del personaje, pero en la
corporabilidad se abren zonas que estaban clausuradas.
En la medida en que el alumno vive sus roles, puede ir reordenando sus esquemas,
porque descubre progresivamente la repercusión del rol en la reacción colectiva hacia
él. Descubre no sólo su opinión, sino la de los demás hacia esa forma de actuar.
‒ Las plásticas amplían, en nuestra corporabilidad, los roles que nos limitan en un
esquema.
Así como nosotros, los instructores, movemos los esquemas por la actividad rítmica y
de dramatización de los roles, también estamos atentos para introducir las plásticas que
amplían la expresión psicofísica.
Cuando surgen los personajes, los pulsamos para traducirlos en otra octava anímica; de
esta forma terminan por ser una caricatura de una época.
Allí se reproduce lo que nos ocurre con las fotografías de juventud, o con las películas
que vimos hace tiempo y nos quedaron en la memoria como algo fascinante; al volver a
verlas no les encontramos o el mismo sentido.
Lo que vivimos no nos lo quita nadie, pero, identificarnos con un suceder del pasado
nos perjudica, porque no nos permite vivir el presente. “Renovarse es vivir” es un
axioma verdadero.
Al decir esto, se puede suponer que en nuestra actividad renovarse es desechar el pasado
y entonces se puede preguntar: ¿por qué utilizamos estas antiguas escuelas en la
concreción de nuestra gimnasia?
227
Nuestra propuesta es que el hombre se encuentre con su potencial y lo pueda utilizar de
acuerdo con su posibilidad. La posibilidad del hombre en todos sus espacios corporales,
tiene relación directa con el redescubrirse en su plenitud; y esto no lo vivimos si no
ejecutamos las imágenes que nos detienen en los roles.
Las plásticas griegas tienen como finalidad que el hombre utilice su corporabilidad en la
dimensión de su verdadera herencia, que es la de ser humano que piensa y mira el
espacio con la dimensión de la naturaleza y no en la dimensión de circunstancias que ya
no existen.
228
CAPÍTULO 1.
SOBRE FORMA Y CONTENIDO.
Hay personas que con ciertas prácticas cambian
su forma a voluntad, ¿no?
Sí. Cambian la apariencia, la morfología; pero la
estructura no se puede cambiar.
Permanentemente recibo preocupaciones de las personas en relación a su forma y
contenido.
Bien, entre la forma y contenido tiene que existir una pulsación anímica, que produzca,
como consecuencia, la imagen corporal que predique nuestra praxis o modo de ser.
Así como uno se proyecta en relación a la propuesta de ser y significar, así es como los
contenidos se plasman en nuestra forma psicofísica.
Ahora bien, no siempre lo que se nos produce es coincidente con nuestra actuación;
porque se nos producen consecuencias de nuestras actuaciones que no suponíamos
factibles debido al desconocimiento de nuestra capacidad de refractar una imagen.
Mientras tengamos una forma de manejar en la relación el llamado intercambio, no
utilizaremos la idea-acción, pulsamos la idea-imagen, que responde a nuestra intención
o propósito de manejar a los demás por el ánimo. Este es uno de los grandes peligros
que envuelven al hombre en su desenvolvimiento, porque cuando envolvemos a los
demás por el ánimo, detenemos un posible grado de evolución:
porque se establece una experiencia que no siempre la queremos en sus
consecuencias
determinados climas anímicos nos conducen a vivencias reiterativas y
quejumbrosas
se pierde el propio objetivo
229
se desconoce la propia capacidad, por negarse a la acción y declararse
incapaz e inservible.
Estos factores, y otros más, son los que nos ubican en una dimensión mezquina, egoísta
y miserable en nuestro desenvolvimiento como humanos. Nos ubicamos en el plano de
límites y limitaciones, con lo cual nos plasmamos como monstruos en nuestro
desenvolvimiento.
Es doloroso ver cómo, personas que fueron generosas, se pueden convertir en personas
crueles porque no identificaron que pueden hacer haciendo, sin ser un inconveniente
para los demás.
Por medio de la Gimnasia Rítmica Expresiva, podemos movilizar nuestra galería de
personajes, los cuales se formaron en la mente afectiva desde la primera etapa de
nuestra vida.
Si conocemos cómo son nuestros personajes que nos animan y desaniman, podremos
comprender el significado y repercusión que cada uno de ellos tiene, por las respuestas
que reflejan los demás.
Si el hombre puede comprender la forma de comunicarse e incomunicarse que maneja,
comprenderá cuánto puede en relación a su nivel de aspiración.
‒ La lucha del hombre civilizado se produce entre la forma y el contenido. Por mantener
una forma muchos olvidan un contenido; otros, viven más en el contenido y no se
preocupan por la forma.
Ahora bien, no siempre el contenido que emerge de un individuo está en consonancia
con el juicio crítico del medio, porque la educación nos proporciona determinados
elementos para desarrollar un aspecto de la forma. El problema es que no todo lo que el
medio ofrece a un individuo le simpatiza a éste; muchas veces hay que hacer grandes
esfuerzos para poder proyectar aquello que cada uno podría realizar.
Este es el aspecto que nos significa comprender, porque en todas las actividades se
obtiene una respuesta entre forma y contenido.
230
En relación a la forma corporal, se ha luchado por encontrar una cierta posición física
por consecuencia de una definición psíquica.
Luchamos por una sociedad que tenga más adecuación a la vida cotidiana y no para
lucirnos en los salones, como se hizo en una etapa del desarrollo social.
El hombre se expone por la forma corporal, y se supone que, por consecuencia emerge
el contenido.
Desde el comienzo de su vida de relación, el hombre quiere significar por determinada
forma; al comprender todo lo que significa actuar de tal o cual manera, se vive muy
atento a la opinión del medio.
La forma es un medio de expresión de nuestro suceder, que nos permite identificar, por
medio de los sentidos, todo aquello que captamos y percibirnos. Así, por medio del
gusto y tacto, podemos vivirnos en nuestro mundo sensible y, por las respuestas de
aceptación y rechazo, podemos descubrir, al experimentar, si realmente algo es así
como suponíamos.
‒ Muchos contenidos no emergen al ritmo exógeno.
Surgen a una zona de nuestra conciencia donde tenemos una marca en relación a una
indicación.
La indicación puede haber sido impuesta para vivir una circunstancia, pero, aun cuando
ya no estemos en ella, puede seguir existiendo en nuestro archivo de respuestas
condicionadas. Frente a una situación análoga, emerge la respuesta, y si observamos de
qué orden es el mecanismo que nos surge, podremos optar.
En general optamos por rechazarlo, sin mirar de qué nivel es lo que nos mueve y de qué
manera podemos hacer crecer el contenido que está detenido por esa forma de respuesta.
Cuando nos lanzamos a un impulso, nos sentimos desilusionados si al hacerlo nos
vemos fuera de foco, o nos sentimos limitados por el medio.
Esto nos produce mucha desazón y nos perdemos de nuestra fuerza; y así, entre la
presión de ser de una manera y la comprobación de la relatividad de los significados de
esa modalidad, se nos marca una forma de conducirnos que no es real en relación a
nuestra capacidad.
Cuando nos marcaron con determinados esquemas o reglas de conducta, no sabíamos
vivirnos en la edad de adultos. Por eso, cuando nos disponemos a algo y a la vez no lo
queremos hacer, tenemos que mirar qué nos está deteniendo.
231
Para clarificarnos en este orden, es indispensable hacer un trabajo de pulsación
psicofísica, inspirados por la música de diversos temas dramáticos.
Cuando, en nuestra gimnasia, los alumnos empiezan la práctica de reeducación
psicofísica, aprenden a pulsar con la respiración y con la música, las zonas del cuerpo
que tienen las marcas de limitación.
Estas marcas detienen contenidos de diferentes cualidades dramáticas.
Después de un tiempo de práctica en este sentido, aprenden a trabajar con la memoria
emotiva, para identificar de qué forma estamos en nuestros contenidos y por qué nos
surgen de tal o cual manera determinados mecanismos.
Con esta práctica, cuando uno se mira en las relaciones de intercambio, puede darse
cuenta a qué nivel las vive; y, si se observa, puede registrar de qué orden es lo que está
moviendo. Y si lo que sintoniza es un conflicto, mover su dial y sintonizar el tono que le
resuene, que así quisiera decir o exponer.
‒ Cuando uno no logra identificar su tono, está muy lejos de su trabajo de
autorrealización; y aunque creamos que no emitimos determinado son, si provocamos
reacciones es porque lo tenernos y no nos damos cuenta de cómo actúa.
Las escuelas de la Grecia Clásica nos dejaron un aspecto muy importante en este orden;
ellos, ante cada situación, se preguntaban “por qué es así”.
Nosotros nos enjuiciamos y nos recriminamos “por qué somos así”; para ellos las causas
estaban fuera del hombre.
Para el juicio religioso, el hombre tiene que hacer opción y ésta tiene que ser la que
corresponde; si no lo hace, desde luego el culpable es uno por no haber acertado.
En este sentido es que hoy el hombre enfrenta como conflicto ver de qué forma o
manera él es y en qué orden significan sus contenidos.
Uno de los problemas que definen como conflicto este paso de la evolución, es que
nuestro juicio crítico no nos permite ver de qué forma conducimos nuestra actuación.
Nos miramos desde un alto nivel de exigencia; así también miramos a los demás y
nunca nos sentimos en relación a un nivel de aspiración.
‒ ¿Qué nos fija en una forma y detiene nuestro contenido?
La memoria de una emoción placentera, que nos ayuda a sentirnos singulares
a través de ella.
232
La convicción de que aquello que se hizo antes no tiene sentido y que lo de
ahora es la verdad absoluta.
La identificación en relación a un criterio sobre una o varias circunstancias
vividas negativamente.
La evaluación excesiva de un hecho que a uno le da la vivencia de sentirse de
una manera y una forma.
La gran significación que tienen los propios aconteceres.
Estos aspectos de ponen de manifiesto en nuestras clases de gimnasia, y el instructor
sigue su suceder para conseguir otro paso, en el que la forma sea consecuencia
representativa de un contenido más profundo.
‒ ¿Cuáles elementos tiene en cuenta el instructor para capitalizar los contenidos que se
mueven en una clase?
- Las músicas de diversos ritmos y las de temas dramáticos
- La fuerza del trabajo grupal y las distintas ideas que bullen en cada
participante, crean un clima que nos motiva a vivir distintos roles
- Cuando el clima fatiga, se modifica el juego
- Cuando alguien se contraría, se capitaliza ese suceder por la música, por un
juego o una explicación.
- Cuando nos contrariamos, buscamos alinear la energía por medio de la
plástica griega.
- Cuando una circunstancia ajena a la clase nos detiene en el suceder,
buscamos despertar en otra dimensión, o dejarnos sorprender en otra forma
de trabajo, modificando la plástica.
Soltar la contrariedad es un medio fácil para un instructor, por ello no es tan importante
este recurso.
Lo mismo si el alumno se contraría: podemos apelar a dramatizar su contrariedad o la
nuestra, por la interrupción. Esto tiene la significación de identificar el suceder y la
contrariedad que a cada uno se le forma por la necesidad de recrear algo que no fue
permitido.
Si el alumno comprende qué hacer, o permitirse las reacciones, tiene como finalidad
vencer la contrariedad de haber sido marcado con una forma que lo lleva a vivirse de
233
una manera, puede romper esas marcas y ampliarlas al nivel de su edad actual. Esto se
logra si, además de exteriorizar la contrariedad, pulsa su corporabilidad ampliando el
contenido que emerge hacia una idea-acción.
Romper esas marcas y ampliarlas al nivel actual es una tarea que implica tiempo y
dedicación.
Si se lo logra ver así, se ubica el valor real de esta práctica que nosotros hacemos.
234
CAPÍTULO 2.
¿EN QUÉ ASPECTO NOS APOYAMOS EN LA YOGA?
La Yoga no tiene una sola rama y hemos tomado de casi todas ellas, porque en yoga
sucede como en las distintas escuelas de filosofía, o como también ocurre entre las
distintas ramas de la ciencia: unas complementan a otras.
- ¿Por qué necesitamos del Yoga para hacer nuestra experiencia?
Si no hubiésemos contado con esta escuela para sondear en nuestra corporabilidad, no
hubiésemos podido:
- penetrar en otra dimensión en nuestra búsqueda
- hacer un rastreo de nuestra afectividad mediante la práctica de las distintas
respiraciones
- hacer un trabajo de concientización de diferentes regiones de nuestro
cuerpo, en el cual, por no haber utilizado bien la respiración, tenemos
cantidad de ángulos que no coinciden entre sus opuestos. Ejemplo: muchas
personas utilizan equilibradamente un lado del cuerpo; del otro lado, en
cambio, no pueden manejarlo ni respirar. En algunas personas, la
respiración se aloja en el centro de un arco de expresión, en cambio, en otro
arco de expresión la respiración puede estar alojada en un costado
solamente. Otras hacen la respiración abdominal, y, en la zona del trapecio
respiran de un solo lado. Sondear hasta encontrar las diferencias y sus
razones, nos llevó años de trabajo.
Desde el comienzo supimos que habría que trabajar con dedicación; por ello no nos
desesperamos y, poco a poco, logramos ampliar nuestro espacio respiratorio, no sólo
por poner la atención, sino por consecuencia del trabajo y sin violentar nuestra
naturaleza.
La meditación y concentración nos significaron como método de trabajo. Por ellas intuí
cómo liberar las contracturas y ampliar la respiración. Esto se logró por el recurso de
235
pulsar con ritmo y trasladando el peso del cuerpo; así provocamos la exteriorización de
contenidos de distinto nivel dramático.
Hubo forcejeos y luchas, sin los cuales no hubiese sido posible lograr lo que se ha
obtenido como experiencia, porque querer hacer una asana de torsión y comprobar que
uno no puede, produce mucha insatisfacción.
Si no hubiésemos tenido los recursos del ritmo, la expresión y las experiencias paralelas
de diálogo y el trabajo de alineamiento, -que se fueron probando e incorporando
progresivamente-, no podría decir que logramos hacer las distintas asanas con sus
respiraciones; trabajaríamos las posiciones de yoga, pero no es lo mismo que hacer una
asana en todo su proceso. Porque en la medida en que conseguimos abrir las zonas del
cuerpo que estaban bloqueadas, trabadas y sin pulso respiratorio, ampliamos a la
conciencia nuestra capacidad expresiva.
Descubrimos que, de acuerdo con los griegos, cumplir con una acción es tratar de hacer
de ella una creatividad. Esto nos quitó la imagen del fatalismo o destino fatídico que nos
transmiten algunas literaturas de yoga, mal traducidas de las lenguas orientales.
El Karma no puede ser destino maldito.
Debemos pensar que de cada una de las acciones que podemos realizar, podemos lograr
una superación de la marca que puede haber sido heredada. Si a nuestros familiares les
significó determinada forma de conducir su corporabilidad, no siempre tiene sentido
para los que la heredamos, ni nos es útil o significativa. Especialmente si se percibe que
esa forma no le ubica en el rol en el cual uno se sentiría Yo. Esta situación se hace
compleja cuando se vive como contradicción entre el sentirse interiormente y los
resultados de una actuación que no nos representa integralmente.
Bien, estudiando y meditando, el Karma me resultó algo real porque coincide con otras
referencias sobre el hombre y su suceder. Pero me significó más lógico pensar que es
una marca a superar.
La ciencia dice y habla de la ley de herencia. Se supone que son caracteres que se
manifiestan de acuerdo a cómo nos emplazamos en la corporabilidad.
236
Estas respuestas no siempre están de acuerdo con nuestro juicio crítico, quiere decir que
aspiramos a otro nivel de actuación.
‒ Tener una guía como el Karma-Yoga nos permitió descubrir nuestros contenidos y
transformarlos en una acción creativa.
El Karma-Yoga es como el recurso que, al entrar a una mina, nos permite apuntalarla.
Se dice: es fácil entrar en los corredores de la fantasía. Se corren riesgos, esto es verdad,
si uno no tiene con que asociar para calmar la inquietud que provoca el juicio crítico.
Por ello, cuando nos dispusimos a esta experiencia, el saber que estábamos caminando
por senderos ya frecuentados no nos hizo sentir mal, pero sí inquietos. Porque la
información sobre el yoga era que está emparentado o relacionado con las ceremonias
religiosas.
La yoga es consecuencia de experiencias. Cuando conocimos más sobre ella, nos dimos
cuenta de que todo eso que se dice es porque la literatura más difundida en occidente,
corresponde a la línea de Bhakti-Yoga, la cual tiene que ver con el camino devocional.
Cada rama de la yoga está relacionada con un aspecto del hombre. Cada una tiene
significación de acuerdo con las circunstancias en que nos toca desarrollarnos, por la
vibración y tónica que nos dará en nuestro desenvolvimiento.
Somos una caja de resonancias, pero no todos podamos encontrar nuestro campo de
desenvolvimiento fácilmente. En esto caso, el hombre se siente impelido a hacer y
buscar para proyectar sus cualidades en una acción en la cual realizará la superación de
una marca o record, y dará un nuevo juego a la sociedad. Esto se produce si uno logra
despertar el mismo interés en los otros.
Cuando no se puede proyectar lo que se siente, es que hay necesidad de otro esquema
psíquico para dar el tono y son que corresponden a la propia tónica. Si no encontramos
el camino hecho, debemos desmontar montes y meternos en la maleza. Pero si uno
siente que su naturaleza no resuena a ese esfuerzo o ambiente en que debe penetrar -
porque teme a la internación -, es muy importante contar con alguna ayuda.
El Raja-Yoga nos permitió penetrar en:
237
- ambientes afectivos con distintas intensidades dramáticas emergiendo de
ellos sin entrar en la reiteración
- climas de diferente contenido histórico, buceando en ellos y saliendo sin
detenernos. Logramos disipar la niebla que cubría nuestros propios
contenidos históricos-culturales y dilucidamos sus razones ígneas superando
el enjuiciamiento.
- Nos introdujimos en el suceder reiterativo de múltiples temas musicales que
no tienen fuga y nos volvimos a encontrar por los principios de conciliación
de los opuestos de Raja-Yoga y los elementos fundamentales del Hatha-
Yoga, que son:
la respiración abdominal, intercostal, rítmica y completa
el relajamiento
las asanas
Estos elementos nos permitieron siempre encontrarnos en el plano de
sentirnos nosotros en una forma y con un destino o Karma.
Por la tarea de descubrir el valor del Karma, superando la imagen o criterio de que lo
destinado es porque estamos castigados, encontramos que todos los trabajos tienen
sentido por lo que nos pueden enseñar. Es decir, superamos el conflicto que se nos
forma por el condicionamiento.
La superación de la marca se puede comprender mejor con el trabajo de pasaje de
términos. Todos los valores que están en más, los pasamos a menos.
No es que no miremos nuestra responsabilidad, ni que la eludamos, miramos cómo
podemos capitalizarnos para pagar la deuda y quedarnos con una enseñanza, porque por
medio de las escuelas de pensamiento los factores se transforman en potencia.
Las diferentes ramas de la Yoga nos permitieron sortear las dificultades que emergen al
bucear y pulsar nuestros contenido y aceptarnos comprendiendo que, si somos de una
forma, con ella tenemos la oportunidad de reproducir una acción.
