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Literatura y neo-zapatismo: el discurso político – ideológico en la novela
Nudo de serpientes
Planteamiento del problema
Desde el surgimiento del movimiento iniciado por el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN), se han realizado una gran cantidad de
investigaciones, ensayos, reportajes y, en fin, un número significativo de análisis.
Sin embargo, en cuanto a la narrativa (y muy especialmente la chiapaneca),
parece no haber despertado demasiado interés por parte de los escritores
oriundos del estado. Esto es significativo, ya que la relevancia del movimiento neo-
zapatista en Chiapas apunta a una producción literaria e investigativa de
proporciones similares a las que están presentes en otras esferas sociales,
políticas y culturales ajenas al contexto donde se originó.
Es así que este hecho ha llamado muy escasamente la atención por parte
de la comunidad intelectual-literaria chiapaneca, a tal grado que en su momento
vieron la luz muy pocas obras que se encargaron de narrativizar (sin mencionar su
posterior análisis en su relación literatura-historia) este evento.
Si bien, es destacable y perenne la producción literaria escrita por Marcos
(comunicados, cuentos y una novela) sin embargo, esto se opone a la narrativa
oficial, es decir, la de los escritores chiapanecos y su respectiva producción
literaria que ha sido legitimada, tal y como lo menciona Kristine Vanden Berghe
(2012):
Sin embargo, no todo lo que concierne a la guerrilla ha sido
analizado con el mismo ahínco. Por ejemplo, a excepción hecha
de los relatos de Marcos, la ficción sobre el EZLN ha llamado poco
la atención. Es verdad que hay algunos estudios sobre el tema –
Brian Gollnick ha comparado dos novelas (1999) y Jan de Vos
(2011) escribió un bello ensayo sobre algunos poemas– pero son
escasos y muy puntuales. Ya que la crítica aún no ha reunido los
textos literarios sobre la rebelión zapatista, éstos no han sido
constituidos en objeto de estudio.
Sin embargo, no es que falte el material: desde que el EZLN
surgió en 1994, no han cesado de aparecer textos sobre el tema
que se adscriben a diversos géneros y que representan variadas
ideologías. Los poemas que Juan Bañuelos incluyera en A paso de
hierba: Poemas sobre Chiapas (2002) son un ejemplo elocuente;
en materia de textos autobiográficos, el diario de Efraín Bartolomé
Ocosingo: diario de guerra y algunas voces (1995) es un
testimonio interesante; en el género del relato se puede mencionar
“Viene de lejos” (1994), cuento brevísimo escrito por Eraclio
Zepeda, cuando aún simpatizaba con el EZLN […] (p.6)
Este primer acercamiento propuesto por Vanden Berghe, nos lleva a
considerar que es inevitable soslayar el movimiento armado encabezado por el
EZLN así como asumir que no representó un hito importante en la historia
contemporánea de Chiapas y México. Este hecho –en sí- se caracterizó por haber
irrumpido en las distintas esferas sociales, económicas, políticas y culturales. La
literatura no fue la excepción, en esta se desprendió un suceso que hasta hoy
parece tener una fuerte resonancia en su producción. Sin embargo, caso contrario
pareció suceder en el estado que sirvió como incubadora para el movimiento. Las
voces de sus escritores Chiapanecos más representativos parecen custodiadas
por un recelo que llega a rosar el mutismo voluntario, mismo que se ve reflejado
en su respectivo quehacer literario.
Este acontecimiento pareció sepultado –a nivel narrativo- al desdeñar este
hecho en el discurso literario a partir de 1994. Si bien, escritores como Eraclio
Zepeda y Efraín Bartolomé decidieron partir de sus experiencias personales para
elaborar un enunciado en el que expresaran su apreciación sobre el EZLN, este se
vio coartado por una intencionalidad que va más allá impregnarse en el discurso
de sus autores, mismo que produjo un posicionamiento político institucionalizado.
