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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”
Resumen
La realidad mundial y nacional es intensa, apremiante y compleja. Los profesionales de la
educación, conscientes de su compromiso ético y social tienen la responsabilidad moral de
analizar, construir, modificar, enriquecer y diversificar modelos, métodos y estrategias, para
mejorar el proceso enseñanza-aprendizaje, requieren dominar competencias magisteriales
para desplegar en sus alumnos toda su potencialidad y desarrollar su capacidad de
comprensión de la realidad y actuación constructiva en la misma. La escuela tiene un inminente
compromiso humanitario. Ante este deber y esta obligación, las autoras explicitan algunos
procesos para contribuir eficaz y eficientemente en la formación de agentes sociales de
cambio.
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA, PUEBLA.MAESTRÍA “NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA EL APRENDIZAJE”.
Temas avanzados de aprendizaje.Dr. Miguel Ángel López Carrasco.
“El aprendizaje,
retos y desafíos en el nuevo milenio”.
Presentan
Nereida Marlene González Orozco.2
“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”Cipriana Velázquez Rodríguez.
Índice.
Prefacio …………………………………………………….…………………………………… 4
¿Cuáles son los antecedentes del paradigma educativo en la transmodernidad? ……. … 7
¿Por qué educar en competencias? ………………………………………………………… 8
¿Cómo formar integral y armónicamente a los alumnos del siglo XXI? ………………... 9
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”
Prefacio.
¿Es el futuro como se imaginó?, ¿supera los presagios de la ciencia ficción?, ¿es la realidad
tan extraordinaria como la presentan los medios masivos de comunicación?, ¿cuáles son los
intereses que manejan los selectos y exclusivos grupos de poder y los grandes corporativos?,
¿hacia dónde va la humanidad?, ¿existe un plan estratégico de desarrollo o todo es producto
de la inercia de la economía?, ¿por qué el ser humano ha quedado en segundo término
antecedido por aspectos monetarios?
El mundo actual está lleno de contrastes que vertiginosamente llevan del asombro, a la más
profunda de las tristezas, del aprecio por la vida, al descuido de los más elementales derechos
humanos; se han logrado avances tecnológicos y científicos que desbordan la imaginación y
cualquier expectativa y, por otro lado, existen situaciones reales de abandono y miseria cuya
solución está en la más lógica y elemental de las actuaciones.
Son muchos los problemas que los ciudadanos del nuevo milenio afrontan y los
acontecimientos que les hacen transitar de la fascinación a la desesperanza. Como lo
menciona el documento Proyecto Educativo Común de la Compañía de Jesús en América
Latina (2005), la sociedad actual se distingue por la desigualdad social, la injusta distribución
de la riqueza, el alarmante aumento de la violencia y la crueldad, el terrorismo, la
deshonestidad, la corrupción, la desmedida ambición de la clase política; seres humanos
individualistas, en extremo egoístas guiados por el pragmatismo utilitarista y el hedonismo. El
modelo neoliberal y el pluralismo, enfrentan a la diversidad cultural, al creciente número de
migraciones y a la influencia de culturas extranjeras, que, al mismo tiempo, provocan racismo,
discriminación cultural y violación de la dignidad humana. El tejido social replantea y cuestiona
a sus estructuras e instituciones fundamentales: la familia, la escuela, la Iglesia y el Estado,
con la consecuente dificultad de gobernabilidad. La destrucción del medio ambiente, ha llegado
a
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”índices inquietantes, se corre el riesgo de llegar a un punto en el que no se pueda dar marcha
atrás, en el que cualquier solución sea inoperante, porque el daño es irreversible.
