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Elaboración de Materiales Sencillos e ImpresosElaboración de Materiales Sencillos e ImpresosElaboración de Materiales Sencillos e Impresos...
SECRETARIA DE EDUCACIÓN EN EL ESTADO DE MICHOACÁN
SUBSECRETARIA DE EDUCACIÓN BÁSICA
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN EXTRAESCOLAR
DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN NO FORMAL
SUBJEFATURA DE COMUNICACIÓN EDUCATIVA
COORDINACIÓN ESTATAL DE CRECE´s
CENTRO REGIONAL DE COMUNICACIÓN EDUCATIVA Nº 5
COALCOMÁN, MICHOACÁN.
C.C.T.: 16FAQ0005-Q
P R E S E N T A
Año: II Número: 008 26 de agosto de 2013
Coalcomán, Michoacán a 12 de septiembre de 2013.
AutorAutorAutor
Profr. Juan Medina VillegasProfr. Juan Medina VillegasProfr. Juan Medina Villegas
(1952(1952(1952———2013) 2013) 2013)
Centro Regional de Comunicación Educativa Nº 5Centro Regional de Comunicación Educativa Nº 5Centro Regional de Comunicación Educativa Nº 5
Mina 118 “A”. Colonia centro, Coalcomán, Michoacán.Mina 118 “A”. Colonia centro, Coalcomán, Michoacán.Mina 118 “A”. Colonia centro, Coalcomán, Michoacán.
Año: ll Número: 012 12 de septiembre de 2013.Año: ll Número: 012 12 de septiembre de 2013.Año: ll Número: 012 12 de septiembre de 2013.
Por Juan Medina Villegas.Por Juan Medina Villegas.Por Juan Medina Villegas.
(1952 (1952 (1952 --- 2013)2013)2013)
“Este no es un adiós Juanito“Este no es un adiós Juanito“Este no es un adiós Juanito Si no que es un... hasta pronto Maestro.”Si no que es un... hasta pronto Maestro.”Si no que es un... hasta pronto Maestro.”
EL GALLEROEL GALLEROEL GALLERO Margarito Martínez OrozcoMargarito Martínez OrozcoMargarito Martínez Orozco
Programa e
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El GALLERO
Biografía
Don Margarito Martínez Orozco
Por Juan Medina Villegas.
—¡Qué calor¡
—Y del agua del río Chiquito sólo los suspiros
quedan.
Decía don Alfonso Mora a Consuelo, una bella
joven.
Ella pasaba camino a su casa en La loma.
Eran los principios del mes de abril.
La Semana Santa estaba en puerta.
A don Alfonsito, como le decía al artista la
gente, le habían encargado el arreglo del Salón de
Jorge para una boda.
Ese local, había sido palenque de gallos, allí,
sobre la calle Morelos.
Era ya tarde.
El sol estaba en sus últimos rayos rojos y el
manto gris daba paso a lo que sería una hermosa
noche calurosa.
—¿Por qué no nos echas una mano para la
fiesta de mañana Consuelo?
Dijo el robusto y canoso hombre sesentón, a
la morena mujer, esbelta, de enorme trenza de
cabello negro.
—Sí don Alfonso, ahorita tengo tiempo.
Contestó ella con seguridad.
—Mira Chelo, ya vienen para acá con algunas
cosas para la boda de mañana.
—Quieren adelantar algo los muchachos, en
eso del arreglo del salón.
—¡Entonces, aquí me quedo ya!
Afirmó Chelo aplaudiendo al aire, alegre por-
que ya tenía chamba.
La mujer esperó varios minutos a la entrada
del local, sin prisas porque el compromiso y la
paga le daban tranquilidad.
Pasaba gente saludándola y preguntado:
—¿Cómo está Don Wenceslao?, Mi papá está
bien ahorita, se la pasa con mi mamá todas las
tardes, como ya no juega gallos...
Contestaba...
El tiempo pasaba y no llegaba nadie y pensó
—Voy a entrar para ver cómo está esto.
