Post on 16-Apr-2020
La disputa por el agua y el territorio yokatano´b en Tabasco.
José Luis Martínez Ruiz jlmartin@tlaloc.imta.mx demeparis@yahoo.fr Instituto Mexicano de Tecnología del Agua Mesa: La disputa por el agua en los territorios de los pueblos indígenas de México
Resumen: A partir de la segunda mitad del siglo XX, el conjunto de actividades antropomórficas en el estado de Tabasco, han modificado sustancialmente el hábitat original del trópico húmedo, por lo que los saberes locales de los yokotan´ob y otros grupos campesinos ligados a sus ecosistemas y manejo tradicional han sido también impactados, alterando su cosmovisión y el aprovechamiento de los recursos naturales basado en el conocimiento tradicional.
From the second half of the 20th century, the set of anthropomorphic activities in the state of Tabasco, have substantially modified the original habitat of the humid tropics, so the local knowledge of the yokotan'ob and other peasant groups linked to their ecosystems and traditional management have also been impacted, altering their worldview and the natural management of resources based on traditional knowledge. Tabasco prolífica biodiversidad
Indígena yokotano´b, Gumercindo de la Cruz Hernández: “Bueno le voy hablar de tiempo de creciente, la creciente de antes, sabíamos cuándo iba a crecer, estamos preparados, levantábamos la cosecha antes de que se perdiera, teníamos cayuco, antes de que viniera la creciente cosechábamos. Este río de aquí desbordaba mucho, aquí corría el agua me llegaba hasta por acá, (señalándose con la mano que el agua le llegaba al pecho) ¿pero sabe qué era? Que ya estábamos acostumbrados que eran dos meses de crecientes, bajaba el agua pero en aquel tiempo no estaba funcionando la presa de Malpaso.” (Martínez,2015)
Tabasco mantiene una intensa hidrodinámica natural, resalta la prolífica
biodiversidad que se generan en sus diversos ecosistemas, manifiesto en sus
lagunas, esteros, ríos, albuferas, pantanos, selvas, serranías y su costa. Es
relevante considerar que del escurrimiento promedio que ocurre en la región
hidrológica Grijalva- Usumacinta, esta región del sureste representa la tercera
parte de los escurrimientos de los ríos de México, (alrededor de 125 000 millones
M3). Realidad acuífera que se expresa en sus caudalosas avenidas fluviales y
sus múltiples cuerpos de agua que cubren una cuarta parte de su superficie
territorial, la cual consta de 25,267 kilómetros cuadrados. El Ing. Adán Palavicini,
considera “que debido a los vientos alisios, monzones y boreales (nortes) y la
presencia de la Sierra de Chiapas, se tienen precipitaciones pluviales de magnitud
considerable que ocasionan inundaciones en gran parte del estado” (Palavicini,
1993). Por su alta precipitación cuyo promedio anual es de 2,750 mm anuales
pero que en el municipio de Teapa puede alcanzar hasta los 3 441 mm o más,
(INEGI 2010), esto hace que en Tabasco se forme una intricada red de cuerpos
hídricos en continua transformación, que provoca cada año crecientes, sobre todo
en la partes bajas de la planicie que constituyen la mayor superficie de la entidad.