En México, el escenario no es mejor. Gobiernos cínicos, elecciones manipuladas,
delincuencia organizada, secuestros, una lucha cuestionable contra el narcotráfico, abusos,
impunidad, catástrofes naturales, problemas ecológicos, marginación, pobreza… El Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, 2010), reporta una preocupante tasa
de desempleo del 41.5% y deserción escolar del 60%, la Asociación Nacional de Universidades
e Instituciones de Educación Superior (ANUIES, 2008), informa que la deserción universitaria
es del 62%. Por su parte, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS, 2009), señala que los
servicios de salud son insuficientes ya que sólo dan cobertura al 59.9%, de la población. La
situación social es alarmante en el país. Tal parece que en lugar de superar las dificultades y
lograr mejores resultados para acortar las distancias con los países desarrollados sucede todo
lo contrario, la brecha se hace más profunda en todos los sentidos.
Ésta, es la realidad del diario acontecer a la que no se puede permanecer expectantes e
indiferentes, ubicados en una zona de cómoda supervivencia. Los profesionales de la
educación, ciudadanos de México y del mundo, tienen un compromiso mayor, al estar
conscientes de las implicaciones y consecuencias a corto, mediano y largo plazo, de todos
estos fenómenos sociales, económicos y culturales, porque saben que, al tener la oportunidad
de influir en sus alumnos, en esos niños y jóvenes que día a día conviven con ellos y que, de
alguna manera con sus palabras, ejemplos y acciones, inciden en su formación, tienen la
obligación y el compromiso de hacer propuestas inteligentes, innovadoras, creativas y
trascendentes que verdaderamente repercutan en las generaciones del futuro.
La educación, al igual que cualquier proceso humano, requiere de cambios, avances,
constante análisis y revisión, todo, en pro de mejorar y beneficiar al sujeto en formación, en
primera instancia, después a la escuela a la que pertenece, a la comunidad en la que se
encuentra ubicada la escuela, al municipio, a la ciudad, al país y por consiguiente al mundo.
Evidentemente la labor es titánica, implica compromiso y trabajo arduo y constante de alumnos,
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”docentes, padres de familia, autoridades educativas, gobernantes, es decir, de la sociedad en
general.
Uno de los objetivos que persigue la educación es lograr que los alumnos egresados sean
capaces de solucionar problemas y enfrentar la realidad en la que se suscriben, utilizando no
sólo conocimientos, sino también destrezas, habilidades y valores, en otras palabras que
hagan evidentes y manifiestas sus competencias.
Sin la colaboración de los formadores, no es posible lograr un cambio significativo en el rubro
social. Los profesionales de la educación en México, se enfrentan a grandes desafíos, ya que
existen retrasos y rezagos en el sistema provenientes del siglo XX y son muchos los retos y las
demandas que exige el siglo XXI.
En este artículo se presentan los antecedentes del paradigma educativo en la
transmodernidad, la pertinencia de una educación basada en competencias y propuestas
concretas de acción para la educación en el nuevo milenio.
Es deseo que este trabajo sea fuente informativa e inspiradora para los educadores que día a
día trabajan con espíritu, mente y corazón en el aula.
Nereida Marlene González Orozco
Cipriana Velázquez Rodríguez
H. Puebla de Z., 25 de noviembre, 2010.
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”
¿Cuáles son los antecedentes del paradigma educativo en la transmodernidad?
El tema de la educación ocupa, al menos en las agendas gubernamentales y en el discurso
político, un lugar privilegiado. La educación integra el rubro medular del desarrollo de una
nación y sus repercusiones son trascendentes en la sociedad, la economía y la política.
Muchas han sido las cumbres, comisiones, reuniones y tratados referentes a la educación a lo
largo de la historia. Entre las más destacadas del siglo XX, señaladas por la Secretaría de
Educación Pública (SEP, 2009), podemos citar: la Conferencia Mundial sobre Educación para
Todos, celebrada en Jomtien, Tailandia en 1990, la Comisión Internacional sobre la Educación
para el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors en 1996, la Declaración Universal de los
Derechos Lingüísticos, el Foro Mundial sobre la Educación, celebrado en Dakar en 2000,
donde se puntualiza la necesidad de lograr “…el pleno desarrollo del ser humano en su
dimensión social…”, “…explotar los talentos y capacidades de cada persona…” “…para saber,
saber hacer, saber ser y saber convivir…”; la Cumbre del Milenio, en donde se mencionaron los
objetivos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el siglo XXI, celebrada en
2000, la XVIII Conferencia Iberoamericana de Educación, que tuvo lugar en Chile, en 2008.
