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La Utopa en tiempos de Postmodernidad
Resumen Este trabajo pone en relacin la Utopa de Toms Moro, con el surgimiento de la
modernidad como proceso histrico y fenmeno cultural. La hiptesis de trabajo es que la obra de Moro
supone una visin imaginaria de sociedad cuyos ejes fecundan la consciencia colectiva de la sociedad
europea del siglo XVI y determinan cambios en el plano de la reproduccin cultural. Se profundiza el
alcance de dos caractersticas centrales del pensamiento moderno presentes en Utopa. El marco
totalizador que preside la construccin intelectual y la proyeccin diacrnica del proyecto de sociedad
que caracteriza la recepcin del texto por la sociedad de su tiempo. En un segundo momento, se proyectan
ambos elementos en el contexto de la postmodernidad para evaluar en qu medida su descomposicin
crtica determina la mutacin cultural que trae consigo el advenimiento de la postmodernidad. En
especial, la deconstruccin de los imaginarios colectivos, la fragmentacin de las totalidades y la
sustitucin de los paradigmas diacrnicos por modelos sincrnicos. Enseguida se abordan las claves
gnoseolgicas de ambos modelos. Se subraya el perfil constructivo del paradigma discursivo, su mecnica
y la mediacin semntica del mtodo en el plano profundo. Esta visin se contrasta con el predominio de
los marcos epistmicos sincrnicos propios de la postmodernidad, la prevalencia de los factores
funcionales, las mediaciones simblicas de tipo icnico o para-conceptual con su impacto en el plano
arquetpico y en la reproduccin social. Por ltimo, se analizan las consecuencias del pensamiento dbil
en el terreno institucional y se evala si actualmente los modelos utpicos pueden operar como factores
de reproduccin social colectiva o civilizatoria.
Palabras claves: Arquetipos, deconstruccin, diacrona, distopa, fragmentacin, campo semntico, sincrona,
totalidad, utopa.
Abstract This work relates the Utopia of Toms Moro, with the emergence of modernity as a
historical process and cultural phenomenon. The working hypothesis is that the work of Moro supposes
an imaginary vision of society whose axes fecundate the collective consciousness of the European society
of the XVI century, and determine changes in the level of cultural reproduction. The scope of two central
features of modern thought in Utopia is deepened. The totalizing framework that presides the intellectual
construction and the diachronic projection of the project of society that characterizes the reception of the
text by the society of its time. In a second moment, both elements are projected in the context of
postmodernity. To assess to what extent their critical decomposition determines the cultural mutation that
comes with the advent of postmodernity. In particular, the deconstruction of collective imaginaries, the
fragmentation of wholes and the substitution of diachronic paradigms for synchronic models. The
gnosiologic keys of both models are then addressed. It emphasizes the constructive profile of the
discursive paradigm, its mechanics and the semantic mediation of the method in a deep plane. This view
is contrasted with the predominance of synchronic epistemic frames of postmodernity, the prevalence of
functional factors, iconic or para-conceptual symbolic mediations, and their impact on the archetypal
plane and social reproduction. Finally, we analyze the consequences of weak thinking in the institutional
field and evaluate whether today utopian models can operate as factors of collective or civilizing social
reproduction. Keywords: Archetypes, deconstruction, diachrony, dystopia, fragmentation, semantic field,
synchrony, totality, utopia.
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A modo de presentacin
El propsito o de este trabajo doble: En primer lugar, pone en relacin la Utopa,1 de
Toms Moro, con el surgimiento de la modernidad como proceso histrico y fenmeno
cultural. En un segundo momento, proyecta las conclusiones al contexto de la postmodernidad.
La hiptesis de trabajo es que Utopa provee al pensamiento europeo de comienzos del siglo
XVI una visin imaginaria de sociedad que fecunda la consciencia colectiva a travs de un
modelo totalizador donde interactan, a modo de variables principales, un marco institucional
secular y plural de convivencia histrica, con una perspectiva diacrnica del acontecer que
favorece la reproduccin social en su conjunto.
Andando el tiempo, ambos factores, es decir, el modelo totalizador secularizado y la
visin diacrnica, pasan a constituir dos de los ejes principales de evolucin colectiva de la
modernidad. Por otra parte, la citada hiptesis se funda, tambin, en la sospecha que la
descomposicin crtica de ambos elementos, es decir, totalizacin y diacrona, en tanto
presupuestos relevantes de reproduccin cultural, debe ser considerada como un factor de
primera magnitud en el advenimiento de la postmodernidad.
Una vez presentadas las relaciones conceptuales y/o simblicas al interior de esta
cosmovisin, se observar la fase actual de las sociedades occidentales en busca de
continuidades y discontinuidades, compatibilidades y quiebras o rupturas paradigmticas.
El objetivo ltimo de esta investigacin es establecer si actualmente, y en qu
condiciones, los modelos utpicos pueden operar como factores de reproduccin social
colectiva o civilizatoria, en un contexto de fragmentacin, deconstruccin conceptual y
predominio de las mediaciones simblicas de tipo icnico o para-conceptual y de marcos
epistmicos sincrnicos.
1 De optimo rei publicae statv deqve nova insula Vtopa, libellus uere aureus, nec minus salutaris qum festiuus,
clarissimi disertissimiq uiri Thomae Mori [Sobre el ptimo estado de las cosas publicas, y de la nueva isla
Utopa, folleto (opsculo) verdaderamente magnifico (bellsimo), y no por ello menos til (provechoso, saludable)
y festivo (alegre), del preclaro y elocuentsimo varn Tomas Moro ] Ttulo de la obra de acuerdo al epgrafe del
libro publicado por Erasmo de Rterdam en Basilea, el ao 1518.
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1. Situando el discurso
A comienzos de los aos cincuenta Paul Sweezy publicaba su conocido ensayo sobre el
capitalismo y el socialismo llamado El presente como historia.2 Este ttulo ilustra
adecuadamente la perspectiva que presidi la elaboracin socio-poltica en la segunda mitad del
siglo XX. La tensin entre presente de lucha y futuro a conquistar o construir, aparece como
presupuesto intelectual y prctico comn a muchos actores sociales de aquel momento. En
realidad, el desfasaje temporal y la relacin de interaccin positiva entre presente y futuro
forma parte de un modelo imaginario que otorga al binomio percepcin-interpretativa y accin
prctica, un papel preponderante en los procesos de transformacin social colectiva. No
interesa aqu evaluar el ajuste o la pertinencia de tales modelos imaginarios como instrumentos
de integracin o cambio social, sino profundizar la dimensin paradigmtica de las
cosmovisiones utpicas y contrastarlas con la dinmica poltica de la postmodernidad,
especialmente en el mbito del Estado.
1.1 Modernidad y postmodernidad
Estas expresiones comparecen con frecuencia en el debate sobre el rumbo la sociedad
contempornea. Dependiendo del sentido y alcance que se atribuya al trmino modernidad se
siguen diferentes enfoques sobre la postmodernidad como fenmeno social. 3
La voz matriz, moderno, deriva etimolgicamente de la forma adverbial latina
modo que refiere a lo reciente, actual, a lo que est sucediendo en este momento.4 As,
describe el presente como actualidad o simultaneidad. Ahora bien, el trmino se ha extendido a
diversos campos del discurso intelectual, no siempre en direccin unvoca.5 Desde el punto de
vista de las ciencias histricas, existe consenso sobre el proceso que caracteriza el nacimiento
de la poca moderna. Se tratara de la dinmica que conduce a la sociedad europea hacia la
autonoma filosfica en el terreno de las ideas y proyectos sociales,6 y a la diferenciacin
institucional en el mbito de la convivencia poltica. Ambos movimientos comienzan entre
mediados y fines del siglo XV.7
2 Paul Marlor Sweezy. The present as History. Essays and Reviews on Capitalism and Socialism. Monthly Review
Press, New York, 1953. 3 Vase que hablar de rumbo (eventualmente desarrollo) de la sociedad, ya significa utilizar un modelo imaginario
de base diacrnica como instrumento de totalizacin conceptual para describir o dar cuenta del fenmeno. 4 Aparece en el latn tardo o vulgar. Documentalmente consta en 495 en las Epstolas pontificales del papa
Gelasio I como sinnimo de reciente, actual, en curso. En el terreno doctrinal del catolicismo durante
mucho tiempo en especial ante la evolucin de la Reforma protestante el adjetivo moderno carga un cariz
peyorativo, cuando no, abiertamente condenatorio. Lo moderno (novedad, fantasa, vana ilusin) es lo que se
aparta de la verdad (tradicin) y de la disciplina intelectual eclesistica. La expresin buscadores de novedades
es sinnimo de desviantes, descarriados. Las llamadas crisis modernista y de la nueva teologa son ejemplos
contundentes de esta visin. 5 Desde la historiografa a la expresin plstica, pasando por la sociologa, la arquitectura, la critica literaria y un
buen nmero de etcteras. 6 Emancipacin gradual del pensamiento secular en relacin a los modelos causales de base religiosa. 7 Como hechos simblicos, se alude al fin del imperio romano de oriente en su fase bizantina (1453) y a la
expansin del poder monrquico de Aragn y Castilla sobre los territorios ibricos, que desemboca en la
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En esta ponencia importa retener dos aspectos de estos paradigmas de modernidad:
Primero, la consolidacin en el plano de las ideas de modelos totalizadores, acompaados por
una presuncin diacrnica del acontecer en trminos de reproduccin social,8 y que suponen,
adems, la autonoma de lo secular o temporal en orden al funcionamiento fctico de las
realidades empricas y de las sociedades.9 Luego, una perspectiva antropocntrica que
mantiene, al mismo tiempo, el primado de la razn en los planos gnoseolgico y prctico, en
consonancia con los factores subjetivos a la vez meta-empricos y meta-racionales que
operan como antdoto y contrapeso de la objetivacin reductiva del ser humano a su sola
dimensin racional. En una palabra, totalizacin junto a diacrona, por un lado, y racionalidad
junto a subjetividad meta-racional, por otro.
