Post on 11-Apr-2018
LAS FUERZAS CLASISTA EU LA REVOLUCION POPOLAR 5ANDINISTA.
ORLANDO ÑOÑEZ SOTO.
l a s FUERZAS CLASISTAS de LA REVOLUCION POPULAR SANDINISTA
I. NATURALEZA SOCIAL DE LA REVOLUCION POLITICA
1. De 1a lucha de clases a la guerra de clases
2. La bese económica de la revolución política
3. La base social de la insurrección
M. LA TERCERA FUERZA EN LOS MOVIMIENTOS DE LIBERACION NACIONAL
1. De las clases sociales a las fuerzas clasistas
2. Sectores medios y movimientos de masa
3. La juventud como fuerza social
M. LA IDEOLOGIA COMO FUERZA MATERIAL Y LA JUVENTUD COMO FUERZA IDEOLOGICA
1* El potencial revolucionario de le conciencia
2 , La ¡decHogía como fuerza material
3. La juventud como fuerza ideológica
IV. LAS FUERZAS CLASISTAS EN LA TRANSICION*
1. Teoría y práctica de la revolución social
2. La revolución social en los países del tercer mundo
3. El desarrollo y las regularidades de la transición en Nicaragua.
NATURALEZA S O C I A L DE LA R E V OL UC I ON P O L I T I C A
1 . De la lucha de clases a la guerra de clases
Hoy en día la humanidad se plantea conscientement e tareas h i £
torícarnente revolucionarias y emprende proyectos concretos -
donde se constru ye su propio futuro. Las cond iciones e c o p ó m
co - so cíales de la revolución se articulan cada vez mas con - -
las con diciones pol ítico-militares de la misma. Todo esto irn
plica que interrogarse por 13 naturaleza social de un proceso
revolucionario no puede limitarse a explicar la estructura -
económica de una sociedad determinada asi como de aquellas
clases situadas al interior de la misma; es necesari o ademas
conocer las contradicciones y luchas que se libran internara e £
te, y sobre todo su máximo nivel de madurez, a saber la gue
rra de clases.
La toma de un poder represivo por un m o v imiento r e v o l u c i o n a -
río es la culminación de un proceso que a su vez servirá de -
punto de partida para el desarrollo de la propia revolución,
momento muy efí me ro para todo lo que encierra pero no por ello
menos rico, en la práctica y £ n el análisis, para el inicio y
poíenci a 1 i dad de una revolución; ignorarlo es desperdiciar t£
dos los esfuer zo s populares por salir de la miser ia y la opre_
sión, de la mis ma manera que ignorar el cont enido clasista de
un proceso insurrecciona 1 es limitar el marx ismo al arte de -
la toma del poder y someter la revolución a un cambio radical
del aparato político-militar. Es por ello que consideramos -
la real idad y el concepto de guerra de clases, como síntesis -
necesaria de la realidad y del análisis de la lucha de clases.
La c o n t radiación y la lucha fundamental en una sociedad c a p i
talista entre burgueses y proletarios, se desdobla en el roo--
mento de la guerra de clases en la polar izaci ón de dos f u e r --
zas en la que una de ellas pugna por la defensa a muerte del *
* Resumen de la exposición presentada en el Coloquio "Centreamerica y p£namá: la lucha por la democracia". México, 20 de Agosto de 1380. Elautor fue delegado por el F.S.L.M.
orden establecido y la otra por la destruc ción y reconstrucción de
dicho orden, guerra que acelera la crisis ec o n ó mica -política de --
las sociedades de clase y produce condiciones verd a d e r a m e n te revo
lucionarias. En este sentido, no habría que confundir el período
de larga duración de las revoluciones sociales (cambio en el modo
de producción) con el corto período de las revoluciones políticas
con sus tareas concretes. Ciertamente que no todas las crisis eco
nómícas por las que atraviesa el capitalismo se traducen en crisis
políticas, tampoco las crisis políticas se acompañan siempre de re
vol uc iones; no es el caso sin embargo de las sociedades 1 at i noeíne rj_
canas, donde la crisis económica del capital ismo se combina con - -
una crisis de dominación que a su vez es alimentada por un cuest io
namiento consciente por parte de los movimie ntos revolucionarios -
ce todo el continente. Parte de esta verdad esta en el análisis -
obj eti vo y parte en la acción de los revolucionarios. Que parte -
le corresponde a la lógica de las contradiccione s y que" parte a la
ma nif estación real de esas contr adicc iones , es algo que debiera --
ser punto de reflexión para los revoluci onarios y de compromiso ps_
¡-a los intelectuales. En todo caso la naturaleza de nuestros p r o
cesos revolucionarios obliga a iniciar la larga marcha a partir -
de una revolución política, lo que implica la superación por la ~ ~
fuerza del aparato represivo del capital; es decir, combinar el - -
mundo de la reflexión lógica con el mundo oe los enfr entamientos -
violentos, donde la revolución necesita de todas las fuerzas p o s i
bles de la nación para emprender la guerra revolucionaria. En e s
ta guerra,la lucha de clases y las clases en lucha sólo ana recen y sólo
se manifiestan a través de las Fuerzas Clasistas, es decir, fuerzas
sociales que luchan a favor de los dos proyectos en disputa h i s t ó
rica y materializadas en combates políticos, ideológicos y m i l i t a
res. Luchas donde sectores de la burguesía pueden estar a favor -
del proyecto revolucionario, 3 1 igual que en otras circunst. a n - -
cías sectores del pueblo lucharon o luchan a favor de la burguesía,
de una dictadura militar o a sueldo del imperialismo. Lo que d i s
tingue pues a una fuerza clasista de otra no es su origen de clase,
sino mas bien el proyecto de clase que motiva su participación en
la guerra concreta j mas que su situación de clase, la clase d e ---
. . . /
trinchera glís g 1 i o en en los snfrsnidniisnLOSj p o 1 i t i c o s ¡ i d ce 1 o q ¡
eos y militares.
En todas las guerras de clases sucedidas en la historia, los con--
tendientes no coinciden con los protagonistas fundam ental es de la
estructure ele clases; las revoluciones burguesas no se expresaron
como guerras entre señores y vasallos, sino entre todo el pueblo -
liderado por la burguesía (ce espíritu o de cuerpo) contra la t i r£
nía feudal anterior, ahí las tuerzas clasistas estaban por el o r
den feudal los unos, y por un orden burgués alternativo los otros.
De la misma manera, en las sociedades capitalistas, la lucha oe
clases en su fase de guerra revolucionaria no podría expresarse co
mo una lucha armada entre burgueses y proletarios, sino como un
vantamiento de todo el pueblo (liderado por un proyecto proletario)
contra la dominación burguesa y dictatorial.
De otra manera sería imposible llevar a cabo las revoluciones polí_
ticas, ni aun en el mejor de los casos, es decir, donde el proleta_
riado sea mayor i tar i o, ríenos en aquellas socie dades que siendo c a
pitalistas en su estructura, cuentan apenas con una clase p r o l e t a
ria en germen. Si utilizamos para estas sociedad es la estruc tura
fundamental de clases ( burgueses y proletarios), nos e n f r e n t a r í a
mos a la siguiente contradicción: para le toma del poder político
se necesitaría un desarrollo tal de la economía que genere un p r o
letariado fuerte, con una conciencia y orga n i z a c i ó n marx i sta-len i -
nísta proponiéndose el asalto del aparato del poder de la clase do
minante; sinembargo, dadas las caracterí sticas soci o-económicas de
nuestras sociedades, dependencia, subdesarro 1 1 o , rura 1 izaci ó n , re
presión militar que impide toda organ izaci ón revolucionaria, las -
premisas señaladas aparecen imposibles sin antes haber tomado el -
poder a fin de llevar a cabo tales reformas. La única manera de -
romper tal contrad ic ció n es emprendie ndo todas las tareas a la vez,
a través de la creación de un poder paralelo que se inicia apenas
con un proyecto y una esperanza revoluc ionar ia en busca de un ---
cuerpo social que lo desarrolle. SI la revolución política es la
etapa obligada de toda revolución social y económi ca, la guerra re
. ./
volucionaria es la concreción necesaria para iniciarla y concluir*
la. Y en esta guerra revolucionaria se enfren tan dos proyectos, -
el proyecto del orden y el proyecto alternativo; el primero r e p r e
sentado por una dictadura militar represiva que cela el f u n c i o n a
miento de una sociedad capitalista, depe ndiente y subdesarrollada,
y el segundo representado por un pueblo cuyo primer y principal -
rasgo de clase esta constituido por la negación del orden impe ran
te. Las fuerzas clasistas, es decir, las fuerzas sociales protago
nistas de ambos proyectos, se alimentan en su lucha y polarización
por toda la ideología acumulada hasta ahora y en todas partes,por
la contradicción en que se debate la humanidad, a saber, un cap í ta
lismo encarnado en la estructura económica de la sociedad, con una
hegemonía desgastada y recurriendo cada vez mas a la fuerza, y un
socialismo con estructuras nacientes y contando más con una ideolo
gía, un proyecto alternativo y una experiencia de lucha, que con -
la fuerza dominante. Sí el concepto y la e x p e riencia de la lucha
de clases es vital para garantizar el cambio revo lucio nario de la
sociedad capitalista, el concepto y la práctica de guerra r e v o l u
cionarla y fuerzas clasistas es imprescindible para iniciar dicho
proyecto. Y de la misma manera que la burguesía no buscó ni busca
conseguir una mayoría burguesa para implantar su proyecto de clase
así tampoco el proyecto proletario (mucho más mayorítario) puede -
negarse el concurso de las fuerzas sociales dispuestas a empuñar -
el fusil y la ideología a favor de un proyecto revolucionario, con_
virtiéndose así en fuerzas clasistas de los movi mientos de ILbera
ción nacional.
2, La base económica de la revolución política
Nicaragua, al igual que el resto de países Latinoamericanos,
se vincula al mercado mundial a través de la producción y ex-~
portación de un solo producto. Metal precioso, cacao, añil,
café, banano o algodón, según las necesidades del comercio c o
lonial o del comercio capitalista, fueron los productos que --
connotaron la actividad económica en las distintas épocas.
. . ./
El dinamismo de la producción venís efe los países del capi talismo
naciente europeo, donde el capital comercial primero y el f i n a n c i e
ro después, aseguraban el flujo de mercancías entre los dos polos
de aquel mercado internacional.
Una de las caracter ís ticas de la producción mono -exportadora de -
los primeros siglos, la constituía la utilización forzosa de mano
de obra. La esclavitud, la encomienda, el repartimiento, y otros
mecanismos ext ra -ec onómic os como por ejemplo la "Ley de vaqos", -
aprovechaban la abundante y gratuita fuerza de trabajo que existía
en los primeros momentos de penetración del capital. Al comienzo
los propios colonialistas y posteriormente los intermediar ros 'oca
les, sometieron a l a s poblaciones indígenas a una explotación sin
precedentes que llegó a diezmar la fuerte de trabajo de la región.
A la explotación seguía la escasez de trabajadores y a la escasez
mayor explotación.
La exportación ce estos productos no implicaba mayor especial iza--
cíón en las actividades, el procesamiento necesario apenas se di fe
rene i aba de las labores agrícolas. Las mercancías salían calien--
tes de las plantaciones para el mercado mundial, y apenas p r o d u
cían efecto alguno en la mult iplic ación o generación de otras actj_
vidades que pudieran diversific ar nuestra economía.
La penetración del capital extranjero también produjo, c o n j ú n t a m e ^
te con el fun ci onamiento de dicho capital si interior de nuestras
sociedades, una sup erestructura estatal que fungía de i'ntenned i a
río para la art iculación del mercado.
El abastecimi en to de bienes alimenticios para los trabajadores ere
proveído por la producción a g r o p e c u a r i a de subsistencia campesina,
y además la importación de algunas mercancías de consumo especíalj_
zado completaba la dieta para los explotadores y sus i-nternied ia-"-
ríos.
Después de la Independencia de América, el mercado mundial seguía dictando sus necesidades, el capital comercial y financiero cont i“
. . ./
n u a b a ejecutando aquellos dictados a través de la exploración
de los recursos naturales y humanos de nuestros pueblos. Los
viejos productos fueron sustituidos por nuevos productos, que
urgían de mayor procesamiento para su exportación, tal es el -
caso oel café, el banano y el algodón.
En el caso de Nicaragua, el café y fundamentalmente el algodón
fueron los productos que conforn¡aron -definitivamente nuestra -
economía capitalista de egroexportación,
tstss actividades necesitaran mayor capital, mes técnica a p l i
cada, mayor cantidad de fuerza asalariada, mayor capacidad e m
presarial y un proceso más complicad o para transformar los pro
duelos en mercancías exportables.
Varias actividades cumplirán el ciclo del capital a g r o -export£
dor en Nicaragua y servirán de base al modelo económico-polítj_
co del s orno c i sroo :
Una actividad agro-industrial, enca rgada de procesar los pro--
óuctos generados en las plantaciones de café, caña de azúcar,-
algodón, ajonjolí, o en las haciendas de ganadería. Los b e n e
ficios de café, los ingenios ce azúcar, las desmotadoras de aj_
godón, las procesadores de ajonjolí, los mataderos, son las en_
cargadas de darle el último saludo a las mercancías producidas
por nuestros trabajadores y que tienen como destino el mercado
capitalista mundial.
Esta actividad es la mas especi aliza da del país, más tecnífíca
da y capitalizada, con mayor cantidad de asalariados p e r m a n e n
tes, y se encuentra fundamenta 1 mente en la zona del Pacífico,
Es decir, en la zona más urbanizada del país, con mayor infra
estructura y con mayor cantidad de servicios.
Una actividad agropecuaria propiame nte dicha, encargada de pro
duci r todos los bienes requeridos para la exportación. Sítua-
-B-
da en las mejores tierras del país, fundamen talmente en la z o
na del pacffíco y en la zona central. Junto con la actividad
anterior con forman el polo capitalista desarro llado del país,
centralización de capital, concentración de la producción, m a
yor densidad de inversiones, mayor tecnificacíón, gran a c t i v i
dad com ercial-financiera, asiento del sector mas moderno de la
burguesía, así como de los grandes desequilibrios de la e c o n o
mía y de la sociedad.
El crecimiento de la producción
anos fue el mas sostenido y el r
en toda la hist or ia del país.
La concentración de la tierra se llevó a cabo fun,- mentalmente,
expulsando al campesino de sus parcelas de antaño,, p r o l e t a r i
zándolo una parte del año en las plantaciones agro-exp orte do--
ras {k meses), y obligándolo a roturar nuevas tierras por m e --
dio del colo na to y la aparcería. Asi se fue e x t e ndiendo el -
área cultivada o ganadera del pacífico al centro y del centro
al Atlántico, así se fue proleta rizan do el trabajador nicara--
guense (n í muy cerca para que no ocupara tierras como c a m p e s i
no. ni muy largo porque se necesitaba año con año como a s a l a
riado en las plantaciones recién roturadas) durante el régimen
s o m o c i s t a , y durante la época de mayor gloría del capitalismo
a g r o - e x p o r t s á o r . Efectivamente, la producción a g r o - e x p o r t a d o
ra es la act i v i oad que mas proletarios agrícolas ha generado.
Sin embargo sin capacidad para poder absorberlos todo el año,
d e j á n d o l o e 1 r e s t o d e l t i e mp o a s u 1 i b r e a ì b e l d r Ì O j i p a r a q u e -
b u s q u e po r s u c u e n t a como r e p r o d u c i¡ r s e en l o s s e i s u o c h o m e - -
s e s en q u e 1 s ag r o - e x p o r t a c i 5 n no ii o s n e c e s i t a b a . P e r o s i no
l o s ne ce s i t a c o mo a s a l a r i a do s t o d o e 1 a n o , t a m p o c o 1 e i n t e r e s ó
al capitalismo nicaragüense conformarlos como campesinos, ya -
que la produc ci ón campesina tiene la posible desventaj a de re
tener mano os obra, trabajadores no se harían presente en el -
próximo ciclo en las plantaciones de café, algodón, u otro, a
pesar de que la producción de bienes alimenticios siempre estu
agropecuaria en los últimos 25
ras pujante en toda la región y
. . ./
-Q-
vo en manos de los campesinos. La contradicción se intentaba
resolver de la siguiente manera: la producción car; :■ esina era
conminada de tal forma que el campesino no pudiera retener los
excedentes comerciales producidos en sus parc elas,,y tuviera -
por tanto que asalariarse. Este era en síntesis el modelo de -
Reforma Agraria somocista, basado en la s o b r e - e xplotación de -
los obreros agrícolas y de los campesinos, hasta el mome nt o en
cae saltó en pedazos por el cuestionami ento revo lucionario de
las clases trabajadoras y populares.
Una actividad de producción extensiva y parcelaria, situada en
la periferia de la agro-exportación, asiento de los t e r r a t e---
nientes y de los campesinos pobres. Aquí es donde se p r o d u---
cían la mayor parte de los bienes alimentic ios para alimentar
a las anteriores actividades, maíz, frijol, parte del arroz, -
hortalizas, sorgo, huevos, carne, etc., producidos por p e q u e -
ños propietarios, medieros, aparceros, precaristas, o por c a m
pesinos sin tierra que trabajaban como jornaleros en las frn--
cas de campesinos medios o de fin queros acomodados.
Es sobre la espalda de este sector que recayó la contr adic ció n
y la crisis de la economía agro-exportadora, es decir, a costa
de la baratura de sus productos así como de la fuente cada vez
más agotable de la fuerza de trabajo campesina, prolet ariz ada
y re campesiniza da sin cesar, hasta su depaup eraci ón y parcial
destrucción. Este mundo de terratenientes rentistas y usure - -
ros por un lado, así como de campesinos empobre cidos por otro
lado, constituía el traspatio y soporte de todo el resto de la
economía. Diseminados por todo el territorio nacional, en las
peores tierras y cada vez más na rg i nado el campesinado pobre -
constituyó una buena base para la insurre ce i ó n , ya sea e n f r e n
ta" ndose al terrateniente o ya fuese e n f rentándose al plantador
como obrero agrícola o jornalero.
Si multáneamente a las actividades agro-industrial , aoropecua
ría y ter ra ten iente-campesina, se vino desarrollando una act i -
. . J
-10-
vidad de carácter artesan al-ma nufactur era, reparadora de los -
bienes de equip o- maq uinaría s utilizadas por la producción aqro
pecuaria y además transformadora de los bienes necesarios para
la reproducción de la fuerza de trabajo, industria de la c o n s
trucción, alimentos, bebidas, vestuario, etc, Industrias que
en su ¿máximo nivel se convirtieron en industrias dependientes,
e n s a m b 1 a d o r a s , mezcladoras, envasadoras, alimentadas cada vez
mas con materia prima importada y responsables de u,n drenaje ~
constante, creciente y acelerado de divisas. Estas mismas a c
tividades tenían una expresión de sub-desarro! lo concreta do en
todo lo que se conoce como industrias de hambre, todo un o c é a
no artesanal que inunda la sociedad de transformadores domes ti
eos, pequeña producción que se combina con la c o mercialización
de esos productos; s todo ello habría que agregar la red de pe
queños servicios que conforman las actividades informales, sub_
empleados o semi-empleados, refugiados del campo, del trabajo
estacional y de los altibajos del crecimiento,
Todo este mundo de la producción primaria y secundaria estaba
articulado por los grandes y medianos sectores del comercio,
las finanzas y los servicies de apoyo en general, activida de s
que nacieron del vínculo con el mercado colonialista y c a p i t a
lista mundial; banqueros y compradores que vinieron a o r g a n i
zar la producción, la explotación y la represión en nuestras -
sociedades, a favor de los intereses comerciales, financieros
e industríales de la metrópoli, a través de un sistemático dre
naje de los excedentes materiale s y monetarios producidos por
nuestros pueblos. Drenaje que violentó la perecuación de la -
tasa oe ganancia entre los capitalistas, nuestros burgueses -
se convirtieron en admi nistradores de la burguesía i m p e r i a l i s
ta y de los grupos int ernos-hegemonicos del gran capital. La
dependencia tecnológica y financiera padecida por la burgu es ía
de parte del imperialismo, la compatencia que esta misma hu¡
guesía arrastraba frente a terratenientes y comerciantes ( í m - -
portedores y exportadores), así como la llamada comp etencia -
desleal que frente al grupo Somoza tenía que padecer en los nio
. . . /
-1 i
mentos recesivos, hicieron que todo el capital productivo v o l
cara s l -s con tradicciones ínter burguesas sobre la espalda de la
clase trabajadora y de los sectores medios desempleados de cam
pos y ciudades. El ritmo de crecimiento mantenido durante los
últimos veinticinco años, no pudo contrar resta r el drenaje de
excedentes inflingido por el mercado capitalista mundial, vía
precios de intercambio y drogediocíón financiera. Las refoi---
mas políticas y económicas se fueron agotando aun para la bur~
guesía opositora, la represión militar fue templando la con-T-
ciencia clasista del pueblo, y un cues tionamiento p o l í t i c o - m i
litar por parte del FSLN, terminó polarizando dos alternativas
que llevaron al somocismo a una crisis de dominación, la que a
su vez desfloró la potencial crisis económica que toda socie--
dad capitalista lleva en sus entrañas.
3. La base social de la insurrección
Ciertamente que el análisis oe las clases sociales tiene su -
asiento en la estructura económica. Y de aquí nacen dos c a m i
nos posibles, el que se queda en el análisis del proceso in m e
diato de producción capitalista y enfrenta solo burgueses y - -
proletarios, y aquel que toma en cuenta la producción en sentí
do amplio y enfrenta todos los sectores sociales posibles al -
capital, a la producción y al mercado,
Nuestra vanguard ia tuvo el atino de capitalizar todas las fuer^
zas sociales para los objetivos de la querrá revolucionaria.
Lo que estaba en juego no era solamente saber si tos obreros y
los campesinos eran explotados, por quién eran explotados, y
quien defendía esa explotación. Lo que urgía sobre todo era t
transformar el sometim iento y la enajenación en energía revolu^
c tonar i'a, capaz de salir victorio so de una guerra sin cuartel
que se libraba entre el ejército sornocists . apoyado por el Impe
r ¡al i £¡no, y el FSLN.
La revolución no es la moral que se lamenta porque los pobres
. . ./
-12-
estin siendo explotados, las clases sociales subordinadas ur--
gen para ser revolucionarias constituirse en fuerzas sociales
de transformación del orden. V no hay' nada mas reaccionar io -
que la normalidad cotidiana de este orden, por mucho antagoni_s
ido objetivo de clases que exista. Aquí la revolución comenzó
con las armas en la mano, en la c 1 a n d e s t i n i d a d , en la mon taña
impenetrable para las fuerzas de la reacción. Nuestro moví--
miento fue hermano de todos los movimientos guerrilleros del
continente, sufrió con ellos todas las contradi cciones y lim i
taciones de la guerra de guerrillas y acumuló todas las expe--
r i ene¡as del arranque moderno de los movimie ntos r e v o l u c i o n a -
ríos del continente.
En la década del 60, el capi talismo conoció su mas pujante im
pulso hasta entonces conocido en la historia de Nicaragua, los
oligarcas se hacían empresarios modernos y los campesinos se -
hacían proletarios. Pero a diferencia de la metamorfo sis de -
los oligarc as -ca pitalista s, nuestros c a m p e s i n os-pro letarios - -
vivían en un proceso eterno de metamorfosis: más se tardaba en
detectar a nuestro naciente proletariado que el mismo en d e s a
parecer, después que terminaban los cortes de algodón, café y
cana de azúcar, y nuestro numeroso proleta riado agrícola, se -
esfumaba desdoblado en campesino, desempleado, subempleado, - -
marginado, etc.
Como puede notarse, pasar de lo militar a lo social no era tan
sencillo, y aquí la realidad era más rica que la lógica. R a ~ -
bía capital, había explotación, pero la clase obrera tenía ---
grandes limitaciones para funcionar como fuerza social de ---
transformación del orden que la diezmaba; de la producción, el
capital pasaba y se refugiaba en el mercado, y ahí se volvía -
invisible.
Pero si
centros
mundo y
el análisis se aferra
de trabajo la contrad
todo un tiempo en que
a buscar excl usivamente en
cción, deja por fuera todo
los trabajadores continúan
los -
un - -
pa de -
. . ./
ciando los estragos del capital. Estos sufren 1 s miseria y ^ 3
explotación aun fuera de los centros de trabajo, en el m e r c a d o
de consumo al que no acceden, en la falta de mercancías que
los mata, en el deseo de esas merca ncías que los enajena, ruera
de la fabrica y del hogar inexistentes.
En Nicaragua, la revolución comenzó también en la per i re r í a ""
del núcleo del capital, donde el capital se realiza y no donde
nace, en los centros de reproducción y no solo en los centros
de producción, ahí donde les agarra el hambre, el frío y el -
sueño, ahí donde se aglutinan para contarse las penas del t r a
bajo perdido. Los movimientos en la montaña y en los barrios de las
c i u dades del Pacífico, se revelaron fuerza política que cues--
t ¡o naba un orden cada vez más insoportable; se reiv indicaban -
todas las 1 imitaciones que el mercado capi talis ta no era capaz
de conjurar, faltaba agua, luz, transporte, las merc ancías se
volvían caras y urañas, el trabajo era tan escaso como los in
gresos, se re iv i nd rcsban todos los derechos democráticos que -
el régimen somocista conculcaba, los lamentos de la represión
se convertían en demandas políticas y el sufrimiento se organj_
z a b a .
La guerrilla que poco a poco bajaba de la montaña, esa mis ma -
guerrilla que había salido de las Univers idade s, regresaba por
-La -poxeuiuca- dp 1 r = n i tal por Leus b a rrios ma ro i nales de 1
sector urbano nicaragüense. igual que la guerrilla de los a l
fa bet i z a d o r e s , después del triunfo, salieron de las escuelas -
y colegios a la montaña para regresar más conscientes y mas - -
clasistas.
En un proceso revolucionar¡o, las fuerzas sociales tienen que
funcionar como fuerzas políticas. Pero acumular fuerzas en - -
una sociedad como las Latinoamericanas, donde la represión nos
impide hasta respirar, se hace cada vez más d ¡ f f c n . y cuando
se esta enf rentando a la bestia, darse el lujo de buscar y e n
contrar el proletariado de los manuales, puede llevarnos o a -
- I l i -
1 a revolución teórica de los partidos tradicionales, o al d e s
gaste más infernal que han conocido nuestros pueblos.
Es por ello que afirmamos que las revoluciones en nuestros pa_T_
ses invierten si nacer el orden de la lógica, precisamente p a
ra poder encontrar la lógica de la historia. La necesidad im
ponía pasar de lo militar a lo político, y poco a poco alcana-
zar lo social.
El FSLN tuvo la audacia de retar militarmente al régimen de So
moza, la Imaginación de acumular fuerzas políticas dentro del
orden represivo exLstente y la creatividad para combatir con todas
las formas de lucha.
