Post on 12-Jan-2016
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Análisis de la política Contemporánea.
Ernesto Laclau, Nuevas Reflexiones sobre la Revolución de nuestro tiempo
Stavale Santiago
En éste trabajo Ernesto Laclau parte de una crítica a la “racionalidad moderna”, y
específicamente se propone realizar una critica a los argumentos centrales de la teoría
marxista que a su entender poseen una inconsistencia argumentativa basada
fundamentalmente en su impronta determinista. Desde una posición pos-marxista el
autor discute con lo que el llama “marxismo clásico” y con la idea del comunismo como
sociedad transparente y ultima en el que se suprimirían los antagonismos y por ende la
política.
Laclau deconstruye el núcleo de la teoría marxista haciendo referencia a dos pasajes de
Marx: el Prefacio a la Contribución a la Crítica de la economía política y El Manifiesto
Comunista. Laclau afirma que de la contradicción entre la relación entre Fuerzas
Productivas y Relaciones de Producción (eje explicativo del avance de la historia en el
primer texto) no se desprende logicamente la “lucha de clases” (eje de la segunda obra).
Ambos tienen estructuras distintas, por lo que el autor se pregunta cual es la posibilidad
de articularlas lógicamente:
Según Laclau en el caso del núcleo “Fuerzas de Producción-Relaciones de Producción”
la relación es una contradicción SIN antagonismo: El crecimiento de las fuerzas
productivas se torna incompatible con el tipo de relación productiva; esta relación
contradictoria se supera mecánica, automáticamente sin implicar necesariamente
antagonismos.
En el caso de “lucha de clases” la relación es un “antagonismo SIN contradicción”: el
antagonismo entre el capitalista y el trabajo asalariado (en torno a la plusvalía, por
ejemplo) no significa necesariamente una relación de contradicción.
Para Laclau antagonismo no significa necesariamente contradicción. Aquí la diferencia
con la dialéctica hegeliana se torna central: Si en ella el movimiento dialéctico (interno)
predetermina a partir de la superación, las formas subsiguientes en el caso del
antagonismo, esta conexión interna no existe. El antagonismo para Laclau supone un
ámbito externo, factual y continente.
Para el autor entonces de las relaciones de producción capitalistas no se deriva
lógicamente un antagonismo, este ultimo es fruto de algo que va mas alla de esa
relacion logica, con algo exterior que lo constituye. De este modo en “el obrero” juegan
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múltiples identidades que no se reducen a la relación de producción. (Acá el autor pone
el ejemplo del obrero como consumidor que puede discutirse).
En éste punto el antagonismo adquiere centralidad: una “objetividad social” niega a
otra. Ahora bien, como ésta contradicción antagónica nos e supera internamente (como
supone la dialéctica hegeliana-marxista) la negacion no es necesariamente superada y
no solamente eso, sino que pasa a ser constitutiva: de esto se deriva la imposibilidad de
que una identidad y orden social unicos y autodefinidibles sea imposible de objetivarse.
La objetividad es imposible para Laclau.
La relación de “bloqueo y afirmación” constante, simultánea, es lo que el autor llama
“contingencia” y es lo que vuelve al orden social “indecidible”. Aquello que constituye
al orden social es el antagonismo: la existencia de una posible amenaza que disloca la
estructura existente.
De esta manera lo político es constitutivo de lo social (no deriva de cualquier otra
instancia) por lo que ningun actor social puede reclamar una posición privilegiada en la
sociedad. los antagonismos son múltiples, al igual que las identidades, siempre
contingentes. de aquí que el concepto de “clase” como actor social y político central
pierde status.
Para el autor, la transformación de la estructura a partir del antagonismo no viene dada
por la acción de un sujeto en particular (tal como afirma el marxismo). por el contrario
no puede definirse a priori qué sujeto será el protagonista del antagonismo (acá discute
directamente con el reduccionismo y determinismo de clase del que acusa al marxismo).
la crítica fundamental que se deriva del argumento es que la teoría de clases en el
marxismo no da cuenta de la heterogeneidad social que existe por fuera de la
contradicción principal entre burguesía y proletariado.
Laclau se asienta entonces sobre la base de cuatro características que constituirían las
relaciones sociales: que son contingentes, que son y están definidas por el poder, que
son históricas y que se constituyen en el terreno de lo político. Por ende no hay nada que
lleve a pensar que la lucha de clases es la única forma en que puede ordenarse el
conflicto.
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