Viviéndola como oportunidad, no resulta repetitiva ni claudicante, sino una posibilidad
de reproducir una acción recreadora, aceptando la propia cualidad con los aspectos y
contenidos que la caracterizan y singularizan. Incorporaremos las dificultades y las
contradicciones, haciendo de ellas una acción de superación.
238
Hemos podido incorporar a la sociedad una actividad con la cual nos sentimos
significar, porque los distintos aspectos que en nosotros representaban una dificultad,
los transformamos en una acción creativa, la cual nos hizo ver que el Karma es un reto a
nuestro potencial dormido.
Todos los sucederes que nos han ocurrido tienen poca importancia, lo mismo que el
trabajo que podemos brindar, si no se aclara este aspecto.
Hacer esta práctica no nos significó ni negación de nuestras inquietudes ni renuncia a
nada para lo que para cada cual tuvo y tiene significado.
Lo que ayuda y simplifica la elaboración conducida por esta senda, es que uno descubre,
aplica y encuentra utilidad y significación a todos los embates de la vida.
239
RELACIONES DE LA GIMNASIA RÍTMICA EXPRESIVA CON LA ESCUELA DE
HATHA-YOGA.
Dentro de lo que son los principios para concretar una asana, nuestra gimnasia tiene,
con el Hatha-Yoga, los siguientes aspectos en común:
- el trabajo respiratorio
- la respiración consciente
- el desarrollo del movimiento
‒ En Yoga hay que dar tiempo al movimiento para que se produzca por consecuencia
del pulso cenestésico y no por presión del determinismo.
‒ No se debe detener el proceso plástico para observar la consecuencia, ni concentrarse
en mostrar el resultado como suele hacerse en la mayoría de las prácticas occidentales.
‒ El movimiento tiene que realizarse de adentro hacia afuera no a partir de la tensión
muscular, y mucho menos partiendo de la acción de tensar o constreñir, como se hace
en las practicas dramáticas de algunos actores que predican por la claudicación.
Para que el movimiento se produzca a través de las líneas de energía, y no por la vía
intelectual, hemos encontrado la formada de realizarlo:
- por inducción: al mirar al instructor, el alumno se distiende de
sus hábitos
- descubriendo el movimiento en el otro como algo factible en él,
lo puede aceptar porque lo percibe como conocido.
- no tiene que vivir la práctica como difícil o definitivamente
como una imagen a reproducir. Por esta razón el instructor hace
el movimiento en continuidad y sin pausas.
Para no entrar en la repetición mecánica por la memoria emotiva, es indispensable
trabajar con una idea-acción y no por la idea-imagen.
240
Por la idea-acción, el movimiento se vive en progresión. El hombre no puede vivir
esculturalmente, porque no es estático. Este equívoco lo podemos dilucidar si tenemos
presente cuál fue la idea del movimiento de los griegos y su diferencia con los romanos.
Para los romanos, la idea era la imagen representativa por el rol. Por ello debía
considerarse al hombre por la investidura, y no correspondía que saliera de ella: si se le
sorprendía fuera de la investidura, quedaba descalificado.
Los griegos se movían en otro orden, porque para ellos la propuesta era llegar a una
consecuencia en la totalidad.
En este orden nosotros, en nuestro tiempo, actuamos en educación física como los
romanos; y en el desarrollo intelectual y en las conquistas del hombre por la cultivación
de este centro, somos más afines con los griegos, especialmente en los estudios
humanistas.
241
CAPÍTULO 3.
EL HOMBRE PENSANTE ES EL HOMBRE QUE SE EXPONE.
- Cuando el hombre piensa, su cuerpo puede estar en movimiento
- Cuando el hombre tiene miedo o está temeroso o expectante, no puede pensar
- Los griegos pensaban caminando
En este orden es que nos preocupa a nosotros el renacimiento de una forma o práctica
que quedó dormida.
El hombre moderno piensa por todo lo que le sucede; los griegos inquirían los por qué
de lo que percibían. El hombre moderno se contraría porque él es movido o impelido a
hacer y actuar en ambientes limitados.
Aprendemos a elaborar en espacios cerrados, no transitamos con el suceder. No tenemos
idea-acción, pensamos con el ánimo en tono de depresión; no nos damos cuenta todo lo
que esto nos afecta y nos desencuentra de nuestra creatividad.
El Yoga nos puede ayudar a liberar y quitarnos las ligaduras que separan los estancos
que se nos forman entre “portamos bien” y “actuar como niños bien educados”, y la otra
parte, que siempre está mirando por dónde podemos molestar o perturbar a los otros.
Los otros pueden ser las personas que más queremos.
Cuando uno se siente esclavizado, se ingenia cómo destruir a sus capturadores; no
estamos condicionados para vivirnos sino para actuar por consecuencia.
La vida en las grandes ciudades es una cárcel; en las poblaciones pequeñas se tiene el
espacio que permite la opinión. Pero cuesta salir del espacio demarcado por los demás.
No estoy hablando de hacer nada extraño, ni de actuar por rebeldía, ni por oposición,
sino por la necesidad que cada cual siente de ser y actuar por un centro, que es el del
movimiento.
242
La creatividad por el movimiento y la espontaneidad no están permitidas y no nos las
permitimos. No podemos descubrirlas porque fueron frenadas en el proceso de
crecimiento; además, estamos condicionados a responder en forma ordenada.
En nuestro trabajo hemos recuperado el movimiento del hombre, movilizando la
estructura del interno al externo, por lo que nos anima y desanima. Lo logramos cuando
el alumno se entrega a dejarse mecer por el ritmo; poco a poco se le produce una
sensación de placidez porque se deja mecer por el son de la música, y el movimiento se
va produciendo como cuando uno se deja llevar por el oleaje. Para lograrlo, se tienen
que trabajar movimientos naturales, especialmente en la posición de intermedio bajo,
porque es la que tiene mayor relación con la posición fetal. Porque, en vez de estar en la
posición de constreñidos o cerrando los miembros, nos abrimos a la naturaleza. Es como
cuando nos distendemos al nacer. Al vivir ese movimiento, se produce una acción
placentera.
Alternamos el intermedio bajo con el intermedio alto, porque este centro es el que
corresponda al sentimiento, y el que nos permite compartir.
Este dejarnos llevar por el sentido interno y no por determinar el movimiento, ese como
dejarse vivir no hace perder el control, porque la atención está siguiendo la respiración
de acuerdo con cada centro.
Cada centro que trabajamos tiene que ver con un arco de expresión y el arco de
expresión se vivifica si trabajamos trasladando el peso del cuerpo, pulsando de derecha
a izquierda o a la inversa.
Para lograr el pulsado, debemos accionar en intervalos que tienen su ritmo. Este ritmo
tiene que tener el sentido que tienen las músicas de las orquestaciones modernas, que,
sin remarcar el compás, pasan de tonos ligados, al canto. Nos permiten hacer el
movimiento con el ánimo, produciendo el crecimiento del ritmo en la expansión
horizontal de la corporabilidad.
Cuando logramos la expansión horizontal es porque la corporabilidad está emplazada en
la posición física de intermedio bajo. Cuando lo logramos, superamos un esquema que
nos ha quedado fijado desde el nacimiento.
Los orientales hacen este tipo de prácticas, pero las expresiones son de carácter:
243
- marcial: activan y reaccionan, se exponen por el carácter
- místico: activan los centros de la mente abstracta. Aquietan los centros
inferiores.
El trabajo corporal se vive como un ritual y no se deja vivir por el tono afectivo, como
es nuestra forma de refugiarnos y vivirnos en nuestra vida cotidiana, en la cual se nos
producen los acontecimientos psicofísicos.
244
LAS PLÁSTICAS GRIEGAS COMO REFERENCIAS DE ALINEAMIENTO.
Por la plástica apolínea descubrimos al hombre pensante
Por la plástica dionisíaca descubrimos al hombre que se expone
Por la plástica cortesana, o de cortesía -que también practicaban los griegos-,
descubrimos el sentido que tiene el intercambio en la relación grupal y como
conectarnos con los sentimientos hacia los demás.
Por la plástica de reverencia y de entrega a la tierra: descubrimos el significado
que tiene consubstanciarse con nuestra fuerza ígnea al descender en nosotros
mismos y hacia la tierra.
Después de varios años de experiencia, pudimos comprobar que la respiración indicada
para las asanas es de utilidad para lograr las distintas plásticas. Difieren en que, para las
asanas, la concentración del pulso respiratorio es en un punto del cuerpo, mientras que
en las plásticas griegas la concentración es en la continuidad del movimiento.
El centro que trabaja la plástica apolínea es el centro de la frente o ajña; es el centro de
la intuición intelectual, que responde en una idea-acción cuando nos preguntamos algo
que queremos develar.
Al movernos, en la parábola que describe la trayectoria del interrogante, se forma una
imagen en la corporabilidad y, poco a poco, comenzamos a exponer lo que percibimos.
Es el plano de la filosofía.
Los filósofos griegos llegaron a esta dimensión; ellos pensaban caminando. También los
monjes budistas tienen una marcha que realizan mientras meditan.
Para llegar a estas experiencias, hay que desandar mucho camino. Si uno tiene interés de
conocer otra dimensión que la que le permite el engrama, puede hacerlo y llegar a la
otra dimensión -pero con los pies en la tierra-, si primero devana la madeja que le liga a
la afectividad.
245
El engrama nos permite una acción en una dimensión y tiene su razón de ser en relación
a la combinación con la cual nacemos. Si hacemos una elaboración psicofísica,
lograremos develar otra dimensión; a esta elaboración se le denomina trabajo de
autorrealización.
Tampoco esa nueva dimensión de nuestra consciencia es un estado, son momentos que
podemos vivirlos así, porque estamos en una sociedad y no podemos resonar por
nuestros intereses solamente.
Para plasmar una idea mediante la plástica apolínea, es necesario:
concentración
continuidad
orientación en la idea,
para lograr, por las líneas de energía, la movilidad que nos motivará la idea, avanzando,
o en marcha desplazándonos. El interrogante no puede ser del plano de la afectividad,
por eso la marcha no es de enfrentar.
MECÁNICA DE LA PLÁSTICA APOLÍNEA
I. : Posición física de descanso o relajamiento en una pierna, concentrando la
respiración de ese lado.
II. : La otra pierna y costado, tienen que quedar libres para utilizarlos
expresivamente y como punto de apoyo al cambiar la posición del cuerpo en la
distensión de la idea.
III. : Al cambiar el apoyo a la otra pierna, se repite el mismo trabajo; se concentra
uno en el apoyo sin frenar en ningún punto el movimiento, que deberá tener el
ritmo de flujo y reflujo que existe en toda la naturaleza.
IV. : Dejar actuar la mecánica de respirar del lado del apoyo, trasladando el peso del
cuerpo en intervalos regulares hasta que, en un momento dado, se produzca el
ritmo por consecuencia.
V. : Cuando se logra un ritmo con la respiración en continuidad, se descentraliza
del arco de expresión en el cual se está habituado a alojarse.
246
¿Qué resultados se obtienen con esta forma de trabajo?
a) descentralización de nuestros acostumbramientos, los cuales nos provocan
situaciones y respuestas reiterativas.
b) nos vincula o ayuda a contactarnos con la creatividad en el plano de la intuición y de
la mente abstracta.
c) en forma progresiva, nos desvincula de la mente afectiva porque:
contactamos intereses que están en nosotros pero no se han podido
manifestar porque nos sentíamos incapaces de abordar algo que no nos
hubiesen enseñado.
descubrimos que allí no tenemos temor ni desconfianza
se pueden visualizar mentalmente las razones universales de los hechos
develamos la relatividad de los criterios
se nos presentan las razones de las necesidades que son el motor de
estímulo para la voluntad, sin que nos fascinen los resultados
se obtiene la suficiente capacidad para ver lo relativo y lo significativo.
La plástica apolínea nos ayuda a develar incógnitas fundamentales, pero necesitamos de
la plástica dionisíaca, o de otra plástica complementaria, para no quedarnos en el plano
de los valores absolutos.
Cuando en nuestro trabajo hacemos estas prácticas, sentimos la necesidad de pasar de
una a otra plástica. En ese tránsito, es indispensable descender a la cadera.
LAS PLÁSTICAS DIONISÍACA Y BÁQUICA: DIFERENCIAS.
Es bastante frecuente confundir vivir y gozar de la vida, con descontrol, con no respetar
a nada ni a nadie, con no considerar que exista el otro.
La palabra gozar puede simplificar gozar con el otro por algo que se produce en
conjunto, o puede también significar gozar porque limito o freno al otro.
La plástica dionisíaca nos permite participar, y esta acción se produce cuando nos
entregamos a compartir algo con el que está enfrente. Es decir que participar no es
dominar al otro, o disfrutar porque veo que sufre por mí, o le puedo producir una forma
de reacción que me complace. Esto tiene relación directa con vivir los hechos en el
247
proceso de su suceder, o estar de una manera y tan limitadamente que tengo que
disfrutar con formas de vida deformadas.
Este es el exceso que transforma la plástica dionisíaca en báquica. En la plástica
apolínea, el exceso se puede producir por afectación al caer en el eufemismo y
amaneramiento; sin otro contenido que mostrarse o demostrar una forma o modo que
corresponde a una propuesta de ser de una manera.
La plástica dionisíaca tiene la propuesta de vivir en la corporabilidad tomando como eje
el arco de expresión de la cadera, irradiando la energía hacia la tierra y hacia el
horizonte. Es decir, es el hombre en la naturaleza vegetativa, instintiva y vital, que
marcha por la vida adaptándose a cualquier necesidad y viviendo todas las
circunstancias en que le toca exponerse, vinculándose con los otros para vivir los
aconteceres de la naturaleza; metiéndose en ella y compartiendo con quienes tienen la
misma necesidad.
Esta plástica ha sido muy mal interpretada y, por no considerarla como es, se ha
desarrollado más, en la conducta y en la corporabilidad, la plástica báquica.
Mirando a la gente en la playa, se puede observar cuántas más personas tienen esta
plástica, que la dionisíaca.
La mayoría luchamos por “la línea” para no entrar en la plástica báquica. Pero no por
estar delgado uno deja de tener esta plástica. Muchas personas creen y se confunden
pensando que se es báquico por la forma de comer solamente. No es así; es una forma
de pensamiento que se refleja en toda la corporabilidad.
¿Qué consecuencia trae la plástica báquica?
no saber compartir con el otro
ponerse en la posición de disfrutarlo al otro
Estas son las dos consecuencias que se producen en esta plástica y, si uno lo analiza,
descubrirá cuántas veces tenemos que luchar para no caer en ese exceso, porque,
cuántas veces, en lugar de pedir permiso, le damos un codazo al otro.
248
Este acto en sí no tiene justificación, pero lo mitificamos con una explicación que lo
hace parecer coherente. Es que el hombre es un animal amaestrado.
‒ Respondemos a los condicionamientos.
Por ello tenemos que descubrirnos y conocernos, para no quedarnos con el justificativo
de lo que “no se quiso” hacer.
La plástica dionisíaca, que es disfrutar con el otro de la vida en todos los aspectos, nos
permite compartir cumpliendo con esta necesidad sin vivirnos por alimentos mezquinos.
Como hemos perdido una forma de participar con el trabajo en la naturaleza, tenemos
que aprender otras formas de coparticipación.
Antes, el hombre preparaba la tierra, la trabajaba, sembraba, y cuidaba su riego y demás
detalles como sacar la maleza. Más tarde, también conjuntamente, cosechaba lo
producido industrializándolo. En esos momentos, se hacían fiestas y se disfrutaba de
todo lo que en el año se había elaborado en los distintos órdenes.
En las fiestas griegas de la antigüedad, se presentaban todos los valores y fuerzas de
realización que dan un valor al vivir colectivo. Se cantaba a la vida, y todos participaban
en un mismo son. Se hacían demostraciones de todo lo que el hombre había logrado
durante el año para el fin común de compartir superándose.
La conducta de disfrutar por perturbar al otro se puede dar en las personas que tienen
cualquier plástica.
Cuando hablo de plástica, me refiero a lo que uno plasma físicamente por la acción que
reproduce, a cómo uno se conjuga y se proyecta, pero no a cómo se cuenta o supone ser.
‒ Porque somos plásticos podemos cambiar.
Si nuestra corporabilidad responde a un solo esquema, lo que interesa es que podamos
transitar en todos los arcos de expresión.
Trabajando los arcos de expresión, con el centro que corresponde, y descubriendo sus
antagónicos, no se llega al exceso.
249
Todo tiene su por qué, pero no debemos dejar de ver que el hombre busca conciliarse
con su imagen ideal, que corresponde a sus sentimientos, y sería espantoso conciliarse
con esa imagen por acciones de venganza y odio al ejecutarlas nos degradan.
…………………….
Hemos investigado los principios básicos de todas las religiones, y todas se encuentran
en puntos fundamentales. Todas dicen de esta necesidad del hombre de conciliar lo ético
y lo estético.
Cuando se logra la frecuentación de los diferentes arcos de expresión, podemos
ampliamos en los espacios:
energético
de las sensaciones
del sentido cenestésico
de la expresividad.
Al percibir y vivir estas experiencias, se descubren:
otra dimensión, entre forma y contenido que se
fusionan por una idea-acción
otro ritmo, en el cual todo es sereno y resulta
placentero
otra expresividad. Desaparece la necesidad de
motivarse, pasando a la dimensión de lo
absoluto donde se vive eso y nada más
otro peso. No se tiene ni edad ni volumen en la
forma, como cuando, en el suceder diario uno
se identifica con determinados ambientes y
circunstancias donde el criterio de lo bueno y lo
bello es completamente distinto.
No se deja de ser uno mismo, se es más integralmente en el espacio.
250
Con las plásticas de las distintas escuelas de pensamiento, podemos introducirnos en las
acciones de aceptación y rechazo, que nos motivan a una pelea en las distintas
manifestaciones hostiles y agresivas. En ese momento, podemos optar por una actuación
por el amor propio o recurrir a otro rol.
Sabemos que cuando algo llega a una definición, se entra en una reacción personal que
podemos conducir a otra actuación si apelamos al trabajo respiratorio y expresivo,
ayudados por la música y las distintas formas de interpretarse de los alumnos.
Logramos una acción de reacciones colectivas, y, viviéndolo en el momento,
descubrimos un suceder histórico-social que nos reencuentra con nuestro engrama.
Volvemos a él ampliados y por consecuencia nuestro entendimiento tendrá otra
compresión del otro, porque hemos vivenciado como es su suceder.
Para que esto se produzca, es indispensable que los alumnos se dispongan a participar y
sepan que este trabajo tiene la finalidad de vivificar estos aspectos, para así lograr una
mayor expansión en su capacidad expresiva y de esta manera, lograr otra dimensión,
otro panorama, que ampliará la marca, que nos sella con una medida que puede estar
pasada de moda.
Porque el destino no es una medida límite. No es un rol determinado. Es cumplir con
una personalidad que se concilie con el medio, pero actualizada a la época. No una
personalidad sometida y con postura de resignación. Tampoco una personalidad rebelde
que enfrenta con una actitud de desafío.
Todos estos son aspectos de otra época, que respondieron a un arquetipo ya pasado.
Por ello digo que si no se hace un trabajo de autorrealización se pueden reiterar las
experiencias, viviéndose con disconformismo, por la monotonía que atrae el vivir en el
mismo límite y no atreverse a mirar el horizonte.
Nuestro trabajo ayuda a que al hombre amplíe su potencial por frecuentarlo, y con ello,
disipar la bruma que se forma en el portal del tiempo.
251
CAPÍTULO 4.