Si se amplía el panorama acerca de los fines de la educación vale la pena mencionar el
contenido de la Declaración Universal de los Derechos Humanos señalado por la ONU (1948),
donde se denota que la educación persigue “…el pleno desarrollo de la personalidad
humana…”, “…favorecer la comprensión, la tolerancia…”
En México, según lo expresa el Artículo 3° de la Constitución Política “Todo individuo tiene
derecho a recibir educación. El Estado-Federación, Estados y Municipios impartirán educación
preescolar, primaria y secundaria. La educación primaria y la secundaria son obligatorias. La
educación que imparta el estado tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria y la conciencia de la solidaridad
internacional, en la independencia y en la justicia…” Enfatizando, “La educación… tenderá a
desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano…” ésa es la consigna e
involucra sin duda a las competencias, pero ¿se cumple con la encomienda?
Todos estos foros coinciden en que, para alcanzar cualquier meta educativa, es necesario
que se trace un plan estratégico para cambiar o al menos rectificar el rumbo existente en
cuanto a los programas de la educación de niños y jóvenes, centrándose en su desarrollo como
personas, lo cual exige una estrecha relación con la ética y el diseño de un proyecto de vida
situado en el siglo XXI, de manera tal que puedan ejercer sus derechos, responsabilidades y
deberes como ciudadanos libres, integrados exitosamente a su contexto social, contando con
los medios para tener acceso a un mayor bienestar y así contribuyan al desarrollo de sus
países de origen. Todo ello requiere de la inversión de esfuerzos de todos los actores de la
sociedad en su conjunto: gestores públicos, líderes, familias, escuelas, profesores y todos los
sectores de la sociedad.
¿Por qué educar en competencias?
Como lo presenta Argudín (2006), la etimología de la palabra competencia, explicita su
significado en el campo educativo. Se deriva del griego argon y agonistes, que hace alusión a
aquél que ha ganado en las competencias olímpicas, ha salido victorioso y aparecerá en la
historia. El areté implicaba la virtud suprema que deseaba alcanzar todo ciudadano griego para
pasar a la posteridad y ser esculpido en mármol. Platón y Aristóteles trasladan el significado al
saber, ser el mejor en exigencias culturales y cognoscitivas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO,
1999), define una competencia como el conjunto de comportamientos socioafectivos y
habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo
adecuadamente un desempeño, una función, una actividad o una tarea. Perrenoud (en Díaz
Barriga, 2006, p. 37), expresa que “una competencia es la facultad de movilizar un conjunto de
recursos cognitivos: saberes, capacidades, informaciones, etc., para solucionar con pertinencia
y eficacia una serie de situaciones”. Meirieu (en Denyer, Furnémont, Poulain y Vanloubbeeck,
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”2007), menciona que adquirir una competencia es, sencillamente, aprender algo que no se
sabe, haciéndolo; una persona competente es quien sabe qué hacer y cuándo.
En México, la visión de la ANUIES (2003), propone vincular al sector productivo con el
sistema educativo y ubicarlos en el contexto regional, nacional e internacional, así como unir,
por medio de la educación en competencias, los diferentes niveles de educación.
Por su parte, las reformas de educación básica, propuestas por la SEP (2006), incluyen el
trabajo por competencias, buscando que al egresar, un alumno desarrolle competencias para el
aprendizaje permanente, para la vida en sociedad, para el manejo de situaciones, para la
búsqueda y selección de la información, para la convivencia y para la vida en sociedad.
