Post on 05-Aug-2021
RELATO DE UN NÁUFRAGO
Candela Muniategui
Gala Navarro
Aina Pascual
3r D
2019/20
ACCIDENTE DE AVIÓN EN EL
AMAZONAS Se estrella un avión en el Amazonas procedente de
Canadá
El miércoles 27 de Agosto de 2016, un avión procedente de Ottawa, la capital de
Canadá se estrelló en medio del Amazonas, camino a Río de Janeiro. Llevaba 130
viajeros, entre ellos la periodista Noa Smith, encargada del caso de asesinato en las
pasadas olimpiadas.
El accidente aún se está investigando, pero se cree que se estrelló a causa de un
fallo técnico del motor del avión, que hizo que cayera en picado en medio de la
selva del Amazonas. El accidente ha causado la muerte de 129 pasajeros, entre
ellos, 24 adolescentes de nacionalidad Canadiense.
Sólo la periodista Noa Smith ha sobrevivido a ese terrible accidente después de
pasar un infierno durante 4 días incomunicada en la selva.
RELOJ INTELIGENTE
EL RELOJ QUE TE
PUEDE SALVAR LA
VIDA
CON ESTE RELOJ SE PUDO RASTREAR Y ENCONTRAR A UNA
PERIODISTA EN MEDIO DE LA SELVA DEL AMAZONAS.
EN CUALQUIER LUGAR LO PODRÁS UTILIZAR
RESISTENTE A TODO TIPO DE CONDICIONES
CLIMATOLÓGICAS
ENTREVISTA Noa Smith, una semana después de ser rescatada de la selva del amazonas ,
decide venir a contarnos su asombrosa experiencia entre esos bosques
¿ Por qué razón viajabas hacía Brasil?
Yo me dirigía a Río de Janeiro, a documentar un asesinato que se produjo en los
pasados juegos olímpicos.
¿ Cómo fue tu reacción al ver que eras la única superviviente?
Primero no me lo podía creer, no era consciente apenas de la gran suerte que había
tenido. Me dolió mucho ver a toda esa gente en el suelo, y me sentía impotente,
porque no los podía ayudar de ninguna manera. Sobretodo me dolió ver a mi
compañero, con el que había trabajado miles de veces, y con el que me dirigía a
investigar ese caso.
¿Qué fue lo primero que hicistes?
Lo primero que hice fue buscar el botiquín de emergencias que llevábamos en el
avión, ya que en el terrible aterrizaje, me había clavado un hierro de la silla, y me lo
tenía que curar inmediatamente, porque sinó me iba a desangrar.
¿ Que decidiste hacer en cuanto te diste cuenta que no te podías comunicar
con nadie?
Lo primero que hice fue irme de allí, ya que no podía estar más tiempo rodeada de
toda esa desgracia, por lo tanto cojí tantas provisiones como quedaban en buen
estado y partí camino hacia ningún lugar, con la única intención de encontrar algún
poblado o algo donde me pudiera comunicar con el exterior.
¿ Que objetos llevabas encima?
Llevaba una mochila bastante grande, que me fue de gran ayuda para meter mucha
comida, también llevaba conmigo una botella de agua con filtro para quitar las
bacterias del agua y que se mantuviera en temperatura ambiente, el botiquín del
avión, y el kit de emergencias con una linterna y una pistola de bengalas y por
último llevaba mi reloj inteligente que si no fuera por él ahora mismo no estaría aquí
con vosotros.
¿Como superaste el segundo día?
La primera noche fue muy dura, me sentía sola, tenía miedo de la oscuridad, oía el
ruido de los animales y me asustaba, hacía frío, pero por suerte, tenía una chaqueta
que encontré en medio de las ruinas del avión. Me senté en el suelo a esperar a que
se hiciese de día.
El segundo día fue fácil, había dormido y tenía fuerzas para empezar a caminar y
encontrar alguna forma de comunicarse. Tenía comida y agua suficiente para
sobrevivir, así que caminé hasta que se hizo de noche. En ese instante empezó a
llover, y corrí hasta refugiarme en una cueva para no mojarme y constiparme.
