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NECESIDADES DE FORMACION EN LA SOCIEDAD GLOBAL: Énfasis Ocupacional.
Desde mediados de los 70 el mundo viene globalizándose en forma
probablemente irreversible, entre otras razones, porque este fenómeno
descansa en la mundialización que se iniciara con el descubrimiento de
América. La globalización infortunadamente orientada con deliberada
arbitrariedad selectiva hacia lo financiero y el ciberespacio, ha impuesto un
ritmo de vertiginosos cambios en todos los procesos contribuyendo en forma
determinante a dar el salto entre la bipolaridad y la multipolaridad, a concretar
la “aldea global” y a hacer de lo científico – tecnológico el paradigma dominante
del siglo XXI.
De la mano de la microelectrónica y las telecomunicaciones, las naciones y sus
economías han derribado las fronteras operando en tiempo real, esto es, el
efecto de demostración, en el cual, el principal signo es la instantaneidad,
escenario que desplaza los factores de riqueza naturales, tales como el capital,
la tierra y el trabajo por un recurso superlativo, el conocimiento. Es así como en
la era de la información o como Drucker, Naisbitt, Rifkin, Castells, etc. la
denominan: LA SOCIEDAD POSINDUSTRIAL, ahonda la brecha entre países,
entre continentes y también entre los propios grupos humanos. En
consecuencia, las empresas que no se suban a esa nave de la automatización
flexible muy probablemente desaparecerán o a lo sumo sobrevivirán
mediocremente, al tiempo que sus naciones serán irrelevantes en el ajedrez
estratégico y geoeconómico que se está tejiendo. En cuanto al “capital
humano”, se espera promoverlo, capacitarlo y potenciarlo especialmente, en lo
que a manejo simbólico, codificador e interactivo se refiere, a fin de evitar el
abismo sin retorno entre los cibernautas y los analfabetas desintegrados y
excluidos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación –TICs-.
Se han producido tres grandes Revoluciones Industriales, pero, la tercera es la
que más impacto ha tenido en todos los tópicos del mundo de la vida; sin
embargo, no puede ser entendida sin comprender cómo y de qué manera se
produjeron las dos primeras revoluciones industriales. Como es bien sabido, las
energías limpias acompañaron la sociedad agrícola a tal punto que K. Marx
afirmó que el molino de agua fue la base “técnica” del Feudalismo, mientras el
molino de vapor precipitó la sociedad industrial (Miseria de la Filosofía). Ahora
bien, desde la era primitiva, se han ideado, diseñado y utilizado herramientas
que permitieron a la especie cambios continuos y discontinuos, pero, sin duda
existieron innovaciones que marcaron el cambio de una época por otra. Así por
ejemplo, la agricultura y la escritura enterraron el mundo nómada, pastoril y
tribal, por una era antigua llena de innovaciones que necesariamente introdujo
nuevas cosmogonías con prácticas culturales y civilizatorias asombrosas.
El debate sigue vivo, candente e interesante sobre si es lo científico-técnico el
alma de las grandes transformaciones históricas, o al revés, si las
externalidades denominadas “Modos de Producción” condicionantes de las
“Relaciones Sociales de Producción” son las creadoras de la dialéctica
tecnológica como causa primera y eficiente. Incluso para los seguidores de la
sociología Weberiana, la más connotada antagonista de la sociología de
inspiración Marxista, son los valores culturales y por ende institucionales los
que arman la infraestructura que posibilita la emergencia del espíritu científico.
Si son las fuerzas históricas, culturales, sociales o institucionales (VALORES),
entonces El Renacimiento de los s. XV al XVII, no podría tener una
interpretación científico-positivista, sino que habría de aceptarse como
hipótesis que este fecundo periodo de la historia irrumpe con el surgimiento de
las ciudades mercantiles, estimuladoras a la sazón, del descubrimiento de
América (expresión que la ideología indígena rechaza con vehemencia). Ahora
bien, El Mercantilismo constituye la antesala del Librecambismo del s. XVIII en
el que se produce la Primera Revolución Industrial con la muerte de las
realidades artesanales. Es justo aquí donde las máquinas y su “extraño” poder
de transmutación convierten a la técnica en un verdadero catalizador del
cambio y por ende a la ciencia en una verdadera locomotora del devenir
histórico, la organización del trabajo y los perfiles sicietales. Pues bien, se
exacerba el conflicto entre el Capital (K) y el Trabajo (W), como quiera que la
mano de obra fabril fue crecientemente sometida al desarraigo, la alienación y
la pobreza.