1.2 Utopa y modernidad
La relacin entre la Utopa de Moro y el surgimiento de la modernidad se plantea aqu
en una dimensin derivada, aunque compleja, que trasciende cnones lineales de causalidad y
consecuencia. Por un lado, la modernidad consolida la diferenciacin epistmico-crtica de las
ciencias de la naturaleza frente a los modelos de base teolgica. Por otro, el mismo proceso se
extiende en forma gradual, a la relacin de las ciencias fsicas con las humanas.
Concomitantemente, la utopa, aparece como factor simblico en el mbito del imaginario
colectivo.
Ms all de las intenciones que hayan llevado a Tomas Moro a elaborar su escrito,
parece evidente que el suceso de Utopa constituye, en s mismo, un indicador. Como
fenmeno sociocultural, la obra contribuye al giro paradigmtico que comienza a producirse en
el nivel de las ciencias humanas y en otros mbitos, desde los albores del siglo XVI europeo.10
Esto autoriza a afirmar, al menos de forma hipottica, que Utopa constituye una seal
consistente de trnsito hacia la modernidad y, quizs, que puede ser vista como el primer
producto formal, o prototpico, de sistema simblico totalizador, secular y autnomo, en el
unificacin de Espaa e incluye la expulsin del islam y el judasmo, en concomitancia con la llegada de las
primeras expediciones de Colon a tierras hoy llamadas americanas (1492). Esta visin, que asocia la modernidad
con la expansin luso-hispana tiene algo de anacrnico, en la medida que retro-proyecta, a escala general, procesos
que transcurrirn en Inglaterra, Francia y buena parte de la cuenca del Rin, a partir de la segunda mitad del siglo
XVII. Es verdad que las dos unidades polticas que ms contribuyen a la transformacin material de Europa entre
los siglos XVI y XVII son Espaa y Portugal, en especial, mediante la inyeccin masiva de oro y plata al circuito
monetario. Sin embargo, en lo cultural, ambas sociedades defienden un modelo social y poltico de cristiandad,
fundado en categoras medievales, (metafsicas y escolsticas) y legitimado en interpretaciones cannico-
eclesisticas de cuo catlico romano, que poco o nada tienen que ver con la secularizacin del pensamiento. 8 En muchos casos, no exenta de imaginarios apocalpticos. 9 Fin del recurso a los elementos teolgico-providencialistas, como variable explicativa central en la causalidad de
los procesos naturales y, gradualmente tambin, de los acontecimientos histricos. 10 Es importante recordar que el primer tercio del siglo XVI est atravesado y sacudido por revueltas campesinas,
tanto en las regiones germnicas como francesas, la mayor parte de las veces con un teln de fondo de corrientes
religiosas milenaristas y esperanzas apocalpticas.
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plano del imaginario social. En pocas palabras: Utopa, entre otros factores, abrira o preparara
el camino a la modernidad.
Aqu conviene realizar un par de remarcas. Primero, subrayar que la interpretacin de
Utopa en perspectiva diacrnica no se desprende necesariamente del texto de Moro. Es ms, la
voz topos [], poco importa si precedida hipotticamente por u [] o eu [], alude al
espacio, no al tiempo. Stricto sensu, el texto refiere a un lugar y a un sistema ejemplares. No
obstante, sus receptores transforman las dimensiones simblicas en propuestas polticas.11
La segunda puntualizacin tiene que ver con los ejes de inteligibilidad de la obra. Como
es sabido, los objetivos del autor al escribir y publicar su trabajo, son motivo de variadas y
durables discusiones. No interesa a esta ponencia describir o analizar las diferentes posiciones
al respecto, ms bien, dado el impacto que produjo en los planos cultural y poltico, intenta
reflexionar sobre su lgica interna para hallar nexos de proyeccin y causalidad ad-extra.
Hablando sintticamente, la sucesin de transformaciones culturales y materiales12 que
desembocan en la modernidad, son puestas en relacin con la aparicin del modelo imaginario
totalizador que representa Utopa acogido por buena parte de las elites europeas del siglo
XVI como proyecto pasible de realizacin prctica cuyo influjo se proyecta durante los
siglos sucesivos. Esta hiptesis se vuelve todava ms amplia al considerar que la situacin
presente parece dejar definitivamente atrs el tipo de sociedades concebidas a partir de
cosmovisiones y sistemas sociales de convivencia que se fundan en paradigmas, a la vez,
omnicomprensivos y de proyeccin temporal, es decir, el de la fase civilizatoria que nace en
tiempos de Tomas Moro.
1.2.1 El Libro
En relacin a la obra en s, slo se sealan algunos puntos relacionados con la hiptesis
de trabajo. En primer lugar, es oportuno encuadrar la obra de Moro en el contexto cultural y
poltico, claramente tenso y conflictivo, de la vida europea, e inglesa, en el primer cuarto del
siglo XVI. Revueltas y guerras campesinas, radicalizacin de las luchas entre el poder
eclesistico y los prncipes, disputas doctrinales cuyo desenlace puede saldarse con el exilio, el
ostracismo, la prisin o el pblico ajusticiamiento en guillotinas, hogueras, horcas, etc. En el
plano intelectual, este perodo tambin presenta una marcada efervescencia. Se asiste a la
aparicin de algo semejante a los estados colectivos de opinin y a la difusin masiva de
escritos sobre la vida secular que cambian el horizonte del imaginario cosmolgico comn, al
11 Esto no significa que Moro ignorase el impacto potencialmente crtico y corrosivo de su opsculo, o careciese
de intencionalidad poltica al publicarlo. Algunos indicadores indirectos van en sentido estrictamente inverso. 12 El orden de los adjetivos es alfabtico. No interesa en este momento establecer relaciones hipotticas de
prelacin entre ambos procesos, si es que, en realidad, la separacin de los mismos es plenamente procedente (ms
all de las necesarias distinciones en los mbitos operativo, conceptual o formal).
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mismo tiempo que agudizan el enfrentamiento terico e ideolgico relativo a las
transformaciones materiales y polticas de la sociedad europea.13
Utopa presenta una sociedad imaginaria, aunque descripta como positiva, en la que se
ha alcanzado un nivel satisfactorio de desarrollo y estabilidad social mediante un sistema
funcionalmente cerrado, pero institucionalmente abierto a la convivencia con las dems
formaciones que la circundan. Se trata de un universo totalizador con arreglo a valores y cuyas
finalidades tienden espontneamente a la eficiencia productiva y distributiva, as como a metas
de preservacin moral y prevencin de la decadencia. El modelo es, al mismo tiempo,
secularizado y plural. La legitimidad del sistema se funda en la eficacia de su propio
funcionamiento. El devenir del tiempo es descripto como un flujo corriente, cuya diacrona est
presupuesta en los ciclos naturales sin una perspectiva teleolgica o escatolgica.