Desafortunadamente, aún con estas propuestas, la mayoría de los maestros sigue
considerando al aprendizaje en términos de saberes y no de competencias; el enfoque por
competencias les asusta porque involucra más trabajo, dedicación y compromiso de su parte,
así lo considera Perrenaud (2008).
Por otro lado, más preocupante aún, es la confusión de algunos docentes, que hacen a un
lado los conocimientos para propiciar el desarrollo de competencias, sin saber que ambos
factores están íntimamente relacionados.
El adentrarse al trabajo por competencias busca dar sentido a los aprendizajes, para alejarse
de la dinámica de simplemente “llenar” a los alumnos de información, carente de significado la
mayor parte del tiempo, otorgando una acepción a lo que se aprende, en función de los
conocimientos previos del alumno, intereses, representaciones, etc., propiciando la anhelada
construcción del conocimiento. Por lo tanto, es necesario ubicar ese conocimiento, recuperarlo,
transformarlo y relacionarlo en contextos reales, ponderando la convivencia y promoviendo el
manejo de diferentes lenguajes, así como el uso de las TIC.
¿Cómo formar integral y armónicamente a los alumnos del siglo XXI?
Todos los maestros, con mucha, poca o alguna experiencia, tienden a repetir patrones de
actuación y suelen imitar los métodos, las técnicas y los procedimientos que usaron con ellos
sus mentores. Si las actuaciones de sus profesores fueron interesantes y eficaces y en el
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”ahora, son útiles y verdaderamente sirven para desempeñarse adecuadamente en su profesión
y en su vida diaria, bien vale la pena conservarlas, pero si fueron monótonas e ineficaces,
esas prácticas deben ser desechadas de inmediato.
Además, por efectivas que hayan sido, deben ser revisadas minuciosamente y tienen que
adecuarse a los niños y jóvenes de este milenio, ya que, como lo dice López (2010), las nuevas
generaciones han dado paso al Homo Videns (icónico) de Sartori y al Homo Informaticus de
Gubern, en la Sociedad de la Información Digital. Estas generaciones se caracterizan, por la
cultura de la imagen y del espectáculo, con primacía en lo multisensorial, son sujetos
multiprocesadores y definitivamente, más sociales que cognitivos. En mucho, estas
generaciones son diferentes a cuando los profesores eran pupilos. En aquella época los
dogmas eran estructurados, predeterminados y preestablecidos, lineales y acumulativos,
actualmente ya no existe la ciencia de las certezas, sino de lo complejo, lo azaroso, lo probable
y lo transdisciplinar, por lo que la innovación y la actualización constante han de ser la base del
preceptor del siglo XXI.
Los docentes de hoy, teniendo como base los paradigmas educativos del constructivismo
sociocultural, dentro de la educación progresista centrada en el niño, tienen el compromiso de
formar actores sociales poseedores de competencias sociofuncionales, de carácter holista, así
lo menciona Argudín (2006).
El compromiso al que se enfrentan los educadores natos, los maestros con vocación, con
ideales, esperanza y convicción de que la realidad, puede ser transformada y modificada
positivamente es sumamente complejo, pues requieren influir decisivamente en sus alumnos
para que éstos logren la comprensión y valoración del mundo en que viven, se necesita
impulsar a los alumnos a considerar el significado y la importancia humana de lo que aprenden
y conocen e integrar responsablemente ese significado. Los maestros, se convierten en
mediadores que trabajan arduamente para que el alumno alcance el desarrollo integral de sus
facultades, así se expresa en el Ideario y Proyecto Común de los Colegios de la Provincia
Mexicana de la Compañía de Jesús (1981).
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”Hacer consciencia en los alumnos.