Sólo penumbra observó en todo.
Ya estaba oscuro en la calle.
Eran las ocho treinta en su reloj de pulso.
Caminó sobre sus negros zapatos de tacón de
punta, sonaban mucho al caminar.
Había cables de energía eléctrica para las co-
nexiones del sonido, se enredaron con sus zapati-
llas y cayó al piso la joven.
Intentó levantarse, estaba medio inconscien-
te y suavemente depositó su mejilla en el piso, se
cuidó de no golpear su hermosa cara que levantó
al escuchar algarabía, gritos de muchos, cantos
de gallos, ríspido y prosaico lenguaje.
¿Estaba soñando? Se sentía mareada.
Intentó levantarse, no pudo.
—¡Tortas, refressscosss!
—¡Tortas, refressscosss!
—¡Cerveza… cerveza…!
—¡Agarre su gazpacho...!
—¡Gazpachos, gazpachos…!
—¡¡Ochenta a veinte al verde…!!
—¡¡Ochenta a veinte al verde…!!
—¡¡Quién agarra…!!
—¡¡Quién agarraaa…!!
—¡¡Silencio…!!
—¡Cieeerreeenn las pueertaass seeñooreess!
Dijo alguien a todo pulmón.
Aquello quedó en silencio.
Chelo incrédula miraba y escuchaba.
Lo dicho había sido una orden ¿O señal?
Hasta los gallos dejaron de cantar.
Miguel “El Squirt” tenía entre sus manos al
gallo giro.
Jacob “El Jaco”, acariciaba las plumas eriza-
das del colorado, listo el ave para el desafío.
Tensas las amarras de las navajas.
Ya habían “toreado” con la “mona” a los va-
lientes adversarios.
Las manos de los soltadores, acariciaban los
lomos de los plumíferos gladiadores, a los que
habían entrenado a diario, corriendo tras ellos
hasta el cansancio, antes de que saliera el sol.
Los soltadores jalaron las plumas del pescue-
zo de los dos contrincantes.
—¡¡Y empezó la pelea!!
Los dos gallos corrieron de frente para en-
contrarse y levantar con fuerza el vuelo, impulsa-
dos por toda su furia para lanzar, la patada en
criminal navajazo.
Porque portaban ambos una filosa navaja.
Debían ser tan rápidos como si de lan-
zar rayos se tratara.
Casi en seco frenaron su ca-
rrera, pico con pico,
ojos de odio sobre
otros iguales, tensos
los músculos, listos para cambiar de dirección el
ataque en micro segundos, el descuido del movi-
miento ajeno, era mortal, el instinto se los adver-
tía.
Se agacharon tanto que sus picos rosaban la
tierra del redondel, las plumas de sus buches es-
taban crispadas en círculo como aro de fuego,
eran un escudo bellamente bordado a semejanza
del sol en nacimiento.
Los dueños de los equipos, los preparadores,
los amarradores, los soltadores, los apostadores,
los vendedores de cerveza, refrescos y tortas, los
simples mirones, quedaron espantados u horrori-
zados ante el cruel y letal desafío.
Los pescuezos de las aves, estaban más gran-
des que lo ordinario.
Parecía que el aire no llenaba sus pulmones.
Aunque animales, sabían que el duelo era a
muerte.
Estaban entrenados para matar o morir.
Ese era su destino.
Lo intuían...
Las miradas de los soltadores, estaban sobre
los movimientos de sus gallos.
Boquiabiertas, estaban las pocas mujeres,
unas para vender, otras para apostar otras a ver
el espectáculo de los cantantes que en el interva-
lo de cada pelea, deleitaban con la música ran-
chera a los palenqueros.
—¡Aquí está mi gallo colorado para echarle
un buen tapado en la rueda del palenque…!
—¡¡Y enmudeció el palenque cuando un gira-
zo en el redondel, con las alas al suelo, sin darle
tiempo a Don Luís soltar, se le estrelló en el pe-
cho, se le estrelló en la cara y de fiera cuchillada,
la vida le arrebató...¡¡
Las coplas de “Juan colorado” el de Apatzin-
gán, —¡Viva Aguascalienteesssnn!.., —¡¡Vivaaa!!
