Post on 30-Apr-2020
TÍTULO DE LA COMUNICACIÓN: La cultura como eje de desarrollo urbano y
dinamización comercial: el caso de Bilbao
AUTOR 1: Mª Gloria Aparicia de Castro
Email: gloria.aparicio@ehu.es
AUTOR 2: Jon Charterina Abando
Email: jon.charterina@ehu.es
AUTOR 3: Joana Vidal Iturrioz
Email: joana.vidal@ehu.es
DEPARTAMENTO: Economía Financiera II
UNIVERSIDAD: Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea
(UPV/EHU)
ÁREA TEMÁTICA: Desarrollo urbano y municipal
RESUMEN:
La colaboración entre los agentes públicos y privados para el impulso de la actividad
comercial en el contexto de las ciudades ha conocido numerosas formas de
organización, representadas básicamente por los BID, de origen norteamericano, y los
TCM, desarrollados en Europa Occidental. En la evolución de estos modelos de
desarrollo urbano-comercial, presentamos la cultura, no sólo su consumo sino también
su producción, como un nuevo eje principal en torno al que crear una identidad propia y
distintiva de la ciudad o alguna de sus zonas (distritos y barrios), con importantes
efectos sinérgicos sobre el dinamismo y diversidad de su actividad comercial.
Analizando los hitos más destacados del modelo de desarrollo urbano que ha seguido
Bilbao, presentamos un caso de estudio que se suma a la corriente mundial de ciudades
que están utilizando el impulso de la creación y la cultura (Mommaas, 2004) como
mecanismo de evolución hacia un modelo de desarrollo urbano sostenible para los
distintos públicos y agentes que configuran la ciudad.
PALABRAS CLAVE:
Clúster cultural, dinamización comercial, regeneración urbana, colaboración público-
privada, Bilbao
1. INTRODUCCIÓN
La importancia del comercio en las economías urbanas radica tanto en su aportación en
términos económicos como en ser un elemento vertebrador que favorece la cohesión, el
dinamismo y la vitalidad del espacio urbano, propiciando las relaciones sociales.
La utilización del comercio como eje central en los procesos de regeneración y/o
desarrollo urbano de los países desarrollados, es un movimiento mundial con
experiencias diseminadas en todo tipo de ciudades (Aldeiturriaga, 2000; Criado y
Rubio, 2000; Llorens, 2000; Llarch y Mathéu, 2000; Lopes, 2000; Coca-Stefaniak J.A.
et al. 2005, 2008, 2009; Stokes 2006, 2007; Caruso y Weber, 2006; Hernandez y Jones,
2005; Lloyd y Peel, 2007; Lowe, 2007; Bennison et al. 2007; Emery, 2006; Mitchell y
Kirkup 2003; Paddison, 2003).
En la base de estas experiencias, con mayor o menor implicación de cada una de las
partes, ha sido necesaria alguna forma de colaboración entre los gobiernos,
fundamentalmente locales, y la iniciativa privada, con especial implicación del
comercio urbano.
A pesar del recorrido y evolución en la puesta en práctica de los modelos de desarrollo
urbano-comercial en el contexto internacional, aún existen problemas operativos por
resolver que limitan su potencial en los procesos de regeneración y desarrollo urbano
(Dixon, 2005).
En este trabajo, por una parte, buscamos la coherencia conceptual que nos permita
introducir pautas de evolución en los esquemas organizativos y de funcionamiento de
estos modelos, en particular del utilizado en las ciudades españolas, conocido como el
Centro Comercial Abierto (CCA) y definido como “una agrupación de agentes
sociales, económicos, políticos y culturales de un área urbana delimitada, vinculados a
través de una entidad con personalidad jurídica que, con una gestión externa común y
un criterio de unidad e imagen propia, persigue la mejora de la situación económica de
su entorno” (Molinillo, 2002, pág. 175)
Las limitaciones de la puesta en práctica de este modelo en numerosas ciudades
españolas han puesto de manifiesto la necesidad de buscar formas de integración del
comercio en una visión más amplia y estratégica de las ciudades. Para lograrlo,
entendemos que la propuesta viene de la mano de la economía creativa, del papel que
desempeñan los clústeres culturales en las ciudades y de la simbiosis que existe entre
éstos y la vida residencial, comercial y del resto de servicios de la ciudad; que
adecuadamente combinados se complementan para desarrollar un modelo de ciudad.
Por otra parte, y sobre esta base conceptual, en este trabajo analizamos el caso de la
regeneración urbanística que ha venido experimentando la villa de Bilbao en sus
diferentes zonas, con el eje de la cultura como hilo conductor y con el foco de atención
principal en la activación del comercio urbano, que además favorece la regeneración
social.
2. PAUTAS DE EVOLUCIÓN EN LOS MODELOS DE GESTIÓN URBANO-COMERCIAL
Las experiencias de colaboración público-privada para la regeneración y/o dinamización
urbano-comercial desarrolladas en los diferentes países hasta la fecha actual, difieren en
algunos aspectos básicos de su funcionamiento.
Desde los Business Improvement Districts (BID), modelo originario de las ciudades
americanas, y los Town Centre Management (TCM) del Reino Unido (Ysa, 2000),
llegamos al ámbito español, en el que desde finales de la década de los 90i, se viene
trabajando bajo el esquema del denominado modelo de Centro Comercial Abierto,
presentado en el apartado anterior.