Caso contrario se ve reflejado en la novela Nudo de serpientes de Alejandro
Aldana Sellschopp, en la que nada a contracorriente del posicionamiento político e
ideológico tomado por sus coetáneos. Esta novela es significativa por el hecho de
haber sido escrita con relativa posterioridad al levantamiento armado del noventa y
cuatro. A su vez es una obra que revierte lo dicho por la tradición literaria anterior,
dando cierto significado pro-humanístico a las distintas luchas indígenas en
Chiapas.
Es así, que partiendo de esta identificación de los textos en los que se ha
abordado este acontecimiento, es conveniente resaltar que el abanico de
posibilidades que nos brinda el análisis de un texto literario en particular, nos
remite al contexto en el que fue producido tal discurso, implicando toda la carga
ideológica, política, cultural e histórica del mismo.
Por ello que la literatura suele ser concebida como una forma de
representar la realidad en ella misma, partiendo de la narración del acontecimiento
como referente histórico. De esta manera, pormenorizar en las obras que
abordaron el levantamiento armado del noventa y cuatro, es inscribirse en ese
contexto histórico-político, sirviéndonos de la literatura, no sólo como un simple
vehículo para la recreatividad, sino como documento histórico que nos permite
comprender mejor nuestro presente.
Pregunta general
¿Cuál es el discurso político-ideológico, y su relación con el contexto social de la
enunciación, en Nudo de serpientes?
Preguntas específicas
¿Qué orientación política se presenta en la novela?
¿Qué influencia política tuvo en la literatura chiapaneca el movimiento iniciado por
el EZLN?
¿Tuvo alguna influencia, en la literatura Chiapaneca, la política del Estado?
¿El contexto histórico y político determina, en cierta medida, la intencionalidad en
el discurso literario?
¿Qué códigos ideológicos se encuentran presentes en la obra?
Objetivo principal
Analizar el discurso político ideológico y su relación con el contexto a través de la
enunciación
Objetivos específicos
Analizar los factores sociales que influyeron en la creación de la obra
Establecer si el contexto político y cultural influyó en la creación de la novela
Analizar los elementos de la enunciación de la novela
Identificar los códigos ideológicos presentes en la novela
Justificación
Una de las nociones principales por las que la conformación de un imaginario
social -en un contexto determinado- se llega a materializar es, sin duda, la
historiografía, por un lado, y la literatura por otro. Es así que, mientras la
historiografía intenta explicar un evento mediante la revisión del pasado, la
literatura lo hace de igual manera mediante la recuperación del mito como el
elemento genésico y conformador de la sociedad.
Se puede llegar a comprender que, tanto en la literatura como en la
historiografía, existan componentes ideológicos y políticos, mismos que son
característicos del contexto socio-cultural de la enunciación en el que se ha escrito
una obra. Es decir, que la obra literaria en particular, es influenciada de cierta
manera por el contexto en el que se origina, reflejando en la misma, toda una
carga política e ideológica. Esto, de cierta manera, explica por qué existieron muy
pocas manifestaciones literarias por parte de los escritores chiapenecos, ya que al
estar sujetos sus discursos a un contexto en el que el poder se ejercía de manera
coercitiva y autoritaria, esto pudo limitar la producción narrativa – literaria. Aunado
a esto, hay que reconocer que los pocos textos literarios que abordan este este
acontecimiento histórico, mantienen una marcada tendencia ideológica ya sea
para ir en contra del movimiento neo – zapatista o para glorificarlo de una manera
exacerbada.
Es por ello que la presente investigación plantea los conceptos de ideología
política en el discurso literario y su relación con el contexto histórico, social y
político chiapaneco. Es precisamente por ésta particularidad que cumple con las
características que lo ubican dentro del espacio de crítica y análisis de los estudios
culturales. Ya que las relaciones que se establecen entre el arte (en este caso la
literatura) y el poder, siempre ha sido una constante que debe ser historizada para
tener constancia de su existencia como un hecho sociocultural innegable.
Dimensión social
El impacto que tendrá a nivel social es el de hacer una revisión historiográfica –de
un hecho en particular- aunada a la literatura chiapaneca. Es por ello que la
trascendencia de esta investigación repercute de manera directa al ahondar en
dos aspectos fundamentales en nuestra sociedad: la historia y la literatura.
