Primera parte de los Pensamientos morales de Plutarco / traducidos ...

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PRIMERA PARTE

DE LOS

PENSAMIENTOS MORALES

DE PLUTARCO.TRADUCIDOS DEL FRANCES

AL CASTELLANO

PORD. Enrique Ataide y Portugal.

TOMO DECIMO. Biblioteca PixeLegis. Universidad de Sevilla.

CON LICENCIA,

En Madrid , en la Oficina de AZNAR.

AÑO M.DCCC.III.

Se hallará en la Librería de Castillo,frente á las gradas de S. Felipe.

1

o

, 5 _

C5]

PENSAMIENTOS MORALES

DE PLUTARCO (1).

El amor propio hace que ca-da uno es para sí el primero , y

(r) Én la traduccion de los Pen-samientos escogidos de Plutarco , nome he sujetado á toda la precisionque hubiera guardado si hubieraemprehendido la traduccion de susobras , ó de alguno de sus tratados.Era menester dar sus ideas , masbien que sus expresiones `r, pero sime he tomado alguna libertad, hasido con mucho cuidado.

A 3

[ 6 3el mayor de los aduladores. Noes , pués , de maravillar , que sedé con gusto entrada á un adu-lador extraño , porque se le mi-ra como un, garante de la bue-na opinion que nos hemos for-mado de nosotros mismos , y sutestimonio sirve para fortificar to-davía mas las ilusiones de la va-nidad.

I II

La Sabandija , que se alimen-ta de sangre , huye de los, cuer-pos , en los quales está helada.Quando la bolsa y la cocina es-tán , la una vacía , y fria la otra,desaparecen los aduladores. E stosson sabandijas que se pegan á lagloria y al poder , y allí prospe-ran ; pero marchan , y desapare-cen en los rebeses de la fortuna.

[ 7

I I.

En las ocasiones que necesi-tamos de amigos , es dolo-roso conocer que eran falsos losque teníamos. , Entonces no es yatiempo de cambiar el hombrepérfido y ligero , por un amigosólido y seguro. Lo mismo su-cede con los amigos , que con lamoneda ; antes de usar de ellos,es preciso ensayarlos , y no es-perar para hacer esta prueba , almomento crítico de emplearlos.Para impedir que el adulador noshaga mal , es preciso probárle,y aprender á conocerle : será de-masiado tarde el haberle conoci-do á costa nuestra , por el malque nos habrá hecho. Entoncesnos sucederá lo que á aquellos

A 4

C 8 3desgraciados , que no conocen elveneno sino guando ya le tienenen sus entrañas , y que confir-man con su muerte el juicio queacaban de formar.

I V.

Yo ño pienso como esos hom-bres austéros , que no admitenen la amistad sino lo que ellatiene de honesto y útil. Desdeque ven á alguno que introducela gracia en este trato , al ins-tante piensan que es un adula-dor que cogen en el hecho. Elamigo no debe manifestarse du-ro , ni triste , porque la amargu-ra y la austeridad no hacen ála amistad respetable. La decen-cia y la dignidad la acompañan;pero éstas tienen algo de dulce

E 9 3y de amable : las gracias y elplacer habitan con. ella". Dios hamezclado la amistad con la vida,para esparcir en ella la alegría,el gusto y la dulzura.

No hay que apresurarse enmirar corno un adulador al quealaba. La alabanza conviene á laamistad : ella sabe emplearla enla ocasion oportuna , así comoCambien sabe emplear la desapro-bacion : mas bien el humor tris-te , y la inclinacion á vituperar,son contrarios á la amistad , yemponzoñan el trato de la vida.El amigo que vé con qué bene-volencia , y sin reserva , le alabanlo bueno que ha hecho , tomadespues como provechosos los

Do]consejos de su amigo. No lecuesta trabajo el permitirle quelo reprehenda , estando cierto deque solo por necesidad le haráciertas reconvenciones , y le ala-bará con gusto guando lo me-rezca..

Supuesto que el amigo tra-ta , así como el adulador , dehacerse agradable y no se mues-tra avaro de alabanzas , debe ser.dificil el discernirlo ; con tantamas razon , como que si se tra-ta de agradar y servir , freqüen-temente la adulacion sabe exce-der á la amistad. El que vieneá comer de gorra , ya se anun-cia él mismo como un adulador;pero del lisongero que es me-nester guardarse , es de aquel

[ I Ique ho se tiene por tal. Éste es

el hombre á quien no se sor-prehende al rededor de la coci-na , que no mide la sombra delquadrante , para saber la hora decomer ; que no se aprovecha delas ocasiones de regalarse bien;al contrario , es ordinariamentesóbrio ; pero manifiesta curiosi-dad de saber vuestros negocios;busca medio de tomar parte enellos , y quiere absolutamente en-trar en la confianza de vuestrossecretos en una palabra , no esde aquellos hipócritas de amis-tad , de los quales pudieran ha-cerse personages de Comedia:mas bien tiene la gravedad deun personage trágico.

I I.

Él se pica de estar siempre

[ I2)dispuesto , de ser infatigable ylleno de zelo. Como la confor-midad de humor y de carácter,es la que produce y mantiene laamistad como las convenienciasde los mismos gustos y de lasmismas aversiones , son las queempiezan á ligar los hombres ; eladulador sabe prestarse á ello co-mo una materia flexible , y sedá á su gusto la forma y la apa-riencia que necesita para pare-cerse á aquel que se propone imi-tar.

VIII.

Pero véase aquí su mas pér-fida destreza : él sabe que la sin-ceridad es el lenguage de la amis-tad , y que el disimúlo tiene al-go de servil , que ella repugna:de esta observacion procura sa-

E133car partido , y hace como los dies-tros Cocineros , que mezclan enlos condimentos ciertos jugos yácidos , para destruir lo que losmanjares , demasiado dulces , tie-nen de insípido y fastidioso. Élno tiene la verdadera sinceridadque es útil , sino una sinceridadafectada , que escuece y no pica.

I X.

Como el adulador con fal-sis apariencias nos engalla y seoculta , que tenemos que haceres , emplear diferencias (I) paradescubrirle y desnudarle. Nadatiene de estable en su carácter:no trata de llevar un género de

(i.) Plutarco hace conocer en elPensamiento XI, lo que aquí entien-de por emplear referencias.

T41vida de su eleccion , sino de aco-modarse y modelarse por la deotro : él no es él : él no es unhombre solo : él tiene todas lasfiguras : toma todos los colores;y se reviste de todas las formas.Es como el agua corriente , quetoma la forma del canál que larecibe.

x.

Esto es lo que se observa enla conducta de los grandes adu-ladores , es decir , de los adulasdores de los pueblos , de los Ora-dores que los conducen engañán-dolos (i). El mas insidioso de

le.~..........~~~111111111111111111

(i) Hay en el texto demagogues.Yo he explicado en una perífrasis,lo que los Griegos entendían poresta palabra. Significa Conductor del

pue-.44

C151todos , fué Alcibiacls , cocherodiestro , y decidor de bellas frasesen Atenas , donde vivía en el lu-xo y la elegancia : rapado has-ta el cuero en Lacedemonia , ves-tido con una capa grosera , ybañándose en agua fria : en Tra-cia ,, entregado unicamente á loscombates y al vino ; y fastuo-so y arrogante , cerca del Sátra-pa Tisafernes. Él sabía llevar alpueblo , y á todos los que tra-taba , como quería ; hábil en des-pojarse de su carácter , paa re-vestirse del suyo. No fueron ta-les los verdaderos amigues de supatria los Epaminondas y los

pueblo ; pero ordinariamente le to-maban en' mal sentido para señalarlos Oradores que lo engañaban.

[ 16]Agesilaos. Trataron con muchoshombres : vieron bastantes pue-blos diferentes : bien diversas cos-tumbres ; pero conservaron siem-pre el mismo trago , el mismo ré-gimen , el mismo lenguage , yel mismo modo de vivir. Platónfué el mismo en Siracusa ; y enla Académia , el mismo con Dio-'lisio y con Dion.

XL

Decid al ;adulador mal de al-guno de vuestros amigos. \" Oh!29 dirá , bastante tiempo habeis!Y gastado en conocerle ; por mi,»y os confesaré que jamás me ha» gustado." Cambiad de lengua-ge , y poneos á alabar á aquelmismo que acabais de vituperar." Es un hombre á quien quia-

E 1 7 3›, ro , dice al punto , con nadie», tengo tanta confianza corno con›, él." Decidle que quereis mu-dar de modo' de vivir , dexar losnegocios públicos , y entregaronal descanso. " Há mucho tiempo,35 responderá , que debisteis re-,' tiraron del tumulto , y substrae->, rós á la envidia." Dadle á en-tender '1 que deseais volver á losnegocios , y subir. todavía á laTribuna. "Ved ahí una cosa dig--

na de vos , dirá ; dulce cosa,y, es el descanso , pero humilde,

y no procura gloria." Enton-ces podreis decirle : " Mi caro3, huesped , yo os encuentro en23 poco, tiempo bien diferente de3) vos mismo. Yo no necesito de2, un amigo para que mude con,

migo de lugar , y haga todos›, los mismos signos que yo ; es-

Tomo X. •

[ 8to es , hacer lo que baria me:-

27 jor la sombra de mi cuerpo. Yo3, necesito de un amigo , para›) buscar con él la verdad , y de,3 un amigo que me ayude enr y mis deliberaciones." Este es elmodo de coger en el hecho aladulador.

X II.

El adulador no puede hacer-se, semejante al que engafia , ensus buenas qualidades ; pero seencarga de imitar todos sus defec-tos. Hace lo que los malos pin-tores , que no pudiendo retratarlas bellezas del original , buscanla semejanza en las arrugas , lasverrugas y las cicatrices. Lo queél imitará en el hombre de quienquiere apoderarse , será la des-tempianza , la supersticion , el

[19)arrebatamiento , la dureza consus domésticos , y la desconfian-za con sus parientes y sus ami-gos. No sabe sino seguir su na-tural inclinacion , que le lleva átodo lo que tiene de peor ; ypor otra parte , imitando los, de-fectos de los otros , les hace verque está muy lejos de echarselosen cara.

X I I I.

'Si sucede alguna cosa des-agradable al sugeto que adula,no quiere hallarse exénto de pe-nas semejantes ; y será precisoque experimente hasta las mis-mas indisposiciones y enfermeda-des. Si tiene que hacer con al-guno corto de vista , él mismodirá que sus ojos son peores ; yse guardará muy bien de oír

B 2

[ 20)distintamente lo que se habla , sisu hombre tiene duro el oído.Vos le veréis hasta experimentary publicar los accidentes que seocultan. Si aquel á quien adulaes desgraciado con su muger, consus hijos y su familia , no se que-dará atrás él mismo : se quejaráde sus padres , de sus hijos y desu muger : se picará de publicarcontra ellos cosas que se acostum-bran sepultar en el mayor secre-to. He conocido á uno de estos,que repudió á su muger porquesu amigo había repudlado la su-ya. L';',1 fué sorprelmIdido visi-tándola secretamente , y dando-la audiencias clandestinas. 14 es-posa del amigo fué la que lo des-cubrió.

[ 2

X I V.

El adulador no olvida en lassemejanzas que afecta con su ami4go , que no debe representar si-no los segundos papeles : tienebuen cuidado , guando se tratade calidades loables , de quedan.:se inferior , y de dexarle siem-pre la superioridad ; pero en lasreprehensibles , toma el primerpapel Véase , pues , en las con-,formidades del gusto y del ca-:-rácter , la diferencia de un adu-lador y de un amigo.

X V.

El adulador cree que debehacerlo todo para ser agradable:el verdadero amicro hace siem-pre lo que es preciso. A veces

B 3

[ 2 2es agradable , y otras veces esenojoso : él no elige este per-sonage ; pero no lo excusa guan-do cree que el bien de su ami-go lo exige.

XV I.