La característica fundamental del modelo americano, los BID, es que los propietarios de
los diferentes negocios ubicados en un área determinada (generalmente el centro de la
ciudad) pagan una tasa adicional a los impuestos generales para hacer frente al gasto en
promoción y mejoras de dicho área. Por tanto, en las ciudades americanas, desde hace
décadas existe un marco legal que posibilita recaudar estos impuestos adicionales para
que, a través de esta organización, se pueda complementar el trabajo ya realizado por la
administración pública en materia urbanística, desarrollando campañas de marketing,
incrementando los esfuerzos de participación en materias legislativas o de urbanismo
constituyendo un lobby, incrementando la seguridad, la iluminación o la limpieza de la
zona y mejorando, por tanto, su atractivo comercial.
En Europa, el modelo originariamente más extendido es el TCM, implantado desde la
década de los 90 y en el que también se basa el modelo español desarrollado
posteriormente a través de los CCA. Los TCM son de origen fundamentalmente público
y, dado que la participación en la organización se plantea como una pertenencia
voluntaria, surge el problema del free riding o el hecho de que haya comercios u otros
agentes que no habiendo contribuido a financiar el plan de actividades y de
dinamización urbano-comercial, se beneficien de su puesta en marcha (Forsberg et al.,
1999). La búsqueda de solución a este problema es uno de los principales parámetros de
evolución que se plantea para el modelo europeo y, concretamente para el caso español.
De hecho, en el Reino Unido principalmente, aunque también en otros países europeos
(Kreutz, 2009), se han establecido los mecanismos legislativos necesarios para poder
recaudar una tasa adicional obligatoria para todos los afectados/beneficiados de la
iniciativa en una zona determinada (Warnaby et al., 1998; Warnaby, 2006; Berry et al,.
2010). En España existe una corriente favorable a esta evoluciónii, pero aún no puede
ponerse en práctica, básicamente por la ausencia de un marco jurídico que lo respalde
(Tarragó, 2000; Davara, 2012).
Además del sistema de financiación, existen otras diferencias de base en la
configuración de estos modelos, ya que en las experiencias desarrolladas por toda
Europa también es variable tanto el grado de formalización de la estructura que sustenta
la organización colaborativa entre lo público y lo privado (plataforma de colaboración),
como el peso comparativo de estos dos grandes agentes, participantes activos en los
procesos de dinamización y/o regeneración urbano-comercial (Coca-Stefaniak et al.,
2009).
Idealmente, la estructura organizativa que sustenta la colaboración debiera incorporar
una representación de todos los agentes, tanto públicos como privados, que pueden
influir positivamente en la vitalidad de una ciudad y sus ejes comerciales. Sin embargo,
la realidad observada en las múltiples experiencias desarrolladas, no responde a este
planteamiento y por tanto, a través de ellas no es posible desarrollar proyectos con una
visión integral de ciudad.
Estudios recientes llevados a cabo en el ámbito español (Aparicio et al., 2010a,b;
Aparicio y Charterina, 2011) revelan que en numerosas experiencias desarrolladas no ha
existido una práctica de concertación ni un verdadero partenariado público-privado, o al
menos no con el alcance necesario. Las administraciones públicas desempeñan una
labor importante en el impulso a la constitución del CCA, por la financiación concedida
a través de los programas de subvenciones. Pero, en muchas de las experiencias
reconocidas como CCA, el sector público se ha limitado a subvencionar estructuras de
gestión, proyectos y/o actividades que, en la mayoría de las ocasiones han sido
diseñados y ejecutados unilateralmente por el sector privado. Es decir, la estructura de
gestión ha estado totalmente integrada en la organización de una asociación de
comerciantes y respondiendo a proyectos centrados en sus competencias tradicionales
(Molinillo, 2012); la relación de ésta con el gobierno local y autonómico se ha limitado
exclusivamente a la petición de subvenciones para proyectos concretos definidos desde
dicha asociación (incluso aunque en ocasiones existiera un convenio estable de
financiación por parte de la administración).
Son muy pocas las iniciativas de CCA organizativamente soportadas por una entidad
independiente mixta -con participación de lo público y lo privado-, con personalidad
jurídica propia y capacidad de autofinanciación y, lo que es más importante, de
ejecución de un proyecto integral de ciudad. Además, aun existiendo tal organización,
las figuras jurídicas que estructuran estos procesos de colaboración no constituyen
suficiente soporte de vinculación entre las partes para desarrollar esta colaboración
ampliada a la visión de ciudad. En muchos casos son simplemente foros de
representación y participación de lo público y lo privado, pero no necesariamente
representan procesos de colaboración integral para la ejecución de proyectos
consensuados.
El fomento de este tipo de iniciativas de CCA sin una visión de ciudad, en muchas
ciudades está derivando en una competencia entre entornos comerciales que reproducen
esquemas de trabajo idénticos, originando tensiones y conflictos de intereses entre ejes
comerciales principales -en caso de ciudades policéntricas- y/o entre éstos y los ejes
comerciales de los barrios o zonas no centrales de la ciudad y, por tanto, sin
contribución posible en el desarrollo sostenible de la ciudad.