Dimensión institucional
El alcance de este proyecto llega hasta el nivel institucional al proponer una nueva
mirada del movimiento armado del noventa y cuatro así como la suma del campo
literario chiapaneco. Es así que con esta se pretende ahonda en dos aspectos
que, en conjunción, han sido un tanto soslayados por la institución universitaria.
Dimensión trascendental
Este planteamiento de investigación es trascendente ya que de él pueden emanar
una serie de perspectivas que rompan con las directrices que se han planteado al
estudiar un fenómeno social -como lo fue el movimiento armado del noventa y
cuatro en Chiapas- siendo referente fundante de posteriores estudios en el campo
tanto de la historia como de la literatura.
Marco teórico
Si consideramos para el presente estudio las relaciones que existen entre la
literatura, la ideología política, el poder, el texto y, a su vez, el vínculo con el
contexto social y la cultura, es necesario establecer los parámetros que
delimitarán las distintas concepciones de estas categorías, así como su relación
con el campo de los Estudios Culturales y la importancia con el mismo. Es así que
las relaciones que se irán entretejiendo sobre los distintos conceptos, conformarán
un corpus mucho más amplio, mismo que dará luz sobre los distintos
planteamientos que se han generado a lo largo de la historia. Por consiguiente, es
imprescindible comenzar a entablar los parámetros que configuran a las ideologías
no solamente como un sistema de creencias, sino que dejan ver su dinamismo a
lo largo del tiempo y de los contextos donde emergen, es decir, concebir la (o las)
ideología(s) como una práctica históricamente cambiante.
(…) las ideologías no son solamente un conjunto de creencias, sino
creencias socialmente compartidas por grupos. Estas creencias son
adquiridas, utilizadas y modificadas en situaciones sociales, y sobre la
base de los intereses sociales de los grupos y las relaciones sociales
entre grupos en estructuras sociales complejas. (Van Dijk, 2006, p. 175)
Es precisamente en este entorno –la estructura social- donde no sólo se
adquieren, utilizan y modifican, sino que a su vez se reproducen en la sociedad.
Para darse la reproducción ideológica es necesario de un componente, en suma
fundamental para este proceso, el cual es el discurso, ya que forma parte esencial
de la interacción social. De esta manera también deben considerarse las
relaciones que se gestan entre el discurso y la o las ideologías y la manera en que
estas últimas se reproducen gracias al discurso. Sin embargo, si en realidad
queremos llegar a profundizar, se deben considerar otros aspectos que están
ligados al discurso y a las ideologías, tal y como lo enuncia van Dijk (2006):
Además de las ideologías en la interacción discursiva, debemos
investigar qué tipos de grupos están o pueden estar involucrados en el
desarrollo de ideologías. En segundo lugar, se deben investigar las
relaciones de grupo y, especialmente, las de poder y dominación, y su
papel en el desarrollo de las ideologías. (p. 175)
Por otra parte, van Dijk identifica dos formas o dimensiones ideológicas
dentro de dos distintos grupos sociales. Por una parte distingue entre ideologías
positivas y negativas, mismas que pertenecen a los grupos en el poder y a los
dominados, respectivamente. Sin embargo, y a pesar de hacer esta distinción
entre grupos sociales, identifica un factor fundamental dentro de estas dos
dimensiones ideológicas: el de la auto-conservación de los intereses del grupo:
las ideologías sirven típicamente para legitimar el poder y la desigualdad.
Igualmente, se piensa que las ideologías ocultan o confunden la verdad,
la realidad o las “condiciones objetivas, materiales, de la existencia” o los
intereses de las de las formaciones sociales.
Además de esas funciones más negativas de la ideología, podemos
agregar que las ideologías sirven positivamente para habilitar a los
grupos dominados, crear solidaridad, organizar la lucha y sostener la
oposición. Y tanto en su aspecto negativo como en el positivo, las
ideologías sirven para proteger los intereses y recursos, aun en el caso
que sean privilegios injustos o condiciones mínimas de existencia. (van
Dijk, 2006, p. 178)
Es así, que esta diferenciación nos permite observar este concepto, no sólo
en el sentido marxista de “falsa conciencia” sino como un sistema de creencias
que mantienen un vínculo con los grupos sociales, las relaciones de poder que se
gestan dentro del mismo y los intereses que cohesionan o fragmentan su núcleo.