El líder obrero N. Lud ( Rifkin, J. El Fin del Trabajo) la emprendió contra las
máquinas por considerarlas enemigas del empleo y las revueltas sociales no se
hicieron esperar. Los empresarios crearon su propio Estado Gendarme, su
propio ordenamiento jurídico, su propia ciencia instrumental y particularmente
sus propias teorías de la gerencia. En efecto, el “Taylorismo” conocido como
los Tiempos y Movimientos catapultó el espíritu de la Modernidad que habría
de consolidarse como fuerza ideológica con la Revolución Francesa y en el
Movimiento de la Enciclopedia cuyo cenit es el pensamiento de Hegel (Razón,
Dios, Progreso, Estado Nacional y Cientifismo).
La segunda Revolución Industrial supera la energía del vapor y la mecánica por
la electricidad y los motores de combustión alimentados por los hidrocarburos
fósiles. La productividad y la automatización emprenden la marcha con
velocidad incremental que no podría ser detenida ni siquiera por los obreros, a
los que se les permitió su legalización y reconocimiento a través de esa
institucionalidad jurídico-política denominada Sindicato (con-Justicia). El
antagonismo K----W comenzó a ser conjurado por las políticas de Previsión Social (1) tanto en Alemania con Bismarck como en Inglaterra con Beveridge.
Pero, fue el presidente D. Roosevelt quien diseñó el Estado de Bienestar
(Welfare State) proyecto de nación con medios y fines deliberados o,
conseguidos a través de instituciones y políticas públicas, orientadas a tramitar
las demandas de índole social (educación, salud, empleo).
El interés general puso freno relativo al Mercado y a los gremios empresariales,
de modo que en coherencia con las teorías económicas de J. Keynes (2) se
entró a planificar e intervenir las fuerzas productivas, bajo un proyecto de
nación o país que no escatimó iniciativa en crear empresas estatales, dirigir la
educación superior, intervenir el accionar científico-tecnológico. Y hay más. Se
crearon cargas tributarias redistributivas, en la perspectiva de prevenir crisis tan
nefastas como la de 1929, erradicar los costosos y arruinadores conflictos
obrero-patronales en tanto se conducía al pueblo norteamericano por la senda
del progreso sin asfixiar la competencia. Los siguientes esquemas exhiben el
panorama Taylor-FORDISTA consolidado en el eje Anglosajón:
LIBERTADES SINDICALES
La alianza tripartita Estado-Empresariado-Sindicalismo se representaba en
forma supranacional en la Organización Internacional del Trabajo –O.I.T.-
adquiriendo un empuje que no había tenido desde su creación. Es así como
desde 1.876 hasta 1950 aproximadamente, el Taylor-Fordismo impuso la
producción en masa, en líneas de montaje, vale decir, los productos en serie,
con gigantescos inventarios en los que las huestes conformadas por obreros,
operarios, maquinistas, entre otros, no requerían mayor capacitación ni un nivel
de conocimientos significativo. Básicamente requerían músculo, destrezas fijas,
repetitivas, con prolongadas resistencias, poca capacidad deductiva y en lo
posible, con algunas habilidades que les permitiera formar la noción de cadena
de montaje; las empresas buscaban economías de escala. Los ausentismos,
las incapacidades frecuentes, la altìsima accidentalidad y formas
psicopatológicas variadas, se sumaron a los “tiempos muertos” que las líneas
de ensamblaje producen, así como al incremento excesivo de los desperdicios.
Paralelamente, el mundo periférico no superaba su economía agraria con un
incipiente Taylorismo, pese, a su sujeción al “Modelo de Sustitución de
Importaciones”. Colombia particularmente se ancló a un esquema
agroindustrial monoexportador con algunos procesos extractivos que no le
permitieron alcanzar un proceso industrializador que coadyuvara en la
construcción del Estado Nacional. El petróleo y sus derivados no han dejado en
Colombia, en Venezuela, en México y en Ecuador un progreso integral y por el
contrario, ha sido epicentro de conflictos y contaminación a ultranza.