Que un adulador cambie enhermosura la fealdad , y que ásu hombre le preste una talla ma-gestuosa , guando es pequeño; esuna lisonja que no engaña mu-cho tiempo , ni hace por otra par-te mucho mal ; pero la alaban-za que acostumbra á entregarsesin trabajo al vicio , y sumergir-se también en él con gusto , yque destruye la vergüenza enlas faltas que se cometen , estaalabanza sí que es funesta. Ellacausó la desgracia de la Sicilia,dando á la crueldad de Dioni-

[ 23sio y de Falaris el nombre dejusticia , y de aborrecimiento álos malos. La mayor parte de losReyes , son Apolos , si cantan:Bacas , si se embriagan ; y Hér-cules , si van al combate : ar-rastrados de la adulacion , se su-mergen en toda especie de ogro-brios.

X V I It

No se contentan con emplearpalabras para adular á los Reyes.Mitridátes se creía buen Médi-co , y gustaba de hacer opera-ciones : los cortesanos , para ha-cerle ver la confianza que teníanen su destreza , se dexaban sa-jar y quemar de sus manos rea-les.

B 4

E 41

XVIII.

Alguna vez el verdadero ami-go encuentra á su amigo sin ha-blarle , y sin que éste le di-ga nada ; se contenta con mirar-le y sonreírse. Su mirada mani-fiesta lo que hay en su corazon,y en la de su amigo encuentraun testimonio semejante él pa-sa , pero el adulador corre apre-suradamente saluda desde lejos:pide mil perdones de no haber ha-iblado primero : hace mil jura-mentos ; y pone testigos paraprobar que en esto ha habidofalta' de su parte.

XIX.

41 amigo dexa escapar mu-

[ 1chas pequeñas .cosas en sus ac-'dones , y no se pica en sus ser-vicios de una punttialidad escru-pulosa : no tiene una curiosidadinquieta : no afecta el ofrecerseá toda suerte de funciones ; pe-ro el adulador es siempre cons-tante , y siempre activo : no quie-re ceder á j nadie su lugar : él de-be ser quien haga todos los ser-vicios , y quien espera las órde-nes que se, le den ; y si no lasrecibe , se desespera.

X X.

Vencidos los Lacedemoniospor Antípater , se sometieron átodo lo que quisiera imponerlesde mas duro ; se-mpre que nofuera cosa vergdnzosa. Del mis-mo modo si se presenta la oca-

[ 26sion de hacer un servicio dis-pendioso , dificil , arriesgado , elamigo está pronto á encargarsede él quiere ser el primer lla-mado , y sin pretestar disculpaalguna , no sabe sino manifes-tar el mayor zelo ; pero si se tra-ta de alguna cosa vergonzosa,de le exóneren de ella. El adu-lador hace todo lo contrario. Sila cosa exige fatiga ó peligro , seexcusa ; pero pídansele serviciosbazos , humildes y vergonzosos,al punto está pronto. No debetemerse el abusar de él , por-que en la mano está el pisarle,supuesto que nada le parece du-ro , ni ofensiÑo.

X X I.

Nada hay mas agradable pa-

[ 27ra un amigo , que el ver á ungran número de personas tomarparte en sus sentimientos : amaral que le ama , y que tengan par-te en sus retornos amistosos nobusca , ni trabaja en otra cosasino en multiplicar el número delas personas que estiman á su ami-go , y que lo adoran : piensa quelos bienes son 'comunes entre losamigos , y que de todos estos bie-nes , no hay ninguno que debaser mas comun, que los amigosmismos. Pero el falso amigo, nopudiendo dexar de conocer queinsulta á la amistad , es natural-mente envidioso , y sus sentimien-tos zelosos se vuelven contra sussemejantes , y busca el modo deexcederles en baxas bufonadas.Pero los verdaderos amigos sonaquellos á quienes se empella mas

[ 28en repeler. No los dexa que searrimen ; ó si no puede tenerlosapartados , los agobia de cariciaspérfidas ; los lisongea , les pro-diga falsas admiraciones , y rin-de homenages engañosos á su su-perioridad ; pero , por debaxode cuerda , siembra contra elloscalumnias; porque sabe muy bien,que si la herida se cierra , que-da siempre , á lo menos , la cica-triz.

XXI I.

recia Alexandro , que Io quesobre todo le impedia creer áaquellos que le miraban como árail Dios , era la necesidad dedormir , y la de satisfacer alamor. Echemos nuestras miradassobre nuestros defectos , nuestrosvicios , nuestras imperfecciones,

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--4.

'[ 29 Iy nuestras menguas ; y recono-cerémos que el amigo que nece,-sitamos , no es por cierto el quenos alaba , sino aquel que DOS

habla claramente , que nos hacesus reconvenciones , y que nosdá sus reprimendas.

XXI I I.

Hay pocos hombres que seatrevan á ser sincéros con susamigos , en vez de buscar el mo-do de series agradables. En estepequeño número , es bien dificilhallar los que saben decir la ver-dad como se debe , 'y que en laintencion de ser sincéros , no setomen la libertad de insultarnosy ultrajarnos. Lo mismo suce-de con la sinceridad , que con losotros remedios empleada fuera

3ode propósito , aflige y turba sinproducir bien alguno ; pero siem-pre produce en algun modo condolor , lo que la lisonja con pla-cer.

XXIV.

La reconvencion fuera de tiem-po , no es menos dañosa que laalabanza no merecida : ella arro-ja al que la recibe , á los brazosdel adulador. Es menester tem-plar la sinceridad con la dulzu-ra : es menester que las expre-siones de que se sirve , modifi-quen su luz , la qual , con su res-plandor, causaría un doloroso des-lumbramiento , y obligarían ábuscar la sombra de la adulacion.

X31)

X X V.

Para substraerse al vicio , espreciso reemplazarle con una vir-tud , y no con un vicio contra-,rio : no imitemos á aquellos quese corrigen de la timidez , con ladesvergüenza : de la rusticidad,con la bufonada : de la vergiien-aa , con la insolencia ; y de lablandura , con la ferocidad. Ve-mos gentes que se creen biencorregidas , guando de supersti-ciosas , se hacen ateístas : guan-do de simples , se vuelven ar-tificiosos ; así como esos obreros,poco diestros , que para endere-zar un palo , lo encorban del otrolado.

3 21

1- X VI.

Muchos no quieren , 6 nose atreven , á volver á tomarsus amigos , mientras se hallanen prosperidad : tienen por má-xima , que la felicidad es inac7cesible á los buenos consejos ; pe-ro guando sus amigos caen enJa adversidad , los atacan sin mi-ramiento guando los ven humi-llados y sin defensa , entonces lospisan ; pero guando mas necesi-tamos de amigos sincéros , es.guando nos hallarnos enmedio delos favores de la fortuna. Pocoshombres conservan la presenciade espíritu en la prosperidad : lamayor parte ni::cesitan de la ra-zon agena , porque ya no la tie-nen en si mismos. Es menester

X 33]pisarlos en algun modo con bue,»nos razonamientos , para que sal-ga el viento del orgullo que lostiene hinchados. Mas guando lafortuna ha trastornado y destrui-do sus casas , z no es esta una re-primenda bastante fuerte , queaquella les ha dado , y no es muysuficiente para inspirarles arrepentimiento ? Entonces no haynecesidad de que la amistad leshaga entender verdades amargas,palabras tristes y picantes : en-tonces es cosa muy dulce para¿Hos el volver á encontrar losmiramientos de un mortal bien-hechor que los consuela y anima.

XXVII.•

Aquellos que no sientan losprincipios con respecto á las co-

Tomo X.

C 341sas , sino que fuerzan las cosasá prestarse á sus hipótesis , aun-que , por su naturaleza repug-nen aquellas el prestarse á éstas,embarazan , sin embargo , la fi-losofía con dificultades insupera-bles. Esto es lo que hacen losEstoicos guando pretenden que,excepto el hombre perfecto , to-dos los demás son igualmente vi-ciosos y malos. Tambien todo loque dicen sobre los progresos delhombre en la virtud , debe mi-rarse como un enigma , ó masbien como el colmo de lo ab-surdo. Qué puede hallarse masAbsurdo , en efecto , que colocar,como ellos lo hacen , en el mis-mo grado de maldad á los que*se han despojado de tina vez detodos sus defectos y de todas susdebilidades , y á los que toda-

[351vía conservan todos sus vicios ?

XXVII I•

Si añadis una . pequeña can.-d á otra pequeña cantidad,

dice Hesiodo , y repetís menu-do esta operacion;31egaréis á ha~cer un montón. Esta es constan-te, no solo en las riquezas y otrascosas materiales , sino igualmenteen los progresos de la virtud.

X X I X.

El Oráculo ordenó á los hashitadores de arra: el combatirnoche y dia. Del mismo modo,si podeis daros testimonio de loscombates que noche y dia librais'4 los vicios ; si no abandonassino rara vez vuestro lugar; si

< e 2

X36rellusais constantemente el pres-tar nidos á los deleytes , que soncomo los Reyes de Armas de losenemigos con quienes teneis quecombatir , y que quisieran exci-taros á hacer treguas con ellos,podeis continuar con valor y con-fianza vuestra generosa empresa.Quando os sucediera el interrum-pir alguna cosa vuestros trabajosfilosóficos , si vuestros últimos es-fuerzos han sido mas enérgicos,y mas largos que los primeros,es una dichosa prueba , de quecon el exercicio y el trabajo ha-beis llegado á domar vuestra na-tural indolencia. Pero , por locontrario, es una mala serial quan-do , despees de algunos esfuer-zos de poca duracion , se repo-sa mucho , y se dexa enfriar alprimer ardor.

C 37 1XXX

Lisonjearse de ver una be-.

Ila persona 9 es una sensacion quetodo el mundo experimenta , yno un testimonio de un amor na-ciente. Ló que anuncia un in-cipio de amor , es la impacien-cia y el dolor que causa la au-sencia del objeto amado. Así seven. duchas gentes que encuen-tran gusto en el estúdio de lasabiduría ; y podria decirse tam-bien , que se entregan á él con'mucho zelo ; pero si se apartan:de él. por otros objetos , y laobligacion de acudir á otros ne-gocios los interrumpe , la pasionque habían mostrado se desva-nece , y no se resienten de ha-ber abandonado esta virtud , que

C3

E 3 8 1 -parecía haberlos encantado. Nosucede así con los que la amanfuertemente. Si fuerais testigo desus 'trabajos filosóficos , los veríaisfreqüentemente , en tanto que.son dueños de seguirlos , no en-.tregarse á ellos sino con mu-cha moderacion , y de un modomuy sosegad9 ; pero si' algun obs-,táculo llega á interrumpirlos , en-.tonces es guando se manifiesta elfuego que los anima los veisindignados contra todo aquelloque los aparta de su querido es-túdio : olvidan á sus amigos.: pa-rece que caen en el estupár ; yno tienen otro. sentimiento , queel deséo que les arrastra háciasu pasion dominante y predilecta.

_a

[ 3 9

La prueba mas segura deque se han hecho progresos enla virtud:, es guando ya no sehalla el camino escabroso y es-carpado , sino que se hace dul-ce y facil , corno si con el exer-cicio se hubiera llegado á alla-narle.

X XX I I

Se entra en la carrera de lafilosofía , y algunas veces nos cíe-hamos arrastrar bien lejos de ellapor nuestra propia debilidad. Enocasiones no pueden resistirse losconsejos de los amigos : nos de-xamos mover de la chocarrería;intimidar de las burlas ; no te-nemos fuerza para resistirlas ,

C4

C403nos rendirnos ; y para siempreabandonamos la generosa empre-sa que habíamos' formado. Parasaber si se han hecho verdade-ros progresos en la filosofía , sise persistirá constantemente enseguirla , es menester oír decirsin alterarse : "Ved ahí gentes», de todas edades , que están en›, favor de la Corte de los Re-», yes : ved allí otros que han», llegado á hacer fortuna por

casamientos ricos : Ved estos,á quienes el tropél .rodea yfavorece sobre el empléo que

›, solicitan de Magistrados , y)9 que van á subir á la Tribu...»9 na." Quando se ha podido que-'dar insensible á estos diversos ob-jetos de la ambicion , es ciertoque se ha llegado á ser verda-dero filósofo. Ea efecto , para

C41dexar de ambicionar lo que ad-mira el gran número , es me-nester haber , desde luego , lle-gado á ser un sólido admiradorde la virtud.