Había mariachis, grupos norteños, y bandas
de Sinaloa.
Porque así son las fiestas de una de las más
mexicanas de las fiestas; los gallos.
Pero todos enmudecieron cuando se enfren-
taron pecho a pecho, navaja con navaja los dos
gallos.
El giro tomó altura, más que el colorado y le
encajó una cuchillada en la base del pescuezo a
su rival.
Cayeron los dos al redondel.
El colorado, instintivamente, dio una vuelta
en redondo pudiendo levantar el vuelo y atrave-
sar una pata del giro, éste, voló nuevamente so-
bre su adversario y le asestó otra cuchillada sobre
un ala, destrozándola en su base.
Ya no pudo volar el colorado.
Jaco levantó a su gallo argumentado cambio
de navaja, todos sabían que era para darle tiem-
po al colorado.
El Squirt también levantó al suyo, sólo revi-
sando su plumaje y pasando la yema de su dedo
pulgar, sobre el filo de la navaja de su ave.
El juez ordenó poner a los gallos sobre mar-
cas a la distancia convenida.
Las manos de los soltadores estaban empa-
padas de sudor y de sangre de sus animales.
Los gallos se jugaban la vida, ellos su esfuer-
zo, su trabajo y su honor, los empresarios juga-
ban su dinero.
El colorado se paró fijamente frente a su ad-
versario esperando el ataque final.
El giro lo miró, fintó una vuelta y nuevamen-
te sus alas alcanzaron el aire, casi lo cercenó en el
buche.
Agonizaba el colorado.
El giro se paró y ya no atacó.
Sabía que moría su rival al que rendía honor
respetando su agonía.
Cuando el pico del contrincante tocó la tie-
rra.
Lanzó un canto al aire; —¡¡¡Kikirikí!!!
Aleteó y se puso a buscar granos qué comer
en el palenque.
—¡Gané…. gané…!
Dijo eufórico Margarito con los ojos encendi-
dos de pasión pero con respeto al equipo rival.
Era el dueño del equipo verde que llevaba
tres a una de las peleas sobre el equipo amarillo.
Rápido ordenó la preparación de su siguiente
gallo a Mijail, su brazo derecho en la preparación
y la custodia de sus gallos, su percha, hombre de
su estricta confianza.
Esa era una más de sus actuaciones en los
palenques.
Esa era su vida, esa era su emoción.
Pero el recorrido en redondeles,
le habían hecho frio como una piedra a
la hora de aceptar un triunfo o una
derrota, por dolorosa o cuantiosa
que fuera.
La pasión por dentro de
sí mismo, solamente.
Don Margarito Martínez
Orozco, es hijo de Ignacio
Martínez Torres y de Tomasa Orozco Rodríguez.
Sus hermanos son: Víctor Manuel; Miguel;
Ignacio; José Luís; Adalberto y Ana.
Nació en Coalcomán de Matamoros, Michoa-
cán el 1º de junio de 1937.
Vivió toda su infancia en su pueblo natal.
Su escuela primaria la cursó en la “Dr. Miguel
Silva”, en su antigua sede del centro de la pobla-
ción.
Profesor de carrera que estudió en el Institu-
to Federal de Capacitación del Magisterio en Mo-
relia, Michoacán.
La entrevista se realiza en una tarde de mar-
zo, en una de las mesas del Café Rosita de Coalco-
mán, Michoacán.
Su primer trabajo en la Docencia lo hizo co-
mo alfabetizante en El Aguacate, posteriormente,
en Ocorla de éste municipio.
Ya con plaza de Maestro de Primaria, lo co-
misionan a Los Laureles (Benito Juárez, municipio
de Tuzantla) en la región Zitácuaro.
Se jubiló en Jiquilpan, Michoacán trabajando
en la Escuela “Aureliza Marín” de ese municipio,
como directivo.