Una adecuada planificación estratégica ha de encontrar ejes de diferenciación entre
espacios delimitados de la ciudad, promoviendo las sinergias de la aportación que puede
realizar al conjunto cada una de sus zonas y cada uno de los agentes o públicos que
configuran la ciudad. Precisamente, un objetivo central en la gestión de los CCA debe
ser lograr su diferenciación con respecto a otras zonas que ofrece la ciudad como forma
de generar afluencia de consumidores. En este objetivo, una oferta amplia de servicios,
tanto de carácter público como privado, la existencia de elementos de atracción
urbanística desde el punto de vista de su arquitectura, y la propiciación de una
experiencia positiva para el consumidor hacia el lugar, constituyen elementos
fundamentales para el éxito de su gestión (Warnaby, 2009).
En este sentido, entendemos que la cultura y la organización de los denominados
clústeres culturales, pueden marcar la pauta de evolución necesaria para este modelo de
trabajo. Es decir, los modelos de revitalización comercial, que tradicionalmente han
centrado sus ejes de acción sobre el esquema de la 4 “Aes” desarrollado por British
Department of the Enviroment (DoE 1994), se pueden complementar de forma natural
con la creación y el impulso de clústeres culturales; bajo el fundamento de una
colaboración público-privada ampliada y enriquecida con las aportaciones de la
economía creativa, tal y como refleja la Figura 1. Favoreciendo así, la aparición de otros
factores intangibles (recuadro exterior de la figura) que potencien la colaboración y
desarrollen la vitalidad y viabilidad de la ciudad.
Espiritualidad--—Participación--—Receptividad--—Energía--—Ent
--Imaginación--—Creatividad--—Innovación-- --Creencia--—Confianza--—-Encaminamiento--—
ATRACCIONES
Variedad de comercios (mix
comercial)
Buenos comercios especializados
Zonas comerciales distintivas
Eventos frecuentes
Facilidades educativas y
sanitarias
Cines, teatros, centros de arte,
eventos.
Habitabilidad/vivienda en zonas
céntricas
Oficinas y negocios en zonas
céntricas
Actividades económicas de
apertura nocturnaServicios públicos
ACCESIBILIDAD
Servicios sociales para una amplia
variedad de colectivos (incluidos familias)
solucionando desigualdades
Facilitar el movimiento por la
ciudad con un programa
comprensivo de denominación de
las calles
Eliminar la congestión de las
calles
Conveniencia y seguridad en aparcamiento
Peatonalización y medidas de
reducción del tráfico
Sistemas de transporte público
urbano rápido
Sistemas de intercambio en
transporte público
Carriles bus
AMENIDADES
Limpieza frecuente
Iluminación adecuada
Mejoras en diseño del espacio urbano
Rehabilitación de edificios y fachadas
Usos temporales de locales vacíos
Iniciativas de prevención de
delitos
Abordar comportamientos
antisociales
Sistemas de vigilancia y seguridad
Controlar desórdenes
Abordar problemas de
polución
Fomentar la acción de los
embajadores de la ciudad
ACCIONPlanificación: diseño de un programa de acción estratégica
Liderazgo
Fomento de la colaboración
Adoptar y reconocer las buenas prácticas
Capacitar, otorgar poder de participación y lograr el compromiso de los ciudadanos y las comunidades
Supervisión regular
Apoyo a los responsables de la ejecución de los programas para ponerlos en práctica y hacerlos cumplir
TCM/BID/CCA
CLUSTER CREATIVO/CULTURALBarrios/distritos/entornos culturales gestionados en colaboración público-privada
usiasmo--—Resistencia--—Adaptabilidad--
integrados en una visión de ciudad
Figura 1 Hacia una ciudad vital y viable. Un modelo evolutivo de las 4 “Aes”Fuente: adaptado de Lloyd et. al. 2007
3. INTEGRACIÓN DE LA CULTURA Y EL COMERCIO PARA LA REGENERACIÓN URBANA SOSTENIBLE
Desde finales de los años 90, en el impulso y regeneración de las ciudades, han ganado
destacada presencia algunas aportaciones centradas en la idea de que éstas debieran
actualizar sus políticas de planificación y desarrollo con el objetivo de convertirse en
ciudades creativas (Landry, 2000), o de ser entornos capaces de atraer un capital
humano que dé lugar a la creación de comunidades diversas y creativas (Florida, 2002).
Bajo los principios de la economía creativa, se afirma que cada vez más el potencial de
desarrollo de una ciudad proviene de la formación y la creatividad de sus habitantes y
trabajadores (Landry, 2000; Florida, 2002; World Bank, 2003). Es decir, una ciudad sin
una oferta cultural mínimamente atractiva, raramente será capaz de atraer -o siquiera
retener- a aquellos trabajadores necesarios para generar un tejido empresarial
medianamente creativo.
La evolución hacia las ciudades creativas supone introducir nuevas pautas en los
esquemas organizativos y de funcionamiento de los modelos de gestión urbana, con el
fin de conseguir un progreso y un desarrollo urbano sostenible para todos los públicos y
agentes que configuran la ciudad. No obstante, hay varias facetas de la cultura
implicadas en este modelo de desarrollo.
