Padres de la iglesia

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TERTULIANOTERTULIANO160 - 225160 - 225

SU VIDA Quintus Septimius Florens

Tertullianus

Nació en el año 160, hijo de un centurión proconsular (oficial subalterno), pertenecía a la clase mediana de la sociedad. El joven Africano recibió una sólida formación, estudió derecho y retórica. Ejerció quizás la profesión de abogado en Roma, luego volvió a África, a la que está visceralmente unido.

Llegó a ser poderoso en la lengua griega, pero su idioma, el idioma con el que iba a pelear mil batallas y escribir numerosos volúmenes, fue el latín, que dominó y manejó cual ningún otro en su época. La vida pagana le arrastró en todas las corrientes del vicio. El circo, el bajo teatro, y los mil place res carnales que Cartago ofrecía, tuvieron en el joven pagano un apasionado admirador y partícipe.

Su conversión, fue repentina, tal vez producida por el espectáculo inspirador que le ofrecían los mártires que iban valiente y gozo samente al encuentro de la muerte. Sabemos que se conv irtió siendo hombre ya hecho, y cuando había probado la impotencia de los placeres mundanales para satisfacer las necesidades del hombre.

En su época católica defendió con eficacia la fe frente a los paganos y frente a diversas herejías, y escribió obras teológicas y de carácter disciplinar y moral. Se inició como escritor cristiano dirigiendo una carta animadora a los muchos hermanos que estaban presos y esperando la hora del martirio.

El libro más conocido es el Apologético: Escribe en un clima de enfrentamiento con la autoridad romana, en la época de Septimio Severo, preocupado por asentar su autoridad sobre el culto imperial (193-211)

Un valiente escrito dirigido a los gobernadores de las provincias romanas, para mostrarles la rectitud de vida de los cristianos, totalmente ajenos a los delitos que se les atribuían.

Se propone presentar a los cristianos como ciudadanos comunes, cumplidores ejemplares de todas sus obligaciones cívicas, dignos de todo el aprecio que los gobernantes deben tener por los súbditos buenos y leales.

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Se unió al movimiento montañismo poniendo por completo su persona, sus facultades y su elocuencia al servicio de esta causa.

Los montañistas se habían apartado de los otros cristianos en señal de protesta contra el formalismo, clericalismo, y decadencia espiritual que se empezaba a notar en muchas iglesias. Aspiraban a mantener la más completa pureza y fervor.

El movimiento montañista creían en la segunda venida del Señor; gloriosa esperanza que los otros cristianos empezaban a perder.

Tertuliano decía: "¡Oh qué espec táculo será la gloriosa y triunfante venida de Cristo, tan segu ramente prometida, y tan cercana! ¡Qué gozo el de los ángeles y qué gloria la de los santos resucitados! ¡Empezará su reino y se levantará una nueva Jerusalén! Después vendrá la escena final —el amanecer del gran día del juicio y de la confusión de las naciones que se burlaban y no esperaban aquel día que con llama devoradora destruirá el viejo mundo, con todas sus obras. ¡Oh glorioso espectáculo!"

Tertuliano murió en el año 225, dejando un legando al cristianismo el ejemplo de su incansable actividad, de su fervor y sinceridad nunca desconocidos, de su amor a los perseguidos por causa de la justicia; y sus magníficas obras literarias que perdurarán en el mundo como ricos modelos de la primitiva elocuencia cris tiana.