Pero a medida que la lucha se recrudece y se radicaliza, m i l i
tar y políticamente, se necesita de más audacia y de mayor d e
cisión. Y aquí, las limitaciones de lo político-militar so 1 o
pueden superarse en lo social; las fuerzas sandinistas poco a
poco fueron acercándose a los centros de trabajo, a las fcábricas y al
llano donde estaban los sectores más conscientes y mas d e c i d í -
dos, los que podían llegar hasta el final.
La búsqueda de lo social nos llevaba a lo económico, la pasión
buscaba su verdad, la guerra se acercaba al origen de la g u e - -
TTo y fu futrirá irtrsu ¿f-t “su c b u s t o . B u Bou Bumd-t-érs é-e 9-ef-rírse -G-y
vil (CDC) se pasa a formar los Comités de Barrios y luego los
Comités de Deiensa de los Trabajadores. La formación y el trs
bajo sindical implicaba un riesgo político-militar; foguear a -
la clase obrera significaba tener ya un respaldo militar, lo -
contrario era provocación e irresponsabilidad.
Se puede decir por lo tanto, que se pasaba de lo mili t a r ( r¡~-pos t a r la represión) a lo pol utico (cuestionar el pode r 1 a lo
s oc i a 1 (buscar a la clase y a 1 contenido clasi s t a del pr oyec--to) y a lo económico í...de los pobladores a los centros d e traba
jo) e s decir en orden inverso a lo que la 1 Óg ica de 1 0 s ms n u a -
. . ./
les indica. O mejor dicho* partir de lo e c onómico y con la -
clase obrera implicaba primero transitar un rodeo necesario,
Nuestro pueblo construía así la vía sandiníst s de la Revolución
Popular.
Pero aquí no se agota la base social de la revolución* al menos
en su primer momento, el momento de la toma del poder político
por la vang ua rdi a revolucionaría, 5-omoza tenía todas las fuer
zas del mundo para aplastar a un pueblo insurrecto, había que
hacer acopio de todas las contradic ciones y de todas las f u e r
zas para aislar a la dictadura militar.
Una crisis económica con base objetiva puede aún profundizarse
a partir de la acción consciente de las fuerzas revolucionarias
que combaten el orden Imperialista, Y es lo que pasó en N i c a
ragua, La "Competencia desleal" desfavo recía a los empresa-"
ríos productivos, frente a los rentistas, comerciantes, impor
tadores y exportadores, financieros, burócratas, t r a n s n a c i o n a
les imperialistas, frente a un mercado mundial en crisis; y a
ello se agregaba la inseguridad del capital en una sociedad --
donde se cuestiona precisamente el orden producido por ese c a
pital.
-Pejio. Lo_s. JLa4iJ.Jia_Ii_s.La_s s_ejiáji 1 os ú l t imos en aceptar oue 1 os p ro
blemas provienen del sistema que sostienen. Somoza era el chi
vo expiatorio de tocas las contradicciones. En Nicaragua todo
mundo se volvía antisomocista, antisomocismo que siempre se vio
alimentado por la oposición democrát i co-burgu esa , que durante
k5 años arrastró al pueblo a demostra ciones a n 1 i somoc i stas que
terminaron en pactos entre Somoza y los grandes oposito res y -
formas de represión cada vez más sofistica das para el pueblo.
En toda la historia de la oposición a Somoza, la democracia -
siempre fue un valor compartido por todo mundo. Sí algo hizo
la democracia liberal p a r 1 amentari a , fue inculcar e inundar el
. . ./
- Í 6 -
ambiente de todas las ideas, creencias y valores democráticos
del mundo occidental. Ninguna lucha podía aspirar a l egitimar
se sin reinvindicar un programa democrático.
Además que realmente las tareas d e m o c ráticas-burguesas no h a ~ -
bían sido cumplidas ni en lo más mínimo, ni por los somo c i s t a s
ní por los a n t Í s o m o c i s t a s . Es decir, que reinvindicar esos __
elementos democráticos era re-ivindicar tareas históricas para
la sociedad nicaragüense.
Lo revolucionario tenía que ser demo crático y lo demo cráti co -
era revolucionario cuando era e n a rbolado por el pueblo.
De ahí que la revolución encontrara base social también en - - 7
aquellos sectores democráticos y progresistas de la sociedad.
Las fuerzas políticas de la revolución se encontraban en las -
clases sociales explotadas y dominadas de nuestra formación -
social, y se encontraban en aquellas clases que resentían la -
ausencia no de la democracia pero si de las tareas democrati--
cas con las cuales mejorar su situació n bastante deteriorada.
Cuando todas las actividades están encami nadas a hacer la revo
lución, las fuerzas sociales sólo pueden ser la antesala de --
las fuerzas políticas y estas ultimas el potencial ejército de
combatientes úec i d i do s a morir o vencer. Dichas asT"“ias cosas,
podemos afirmar que la proletar i zac i ón había alcanzado a todos
los sectores de la sociedad de una forma o de otra. Los campe^
sinos perdían día a día sus prop iedades y las posibil idades de
reconciliarse con su pedazo de tierra, una vez cosechada su -
producción la entregaban al mercado y apenas les quedaba lo ne_
cesarío para subsistir como cualquie r proletario, los obreros
agrícolas quedaban pronto reducidos al desemp leo y a deambular
como proletarios desempleados, los sectores medios mayor i ts
ríos vivían en situaciones completa me nte proletarizadas, s o m e
tidos al mercado del capital o p r o letarizándo se por la quiebra
acelerada de sus pequeñas empresas; en cuanto a la mediana pro
. . ./
-17 -
ducción, sus sueños se le convertían e
cía el d e s a r r o 1 1 o económico inversemen
expectativas y a su propia situación.
n pesadillas doride apare
te proporcional a sus - -
El rigor que ralla para determinar el carácter proletario de -
estos sectO!es Descritos, ditícilme nte puede ser encontrado en
1 a teoría, y e 1 esta tus pro) eteriza do de nuestro pueblo se ga
nó en ese trecho que v a de 13 conversión d e una fuerza sociale n fuerza politi ca y m í 1 i t a r , que dicho sea de p aso, es el —
trecho necesitado por la clase proletaria para convertirse en
clase revolucionaria. Las masas proletarizadas constituyen -
la base social de la Revolución Sand¡n i sta en el momento de la
toma del poder, masas que fueron sometidas a una flotación -
tal y de tal na t u r o 1 s / s que tuvieron que g a n a r s e t. 1 a 1 ucna -
incluso el esta tus prole t a r í o . 5 i e 1 Capital i smo ?;n p e r i a 1 i z a —
do de nuestras sociedades no f ue es paz de obtener 1a s venta] a s
del cesar roí lo del mundo imper i a 1 i s t a , no era culpa d e nuestr o
pueblo, y por e lio la hí sí or is n o íb a a detenerse.
La lucha por obtener la conciencia, 1a organización y hasta 1 a
naturaleza (el trabajo) de pro 1 e t a r I o , coincide con 1 a lucha po r
cejar de serlo. 5 i el Cs p i t a i i S [DO n icaraguense no fue capaz -
de crear a sus propios e n t e r r a dores > la revolución s i sería - -
capaz de enterrar el c a p i t a l i s m o Depend iente y s u b d e s s r r o l 1aoo.
Habí a r de la base socia 1 d e una revolución no significa sola--
mente ha b ìar de la situ 8 C i ón de clase o de 1 5 posición de c 1 a -
se de un sector economi CO , s ino del contení do de clases del mo
v imi ento revoiucionarlo 3 ■d e la posición de 1 os revolucionar ios
en lucha por transformar u n a soc i e c a d . Sí lo política es la -
s í n t e s i s de 1 a economi a 3 1 a guerra revoluci on a ría es la sínte-
sis de 1 a lucha de clas es e n que se debaten nuestras socieda--
des.
El desarrollo cap it alí s t 5 n icaraguense prod c i__ o e ste sector de
la insurrección Sandíni sta, las fuerzas que fueron capaces de
. /
articular la lucha armada con los movi mientos sociales. Hiles
de jóvenes campesinos, obreros, dese mpleados urbanos, d e $ c 1 a s a_
dos, desocupados, inactivos, pero productos de una vida p r o l e
taria y por tanto con una fuerte i afronta proletaria en su corn
portamiento político. Fue la vanguardia y la guerra las u n í -
cas que pudieron agregar el complemento necesario para desdo_
blarse en el proletariado histórico que registran las s o c i e d a
des imperial izadas del tercer mundo. De la misma mañera que -
el Estaco somocísta organizaba y compl etaba las tareas que el
capitalismo dependiente no había logrado.
No es lo mismo un Estado implantado en el nacimien to del c a p i
talismo que otro implantado durante la crisis de ese sistema;
el Estado somocista impuesto por el Imperialismo, tuvo encornar^
dado desde su nacimiento dos tareas rund amenta 1 es , apoyar el -
desarrollo capitalista ce la nación n i c a r agüense y coirioat i r la
Revolución Sandinísta. Desde su naci miento fue un Estado c o n
trarrevolucionario; combatió y derrotó m i l i t a r m e n t e el m o v í ---
miento de Augusto César San di no (el primer M o v imiento Sancini_s_
ta), combatió y fue derrotado por el FSLN.
Un Estaco contrarre vol ucionar io no puede luncionar mas que po r
medio de una represión incesante, que rué la represión somoc is
ta que alimentó la guerra ce clases que hemos descrito ante
r í o r m e n t e , v oue 1p imprime_a la lucha de clases y por tanto
al análisis una connotación diferente.
Somoza representaba los intereses del Imperialismo n o r t e a m e r i
cano, de la oligarquía terrateniente y comercial nicaragüense,
y del gran capital naciente en Nicaragua. i rao i c iona! y moder
no a la vez, este Estado representaba estos tres intereses, pe
ro en relación a las clases explotadas y dominadas de nuestra
sociedad, y sobre todo en relación a un cuestio n a m i e nt o p o p u ~ -
lar y revolucionario que lo acompañó desde su nacimiento hasta
su derrote.
El poder sofiiocista se asentaba en un triángul o cuyo equilibr io
había que romper para poder dar al traste con la dictadura.
En la cúspide se encontraba Somoza y los intereses del gran c_a
pical y oel Imperialismo, en el ángulo izquierdo el FSLN, y en
el ángulo derecho los sectores demo cráticos de la burguesía.
Como dijimos anteriormente, la oposición burguesa logró a r r a s
trar a las fuerzas populares en la lucha contra Somoza, sobre
todo en las luchos electorales y de m o v i l i z a c i ó n demostrativa;
1T¡ 0 V t 1 i zsc Í ones que terminaban en Reformas J pactos y má s re p re -
s í ón contra el pueblo y contra el F S L N . Incluso 1 a 1 u ch O d e 1
FSLN , pudo ser aprovechada por la burgués \ B para presionar 3 *
Somoza y conseguir un mejor equi! i b r i o en £ 1 tria n g u 1 o d e 1 D O '
de r ; burguesí a que si ponemos s u capí tal 6 n e l mapa mu n d 1 a i - -
de 1 capital, a p srece como burgués ía pequeña y que desde e 1 pun
to de vista político siempre funcionó como pequeña burguesía.
Y no siempre tenemos que hacer análisis de clase teniendo como
marco de referencia nuestra propia frontera.
Dentro de este triangulo de poder había una gran tarea para el
FSLN. Cómo disputar el apoyo popular a los sectores democrátj^
eos burgueses en el enf rent amien to a Somoza? Cómo organizar -
un poder de convocación que cada vez mas se inclineba hacia la
izquierda?. La fórmula no podía ser otra, competir con los me
can¡snos democráticos que permitieran presen cia pública a la -
Tz'q'ü r&nrcra— fT"e~rnre a S~o~nro~z'B'. "ti Fürtv s~e— di~sqrtrsro— a— Pcrrma-i— -ei— Mrr
vimiento Pueblo Unido (MPU) aglu tinando a todos les sectores -
democráticos de la izquieroa.
Con el MPU se tenía ys la organización de masa que completaba
el cuadro político-militar del F S L N , lucha armada y movimien--
tos de masa serían el cuerpo que sostendría el proyecto s a n d i
n i sta. La posición del MPU sería menos radical, más pública,
y por lo tanto más amplia; posición nada desprec iable si se -
contaba con la garantís revolucionaria, las fuerzas armadas -
del FS LN.
. . ./
El MPU también con t r ¡ buyo a la u n i f i cae i on de las tres t e n d e n
cias del FSLN, el movi mien to de masas siempre fue Sandínista,
las acciones populares, a n t i - s o m o c i s t a s en un principi o y S a n
dia i stas posteriormente, no podían admitir separaciones en su
guerra libertaria.
A veces los elementos se separan para poder unirse, es lo que
pasó con la división política del trabajo entre las tres ten--
dencias del FSLN, con los campesinos, con los movi mientos de -
masa, con los combatientes, sin que ninguno dejara de ser obre
ro, campesino o combatiente.
El MPU constituyó la organ izaci ón que aglutinó la base social
de la revolución, conforman do un bloque popular, cuya total i-“
dad estimulaba y permitía la totalidad de una sola vanguardia.
La creación del M o v imiento Pueblo Unido (MPU) significó ademas
un salto histórico en la lucha de nuestros pueblos. Por prime
ra vez los mov imientos democráticos y populares eran liderados
por la izquierda revolucionaria, los sectores d e m o c r á t i c o - b u r
gueses perdían el monop olio de la oposic ión demo cráti ca a las
dictaduras. De ahora en adelante, toda acción opos itora sería
capitalizada por el FSLN; si antes el pueblo era a r r astrado --
por liberales y conservadores, hoy los liberales y conserv ad o-
re-s -s-e v-e-r-*~art -érf-p-e-sr—i-e-á-e-s -p-e~r~ e~L -*p-u~e-b4-c~ y s-u- y--a~a-g jj-a-r-d4-a- -e-1 ------
FSLN .
Ya podíamos afirmar que el triángulo del poder comenzaba a res_
quebrajarse, las fuerzas se polarizaban entre Somoza y los San_
dinistas. La unidad del FSLN, la unidad del bloque popular y
la hegemonía popular en la lucha anti somocista, permitían y - -
obligaban a dar el siguiente salto dentro de la política de - -
alianzas: la con formación de la unidad nacional liderada por
el FSLN.
La nación y la nacionalidad habían sido reivindicadas y defen-
. . ./
didas con las armas en
Augusto César Sandino,
tregada en pedazos y a
nación sólo existía en
guense, y existía en la
una entidad popular enf
como movi mie nt o dé libe
Lo democrático y lo nac
las clases dominantes 1
loción Sano i n i sta .
El MPU y el FSLN se dan
Frente Patriótico Nacional (FPN), aglutina ndo así a toda la na
ción nicaragüense, lo democrático y lo nacional sólo podrían "
ser tales dentro de un movimiento revolucionario, y la revo l u
ción sólo puede desarrollarse integrando lo d e m o crático y lo ■
nacional dentro de su proyecto.
Podemos afirmar que la revolución es también una forma de cono
cimiento, que se apropia el mundo a su manera, en forma revolu
clonaría. Y este sujeto h I s t ó r i c o - p o 1ítico o r ganizado en p u e
blo, tuvo que hacer también grandes esfuerzos para aprehender
su realidad, sintetizando los diferentes momentos, que n o s o ---
— -nre-fr-í-s -rfíO -s— -s-e-e-r-a—
Alimentar una memoria colectiva no tiene las mismas layes que
la abstracción- intelectual ce la ciencia. La revolución tuvo
que inventarse sus símbolos que acumularan la historia de la
lucha y le dieran continuidad al entusiasmo y a la esperanza.
En nuestra lucha resaltan tres, las siglas del ,lF $ L N n ; una -
bandera rojinegra; y un grito de guerra, Patria Libre o Morir;
estas siglas el pueblo las leía sin saber leer y las escribía
sin saber escribir, las pronunciaba en silencio y s grito p a r
tido, con corage solitario y con la furia de las multitudes, -
delante de las manifestaciones y detrás de cada barricada, con
C í E R ^
la mano por el General de Hombres Libres
desde entonces la n a.c ion había sido en-
plazos por Somoza al Imperialismo. La
la memoria colectiva del pueblo ni cara-
única forma que puede existir, como -"
rentada al imperialismo norteamericano;
ración nacional y social.
íonal, truncado por el imperio y por
ocales, renacía enarbola do por la R e v o -
a la tarea unitaria de vang uardizar el
. . ./
orgullo nacional y con soberbia de clase; la bandera rojinegra
llegó a ser la síntesis de todas las manifestacione s de la a u
dacia de los Sandinistas, decía îo que i. discurso callejero -
no tenía tiempo de decir y alimentaba la osadía popular, Se m o
za le llamaba el pedazo de trapo de les Sandinistas, pero él -
tampoco lograba conjurar el hechizo mágico que logró r epresen
tar en dos colores 50 años ce lucha Sand i n i sta .
Y la prueba de que superamos el campo de la poesía, es que ---
éstos símbolos movieron la pasión de las masas que con su vo--
luntad política decidieron la lucha s su favor; con estos s í m
bolos se uniformaba la propaganda Sandinista, y fue con la pro
pagan da que el pueblo logró romper el límite de lo posible im
puesto por un código occidental que gobierna inculcando fronte
ras ideológicas coïncidentes con sus propiedades; la lucha nos
enseñó que el concepto y la realidad de lo posible, por muy ob^
jetivo que sean, son capaces de ser superados alterand o el o r
den que los encierra, como por ejemplo, jóvenes guerr iller os -
venciendo a seniles generales.
Podemos estar seguros que las leyes de la revolución no son -
las mismas que las del quehacer cotidiano, y que a pesar de --
las especificid ades, la vía sandinista de la revolución no es
más que el sendero histórico que habíamos extraviado. La r e ~ -
~jrrersn~ôn y Ha e n~3~j~E'na~criÓTT ~po i 1 m"u"y c"o"tn~o“î"3 * ramr ~qxre' are air, c—
mente podrán impedir la insurrección del orden que las produce,
siempre que haya pueblos decididos s transgredir lo que p a r e
ce imposible.
LA TERCtRA FUERZA EN LOS MOVIMIENTOS DE LIBERACION NACIONAL
De' las el ases sociales a las fuerzas cías i s t a s
No podemos negar que en una soc i edad capi t a 1 î s t a , toda re
v o 1uc i ón verdadera no puede ser otra cosa que la negaci ón
del orden capitalista, tampoco podemos ne gar que esa n e g
c Î ón está pro tagonizada como la lucha e n t r e el proletar î a
do y la burguesía. Pero también es cierto que la p o s i b i
lidad de esa negación pasa necesar i a m e n te por la d e s t r u c
ción del aparato político militar de la burguesía y por -
la toma y ejercicio de ese poder por el proletariado.
Consideradas así las cosas, tan importante es el sujeto -
histórico (el proletariado) de la revolución, como el s u
jeto político (la organización) y resp onsable directo de
la toma y ejerci ci o del poder a favor del primero.
En una sociedad capitalista desar rolla da como la descrita
por Marx mien tr as elaboraba El Capital, el análisis prio-
rízaba la coincidencia orgánica entre el sujeto histórico
(los obreros industríales) y el sujeto político (el p a r t
do comunista de los trabajado res) . V digo príorizab a po£
que aún en aquella situación se hacía participa r a los co
m u n í c ,t,ai__(a ny p 1 1 n _q jj_.e_ejuL.emd.ia_D__La_s._leves d e la historia
y trabajaban para guiarla). En aquellas sociedades, el -
desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo (¡o
objetivo) tienden a coincidir con el desarrol lo de la "su
cha de clases del proletariado (lo subjetivo).
Andando el tiempo, el desarrollo capi talista se t r a n s f o r
mó en i m p e r i a 1 i s nto , donde ciertas sociedades ( i m p e r i a l i s
tas) apa re jaron su desarrollo capi talis ta s ubordinando s ]
mercado mundial y en donde sus respectivas burgu esías s e
desarrollaron en competencia monopói ica frente a las r¡ur
guesía de otras sociedades y en las que el capital corner
* Exposición presentada en el IV Congreso Centroamericano de S&ciolooía ' !BLAS REAL ESPINALES”, Managua -N i car agua Libre, Julio de 1 S8o. "*
cial estaba sometido a la lógica reí desarrollo del capital -
productivo de sus propias forroscior.es sociales; en cambio
.otras sociedades (imper i al iza das; aparejaron su desarro ll o ca_
pitalista subordi na do al mercado rundía], en donde la lógica
del capital prod uct ivo estaba ce;rici onado por la lógica del
capital comercial financiero del capitalismo de las sociedades
imperial istas.
Ello dio como resultado (y como ;
r i alista) en nuestras sociedades
ra económica, social y política,
pl icada por los conceptos de sur.
cíedades neocolon¡al es , países z-
c i edades , el capitalismo rompe c;
gi raímente asignadas, y le expíe
cíón política, no es solamente V
el capital local y el trabajo, s
el proyecto imperialista y el ce
te al interior.
r n di c i ó n del desarrol lo i mpe
per i al izadas, una estructu-
suficientem ente descrita y ex
esa ¡'rollo, tercer mundo, so-
'I feríeos, etc. En estas so
¿a vez más sus frontera s orj_
ación económica y la d o m i n a
. instancia que media entre -
~o también la mediaci ón entre
arrollo capi talis ta existen-
De todas maneras, sea cual sea e
cada sociedad, el primer momento
cues tí ona mi ento real del poder r
estructura.
desarrollo capita lista de -
ce la revolución pasa por el
Ìttico que expresa toda la -
El problema, en la concepción y
cuando se discuten las conc-iclc*
ga efectivo ese cuestión amiente,
res ha sido el querer identifica
tóríco (el proletariado) con e!
ción), la par ti cipación física c
con el contenido de clase del c~
ceso revo 1ucíonari o de la toma c
cionario de la transformación s:
puede darse más que a partir de
en la práctica, ha comenzado
es necesarias para que se h a
Uno de los prin cipales erro
~ mecánic ament e el sujeto h í s_
sujeto político (la o r g a n i z a
s le clase revolucionaría, -
;yecto revolucionario, el pro
poder, con proceso revolu-
iToeconómica (hecho que no -
"a toma del poder).
. . . /
_9 s - '
Si l a r e v 0 1 u c ii 0 n en las so c i edades capí tal istas, consta de e 1 e
mantos economiicos cc mo polí ticos í no puede confundí rse 1 3 s le-
yes que rigen la t ra n s f 0 r m a c i ó n de lo económico con la trans--
f 0 r tr¡ a c ió n de 1í 0 poi í t í co , n i 1 a s it u a c í ón de clase con 1 a s po-
síciones de clase.
Podríamos afirmar que mientras más maduras están las c o n d i c i o
nes objetivas (lo socioeconómico) más fácil se presta la acción
de las condiciones subjetivas (sociopolíticas), y que mientras
menos maduras están las condiciones objetivas mayor ¡mporísnc ia,
mayor necesidad y mayor peso deberán tener las condiciones sub
jetivas para desencadenar el proc eso r e v o 1u c i on a r i 0 . Av a n z a r
en lo político para recuperar el atraso en lo e co n6m ico .
Lenín no titubeó en integrar, en e 1 0 n a 1 i s i s y en 1 a a c c ion, ~
al campesinado para poder c u m p 1 I r con e 1 proyecto n í s t ó r ico - -
del proletariado en
lia época.
la situación del es p i t a 1 i s mo ruso ó e a q ue -
En nuestras sociedades imperi a 1 i 2 adas , el desarrollo del prole
tariado es bastante desproporci onado al desarrollo del c a p i t a
lismo. Y aunque estoy de acuerdo que el peso del proyecto pro
letarío no está en su peso cuantitat ivo (al igual que no la ha
sido para el proyecto de la burguesía), también es cierto que
„eJ_p roye ero pro le t a rio no puede esta r.solamente en la cabeza -
de los intelectuales.
El esquema clásico de las revoluciones nos había entregado la
imagen de los procesos revolucionarios, como procesos que p a r
tían de la conciencia de los obreros en la fábrica, de sus prí
meras luchas de carácter economicista, de su orga nización y mo
vílización hacia reivindicaciones de carácter político, hasta
que finalmente se daba el salto a las posiciones de enfrent a--
miento político-militar y a las acciones revolucionarias, h a
cía la toma del poder. Sin embargo, en ios países imperial iza
dos los movimientos de liberación nacional, han venido entre--
. . ./
-26-
qando otro esquema no ¡líenos val ido donde se parte de un cues--
tionamiento político-militar al orden existente frente al g o - “
bierno represivo de turno, reivind icaci ones políticas y luch3
armada que desde el comienzo no parten necesar iamen te de los -
centros de trabajo, sustentados por sujetos sociales (entre - -
los sujetos históricos y los sujetos políticos) no n e c e s a r i a -
mente proletarios y liderados por una organizac ión que c o n s i
gue aglutinar a ese bloque popular llamado pueblo, y que dicho
en boca de un gran líder de la revolución mundial significa lo
siguiente: “ Cuando hablamos de pueblo - decía Fidel hace más
de 20 años - no entendemos por tal a los sectores acomodados y
conservadores de la nación, a los que viene bien cualquier ré
gimen de opresión, cualquier dictadura, cualquier despotismo,
postrándose ante el amo de turno hasta romperse la frente con
el suelo. Entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha, la
gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos ~
engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor y más d í g_
na y más justa; la que esta movida por ansias ancestrales de -
justicia por haber padecido la injusticia y la burla, genera--
ción tras generación, la que ansia grandes y sabias transfornía
cíones en todos los órdenes y está dispuesta a dar, para 1 og ra_r
lo, cuando eres en algo o en alguien, sobre todo cuando crea “
suficien te mente en sí misma, hasta la última gota oe sangre" -
(Fidel Castro, La historia me absolverá), luego Fidel señala “
~a— Ixls_gue .trab a j a n k_m p p ri e 1_a ño y nnsan de s e m p leado s el rej.
to del año, a los que subsisten en el campo sin trabajo y sin
tierra, a los obreros industriales de conquistas a r r e b a t a d a s , “
a los maestros y profesores, a los pequeños comerciantes, a los
jóvenes profesionales, estudiantes, artistas, periodistas, etc.
Aquí como en otras circunstancias, el carácter revolucionario
de la lucha estaba dado por el c u e s t iónamiento políti co-m ilitar
a la expresión represiva del orden explotado r de la sociedad,
contra el cual había que enfrentar todas las fuerzas sociales
si se pensaba decididamente en la toma del poder político por
la or ganización de vanguardia.
. . ./
Y el peso que ti en esos sectores considerados en este tr aba
jo como la tercera fuerza de las revoluciones en los ¡movimien
tos de liberación nacional (aparte de los obreros y campesinos
de tiempo completo), no se d i Ó solamente en C u s de la década
del 50, sino que se da en todos aquellos paíse. imperial izados
donde la preponderancia del capital comercial del Estado i n -
ter medí ario, como Generadores oe 1 funcio namie nto del capital i s_
m o , ha ' reducido un sector-ser vicios tan gigantesco que hace -
crecer día a día esa masa proletar izada que no logra integrar
se orp án icamente a los centros productivos del capital y que
deambula alrededor de la Producción y la circulación.