LA PLÁSTICA CORTESANA, ¿POR QUÉ LA TRABAJAMOS?
Fue difícil definir esta plástica porque existen distintos factores que dificultan
considerarla como una sola. En este tema sucede como con las marchas, las hay de
distintos ritmos según la finalidad que se persiga con cada una de ellas.
Las plásticas cortesanas tienen que ver con el emplazamiento corporal que predomina
en cada país, o que predominó en cada sistema cortesano.
Parecería que todas son iguales, pero no es así. Cada corte se apoya de una manera
distinta, teniendo una característica común: todas se expresan con el arco de expresión
ubicado entre el centro cardíaco y el centro laríngeo. Unos se afirman más en la barbilla,
otros se afirman más en la respiración intercostal, otros acentúan las costillas falsas
hacia adelante.
Varios son los factores que influyeron en esta forma de plasmar la corporabilidad.
Quizás lo fundamental fue el tono psicológico del grupo humano que inició esta
posición psicofísica en un determinado momento.
La propuesta de la Gimnasia Rítmica Expresiva al trabajar estas plásticas tiene, como
finalidad:
Descubrir las formas de reaccionar afectivamente y los modos que
permiten el juego dramático que, en los componentes de cada grupo, son
representativos de su nación de origen.
En nuestro país, cada grupo ha contribuido con su tónica al desarrollo de
una modalidad nacional que se esquematiza por actitud o postura,
desafiante o de resignación. Esta posición se corporabiliza entre los
pectorales y el trapecio.
Frecuentando los esquemas corporales, nos conectados con las formas de
cada grupo, con sus lógicas y sus razones. Vivificando su relatividad,
descubrimos su significado, que muchas veces se originó al mimetizarse
con la singularidad de algún personaje que daba el tono al grupo.
252
Descubrimos que no tiene sentido actuar así ahora. No nos olvidemos de
que “todo lo que hacía el Rey” era bello.
Hacer este trabajo nos permitió develar las reacciones de aceptación y
rechazo que resumimos diciendo “no me agrada esa persona”, obedeciendo
a una asociación refleja que nada tiene que ver con una acción consciente.
‒ El centro cardíaco nos conecta con el sentimiento y con el intercambio.
Volviendo y revisando sobre la explicación de postura y actitud, podríamos decir que
tienen que ver con las distintas posiciones físicas que dan respuestas condicionadas.
Por otra parte, si miramos cuál es y fue la propuesta de la vida cortesana, cómo se
establece el intercambio y de qué forma se determinan las consignas de relación, se
puede deducir y comprender por qué razón es tan importante tratar este aspecto en las
clases.
Muchísimas músicas se desarrollan partiendo de este centro, transitando hacia el plexo
solar o centro afectivo.
‒ El plexo solar es el centro de energía que abastece a la personalidad afectiva, es donde
recibimos los impactos de las reacciones de aceptación o rechazo que nos proyectan los
demás. El centro cardíaco es quien recibe las consecuencias.
Por el centro laríngeo podemos reaccionar en relación a lo que nos impactó en el plexo
solar. Quien reclama y nos ayuda a defendernos, es el centro laríngeo; pero muchas
veces no lo podemos hacer porque la presión o contractura es tan fuerte que no podemos
liberarla, y no se produce la reacción por la palabra.
La situación contradictoria entre la propuesta de contestar y la circunstancia que no nos
permite hacerlo, nos limita y constriñe en el centro que recibimos el impacto. Muchas
veces, el que lo recibe es el centro afectivo, pero si el que frenamos es el laríngeo, allí se
forma la contractura.
Este hecho en sí todos lo hemos experimentado con determinada claridad; pero, en
relación a lo que dije antes sobre la plástica cortesana, cuando uno actúa asociando con
una modalidad que ha sido mimetizada y funciona mecánicamente, obtiene un resultado
reflejo e imprevisto que, por consecuencia, nos hace sentir mal, sin poder comprender
cuál es el fenómeno que nos colocó en semejante conflicto porque, revisando en nuestro
ánimo, no descubrimos animosidad.
253
Todo esto nos dejará un estado de insatisfacción y culpa, el cual incidirá en nuestra
salud por las contracturas que se nos producirán, ya sea que accedamos o no a la
reacción.
‒ La práctica del ritmo y la expresión, tomando como tema las plásticas cortesanas, nos
permite liberar este tipo de conflictos, porque, al intercambiar con los otros -a los que
también les ha sucedido igual aunque plasmen una posición opuesta-, encontramos una
oportunidad de escenificar y dramatizar la situación antagónica que nos conjuga en una
afectividad. Esto nos permite introducirnos en otra plástica, o ampliar la que nos
produjo la distorsión.
La plástica cortesana es de gran significación, porque ella ha provocado muchas
confusiones entre:
la afectividad, que emerge ante situaciones circunstanciales
la opinión, que nos orienta a definir cómo y de qué manera nos
debemos conducir y que nos define según como nos conducimos.
Otro aspecto que es necesario comprender, es que el hombre necesita, en la relación de
convivencia, de la cordialidad y de la buena voluntad.
En todo lo que corresponde al nivel de la vida de relación, necesitamos de las señales en
las cuales nos sentimos gratamente comprendidos.
la plástica cortesana, realizada aceptando su verdad, nos dispone
bien a esa experiencia.
muchas personas que no han aprendido a ser amables, se
emocionan, y hasta se esconden por no exteriorizar una emotividad
que les mueve a decir algo que no saben cómo conjugar en una
frase.
Todos los aspectos de la cortesía han evolucionado, se han rechazado formalismos de
cortesía por la forma y modalidad, pero todos necesitamos vivir la confirmación de lo
que los demás sienten por nosotros.
254
En las clases se frecuentan las distintas posibilidades y significados de esta plástica que,
por su importancia en la vida cotidiana, la hemos incorporado como una de las alturas
fundaméntales para el trabajo en las clases.
Si no podemos superar la violencia por nuestra timidez, la cual se produce por el miedo
a caer en el amaneramiento o en la exageración, no sabremos cómo conducirnos y nos
quedaremos mirando al otro sin saber decir lo que corresponde a nuestra verdad.
En las clases se puede visualizar este fenómeno:
se juega a la cortesía, pero después se teme dar la mano con naturalidad
se juega a danzar, pero cuando uno le invita a compartir la danza, se teme
Pero también se descubre que:
cuando las personas se conjugan en una demostración de afecto, ternura, de
cariño, sin ninguna otra propuesta que la del acercamiento, el espacio se ilumina
y todo cobra, otra significación.
Esto se vive en la relación humana, porque el lenguaje del sentimiento es un idioma
universal. Así me ha sucedido en Europa y me significó profundamente vivirlo
compartiendo.
No siempre se produce, es un instante en el cual uno sabe que ese momento es verdad.
255
CAPÍTULO 5.
LAS PLÁSTICAS DE REVERENCIA, DE ENTREGA A LA TIERRA, REZOS Y
CEREMONIAS RELIGIOSAS.
Son como buscar el contacto con la fuerza ígnea de la tierra, porque cada una de ellas
nos lleva al recogimiento y a la concentración en nosotros mismos. Nos sugieren la idea
de elevación hacia un mundo ignoto que a todos nos reconforta penetrar.
En el trabajo de la tierra.
cuando el hombre trabaja el surco,
cuando el hombre recoge el fruto,
cuando lucha con los elementos,
se puede ver cómo trabaja su corporabilidad, comprimiendo la tierra con las piernas,
presionando sobre sus rodillas.
Cuando el hombre necesita hacer el esfuerzo de levantar algo, pulsa su corporabilidad,
separando las piernas para hacerlo sin perjudicar su columna. También el hombre que
trabaja la construcción trabaja su corporabilidad hacia abajo, con las fuerzas en las
líneas de los costados del cuerpo.
Hoy el hombre hace menos esfuerzo, pero si ese esfuerzo no tuviese sentido, en nuestra
tarea no haríamos el trabajo que denominamos “bajo”.
Trabajar hacia abajo nos beneficia, porque nos entregamos en un momento a la
dimensión que nos serena de los conflictos que se nos producen en la vida de relación
porque nos restringimos alojándonos en el plexo solar; con ello favorecernos un
desorden en nuestra funcionalidad orgánica.
Cuando conseguimos liberarnos de las ataduras de la obligatoriedad, nos sentimos más
nosotros y, después, volvemos renovados.
Las plásticas religiosas también tienen sus variantes.
En la mayoría de las prácticas religiosas, se ora o medita de rodillas, pero no siempre el
apoyo es en el mismo arco de expresión.
Algunos se afirman hacia adelante, presionando, sobre los pectorales, otros, a la inversa,
hacen el acento respiratorio en los serratos posteriores. Esto ¿tiene que ver con el
256
sentido con el cual se dirigen a Dios? ¿Responde a los modos como cada uno define su
credo?
Un aspecto muy importante, que nos produce gran satisfacción al introducirnos en las
plásticas religiosas y místicas, es que nos permiten participar de un suceder que nos
concilia con las distintas experiencias de diferentes grupos.
El hombre tiene una sola experiencia si vive en una sola plástica, y muchas veces no
somos dúctiles porque nos esquematizamos en la modalidad de las circunstancias.
Para conseguir otras experiencias debemos penetrar en:
- otros esquemas corporales
- otras formas de reaccionar
- otras maneras de sentir la tierra y el espacio
- otras formas de comunicarse
- otra forma de vibrar
- otra forma de mirar el horizonte
- otra dimensión en sí mismo.
Si el hombre no frecuenta las distintas plásticas, y de cada una de ellas las distintas
variantes, es como si no conociera el idioma ni el vocabulario. Es como vivir sin saber
leer.
Cómo podemos leer en los demás si no nos introducimos en las distintas formas, que
son propias de los hombres que luchan -de una u otra manera- por superar su limitación.
Si frecuentamos los distintos arcos de expresión de nuestra corporalidad, podemos
circular en los distintos planos de la historia de la humanidad, y comprenderemos por
qué son así .y qué mueven cada uno de sus sucederes.
Los actores se lo permiten, pero todos somos actores, aunque no nos demos cuenta de
ello o no queramos asumirlo así.
Suponemos que el hombre tiene que ser siempre de la misma manera; creemos en la
línea de conducta como un modo constante, prefijado, que se tiene que producir en una
forma lineal, sin opuestos y sin presentar nuestros antagónicos.
Los actores saben entrar en los personajes, pero, muchas veces, no saben librarse de
ellos.
257
El hombre teme a esto, y si le teme es porque tiene la referencia de lo que sucede
cuando pierde conexión con su personalidad o definición de ser Yo como tal, por
identificación.
Cuando uno incursiona en otra psicología, se desprende de algo que suponía propio,
descubriendo, al actuar de otra forma, que también uno es así o podría serlo si no
tuviéramos una línea de conducción.
Por estas razones en las clases trabajamos con las diferentes plásticas, porque nos
respaldan para introducirnos en los distintos esquemas. Con ello podemos aprender a
conocer la historia del hombre, lo cual implica compartir todo el suceder del vivir
humano para alcanzar el objetivo, que es consubstanciarse en la idea-acción.
No tenemos la propuesta de ser como los griegos, ni como los hindúes; tampoco como
los cortesanos ni que todos regresemos a trabajar la tierra.
Nuestra propuesta es considerar todo lo que es el hombre. Nos introducimos en las
distintas plásticas para ubicar las razones y las causas de sus costumbres, desarrolladas
en el transcurso de su historia.
De ello pudimos extraer diferentes conclusiones que nos permitieron descubrir un
mundo que todavía nos depara cantidad de experiencias.
258
CONCLUSIÓN.
‒ Por la plástica dionisíaca obtuvimos la posibilidad de luchar, es decir, enfrentar sin
pelear, y compartir divirtiéndonos.
Mirando todo lo que uno puede jugar en relación a la corporabilidad, despertamos los
centros inferiores. De esta manera se ordenan los centros superiores y se hace una mejor
distribución de energía en las extremidades.
La plástica dionisíaca tiene el ritmo que nos conecta con la tierra, como también lo
tienen las danzas folklóricas, que centran su arco de expresión a partir de la cadera.
‒ Por la plástica apolínea podemos interrogarnos, y con ello recibir las respuestas de
nuestra mente abstracta por medio de la percepción, que nos da la imagen de aspectos
que están en nuestro subconsciente y se evidencian por situaciones e ideas, que las
vivimos como patrimonio, sin saber a qué nivel de actuación corresponden en la
actualidad.
Muchos de los roles en que nos sorprendemos actuando, corresponden a definiciones
que se introdujeron en nuestra mente por oír, leer o estudiarlas sin profundizar su
sentido.
Poder despojarnos de la afectividad y emoción circunstancial, para mirar la definición
que exponemos de acuerdo con nuestra capacidad y razonamiento de adultos, es una
forma de actualizarnos. En este sentido, la plástica apolínea nos conecta con el
pensamiento original que encierra las razones valederas del criterio o definición. Esta
elaboración sirve para actualizarnos y no menospreciar nuestro patrimonio y herencia.
El hombre es exponente de una historia y tiene que descubrirla para poder recrearse en
el suceder de hoy, con ese capital, y no buscar elementos que le pueden alejar de la
propia realidad. Porque muchas veces buscamos algo como si no lo poseyésemos,
creyendo que lo que nos mueve son valores caducos, y lo que realmente nos motivan
son valores absolutos en lo esencial, aunque en la forma estén fuera de órbita. En estos
casos, lo que tenernos que renovar es la forma y no el contenido.
También el contenido puede estar reducido a un espacio limitado por la forma que lo
constriñe y limita; por eso está en esencia y no en proporción a nuestra capacidad de
259
adultos. Esto sucede porque se grabó en el momento en que estábamos quizás en una
conducta infantil, o porque lo grabamos en la realidad de la infancia o de la
adolescencia.
‒ La plástica cortesana tiene su desarrollo en los modos que en cada grupo se
determinan para distinguirse de los demás.
Se manifiesta por las maneras que marcan las singularidades de cada grupo. En las
clases, cuando hacemos esta plástica, la definimos de acuerdo con las músicas que nos
permiten afinar y reproducir en nuestra corporabilidad aquellos hechos que están en
nuestro inconsciente. Cuando uno se dispone a participar, en un momento se siente vivir
en épocas pasadas, en que todavía no existíamos en la forma y, sin embargo, ya
estábamos en la memoria de nuestros antepasados. Por eso podemos reproducir
fragmentos de ese suceder que la música nos despierta en nuestra sensibilidad y saber
cómo fue ese acontecer histórico que se transmite por los sones musicales.
Los tonos y la observación de la plasticidad nos permiten vernos en los roles de una
etapa del crecimiento de nuestra cultura, en la cual el hombre desarrolló el juego de las
intenciones y la frecuentación del sentimiento en el nivel de la lealtad y el arrojo por un
ideal o convicción.
Esta etapa tuvo que ver con una valorización de las emociones, en que el juego de las
lealtades llevaba hasta el sacrificio de la propia vida. Los esquemas de la etapa
cortesana se desenvolvieron con principios que pusieron en práctica este juego, que
hasta ahora nos conduce en un orden.
Ningún cortesano tiene el apoyo psíquico en el intermedio bajo o arco de expresión que
está entre el centro de movimiento -o sacro- y el centro de Kundalini -o coxis-, que
corresponde al hombre que trabaja la tierra o al soldado que marcha llevando pesos.
En la plástica cortesana se pueden observar distintas variantes, pero todas trabajan el
mismo arco de expresión, porque la propuesta es igual: hacer presencia con la
corporabilidad formando un juego entre aceptación y rechazo, que se define por los
distintos gestos y mímica condicionada para entenderse entre los de su grupo.
260
De estas formas surgen la pantomima y el juego escénico. La actuación cortesana es
preestablecida con sus razones y justificaciones. En un aspecto esto sigue vigente en la
vida de relación.
Es parte del juego social, que en cada lugar tiene también sus modos y modalidades.
Los modos nos distinguen de otros grupos; la modalidad nos ubica en qué nivel de la
cultura o desarrollo intelectual nos desenvolvemos.
Las maneras tienen que ver con lo que nos precede y surge y muchas veces no sabemos
de dónde emerge. Muchas veces nos sorprendemos con una manera de actuar que no
tenemos identificada.
Las maneras tienen que ver más con la vida cotidiana y el juego privado de intimidad
hogareña.
Estos juegos surgen en las clases, no porque el instructor los provoque; surgen al solo
acorde de la música que tiene que ver con todos los aspectos que antes describí.
Si las músicas son reflejo de la vida cortesana, surgen los juegos que corresponden a los
modos y modalidades de la nacionalidad de esa corte. Pero lo realizan porque les surge
a aquellos que son de ese origen; los que tienen otro origen lo hacen, pero no lo viven
realmente, lo describen.
Si la música es popular, surgen los modos y la posición plástica de acuerdo con el grupo
que lo desarrolló. Aquí se puede ver la resistencia que cada uno hace porque no tiene
marcado ese ritmo como que le pertenece.
En nuestro país, al defendernos de entrar en un modo por resistencia a un criterio o
modalidad, nos ponemos plásticamente en determinada forma de defensa y por
consecuencia aparece la plástica del tango.
El tango lo podemos ubicar en distintas alturas, pero no por el tango en sí, sino por el
grupo familiar que nos determina una forma de vivir el tango.
El tango mueve este mecanismo de defensa que tenemos muy desarrollado como
expresión entre acceder y rechazar; y tiene sus distintos matices que se pueden definir
muy bien de acuerdo con los grupos que lo bailan.
Lo mismo sucede con la música folklórica; cada grupo lo hace en el centro que le es
afín.
261
Si la familia es de modalidad cortesana, lo acentúan en el arco superior; y si es de un
grupo de trabajadores, o de vida pastoril, el arco en el cual la desarrollan es de apoyo en
intermedio bajo; o bajo si es de acuerdo al grupo de labradores o personas que montan a
caballo en forma natural. El hombre natural se conecta con el animal cenestésicamente y
se vive kinestésicamente; el que monta en forma culta se conecta con la forma y se
sostiene en ella.
El hombre natural también tiene su modalidad, la cual es también cultura, pero no se
trasmite por la forma sino por la frecuentación.
En este orden es nuestro trabajo o forma de descubrirnos en las plásticas; dejamos que
poco a poco se produzcan, sin forzar, para que no se apele al emplazamiento por el
sentido kinestésico, sino que se pueda hacer a partir del sentido cenestésico. La idea es
que a partir de éste, se pueda introducir en el sentido kinestésico y, por consecuencia,
trabajen los músculos y no que sean los músculos los que actúen primero.
Esta forma de trabajar es para disponer primero de las energías por la idea-acción, y no
comandar nuestro cuerpo en función del carácter, como si no se tuvieran reflejos.
La persona que se dispone por la forma, siempre estará en un esquema corporal; el que
lo hace por la idea y la energía, tiene a su servicio los músculos para utilizarlos en el
momento oportuno.
Esto último es lo que le sucede al hombre que trabaja el campo y monta caballos con
destreza, porque su caballo y él se compenetran para conjugar una acción. En este
orden, lo hacen sin destacar su presencia, aunque su corporabilidad esté activa
permanentemente.
La propuesta de conocernos psicofísicamente es en el orden de poder ser nosotros
quienes nos conducimos en nuestra naturaleza anímica y no por el carácter; o, como
muchas veces sucede, por el mal humor o las reacciones de insatisfacción.