La cultura puede ser utilizada como un medio para posicionar, es decir, como imagen de
la ciudad ligada a los valores culturales, en la línea de lo propuesto por los trabajos de
city marketing (Elizagárate, 2003; Eshuis y Edelenbos, 2008).
En el plano económico, la producción de la cultura también se presenta como una
alternativa postindustrial a las viejas industrias en crisis, teniendo en cuenta que las
industrias creativasiii aportan riqueza económica y empleo, y además están en claro
crecimiento (Walker, 2007).
Teniendo en cuenta ambos roles de la cultura en la ciudad y considerando las sinergias
que tiene con la actividad comercial, de ocio y servicios de la misma, podemos afirmar
que además existe una constante retroalimentación entre ambos ejes de regeneración y
desarrollo urbano. Es decir, la construcción de equipamientos culturales y el apoyo a las
industrias creativas, favorece la recuperación de centros degradados y la actividad
creativa y cultural y, a la vez contribuye a la vigorización de sus zonas comerciales y de
ocio. Todo ello refuerza la percepción exterior positiva de una ciudad, que es una
cualidad imprescindible para atraer visitantes, turistas, clientes e inversores. De la
misma manera, una imagen atractiva proyectada hacia el exterior, tiene
obligatoriamente un impacto destacable en la percepción interior de las ciudades, que
también mejoran su atractivo como lugar deseado para vivir, trabajar y relacionarse
socialmente (Semm, 2011).
En muchas ocasiones se ha puesto en duda el por qué se habla de ciudades creativas y
no de regiones o territorios creativos; la razón es que existe mayor potencialidad para
las relaciones humanas dentro de las ciudades. Las ciudades son productoras de la
capacidad social necesaria para atraer talento y, en la generación de esa capacidad
social, la apuesta por potenciar el uso cívico del espacio urbano, combinado con una
amplia oferta de tiendas y locales de ocio, resulta fundamental (Grant y Perrot, 2011).
En la evolución de los proyectos de regeneración urbana a través del eje de la cultura se
observa una transición desde el equipamiento, la arquitectura y los espacios específicos
de la cultura, hacia la abstracción de una creatividad tal, que aparentemente parece
residir en la interioridad e individualidad psíquica de cada uno de los ciudadanos y cuya
promoción en sí misma puede ser una potente estrategia de activación de la economía
(Cassian, 2012). Así, de tales desarrollos se obtienen tanto beneficios económicos
(generación de empleos, activación de la economía, desarrollo de la industria del
ocio…) como sociales (revitalización del espacio público, fomento de la participación
ciudadana, educación, etc.).
Con todo, es necesario hacer constar que los procesos de regeneración de las ciudades
se dilatan en el tiempo y suponen problemáticas distintas según la zona o distrito,
pudiendo mostrar por momentos y casos, evidencias a favor de una o de otra postura.
En la evolución del modelo de desarrollo urbano de Bilbao, caso que presentamos con
mayor detalle en el epígrafe siguiente, se ha podido constatar que en un primer período,
ha habido un gran impulso urbanístico fruto de la intervención pública para crear el
entorno adecuado que propicie la creatividad y la cultura. Sin embargo, en el proceso de
largo plazo que abarca la regeneración en una ciudad como Bilbao, se está evidenciando
la necesidad de una mayor participación, también desde el ámbito de lo privado,
suponiendo la evolución hacia la formación de los denominados clústeres culturales
(Mommass, 2004), con participación de diversos agentes en torno a estas actividades
creativas y culturales.
En una visión genérica de la formación y desarrollo de este tipo de clústeres se afirma:
“Un clúster de empresas creativas necesita mucho más que la visión
estándar de un parque empresarial al lado de un campus de tecnología.
Un clúster creativo incluye organizaciones no lucrativas, instituciones
culturales, lugares de artes y artistas individuales al lado de parques
tecnológicos y centros mediáticos. Los clústeres creativos son sitios para
vivir así como trabajar, sitios donde los productos culturales son tanto
consumidos como creados. Están abiertos veinticuatro horas, para el
trabajo y el juego. Alimentan la diversidad y el cambio; prosperan en
enclaves urbanos activos y multiculturales que tienen su propia identidad
local, pero que también están conectados con el mundo”iv.
Los clústeres creativos, por tanto, surgen y se desarrollan vinculados a distritos, barrios
o entornos de la ciudad que actúan como “polos” de creatividad, dotados de una
identidad propia en torno a la cultura.
En este contexto urbano, la cultura no ha de ser utilizada solamente como un producto
para el consumo o tan sólo como un adorno del desarrollo. Es decir, hay que tener en
cuenta también la producción de la cultura y lograr un equilibrio que impulse el
progreso social y sostenible de la ciudad a través de políticas del bien común. La mera
comercialización de la cultura, la fosiliza (Turino, 2011). En este sentido, otro de los
debates que se ha desarrollado en torno a la utilización de la cultura como instrumento
de regeneración urbana pone de manifiesto que la dimensión productiva y económica de
la cultura ha recibido menos atención por parte de académicos y gestores de estrategias,
que la de su consumo (Pratt, 2009).
Finalmente, cabe señalar que en todo este proceso evolutivo, la utilización de la cultura
y el arte como elemento de regeneración y desarrollo urbano, representan un cambio de
enfoque en la definición de las políticas y la organización de la cultura en una ciudad. Y,
el plan estratégico de la cultura de una ciudad, ha de ser un plan estratégico de la
ciudad, cuyo diseño ha de estar basado en la colaboración y participación de los agentes
intervinientes en la creación de la misma (Manito, 2006).