XXXIII.

unos por mal humor , ylos' . otros por una especie de de-mencia se. complacen en despre-ciar los hombres ; pero -solo conuna verdadera y sólida sabiduría,se llega á despreciar'- lo que ellosadmiran. En comparando enton.ces los bienes inalterables que sehan procurado,con los que se des-deñan , se tiene una cierta vani-ciad de si mismo', y se dice conSolón " Yo no cambiaré mis», virtudes por sus riquezas la

virtud es un bien sólido las ri-.

[42»9 quenas dé los hombres escapan,

y se complacen con mudar de3> dueño."

XXX I V.

Lo que se conoce y gustaen las flores , es la variedad desus colores , y el suave olor queexhalan. Solo las Abejas saben ex-traer de ellas la miel mas dulce.Así se toma por juego la lectu-ra de los poétas , no, buscandoen sus escritos sino el placer:aquel que sabe hallar y recogeren ellos útiles preceptos y mi.-ras sublimes , ha contraído por elhábito y amor á lo bello la fa-cultad de conocerlo y hacerselopropio. No leer sabios escritossino para admirar su estilo , noes mas que aplicarse al olor yal color de las plantas saludables,

[" 43 3y descuidar y desconocer sus virs,tudes.

X X X V.

El amor. no quiere testigos:.él corona en secreto sus votos,y recoge las dulzuras que le pro.-diga el objeto amado. El que amala sabiduría , se contenta con eltestimonio que él mismo se dáde que su conducta sigue las le-yes de la virtud. Él puede muybien concebir una justa vanidad;pero no se entrega á ella sinoen silencio ; y no necesita , ni detestigos , ni de panegiristas.

XXXV I.

El Labrador gusta de ver lasespigas inclinarse y bambolearsehácia la tierra aquellos que por,

[441ligereza llevan la cabeza levan-tada , juzga que están vacíos , yque solo tienen un orgullo es-teril. Lo mismo sucede con losjóvenes que se entregan á la fi-losofía : estos anuncian canta masvanidad en su parte y en su con-ducta : afectan tanto mas despre-ciar á todo el mundo , y no te-ner miramientos con nadie, quan-to se hallan mas vacíos en ,efec-to ; pero guando llegan á reco-ger los frutos de la sabiduría , yá llenarse de ellos , entonces sedespojan de su insolencia y desu vanidad.

)(XXVII•

El ayre se escapa de un va-so que se llena : el hombre quese llena de verdades útiles , sedesembaraza del orgullo.

[ 45 1XXXVII

El sabio no es agrio ni mor-dáz sino contra él mismo , y esdulce para los otros.

X XXIX.

El tropél que va á iniciarseen los misterios , marcha , y seadelanta con gran ruido : estasson gentes que gritan los unoscontra los otros , y que se em-,pujan recíprocamente' ; pero enel momento que reciben la ini-ciacion , ó se descubren á susojos los sagrados misterios , ob-servan el silencio mas religioso,y son tocados de respeto y detemor. Lo mismo sucede en laspuertas de la filosofía, : todo es

[ 46 )ruido , loquacidad y audacia : seempujan violentamente , y algo.na vez con. grosería , para llegará la gloria ; pero en ló interiordel templo , guando el santuariose abre , guando la luz de la sa-biduría se comunica en toda su.claridad , ya es otra la circuns-peccion , se observa silencio ; pa-rece que se hallan embargadosde un santo horror ; y con reco-gimiento y humildad , siguen larazon como una divinidad queimpone respeto.

XL.

El enfermo llama al Médico;el frenético lo desecha , porquesu mal es demasiado grande pa-ra que él pueda conocerlo. To-dos los hombres cometen faltas,

4

C47 1pero es menester mirar como in-corregible al que se ofende de losconsejos y reprehensiones. Ofre-cerse uno mismp á las reprimen-das que ha merecido , hablar desus afectos condenables , descu-brir sus viciosas inclinaciones, notener gusto en ocultar lo que setiene reprehensible, no tener cier-ta complacencia en disfrazar susmales , hacer por sí mismo unaconfesion de ellos , pedir quequieran sondarlos, é indicarnos suremedio , es dar pruebas de queya se han hecho progresos en elbien.

XLI.

El que quiere salvarse , diceDiógenes , debe buscar un ami-go seguro , á un cruel enemigo.

[48)XLII.

Pirrón , acometido en el marde una peligrosa tempestad , vióá un Cerdo que comía granos decebada esparcidos sobre el Com-bés. "Aquel , dixo á sus compa-:, fieros, que no quiere que los

>Y acaecimientos turben su alma,debe procurarse, con el racio-

»9 cinio y la filosofía , una insen-sibilidad semejante á la de esteanimal."

XLIII.•

Es poco el juzgar bien : esmenester que nuestros juicios in-fluyan en nuestra conducta. Espoco el razonar bien ; es menes-ter que nuestros razonamientosproduzcan las acciones de este

as

[491modo se adelanta en el caminode la virtud. ¿ Quieres conocer site hallas en este camino? Exánii-na si tratas de imitar lo que elo-gias ; si aplicas todos tus esfuer-zos para hacer lo que admiras,y si también rehusas que tu pen-samiento se detenga en lo quevituperas. No había sin duda,Ateniense que no admirase elvalor y la virtud de Miltiades;pero Temistocies , diciendo queel troféo de Miltiades le quitabael sueno , manifestaba muy bienque no se ceñía á admirar la glo-ria del hombre grande , sino queestaba pronto á imitar su valor.

XLIV.

Quando empecemos á amará los hombres virtuosos hasta el

Tomo X.

[ sopunto , no solamente de creerlosdichosos á ellos ,mismos , sino di-chosos tambien los que escuchanlas palabras que salen de su bo-ca; guando lleguemos á amar has-ta su porte , su modo de obrar,sus miradas y sonrisas ; guandonos esforcemos para estar en har-monía con ellos , é introducirnosen algun modo en su existencia,entonces reconocemos que he-mos hecho progresos en la vir-tud. Podremos , sobre todo , es-tar ciertos de estos progresos , si,no contentos con amar á los hom-bres virtuosos en su gloria , ensu prospéridad , hacemos lo queaquellos amantes , que en el ob-jeto amado adoran , ó el itartarnp-cléo , ó la palidéz que lo descom-pone ; si no tememos , ni el des-tierro de Arístides , ni la prision

[5iIde, Anaxágoras , ni la pobreza deSócrates , ni la muerte de Fa-ción ; si miramos la virtud comodigna de nuestra, amor , con lasdesgracias que acompañan ; ysi decirnos con Eurípides : " Ah !

qué bellas son todas las• ciones para los hombres virtno-» sos "

XLV.

César hizo levantar las esta-tuas de Pompeya echadas porel suelo. "En restableciendo las»estatuas de' tu cibal , le dice

Cicerón , tú aseguras las tu-,' yas." No han de escasearse alenemigo , ni a las alabanzas , ni loshonores que justamente haya me-recido. Tales elogios honran masal que los dá , que á quien losrecibe. De este modo se hace

D 2

C52)uno escuchar con mas confianzaen las reconvenciones que se ha-cen al enemigo ; se prueba queno son dictadas por el aborreci-miento ,'sino que se tienen ra-zones justas para hacer reclama-ciones contra los procederes deque nos quejamos.

XLVI.

Entre bastantes causas quepueden impedirnos el tener unamigo , una de las principales es,el buscar un gran número deellos. Esto es parecerse á aque-llas cortesanas que se entreganá todo el mundo , y no con-quistan á nadie.

3XLVII.

e Qué resulta de ese gustode hacer alianzas nuevas , de esafacilidad en satisfacerse de losprimeros sentimientos , y de atra-gantarse siempre con los últimosamigos ? Que se abandonan bas-tantes aliarrm comenzadas , yque por una amistad naciente nosprivamos de todos los amigos,con los quales habríamos podidocontar.

XLVIII.

¿Quál. es la moneda que sir-•e para adquirir amigos ? La be-

neficencia y el afecto , unidos á.la virtud. No hay moneda masrara. Como no se posee jamáscon abundancia esta especie de

D 3

E S41riquezás , no es mas facil tam-- •poco adquirir muchos amigos,que lo sería el comprar muchosesclavos con poco dinero .- Amartiernamente á- un gran númerode personas . y . ser tiernamenteamado de ellas , Los'rios quedan pobresquandó seviden en muchos brazos-; la -arnis--*:tad se debilita, , y $0-.2,agotapar tiendose. entre. :muchos , -obje-tos-.. , 'INo se sabe.,. que' .entte- losanimales .niasHtas á sus hijuelos , son aquellasque no traen sino uno á la vez?

XLIX..a •

Vemos al rededor dé los-ri~-cos y de los hombresde digni-dad, una tropa \de gente quese apresura á hacerles lü corte, y

[ 5 5 Iá obtener su buen acogimiento,formarles un cortejo , y los feli-citan porque tienen tan gran nú-mero de amigos pero todavíase ven mas moscas en sus copi-nas. Que quiten á éstas el ceboque las llama y á aquellos laesperanza de los beneficios queaguardan , y verán van gestose disipan las: unas= y los> otros.

Tres cosas se buscan en laverdadera amistad: la virtud, queconstituye su hermosura : el há-bito , que produce su dulzura; yel uso , que se hace de ella , yforma su utilidad. El juicio la •li-ga , el trato la hace agradable,y la ocasion la vuelve útil. To-do esto se opone á su multipli-

D 4

C56 7cacion , y lo que se opone masque todo , es el juicio. Si se ne-cesita mucho tiempo para exámi-nar las personas que deben en,-trar en un coro ; los remeros quepueden bogar en un barco ; loscriados que merecen encargarsede la administracion de las pro-piedades ; los maestros á quienespodrá confiarse la educacion delos hijos ; cómo podremos ele-gir en poco tiempo muchos ami-gos que partan con nosotros to-das las vicisitudes de la suerte:que nos hagan mas dulce el go-ce de la prosperidad ; y que nodesdeñen el soportar con nosotrosla desgracia?

Si , como aquellas piezas demala composicion que se conocen

¡1

571en la prueba , llegarnos á cono.cer los falsos amigos , que por símismos se han arrojado sobre nues-tra cabeza ; nos darnos por muysatisfechos de perderlos , y guan-do se nos quedan , hacemos vo-tos para quedar desémbarazadosde ellos ; pero sin mucho traba-jo , no llegamos á desatarnos dealianzas odiosas.

L I.

Las zarzas y los cardos nosagarran : nosotros los apartamos,los pisarnos con desprecio ; perobuscamos con diligencia las vi--fías y los olivares : del mismo mo-do es menester no aliarnos siem-pre con todos aquellos que se nosunen con demasiada facilidad; pe-ro es preciso unirnos estrechamen-

011

E s8te á hombres experimentados, quemerecen nuestra ternura , y cu-yo afecto y adiccio,n no puedendexar de sernos útiles.

LIII..

Echaban en cara á Zeuxis queera lento en pintar. "Confieso,>Y respondió , que soy muy lar-,' go en pintar ; pero Cambien mis9, quadros durarán largo tie. mpa.."Es menester emplear mucho tiem-po en formar juicio de aquelloscon quienes nos aliamos , parano contraer sino amistades de lar-ga duracion.