A medida que nos retiramos del centro del capitalismo a la p e
riferia del capitalismo y del imperialismo, a la importancia -
del proletariado (Marx en el siglo pasado), se suma la impoi
tancia de la alianza obrero campesina (Lenin a principios de -
siglo), y a ésta, la importancia de terceras fuerzas (movimi en
tos de liberación nacional en las últimas décadas del presente
siglo). En la Conferencia T r i cont i nenia 1 de la Habana, Ami}--
car Cabra! señalaba pare los países neoco 1 o n î za dos : "...los -
hechos han demostrado que la única capa social capaz, tanto de
tener conciencie en primer lugar de la realidad de la domina--
cion imperialista, como de manipular el aparato del estado, -
heredado de esa dominación, es la pequeña burguesía nativa.
jídsd y las tendencias naturales inherentes a la situación ---
económica de esa caps social o clase, vemos que esta fatalidad
específica de nuestra situación, es además una de las débil id^
des del movimiento de liberación nacional".
"La situación nacional que no consiente el desarrollo de una ~
seudobu r guesí a nativa y en la cual las masas populares no al —
c a n z s n . en genera!, el necesario grado de conciencia política
antes del ü6ssncedensrr¡ i ento del fenómeno de la liberación na —
cieña!, da a la pequeña burguesía la oportunidad histórica de
dirigir 13 lucha contra la dominación extranjera, en virtud de
. . . /
ser p o r su situación objetiva y subjetiva (nivel de vida s u p e
rior al de las masas, contactos más frecuentes con los agentes
del colonialismo, y por tanto mayor frecuencia de h u m i 1 1 a c I o - -
nes, mayor grado de Instrucción y oe cultura política, etc.),
la capa que más rápidamente toma conciencia de la necesidad de
librarse de la dominación extranjera".
El mismo revolucionario señalaba para los países neocolo n¡s íes :
"...mientras la clase dirigente nativa se aburguesa cada vez -
más, el desarrollo de una clase trabajadora integrada por obre
ros de la ciudad y por proletarios agrícolas - todos explotados
por la dominación indirecta oel imperialismo - abre p r o s p e c t i
vas nuevas a la evolución de la liberación nacional. Esa c l a
se trabajadora, cualquiera que sea el grado de d e sarrollo de -
su conciencia política (más allá de un límite mínim o que es la
conciencia de sus necesidades), parece contituir la-verdadera
vanguardia popular de la lucha de liberación nacional en el -
caso neocolon ¡al . Ella no podra sin enibargo, realizarse c o m p l e
tamente en el curso de esa lucha (que no acaba con la c o n q u i s
ta de la independencia) si no se une sólidamente con las otras
capas explotadas, los campesinos en general (siervos, a r r e n d a
tarios, aparceros, pequeños propietarios agrícolas) y la peque
na burguesía nacionalista. La realización de esa alianza e x i
ge la movili za ció n y la organización de las fuerzas n a c i o n a l i ^
tas en el c u a d ro (o p o r la acción) de una organ izaci ón p o l í t i
ca fuerte y bien estructurada", iAmil car Cabral, citado por -
Carlos Rafael Rodríguez en el capítulo, una D i sores i ón sobre -
la Pequeña Burguesía, en, Cuba en el tránsito al socialismo).
El peso que tiene esta tercera fuerza se manifie sta sobre -
todo en la ciudad, más que en el campo, ya que es en la ciudad
donde se concentra la mayor parte del capital y de los serví--
cios del capital, los aparatos del poder y la mayor parte de -
] a infraestructura, es el asiento principal donde radica y m o
ra la burguesía. roeríamos afirmar que en ultima instancia, '
el espacio de la toma del poo'er es f u ndamentalmente urbano.
. . ./
En Nicaragua» el Pacífico es la zona donde estaba concentrada
la mayor parte del capital Somocista, el gobierno, los s e r v i
cios, las escuelas, los colegios, las universidades, la p o b l a
ción, las principales ciudades, la infraestructura vial y p o r
tuaria, y la lucha anti somoci s ta se movió en círculos c o n c é n
tricos de la periferia hacia Managua, y la caída de la capital
culminó con el triunfo de la insurrección sane! in Î sí a .
Con este grueso recorrido histórico y analít ico en que se in
serta la importancia de esa tercera fuerza social, no queremos
negar la preponderancia estr atégica que tiene el proleta ri ado
o la alianza o b r e r o - c a m p e s i n a , en la transfo rmaci ón s o c i o - e c o
nómica de nuestros países, tampoco queremos negar la vía clasj_
ca de la transformac ión, sino mas bien llamar la atención s o
bre las necesidades que tienen los sujetos históricos preponde
rantes de apoyarse en esa tercera fuerza social para recorrer
los primeros y difíciles trechos de su liberación defi nitiva,-
sobre la importancia que tiene el factor subjetivo, la acción
política y la práctica revolucionaria, en aquellos países d o n
de el desarrollo objetivo tiene los desfases que hemos a p u n t a
do, para arrastrar a todos los sectores por el sendero del - -
cuest ionamienío político-militar de un poder represivo que e x
presa toda la compleja situación de explotación de nuestras so
c i eda de s .
Asimismo nos interesa recalcar la importancia que la conciencia
política, de los sectores de la pequeña burguesía p a r t i c i p a n
tes en el proceso, tiene para con los pasos siguientes a la t o
ma del poder, para decirlo con el lenguaje de Amilcar Cabral:
"...reforzar su conciencia revolucionaría, repudiar las t e n t a
ciones de abur gue sa miento y las sol i c i tudes naturales de su -
mentalidad de clase, identíficarse con las clases trabajadoras,
no oponerse al desarrollo normal del proceso de la revolución.
Eso significa que, para desempeñar cabalmen te el papel c u e l e
corresponde en la lucha de liberación nacional, la pequeña bur_
guesía revolucionaria debe de ser capaz de suicidarse como c 1a_
. . . /
-30-
para resucitar en la condición de trabajado r revolucionario, -
enteramente identificado con las aspiraciones más profundas ~ -
del pueblo a que pertenece. Esa a l t e rnativa - traicionar la
revolución o suicidarse como clase - constituye el dilema de ~
la pequeña burguesía en el cuadro general de la lucha de libe
ración nacional".
fn una sociedad imperial izada como la Nicaragüe nse y en donde
el desarrollo capitalista arrastra articula d a m e nt e formas de -
producción no necesari amente vincu ladas al proceso nacional de
acumulación, en donde el desarrollo de las fuerzas productivas
y de las relaciones salariales de producción apenas favorece -
el proceso de industrialización de nuestra formación social, -
en donde la burguesía local e imperialista no llevaron a cabo
todas las transformaciones de ido crético- burguesa s, aquí, más ~ “
que en otras situaciones las contradiccione s entre el capital
y el trabajo no se agotan en las relaciones obre ro-patronales,
sino que pasan sustantiv amente por la práctica de otras clases
o capas que irrumpen en la lucha entre la burguesía y el prole^
tariado. Clases que productiva o improductivamente, necesaria
o innecesariamente, acompañan al funcion a m i e n to del capital en
nuestro país.
Nos queremos referir a aquellos sectores que no son ni asala--
burguesí a urbana y a les sectores medios de los pueblos y las
ciudades, unos más vinculados a la producción y otros más ----
vinculados al servicio; excluimos del análisis a la pequeña -
burguesía rural (al campesinado) que aunque con situaciones y
posiciones de clase parecida s las anteriores aludidas, tiene
es pec ificidades diferentes a las que nos queremos referir.
También queremos referirnos con especial atención a un sujeto
colectivo que normalmente no es considerado dentro de un análí
sis de clase, pero que tiene una importancia vital en toda --
práctica revolucionaria, estamos pensa ndo en la organiz aci ón -
revolucionaria y en los propios revolucionarios. El análisis
. . ./
-31-
de las clases amarrado al análisis de la lucha de clases, de--
tectando en las clases esa fuerza social de transfo rmaci ón a -
favor de las revoluciones; privilegiando esta óptica es que --
traemos a discusión la vinculación que existe entre las c o n d i
ciones soc i o-económi cas y las cond iciones políticas, así como
el papel de las clases medias y de los revolucio narios en esa
práctica de transformación del orden.
El momento que medía entre las revolucio nes burguesas y las re_
volucíones proletarias, se desarrolla a través de un proceso -
conformado por movimientos d e m o c r á t i c o - populares, y que en el
tercer mundo se desdoblan, en movi mientos de liberación nació —
nal. Fu n dame n t a 1 me n t e consisten en movi mientos armados, de ca_
rácter nacionalista y antiimperialista, que partiendo de reí--
víndicaciones democráticas son sust entados por una amplia base
popular y que pugnan por el d e r r o c amiento de los gobiernos - ~
reaccionari os instaurados en el poder; estos movi mient os son -
liderados por un bloque popular (alianza de la pequeña b u r g u e
sía revolucionaria, obreros y campesinos) y logran arrastrar y
polarizar a todos los sectores sociales reñidos de una u otra
forma con el orden establecido; la toma del poder y el e j e r c i
cio de ese poder a favor de transf ormac iones que no pudieron "
ser llevadas a cabo por las clases dominantes anteriores, es -
una de las principales tareas obligadas históri camen te para ta_
Te~s rrró vImrri eTiXtrs en s~o prores'u — rr3 T rs 'i“’ci"ón— dei c‘sq5”i“ra“1"“i"5“nro a"t
soc i a 1 ismo.
El desarrollo desigual y combinado del capi talismo en L a t i n o a
mérica y la presencia del imperialismo en nuestras sociedades,
en convivencia con formas de explot ación no capitalistas, es -
parte importante del contexto en que se desarrol lan estos movj_
mientes de liberación. La crisis del capitali smo y el rechazo
que las fuerzas populares oponen a las m a n i f estaciones de dicho
sistema, conforman esa contradicción objeti va-subj etiva que ha_
ce posible una situación revolucionaria, como primer paso para
alterar la correlación de fuerzas nacional e internacional , a
. . ./
favo- de los intereses populares; la madurez objetiva y s u b j e
tiva de las clases trabajadoras (obreros y campesinos) y la p_o
s i c i 6 n ideológica de la pequeña burguesía participante y de - -
los revolucionarios, así como la solidaridad de clases a nivel
internacional frente a las fuerzas imperialistas, serán f a c t o
res condicionantes en el ritmo que tales movimientos impriman
a su propio proceso, tanto para s a 1 da r c ue n t a s con e 1 p a s a do -
como para encaroina r las fuerzas revolu c ionarias hacia el f u t u -
ro *
La re < o c o Íón s a n d i n ista, vanoua rd izada por el Frente S a n d i n í s
t a de L i be ración Nac i o n a 1 , d e f i n ida en la concepción y en la -
practica como una revolución d e m o c r a t ?c a - p o p u 1 ar y antiímperi£
lista es una muestra reciente de este proceso de transición -
aludido, así como de las contradi cciones históricas de la ----
transición en su conjunto.
En toda revolución hay que distinguir, la estructura socio-eco
nómica que la produce, el sujeto histór ico que la lleva a cabo,
el contenido ideológico que motiva las voluntades de clase,
las formas de cuestíonamiento y de trasto camie nto del orden esta
blecido en su conjunto, y finalmente, los dos momentos que la
explican, es decir, la toma del poder y el ejercici o del poder.
-L-a— — H_e— e.s.x.-a..5----.n-o...r..a,s a_s LoJzeiiJLai: m o strar los elementos
significativos con los cuales la revolución sandinista man i---
fiesta su experiencia, antes y después de la toma del poder, -
iniciar un diálogo con los compañeros latí noameri canos en el -
que la reflexión de nuestra propia expe riencia sea un aporte -
para la práctica en la que se desenvuel ven los movimien tos de
liberación del continente.
Anteriormente cuando los intelectuales se preocupaban por la -
realidad (sobre todo los filósofos), se les respondía que lo -
que tenían que hacer era ocuparse de esa realidad, "los rilóse)
fos no han hecho más que interpretar el mundo, de lo que se --
. . ./
trata es ce transf or marion (Marx); el marxismo es uno de los -
¡nstrumentos científicos que mayor ocupación y apoyo han dado
a esa transformación. La revolución sanoinista nos entrega -
una oportunidad más para reflexionar sobre la transformación,
no para describir una revolución más, sino para indagar sobre
las leyes de su existencia y desarrollo. Pero hablar de trsns
f o r m ación, significa hablar de transición, y en una sociedad -
capitalista la transición no puede ser otra cosa que la transí
cíón hacía el socialismo. La pregunta es; ¿se puede hablar de
transición hacía el socialismo en una sociedad imperial izada -
como la nuestra, donde el capital no ha realizado las transfor
üiac iones democrat ico-burguesss, donde el prol etariado no es la
clase mayor i taria para cambiar las condiciones y para cambiar
ellos mismos? Gramsci, afirmaba, "no es la estructu ra e c o n ó m i
ca la que determina directamente la acción política, sino la -
interpretación que de ella se da y de las así llamadas leyes -
que gobiernan su des e n v o l v i m i en t o ’1; sin embargo como evitar en
el análisis "hacer de la mera voluntad el motor de la revolu--
clon1' (Marx) . ¿ Dónde termina lo objetivo y dónde lo s u b j e t i v o ?
¿es posible unlversalizar lo subjetivo a partir de la práctica
revolucionaria? es posible realizar una revolución con una -
estructura de clases como la nuestra? Qué clase de revolución
es esa? Queremos llamar la atención sobre la importancia que
las llamadas t a p a s medías tienen dentro de un movi miento de -»_ * ^ ti _ __* ^ l __r. ^ . r- * *| ^
™L T i/ci i "o C”T"0 * t" Tf“3~C i"OTi"Er~ s ™y~3' —O— —$ -p'O -V-T—► &~S-
este último caso, siempre y cuando la Organización Revoluciona
r’ia sepa gasificar y vincular las necesidades y posibilidades
históricas con las aspiraciones de los trabajadores y de las -
mayorías.
La organización, es decir, la mediació n entre la teoría y la
practica, entre la situación de clase y las posiciones de las
clases, sera también la medi ación entre el proyecto histórico
del pro letariado y todos aquellos aliados de ciase, necesarios
para que este proletariado pueda recorrer el largo camino lle
no de dificultades objetivas y subjetivas hasta alcanzar su li
. . ./
~ i k '
be ración definitiva.
El presente trabajo sólo aborda el papel de las capas medias
en lo que respecta al momento de la toma del poder, es decir
del tránsito entre la liberación nacional y la liberación so
c ] a 1 . Partimos del supuesto de que en países como el núes-
tro, la lucha de clases entre el capital y el trabajo pasa
n ece s a r i amen t e , desde los primeros momentos, por un enfrent
miento político- mi litar contra el orden establecido. Y en -
este enfren ta mie nto en que se levanta la bandera de la li be
ración nacional, vanguard i zado y heqemoni zado por una o r gan^
zación revolucionaria ten su proyecto y en sus formas de l u
cha) todos los sectores democ rátic os y populares (incluyendo
fu ndamentalmente a las capas medias! son necesarios para d i
rimir la lucha a favor del triunfo revolucionar i;o y a favor
de las clases portadoras de las transforma ciones de la soc ie
dad en su conjunto.
2 . Sectores medios y mov imientos de masas.
En estos países ¡ mperi a 1 izaoos . tanto el pequeño campesino "
como los sectores medios urbanos (servicios y estudiantado),
son inmensamente mayor i tarios en relación al proletariado in_
dustrial o agrícola. La clase obrera industrial no pasa del
~5— p-OT— c-re-n irc— ere— ha -p-oiHexri~6n— e ccti ónríeramorree— a~c1ri-v a — oed— p-a í~s ■-'
el resto esta conformado por el camp esinado proletar izado ~~
(5 G % X y por pequeños artesanos, comerciantes y servicios (^5%).
A esto habría que agregar, por un lado, pocos centros f a b r i
les que aglutinen entre 100 a 500 obreros, por otro lado, -
la mayor parte del prolet ariad o agrícola es de carácter esta
ciónal y de plantación, por lo tanto no cuenta con la cohe —
sión de clase ni con la perm anencia que le facilitaría una -
conciencia y organización mas colectivas; y a pesar de ser -
mas numerosos (25 por ciento de la PEA total), durante cinco
(5) meses, sobreviven como sem i-prole, tarios y como desempleados
y van de las plantaciones agrícolas del algodón, cafe y cana de azúcar, a
las parcelas campesinas, y del campo a la ciudad, donde deambulan en el d£
.../
•y r-;o_
sempleo y en el subenpleo. A la debilidad estructural de los
sectores productivos, se le viene a sumar una realidad que -
los debilita aun más, como es la situación de desempleo en -
que se encuentran la mayor parte del tiempo ( 2 5 por ciento en
los últimos años del s o m o c i s m o ) ,
El movimiento sindical de todos estos sectores, se desarrolló
fundamentalmente en las ciudades, alrededo r de las industrias
de la construcción y de los sectores manuf actur eros, con una “
conciencia, organización y moviliza ción más bien de tipo --
economi c i sta, y controlado por partidos reformistas o doctrina^
ríos que nunca pensaron que la revolución se vendría tan t e m - -
prano. Esta era la situación hasta la vinc ulaci ón de la clase
obrera y del movimiento sindical con el Frente Sandinista de -
Liberación Nacional.
La teoría marxiste mostró en los países d e s a r r o 1 1 a d o s , que la
relación entre el capital y el trabajo se manife staba fundamen_
talmente como una relación entre burgueses y proletarios, d o n
de el desarrollo capitalista desarrol laba a la clase burguesa
y esta clase a su vez, producía en su crec imiento a sus propios
enterradores (el proletariado). Es a esta lógica situación a
la que se han referido muchas veces los partidos reformistas -
latinoamericanos, cuando hablan de las condiciones objetivas o
-de— l-a— r-e-s-e— d-e-mo-o-r-a e-í-e-e— — c-e -a-d h -s-t-e— e-R -
Latinoamérica. Sin embargo cuando vamos mas allá de la teoría,
es decir, al método y la aplicación del método a una realidad
concreta vemos que la relación entre el capital y el trabajo -
incluye la participación de sectores medios que complementan,
lógica e históricamente, esa cont radicción entre burgueses y -
proletarios. Nos damos cuenta también que la lucha de clases
no se agota en el ámbito de las fabricas, o en los centros pro
ductívos, ni se agota en las contr adicc iones obrero-patronales,
sino oue va más alia, y alcanza el ámbito de la reproducción -
del capital, alcanza los barrios y hasta el mundo ideológico -
de la mercancía, los colegios, las iglesias, la prensa, etc.,
etc.
3b-
Si esto es cierto, habría que interrogarse por el papel que - -
les capas medias y los movimientos de masas tienen dentro de
la contradicción entre el capital y el trabajo en las s o c i e d a
des capitalistas i m p e r i a l izadas; bajo el entendi do que los m o
vimientos de masas, o los movi mientos sociales según el vocabu
lario de los sociólogos, no es una realidad (y por lo tanto -
tampoco un concepto) aislada de la lucha de clases, sino que -
es parte integrante de la misma, debie ndo analizarse en ese - -
contexto.
La lucha contra el somocismo en Nicaragua, tuvo muchas man i fes
tacíones, entre ellas las luchas estu diant iles, la lucha de -
las mujeres organizadas, de las enfermeras, las 1 u ■■■ has en los
barrios pobres de las ciudades, la de los periodistas, de los
maestros, de los empleados públicos, de los jóvenes, de los - -
campesinos por problemas de tierra; también esta la lucha de -
las guerrillas en el campo, en la montaña y en la ciudad, la -
lucha de los revolucionarios armados, de las orga nizac iones --
clandestinas, de los obreros de la cons trucción y de las fábrj_
cas manufactureras, pero ahorita queremos referirnos a los m o
vimientos de masas.
La lucha de los estudiantes se dio f u n damentalmen te en las c i u_
d a d e s , que es donde estén la mayoría de los centros de secunda
”7 id 7 ¡J T“ fe ir S T‘T"3 T "~0”b , CTeTi '0 u ES ÍZU "0*7-3 Trt'c'S ",..ü lTg i "u c u~0 TU BTOTi"
miles, decenas de miles y finalmente mis de cien mil e s t u d i a n
tes participando de una u otra manera contra el orden e s t a b l e
cido. Ya dijimos anteriormente que el número de estu diantes -
pasa fácilmente el número oe los obreros industríales. Estas
organizaciones estudiantiles (Frente Estudiantil Revo lucio na rio
FER, Mov im iento Estudiantil de Secundar ia MES, y otros) llega
ron a paralizar no solamente la U n i v ersidad y la Secundaria, -
sino que hasta las escuelas de primaria, impugnando las injus
ticias sonlocistas y apoyando la lucha del Frente Sandinista de
Liberación Nacional. En su lucha, llegaron a fortalecer la 1_u
cha de los maestros y arrastraron a los padres de familia que
. . ./
-37 -
se organizaran para luchar también contra Somoza y a favor del
FSLN .
Los estudiantes no solamente se hacían presentes en m a n i f e s t a
ciones, hostigamientos a la Guardia Nacional, apoyo a las g u e
rrillas urbanas y rurales, fuente de cuadros para la o r g a n i z a
ción del FSLN, sino que enriquecieron con sus actividades el -
poder de convocación de la revolución en -1 seno del pueblo.
Sus formas de 'cha se enri quecían dfa a dfa y con ellas el - -
contenido ideológico Ge sus reivindicaciones; de las protestas
internas 'llegaron al cuest ioaamiento del régimen, de sus a s a m
bleas pasaron a las ma nifestaciones, de las piedras contra la
policía llegaron a fabricar bombas de contacto, de los p a n f l e
tos a las armas, de sus organizaciones estudiantiles a las o r
ganizaciones de masas y a la o r g a n ización de vanguar dia de la
lucha r e v o 1ucionari a , de cuest ionar al rector de la Un i vers i "
dad a cuestionar al Ministro de Educación Pública, de cuest io
nar el régimen a cuestionar el sistema, de la lucha contra S oípo
za a la lucha contra el imperialismo, de ¡a defensa de sus i n t <2
reses de los campesinos, de los obreros y del pueblo dominado -
y explotado en general, del cuesti onami ento del capita lismo a
la lucha por la construcción del socialismo.
por el lado de las condiciones objetives, aducen el origen c a
da vez más proletario de los estudiantes.
Creemos que ello no basta. El hecho que los sectores pobres -
sean mayores que los sectores ricos, y que les proletarios
sean mayores que los burgueses en toda sociedad capitalista, "
no es suficiente para que la revolución se de siempre en estas
sociedades, la desigualdad de clases a su vez es motoriza da -"
por la lucha de clases para que una estructur a entre en c o n---
flicto y la situación se vuelva revolucionaría; y para expli-"
car esto hay que ir mas allá de la' situación objetiva en s e n t _i_
. . ./
do estricto. La politización de los estudiantes no se explica
solamente por el origen proletario de los m i s m o s ( de lo contra
rio todo origen proletario de cualqui er fuerza social incluyen
do al mismo proletariado, m a n i f e s t a r í a n siempre la conciencia,
organización y movilización mas combativa, lo que excluiría - -
las situaciones de enajenación social e ideológica de las ma--
S 3 S proletarizadas. Algunos £o c i ó logos interesa dos e n la ce - -
racteri zación del es tud i antado s e refi e re n a los m Îsmos c o m o -
1 a "nueva pequeña burguesía", como e 1 "sector po 1 a r izado hacia
1 a clase obrera" {N . Paulanzas ) i o tros , los d e f íne n como la --
"fracción nueva del proletaria do " (M. L o w y ). En e s tos c a s o s ,
1 o s autores ponen más el acent o en i a s i t u a c i ón de clase que -
e n la posición de el ase. Recuerdo aquel pasaje d e Ma rx en el
1 8 Brumario en que atribuía el carácter de clase a 1 o s campes î
nos por su situación o b j e t ¡va pero de acuerdo a s u posi c i ón - -
Ì e s negaba ese carácter de clase.\
No queremos deci r tempo
co que basta la posi c i ón polit i C 3 para confo rma r una el ase, so
1 0 queremos relevar su importancia e n la lucha revo luci o n a r î a ,
la importancia que la posición política de un sector tan aro---
pilo como el de los estudiantes para producir situaciones y a£
ciones políticas que presten a la lucha de clases un elemento
significativo a favor del desa rrollo histórico.
Ello no niega que la lucha estudiantil tenga sus límites, f a 1 -
—t~"0..-z e 1 —s “U ’S o — p * "T“0 ”1 —a'~'Z~e~r— ~~~o", c 0:0?* —c ....s-c-c—1 -a ~~1 — -y— o — o ~o -n —o e~ u- - -
cíón, lo subjetivo frenado por lo objetivo, la supe restructura
obligada a coordinar su ritmo con la estructura, las ideas bus
cando la realidad que les de vida. Y es 1 a . orga nización (el
FSLN), el elemento que garantiza la unión de esas dos ¡ nstan--
cias, la que permite que esas practicas no se pierdan en el - -
vacío de un proyecto segmentado, que puedan alcanzar la totalj_
dad, integrando e integrándose a las partes: es la organiza--
cíón la garantía de que el deton ante de la praxis estudiantil
encienda la mecha que deberá recorrer todos los sectores socia
les hasta llegar al seno de las clases revo 1uci onari a s , y este
recorrido puede ir más allá de la toma del poder. Para que --
. . ./
las consignas que miramos primero en las paredes de las Un i ver
sidades tuvieren el mismo color en las paredes de las fábricas,
tenían que tener el mismo denominador, como fue el caso de las
siglas sandinistas (PSLN) que looró representar la unidad de -
las necesidades y reivindicaciones de todos los sectores en la
lucha contra la dictadura somocista.
También se dice muchas veces que los estu diantes pueden ser - -
contestatarios porque no son tan reprimidos como los obreros,
sin embargo en Nicaragua y durante el período revolucionario,
los mártires estudianti les abundan más que los mártires o b r e -
ros. Claro está que los reprimían no por estudi antes , sino - -
por ser contestatarios, por ser revolucionarios, por ser sandjg
nistes; al igual que un obrero es reprimido por ser sindicalis_
ta o por ser comunista. Recordemos que el revoluc i o n a r io es -
el primero en superar en la práctica la condición de clase, el
eneas i 11aniento y la obediencia de clase, en romper las reglas
del juego del sistema: haciendo el recorrido que va de lo in
dividual a lo colectivo, los conflictos individuales p r o d u c i
dos por una estr uc tur a ciega buscando su practica colect iva en
las clases mas revolucionarias.
Pero los movimie nt os estudiantiles no fueron los únicos que se
dieron en la lucha contra el sorno cismo y podría deci rse d e ---
eTt'os p“s'T~e~c"rd'3*s— c e n ~ o " c i “OTie s .