4. MODELO DE DESARROLLO URBANO DE BILBAO A TRAVÉS DE LA CULTURA: FASES DE EVOLUCIÓN
En los procesos de regeneración urbana y comercial de ciudades o barrios, la
configuración de clústeres culturales puede tener su germen de diversas formas de
actuación: colectivos o artistas que de manera informal se ubican en zonas degradadas y
generan cultura, propiciando el realce del lugar; gestores profesionales de ámbitos
culturales que lideran la potenciación de amenidades y su incardinación en la industria
del ocio, comercio y turismo; o también proyectos urbanísticos emblemáticos
emplazados en zonas industriales en desuso. El caso de regeneración de Bilbao, al
menos en su fase inicial, ha respondido claramente a esta tercera vía (Rodríguez et al.,
2001).
A partir de la creación en noviembre de 1992, de la sociedad anónima sin ánimo de
lucro Bilbao Ría 2000, integrada principalmente por parte del Ministerio de Fomento,
Gobierno Vasco, Diputación Foral de Bizkaia y Ayuntamiento de Bilbao, se gestionó la
recalificación de suelo industrial en desuso, y parcialmente de suelo dedicado al
almacenamiento y transporte de mercancías, de la zona conocida como Abandoibarra,
ubicada principalmente en el distrito céntrico de Abando, junto a la Ría de Bilbao. En
general, la forma de gestión consistió en la cesión de estos suelos, de propiedad pública,
principalmente por parte de la Autoridad Portuaria de Bilbao, ADIF (sociedad
administradora de infraestructuras ferroviarias) y el Ayuntamiento de Bilbao, para su
recalificación, y venta parcial para la construcción de viviendas y locales comerciales.
Con ello, se consiguió poder financiar parcialmente la construcción de algunas de estas
infraestructuras; por su parte, el resto de los recursos financieros necesarios para
sufragar las obras realizadas fueron aportados principalmente por el Gobierno Vasco y
la Diputación Foral de Bizkaia.
Tras la inauguración en 1997 del Museo Guggenheim de Bilbao, ideado por Frank
Ghery, y en 1999 del Palacio Euskalduna de congresos, por Federico Soriano y Dolores
Palacios, le siguieron numerosos proyectos, ya no solamente en el distrito de Abando,
sino también en otros lugares, casi todos firmados por arquitectos de renombre mundial,
como Norman Foster (Metro de Bilbao), Santiago Calatrava (Aeropuerto de Loiu),
César Pelli (Torre Iberdrola y edificios aledaños), Arata Isozaki (torres Isozaki Ateak) o
Philippe Stark (reconstrucción de la Alhóndiga de Bilbao, sita en el distrito aledaño de
Indautxu). Junto a estas infraestructuras y obras, sólo en la zona de Abandoibarra
merecen mención también otras, como el Museo Marítimo de Bilbao, la Biblioteca de la
Universidad de Deusto, el Paraninfo de la Universidad del País Vasco, el Parque Campa
de los Ingleses, el Paseo de Arrupe, el Centro Comercial Zubiarte, el hotel Sol Meliá, y
numerosos edificios residenciales y de oficinasv.
Este proceso de dotación de espacios y servicios de infraestructura física, ha tenido
como objetivo favorecer las condiciones para la actividad económica de servicios,
potenciando el comercio, el ocio y esparcimiento, así como el desarrollo de la oferta
cultural. Además, esta nueva configuración de la ciudad está permitiendo avanzar en un
cambio de enfoque en la definición de las políticas y la organización de la cultura en
Bilbao.
Tomando como referencia el esquema teórico trazado por Mommaas (2004), se puede
afirmar que tras una primera etapa, consistente en utilizar un “buque insignia” para
posicionar culturalmente la ciudad (el Guggenheim Bilbao), actualmente se está
persiguiendo reforzar una segunda etapa, que deberá suponer la adquisición de
suficiente capacidad para ofrecer una amplia agenda cultural e intensificar la
programación de museos y teatros de la ciudad.
Por último, cabría atisbar una tercera etapa, que supone la creación de clústeres
culturales en torno distritos, barrios o entornos que concentren e impulsen la creatividad
y la producción de la cultura dentro de la ciudad.
Ahora bien, la consolidación de clústeres culturales en muchas ocasiones es un proceso
que va más ‘desde abajo hacia arriba’ y no puede ser dirigido, al menos exclusivamente
desde las administración pública. Un ejemplo reciente de ello para el caso de Bilbao
está en las dos zonas principales que en estos momentos se encuentran entre los planes
de regeneración del Ayuntamiento, en los que se han evidenciado ejemplos de
participación ciudadana, en varios momentos muy críticos con la iniciativa pública. Se
trata de los barrios de Bilbao La Vieja-San Francisco-Zabala (en el Distrito de
Ibaiondo), y Ribera de Deusto- Zorrotzaurre (en el Distrito de Deusto).