Uno de los procesos en el que los maestros deben trabajar con insistencia con sus alumnos,
es en hacerlos conscientes, esto es, no sólo ayudarles a percibir el medio y el contexto que les
rodea, sino a darse cuenta de que son y de que existen, de que son ciudadanos de la primera
década del siglo XXI, de la era del ciberespacio, que son herederos de avances y
conocimientos como en ningún otro momento de la historia de la humanidad, pero que a la vez,
su futuro es intrincado e incierto porque se ha traspasado en algunos rubros, los límites de lo
permitido.
Es importante ante todo, hacerlos conscientes de la oportunidad que tienen de estar en el
aquí y en el ahora, de pertenecer a una familia, integrada o no, funcional o no, pero que
finalmente, les proporciona satisfactores a sus necesidades básicas: fisiológicas, de seguridad,
de pertenencia y amor y de estimación, según Maslow (en Moreno, 1997). Hacerlos
conscientes de la oportunidad que tienen de asistir a un centro educativo, que, aunque con sus
limitantes en algunos casos, les ofrece la ocasión de acceder a la cultura y a la información,
tener contacto con el arte, la ciencia y la literatura y que pueden ampliar sus horizontes con los
inimaginables recursos que ofrece la tecnología. Hacer conscientes a niños y jóvenes de que
reside en ellos la decisión de aprovechar sus capacidades, desarrollar su potencial, observar
sus atributos, considerar sus características, analizar los recursos personales y materiales con
los que cuentan, reflexionar sobre sus posibilidades, superar sus deficiencias; hacerlos
conscientes de que ellos pueden ser agentes de su propio crecimiento intelectual, físico y
emocional y por lo tanto incidir positivamente en la sociedad y en el mundo; hacerlos
conscientes de las repercusiones y consecuencias de su proceder, de su actuar y de los
alcances que pueden tener sus decisiones.
Ésta es una misión que implica tiempo, dedicación, esmero y paciencia y que no se alcanza
en una sesión, ni siquiera en un curso o en un nivel educativo, es una labor constante que debe
ser continua y estar presente como insumo básico para alcanzar metas y objetivos de
aprendizaje.
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio” La atención, seguimiento y acompañamiento que se dé a los aprendices, tiene que ser
permanente y sistemático. Resulta imperante la observación, conocimiento, reflexión sobre
cada situación en particular, análisis del medio y la realidad en la que se desenvuelven,
advertencia de las nociones con las que cuentan y atención a sus intereses.
En el diagnóstico y proyecto individual que se realice de cada uno de los alumnos, resultará
interesante la aplicación de los modelos que en los últimos años han enriquecido al paradigma
educativo: el de las inteligencias múltiples de Gardner, la inteligencia emocional de Goleman,
la programación neurolingüística de Grinder y Bandler y la gimnasia cerebral de Katz, como lo
señala Gómez (2002). Todos estos esquemas ayudarán al maestro y guiarán a los estudiantes
a ser conscientes de lo que son y de lo que son capaces de realizar y alcanzar, inducirán a
determinar en qué aspectos se trabajará con mayor énfasis, cuáles son las áreas de
oportunidad que tienen, cuáles habilidades poseen de manera natural y pueden desarrollar,
cómo se irán estimulando y ejercitando y qué estrategias se diseñarán para hacer crecer
aquéllas que son poco perceptibles o bien ni siquiera se conocen. Este conocimiento,
reconocimiento y entrenamiento de facultades individuales, implicará una verdadera hazaña
para el docente, ya que se tendrá que realizar interrelacionada y paralelamente con los
programas y contenidos académicos establecidos.
Hacer conscientes a los estudiantes, lograr que se den cuenta de lo que implica aprender, se
convierte en la etapa de inicio de su proceso de formación, al despertar en ellos el interés por
aprehender, por apropiarse de saberes, habilidades y valores, por examinar el mundo que les
rodea. Este proceso no desaparece, sino que se mantiene presente como elemento de
aprendizaje a lo largo de la vida.
Investigación.