El intermedio bajo tiene los reflejos en el arco inferior de la cadera. Este arco se ha
trabajado o utilizado más en las personas que trabajan largas horas sentadas.
El hecho de estar en la posición de sentados, especialmente en actividades como fue la
de zapatero por muchas generaciones, dio una posición en el arco inferior y un
problema en él esternón.
262
Muchas personas tienen este problema de esternón hundido y glúteos pronunciados
hacia atrás.
Esta posición sirve en un aspecto para hacer el trabajo de intermedio bajo con mayor
facilidad que el que se apoya en los cuádriceps –como es el caso de personas que
pueden haber hecho una actividad corporal, como amasar el pan, o, en la actualidad, la
de mozo del bar que trabaja detrás de un mostrador.
El mozo que lleva las bandejas desarrolla otra zona de la musculatura, tiene una
posición cortesana, pero no del mismo orden que el que hace danza cortesana.
El que se ejercita en la escuela de danza que tiene su origen en las posiciones definidas
en las cortes, hace mucha practica de los cuádriceps y fortifica los pectorales.
Cuando trabajamos el intermedio alto, lo hacemos no con la idea de hacer los
movimientos de la danza cortesana, sino con la propuesta de despertar los esquemas de
modos y modalidades que están grabados en nuestra corporabilidad.
Lo mismo hacemos con el intermedio bajo. La propuesta no es analizar sobre los
orígenes de cada uno, sino despertar los mecanismos de las formas, y luego utilizar la
posición para pulsar el arco de expresión que las anima.
La idea o propuesta, es hacer que las personas despierten sus contenidos que están
dormidos y que éstos se dramaticen sin darle más importancia que saber que eso en sí le
pertenece.
Cuando uno logra pulsar algo que le fue concedido, como todo lo que uno es, allí se
descubre cuánto significado tiene la herencia.
Después de este tipo de experiencia, es posible darse cuenta cuánto se tiene que conocer
de sí mismo para poder decir “yo puedo disponer de mi corporabilidad porque la
conozco”.
Además, la vida de nuestra etapa de evolución en estos últimos años, ha modificado
todos los esquemas de trabajo.
Ya el zapatero no trabaja igual que hace cincuenta años; la vida técnica exige otra forma
de trabajar y otra forma de disponerse al trabajo.
263
El esfuerzo que hacía un hombre que trabajaba la madera o cortaba la carne, no es el
mismo que hace hoy. No trabajan de la misma forma sus arcos y, por consecuencia, las
personas sufren el cambio en su columna y musculatura.
Uno dice: el hombre se adapta.
Sí, es así. Porque el hombre es plástico. Pero sucede que como esta ordenado de una
manera, no puede volver a sus reflejos naturales para reordenarse en la nueva actividad.
Esto produce mucha distorsión en el ánimo.
Pensemos qué ocurre con una persona que está acostumbrada a una forma de vivirse en
la actividad, como puede ser el hombre que monta a caballo en forma natural y luego se
le exige que lo haga de acuerdo con una forma a la que él no puede adaptarse. Lo
mismo le sucede al hombre que lo hace de acuerdo con un estilo: si se le pide que lo
haga en forma natural, se perturbaría y no podría montar a caballo.
De esta forma nos sucede en todas las actividades.
También en relación a los modos y modalidades del medio. Cuesta cambiar los modos y
modalidades; no es fácil querer cambiar un esquema que nos surge mecánicamente.
Si tuviéramos que rever todo lo que hacemos, sería una tarea muy conflictiva, porque es
como ponernos en tela de juicio y de apreciación en cada momento.
Lo único que nos puede dar una posibilidad de recobrar nuestro potencial, es liberamos
de los esquemas históricos que están en nosotros.
Esto se logra si uno los dramatiza fuera de la responsabilidad que produce actuarlos.
Si uno lo hace por medio de la acción dramática solamente, el medio nos puede ubicar
como locos o anormales. Por ello es indispensable hacer la dramatización en un lugar
donde nos sintamos cómodos.
Si lo hiciéramos solos, sin otras personas, nos puede desubicar, o hacer perder de las
referencias que nos da el otro cuando trabajamos colectivamente. Cuando al otro le
sucede igual, se tranquiliza nuestro juicio crítico.
Todo esto sucede en las clases que son colectivas y allí no cuenta la diferencia de sexo,
como ocurre cuando uno está con ropa de andar.
El trabajo con ropa de gimnasia nos pone en otra dimensión, y, de esa forma, es más
fácil que surjan los contenidos psicofísicos.
264
Cuando vivimos esta forma de sentirnos frente al otro, nos sentimos conciliados con
nosotros mismos y miramos a los demás no tan fuera de nosotros.
En esos momentos el trabajo con las plásticas nos alinea para una propuesta, que es
hacer que todo lo que se ha movido en la clase pueda ser conducido a otra dimensión
que existe en nuestra dimensión de humanos.
Por esta razón, cuando uno mira al otro y lo descubre despojado de los modos y de las
vestiduras sociales, toma consciencia de que somos algo más que la fachada o lo que
exteriorizamos por esos gestos que nos limitan a vivirnos en un solo espacio.
La evolución es consecuencia de años de esfuerzo; por eso no podemos perderla. Pero
no podemos quedar atrapados en una etapa de la historia.
Por esa razón debemos reordenarnos en otra dimensión, que es la de nuestra naturaleza
en su capacidad expansiva.
Esto exige tiempo de trabajo en continuidad.
No podemos pretender liberar todo lo que está en nosotros y dejarlo suelto; sería
desastroso para nuestra salud física y psíquica.
Por ello, mientras liberamos algo de nosotros, debemos conducirlo hacia una posibilidad
que nos permita capitalizarnos en otro esquema.
Por esa razón utilizamos las distintas escuelas de movilidad corporal, pero con la
propuesta de que el hombre pueda ser dúctil y plástico como es su origen.
‒ Este trabajo de Gimnasia es para que, por medio de la movilidad de los esquemas nos
pulsemos en otras posibilidades y afinidades.
‒ El trabajo con el Ritmo nos permite descubrir los sones en la corporabilidad y, por
medio de ellos, reconocernos en un suceder que nos bulle en la fantasía.
‒ Con el trabajo de Expresión logramos sintonizar las situaciones dramáticas que nos
persiguen como propias y que se apropian de nosotros cuando no nos damos cuenta.
Porque, sin disponerlo, muchas veces nos vemos envueltos en un suceder dramático que
no habíamos determinado.
‒ Por medio de las plásticas podemos reordenarnos en otro esquema o actualizarnos en
una actuación.
265
‒ Por medio de las alturas, podernos conocernos en el suceder histórico que muchas
veces no emerge con claridad, porque surge parcialmente.
266
CUARTA PARTE
LA ASPIRACIÓN DEL HOMBRE ES ENCONTRAR UN PUNTO
DE EQUILIBRIO ENTRE LA ÉTICA Y LA ESTÉTICA.
267
INTRODUCCIÓN.
Cuando miramos desde qué ángulo nos conocemos y desde qué ángulo no sabemos
nada de cómo somos, nos angustiamos porque no podemos ni siquiera suponer que
sabemos muy poco de nosotros mismos. El hombre se ha dedicado a descubrir la
naturaleza fuera de él, y no se da cuenta de todos los factores que lo van conformando
por las circunstancias.
En cincuenta años de trabajo grupal, he visto en cada uno de nosotros la lucha por ser o
estar de tal o cual forma y las dificultades que ello en sí nos motiva, por nuestra
necesidad de liberarnos de las contradicciones.
Nuestra naturaleza tiene determinadas condiciones que están un poco distanciadas de la
realidad en que nos toca desenvolvernos, especialmente en quienes vivimos en las
ciudades. En este sentido, nos falta desarrollar un conocimiento de las consecuencias
que ese hecho produce.
Podríamos descubrir nuestras afectividades observando nuestras reacciones de
aceptación y rechazo; pero no podemos hacerlo porque entre aceptación y rechazo
tenemos contradicciones muy fuertes. Además, nos sentimos justificados de reclamar o
contrariarnos cuando algo no está de acuerdo con un patrón que se ha formado en
nuestro juicio crítico por la opinión. Es que se ha formado en un nivel ideal, y
consideramos que lograr ese nivel nos hará sentirnos humanos. En los hechos se nos
produce mucha contrariedad cuando no lo logramos, o nos vemos claudicando de
nuestro objetivo.
Esta lucha por ser de acuerdo con un ideal, nos limita a responder dúctilmente a nuestra
necesidad de ser expansivos, o de exteriorizarnos con la amplitud que significaría
colmar nuestra necesidad de vivirnos en la capacidad expresiva de nuestra
corporabilidad.
Por no acceder a esta necesidad, vivimos como desertores de la propuesta que nos hace
escondernos de nuestras expansiones o vida placentera.
268
La vida es lucha constante por sobrevivir a las exigencias de las necesidades de
diferente orden. Si no accedemos a su reto, no responderemos a la necesidad de
vivirnos, y ello nos hace actuar en roles limitadores.
Si el hombre no descubre esta situación, no puede conciliar sus contradicciones y, en
vez de luchar, vive luchando contra molinos de viento.
Todos hablamos de cómo la vida debería ser, pero nadie dice cómo hace y cuáles son
sus vivencias de claudicación frente a sus exigencias idílicas. Cuando opinamos somos
sabios, cuando actuamos somos niños timoratos o personas inescrupulosas; nos pasamos
de un extremo al otro y no nos permitimos mirar cómo se produce ese suceder.
Si estas situaciones pasasen por nuestro razonamiento con claridad, nos sentiríamos sin
posibilidad de tolerarlas, pero como nos suceden en la dimensión que en nosotros ha
quedado en un estanco separado a nuestro racional consciente, cuando recibimos sus
consecuencias no podemos darnos cuenta hasta dónde fuimos negativos o absurdos para
nosotros y en relación a nuestros propios intereses.
Todo esto nos sucede porque no conocemos nuestras facultades, ni sabemos qué
consecuencias se producen por ello. Pero así como sabemos que muchos actos que
realizamos nos pueden estar afectando en nuestra mecánica orgánica, así nos sucede con
la mecánica de nuestra psicología.
No podemos decir que somos conscientes o que no estamos informados de
determinados estragos que hacemos con nuestra salud. De la misma forma actuamos
con nuestro mundo de fantasía e imaginación, por ello desorganizamos la mecánica de
nuestro determinismo y disponibilidad.
No conocemos lo que significa romper un condicionamiento y suplirlo por otro. Hacerlo
exige un trabajo de autorrealización; de lo contrario podemos resultar actuando fuera de
la propuesta de nuestra aspiración como forma de vida.
Si no cambiamos en consciencia nuestro objetivo, nos podemos conectar con un
mecanismo de resentimiento y destrucción, que no corresponde a nuestro nivel de
aspiración. Porque si nos descondicionamos de un mecanismo, debemos optar por otro
que no se apoye en una suposición o falsa orientación.
269
Por suerte en este siglo el hombre vive más en la realidad y no depende tanto de la
imaginación, pero si no movemos nuestros roles, que tenemos en la trastienda, y no los
actualicemos, nos manejarán; porque las circunstancias ya no se viven en el mismo
esquema dramático; y si no lo elaboramos, el rol no se actualiza.
Antes el hombre vivía estimulado por la imaginación y, por medio de ella, descubrió la
naturaleza. El hombre necesita siempre de su imaginación para enfrentarse con
cualquier empresa, porque, en un primer momento, la imaginación con la fantasía son
un estímulo para actuar con roles en los cuales nos sentimos compensados.
El hombre necesita descubrirse en los distintos roles que están en él, guardados como en
un cofre secreto. Por esta razón es tan compensador actuar y hacer distintos personajes.
Cuando uno se ve en diferentes roles y los puede concretar buscando distintas
particularidades en la corporabilidad, recién allí comprende el valor de actuar en
consonancia con una idea-acción, y se libera de la idea-imagen idílica y única.
Verse en las personalidades que uno no se ha permitido reproducir porque se las
enjuicia; descubrirse en esos personajes que encierran un contenido profundo y poder
recrearlos a través de la historia que está contenida en nosotros, es mejor que revisar
fotografías o mirar elementos que quedaron en el desván.
El elenco de personajes que nos influencian tiene distinta intensidad dramática y en ello
podernos develar el misterio de nuestra actuación en determinados momentos, en los
cuales nos sentimos fuera de nuestra identificación. Cuando podemos conocerlos por la
actuación en la vida cotidiana, es una la experiencia, pero poder hacer esto a partir de un
suceder pasado, nos permite descubrirnos en aspectos significativos que corresponden a
la psicología colectiva y emergen con tal fuerza vital que nos sorprenden por su
intensidad dramática y por su fuerza étnica.
En este orden, hemos hecho grupalmente trabajos que nos permitieron conocernos en
relación a diferentes etapas de nuestra evolución social.
Hemos podido descubrir que, emplazándonos en la posición que corresponde a un
esquema histórico, nos conectamos con un acontecer social de nuestro país, al que,
aunque por herencia no se haya tenido ningún contenido de ese origen racial, se
responde como heredado o vivido.
270
No sabemos en qué forma estamos concatenados con la historia del país, ya sea por
haber nacido en él o por vivir de la vitalidad de la tierra.
Esta experiencia nos demostró que el hombre es plástico y que, si uno no se conoce y
determina que la vida es una lucha por ser y estar de acuerdo con su propuesta de
significar en una dirección o punto de mira, nos podemos introducir en un rol que no
corresponde a nuestra aspiración. Por eso es tan importante definir con claridad en qué
línea de pensamiento uno se apoya.
‒ Para entregarnos a la lucha y reencontrarnos con nuestra dirección u objetivo de vida,
nuestro trabajo tiene como base dos escuelas de pensamiento: la Yoga y la Plástica
Griega.
Cuando nos sumergimos apelamos a la Plástica Griega para emerger; cuando nos
excedimos con esta plástica, nos sumergimos por la Yoga.
Al hablar de línea de conducta, se producen confusiones o complicaciones con las
interpretaciones sobre moralidad.
El hombre tiene que tener un punto de apoyo para descubrir su potencia, y además debe
saber a qué se resiste. Pero esto no siempre lo equilibrarnos en un mismo nivel de
aspiración; por un lado, luchamos por la vida, y por otra parte luchamos por la
destrucción. Hay un movimiento natural que tiene que ver con estas dos direcciones,
pero debemos mirar cuál es nuestra aspiración.
Un aspecto fundamental es el físico. Este tiene sus leyes; además poseemos la capacidad
de amar y construir con ello.
El hombre ha también desarrollado su capacidad de elaborar por medio del intelecto. El
análisis y la discriminación son procesos para clarificarnos en todos los momentos, y no
perdernos en la experimentación. Es decir, que si creemos más en la fantasía que en la
lógica, nuestros sentimientos se pueden nublar por falta de claridad o visión. Si miramos
por una lente en la cual hemos pintado un paisaje que nos permite ver lo que hemos
determinado mirar, la lógica y la razón no tienen cabida y entramos en los mecanismos
de protección y simulación.
271
Cuando no creemos en la capacidad de discriminar, y no queremos entrar en ese plano,
nos introducimos en el conflicto y no podemos penetrar en el plano del conocimiento.
Muchas personas temen la realidad y no la quieren conocer porque la conciencia de
omnipotencia que viven en relación a la fantasía, no les permite recorrer el velo del
verdadero panorama que está frente a nosotros cada día.
Sólo se llega al plano del conocimiento cuando se corre el telón de la ficción.
En este sentido, considero de inmenso valor el trabajo de elaboración con músicas
sinfónicas. Las músicas sinfónicas nos conectan con la dimensión de las ideas y los
símbolos, y ello nos permite abordar los temas históricos desde el nivel filosófico.
La dificultad de descubrir al hombre en su verdadera mecánica, se produce porque no
conocemos al hombre en su dificultad para fusionar sus distintas partes o zonas de
consciencia.
Entre la mente anímica y la mente intelectual, se necesita realizar el trabajo de crear un
paso común.
El hombre no cree intelectualmente, ni tiene fe intelectualmente; pero cuando conoce
algo por una vivencia, puede unirlo a la otra dimensión que es la del conocimiento que
se le ha producido por la fusión entre la mente anímica y la mente intelectual. Si se une
a esta experiencia la consciencia de poder hacer, se unen las tres mentes.
Sin inquietud por saber, no hay comprobación. De qué le vale al hombre recibir
información de algo que a él no le interesa.
Si al niño se le despertase la inquietud de saber, y uno le colmase la necesidad, allí se
unirían las dos mentes; pero si el niño ve algo y se le niega mirar cómo es que a él se le
representa eso en su mente, y, además todo lo que ve el medio se lo representa con
rótulos, el niño no sabrá a qué atenerse o de qué forma ubicar esos elementos.
Especialmente cuando además la información se la emiten con dramatización.
Así como el hombre descubrió la acción intelectual, se debe descubrir el vocabulario
corporal que se marca por el ánimo y desánimo, obedeciendo a las ideas y no al
concepto que corresponde a la mente intelectual.
En general nos sentimos desvitalizados frente a una situación que no nos mueve a actuar
o hacer. Pero, por mucho que uno quiera hacer sin dejar de mirar en qué dirección la
acción le conduce, necesita saber, y entramos en la desesperación cuando las vivencias
272
no coinciden con la información. Este es el aspecto que nos desvincula de nuestra
propuesta de ser de una manera, y no nos vivimos bien.
Cuando nos sentimos coordinados, es porque hemos llegado a un punto de unión de
nuestro desnivel psicológico; si bien en general no sabemos cómo se nos produce
porque no siempre sabemos cómo fue ese suceder en relación a lo que teníamos
marcado.
Cuando el hombre logra una integración por una idea-acción, su ánimo se ensancha y
percibe en otra dimensión. Es que se han descorrido los velos de la ignorancia que nos
producen oscuridad a la razón.
Cuando ignoramos, suponemos o deducimos míticamente o por medio de intereses
circunstanciales. Allí el hombre no ve, tiene que andar a tientas.
Cuando miramos a una persona, podemos decir si ha tenido ésta acercamiento de sus
antagónicos; si no lo ha logrado, no podrá conocer lo que es el amor y mucho menos la
buena voluntad.
Cuando el hombre vive sus sentimientos, no los olvida. Pero mientras no los despierta
por las vivencias de situaciones extremas, no sabe que los posee.
Los sentimientos nos sublimizan y nos llevan de una dimensión a otra. Las dimensiones
son de la realidad relativa a la realidad subjetiva.
Para el mundo objetivo, los sentimientos se mueven como sombras en la noche, o como
la sombra en oposición a la luz. Por eso podemos confundir las sombras con la
oscuridad.
Cuando la aurora despeja, es que ha pasado un cruce entre la luz del sol y el volumen de
la Tierra.
La lucha del hombre es tal porque somos igual que la tierra que es forma y por
consecuencia proyecta sombra en oposición al sol de la inteligencia.
273
Cuando uno pide que el hombre actúe inteligentemente, es como pedir que deje de ser
satélite de la luz de la psiquis.
Ordenar la vida dentro de la forma no es ser como el sol, es actuar como la tierra, que
sabe que su destino es vivir como satélite de la psiquis.
La forma es una parte del contenido, pero no es la inteligencia y mucho menos es la
realidad que nos toca vivir por las circunstancias.
274
CAPÍTULO 1.
LA LUCHA ENTRE SER O ESTAR.
LUCHA NO ES IGUAL QUE PELEA.
Con estos dos enunciados podríamos definir la parte medular de nuestro trabajo.