Cuando entré, me senté para descansar y reponer fuerzas después de haber corrido
casi 1 kilómetro. Abrí la mochila para sacar la linterna y cuando la encendí, vi que el
techo de la cueva estaba lleno de murciélagos y salí otra vez corriendo hasta llegar
a un lugar a salvo.
¿Y el tercero?
Al final se hizo de día y me puse otra vez, a caminar. Tras caminar varios kilómetros
me encontré una pantera y me puse a correr como en mi vida, hasta que encontré
un árbol y salté para escalar. Me quedé allí mucho tiempo, ya que tenía comida,
agua y estaba cómoda. La pantera estuvo allí durante unas horas, esperando que
bajase y me pudiera comer, pero yo, muy asustada me quede allí para esperar a
que se fuese, y sin darme cuenta se hizo de noche.
¿Cómo consiguieron contactar contigo?
Yo desconocía por completo todas las funciones de mi reloj, pero me dijeron que mi
reloj le enviaba a la fábrica mis pulsaciones, entonces la fábrica se puso en contacto
con el equipo de rescate para comunicarles que estaba viva y enviarles las
coordenadas de donde me ubicaba en esos momentos, pero fue difícil que me
encontrarán porque yo me iba moviendo y ese lugar es de muy difícil acceso para
los helicópteros por su abundancia de naturaleza
¿ Como fue el dia del rescate?
Cuando me levanté lo di todo por perdido, se me estaba terminando la comida y no
me quedaba agua apenas, estaba muy asustada por si me volvía a encontrar con
esa pantera, pero decidí aguantar todo lo que pude con esas sobras para no tener
que bajar. De repente, sobre las dos del mediodía, empecé a oír hélices de
helicópteros pero pensaba que eran imaginaciones mías ya que pensaba que era
imposible que me pudieran haber encontrado. De repente oí mi nombre y me alegré
muchísimo. Bajé del árbol donde estaba a toda prisa y un equipo de rescate había
venido a por mi, para devolverme a casa, estaba muy feliz!
LA SUPERVIVENCIA DE NOA SMITH
Candela Muniategui, Aina Pascual i Gala Navarro
29/04/2020
El 17 de septiembre de 2016, fui a casa de mi abuela porque al día siguiente la iban
a operar de la rodilla y estaba muy asustada por si algo no salía bien. Mi deber era
tranquilizarla. Además estaba muy preocupada por mi viaje a Brasil y como la
mayoría de abuelas, me cocinó medio supermercado para mi.
Al cabo de unas horas, salí de casa de mi abuela y fui a ver a mis padres y a mi
hermana pequeña y tambien me despedí de ellos por una semana y les dije que
cuidaran por mi, de la abuela. Por último, fui a ver al chico que me gusta, y mientras
iba decidí que cuando volviera de este viaje, si me armaba de valor, le diría lo que
siento.
Finalmente, llege a mi casa y me dispuse a preparar la maleta y a cenar algo de
comida que me había preparado mi abuela. Después de cenar y ver un poco la
televisión me puse a dormir porque al día siguiente tenía que levantarme a las 6 de
la mañana.
Cuando me sonó la alarma, me puse muy nerviosa, empecé a coger todos los
papeles y documentos para viajar porque era muy importante no olvidarlos, pero lo
más importante era coger el expediente del asesinato en Río de Janeiro porque sino
mi viaje sería en vano. Me vestí y me arreglé, seguidamente llamé a un taxi que me
llevó hasta el aeropuerto y llegué justo cuando abrieron la mesa para facturar mi
maleta. La chica quería facturar todo lo que llevaba, pero no podía permitir facturar
la mochila donde llevaba los documentos del caso del asesinato y la comida de mi
abuela, así que le pedí por favor, que me lo dejara entrar al avión y así fue, pero en
el control de seguridad me pusieron muchos inconvenientes ya que no se puede
llevar comida de fuera. Finalmente los pude convencer y me dejaron entrar. Una vez
ya había pasado todos los controles me fui a comprar un café para despertarme un
poco y me di cuenta de que me había dejado los auriculares en casa, así que me
compré unos con una revista para entretenerme.
Ya eran las 9, abrieron las puertas de embarque y me puse a la cola para entrar.
Una vez dentro del avión, me senté y me quedé embobada viendo como las
azafatas nos explicaban lo que debíamos hacer en caso de emergencia e instantes
después, se puso en funcionamiento el avión.