L I V.•

No es facil encontrar con undemasiado número de amibos, lasventajas que debiera procurar la

tie

en

par

[591amist sucede que • todos ten..gan á lavez 'nec'esidád''dd- los Mis-mos há de .ha-coáe- pára..'''ayudarl-S-1 á • todos jun-tos en lá»-,adminitración de los

6''..4uan-dó hay- que llenar • ••lbs debeies.dela ho'süttálidad..?'-'Peór' .s-érá .- toda-'via si al mismo tiempo-.--,..'váriosde- amiges-, que''.:téágáirnegocios diferentes .; -y -:'difereritesinclinaióhés , 'redanao,i--álá' veznuestros' buenos • uno.nos suplicarále'.•acompaiíe.inos..eti..un viage de mar : el otr .o . ,,4ue leayudemos en •un' proceso'.. .: otro,que le acompañemos á hacer unaventa ó uná compra : otro , queparticipemos de un sacrificio queva á celebrar por su casamiento;y , que lloremos co4 él en

[ 601una ceremonia fánebre. Es im-posible contentarlos á todos : esindigno de la amistad el no sa-tisfacer á ninguno ; y desagrada-ble , el dexar descontento el ma-yor dirriero , por contentar á unosolo. No hay nadie que guste deverse descuidado de aquel á quiense mira corno amigo. Puede serque soporte de su parte con in-dulgencia un defecto de cuidadoy de atencion : recibirá , puedeser, las escusas de su amigo , quese defenderá con un defecto dememoria ; pero, qué pensará deun amigo que le diga , para dis-culpar su negligencia : " No os›) he ayudado en vuestro proce-,› so , porque otro amigo mio te-,' nia en el suyo necesidad de3, mis consejos : no os he visita-», do guando teníais calentura,

[ I»Y porque estaba divirtiéndomeJP con un amigo que daba una1 9 comida." Quando no se pue-den disculpar los defectos de cui-dado hácia un arnlgo , sino conel cuidado que se ha tenido conotro , no se destruyen las recon-venciones , y no se hace mas si-no inspirar zelos.

L V.

Muchas gentes : consideran so-lamerlte las ventajas que los ami-.gos pueden procurarles ; no pien-sanque si recibei;t'buenos oficiosde alunas ,personas , están en lag obligacion de retornarselos. Si-Briarex, con cien manos , hubiera

111• tenido cien estómagos quenar , no habría sacado mas uti-lidad dé sus cien manos , que no-

[ 611sotros , que solo tenemos dos pa.ra satisfacer .á un solo estómago.Del mismo modo , si nosotros re-cibimos los socorros de un grannúmero de amigos , estos sonotras tantas personas, con las qua-les tenemos que partir los traba-jos , los placeres y las penas.

No se debe escuchar á. Eu-rípides guando dice : Los mor-!" tales no debian contraer sino›, moderadas amistades,, - y no de-», xarse ganar hasta las entrañas:›, Sería convéniente que no tu-

» viesen sino alianzas fáciles de»disolver , y que estuviera en su»mano el afloxarlas ó apretarlas$1 á su gusto." Es decir , que ha-ría en esto corito con el timón

63de un navío , que se vuelve co-mo se quiere al lado que es ne-cesario. Tus ideas serian buenas,mi caro Euripides , transportadasal aborrecimiento. Estos son losque deben moderarse , los que nodeben penetrar hasta las -entra-ñas. La enemistad , la cólera , lasquerellas y las sospechas , son lasque seria muy bueno el poder des-truir á su gusto.

LVII.

Un hombre se lisonjeaba deno tener ningun enemigo "Tíagas

›, tienes muy bien el. ayre , le›, dixo Chilón , de no tener nin-

gun amigo." Los aborrecimien-,tos. no tardan en acompailar laamistad , y a ella se pegan. Es .

erg imposible no partir las - ofensas,

[ 64los resentimientos , y las injuriasque experimenta un amigo : losenemigos de un hombre no de-xan de mirar como sospechososá sus amigos , y son el objeto desu aborrecimiento. Sucede toda-vía que sus amigos tienen envi-dia de aquellos á quienes ama,y se entregan recíprocamente átodo lo que puede inspirar zelos.Timesias quería establecer unacolonia , y consultó el Oráculo:Véase aquí la respuesta que ledió " El enxambre de Abis-,› pas sigue de cerca al enxambreYl de Abejas." Los que buscanun enxambre de amigos , no sa-ben que hallarán un enxambre deenemigos ; y que la rabia delaborrecimiento, es mucho mas ac-tiva que la benevolencia de laamistad.

4.1. [651

LVIII.

Lo que se opone sobre todoá que pueda tenerse un gran nú-mero de amigos es , que la amis-tad nace de las relaciones que sehallan entre los que la contraen.

Cómo podría nacer ésta entrepersonas de costumbres diferen-tes , de carácteres opuestos , yque en nada se pareciesen enquinto al mol.) de vivir ? Ellasupone conformidad de pensa-mientos , de opiniones , de afec-tos y de voluntad , como si fue-ra una sola alma repartida entremuchos cuerpos.

L I X.

Parece que los vestidos ca-Tomo X. E

[-66lientan ; sin embargo , ellos noson calientes , y no-esparcen ca-lor : mas bien son fríos por símismos ; y guando se tiene calor,ó guando se está con calentura,se cambian para refrescarse. Losvestidos no hacen mas que envol-ver el cuerpo ; ellos mantienenel calor que el hombre exhalade sí mismo , y le impiden quese escape. De este mismo modo,la mayor parte de los hombres sedexa engañar de las cosas. Creenque no podrían dexar de viviragradablemente si se alojáran engrandes Palacios ; si en ellos tu-vieran muchas riquezas , y unatropa de esclavos, Pero no esfuera de nosotros donde se hállalo que hace vivir feliz y gusto-samente ; es de nuestro propiocarácter (como fuente fecuilda)

Ía

ae

C677dé donde el hombre derrama so-bre todo lo que le rodea , la ale-gría y el placer.

I, X.

Quando el alma está satisfe-cha , ofrece la riqueza gozos masdulces ; la gloria tiene mas bri-llo , y el poder mas atractivos.Con un carácter dulce y facil,se hace tambien mas ligero elpeso de la desgracia , del destier-ro y de la vejéz. Sucede lo quecon los perfumes , que comuni-can su agradable olor á las esto-fas mas groseras , y á los mas mi-serables andrajos. No hay estadoen la vida en el qual no mez-cle la virtud algun placer. Peroel fausto , la magnificencia y lagrandeza , parecen tristes , Tasti-

E 2

[6814diosos é insoportables con lamaldad.

L X I.

Junta dinero , acumula mon-tones de oro , haz plantar vas-tos .paseos , que tropa deesclavos inunde tus salones , y,ten fondos colocados sobre todostus conciudadanos : si tú no do-mas las pasiones de tu alma , sino pones un freno á tu codicia,.y si no te desembarazas de tustemores é inquietudes , es lo mis-mo que dar vino á un calentu-riento , nutrir con miel á un bi-lioso , y dar alimentos sólidos áun desgraciado , á quien el cólicoatormenta.

L X I I.

No ves cómo los enfermos

[ 69 3están disgustados , y sin apetito,para los alimentos mas exquisitos,que los rehusan , y los arrojan sise les quiere obligar á tornarlos?Pero guando sus humores han-recobrado el equilibrio , guandosu sangre se ha dulcificado , yguando han vuelto á cobrar sucalor natural , comen con gustoel pan mas grosero con quesotequesones. La razon pone ánuestra alma en este dichoso es-tado de salud. Aprende lo quees honesto y bello, y estarás contento de ti mismo. En el seno dela pobreza vivirás con un faustoreal , y no amarás menos tu vidaobscura , que la de los Generales y Magistrados. Estudia la sa-biduría , y tu vida estará sem-brada de placeres. Tú amarás lariqueza , porque te prestará la

\ E 3

[facilidad de hacer mucho bien:la pobreza , porque te desemba-razará de inquietudes : la gloria,porque te procurará respetos ; yla obscuridad , porque te pondráá cubierto de los tiros de la en-vidia.

LXII

No pueden preveerse los gol-pes de la fortuna. Lo que pormucho tiempo , y con gran tra-bajo ha podido juntarse , ella loarrebata en uh instante. Ella des-truye la prosperidad , que pare-cia estar mejor establecida , y notiene época señalada para usar.de sus caprichos.

LXIV.

Pausanias , Rey de Lacede~monja, se lisongeaba, sin cesar, de

[ 71sus hazañas. Un día. suplicó, burr.landose , al poéta Simónides , ledirigiese alguna sábia máxima.El poétá conoció todo el orgullodel Lacedemonio , y se contentócon decirle : "Acuérdate de queas eres hombre."

L X V.

Vinieron á anunciar á Filipo,Rey de Macedonia , tres sucesosfelices , que á la vez le habíanocurrido : él habla llevado en losjuegos olímpicos el premio de lacarrera de los carros : Parmenión,el General de sus Exércitos ha-bía vencido á los Dardanienos;y su muger Olimpia acababa dedar á luz un infante. Levantó lasmanos al Cielo : O Dios!

xo , envíame alguna desgraciaE 4

C72»tolerable , para compensar tan-» tas prosperidades."

LXVI.

Terameno , uno de los trein-ta tiranos de Atenas , se salvó so-lo de una casa , en donde estabacomiendo con un gran nlirnerode convidados „la qual los estre-lló á todos. 'e íCi fortuna ! tú me3, guardas para alguna otra oca-!! sion." Y en efecto , , clixo bien,porque poco tiempo despues mu-rió en los tormentos , condenadopor sus Colégas.

LXVII.

Qué tiene la muerte tan

dificil ? qué tiene de aflictiva ?Nada, nos toca tan de cerca como

[ X31la muerte , y nada debía sernostan familiar corno ella. z Por quénos parece tan. terrible ? t Quéhay de admirar en que lo quedebe cortarse , se corte ; que loque debe disolverse , se disuelva;que lo que puede ser consumido,se consuma; y que lo que es des-tructible, se'(kstruya ? Hay aca-so un instante de la vida en quela muerte no esté con nosotrosmismos ? y como dice Heráclito:le El que vive ó está muerto,/y que duerme ó está despierto,>5 que es jóven o viejo , es siem->Y pre el mismo ser , y no hace>5 otra cosa sino experimentar di-

ferentes variaciones." Con lamisma cera pueden hacerse figu-ras de animales., deshacerlas, vol-verlas á hacer , yo volver á errhppezar. De este modo la natura

74 Ileza , con la misma materia hi-zo en otro tiempo á nuestros ma-yores , luego •á nuestros padres,y despues á nosotros ; y ella for-mará, todavía otras generaciones,á las quales seguirán otras. Elrío de la generacion corre sin ce-sar , y jamás parará : lo mismosucede con el rio de la destruc-don que puede llamarse Ache-rón b Cocho , como le han nom-brado los poétas.

LXVIII.

Sócrates decía que la muer-te era un profundo sueño , á ladestruccion del cuerpo y el al-ma , y que de qualquier modono era un mal. ¿Es un sueño?pues no siendo una desgracia eldormir , tampoco lo es el estar

[75]muerto ; y se sabe además, queel sueño '11115 profundo, es el masdulce. Es un viage ? todavía esmas bien un .bien , que un mal;porque es felicidad el verse des-embarazado. de la esclavitud dela carne , y de las,..pasiones .quenos agitan , y turban y embara-zan nuestra inteligencia con cosasvanas. Es la disolucion y la des-.truccion total del cuerpo y delalma? pues aun no es un . mal,porque ella es entonces la . ente-ra ausencia del sentimiento ; y porconsiguiente la libertad de todapena y de todo dolor , sin po-

ol der experimentar ya , ni bien , nimal ; porque el bien no puedeunirse sino á. lo que existe , áuna substancia ; y lo mismo su-cede al mal. Ni el uno , ni el

asía otro hacen presa de lo que ño es,

E 76 3y fue ya cortado y separado dela clase de los seres.

LXIX.