M o v i m i e n t o s de masas de los barrios pobres del pacífico de
Nicaragua, que politizaron la lucha reivi ndica ndo los serví---
c i os públicos negados por el capital somocista, agua, luz, a l
cantarillado, t r a n sporte; prot estando también por el costo de
la vida, por falta de empleo, contra las injusticias y contra
la represión, en solidaridad con los otros sectores, contra la
dictadura somocista y en apoyo al Frente Sandínist a oe L i b e r a
ción Nacional. Es cierto que estas luchas no proceden de los
centros de trabajo, pero en ellas partici pan trabajad ores y secto
res domésticos, sin embargo el tipo de reivindic aciones las en_
. . ./
-E n
frentan di rectsmen te contra el poder publico, contra Somoza y "
la Guardia Nacional, lo que facilitaba prontamente la politiza
clon de los participantes. Fue también la organiz ación la que
se encargó de darle forma a todas estas necesidades y reivindj_
caciones, de ello resultaron los Comités de Barrio, quienes
garon un papel muy importante contra el somocismo. Sus camina^
tas de la perif er ia a los centros adminis trati vos desafiaban _
el orden somocísta continuamente, desarrollando al mismo tíe m-
po una solidar id ad con los oprimidos y explotados del sistema
que transformó los barrios en posiciones sandinistas.
En los barrios también se dieron los Comités de Defensa Civil
(CDC), organiz a c i o n es formadas por cuadras, por barrios y por
sectores, y que organizaron la defensa del pueblo contra S o m o
za, así como el apoyo a los combatientes del FSLN. Los CDC
tuvieron conform ad os por sectores de la clase medía y de los
trabajadores de la ciudad de donde salieron las brigadas y las
escuadras de combatie ntes del FSLN. en su lucha urbana.
Otro mov im iento de masas significativo fue el m o v imiento de -
las mujeres agrupadas en la Asociación de Mujeres N i caraguen--
ses ante la pro blemática Nacional (AMPRONAC). Hasta ese momen_
ío, sólo el somoc is mo tenía un sector de mujeres organizadas,
en el Ala Femenina del Partido Liberal, que era el partido oe
_SxuTin.2.,.a_---A„...es.Jia_£ ....„aLLl-U .r ..a s la h ^ n prnonTa petaba cambiando de s i o -
no, el san dinismo sustituís al somocismo en la legitimidad an
te las masas del pueblo Nicaragüense.
El cuestión amiento que los movimientos de masas hacían al sonio
cismo, tuvo un importante portavoz como fueron los periodistas
organizados de los principales medios de comunicac ión del país
Todo este c u e s t ionamiento comenzó en forma demo cráti ca y se ~ -
convirtió progresiva me nte en un cuestion amiento revolucionario
Las quejas se convertían en críticas cada vez más duras y a t re_
vidas contra el gobierno, las marchas y manifes t a c i o ne s de rau-
. . .6
- M -
j e r e s , de periodistas, de pobladores, de estu diantes, de campe
sinos, en ocupaci on es de colegios, de iglesias, de centros pú-
b 1 icos.
En un comienzo, los movimientos de masas eran promovidos por -
la burguesía opositora y fueron ampl iamen te apoyados por sus me
dios de información y hasta por la iglesia católica, V lo r a
ro no es la existencia de movi mientos y reiv indicaciones d e m o
cráticos, sino que tales movi mientos se convirtieron en moví--
mientos de apoyo a las luchas revolucionarlas, en estos casos
el origen tampoco coincidía con las prácticas actu alizadas a -
favor de la revolución. Los movimie ntos sociales de masas con
una amplia par ti cipación de las capas medías del campo y la -
ciudad, con tr ibu ye ron a preparar las condiciones en que la in
surrección tendría todo el apoyo popular, así como el combustj_
ble que la acompa ña ría hasta el triunfo del 13 de julio de ---
1979.
El antecedente inmediato del apoyo que las capas medias b r í n d a_
ron a los mov im ientos latinoamericanos, lo tenemos ep las e 1 e£
clones pre si den ci ales de los partidos liberales, con. ser y adoras
demócr a t ac r i s t i a nos , soc i a 1 c emóc r s t a s y otros de igual jándole
reformista. En Nicaragua pasó algo parecido: las capas medias
apoyaron siempre, hasta la aparición del sandio ísmo, a la opos í
c i ó n.bu'rou esa corrí r a 5om o z a .
Podríamos incluso afirmar que la clase domina nte dirigente, to
da la intelectualidad conservadora, y f u n d a m e n t a l m en t e el d i a
rio La Prensa, contribuyeron grande mente en despert ar en los -
sectores medios la conciencia política a n t í s orrtoc i s t a . La p r o
pia contrad ic ció n del func ionam iento del capital en los países
imperial izados impidió que estas fuerzas sociales fueran apro_
vechadas a favor de un proyecto liderado por los opositores -
burgueses contra el somocismo.
Durante el somoc is mo siempre se dio la contrad ice ión entre el
. . ./
- * 2 -
capital de concurrencia, reformista y aspirante a una r e v o 1 u - -
ción democrát i caburguesa, y el capital mono pólico necesita do -
cada vez mas de una dictadura militar como la repre senta da por
el somoc í srrto. Con tradicción que era paliada por los pactos -
acordados entre ambos sectores; el pacto del Espino Negro de -
1927, apadrinado por el imperialismo y cuestion ado por el movj_
miento de Sandino; el pacto Somoza-Cusd ra dado en 19^8; el
pacto Som oza-Chamorro en 1950; el pacto Somo za-Aguero en 1971;
la mediación imperialista de 1978' intento de acue rdo entre el
somocismo y la oposición democrática representada por el F r e n
te Amplío de Oposición (FAO), también apadrinado por el fmpe~-
ríalismo al igual que el pacto de 1927 e igualmente c u e s t i o n a
do por el m o v i m i e n t o sandinísta del FSLN. Todos estos pactos
se hicieron cada vez que las clases dominantes no podían c o n j u_
rar una crisis política agravada por la intervención de los
sectores populares, donde la pobreza milit ante de las clases -
medias siempre jugó un papel preponderante. A este juego de -
los pactos se prestaron incluso hasta los partidos mas opos i to
res al régimen.
El FSLN nace como una alternativa a la dictadura militar somo-
c ista, alternativa también frente a la oposición burguesa c o n
servadora, frente a todos los partidos reformistas que habían
convertido en pacto la energía creciente de los trabajadores
—y—de—Tcrs—s e x r u T s s ..rne~trru~s-, ~y fT-rrs-Hn-eTrire "courc -m vs—ad-t~e t t t s -t~t-07-3—e
los partidos llamados de izquierda que nunca supie ron hacer ~~
coincidir los fines formalmente expuestos con los medios rea l
mente necesitados para llevarlos a cabo.
Todos estos mov imientos de masas y la partici pació n de los sec
tores medios en dichos movimientos, pudieron terminar en puro
reformi smo desgastador, como había sido el caso anteri o r m e n t e ,
si no ha sido por la irrupción histórica de una o r ganización -
revolucionaria que supo vincular e! pasado con el presente, --
acumular las experiencias de todas las luchas anteriore s para
empalmarlas con las necesidades del momento, transf ormar en --
. . ./
- h
símbolo social y en hegemonía, con nombre y apellido, todas -
las luchas anteriores que pudieron sintetizarse en el FSLN.
En nuestros países todas las formas de lucha son necesarias, -
todos los sectores involucrados pueden llegar a hornogenizarse
en la práctica, todas las experie ncias pueden llegar a capita!j_
zarse; cuando existen grandes 1 imitaciones , históricas, es trüiL
turales, cuando las condiciones objeti vas no están a la altura
de los proyectos soñados, cuando el prole taria do no aparece ~ -
como la fuerza social por exce lencia de la transformac i 6n en -
aquellos comienzos de la lucha, cuando un partido d o c t r i n a M s -
ta no ha podi do ser el núcleo potencial de la organ izaci ón re
volucionaria, en todos esos casos, el 11 p u r i s m o ” revolucionario
debe ceder el paso a las posibi 1 idades de la lucha consecuente
de aquella organización revo lucio naria que se propone destruir
por la fuerza el aparato de poder del orden establecido. La
política de unidad de la revolución sandinista significó la -
utilización de todas las formas de lucha, legal y clandestina,
sindicalista y subversiva, y signif icó fund amentalmente una
política de alianzas con una hegemonía gara ntizada por el FSLN
es decir, por una organización armada que garantizaba el d e s a
rrollo de la lucha a favor de las clases t r a b a j a do r a s , indepen_
dientemente del apoyo de los part i c i pañíes frente al orden e s
tablecido*
■™U"V~e~n”Z“U“d --no *1—u -o—í— —c-m-~-o— *—u-e—ncua s -o c a i
En el momento hacia la toma del poder, los movimien tos de 1 ibe^
ración nacional, es decir, los movimientos revolucionarios en
los países imperial Izados, han cons tituido un frente que ha 1 _o
grado captar para sT y para la revolución todas las fuerzas s £
cíales en contra del enemigo principal, el imperialismo y sus
aliados locales. Ese fue el caso de Vietnam, de Cuba, y t a m
bién el de la revolución Sandinista.
En las páginas anteriores hemos venid o insistiendo en la i mpo_r
tancía que tienen los revolucionarios, las capas ¿ medias y los
movimientos de mases, en un proc eso revo lucio nario que se en —
cuentra entre el capital y el trabajo y con grandes d e d M i d s --
des objetivas del lado del trabajo.
Cuando hablamos de las capas medias, hablamos de un sector ~-
amplío e importante como fueron los estudiantes, ahora q u i s i é
ramos referirnos a un sector mucho mas amplio y mucho mas s i g
nificativo, como es la juventud cont estaría en los procesos re
v o 1uc ion arios.
La juventud en ios países imperial izados, tiene que ver con to
das las clases sociales y con todos los sectores de clase; y -
la juventud radicalizada, que cuestion a la producción capital i s
ta y que cuestiona la cultura capitalista, recorre h o r i z o n t a l
mente incluso los sectores de la burouesía.
En el caso de la juventud, vamos a tener que utilizar en el -
análisis, criterios que nc necesar i a m e n te son criterios de cía
se. Digamos que a grandes rasgos , la juventud son todos a q u e
llos individuos, hombres y mujeres, cuya edad oscila entre los
10 y los 20 años; según los casos, el universo puede ir más --
allá de 20 años y más acá de 30 años, sin embargo en estos c a
sos contará tanto el aspecto o b j e t i v o (la edad), como el aspee
to subjetivo (la conciencia y el c omportamiento juvenil).
En Nicaragua, la población menor de 20 años alcanza más del -
50 por ciento de la población total del país. Eso significa -
que dada la población total del país, (3 millones), el c o n t i n
gente de jóvenes lleqs fáci lmente a los 700,000 Individuos, -
es decir, abrurnadoramente mayor que cualquier clase social a c
tiva del país. Claro está que aquí habría que considerar el -
origen de clase de estos muchach os, la situación de clase de -
muchos de ellos que están integrados al trabajo, así como
otras consider ac iones relativas si análisis de clase. A pesar
de que los censos consideren la población económi camen te a c t i
va a partir de los 10 años, la mayor parte de estos jóvenes vj_
. . . /
ven física y económicamente al interior de la familia, gran --
parte de ellos asisten a ia escuela, al cole gio y a la u n i v e r
sidad, la mayoría de tos que podrían c o n s i d e r a r s e activos vi —
ven la mayor parte del tiempo en el desempleo y en el subempleo.
El hábito del tiempo libre y del ocio ocupado en las d i v e r s i o
nes, el espíritu colectivo del barrio o de la escuela, está en
tre las principales características de esta juventud. A pesar
de la miseri a en que viven sus hogares, la inseguridad de la -
subsistencia tiene rasgos c u a litativamen te diferentes a los de
sus padres o a la de los adultos, no tienen la responsabilidad
del hogar en la misma proporción que la tienen los adultos in
tegrados al sistema monogámico (reproducción material e ídeo--
lógíca de los hijos). A estos jóvenes, el sistema no ha 1 og ra_
do ¡nt royecta r los valores encargados de domestic ar su alma y
su cuerpo, por lo tanto, su integración a las reglas del siste_
ma es todavía poco sedimentado,
Estos jóvenes tienen menos que perder que los adultos, los c a £
tigos impuestos por el sistema como parte del control social -
a los individuos alcanza menos a los jóvenes que a los a d u l
tos; no les puede quitar lo que nunca les ha dado. Lo único -
que le queda al sistema es atraérselos por medio de las Musio_
nes fabr ic ada s por la sociedad capital ista dentro de la cultu-
■■■-r-s— b-jjmg-u-e-s-a-,— o jLr c-ex-l- s-— jjxí— mujcuio d e j o y a s y f e l i c i d ad, p r orne - -
terles un cielo que nunca sus padres han conocido. Pero toda
esta credib il ida d hace rato que ha entrado en crisis; para el
colmo de las dificultades del control social, la mística r e l i
giosa que antes sublimaba la conciencia y la energía de los jó_
venes ya perdió la fuente que la alimentaba, es decir, la re--
presíón sexual. La abstinencia sexual y la virginidad han s i
do seri ame nt e deterioradas, entre otras cosas, por la ¡rrup---
ción mercantil de los anticonceptivos y del control de la nata
licad con que el imperialismo ha pretendi do frenar lo que ellos
llaman la ’’explosión d e m o g r á f i c a ” , que en definitiva no es más
que la explosión de un sistema que ha entrado en crisis, y que
b ~
amenaza con romperse por el eslabón de sus cadenas imperial iza
das.
Sí en los países desarrollados del capitalismo* la juventud Ha
comenzado a romper los esquemas psíquico mental es del capitalis
mo debido quizás a una contradicción senil de la ideología bur
guesa, en el caso de los países impería 1 iza dos la crisis c a p i
talista dificulta cada vez más la introyección de esos valores.
Allá la ideología pierde terreno, aquí no ha logrado ganar el
terreno necesitado, allá porque lo prometido no era lo deseado,
aquí porque lo prometido no llegó nunca. La crisis del espita
llsmo arrastra consigo la crisis de una de las instituciones -
que más le permitieren en el pasado reproducir el esquema ideo
lógico de la dominación, nos referimos a la familia nionogániico
patriarcal; el Estado en chiquito, también pierde legitimidad
y cohesión social, la liberalidad aparente de la familia (el -
reformismo) amenaza en revolucionarse, la crisis se convierte
en cu es tio namient o y el cuest ionamienío en la búsqueda de n u e
vas formas de relación y de r e p r o d u c c i ó n .
Se ha dicho que la revolución sandinista es una revolución j o
ven porque la media de sus participantes tiene menos de 20 años,
y eso es cierto, basta decir que uno de sus principales márt_i_
res infantiles fue asesinado por la Guardia Nacional a los 3 -
nafrers— d-e— e-d-a-d-;— ~í~a— A-s-o-c-i-a-c-n-ó-n— e-e— — (-A-N-S-)— H-e-va-
hoy su nombre, Luis Alfonso Velázquez. Los jóvenes cuas in i ños
participaron en todos los niveles de la lucha; eran los que - -
conformaban las organizaciones estudi anti 1es de la universidad,
de la secundar ia y de la primaria; eran los principales inte--
grantes de los Comités de Defensa Civil (CDC), los que o r g a n i
zaron la insurrección en los barrios; eran los jóvenes los que
formaron las escuadras, las brigadas y todas las unidades de -
combate de las guerrillas urbanas y rurales de la revolución -
sandinista; fueron artífice de las manifestaciones, de las que
mas de buses, del hostigamiento a la Guardia Nacional, de los
sabotajes insurrecionales, del entusias mo y de la fe en ei
. . ./
triunfo esperado, de la música y de las cancione s que contagia
ron y que alimentaron la hegemonía que se formaba en la s o c i e
dad nicaragüense.
Ahora bien, sí nosotros nos preguntamos cuál es la situación -
social real de todos esos jóvenes, independientes de su s i t u a
ción o de su origen de clase, inmediatamente nos percatamos -
que la mayoría de el los'vi vían en cond icion es miserables, sin
un córdoba en el bolsillo, sin dinero para el transporte, sin
dinero para las diversiones, sin posibili dad material para las
relaciones anímicas o sensuales, sin posi bilidad alguna de in
greso ni por el lado de la familia ni por el lado de algún tra
bajo remunerado, sin apoyo por parte del Estado o de la s o c i e
dad, sin nada que envidiar a las condicio nes de vida del prole
tarísdo, sin ninguna esperanza y sin conf ianza alguna en la --
funcionalidad social a favor de sus intereses. Para estos j o_
venes el mundo insurreccional que prometía el cuestió nami ento
más radical al mundo circundante era lo único que podía viabi-
lizar sus impulsos e inquietudes; desc lasad os y sin p o s l b i 1 í —
dad. de integrarse a las clases mas acomodadas, encontraron en
la revolución la posibilidad de cambiar un modo de vida que a
nadie satisfacía. Lo que la enaj enación de la cultura m e r c a n
til no pudo lograr plenamente, fue logrado por el proceso snsu
rrecio’nal , captando toda esa fuerza que significa el mundo de
1'cTS j”ó~V"eTrers e ir— e~5“tra3— s u r i- e f o d e - s - r
Todos sabemos que la libertad necesita de tiempo líbre para -
realizarse, ya sea para romper una estr uctura, ya sea para ---
construir un mundo diferente.
Al comienzo los revo 1ucíonari o s , y sobre todo los jóvenes revo
lucionarios, son los que más tiempo le dedican a la revolución.
Ellos no funcionan con la lógica del tiempo de la subsistencia,
sino con la lógica del tiempo para hacer la revolución, lo que
significa quitarle tiempo a las otras actividades. Los jóvenes
están en mejor situación para abandonar la estructura cotidía-
/. . /
na, sus compromisos son menores con el sistema; si la enajena
c i ón i d e o 1óg Î ca no los ha alca nzado todavía, aún están libres
para escoger e 1 mundo que qu ieren construir, e 1 camino que ---
quieren segu i r , Por ello es que en un mundo como el nuestro,
•en que la cr i s is es el pan d e cada d ía, el cuest ion amiento a -
las manifest ac iones de la crisis debe acompa ñarse de una con--
cepción y de una práctica que no solamente rechace el mun do vj_
v i do, sino que permite detectar en las contradicci ones de la -
sociedad, el mundo.que se quiere construir. De lo contr ario -
las crisis agotan y permiten al sistema recupera rse sobre las
ruinas y sobre la miseria de los propios pueblos.
De ahí la importancia que tienen hoy en día las relaciones -
con los otros pueblos, el ejemplo de otras luchas, el en tus i a£
mo de la victoria de otras formaciones sociales. Recuérdese
el entusiasmo que provocó en Latinoamérica la Revolución C u b a
na hace 20 años, recuérdese la solidaridad internacional que -
despertó la guerra de Vietnam. La conciencia, el conocí mi e n -
to y las experiencias de lucha no pueden estar generadas m e c á
nicamente sólo en nuestras form acion es sociales respectivas; -
no podríamos esperar que la infraestructura de las sociedades
latinoamericanas hayan prod ucido la concepción marxis ta de -
las con tradicciones del capi talismo para que nuestra luchas -
tengan la importancia de esa concepción; hoy en día la super--
'eslnnTtrroTB— de— cTra~iTprren— s^cfeu-md— t e— a+Tnrerrira Tro -STD+aTO-eTríre— •the
su propia infraestructura sino también de las infraes truct uras
de otras sociedades, acaso nosotros no consumimos la cultura -
imperialista, en el cine, en la televisión, en la música, en -
las nuevas religiones, en los planes de desarrollo, en los pro
gramas de estudios, en las concepciones políticas, etc. Así ~
mismo podemos consumir la cultura política y revo lucionaria de
otros pueblos, pues hace rato que la cultura y la historia se
han vuelto universales. Todo esto nos hace reflexionar sobre
la necesidad de llevar el análisis de clase más allá de las -
fronteras en que físicamente vivimos, si el imperialismo ex pan
díó la patria del capitalismo a todo el orbe terrestre, la núes
tra no tiene que ser tan pequeña.
Volviendo a lo del tiempo libre que utilizan los jóvenes para
el cue st ¡onamient o del sistema y para la construcción de otra
sociedad, queremos referirnos a las contradic ciones que el -
mismo capital is mo produce en esto del tiempo enajenado y el --
tiempo líbre:. En los países imperialistas, el desarrollo de -
las fuerzas productivas invierte prog resivamente la- relación "
trabajo vivo sobre.trabajo muerto, este último es cada vez más
importante que el primero (el aumento de la composición orgán_i_
ca del capital), dejando por fuera cada vez más gente sin t r a
bajo o metiénd ol as en acti vidad es completa mente improductivas
y muchas veces hasta innecesarias. En los países imperial iza
dos , por razones distintas los resultados son parecidos, el -
trabajo estacional de la producc ión de café, algodón, caña, -
es cada vez más corto (5 meses al año) que el tiempo del desem
pleo (tiempo muerto) en que subsisten y se resisten las masas
proletarizadas de nuestras sociedades.
Sí el capitalismo, cualquiera que sea, no tiene capacidad para
integrar a toda la población flotante, jóvenes o trabajadores
adultos, y si no compensa esa desinte graci ón introyectándole -
una conciencia domesticada, entonces sólo le queda el camino -
de la destr uc ció n del exce dente poblacional al igual que lo --
—h-a-c-e oo~n 1 a s? c n o -a s a-n— -v*¡ e n s~— d e s —~o~co u ucci ©~n ■, e s _t a ■
práctica puede llevarse a cabo, con el control de' la natalidad,
o puede realizarse con la represión que comienza con los indi
viduos o grupos más problemáticos y termina con todo un pueblo
si es necesario, es la práctica del genocidio que usó Somoza -
con las juventudes r e v o 1ucI onari as del sana¡n i smo (la edad p a
ra asesinarlos comenzaba a los 9 años).
La revolución se convierte en el arte para integrar a toda esa
juventud, a toda esa población, dentro de un proyecto d i f e r e n
te al proyecto capitalista que no logra integrarlas ni o b j e t i
vamente (en el trabajo) ni subj etivamente (en la aceptación -
. . ./
-50-
de la ideología del sistema). Si el tiempo de trabajo proleta_
rio es cada vez menor durante todo el año, si el desempleo es
cada vez mayor a lo largo de ese mismo año, si las mayorías de
una sociedad son cada vez más aquellos individuos que no están
integrados al sistema, entonces la revolución no puede cont i--
nuar con la ilusión de esperar ver a todo el ejército de traba_
jadores con el uniforme de proletarios antes de intentar la to_
ma del poder a favor de los intereses proletarios.
El cristianismo se volvió un poder cuando la ideología cristía_
na prendió en las mesas, así mismo la concepción r e v o l u c i o n a -
ría de la historia se vuelve cada vez más un^poder a medida que
prende en las grandes mayorías de nuestras sociedades. La con_
cepción y la práctica de la resignación ha entrado en c r i s i s , -
el bloque mon olítico de la ideología dominante pierde cohesión,
y otra forma de producción y de vida está sustit uyend o a la fojr_
ma capitalista. Y en las sociedades imperi a 1 izadas como M icara
gua, decir mayorías es decir juventudes. La toma del poder se
vuelve una necesidad y un paso previo para reforzar el desfase
histórico de la estructura de clase y del comportamiento de c 1 a_
se, a favor de intereses de las clases más revolucionarías.
Donde la juventud del proletari ado (desarrollo desigual de las
fuerzas productivas, formas no capitalistas de producción y pro
letarización estacional) no impide que las juven tudes proletarj_
za das conducidas por una cn^"STTÍ~Z'3T-rü'n— r-e Tri-ircm-urrarr-ha— p-cre-d-em
echar mano de la cultura revoluc ionar ia universal, para ayudar
a la historia a dar los pasos que la burguesía ha sido incapaz
de implementar, Pero esta vez todo será diferente, incluso las
mismas tareas cambian su naturaleza cuando son realizadas por -
sujetos diferentes.
Me imagino que en estas cosas estaba pensando el Che Guevara -
cuando afirmaba que la guerrilla podía madurar las condiciones
objetivas para hacer la revolución, y no se trata de un nuevo -
culto al e s p o n t a n e í s m o , sino que alguna vez llegará el día que
el hombre (el núcleo cada vez más ampliado de los revoluciona--
, , ./
>51 -
ríos, la clase proletaria
comience a intervenir mas
propia historia, entre el
se inserta la presencia de
c i onar ia .
como fuerza real de transformación)
c o nscientemente en las leyes de su -
fatalismo y el e s p o n t aneTsmo extremo
la ciencia y de la práctica revolu-
Sí en el seno del capitalismo no hay esperan zas de que a p a r e z
can nuevas formas de producción, antes de la toma del poder, -
como pasó con las nuevas formas merc antil es que se d e s a r r o l l a
ron al interior de las sociedades feudales, s¡ hay esperanzas
que los revolucio na ricss ean los hombres nuevos que necesita -
la historia para su desarrollo. En este sentido, la ciencia -
y el revolucionario, serían la expresión mas compleja y más -
sintética del desarrollo de las fuerzas prod uctivas, el lugar
donde se juntan di a 1éctIcamente la infraestructura y la s u p e r
estructura.
La juventud conci entizada y organizada revol ucion ariament e, -
puede llegar a ser (junto con el pro 1etari ado) para el pueblo
en general lo que la vanguardia revolucionaria es para la ju--
ventud o para el proletariado, punta de lanza para organizar -
a todas las fuerzas sociales en contra del orden capitalista -
y a favor de una nueva sociedad, Suficientes contrad icc io nes,
crisis y conflict os alberga ya la sociedad capital ista como pa_
va -perrs-a-r— s-o-h-r-e— írO-d-e— ea— ed— j±e Las mismas a f a -
vor de la revolución.
Si incluimos a las juventudes, a los estudia ntes f a la pequeña
burguesía urbana, es decir a todos los sectores que en la t r a
dición conceptual se incluye como capas medias, tendríamos - -
que aceptar el papel preponderante que a m a r r a d a m e n t e con una -
organiza ci ón revolucionaria pueden tener en el movimiento * -
de liberación nacional. A medida que la fuerza política m i l i
tar de la revolución se desarrolla y se ampara hegenon i cemente
del cues t f o n s m i e nt o del orden social, y sobre todo cuando se am
para del aparat o de poder, entonces las tareas históricas de la
. , ,/
-52-
revolución deberán y podran ser cumplidas con mayor p o s i b í 1 I
dad.
Tareas que madurarán las condiciones económicas , sociales, p o
líticas o ideológicas de un proyecto alternativo al sistema ca_
pitalísta. En este momento las llamadas clases medías tendrán
que vincularse, desdoblarse o transformarse en fuerzas reales
trabajadoras, para poder seguir apoyando objetiva y s u b j e t i v a
mente el proyecto revolucionario.
Lo mismo podría decirse oe los revolucionarios, es decir, de -
aquellos individuos que independientemente de su origen o s i
tuación de clase, comprenden la marcha de la historia (Jos comu
nistas decía Marx), y se integran en la práctica de la transfor_
mación. Sujetos que cada vez son más numerosos, llegando a pesar
significativamente, con su acción política, en la correlación
de fuerzas a favor del proletariado y su proceso de liberación.