Por ltimo, no est de ms resaltar la originalidad que supone plantear un universo
imaginario como alternativa a las discusiones jurdicas, filosficas, polticas o teolgicas. Este
marco de totalidad aleja el debate positivo del terreno de las propuestas, en el fondo tan
imaginarias como la propia utopa, y lo enfrenta a un conjunto de valores expuestos en forma
lineal, desnuda, simblica, pero sin perder por ello su fundamento en un plano de racionalidad,
igualmente poltica.
1.2.2 El fin de la modernidad
En las ltimas dcadas del siglo XX, pero en cierto modo hasta el presente, los
especialistas en ciencias humanas discuten sobre el fin de modernidad y su desplazamiento o
substitucin por una realidad nueva en las relaciones colectivas, descripta consensualmente
mediante la figura de postmodernidad.14 Trminos o conceptos como alta, media o baja
modernidad15, modernidad lquida,16 modernidad tarda,17 pensamiento dbil,18 segunda
modernidad,19 transmodernidad20 u otros equivalentes, muestran que la discusin sobre el fin de
13 Entre 1507 y 1517, entre muchas otras obras, ven la luz, la Cosmographi Introductio, primer planisferio en el
que se identifica el nuevo mundo como continente diferente de Asia, acompaado por la Lettera Quattuor Americi
navigationes, (Introduccin a la cosmografa y Carta de los Cuatro viajes de Amrico Vespucio 1507) que
describe el modo de vida natural de las poblaciones aborgenes y cuyas dos primeras ediciones se agotan en pocos
meses. Tambin el Elogio de la Locura (1511) y la Educacin del Prncipe Cristiano (1516) de Erasmo de
Rterdam. Maquiavelo escribe El Prncipe (1513), y Lutero estampa sus noventa y cinco tesis en Wittenberg
(1517). 14 Cf. infra. 2.1. 15 A. Giddens, A. Touraine, en cierto modo N. Luhmann. 16 Z. Bauman y, parcialmente, tambin G. Vattimo. 17 De nuevo, A. Giddens. 18 La expresin pertenece a Gianteresio Vttimo. (Cf. Il pensiero debole, Turn, 1983; en colaboracion con P.A.
Rovatti). 19 U. Beck. 20 R. Rodrguez Magda, E. Dussel (este ultimo en un sentido divergente).
https://es.wikipedia.org/wiki/Wittenberg
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la modernidad como etapa histrica e, incluso, en tanto paradigma de reproduccin social y
cultural, est lejos de haber llegado a un punto final.21
Los autores que afirman o sugieren, sea el fin de la modernidad, sea el advenimiento de
la postmodernidad, entre otros, Derrida o Lyotard, parecen proclamar la insuficiencia de la
visin moderna y el agotamiento de la racionalidad en su pretensin unilateral de explicar la
realidad.22 En el debate que sigue a la aparicin del trmino, se subraya la dificultad del
lenguaje y hasta su incapacidad para vehicular algo ms que contenidos subjetivos como,
lo hace Foucault en algunos de sus trabajos ms conocidos.
En contrapartida quienes defienden su vigencia, al modo de Habermas,23 responden con
la inconclusin del proyecto moderno y su posibilidad de rescate mediante la integracin al
discurso, entre otros, de los aportes de la filosofa del lenguaje, la teora de la comunicacin y
la sociologa del conocimiento, elementos, todos, convocados para formar parte de una nueva
teora social.24
El trmino modernidad y, su alter-ego, postmodernidad, comparecen en forma
recurrente. El debate, tanto acadmico como poltico, los presenta, ya sea como alternativas de
difcil compatibilizacin, ya como fases sucesivas, pasibles de integracin, ya como antinomias
lgicamente excluyentes o, an, como espejismos cuya tentativa de armonizacin sera del todo
intil. El punto clave de la discusin se vincula con la creciente imposibilidad, por parte de las
sociedades occidentales (lase: las centrales) en los ltimos cuarenta aos, de generar
modelos consensuales de identificacin personal a largo plazo y proyectos colectivos capaces
de incluir a todos sus miembros en estructuras estables de convivencia e integracin que
abarquen a la sociedad como un todo.25 La propia idea de sociedad, sea institucional, sea
fenomenolgicamente hablando, llega a ser cuestionada como de referente semntico y an
como instrumento operativo.
Por otro lado, la legitimidad de la razn aplicada al objeto, nota constitutiva en la
relacin epistmica entre las personas y el mundo,26 incluso como posibilidad de intercambio
21 La literatura sobre estos trminos es abundante, adems de heterognea y variada. En el apndice bibliogrfico
se adjuntan algunas referencias. 22 Sostienen una especie de reduccin del conocimiento histrico a saber narrativo y la disolucin de las sntesis
racionales mediante su deconstruccin y fragmentacin. (Cf. Derrida, Jacques; Lcriture et la diffrence, Paris
1967. Lyotard, Jean-Franois; La condition postmoderne, Paris 1979 y el debate sucesivo, en especial, Ricur,
Paul; Temps et Rcit, Seuil, Paris, 3 vs, 1983-85. 23 J. Habermas. El discurso filosfico de la modernidad. Madrid, 1989. 24 En este plano Habermas propone una revalorizacin crtica del lenguaje y su capacidad comunicativa a travs de
los procesos discursivos, como medios para integrar la dicotoma entre los mbitos terico e instrumental de la
razn. 25 La postmodernidad consiste, segn la visin de algunos de sus defensores, precisamente en una especie de
consolidacin de la inestabilidad como forma preferente y, hasta excluyente, de convivencia social, en una cultura
que constata, tolera o fomenta, la fragmentacin y proclama la inutilidad de trascender lo proviso y contingente.
(cf. infra 2.1 y 2.2) 26 Caracterstica central de la visin moderna constatable, incluso, a partir del siglo XV.
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en el nivel de la comunicacin y/o en el plano significativo, padece una especie de inversin
en la carga de la prueba, que deja paso a la centralidad de los factores meta-racionales.27 En
contrapartida, se privilegia un tipo de subjetividad en que prevalece el plano individual, con
escasa relacin a paradigmas compartidos de incorporacin y decodificacin que trasciendan lo
sensorial o lo icnico.
La sociedad postmoderna deconstruye la cosmovisin racional-historicista,
especialmente cuando identifica su lgica epistmica, en plano social, con un mero saber
tradicional sin otro valor vinculante que la adhesin emocional y limita la lgica del discurso
histrico a un conjunto de narraciones imaginarias o apropiaciones subjetivas, ms o menos
picas, acotadas a una reconstruccin edificante.28 En su lugar, constata e incluso propone, una
alternativa, sincrnica. Esta amputa la dimensin transitiva en la representacin colectiva
recibida del pasado en especial como discurso portador de un sentido meta-subjetivo y, en
consecuencia, degrada la utopa al reducirla a una especie de narracin de futuro. El binomio
presente y futuro permanece acotado a un tipo de subjetividad individual que se convierte en
variable preponderante.
El diagnstico sobre fin de la modernidad o su reformulacin en tanto universo
conceptual de referencia y visin omnicomprensiva va, entonces, ms all de una especulacin
intelectual. De algn modo, envuelve modelos analticos, enfoques empricos y factores
actitudinales o comportamentales tanto personales como colectivos. Su mutua implicacin e
interaccin exige un discernimiento sobre la relacin entre el acontecer positivo, las variables y
categoras instrumentales de incorporacin nocional y las estrategias ms adecuadas a la hora
de privilegiar uno u otro nivel de enfoque para entender su desarrollo e incidir en el rumbo de
los acontecimientos.