Al conducir una experiencia, hay que tener un punto de mira claro, porque, de lo
contrario, uno se puede quedar en medio del camino o puede distraerse con resultados
que ellos en sí son reconfortantes cuando en el andar nos sentimos cansados. Pero, por
mucho que nos queramos engañar si nos detuvimos, un oasis no es el camino o ruta que
teníamos que seguir.
Nuestra gimnasia tuvo desde el comienzo un objetivo que se definió con “La lucha entre
ser y estar”, trabajo que se ordenó en 1956, con material que habíamos elaborado
anteriormente.
La propuesta era hacer una demostración con este tema, escenificando aspectos de la
evolución occidental con sus diferentes esquemas dramáticos, para visualizar la lucha
del hombre entre su tendencia a dejarse llevar por la inercia y la necesidad de
superación que se le opone.
Ello nos exigió una profunda elaboración grupal y lo denominamos “demostración del
trabajo”, porque de eso se trataba.
Por este trabajo conocimos psicofísicamente las distintas formas de conducirse que
históricamente tuvo el hombre, y se aclaró cómo nos influencian hoy. Al aclararse este
aspecto, pudimos definir cómo son y se deben realizar las distintas plásticas.
¿Por qué nos influencian las plásticas?
Porque las plásticas están definiendo, o mostrando nuestra forma de pensar y nuestra
manera de apoyarnos en los fundamentos de todo lo que hace que seamos algo más que
un animal.
El hombre tiene pensamientos e intenciones.
275
Cuando son las intenciones las que nos conducen, los factores que se mueven en
el plano de los pensamientos son de un nivel.
Cuando nos movemos por principios, es otro el motor.
Esto nos motiva luchas entre el mundo de las intenciones y el de los principios
en el momento de optar.
Los principios en general sacrifican al hombre en la forma y niegan su
contenido. Esta contradicción se plasma en la forma y los contenidos emergen a
partir de subterfugios y estratagemas. A tal grado, que muchas veces se nos
revierten las situaciones y lo que combatimos con toda nuestra fuerza, se pasa al
primer plano sin que lo podamos evitar.
La necesidad es un motor de determinación vital; tiene su impulso, que, si lo negamos,
se presentará de otra forma, de tal manera, que cumpliremos su cometido.
Las necesidades no son todas del mismo orden. Por eso, cuando atendemos a un tipo de
necesidad, debemos mirar con qué nos motivamos para descubrir cuál es la necesidad
siguiente que debemos considerar. Nada se hace porque sí, siempre existe la propuesta
de un esfuerzo para cumplir con la necesidad siguiente, que dará el carácter a la
finalidad que nos motivará hacia el móvil que nos impulsa.
Sin línea de horizonte para conducirse, es imposible que el hombre se motive hacia un
esfuerzo; porque, además de la acción en sí, necesitamos de una consecuencia que nos
conduzca a otro resultado. Pero si nos quedamos en el resultado, allí, nos detenemos y
nos definimos en una de las plásticas afectivas que cada cual tenemos fijada de una o
varias maneras en nuestra biblioteca de recuerdos. Nuestro museo histórico tiene la
galería de personajes que, ante un opositor, surgen por memoria emotiva. Cuando este
hecho emerge en las clases, se pulsa la corporabilidad con el rol que ha emergido y se
utiliza grupalmente en la expresión.
Muchas veces me preguntan si las circunstancias que se desenvuelven en las clases son
acciones de metas personales y propuestas predeterminadas por el instructor. No es así;
como lo expliqué anteriormente, en nuestro trabajo elaboramos para enseñar develando
los esquemas con los cuales estamos condicionados todos. Se estudia sobre la influencia
de los esquemas con sus significados históricos; porque cada uno tiene sus historiadores
276
y revisores del suceder social. Con ellas se suscitan situaciones plenas de contenido que
emergen en el transcurso de nuestra gimnasia y son un importante elemento de trabajo.
Cuando uno se obliga a una disciplina, en general se produce una de estas dos
reaccionas: se acepta o se rechaza. Si se vive esto último, es fácil, no se la hace; pero en
general no actuamos así, no rechazamos ni aceptamos.
Este juego de la vida nos trae bastantes contradicciones.
Bien, la lucha por hacer y la lucha por no hacer,
nos desvela,
nos perturba,
nos desorienta.
Como consecuencia,
lloramos,
clamamos,
reclamamos.
Estas vivencias nos marcan en la forma con un modo o modalidad en el que nos
visualizan como:
resentidos,
mezquinos,
fastidiosos,
tediosos,
quejosos
y nos rechazan porque todos tienen sus luchas y sus intereses que atender.
Lo que sabemos es que el hombre tiene que encontrarse en dos dimensiones:
en la dimensión de su karma o acción colectiva
en su acción individual, o Karma personal.
Muchas veces aparece como más importante lo individual, y otras veces lo colectivo,
esto en sí provoca muchas desazones y conflictos.
El trabajo de las plásticas nos permite entrar en los distintos contenidos históricos y
develar los esquemas que nos produce la lucha en lo personal. Los contenidos históricos
nos permiten discriminar entre lo que vale de su suceder y lo que ha perdido
significación.
277
El arquetipo es la marca del suceder social que se produce en el momento.
Cuando al arquetipo perdió vigencia, se transforma en un prototipo.
El símbolo no pierde vigencia.
Ejemplo: la palabra madre encierra un símbolo. De acuerdo a cómo la mujer realice su
rol, será una madre de acuerdo con la época o no. Si lo logra de acuerdo al suceder
social, es un arquetipo; si actúa como una madre de otra época, está respondiendo a un
prototipo.
Generalmente el joven se queja de cómo son sus padres. Es que el joven debe atraer otro
arquetipo para acercarse un poco más al símbolo. La madre existirá siempre; eso en sí es
el símbolo. Por ello la mejor representación simbólica de una madre es una mujer
embarazada. No puede serlo una mujer junto a una cuna ni con una forma de conducirse
con el hijo.
Mediante el trabajo con las distintas plásticas podemos mover los contenidos que están
en nosotros haciéndonos actuar muchas veces como prototipos sin saber liberarnos de
ellos. Nos cuesta renunciar a algo que ya fue.
Tampoco podemos ser de acuerdo con lo que no nos toca; aquí hay una gran confusión
porque muchas veces queremos vivir lo que tiene que vivir el joven. Nosotros vivimos
nuestra etapa.
Debemos encontrarnos en la función de acuerdo a nuestra época y edad. Con ello
encontraremos en cada etapa la posibilidad de rever aquello que no hemos hecho.
Cada siete años se nos producen cambios de programación biológica. Esta se produce en
forma ordenada desde los primeros instantes en que nos conjugamos hasta los 27 años.
Desde esta edad se nos repiten las etapas comenzando desde la primera, que
corresponde a la etapa prenatal.
A partir de los 27 años, cada 7 años cambia la programación biológica para combinarse
con las grabaciones psicológicas que están marcadas desde el instante de la concepción.
Ello nos permite rever en una etapa determinada, hechos que en otra edad fueron
marcados y dejaron sus significados y símbolos; como el niño no tiene conceptos, los
hechos y personajes se marcan simbólicamente.
En las primeras etapas, las experiencias se marcan como cuando se sella algo. Cuando
volvemos a la repetición de la etapa, descubrimos las marcas y como se produjeron.
278
Por las marcas y señales, podemos descifrar nuestro enigma de cómo soy y hacia donde
apunto, con lo cual define el arquetipo. Si me enojo y resiento, por lo acontecido y lo
vivo como una fatalidad, me fijo en un prototipo, es decir, me convierto en la idea-
imagen de mi reclamo.
El trabajo de elaboración con las plásticas tiene como finalidad develar y develarse,
descubrir y descubrimos, haciéndolo con regularidad podremos penetrar en:
situaciones dramáticas con influencias religiosas, que tienen mitificados sus signos y
propuestas. Por ejemplo hoy no tiene sentido el martirio.
situaciones de mitificación sobre la corporabilidad humana que nos equivocan y
desorientan. Creemos que tenemos que ser de acuerdo a la Venus o Apolo y se
desprestigian otras formas de cuerpos. La Venus y el Apolo representan un tipo,
pero no es el único que puede lograr armonía. Todos podemos lograrla aceptando
nuestra estructura.
situaciones como la plástica dionisíaca que nos permite aprender a defendernos y
enfrentar lo cual no significa pelear por derribar al otro. Nos permite compartir.
Lograr momentos en los cuales podemos compartir, es conocer que existimos en otra
dimensión.
El hombre necesita vivir en el estar en distintas formas de resonancias. El hombre tiene
que comer y aceptar sus momentos de animal para poder descubrir la otra dimensión.
Negar la naturaleza y las obligaciones de nuestra condición, es vivir en la mente
afectiva con más frecuencia; porque querer ser sin que suceda, es como querer ser ángel
o demonio en forma absoluta.
No se puede vivir el símbolo siempre, tampoco se puede vivir en el plano de lo relativo
siempre.
Ni se puede develar misterios intelectualmente todo el tiempo porque:
comer,
dormir,
afectarnos por descubrir
y obtener para comer;
obligan a una atención que produce un desgaste;
el cual es necesario, porque si no combustionamos
esa energía, perdemos continuidad.
279
Seguiremos “quedados” en la imagen de lo que suponemos.
Somos un conjunto de factores,
si los conocemos oportunamente
y los utilizamos con practicidad,
todo lo podemos vivir.
Si lo hacemos con medida y en su tiempo, no hay exceso.
Los que se quedaron con la creatividad del Partenón
y olvidaron necesidades como la defensa y protección
de su país, también cometieron exceso.
Los que meditaron solamente sobre los misterios y
se olvidaron de considerar sus necesidades,
también cometieron exceso.
Excederse es pasar una línea,
es querer modificar el tiempo en el silencio;
es detenerse a mirarse en un suceder
el cual se transforma en una actuación.
La memoria sirve para informar, pero no es la substancia,
es la referencia de algo que nos orienta por dónde
y en qué tiempo.
Si la utilizamos oportunamente es muy significativa;
pero si creemos que porque memorizamos, pensamos,
nos desviamos;
ese es el punto que nos hace vivir sin existir,
porque falta espacio entre los hechos, no registramos
el suceder en el proceso.
No nos ahuecamos,
estamos en un momento ya vivido.
Seguimos en la memoria motivados por la ilusión
y el espejismo de que ayer es hoy.
Podemos preguntamos si no sabemos pensar,
lo cual ya implica pensar.
280
Preguntar no es sinónimo de no saber,
es sinónimo de buscar una referencia.
El mar es profundo porque tiene agua
si no, sería una hondonada.
El hombre tiene contenidos porque tiene emociones.
Las emociones mueven los contenidos;
el mar no se mueve por sí mismo,
lo mueven otros factores.
Al hombre lo mueven otros factores
y si no fuga,
su movimiento es endógeno.
Para que pueda emerger algo al exterior,
necesita mucha presión.
La presión se forma si el ámbito
está cerrado.
Muchas personas son cerradas para dar y compartir
pero no se cierran a recibir,
son como mares muertos, no tienen movimiento.
Las plásticas griegas permiten mover nuestro mar. La apolínea mueve las líneas de
energía verticalmente; la plástica dionisíaca permite elaborar en la línea de horizonte,
nos ubica en el suceder de aquí y ahora.
Necesitamos saber de nuestra “lucha entre ser y estar”. Cuando el hombre se ubica en el
espacio, ve a los otros que están fuera de él. Lástima que lo descubre por un despertar
brusco, generalmente por la violencia y sin despejarse. No nos despiertan con amor, en
general lo hacen a los empujones.
Reaccionamos tomando una posición, nos defendemos y nos limitamos. Ese es el
momento decisivo, o se lucha o nos debatimos en la claudicación.
281
Muchas veces no sabemos enfrentar, y no es por falta de arrojo; es que nos previnieron
tanto “para el día de la pelea”, que no descubrimos que eso que está sucediendo es lo
que nos anunciaron. Nos enteramos después. Los que nos entrenaron se enojan porque
no sabemos reaccionar y no somos oportunos.
No sabemos de qué hablan.
282
CAPÍTULO 2.
ALINEARSE ES FORMAR UN PUENTE ENTRE LA PSIQUIS Y NUESTRA
PSICOLOGÍA.
Si el hombre hace experiencia, desarrolla el sentido de la percepción. Si no, el aspecto
que desarrolla como sustituto es el sentido selectivo que funciona con el apoyo en las
exquisiteces o juicios sobre lo que es bueno o válido.
Muchas personas aceptan determinadas formas de cultura porque su desarrollo
intelectual le ha indicado cómo tiene que ser o porque corresponde a lo que es un estilo
o forma de realizar algo de acuerdo con un modo o forma.
En este orden se ha desarrollado toda una cultura sobre el movimiento. Pero en la
medida que culturalmente vivimos, descubrimos que tenemos muchos aspectos que nos
permiten dilucidar qué corresponde y cómo es la realidad de nuestra corporabilidad.
También al intentarlo nos damos cuenta cuán difícil es querer conducir al otro dentro de
un modelo o forma predeterminada, porque la corporabilidad es una central receptora de
nuestras contradicciones en relación a todo aquello que culturalmente significa por los
conceptos de bueno, bello, verdadero (moda).
Cada cual tendría que encontrarse de acuerdo a su esquema corporal. Pero sucede que
uno puede hacer algo dentro de una posibilidad y puede destacarse por algo que lo
singulariza, pero en los hechos o suceder, no ubicarse como que esa posición o
posibilidad es la verdad de uno.
¿Por qué se produce esa contradicción?
Esto es lo que desde el comienzo del trabajo me dio la fuerza de actuar para ayudar al
otro. En mí también existía algo con mi corporabilidad, y al verlo en los demás como
conflicto me vi motivada a concretar la posibilidad de cambiar.
Después de tiempo de trabajo digo que: uno es el aspecto forma y su conformación, y
otra es la disponibilidad de la persona hacia esa concreción. La necesidad de superar
283
una forma que nos limita o detiene en una acción, nos hace sufrir porque nos sentimos
de una forma que no coincide con nuestras reacciones.
El hombre tiene sus marcas culturales en la corporabilidad y respondemos a ellas mucho
más que a las formas naturales que serían nuestra condición conformada por la
naturaleza; esto nos produce desazón y desencuentro con nosotros mismos.
No somos naturales, y existe algo en nosotros que puja por serlo, busca esa naturalidad
porque consideramos que nos falseamos, pero la fuerza de la cultura también tiene su
fuerza que puja por la opinión selectiva.
No sabemos poner nuestra máquina en cero kilómetro o punto muerto para hacer los
cambios de marcha. Siendo que somos plásticos y que podríamos hacer todo lo que nos
significara hacer, estamos limitados por vivir en un esquema sin revertirlo o quitárnoslo.
No sabemos vivir a partir de nosotros, ni salir de un rol sin liberar la tensión de
habernos sostenido en la actuación que nos tocó vivir. En general, cuando salimos del
rol, nos quejamos.
¿Por qué razón cuando salimos de una circunstancia en la cual hemos terminado de
tratar a una persona que nos obligó a entrar en un rol, nos sentimos liberados?
Muchas veces como venganza de habernos obligado a actuar así, nos liberamos
criticando a la persona despectivamente.
Luego nos entregamos a la desazón de lo que ha sucedido y nos sentimos desvinculados
de nuestro yo-ideal y nos perturbamos por lo que nos hemos excedido.
No miramos que cuando entramos en el rol, no penetramos en él con naturalidad, nos
forzamos a actuar.
Cuando uno tiene que estar en un nuevo rol, debe dejar el anterior; esto sería poder
ponerse a cero kilómetro. Es decir, sacarse el rol y quedarnos nosotros y luego, poco a
poco, animarnos en el nuevo rol que tenemos que asumir.
Esto se hace, pero sin mirarnos y más bien sin querer darnos cuenta que lo hacemos; por
esta razón no asumimos el rol. Somos malos actores y nos distorsionamos en la
actuación. El juego de intereses se mueve en este nivel; lo mismo en la relación
sentimental.
284
Cuando no actuamos bien, nos lo enjuiciamos y nos sentimos disconformes. Cuando
esto ocurre, es que no hemos entrado en el rol, o se nos mezclan los roles con las
épocas.
Podemos actuar con una persona de una manera y no por ello la actuación resultar
acertada en el estilo con que desarrollamos el rol. Por esto debemos conocernos.
Esto en sí sería la aspiración de cada uno de los componentes del grupo de elaboración
de la Gimnasia Rítmica Expresiva.
Cuando una persona define que quiere participar del grupo de elaboración, debemos
mirar si es éste su punto de mira.
Puede ser que la persona piense que hacer este trabajo es solamente aprender un
esquema de movimiento para repetirlo y nada más.
Para realizar esta tarea es necesario, comprender que cuando uno no modifica sus roles
ni sabe transitar de un centro a otro, queda en un esquema limitado.
Si la persona no puede jugar con los distintos roles y estilos, no podrá circular en los
diferentes arcos de expresión y mucho menos actualizar los esquemas dramáticos de
acuerdo al karma que le toque vivir.
285
CAPÍTULO 3.
EL PEOR ENEMIGO DEL HOMBRE ES LA IGNORANCIA.
Cuando uno se arriesga, obtiene una consecuencia
Cuando no aceptamos el reto, nos detuvo una consigna
Así como la lucha es entre ser o estar, también puede ser:
entre protegido y desheredado
entre que me quieran y no me acepten
entre que soy o actúo de una manera o me rechazarán
Ser o estar tiene que ver con la lucha entre superar la marca o quedarse en un esquema.
Entre quedarme en un esquema o hacer el esfuerzo para ampliar el capital con el cual
alcanzaría la dimensión de ser en una acción que me supere.
Este aspecto no se hereda ni se compra; mucho menos se puede regalar.
El conflicto que nos producen los factores de valor relativo, es que no por ello dejan de
tener significación, porque tienen la fuerza de la existencia. Por ello se habla de la
angustia existencial, la cual no deja de tener significación para la primera dimensión.
Pero lo que se produce, cuando el hombre se propone encontrar la otra dimensión, la
que denomina Gurdrjieff “la cuarta dimensión”, es otro proceso, otra situación porque: o
nos conectamos con la mente abstracta en la cual los conceptos y criterios son valores
relativos, o nos confundimos asignando a esos valores carácter de permanencia y
suponemos que los valores abstractos son efímeros y mal denominados románticos. Sin
evaluar todo lo que fue cultivado por personas de esta línea y sin apreciar que son las
que han brindado a la sociedad las soluciones valederas en continuidad y de beneficio
sostenido.
En la cuarta dimensión no rigen las mismas necesidades ni las mismas leyes. Muchas
veces no salimos del círculo porque no sabemos fugar, pero tampoco sabemos penetrar
en nada. Es que no hemos despertado a la dimensión del plano para autorealizarse.
286
No sabemos si estamos arriba o si estamos abajo en nuestros centros de energía, que
circulan en distintas zonas de nuestro cuerpo y nos permiten el desarrollo de las ideas-
acciones.
Cuando digo que no sabemos si estamos arriba o abajo, me refiero a nuestra consciencia
de ser yo, en al espacio de mi corporabilidad.
No habitamos todas las dimensiones.
Nos dejamos llevar por los impulsos esporádicos que nos motivan las necesidades que
funcionan en forma condicionada.
No tenemos activo el periscopio para mirar en nuestras profundidades.
Reaccionamos a los estímulos y no sabemos ni podemos modificar nada.