Para completar este panorama hay que recordar que Tabasco tiene un litoral
costero de 183,86 kilómetros. Por lo que se tiene un flujo variable entre el agua
dulce y la marina, que hace que en el periodo de seca el agua del mar se
introduzca en las zonas costeras y que en época de precipitación pluvial (mayo-
enero) domine el agua de dulce, enriqueciendo los ecosistemas al tener mayor
biodiversidad. Los cauces fluviales pueden alterarse de manera natural pero
también son susceptibles de modificarse por el propio hombre. A partir de la
segunda mitad del siglo XX, se inician en Tabasco una política hidráulica orientada
al aprovechamiento productivo y control de sus recursos hídricos. Para ello se
hicieron fundamentalmente, obras para el control de inundaciones, drenaje y
desagüe en la región del bajo Grijalva a cargo precisamente de la Comisión del
Río Grijalva. Lo que dio origen a proyectos de desarrollo agrícola, conocidos como
el Plan Chontalpa y el Plan Balancán-Tenosique en las cuencas de los ríos
Grijalva y Usumacinta. Independientemente de las limitaciones, logros o fracasos
obtenidos en estos planes, es relevante señalar que estas obras hidráulicas han
alterado la hidrodinámica fluvial. La construcción de las 4 hidroeléctricas en el
Estado de Chiapas; Angostura, Chicoasén, Malpaso y Peñitas, que controlan al río
Grijalva o Mezcalapa, han establecido que a través de la intervención del hombre
el ciclo natural de las crecientes que ocurre años con año en la llanura
tabasqueña, sea un nuevo factor que interviene antropogénicamente en la
regulación de las avenidas, por lo que la operación hidráulica de este conjunto de
infraestructura, especialmente la presa Peñitas, repercute en los niveles de los
cuerpos de agua en Tabasco.(Martínez, 2007) Ello implica una alta
responsabilidad técnica, ambiental, económica y social en el manejo del agua,
como bien observa el Ing. Palavicini: “Asimismo debe considerarse la operación de
las presas, las cuales en verano deben bajar sus niveles de almacenamiento, de
tal forma que en la época de inundaciones –septiembre, octubre, noviembre y
diciembre- cuenten con capacidad de control de avenidas en sus vasos. Es
importante señalar que no respetar estas políticas provocaría la necesidad de
operar los mecanismos para abrir las compuertas, con los efectos negativos que
esto acarrearía; también debe considerarse que puede provocar restricciones en
la generación de energía eléctrica.” (Palavicini,1993) También debemos
considerar que las acciones de la industria petrolera han contribuido a transformar
el paisaje acuífero de Tabasco.
La industria energética y su impacto socioambiental en Tabasco
Indígena yokotano´b, Desiderio Esteban de la Cruz: “Yo viví como el pato en el agua, con mi abuelo con mi mamá, entonces se crece y viene la corriente se crece y de esa misma agua la bebíamos, no había nada de contaminación como la que tenemos ahorita, y sabes por qué es la contaminación de ahorita, es por el petróleo…la tierra se está marchitando…” (Martínez,2015)
A partir de los 70 hasta la fecha, ininterrumpidamente se desata una intensa y
expansiva actividad petrolera en la zona Sur, la mayor parte concentrada en
territorio Tabasqueño. En esta región, para la década de los 70 se tenía activos
50 pozos y 219 estaban en proceso, distribuidos en Jonuta, Macuspana, Centla,
Huimanguillo, Centro, Comalcalco, Cárdenas, Jalpa de Méndez y Cunduacán. En
ese entonces, la entidad tabasqueña producía el 50 % del total de la zona sur.
(Beltrán,1988). Para los años 80, se cuenta con nuevos pozos petroleros y de
gas,2 plantas de petroquímica, ubicadas en Macuspana y Huimanguillo, aparte
una tercera aunque localizada en Chiapas depende de esta entidad, por lo que
hacen de Tabasco en esa década, que haya sido el principal productor de
hidrocarburos de país, de este periodo, se contaba con alrededor de 68 pozos por
lo que las actividades petroleras, se extendió a otros municipios, como Jalapa,
Teapa, Nacajuca, Tacotalpa, Paraíso y en el Golfo de México. Para el año 2001
Tabasco contaba con 680 pozos activos, en ese año se registra una “producción
de 165 mil 305 barriles de crudo y 411 mil 219 millones de pies cúbicos de gas
natural”. (Gob. del Estado de Tabasco, informe 2003). Paralelamente al auge, el
sector primario decayó considerablemente, en especial los más afectados han
sido los sectores rurales campesinos y entre estos los más empobrecidos fueron
las comunidades de origen indígena. Los municipios petroleros que concentra
mayor población indígena, son Macuspana, Centla, Nacajuca y el Centro. El
crecimiento del sector secundario, esencialmente la extracción de hidrocarburos,
ha implicado una transformación del paisaje, construyéndose una infraestructura
que atraviesa 14 municipios. Básicamente consistente en ductos, caminos,
camellones, peras, baterías de separación, estaciones de bombeo, puentes,
canales y pozos de perforación, con lo cual se ha alterado el subsuelo, la
orografía y la hidrodinámica fluvial de los cuerpos de agua, corrientes de agua
dulce y marina, asimismo de las aguas subterráneas. Son múltiples los efectos
ocasionados por estas obras e instalaciones. De las principales se pueden anotar
las siguientes: pérdida de tierras y del control de los recursos hídricos en las
comunidades afectadas por la expansión de la industria energética,
afectaciones a los sistemas lagunares – especialmente el de Carmen-Machona-
Pajonal y más recientemente las lagunas de Mecoacan, Santa Anita y Julivá entre
otras- por alteraciones de las barras naturales y dragados en las corrientes de
agua, esto ha afectado a los bancos de ostiones y peces, como fue el caso de la
laguna Machona al abrir la Boca de Panteones (aunque esta apertura la hizo la
SARH, se responsabiliza a PEMEX de la situación) y el de la Barra de Tupilco por
dragados. Salinización de las aguas y tierras de cultivos. Desecación de popales y
áreas pantanosas. Encharcamientos y retenciones de flujo natural de las aguas
que dañan cultivos, caminos y a la salud de la población, ello se combina con
fugas de aceite, petróleo crudo, químicos, emulsiones y sedimentos, que al haber
crecientes agravan la situación al extenderse los contaminantes por agua y tierra.