1.2.3 El fin de la utopa
En las postrimeras del siglo pasado, el fin de las utopas, como el fin de la historia,
constituyen tpicos recurrentes en la reflexin intelectual del pensamiento social enfrentado a
la irrupcin de la postmodernidad.29 En muchos casos se trata de alguna de las tantas
predicciones apocalpticas que aparecen regularmente en los periodos de crisis y mutaciones
sociales colectivas. En otros, se asiste a la difusin de profecas que intentan su auto-
cumplimiento, no siempre exentas de buena dosis de oportunismo poltico.30
27 La racionalidad como mecanismo de ajuste en la incorporacin y decodificacin del objeto pierde su status
lineal, es decir, deja de constituir un presupuesto espontaneo y se transforma en una especie de falsa presuncin a
ser revisada caso a caso. Es ms, en las posiciones epistemolgicas radicales, se la presenta como una suerte de
apora cuyos presupuestos deben ser revisados por anticipado. 28 Es la visin de Lyotard a partir de La condicin postmoderna, ms all de sus contramarchas. 29 La palabra tpico se usa aqu en su sentido original, es decir, expresin trivial o Lugar comn que la
retrica antigua convirti en frmulas o clichs fijos y admitidos en esquemas formales o conceptuales de que se
sirvieron los escritores con frecuencia. (cf. Diccionario RAE, 23 edicin). 30 Como la pretendida desaparicin de la historia ante el triunfo definitivo del capitalismo, la democracia liberal y
el mercado global en la visin triunfalista de Francis Fukuyama. Cf. The End of History, The National Interest,
Washington DC, 1989. d. The End of History and the Last Man, New York, 1992.
9
La elaboracin acadmica tambin experimenta transformaciones en interaccin con los
sucesos polticos y movimientos sociales de la dcada de los sesenta. Por un lado, la aparicin
de movimientos crticos en la juventud, como los hippies o sus variantes europeas, por otro, las
revueltas estudiantiles con reivindicaciones polticas radicales, expresadas en consignas
cargadas de simbolismo subjetivo. Finalmente, el abandono de las ortodoxias doctrinales, sea
marxistas, sea positivistas, por parte de muchos intelectuales, son todos factores que convergen
a una revisin, tanto de los modelos ms o menos mecanicistas, como de las concepciones
finalistas para los procesos histricos.
La expresin el final de la utopa, gana notoriedad como consecuencia de la aparicin
del trabajo homnimo de Herbert Marcuse publicado por la Universidad de Berln en 1967.31
Se trata de una especie punto de quiebre en el proceso de evolucin que el trmino sufre
durante la segunda mitad del siglo pasado y que se proyecta en el vocabulario de la filosofa y
las ciencias sociales.
La escuela de Frankfort, revisa o revaloriza el papel de los factores subjetivos en el
mbito del anlisis materialista y favorece el establecimiento distinciones que profundizan el
camino iniciado por Karl Mannheim hacia la diversificacin polismica del concepto.32 Lo que
est en tela de juicio, durante esta etapa, es la funcin de las representaciones subjetivas de lo
real en su dimensin colectiva, y la incidencia de las mismas en el proceso de reproduccin o
transformacin de las sociedades. En este contexto, sobresale el debate sobre la funcin de los
modelos imaginarios.33
Herbert Marcuse, en continuidad con algunas posiciones de Mannheim, evala el
concepto en la nueva situacin creada por la tecnologa. Afirma la capacidad de transformacin
del entorno natural como una posibilidad real cuyo tpos es histrico. En el contexto de
juicio crtico a las formas de capitalismo que le son contemporneas, distingue entre una utopa
irrealizable porque contradice las leyes naturales y la utopa como expresin de proyectos
sociales realizables merced a las nuevas capacidades tecnolgicas para transformar el universo
productivo y distributivo.34
31 Das Ende der Utopie, Berln, 1967. 32 Como es sabido, la revisin del papel de las representaciones colectivas en el mbito de la teora social, ya se
haba iniciado varias dcadas antes, principalmente a travs de los trabajos de M. Weber y K. Mannheim. Para
Utopa, cf. Mannheim, Ideologie und Utopie, Bonn 1929. 33 Este aspecto se refleja ntidamente en las discusiones entre H. Marcuse y los estudiantes, recogidas en el primer
captulo de Das Ende der Utopie. Vers. castellana El final de la utopa, Barcelona 1968, pp. 21-ss. 34 El concepto de utopa es un concepto histrico. Se refiere a los proyectos de transformacin social que se
consideran imposibles. Por qu razones imposibles? [o] porque los factores subjetivos y objetivos de una
determinada situacin social se oponen a la transformacin, [o] porque est en contradiccin con determinadas
leyes cientficamente comprobadas, leyes biolgicas, o fsicas, etc.; por ejemplo, la arcaica idea de la eterna
juventud del hombre [] slo podemos hablar de Utopa en este segundo sentido, o sea, cuando un proyecto de
transformacin social entra realmente en contradiccin con leyes cientficas comprobables y comprobadas. Slo
un proyecto as es utpico en sentido estricto, o sea, extra-histrico. d. pp. 8-9.
10
Desde una perspectiva ms compleja es posible inferir, tambin, que queda planteado el
fin de la utopa como un avance epistmico colectivo. La sociedad tiene la posibilidad de
optimizar la relacin con el medio fsico, es decir, la produccin, y al mismo tiempo superar los
problemas de alienacin del trabajo mediante un nuevo equilibrio en las relaciones sociales.
Como resultado de ese proceso la representacin de la realidad sufre una transformacin
cualitativa en trminos de objetivacin. Se trata de un fin de la historia que no implica un
acontecimiento escatolgico supresin de lo temporal como proceso diacrnico sino una
transformacin cualitativa en la representacin subjetiva del presente.35
Otro tanto puede decirse del fin de las utopas. Unas dejan de tener pertinencia como
instrumento gnoseolgico a consecuencia de la desmitificacin del conocimiento emprico,
consumado en el mbito de las ciencias naturales y extendido al terreno de las relaciones
humanas y las realidades sociales. Las primeras pierden su utilidad colectiva porque
contradicen las realidades fsicas y biolgicas. Las otras, se convierten en finalidades operativas
que marcan el rumbo de la praxis.
Detrs de esta nueva propuesta tambin se percibe el supuesto del materialismo
dialectico sobre las visiones deformadas de la realidad social y de la condicin humana en su
dimensin colectiva, as como la polmica sobre las formas de superar el abismo entre la
percepcin de los hechos sociales y la praxis que busca transformarlos.36
Parece oportuno abrir aqu un breve parntesis sobre el uso del concepto de
deformacin para calificar las deficiencias analticas del pensamiento social. Se subraya el
trmino deformada porque contiene implcito un juicio de valor en el sentido de falsedad.37 La
misma idea podra expresarse con adjetivos distintos como deficitaria, incompleta, parcial,
situada, o simplemente histrica. La deformacin como sinnimo o derivado de ideologa
35 [el] final de la utopa esto es, la refutacin de las ideas y las teoras que han utilizado la Utopa como
denuncia de posibilidades histrico-sociales se puede entender ahora, en un sentido muy preciso, como final
de la historia, a saber [] que las nuevas posibilidades de una sociedad humana y de su mundo circundante no
son ya imaginables como continuacin de las viejas, no se pueden representar en el mismo continuo histrico,
sino que presuponen una ruptura precisamente con el continuo histrico [] el concepto de final de la utopa
implica la necesidad de discutir [la] distincin entre el reino de la libertad y el reino de la necesidad [] yo
dira que hemos de considerar al menos la idea de un camino al socialismo que vaya de la ciencia a la Utopa, y
no, como an crey Engels, de la utopa a la ciencia. d. pg. 7 (subrayado nuestro). 36 Aqu la escuela crtica paga tributo a la visin racionalista comn a Comte y a Marx que privilegia el
conocimiento positivo y circunscribe el paradigma cientfico a la posibilidad de decodificacin y expresin en
trminos racionales de los fenmenos empricos, sea fsicos, sea sociales. El propio Marcuse, que denuncia con
lucidez la irracionalidad de la razn tecnolgica del capitalismo avanzado como amputacin fetichista (cf. El
hombre unidimensional) y reivindica los impulsos libidinales y los factores subjetivos como partes constitutivas de
su propuesta antropolgica (cf. Eros y civilizacin), permanece, sin embargo, sujeto a una suerte de razn
instrumental como medio o variable principal en la construccin de su modelo de sociedad libre. 37 La imagen que Marx utiliza es la de una visin invertida y comparte con Engels la idea de falsa consciencia, que
se asocia a la ideologa. Frecuentemente falschem Bewutsein se ha traducido por de visin deformada. La
presuncin hipottica o implcita de una consciencia no falsificada, de una visin verdadera (una vez eliminado el
marco o la variable que provocan la distorsin) traduce la subsistencia de un reflejo conceptual de corte
esencialista.
11
presupone, a contrario sensu, la posibilidad hipottica de una visin no-deformada, una especie
de objetivacin en el propio sujeto. Esta presuncin, con cierta inclinacin dogmtica, ser
materia para el debate hermenutico que inaugura la postmodernidad.