Tampoco nos seduce la idea de que podemos flexionar nuestras articulaciones psíquicas
que están herrumbradas.
No es fácil proponer un trabajo de elaboración, porque:
nos enfrentamos con los inconvenientes que describí antes.
nos ponemos frenéticos cuando se nos propone un cambio o modificación.
nos sentimos tocados en algo que nos concierne, pero no sabemos cómo se
desenvolverá y qué sentido tiene para nosotros hacerlo.
nos ubicamos como muy exquisitos para compartir con otros en una propuesta así, y
nos molestamos por los aspectos sin sentido o sin significado que nos aporta el otro.
La verdad es que no nos interesa lo que le sucede al otro.
nos sentimos tan limitados que nos resulta imposible nuestra participación, aunque
otra zona nuestra dice “no puede ser que no se pueda”. Muchas veces nos gana la
parte que “es tan sincera que no nos permite que nos expongamos”.
Vuelvo a repetir que el peor enemigo del hombre es la ignorancia. Cuando el hombre
descubre que el camino de autorrealización es tan indispensable como haber aprendido a
leer y escribir se dispone a hacer un aprendizaje sobre la propia capacidad de recepción
y repercusión.
287
Debemos conocer nuestra capacidad e incapacidad, para así activar o desactivar
aspectos que pueden producir detonaciones en nuestra propiedad.
Muchas personas quieren poderes o posibilidades, pero no quieren pagar el precio que
ello significa:
tiempo de elaboración
dedicación prolongada y con regularidad
vencerse en determinadas reacciones
decisión para entregarse a la experiencia
esfuerzo para presionar sobre las propias costumbres psicofísica
perder aspectos cómodos para poder descubrir otros significados de la
vida en el trabajo y obligación.
Estos fueron y son los factores que juegan un papel muy importante en nuestro trabajo
grupal.
288
CAPÍTULO 4.
¿EN QUÉ BENEFICIA HACER GIMNASIA RÍTMICA EXPRESIVA?
La práctica de movimiento de las articulaciones:
despierta los reflejos
devuelve la espontaneidad,
porque desintegra las acumulaciones que oxidan las articulaciones quitando la
contractura limitadora.
Por consecuencia, beneficia:
los tejidos
el sistema circulatorio
los órganos de eliminación y asimilación
el aspecto térmico
La práctica del movimiento beneficia los tejidos por sus efectos:
desintoxicante
por la eliminación de residuos que se han acumulado en el organismo por la
pérdida de la acción excretora de la célula
por la renovación y vitalización de los tejidos por pérdida de volumen en las
zonas en que se forman acumulaciones y por liberar tensiones en otros
casos.
Los factores que ayudan a estos efectos son consecuencia de la expansión psicofísica
que se cumple por medio de los trabajos:
respiratorio
de la movilidad muscular relajada
de expansión expresiva liberando la batalla entre aceptación y rechazo
de pulsado en zonas opuestas, que nos permite conjugarnos
psicofísicamente en otro equilibrio.
de liberación de las líneas de energía que nos conectan con el cosmos.
289
¿En qué aspecto concilia la Gimnasia Rítmica Expresiva?
consigo mismo
con todos los semejantes
con el cosmos.
Nos conciliamos con nosotros mismo porque nos organizamos mejor en todos nuestros
sistemas.
Nos conciliamos con nuestros semejantes porque los comprendemos dentro de lo que
cada uno es.
Nos conciliamos con el cosmos porque pulsamos con su ritmo y no nos resistimos a sus
leyes.
¿De qué manera nos produce consecuencias positivas la Gimnasia Rítmica Expresiva?
nos aligera las cargas afectiva
nos permite reorganizarnos entre lo que quiero ser y lo que puedo ser
nos vitaliza en todo sentido, porque liberando las represiones, contamos
con esa energía para otra acción
descubrimos nuestra creatividad en todos los niveles
modificamos nuestro panorama porque:
- se disipan las brumas; descubrimos la luz porque se disipa el horizonte.
- nos liberamos de la codicia para desarrollar la ambición.
- nos quita las amarras de las limitaciones infantiles.
- nos quita la restricción y permite organizarnos lógicamente.
- nos cambia el punto de mira, reconociendo nuestros objetivos.
- nos libera del virtuosismo y purismo para descubrir lo sencillo y
verdadero.
La Gimnasia Rítmica Expresiva tiene un objetivo claro en sí mismo y no perjudica a
quienes la practican porque:
290
trabaja los movimientos espontáneos que el hombre perdió antes de
descubrirlos conscientemente.
porque no tiene exigencias. Invita al alumno a hacer por medio de una acción
conjunta, en la cual se siente atraído o rechazado.
el juego de aceptación y rechazo es de efecto integral en la liberación del
aparato psíquico.
La Gimnasia Rítmica Expresiva permite lograr:
expansión psicofísica por medio de la expresión que nos armoniza con
nuestra necesidad de ser y estar de una manera en un espacio de tiempo y
en mejores condiciones de:
- vida visceral
- muscular
- emocional
Cuando el hombre libera las contenciones por medio de juegos negados a su consciente:
se comprende mejor con sus semejantes, porque reacciona con más
espontaneidad
se reconoce a sí mismo en nuevas posibilidades, potencialmente obtiene
otro índice
se compromete a vivir en otra dimensión, porque “se deja de temer a los
otros”.
se permite frecuentar otros medios que le brindan otras experiencias.
Cuando el hombre descubre otra dimensión necesita ordenar su tabla de valores en la
cual tiene que seleccionar su pro y su contra.
Alcanzar otro nivel de superación exige comprometerse a una elaboración.
allí el hombre comprende mejor la diferencia entre valores relativos y
valores absolutos
allí se inicia la inquietud de encontrar otra dimensión en su vida de
actuación, porque al abrirse su conciencia en otra dimensión, necesita no
sólo informarse sino vivir todo lo que ha aprendido.
allí se abre otro panorama porque la vida cobra otro significado.
291
allí descubre el significado de los principios de todas las religiones,
escuelas de filosofía y de pensamiento con sus diferentes interpretaciones.
Nuestro trabajo no es una escuela de gimnasia física.
Tampoco es una gimnasia psíquica.
Es de ambos aspectos.
Para adentrarnos en lo que es el hombre en su estructura limitada por una conducción,
se necesita templar la corporabilidad y pulsar las emociones en todas sus posibilidades.
El resonador o agente que recibe ese pulso psíquico, necesita un medio por el cual la
corporabilidad se disponga a hacer lo que no hace frecuentemente en su totalidad, esto
es, actuar plásticamente.
Ser plástico o accionar plásticamente, sólo se logra al entregarse a jugar en cualquier
circunstancia.
Con ello la movilidad cobra ritmo y la corporabilidad se anima.
El juego puede obedecer a diferentes esquemas dramáticos; también pueden ser
contradicciones que se ponen en evidencia por reacciones como:
reír y llorar
decir que acepta algo y a la vez rechazarlo
sacudirse corporalmente con convulsiones por actuar en oposición.
Estos aspectos se producen por distintos grados de emotividad que no ha sido encauzada
en una de las dos propuestas que luchan por prevalecer.
En estos casos el hombre está mostrando una lucha por ser de una manera y de otra que
se le opone.
Este conflicto muestra que el hombre tiene límites de posibilidad en el nivel intelectual,
donde está nuestra consciencia de identidad.
En el nivel de la identidad tenemos una forma de conducirnos en la que no somos ni
plásticos ni tenemos ritmo. Somos acompasados por reacciones intermitentes y
esporádicas.
292
El hombre no es plástico porque no sabe utilizar su plasticidad.
¿Qué medios utilizamos en nuestra gimnasia para desarrollar la plasticidad?
Realizando primero los movimientos que el alumno puede y tratando que los amplíe
psíquicamente, pero sin poner la intención en los movimientos, sino en el ánimo que
tiene el alumno.
Para ello utilizamos todos los aspectos de invitación a participar jugando con todos los
tonos dramáticos.
Tratamos que el alumno reproduzca aquello que le resulta fácil, liberándolo
anímicamente de la exigencia de hacer, de tal forma que encuentre superados sus límites
ante los cuales enseguida surge el juicio crítico. Ante esto el alumno se entrega a sus
complicadas definiciones de “no soy capaz”, “no puedo”, “no me pidan eso a mí”.
Cuando estos esquemas aparecen en la expresión, o se ponen en evidencia por el ánimo
del alumno, los aprovechamos para realizar juegos de compartir la desventura. Nos
unimos todos en coro y con ello se produce la apertura.
Esta forma de jugar nos permite una expansión grupal que, de una forma o de otra,
induce a la participación de todos.
Unos como actores, otros como espectadores.
Para la buena conducción de los contenidos con sus historias circunstanciales, nos
valemos de:
la música
el ritmo
juegos de situaciones dramático-afectivas
el tránsito entre opuestos y antagónicos. Aquí el instructor tratará de
conducir las reacciones a una ampliación emotiva que pase de los tonos
afectivos a los del sentimiento. Para ello utilizará la plástica histórica
que más se adapte a la situación que se desarrolla en ese momento.
Mediante la Gimnasia Rítmica Expresiva, las personas se liberan de restricciones que no
siempre se forman por frenos de nadie, sino por falta de oportunidad de actuar así.
293
Al hacerlo, uno se concilia consigo mismo, con los demás y con el cosmos. Nos
sentimos uno en el espacio, pero unidos e integrados a una totalidad por existir.
294
DIÁLOGO.
¿CUALQUIER PERSONA PUEDE REALIZAR ESTA GIMNASIA?
Sí. Cualquier persona la puede hacer. Lo que explico es para toda persona que tiene un
grado de salud psíquica, es decir, personas que tienen posibilidades de reversión.
UNA PERSONA QUE TENGA PROBLEMAS NEUROLÓGICOS, ¿PODRÍA
HACER ESTE TRABAJO?
Tendríamos que saber de qué orden es el problema. En general se produce que las
personas que tienen algún problema por deficiencia, no pueden reproducir algo que por
sus sentidos psíquicos no lo han podido percibir.
Sería como pedir a un ciego que describa la visión que no posee.
A algunas personas que no tienen buena receptividad, el participar en una experiencia
así les ayuda a visualizar aspectos que en ellos no tienen referencia, pero en una zona
les llega.
Desde luego que no hablo de personas con carencias muy grandes, como son los
problemas de patología neurología.
¿EN QUÉ ASPECTO LE PUEDE FAVORECER HACER ESTE TRABAJO A UNA
PERSONA QUE TIENE UNA DEFICIENCIA?
Nosotros coincidimos con lo que dicen los libros de Yoga y lo que dice Rudolf Steiner:
que uno debe aceptar que el hombre no tiene solamente sentidos físicos, sino que
tenemos también los sentidos psíquicos.
NO ESTOY INFORMADO SOBRE ESTO. ME RESULTA BASTANTE CONFUSO
PORQUE CONSIDERO QUE PUEDE SER UNA REALIDAD, PERO NO ME
EXPLICO COMO PUEDE SER OBSERVADA.
¿Usted nunca tuvo percepciones como si algo lo ve y comprende en otra dimensión
donde ya conoce?
295
ALGO CREO. QUE ME HA SUCEDIDO, PERO NO LO TENGO MUY CLARO. ME
INTERESA, PERO EN UNA ZONA QUIERO SABER Y EN OTRA ME DIGO QUE
TODO ES MENTIRA, QUE NO PUEDE SER:
Eso nos sucede a todos. Es que nuestro competitivo no nos permite ver todos los
aspectos que podemos ver. Ni nos permite comprender todo lo que podemos captar.
Nos deja en la nebulosa de las suposiciones, porque de esa manera él domina la
situación. Esta es la fuerza de la contradicción que vivimos permanentemente. Es él que
nos marca cuando ante algo que intuimos, nos dice: “ahora te vas a equivocar”, y nos
frena en las experiencias.
Si logramos conciliar a uno con el otro dejando que trabajen en equipo, resultará una
buena combinación porque lo que ve uno no lo ve el otro.
VUELVE USTED A DECIR COSAS QUE ME PREOCUPAN Y ME INTERESAN,
PERO ES DIFÍCIL HABLAR DE ESTE TEMA.
Es normal que le preocupe, porque usted también tiene que revisar sobre esa
contradicción.
QUIZÁS, AUNQUE LEO MUCHO, NO SE TODAVÍA SUFICIENTEMENTE.
Saber se sabe por la experiencia, por la información se supone.
BIEN, PARECERÍA QUE USTED LO SABE, ¿PUEDE INFORMARME CÓMO ES?
Tenemos dos aspectos fundamentales. Uno mira desde un ángulo y otro desde el otro.
Uno mira cuando hay sol y otro cuando hay luna. La tierra que soy yo persona, es la
misma; cuando la luz es reflejo lunar, tiene una intensidad, veo de una forma, cuando
viene directa del sol, veo con otra intensidad y las formas desaparecen.
¿QUÉ SIMBOLIZAN LA LUNA Y EL SOL?
296
Eso lo tenemos que descubrir cada uno en sí mismo. No se puede dar una receta. Somos
un microcosmos; no somos todos iguales ni reaccionamos al mismo estímulo de la
misma manera. Cada uno estamos ligados por una acción común a todos, pero cada cual
ve desde su prisma y capta e interpreta de acuerdo a cómo está su atmosfera. Todos
tenemos días grises y días brillantes.
PARECEN DEFINICIONES SUJETAS A LA ATMOSFERA.
Que corresponden a una oficina meteorológica. Esto lo dice mi otro yo.
No sé si yo diría lo mismo. Quizás se concilie con el mío, pero frente a esta tema estoy
dudando, por ello nombro a los que enunciaron que tenemos otros sentidos psíquicos. Si
tuviera elementos de prueba no los nombraría. Porque eso de nombrar a otros es como
demostrar que uno tiene inseguridad. Usted sabe muchas cosas que se hacen como
demostración de algo que uno no conoce por qué se tienen que hacer.
Por un lado uno tiene la impresión de que tiene que anunciar sobre los testimonios de
los demás y, por otra parte, piensa que no tiene seguridad de decir por sí mismo.
En la literatura de Yoga no se menciona a todos los que dieron determinadas pautas;
habla cada uno por su experiencia.
A MÍ NO ME INTERESA QUIENES SON LOS QUE DICEN; PERO SI ESTÁN EN
LA MISMA LÍNEA ME PARECE QUE SE CONFABULAN. A VECES ME PARECE
QUE LOS ORIENTALES SE HAN CONFABULADO PARA CONTARNOS UN
CUENTO DE LAS MIL Y UNA NOCHES A LOS OCCIDENTALES.
Es verdad que cada uno nos contamos lo que vemos desde nuestro punto de mira; y así
como los orientales ven desde un prisma al occidental; éste ve con otra lente. Nosotros
tenemos a oriente y occidente en nosotros mismos.
Lo que sucede es que no sabemos miramos desde los distintos niveles porque no los
conocemos. Por eso no los aceptamos.
Cuando uno de los dos se pone muy fuerte, es un inconveniente, para uno y para los
demás. Lo que concilia una zona con la otra, es poder saber que las dos tienen
significación.
297
Por medio de la gimnasia es posible hacer de juego de los otros “yoes”; verlos o
incorporar a nuestra razón dónde podemos ordenar la actuación de cada uno, y con ello
tener muchas formas en una.
Somos polifacéticos, cada una de las facetas nos da, a la consciencia racional, un prisma
distinto. Si agregamos el aspecto climático, que nos cambia nuestra atmosfera -y si a
ello le agregamos el aspecto circunstancial-, no es fácil vivir descubriéndose, pero es
más difícil atarse a un poste con una soga en la cual nos sentimos seguros pensando que
somos así de una sola manera.
Tememos nadar en los distintos aspectos que nos toca vivir; no siempre somos tan
fuertes como suponemos frente a nuestras situaciones, ni tan valientes como
quisiéramos ser; lo mismo nos sucede con los opuestos.
BUENO SOMOS HUMANOS, Y COMO TALES, SOMOS FINITOS, NO TENEMOS
LA CAPACIDAD DE PENETRAR LO IGNOTO. ¿NO LO VE ASÍ?
Es una respuesta condicionada que para salir del paso, vale.
¿USTED CREE QUE TODO LO PUEDE CAPTAR?
No; cómo voy a creer eso. No podemos vernos en todas las fases que tenemos. Ni se
puede ver desde distintos ángulos porque uno no tiene limpio el mirador.
¿USTED DICE LIMPIO COMO LIMPIO DE CULPA?
Digo limpio como despejado.
¿ME PUEDE DAR UN EJEMPLO?
Uno puede entrar en la culpa por condicionamiento; por otra parte, en otra dimensión, lo
que ha hecho lo ve como positivo y fructífero.
Cuando se trata de lo que no se acepta, porque no conviene, siempre se busca un
culpable.
298
¿POR QUÉ UNO TIENE QUE VIVIR COMO CULPABLE ALGO EN CUYAS
CONSECUENCIAS NO HA TENIDO NADA QUE VER?
Desde luego que usted tiene razón, pero, ¿quién puede decir que no ayudó en el
suceder? Siempre ponemos algo, aunque sea por mecanismo de defensa.
¿VIVE TRANQUILA?
Con los problemas que tienen todos los humanos. Especialmente cuando tienen que
enfrentarse con la opinión. Pero uno sabe que cada aspecto de sí son aspectos de una
verdad; allí uno concilia sus “yoes”. No se vive culposamente. Se buscan los porqué del
suceder y se descubre la medida de tiempo y actuación de cada “yo”, que dependen del
punto de mira donde uno se coloca. Cuando está en dirección norte, sabe que por esa
dirección hay determinados climas. Si me canso de un clima y busco otro, me informo
de cómo es el otro clima y me equipo de acuerdo a él. Lo mismo me sucede con las
personas, no lucho por orientarlas.
¿QUIÉN DA EL CLIMA EN NOSOTROS?
Nosotros mismos cuando necesitamos que algo acontezca de una forma. Acumulamos
los elementos para que la acción se produzca.
SI TENGO ANGUSTIA, ¿PUEDO PASARLA A LA ALEGRÍA?
Así es.
¿CÓMO PUEDE SER QUE ESTANDO ANGUSTIADO PUEDA QUERER ESTAR
ALEGRE?
Es que no estamos tan angustiados como suponemos, nos identificamos con la angustia
y nos invade como la niebla; de esa manera no podemos ver en otra dirección y
percibirnos con otros contenidos que también tenemos, como serían los opuestos.
299
VUELVE USTED A INSISTIR EN LAS DISTINTAS FASES QUE TANTO ME
CUESTA ACEPTAR. NO CREO QUE HACIENDO ESTE TRABAJO ME LIBERE
DE MI SENSIBILIDAD.
Si usted me pregunta a mí, tendrá la respuesta que es propia de mi forma de
pensamiento. ¿Por qué me pregunta a mí si quiere discutir con el esquema de
pensamiento de la escuela materialista? No soy de esa escuela. Sé que en su punto de
mira no puede mirar nada más que por esa dimensión. Usted está identificado con el
esquema de que todo es como lo ve físicamente, es decir, con los sentidos físicos.
ES QUE NO VEO POR OTRA DIMENSIÓN QUE NO SEA ESA. PERO SOY FIEL A
MIS SENTIMIENTOS.
Usted es fiel a su circunstancia que le toca vivir, es materia y se siente vivir en un
espacio de tiempo. Yo me siento vivir de siempre. Esta es la diferencia entre usted y yo.