Los costos crecientes, la inflación y otras distorsiones tanto macroeconómicas
como microeconómicas no preocupaban a Roosevelt ya que el New Deal
estaba dando excelsos resultados en la cercanía del pleno empleo, el
fortalecimiento sistemático de las urbes y por ende, el aumento espectacular
del consumo resultado de la reactivación en la demanda agregada. Se logró,
igualmente, alcanzar la paz socio-laboral y en la esfera pública fueron
impulsadas las cuatro libertades de estirpe claramente socialdemocráticas que
los Estados Providencia de Europa ahondaran con mayor persistencia. Ellas
son, la libertad de expresión, especialmente en lo que a medios escritos y
prensa se refiere, la libertad frente a la necesidad (abrigo, alimento, seguridad),
libertad para domeñar el miedo (políticas previsionales en salud, pensiones,
educación, empleo). Y la libertad de creencias. Estos ejes axiológicos no se
tradujeron para A. Latina y su resonancia en nuestro medio naufragó en un
océano de retórica que A. López Pumarejo tuvo que aceptar.
El paradigma Taylor-Fordista estimuló la dependencia y el neocolonialismo
ocasionando grandes encrucijadas en otras naciones hasta que estalló la
segunda conflagración mundial (1939-1945). El encanto comenzaba a
desmoronarse y el equilibrio alcanzado entre culturalistas Weberianos (El Tipo
Ideal) y los neopositivistas manchesterianos seguidores de las ideas
capitalistas de Smith-Ricardo y principalmente, de Schumpeter empezaba su
agotamiento a favor de los últimos. En efecto, las potencias occidentales
volvieron a apostar por fórmulas científico-técnicas para enfrentar “con éxito” la
amenaza nazifascista y ulteriormente, el totalitarismo comunista. En el seno de
esta inenarrable confrontación se gestó la “Tercera Revolución Industrial”.
El fin de la guerra fue el principio por la carrera armamentista y la competencia
darwiniana por ganar la guerra fria (1945-1989) tanto frente a la URSS como
frente a la China Roja. En consecuencia, el esfuerzo de innovación, de
investigación y la necesidad inaplazable por la resolución de problemas
intensamente desafiantes condujo a la invención de la bomba atómica mientras
en forma simultánea, se diseñaron las primeras computadoras.
La guerra ha sido uno de los condicionantes del trabajo científico en el s. XX. No tanto la primera guerra mundial, en la que la in – vestigación militar se limitó a adecuar las tecnologías civiles a las necesidades propias del combate y, por lo tanto, no trajo inno – vaciones científicas; pero sí la segunda, en la que la investiga – ción científica tomó una orientación definitiva hacia la producción de nuevas tecnologías… En la sociedad tecnocrática, la tecnología tiene un influjo desin – tegrador y creador a la vez… para resolver los problemas de la industria, la economía o el poder militar. (Peña, L. 02).
Desde las trampas para cazar y la capacidad para atacar a distancia dando
poder al hombre primitivo, se pasó a la rueda, el arco en la construcción y la
democracia griega con una parcial humanización del poder entre los antiguos.
Luego, se desembocó en el ferrocarril y de allí, la humanidad contempló el
símbolo, culmen de la era atómica: el carro. No obstante, en el crepúsculo del
s. XX, el chip de silicio y el dominio satelital de la órbita geoestacionaria dan a
luz una realidad fantástica, la telemática. El auto personal se encuentra ad-
portas de un gran museo posfordista (imagine el lector a 400 millones de
Chinos de las clases medias comprando uno o más carros) ya que deberá ser
rebasado abrumadoramente por las autopistas de la información. Es así como
la red de redes o la internet permite mirar con esperanza altamente factible las
posibilidades democratizadoras y descontaminadoras (Pacto de Kyoto) que
ninguna otra innovación había logrado.
He aquí algunas afirmaciones que retratan los códigos del mundo tecnotrónico:
1- Salto del modelo Taylor-Fordista al modelo de Flexibilización Toyotista (3).
2- Preferencia por las megalópolis automatizadas y nostalgia por lo rural.
3- Coexistencia entre la Tradición y la Modernidad, pese a su gran tensión.
4- De las grandes computadoras institucionales a la nanotecnología y el
microcomputador personalizado.
5- Del sindicalismo reivindicacionista, confrontacional y de empresa al
sindicalismo proactivo, propositito, concertador y de industria.