La práctica de lucha de las organi zacio nes revoluci onarias com
pensan grand em ent e las grandes dificultades y limitaciones de
una estructura de clases, donde la expl otación y dominación de
las clases gobernantes, es despo rporc ionada y más desarrollada
que las condiciones objetivas y subjetivas del proletariado.
En la revolución Sandinísta, las clases medías proletarizadas
_v los revolucionarios, estuvieron connotados oor una situación
en la que el capital sometía a condiciones de explota ció n y de
represión no solamente a obreros y campesinos, sino también el
resto de los sectores miserables ce nuestra sociedad; las difi
cultades económicas, el irrespeto al salario mínimo la pérdida
paulatina del salarlo real, la inexistencia de un salario so--
c i a 1 , acorde a sus necesidades, la inflación galopante, la n e
gación de los servicios por parte del gobierno, el desempleo -
familiar, la represión indiscriminada, la ¡ ncert i dumbre en t o
dos los órdenes, son otras de las tantas situaciones, que some
tieron a los sectores medios a un estatus prole t a r i z a d o duran-
/
t e el r é g i m e n so rn oc i s t a .
Fue ésta situación objetiva
alimentaba la conciencia de
clases tradtci ona 1 mente más
la que golpeaba día a día y que -
l'a rebelión, incluso en aquellas
integradas al sis t e m a .
-5**-
LA IDEOLOGIA COMO FUERZA MATERIAL Y LA JUVENTUD COMO FUERZA IDEOLOGICA*'
1. El potencial revolucionario de la conciencia.
La obje t i v i d a d del análisis científico la hemos buscado so
bre todo en aquellas condiciones materiales independientes
de la voluntad de los individuos, y en esto las ciencias -
sociales son deudoras de las ciencias naturales. Hasta
ahora el hombre ha estado obl igado por las propias condí--
ciones a invertir la mayor parte de su tiempo en la produc_
ción y reproducción de su especie; por lo tanto hablar de
condiciones materiales ha significado hablar de condicio--
nes de producción, el ser social se había limitado al ser
productor de mercancías.
Esta situación comenzó a cambiar con la industrialización
en los hechos y con el pensamiento marxtsta en la teoría;
a partir del momento en que la creación de riquezas m a t e
riales se ve limitada por la imposibilidad del consumo de
tales riquezas. Para resolver esa contradicción el hom--
bre ha tenido que usar no solamente las fuerzas para p r o
ducir mercancías sino también la fuerza para transformar
dicha situación, la liberación económica c oincide cada
vez más con la liberación humana. A partir de entonces,
"coircT-en-c-i-a— de-)— p-r-obJ-ema— y— a-c-e-í-6-n— s-oo4-s4— p-a-r-a— r-e-s-o-l-v-e-r— eJ---
problema entra poco a poco en el mundo de lo objetivo.
Como bien decía Gransci, lo objetivo es lo univ ersalmente
subj et i v o .
No podemos negar que gran parte del análisis ha recaído
en develar la racionalidad objetiva material que produce
el comport a m i e n to de los hombres, mas en conocer cómo es
* Exposición presentada en el ÍI Congreso Nicaragüense de Científicos Sociales "Carlos Manuel Calvez". Managua, Nicaragua Libre, Agosto de 1981..
conocer comoque la historia produce al hombre y menos en
es que el hombre produce la historia. En las condiciones
económicas de la sociedad capitalista Marx descubre el p a
pel de la lucha de clases como el motor de la historia, pe_
ro también en la experiencia r e v o 1ucionari a de los pueblos
que luchan por su liberación. La lucha contra las c o n d i “"
clones de existencia se identifica esta vez en la lucha
contra la burguesía, en la necesidad de conquista r el po"~
der y en la posíbil ídad de ejercer ese poder a favor de
los intereses estratégicos del proletariado.
Pero una vez que se ha tomado el poder, cuando estamos en
presencia misma de Las transfor maciones socioeconómicas, las
cosas cambian un'poco y nos damos cuenta que realmente la
praxis humana (teoría y práctica revolucionaría) es la crea
dora de la historia de los pueblos. Sí a n t eriormente los
hombres hacían su historia, luchaban por cambiar sus s i t u a_
clones socioeconómicas, es a partir de la concepción m a ---
terialista de la historia que existe realmente conciencia
de ello; las revoluciones son cada vez más actos c o n c i e n - “
tes para negar y para afirmar una situación, que solamente
para negarla.
A la luz de estas cons ideraciones es que nos proponemos -
analizar el papel que j u e g~a en 1~0'S' troTnirro-s -sTrc~rad~e'S, ±~a n
to el actuar consciente de los hombres como la conciencia
de ese actuar. Y ya que estamos en un momento posterior -
a la toma del poder, 1 a conciencia y la acc i ón tendrán que
ser conciencia y acc i ón revoluc ionaria para con s t ru i r y no
para destruir, como era el caso en la lucha contra el so- -
moc ismo .
Digamos que las ciencias sociales conocen bastante bien --
el condicio na nte objetivo material sobre la conciencia y -
acción de los hombres, tratá ndose ahora de enriquecer ese
conoci mie nt o buscando detectar el condicion ante subjetivo
. . ./
-56-
(objetivo humano) sobre aquel 1 a conciencia y aquel actuar
de los hombres. Mantenié ndonos en el espíritu de consíde_
rar al hombre como la principal fuerza productiva de la -
humanidad, esta vez no como fuerza productiva para la pro
duccíón y consumo de mercancí as, sino para transformar el
mundo de la mercancía.
En este trabajo abordaremos la actividad revoluc ionar ia -
por considerar dicha activida d como la primera actividad
líbre de los individuos, distanciándono s un poco de los -
conceptos de trabajo prod uctivo o improductivo, trabajo -
vivo o trabajo muerto, pues nuestra c o n c e p t u a 1 ización no
es para reproducir el fun c i o n a m i e n to de la economía p o l í
tica del capital sino para intentar transformarla, y el -
concepto de trabajo revoluc ionar io tiene precisa mente esa
connotación, es decir, la misma connotación que le damos
al concepto de praxis humana.
La posibilidad que ha permitid o el desarrollo actual de -
las fuerzas productivas de la humanidad, i nd epend i en t emen_
te de la coexistencia de un mundo atómico-ci bernét ico - -
junto a un mundo subdesarrol I ado como el nuestro, de poder
ser cada vez mis actor conscie nte de la transf ormac ión de
nuestro mundo y de nuestra propia transformación, nos oblj_
-gaun a .darle 1 a i mp.o rtancia merecida tanto a la práctica -
como a la teoría, tanto al mundo de los hechos como al mun
do de la ideología: e n t endiendo por ideología aquella fuer
za humana que condiciona la acción de los individuos, ideo
logia que hasta hace poco solamente había sido utilizada -
como falsa conciencia de nuestra propia realidad. En este
sentido el concepto de ideología es más amplio que el del
conocimie nto científico o que el de teoría, puesto que como
todos sabemos la ciencia no' es la única forma de apropiar se -
el mundo por los individuos: el arte, la literatura, la re
ligión o el amor, el cono cimiento cotidiano, etc., son - -
otras tantas formas de apropiárselo.
- 5 7 -
Antes de la ciencia y de la teoría revoluc íonar ia, el
mundo de la ideología solo había servido para negar al -
individuo, para enajenarlo, expresión a su vez de la ena
jenación material en que vivían estos individuos; ahora
se trata de escurcar la ideología como fuerza para libe
rarlo. Pero esta vez la ideología como fuerza liberado
ra no es solamente expresión de la liberación de la rea
lidad sino que es parte actuante y participante de la
propia liberación; el hombre haciendo cada vez más su
historia y de forma cada vez más consciente, cada vez más
productor que producido, cada vez más creando que negan
do o destruyendo, inventando nuestra propia vida.
El método más acertado ha sido el método dialéctico, el
método de las contradicciones, importando poco que haya
sido extraído por los materialístas del mundo de los i--
dealístas, Harx tomándolo de Hegel. Esto mismo nos pro
ponemos hacer nosotros con todos los instrumentos del
mundo de la ideología, tomarlo de los mejores especially
tas en el manejo de la ideología como fuerza, es decir -
del mundo de los idealistas de todos los tiempos; índe--
pend íente que haya sido un manejo para negar y oprimi r -
a los homb res. En este caso la ideo log i a como fuerza -
ma te r i a 1 es igual a un fus i 1, i nstrumen to eficaz en manos
de qu Ten lo posea, esta ndo i a d ¡ t e rene ia en ei conten i do
y en el p royec t o .
Pa ra ilustrar la situac i ón tomemos los tres ámbitos co--
noc í dos hasta ahora de 1 a s contradicciones en que se ha
débat i do y se debate la humanidad, las c 1ases y los in d i -
víduos .
1 . La produce i ón explotación
2 . L a reproduce ion represi ón
3 * La vida cotidiana ^ dom i nac ión -enajenación
. . ./
-58
El primero de estos ámbitos (la producción), constituye -
ciertamente el principal supuesto de la historia y de la
vida, y ha sido quizás el más y mejor estudiado por el
materialismo histórico; con toda una ciencia dedicada al
mismo y con obras que se expl¡can por si mismas como El -
Capital de Marx. Hundo conocido hasta en sus propias le
yes y que condiciona el segundo y tercero de los ámbitos
expuestos(reproducción y vida cotidiana), pero que no los
crea, pues ellos también tienen sus propias leyes y reglas
de funcionamiento; conocida y aceptada es la matízación -
que hacen los marxistas del condicionante de lo económico
sobre lo soci a 1 -p o 1Ttico con la frase "en última instan--
cía". De este ámbito se ha pasado al estudio de las cla
ses sociales, del Estado y de la Ideología, muchas veces
en forma mecánica y muchas veces haciendo abstracción de
los ámbitos restantes. Asimismo la lucha contra este mur^
do ha sido la lucha contra la explotación y el éxito ha -
estado más en la eliminación de la explotación que en la
construcción de una nueva forma de producción (producción,
cambio, distribución y consumo). Aquí los mecanismos I--
deolóaicos han estado más al servicio de mantener tales -
situaciones, y la ac-cion de los hombres al negarla ha si
do más instintiva que consciente. Lo objetivo con más
fuerza que lo subjetivo, lo animal con más fuerza que lo
-huaa-BQ'T-ewfuc i ona rio , I-a- n-eces i da -d c-o-n -má s pr-e-s-emcJ-a--q ue
l a l i b e r t a d .
El segundo ámbito, el de la reproducción, es un supuesto -
tan natural como el primero y equivale a la producción de
la especie. Y a pesar de ser tan natural como la vida
misma también ha logrado ser tan reprimido como el prime
ro, siendo más conocido por el hombre como negación que -
como afirmación, como represión que como reproducción li
bre (valga decir humana). Aquí su negación fue realizada
también aunque con mayor fuerza a t ravés'; de mecanismos
ideológicos, siendo asimismo más y mejor trabajado por los
. . ./
-5 9 -
idealistas que por los materialistas. Dicho mundo, sentj_
mental y sensual, también comienza a ser objeto de an áli
sis por la ciencia, muestra de ello son los trabajos de -
Freud, Reich, Ferentzi, la escuela de Frankfort , asi c o
mo el resto de corrientes psicoanalistas y neu rol5g i cas -
de izquierda. Siendo sin embargo la propuesta todavía
más instintiva y anárquica que humana-revolucionaria, re
chazando dicho mundo más que conformando nuevas y 1 ibres
relaciones de reproducción o de organización sexual de la
v i d a .
El tercero de los ámbitos, el de la vida cotidiana, es
aun menos estudiado que los dos primeros y sufre junto
al segundo la concepción mecan ¡c i sta de' que su destino es_
tá ligado en forma absoluta al destino de la infraestruc
tura, estando los hombres impotentes para alterar dicha -
situación. Pero al igual que los dos primeros, es un
mundo bien trabajado por la reacción y por las fuerzas
ideológicas de la enajenación así como por todos los idea
listas del mundo, ellos no tienen un discurso tan mecáni
co y siempre han utilizado todos los mecanismos de la i--
deología para favorecer sus intereses.
Lo que más salta a la vista es la gran fuerza que tienen
1-g-s -í ns t rumen t-o s -i-d-eo4-5gd-c-o-s-, -mu-c-ha-s- A'e-ce s -má s- -f-u-e-r-t-e-s-
que las propias armas, al grado de haber cons eguido por -
muchos siglos hacer aceptable la explotación, la represión
y la d o m i n a c i ó n -enajen a c i ó n , es decir, haber consegui do -
negar la fuerzas de la naturaleza humana, aún en contra -
de la naturale za de los propios instintos; inrnag inémonos
nosotros el detonante latente que existe en el mundo de -
la praxis humana al poder usar el mundo de la ideología -
para liberar a los hombres, teniendo como realmente t e n e
mos a nue st ro favor la potencialidad de la naturaleza, de
la historia y del hombre.
-60-
Quizás la principal contradicción estriba en que el uso -
de la ideología ha sido mas fácil para negar (idealismo y
reacción), la potencialidad humana, para negar dicha nega
ción (primer momento de las revoluciones), que para afir--
mar la potencialidad intrínseca al hombre.
Ejemplo de la fuerza ideológica en contra de los hombres ha
sido el propio pasado de los hombres, ejemplo de su fuerza
liberadora es la fuerza que determinadas ideologías han v
imprimido a los momentos revolucionarios, y ejemplo de la
dificultad para remontar los tres momentos-ambitos de la -
contradicción es la propia dificultad para construir una
sociedad nueva después de la toma del poder por los revolu
c í ona r t o s .
La teoría revolucionaria parece haber tenido más acceso al
estudio de las leyes económicas, que al estudio de las le
yes sociales y de la vida cotidiana*, pareciera que en estos
últimos casos los enemigos de clase estuvieran dentro de -
nosotros mismos, en nuestras propias cabezas y en nuestros
propios corazones, y la lucha contra los otros es siempre
mas fácil que la lucha contra nosotros mismos,
Aquí estamos ya en el umbral de la historia que supera
la preh i s.tor. i.a de 1 a humanidad, ya jio .s e trata. deJ. tiomii.rje
actuando como homo-faber o como homo-erót i co, sino como
homo-histórico, como revolucionario creador de sociedades,
actividad que engloba a las anteriores pero que también
las supera; siendo humana las dos primeras, la tercera es
la humana por excelencia, en ella no tenemos tanto apoyo -
en los instintos del hambre y del sexo como en las ante-p
riores, aquí rompe definitivamente su animalidad y entra -
al mundo de la libertad,
Todo esto pareciera estar un poco desfasado de las nece----
sidades concretas de los pueblos que luchan por su libe---
-61 -
ración, pero lo cierto es que una vez que el sandinismo -
revolucionario ha tomado el poder y busca una sociedad al
ternativa, cuando las demandas se liberan y la oferta no
la sigue en la misma proporción, cuando el imperialismo -
se empeña por desestabíl Í2ar la economía de nuestro país,
no podemos poner en peligro nuestra revolución solamente
porque la burguesía y el imperial ismo y todas las fuerzas
de la reacción manejen mejor que nosotros el mundo de la
ideología, comercien ideológicamente con las necesidades
del pueblo y bloqueen para muchos años la verdadera 1 ibe-
racíón de Nicaragua.
Nosotros hablamos frecuentemente de voluntad de poder,
de proyecto revolucionario, de la naturaleza sandínista
del poder, de la moral de los nicaragüenses, del conteni
do de clases del sandinismo, de la conciencia revolucio-“
naría de nuestro pueblo, de la disposición combativa, del
ánimo revolucionario de las masas, de su capacidad para -
el sacrificio, de su capacidad para anteponer sus necesi
dades estratégicas frente a sus necesidades inmediatas.
Todo esto no quiere decir que abandonemos la producción -
o la productividad, lo que queremos decir es que incluso
las tareas productivas sólo pueden ser llevadas a cabo
con una convicción ideológica completamente distinta al -
consumísmo proel amado pot la con t r arte v-olu-cí-óí) .
La nueva sociedad no podrá ser construida con las mismas
leyes que la vieja sociedad, ni nuestro reto será el de -
una competencia infinita con el capitalismo por ver quien
consume más mercancías, llevando las necesidades básicas
a la lista definitiva de los supermercados gringos; la
nueva sociedad necesariamente tiene también que construir^
se con nuevos valores, a pesar de las limitaciones ec onó
micas y sociales de nuestro país. Cuales son estos valo
res y cual es el contenido de la ideología en estos momen
tos de su recorrido, cuales son los mecanismos y cuales -
. . ./
-62-
las reglas de su funcionamiento, serán las respuestas ne
cesarías al planteamiento que hoy nos eforzamos en pro pe?
ner para su discusión.
Bajo el entendido de que no se trata de sustituir relacÍo_
nes de producción por fuerzas productivas, sino todo ¡ “
lo contrario, cómo hacer- incluso del cambio en las relacÍo_
nes de producción un elemento más de las fuerzas productj_
vas materiales, de las fuerzas productivas humanas. V ade_
mas como aunar las fuerzas ideológicas de toda la socie--
dad para que toda la sociedad pueda integrarse al proyec
to de la clase obrera^ no se trata de sustituir.a los o--
breros sino de integrar a los jóvenes al proyecto de la -
clase obrera,al igual que lo hicimos en la insurrección.
2. La ideología como fuerza material.
Existen dos elementos en el análisis del materialismo
histórico que siguen presentando bastante dificultad en -
su comprensión, el primero es el mundo de la pequeña bur
guesía y de todas las categorías sociales que giran alre
dedor de ella, el segundo es el ámbito de la ideología.
En el congreso anterior yo me referí al primero de ellos,
esta vez quisiera someter a discusión con ustedes el pro-
b'l-e-fn a — d-e- 1 a — i-d e-o -1-og-í a ; -n-o -p -p-eT-e n d 4e-nd-o— e n ~n4-.n~au.n-o_de_1 os,
casos agotar la problemática pero si llamar la atención -
sobre la misma. Hay un tercer elemento que está íntíma--
mente ligado a los dos anteriores y que día a día adquie
re mayor importancia y relevancia, nos referimos a lo que
se denomina "fuerzas clasistas", todas aquellas fuerzas -
políticas que no necesari amente están encarnadas en una -
clase social determinada, pero que si están condicionadas
o condicionan s las clases. Ejemplos de ellos serían los
movimientos sociales, religiosos, étnicos, juveniles, ge
neracionales, políticos, etc. También en relación a este
fenómeno,el mundo de la tercera fuerza y el mundo de la -
. . ./
-63 -
ideología son parte esencial de la totalidad analítica -
urgida para su propia compresión.
Hasta ahora el análisis de clase ha insistido en plantear
el problema de la revolución eh la articulación de los
siguientes momentos:
1. Situación económica
2. Origen y situación de clase
3- Posición de clase
k . Acción revolucionaria del pueblo
Es bien sabido sin embargo que no se pasa del primero al
último momento de una forma mecánica, ni ello pasa en to
do momento ni en la misma forma. La pregunta que nos hace
mos es saber cuáles son las mediaciones entre uno y otro
momento, cual es el papel de la ideología en esas media--
c iones, así como la naturaleza de esas mediaciones en un
sector social tan significativo como la juventud.
Veamos el tratamiento que el propio Marx le dio a estes -
problemas en manifestaciones como las que siguen; refí---
riéndose a la filosofía afirmaba aquella famosa frase que
dice: "hasta ahora los filósofos no han hecho mas que ín-
i-erpretar ed mundo , d-e— l-o— q-u-e— s-e— t ra-t e- -e-s- d-e a-ns-f-o-níRa-r- -
1oM , hay otra serie de afirmaciones que apuntan a p r i v i
legiar el mundo de la infraestructura sobre la superest ruc
tura, el ser social sobre la conciencia social, lo econó
mico condicionando lo político, la práctica sobre la teo
ría, etc., etc. Desde otro ángulo y en situaciones ana--
líticas diferentes el mismo Marx afirmaba, 11 la ideología
se convierte en fuerza material cuando prende en las m a --
sas", asimismo se quejaba en repetidas ocasiones del mal
tratamiento que los materialistas le daban a los proble--
mas de la praxis humana, señalando con fuerza que sólo los
idealistas se habían dedicado si mundo espiritual, polemi
, . ./
-64-
zando contra Feuerbach o contra el materialismo vulgar; -
en otras ocasiones también enfatizaba la importancia del
mundo subjetivo, analizando los procesos p o 1Ttico-revo1u -
d o n a r ios de Francia parafraseaba a Dentón y señalaba a -
la revolución como, "audacia, audacia y más audacia"; tam
bien sopesó la autonomía relativa de la superestructura.
En primera instancia pareciera haber una incoherencia en
estas dos posiciones, y quizás la haya para la lógica fo£
mal, pero no para la lógica dialéctica, que tiene su asi
dero precisamente en las contradicciones de la realidad.
Sin embargo la cosa no es tan sencilla y de ello dan fe -
las mutuas recriminaciones de los narxi stas de todos los
tiempos tildándose de economicistas por un lado y de es--
pontaneístas por el otro, aunque no todo ha sido polémica
en el desierto; desde Lenín hasta el Che, la teoría y la
práctica revo 1ucionari a han mostrado la capacidad de com
binar dialécticamente el mundo objetivo y el mundo subje
tivo, confirmando que de las condiciones socioeconómicas,
a la teoría revolucionaria, a la practica transformadora,
no hay una relación unívoca o mecánicamente causal. Otra
vez Marx afirmaba, "los hombres hacen su historia pero en
condiciones determinadas".
-X-pesar -d.e— t-odc _eXl-o -r-e-S-t-a. p-o~n .c-o-n-cuce-r c-omo ~es -q-u-e e-1.»ser
social produce la conciencia social y como es que la ideo^
logia se convierte en fuerza material cuando prende en
las masas, y que pasa cuando esas masas no son necesaria
mente masas proletarias o campesinas condiciona das por el
ser objetivo de las actividades productivas en que se d e
senvuelven (caso de la juventud por ejemplo).
Sin tener una definición definitiva yo entendería por
ideología, ideas y sentimientos estructurados histórica--
mente que condicionan la praxis humana y responden a inte_
reses sociales determinados; otras tantas formas ideológi
-65-
cas serían, las diferentes concepciones del mundo, la - -
religión, los proyectos revolucionarios, la conciencia de
clase, las políticas de un determinado gobierno, los v a
lores y las pasiones (nacional ísmo o 1 ibertad, amor u
odio, etc.}, las actitudes, el mundo subconsci ente e in
consciente, en total, todas las estructuras mentales y -
anímicas que connotan la voluntad de los Individuos, des_
de la tradición hasta el misticismo, desde el autor¡ta--
rismo hasta la sumisión, desde la filosofía hasta la
ciencia.
Hemos afirmado que la ideología como tal condiciona la -
actividad humana, aunque estamos hablando de un elemento
(la ideología) que también esta condicionado, por estruc_
turas biológicas, psíquicas y sociales; por las condic!o_
nes de la reproducción, así como por los intereses de
.una y otra situación.
Al igual que el mundo de las actividades productivas, el
mundo ideológico también tiene sus Instituciones y apa--
ratos donde se generan y se producen, y que van desde el
propio aparato bio-psíquico-menta1 del individuo hasta -
los aparatos sociales, la familia, la escuela, la iglesia,
el barrio, el aparato de Estado, los aparatos de diversión,
. J xls- _p-a4"_t O..Sy~~o-cg.a.nXz.a.c .i o.n.e s~, » .J o s_medl-O-s_de_.com un l e a cJ-óa,-
otros.
Aquí se esculpe el alma de los individuos y aquí se d i se
ña el código del comportamiento social .
Huchas veces voluntad y comportamiento obedecen a nece
sidades básicas, comer, dormir, vivir, etc., y cuyas con
trad icciones entre realidad y necesidad pueden 1 1evar al
robo, a la rebelión o a la revolución, aunque también la
misma contradicción puede llevar a la sumisión y a la pa
sívidad en condiciones concretas; otras necesidades bási
. . . /
-66-
cas como el amor, el placer, la solidaridad, en determina_
das contradicciones pueden desembocar en voluntad y com--
portamientos diferentes, prostitución, monogamia o rela--
cíones 1 ibres, manifestaciones de apoyo o de repudio a un
régimen determinado. En estos casos la violación o l a
galantería, la apatía o la acción, pueden obedecer a una
estructura de clase pero puede que no tenga nada que ver
con ello, y puede también que varios factores se puedan -
combinar, nacionalismo con revolución, misticismo con fas_
cíSmo-j: contradicciones generacionales con contradicciones económicas, lucha contra un régimen y lucha contra un s í s_
tema; en otras palabras luchas de clases y luchas clasis
tas, motivaciones político-económicas con otras mot i vac io
nes .
Queremos afirmar explícitamente que una determinada ideo
logía, una vez que ha prendido en las masas, trasciende -
la naturaleza de clases de la estructura que la alberga,-
y no solamente trasciende la naturaleza de clase sino que
también puede trascender la naturaleza del sistema. To--
memos como ejemplo una gran forma ideológica h i s t ó r i camen_
te conformada como es el cristianismo, realmente ja reli
gión cristiana se incubó en un sistema esclavista, se per
petróen el sistema feudal, alcanzó un gran desarrollo en
e 1_sistema capitalista v ha mostrado capac ¡dad hasta para
convivir en los nacientes sistemas socialistas.
Asimismo el critianismo ha tenido la hábil idad para al ber_
garse en el corazón y el cuerpo de todas las clases y c a
tegorías sociales de una estructura económica determinada,
sean éstas burguesas o proletarias, campesinas o terrate
nientes, artesanos y empleados, etc. Claro esté que en -
todos los casos su funcionamiento estaba relacionado con
intereses de clase determinados, Marx mismo señalaba que
la ideología dominante en una sociedad es la ideología de
la clase dominante; con ello lo que queremos mostrar es -
. . ./
-67-
la naturaleza intere 1 asista de la ideología asi como su -
capacidad para trascender los sistemas sociales.
Sabemos también que las ideologías se generan en condi
ciones sociales y económicas concretas, que en las soc¡e_
dades de clase obedecen en parte a intereses de una cl a
se determinada, pero que una vez generada e instítucíona
lizada puede desbordarse sobre toda la sociedad entera;
a partir de entonces seguirá estando condicionada por
los cambios sociales y económicos pero también seguirá -
condicionando esos cambios. Puede asimismo generarse en
el seno de una clase reaccionaria, prender en otras c l a
ses (objetiva y potencialmente revolucionaria) y hacer -
que todas las clases se comporten reaccionari a s , también
puede pasar lo contrario; en otras palabras las ideologías
no son patrimonio de una clase determinada, ni la ideolo
gía burguesa ni la ideología proletaria, mucho menos el
misticismo o el ateísmo, aunque está condicionada y media_
tizada por la lucha de clase, al menos en el momento his
tórico de la lucha de clases.