Por otra parte, es menester desarrollar el concepto de ideología y la
relación que mantiene con la literatura. Una aproximación que realizan en conjunto
Beatriz Sarlo y Carlos Altamirano (1980) nos permite vislumbrar como se
desarrolla esta conexión:
Sin dudas, ha sido en los trabajos de Louis Althusser y sus discípulos
donde este último criterio ha sido desarrollado del modo más coherente y
sistemático.
Para Althusser (1967, 1971, 1974) la ideología es el campo de las
representaciones míticas o ilusorias de nuestra realidad. Esas
representaciones expresan la relación imaginaria de los individuos con
sus condiciones de existencia reales y, antes que una forma de la
conciencia, traducen un mecanismo o estructura que es inconciente de
sus determinaciones. (p. 46)
Al considerar a Althusser como un pilar imprescindible al abordar el
concepto de ideología, Beatriz Sarlo partirá de la propuesta althuseriana para
enunciar su propia conceptualización de la ideología, misma que corresponderá a
la estructura social:
Las ideologías constituyen conjuntos más o menos coherentes de
representaciones, determinadas tanto en su contenido como en su forma
por la estructura social, y a través de las cuales los hombres o, mejor,
grupos de hombres definen actitudes ante el mundo social, la naturaleza,
sus propias condiciones de existencia, etc. Son configuraciones sociales
de la conciencia que se manifiestan ya bajo el modo de un “saber”
semiformalizado de lugares comunes y prescripciones éticas, ya bajo el
modo de discursos semánticos. (Altamirano y Sarlo, 1980, p. 50)
Para Sarlo las ideologías son inherentes a las prácticas sociales en un
grupo y contexto determinados. En este sentido la o las ideologías son concebidas
de tal manera que son indivisibles al grupo humano y su establecimiento en un
espacio social dado. Por ende, no solamente reconoce un aspecto unidireccional
de las ideologías, sino que diferencia otro aspecto:
Socialmente, la ideología opera en una doble dirección: como elemento
de homogenización, aunque sea relativa, respecto de los miembros de
una misma clase, y como elemento de distinción/oposición respecto de
otras clases o grupos sociales. Este doble movimiento hace presente la
complejidad de la determinación social de las ideologías. En efecto, ellas
remiten, por una parte, a lo que podría denominarse la práctica social de
una clase, práctica siempre especificada por su relación dentro de las
relaciones sociales objetivas y, fundamentalmente, por sus condiciones
materiales de existencia. Remiten, por otra, al conjunto de la estructura
social y, por ende, a las constelaciones ideológicas propias de otras
clases. Al indicar que toda ideología remite a una práctica se quiere
subrayar que los miembros de una clase no están meramente colocados
en una estructura de relaciones objetivas. Esa inserción comporta un
modo de operar socialmente y es a través de ese modo de operar que,
según los casos, esas estructuras se reproducen o se modifican.