—Los gallos me gustan, desde que tuve uso
de razón, porque en mi casa, mi papá tenía gallos
amarrados en las patas de los catres, ya enton-
ces, oía cantar a los gallos.
—Como de unos doce años, es-
taba un señor que se llamaba Ro-
gelio Arias y era gallero, mi padre
también era gallero, tenía muchos ga-
llos en la casa, pero se fue
al norte y me dejó como res-
ponsable de la casa y de los gallos.
—Yo pasaba todos los días a la escuela y él -
Rogelio Arias-, me retaba una pelea, me decía no
seas esto, no seas lo otro, -lo cucaba-, y en total
que me calentó, me hirió el amor propio y dije; le
voy a jugar la pelea a éste hombre.
—Él era un hombre con hijos y todo, -mayor-,
agarré un gallo de los que andan sueltos allí y lo
traje a pelear.
—Mi desilusión muy grande fue, de estar ju-
gando mi gallo huyó porque era animal bronco,
no tenía preparación ninguna, lo escogí del mon-
tón y lo llevé a pelear, perdí esa pelea.
—Yo le agradezco a Don Hilario Quiroz, más
contando que fue un hombre, para mí, de los ga-
lleros mejores de aquí de Coalcomán, y él fue a
solicitar a mi padre, en paz descanse, que me
prestaran con él para enseñarme a pasear los ga-
llos que él estaba preparando.
—Yo con mucho gusto lo hice porque en ese
tiempo, la orden del padre no se revocaba como
ahora lo estamos haciendo muchos.
—Y posteriormente le agradezco mucho,
también en paz descanse, al señor Leopoldo Mar-
tínez Ochoa, que fue unos de los hombres que tra-
jeron aquí, los primeros gallos de Estados Unidos
para hacer los criaderos formales.
—Él me dijo cuando yo perdí esa pelea, -la
primera-, —Mira, ven, te voy a enseñar a amarrar
y te voy a dar un gallo para que lo prepares, y ya
que esté preparado, tu ve juntando unos centavos
y lo que haga falta, yo lo pongo.
—Y todas las noches, me dijo que le cortara
una pata al gallo, -una herida-, la pata izquierda
para amarrar, y yo con mucho interés y entusias-
mo hice todo lo que él me dijo.
—Y logramos preparar el gallo.
—Yo junté unos centavitos y le hicimos otra
vez la pelea al señor Rogelio Arias y le ganamos.
—Nosotros, los que hemos luchado por mu-
chos años, como le estoy hablando, desde 1950
hasta el 2010, ya han pasado muchos años.
—Yo cuando me jubilé de maestro de ense-
ñanza media superior, pues me dediqué de lleno a
los gallos, y hemos visto que el gallo americano
tiene la consanguinidad y mucho muy bien califi-
cada, puesto que todos los criadores norteameri-
canos, en sus granjas, tienen un médico para que
esté haciendo las cruzas de los animales y la san-
gre y la pureza de los mismos y cuando los cruzan
salen mejores.
—Y en segundo lugar, tanto el agua está pu-
rificada como los alimentos que les dan desde que
nacen.
—Y nada más están esperando el cambio de
la edad y les cambian la alimentación.
—Y los gallos se desarrollan fuertes y más
finos y se ha comprobado en las peleas cuando un
gallo mexicano y un gallo norteamericano entran
en pelea y cuando hay puñaladas iguales, el gallo
americano aunque esté hecho pedazos y todo, la
cabeza nunca la baja y el de nosotros siempre ya,
cuando se siente mucho muy herido, baja la cabe-
za y perdemos la pelea.
Don Margarito, ¿Existe dife-
rencia entre un amarra-
dor y un soltador?
—Existe una diferencia
muy grande porque el ama-
rrador aprende a poner su
navaja en cierto lugar, y
nada más se dedica a amarrar.
—Y hay amarradores que son también solta-
dores, y pues en su mismo gallo como lo hacemos
en la familia.