Cuando el avión despegó, decidí echar una cabezadita, ya que me esperaban
nueve horas de vuelo hasta llegar a mi destino, y quería estar fresca para todas las
entrevistas que quería realizar.
De repente un fuerte olor a quemado me hizo levantarme, miré por la ventana y vi
que el motor del avión echaba humo y me puse a gritar. Las mascarillas de oxígeno
salieron disparadas del techo y todo el mundo a mi alrededor se puso a gritar y
entramos en pánico. Las azafatas no venían a tranquilizarnos, y eso me dió a
entender que las cosas no pintaban nada bien. Así que decidí actuar por mi propia
cuenta. Coloqué mi mochila llena de documentos y comida de mi abuela en frente
mio para poder amortiguar el impacto y a mis lados coloqué los cojines y las mantas
que tenía debajo mio. Empezamos a caer en picado y solo oía gritos y llantos,
nunca había estado tan asustada. i Estaba al borde de la muerte ! A partir de ahí ya
se me nublan los recuerdos, ya que seguramente impactamos contra el suelo y me
quedé inconsciente durante un buen rato.
Cuando me desperté, estaba tirada en medio de ruinas, de hombres y mujeres que
habían viajado conmigo que no sabía si estaban vivos o no habían sobrevivido al
golpe, y lo peor fue ver a mi amigo. Con el que iba a hacer la investigación, con el
que había estudiado miles de noches para graduarnos, y vivir por fin nuestro sueño
de ser periodistas para viajar y investigar juntos. Me acerqué a él, le medí el pulso, y
supe que estaba muerto. Estaba destrozada, pero no podía quedarme allí, tenía que
encontrar la manera de comunicarme, y lo más importante, curarme la herida que
me había hecho tras el accidente. Me puse a buscar el botiquín que llevábamos en
el avión. Tardé un buen rato, ya que todo estaba tirado por el suelo, y era difícil de
encontrar algo, pero cuando por fin lo encontré, me aparté de ese desastre y me
senté para desinfectar la herida.
La primera noche fue dura, me aterraba que nunca me encontraran, hacía mucho
frío y estaba sola, se escuchaban ruidos, me sentía vulnerable. Me senté en el suelo
y esperé a que se hiciera de dia.
El segundo día, fue más fácil, pude dormir mejor y tenía suficiente fuerzas, así que
caminé durante horas. Durante el camino pensaba si servia de algo lo que estaba
haciendo. Tal vez estaba caminando sin rumbo alguno y lo único que hacía era
cansarme durante mis últimas horas de vida.
En ese instante, me encontré un mono, pero no era un mono cualquiera. Me había
encontrado con más durante el camino, que saltaban por los árboles, jugaban entre
ellos, pero este era diferente. Estaba tumbado en el suelo, así que me acerqué y vi
que sangraba. Tenía una herida muy grande en la pierna, se veía que estaba
sufriendo, así que saqué el botiquín para salvarlo. Cuando ya estuvo bien, después
de ponerle una venda en la pierna, saltó feliz para abrazarme. Luego, siguió con los
demás de su especie. Fue entonces cuando decidí que no podía parar, debía
intentarlo, y no rendirme. Si ese mono se hubiese rendido, ahora estaría muerto,
pero estaba con todos sus amigos. Al final se hizo de noche, y empezó a llover.
Corrí hasta refugiarme en una cueva para no mojarme ni constiparme. Al llegar a la
cueva saqué la linterna y al instante de encenderla me di cuenta que el techo estaba
lleno de murciélagos así que salí corriendo hasta encontrar un sitio a salvo.
El tercer día, en el momento que amaneció empecé a caminar de nuevo durante
horas, aún tenía suficiente comida y agua como para sobrevivir.
Llegué a un sitio precioso lleno de árboles con vistas impresionantes así que decidí
dormir ahí esa noche, coloqué mis cosas y fui a dar una vuelta para ver si
encontraba algo para comunicarme.
Empezó a anochecer así que volví donde tenía mis cosas y cuando llegué me
encontré con un pantera que estaba rodeando mi mochila, cogí una piedra y la lancé
lejos y como esperaba la pantera salió detrás del piedra, cogí mis cosas en cuestión
de segundos, subí a un árbol aterrada, la pantera se quedó unas horas dando
vueltas al árbol con intención de subir y comerme. Tenía suficientes recursos me
quede unos días refugiada ahí.