No obstante a los esfuerzos de PEMEX por evitar los efectos nocivos a los
ecosistemas derivados por la actividad petrolera, este tipo de impacto ambiental
persiste. Esto ha provocado tal cúmulo de demandas y reclamaciones entre las
poblaciones afectadas, que al no poder la administración de PEMEX resolverla o
procesarlas adecuadamente, ha originado movimientos masivos de protesta
organizada. Así sucedió en 1976 con la creación del Pacto Ribereño,
sucesivamente se han gestado otros movimientos y que continúan apareciendo
hasta el presente. Si bien el Estado ha podido controlar este descontento, esto ha
repercutido en cuantiosas pérdidas económicas para el país, y lo que es más
grave el deterioro ambiental no se remedia, en algunos casos los expertos
consideran que se han producido situaciones irreversibles. Además la relación
entre Pemex y la sociedad civil tabasqueña está gravemente afectada, ello incluye
tensiones políticas entre partidos, rivalidad entre el gobierno del estado y la
paraestatal, conflictos entre los directivos de este organismo y la Semarnat por el
manejo de las zonas naturales protegidas. Situación que evidentemente no va a
modificarse sustancialmente con la Reforma Energética aprobada en 2013. En la
prensa escrita es común las notas en torno a la contaminación ambiental, el
abandono de la infraestructura y los efectos terribles que dañan a la población y a
sus sistemas productivos. Una de las grandes amenazas a la seguridad hídrica es
el fracking, que va también afectar a los territorios indígenas de diversas regiones
del país.
Gumercindo de la Cruz Hernández: “¡Ah! pues terminando de hablar de las crecientes, pues ya nos preparábamos, teníamos madera o tablas ahí para hacer los tapancos, ahí estábamos arriba como los mapaches, eran dos meses. Pero la única confianza que había que cuando ya empezaba a bajar esa agua, bajaba y a través de esa agua íbamos haciendo siembra, maíz, calabaza, frijoles se cosechaba, pero ya no volvía a crecer las aguas hasta su época. Hasta los nueves meses siguientes, claro que ya teníamos algo de cosecha pero hoy abren las compuertas, y si la milpa está eloteando se va al agua, no más se vira, perdemos trabajo, perdemos dinero para hacer esos cultivos y no cosechamos” (Martínez,2015).
En Tabasco las poblaciones rurales en términos históricos, son las más
vulnerables y con menos capacidad de resiliencia social para restablecerse contra
las afectaciones de inundaciones, no obstante, los centros urbanos no se
encuentran exentos de verse gravemente afectados, como sucedió en la
inundación de 2007. Es importante advertir que desde los tiempos olmecas se
tenía conciencia en reconocer que parte del ciclo hidrológico en Tabasco ha sido
la presencia anual de crecientes, este conocimiento los continúan los Mayas y se
prolonga con las comunidades indígenas y campesinos del siglo XX y XXI, por lo
que aún perduran formas de aprovechamiento productivo de las crecientes
periódicas. Tres de estas tecnologías vernáculas que aún persisten han sido las
chinampas tropicales, los jagüeyes y las presas derivadoras artesanales
temporales hechas en los causes de los ríos. Sobresale también, en el caso de los
chontales de Nacajuaca y Centla, la adaptación de cultivos, en especial del maíz,
a las condiciones de los ecosistemas anegados de las tierras bajas de la
chontalpa tabasqueña.