12
2. Postmodernidad y paradigmas discursivos
Las sociedades occidentales han experimentado un cambio cualitativo en las relaciones
colectivas durante las ltimas dcadas. Las nuevas pautas civilizatorias aparecen en las reas
centrales del sistema geopoltico de base capitalista a comienzos de los aos setenta. Su
expansin y consolidacin determinan diversas transformaciones sociales que repercuten en la
mayor parte de las estructuras de convivencia. Interesa resaltar, en primer lugar, los efectos de
este proceso en (o desde) el mbito de los factores subjetivos.38
2.1 Postmodernidad y subjetividad
La postmodernidad conlleva una fuerte apelacin a la subjetividad, no pocas veces
cercana a la exacerbacin. La estimulacin sistemtica, tanto sonora como visual y tanto
simblica y meta-racional como subliminal, se constituye en instrumento de orientacin y hasta
determinacin de pensamientos y conductas. Tal proceso se ha vuelto posible, inicialmente, por
el desarrollo de las telecomunicaciones y la interconexin de los sistemas de difusin meditica
locales o regionales con frecuencia oligoplicos y algo ms tarde, mediante la gestin
unificada de datos a travs del manejo electrnico de la informacin. En no menor medida,
tambin por la generacin y difusin de contenidos con arreglo a fines, valores y
cosmovisiones con frecuencia ideolgicas en concomitancia con la ampliacin en la base
del conocimiento positivo de las estructuras y los mecanismos de funcionamiento de la
subjetividad humana.
Las dos principales notas de la postmodernidad, comnmente subrayadas por las
ciencias sociales, ya han sido apuntadas. Concretamente: Deconstruccin,39 es decir,
desarticulacin del imaginario comn como estmulo legitimador y medio de integracin social,
y fragmentacin del vnculo en las relaciones sociales por debilitamiento de la identidad
colectiva que deriva del proceso de corrosin de las totalizaciones imaginarias. Ambos
procesos convergen y se retroalimentan. A estos elementos se suma un tercero de ndole
epistmica, menos evidente, aunque de consecuencias ms profundas: La quiebra de los marcos
analticos diacrnicos, como instrumentos lgicos, vlidos o validables, capaces de erigirse en
sistemas totalizadores consensualmente aceptados.
La sociedad contempornea, entonces, asume modalidades particulares en el terreno de
la identificacin y en los marcos del imaginario colectivo. Ambos aspectos estn vinculados
con la esfera subjetiva en tanto procesos, al mismo tiempo interiores o personales, as como
intersubjetivos, relacionales y sociales. Si la modernidad es una lgica, a la vez explicativa,
inclusiva y constructiva, capaz de incorporar los hechos sociales en un marco colectivo de
sentido que se despliega en el mbito temporal, la postmodernidad constituye su
desarticulacin, precisamente, por degradacin crtica de la variable diacrnica como vector de
38 Bien que objetivados en estructuras institucionalizadas. 39 El trmino es polismico y fue introducido al vocabulario filosfico latino por Jacques Derrida (cf. De la
Grammatologie, Paris, 1967) para traducir un giro de Heidegger y adaptado al uso tcnico de la sociologa por
Jean-Franois Lyotard a fines de los setenta en La condition postmoderne, Paris-Qubec, 1979 (cf. supra, nota 22).
13
totalidad. Sin embargo, la deconstruccin, ms all de la pretensin y afirmacin explcita de
algunos de sus propulsores, no necesariamente significa el fin de los modelos totalizadores
(narraciones, ideologas, utopas, historia, escatologas) sino la substitucin del aludido marco,
colectivo y diacrnico, por otro, sincrnico, aunque igualmente totalizador y tambin con
pretensiones colectivas. Esta visin privilegia lo individual y propone, mediante la imagen,
nuevas globalidades funcionales con arreglo a fines inmediatos de satisfaccin subjetiva40
a travs de objetos o servicios cuyo consumo opera como estmulo y se auto-erige en
instrumento privilegiado de inclusin social.41
2.2 Presente, futuro y fragmentacin sincrnica
La dinmica postmoderna reconfigura la integracin del individuo al colectivo social y a
la trama de las relaciones intersubjetivas que lo constituyen. Esta transformacin se consolida
mediante la descalificacin o el desestmulo de los modelos imaginario-prcticos, en tanto
totalidades de sentido capaces de desplegarse mediante un desarrollo por proyeccin en el
tiempo.42 En su lugar emergen sucesivas globalidades de remplazo, sincrnico-funcionales,
pero orientadas a fines inmediatos, a modo de fragmentos que se agotan en su propia
consumacin. Los puntos de referencia no apuntan a procesos diacrnicos, pasibles de
desarrollarse en el mediano y en el largo plazo, sino a metas inmediatas, simultneas o
concomitantes por lo general exgenas de satisfaccin fugaz, y permanentemente
generadas o reformuladas.
La mutacin cultural que se sigue de este conjunto de fenmenos tiene consecuencias en
el modo de tejer la relacin de las personas entre s y con la colectividad social, en sus
diferentes niveles. Otro tanto puede decirse de la forma de imaginar el mundo real. Las claves
de sentido se circunscriben al plano de la inminencia temporal y a un mbito espacial
presentado como una especie de homogeneidad fragmentaria, sin solucin de continuidad.43 De
esa forma, la postmodernidad cancela la dialctica de relacin entre presente y futuro incluso
como construccin y/o descubrimiento del sentido y la suplanta por un paradigma de puro
presente. Igualmente abdica de las totalidades complejas o visiones de conjunto y las suplanta
por la superposicin de imgenes fragmentarias, incluso en el mbito del territorio.
2.3 Ficcin distpica y globalidades de remplazo
Uno de los mltiples instrumentos de remplazo en el terreno del imaginario es la ficcin
distpica. Se trata de un mecanismo recurrente en la sociedad contempornea que, adems,
alimenta una pujante industria meditica. Las nuevas tecnologas y la facilidad de acceso a
40 En general bsica o primaria. 41 De este modo se instalan el mercado como medio de reproduccin social y la masificacin como subproducto. 42 Esta dinmica corroe los valores de integracin a un plano colectivo estructurado en base a stos o, al menos,
convergentes a su constitucin estable. 43 La globalizacin no significa una ampliacin del conocimiento del espacio real para los individuos, sino la
irrupcin de imgenes de tipo espacial que provocan una ilusin subjetiva de pertenencia o posesin virtual, en el
aqu y ahora, como juego de introyeccin y proyeccin.
14
programas informatizados de procesamiento y tratamiento de las imgenes, permiten crear
universos irreales que se traducen en mecanismos de estimulacin imaginaria alrededor de la
distopa. Aqu no interesa detenerse en las caractersticas de estos productos en el mercado de
entretenimiento ni abocarse a su anlisis ideolgico. Ms bien, se considera el fenmeno como
indicador en el terreno de la reproduccin social y cultural.
Desde una perspectiva psico-social, las distopas constituyen un modelo integrado,
complejo y homogneo, donde las narraciones totalizadoras de universos irreales son, al mismo
tiempo, insumos y subproductos en los planos simblico, cultural y epistmico. La tendencia a
la fragmentacin que caracteriza el proceso de apelacin subjetiva en la sociedad postmoderna,
no se verifica en este caso. Sin embargo, la irrealidad de la distopa, consensualmente asumida
como elemento cultural en el plano de la integracin simblica, favorece la banalizacin de las
relaciones humanas, fomenta la desercin ante el futuro como proyecto social y puede, incluso,
inducir al menosprecio de la prctica.
2.4 Polisemia, corrupcin semntica y vaciamiento simblico
Otro elemento a destacar, dentro de los factores concurrentes a la disolucin del
universo conceptual de la modernidad, es el vaciamiento simblico del lenguaje hablado y
escrito por desnaturalizacin formal de sus campos semnticos.44 Los analistas del lenguaje
meditico sealan con frecuencia la corrupcin semntica en la comunicacin masiva y
subrayan el falseamiento del significado habitual de nociones y conceptos.45 Entre las muchas
facetas del fenmeno, sobresale la adulteracin del sentido tradicional de las palabras y los
conceptos, mediante su descomposicin figurativa, por usos alusivos diversos y hasta ajenos a
los de su significacin histrica o habitualmente recibida.