6- Del Estado Nacional Chovinista al Estado Social, subsidiario y
complementario.
7- Del proletariado vanguardista e iluminado al cognitariado. O, si se prefiere,
de la “mano-factura” a la “mente-factura”. Del puesto fijo a la polivalencia.
8- De una economía extractiva e industrial a una economía de la variedad y
de los servicios. Tercerización en la generación de empleo y riqueza.
9- Del determinismo, el mecanicismo y lo unidimensional a la complejidad, la
ambigüedad y la incertidumbre.
10- De la atomización y la esquizofrenia a la integración, el todo y lo holístico.
La realidad actual no deja de ser paradójica porque hoy más que en ninguna
otra época poseemos los medios para elegir rumbos de felicidad, “bienestar” y
autorrealización; sin embargo, también podríamos destruirnos o perpetuar la
exclusión. Para Fukuyama el horizonte se identifica con lo primero y para ello,
le apuesta a la democracia, la convivencia y el pluralismo que serán factibles
gracias al fallecimiento de las ideologías duras y extremistas. Pero, su maestro,
también de la U. de Harvard, S. Huntington, la segunda realidad es la que se
impondrá. En efecto en su obra Choque de Civilizaciones , además de criticar
las tesis de su discípulo, esbozadas en El Fin de la Historia , por optimistas e
ingenuas, hace la afirmación, según la cual, las ocho culturas dominantes se
enfrentarán en una guerra de civilizaciones que nos debe preparar para la
confrontación y la xenofobia .
Aunque los hechos de Nueva York , Atocha o Londres parecen dar apoyo a la
tesis de Huntington, existen otras ópticas, la mayoría de las cuales, convergen
hacia la necesidad de construir un diálogo Inter- civilizatorio, un encuentro
entre mentalidades culturales y cosmovisiones diversas. Para ello es
indefectible un serio proyecto educativo, altamente correlacionado con la
dimensión ético – política y el inconmensurable valor de la tolerancia, el
respeto, la corresponsabilidad y la transparencia. En otras palabras, la
ignorancia y el analfabetismo tanto cultural como académico suelen sacralizar
la razón instrumental neoempirista, soslayando cinco aspectos señalados por
los sabios del CLUB de Roma en 1975.
- Escasa capacidad para negociar, dialogar y tramitar los diferendos sin
apelar al aniquilamiento o negación de la alteridad. (coexistencia de los
contrarios). Reconocimiento de las diferentes historias.
- Poca conciencia de la importancia sobre el ecodesarrollo y una
ecosostenibilidad a escala humana - léase seguridad y salud
ocupacional - que posibilita tanto cantidad como calidad de vida.
- Nula sensibilidad frente a la pobreza y precarias teorías para enfrentar
con efectividad las desigualdades a partir de decisiones políticas en
materia de competitividad y productividad.
- Ausencia de capital social y humano que en la era del conocimiento es
el único factor democratizador –sin fundamentalismos- capaz de
provocar participación ciudadana y freno eficaz contra la corrupción,
las mafias, la mentira y la ineficiencia.
-Debilitamiento de los derechos humanos (de primera, segunda, tercera
y cuarta generación), deslegitimando el imperio de la ley y haciendo
ingobernable al mundo. Era del vacío en la cual se resquebrajan los
liderazgos y se pierden los horizontes de sentido.
J. Lyotard en la Condición Posmoderna afirma que la educación
tradicional o “bancaria” (Freire) aspira a enclaustrar al educando para
que desarrolle unas simples habilidades laboristas, de consumo y de
hostigante éxito –léase El Mundo Feliz de Aldous Huxley- . Igualmente
cree el filósofo de marras, que la educación consensualista debe ser
sustituida por la concertación crítica y el debate pertinaz entre las ideas.
Para el escritor mexicano Carlos Fuentes la globalización deriva de la
descomunal circulación informativa e inexpugnable, salvo que la
educación contribuya en su interpretación, organización y control,
procesos que dan lugar al conocimiento como punto de partida y de
llegada, a la manera de un espiral rutilante y avasallador carente de
centro.
De acuerdo a lo anterior, la era posindustrial no es más que una
revolución del conocimiento en la cual desaparecen, desplazan y
resignifican muchos conceptos y creencias; o sea, que se hace
imperativo e inesquivable desaprender, reaprender y volver a aprender.