—Yo soy el preparador, mi hijo -Mihail- ama-
rra mi gallo y lo suelta, entonces, hay unos que
nomás amarran y otros nomás sueltan, esa es la
diferencia.
¿Qué diferencia existe entre un palenque chi-
quito como Coalcomán y un palenque de Guada-
lajara?
—La diferencia es muy grande, porque aquí,
los palenques que se han hecho en Coalcomán,
pues se han hecho palenques solamente para ju-
gar toda clase de partidos que quieren venir aquí,
pero la jugada de aquí, es en pequeño, por eso
podemos decir, ahorita hay mano a mano que le
llamamos, de siete peleas de compromiso, donde
se juegan, podemos decir, cinco mil pesos, diez
mil pesos ó veinte mil pesos.
—En Guadalajara, ahorita acabo de venir de
una jugada en Las Lomas municipio de Guadala-
jara, donde están jugando compromisos de cin-
cuenta mil pesos, entran 20 personas a competir
en un Derby y además, diez mil pesos por cada
pelea, estamos hablando en un momento dado, si
logras ganar unas cinco peleas consecutivas tú
sólo, te llevas un millón de pesos.
—Aquí en Coalcomán, yo soy el que ha
hecho los compromisos más grandes,
lo más que jugamos fueron cien mil pe-
sos, allá en esos palenques, -
Guadalajara-, se juegan compromisos
más grandes; cincuenta mil pe-
sos, trescientos mil pesos, un mi-
llón de pesos.—
—Hay personas que se dedican
y tienen los medios para hacer ese
tipo de jugadas, y esa es la dife-
rencia.
Don Margarito; ¿Qué siente un gallero
cuando le matan a un gallo de su criadero?
—Para mí es una decepción muy grande.
—Prácticamente, yo soy criador en pequeño,
porque he visto que dos años mantienes al pollito,
desde que nace, va creciendo y ya gallo grande, lo
cambias de pluma, al cabo de dos años para ju-
garse, es cuando está en edad madura, y pues se
siente muy feo que tú hayas conducido al animal
dos años y por un fenómeno de tener ganada tu
pelea, te matan tu gallo y te sientes mucho muy
decepcionado.
—Yo como gallero, casi siempre mejor doy a
que me críen los animales otras personas, yo
compro los sementales y ya me los entregan
grandes de un año, y pues lo meto a jugar o a
vender, ya no siento tan feo criarlos desde que
nacen, desde que se forman en su huevo, sacar-
los, estarlos vitaminando, inyectándolos contra
las enfermedades y todo, para que en dos años
posteriormente, jugarlos y perderlos, y siento yo
muy feo como criador.
—Pues sí me gusta criar, pero mejor doy a
criar los animales para no sentir feo cuando los
maten.
Aquí, en Coalcomán; ¿Qué galleros recuerda
usted?
—Yo viví una vida cuando los galleros aquí en
Coalcomán, jugaban el honor de su partido y el
honor de sus gallos, y jugando en cualquier tiem-
po, cuando había la plata 0.720 jugaban peleas
en aquel tiempo, de 300 pesos, 500 pesos ó 1,000
pesos.
—Pero era pura moneda en efectivo de
0.720, me acuerdo muy bien que vivía aquí Don
Hilario Quiroz, Don Luís Comparán, Don Juan
Abarca, Don Rubén Garibay, Don Luís Ochoa, Don
Enrique Mendoza; -El comino-, y Don José Farías
que en paz descansen todos, no existe nadie ya de
ellos, ellos son los famosos galleros de Coalco-
mán, Michoacán, que iban a jugar partidas a
Aguililla, Michoacán, y se llevaban sus gallos de
aquí de Coalcomán a jugarlos allá, y posterior-
mente, venían los de Aguililla; los Hermanos Mén-
dez.
—Dos días se hacían de Coalcomán para allá.
—Jugaban los ocho días.
—Son los galleros que se distinguieron aquí,
porque tenían gallos finos y jugaban todo el dine-
ro que llevaban en costales llenos de pura plata,
ellos traían hasta sus cargadores de dinero que
acomodaban en montoncitos de a veinte pesos,
jugaban sus peleas en efectivo.