2.4.1 Postmodernidad y disolucin conceptual de las utopas
El modo icnico de reproduccin cultural, propio de la postmodernidad, asocia la
imagen a fonemas, trminos y conceptos que slo se corresponden indirecta, parcial y
forzadamente con los significados de recibo o que no tienen, en absoluto, relacin con los
mismos. A mayor amplitud y expansin simblica, menor profundidad epistmica en el plano
lgico-discursivo. Ahora bien, en la medida que las palabras dejan de indicar imgenes y
smbolos concordantes para pasar a designar realidades incongruentes o heterogneas,46 en
muchos casos contradictorias e incompatibles desde una perspectiva paradigmtica el
proceso epistmico, en su fase discursiva, resulta afectado, neutralizado y hasta
desnaturalizado. Se trata de una dinmica de difcil compatibilizacin con los modelos
utpicos.
44 Tanto Bauman como Vattimo, cada uno desde una perspectiva axiolgica diversa, aluden al fenmeno con sus
interpretaciones de licuefaccin y debilidad del pensamiento en relacin a la irrupcin y preponderancia de los
contenidos mediticos. 45 Umberto co se ha ocupado frecuentemente de este fenmeno (cf. infra cap. 4). Vattimo ha hecho otro tanto. 46 Las palabras no entienden lo que pasa (cf. Salvador Puig; poema homnimo, en homenaje al Comandante,
Dr. Ernesto Guevara de la Serna. Octubre de 1967).
15
La adulteracin de los contenidos en el campo semntico mediante su proyeccin
expansiva a sentidos inditos e incongruentes, resulta en una proliferacin verbal de
neologismos, alusiones o referentes icnicos que convergen en la deconstruccin del universo
conceptual.
2.4.2 Adulteracin conceptual y reproduccin social
Es conocida la afirmacin de Jung sobre la etimologa como itinerario que conduce de
la palabra al arquetipo. En ese sentido, la desnaturalizacin de la relacin entre palabras,
imgenes y signos tambin repercute en el plano simblico, inclusive en un nivel arquetpico.
El fenmeno se proyecta al terreno de la reproduccin social por la fragmentacin de las
cosmovisiones del imaginario colectivo, que subyacen al sentido general, y operan como
soporte implcito de aquella.
En realidad, la sociedad icnica procesa la relacin entre imagen, palabra, contenido y
significado, en un plano diferente al del discurso racional. En cierto modo, lo elude e ignora.
No necesariamente se trata de menosprecio, ms bien su mecnica se sita en un mbito de
mediacin simblica que privilegia los aspectos de eficiencia funcional. Sin embargo, no es
descabellado establecer relaciones hipotticas, en el plano actitudinal, entre la degradacin
significativa del lenguaje conceptual y las manifestaciones de decadencia cultural que se
reflejan en las diversas formas de anomia.47 La anomia en el plano significativo puede traducir
o traducirse en anomia actitudinal y desagregacin social.48 Los estudios sobre la entropa
como parmetro de incertidumbre o desorden en la comunicacin,49 en ltima instancia,
sealan los lmites de la civilizacin icnica.
2.5 Fragmentacin y condiciones de posibilidad de las utopas
En los numerales precedentes se ha expuesto un conjunto de diversos argumentos que
muestran la dificultad que enfrentan los modelos utpicos, en el contexto de la postmodernidad,
para continuar desempeando un papel relevante como instrumentos de integracin y
reproduccin social. Interesa aqu asomarse sucintamente a las consecuencias de la
fragmentacin como mecanismo de orientacin cultural y manejo poltico.
El viejo aforismo sobre dividir para reinar es pasible de proyeccin en el terreno de la
reproduccin social bajo la forma de Fragmenta et impera. La fragmentacin del imaginario
colectivo tiende a la disolucin de las identidades comunes y a su substitucin por
47 O entre la desaparicin de la sancin en el plano cultural y el debilitamiento de las formas institucionales de
convivencia social. 48 Vattimo habla de Babel de la comunicacin y valora el fenmeno como la irrupcin de una nueva poca en el
pensamiento filosfico que trasciende los dogmatismos y acepta la diversidad en tanto manifestaciones
irreductibles de la cultura humana. 49 En particular, pero no nicamente, la Entropa de Shannon.
16
identificaciones virtuales, de alcance masivo, con fuerte incidencia en los planos micro-grupal
y grupal, que difcilmente trascienden la subjetividad individual.
El mecanismo de reproduccin cultural que desarrolla la sociedad postmoderna opera
por introyeccin icnico-sincrnica con arreglo a fines. En este tipo de dinmica sincrnica, el
plano axiolgico resulta desplazado hacia un terreno, impreciso o velado, de subproductos y
epifenmenos. Traducido a un modelo formal, debe situarse, como realidad subsidiaria, en el
nivel de las variables dependientes. En este contexto, el imaginario utpico, como modelo
totalizador y herramienta de convergencia en plano de las prcticas colectivas con arreglo a
valores, se degrada. La fragmentacin tiende a la neutralizacin de las iniciativas comunes en el
terreno poltico.50 De ese modo, la accin pasa a orientarse hacia metas intersubjetivas cuyos
fines no trascienden el mbito individual o micro-grupal.
50 Entendido, ste, en el sentido tcnico del trmino.
17
3. Dimensiones epistmicas de la utopa
Entre las contribuciones especficas de Utopa a la consolidacin de la modernidad, es
necesario destacar una caracterstica generalmente poco mencionada. Se trata de su dimensin
epistmica. Una vez ms, el fenmeno probablemente exceda las intenciones del autor. No
obstante, la obra de Moro formaliza un modelo imaginario que el renacimiento asume como
herramienta paradigmtica y proyecta en el plano de la construccin social y poltica.
3.1 Utopa y paradigma
La dinmica de los presupuestos paradigmticos ha sido bien descripta por Stephen
Toulmin.51 ste ha mostrado que el trmino paradeigma aparece a mediados del siglo XVIII,
con Georg C. Lichtenberg, en un contexto de ciencias fsicas, como red de explicaciones []
construida alrededor de ciertos patrones fundamentales [] o paradeigmata52 [ y]
relacionndolos con alguna forma-modelo de proceso, o paradigma [ que se est dispuesto]
a aceptar como obvia.53 Agrega: Fue un perodo en el que tambin se pusieron los cimientos
del anlisis gramatical moderno y el trmino hall un uso semejante en lingstica para
designar las formas modelo para la conjugacin de los verbos, la declinacin de los
sustantivos, etc. 54
Vale la pena detenerse un instante a analizar estas afirmaciones en el terreno de las
ciencias sociales. Por un lado, se asocian los conceptos de patrones fundamentales, formas-
modelo y proceso, con la lingstica como herramienta de decodificacin y de expresin del
conocimiento. Por otro lado, se admite que estos paradeigmata funcionan como mecanismos
que resguardan y garantizan la racionalidad interna de un sistema cientfico.55 Ambos
postulados se soportan en el sobreentendido que, por detrs de un hecho o una serie de
fenmenos, no siempre armonizables con la lgica aceptada hasta ese momento,
paradjicamente, existen razones consistentes, no necesariamente visibles, que validan la
legitimidad del modelo.56
Es desde esta ptica que la Utopa de Moro fecunda el modelo imaginario de la
modernidad. Los elementos subrayados con insistencia en los numerales precedentes
totalizacin y diacrona operan en la modernidad como formas modelo en el mbito de la
incorporacin epistmica de los fenmenos de reproduccin social.
51 Para un buen resumen de este proceso y sus etapas, cf. Toulmin, Stephen, (1977); La comprensin humana [T.
1]; Madrid, Alianza editorial, pp. 55-ss. 52 d., pg. 116. 53 Ibid. 54 Ibid. 55 En sentido estricto, la aparicin de las ciencias sociales como disciplinas formalizadas lleva a revisar primero las
bases filosficas del conocimiento dando lugar a la sociologa del conocimiento como traduccin sociolgica de la
teora del conocimiento. Ms tarde se produce una interaccin crtica entre sta y la filosofa de la ciencia. 56 Algo as como aquellas razones que tiene el corazn y que la razn no conoce. Cf. Stegmller, Wolfgang
(1983); Estructura y dinmica de las teoras; Barcelona, Ariel; pp. 245 y ss.; y Toulmin, Stephen, o. c. pg. 117.