Concretamente, en el caso de la Ribera de Deusto-Zorrotzaurre tenemos un ejemplo de
lo importante que es articular mecanismos de participación y consenso con la
ciudadanía (Bull y Jones, 2006), por los obstáculos que actualmente afronta el Área de
Urbanismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Bilbao, al haberse visto obligado a
dar marcha atrás, para modificar un proyecto de reurbanización emblemático diseñado
por la arquitecta Zaha Hadid. Dicha decisión obedeció a un fallo del Tribunal Superior
de Justicia del País Vasco (TSJPV), dando la razón a la Asociación de vecinos del
Canal, que había solicitando la anulación del plan por fallos de procedimientovi.
Paralelamente, en la configuración actual de la zona, encontramos iniciativas, que
también desde el ámbito privado y claramente con la producción de la cultura como eje
regenerador, están aportando un impulso para la zona. Nos referimos a las conocidas
como las “fabricas creativas” de Bilbao o el proyecto ZAWP (Zorrotzaurre Art Working
Progress) Bilbaovii. Un proyecto que nace de la Asociación Cultural del distrito, Hacería
Arteak constituida en 2008 en el contexto del proceso urbanístico del Master Plan en el
barrio bilbaíno de La Ribera de Deusto-Zorrotzaurre. Esta iniciativa pretende ser la
mirada artística, innovadora y creativa de un proceso de transformación urbana y, a su
vez, hacer de esta zona un nuevo referente de creación e innovación. A través del arte, la
creación y la innovación ZAWP pretende revitalizar la Ribera de Deusto-Zorrotzaurre,
convirtiendo una antigua zona industrial degradada en un espacio de posibilidades,
donde los actores sociales puedan expresarse libremente, fomentando el diálogo y la
interrelación entre las distintas disciplinas artísticas.
Otro caso es el de los barrios de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala, en el distrito
de Ibaiondo, caso que presentamos en el apartado siguiente por ser un ejemplo claro de
regeneración a través de proyectos culturales, en los que participa activamente el
comercio urbano. Desde principios de siglo, esta zona de Bilbao se ha caracterizado por
recibir una fuerte inmigración, siendo actualmente la zona de toda la ciudad con mayor
tasa de inmigración. Familias con pocos recursos económicos que además, tras la crisis
económica e industrial de los años 80, vivieron una situación crítica por la pérdida de
numerosos empleos. El deterioro social y económico se completaba con la degradación
urbanística, por la problemática de una vivienda precaria y en lamentable estado.
Con este panorama desolador, varias asociaciones vecinales y organizaciones no
lucrativas empezaron a trabajar con los sectores más desfavorecidos de la zona, al
tiempo que fueron reclamando de la Administración un papel más activo para frenar el
proceso de deterioro creciente de la zona.
A continuación se detallan algunos de los proyectos que se han llevado a cabo con la
participación de las instituciones públicas y de asociaciones vecinales, comerciales,
culturales, etc., en la zona:
• Proyecto Puerta abierta 1993-1997, que se desarrolló en Bilbao la Vieja para
impulsar la apertura de la zona, geográfica y socialmente, al resto de la ciudad.
• PERRI 1994 (Plan de Rehabilitación y Reforma Interior). Se aprobó en 1994 y
sus dos líneas de trabajo eran las de rehabilitar la zona comprendida entre San
Francisco y la Ría, y reformular el área que comprende desde San Francisco
hacia donde comenzaban los terrenos vacantes de edificación de la zona minera.
• PIR (Plan Integral de Rehabilitación) 2000-2004. Se aprobó en 1999 y el
objetivo era impulsar su rehabilitación integral en mejora social, promoción del
empleo y la actividad económica, transformación del entorno urbano y
convivencia ciudadana.
• Plan Especial de Rehabilitación de Bilbao la Vieja, San Francisco y Zabala
2005-2009: este plan actualiza y desarrolla los lineamientos del PIR (2000-
2004)
• Plan Global Comunitario de Bilbao la Vieja, San Francisco y Zabala 2012-2016:
su objetivo es elaborar un documento realizado de manera participativa que sirva
para mejorar los aspectos detectados en el Mapa de Situación desde una
perspectiva que fomente la cohesión y el sentimiento de pertenencia,
estimulando los elementos positivos que tienen cada uno de los barrios
anteriormente mencionados.
En el marco de estos sucesivos planes, de forma paralela y prolongada en el tiempo se
han desarrollado una serie de actividades con la producción y el consumo de la cultura
como eje principal de trabajo, y con una implicación muy activa del comercio de la
zona.
4.1. PROYECTOS E INICIATIVAS DE REGENERACIÓN URBANA EN LOS
BARRIOS DE BILBAO LA VIEJA, SAN FRANCISCO Y ZABALA
La cultura, como elemento tractor para el desarrollo y la rehabilitación integral de los
citados barrios, se encuadra originalmente dentro del Plan Especial de Rehabilitación de
Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala y tiene su puesta en práctica a través del
programa BLV-ARTviii, sucesor del anterior Bilbao La Vieja-Puente a la Cultura. Este
programa está promovido por el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de
Bilbao y orientado a revalorizar dichos barrios a través de una amplia programación
cultural, como plataforma para la participación de los vecinos y de los colectivos de
estos barrios, y como nexo de comunicación y de atracción con el resto de la ciudad. Se
llevan a cabo visitas guiadas a las nuevas galerías y espacios cercanos al arte urbano que
han ido surgiendo gracias a la iniciativa de creadores que han apostado por Bilbao La
Vieja.