Los maestros deben estar al día en cuanto a los avances e innovaciones en materia
educativa para mejorar sus estándares de práctica docente, deben evolucionar, construir y
reconstruir, avanzar y descubrir mejores esquemas de actuación.
Una actividad clave en los educadores del siglo XXl, es la investigación. Son muchas las
vivencias y problemas a los que se enfrentan los maestros en su diaria labor, interrogantes y
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”situaciones complejas que necesitan despejar, para responder adecuadamente a las
necesidades y requerimientos de sus alumnos. La investigación les permite tanto acrecentar su
acervo y actualizarse, como encontrar solución a las muy diversas circunstancias de índole
pedagógica, didáctica o psicológica.
Los docentes están obligados a descubrir aquéllo que necesitan saber y deben saber dónde
obtenerlo, pues son personas que requieren poseer un amplio conocimiento y comprensión
profunda del mismo. La investigación, permite a los mentores ampliar su repertorio de
prácticas de enseñanza y a liberarlos de la dependencia de enfoques de sentido común,
empíricos y rutinarios. Además como especialistas en materia educativa, están invitados a
reportar sus propias prácticas y experiencias, hacer propuestas y documentarlas (Arends
2007).
Actualización permanente.
Una de las propuestas más vanguardistas es la de Biggs (2006), el alineamiento constructivo,
que enfatiza el planteamiento, consideración, vinculación e interrelación de objetivos, métodos
de enseñanza y aprendizaje y tareas de evaluación, buscando que los alumnos utilicen
procesos de nivel cognitivo superior (conocimientos tácitos). El maestro es el experto que guía
a los alumnos, que por el momento juegan el papel de novatos y que sólo poseen
conocimientos explícitos, fácticos y procedimentales. A medida que los estudiantes aprenden,
los resultados de su aprendizaje muestran diferentes fases: preestructural, uniestructural,
multiestructural, relacional y abstracto ampliado, donde cada una de estas fases, incluye algo
más a la que le precede. El compromiso del mentor es lograr que sus alumnos avancen a las
metas cualitativas de las fases relacional y abstracto ampliado, dando prioridad no a lo que él
hace sino a lo que logra que hagan los estudiantes.
También Biggs (2006) distingue la relación entre los distintos tipos de conocimiento.
Menciona, que el conocimiento declarativo o proposicional, existe gracias a la investigación, no
a la experiencia personal, constituye la base de los conocimientos académicos, el
conocimiento procedimental, se caracteriza por la posesión de destrezas, el condicional,
implica saber cuándo hacer, por qué y en qué condiciones, es decir saber las circunstancias en
las que se utilizará y el conocimiento funcional, que es flexible y de gran alcance, integra los
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”tres tipos de conocimiento que le anteceden y se basa en la idea de actuaciones
fundamentadas en la comprensión.
La gran interrogante es saber en qué fase de aprendizaje se encuentran los propios maestros
y cuáles son los tipos de conocimiento que poseen ¿simplemente declarativos,
procedimentales? ¿qué hacen para desarrollar y alcanzar los condicionales y funcionales?, ¿se
desenvuelven adecuadamente en las fases relacional y abstracto ampliado del aprendizaje?
En el alineamiento constructivo no sólo se reflexiona sobre el desempeño de los aprendices,
sino también sobre la actuación y cometido del maestro.
Como lo explicita López (2010), el aprendizaje, va más allá de la mera acumulación de datos,
o la presentación de información, es un acto que rebasa al simple hecho de conocer, implica
comprensión y apropiamiento, para, con sabiduría, realizar transformaciones concretas y
trascendentes. Todo este proceso está esquematizado en el bucle del aprendizaje, el que
ilustra acertadamente la dinámica para el desarrollo integral de los alumnos basado en
competencias. Este desarrollo integral, considera todas las dimensiones de los sujetos:
cognoscitiva, afectiva, ética, espiritual, corporal, estética, sociopolítica y comunicativa, e
involucra acciones de raciocinio como el pensar, de actuación, en situaciones cotidianas por
medio del hacer, sin dejar a un lado la visión humanista de la formación para la vida, en la que
es imprescindible el sentir, para conducirlos al llegar a ser, pero no desde una postura
individualista sino prominentemente social: con y para los demás. Este ser para los demás es
la actitud y el proceder que demanda la sociedad de los primeros años del siglo XXI,
caracterizada por el egoísmo desmedido que impide el crecimiento armónico y justo de la
humanidad.