18
3.2 Relacin entre episteme y praxis
Las relaciones entre el conocimiento y la prctica han sido y siguen siendo materia de
debate. No interesa aqu establecer una posicin sobre el punto. Baste decir que entre estas
esferas existe una permanente interaccin en trminos de mutua influencia. Se trata de un
proceso complejo, a veces concebido en trminos de circularidad crculo hermenutico y
otras como proceso dialctico o de complementacin antagnico-diacrnica. Sea lo que fuere,
en ambas representaciones la lgica de la utopa se hace presente como punto de referencia,
motor e, incluso, combustible: la sociedad es concebida en trminos de totalidad y su
reproduccin es fruto de un proceso diacrnico.
3.3 El proceso gnoseolgico moderno y los niveles profundos de la subjetividad
El modo tradicional de incorporacin gnoseolgica con aprendizaje por alfabetizacin
implica la internalizacin y explicitacin de reglas paradigmticas que operan como filtros
entre la palabra, o fonema, la imagen y el nivel, profundo, de lo arquetpico. Por otra parte, el
proceso epistmico clsico explica las razones de su cosmovisin, y de los valores que de ella
se siguen.
Ahora bien, en el plano de la construccin de sentido, estos elementos se traducen en
una mecnica y una lgica argumental que integra o ilustra por de-mostracin y entrega lo
recibido mediante sucesin diacrnica. El mtodo discursivo recorre, entonces, un camino.
ste presupone etapas en las que, no slo se establecen modos implcitos de asociacin por
subordinacin, coordinacin o contraposicin, sino que, desde el punto de vista de la
decodificacin, resguarda implcitamente el terreno profundo en el que residen lo arcaico y lo
atvico. El impacto visual se mediatiza a travs del filtro de la sucesin de fonemas y conceptos
cuyo referente simblico es estable. De ese modo, el nivel primordial queda protegido por un
itinerario epistmico donde la decodificacin est vehiculada, en trminos semnticos, a travs
del proceso lingstico, oral y escrito.
Con el advenimiento de la postmodernidad se consuma el desplazamiento del mtodo
discursivo-constructivo, como mecanismo de integracin epistmica. El nuevo modo de
incorporacin icnica determina una rotacin en la centralidad de la decodificacin del sentido
de lo real. El concepto es remplazado por la imagen, el proceso por el impacto y el estmulo
intelectual por el simblico-arquetpico. Se pasa de una decriptacin progresiva,57 con base
diacrnica, a la internalizacin e/o introyeccin de tipo sincrnico. El final de la utopa
pronosticado por Marcuse no se produce por la consumacin de la razn epistmica sino por la
destruccin de sus presupuestos operativos y axiolgicos. La razn moderna es dinamitada por
una suerte de meta-racionalidad58 a la vez simblica y atvica.
57 Este neologismo apunta al proceso gnoseolgico de descubrimiento gradual de la lgica meta-emprica de
funcionamiento de lo real, a travs la construccin de modelos intelectuales (paradigmas) mediante hiptesis,
falsacin crtica y validacin provisional. 58 Trmino ste que, no sin elegancia, evita hablar en trminos peyorativos de irracionalidad.
19
4. Postmodernidad y pensamiento dbil
En este ltimo numeral, a modo de conclusin, se presentan algunas reflexiones
sintticas sobre las consecuencias de la postmodernidad en las sociedades que comparten el
mbito global virtual, especialmente, en el hemisferio occidental.59 La definicin de
postmodernidad de Bauman y de Vattimo, aunque divergentes en el modo de evaluar el
fenmeno, toman como punto de referencia el pensamiento, lquido (o licuado) para uno,
dbil estructural y racionalmente para el otro. En realidad, visto desde un ngulo ms radical, lo
que sucede es que el pensamiento como tal, es decir, en su forma clsica, quizs haya dejado de
ser el mecanismo central en la reproduccin cultural y social o la variable principal de difusin
epistmica. Es aqu donde parece oportuno convocar a la reflexin la dinmica de los
arquetipos.
4.1 Sociedad y masificacin: totalidad funcional-sincrnica
A comienzos de los sesenta Umberto co es uno de los primeros ensayistas a ocuparse
de los efectos de la masificacin. Dos trabajos de esos aos constituyen referentes. La
Fenomenologa de Mike Buongiorno, donde analiza los efectos de la masificacin televisiva en
Italia y Apocalpticos e integrados en la cultura de masas, que busca establecer una tipologa
actitudinal frente al impacto de los medios masivos de comunicacin. En el primer escrito
describe el fenmeno meditico en trminos de achatamiento y mediocridad. En el segundo, el
anlisis evoluciona hacia una perspectiva terica que enfoca el universo actitudinal. En ambos
casos el leitmotiv es el impacto cultural de la imagen televisada en un nivel masivo.
Ahora bien, con la creciente sofisticacin de los mecanismos tcnicos de elaboracin y
multiplicacin de contenidos, la reproduccin cultural sufre mutaciones cualitativas. La
capacidad material de fijar y divulgar figuras captadas en forma instantnea, que comienza con
los daguerrotipos y conduce a la telemtica, la digitalizacin, la transformacin mixta de las
imgenes, as como la transmisin inmediata de lo que se percibe por la vista asociada hasta
el momento con la de grabar, reproducir y combinar sonidos, como formas cada vez ms
complejas de crear y difundir informaciones u opiniones en forma fcil e instantnea borra
las fronteras entre narracin y ficcin, entre documentacin o consignacin de sucesos y
edicin de contenidos, entre exposicin e interpretacin (a veces tendenciosa o antojadiza),
entre hecho y presentacin cargada de subjetivismo (por no decir banalidad), entre proferir y
comunicar.
4.2 Arcasmos, modernidad y postmodernidad
Los arquetipos o imgenes, que en la visin de Jung refieren a lo primordial, resultan
omnipresentes en la cultura postmoderna. Hay puntos de contacto entre la episteme icnica y lo
arcaico primordial como dimensin sincrnica. La quiebra de la modalidad moderna de
incorporacin discursiva del conocimiento, cambia con las nuevas modalidades icnicas de
59 Por razones de espacio, esta parte, ms sinttica, difiere del texto distribuido en el simposio.
20
transmisin de mensajes que presiden la comunicacin y la cultura de la postmodernidad. As,
en el contexto cultural de la postmodernidad se produce una ruptura de diques.
En el aprendizaje icnico que para los nios de este tiempo comienza antes incluso de
desarrollarse el lenguaje hablado el mensaje visual y auditivo impacta inmediata y
directamente en el mbito inconsciente, simblico, arquetpico. Los interlocutores aprenden
desde la temprana infancia, mediante la recepcin de imgenes, sonidos e ideogramas, a travs
de diversos mtodos de multiplicacin audiovisual. Los elementos icnicos y sus estmulos
arquetpicos substituyen al mtodo discursivo, diacrnico, como mecanismo de incorporar el
conocimiento por elaboracin racional de cadenas de causalidad o relacin, basadas en
conceptos. Decir mecanismo icnico, en el plano gnoseolgico, equivale a hablar de smbolos
primarios o imgenes primordiales. Aqu hay algo ms que una cuestin de terminologa o
semntica. El lenguaje icnico, que no deja de ser un medio de difusin epistmica, comunica y
provoca la incorporacin del conocimiento con otro tipo de lgica. Sin embargo, no deja de
establecer redes de causalidad. En trminos de transmisin de valores, sus medios son menos
explcitos, pero de mayor impacto o repercusin. En este plano hay un cambio de horizonte en
la relacin del hombre consigo mismo, con sus races.
4.3 Consecuencias institucionales de la totalidad fugaz
La reproduccin cultural de la postmodernidad tiene consecuencias en el plano de la
integracin social y en la lgica del comportamiento de los ciudadanos. Este fenmeno
repercute en las instituciones como entidades de incorporacin, regulacin y orientacin de las
conductas colectivas en el sistema social. La mutacin cultural tambin impacta en las
instituciones y provoca fragilidad funcional y debilitamiento estructural. Al pensamiento dbil
le siguen debilidades institucionales.
En primer lugar, la substitucin de factores estructuradores con arreglo a valores, por
vectores funcionales con arreglo a fines, provoca una inversin de la variable principal para el
desarrollo de la sociedad.60 Esto favorece la relativizacin del consenso sobre la necesidad de
reglas de interaccin y, con frecuencia, desemboca en todo tipo de conductas anmicas. Se trata
de un mecanismo actitudinal que provoca una neutralizacin axiolgica en el plano colectivo y
vuelve incoherente la sancin social como medio de contencin y mantenimiento de pautas.