(Altamarino y Sarlo, 1980, p. 51)
Este modo de desplazamiento –si se quiere ver así- dota a las ideologías de
una caracterización tan cambiante como la misma sociedad y los sujetos que la
conforman. Además de ser vista por Sarlo con esta característica tan dinámica, en
la que las prácticas sociales se ven relacionadas de manera efectiva con las
ideologías, esta diferenciación entre homogenización/oposición supone un rasgo
de complementariedad en la que existe una constante re-significación en lo que
concierne a una ideología dominante o contraria a esta. De la misma manera –y
partiendo de sus premisas- Sarlo propone este dinamismo de las ideologías por su
relación imbricada con las prácticas sociales a la vez que las configura como una
manera de representar o ser representadas, es decir, de ser significadas y
simbolizadas ya que, al menos para la teórica, es impensable el hecho de que una
práctica carezca de una representación ideológica y viceversa, que una ideología
exista sin una articulación práctica:
La práctica social incluye como una de sus dimensiones la de simbolizar
y significar y, con ello, la de simbolizar y significar ideológicamente. Salvo
como momento de una abstracción analítica, serían igualmente
impensables una práctica sin representación ideológica o una ideología
sin articulación práctica. A su vez, al señalar que toda ideología remite al
resto de las constelaciones ideológicas se busca hacer presente que, en
la vida histórica, las diversas formaciones de la conciencia social no
mantienen entre sí relaciones de contigüidad y de simple coexistencia:
contienden, se imponen o se insubordinan unas a otras, se arrebatan
elementos, y así sucesivamente. (Sarlo, 1980, p. 51)
Pariendo de esta serie de premisas, en las que la ideología representa una
práctica social y, por ende, toda práctica es representada de manera simbólica y
sígnica, entonces podemos llegar al punto en que la literatura también puede ser
vista como práctica social, misma que estará conformada por un entramado
ideológico que, a su vez, estará intrínsecamente ligada a la experiencia, entendida
esta última como una composición inexorablemente ligada histórica, social y, por
qué no decirlo, culturalmente:
Desde el punto de vista sociológico, la actividad literaria se presenta
como uno de los modos de organizar la experiencia a través de un uso
particular del lenguaje y con arreglo a ciertos valores ideológicos
implícitos y explícitos. Por experiencia no hay que entender aquí ni un
dato ni el flujo de la inmediatez vivida, sino un compositum polimórfico,
histórica y socialmente articulado. (Sarlo, 1980, p. 51)
Es de esta manera que las conexiones entre las ideologías, la estructura
social y la literatura se van tejiendo a partir de la ideología como eje articulador, tal
y como lo explicitan Beatriz Sarlo y Carlos Altamirano (2001):
La literatura, dice Bachtin, se asegura un espacio en la vida social por la
conformación discursiva de las ideologías. El hecho literario es una forma
ideológica: reflejo lingüístico de las ideologías sociales. (p. 50)
De esta manera Altamirano y Sarlo constituyen el nexo entre estas tres
categorías. Las ideologías forman y conforman el material literario por unaparte,
por otra, la práctica literaria es una producción constituida con la lengua a partir de
las ideologías y “Al mismo tiempo, el ambiente ideológico define el rasgo social-
colectivo de la literatura: es una mediación entre lo real y los discursos”
(Altamirano y Sarlo, 2001, p. 51). Es, pues, que existe un diálogo entre la
literatura, la sociedad y las ideologías, mismas que retribuyen las unas a las otras
y que, de igual manera, configuran y reconfiguran las unas a las otras.
Por otra parte se debe considerar el objeto literario –a la literatura si se
desea- como un hecho con propiedades sociales y materiales (a la vez que
simbólicas), inherentes a su naturaleza como práctica y producción humana. Es
esta característica la que la liga de manera indisoluble a una determinada
estructura social y, que a su vez, concuerda con la comunicación, misma que
también presenta los rasgos sociales y materiales, tal y como lo ejemplifican Sarlo
y Altamirano (2001):
El objeto literario es social y material. La materialidad de lo simbólico
constituye su primer rasgo social, porque los significados tienen soportes
materiales y la comunicación misma es un proceso material – social. El
objeto estético es producto de un nexo orgánico entre las significaciones
y su soporte material (fónico, gráfico), asegurado por el carácter social
intersubjetivo del proceso estético. (p. 51 – 52)
Es así que tanto los soportes materiales de los que puede prescindir la
literatura, como el acto comunicativo mantienen una estrecha relación entre sí. Sin
embargo no hay que obviar el componente social por el cuál se entretejen estos
dos factores anteriormente citados. Si bien, por una parte la literatura no puede
desprenderse de su componente comunicativo ni de su valor ideológico, esto
mismo lleva a constituir a la obra literaria como un producto social. Es decir, que
la literatura (en su estatuto de producción) y la obra literaria de manera más
particular (como producto), habitan el espacio social en el que se entre cruzan la
lengua y las ideologías como constituyentes del producto literario.