Ahora preguntémonos nosotros cuales son las motivaciones
ideológicas de los individuos, de las clases y de las so
ciedades en general. Sí roba o viola, i nmed iatamente d i
remos q ue o bedece_a una m o t i v a c ión racional, pues_habría
carestía de alimentos o de amor; si los proletarios se le
vantan contra los capitalistas o los campesinos se levan-'
tan contra los terratenientes, es por que los explotan
responderemos todos, pero qué responderíamos si no se le
vantaran; y que responderíamos sí jóvenes que comen y
duermen bien, o grandes acomodados se nos van a la montaña
a pasar hambre y sed durante muchos años, dejando comodi
dades, hogar, estabilidad, etc,. Muchos de nosotros res
ponderemos inmediatamente que se van por ideal i s tas/ aven
ture ros pero de esos que defienden sus ideales con sus
vidas respondía el Che a los que lo tildaban de guerríll_e
. . ./
-68-
ro aventurero/. Pero si decimos que muchas de las motiv£
ciones ideológicas tienen su origen en motivaciones ideo
lógicas, tenemos que explicar porqué respondemos con la -
misma pregunta.
Una primera repuesta coherente sería aquella que dan los
mejores especialistas en cuestiones ideológicas hasta aho_
ra y que reza así, "no sólo de pan vive el hombre", acep
tado esto, independientemente del peso que le demos en un
determinado momento al pan, habría que preguntarse de qué
mas vive el hombre, para concluir que también vive del e_s_
píritu, que también su alma motiva su comportamiento, en
tendiendo por alma todo lo que entendemos por ideología.
Si para subsistir el hombre tiene que produci. r y reprodu
cirse, teniendo para ello que controlar la naturaleza, pa_
ra vivir tiene que producir y reproducir las condiciones
psíquicas y-sociales que le den libertad y felicidad, te
niendo para ello que eliminar la enajenación individual y
social en que se encuentra, controlando además las leyes
de la sociedad y controlando la sociedad misma; la lucha
de clases entonces será un medio y no un fin en si mismo
y además no será el único ni será el último, y en esta --
lucha de clases participan todos, no solamente burgueses
-y pr oJ e t a-r-i o-s £JL.,p l a ce.r d.e J a J uciia _e.n co.n.tx.axá .s u _s im.r -
biosis en la lucha por el placer humano y de la humanidad.
En este caso las necesidades secundarias son a las necesj_
dades primarías lo que en la lucha de clases las contrae-
dicciones secundarias son a las contradi cciones f u n d a m e n
tales, man teniéndose la misma relación entre estructura y
coyuntura en ambas situaciones, aunque quizás sería mas -
consecuente hablar de necesidades y cont radicciones o b j e
tivas y subjetivas, socioeconómica s y socio políticas ---
re s pe c tivamen t e ,
. . ,/
-69-
La fuerza materia] de la ideología, una vez que prende en
las masas, es tan fuerte que produce y reproduce comporta
míentos sociales en los individuos, aun en contra de los
intereses inmediatos y mediatos de esos mismos individuos,
en contra incluso de la más mínima racionalidad y lógica
común; bastaría citar como ejemplo de tales situaciones -
el grado de enajenación a que se han visto sometidos, so
juzgados, los trabajadores por sus patronos, los fieles -
por sus pastores, los ciudadanos por sus gobernantes; re
cordemos el misticismo de algunas religiones, el fanatis
mo producido por el fascismo hitleriano, la droga y el
consumismo desarrollado por el imperialismo, la ignorancia
y la miseria de la mayoría de los pueb lo s■del mundo, en -
medio de la abundancia material y científica de la humanj_
dad; y en la mayoría de los casos bajo el consenso y bene
plácito de los mismos desfavoreci d o s .
Ciertamente que también está la otra cara de la moneda, -
las grandes movilizaciones revolucionarias de masas encen
didas con ese ardor que produce la pasión ilimitada del -
instinto y de la conciencia de los pueblos una vez que
comprenden el rumbo dé sus intereses; tan grande es la
fuerza de voluntad que produce una ideología, sea esta re
vol ucionaria o reaccionaria, que los individuos y las c 1 a_
s e s .son capaces, de arriesgar La vida misma „.por g ra t.i f i car
el impulso inmediato y satisfacer las necesidades media--
tas. Ciertamente que las armas de la crítica no podrían
sustituir la crítica de las armas, pero también es cierto
que sin amor a la lucha y sin esa conciencia elevada a
pasión no habría ánimo ni voluntad para empuñar las armas;
y de esto ultimo son responsables no solamente las condi
ciones económicas y sociales, sino también las armas de -
la agitación, de la propaganda, de la movilización, de la
comunicación, de la educación. Realmente la ideología
constituye un arma poderosa en manos de quien conozca sus
leyes, una fuerza material para bloquear los procesos de
. . J
-70-
líberación o para enriquecerlos y desarrollarlos; como
bien decía Marx, el problema es que hoy en día, M la razón
está desprovista de pasión y la pasión está deprovista de
razón11, y la ideología como teoría revolucionaria y como
estado anímico de las masas pueden enrumbar la historia
por los caminos necesitados y posibilitados desde hace
mucho tiempo por la humanidad; aún con limitaciones de
otras fuerzas materiales.
3. La juventud como fuerza ideológica.
En Nicaragua se ha desarrollado un gran movimiento social
a partir de una insurrección victoriosa en la que particj_
pó todo el pueblo, una revolución democrática, popular y
anti impería 1 ista . Casi podríamos decir que es una de las
revoluciones más populares en la historia contemporánea,
en la que participaron obreros y campesinos, sectores m e
dios y hasta sectores de la burguesía, hombres, mujeres,
viejos y niños; como decían las consignas revolucionarias,
cada casa un cuartel sandinista. También podríamos afir:?,
mar sin miedo a equivocarnos que la juventud fue el ele--
mento mayor Itario y principal de la insurrección.
El sand in i smo es otra de las formas ideológicas a que
.nos -ref e r-í amo s en e l -cap-T t uJ o — a n t e-r-i-o r ,— i-dea s - y sen.t.i m i e-n
tos estructurados a lo largo de la historia de Nicaragua,
que conformaron la voluntad de un pueblo entero y lo 1 1 eva
ron a un comportamiento revolucionario en contra del somo
cismo y del imperialismo, y a favor de los sectores popu
lares; esa forma rojinegra de ver y sentir las cosas calo
en cuerpo y alma en la conciencia de todos los nicaraguen
ses, hasta transformarse en una tremenda movilización ca
paz de alterar todo el orden somocista de explotación y -
de dom inación.
El sand i n i smo llegó a ser patrimonio de todo el pueblo y
-71 -
de toda la nación nicaragüense , y en un país donde los -
menores de 20 años constituyen el 50% de toda la p o b l a
ción, se explica fácilmente porqué ideología sandinista
y juventud nicaragüense resultaron una formula explosiva
para derrocar al tirano y enrumbar nuestra sociedad ha--
cía formas superiores de producción y de vida.
En el capítulo anterior (de este trabajo) nos referimos
a la juventud como fuerza social, esta vez quisiéramos
referirnos a ella como una fuerza ideológica, es decir,
mostrar no solamente el peso social que tiene sino tam--
bién la naturaleza ideológica de su comportamiento,
Sandino con un sentido clasista de la lucha prevía que
"sólo los obreros y campesinos llegarán hasta el fin",
haciendo clara referencia a las condiciones de explota
ción y de miseria en que viven; diferente, el comporta
miento revolucionario de los jóvenes no está completamen_
te motivado por esas condiciones económicas, sino tam--
bién por cuestiones de carácter ideológico que tienen -
que ver más con la dominación que con la explotación.
Podríamos afirmar que las situaciones de dominación son
para la rebelión de los jóvenes lo que las situaciones
de explotación son para la rebel ion de los obreros y carn
pes'i nos" Por supuesto el l o no qu i ere -dec i r.que la rebe
lión de la juventud baste por sí solo para lograr la
transformación de las sociedades, falto del contenido
clasista que solo puede imprimirle el proyecto proleta--
rio. En otras palabras, estamos afirmando que las moti
vaciones de la juventud para hacer la revolución son d i
ferentes y mucho más ideológicas que en el caso de los -
sectores sociales ligados a las actividades directamente
product i v a s . Si ello es así en el momento de la toma
del poder y del cuestionami ento del orden capitalista, -
mucho mayor será de la toma del poder y de la construc
ción de una sociedad-a 1ternativa; la conciencia política
-72-
tendrá que arrestar incluso las necesidades inmediatas
de los trabajadores hacía el proyecto estratégico de la
revolución, y en ello ayudará tanto la situación de cla
se como la posición y el comportamiento revo 1ucionari o a
favor del proyecto, no estando esto último necesariamen
te ligado a lo primero;
Ilustremos un poco cómo ha sucedido todo esto en el ca-~
so de la juventud sandinista al interior de nuestro pro
ceso revolucionario.
Durante la insurrección la Ideología sandinista prendió
en las masas y prendió fundamentalmente en la juventud -
que empuñó el fusil libertario en contra de la dictadura,
los muchachos rompieron virtualmente los lazos de domina
clon que los ataba al contexto social. Se fueron de sus
casas a la clandestinidad, se perdieron de vista de sus
padres, comenzaba para ellos una vida 1 ibre de la repre--
sión de la guardia nacional y de toda censura existente
en su casa, en su escuela, en su barrio; se integraban a
una vida colectiva más humana, más fraternal y solidaria,
más activa y más combativa, fuera de toda enajenación
cotidiana. Durante meses convivieron con la vida y m e z
claron la aventura con la responsabilidad, lo arriesga--
ron todo, sustituyer on 1. a c orno di dad por el en tu s i-a s mo,
la seguridad por la libertad, la resignación por la auda
cía de alcanzar lo imposible, la desconfianza por la fe
en ellos mismos y por la solidaridad con sus compañeros;
la práctica insurreccional era la prueba palpable de su
conciencia de seres dominados y de la alianza entre la
dominací ón Y 1a e x p 1otac ion, para su total e 1 Î m i nac Î ón .
El sand Î n ismo de la juventud s e expresó en e 1 rechazo de
1 a dom i nac i ón y en el placer d e la 1 i be r a c i ón , todo elloV i v i f Î ca do en la práctica de 1 a insurreccí Ón .
. . ./
-73-
Después del triunfo asistimos a otra gran movilización
motivada también por intereses ideológicos, nos estamos
refiriendo a la Cruzada Nacional de Alfabetización; cien-
mil jóvenes que se lanzaron de nuevo a otra forma de insu
rrección, a una revolución de tipo cultural, a solidarizar^
se con los analfabetas obreros y campesinos, a liberar a
otras clases de la ignorancia, de lo cual ellos ya estaban
liberados pero en cuya acción también se liberaban.
Para la alfabetización los jóvenes sandinistas también
se conformaron en escuadras, columnas, brigadas y frentes
guerrilleros, de nuevo abandonaron sus casas y se fueron
a la montaña con sus compañeros y compañeras, después de
un año de receso pasaron de nuevo a la acción colectiva -
y liberadora, a pasar problemas materiales con los campe
sinos y con los pobres en gene ra l, pero todo ello los re
compensaba y los gratificaba en forma anímica, la concien_
cía se alimentaba de nuevo con un pan diferente al que de_
jaban en sus hogares urbanos. De nuevo la ideología revo
lucionaria prendía en las masas y de nuevo la juventud se
convertía en fuerza ideológica, es decir en el vehículo -
de carne y hueso que la ideología necesita para realizar
se como fuerza material de transformación social, no olvj_
demos que el hombre es todavía la principal fuerza produc
tiva de una sociedad.
Pero aquí no termina todo, nuestra revolución ha conocido
en estos dos años la experiencia de miles de jóvenes que -
se vistieron de milicianos y se fueron a la montaña a com
batir la contrarrevolución armada, con el uniforme café--?-
verde y con el corazón rojinegro, llenos de amor a la pa--
tría libre recién conquistada; tampoco en estos casos la -
explotación estaba motivando su movilización, bastando la
fidelidad a la revolución, la necesidad anímica del deber
por cumplir, así como el entusiasmo y la esperanza de una
vida libre y colectiva.
. . ./
-74-
igualmente vimos a nuestros jovenes asistiendo a los cam
pos de café y algodón cuando se necesitaba mano de obra -
para los cortes de la cosecha, tampoco aquí vacilaron en
reunirse de nuevo en filas mixtas para recoger el produc
to, y en este caso ni siquiera el salario funcionaba como
estímulo a su revolucionario comportamiento. Ciertamente
que en el trabajo de los cortes no pudieron sustituir a -
los obreros, pero tuvieron la capacidad de sustituir de -
nuevo su vida urbana y sombría por el calor y el polvo de
las plantaciones de algodón, la ideología proletaria bus
cando el cuerpo y el medio proletario; también en estos -
casos la motivación no podía ser sino ideológica y la mis_
ma se encarnaba en 2 5 , 0 0 0 jóvenes sandinistas.
Asimismo observamos recientemente a cerca de 70 mil jó v e
nes montando la campaña de salud preventiva contra el den_
gue, una movilización de solidaridad con la niñez y con -
el resto de la población de este país.
Finalmente queremos llamar la atención sobre el aparato r
educativo formal que significan las escuelas, colegios y
universidades; más de 800,000 estudiantes produciendo y -
reproduciendo ideología, podría decir que es uno de los -
mayores centros ideológicos del país y de la juventud.
Estas es cu e 1 as .son paxa J. os es t u d i a n t es lo que las fábri
cas son para los obreros, es decir centros que agregan y
concentran a los individuos, cohesionádolos y facilitán
doles el desarrollo de la conciencia y el comportamiento
colectivo. Siendo además centros de una gran movilidad,
puesto que año con año renuevan su tiempo y espacio, re--
novándose ellos mismos y renovando las generaciones de jó_
venes, no dando lugar a situaciones fíjaTsedentarías, n i
a petrificaciones psíquico-menta 1es ; residiendo en ello -
la condición objetiva para ser una fuerza ideológica de -
gran potencialidad y cambio social.
. . ,/
-75"
El día en que se pueda ligar estas estructuras ideológicas
a la producción en una forma más o menos estable (tarea
productiva para cada grado o para cada año), estaríamos
asestando el mejor de los golpes a la estructura de merca
do que tiene hoy la producción y el consumo. También aqut
la ideología y la juventud sería la mediación necesaria
entre una estructura socio-económica determinada y lo nue
vo que se quiera crear.
Recorriendo campos y ciudades la juventud munida de una
ideología revolucionaria se revela como una fuerza revolu
cionaria y se potencia como fuerza de transformación social
económica y cultural, que complementa el proyecto de los -
obreros y campesinos, obreros y campesinos que a medida
que avánce la revolución se convierten cada vez más en tra
bajadores libres y se van identificando con el resto de la población.
Y en nuestro país todas estas actividades desarrolladas
por la juventud son actividades revolucionarias, son activ_i_ dades de la revolución, llevada a cabo por revolucionarios
Quizás en el futuro cuando ya no existan clases y las ne
cesidades básicas esten satisfechas, las motivaciones ide£
lógicas y el recambio generacional serán el nuevo motor de
1 a_ h i s t o r i a y e 1 a na J í s i s tradicional de las clases socia
les irá perdiendo su actual fisonomía; el hombre hará su -
historia en condiciones cada vez más condicionadas por su
ser consci ente, a 1 control de la naturaleza seguirá el control sobre la sociedad.
Mientras tanto nuestra revolución deberá contar con esa
fuerza incalculable que significa la ideología revoluciona
ría, sostenida y fortalecida no solamente por los obreros
y campesinos sino también por el cuerpo juvenil de la so--
cíedad nicaragüense, conscientes que ideología y juventud revolucionarias pueden ajustar y recuperar las limitacio--
. . ./
-76-
nes materiales propias del subdesarrollo, teniendo para -
ello que alimentar con creatividad, inmaginación y cienti
ficidad la ideología revolucionaria que hoy tenemos, oc u
pándonos asimismo de hacer a nuestra juventud cada vez más
partícipe en la generación y multiplicación de la ideolo
gía revolucionaria.
Creemos finalmente que en el analisis de clase no puede -
estar jamás ausente ni el mundo de la ideología ni el mun
do de la juventud, ni antes de la toma del poder ni des--
pues de la toma del poder; solo así seremos plenamente
consecuentes con los obreros y campesinos de ahora, con
los trabajadores libres del mañana y con la construcción
de una sociedad diferente, la ideología revolucionarla
produciendo práctica revolucionaria y la juventud llevan
do esa práctica, generadora a su vez de conciencia libera_
da, al seno de todos los aparates ideológicos existentes
y connotado e inf1uenci ando al resto de la población so--
bre el camino a seguir. Siendo para todo ello, la ju ven
tud junto a la niñez, la fuente inagotable de la historia.
-77-
LAS FUERZAS CLASISTAS EN LA TRANSICION*
Planteamiento del problema
Por qué se dieron y se siguen dando las revoluciones en el Tercer Mundo, sí supuestamente no hay condiciones objetivas para ello? atraso de las fuerzas productivas con un proletariado incipiente.
SÍ no se trata de casualidades históricas, sino mas bien de regularida— des que amenazan el orden capitalista e imperialista mundial, reproducién dose en explosivas cadenas en Asia, Africa y América Latina, cual es la r explicación económica y cuál es la naturaleza de clase de las mismas?
Ante la evidencia de estas revoluciones, se plantea la interrogante de sa ber si tales revoluciones son una alternativa a las sociedades capital is~ tas donde se desarrollan. Si es así, cuál es entonces la tendencia y la potencialidad de estas revoluciones?. La situación de Centroamérica y del Caribe no podría ser más representativa de la problemática planteada, tan to por el lado de revoluciones triunfantes como por el lado de revoluciones en ascenso; lo que nos obliga a conocer las regularidades de esa tran formación y tomar posición frente a ella. —
Nosotros planteamos en esta parte del trabajo, que en el "Tercer Mundo", efectivamente hay más y mejores condiciones para la revolución que en el mundo capitalista. Sin alterar los postulados materialistas (histórico- económicos) de la teoría marxista, Siempre que aceptemos que se trata -- de revoluciones políticas que abren el ciclo de la revolución social, ci cío que una vez desencadenado no se detiene, sino que más bien se profundiza desarrollándose y creando a su vez las condiciones históricas para alcanzar la totalidad requerida.
Que- los -sujetos pol-í-tdcos (pueblo-vengua r.dXa que- representa, los. intereses, de la nación y de las clases populares) que arrancan en este período funcionan como albaceas de los sujetos históricos (el proletariado), reía— clon contradictoria y motor social de la transición, hasta que el profeta^ riado históricamente alcanza la plenitud enunciada por la lógica marxista en los países capitalistas desarrollados.
Que a partir de estas revoluciones políticas, ruptura real y analítica de la contradicción planteada, las tareas de la transición se irán asimilando simultáneamente a las planteadas para la transición en los países capj_ talistas desarrollados- Desarrollo de la base económica, désarroi lo so-- cial y político de la alianza obrero-campesina y del proletariado mismo.Y ya que las leyes se conocen para transformar y no para padecer la realji_dad, nuestro deber no puede ser otro que hacer la revolución.
" Exposición realizada en el V Congreso Centroamericano de Sociología "Roberto Castañeda" San José-Costa Rica, Noviembre de 1982. El autor fue delegado por Nicaragua.
-78
TEORIA PRACTICA DE LA REVOLUCION SOCIAL
La crisis del orden establecido
El concepto y el desarrollo histórico de las revolucio
nes sociales está íntimamente 1 igado a la ruptura del
orden establecido y del equilibrio de una formación e c o
nómica. La teoría revolucionaria lo ha formulado como -
el desajuste y la no correspondencia entre los niveles -
objetivos y subjetivos de una sociedad. Desde finales -
del siglo pasado, el análisis de la revolución social
descansa en la articulación-desarticulación de una tota
lidad que íntegra los niveles siguientes;
Desarrollo de las fuerzas productivas
Relaciones sociales de producción
Superestructura juríd íco-polít íca
Conciencia Social
El análisis marxista nos ha mostrado tres dimensiones
existentes en la contradicción de aquella totalidad, base
económica/superestructura, fuerzas product ivas/relacíones
de producción, y dominación/consenso,
Err t’ÓT-m i-ncs-mtt-y g e n e-r-a-1 e s s-e -en uno La u n a r-e-l-a-en-ófl- -e-n -r-e -
la base económica y la superestructura. "El modo de pro
duccíón de la vida material condiciona el proceso de la
vida social, política y espiritual en general..,.. Al
cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos -
rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida so
bre ella". Afirmación que ha dado pie a entender el cani
bio bajo una relación de causalidad, entre lo económico
y lo político.
la contradicción que permi-
define a partir de la reía-
En términos menos generales,
tira la revolución social se
. • J
- 7 9 -
c i ón entre el desarrollo de les fuerzas p r o d uctivas y lasrelaciones sociales' de producción, "Al llegar a un deter
minado grado de desarrollo, las fuerzas productivas mate
riales de la sociedad entran en contradicción con las re
laciones de producción existentes, o, lo que no es más
que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de
propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta -
allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas,
estas relaciones se convierten en t r a b a s s u y a s . Y s e abre así una época de revolución social". Una interpretación de
esta frase ha incidido en que se pongan todas las esperan
zas de la revolución social en el desarrollo económico de
la sociedad, y una vez detectado el desajuste se le confíe^
re iniciativa a las fuerzas productivas no solamente en -
provocarlo, sino también en sol ucionarlo; y como las fuej^
zas productivas son las fuerzas productivas del capital,
se le cede a la democracia burguesa la solución de contí--
nuidad para que madure y altere todo el andamiaje a que
daría lugar tal desarrollo,
Un aspecto más concreto que se encuentra en la totalidad
analítica referida estaría manifestado por la relación
entre "...las formas ideológicas en que los hombres a d ---
quieren conciencia de este conflicto y luchan por resol--
verlo", y la superestructura jurídicopolítico que sancio
na el orden establecido,
La crisis sociales y económicas, es decir la agudización -
producida por la contradi ce ión en uno de los binomios se--
ñalados, no alcanzan la realidad de una revolución social,
sino por la presencia articulada de todas las dimensiones
de la gran contradicción, "Ninguna formación social desa
parece antes de que se desarrollen todas las fuerzas p r o
ductivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nue--
vas y superiores relaciones de producción antes de que las
condiciones materiales para su existencia hayan madurado
-80 -
en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso, la
humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos
siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan
o, por lo menos, se están gestando, las condiciones para
s u rea 1 i za c i ónM .
Es pues la crisis de todo el orden establecido, más que
la crisis al interior del orden, quien desencadenará el
proceso de revolución social. Momento en que las nuevas
fuerzas sociales, generadas en el desajuste, emprenden -
la reestructuración histórica. Revolución social que
termina o comienza su ciclo con una revolución política.
2. la revolución política,
La gran contradicción puede darse por el aparecimiento -
de nuevas fuerzas productivas, comercialización-industria
lizacíón, (ej. Europa) en cuyo caso el desarrollo de las
mismas presionará por un cambio en las relaciones socia--
les de producción. Situación que se produjo en la transí
ción del feudalismo al capitalismo, ahí, el cambio en la
base económica revolucionó la superestructura existente;
terminando dicho conflicto con una revolución política ~
que imprimió mayor velocidad y universalidad al desarro
llo de aquel modo de producción que le dio nacimiento.
En otros casos, en la transición del capital ismo al socia
lismo, la gran contradicción se da, no por el aparecimien^
to de nuevas fuerzas productivas, sino por el estancamien
to de las mismas. El orden de aparición de los niveles -
contradictorios Cfuerzas productivas, relaciones de p r o
ducción, poder político, conciencia social) se invierte -
en el momento de su solución. Para que se produzca la
revolución y para que se restablezca la correspondencia o
el ajuste, tiene que desarrollarse un grado de conciencia
/
„81 -
social de la contradicción entre el sujeto social y el po
der político, que permíta y desemboque en un cambio del -
poder de clase; condición sine qua non para posibilitar -
la transformación de las relaciones sociales de produce--
c ion,ásí como la continuidad del desarrollo de las fuer--
zas productivas sociales. Aquí la solución comienza con
una revolución política, una vez amparados del poder., los
expropiados expropian a los exprop i a d o r e s ,
En el primer caso (aparecimiento de nuevas fuerzas produc
tivas), la burguesía comerc i a K b a n c a r íari ndustr ial ap are
ce detentando el poder económico antes de tomar el poder
político; en el segundo caso (estancamiento y uso irracio
nal de las fuerzas productivas) el sujeto revolucionario
(el proletariado) tiene que tomar el poder político para -
aspirar a detentar el poder económico y establecer nuevas
y superiores relaciones y más altas relaciones de produc
ción.
3. Las transformaciones socio económicas.
En el nacimiento del capitalismo, el cambio en la base e-
conómica se manifiesta por el aparecimiento de nuevas
fuerzas productivas, de una nueva base social y de nuevas
relaciones sociales de producción, todo- el lo -dando-or-ígen a la revolución política burguesa, es decir, al cambio de
toda la superestructura requerido por el cambio anterior, Al final del capitalismo, la revolución cuenta con una
nueva base social que tomando el poder, revolucionara las
relaciones sociales y liberará las fuerzas productivas; -?
todo ello encaminado, ya no al cambio de la s u p e r e s t r u c
tura, sino a la eliminación, asimilación y sustitución de
la misma por una sociedad civil donde los productores lir
bremente organizados gestionarán directamente su propio -
destino.
. ■ J
- 8 2 -
Sí bien estas premisas parecen lógicas para el capitalismo
colonialista e imperialista, habría que matizarlas para el
capitalismo colonizado e imperi a 1 izado, donde la situación
histórica acusa fuertes diferencias.
Aquí, la enajenación de nacimiento con que se desarrollan
las fuerzas productivas del capital: (véase capítulo I I ) , -
redoblaran las tareas sociales económicas de la revolución
política. La conciencia social tiene que ser la expresión
no solamente de su ser social, sino también de la potencia^
lidad y de las tendencias de ese ser social, El nivel y -
la forma de desarrollo de las fuerzas productivas ni si-- quiera ha alcanzado a construir la base económica y social,
cuyo cambio y liberación facilitará la continuación de su
desarrollo. El obstáculo al desarrollo de las fuerzas
productivas esta dado no solamente por las relaciones de -
producción de su formación social, sino también por las
relaciones de cambio que la articulan al imperialismo; la
misma base económica está condicionada y amarrada a una
superestructura de dos cabezas, el aparato político de la
nación y el aparato político del imperio.
