Post on 31-Jan-2016
Cincuenta días después de la Resurrección de Jesús, María y los discípulos de Jesús se reunieron durante la fiesta de la cosecha, llamada Pentecostés.
De repente sintieron una fuerte ráfaga de viento y vieron que unas lenguas de fuego se posaban sobre cada uno de ellos.
Y se pusieron a hablar de Jesús a todas las gentes.
Entonces recibieron el Espíritu Santo de Dios padre, como les había prometido Jesús.
El Espíritu Santo nos impulsa a querer a los demás, habita dentro de nuestro corazón, nos impulsa a amar, ayudar, compartir, perdonar rezar, estudiar…
El Espíritu Santo es el que nos lleva con Cristo al Padre; es el que nos une a todos sin distinción de razas ni pueblos y nos hace sentir hijos del Padre Dios.
Te damos gracias, Jesús, porque cumpliste la promesa de
enviarnos el Espíritu Santo.