Esta dialéctica que define a la literatura (y la obra literaria) como una
práctica tanto social/ideológica como comunicativa es la misma que le permite
constituirse en toda su materialidad histórica, social y discursiva como un
elemento innegable de la producción social y, por consiguiente, humana.
Por otra parte es imprescindible destacar la forma en que la o las distintas
corrientes ideológicas se manifiestan en un texto de corte narrativo. Hemos
considerado que tanto la literatura, la sociedad y la ideología guardan una relación
muy estrecha, sin embargo, es necesario señalar cómo se llegan presentar en el
texto estas particularidades ideológicas y cómo es posible identificarlas dentro del
discurso narrativo. Estas particularidades ideológicas que se manifiestan en la
mayoría de textos narrativos serán conocidas en el ámbito del análisis semiótico
como códigos ideológicos. Estos códigos ideológicos guardan relación, a su vez,
con los códigos temáticos tal y como lo indica Carlos Reis (1985):
Cuando hemos afirmado que los temas eran susceptibles de un tránsito
histórico relacionado con el cuño abstracto de su formulación, hemos
exceptuado desde luego la necesidad de leer un mismo tema,
manifestado en diversas épocas, a la luz de motivaciones socioculturales
específicas. Además de eso, se comprueba que ciertos códigos temáticos
(por ejemplo, el de la poesía petrarquista o el de la poesía provenzal en la
Edad Media) no surgen por casualidad, sino porque la configuración
ideológica que subyace a la obra literaria estimula ese surgir. (p. 335)
Esta relación que guarda la ideología como estimulante para el surgimiento
de un tema en específico y la significación que se le da al tema en un contexto
sociohistórico determinado, nos lleva a formular que las configuraciones
ideológicas permean todo discurso narrativo – literario. Es así, que para identificar
la ideología presente en este tipo de texto, es más que imperante la identificación
de los códigos ideológicos existentes en el mismo.
Por otra parte, es necesario precisar la importancia del discurso ideológico,
ya que derivará en el posterior análisis de los signos y códigos concernientes a
este tipo de discurso. También será necesario establecer que este discurso
ideológico permea la obra literaria a la vez que corrompe y se manifiesta en un
espacio intertextual.
Bajo esta perspectiva, pensamos que la preocupación fundamental
del análisis semiótico de un código ideológico deberá ser la de, a
partir de las diversas modalidades de manifestación de los signos
a que más adelante nos referiremos, detectar el discurso
ideológico específico que, operando en el mismo espacio
intertextual, contamina el mensaje literario. (Reis, 1985, p. 337)
Es por ello que deben ser precisadas las consideraciones esenciales para
la identificación del discurso ideológico en un texto narrativo literario. Para ello es
imprescindible reconocer la importancia que se genera de la relación de los
distintos códigos presentes en un mensaje literario. Estos códigos que deben
tenerse en cuenta son los técnico – literarios, temáticos e ideológicos, mismos que
integran y dan sentido al corpus literario. Así mismo hay que considerar que estos
códigos que se presentan en un texto literario están constituidos, a su vez, por
signos mismos que se encuentran relacionadas con el contexto socio-histórico de
la enunciación.
Metodología
Es innegable que el enfoque cualitativo es el más idóneo para una investigación
que se centra en el ámbito de las ciencias sociales y humanas, ya que “su alcance
final muchas veces consiste en comprender un fenómeno social complejo. El
énfasis no está en medir las variables involucradas en dicho fenómeno, sino en
entenderlo.” (Sampieri, R. p. 8). Por otra parte, además de considerar el enfoque
cualitativo, es necesario mencionar la importancia que tiene, al menos, para este
tipo de investigación, el estudio descriptivo, ya que por su carácter, propicia la
descripción de situaciones, eventos y hechos.
Los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades, las
características y los perfiles importantes de personas, grupos,
comunidades o cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis.