¿POR QUÉ MENOSCABA MIS SENTIMIENTOS?
Porque no son sentimientos, son afectividades, las cuales corresponden a una dimensión
en otro espacio de tiempo. No quiero que invada jurisdicciones, esto confunde y
perturba. Cuando uno reclama sobre lo que le afecta, no está centrado en los valores que
corresponden al sentimiento. No podremos liberarnos de la angustia si seguimos
mezclando los hechos que corresponden a la cuarta dimensión con los que corresponden
a la de dos dimensiones.
¿QUIÉN ACTÚA CUANDO NOS ENFERMAMOS?
El que provoca que me enferme es el que ha determinado que me salva de algo.
Le dejo aquí para contar al lector que le pude conocer a usted y a otros de mis yoes
porque hice este trabajo de Gimnasia Rítmica Expresiva. Las distintas literaturas me
ayudaron a saber que no estaba loca. Es decir, si uno se siente de una manera y de varias
formas, también es normal. Es difícil sostenerse diciendo este soy yo. Tampoco puedo
decir que he podido fusionar a mis distintas fases en una. Es imposible.
300
Cuando digo que no quiero mencionar a los otros, es que me cuesta entrar en la
descripción de personas y libros. Pero no es que no agradezca todo lo que me significan.
Es que es tanto lo que tengo que manejar de mí misma, que me cuesta explicarme con
los demás.
Para mí es verdad que tenemos sentidos psíquicos. Veo en otra dimensión, percibo en
otra dimensión; no es videncia, es visión y audición simultánea.
Pero de acuerdo con el clima y los elementos que se interponen a una propuesta, es lo
que de ello resulta. Si lo comparamos con lo que nos sucede con los sentidos físicos, es
igual. De acuerdo con la emotividad es la niebla, tormenta o cerrazón que se forma.
El trabajo respiratorio y la meditación preguntándome cuando se despeja la niebla, son
mis elementos de elaboración.
La posibilidad de analizar y de observación me han facilitado cantidad de elementos
para elaborar. Este trabajo de análisis y auto-observación los he realizado en la tarea,
tratando de mirar cómo son los mecanismos y aceptándolos como parte de la vida
humana.
He logrado conciliar mis yoes para una acción común. Muchas veces surge una nueva
faceta mía, ello me permite una nueva experiencia.
301
CAPÍTULO 5.
SER O ESTAR TIENE QUE VER CON LA LUCHA ENTRE SUPERAR LA MARCA
O QUEDARSE EN UN ESQUEMA.
Alinearse con el cosmos,
con el medio; alinearse con
las circunstancias en que nos toca desenvolvernos.
Alinearse con los elementos que nos han conformado,
alinearse con la propia capacidad;
alinearse de acuerdo a los ruidos y resonadores que cada uno tiene.
Son tareas que para lograrlas debemos hacer un sondeo en cada factor o identificar
nuestras aspiraciones en cada uno de ellos.
Para cada uno de esos factores el nivel de aspiración es de un tono y responde a una
tónica.
Como somos un complejo de cualidades, debemos meditar y ubicar qué se puede hacer
con ellas, y no entrar en la confusión de medirnos con el plan de una idealización.
No siempre es factible llegar a una resultante ideal como la que uno supone o como la
que le significaría. Este es un aspecto que funciona por reacciones de atracción en forma
refleja por los condicionamientos del medio ambiente.
Esas atracciones y fascinaciones nos debilitan en nuestras propuestas y nos desalientan
de nuestro determinismo, porque no estamos calibrados con la medida de este tiempo.
Los materiales que tenemos los podemos actualizar. Para ello debemos revertirlos a su
condición natural para después poder utilizarlos.
Con nuestra gimnasia hacemos que las personas puedan liberar muchos fantasmas y
fantasías que nos pueden haber atrapado en una circunstancia y que por ello nos atraen y
significan como una verdad, cuando realmente no tienen el sentido y significación que
suponíamos.
Esto puede llevar años de trabajo y dolor, porque si uno no tiene la cualidad adecuada a
la acción, no responderá a la exigencia.
302
También puede ser que la cualidad la tengamos, pero no sea adecuada a la respuesta o
integración que el medio ha hecho de esa acción. En este caso debemos hacerla desde
otro ángulo.
Estos factores nos confunden y vuelven en contra si no cumplimos en relación a lo que
tenemos que realizar, porque, para hacerlo desde otro ángulo, hay que enfrentar a la
opinión.
Enfrentarse con la opinión significa luchar con sus contradicciones y trabajar para lograr
el nivel de aspiración de acuerdo a lo que uno puede traducir de esa acción. Para ello
hay que encontrarse con los elementos puros.
En este orden la Gimnasia Rítmica Expresiva ayuda a que la persona libere sus
contenidos sin correr riesgos y los va puliendo de acuerdo con la necesidad, la cual sería
descubrir los valores por sí mismo, para llegar a la construcción de su idea por
consecuencia y no armando una figura con su patrón-ideal.
El hombre no es lo mismo hoy que ayer, pero seguimos respondiendo con los esquemas
corporales que fueron de acuerdo a nuestros antepasados.
Haciendo lo heredado hasta llegar a nuestra posibilidad y necesidad de hoy,
descubrimos nuestra verdad.
En estos últimos años, la técnica ha superado al hombre; no es que el hombre no pueda
potencialmente más; lo que no sabemos hacer es adaptar los elementos que poseemos a
la circunstancia de hoy.
Tenemos que aprender a programar nuestras acciones y no vivir por la casualidad, ni
por lo destinado como una forma integral.
Así como el hombre preparó su intelecto para capacitarse a una actuación, así
necesitamos de una forma de elaboración para actualizar el rol que culminará en esa
aspiración que cada uno tiene de sí.
Para lograrlo, tenemos que desherrumbrar nuestra mecánica que está condicionada con
distintos programas, donde, muchas veces, para una acción tenemos dos indicaciones
contradictorias.
303
Esto fatiga y alucina.
El hombre no puede seguir aprendiendo nuevas doctrinas; lo que necesitamos es poner
en condiciones la máquina afinando su capacidad para detectar por nosotros mismos los
problema que tenemos por ser parte de la historia.
El propósito de nuestro trabajo es hacer que el hombre que tiene una combinación, sea
coherente con ella porque puede disponer de su capacidad.
No damos otra forma, por ello digo que el nivel de aspiración lo tiene el alumno.
Desde luego que tocar mecanismos de formas condicionadas nos produce determinadas
reacciones y nos suceden cosas; es por ello que hacemos tantos juegos dramáticos en las
clases, y nos movilizamos con recursos en los que apelamos a todas las formas de
dramatización.
Apelamos como recurso a todo lo que el alumno aporta y nos conectamos con sus
contenidos, tratando de liberarlos en la forma más rítmica y vital posible, para no
quedarnos en nada que nos pueda someter a otra equivocación, es decir, quedarnos en
un ambiente o actuación que pueda no corresponder a nuestra naturaleza.
Por ello también proponemos distintos niveles de experiencia. Muchas personas han
aprendido para instructores y han dado clases y no por ello continúan haciéndolo
profesionalmente. Esto les ha servido para identificar aspectos que se les repetían y con
ello han podido definir su verdadera inquietud en relación a una indefinición que los
desubicaba de su realidad.
Tenemos un calibrador ineludible de nuestra verdad o realidad; cuando lo desoímos nos
perturbamos más aún; este trabajo ayuda a identificar aspectos que se nos producen en
el diario vivir y que nos hacen sentirnos fuera de onda tratando de observarlos.
Nos suceden muchas cosas. Una de ellas es que queremos actuar en consonancia con las
exigencias del medio y resulta que cometemos torpezas.
Mirando en la distancia, digo todo lo que describo porque lo he vivido y me detuvo
muchos años el querer acceder a la opinión. Ambulé en distintas escuelas y no por ello
me podía poner a tono. En nuestro país, además de lo que ya mencioné, tenemos otro
304
problema. Somos resultantes de distintos países de los que hemos heredado hasta la
fonética. Muchas veces no nos entendemos con una persona que habla con los modos de
su medio y con su corporabilidad. Esto parecería que no tiene importancia, pero incide
en el suceder del país, no actuamos en consonancia con un ánimo nuestro, sino que nos
animamos y disponemos al son de los otros que son de acuerdo con nuestra tónica.
Esto no significa que aquello que fue no tenga valor, pero es relativo. Lo que interesa es
que podamos disponernos anímicamente como paisanos. Pero esto cuesta, porque los
tonos, sones y plasticidad corporal nos hablan de un modo, que muchas veces nos
mueven a reírnos por condicionamiento y no por reacción autentica.
Estamos ordenados por grupos. No sólo en Buenos Aires; esto se produce en todas las
grandes capitales, pero en nuestro país sucede lo mismo en las provincias, se obedece
anímicamente al grupo aunque racionalmente se trate de liberase.
¿Por qué aunque uno cree mentalmente que se ha liberado, sigue actuando con criterios
separatistas y limitadores?
Porque nosotros tenemos un reproductor que es nuestra corporabilidad y ella predica
con un modo.
Aunque uno dice que no actúa así, en la trastienda los títeres se mueven de acuerdo con
los criterios de los que en nosotros están representados.
No podemos decir que todas las personas que han pasado por la experiencia de la
Gimnasia Rítmica Expresiva siguen haciendo este trabajo; pero sí que podemos decir
que lo han realizado y realizan hasta donde les significó. Sin estos factores no tendría
significado nuestra elaboración.
Sé que aquellos que lo realizaron de una forma y hasta una medida se han tenido que
enfrentar con el problema que es una constante: el problema es entre ser como uno se
siente vivir y se conoce, o detenerse a quedarse de acuerdo con la historia.
Desde luego que los elementos de juicios y enjuiciamientos no se quitan fácilmente, por
eso cuando queremos lograr algo distinto en nosotros, lo exigimos a los demás en vez
de hacer la mutación en nosotros.
305
Generalmente, cuando criticamos, lo que estamos haciendo es empujar a que otros nos
sigan en el desacierto de seguir en la misma noria. No sabemos salir, porque no
podemos pulsar nuestros contenidos del interno al externo.
Para logra pulsar nuestros contenidos debemos actuar en procesos. Primero en el de ir
moviendo lo condicionado y luego dejar emerger lo que somos.
Si no hacemos un pulsado previo de nuestras emociones, y si no liberamos nuestra
corporabilidad de la forma como está condicionada, no podemos abordar otra
experiencia.
Lo que proponemos con nuestra gimnasia, es que primero se descubran los roles que
están inscriptos en nuestra corporabilidad; luego descubrir qué se puede vivir con ellos
y ubicar a qué etapa de la evolución corresponden esas vestiduras. Así se puede
desprender de ellas como formas, porque las telas con que están hechas las vestiduras
pueden volver a ser telas solamente. Sabiendo esto, podemos decir que no tema a que se
deshagan las herencias, porque luego le servirán las telas para hacer otras vestiduras de
acuerdo a su agrado y de acuerdo con la idea-imagen que quiera reproducir.
Queremos que se dé cuenta de que para hacer este trabajo debe frecuentar todas sus
facetas y las de usted con los otros, para llegar a dilucidar, así, entre los valores reales y
los sentimentales.
Lo que más se necesita es hacer una práctica regular y con bastante disponibilidad.
Por eso es que les digo que si les parece largo el tiempo que decimos de trabajar, tengan
en cuenta que es una tarea para revertir sus valores y llegar a su puerto, y no para seguir
en un esquema heredado que no tiene vigencia ni en su país de origen.
La evolución es superpuesta y debemos aceptar la tarea que a cada uno toca realizar.
306
CAPÍTULO 6.
ELEMENTOS DE LA GIMNASIA RÍTMICA EXPRESIVA QUE AYUDAN A
LIBERAR LAS TRABAS Y LIMITACIONES QUE ACORAZAN AL HOMBRE EN
DETERMINADAS EXPERIENCIAS.
El trabajo respiratorio: ampliando los esquemas para que el alumno pueda percibir en
qué arco de expresión se aloja.
El trabajo con ritmo: nos permite llevar a la persona a una experiencia psicomotriz por
medio de la memoria emotiva, que tiene que ver con la fantasía sensitiva.
El trabajo expresivo: nos permite la elaboración en el plano de la dramatización lírica,
que corresponde al plano onírico en el nivel de la idealización.
La exteriorización anímica: en la lucha entre aceptación y rechazo permite vivir la
fantasía o mundo de las suposiciones y ubicar su valor real.
Por el arco de expresión donde la persona se aloja, se pueden observar los complejos de
superioridad o inferioridad. Allí está la zona del amor propio afectivo. Esto se ha
desarrollado antes de la edad de cinco años, en donde el niño todavía no tenía el tono
para enfrentar al medio.
No todos los arcos están frecuentados, ni se establece una conciencia sensitiva de ellos,
por esta razón cuando a algunas personas se les quiere hacer vivir en algún arco que no
han frecuentado, se les produce mucha desazón o se sienten perdidos.
Podría decir que si el hombre frecuentase los diferentes arcos de expresión no
necesitaría hacer nada para su elaboración. Si supiéramos transitar en el arco de
expresión que corresponde a la experiencia que se tiene que vivir, no tendríamos
problemas ni conflictos. El conflicto se produce cuando no utilizamos los arcos o
centros de acuerdo con la acción tenemos que ejecutar.
307
Como muchas acciones están descalificadas y las realizamos por presión compulsiva de
nuestro organismo, podríamos decir que el hombre no vive en su centro de acuerdo con
la función que tiene que cumplir en su vida de realización.
Cuando se realizan las funciones orgánicas y simultáneamente se niega a ellas, sucede
igual que si uno realiza una actividad corporal y no la asume en al espacio en que tiene
que cumplirse.
Hablar de algunas funciones orgánicas produce tanta violencia como si realmente uno
no tuviera nada que ver con ese aspecto de la vida.
Es que nuestra mente afectiva determina por nosotros, es decir, que no sabemos
ordenarnos armoniosamente para cumplir con las funciones orgánicas, porque no
sabemos acceder al suceder.
Como hemos vivido, por años, dispuestos de una forma, no sabemos reubicarnos
psicológicamente a los cambios. No sabemos vivirnos de acuerdo con las
modificaciones en la corporabilidad.
El cuerpo es plástico y dúctil si pulsamos sus arcos por medio de la idea-acción.
No podemos bucear por la mente concreta porque es un acto del nivel de la mente
abstracta.
Por medio de la mente abstracta nos conectamos con al sentido cenestésico y por medio
de la mente sensitiva, nos vivificamos en el aspecto térmico conectándonos con el
ritmo.
Una vez vivificados por el ritmo, podemos determinar la idea-acción. Esta
determinación no la hacemos en al centro afectivo, la realizamos en el centro del
movimiento.
Cuando algo nos conviene lo pulsamos en el centro afectivo.
Cuando algo nos significa, y tenemos que ir en pos de él, porque es necesario alcanzarlo
y obtenerlo, nos funciona el centro del movimiento.
Esto tiene sus razones y causas, que puedo sintetizar así:
El hombre fue ordenado para una acción y cuando necesita alcanzar algo, puede
movilizar sus energías para producir una locomoción.
308
En la actualidad, este aspecto no se lucha igual que en el pasado. Antes del desarrollo
técnico, para buscar o cubrir nuestras necesidades, se utilizaba el centro del
movimiento.
Hoy eso ha variado. Si no se tiene en cuenta este aspecto, no podemos dilucidar cómo
es la realidad que nos toca vivir o cómo la vivimos.
Los niños no tienen sus espacios abiertos a la dimensión de su corporabilidad dinámica.
Se les brinda espacio para desarrollarse de acuerdo con su corporabilidad física y no de
acuerdo con su capacidad dinámica que necesita otra forma de desplazamiento.
No siempre podemos modificar los condicionamientos inhibidores de nuestros impulsos
afectivos.
El trabajo respiratorio en los arcos de expresión y la pulsación ampliando la zona en la
cual uno respira y se aloja, son dos prácticas para salir de la marca que tenemos en la
corporabilidad como medida de espacio a vivir.
Al ampliar la respiración, obtenemos la posibilidad de salir de ese espacio que está
marcado en nosotros con la medida de las primeras experiencias en la vida de relación
antes de los cinco años.
Al vivir constreñidamente, cualquier situación nos resulta dolorosa y por ello nos
sentimos pequeños como lo fuimos en la etapa en que iniciamos ese engrama.
Otro problema para observar en esta experiencia de vivirnos pequeños y poder
descubrirnos en otra dimensión, es la memoria emotiva que nos engaña con un sentido
de que lo sensible es doloroso.
Ampliando ese suceder sin esa referencia, no sufriremos ni sentiremos abandono.
Cuando podemos ampliar el pulso respiratorio, se supera la medida de limitación
marcada en el espacio constreñido.
El trabajo con ritmo nos ayuda a liberar aspectos que están contenidos en nosotros por
la memoria onírica y que no hemos podido transitar.
Al querer dirigir los impulsos por medio de lo condicionado, uno no se permite
determinadas experiencias. En este orden, vivir los distintos ritmos nos enriquece
309
porque la fantasía nos sorprende, enojándonos en lo que respecta a la aceptación y
rechazo de determinadas acciones que las considerábamos placenteras y lógicas.
Cuando miramos en qué orden nos podemos ubicar en relación a ciertas necesidades
que nos producen placer, es cuando nos comenzamos a liberar de nuestros
condicionamientos. Pero nos podemos descorazar solamente cuando nos entregamos a
la experiencia.
El trabajo expresivo llega a otro nivel de consciencia si uno se libera de la afectividad.
Generalmente, si uno marcha, lo hace a partir de sus modos y del esquema corporal
heredado o propio de su costumbre, pero no marcha con todos los aspectos
psicomotrices, por estar detenido en un arco de expresión.
Lo que hacemos es manifestarnos por un arco corporal y otro de la cara, que
corresponde a los sentidos físicos.
También resulta que el arco que utilizamos está ordenado de acuerdo con nuestras
torsiones. Por ello, lo que manifestamos tiene un carácter limitado, que, como digo
antes, se manifiesta como un niño llorón o pedigüeño, o como un niño glotón que quiere
todo lo que los demás tienen.
Las actividades corporales que se han realizado en continuidad, se evidencian en los
arcos que han sido trabajados.
En este orden, la idea que se tiene en los trabajos corporales de cierta frecuentación en
determinada forma, en la cual se pone de manifiesto un esquema, hace que se puede
visualizar qué práctica se ha realizado, sea deporte o danza física.
Necesitamos descubrirnos de acuerdo a cómo nuestro cuerpo habla de nosotros. Al
realizar cualquier actividad, debemos mirar en qué orden nos impulsa en una dirección o
en otra; no podemos dejarnos llevar solamente por los impulsos condicionados por la
opinión como una realidad porque en estos momentos, más que nunca, cambian los
esquemas de acción.
Un factor que nos mueve fuertemente, es la fuerza de la acción en forma artesanal. Esto
no podemos dejar de hacerlo, porque el hombre necesita crear con sus manos. Por
medio de la acción artesanal o de actividad con objetos, el hombre se conecta con sus
310
contenidos afectivos, pero también debe reencontrarse con un aspecto nuestro que es
nuestra mecanicidad kinestésica para con ella poder utilizar la energía cenestésica.
Si él hombre no puede integrar la acción con su corporabilidad, es porque no se le ha
indicado o no se le han puesto al alcance de su mano, elementos que le proporcionen la
motivación para desarrollar su ingenio y sentido de elaboración.