—Y también había un maestro que estuvo
aquí, que fue mi maestro que en paz descanse, el
Profesor Luís Torres Osorio.
—Él fue uno de los maestros que se distin-
guieron porque le gustaban mucho los gallos.
—Era amarrador y soltador, también tenía su
criadero de gallos.
¿Qué plazas memorables recuerda usted en
su vida como gallero?
—Yo, cuando salí de Coalcomán y me fui a
Jiquilpan, empecé a salir a toda la república.
—Recuerdo muy bien que me contrataban
como amarrador y soltador.
—Fui a soltar a Zacatecas; a Ensenada; a Te-
cate; en Hermosillo; en Ciudad Juárez; en Aguas-
calientes amarrando y soltando; en León; en Joru-
quilla, Querétaro; en Acapulco; en Pinotepa Na-
cional, Oaxaca.
—De ahí regresamos a Colima, allí estuve sol-
tando en el Mega Palenque.
—Le llaman así porque no hay en la república
o en el mundo, un palenque al que le quepan nue-
ve mil personas.
—Recuerdo muy bien que jugamos un com-
promiso de siete peleas a un norteamericano que
estaba en Guadalajara y nos tocó ganarle y de
allí, nos fuimos a Jiquilpan.
—En Tepatitlán, jugamos.
—Conservo el magazine donde participamos
en un Derby Intercontinental donde se presenta-
ron los mejores partidos de Estados Unidos, repre-
sentados por Jani Jómper, Oscar X, y muchos de
los norteamericanos famosos estuvieron ahí, ga-
namos todas las peleas en ese Derby Interconti-
nental, terminamos a las cuatro de la mañana del
día siguiente, habiendo empezado a las siete de la
mañana del día anterior.
—Yo tengo cuando me entregaron el recono-
cimiento con un trofeo de más de un metro de
altura y lo conservo en mi casa de Jiquilpan.
—Tengo la revista que me acredita como ga-
nador, la foto con mi esposa; del que me manda
los gallos de Estados Unidos, con su esposa;
Mihail que era el amarrador y otro muchacho que
iba acompañándonos a dicho Derby.
—Ese es más o menos un pormenor.
—A Las Lomas cerca de Acapulco, en Guerre-
ro.
—Yo cogía el avión y me presentaba a la hora
de empezar las peleas, amarraba y soltaba y me
regresaba al día siguiente, nunca perdí la presen-
cia como director en la escuela “Aureliza Marín”,
de la que tengo muchos recuerdos y muy bonitos,
me estiman los maestros que están ahí,
¿Qué se necesita para ser
un buen soltador?
—Para ser un buen solta-
dor, necesita la habilidad y la des-
treza en el momento nece-
sario, cuando los gallos
están peleando ya con su navaja y se están hirien-
do profundamente.
—El soltador necesita ser una persona que
conozca las condiciones físicas de su gallo y las
del adversario, y en un momento dado, calmar a
su gallo para que se recupere tantito y como son
de sangre muy fina, un buen auxilio de los solta-
dores que tiene y todo, puede ganarse la pelea, si
la persona en el momento dado, no presta la ayu-
da que necesita su gallo, el gallo carece de apoyo
y pierde la pelea.
¿El soltador le transmite a su gallo su tempe-
ramento?
—Sí, eso se ha constatado, si tú, cuando vas a
soltar un gallo te sientes nervioso y no te sientes
contento, muchas de las ocasiones, porque jue-
gan los dueños de los gallos, cantidades muy fuer-
tes de dinero y tú estás entre la espada y la pared,
un error que cometas se puede perder todo ese
dinero y quedas mal tú con la persona a que le
estás sirviendo.
—Nos acaba de suceder eso en julio del año
pasado (2010).