Miden, evalúan o recolectan datos sobre diversos aspectos, dimensiones
o componentes del fenómeno a investigar. Desde el punto de vista
científico, describir es recolectar datos (para los investigadores
cuantitativos, medir; y para los cualitativos, recolectar información).
(Sampieri, 2003, p. 118)
Al acentuar el tipo de enfoque en el cual se centrará el estudio, es
pertinente poner énfasis en que el objeto de investigación será el discurso
ideológico en un texto narrativo – literario, por ende, los métodos que nos
permitirán analizar los elementos serán tanto el semiótico como el narratológico. El
primero de ellos nos permitirá realizar un análisis del discurso, mismo que nos
ayudará a identificar los diversos signos que, a su vez, constituyen los códigos –
tanto ideológicos como temáticos- presentes en este último y que son de sumo
interés para el desarrollo del proyecto. Es por ello que no hay que pasar por alto
que al hablar de un texto literario prestaremos mayor atención al entramado de
códigos por una parte y el mensaje por otra, los cuales son imprescindible al
cumplir dentro del texto literario su función comunicativa. Por ende el método
propuesto por la semiótica es más que indicado para llevar a cabo este tipo de
análisis, tal y como indica Carlos Reis (1985):
Justamente porque los factores código y mensaje se revisten de la
importancia que sugiere la elaboración teórica de Jakobson,
pensamos que la propuesta de ejercicio del análisis semiótico sólo
se podrá concretizar cabalmente si se fundamenta, por un lado, en
las características que determinan la configuración de los códigos
literarios y, por otro lado, en el relieve conferido al mensaje en
cuanto objeto concreto de atención del modelo de análisis citado.
Los principios en que asienta este tipo de lectura crítica pueden,
sin embargo, remitir a dos cuestiones que verdaderamente
anteceden a cualquier reflexión acerca de las relaciones
código/mensaje y de sus consecuencias a nivel de análisis. (p.
269)
Por otra parte, en cuanto al método de análisis que propone la narratología,
antes de partir a lo que será la identificación de los elementos de interés, es
necesario precisar qué es y cuáles son los alcances de este método, a lo que
Mieke Bal (1990) esclarece:
La Narratologia es la teoría de los textos narrativos. Una teoría se
define como conjunto sistemático de opiniones generalizadas
sobre un segmento de la realidad. Dicho segmento de la realidad,
el corpus, en torno al cual intenta pronunciarse la narratología, se
compone de textos narrativos. (p.11)
En un primer momento parece –hasta cierto punto- redundante especificar
que el concepto de texto narrativo-literario que se manejará a lo largo del
desarrollo de la investigación debe ser claramente especificado, ya que esto
permitirá centrarnos en el corpus de la investigación, tal y como lo establece la
teoría narratológica ya que para sus fines “es esencial que definamos los
conceptos que utilicemos. Una definición ha de formularse con tal claridad, que
todo aquel que trabaje con el concepto comparta la misma interpretación tal como
se definió en un principio” (Bal, 1990, 12). Fijar esos límites tanto de análisis como
conceptuales nos permitirá tener muy presentes los alcances que éste método
puede llegar a tener.
Es en este punto que establecido el concepto que ayudará a describir el
objeto de estudio, será necesario desarrollar el significado de cada uno de sus
términos. En primer lugar, entenderemos al texto como “un todo finito y
estructurado que se compone de signos lingüísticos” (Bal, 1990, p. 13) mientras
que un texto narrativo será aquel en que se presente una narración realizada por
un agente. Por otra parte este texto narrativo sólo se concebirá como literario si
en él existen ciertos códigos técnico – literarios que lo hagan diferenciarse de otra
clase de textos, como por ejemplo, una tesis o una nota periodística.