Históricamente, hemos vivido estos últimos años la exigencia del desarrollo de la
palabra y las explicaciones de las acciones. Nuestra sociedad nos brinda y a la vez nos
obliga a explicarnos de acuerdo a lo que realizamos; si esto no lo hacemos de acuerdo
con la línea científica o codificadora, no nos aceptan.
La exigencia no es sólo de conocer un idioma, sino los aspectos técnicos de lo que se
hace o muestra. La atención se ha enfocado en esa dirección.
Por otra parte, el cuerpo se oculta por el ropaje o adornos. La moda en sus distintas
manifestaciones, nos exige estar atentos a los atuendos que tienen que usarse en la
corporabilidad.
Cuando ésta no responde a las exigencias de la moda, nos sentimos molestos y
decepcionados, nos parece que no somos iguales a los otros. En este orden hemos
perdido algo de lo que no hace mucho se denominaba tener personalidad cuando una
persona se singularizaba.
Por otra parte, debemos reconocer que muchas personas por estar en consonancia con
los atuendos adecuan su corporabilidad con gran esfuerzo. Esto se hace por vía anímica,
no por la vía racional.
Las imágenes de la moda nos conducen a una actuación, cuando la logramos, nos
sentimos triunfadores o que estamos en consonancia con los demás.
En este orden, los jóvenes pueden lograrlo mejor porque su cuerpo es más dúctil;
algunos se quedarán en una imagen porque se encantan cuando la logran. Quedarán en
un esquema aunque no sepan que esto les sucede.
Siempre fue así; si miramos las películas de distintas épocas, podemos descubrir de qué
década son las plásticas por la modalidad con que se mueven y desplazan los
intérpretes.
311
En la actualidad al hacer los mismos temas, éstos cambian porque se pone de manifiesto
otra plástica en los actores. En este orden es que nos ubicamos de otro forma y con otra
significación.
El mismo rol cambia según la época. En una etapa, el pícaro era de un orden, hoy es de
otro porque la plástica es distinta. Antes el pícaro era un personaje que hacía divertir;
hoy tiene otras características, es nostálgico y disconforme. Hoy nos conmueve por su
inocencia e ingenuidad.
Pero no nos damos cuenta cómo es el personaje que viene dominando porque nos
complace cómo actúa. En este orden, el hombre ha premiado siempre el ingenio de
aquel que le sabe distraer, o que lo supo llevar a otra dimensión de su imaginación.
El hombre necesita hacer su experiencia él, para descubrir sus propios juegos
dramáticos y verse en los roles que no se ha permitido; de esta manera podrá liberar el
juicio crítico de la perfectibilidad de una realidad que supone.
No nos permitimos vivir los personajes que están en nosotros porque no son coherentes
con nuestra forma de exponernos.
No podemos exponer nuestros otros personajes porque eso sería poco propicio. Pero de
vez en cuando aparecen, porque se colma la medida de represión y salen
compulsivamente.
Cuando uno tiene la intención de sacar un personaje y no se lo acepta, está frenando un
contenido que se acumula con las otras tantas veces que nos hemos frenado.
Salir con todo ese contenido es un inconveniente, porque en la realización como
personas hay que sostenerse en un rol que, por consecuencia, nos va acumulando un
capital de otro orden.
Esto nos forma una coraza en la zona que corresponde al impulso, por ello es tan
importante poder vivirnos en las zonas donde tenemos acumulaciones.
Un día, esos contenidos son más poderosos que aquello que mostramos, nos resulta
figura repetida y nos fatigamos de actuar siempre en el mismo rol. Por ello buscamos
salir de alguna forma y se buscan otros escenarios. Ello nos produce muchos conflictos
porque en una actuación circunstancial uno puede renunciar a toda una elaboración que
era su verdadera creatividad.
312
Los libros de yoga dicen sobre los centros, pero lo que hemos podido comprobar es que
entre los centros están las acumulaciones de contenidos que no hemos permitido que
emerjan, con ellos se forman los arcos de expresión.
Si el hombre pudiese ir creciendo en un orden, y simultáneamente pudiese vivirse en
otros roles, no habría tantos renuncios inoportunos.
Que nos cansemos de vivir el rol no significa que no podamos vivirlo en otros matices,
como lo puede hacer un actor, que tiene que repetir su personaje durante 20.000
representaciones.
Cuando el rol se hace siempre el mismo, por el detalle, no se lo vive creativamente.
No sabemos relajarnos en la acción. Hemos perdido la posibilidad de cambiar de arcos
de expresión porque estamos viviendo en una sola dirección, es decir, de acuerdo a un
control. Esto nos frena en la forman de vivirnos.
Aprendemos algo y esto nos enfrenta con un esfuerzo; luego que se incorporó,
deberíamos relajarnos, pero no se sabe hacer sin la tensión que se puso al comienzo del
aprendizaje.
Siempre debemos prestar atención al iniciar algo, pero luego esto se puede hacer sin la
misma intención.
Cuando se habla de actividad monótona, se ignora que se puede liberar mucha tensión si
las personas hacen la actividad pulsando su corporabilidad conscientemente.
El peligro de hacer algo sin concientizar como se hace, es que se lo puede hacer
prestando atención al esfuerzo y no aceptando el objeto que se tiene que conducir o
atender.
Esto ocurre con los coches, uno los toma como algo dificultoso o que tiene que
conducirlo; no se elabora el espacio corporalmente. En general, los conductores no
saben ubicar su cuerpo en el espacio que tienen que dominar.
Lo mismo sucede con las distintas actividades en que las personas necesitan de la
realización por medio de las manos y la corporabilidad.
313
El hombre tiene la posibilidad de actuar en relación a la mecánica, pero debe ser
estudiado su cuerpo de acuerdo con su actuación, en consonancia con la máquina. Y
después que el hombre deja la máquina, tiene que encontrarse con su esquema para
transitar o avanzar. Por eso es necesario conocer el cuerpo para utilizarlo
oportunamente.
No podemos decir “no conozco mi cuerpo y esto no tiene importancia”. Si no
conocemos el cuerpo, no podemos darnos cuenta cómo hacer para quitar las tensiones
que nos limitan en la reproducción de cualquier acción.
Los malos humores son ocasionados por la insatisfacción de no vivirse uno plenamente.
El actuar en forma precaria, nos produce distorsión en nuestra conducta, y trabajar con
la corporabilidad limitada es actuar precariamente.
Hasta un punto se puede sostener actuando de esa manera, pero luego se presentan las
quejas y resentimientos que se exponen por otro conducto. Nos quejamos de las
consecuencias y no de los hechos en sí. Ni podemos resolver un problema que no
conocemos y mucho menos si no tenemos ubicado por dónde comienza el conflicto.
Cuando aparece insatisfacción es que hay un ruido en nuestra máquina, lo que no
sabemos hacer es descubrir de dónde es ese son. En general lo atribuimos alguien, pero
ese alguien es el chivo emisario.
No nos damos cuenta qué mal usamos nuestra corporabilidad.
No estamos educados a descubrir nuestros sones porque no se ha considerado esa
posibilidad.
Si se habla de emitir sonidos o cantar rítmicamente, enseguida se supone que hay que
ser artista.
Estos factores son los que nos detienen en nuestro suceder y nos impiden realizar una
acción que concretarla nos vitaliza.
Los arcos de expresión son los mentores que tenemos en nuestro cuerpo, en el cual
podemos obtener la información de una acción que al conectarnos con ella nos dará el
pie de algo que en nosotros ya está.
Si no tenemos información, el mentor no nos sirve.
314
La idea del cuerpo como si fuese sólido, nos impide relacionarnos con nuestra propia
fuente de información.
A la idea del cuerpo como un sólido, le opongo que somos plásticos y dúctiles. En este
sentido es la práctica de la Gimnasia Rítmica Expresiva.
315
CAPÍTULO 7.
¿QUÉ ASPIRACIÓN TENEMOS LOS INSTRUCTORES DE GIMNASIA RÍTMICA
EXPRESIVA?
En primer lugar, cada uno de los componentes del grupo aspira a brindar la oportunidad
de esta hermosa experiencia de reencontrarnos con nuestros contenidos y recrearlos de
acuerdo con las circunstancias que nos tocan vivir aquí y ahora.
Saber parar el ritmo de un mecanismo y mirar si realmente nos disponemos a su
desarrollo, es otro nivel de aspiración por el cual nos determinamos a experimentar.
En el trabajo nuestro, existen distintos pasos o procesos que no en todas las personas se
producen en la misma tonicidad ni en el mismo tiempo. En este orden, nuestra gimnasia
nos permite vivirnos en las distintas dimensiones de nuestra necesidad, que emerge en
los espacios de la corporabilidad que no estaba frecuentada; allí surgen aspectos
dormidos que nos sorprenden.
Algunos contenidos son culturales y otros son un despertar de nuestra naturaleza como
cuando una flor se desenvuelve en su apertura con naturalidad. En esos momentos uno
se siente uno en la totalidad y fuera de los conflictos de los opuestos.
Por eso es tan importante pulsar los opuestos y vivirlos, para sentirse fuera de las
formas y descubrirse en el nivel energético sin la limitación de la forma.
Cuando sentimos un nuevo espacio, allí sentimos que la vida es continuidad; que es una
reacción vital y no una concepción de detenidos en un acontecer dramático. Allí
sabemos que vivir no es un momento determinado, sino que estamos viviendo por el
magnetismo de otra ley.
Cuando logramos vivificar la corporabilidad por la idea-acción, allí nos sentimos en otra
dimensión donde no existe dramatismo ni la fatalidad por vivir o no vivir.
316
El nivel que lograron los griegos es la dimensión del pensamiento puro, sin el dolor ni la
culpa de existir.
Allí, el tiempo no tiene limitaciones y la materia se torna plástica. Allí sentimos la vida
en la dimensión de la vitalidad y no en la de la inercia o decadencia.
Cuando el hombre vive esta experiencia, necesita transmitirla. Por esa razón cada
persona del grupo necesita transmitir este suceder, para que otros también puedan
sentirse en la dimensión de vivirse energéticamente.
Si el hombre vive esta experiencia, no se siente más esclavo ni ausente de su yo
esencial, porque este se une al ego y a la fuerza vital. El hombre teme cuando no
conoce; cuando descubre la ley no desconfía.
En ese orden es que luchamos por hacer ver nuestro trabajo. Cuando hacemos
demostraciones de una realización que elaboramos grupalmente, allí sentimos que la
vida tiene esa dimensión que termino de describir.
La necesidad nuestra es la de verter lo que realizamos a otros, para que otros sepan
también que pueden hacer a partir de descubrirse y no por las formas que exigen que
nos coloquemos un traje sobre otro.
Así como en el canto el hombre puede llegar a los tonos más puros, así se puede llegar
en relación al movimiento de la corporabilidad, cuando uno se mueve por las líneas de
energía por la idea-acción.
Si el hombre no hubiese llegado a este paso que ha dado la humanidad en el nivel
intelectual, no podríamos incursionar en el plano de los yoes en los cuales están los
contenidos.
Esos contenidos nos ubican en distintos roles, los cuáles son fuente de energía en sí
mismos. Generalmente, cada uno de nuestros yoes tiene sus opuestos con los cuales
dialogamos; a algunos los aceptamos y con otros enfrentamos a los opositores que
encontramos fuera de nosotros y que residen en la opinión.
También suponemos que los podemos ignorar porque no los frecuentamos, pero surgen
cuando nos encontramos con alguien a quien le adjudicamos el rol que no queremos
reconocer en nosotros.
317
Si dialogamos con el antagónico que está en nosotros, podremos vernos en el rol que
nos permitirá descubrirnos con un capital energético que podremos utilizar.
En cambio, si no lo descubrimos, no podremos liberarnos de un enemigo que nos ronda
permanentemente, y formaremos cercos para que no emerja ni se manifieste. Esto nos
crispa y en consecuencia deberemos buscar válvulas de escape para liberar el contenido
por consecuencia. Así se crean situaciones dramáticas y conflictivas que liberan al que
las urde; pero al que está cerca le fatiga y por consecuencia sufren todos y se
desorganizan los buenos propósitos.
En este orden, al practicar nuestro sistema de trabajo, la persona puede ubicarse con otra
vitalidad porque se puede permitir vivir los personajes sin el compromiso de las
circunstancias reales. Si no los exponemos, no podemos vernos de acuerdo con los roles
que tenemos en el interno. Muchos de ellos están en nosotros y no son de nuestra
afinidad; los vivimos como aspectos de los demás y nos defendemos de ellos porque no
queremos entrar en el juego que nos proponen.
Lo que no permitimos que surja por el vocabulario, es frenado en los arcos de la cara y
luego en la corporabilidad se expansiona diciendo de la contrariedad de haber sido
frenado ese impulso que en sí tenía una cantidad de energía para desarrollar ese
discurso.
En el hombre siempre existe un nivel de superación o aspiración que tiene coincidencia
entre aquello que vive como realidad y lo que es su aspiración. Esto en sí es una lucha
permanente, que nos obliga a estar en acción simultánea en dos direcciones, dos
direcciones que no siempre son coincidentes en sus objetivos.
Si el hombre descubre cuál es su objetivo en relación a los símbolos que lo alientan,
poco a poco puede ordenarlos. Pero si queremos vivir la acción de la vida cotidiana en
el nivel de los símbolos, allí nos desubicamos de la realidad que nos concierne. El
desenvolvimiento de la vida cotidiana tiene su nivel de lucha y no podemos dejar de
considerarlo de acuerdo con nuestras distintas necesidades.
318
Ahora bien, como la vida evoluciona en una dirección, podría suceder que lo que para
un nivel ideal fue calificado de incorrecto en un determinado momento de la historia, al
analizarlo hoy descubrimos que no es tal, sino que fue calificado así por un suceder
histórico.
Cuando enfrentamos situaciones que son nuevas a nuestra consciencia, como surgen en
los últimos años, así hoy tenemos otro sentido por la lucha de aquellos que se
expusieron a hacer algo práctico, funcional y armonioso a la vez. Sabemos que la
belleza es armonía.
En este orden, es lo que hacemos con nuestro trabajo. Se trata de brindar algo que es
parte de la lucha del hombre, pero no para que se exhiba como un estilista, ni como
exponente de tal o cual cualidad. Lo que hacemos tampoco tiene la finalidad de que el
hombre se sienta normal ni anormal, sino que se descubra de acuerdo a su potencial que
está dormido a su consciente. Se trata de nivelar sus fuerzas para que las pueda utilizar
oportunamente y no que viva el esfuerzo de vivirse en cada circunstancia porque no
sabe utilizar sus reflejos.
Saber utilizar los reflejos es como tener buena circulación sanguínea y una buena
circulación entre sus cavidades corporales; beneficia las funciones biológicas en todos
los órdenes.
No podemos ignorar que somos un componente activo y cambiante que se modifica ante
cualquier circunstancia. Creernos con carácter de permanencia es una fantasía que tuvo
valides hasta que la ciencia descubrió que todo se mueve y continua.
No podemos detener ese vivir continuado, aunque lo pretendamos hacer con nuestra
supuesta realidad.
Nunca contamos algo igual y ya lo dijo un sabio pensador: “lo que fue, ya pasó y no es
lo mismo”. Pero también hubo otro que dijo: “todo tiene carácter de permanencia”. Es
importante vivir el suceder y mirar que despertamos con ello de ese estar en nosotros de
una manera y de otra para redescubrir aquello que fue en otros de una manera; y, así,
ubicarnos de acuerdo al suceder histórico que nos toca vivir hoy.
319
El ahora en la historia sobrepasa nuestra existencia y no siempre es coincidente con
nuestro estar, cuyo ritmo responde a aquello que fue en un orden. Pero como humanos
no tenemos ni ayer ni hoy, porque siempre necesitamos cubrir nuestras necesidades de
una forma y de otra.
Una de las grandes necesidades del hombre es expresarse. El expresarse de acuerdo a
cada época tiene su centro de radiación en nuestra corporabilidad.
Necesitamos conocer las leyes de nuestra corporabilidad para reorganizarla de acuerdo
con las necesidades circunstanciales de nuestro vivir de hoy.
Si no conocemos cómo estamos ordenados y en qué esquema estamos organizados, no
podemos reorganizarnos ni desarrollar nuestra corporabilidad sobre otro esquema.
Durante los últimos dos mil años, el hombre se ordenó en un esquema dramático por la
necesidad de descubrir lo ignoto a su realidad.
Los científicos nos descubren las leyes de los elementos fuera del hombre; los filósofos
nos brindan un esquema humano que debemos clarificar hasta dónde es en realidad y
hasta dónde puede ser en un esquema ideal de algo que no podemos vivir en este
momento.
En este sentido, si nos queremos ubicar en forma absoluta en una escuela de
pensamiento como son la Yoga o la de los Griegos Pitagóricos, podemos incurrir en el
riesgo de desubicarnos del proceso que nos toca vivir.
Estas escuelas sirven como las matemáticas a las ciencias físicas, o la geometría a los
arquitectos, que aplican sus principios en sus actividades.
Nuestra gimnasia tiene la función y finalidad de que el hombre se descubra en sus
mentalizaciones y emociones afectivas.
No tiene como finalidad que el hombre se resuelva ser de una forma. Nuestra propuesta
es descubrir el origen de los contenidos para utilizarlos por su esencia o razones
naturales y no por la connotación histórica.
Desde luego que no rechazamos nada, porque todo es utilizable; lo que se tiene que
aprender es dónde es aplicable y en qué momento.
320
Por ello utilizamos la plástica apolínea, para que el hombre pueda reorganizar sus
centros de capacidad de pensar el aquí y ahora a partir de él y sin las connotaciones
afectivas. Mirando cómo es él en este concierto de la vida y cómo se puede desenvolver,
vuelve a la fuente de su vida orgánica. No buscamos organizar su vida social, él define
en este sentido sus leyes porque las descubre por sí mismo.
Cuando uno organiza su casa y la limpia ordenándola, surgen los sentimientos altruistas;
se reorganiza con el cosmos y eso nos hace más sencillos. Esto no es vivirnos
simplísimamente, sino con sencillez, sin tantas meticulosidades barrocas.
Nuestra vida orgánica es sencilla si no la complicamos; la complicamos cuando
tenemos desorden en la funcionalidad. Se nos desordena la máquina cuando no
respetamos sus leyes.
Nuestro grupo de trabajo no está constituido por personas que buscan una acción idílica
o una concreción fuera de la realidad que hoy le toca a cada cual. Al contrario, cada uno
vive su vivir con todos los conflictos que las circunstancias le presentan. No los
eludimos ni buscamos complicaciones en la relación; cuando nos surgen, los tratamos y
míranos hacia dónde apunta y de qué orden es. Por esto nuestro axioma es “ayudar
ayudándose”.
Sabemos que todos estamos condicionados por la historia que hemos heredado. Para
muchos eso significa así como es, y lo vive así como su verdad. Para otros, esa historia
resulta una contradicción y apelan a querer descubrirse y lo hacen por distintos caminos.
Como grupo, hemos visto todo lo que he expuesto y explico; por esta razón este libro es
un exponente de la lucha del hombre entre ser de acuerdo con la historia, o ser de
acuerdo con ese estar que en cada uno nos conduce y que no siempre nos hace sentirnos
ubicados con los aspectos que nos surgen.
Si tiene este tipo de conflicto, nuestro trabajo es útil para usted.
Susana Rivara de Milderman.