As, se corroe la convivencia civil por desnaturalizacin de los mecanismos de integracin que
impactan en la solidaridad orgnica.
En segundo lugar, por la degradacin de las estructuras de convivencia como
mecanismos de reproduccin cultural e istropos de orientacin colectiva. A menores
exigencias en el plano de las conductas y actitudes para la participacin individual o grupal en
la vida ciudadana, mayor el riesgo de permeabilidad del conjunto frente a los factores de
descomposicin. Este fenmeno se traduce en la prdida de prestigio de los sistemas
institucionalizados, en particular, la percepcin de la legitimidad del estado como rgano
60 Que tambin son portadores de valor pero en forma subliminal o implcita.
21
normalizador, pero tambin, frente a otros tipos de mediacin en la sociedad civil desde los
niveles locales a los meta-nacionales incluyendo las agrupaciones religiosas o confesionales.
4.4 Ms all del bien y del mal
Ante la desestructuracin del universo epistmico del ciudadano de la modernidad, no
parece inoportuno convocar, como contrapunto, al hombre superior de Nietzsche, cuya
orfandad referencial por desaparicin de lo absoluto o, una vez ms, estructural en el
lenguaje epistmico tiene algo en comn con el individuo de las redes sociales dotado de
poder comunicativo.61 Siguiendo al filsofo de Rcken, desde que dios ha muerto, el hombre
superior debe equilibrarse mediante la voluntad de poder. Se trata, en tal caso, de un fenmeno
de auto-teofana, mas all del bien y del mal.
Estas figuras, a mitad de camino entre lo prometeico y lo surrealista, se adelantan, de
alguna manera, a la sociedad postmoderna. La reaccin existencial ante la aridez formal de
ciertas expresiones del pensamiento filosfico, de Descartes a Comte pasando por Kant,
Hegel, etc., llevan a Nietzsche a usar las imgenes y los smbolos primordiales como elementos
de construccin intelectual. Una filosofa hecha a martillazos de acuerdo con su clebre mtodo
o lgica simblica que, de ese modo, ataca la base misma del conocimiento como proceso
nica o primordialmente discursivo y, al mismo tiempo, transfiere o restituye la formacin
del valor al terreno de lo demasiado humano y secular.62
En continuidad con la perspectiva nietzscheana, la postmodernidad trae consigo otras
mutaciones. La reaparicin de lo atvico como epifenmeno es, probablemente, un subproducto
de la desaparicin del filtro que, en el proceso tradicional de socializacin y aprendizaje
conceptual, se interpone o media entre el universo racional y el arquetpico. Experimentar, en
clave de fugacidad funcional, lo ms arcaico y primordial, es decir, aquello que reside en el
interior profundo del hombre que precede a la formacin del valor y que est ms all de los
imperativos ticos equivale a cambiar ciertas reglas de juego. Valor y smbolo quedan
subsumidos en la experiencia de lo central, o absoluto, que se manifiesta en la imagen, ahora
bajo modalidades sincrnicas y centrfugas.
El terreno ocupado anteriormente por los ncleos simblicos, conceptualizables y
estabilizados mediante las operaciones dialgicas,63 segn la lgica icnica, pasa a procesarse
funcionalmente, desde un imaginario colectivo, frecuentemente distpico, como fruto de
impactos y estmulos de raz exgena. La resurreccin de los nacionalismos populistas y hasta
xenfobos en las reas centrales del capitalismo, quizs no es ajena a esta dinmica.
61 Para evitar el neo-barbarismo postmoderno que habla de empoderar y reproduce la ignorancia del comunicador
latino de los medios estadounidenses empowered, ad hoc, por sus mentores. 62 Nietzsche cuestiona la asociacin de Scrates entre razn y virtud, tanto como la dicotoma de Platn entre lo
inteligible y lo sensible, en ambos casos como separacin de esferas donde la segunda, operacin racional
mediante, se subordina a la primera. 63 An en el caso de la introyeccin.
22
En la sociedad reticulada e icnica, la imagen y el mensaje asociado por debajo o ms
all de lo conceptual, apuntan al nivel arcaico. Es ms, mensajes y meta-mensajes telemticos,
constituyen vectores que alcanzan inmediatamente los niveles profundos del sistema
subjetivo.64 En ese plano es donde se generan o se procesan las experiencias constitutivas del
imaginario y tambin los valores que, ms adelante, resultan decodificados en el plano tico. La
postmodernidad inaugura, as, el primado de lo funcional tambin en el mbito axiolgico.
Por otra parte, la modalidad de conocimiento icnico recupera, en clave
permanentemente descartable, lo trascendente o arquetpico desde su punto de generacin en el
plano primordial. La relacin entre lo exgeno y lo endgeno se invierte. Los valores se
convierten en subproductos funcionales e inmanentes en vez de situarse en el nivel de los
ncleos constitutivos estructurales en el lenguaje de la fenomenologa social que subyacen
a la determinacin categrica.
Finalmente, desde una perspectiva simblica, es posible agregar, casi como eplogo, una
consideracin complementaria que atae a las nuevas reglas de funcionamiento del sistema
psico-social en el nivel profundo del imaginario colectivo. Segn la construccin paradigmtica
de Jung, el centro arquetpico del universo subjetivo en el nivel personal el s mismo o
Selbst constituira, al mismo tiempo, lo ms ntimo de la intimidad 65 y el punto de anclaje
identitario o de pasaje de lo individual a lo colectivo. Ahora bien, en la sociedad postmoderna
el s-mismo, cede su puesto hegemnico como eje de referencia en trminos de unicidad y
estructuracin del sistema simblico. Prevalecen otros ncleos, en particular, el que el propio
Jung llama nima.
Es verdad que el sistema junguiano postula la individuacin como un proceso que
consiste en la progresiva toma de consciencia sobre la diferenciacin entre el yo, como
unidad consciente de imputacin, y el centro, como sede de anclaje identitario y pasaje a lo
colectivo. Este proceso, sin embargo, considerado en su marco global al interior del sistema
junguiano, no deja de ser tributario de un modelo diacrnico.66 Sucede que la dinmica icnico-
simblica de la postmodernidad sustituye la individuacin como eje de las operaciones
estructuradoras y epistmicas, por el nima, que rige, a la vez, lo sincrnico estructural y lo
centrfugo funcional. Esta mutacin cultural proyecta consecuencias civilizatorias, cuyo
alcance poltico, especialmente en el plano profundo de la reproduccin social, slo podrn
apreciarse en el largo plazo.
Este largo periplo interdisciplinario se ha orientado a profundizar en las races del
proceso de evolucin poltica, social y cultural, en el debilitamiento de las instituciones o de las
relaciones institucionales y, sobre todo, en los modelos totalizadores que fundan la convivencia
64 El trmino inmediatamente subraya el sentido textual del trmino: sin mediacin, sea del concepto, sea del
juicio de valor. 65 De acuerdo a la clebre expresin de Agustn de Hipona, Confesiones, III, 6, 11. 66 A pesar del lenguaje de sincronicidad y de las diversas alusiones parciales en trminos de integracin alqumica
de opuestos. La idea de metamorfosis y la individuacin como desarrollo de la consciencia, son concebidos en un
marco temporal evolutivo.
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intersubjetiva de los ciudadanos. El gran desafo de la presente etapa icnico virtual, excede
con creces el mbito utpico, sintrpico, sincrnico o entrpico. Se trata de pensar, a partir de
los hechos consignados, sin claudicaciones ticas o axiolgicas, cmo orientar la civilizacin
icnica hacia terrenos de reproduccin poltica y social que favorezcan la plena realizacin de
los valores subyacentes, tanto a la modernidad, como a la utopa.
Daniel Ramada Piendibene. Montevideo, 28 de octubre de 2016.
Bibliografa:
Por razones de espacio es imposible listar los textos que fundan esta reflexin. Los trabajos citados
en las notas a pie de pgina constituyen la base que ha orientado la ponencia. Sin embargo, el subscripto se
permite proponer al lector una alternativa funcional y, por ende, en sintona con lo postmoderno. Quienes
deseen la versin ampliada de la bibliografa, pueden pedirla al siguiente correo electrnico:
dlramada@hotmail.com. Gracias por su comprensin.
mailto:dlramada@hotmail.com