Modernización agrícola contra saberes vernáculos Como en otros casos, los planes para modernizar la agricultura en las tierras
tropicales de la planicie costera de Tabasco, se trató de imponer un modelo de
agricultura importado de los distritos de riego del Norte de México, que dio origen
a los programas agrícolas “progresistas” conocidos como el Plan Chontalpa y el
Plan Balancán-Tenosique, ello implicó el desconocimiento ya sea por ignorancia o
por autoritarismo hidráulico, del saber local y su experiencia en el manejo
sustentable de las crecientes, sabemos que otros factores como el crecimiento
descontrolado de los centros urbanos, la infraestructura petrolera, deforestación,
ganadería extensiva, variación climática y una política hidráulica controversial en
el manejo de las hidroeléctricas del Alto Grijalva ha hecho que se desarrolle una
gestión del agua que va a contracorriente de la naturaleza de esta parte de la
cuenca baja del Grijalva, que se caracteriza por tener cíclicamente crecientes.
“Pues sí, porque ahí – de las crecientes- se sacaba la comida, ahí tienes el pescado, tienes el pejelagarto, tienes de todo y después cuando venía la seca ahí está el camarón en la playa, el pescado el topen-sardina de agua dulce- había y ¿ahorita dónde hay? Te vas a esos arroyitos y te pasas un día y no agarras ni uno, si agarra pero de ese que chupa la sangre…”(Martínez,2015).
En Tabasco la división de las estaciones prácticamente se divide en dos: tiempo
de seca y tiempo de lluvias, al que hay que incluir a los nortes. Especialmente en
las tierras bajas de los municipios de Centla, Nacajuca y buena parte del Centro,
las crecidas de las aguas es un factor determinante en la vida cultural que tiene
impactos económicos, políticos y en la calidad de la vida. Esta situación impacta
en la salud y al sector agropecuario mayormente de las zonas indígenas.
Tabasco se caracteriza por tener más cuerpos de agua que tierra, se calcula que
el 60% de la superficie del estado corresponde a ríos, pantanos, popales, esteros
manglares y lagunas. En la planicie costera dominan las tierras con aluvión
formado por los arrastres de las crecidas de los ríos. Como parte de la región
Chontalpa, el municipio de Nacajuca, forma parte de la planicie costera, son
consideradas tierras bajas con un clima que priva lo cálido y lo húmedo. La
constancia de las crecientes ha provocado arrastres de sedimentos aluviales, que
al inundar las tierras de la llanura se fertilizan con el limo que acarrean las aguas.
Es una zona que por estar a 10 msnm y no tener elevaciones de importancia, son
de las regiones más inundables de la entidad. En términos hidrográficos esta
región se inserta dentro del sistema fluvial del río Mezcalapa, inserto dentro la
región baja de la cuenca del Grijalva, entre los ríos que cruzan su territorio, están
el río González, derivando otras formaciones fluviales como los río Nacajuca,
Calzada, San Cipriano, el Naranjo, el Jahuactal y el Mango. Las lagunas
relevantes son Basayú, Juliva, Pucté, Madrigal, Palma, Horizonte, San Francisco,
Bush, Manguito, Tintalito, Cantemoc, La Ramada, Desagüe y Pucté.
(Enciclopedia de Los Municipio y Delegaciones de México, Estado de Tabasco).
Cosmovisión yokotano del agua La cosmovisión yokotano´b del agua, se nutre de dos tradiciones religiosas, la
mesoamericana milenaria y el catolicismo con más de 500 años de presencia,
esta fusión ha generado, a nuestro parecer una nueva doctrina que concebimos
como agropluvial católica-indígena. Las fiestas patronales católicas habitualmente,
coinciden con el antiguo calendario ritual indígena que se encuentra marcado por
el ciclo agrícola del maíz, por lo que las festividades están ligadas a la siembra,
crecimiento, maduración y cosecha del cultivo. En la medida que la alternancia de
seca y lluvias es decisivo, ello incide en los contenidos simbólicos y las fechas de
las festividades.