El aprendizaje considera más relaciones sociales y culturales que cognoscitivas, entre los
estudiantes, según la propuesta de la Teoría Social del Aprendizaje de Wenger (en López,
2010), lo que lleva a considerar a los maestros la pertinencia del trabajo colaborativo y
cooperativo, para lograr que el aprendizaje sea una combinación de práctica y experiencia en
colectivo, generando las denominadas comunidades de práctica (CdP) que logran integrar y
comprometer la actuación de alumnos y maestros, diluyendo de manera inteligente las
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”posiciones jerárquicas, de profesores y estudiantes, al compartir experiencias, prácticas y
pasiones, logrando con ello que el estudiante se responsabilice de su propio aprendizaje.
Ahora bien, en la educación basada en competencias, la propuesta es hacer que la
enseñanza sea situada, experiencial y reflexiva, que coloque a los alumnos en contextos
reales, en el mundo cotidiano, para que aprendan al hacer y al solucionar situaciones diversas,
existiendo, un vínculo entre la escuela y la vida, como lo expresa Díaz Barriga (2006). Esto se
logrará al diversificar y replantear las actuaciones educativas de los maestros, para que los
pupilos aprendan, hagan y reflexionen. La misma autora sugiere la implementación de la
conducción de la enseñanza mediante proyectos situados, el aprendizaje basado en problemas
(ABP), el método de casos y aprender sirviendo en contextos comunitarios, así como el
sistema de evaluación alternativo o auténtico. López (2009) amplía la información referente a la
importancia del uso de rúbricas y del e-portafolio en este actual sistema de evaluación.
Todas estas metodologías plantean alternativas innovadoras necesarias en el nuevo contexto
educativo social demandante, en el que actualmente se labora, ya que crean ambientes donde
los alumnos asumen el liderazgo compartido, la responsabilidad para alcanzar metas
comunes, fomentan el diálogo, las prácticas interpersonales y la manera de resolver conflictos
inteligentemente.
Uso de las Tecnología de Información y Comunicación.
En esta dinámica social del aprendizaje, la presencia de las TIC e internet redimensionan la
actuación de mentores, estudiantes, padres de familia y la comunidad en general, creando
nuevas necesidades y generando cambios congnoscitivos, psicológicos y sociales. El proceso
de comunicación se ha enriquecido con la lectoescritura digital, nueva combinación de
expresiones escritas, auditivas y visuales, necesaria para comprender e interactuar en medios
hipertextuales y multidireccionales que ofrece la red, originando, al mismo tiempo, la presencia
de grupos denominados analfabetas digitales, que, por carecer de estas habilidades
informáticas permanecen al margen de los espacios virtuales, creándose una brecha digital en
la sociedad, así lo refiere López (2010).
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio” Se puede señalar que la mayoría de los estudiantes posee estas habilidades de
lectoescritura digital, no así los maestros y padres de familia. El compromiso docente es
adentrarse al ciberespacio, conocer, capacitarse, utilizar, promover (especialmente entre los
padres de familia) y explotar en el mejor de los sentidos, la interminable gama de herramientas
y programas ofrecidos en la red: blogs, wikis, webquest, bookmarks, plataformas, foros, etc. y
las interesantes opciones ofrecidas por la Web 2.0, la web social e interactiva, así como el uso
de los diferentes modelos de educación virtual: e-learning, m-learning, b-learning. El empleo
de todos estos recursos verdaderamente conllevan al desarrollo de competencias, por lo que
se necesita la presencia de multiprofesores que articulen todas las alternativas educativas
(López 2010).