Una vez hecha la aclaración en cuanto al concepto de texto narrativo –
literario, será necesario precisar qué elementos serán los relevantes para el
estudio. Estos elementos que se identificarán para ser analizados con
posterioridad serán la historia, la fábula, los actores y los acontecimientos. Por ello
es necesario tanto el análisis como la interpretación que se debe efectuar al
encontrarse cara a cara con el texto literario. Esto también implica el qué
entendemos por análisis e interpretación de un texto literario. En este aspecto,
Carlos Reis llega a ser muy puntual en lo que concierne a la definición de estos
dos términos, en este caso, partiendo primero por el análisis:
Por análisis se entiende, ante todo por una cuestión de coherencia
etimológica, la descomposición de un todo en sus elementos
constitutivos. Siendo este todo un texto literario de variable
extensión, el análisis se concebirá entonces como actitud
descriptiva que asume individualmente cada una de sus partes,
intentando esclarecer después las relaciones que se establecen
entre esas distintas partes; desde otra perspectiva, se podrá
observar aún que la elaboración de un análisis literario se debe
ceñir, por parte del crítico, a una toma de posición racional, a una
actitud objetivamente científica en la que los elementos textuales
deben predominar sobre la subjetividad del sujeto receptor. (Reis,
1985, p.31)
Se entiende, pues, esta separación del todo por las partes como el proceso
que permite observar la relación de los personajes, su jerarquización y los
procesos de caracterización de los mismos. Por otra parte, en cuanto al concepto
de interpretación, el mismo autor nos dice:
La interpretación se entiende (…) como la investigación,
fundamentada de modo más o menos explícito en un proceso de
análisis, de un sentido que hay que atribuir al texto literario; tal
sentido tiene en cuenta principalmente la posición de posterioridad
de que, con relación a la producción del texto, se beneficia su
receptor. (Reis, 1985, p. 34)
Por ende esta interpretación viene acompañada no sólo del análisis
sistemático –en un principio- del texto literario, sino que adquiere un carácter
hermenéutico, es decir, implica un pasar de la mera comprobación de los
elementos que constituyen al texto literario para darle un sentido a los mismos.
Esto es un acto revelador, ya que en este punto la obra literaria es tomado como
un signo estético dotado de significados que pueden ser asimilados para,
posteriormente, ser descritos por su receptor.
Por lo consiguiente, estos tipos de análisis discursivos e interpretativos del
corpus del texto, nos permitirán dar sentido a los diferentes códigos, ya sean
ideológicos, temáticos y literarios que se presentan en mutua correspondencia en
el texto. A su vez, tanto los elementos textuales como tan bien los de la “realidad”,
deben estar articulados de tal forma que el trabajo pueda enriquecerse con esta
coyuntura significativa.
Esto nos permitirá incidir, no sólo en la narrativa de los escritores que
abordaron el acontecimiento de 1994 para su posterior narrativización, sino que a
su vez, nos permitirá devolverle a la obra literaria su papel en los estudios
culturales al pasar de ser visto no sólo como una ficción de los hechos concretos,
sino como un documentos histórico con un potencial valor a la hora de reconstruir
un pasado muy próximo al imaginario de una sociedad.
ÍNDICE O ESQUEMA DEMOSTRATIVOIntroducciónCapítulo 1
1. Contexto histórico, social y artístico
1.1. Antecedentes de los distintos levantamientos armados en la región
1.2. El movimiento armado del noventa y cuatro en Chiapas
1.3. Literatura y neo – zapatismo: antecedentes
Capítulo 22. La ideología política en el discurso narrativo – literario
2.1. El concepto de ideología en el devenir histórico
2.2. La ideología en la modernidad
2.3. Discurso e ideología política
2.4. Representaciones del poder en el discurso
Capítulo 33. El discurso ideológico en Nudo de serpientes
3.1. Metodología (breve explicación y proceso de análisis)
3.2. El texto narrativo – literario
3.3. Historia y fábula
3.4. Actores y acontecimientos
3.5. Códigos ideológicos en el discurso narrativo/literario
3.5.1. Identificación de los códigos ideológicos
ConclusionesFuentes consultadas
CRONOGRAMA
2014 2015
Actividad abr may jun
Jul ago sep Oct nov
dic Ene feb mar abr
may jun
Investigación documental
X X X X X
Interpretación de los datos
X X X X X
Redacción de la tesis
X X X X X
Corrección final de tesis
REFERENCIAS O BIBLIOGRAFÍA
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