Resaltemos aquí las que coinciden con situaciones agropluviales significativas
vinculada principalmente a al ciclo del maíz conocido como la milpa de año
El día dos de Febrero se celebra el día de la Candelaria, realizándose ceremonias
de bendición de semillas y se preparan las tierras para las siembras.
Los días del 12 al 15 de mayo la fiesta de San Isidro Labrador y los días del 15 al
20 de mayo Fiesta del Señor de la Salud en Jonuta, fechas en que coinciden con
la llegada de las primeras las lluvias.
Los días del 11 al 13 de junio fiesta de San Antonio y del 22 al 25 de julio se
celebra Santiago Apóstol continúan la lluvias y se hace cuidado de las milpas.
Del 1 al 19 de agosto fiesta de la Virgen de la Asunción, es el tiempo en que
aparecen las mazorcas tiernas.
1 y 2 de noviembre celebración de día de muertos, especialmente en los poblados
con grupos indígenas y en Macuspana en el pueblo de San Carlos (hoy Benito
Juárez,) se celebra la fiesta de San Carlos, mes que coincide con el tiempo de
cosecha del maíz.
No obstante el constante desarrollo urbano, el crecimiento del sector terciario, la
ganaderización y la petrolización de su economía, las actividades agropecuarias,
artesanales y pesca prevalecen como un fuerte componente complementario al
sustento y economía campesina de sus familias. Por su dependencia a éstas
actividades, persisten rituales, festividades y creencias indígenas en torno a los
dueños del monte y el agua, a los que se les conoce como yumkas, (a decir de la
propia gente, yum quiere decir dueño, kab significa tierra). Son los encargados de
la lluvia, los vientos y los rayos, y por ende de las buenas cosechas, salud y
provisiones.
De acuerdo con el poeta y político Auldárico Hernández, (Martínez,2016)
quien es originario de Mazateupa, Nacajuca, los yokotanob conciben sus usos y
costumbres con una estrecha interrelación con la Madre Tierra-Naturaleza, al
cosechar una milpa. Desde tiempos inmemoriales han merecido por parte del
campesino chontal un agradecimiento a la tierra, a las deidades pues, que para los
yokotano del presente representan la Madre-Tierra, La Madre Luna, el Padre Sol,
y en el que la planta de maíz ha figurado, como menciona Auldárico Hernández,
el “centro hegemónico” que ha regido la vida de los chontales, pero que hoy está
en crisis. La ofrenda-altar y “enramas” (ofrenda de frutas, tubérculos y animales) a
sus deidades o los festejos a sus santos patrones, son mecanismos que
pretenden pagar los merecimientos para aquellas entidades que se erigen como
dueños del agua y el monte (selva), que de otro modo no obtendría estos
beneficios o afectaría el equilibrio que sostiene la vida y al mismo cosmos. Para
Auldárico Hernández, el agua es un elemento universal, “el agua es las lágrimas
del cielo primero, es una bendición que baja hacía la tierra” y que al caer se
forman los ríos, las lagunas, se trasmina al subsuelo y crean los ríos subterráneos
“que no dan la cara al sol”, gracias a ello “los árboles, las plantas viven y vive el
ser humano”. Por eso los yokotano´b en sus ofrendas y altares siempre hay una
“jicarita con agua”, el agua es concebida como una deidad o parte de ella. En ese
sentido para los yokatno´b el agua tiene propietarios, tienen “dueños”,-los
llamados yumka- en esa lógica simbólica, “hay el dueño del agua, el que cuida el
agua y sus especies dentro de ella, por ejemplo, esta cosmogonía que nos legaron
y que si los griegos tuvieron su olimpo de dioses, también los mayas yokot’an
tenemos todavía este Olimpo de dioses”. Pero esta cosmovisión implica también
saberes locales en torno al manejo del agua y la agricultura.