—Estando cuidando yo en Perris, California
una percha, para venir a jugar acá en Guadalaja-
ra, trajimos los gallos escondidos por un amigo de
Tijuana, de ahí volamos a Guadalajara, los man-
tuve dos días en descanso y auxiliándolos, nos
presentamos en un encuentro contra el mejor
partido contrincante que hay a nivel na-
cional y que es el de Parral, Chihuahua,
—Sí, es necesario que estés tranquilo, que
le des confianza al gallo, porque muchas de
las ocasiones, nosotros como
soltadores, que nos invitan y
nos pagan por hacer el traba-
jo, necesitamos transmitirle
al animal, confianza para
que responda positivamente,
porque si no, no se siente el
gallo a gusto.
—En Tlaquepaque, empezamos la primera
pelea y me la ganan, la segunda la gano yo, la
tercera la pierdo, la cuarta la gano, la quinta la
pierdo y la sexta la gano, íbamos tres a tres.
—En ese encuentro es cuando se ponen
nerviosos los soltadores, porque se estaban ju-
gando ventajas de trescientos mil dólares, esa
vez, salieron los gallos, mi gallo le gana arriba, le
pega al otro gallo, le da una puñalada muy fuerte
por el pie del cuello, le rompe una pata, se queda
desmayado por unos segundos el otro gallo, se
nombra gano el soltador.
—Los acomodan en las raya, el otro gallo con
los ojos cerrados le dan un jalón, abre los ojos y el
soltador de nosotros para lucirse, aventó al gallo
a que lo rematara, se agarraron a la mordida y el
otro gallo hace un tiro de muerto y se lo encesta
al pie del lado en el corazón a mi gallo, da la vuel-
ta y cae bien muerto y se van a las rayas, los dos
soltadores tenían los gallos bien muertos, el que
lo soltara, perdía la pelea, no quieren soltar, el
juez tiene toda la autoridad y dijo tablas la pelea.
—Esos son errores que solamente se pagan
con dinero, del que perdimos de ganar una canti-
dad muy fuerte por un error.
—Ahorita, estamos saliendo a jugar constan-
temente a Las Lomas, Jalisco, en un palenque re-
gistrado que se juega todo el año, ca-
da ocho días, cada quince días se está
jugando, entra el que quiera participar,
en ese Derby puede hacerlo, única-
mente tiene que llenar los requisitos
necesarios en el aspecto econó-
mico, pagar su entrada y lle-
var los dispositivos para ju-
gar las peleas, y si tiene
buena suerte, pues gana,
ahí se juegan los mejores
gallos a nivel nacional,
que son traídos casi siempre de Estados Unidos,
que son de norteamericanos que se dedican a
criar gallos muy finos.
—Tengo en la casa de usted, --se refiere a mí,
el entrevistador--, gallos de propiedad de un ahi-
jado mío, que le han costado mil dólares cada ani-
mal, para hacer ese tipo de jugadas, como juegan
mucho dinero, tiene oportunidad de ganar, y tam-
bién se puede perder, porque van en las mismas
circunstancias, nadie quiere perder.”
Don Margarito: ¿Ha disminuido la fiesta del
gallo?
—La fiesta del gallo ha disminuido en un por-
centaje muy elevado, podemos decir, un 50 %
ahorita se juegan gallos dondequiera, se juegan
gallos, por decir, de mil pesos mexicanos, dos mil
pesos mexicanos en un Derby de 8, 10 ó 15 parti-
dos, porque desgraciadamente, ya ve la economía
cómo está a nivel mundial, y donde quiera hay
problemas de carácter económico.
—Y ha disminuido porque anteriormente ju-
gaban compromisos mano a mano, y ahora optan
por jugar las formas de trabajar de 20 partidos, y
el que gana más peleas se lleva el monto de to-
dos, y es muy desventajoso, de los 20, te van a
tocar cinco partidos distintos, veces empezar a
jugar a las dos de la tarde, y estás terminando de
jugar a las tres, cuatro, cinco o seis de la mañana,
el ciclo de cuida del gallo es de las doce de la no-
che, y de allí en adelante, el gallo necesita es-
tarlo apoyando, por muchas cosas,
para que a esa hora esté en acti-
vo para poder presentar buena
pelea.