En este barrio además existe un espacio de creación de arte llamado Bilbao Arteix. Se
trata de un centro de producción artística, dependiente del Área de Cultura del
Ayuntamiento de Bilbao, que desde su inauguración en el año 1998 pone a disposición
de los jóvenes creadores los medios e infraestructuras necesarias para que éstos puedan
realizar sus trabajos creativos con los medios necesarios para la práctica artística actual,
y de esta forma obtener una profesionalización en ese campo.
Por otro lado, también en este barrio del Distrito de Ibaiondo se encuentra emplazado el
Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbaox. La iniciativa del proyecto es totalmente
pública y participan conjuntamente la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de
Bilbao. Por las especiales características de su Colección, surge con una vocación
marcadamente didáctica desde sus orígenes centrados en la enseñanza de la Historia del
Arte. Como punto de referencia tanto dentro del barrio, como en el conjunto de Bilbao,
este museo ubica parte de su programación dentro de la Propuesta Internacional de las
Ciudades Educadoras.
La transformación del uso de los edificios es también una característica singular de este
tipo de regeneración. Un ejemplo es la Iglesia de la Merced, cuyo edificio barroco fue
construido entre 1663 y 1673. Con el transcurso de los años, esta iglesia en situación de
ruina profunda, fue cerrada al culto y su futuro se presentaba incierto entre la piqueta, la
promoción privada o la apropiación por algún organismo público en consonancia con su
calificación de monumento artístico. En 1989 el Ayuntamiento de Bilbao convirtió el
edificio en propiedad pública mediante su compra, y desde 1997 el edificio remodelado
es la sede del proyecto BilboRock-La Merced, con una continuada actividad de
conciertos, teatros y actividades culturales principalmente organizadas por el
Ayuntamiento.
Figura 2 Detalle de iniciativas culturales, ubicación de comercios, empresas y hostelería en los barrios de Bilbao la Vieja, San Francisco y Zabala
Por su parte, la realidad comercial de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala es el
reflejo de la evolución social y económica vivida en estos barrios. En general, el
comercio establecido es fundamentalmente de cercanía, para productos de primera
necesidad y en cuanto al perfil de los comerciantes, destaca la presencia de comercios
regentados por inmigrantes.
Se puede afirmar que los comerciantes de esta zona constituyen un colectivo cada vez
más activo, implicado en la regeneración de sus barrios, en sus proyectos culturales y
con gran potencial para trabajar en el ámbito social y de forma particular, en cuanto a la
convivencia.
En el año 1983 se creó la Asociación de Comerciantes de San Francisco (el barrio más
dotado comercialmente de los tres) Bilbao la Vieja y Zabala con el objetivo de fomentar
el comercio a través de la dinamización y promoción comercial de los barrios. Entre los
objetivos principales se encuentra la mejora de la imagen de la zona. De ahí que exista
una colaboración activa, organizando un completo programa de acciones para impulsar
y dinamizar la zona, bajo el proyecto Bilbi “un mundo por descubrir”. Se trata de
actividades y eventos como son: la ruta gastronómica “Mundo de Sabores”, los Rastros
de Bilbao La Vieja, el Festival de Teatro de calle, el desfile de moda “Bilbi Fushion
Festival”, el festival de cine exprés “Bilbi.Mov” con las calles del barrio como
protagonistas, un cross popular ya habitual en la zona, el concurso de vídeos grabados
con móvil, concurso de fotografía, etc. Cada una de estas actividades tiene como
objetivo acercar hasta el barrio a nuevos consumidores que aún no conocen la zona. Los
propios comercios y locales del barrio son los impulsores de estos eventos, y sus
proyectos tienen también difusión por Internet, a través de un nuevo portal que aúna la
oferta comercial, hostelera, cultural y de ocio de estos barriosxi.
Hay que destacar también que los restaurantes y la hostelería de la zona también forman
parte de la asociación de comerciantes, completando el triple eje de regeneración
“comercio-ocio-cultura” con clara simbiosis entre ellos.
Otra iniciativa vinculada al comercio de la zona, aunque en cooperación con el Casco
Viejo de Bilbao, es la creación de BilbaoHistoriko. Ésta es una plataforma de
colaboración entre los comerciantes del Casco Viejo, La Ribera y de Bilbao La Vieja,
que han decidido aglutinar en un solo organismo sus intereses, y contribuir a la
regeneración económica, social, comercial, turística y cultural del lugarxii.
Con los sucesivos proyectos desarrollados, bien desde la iniciativa privada o bien desde
la iniciativa pública o con impulso de ésta, se ha alcanzado una relativa rehabilitación
urbanística de los barrios analizados. Sin embargo, hay que señalar que las acciones que
hoy en día tienen mayor potencial y repercusión en la regeneración de la zona, son las
que trabajan en la dimensión más social de la problemática de estos barrios y en ellos, la
participación del comercio resulta esencial y los proyectos culturales el eje de trabajo
más integradorxiii.
Figura 3a: Vista de la calle San Francisco
Figura 3c: Fachada principal del Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao
Figura 3b : Galería de arte situada en la calle Conde Mirasol, del Barrio de San Francisco
Figura 3 Imágenes del barrio de San Francisco.