Así por ejemplo, el concepto sociolaboral “puesto de trabajo” viene
mutando hacia el concepto empleabilidad. La denotación y connotación
de dicha categoría es la de competencia, entendida ella, como la
capacidad para anticiparse y eventualmente, responder o reaccionar,
frente a escenarios complejos, retos inesperados o desafíos
impredecibles. El trabajador y el profesional del mundo microelectrónico
y con arreglo al interaccionismo simbólico necesitan competencias
facilitadoras de la multifuncionalidad, con talentos para el trabajo y la
investigación en equipo, que trascienda ampliamente las destrezas y
habilidades operativas bajo la efectividad de la lógica hipotética-
deductiva y sin detrimento de la lógica del sentido o pensamiento lateral.
Las estructuras curriculares deben asumir el discurso de las
competencias como líneas transversales tanto en el ámbito universitario
como en todas las instituciones dedicadas a la educación, sin desmedro
de la autoformación, esto es, el aprender a aprender de forma
permanente. En estas ideas, las apreciaciones de E. Morin y Delor,
representantes de la UNESCO son de inobjetable pertinencia y utilidad.
1- Aprender a Pensar: dando énfasis a lo global, con criterio holístico y
haciendo uso de las inteligencias múltiples. La discusión o el debate,
a la manera como la narra T. Kuhn, en el sentido de ser irreverente
con los paradigmas dominantes. Quizá en una dirección análoga, el
Racionalismo Crítico del Círculo de Viena (K. Popper) promueven la
metodología de la Falsabilidad, en la perspectiva de poner los
constructor hipotéticos a fogueos sistemáticos, transparentando así,
la solidez de los cuerpos teóricos. También cabe mencionar a E.
Hurssell del Movimiento Fenomenológico quien sostenía que el
principal obstáculo para aproximarse a la verdad era lo ideológico;
pues bien, defendió la posibilidad de someter los esquemas
ideológicos rígidos, esto es, radicalmente interesados a una
neutralización para permitir el libre fluir de la conciencia intencional
en la búsqueda de la verdad. Es así como emerge el pensar crítico,
divergente, creativo y se debilita el integrismo ideológico propio de
regímenes sospechosos en el campo del interés general, o,
subrepticiamente comprometido con lo turbio.
2- Aprender para la Toma de Decisiones: la resolución de problemas y
la gestión propositiva de los conflictos supone la capacidad táctica,
estratégica y de visión; por consiguiente, se combinan tanto la
imaginación como la tecno-cultura. La imaginación desciende a
través de la intuición, la síntesis y el análisis susceptibles de ser
perfeccionados y viabilizados mediante mapas mentales (T. Buzan) y
un conjunto abigarrado de simbologías propias de las herramientas
TICs. No basta aquí, con la lógica formal (Aristotélico-Tomista), ha de
trascenderse hacia la lógica del sentido, hacia lo transdisciplinar para
poder optar y elegir en medio del riesgo y la incertidumbre.
3- Aprender a Convivir: Supone una escala axiológica para la
interacción preactiva, asertiva, empática y de alteridad
intersubjetiva,en especial, frente a los dilemas de la vida social,
familiar e interpersonal. Pericia actitudinal para administrar conflictos
y asumir desafíos. Interés en el trabajo de equipo, manejo de lenguas
relievantes en la órbita geopolítica y neoeconómica, así como
curiosidad y deleite por comprender otras culturas.
4- Aprender a conocerse a sí mismo: cada persona debe encontrar su
“voz”, o lo que expertos del comportamiento conocen como la
vocación y la misión personalizante, autorrealizadora, dentro de la
condición humana signada por la soledad. Esa mismidad singular en
el abrazo con el sentido de sí mismo afirma la identidad, la
autoestima que en el seno de la educación revela su máxima
expresión en la autonomía. Por este camino se edifica la frugalidad,
la moderación, el respeto y la alegría anticipándose a las formas de
adicción o enajenación que la cibernética informatizada estimula.