Se cuenta un dkho ingeniosode Arcesilas : " La muerte sella->, ma un mal , decía , y es di--

ferente de todas las otras cosas›.5 que llaman males. Ella no ha

hecho nunca mal á nadie es->, tanda presente ; y guando es->, tá ausente , es guando hace da-,' fio á los que la esperan

LXX.,

Un efecto de las calumniasque levantan á la muerte es, que,por cobardía , mueren gentes porno morir.

bt

77LXXI.

Hay muchos que convienenen que no debemos afligirnos portoda clase de muertes las muer-tes prematuras son las que elloshallan lastimosas. Estas no per-miten á aquellos que son sus víc-timas, aprovecharse de todo aque-llo que se mira como bienes dela vida ; como el matrimonio , lainstruccion , los progresos haciala perfeccion , los honores , losgrandes empleos y el brillo delas magistraturas superiores. Sin.embargo , si la muerte prematu-ra aflige , no hay ninguna quedeba sentirse tanto como la de.los niños , y ésta es precisamen-te la que menos nos aflige. Laque cuesta mucha pena y traba-jo para soportarse , es la de los,

[ 78jóvenes yá formados , porque sefundaban en ellos grandes espe-ranzas ; pero si la mas larga du-racion de la vida humana no seextendiera sino á veinte años , nójuzgaríamos prematura la de aquelque acabóse su carrera á los quin-ce, y diríamos que ya habia llega-do á su término : mas sobre todo,no creeríamos jamás el poder fe-licitar bastantemente al que lle-gáse á los veinte , ó se acercó-se á esa grande edad : diríamosque habia tenido la vida mas di-chosa , y que habia corrido todosu circulo ; pero si el hombre hu-biera de vivir doscientos años,nos lastimaríamos de aquel quemuriese á los ciento , y nos que-jariamos de que sus días habíansido cortados en la flor de suedad.

C79 7LXXII.

No hay género de muerteque no acusemos. El uno mue-re en un viage ; se gime su des-tíno desgraciado , á quien supadre , tierna madre no pu-dier¿n cerrar los ojos ! El otromuere en sur patria., en los bra-zos de sus padres ; estos se que-jan .,de qué les ha sido .arrebata-do de las manos •, y de que sa-lo les ,deba sentimientos. Si mue-re sin hablar ., exclaman : <e Tú›) no me has dirigido en tus hl-,' timos instantes aquellas palabras3, que habria conservado eterna-»mente en la memoria." Si hapronunciado alguna palabrase hace -mas que repetirla , yeste es un aumento d'e dolor.

[So]¿Murió de repente? todos gritan." Nos lo han arrancado." t Fe-

/ neció lentamente ; entonces sonlas quejas " Ha sido "constimi-,› do á fuego lento : ha acaba-», do en los tormentos." En fin,siempre se encuentran pretextospara gemir y lamentarse.

LXXIII.

" Oculta tu vida." El autorde esta máxima (i) no ha que-rido estar oculto : al contrario,no la ha publicado sino para noestarlo , y para manifestar quetenia pensamientos superiores álos del comun de los hombres.Exhortando á los otros á la obs-

(I) Epiciíro.

[ 81caridad , ha tomado un medioapartado de adquirir gloria. Yono gusto de un sabio que él mis-mo no hace uso de su sabidu-ría.

LXXIV.

Por un amor desordenado degloria , es por lo que ciertas gen-tes la calumnian con sus ribales.Quieren disgustarlos de ella , ygozar solos de sus bellezas ,tener que combatir por ella.

LXXV.

Por lo que hace á mí , dirémas bien : No te ocultes , aun-que vivas mal dexate conocer:sé sabio , y muda de vida. Sieres virtuoso , muéstrate para noser inátil. Si tienes la desgracia

Tomo X. F

[821de ser vicioso , manifiéstate tam-•ien para que pueda curarse tumal , y substraerte al vicio.

LXX

Haznos conocer , pues , pre-cisamente á quién diriges tu con-sejo de ocultar su vida. Es alignorante , al malo ó al necio?Esto es corno si se dixera á unhombre qué está con calentura,ó frenético : " 'Ten cuidado de

que el Médico no te conozca;» enciérrate en las tinieblas , y», oculta en ellas los males que›, sufres." Pues este es el lengua-ge que tú tienes á los que ex-perimentan la enfermedad del vi-cio. Tí► les dices : " Haced vues-33 tros males incurables y moda-', les : ocultad la envidia que os

83›, devora la supersticion que os›, atormenta : ocultad bien la fie-,, bre que os consume.: cuidado3, no os hagais conocer de los que3, pueden cuidaros y curaros."

LXX VII.

En la remota antigiieda4 ex-ponían al pliblico los enfermos.Todo el que pasaba , que creíaconocer un remedio para sus ma-les , fuese que él mismo los hu-biese padecido , ó que hubiesetratado con personas que los hál-biesen experimentado , les decíanlo que debían hacer. Pretendenque , por este medio , hizo pro-gresos el arte , y logró su ex-tension con el concurso de diver-sas experiencias.

F 2

C84)

LXX VIII.

Sería necesario que aquellosque se hallan tocados de enfer-medades morales , hicieran verdesnudamente el defecto de su al-ma ; que se despojasen á los ojosde todos ; que pudiera tentárse-les , sondar su estado , y decir-les :"Tía eres colérico , guar-,› date de este vicio : tú eres ze-3, loso , usa del mismo remedio:

tú amas , yo Cambien fui herí-,' do del mismo mal , y he sa->Y nado de él." Pero no , ellosse obstinan en negar sus enfer-medades ; ellos las ocultan , lasencubren , y hacen mas profun-da la úlcera cancerosa del vicio.

E8s)LXXIX.

Mandar á los hombres vir-tuosos que se oculten , es decirá Egaminondas :« No mandes á

los otros : á Licurgo : « No

›, des leyes á los Esparciatas "á Trasíbulo : " No libres á tu3, patria de tiranos : " á Pitágo-ras : ", No des lecciones de sa-

biduría ; " y á Sócrates " Ce->, sa en tus conversaciones filosó-

ficas."LXXX.

¿Existe un sabio , que en lasobras de la naturaleza reconoz-ca y celébre un Dios , una jus-ticia , una providencia ; en la mo-ral , una ley que debe gobernará los hombres ; una comunidad

F3

(86de ventajas reciprocas que debeligarlos entre sí , empeños á losquales deben someterse por elbien de la sociedad ; en la in-lírica , lo bello , y no el interés?¿Por qué ocultaría su vida á fiñde no instruir á nadie , y no dará nadie un exemplo de virtud ?

LXXXI.

Si Temístocles hubiera esta-do oculto para los Atenienses , losGriegos no habrían rechazado áXerxes. Si Camilo no hubierasido conocido de los Romanos,Roma habria sido destruida. SiDion no hubiera sido conocidode Platón , la Sicilia habría que-

dado en la esclavitud.

187

Si gozamos de la luz * nóes solamente para ser vistos , si-no para servirnos los unos á losotros. Si somos conocidos , no esunicamente para adquirir gloria,.sino para estar mas á mano depracticar la virtud. DesconocidoEpaminondas , durante quarentaaños , no hizo nada por los Té.banos : conocido , en fin , y re-vestida de su confianza , salvó,su república , que , sin él , esta-ba perdída ; y libertó á la re-cia, que caía en la esclavitud. Sugloria fué comer una luz citie hi-zo conocer su virtud , y la hizoútil en la ocasion.

F

Ç88r--

LXXXIII.

- Una obscuridad inactiva , unavida sedentaria , pasada en el re-poso , marchita el alma y el cuer-po á un mismo tiempo. Sucedelo que con aquellas aguas quequedan estancadas á la sombra deun monte espeso , que se cor-rompen: del mismo modo , porfalta de exercicio , las facultadesdel hombre se corrompen y caenen la decrepitud.

LXXXI v.

Arrojarse á la obscuridad , yenvolverse en las tinieblas , essepultar la vida en el sepulcro:manifestar afliccion por haber na-

'cid° , es querer negar que seexiste.

C8v]LXXXV.

Sabio era aquel Sicionario que,ocupado tranquilamente en criarcaballos , dió al Rey de los Re-yes , al grande Agamenón , unaYegua muy ligera para la car-rera , para dispensarse de seguir-le báxo los muros de Ilión , ypara continuar disfrutando en pazlas dulzuras de la comodidad ydel reposo. Hay hombres queparece debían hallar la felicidaden sus tranquilas ocupaciones; pe-ro es necesario que ellos mismosse atormenten sin que nadie lesobligue á ello. Mira ese desdi-chado, que la necesidad de marti-rizarse arrastra_ en medio de lasCortes , de pompas ruidosas , yde brillantes cortejos : t qué es

[ 90 ]lo que quiere ? llegar despees demuchos trabajos á recibir un ca-ballo , una bagatela de precio,qualquiera de esas cosas vanasque creen contribuir á la felid-dad. Él dexa á su muger en eldolor , y á su familia abandona-da : él vá errante y se arrastralisonjeado de esperanzas , y nocoge sino desprecios. Si logra al-go de lo que desea , arrebatadoen el remolino de la fortuna,aturdido con el movimiento im-petuoso que le arrastra , quisie-ra verse libre : tiene envidia á,los que en la obscuridad llevanuna vida tranquila ; pero estos,no menos insensatos, viendole ele-vado sobre sus cabezas , no ce-san de envidiar su. suerte.

[9I]

LXXX VI.

Los Tiranos , para hacer des-graciados á los que persiguen , seven obligados á mantener exe-cutores de torturas, y Verdugos,y_á estar rodeados de instrumen-tos de suplicios ; pero el vicio,sin ningun preparativo , penetraen el alma , la comprime , la ator-menta , y llena al hombre de in--quietudes , de pesadumbres y re-mordimientos.

LXXXVII.

Quando los pueblos tienenque proponer grandes trabajos,como construcciones de Templos,Colosos , &c. escuchan las discu-siones de los artífices , examinan

C92]sus cálculos , prestan atencion álos exemplares que citan de obrasdel mismo género , y adjudicanla empresa á aquel que parecedebe desempeñarla mejor , conmas prontitud y menos gasto.

Pero supongamos que quie-ra publicarse la empresa de ha-cer la vida humana muy desgra-ciada ; el vicio y la fortuna sepresentan para disputarse la ad-judicacion. La fortuna , pará ago-biar de desgracias la vida huma-na , se provee de instrumentosde toda especie , y hace osten-tacion de preparativos fastuosos:guerra , ladronicio , ferocidad detiranos rayos , tempestades, de-laciones, puñales , prisiones , ca-denas , torturas : tambien es me-

nester confesar que la mayor par-te de todo esto pertenece mas

)1

[ 93 1bien á la maldad de los hombres,que no á la fortuna. Pero supon-gamos que todo ello sea de su do-minio. El vicio por su lado sehalla desnudo , y no tiene nece-sidad de nada mas que de sí mis-mo. Él pregunta á la fortunacómo vá á componerse para ha-cer al hombre desgraciado , y re-ducirlo á la desesperacion " ¡Oh$9 fortuna! (la dirá) tú le ame-» Hazas con la pobreza : Metro-» clés se burlará de tí ; él que» pasa la noche en el Invierno» en los establos , y en el Ve-» rano báxo los vestíbulos de los» templos ; y sin embargo , de-» safia al Rey de los Persas á» que es mas dichoso que él , aun-»que ese Príncipe pasa el invier-» no en Babilonia , y el Verano» en la Media. Tú le amenazas

[ 94»1 con que se verá reducido á la»1 esclavitud cargado de cadenas,10 y puesto en Venta ; amenaza›, vana , de la qual se rie Diá->Y genes. Puesto en venta por los$7 ladrones , grita él mismo en lu.», gar del Pregonero : i Quién›, quiere comprar un Maestro?35 Tú vás á triturar una copa de

veneno. ¡ Eh! no se la has he-?, cho beber yá á Sócrates ? Él

3/ la recibió tranquilo y sosega-P5 do , sin temblar , sin mudar de

postura , ni color , y la tragó›, sin trabajo'. Los testigos de suY> muerte celebraban su felicidad;» yen un fin tan bello-, creían ver• la obra de los dioses. Tú pue-$y des hacer perecer á un hom.$1 bre en las llamas. ¡ Pero qué!2) Dacio el Romano , por su pi:o-» pia eleccion , y guando estaba

1

[ 9 5 399 revestido de los honores del», mando , no se precipitó , en-') medio de su campo , en la ho->V Buera que él mismo había pre-3, parado , y no se cubrió de una»gloria inmortal , ofreciéndose!Y en sacrificio á Saturno ? En la», India , las mugeres mas respe-3, tables por su sabiduría , y que

han amado mas tiernamente á.›sus esposos, se disputan la gloria», en su muerte de perecer en las15 llamas de su hoguera ; y la que27 lleva el honor de ser consumí-), da viva sobre el cuerpo insen-,, sible , es un objeto de envi-

dia para sus rivales. En aquel!Y país no hay sabio alguno que,›, gozando todavía de su conoci-J0 miento y de la salud , no quie-,› ra obrar por el fuego la, sepa-wracion de su alma y de su cuer-

[963”po , y purificarse , muri.9120,!, de las manchas de la carne. Pue-',de ser que de un estado bri-

111

',liante , de una casa expléndida,»de una mesa suntuosa , vás á',reducir al hombre que quieres .