Tal como señalara Mariategu i » “Al igual que la economi a
colonial., la base económica de la re p ú b 1 i ca se désarroi la
a partir de u n .hecho po l í t ico y.mil ît a r... L a p rimerà età-
pa nace de la Conquista, la segunda se desarrolla con la
independencia. Sin embargo, mientras que la Conquista da
nacimiento completamente al proceso de formación de nues--
tra economía colonial, la independencia estará determinada
y condicionada por aquel proceso“ , nosotros agregaríamos -
que la revolución social , estará condicionada por la econo
mía colonial y el capitalismo inper ia1 i z a d o ,
Por lo tanto, la liberación y las transformaciones ecpnómj_
cas urgirán de una acción política que rompa el cordón u m
bilical con la metrópoli; podríamos afirmar entonces, no -
- 8 3 -
solamente que al cambiar la base económica, se revolucio_
na, más o menos rápidamente, toda la superestructura eri
gída sobre ella, sino también, que al cambiar la superes
tructura cambiará la base económica que se encuentra por
aquella aprisionada.
Solamente nos quedaría por explicar el nacimiento de una
conciencia social que aparentemente antecede su ser eco*
nómico social. Aquí nosotros podríamos decir del pr oletariado y de la teoría marxísta, lo que Mariategui seña
laba para la burguesía y el espíritu del capitalismo de
su época, "Las ideas de la revolución francesa y de la -
constitución norteamericana encontraron un clima favora
ble en America Latina; por el hecho de existir, aunque -
de manera embrionaria, una burguesía que en razón de sus
necesidades y de sus intereses económicos, podía y debía
estar contaminada por el espíritu r e v o l u c ¡ o n a r ¡ o de la -
burguesía europea".
Podemos afirmar pues, que si en los países desarrollados,
la revolución política tendrá como tarea primordial el -
cambio en las relaciones sociales, en los países del Ter
cer Mundo tendrá además la tarea de las transformaciones -
económicas;
Para terminar señalaremos que el estancamiento de las
fuerzas productivas en el Tercer Mundo requieren de una
revolución política, cuya tarea comienza a 1 terando el poder de el ase, destruyendo el aparato burgués y rompiendo los
lazos con el imperialismo, Hasta entonces la sociedad -
estaría en capacidad de desarrollar las fuerzas sociales
y las fuerzas económicas que posibilitarían la transfor
mación definitiva de las relaciones sociales de produc-^
c i ón ,
En estos casos, le corresponde al sujeto político funcio^
* , ,/
-8¿ í -
nar como albacea del sujeto histórico, único heredero posí
ble del capitalismo. Aquí la revolución social tiene que
crearse hasta sus propios miembros para poder crearse a s¡
misma; el desarrollo económico y el crecimiento del prole
tariado, están precedidos necesariamente por la acción de
un sujeto político que resuelve, con su victoria, el nudo
gordiano en que nos ha sometido la historia del capitalis
mo .
Solamente nos queda apuntar que el sujeto político a que -
nos referimos tiene su base en el proletariado que aparece
en la lógica marxista decimonónica; la alianza obrero-cam
pesino del leninismo de comienzos del siglo XX; y el blo--
que popular compuesto por la incipiente clase obrera, el -
campesino mayoritario y la pequeña burguesía revoluciona--
ría en el Tercer Mundo de nuestros días; teniendo, en cada
uno de los tres casos, un partido o una vanguardia que en
cabeza la revolución política.
A partir de entonces la no correspondenci a entre el sujeto
político y el sujeto hfstórico, serán la principal contra
dicción y el principal motor de la historia de la t r a n s i
ción; así como el principal objetivo de la revolución pol_í
tica. Podría decirse que la transición no estará consuma
da hasta que el sujeto histórico no logre constituirse en
el único sujeto político.
LA REVOLUCION SOCIAL EN LOS PAISES DEL TERCER MUNDO.
A pesar del gran desarrollo alcanzado por las fuerzas pro
ductivas y del crecimiento logrado por el proletariado en
los países capitalistas colonialistas e imperialistas, las
revoluciones políticas modernas más bien han aparecido en
sociedades con un precario desarrollo productivo y con
incipiente clase obrera.
una
- 8 5 -
Situándonos en el marco general de la teoría revoluciona*
ría, intentaremos expl icar a que se debe el gran potencial
y efervecenci a revolucionaria encontrados en los países -
del Tercer Mundo, cual es la naturaleza social de tales -
revoluciones po 1 ítt&a.'S» y que orden de transformaciones
socio-económicas encierran,
Asimismo habría que preguntarse por la relación existente
entre una situación y otra, entre el capitalismo imperia
lista y el capitalismo colonial. Finalmente abordaríamos
la situación de convulsión social en que se debaten las -
sociedades centroamericanas y del caribe.
Capital ismo y revolución social en los países colonialistas e imperialistas.
Como ha sido señalado muchas veces, el ca p i ta 1 i s m o s e ins taura combinando y madurando a través de los siguientes -
factores :
- Producción mercantil desarrollada
Producción basada en la propiedad privada de los medios
de producción y de cambio,
- Medios de producción y de cambio que funcionan como
capital, es decir, como valor que se incrementa ex p l o
tando fuerza de trabajo.
Gene ra l.i zación -de-T -t-r-a ba-j o a-sa ía r-i ado , -Fue rza de t ra
bajo completamente mercanti 1 izada y privada de todo me
dio de subsístSQcfa, salvo la posibilidad de al q u i
larse al dueño de los medios de producción.
Estas sociedades capitalistas que nacen y se desarrollan
en Europa entre los siglos XV y XV ! ! 1 , bajo el Impulso
del comercio y de las finanzas, hasta lograr subordinar
los al dominio de la producción industrial. Producción -
que solamente se perfila posible, destruyendo todas las -r
formas precapitalistas de producción a nivel nacional y - subordinando el mercado mundial a los intereses de la --
/
-86 -
producción, la clase y el Estado capitalista de una nación.
Subordinación que se realiza a través de la conquista y el
saqueo colonial en la forma más violenta y extraeconómica -
posible, por medio a su vez de la expansión del comercio -
y las finanzas, y finalmente a través de la invasión (expo£
tación) de su productos, primero como mercancía y posterior^
mente también como capital, hacia sociedades conformadas
desde entonces como sociedades colonizadas y últimamente co
mo sociedades imperi a 1 izadas ,
En estas sociedades capitalistas desarrolladas, la contra-a
dicción señalada se manifiesta entre un desarrollo de la
producción material en forma cada vez más social y una apro
piación del producto en forma cada vez más privada. La n a
turaleza de las fuerzas productivas del capital sólo admite una producción social, lo que choca con la realización de -
las mercancías en un mundo privado. Aquí estamos en presen
cia de una sociedad en que en un comienzo las relaciones ca pitalistas de producción permitieron una gran liberación
de las fuerzas productivas; la explotación de la fuerza de
trabajo metropolitana y colonial y la producción de plusva
lía llevaron la producción a niveles insospechados por la - humanidad en épocas anteriores; hasta un momento en que la
misma producción se asfixia por falta de mercados efectivos.
A lo que se agrega un a---mis e rí-a -cree i ent e -y— u na- tone ¡enera.
revolucionaría en el cuerpo y en el alma de los trabajado--
res .
La solución del conflicto entre fuerzas productivas y relar
ciones de producción, la inminencia de la revolución social,
no depende en este caso de la aparición de nuevas fuerzas -
productivas que para desarrollarse claman por nuevas formas
de producción, más bien la situación planteada estriba en -
que las actuales relaciones de producción comíenzana repri
mir aquellas fuerzas productivas que anteriormente ayudaron
a liberar, Aquí la única fuerza productiva que aparece der
, , , /
- 8 7 -
finiendo el conflicto es la fuerza productiva social, p o H
tica y espiritual de los trabajadores, no es pues una fuejr
za productiva material (en el sentido, tradicional), sino -
la fuerza productiva humana, expresión máxima de todas las
fuerzas productivas materiales (en el sentido marxista).
Cuanta razón tenía Marx al señalar que las fuerzas produc
tivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burgue
sa crean al mismo tiempo las condiciones materiales para -
resolver este antagonismo, lo mismo cuando en un plano más
social afirmaba que la burguesía creaba al mismo tiempo a
sus propios enterradores, el proletariado organizado que -
deviene el sujeto transformador del orden social burgués -
en un orden socialista. Y esta gran fuerza productiva que
nace del seno de la sociedad burguesa (el proletariado) no
puede desarrollarse en el marco de las relaciones burgue--
sas de producción, aquí el conflicto entre fuerzas produc
tivas materiales y relaciones sociales de producción a d---
quiere la forma más social de las revoluciones, la praxis
revolucionaria luchando contra toda enajenación, el hombre
cambiando él mismo y cambiando así también sus circunstan
cias.
Y dado que la producción material ya está socializada, lo
q u e r e s t a s o l a m e n t e es socializar la gestión y la apropia
ción de la riqueza, entonces quedarán liberadas para si em
pre las fuerzas productivas materiales y sociales de la --
humanidad, a diferencia de épocas anteriores donde la libe
ración de las fuerzas productivas materiales esclavizaba a
la principal fuerza productiva, el hombre, Aquí el cambio
comienza entonces en la transformación de las relaciones -
de producción y de cambio, las formas de propiedad, así --
como toda la su perestructura política, jurídica e ídeológi
ca de la sociedad.
. , ./
- 8 8 -
2. Capitalismo y revolución social en los países del Tercer Mundo.
En las sociedades colonizadas e imperial izadas del Tercer -
Mundo, el desarrollo capitalista combina pero no madura los
cuatro factores que señalamos anteriormente para el capíta-
1 ísmo desarrollado;
- La producción mercantil desarrollada se acompaña de una
importante producción mercantil simple, donde la prod uc
ción artesanal y campesina todavía produce una porción -
significativa para el consumo propio.
La propiedad privada de los medios de producción y de
cambio, ciertamente está bastante desarrollada, pero no
tan concentrada como en los países capitalistas de sarro
llados; y en algunos países aún se nota una cierta pr o
piedad comunal tradicional.
Los medicsde producción y de cambio no siempre funcionan como capital, ya que todavía se encuentran en gran parte,
en manos de los propios productores directos, campesinos, artesanos y come re i a n t e s .
El trabajo asalariado es estacional en la principal actj_
vidad económica como es la agricultura, y la mayor parte
del tiempo la fuerza de trabajo se encuentra ligada a me
dios de producción propios o poseídos en forma no capita^
lista, mediería y colonato; en otras palabras la renta -
de tipo feudal, en trabajo y en espacie, aún constituye
la forma predominante en el sector agropecuario de los -
países del Tercer Mundo.
A diferencia de los países que empezaron el capitalismo con
las ventajas del colonialismo, lo que les permitió una v e n
tajosa acumulación primitiva, nuestros países más bien e m
pezaron su capitalismo padeciendo las trabas y obstáculos -
al desarrollo a causa de la colonización, Al igual que las
sociedades capitalistas desarrolladas, el capitalismo en el
Tercer Hundo aparece bajo el impulso del comercio y las f i
nanzas, pero a diferencia de aquellas sociedades cuya p r o
ducción industrial llegó a subordinar aquel comercio y aque
. . . ./
- 8 9 -
lias finanzas, nuestra producción industrial (de carácter -
agrícola por cierto) no fabril sigue subordinada al comercio
y a las finanzas del mundo capitalista desarrollado y a su
mercado mundial. Va Marx había señalado que el proceso del
capitalismo inglés sólo podía ser posible en una sociedad -
que dominara y subordinara el mercado mundial con su produc
cíón industrial; si esto es así, imaginémonos el destino de
sociedades capitalistas que no solamente no dominan el m e r
cado mundial, sino que además son dominadas por aquél.
En relación al mercado mundial estas sociedades del Tercer
Mundo se caracterizan por los siguientes rasgos:
- Desde su nacimiento fueron saqueadas y mercan t i. fizadas -
en función del mercado capitalista mundial, más que en -
función del mercado capitalista nacional- Conquistadas,
colonizadas, con economías de en c l a v e ? o bajo el s i ste~-
ma de plantar¡ones^ fueron obligadas extraeconómicamente
a producir materias primas para el mercado externo.
Ese gran impulsor comerciante, financista o capitalista
externo ha utilizado y mantenido todas las formas de
explotación de la fuerza de trabajo, renta en trabajo -
y en especie, plusvalía absoluta y relativa, a través --
de 1- comerc i o y de 1 a usu r a t sin nxngu n proyecto de alean
zar formas consumadas del capitalismo desarrollado -
a través de relaciones eminentemente capitalistas,
Estos excedentes producidos de esa manera han sido sis
temáticamente drenados hacia el capitalismo desarrolla
do ? no re invirtiéndose en la formación social en que ^
se originan o producen, lo que bloquea s i s. t emá t Í catnen t e
el proceso de acumulación de tales sociedades. Drenaje
y bloqueo que po sólo se mantiene, sino que además se -
reproduce y garantiza su continuidad, ejemplo de ello *
es la deuda de más de 500mi 1 millones de dólares que
/
- 9 0
los países del Tercer Mundo tienen para con los países c a
pitalistas desarrollados, suma que desde ahora hipoteca
los excedentes futuros y niegan las posibilidades de r e in
versión.
La existencia de un Estado y de una clase que funciona/', c o
mo intermediarios para la racionalidad imperialista, y que
aun como capitalistas terminan ellos mismos siendo expropͣ
dos por el capital externo, 3o que los hace comportarse co
mo sobre-e x p 1 ota dores de los trabajadores nacionales. Por
todo esto es que creemos que estas sociedades bien pueden
catalogarse como sociedades imperializadas.
Volviendo al tema de la transición en los términos en que la
hemos abordado, es de cir; como proceso que se desarrolla a
partir del conflicto y la ruptura del equilibrio entre fuer--
zas productivas y reí ac iones sociales de producción, podemos
afirmar que las relaciones de cambio ofrecidas por el capita
lismo desarrollado en imperialismo, ciertamente que contribu
yeron a desarrollar las fuerzas productivas materiales en el
Tercer Mundo.
Pero lo hicieron de una forma tal que pareciera que ]a filo--
Sofía del imperialismo para con el desarrollo capitalista del
Tercer Mundo es la de inyectar al cordero para sacrificarlo -
después. Las acciones principales en este sentido han sido r
las siguientes;
Un capital ísmo basado en la depredación de los recursos
naturales de nuestros países. La tierra, los ríos y las -
aguas, los bosques, las riquezas minerales, las riquezas -
submarinas, han sido saqueadas y depredadas en forma que -
amenazan con extinguir su potene i a 1 \dad productiva.
Un capitalismo basado en la esc1avización y sobre-exp1 ota -
cíón de la fuerza de trabajo, lo que incide en su deterio-
. . ./
-91 -
ro fTs I co-menta 1 y que a través de su miseria y desnutri
ción amenaza con asfixiar su potencialidad humana,
Descap i ta 1 ización de nuestras economías y de su producción
social, no sólo por la depredación de todos sus r e c e s o s ,
sino por el drenaje de sus excedentes comerciales, financie^
ros y humanos; así como por la drogadicción de un modelo re
presívo que no logra mantenerse mas que con la inst i tuc iona
lizactón progresiva del crimen y del terror.
Lo que queremos señalar es que en estas sociedades las re]ac ío
nes sociales de producción y de cambio, la propiedad y toda la
superestructura montada ? no solamente no veh ícul izan el d e s a
rrollo de las fuerzas productivas, no solamente se convierten
en su principal traba, sino que ademas atentan desde el primer
momento con la destrucción de las mismas. Es decir, el confite
to, el choque, el desajuste o desequilibrio, entre fuerzas pro
ductivas y relaciones de producción en los países del Tercer -
inundo, en las sociedades {mperÍa 1 ízadas , comienza mas temprana
mente que en las sociedades capitalistas desarrolladas. Este
capitalismo nace con las contradicciones ya maduras, el progre
so y el orden producen mas muerte aquí que en e! capitalismo -
desarrollado? las fuerzas productivas nac i o nales apenas insta
ladas comienzan su marcha contra-reloj, les pasa lo que al o —
brero mientras mas productivo, mas explotado y mas privado de
libertad y de vida. Aquí la dictadura del capital es un requi
s(to previo, a diferencia de las democracias burguesas que s o
lamente recurren a ella cuando la crisis económica amenaza la
hegemonía del mercado 1 ibre* e) mismo Estado^ intermediario del
capital imperialista, sera el intermediario de la represión del
imperio sobre las sociedades del Tercer Mundo, No se urge pues*
de nuevas fuerzas productivas, sino de un nuevo uso a las ya ?•
existenteSj de una nueya forma de producción que las salve y las
líbre, Nacen para reprimirse y deteriorarse, en la misma fo r
ma que tas fuerzas materiales de la guerra, en el imperi a 1 ísmo?
nacen para destruir, Cuanta razón tenía el Che Guevara al insis
, , . /
- 9 2 -
t!r que en Latinoamérica las condiciones objetivas estaban
completamente maduras y de lo que se trataba era de msdu--
rar las condiciones subjetivas,
Al conflicto señalado para los países capitalistas desarro
llados en el sentido de que mientras mas social es la pro--
ducción, mas privada se hace la apropiación de los medios -
de producción y de la riqueza, se agrega, en las sociedades
imperi a 1 iza das , el hecho de que aquella apropiación privada
es apropiada a su vez por fuerzas externas; esta es la c o n
tradicción previa que sufren nuestras sociedades por la for_
ma en que se insertan en el sistema capitalista mundial, lo
que hace mas insoportable el confl icto y mas explosiva la -
situación. En estas condiciones, quizás nuestras masas s e
rán menos proletarias y menos conscientes de la posibilidad
del social ismo, pero también estarán menos enajenadas por t
la ideología burguesa de la resignación y de la fetíchiza--
ci;ón de la mercancía, pues tampoco el mercado nacional ha -
logrado introyectar la dosis de pasividad en la que se asien
ta la hegemonía del sistema. Aquí la polarización es tan
cruda que se polariza desde el comienzo, y en momento de re^
voluc iones sociales no se trata ciertamente de construir t o
davía la nueva sociedad, sino más bien de destruir el cadá--
ver de un capitalismo periférico que amenaza con enterrarnos
a todos. Se trata pues de una .guerra de contrarios, cada
uno amparado de su propia fuerza, y hasta ahora nada ni na--
die ha sido más fuerte que los pueblos insurreccionados del
Tercer Mundo, Viet- • Nam., Cuba, Nicaragua, etc,
3. Crisis y revolución social en Centroamérica y el Caribe.
Partiendo de una incuestionable e inevitable crisis del o r
den establecido en los países centroamericanos y del Caribe,
intentaremos responder cual es la naturaleza económica, s o
cial y política de esa crisis,' cuál es su legitimidad h i s - -
tóríca, así como el desenlace y tendencia en que se debaten
nuestros pueblos y sociedades,
; , , /
- 93 -
E1 origen y desarrollo histórico de nuestros países acusa -
una contradicción objetiva de nacimiento, un modelo de desa
rrollo económico que tarde o temprano terminaba negando los
intereses nacionales y sociales, donde el dominio y el con
trol socio-político se produjo a partir de un hecho externo,
de los intereses de la conquista, la c o 1onización, el capi
talismo y el imperial i-smo. Muestra base económica siempre
estuvo enajenada por un modelo de desarrollo y por una super^
estructura que en ningún momento correspondía a los intere--
ses de la estructura que le servía de base.
El crecimiento económico llevaba, más que en las formacio--
nes metropolitanas, el germen del estancamiento y del uso -
irracional de sus fuerzas productivas recién nacidas; la
tierra, los recursos naturales, el capital y la fuerza de t
trabajo, tuvieron siempre que pagar un precio tan caro para
su reproducción que amenazaba su propia vida. Bien podría
decirse de la economía cen t roa me r i cana lo.m rsm_o que de los seres
Y i V o s ; que nacen, crecen, se reproducen y mueren; con la di
ferencía de que aquí moría la independencia nacional, la li
beracipn social y los hombres, para que no muriera el mo d e
lo de dominación y de la explotación colonialista e imperia
1 C s t a ,
SÍ bien es cierto que h I stóricamente, se puede detectar una
secular contradiccion entre la base económica y la superes
tructura, entre el nivel de desarrollo de las fuerzas produc^
t ivas y las r e b e l o n e s de producción implantadas, no de tec
tamos el sujeto social e histórico que habría remontado a que
lía contradicción, La misma forma de desarrollo impedía -
la generación del sujeto que pudiera representar los inte
reses de la nación y de los sectores explotados y dominados,
Las burguesías centroamericanas, en su manifestación o l í — *-
gárquíca o burguesa, nunca pudieron re invindicar los inte--
reses nacionales, y el crecimiento y desarrollo del capita
lismo nunca pudo imponer en forma nacional ni siquiera las
, . ./
-gii.
propias relaciones sociales de producción
dían. Los enterradores d e ’ aquel sistema
cer muchos ciclos de crecimiento antes de
tionamiento necesario para cambiar aquella
que le correspon-
tuvieron que pade
producir el cues-
situación,
Todas las cosas parecían imponer un esquema infinito de li
beración por medio del cual, había que esperar todavía mu--
cho más crecimiento económico, mucho más desarrollo de reía
ciones sociales capitalistas de producción, mucho más prole_
taríado, para entonces comenzar a hacer la revolución anti
capitalista. Pero las burguesías nunca se decidieron ni por-
dían decidirse a reinvertir los excedentes saqueados a núes
tras naciones; el crecimiento es acompañado de más saqueo y
expoliación de nuestros recursos productivos, la moderniza
ción con más intervención, el desarrollo con más enajenación,
y las necesidades y demandas con mayor explotación y repre
sión, Solo cabían dos alternativas, o esperar siglos de mí
seria que repitieran el esquema del capitalismo colonial e
imperial, o alterar el ritmo de los acontecimientos cambiar^
do al mismo tiempo el esquema de desarrollo,
Si las condiciones objetivas están da d a s ? solo resta hacer
la revolución. Hemos asistido a un siglo de contradicciones
estructurales y políticas: la primera mitad (finales del
glo XIX y comienzos del XX) se implanta y desarrolla el c a
pitalismo, hasta la crisis de los años 30, en que empieza -
un cuest íonarniento político-militar del orden establecido -
que no parará hasta las revoluciones contemporáneas del - -
istmo.
La paradoja del crecimiento hacia afuera, que por supuesto
no es crecimiento o cuando más es de los crecimientos más -
contradictorios conocidos hasta ahora, nunca logró implan--
tar una superestructura que fuera reconocida como tal, tan
to por los intereses externos Ca quien represen taba) como -
por los intereses internos a quien intentaba representar,
» 1./
**95*
Después de la crisis del 30, el capitalismo centroamericano
ya no pudo vivir ni convivir sin las dictaduras militares,
y tan precario era el orden de dominación que en muchas oca
siones las mismas tuvieron que recurrir a las intervención-
nes armadas norteamericanas para poder subsistir. El m o d e
lo no podía vivir sin dictaduras, las dictaduras no(! podían
vivir sin intervenciones y debilidades del modelo, y lo so
metían a mayor cuest ionanjiento; verdadero círculo vicioso -
del capitalismo centroamericano cuyo desenlace ha sido la -
avalancha de revoluciones triunfantes,
El cuest í onamiento ha sido ininterrumpido desde entonces: -
el sandinismo en Nicaragua en los 30, el movimiento salvado
reno vanguard izado por Farabundo Martí en los mismos años,
el movimiento de Arévalo en Guatemala en los años 50, la
revolución cubana en el 60, el levantamiento dominicano en
65, la revolución sandinista entrando los 80, la revolución
de Grenada en los mismos años, la ofensiva guerrillera en -
El Salvador y Guatemalá.en estos momentos, amén de miles de
formas de cuestionar y luchar del pueblo en todo este perío^
do, luchas sindicales, huelgas de trabajadores agrícolas y
urbanos ? movilizaciones de toda índole, guerrillas, insu
rrecciones, etc., que muestran que el orden establecido no
ha podido dormir un solo día a pesar de la represión bes---
t i a 1 con ' que des p i de su" derrota .
Ante las diferentes y sucesivas crisis, el orden burgués
centroamericano, ha respondido ciertamente con nuevos impu2_
sos al crecimiento, con reformas sociales y hasta con inten_
tos de sustituir la dictadura militar por un esquema mas
democrático; pero la conjura no se detiene, a mayor cree i--
miento, mayor endeudamiento (forma sofisticada del saqueo),
mayores contradícciones, mayor explotación y miseria, y por
supuesto mayor cuest 1onami ento y mas revoluciones.... y
vuelven de nuevo a refugiarse en las dictaduras militares -
con elecciones o sin elecciones, en la intervención armada
. . ./
- 9 6 -
norteamerícana, y así sucesivamente, Al igual que en
otros momentos de la historia, la crisis del orden estable^
cido en Centroamérica continuará pudriendo las sociedades
sí las revoluciones políticas no aliñan el caos. La h i s - -
toria ha permitido el uso de todas las armas a cada uno de
los contrincantes, pero también reconoce la victoria en ca_
da uno de los vencedores.
Las burguesías centroamericanas ni superaron su debilidad
frente al imperialismo ni lograron desplazar a las oligar
quías; la oposición democrática de medianos y pequeños bur
gueses solo entraron en la escena para desprestigiarse y
desenmascarar su impon teñe i a , quedando solamente la dicta
dura contrarrevolucionaria y terrorista para representar -
el capital,
Por otro lado, el pueblo ha venido conformando su vang uar
dia y construyendo el sujeto político, así como exper imén-
tando y afinando las formas de lucha. Algunas veces partj^
cipo junto a los movimientos democ r á t t* co-bu rgu e se s , peque
ños -burgueses f e incluso, esperanzadamente, junto a los
oligarcas y dictadores: otras veces acompañó a partidos co
munistas que prometían un tardío desencadenamiento de la -
lucha, previo desarrollo de condiciones objetivas de las -
cuales solo se conocía la lógica, pero que - no avanzaba his
tópicamente; en distintas ocasiones acogió y participó en
movimientos guerrilleros campesinos que no lograron llegar
al ámbito urbano del poder o que al llegar eran traicionar
dos o derrotados; también lo vemos movilizándose en accio
nes de carácter nacionalista que al llegar al poder disipa
rían su cuest ionamiento; finalmente sufrirían la gran expe
riencía de guerrillas o insurrecciones que perecían por
falta de articulación con las masas, o de movimientos de -
masas -populares que terminaban masacrados por la falta de
un brazo militar que defendiera el atrevíemiento de cuestio
nar el orden, huelgas de trabajado re s f maestros, estudian-
/
“9 7 -
tes, pobladores, etc,; en varías ocasiones la espontaneidad,
el entusiasmo, la desperanza o la precipi tac fon lo llevó a -
lanzarse sin vanguardia, y a vanguardias a lanzarse sin pue-
b 1 o ; hasta que poco a poco todas as experiencias permiteron
la g r a n paradoja, la acumulación de derrotas hizo posible la
victoria popular.
Resumiendo, podemos decir que la contradicción del modelo
de desarrollo, ha desencadenado una serie sucesiva de crisis
económicas, sociales y políticas, que entre reformas y cues-
t ionami entos sucesivos, han dado píe a la crisis del orden -
establecido en Cent roamé rica, que hoy por hoy alcanza una de
sus dimensiones más maduras y definitivas; los sectores domj_
nantes se han quedado sin reformas económicas posibles, han
entregado la patria a los filibusteros del norte y se han da_
do a la fuga; las dictaduras militares de los últimos mar i--
nos no son capaces de mantener el orden, y nuevas fuerzas so
cíales construyen un poder paralelo e insurreccionan el ist
mo ,
EL DESARROLLO Y LAS REGULAR 1DADES- DE LA TRANSICION EN NICARAGUA.