5- Aprender para lo Público: se prescriben nuevos valores porque los de
la modernidad, todavía son, pero ya no valen. Han sido degradados
merced a la doble moral y al imperio de la mentira. Es así como se
refundan valores tales como la corresponsabilidad, la cooperación, la
solidaridad universalizadora y equitativa, la transparencia
(accountability o rendición de cuentas). Los Derechos Humanos
exigen un compromiso ineluctable y su factibilidad depende, en
buena medida de luchar contra el unilateralismo del “pensamiento
único”, sembrando el multilateralismo con el derecho a la utopía en
un mundo donde las fronteras se flexibilizan, no obstante los muros
de la ignominia que pretenden detener las migraciones incontenibles
sin ir a la raiz de la problemática.
En un mundo fragmentado, con escasez de recursos, golpeado por
disímiles formas de terrorismo vuelven a aparecer saberes de gran
utilidad para encarar las tensiones modernidad-posmodernidad; o,
economía-política. Esos saberes de base amplia como lo sustenta el
académico Roberto J. Salazar en su obra Posmodernidad y Verdad son
la física, la química, la filosofía política, la sociología de la cultura, la
Etica (J. Rawls), la historia antropológica, la lingüística. Según Salazar
en una realidad posmodernadonde prepondera el intercambio simbólico,
se desplazan unas ciencias y se centran otras, inclusive considera que
hay en marcha una reorganización y recomposición de los saberes.
No hay, siguiendo a Salazar, destino fijo porque los grandes
metarrelatos se desplomaron y la concepción de historia occidentalista
en vías de progreso fracasó. Toca, entonces, inventar y reinventar
nuestros propios cuentos o microrrelatos. Basta mirar la frustración del
modelo de Sustitución de Importaciones, La Alianza Para el Progreso o
el Consenso de Washington para confirmar que tales destinos
naufragaron en América Latina. En la realidad colombiana la verdad y lo
real deben constituirse a partir de “juegos auténticos” que mirando lo
global, perciba lo local. No existen dogmas universales, ni la “guerra
preventiva”, ni la “ guerra santa” ; lo que hay son diferendos,
desencuentro permanente, divergencias en la esfera comunicativa, entre
juegos de lenguaje. En Colombia las tecnologías alcanzan una prioridad
ocupacional superior a la formación profesionalizante, particularmente
en sectores de punta vinculados con el sector exportador.
Tecnologías como la de telecomunicaciones, informática, SOFTWARE,
biotecnologías, química farmacéutica, recursos energéticos y ecológicos.
Una revolución focalizada en el agua y las ciencias naturales,
metalmecánica y mecatrónica, mineralogía, agroindustria, petroquímica,
plásticos, empaque y embalaje.
Un conjunto de parques tecnológicos le urgen al país de cara a los
desafíos del Tratado de Libre Comercio -T.L.C.-, pues, en estos se
estimularía la innovación tanto en bienes como en servicios y dicha
creatividad es patrimonio de la tecnología blanda, antes mal llamados,
recursos humanos. En efecto, el capital humano requiere competencias
susceptibles de ser calificadas paralelamente a la calificación del
empresariado y todo el conjunto de subsistemas que dan cuerpo al
aparato productivo.
A continuación los siguientes esquemas exhiben algunas de las ideas
aquí expuestas:
PLAN DE CAPACITACIÓN PARA APROXIMARSE AL PERFIL
PRINCIPIOS Y VALORES
¿QUÉ ES EL SER HUMANO?
¿CÓMO PUEDE AUTOREALIZARSE EL TRABAJADOR?
“MEDIOS”
FINES ¿PARA QUE CAPACITARSE
SER PERSONAL
Psicología laboral
Cultura y sexualidad Expresión y
sensibilidad Autoestima y
autoafirmación
Aprender a Aprender SABER SER
SER SOCIAL
Sociología Laboral
Historia social Sociología y Psicología social y Psicología de grupos
Aprender a compartir SABER SENTIR
SER LIBRE Y AUTONOMO
Ética Laboral
Valores y Antropología
corporativa Juegos y resolución de
problemas Tratamiento del
conflicto
Aprender autorealizándose*
SER CRITICO
Historia y cultura organizacional
Las revoluciones industriales
Ciencia y Desarrollo Curiosidad e
investigación
Aprender concientizándose SABER RESPONSABLE Y COMPROMETIDO
SER ACTIVO Y CREATIVO
Lúdica y Salud Ocupacional
Ergonomía (Taller) Corporeidad y Autoestima (Taller) Stress (Taller)
Aprender Haciendo SABER INNOVADOR SABER PENSAR
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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