5. CONSIDERACIONES FINALES Y CONCLUSIONES
Recapitulando lo expuesto anteriormente, podemos afirmar que existe una clara
simbiosis entre la cultura y el comercio como ejes de regeneración urbana.
Desde el eje de la cultura como instrumento de regeneración urbana, la propuesta de
creación y el impulso de clústeres culturales se plantea como una nueva forma de
innovación y evolución en la planificación estratégica de la ciudad, que a través de la
lógica del modelo de gobernanza de la economía colaborativa se convierta en el
vehículo institucional para la confluencia de intereses comunes y el impulso de la
competitividad, en este caso de la ciudad.
Se trata, por tanto, de conseguir una inercia que permita lograr, de forma progresiva,
tanto el impulso de la iniciativa privada como el compromiso a largo plazo por parte de
los distintos agentes involucrados en el desarrollo de la ciudad, con mención especial
del sector público por las responsabilidades que les atañen sobre la misma. En este
sentido, la creatividad, y su fomento a través de los clústeres culturales, se presentan
como impulsores de dicha inercia favoreciendo la aparición de otros factores intangibles
que de forma “natural” potencien las dinámicas de colaboración que desarrollen para la
vitalidad y viabilidad de la ciudad.
Desde el eje del comercio como instrumento de regeneración urbana, las medidas de
apoyo a la creación e impulso de las plataformas de colaboración para el encuentro de
intereses entre lo público y lo privado, en muchas experiencias han demostrado tener
una eficacia limitada en sus objetivos. Más allá de lograr ser una forma de promoción de
una zona comercial, con una imagen y alguna estrategia comercial común, es necesario
dotarlas de otros elementos que favorezcan la colaboración. En este sentido, la
propuesta de trabajo sobre el eje de la cultura, en clara simbiosis con el dinamismo
comercial de la ciudad y como eje aglutinador de intereses, propicia el nivel de
asociacionismo comercial y reduce el oportunismo, los problemas perennes de
autofinanciación de las gerencias de centro urbano o de las plataformas de colaboración,
las tensiones entre ejes comerciales de una misma ciudad y/o la falta de compromiso
municipal con el sector.
En un entorno urbano en el que el progreso depende de la densidad de talento y de
conocimiento, no es posible condensar en una sola organización -léase el comercio o en
el mejor de los casos las plataformas de colaboración constituidas entre éstos y los
ayuntamientos- todo el impulso regenerador y de desarrollo sostenible de la ciudad.
Será por tanto necesario seguir ahondando en esa colaboración entre lo privado y las
instituciones públicas y fomentar la implicación y el consenso entre la ciudadanía, los
grupos sociales y las autoridades municipales, para avanzar en la configuración y
consolidación de la cultura como eje de regeneración urbana, más ‘desde abajo hacia
arriba’ y también con una implicación más activa por parte de los agentes comerciales.
Todo ello para poder desarrollar lo que en palabras de Tourino (2011) se presenta como
una verdadera Co-ciudad.
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i En España, desde el I Congreso Europeo de Comercio y Ciudad en 1999, celebrado en Málaga (Gómez, 2000), y trabajos pioneros como los de (Castresana, 1999; Sánchez del Río, 1999; Molinillo, 2001 y 2002), se ha desarrollado un intenso proceso de reflexión y trabajo en pro del impulso de esta actividad en las economías urbanas.
ii En el Encuentro Nacional sobre la Gestión de Centros Comerciales Urbanos celebrado en Madrid, el 5 de julio de 2011, AGECU (Asociación Española para la Gerencia de los Centros Urbanos: http://www.agecu.es/) solicitaba un marco legal, necesario para promover la gestión público-privada de los centros comerciales urbanos en España.
iii La categorización utilizada en el Reino Unido “The revised mapping document 2001” y su primera versión “Creative industries zapping document, 1998” es uno de los referentes mundiales en la materia, proponiendo incluir en este sector: publicidad, arquitectura, arte y mercado de antigüedades, artesanías, diseño, diseño de moda, cine y vídeo, software interactivo de entretenimiento, música, artes de actuación, edición, software y servicios informáticos, televisión y radio.
iv La cita es de Simon Evans.Puede verse en: http://www.creativeclusters.com/clusters.dreamhosters.com/?page_id=1599
v www.bilbaoria2000.org
vi Noticia de El Correo, en http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100821/vizcaya/bilbao-acuerda-unanimidad-modificar-20100821.html
vii http://www.zawpbilbao.com/
viii http://www.blv-art.com/2011/
ix http://bilbaoarte.org/
x http://www.museoreproduccionesbilbao.org/
xi http://www.bilbi.es/
xii Noticia de El País, miércoles 29 de diciembre de 2010.
xiii El Plan Comunitario para Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala inició su andadura el mes de junio de 2012 con la reunión de la mesa tanto a partidos políticos como a asociaciones vecinales. Urbanismo, Salud y Consumo y Seguridad se plantean como objetivo una coordinación necesaria para impulsar la actividad del sector comercial y atajar irregularidades. El gran objetivo de este Plan ya no es la transformación urbanística, sino el tema social y la convivencia en esta parte importante de Bilbao. Noticia El Correo, viernes 8 de Junio de 2012.+