Al cabo de dos días la comida, el agua y mis esperanzas de salir viva de ese
bosque se acababan, no sabia que mas hacer. Empecé a tener alucinaciones, me
dormía, me despertaba y soñaba cosas extrañas. También pensaba en mi vida en
Canadá, en mi abuela que la operaron el día que me fuí. Lo único que quería, como
es normal en estas situaciones, era ver a mi familia y hablar con ellos.
Sobre el mediodía del sexto día, de repente empecé a escuchar hélices de
helicópteros que volaban a mi alrededor, pero no estaba segura si eran
alucinaciones mías por falta de hidratación o desnutrición, pero de repente empecé
a escuchar mi nombre desde diferentes voces. Fue entonces cuando me di cuenta
de que venían a por mi.
No me creía que me hubieran encontrado, mi sonrisa era de oreja a oreja y mi
corazón latía a mil por hora. Cuando escuché mi nombre no me lo podía creer, grité
con todas mis fuerzas, bajé del árbol y ahí estaba un equipo de rescate, fue un
milagro que me encontraran. Nunca en mi vida había estado tan contenta. Eran 4
helicópteros, con 4 personas en cada uno. Había médicos, periodistas y policía. Lo
primero que hicieron fue darme comida y agua, ya que hacía un día que se me
había terminado. Más tarde me metieron en un helicóptero y fuimos hasta un
hospital. No sabía dónde estábamos, si en Canadá, en Brasil, o en algún otro lugar.
Lo que sé es que me trataron muy bien, no me dejaron sola en ningún momento,
siempre había médicos que me hablaban, y además me dejaron un teléfono para
llamar a mis padres. Cuando oí su voz me puse a llorar, no me podía creer que
estuviese hablando con ellos. Me dijeron que estaba en Brasil y que en unos días
me dejarían volver a casa. Tenían razón, en cuanto me curaron la herida que me
hice y vieron que estaba estable, me dejaron ir. Al salir del hospital, me esperaban
más de 50 periodistas con cámaras, preguntándome cosas del accidente, pero la
policía me llevó rápido hacia un coche que esperaba en la entrada del hospital,
porque no querían que me pusiera nerviosa con tanta aglomeración de gente
preguntando por mi. La verdad es que no me estresé en ningún momento con esos
periodistas. Yo me dedicaba a eso, había estado miles de veces allí, rodeada de
gente, aguantando los empujones de los demás periodistas que querían hacer
preguntas. Aunque siempre había sido al revés. Yo era uno de ellos, yo hacía las
preguntas.
Estuve más o menos una hora en ese coche, hasta que salí y vi que había llegado a
un aeropuerto. Eso me hizo recordar cuando llegué al aeropuerto de Canadá, para ir
a Brasil.
Estaba nerviosa, y tenía miedo. Supongo que es lo normal después de haber tenido
un accidente de avión, pero subí y el trayecto se me hizo muy corto, porque los
médicos me dieron unos tranquilizantes para que pudiera dormir durante todo el
trayecto de avión y no sufriera ansiedad. Solo pensaba en mi familia, y en que por
fin los iba a ver después de pasar tantos días sola en medio de la selva. Al bajar del
avión me sorprendí mucho ya que me estaban esperando a pie de pista, como a los
famosos. Eso fue muy impactante ya que al ser una simple periodista nunca había
pasado por algo así, pero en ese momento sentí mucho apoyo por parte de la gente
y también empatía hacia mi, y la verdad que me reconfortó muchísimo. Estaba mi
madre, mi padre, mi hermana, mi abuela y algunos amigos más. Me puse a correr,
ellos también corrían, pero mi abuela se quedó atràs ya que estaba convaleciente
por su operación de rodilla e iba en silla de ruedas y no se podía mover. Les di un
fuerte abrazo mientras me saltaban las lágrimas de la emoción. Ver que mi abuela
había salido de la operación con éxito me puso muy contenta y el abrazo que me dio
me recordó a cuando tenía 10 años y ella me cuidaba cuando estaba enferma, en
ese momento supe que volvía a estar en casa.