Participación activa e integración de alumnos, docentes y padres de familia.
En el proceso de formación integral de los alumnos, la participación de los padres de familia
es determinante. El triángulo perfecto de la educación está constituido por los alumnos,
maestros y padres de familia y el éxito en la formación de un sujeto está en la congruencia
entre lo que se vive en casa y lo que se propone en la escuela. Como lo señala Schmelkes
(1995) para lograr verdadera calidad en la educación, se requiere de la contribución de los
progenitores.
Todos los recursos ofrecidos por las TIC, independientemente del enfoque escolar, que
quiera dárseles, presentan la valiosa oportunidad de convertirse en medios de comunicación e
intercambio de información con padres de familia. A través de éstos, los padres o tutores
pueden enterarse de los contenidos académicos, temarios, objetivos, metodología empleada,
procesos evaluativos, proyectos, actividades escolares, etc. Los medios electrónicos aseguran
el destino de la información. Además, dichos recursos pueden desempeñar un papel más
trascendente, pueden convertirse en espacios de formación y crecimiento para los propios
padres de familia, al publicarse diferentes tópicos de interés para la educación de sus hijos,
abordando diversos temas, problemáticas o cuestionamientos que sean comunes a los
alumnos de la institución, del nivel escolar o del salón de clase, o bien, divulgar sugerencias y
orientaciones para actuar asertivamente en el mundo actual. De igual manera, al enterarse los
padres de familia de la dinámica de la escuela, pueden participar en las diferentes actividades
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”tanto académicas como sociales. Los medios electrónicos acercan a los diferentes sectores de
la comunidad educativa.
Conclusión.
A lo largo de este artículo se ha reflexionado sobre la situación mundial actual, se han
revisado los antecedentes del paradigma educativo en la transmodernidad, la importancia de
promover una educación basada en competencias y se han sugerido propuestas concretas,
consideradas en cinco ejes de acción, para promover el aprendizaje en los colegiales del nuevo
milenio: hacer consciencia en ellos, fomentar la investigación educativa, docentes en
permanente actualización, el uso, aplicación y promoción del las TIC en la era internet, así
como la integración y participación activa de alumnos, maestros y padres de familia
Ante la multiplicidad de factores que conforman la realidad, considerándola desde
diferentes enfoques y perspectivas, analizándola y cuestionándola, valorándola o
condenándola, la actuación del docente es primordial y fundamental, para educar y formar a los
niños y jóvenes que actualmente ocupan las aulas, en nuestro país y en el mundo. Es vital la
presencia de educadores con vocación, con entrega y pasión por su labor, inspiradores,
poseedores de prácticas efectivas y afectivas, con actitud positiva, sana exigencia,
congruentes, con elevadas expectativas de sí mismos y de sus alumnos, que les contagien la
certeza de que pueden lograr lo que se propongan, alcanzar el éxito, no en términos materiales
y económicos sino morales y en beneficio de los que les rodean, de su país, de la humanidad y
les aseguren que pueden ser agentes transformadores positivos de su entorno, para superar
los obstáculos, dificultades, adversidades y problemáticas implícitas que se presenten.
Los maestros personifican la esperanza de que sólo a través de la educación se pueden
lograr cambios significativos, pues es en la mente y en el corazón de los niños y los jóvenes,
que serán los ciudadanos y líderes del futuro en donde se gestarán las grandes ideas y los
valores que las sustentan, tanto para construir, como para destruir. De ahí la importancia de
integrar el decir y el actuar, el creer y el vivir, el pensar y el amar.
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“El aprendizaje, retos y desafíos en el nuevo milenio”
Bibliografía.
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Argudín, Y. (2006). Educación basada en competencias. Nociones y antecedentes. México: Trillas.
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