Indígena yokotano´b: quizá cuando el agua se bajaba, la tierra que quedaba, era como abono y el maíz se daba, daba el fríjol daba todo… ahorita no da nada… En esos tiempo daba la cosecha en cada caña de maíz daba hasta 3 mazorcas de maíz daba, porque la tierra estaba fresca por la creciente porque toda la tierra se va al agua y cuando se baja la creciente la tierra queda fresca, queda con abono…en esos tiempos –durante el Gobierno del Ing. Rovirosa Wade- desde septiembre, octubre, noviembre -hay creciente- sale el agua y nos quedamos en tierra, en esos tiempos, el mes de noviembre para diciembre es el tiempo de sembrar torna milpa, en ese tiempo sembramos fríjol, sembramos maíz, era su tiempo –de tornamil- y daba la cosecha y había comida, no estábamos atenido a la carne de res sino que había hicotea, pozole, pescado de mojarra y robalo (había pescados gracias a las inundaciones en todos los arroyo y en el río)… pero desde que se hizo los bordos fue que ya agarro su salida el agua, se va directo al mar…(Martínez,2015)
El manejo productivo de las crecientes a partir de los saberes locales
En Nacajuca como resultado del conocimiento de su entorno y de la planta del
maíz ,se tienen establecidos 3 ciclos de maíz adaptado a sus ecosistemas. Estos
son, la milpa tradicional o milpa de año, la cual se inicia con la preparación del
terreno, siembra y cosecha, este maíz se siembra en mayo y se puede cosechar
en septiembre o en octubre, la milpa llamada de tornamil (milpa de sol) que se
inicia ya sea en noviembre o diciembre para cosecharse en marzo o abril. Otro
ciclo menos conocido que aprovecha la tierra de los popales, es la del maíz
“marceño”, entre sus variedades se encuentran, cuarentavo, colorado y “mejen”,
éste último, quiere decir breve en maya. Este se siembra en marzo y se puede
cosechar a los 75 o 90 días de sembrado, (Mariaca, 1996). Es de considerar que
la variación de los ciclos depende del tipo de suelo, la semilla de maíz, la
humedad, el nivel de las tierras de cultivo y la variación climática. Otros cultivos
importantes son; la yuca, la calabaza, camote, sandia, jícamas, sandia, chile,
plátano, frijol entre otros. Esta capacidad productiva mucho tiene que ver con el
ciclo anual de las crecientes y sus efectos de fertilización al renovarse sus suelos.
El culto en el pueblo de Cupilco, Comalcalco a San Isidro Labrador que se festeja
el 14 de mayo, inicio del temporal de lluvias, resalta en especial las llamadas
enramas que adornan entre otros elementos, con productos agrícolas de la región
como el cacao, estos festejos son acompañados con música de tamborileros. San
Isidro Labrador también es venerado en Mazateupa y considerado como un santo
tutelar de los campesinos al que se le dedican rezos y ofrendas para el bien de
sus cultivos. Otro festejo relevante, es la fiesta patronal de la Virgen de Asunción
que se conmemora el 15 de agosto en la Iglesia principal de Cupilco, a la cual
acuden chontales a su festejo. Esta virgen es la heredera de la deidad maya-
chontal Ix Chel o como ahora la nombran los campesinos chontales más
conscientes de sus raíces, Doña Bolom. Todos estos festejos, están ligados a los
ciclos de cultivos y la alternancia de lluvias y sequías, y que por ello mismo se
vinculan a cultos y rituales heredadas de las tradiciones prehispánicas en que la
Madre-Tierra juega un papel significativo en su filosofía de vida y la forma de
relacionarse con la naturaleza. La visión sacra de la madre-tierra considerada
como una entidad viva y habitada por deidades y entes sobrenaturales, puede
hacerse a través de la invocación de los dueños ancestrales del territorio
tabasqueño. Así, al iniciar los trabajos para levantar una milpa, el campesino
chontal está obligado a conducirse con respeto y de llevar a cabo una ceremonia
para solicitar permiso a los yumka, que les permita trabajar su sementara, que le
otorgue la autorización de cultivar el maíz, que se les conceda poder rozar,
tumbar y quemar la tierra y no padezcan sufrimientos en castigo por labrar la piel
de la tierra sin el permiso de los verdaderos dueños de la tierra, el agua y el clima.