/ ',colmar de infortunios á cubrir-9,se con una grosera capa , á lie--,,var la alforja , y á tener ape-71 nas pára pasár el dia. Eh! Por2, este medio entró Diógenes en»la carrera de la felicidad , y2, Crátes , en la de la gloria y2,1a libertad. ¡ Eh ! qué impor-1,ta , te dirá Teodoro , que yo',espire sobre la tierra , ó eleva-” do sobre ella ? Esta hltima.se-9,pultura es la mas honorífica/en-

tre los Escitas : los Perros son1, el sepulcro de los Hircanianos:',los habitadorés de la Bractiang»quieren ser la presa de los pá-

973.,naros ; y ved aquí lo que es-»tos pueblos llaman tener un fin',dichoso. Quales son , pues, en»fin, aquellos á quienes todas tus»invenciones puedan hacer des-1P 7 graciados ? á hombres débiles,',destituidos de ruco , mal edu-yycados , qué no han exercita-y, do , ni su eptendimiento , su',cuerpo ; y que han conserva-” do todas las preocupaciones dey, su infancia. La fortuna no ha-” ría desgraciados, sin el socorro» del vicio."

Aplauden esta máx'ima , guan-do la oyen pronunciar en el tea-tro " El hombre no ama al holm-,' b r e sino por interés." Tambienpor interés , dice Epicúro , ama elpadre al hijo : la madre , el fruto

Tomo X.

C98]de sus entrañas ; y el hijo , á losque lo han engendrado ; pero silos animales tuvieran el uso deJa palabra , y si tuvieran teatros,dirían ellos que engendran hijossin interés , y por obedecer á lanaturaleza ; y todos los animalesdel anfiteatro lo aplaudirían y die-ran testimonio, á la verdad, de es-ta máxima. Es vergonzoso que,guiados por la naturaleza , sufranlos animales con gusto los dolo-res del parto , y las fatigas queles causa . el mantenimiento de sushijuelos ; mientras que los hom-bres miran estas penas como unfondo que ponen á usura , comouna tarea de la qual se desem-peñan como mercenarios , y co-mo arras que dan para un nego-cio , del qual cuentan sacar bas-tante provecho.

[ 99)LXXXIX.

Pero no : ésta es una tachainjusta , que se pone á la huma-nidad. En vano habria trabajadola naturaleza con tanto cuidadolos órganos de la generacion , yaquellos donde debe elavorarseel primer alimento de la infan-cia , no hubiera inspirado á lasmugeres la ternura maternal. Detodos los animales , el mas im-perfecto ,,, el mas incapáz de bas-tarse á sí mismo , el mas desnu-do , el mas informe , el mas fas-tidioso á la vista , es el hombreen el momento de nacer. Cu-bierto de sangre , y todo man-chado de inmundicias , tiene masbien el aspecto de salir de unacarnicería , que de venir al mun-

G

[ loo)do. Para tocarlo , levantarlo enlas manos , sbesarlo , y estrechar-lo entre los brazos , nada menoses necesario , que el amor natu-ral de una madre. Por eso lánaturaleza ha colocado los pechosen los animales debaxo del vien-tre , y en las mugeres sobre elpecho , de suerte , que la madrepueda á la vez dar de mamar ybesar al infante. No , el fin delparto y el del alimento , no es lanecesidad , sino la ternura. Trans-portémonos con la imaginacionhasta los tiempos de la mas re-mota antigüedad : la primeramadre , conocía alguna ley quela obligáse á criar al niño queacababa de nacer ? ¿-podia espe-rar de él algun reconocimiento?podia esperar algun provecho usu-rario del cuidado que iba á lo-

'o'már de- alimentarle ? Los sufri-mientos qüe acababa de expe-rimentar , no debían inspirarlaaborrecimiento hácia aquel que,los había causado ? Pero la ter-nura natural habla á, su corazon.Desmayada todavía , y palpitan-do de dolor , no huye de aquelque la ha hecho sufrir : ella ríe,lo levanta en los brazos , y lo lle-

na de besos ;yen vez de reco-

, ger de él alguna dulziira quepudiera servirla de recompensa,no recibe sino penas , y sin em-bargo lo envuelve en los púla-les , lo calienta , le procura la,frescura , y ve . sin pena las fati-gas mas penosas de la noche , suc-cederse para ella á las fatigas deldia.

G3

[ 102

X C.

Las esperanzas que ahoramismo fundamos sobre nuestroshijos , son largas é inciertas. Lamayor parte de los padres aca-ban sus días sin haberlas vistoconfirmadas. Neócles no vió áTermistocles vencedor en Salami-na : Miltiades no fué testigo delas hazañas de Cimón , su hijo,sobre los bordes del Eurimedón:Xantipo no oyó á Periclés lasarengas que hizo al pueblo : Aris-tón no vió á Platón dar leccio-nes sublimes en la Académia : lospadres de Sofocles y Eurípidesno vieron coronar los talentos desus hijos : ellos los oyeron tarta-mudear , y juntar con trabajo ahgunas sílabas ; y los vieron ente-

[ io3 1rímente ocupados del amor y desus placeres.

XCI.

Es cosa ridícula el decir quelos ricos , guando nacen sus hi-jos , llenos de alegría ofrecen álos dioses sacrificios de reOnoci-miento , porque estos hijos po-drán algun dia mantenerlos en suvejéz , y enterrarlos en su muer-te. No es menos ridículo el ade-lantar que se alegran de educarsus hijos , para tener el consue-lo de dexarles su herencia , comosi fuera dificil el encontrar gen-tes siempre prontas á heredar !Danáo tuvo cincuenta, hijas : sino hubiera tenido hijo alguno, to-davia hubiera hallado un gran nú-mero de herederas en su muerte.

G 4

104

X C I I.

Hablar de sí mismo como siuno fuera alguna cosa bien im-portante, y tuviera el derecho desuperioridad sobre los otros , esun vicio que se mira como' unaimpolítica , porque es importunoá todo el mundo. Aunque estevicio es vergonzoso , se encuen-tra hasta entre aquellos que maslo critican : hay pocas gentes quese guarden de él.

XC II

Mirarnos con razon , comogentes sin i;11* , á aquellos quese elogian á si\vnismos , porquesu obligacion debía ser el mani-festar modestia , aunque otros se

[ 'osdignasen de alabarlos. Tambienpueden mirarse como injustas,porque por sí mismos usurpan loque debían esperar que los otrosles concediesen. Por otra parte,tienen para con nosotros el in-conveniente de que nos ponenen el mayor embarazo ; porquesi , mientras que se alaban , calla--mos , como 'qué damos á enten-der que su mérito nos aflige, yle tenemos envidia ; ó si quere-mos evitar esta tacha , es menes-ter que apoyemos estas alaban-

. zas , mas que sean contrarias ánuestro modo de pensar : nos ha-llarnos en la precision de añadir'nuestra aprobacion , y de alabará un hombre en su cara : lo quees mas bien representar el papelde adulador , que rendir home-nage al mérito.

o6 )

X C I V.

Hay sin embargo una cir-cunstancia , en la qual, sin incur-rir en esta falta , podernos per-mitirnos el hablar bien de noso-tros mismos ,yes guando noshallarnos perseguidos de una ca-lumnia , 6 injustamente acusados.El pueblo de Atenas acusaba áPericlés de todos sus males , yse atrevió á decir á ese pueblojunto Vosotros estais irrita-» dos , ó Atenienses . , contra un›, ciudadano como yo , que cree

no saber menos que nadie lo›, que debeis hacer ; que no de->, ne menos que nadie el talento

de haceros conocer vuestros39 verdaderos intereses ; que ama

», la patria , y que soy superior

01'

r "73y/ á la codicia. " Hablando tan.magníficamente de sí mismo , nose entregaba á una vana loqua-cidad , ni buscaba el captarse lareputacion ; sino que mostrabagrandeza de alma no dexandosehumillar ; y con su valor humi-llaba á la envidia misma , y se lasometía.

X C V.

No solo á los acusados y álos hombres que se hallan en unpeligro puede convenirles una jus-ta fiereza , sino tambien á los des-graciados : ella es un , vicio en elhombre afortunado. Este pareceque intenta hacer violencia á lagloria , y sometersela corno á unaesclava ; pero el desgraciado es-tá bien distante de concebir tanalta ambicion. Hace un justo es-

[ io8fuerzo para sublevarse contra lafortuna que lo aterra : reune to-das las fuerzas de su alma paraluchar contra ella : seiincligna deverse hecho un objeto,,,ide com-pasion : se avergüenza de gemirpor los sucesos que se reunencontra él , y que no tiene po-der para conjurar ; y brama , sise dexa abatir de la suerte. No-sotros nos burlamos de ésos hom-bres vanidosos que se enderezanen el paséo ; y alabamos al ge-neroso atleta , que se engrandece,en cierto modo , delante de suadversario.

xcv.r.

Phoción era un hombre dulcey modesto ; pero despues de ha-berle condenado , hizo ver al pue-blo junto , que no ignoraba .10

( 109que valla. Uno de los que esta-ban sentenciados á morir con él,se lamentaba, y no podía acomo-darse á su destino : "í Eh! le di-,' xo aquel grande hombre ,

tienes vanidad de morir con Fa-,' ción "

XCVII.

Temistocles , en tiempo desus hazañas , no hablaba de símismo.; pero guando vió á losAtenienses cansados de su gloria,no temió el decirles " Misera-,› bles , vosotros os fastidiais deY> hallaros siempre bien servidos›) por el mismo hombre : os pa-,/ receis á aquellos viajantes , que›, en la tempestad buscan el abri-›y go de un arbol , y en el buen$› tiempo le arrancan las hojas."

11,14,11'1 . n

iG

no)XCV I I I.

El que reprehende á los otroslos vicios de que él mismo se ha-lla infestado , hace pensar en eloprobrio que le cubre , y cae so-bre él la tacha que queda acu-mular á líos otros. El hombre debien , guando elógia á los hom-bres virtuosos , hace acordarse deque él se les parece. Este es unbello modo de hacer su propioelógio.

X C I X.

Puede perdonarse lo bien queuno hable de si mismo , no ha-ciendo mérito de ello, y dirigien-dolo á los dioses y á la fortuna.Pichón , despues de haber dudola muerte á Cothis , que gober-

{IIIInaba la Tracia como un tirano,vino á Atenas , y allí tuvo unaconducta muy sábia. Los orado-res no se cansaban de llenarle deelogios cerca del pueblo , y sedisputaban ,el darselos cada qualmayores. Él conoció que tantasalabanzas acabarían por desagra-dar al pueblo. "Atenienses , les

dixo , un Dios ha dado la muerate al tirano ; yo no he hecho

» mas , que prestar mi mano."

c.