¿Cómo se adiestra a un gallo?
—Todo gallo, cuando lo empieza
uno a preparar, en primer lugar lo
que hacemos, los que nos dedica-
mos al cuido del Gallo, es despara-
sitarlos completamente, interno y externo, digo
interno porque traen lombrices y parásitos en el
estómago, externo porque traen gorupo, piojo,
chinche o alguna otra cosa.
—Después de hacer ese trabajo, se em-
pieza a dar una comida preparada a base de gra-
nos selectos que le llamamos, vitaminas, minera-
les y proteínas, y yo, a mi persona me gusta cui-
dar a los gallos, haciendo un preparado que lleva
manzana, plátano, zanahoria, apio y leche.
—Hacemos ese preparado, ahí le pongo la
vitamina en polvo y lo licuo, y se lo pongo a todos
los granos por una hora para que lo absorban y se
suavice, y el gallo tenga menos trabajo en su mo-
lleja para estar digiriéndolos.
—Así es como empieza uno día a día, hasta
terminar 22 días, a los 22 días, el gallo está en
condiciones favorables para jugarlos.
—Antes no, porque el trabajo que les damos
es mucho muy fuerte.
—Termina la entrevista con comentarios de
que al entrevistador, cuando desde que era niño,
también le han gustado los gallos que veía clan-
destinamente, en su tierra natal Zitácuaro, los
días jueves de cada semana por la tarde, en un
terreno baldío, hoy calle Abasolo Sur, en la Heroi-
ca Zitácuaro, Michoacán.
—Don Margarito Martínez Orozco, está casa-
do con la señora Altagracia Contreras Sánchez,
también originaria de Coalcomán, ahora de Váz-
quez Pallares, Michoacán. Procrearon a: Tzetzán-
gari Margarita; Mijail Uriel; Marcela Essio; Livier
Yadira; Margarito, infante fallecido y a Jesús
Erick.
—Algunos viviendo en la ciudad de Jiquilpan,
Michoacán, y otros en éste lugar.
—A algunos de ellos, sus hijos, les gusta la
fiesta del gallo.
—Él, Margarito, tiene el afecto, el respeto y
el apoyo de su familia, tronco vital en el derrotero
de su vida profesional y de su profunda emoción:
las peleas de gallos, herencia cultural de su padre,
Don Ignacio Martínez Torres, como el néctar rojo
de la vida que corre ahora por las venas de sus
nietos, que hipnotizados, escuchan a los gallos
cantar en la madrugada, aletearle al sol al des-
puntar y gritar cuando los gladiadores empluma-
dos, se encuentran suspendidos en el viento, pa-
taleando con sus navajas para defender su vida.
—Agradezco la colaboración de don Margari-
to, para rescatar parte de la fiesta del gallo, algu-
nos de sus principales personajes en su pueblo
natal, y la fantasía de la apuesta en dinero cons-
tante y sonante con monedas de oro y plata, las
que sonaban hermosamente, cuando las lanzába-
mos girando de cara al sol, emitiendo un fino so-
nido, peculiar en las monedas auténticas.
El autor.
Profr. Juan Medina Villegas.
(1954—2013)
Centro Regional de Comunicación Educativa Nº 5 Coalcomán, Michoacán.
Mina 118 “A” Colonia Centro
Director. L.E. Martín Manuel Olguín.
Programa Materiales Sencillos e Impresos Programa Investigación Educativa.
Auxiliar Técnico Pedagógico Ing. Álvaro Neycel Manuel García.
Programa TV y Video un Auxiliar Didáctico.
Auxiliar Técnico Administrativo T.F.C. Ariadna Alejandra Medina Rivera.
Guiones Radiofónicos.
E-mail: comunicocoalcoman@prodigy.net.mx Facebook: Comunicación Educativa de Coalcomán
Coalcomán, Michoacán a 12 de septiembre de 2013.