La milpa deja de ser un cultivo productivo, se erige como un espacio de
comunicación entre los dioses y los hombres, se vuelve un lugar sacro entre el los
cielos y el inframundo. Si bien antes los poblados tenía un mejor conocimiento en
torno a la temporadas de lluvias y crecientes que suceden año tras año, que les
permitía afrontar las inundaciones en mejores condiciones al tener un mejor
conocimiento hidrológico de sus regiones, éste se ha ido perdiéndose. Esto
debido al dominio de la sociedad de mercado, crecimiento urbano y a la intensa
globalización de la sociedad de la información y su dinámica de consumismo
mercantil. Esta situación ha provocado que los jóvenes chontales se alejen por no
ser rentables de las tareas agrícolas. Otro factor, es el desarrollo de grandes
obras de control hidráulico en la cuenca del Grijalva cuyos almacenamientos y
desfogues pueden alterar los niveles fluviales de los pueblos indígenas y
campesinos de la planicie costera del golfo, al grado que los cultivos y poblados
indígenas pueden tener inundaciones en sus cultivos y casas sin vínculo directo
con las lluvias regionales. Aunado a ello está el cambio climático. Todas estas
circunstancias han trastocado el saber hidrológico local.
Conclusiones Gumercindo de la Cruz Hernández: “Peñitas fue la última presa en construirse. Entonces el Gobierno en vez de que nos ayude nos mató, porque quiso controlar el agua –hasta esta fecha no lo ha podido controlar- tenemos un resto de terreno acá bajo el agua…Por lo desagües… el agua ahora viene colada, no trae pescado, no trae robalo, no trae pejelagarto, nada de eso, ante no…antes traía mucha comida, no tare nada el agua
viene colada de allá, por eso le digo que las compuertas deben tener malla...”( Martínez, 2015)
Es urgente un cambio radical en la gestión de los recursos hídricos e hidráulicos
en la entidad, éste cambio debe reconocer que el desafío no es controlar las
aguas yendo en sentido contrario de la naturaleza inundable de la cuenca, se trata
de cohabitar y aprovechar la presencia inevitable de las inundaciones en la
planicie costera de Tabasco. Ello debe ir acompañado de un reordenamiento
territorial y una reconversión de los sistemas productivos agropecuarios, manejo
de humedales y litorales marítimos. También es definitivo un manejo efectivo y
sustentable de los recursos naturales del Alto Grijalva y que no puede llevarse a
cabo sin la participación de las comunidades rurales indígenas y campesinas que
habitan esta zona alta de la cuenca. El conocimiento científico y tecnológico
asimismo los saberes y capacidades locales requieren de estar alineados a un
mismo objetivo: el manejo de los recursos hídricos en función de las
características naturales en que ocurre el ciclo hidrológico de las cuencas Grijalva-
Usumacinta, la idea es gobernar las aguas en el sentido de sus fuerzas que le
marca la naturaleza.
Hasta ahora, querer gobernar las aguas oponiéndose e imponiendo
controles al sentido de su naturaleza hidrológica ha incrementado los riesgos de
que estos controles terminen por ser rebasados o demolidos por la fuerza de las
aguas y se abra la posibilidad de que sean las aguas que gobiernen sobre los
hombres. Es común hablar de conflictos y guerras por el agua, en este campo
tendríamos que incluir la guerra del hombre contra el agua, batalla que si no
modificamos nuestra actual relación en el manejo del agua, a la larga
perderemos.
Referencias bibliografícas Beltrán, José Eduardo 1988 , Petróleo y Desarrollo Gob. Del Estado de Tabasco Enciclopedia de Los Municipio y Delegaciones de México, Estado de Tabasco. INAFED Instituto para el Federalismo y el Desarrollo Municipal.SEGOB Secretaría de Gobernación 2010. www.inafed.gob.mx/work/enciclopedia/EMM27tabasco/index.html
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Gobierno del Estado de Tabasco , informe 2003, tabasco.gob.mx Palavicini, Adán 1993 Los Recursos Hidrológicos, en Tabasco: realidad y perspectivas, T II, editorial Gobierno del estado de Tabasco Martínez, Ruiz José Luis ,TABASCO El drama del agua , Gaceta electrónica del IMTA,2007.
• 2015,Entrevistas a indígenas de Nacajuca. Trabajo de campo 2015. • 2016, Entrevista a Auldarico Hernández, Trabajo de campo 2016.
Mariaca, Méndez Ramón, 1996, El Ciclo marceño en tierras bajas pantanosas de Tabasco: producción tradicional de maíz altamente eficiente, en Agrociencuia,Vol.30, N0.2, abril-junio,pp.279-286.