Es una impolítica el contra-decir las alabanzas que se oyedar á los otros sin embargo , sisucede que estas alabanzas seanpeligrosas y corrompedoras ; sipueden inspirar una funesta emu-lador), de hacer mal , no es in-

[ 112 Iútil en tal caso el refutarlas , ó,mas bien , es una obligacion elilustrar á aquellos que escuchanestos elogios emponzoñados , yel hacerles conocer la diferenciaque hay entre el vicio y la vir-tud.

C

En efecto , si el vicio llegaá: adquirir un título de gloria;si á los atractivos que le pres-tan la avaricia y el deleyte sejunta todavía el honor , no haycarácter bastante fuerte y bas-tante feliz para resistirlo. No sonlas alabanzas dadas á ciertos hom-bres particularmente , las que e$necesario combatir , sino aque-llas que se oye dar á las accio-nes vituperables. Ellas pervier-ten á los que las escuchan , y

/ 13les inspiran la perniciosa ambicionde imitar á los hombres viciosos,persuadiéndolos á que es honro-so el serlo.

Es una buena máxima la deaquellos Pintores que dexan re-posar sus obras antes de acabar-las , para volverlas á ver con fres-cura : Se desprenden de ellas poralgun tiempo ; las vuelven á to-mar ; las juzgan diferentes veces,y las descubren cada vez ligerasfaltas , que les ocultaría el hábitode mirarlas. Nos es imposible elsepararnos así por algun tiem-po , de nosotros mismos , y per-der la costumbre de estar con no-sotros. Esto hace que cada unoes para sí el peor juez que pue-de escoger. Un solo recurso nos

Tomo X.

"4]queda ,yes , el descubrirnos ditiempo en tiempo á nuestros ami-gos , no para preguntarles si nonos hemos envejecido , si nada he-mos perdido de carnes , sino siel tiempo nos ha corregido de al-gun defecto , y si nos -ha procu-rado alguna buena qualidad quenos faltaba.

CM.

Un barco abandonado en me-dio de las mares , y combatido dela tempestad , recibirá mas biendesde afuera el socorro de un Pi-loto hábil , que el hombre ator-mentado de las pasiones , los con-sejos que otro podrá darle, si porlos esfuerzos de su propia razonno se ha dispuesto antes á escu-charlos. Quando se espera soste-ner un sitio sin esperanza de re-

[ I Icibir socorros, se juntan de, afile.,ra todas las municiones que puesden hallarse del mismo modo,es necesario pedir á la filosofíatodos los socorros que puede dar-nos contra los arrebatamientos denuestro carácter , y hacerlos pe-netrar á tiempo hastá nuestra al-ma • porque no sería facil de in-troducirlos en ella , si esperase-mos al crítico momento de nece-sitarlos.

Siempre que Sócrates se sengstia dispuesto á arrebatarse con-tra alguno de sus amigos , dul.;cificaba su voz , manifestaba unaspecto mas risueño , y daba ásus miradas mas dulzura ; é in=clinandose así fuertemente al ladoopuesto á aquel donde le arras-

H 2 2

[ 116 jtraba su pasion , quedaba sobresí , y llegaba á domarse.

CV.

Nosotros no nos enamoramosde todo el mundo ; no tenemosenvidia á todos los hombres ,todos ellos nos inspiran temoraborrecimiento ; pero todos , ami-gos y , enemigos , pueden llegará ser indiferentemente objeto denuestra cólera : nos arrebatamoscontra nuestros hijos 3 contra nues-tros padres , , contra los dioses,contra los animales, y contra lascosas inanimadas. Por muchas ra-zones es terrible la cole ga ; y porotras muchas no es menos ridí-cula. De todas las pasiones éstaes la que puede atraernos el ma-yor aborrecimiento , y el mayordesprecio.

[117

C V I.

En los miembros heridos flag.ce la hinchazon ; y tambienalmas débiles son las mas sujetasá arrebatarse y ceden á este fu-ror relativamente á su debilidad.Las mugeres son mas coléricasque los hombres : los enfermos,mas que los sanos: los viejos , quelas personas en -1a fuerza de laedad ; y los desgraciados , quelos hombres afortunados.

CV I I.

Foción , al primer ruido quecorrió de la muerte de Alexan-dro , no quería que los Atenien-ses se dexasen arrebatar dema-siado de alegría , y se apresurasen

H3

t '18á creer esta noticia. « Atenienses,»V les decia , si ha muerto hoy,», tambien estará muerto mañana

y lo estará tambien pasado ma-:y ñana." Por eso el hombre irri-¿fado no debe apresurarse á cas-tigar con cólera ; puede decirseá si mismo : " Si hoy me ha»ofendido , • también me habrá>Y ofendido mañana y pasado ma-;› iiana. No hay mal que sea cas-

tigado un poco mas tarde; pe-ro habría mucho en que se re-

y, cibiese un pronto castigo , y-3, luego se descubriese la mocen-13 tia." Esto es lo ve sucede muyá menudo.

No hay que entregarse á lacólera en los juegos , ni en las'chanzas , porque se 'adquieren

[ n93enemigos ; ni en las discusiones,porque se vuelven querellas; niguando ha de pronunciarse sen-tencias , porque es añadir el opro-brio de la pasion al rigor de lajusticia ; ni en la enseñanza , por=que llena de disgustos la instruc-cion ; ni eñ la prosperidad , por-que es aumentar la envidia queella inspira ; ni en la desgracia,porque es destruir la compasionque ella merece.

C I X.

Aristípo , por un arrebata-miento de cólera , se indispusocon Esquines. " Y bien , qué

se ha hecho la amistad que osunja ? le dixo uno. Ella duer-

» me , le respondió , pero desder, este momento voy á despertar-

H4

r I 20 'Ila." Corre á buscar á Esquines.CC Me crees tú acaso , le dixo,,99 desesperado en el mal para m-i' , prehender el corregirme?=Vá,$› le respondió Esquines , abrazán-y, dolo : yo no me espanto que$: en todo me excedas y tú ha->, yas sido el primero en cono-» cer lo que debemos hacer."

X.

No debe olvidarse un excelen-te dicho de Ana ágoras. Este

, al saber la muerte de su hi-jo : " Ya sabía que era mortal."Di también guando tú te hallesirritado de alguna falta "Muy›, bien sabía guando compré este», esclavo , que no era un sabio:9, guando torné este amigo , que

tenia estos defectos ; y guando

[I213

Pf casé con mi mugen que era», una mugen."

CXI.

El vicio que llaman curiosi-dad , es una cierta inquietud desaber lo malo que hay en las ca-sas agenas. Es una especie de en-fermedad que no está exenta , nide envidia , ni de malignidad.Por qué , desdichado , es tan,

penetrante tu ojo para escudri-ñar el mal de tus vecinos , y tanturbio para descubrir tus propiosdefectos Dexa á un lado lo quete es extraño , y vuelve tu cu-riosidad hácia tí mismo. Si tan-to gustas de conocer la historiaescandalosa , en tu casa tienes enque ocuparte. Allí encontrarás entropas los vicios del alma ,

[ I 2 2 3fracciones .de la obligacion , y uninmenso almacén de todo lo quepueden producir mas vergonzosola envidia , baxeza y la pe-quefiéz. Allí es donde debes ha-cer inquisiciones , y exáminarlo to-do. Cierra las ventanas que caená la casa de tu vecino ; abre to-das aquellas que caen á tu de-partamento , al de tu muges , yal alojamiento de tus criados. Es-ta no será una ocupacion conde-nable sino un útil exercicio pa-ra tu Curiosidad.

C X I I.

Es menester confesar que elcurioso no es inútil á sus ene-migos , porque inquiere lo quehacen , lo publíca , y les hace verá, ellos mismos las cosas de que

[ 123deben guardarse , y los defectosde que deben corregirse ; peroatento siempre á lo de afuera,no vé lo que pasa en su casa.

C XI I I.

Hay gentes que apartan lavista de su propia vida , comodel expectáculo mas desagrada-ble que puede ofrecersOes. Lesfalta el valor para considerarlo,porque temerían volver háciaellos mismos la antorcha de larazon. Su alma , toda llena demales de toda especie ,brema delo que recela : se arroja fuera, yallí se paseá: ella nutre, ella en-gruesa su malignidad con el malde sus vecinos. Las Gallinas des-cuidan freqüentemente el mante-nimiento que en abundancia se

124les da , y van á escarbar en lasinmundicias , para hallar en ellasun solo grano de cebada. Lo mis-/mo sucede á los curiosos : ellosno hacen caso alguno de aque-llo que todo el mundo puedesaber , de lo que nadie les impi-de que sepan ; pero lo que seesfuerzan á recoger , es lo quetienen bien oculto en, lo inte.4rior de las casas.

x

Ofreciósele á uno el pregun-tar á un Egipcio , qué era lo que

tan oculto tenia. " Ello está. tan›, bien oculto, le respondió , pa-.

ra que no se sepa lo que es."Y tí' por qué buscas con cu-riosidad lo que te ocultan ? No

lo ocultarían si quisieran que fue-

se descubierto:

‘1),hCe

ac

[1 sC X V.

El mas incómodo. de todoslos vientos , decía Aristón, es elque nos lleva hasta. los vestidos.El curioso no se contenta condespojarnos de nuestros vestidos;abre brecha en nuestros muros,fuerza nuestras puertas , ahuyen-ta con sus persquisiones el pu-dór de las tiernas vírgenes, y son-da hasta los misterios de la no-che. Su imaginaciou se derramaen las casas de los ricos , en losreductos de los pobres , en lospalacios7 de los Reyej s , y en eltálamo de los nuevós esposos.

C X V I.

El Rey Lisimaco , decía al

[ 126poéta cómico Filipo " Qué2, quieres que parta contigo de>Y lo que poseo ? " "Lo que tú

quieras , Príncipe excepto tu»7 secreto."

CXVI Ie

Exercita tu curiosidad en losfenómenos de la naturaleza ; pe-ro ellos no tienen para ti nadade picantes , porque no podríashallar en ellos nada de malo. Puesbien , si es menester absolutamen-te que tu curiosidad no se txer-cite sino en el mal ; si te pare-ces á esos reptiles impuros , queno viven sino en medio de lasplantas venenosas , y que de ellassacan su sustento , vuelve tu cu-riosidad hácia, la historia ; allí ha-liarás grande abundancia de ma-les ; hombres precipitados:, de lo

C 1271alto de la dicha , subitamente ata-cada su vida ; mueres violadas;esclavos armando redes á sus se-ñores ; los zelos , la envidia , lasprisiones , las casas trastornadas,y los Xefes de las naciones des-cuartizados :hartare, goza sin tur-bar , ni apesadumbrar á los queviven contigo. Pero no , la cu-riosidad no gusta sino de los ma-les recientes : es preciso que aunestén calientes , porque no hallaplacer sino en las nuevas trage-dias.

C X V I I

Los curiosos van rara vez alcampo : no pueden soportar aqueo,lla tranquilidad , soledad y silen-cio. Si pasan en él algun tiem-po , miran las viñas de su ved-no , en vez de mirar las suyas;

[ 128]se informan de quantos bueyes sele han muerto , y quanto vinose le ha torcido. Satisfechos unavez sobre esto , se apresuran pa-ra volver al pueblo.

C X I X.

La 1oquacidad acompaña ne-cesariamente á la curiosidad. Co-mo el curioso tiene mucho gus-to en oírlo todo , tambien lo tie-ne en criticarlo todo. Lo queacaba de recoger , lo esparce congusto ; y ase , la enfermedad deesas gentes , es un obstáculo pa-ra que puedan satisfacer su gus-to dominante. Cada qual se guar-da , y tiene mas cuidado con ellos: .desde que parecen, todo se dexa;si se trataba de un negocio, es-peran su partida para volver a

9

ra

[ 129 Isu discusion , así como se ocul-tan das provisiones guando apa-rece un animal rapáz.