Crisis y revolución social
Uno de nuestros principales o b j e t i v o s e s mostrar L a d i f e r e n
cia que existe "entre la crisis económica, social y política al interior
del orden; de la crisis del orden en su conjunto que enra íza
da en las contradicciones económicas, se traduce en crisis -
sociales donde las clases d om inantes son incapaces ya de do
minar, y todo ello se manifiesta finalmente en una crisis po
1í t i c a , donde el estallido alcanza su mayor explosión y apa
rece la revolución política de los sectores populares,
Las manifestaciones de una crisis económica, tales como el -
estancamiento de las inversiones, el desempleo masivo, la
quiebra de las empresas, la incapacidad de pago, la inflación,
t , ,/
- 9 8 “
etc,, pueden darse perfectamente en el marco de una crisis -
general del orden, tal es el caso de la mayoría de los países
centroamericanos; o por el contrario puede darse en el marco
de una revolución triunfante como es el caso de Nicaragua.
En el primer caso la crisis económica debilitará aún más el
orden reaccionario, en el segundo caso le permitirá fortale
cerse, radicalizarse y autoaf i rnarse.
La convulsión del orden somocísta se dio sinembargo a finar
les de un período de crecimiento de la economía nicaragüense,
lo que muestra el deterioro que había alcanzado el orden e s
tablecido en su conjunto. Con esto queremos decir que no
hay una correspondene i a mecánica entre crisis económica y re
volución social, situándose la correspondencia entre crisis
del orden y revolución social, comenzando esta última con
una revolución política.
En este sentido, los orígenes últimos de
es decir, el desarrollo y madurez de la
tituye necesariamente el primer momento
nuestros países. Si para la crisis del
den haber dos soluciones, la revolución
vención norteamericana, en Nicaragua ha
la revolución social,
crisis del orden, cons
de la transición en -
orden, solamente pue-
política o la ínter--
sucedido lo primero.
La destrucción del aparato burgués por el pueblo en armas
El sujeto social de nuestra revolución está constituido por ~
ese sujeto político señalado en páginas anteriores, el proletariado -
incipiente, los campesinos y la pequeña burguesía radicaliza
da, teniendo a la cabeza al Frente Sandinísta de Liberación -
Nacional, expresión y síntesis del cuerpo y de los intereses
de los sectores más revolucionarios de la sociedad n icaraguen
s e .
Siendo la organización (el FSLN) la mediación necesaria en-
- 9 9 -
tre la teoría y la práctica, entre el sujeto histórico —
(el proletariado) y el sujeto social (el pueblo)^ se com
prende la responsabilidad que encierra el papel de la van
guardia. El Frente Sandinista supo heredar, sintetizar y
enriquecer toda la historia de lucha del pueblo nicaraguen
sé en los últimos cincuenta años, hasta plantear el enfren
tamiento armado contra la dictadura, las movilizaciones de
masa contra el orden imperante, el a g 1utinara i ento de todas
las fuerzas sociales de la nación, así como una estrategia
de lucha anti imperi a 1 ista,
Todo el mundo había agotado la posibilidad del manten imien
to o de la reforma del orden somocista, y nadie que no fue^
ra una vanguardia revolucionaria podía representar los d e
seos de transformación de la sociedad en su conjunto? los
intereses de la nación y los intereses de los sectores po
pulares; solo quedaba una posibilidad de derrotar al poder
burgués- imperi a 1 ista, un pueblo armado de pasión revolucio
naria y dispuesto a empuñar las armas.
En las últimas décadas de la dictadura, todas las reinvinr
dicaciones populares eran reprimidas, y, por lo tanto, to
das se polarizan frente al régimen político; campesinos por
la tierra, maestros por aumento de salarios, estudiantes
por reformas y mayores presupuestos para la universidad, -
mujeres por el alza de la vida, pobladores de los barrios
por infraestructura vital, obreros por mejoras salariales
o libertad sindical, Después, las movilizaciones se convier
ten en manifestaciones por la libertad de los reos políti
cos, manifestaciones cristianas reclamando los desapareci
dos y asesinados por el régimen, finalmente se alcanzó la
más madura de las manifestaciones clamando simple y llana
mente por la el¡mínacíón de la dictadura, en momentos en -
que la dictadura prácticamente le había declarado la gue--
ra a la sociedad y la represión amenazaba con el extermi--
nio. En ese momento solo restaba escoger entre el unifor^-
, , ,/
- 100 -
me de Somoza o el de Sandlno y buscar la barricada más cer
cana; escogenc í a que también le toco emprender indecisa a
la propia burguesía y al propio Imperialismo norteamerica
no .
En ese momento ia primera apropiación que hizo el Frente
Sandinista y el pueblo de Nicaragua fue la de la teoría re
volucronarra producida hasta nuestros días pof la historia
de la lucha de clases, por la historia de las revoluciones,
Sería un grave error pensar que el desarrollo capitalista
en Nicaragua tenía que alcanzar el nivel europeo, lo mismo
que el proletariado nicaragüense, así como el conocimiento
marxista de las transformaciones^ esperanzados unicamente
a la logica del desarrollo. Las leyes de la historia al -
Igual que las de la naturaleza, una vez producidlas, pueden
ser asimiladas y utilizadas por todo el mundo; así paso --
con el desarrollo del capitalismo y así esta pasando con -
el nacimiento del socialismo, de lo contrario, en vano pa
sarían experiencias como la de la Comuna de París-, la Unh-
dad Popular en Chile, o la propia de la Revolución Cubana,
Dejamos señalado entonces el paso obligado de
clon política dentro del orden necesario de la
hacía una sociedad alternativa al capitalismo,
las posibilidades objetivas que la misma tiene
países.
a révolu---
transición
así como --
en nuestros
3. Enfrentamiento contra el imperialismo.
Estas revoluciones sociales y su manifestación política se
expresan como revoluciones nacionalistas y antiimperialis
tas; donde la dictadura militar es el principal obstáculo,
y el enfrentamiento con el imperialismo su principal contradicción. Des
pues de la toma del poder, esta contradicción se manifies
ta a través de una intervención directa de los Estados Unidos
como en Viet-Nam, por la intervención indirecta de los Esta
dos Unidos a través de una tercera nación como en Angola o ya
sea a través del apoyo de los Estados a la contrarrevolución
-1 01
interna corno en Nicaragua; en otros casos combinando las -
tres posibilidades como en Cuba,
El objetivo principal del imperialismo es impedir que ta--
les revoluciones se consolíden, haciendo todo lo que está
a su alcance para desestabi 1 izar1 as , o sea, que en tanto -
exista el imperialismo, la toma del poder político por las
clases populares de un país imperi a 1 izado no se habrá c o n
sumado por completo, puesto que la destrucción del aparato
represivo del régimen anterior que se encuentra en parte -
enclavado en el corazón del imperio, todavía no se ha con
sumado totalmente. Después de la toma del poder, luchas,
y por lo tanto enfrentarse al imperialismo, es parte de la
revolución política.
Actualmente Nicaragua se encuentra en este segundo peldaño
de la lucha por su liberación, hostigado por el imperial ís_
mo a través de sectores militaristas y guerrer istas de al
gunos gobiernos del área, invadido además por bandas con--
trarrevol uc íonar ?as de a n t i somoc i s t a s y otros sectores rea_c
clonarlos, atacado política e ideológicamente por sectores
resentidos que añoran de una u otra manera el orden ante-'
r i o r *
.La. rup-t.ujca eoa el Imperialismo, como parte de la revolución
política es la principal garantía de la ruptura del modelo
socio-económico anterior, así como de la solución de sus
contradicciones. A la tarea sandintsta de levantar toda la
nación contra la dictadura, seguía necesariamente la tarea
de levantar toda la nación contra el imperialismo:- lo que -
implicaba fortalecer nuestra revolución como una revolución
democratica popular y antiimperialista. Si la liberación -
social es garantía de la liberación nacional., ésta ultima r
se convierte en garantía también de la primera.
- 102 -
Expropiacíon de los medios de cambio e independencia del - mercado capitalista mundial.
En la lucha contra la articulación enajenada al mercado --
capitalista mundial, estas revoluciones toman como primera
medida la confiscación de los medios de cambio, el comei--
cío internacional y la banca. As'i mismo, el nuevo Estado -
revolucionario detenta iNnmed latamente el control de la po
lítica de precios, salarios, crédito, el fisco, la aduana,
las relaciones internacionales, el presupuesto y los subsj_
dios, es decir, toda la estructura de la política económi
ca, la que puesta en manos del gobierno re-y o 1 uc Tona r i o le --
permite regular la economía e imprimirle un carácter mas -
racional a favor de los intereses nacionales.
En el caso de Nicaragua, estas confiscaciones se llevaron
a cabo inmediatamente después del triunfo revolucionario -
el lSL.de Julio de 1.97 9. Se trataba de la garantía para de_
fender la economía frente al munóo exterior y poder contro
lar la desarticulación producida por la ruptura política -
revolucionaria.
No podría ser de otra manera, la defensa de los intereses
mayor i tar ios en una economía i mpe r i a 1 i zada como era la n_i_
ca ragu ens e„, t i ene _qu.e comenta r. en e 1 ámbj.to .mercan.tJ 1.. de.
su producción. Como podríamos nosotros empezar a enfren--
tar los efectos nocivos del mercado si dejamos abandonadas
la puerta del mercado de nuestros principales productos, -
como el algodón, el azúcar, el café, la carne, así como la
importación de los principales insumos, medios básicos e -
intermedios, con los cuales funciona la economía del país.
Si precisamente la enajenada articulación con el mercado -
capitalista mundial es la principal contradicción que su
fren las economías centroamericanas, causa del déficit de
la balanza comercial, del drenaje de nuestros excedentes,-
de las alteraciones bruscas y desfavorables de los precios
de la destrucción de nuestros recursos naturales y humanos
. , ./
-1 03-
Si antes el Estado era el intermediarlo de la explotación
y de la opresión, ahora el nuevo poder es el intermediario
de la liberación nacroñal, Por el control externo de los
medios de cambio entró la enajenación de nuestra economía,
por el control nacional comienza su liberación,
5. Expropiación y generación de las condiciones materiales -- para la transformación socio-económica.
Otro de los pasos obligados de estas re voluciones en su --
lucha por transformar el orden anterior y poder transitar
hacia nuevas formas de producción y de vida, consiste en -
transformar desde el primer momento las formas de propie--
dad. A la propiedad privada, empresarial y campesina, se
agrega la propiedad social, estatal y cooperativa.
En Nicaragua esta s i-1 uación, se realiza a partir de las - -
confiscaciones revolucionariss a la familia Somoza y a sus
allegados, en el mismo momento de la guerra insurreccional ,
lo que permitió conquistar para el Area de Propiedad del r*
Pueblo el 25% de la tierra y de la producción nacional; --
quedando así constituida la propiedad estatal de los medios
de producción en nuestra economía. De la misma manera, y
sobre todo con la Ley de Reforma Agraria y la Ley de Coop_e
raí i v as, desde los primeros días del triunfo, nace en N ic <a
ragua el movimiento cooperativo, tanto Cooperativas de Ser_
vicios como Cooperativas de Producción; quedando así cons
tituida la propiedad cooperativa en nuestra economía
Conformándose las cuatros formas de propiedad conocidas en
las sociedades de transici-ón en e) Tercer Hundo,' privada
campesina y artesanal. Cooperativa campesina y manufacture
ra, burguesa y estatal.
Esta forma cu a t r i-par t i t a de la propiedad en nuestras socie
da des está condicionada por tres factores:
* \ t/
-10/}-
- La economía mixta resultante dé la política de alianzas -
con todos los sectores de la nac ion 7 incluyendo a los em*
presarios patriotas; expresión económica del pluralismo -
político de la revolución sandinista,
La alianza obrero-campesina urgida para consolidar la ba
se popular del proceso revolucionario, especialmente en
una sociedad como la nuestra en que el campesinado constj_
tuye la fuerza principal del proceso, y donde la clase
obrera necesita contar con alimentación propia, tanto por
razones políticas como por razones económicas (ahorro de
d i v i s a s ) ,
Capacidad técnico administrativa, económica y financiera?
para gestionar la economía, No se puede pretender sin t*
grandes riesgos en la producción, pasar a gestionar inme
diatamente una economía que hasta el momento ha sido c o m
pletamente privada.
Con estas me d f d a s ? control de la política economica^ de los
medios de cambio („banca y comercio externo y gran parte del
comercio interno^, así como de una parte significativa de -
los medros de producción, una economía tercermundi sta tiene
la posibilidad de enmendar su producción por la vía del con»
tro! es ta ta l y de la planificación económica, binomio que -
oc basta para conformar una sociedad socialista, aun si los
mismos se llevan a cabo en su totalidad, pero crea las c o n
diciones para ello,
Habíamos señalado en los capítulos anteriores, que en econo
mías como las nuestras, se plantea la tarea no solamente det
cambiar las relaciones sociales de producción, sino incluso
de constituir plenamente una base econ ó m fea que se encuentra
atrofiada, estancada y enajenada; es decir, darle libre cur
so al desarrollo de las fuerzas productivas y además impul
sarlas bajo una nueva forma; reconstruir la economía de pre
guerra con una nueva estructura que le sírva de base; n e c e
sidades sociales y económicas que tienen un costo muy alto
para la sociedad en transición, No se trata pues solamente
de expropiar, sino de establecer las condiciones materiales
para que el cambio se haga posible«
No se puede poner a disposición del pueblo trabajador un es
pació desmantelado donde estuvieron los enclaves ? por e j e m
plo; tampoco pasar al Area de Propiedad del Pueblo una fá--
bpica desbaratada por la guerra ? colectivizar una economía
campesina que no posee tierra, organizar a una clase tr a b a
jadora desempleada. distribuir una riqueza que po existe, -
reinvertir un capital que se encuentra en M i a m i , aumentar ~
las tasas impositivas a unos empresarios sin rentabilidad y
además con hipotecas que obligan a la banca nacional a c o m
partir su situación En síntesis, como socializar una ec o
nomía que ni siquiera ha socializado la producción, y como
social izar la producción cuando la misma esta en manos de -
los principales aliados de la revolución (el campesinado)
Todas estas imposibilidades son únicamente posible en una -
revolución verdadera y con ayuda de otros pueblos,
6, Desarrollo del proletariado y de la alianza obrero campesina,
Marx nunca hubiera pensado, y hoy todavía es difícil en ten
derlo para muchos marxistes. que una de las principales ta-
reas de la revolución triunfan, te fuese la de con forma r a 1 --
sujeto que supuestamente es e ] que hace la revol uc iÓn, De
nuestras sociedades se ha d i c h o que t en d rán que c u m p 1 i r t a ~
reas que 1a burguesía no pudo c ump 1 ir o d ej ó i nconclusas, y no
sotfcs nos preguntamos sí. t amb Íen 1e toca la d e cre a r Y d e
desarrollar -a los enterradores de la burguesía-
Pero es que precisamente la revolución es un proceso d í á 1e£
tico que se desarrolla creándose a si misma y creando sus -
propios elementos que la conforman, la revolución está n a - -
, , /
-1 06 -
cíendo y lo mismo puede decirse del proletariado, terminar
de construirse en clase en si y en clase para si. Esta es
la gran tarea de la revolución política^ crear las condicÍ£
nes materiales y sociales para totalizar la revolución so
cial convertir el proletariado en la clase hegemónica, no
solamente en términos políticos, sino también en términos,
económicoSj sociales e ideológicos, Para el mismo proleta
riado incipiente? su propio desarrollo se convierte en una
de sus principales tareas; la de constituirse en la clase
mayoritarÍa y organizada de la sociedad, capaz de liberarse
a si misma y de liberar a todas las clases.
En Nicaragua, los trabajadores son, en su inmensa mayoría -
no proletarios, y gran parte de los obreros agrícolas del -
país son trabajadores estacionales, cuando no subempleados.
En tales condiciones, este proletariado tiene que represen*
tar no solamente sus propios intereses, sino también los
intereses de toda la sociedad nicaragüense; ésa sera una de
sus mayores pruebas, así como uno de sus mayores logros,
Por lo tanto, uno de los mayores esfuerzos del Frente Sandj^
OÍsta y de todos los organismos populares ha sido el de a^-
poyar todas las iniciativas y fomentar todos los proyectos
que tiendan a fortalecer a la clase obrera.
XI pro yec t o ... d el p r o.l e t a r i a d o pa r a . con ve.r t i _r s e....... en e...] su j et o
político de la sociedad^ pasa por la concentración y soci,a-;
lizacfón de los medios de producción, así como por la ges-rX
tión directa de los trabajadores en las unidades produci it -
yas y en la economía en general, El desarrollo económico y
acceso de los trabajadores a los excedentes , será condición
insoslayable para tal proyecto. Planteadas a s ív las cosas,
y con un punto de partida como el nuestro, la alianza obre^
ro-campes ina es quizás el camino óptimo para conseguir tal
desarrollo.
Entendiendo por alianza obrerovcampesína. el intercambio
-1 07-
solidario entre productores materiales, capaz de combinar
y articular la producción de alimentos y la producción in
dustrial. El apoyo del campesinado durante la guerrilla,
en la guerra insurreccional, en la defensa del proyecto r e
v o 1ucionari o , frente a la contrarrevolución y frente al --
imperialismo, se entrega también en las tareas económicas
de la transición: producción de alimentos, reproducción -
de la fuerza de trabajo, disponibilidad de excedentes co--
merciales, y mercado de productos generados por la clase -
obrera; todo ello en condiciones favorables a la acumula--
ción económica del proyecto, son parte integrante de esa *:
al i an z a .
Los recursos del país comienzan a ser racionalizados a fer
vor de los productores directos, precisamente para lograr
alcanzar los términos económicos de la alianza, política -
de precios, crédito, inversiones, infraestructura, r e c u r
sos humanos,.
7 . Acumulación basada en los recursos naturales, en la agroin^
dustria y en las ventajas comparativas ofrecidas por el - v
mercado mundial, tanto a través de relaciones soberanas
con países capitalistas, como de estrechas relaciones de -
cooperación con el mundo socialista*
El saqueo, la depredación, el drenaje f inane ier o , la m is-e 7V \
ria, el endeudamiento, la descapita 1 ización, y la estruetu
ra económica heredada, sumado a la destrucción de la guerra
y a la desarticulación producida por la ruptura revolucio
naria del orden anterior, no permiten otro camino hacia
una acumulación nacional que no sea la explotación de núes,
tros recursos naturales, la agro industrialización tie tales
productos y de los insumos requeridos, aprovechando las
ventajas comparativas que ex i-s tan en el mercado m-u n d ia V (1 a
renta diferencial aprovechada por la nación), V Esta nueva
estrategia de hnserc i ó n en la d iv í s í ó n \ n t e r n a c io n a ] del t
trabajo, tíene grandes Ì imitac iones, deb i do a 1 c o n t r o l ---
imperialista sobre el mercado round ta 1, y solo podrá desa —
rrollarse a plenitud a través de 1 a so 1 i da r i'dad , la coope
ración y la mutua solidaridad de todos- aquellos países que
luchan por los mismos intereses y padecen la misma situa
ción.
Es así como Nicaragua, después de haber nacionalizado las
minas y demas riquezas naturales, de la tierra, de las ---
aguas y de las montañas, después de Haber nacionalizado la
banca y el comercio, amen de todas las medidas sobre la r£
forma agraria e industrial; ha comenzado a emprender pro
yectos agro industríales de gran envergadura como los de ga
nadería de leche, ingenios de azúcar, inmensos plantíos de
arroz, producción de papel de nuestros bosques, energía —
geotérmíca y grandes proyectos de energía hidroeléctrica -
que nos 1 iberarán del petróleo. Proyectos que parten de -
las ventajas comparativas en la producción y en el comer
cio internacional, y que cuentan con la colaboración de t -
países como México, Cuba, la Unión Sovietica, Canadá, Euro
pa Occidental y Oriental, Venezuela, etc., ya mediante 1
neas de crédito, relaciones de trueque, de co inversión o -
de colaboración con todos estos países,
' E. 1 Î m ¡nación de 1 a exp 1 otee ion y s a t-i-sfacc i,ón progrès ív a-délas necesidades básicas del pueblo.
Sin embargo estas revoluciones no tienen como o b j e t rv o so
lamente el liberarse de las relaciones de subordinación - t
con el imper i a 1 i smo, como podría ser e ] proyecto de un na
cionaltsmo burgués en épocas anteriores; su objetivo funda
mental es cambiar las formas de producción y- poner los m e
dios de producción y las riquezas al servidero de la gestión
y el consumo del pueblo. Siendo una de sus principales me
di das, la eliminación de la explotación de los trabajadores
y la satisfacción de las necesidades básicas* de todo e) —
pueblo.
- 1 0 9 -
En Nicaragua esas medidas se han realizado en diversas for_
mas; progresivas eliminación de la usura y la renta, de la
mediería, aparcería y colonato, a través de la reforma ---
agraria; acceso al crédito y a todos los servicios a la m_a
yoría del campesinado; subsidio a los productos básicos, -
tanto a los productores como a los consumidores; amplia---
cion de los programas de salud y de educación a los secto
res populares, en la medida óptima de nuestras posibilida
des, pero independientemente de la capacidad adquisitiva -
de los usuarios y sin mediar la motivación de la ganancia
en los responsables de servicio i Podríamos decir que el -
principio que esta en juego es; a cada uno según su nece
sidad, de acuerdo a la capacidad de la sociedad en transi
ción, No hay que esperar una situación de abundancia para
aspirar a las relaciones de igualdad, al menos en algunos
servicios y productos, siempre y cuando los mismos se dis
tribuyan de acuerdo a las necesidades y posibilidades; si*
el principio es correcto, el haber comenzado define ya la
posición, independientemente de] nivel alcanzado. Solo --
agregaríamos una gFan contradicción: la destrucción del --
capitalismo y el logro de esa tarea nos impone serias res^
tricciones para el logro de las próximas tareas, parar la
economía anterior y destruir su estructura tiene costos aj_
tís irnos que se notan cuando la echamos a andar de nuevo y>
mucho mas -s i que remo s echarla-a-andar bajo otra es t ru ctu r a ,
9.* Participación y movilización directa de las masas en el po
der político y económico, a -favor de la transformaeión re
volucionaria de la sociedad. independientemente del desa
rrollo económico alcanzado por las fuerzas productivas m a
teriales de una sociedad, las revoluciones sociales han --
facilitado, estimulado y alcanzado un nivel de participa^r
ción y movilización sin prescedente en épocas anteriores,
Participación que comienza desde el mismo momento de la --
guerra revolucionaria y que se continua en los órdenes --
económicos, social, político e ideológico.. Como señalemos
111-
ria y enajenación humana que heredamos del capitalismo.
De ahí la necesidad de recurrir a todos los conocimientos
y las mejores experiencias acumuladas por la humanidad en
su recorrido de liberación. Ciertamente nosotros no p o d e
mos cambiar si no cambiamos las circunstancias, pero estas,
y precisamente estas circunstancias no podran cambiar si -
no cambiamos nosotros mismos.
El gran reto de la transición será pues la capacidad y p o
sibilidad real de que los trabajadores gestionen directa--
mente y sin intermediarios, las unidades de producción y «r
la riqueza social-; tal como señalaba Engels, las fuerzas -
productivas no dejan de ser capital hasta que los producto^
res organizados se apropian y organizan la producción.
Mientras tanto las nuevas relaciones de propiedad y las - -
nuevas relaciones sociales, tendrán que facilitar el d e s a
rrollo de las fuerzas productivas que no pudo desarrollar
el régimen anterior; si- antes el uso y subdesarrol 1 o de - t
las fuerzas productivas estimularon la revolución social,
ahora se convertirán en el principal obstáculo de la tran
sición, sí ayer las relaciones sociales de producción cons
ti tu tan las trabas al desarrollo de la sociedad, ahora tie
pen que conver ti, r se en su estímulo,
J 0 « In ten s i f i cae i 6n_y de f i n í c \ 6 n de la_lucha de clases a nivel
nacional, regional e internacional. Recordamos que hasta
ahora hemos hablado de sociedades en transición y no de so
ciedades socialistas; refiriéndose además a un momento del
tránsito que apenas comienza con la revolución social en
los países \ mper i a 1 i z ados del Tercer Mu náo ,
En este sentido señalamos como otra de las características-
observada por nosotros, la agudización de la lucha de cl a
ses en todos los niveles, en donde la sociedad capital is
ta anterior ha perdido el poder p o 1Ttico^mi 1 i ar al inte--
rior de la nación y comienza una lucha entre dos sistemas,
112 -
uno que herido se resiste a m o r f r y otro que ensangrentado
por el parto nace con todas las esperanzas de vivir. En -
estas posiciones se alinearán todos los sectores internos
y externos, unos queriendo exterminar el proceso desde su
nacimiento, otros (a derecha a izquierda) considerándolo -
bastardo, poniendo condiciones para legitimarlo o esperan
do que se legitime solo, y finalmente, los que lo apoyarán
decidí damen t e .
La toma del poder político por la revolución, será apenas
el preámbulo de una lucha de clases más decidida y más - -
definida, donde se utilizarán todas las armas, conocidas y
desconocidas hasta ahora, y que no parece terminar hasta -
la definición total y universal de la lucha entre el mundo
capitalista y el mundo socialista. Podríamos afirmar que
no existe transición en frío, y que a diferencia del trán
sito feuda 1-capita 1 ista en que la toma del poder por la --
burguesía le permitió dedicarse a construir la sociedad --
burguesa, aquí, la toma del poder lo que nos permite es in_
tentar construir las bases de una nueva sociedad en la más
encarnizada de las luchas,
En el caso de Nicaragua hemos señalado en el punto dos, el
enfrentamiento con el imperialismo como una de las regula
ridades de la transición en el Tercer Hundo, n o s i e n d o n o
sotros ninguna excepción. También podríamos agregar que -
desde el triunfo, las clases y sectores de clase que recia
man el régimen o el sistema anterior desencadenaron toda -
su pasión en contra de la Revolución Popular Sandinista;
la burguesía vendepatria, la jerarquía esclesiástíca, los
restos cívico~ mi 1 itares del régimen anterior, los valores -
conscientes o inconscientes que anden en el alma de los
propios revolucionarios, la ignorancia, la miseria y la
enajenación, todos confabulan contra el desarrollo del pro^
yecto. Hay momentos en que la lucha de clases ya no es -
- n . 3-
tanto por la consecución de cualquiera de los puntos seña
lados anteriormente, sino simóle v maduramente Dor la posibilidad y viabilidad de cada uno de los proyectos en
pugna, el de la transición y el de la contrarrevolución.