C X X.

Los hombres sensatas deben,antes de caer en el desorden delas pasiones , fortificarse con ra-ciocinios capaces de combatirlasá fin de hallarse prevenidos:; muyde antemano, para resistirlas guan-do lleguen á dexarse ver. Conellas sucede lo que con los per-1ros feroces , á quienes la sola vozdel que estan acostumbrados á oir,basta para contenerlos ; y todaslas de los otros , no hacen masque irritarlos. Así las pasiones;en su feróz impetuosidad , nopueden apaciguarse si no oyen losrazonamientos que S 011 propios

Torno X. 1

[ 130para hacerlas callar , y que des-de largo tiempo se hizo costum-bre de oponer á su furor.

C X X I.

El falso que en la falta deactividad se tenga mas tranquili-dad de espíritu. Luego serian lasniugeres las que gozarían masque los hombres de la feliz calmadel espiritu, porque quedan tran-quilas en el reposo de sus casas,ocupadas solamente del cuidadode sus haciendas ; pero hasta suretiro penetran el desorden , laagitacion , los zelos , la ambiciony la supersticion. Laates , du-rante veinte años,.. estuvo en elcampo ,-sin otra sociedad que Jade una criada vieja , que le hacíade comer abandonó su Palacio,

tJ

el

C1313su patria y su Reyno pero lapesadumbre roedora le siguió, yno dexó de acompañarle en la so-ledad.

C X X I X.

El vicio y la virtud , y noel grande ó pequeño número deocupaciones , son los que procu-ran la tranquilidad 6 agitaciondel alma. Descuidar el bien ó ha-cer el mal , es exponerse igual-mente al desasosiego interior.

(:XX II I.

El navegante á quien ator-mentan las nauseas , cree encon-trar alivio pasando del puente alcamarote , y del camarote sobreel puente ; pero su incomodidadle sigue por todas partes , porque

I2

[ 132 13por todas partes lleva consigo labilis , que le atormenta. La mu-danza de vida es igualmente in-capáz de sustraernos á la agita-,don del alma : su causa está ennuestra ignorancia , que no nospermite - el resignarnos con las vi-cisitudes de los mismos acaeci-mientos. Ella atormenta al pobrey al rico , al soltero y al casado.Por su causa se, huye de los ne-gocios , y no puede tolerarse lainaccion ; por ella queremos in-sinuarnos en las Cortes, y su per-manencia en ellas se hace inso-portable.

CxXI V.

Alexandro oyó decir Anaparco que existían infinitos mun-dos , y empezó á llorar. Sus ami-gos le preguntaron , quál era la

[ 13 3causa de su dolor. « Ah ! si!Y existen mundos infinitos , lesPP dixo , no tengo motivo de der-9, ramar lagrimas yo , que aun99 no me he hecho dueño de uno», solo? " Crates no tenia masbienes que unas alforjas y unamala capa , y pasaba su vida ale-gre , como si no hubiera sido for-mado sino de dias de fiesta. I, oszapatos siguen el movimiento delos pies ; las diferentes situacio-nes de la vida , se conforman álos carácteres de aquellos que sehallan en ellas.

CX X V.

Plutón la comparaba al juegode dados : es menester echar es-tos para lograr buena suerte; pe-ro ya echados , es preciso tomar

I3

(i34]los que vienen , y procurar sacar I-partido de ellos. No está en nues-tra mano el 'sacar los que quisie-ramos ; pero es obligacion nues-tra el recibir los golpes que lasuerte nos. envía , y arreglar enconseqiiáicia nuestro juego. Si so-mos sabios sacarémos buen par-.tido de las suertes favorables , yno nos afligirémos por las que nossean contrarias.

CX XV

Los que no saben formarseprincipios sobre el modo de so-portar la vida , son como aque-llos enfermos que no saben su-frir el frío , ni el calor. La feli-cidad los enajena , y la desgracialos abate : la una y otra fortunalos desordena; pero principalmen~

[ 135re, aquella que todos llaman fe-líz.

cxxvir.

El tornillo es una planta secay árida , pero las Abejas sabenextraer de él la miel mas dulce.Así el sabio freqüentemente sabesacar partido de las coyunturasmas desgraciadas , y hacerselasútiles.

CXXVIIL

Diógenes fué desterrado : és-ta no fué desgracia , porque des-de entonces se aplicó á la filoso.,fía. Zenón de Cid° poseía unbarco de comercio; supo que ha-bia zozobrado y perecido con to-das las mercancías que formabansu carga : "Fortuna \, dixo , tá,› acabas de tratarme bien ; por-

136]»9 que me reduces á la capa de»los filósofos , y me envías al», pórtico."

Quién te impide el imitara esos sabios ? No has logrado lamagistratura'que solicitabas; puesbien , vivirás en el 'campo ocu-pado en tus negocios personales.Tú buscabas el favor del PrincPpe , y te ha desechado ; tú vivi-rás sin cuidados y sin riesgos. Túno tienes hijos ; ninguno de losReyes de Roma tuvo heredéros.Tú eres pobre ; Epaminondas loera : conoces , pues , alguno enBeócia ; cuyo destino prefiriesesal de ese grande hombre ? Tuniuger es infiel ; ignoras que lamuger de Agis fué corrompidapor Alcibiades , y que confió su

e

[ 137vergiienza a sus criadas? Sin em-bargo , Agis era el mas grandey el mas ilustre de los Griegosde su tiempo. La hija de Stilpondió en el vicio , y no fué poreso el menos festivo de los filó-sofos. Metrocles le echaba en ca-ra la conducta, de su hija : "EsaY, no es culpa mia , respondió, si-» no suya."

cxxx.

Quando tenemos calentura,todo nos parece amargo y de malgusto ; pero guando vemos á losotros tornar estos mismos alimen-tos con gusto , no acusamos ásu qualidad , sino á la enferme-dad , de la desagradable sensacionque nos causan. Tambien cesa-rémos de quejarnos de los acae-cimientos al ver á tantos otros

[ 1 3grecibirlos sin pena , y hasta, conalegría.

C X X X I.

Nos suceden accidentes queno habriamos querido experimen-tar : no nos descuidemos en con-tar los beneficios que nos suce-den : nuestra fortuna está mez-clada , y debernos compensar lamala con la buena.

CX X XII.

Cierto habitador de Chio ven-día á los otros el mejor vino quetenia , y buscaba el peor para suconsumo. " Qué hace tu amo?"preguntó un día un hombre alcriado de aquel : " ¿ Qué hace?

tomarse el trabajo de buscar lo.›, malo , guando tiene lo bueno

I 39Y/ con abundancia." Así los hom-bres descuidan amenudo las dula-zuras de la vida *, y vuelan traslas amarguras.

XXXI II.

Aristípo perdió una de susAlquerías. Un conocido suyo pa-recia compadecerle. " Pero , le

dixo l Aristipo , todavía me que-»dan otras tres , y yo creo que

tú no tienes sino una." = Escierto. " Luego yo soy quien7ydebo afligirme de tu suerte."

C XX X I V.

Es una locura el afligirse porlo que se ha perdido , en vez dealegrarse de lo que queda. An-típater de Tarsis, en el artículo de

[ 140la muerte recapituló quanto lehabía ocurrido de lisonjero en to-da su vida , y no olvidó , ni aununa navegacion feliz que había'hecho desde Cilicia, á Atenas.

CXXX V.

Hay gentes que apartan lavista de las ventajas que gozan,.y no consideran sino la ,gloria delos otros , su felicidad y su ri-queza. Esto es parecerse á aque-Ros libertinos que persiguen lasmugeres agenas , y abondonan lassuyas.

c.xxxv

Importa mucho á la tranqui-lidad del alma el fixar principal-mente la atencion: sobre los bie-nes que se gozan , ó á lo me-

't1

.19(

11

[ I4I1nos coñsiderar á los hombres quese hallan con menos proporcio-nes todavía , sin dirigir siemprelas miradas hácia los mortales masafortunados.,

CXXXVII.

Los esclavos celebran la di-cha de los hombres libres : loshombres libres , la de los ciudada-nos : los ciudadanos , la de los ri-cos : los ricos , la de los sátra-pas : los sátrapas , la de los Re-yes ; y los Reyes , la de los dio-ses : estos quisieran casi hacer bri-llar el relámpago , y arrojar elrayo. Qué otra cosa es esto si-no juntar pretextos para acusará la fortuna , castigarse á sí mis-mo , y forjarse tormentos

[ 1421

C X XXV III.

El hombre que goza de unjuicio sano , y que vé tantos mi-llones de mortales alumbrados conla luz del. Sol , y alimentadoscon los frutos de la tierra , no sequeja , ni cae en el abatimiento,porque en este número se hallanalgunos que tienen mas gloria ómas riquezas que él ; si no sefelicita de su dicha , consideran-do que existe un monton de hu-manos mas dignos de compasionque él. Ves en tu camino á unhombre que blandamente vá enuna litera baza los ojos , y mi-ra á los que la llevan. No mi-res el fausto de Xerxes , sino fi-xa tu vista en aquella tropa dedesgraciados , que báxo el látigo

1 43 3Baban el monte Athos; sobre aque-llos otros á quienes cortaron lasorejas , y arrancaron las narices,porque un puente fué roto poruna tempestad y piensa si estosinfelices no envidiarán tu suerte.

C X X X I X.

Supuesto que tenemos la de-bilidad de querer vivir segun losotros , y no segun nosotros mis-mos ; supuesto que nuestro ca-rácter triste y zeloso no nos per-mite el gozar alegremente denuestras ventajas , sino que nosatormenta con lo que los otrostienen ; no miremos solo en elloslo que excita nuestra admiracion,ó puede inspirarnos envidia , co-mo el brillo que tienen , y el rui-do que haces , en el mundo ; rom-

144parcos mas bien el brillante veloque los cubre. No nos atenga-mos á falsas apariencias ; escu-driñemos su interior , y verémosen él bastantes penas y cuidados.El célebre Pitaco , grande por susabiduría , su valor y su equidad,daba una comida á sus amigos:su muger entra furiosa , y echa árodar la mesa : los convidados seturban ; pero el sabio se conten-tó con decirles friamente : "

da uno de vosotros tiene sus›, cuidados "

CXL.

Lo que mas que todo perju-dica la tranquilidad del alma , esel no saber medir Jos deseos ála condicion y á las facultades.Nosotros nos obstinamos en for-

mar es'peranzas que no debiera-

[ 145 Ianos concebir ; y guando nos sa-len fallidas , acusarnos á los dio-ses y á la suerte á nuestra sim-pleza es á quien debiamos acu-sar.

C X L I.

El Persa -Megabice fué alobrador de Apeles , y empezó áhablar sobre la pintura ; pero eIPintor le tapó la boca , dicien-dole : " Mientras que has calla-»cho , se ha podido formar

cio de tí , por el oro y la páropy pura que componen tu adorno,Y) y creerte algo de provecho; pe-') ro ahora , esos muchachos que»y muelen mis colores , se burlanp) de ti , •oyendo las necedades3/ que te se han escapado." Hayqualidades que no pueden jun-tarse , y que hasta se excluyen

Torno X.

[ 1 46 :Irecíprocamente. El arte de la pa-labra y el estudiode las ciencias,exigen tiempo : para elevarse álos empleos de la república , pa-ra conseguir el favor de los Re-yes , es menester ocuparse en losnegocios : el uso del vino , y delos alimentos substanciosos , dafuerza al cuerpo , y lo quita alespíritu cuidando los bienes , seaumentan las riquezas.: y el des-precio de éstas , conduce á la fi-losofía; y asi no pertenece todo átodos los hombres ,yes la granciencia el conocerse á sí mismo.

FIN DEL TOMO DECIMO.

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